EL VALOR DEL CONOCIMIENTO DE NUESTRA REALIDAD SOCIAL GUAJARDO Johana Cristina En primer lugar es para nosotros importante establecer, lo interesante que resulta leer el libro “Culturas de Mercado, rutinas de la vida”, es una sensación extraña sostener en las manos una cantidad de hojas que más allá de contener conocimientos como cualquier libro, posee “nuestro” conocimiento, el que se recogió por las calles, y se converso por los callejones de uno de los iconos de la cultura de esta Zona. Quizás este interés es el resultado de lo poco acostumbrados que nos encontramos a observar y sistematizar. Desde que llegamos a la Universidad el discurso recurrente ha sido “sistematizar las observaciones de la realidad en la cual intervenimos es fundamental”. Por lo cual es sensatamente estimulante ver el discurso echo papel entre mis dedos. Por otro lado tal vez nos encontramos sumergidos tanto en la cotidianidad que no somos capaces de visualizar la riqueza que existen en esta, caminamos absortos en el mundo de nuestros cerebros que olvidamos observar, entender, reflexionar e interpretar. Pasos fundamentales para el descubrimiento de una realidad. Pudiera ser a la vez que tenemos miedo o nos falta confianza para considerar que los conocimientos que escribimos son de valor, porque desde nuestra ignorancia consideramos de “valor” lo que se encuentra escrito al estilo de Weber o Kant con esa habilidad conceptual, lingüística y discursiva que con bastante paciencia tratamos de descifrar, y no es por que sus propuestas sean complicadas, si no, simplemente por que lo exponen en una especie de verborragia que nos suena de “valor”. Entramos entonces de lleno al concepto de valioso el cual según el diccionario enciclopédico Grijalbo es “que tiene mucho valor o se tiene en mucha estima”, en este mismo, encontramos el concepto de valor “cualidad de las cosas por las cuales son deseables. Si consideramos estas dos acepciones inmediatamente establecemos nuestro gran error, ¡como no va a ser valiosa nuestra realidad! En el mismo sentido de nuestro error al considerar como valioso lo escrito a la forma de Kant o Weber, el libro analizado nos demuestra que la realidad o el conocimiento no solo esta compuesto por grandes términos y conceptos difusos, en él encontramos la utilización de palabras sencillas y términos claros, lo cual nos demuestra que cualquiera de nosotros es capaz de realizar un trabajo como el libro realizado por nuestros profesores. “Este ensayo fue desarrollado en el marco de la asignatura Políticas Sociales de la Carrera de Servicio Social de la Universidad de la Frontera, y los insumos son parte del análisis del libro Culturas de Mercado, Rutinas de la vida de Guillermo Davinson y Lucy Ketterer, (2006) Temuco: Ediciones Universidad de la Frontera”. Pudiera ser a la vez que comúnmente le restamos importancia al conocimiento que nos entrega la vida cotidiana, lo cual es un error gigantesco ya que tal como lo señala Berger y Lukman , “ el conocimiento de la vida cotidiana es la realidad por excelencia” “construcción ínter-subjetiva, un mundo compartido, lo que presupone procesos de interacción y comunicación mediante los cuales comparto con los otros y experimento a los otros” ( Berger y Luykman; 1991;39), dentro de este mismo texto además se cuenta la importancia que en la construcción de la realidad social se le otorga al proceso de objetivación y se dice de este “ los significados se materializan permitiendo que el sujeto se vuelva accesible a los conocimientos de su entorno a las experiencias de su practica cotidiana” (Berger y Lukman; 1991;83). Con el párrafo anterior intentamos reafirmar la importancia de lograr el conocimiento de nuestra realidad, mediante la objetivación, esta se puede llevar a cavo de distintas maneras una de las cuales puede ser la sistematización de nuestras experiencias, gracias a que como seres humanos, mediante los símbolos podemos utilizar el lenguaje escrito para comunicarnos y transmitirnos el