Mujer feriante: sin permiso para una vida Seguel Mora Gutbler Alfonso Temuco, 2007 __________________________________________________________________ Pese a estar en un mundo globalizado en el cual las barreras nacionales ya no existen, la comunicación y tecnología traspasan cualquier barrera ya sea religiosa, étnica entre otras y la homogenización creciente debido a este fenómeno y la alta tecnologización de los trabajos cabe destacar un pequeño sector en el cual el trabajo sigue haciéndose como les enseñaron sus padres y a ellos sus padres en fin una larga cadena de trabajo familiar. Luego de leer el fragmento del libro “Culturas de Mercado, Rutinas de Vida “y adentrarnos un poco en el mundo de los feriantes, sus rutinas de vida y como pese a ser un trabajo para algunos esporádicos para otros su sustento de vida diario logran sacar a delante sus familias y como es que con ellas se transmiten el trabajo de generación en generación. La forma en la cual se desarrollo este libro es a traves de un trabajo etnográfico (de campo) riguroso, en el cual se logra identificar al o a los personajes principales del mundo de la feria “Aníbal Pinto” de la cuidad de Temuco, logrando una interacción única en la cual se puede conocer un poco mas sus formas de vida, su contexto, sus miedos y alegrías, a las personas hombre o mujer que se encuentra debajo de ese acorazado feriante y sus estrechas relaciones con los restos de personajes de este submundo denominado feria. Es en este contexto en el cual conocemos a uno de nuestro primeros(a) actores (a)que nos llama la atención su diario vivir la señora: Luisa Quidel , “una mujer mapuche de treinta y nueve años vendedora de mote de trigo “kako” ( Davinson y ketterer, 2006:15) y como es en ella que se ve el esfuerzo de esta mujer que con sus treinta y nueve años saca a delante a su familia ya que su marido se queda en casa realizando diferentes actividades que allí lo requieren y de ves en cuando aporta al sustento familiar. __________________________________________________________________ Alumno de Servicio Social, I nivel, Universidad de la Frontera. “Este ensayo fue desarrollado en el marco de la asignatura instituciones sociales, de la Carrera de Servicio Social de la Universidad de La Frontera, y los insumos son parte del análisis del libro, “Culturas de Mercado, rutinas de vida” de Guillermo Davinson y Lucy Ketterer, (2006) Temuco: Ediciones Universidad de La Frontera” 1 El diario vivir de luisa no comienza con la llegada a la feria con sus productos si no que mucho antes en el proceso de siembra en su predio en el cual siembra habas, arvejas y trigo en un predio de tres hectáreas debido al reducido tamaño de sus predio las siembra tiene que ser reforzadas con abono artificial para que la cosecha sea buena, abono que altera el presupuesto familiar ya que este tiene un valor alrededor de veinte dos mil pesos. Entonces cabe preguntar ¿no es derecho de los mapuches dueño de todo antes de la llegada de los “ conquistadores” a tener un terreno digno donde poder sembrar sus hortalizas y así mejorar la calidad de persona que todos merecemos?. Luisa es una comerciante “informal” ya que ella no tiene permiso municipal , por eso cuando las ventas están malas ella tiene que salir a callejear sus productos junto con su hijo el cual callejea las arvejas que luisa le desgrana para agregarle un valor extra, arriesgándose a la expropiación de sus productos debido al tener permiso municipal. Si bien luisa llama la atención por su historia de esfuerzo, de ser una de las tantas mujer que lleva el sustento familiar al hogar y como es que con mucha determinación por sacar a delante su familia ella se expone al frió, lluvia, hambre y al asedio de los inspectores municipales y sin titubear logra llevar adelante a su familia. Otro de los actores que al leer el libro llama la atención es Luisa Lincopan una comerciante, ella trabaja sola ya que su marido la dejo, cosa que el mas difícil pero no imposible de olvidar. Ella vende verduras (cilantro, acelgas, perejil) que ella misma cultiva en su hogar, sin embargo ella como Luisa Quidel también es vendedora sin permiso, antes callejeaba sus productos y se exponía al asedio de los carabineros, sin embargo ahora ella esta autorizada por ellos mismos “lucia cree que compadecieron de ella “(Davinson y ketterer, 2006:26) además de vender estos productos ofrece otro tipo de hortalizas (lechuga, choclos entre otros.), su capital es reducido y las ganancias que puede obtener a fin de mes es de cerca de noventa mil pesos ,ya que ella fue abandonada tubo que asumir el papel de sostenedora del hogar ya que ella tiene dos hijos uno de ellos el mayor en ocasiones aporta para el presupuesto del hogar mientras que el hijo menor estudia y a ella no le gusta que la acompañe a trabajar por que le puede suceder cualquier cosa .Ella le encarga su siembra al Ngenechén para que le valla bien en la siembra como cosecha. Es común que en la feria no solo se den relaciones de asimetría con los comerciantes como vendedores también se producen relaciones simétricas como es el caso de Luisa la cual con su personalidad afable ha estrechado lazos con vecinos que colindan cerca de ella y también con las caseras. Luisa aparte de ser una madre, una comerciante también tiene conocimientos de medicina mapuche “porque, como muchas mujeres mapuches conoce las propiedades medicinales de variadas plantas de la zona” (Davinson y ketterer, 2006:26). Ella no solo comparte sus hortalizas con sus clientes además comparte sus conocimientos con ellos y ellos a la ves le retribuyen con gestos de agradecimientos como ropa artículos varios entre otros. 2 ”Una señora andaba tan mal, que le dije que fuera donde una machi, la señora andaba con su marido en un auto, así que ella confió en mi y nos fuimos altiro. Yo la lleve donde una amiga de mi mamá que vive en Chol Chol. Cerre el puesto guarde las pocas verduras que me quedaban y pasamos a mi casa a dejar mis cosas. Y la llevamos donde la machi con mi mamá. La caserita andaba bien mal, pero se recupero y anda de lo mas bien ahora. Siempre viene a comprar somos como amigas” (Davinson y ketterer, 2006:30) Si bien estas mujeres no solo llevan al comerciante a la feria también llevan a la persona humilde y sencilla que las caracteriza. Esa persona en peligro de extinción que no solo ve el lucro, lo material si no que a la ves busca la relación de persona importando o no si es que tienen mas o menos que ellas mujeres que tienen que sacar a delante a sus familias levantándose temprano luchando con el frió la lluvia, sacándose el papel que solo las asignaba a la reproducción al hogar, que vulgarmente se le remitía a la cocina. Rompiendo todos estos esquemas todas estas mentalidades machistas y logrando sacar a delante a sus familias pasando dificultades pero siempre con la frente en alto. Como conclusión estas mujer están rompiendo los esquemas tomando “al toro por las astas” logrando ese rol que tanto se le ha escondido o que se han vistas obligadas a adquirirlos, pero no importa, ellas luchan por sus familias por que sus hijos no les falte nada, porque logren una educación mejor que ellas. Pero es en esta parte en la que me pregunto ¿que hace el estado por estas personas? ¿Como pretenden la mejoría de la región si no ayudan a las que son los pilares de la familia? o es acaso ¿que por ser pobres no podemos optar todos a los mismos derechos? o ¿solo los grandes tienen productores pueden beneficiarse? La mujer siempre va a sacar a delante sus familias pese a cualquier adversidad como queda demostrado en este pincelazo de la vida de estas mujeres que retrata el libro. Fuentes bibliográficas - Davinson, Guillermo y Lucy Ketterer (2006) Culturas de Mercado, rutinas de vida.Temuco: Ediciones Universidad de La Frontera. 3