Tensiones en la historia sobre la crítica literaria Autor: Raúl García Palma garciap_20@hotmail.com Maestría en Literatura Latinoamericana. Sociólogo Unellez-VPDS 01/07/2010 RESUMEN: Desde el texto de David Viñas Piquer, Historia de la crítica literaria, a través de aproximaciones, se pueden seguir las tensiones en las que se han mantenido los diversos enfoques establecidos como crítica literaria. Este artículo quiere buscar su propia voz a partir del texto anterior, como se señala en la Primera Aproximación (primera parte del análisis), donde surge la pregunta: por qué todo comienza con la preocupación por la relación literatura-sociedad; en la Segunda Aproximación, se establece que en la historia de la literatura el texto ha luchado por ser el centro del análisis literario; la Tercera Aproximación, se centra en la exploración de del libro de Viñas Piquer y su posibilidad de una teoría de la interpretación eclética en relación a los métodos, lo que permitió señalar que llegar a la libertad como principio, es algo fecundo pero inseguro. Palabras Claves: Crítica literaria, Literatura, Sociedad, Teoría de la interpretación. Tensions in the history on the literary critique ABSTRACT: From David Viñas Piquer's text, History of the literary critique, across approximations, they can follow the tensions in those who have been kept the diverse approaches established as literary critique. This article wants to look for his own voice from the previous text, as it distinguishes itself in the First Approximation (the first part of the test), where the question arises: why everything begins with the worry for the relation literature company; in the Second Approximation, it is found that in the history of the literature the text has fought to be the center of the literary analysis; the Third Approximation, it centres on the exploration of of the book of Viñas Piquer and his possibility of a theory of the interpretation Eclética in relation to methods, which allowed to indicate that to come to the freedom as beginning, it is something fecund but insecure. Key words: literary Critique, Literature, Company, Theory of the interpretation. INTRODUCCIÓN La historia de la crítica literaria es un reto que muchos autores sitúan con el nacimiento de la lingüística y otros en el formalismo ruso. En ambos espacios subsiste la necesidad de una teoría de la interpretación, en un primer momento del lenguaje y luego surge el interés por focalizarlo también en la literatura. A partir de estas construcciones teóricas florecen nociones como lengua y habla, significante y significado que se van a concretizar con el descubrimiento de una juego bifronte en la cultura de los seres humanos. Tanto es la insistencia en esas dos caras de los sentidos y códigos que intentan generar la comunicación, que Lévi-Straus establece desde la antropología las “oposiciones binarias” en la cultura y así, con tanta fuerza para el análisis del texto, pasará a formar parte de una técnica cuyo mayor objetivo será ordenar el texto literario. El reto de ordenar la crítica literaria, entonces es multivariado y con visos de distintos caminos emergentes, por cuanto a una teoría de la interpretación se le opone en la crítica literaria una que señala la imposibilidad de la misma, aspecto negativo en este tipo de historia, que surge del ordenamiento de un centro en el análisis establecido por formalistas y estructuralistas. El reto de este artículo, será partir del texto de David Viñas Piquer, Historia de la crítica literaria, a través de aproximaciones que puedan diseñar una “otra” historia de este tipo de crítica que pueda ofrecer las limitaciones y ganancias, de los caminos anteriores. En este trabajo analítico se habrá de partir por buscar la innovación y el alejamiento del texto base y así conformar el propio, uno que pueda vislumbrar como se señala en la Primera Aproximación, por qué todo comienza con la preocupación por la relación literatura-sociedad; en la Segunda Aproximación, se establece que en la historia de la literatura el texto ha luchado por ser el centro del análisis literario, de igual forma surgirán contendores como el contexto donde se origina el mismo; en la Tercera Aproximación, ya ha comenzado lo que han denominado algunos teóricos como la postmodernidad en la literatura, teorías como la Crítica Femenina y los Estudios Culturales concretizarán la exploración con la posibilidad de una teoría de la interpretación eclética en relación a los métodos, lo que permitió señalar que llegar a la libertad como principio, es algo fecundo pero inseguro. Primera aproximación La existencia de una teoría de la interpretación del texto literario, tiene una historiografía donde diferentes etapas