Revista Terral nº 20 –Editorial-Indice- Editorial www.revistaterral.com Tenía preparado otro texto para la editorial de este número 20 de la Revista. Pero cómo escribir otra idea, otro deseo, otra reflexión, que en estos momentos solape los terribles hechos ocurridos el día trece de noviembre en París. Entre tantas noticias difundidas en todos los medios informativos, me han impactado varias: algunas trágicas, otras heroicas; personas milagrosamente salvadas, bien por el azar, bien por manos generosas…, Y me impresionó sobre manera que entre los terroristas se inmolara una joven, colocándose un explosivo en el cuerpo en nombre de no sé qué dios. Sin embargo, entre el enjambre de tanto despliegue informativo, hubo algo que me consternó en profundidad: la carta que escribió el periodista Antoine Leiris a su mujer, que murió asesinada en la sala de fiestas Bataclan, y que he conocido gracias a nuestra colaboradora habitual, Mar Solana. Os transcribo a continuación el párrafo que movió todos los cimientos de mi sentir: «El viernes me robasteis la vida de una persona excepcional, el amor de mi vida, la madre de mi hijo. Pero no tendréis mi odio. No sé quiénes sois y no quiero saberlo, sois almas muertas. No os haré ese regalo de odiaros. No responderé con odio y cólera. No tendré miedo, no dudaré de mis conciudadanos, no sacrificare mi libertad por la seguridad. Habéis perdido.» Revista Terral nº 20 –Editorial-Indice- Admiro la fuerza y determinación de tantas almas sacudidas por la barbarie y la sinrazón, como la de este periodista y la hermosa lección que quiere trasmitir a su hijo… Y siento una profunda tristeza por el mundo que nos está tocando vivir, de valores desterrados y tradiciones perdidas, carente de paz…, con el miedo y el pesimismo inoculándose en nuestros corazones. Concluyo esta triste editorial emplazando a los lectores de Terral a conocer la reflexión: «Almas Muertas: “La Paz ya está aquí”» de nuestra habitual colaboradora Mar Solana, y que podréis encontrar en la Sección Opinión-reflexiones. A mí me ha revuelto las entrañas, merece la pena que lo leáis. Un número más, doy las gracias a todas las «Almas Vivas», lectores y colaboradores, que hacéis que el Sueño de las Palabras sea posible y real. Lola Buendía López– Directora de la Revista Terral - ISSN 2253-9018 www.revistaterral.com Revista Terral nº 20 –Editorial-Indice- Revista Terral Número 20 ©Todos los derechos reservados - ISSN 2253-9018 Edición: Lola Buendía López – Enrique Bodero Moral Equipo de redacción: Ramón Alcaraz – Enrique Bodero – Lola Buendía – Erena Burattini Diseño de portada: Enrique Bodero. Imagen de portada: “La Voz”. Cuadro de Soledad Fernández (Asociación A.L.A.S.) Editorial y maquetación: Lola Buendía – Juan Canales Colaboradores en este número: Cine: Ramón Alcaraz – ¿Sabías que la actriz Maureen O’Hara fue llamada la Reina del Tecnicolor? Ricardo J. Gómez Tovar – El corneta que se negó a morir Opinión/ Reflexiones: Mar Solana: –Almas Muertas: «La Paz Ya Está Aquí» Erena B. Burattini – Símbolos Carmen Cantillo – La hipersexualización de niñas y princesas Crítica literaria: Ángel Silvelo – La princesita en el planeta B 612, de Noemí Trujillo Ricardo Guadalupe – Crematorio, de Rafael Chirbes Revista Terral nº 20 –Editorial-Indice- Poesía: Coordina: Aurora Gámez Enríquez (ALAS) Poetas: Emilio Río-Pilar Quiroga-Cheyrouzas -Mercedes Delclós- Antonio Porras-Pura Fernández-Víctor M. Pérez-Rebeca del Casal Relatos: Clara García Baños – Con la venia Antonio Porras – La semilla Andrés Ortiz – El que espera Ser escritora: Mar Solana – Los personajes de un escritor: Los Malos (II) Flamenco: Rafael Silva Martínez – Sobre el origen de la denominación “Flamenco” (IV) El viajero: Pepa J. Calero – Extremadura (II). La belleza de lo perdurable Arte: José Manuel Velasco - Arte para recomendar Inmaculada García – La impecable verosimilitud en la obra de Soledad Fernández. La otra realidad: Mariano J. Vázquez – Figuras históricas del esoterismo (II): “El enigmático conde de Saint – Germain” Diseño web: Juan Canales Molina Revista Terral nº 20 -Cine- Cinexplicable Ramón Alcaraz García www.tallerliterario.net ¿Sabías que la actriz Maureen O’Hara fue llamada la Reina del Tecnicolor? Hoy 24 de octubre de 2015, acabo de conocer la noticia del fallecimiento de la actriz Maureen O’Hara (su verdadero nombre era Maureen FitzSimons), uno de los mitos del cine dorado de Hollywood y una de las actrices que asociamos a verdaderas joyas de la cinematografía. Pese a sus grandes interpretaciones y reconocimientos en grandísimas películas, solo le fue reconocido un Oscar, precisamente el honorífico el año pasado, en 2014, cuando la actriz ya contaba 94 años, lo que seguro la convirtió en la persona de más edad en ganar este premio. Irlandesa, siempre la recordaré con el calificativo de Michaleen Flynn en la maravillosa Un hombre tranquilo, cuando la calificó como “una pelirroja con todas sus consecuencias”. Nacida en Dublín, esta irlandesa ya demostró en su infancia dotes para el canto, la danza, las artes escénicas y los deportes, en especial el fútbol. Ingresó con 14 años en el prestigioso Teatro de la Abadía, en donde renunció a una oferta como cantante de ópera para irse a Londres para intentar ser actriz. Charles Laughton quedó cautivado por sus intensos ojos verdes y le firmó un contrato de 7 años con su productora. Su primer papel fue en La posada de Jamaica, con un todavía desconocido Alfred Hitchcock, que tras esa película iniciaría su paso a Hollywood. Casualmente, por separado, gracias a su buena interpretación, también ella dio su salto a América. En los círculos irlandeses de Hollywood es donde conoció a John Wayne. Una anécdota cuenta que, la primera vez que se vieron, Maureen tuvo que acompañar hasta su casa al actor en un estado de fuerte embriaguez, lo que supuso el inicio de Revista Terral nº 20 -Cine- una gran amistad que duraría hasta la muerte de Wayne. Ambos se convertirían en la pareja favorita del director John Ford, con quien actuaría en películas tan inolvidables como Qué verde era mi valle, El hombre tranquilo, Río Grande, o Escrito bajo el sol. Para su amigo Wayne siempre tuvo palabras de elogio: “Wayne fue realmente un verdadero hombre, denme un hombre como Wayne”. “He tenido el privilegio de conocer tres grandes hombres en mi vida: A mi padre, A John Wayne y a Charles Blair”; (Charles Blair fue su último marido, el amor de su vida). Sobre Maureen O´Hara recaen algunas interesantes anécdotas y curiosidades: Fue la primera mujer irlandesa en obtener la nacionalidad estadounidense. Superó tres diagnósticos de cáncer a lo largo de su vida, y además siendo diabética. Fue casada a la fuerza a sus 19 años con un productor inglés de cine a bordo del Queen Mary. El matrimonio no se consumó y logró que fuera anulado dos años más tarde, por compulsión y coerción por parte del productor. Una revista sensacionalista la acusó públicamente en sus páginas de haber sido descubierta manteniendo relaciones sexuales con un amante en un teatro y haber sido expulsados del mismo. Demostró con pruebas que en esa fecha ella se encontraba en España, y se convirtió en la primera mujer que ganó a la prensa del corazón una demanda por difamar su honor. Fue la primera mujer gerente de una línea aérea de Estados Unidos. Logró del Congreso norteamericano que fuera concedida una medalla conmemorativa en recuerdo de John Wayne. En el año 2004 publicó su autobiografía, titulada Ella misma (‘Tis herself, a memoir). Sirva este artículo como homenaje a esta gran actriz, una de los últimos supervivientes de la llamada época dorada del cine, que tan buenos momentos nos ha hecho disfrutar. No diré la última, porque aún vive la famosa Olivia de Havilland, que el año que viene esperamos cumpla 100 años (nació el 1 de julio de 1916). Y también cumplirá 100 años Kirk Douglas (9 diciembre de 1916). Revista Terral nº 20 -Cine- Cine EL CORNETA QUE SE NEGÓ A MORIR Ricardo J. Gómez Tovar http://www.ricardogomeztovar.blogspot.com/ La celebración de fiestas es una constante que vertebra la filmografía de Blake Edwards a la manera de una espina dorsal risueña, una corriente de felicidad cinematográfica que fluye, sin perder un ápice de su joie de vivre, desde el concurrido apartamento neoyorquino de Holly Golightly en Desayuno con diamantes hasta la localidad siciliana que celebra con desenfreno mediterráneo el desembarco aliado en ¿Qué hiciste en la guerra, papi?, pasando por el ágape de saloon al más puro estilo Far West que los habitantes del villorrio de Borracho ofrecen al Gran Leslie (Tony Curtis) y sus acompañantes (la reportera feminista Maggie Dubois-Natalie Wood y el fiel asistente de Curtis, Hezekiah, al que encarna Keenan Wynn) en La carrera del siglo. En el título que acapara estas líneas, producido en 1968 por el habitual Ken Wales para The Mirisch Corporation, la fiesta constituye el hilo argumental y el vehículo en torno al cual se desarrollan algunos de los acontecimientos más divertidos de la Historia del Cine, todo ello subrayado a la perfección por los sedosos compases de la música de Henry Mancini, pilar básico de la película, quien compone una espectacular banda sonora integrada por 12 temas e interpretada por artistas de la talla de Shelly Manne, Jimmie Rowles o Bill Plummer. Revista Terral nº 20 -Cine- Tras su fructífera colaboración en las dos primeras entregas de la saga de La pantera rosa, parece ser que ni Edwards ni Sellers estaban deseando volver a trabajar juntos (lo que ciertamente no deja de extrañar a quienes hemos disfrutado como niños viendo las chispas de celuloide de alto voltaje que producían sus talentos combinados). Afortunadamente, y acuciados por la necesidad de afianzar un nuevo éxito de taquilla, ambos olvidaron momentáneamente sus diferencias para crear esta brillante sucesión de slapstick en la que Richard Henry Sellers, nombre completo del inolvidable actor de Southsea, Hampshire, contó con abundante libertad de improvisación por parte del director. La película es visiblemente deudora de la comicidad de Jacques Tati, que había rodado su espléndida Playtime un año antes, si bien a Edwards no le interesa tanto denunciar las estructuras de incomunicación que asfixiaban al ser humano en la segunda mitad del siglo XX, sino más bien retratar con su estilo inimitablemente cool la hipocresía que rodeaba la industria cinematográfica (contra la que volvería a arremeter posteriormente en S.O.B. (1981), esta vez con el protagonismo crepuscular de William Holden) mientras nos lleva de carcajada en carcajada de la mano de un trasunto del inspector Clouseau que hace gala de un acento todavía más chirriante que aquel. Uno de los escasos diálogos de esta extraordinaria comedia, que contó con un guión exiguo de apenas 68 páginas durante su filmación, afirma que “En India no creemos que somos. Sabemos lo que somos”. Tanto Edwards como Peter Sellers sabían perfectamente lo que eran y el tipo de película que podía resultar de su unión creativa. Sólo alguien como Blake Edwards podía convertir una lujosa residencia de Beverly Hills o Bel Air en una gigantesca piscina jabonosa donde los músicos contratados para la ocasión siguen tocando sus acordes de sofisticado jazz a pesar de quedar casi totalmente cubiertos por la espuma. Y es que, para el director oriundo de Oklahoma, son precisamente los retoños del dueño de la mansión en la que sitúa su historia (el bigotudo coronel Clutterbuck, interpretado con genial understatement por J. Edward McKinley), jóvenes de la Nueva Era que preconizaba ese año 68, quienes propician la purificación de la villa donde se dan cita sus invitados. El artífice de este baño con espuma pacifista no es otro que el inefable Hrundi V. Bashi, agraviado por la ofensa que constituye para su cultura el que un elefante sea pintarrajeado, por muy loables Revista Terral nº 20 -Cine- que sean los lemas que luzca en su lomo. Ni corto ni perezoso, enfundado en un pijama de color butano y con la ayuda de una aspirante a actriz vestida con la ropa de un niño, este actor indio en paro, atraído magnéticamente hacia los prohibidos mandos de iluminación y sistemas de control de la vivienda, transformará el suntuoso hábitat hollywoodiense en una piscina omnipresente a la que irán cayendo, sucesivamente, todos los asistentes al guateque, incluida la delegación de músicos rusos (tal vez un divertido guiño a la Guerra Fría por parte de Edwards). Tal como rezaba uno de los lemas publicitarios de la película, “Si usted ha asistido a una fiesta más desmelenada que ésta, queda arrestado”. El film de Edwards está plagado de momentos impregnados de un hilarante desmelenamiento a los que es difícil sustraerse, gran parte de ellos propiciados por el desbordante virtuosismo de Peter Sellers, el hombre de las mil caras: el zapato de Bakshi flotando en la piscina; el asiento ridículo que se le asigna durante la cena; el pollo que va a parar al postizo de la actriz; el camarero que se tambalea con la bandeja de un lado para otro (prodigiosa composición mímica de Steve Franken) mientras apura progresivamente las copas que rehúsan los comensales; las cómicas escenas de antagonismo entre el jefe de cocina y el camarero que se vislumbran en la cocina, al entreabrirse las puertas batientes; las posturas imposibles que adopta el bueno de Hrundi para contener su urgencia fisiológica ante los interminables acordes de la canción Nothing To Lose que entona la simpática starlet francesa Michelle (Claudine Longet) o la pistola espacial de sonido descacharrante con la que nuestro héroe desbarata el bisoñé del director de la película que ha echado a perder antes de acudir al evento (interpretado por el futuro capitán Stubing de la serie Vacaciones en el mar, Gavin McLeod, quien ya había