conocimiento. Le otorgamos al proceso de objetivación entonces una importancia fundamental dentro de la construcción de nuestra realidad social, ya que es gracias a este que podemos trasmitir nuestros conocimientos entre los integrantes de nuestro contexto cultural. Es en este sentido que consideramos importantísima la labor realizada y los conocimientos transmitidos mediante el libro “Culturas de Mercado, rutinas de la vida” ya que mediante este se encuentra objetivada una parte de la realidad social de los individuos que componen aquel sistema de relaciones. Y reafirma la concepción de que “la expresividad Humana es capaz de objetivarse, ósea se manifiesta en productos de la actividad Humana, que están tanto al alcance de sus productores y como a la de los otros hombres por ser miembros de un Mundo en común” ( Berger y Lukman; 1991;40). El valor de nuestra realidad social, se traduce entonces en la capacidad de nosotros los actores para lograr objetivarla y difundirla, en la intencionalidad de valorar nuestra identidad, desde nuestro sentido de formar parte del mundo ínter- subjetivo compuesto por todos. Entrelazamos el párrafo anterior con nosotros, Trabajadores Sociales, y reflexionamos sobre lo trascendental que es para el ejercicio de nuestro quehacer profesional el poder comprender la realidad que nos rodea, partir desde lo dado y no sobre lo supuesto. Mirar nuestro entorno desarrollando al máximo nuestra capacidad de producir conocimientos o de reproducirlos mediante la objetivación mencionada en párrafos anteriores. Es desde esta reflexión que nos planteamos como una tarea necesaria en nuestro ejercicio, el poner énfasis en el proceso de observar, describir, “Este ensayo fue desarrollado en el marco de la asignatura Políticas Sociales de la Carrera de Servicio Social de la Universidad de la Frontera, y los insumos son parte del análisis del libro Culturas de Mercado, Rutinas de la vida de Guillermo Davinson y Lucy Ketterer, (2006) Temuco: Ediciones Universidad de la Frontera”. comprender e interpretar, para mediante este, intentar partir nuestro actuar profesional desde los significados que los individuos le dan a su experiencia, desde su verdad, a partir del conocimiento de su realidad social, entregándole a esta el valor que se merece. Estimamos que si logramos este cometido seremos mejores actores sociales. En este mismo sentido, al leer el libro, nos damos cuenta de que muchas veces hemos transitado por los pasillos del Mercado, mirando los productos no las personas, escuchando cuanto y que pueden ofrecer para llevar, pero nunca antes oímos sus voces hablando sobre si, no imaginamos las verduras creciendo en su tierra, las manos de sus hijos y las suyas trabajando en las habas, con la cayana preparando el ají, sus dedos arrugados por el agua al recoger los cochayuyos o al extraer los camarones, el cuerpo mojado bajo lo lluvia, los pies en el barro, su esfuerzo, su entereza, el cansancio de sus pies y la carreta tras de si, los vehículos que con su arrogancia hacen sonar sus bocinas no entendiendo lo que supuestamente nosotros entendíamos. Pero que solo hasta que leímos el libro pudimos de verdad comprender “el valor del conocimiento de su realidad”. Nos sorprendió de sobre manera la experiencia de la ruta del cochayuyo, el incesante camino del vendedor hacia la ciudad, sus noches frías, su esfuerzo. Al leer lo imaginábamos caminando con su yunta de bueyes, su prisa hacia el mercado para poder vender sus paquetes y volver a su hogar a ver los suyos y llevarles el fruto de tanto esfuerzo que en ocasiones realizaron en forma conjunta. Nos preocupo la incomprensión de los automovilistas que desconsideradamente le tocan la bocina no pudiendo en ni un minuto comprender la realidad social del vendedor de cochayuyos. Es interesante analizar lo que corroe la globalización a las formas antiguas de comercio, en el tiempo actual el medio de transporte más usado es el automóvil, quizás si nuestro vendedor contara con este medio de