consolidan principios como: a. El texto tiene un sentido que se puede clasificar y por ende ordenar; b. El sentido posible del texto relaciona a la acción ordenadora con la práctica científica de concretar el mundo; c. Los textos cambian según las maneras de ordenar el mundo, es decir según las diversas teorías de la interpretación; d. Los textos que cuentan la historia de la teoría de la interpretación parecen atascados en la imposibilidad de una teoría de la interpretación. Para producir la historia sobre la crítica literaria, es necesario acudir a lo que este tipo de ciencia acostumbra, revalorizar el tiempo como flecha lanzada hacia el futuro. En esa flecha como opción darwiniana, se encontrarán autores, temáticas, tendencias y conceptos, acompañados de los principios anteriores, en ellos se verifican qué piensan, cómo revisan y por qué lo hacían y hacen su labor de determinada manera, los denominados críticos literarios. Éstos últimos en algún momento como se podrá observar más adelante, se han caracterizado y casi auto-nombrados como científicos por encima del término de artistas de la crítica. En ese juego entre el bien y el mal, la posibilidad de una Teoría de la Interpretación ha surgido como en todas las posibles lecturas de las artes, desde una tensión entre si es dable desmontar el hecho literario o no. Lo que allí inaugura tal tensión es la subjetividad con la cual podría enunciarse una afirmación sobre lo real, porque preguntas: ¿en el arte se apunta hacia lo real? y ¿qué verdades se manejan en el arte? Acompañan las certezas de estar fragmentado y clasificando lo que se ha hecho con el texto literario, por medio de un hacer historia de los modelos de interpretación de la literatura. Éste es el tono descriptivo en que se construyó la Historia de la crítica literaria (2002) de David Viñas Piquer, en el mismo se encuentra que las argumentaciones entre la letra a hasta la c de los principios anteriores, se pueden colocar en un macroprincipio: es posible la(s) teoría(s) de la interpretación, la letra d niega esta afirmación. Un cuadro donde resumir esta potencial teoría queda de esta forma: Cuadro Nro. 1. Teorías sobre la Interpretación Literaria Teorías Literarias Sociológicas de la Literatura Teorías Marxistas Estructuralismo Deconstrucción Psicoanálisis Tendencias/Autores Positivista Palabras Claves Georgy Plejanov Monumentos literarios Teoría del Reflejo George Lukács Civilizaciones problemáticas Escuela de Frankfurt Teoría de la Mediación Decadencia del Aura Marxismo Estructuralista (Lucien Goldmann) Louis Althusser Visión de Mundo Roland Barthes Jonathan Culler Jacques Derrida Paúl de Man Harold Bloom Sigmund Freud Carl Jung Jacques Lacan Charles Mauron Sandra Gilbert y Susan Gubar Crítica Feminista Siegfried J. Schmidt Teoría Empírica Itamar Even-Zohar Teoría de los Polisistemas Dick Hebdidge Estudios Culturales Fuente: Autor según David Viñas Piquer (2002). Autonomía relativa del sistema Intransividad Convenciones de la lectura Huella La retórica del texto Odio edípico Mecanismos de defensa del inconsciente Inconsciente colectivo Fase del espejo Psicocrítica Socialización patrialcal Papeles de actuación Interferencia Articulación En el libro de Piquer, todo apunta a que la manera de leer el texto literario, surge cuando en el Siglo XIX, se buscó en éste su interpretación de la sociedad. Los románticos se centraron en los tipos humanos que podían transmitir las grandes pasiones, pero quien se le va a oponer por su necesidad de denominarse ciencia va ser el positivismo, que focalizó la relación entre la sociedad y la literatura, asumiendo que esta última es producto de las emergencias y cambios sociales. Hegel consideraba que el Espíritu era la única fuerza motriz de la historia y Taine estaba convencido de que el escritor expresa verdades históricas y sociales, por eso las obras literarias son monumentos (homenajes) a la época en que nacieron, lo que significa que, además de monumentos, son documentos históricos. (Viñas Piquer, 2002, p. 409). Ese manejo de la verdad dentro del texto literario, será avasallado por conceptos como la Teoría de Reflejo (Plejanov) donde la relación entre literatura y sociedad está determinada por una indagación que realiza el escritor sobre los problemas humanos. Estos problemas están en forma directa conectados con los medios de producción, si ellos cambian, el arte también cambia, de allí que la literatura refleje la lucha de clases, máxima contradicción marxista y que en el texto literario se presentará bajo la literatura realista. Dentro de las diferencias que al interior del marxismo se han presentado, está la de Lukacs contra el concepto “lucha de clases”, para él no sólo la tensión en la