En materia de productividad hemos fracasado

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Laboral
por
Manuel José Molano Ruiz
“En materia de productividad
hemos fracasado”
Palabras pronunciadas ante el
Consejo de Representantes de la
Quinta Comisión Nacional para la
Participación de los Trabajadores en
las Utilidades de las Empresas, el
pasado 5 de noviembre de 2008.
L
a política laboral en México ha sido concebida,
desde el siglo pasado hasta la fecha, como una
herramienta de política social, enfocada a paliar las
grandes desigualdades que han prevalecido en México
desde siempre. Los esfuerzos de la política pública por
cerrar brechas entre pobres y ricos en México han sido
sin duda encomiables; no obstante, en el largo plazo
han resultado ineficaces y han deteriorado severamente
los incentivos dentro del tejido social, especialmente
aquellos que permitirían a los individuos una menor
dependencia del mercado laboral y su tránsito hacia la
acumulación de capital.
Ciertamente, el concepto del reparto de utilidades
se remonta a la historia económica de los siglos XVIII
y XIX. Johann Heinrich von Thünen, economista de la
escuela austriaca, en 1850 propuso un primer esquema
de reparto de utilidades. Los orígenes históricos del
reparto, en su aplicación real, pueden remitirse al
tantième francés, aunque su forma actual en ese país
se remonta al final de la Segunda Guerra Mundial. Es
atribuible al General Charles de Gaulle y al espectro
ideológico-político francés de la derecha; la izquierda
socialista francesa nunca suscribió el esquema, aunque
ha sido mantenido de una u otra forma en la legislación
de ese país europeo.
En el mundo desarrollado, el reparto de utilidades es
común en los países europeos, aunque Estados Unidos
y Canadá han introducido algunos sistemas parecidos.
En algunos casos, como es el norteamericano, el reparto
de utilidades puede darse en forma de acciones de
la empresa o mediante los sistemas de pensiones,
congelando los montos como un ahorro a futuro para los
trabajadores. Este esquema es muy interesante y creo
que debemos aprender de él en México.
El esquema original estaba enfocado a que los
trabajadores hicieran un mayor esfuerzo y que fueran
más productivos, y que al final del año obtuvieran una
recompensa económica por arriba de la remuneración
26 ENTORNO
salarial. En México, desde mediados del siglo XX,
hemos tratado de emular esta intención encomiable,
para lograr dos objetivos: por un lado, los sociales,
a través de un mayor ingreso para el trabajador; por
otro lado, los económicos, buscando una mayor
productividad del trabajo en las empresas.
Señores comisionados: es mi deber como economista,
pero de manera más importante, como mexicano, decir
hoy que hemos fracasado en ambos propósitos. Los
incrementos en la productividad de las empresas, sin
duda positivos, no han sido suficientes para que México
compita con las economías más avanzadas del orbe. En
el plano social, las brechas de desigualdad y pobreza
saltan a la vista. Los pocos logros que se han obtenido
GRÁFICA 1: Crecimiento de la productividad y
de las remuneraciones en México
Las remuneraciones han crecido más rápido que la productividad
7.9%
5.5%
7.5%
4.38%
4.9%
3.2%
2.90%
1.73%
5.2%
1.72%
2.1%
1.35%
1995
0.2%
1996
1998
1999
2000
2001
2002
2003
-3.34%
-22.9%
2.57%
0.80%
0.55%
0.58%
1997
2.5%
crecimiento porcentual de las remuneraciones reales promedio
creciiento porcentual del índice de productividad
IMCO, con datos de INEGI (salarios e indicadores de productividad)
2004
en ese aspecto son resultado de una mejor focalización
de la política social, no de la eficiencia en el mercado
laboral.
Más aún: el reparto de utilidades se ha convertido en
un costo adicional para las empresas, no un aliciente
para lograr mayor productividad. Procedo a mostrar
algunos datos estilizados del mercado laboral
mexicano, que me pueden ayudar a demostrar lo dicho
anteriormente.
