206 EMILIO GULNEA Las horas pasan lentas, y la marcha se va haciendo cada vez más penosa a causa de lo desabrido del terreno. Volvemos a padecer la senda sin chapear y el suelo cubierto de rocas. A media mañana siento sed, y pido al guía que nos lleve a una posible fuente, pero me dice que la prolongada sequía no deja abrigar esperanzas de hallar agua en aquellos andurriales. Sin embargo, él conoce un sitio donde otras veces hay agua, y allí nos lleva. Mi decepción es grande porque el manantial está totalmente enjuto. Hace calor. Para consolarme me paso por la boca algunas hojas cubiertas de rocío, pero esto no hace sino estimular mi sed. Los braceros que traen el agua se han retrasado mucho, y no debernos perder el tiempo esperándoles. No queda más remedio que apretar los dientes y seguir cuesta arriba. Fig. 76.— Eersama paullinioid.es Bak. ( M E L I A N T H A C E A E ) , Moka. de los altos de