sociedad se da por el aspecto económico sino por la multitud de problemas que convierten al ser humano, en un preocupado y nervioso individuo frente a la historia. De esa manera Lukacs escribe la Teoria de la novela, donde describe cómo los escritores van desenterrando, más allá del problema económico, el que se había hecho superficial como tema, sus propias formulas para encontrar en lo humano la totalidad de la dinámica histórica (Viñas Piquer, 2002, p. 422). Frente a una necesidad, casi urgente, de un único modelo de interpretación marxista, surge el realismo como única modalidad posible para los escritores, donde Balzac, Dickens, Gogol, Tolstoi o Dostoievski, son los autores preferidos. Así el realismo se convertirá en la orientación estética de esta modalidad estético ideológica, aspecto que tratarán de ser cambiado por otras tendencias marxistas. Surge la Escuela de Frankfurt, que se erige contra una única mirada sobre el arte, que además señala como análisis innovador el carácter revolucionario de una vanguardia de las formas. Este grupo no sólo eran marxistas diferentes, sino psicoanalistas y racionalistas clásicos en búsqueda de otros objetos de estudios. Por ejemplo la comunicación y el arte fueron las piedras angulares de muchos de los pensadores adscritos a esta escuela alemana. A diferencia del marxismo ortodoxo que defendía el realismo como única tendencia de la literatura, éstos combatían el realismo por detener el progreso del arte y preferían la vanguardia por revolucionar las formas. La vanguardia protesta según Teodor Adorno uno de sus mayores participantes, al ser estridente la forma como se presenta la literatura que parece hermética, es la realidad sublimada que es una manera de protesta del hombre por una sociedad injusta y burguesa. Es la mediación del arte sobre la sociedad. Es el escritor que utilizando su técnica se aleja de la sociedad y reaparece el conocimiento sobre la misma desde las profundidades de ese alejamiento (Viñas Piquer, 2002, p. 424). Ahora a la técnica de los escritores y artistas, se le agrega 1a técnica reproductiva que aleja lo que tiene la obra como autentica por ser la primera e única, a esta autenticidad la denomina Benjamin “el aura”, él la atribuye a condicionamientos del contexto humano: “…la manera en que los sentidos perciben está determinada por condiciones históricas, y no por condiciones naturales” (Viñas Piquer, 2002, p. 427). Se inicia con la Escuela de Francfurt, el estudio que la reproducción en masa acarrea para el arte, como son las necesidades estéticas de grandes poblaciones que ahora acceden a ella y que reconceptualizan “lo artístico”, trascendiéndolo desde su horizonte sólo para los que pueden tenerlo, al de a partir de la técnica reproductiva con el lema “para ser usado” por las masas. El marxismo y la literatura tendrán otro acercamiento a través del estructuralismo, del cual uno de sus representantes será Lucien Goldmann. Para él los monumento como lo pensaban los positivistas, no existen, lo que si va a requerir su carácter de investigador será demostrar el por qué en lo que escribe un novelista o narrador está ala clase social a donde éste pertenece. Su indagación determina un renacer del interés por lo biográfico del autor del texto, aspecto que ya había sido dejado de lado por el estructuralismo como se verá más adelante. Con el término “visión de mundo de Dilthey, él proclama que a quien refleja el autor en su obra, no es su contexto histórico sino a la visión de mundo de la clase social a la que éste pertenece. Lo grandioso o lo innovador dentro del texto literario no es lo que hace el autor como individuo que lo podría catalogar como genio, sino un concepto clave en Goldmann, denominado estructura mental transindividual (Viñas Piquer, 2002, 430), que es el centro de llegada de las múltiples perspectivas de las clases y grupos sociales del contexto donde se desarrolla el escritor y que, cambia a medida que cambia la sociedad. En este concepto, dentro de la teoría goldmanniana están planteamientos marxistas de su maestro Lukács. Otro marxista estructuralista es Althurser para el que la sociedad es una estructura pero sin un centro que lo determiné, así una obra literaria puede trascender la ideología de su autor, por cuanto no refleja la clase social de donde éste procede, sino que en permanente conflicto de la funciones dentro de la estructura social el arte mostrará como es ese debate permanente. Aquella obra que lo haga también usará determinados mecanismos de ficción para hacerlo y allí estaría su calidad para innovar, cumpliéndose con estos conceptos la posibilidad de la existencia de supuestos interpretativos para seguir los descubrimientos en la historia