Título abreviado: PERCEPCIÓN AUDITIVA Y PSICOACÚSTICA Percepción Auditiva y Psicoacústica bajo el enfoque gestaltico de la Psicología de la Música. Florencia Medina Balbis Universidad de Buenos Aires Nota del autor Este trabajo ha sido tutelado por Dalia Edelstein. Florencia Medina Balbis, Cátedra de Psicología Auditiva, Departamento de Artes, Universidad de Buenos Aires. Correspondencia sobre este artículo debe ser enviada a Florencia Medina Balbis, Cátedra Psicología Auditiva, Departamento de Artes, Universidad de Buenos Aires, Puan 480, C1406CQJ. E-mail: florenciamedinabalbis@psicologiaauditiva.com.ar 1 Título abreviado: PERCEPCIÓN AUDITIVA Y PSICOACÚSTICA 2 Abstract En el trabajo “Percepción auditiva y Psicoacústica”, se propone abordar la percepción auditiva mediante teorías dadas por la Psicología de la Música y la Psicología Auditiva. Haciendo hincapié en la Teoría de la Gestalt y la Psicoacústica, se parte de una hipótesis que plantea que la relación entre los enfoques primeramente mencionados, permite construir conclusiones más acabadas acerca de la cognición musical. El método mediante el cual se llevó esto a cabo, consistió en delimitar el campo de los estímulos auditivos para poder focalizar el análisis en aquellos que pueden ser asociados a magnitudes físicas tales como el timbre, la altura o la sonoridad. De esta manera, se plantearon algunas estrategias de las tantas que conforman las teorías de agrupamiento e interpretación de los datos auditivos, brindadas principalmente por autores como Gustavo Basso y Silvia Malbrán. Dentro de los resultados obtenidos, fue posible concluir que cuando el perceptor ha logrado construir una estructura de agrupamiento para ciertos estímulos aislados, o quizá una obra musical, su percepción se acerca a construir un sentido. El agrupamiento puede entenderse entonces, como una de las formas de la comprensión artística. Título abreviado: PERCEPCIÓN AUDITIVA Y PSICOACÚSTICA 3 Puede definirse como percepción a toda información recibida por los sentidos y utilizada para construir representaciones mentales del mundo que nos rodea (Basso, 2006). Desde el enfoque gestáltico que adopta este trabajo, la percepción de un todo es radicalmente diferente de la percepción de sus componentes; no debe reducirse a una mera suma o serie de sensaciones, pues responde a la configuración total de la que aquellas forman parte. Basso (2006) afirma que: Los hechos psíquicos son formas, unidades orgánicas que se individualizan en el campo espacial y temporal de percepción o de representación. Las formas dependen, en el caso de la percepción, de un conjunto de factores sensoriales objetivos. La percepción de las diferentes clases de elementos y de las diferentes clases de relaciones corresponde a determinados modos de organización de un todo, que depende a la vez de condiciones objetivas y subjetivas (p. 229). Esta distinción entre la percepción de las “diferentes clases de elementos” y de las “diferentes clases de relaciones” resulta importante para la compresión del enfoque de este trabajo, pues se puede inferir la existencia de dos tipos de agrupamiento. El primero reúne estímulos auditivos (timbre, altura, sonoridad), que pueden ser asociados a magnitudes físicas. El segundo se desprende del anterior: estímulos auditivos reunidos en sonidos que junto a otros, conforman grupos. Este último se vincula a la noción de melodía y corresponde a diferencias de altura y duración; se trata de la agrupación de segmentos propiamente musicales, antes que el tratamiento de estímulos sonoros aislados, como indica el primer grupo. Deliege (citado en Malbrán 2006, p. 84) estableció que “existen dos clases de factores: a) los que corresponden a diferencias que denominó acústicas –timbre, intensidad, registro y densidad-, y b) los que corresponden a diferencias de altura y duración”. En este trabajo propongo analizar principalmente el primer tipo de agrupamiento correspondiente a las propiedades de los estímulos auditivos aislados- con ciertas referencias al segundo tipo, a fin de complementar la comprensión del primero. En el caso de un estímulo sonoro, nos es imposible asimilar por separado cada uno de los rasgos que lo componen (altura, sonoridad, timbre): los integramos en la representación de fuentes acústicas u objetos auditivos. Así, la representación mental de un objeto auditivo Título abreviado: PERCEPCIÓN AUDITIVA Y PSICOACÚSTICA 4 formado por el agrupamiento de datos sensoriales, surge a partir de nuestra capacidad de organización psíquica de estos datos (Basso, 2006). Dotar de altura, sonoridad y timbre a un sonido, en este caso musical, es el producto de operaciones de procesamiento en el oído y en el cerebro; una acción subjetiva e incalculable en términos de medición física. No obstante, cada una de estas percepciones puede ser asociada a una medición de la onda sonora en sus diferentes magnitudes físicas. La sensación de altura está ligada con la frecuencia fundamental (frecuencia de repetición del patrón vibratorio por segundo); la sonoridad con la intensidad (flujo de energía que llega al oído), y