Revista BCV Revista BCV Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002 • ISSN: 0005-4720 Revista BCV, 1941Caracas, Banco Central de Venezuela Semestral ISSN: 0005-4720 1. Política monetaria y cambiaria. 2. Bancos centrales. 3. Economía y finanzas, Venezuela. 4. Economía y sociedad. © Banco Central de Venezuela, 2002 Hecho el Depósito de Ley Depósito Legal: pp198602CS937 Dirección: Banco Central de Venezuela, Primera Vicepresidencia, Gerencia, Edificio Sede, Piso 3, Av. Urdaneta, Esquina de Las Carmelitas, Caracas 1010 Dirección postal: Apartado 2017, Carmelitas, Caracas 1010, Venezuela Teléfono: 58-212 801 3132 /801 5380 Fax: 58-212 861 0021 Correo electrónico: scaula@bcv.org.ve Documento electrónico: www.bcv.org.ve en la sección de Publicaciones Periódicas Producción editorial: Departamento de Publicaciones BCV Diseño de carátula: Luis Giraldo Diseño de la tripa: Ingard Gherembeck Diagramación: Elena Roosen Corrección: María Enriqueta Gallegos Impresión: Fundación La Casa de Bello Tiraje: 1.000 ejemplares Las opiniones expresadas en esta revista son responsabilidad exclusiva de los autores y no representan el criterio del Banco Central de Venezuela Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002 • ISSN: 0005-4720 Contenido Contenido Presentación Artículos 9 13 Consideraciones metodológicas para la evaluación de la sostenibilidad y vulnerabilidad fiscal Elizabeth Ochoa, Lizbeth Seijas y Harold Zavarce 65 Determinantes de la inflación en Venezuela: un análisis macroeconómico para el período 1986-2000 Miguel Dorta, Fernando Álvarez y Omar Bello 93 Ajuste macroeconómico en una economía dual en condiciones de restricción de la inversión pública: un enfoque kaleckiano Leonardo V. Vera 131 “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia Ben Fine Documentos 157 Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Premio Nobel 2001 Presentación Efraín Velázquez 235 Discurso de A. Greespan en la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal Presentación Alberto Unanue 247 Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible Presentación Rafael Rangel Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002 • ISSN: 0005-4720 Contenido Contenido 265 II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur Presentación Rafael Rangel Obras reseñadas 289 Luis Britto García Conciencia de América Latina 291 Tomás E. Carrillo Batalla Cuentas nacionales de Venezuela 295 José Guerra Estudios sobre inflación en Venezuela 301 Armando León Rojas La aventura de pensar. Hemerografía de D.F. Maza Zavala 1946-1998 303 Sary Levy y Rubén Alayón Miradas y paradojas de la globalización 305 Jaime Luis Socas Áreas monetarias y convergencia macroeconómica 307 Enrique Viloria Vera, comp. Gerencia y nueva economía Información editorial 311 Normas para colaboradores 313 Normas de arbitraje Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002 • ISSN: 0005-4720 Contents Table of contents Introductory note Articles 9 13 Survey for assesing fiscal sustainability and vulnerability: Methodological issues Elizabeth Ochoa, Lizbeth Seijas and Harold Zavarce 65 Determinants of inflation in Venezuela: A macroeconomic analysis 1986-2000 Miguel Dorta, Fernando Álvarez and Omar Bello 93 Macroeconomics adjustment in a dual economy under a public investment constraint: A Kaleckian approach Leonardo Vera 131 “Economic imperialism”: A view from the periphery Ben Fine Documents 157 Lecture by J. Stiglitz during the Nobel Prize ceremony 2001 Presentation Efraín Velázquez 235 Opening remarks of A. Greespan Chairman Board of Governors of the Federal Reserve System Presentation Alberto Unanue 247 The World Summit on Sustainable Development Presentation Rafael Rangel 263 II Meeting of Presidents of South America Presentation Rafael Rangel Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002 • ISSN: 0005-4720 Contenido Contenido Reviews 289 Luis Britto García Conciencia de América Latina 291 Tomás E. Carrillo Batalla Cuentas nacionales de Venezuela 295 José Guerra Estudios sobre inflación en Venezuela 301 Armando León Rojas La aventura de pensar. Hemerografía de Maza Zavala 303 Sary Levy y Rubén Alayón Miradas y paradojas de la globalización 305 Jaime Luis Socas Áreas monetarias y convergencia macroeconómica 307 Enrique Viloria Vera, comp. Gerencia y nueva economía Editorial information 311 Norms for contributors 313 Norms for arbitrage Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002 • ISSN: 0005-4720 Presentación Presentación El contenido de esta entrega de la Revista BCV correspondiente al vol. XVI, n∞ 2, 2002 está integrado como es habitual, por artículos, documentos y reseñas bibliográficas. Dos de los artículos provienen de la autoría de investigadores al servicio de la Vicepresidencia de Estudios del Banco Central de Venezuela, un tercero corresponde a un docente investigador de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela y un cuarto texto a un profesor de la Universidad de Londres, Inglaterra, Reino Unido. Los problemas analizados son de carácter teórico, de economía aplicada y de epistemología económica. Los documentos registrados y comentados están relacionados con el otorgamiento del Premio Nobel 2001, la apertura de la reunión de la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal, la II Cumbre de la Tierra y la II Reunión de Presidentes Suramericanos efectuada en Quito, Ecuador, durante el corriente año. Las reseñas informan sobre libros editados recientemente por el BCV y la Universidad Metropolitana de Venezuela. El suplemento anexo Biblioteca del Pensamiento Económico recoge dos artículos de Xavier Lope Bello, ilustre profesional y servidor público venezolano, quien se desempeñó como Fiscal General de Bancos e integrante de la Comisión Organizadora del Banco Central de Venezuela y miembro fundador de su Directorio, al cual perteneció durante muchos años. La materia tratada en ellos es todavía, después de seis décadas, objeto de investigación y estudio, lo que parecería indicar que a pesar del tiempo transcurrido los problemas de hoy siguen siendo los de ayer. Se han continuado incorporando en esta entrega los requisitos editoriales sugeridos por los especialistas en publicaciones periódicas del corte de la Revista BCV. Nombre / Tema 9 Presentation This issue of the Revista BCV, wich corresponds to vol. XVI, n∞ 2, 2002, contains, as customary, articles, documents and bibliographical reviews. Two of the articles are written by staff from the Vicepresidency of the Banco Central de Venezuela. A third article is written by an academic researcher and professor from The Faculty of Economics and Social Sciences of the Universidad Central de Venezuela, and fourth one is written by a professor from the University of London, England, United Kingdom. The problems analyzed are theoretical in nature of applied economics and economic epistemology. The registered and written documents are related to the granting of the Nobel Prize 2001, to the opening of the Meeting of the Board of Governors of the Federal Reserve System, to the Second Earth Summit and to the Second Meeting of South-American presidents (Quito, Ecuador) during the current year. The bibliographical reviews provide information on recently published books by the BCV and the Universidad Metropolitana de Venezuela. The attached supplement, Biblioteca del Pensamiento Económico, gathers two articles from Xavier Lope Bello, a distinguished Venezuelan profesional and public servant who held the position of General Bank Attorney, member of the Organizing Comission of the Banco Central de Venezuela, as well as founding member of its Board of Directors, to which he belonged for many years. The subject matter found in these articles is still today, after six decades, a relevant issue of investigation and study, which indicates that yesterday’s problems are still valid today’s. Once again, the required editorial norms suggested by specialists in periodical publications according to the style of the Revista BCV, have been incorporated in this issue. Artículos Artículos Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002, pp. 13-64 • ISSN: 0005-4720 Consideraciones metodológicas para la evaluación de la sostenibilidad y vulnerabilidad fiscal Ochoa, Seijas, Zavarce Elizabeth Ochoa*, Lizbeth Seijas** Harold Zavarce*** Resumen El presente trabajo tiene como objetivo fundamental la revisión de las metodologías para la construcción de indicadores de sostenibilidad y vulnerabilidad fiscal, realizándose una evaluación comparativa para el caso de los indicadores de sostenibilidad. Una política fiscal es sostenible cuando la trayectoria de ingresos y gastos del gobierno no conduce a una acumulación excesiva de pasivos. Un buen indicador de sostenibilidad fiscal debe mandar señales claras sobre si una determinada política fiscal conduce a una rápida acumulación de deuda y debe medir el ajuste necesario para el alcance de una trayectoria sostenible de endeudamiento. Diversos indicadores basados en diferentes conceptos de déficit son analizados en este estudio. Con el análisis de vulnerabilidad fiscal se busca determinar aquellos factores económicos, políticos y sociales que pueden comprometer el logro de los objetivos de la política fiscal y en * Economista por la Universidad Central de Venezuela. Actualmente realiza un Master en Economía Matemática en la Universidad de Toulouse 1, France, Midi-Pyrénées. Correo electrónico: 202005165@univ-tlse1.fr ** Especialista I del Banco Central de Venezuela, Economista por la Universidad Central de Venezuela y M.Sc. en Economía por la Universidad de Colorado, Boulder, Colorado. Correo electrónico: lseijas@bcv.org.ve *** Especialista II de la Oficina de Consultoría Económica del Banco Central de Venezuela. Economista por la UCV, Diplomado en Economía Avanzada por el Economics Institute, Boulder, Colorado y Ph.D. en Economics por la Texas A&M University-College Station, TX. Correo electrónico: hzavarce@bcv.org.ve E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 12 consecuencia su sostenibilidad. Estos objetivos podrían ser de naturaleza macrofiscal o microestructural. De aquí la importancia de combinar el análisis de sostenibilidad con el de vulnerabilidad cuando se evalúa una determinada política fiscal. Los indicadores de vulnerabilidad presentados en este estudio son considerados indicadores potenciales, debido a que cada país de acuerdo con su experiencia, puede encontrar otros que le sean de mayor utilidad. Palabras clave: Indicadores de sostenibilidad / Vulnerabilidad fiscal / Déficit fiscal y deuda Clasificación JEL: E61, H60 Abstract The main objective of this paper is to make a review of the methodology used to construct fiscal sustainability and vulnerability indicators. In the case of sustainability, a comparative evaluation among the indicators is undertaken. A fiscal policy is sustainable when the path of government expenditure and revenue does not lead to an excessive accumulation of government liabilities. A strong fiscal sustainability indicator is one that, on one hand, send signals about whether a determined fiscal policy lead to a fast debt accumulation, and on the other hand, measure the necessary adjustment to reach a sustainable path of debt. Different sustainability indicators based on different concept of deficit are analyzed in this document. The purpose of fiscal vulnerability analysis is to find those economical, political, and social factors that could put in danger the reach of fiscal policy objectives, and as consequence, its sustainability. These objectives could be of macro-fiscal or micro-structural nature. Hence, it is important to combine the sustainability and vulnerability fiscal analysis when we are evaluating a fiscal policy. The vulnerability indicators included in this study are regarded as potential indicators due to country experience could suggest other more useful indicators. Key words: Sustainability indicators / Fiscal vulnerability / Government deficit and debt. JEL Classification: E61, H60 E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 13 Introducción El objetivo de este trabajo1 es hacer una revisión de las metodologías para la determinación de la sostenibilidad y vulnerabilidad de la política fiscal. Esta revisión está motivada en el hecho de que en el artículo 25 de la Ley Orgánica de la Administración Financiera del Sector Público, decretada en el año 2000, se dispone la elaboración del Proyecto de Ley del Marco Plurianual del Presupuesto, donde se establecerán los límites máximos de gastos y endeudamiento, indicadores y demás reglas fiscales que deberán estar acordes con los requerimientos de sostenibilidad fiscal. Una política fiscal es sostenible cuando la trayectoria de ingresos y gastos del gobierno no conducen a una acumulación excesiva de pasivos, definida en términos de la disposición de los inversionistas a adquirir deuda pública en los mercados voluntarios de crédito. Esto último ocurrirá cuando el horizonte de ingresos netos del gobierno permita pagar el acervo de deuda que se encuentra en manos de los inversionistas. De acuerdo con esto, la construcción de un buen indicador de sostenibilidad fiscal debe cumplir con dos requisitos fundamentales. En primer lugar, mandar señales claras sobre si una determinada política fiscal conduce a una rápida acumulación de deuda, dando indicios sobre la capacidad o no del gobierno de generar recursos en el futuro para cancelar dichos pasivos. En segundo lugar, debe establecer cuál es el ajuste necesario para que la deuda tenga una trayectoria estable. Los indicadores de sostenibilidad analizados en este estudio son el déficit operacional y el indicador ideal, los cuales sientan las bases para el diseño de los indicadores de sostenibilidad; el máximo endeudamiento sostenible y el superávit primario sostenible, los cuales son un caso particular del indicador ideal con trayectorias constantes para los agregados fiscales; el indicador de sostenibilidad de Blanchard, que es una aplicación del indicador ideal para horizontes temporales finitos; el indicador basado en el déficit macroajustado, el cual se define como el nivel de déficit primario observable bajo condiciones macroeconómicas de tendencia, y el déficit esencial o core deficit. Este último indicador es para ser aplicado en países donde los ingresos del gobierno dependen en gran parte de la venta de sus recursos naturales no renovables, dado que toma en cuenta el riesgo que para la sostenibilidad en el largo plazo significa el depender de una fuente tan incierta de ingresos. En efecto, mientras que en este tipo de economías una determinada política fiscal puede lucir sostenible de acuerdo con los indicadores convencionales de sostenibilidad, este resultado puede revertirse en un momento 1 Este trabajo forma parte de un proyecto de investigación sobre indicadores de sostenibilidad y fragilidad fiscal que se adelanta en la Vicepresidencia de Estudios. E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 14 dado en virtud de una caída en el precio del recurso, la aparición de un sustituto, o su agotamiento. Por lo tanto, de acuerdo con este enfoque, una política fiscal es sostenible en el largo plazo cuando el financiamiento del gasto no depende de los ingresos provenientes de los recursos naturales no renovables. Esto no quiere decir que los indicadores convencionales no sean apropiados para el caso de estos países; por el contrario, éstos deben implementarse junto con el déficit esencial (core deficit) para así tener una visión completa de la posición fiscal. La vulnerabilidad fiscal, por su parte, se refiere al grado de exposición de la política fiscal a factores económicos, políticos y sociales que pueden comprometer el logro de sus objetivos. La política fiscal persigue objetivos macrofiscales y objetivos microestructurales. Los primeros se relacionan con evitar recurrentes y crecientes déficit fiscales y deuda, mantener una política fiscal flexible que permita responder apropiada y oportunamente a shocks domésticos y externos, así como procurar niveles razonables y estables de tasas impositivas. Los segundos se refieren a los objetivos de economía política del gobierno, tales como educación y salud pública, ejecución de programas sociales, proveer un sistema judicial efectivo, así como procurar una alta capacidad de gerencia fiscal. La dificultad de un gobierno en alcanzar algunos o todos estos objetivos podría comprometer la sostenibilidad de la política fiscal. En efecto, una política fiscal puede ser sostenible, de acuerdo con los indicadores de sostenibilidad, sin embargo este escenario puede cambiar en virtud de ciertos factores, sean éstos económicos, políticos o sociales. Por lo tanto, cuando se evalúa una política fiscal es importante hacer un examen, tanto de su sostenibilidad como de su vulnerabilidad. Con el análisis de vulnerabilidad se busca determinar aquellos elementos que podrían influir en el logro de los objetivos macrofiscales y microestructurales del gobierno. En la búsqueda de los primeros, se sugiere hacer una evaluación de la posición fiscal inicial, analizar el riesgo fiscal de mediano y largo plazo (análisis de sensibilidad), así como estudiar las debilidades estructurales de la gestión fiscal. Por su parte, los segundos se relacionan con el ambiente en el cual se desenvuelve el sector público y el sistema de gerencia fiscal. Este trabajo consta de cinco secciones. En la segunda sección se analiza la sostenibilidad de la política fiscal. Allí se hace una revisión del marco conceptual, donde, a partir de la restricción presupuestaria intertemporal del sector público y de la dinámica de la deuda, se derivan los conceptos de sostenibilidad y de la condición de solvencia del sector público. Asimismo se presenta la construcción de los indicadores convencionales de sostenibilidad y se evalúan las particularidades de cada uno de ellos. Para finalizar, se realizan ejemplos y simulaciones de estos indicadores. En la tercera sección se examina el déficit esencial o core deficit, que como se dijo anteriormente, es un indicador de sostenibilidad para ser aplicado en países dependientes de recursos naturales no renovables. En la cuarta sección se E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 15 examina la vulnerabilidad de la política fiscal, donde se muestran potenciales indicadores relacionados con los aspectos macrofiscales y microestructurales de vulnerabilidad. En la quinta sección se presentan las conclusiones. El análisis de la sostenibilidad fiscal Marco conceptual La gestión financiera del sector público puede ser llevada a cabo en los mercados voluntarios de crédito si los ingresos futuros descontados de los inversionistas en deuda pública, t, son al menos iguales al acervo de deuda. Llamando t a los ingresos de los inversionistas en el período t, i a la tasa de interés nominal2 y Bt al acervo de deuda, tenemos: t = t+s(1+i)-s ≥ Bt s=0 (1) El ingreso, t , tiene dos componentes: los pagos de intereses (iBt-1) y los de amortización –(Bt-Bt-1). Sumando las tenencias de bonos de la deuda pública por parte de los agentes privados, los pagos de amortización e intereses sobre la deuda en cada período provienen del superávit primario, -Dt, y de la creación monetaria, Mt-Mt-1. Este resultado agregado se desprende también de la restricción presupuestaria del sector público consolidado,3 donde el déficit primario, Dt, más los pagos de intereses son financiados con nuevo endeudamiento Bt-Bt-1 y creación monetaria. Denote las magnitudes como porcentaje del producto y en términos reales con letras minúsculas4 y considere las fuentes de pago del sector público. Así, se obtiene de la ecuación (1): s t = t+s( 1+n ) 1+r s=0 (2) t+s = Zt+s - dt+s =1+n bt+s-1 - (bt+s - bt+s-1) 1+r (3) donde 2 Se supone que la tasa de interés nominal es constante. 3 Incluye al Banco Central. 4 Donde es la tasa de inflación, n la tasa de crecimiento del producto y r la tasa real. E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 16 La ecuación (3) establece que los ingresos t pueden ser analizados desde dos perspectivas.5 Primero, desde las fuentes de ingresos del sector público, se encuentran los recursos provenientes de la creación de dinero, ztm, y los generados en el superávit primario, -dt. El superávit primario está compuesto por la diferencia entre gastos, gt, e ingresos tributarios, zt. La segunda se refiere a la dinámica de la acumulación neta de deuda. El servicio de la deuda considera la erosión en el valor de los bonos debido a la inflación y al crecimiento. En lo que respecta a los ingresos por creación de dinero, los mismos tienen dos componentes, el incremento del acervo de dinero como porcentaje del producto y la reposición de la depreciación de los saldos reales como consecuencia de la inflación y el crecimiento. Así tenemos, n ztm = (mt - mt-1) +[ + m 1+ (1+r)(1+) ] t-1 (4) Note que si la tasa de crecimiento es cero, la reposición por inflación está dada por ( /1+)mt-1. En equilibrio, para unos saldos reales constantes, los ingresos por creación monetaria igualan a la reposición por inflación y crecimiento. Este último término es conocido como “impuesto inflación”. En consecuencia, el valor presente neto de los pagos del gobierno a los inversionistas está dado por, s t = t+s(Zt+s-dt+s )( 1+n ) 1+r s=0 (5) Asimismo el valor descontado del servicio de deuda se puede expresar mediante: s -1 t = t+s [( r-n )bt+s-1- (bt+s-bt+s-1)](1+n) = bt-1(1+n ) 1+r 1+n 1+r s=0 (6) Igualando (5) y (6), obtenemos s+1 m bt-1 = (Zt+s -dt+s )(1+n) 1+r s=0 (7) La ecuación (7) establece que el sector público cuenta en términos reales con ingresos provenientes del señoreaje y de los superávit primarios para honrar el acervo de deuda. En términos intuitivos, una política fiscal es sostenible cuando el descalce entre ingresos y gastos puede cubrirse mediante endeudamiento en los mercados voluntarios de crédito. Para precisar los conceptos de sostenibilidad y solvencia en términos de la ecuación (7), definamos una política fiscal como una sucesión de déficit primario e 5 Para que el valor presente de los ingresos reales de los inversionistas sea finito se supone que la tasa de crecimiento de este valor no excede a la tasa de interés real efectiva (1+r/1+n)-1. E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 17 ingreso por creación monetaria, dado un nivel inicial de deuda. Denote una política fiscal como {dt+s, zt+sm Ω bt-1}. Decimos que una política fiscal es sostenible si el valor descontado de los flujos de ingresos no es menor que el acervo de deuda. Así, una gestión fiscal sostenible satisface, s+1 m bt-1 £ (Zt+s -dt+s )(1+n) 1+r s=0 (8) La tasa promedio a la cual crece la deuda colocada en los mercados voluntarios de crédito no puede exceder la tasa de interés real efectiva (descontando el crecimiento) a la cual se sirve dicha deuda. En otras palabras, si el factor crecimiento de la deuda excediera su factor de capitalización el gobierno estaría endeudándose de manera permanente para pagar a los inversionistas. Esta estrategia no es factible, ya que la adquisición de deuda implicaría un sacrificio permanente de posibilidades futuras de consumo para los inversionistas. Con base en lo anterior, un gobierno es solvente si la trayectoria de la deuda {bt+s} que resulta de {dt+s, zt+sm l bt-1} tiene un factor de crecimiento promedio menor que el factor de capitalización de la deuda. Esto es, si bt+s (9) s = 0 1+r sÆ ( 1+n ) La condición de solvencia (9) es conocida en la literatura como la condición de transversalidad que elimina juegos de Ponzi. Una trayectoria de deuda bt+s=bt (1+b)s que satisfaga (9) se caracteriza por una tasa de crecimiento en promedio menor que la tasa de interés real efectiva sobre la deuda del gobierno. Es decir, lim b < r-n 1+n (10) La noción de solvencia esta íntimamente relacionada con la de sostenibilidad. Note que si la condición (10) se satisface, el gobierno genera en promedio superávit primarios para el servicio de la deuda, lo cual acota el endeudamiento por debajo de la tasa de interés real efectiva. La dinámica de la deuda implícita en la ecuación (3) está dada por bt - bt-1 = r-n bt-1+dt-ztm 1+n (11) La ecuación (11) establece que el crecimiento de la deuda depende de los pagos netos de intereses, del déficit primario y de los ingresos por la creación del dinero. En particular, la suma de los dos primeros términos del lado derecho de la ecuación (11) se conoce como el déficit operacional y se denota como dto. E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 18 Un indicador de sostenibilidad debe medir el ajuste en el déficit primario requerido para generar trayectorias estables de endeudamiento y debe tomar en cuenta el comportamiento cíclico de los componentes del déficit primario. A un nivel operativo, su construcción requiere de proyecciones macroeconómicas consistentes de mediano plazo entre la política fiscal y variables macroeconómicas relevantes, tales como el crecimiento, la inflación y la tasa de interés real. Indicadores de sostenibilidad fiscal En esta sección se presenta una revisión de los indicadores de sostenibilidad fiscal disponibles en la literatura. El déficit operacional y el indicador ideal Una primera aproximación a un indicador de sostenibilidad es el déficit operacional, incluyendo en la definición los ingresos por creación monetaria.6 dt0 = r-n bt-1+dt-ztm 1+r (12) Al considerar los ingresos por creación monetaria, el déficit operacional abarca al del gobierno cum Banco Central. Asimismo el concepto de deuda del gobierno se transforma en posición deudora neta de la posición activa de la autoridad monetaria. De la ecuación (11) se sigue que la variación de la posición pasiva neta del gobierno está dada por la definición ampliada de déficit operacional. En consecuencia, un déficit operacional positivo podría interpretarse como la magnitud del ajuste requerido en el déficit primario o en los ingresos por creación monetaria, para mantener constante la posición pasiva neta como porcentaje del producto, es decir, para hacer la política fiscal sostenible. Este indicador de sostenibilidad tiene la debilidad de considerar sólo una observación de la secuencia de ingresos y gastos que caracteriza a la política fiscal, de suponer una política donde los valores de ingreso y gasto permanecen constantes en el tiempo. Para valores positivos de déficit operacional, ello conduce a la previsión de una trayectoria explosiva para la deuda. En este sentido, el déficit operacional como indicador de sostenibilidad privilegia el ajuste en el presente y no considera trayectorias graduales de ajuste futuro o el efecto del ciclo económi- 6 En sentido estricto el déficit operacional excluye el ingreso por la creación monetaria. El suponer cero este ingreso impone una restricción adicional sobre la magnitud del ajuste requerido para estabilizar la deuda neta del gobierno. Asimismo suprime la conexión analítica entre la sostenibilidad de la política monetaria y de la política fiscal a considerar en el diseño de programas consistentes de mediano plazo en un marco de coordinación macroeconómica (ver apéndice 1). E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 19 co sobre las finanzas públicas. Sin embargo, una historia de déficit operacionales crecientes es un signo importante de insostenibilidad de la política fiscal. De lo anterior, un indicador de sostenibilidad que mejore el carácter miope del déficit operacional debe incorporar al menos la gestión de ingresos y gastos de mediano plazo. Siguiendo esta idea, Talvi y Vegh (2000) proponen un indicador de sostenibilidad ideal, suponiendo información completa de la política fiscal dada por la trayectoria {dt, ztm bt-1}. Para ello se introduce la definición de déficit permanente. Se define el déficit permanente, dt*, como el nivel de déficit constante cuyo valor presente descontado al período t es igual al valor presente descontado de la trayectoria {dt, ztm}. Es decir, s s = (d - z m ) 1+n) dt*(1+n 1+r ) s=0 t+s t+s ( 1+r (13.1) s=0 Resolviendo para el déficit permanente, tenemos: m ) dt* = t+s(dt+s - zt+s (13.2) s=0 De la ecuación (13.2) se desprende que el déficit permanente es un promedio ponderado de la serie de déficit primario, incluyendo los ingresos por creación monetaria. Las ponderaciones, las cuales declinan en el tiempo, están dadas por: j s t+s = (1+n)( (1+n) ) 1+r j=0 1+r -1 (14) El indicador ideal tiene la misma estructura del déficit operacional dado por (12). Se diferencia de éste al utilizar el déficit permanente en lugar del déficit primario, incluyendo el ingreso por creación monetaria. Básicamente la diferencia entre ambos indicadores está en utilizar un concepto de déficit que realmente resuma la política fiscal, como lo es el déficit permanente. El indicador ideal está dado por It = r-n bt-1+dt* 1+n (15) Las propiedades de este indicador son: (1) si la política fiscal ex-ante es sostenible, entonces I£0; (2) para gestiones fiscales sostenibles, sus componentes no son necesariamente constantes a lo largo del tiempo; y (3) I>0 mide el ajuste requerido en la política fiscal en cualquier momento del tiempo para alcanzar sostenibilidad. Dicho ajuste será mayor cuanto más se retrase éste. La prueba de la primera propiedad se desprende de la definición de sostenibilidad de la política fiscal presentada en la sección anterior y de la definición de déficit permanente. Si la política fiscal {dt, ztm l bt-1} es sostenible, ésta satisface la ecuación (8). Con base en la ecuación (13.1), la condición de sostenibilidad puede escribirse como, E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… s+1 s+1 * m bt-1 £ (zt+s )(1+n) = – 1+n dt* -dt+s)(1+n ) = (-dt+s s=0 s=0 r-n 1+r 1+r 20 (16) Utilizando la ecuación (16) y haciendo uso de la definición (15) se deduce It£0. La segunda propiedad se desprende de la condición anterior. Para gestiones fiscales sostenibles y con It=0 tenemos que -dt* = r-n bt-1 1+n (17) Diferenciando (17) y adelantando un período, tenemos que variaciones en el déficit permanente se compensan con variaciones en el servicio de la deuda. Así tenemos, * -dt+1 = r-n bt 1+n (18) La tercera propiedad requiere de un análisis más complejo. Para probar que el indicador ideal contiene la información sobre el ajuste requerido, y que aumenta en el tiempo con una política insostenible, suponemos por simplicidad una política fiscal caracterizada por trayectorias constantes de dt y ztm. Denote d* el déficit permanente asociado a la política fiscal {dt, ztm bo}, la cual no es sostenible. Denote bo como el nivel de equilibrio de largo plazo de la deuda. En particular, suponga que bobo y suponga una trayectoria donde d*=dt-ztm. En consecuencia, la dinámica de la posición pasiva neta del gobierno está dada por (11), la cual se puede escribir como: bt=( 1+r )bt-1+d * 1+n (19) Resolviendo (18), tenemos: t bt= [b0-b0]( 1+r ) -b0 1+n (20) Cuando r>n, y siendo la política fiscal insostenible, se sigue que la trayectoria de la posición pasiva neta es explosiva. Denote t el momento en el cual se adopta una política fiscal sostenible. Denote ésta como {dt-I, ztmb-1}. Para todo t≥, la dinámica de la posición pasiva neta está dada por: bt=( 1+r )bt-1+d *-I 1+n (21) E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 21 Denote b1 a la posición deudora neta de largo plazo luego del ajuste. Resolviendo (20), tenemos: t- bt= [bt-1-b1]( 1+r ) -b1 1+n (22) Para demostrar que el indicador ideal mide el ajuste requerido en la política fiscal de modo de hacerla consistente, basta con mostrar que con un ajuste It la deuda se estabiliza en el momento en su valor de largo plazo b1, el cual iguala a la posición deudora neta antes del ajuste. Note que de la ecuación (21) tenemos b1 = -(1+n/r-n)(d*-I). Por definición, dado que I = (r-n/1+n)b-1+d*, se obtiene b1=b-1. Para mostrar que la posposición del ajuste aumenta su magnitud, suponga que el mismo se posterga hasta el momento . Por definición, dado que I = (r-n/1+n)b-1+d*, utilizando la ecuación (19) para calcular b-1, y sabiendo que bo= -(1+n/r-n)d*, obtenemos: I= r-n (b0-b0)( 1+r ) 1+r 1+n (23) De la ecuación (23) se obtiene que mientras mayor es mayor es el ajuste requerido (si r>n). El indicador ideal tiene la función de servir de referencia para la evaluación de indicadores de sostenibilidad fiscal. En lo que sigue evaluaremos cuatro indicadores adicionales de sostenibilidad: (i) el máximo endeudamiento sostenible (MES), (ii) el superávit primario sostenible (SPS); (ii) el indicador de Blanchard (IB), y (iv) el indicador cíclicamente ajustado (ICA). El máximo endeudamiento sostenible y el superávit primario sostenible Se define el máximo endeudamiento sostenible como la trayectoria {bto} que acota la posición pasiva neta del gobierno a través de la medición de la capacidad máxima de pago asociada a una política fiscal {dt, ztmbt-1}. Note que con información completa de la política fiscal, el MES es el lado derecho de la ecuación (8). Se define el superávit primario sostenible como la trayectoria de superávit primario {st*} que dada una trayectoria de ingresos por creación de dinero {ztm} permite el pago del acervo de deuda neta bt-1 para todo t. Con información completa de la trayectoria de ingresos por creación de dinero y dada una posición pasiva neta inicial, el SPS es aquella trayectoria que satisface la ecuación (8) con igualdad. Para ello defina st+s*-dt+s. Para operacionalizar el MES y el SPS se hacen varios supuestos. La estimación de los ingresos por señoreaje requiere de una relación estable entre el ingreso, la tasa de interés nominal y los agregados monetarios. Por simplicidad, se supone que la demanda real de dinero es una función con elasticidad ingreso E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 22 unitaria y sensible a los cambios en la tasa de interés nominal. Ello implica que la variación en el tiempo de los saldos reales como porcentaje del producto es independiente de la tasa de crecimiento. Por otra parte, se suponen tasas de inflación, interés y crecimiento constantes y macroeconómicamente consistentes, lo cual permite el tratamiento de las tasas de descuento. Del supuesto de elasticidad unitaria de la demanda de dinero respecto al ingreso, junto con la constancia de las tasas de inflación, interés y crecimiento, se deduce un nivel constante para los saldos reales como porcentaje del producto. Con la aplicación de estos supuestos, la ecuación (8) puede escribirse de la siguiente manera: bt-1 = s=0 n m [(1+ + (1+n)(1+ ) ) s+1 -dt+s](1+n) 1+r t+s-1 (24) Esta ecuación permite responder dos tipos de pregunta: (i) ¿Cuál es la trayectoria del superávit primario {-dt+s} que permite pagar un nivel de deuda inicial bt-1? (ii) ¿Dada una trayectoria del superávit primario {dt+s}, cuál es el máximo endeudamiento sostenible? La trayectoria que responde la primera interrogante es el superávit primario sostenible (SPS). El máximo endeudamiento sostenible (MES) arroja un criterio de sostenibilidad fiscal para una trayectoria de superávit primario dada, en el cual el endeudamiento corriente no debe exceder al MES. En principio, dado un nivel de deuda y el vector de tasas relevantes, existe un conjunto de trayectorias de SPS que satisface (24). En ausencia de información sobre los valores futuros de déficit, se supone una trayectoria constante para el déficit primario.7 En otras palabras, el superávit primario corriente debe ser al menos igual al SPS para que la gestión fiscal sea sostenible. Para trayectorias constantes de superávit primario, la ecuación (24) puede resolverse para los valores del SPS y del MES. Éstos están dados por: n st* = r-n bt+1-( + m 1+n 1+ (1+)(1+n) ) t-1 (25) n b0 = 1+n dt + 1+n ( + m r-n 1+ (1+)(1+n) ) t-1 r-n (26) Los criterios de sostenibilidad asociados al MES y al SPS vienen dados por las brechas entre estos valores y los observados. Una política fiscal caracterizada por trayectorias constantes {dt, ztmbt-1} es sostenible si, 7 Para efectos de comparación, la gestión fiscal observada se convierte en una trayectoria constante en el tiempo. E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 23 ItMES = b0-bt-1>0 (27) ItSPS = st*-st = st*-dt = 0 (28) Para una política fiscal insostenible el indicador dado por la ecuación (27) no mide la magnitud del ajuste. Sin embargo, el indicador dado por la ecuación (28) sí lo hace. Note que dado que los saldos reales son constantes, el segundo término del lado derecho de (25) es el ingreso por la creación de dinero. Sustituyendo (25) en (28), y considerando que el déficit permanente definido en la sección anterior es dt-ztm para trayectorias constantes, tenemos que el indicador de sostenibilidad dado por (28) es el indicador ideal. En este sentido tanto (27) como (28) son indicadores sencillos que dan una señal de cuándo las políticas corrientes podrían llevar a un crecimiento rápido de la posición pasiva neta como porcentaje del producto. El indicador de sostenibilidad de Blanchard Este indicador operacionaliza el indicador ideal mediante una aproximación finita para calcular el déficit permanente. Defina como el número de períodos para el cual existen proyecciones de déficit primario, de ingresos por creación monetaria y de la posición pasiva neta del gobierno. Denote dt como el déficit permanente para un horizonte . Entonces la ecuación (13) puede escribirse como: 0 s s = (d - z m ) 1+n) dt (1+n 1+r ) s=0 t+s t+s ( 1+r (29) s=0 Resolviendo obtenemos: m dt0 = 0t+s(dt+s - zt+s ) (30) s=0 donde 0 -1 s 0+1 -1 j s t+s = (1+n) (1+n) = (1+n) [1- (1+n) ]( 1+r ) 1+r 1+r 1+r j=0 1+r r-n ( ) { } (31) La ecuación (30) establece que el déficit permanente es un promedio ponderado de la serie de déficit primario, incluyendo los ingresos por creación monetaria, donde las ponderaciones asociadas a cada déficit, dadas por la ecuación (31), deben declinar a medida que pasa el tiempo. De esta manera se puede escribir el indicador de sostenibilidad de Blanchard de la siguiente manera: E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… Itb = r-n bt-1+dt0 1+n 24 (32) A partir de (32) Blanchard presenta tres indicadores que difieren básicamente en el horizonte temporal en el cual se evalúan, a saber, el de corto plazo (s=0), el de mediano plazo (3 £ s £ 5) y el de largo plazo (s>40). Se puede observar claramente que estos indicadores están en función de las proyecciones disponibles para la política fiscal y por lo tanto dependerán de la calidad de las mismas. El indicador de corto plazo nos da el punto de comparación con el resto de los indicadores; se refiere a la política fiscal corriente y por ende no requiere proyecciones. La interpretación es la misma que la del déficit operacional ampliado, el cual muestra el ajuste requerido para mantener la posición pasiva neta como porcentaje del producto constante (ver ecuación 12). El indicador de mediano plazo muestra el ajuste requerido para estabilizar la razón de deuda producto al nivel bt-1. Incluye los movimientos cíclicos de la trayectoria de ingresos y gastos en función de los datos disponibles. Asimismo el indicador de largo plazo asocia la sostenibilidad de la política fiscal a factores demográficos, los cuales afectan el déficit primario a través del gasto relativo a la seguridad social. Una mayor diferencia entre la tasa de interés real efectiva y la tasa de crecimiento del producto afecta a todos los indicadores por igual, incrementando el It requerido para estabilizar la posición pasiva neta del gobierno, siendo el ajuste más importante mientras los niveles de deuda sean superiores. Sin embargo, la sensibilidad de cada uno de los indicadores a la tasa de descuento es distinta, existiendo básicamente diferencias entre los indicadores de mediano y largo plazo. El peso relativo o las ponderaciones de los déficit en momentos diferentes en el tiempo, colocan menos peso relativo a los valores de largo plazo. El indicador de sostenibilidad basado en el déficit macroajustado Los indicadores expuestos en secciones anteriores implementan empíricamente la noción de sostenibilidad bajo la estructura conceptual de la restricción intertemporal del gobierno. Hasta este punto, el centro de la discusión ha girado en torno a la utilidad del concepto de déficit permanente en la construcción de indicadores de sostenibilidad y ha considerado el horizonte temporal apropiado para su construcción basado en las proyecciones disponibles de la política fiscal. La idea detrás del déficit permanente ha sido medir la gestión fiscal promedio que representa una política fiscal dada. Otra manera de aproximar la gestión fiscal promedio es mediante la construcción de un déficit primario de tendencia. En parte, el déficit primario está determinado por la forma como el desempeño macroeconómico afecta a los agregados fiscales. Una vez establecida la tendencia E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 25 de los agregados macroeconómicos, y considerando su relación con los agregados fiscales, se podría calcular el déficit primario de tendencia. Este déficit es conocido en la literatura como el déficit macroajustado. Se define el déficit macroajustado como el nivel del déficit primario observable bajo condiciones macroeconómicas de tendencia. En la construcción del indicador de sostenibilidad, la secuencia de déficit permanente para representar la política fiscal es sustituida por una secuencia constante de déficit macroajustado. Incluyendo los ingresos por creación monetaria, el indicador de sostenibilidad está dado por: ItM = r-n bt-1+dtM+(ztm)M 1+n (33) El uso del indicador de sostenibilidad macroajustado sólo requiere del uso de las variables macroeconómicas que afecten a los agregados fiscales para proyectar el déficit macroajustado. A este conjunto de variables se les conoce como variables macroeconómicas relevantes. Existen varias maneras de aproximar el déficit macroeconómicamente ajustado. Arias et al. (1997) sugieren el siguiente procedimiento econométrico. Primero, una estimación del vector de cointegración entre los agregados fiscales y un número reducido de las variables macroeconómicas relevantes. Segundo, la descomposición ciclo-tendencia de las series de tiempo de las variables macroeconómicas relevantes. Por último, la incorporación del componente tendencial de las series para la estimación a través del vector de cointegración de los agregados fiscales tendenciales que componen el déficit macroeconómicamente ajustado. Otra aproximación es utilizar técnicas econométricas tradicionales para estimar la relación entre las variables macro relevantes y los agregados fiscales. García et al. (1998) y Arocha y De Sousa (2000) son ejemplo de este enfoque aplicado al caso venezolano. En presencia de tamaños pequeños de muestra o de grandes cambios estructurales, se puede calcular el déficit macroajustado mediante un análisis de elasticidades entre los agregados fiscales y las variables relevantes para un año base.8 Con esta metodología se trabaja con escenarios alternativos para las variables macroeconómicas relevantes y se estiman las elasticidades de las principales partidas del presupuesto con respecto a estas variables mediante ecuaciones de comportamiento. 8 Esta metodología ha sido aplicada por Parker y Kastner (1993) al caso de la India, Brochardt et al. (1998) al caso de Uruguay y Arreaza y Bello (2000) al caso venezolano. Estas metodologías hacen énfasis en la sostenibilidad externa. E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 26 Simulaciones de los indicadores Para analizar comparativamente los indicadores de sostenibilidad desarrollados, en esta sección se simula su comportamiento con base en una política fiscal definida. En particular, se considera el ejemplo desarrollado por Talvi y Vegh (2000), el cual corresponde a una política fiscal caracterizada por el comportamiento cíclico de los ingresos tributarios. Suponga que la política fiscal está dada para todo t por: gt = g zt = - sen(t) b0 dado (34) donde gt es el gasto primario y zt son los ingresos tributarios. Note que los ingresos tributarios son cíclicos de amplitud aproximada [ -, +] y con frecuencia de 3 años.9 En este ejemplo, como consecuencia del carácter cíclico de los ingresos tributarios, el déficit primario será también cíclico y con ello se genera una dinámica fluctuante para la deuda. Se acumulan pasivos cuando los ingresos tributarios caen y se amortiza cuando los ingresos aumentan. El sector público será solvente si la dinámica de la deuda posee una fluctuación acotada. La política fiscal será sostenible si para la política definida en (34), una vez determinado el déficit primario permanente y la trayectoria para la deuda, el indicador de sostenibilidad ideal dado por la ecuación (15) es cero. Para una política fiscal como (34), la secuencia de déficit permanente no es constante y está dada por:10 sen(t)- 1+n sen(t-1) r-n 1+r d = g- 1+n 1-2 1+n cos(1)+ 1+n 2 ( 1+r ) 1+r * t (35) El lector debe advertir con este ejemplo que si bien el déficit permanente es un nivel constante cuyo valor presente iguala al valor presente de los déficit planeados en un momento t, ello no implica que la secuencia de déficit permanente tenga que ser 9 Dado que el tiempo es discreto, los valores máximos se alcanzan para períodos de tiempo múltiplos de 3, los cuales aproximan los argumentos máximos de la función seno. Estos valores están dados por n para todo n perteneciente a los números naturales. 10 Ver apéndice 2. E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 27 constante. Al ser el déficit permanente un promedio ponderado de una subsecuencia de la política fiscal, éste podrá cambiar si la subsecuencia cambia. Para facilitar la comparación del comportamiento de los indicadores de sostenibilidad desarrollados se utiliza la parametrización del ejercicio presentado por Talvi y Vegh (2000). Primero se calculan los indicadores para una política fiscal sostenible, y luego para el caso de una insostenible. Se supone una tasa de crecimiento, inflación y crecimiento de base monetaria de cero y una tasa de interés real de 0,05. La política fiscal sostenible en términos de la forma general (34) tiene la siguiente parametrización como proporción del producto: g = 0,3 = 0,315 = 0,03 b-1 = 0,326 (36) Con esta parametrización para la política fiscal dada por (34), podemos simular la dinámica de la deuda y verificar que su fluctuación es acotada, como es de esperarse para el caso sostenible. La dinámica de la deuda se desprende de (11), suponiendo cero los ingresos por creación monetaria. La ecuación en diferencia resultante está dada por: 1+r bt = 1+n bt-1+(gt-zt) (37) La simulación de la deuda y del déficit primario se presenta en el gráfico 1. Note que en períodos de déficit el gobierno utiliza el endeudamiento para financiar niveles constantes de gasto. En períodos de superávit el gobierno amortiza deuda. Esta regla fiscal garantiza la solvencia y, por lo tanto, la sostenibilidad de la política. E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 28 Gráfico 1 Déficit primario y dinámica de la deuda % PIB 0,35 0,30 0,25 0,20 0,15 0,10 0,05 0,00 -0,05 20 19 18 17 16 15 14 13 12 11 9 10 8 7 6 5 4 3 2 1 0 -0,10 Tiempo Déficit primario Deuda En el gráfico 2 se compara el déficit operacional con el indicador ideal. El déficit operacional fluctúa mientras que el ideal es cero para todo momento del tiempo. El uso del déficit primario corriente hace del déficit operacional un indicador inapropiado para evaluar una política fiscal cíclica. Si la política fiscal no fuese cíclica, sino de trayectoria constante, el déficit operacional sería igual al indicador ideal, y en consecuencia sería un indicador apropiado. Por ejemplo, en el período 2 mientras que el indicador ideal sugiere que la política fiscal es sostenible, el déficit operacional sugiere un ajuste de 2,7 puntos del producto para estabilizar la razón deuda PIB (32,6 por ciento). E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 29 Gráfico 2 Indicador ideal y déficit operacional % PIB 0,04 0,03 0,02 0,01 0,00 -0,01 -0,02 -0,03 20 19 18 17 16 15 14 13 12 11 9 10 8 7 6 5 4 3 2 1 0 -0,04 Tiempo Déficit operacional Ideal El máximo endeudamiento sostenible (MES) se muestra en el gráfico 3. Este indicador, que computa la capacidad de pago del gobierno en términos del valor presente de la secuencia de superávit primarios para cada período de tiempo, muestra que la política fiscal es sostenible, ya que el acervo de deuda en cada período no es mayor que el MES. Gráfico 3 Máximo endeudamiento sostenible (MES) y dinámica de la deuda % PIB 0,35 0,30 0,25 0,20 0,15 0,10 0,05 Tiempo MES Acervo deuda 20 19 18 17 16 15 14 13 12 11 10 9 8 7 6 5 4 3 2 1 0 0,00 E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 30 Cuando no se dispone de un horizonte lo suficientemente amplio para las proyecciones del déficit primario, el déficit permanente se aproxima para 3 años, utilizando las ecuaciones (30) y (31). Como se muestra en el gráfico 4, el indicador de sostenibilidad de Blanchard fluctúa menos que el déficit operacional, pero más que el ideal. Esto implica que, al igual que el déficit operacional, este indicador no resulta apropiado para gestiones fiscales cíclicas. El desvío con respecto al indicador ideal disminuye en la medida en que se disponga de proyecciones más largas. Gráfico 4 Indicador de Blanchard, ideal y déficit operacional % PIB 0,04 0,03 0,02 0,01 0,00 -0,01 -0,02 -0,03 20 19 18 17 16 15 14 13 12 11 9 10 8 7 6 5 4 3 2 1 0 -0,04 Tiempo Déficit operacional Ideal Blanchard En el gráfico 5 se muestra la disminución de la amplitud del ciclo en la medida en que la política fiscal se proyecte para 3, 6 y 12 años, respectivamente. E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 31 Gráfico 5 Indicador de Blanchard, corto, mediano y largo plazo % PIB 0,0300 0,0250 0,0200 0,0150 0,0100 0,0050 0,0000 -0,0050 -0,0100 -0,0150 44 42 40 38 36 34 32 30 28 26 24 22 20 18 16 14 12 8 10 6 4 2 0 -0,0200 Tiempo Mediano plazo Largo plazo Corto plazo El concepto de déficit permanente es un promedio ponderado de los déficit primarios que conforman una política fiscal y como tal modera el impacto de las fluctuaciones transitorias del déficit sobre el indicador de sostenibilidad fiscal. Sin embargo, como lo muestra la ecuación (33), el componente cíclico no desaparece. Un indicador alternativo de déficit sin variaciones cíclicas es el déficit macroajustado. En términos del ejemplo, su cálculo consiste en hacer cero el parámetro . Como se observa en el gráfico 6, todos los conceptos de déficit oscilan en torno al tendencial o déficit macroajustado. El déficit permanente es el de menor fluctuación, seguido por sus aproximaciones finitas a 12, 6 y 3 años. El déficit corriente es el de mayor fluctuación. El uso del déficit macroajustado para la construcción del indicador de sostenibilidad es el que recomienda menores ajustes a una política fiscal sujeta a un comportamiento cíclico de los agregados fiscales. Como se observa en el gráfico 6, la amplitud de la fluctuación es la menor con respecto al índice ideal en comparación con el resto de los indicadores. E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 32 Gráfico 6 Indicador ideal, déficit operacional, Blanchard y macroajustado % PIB 0,04 0,03 0,02 0,01 0,00 -0,01 -0,02 -0,03 20 19 18 17 16 15 14 13 12 11 9 10 8 7 6 5 4 3 2 1 0 -0,04 Tiempo Déficit operacional Ideal Blanchard Macroajustado Ahora analizaremos el caso de una política fiscal insostenible. La parametrización de (34) establece un nivel de gasto superior en dos puntos del producto con respecto al caso sostenible. El gráfico 7 muestra el comportamiento del déficit primario y la deuda. El acervo de deuda oscila explosivamente a pesar del comportamiento cíclico de los ingresos fiscales. Debido al mayor nivel de gasto, la dinámica del déficit primario no es capaz de mantener acotado el acervo de deuda. Gráfico 7 Déficit primario y dinámica de la deuda % PIB 1,2 1,0 0,8 0,6 0,4 0,2 0,0 Tiempo Acervo deuda Déficit primario 20 19 18 17 16 15 14 13 12 11 10 9 8 7 6 5 4 3 2 1 0 -0,2 E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 33 Cuando la política fiscal es insostenible, los indicadores anteriores son positivos y aumentan de valor en el tiempo. En el gráfico 8 se observa el comportamiento creciente de los indicadores de sostenibilidad. El déficit operacional fluctúa más, seguido, en primer lugar, por los indicadores basados en las aproximaciones finitas de Blanchard, en segundo por el déficit macroajustado y por último por el indicador ideal. Gráfico 8 Déficit operacional, indicador ideal, Blanchard y déficit macroajustado % PIB 0,08 0,07 0,06 0,05 0,04 0,03 0,02 0,01 0,00 20 19 18 17 16 15 14 13 12 11 9 10 8 7 6 5 4 3 2 1 0 -0,01 Tiempo Déficit operacional Ideal Blanchard Macroajustado El déficit esencial (core deficit)11 Los indicadores de sostenibilidad estudiados hasta ahora no distinguen entre el tipo de economía al cual se les aplica. En el caso de países donde una porción importante de los ingresos del gobierno proviene de los recursos naturales no renovables, como por ejemplo el petróleo, vale la pena hacerse las siguientes preguntas: ¿Qué constituye una política fiscal sostenible en estos países?, y por ende, ¿son los indicadores convencionales para medir la sostenibilidad fiscal (arriba analizados) apropiados en el caso de estas economías? Estudiemos específicamente el caso de los países productores de petróleo. 11 El análisis de este indicador está basado en el papel de trabajo preparado por Nigel Chalk (1998). E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 34 Los ingresos provenientes de recursos naturales no renovables, como el petróleo, tienen la característica de ser inestables, dada la volatilidad exógena de los precios del recurso, además de agotarse en el tiempo. De aquí, un gobierno que dependa en gran medida de estos ingresos para el financiamiento de sus gastos debe buscar sustituir este activo no renovable por uno que le provea de ingresos más estables y que no se agote como, por ejemplo, activos financieros. Esto es lo que llevaría a la sostenibilidad de la política fiscal en este tipo de economías. Partiendo de esto, utilizar sólo a los indicadores convencionales para determinar la sostenibilidad de la política fiscal parece no ser apropiado en el caso de países dependientes de los recursos naturales no renovables. En efecto, la posición fiscal de un país productor de petróleo puede lucir sostenible, de acuerdo con los indicadores convencionales, en virtud de un crecimiento temporal en los precios del petróleo o un aumento en la producción (esto último en caso de que este país no esté sujeto a las restricciones en la producción impuestas por la OPEP). Así, una economía puede mostrar un mejoramiento en su situación fiscal sin haber llevado a cabo un cambio estructural de importancia en su gestión fiscal. Asimismo, no obstante que la política fiscal desde el punto de vista financiero luzca sostenible, este resultado puede revertirse en el largo plazo, dado que la principal fuente de financiamiento del gasto es un recurso no renovable. De aquí que los indicadores convencionales presentan dos grandes limitaciones en la determinación de la sostenibilidad fiscal para el caso de países dependientes de un recurso natural no renovable, a saber: 1) la volatilidad en los precios afecta directamente al indicador; 2) no toman en cuenta al recurso natural no renovable. Por lo tanto, para medir la sostenibilidad en economías dependientes del petróleo es necesario contar con un indicador que considere estos dos aspectos. Una medida alternativa para el caso de economías petroleras es el llamado déficit esencial o core deficit. Este indicador es afectado en menor medida por la volatilidad en los precios y toma en cuenta al recurso natural. Antes de explicar cómo funciona este indicador es preciso describir el marco teórico del cual éste se deriva. Marco teórico Se basa en un modelo de generaciones solapadas. Las características del modelo son las siguientes. Se supone un país dotado con un recurso natural no renovable que se va reduciendo en el tiempo, donde el dueño del recurso es el gobierno. Se hace abstracción del sector productivo. Por lo tanto, el modelo considera sólo al sector privado (el consumidor), al gobierno y al comportamiento del recurso. Tanto el sector privado como el gobierno poseen un stock de activos (o pasivos) financieros. Así, se supone que todo el ingreso nacional proviene de la venta del E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 35 recurso natural o del retorno a la inversión en activos financieros. Todas las variables del modelo están expresadas en términos per cápita, donde se supone que la población crece a una tasa (1+n). Veamos cada sector separadamente. El consumidor Los consumidores viven dos períodos, y en cada período hay dos generaciones vivas, la joven y la vieja. El único ingreso que reciben los consumidores proviene de transferencias del gobierno cuando son jóvenes. El ingreso cuando son viejos se deriva del retorno de los activos ahorrados cuando jóvenes. Así, el problema del consumidor es el siguiente: max {ct(t),ct(t+1)} t.q. u(ct(t))+u(ct(t+1)) (1) ct(t)+zt(t) = t ct(t+1) = Rt+1zt(t) donde ct(t) se refiere al consumo cuando joven, ct(t+1) el consumo cuando viejo, zt(t) representa el ahorro de los jóvenes, es el factor subjetivo de descuento y Rt+1 es la tasa de retorno sobre los activos. Suponiendo una función logarítmica simple de utilidad, la solución del problema del consumidor es ahorrar una fracción constante (=/1+) del ingreso recibido cuando joven, es decir, zt(t) = t (2) El uso del recurso El país está inicialmente dotado con un stock de recurso natural per cápita s0, y el stock se reduce en el tiempo de acuerdo con la producción per cápita yt. El comportamiento dinámico del stock real del recurso sería: (1+n)st+1 = st-yt s0 fijo y st+j>0 (3) Sea el precio relativo del recurso en términos de bienes de consumo, el cual pudiera ser visto como una aproximación de los términos de intercambio que un país muestra. Por simplicidad, se supone que el precio relativo evoluciona de acuerdo con: Pt+1 = pt (4) E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 36 <1 implica un deterioro de los términos de intercambio, toda vez que el recurso vale menos en el tiempo con relación a la canasta de bienes que el país consume. Similarmente, >1 implica una mejora en los términos de intercambio. Permitiendo que St=ptst sea el valor del recurso en términos de bienes de consumo, se puede reescribir (3) como: (1+n)St+1 = St-ptyt (5) Como se mencionó anteriormente, también hay una acumulación de activos financieros en el país (at), los cuales reciben un retorno bruto. Bajo el supuesto de que este país es una economía pequeña, se puede decir que la tasa de retorno de los activos es exógena. Por otro lado, como ya fue señalado, aparte del petróleo no existe otra forma de producción doméstica, lo cual suponemos por conveniencia analítica. El gobierno El gobierno recibe ingresos por concepto de la venta del recurso natural no renovable, en virtud de que es el dueño del mismo; de su tenencia de activos atg, cuya tasa de retorno es rt; y de fuentes diferentes al petróleo, como los impuestos directos e indirectos. Asimismo paga intereses (rt) sobre su deuda bt. El gobierno realiza transferencias netas a los consumidores de una porción de sus ingresos provenientes del petróleo y de la inversión en activos. Finalmente, el gobierno muestra un core deficit de gt, el cual es definido como el gasto total del gobierno menos las transferencias a los consumidores y los ingresos diferentes a petróleo e inversión en activos. Con el fin de restarle complejidad al análisis se hacen los siguientes supuestos: 1) los gastos del gobierno se refieren sólo a gastos de consumo, ya que al tomar en cuenta los gastos de inversión se complicaría el análisis, dada la relación entre el gasto de inversión del gobierno y la actividad económica; 2) las transferencias netas a los individuos son una proporción exógena (t)de los ingresos por activos y por la venta de recursos naturales. Esta proporción t si bien es exógena, no es necesariamente constante. La experiencia histórica revela que en muchos países productores de petróleo el nivel de transferencias no parece ser una fracción constante del ingreso y es determinada por una combinación de factores políticos y económicos. En efecto, es común encontrar que cuando se producen booms petroleros, las transferencias se incrementan, siendo posteriormente difícil bajarlas cuando estos booms se revierten. Este comportamiento de las transferencias en el presupuesto podría ser modelado; sin embargo, esto complicaría el modelo aquí presentado. E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 37 Siendo Qt=atg-bt la posición activa neta (o pasiva neta, en el caso de que sea negativo) del gobierno en términos per cápita, la restricción presupuestaria del gobierno puede ser escrita como: (1+n)Qt+1 = Qt-gt+(1-t)(rtQt+ptyt) (6) De esta ecuación se desprende que la posición activa neta del gobierno crece mientras mayor sea la participación (1-t) de éste dentro del total de ingresos provenientes del petróleo (ptyt) y de los activos netos (rtQt) mientras que la posición activa disminuiría con el crecimiento del core deficit (gt). Equilibrio Dados los sectores analizados, el modelo puede ser resumido en tres ecuaciones. - Mercado de capitales En equilibrio, el ahorro privado se encuentra bajo la forma de deuda del gobierno (bt) y activos externos (atp). Siendo el monto total de activos financieros mantenidos por la economía at=atg+atp, la ecuación de equilibrio en el mercado de capitales puede escribirse como: t(ptyt+rtQt) = (1+n)(at+1-Qt+1) (7) Por conveniencia analítica, en el modelo no se especifica el comportamiento dinámico de at, haciendo el supuesto de que permanece constante en el tiempo. Es de hacer notar que éste y todos los supuestos del modelo se hacen con el objetivo de poder entender de una manera más sencilla lo que constituye una política fiscal sostenible en países dependientes de la venta de sus recursos naturales no renovables. - Sector gobierno Como se señaló anteriormente, la evolución de la posición activa neta del gobierno está dada por: (1+n)Qt+1 = Qt-gt+(1-t)(ptyt+rtQt) (8) - Restricción de los recursos La evolución del valor del stock del recurso sería: (1+n)St+1 = St- ptyt (9) E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 38 Con base en este modelo, a continuación se determinará lo que constituye una política fiscal sostenible. Sostenibilidad de la política fiscal De la manipulación de las ecuaciones (7), (8) y (9) se obtienen las condiciones que describen el comportamiento dinámico de St, cuando St ≥ St+1 o St £ 0, y de Qt, cuando Qt ≥ Qt+1 o Qt £ 0. Así, para St la condición es:12 Qt £ (1-t+t)(1+n-)St+ gt+(1+n)at+1 (Rt-t(1-)rt) Rt-t(1-)rt (10) Para Qt la condición es: Qt £ -tgt+(1+t)(1+n)at+1 (1-t+t)(1+n)-t (11) Gráficamente se demuestra que cuando el intercepto de la ecuación donde Qt=0 (ecuación 11 con igualdad) está por encima del intercepto de la ecuación donde St=0 (ecuación 10 con igualdad), nos encontramos en el caso en que la política fiscal es sostenible. Esto es, cuando -tgt+(1+t)(1+n)at+1 ≥ gt+(1+n)at+1 (1-t+t)(1+n)-t Rt-t(1-)rt (12) En efecto, como se aprecia en el gráfico 1, cuando ocurre (12) las ecuaciones para Qt=0 y St=0 se intersecan, de manera que partiendo de cualquier stock inicial de recurso natural y una posición activa neta dada, la economía tenderá hacia un estado estacionario en el cual el gobierno no dependerá del recurso petrolero para su solvencia, lo cual a su vez significa que el stock del recurso no seguirá mermándose en el tiempo, y mantendrá una posición activa neta positiva. 