de la literatura. Segunda aproximación Como ya se había comenzado a exponer, que dentro de la literatura, así como existen los principios que determinan que si es posible una Teoría de la Interpretación de la misma, están los que proclaman la imposibilidad de análisis en ese espacio del arte. También a partir del Estructuralismo se conocerá una dicotomía en la investigación literaria, que de alguna forma marcará la crítica literaria, como el espacio donde se defiende una ciencia de la significación de la palabra. Esta dicotomía no es más que aquella donde se plantea que la crítica literaria tiene como único camino el texto, es decir ella se bastará con el mundo que establece el creador como ficción, con sus conflictos, sus maneras de construirse, acción apoyada sobre voces que tienen el límite de ese mundo y nunca, porque no tiene tiempo para perder, el crítico literario intentará analizar los contexto de la obra. Ésta manera de acercarse al texto literario surge a partir del Estructuralismo que lo toma de la lingüística de Saussure, éste autor concibió una ciencia de los signos montado en la dicotomías significado y significante, por el primero de entiende lo que denota el signo, por el segundo lo connota el mismo y que establece una relación directa con la manera como lo entiende quien está al frente del mismo como decodificador, así es elemental que de esta exploración surja una teoría de la comunicación como proceso. A las dicotomías primero serán conocidas como “oposiciones binarias” donde se presentará las funciones que cumplen cada uno de los significantes y donde comenzarán a desarrollar sus significados bajo arbitraje de las relaciones que establecen en el mundo del texto. Además de rechazar al sujeto como fuente y unidad del significado, los estructuralistas muestran su desinterés por el objeto real, es decir, por el referente denotado por el signo, pues lo único que de verdad les importa es estudiar la estructura del signo propiamente dicho. Precisamente decía Barthes que el riesgo esencial del Estructuralismo era su intransitividad entendida esta característica como ausencia de relación con el mundo exterior (Piquer, 2002, p. 436 ). Es con el autor francés Roland Barthes que la actividad del crítico literario va a tener un estatus que lo acercará al creador de la obra, colocándolo a su lado y frente al mismo objeto de estudio como es el lenguaje. La intransitividad coloca entonces a las Teorías de la Interpretación, como una, porque sólo aquellas que analizan los signos son dignas de ser denominadas de esta manera. Entre ella el estructuralismo hace necesario un manejo del lenguaje por parte del crítico que va a permitir su “despegue” como creador, de esta forma se van a conseguir metateorías sobre las obras de los otros escritores que se convertirán en sucesos literarios. En Barthes se inicia con su libro Crítica y verdad (1972), un manejo del lenguaje como descifrador de sus propios secretos, este segundo lenguaje tendrá para Barthes muchas de las categorías y técnicas de la lingüística, donde se buscará la relación entre los signos y signos. En ese juego de espejos puede surgir o deberá surgir un manejo de la lengua como se puede observar en el siguiente llamado del escritor: El texto que usted me escribe debe probarme que me desea. Esa prueba existe: es la escritura. La escritura de esto: la ciencia de los goces del lenguaje: su kamasutra (de esta ciencia no hay más que un tratado: la escritura misma) (Barthes, 2001, p. 14). Esta manera de cierre del texto sobre el mismo, hará exclamar como ley al escritor francés que el autor ha muerto, aunque la misma literatura le es infiel porque ya Borges lo había decretado desde un cuento (Rodríguez Fernández, 2005, pp. 103-112), que para la literatura el autor no interesa, ironizando por completo a la sociología de literatura en sus versiones positivista y marxista. Si el anuncio de que el autor ha muerto surge en el estructuralismo, éste todavía va a tener una afirmación mucho más fuerte que la anterior, ambas se convertirán en principios epistemológicos de la crítica literaria. Esos cortes o rupturas entre el texto y su contexto, surgen de la idea de perfección metodológica que viene de los formalistas rusos, pasando por el estructuralismo antropológico de Lévi-Straus y que Goldmann, ahora caracterizará como el alejamiento del signo de su referente y se convertirá en aspecto histórico del proceso literario y es: la muerte de la literatura, que surge al comparar al signo con lo que denota el signo, por cuanto éste, al cambiar la historia, la cultura donde el escritor lo originó no le va decir lo mismo. El signo de esta forma se deberá defender solo, esa defensa por otra parte no