destacado anteriormente como el marinero tatuado de Operación Pacífico, excelente comedia militar rodada casi una década antes por Edwards), así como sus libidinosos planes. Al final, el pretendido gafe, ese ser marginal no tanto por el color de su piel sino por sus continuos tropiezos con la rigidez almidonada de quienes le han invitado a gozar de sus privilegios, ese paria de guateque a quien el rechazo visceral de casi todos los invitados no consigue apagar el brillo de su bondadosa sonrisa, pasará a ser el alma de la fiesta y a conquistar las simpatías unánimes del público que aplaude Revista Terral nº 20 -Cine- abiertamente sus meteduras de pata, logro que obtendrá tras subvertir el orden establecido volviendo del revés la mansión del productor que le ha añadido a su black list particular, firmando con ello la orden de derribo de su propia casa. El corneta miope que se negó a sucumbir en los estertores de la Gran Bretaña colonial, dinamitando por accidente el fuerte construido en exteriores para la funesta película El hijo de Gunga Din, ha alcanzado el mayor protagonismo de su carrera sin necesidad de aprenderse el guion. Nos alegramos mucho por ti, Hrundi V. Bakshi, y prometemos aprender a chapurrear hindustaní en el próximo guateque al que estés invitado, siempre y cuando no te acerques demasiado a la piscina… Revista Terral nº 20 -Reflexiones- Reflexiones Por Mar Solana Almas Muertas: «La Paz Ya Está Aquí» No conocía a Antoine Leiris. Pero el otro día me llegó una cadena-petición a través del whatsApp que me acercó a la historia de este periodista francés que perdió a su mujer en la masacre terrorista, en los crueles atentados perpetrados en París la noche del pasado viernes trece de noviembre. Hélène y Antoine llevaban doce años casados y tenían un bebé de diecisiete meses. Hélène murió asesinada en el tiroteo de la sala de conciertos parisina Bataclan. Antoine esperó hasta el lunes, comiéndose su agonía durante todo el fin de semana, a que su amada esposa no estuviera entre las víctimas. Por desgracia, lo llamaron para identificar el cuerpo. Antoine ha publicado una emotiva carta en su muro personal del Facebook que se ha hecho viral. En ella asegura a los asesinos de su mujer que no cuenten con su odio, porque sería ceder a la misma ignorancia que les ha convertido a ellos en lo que son: almas muertas. Las palabras de este valiente periodista, compartidas por más de ochenta mil personas, subrayan importantes cuestiones que Occidente pone ahora en duda y sobre las que los políticos debaten. A estas alturas, muchos de los lectores y amigos de Terral ya habrán leído la carta de Antoine, pero este artículo no estaría completo si no la transcribiera a continuación: «El viernes me robasteis la vida de una persona excepcional, el amor de mi vida, la madre de mi hijo. Pero no tendréis mi odio. No sé quiénes sois y no quiero saberlo, sois almas muertas. No os haré ese regalo de odiaros. No responderé con odio y cólera. No tendré miedo, no dudaré de mis conciudadanos, no sacrificaré mi libertad por la seguridad. Habéis perdido. Revista Terral nº 20 -Reflexiones- La he visto esta mañana, por fin, después de noches de espera. Estaba tan guapa como cuando se fue, el viernes, tan bella como cuando me enamoré perdidamente de ella, hace más de doce años. Por supuesto que estoy devastado por el dolor. Os concedo esa pequeña victoria, pero dudará poco. Se que ella nos acompañará todos los días y que nos encontraremos en el paraíso de las almas libres al que nunca podréis acceder. Somos dos, mi hijo y yo, pero somos más fuertes que todos los ejércitos del mundo. Ya no tengo más tiempo para vosotros, tengo que despertar a Melvil de su siesta. Sólo tiene 17 meses. Va a merendar, como todos los días, después jugaremos como todos los días y toda su vida este niño luchará para ser feliz y libre. Tampoco tendréis su odio.» Hay muchas historias imbricadas en torno a la masacre de París. La del primer policía que entró en la sala para reducir a los terroristas y habló de «el infierno de Dante»… La de aquel superviviente solidario que, olvidando su terror unos segundos, tendió su mano a una mujer embarazada para evitar que cayera al vacío desde una de las ventanas de la sala de conciertos, a la que se había encaramado para intentar salvar su vida y la de su bebé… O la escalofriante vivencia de aquel hombre que se hizo el muerto mientras recibía varias patadas de uno de los terroristas para asegurarse de que no tenía que rematarlo... Y aquel padre que le dijo a su hijo de unos tres años de edad: «Ellos tienen armas pero nosotros tenemos flores…» Sin embargo, después de leer la carta del joven periodista francés…, Mon Dieu, lloré con idéntico desconsuelo que cuando me enteré de cómo asesinaron a mi tío, Juan Cano Solana, en los prolegómenos de nuestra Guerra «In-civil». Con aquellas terribles imágenes de fondo tuve que meterme en su piel y escribir su historia. El siguiente párrafo, que algunos lectores ya conocerán, contiene las primeras palabras que prologaron el libro y las que reposan en mi corazón sobre un lecho mudo de Revista Terral nº 20 -Reflexiones- sombra, dolor y desconcierto; quizás un sentimiento muy parecido al de Antoine cuando llama a los asesinos de su esposa «almas muertas»: «Muchas veces me he preguntado sobre el por qué o el para qué de la crueldad y el odio entre los seres humanos. Y casi siempre alcanzo la misma conclusión: una persona capaz de poner fin a la vida de otra, de truncar vilmente su destino y oportunidades de desarrollo y evolución como ser humano, tan sólo es persona en cuerpo y apariencia..., su alma es la de un títere a merced de oscuras fuerzas que, desde el principio de los tiempos, están batallando en contra de la humanidad...» Ghandi descubrió en su propia carne cómo la violencia era la forma de expresar el miedo hacia los ideales del prójimo, que nada tienen que ver con fanatismos políticos o religiosos, o con los prejuicios morales, tan extendidos en la humanidad (por desgracia para nuestra estirpe).Las siguientes palabras forman parte del Epílogo del libro «Un Poeta en Tiempos de Guerra»: «Los verdaderos ideales del ser humano se tejen en aquellas honduras del alma donde reposan nuestros sentimientos más nobles y sirven para nuestro provecho y enriquecimiento, no para matar o morir por ellos. Los auténticos y más genuinos ideales no entienden de bandos políticos, sentires patrios o enarbolamientos de bandera, pertenecen al Amor Universal. Además las ideas son, por naturaleza, siempre libres. Aquellas que no lo son, ya no son ideas, se convierten en creencias o ideologías. Y las creencias no se propagan como los granos de polen sobre las alas de una abeja, se imponen sobre las almas a culatazos de fusil. «¡Los ideales son para vivir no para morir!», escuché como le decía un padre a su hijo a la salida del cine, tras finalizar una película sobre nuestra Guerra Civil.» Los seres humanos somos poseedores de algo que fluctúa a lo largo y ancho de nuestra condición, in sécula seculorum: la DUALIDAD, ese pensamiento-emociónrealidad por el que caminamos igual que sobre el filo de una navaja. Y mientras Revista Terral nº 20 -Reflexiones- nuestras mentes sean incapaces de integrar, y no dividir, seguiremos conviviendo con nuestra suerte mezquina y rasposa que, sin embargo, también es capaz de portar luz a raudales. La Oscuridad parece ahora lamer todos los rincones, aunque siempre hemos contado con la posibilidad de encender un candil que la destierre para siempre. Quizás las generaciones más jóvenes sepan buscar la claridad del sol entre estos densos jirones de niebla, pero nosotros podemos ir prendiendo nuestros propios fanales. La increíble fuerza del Pensar Vivo, cuando traspasa el umbral de nuestros corazones, es capaz de alimentarse de la Energía más poderosa que existe en el mundo: el Amor. Revista Terral nº 20 -Opinión- Opinión Símbolos Erena B. Burattini Sorprende la fuerza o capacidad de concreción que poseen los símbolos. Un buen símbolo transmite mucho más que infinidad de palabras o imágenes. Son éstos los que a menudo abren conciencias para captar en profundidad lo que está ocurriendo o ha ocurrido en algún lugar del mundo. Cuando nos enteramos de tragedias grandes a través de los medios acostumbramos a expresar nuestro dolor de los dientes para fuera. ¿Por indiferencia, por egoísmo? Lo que no nos afecta personalmente lo percibimos como algo intangible, algo ajeno a nuestras vidas. Aunque a mayor cercanía, mayor es la reacción. En cambio, por muy grande que sea la distancia donde ocurre una tragedia, ésta nos puede conmocionar, no por las imágenes de muertes masivas, sino por una buena instantánea que pasa a ser un referente de esa desgracia. Es la fuerza del detalle que la vuelve personal y nos hace reaccionar emocionalmente, deja de ser algo abstracto. Nos acerca a la tragedia que vivimos como si fuera casi nuestra. Hay fotos símbolos que permanecen en nuestra memoria histórica por haber condensado lo sucedido. Basta recordar esa impactante imagen de la niña que corría desnuda, quemada por las bombas de napalm en la guerra de Vietnam. Hace más de 40 años de aquello y esa imagen la seguimos recordando. Otro ejemplo es la del ave impregnada de crudo por el vertido del Prestige en las costas gallegas. Creo que nos impactó más que la magnitud de lo sucedido. Revista Terral nº 20 -Opinión- Escribo estas líneas motivada por la última imagen que ha sacudido las conciencias de muchos. Me refiero a la imagen de Aylán. Es extraño que ante los cada vez más habituales atentados y masacres, en que la gente cae como moscas, permanezcamos casi indiferentes. Sin embargo, una vez más, una foto símbolo, la del niño sirio Aylán, que el mar devolvió muerto a la playa, consiguió remover conciencias haciendo palpable la guerra de Siria y sus consecuencias en la población. Era la imagen de la crueldad, de lo perdido para siempre. Ese dolor lo hicimos nuestro. Lástima que este revulsivo que llegó hasta las altas esferas europeas, se vaya diluyendo por intereses y ese factor humano llamado egoísmo. Somos humanistas de boca: hablamos mucho, pero ceder terreno en favor de terceros, eso es otra cosa. Quizá el egoísmo sea el resultado del miedo, de un miedo a lo desconocido o a perder lo que se posee. Ni siquiera este símbolo está sirviendo para aunar voluntades en busca de soluciones prácticas inmediatas o realistas a largo o medio plazo o como mínimo para estar mejor preparados en casos de emergencias masivas que en este mundo global nos terminarán afectando a todos. No es momento de mirar a otro lado y decir sálvese quien pueda. Revista Terral nº 20 -Opinión- Opinión: reflexión La hipersexualización de niñas y princesas Carmen Cantillo Valero Los seres humanos tenemos la capacidad de ir evolucionando a lo largo de la vida, para adaptarnos al entorno social en el que nos desarrollamos. Vamos aprendiendo y moldeando los aspectos de nuestra personalidad según las diferentes etapas que vamos recorriendo (Piaget, 1970), (Vygotski, 1978), (Freud, 1905). La sexualidad, como una parte del ser humano, no permanece fuera de esta evolución, sino todo lo contrario, pues desde el nacimiento este aspecto va evolucionando en relación con el crecimiento personal, consiguiendo así la madurez sexual, física y psicológica de la persona cuando es adulta. Sin embargo, últimamente estamos asistiendo a un nuevo patrón basado en intereses comerciales y que potencia una desmesurada exaltación de la sexualidad de las niñas. En diferentes ámbitos son mostradas como adultas en miniatura, con conversaciones sobre belleza, dietas, maquillaje, etc. Las familias muestran una gran inquietud porque sus hijas e hijos se encuentran ante una doble presión: que crezcan demasiado rápido y no disfruten de su infancia y que se conviertan en consumidoras o personas adultas sexualizadas antes de lo adecuado. En 2001 el ministerio de Educación británico publicó un estudio sobre la sexualización y comercialización de la infancia. El informe es conocido por el nombre de su autor, Greg Bailey, quien explica el concepto de hipersexualización y lo define Revista Terral nº 20 -Opinión- como “la sexualización de las expresiones, posturas o códigos de la vestimenta considerados como demasiado precoces”. Este informe alerta sobre la gran cantidad de imágenes sexuales que rodean constantemente a la infancia y visibiliza los peligros que acarrea la creciente erotización de una infancia donde las principales víctimas suelen ser las niñas, puesto que esta sexualización tiene relación con el papel de la mujer como objeto sexual. El problema radica en que se adelanta la edad en la que las niñas se convierten en adultas y, por intereses económicos, éstas adoptan comportamientos estereotipados no acordes con su edad cronológica y que, por tanto, tienen graves consecuencias en su desarrollo evolutivo (físico y psicológico), favoreciendo la aparición de comportamientos estereotipados y acelerando el proceso de transición a la adolescencia. El informe Bailey refleja que “Los niños se desarrollan a diferentes edades. En el Reino Unido, las niñas ahora pueden esperar alcanzar la pubertad alrededor de su décimo cumpleaños y hay algunas que necesitan un primer sujetador antes de esa fecha” (2011, p. 46). Mientras tanto, en esta contienda por alcanzar beneficios económicos, las niñas están siendo utilizadas y sexualizadas como productos. Tan sólo son un medio, un señuelo para llegar al bolsillo adulto y fidelizarlas a ellas mismas cuando también sean adultas con todo tipo de productos: ropas, coches, joyas, etc. Las niñas son expuestas como “mercancía sexual” sin haber recibido educación al respecto, así como tampoco pautas para defenderse ante los posibles abusos de personas