12 Ver apéndice 3 para la derivación de estas condiciones. E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 39 Gráfico 1 St = 0 Qt Qt = 0 A St Lo contrario ocurre cuando el intercepto de la ecuación Qt=0 está por debajo del intercepto de la ecuación St=0 (gráfico 2). En este caso las ecuaciones no se intersecan, lo cual muestra que la política fiscal no es sostenible, ya que partiendo de cualquier posición inicial del recurso natural y de activos financieros, la economía no tenderá al estado estacionario como en el caso anterior. Veamos estos dos casos con ejemplos. Gráfico 2 St = 0 Qt Qt = 0 A St E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 40 Supongamos un país dotado con abundante recurso natural y una posición relativamente baja de activos financieros (posición A en el gráfico 1). Al pasar los años el stock del recurso va disminuyendo, dado que la mayor parte de los gastos fiscales dependen de éste. Sin embargo, si el gobierno al mismo tiempo va acumulando activos financieros, llegará el momento en que éste no tendrá que utilizar más el recurso natural para su financiamiento, sino más bien el gobierno podrá realizar sus gastos con los ingresos provenientes del rendimiento de su stock de activos financieros. Así, el país dejaría de depender de un recurso que provee bastante inestabilidad a los ingresos fiscales, debido no sólo a la volatilidad de su precio, sino también a la posibilidad de que en algún momento surjan sustitutos, dejando casi sin valor al recurso o que éste se agote. Se pasaría a depender de una fuente de ingresos más estable, como lo es el stock de activos financieros. Ahora bien, si el gobierno en lugar de ir acumulando activos financieros en el tiempo sigue apoyándose en gran medida en los ingresos petroleros para financiar sus gastos presentes y futuros, llegará el momento en que cuando el petróleo comience a agotarse (e incluso una vez agotado), el gobierno tendrá que recurrir al endeudamiento, dado que el bajo nivel de ahorro será insuficiente para financiar el gasto, lo cual llevaría a la deuda a niveles insostenibles (gráfico 2). En consecuencia, un país cuyos ingresos dependan en su mayor parte de un recurso natural no renovable, debe buscar sustituir su activo no renovable por activos financieros que ofrezcan un rendimiento, dado que así se contaría con ingresos más estables y por ende se evitaría la acumulación de deuda a niveles insostenibles. Despejando de (12) el core deficit, gt, se obtiene la ecuación que describe la condición para que una política fiscal sea considerada sostenible, a saber, (13) gt£ (1-t)rt -n at+1 trt 1+ 1+n De aquí que una política fiscal es sostenible si el core deficit es menor al retorno sobre los activos financieros ajustado por las transferencias del gobierno a los consumidores, la tasa de crecimiento de la población y el comportamiento del ahorro del sector privado. Esto significa que así el petróleo se agote el gobierno puede seguir financiando sus gastos permaneciendo solvente, mientras que a la vez su posición activa neta se incrementa, dado que el ingreso proveniente de los activos financieros sobrepasa al core deficit. De esta ecuación se desprende que en la medida en que el core deficit sostenible (el cual se obtiene de 13) sea inferior al core deficit corriente, la política fiscal se E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 41 encuentra más lejos de la sostenibilidad, ya que esto significa que todavía parte de los gastos del gobierno son financiados con petróleo. Ahora bien, la diferencia entre el core deficit sostenible y el core deficit corriente puede ampliarse debido a varios factores. Entre ellos se pueden citar los siguientes: que el core deficit corriente se incremente, dado un aumento de los gastos del gobierno o una disminución de los ingresos no petroleros, mientras que la posición activa neta permanezca constante; que la tasa de rendimiento sobre los activos decrezca o que la tasa de crecimiento de la población aumente, por cuanto esto reduciría el tamaño del core deficit sostenible; que la proporción de las transferencias netas al sector privado se incremente. Es importante señalar que mientras mayor sea la proporción de transferencias del gobierno a los consumidores, el presupuesto se hace estructuralmente más débil, ya que frente a una caída de los ingresos petroleros estos gastos no pueden ser reducidos de forma inmediata. Como consecuencia, el gobierno contaría con menos recursos para gastos discrecionales como, por ejemplo, acumular activos financieros, debiendo reducir el core deficit o acudir al endeudamiento, lo que aumentaría el nivel de su deuda. Todo lo anterior es válido si estamos en el caso de un deterioro en los términos de intercambio, es decir, cuando <1. Si pensamos en una mejora prolongada en los mismos ( >1), esto tiene implicaciones diferentes al caso anterior, aunque el criterio para considerar a una política fiscal sostenible continúa siendo el mismo mostrado por la ecuación 13. Veamos por qué. En una economía donde el precio de su recurso natural está aumentando, y el gobierno a pesar de ello acumula activos financieros con el propósito de satisfacer (13), el país experimentará un crecimiento en el valor del stock de su recurso a través del tiempo, tal como se observa en el gráfico 3. Partiendo de este gráfico, supongamos un país en la posición A; éste en principio mostrará una caída en el valor del stock del recurso, dada la alta tasa de extracción prevaleciente para el financiamiento del gasto. Sin embargo, una vez que el gobierno acumula activos financieros y usa los ingresos provenientes de su retorno, la tasa de extracción caerá y el valor del recurso restante aumentará en el tiempo. E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 42 Gráfico 3 Qt Qt = 0 A St = 0 St Por el contrario, si frente a una mejora en los precios del recurso el gobierno no emprende la acumulación de activos financieros necesaria para satisfacer (13), el resultado dependerá de la cantidad del recurso natural de que el país disponga. En efecto, en un país dotado con grandes reservas, el valor de su stock de recurso podría mostrar un comportamiento similar al del caso sostenible, tal como se muestra en la zona no sombreada del gráfico 4. En este caso, a pesar de que se viola la condición (13), el gobierno es capaz de financiar su core deficit por un tiempo largo fundamentalmente con ingresos petroleros, y sin el riesgo de insolvencia, dado que cuenta con grandes cantidades de reservas que se están apreciando en el tiempo. Sin embargo, en países dotados con menor cantidad de recurso natural, la apreciación del mismo no es suficiente para compensar el alto core deficit a financiar. En este caso, si el gobierno no emprende la acumulación de activos financieros, el stock del recurso eventualmente se agotará, y el gobierno enfrentará un crecimiento de su deuda a niveles insostenibles (zona sombreada del gráfico 4). E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 43 Gráfico 4 Qt B Qt = 0 A St = 0 St En resumen, en economías dependientes de recursos naturales no renovables como el petróleo, una política fiscal puede ser mantenida indefinidamente cuando el core deficit es menor al retorno de los activos financieros, ajustado este retorno por el tamaño de las transferencias del gobierno a los consumidores, la tasa de crecimiento de la población y el comportamiento del ahorro privado. Las implicaciones de satisfacer o violar este criterio de sostenibilidad son diferentes dependiendo de si estamos en el caso de un deterioro o de una mejora en los términos de intercambio. Sin embargo, es de hacer notar que ninguno de estos casos es reflejo absoluto de la realidad, ya que la experiencia ha demostrado que los países productores de petróleo exhiben períodos en que el precio del recurso aumenta y períodos en que disminuye. Lo importante es que, independientemente del caso en que una economía se encuentre, el gobierno emprenda la sustitución de su activo no renovable por activos que devenguen un rendimiento, tratando de mantener a su vez bajos niveles de transferencias al sector privado y evitar elevados core deficit, ya que esto redundará en el bienestar económico de largo plazo. Finalmente, en el caso de economías petroleras, la determinación de la sostenibilidad usando solamente los indicadores convencionales no parece ser correcta, ya que estas medidas darían una visión incompleta de la posición fiscal. Es necesario, por lo tanto, usar el indicador basado en el core deficit para así complementar el análisis. En efecto, en un momento determinado los indicadores convencionales pueden señalar que la política es sostenible, no obstante que este resultado esté basado en el hecho de que para ese período los precios del petróleo E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 44 sean elevados. Así, esta política “sostenible” puede convertirse en insostenible si al poco tiempo los precios sufren una caída prolongada. Asimismo en una economía petrolera siempre estará latente el peligro, no sólo de la volatilidad en los precios, sino también de la posibilidad de que surja un sustituto del petróleo, o en el más largo plazo, de que el petróleo se agote. De esta manera, es preciso utilizar, además de los indicadores convencionales, el core deficit u otra metodología apropiada para este tipo de economías.13 El análisis de vulnerabilidad fiscal14 La vulnerabilidad fiscal se refiere al grado de exposición de la política fiscal a factores económicos, políticos y sociales que puedan comprometer el logro de sus objetivos. De aquí que a pesar de que los indicadores de sostenibilidad señalen que una determinada política es sostenible, ésta puede dejar de serlo en un momento dado en virtud de sucesos económicos, políticos y sociales que lleven a una acumulación excesiva de deuda que conduzca a un cambio o ajuste en la política fiscal. En consecuencia, con el análisis de la vulnerabilidad fiscal se busca determinar los factores que podrían afectar la sostenibilidad de la política fiscal. La determinación de estos factores se puede realizar bajo dos perspectivas: aquella relacionada con aspectos macrofiscales, y aquella vinculada a aspectos microestructurales. En efecto, la política fiscal puede ser vista como operando en tres niveles, a saber: a un nivel agregado, donde el énfasis es sobre el total de gastos e ingresos, el resultado financiero, la forma como se financia el déficit o como se usa el superávit, así como las consecuencias fiscales de la acumulación de pasivos y activos; a un nivel sectorial, donde el enfoque es sobre la estructura de los gastos e ingresos, y a un nivel de programas, el cual se basa en la eficiencia microeconómica de cada uno de los programas de ingresos y gastos. En cualquiera de estos tres niveles se puede manifestar la vulnerabilidad fiscal. El primero de ellos se relaciona con los aspectos macrofiscales y los dos últimos con los microestructurales. A continuación se explica en detalle cada uno de estos aspectos. Aspectos macrofiscales Desde un punto de vista agregado, un gobierno tiene ciertos objetivos básicos de política fiscal (también llamados objetivos macrofiscales), los cuales consisten en 13 En el trabajo elaborado por Liuksila, García y Bassett (1994) se describe otra metodología para la evaluación de la sostenibilidad fiscal en países dependientes de recursos naturales no renovables. 14 La metodología descrita en esta sección se basa en los estudios realizados por Hemming y Petrie (2000) acerca de los aspectos macrofiscales de vulnerabilidad, y Abedian (1999) con respecto a los aspectos microestructurales. E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 45 evitar tener excesivos déficit fiscales y deuda, asegurarse de que la política fiscal sea lo suficientemente flexible para responder de una manera apropiada y oportuna a shocks domésticos y externos, y procurar que las tasas impositivas sean razonables y estables. A través del análisis de la vulnerabilidad fiscal se determinan los factores que amenazarían el logro de estos objetivos, lo cual es importante, ya que la dificultad de alcanzar algunos o todos estos objetivos podría comprometer la sostenibilidad de la política fiscal. Para determinar la vulnerabilidad fiscal desde la perspectiva agregada, se debe evaluar la posición fiscal inicial, realizar un análisis de riesgo fiscal de mediano y largo plazo, así como examinar las debilidades estructurales de la gestión financiera. • Evaluación de la posición fiscal inicial Éste es el punto de partida en los análisis de vulnerabilidad fiscal. Se trata de tener una visión clara inicial de la posición fiscal con respecto a, por un lado, si el gobierno cumple con los objetivos macrofiscales antes descritos, y por el otro, si la información disponible abarca toda la actividad fiscal. En efecto, si en este análisis inicial se encuentra que el gobierno tiene altos niveles de déficit y deuda, que la capacidad de respuesta ante choques macroeconómicos es baja, y que las tasas impositivas son elevadas y variables, se podría presumir que el gobierno está bastante expuesto a la posibilidad de que su política fiscal tenga que ser modificada. Asimismo si la información acerca de la gestión fiscal no comprende toda la actividad fiscal, el análisis de la posición inicial no sería confiable. En este sentido, es importante tomar en cuenta las actividades cuasifiscales y extrapresupuestarias, las obligaciones contingentes, los cambios en el nivel de los activos y pasivos, así como evaluar la calidad en la medición de la actividad fiscal. • Análisis de riesgo fiscal de mediano plazo Se refiere a un análisis de sensibilidad de los agregados fiscales y de los indicadores de sostenibilidad, con base en variaciones de los principales supuestos de formulación de la política fiscal y de las variables macro relevantes. Para llevar a cabo este análisis de sensibilidad es necesario proyectar la gestión fiscal para un período de al menos 5 años, establecer escenarios para evaluar las respuestas de mediano plazo a diferentes posiciones fiscales iniciales y riesgos de corto plazo, así como realizar un stress testing para determinar el impacto de shocks de corto y mediano plazo. Entre los factores de riesgo a considerar se encuentran los siguientes: – Cambio en las variables macro relevantes como, por ejemplo, cambios no anticipados en la tasa de crecimiento del producto, el desempleo, la inflación, las tasas de interés, la balanza comercial, el tipo de cambio, entre otras. E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 46 – La estructura de la deuda, en virtud de posibles movimientos en las tasas de interés y el tipo de cambio. – Variación en el precio de los recursos naturales no renovables. – Incremento en los salarios públicos. – Manejo de los pasivos contingentes. – Imprecisión en la definición de políticas y en la asignación de partidas específicas de gasto. • Análisis de riesgo fiscal de largo plazo Existen factores de riesgo de largo plazo que afectan a la gestión fiscal. Entre éstos se encuentran el posible agotamiento de los recursos naturales no renovables que generan sustanciales ingresos, así como el impacto del desarrollo demográfico sobre los gastos de la seguridad social. Por ello es importante tener proyecciones para un período largo de tiempo como, por ejemplo, treinta años, para así poder evaluar las presiones que sobre los ingresos y gastos se podrían presentar en el futuro, y que a su vez podrían comprometer la sostenibilidad de la política fiscal en el largo plazo. • Debilidades estructurales en la gestión fiscal Las debilidades presentes en la composición de los ingresos y gastos del gobierno son una fuente de vulnerabilidad, dado que limitan su capacidad de respuesta y de aplicación de políticas contracíclicas en un momento determinado. Entre las debilidades dentro de la composición de los gastos se encuentra la alta proporción de gastos no discrecionales, lo cual le resta flexibilidad al gobierno para reducir sus gastos en un momento en que sea necesario hacerlo. Asimismo la influencia de grupos de interés en algunas partidas del gasto también es una debilidad, debido a que de igual manera obstaculiza el ajuste del mismo. Las debilidades por el lado de los ingresos se pueden constatar cuando éstos dependen en su mayor parte de fuentes inestables, como los ingresos petroleros o ingresos no tributarios, cuando el sistema impositivo es poco elástico, o cuando existen cambios frecuentes en las leyes tributarias, entre otros. A continuación se presenta una lista de indicadores que resume los cuatro aspectos de vulnerabilidad arriba mencionados. No obstante, es importante señalar que esta lista debe ser tomada como una guía, debido a que son indicadores sugeridos en términos generales para la determinación de la vulnerabilidad fiscal. Cada país, de acuerdo con su experiencia, puede encontrar otros indicadores que sean más útiles para su caso específico. E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 47 Cuadro 1 Indicador Posición fiscal inicial Debilidad en la posición fiscal inicial Deficiencia en la contabilidad y el sistema de control Información insuficiente Tamaño de las obligaciones contingentes no cubiertas Actividades cuasifiscales Indicadores de riesgo de mediano plazo Alta sensibilidad de los resultados fiscales a cambios en las variables macroeconómicas relevantes Estructura inapropiada de la deuda Variabilidad en las fuentes de ingresos y en los programas de gastos Medidas Resultado fiscal global como % del producto Otros resultados del balance fiscal como % del producto Deuda neta como % del producto Tamaño de los estabilizadores automáticos Promedio y máximas tasas impositivas Balance fiscal por encima de la línea en comparación con el balance por debajo de la línea Deuda bruta Deuda neta Otros datos importantes Obligaciones contingentes brutas como proporción del ingreso total Obligaciones contingentes netas como proporción del ingreso total o Descripción de las principales obligaciones contingentes y cuantificación de las obligaciones netas más elevadas Actividades cuasifiscales como proporción del ingreso total o Descripción de las principales actividades cuasifiscales y cuantificación de las más significativas Impacto de las variaciones en las proyecciones del producto, inflación, balanza de pagos, tipo de cambio y tasas de interés sobre el balance fiscal Maduración (corto, mediano y largo plazo) Estructura de los intereses (fijos vs. variables) % deuda en moneda nacional % deuda en moneda extranjera Impacto de las variaciones en otros determinantes de los ingresos y gastos fiscales E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… Pasivos contingentes Otros riesgos presentes en los gastos Indicadores de riesgo de largo plazo Dinámica desfavorable de la deuda 48 Pasivos contingentes netos como % del producto Pagos esperados de pasivos contingentes Descripción de programas y políticas que dan origen a riesgos Proyecciones a diez años de la deuda (bruta o neta) como % del producto Cambio requerido en el balance primario para estabilizar la deuda al nivel actual o a un nivel objetivo Baja calificación de la deuda y/o alta prima Esta información está disponible de riesgo en el Bloomberg web site Tendencia demográfica adversa Proyección de largo plazo de la población en edad de retiro y en edad escolar con relación a la población que trabaja y a la total Impacto sobre el gasto como % del producto y las tasas impositivas Rápido agotamiento de los recursos Años de duración de las reservas a la tasa naturales no renovables de explotación actual Ingresos relacionados con el recurso como % de los ingresos totales Activos financieros relacionados con el recurso como % del producto Seria devastación ambiental Debilidades estructurales en la gestión financiera Debilidades en los gastos Elevada proporción de gastos Gastos no discrecionales como % del producto no discrecionales Excesivo gasto militar Gasto militar como % del producto Debilidades en los ingresos Inelasticidad de los ingresos Elasticidad de las tasas impositivas Alta concentración de los ingresos impositivos Composición de los ingresos Cambios frecuentes en las leyes impositivas Principales cambios en los impuestos, especialmente nuevas exenciones y exoneraciones cada año o cada dos años Dependencia de ingresos no tributarios Proporción de los ingresos no tributarios dentro del total de ingresos Composición de los ingresos no tributarios E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 49 Como se indicó anteriormente, la determinación de la vulnerabilidad fiscal puede hacerse bajo dos perspectivas, una relacionada con aspectos macrofiscales y una vinculada a aspectos microestructurales. De aquí que los indicadores que se acaban de presentar son parte del examen que hay que realizar para la determinación de la vulnerabilidad fiscal, ya que éstos sólo evalúan la vulnerabilidad desde el punto de vista agregado. A continuación se analizan los aspectos microestructurales de vulnerabilidad. Aspectos microestructurales Los aspectos microestructurales de vulnerabilidad se relacionan con la exposición a la economía política. Es decir, un gobierno tiene objetivos de economía política, tales como la provisión de educación y salud pública, la ejecución de programas sociales, garantizar un sistema judicial efectivo, así como procurar tener una alta capacidad de gerencia fiscal. Cuando un gobierno falla en alcanzar de una manera adecuada estos objetivos surge la exposición a la economía política, la cual es crítica en términos de sus consecuencias sociales y económicas. En efecto, cuando un gobierno no alcanza de manera adecuada sus objetivos de economía política, esto podría llevar a una crisis en la legitimidad sociopolítica del gobierno, influyendo en el crecimiento económico de mediano a largo plazo y en la estabilidad económica en general. Las causas que llevan a un gobierno a fallar en la provisión de los bienes y servicios en cuestión, y por ende a exponerse a la economía política, se relacionan con la baja eficiencia y efectividad del Estado en el uso de los recursos públicos. Ahora bien, esta baja eficiencia y efectividad tiene que ver con dos aspectos que influyen en el desempeño del Estado, los cuales son: el ambiente del sector público y el sistema de gerencia fiscal. Así, para estudiar las causas de la exposición a la economía política es indispensable estudiar estos dos aspectos. • Ambiente del sector público Se refiere al ambiente donde el sector público lleva a cabo sus actividades, el cual debe ser adecuado de manera de obtener una maximización en el retorno social de los recursos públicos. Un ambiente adecuado debe ser aquel donde prevalezca la estabilidad política, exista un sistema judicial efectivo y transparente, el marco regulatorio sea de tamaño adecuado, consistente, y que obligue a la rendición de cuentas, y donde la economía esté enfocada hacia la productividad. También es importante considerar en el ambiente a las normas informales que existen dentro del sector público, debido a que éstas inciden en aspectos, tales como el nombramiento de funcionarios de alto nivel, la toma de decisiones del alto gobierno, los contratos entre los diferentes entes del Estado o entre el Estado y el sector E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 50 privado, entre otros. Asimismo es fundamental definir las funciones del gobierno, ya que esto contribuye a la asignación adecuada de los recursos y a la productividad. • El sistema de gerencia fiscal Se refiere a la gerencia en todo lo que envuelve al proceso presupuestario. Debilidades presentes en este proceso llevan al establecimiento de políticas inadecuadas, a la prestación deficiente de los bienes y servicios comprometidos por el gobierno, así como a una inapropiada formación de capital, tanto físico como humano. El proceso presupuestario puede ilustrarse como sigue: Supervisión Prioridades de políticas Planificación estratégica Recursos (input) Planificación financiera (presupuesto) Evaluación y monitoreo Bienes y servicios públicos (output) Impacto sobre la sociedad Implementación (gerencia del gasto) En cada una de las etapas de este proceso se pueden encontrar elementos de vulnerabilidad que ponen en riesgo el manejo adecuado de los recursos (inputs), obstaculizando así el logro de los objetivos o metas propuestos por el gobierno (outputs). A continuación se exponen algunos de los elementos de vulnerabilidad que se podrían hallar en cada una de estas etapas. Prioridades de políticas Esta etapa es la que tiene el mayor impacto sobre la asignación eficiente de los recursos públicos. La vulnerabilidad aquí surge debido a una pobre, o inexistente, estructura institucional para recoger de una manera efectiva y sistemática las necesidades de bienes y servicios públicos demandados por la sociedad. Es decir, las decisiones sobre lo que es prioritario para la comunidad se toman sobre bases ad hoc. Planificación estratégica En esta etapa la vulnerabilidad surge cuando no se presentan programas consistentes de mediano plazo donde se especifique la estrategia a seguir para el logro de las metas establecidas. Asimismo es importante la planificación de la secuencia entre los programas, ya que fallas en este aspecto son también una fuente de vulnerabilidad. Esta etapa es fundamental en el proceso presupuestario, debido a que una deficiente planificación estratégica resulta en un escaso impacto del gasto fiscal. E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 51 Planificación financiera Esta etapa se refiere a la elaboración del presupuesto. La vulnerabilidad aquí está muy relacionada con los aspectos macrofiscales mencionados anteriormente. No obstante, también en esta etapa la vulnerabilidad puede originarse cuando el énfasis en la elaboración del presupuesto es sobre input-budgeting en comparación con la planificación de service output. Es decir, cuando la asignación de los recursos se hace sobre la base del costo de producción de los servicios y no de acuerdo con una planificación de las metas y programas. Cuando el énfasis es sobre las metas y programas, se asegura una mejor calidad de los bienes y servicios públicos (output). Adicionalmente, cabe señalar la importancia de la existencia de un plan de gastos de mediano plazo en lugar de presupuestos anuales, ya que esto mostraría la orientación de la política fiscal. Implementación (gerencia del gasto) El potencial riesgo fiscal en esta etapa surge cuando el manejo de los resultados (output) es débil o inexistente. Es decir, cuando el énfasis es sobre los procedimientos a seguir para efectuar los pagos a los entes administradores de fondos, dejando a un lado el desarrollo de un sistema de información efectivo para hacer un seguimiento del progreso de los programas a llevarse a cabo con esos pagos, de acuerdo con la planificación financiera realizada en la etapa anterior. De esta forma se pudiera estar destinando recursos a entes que no lo necesitan en un momento dado. Esta situación incide en la eficacia de la gerencia del gasto y por ende en la planificación del flujo de caja. Evaluación y monitoreo En esta fase la vulnerabilidad se manifiesta con la falta de un sistema que provea información relevante y oportuna acerca de los procesos y el producto final. Recientes avances en diseños de sistemas y tecnologías de información han hecho posible una mezcla óptima de control sobre dichos procesos y el producto final. Sin embargo, cabe señalar que es común encontrar a la información del sector público fragmentada e incompatible entre las diferentes operaciones del gobierno. Un ejemplo de estas incompatibilidades puede verse entre el sistema de pago de personal, los gastos recurrentes y el gasto de capital. Esto lleva a ineficiencias e imprecisiones en el monitoreo y evaluación del gasto fiscal, lo cual a su vez no permite unas efectivas auditoría interna y externa, pudiendo así surgir problemas de corrupción. Estos elementos de vulnerabilidad indicados en cada una de las etapas del proceso presupuestario, así como aquellos mencionados en el ambiente en el cual se desenvuelve el sector público, pueden ser resumidos en indicadores. No obstante, E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 52 es importante señalar que algunos de los riesgos fiscales relacionados con los aspectos microestructurales de vulnerabilidad no pueden ser determinados cuantitativamente, dada su naturaleza, siendo necesario hacer juicios subjetivos con respecto a ellos. En consecuencia, la evaluación de los aspectos microestructurales de vulnerabilidad debe ser realizada a través de indicadores cuantitativos y cualitativos. Los potenciales indicadores cualitativos se resumen a continuación. Cuadro 2 Influencia en el desempeño Ambiente del sector público Sistema de gerencia fiscal Principales elementos Estabilidad política Indicadores Naturaleza del proceso político Predominio de la violencia política Marco regulatorio Existencia de regulaciones financieras y corporativas Derechos de propiedad Sistema judicial efectivo Percepción del sistema judicial en el país Grado de acumulación de casos en la Corte Presencia explícita de interferencia política en el sistema judicial Código de valores Índice de corrupción Enfoque hacia la productividad Revisión de la productividad nacional Ranking de la productividad del país Prioridades de políticas Participación política en el establecimiento de prioridades Organización institucional para el establecimiento de prioridades El proceso presupuestario Planificación estratégica Existencia de un plan de mediano plazo Políticas sectoriales y secuencia lógica E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 53 · Planificación financiera Implementación (gerencia del gasto) Evaluación y monitoreo Input vs. output/outcome budgeting Presupuestos anuales vs. planificación de gastos de mediano plazo Planificación del flujo de caja Calidad del sistema de información Calidad de la administración de los gastos e ingresos Balance entre el monitoreo de los procesos y el monitoreo del producto Independencia de la oficina auditora Acceso a la información Por su parte, los indicadores cuantitativos pueden ser divididos en dos categorías: • Proxies de la eficacia del gobierno • Medidas de eficiencia del gobierno La eficacia de un gobierno puede ser medida a través del impacto de éste sobre la infraestructura física y humana de un país. Proxies factibles para medir el probable impacto del gobierno pueden ser: – Trayectoria del índice de desarrollo humano del país – Trayectoria del coeficiente de Gini – Trayectoria en la formación de capital del sector público – Trayectoria en el gasto de mantenimiento del sector público El establecimiento de indicadores de eficiencia para el caso del gobierno no es fácil, dada la naturaleza compleja de este sector. No obstante, en virtud de que el problema aquí tratado es sobre la vulnerabilidad de la economía política, se estima suficiente considerar como indicadores de eficiencia a los gastos en salud y educación. Antes de finalizar con el análisis de la vulnerabilidad fiscal es importante destacar que existe una interacción entre los objetivos macrofiscales y los objetivos microestructurales de la política fiscal. En consecuencia, la dificultad de alcanzar uno de estos objetivos puede influir en el éxito de alcanzar el otro. Como un ejemplo, debilidades en el diseño de algunos programas, sean éstos por el lado E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 54 de los gastos o de los ingresos, pueden incidir de manera negativa en los resultados agregados de la gestión fiscal. Asimismo si se espera obtener resultados fiscales adversos, es probable que algunos de los objetivos microestructurales no puedan ser alcanzados. En este sentido, para determinar la vulnerabilidad fiscal es preciso evaluar, tanto los aspectos macrofiscales de vulnerabilidad fiscal, los cuales están relacionados con los objetivos a nivel macro, como los aspectos microestructurales, los cuales se vinculan a los objetivos a nivel micro. Conclusiones En este trabajo se ha hecho una revisión de las metodologías para la evaluación de la sostenibilidad y vulnerabilidad de la política fiscal. La determinación de la sostenibilidad y vulnerabilidad fiscal es importante en virtud de que el ajuste o cambio en un momento dado hacia una política más restrictiva, puede traducirse en altos costos para la economía. Una política fiscal es sostenible cuando ella no conduce a una acumulación excesiva de pasivos. Por su parte, la vulnerabilidad se refiere al grado de exposición de la política fiscal a factores económicos, políticos y sociales que puedan comprometer el logro de sus objetivos. De aquí que es importante destacar que no basta con examinar la sostenibilidad de una determinada política fiscal, sino también es fundamental evaluar la vulnerabilidad de la misma, ya que a pesar de que los indicadores señalen que es sostenible, este resultado puede revertirse como consecuencia de sucesos económicos, políticos y/o sociales. En el análisis comparativo de los indicadores de sostenibilidad presentados en el trabajo se obtuvieron los siguientes resultados. Suponiendo una política fiscal sostenible y con un comportamiento cíclico, el ejercicio arroja que de todos los indicadores utilizados el déficit operacional es el que presenta una mayor fluctuación, seguido por el indicador de Blanchard, mientras que el ideal no fluctúa. Esto sugiere que en la evaluación de la sostenibilidad para el caso de una política fiscal cíclica, el indicador operacional y el de Blanchard no son apropiados, ya que mientras el ideal señala que la política fiscal es sostenible, el operacional y el de Blanchard recomiendan ajustes para estabilizar la razón deuda/producto. Sin embargo, el desvío de este último indicador con respecto al indicador ideal disminuye en la medida en que se disponga de proyecciones más largas. El déficit macroajustado, el cual se basa para su construcción en el déficit primario de tendencia, es el que sugiere menores ajustes en el caso de políticas fiscales cíclicas. La amplitud de la fluctuación de este indicador con respecto al ideal es la menor en comparación con el total de indicadores estudiados. En el caso de una política fiscal insostenible, los indicadores son positivos y aumentan de valor en el tiempo. El déficit operacional es el que presenta el mayor E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 55 crecimiento, seguido por el indicador de Blanchard, el déficit macroajustado y, por último, el indicador ideal. La evaluación de la vulnerabilidad fiscal requiere de una mezcla de indicadores cuantitativos y cualitativos para así poder capturar en lo posible las fragilidades existentes en el complejo sistema fiscal. Es necesario reiterar que los indicadores presentados en este estudio son considerados indicadores potenciales, debido a que cada país de acuerdo con su experiencia puede encontrar otros que le sean de mayor utilidad. Entre los indicadores de vulnerabilidad a tomar en cuenta en el caso de países dependientes de los ingresos petroleros, se encuentra la volatilidad de los precios del petróleo. Sin embargo, dado que este recurso posee la característica de que se agota en el tiempo, se hace necesario tomar en cuenta este indicador no sólo como indicador de vulnerabilidad, sino también de sostenibilidad de la política fiscal en el largo plazo. De aquí que en Chalk (1998) se desarrolla un indicador de sostenibilidad llamado el core deficit, el cual toma en cuenta los recursos naturales no renovables. En el caso de este tipo de economías, en la evaluación de la sostenibilidad se debe utilizar este indicador junto con los indicadores convencionales, para así tener una visión completa de la posición fiscal. E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 56 Apéndice 1 Rol de la creación monetaria en las finanzas públicas Este apéndice analiza la incidencia de la creación monetaria en la restricción presupuestaria del gobierno. En la literatura se considera la creación de base monetaria como una fuente de financiamiento del déficit. Estas notas tratan acerca de los canales a través de los cuales ésta se hace efectiva. La comprensión de estos canales requiere del análisis de las fuentes de financiamiento del gobierno central a partir de la consolidación de la restricción presupuestaria del gobierno con la variación patrimonial del Banco Central. La noción crucial para el análisis es la manera como la creación de base monetaria modifica la composición de la estructura pasiva neta del gobierno cum Banco Central entre los pasivos netos generadores de intereses y los pasivos monetarios que no los generan. A un nivel contable y como resultado de esta consolidación, el déficit primario del gobierno central más los pagos de intereses por concepto de deuda menos las transferencias de utilidades por concepto de ganancias de intereses sobre activos internos y externos del Banco Central al Gobierno iguala al cambio en la posición patrimonial consolidada de ambos entes. Esta posición patrimonial está dada por la deuda pública menos saldo de la cuenta de capital de la autoridad monetaria. En este contexto, toda expansión de base monetaria como contrapartida a una adquisición de activos por parte del Banco Central, reservas internacionales o crédito doméstico al sistema bancario, constituye una fuente futura de ingresos por intereses para el gobierno central. Desde la perspectiva del público, la adquisición de base a cambio de activos implica el sacrificio de un flujo de ingresos futuros por intereses, lo cual constituye el costo de oportunidad de mantener saldos reales. En este sentido, una remonetización en el período presente, medida por un incremento de base, mejora la posición fiscal futura, medida por una reducción permanente del déficit financiero. Sin embargo, no toda expansión de base necesariamente afecta la posición pasiva neta generadora de intereses. Considere la adquisición de una emisión primaria de títulos del gobierno por parte del Banco Central. En términos consolidados la posición pasiva neta no cambia pero la base aumenta. En este caso podemos decir que la creación monetaria financia el déficit financiero del gobierno del período corriente. En conclusión, dependiendo de si la fuente de creación de base monetaria es la adquisición de un activo del público o del sistema bancario, o la adquisición de un pasivo del gobierno, la posición fiscal mejora o no. La parte que sigue es una presentación algebraica de la consolidación de la restricción presupuestaria del gobierno con la variación patrimonial del Banco Central. E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 57 Defina etRt como las reservas internacionales valoradas en bolívares; Ct los créditos otorgados por el Banco Central al sistema bancario; Mt base monetaria y Kt la cuenta de capital del Banco Central. En términos del balance general de la autoridad monetaria, la posición activa menos la posición pasiva es igual al capital. De modo que: Kt = etRt + Ct - Mt (1) La variación de la cuenta de capital del Banco Central está dada por las utilidades que producen sus operaciones. Suponiendo cero costos operativos, estas utilidades proviene de tres fuentes: (i) los ingresos por intereses sobre la tenencia de reservas internacionales, etRt-1it* ; (ii) los ingresos por revalorización de las reservas etRt-1; (iii) las ganancias por intereses sobre el crédito doméstico al sistema financiero, itCt-1. El cambio en las utilidades del Banco Central está dado por: Kt = etRt-1it* + etRt-1+ itCt-1 (2) Suponiendo el cumplimiento de la paridad cubierta de intereses tenemos que: it = (1+it*)(1+e^t)-1 = it*+e^t+it*e^t (3) Utilizando (3) en (2) y denotando las reservas internacionales en moneda doméstica como Rtd, obtenemos: kt = et (et-1Rt-1)it* + et (et-1Rt-1)+itCt-1 et-1 et ^ (4) d * ^ = [1+et)it +et ]Rt -1+itCt-1 = it(Rdt-1+Ct-1) Una vez aplicada la paridad de intereses interno-externo, las utilidades generadas por la autoridad monetaria se concretan a los intereses en moneda nacional provenientes de sus tenencias de activos. El gobierno, por su parte, tiene la siguiente restricción presupuestaria: Dt + iBt-1 = Bt (5) La consolidación de las restricciones presupuestarias del gobierno y del Banco Central se lleva a cabo sumando la variación de la posición pasiva de ambos entes. Así tenemos que: Dt + (Bt-1-Rdt-1-Ct-1)it = D(Bt-Kt) = D(Bt-Rdt-Ct) + Mt (6) E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 58 Apéndice 2 Cálculo del déficit permanente para déficit primarios cíclicos Siguiendo a Talvi y Vegh (2000), el déficit primario está compuesto por un gasto constante y unos ingresos por tributación cíclicos. El carácter cíclico en este ejemplo se modela a través de una función seno del tiempo. La secuencia de déficit primario está dada por: dt = gt-zt = g-( + sen t) (2.1) * t Por definición, el déficit permanente d es el nivel constante de déficit cuyo valor presente iguala al valor presente de la secuencia de déficit primario. En consecuencia, considerando el factor de descuento (1+n/1+r) con r>n tenemos: s s = (g- - sen(t+s))(1+n) d*t+s(1+n s=0 1+r 1+r ) s=0 (2.2) = (g- ) 1+r - sen(t+s)(1+n) r-n s=0 1+r s Las siguientes identidades trigonométricas pueden utilizarse para resolver la sumatoria del término derecho, a saber: 1- cos() scos(s)= 1-2cos()+2 s=0 (2.3) ) ss sen(s) =1-2sen( cos()+2 s=0 (2.4) sen(A-B) = sen(A)cos(B) - cos(A)sen(B) (2.5) sen(A+B) = sen(A)cos(B) + cos(A)sen(B) (2.6) Así tenemos: s s = [sen(t)cos(s)+cos(t)sen(s)](1+n) sen(t+s)(1+n 1+r ) s=0 1+r s=0 s s = sen(t) cos(s)(1+n)+ cos(t) sen(s)(1+n ) 1+r 1+r s=0 s=0 sen(t)- 1+n sen(t-1) 1+r = 2 1-2 1+n cos(1)+(1+n) 1+r 1+r (2.7) Sustituyendo (2.7) en (2.2) y despejando el déficit permanente, obtenemos: sen(t)- 1+n sen(t-1) (2.8) 1+r r-n * dt = g- 1+n 1-2 1+n cos(1)+(1+n )2 1+r 1+r E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 59 Apéndice 3 Derivación del modelo El comportamiento dinámico del stock del recurso natural está dado por: (1+n)st+1 = st-yt s0 fijo y st+1>0 (1) Escribiendo (1) en términos de bienes de consumo, donde pt es el precio relativo entre el recurso y los bienes de consumo, tenemos: (1+n) pt pt+1st+1 = ptst - ptyt pt+1 (2) Suponiendo que pt evoluciona de acuerdo con pt+1= pt, y escribiendo St = ptst, la ecuación (2) puede ser reescrita como: (1+n)st+1 = st-ptyt (3) La restricción presupuestaria del gobierno está dada por: (1+n)(bt+1-agt+1) = Rt(bt-atg)-trt(bt-atg)+gt-(1-t)ptyt (4) donde atg son los activos financieros mantenidos por el gobierno, bt es el stock de deuda del gobierno y t(rt(bt-atg)+ptyt ) las transferencias netas a los consumidores. Siendo Qt = atg-bt la posición activa (o pasiva si es negativo) neta del gobierno, la ecuación (4) puede reescribirse como: (1+n)Qt+1 = Qt- gt+(1-t)(rtQt+ptyt) (5) El comportamiento de los individuos hacia el ahorro se resume en: zt(t) = t (6) donde t representa las transferencias netas a los consumidores, y la fracción del ingreso destinado al ahorro. De aquí que el equilibrio en el mercado de capitales está dado como: p ) zt(t) = t(ptyt+rtQt) = (1+n)(bt+1+at+1 g t (7) p t Siendo at=a +a el total de activos financieros mantenidos por la economía, la ecuación (7) puede ser reescrita como: t(ptyt+rtQt) = (1+n)(at+1-Qt+1) (8) Despejando yt de la ecuación (3) y sustituyendo en las ecuaciones (8) y (5), se obtienen las siguientes ecuaciones en S y Q que describen la dinámica de la economía: St+1 = St + (Rt-t(1-)rt Qt - (gt+(1+n)at+1) 1+n (1+n)(1-t+t) (1+n)(1-t+t) (9) E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… Qt+1 = 60 t Q - tgt-(1-t)(1+n)at+1 (1-t+t)(1+n) (1-t+t)(1+n) t (10) Examinemos primero la ecuación para la evolución de St. Así, de (9) se tiene: St ≥ St+1 Þ St ≥ St + (Rt-t(1-)rt) Qt - (gt+(1+n)at+1) 1+n (1+n)(1- + ) (1+n)(1- + ) t t t (11) t Reescribiendo se puede obtener la condición que describe el comportamiento dinámico para cuando St ≥ St+1 ó St £ 0 Qt £ (1-t+t)(1+n-) St + gt+(1+n)at+1 (Rt-t(1-)rt (Rt-t(1-)rt) (12) De forma similar, de (10) se tiene: Qt ≥ Qt+1 Þ Qt ≥ t Q - tgt-(1-t)(1+n)at+1 (1-t+t)(1+n) (1-t+t)(1+n) t (13) Por lo tanto, la condición para Qt ≥ Qt+1 ó Qt £ 0 sería: Qt ≥ -tgt+(1-t)(1+n)at+1 (1-t+t)(1+n)-t (14) De aquí se desprenden dos casos: el caso cuando una política fiscal es sostenible, y el caso donde la política es insostenible. El caso sostenible se tiene cuando el intercepto para la ecuación donde Qt = 0 descansa sobre el intercepto para la ecuación donde St = 0. Por el contrario, el caso insostenible se tiene cuando el intercepto para Qt = 0 se encuentra por debajo de St = 0. Así, la condición para la sostenibilidad está dada por: -tgt+(1-t)(1+n)at+1 gt+(1+n)at+1 ≥ (1-t+t)(1+n)-t (Rt-t(1-)rt Despejando por gt se obtiene el core deficit sostenible: gt £ (1-t)rt-n at+1 trt 1+ 1+n (15) E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación… 61 Referencias bibliográficas ABEDIAN, I. (1999): “Micro-Structural Aspects of Fiscal Vulnerability”, Fiscal Surveillance and Transparency Division, Fiscal Affair Department, IMF. ARIAS, L.; CUBA, E y SALAZAR, R. (1997): “Sostenibilidad de la política fiscal en Perú”, Serie documentos de trabajo R-316, Washington, D.C., Banco Interamericano de Desarrollo. AROCHA, R. y DE SOUSA, H. (2000): “Determinación de la solvencia fiscal del gobierno central a través de un modelo de estimación de variables fiscales”, Tesis de Grado, Facultad de Economía, Universidad Central de Venezuela. 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Caracas, julio-diciembre 2002, pp. 65-92 • ISSN: 0005-4720 Determinantes de la inflación en Venezuela: un análisis macroeconómico para el período 1986-2000 Dorta, Álvarez Bello Miguel Dorta*, Fernando Álvarez** Omar Bello*** Resumen El objetivo de este trabajo es estudiar empíricamente los factores macroeconómicos más relevantes que explican el proceso inflacionario venezolano, utilizando datos trimestrales para el período 1986-2000. La estrategia de estimación que emplean los autores difiere de anteriores estudios para Venezuela en dos aspectos fundamentales: en primer lugar, analizan separadamente la inflación de bienes y la de servicios; en segundo término, explícitamente consideran el efecto que las brechas en los principales mercados (dinero, cambiario y bienes) tienen sobre el proceso inflacionario. Los desequilibrios fueron estimados a partir de relaciones de largo plazo en los mercados. Cabe destacar que la brecha en el mercado de bienes se obtiene a partir de la estimación de un producto potencial, utilizando una función de producción. La principal conclusión que se desprende de este estudio es que la brecha real afecta directamente a la inflación de bienes, mientras que la brecha cambiaria afecta de manera * Especialista II del Banco Central de Venezuela. Estadístico por la Universidad Central de Venezuela y M.Sc. por la University of Illinois, Urbana-Champaign. Correo electrónico: mdorta@bcv.org.ve ** Economista II de la Oficina de Investigaciones Económicas del BCV. Economista de la Universidad Central de Venezuela y M.Sc. en Investigación de Operaciones por la Universidad Central de Venezuela. Correo electrónico: feralvarez@cantv.net *** Especialista II del Departamento de Análisis Económico del BCV. Economista por la Universidad Central de Venezuela. Diplomado Avanzado en Economía por el Economics Institute, Boulder Colorado. M.Sc. en Economía por la University of California, Los Ángeles. M.Sc. en Economía y Ph.D. en Economía por la University of Colorado. Correo electrónico: obello@bcv.org.ve M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:… 64 indirecta a la mencionada inflación. Por su parte, la brecha monetaria no parece influir, directa o indirectamente, sobre la inflación de bienes o la de servicios. El mayor peso en la explicación de la inflación de servicios descansa en factores de costos como los salarios y el tipo de cambio, y en variables de demanda como el gasto público. No se encontró evidencia de que la inflación de servicios sea explicada por los desequilibrios en cuestión. Palabras clave: Inflación de bienes / Inflación de servicios / Desequilibrios Clasificación JEL: E31, C51 Abstract The purpose of this paper is to make an empirical assessment about the relevant macroeconomic factors that explain the Venezuelan inflationary process, using quarterly data for the period 1986-2000. The estimation strategy employed by the authors differs from previous investigations for Venezuela in two fundamental aspects: First, they analyze goods inflation and services inflation separately. Second, they explicitly consider the effect that the gaps in the main markets (money, goods and exchange rate) have on inflation. Disequilibria were estimated from long run relationships in the markets. The output gap is obtained from the estimation of potential output through a production function. The main conclusion drawn from this paper is that the output gap affects goods inflation directly whereas the exchange rate misalignment does it indirectly. The monetary gap does not seem to affect inflation in neither of the two types mentioned above. The short run dynamics of services inflation is explained by cost factors, such as salary and nominal exchange rate; and by demand side variables, like public expenditure. No evidence was found of disequilibria driving such dynamics. Key words: Goods inflation / Services inflation / Disequilibria JEL Classification: E31, C51 Introducción El objetivo de este trabajo1 es estudiar empíricamente los factores macroeconómicos más relevantes que explican el proceso inflacionario venezolano, utilizando datos trimestrales para el período 1986-2000. La estrategia de estimación que emplean los autores difiere de anteriores estudios para Venezuela en dos aspectos fundamentales: en primer lugar, explícitamente consideran el efecto que las brechas en los principales mercados (dinero, cambiario y bienes) tienen sobre el proceso inflacionario. En segundo término, analizan separadamente la inflación de bienes y de servicios. Los desequilibrios fueron estimados a partir de relaciones de largo plazo en los mercados antes mencionados. 1 Agradecemos los comentarios y sugerencias de Adriana Arreaza, Ana Gómez, José Pineda y Oswaldo Rodríguez. Los errores son de la exclusiva responsabilidad de los autores. M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:… 65 El estudio se basa en un modelo de oferta y demanda agregadas en el cual los precios y el producto son las variables endógenas. Se asume como posible la existencia de desequilibrios temporales en el mercado de dinero, en el mercado de bienes y servicios y en el tipo de cambio real, que influyen sobre la dinámica de las variables endógenas. Dentro de las variables exógenas tenemos aquellas que impactan a la demanda agregada, tales como las monetarias, los fundamentos del tipo de cambio real de equilibrio y las fiscales, entre otras. Luego están las que afectan a la oferta agregada, de corto plazo, tales como los costos de insumos importados y de la mano de obra. También se consideran a las que mueven al producto potencial, tales como el capital y la población económicamente activa. Finalmente, encontramos que la persistencia es una característica importante de la dinámica de las series de inflación. De este modo, la principal conclusión que se desprende de este estudio es que la brecha real afecta directamente a la inflación de bienes, mientras que la brecha cambiaria afecta de manera indirecta a la mencionada inflación. Por su parte, la brecha monetaria no parece influir, directa o indirectamente, sobre la inflación de bienes ni la de servicios. En el caso de la explicación de la inflación de servicios, el mayor peso descansa en factores de costos como los salarios y el tipo de cambio, y en variables de demanda como el gasto público. No se encontró evidencia de que la inflación de servicios sea explicada por los desequilibrios en cuestión. El resto del trabajo se organiza de la siguiente manera: en la segunda sección se presenta sucintamente la evolución de la inflación en Venezuela desde 1950 y algunos de los estudios más relevantes que se han hecho al respecto. En la tercera sección se presentan las relaciones que caracterizan el equilibrio en los sectores monetario, real y externo. Por su parte, en la cuarta sección se presenta el modelo que gobierna la dinámica de corto plazo para las variables endógenas, a saber, inflación (bienes y servicios) y crecimiento. La quinta sección se reserva para la presentación de los resultados del análisis econométrico. Finalmente, se comentan las principales conclusiones del estudio. Evolución y estudios de la inflación en Venezuela La inflación en Venezuela es, si se quiere, un fenómeno de reciente data e incluso si se compara en los episodios más agudos de crecimiento de los precios con otras economías latinoamericanas como Argentina, Brasil, México y Perú. En la evolución de los precios en nuestro país, en los últimos cincuenta años, pueden distinguirse claramente, como puede apreciarse en el cuadro y gráfico 1, tres períodos: M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:… 66 Cuadro 1 Inflación y tasa de crecimiento del PIB (promedio vs. desviación estándar) Período Crecimiento Dispersión Máximo 2,9 11,67 2,15 8,77 4,43 9,73 Inflación Dispersión Máximo 1,66 5,62 1,78 11,84 24,59 103,24 Promedio 6,59 5,95 1,34 1951-1973 1974-1978 1979-2001 Período Promedio 1,7 8,38 32,57 1951-1973 1974-1978 1979-2001 Mínimo 1,33 2,14 -8,57 Mínimo -1,67 6,86 7,04 Gráfico 1 Inflación y desviación estándar Desviación estándar Inflación 15 -4 -5 Inflación 1998 1 1994 35 1990 6 1986 55 1982 11 1978 75 1974 16 1970 95 1966 21 1958 115 1954 26 Desviación estándar a. Estabilidad de precios (1951-1973). En dicho período la economía venezolana presentó una de las inflaciones promedio más bajas del mundo, 1,6 por ciento y una importante tasa de crecimiento del PIB, 5,7 por ciento. Dentro de las características de este período podemos resaltar que la gestión fiscal fue disciplinada. En efecto, el déficit fiscal como porcentaje del PIB no superó el 1,5 por ciento y nunca hubo una situación deficitaria tres años consecutivos. Consis- M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:… 67 tente con esa disciplina, el régimen cambiario prevaleciente era el tipo de cambio fijo. Se puede decir que durante este período la gestión fiscal fue el ancla de precios. b. Inflación moderada (1974-1978). En este lapso la inflación promedio incrementó a 8,4 por ciento mientras que el crecimiento promedio se redujo a 4 por ciento. Una de las características fundamentales de este período fueron los controles masivos de precios y salarios y una política de subsidios directos e indirectos. Ambas políticas, aunque insostenibles en el tiempo debido a la acumulación de distorsiones que produjeron en el mercado laboral, de bienes y en el sector externo, posibilitaron que en esos años el crecimiento de los precios fuera menor al que ha debido resultar de las fuertes presiones de demanda, producto de políticas fiscal y monetaria expansivas. En este período se intenta dominar la inflación con controles de precios y otorgamiento de subsidios, en un ambiente donde el fisco disponía de abundantes recursos. c. Inflación alta (1979-2001). En este período la inflación promedio fue 32,6 por ciento, mientras que el ritmo de actividad económica creció a 1,3 por ciento interanual. Entre 1950 y 2001 la volatilidad de la economía, medida por la inflación, se incrementó y produjo una caída sustancial en el crecimiento económico. Desde el punto de vista de la política económica este lapso se caracteriza por marchas y contramarchas, tal como puede observarse en el cuadro 2, donde están listados los distintos regímenes cambiarios aplicados. Es de destacar que durante ese lapso se implementaron tres programas de ajuste económico, coincidiendo los dos valores históricos más elevados de la inflación 81 y 103 con los años en los que se aplicaron dos de los planes, 1989 y 1996. Cuadro 2 Regímenes cambiarios adoptados Período 1964-1983 (febrero) 1983-1989 (febrero) 1989-1992 (septiembre) 1992-1994 (junio) 1994-1996 (abril) 1996-Presente Régimen Tipo de cambio fijo Control de cambio (tasas diferenciales) Flotación Crawling peg Control de cambio Bandas de flotación Pudiéramos caracterizar el comportamiento de la economía venezolana en estas últimas dos décadas como volátil, fundamentalmente asociado a la incapacidad de amortiguar los choques externos provenientes del mercado petrolero y de producir las reformas institucionales, sobre todo en el ámbito fiscal. Cuando hay M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:… 68 un choque petrolero favorable, aumenta el gasto fiscal; cuando el choque se revierte el gasto se mantiene o incluso se incrementa, entonces se recurre al endeudamiento. Al restringirse la capacidad de endeudamiento y apreciarse el tipo de cambio real por el efecto del gasto, se potencian las expectativas de devaluación. Luego, sobreviene un fuerte ajuste del tipo de cambio que causa correcciones de precios. Después de cada episodio de alza significativa de precios, la tasa promedio de inflación se sitúa en un nivel más elevado, producto en buena medida de la incorporación del mayor nivel de precios al proceso de formación de expectativas. Dado que entre 1979 y 2001 se hacen evidentes importantes desequilibrios en distintas variables económicas, algunos de los cuales se traducen en incrementos de precios, consideramos pertinente enmarcar nuestro estudio dentro de ese período y utilizar una metodología empírica que recoja cómo los desajustes en los principales mercados inciden sobre el crecimiento de los precios. Los primeros estudios sobre los determinantes de la inflación en Venezuela enfatizaban la parte conceptual. En este sentido, vale la pena destacar el trabajo de Antivero y Castellanos (1980), quienes sostienen que la inflación es un fenómeno estructural, debido a las elevadas ganancias que obtienen las empresas como consecuencia de la cartelización de los mercados en la economía venezolana. Estos autores atribuyen la aceleración inflacionaria de Venezuela en el período 1974-1978, a la inflación importada. En presencia de un tipo de cambio fijo, en una economía con sesgo importador como la venezolana, el incremento de precios en el exterior, producto del incremento de precios del petróleo a mediados de los setenta, se tradujo en un incremento de la inflación. Por su parte, Lovera (1986) enfatiza que el incremento sustancial del gasto público luego de 1974, a comienzo del primer boom petrolero, implicó un desequilibrio entre oferta y demanda agregada interna. Dicho desajuste pudo ser atenuado en términos de su efecto sobre el crecimiento de los precios, por la capacidad de importar que confirieron los crecientes flujos de divisas provenientes de las ventas de petróleo. La visión expresada por estos estudios es compartida por el estudio empírico de Rodríguez (1986), quien utilizando datos anuales para el período 1969-1981 encuentra que la inflación externa es un determinante de la inflación interna. Obviamente, esta estimación no es robusta debido a que fue hecha con una serie que contenía pocos datos y, por tanto, pocos grados de libertad. Los estudios empíricos en general han mostrado que los principales determinantes de la inflación están asociados a variables fiscales, a presiones salariales, en algunos casos a variables cambiarias y al primer rezago de la inflación. Es interesante destacar que en el corto plazo no se consigue una relación fuerte entre variables monetarias y el crecimiento de los precios. Guerra, Olivo y Sánchez (1997), para datos de frecuencia trimestral correspondientes al período 1984-1994, M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:… 69 utilizando vectores autorregresivos, encuentran que los principales determinantes de la inflación son el déficit interno, las presiones salariales y el primer rezago de la inflación. No encuentran relación entre el crecimiento de los precios y el tipo de cambio. Sin embargo, encontraron una relación de largo plazo entre precios y dinero, y en el corto plazo se consiguió a través del término de corrección de errores. Niculescu y Puente (1994) llegan a conclusiones similares a las de los trabajos antes mencionados. Por su parte, Dorta, Bello, Toledo y Silva (2001), utilizando datos mensuales, consiguen evidencia de que la