** Turina, Madrid, Espasa Calpe, 1981, p. 97-98. Turina se basó en tres poemas de Bécquer (...). Donde mejor se adecua el estilo turiniano al verso de Bécquer es en la segunda canción, música andalucista, graciosa, femenina. En la tercera el piano se mantiene en un plano mantenedor del clima poético, para dejar que la voz se erija en protagonista. Olas gigantes resulta una canción un punto grandilocuente, de romanticismo un tanto decadente salvo, quizá, en el dramático final andantino. Sobre la relación Turina-Bécquer escribió Gerardo Diego: «En sus lieder llega a colaborar con Gustavo Adolfo, atreviéndose... a quebrarle el ritmo para mecharle de unos ayes flamencos que parten el corazón, pero que, claro está, desvirtúan la universalidad profunda de una poesía que es tan sevillana como escandinava, traduciéndola así al dialecto musical andaluz, flamenco y costumbrista. Por fortuna, tal versión es compatible con una aristocrática elegancia de línea y refinamiento..”. (Ínsula, nº 38, febrero de 1949). José Luis GARCÍA DEL BUSTO. ──────────────────────────────────────────────────────────────────── ** El Jardín de Erato. Radio Nacional de España, Radio 2, 2 de febrero de 1986. Los Tres poemas están inspirados en tres rimas de Gustavo Adolfo Bécquer (...) El primero de ellos, Olas gigantes, tal vez sea la más romántica de todas las canciones de Turina, con sus amplios y fuertes acordes, la exaltación de los sentimientos que corre pareja a la de la naturaleza desatada en olas gigantes, ráfagas de huracán y nubes de tempestad. El segundo poema Tu pupila es azul, tiene sabor popular, amplia tesitura y efusividad sentimental que altera un tanto el ámbito de Bécquer para llevarnos a un andalucismo que culmina con el ¡ay! muy andaluz y muy flamenco que remata la canción. El tercer poema Besa el aura vuelve a ofrecernos agilidades vocales de signo andaluz no exenta de voluptuosidad y riqueza expresiva. Carlos RUIZ SILVA. ──────────────────────────────────────────────────────────────────── ** DIVA (Boletín Informativo de la Asociación Albacetense de Amigos de la Ópera, núm. 18, diciembre de 1995. (...) Y para finalizar el ciclo vocal becqueriano vamos a los Tres poemas, op. 81, que el propio Turina acompañando a la soprano Lola Rodríguez Aragón (dedicataria de la obra), estrenaría en la sala Gaveau de París el 14 de febrero de 1935. El éxito de estas partituras unió a los dos artistas en otros conciertos realizados en Madrid y La Coruña este mismo año, el 11 de marzo en el teatro de la Comedia de la capital española y el 28 del mismo mes en el Rosalía de Castro de la capital gallega. La relación entre Joaquín Turina y Lolita Rodríguez Aragón fue fructífera y duradera, llegando a autodenominarse esta soprano como la mejor intérprete del maestro. A pesar de tener mucho de cierto esta presuntuosa afirmación de quien sería pilar básico de la Escuela Superior de Canto de Madrid, además de Lolita Rodríguez Aragón, entre las innumerables artistas atraídas por el arte del maestro destacaré una figura que fue, por sus condiciones vocales e indiscutible valía artística, una de las preferidas del compositor sevillano: Conchita Supervía, de muerte prematura. Fue Lolita, como era llamada por el maestro, quien tuvo el privilegio de grabar con Turina el único documento sonoro que tenemos de su obra por él interpretada: el 24 de mayo de 1946. Después de un aplazamiento por indisposición de Turina, se realiza en los estudios de Columbia la grabación en disco de los cuatro poemas del Canto a Sevilla y las canciones Tu pupila es azul y Los dos miedos, lo que supuso para el maestro, según podemos leer en su propio Diario, Un «... palizón de cuatro horas y media”. Además de Tu pupila es azul y cuando ríes..., página seductora y de sutil delicadeza, los Tres poemas cuentan con el precioso texto de otras dos rimas becquerianas, tales como Olas gigantes que os rompéis bramando..., donde el mar es gráficamente representado en la escritura por cascadas de arpegios y sucesiones sinuosas de dobles notas (terceras, cuartas, quintas...) en el piano; el lirismo de la música lleva al límite la expresión de la cantante con la difícil tarea de representar el ideal romántico de la evasión de la vida, moviéndose en continuo vaivén agógico y lleno de contrastes donde ha de jugar con giros expresivos de difícil interpretación como un poco de desgarrado o suave, pero muy intenso, indicación final de la cantante que introduce la alterada armonía de la super y subtónica de la menor, tonalidad fundamental. El relativo menor queda para la segunda de la serie opus 81, finalizando con Besa el aura que gime blandamente..., en mi mayor. Aunque sin alteraciones en la armadura de la clave estamos claramente en la dominante de la menor tras una breve introducción en ff con lirismo, que se alarga en 22 compases preludiando la entrada de la preciosa línea melódica que introduce la voz suave. La brillantez del planteamiento vocal, rico en requiebros y otros recursos expresivos, y la escritura pianística con rasgos de virtuosismo dan la solidez que merece esta última rima de la obra, preciosa en su totalidad y en cada una de sus partes. Antonio SORIA.