el timbre con el espectro, o proporción con la cual frecuencias más agudas (“armónicos superiores”), acompañan a la fundamental. Roederer (1997), quien plantea la descripción anterior, sin embargo advierte: La sensación de sonoridad de un tono de intensidad constante parecerá variar si cambiamos la frecuencia (…) La sonoridad de una superposición de varios sonidos, cada uno con una altura diferente (por ej. un acorde), ya no está relacionada simplemente con el total del flujo de energía sonora; por otra parte, en una sucesión de sonidos de muy corta duración (por ej. “staccato”), la sonoridad depende de cuánto dure realmente cada sonido. (…) La percepción del timbre, como el reconocimiento de instrumentos musicales, es un proceso que utiliza mucha más información que la dada por espectro de un sonido, el ataque y la caída de un tono, son igualmente importantes (p. 12). Las propiedades expuestas, reunidas en una secuencia de sonidos organizados en el tiempo, dan origen a la melodía. La melodía puede considerarse como aquello que más sobresale dentro de la recepción musical. Las melodías tonales generan en quien esté familiarizado con el sistema tonal, un rápido proceso de comparación con los esquemas que ya posee de experiencias previas. Reconocer una melodía implica, a diferencia de lo requerido para percibir estímulos sonoros aislados, establecer relaciones jerárquicas entre las funciones armónicas que la conforman –jerarquía tonal- y las relaciones de alturas que la configuran – jerarquía de eventos- (Malbrán, 2006). Lerdahl y Jackendoff (citado en Malbrán, 2006), explican que el agrupamiento en este caso, es el proceso mediante el cual la mente segmenta y agrupa secuencias de hechos, de acuerdo con principios internos e inconscientes enraizados en Título abreviado: PERCEPCIÓN AUDITIVA Y PSICOACÚSTICA 5 experiencias previas. “Segmentación y agrupamiento pueden considerarse los dos polos de un mismo mecanismo que permite formar ‘paquetes’ con datos de información acústica relevante de acuerdo con algún atributo compartido” (Malbrán, p. 83). A modo de complemento, describiré a continuación algunos rasgos que permiten agrupar o separar los diferentes elementos acústicos entre sí, parangonándolos con los criterios de agrupamiento de la Teoría de la Gestalt. Roederer (1997) analiza el elemento temporal en música y explica que existen tres rangos temporales diferentes: - Escala “microscópica”: ocurren las vibraciones mismas de las ondas sonoras. Abarca un rango de períodos desde 0, 00007 a 0, 05 s. Estas vibraciones son detectadas por el oído interno y conducen principalmente a las sensaciones primarias del sonido (altura, sonoridad y timbre) - Escala “intermedia”: ocurren los cambios como los representados por el ataque o la caída de un tono, que representan las variaciones de tiempo en los rasgos microscópicos. Está centrada alrededor de un décimo de segundo. Estas variaciones afectan mecanismos de procesamiento situados en el trayecto neural, que va desde el oído hasta el área auditiva del cerebro y colaboran en la discriminación, identificación y percepción de la cualidad de los sonidos. - Escala macroscópica: ocurren las duraciones de los tonos musicales, las sucesiones y el ritmo. Va desde 0,1 s hacia delante. Estos cambios son procesados en el nivel más alto del sistema nervioso en donde se encuentra la corteza cerebral, la superficie con pliegues y el tejido subyacente. Allí se determina el real mensaje musical y sus atributos. El autor concluye diciendo: Cuanto más avanzamos a través de estas etapas de procesamiento en la vía neural auditiva, tanto más difícil se hace definir e identificar los atributos psicológicos a los cuales estos procesamientos conducen, y tanto más el resultado aparece influenciado por el aprendizaje y el condicionamiento cultural, así como también por el estado psíquico momentáneo del individuo” (Roederer, 1997, p. 15). Malbrán (2006) cita un estudio de Irene Deliege que establece que la saliencia tímbrica posee la mayor claridad perceptiva, tanto en músicos como no músicos. Respecto a Título abreviado: PERCEPCIÓN AUDITIVA Y PSICOACÚSTICA 6 esto, Basso (2006) sostiene que una fuente acústica puede reconocerse en una gran variedad de circunstancias. Es posible identificar un violín independientemente de la altura tonal que genere, o mismo si es percibido desde una radio o desde otra habitación. Los espectros que llegan son muy diferentes en ambos casos, sin embargo, el tratamiento de las señales de entrada al sistema auditivo, o de las representaciones auditivas primarias, no alcanza para explicar la constancia tímbrica. Se trata de la aparición de ciertos rasgos específicos, lo que bastará para situar un sonido en una categoría tímbrica particular, existan o no otras características menos significativas. La particularidad del timbre es que el conjunto de rasgos imprescindibles, no es el mismo para todos los sonidos. Plantea Basso (2006), que cuando los sonidos de un mismo género pertenecen a contextos musicales complejos (en particular en texturas isorrítmicas), los índices de naturaleza