Psicoanálisis y cine. Una interpretación psicodinámica psicoanalítica. FUENTE: PSIQUIATRIA.COM. 2006; 10(2) Patricia Silvia Brignole. Ciencia y cultura, psicoanálisis y cine vieron la luz en 1895, sin embargo en vida de Freud nunca se cruzaron, excepto en 1909 cuando dictaba una serie de conferencias en EEUU y concurrió a ver una película. El maestro no pareció interesarse por el “séptimo arte” ni hizo comentarios sobre el film. Luego en 1915 mencionara al cine en un artículo, diciendo que presenta “efectos visibles y tangibles” que, tal vez, no se dan en un tratamiento analítico. Lo cierto es que a partir de 1924 comenzó a hacerse cada vez más frecuente el interés de los realizadores cinematográficos por el psicoanálisis, la psicología y/o la psiquiatría. A partir de allí ya no se ignoraron sino que se entendieron y se desarrollaron prestándose mutuo apoyo. Hay infinidad de películas que muestran esta realidad: la filmografía de Woody Allen; Psicosis; El Príncipe de las Mareas o en tono de comedia Analízame I y II por nombrar algunas. Es frecuente analizar los hechos culturales desde nuestro universo simbólico, aplicamos nuestro saber teórico para explicar el mundo que nos rodea, de este modo, en el caso del cine interpretamos a un objeto pasivo que no responde ni interactúa con la interpretación que se produce. Sin embargo, “cuando la película nos “envuelve” nos sumergimos en ella y en el mundo imaginario que nos ofrece “tal como si fuera la realidad”. (Néstor Goldstein). Voy a tomar para analizar un caso de esquizofrenia el que presenta la película Pi del realizador Larren Aranovsky. Este escrito será una creación producida del encuentro de una teoría con un relato, el de la esquizofrenia, el que brinda esta película y a partir del cual se generaron en mí afectos y discursos. Soy acá, al mismo tiempo sujeto y objeto de una trama significativa nueva que fue creciendo con este encuentro entre arte y ciencia. Lacan se refería al cine diciendo “cuando una película es buena” (Sem.1956/57) “es porque es metonímica”. Es un arte que adquiere su sentido simbólico y alegórico por lo que hace resonar a distancia. Compara la escritura con el cine, compara al correr de la película con la cadena simbólica. “En la medida en que la metonimia consiste en dar entender algo, hablando de otra cosa, una película hace vibrar armónicamente un sentido más allá, cuando alcanza una eficaz articulación metonímica”. (María B. Perez / D. Zimmerman). En este sentido generó en mí el entrecruzamiento de un sinfín de caminos, de lecturas: la epistemológica, la psicológica, la psiquiátrica, la filosófica… La película cuenta la historia de Max Cohen, un matemático experto en computación, que considera que todo lo que existe esta ordenado en patrones de comportamiento numérico: la naturaleza, el mercado de valores, el juego del go y que además busca desesperadamente encontrar todos los números que componen el número Pi. Max duerme poco, se alimenta mal y trabaja compulsivamente. La película es en blanco y negro, su protagonista vive en un apartamento aparentemente muy chico, lleno de computadoras y las únicas distracciones que tiene son: ir un rato a la plaza donde se encuentra con una vecinita que se entretiene preguntándole el resultado de multiplicaciones de muchas cifras que Max hace de memoria y la niña las comprueba en su calculadora. O ir a casa de un ex profesor a jugar al go y comentar sus descubrimientos; el profesor también habría estado detrás del descubrimiento del número Pi pero desiste por algún motivo. Max se lo recrimina y tienen un diálogo en torno a que significa llegar a la Verdad, si es necesario o no, que sucede cuando se llega a ella… Días más tarde el alumno visita nuevamente a su maestro y se entera de que falleció y encuentra encima del tablero del go unos papeles que muestran que el maestro había llegado al descubrimiento. En el desarrollo de la película se ve que Max es perseguido por una multinacional que le da un chip de silicio para que pruebe en su computadora a cambio de que les comparta su descubrimiento y por religiosos judíos que basados en los valores numéricos de las letras hebreas (guematria) consideraban que descubrir el total del número Pi era encontrar el verdadero nombre de Dios. Además el Rabino le explica la importancia de llamarse Cohen y la etimología del nombre que tiene que ver con la Salvación que esperan. Las persecuciones que comienzan en tono amistoso se tornan agresivas cuando se dan cuenta de que Max llega al descubrimiento. Cada tanto se ven escenas donde el protagonista comienza a