política cambiaria ha incidido sobre la desaceleración en el crecimiento de los precios del período 2000-2001. Esto se consiguió a costa de generar importantes desequilibrios en el sector externo, que a principios de este año se revelaron insostenibles, producto de la importante sobrevaluación del tipo de cambio que produjo el ancla cambiaria. Ninguno de los estudios antes mencionados consideran por separado la inflación de bienes y servicios. Esto cobra particular importancia debido a que buena parte de las políticas que se han utilizado para limitar el crecimiento de los precios a partir de 1983 han estado basadas en el tipo de cambio. En el presente trabajo se estiman separadamente una ecuación para la inflación de bienes y otra para servicios. Adicionalmente, la literatura antes mencionada no considera explícitamente los efectos simultáneos que los desequilibrios en los principales mercados –bienes, dinero y sector externo– tienen sobre la inflación. La metodología utilizada en este trabajo permite hacer eso. La misma ha sido utilizada en otros países petroleros como Nigeria e Irán por Kuijs (1998) y Liu y Adedeji (2000), respectivamente. Kuijs (1998), utilizando datos de frecuencia trimestral para el período 1983-96, estima relaciones de largo plazo y mecanismos de corrección de equilibrio en los mercados de dinero, bienes y sector externo no petrolero. Su principal resultado es que la inflación es determinada por las variables monetarias. Liu y Adedeji (2000), aplicando la metodología desarrrollada por Kuijs al caso iraní, muestran que la inflación es determinada por el exceso de oferta de dinero, el cual a su vez incentiva la sustitución de la moneda local por divisas. Estos autores usan datos trimestrales para el período 1989 y 2000. En la próxima sección es descrita resumidamente la metodología utilizada por estos autores. Relaciones de equilibrio de largo plazo A continuación se presentan relaciones de equilibrio para el mercado monetario, para el sector externo y para el sector real de la economía. La economía subyacente corresponde a una pequeña economía abierta cuyas exportaciones están dominadas por un producto sujeto a importantes fluctuaciones en su precio. El equilibrio en el sector monetario se representa convencionalmente como el vaciado del mercado de dinero. Por su parte, para reflejar el equilibrio en el sector externo se estima, mediante un modelo de fundamentos, el tipo de cambio real M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:… 70 de equilibrio (q*). Finalmente, el equilibrio del sector real se alcanza cuando la economía se encuentra en su producto potencial. Sector monetario La demanda de saldos reales empleada en este trabajo es similar a la especificación de Arize et al. (1999) para modelar el funcionamiento del mercado de dinero para 12 países en vías de desarrollo, también empleada en Arreaza et al. (2001) para el caso particular venezolano. Dicha especificación presenta la siguiente forma: mtd = 1yt + 2t + 3(it - it*) + 4et (1) d donde m es el logaritmo de la demanda de saldos reales (M2), y es el logaritmo de producto real, i e i* representan la tasa de interés nominal interna y externa, respectivamente, y e corresponde al logaritmo del tipo de cambio nominal. Por último, representa la tasa de inflación (esperada). En consecuencia, los coeficientes 1 deben ser entendidos como elasticidades, a excepción de los coeficientes que acompañan las tasas de interés y la tasa de inflación, los cuales representan semielasticidades. En la ecuación 1 se espera que el coeficiente 1 presente signo positivo, dado que un mayor nivel de actividad económica debe ser financiado con una mayor demanda de dinero. Por su parte, se espera que el coeficiente 2 presente signo negativo recogiendo el hecho de que frente a un eventual deterioro del valor real del dinero los agentes se interesan en reducir sus tenencias en este activo. Mientras, el coeficiente 3 tiene signo indeterminado. Por un lado, existe un efecto de costo de oportunidad que tiende a disminuir la demanda de dinero real, por el otro existe un efecto sustitución hacia activos remunerados que tiende a incrementar las tenencias de cuasidinero. Para aquellas definiciones de dinero que incorporen activos remunerados, inclusive este efecto sustitución tendrá signo indeterminado. De igual manera, el coeficiente que acompaña al logaritmo del tipo de cambio tiene signo indeterminado, ya que un crecimiento en esta variable podría bien reducir las expectativas de depreciación o bien incrementarlas, dependiendo del proceso de formación de expectativas por parte de los agentes, lo que provoca un incremento o una reducción de las demandas de saldos reales según sea el caso. Por otra parte, el signo también depende de la posición neta de las tenencias de activos de los agentes denominados en moneda extranjera. Si los agentes mantienen parte de su patrimonio en activos denominados en moneda extranjera y el tipo de cambio sube, existirá un efecto riqueza que tenderá a incrementar las tenencias de dinero. M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:… 71 Una propiedad de estas especificaciones es que imponen homogeneidad de precios, es decir, frente a cambios en el nivel general de precios, en el largo plazo se produce una respuesta proporcional en la demanda de saldos nominales.2 A partir de la demanda de dinero obtenemos la brecha monetaria (BMt) que mediante algún mecanismo de transmisión se espera impacte la dinámica de precios. Esta brecha se calcula simplemente como sigue: BMt = mt - mtd (2) Sector externo Para definir la brecha en el sector externo, en primer lugar se encuentra el tipo de cambio real de equilibrio entendido como aquel que garantiza simultáneamente la sostenibilidad del sector externo, con la plena utilización de los recursos productivos internos. La metodología utilizada a tal fin fue desarrollada por Baffes, Elbadawi y O’Connell (1999); consta de dos etapas y se conoce en la literatura como modelos BEER (Behavorial Equilibrium Exchange Rate). Una aplicación de este modelo fue hecha para Venezuela por Blyde (1999). Los pasos a seguir en la estimación se resumen a continuación; en primer lugar se obtiene una relación de largo plazo entre el tipo de cambio real observado y “sus fundamentos”. Luego, para encontrar el tipo de cambio real de equilibrio se debe sustituir el “valor de equilibrio” de tales fundamentos en la relación previamente encontrada. Para hallar estos “valores de equilibrio” se puede optar por aplicar un filtro a las series. Es claro que este enfoque, a diferencia del basado en la paridad del poder de compra, no restringe el tipo de cambio real de equilibrio a un valor fijo, siendo esto uno de sus principales atributos. En nuestro caso, se busca una relación de largo plazo del siguiente tipo: qt = 0 + 1 p1p+ 2(itt - yt) + 3(i- i*) (3) p donde q es el tipo de cambio real de equilibrio. Por su parte, p representa los precios del petróleo, que para nuestro caso actúan como una proxy de los términos de intercambio. Por lo tanto, se espera que 1 presente signo negativo. Esto es debido a que la proporción de inversión total sobre el producto se reconoce como una variable que recoge la productividad de la economía, por lo que se espera que el coeficiente estimado 2 tenga signo negativo. Finalmente, un incremento en el diferencial de tasas (i-i*) puede asociarse con un mayor flujo de entradas de capital que tenderá en el largo plazo a incrementar la posición deudora neta del país, lo cual requerirá un tipo de cambio real más depreciado para garantizar el equilibrio. En otras palabras, se espera que 3 sea mayor que cero. 2 La validez de esta restricción para el caso venezolano se pone a prueba en Arreaza et al. (2000). M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:… 72 El tipo de cambio de equilibrio (q*) se obtiene de la siguiente forma: qt* = 0 + 1 F (p1p)+ 2F ((itt - yt)) + 3F ((i- i*)) (4) 3 donde el operador F(*) extrae el valor tendencial de su argumento. La brecha cambiaria (BCt) estará definida como la diferencia entre el logaritmo del tipo de cambio de equilibrio y el logaritmo del tipo de cambio efectivo. Es evidente que esta brecha recoge el grado de sobrevaluación o subvaluación del tipo de cambio. Una virtud de esta metodología es que cambios transitorios en los determinantes del tipo de cambio real tienen poco efecto sobre el tipo de cambio real de equilibrio. Sector real La brecha del sector real se define como la diferencia entre el producto observado y el producto potencial. Para estimar el producto potencial se supone la existencia de mercados competitivos, por lo cual la tasa de crecimiento del producto puede ser descompuesta como sigue: yt = tkt + tlt + rt (5) donde t y t representan la participación del capital y del empleo en la renta calculadas de manera variable a lo largo del tiempo, mientras que yt, kt y lt representan la tasa de crecimiento del producto, del capital y del empleo, respectivamente. Finalmente, el término rt recoge la parte del crecimiento que no está explicada por cambios en los factores productivos. A este término se le conoce en la literatura de crecimiento como el residuo de Solow. En primer lugar, encontramos rt en (5) y construimos un índice (RSt) a partir de esta variable.4 Luego, se estima una relación de largo plazo del siguiente tipo: yt = 0 + 1kt + 2lt +3rst (6) donde las minúsculas indican que las variables están expresadas en logaritmos. Luego, para estimar el producto potencial (y*) empleamos la ecuación (6), pero sustituyendo el logaritmo del empleo (lt) por el de la población económicamente activa menos el desempleo natural (pobt). De manera tal que la brecha real (BRt) quedará expresada de la siguiente manera: BRt = yt-(0 + 1kt + 2 pobt +3rst) 3 En este trabajo, F(*) es el filtro de Hodrick y Prescott. 4 Este índice se construye asignando RS0=1 y RSt=RSt-1(1+rt). (7) M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:… 73 Dinámica de corto plazo Las ecuaciones antes descritas representan las relaciones de largo plazo para cada uno de los tres sectores que conforman la economía. Sin embargo, en el corto plazo la dinámica de la inflación y del crecimiento dependerá –directa o indirectamente– de los desequilibrios temporales en estos sectores, pero también de un vector X que incluye variables exógenas contemporáneas y rezagadas, tales como el crecimiento de los salarios y la tasa de depreciación del tipo de cambio, así como variables endógenas rezagadas. Esta dinámica se representa en forma no restringida en el siguiente sistema de ecuaciones: pt = ptb+(1-)pts n1 n2 n4 n5 n3 ÆÆ ptb = b+ BRt-1+ BMt-1+S BCt-1+X bi bi i=1 i=1 i=1 bi n6 (8) ÆÆ pts = s+i=1siBRt-1+ BMt-1+ BCt-1+0X i=1 si i=1 si n7 n8 n9 ÆÆ yt = + BRt-1+ BMt-1+ BCt-1+X i=1 i i=1 i i=1 si Donde pb y ps representan la inflación en bienes y en servicios, respectivamente, mientras que representa la ponderación del índice de precios de bienes en el índice general de precios. Las flechas superiores denotan vectores. En las ecuaciones de la inflación de bienes y de servicios se espera que la suma de los coeficientes que acompañan a la brecha real presente signo positivo, indicando que un exceso de demanda en el mercado de bienes implicará un crecimiento en el nivel de precios. Para que el producto converja a su valor potencial, se espera que la sumatoria de los coeficientes que acompañan a la brecha real en la ecuación del crecimiento muestre signo negativo. En esa misma ecuación, la suma de los coeficientes que acompañan la brecha monetaria debe ser no negativa, lo que muestra que las expansiones monetarias podrían ser efectivas para promover crecimientos del producto en el corto plazo. Por último, también en la ecuación de crecimiento se espera que la suma de los coeficientes que acompañan la brecha cambiaria sea negativa, indicando que la tendencia a la sobrevaluación impacta desfavorablemente la competitividad del sector transable de la economía y, en consecuencia, reduce las tasas de crecimiento. M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:… 74 Análisis econométrico Los datos El modelo fue estimado con datos trimestrales para el período muestral 19862000. Esto obedece a que algunas de las series de las variables5 consideradas en el estudio sólo están disponibles para el lapso señalado. Vale la pena mencionar algunos de los casos donde se construyeron o completaron series como parte del trabajo. Por ejemplo, el tipo de cambio real se construyó como un promedio ponderado de tipos de cambio reales bilaterales para una muestra de 17 países que en 1997 cubrían 80 por ciento del volumen de comercio exterior. Esta última variable sirvió de ponderación para el promedio mencionado. La serie de precios del petróleo entre 1986 y 1987 es el precio spot del IFS. Posteriormente, la serie obtenida se deflactó con el IPC de EE UU. De acuerdo con los contrastes de Dickey-Fuller (ADF) y Phillips-Perron (PP), todas las variables en niveles son I(1) con tres excepciones. La hipótesis de que el logaritmo del precio de los servicios es I(2), no pudo ser rechazada al 10 por ciento de significación según ambos tipos de contrastes. Por su parte, la hipótesis de que el logaritmo del nivel general de precios es I(2), fue rechazada al 5 por ciento de significación según el contraste PP, pero no pudo ser rechazada al 10 por ciento de significación según el contraste ADF. Finalmente, no se puede rechazar que el acervo de capital es I(2) al 10 por ciento de significación, según ambos tipos de contrastes. Relación de largo plazo en el mercado de dinero El cuadro 3 muestra los resultados del contraste de cointegración de Johansen correspondientes a la relación de largo plazo en el mercado de dinero. Los mismos señalan la existencia de al menos una relación de cointegración.6 La estimación de la relación de cointegración es la siguiente:7 mtd = 2,595yt - 0,005(it-i*) - 0,450et - 0,027t - 16,614 (6,13) (-3,04) (-13,15) (9) (-5,94) 5 Agradecemos al personal del Departamento de Apoyo Cuantitativo del BCV por el suministro de la mayoría de las series. 6 Este resultado es consistente con los encontrados por Arreaza et al. (2000). 7 Se incluyeron variables ficticias exógenas para controlar por la estacionalidad. Los residuos de esta ecuación son estacionarios al 1 por ciento, de acuerdo con el contraste de Dickey Fuller (estadístico: -2.97 y valor crítico: -1.62). M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:… 75 Todas las elasticidades y semielasticidades son significativas estadísticamente y con los signos esperados. El signo negativo de la semielasticidad “diferencial de tasas” estaría asociado a un predominio del efecto de costo de oportunidad de mantener activos no remunerados sobre el efecto sustitución de activos remunerados denominados en moneda doméstica y extranjera. El signo negativo del tipo de cambio nominal estaría evidenciando que las expectativas de depreciación del tipo de cambio nominal se incrementan con un ascenso del mismo. Incrementos de 1 por ciento en el producto real y en la tasa de inflación producen un incremento de 2,6 por ciento y una caída de 2,7 por ciento en la demanda de saldos reales, respectivamente. Por su parte, aumentos de un punto porcentual en ambos, el diferencial de tasas y el tipo de cambio nominal, generan una caída de 0,5 por ciento en la demanda de saldos reales. El gráfico 2 muestra la brecha monetaria calculada según la ecuación (2) y la tasa de inflación. Resalta la coincidencia de los picos de ambas variables, lo cual se explica por la disminución de la demanda de saldos reales causada por un repunte de la inflación. Es de esperar que las variaciones de corto plazo de esta brecha monetaria, consecuencia de perturbaciones no sólo de la misma inflación, sino de la política monetaria y del resto de variables que determinan la demanda de dinero, puedan tener influencia en la dinámica del crecimiento económico. Este último influiría sobre la brecha del producto que será la que finalmente guíe la dinámica de la inflación. Cuadro 3 Contraste del rango de cointegración según Johansen Mercado de dinero Muestra (ajustada): 1986:2 2000:4 Tendencia supuesta: Lineal determinística Rezagos: 1-1 Hipótesis No. de EC(s) Autovalor Ninguna 0,538983 A lo sumo 1 0,313758 A lo sumo 2 0,158554 A lo sumo 3 0,095178 A lo sumo 4 0,026354 Estadístico traza 85,56202 39,87716 17,66217 7,476795 1,575764 Valor crítico 5% 68,52 47,21 29,68 15,41 3,76 Valor crítico 1% 76,07 54,46 35,65 20,04 6,65 M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:… 76 Gráfico 2 Brecha monetaria e inflación DLIPC BM2 0,1 0,15 0,0 0,10 -0,1 0,05 -0,2 0,00 -0,3 BM2 2000 0,2 0,20 1998 0,25 1996 0,3 1994 0,4 0,30 1992 0,5 0,35 1990 0,40 1988 0,6 1986 0,45 DLIPC Relación de largo plazo para el mercado cambiario Los resultados del contraste del rango de cointegración según Johansen para la ecuación (3) son presentados en el cuadro 2. El estadístico-traza es menor, pero muy cercano del valor crítico al 5 por ciento de significación. En este sentido, se justifica el rechazo de la hipótesis de que no existe relación de cointegración.8 Los estimados de los parámetros de la ecuación de largo plazo se dan a continuación: qt = -1,489ptp - 0,189(itt - yt) + 0,010(it - it*) + 8,154 (-1,15) (-0,21) (10) (1,12) Como puede observarse, la significación estadística de las variables es débil, sin embargo, los signos de los parámetros estimados son los esperados. Estos resultados son consistentes con los alcanzados por Blyde (1999). Baffes et al. (1999) argumentan que es suficiente encontrar la relación de cointegración y que la misma tenga propiedad de atractor en la dinámica de las variables. El modelo VEC evidencia que las dinámicas del tipo de cambio real y de la inversión total como proporción del PIB responden significativamente a desequilibrios en esta relación de largo plazo. 8 También se incluyen variables exógenas ficticias para controlar por la estacionalidad y una variable ficticia asociada a la fuerte perturbación producida por el paquete de medidas tomadas en el segundo trimestre de 1989. M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:… 77 Cuadro 4 Contraste del rango de cointegración según Johansen Sector externo Muestra (ajustada): 1986:2 2001:4 Tendencia supuesta: Lineal determinística Rezagos: 1-1 Hipótesis No. de EC(s) Autovalor Ninguna 0,284669 A lo sumo 1 0,267374 A lo sumo 2 0,097289 A lo sumo 3 0,045410 Estadístico traza 46,90246 27,13685 8,780750 2,741913 Valor crítico 5% 47,21 29,68 15,41 3,76 Valor crítico 1% 54,46 35,65 20,04 6,65 El tipo de cambio real de equilibrio se obtuvo sustituyendo en la ecuación de largo plazo a la tendencia (filtro de Hodrick-Prescott) de los fundamentos. El gráfico 3 muestra el tipo de cambio real efectivo y el equilibrio estimado. Por su parte, el gráfico 4 presenta la sobrevaluación relativa medida como la diferencia de los logaritmos y la tasa de inflación. Aparentemente, los períodos cuando la moneda ha estado más sobrevaluada se encuentran a partir de 1994, lo cual coincide con políticas cambiarias para controlar la inflación, vía las manipulaciones en el tipo de cambio nominal. Gráfico 3 Tipo de cambio real efectivo y de equilibrio Índice 160 140 120 100 80 60 Q Q* 2000 1998 1996 1994 1992 1990 1988 1986 1984 40 M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:… 78 Gráfico 4 Sobrevaluación e inflación p q* - q 0,6 0,4 0,4 0,3 0,2 0,0 0,2 -0,2 -0,4 0,1 -0,6 0,0 q* -q 2000 1998 1996 1994 1992 1990 1988 1986 1984 -0,8 Relación de largo plazo para el sector real En una primera fase, la relación de largo plazo (6) entre el producto, el capital, el empleo y el índice RSt se estima con datos anuales, ya que no se dispone de una serie trimestral para el acervo de capital. Las pruebas de Dickey-Fuller sobre esta serie se inclinan a favor de una integración de segundo orden, aunque el estadístico de contraste no se encuentra muy lejos del valor crítico al 10 por ciento. Es difícil encontrar una justificación teórica para incluir en la relación de largo plazo a la primera diferencia del capital, y por tal motivo se incorpora en niveles. El cuadro 5 presenta los resultados del contraste de cointegración de Johansen para la ecuación 6, indicando la existencia de al menos una relación de cointegración hasta con un nivel de significación del 1 por ciento.9 Los parámetros estimados de la función de producción de largo plazo son los siguientes: yt = 0,591kt + 0,394lt + 0,925rst (90,41) 9 (49,95) (11) (81,15) Se intentó estimar una función de producción de largo plazo sin la variable RS, pero el contraste de Johansen se pronuncia por la inexistencia de cointegración. Estimaciones recursivas por OLS del coeficiente asociado a la tecnología muestran su inestabilidad, sugiriendo un cambio estructural ocurrido en algún momento del período 1979-1990. Incluyendo en las estimaciones de la relación de largo plazo una variable ficticia aditiva, que toma el valor uno a partir de 1980 y cero en otro caso, el contraste de Johansen indica una relación de cointegración. El año se seleccionó para aquel estadístico de Dickey-Fuller que más favorece la estacionalidad de los residuos estimados por OLS. Como es de esperar, es para el mismo año donde la variable ficticia presenta la mayor significación estadística. M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:… 79 Todos los coeficientes son significativamente diferentes de cero. La suma de los coeficientes del capital y el empleo es 0,985, sin embargo, la hipótesis de retornos constantes a escala es rechazada al 1 por ciento de significación. Un incremento de 1 por ciento en el acervo de capital induce un incremento del 0,59 por ciento en el producto, mientras que un alza del 1 por ciento en el empleo genera un aumento de 0,39 por ciento en el producto. La estimación del producto potencial anual se efectúa sustituyendo el capital, la población económicamente activa menos una estimación del desempleo natural10 y el índice RSt en esta ecuación. Seguidamente, se baja la frecuencia del producto potencial anual a trimestral con el método constant-match sum del paquete Eviews. El gráfico 5 despliega el producto efectivo y el producto potencial. Cuadro 5 Contraste del rango de cointegración según Johansen Función de producción Muestra (ajustada): 1954 2000 Tendencia supuesta: Lineal determinística Rezagos: 1-3 Hipótesis No. de EC(s) Autovalor No. de CE(s) Autovalor Ninguna 0,499303 A lo sumo 1 0,252300 A lo sumo 2 0,238476 A lo sumo 3 0,022020 Estadístico traza Traza 60,02873 27,51629 13,85089 1,046522 Valor crítico 5% 5% 47,21 29,68 15,41 3,76 Valor crítico 1% 1% 54,46 35,65 20,04 6,65 Una vez obtenido el producto potencial, estimado trimestralmente, se calcula la brecha real según la ecuación (7).11 El gráfico 6 compara la brecha real y la tasa de inflación. Debido a la estacionalidad del producto y por ende de la brecha, no es muy clara la relación entre ésta y la inflación. Sin embargo, como se evidencia más adelante, la brecha resulta significativa en una ecuación para la inflación de bienes, lo que constituye una especie de curva de Phillips. 10 La tasa de desempleo natural fue estimada aplicando el filtro de Hodrick-Prescott a la serie anual de desempleo para el período 1950-2000. Se utilizó el parámetro l=5000000 que produce un resultado de máxima suavización, es decir, una línea recta. 11 El estadístico de Dickey Fuller (-2,46) sobre la estacionalidad de la brecha real, no está muy lejos del valor crítico al 10 por ciento (-2,59). M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:… 80 Gráfico 5 Producto efectivo y producto potencial Millones de Bs. 160.000 150.000 140.000 130.000 120.000 110.000 PPN 2000 1998 1996 1994 1992 1990 1988 1986 100.000 PIB Gráfico 6 Brecha real e inflación p BR 0,15 -0,04 0,10 -0,08 0,05 -0,12 0,00 -0,16 BR 2000 0,00 1998 0,20 1996 0,04 1994 0,25 1992 0,08 1990 0,30 1988 0,12 1986 0,35 M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:… 81 Inferencia sobre la dinámica de corto plazo El objetivo de esta parte del estudio es inferir una estructura parsimoniosa del modelo (8), permitiendo recoger del conjunto hipotético de factores aquellos que determinan en forma relevante, directa o indirectamente, la dinámica del proceso inflacionario, tanto de bienes como de servicios. La estrategia seguida fue similar a la metodología de Hendry.12 Esto permite reducir el número de parámetros estimados mejorando los grados de libertad. Adicionalmente, la exclusión de términos dinámicos irrelevantes contribuye a mejorar la eficiencia de los estimadores y permite controlar un mayor número de variables en un modelo. El tratamiento uniecuacional permite mayor flexibilidad para el diagnóstico y tratamiento de la heterocedasticidad y la autocorrelación. En nuestro caso particular, esto es de especial importancia ya que muchos estudios han demostrado que las perturbaciones de las ecuaciones de inflación tienden a presentar algún tipo de heterocedasticidad condicional autorregresiva.13 Estas ventajas tienen como contrapartida, con relación a un modelo VAR, mayor dificultad para calcular la función de impulso-respuesta y para el análisis de descomposición de varianza. En el cuadro 6 se presentan los resultados obtenidos para la inflación de bienes y de servicios. Nótese que existen dos versiones para el caso de la inflación de bienes, la primera incluye la brecha real y la segunda incluye el gasto público como proporción del PIB. Esta separación trata de controlar la redundancia en las variables explicativas toda vez que el PIB,14 que forma parte de la brecha, incluye el gasto público en su composición. Para la inflación de servicios no presentamos una ecuación con la brecha, ya que la misma no es estadísticamente significativa. Es importante destacar que todas las ecuaciones en este cuadro fueron estimadas suponiendo que la varianza de las perturbaciones sigue un proceso ARCH de primer orden. Como puede observarse, el término ARCH es estadísticamente significativo, hasta con un nivel de significación del 10 por ciento, en todos los casos. 12 Esta metodología también es conocida como London School of Economics Approach to Model Selection y se puede resumir de la manera siguiente: Se parte de una ecuación dinámica lo más general posible con relación al tamaño de muestra y mediante un procedimiento de simplificación por etapas, se selecciona una ecuación que, entre otras condiciones, sólo tenga términos relevantes y esté correctamente especificada desde el punto de vista econométrico. 13 Existen muchos estudios donde se utiliza este tipo de especificaciones en modelos de inflación, como en Engle (1983) y en el caso venezolano en Dorta et al. (1998). 14 Otra variable fiscal que se probó fue la razón deuda-PIB, pero la misma no resultó significativa. M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:… 82 Los resultados del cuadro 6 indican los factores que directa y significativamente determinan la inflación. Luego veremos que hay otros factores que lo hacen de manera indirecta a través de la ecuación del crecimiento económico, el cual pasa a determinar la brecha real. En la primera versión de la ecuación de bienes, la variable con mayor significación estadística fue precisamente la brecha real, seguida en orden de significación por la tasa de crecimiento del salario (denotado por s) rezagada un período, la inflación de servicios rezagada un período, la tasa de crecimiento del tipo de cambio nominal, la inflación de bienes rezagada un período, el factor estacional del segundo trimestre, la tasa de crecimiento del tipo de cambio nominal rezagada un período y el régimen de control de cambio.15 Las estimaciones puntuales de los coeficientes, cuyos signos coincidieron con los esperados, miden elasticidades y/o semielasticidades promedio de corto plazo. Los efectos a un plazo mayor requieren de la resolución dinámica del modelo. En la ecuación para la inflación de servicios la variable con mayor significación estadística fue la inflación de servicios rezagada un período, seguida por la inflación de bienes rezagada un período, la tasa de crecimiento del salario, el control de cambio, la tasa de crecimiento del tipo de cambio nominal y el gasto público como proporción del PIB rezagado uno y dos períodos. Como en el caso de bienes, todos los coeficientes estimados poseen los signos esperados y los mismos miden elasticidades y/o semielasticidades de corto plazo. Medir los efectos a un plazo más largo requiere resolver dinámicamente el modelo, tal como se mencionó en el caso de bienes. Al comparar los resultados para las ecuaciones de bienes y servicios, llama particularmente la atención que la brecha real es solamente significativa para la inflación de bienes. Este resultado puede ser explicado porque la canasta que integra a los servicios contiene una alta ponderación en rubros cuyos precios están sujetos a controles administrativos. En consecuencia la dinámica de la inflación de servicios pareciera ser independiente de la fase del ciclo económico. Los factores de costos resultaron significativos en ambas ecuaciones de inflación. Como es de esperar, el tipo de cambio resultó más relevante, tanto en magnitud como en significación estadística, para explicar la inflación de bienes debido a que el componente transable es fundamental en la canasta que se utiliza para medir este tipo de inflación. Por su parte, los salarios también resultaron más importantes en la inflación de bienes, lo cual sorprende un poco, dado que los servicios son más intensivos en el factor trabajo que los bienes. Tanto la inflación de bienes como la 15 Se controló por otras variables ficticias correspondientes a los diferentes regímenes cambiarios implantados durante el período en estudio. Las mismas no resultaron estadísticamente significativas. M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:… 83 de servicios presentan una importante persistencia, la cual es recogida por la magnitud del coeficiente del primer rezago de la variable dependiente, siendo ésta mayor en el caso de los servicios que para el caso de los bienes. Este resultado es consistente con el encontrado en Dorta et al. (2000). Al observar la segunda versión de la inflación de bienes, se aprecia que algunas regularidades se mantienen a pesar de excluir la brecha real como variable explicativa. En particular, la persistencia de la serie sigue siendo mayor para la inflación de servicios que para la de bienes. Asimismo la tasa de depreciación sigue afectando más significativamente a esta última. De igual manera, la variable artificial correspondiente al período del control de cambio mantiene su significación estadística. Sin embargo, vale destacar que al sustituir la brecha real por la razón gasto públicoPIB, la variación de los salarios deja de ser estadísticamente significativa. Como se mencionó anteriormente, las perturbaciones, tanto para la inflación de bienes como para la de servicios, presentan heterocedasticidad condicional autorregresiva, la cual es bien representada por un proceso ARCH de primer orden. Como puede apreciarse en el gráfico 7, se verifica que la volatilidad de los choques, representada por las desviaciones estándares condicionales, es superior para la inflación de bienes. La modelación de la varianza condicional permite omitir el uso de variables artificiales para intervenir los modelos, al restarle influencia a las observaciones que siguen a las mayores innovaciones (elevadas al cuadrado) para la estimación de los parámetros. Nótese que los picos más pronunciados para la desviación estándar condicional se alcanzan durante el primer trimestre de 1989 y el segundo trimestre de 1996, fechas que coinciden con importantes cambios en la orientación de la política económica. Gráfico 7 Desviaciones estándares condicionales Desviación estándar 0,4 0,3 0,2 0,1 Bienes 1 Bienes 2 Servicios 2000 1998 1996 1994 1992 1990 1988 1986 0,0 M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:… 84 Cuadro 6 Estimación de ecuaciones de inflación Variable Intercepto Bienes I – Bienes II – 0,018 (1,65) 0,301 (2,86) 0,293 (2,922) – GP/PIB (-1) 0,018 (2,26) 0,209 (5,37) 0,308 (11,02) 0,219 (19,74) – GP/PIB (-2) – Ds – 0,085 (5,467) – (3,50) – Control de cambio Dpb-1 Dps-1 BR Ds-1 De De-1 Trim. 2 Ecuación de la varianza C ARCH (1) R-cuadrado ajustado 0,152 (11,49) 0,155 (9,32) 0,086 (4,88) 0,016 (5,16) 4,88E-07 (0,072) 2,38 (4,18) 0,314 – Servicios 0,161 (4,60) 0,030 (3,44) 0,141 (3,64) 0,427 (5,48) – 0,053 (2,83) 0,031 (1,93) 0,159 – 0,205 (9,97) 0,079 (2,36) 0,020 (2,49) 0,049 (2,99) – 1,48E-04 (1,74) 1,308 (2,42) 0,415 1,6E-04 (1,99) 0,725 (1,67) 0,739 – En todas las ecuaciones los correlogramas de los residuos no presentan evidencias de autocorrelación y los contrastes de normalidad no pudieron ser rechazados con una significación del 5 por ciento. M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:… 85 Pasamos ahora al análisis de los principales factores que afectan indirectamente a la inflación a través de la brecha real. Se debe tener siempre presente que los resultados encontrados hasta ahora señalan que la brecha real afecta significativamente a la inflación de bienes pero no a la de servicios y, por lo tanto, también tendrá un efecto importante en la inflación general.16 Cualquier factor que incida en el corto plazo sobre la tasa de crecimiento estaría provocando un cambio en la brecha real y, por ende, otro en la tasa de inflación en la misma dirección. Otras fuentes de variación de la brecha real son las que inciden sobre el producto potencial. En el cuadro 7 se presentan sendas ecuaciones para la tasa de crecimiento del PIB de corto plazo. La segunda ecuación sólo difiere de la primera en la exclusión de la brecha monetaria, debido a que la misma no es significativa estadísticamente. Las variables artificiales que recogen el comportamiento estacional de la serie resultaron ser las de mayor significación estadística, seguidas de la brecha real rezagada un período, del tercer rezago de la tasa de crecimiento del PIB, de la brecha cambiaria rezagada un período y de la tasa de crecimiento del dinero (M2) rezagada dos períodos. El signo negativo de la brecha real indica que en ausencia de choques la tasa de crecimiento del PIB disminuye cuando el producto corriente se aleja por arriba de su nivel de pleno empleo en el período anterior. Por su parte, el signo negativo de la brecha cambiaria sugiere que una sobrevaluación en el período anterior afecta negativamente a la actividad real. Por último, expansiones monetarias impactan positivamente al producto en el corto plazo, no obstante la irrelevancia de los desequilibrios en el mercado de dinero en la dinámica del producto. El sistema dinámico constituido por las ecuaciones de inflación y crecimiento presentadas intenta medir el efecto que los desequilibrios tienen sobre la inflación y el crecimiento, siguiendo a Liu y Adedeji (2000). 16 La ponderación de cada uno de los dos grupos, bienes y servicios, en el IPC general es de aproximadamente 50 por ciento. M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:… 86 Cuadro 7 Estimación de ecuaciones de crecimiento Variable C Dy-3 BR-1 BC-1 BM-1 Dm-2 Trim. (2) Trim. (3) Trim. (4) p-1 p-3 p-4 R-cuadrado ajustado % PIB I -0,059 (-6,32) 0,375 (4,27) -0,533 (-4,90) -0,031 (-4,12) 0,008 (0,37) 0,094 (1,91) 0,059 (5,00) 0,062 (7,35) 0,116 (9,22) -0,151 (-2,13) 0,148 (2,400 -0,086 (-1,36) 0,899 % PIB II -0,058 (-7,12) 0,365 (4,37) -0,552 (-5,70) -0,031 (-4,43) – 0,094 (1,97) 0,058 (5,22) 0,061 (7,90) 0,114 (10,20) -0,132 (-2,82) 0,144 (2,44) -0,093 (-1,57) 0,878 En todas las ecuaciones los correlogramas de los residuos y los contrastes LM no presentan evidencias de autocorrelación. Por su parte, los contrastes de heterocedasticidad de White y ARCH, así como los de normalidad, no pudieron ser rechazados con una significación del 5 por ciento. M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:… 87 Conclusiones La principal conclusión que se desprende de este estudio es que la brecha real afecta directamente la inflación de bienes, mientras que la brecha cambiaria afecta de manera indirecta la mencionada inflación. Por su parte, consistente con los resultados de otros estudios para el caso venezolano, la brecha monetaria no parece influir, directa o indirectamente, sobre la inflación de bienes ni la de servicios. En el caso de la explicación de la inflación de servicios, el mayor peso descansa en factores de costos como los salarios y el tipo de cambio, y en variables de demanda como el gasto público. No se encontró evidencia de que la inflación de servicios sea explicada por los desequilibrios en cuestión. Más detalladamente los resultados nos permiten sostener lo siguiente: a. La brecha real sólo es significativa en la inflación de bienes (contemporáneamente), lo cual pudiera explicarse por los controles que el gobierno aplica a muchos servicios como los alquileres, suministro eléctrico, comunicaciones, transporte público y otros. Lo anterior implica la escasa dependencia de la inflación de servicios de los ciclos económicos. Por consiguiente, la dinámica de la inflación general responde en el corto plazo a la brecha real, ya que aquélla es un promedio ponderado de la de bienes y de servicios. b. Los factores de costos resultaron significativos en ambas ecuaciones de inflación. Como es de esperar, el tipo de cambio resultó más relevante, tanto en magnitud como en significación estadística, para explicar la inflación de bienes. Los salarios también resultaron más importantes en la inflación de bienes. Este resultado, un tanto sorprendente, pudiera explicarse por los controles de precios en los servicios. c. Tanto la inflación de bienes como la de servicios presentan una importante persistencia, siendo ésta mayor para el caso de los servicios. Este resultado coincide con el de trabajos anteriores. d. Las perturbaciones, tanto para la inflación de bienes como para la de servicios presentan heterocedasticidad condicional autorregresiva, la cual es bien representada por un proceso ARCH(1). Se verifica que la volatilidad de los choques es bastante superior para la inflación de bienes. La modelación de la varianza condicional permite omitir el uso de variables artificiales para controlar por choques a la inflación, al ponderar menos tales observaciones en la estimación de los coeficientes. e. Se construyeron variables artificiales para controlar por arreglos cambiarios. Sólo resultó estadísticamente significativa la asociada al período del control de cambio (junio 94 - marzo 96), la cual presentó signo positivo. M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:… 88 f. Como variables fiscales se incorporaron la relación deuda/PIB, la cual resultó no significativa, y la relación gasto público / PIB, que resultó significativa para explicar la inflación de bienes y servicios. g. La sobrevaluación impacta desfavorablemente la tasa de crecimiento. En efecto, según el coeficiente, una sobrevaluación de 1 por ciento reduce la tasa de crecimiento del PIB en 0,03 por ciento, con un retardo de 1 trimestre. h. Un incremento de la tasa de crecimiento del dinero produce una expansión de la actividad económica. Este efecto comienza a manifestarse con un rezago de 2 trimestres en promedio. i. En términos de la efectividad de los instrumentos del Banco Central para abatir la inflación, podemos afirmar que el ancla cambiaria, usada intensivamente desde la década de los ochenta, ha contribuido a reducir las tensiones inflacionarias en el corto plazo, tanto por su efecto directo sobre la estructura de costos, como por su efecto sobre la brecha real. No obstante, estudios previos alertan sobre los riesgos de acumular significativos niveles de sobrevaluación que terminan socavando la credibilidad en el esquema cambiario y atentando contra la política antiinflacionaria. Por otro lado, el combate contra la inflación, apoyado exclusivamente en el ancla cambiaria, presenta importantes costos en términos de la actividad real de la economía, tal como lo muestran los resultados obtenidos. j. Desequilibrios en el mercado de dinero no son relevantes para la determinación de la inflación, ni para la actividad económica. No obstante, la tasa de crecimiento del dinero nominal sí tiene un efecto importante sobre la tasa de crecimiento del producto y por lo tanto termina por presionar la inflación. Lo anterior implica la conveniencia de que la política monetaria propicie tasas reducidas de crecimiento del dinero; en particular, evitar financiamientos monetarios del déficit fiscal. M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:… 89 Referencias bibliográficas ANTIVERO, I. Y D.L. CASTELLANOS (1980): “Aspectos del proceso inflacionario en Venezuela”, Revista de Economía Latinoamericana, BCV, abril-junio, Caracas. 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Vera* Resumen Desde el célebre modelo de desarrollo de Kalecki (1954), que hace hincapié en las reglas de ajuste asimétricas en una economía dual, se han hecho muchos intentos por adaptar los modelos dualistas del tipo de precio fijo/precio flexible para abordar los asuntos macroeconómicos. A diferencia de la mayoría de los modelos de dos sectores (del tipo de precio fijo/precio flexible), presentamos un modelo que tiene en cuenta de manera explícita la existencia de una restricción presupuestaria pública en una economía totalmente abierta. Tanto el cierre externo como el fiscal se parecen en sumo grado a la experiencia contemporánea en varios países de América Latina, donde la disciplina fiscal y los sistemas de tasa de cambio fija han sido la norma. Por consiguiente, en el sector público se parte del supuesto de que la inversión pública es la variable de ajuste, mientras que la variación de las reservas internacionales ajusta el equilibrio externo. Además de los cambios habituales en los términos de intercambio internos debido a choques específicos en los sectores, evaluamos, en especial, el mecanismo a través del cual un ajuste fiscal endógeno que supone principalmente gasto * Profesor investigador jefe de la Cátedra de Teoría Económica Avanzada de la Escuela de Economía de la Universidad Central de Venezuela. Economista, Universidad Central de Venezuela; M.Sc. en Economía, Roosevelt University y Ph.D. en Economía, University of East London. Actualmente Andrés Bello Fellow, University of Oxford. Correo electrónico: lvera@cantv.net 1 Este artículo sirvió de base a la discusión presentada por el autor en el VII Taller Internacional poskeynesiano realizado en el Center for Full Employment and Price Stability (University of Missouri-Kansas City, Kansas, 29 de junio al 3 de julio de 2002). El autor agradece las acertadas observaciones que le hicieran Gilberto Tadeu Lima, Harry Bloch y Julio López. Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 92 de capital público puede afectar las decisiones relativas a los precios y a la producción en la economía. Se investigan respuestas interesantes de corto plazo de las variables endógenas a los choques exógenos y a los cambios en las variables inducidas por las políticas. Intercambios relevantes, especialmente entre la producción y la inflación, se desprenden de un análisis en el que la perspectiva temporal es más bien corta. Sin embargo, en el mediano plazo algunas fuerzas compensadoras presentes en la economía pueden intervenir para moderar tales intercambios. Mostramos entre una amplia gama de eventos y opciones de política que éste es el caso del alivio de la carga de la deuda o de una estrategia de financiamiento concertado. Palabras clave: Modelos de dos sectores / Políticas de estabilización / Flujos de capital Clasificación JEL: O11, F 34 Abstract Since Kalecki’s (1954) celebrated model of development, which emphasizes asymmetric adjustment rules in a dual economy, many contributions have tried to adapt dualistic models of the fix-price/flex-price kind to address macroeconomic questions. Unlike most two sector models (of the fix-price/flex-price), we present a model that explicitly allows for the existence of a government budget constraint in a fully open economy. Both the external and fiscal closures resemble very much the contemporary experience of several Latin American countries; where fiscal discipline and fix exchange rate systems have been the norm. Thus, within the public sector, it is assumed that public investment is the adjustment variable, while foreign reserves variation adjusts the external balance. Besides the usual changes in the internal terms of trade due to sector specific shocks, we evaluate, in particular, the mechanism through which an endogenous fiscal adjustment involving mainly government capital spending can affect price and output decisions in the economy. Interesting short-run responses of endogenous variables to exogenous shocks and to changes in policy-induced variables are investigated. Relevant trade-offs, especially between output and inflation, follow from an analysis in which the time perspective is rather short. However, in medium term, some balancing forces in the economy can go into work to moderate the trade-offs. We show among a wide range of events and policy options that this is the case of debt relief or a concerted lending strategy. Key words: Two sector models / Stabilization policies /Capital flows JEL Classification: O11, F 34 Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 93 Introducción Después de la abrupta disminución del financiamiento internacional que comenzó antes de la suspensión de pagos en 1982 por parte de México, la afluencia de capital hacia algunos países en desarrollo –en Asia y América Latina– se vio estimulada como resultado de la reducción de las primas por concepto de riesgo país percibido y las expectativas de una recuperación del crecimiento. Los flujos de capital fueron de gran magnitud en el período entre principios de la década de los noventa y el inicio de la crisis financiera internacional a mediados de 1997; sin embargo, desde la crisis asiática, muchos países en desarrollo han vuelto a enfrentar tiempos difíciles. El acceso a los mercados de capital extranjero privado se hizo limitado, lo cual ha tenido un impacto adverso en los ingresos públicos. Los flujos netos de capital privado hacia las principales economías de mercado emergentes se redujeron de 169 mil millones de dólares en 2000 a 115 mil millones en 2001 y fueron duramente afectados en especial por las crisis de Argentina y Turquía.2 Esta naturaleza precaria del acceso de los países en desarrollo al financiamiento internacional significa que el financiamiento externo puede desaparecer y a menudo así ocurre, justo cuando más se le necesita para financiar una política fiscal contracíclica. Por consiguiente, aunque sería deseable temporalmente responder a la recesión con medidas contracíclicas, el financiamiento necesario para hacerlo no está disponible. Es por ello que el ajuste fiscal en países con elevado nivel de endeudamiento ha tenido que ocurrir en condiciones extremadamente adversas. A fin de evitar los efectos perturbadores del aumento de los ingresos tributarios y de los ingresos de las empresas públicas, se hace necesario recurrir al financiamiento con endeudamiento interno o a la reducción del gasto. Sin embargo, alcanzado el punto de saturación del endeudamiento interno, y frente a la posibilidad de una espiral inflacionaria, los gobiernos por lo general deben reducir sus gastos. Además, el ajuste fiscal agresivo es una señal crucial de un compromiso continuo con “políticas acertadas”; a falta de este ajuste, existe un peligro real de que se intensifique la fuga de capitales provocada por los ya nerviosos inversionistas y, en consecuencia, se profundicen los problemas económicos. Por ende, todo el peso del ajuste parece recaer sobre el gasto y en especial sobre la inversión pública. En este caso, el régimen fiscal implica que la restricción fiscal opera a través del ajuste de la inversión pública. Lo que vemos actualmente en numerosos países en desarrollo con elevado nivel de endeudamiento es que no sólo la carga de los choques externos y de la volatilidad de los mercados de capital ha recaído de manera desproporcionada 2 El total es el menor en una década, según las cifras del Institute of International Finance (IIF). Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 94 sobre el sector público, sino que también las medidas que se han tomado para hacer frente al estancamiento y la restricción externa y fiscal han agravado los desequilibrios macroeconómicos. El propósito de este trabajo es construir, en un marco de precio fijo/precio flexible para una economía semiindustrializada, un modelo que revele algunos aspectos importantes del proceso de ajuste macroeconómico cuando la economía enfrenta restricciones externas y fiscales. Ante todo, debe hacerse un comentario aclaratorio en relación con el alcance del trabajo. Nuestro interés tiene que ver con asuntos macroeconómicos de corto plazo (tales como la determinación de la producción, los precios y el equilibrio externo) y la dinámica en el mediano plazo, lo que permite el cambio de las variables de estado. Debido a limitaciones de espacio, nos vemos obligados a excluir los asuntos relativos al crecimiento. En los modelos dualistas con estructura de producción mixta como, por ejemplo, los modelos de precio fijo/precio flexible del tipo kaleckiano, los choques sectoriales cambian los términos de intercambio internos debido a las reglas de ajuste asimétricas en cada sector. Por consiguiente, estos modelos combinan el ajuste de la producción en un sector (por lo general, la industria) con el ajuste de precios en otro sector (agricultura o bienes básicos). Esto da una nueva perspectiva al dualismo, en cuyo caso los términos de intercambio intersectoriales entre la agricultura y la industria se ajustan con consecuencias importantes para el resto de la economía. Se han hecho muchos intentos por adaptar los modelos dualistas del tipo de precio fijo/precio flexible para abordar los asuntos relativos a la estabilización macroeconómica.3 Este trabajo reexamina estos aspectos sobre la base de un marco ampliado, en el cual un sector primario enfrenta restricciones de la oferta, la industria tiene restricciones respecto de la demanda y la economía opera con restricciones externas y fiscales. Al abarcar la producción, la demanda, la distribución del ingreso, las condiciones de despeje del mercado, las finanzas externas y el equilibrio fiscal, el modelo nos permitirá obtener una representación novedosa del equilibrio en el corto plazo y examinar las condiciones de estabilización macroeconómica, a fin de manejar de manera eficiente el empleo, la inflación y 3 Kalecki (1954) expuso de manera explícita el primer modelo macroeconómico según este enfoque y algunas variantes importantes que propusieron Harris (1967), Porto (1975) y Canitrot (1975) agregaron ideas interesantes. Aunque la mayoría de los análisis de modelos de precio flexible/precio fijo han destacado el papel de las restricciones macroeconómicas y estructurales en relación con el crecimiento, también se ha prestado atención a la incidencia de los choques en la producción, los precios y la posición externa. Pueden encontrarse aportes recientes en Cardoso (1981), Taylor (1979; 1983; 1991), Bose (1982; 1989), FitzGerald (1989; 1990), Londoño (1989), Vos (1988), Modiano (1989), Rakshit (1989), Sanyal, Mukherji y Patnaik (1989), Parkin (1991) y Jha (1994). Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 95 los desequilibrios externos. Se analizan los impactos en el corto plazo de las variables inducidas por las políticas y los cambios en el financiamiento externo exógeno. Como demostraremos, la conciliación de diferentes objetivos de política, a saber, el aumento del empleo, los precios estables y el equilibrio externo resulta posible sin hacer varios intercambios serios. Sin embargo, si a través de la inversión pública se subsana la falta de capital en el sector que tiene restricciones en la oferta, pueden desaparecer en el mediano plazo los efectos inflacionarios potenciales del financiamiento externo. El esquema de este trabajo es el siguiente. En la sección II se presenta la estructura básica del modelo. En la sección III se evalúan las condiciones de despeje del mercado, tanto en el sector primario como en el industrial. En la sección IV se examina el mecanismo de ajuste de un sector externo completamente especificado con racionamiento en la afluencia de capital. En la sección V se aborda el sector público y la restricción fiscal. En la sección VI se describe una situación en la cual la competencia por la distribución del ingreso genera inflación de manera endógena. En la sección VII se analiza el impacto en el corto plazo de los cambios inducidos por las políticas y los cambios paramétricos en el modelo. Al resumir cuatro relaciones entre cuatro variables endógenas básicas –a saber, la producción industrial, el precio de los bienes básicos, la inversión pública en el sector de los bienes básicos y la variación de las reservas–, analizamos los efectos de la contracción del crédito externo, un cambio en la tributación directa, cambios en el gasto público discrecional y la devaluación. En la sección VIII se amplía el modelo para tener en cuenta cambios en el salario nominal y en el capital existente en el sector que enfrenta restricciones en la oferta. La dinámica en el mediano plazo muestra que algunas fuerzas compensadoras presentes en la economía pueden intervenir para moderar algunos intercambios relevantes. En la sección IX se presentan las conclusiones y algunas observaciones finales. Modelo básico Nuestro modelo básico parte de una economía abierta en la cual existen dos sectores productivos: un sector primario que produce un bien de consumo puro (alimentos, materias primas y productos básicos) y un sector industrial que produce un bien de inversión y consumo. Se incluye una ecuación de presupuesto público, así como también un sector externo plenamente especificado. La dinámica de la inflación sigue directamente el comportamiento conflictivo de los agentes económicos. El sector primario en esta economía produce específicamente bienes básicos (o artículos de primera necesidad) Q1, donde el subíndice 1 se refiere a bienes Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 96 básicos.4 En esta economía menos desarrollada característica, los bienes básicos comprenden casi en su totalidad productos agrícolas, especialmente granos comestibles.5 Se parte del supuesto de que el nivel de producción de este tipo de bienes es fijo en el corto plazo.6 Estas cifras concuerdan con la visión estructuralista tradicional de la respuesta de la oferta de alimentos. El hecho es que una economía que padece este tipo de embotellamiento productivo no puede percibirse como una economía convencional con algunas desviaciones temporales no muy significativas con respecto al equilibrio que puedan superarse en el corto plazo, simplemente sometiéndola a la acción de las leyes del mercado. Debe visualizarse más bien como una configuración peculiar sujeta a leyes y prioridades diferentes. Un embotellamiento en este sector primario presupone una función de producción de coeficientes (aproximadamente) fijos, por lo menos en el corto plazo. Q1 = u1k1 (1) Por ende, la producción en el sector primario es determinada por los coeficientes producto-capital u1, como se muestra en la ecuación (1). Se supone que el capital existente k1 es inamovible. Existe en el sector una oferta ilimitada de mano de obra en el sentido de que la cantidad de mano de obra no afecta el nivel de producción del sector primario. L1 = Q1/b1 (2) 4 No debemos confundir la definición sraffiana de “bienes básicos” con la definición que empleamos aquí. Aunque los términos “bienes básicos” o “artículos de primera necesidad” son todavía una novedad en el análisis macroeconómico, nosotros seguimos a Kalecki (1976) y el enfoque de “necesidades básicas”, en cuyo caso algunas irreversibilidades ineludibles en el proceso de consumo llevan a los consumidores a conseguir primero ciertos bienes antes de comenzar a consumir artículos no básicos o complementarios. 5 Borpujari (1985), por ejemplo, da cuenta de la asignación presupuestaria marginal para insumos básicos en el caso de las áreas rurales y urbanas en India. Borpujari determinó que 72 por ciento de la asignación presupuestaria marginal para bienes básicos de los grupos de menores ingresos en las áreas urbanas correspondía a alimentos. En las áreas rurales, las cifras no eran significativamente diferentes: 73 por ciento de la asignación presupuestaria marginal para bienes básicos de los grupos de menores ingresos se destinaba a alimentos. 6 Storm (1997) sostiene que la mayoría de los estudios empíricos muestran que la respuesta en términos de precio de la producción agrícola agregada es relativamente débil, y Mamingi (1996), en una amplia revisión de la bibliografía empírica relativa a los países menos desarrollados, determina que la respuesta de la oferta agrícola es inelástica en el corto plazo. Taylor (1993), por ejemplo, señala que las elasticidades de la oferta en el rango entre 0,1 y 0,3 son estadísticamente características en muchos países menos desarrollados, y Parkin (1991) calcula una elasticidad promedio de la producción de alimentos en relación con un precio retrasado de 0,26 para Brasil. Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 97 A la usanza poskeynesiana, la ecuación (2) define el empleo a corto plazo L1 como una función que depende de la demanda agregada solamente (donde b1 representa la productividad de la mano de obra). La demanda de bienes básicos queda determinada únicamente por el gasto de consumo del sector primario de los trabajadores L, a una tasa salarial W exógena (por el momento). p1Q1 = eWL (3) Como se muestra en la ecuación (3), en aras de la simplicidad, partimos del supuesto de que una proporción de los salarios se gasta en bienes básicos y que los trabajadores no ahorran. El bien se vende en un mercado competitivo, lo que implica que el precio del bien básico p1 varía para despejar el mercado. La distribución del ingreso entre salarios y beneficios en el sector primario antes y después de deducir los impuestos sobre los ingresos por concepto de beneficios queda determinada por: p1Q1 = WL1 + r1 p2 k1 p1Q1 = WL1 + (1 – tc)r1 p2 k1 (4) (4a) Un supuesto implícito es que el gobierno sólo grava el ingreso por concepto de beneficios y aplica la misma tasa impositiva a todos los sectores. La ecuación (4) nos permitirá determinar las tasas de beneficios r1. El sector industrial produce un único bien Q2 (con la naturaleza dual que mencionamos arriba) y opera en condiciones oligopolísticas a un precio p2. La producción requiere capital k2, bienes intermedios y mano de obra L2 en coeficientes fijos. Al igual que en el sector primario, el capital existente es fijo una vez que se ha instalado. La ecuación para la producción potencial o a plena capacidad es: Q2f = Min (u2f k2, b2L2f) (5) donde u2f es el producto de capacidad por máquina y k2 es el capital existente dado en la industria; por consiguiente, u2f k2 representa la producción a plena capacidad del sector secundario. Del mismo modo, b2L2f representa la producción con pleno empleo del sector 2. La producción potencial en el corto plazo es el mínimo de la producción a plena capacidad y la producción con pleno empleo. Supondremos que existe excedente de capacidad, de modo que la producción real Q2 no alcanza la producción a plena capacidad Q2f. Q2/k2 < Q2f /k2f o u2 < u2f (6) Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 98 El hecho de que la producción real (Q2) sea menor que la producción a plena capacidad (u2f k2) y que la producción con pleno empleo (b2f L2), también debe implicar que el excedente de capacidad y el desempleo de la mano de obra coexisten simultáneamente. El empleo L2 en la industria se relaciona en una proporción fija b2 con el nivel de actividad industrial Q2, es decir: (7) L2 = Q2/b2 Puesto que la producción en este caso ocurre en un ambiente oligopolístico, la fijación de precios por margen de recargo siguiendo el enfoque preconizado por Kalecki es un comportamiento plausible. p2 = (1 + t) [W/b2 + epma] (8) Como se representa en la ecuación (8), el margen de recargo se define sobre el costo “directo” de la mano de obra W/b2 y los componentes intermedios importados epma; pm y a representan el precio internacional de los componentes importados intermedios y el componente físico importado del producto industrial, respectivamente. La distribución del ingreso p2Q2 – epmaQ2 está conformada por dos categorías: los asalariados WL2 y los receptores de beneficios r2p2k2. El gobierno obtiene ingresos fiscales de los ingresos por concepto de beneficios. (9) (p2 - epma)Q2 = WL2 + r2 p2 k 2 (p2 - epma)Q2 = WL2 + (1- tc) r2 p2 k 2 (9a) A partir de la ecuación (9) podemos obtener la tasa de beneficios (antes de la deducción de impuestos) del sector industrial r2. La demanda de producción industrial se refleja a través de la ecuación (10). p2Q2 = (1- e)WL + (1- sc)(1- tc)p2[r1k1 + r2k2]+ p2(z I2 + x2 + I1 + G) (10) La demanda está formada por cinco elementos: el componente no básico del gasto salarial; la parte de los beneficios totales que, después de la deducción de impuestos, no se ahorra en virtud de la propensión capitalista dada de ahorrar (sc); la necesidad de inversión privada I2, que se satisface en parte con la producción interna en una proporción z; el gasto público global (I1 + G), y la demanda de exportación x2, que viene dada exógenamente. Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 99 Las ecuaciones (11), (12) y (13) introducen el sector fiscal en nuestro análisis p2 G + I1p2 + J - tc(r2 p2 k2 + r1 p2 k1) = PSBR (11) J = i*D (12) PSBR = CF (13) En la ecuación (11) el gobierno tiene una necesidad fija de gasto “improductivo” p2G1, paga intereses i* sobre la deuda externa D y determina cierta cantidad de inversión pública.7 El gobierno también obtiene ingresos fiscales de la tributación directa del ingreso por concepto de beneficios rpk proveniente de todas las actividades productivas (suponemos que se aplica a todos los sectores la misma tasa impositiva tc). Puede observarse a partir de la expresión (13) que no existe un mercado para los bonos públicos y que no se permite la expansión monetaria, lo cual deja a la entrada de capital extranjero como la única opción para financiar los déficit públicos. Por consiguiente, para un nivel dado de necesidad de financiamiento del sector público, un nivel dado de gasto improductivo corriente, un pago de intereses exógeno y una capacidad fiscal limitada, la inversión pública se convierte en la única opción para establecer el equilibrio, supuesto que tiene sentido en países con elevado nivel de endeudamiento y falta de acceso al financiamiento internacional.8 Abrimos la economía mediante la introducción de transacciones comerciales y transferencias financieras. Una cantidad bien documentada de trabajos indica que cualquier aumento en el nivel de ingresos o cualquier estrategia de crecimiento en una economía menos desarrollada tiene que enfrentar las limitaciones que impone la balanza de pagos. En términos nominales, el superávit de la balanza de pagos se describe con la siguiente expresión: Xnom - IMnom + CF - J = DR (14) 7 En el contexto de un análisis del crecimiento, podemos suponer, siguiendo el enfoque propuesto por Rao (1993) y Dutt (1991), que la cantidad de infraestructura del sector primario es determinada por la inversión pública I1. Por consiguiente, el nivel de producción primaria está limitado por el “gasto productivo” público p2I1. Vera (2000) presenta las implicaciones de este supuesto en términos del crecimiento. 8 Como señalan Roubini y Sachs (1989) “en períodos de políticas fiscales restrictivas [...] los gastos de capital son los primeros que se reducen (a menudo de manera drástica)”. En efecto, al analizar el impacto de la crisis de la deuda externa en la región de América Latina, Eyzaguirre (1989) habla de una restricción fiscal dominante como una situación en la que la necesidad de financiamiento del sector público (Public Sector Borrowing Requirements – PSBR) es fija y la variable que se ajusta es la inversión pública. Easterly (1998) señala que una manera bien conocida de reducir la acumulación de activos cuando las autoridades se ven obligadas a reducir la acumulación de deuda en los países menos desarrollados consiste Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 100 La expresión (14) indica que el superávit comercial Xnom - Mnom, más las transferencias financieras netas CF - J debe ser igual al cambio de las reservas internacionales DR. En el lado izquierdo de (14), CF representa la suma de las entradas de capital netas autónomas nominales, medidas en moneda nacional, y J denota los servicios de los factores netos en el exterior. Las entradas netas de capital pueden agregarse y pueden estar compuestas de inversión extranjera directa, flujos de cartera, créditos bancarios y asistencia oficial al desarrollo. En general, consideramos que estos flujos son manejados por factores que se encuentran fuera del control de los gobiernos, y pocos se atreverían a pronosticar a este respecto. Debe observarse que, dado que la economía enfrenta restricciones de crédito y en razón de la configuración del sector externo, el ajuste deberá hacerse en las reservas (Arida y Bacha, 1987). Las exportaciones nominales provienen del sector industrial, como se indica en la expresión (15), y su respectivo volumen, x2, viene determinado de manera exógena, por lo menos en el corto plazo.9 Xnom = p2x2 (15) en reducir la inversión pública. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (United Nations Commission for Trade and Development, 1989:90-91) señala que el ajuste fiscal durante la década de los ochenta supuso principalmente reducciones de gastos, más que aumentos de los ingresos, y “la carga recayó principalmente sobre el gasto de capital, que se redujo en más de la mitad en varios países”. Bresser-Pereira (1990:507) subraya que el ajuste en el sector público en Brasil a comienzos de la década de los ochenta “se logró de manera perversa a través de la reducción de la inversión del sector público”. Pero esta idea de que los gobiernos en los países menos desarrollados con frecuencia reducen el gasto de capital a fin de lograr el ajuste fiscal no es sólo anecdótica. En el World Development Report de 1988 (p. 113) del Banco Mundial se determinó que los gobiernos reducen el gasto de capital mucho más (aproximadamente 35 por ciento) que otras categorías del sector público como, por ejemplo, los salarios (10 por ciento). Hicks (1991) destaca este comportamiento en una muestra que abarca 15 países menos desarrollados y 11 países de América Latina, a partir de información del banco de datos de estadísticas financieras públicas del Fondo Monetario Internacional para el período 1979-85. El estudio muestra que en el caso de países con un elevado nivel de endeudamiento el sector que parece haberse visto más afectado es el sector de la infraestructura. Serven (1997) determinó que la inversión pública en América Latina se redujo 2,5 puntos porcentuales del PIB entre las décadas de los setenta y ochenta, cuando en la región estaban aplicándose ajustes (período de fuerte racionamiento del crédito internacional). El World Bank (1994) determinó que cuando los países africanos redujeron sus déficit presupuestarios entre 1981-1986 y 1990-91, “la mayoría de las reducciones se hicieron en el gasto de capital” (p. 47). Harris y Kusi (1992) llegaron a conclusiones similares para un grupo seleccionado de países africanos. 9 En un contexto de largo plazo, podemos considerar que las exportaciones industriales están determinadas por un índice de competitividad y la elasticidad de la demanda extranjera con respecto al precio. Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 101 Las importaciones nominales se consideran no competitivas y se desglosan en dos tipos de bienes (utilizados en su totalidad por el sector industrial): bienes intermedios y bienes de capital.10 IMnom = epm aQ2 + epm(1-z )I2 (16) donde e corresponde a la tasa de cambio nominal y pm al precio de las importaciones. La economía y, específicamente, el sector público enfrentan restricciones de capital, en el sentido de que la cantidad de entradas de capital netas está determinada por decisiones que no están bajo el control de los gobiernos locales. (17) CF = CF* Condiciones de despeje del mercado Los bienes básicos se venden en un mercado competitivo, lo que implica que el precio varía para despejar el mercado. Tomando la expresión (3) y sabiendo que el empleo total L en la economía viene dado por la suma del empleo en el sector primario y en el sector industrial, podemos definir la función del excedente de demanda para el sector primario ED1, como: p1Q1 = eW [(Q1/b1) + (Q2/b2)] (18) de modo que: p1 = eW 1 + Q2 b1 Q1b2 [ con ] dp1 = eW > 0 dQ2 ED1 = 0 Q1b2 (19) (20) Un aumento de la producción industrial Q2 se traduce en un aumento de la demanda de bienes básicos y, por ende, de su precio de despeje de mercado. A fin de obtener una expresión similar para el sector industrial, primero introducimos las tasas de beneficios de todos los sectores. Después de sustituir en (4) Q1 y L1 por (1) y (2), se obtiene la siguiente expresión para la tasa de beneficios de los bienes básicos: r1 = (p1 - (W / b1)) u1 p2 10 (21) El truncamiento de la industrialización con sustitución de importaciones ha significado que la mayoría de estas economías se ha vuelto dependiente de la importación de bienes intermedios y que el proceso en sí rara vez se extiende a los bienes de capital. Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 102 y al sustituir (7) y (8) en (9) se obtiene: (1+t) [W/b2+epma] =W/b2Q2+(1-tc)r2[(1+t) (W/b2+epma)] k2 (22) Al despejar r2 y simplificar, se obtiene: r2 = t Q2 (t+1) k2 (23) La sustitución de r1 y r2 en (10) nos permite expresar el equilibrio de la oferta y la demanda para el sector industrial, ED2, como: t W p2Q2 = (1-e)WL+(1-sc)(1-tc) p1- b u1k1 + (1+t) (p2Q2) +zp2I2+p2I1+p2G+p2x2 1 (24) [( ) ] Ya sabemos que L = (Q1/b1)+ (Q2/b2). También sabemos que I1 depende de r1 y r2. Al sustituir ahora r1 y r2 en (11), obtenemos: t p Q + p -W u k I1 = PSBR -G- J + tc p2 p2 p2 (1+t) 2 2 1 b1 1 1 ( [ ) ] (25) Al sustituir L y la expresión resultante para I1 en (24) y despejar p1, obtenemos: t (e-sc(1-tc)) W Q1 -zI2- J - PSBR -x2+ 1-(1-e) W - 1-sc(1-tc)(1+t) Q2 p2 b1 p2 p2 b2 p2 p1 = Q [(1-sc(1-tc)] p 1 (26) 2 ( con dp1 dQ2 ED2 = 0 = [ ) [1-(1-e)bWp -[1-s (1-t )(1+t t)]] c 2 [ c 2 Q [(1-sc(1-tc)] p 1 2 >0 ]] (27) Un aumento del precio de los bienes básicos se traduce en un aumento de la demanda de bienes industriales, y la producción industrial crece en respuesta a este excedente de la demanda. Existirá equilibrio macroeconómico cuando la oferta sea igual a la demanda simultáneamente en el caso de los bienes básicos y en el de los bienes industriales, y el ahorro sea igual a la inversión. Estas tres condiciones de equilibrio no son independientes. Puede demostrarse fácilmente que si se cumplen cualesquiera dos condiciones, necesariamente se satisface la tercera ecuación. Esta solución parcial al modelo se ilustra en el gráfico 1. La pendiente de la curva NN, que representa el equilibrio en el mercado de los bienes básicos, es positiva. Los puntos a la derecha de NN representan el excedente de la demanda de Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 103 productos básicos y precios de equilibrio ascendentes en este mercado. A lo largo de II el mercado de productos industriales está en equilibrio. Los puntos a la derecha de II indican el excedente de la oferta de productos industriales. Gráfico 1 II P1 NN P10 a Q20 Q2 Restricción externa El equilibrio macroeconómico según se definió arriba es compatible en el modelo con el equilibrio entre las entradas de divisas y los pagos en divisas. El impacto de las restricciones externas en el ajuste interno se vuelve ahora evidente. A partir de la expresión (14) podemos ver que las importaciones de productos intermedios para la industria y de bienes de capital complementarios están respaldadas con las entradas de divisas producto de las exportaciones de productos industriales y las entradas de capital. Puesto que la economía enfrenta restricciones de crédito (o restricciones de capital), el valor de CF es determinado por decisiones que están más allá del control de la economía. Por consiguiente, el límite de la producción en el sector industrial quedará definido por la disponibilidad de divisas. Sin embargo, pueden lograrse ajustes en el corto plazo para corregir los desequilibrios comerciales mediante cambios en el nivel de acumulación de las reservas internacionales. Usando (14), (15), (16) y (17) podemos calcular DR como: DR = p2x2 + CF* - epmaQ2 – epm(1-z)I2 - J (28) Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 104 A pesar de que el funcionamiento de la economía y las políticas públicas no agotan la cantidad de reservas internacionales, el nivel de producción industrial Q2 que permite mantener el equilibrio externo se determina de la siguiente manera: Q2 = 1 1 (p2x2 +CF*-J-DR)-(1-z)I2 a epm [ ] (30) La producción industrial está limitada por la dependencia de la industria con respecto a las importaciones (z y a) y por el poder adquisitivo de las entradas de capital y los pagos de intereses. La figura 2, que ha sido tomada y adaptada de Modiano (1989), muestra la condición de la balanza de pagos (-DR). La línea con pendiente positiva -DR intersecará el eje vertical en el rango negativo, donde se acumulan las reservas internacionales. Debe observarse que mientras mayor sea el nivel de actividad industrial se requerirán más importaciones de productos intermedios y, por ende, mayor será el déficit de la balanza de pagos que deberá cubrirse con reservas decrecientes. El precio de equilibrio p10 y la producción Q20, que están determinados por la intersección de II y NN en el gráfico 1, determinan a su vez la variación del equilibrio correspondiente en las reservas -DR0. La línea vertical identificada con DR = 0 se encuentra en el nivel de actividad industrial para el cual el sector externo está en equilibrio. Las posiciones a la derecha de DR = 0 representan un déficit de la balanza de pagos. Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 105 Gráfico 2 P1 R = 0 II NN P10 a Q21 Q20 Q2 -R -R R Q21 Q2 Fuente: Tomado y adaptado de Modiano (1989). El sector público y la restricción fiscal Si tomamos la ecuación fiscal, hablaremos de una restricción fiscal si el gobierno no puede aumentar las necesidades de financiamiento del sector público (Public Sector Borrowing Requirements – PSBR) más allá de cierto límite. Esto puede expresarse de la siguiente manera: I1p2+ p2G + J £ tc(r2p2k2 + r1p2 k1) (31) Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 106 Al sustituir (21) y (23) en la expresión (11), se obtiene: I1p2+ p2G + i*D – tc[t /(1+t))Q2p2 + r1p2 k1] = PSBR (32) La actividad del gobierno afecta los valores de equilibrio de Q2 y p1. Q2 = 1 I +G+ i*D - PSBR - tc 1 p2 p2 p2 tc t (1+t) [ [( p - Wb)u k ]] 1 1 1 1 (33) El balance fiscal (PSBR = PSBR*) se representa como GG en el gráfico 3 y se obtiene a partir de la expresión: * I1+G+ i D + tcWu1k1 - PSBR - tct Q2 p2 p2b1 p2 (1+t) Q2 = tcu1k1 p2 (34) dp1 -tp2 <0 dQ2 PSBR=PSBR* = (1+t)u1k1 (35) donde Gráfico 3 DR = 0 II P1 NN a P10 GG Q20 Q2 La curva GG se muestra con una pendiente negativa, lo que indica que mientras más favorable se vuelva la producción industrial (mayor recaudación de impuestos), menor deberá ser el precio en el sector primario para mantener el equilibrio fiscal (menor recaudación de impuestos en el sector primario). Las posiciones a la derecha y por encima de la curva representan un excedente fiscal. Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 107 Dinámica de la inflación En nuestro modelo, la causa básica de la inflación no es el dinero. Es probable que las autoridades monetarias no estén causando una expansión motu proprio, sino que más bien simplemente estén ajustándose a las presiones monetarias que se originan fuera del mercado monetario. De manera más específica, veremos que si el precio relativo que corresponde al equilibrio en los mercados de bienes no concuerda con el precio relativo que satisface las demandas de los trabajadores, la competencia por la distribución del ingreso generará inflación. Definimos el índice de precios al consumidor del nivel general de precios p como una función homogénea lineal de los precios de los bienes básicos y de los bienes industriales, tal como se representa en la expresión: p = p1e p2(1-e) (36) Sabemos que e representa la parte de los salarios que se destina a adquirir bienes básicos. Las siguientes son expresiones triviales para la relación de precios del sector primario y del sector industrial p1 /p2 y el salario real efectivo w: r = p1 /p2 (37) w = W/ p (38) Una versión simple de la hipótesis del salario real meta viene dada por:11 W=Tp (39) De acuerdo con esta hipótesis, dirigidos a alcanzar un salario real meta T, los trabajadores organizados deben traducir sus objetivos básicos en un objetivo de salario monetario, por cuanto las negociaciones se realizan en términos monetarios. En este caso resulta evidente que los salarios monetarios ya no se modelan como exógenos ni predeterminados. 11 Esta hipótesis es muy popular entre los economistas poskeynesianos (véanse, por ejemplo, Sawyer, 1982 y Arestis, 1986). Todavía son muy limitados los ejemplos de aplicación del modelo del salario real meta a los países menos desarrollados, pero las hipótesis de la resistencia del salario real han sido ampliamente justificadas y usadas por los estructuralistas para explicar las variaciones de los salarios nominales (véanse Diamand, 1976; Cardoso, 1981 y Taylor, 1983). Frenkel (1986) presenta una reseña de los argumentos y los resultados de varios estudios empíricos sobre la formación salarial en países de América Latina. Un elemento común importante que Frenkel encontró en la mayoría de los estudios es el impacto significativo que tienen los factores institucionales en la determinación de los salarios nominales en el sector privado. Existen, en particular, reglas, normas sociales y formas organizacionales que indican que en estos países prevalece alguna forma de resistencia salarial. Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 108 Ahora bien, resulta útil expresar el precio relativo entre los bienes básicos y los bienes industriales r en términos del salario real efectivo w. Para ello, usamos las ecuaciones (36) y (38) y obtenemos: w = Wp1-ep2(e-1) (40) Al dividir (40) entre p2 y reordenar la expresión, obtenemos:12 w = re (1+t)Wb2+aepm W [[ -1 ]] (41) que también puede expresarse como: r = (1+t)Wb2+aepm w W [[ -1 e ]] (42) La ecuación (42) es similar a la presentada por Cardoso (1981), Taylor (1983) y Parkin (1991), pero incluye el efecto de los costos unitarios de las importaciones de bienes intermedios. Partiendo del supuesto de que los trabajadores presionan hacia el alza los salarios monetarios, a fin de mantener un salario real meta T, (42) puede reexpresarse como: r1 = (1+t)Wb2+aepm T W [[ -1 e ]] (43) La ecuación (43) representa el precio relativo no inflacionario, r1, es decir, un precio relativo que es compatible con el margen de recargo fijo establecido por el capitalista y el salario real meta de los trabajadores. No ocurre ningún conflicto, puesto que se satisfacen ambas aspiraciones. Si aumentan los márgenes de recargo, los costos unitarios o el salario real deseado, disminuirá r1. También (43) puede reordenarse y expresarse en términos de p1, de manera que obtenemos: p11 = W [(1+t)Wb2+aepm)]e-1 T [ 12 -1 e ] Al dividir (40) entre p2, obtenemos: w = W p1-e p2(e-1) p2 p2 -e Si reordenamos esta expresión, obtenemos: w = W p1-e p2(e-1)p2 = w ( p1 ) p2 p2 p2 W Ahora bien, sabemos que r = p1/p2; por lo tanto, w = (r)-e p 2 p -e pero usando (8) para p2, obtenemos w = ( p1 ) W = [(1+t)(wb2+aepm)]-1 2 [(1+t)(wb2+aepm)] -1 e lo que equivale a w = [ r ] W (44) Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 109 El precio no inflacionario de los bienes básicos (non-inflationary price basics of NIPB), p11, se grafica en la figura 4 como la línea NIPB. Gráfico 4 DR = 0 II P1 NN a P10 P11 NIPB b c GG Q20 Q2 En el gráfico 4, la línea NIPB se muestra junto con el equilibrio en los mercados de bienes básicos y productos industriales, representados por NN y II, y las curvas del equilibrio fiscal y externo. Es obvio que, salvo en el caso en que por coincidencia todas las curvas converjan en un mismo punto, no existe equilibrio, es decir, no es posible despejar los mercados y satisfacer las aspiraciones de las distintas clases. Por lo tanto, tenemos dos precios para los bienes básicos (p1) y (p01). Cuando ambos precios coinciden, prevalece un equilibrio no inflacionario en los bienes básicos e industriales. Sin embargo, si como en el gráfico 4 la economía se encuentra en el punto ‘a’ donde se despejan los mercados de bienes, pero el salario real predominante es demasiado bajo para satisfacer la aspiración de los trabajadores (p01 es demasiado elevado), se desencadenará una inflación de precios. Por consiguiente, el comportamiento de esta economía depende de manera crucial de nuestros supuestos acerca de las respuestas de las variables y de los agentes al desequilibrio. Hemos supuesto que los bienes primarios padecen de rigideces, de manera tal que la producción en ese sector es fija en el corto plazo y los movimientos de p1 despejan el mercado. En el sector 2, si la demanda excede la oferta, aumenta Q2. Sin embargo, este aumento de la producción en el sector industrial elevará la demanda de bienes básicos. Entonces, para restablecer el equilibrio en Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 110 el sector primario, aumenta p1. Si p1 aumenta, entonces los trabajadores presionarán hacia el alza W, lo cual traerá consigo dos consecuencias importantes: aumentará de nuevo la demanda en el sector de precios flexibles y los empresarios del sector 2 reaccionarán al aumento de costos elevando p2. Todo el proceso dinámico puede reflejarse formulando una ecuación para la tasa de cambio de los precios industriales. En primer lugar, es evidente que en el sector primario el precio p1 se ajusta de acuerdo con el excedente de la demanda de bienes básicos, es decir: dp1 / dt = y eWL -Q 1 p1 p1 [ ] (46) La regla de indexación del trabajador puede formalizarse de la siguiente manera: (dW / dt) = j (T-w) W (47) Cuando el salario real efectivo w se encuentra por debajo del salario meta T, los trabajadores reaccionan presionando hacia el alza los salarios nominales. El coeficiente j describe la velocidad del ajuste. En cuanto al mercado de los bienes industriales, partiremos igualmente del supuesto de que el margen de recargo permanece constante y que los capitalistas no tienen un comportamiento previsor frente a posibles pérdidas del ingreso real ocasionadas por un aumento del precio de los bienes básicos.13 El impacto negativo de un aumento del precio de los bienes básicos hará que los trabajadores reaccionen. Las empresas trasladan el aumento de los costos de producción elevando los precios de los bienes industriales. Esta dinámica puede conducir a una inflación de conflicto, puesto que los cambios en los precios del sector industrial se vuelven una función de la brecha que existe entre el precio efectivo de los bienes básicos y el precio compatible con las aspiraciones de los trabajadores y los capitalistas, es decir: [ (dp2 / dt) =w (dW / dt) =wj(T-w)=w j (p -p 1) 1 1 W p2 (48) Cabe resaltar que el impacto que produce un cambio en los salarios nominales sobre los precios de los bienes industriales es incompleto, puesto que los salarios representan sólo una parte w del costo unitario.14 13 En otras palabras, los capitalistas del sector industrial sólo están interesados en mantener constante el poder adquisitivo de los beneficios en términos de los bienes industriales. 14 La ecuación (48) puede expresarse como: dp2 1 dt = w j (p1-p1 )p2 Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 111 Impactos en el corto plazo Si resumimos las cuatro ecuaciones que expresan las relaciones entre nuestras cuatro cuatro variables endógenas básicas, a saber, producción industrial, precio de los bienes básicos, inversión pública en el sector de los bienes básicos y variación de las reservas, podemos analizar el impacto que tienen en el corto plazo los cambios inducidos por las políticas y los cambios paramétricos en el modelo. Las expresiones (19) y (24) son ecuaciones fundamentales del modelo. Con ellas pueden obtenerse de manera simultánea la producción de equilibrio en el sector industrial Q2 y el precio de equilibrio de los bienes primarios p1. A partir de aquí podemos obtener el nivel de las variaciones de las reservas DR y el nivel de equilibrio de la inversión pública I1. A fin de simplificar el análisis, estudiamos el equilibrio en el corto plazo a partir del supuesto de que tanto el mercado del sector primario como el del sector industrial se despejan de manera inmediata. Al sustituir (19) en (26) y simplificar la expresión, obtenemos: (1-e) WQ1 + [1-sc(1-tc)] (e-1) WQ1 +zI2+x2+ PSBR - J b1 p2 p2 p2 b1 p2 Q2∞ = W t e W - [1-sc(1-tc)] + 1-(1-e) b2 p2 (t+1) b2 p2 [ ( )] [ (49) ] que es una ecuación en forma reducida para el nivel de producción de equilibrio del sector industrial. El signo del denominador en la ecuación (49) es importante para el análisis que vendrá a continuación. A partir de supuestos razonables se fijan la tasa impositiva y la tasa de ahorro del capitalista en valores menores que uno, con el término (eW/b2 p2) entre cero y uno. El segundo término (1-e) (W/b2) (1/p2) es claramente menor que uno.15 Con estos valores admisibles, el resultado general será inequívocamente positivo. La expresión (5.8) representa un caso de coeficiente variable de una ecuación diferencial lineal homogénea. Al integrar ambos lados con respecto a t, obtenemos: 2 p1 dp dt = wj (p1-p11)(t)dt 2 dt ln p2 = - c + wj (p1-p11)(t)dt La trayectoria en el tiempo p2(t) puede obtenerse tomando el antilogaritmo de ln p2: p2(t) = - eln p2 = e-c e wj (p1-p 1)(t)dt 1 Podemos prever que el signo de wj (p1 – p11) dará la clave para la convergencia de la trayectoria en el tiempo. El supuesto es que 0 <w < 1 y 0 <j < 1 llevan directamente al resultado wj (p1 – p1) > 0 si se produce excedente de demanda en el sector de los bienes primarios (es decir, si p1 > p11). Tenemos, entonces, que p2(t) no puede converger y que la 1 inflación es dinámicamente inestable, puesto que ewj (p1 – p1 ) Æ como tÆ. 15 En efecto, el término (W/b2)(1/p2) es la relación entre el costo de la mano de obra y los precios de los bienes industriales (con valores entre cero y uno). Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 112 Al sustituir (49) en (11), se obtiene una ecuación en forma reducida para p1: 1 eW p1∞ = eW b + Q b Q2∞ 1 1 2 ( )( ) (50) Por lo tanto, el nivel de equilibrio de las variaciones de las reservas y el nivel de equilibrio de la inversión pública ocurren cuando: DR∞ = p2x2+ CF - epmaQ2∞- epm(1 - z) I2 - J (51) * I1∞ = PSBR - G - i D + tc t p2Q2∞ +(p1∞ W )Q1 p2 b1 p2 p2 (1+t) [ ] (52) Contracción del crédito externo Al imponer la condición (13) hemos supuesto que únicamente el gobierno puede obtener créditos del exterior y también hemos restringido la capacidad del gobierno para endeudarse internamente. Por lo tanto, una reducción del flujo neto de capital –lo que equivale a una caída de PSBR– dificulta el financiamiento simultáneo del gasto público y de las importaciones. Esto no se trata de una mera especulación académica, puesto que la existencia simultánea de restricciones externas y fiscales ha adquirido connotaciones alarmantes en varios episodios de crisis externa. En la actualidad, esta situación de contracción del crédito externo puede suceder por diversas razones. Por ejemplo, una vez que se desencadena una crisis financiera en un país menos desarrollado (cualquiera sea la razón), los inversionistas pueden atacar las monedas de países que tienen fundamentos bastante similares y racionar el crédito. Además, en períodos de confusión extrema en los mercados emergentes, los fondos mutuales y los bancos de inversión venden activos y dejan de otorgar préstamos a fin de elevar su liquidez en previsión de retiros de fondos por parte de sus clientes. En estas circunstancias, la economía enfrenta problemas de financiamiento de la balanza de pagos y del sector público. Consideremos las consecuencias para la producción industrial de un cambio en CF, término que en nuestro modelo representa los flujos netos de capital: Q2∞ = CF 1-[1-s (1-t )] c c (1/p2) >0 t + eW -(1-e) W b2 p2 1+t b2 p2 [ (53) ] Por diversas razones, una caída del flujo nominal del crédito externo tiene efectos contractivos. En primer lugar, la interrupción repentina de la afluencia de capital genera una contracción fiscal y reduce la inversión pública y la demanda agregada. Pero, como veremos a continuación, el impacto sobre la producción se ampli- Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 113 fica a causa de varios efectos indirectos. Podemos observar el mecanismo de transmisión de primera ronda al sustituir (13) en (52) y diferenciar la inversión pública con respecto a CF: I1∞ = 1 CF p2 > 0 (54) Una reducción de CF también causará una disminución del precio de los bienes básicos, como puede observarse a partir de su respectivo diferencial: eW Q 1b2 p2 p = >0 CF 1-[1-s (1-t )] t + eW -(1-e) W c c b2 p2 1+t b2 p2 ∞ 1 [ ] (55) Puesto que la rentabilidad de los sectores 1 y 2 reacciona a los cambios en Q2 y p1, la caída de las tasas de beneficios reduce los ingresos tributarios. Los menores ingresos tributarios suponen una presión adicional en las finanzas públicas, lo que genera un efecto reforzador en la caida de la inversión pública. Pero también, la menor rentabilidad en los sectores primario e industrial trae consigo una reducción del consumo del capitalista y de la demanda de bienes industriales. El despido de trabajadores en el sector industrial reduce aún más el consumo y la producción de bienes industriales. La respuesta de la variación de las reservas sigue siendo ambigua, ya que R∞/J es mayor o menor que cero, es decir: R∞ = 1CF 1-[1-s (1-t )] c c epma p2 t + eW -(1-e) W b2 p2 1+t b2 p2 [ ] (56) En el segundo término de la derecha, el término del numerador (eapm/p2) –la relación entre el costo unitario de las importaciones de bienes intermedios y el precio unitario en la industria– y el término del denominador se encuentran entre 0 y 1. Por consiguiente, para ponerle el signo a la expresión debemos evaluar si toda la fracción excede de la unidad. Cabe resaltar que un componente importado suficientemente elevado en el costo unitario con respecto a los precios tiende a hacer que la relación R∞/CF sea negativa. Por lo tanto, en estas circunstancias se observa con facilidad que una caída de los flujos netos de capital deteriora la balanza de pagos y disminuye el nivel de las reservas. En consecuencia, el racionamiento del crédito externo deteriora la posición externa de las economías que no dependen en gran medida de las importaciones de bienes intermedios. Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 114 En el gráfico 5 se representan gráficamente los impactos en el corto plazo de la reducción de las entradas netas de capital en el caso en que el efecto de la transferencia externa sea menor que el efecto de los insumos intermedios. El desplazamiento de la curva II hacia la izquierda ocurre porque la menor demanda de bienes industriales por parte del sector público reduce la producción industrial y disminuye los precios de los bienes básicos; esto, a su vez, reduce el ingreso de los capitalistas y el consumo de los bienes no esenciales, lo que genera una mayor contracción de la producción a través del multiplicador. Las condiciones del sector público se deterioran notablemente y se hace necesario disponer de más recursos para cerrar la brecha fiscal. La curva GG se desplaza hacia la izquierda, debido a que el ajuste de I1 es mayor que la caída de CF. Por último, la curva R = 0 se desplaza hacia la derecha y deja en mejor posición el nivel de las reservas en el punto ‘b’. Gráfico 5 Cese repentino de las entradas de capital DR = 0 II P1 NN a P10 b NIPB P11 GG Q20 Q2 Aumento del impuesto sobre la renta Una economía que presente una restricción fiscal crónica puede depender de la tributación directa para cerrar la brecha. En nuestro modelo se gravan con impuestos directos los beneficios. Para calcular el impacto en la producción industrial de un aumento de los ingresos de los capitalistas, debemos simplificar (49). Si reemplazamos, tanto el numerador como el denominador de (49) con 1 y 2 (siendo ambas magnitudes positivas), entonces al diferenciar con respecto a tc obtenemos: Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… sc (e-1) WQ1 2+sc t + eW 1 b1 p2 t+1 b2 p2 Q = (2)2 tc ∞ 2 ] [ [ ] 115 (57) donde 1 = (1-e) WQ1 +[1-sc(1-tc)] (e-1) WQ1 +zI2+x2+ PSBR - J >0 b1 p2 b1 p2 p2 p2 [ y ] 2 = 1-(1-e) W + [1-sc(1-tc)] t + eW >0 b2 p2 t+1 b2 p2 [ ] El impacto sobre la producción parece ser ambiguo. Por una parte, una mayor tasa impositiva tc implica un menor consumo por parte del capitalista y una menor demanda de bienes no esenciales. Por otra parte, el aumento de la tasa impositiva supone ingresos extraordinarios para el sector público, lo que a su vez expande la demanda de bienes industriales por parte de este sector. Este último caso no es simple en ningún sentido, puesto que se produce un efecto directo en los ingresos públicos como resultado del cambio en la tasa impositiva y un efecto indirecto que depende de la manera como la rentabilidad de los capitalistas de los sectores 1 y 2 reacciona ante los cambios que ocurren en Q2 y p1. Podemos tener un caso, el caso de la expansión, en el que la inversión pública aumenta tanto que compensa la respuesta de consumo negativa de los capitalistas. Esto se debe al efecto reforzador que la expansión capitalista induce en el ingreso de los capitalistas por concepto de beneficios y al mayor nivel de rentabilidad del sector de los bienes básicos inducido a través de los precios. Obviamente, si se mantiene la expansión en la industria, a través de (18), la expansión de la producción y del empleo se suma a la demanda de bienes básicos y ejerce una presión hacia el alza en el precio de los bienes básicos. Igualmente, el déficit comercial aumenta con la expansión de las importaciones de bienes intermedios para la industria. El caso de la contracción tendrá consecuencias inversas y deja la economía con el resultado paradójico de un mayor déficit presupuestario (que se ajusta mediante una disminución de la inversión pública) y menores niveles de precios, producción industrial y empleo. Los efectos sobre la variación de las reservas y los precios de los bienes primarios vienen dados por: R∞ epma (e-1)WQ1 + t + eW = 2 1+t b2 p2 1 b1 p2 tc (2)2 )] (58) p1∞ eWsc (e-1)WQ1 + t + eW = 2 1+t b2 p2 1 b1 p2 tc b2(2)2 (59) [( [( ) ( ) ( )] Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 116 Modificación del gasto público corriente con presupuesto equilibrado Si la economía se encuentra por debajo del nivel de producción industrial con pleno empleo (como hemos supuesto), cualquier intento por parte del gobierno de aumentar su gasto corriente (un aumento de G) tendrá el efecto muy poco común de no tener ningún impacto en la producción. Esto se debe al macrocierre específico que usamos para el sector fiscal. En un principio, el aumento de G tendrá un efecto de expansión en la producción industrial, pero la restricción fiscal dominante implica una caída de la inversión pública I1 aún mayor que el ingreso público adicional generado por la expansión de la producción.16 Podemos comprobar la respuesta de I1 a los cambios de G para obtener: I1∞ = -1 G (60) lo que confirma que en una economía con restricciones fiscales el gasto público para fines de consumo desplaza el gasto público para fines de inversión. Al no producirse ningún impacto en la producción industrial, el precio de equilibrio de los bienes básicos y las variaciones de las reservas permanecerán inalterados. Devaluación Un país que experimenta una interrupción repentina de la afluencia de capitales y que fija la tasa de cambio a alguna moneda extranjera puede enfrentar un deterioro gradual de sus reservas internacionales. Por consiguiente, en algún momento, por lo general mucho antes de que se agoten las reservas, el gobierno se ve obligado a hacer algo. A fin de atender el problema de liquidez puede acudirse a fuentes de financiamiento externas al mercado (financiamiento oficial de organismos multilaterales). Sin embargo, en ausencia de una estrategia de financiamiento concertado, un ataque especulativo repentino puede agotar con rapidez lo que quede de las reservas. El gobierno entonces queda incapacitado para defender por más tiempo la tasa de cambio y se ve obligado a devaluar la moneda.17 Cabe destacar que, en un período instantáneo, un aumento de la tasa de cambio nominal se traducirá en un aumento del nivel de los precios industriales. Sin embargo, el impacto que tiene la devaluación nominal de elevar los precios no 16 La expansión de la producción aumenta los ingresos públicos de dos maneras: (a) aumentando los beneficios del sector industrial y (b) elevando la rentabilidad del sector de bienes básicos mediante aumentos de los precios. 17 Por supuesto, la devaluación puede estar motivada por una serie de razones, inclusive el deseo de mejorar la competitividad internacional o los esfuerzos por satisfacer el servicio de la deuda. Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 117 llegará a ser proporcional, puesto que en el corto plazo no se permite modificar los salarios nominales (ni la resistencia del salario real). En consecuencia, la elasticidad de los precios industriales respecto de la tasa de cambio es menor que uno. En notación formal: dp2 = (1+t)ap m de (61) edp2 <1 p2de (62) Supondremos ahora que el volumen de las exportaciones industriales debe responder de manera positiva a los cambios en la tasa de cambio real e/p2. Dado que se aplica la condición (62), preveremos que la devaluación tendrá efectos reales por lo menos en el corto plazo, es decir: x2 = x2 e p2 ( ) y con dp2 > 0 d(e/p2) (63) 1 - 1 edp2 dx2 = dx2 dp2 1 1- edp2 de d(e/p2) p2 p2 p2de = d(e/p2) p2 p2de > 0 [ ( )] ( ) (64) Antes de analizar el efecto de la devaluación en la variación de las reservas, debemos evaluar los efectos en la producción industrial. Ello supone diferenciar (49) con respecto a e, tomando en cuenta los efectos en el nivel de los precios industriales y su efecto indirecto a través de diversas variables endógenas. Los mecanismos que intervienen en este caso son más bien intrincados. La devaluación aumenta las exportaciones y la demanda agregada. Asimismo, puede aumentar la rentabilidad, el consumo de los capitalistas y, a su vez, la tributación sobre la renta y la inversión pública. Además, cuando la economía tiene un alto nivel de endeudamiento y carece de financiamiento externo, a medida que el precio de los bienes industriales aumenta, la combinación de la caída del valor en moneda nacional del flujo de crédito externo CF/p2 y los pagos de intereses J/p2 puede aliviar la restricción fiscal. Sin embargo, cuando el precio de los bienes industriales aumenta, la devaluación reduce el salario real de los trabajadores y la demanda agregada. Después de cierta manipulación, el efecto de la devaluación en la producción es: Q2∞ [(1+t)(zI2-x2)]apm2-[1-tsc(1+tc)apm1 = (2)2 e (65) Sabemos que d1 es mayor que d2, pero también (1+t)(I2+x2) es mayor que [1- tsc(1- tc)]. Por lo tanto, (65) es de signo ambiguo. Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 118 Si prevalece el efecto de expansión que produce la devaluación en la producción, se elevará el nivel de precios en el sector primario. Por consiguiente, sucede lo contrario si la devaluación ocasiona contracción de la producción. Es decir: p1∞ eW [(1+t)(zI2-x2)]apm2-[1-tsc(1+tc)apm1 (66) = (2)2 e Q1 b2 El cambio neto en el superávit de la balanza de pagos originado por la devaluación puede calcularse ahora a partir de (51) y (63) como: DR dp2 x + dx2 p -p aQ ∞ (1-z)I +ea dQ2∞ 2 = de 2 de 2 m 2 e de ) ( ( ) (67) Al examinar (67), concluimos que la devaluación puede tener éxito únicamente si dp dx el aumento de los ingresos por concepto de exportaciones de2 x2+ de2 p2 es mayor que el cambio en el costo total de las importaciones de bienes intermedios y de capital pm(aQ2∞ (1-z)I2) sumado al cambio en las importaciones de bienes in∞ termedios pm ea dQ2 . En consecuencia, el país podrá mejorar su posición exde terna mediante una devaluación de su moneda sólo si la devaluación produce una contracción de la producción y el país goza de una elasticidad baja de los precios industriales respecto de la tasa de cambio nominal y de un bajo costo total de las importaciones de bienes intermedios y de capital. ( ( ) ) Dinámica en el mediano plazo La observación del impacto que producen los cambios súbitos en las entradas netas de capital y en las políticas de demanda del gobierno indica que al alterar el valor de cualquiera de las variables instrumentales no debe esperarse que mejoren todos los desequilibrios macroeconómicos. Incluso el alivio de la deuda o una medida de financiamiento, tal como el aumento de PSBR, de la manera como se describe arriba, mejora el equilibrio fiscal y el nivel de la actividad económica, pero también puede tener el efecto indeseado de elevar la tasa de inflación y el déficit comercial. Es importante señalar que estos intercambios relevantes se desprenden de un análisis en el que la perspectiva temporal es más bien corta. Sin embargo, con el paso del tiempo algunas fuerzas compensadoras presentes en la economía pueden intervenir para moderar tales intercambios. Las variables predeterminadas o de estado en el modelo estático, tales como el capital existente en el sector primario k1 y el salario nominal W, pueden cambiar en el mediano plazo y, en consecuencia, también cambiará el equilibrio estacionario. Ofrecemos una investigación de la dinámica en el mediano plazo del tipo formulado por Rattso (1989) Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 119 para una economía dual. El punto fundamental en este sentido es que cualquier cambio en los términos de intercambio intersectoriales, representado en nuestro caso por un cambio en p1, puede transmitir fluctuaciones en el corto plazo a los ajustes dinámicos. En nuestro modelo, tanto la formación salarial como la acumulación de capital en el sector de bienes básicos se ven afectadas por los términos de intercambio e interactúan en un proceso dinámico. Sabemos que la acumulación de capital en el sector primario se determina fijando el aumento del capital existente igual a la inversión pública: dK1 PSBR i*D + tc t p Q ∞ +(p ∞- W )Q = -G= I 1 b 1 1 dt p2 p2 p2 (t+1) 2 2 1 [ ] (68) * Sólo cuando PSBR + tc t p Q ∞ +(p ∞- W )Q = G+ i D , el capital existente es 1 b 1 p p2 (t+1) 2 2 p2 2 1 [ ] constante y dK1 = 0 dt A partir de (48) también sabemos que la formación del salario nominal reacciona a la desviación entre el precio relativo que corresponde al equilibrio en los mercados de bienes y el precio relativo que satisface las demandas de los trabajadores, es decir: = j (p -p (dW/dt W ) 1 1 1 ) (69) El salario nominal tiene la siguiente solución estacionaria: =0 (dW dt ) cuando ( p1 = p11) Resulta evidente a partir de lo indicado arriba que p1 desempeña un papel fundamental, por cuanto afecta tanto a K1 como a W. Por lo tanto, es natural tratar de entender la manera como p1 depende de K1 y W. Un mayor salario nominal significa un mayor gasto de consumo real cuando la tasa de ahorro a partir de los beneficios sp es mayor que la tasa de ahorro a partir del ingreso producto del trabajo sw. Esto crea una situación de excedente de demanda en el sector primario y p1 tendrá una tendencia hacia el alza. Cuando K1 aumenta, también lo hace la producción en el sector primario. Esto debería traducirse en una caída de p1.18 Por lo tanto, escribimos: p1 = p1 (K1,W) 18 donde dp1 < 0 dK1 ( ) y dp1 > 0 dW ( ) (70) La mayor producción en el sector primario puede estimular la demanda industrial lo suficiente para hacer aumentar el precio relativo. Sin embargo, suponemos que domina el primer efecto directo. Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 120 Usando (70) en las relaciones dinámicas (68) y (69), obtenemos: )= G (K ,W ) (dK dt (71) )= G (K ,W ) (dW dt (72) – 1 1 + 1 – 2 + 1 Estudiemos ahora estas ecuaciones dinámicas en el plano W-K1. – + Al diferenciar totalmente G1 (K1,W )=dK1/dt=0, obtenemos: G1 dK + G1 dW = 0 K1 W o dW -G1/K1 > 0 dK1 dK = 0 = G1/W (73) dt Por lo tanto, esta curva tiene una pendiente ascendente en el plano W-K1. – + Al diferenciar totalmente G2 (K1,W )=dW/dt=0, obtenemos: G2 dK + G2 dW = 0 K1 W o dW -G2/K1 > 0 dK1 dW= 0 = G2/W (74) dt que también tiene una pendiente ascendente. En el gráfico 6 se grafican los dos lugares geométricos dK1/dt=0 y dW/dt=0. Gráfico 6 W dK1/dt = 0 dW/dt = 0 W0 a b K10 K1 Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 121 La línea dK1/dt=0 tiene una pendiente positiva y la línea dW/dt=0 también tiene una pendiente ascendente, pero su inclinación debe ser menos pronunciada que la de la línea dK1/dt=0 a fin de tener estabilidad local. Es evidente que por encima del lugar geométrico dW/dt=0, las flechas en la dirección de W apuntan verticalmente hacia el lugar geométrico, mientras que por debajo del lugar geométrico las flechas apuntan verticalmente hacia arriba. Se comprueba fácilmente que las flechas en la dirección de K1 también apuntan hacia el lugar geométrico dK1/dt=0 en la dirección de K1 horizontal. El diagrama de fase reproducido en el gráfico 6 muestra estabilidad. En este momento, el análisis dinámico comparativo puede resultar de mucha utilidad. Consideremos un choque exógeno proveniente del alivio de la deuda o de una estrategia de financiamiento concertado que proponga el resto del mundo. En la situación estática (de corto plazo) se concluyó que las consecuencias inmediatas eran una expansión multiplicadora de la producción industrial y un cambio en p1 como resultado de la presión del excedente de la demanda en el sector primario (ya que Q20/CF > 0 y p10/CF > 0). Ahora bien, en el mediano plazo, para obtener mayores entradas netas de capital CF (lo que supone un mayor PSBR) será necesario un mayor K1 por cada W para que dK1/dt=0. En otras palabras, la curva dK1/dt=0 que aparece en el gráfico 7 se desplazará hacia la derecha. Del mismo modo, el aumento de CF (y de PSBR) implicará que dW/dt=0 se desplazará hacia la derecha. Como resulta evidente a partir del gráfico 7, K1 aumentará con toda certeza. Hemos colocado W como si hubiera permanecido constante. Gráfico 7 W dK1/dt = 0 dW/dt = 0 W0 a b K10 K11 K1 Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 122 En primer lugar, todo el proceso es expansionario, y es importante hacer notar que la inversión pública aumenta en la misma medida en que aumenta PSBR. Sin embargo, a la larga y como resultado de la acumulación de capacidad K1 en comparación con la situación inicial, el nivel de precios del sector primario (y los términos de intercambio nacionales) puede ir en contra de los bienes básicos. En consecuencia, el alivio de la deuda o el financiamiento concertado puede aumentar en el mediano plazo la producción del sector primario y del sector industrial sin generar una espiral inflacionaria. Conclusiones Hemos construido un modelo que ofrece lo que pensamos es un enfoque muy apropiado con respecto a la realidad de las economías semiindustrializadas con elevado nivel de endeudamiento, que carecen de acceso al financiamiento internacional y con una capacidad limitada de endeudamiento interno. El esfuerzo parece valer la pena en el contexto de la importancia que ha adquirido en los últimos años el cese repentino de la afluencia de capital. Nuestra intención fue hacer una investigación sobre las opciones de política pública y sus efectos en la producción, los precios, la variación de las reservas y la inversión pública. La estructura básica del modelo tiene varios antecedentes; entre ellos cabe destacar el de Kalecki (1976) y el enfoque de precio flexible/precio fijo de Taylor (1982; 1983), los cuales toman en cuenta las diferencias sectoriales entre la agricultura y la industria. Sin embargo, entre los aportes novedosos hemos introducido una restricción de la balanza de pagos y un cierre fiscal específico. Tanto el cierre fiscal como el externo se asemejan en gran medida a la experiencia contemporánea en varios países de América Latina. Aunque la variación de las reservas internacionales ajusta el equilibrio externo, en el marco del equilibrio del sector público la necesidad de financiamiento del sector público es fija y la inversión pública es la variable de ajuste. La solución de la producción de equilibrio en el sector industrial afecta el precio de equilibrio de los artículos de primera necesidad y es compatible con el equilibrio entre las entradas de divisas y los pagos en divisas. Los valores de equilibrio para el precio de los artículos de primera necesidad y la producción industrial también afectan el equilibrio fiscal a través de los flujos de ingresos (y la tributación) provenientes de ambos sectores productivos. La inversión del sector público puede a su vez afectar la demanda agregada y la restricción de la oferta en el sector primario. El modelo también ayuda a comprender la manera como evolucionaron las tensiones inflacionarias en este tipo de economía. Hemos descrito e incorporado en el modelo la noción de precio relativo no inflacionario, es decir, el precio relativo que es compatible con el margen de recargo fijo establecido por los capitalistas y el salario real meta de los trabajadores. Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 123 Nuestra estrategia para obtener una representación de equilibrio del modelo básico fue construir cinco curvas en el espacio P1-Q2. De esta manera hemos combinado una estructura económica rica en la que la restricción de la oferta en el sector primario, la baja utilización de la capacidad en las unidades industriales, las restricciones externa y fiscal, y la brecha de aspiraciones inflacionaria arrojaron luces sobre algunos de los aspectos más importantes relacionados con la estabilización macroeconómica. A pesar de que nos limitamos a la evaluación de la política pública, en general podemos percibir que cualquier choque que experimente el sistema revelará objetivos conflictivos. El supuesto básico en el que hemos basado nuestro análisis es que una reducción del financiamiento externo ha dado lugar a severas restricciones en el equilibrio del sector público y en el sector externo. El cese repentino de la afluencia de capitales genera una contracción fiscal y reduce la inversión pública y la demanda agregada. Sin embargo, varios efectos indirectos amplifican el impacto en la producción. La caída de la demanda agregada genera una reducción de las tasas de beneficios, lo que a su vez causa una reducción de los ingresos tributarios. Los menores ingresos tributarios suponen una presión adicional en las finanzas públicas, lo que genera un efecto reforzador en el ajuste en la inversión pública. En resumen, puesto que la falta de financiamiento ocasiona problemas externos, fiscales y de producción, podemos llegar a algunas conclusiones de política relativamente generales. Los mayores impuestos directos sobre los beneficios pueden aumentar o disminuir la producción industrial, pero siempre aparecen intercambios relevantes entre la producción industrial y el precio de los artículos de primera necesidad. Si prevalece el caso de expansión, aumenta el déficit comercial con la expansión de las importaciones de bienes intermedios para la industria. Cualquier intento del gobierno de modificar el gasto corriente tendrá el resultado muy poco común de no tener ningún impacto en la producción, los precios y la variación de las reservas. El gasto público para fines de consumo desplaza la inversión pública y la demanda agregada. La devaluación también puede tener impactos indefinidos en las variables meta o endógenas relevantes. Por lo tanto, en el corto plazo debe manejarse con extrema precaución, tomando en cuenta las especificidades de cada caso. Una vez más, si la devaluación es expansionaria se dispararán los precios de los bienes básicos y la inflación. Una medida de financiamiento como, por ejemplo, el alivio de la deuda o concesiones de crédito externo, de la manera aquí descrita, mejora el equilibrio fiscal, la inversión pública y la actividad económica, pero también podría tener el efecto indeseado de elevar la tasa de inflación y el déficit comercial. Sin embargo, estos intercambios relevantes se desprenden de un análisis en el que la perspectiva Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual… 124 temporal es más bien corta. En el mediano plazo la inversión pública que aumenta el capital puede incrementar la oferta de bienes básicos y presionar precios hacia abajo. Por consiguiente, el ingreso real de los trabajadores aumenta en ambos sectores y se incrementa la utilización de la capacidad en el sector industrial. Luego, al eliminar la restricción que pesa sobre la oferta en el sector primario, el financiamiento externo o el alivio de la deuda estimula la demanda agregada y la producción industrial sin inducir necesariamente un cambio en los términos de intercambio nacionales ni en la inflación. En consecuencia, nuestra recomendación actual de mejorar la transferencia neta de recursos del exterior apunta en la dirección correcta. Traducción: Gladys Sanz Referencias bibliográficas ARESTIS, P. (1986): “Wages and Prices in the UK: The Post Keynesian View”, Journal of Post Keynesian Economics, vol. 8:339-358. ARIDA, P. y E. BACHA (1987): “Balance of Payments: A Disequilibrium Analysis for Semi-industrialized Economies”, Journal of Development Economics, vol. 27:85-108. BORPUJARI, J. (1985): “Savings Generation and Financial Programming in a Basic Need Constrained Developing Country”, en A. Gutowski et al., eds., Financing Problems of Developing Countries, Londres, Macmillan. BOSE, A. 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Se discute el concepto de imperialismo económico como la expresión de la colonización de las demás ciencias sociales por la economía, dado que en las últimas cuatro décadas ella ha invadido áreas del conocimiento que habían sido más o menos del dominio exclusivo de otras disciplinas. Se confrontan posiciones de diversos autores a partir de las apreciaciones de Edward Lazear y de los economistas políticos radicales. * Profesor de Economía y director del Centro de Política Económica para África Meridional de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de Londres. Matemático y economista por la Universidad de Londres y Ph.D. en Economía por la London School of Economics. Correo electrónico: bf@soas.ac.uk 1 Esta disertación contó con el apoyo de una beca de investigación otorgada por el Economic and Social Research Council (ESRC) del Reino Unido, bajo el número de adjudicación R000271046, para estudiar la nueva revolución en la economía y su impacto en las ciencias sociales. Deseo expresar mi agradecimiento a mis colegas y evaluadores por sus comentarios a las versiones anteriores del mismo. En un principio, presenté este artículo a modo de comentario a la revista Quarterly Journal of Economics, pero fue rechazado por el Consejo Editorial, sobre la base de que era inapropiado por “centrarse principalmente en la historia de las ideas”, al tiempo que el artículo original de Lazear se había publicado sólo como “parte de un simposio especial sobre la situación de la economía al final del milenio”. Salvo algunas correcciones de importancia menor y los señalamientos incluidos al final que van dirigidos a los economistas políticos radicales, el artículo es el mismo. Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia 131 Se analizan algunas carencias de la versión de Lazear respecto al imperialismo económico en sí y se usan para revelar argumentos posibles de la economía radical que podrían emplearse en el debate. Sirve para ello el señalamiento crítico que hacemos de la anomalía histórica, de la anomalía del alcance y de la anomalía de la resistencia, para así delinear la perspectiva de la argumentación factible de la economía política radical. Se concluye que la batalla por la economía política y la manera como se entenderá la economía, probablemente se libre fuera de ella como disciplina y más bien en las demás ciencias sociales, en las que, si se entabla de manera apropiada, la economía política tiene un gran potencial para prosperar. Palabras clave: Epistemología económica/ Pensamiento económico/ Fronteras de la economía Clasificación JEL: A13, B31, B41, P16 Abstract This article is the result of research carried out of the new theoretical and methodological revolution underway in economics and the impact it is having on social sciences. The concept of economic imperialism is viewed as the expression of the colonization of the other social sciences by economics, in light of the fact that in the past four decades economics has invaded realms of knowledge that had previously been the more or less exclusive domain of other disciplines. The opinions of various authors regarding the ideas expounded by Edward Lazear and radical political economists are weighed and compared. Some of the shortcomings in Lazear’s appreciation of economic imperialism as such are analyzed and are used to reveal the possible arguments of radical economics that could be used in the ongoing debate. For this purpose we conduct a critical analysis of the historical anomaly, the anomaly in terms of scope and the anomaly in terms of resistance, so as to determine the perspective within which the argumentation of radical political economy is feasible. The article concludes that the battle for political economy and how the economy will be understood is probably going to be fought outside the field of economics as a discipline and in the realms of other social sciences instead, realms in which, if it is appropriately started, political economy has a huge potential to prosper. Key words: Economic epistemology/ Economic thought/ The frontiers of economics JEL Classification: A13, B31, B41, P16 Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia 132 Los economistas políticos radicales deben sentir una mezcla de satisfacción y desconcierto al estar de acuerdo con la evaluación de Edward Lazear (2000a) en el sentido de que durante las últimas cuatro décadas la economía ha venido colonizando las demás ciencias sociales. Hoy día ocupa territorios que habían sido más o menos del dominio exclusivo de otras disciplinas.2 Lazear plantea una apreciación respecto de lo que está sucediendo tanto en la economía como en torno a ella que difiere notablemente de lo que piensan los demás economistas. Esto es cierto tanto en el caso de los demás aportes del milenio al número especial de Quarterly Journal of Economics, como en el caso, por ejemplo, de los aportes del coloquio a la revista Journal of Economic Perspectives, vol. 14, n∞ 1, 2000, una retrospectiva imaginada de la economía de los próximos cincuenta años. Posiblemente, la perspectiva más amplia de Lazear es consecuencia de que haya pasado del Departamento de Economía al de Administración de Empresas en la Universidad de Chicago. Asimismo ha hecho aportes pioneros a la “economía del personal”, la gestión interna de las empresas desde la perspectiva de la economía neoclásica en lugar de la psicología y la sociología (Lazear, 1995; 1998; 1999a; 2000b).3 Y por último, pero no menos importante, Lazear reconoce sin reparos estar en deuda con Gary Becker, quien de manera explícita expone las intenciones imperialistas de la economía respecto de las demás ciencias sociales.4 La versión de Lazear sobre el imperialismo económico no es la divagación excéntrica de un académico aislado, puesto que la hipótesis imperialista cuenta con el respaldo de The Economist. En un número de diciembre, esta publicación repite un ejercicio que hiciera hace una década, que consistía en especular sobre quiénes 2 Véase también Olson y Kähkönen (2000), quienes rechazan la idea de la economía como imperialista frente a las demás ciencias sociales, puesto que no se usa la fuerza armada ni se impide la libre elección. Prefieren la igualmente reveladora metáfora de la economía como la metrópoli que extiende su influencia hacia los suburbios de las ciencias sociales. Véase en Fine (1997a) mi primera publicación que postula la importancia actual del imperialismo económico. Véase también en Fine (1997b; 1998a;b; 1999a;d; 2000a-f; 2001a-c), y en Fine y Milonakis (2001) –y en Fine (1999c) en debate con Bowden y Offer (1994; 1996; 1999), en Fine (1999b) con Thompson (1997; 1999), y en Fine y Lapavitsas (2000) con Zelizer (2000)– el argumento general y estudios de casos específicos. A falta de una cuantificación precisa del imperialismo económico, estos aportes ofrecen algunas evidencias de su amplitud y profundidad. 3 La primera de estas referencias corresponde a sus conferencias publicadas que dictara en Wicksteed y que contienen material sobre la economía como científica y rigurosa que se reproduce en el artículo “Economic Imperialism”. La penúltima de las contribuciones la hizo en calidad de presidente de la Sociedad de Economistas Laborales para la cual fue editor fundador del Journal of Labor Economics. 4 Como el mismo Becker sostiene (1990:39), “‘Imperialismo económico’ es probablemente una buena descripción de lo que yo hago”. Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia 133 serían las nuevas promesas en la economía académica. Con la metáfora del big bang de la astronomía, sostiene que las predicciones anteriores habían sido confirmadas como “los efectos de nuevas herramientas analíticas concebidas en la década de los setenta que se extendieron desde el centro del cuerpo de profesionales como una onda de choque”. Esto hace referencia a los nuevos microfundamentos de la economía, los que recurren a las imperfecciones del mercado, especialmente las relativas a la información. Asimismo, apuntando de manera explícita al “imperialismo económico”, asevera que “a diferencia de las estrellas de la década de los ochenta, los admirables jóvenes académicos de la actualidad están usando las herramientas de la economía en campos que colindan con las fronteras tradicionales de su disciplina e incluso las traspasan” (Economist, 1998:143). En particular, “estos economistas toman con seriedad lo que cualquier laico sabe: que las personas no siempre se comportan de manera egoísta o incluso racional”, The Economist había identificado dos acontecimientos importantes y estrechamente relacionados en la economía. Por una parte, la economía ha venido colonizando las demás ciencias sociales, y por la otra, parece estar abordando lo social como el comportamiento habitual en contraposición al individualista. A pesar de esta evidente confluencia de opiniones respecto de lo que está ocurriendo, no sorprende que la respuesta de Lazear no sea la única posible. Su versión es (poco menos que) triunfante,5 en tanto que la única ciencia social verdaderamente científica y rigurosa se percibe como si se ganara todos los premios en razón de su superioridad intelectual. Reveladoramente para él, otras ciencias sociales son más refinadas en términos de los problemas que plantean, pero la economía es superior en cuanto a las soluciones que ofrece. La perspectiva desde la economía política radical es menos optimista. La insatisfacción con el aporte de la economía a la comprensión de la economía misma difícilmente propicia la aceptación de que ésta se extienda a otras ciencias sociales. Sin embargo, esta respuesta de Lazear no persigue señalar directamente las equivocaciones de la economía dominante, sino abordar algunas anomalías o carencias de la versión de Lazear del imperialismo económico en sí y usarlas para revelar oportunidades para la economía política radical. 