va a depender del cómo fue erigido: historia de las innovaciones literarias, destreza del escritor en administrarlas, conocimiento de su lugar y limitaciones dentro de la historia de la literatura y del género donde se establece como escritor, sino dependerá de las pericias del lector de allí que el estructuralismo se acompañe de una noción formalista como es: el lector ideal. “En 1975, Jonathan Culler parte para sus estudios sobre La poética estructuralistas de la distinción de Chomsky entre competencia y actuación y no de la de Saussure entre lengua y habla” (Piquer, 2002, p. 445). Todo lector tiene una manera intuitiva de comportarse dentro de su lengua, es un comportamiento que le permite aprender las normas de su lengua y aplicarlas en su habla sin necesidad de reflexión permanente. Lo que distingue a un lector ideal de otro que no lo sea, es su precisión de análisis y eso lo da el conocimiento (competencia cultural). Para que un lector pueda analizar un texto sin ingenuidad, es decir producir un planteamiento exacto de lo sucedido en el texto requiere de conocer otros textos que le hablen sobre lo que está encontrando, allí surge otro concepto como es el de intertextualidad. Éste ya lo había trabajado Bajtin el formalista ruso que integra al marxismo a su posición teórica. Para Kristeva (1982) el término de intertextualidad, y siguiendo a Bajtin, refiere a la existencia de discursos previos como precondición para el acto de significar. Define a la intertextualidad como ´todo texto que se construye como un mosaico de citas y es también la absorción y transformación de otro texto´. De esta forma, las emisiones son inherentemente intertextuales, es decir, constituidas por otros textos. La autora plantea la idea de inserción de historia dentro de un texto. (Burgueno Negrete, 2006, p. 4). Con Culler el estructuralismo abre otro campo a las Teorías de la Interpretación, como es el lector donde se situará el análisis del texto, lo que provocará la crisis del estructuralismo y permitirá el surgimiento de las teorías de la recepción y la semiótica por cuanto se habrá de enriquecer la pragmática del texto. Esta tercera opción completaría los siguientes métodos de acercamiento a la literatura: Cuadro Nro 2. Métodos de acercamiento a la literatura Teoría de la Interpretación Del autor y el texto Solo del texto Del texto y el lector Fuente: Autor. 2010. Mecanismos de análisis El reflejo Funciones de los signos Competencia Métodos de análisis El marxismo El estructuralismo Teoría de la recepción En los métodos anteriores, subsiste una característica que los une, aquella que los defiende como discurso científico y por lo tanto, éste legitima su calidad de teoría sobre la interpretación del texto literario. Aspecto que un modo de interpretación como es el deconstruccionismo, que no pretende llegar a ser modelo, convierte en su oposición más grande. Jacques Derrida quien es responsable de impulsar esta corriente interpretativa, va contra cualquier teoría que se denomine totalizadora por creer que puede mantener una verdad en sus postulados. El deconstruccionismo es desalojar la posible presencia de un centro, de allí su afán por decir sólo lo que deja la huella de ese centro, que es inalcanzable, de allí que se intente decir sobre su recorrido. Para ser objetivos hay que permanecer en un solo sentido, ser unívocos o monomedia. La lectura, en cambio, exige un acto sinestésico, multimedia; el estilo de Derrida, que en el fondo no es un estilo sino una contaminación de estilos, nace de la exigencia de componer distintas modalidades de lectura. (Chiurazzi, 2008, p. 10). La huella concepto derridiano, indica que la deconstrucción no pretende ser un modelo de interpretación, en cambio, el lector al alejarse de la objetividad que pudiera brindar el estructuralismo, sabe que debe realizar un ejercicio para esa composición de multívocas lecturas del texto. El lector modelo es aquél que tiene sus sentidos abiertos a la variedad de significados que cruza la ausencia de lo referencial, de allí que otro autor de esta tendencia crítica de la literatura, como Paúl de Man señale: la imposibilidad de la función referencial del lenguaje, en cambio para este autor el lenguaje tiene como única función la retórica. Con la utilización de los tropos como principio y fin de la lectura interpretativa, la retórica se convierte en la revisión constante de sus cambios, para De Man la imposibilidad de un sentido del texto es total por cuanto los significados cambian en todo momento. Esa abertura plena de los textos orientará a los deconstruccionistas a interpretar la poesía donde el tropo es el dueño. Cada poeta maneja a su manera la producción retórica, de allí el postulado de