perturbadas que puedan contemplar estas imágenes erotizadas. La psicóloga Olga Carmona muestra su rechazo condenando que "Las niñas van asumiendo con naturalidad perversa su condición de objetos sexuales". Puesto que están abocadas a desarrollarse como adultas frágiles y vulnerables. Sumidas en una lucha constante con su físico y con la opinión externa, que les hará desarrollar una mermada autoestima. Unas niñas que persistentemente se encuentren bajo la mirada de los demás, están condenadas a experimentar la distancia entre su cuerpo real, al Revista Terral nº 20 -Opinión- que están encadenadas y el de los personajes que les muestran los medios de comunicación, alimentando un deseo inalcanzable de aquel modelo al que constantemente intentarán parecerse. Al sentir la necesidad de la mirada de los demás para construirse, están constantemente orientadas en una práctica de evaluación anticipada y valoración del precio que su apariencia corporal, su manera de mover el cuerpo y de presentarlo, podrá recibir (de ahí una propensión más o menos clara a la autodenigración y a la asimilación del juicio social bajo forma de malestar corporal o de timidez) Bourdieu, 2007, p. 87). Estas incitaciones a la hipersexualización se encuentran en la industria de la moda infantil, “en muchas tiendas la ropa de niñas no es más que una versión en miniatura de la ropa de adultos. Casi todo es rosa y brillante o tiene inapropiados lemas como: WAG in the making, Gorgeous, Princesa, etc.” (Bailey, 2011, p. 45), en la publicidad, los juguetes, el cine, la televisión, etc. Es cierto que los medios de comunicación, en general, tienen un papel fundamental en la difusión de estereotipos dañinos, pero además no queremos dejar de llamar la atención acerca del papel que tienen los personajes de las princesas Disney, en concreto, que también han ido evolucionando e hipersexualizándose a lo largo de los años. Desde la primera Blancanieves de formas redondeadas y aspecto cándido hasta la última Elsa que irradia sexualidad, el aspecto físico de las princesas se ha ido transformando a través de los años para adaptarse a la moda femenina, estilizando cada vez más sus figuras, jactándose algunas de lucir un aspecto anoréxico, que a todas luces habrá que denunciar como posible modelo a imitar entre las niñas más jóvenes. Además, no sólo se han ido estilizando las figuras de las princesas, sino que la hipersexualidad de las niñas ha ido haciendo mella en estos personajes simbólicos. La dominación masculina, una vez más, sigue convirtiendo a las mujeres-niñas en “objetos simbólicos”, que se ubican en la sociedad en estado de permanente Revista Terral nº 20 -Opinión- inseguridad. A estas edades tan tempranas el desarrollo sexual precoz tiene graves consecuencias en la salud y la autoestima de las niñas, pudiendo incluso relacionarlo con la aparición de trastornos de conducta alimentaria, como es el caso que denunciábamos en el párrafo anterior. Los modelos de extremada delgadez se imponen como una meta que incita a las niñas a empequeñecerse como señala Seymour Fisher “los hombres tienden a sentirse insatisfechos de las partes de su cuerpo que consideran «demasiado pequeñas» mientras que las mujeres dirigen más bien sus críticas hacia las regiones de su cuerpo que les parecen «demasiado grandes»” (citado en Bourdieu, 2007, 86). Es decir, que estos modelos de extrema delgadez que se introducen en el imaginario social de la infancia incitan a las niñas a alcanzar unas imágenes que ponen en riesgo su salud, además de contribuir a que se infravaloren socialmente y no se desarrollen en el resto de ámbitos que componen la identidad adulta. Relegando otras facetas de la persona para dedicar un extremado esfuerzo al culto del cuerpo. Asimismo, las niñas están recibiendo un mensaje adoctrinador donde se les inculca que para adaptarse a la sociedad es necesario ser joven, bella y atractiva, tener un cuerpo bonito y armonizado. Atributos que aparecen en todas los personajes de las películas infantiles de princesas Disney y que exageran las asignaciones que esta sociedad patriarcal confiere al género femenino, “La exageración de las dotes femeninas de seducción, tan en boga últimamente en los medios de comunicación, en aras de una aparente liberación de la sexualidad, se han convertido en otra forma de control sobre el cuerpo femenino” (Figueroa y Rivera, 1990, p. 105). Todo lo anterior nos genera una duda y una reflexión: ¿por qué será que últimamente los extremos se tocan? La hipersexualización de las niñas conviene a la sociedad en la que vivimos, como conviene fomentar la infantilización en la madurez, como conviene ocultar la vejez. Revista Terral nº 20 –Crítica Literaria- Crítica Literaria Ángel Silvelo Gabriel Noemí Trujillo, La Princesita en el Planeta B612: La naturaleza del paisaje No hay nada más complicado en la vida que trabajar con la argamasa de los sueños, quizá, por eso, la protagonista de La princesita en el planeta B612 hubo un día que se cansó de escuchar las mismas voces y las consabidas proclamas de siempre. Entonces no le importó renunciar al amor, pues su deseo de sentirse libre, por fin, fue mayor. Así nace su necesidad de experimentar a través del viaje; una singladura en la que conocerá otros territorios y otras personas que también la enseñarán el valor de la diferencia y la necesidad de sentirse herido para más tarde tener la posibilidad de sanar. De ese modo, la princesita adivinó el dibujo del horizonte, y lo hizo a través de los arañazos que otras espinas le fueron proporcionando, y de salvar la amenaza de aquellos corderos con los que tuvo que enfrentarse. Sin embargo, llegó un día que la princesita necesitó volver a su casa, porque el amor era el único elemento de sus sueños que no poseía. En La princesita en el planeta B612 se concitan tres elementos básicos: el amor, Carboneras y la luz —a través de las múltiples referencias pictóricas que el mismo posee—, para de esa forma, narrarnos un viaje: el de la vida. Su autora, Noemí Trujillo, es capaz de sintetizar en apenas veintiún poemas, toda la esencia de un universo, el propio, pero también aquel que se escapa por la frontera de nuestros sueños. Y lo hace a través de la magia presente en El principito de Antoine SaintExupéry —a quien rinde homenaje—, pero también con la sabiduría del número siete, un enigma que cada lector deberá desentrañar por sí mismo. Revista Terral nº 20 –Crítica Literaria- Crítica Literaria Crematorio, de Rafael Chirbes Por Ricardo Guadalupe Es una obra maestra, ya está dicho, no me voy a andar con rodeos, ahora si queréis os cuento por qué, pero prefería decirlo desde el principio, para situaros. Empecemos entonces a enumerar sus virtudes. En primer lugar la más impactante, su determinante compromiso con su tiempo, con el hoy, no nos habla ni de la guerra civil ni de los reyes católicos, nos habla de la cultura del pelotazo, de la mafia inmobiliaria, extorsiones s.a., de “una sociedad convulsa en la que la destrucción del paisaje adquiere valor de símbolo”, como reza la contraportada. Es decir, da testimonio, en el 2007, año en que fue publicada, de lo que ocurría, y lamentablemente sigue ocurriendo, en España; de lo cual no hemos sido plenamente conscientes hasta que no ha venido el mazo de la crisis a golpear las bases de los pilares de nuestro sistema económico. “Capitalismo crepuscular que no cree en la continuidad de la familia, en herencias y gananciales; resultado: como no creo en nada, me lo como todo, viva la bulimia”, palabra de Chirbes. “En sólo diez años, la propiedad ha dejado de ser de los pequeños campesinos y ha pasado a manos de una mafia compuesta por apenas media docena de constructores corruptos (mafia, camorra o n’drangheta, llámenla como gusten, decía textualmente el artículo), ya nos contó Marx que el capitalismo nace destruyendo la Revista Terral nº 20 –Crítica Literaria- propiedad privada que dice defender. Sólo de arrasar la propiedad privada puede surgir la acumulación primitiva de capital”. Ahí queda eso. Estamos ante un autor claro y directo, despiadado, cualquier cosa menos hipócrita. También indignado, por la “ciudad en crecimiento incontrolado, por todas partes cosas a medio terminar y ya en funcionamiento”. Otra virtud de la novela, otro toque maestro, es su manera de mostrar los claros y las sombras de los personajes, del ser humano, porque nada es blanco ni negro: “Un hombre que no sabe distinguir el color gris está perdido”. El resultado es una rica ensalada de puntos de vista que da cuenta de la complejidad de las personas y de las motivaciones, siempre las hay, que esconden sus actos. Por tanto, el enfoque del libro no es en absoluto sesgado, contiene una mirada bastante centrada que dialoga con el lector de tú a tú, sin condescendencia. Serás tú, lector, el que dibujes los cuernos o las alas a los personajes, si tienes esa manía. No te olvides de dibujar en todo caso la pirámide de las clases sociales, coronada por el dinero, que disecciona Crematorio, aunque distinguiéndola de la felicidad: “El dinero lo es todo cuando no lo tienes, pero, cuando lo tienes, vuelve más evidente lo que te falta, y, con ese hombre, no te quepa duda de que te van a faltar muchas cosas”. Sabiamente, se está refiriendo al escaparate de las vanidades, y digo sabiamente porque los planteamientos están conectados con la realidad, armados con el conocimiento práctico del entorno. Decir inteligencia y Chirbes es redundante, rebosa en la forma con que describe los personajes, o explota el lenguaje y sus múltiples posibilidades, o introduce las metáforas al hilo de la historia, o documenta las disquisiciones acerca de la vida y la mala vida… Hay psicología, sociología, acción… Todo cabe en el caserón de la vida, en este libro que define lo que es literatura, el placer especialísimo de las letras. Un tour de force narrativo de Rafael Chirbes, que se vuelca sobre Crematorio para nuestro deleite. La novela es a-co-jo-nan-te, la polla en verso, de las que te hacen soltar vulgaridades como estas, como cuando follas desinhibido. Revista Terral nº 20 –Crítica Literaria- Arranca y notas que tiene un plan, con líneas bien trazadas, para llegar a todas partes con razón de ser. Por ejemplo, habla de Rusia porque en la historia hay rusos, no se lo saca de la manga. El rompecabezas de la trama se va revelando a través de un fabuloso engranaje de piezas. Siempre dando otra vuelta de tuerca, como si no nos tuviera ya lo suficientemente sujetos al texto. Para ello el autor pone al servicio de dicha maquinaria su destreza literaria, cambiando los puntos de vista y los narradores, ora en 2ª persona, ora en 1ª, luego en 3ª…, como un avezado piloto de rallies. He aquí, por contra, una de las pegas de la novela, puesto que al pasar el foco de la narración de un personaje a otro, el argumento central se cuenta a trompicones, entrecortadamente. En cualquier caso, si algo vertebra el libro es un tono que late, de aliento largo, de esos por los que reconozco mi predilección, agrandado por la vasta cultura de Rafael Chirbes, quien ganó por Crematorio el Premio Nacional de la Crítica, esta vez sí: merecidísimo. “Que no me oiga, que no se acuerde en estos momentos de mí”, lo piensa Rubén Bertomeu, el protagonista de Crematorio, en referencia a su hermano moribundo. Es impresionante cómo una sola frase puede resumir la difícil relación entre los dos hermanos. No cabe duda de que Rubén Bertomeu es uno de los personajes más redondos e inquietantes de la literatura contemporánea. En la serie de televisión le dio vida un excelente Pepe Sancho. Es curioso cómo la adaptación televisiva, Premio Ondas 2011, se inspiró fundamentalmente en la figura del siniestro constructor, transformando en cambio la línea argumental radicalmente, llevándola por derroteros de acción extrema. Obviamente son formatos diferentes, aunque es cierto que la novela podía haber desarrollado hechos que se apuntan al inicio del libro, precisamente aquellos a los que la serie sí da una continuación. Volviendo a Rubén Bertomeu, Chirbes declaró lo siguiente: “El modelo es ese inalcanzable Torquemada de Galdós. Quién hiciera un personaje así”. Es sabida la admiración que el escritor valenciano sentía por Galdós. En este caso lo homenajea Revista Terral nº 20 –Crítica Literaria- revisando y trayendo a nuestros tiempos al próspero usurero del Madrid de los primeros años de la Restauración borbónica. Torquemada es considerado uno de los grandes avaros de la literatura universal. Y no queda ahí la influencia de Galdós, la vocación de cronista de su época le fue contagiada a juzgar por los distintos periodos elegidos en sus novelas: La buena letra (guerra civil), La larga marcha (desde la España de posguerra hasta el inicio del largo final del franquismo), La caída de Madrid (el último día de Franco con vida), Los viejos amigos (el ocaso del siglo XX), Crematorio y En la orilla (burbuja y caída de lo que llevamos de siglo XXI). Rafael Chirbes, un autor imprescindible para comprender los últimos ochenta años de historia de nuestro país. Poesía II Coordina: Aurora Gámez "Sol seco y fuerte como un vino” Pedro Garfias EMILIO RIOS VERA Busco del vino AMARGO RÍO LLEVAR LA VIDA A CUESTAS la puñalada ácida de la euforia, la hemorragia de fugaz alegría, I la hiperbólica y efímera "Mi casa es como un fruto" Pedro Garfias sensación de plenitud, que cuando huye me deja a solas de nuevo Mi casa es mi autobiografía: mis poemas, con mi intrínseca tristeza mis libros, anhelada. mis éxitos y mis fracasos, mi viejo perro III ya ciego, y yo siempre buscando "A lo lejos, sobre el horizonte, glogloteaba el día, refugio como un agua presa" entre sus paredes Pedro Garfias y mis recuerdos. Agua estancada, BASADO EN EL POEMARIO ”RÍO DE AGUAS MARGAS” DE PEDRO