Pastoral de Espiritualidad LECTURA ORANTE DE LA PALABRA EVANGELIO DE MATEO 28, 16-20 Domingo, 01 de Junio de 2014 PREPARACIÓN.- Busco un lugar de tranquilo en mi casa. Un lugar donde pueda dejar los quehaceres cotidianos a un lado. Para ayudarme a enfocar la oración, preparo el espacio con una imagen del Señor, la Biblia u otro objeto religioso. Puedo poner música religiosa instrumental para crear un ambiente de oración. Después, me siento y escucho la música mientras preparo mi corazón. Cuando sienta que mi espíritu está tranquilo, empiezo… ORACIÓN DE INICIO.- Cantamos al Espíritu Santo Ven Espíritu, ven Espíritu Ven Espíritu, ven Espíritu. INTRODUCCIÓN.- Hoy celebramos La Ascensión del Señor. Es un momento “intermedio” de dejar un lugar (Galilea) e ir a otro lugar (la misión); entre La Resurrección y Pentecostés. Los discípulos han recibido un nuevo mandato por parte de Jesús Resucitado, al punto de ser enviados al mundo. Es un momento de una tensión dinámica. ¿Qué significa este mandato del Señor?, debieron pensar los discípulos. En el año 2003, yo estaba trabajando en Puerto Saavedra, IX Región. Mi congregación (Los Columbanos) comenzamos una nueva iniciativa, una experiencia en un sector Mapuche. Entonces fui a vivir a la comunidad de Piedra Alta en Wapi, Lago Budi. El día que llegué la comunidad ya me esperaba. Me recibieron con una ceremonia y el animador de la comunidad proclamó “Hoy es un gran día porque un pastor decide vivir con su gente”. Sentí una gran emoción, mucha alegría por haber sido aceptado en la comunidad. Pero de repente, sentí un gran temor. “¿Dios Mío, puedo asumir este compromiso? ¿Estoy listo? ¿Qué pasa si fracaso?” Lo único que pude hacer es confiar en Dios. Cualquier obstáculo seria superado con la gracia del Señor. Con esa oración empecé mi misión. Algo similar debieron haber experimentaron los discípulos, la gran tensión dinámica - la alegría de ser mandados por el Señor… podría decir el día de su licenciatura. Pero a la vez, la incertidumbre del futuro, ¿qué nos pasará? Las palabras consoladoras del Señor, “Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” era la única oración de los discípulos. El Señor no les prometió un camino fácil. No les prometió un camino sin sufrimientos y obstáculos. Lo único que les prometió es no abandonarlos. Esa única promesa fue suficiente para motivar a los discípulos a empezar a misionar. La Ascensión del Señor, fue la oración motivadora de un director técnico antes del campeonato. Los jugadores entran a la cancha y 1 aplican todo lo que aprendieron del director técnico. El director técnico no entra a la cancha, pero no abandona a su equipo. Él sigue motivándolos con su presencia en la orilla de la cancha. La Ascensión del Señor marca esa transición de los discípulos- de observadores a protagonistas en el Reino de Dios. La ultima animación motivadora de Jesús antes del gran juego. LECTURA.- ¿Qué dice el texto de Mateo 28, 16-20? Leer pausadamente y observar la escena. Fijándonos atentamente en los detalles, personajes, diálogos, etc. Jesús cita a los discípulos a Galilea, a una montaña, ¿Qué emociones expresaban ellos mientras caminan? ¿Qué conversaban en el camino? Y, ¿cómo es el camino, el día, el clima mientras caminaban? Llegan a la montaña, ¿cómo era ésta? Jesús Resucitado los espera, ¿cómo es el aspecto de Jesús Resucitado? ¿Cómo se veía? ¿Su cara, sus ropas? Y los discípulos, ¿cómo reaccionan cuando lo ven? ¿Quiénes son los que dudan? ¿Cómo expresan sus dudas en la presencia del Señor? ¿Cómo los recibe Jesús? Luego Jesús les habla, ¿Cómo suenan las palabras del Señor? ¿Cómo es el tono de su voz? ¿Qué les dice? ¿Cómo se los dice? Los discípulos le escuchan, ¿Cómo se sentían ellos? ¿Cómo entendían sus palabras? ¿Qué expresiones tendrían sus caras? MEDITACIÓN.- ¿Qué me dice el texto de Mateo? Al escuchar el evangelio donde claramente Jesús pide radicalidad en el seguimiento, la pregunta surge espontanea: ¿Cuáles han sido los llamados que Jesús me ha hecho en la vida? ¿Cuáles han sido mis respuestas a esos llamados? Y cuando me encuentro con Él en esa cita ¿Qué emociones han sido más fuertes? ¿Cuáles han sido mis dudas? ¿Existen esperanzas o temores en mi interior? Ya reunido (a) con el Señor, sintiendo su presencia, ¿Cómo me recibe? Y cuando escucho sus palabra, ¿Qué pasa en mí? ¿Qué emociones experimento? ¿Cuál es el mensaje de fe que el evangelista me está transmitiendo con este texto? 2 ORACIÓN.- ¿Qué le respondo al Señor luego del regalo de su Palabra? Me dirijo al Señor con lo que brota de mis sentimientos, dejándome llevar por el Espíritu del Resucitado: Perdón Señor por las veces que he sido mandado y enviado por Ti, pero no he asumido el compromiso por mis propias dudas, miedos, o falta de tiempo, tanto en mi comunidad, en mi familia, en mi trabajo. Gracias Señor por las veces que he sido mandado y enviado por Ti, y he podido responder a ese llamado con tu ayuda, en mi comunidad, en mi familia, en mi trabajo. CONTEMPLACIÓN.- Dejo que el Señor me hable y me ame. Ahora leo el texto de nuevo. Esta vez, me pongo en la escena. Trato de imaginar cada momento con todos mis sentidos (ojos, oídos, gusto, etc.). Estoy con el Señor en la montaña, ¿Qué me dice? ¿Cuál es su mandato para mí? Me quedo en su presencia amorosa, escuchándole… ACCIÓN.- Y ahora, ¿cómo hago vida esta Palabra? ¿Tengo un mandato del Señor que está pendiente? ¿Hay algo que el Señor me exige y no he podido responder hasta ahora? Vuelvo a retomar ese tema con el Señor. Le expongo todas mis dudas, temores e incertidumbres a sus pies. Le pido que me anime en asumir ese mandato que me pide. Confío que todo lo que me ha pasado en mi vida, éxitos y fracasos, han sido una preparación para tomar ese compromiso. Confío que el Señor estará conmigo en lo bueno y lo malo. Y a pesar de todo, nunca abandonaré el mandato que el Señor me ha dado, pues Él, me da la perseverancia. ORACIÓN DE ENVÍO.Termino este momento de oración cantando: El Misionero. 3