Durante un período largo, después de la crisis de 19941995, puede mostrarse que las remuneraciones en las
empresas crecieron por arriba de la productividad
del trabajo. Utilizando datos (sin desestacionalizar)
del INEGI para el período 1994-2004, se puede apreciar
que la devaluación ocurrida en diciembre de 1994,
cuando aún teníamos un régimen de tipo de cambio
fijo, generó un decremento real de las remuneraciones
muy por debajo de la productividad. Sin embargo,
la relativa estabilidad cambiaria nos llevó a una
situación en la cual las remuneraciones crecieron
consistentemente a partir de 1995, por encima del
índice de productividad.
Esto es producto de la rigidez imperante en nuestras
condiciones laborales; el único remedio a este desfase
es la depreciación cambiaria, la cual tiene efectos
indeseables para la población en general, como
acabamos de constatar recientemente. Deberíamos
ser capaces de resolver estos desfases desde la
microeconomía del mercado laboral, no desde la
política macroeconómica nacional.
Nuestro mercado laboral formal apenas si ha logrado
atraer al 39% de nuestra población económicamente
activa (PEA). Cerca de 17 millones de trabajadores
laboran en él. De ellos, el 7.6% trabaja en el gobierno,
por lo cual no recibe pagos de PTU. Es decir, la
población objetivo de esta honorable Comisión es
Nuestros esquemas de restricción a la actividad formal
—incluido el reparto de utilidades, sin atribuirle toda
la culpa a este elemento de nuestro sistema— ha
propiciado el crecimiento de la informalidad económica
en México. Mientras más restricciones se impongan a
la generación de utilidades en la economía formal, más
empresas optarán por obtener dichas utilidades ya sea
en el sector informal o afuera de México. El crecimiento
del sector informal es reflejo de ello. En él, laboran casi
27 millones de mexicanos: 10 millones más que en el
sector formal.
Nuestro marco regulatorio ha generado un desincentivo
para que las empresas formales generen utilidades.
Los esquemas de simulación en los cuales el capital
está en una razón social separada de donde están los
trabajadores son meramente la punta del iceberg. El
fenómeno más serio es que de plano una buena parte
de nuestra actividad económica se fue a la informalidad
por tener un esquema de derecho tan restrictivo para la
actividad empresarial formal.
GRÁFICA 2: Informalidad laboral en México
La falta de flexibilidad del mercado ha propiciado el crecimiento
de un mercado laboral informal (el cual es enteramente flexible)
Sector formal
(cerca de 17
millones de
trabajadores)
6.5%
Trabajadores que ganan más
de 3 salarios mínimos
13.7%
39%
61%
Evasión
7.7 mil
17.4%
Sector informal
(cerca de 27 millones
de trabajadores)
Trabajadores
del gobierno
7.6%
Formal que gana menos de tres salarios mínimos
Informal que gana menos de tres salarios mínimos
En este punto, vale la pena pensar en cuál es la dinámica
entre empresas
trabajadores
parade
ellareparto
de
Esquema deydecisión
de los factores
producción
utilidades. Al respecto, es importante mencionar que
con los criterios actuales de la Suprema Corte de
Justicia, prácticamente existe la Trabajadores
obligación empresarial
Menor esfuerzo
Mayor esfuerzo
al reparto de utilidades
aunque no haya
utilidades.
Menor
productividad
Mayor productividad
Menos gasto
Más inversión
resarios
“El reparto de utilidades se
ha convertido en un costo
adicional para las empresas;
no un aliciente para lograr
mayor productividad”
apenas del 31.4% de la PEA; cerca de 14 millones de
trabajadores.