GARFIAS el día que pasa como si nada. PILAR QUIROSA-CHEYROUZE el don de tu palabra atravesando murallas. JE SUIS CHARLIE La antigua puerta de la Medina que se abre, con respeto, También en invierno, para ensalzar tu nombre. el final de la cordura, este cráter invertido Más allá de las luces que simultanea y las sombras, tiempos de silencio. desde el breve silencio al que este espacio A escala humana nos convoca. -tantas veces inhumana-, atrapados Bien lo sabemos: en la negación de los otros. hoy son más anchas Intenso contrapunto las calles de Fez para detener la vida y sus intrincados laberintos. y marchitarla entre flores de ceniza, Hoy surge de nuevo el retrato imposible el sueño del descubrimiento del abominable terror. en el atardecer de la plaza. Arde, duele París Alfarero de entusiasmos, este siete de enero. viajero por siempre forjador de un tiempo. El cielo en tu mirada, HOMENAJE en tus pasos y tu destino. y en el inicio del crepúsculo. Al hispanista marroquí Mohamed Khallaf Recordarán las generaciones MERCEDES DELCLÓS Un abismo donde ruge el huracán de la impotencia. Juego Gritos sordos que se cuelan por las grietas de la piel y horadan el pico abierto de un polluelo Te miro y te miro en el nido perdido de la fragilidad. y me voy de mi. Soy una cachorra que juega, salta y corre, ANTONIO PORRAS se revuelca en el crujir de las hojas y bebe placeres en el agua. Trepo por tu cuerpo, Soneto a la ley mordaza mordisqueo, lamo en gemidos, me alejo, te miro, Hoy siento la presencia de tu mente vuelvo y te atrapo. que amordaza mi verbo en libertad, Ríes, me miras, impones tu vileza y falsedad te suelto y sigo queriéndome sumiso y obediente. el camino de mi olfato. Al mostrarme tu sombra omnipresente que busca arrebatarme mi verdad solo dejas presente tu maldad Hay espacios de silencio a través de un discurso tan demente. Es terrible tu verbo delirante Hay espacios de silencio que pretende sellar así mi boca en que la respiración se dilata. cultivando el espíritu ignorante Silencios necesarios para encontrar el oxígeno que purifica. que tu credo insolente me provoca en estúpida arenga rutilante Hay espacios de silencio que al pasado y al orden nos invoca. en que la respiración se contrae. Silencios de tristeza En lo que a mí me toca que no encuentran las palabras márchate con tus leyes a otro lado que nos rescaten del abismo. y déjame vivir ilusionado. PURA FERNÁNDEZ SEGURA REVERSO BIENAVENTURANZA Del poemario Zona Próxima Ed Dauro. Del poemario Zona Próxima Ed Dauro. ¡Qué fuego prendiste en mí, que no se apaga! Creo que poco o nada me parezco a ti, que por dentro voltea y arde, ni siquiera a tus manos generosas cuando toco tu cuerpo me asemejo. de besos y caricias sugerido. ¡Qué ala solar enerva mis entrañas! Manos que ofrecían Si demoro la mirada en tus ojos, todo lo que se puede dar acude plena y unánime la dicha. y cabe en una mano: calor y aliento, delicioso pan, luz de media tarde. Manos que se extienden VÍCTOR M. PÉREZ BENÍTEZ como olmos cuajados de pájaros cantores. Poema recreativo Manos que aseguran el pacto y la palabra. Manos que se precipitan al fuego, aun sabiendo que quemarse es perder siempre. Manos sanadoras, porque curan lo que duele. Eso eran tus manos: manto y refugio. Game Over Try again? Insert coin ¿Uno o dos jugadores? Elija nivel Game Over Ha alcanzado usted la máxima puntuación Introduzca sus iniciales Try again? Insert coin REBECA DEL CASAL Ese pececito tricolor Ovulación El cristal preserva al entorno del pez, milagro del agua esférica en mitad del salón, Me enamoré del aire, es cierto. conteniendo Pero ¿cuánto tiempo tarda esta información en llegar una naturaleza distinta, incapaz de aburrimiento. de las neuronas al corazón, Cuán extraño y habitual resulta del corazón un pez nadando sobre la mesa del comedor. al coño? Giran sobre sí mismos, a veces Y es en los días fértiles aparecen suicidados sobre el tapete de cuando me lo planteo, ganchillo. mientras mis dedos lo(s) rememoran, lo(s) busca(n) Generalmente mueren de hipotermia por un cambio brusco de su entorno — hasta en la bolita del ratón. todo— bajo el grifo. Con frenesí. (Entonces parque, palita y caja de cerillas; Esos días líquidos de puro lúbricos, o la pragmática cisterna). tan biológicos. Hormonales. O quizá mueran de angustia o de nostalgia; quizá el pez, Unirme. Ramificarme. que da vida al salón y alecciona a los niños sobre el duelo, Días en que esa necesidad-hambre-urgencia sí sea capaz de aburrimiento. tan imperativa del reloj de mi sangre embellece todo lo que miro. De Permanecer (Tigres de Papel, 2015) De Permanecer (Tigres de Papel, 2015) Revista Terral nº 20 –Microrrelato- Microrrelato Con la venia (Clara García Baños) Con la venia. Señoría. Señores del Jurado... Mi defendida, la señora Maruja Ribagorza, trabajadora del servicio de la limpieza del Instituto de Enseñanza Secundaria María Zambrano, se declara inocente del delito de homicidio en primer grado en la persona del finado don Melindo Pomares Alcántara, profesor laico de religión en ese mismo instituto. Es cierto, y así lo admite y corrobora mi defendida, que don Melindo halló la muerte a consecuencia de un desgraciado suceso del que ella misma fue ejecutora, si bien lo hizo con total desconocimiento de las consecuencias de su acto, y que el desgraciado desenlace tuvo lugar a consecuencia de un equívoco totalmente involuntario por su parte. Mi defendida, la señora Maruja Ribagorza, declara que, como cada tarde, se ocupaba en realizar la limpieza de la sala de profesores mientras éstos se hallaban reunidos y que lo hacía así porque era su obligación y porque, hasta entonces, ninguno de los profesores le indicó que debería limpiar la sala cuando ésta estuviera vacía por completo. Declara mi defendida que, al encontrarse el instituto en la llanura castellanomanchega, era habitual que la sala, así como otras dependencias, se llenara de moscas al calor de la tarde. Asimismo, declara que, considerando que su obligación mantener limpias las instalaciones incluía la eliminación de las mencionadas moscas, todas las tardes, tras cerrar por completo las ventanas, pulverizaba el aire con un Revista Terral nº 20 –Microrrelato- matamoscas muy conocido por su altísima eficacia; y que, después de esperar unos instantes, barría del suelo las moscas muertas, abriendo de nuevo las ventanas para ventilar. La señora Maruja Ribagorza declara, y así lo han corroborado todos los profesores testigos del suceso, que la tarde del veintiocho de mayo se dirigió hacia el claustro a la hora acostumbrada y realizó las tareas de limpieza habituales; que cerró las ventanas como tenía por costumbre y que, y cito textualmente, “esparcí el frufrú matamoscas por todo el aire como hacía siempre”, pero al ver que el espray no causaba ningún efecto, repitió la operación tres o cuatro veces, con el mismo resultado. Señoría, señores del Jurado: Mi defendida declina toda responsabilidad por el trágico desenlace que acabó con la vida del profesor Pomares y se declara inocente del asesinato que se le imputa, por lo que solicitamos el veredicto de inocencia, ya que ella ha declarado bajo juramento, y cito textualmente, que “solo cuando cayó redondo al suelo el joputa‘l Melindo me di cuenta de que lo que tenía en la mano no era el matamoscas sino el espray anti violadores”. Revista Terral nº20 –relato- Relato La semilla (Antonio Porras) Apoyado en el quicio de la puerta, un niño de ocho años, observaba las calles de la aldea esperando la vuelta de sus padres tras su agotadora jornada de trabajo en el campo. Era un día gris y nublado, del incipiente otoño de 1958, que empezaba a castigar con su brisa las mejillas churretosas e infantiles de los niños a la salida del colegio. En muy poco tiempo se había pasado del tórrido verano a un octubre amenazante e inhóspito, precursor de un gélido invierno. El menesteroso vestuario se hacía evidente para dar protección de la imprevista conducta del alocado clima y un ligero temblar le mostraba su insuficiente indumentaria para acometer el cambio de temperatura que se iba manifestando poco a poco. Al fondo, en la realenga, donde los carruajes y las bestias habían plasmado su impronta dejando una irregular superficie, observaba el lugar por donde deberían aparecer los hombres y mujeres que volvía cansados de las labores del campo, mientras un remolino jugaba con la tierra y elevaba el polvo, como un manto, tamizando el horizonte. Empezaba a sentir frío y hambre. Sus amigos y compañeros ya estaban a cubierto en sus casas, mientras él esperaba en la puerta la gratificante imagen de sus padres, sus caricias y protección, sus cuidados y esmero, que le proporcionaban esa sensación inenarrable de seguridad… ¡Dios mío, que no me falten nunca! pensaba el chiquillo. Sentía escalofríos solo con figurarlo, y volvía a su mente la imagen de Pedro con su tos incontrolable y sanguinolenta, que le había llevado a la tumba dejando una caterva de chiquillos hambrientos y desamparados, bajo el paraguas de la madre indefensa. Revista Terral nº20 –relato- Su faz denotaba cierta preocupación, su mirada extraviada y a la vez expectante, mostraba la angustia de la espera. El sol, con su misión cotidiana cumplida, se inclinaba suavemente sobre el horizonte buscando el merecido descanso, dando paso a una luna creciente embajadora de la noche. El día había hecho estragos en su estampa y, la pulcritud matinal, dejada por el amor de la madre antes de su marcha a los campos, dio paso a su aspecto desaliñado y churretoso. Cabeza rapada para ahuyentar piojos, sandalias de goma, pantalón corto marcado con manchas y parches y, a la par, zurcidos primorosos, camisa de corte casero repleta de lamparones producto de las travesuras, de sudor y tierra, de llantos y risas, de golpes y abrazos, de juegos de niños semiabandonados. Al frente se yergue la nueva construcción de una caseta que ampara al transformador que ha modificado la aldea. Hasta ahora, junto a las chimeneas, solo las lámparas de carburo, quinqués y candiles cargados de historia, habían alumbrado las lúgubres noches otoñales. Aquella mágica luz que guardaba la caseta y fluía por los cables le maravillaba. Su padre le había explicado el extraño mecanismo del invento y empezaba a comprender, a su temprana edad, que aquello cambiaría la aldea, que las cosas ya no serían como antes. En su casa, la primera radio que había visto en su vida, le fascinaba. Su padre sintonizaba emisoras, escuchaba el parte, se distraía con el cante flamenco y las voces de Antonio Molina, Juanito Valderrama, Antonio Mairena, La Paquera, La Niña de los Peines… Un sin fin de coplas y cantares que le alegraban el crepúsculo. Era un gran aficionado al cante; incluso cantaba en los encuentros con los amigos en el bar y durante las faenas del campo. Sus coplas estaban cargadas de pena, de amores frustrados, de amores de madre y de hijos. Otras veces eran de alegrías y cantos de vida, de holganza y requiebros, de enamoramientos. En ese momento, dejándose llevar por el subconsciente empezó a tararear la cantinela: “El preso número nueve ya lo van a confesar, está rezando en su celda con el cura del penal…” Revista Terral nº20 –relato- Pero hace ya unas noches fue distinto. Esa noche le observó sintonizando en la radio, con un sonido chirrión de onda corta, otra emisora. El volumen bajo, casi imperceptible si no estabas cerca. Al final una voz de mujer con tono chillón anunciaba Radio España Independiente, la Pirenaica. Empezó a escuchar proclamas extrañas, hablaban de Franco, ese hombre tan bueno, según la maestra, que salvó a España de tantos males, de los malvados comunistas, de los que atentaban contra la religión y querían destruir España. Pero esta mujer no decía eso. Lo ponía de asesino, sanguinario, traidor y fascista, dictador amigo de Hitler y de Mussolini. Pronto caería su régimen y volvería la república para liberar a los trabajadores del yugo del capital, pregonaba. Entonces tuvo miedo. Miró a su padre con preocupación esperando respuestas, pero él seguía con la oreja pegada a la radio, como ausente, embebido en el tono y el verbo de aquella señora que iba revelando cosas que no comprendía. Su madre no dejaba de repetirle que un día tendrían un disgusto, que alguien podía oírlo y decírselo a los civiles que le llevarían detenido al cuartelillo. Él ya sabía cómo se las gastaban los civiles, los otros niños mayores comentaban sus actos, las palizas y amenazas, el desprecio y la soberbia que les caracterizaba para con los vencidos en la pasada guerra y el servilismo que practicaban con los vencedores. No obstante, la magia de la radio le llamaba y, con ella y aquel discurso extraño, abría la puerta de otra dimensión desconocida e intrigante. Entonces el mundo cambió para él. Todas las noches, sin que sus progenitores se dieran cuenta, se acercaba a la radio para oír lo que decía aquella mujer y otros que también hablaban. Disimulaba para que sus padres no notaran su interés, para que los civiles no pudieran descubrir que lo oía todo. Por la noche daba vueltas a las cosas intentando descubrir que había detrás de todo aquello. Perdió la fe en lo que decía la maestra, empezó a descubrir la injusticia y el abuso del Revista Terral nº20 –relato- señorito, a sentir pena por el campesino explotado que rendía su gorra al paso del soberbio señor en su caballo. Le habían puesto en cuestión el sistema y el orden que lo mantenía. Aquello no tenía por qué ser así. Por primera vez vio al señorito en simetría con los demás y empezó a no comprender las diferencias; si su padre trabajaba la tierra más que el dueño, si los frutos que daban eran producto de su trabajo, por qué el señorito solo se limitaba a recoger los beneficios. Algo no cuadraba, la tierra estaba aquí antes de que llegaran los