temporal parecen perder importancia desde el punto de vista de la discriminación, en beneficio de los índices ligados a la envolvente espectral. Cuando la complejidad armónica o la cantidad de voces, aumentan, las diferencias temporales finas no son tan bien preservadas como las diferencias espectrales. Respecto a la percepción de secuencias rítmicas, en la psicoacústica se sostiene que si un patrón auditivo es rítmico, ciertos aspectos del mismo resultarán entonces redundantes (Basso, 2006). Una vez que los elementos tempranos que definen el patrón son descubiertos, los siguientes pueden ser anticipados. Aquí predomina el principio de agrupamiento perceptual basado en la estructura temporal, mientras parámetros como la estructura tonal, quedan relegados. Por el contrario, de oírse una secuencia rápida (más de 10 eventos por segundo), los sonidos se agrupan de acuerdo con ciertas características comunes como la altura tonal o el timbre. Se trata de casos en los cuales las secuencias son percibidas como de fusión rítmica y fisión rítmica, respectivamente. Esto halla su correlato en uno de los criterios de agrupamiento que Malbrán (2006, p. 84) desarrolla respecto a la longitud: La longitud de los primeros segmentos señala la adopción de una cierta dimensión para los posteriores, ya que, al establecer la magnitud temporal de las primeras unidades, se crea una tendencia a confirmar a lo largo del discurso (…) Los grupos no se conforman per se sino que se configuran de acuerdo con el modo de relación entre las unidades Percibir el orden temporal de sonidos que parecen provenir de fuentes acústicas diferentes, puede ser difícil. Basso (2006) cita a Giovanni Vicario, quien comprobó que cuando la separación excede las tres octavas, no es posible ordenar en el tiempo dos corrientes Título abreviado: PERCEPCIÓN AUDITIVA Y PSICOACÚSTICA 7 de sonidos de alta y baja frecuencia. Así, la continuidad perfecta entre tonos no es necesaria para reducir la segmentación entre las dos secuencias. Basta que un cambio en frecuencia apunte hacia el próximo sonido, para que el oyente pueda seguir el patrón de continuidad más fácilmente. Esto concuerda con la Regla de Preferencia de Reducción de Prolongación 3 (RPRP) de la Teoría Generativa de la Música Tonal propuesta por Lerdahl y Jackendoff (1983, p. 379) “Una conexión entre dos eventos es tanto más estable melódicamente cuanto más pequeño sea el intervalo entre ellos (con la excepción de la octava, que es relativamente estable)”. Y principalmente está fundada en la Ley gestáltica de continuidad o de buena forma, que establece que los elementos que forman parte de un patrón continuo tienden a percibirse como una unidad. Aplicado al caso auditivo propuesto: si la alternancia entre sonidos graves y agudos se intercala con glisados en la dirección adecuada, se reduce la segmentación en dos corrientes preceptuales (Basso, 2006). Lo expuesto hasta aquí fueron algunos parámeros aislados que, de forma introductoria, permiten estrechar lazos entre la percepción auditiva y la Psicoacústica. Las estrategias planteadas fueron solamente algunas de las tantas que conforman las teorías de agrupamiento e interpretación de los datos auditivos. Para la correcta comprensión de la fusión y fisión perceptual, es necesaria la multiplicidad de estrategias. Cada una de ellas, por separado, está sujeta al error: que aquellas que busquen similitudes secuenciales se encuentran con sonidos discontinuos o cambiantes, es ejemplo de ello. Utilizarlas en simultáneo reduce significativamente la posibilidad de errar de alguna de ellas. En el caso de recibir información contradictoria, el oyente puede declararse incapaz de penetrar los complejos sonoros, aunque es de extrema rareza que se den estos casos. Cuando el perceptor ha logrado construir una estructura de agrupamiento para ciertos estímulos aislados, o quizá una obra musical, su percepción se acerca a construir un sentido. El agrupamiento puede entenderse entonces, como una de las formas de la comprensión artística. Título abreviado: PERCEPCIÓN AUDITIVA Y PSICOACÚSTICA 8 Referencias Basso, G. (2006). Percepción auditiva. La Plata: Universidad Nacional de Quilmes. Lerdahl, F. & Jackendoff, R. (2003). Los universales musicales y cuestiones relacionadas con ellos (Trad. Juan González Castelao). En Teoría Generativa de la Música Tonal (pp. 309- 321). Madrid: AKAL. (Reeditado de A Generative Theory of Tonal Music, 1983, Massachusetts: MIT) Massachusetts: MIT. Trad: Juan González Castelao. “Capítulo 11: Los universales musicales y cuestiones relacionadas con ellos”.. Madrid: AKAL, 2003: 309-321. Malbrán, S. (2002). Investigación en Psicología de la Música: avances en el estudio de la percepción y producción musical. II Jornadas de Investigación en Educación Musical. Buenos Aires: Grupo Editorial Universitario. Malbrán, S. (2007). El oído de la mente. Teoría musical y cognición. Madrid: Akal. Roederer, G. (1997). The physics and psychophysics of music. N. York: Springer-Verlag. Trad: Guillermo D. Pozzati. Acústica y psicoacústica de la música Buenos Aires: Ricordi, 1997.