Utilidad neta
CERO
Reparto de utilidades
POSITIVO
ENTORNO 27
La falta de flexibilidad del mercado ha propiciado el crecimiento
de un mercado laboral informal (el cual es enteramente flexible)
6.5%
Sector formal
(cerca de 17
millones
de
empresarios
y los
trabajadores)
Trabajadores que ganan más
de 3 salarios mínimos
Si pensamos las decisiones de los
13.7%
trabajadores, en una simplificación
de la realidad, como
39%
una decisión binaria, donde el empresario
decide
gastar más o gastar menos (lo cual tiene su inverso en
invertir menos o invertir
el trabajador
61% más); por su parte,
Trabajadores
del gobierno
decide entre un menor esfuerzo menos
productivo, o un
7.6%
Evasión
mayor
más productivo,
podemos describir el
Sectoresfuerzo
informal
7.7 mil
17.4%
(cerca de 27entre
millones los factores de la producción mediante
equilibrio
de trabajadores)
la siguiente
matriz:
Formal que gana menos de tres salarios mínimos
que gana menos dedinámico
tres salarios mínimos de los
GRÁFICA 3:Informal
Equilibrio
factores de la producción
bajo el actual sistema de incentivos
Esquema de decisión de los factores de la producción
Mayor esfuerzo
Mayor productividad
Empresarios
Menos gasto
Más inversión
Más gasto
Menos inversión
Trabajadores
Menor esfuerzo
Menor productividad
Utilidad neta
CERO
Reparto de utilidades
POSITIVO
Utilidad gravable
NEGATIVA
Pérdida fiscal considerable
QUIEBRA
Reparto de utilidades
Reparto de utilidades
CERO
CERO
Pérdida de empleo
Utilidad gravable
CERO
Pérdida fiscal
Para describir la transición entre equilibrios, pensemos
en un esquema en el cual el empresario es responsable
con los gastos, invierte fuerte, y a la vez los trabajadores
se esfuerzan y son productivos, pero en donde al final el
empresario obtiene una utilidad neta cero mientras que
hay un reparto de utilidades positivo. Este equilibrio es
el que se describe en el cuadrante superior izquierdo de
la matriz.
Ante tal circunstancia, el empresario empieza a gastar
más e invertir menos, con el fin de lograr una utilidad
gravable cero, que resulte en una pérdida después de
impuestos, a fin de no tener que repartir utilidades. El
criterio actual de la Corte —que obliga a repartir casi en
cualquier caso— genera un incentivo aún más lesivo: el
empresario tiene que recortar la fuerza laboral, o reducir
salarios para amortizar el reparto colectivo que tendrá
que realizar cuando termine el año, haya utilidades o no.
28 ENTORNO
La intención de la Corte, encaminada al objetivo de dar
más al trabajador, termina por darles en realidad menos.
Este es el equilibrio que se describe en el cuadrante
inferior izquierdo de la matriz.
Ante la reducción en el reparto (o en la remuneración
integrada), disminuye el esfuerzo laboral y la
productividad. Ello hace que la empresa tenga una
utilidad gravable negativa o cero, y una pérdida
después de impuestos considerable. En este supuesto,
la empresa quiebra, o se va a la informalidad
económica, o se va del país. En el mejor de los casos,
se separa al capital del trabajo en dos razones sociales
distintas, lo cual resulta dañino para la productividad.
Nuestro actual esquema de incentivos nos está llevando
a que este equilibrio de destrucción de valor económico
sea el que prevalezca, como se describe en el cuadrante
inferior derecho de la matriz.
Esquemas como el reparto de utilidades contribuyen a
que el salario real en México sea relativamente bajo. La
empresa, dado que tiene que pagar remuneraciones
extrasalariales al factor trabajo, termina limitando el
crecimiento de los salarios en el tiempo. También, este
tipo de esquemas contribuyen a limitar la capacidad del
sistema laboral para crear nuevos empleos.