hombres, por tanto, no podía ser de nadie en concreto, salvo los frutos de la labranza. La había creado Dios y se adueñaron de ella unos y no otros. La tierra era de aquel señor serio y déspota, que recibía el fruto del trabajo, mientras su padre lo ejercía sin mayor provecho. En su corto entendimiento empezó a pensar que solo se podía ser dueño de aquello que uno había hecho, que había creado el hombre con los recursos de la naturaleza. Algo no encajaba… La verdad es que se acababa de sembrar una semilla. Esa semilla daría su fruto dentro de unos años. Esa semilla era la semilla de la duda, del cuestionamiento de todo, del pensamiento libre y de la búsqueda de la razón y el sentido de la vida. Había pasado del conformismo y de la entrega sumisa, al campo del librepensador, de la duda y la pregunta eterna. Había iniciado su huída de la mediocridad. En ese momento empezó a asimilar que su lugar no estaba en el campo al servicio del señorito, que debía estudiar para ser maestro, abogado, médico o cualquiera otra profesión que le sacara de allí, que le pusiera en otro lugar para reestructurar al mundo que se le había venido abajo y escapar de aquella nada. Tal vez la semilla del humanismo empezó a arraigar en su interior, ese humanismo sobre el que pivotaría el cambio de la España de los 70... Cuántos niños fueron inseminados en esas circunstancias... habría que dejar crecer ese árbol para recoger el fruto... ¡El futuro se estaba sembrando! Revista Terral nº 20 –Relato- Relato El que espera (Andrés Ortiz Tafur) A Helena siempre le han gustado los proverbios chinos. Me la imagino en su casa, junto a su marido y su hija, riendo con ellos, fingiendo que lo hace de verdad, que les escucha realmente y no piensa: “si no estoy, no me esperes”. Y luego me la imagino hacia el mediodía, en la terraza del bar de cualquier plaza, haciendo lo mismo: fingiendo que escucha y que no anda preguntándose si aún me encuentro aquí, esperándola. Y también me la imagino en la sobremesa, follando como si tal cosa, simulando que no existe nada más importante que la polla que la penetra, jadeando más que de costumbre, para que a su marido no se le pase por la cabeza que su mujer tiene puesta la atención en otra parte, en este café, en mi persona. Y por la noche. Me la imagino por la noche mirando una película, ahora interrogándose sobre si ha obrado de la manera correcta, si debe mandarme algún mensaje, dar señales de vida, ofrecerme alguna excusa, alguna explicación. Y al poco de eso, la imagino durmiendo, vencida por la tensión del proverbio, por las risas de la mañana, las cervezas, el sexo, la película. Más tarde despertará, hacia las tres o las cuatro de la madrugada, y se sentirá agradecida a ese sueño por apartarla de la tentación; y entonces puede que se aferre al cuerpo de su marido, y puede que a su estúpida polla, para que la penetre de nuevo, fuerte, muy fuerte. Como lo haría yo. Por la mañana tiene que preparar el desayuno y arreglarse y planificar la comida, y habla con su nena, le pregunta si se sabe bien el examen, si vendrá a comer y en qué punto de la película se quedó dormida y quién logró llevarla a la cama. Y se ríe de las respuestas de su hija. Y besa a su marido, que huele a jabón y a vida mansa. Revista Terral nº 20 –Relato- A su mejor amiga le confiesa que se arrepintió la noche del sábado. Dice que al pronto se inventó un mensaje falso o un correo, y que valiéndose de ese impulso lo leyó en voz alta: “se suspenden las jornadas programadas para mañana, domingo, por problemas en el local de celebración”. Vaya, dice que expresó entonces, mirando y sonriendo a su marido. Y dice que al rato, en la cama, se arrepintió de haber hecho eso. Pero también dice que los impulsos están enraizados con los instintos. Y que ahora: lunes por la mañana, en el departamento de humanidades, se alegra de su decisión, y que no quiere saber nada de mí, que ya soy grande para entender; y que su cuerpo pertenece a esa ciudad, a esa universidad y a su familia. Lo mismo que su cabeza y sus sentimientos. Y, por último, le pide a su amiga que no pregunte más por la cuestión, que se acabó. Perduro. No me acabo. Y la fuerzo a borrar mi número de teléfono de su agenda y a sacar a colación un tema distinto cuando en el noticiario se habla de alguno referido a mi ciudad. Incluso adopta una manía extraña: aprieta y destensa las manos cada tanto, y su marido y su hija se percatan. ¿Por qué haces eso?, le preguntan. Por nada. No lo sé, responde Helena, de mala gana. Al mes siguiente, un hombre mayor que ella le sugiere que regrese a las viejas lecturas del instituto; una mañana hablan de Homero, de La Celestina, de El Principito, de Las ratas, de Delibes entero y Torcuato y Mendoza, Eduardo Mendoza, mientras beben café, frente a una máquina. El hombre es nuevo en la ciudad, y está casado, y es padre de dos jóvenes, y parece muy sensible y muy culto y muy interesante; pero está casado y es padre de dos jóvenes y es nuevo en la ciudad. Y Helena cree que su recomendación sólo obedece a un ánimo por empatar con alguien, alguien que parece muy sensible y muy culta y muy interesante. Eso le ha dicho el hombre, tras un par de sorbos de café: pareces muy sensible, muy culta y muy interesante. Ese hombre y Helena se casan al cabo de uno o dos años. Antes ella le explica a su marido que la felicidad que le reporta el olor a jabón es un páramo a gran altura, Revista Terral nº 20 –Relato- pero desde el que aún se divisan grandes montañas. Y el marido entiende, se muestra comprensivo; y todo finaliza en una agencia inmobiliaria, con la venta de un piso y la firma de un acuerdo. La nena, además, se percata de que su madre ha dejado de apretar y destensar las manos: Y eso la tranquiliza. Ya casi es toda una mujer, a punto de cumplir los diecisiete. Y entiende, también entiende. La mejor amiga de Helena le pregunta si eso mismo no valía conmigo. Están merendando en el interior de unos grandes almacenes, descansando, en el bullicio de las rebajas; han transcurrido cinco o seis años y ya pueden volver a efectuarse esta clase de preguntas. No, claro que no, responde ella. Y al paso de dos o tres segundos se escuda en la mayor edad del hombre (sin detenerse a explicar), y en la ciudad y la universidad que comparten. Y tal vez, tras una leve contracción de sus manos, diga también que lo nuestro no tenía futuro (sin detenerse de nuevo a explicar), y que lo haga apostando la atención de sus ojos en un vacío repleto de grandes montañas. Luego, es posible que al hombre o a ella le surjan una buena oportunidad en el norte y la ciudad y la universidad que compartían deban revertirse en otras. Y que Helena le diga a su amiga: Estoy muy bien con él y mi niña ya es adulta: veinticuatro, casi veinticinco. Y tal vez allí, en ese lugar nuevo, regrese el olor a jabón, el páramo y la vida mansa. Y quizá sea allí también donde muera, a los ochenta o noventa años. Puede, incluso, que lo haga tras un leve espasmo que la obligue a apretar y a destensar las manos. No lo sé. Lo que es seguro es que yo seguiré aquí, en este café, esperándola. Revista Terral nº 20 –Ser escritora- Ser escritora Los Personajes de un Escritor: Los Malos (II) Mar Solana http://marsolana.blogspot.com.es «Mirado transversalmente, un personaje literario debería ser (los mejores lo son) como un iceberg. Del que apenas vemos una pequeña parte, pero no vemos, sino que solo sospechamos, la mayor parte de su complejidad. Y tan profundo ha de ser ese iceberg, y tan bien trazado, que ni tan siquiera toda la novela sea capaz de mostrarlo en su totalidad. El personaje, si está bien trazado, ha de trascender la novela que le ha tocado vivir, y seguir vivo en la mente del lector. A ese logro contribuye de forma determinante la profundidad de que lo dotemos.» Víctor J. Sanz Revista Terral nº 20 –Ser escritora- Si recordáis, en el artículo anterior sobre «Los Malos (I)», nos quedamos a las puertas de «El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde», la emblemática novela que se ha llevado al cine o a series de televisión unas cuantas veces. Su creador, el escritor Robert Louis Stevenson, nos cuenta la historia de un abogado, Gabriel John Utterson, que investiga la extraña relación entre su viejo amigo, el Dr. Henry Jekyll, y el misántropo Edward Hyde. En realidad, Stevenson encarna a través de sus personajes principales, Jekyll y Hyde, la patología psiquiátrica que conduce al enfermo a desarrollar dos o más identidades o personalidades con características opuestas entre sí. ¿Ángel o demonio? La parte malvada del personaje de Stevenson queda completamente basculada por el lado más luminoso, el del doctor Jekyll. Pero no siempre es así. Por regla general, ambos aspectos anímicos conviven con la persona que padece este trastorno. Sin embargo, en el cine o en las novelas, el ángel redime al demonio o bien, el demonio acaba cortando las alas del ángel aniquilándolo, unas veces de forma temporal y otras, definitiva. En Psicología se conoce como un trastorno mental que disocia la identidad real de un individuo, su Yo principal, y que la Psiquiatría bautizó con el nombre de trastorno de personalidad múltiple, que nada tenía que ver con las crisis bipolares, aquellas que alternan fases de ánimo muy cambiantes y patológicas, como los estados de euforia (crisis maniacas) con la depresión. En estos casos, el individuo conserva su Yo sin escisiones. La novela sobre el caso Jekyll-Hyde fue un éxito tan rotundo que, aún hoy, continúa inspirando películas e interpretaciones muy interesantes. Entre ellas, y de obligada mención, no podría faltar la exitosa y ya emblemática Psycho (Psicosis) de Alfred Hitchcock, que estrenó en 1960 tras un largo periplo de inconvenientes, malos ratos y dificultades. Todas las trabas con las que tuvo que lidiar Hitchcock y su equipo, entre los que se encontraba su querida esposa Alma, se vieron recompensadas por las excelentes críticas que recibió. Considerada hoy como una de las mejores películas de Hitchcock y de la historia del Cine, ha sido elogiada como una obra de arte cinematográfica a nivel internacional. Psycho transcurre en un solitario motel al que llega buscando alojamiento Marion Crane (Janet Leigh), una secretaria que ha huido con dinero de su empresa. El lugar está Revista Terral nº 20 –Ser escritora- regentado por Norman Bates (Anthony Perkins), un tipo extraño que guarda un sórdido secreto. Sin embargo, el personaje de Norman Bates, pese a albergar también una doble personalidad, no alterna un Yo bueno y otro malo, como ocurría con el binomio JekyllHyde. El aparente «bueno» y «pacífico» director del motel, en realidad encarna a un personaje sombrío, castrado y destructivo. La oscuridad engulle de manera inevitable a su ínfima e insignificante parte «mansa». Psicosis estableció un nuevo nivel de aceptabilidad de la violencia, los comportamientos pervertidos y la sexualidad en las películas, y está considerada como el ejemplo más temprano del llamado género slasher, películas que se desenvuelven a través de un feroz psicópata que asesina jóvenes y adolescentes que carecen de la tutela y protección de un adulto. Sin embargo, el trastorno de personalidad múltiple puede incluir más de dos identidades o yoes. Gurdjieff, un escritor y maestro espiritual ruso de finales del siglo XIX y principios del XX, fue uno de los primeros en hablar de la metáfora del Coche de Caballos y del Cochero. La utilizaba con sus alumnos para explicar cómo los seres humanos albergamos muchos y variopintos yoes que se van alternando y cogiendo las riendas según situaciones y protocolos sociales. Gurdjieff decía que el ser humano era como un conjunto formado por un carruaje (cuerpo físico), un caballo que tira de él (mundo de la psique emocional), un cochero que lo dirige (mundo de la psique del pensamiento), el amo que viaja dentro (el Ser o el Alma) y el camino por el que avanza el conjunto (la Vida). El equilibrio entre una buena dirección y maestría por parte del cochero para dirigir y gestionar con sabiduría la energía de un caballo sano y fuerte, así como el armónico talante del dueño que decide a dónde quiere ir, es condición indispensable para el desarrollo de una personalidad sana. O sea, una personalidad con un único Yo esencial que gobierna el Carruaje y sabe hacia dónde se dirige, aunque a lo largo del recorrido se sumen otros «pasajeros» (los otros yoes) que acompañen el devenir del amo pero sin adueñarse de las riendas. En el caso extremo que nos ocupa, el de los «malosmalísimos», digamos que el Dueño del Carruaje ha sido aniquilado por los otros «pasajeros» que viajan en él como Amos y se van alternando en las órdenes que dan al Cochero para dirigirlo. Revista Terral nº 20 –Ser escritora- Existe una buena lista de películas en las que el «malo» nos ofrece los mejores momentos de la película merced a los variados Amos que coexisten en su Coche de Caballos. Identity («Identidad»), realizada en 2003 por el director James Mangold, es un homenaje a la novela Diez negritos, de Agatha Christie, la prolífica escritora de suspense del siglo pasado. La trama de la peli también se desarrolla en un lúgubre motel (lugar común y ya casi mítico donde el protervo despliega sus fechorías), en pleno desierto y aislado del resto del mundo. Allí, diez viajeros quedarán atrapados buscando refugio de una terrible tormenta. Pronto descubrirán que el pretendido resguardo es una sórdida trampa para todos… menos para el asesino que convive con ellos. No están reunidos en aquel lugar por casualidad: el destino, con su garra inexorable, existe para bien o para mal. Los diez extraños personajes, aunque no se conocen entre ellos, comparten muchos detalles de sus vidas. El hilo conductor irá apeando en su transcurrir varios e importantes secretos