Harold Bloom, en cuanto a la necesidad de los poetas de matar al padre poético, es decir a los antecedentes que de alguna forma han influido en su perfil creativo. Es lo denominado por Bloom como odio edípico buscando una combinación de los tropos con el psicoanálisis y el misticismo cabalístico. Tercera aproximación Así como el marxismo es una teoría que apuesta por la relación autor y el texto, con un concepto como el reflejo que emite la superestructura donde está la literatura, hacia la sociedad, el psicoanálisis cuyo máximo mentor es Freud, establece que en el campo literario en el texto se puede rastrear los mecanismos de defensa del inconsciente como son: represión, proyección, transferencia y sublimación (Piquer, 2002, p. 542). Estos se pueden observar en las figuras de la retórica, es decir hay un análisis sintáctico del texto. Esto no significa que todas las distinciones y definiciones de Freud ya estén presentes en un tratado de retórica; pero la naturaleza de los hechos que describe es rugosamente la misma. En algunos puntos no llega a la descripción retórica (como el caso del chiste verbal y las delimitaciones de figuras tales como la paronomasia, la antanaclasia, la silepsis, etc.); en otros, llega a resultados semejantes (por ejemplo, la confusión que hace entre hechos copresentes por un lado, presentes y ausentes por el otro ya está en la incapacidad de los retóricos para definir con nitidez la diferencia entre figura y tropo). (Todorov, 1991, p. 380). Lo siniestro como algo nuevo que regresa, se manifiesta en la literatura diferente en cuanto se presenta en la neurosis y la psicosis, como una catarsis que realiza el escritor por una parte, donde éste a través del acto de creación utiliza los mecanismos de defensa del inconsciente por medio de sus personajes, por el otro es el lector que enterado de lo que vive se puede detener por ser lectura, proyecta sus miedos y vive los secretos de sus lecturas preferidas como sanación de sus propios temores, ambos actores del proceso que involucra la literatura ven así el desplazamiento de su líbido o energía sexual. Jung heredero de los postulados de Freud, se distancia del mismo por no estar de acuerdo que la energía que controla a la psique sea la sexual, para él son los símbolos como generadores de patologías y que a su vez, al ser determinados como carencia puedan sanar al enfermo mental. Su categoría del inconsciente colectivo también lo aleja del campo freudiano, por cuanto intenta leer la cultura y sus carencias mentales, insuficiencias que se van a reflejar en la literatura donde existe un depósito de símbolos que deben ser interpretados. Otro psicólogo es Lacan que asemeja el lenguaje al proceso por el que se construye la personalidad humana, con el concepto de la fase del espejo señala que los niños entre seis y dieciocho meses buscan otro a quien parecerse y lo convierten en modelo, Lacan explica que lo que andan buscando en el reflejo del otro es un significado que le hable y lo determine como significante. Dentro del psicoanálisis se planteó el debate de lo interno/externo del texto, por cuanto tanto Freud como Jung centralizaron en parte en el autor la fuente de todos los problemas psíquicos presentes en el texto. En cambio Charles Mauron plantea que es de manera exclusiva en el texto, esta escuela denominada psicocrítica buscará lo involuntario oculto bajo las acciones textuales y con ello defenderá una postura objetiva y científica aspecto que niega a las otras corrientes dentro del psicoanálisis. Dentro de la literatura la confrontación masculino/femenino comenzó siendo un derecho que pedían escritoras como Simone de Beauvoir de ser intelectuales y mostrase en sociedad como tales, este derecho se ha convertido en análisis donde la utilización del poder desmerita y silencia la acción que tiene la mujer en diversos campos, entre ellos la literatura. La representación de las desigualdades hombre-mujer, dentro de la literatura es denominada ginocrítica. La crítica feminista ha enfatizado el hecho de que la capacidad de dar sentido, asignar valor, ubicar y determinar, pertenece al "poder" que se ejerce en el ámbito público masculino, espacio valorado y reconocido por sus funciones, protagonistas y restricciones. El espacio privado es por lo tanto, asumido como desjerarquizado, sin significación o influencia en los procesos que se escenifican en lo público. A lo anterior se agrega que la valoración que de lo público y lo privado se hace y la supremacía que se establece de un espacio en detrimento del otro, se extiende a los individuos y las individuas que "naturalmente" ocupan cada uno de ellos. (Valdivieso Ide, 2007). La socialización patriarcal explicada por Gilbert y