sufrir ataques que primero se presentan como temblores en las manos y dolores de cabeza con ruidos que le obligan a agarrarse la cabeza, para paliarlos se inyecta medicación antipsicótica y toma pastillas. Durante las crisis se ven las visiones que tiene como ser: que le quieren abrir la puerta (que estaba asegurada con infinidad de cerraduras), que a un señor le sangra la mano en un andén de subte, que su cerebro está tirado en una escalinata y él trata de pincharlo con una birome, que le pasa un subte por encima o que su cerebro está tirado en la pileta del baño lleno de hormigas que le caminan. Para marcar el fin de cada ataque la pantalla queda totalmente negra. En un momento de la película Max pela su cabeza y con la ayuda de libros de anatomía busca encontrar los patrones que la ordenan con el fin de sacarse el cerebro con un taladro; cosa que sucede, ¿sucede?, en la última crisis que aparece en la película, luego de haber encontrado lo que buscaba, el número Pi completo. A raíz de haber encontrado lo que buscaba se produce el encuentro con una Luz Potente, ¿con la Verdad?, ¿con Dios?. En ese encuentro, hay además, un encuentro con una figura femenina, ¿la madre?, a quien Max recuerda en varias partes de la película ya que ella le decía “que no mirara al sol” y una vez que lo hizo tuvo una ceguera parcial. En la última escena aparece Max en la plaza, con una actitud pasiva, ya sin preguntas sobre los fenómenos que observa en la naturaleza, ¿renuncia al saber?, ¿ya no quiere saber? y con su vecina que le sigue pidiendo los resultados de multiplicaciones de varias cifras a las que Max ya no sabe responder. Los síntomas característicos de la esquizofrenia implican un abanico de disfunciones: cognoscitivas, emocionales y volitivas que incluyen la percepción, el pensamiento, el lenguaje y la comunicación, la organización comportamental, la afectividad, la voluntad, la motivación y la atención. Max se presenta como un matemático obsesionado por encontrar el número II y los patrones de comportamiento numérico que ordenan las cosas, lo que demuestra además, perturbaciones en la organización del pensamiento y la percepción ya que el diario le habla, las computadoras le hablan mostrándole esos patrones numéricos. La organización comportamental muestra a Max desalineado, viviendo en un desorden compuesto de computadoras conectadas por pedazos, y en un rincón que apenas puede verse, una cama y una heladera. La reacción frente a las actividades de la vida cotidiana como ser bañarse, vestirse, comer, dormir que para los demás son concretas, para el psicótico toman un valor simbólico y marcan la gran desintegración de su identidad y la pérdida de los límites entre el yo y el mundo. En cuanto a la comunicación, Max es callado, pasivo e introvertido revelando así la dificultad que tiene la psicosis de establecer relaciones de objeto. De los síntomas premórbidos en la película no hay referencias pero sí de los prodrómicos, según Jaspers “vivencia delirante primaria” que son aquellos que anuncian la llegada de la crisis en el caso de Max temblor en la mano, ruido en la cabeza o dolor. Aquí el enfermo busca una nueva explicación ya que todo empieza a cambiar; “surge un sentimiento de inconsistencia e inseguridad que le impulsa a buscar un punto sólido en que aferrarse”… “este consuelo lo encuentra en una idea” que lo tranquilizara al darle una explicación, para Max la lógica matemática que encuentra en las cosas. Así como se habla de “trabajo en la transferencia” podemos decir que hay un “trabajo en la psicosis”, provocado según Lacan por la forclusión que es causa significante en la psicosis. En el “trabajo del delirio” es el propio sujeto quien toma a su cargo, solitariamente, no el retorno de lo reprimido como en la neurosis, sino los “retornos en lo real” que lo abruman. El delirio es una “autoelaboración” en la que se manifiesta “la eficacia del sujeto” como la denominaba Lacan. El “trabajo en la psicosis” es una manera que tiene el sujeto de tratar los retornos en lo real, es una manera de hacerlos soportables. Se hacen más soportables en pos de una estabilización a través de una metáfora delirante que da sentido y orden a la vivencia. Max está para un fin superior, encontrar los patrones numéricos que ordenan todas las cosas, de ahí que las persecuciones que sufre cobran sentido. A través de este orden simbólico se logra sublimar la pulsión que de otro modo quedaría sólo introyectada y sin tramitarse. Hay líneas de investigación en fisiopatologías que consideran que la esquizofrenia es el resultado de una excesiva