producto del macabro juego de sus respectivas identidades… Como no es mi intención cometer spoiler, emplazo al lector (que aún no la haya visto) a descubrir por sí mismo el sorprendente y bien tramado desenlace del final. Como podéis constatar, «malos-malísimos» ha habido, hay y sigue habiendo en la realidad y en el mundo «ficticio» del cine y de las novelas. Pero esta sucinta lista que les traigo no estaría completa sin el más clásico de los «malos-malísimos» y uno de mis predilectos. Creo que el señor Conan Doyle eclipsó a todos los diabólicos del momento con Jack el Destripador, el asesino en serie de los bajos fondos londinenses que nunca fue identificado y se convirtió en una leyenda. Sus crímenes se centraban en mujeres prostitutas, con distinto modus operandi: degollamiento, estrangulación, extracción de órganos... A día de hoy, nuestro «destripador» sigue ocupando las cabezas y el tiempo de muchos investigadores sobre crímenes y novela negra. Lo más curioso del caso que trajo de cabeza a todo Scotland Yard, es que ahora se especula con la naturaleza femenina de Jack el Destripador, es decir, que el Destripador era en realidad una Destripadora, porque en los escenarios de los crímenes aparecieron ciertas señales que hacían pensar en una mano de mujer: quizás la de Elizabeth Willians, Lizzie para los amigos, esposa de otro de Revista Terral nº 20 –Ser escritora- los grandes sospechosos: el doctor William Gull. Una de estas pistas se basó en el hecho de que el presunto asesino destripaba a las prostitutas y les extraía el útero. Se ha elucubrado que el motivo de Lizzie la Destripadora sería su incapacidad para concebir hijos, por eso les «arrancaba» a otras mujeres lo que la naturaleza le había negado a ella. Dicen que los manuales de anatomía forense de su marido le habrían guiado en tan macabras mutilaciones. Sin embargo, la estrella o guinda de todas estas conjeturas criminalísticas la pone el propio sir Arthur Conan Doyle, padre de Sherlock Holmes, el detective que se encargó de perseguir al personaje de ficción que encarnó al «Destripador», formando parte de esa lista de sospechosos. Incluso, dicen que asesinó al verdadero autor de la novela «El sabueso de los Baskerville», con el fin de atribuirse su autoría. Increíble, ¡el álter ego de sir Conan Doyle persiguiéndose a sí mismo! Como diría el maestro Gurdjieff, nadie al volante o que agarre las riendas… Continuará… Revista Terral nº 20 -Flamenco- Flamenco Rafael Silva Martínez SOBRE EL ORIGEN DE LA DENOMINACIÓN “FLAMENCO” (IV) En el último artículo de esta sección nos quedamos comentando la aportación al tema que nos ocupa de los hermanos Caba (Carlos y Pedro), expresada en su magnífica obra “Andalucía: su comunismo libertario y su cante jondo”. Carlos Caba (1899-1976) y Pedro Caba (1900-1992) nacieron en Extremadura, tierra que dejaron ya en su juventud para fraguarse una carrera literaria, para lo cual se marcharon a Madrid, donde el mayor de los hermanos se hizo también guitarrista, y amenizaba a la clientela de un Café Cantante, mientras que el segundo, Pedro, se hizo gacetillero de “La Opinión”. Autor de varias novelas publicadas entre 1946 y 1959, Carlos simultaneó esta tarea de novelista con colaboraciones literarias y de carácter científico, y en el momento de su muerte, dejó media docena de novelas inéditas. Por su parte, Pedro Caba Landa fue ensayista, novelista y poeta, habitual contertulio de los hermanos Machado, asiduo de Ramón Pérez de Ayala y amigo de Federico García Lorca, quien lo llamaba “el sabio ‘inosente’”, y quien, en Granada, lo llevó a conocer a Manuel de Falla. Se codeó por tanto con lo Revista Terral nº 20 -Flamenco- más granado del mundo cultural de la época, que estaba, como desarrollaremos en su momento, muy conectado con el espíritu flamenco. Su novela “Las Galgas” obtuvo el Premio Gabriel Miró en 1934, tras lo cual publicó una extensa obra literaria y filosófica que suma algo más de veinte libros y numerosos artículos en diversas revistas especializadas. Pues bien, para el asunto que nos ocupa en este momento, es decir, la opinión en torno al origen de la denominación “Flamenco”, en su referida obra, Carlos y Pedro Caba se expresan en los siguientes términos: “Los españoles, suponiéndoles procedentes de Alemania, de donde fueron expulsados, los llamaban germanos y flamencos, confundiendo Flandes con Alemania. Ello es posible, porque aunque la Historia rellena a menudo sus lagunas con cascotes de leyendas y aún con argamasa del propio historiador, puede quizá señalarse entre los acompañantes de Carlos I aquéllas “gentes disformes con su negrura, quemados por el sol y con vestidos sucios, que se ocupan, principalmente las mujeres, en hurtar, manteniendo los hombres con los hurtos de ellas”, que ya filiaba Munster entre los alemanes del siglo XV. Es posible también que el pueblo español, iletrado, confundiera Flandes con Alemania”. Y por su parte, José Ruiz Sánchez, en su obra “Influencias peninsulares en el cante flamenco” (1985), señala lo siguiente: “En cuanto al término flamenco, que es de origen gitano, procede del lenguaje de germanía, y fue adoptado por ellos, en un proceso de autodefensa en medio de los avatares de la Guerra de la Independencia, para así aparentar ser extranjeros, en una clara consecuencia de lo que la moderna investigación motivacional califica como decisiones de seguridad ante un ambiente hostil. Por aquél entonces dicho vocablo tenía la validez genérica de extranjero, los gitanos lo tenían a mano, lo usaron, y luego, el vocablo prosperó hasta darle nombre al cante”. Y Blas Infante, cuya figura ya hemos prometido glosar en su momento con la profundidad requerida, se expresaba así de vehemente en su famosa obra “Orígenes de lo flamenco y secreto del cante jondo” (1929-1933): “Porque la investigación histórica viene a probar –ya lo hubimos de dejar demostrado – terminantemente que el nombre flamenco aparece, en el uso público o literario, Revista Terral nº 20 -Flamenco- durante el siglo XIX, y no aplicado, al principio, para denominar a los andaluces, sino, precisamente, a los gitanos”. Bien, el caso es que George Borrow en primer lugar (históricamente hablando), y Hugo Schuchardt más tarde (ya hemos hablado de ambos en artículos anteriores), así como otros muchos autores (algunos de los cuales hemos mencionado), creían que el vulgo, el pueblo llano, confundía a los germanos con los flamencos, y que ello podría explicar la identidad conceptual y terminológica, es decir, la asociación que existía popularmente entre gitanos y flamencos. Es un puntal básico, como estamos comprobando, que cubre quizá la mayoría de las teorías que en torno a este asunto se han difundido. Pero hemos de salvar una tremenda excepción, que en principio no había llamado la atención de muchos investigadores en el tema. Ocurre que entre los hechos históricos que motivaron la entrada en escena de nuestro país de los flamencos de Flandes o los germanos de Alemania (a quiénes se confundía con ellos), bajo el reinado de Carlos I (de España y V de Alemania, el Gran Rey Emperador, el monarca que llegó a acumular más poder en toda Europa a lo largo de la Historia), y el momento histórico en que hay constancia de que a los gitanos se les llamaba flamencos, hacia el año 1830, media demasiado tiempo, aproximadamente unos tres siglos, de absoluto silencio. Y 300 años son muchos años. Retomemos por un momento esa etapa histórica. El Rey Carlos, primogénito de Juana y nieto de los Reyes Católicos, fue criado, ante la insistencia de su padre, Felipe el Hermoso, y ante las crisis y depresiones de su madre, en la Corte de Flandes, adquiriendo allí su formación. Sus preceptores, sus pajes y criados, sus ropajes, sus costumbres y toda la parafernalia de su corte procedían de allí, incluso sus famosos cantores. Y en un momento dado, al llegar a su mayoría de edad, el joven Carlos viaja a España para acceder al trono, durante los años veinte del siglo XVI. Evidentemente, viaja con todos sus consejeros, y el populacho lo recibe, a primera vista, como un extranjero. Los “flamencos” de esta época hacían referencia a los que venían de la Corte de Flandes, y a esa acepción popular es a la que nos estamos refiriendo cuando la asociamos con la acepción de gitano, en torno a la Revista Terral nº 20 -Flamenco- denominación para nuestro arte andaluz. Existe un problema de partida: muchos autores, entre los que me incluyo, pensamos que el flamenco debe tener más de dos siglos de formación y manifestación (aunque su historia conocida arranque a principios del siglo XIX), pero no podemos conocer, si es que existían, qué formas originarias y pretéritas lo expresaban en dicha época. Pero además, tenemos una laguna que parecía insalvable, un problema histórico irresoluble, porque claro, y tomando las preguntas que se hacía Blas Infante en su mencionada obra: “¿Cómo es que este nombre con contenido diferente de aquél con el que fue recibido por el léxico castellano no se hace de uso general hasta mediados del siglo XIX?”, y también, “¿Cómo se viene a realizar este hecho, distante dos siglos aproximadamente de la época en que se perdió con Flandes la comunicación, cuando el nombre de flamenco ya no se usaba por el vulgo aplicado a los hombres o cosas de los Países Bajos, llamándose (a esos hombres y cosas) belgas y holandeses? ¿Es posible que una palabra, cuyo recuerdo se ha esfumado por el vulgo, se venga a actualizar por el mismo vulgo que, precisamente por no recordarla, la llena con un nuevo sentido?”. A partir del próximo número, comenzaremos a darle una propuesta de solución a este (aparente y) gran conflicto. Revista Terral nº 20 –El viajero- El viajero Extremadura (II). Cáceres, ciudad bordada en el tiempo Pepa J. Calero http://www.pepajcalero.com/ Hay algo mágico en esos parajes de valles secretos y frondosos robledales, encontrados tras una curva o a la salida de un pueblo. En la comarca del norte de la provincia de Cáceres preparaban la otoñada del valle del Jerte. Rutas de senderismo por un paisaje preñado de colores otoñales y sonidos de aves. Cuando llegué al centro de Cáceres, sonaba en una esquina de la inmensa plaza la música medieval de un laúd tocado por una joven de pelo largo, negro, rizado, cuyo rostro parecía sacado de un cuadro del renacimiento. Memorias vivas. Entrar en la ciudad antigua es encontrarte de bruces con un tiempo imaginado que nunca he vivido, casonas, palacios, callejuelas, escudos heráldicos, arcos moriscos, románicos, barrocos. Arte y cultura. La imagen alegre y vivaz de unos siglos que me recordaban los versos de Lope de Vega, “Era la alegre víspera del día”: Basas, columnas y arquitrabes juntas, ya divididas oprimiendo el suelo, Soberbias torres, que al primero cielo osaste escalar con vuestras puntas. Vivas memorias, Lope de Vega Revista Terral nº 20 –El viajero- Aquí el tiempo parece dormido, como esos leones de piedra que se hallan a la entrada de esos palacios. Una mujer rubia de cara ancha, perdida, pregunta por la oficina de turismo. La volví a encontrar más tarde, mapa en mano. Sus antepasados eran extremeños, ella americana, informática becada en Madrid que andaba buscando rincones, plazas y calles para fotografiar y enviar a su familia de apellido Coronado. Subiendo las escaleras de la escalinata de la Plaza Mayor se accede a un mundo vetusto de iglesias, balcones, palacios y callejuelas. Conjunto medieval renacentista y Patrimonio de la Humanidad desde 1986. Atravieso el curioso Arco de la Estrella, un arco oblicuo construido así para facilitar el paso de los carruajes. Aquí la vista es un deleite. Contemplo una pareja de palomas reposar sobre el balcón del Palacio de Toledo-Moctezuma, donde vivieron los descendientes de Juan Cano y la hija del emperador, doña Isabel de Moctezuma, antes llamada Tecuixpo Ixtlaxochitl, que significa “copo blanco de algodón”. Al caminar por estas calles vuelve la sensación, sentida en otras ciudades, de evocar una vida que no he vivido pero que resulta en parte atractiva, con todo ese entramado de misterio, de damas y caballeros, nobles, plebeyos. Es tarde de bodas, aún se encuentra arroz en el suelo. En la plaza de Santa María, junto a la catedral descienden de un coche negro engalanado de flores blancas, una novia con un bebé en brazos. La espera el novio con dos niñas rubias, pequeñas, gemelas, agarradas de la chaqueta de su padre. Una mujer mayor se acerca a contemplar la escena, sonríe. Yo la miro y ella me cuenta que es una boda atípica, de dos queridos y respetados médicos del hospital. El gentío se pierde hacia el templo y la plaza recupera su paz y ese tiempo detenido de siglos pasados. En lo alto de las torres de las iglesias, palacios y casonas habitan nidos de cigüeñas. Son parte del paisaje, igual que los enamorados que pueblan las calles a la caída de la tarde, cuando la luz tamizada de oro se desliza por las fachadas sólidas. Revista Terral nº 20 –El viajero- Resulta fácil dejar volar los deseos, aquí frente a la casa del sol, la Torre de Sande, cuyos muros cubiertos de musgo me recuerdan a los poetas románticos, lánguidos y melancólicos, suspirando por esa amada a la que, como la Luna, nunca podían alcanzar. Camino sin fijarme en los nombres, sin entrar en los palacios, eso será mañana con una guía turística, hoy solo quiero perderme en este laberinto medieval. Me llama la atención un dragón y descubro que estoy en la plaza de San Jorge, al pie de las escalinatas, donde encuentro una placa conmemorativa de Rubén Darío. Huele a palomitas y a mantequilla. Ya anochecido, las farolas derrochan luces amarillentas y vetustas. Del balcón de una casa encendida suena la música de La Traviata en un callejón sin gentes. Aljibes excavados en la roca, ventanas góticas, almenas, casas