Dios le da sentido a la vida del que cree en Él, fortalece su esperanza y le acompaña en su peregrinar por la tierra siendo su guía y maestro, quien vive bajo su sombra, sigue sin cuestionamientos sus mandamientos y desarrolla una vida plena, no se libera de los problemas del mundo como trabajo, dolor, enfermedad y muerte, pero su perspectiva cambia radicalmente al no tener presente el mundo material como fin, más bien como paso a una vida plena en la presencia de Dios que lo ilumina todo. ¿SI DIOS NO EXISTE? ¿SERÍA NECESARIO INVITARLO? Así lo proclamo el ilustre Voltaire que vivió en el siglo de las luces, o el gran escritor colombiano Gabriel García Márquez Premio nobel de literatura que expresa una gran duda: “Me desconcierta tanto pensar que Dios existe, como que no existe”. La gente suele hacerse las preguntas filosóficas y existenciales, todos en algún momento de nuestra vida nos hacemos esta pregunta ¿EXISTE DIOS? La gran diferencia está en que la gran mayoría de la gente no intenta responder cabalmente esta pregunta, ya sea por miedo o conveniencia, quedándose en la periferia y teniendo una respuesta tibia con una fe de párvulos, donde se conforma con lo que le diga y trata solo de cumplir mandamientos o leyes de Dios, solo para calmar su conciencia; no se da cuenta que nuestro esfuerzo no es para rendirle tributo, como el ser humano pensaba en su inicio al no entender algún fenómeno de la naturaleza el que asignaba como manifestación de los dioses, a los cuales debía tener contentos con tributos para seguir recibiendo su favor, lejos están de encontrar una respuesta quien no la busca. La parte que si busca una respuesta define a dos grandes grupos, aquellos que niegan su existencia y lo hacen con tal convicción que generan una enorme fuerza para imponer su idea, su sentir; quizá justificando así su vacío, y generan sistemas políticos, sociales y económicos como El marxismo, socialismo, comunismo, libre comercio, etc. que tratan por todos los medios de hacer como que Dios no existe, tratan de toda forma de sacarlo de la ecuación de nuestras vidas, que vivamos como si no existiera, despersonalizando al ser humano, que se convierte en una cifra, en un dato, tan así que hasta se le quiere limitar en muchas de sus decisiones vitales, como el control de la natalidad, el sexo que debe tener, como debe vivir, entre otras muchas formas de ideologías que lo despersonalizan. Bien diría San Agustín “Nadie niega a Dios, sino aquel a quien le conviene que Dios no exista”. El segundo grupo es el que busca y cree en Dios, ¿CÓMO PROBAR ALGO QUE NO ENTRA DENTRO DE LOS PARÁMETROS DE LA CIENCIA? La filosofa desde antiguo ya realizaba estos cuestionamientos, dando respuestas para ambos lados, tanto a favor como en contra, y pensadores, escritores y místicos contemporáneos, como Jean de la Bruyere escritor francés que nos dice: “la imposibilidad de probar que Dios no existe, me prueba su existencia”. Y filosos, santos y mucha gente que vive la experiencia de Dios teniendo una Fe en lo que no ven, pero qué si sienten, como nos diría el mismo Jean de la Bruyere “El sentimiento me dice que hay un Dios y no me dice que no existe. Con eso me basta” o que decir de San Juan de la Cruz, que nos habla de la fuente, tenemos sed de Dios porque existe, absurdo seria tener sed y que no existiera el agua, o hambre y no existiera el alimento, si tengo necesidad es porque existe una fuente que me puede saciar, de lo contrario sería absurdo. Los miles y millones de personas que a lo largo de la historia han manifestado su fe en Dios, ha sido a través de una experiencia religiosa que les dio la fuerza para caminar por donde parecía imposible, donde existe una fuerza no visible que los llenas de paz, justicia y amor que reflejan en una enorme alegría por la vida y es por eso que muchos a pesar de las limitaciones, buscamos de una u otra forma es fuente, que sacie nuestra sed infinita de Dios. Sin haber leído ni siquiera un mínimo de las grandes obras filosóficas que existen, ni mucho menos las teológicas, pero si buscando responder a este llamado en mi interior de forma autentica; recuerdo de niño al gran astrónomo Carl Sagan el hombre más calificado en la ciencia en esos tiempos, en su mítico programa de televisión: COSMOS, cuando se hace la pregunta de la existencia de Dios y de forma simple utiliza el principio de parsimonia mejor conocido como la navaja de Ockham que se puede resumir diciendo: entre dos hipótesis que compiten, en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable. Y comentaba que es más sencillo explicar simplemente que Dios no existe, a toda una argumentación bíblica compleja; esto me dejo un gran nudo en mi ser durante muchos años, sin embargo con la madurez comprendí que este método se utiliza más para descarte de hipótesis que para escrutinio de su veracidad y el cual hoy creo que lo aplico mal, posiblemente con algo de malicia, tratando de implantar una idea sin Dios, siendo su programa televiso de ciencia de gran audiencia, en el que trata de explicar científicamente todo a nuestro alrededor, a mí pobre entender la pregunta correcta debería haber sido ¿QUIÉN CREO EL UNIVERSO? Para lo cual solo tendríamos dos hipótesis: lo hizo un ser superior o es resultado de complejas explicaciones, que van desde unas pequeñísimas partículas sub atómicas rondando por aquí y por allá que hicieron reacciones desconocidas a nivel molecular en el plano de la mecánica cuántica, que dicho sea de paso la gran mayoría de científicos ni entienden, lo más sencillo sería reconocer que todo es obra de un ser superior, del mismo Dios, y como dice la filosofía, la nada es estéril y nula o es viva, envolvente, atrayente y mi conclusión personal ha sido apostar por Dios, sé que al final de mi vida será el gran salto en la fe: al vacío de la nada o a los brazos amorosos de Dios, y me identifico y prefiero quedarme con la argumentación de Blaise Pascal: “Prefiero equivocarme creyendo en un Dios que no existe, que equivocarme no creyendo en un Dios que existe. Porque si después no hay nada, evidentemente nunca lo sabré, cuando me hunda en la nada eterna; pero si hay algo, si hay Alguien, tendré que dar cuenta de mi actitud de rechazo”.