reducción de sinapsis durante el desarrollo neuronal, lo que explicaría su aparición temprana. Desde un modelo integrativo podría decirse que un sujeto con vulnerabilidad genética para la esquizofrenia podría desarrollar los síntomas de la enfermedad, cuando es afectado por un factor ambiental ya sea biológico, psicológico o social. En la película estos factores apenas se pueden inferir en los relatos de Max sobre su infancia, entrecruzando un episodio ocurrido en la infancia: mirar al sol con los dichos de su madre y con una ceguera temporaria que habría sufrido. Las teorías biológicas o deficitarias se basan en el concepto de que el intelecto normal está organizado en circuitos neuronales organizados en sistemas de procesamiento dispuestos en serie y en paralelo. Las alteraciones en estos sistemas serían los responsables de los síntomas en la esquizofrenia. Las teorías biológicas postulan que en los sujetos esquizofrénicos y en otros trastornos psiquiátricos existiría alguna forma de contenido mental reiterativo que podría producir pensamientos obsesivos o delirios. Para Max descubrir el número Pi, encontrar los patrones numéricos se había tornado una obsesión. La teoría del “parasitismo evocativo”, propone que los “recuerdos parásitos” provendrían no de procesos psicológicos normales sino de fenómenos energéticos o biofísicos y estos sujetos podrían sentir que parte de su cerebro o su mente está fuera de control, tal es el caso de Max que recurrentemente ve en sus delirios su cerebro fuera de él e incluso quiere sacárselo taladrando su cabeza. La explicación de este funcionamiento se da a través de dos procesos patológicos: 1-Cuando se supera la capacidad de almacenamiento de la memoria, Max no hace otra cosa que no sea dedicarse a lo que quiere descubrir; o 2-cuando las conexiones sinápticas interneuronales son insuficientes o aberrantes. Estos sujetos, además están expuestos a gran cantidad de estímulos que no pueden procesar, explicado esto, a través de la hipótesis de que hay una falla en la función de “filtro” que realiza el tálamo. Este defecto (anhedonia) deteriora la iniciativa y la motivación, llevando al sujeto a no poder establecer vínculos interpersonales con compromiso afectivo, Max no tiene amigos, ni acepta los momentos de intimidad que parece querer ofrecerle una vecina. En cuanto a lo que sucede a nivel neuroquímico en las esquizofrenias, actualmente se piensa que la actividad dopaminérgica está disminuida en las regiones prefrontales y otras áreas corticales lo que explicaría los síntomas negativos, como el empobrecimiento afectivo que le impide a Max relacionarse adecuadamente. Y el aumento de la actividad dopaminérgica en las áreas subcorticales (límbicas y ganglios basales) estaría directamente relacionado con los síntomas positivos las alucinaciones, los delirios y la desorganización comportamental. Los trastornos perceptuales y neurocognitivos son tal vez los más significativos y característicos de la esquizofrenia y es donde se manifiesta el trastorno de las funciones del Yo, sobretodo en su relación con la realidad. Un trastorno de la sensopercepción es la Alucinación, clásicamente definida como la “percepción sin objeto”, donde no hay estimulación externa del órgano sensorial implicado, en este caso los ojos. Según el psicoanálisis la alucinación se comprende como un mecanismo de defensa basado en la Identificación Proyectiva. Para Bion los sentidos se transforman en aparatos de evacuación de los estímulos además de la recepción que es su uso neurofisiológico natural. O sea cuando Max ve: a un Sr. en el vagón y después desaparece; o ve a su cerebro en distintas circunstancias o ve al subte que lo pasa por arriba o ve a un Sr. en el andén de cuya manga sale sangre esto puede significar que percibe un objeto externo o que evacua un objeto interno. Representando así un uso masivo de la introyección perceptiva para librarse de sentimientos, ideas o fantasías que no puede contener. Este autor utiliza el término fragmentación para expresar el resultado del ataque destructivo como diferente de la disociación, la fragmentación dificulta la constitución de la relación con el otro. Los fragmentos resultantes son evacuados a través de una identificación proyectiva masiva en los objetos externos, creando un mundo o realidad psicótica, poblado de objetos bizarros, donde el paciente queda encerrado. Un objeto bizarro está constituido por características propias del objeto más aspectos de la personalidad; en el caso de Max el diario, las computadoras, su cerebro le muestran algo que él