Un argumento adicional en el cual trataré de no ser
demasiado técnico. La teoría económica de la empresa
GRAFICA 4: Equilibrio en el pago a los
factores en el tiempo
bajo el actual sistema de incentivos
Los pagos al capital son equivalentes a los
ingresos menos los pagos al trabajo
1 Utilidades = Ingresos - (tasa de interés) x Capital + Salario x Trabajo
6.5%
2 Utilidades + (tasa de interés) x Capital = Ingresos - Salario x Trabajo
3 (Tasa de crecimiento de los pagos al capital ) =
Tasa de crecimiento de los ingresos
Evasión
- Tasa de crecimiento de las remuneraciones
7.7 mil
17.4%
Más aún, tal esquema genera una dinámica perversa
en la cual el empresario empieza a ver a la empresa
como algo ajeno a su patrimonio, lo cual orilla a la clase
empresarial a cuidar el patrimonio personal por encima
del crecimiento de la empresa. Este fenómeno es común
en las empresas mexicanas de todos los tamaños; el
famoso fenómeno del empresario rico y la empresa
pobre se origina en el marco normativo que separa a la
empresa de los intereses de su dueño.
En un equilibrio dinámico, pensando en términos de la
tercera ecuación, la tasa de crecimiento de los ingresos
menos la tasa de crecimiento de las remuneraciones,
determinará el crecimiento de los pagos al capital. Las
actividades productivas donde los ingresos crecen
más rápido que los pagos al trabajo, tienden a crecer
y generar nuevos empleos. Por el contrario, aquellas
actividades en donde los ingresos no crecen tan
rápido como las remuneraciones, tienden a menguar y
desaparecer eventualmente.
Usando los datos de la Encuesta Industrial Mensual (EIM)
del INEGI, para el período 1994-2006 en IMCO revisamos
el crecimiento de los ingresos menos el crecimiento
de las remuneraciones en las 205 clases industriales
analizadas por INEGI. Puede verse en el Gráfico 5
siguiente, que solamente el 25% de la Población
Económicamente Activa de las manufacturas está en
actividades que pueden remunerar adecuadamente
al capital, no solamente al trabajo. Son estas las
actividades que tenderían a crecer en el tiempo y
reproducirse; paradójicamente, casi ninguna de ellas es
intensiva en trabajo: lo son más bien en capital.
GRÁFICA 5: Crecimiento de los ingresos,
menos crecimiento de las remuneraciones
100
300
500
700
Costo implícito del capital
en 12 años (313.84%)
900
1,100
Preparación conservas / embutidos carne
Industria azucarera
0%
-100
Fabricación de envases de cartón
500%
Elaboración de galletas y pastas alimenticias
1000%
Industria farmaceútica
1500%
Industria automotriz
2000%
Fabricación de tubos y postes de acero
Alrededor del 25 % de la PEA está en actividades que
pueden cubrir costos de capital, no sólo los de trabajo
Crecimiento de las ventas ajustado por crecimiento de las remuneraciones, 1994-2006
nos dice que las utilidades brutas antes de impuestos
equivalen a restarle a los ingresos el costo de los
factores de producción, principalmente el capital y el
trabajo. Si reordenamos los términos de esta ecuación,
podemos concluir que los pagos al capital (renta
económica determinada por el producto del capital
invertido y el tipo de interés más la utilidad) equivalen a
restarle a los ingresos los pagos al trabajo.
Pensando en términos de la ecuación 2 anterior, un
reparto de utilidades inflexible y que no esté ligado
a generar mayores ingresos de la empresa acaba
por crear un desequilibrio en el cual el lado izquierdo
de la ecuación (los pagos al capital) siempre será
menor que el lado derecho de la misma (los ingresos
empresariales menos la masa salarial). Mientras más le
quitemos al lado izquierdo de la ecuación sin agregar a
los ingresos del lado derecho, haremos el desequilibrio
más grande. Dicho desequilibrio terminará por aniquilar
la capacidad de reproducción económica de los
negocios, que es la base del crecimiento económico.
1,300
500%
-1000%
Miles de trabajadores
“Mientras más restricciones se
impongan a la generación de
utilidades en la economía
formal, más empresas optarán
por o tener dichas utilidades ya
sea en el sector informal o
afuera de México”
ENTORNO 29
En nuestro análisis, la línea de flotación está dada por
el costo de oportunidad implícito del capital en los 12
años bajo análisis, medido a través de la tasa de interés.