mudéjares, calles escalonadas, casas solariegas sobre las rocas del suelo, patios, pináculos y un sinfín de elementos que configuran ese entorno mágico y fantasmal. Me detengo por un instante. Sentada sobre un banco de hierro y madera, siento que ese sitio no es real, pertenece a una época pasada donde el brillo de las espadas herían y el pueblo se moría de hambre y de pena. Aun así, me seduce esta ciudad bordada en el tiempo. Aunque realmente lo mejor de todo es el conjunto de pueblos, paisajes y gentes que conforman Extremadura. Bella, escondida y callada. “Transitar por las calles de Plasencia en verano. La gastada evidencia de saberse de paso. El frescor coronado por la red de una parra. El sabor acre y seco que desprenden las ruinas. Traspasar el umbral al volver de un viaje. El viento de invierno soplando en las ventanas. Esa imagen que fija para siempre una estampa. El azar y los límites de cualquier biblioteca. La verdad de Bergson. El recuerdo de haber habitado un jardín. La plaza de Trujillo suspendida en la siesta. Contemplar la ciudad desde alguna azotea bajo el cielo estrellado de las noches de julio. La grisura infinita de cinco océanos. Las largas guindalezas de barcos sin retorno… Hablo del tiempo”. Álvaro Valverde Revista Terral nº 20 – Arte – La impecable verosimilitud en la obra de Soledad García Inmaculada García Haro Vicepresidenta de A.L.A.S. Cuando entras en el estudio de Soledad Fernández vivienda de en su Collado-Villalba (Madrid), penetras en un túnel del tiempo que te transporta a una variatio del lienzo de Gustave Courbet “El Estudio del Pintor” (1855), exenta de personajes. De ese pretérito venero y de sus coetáneos, Daumier o Millet, componentes de lo que se catalogó como una nueva corriente, el realismo, bebe la obra de Soledad Fernández que se considera a sí misma como pintora “de taller”, pues esta artista, nacida en Madrid en 1949, se recuerda desde niña con un pincel en la mano y asistiendo, desde muy joven, a las clases del pintor José Gutiérrez Valle durante ocho años. Pero hay que retrotraerse aún más en el tiempo para analizar la trayectoria que la representación pictórica recorrió desde el renacimiento para entender su obra y los caminos que la pintura figurativa ha recorrido hasta converger en ella, pues si bien el descubrimiento de la perspectiva fue la gran aportación del humanismo a la Revista Terral nº 20 – Arte – representación pictórica en los siglos XV y XVI, los avances de la ciencia durante el siglo XVII contribuyeron enormemente a dar respuesta a las necesidades de interpretación de la realidad con suficiente verosimilitud. En 1611 Kepler en su Dioptrice desarrolló una óptica geométrica que complementa la obra de Galileo; Descartes (1596-1650) enunció que “la luz no es un verdadero movimiento sino es una tendencia, que producida por variaciones rítmicas de presión en el seno de un fluido se propaga instantáneamente”. Todos estos descubrimientos tuvieron convergencias en la Opticks de Newton sobre la naturaleza de la luz y la óptica y de todo ello los pintores del siglo XVII se sirvieron para establecer nuevos lenguajes y composiciones hasta llegar a un virtuosismo inigualable que tuvo su clímax en el Siglo de Oro español de la que Soledad Fernández puede considerarse heredera directa. Paisajes, como el que sirve de escenario para su obra “Soñando en Púrpura” muestran la maestría y el conocimiento técnico de la perspectiva aérea velazquiana, los pliegues de los tejidos con los que invade sus obras (“Una serena brisa” o “Descubriéndose”, entre otras,) evocan los hábitos de los lienzos de Zurbarán y en sus espléndidos bodegones conjuga la sobriedad de Sánchez Cotán con el virtuosismo holandés. En este contexto de evocaciones barrocas hay que colocar “Luz y sombras” sin duda una de sus mejores obras de la que Caravaggio, si pudiera contemplarla, mostraría, sino la complacencia impropia de su colérico carácter, sí el orgullo de ser el origen de la herencia tenebrista. Pero cualquier mirada insistente no puede dejar de reconocer lo mucho que de academicista, entendiéndose el término academicismo en su concepto inicial como una corriente surgida y desarrollada principalmente en Francia en el S. XIX a consecuencia de la institucionalización de la enseñanza artística en academias, tiene la obra de Soledad Fernández. Sin embargo, aunque la artista cumple con exactitud todas las normas para dibujar y pintar correctamente sin apartarse de la regla, lo que en el academicismo se convierte en defecto, pues la pericia iba en detrimento de lo esencial (espontaneidad, sentimiento y creatividad) resultando de esta manera, obras técnicamente irreprochables, de bella factura, pero sin sentimiento, sin alma, en Soledad Fernández es virtud pues para ella la técnica es un mero Revista Terral nº 20 – Arte – instrumento para expresar lo que su alma siente y percibe delante de la realidad mostrada. Obras como “En la noche” puede recordarnos en su factura y pincelada a virtuosos artistas decimonónicos pero eso no es obstáculo sino camino para mostrarnos lo que la artista quiere expresar: el gesto más rotundo de desesperación y dolor. Por tanto, a la evidente herencia decimonónica que ya hemos analizado, habría que sumar lo mucho que de las corrientes románticas y simbolistas encierra y la continua evocación a la obra de Dominique Ingres. Pero no solo Soledad Fernández miró hacia el realismo decimonónico para ejercer su obra. Otros pintores del siglo XX también lo hicieron pues, a pesar de que con la obra de William Turner "Lluvia, Vapor y Velocidad” (1844) se inicie, para muchos teóricos, la ruptura del espacio pictórico, la pintura figurativa no ha dejado de tener un fuerte protagonismo a lo largo de la historia del arte hasta nuestros días. Muchos pintores de la década de los 50 y 60 del siglo XX que formaron parte de lo que dio en llamarse realismo social como Javier Clavo, Manuel Mampaso, Carlos Pascual de Lara, etc. y los agrupados en torno al movimiento “Estampa Popular”, tomaron como referencia a los pintores realistas decimonónicos y, aunque en Soledad Fernández no se aprecian, salvo honrosas excepciones, las inquietudes sociales de aquellos, sí está presente el método instaurado en aquellas décadas de “pintar del natural”. Al igual que G. Courbet, que aprendió a pintar tomando como modelos a sus hermanas, Soledad toma como modelos a las mujeres más cercanas a las que exprime al milímetro para conseguir de ellas lo que su alma busca. Y es que también hay mucho de la pintura del siglo XX en la obra de Soledad Fernández, fundamentalmente la temática en sí pues no es hasta el pasado siglo cuando el cuerpo femenino se convierte objeto de representación en sí mismo, aunque con anterioridad la representación del desnudo femenino esté presente en toda la historia del arte como representación alegórica. Así lo hiciera Tamara de Lempicka en la década de los 20 y, con posterioridad y, salvando las distancias, numerosos artistas en el ámbito español como sus coetáneos Virtudes Alcarria y Pepe Cañete, entre otros. Revista Terral nº 20 – Arte – La factura de Soledad en todos los géneros que ejerce es impecable. Su exposición en 1985 “Paisajes urbanos del Escorial” mereció múltiples elogios, entre los que tuvo al escritor y crítico de arte, D. Santiago Amón. Igualmente en las naturalezas muertas, las composiciones de objetos diarios, los bodegones, etc. Soledad nos muestra una técnica que raya la perfección. Pero es sin duda la representación de la figura humana donde Soledad es maestra indiscutible. Inicia esta andadura con la exposición en la Sammer Galery de Londres en 1987 y nuestro país estuvo a la altura del acontecimiento. La salida de la obra de España fue recogida en el programa de Jesús Hermida “A mi manera” y a su inauguración asistieron diversas personalidades como el embajador de España. La exposición fue grabada por Televisión Española en el Exterior. A partir de aquí su obra ha sido expuesta en galerías de las principales ciudades del mundo y está presente en numerosos museos. Sin embargo es tremendamente curioso y despierta la mayor de las perplejidades observar cómo una artista que desarrolla una obra basada en cuerpos femeninos con formas de mujeres “reales” obtiene un rotundo éxito en una década, los ochenta, en la que la nueva figuración y el movimiento postmoderno casaba mal con el término “feminidad”. Ni siquiera el feminismo pudo pactar con un movimiento pleno de cantos de sirena porque “…bien leído Lyotard, la caída de la modernidad es la caída de TODOS los metarrelatos emancipadores, incluido el feminismo clásico (Feminismo y postmodernidad: La encrucijada de los cuerpos del siglo XXI. García Martínez, J.D.)”. Tan solo en el contexto de la corriente hiperrealista, que en España tiene figuras tan relevantes como Antonio López, Eduardo Naranjo o Gregorio Palomo, puede entenderse la obra de Soledad Fernández, aunque ella no se identifique plenamente con ella, dado que no todo el conjunto de su obra responde a sus preceptos. El hiperrealismo, como expresión radical de la pintura realista, surge en Estados Unidos a finales de los años 60 del siglo XX y propone reproducir la realidad con más fidelidad y objetividad que la fotografía. Sin embargo la magia metafísica que encierran obras como ”Descanso en Burbujas” o “La Voz” representan su más alta Revista Terral nº 20 – Arte – trayectoria pictórica y la enlazan directamente con pintores de la talla del Chileno Claudio Bravo (Valparaíso, 1936 – Marruecos 2011) . Ambos han reinventado el hiperrealismo despejando la incógnita de la subjetividad de esta corriente y manifestándose como demiurgos en plena acción consciente y partícipe de la realidad interpretada y no como meros espectadores pasivos. En definitiva, la artista madrileña, Soledad Fernández, puede considerarse la heredera del legado de las técnicas pictóricas y compositivas del Siglo de Oro español, revisadas por su aguda captación de las nuevas tendencias y técnicas pictóricas posteriores que ha sabido filtrar para conseguir texturas inigualables. De su obra han escrito críticos de arte como Santiago Amón, Francisco Prados de la Plaza, Francoise Tempra, José Pérez Guerra, Carlos García Osuna, Santos Torroella, Javier Rubio, Mario Antolín, M. L. Camboy, Tomás Paredes, Antonio Morales, Julia Séenz-Angulo, Rafael Perellá-Paradelo, Agustín Romo, J. Marcaro Pasarius, Héctor López, Ángel Azpeitia, Antonio Lisboa y David Amor, etc. Entre otros espacios televisivos el programa “Fetiche” (TVE2) le dedicó un monográfico y el mediático periodista Jesús Hermida “retransmitió” el acontecimiento que supuso su exposición en la Sammer Galery de Londres en 1987. Soledad Fernández está considerada por la crítica como una de las mejores pintoras realistas del momento y su obra ha estado y está presente en exposiciones y museos de todo el mundo, siendo uno de sus temas favoritos el cuerpo humano, sobre todo el desnudo de mujer. La “carne” en la obra de Soledad tiene una presencia rotunda pero su atmósfera la dota de cierta ingravidez que la hace única. Su segunda residencia en la localidad del Rincón de la Victoria ha dado lugar a una vinculación sentimental con la ciudad de Málaga. Ella ha elegido a A.L.A.S. (Asociación de Mujeres por la Literatura y las Artes) como cordón umbilical. Es vocal de su Junta Directiva desde 2014. Revista terral nº 20 – Arte Arte para recomendar José Manuel Velasco www.velascocom.com veslascocom@hotmail.com ¡Cómo pasa el tiempo!… cuando aún mantenemos la piel bronceada del sol del verano, ya estamos con la Navidad a la vuelta de la esquina, y con un otoño trepidante de acontecimientos: la guerra de Siria, los refugiados, las últimas elecciones catalanas y sus consecuencias, las próximas nacionales en vísperas de Nochebuena…y un largo etc. que no nos da tregua a nivel informativo. Pero para que desaceleremos un rato y desconectemos de tantos problemas, aquí os doy mis recomendaciones. Empezamos por el norte de España para recomendar, en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, el IV Festival Internacional de Grabado y Arte sobre Papel. Donde podremos disfrutar, en sus salas, una muestra relevante de obra gráfica, titulada “La sombra del buril es alargada”. En esta ocasión, la exposición se dedica al primero de los grabadores holandeses, Lucas Huyghzoon, conocido en la historiografía artística como Lucas van Leyden (Leiden, c. 1489/1494-1533). Incluye 69 estampas elaboradas por Van Leyden y por otros relevantes artistas que, durante los siglos XVI y XVII, trabajaron bajo su influencia. De las 69 estampas, 25 son originales de Lucas van Leyden mientras que el resto (44) se corresponde con artistas que copiaron estampas del maestro o crearon obra original, entre otros Nicolaes de Bruyn, Jan Muller, Jan Saenredam, Pierre Firens o Hendrick Goltzius. Se podrá visitar hasta el día 4 de enero. Revista terral nº 20 – Arte Y de Bilbao nos vamos a Toledo al Museo del Greco para ver la exposición “Hommage á Doménikos Theotokópoulos”, del artista español Antoni Clavé. Se muestran 26 piezas: una suite de trece litografías originales y otras trece obras únicas (dibujos y monotipos) preparatorias para la edición del año 1965. Ha sido organizada por la Subdirección General de Promoción de las Bellas Artes de la Secretaría de Estado de Cultura y el Museo del Greco, y está comisariada por Offgallery, con la colaboración de la Sala Gaspar de Barcelona. La muestra, que finalizará el 10 de enero de 2016, se enmarca dentro de la sección denominada “En la estela del Greco…”, que expone obras de autores modernos cuya trayectoria artística está influenciada por la pintura del genial cretense. Estas obras son un ejemplo de la influencia recibida en los grandes artistas del XX por