comprende, los patrones numéricos. Bion sostiene que la personalidad psicótica, cuyo paradigma es la esquizofrenia, se caracteriza por cuatro rasgos esenciales: 1-impulsos destructivos; 2-odio a la realidad externa e interna, se ve en el gran aislamiento en que vive Max y en la forma en que se rehúsa a entrar en diálogos con la gente y que nunca busca él; 3-pánico de aniquilación inminente, le pasa un subte por arriba; se taladra el cerebro y 4-formación de relación de objeto prematura y precipitada. Max tiene alucinaciones acústicas o auditivas cuando se produce el intenso ruido en su cabeza que es acompañado por un cuadro persecutorio. Alucinaciones cenestésicas y del esquema corporal que sirven al diagnóstico diferencial y que se presentan al comienzo del brote, en el caso de Max el movimiento incontrolable de la mano. Y alucinaciones visuales con desarrollo escénico similar al de los sueños, ya explicadas. En la esquizofrenia hay un trastorno profundo y general del pensamiento que se manifiesta en todos sus aspectos y dimensiones: contenido, forma y proceso. En cuanto a la alteración del contenido esta se define como una falsa creencia basada en una inferencia incorrecta de la realidad que es firmemente sostenida, a pesar de lo que casi todo el mundo cree. La creencia no está aceptada por otros miembros de la cultura o la subcultura a la que pertenece el sujeto. En el caso que analizamos los matemáticos consideran que el número II es infinito y para Max termina en un número determinado, convicción delirante que se produce a lo largo de un continuum y se sostiene firmemente. En cuanto a los trastornos afectivos Max presenta experiencias subjetivas de afecto cuyas modalidades en su caso son: 1-ausencia o casi ausencia de cualquier signo de expresión afectiva. Para Bleuler este aplanamiento afectivo es una de las características básicas de la esquizofrenia. 2-Anhedonia pérdida de interés y aislamiento de toda actividad placentera. De hecho el estudio de los números debería ser para Max la actividad placentera, sin embargo es motivo de angustia, obsesión y ansiedad psicótica por llegar al descubrimiento. Según los criterios del DSM IV para el diagnóstico de la esquizofrenia, Max mostraría dos o más de los síntomas característicos: ideas delirantes, alucinaciones, comportamiento gravemente desorganizado y aplanamiento afectivo. En cuanto a la disfunción social/laboral, durante una parte significativa del tiempo Max muestra que hay un fracaso en cuanto a alcanzar el nivel esperable de rendimiento interpersonal o laboral. En cuanto a la duración no puede precisarse por la película, pero si deja en claro que los signos son continuos y a pesar del tratamiento farmacológico sigue los períodos de síntomas prodrómicos y los síntomas de la lista del Criterio A: creencias raras y experiencias perceptivas no habituales. En cuanto a los subtipos esta esquizofrenia puede definirse como de tipo paranoide ya que en ella hay presencia de ideas delirantes o alucinaciones auditivas, con conservación relativa de la capacidad cognitiva. Hay ideas delirantes de persecución: a Max lo persiguen la mutinacional y los judíos religiosos y hay ideas delirantes de grandeza: su nombre y su descubrimiento se emparentan con un fin mesiánico y religioso. Para Abraham, el retiro de la libido de los objetos y la transferencia sobre sí mismo como único objeto sexual es el origen del delirio de persecución por el objeto sexual originalmente abandonado y también es el origen de la megalomanía. Hay en Max períodos de síntomas residuales que se caracterizan por signos persistentes del trastorno en ausencia de síntomas activos del criterio A y que en él se presentan como embotamiento afectivo, aislamiento social, poca iniciativa y conducta excéntrica. El curso del tipo residual se muestra en la película entre los episodios floridos que le ocurren y por último parece que hay una remisión completa, en la última escena. “El cine abreva en la vida, en sus pliegues, en sus luces y sombras, en sus grandezas y en sus miserias y el Psicoanálisis se esfuerza en conocer los vericuetos menos visibles de esa misma vida.” Néstor Goldstein. Bibliografía * Soler, Colette. Estudios sobre la Psicosis. Buenos Aires. Manantial. 1992. * Freud, Sigmund. Obras Completas. Buenos Aires. Amorrortu. * Jones, Ernest. Vida y Obra de Sigmund Freud. Buenos Aires. Horme. 1981. Artículos: * Goldstein, Néstor. Cuéntame Tu Vida. Revista Cine y Artes Audiovisuales. Buenos Aires 2005. * Pérez, M.B/Zimmerman D. Cuando la película se detiene. Revista Imago Agenda. Buenos Aires 2005.