Si los ingresos netos de remuneraciones crecen por
encima de este costo de oportunidad, hay crecimiento
económico. De otra manera, no lo hay. Esto nos da una
explicación parcial pero certera de las razones que
están atrás de que el crecimiento económico de México
sea insuficiente para cumplir con nuestros objetivos
sociales de mejor vida para todos los mexicanos.
Una buena parte de por qué los incentivos no están
alineados para que las empresas formales en México
que contratan trabajadores generen utilidades, era
explicable a partir del hecho que los pagos a reparto
de utilidades no eran deducibles del impuesto sobre
la renta. Esta situación cambió a partir de 2005. A partir
del Impuesto Empresarial de Tasa Única, tenemos
entendido también que los pagos de reparto de
utilidades son acreditables para efectos del cálculo del
IETU. Esa simple reforma puede cambiar el esquema
de incentivos asociado al reparto de utilidades,
reencauzándolo a su fin: que las empresas generen
utilidades y los trabajadores obtengan un porcentaje de
ellas.
Son necesarias, desde mi óptica, tres reformas
adicionales para alinear los incentivos totalmente:
•
•
•
Una reforma legal encaminada a que el reparto de
utilidades se pague en acciones de la empresa,
siempre y cuando las acciones repartidas sean
otorgadas de manera condicionada al desempeño
de la firma en términos de generación de utilidad
gravable. De esa forma, podríamos convertir
a algunos trabajadores en capitalistas, lo cual
reduciría brechas sociales y le quitaría presión al
mercado laboral.
Una segunda opción es que el reparto de utilidades
a los trabajadores se adicione a los fondos de
pensiones de los trabajadores, con deducibilidad
de ISR y acreditabilidad para efectos del IETU, a fin
de paliar los gravísimos desequilibrios de nuestros
sistemas de pensiones.
De ser imposible lo anterior, que se elimine de
plano el reparto de utilidades, y que sea sustituido
por bonos directos a la productividad del
trabajador. E
Fuente: Foro Económico Mundial de Davós, Suiza
30 ENTORNO
¿Qué es el IMCO?
El Instituto Mexicano para la Competitividad,
A.C. (IMCO), es un centro de investigación
en política pública intelectualmente
independiente, liberal, apartidista y privado.
Fuimos creados por el Consejo Mexicano de
Hombres de Negocios y existimos gracias
al generoso patrocinio de ese importante
grupo y de otros diversos donadores
institucionales, nacionales y extranjeros.
Somos particularmente conocidos por
nuestros índices de competitividad, que
evalúan diez aspectos nodales de la política
pública de las naciones, los estados en
México y las ciudades de nuestro país,
y la capacidad que tienen dichos entes
para atraer y retener inversiones, que es la
definición misma de competitividad.
Asimismo, realizamos una gran variedad de
estudios relativos a la inserción de México
en la economía globalizada, mismos que
resumimos en una serie de recomendaciones
de política pública.
En IMCO hemos dedicado algo de tiempo
al análisis de la eficiencia del mercado
laboral mexicano, tanto en la construcción
de nuestros índices de competitividad,
como en un estudio monográfico detallado.
Es importante hacer notar que el mercado
laboral mexicano es generalmente calificado
como poco eficiente, y no solamente por
el IMCO: el Foro Económico Mundial, en su
evaluación de la economía mexicana, otorgó
al mercado laboral mexicano el lugar 110 de
134 países. Sin embargo, en la clasificación
general, México obtuvo la posición 60 de
134 países, lo cual nos indica que el mercado
laboral mexicano no ha tenido un avance y
modernización a la par de otras áreas del
quehacer público.
El autor es Economista y Director General
Adjunto del Instituto Mexicano para la
Competitividad, A. C. (IMCO). e-mail:
manuel.molano@imco.org.mx
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