Gubar ha producido el sacrificio y la represión de lo femenino, la historia del arte pareciera no realizada por las mujeres, se cuenta cómo incluso en el Siglo XIX tuvieron que disfrazarse de hombres para poder crear y proyectar su propio mundo, caracterizado por lo interior, la casa y lo íntimo. La literatura tiene en la crítica femenina la lectura del contexto para determinar qué sucede al interior del texto, mientras la sociedad ha sido más represiva con la mujer los temas femeninos que incluyen a una mujer como heroína o personaje principal son semi-escondidos. La Ifigenia de Teresa de la Parra, expone el sacrificio de la mujer de su época para mantenerse alejada de los rumores como control social donde las mujeres no tenían todas las libertades de ciudadanía. La escritora que es Ifigenia debe rechazar esa necesidad para poder estar casada, los instrumentos para mostrar esta temática tan novedosa para su época convirtió a Teresa de la Parra en un ícono de la literatura femenina latinoamericana. El juego con los espejos donde la protagonista busca su identidad y la armadura de la novela a través de cartas y diarios como objetos propios del sexo femenino, que se revelan como poderosos espacios donde está el sufrimiento de años de la mujer dentro de la sociedad y que en esta narrativa, se convierten en recursos literarios aportados por Teresa de la Parra contra la socialización patriarcal. Cuarta aproximación Con el mismo carácter que la desconstrucción se distancia del estructuralismo por medio de un rechazo al análisis binario de la sociedad, de la misma manera han surgido teorías que interpretan a la literatura oponiéndose a la deconstrucción (ver Cuadro Nro 3) por tener ésta un estilo narcisista de normatizarse dentro del mismo texto sin mirar a nadie, sino de forma única a él mismo. Cuadro Nro 3. Distanciamientos entre Métodos de Interpretación en la Literatura Teoría/Distanciamientos Deconstruccionismo Crítica Femenina Teoría Empírica de la Literatura Fuente: Autor. 2010. Se Distancia del Estructuralismo Deconstruccionismo Deconstruccionismo Estrategia de distancia Logocentrismo Ginocrítica Sistema La crítica femenina es una de ellas como se observó en la sección anterior, al permitir establecer la situación de la mujer cuando escribe en cualquier etapa de la historia. Con la misma intención opositora se erige la Teoría Empírica de la Literatura, que se postula como “científica”, lejos de esas interpretaciones deconstruccionistas que quieren competir con el texto como creación de la palabra y que proclaman, la dificultad para ser el último análisis sobre la situación del texto como código. En cambio esta teoría busca situar la literatura por medio del concepto sistema situado en una relación entre sistemas otros que constituyen lo real. Por esa dificultad de lo múltiple, ellos señalan que su labor analítica deberá postular la interdisciplinariedad, acción que se debe reasumir con la objetividad, por lo tanto trabajan con instrumentos que recogen la información. “Estos métodos se concretan así, en pruebas tipo test, en encuestas tipo pregunta-respuesta, etc” (Piquer, 2002, p. 563). Como lo ha presentado su máximo representante Siegfried J. Schmidt, esta objetividad proviene de una indagación sobre los papeles de actuación que les toca a los actores en ese conjunto de sistemas que conforman la literatura. Estos papeles de actuación son: la producción, la mediación, la recepción y la transformación. En el primero están el productor del texto y su consumidor, tanto el primero como el receptor hacen posible los fenómenos literarios; en la mediación están lo que hacen la movilización por la cadena de ventas, por cuanto aquí estaría el marketing impulsados por los editoriales; el transformador en aquel medio que pasa el comunicado que es la literatura y lo lleva y convierte a otro registro como por ejemplo el cine. En los sistema literario existen unos principio que explicitan mucho más el comportamiento tanto del productor como del receptor, ellos son: la convención estética y la convención de la polivalencia, por el primero se entiende por que el receptor sostiene la lectura aceptando lo que pasa en ese mundo y es que se da un pacto de ficcionalidad . La segunda convención establece que existen múltiples interpretaciones de los textos y todas son válidas, el valor dependerá de la experticia que tenga el receptor para realizarla. La necesidad de esta teoría de objetividad es directamente proporcional a la necesidad de aplicabilidad, otro concepto importante en esta teoría, que busca que lo interpretado sirva para mejorar el contexto y pueda dotar a la literatura de una propiedad funcional para la sociedad. Otro marco interpretativo que