5 Se han agregado los paréntesis por deferencia a un árbitro que ha señalado que Lazear (2000a) defiende la superioridad de la economía en términos de rigurosidad no menos de doce veces. Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia 134 Anomalía histórica La primera de estas anomalías es el reconocimiento que hace Lazear de que el solapamiento que actualmente está ocurriendo entre la economía y las demás ciencias sociales no es algo nuevo. Anteriormente, con la economía política clásica y antes de ella, no existía una economía diferenciada como tal. Esto plantea una serie de cuestiones. Si anteriormente la economía estaba integrada a las demás ciencias sociales, ¿cómo y por qué se separó? Asimismo, una vez separada, ¿por qué ha logrado integrarse nuevamente? Y ¿qué explica el momento en que han ocurrido estos eventos? Lazear no hace frente a estas cuestiones, pues se ocupa de la historia del pensamiento económico y la sociología del pensamiento en términos más generales. La posible excepción es una explicación implícita, si acaso limitada, de la etapa actual del imperialismo. Descansa en la pretendida superioridad de la economía como ciencia, con énfasis en su planteamiento de hipótesis empíricamente refutables, lo cual conduce a tres características en particular: su enfoque en la optimización individual, el equilibrio y la eficiencia. Sin embargo, cualesquiera sean los méritos de esta explicación de la economía dominante contemporánea, no puede aplicarse a la economía política clásica, puesto que se basa especialmente en clases, más que en individuos, y en las perspectivas de la acumulación, más que en el equilibrio o la eficiencia como tales. Es de suponer que hasta la revolución marginalista de la década de 1870 la economía estaba atrapada en un equilibrio de bajo nivel que le permitía estar integrada a las otras ciencias sociales, pero no ser una ciencia. En efecto, es apropiado entender que la revolución marginalista estableció gran parte de la economía que conocemos actualmente al romper con la economía política clásica. Lo hizo no simplemente volviéndose científica en los términos de Lazear, sino también creando una ciencia de la economía al separar la economía de la sociedad. La economía pasó a ocuparse exclusivamente de las relaciones de mercado, como en el caso de la oferta y la demanda, y sólo hacía referencia de manera limitada, hasta hace poco, a las relaciones sociales más amplias en las cuales está enraizada la economía. En resumen, la revolución marginalista fue responsable de sacar lo social (o lo político) de la economía. Lo hizo en parte debido al surgimiento simultáneo de otras disciplinas de las ciencias sociales, pero también debido a las limitaciones evidentes en el alcance de la aplicación de los principios marginalistas. Cabe destacar que Talcott Parsons, bien calificado en economía, difícilmente un radical y quien se convertiría en la figura principal de la sociología, se oponía categóricamente a la integración de las dos disciplinas, debido a que consideraba que diferían en los métodos –no en sus objetos de estudio– que utilizaban para abordar lo social y al individuo, en los cuales se centraban la sociología y la economía, Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia 135 respectivamente.6 En efecto, indirectamente a ese respecto, la primera generación de marginalistas estaba tan preocupada por no reivindicar demasiado poder explicativo para sus principios, especialmente en contra del peso de la tradición que implicaba la economía política clásica, que se pospuso considerablemente la aceptación del equilibrio general en contraposición al equilibrio parcial. Esto se debió a que había gran resistencia a admitir la idea, corolario del equilibrio general, de que la distribución, como los precios del trabajo, el capital y la tierra, es poco más que una aplicación de la teoría de precios. Fue sólo en la segunda mitad del siglo XX que ganó aceptación el equilibrio general y su auge complementó la decadencia de la teoría de la distribución.7 El compromiso persistente con la idea de que la distribución tenía algo que ver con las clases o las instituciones, por ejemplo, en contraposición a los individuos y el marginalismo, refleja un rechazo más general a extender los principios marginalistas más allá de los límites del mercado. La definición correspondiente del objeto de estudio de la economía determinó las fronteras entre la economía dominante y las demás ciencias sociales, divisiones que se reforzaron por diferencias en las metodologías empleadas. Sin embargo, desde un punto de vista lógico, no existe nada en principio que obligue a la economía a limitarse al estudio de las relaciones de mercado, puesto que su principio subyacente de racionalidad como optimización de la utilidad individual, y su materia prima de preferencias, factores de producción disponibles, tecnología, etc., pueden aplicarse ampliamente en todos los contextos sociales e históricos. En pocas palabras, esta versión sumamente estilizada de la historia del pensamiento económico simplemente busca dar alguna razón que explique por qué la revolución marginalista es responsable de separar lo social de la economía, sin perder la capacidad para volver a incorporarlo. Como Lazear insinúa, el imperialismo económico que esto posibilita tiene una presencia que data de hace mucho 6 Véase en Velthuis (1999) una explicación completa. Véase también en Connell (1997) la argumentación de que la sociología “clásica” de Marx, Weber y Durkheim surgió a raíz de las consecuencias del imperialismo económico que se practicaba cuando las colonias se percibían como los “otros”. Pero esta sociología sólo se volvió clásica cuando Parsons le dio respetabilidad a la disciplina. Cabe destacar, en contraposición, que la economía dominante siempre ha dejado de lado las “imperfecciones del mercado” relacionadas con el imperialismo económico –la violencia que acompaña al mercado supuestamente libre. Véase Perelman (2000). 7 Véase en Fine (1982) una explicación más completa y, en el contexto del imperialismo económico, véase Fine (2000c). Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia 136 tiempo.8 Pero, especialmente en la obra de Gary Becker, es sólo durante las últimas décadas que ha florecido. Sin embargo, en gran medida esto se ha fundamentado en la preponderancia de la teoría del capital humano, un concepto, más que un enfoque, que cabe destacar ha sido integrado más o menos informalmente en otras ciencias sociales sin exteriorizar indebidamente supuestos ajenos desde perspectivas distintas de la económica –la disponibilidad y el uso de la educación como si fuera un producto en lugar de un proceso construido socialmente. No se pretende negar la preponderancia de los aportes más recientes de Becker en relación con la familia y la criminalidad, por ejemplo. Pero la base sobre la que ha avanzado principalmente la obra de Becker ha estado sustentada por un clima político e ideológico de neoliberalismo en el cual se sostiene que el mundo debe hacerse lo más semejante posible a un mercado.9 Es de resaltar que hace poco más de una década el imperialismo económico de Becker era tratado con cierto desprecio por sus colegas economistas por buscar extender el análisis basado en la racionalidad individual a áreas donde era simplemente inapropiado (Swedberg, 1990b). Tampoco es nuevo el intento de llevar este individualismo metodológico o la elección racional hacia otras ciencias sociales. Desde hace tiempo muchos lo han rechazado por su reduccionismo inaceptable de lo social al conjunto de los individuos y al comportamiento optimizador rudimentario. Todo esto indica que lo social desempeña un papel más importante en las ciencias sociales de lo que Lazear admite como legítimo. De no reconocerse esto, se profundiza el silencio explicativo sobre los cambios continuos entre la economía y las demás ciencias sociales como disciplinas que se superponen (véase más adelante). El éxito actual del imperialismo económico, y su cronología más general, no puede atribuirse, entonces, como está implícito en la explicación de Lazear, simplemente a su supuesta superioridad científica. Lazear tiende a pasar por alto los acontecimientos recientes en la disciplina que han dado lugar a su dinamismo externo y que han hecho que la economía sea más aceptable para las demás ciencias sociales. En resumen, los nuevos microfundamentos o la economía teórica 8 Como se cita en Fine (1999a), Swedberg (1990:14) afirma que la noción del imperialismo económico se remonta a comienzos de la década de los treinta. Sin embargo, incluso en 1984, Stigler (1984:12-13) concluye su análisis en términos de que la colonización todavía no se ha logrado: Heinrich Gossen, un sumo sacerdote de la teoría del comportamiento maximizador de la utilidad, comparaba el alcance de esa teoría con la teoría de Copérnico relativa al movimiento de los cuerpos celestes. Los cuerpos celestes se comportan mejor que los cuerpos humanos, pero es concebible acercarse a su fantasía mediante la propagación de la teoría del comportamiento de los economistas a todo el ámbito de las ciencias sociales. 9 Véase Carrier y Miller (1998). Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia 137 de la información pueden explicar, no suponer, las imperfecciones del mercado sobre la base de la optimización individual, y mostrar la manera como éstas conducen no sólo a estructuras económicas, sino también a estructuras no económicas. El mundo debe interpretarse como las respuestas económicas y no económicas a las imperfecciones del mercado, en particular las de la información, haciendo endógenas las estructuras y relaciones económicas y sociales, inclusive las instituciones, las costumbres y las normas. Estos acontecimientos se han abierto al objeto de estudio de las demás ciencias sociales y se lo han apropiado, en maneras que no son posibles por medio de la simple extensión de las aplicaciones del mercado “como si fuera” perfecto a las aplicaciones ajenas al mercado. Anomalía del alcance Desde esta perspectiva, surge una segunda anomalía como resultado de este refinamiento de la explicación de Lazear. Tiene que ver con la selectividad interesada, en parte comprensible, de los ejemplos que ha escogido. A modo de comparación, el impacto del imperialismo económico, tanto en términos del momento en que ocurre como de su impulso, se ilustra bien de diversas maneras mediante dos aplicaciones de las que él no hace mención, aunque sí da importancia a las finanzas que han estado dominadas por los nuevos microfundamentos. La primera aplicación es la nueva economía del desarrollo (y los estudios del desarrollo en términos más generales), en cuyo contexto los países en desarrollo se perciben como especialmente propensos a las imperfecciones del mercado y a las deficiencias que éstas acarrean en las estructuras, las normas y otros aspectos económicos y sociales. Específicamente, con Joe Stiglitz en la vanguardia, se ha intentado desplazar el consenso de Washington con el consenso post-Washington, y los economistas se apropiaron de toda la gama de asuntos relacionados con el desarrollo.10 Éste es un ejemplo elemental de cómo el nuevo imperialismo económico, contrariamente al viejo, se encuentra al frente y toma como punto de partida la tradición vinculada a Akerlof (y su mercado de automóviles de segunda mano) en contraposición a Becker (y su base del mercado para todo).11 El nuevo imperialismo económico tiene principios diferentes, los basados en las imperfecciones del mercado, y es más amplio y profundo en términos de potencial colonizador. 10 Véase en Stiglitz (1998) el lanzamiento explícito del consenso post-Washington, y en Fine, Lapavitsas y Pincus (2001) la crítica correspondiente. Extrañamente, Lazear no hace referencia al trabajo de Stiglitz, a pesar de su preponderancia en la nueva economía financiera. Cabe destacar que en su estudio del socialismo, Stiglitz (1994) maneja más de cien referencias a su propio trabajo teórico de la información. 11 Como se argumenta en Fine (2001a, capítulo 3), las cosas no son tan simples desde que Becker (1996) recobró un derecho parcial a una posición de vanguardia al estar a la cabeza entre los economistas que han hecho uso de la noción del capital social. Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia 138 El otro ejemplo de interés que no plantea Lazear es la nueva historia económica o la cliométrica. La cliométrica se había fundamentado anteriormente en el viejo imperialismo económico del tipo de Becker. Como tal, abrió una brecha en la disciplina, cuando los disidentes rechazaron que se aplicara a la historia económica el enfoque del mercado “como si fuera” perfecto, debido a la indiferencia de este enfoque hacia las instituciones y la cultura, entre otros aspectos similares.12 Incluso Douglass North, uno de los padres fundadores de la disciplina y por ello merecedor del Premio Nobel de Economía, llegó a rechazar el enfoque debido a su estrechez. Sin embargo, en la actualidad se ofrece una “nueva y mejorada” historia económica, en la cual los pecados y las omisiones del pasado se confiesan y se rectifican prospectivamente recurriendo a los nuevos microfundamentos. Las instituciones y las costumbres, por ejemplo, se incorporan y comprenden en términos de la dependencia de la trayectoria (path dependence). Esta exposición ya ha puesto en evidencia que el tratamiento que Lazear da al imperialismo económico no es integral, sino selectivo. Aun cuando ello puede justificarse por su carácter ilustrativo, subsiste el problema de las direcciones y la profundidad de penetración del imperialismo económico. Son de especial interés las excepciones que demuestran y confirman la regla, es decir, las áreas en las que no entra la economía, que también sirven de ejemplos extremos del éxito desigual del imperialismo económico. Una de estas excepciones, que atañe a todas las disciplinas de las ciencias sociales y a una gama de objetos de estudio, es el posmodernismo. Observemos en primer lugar que la economía (dominante) es más o menos excepcional en el sentido de que no ha recibido influencia alguna del posmodernismo, aun cuando podría decirse que éste ha sido el acontecimiento más importante en las ciencias sociales durante el período de fortalecimiento del imperialismo económico.13 Se desprende que la economía dominante sólo puede apropiarse del objeto de estudio de las demás ciencias sociales al despojarlas de los diversos contenidos asociados al posmodernismo. La razón de esto es relativamente simple: el posmodernismo tiene que ver con la construcción social del significado de los objetos y las actividades, aun cuando para ello deba incluso, in extremis, negar que están enraizados en el mundo material, dada la subjetividad de la interpretación y de la experiencia individuales. Esto se encuentra sencillamente fuera del ámbito de la economía con sus verdades acerca del significado de todo, aunque en presencia de imperfecciones de la información. Cabe resaltar que Lazear menciona el idioma y la religión como ejemplos de imperialismo económico. Pero éstos, en efecto, se entienden puramente en términos de 12 Véase Lamoreaux (1998). Para una evaluación crítica del nuevo ataque de la economía contra la historia económica o mercantil, véanse Fine (2000b), y Fine y Milonakis (2001). 13 Véase en Cornwall (1997) un aporte heterodoxo que refleja las influencias posmodernistas. Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia 139 “membresía”, incentivos y costos de transacción, más que como fuente y construcción de significado.14 La ausencia de significado en la economía se hace patente en su formalismo abstracto, en el que símbolos matemáticos representan variables que se relacionan entre sí mediante modelos mecánicos. Cabe subrayar que en las ciencias físicas que Lazear toma como modelo para la economía ya hace mucho se comprendió la importancia de reconocer la (re)construcción crítica de los conceptos. Consideremos, por ejemplo, la posición adoptada por Thomas Kuhn, figura central en el debate sobre la naturaleza de la ciencia, aun cuando con frecuencia ahora se cite como punto de partida.15 Al plantear la diferencia entre la ciencia normal y la revolucionaria, Kuhn (1970:234) hace la siguiente observación acerca de Popper y el intento de defender una noción asediada de la falsación (falsifiability): Él y sus seguidores comparten con los filósofos más tradicionales de la ciencia el supuesto de que el problema de la elección de una teoría puede resolverse con ayuda de técnicas que son semánticamente neutrales (...) por lo tanto, los cánones de racionalidad se derivan exclusivamente de los de la sintaxis lingüística y la lógica. Y concluye que (1970:235): Los filósofos de la ciencia deberán seguir a otros filósofos contemporáneos a la hora de analizar, con una profundidad sin precedentes, la manera como el lenguaje se adapta al mundo, preguntándose cómo se relacionan los términos con la naturaleza, de qué manera se aprenden esas relaciones, y cómo las transmiten de una generación a otra los miembros de una comunidad lingüística. Aquello que es cierto para el mundo natural con seguridad es aún más pertinente para el mundo social. En consecuencia, la “ciencia” y el “rigor” sobre los que Lazear fundamenta, en parte correctamente, su explicación del éxito del imperialismo económico son paradójicos, puesto que en todas las demás disciplinas, y especialmente en aquellas en las que se abordan de manera explícita la metodología y la naturaleza de la ciencia, la posición de la economía en la práctica ha 14 Lazear se muestra modesto al referirse a sus propias pretensiones como imperialista económico, aunque sí hace mención de su contribución en este sentido a la cultura y al idioma (Lazear, 1999b). 15 Véase en Fine (2000d) el imperialismo económico a la luz del debate sobre la revolución kuhniana en las ciencias (sociales). Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia 140 sido rechazada hace ya mucho tiempo.16 Y sin embargo, su simplicidad misma y su indiferencia hacia los asuntos que plantean los problemas derivados de las nociones de la ciencia le permiten seguir hacia adelante sin ningún esfuerzo. Tales carencias en la economía, la universalización sin trabas de sus conceptos básicos a través del tiempo, el espacio y el contexto, suponen que, salvo de la manera limitada que hemos sugerido, su imperialismo no puede apropiarse de las ciencias sociales con un contenido cultural (a menos que éste se entienda como información imperfecta). Uno de los resultados es que la antropología, con sus tradiciones etnográficas, no ha sido objeto de colonización, excepto en una antropología económica que básicamente extiende la economía neoclásica a las sociedades ajenas al mercado.17 Otro ejemplo sorprendente que está presente en todas las disciplinas es el que nos ofrece el consumo. Lazear en parte organiza sus ejemplos de imperialismo económico en dos grandes categorías. Aun cuando una de ellas es la teoría del consumidor18 e incluye subcategorías relativas a los gustos, la discriminación demográfica, la familia y las interacciones sociales, no guarda relación con el posmodernismo, a pesar de lo que sólo puede describirse como una explosión de la literatura sobre el consumo en todas las ciencias sociales,19 la inmensa parte de la cual recibe influencia en mayor o menor medida de la necesidad de abordar el significado del consumo para los consumidores. El imperialismo económico de Lazear no lo toca ni puede tocarlo. 16 Desde hace mucho, la falsación (falsifiability) como tal se ha vuelto redundante en las discusiones sobre metodología económica y ha dado origen a metodologías tan diversas como la retórica de McCloskey (1986) y el realismo crítico de Lawson (1997); véase Boylan y O’Gorman (1995). La segunda de estas teorías se refiere a una fase del pospositivismo como imperante en la metodología económica durante el último cuarto de siglo, cuyos intentos desesperados por rescatar la falsación, entre otros elementos, han resultado vanos (pp. 27 y ss.). La luz arrojada en relación con el imperialismo económico tras el debate sobre las nociones de Kuhn de ciencia normal y ciencia revolucionaria es materia de una disertación actualmente en proceso de redacción. 17 Véase en Offer (1997) una excepción, la apropiación del regalo, y en Fine (2000f) una crítica. 18 En términos generales, esto puede entenderse como los factores de la demanda en contraposición a los de la oferta que se examinan en el marco de la teoría de la empresa (theory of the firm). 19 Los diversos métodos y teorías de investigación relacionados con el consumo en las ciencias sociales, tanto en cada una por separado como en todas ellas en conjunto, se hacen evidentes en una serie de estudios, que con frecuencia son necesariamente parciales, especializados y datados con rapidez en términos de su cobertura (Fine y Leopold, 1993; Miller, 1995; Gabriel y Lang, 1995; de Grazia y Furlough, 1996; Holbrook, 1995; Fine, Heasman y Wright, 1996), por ejemplo. Más recientemente, véase Fine (2000f). La bibliografía selectiva de Furlough en de Grazia y Furlough (1996) ocupa una veintena de páginas e incluye secciones sobre conceptualizaciones; perspectivas históricas; distribución, ventas al por menor y compras como sitios de consumo; mercadeo y diseño; condición del espectador y Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia 141 Anomalía de la resistencia Todo lo anterior nos lleva a la tercera limitación de la versión de Lazear. A modo de parodia, Lazear da una explicación desde el lado de la oferta: por qué y cómo los economistas están colonizando otras ciencias sociales en razón de que su frontera de producción “científica” y “rigurosa” es superior para la explicación. Con excepciones poco importantes, tales como la sugerencia de que hay una comunicación en ambos sentidos debido a que los no economistas están apropiándose del análisis económico, Lazear no analiza el lado de la demanda. ¿Hasta qué punto los acontecimientos correspondientes en el ámbito de la economía concuerdan con los gustos de los no economistas o estos últimos están modificando sus preferencias? Desde el punto de vista de Lazear, es de suponer que sería apropiado algún tipo de modelo de difusión en el que las preferencias de los no economistas, así como el contenido de sus trabajos, gradualmente se ajusten a la aceptación del imperialismo económico. Esto podría, con cierta dosis de ingenio, explicar lo que es una propagación desigual y compleja –a veces incluso una perversa falta de propagación– del imperialismo económico. Aquí se propone una explicación totalmente distinta. En primer lugar, las pretensiones de Lazear respecto de la condición científica de la economía frente a otras ciencias sociales no cuentan con la aceptación de los científicos sociales. En efecto, como ya hemos expuesto, su noción de la economía como científica, en razón de su compromiso con la falsación, y su comprensión de las ciencias físicas en estos términos son antediluvianas desde el punto de vista de todos aquellos que trabajan con la metodología e incluso desde el punto de vista de quienes se ocupan de la metodología económica. Es cuestionable si los economistas realmente acometen estas formas de esfuerzos científicos, independientemente de su validez. Tales ideas por lo general han sido aceptadas por quienes estudian las cosas con seriedad, a pesar de que muchos economistas tienen una imagen falsa de sí mismos, por lo menos desde que se inició y concluyó el debate sobre Kuhn y la ciencia normal, ya sea que se aplique a las ciencias, las ciencias sociales o la economía.20 recepción; producción de representaciones; domesticidad, hogar y familia; sexualidad; cuerpo, vestido y belleza como apariencia, y política e ideologías de consumo. Sólo en lo que respecta a las compras, la breve historia y la bibliografía seleccionada de Hewer y Campbell en Falk y Campbell (1997), también unas veinte páginas, abordan temas tales como establecimiento de tipologías, compras instrumentales y recreativas, diferenciación de géneros, economía, geografía, historia, literatura, mercadeo, sicología y sociología. Sin embargo, el alcance ilimitado del estudio sobre el consumo se deriva de su característica de estar vinculado a la formación de identidad, en relación con la cual todo cabe. 20 Véase en Gutting (1980) un análisis sobre Kuhn en las ciencias sociales. Véase en Blaug (1980), McCloskey (1986) y Lawson (1997), por ejemplo, información sobre el cuestionamiento continuo de los economistas que defienden su noción (falsa) de ciencia en la práctica. Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia 142 En segundo lugar, la gran mayoría de las ciencias sociales siguen siendo hostiles a los métodos y los supuestos de la economía. No se trata única y sencillamente de un asunto de intimidación por la técnica matemática y estadística (argumento reflejo de los economistas a la hora de defender la economía como ciencia y acusar a las demás de falta de rigor). La optimización individual, el equilibrio y la eficiencia son ajenos a los no economistas, a menos que adopten un enfoque de elección racional. Su punto de partida preferido es lo social y la dinámica del cambio (o no), sin centrarse necesariamente en nociones de eficiencia que son cuestionables en un mundo de significados construidos. Y es posible esgrimir una defensa sólida, si acaso no abrumadora, a favor de lo social como punto de partida, puesto que ningún individuo nace con sus preferencias perfectamente formadas y con un contexto histórico en blanco. En tercer lugar, luego de rebatir la explicación que ofrece Lazear para el imperialismo económico desde la perspectiva superior de la oferta, tanto en términos de su contenido como de su incidencia y del momento en que se propone, ¿qué vamos a poner en su lugar? Como ya se ha dicho, han ocurrido acontecimientos en la economía que la han vuelto más aceptable a los ojos de las demás ciencias sociales. Con una frontera en constante cambio entre lo exógeno y lo endógeno, donde lo endógeno incluye ahora lo social (por ejemplo, las instituciones, las costumbres y las normas), entre la economía y las demás ciencias sociales se ha forjado un idioma y un terreno analítico comunes. Anteriormente, una terminaba donde comenzaban las otras, a pesar de que el imperialismo del tipo de Becker intentó con menos éxito conquistar en lugar de asimilar, usando como arma lo ajeno al mercado como si perteneciese al mercado. Además, como en el caso de la teoría del capital humano, debe hacerse considerable hincapié en lo que con frecuencia es la incorporación informal de la economía a otras ciencias sociales. Los métodos y los supuestos sobre los que se basa el análisis económico tienden por lo tanto a moderarse e incluso a transformarse a medida que cruzan la gran línea divisoria hacia otras ciencias sociales. Con frecuencia, ello se traduce en paradojas y contradicciones cuando, por ejemplo, el capital humano queda incómodamente circunscrito a un análisis de clase o, en efecto, sujeto a cualquiera de las variables tradicionales de la teoría social. Por consiguiente, una razón para el creciente éxito del imperialismo económico es haber endogenizado lo social como respuestas ajenas al mercado frente a las imperfecciones del mercado. Han ocurrido también avances internos relevantes en el ámbito de las demás ciencias sociales. En general, se constata una retirada de los extremos del posmodernismo, con su indebido énfasis a veces en la subjetividad en contraposición a la objetividad. En pocas palabras, existe el deseo de regresar al examen del impacto de los factores materiales, entre los cuales se cuenta lo económico. Las ciencias sociales se muestran cada vez más abiertas a la incorporación de un contenido económico. Sin embargo, la influencia del Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia 143 posmodernismo ha sido desigual en las ciencias sociales y, del mismo modo, también lo está siendo la retirada. En consecuencia, el contenido y el éxito desiguales del imperialismo económico son atribuibles al ritmo de la influencia del posmodernismo, así como a la estructura interna, la dinámica y las tradiciones de las disciplinas receptoras (y de la economía). Estos factores internos se complementan con el ambiente ideológico e intelectual externo. El imperialismo económico del tipo de Becker estaba fuertemente condicionado por el neoliberalismo. Al igual que en el caso del consenso post-Washington para el desarrollo, existe ahora una reacción en contra del neoliberalismo, caracterizada por el deseo de tomar una vía intermedia entre éste y el estatismo asociado al desacreditado bloque socialista. En estas circunstancias resulta desafortunado que en su explicación Lazear haya hecho tan poco hincapié en los nuevos microfundamentos,21 puesto que en el seno de la economía misma se contempla el resurgimiento (de una pálida versión) del keynesianismo, así como una comprensión de lo económico y de lo no económico en términos de imperfecciones del mercado. Tales perspectivas son igualmente atractivas para los no economistas, que buscan complementar lo económico con la ingeniería y el análisis social. En resumen, la economía ahora ofrece a las ciencias sociales razones que justifican las intervenciones sociales y económicas (limitadas). Perspectivas de la economía política radical Con algunas excepciones, es posible que Lazear aceptase los comentarios que se presentan aquí como enriquecedores para su propio aporte. La imagen que se presenta en este momento es la de una división en tres sectores segregados: la economía como tal, un terreno colonizado de las ciencias sociales, y una zona libre de la economía que se refugia en un interés exclusivo por la “cultura” como construcción social de significado. Como señala Slater (2000): La división entre el análisis económico y el sociocultural constituye una especie de estructura profunda del pensamiento occidental moderno. Aunque atacar el formalismo de la teoría económica ha sido un pasatiempo favorito del pensamiento crítico desde los inicios de la modernidad, no hemos sido tan buenos a la hora de reflexionar en cuanto a la manera como esta oposición ha estructurado el análisis cultural y crítico. Esencialmente, el pensamiento crítico ha aceptado de manera general los mismos términos de compromiso que la economía, en los que la cultura y la economía se perciben como macroestructuras que operan la una sobre la otra como factores exógenos: cada una considera a la otra una fuerza universal o una impureza potencial que ejerce desde fuera presión sobre ella. 21 Esto es sorprendente, pues gran parte del trabajo de Lazear se fundamenta en el problema de la compatibilidad de incentivos en el contexto de la información imperfecta. Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia 144 Pero este panorama analítico deja de lado un elemento importante, lo cual no nos sorprende, dadas las convicciones ortodoxas de Lazear como economista. Se trata de la economía heterodoxa o la economía política radical en contraposición a la nueva economía política. Esta última sirve de ejemplo del imperialismo económico basado en la elección racional. En este sentido, se destacan dos aspectos de importancia crucial. En primer lugar, desde el seno de la economía, la economía política radical misma ha sido objeto de un devastador movimiento de tenazas. Por una parte, a diferencia de otras ciencias sociales, la economía dominante ha sido extraordinaria y crecientemente intolerante con las opciones, especialmente en vista de la americanización de la disciplina.22 Por otra parte, la economía política radical también ha estado sujeta al imperialismo económico. Esto es particularmente notable, por ejemplo, en el análisis del mercado de trabajo.23 En consecuencia, la economía política radical no ha podido prosperar en el ámbito de la economía. Cuando ha encontrado un mínimo apoyo, ha sido sólo a expensas de sucumbir a los dudosos encantos de la corriente dominante –en términos de conceptos, técnicas y método– al tiempo que se presenta a sí misma como feroz oponente.24 En segundo lugar, la economía política radical tiende a buscar un hogar en otras ciencias sociales que son más tolerantes con su enfoque. A medida que las ciencias sociales intentan o son presionadas a incorporar un contenido económico, es posible que surja un debate en torno a la zona intermedia. El imperialismo económico será refutado, tanto por su economía como por su imperialismo, en gran parte porque las demás ciencias sociales distintas de la economía por lo general y tradicionalmente se han sentido más cómodas con el método y los supuestos de la economía política que con los de la economía dominante. Además, la economía política ofrece al estudiante del mundo real ciertos atractivos que están notoriamente ausentes de la sombría ciencia. Vale la pena destacar las virtudes, ciertamente distintivas, de la economía política, tanto como herramienta para comprender el capitalismo contemporáneo como 22 En particular, véanse Coats (1996), Hodgson y Rothman (1999), Lee y Harley (1998), King (2000) y Bernstein (1999). 23 Esto se aprecia de manera más evidente en la teoría del mercado laboral segmentado. Hace poco más de una década se consideraba inaceptable. Actualmente, forma parte de la corriente dominante. Véanse Fine (1998a) y Spencer (1998). Asimismo, como se hace patente en el trabajo de Lazear, las relaciones industriales se han transformado en desarrollo de recursos humanos, economía del personal o similares y como tales se han reducido a problemas de compatibilidad de incentivos y costos de transacción, entre otros. 24 Un ejemplo ilustrativo se encuentra en Bowles y Gintis (2000), de próxima aparición en Quarterly Journal of Economics. Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia 145 para entablar un diálogo genuino con otras ciencias sociales. El contraste se presenta con un imperialismo económico generalizado que acusa poco conocimiento de –y mucho menos respeto a– las realidades y metodologías empíricas que no pueden expresarse en datos estadísticos ni modelos matemáticos, respectivamente.25 En primer lugar, la economía política es holística, pues intenta hacer un análisis sistémico del funcionamiento de la economía en su conjunto e independiente de los individuos de otra forma aislados que la componen. En segundo lugar, toma las estructuras y relaciones sociales y económicas como punto de partida y, por tanto, hace hincapié de manera más general en la clase y la estratificación. En tercer lugar, del mismo modo, las nociones de poder y conflicto pasan a primer plano, la manera como se forjan y como se ejercen, en gran parte a través del Estado y a escala internacional. En cuarto lugar, las categorías económicas son objeto del examen crítico y la reconstrucción de significado, en contraposición a una comprensión ahistórica y cerrada de la economía como insumos y productos, producción y utilidad, etc., con la correspondiente necesidad de dividir las variables en exógenas y endógenas, aun cuando la frontera entre ambas cambia a favor de las últimas a medida que avanza el imperialismo económico. Por último, las tendencias y los procesos sistémicos, tales como la globalización, la monopolización y el desarrollo desigual, se explican sobre la base de los imperativos de la rentabilidad y la acumulación de capital, por oposición a la coordinación más o menos armoniosa y eficiente en el mercado (y fuera del mercado) de las estrategias de optimización individuales globales. En pocas palabras, el pronóstico evidente de Lazear de un imperialismo económico cada vez más triunfante no sólo debe lamentarse, sino también cuestionarse, puesto que el resultado de los conflictos intelectuales en torno al lugar y al tipo de economía que se incorpora a las ciencias sociales está lejos de poder predeterminarse. Pueden preverse una serie de resultados en los diversos temas y disciplinas. Ellos dependen del alcance no sólo del resurgimiento de la economía política fuera de la economía, sino también del contenido genuinamente social o cultural que se incorpore a la zona intermedia, donde probablemente se destacará el debate sobre la economía como sistema social dominado por el capitalismo. A manera de resumen y de implicaciones estratégicas para aquellos que se ocupen de la economía política radical, pueden plantearse una serie de señalamientos: • En la actualidad, las ciencias sociales están replegándose intelectualmente de los excesos del posmodernismo y del neoliberalismo, aunque su presencia y especialmente su influencia continua siguen siendo notables. 25 Blaug (1998:11) reseña una encuesta estadounidense que revela falta de interés en el mundo real por parte de la élite de estudiantes graduados en economía, en contraposición a sus extraordinariamente sofisticados conocimientos en las áreas de la econometría y la economía matemática. Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia 146 • La economía como disciplina está dominada por un tecnicismo cada vez más esotérico e intelectualmente en bancarrota, que es completamente intolerante con las alternativas y que sólo les permite sobrevivir al margen. A pesar de estas debilidades, no hay indicios de que esta situación sea susceptible de cambiar como resultado de una “implosión” por causa de críticas o sucesos internos dentro de la corriente dominante. • Paradójicamente, sin embargo, la influencia de la economía en otras ciencias sociales en términos de metodología, conceptos y enfoque es mayor ahora que nunca en el período de la posguerra. La profundidad, el alcance y la naturaleza de su influencia varían dependiendo del tema y de la disciplina, en gran parte debido a las tradiciones y al contenido de las demás ciencias sociales. • Mucha de la influencia actual de la economía dominante proviene de la nueva economía teórica de la información, a través de la cual tanto lo económico como lo social (tratados como opuestos mutuamente excluyentes) se perciben como la respuesta a las imperfecciones del mercado, especialmente las relativas a la información. Ello supone, por una parte, un extraordinario reduccionismo de las imperfecciones sociales a imperfecciones de la información y, por otra parte, una considerable libertad de acción para inscribir (hacer retornar) lo social mediante la apropiación de conceptos e ideas de otras ciencias sociales (que abarcan desde la confianza y las costumbres hasta las instituciones, etc.). • En el ámbito de la metodología, las ciencias sociales siguen siendo por lo general hostiles a los métodos y las posiciones de la economía dominante, cuando se les hace frente de manera explícita en lugar de incorporarlas de manera informal. Sin embargo, los partidarios de la elección racional han realizado un gran avance en la sociología, las ciencias políticas, la historia y en otras áreas. • En el seno de la economía dominante misma, a pesar del dominio absoluto del individualismo metodológico en su forma actual y la creencia generalizada en las propiedades armoniosas y potencialmente óptimas, aunque a veces imperfectas, del capitalismo de libre mercado, no existe una ideología unificada comparable al keynesianismo de la posguerra o al ricardianismo de mediados del siglo XIX. La ortodoxia es más un asunto de acatar la técnica y adoptar un cierto enfoque para resolver problemas teóricos y empíricos. En virtud de la naturaleza difusa de la nueva ortodoxia –sus posiciones están supeditadas a la incidencia y la naturaleza de las imperfecciones del mercado–, resulta más difícil y menos influyente cuestionarla (a diferencia de los cuestionamientos al neoliberalismo). Del mismo modo, existe un atractivo menor por lo que se refiere a otras disciplinas en las que lo social y lo sistémico son tomados como puntos de partida. Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia 147 Las perspectivas de la economía política no son positivas en el marco de la economía como disciplina. Parecen mucho más alentadoras a medida que la teoría social aborda y acepta la necesidad de un contenido económico. La economía política tiene el potencial para competir exitosamente con la economía dominante en las ciencias sociales, en vista de que su teoría y sus métodos son más aceptables para estas últimas. Sin embargo, la teoría social sigue estando signada por la bifurcación entre lo social y lo económico. El conocimiento y el uso de la economía política están fragmentados y mezclados, son arbitrarios y están desinformados. Existe la necesidad de que se renueve el material central que ofrece la economía política, tanto en relación con las ciencias sociales en su conjunto como con las disciplinas y problemas específicos. En resumen, la batalla por la economía política y la manera como se entenderá la economía probablemente se libre fuera de la economía como disciplina y más bien en las demás ciencias sociales, en las que si se entabla de manera apropiada, la economía política tiene un gran potencial para prosperar. Traducción: Gladys Sanz Referencias bibliográficas BECKER, G. (1990): “Gary S. Becker”, en R. Swedberg, ed. Economics and Sociology, Redefining Their Boundaries: Conversations with Economists and Sociologists, pp. 27-46, Princeton, Princeton University Press. BECKER, G. (1996): Accounting for Tastes, Cambridge, Harvard University Press. BERNSTEIN, M. (1999): “Economic Knowledge, Professional Authority, and the State: The Case of American Economics during and after World War II”, en R. 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Según la teoría económica neoclásica, un modelo de equilibrio competitivo genera resultados Pareto eficiente bajo un restrictivo grupo de consideraciones, como son: información perfecta, competencia perfecta y mercados completos. Los casos en contra de la existencia de competencia perfecta y de mercados completos han sido estudiados extensivamente. La relevancia del papel de la información en la búsqueda de equilibrios económicos ha generado una prolífera agenda de investigación en la cual el profesor Joseph Stiglitz ha tenido una participación considerable. * Presidente del Consejo de Economía Nacional y profesor de Economía del Postgrado de Economía de la UCAB. Economista por la UCAB, M.A. por la Northwestern University y Ph.D. (Cand.) en la Northwestern University. Correo electrónico: velazquez@agpv.com 1 El documento que presentamos es una versión corregida por J. Stiglitz de su disertación en Estocolmo, Suecia, el 8 de diciembre de 2001, cuando recibió el Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel. Los derechos de este trabajo pertenecen a ©The Nobel Foundation 2001 y se publica aquí con el permiso de la Fundación Nobel. Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 155 El papel de la información en la obtención de equilibrios económicos es fundamental. En los casos donde esa información es imperfecta, los resultados económicos alcanzados pueden mostrar características muy diferentes. Las razones por las cuales la información no sea perfecta pueden también ser múltiples. En consecuencia, su consideración en el diseño de políticas públicas debe ser relevante. Estos aspectos se hacen aún más importantes cuando los programas de estabilización y crecimiento instrumentados en diversos países siguen pautas, de acuerdo con el Consenso de Washington, sin tomar en consideración particularidades estructurales de cada país. La estructura de esta nota será la siguiente. Después de estas consideraciones generales se presentan en la segunda sección las bases fundamentales del Consenso de Washington, dado su enfoque puramente neoclásico. En la sección tres se detallan los efectos de los resultados de la economía de la información sobre la obtención del equilibrio general. Posteriormente se comentan en la cuarta sección los aspectos relevantes de esas dos posiciones sobre la realidad venezolana. Finalmente, se exponen algunas conclusiones. Consenso de Washington El Consenso de Washington establece que cuando los países confrontan problemas de estabilización y crecimiento deben seguir unos lineamientos de índole neoclásica que incluyan medidas de corto plazo para alcanzar la estabilización y medidas de corte estructural para enfrentar los problemas de crecimiento. Este proceso debería desarrollarse en dos etapas: (i) instrumentar las medidas requeridas para alcanzar la estabilización, e (ii) instrumentar el esquema de incentivos privados a través de reformas del sector financiero, la reforma comercial y del mercado de trabajo, entre otras. Evidentemente, el enfoque de liberación se basa en el hecho de que las reformas deben mejorar la asignación de recursos para generar el crecimiento.2 Este conjunto de políticas recomendadas por el Consenso de Washington debe generar: (i) un marco macroeconómico sólido; (ii) un Estado eficiente y de menor magnitud; (iii) un sector privado eficiente y en expansión, y (iv) reducción de la pobreza. Se debe tener presente que a pesar de conocer teóricamente los efectos de largo plazo de las políticas que se deben instrumentar, el proceso dinámico de generación de los resultados económicos se desconoce con precisión. Esto lleva, de manera importante, a considerar: (i) la secuencia de las medidas que hay que considerar para la estabilización y el crecimiento, y (ii) la secuencia óptima de las reformas. 2 La experiencia empírica muestra que el crecimiento económico ha estado relacionado con la educación y los altos niveles de ahorro disponibles, tanto de fuentes internas como externas, y no así exclusivamente con la asignación de recursos. Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 156 En realidad, diversos países han mostrado una aversión al riesgo en cuanto al diseño e instrumentación de las estrategias debido a que la búsqueda de la estabilización puede terminar generando más inestabilidad si la secuencia no es la apropiada. Economía de la información El enfoque neoclásico sobre el cual se basa el Consenso de Washington, establece que los mercados generan soluciones Pareto eficiente bajo un conjunto de condiciones restrictivas, como son: información perfecta, competencia perfecta y mercados completos. Al mismo tiempo, la búsqueda de equilibrio, a través del modelo de equilibrio general, no toma en cuenta las instituciones, la distribución del ingreso (mientras existieran derechos de propiedad bien definidos) y los eventos no-anticipados. De esta forma, las leyes de la oferta y la demanda son suficientes para alcanzar el equilibrio. Bajo estas circunstancias, la imposibilidad de obtener una solución de equilibrio ocurría como consecuencia de la ausencia de una o varias de las premisas establecidas. Esto, de hecho, corresponde a fallas de mercado que requieren de la intervención de las autoridades para llegar a una solución cercana a la óptima. Cuando la información es imperfecta, los resultados económicos que se generan no son Pareto eficiente, aun cuando se toman en cuenta los costos de obtener la información. Es por ello que, de acuerdo con Stiglitz, las propuestas neoclásicas no toman en consideración el papel de la economía de la información y, en consecuencia, esas ideas no son particularmente relevantes en la actual realidad económica. Múltiples circunstancias y motivos pueden ocasionar el proceso de creación de la información imperfecta, entre ellos, el propio mercado, como consecuencia del deseo del empresario de aumentar su poder. Por ello, este hecho puede no ser producto de una falla de mercado, sino de impactos exógenos que afectan los diferentes mercados de maneras diversas. Dado que la información imperfecta genera resultados económicos ineficientes, estos problemas pueden parcialmente enfrentarse de la siguiente manera: (i) creando incentivos para aumentar y suministrar información; (ii) creando mecanismos para reducir la información imperfecta;2 y (iii) suministrando información a través de decisiones o acciones. De esta forma, las consecuencias de la información imperfecta pueden ser atenuadas. Con relación a la información a través de decisiones o acciones, los resultados de mercado contienen información y los participantes conocen esto; en consecuencia, incorporan esa información a su comportamiento futuro. Por ello, los mercados también se verán afectados. En este caso, dado que los precios afectan calidad, el equilibrio puede estar caracterizado por una situación en la cual 2 Esto se basa en que los mercados no tienen suficientes incentivos para suministrar información, y los gastos para generar información pueden ser muy elevados. Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 157 la demanda no iguala la oferta. Evidentemente, estos resultados son diferentes a los alcanzados en esquemas puramente competitivos, ya que el resultado neoclásico asume que la información es perfecta y fija (no endógena). La existencia de información imperfecta es una realidad y su impacto sobre los resultados esperados de los modelos económicos que se instrumentarán es relevante. Por tanto, su incorporación en dichos modelos tiene que ser fundamental a pesar de que ello implique la obtención de resultados no eficientes. Relevancia para Venezuela El problema de desarrollo económico se ha visto en Venezuela de diversas formas en las últimas dos décadas. Inicialmente se le consideró como un inconveniente de asignación de recursos. En este caso, la planificación económica era, en un contexto de profundas fallas de mercado, la manera de buscar la eficiencia en la asignación de esos recursos y así incrementar la inversión. Una vez agotada esa visión, se decidió que la utilización del mercado era en sí mismo, en un contexto de profundas deficiencias institucionales, capaz de asignar eficientemente los recursos para dirigirlos a la inversión. En ambos casos, los resultados económicos no han sido satisfactorios, ya que la instrumentación de esas estrategias económicas ha generado un deterioro económico pronunciado, ocasionando un debilitamiento acentuado de la estructura institucional del Estado y una profunda exclusión social. Específicamente, la estabilidad ha tratado de alcanzarse a través de reformas fiscales parciales (afectadas por restricciones institucionales) o impuestas a través de intervenciones temporales a determinados mercados para establecer anclas nominales. La ausencia de resultados positivos estuvo atada a la inconsistencia temporal de las estrategias instrumentadas debido a la permanencia de profundos problemas estructurales. En Venezuela el desarrollo económico requiere de un proceso de reformas estructurales, esencialmente de índole fiscal, que garanticen la estabilidad macroeconómica con instituciones que promuevan la eficiencia del sistema económico. Algunas conclusiones La teoría económica neoclásica establece que la generación de un equilibrio Pareto eficiente ocurre bajo un restrictivo grupo de consideraciones, como son: información perfecta, competencia perfecta y mercados completos. La existencia de información imperfecta hace que esa obtención del equilibrio no sea eficiente. En consecuencia, la consideración de la información imperfecta en el diseño de políticas públicas debe ser relevante. Estos aspectos se hacen aún más importantes cuando los programas de estabilización y crecimiento instrumentados deben tomar en cuenta las particularidades estructurales de cada país. Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 158 La información y el cambio de paradigma en la economía Joseph Stiglitz La investigación por la que George Akerlof, Michael Spence y mi persona recibimos esta distinción forma parte de un programa de investigación más amplio en el que actualmente participa un gran número de investigadores alrededor del mundo. En el presente artículo, mi intención es situar dentro de ese programa más amplio el trabajo específico que fue citado, para luego ubicar ese programa dentro de la perspectiva aún más amplia de la historia del pensamiento económico. Espero demostrar que la economía de la información representa un cambio fundamental en el paradigma imperante en la economía. La economía de la información ya ha causado un profundo efecto en la manera como se aborda la política económica y es probable que tenga una influencia aún mayor en el futuro. Muchos de los principales debates en materia de políticas durante las últimas dos décadas han girado en torno a los asuntos conexos de la eficiencia de la economía de mercado y la relación apropiada entre el mercado y el gobierno. El argumento de Adam Smith (1776) de que los mercados libres llevan a resultados eficientes, como si estuvieran guiados por una “mano invisible”, ha desempeñado un papel central en estos debates; este argumento proponía que podíamos, en todo respecto, confiar en los mercados sin intervención gubernamental (o, a lo sumo, con un papel limitado para el gobierno). El conjunto de ideas que presentaré en este artículo socavaron la teoría de Smith y el punto de vista del papel del gobierno que se desprendía de ella. Estas ideas han señalado que la razón por la que la mano puede ser invisible es que simplemente no está allí o, por lo menos, si está allí está inmóvil. Cuando me inicié en el estudio de la economía hace 41 años, me sorprendió la incongruencia entre los modelos que me enseñaban y el mundo en el que había crecido en Gary, Indiana. Fundada en 1906 por U.S. Steel, Gary, así llamada en honor al presidente de la junta de esta empresa, no es sino la sombra de lo que fue. Pero incluso en sus mejores tiempos sufrió los embates de la pobreza, períodos de elevado desempleo e intensa discriminación racial. Sin embargo, las teorías económicas que nos enseñaban prestaban poca atención a la pobreza; sostenían que todos los mercados se equilibraban –inclusive el mercado laboral, por lo que el desempleo no debía ser más que un fantasma– y que el afán de lucro garantizaba que no pudiera haber discriminación económica (Becker, 1971). Como estudiante de posgrado estaba decidido a tratar de crear modelos con supuestos –y conclusiones– que estuvieran más de acuerdo con el mundo que veía, con todas sus imperfecciones. Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 159 Mis primeras visitas al mundo en desarrollo en 1967 y una estadía más larga en Kenia en 1969 dejaron en mí una huella indeleble. Modelos de mercados perfectos, tan gravemente defectuosos como podrían parecer para Europa o América, parecían realmente inapropiados para estos países. A pesar de que muchos de los principales supuestos en los que se fundamentaba el modelo de equilibrio competitivo parecían no ajustarse bien a estas economías, me sentí especialmente desconcertado por las imperfecciones de la información, la ausencia de mercados, y el predominio y la persistencia de instituciones aparentemente disfuncionales, tales como la aparcería. En Gary, ya había conocido el desempleo cíclico, en ocasiones de proporciones bastante grandes, y las dificultades que traía consigo, pero no había visto el gigantesco desempleo característico de las ciudades africanas, un desempleo que no podía explicarse ni por la intervención de los sindicatos ni por la existencia de leyes de salario mínimo (que, incluso cuando las había, eran habitualmente burladas). Una vez más existía una enorme discrepancia entre los modelos que nos habían enseñado y lo que veía en el mundo real. En contraposición, las ideas y los modelos que describiré en esta disertación han resultado útiles no sólo para abordar asuntos filosóficos amplios, tales como el papel apropiado del Estado, sino también para analizar cuestiones de política concretas. Creo que algunos de los graves errores que se han cometido en materia de políticas en la última década, por ejemplo, en el manejo de la crisis del Este asiático o la transición al mercado de los antiguos países comunistas, podrían haberse evitado si se hubieran comprendido mejor aspectos, tales como la estructura financiera, la quiebra y la gestión (o gobernanza) corporativa, respecto de los cuales la nueva economía de la información ha llamado la atención. Y las denominadas políticas del “consenso de Washington”,1 que han predominado en el asesoramiento en materia de políticas de las instituciones financieras internacionales durante el último cuarto de siglo, se han basado en políticas de mercado fundamentalistas que ignoraron las preocupaciones teóricas de la información; esto explica, por lo menos parcialmente, sus generalizados fracasos. La información afecta la toma de decisiones en todos los contextos, no sólo en las empresas y los hogares. Más recientemente, como explicaré más adelante, he dirigido mi atención hacia algunos aspectos de lo que podría llamarse la economía política de la información: el papel de la información en los procesos políticos y en el proceso colectivo de toma de decisiones. Existen asimetrías de información entre quienes gobiernan y quienes son gobernados, y así como los participantes en los mercados se esfuerzan por superar las asimetrías de la información, se hace necesario que nosotros busquemos maneras mediante las cuales puedan limitarse las asimetrías de información en los procesos políticos y mitigarse sus consecuencias. 1 Véase una descripción en Williamson (1990) y una crítica en Stiglitz (1999c). Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 160 Marco histórico No deseo revisar en detalle ahora los modelos que se han construido y que examinan el papel de la información. En años recientes se han publicado una serie de artículos de análisis y ensayos interpretativos, e incluso varios libros en esta área.2 Ahora bien, quisiera resaltar algunos de los impactos tangibles que ha tenido la economía de la información en la manera como se aborda la economía en la actualidad, cómo ha ofrecido explicaciones a fenómenos que no habían encontrado explicación antes, cómo ha alterado nuestros puntos de vista sobre el funcionamiento de la economía y, quizá lo más importante, cómo ha llevado a repensar el papel apropiado que debe desempeñar el gobierno en nuestra sociedad. Al exponer las ideas quisiera remontarme a algunos de sus orígenes. En gran medida, estas ideas evolucionaron a partir de intentos por responder preguntas específicas en materia de políticas o explicar fenómenos particulares para los que la teoría convencional no ofrecía una explicación adecuada. Pero cualquier disciplina tiene vida propia, un paradigma predominante, con supuestos y convenciones. La motivación de gran parte del trabajo fue un esfuerzo por explorar los límites de ese paradigma: ver cómo los modelos convencionales podían abordar problemas relacionados con las imperfecciones de la información (lo que al final resultó que no hacían muy bien). Durante más de un siglo el modelado formal en economía se había centrado en modelos en los que se suponía que la información era perfecta. Naturalmente, todo el mundo admitía que la información era en efecto imperfecta, pero la esperanza, conforme a la máxima de Marshall Natura non facit saltum, era que las economías en las que la información no fuera demasiado imperfecta se parecieran en gran medida a las economías en las que la información era perfecta. Uno de los principales resultados de nuestra investigación fue demostrar que esto no era cierto, que incluso una pequeña cantidad de imperfección en la información podía tener un profundo efecto en la naturaleza del equilibrio. Los creadores del modelo neoclásico, el paradigma económico reinante del siglo XX, ignoraron las advertencias de los maestros del siglo XIX e incluso anteriores en relación con la manera como los asuntos relativos a la información podrían alterar sus análisis, probablemente porque no sabían cómo incluirlos en sus modelos aparentemente precisos, probablemente porque si lo hacían, habrían llegado a conclusiones incómodas sobre la eficiencia de los mercados. Por ejemplo, 2 Entre los artículos de análisis cabe mencionar Stiglitz (1975b; 1985d; 1987a; 1988b; 1992a; 2000d) y Riley (2001). Entre algunas de las obras se encuentran Fudenberg y Tirole (1991), Hirshleifer y Riley (1992) y Hart (1995). Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 161 Smith, anticipándose a discusiones posteriores sobre selección adversa, escribió que cuando las empresas aumentan las tasas de interés, los mejores prestatarios abandonan el mercado.3 Si los prestamistas conocieran perfectamente los riesgos relacionados con cada prestatario, esto importaría poco; a cada prestatario se le cobraría una prima apropiada por concepto de riesgo. La razón por la que este proceso de selección adversa tiene consecuencias tan importantes es precisamente porque los prestamistas no conocen a la perfección las probabilidades de incumplimiento de obligaciones de los prestatarios. Ya he mencionado que algo andaba mal –en efecto muy mal– con los modelos de equilibrio competitivo que representaban el paradigma predominante cuando nosotros cursábamos nuestros estudios de posgrado. El paradigma parecía decir que el desempleo no existía y que los asuntos relacionados con la eficiencia y la equidad podían separarse cuidadosamente, de modo que los economistas podían dejar de lado los problemas de la desigualdad y la pobreza cuando procedieran a diseñar sistemas económicos más eficientes. Pero más allá de estas cuestionables conclusiones, también había una multitud de enigmas empíricos: hechos que eran difíciles de conciliar con la teoría convencional y mecanismos institucionales que quedaban sin explicación. En la microeconomía existían enigmas relacionados con las finanzas públicas como, por ejemplo, por qué pareciera que las empresas no toman medidas que minimicen sus obligaciones tributarias; paradojas relativas al mercado de valores4 como, por ejemplo, por qué los precios de los activos son tan volátiles (Shiller, 2000) y por qué el capital accionario desempeña un papel tan limitado en el financiamiento de nuevas inversiones (Mayer, 1990), así como también otros interrogantes importantes sobre el comportamiento como, por ejemplo, por qué las empresas responden a los riesgos de maneras marcadamente diferentes de las que predice la teoría. En macroeconomía, los movimientos cíclicos de muchas de las principales variables agregadas resultaron difíciles de conciliar con la teoría convencional. Por ejemplo, si las curvas de trabajo-oferta son sumamente inelásticas, como demuestra la mayoría de las evidencias (especialmente en el caso de los trabajadores del sector primario), entonces la reducción del empleo durante las fases descendentes del ciclo debería estar acompañada de una gran reducción del salario de consumo real. Esto no parece 3 “Si la tasa oficial [...] se fijaba en un nivel demasiado alto [...] la mayor parte del dinero que iba a ser prestado se prestaría a despilfarradores y derrochadores, quienes serían los únicos dispuestos a pagar este elevado interés. Las personas sensatas, que dan por el uso del dinero no más que una parte de lo que probablemente obtendrán con el uso del mismo, no se arriesgarían a competir” (Smith, 1776). Véanse también Simonde de Sismondi (1815), Mill (1848) y Marshall (1890), citados en Stiglitz (1987a). 