transporte sus penurias fueran menos, pero creemos que esta opción esta lejos de su alcance, también hoy encontramos en cualquier supermercado cochayuyos, por lo cual restamos importancia a su largo peregrinaje hasta el Mercado, e ignoramos sus enormes esfuerzos para poder llegar hasta nosotros, compradores que cerramos el circulo de la configuración mercantil. Mientras reflexionamos intentamos convencernos de que es imposible que no entendiéramos todo lo expuesto antes, es ilógico ya que nuestras lecturas lo indican a cada momento, los profesores nos lo dicen a diario, la teoría cualitativa y su enfoque fenomenológico indica claramente que se debe tratar de comprender los hechos en su contexto original poniendo un énfasis en mirar desde los ojos del actor, pero ¿realmente en nuestro actuar cuanto de empatitos y fenomenológicos somos?, es entonces a esto que los invitamos mediante nuestra reflexión. “Este ensayo fue desarrollado en el marco de la asignatura Políticas Sociales de la Carrera de Servicio Social de la Universidad de la Frontera, y los insumos son parte del análisis del libro Culturas de Mercado, Rutinas de la vida de Guillermo Davinson y Lucy Ketterer, (2006) Temuco: Ediciones Universidad de la Frontera”. Mirar a los actores desde su propia experiencia tal y como lo hicieron nuestros compañeros en sus trabajos de campo reunidos en este libro eje de nuestra reflexión. Considerando además que el trabajo es la principal herramienta de integración social, en el actual sistema consideramos fundamental que se realizara un trabajo desde este eje, además es interesante que se analice un forma de comercio en la cual se incluyen sistemas de intercambio poco visualizados en el actual sistema económico, tales como el trueque que pudimos visualizar en algunos casos dentro del libro, la confianza y el peso de palabra en relaciona a las transacciones, es de esta forma por ejemplo que algunos actores vendían sus cosechas solo de “palabra” confiando plenamente en el cumplimiento del precio y los acuerdos pactados. Otro punto que nos llama la atención es dentro de la misma línea de la integración, el énfasis en la educación de la familia Carinao específicamente de la señora Graciela y don Eduardo, los cuales ya tiene ahorrado una buena cantidad de dinero para poder cubrir los estudios de su hija Juana, la cual estudia mucho para poder ingresar a la Universidad, claramente estos ven en esta posibilidad una alternativa de vida para Juana mejor que la suya. Es interesante observar el compañerismo existente y la transmisión de generación en generación de este trabajo. El cual es enseñado de vendedor a ayudante para que después este se transforme en lo que su maestro es y siga desarrollando la misma labor. En este contexto es de relevancia indicar lo trascendental en que se transforma el Mercado como lugar territorial específico en el cual tienen lugar una gran cantidad de transacciones la mayoría de las cuales se dan en escala reducida, como la señora que vende sus bolsitas de mote, pero además aquí se interconectan sistemas de relaciones económicas bajo las cuales por ejemplo es la misma señora la que surte de mote al vendedor de mote con huesillos, o el recolector de digueñes que les vende a los que tienen puestos. El Mercado da vida y permite la integración al trabajo a pequeños productores que logran vender en este punto estratégico sus mercancías y obtener de estas el sustento que soporta a la caga familiar, quizás si este no existiera para estos vendedores pequeños seria mucho mas complicado lograr el dinero para solventar los gastos de sus familias. Pero a la vez nos queda claro con las experiencias de vida presentadas que si este lugar no existiera las personas que lo componen no tardarían mucho en planificar otra estrategia para desarrollar su trabajo ya que en empeño y esfuerzo ellos están titulados desde hacia ya muchos años. En el libro se establecen algunas divisiones jerárquicas entre las personas que tienen puesto, las