se edifica contrario al deconstruccionismo, pugnando su “cientificidad”, es la Teoría de los Polisistemas, cuyo gran representante es el israelí Itamar Even-Zohar. Para él lo periférico en la literatura es lo que tiene una importancia secundaria en un momento determinado, como por ejemplo la literatura infantil, la literatura traducida y la literatura femenina. Existe un centro que tiene un tensión constante en un movimiento perpetuo donde lo que hoy es centro puede ser margen luego, a este movimiento lo denomina el crítico israelí transferencia. Los sistemas de traducción han sido una línea de investigación para esta teoría, por medio de la noción de interferencia se establece que puede existir un sistema fuente y otro receptor, que comienza el último a recibir préstamos por carecer de repertorio necesario, es decir cuando no tiene esta temática desarrollada y se observa que el sistema fuente se va adueñando y lo que trae como consecuencia cambio en la cultura del otro. Por último para delimitar el regreso del referente a la literatura se habrá de exponer a los Estudios Culturales. Se presenta a finales del Siglo XX como alternativa a la sociología, antropología, la ciencia de la comunicación y a la crítica literaria (Piquer, 2002, p. 571). Esta diversidad que busca llenar los Estudios Culturales en la literatura, muy cercana al movimiento postmodernista, le hacen tener una apariencia interdisciplinaria, sin embargo intenta trascender los métodos, de allí su postmodernidad porque se apega al lema “todo vale” a nivel metodológico, de esta forma puede vincular al estructuralismo, la semiótica y al psicoanálisis. La articulación que es uno de sus conceptos importantes, también se observa en sus temáticas, porque intenta vincular temas diversos como lo sexual, de género y de raza. Por su falta de coherencia metodológica y sus tópicos que lo alejan por completo de la estructura interna de la literatura, esta teoría, cuyo mayor impulsor es Dick Hebdidge y con el que se llega al final de este artículo, es caracterizado como superficial y más sociología que crítica literaria. Conclusión Partiendo del libro de David Viñas Piquer, Historia de la crítica literaria, se buscó una línea de trabajo propia frente a los procesos propios de la crítica de la literatura. Declarar o develar diferentes tensiones a lo largo de enunciados que indagaban, sobre el mantenerse con objetividad frente al hecho literario y un límite, entre tendencias que buscan un mundo textual que se defienda solo y otras que necesitan del contexto para poder llevar sentido al texto. Entre las tendencias está la del marxismo, donde entre sus autores, está Lukacs quien se erige contra el concepto “lucha de clases”, para él no sólo la tensión se da en la sociedad por el aspecto económico, sino por la multitud de problemas que convierten al ser humano, en un preocupado y nervioso individuo frente a la historia. El marxismo y la literatura tendrán otro acercamiento a través del estructuralismo, del cual uno de sus representantes será Lucien Goldmann. Para él los monumento como lo pensaban los positivistas, no existen, lo que si va a requerir su carácter de investigador será demostrar el por qué en lo que escribe un novelista, está la clase social de donde éste pertenece. Por otra parte, los acercamientos realizados, permitieron establecer dicotomías como el descontruccionismo versus el estructuralismo, donde conceptos como la huella derridiana, indica que la deconstrucción no pretende ser un modelo de interpretación, en cambio, el lector al alejarse de la objetividad que pudiera brindar el estructuralismo, sabe que debe realizar un ejercicio de multívocas lecturas sobre el texto. Por último las teorías que se alejan del deconstruccionismo, instan a reconocer la cultura, como es el caso: 1) de la crítica femenina, donde la socialización patriarcal explicada por Gilbert y Gubar ha producido el sacrificio y la represión de lo femenino; 2 ) la Teoría Empírica de la Literatura y la de los Polisistemas donde la sociedad se presenta en una tensión permanente entre el margen y el centro, allí el lenguaje es mediador; y 4) también en los Estudios Culturales una mezcla de ópticas metodológicas gana con estridencia el decir sobre la literatura. Bibliografía Barthes, R (1972). Crítica y verdad. Buenos Aires: Siglo XXI. Barthes, R. (2001) El placer del texto y La lección inaugural. Buenos Aires: Siglo XXI. Buenos Aires. Burgueno Negrete, C (2006) Relaciones de intertextualidad en discursos políticos presidenciales. En: Literatura y lingüística. Nro 17. Santiago de Chile: Universidad Católica Silva Henríquez. Chiurazzi, G (2008). Leer de otro modo. 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