parte de los autores clásicos y la admiración que a éstos profesaban. En Clavé toma especial relevancia, porque este periodo supone un punto de inflexión en sus creaciones, que se caracteriza por el paso definitivo hacia la abstracción. Y de Toledo nos vamos a Madrid, al Museo Reina Sofía para recomendar la exposición “Sin principio / sin final “, que es una muestra antológica de la obra del artista Ignasi Aballí (Barcelona, 1958) específicamente concebida para los espacios del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Centrada en los últimos diez años de su producción, la muestra incluye algunas obras que se presentan ahora por primera vez. El trabajo de Ignasi Aballí desafía permanentemente la atención y percepción del espectador. Utilizando estrategias características del arte conceptual, como el texto, el archivo y el documento, sus proyectos subvierten las distinciones entre géneros artísticos como la pintura, la literatura, la fotografía, la instalación, el cine y el vídeo y cuestionan, asimismo, el sistema de convenciones de la representación de la obra de arte y el valor cultural o económico de los objetos. La antológica de Aballí se distribuye en una docena de salas y espacios de la tercera planta del edificio Sabatini del Museo Reina Sofía en un recorrido que no tiene ni una sucesión cronológica ni un itinerario establecidos. Se podrá ver hasta el 14 de marzo de 2016. Y seguimos en Madrid, en este caso, en la sala de exposiciones del Matadero, en la Nave 16, para recomendar “Ni arte ni educación”, una exposición que, además, lleva Revista terral nº 20 – Arte un programa de actividades articuladas por el Grupo de pensamiento de Educación Disruptiva de Matadero Madrid (GED). “Ni arte ni educación” consta de 21 proyectos concebidos como dispositivos pedagógicos y no como obras de arte por otros tantos artistas, colectivos o ciudadanos. Los formatos de las diferentes piezas incluyen instalaciones, talleres, fiestas, vídeos, audios, procesos de documentación y de investigación y, como dispositivos pedagógicos que son, solo cobran sentido cuando son activados o utilizados por la gente. Se podrá ver hasta el 10 de enero de 2016. Continuamos en la capital de España. La Fundación Mapfre nos ofrece una gran retrospectiva de la obra del artista francés Pierre Bonnard (Francía, 1867-1947). Este artista fue una figura decisiva en torno al nacimiento del arte moderno y, a la vez, un artista cuya producción, profundamente personal, es difícilmente clasificable. La exposición, presenta alrededor de ochenta pinturas, una docena de dibujos y medio centenar de fotografías –en su mayoría nunca vistas en nuestro país- que han sido cedidas por más de treinta colecciones públicas y privadas. Se podrá ver hasta el 10 de enero de 2016 en la Sala de Exposiciones Recoletos de Madrid. Y estando en Madrid, antes de abandonarla, no podemos dejar de visitar el Museo Thyssen-Bornemisza, que, dentro de sus exposiciones temporales, nos presenta, en sus salas, al pintor noruego Edvard Munch (Noruega, 1863-1944). Famoso artista noruego autor de “El Grito” con vínculos con distintos grupos de la bohemia intelectual de Europa Central y una carrera controvertida a la par que exitosa. Edvard Munch fue un prolífico pintor y grabador simbolista que habría de servir como modelo estético para el futuro desarrollo del Expresionismo. Con el título de “Arquetipos”, es la primera exposición del pintor noruego en Madrid desde 1984. Organizada con la colaboración del Museo Munch de Oslo, la muestra reúne una selección de ochenta obras del artista, hoy considerado uno de los padres del arte moderno. Si bien Munch nunca abandonó la figuración, sí rompió con el mundo visible y exploró la dimensión espiritual oculta de la realidad para, a través de un innovador lenguaje plástico que evolucionó desde el simbolismo al expresionismo, inmortalizar plásticamente los temas más universales sobre la vida, el Revista terral nº 20 – Arte amor y la muerte. La distribución en salas se articula en torno a ese amplio catálogo de arquetipos emocionales (melancolía, amor, muerte…) y a los distintos escenarios en los que están representados (la costa, la habitación de la enferma, el abismo, el bosque, la noche, el estudio del artista), combinando en todo el recorrido obras tempranas con versiones tardías, obra gráfica y pinturas, para subrayar así la circularidad temática y existencial de su obra. Se podrá ver hasta el 17 de enero de 1016. Abandonamos Madrid y nos vamos a Murcia, donde veinte artistas murcianos participan en una exhibición pictórica única. Se titula “Pintamos Murcia” y la podemos admirar en el Real Casino de Murcia. “Esta exposición va a sorprender”, asegura Miguel Olmos, comisario de esta muestra, que ha reunido y coordinado a los artistas para que presenten la El gran artista murciano Miguel Vivo visión personal que tienen de su tierra, su gente y sus tradiciones. Todos los autores que participan son creadores murcianos con una exitosa trayectoria artística a sus espaldas y un apasionante camino por delante. Ellos son Álvaro Peña, Antonio Sánchez, Antonio Tapia, Ascensión Pérez, Carlos Montero, Cristóbal Pérez, Eva Ruiz, José Manuel Peñalver, José Miguel Hernández, Juanjo Martínez, Manuel Páez, Miguel Vivo, Nicolás de Maya, Nono García, Patricia Gómez, Perla Fuertes, Rosana Sitcha, Salvador Torres, José Antonio Torregar, Silvia Viñao y Mateo Pellicer. Diferentes estilos, distintas técnicas y variedad de temas, pero solo una mirada: Murcia. ‘Pintamos Murcia’ podrá verse en la Sala Alta del Real Casino hasta el 30 de noviembre. Y bordeando nuestra costa mediterránea hacia el sur, llegamos a Málaga, donde la oferta cultural cada vez es mayor, para recomendar, en el Centro de Exposiciones de Benalmádena, una muestra antológica de los 20 años de pintura digital de José Manuel Cuenca Mendoza (Málaga, 1942) de nombre artístico Pepe Bornoy que acoge en una cuidada selección de más de setenta creaciones. Dos décadas en bits 1995/2015, comisariada por el biógrafo del artista, el pintor malagueño y abogado experto en nuevas tecnologías Fernando Núñez. Revista terral nº 20 – Arte Gran artista y amigo, su afán de aprender y su creatividad, le llevó a partir de 1960 a estudiar teatro, música y fotografía, actividades que sustituye en 1964 por la pintura, poesía, artículos periodísticos y ediciones de libros. En 1965, tras su primera exposición, el artista emprendió un largo camino de experimentación e investigación en las formas pictóricas de la plástica tradicional atravesando múltiples etapas. Posee premios muy importantes, de 1980 a 1984 crea y dirige, junto a José Infante, la colección de poesía Jarazmín. De 1997 a 1999 dirige la colección de poesía Ibn Gabirol del Centro Cultural Generación del 27 de la Diputación de Málaga En 1997 es nombrado académico del Senado por la Academia Internacional de Arte Moderno de Roma. En diciembre de 2001, es nombrado académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo de Málaga. Ha publicado trece libros de poesía, así como innumerables colaboraciones poéticas y artículos. La primera vez que el público tuvo ocasión de ver expuestas obras de pintura digital firmadas por Pepe Bornoy produjo en los espectadores una sensación generalizada de sorpresa y asombro. Una fascinación que, a decir de muchos, se ve incrementada por la contemplación de cada nueva obra. Exposición que no se pueden perder y que estará hasta el 13 de diciembre de 2015. Y seguimos en Málaga para recomendar, en el Museo Carmen Thyssen, una exposición temporal, comisariada por José Piqueras y Lourdes Moreno, sobre Carteles de artistas, que van desde Toulouse-Lautrec a Jeff Koons. Una selección de piezas que recorre los orígenes del cartel y revela cómo los lenguajes del arte moderno han sido tratados en este género. Con la irrupción de las vanguardias históricas en las primeras décadas del siglo XX, que se desligan de los conceptos artísticos tradicionales, y gracias al desarrollo de la sociedad de consumo, el cartel se consolidó como un transformador medio de comunicación de masas, a cuya experimentación técnica y temática se dedicaron puntualmente numerosos creadores de diversos campos artísticos. La exposición acoge obras de artistas destacados como Toulouse-Lautrec, Bonnard, Picasso, Dalí, Miró, Magritte, Matisse, Malévich o Chagall, entre otros. Se podrá ver hasta el 21 de febrero de 2016. Revista terral nº 20 – Arte También, el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga se presenta la exposición inédita en España del artista chino Ai Weiwei Circle of Animals / Zodiac Heads. La exposición, comisariada por Fernando Francés, reúne 12 esculturas de bronce de más de tres metros de altura que representan las cabezas de los animales del zodiaco chino. Las piezas están inspiradas en la fuente-reloj del palacio de verano de Yuaming Yuan arrasado durante la Segunda Guerra del Opio. Conocido sobre todo por su carácter reivindicativo y oposición al régimen de su país, Ai Weiwei recurre, como temas fundamentales, a el inconformismo, la disidencia, la condición mediática y la búsqueda de la contemplación de la tradición china en un nuevo contexto. Ai Weiwei vive y trabaja en su estudio de Beijing, ciudad de la que su gobierno no le ha permitido salir hasta el pasado 22 de julio al encontrarse hasta entonces bajo arresto domiciliario. Se podrá ver hasta el 06 de diciembre de 2015. Y, de Málaga, a la bella ciudad jiennense: Úbeda, patrimonio de la humanidad. Haciéndome un poco de autopublicidad, en la Sala pintor Elbo del Hospital de Santiago, podréis ver mí última exposición “Una verdad inconveniente” donde sigo llevando mi visión personal sobre algunos de los graves problemas que afectan a nuestra civilización, como el cambio climático, la inmigración, el hambre… Informarles también que con el nombre de “Arte, sensibilidad y luz”, un grupo de artistas, entre los que tengo el honor de pertenecer y que somos: Pauli josa (Animal de Pintor), Ricardo Durán, José Manuel Velasco, Pierre d´Huparlac, Virgilio Aljama y Nacho Gili.Hemos hecho la primera exposición de presentación en el Palacio de Congresos de Barbastro en Huesca y que seguidamente se podrá ver en el Museu de Premia de Dalt. Revista terral nº 20 – Arte Para terminar, no puedo dejar de felicitar y darle la enhorabuena al pintor hiperrealista D. José Palomares que ha sido el único artista contemporáneo incluido en el libro del fondo patrimonial del Consejo Consultivo de Canarias con siete magníficos retratos, entre ellos el de los Reyes de España. Revista Terral nº 20 –La Otra Realidad- La Otra realidad Mariano José Vázquez-Alonso Figuras históricas del esoterismo (II) “El enigmático conde de Saint – Germain” Continuando con nuestro personaje, diremos que la estancia de Saint-Germain en Chambord fue, sin embargo, de gran utilidad para el conde. Además de que el lugar resultaba ser el más propicio para sus misteriosos trabajos –aquel valle del Loira ya había sido escogido, y volvería a serlo, como emplazamiento ideal por su gran fuerza iniciática, por otros personajes interesados en el hermetismo– también le permitió entablar amistades con damas de la más alta aristocracia que le serían muy provechosas en el futuro. De todas formas, se sabe bien poco de las actividades a las que se dedicó el enigmático conde durante su permanencia en Chambord. En los archivos de Blois hay un manuscrito sobre trabajos alquímicos en el que figura un apunte de la época que asegura que en el gabinete de Monsieur de Saint-Germain, en Chambord, se encontró el mismo secreto que el que aparece en el citado manuscrito. Es posible que las reuniones que mantuvo el conde y los trabajos a los que se entregó en esa época tuvieran por objeto otras investigaciones, además de las alquímicas. No es improbable que se dedicara a la magia y al ocultismo. En todo caso, la estancia en Chambord no tardó en concluir, dado que los proyectos que la habían justificado no podían realizarse, El conde decidió trasladarse a Versalles. Revista Terral nº 20 –La Otra Realidad- Nuevamente volvió a codearse con los personajes más relevantes de la corte. El mariscal de Belle-Isle, que se hizo amigo suyo, le presentó a madame de Pompadour, cuyos salones frecuentó durante algún tiempo. De los años transcurridos entre 1748 y 1758 no existen registrados muchos datos. Se sabe, sin embargo, que pasó largas temporadas en Alemania y que, muy posiblemente, se dedicó a sus trabajos de alquimia. Fue también por esa época cuando hizo su presentación ante el rey Luis XV, que tampoco pudo sustraerse a la fuerza de la personalidad de Saint-Germain. Uno de los comentaristas de la época ratifica esa opinión al escribir: "El rey escuchaba muy interesado todo lo referente a los viajes que el señor de Saint-Germain había realizado por Asia y África. Además le atraían las anécdotas que contaba sobre las distintas Cortes, a las que parecía conocer mejor que todos sus embajadores y encargados de negocios", Pero uno de los sucesos que determinaron el ascendente que iba a tener sobre el monarca fue la declaración de un misterio que tenía perplejas a las autoridades policiales de la época. Hacía ya más de cincuenta años que la misteriosa desaparición de un anciano fiscal del Chatelet, el maître Dumas, era tema de conversación de todo Paris. El rey también conocía el caso por haberlo escuchado de niño, y lleno de curiosidad parece ser que pidió a Saint-Germain que tratase de aclarar lo sucedido. Aunque éste se resistió en principio terminó por acceder a la petición real, y tras haber trabajado unos días en su gabinete resolvió el caso gracias a lo que podía ser una notable muestra de clarividencia. En un próximo número concluiremos con las andanzas de este enigmático personaje.