que callejean y las que se establecen con un cajón en algún lugar especifico para vender. Lo cual da cuenta de toda una “Este ensayo fue desarrollado en el marco de la asignatura Políticas Sociales de la Carrera de Servicio Social de la Universidad de la Frontera, y los insumos son parte del análisis del libro Culturas de Mercado, Rutinas de la vida de Guillermo Davinson y Lucy Ketterer, (2006) Temuco: Ediciones Universidad de la Frontera”. estructura que a la vez se homologa con las existentes en los sistemas de mercado a grande escala. En algún párrafo expuesto anteriormente reflexionábamos sobre nuestra incredulidad por el desconocimiento de esta realidad social sobre la cual versa el escrito, pero la verdad redundantemente verdadera, es que no comprendíamos, y es muy emocionante haber percibido la importancia, del conocimiento de nuestra realidad social. Sobre todo por que para nosotros como Trabajadores sociales y como integrantes del ámbito social, es fundamental conocer y entender nuestra realidad, hoy mediante esta reflexión descubrimos que no hay que ir tan lejos, ni leer tantos libros para saber sobre la realidad que nos rodea, basta con caminar sobre el mundo con una conciencia clara de que somos parte de este y de que el conocimiento no esta fuera de nosotros , como algo que se presenta como un echo, al contrario el conocimiento se encuentra en la relación ínter-subjetiva que tememos todos los seres humanos que componemos un mismo contexto y por supuesto el mundo en si. El conocimiento es producto de nuestras relaciones y este conocimiento se puede objetivar para estar a disposición de los otros hombres y mujeres que no se encontraban presentes en la relación cara a cara. Si nos enfocamos desde esta perspectiva se habré entonces un nuevo mundo para nosotros, en el cual es fundamental ser sensitivo a lo que nos rodea abierto a lo que se encuentra cerca de nosotros, dispuestos a describirlo analizarlo e interpretarlo para de esta forma poder realmente entender y trabajar desde la comprensión real de los hechos. Como punto final nos gustaría mencionar que la metodología utilizada para la creación de este libro consistente en la acumulación de los trabajos de campo de nosotros mismos, nos abre hacia la posibilidad de contribuir realmente a la generación de conocimientos. Esta metodología utilizada por nuestros profesores Guillermo Davinson y Lucy Keterer , nos motiva y nos entrega confianza en que como estudiantes podemos contribuir de forma concreta a nuestra sociedad y además demuestra que es posible realizar productos que sistematizados y tangibles nos permitan obtener conocimientos concretos que nos sirven y le sirven a los demás. Esta demás expresar nuestro agrado por la existencia de este libro el cual quizás constituye una publicación más de nuestros docentes, pero para nosotros es una demostración concreta de que es posible realizar trabajos objetivados como este que validen y realcen la importancia del conocimiento de nuestra realidad social . “….el ser humano se considera siempre una esfera de externalidad activa…” (Berger y Lukman; 1991: 45) “Este ensayo fue desarrollado en el marco de la asignatura Políticas Sociales de la Carrera de Servicio Social de la Universidad de la Frontera, y los insumos son parte del análisis del libro Culturas de Mercado, Rutinas de la vida de Guillermo Davinson y Lucy Ketterer, (2006) Temuco: Ediciones Universidad de la Frontera”. BIBLIOGRAFIA • Berger y Lukman (1991) La Construcción de la Realidad Social. Mexico: Edit Amorrortu • Davinson, Guillermo y Lucy Ketterer (2006) Culturas de mercado, rutinas de la vida. Temuco: Ediciones Universidad de la Frontera. “Este ensayo fue desarrollado en el marco de la asignatura Políticas Sociales de la Carrera de Servicio Social de la Universidad de la Frontera, y los insumos son parte del análisis del libro Culturas de Mercado, Rutinas de la vida de Guillermo Davinson y Lucy Ketterer, (2006) Temuco: Ediciones Universidad de la Frontera”.