4 Había tantos de estos enigmas que el Journal of Economic Perspectives publicaba regularmente en cada número una columna en la que se resaltaban estas paradojas. Véase en Stiglitz (1973b; 1982d; 1989g) un análisis de otras paradojas. Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 162 ocurrir. Y si se cumplieran siquiera aproximadamente los supuestos del mercado perfecto, las dificultades causadas por los movimientos cíclicos de la economía serían mucho menores de lo que parecen ser en la realidad.5 Hubo, claro está, algunos intentos ptolemaicos de defender y ampliar el viejo modelo. Algunos autores, como Stigler (1961), Premio Nobel en 1982, sin dejar de reconocer la importancia de la información, sostenían que una vez que se tomaran en cuenta los costos reales de la información, los resultados convencionales de la economía seguirían siendo válidos. La información no era más que un costo de transacción. Según el enfoque de muchos economistas de la Escuela de Chicago, la economía de la información era igual que cualquier otra rama de la economía aplicada; simplemente se analizaban los factores especiales que determinaban la oferta y la demanda de información, exactamente como podrían analizarse los factores que afectan el mercado de trigo. Para los que tenían inclinaciones más matemáticas, la información podía incorporarse en las funciones de producción insertando una I para el insumo “información”, donde I podía producirse con otros insumos como el trabajo. Nuestro análisis demostró que este enfoque era incorrecto, así como también las conclusiones que se obtuvieron de él. Los economistas prácticos que no pudieron ignorar los períodos de desempleo que habían acosado al capitalismo desde sus inicios hablaban de la “síntesis neoclásica”: si las intervenciones keynesianas se usaran para garantizar que la economía se mantuviera con pleno empleo –sostenían– las propuestas neoclásicas convencionales una vez más serían válidas. Pero aunque la síntesis neoclásica (Samuelson, 1947, ganador del premio Nobel en 1970) tuvo una enorme influencia intelectual, para las décadas de los setenta y ochenta era atacada desde dos frentes. Un frente atacaba los sustentos de la economía keynesiana, sus microfundamentos. ¿Por qué los actores racionales no lograrían establecer el equilibrio –en condiciones en las que persistía el desempleo–, de la manera como había sugerido John Maynard Keynes (1936)? Esta forma del argumento, en efecto, negaba la existencia de los fenómenos que Keynes trataba de explicar. Y lo que era peor, desde esta perspectiva, algunos consideraban el desempleo existente como un reflejo en gran parte de una interferencia (por ejemplo, del gobierno al fijar salarios mínimos o de los sindicatos al usar su poder monopolístico para fijar salarios demasiado altos) en el libre funcionamiento del mercado. La implicación era que el desempleo se eliminaría si los mercados se hicieran más flexibles, es decir, si se eliminaran las intervenciones del gobierno y de los sindicatos. Aunque los salarios se redujeron en un tercio durante la Gran Depresión, según este punto de vista deberían haberse reducido aún más. 5 Robert E. Lucas, hijo (1987), ganador del Premio Nobel en 1995, usa el modelo de los mercados perfectos con un agente representativo para tratar de argumentar que estas fluctuaciones cíclicas tienen costos sociales relativamente bajos. Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 163 Sin embargo, había otro punto de vista (articulado de manera más completa en Greenwald y Stiglitz, 1987a; 1988b), cuyos partidarios se preguntaban por qué no creer que el desempleo en gran escala no era más que la punta de un iceberg de eficiencias de mercado más dominantes y más difíciles de detectar. Si los mercados parecían funcionar tan mal parte del tiempo, entonces la mayor parte del tiempo deben tener un rendimiento insuficiente que se manifiesta de maneras más sutiles. La economía de la información apoyaba este punto de vista. En realidad, dada la naturaleza de los contratos de deuda, la caída de los precios durante la Depresión se tradujo en quiebras y perturbaciones económicas, que en efecto exacerbaron la contracción de la actividad económica. De haber existido más flexibilidad de salarios y precios, las cosas podrían haber sido incluso peores. En una sección posterior explicaré porqué el modelo competitivo convencional no sólo fue cuestionado en razón de las discrepancias entre el modelo mismo y sus predicciones, sino también debido a su falta de solidez; incluso pequeñas desviaciones con respecto al supuesto básico de la información perfecta tuvieron consecuencias importantes. Pero antes de abordar esos aspectos puede resultarnos útil describir algunos de los asuntos específicos que constituyeron la base de mi programa de investigación en esta área. Algunas ideas motivadoras La educación como mecanismo de selección El período entre 1969 y 1971 que pasé en el Institute for Development Studies en la Universidad de Nairobi, con el patrocinio de la Fundación Rockefeller, fue clave para mi reflexión sobre estos asuntos. En su intento por formular políticas que promovieran su crecimiento y desarrollo, el gobierno de Kenia, que había logrado recientemente su independencia, estaba planteando interrogantes que no habían expresado sus amos coloniales anteriores. Por ejemplo, ¿cuánto debería invertir el gobierno en educación? Resultaba claro que una mejor educación permitía que las personas obtuvieran mejores empleos: las credenciales de una persona la ponían de primera en la cola para solicitar un empleo. Gary S. Fields, un joven académico que trabajaba en el Institute for Development Studies en Kenia, creó un modelo simple (publicado en 1972), que proponía, sin embargo, que los beneficios privados de la educación –la mayor probabilidad de obtener un buen empleo– podían diferir del beneficio social. En efecto, era posible que a medida que más personas recibieran educación los beneficios privados aumentaran (resultaba aún más necesario obtener credenciales), aun cuando el beneficio social podría disminuir. Desde esta perspectiva, la educación desempeñaba una función totalmente diferente a la que se le asignaba en la bibliografía económica tradicional, en cuyo caso simplemente permitía incrementar el capital humano y la pro- Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 164 ductividad.6 Este análisis tuvo importantes implicaciones para la decisión de Kenia en cuanto a la cantidad que debía invertir en educación superior. El problema con el trabajo de Fields era que no ofrecía un análisis completo del equilibrio: los salarios eran fijos y no determinados sobre una base competitiva. Esta omisión me llevó a preguntar a qué se parecería el equilibrio de mercado si los salarios se fijaran equivalentes a los productos marginales medios condicionados a la información que estuviera disponible (Stiglitz, 1975c). Y esto a su vez me obligó a preguntar cuáles eran los incentivos y los mecanismos para que los empleadores y los empleados adquirieran o transmitieran información. En el caso de un grupo de aspirantes a un empleo con credenciales por lo demás similares (quienes, por consiguiente, tendrían el mismo salario), el empleador tiene un incentivo para identificar quién es el más capaz, para encontrar alguna manera de seleccionar entre ellos, si pudiera mantener esa información confidencial. Pero a menudo no puede, y si otros descubrieran la verdadera habilidad de un trabajador le ofrecerían un salario mayor y el empleador no podría apropiarse del beneficio de la información. Al comienzo de este programa de investigación habíamos identificado de este modo uno de los asuntos esenciales en la economía de la información: la dificultad de apropiarse de los beneficios de crear información. Por otra parte, si el empleado conociera su propia habilidad (es decir, si existieran asimetrías de información entre el empleado y el empleador), entonces estarían en juego incentivos diferentes. Alguien que está consciente de que sus habilidades se encuentran por encima del promedio tiene un incentivo para convencer de ello a su posible empleador, pero un trabajador que haya llegado de último a la distribución de habilidades posee un incentivo igualmente poderoso para mantener confidencial la información. En estas ideas se encontraba un segundo principio que había de estudiarse en años posteriores: los individuos tienen incentivos para que la información no se revele, para guardarla en secreto o, en términos modernos, para que no haya transparencia. Esto planteó otros interrogantes: ¿Cómo se equilibraban las fuerzas que favorecían el secreto y las fuerzas que promovían la divulgación de la información? ¿Cómo es el equilibrio que se establece? Pospondré la descripción de ese equilibrio hasta la próxima sección. Teoría del salario de eficiencia Ese verano en Kenia comencé otros tres proyectos de investigación relacionados con las imperfecciones de la información. Para la época en que estaba trabajando 6 Véase, por ejemplo, Schultz (1960), quien ganó el Premio Nobel en 1979, y Mincer (1974). Para la fecha, otro trabajo en desarrollo criticaba la formulación del capital humano, que se centraba en el papel de la educación en la socialización y en la obtención de credenciales. Véase, por ejemplo, Bowles y Gintis (1976). Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 165 en Kenia, había un gran desempleo urbano. Mis colegas en el Institute for Development Studies, Michael Todaro y John Harris, habían formulado un modelo simple de migración de la mano de obra del sector rural al urbano que explicaba las razones del desempleo.7 Los elevados salarios urbanos eran un atractivo para los trabajadores, quienes estaban dispuestos a arriesgarse a quedar desempleados para intentar conseguir esos salarios más elevados. Éste era un sencillo modelo de equilibrio general del desempleo, pero nuevamente faltaba una pieza: una explicación de los altos salarios urbanos, muy superiores al salario mínimo oficial. No parecía que el gobierno o los sindicatos estuvieran obligando a los empleadores a pagar estos elevados salarios. Se necesitaba una teoría del equilibrio de la determinación de salarios. Recordé conversaciones que tuve en alguna oportunidad en Cambridge con Harvey Leibenstein, quien había postulado que en países muy pobres, debido a la nutrición, los salarios más elevados se traducían en mayor productividad (Leibenstein, 1957). La idea clave era que las imperfecciones presentes en la información y la contratación también podrían racionalizar una dependencia entre la productividad y los salarios.8 En ese caso, las empresas podrían considerar rentable pagar un salario mayor que el mínimo necesario para contratar mano de obra; a estos salarios los denominé salarios de eficiencia. Con los salarios de eficiencia, el desempleo podía existir en equilibrio. Analicé cuatro explicaciones por las que la productividad podría depender de los salarios (distintas a la explicación de la nutrición). La más sencilla era que los salarios más bajos se traducían en mayor rotación de mano de obra y, por ende, mayores costos de rotación de mano de obra para la empresa.9 No fue sino hasta varios años después que estuvimos en capacidad de explicar de manera más completa –en función de las limitaciones de información– la razón por la que las empresas tienen que correr con estos costos de rotación de mano de obra (Arnott y Stiglitz, 1985; Arnott et al., 1988). 7 Véanse Todaro (1969) y Harris y Todaro (1970). Amplié estas ideas en Stiglitz (1969b). 8 Otros estaban llegando de manera independiente a la misma idea, en particular Phelps (1968). En su teoría de los mercados de clientes, Phelps y Winter (1970) también se dieron cuenta que los mismos aspectos eran válidos en el caso de los mercados de productos. 9 En Nairobi, en 1969, escribí un largo y exhaustivo análisis sobre los salarios de eficiencia, titulado “Alternative Theories of Wage Determination and Unemployment in LDC´s”. Dada la costumbre de escribir disertaciones relativamente cortas, que se centren en un aspecto a la vez, en lugar de publicar la disertación completa, dividí el documento en varias partes. Cada una de ellas tuvo un largo período de gestación. La disertación sobre rotación de la mano de obra fue publicada como Stiglitz (1974a); el modelo de selección adversa como Stiglitz (1982a, 1992d [una revisión de un documento inédito de 1976]). Expliqué detalladamente la teoría nutricional de los salarios de eficiencia en Stiglitz (1976). Posteriormente, se han ampliado varias versiones de estas ideas en un gran número de artículos, inclusive Weiss (1980), Stiglitz (1982f; 1986b; 1987a;g), Akerlof y Yellen (1986), Andrés Rodríguez y Stiglitz (1991a;b), Raaj K. Sah y Stiglitz (1992), Nalebuff et al. (1993), y Rey y Stiglitz (1996). Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 166 Otra explicación para los salarios de eficiencia tenía que ver con la investigación que yo estaba emprendiendo sobre la información asimétrica. Cualquier gerente diría que pagar mejores salarios atrae mejores trabajadores; ésta es sólo una aplicación de la noción general de la selección adversa, que desempeñó un papel central en los inicios de la bibliografía sobre seguros (Arrow, 1965). Las empresas en un mercado no tienen que aceptar de manera pasiva el “salario del mercado”. Incluso en mercados competitivos, las empresas podían, si así lo quisieran, ofrecer mejores salarios que otras; en efecto, podría ser rentable para una empresa ofrecer mejores salarios a fin de atraer trabajadores más capaces. Nuevamente, la teoría del salario de eficiencia explicaba la existencia del desempleo en equilibrio. Resultaba entonces claro que la noción sobre la que se fundamentaba la mayor parte del análisis tradicional del equilibrio competitivo –de que los mercados tenían que equilibrarse– simplemente no era cierta si la información era imperfecta. Sin embargo, la formulación de la teoría del salario de eficiencia que ha recibido la mayor atención durante los años se ha centrado en los problemas de los incentivos. Muchas empresas afirman que pagar salarios altos induce a los trabajadores a trabajar más arduamente. El problema que Carl Shapiro y yo (1984) enfrentamos fue tratar de dar sentido a esta aseveración. Si partimos del supuesto de que todos los trabajadores son idénticos, entonces si para una empresa resulta beneficioso pagar un salario alto, del mismo modo sería beneficioso para todas las empresas. Pero si un trabajador fuera despedido por holgazán y existiera pleno empleo, podría encontrar inmediatamente otro trabajo con el mismo salario. Por consiguiente, el salario alto no ofrecería ningún incentivo. Sólo si hubiera desempleo, el trabajador pagaría un precio por holgazanear. Demostramos que en equilibrio tenía que haber desempleo: el desempleo era el mecanismo disciplinario que obligaba a los trabajadores a esforzarse en sus labores (véase en Rey y Stiglitz [1996] otra formulación del equilibrio general). El modelo tenía importantes implicaciones en materia de políticas, algunas de las cuales describiré más adelante. Nuestro trabajo ilustró el uso de modelos sumamente simplificados para ayudar a aclarar el razonamiento sobre asuntos bastante complicados. En la práctica, por supuesto, los trabajadores no son idénticos y, por lo tanto, los problemas de la selección adversa se entrelazan con los de los incentivos. Por ejemplo, el ser despedido en general transmite cierta información, existe comúnmente un estigma al respecto. Había una cuarta versión del salario de eficiencia, según la cual la productividad estaba relacionada con efectos sobre la moral, percepciones sobre cuán justamente eran tratados. Aunque examiné brevemente esta versión en mi trabajo anterior (véase en particular Stiglitz, 1974d), no fue sino hasta veinte años más tarde que la idea se profundizó en el importante trabajo de Akerlof y Yellen (1990). Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 167 La aparcería y la teoría general de los incentivos Este trabajo sobre la economía de los incentivos en los mercados laborales se relacionaba estrechamente con el tercer proyecto de investigación que comencé en Kenia. En la teoría económica tradicional, aunque hubo mucha palabrería sobre los incentivos, se prestó poca atención seriamente a los aspectos relacionados con los incentivos, la motivación y la supervisión. Con información perfecta, se paga a los individuos por brindar un servicio específico. Si brindan el servicio, reciben la cantidad convenida; de lo contrario, no la reciben. Con información imperfecta, las empresas deben motivar y supervisar, recompensando a los trabajadores por un buen desempeño y castigándolos si el desempeño es deficiente. Mi interés en relación con estos aspectos surgió por primera vez cuando reflexionaba sobre la aparcería, una modalidad común de tenencia de la tierra en los países en desarrollo. En esta modalidad, el trabajador entrega la mitad (a veces dos tercios) de lo que produce al terrateniente a cambio del uso de su tierra. A primera vista, éste parecía ser un arreglo bastante ineficiente, que equivalía a un impuesto de 50 por ciento sobre el trabajo del individuo. Pero, ¿qué otras opciones había? El trabajador podía alquilar la tierra, tendría muchos incentivos para hacerlo, pero también tendría que asumir todos los riesgos que conllevan las fluctuaciones de la producción; además, a menudo no disponía del capital necesario para pagar el alquiler por adelantado y el acceso al crédito era limitado (por razones que explicaré más adelante). Podía trabajar como asalariado, pero entonces el terrateniente tendría que supervisarlo para asegurarse que trabajara. La aparcería representaba una solución intermedia que permitía equilibrar las preocupaciones por la participación en los riesgos y los incentivos. El problema de información subyacente era que no podía observarse el aporte del trabajador, sino sólo su producción, que no se encontraba perfectamente correlacionada con su aporte. El contrato de aparcería podía concebirse como una combinación de un contrato de arrendamiento y un contrato de seguro, en el cual el terrateniente “reembolsa” parte de la renta si la cosecha no resulta bien. No hay un seguro con cobertura total (que equivaldría a un contrato como asalariado), porque este tipo de seguro atenuaría todos los incentivos. El efecto adverso del seguro con respecto a los incentivos para evitar la contingencia que cubre el seguro se denomina riesgo moral.10 10 Este término, así como el de selección adversa, tiene su origen en la bibliografía sobre seguros. Las empresas de seguros se dieron cuenta de que mientras mayor era la cobertura del seguro, menos incentivos había para que el asegurado tomara precauciones; si una propiedad se aseguraba por más de 100 por ciento de su valor, había incluso un incentivo para tener un accidente (por ejemplo, un incendio). Se pensaba que era “inmoral” no tener el cuidado debido y de ahí viene el nombre de riesgo moral. El trabajo de Arrow sobre el riesgo moral (Arrow, 1963; 1965) se encontraba entre los precursores más importantes, como lo era también en la economía de la selección adversa. Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 168 En Stiglitz (1974b) analicé el contrato de aparcería de equilibrio. En este trabajo admití la similitud entre los problemas relacionados con los incentivos que yo investigué y los que enfrentan las corporaciones modernas, por ejemplo, a la hora de brindar incentivos a sus gerentes, un tipo de problema que luego se denominaría el problema del mandante y el mandatario (del principal y el agente) (Ross, 1973). Posteriormente, apareció una amplia bibliografía sobre esquemas de incentivos óptimos y de equilibrio, en los mercados laborales, de capital y de seguros.11 Un principio importante era que los contratos debían basarse en elementos observables, ya fueran insumos, procesos o resultados. Muchos de los resultados obtenidos anteriormente en la investigación sobre la selección adversa tenían su paralelo en esta área de los “incentivos adversos”. Por ejemplo, Arnott y yo (1988a; 1990) analizamos los equilibrios que implica el seguro parcial como forma de mitigar los efectos de los incentivos adversos (exactamente como el seguro parcial caracterizaba el equilibrio con la selección adversa). Distribuciones de salarios y precios de equilibrio La cuarta área de mi investigación se refería al asunto de los diferenciales salariales desde una perspectiva diferente. En mi trabajo anterior había propuesto que las empresas que enfrentaban una mayor rotación de personal podrían pagar mayores salarios para mitigar el problema. Pero una de las razones por las que los individuos dejan un trabajo es para obtener otro con mejor salario, por lo que la tasa de rotación depende a su vez de la distribución salarial. El reto consistía en formular un modelo de equilibrio que incorporara estas dos observaciones, es decir, en el que la distribución salarial misma que motivaba la búsqueda se explicara como parte del equilibrio. En términos más generales, la teoría del salario de eficiencia postulaba que las empresas podrían pagar un salario más elevado que el necesario para tener trabajadores, pero el nivel del salario de eficiencia podría variar de una empresa a otra. Por ejemplo, las empresas con mayores costos de rotación de personal, o en cuyo caso la ineficiencia de los trabajadores, podría significar grandes pérdidas de capital, o para las cuales fuera más difícil la supervisión podrían considerar más deseable pagar salarios más altos. La implicación era que la misma mano de obra podría recibir una compensación bastante diferente en empleos diferentes. En general, la distribución salarial podría explicarse no sólo en términos de diferencias en las habilidades. Durante las tres décadas siguientes, retomaría en repetidas oportunidades estos cuatro temas. 11 Véase una referencia clásica en Hart y Holmström (1987). Asimismo véanse Stiglitz (1975a; 1982c), Murphy (1985), Jensen y Murphy (1990), Haubrich (1994), y Hall y Liebman (1998). Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 169 Del paradigma competitivo al paradigma de la información En la sección anterior describí cómo las disparidades entre los modelos que los economistas utilizaban y el mundo que yo veía, especialmente en Kenia, habían motivado una investigación dirigida a encontrar otro paradigma. Pero también tenía otra motivación, impulsada más por la estructura y la lógica interna del modelo competitivo en sí. El modelo competitivo prácticamente hizo de la economía una rama de la ingeniería (sin pretender poner en entredicho esa noble profesión) y de los participantes en la economía mejores o peores ingenieros. Cada uno estaba resolviendo un problema de maximización, con información completa: las familias maximizaban la utilidad condicionadas por las limitaciones presupuestarias, las empresas maximizaban los beneficios (valor de mercado), y ambas interactuaban en los mercados competitivos laborales de productos y de capital. Una de las implicaciones peculiares era que nunca había desacuerdos en cuanto a lo que la empresa debía hacer. Distintos equipos de gerencia presumiblemente llegarían a la misma solución para los problemas de maximización. Otra implicación peculiar tenía que ver con el significado de riesgo: cuando una empresa decía que un proyecto era arriesgado, eso significaba (debería haber significado) que estaba muy correlacionado con el ciclo de negocios y no que tenía elevadas probabilidades de fracaso (Stiglitz, 1989g). Ya he descrito algunas de las demás implicaciones peculiares del modelo: el hecho de que no había desempleo ni racionamiento de crédito, que se centraba sólo en un subconjunto limitado de los problemas de información que enfrentaba la sociedad, y que parecía no abordar asuntos tales como los incentivos y la motivación. Pero gran parte de la investigación en la profesión no estaba orientada a estas grandes brechas, sino a aspectos aparentemente más técnicos: a las estructuras matemáticas. La matemática subyacente requería supuestos de convexidad y continuidad, y con estos supuestos podría probarse la existencia del equilibrio y su eficiencia (de Pareto) (véanse Debreu, 1959; Arrow, 1964). Las comprobaciones convencionales de estos teoremas fundamentales de la economía del bienestar ni siquiera incluyen entre sus supuestos los que tienen que ver con la información: el supuesto de la información perfecta estaba tan arraigado que no tenía ni que enunciarse de manera explícita. Los supuestos económicos respecto de los cuales llamaban la atención las comprobaciones de la eficiencia se referían a la ausencia de factores externos y bienes públicos. El enfoque de las fallas del mercado en relación con la economía del sector público (Bator, 1958) examinaba otros enfoques mediante los cuales podían corregirse estas fallas de mercado, pero estas fallas estaban bastante circunscritas en virtud de los supuestos. Asimismo existía una curiosa disyunción entre el lenguaje que los economistas empleaban para explicar los mercados y los modelos que construían. Hablaban Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 170 de la eficiencia de la información de la economía de mercado, aunque se concentraban en un único problema de información, el de la escasez. Sin embargo, los consumidores y las empresas enfrentan diariamente miles de otros problemas de información relacionados, por ejemplo, con los precios y la calidad de los diversos objetos que están a la venta en el mercado, la calidad y los esfuerzos de los trabajadores que contratan o el rendimiento potencial de los proyectos de inversión. En el paradigma convencional, el modelo del equilibrio general competitivo (por el cual Kenneth J. Arrow y Gerard Debreu recibieron el Premio Nobel en 1972 y 1983, respectivamente), no había choques, ni eventos imprevistos: en el comienzo de los tiempos se resolvió el pleno equilibrio, y todo de ahí en adelante fue el desarrollo en el tiempo de lo que se había planificado en cada una de las contingencias. En el mundo real, el interrogante clave era: ¿cómo y cuán bien manejan los mercados los problemas fundamentales de la información? Otros aspectos del paradigma convencional también parecían difíciles de aceptar. Según este paradigma, las instituciones no importaban: los mercados podían ver a través de ellas y el equilibrio estaba simplemente determinado por las leyes de la oferta y la demanda. Sostenía que la distribución de la riqueza no importaba, siempre que existieran derechos de propiedad bien definidos (Coase [1960], quien ganó el Premio Nobel en 1991). Tampoco la historia importaba, en ningún respecto: conociendo las preferencias, la tecnología y los recursos iniciales, podía describirse la trayectoria en el tiempo de la economía. La investigación sobre la economía de la información comenzó cuestionando cada una de estas premisas básicas. Consideremos, en primer lugar, los supuestos de convexidad que correspondían a los antiguos principios de los rendimientos decrecientes. Con la información imperfecta (y los costos de adquirirla), estos supuestos ya no eran aceptables. No era sólo que el costo de adquirir la información podía verse como fijo.12 Mi investigación con Roy Radner (Radner y Stiglitz, 1984) demostró que existía una falta de concavidad fundamental en el valor de la información, es decir, en condiciones bastante generales nunca era rentable comprar sólo un poco de información. Arnott y yo (1988a) demostramos que tales 12 En los “espacios” naturales, las curvas de indiferencia y las curvas de igual beneficio tenían un mal comportamiento. Las no convexidades que surgieron de manera natural implicaban, a su vez, que el equilibrio podría caracterizarse por la aleatoriedad (Stiglitz, 1975b), o que las políticas de tributación y de tributación óptima con eficiencia de Pareto podrían caracterizarse por la aleatoriedad (véanse Stiglitz [1982g], Arnott y Stiglitz [1988a], y Brito et al. [1995]). Incluso los pequeños costos fijos (de búsqueda, de investigación de las características de diferentes inversiones, de obtener información sobre tecnología relevante) implican que los mercados no serán perfectamente competitivos; se describirían mejor mediante modelos de competencia monopolística (véanse Dixit y Stiglitz [1977], Salop [1977] y Stiglitz [1979a;b, 1989f]), aunque la base de la competencia imperfecta era notablemente diferente de la prevista originalmente por Chamberlin (1933). Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 171 problemas prevalecían incluso en el problema de riesgo moral más sencillo (en cuyo caso los individuos tenían una gama de posibles acciones, por ejemplo, la cantidad de riesgo que asumir). Aunque no habíamos revocado la Ley de los Rendimientos Decrecientes, habíamos demostrado que su ámbito era más limitado de lo que se había comprendido previamente. Michael Rothschild y yo (1976) demostramos que en las formulaciones naturales de lo que podría significar un mercado competitivo con información imperfecta, el equilibrio a menudo no existía,13 incluso cuando había una cantidad arbitrariamente pequeña de imperfección de información.14 Aunque posteriores investigaciones han buscado otras definiciones de equilibrio (por ejemplo, Riley, 1979), seguimos escépticos; la mayoría de estas definiciones alternativas violan el significado natural de “competencia”, que cada participante en el mercado es tan pequeño que cree que no tendrá ningún efecto en el comportamiento de los demás (Rothschild y Stiglitz, 1997). El nuevo paradigma de la información socavó aún más los cimientos del análisis del equilibrio competitivo, las “leyes” básicas de la economía. Por ejemplo, hemos explicado, cuando los precios afectan la “calidad” –bien sea debido a los efectos de la selección o los incentivos–, cómo el equilibrio puede caracterizarse por una demanda que no sea equivalente a la oferta; las empresas no pagarán a los trabajadores salarios más bajos, incluso cuando existan trabajadores dispuestos a aceptarlos, porque si lo hicieran aumentarían sus costos laborales. Contrariamente a la ley del precio único, hemos demostrado que el mercado se caracterizará por distribuciones de salarios y precios, aun cuando no haya una fuente exógena de “ruido” en la economía y todas las empresas y los trabajadores sean (por lo demás) idénticos. Contrariamente a los resultados competitivos convencionales, hemos demostrado que, en equilibrio, las empresas pueden cobrar un precio superior a los costos marginales, o que los trabajadores pueden recibir un salario por encima de su salario de reserva, de modo que se mantiene el incentivo de conservar 13 Las no convexidades dan lugar de manera natural a discontinuidades, y las discontinuidades a problemas de la existencia, pero el problema de la no existencia que Rothschild y yo habíamos revelado era de naturaleza diferente y más fundamental. El problema era en parte que una sola acción de un individuo –la escogencia de una póliza de seguro en lugar de otra– cambiaba discretamente las creencias, por ejemplo, sobre su tipo; y que un ligero cambio en las acciones, por ejemplo, de una empresa aseguradora –lanzar al mercado una nueva póliza de seguro– podía llevar a cambios discretos en las acciones y con ello en las creencias. Dasgupta y Maskin (1986) han examinado equilibrios de estrategias mixtas en formulaciones teóricas de juegos, pero éstos parecen menos convincentes que la resolución que hace la competencia imperfecta de los problemas de la existencia que se describen a continuación. En el trabajo con Arnott (1987, 1991b) investigué otros problemas de la no existencia en el contexto de los problemas relacionados con los riesgos morales. 14 Esto tuvo una implicación especialmente inconveniente: cuando había un continuo de tipos, como en los modelos de Spence (1973; 1974), nunca existía pleno equilibrio. Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 172 una reputación (véanse también Klein y Leffler, 1981; Shapiro, 1983). Contrariamente a la hipótesis de los mercados eficientes (Fama, 1970), que sostiene que los precios de las acciones transmiten toda la información relevante de los individuos informados a los no informados, Sanford J. Grossman y yo (1976, 1980a) demostramos que, cuando resulta costoso recabar información, los precios de las acciones necesariamente agregan la información de manera imperfecta (para inducir a las personas a recabar información, debe existir una “cantidad de desequilibrio en equilibrio”). Cada una de estas piedras angulares del paradigma competitivo fue refutada o se demostró que sólo era válida en condiciones mucho más restrictivas. La razón fundamental por la que los mercados con información imperfecta difieren de aquellos en los que la información es completa es que con información imperfecta las acciones o las opciones de mercado transmiten información. Los participantes en el mercado lo saben y responden en consecuencia. Por ejemplo, las empresas ofrecen garantías no sólo porque están en mejores condiciones de absorber el riesgo de la falla del producto, sino también para transmitir información sobre la confianza que depositan en sus productos. Una persona contrata una póliza de seguro con un deducible mayor para transmitir al asegurador su convicción de que la probabilidad de que sufra un accidente es baja. La información también puede estar oculta: una empresa puede no asignar a un empleado a un cargo altamente visible, porque sabe que la asignación se interpretará como una indicación de que el empleado es bueno y sería más probable que un competidor trate de contratar a la persona. Una de las primeras ideas (Akerlof, 1970) fue que con información imperfecta los mercados pueden ser práctica o totalmente inexistentes. La ausencia de mercados específicos, por ejemplo, para el riesgo, tiene profundas implicaciones en cuanto a la manera como funcionan otros mercados. El hecho de que los trabajadores y las empresas no puedan comprar seguros que cubran muchos de los riesgos que ellos corren afecta el mercado laboral y el de capitales; se traduce, por ejemplo, en contratos de trabajo en los que el empleador ofrece un seguro limitado. Pero el diseño de estos contratos más complicados, aunque todavía imperfectos e incompletos, influye sobre la eficiencia y el desempeño general de la economía. Probablemente lo más importante es que, en virtud del paradigma convencional, los mercados son Pareto eficientes, salvo cuando ocurre una de un número limitado de fallas de mercado. Conforme al paradigma de la información imperfecta, los mercados casi nunca son Pareto eficientes. Aunque la economía de la información socavó así estos principios de la economía tan arraigados, también ofreció explicaciones para numerosos fenómenos que durante mucho tiempo habían permanecido inexplicados. Antes de abordar estas aplicaciones, quisiera presentar una relación algo más sistemática de los principios de la economía de la información. Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 173 Algunos problemas en la construcción de un paradigma alternativo Todos los economistas, por supuesto, admitían el hecho de que la información es imperfecta. La razón por la que los modelos con información imperfecta no se construyeron antes fue que no era obvio cómo hacerlo: aunque la información es perfecta de una sola manera, existe un número infinito de maneras en las que la información puede ser imperfecta. Una de las claves del éxito fue formular modelos simples en los que pudiera especificarse completamente toda la información relevante y de este modo también pudieran especificarse completamente las maneras precisas en las que la información era imperfecta. Pero existía un peligro en esta metodología, a pesar de su gran utilidad: en estos modelos excesivamente simplistas, a veces era posible la revelación total de la información. Naturalmente, en el mundo real esto nunca ocurre; por ello, en algunos de los trabajos posteriores (por ejemplo, Grossman y Stiglitz, 1976; 1980a), trabajamos con modelos con un número infinito de estados. Asimismo, en los modelos simples bien pueden haber maneras de resolver completamente los problemas relacionados con los incentivos, que fracasan cuando los modelos se hacen más realistas, por ejemplo, al combinar problemas de selección y de incentivos (Stiglitz y Weiss, 1986). Quizás el problema más difícil a la hora de construir el nuevo paradigma fue modelar el equilibrio. Era importante pensar en ambos lados del mercado: los empleadores y los empleados, la empresa aseguradora y el asegurado, el prestamista y el prestatario. Cada uno debía representarse en el modelo como un ente “racional”, en algún sentido, que hiciera inferencias a partir de la información disponible y se comportara en consecuencia. Yo quería modelar el comportamiento competitivo, en cuyo caso cada actor de la economía fuera pequeño y creyera que era pequeño, y de este modo sus acciones no podrían afectar o no afectarían el equilibrio (aunque podrían verse afectadas las inferencias de los demás con respecto a él). Finalmente, era necesario pensar cuidadosamente en cuáles eran las acciones factibles: qué podría hacer cada lado para obtener información o transmitirla a los demás. Como veremos, la gama de resultados obtenidos (y gran parte de la confusión que reinaba en la bibliografía inicial) provino en parte de la incapacidad de ser tan claros como podríamos haber sido en relación con los supuestos. Por ejemplo, en el modelo convencional de la selección adversa, la calidad del bien que se ofrecía en el mercado (digamos de los automóviles usados o del riesgo del asegurado) dependía del precio. El comprador de un automóvil (el vendedor de seguros) conoce la relación estadística entre precio y calidad, y esto afecta su demanda. El equilibrio del mercado es el precio al cual la demanda es equivalente a la oferta. Pero es un equilibrio si y sólo si no hay manera de que el vendedor de un buen automóvil pueda transmitir esa información al comprador –de modo que pueda ganar una prima por calidad– y si no hay manera de que el comprador Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 174 pueda diferenciar los vehículos buenos de los malos. Sin embargo, por lo general, sí hay maneras de hacerlo, y el intento de obtener esa información tiene profundos efectos en el funcionamiento del mercado. Para crear un nuevo paradigma teníamos que desechar las antiguas premisas, preguntarnos cuáles deberían ser nuestros supuestos y qué debería obtenerse del análisis. El equilibrio del mercado no podía tomarse como un supuesto, así como tampoco la premisa de que una empresa vende un bien a un precio específico a todos los participantes. No podíamos comenzar el análisis ni siquiera suponiendo que en equilibrio competitivo los beneficios serían nulos. En la teoría convencional, si había beneficios positivos, una empresa podría entrar a competir ofreciendo sus productos de manera tal de ganar la preferencia de los clientes existentes mediante ofertas atractivas. En la nueva teoría, el intento por atraer nuevos clientes reduciendo ligeramente los precios podría llevar a cambios apreciables en su comportamiento o en la mezcla de clientes, de manera que los beneficios de la empresa que recién entrara en el mercado de hecho se volverían negativos. Era necesario reconsiderar todas las conclusiones a partir de otras premisas. Avanzamos en nuestros análisis porque comenzamos con modelos sumamente simplificados de mercados específicos, que nos permitieron estudiar cuidadosamente cada uno de los supuestos y las conclusiones. A partir del análisis de mercados específicos (ya fuera el mercado de seguros, el de la educación, el laboral o el de la aparcería / tenencia de la tierra), intentamos identificar principios generales y examinar cómo operaban estos principios en cada uno de los demás mercados. Al hacerlo, identificamos características particulares y supuestos específicos relativos a la información que parecían ser más relevantes en un mercado que en otro. La naturaleza de la competencia en el mercado laboral es diferente de la naturaleza de la competencia en el mercado de seguros o en el mercado de capitales, a pesar de que estos mercados tienen mucho en común. Esta interacción que se produjo al observar las maneras como los mercados se parecen y se diferencian resultó ser una estrategia de investigación fructífera.15 15 En trabajos anteriores, especialmente sobre la teoría del equilibrio general, realizados por Hurwicz (1960; 1972), Marschak y Radner (1972), y Radner (1972), entre otros, se había reconocido la importancia de los problemas de la información e incluso se habían identificado algunas de las maneras como la información limitada afectaba la naturaleza del equilibrio de mercado (por ejemplo, sólo podían tenerse contratos que dependieran de estados de la naturaleza que fueran observables por ambas partes en el contrato). Pero el intento de modificar la teoría abstracta del equilibrio general para incorporar los problemas de las imperfecciones de la información resultó, a la larga, menos fructífero que el enfoque alternativo de comenzar con modelos bastante concretos y sumamente simplificados. Arrow (1963; 1965; 1973; 1974; 1978), aunque era una figura central del enfoque del equilibrio general, fue uno de los primeros en identificar la importancia de los efectos del riesgo moral y la selección adversa. Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 175 Fuentes de asimetrías de información Las imperfecciones de la información son dominantes en la economía; en efecto, es difícil imaginar cómo sería un mundo con información perfecta. La mayor parte de la investigación que describo en esta disertación se centra en las asimetrías de la información, el hecho de que diferentes personas saben cosas diferentes. Los trabajadores saben más acerca de sus propias habilidades que la empresa; la persona que compra un seguro sabe más acerca de su salud, por ejemplo, si fuma y bebe en exceso, que la empresa aseguradora. Asimismo el propietario de un automóvil sabe más acerca de su automóvil que los compradores potenciales; el dueño de una empresa sabe más acerca de la empresa que un inversionista potencial; el prestatario sabe más acerca del riesgo que representa su proyecto que el prestamista, y así sucesivamente. Una característica esencial de una economía de mercado descentralizada es que diferentes personas saben cosas diferentes y, en cierto sentido, desde hace tiempo los economistas ya habían estado pensando en los mercados con asimetrías de información. Pero en los primeros trabajos publicados no se había reflexionado sobre la manera como se crearon estos mercados ni cuáles podrían ser sus consecuencias. A pesar de que estas asimetrías de la información surgen de manera inevitable, la magnitud en que lo hacen y sus consecuencias dependen de cómo se estructura el mercado y la aceptación de que estas asimetrías se presentarán afecta el comportamiento del mercado. Por ejemplo, aun cuando un individuo no tenga más información sobre su habilidad que sus posibles empleadores, en el momento en que va a trabajar para un empleador específico, se ha creado una asimetría de información: el empleador ahora puede saber más que los demás acerca de la habilidad del individuo. Una consecuencia es que el mercado de la “mano de obra usada” puede no funcionar bien. Otros empleadores se mostrarán reticentes a tratar de obtener los servicios del trabajador, a sabiendas de que lograrán que abandone a su empleador actual sólo si le ofrecen demasiado. Este impedimento con respecto a la movilidad laboral da al primer empleador un poder de mercado que se verá tentado a utilizar. Pero en estas circunstancias, debido a que un trabajador sabe que tenderá a quedarse atrapado en un trabajo, será más reacio al riesgo al aceptar una oferta. Por consiguiente, los términos del contrato inicial deben concebirse de manera tal que reflejen la disminución del poder de negociación del trabajador que ocurre tan pronto acepta un trabajo. Para citar otro ejemplo, es natural que en el proceso de la exploración petrolera una empresa pueda obtener información relacionada con la probabilidad de que haya petróleo en una extensión de tierra vecina, lo que constituye un factor externo de la información (véanse Stiglitz, 1975d; Leitzinger y Stiglitz, 1984). La existencia de esta información asimétrica afecta la naturaleza de la licitación de derechos de explotación petrolera en la extensión de tierra vecina. El proceso de Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 176 licitación es notablemente diferente cuando se sabe que existen asimetrías de información que cuando no existen tales asimetrías (Wilson, 1977). Aquellos que están desinformados supondrán que ganarán sólo si ofrecen demasiado; las asimetrías de la información exacerban el problema de la “maldición del ganador” (Wilson, 1969; Capen et al., 1971). El gobierno (u otros propietarios de grandes extensiones que esperan por ser explotadas) debe tener presente esto en su estrategia de otorgamiento de concesiones. Y quienes participen en las primeras licitaciones también tomarán esto en cuenta: parte del valor de ganar en la subasta inicial es la renta de información que se acumulará en las siguientes rondas. A pesar de que la investigación inicial en el ámbito de la economía de la información se ocupó de la manera como los mercados superaban los problemas de las asimetrías de la información, el trabajo posterior se centró en cómo los actores de los mercados crean problemas de información, por ejemplo, en un intento por beneficiarse del poder de mercado. Un ejemplo es el de los gerentes de empresas que tratan de reafirmarse y reducir la competencia en el mercado de los gerentes emprendiendo acciones que aumenten la asimetría de la información (Shleifer y Vishny, 1989; Edlin y Stiglitz, 1995). Éste es un ejemplo del problema general de la gestión de gobierno (gobernanza) corporativa que retomaré más adelante. Del mismo modo, la presencia de imperfecciones de la información da origen al poder de mercado en los mercados de productos. Las empresas pueden aprovechar este poder de mercado a través de “rebajas” y otras formas de distinguir a los individuos que tienen diferentes costos de búsqueda (Salop, 1977; Salop y Stiglitz, 1977, 1982; Stiglitz, 1979a). Las dispersiones de precio que existen en el mercado son creadas por el mercado; no son sólo producto de la incapacidad de los mercados de arbitrar plenamente diferencias de precio causadas por choques que afectan cada mercado de manera diferente. Superación de las asimetrías de información Ahora deseo examinar brevemente las maneras como se manejan las asimetrías de información y cómo pueden superarse (parcialmente). 1. Incentivos para recabar y divulgar información. Existen dos aspectos esenciales: cuáles son los incentivos para obtener información y cuáles son los mecanismos. En mi breve análisis de la educación como mecanismo de selección, sugerí el incentivo fundamental: los individuos más capaces (individuos que representan los menores riesgos, empresas con mejores productos) recibirán un mejor salario (tendrán que pagar una prima menor, recibirán un precio mayor por sus productos), si pueden demostrar que son más productivos (menor riesgo, mayor calidad). Acotamos anteriormente que a pesar de que algunos individuos tienen un incentivo para divulgar información, otros tienen un incentivo para que la información no se divulgue. ¿Era posible que en condiciones de equilibrio de mercado, sólo se Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 177 revelara parte de la información? Uno de los primeros resultados importantes fue que si los más capaces pueden demostrar que lo son sin incurrir en ningún costo, entonces en el mercado se revelaría toda la información, aun cuando los que estén por debajo del promedio preferirían que no se revelara ninguna información. En los modelos más sencillos describí un proceso de “desentrañamiento” de la información: si el más capaz podía demostrar su habilidad, lo haría; pero entonces todos, salvo los más capaces, quedarían agrupados y recibirían el producto marginal medio de ese grupo, y el más capaz de ese grupo tendría un incentivo para revelar su habilidad. Y así sucesivamente, hasta que hubiera plena revelación. (A modo de chiste, me referí a esto como la “Ley de la Clasificación de Walras”: si todos excepto un grupo se separan de los demás, entonces también queda identificado el último grupo.) ¿Qué ocurre si los que son más capaces no pueden convencer de manera creíble a los empleadores potenciales de su habilidad? El otro lado del mercado también tiene un incentivo para recabar información. Un empleador que puede encontrar a un trabajador que es mejor de lo que se dan cuenta los demás habrá encontrado una ganga, porque el salario del trabajador se determinará en función de lo que los demás piensan de él. El problema, como ya indicamos, es que si los demás descubren lo que sabe el empleador, el salario que habrá que ofrecerle al trabajador aumentará y el empleador no podrá apropiarse del rendimiento de la inversión que hiciera en adquirir información. El hecho de que la competencia dificulte que el encargado de la selección se apropie del beneficio del proceso de selección tiene una implicación importante: en los mercados en los que, independientemente de la razón, los más capaces no puedan demostrar a cabalidad sus atributos, la inversión en la selección requiere competencia imperfecta en la selección. En efecto, la economía debe escoger entre dos imperfecciones diferentes: imperfecciones de la información o de la competencia. Por supuesto, al final existirán ambas formas de imperfección y no habrá ninguna razón específica por la que deban “equilibrarse” de manera óptima (Stiglitz, 1975b; Jaffee y Stiglitz, 1990). Éste es apenas uno de los muchos ejemplos de la interacción entre las imperfecciones del mercado. Por ejemplo, antes analizamos los problemas de los incentivos en relación con la aparcería, que surgen cuando los trabajadores no son propietarios de la tierra que cultivan. Este problema podría superarse si los individuos pudieran tomar préstamos para comprar sus tierras. Pero las imperfecciones de los mercados de capitales –limitaciones de la capacidad para endeudarse, que a su vez surgen de las imperfecciones de la información– explican porqué esta “solución” no funciona. Existe otra consecuencia importante: si los mercados fueran totalmente eficientes desde el punto de vista de la información –es decir, si la información se difundiera de manera instantánea y perfecta en toda la economía–, entonces nadie tendría Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 178 ningún incentivo para recabar información, en tanto que no se incurriera en ningún costo al hacerlo. Por consiguiente, los mercados no pueden ser completamente eficientes desde la perspectiva de la información (Grossman y Stiglitz, 1976; 1980a). 2. Mecanismos para la eliminación o la reducción de las asimetrías de información. En los modelos simples, en los que, por ejemplo, los individuos conocen sus propias habilidades, parecería haber una manera fácil de resolver el problema de la asimetría de información: dejemos que cada persona diga cuál es su verdadera habilidad. Desafortunadamente, los individuos no necesariamente tienen el incentivo para decir la verdad. Hablar no cuesta nada. Deben usarse otros métodos para transmitir la información de manera convincente. La manera más sencilla de hacerlo era a través de un examen. Los modelos de equilibrio competitivo (Arrow, 1973; Stiglitz, 1974a) con exámenes plantean dos puntos generales. En primer lugar, en equilibrio, los beneficios de los más capaces se producían en gran medida a expensas de los menos capaces. La demostración de que un individuo tiene una habilidad superior le garantiza un mayor salario, pero también comprueba que los demás son menos hábiles. Por ende, el rendimiento privado de los gastos que generó la selección basada en la educación supera el rendimiento social. Resultaba evidente que existían importantes factores externos asociados a la información, tema que se retomaría en trabajos posteriores. En segundo lugar, y lo que resultó ser más sorprendente, podían existir múltiples equilibrios: uno en el que la información se revelara completamente (el mercado identificaba a las personas más capaces y a las menos capaces) y otro en el que la información no se revelara, denominado equilibrio por agrupamiento (pooling equilibrium). El equilibrio por agrupamiento tenía un predominio de Pareto con respecto al equilibrio con revelación completa. Este trabajo, realizado hace 30 años, estableció dos resultados de gran importancia en materia de políticas, que sorprendentemente no han sido asimilados por completo en las discusiones de política ni siquiera en la actualidad. En primer lugar, los mercados no ofrecen los incentivos apropiados para la divulgación de la información. Existe, en principio, un papel que debe desempeñar el gobierno. Y en segundo lugar, los gastos relativos a la información pueden ser excesivos (véase también Hirshleifer, 1971). 3. Transmisión de información a través de las acciones. Sin embargo, mucha de la información que las empresas reúnen sobre sus empleados, los bancos sobre sus prestatarios o las compañías aseguradoras sobre sus asegurados proviene no de los exámenes, sino de inferencias que se hacen a partir de su comportamiento. Éste es un lugar común en la vida real, pero no lo era en nuestros modelos económicos. Como ya lo indiqué, en los primeros análisis sobre selección adversa en los mercados de seguros se admitió que cuando una empresa aseguradora aumentaba sus primas, aquellos con menos probabilidades de tener un accidente podrían decidir no comprar el seguro; la disposición a comprar un seguro a un Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 179 precio específico transmitía información a la empresa aseguradora. George Akerlof reconoció que este fenómeno es mucho más general: la disposición del propietario a vender un automóvil usado, por ejemplo, transmitía información sobre la calidad del automóvil. Greenwald (1979; 1986) profundizó en estas ideas de manera significativa, al demostrar cómo la selección adversa se aplicaba al mercado laboral y al de capitales (véanse también Greenwald et al., 1984; Myers y Majluf, 1984). Por ejemplo, la disposición de las personas que forman parte de una empresa a vender sus acciones a un precio específico transmite información acerca del valor que creen que tienen realmente las acciones. La idea de Akerlof en el sentido de que el resultado de estas asimetrías de información era que los mercados serían casi o totalmente inexistentes ayudó a explicar porqué el mercado laboral y el de capitales con frecuencia no funcionaban bien. Proporcionó parte de la explicación del porqué las empresas obtenían tan poco de sus fondos a través del capital accionario (Mayer, 1990). Stigler estaba equivocado: la información imperfecta no era simplemente un costo de transacción. Existe un conjunto más variado de acciones que transmiten información, además de aquellas en las que se han centrado los modelos tradicionales de la selección adversa. Una empresa aseguradora quiere atraer clientes saludables. Podría decidir que al ubicar sus oficinas en el quinto piso de un edificio sin ascensor, sólo solicitarían una póliza los que tuvieran una buena salud cardíaca. La disposición o la capacidad para subir cinco pisos transmite información. De manera más sutil, la aseguradora podría pensar que la altura a la que necesita ubicarse, si desea atraer solamente clientes saludables, depende de otros elementos de su estrategia como, por ejemplo, la prima que cobre. O la empresa puede decidir ofrecer una membresía en un club de salud, pero cobrar una prima superior. Aquellos que consideren importante pertenecer a un club de salud, porque tienen intenciones de usarlo, pagarán de buen grado la prima más elevada. Pero es probable que estos individuos sean más saludables. Existen muchas otras acciones que transmiten información. La calidad de la garantía que ofrece una empresa puede transmitir información sobre la calidad del producto; sólo las empresas que creen que su producto es confiable estarán dispuestas a ofrecer una buena garantía. La garantía es deseable no sólo porque reduzca el riesgo, sino porque transmite información. El número de años de estudio puede transmitir información sobre la capacidad de un individuo. Los individuos más capaces pueden estudiar durante más años, en cuyo caso el aumento del salario que va ligado al mayor número de años de estudio puede no ser una consecuencia del capital humano que se ha agregado, sino más bien simplemente de la selección que ocurre. El monto de deducible que escoge un individuo en una póliza de seguro puede transmitir información sobre su opinión acerca de la probabilidad de un accidente o la magnitud de los accidentes que él Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 180 prevé: en promedio, es posible que aquellos que tienen menos probabilidades de tener un accidente estén más dispuestos a aceptar altos deducibles. La disposición de un empresario a mantener una gran proporción de su patrimonio en una empresa (o a retener una gran parte de las acciones de la empresa) transmite información sobre lo que cree en relación con el rendimiento futuro de la misma. Si una empresa asciende a un individuo a un puesto específico, puede transmitir información sobre la evaluación que hace la empresa de la capacidad de ese individuo. El hecho de que estas acciones pueden transmitir información afecta el comportamiento. En algunos casos, la acción estará dirigida a confundir, a limitar la divulgación de información. Cuando una empresa está consciente de que los demás están atentos para saber a quién va a ascender y que competirán con más fuerza para atraer a esos trabajadores, es posible que se vea afectada su disposición a ascender a algunos individuos o a asignarlos a trabajos específicos (Waldman, 1984). En otros casos, la acción estará orientada a transmitir información de una manera creíble a fin de alterar las convicciones. El hecho de que los clientes traten a una empresa que dé una mejor garantía como si su producto fuera mejor y, por lo tanto, estén dispuestos a pagar un mayor precio puede afectar la garantía que la empresa esté dispuesta a ofrecer. A sabiendas de que si vende sus acciones transmitirá una señal negativa en relación con su opinión sobre el futuro de su empresa, un empresario puede decidir retener un mayor número de acciones de la empresa; se diversificará menos que en otras circunstancias (y, en consecuencia, es posible que actúe de una manera más reacia al riesgo). Esto nos deja una sencilla lección: algunos individuos desean transmitir información, mientras que otros no desean que se transmita (ya sea porque esta información podría hacer que los demás piensen menos bien de ellos o porque si se transmite, podría interferir con su capacidad para apropiarse rentas). En cualquier caso, el hecho de que las acciones transmiten información lleva a las personas a alterar su comportamiento y cambia la manera como funcionan los mercados. Ésta es la razón por la que las imperfecciones de la información tienen tan profundos efectos. Una vez que se admite que las acciones transmiten información, se producen dos resultados. En primer lugar, al tomar decisiones sobre lo que deben hacer, los individuos no sólo pensarán en lo que les gusta (como en la economía tradicional), sino también en cómo esas decisiones afectarán lo que los demás creen de ellos. Si yo decido estudiar durante más tiempo, esto puede hacer que los demás crean que soy más capaz. Por ende, es posible que decida hacerlo, no porque aprecie lo que se enseña, sino porque aprecio la manera como este hecho cambia lo que los demás piensan acerca de mi habilidad. Por supuesto, esto significa que debemos reconsiderar completamente la toma de decisiones en las empresas y los hogares. Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 181 En segundo lugar, anteriormente señalamos que los individuos tienen un incentivo para “mentir”: los menos capaces tienen un incentivo para decir que son más capaces. Del mismo modo, si se determina que los que suben cinco pisos a pie para comprar un seguro son más sanos, entonces yo podría estar dispuesto a hacerlo aun cuando no tenga tan buena salud, simplemente para engañar a la empresa aseguradora. En estas circunstancias, deben buscarse maneras mediante las cuales la información se transmita en equilibrio. En una disertación que escribí junto con Michael Rothschild (1976), presentamos un análisis crítico de cómo podía ocurrir esto. Si los que son más capaces, menos propensos al riesgo o más solventes actuaran de alguna manera observable, tuvieran preferencias diferentes a las de los que son menos capaces, más propensos al riesgo o menos solventes, entonces sería posible establecer un grupo de opciones, que permitiría que aquellos con características diferentes se identificaran en efecto a través de una autoselección. El mecanismo particular que investigamos en nuestro modelo de seguros ilustra cómo funcionan los mecanismos de autoselección. Las personas que saben que son menos propensas a tener un accidente estarán más dispuestas a aceptar una póliza de seguro con un deducible elevado, de modo que una empresa de seguros que ofrezca dos pólizas, una con una prima mayor y sin deducible y otra con una prima menor y un deducible alto, podría determinar quiénes son los clientes de mayor y de menor riesgo. Es sencillo construir opciones que permitan separar de esta manera a las personas en clases. Resultaba evidente que la información se transmitía porque las acciones tenían un costo y eran más costosas para unos que para otros. El intento de transmitir información tenía que distorsionar el comportamiento. Nuestro análisis también dejó claro que eran relevantes no sólo las asimetrías de la información, sino también las imperfecciones de la información en términos más generales. Incluso si los que compraban un seguro no conocían sus probabilidades de tener accidentes (o bien, por el contrario, las conocían con mayor exactitud que la empresa de seguros), siempre que los que tuvieran en promedio mayores probabilidades de tener accidentes se diferenciaran de alguna manera que se reflejara en sus preferencias y acciones, podrían emplearse y se emplearían los mecanismos de autoselección para fines de clasificación. Sin embargo, se plantean otros asuntos como resultado del hecho de que es posible que las acciones no puedan observarse sin incurrir en costos. El empleador desearía saber cuán arduamente está trabajando su empleado; el prestamista desearía conocer las acciones que emprenderá el prestatario. Estas asimetrías de información sobre las acciones son tan importantes como las que analizamos anteriormente. Así como en el modelo de selección adversa el vendedor de seguros puede tratar de superar los problemas que plantean las asimetrías de la información mediante el examen, de la misma manera en el modelo de incentivos adversos o riesgos morales, puede tratar de supervisar las acciones del asegurado. Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 182 Pero los exámenes y la supervisión son costosos, y aunque permiten obtener algo de información, por lo general queda un alto grado de imperfección de información residual. Una respuesta a este problema consiste en tratar de inducir el comportamiento deseado a través del establecimiento de términos contractuales. Por ejemplo, el comportamiento de los prestatarios frente a los riesgos puede verse afectado por la tasa de interés que cobre el prestamista (Stiglitz y Weiss, 1981). Consecuencias para el equilibrio de mercado La ley de la oferta y la demanda había sido considerada durante mucho tiempo un principio fundamental de la economía. Pero en efecto no existe ninguna ley que obligue a la empresa de seguros a vender a todos los que soliciten una póliza a la prima anunciada, ni al prestamista a prestar a todos los que soliciten préstamos a la tasa de interés anunciada, ni al empleador a emplear a todos los que soliciten el empleo con el salario anunciado. Con información perfecta y competencia perfecta, cualquier empresa que cobrara un precio superior a las demás perdería toda su clientela, y al precio vigente, existía una oferta de clientes perfectamente elástica. En los modelos de incentivos y de selección adversa, lo que importaba era no sólo la oferta de clientes, empleados o prestatarios, sino también su “calidad”, es decir, el riesgo que representaba el asegurado o el prestatario, el rendimiento sobre la inversión o la productividad del trabajador. Puesto que la “calidad” puede aumentar con el precio, puede ser rentable, por ejemplo, pagar un mayor salario que el salario que establece el equilibrio en el mercado, bien sea que la dependencia de la calidad provenga de los efectos de la selección adversa o de los incentivos adversos (o, en el mercado laboral, debido a efectos relacionados con la moral o la nutrición). La consecuencia, como hemos indicado, es que el equilibrio de mercado puede caracterizarse porque la demanda no sea equivalente a la oferta en el sentido tradicional. En el equilibrio del mercado crediticio, la oferta de préstamos puede estar racionada (Keeton, 1979; Eaton y Gersovitz, 1981; Stiglitz y Weiss, 1981). O, en el mercado laboral, la tasa salarial puede ser superior a la tasa a la que la demanda de mano de obra equivale a la oferta (un salario de eficiencia), lo cual se traduce en desempleo.16 Sin embargo, analizar las opciones que se presentan en pleno equilibrio, tomando en cuenta completamente no sólo el conocimiento que las empresas tienen sobre 16 La construcción de modelos de equilibrio con estos efectos es más difícil de lo que podría parecer a primera vista, puesto que el comportamiento de cada agente depende de las oportunidades vinculadas al comportamiento de los demás. Por ejemplo, los trabajadores que una empresa atraiga con un salario específico dependerán de las ofertas salariales de otras empresas. Shapiro y Stiglitz (1984), Rodríguez y Stiglitz (1991a;b), y Rey y Stiglitz (1996) representan intentos por aceptar estos problemas del equilibrio general. Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 183 sus clientes, sino también el conocimiento que los clientes tienen sobre la manera como las empresas harán inferencias sobre ellos según su comportamiento, y tomando en cuenta el hecho de que las inferencias que una empresa puede hacer dependen no sólo de lo que esa empresa hace, sino también de lo que hacen otras empresas, resultó ser una tarea difícil. La situación más fácil de analizar era la de un monopolista (Stiglitz, 1977). El monopolista podía construir un conjunto de opciones que permitirían diferenciar entre distintos tipos de individuos, y podía analizar si maximizaría sus beneficios al establecer una diferenciación completa o si sería preferible que lo hiciera parcialmente por agrupamiento (es decir, ofreciendo un grupo de contratos de modo que varios tipos de individuos pudieran seleccionar el mismo contrato). Este trabajo sentó las bases de una teoría general de la discriminación de precios. En virtud de las teorías convencionales del monopolio, con información perfecta, las empresas tendrían un incentivo para discriminar perfectamente los precios (obteniendo todo el excedente del consumidor en cada caso). Si lo hicieran, entonces el monopolio en efecto no sería distorsionador. Sin embargo, la mayoría de los modelos partieron del supuesto de que no existía discriminación de precios (es decir, el monopolista ofrecía el mismo precio a todos los clientes), sin explicar porqué. La nueva investigación demostró cómo, en circunstancias de información limitada, las empresas podían discriminar los precios, pero podían hacerlo sólo de manera imperfecta. Trabajos posteriores realizados por varios autores (tales como Adams y Yellen, 1976; Salop, 1977) examinaron maneras mediante las cuales un monopolista podría detectar características relevantes de sus clientes. La economía de la información proporcionó así la primera teoría coherente del monopolio. La razón por la que era fácil analizar el monopolio es porque el monopolista podía estructurar toda la gama de opciones a la disposición de sus clientes. Lo difícil es describir el equilibrio competitivo pleno como, por ejemplo, un grupo de contratos de seguro tal que nadie pueda ofrecer otro grupo de contratos que sea rentable. Cada empresa podía controlar las opciones que ofrecía, pero no las opciones que ofrecían los demás, y las decisiones que tomaban los clientes dependían de todo el grupo de opciones disponibles. En nuestro artículo de 1976, Rothschild y yo logramos analizar este caso. Tres resultados sorprendentes surgieron de este análisis. Ya mencioné el primero de ellos: en condiciones plausibles, dada la definición natural de equilibrio, podría no existir equilibrio. Existían dos formas posibles de equilibrio: equilibrios por agrupamiento (pooling equilibria), en los cuales el mercado no puede distinguir los diferentes tipos, y los equilibrios por separación (separating equilibria), en los cuales el mercado sí puede hacer la diferenciación. Los diferentes grupos se “separan” o distinguen al tomar acciones diferentes. Mostramos en nuestro contexto que nunca podía haber un equilibrio por agrupamiento: si hubiera un solo contrato que todas las personas compraran, habría otro contrato que otra Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 184 empresa podía ofrecer que “rompería” el equilibrio por agrupamiento. Por otra parte, podría no existir tampoco un equilibrio por separación, si el costo de separación fuera demasiado grande. Cualquier supuesto equilibrio por separación podría romperse con un contrato de agrupamiento rentable, un contrato que compraran tanto los de bajo riesgo como los de alto riesgo.17 En segundo lugar, incluso pequeñas cantidades de imperfección de la información pueden cambiar los resultados normales en relación con la existencia y la caracterización del equilibrio. Por ejemplo, el equilibrio nunca existe cuando los dos tipos están muy cerca entre sí. Como hemos visto, el modelo del equilibrio competitivo simplemente no es sólido. En tercer lugar, ahora podemos entender cómo el hecho de que las acciones transmiten información afecta el equilibrio. En los modelos de información perfecta los individuos se despojarían completamente de los riesgos que enfrentan y, en consecuencia, actuarían de una manera neutra en cuanto a los riesgos. Explicamos porqué los mercados de seguros no funcionarían bien, porqué la mayoría de los individuos reacios al riesgo comprarían sólo un seguro parcial. El resultado era importante no sólo en razón de las explicaciones que ofrecía en relación con el funcionamiento de los mercados de seguro, sino también porque hay elementos importantes relativos a los seguros que están presentes en numerosos mercados y transacciones. La relación entre el arrendador y su arrendatario, o el empleador y su empleado, contiene un componente relacionado con los seguros. En resumen, el principio general de que las acciones transmiten información es válido en muchos contextos. Además, las limitaciones con respecto a la habilidad de despojarse del riesgo son importantes a la hora de explicar numerosas relaciones contractuales. Clasificación, selección y transmisión de señales En equilibrio, tanto los compradores como los vendedores, los empleadores y los empleados, la empresa aseguradora y el asegurado, el prestamista y el acreedor están conscientes de las consecuencias de sus acciones en relación con la información. En el caso en que, por ejemplo, la empresa de seguros o el empleador toma la iniciativa de clasificar a los solicitantes, la autoselección es una alternativa 17 Por supuesto, los mercados de seguros sí existen en el mundo real. Creo que una limitación importante de la aplicabilidad del trabajo de Rothschild-Stiglitz (1976) es el supuesto de la competencia perfecta. Factores tales como los costos de búsqueda y la incertidumbre sobre cuán fácil es hacer que una empresa pague una indemnización hacen que el supuesto de la competencia perfecta sea menos factible. La autoselección sigue siendo relevante, pero alguna versión de la competencia monopolística puede ser más relevante que el modelo de la competencia perfecta. Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 185 a los exámenes como mecanismo de clasificación. En el caso en que el asegurado o el empleado toma la iniciativa de identificarse como un socio contractual más atractivo, entonces convencionalmente se dice que está transmitiendo señales (signaling) (Spence, 1973). Pero, por supuesto, en equilibrio ambas partes conocen las consecuencias de las acciones alternativas, y las diferencias entre los modelos de selección basados en la autoselección y en la transmisión de señales radican en los tecnicismos de la teoría del juego y, especialmente, en quién mueve primero: el jugador informado o el desinformado.18 Sin embargo, algunas de las diferencias aparentes entre los modelos de transmisión de señales (signalling models) y los de selección (screening models) surgen debido a la incapacidad de especificar un equilibrio pleno. Acotamos anteriormente que podría haber muchos contratos de separación, pero un único equilibrio por separación. Sostuvimos que si considerábamos cualquier otro grupo de contratos de separación, entonces (por ejemplo, en el mercado de seguros) una empresa podría llegar y ofrecer otro grupo de contratos y obtener beneficios. En estas circunstancias, el primer grupo de contratos de separación no podría haber constituido un equilibrio. Lo mismo es válido, por ejemplo, en el modelo de transmisión de señales en la educación. Existen muchos sistemas educativos que “separan”, es decir, los más capaces optan por estudiar durante más tiempo, y los salarios en cada nivel de educación corresponden a la productividad de los que estudian durante ese período. Pero sólo uno de estos niveles se encuentra en equilibrio pleno. Supongamos, por ejemplo, que hubiera dos tipos de individuos, los poco hábiles y los muy hábiles. Si la persona poco hábil ha estudiado durante 12 años, entonces cualquier sistema de educación en el que la persona muy hábil estudiara durante un período lo suficientemente largo –digamos, más de 14 años– podría hacer la separación. Pero las personas poco hábiles se darían cuenta de que si estudiaran durante 11 años, de todas maneras serían consideradas poco hábiles. El único nivel de educación en equilibrio para la persona poco hábil es el que maximiza su ingreso neto (tomando en cuenta los aumentos de productividad y los costos de educación). El único nivel de educación en equilibrio para las personas más capaces es el nivel de educación más bajo que no represente para las personas menos hábiles un incentivo para imitar el logro educativo de la persona muy hábil. 18 Véanse, en particular, Stiglitz y Weiss (1983a; 1994) y Yabushita (1983). Como señalamos, en el mundo real quien mueve primero debe considerarse una variable endógena. En este contexto, parece que los equilibrios basados en la selección (screening equilibria) son más sólidos que el equilibrio basado en la transmisión de señales (signalling equilibrium). Supongamos que hubiera algún equilibrio basado en la transmisión de señales que difiriera del equilibrio basado en la selección, por ejemplo, que hubiera un equilibrio por agrupamiento, que se sostenga debido a las convicciones fuera de equilibrio de las empresas. Por consiguiente, este equilibrio podría romperse como resultado de una movida anterior o posterior de las empresas. Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 186 Por supuesto, el sistema educativo era especialmente inapropiado para estudiar el equilibrio de mercado. La estructura del sistema de educación es en gran parte un asunto de elección pública, no de procesos de mercado. Países diferentes han escogido sistemas notablemente diferentes. El nivel mínimo de educación no es por lo general un asunto de elección, sino que lo establece el gobierno. En los sistemas educativos, los exámenes desempeñan un papel tan importante como la autoselección o la transmisión de señales, aunque dado un cierto nivel de comprobación existe un proceso de autoselección implícito en la decisión de continuar los estudios o tratar de aprobar el examen. Por la misma razón, los problemas de existencia que surgen en el mercado de seguros no son relevantes en el mercado de la educación: el lado “competitivo” de la oferta del mercado está simplemente ausente. Pero cuando los conceptos de la transmisión de señales se trasladan a contextos en los que existe un mercado competitivo sólido, los problemas de la existencia no pueden ignorarse tan fácilmente. En especial, cuando hay un continuo de tipos, como en el modelo de Spence (1973), nunca existe un equilibrio basado en la selección. Contratos de equilibrio El trabajo con Rothschild guardaba relación con la investigación anterior que yo había realizado en materia de incentivos (como, por ejemplo, el trabajo sobre la aparcería), en el sentido de que ambas líneas de investigación suponían un “equilibrio en los contratos”. Los contratos que habían caracterizado las relaciones económicas en el modelo competitivo convencional eran extraordinariamente simples: te pagaré cierta cantidad si tú haces tales cosas. Si no cumplías lo prometido, la remuneración no se hacía efectiva. Pero con la información perfecta, los individuos simplemente no firmarían contratos que no se propusieran cumplir. Los contratos de seguros eran también simples: se hacía efectivo un pago si y sólo si ocurrían ciertos eventos especificados. El trabajo sobre aparcería y equilibrio con los mercados de seguro competitivos demostró que con información imperfecta se emplearía un grupo mucho mayor de contratos y, con ello, se dio inicio a una amplia bibliografía sobre la teoría de los contratos. En los sencillos contratos de aparcería de Stiglitz (1974b) se hacía referencia a cuotas, pagos fijos y tamaños de lotes de terreno. En términos más generales, las estructuras de pago óptimas relacionaban los pagos con elementos observables, tales como insumos, procesos o productos.19 Asimismo debido a que 19 En Stiglitz (1974b), los contratos eran sumamente lineales. En principio, la generalización de las estructuras de pago en funciones no lineales era simple. Sin embargo, incluso en este respecto existían sutilezas, por ejemplo, si los individuos se esforzaban antes de conocer el estado de la naturaleza o si existían límites en cuanto a las sanciones que podían imponerse Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 187 lo que ocurre en un mercado afecta otras partes de la economía, el mercado de las tierras, el crediticio y el laboral están interrelacionados; no se podría descentralizar según la hipótesis del modelo convencional de la información perfecta (Avishay Braverman y Stiglitz, 1982; 1986a;b; 1989). Estos principios básicos se aplicaron posteriormente en otros contextos de mercado. El más obvio fue el diseño de los contratos laborales (Stiglitz, 1975a). Los pagos que se hagan a los trabajadores pueden depender no sólo de la producción, sino del desempeño relativo, que puede transmitir información más relevante que el desempeño absoluto. Por ejemplo, el hecho de que aumente el valor de la acción de una empresa específica cuando aumenta el valor de las acciones de todas las demás empresas puede decir muy poco sobre el desempeño del gerente. En Nalebuff y Stiglitz (1983a;b) analizamos el diseño de estos esquemas de compensación basados en el desempeño relativo (concursos). Los mercados crediticios también se caracterizan por contratos de equilibrio complicados. Los prestamistas pueden especificar no sólo una tasa de interés, sino también imponer otras condiciones (requisitos de garantía, requisitos de capital accionario) que tendrían efectos relacionados, tanto con los incentivos como con la selección.20 De hecho, la presencia simultánea tanto de efectos relacionados con la selección como de efectos relacionados con los incentivos es importante en los mercados crediticios. A falta de los primeros, sería posible aumentar los requisitos de garantía y las tasas de interés, sin dejar de garantizar que el proyecto del prestatario sea seguro. Como otra aplicación, los “contratos” –inclusive las disposiciones que ayudan a que se transmita la información y se compartan los riesgos– han resultado desempeñar un papel importante a la hora de explicar las rigideces macroeconómicas. Véanse, por ejemplo, Azariadis y Stiglitz (1983), las disertaciones del simposio en Quarterly Journal of Economics de 1983, el artículo de análisis de Rosen (1985), Arnott et al. (1988), y Werin y Wijkander (1992). Igualmente, los problemas de las asimetrías de información pueden ayudar a explicar la perpetuación de contratos aparentemente ineficientes (Stiglitz, 1992b). en caso de malos resultados (Mirrlees, 1975b, 1976; Stiglitz, 1975a). En la bibliografía no se ha resuelto completamente la razón por la que los contratos son con frecuencia mucho más simples de lo que la teoría habría predicho (por ejemplo, los pagos son funciones lineales de la producción) y no se ajustan a los cambios de las circunstancias (véanse, por ejemplo, Allen, 1985; Gale, 1991). 20 Véanse Stiglitz y Weiss (1983b; 1986; 1987). Incluso con estos instrumentos adicionales todavía podría haber equilibrios fuera del mercado. Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 188 Distribuciones de precios y salarios de equilibrio Una de las diferencias más obvias entre las predicciones del modelo con información perfecta y lo que vemos en la vida cotidiana es la conclusión de que el mismo producto se vende por el mismo precio en todas partes. En realidad, todos dedicamos una cantidad considerable de tiempo a buscar buenas ofertas. Las diferencias de precios representan más que simplemente diferencias de calidad o servicio. Existen diferencias de precio reales. Desde el clásico artículo de Stigler (1961) ha surgido una amplia bibliografía en la que se investiga el comportamiento de búsqueda óptimo. Sin embargo, Stigler y los autores de la mayoría de la bibliografía sobre búsqueda tomaron la distribución de precios o salarios como dada. No se preguntaron cómo podría aparecer la distribución ni si ésta podría mantenerse, dados los costos de búsqueda. Cuando comencé a analizar estos modelos determiné que podía haber una distribución no degenerada de precios o salarios de equilibrio, incluso si todos los agentes fueran idénticos como, por ejemplo, si tuvieran que hacer frente a los mismos costos de búsqueda. Anteriormente, había quedado claro que incluso los costos de búsqueda bajos podían representar una gran diferencia en términos del comportamiento del mercado de productos y del mercado laboral. Diamond (1971) hizo esta observación de manera independiente en un artículo muy influyente, que sirve para ilustrar de manera contundente la falta de solidez de la teoría del equilibrio competitivo. Supongamos, por ejemplo, como en la teoría convencional, que todas las empresas estuvieran cobrando el precio competitivo, pero hay un costo de búsqueda épsilon, en el que se incurriría al ir a otra tienda. Entonces, cualquier empresa que aumentara su precio en medio épsilon no perdería clientes y, por ende, optaría por hacerlo. Del mismo modo, sería rentable para todas las demás empresas aumentar sus precios. Pero al precio más alto nuevamente sería rentable para cada una de las empresas aumentar sus precios, y así sucesivamente hasta que el precio que cobre cada empresa resulta ser el precio monopolístico, aun cuando los costos de búsqueda sean bajos. Esto demostró de manera convincente que el precio competitivo no era el equilibrio. Pero en algunos casos ni siquiera el precio monopolístico era un equilibrio. En general, en Salop y Stiglitz (1977; 1982; 1987) y Stiglitz (1979b; 1985c; 1987b; 1989c) se demostró que en situaciones en las que los costos de búsqueda eran incluso bajos, los mercados podrían caracterizarse por una distribución de precios. En general, la tradicional creencia según la cual no todo el mundo debía estar informado para garantizar que el mercado actuara de manera perfectamente competitiva simplemente no era cierta (véase un análisis en Stiglitz, 1989c). Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 189 Eficiencia del equilibrio de mercado y el papel del Estado Los teoremas fundamentales de la economía neoclásica del bienestar establecen que las economías competitivas llevarán, como si estuvieran guiadas por una mano invisible, a una distribución de los recursos Pareto eficiente, y que cada distribución de recursos Pareto eficiente puede lograrse a través de un mecanismo competitivo, con la única condición de que se realizaran las redistribuciones globales correspondientes. Estos teoremas proporcionan la razón fundamental o la justificación, tanto para depender del libre mercado como para creer que los asuntos relacionados con la distribución pueden separarse de los asuntos de la eficiencia y que, por consiguiente, el economista tiene la libertad de promover reformas que aumenten la eficiencia, independientemente de su aparente impacto en la distribución. (Si a la sociedad no le gustan las consecuencias de una política en materia de distribución, debería simplemente redistribuir el ingreso.) La economía de la información señaló que ninguno de estos teoremas era especialmente relevante para las economías reales. Claro está, durante las tres décadas pasadas los economistas habían identificado importantes fallas de mercado –tales como los factores externos asociados a la contaminación– que exigían la intervención del gobierno. Pero el alcance de las fallas de mercado era limitado y, por lo tanto, los ámbitos en los que era necesaria la intervención del gobierno eran consecuentemente limitados. Trabajos anteriores, a los que ya he hecho referencia, habían sentado las bases para la idea de que las economías con imperfecciones de información no serían Pareto eficientes, incluso tomando en cuenta los costos de obtener la información. Existían intervenciones en el mercado que podían hacer que todas las partes estuvieran en mejores condiciones. Habíamos demostrado, por ejemplo, que los incentivos para la divulgación y adquisición de la información estaban lejos de ser perfectos. Por una parte, la capacidad de apropiación imperfecta significaba que podrían haber incentivos insuficientes para recabar información; pero, por la otra, el hecho de que gran parte de las ganancias eran “rentas”, ganancias que obtenían unos a expensas de otros, indicaba que podrían haber gastos excesivos en relación con la información. En el caso de los mercados de capital sin restricciones, un argumento tradicional era que existen poderosos incentivos para recabar información: descubrir que algunas acciones eran más valiosas de lo que los demás pensaban se retribuiría con una ganancia de capital. Esta función de descubrimiento de precios en los mercados de capital se anunció con frecuencia como una de sus fortalezas. Sin embargo, aunque el individuo que descubría la información un nanosegundo antes que los demás podría estar en una mejor posición, ¿la sociedad en general estaba en mejores condiciones? Si el hecho de disponer de la información un nanosegundo antes no se traducía en un cambio en las decisiones reales (por ejemplo, en materia de inversiones), entonces resultaba ser en gran Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 190 parte redistributivo: las ganancias de los que obtenían la información se producían a expensas de otros (Stiglitz, 1989c). Existen potencialmente otras ineficiencias asociadas a la adquisición de información. La información puede tener efectos adversos en la volatilidad (Stiglitz, 1989i), y puede llevar a la destrucción de los mercados, de maneras que se traducen en efectos adversos para el bienestar. Por ejemplo, los individuos a veces pueden tener incentivos para crear asimetrías de información en los mercados de seguros, que provocan la destrucción de esos mercados y la reducción del bienestar global. El bienestar podría incrementarse si pudiera prohibirse la adquisición de este tipo de información. Recientemente, estos aspectos se han convertido en fuentes de real preocupación en materia de políticas en el ámbito de las pruebas genéticas. Incluso cuando la información está disponible, existen problemas en relación con su uso, con el uso de ciertos tipos de información que tienen bien sea una intención o un efecto discriminatorio, en circunstancias en las que estaría prohibida esta discriminación directa.21 Aunque quizá no era sorprendente que los mercados pudieran no proporcionar los incentivos adecuados para la adquisición y difusión de información, las fallas de mercado asociadas a la información imperfecta pueden ser mucho más profundas. La intuición puede verse de la manera más simple en el caso de los modelos con riesgo moral. En estos modelos, la prima que se cobra se asocia al riesgo promedio que corren y, por ende, a la precaución promedio que tienen individuos aparentemente similares. El problema del riesgo moral se presenta debido a que no puede cumplirse el nivel de precaución. Cada individuo ignora el efecto que sus acciones tienen sobre la prima, pero cuando todos son menos precavidos, la prima aumenta. La falta de precaución de cada individuo ejerce un efecto externo negativo en los demás. La idea esencial de Greenwald y Stiglitz (1986)22 era admitir que tales efectos externos son dominantes siempre que la 21 Véanse, por ejemplo, Rothschild y Stiglitz (1982; 1997). Véanse en Arrow (1972), Phelps (1972) y Stiglitz (1973a; 1974d) modelos de discriminación estadística y algunas de sus implicaciones. Véase también Stiglitz (1984a). 22 Greenwald y Stiglitz (1986) se centran en modelos con problemas de incentivos y selección adversa. En Greenwald y Stiglitz (1988a) se demostró que se obtenían resultados similares en el contexto de los modelos de búsqueda y otros con información imperfecta. Una investigación anterior, con Shapiro (1983), había indicado, en el contexto de un modelo específico, que los equilibrios en una economía con un problema de agencia o de mandante y mandatario (principal y agente) no eran Pareto eficientes (restringidos). En un trabajo posterior, con Arnott (1990), investigamos en más detalle las fallas de mercado que se presentan con el riesgo moral. Trabajos anteriores habían demostrado que con mercados de riesgo imperfectos, explicables en sí por las imperfecciones de la información, el equilibrio de mercado era Pareto ineficiente. Véanse Newbery y Stiglitz (1982; 1984) y Stiglitz (1972a; 1981; 1982b). Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 191 información es imperfecta o los mercados incompletos –es decir, siempre– y, en consecuencia, los mercados prácticamente nunca son Pareto eficientes restringidos. En resumen, las fallas de mercado son dominantes. En Arnott et al. (1994) se presenta una sencilla exposición de este punto usando las restricciones de compatibilidad convencionales relacionadas con la autoselección y los incentivos. Una implicación importante es que las asignaciones eficientes no pueden en general descentralizarse a través de mercados competitivos. La noción de que puede descentralizarse la toma de decisiones para obtener una asignación de recursos Pareto eficiente es una de las ideas fundamentales en economía. En Greenwald y Stiglitz (1986) demostramos que en general eso no era posible. Un simple ejemplo ilustra lo que está en discusión. Una empresa de seguros no puede controlar el hábito de fumar, que tiene un efecto adverso en la salud. El gobierno tampoco puede controlar cuánto fuman las personas, pero puede gravar impuestos no sólo sobre los cigarrillos, sino también sobre otros artículos que sirven para complementar el hábito de fumar (y otorgar subsidios a sustitutos que tienen efectos menos adversos). Véanse Arnott y Stiglitz (1991a) y Stiglitz (1989a; 1998b). Un resultado conexo de la nueva economía de la información es que los problemas de la eficiencia y la equidad no pueden desvincularse fácilmente. Por ejemplo, con información imperfecta, los problemas de agencia –como, por ejemplo, los que surgen cuando el dueño de la tierra y la persona que la trabaja no son la misma persona– son una fuente clave de fallas de mercado. La magnitud de los problemas de agencia depende de la distribución de la riqueza, como indicamos anteriormente en nuestro análisis sobre la aparcería. Además, la noción de que pueden separarse los problemas de equidad y de eficiencia también dependía de la capacidad para realizar redistribuciones globales. Pero como lo había señalado Mirrlees (1971), con información imperfecta esto era imposible; toda la tributación redistributiva debe ser distorsionadora. Sin embargo, este hecho implica que podían ser deseables las intervenciones en el mercado que cambian la distribución del ingreso antes de la deducción de impuestos, porque aliviaban la carga que recaía en la tributación redistributiva (Stiglitz, 1998a). Una vez más, la conclusión es que el segundo teorema del bienestar, que de hecho sostenía que era posible separar los problemas de la distribución y la eficiencia, no era cierto. En efecto, el modelo Arrow-Debreu había identificado el único grupo de supuestos en virtud de los cuales los mercados eran eficientes. Debía haber información perfecta; de manera más precisa, la información no podía ser endógena, no podía cambiar como resultado de las acciones de ningún individuo o empresa ni mediante inversiones en la información. Pero en el mundo en que vivimos, un modelo que parta del supuesto de que la información es fija parece irrelevante. A medida que se volvía cada vez más claro el argumento teórico de que los mercados en los que la información es imperfecta no eran eficientes, se propo- Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 192 nían otros nuevos argumentos contra la intervención gubernamental. Uno de ellos ya lo hemos analizado: el gobierno también hace frente a imperfecciones de la información. Nuestro análisis había demostrado que los incentivos y las limitaciones que tiene el gobierno difieren de los que caracterizan al sector privado, de manera tal que aun cuando el gobierno enfrentara exactamente las mismas limitaciones de información, el bienestar podría mejorarse (Stiglitz, 1989a). Había otro último argumento, que a la larga tampoco resulta válido: que las fallas del mercado –mercados ausentes o imperfectos– dan origen a instituciones distintas al mercado. Por ejemplo, la ausencia de seguros de vida daba lugar a la creación de sociedades funerarias. Las familias ofrecen protección a sus miembros contra numerosos riesgos para los que no pueden comprar un seguro o la prima de seguro se considera demasiado elevada. Pero en lo que yo denomino la falacia funcionalista, es fácil pasar de la observación de que una institución surge para cumplir una función a la conclusión de que en realidad, en equilibrio, cumple esa función. Aquellos que sucumbían a esta falacia parecían sostener que no había necesidad de que el gobierno interviniera, porque estas instituciones ajenas al mercado “resolverían” la falla del mercado o por lo menos se desempeñarían tan bien como cualquier gobierno. En Arnot y Stiglitz (1991a) demostramos que, por el contrario, las instituciones ajenas al mercado de hecho podían empeorar la situación. La protección que ofrecía la familia podía desplazar el seguro que vendía el mercado, por ejemplo. Las empresas de seguros se darían cuenta de que el asegurado correría menos riesgos, porque había obtenido protección de otros y, en consecuencia, reducirían el monto del seguro que ofrecían. Pero debido a que las instituciones distintas al mercado (la familia) no tenían éxito en eliminar los riesgos, el bienestar podía reducirse. El análisis de Arnott-Stiglitz volvía a resaltar la observación básica que se presentó al final de la última subsección: sólo en circunstancias muy especiales podía demostrarse que los mercados son eficientes. ¿Por qué entonces deberíamos esperar que sea eficiente un equilibrio en el que intervienen los mercados e instituciones ajenas al mercado? Otras aplicaciones del nuevo paradigma De todas las fallas del mercado, los prolongados períodos de subutilización de recursos –especialmente recursos humanos– revisten la mayor importancia. Las consecuencias del desempleo se exacerban a su vez por las imperfecciones del mercado de capitales, lo cual implica que incluso cuando las perspectivas futuras de un individuo desempleado sean buenas, no podrá tomar prestado lo suficiente para mantener su nivel de vida. Anteriormente hicimos referencia a la insatisfacción con las explicaciones keynesianas tradicionales, en especial la falta de microfundamentos. Esta insatisfacción Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 193 dio origen a dos escuelas de pensamiento. Una procuró usar el viejo paradigma del mercado perfecto y dependió en gran medida de modelos de agentes representativos. Aunque la información no era perfecta, las expectativas eran racionales. Pero los modelos de agentes representativos, por construcción, descartaban las asimetrías de información, que son el centro de los problemas macroeconómicos. Si comenzamos con un modelo que parta del supuesto de que los mercados establecen el equilibrio, resulta difícil ver cómo podemos llegar a comprender el desempleo (el fracaso del mercado laboral en cuanto al establecimiento del equilibrio se refiere). La construcción de un modelo macroeconómico que tenga en cuenta las consecuencias de las imperfecciones de la información en los mercados laboral, de productos y de capitales se ha convertido en una de mis mayores preocupaciones durante los últimos quince años. Dada la complejidad de cada uno de estos mercados, la creación de un modelo de equilibrio general –lo suficientemente simple para ser enseñado a estudiantes de posgrado o utilizado por los responsables de formular las políticas– ha resultado no ser una tarea fácil. En el centro de este modelo se encuentra una nueva teoría de la firma, que se fundamenta en la teoría de la información asimétrica. La teoría moderna de la firma, a su vez, descansa sobre tres pilares: la teoría de las finanzas corporativas, la teoría de la gestión de gobierno o gobernanza corporativa y la teoría del diseño organizacional. Teoría de la firma En virtud de la anterior teoría de la información perfecta (Modigliani y Miller, 1958; 1961; véanse también Stiglitz, 1969a; 1974c; 1988d), en ausencia de distorsiones tributarias, daba lo mismo si las empresas obtenían capital a través del endeudamiento o del capital accionario. Sin embargo, la información es el centro de las finanzas. La información necesaria para ejecutar contratos de capital accionario es mayor que la necesaria en el caso de los contratos de deuda (Townsend, 1979; Greenwald y Stiglitz, 1992). Lo más importante es que la disposición a retener (o a vender) acciones transmite información (Leland y Pyle, 1977; Ross, 1977; Stiglitz, 1982c; Greenwald et al., 1984; Myers y Majluf, 1984; Hellman y Stiglitz, 2000; en relación con la verificación empírica, véase, por ejemplo, Asquith y Mullins, 1986) y, por lo tanto, la manera como las empresas obtienen capital sí es importante. En la práctica, las empresas dependen en gran medida del financiamiento mediante endeudamiento (en contraposición al financiamiento mediante capital accionario) (Mayer, 1990), y le dan importancia a la quiebra, que se produce como resultado del incumplimiento de las obligaciones de deuda. Debido al costo que representan las quiebras y a las limitaciones del diseño de los esquemas de incentivos gerenciales, las empresas se muestran reacias al riesgo –siendo el riesgo más que simplemente una correlación con el ciclo de negocios (Greenwald y Stiglitz, 1990a; Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 194 Stiglitz, 1989g). Igualmente, debido a la posibilidad del racionamiento crediticio, no sólo importa el capital neto de la empresa, sino también su estructura de activos, inclusive su liquidez.23 Aunque hay numerosas implicaciones de la teoría de la firma reacia al riesgo que enfrenta racionamiento crediticio, algunas de las cuales se explican en detalle en la siguiente sección, un ejemplo debería bastar para destacar la importancia de estas ideas. En la teoría de la inversión neoclásica tradicional, la inversión depende de la tasa de interés real y de la percepción de la empresa en relación con el rendimiento esperado. No debería importar el flujo de caja ni el capital neto de la empresa. Sin embargo, según los primeros estudios econométricos sobre la inversión de Kuh y Meyer (1957), esto no era cierto. Sin embargo, durante dos décadas estas variables se excluyeron de los análisis econométricos sobre la inversión tras el trabajo de Hall y Jorgenson (1967). Hasta que el trabajo sobre la información asimétrica restituyó la respetabilidad teórica, no fue aceptable introducir variables financieras en las regresiones de inversión. Cuando se aceptó el uso de estas variables se demostró que –especialmente para las pequeñas y medianas empresas– son cruciales (véase en Hubbard, 1998, una reseña de la vasta bibliografía empírica). En la teoría tradicional, las empresas simplemente maximizaban el valor descontado presente esperado de los beneficios (que equivalía al valor de mercado); con la información perfecta, la manera como debía hacerse era sencillamente un problema de ingeniería. Los desacuerdos en relación con lo que la empresa debía hacer eran de poca importancia. En ese contexto, la gestión de gobierno o gobernanza corporativa –cómo se tomaban las decisiones de la empresa– también importaba poco. Pero una vez más, en la realidad la gobernanza corporativa importa mucho. Existen desacuerdos en cuanto a lo que la empresa debe hacer, en parte debido a diferencias de opinión y en parte a diferencias de objetivos (Stiglitz, 1972b; Grossman y Stiglitz, 1977; 1980b). Los gerentes pueden actuar para favorecer sus intereses a expensas de los intereses de los accionistas, y los accionistas mayoritarios pueden favorecer sus intereses a expensas de los accionistas minoritarios. Los propietarios no sólo podrían no supervisar a sus trabajadores y gerentes sino que, debido a las asimetrías de información, por lo general ni siquiera sabrían lo que estas personas, cuya obligación era actuar en su representación, deberían hacer. Berle y Means (1932) ya habían indicado con anterioridad que la separación del control y la propiedad tenía consecuencias importantes para la teoría de la firma, pero no disponíamos de una manera coherente para pensar en las implicaciones hasta que surgió la economía de la información (Jensen y Meckling, 1976; Stiglitz, 1985a). 23 El concepto mismo de liquidez –y la distinción entre falta de liquidez e insolvencia– se basa en asimetrías de información. Si hubiera información perfecta, cualquier empresa con recursos líquidos podría obtener financiamiento y, por ende, no enfrentaría problemas de liquidez. Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 195 Algunos que todavía defendían el punto de vista de que las empresas maximizarían su valor de mercado sostenían que (la amenaza de) las absorciones de empresas garantizarían la competencia en el mercado para los gerentes y, por ende, promoverían la maximización del valor en el mercado bursátil. Si la empresa no estuviera maximizando su valor en el mercado bursátil, entonces pagaría a alguien para que adquiriera la empresa y cambiaría su actuación de manera tal que su valor aumentara. En las primeras etapas de esta discusión planteé interrogantes sobre los aspectos teóricos de la eficacia del mecanismo de absorción de empresas (Stiglitz, 1972b). El grupo de argumentos más convincente fue propuesto luego por Grossman y Hart (1980), quienes señalaron que cualquier accionista pequeño que creyera que con la adquisición aumentaría posteriormente el valor de mercado no estaría dispuesto a vender sus acciones. El trabajo subsiguiente de Shleifer y Vishny (1989) y Edlin y Stiglitz (1995), al que hicimos referencia antes, mostró cómo los gerentes ya establecidos podían tomar medidas para reducir la eficacia de la competencia para la gerencia (es decir, la amenaza de las adquisiciones) aumentando las asimetrías de información. Hasta el momento hemos analizado dos de los tres pilares de la teoría moderna de la empresa: las finanzas corporativas y la gestión de gobierno o gobernanza corporativa. El tercero es el diseño organizacional. En un mundo con información perfecta, el diseño organizacional también es de poca trascendencia. En la práctica, es de interés fundamental para los negocios. Por ejemplo, como ya vimos, un diseño organizacional que tenga unidades alternativas que realicen tareas comparables puede permitir a una empresa recabar información que pueda servir de base para mejores sistemas de incentivos (Nalebuff y Stiglitz, 1983a;b). Sin embargo, existe otro aspecto importante del diseño organizacional. Incluso cuando los individuos tienen buenas intenciones, si la información es limitada se cometen errores. Errar es de humanos. Raaj K. Sah y yo, en una serie de artículos (1985; 1986; 1988a;b; 1991) examinamos las consecuencias de las estructuras alternativas de toma de decisiones y diseño organizacional en relación con los errores organizacionales como, por ejemplo, si los buenos proyectos son rechazados o los malos aceptados. Indicamos que en una serie de circunstancias las estructuras organizacionales poliárquicas descentralizadas ofrecen claras ventajas (véanse también Sah, 1991; Stiglitz, 1989d). Estos artículos apenas están comenzando a generar un conjunto de investigaciones; véanse, por ejemplo, Visser (1998), Bhidé (2001), y Christensen y Knudsen (2002). Macroeconomía Una vez hechas estas observaciones, podemos retomar la importante área de la macroeconomía. El problema macroeconómico fundamental es el desempleo. Los modelos que describí anteriormente explicaban porqué el desempleo podía existir en equilibrio. Sin embargo, la mayor parte de la macroeconomía se ocupa Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 196 de la dinámica, de explicar porqué a veces la economía parece amplificar en lugar de absorber los choques y porqué los efectos de los choques pueden persistir por mucho tiempo. En un trabajo conjunto con Bruce Greenwald y Andy Weiss, demostramos cómo las teorías de la información asimétrica pueden ayudar a ofrecer explicaciones de estos fenómenos (véase un análisis anterior en Greenwald y Stiglitz, 1987a; 1988b; 1993b, Stiglitz, 1988b; 1992a). Son de importancia primordial las imperfecciones de los mercados de capital, es decir, los fenómenos del racionamiento de crédito y de capital accionario que surgen debido a las asimetrías de información. Estas imperfecciones producen el comportamiento reacio al riesgo de las empresas y ocasionan que las empresas y las familias se vean afectadas por restricciones de flujo de efectivo. Las interpretaciones convencionales de la economía keynesiana resaltaban la importancia de las rigideces en materia de salarios y precios, pero no ofrecían una explicación convincente de cómo aparecen estas rigideces. Por ejemplo, algunas teorías habían demostrado la importancia de los costos del ajuste de precios (Akerlof y Yellen, 1985; Mankiw, 1985). Sin embargo, todavía está en discusión porqué las empresas tienden a ajustar las cantidades en lugar de los precios, aun cuando los costos de ajustar las cantidades parecen ser mayores que los de ajustar los precios. La teoría del ajuste de Greenwald-Stiglitz (1989) daba una explicación basada en las imperfecciones de los mercados de capital causadas por las imperfecciones de la información. En resumen, sostenía que los riesgos creados por las imperfecciones de la información son por lo general mayores para los ajustes de precios y salarios que para los ajustes de cantidades. Las empresas reacias al riesgo harían pequeños ajustes a las variables para las que las consecuencias del ajuste fueran más inciertas. Sin embargo, aun cuando los salarios y los precios no eran perfectamente flexibles, tampoco eran perfectamente rígidos y, en efecto, en la Gran Depresión cayeron considerablemente. Habían ocurrido grandes fluctuaciones en períodos anteriores y en otros países, en los que había existido un alto grado de flexibilidad de salarios y precios. En Greenwald y Stiglitz (1987a;b; 1988b;c;d; 1989; 1990b; 1993a;b; 1995) sosteníamos que se necesitaban otras fallas de mercado, en especial las imperfecciones de los mercados de capital y la naturaleza incompleta de los contratos, para explicar los fenómenos macroeconómicos fundamentales observados. En los contratos de deuda, que por lo general no están indexados en función de los cambios de precios, siempre que los precios caían por debajo del nivel esperado (o en los contratos de tasa de interés variable, siempre que las tasas de interés real subían por encima del nivel esperado), se producían transferencias de los deudores a los acreedores. En estas circunstancias, una flexibilidad excesiva de los precios hacia la baja (y no sólo las rigideces en los precios) podía ocasionar problemas. En Fisher (1933) y Stiglitz (1999d) se destacan las consecuencias de las diferencias en la velocidad de ajuste de diferentes precios. Estos (y Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 197 otros) cambios redistributivos tenían importantes efectos reales y no existía manera de protegerse de ellos debido a las imperfecciones de los mercados de capital. Los choques de gran magnitud podían llevar a la quiebra, y con la quiebra (especialmente cuando produce la liquidación o disolución de la empresa) ocurría una pérdida de capital en términos de organización e información.24 Incluso si estos grandes cambios pudieran predecirse, hasta que se resolviera la situación, quedaría perjudicado el acceso de la empresa al crédito y por una buena razón. Además, si no está claramente establecido quiénes son los propietarios, aquellos que controlan la empresa por lo general no tendrían incentivos para maximizar el valor de la misma. Incluso cuando los choques no eran lo suficientemente grandes para provocar la quiebra, afectaban la capacidad y la disposición de la empresa para correr riesgos. Puesto que toda producción conlleva riesgos, los choques afectan la oferta agregada, así como también la demanda de inversión. Debido a que el capital neto de la empresa sólo se restablecería con el tiempo, los efectos de un choque persistían. En el mismo orden de ideas, había efectos de histéresis en relación con las políticas: un aumento de las tasas de interés que redujera el capital neto de una empresa tenía efectos adversos incluso después de que se redujeran las tasas de interés. Las empresas que estaban en quiebra con altas tasas de interés permanecían así. Si a las empresas se les racionaba el crédito, entonces las reducciones de liquidez podían tener efectos especialmente marcados (Stiglitz y Weiss, 1992). Todos los aspectos del comportamiento macroeconómico se ven afectados: las teorías ayudaban a explicar, por ejemplo, el comportamiento cíclico aparentemente anómalo de los inventarios (los movimientos procíclicos en los inventarios, contrariamente a la idea de la facilitación de la producción, son consecuencia de limitaciones de efectivo y del elevado precio sombra del dinero que se produce en las recesiones), o de la fijación de precios (en las recesiones, cuando el “precio sombra” del capital es elevado, las empresas no consideran rentable invertir en la adquisición de nuevos clientes mediante la reducción de precios). En resumen, nuestro análisis resaltó los efectos que pueden tener los choques del lado de la oferta, las interrelaciones entre los efectos del lado de la oferta y los del lado de la demanda, y la importancia de las finanzas en la propagación de las fluctuaciones. 24 En las teorías económicas tradicionales, la quiebra desempeñaba un papel limitado, en parte debido a que el control (quien tomaba las decisiones) no importaba y, por ende, el cambio de control que resultaba de la quiebra tenía poca importancia, y en parte debido a que con información perfecta habría pocas razones para que los prestamistas prestaran a alguien, en lugar de aumentar los fondos a través del capital accionario (especialmente si había grandes probabilidades de quiebra y elevados costos resultantes de la misma). Véase en Hart (1995) un agudo análisis sobre los derechos de control. Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 198 Anteriormente describí cómo el paradigma de la información explicaba el racionamiento crediticio. Una segunda línea importante en nuestra investigación macroeconómica analizaba el vínculo entre el racionamiento crediticio y la actividad macroeconómica (Blinder y Stiglitz, 1983), explicaba el papel de los bancos como empresas reacias al riesgo, como instituciones de información ocupadas en la selección y la supervisión, a la hora de determinar la oferta crediticia (Greenwald y Stiglitz, 1990b; 1991; 2002; Stiglitz y Weiss, 1990), describía los impactos macroeconómicos de los cambios en la reglamentación financiera, y analizaba las implicaciones para la política monetaria en una serie de regímenes, incluida la dolarización (Stiglitz, 2001d). Estos estudios diferían en muchos sentidos de las teorías tradicionales, tales como las que se basaban en la demanda de dinero en las transacciones, cuyos microfundamentos quedaban cada vez más desacreditados a medida que el dinero se convertía de manera más generalizada en un instrumento que devengaba intereses (la tasa de interés no era el costo de oportunidad de conservar el dinero) y a medida que el crédito, y no el dinero, se utilizaba cada vez más en las transacciones. También explicamos la importancia de los vínculos crediticios (por ejemplo, no sólo entre los bancos y las empresas, sino entre las empresas mismas) y su papel en la transmisión de los choques en toda la economía. Un amplio trabajo empírico ha permitido verificar posteriormente la importancia de las restricciones crediticias para la actividad macroeconómica, especialmente la inversión (véanse Kuh y Meyer, 1957; Calomiris y Hubbard, 1990; Hubbard, 1990). Crecimiento y desarrollo 25 Aunque la mayor parte del análisis macroeconómico se centraba en examinar las implicaciones de las imperfecciones de los mercados crediticios en relación con las fluctuaciones cíclicas, otra línea de nuestro programa de investigación trataba sobre el crecimiento. Desde hacía mucho tiempo se había reconocido la importancia de los mercados de capitales para el crecimiento; sin mercados de capitales las empresas tienen que depender de las utilidades no distribuidas. Pero la manera como las empresas obtienen capital es importante para su crecimiento. En especial, “el racionamiento del capital accionario” –especialmente importante en los países en desarrollo, donde los problemas relacionados con la información son aún mayores– afecta de manera adversa la disposición de las empresas a invertir y asumir riesgos y, por consiguiente, ralentiza el crecimiento. Los cambios en la política económica que permiten a las empresas correr más riesgos (por 25 Véanse análisis sobre el crecimiento en Greenwald et al. (1990) y Stiglitz (1990; 1992c; 1994a;b). El tema del desarrollo se analiza en Stiglitz (1985b; 1986a; 1988a; 1989b;e;h; 1991a; 1993; 1995; 1996; 1997a;b; 1998b; 1999b;c; 2000c; 2001a;b), Sah y Stiglitz (1989a;b), Hoff y Stiglitz (1990; 1998; 2001), Stern y Stiglitz (1997), y Stiglitz y Yusuf (2000). Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 199 ejemplo, mediante la reducción de la magnitud de las fluctuaciones macroeconómicas) o que mejoran la base accionaria de las empresas (por ejemplo, mediante la supresión de las tasas de interés, lo cual se traduce en que las empresas obtengan mayores beneficios) intensifican el crecimiento económico. Por el contrario, las políticas tales como las relacionadas con la intervención del FMI, en el marco de las cuales se aumentan las tasas de interés a niveles sumamente elevados, desincentivan el uso del endeudamiento y, por ende, obligan a las empresas a depender más de las utilidades no distribuidas. Los problemas que suponen un desafío mayor para el crecimiento se encuentran en el desarrollo económico. Comúnmente, las fallas de mercado son más predominantes en los países menos desarrollados, y estas fallas de mercado con frecuencia están vinculadas a problemas de la información, los mismos problemas que inspiraron gran parte de la investigación que se describe en esta disertación (véanse Stiglitz, 1985b; 1986a; 1988a; 1989e;h; 1991a; 1997a; Braverman et al., 1993). Aunque estas perspectivas ayudan a explicar los fracasos de las políticas que parten del supuesto de que existen mercados perfectos o que funcionan bien, también dirigen la atención hacia las políticas que podrían corregir o reducir las consecuencias de las imperfecciones de la información (World Bank, 1999). Uno de los determinantes más importantes del ritmo del crecimiento es la adquisición del conocimiento. En el caso de los países desarrollados, para adquirir conocimientos es necesario invertir en investigación; en el caso de los países menos desarrollados, se requieren esfuerzos dirigidos a cerrar la brecha del conocimiento entre ellos y los países más desarrollados. El conocimiento es, por supuesto, una forma particular de información, y muchos de los asuntos que son fundamentales para la economía de la información también lo son para comprender la investigación, tales como los problemas de la capacidad de apropiación, los costos fijos relacionados con las inversiones en investigación (que dan lugar a imperfecciones en la competencia) y la naturaleza de bien público de la información. Era entonces comprensible que yo examinara las implicaciones en una serie de artículos que analizaban, tanto el equilibrio en la industria de la investigación como las consecuencias para el crecimiento económico.26 Aunque es imposible resumir brevemente los resultados, cabe destacar una conclusión: el modelo competitivo convencional no describe bien las economías de mercado en las que la investigación y la innovación desempeñan un papel importante, y el equilibrio de mercado, sin intervención del gobierno, no es en general eficiente. 26 Hubo, por supuesto, varios precursores de lo que se ha denominado la teoría del crecimiento endógeno. Véanse, en particular, la colección de ensayos en Shell (1967) y Atkinson y Stiglitz (1969). Véanse trabajos posteriores, particularmente en Dasgupta y Stiglitz (1980a;b; 1981; 1988), Dasgupta et al. (1982) y Stiglitz (1987c;d; 1990). Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 200 Teoría de la tributación 27 Una de las funciones del gobierno es redistribuir el ingreso. Incluso si no deseara activamente redistribuir, el gobierno debe obtener ingresos para financiar los bienes públicos, y existe el interés de que los ingresos se obtengan de manera equitativa, por ejemplo, que aquellos que están en mejores condiciones de contribuir así lo hagan. Pero el gobierno tiene un problema para identificar a estos individuos, al igual que, por ejemplo, para un monopolista puede ser difícil identificar a aquellos que están dispuestos a pagar más por su producto. Es importante resaltar que pueden aplicarse en este caso los mecanismos de autoselección para la revelación de información que Rothschild y yo estudiamos en nuestro modelo competitivo de seguros y que examiné en mi disertación sobre el monopolio discriminatorio. (El problema que se le presenta al gobierno a la hora de maximizar el “beneficio” social, es decir, el bienestar, condicionado por las restricciones de información, es muy similar al que se le presenta al monopolista a la hora de maximizar el beneficio privado condicionado por las restricciones de información. Por esta razón, el trabajo de Mirrlees sobre tributación óptima, 1971, aunque no está expresado en los términos de la teoría de la información, fue un precursor importante de la investigación que se describe aquí.) Entonces, la pregunta fundamental que debe plantearse para diseñar un sistema tributario es qué es observable. En las teorías anteriores, en las que la información era perfecta, las redistribuciones y los impuestos globales tenían sentido. Si la habilidad no puede observarse directamente, el gobierno tenía que depender de otros elementos observables –como los ingresos– para hacer inferencias; pero, como en todos esos tipos de modelos, los participantes en el mercado cuando se dan cuenta de que están haciéndose inferencias modifican su comportamiento. En Mirrlees (1971) sólo el ingreso se consideraba observable. Sin embargo, en circunstancias diferentes, podría disponerse de más o de menos información. Sería posible observar las horas trabajadas, en cuyo caso los salarios serían observables. Sería posible observar la cantidad de cada bien que adquiera un individuo o sólo la cantidad agregada de bienes producidos. Para cada estructura de información existe una estructura tributaria Pareto eficiente, es decir, una estructura tributaria tal que no es posible hacer que un grupo esté en mejores condiciones sin hacer que algún otro grupo esté en una posición peor. La elección entre estas estructuras tributarias depende de la función del 27 El análisis de esta sección se basa en Mirrlees (1971; 1975a), Atkinson y Stiglitz (1976), Stiglitz (1982e; 1987f), Arnott y Stiglitz (1986), y Brito et al. (1990; 1991; 1995). Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 201 bienestar social, incluidas las actitudes hacia la desigualdad.28 Aunque éste no es el momento de proporcionar una descripción completa de los resultados, vale la pena destacar dos de ellos: lo que se había creído que eran estructuras de tributación óptima sobre bienes (Ramsey, 1927) resultaron ser parte de un sistema tributario Pareto eficiente sólo en condiciones sumamente restringidas, por ejemplo, que no se gravara impuesto sobre la renta (véanse Atkinson y Stiglitz, 1976; Sah y Stiglitz, 1992; Stiglitz, 1998a). Por otra parte, se demostró que en un caso de referencia central no resultaba óptimo gravar los ingresos por concepto de intereses. Teoría de la reglamentación y la privatización El gobierno enfrenta los problemas que plantean las asimetrías de la información, tanto en materia de reglamentación como de tributación. Durante el último cuarto de siglo se ha escrito una bibliografía muy amplia que hace uso de los mecanismos de autoselección (véanse, por ejemplo, Sappington y Stiglitz, 1987a; Laffont y Tirole, 1993) y que permite disponer de sistemas de reglamentación mucho mejores y más eficaces que los que habían existido anteriormente. Un ejemplo de un sector en el que la reglamentación gubernamental es de particular importancia es la banca. Antes indicamos que los problemas de la información ocupan un lugar central en los mercados crediticios y, por lo tanto, no es sorprendente que en esos mercados las fallas de mercado sean más predominantes y que el papel del gobierno sea más importante (Stiglitz, 1994d). El diseño del sistema reglamentario debe tomar en cuenta de manera explícita las limitaciones de información (véanse, por ejemplo, Hellman et al., 2000; Honahan y Stiglitz, 2001; Stiglitz 2001c; Greenwald y Stiglitz, 2002). La década de los ochenta fue testigo de un intenso movimiento a favor de la privatización de las empresas estatales, incluso en áreas en las que existía un monopolio natural, en cuyo caso la propiedad gubernamental sería sustituida por reglamentación gubernamental. Aunque era evidente que con frecuencia había problemas con la propiedad gubernamental, las teorías de la información imperfecta también pusieron en evidencia que incluso los sistemas reglamentarios mejor diseñados funcionarían de manera imperfecta. Naturalmente, esto planteó el interrogante de en qué circunstancias podíamos estar seguros de que la privatización mejoraría el bienestar económico. Como había subrayado Simon (1991), ganador del Premio 28 En ese sentido, el trabajo de Mirrlees confundió las dos etapas del análisis. Mirrlees describió el punto en la frontera de Pareto que escogería un gobierno con una función de bienestar social utilitaria. Sin embargo, algunas de las propiedades fundamentales, por ejemplo, la tasa impositiva marginal cero en la parte superior, eran características de cualquier estructura tributaria Pareto eficiente, aunque esa propiedad particular no era sólida, es decir, dependía fuertemente del supuesto de Mirrlees de que los salarios relativos entre individuos con habilidades diferentes eran fijos (véase Stiglitz, 2002a). Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 202 Nobel en 1978, tanto el sector público como el privado enfrentan problemas de información y de incentivos; no existía ningún argumento teórico convincente que permitiera asegurar que las grandes organizaciones privadas resolverían estos problemas de incentivos mejor que las organizaciones públicas. En mi investigación con Sappington (1987b) demostramos que las condiciones en las que la privatización incrementaría necesariamente el bienestar eran extremadamente restrictivas, muy parecidas a aquellas en las que los mercados competitivos darían resultados Pareto eficientes (véase en Stiglitz, 1991b; 1994c, una explicación detallada y las aplicaciones). Algunos debates en materia de políticas Las perspectivas que ofrece el nuevo paradigma de la información no sólo dieron forma a los enfoques teóricos en materia de políticas, sino que también en innumerables aspectos concretos llevaron a posturas respecto de las políticas marcadamente diferentes de las que se aferraban al viejo paradigma. Quizá de mayor importancia fueron las controversias relativas a las estrategias de desarrollo, en las cuales las políticas del Consenso de Washington, basadas en el fundamentalismo del mercado –la visión simplista de los mercados competitivos con información perfecta, inapropiada incluso para los países desarrollados, pero especialmente inapropiada para los países en desarrollo–, habían prevalecido desde comienzos de la década de los ochenta en las instituciones económicas internacionales. En otras publicaciones he documentado las fallas de estas políticas en el desarrollo (Stiglitz, 1999c), en el manejo de la transición del comunismo a la economía de mercado (véanse, por ejemplo, Hussein et al., 2000; Stiglitz, 2000a; 2001e) y en el manejo y la prevención de crisis (Stiglitz, 2000b). Las ideas tienen importancia, y no resulta sorprendente que las políticas basadas en los modelos que se alejan tanto de la realidad como las del Consenso de Washington llevaron tan frecuentemente al fracaso. Esta observación se hizo palpable quizá con más fuerza como resultado del manejo de la crisis del Este asiático que comenzó en Tailandia el 2 de julio de 1997. Aunque he escrito ampliamente sobre las numerosas dimensiones de las respuestas fallidas (Furman y Stiglitz, 1998; Stiglitz, 1999e), en esta oportunidad deseo destacar el estrecho vínculo entre estos fracasos y las teorías presentadas aquí. Nuestra investigación había resaltado la importancia de mantener la oferta crediticia, así como los riesgos de quiebra (especialmente cuando la quiebra es mal manejada). Las políticas mal diseñadas podrían llevar a una reducción innecesariamente grande de disponibilidad de crédito y a un gran aumento innecesario de situaciones de quiebra; ambas consecuencias producen agudos efectos adversos en la oferta agregada, lo que exacerba la contracción de la actividad económica. Pero esto es precisamente lo que hizo el FMI: al aumentar las tasas de interés a niveles Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 203 extremadamente elevados en países donde las empresas ya estaban sumamente endeudadas en relación con su capital propio, forzó la quiebra en gran escala, las economías se desplomaron en una profunda recesión y se ahuyentaron los capitales. Por consiguiente, las políticas fracasaron incluso en su propósito establecido, que era estabilizar la tasa de cambio. Se produjeron fuertes efectos de histéresis como resultado de estas políticas: cuando las tasas de interés se redujeron posteriormente, las empresas que habían sido obligadas a ir a la quiebra siguieron quebradas, mientras que aquellas cuyo capital neto se había agotado no experimentaron una recuperación inmediata. Había otras políticas disponibles como, por ejemplo, moratoria de la deuda seguida de reestructuración financiera corporativa; aunque estas políticas podrían no haber evitado la contracción de la actividad económica, la habrían hecho más breve y superficial. Malasia, cuyas políticas económicas se ajustaron mucho más de cerca a las que nuestras teorías habrían recomendado, no sólo se recuperó más rápidamente, sino que quedó con una deuda menor como obstáculo para su crecimiento futuro que la deuda de su país vecino Tailandia, que se apegó más a la recomendación del FMI (véanse en Miller y Stiglitz, 1999, y Stiglitz, 2000e, varios análisis de la reforma que motivaron estas experiencias en relación con la quiebra). En otro frente, la transición del comunismo a una economía de mercado representa uno de los experimentos económicos más importantes de todos los tiempos, y el fracaso (hasta los momentos) en Rusia y los éxitos en China arrojan considerable luz sobre muchos de los asuntos que he venido examinando. Resulta difícil comprender toda la dimensión del fracaso de Rusia. El comunismo, con su planificación central (que requiere mayor capacidad de recopilación, procesamiento y difusión de información de lo que podría manejarse con cualquier tecnología), su falta de incentivos y su sistema plagado de distorsiones, se percibía como sumamente ineficiente. Se suponía que el movimiento hacia un mercado traería enormes aumentos de ingresos. Pero, por el contrario, los ingresos se desplomaron, reducción que fue confirmada no sólo por las estadísticas del PIB y las encuestas a las familias, sino también por los indicadores sociales. Las cifras de la pobreza se dispararon de 2 por ciento a más de 40 por ciento, dependiendo de la medida empleada. Aunque estas fallas tenían múltiples dimensiones, cabe destacar una de ellas: la estrategia de la privatización, que prestaba poca atención a los asuntos de la gobernanza corporativa que resaltamos anteriormente. El trabajo empírico (Stiglitz, 2001e) confirma que los países que privatizaron rápidamente, pero que carecían de una “buena” gobernanza corporativa no crecieron más rápidamente. En lugar de proporcionar una base para la creación de riqueza, la privatización condujo a la liquidación de activos y destrucción de riqueza (Hussein et al., 2000; Stiglitz, 2000a). Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 204 Más allá de la economía de la información Hemos visto cómo el paradigma competitivo que dominó el pensamiento económico durante dos siglos no era sólido, no explicaba fenómenos económicos fundamentales y condujo a recetas de política desacertadas. Sin embargo, la investigación que se ha realizado durante los últimos treinta años sobre la economía de la información y que he descrito en este artículo se ha centrado sólo en un aspecto de mi insatisfacción con el paradigma. No es fácil cambiar cosmovisiones y me pareció que la manera más eficaz de atacar el paradigma era mantenerme en la medida de lo posible dentro del marco convencional. Sólo modifiqué un supuesto –el supuesto relacionado con la información perfecta– y de maneras que me parecían bastante aceptables. La teoría adolecía de otras deficiencias, algunas de las cuales estaban muy vinculadas. La teoría convencional partía del supuesto de que la tecnología y las preferencias eran fijas. Pero los cambios tecnológicos, la investigación y el desarrollo, son parte fundamental del capitalismo. La nueva economía de la información –ampliada para incorporar los cambios del conocimiento– por fin comenzó a abordar de manera sistemática estos fundamentos de una economía de mercado. A medida que reflexionaba sobre los problemas del desarrollo, de modo similar me convencía cada vez más de lo inapropiado del supuesto de las preferencias fijas y de la importancia de insertar el análisis económico en un contexto social y político más amplio. He criticado las estrategias de desarrollo del Consenso de Washington, en parte alegando que sólo percibían el desarrollo como el aumento del capital existente y la reducción de las distorsiones económicas. Pero el desarrollo representa una transformación de la sociedad mucho más fundamental, que incluye un cambio de las “preferencias” y actitudes, la aceptación del cambio y el abandono de numerosas maneras de pensar tradicionales (Stiglitz, 1995; 1999c). Esta perspectiva tiene profundas implicaciones en materia de políticas. Por ejemplo, algunas políticas son más propicias para producir una transformación del desarrollo. Muchas de las políticas del FMI –inclusive la manera como interactuaba con los gobiernos, condicionando los préstamos– resultaban contraproducentes. En los años en que desempeñé funciones en el Banco Mundial ocurrió un cambio esencial en la estrategia de desarrollo, que adoptaba este enfoque más amplio con respecto al desarrollo. En contraposición, las políticas que han ignorado las consecuencias sociales frecuentemente han sido desastrosas. Las políticas del FMI en Indonesia, que contemplaban la eliminación de los subsidios para los alimentos y el combustible que favorecían a los más pobres, cuando el país estaba hundiéndose en la depresión, como era de esperar, provocaron disturbios. Todavía se sienten las consecuencias económicas de estas políticas. Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 205 En cierta manera, a medida que perfeccionaba estas perspectivas, estaba retomando un tema que había planteado hacía 30 años, durante mi trabajo sobre la teoría de los salarios de eficiencia en Kenia. En ese trabajo sostuve que los factores psicológicos –la moral, que refleja el sentimiento de que uno está recibiendo un salario justo– podían afectar los esfuerzos; esto constituye otra razón, y en algunos casos más persuasiva, para la teoría del salario de eficiencia. Resulta curioso cómo los economistas han ignorado casi deliberadamente factores que no sólo son el centro de la vida cotidiana, sino incluso de la educación en administración de empresas. Sin duda, si los mercados fueran eficientes, no se prestaría tanta atención a tales asuntos, a aspectos relacionados con la cultura corporativa y las recompensas intrínsecas, salvo que fueran de cierta importancia considerable. Y si estos asuntos revisten importancia en una empresa, son igualmente importantes en una sociedad. Por último, he llegado a convencerme de que la dinámica del cambio no puede ser bien descrita por los modelos de equilibrio que durante mucho tiempo se han encontrado en el centro del análisis económico. La economía de la información nos ha alertado con respecto al hecho de que la historia sí importa; existen efectos de histéresis importantes. Los eventos aleatorios –la Peste Negra, para tomar un ejemplo extremo– tienen consecuencias que son irreversibles. La dinámica puede describirse mejor mediante modelos y procesos evolutivos que mediante procesos de equilibrio. Y aunque puede ser difícil describir completamente estos procesos evolutivos, algo ya está claro: no existe ninguna razón para creer que son, en ningún sentido general, “óptimos”. (Analicé estos temas brevemente en Stiglitz, 1975b; 1992e; 1994c; Sah y Stiglitz, 1991; algunos de los problemas están relacionados con las imperfecciones del mercado de capitales). Muchos de los mismos temas que surgieron de nuestro trabajo más simple sobre la economía de la información son aplicables aquí. Por ejemplo, en los modelos de la teoría de la información que examinamos antes demostramos que podían presentarse fácilmente múltiples equilibrios (algunos de los cuales tenían un predominio de Pareto sobre otros). Éste también es el caso aquí (Stiglitz, 1995). Esto a su vez tiene varias consecuencias importantes, más allá de la observación ya hecha de que la historia sí importa. En primer lugar, significa que no puede predecirse dónde se encontrará la economía simplemente conociendo las preferencias, la tecnología y los recursos iniciales. Puede haber un alto nivel de indeterminación (véase, por ejemplo, Stiglitz, 1973c). En segundo lugar, como en los modelos ecológicos de Darwin, el principal determinante de nuestro propio ambiente es el comportamiento de los demás, y este comportamiento puede depender a su vez de sus creencias sobre el comportamiento de otros (Hoff y Stiglitz, 2001). En tercer lugar, la intervención del gobierno a veces puede llevar la economía de un equilibrio a otro y, una vez que lo ha hecho, podrían no ser necesarias más intervenciones. Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 206 La economía política de la información La información afecta los procesos políticos al igual que los económicos. En primer lugar, ya destacamos las consecuencias distributivas de la divulgación de información. Por lo tanto, no es sorprendente que las “reglas del juego de la información”, tanto para la economía como para los procesos políticos, puedan ser tema de intenso debate político. Estados Unidos y el FMI sostenían enérgicamente que la falta de transparencia fue la causa de la crisis financiera de 1997 y afirmaban que los países del Este asiático tenían que volverse más transparentes. Podría considerarse que la atención que prestaban el FMI y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos a los datos cuantitativos sobre los préstamos y los flujos de capital demostraba lo inapropiado del paradigma competitivo (según el cual los precios transmiten toda la información relevante). Sin embargo, la manera más adecuada de analizar el debate era política; este punto se hizo evidente cuando se advirtió que la divulgación parcial sólo podía ser de valor limitado. En efecto, posiblemente podía ser contraproducente, puesto que se induciría a que el capital se moviera a través de canales que supusieran menos divulgación, canales como centros bancarios extraterritoriales, que no estaban tan bien regulados. Cuando las exigencias de transparencia traspasaron las fronteras del Este asiático para llegar a los centros bancarios extraterritoriales y los fondos de protección en Occidente, repentinamente los partidarios de una mayor transparencia ya no estaban tan cautivados y comenzaron a alabar las ventajas del secreto parcial a la hora de mejorar los incentivos para recabar información. Estados Unidos y el Departamento del Tesoro se opusieron entonces a la iniciativa de la OCDE orientada a la lucha contra el lavado de dinero a través de una mayor transparencia de los centros bancarios extraterritoriales –estas instituciones servían a intereses políticos y económicos particulares–, hasta que se hizo evidente que los terroristas podrían estar usándolos para ayudar a financiar sus operaciones. En ese momento se modificó el equilibrio de los intereses estadounidenses y el Departamento del Tesoro modificó su posición. Los procesos políticos implican inevitablemente asimetrías de información (véase un análisis más amplio en Moynihan, 1998; Stiglitz, 2002b): se supone que nuestros líderes políticos saben más sobre las amenazas a la defensa, sobre nuestra situación económica, etc., que los ciudadanos comunes. Se ha delegado la responsabilidad del proceso cotidiano de toma de decisiones, exactamente como ocurre en una empresa. El problema es proporcionar incentivos a aquellos en quienes se delega la toma de decisiones para que actúen en nombre de las personas a quienes deben servir, lo que constituye el problema convencional del mandante y el mandatario, del principal y el agente. La democracia –la posibilidad de hacer oposición en los procesos políticos– permite controlar los abusos de poder que pueden derivarse de la delegación de responsabilidades, exactamente Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 207 como ocurre en los procesos económicos. Pero al igual que reconocemos que el mecanismo de absorción de una empresa establece un control imperfecto de la gerencia, del mismo modo debemos reconocer que el proceso electoral establece un control imperfecto de los políticos. Al igual que en la teoría de la firma los gerentes que se encuentran en funciones tienen un incentivo para aumentar las asimetrías de la información a fin de incrementar el poder de mercado, lo mismo ocurre en la vida pública. Y así como las exigencias de divulgación –mayor transparencia– pueden afectar la eficacia del mecanismo de absorción de una empresa y la calidad general de la gobernanza corporativa, del mismo modo estos factores pueden afectar la posibilidad de hacer oposición política y la calidad de la gobernanza pública. En el contexto de los procesos políticos, donde las opciones de “salida” son limitadas, es necesario preocuparse especialmente por los abusos. Si una empresa es mal manejada –si los gerentes tratan de enriquecerse a expensas de los accionistas y clientes y se reafirman en contra de la competencia–, el daño es limitado: los clientes, por lo menos, pueden cambiarse. Pero en los procesos políticos no es tan fácil cambiarse. Si todos los individuos fueran tan egoístas como los economistas los han representado tradicionalmente en sus modelos, la situación sería en efecto sombría, puesto que –como lo he dicho en otras oportunidades– el cuidado de los bienes públicos es en sí un bien público. Pero existen abundantes evidencias de que el modelo del individuo que tradicionalmente han construido los economistas es demasiado restringido y que, en efecto, las retribuciones intrínsecas, por ejemplo, del servicio público, pueden ser incluso más eficaces que las retribuciones extrínsecas, por ejemplo, la compensación monetaria (lo que no equivale a decir que la compensación no tenga importancia). Este espíritu de servicio público (incluso mezclado con un mínimo de interés propio) se manifiesta en una diversidad de organizaciones de la sociedad civil, en las cuales los individuos trabajan juntos y de manera voluntaria para favorecer su percepción de los intereses colectivos. Aquellos que están en el gobierno tienen fuertes incentivos para reducir la transparencia. La mayor transparencia reduce el alcance de su acción: no sólo expone los errores, sino también la corrupción (“el sol es el mejor antiséptico”). Los funcionarios gubernamentales pueden tratar de incrementar su poder con argumentos engañosos a favor del secreto para luego decir de hecho, a fin de justificar su comportamiento de otro modo inexplicable o interesado, “confíen en mí… Si ustedes supieran lo que yo sé”. Existe otra razón fundamental para el secreto, desde el punto de vista de los políticos: el secreto es una escasez de información creada artificialmente y, como la mayoría de estos tipos de escasez, da origen a rentas que en algunos países son apropiadas a través de la corrupción abierta (venta de información). En otros Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 208 contextos, estas rentas pasan a formar parte de un “intercambio de regalos”, como cuando los reporteros intercambian “cortinas de humo” y cobertura distorsionada a cambio de un acceso privilegiado a la información. Yo estuve en la desafortunada posición de ver este proceso en funcionamiento, y opera con bastante eficacia. Sin información imparcial la eficacia del control que puede ejercer la ciudadanía es limitada; sin buena información, puede resultar socavada la posibilidad de hacer oposición en los procesos políticos. Una de las lecciones de la economía de la información es que estos problemas no pueden resolverse plenamente, pero que las leyes y las instituciones sin duda pueden mejorar la situación. Por ejemplo, las leyes que contemplan el derecho a saber y que exigen mayor transparencia han sido parte de la gestión de gobierno en Suecia desde hace ya 200 años; asimismo se han convertido en un control importante, aunque imperfecto, para evitar los abusos del gobierno en Estados Unidos durante el último cuarto de siglo. En los últimos cinco años ha habido una creciente aceptación internacional de estas leyes; en Tailandia, por ejemplo, estas leyes se han incluido en su nueva Constitución. Lamentablemente, estos principios de transparencia todavía deben ser respaldados por las instituciones económicas internacionales. Observaciones finales En este artículo he descrito el reemplazo de un paradigma por otro. Las deficiencias del paradigma neoclásico –las predicciones fallidas, los fenómenos que se dejaron inexplicados– hicieron inevitable su cuestionamiento. Sin embargo, podríamos preguntarnos cómo se explica que este paradigma se haya mantenido durante tanto tiempo. A pesar de sus deficiencias, el paradigma competitivo ofrecía explicaciones a muchos fenómenos económicos. Existen algunos mercados en los que los aspectos que hemos analizado no son importantes –el mercado del trigo o del maíz–, aunque incluso en ellos las intervenciones predominantes del gobierno hacen que el paradigma competitivo reinante sea de poca relevancia. Las fuerzas subyacentes de la oferta y la demanda son todavía importantes, aunque en el nuevo paradigma se convierten sólo en parte del análisis, no constituyen todo el análisis. Pero no podemos ignorar la posibilidad de que la supervivencia del paradigma se haya debido en parte a la creencia en el mismo y las recetas de política que se derivaron de él han servido a ciertos intereses. Como científico social he tratado de seguir el análisis a dondequiera que pudiera llevarme. Mis colegas y yo sabemos que nuestras ideas pueden ser usadas, pero también que de ellas puede abusarse o que pueden ser ignoradas. Comprender las fuerzas complejas que determinan nuestra economía es ya de por sí valioso; existe una curiosidad innata sobre la manera como funciona este sistema. Pero, como dijo Shakespeare, el mundo es un escenario, y todos los hombres y mujeres Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 209 son meros actores. Cada uno de nosotros a su manera, aunque sólo sea como votante, es un actor en este gran drama. Y todo lo que hacemos se ve afectado por nuestras percepciones de cómo funciona este complejo sistema. Me dediqué a la economía con la esperanza de que me permitiera hacer algo con respecto al desempleo, la pobreza y la discriminación. Como investigador económico he sido lo suficientemente afortunado para que se me ocurrieran algunas ideas que creo nos permiten comprender mejor estos fenómenos. Como educador he tenido la oportunidad de reducir algunas de las asimetrías de información –especialmente en relación con lo que el nuevo paradigma de la información y otros descubrimientos en la ciencia económica moderna tienen que decir sobre estos fenómenos–, y de haber enseñado a algunos estudiantes excelentes que han hecho avanzar el programa de investigación. Como individuo no me he conformado, sin embargo, con dejar que otros lleven estas ideas a la práctica. He tenido la fortuna de poder hacerlo yo mismo, como funcionario público, tanto en el gobierno de Estados Unidos como en el Banco Mundial. Tenemos la fortuna de vivir en sistemas democráticos, en los que los individuos pueden luchar por su percepción de cómo podría ser un mundo mejor. Como académicos tenemos la fortuna de estar aún más protegidos por nuestra libertad académica. Con la libertad viene la responsabilidad: la responsabilidad de usar esa libertad para hacer lo que esté a nuestro alcance para garantizar que en el futuro el mundo no sólo disfrute de mayor prosperidad económica, sino también de más justicia social. Traducción: Gladys Sanz Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001 210 Referencias bibliográficas ADAMS, W.J., y YELLEN, J.L. (1976): “Commodity Bundling and the Burden of Monopoly”, Quarterly Journal of Economics, vol. 90, n∞ 3, pp. 475-98, agosto. AKERLOF, G.A. (1970): “The Market for ‘Lemons’: Quality Uncertainty and the Market Mechanism”, Quarterly Journal of Economics, vol. 84, n∞ 3, pp. 488-500, agosto. AKERLOF, G.A. y YELLEN, J.L. 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Entonces comienza la escogencia de los ponentes, panelistas y directores de las sesiones de trabajo, los cuales siempre ocupan posiciones cimeras en las mejores universidades, centros de investigación y organismos financieros y que participarán y guiarán los debates entre los participantes. El del presente año llevó por título “Reconsiderando las Políticas de Estabilización”. * Asesor de la Presidencia del BCV. Correo electrónico: aunanue@bcv.org.ve 1 Con autorización de su autor, se presentará aquí una traducción del discurso que pronunció el presidente de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal, Alan Greenspan, en el simposio auspiciado por el Banco de la Reserva Federal de Kansas City (Jackson Hole, Wyoming, 30 de agosto de 2002). Discurso de A. Greenspan en la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal 232 Este simposio es, sin exageración, el más importante evento económico que se celebra en la actualidad, el cual, además, recibe una amplia cobertura por las revistas económicas y medios especializados. Es ya una tradición que la inauguración del simposio esté a cargo del Presidente de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal y Allan Greenspan ha venido cumpliendo rigurosamente esa misión. Como es usual, su presentación es esperada con mucha expectación y, a diferencia de las ponencias oficiales, que los participantes disponen con antelación, su discurso sólo se hace público una vez que lo pronuncia. Tampoco es objeto de debate. Al momento de enjuiciar el contenido de la presentación del doctor Greenspan en esta oportunidad, es necesario tomar en cuenta algunos elementos importantes que la condicionaban. En primer lugar, la temática del simposio era un reto per se al carácter y efectividad, principalmente de la política monetaria en los países desarrollados, lo que después se evidenciaría en las sesiones de trabajo, donde la pobre evolución de las economías de Estados Unidos y Japón prácticamente coparon toda la atención. No era posible obviar, en consecuencia, la acentuación del ambiente de crítica –sobre todo entre los académicos de tendencias más liberales– ante el hecho de que la mayor economía del mundo no acababa de superar la fase recesiva del ciclo. Tampoco es ajeno que el mandato del doctor Greenspan está por concluir –ya se manejan encuestas nominando eventuales sustitutos y sus probabilidades de acceder al cargo, cubriendo todo el espectro de las ideologías en competencia– y que su enorme ego le obligaba a racionalizar explicaciones acerca de su actual pasividad, sobre todo cuando polarizó en su actuación pasada, más allá de lo que una razonable modestia hubiera aconsejado, los éxitos de la gran expansión norteamericana de los noventa. En esta oportunidad la cobertura sobrepasó las expectativas, por el hecho de que Greenspan exageró las justificaciones. Baste citar tres comentarios de orígenes bien distantes. Paul Krugman señaló que la declaración sirvió para confirmarle que el FED sólo es capaz de responder a la creciente debilidad económica con excusas en lugar de acciones. The Economist, con su conocida causticidad (que incluyó una caricatura del personaje con la nariz de Pinocho), afirmó que Greenspan había utilizado la oportunidad del simposio para hacer la más completa defensa en contra de los cargos de que debía haber aumentado las tasas de interés a finales de los noventa para amortiguar el repunte del mercado accionario. Goldman Sachs calificó el discurso como defensivo, obviando las propias contribuciones del Presidente cuando calificó como sostenibles los crecimientos de productividad derivados de la nueva economía. El centro del debate radica en la afirmación hecha por el Presidente de la Reserva Federal de que nunca se tuvo la certeza de que existiera una burbuja financiera y de que éstas sólo se identifican cuando explotan. Para quien en 1996 acuñase la frase de la “exuberancia irracional” para calificar la evidente Discurso de A. Greenspan en la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal 233 escalada especulativa del precio de las acciones y que en su momento generó expectativas acerca de que efectivamente estaba advirtiendo de la posibilidad de una burbuja financiera, este cambio de posición fue poco menos que decepcionante. Su actual argumentación era la de que aun cuando una burbuja sea detectada es limitado el papel a desempeñar por los bancos centrales, negando, de hecho, la posibilidad de hacer política monetaria en condiciones de incertidumbre. Advierte, no obstante, que los esfuerzos de los bancos centrales para estabilizar las economías requieren de modelos que sean capaces de incorporar las variaciones de los precios de las acciones para anticipar las burbujas, aun cuando esto sólo sirva para explicar la historia. Ésta es la esencia del documento que seguidamente se presenta. Al margen de las consideraciones más generales hechas en los párrafos anteriores, es de resaltar la riqueza y variedad de argumentos que utiliza el señor Greenspan para hacer valedera la interpretación que presenta acerca de la evolución de la economía de EE UU, incluyendo las argucias teóricas utilizadas. Su lenguaje sigue siendo, por demás, admirable. Discurso sobre la volatilidad económica por el presidente de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal Alan Greenspan Durante los últimos veinte años hemos presenciado el viraje extraordinario que ha dado la economía de Estados Unidos. Las secuelas de la guerra de Vietnam y una sucesión de crisis petroleras habían dejado a este país con altos niveles de inflación, un pobre crecimiento de la productividad y una competitividad cada vez menor en los mercados internacionales. Sin embargo, lejos de aceptar la nueva condición de potencia económica menguada, resucitamos el dinamismo de nuestros antepasados por razones que, sin duda, serán motivo de debate por largos años. Una ola de innovaciones en un amplio espectro de tecnologías, aunada a una significativa desregulación y una mayor reducción de las barreras comerciales, promovió la expansión de la competencia y la destrucción creativa. Sorprendentemente, lo que parecía traducirse en una mayor inestabilidad para los negocios individuales produjo, durante la década de los noventa, una aparente reducción de la volatilidad de la producción y de la frecuencia y amplitud de los ciclos económicos en el nivel macroeconómico. Si bien la evidencia empírica sobre el efecto que crisis de diferentes magnitudes tienen sobre nuestra economía sigue siendo ambigua, todo parece indicar que actualmente estamos mejor capacitados para enfrentar dichas crisis que en décadas pasadas. Ante la fuerte caída Discurso de A. Greenspan en la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal 234 de la riqueza accionaria en los últimos dos años, la marcada disminución de las inversiones en bienes de capital y los trágicos eventos del 11 de septiembre, se hubiera podido esperar una contracción inmediata y severa de la economía estadounidense. Pero no hubo tal contracción. Se pudiera pensar, entonces, que estamos atacando los desequilibrios económicos más rápida y eficientemente que en el pasado, gracias en gran medida a que tenemos un mayor acceso y utilizamos más intensamente la información en tiempo real. No obstante, una mayor capacidad de adaptación por parte de los actores económicos también implica una mayor volatilidad en las expectativas que tienen los inversionistas sobre las ganancias corporativas. A pesar de que resulta difícil obtener estimaciones directas sobre dichas expectativas de ganancias, existe evidencia indirecta que apunta hacia una mayor volatilidad de las mismas. Las estimaciones de los analistas financieros sobre el crecimiento de las ganancias corporativas en el largo plazo, las cuales representan una buena aproximación de las expectativas de los inversionistas, han sido cada vez más optimistas desde mediados de la década de los noventa hasta el año 2000.1 Durante el mismo período, el margen de riesgo de los bonos corporativos se incrementó significativamente, lo cual implica una mayor probabilidad de incurrir en incumplimiento de pago. Demás está decir que el incumplimiento de pago se asocia con ganancias negativas. Por ende, mayores expectativas de crecimiento promedio de las ganancias, conjuntamente con una mayor probabilidad de incumplimiento de pago, generan una mayor varianza en las expectativas de ganancias, consecuencia de una prolongada senda negativa. En los últimos años se ha observado una mayor volatilidad en los precios de las acciones, lo cual se corresponde con la elevada variabilidad de las ganancias esperadas. Se esperaría que el incremento en la volatilidad de los precios de las acciones y la correspondiente aceleración del proceso de adaptación estuvieran acompañados de una menor volatilidad en las variables económicas reales. Y, en efecto, éste parece ser el caso. Después de todo, lo que buscan las compañías con una pronta respuesta es evitar que se produzcan graves desequilibrios en las mismas que, a su vez, pueden causar profundas contracciones en términos agregados si no se corrigen oportunamente. 1 Éstas son proyecciones de ganancias ponderadas para empresas del S&P 500 recogidas en la base de datos financiera de la firma consultora I/B/E/S. Los poco más de veinte años de historia de esta serie reflejan un pronunciado sesgo alcista de las proyecciones de crecimiento anual en el largo plazo de las ganancias hechas por los analistas de aproximadamente 4 a 5 puntos porcentuales. Sin embargo, existe poca evidencia de sesgo, bien sea alcista o no, de los cambios en la tasa de crecimiento. Discurso de A. Greenspan en la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal 235 Como era de esperarse, los indicios de una creciente estabilidad económica durante la década de los noventa indujeron a los gerentes de negocios e inversionistas a tomar más riesgos con consecuencias tanto positivas como negativas. Los precios de las acciones aumentaron en respuesta a esta nueva actitud y a mejores expectativas de crecimiento para las ganancias, lo cual mostraba los primeros signos de la creciente ola de innovaciones. La correspondiente caída del costo del patrimonio fomentó un pronunciado incremento de las inversiones de capital y de la productividad que se intensificó extraordinariamente a finales de la década de los noventa. Continuó el alza de los precios de las acciones debido al optimismo de muchos sectores sobre la creciente estabilidad económica, el fortalecimiento de las inversiones y la aceleración de la productividad. Sin embargo, como dijéramos en nuestro testimonio ante el Congreso de los Estados Unidos en julio de 1999,2 “…la aceleración de la productividad no impide que el precio de los activos esté sobrevalorado. Sin duda, cuando un país aumenta su productividad, el nivel de ganancias actuales y potenciales tiende a elevarse. Esta perspectiva es lo que ha alimentado el alza de los precios de las acciones. El peligro reside en que en estas circunstancias un optimismo injustificado, quizás hasta eufórico, ante los recientes acontecimientos puede llevar los precios de las acciones hasta niveles insostenibles, incluso si los riesgos futuros son relativamente pequeños. Esta sobrelimitación con respecto a los fundamentos económicos podría causar problemas para nuestra economía cuando se apliquen los ajustes inevitables”. En retrospectiva, es evidente que el crecimiento de la productividad impulsó significativamente las expectativas de mayores ganancias y, por ende, de una mejor relación precio-ganancia. Entre 1995 y 2000 la relación precio-ganancia para las empresas del S&P 500 subió de 15 a casi 30. No obstante, para atribuir dicho incremento únicamente a mejores expectativas de ganancias, se necesitaría elevar la tasa de crecimiento de las ganancias reales en dos puntos porcentuales a perpetuidad.3 2 Comité de Bancos y Servicios Financieros, Cámara de Representantes de los Estados Unidos, 22 de julio de 1999. 3 Para el descuento continuo sobre un horizonte infinito, k (E/P) = r + b – g, donde k es igual al porcentaje de pago de dividendos actual y futuro estimado, E es igual a las ganancias actuales, P es igual al precio actual de las acciones, r es igual a la tasa de interés libre de riesgo, b es igual a la prima de riesgo y g es igual a la tasa de crecimiento de las ganancias. Esta ecuación es válida tanto para variables reales como nominales. Si le asignamos a k un valor de 0,6, cifra que representó el promedio durante la segunda mitad de la década de los noventa (tomando en cuenta los pagos de dividendos realizados a través de las recompras de acciones), un aumento de la relación P/E para las empresas del S&P 500 de 15 a 30, permaneciendo r y b sin variación en términos reales, conllevaría a un incremento de g de 0,02 en términos reales. Discurso de A. Greenspan en la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal 236 Debido a que la tasa cero riesgo real de retorno no parece haber cambiado significativamente durante el período de cinco años antes mencionado, cualquiera cosa que no fuere tal extraordinario y permanente crecimiento de la productividad estructural y, por lo tanto, de las ganancias,4 conllevaría a una caída significativa de las primas de riesgo reales durante dicho lapso. Si la caída de las primas de riesgo hubiera sido producto de una reducción permanente de la volatilidad cíclica, quizás los precios de las acciones se hubieran podido estabilizar en los niveles registrados durante el verano de 2000. El hecho de que esto no haya sucedido indica que, efectivamente, los precios de las acciones se habían elevado más allá de lo que la economía podía soportar. Hacia finales de ese año, las expectativas sobre el crecimiento de las ganancias en el largo plazo comenzaron a decaer. Por esa misma fecha, las primas de riesgo aparentemente comenzaron a subir. El consiguiente descenso de los precios de las acciones registrado en los últimos dos años se ha dado con particular fuerza en los sectores de alta tecnología de la economía estadounidense. El auge de las inversiones tecnológicas a finales de los noventa, impulsado inicialmente por grandes avances en tecnología de la información, terminó produciendo un exceso de la capacidad instalada. Si bien la demanda de muchos productos de alta tecnología se duplicaba o triplicaba cada año, en muchos casos la oferta crecía aún más. La capacidad global de las industrias de alta tecnología creció más de 40 por ciento en 2000, muy por encima del ya sorprendente crecimiento registrado desde 1998. Frenado por una floreciente oferta, el ritmo de la demanda de nuevas tecnologías, si bien muy acelerado, resultó insuficiente para sostener la elevada tasa de retorno real del acervo de capital de toda la industria de alta tecnología. El rendimiento de los valores de las compañías de alta tecnología, así como las inversiones de capital, terminaron por colapsar. Muchas otras industrias dentro de la economía estadounidense experimentaron ajustes similares, aunque menos severos. Un descenso en las primas de riesgo a finales de los noventa se pudo haber anticipado por cuanto la ausencia continua de cualquier medida correctiva reforzó las nociones de una mayor estabilidad. Dada esta coyuntura, se creyó que la recesión relativamente leve que experimentó la economía estadounidense durante 2001 provocaría un descenso en dichas primas hasta niveles por debajo de sus promedios en el largo plazo. Sin embargo, esto no parece haber sucedido, pues la 4 Si a la larga las ganancias representan la participación constante en la producción, entonces el crecimiento real de las ganancias en el largo plazo es el producto del crecimiento de la productividad y el crecimiento de las horas de trabajo. En nuestro ejemplo, la tasa de crecimiento de horas de trabajo, impulsada por cambios demográficos, permanece invariable. Luego, las tasas de crecimiento de las ganancias y la productividad tampoco varían. Discurso de A. Greenspan en la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal 237 tendencia bajista de las primas de riesgo creada por una economía más estable pudo haber sido compensada hasta cierto punto por las crecientes inquietudes surgidas en torno a la transparencia de las gestiones corporativas. *** Comprender el desarrollo de las economías y los mercados financieros desde mediados de los años noventa no ha sido tarea fácil para los encargados de elaborar las políticas monetarias. Nos enfrentamos a fuerzas que ninguno de nosotros había experimentado directamente. Aparte de la entonces reciente experiencia de Japón, sólo los libros de historia y archivos polvorientos nos podían dar alguna idea de las políticas que se debían adoptar. En la Reserva Federal tratamos el tema de las burbujas financieras, es decir, aumentos bruscos en los precios de los activos hasta niveles insostenibles. Con el tiempo, nos dimos cuenta de que si bien podemos sospechar en un momento determinado que existe una burbuja financiera, es muy difícil identificarla definitivamente, sino a posteriori, es decir, después que ha estallado. Además, tampoco podíamos asegurar que las burbujas financieras podían ser controladas aun identificándolas a tiempo, a no ser que el Banco Central provocara una contracción sustancial de la actividad económica, un resultado que justamente estaríamos tratando de evitar. Ante períodos prolongados de expansión económica, surge la disposición racional de tomar mayores riesgos, un patrón que es muy difícil de revertir sólo con leves ajustes en las políticas monetarias. De hecho, nuestra experiencia durante los últimos quince años sugiere que los ajustes monetarios que tienden a deflacionar los precios de las acciones sin deprimir la actividad económica pudieran generar incrementos posteriores en el nivel de dichos precios. Por ejemplo, los precios de las acciones aumentaron después de que la Reserva Federal culminara el incremento de la tasa de interés para fondos federales de más de 300 puntos básicos en el período de doce meses finalizado en febrero de 1989. Además, durante el año iniciado en febrero de 1994, la Reserva Federal volvió a aumentar dicha tasa en 300 puntos básicos. Los precios de las acciones se estabilizaron temporalmente, pero tan pronto culminaron estos ajustes retomaron su marcada tendencia alcista. Desde mediados de 1999 hasta mayo de 2000, la tasa de interés para fondos federales fue incrementada en 150 puntos básicos. Sin embargo, no se pudo detener el aumento de los precios de las acciones durante dicho período a pesar de la existencia de lo que ahora, en retrospectiva, podemos identificar como la fase terminal de un mercado alcista.5 5 Los precios de las acciones alcanzaron su nivel más alto en marzo de 2000, pero en términos generales el mercado se movió horizontalmente hasta septiembre de ese mismo año. Discurso de A. Greenspan en la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal 238 Esta información sugiere que ninguna política es capaz de contener una burbuja incipiente, salvo por un brusco incremento de las tasas en el corto plazo, lo cual sólo generaría una contracción económica significativa. Pensar que un oportuno ajuste al alza hubiera podido prevenir la burbuja financiera que surgió a finales de los noventa es, a todas luces, una ilusión. Más bien, como indicamos durante el mencionado testimonio ante el Congreso a mediados de 1999, es necesario concentrarnos en políticas que “ayuden a mitigar las crisis cuando éstas ocurren para así poder facilitar, con suerte, la transición hacia la próxima expansión económica”. *** A la luz de nuestra reciente experiencia pudiéramos concluir que no existe ningún ajuste monetario creciente de bajo riesgo y bajo costo que pueda desinflar una burbuja financiera sin causar grandes estragos. Pero cabe preguntarse, ¿acaso existe alguna política que pueda por lo menos frenar la expansión de una burbuja financiera y, por ende, su efecto destructivo? Con base en la evidencia que tenemos hasta la fecha, la respuesta parece ser negativa.6 Sin embargo, debemos 6 Algunos sostienen que la Reserva Federal está en capacidad de desinflar, sin mucho esfuerzo, una burbuja financiera elevando el margen inicial de garantía. Sin embargo, la evidencia desmiente esta afirmación. En primer lugar, el monto de la deuda marginal es pequeño y nunca ha sobrepasado el 1,75 por ciento del valor de mercado de los títulos valores. Incluso esta cifra sobrestima el monto de la deuda marginal que se utiliza para comprar acciones, ya que dicha deuda también financia ventas de acciones en corto y transacciones con títulos de interés fijo. En segundo lugar, los inversionistas no tienen que depender de la deuda marginal para apalancarse financieramente. Pueden obtener financiamientos de otras fuentes para comprar acciones o pueden comprar opciones, lo cual terminaría afectando sus precios debido a las estrechas relaciones que existen entre los diversos mercados. En vista de lo anterior, no es de extrañar que la gran mayoría de los estudios sobre el tema sugieren que modificar márgenes no constituye una herramienta efectiva para reducir la volatilidad del mercado bursátil. Es posible que los cambios en el margen inicial de garantía afecten a pequeños inversionistas cuyo acceso a otras formas de crédito es limitado. De ser así, lo único que se conseguiría con elevar dicho margen sería excluir a esos pequeños inversionistas por lo prohibitivo del alza sin solucionar el gran problema de las burbujas financieras. Se podría hablar de un efecto causal si un cambio en el margen inicial de garantía fuera visto por los inversionistas como una señal de que el Banco Central fuera a ajustar en el corto plazo la política monetaria lo suficiente para lograr que una burbuja estalle. Pero es el prospecto de modificar la política monetaria, no el incremento del margen, lo que debe ser visto como el detonante. Asimismo la historia nos demuestra que cuando se trata del mercado de activos la estrategia de persuasión no funciona a menos que esté acompañada de acciones concretas. Discurso de A. Greenspan en la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal 239 reconocer que necesitamos comprender mejor el comportamiento de las primas de riesgo y las burbujas financieras para determinar su impacto en la actividad económica.7 La prima de riesgo, calculada como el rendimiento total esperado de las acciones comunes menos el rendimiento total esperado de la deuda sin riesgo, mide el nivel de riesgo asumido por los inversionistas al comprar acciones en vez de deuda libre de riesgo. Es una medida global de la aversión al riesgo de los inversionistas, no de los gerentes corporativos. Un mayor apetito de riesgo por parte de los inversionistas, por ejemplo, se manifiesta a través de una mayor disposición de mantener acciones en lugar de deuda, la cual, aunque genera menores rendimientos, también causa menos estrés. En este caso, los gerentes corporativos se enfrentan a una caída del costo de las acciones con respecto al costo de la deuda. Teniendo un mayor acceso a acciones menos costosas, los gerentes pueden financiar una mayor proporción de activos de alto riesgo sin acudir a los flujos de efectivo y sin temor a la insolvencia. Así, en la mayoría de los casos son los inversionistas con sus preferencias cambiantes, y no los gerentes corporativos, los que determinan la mezcla de inversiones de riesgo dentro de una economía. Los gerentes presumiblemente utilizan los precios de mercado de deuda y títulos valores, conjuntamente con las tasas de rendimiento esperado de proyectos de inversión específicos, para calcular el nivel de inversión corporativa. El sentido de aversión al riesgo de cada gerente sin duda puede influenciar el proceso de inversión de capital, pero esto parece secundario con relación a los caprichos de los inversionistas. Las burbujas financieras parecen reflejar ante todo la exuberancia de los inversionistas al valorar los activos financieros. Si los gerentes e inversionistas percibieran el riesgo de igual manera, y si ambos interpretaran correctamente los aumentos sostenibles de las ganancias provenientes de nuevas tecnologías, por ejemplo, los aumentos en los precios de las acciones difícilmente producirían una burbuja financiera. Éstas aparentemente surgen cuando los inversionistas sobrestiman un incremento sostenible de las ganancias o bien rebajan erróneamente la 7 La fuerte caída de la bolsa de valores en más de 20 por ciento registrada el 19 de octubre de 1987 requiere de especial atención. Los precios de las acciones subieron marcadamente durante la primavera y el verano a pesar de que las tasas en el corto plazo se incrementaron finalizando el verano de ese año. Era evidente que el colapso de los precios mostraba algunas de las características de las burbujas prolongadas y de mucho mayor tamaño, pero los precios de las acciones se estabilizaron rápidamente sin afectar la actividad económica de manera significativa. Y, en línea con episodios posteriores, el hecho de que el colapso no tuviera un impacto económico parece haber contribuido al alza posterior de los precios de las acciones. Discurso de A. Greenspan en la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal 240 tasa de descuento que aplican a las ganancias y dividendos esperados. Es difícil determinar la causa exacta con base sólo en los precios de mercado. Pero la prima de riesgo menos el crecimiento de dividendos esperado, y las ganancias estimadas, puede estimarse como el rendimiento de los dividendos menos el tipo de interés real en el largo plazo aplicado a las letras del Tesoro del gobierno de Estados Unidos.8 Si redefiniéramos las primas de riesgo para incluir, tanto las sobrestimaciones con respecto a las ganancias como las rebajas insostenibles de los factores de descuento, y si tuviéramos indicadores de estos conceptos, pudiéramos emplear dichos indicadores para detectar cualquier burbuja emergente. En otras palabras, si pudiéramos sustituir estos elementos por proyecciones de crecimiento realistas para ganancias y dividendos, quizás con base en el crecimiento de la productividad estructural y el comportamiento del porcentaje de pago de dividendos, la prima de riesgo residual podría proporcionarnos alguna evidencia de una burbuja emergente. Claro está, si el Banco Central tuviera acceso a esta información, también lo tendrían los agentes privados, en cuyo caso sería poco probable que una burbuja financiera pudiera desarrollarse. Las burbujas financieras a menudo se precipitan cuando se perciben mejoras reales en la productividad y rentabilidad subyacente de la economía corporativa. Pero, como la historia ha demostrado, los inversionistas tienden entonces a exagerar el alcance de cualquier mejora de los fundamentos económicos. Dadas las peculiares características de la psicología del ser humano, las burbujas tienden a autoalimentarse, permitiendo que los auges económicos sean sustentados por proyecciones inverosímiles de demanda potencial, incluso en sus fases terminales. En consecuencia, los precios de las acciones y las primas de riesgo son llevadas a niveles insostenibles. Es cierto que una burbuja no puede subsistir indefinidamente. Eventualmente, quedan al descubierto las expectativas poco realistas sobre ganancias futuras. A medida que esto ocurre, los precios de los activos gravitan lentamente hacia niveles más acordes con una visión sostenible de las ganancias. La presión constante que ejerce la realidad sobre la percepción termina por controlar las visiones tanto de inversionistas como gerentes. Como mencioné anteriormente, la pregunta clave para los encargados de elaborar las políticas monetarias es: si un ajuste de bajo costo de políticas de ajuste crecientes no parece ser capaz de desinflar una burbuja financiera ¿existen otras opciones que al menos puedan contenerlas efectivamente sin causar daños sustanciales en el proceso? Hasta la fecha, no hemos podido identificar ninguna política que 8 De la nota 3, k (E/P) = D/P = r + b – g, donde D equivale a los dividendos corrientes. Luego, D/P – r = b – g. Discurso de A. Greenspan en la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal 241 logre este resultado, aunque no se descarta que alguien, bien seamos nosotros u otras personas, lo haga en el futuro. Actualmente no creemos disponer de ningún indicador para primas de riesgo ni de ningún valor relacionado que pueda predecir adecuadamente la aparición de una burbuja financiera, y no sabemos si lo podamos encontrar en el futuro. En ausencia de dicho indicador, me resulta difícil concebir que un banco central pueda justificar la aplicación de los fuertes ajustes preventivos que serían necesarios para neutralizar una burbuja financiera. A medida que ahondamos más en las interrogantes planteadas por los acontecimientos de los últimos años, la interacción entre el crecimiento de la productividad estructural y las primas de riesgo, tan conspicua durante el último ciclo económico, seguramente jugará un papel prominente. En especial, necesitamos determinar si podemos evitar la aparición de burbujas financieras, tan frecuentes en el pasado. Y en vista de que la riqueza financiera adquiere cada vez más importancia dentro de la actividad económica, también necesitamos comprender mejor cómo los cambios en las primas de riesgo afectan y reflejan las decisiones que toman los diversos actores económicos sobre las inversiones reales y financieras. Si las primas de riesgo ejercen tanta influencia sobre nuestras economías, como parece ser el caso, se hace evidente la importancia de investigar este tema más a fondo. En conclusión, par lograr la estabilización de nuestras economías, los encargados de elaborar las políticas económicas requieren de un modelo funcional que refleje el funcionamiento de las mismas. Estamos cada vez más convencidos de que dicho modelo debe abarcar, tanto el movimiento de las primas de riesgo como el desarrollo de las burbujas financieras para poder explicar al menos la historia. Cualquier modelo eficaz debe simular creíblemente alternativas contrafactuales. Debemos recordar que los modelos estructurales que no explican la historia satisfactoriamente probablemente tampoco puedan brindar bases sólidas para la elaboración de políticas acertadas. A menudo se utiliza la estructura interna de dichos modelos para evaluar el efecto de diversas políticas de estabilización. Sin embargo, debemos ser muy cautelosos a la hora de interpretar cualquier resultado que arroje modelos cuya estructura interna no reproduce adecuadamente los aspectos más importantes de los ciclos económicos. La reciente importancia concedida a los movimientos en las primas de riesgo y a las burbujas financieras apunta a la necesidad de comprender mejor e integrar estos conceptos en los modelos utilizados para el análisis de las políticas económicas. Estoy seguro de que durante los próximos días sostendremos discusiones fructíferas acerca de éstos y otros temas relacionados con políticas de estabilización. Traducción: Mónica López Chiquín Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002, pp. 247-263 • ISSN: 0005-4720 Cumbre Mundial La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas1 Presentación / Rafael Rangel* La Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible celebrada en Johannesburgo, Suráfrica, entre el 26 de agosto y el 4 de septiembre pasados, finalizó con la aprobación por consenso de una Declaración Política y un Plan de Aplicación, documentos que habían sido preparados durante nueve meses, incluyendo cuatro conferencias específicas previas, y los diez días que duró la Cumbre. Se estima que a la reunión asistieron cerca de 40.000 personas, entre las que se encontraban alrededor de 100 Jefes de Estado y de Gobierno, representantes de los 191 países miembro de la ONU, y centenares de delegaciones de las organizaciones no gubernamentales (ONG) y de las asociaciones empresariales de distintas partes del mundo, pero en especial de los países desarrollados. Por consiguiente, el encuentro de Johannesburgo es considerado como la “Cumbre de las Cumbres”, y la más importante celebrada en la historia de las Naciones Unidas. Como preámbulo del evento, en la sesión inaugural se escuchó el discurso del presidente de Suráfrica, Thabo Mbeki, quien –entre otras cosas– expresó lo siguiente: “Estoy seguro que billones de personas en todo el mundo esperan una clara y transparente respuesta a la interrogante de si nosotros estamos preparados y somos capaces de responder a las presiones y los cambios del desarrollo sostenible. (…) Una sociedad humana global basada en la * Rafael Rangel Vargas es asesor para Asuntos Internacionales de la Presidencia del Banco Central de Venezuela. Licenciado en Estudios Internacionales por la Universidad Central de Venezuela. Certificat d’Études Supérieures en Ciencias Políticas, Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Ginebra, Suiza. Correo electrónico: rrangel@bcv.org.ve 1 La Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible se celebró en Johannesburgo (Sudáfrica) entre el 26 de agosto y el 4 de septiembre de 2002. La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas 243 pobreza de muchos y la prosperidad de pocos, caracterizada por islas de riqueza en medio de un mar de pobreza, es insostenible. (…) No podemos aceptar que la sociedad humana deba construirse sobre la base del principio salvaje de la supervivencia del más fuerte. Por primera vez en la historia de la humanidad la sociedad tiene la capacidad, el conocimiento y las recursos para erradicar la pobreza. Sin embargo, los últimos diez años han sido una década de inercia”. Aludió el Presidente surafricano a la falta de logros concretos desde la Cumbre en Río de Janeiro en 1992, antecedente histórico de Johannesburgo y donde se aprobó la famosa Agenda 21. Si bien la Cumbre de la Tierra se convirtió en un hito histórico en la lucha de toda la humanidad por lograr un desarrollo más justo y equitativo, más sostenible, que ofreciera las garantías suficientes para el progreso y el bienestar de los seres humanos que pueblan el planeta, se debe rescatar la preocupación universal que surgió en Río de Janeiro por el deterioro del medio ambiente, los graves problemas económicos que aquejaban y aquejan a la mayoría de los países miembro de la ONU y la necesidad imperiosa de erradicar la pobreza. Es así como la Agenda 21, principal documento emanado de la Cumbre de la Tierra en 1992, colocó como prioridad fundamental de toda la humanidad la necesidad de alcanzar el desarrollo sostenible. Pero veamos en qué consiste esta noción, totalmente nueva y que revolucionó a partir de ese momento todas las conferencias y encuentros celebrados tanto dentro como fuera de las Naciones Unidas. La noción de desarrollo sostenible, según la Cepal, implica: “El objetivo de elevar permanentemente los niveles de bienestar del conjunto de la población, para lo cual se requieren avances significativos en la consolidación de economías dinámicas y competitivas. En ese contexto, la equidad y el desarrollo económico –incluida su dimensión de desarrollo sostenible– son elementos de una misma estrategia integral. Los determinantes de equidad, no sólo en cuanto a ingresos, sino también en términos de acceso a las fuentes de desarrollo y los recursos naturales, están indisolublemente vinculados a la propia noción de desarrollo sostenible. En verdad, los problemas relativos a la capa del ozono, el calentamiento global, la destrucción de los bosques tropicales, a la pérdida de diversidad biológica, etc. han estado asociados a niveles crecientes de pobreza y a un manejo inadecuado de los frutos del desarrollo tecnológico”. Como se puede apreciar, el desarrollo sostenible abarca un conjunto de problemas que ponen de relieve las equivocaciones y fallas de un modelo de desarrollo que –entre otros fenómenos– ha generado la pobreza extrema de millones de seres humanos, la degradación del medio ambiente, el subdesarrollo y patrones de consumo insostenibles, sin ignorar la desigual distribución de la riqueza, que han fragmentado a los países entre unos pocos dueños de la riqueza y grandes masas de pobres y marginados, excluidos social y económicamente. En consecuencia, como lo expresó el presidente de Suráfrica Thabo Mbeki, el modelo de desarrollo que han adoptado nuestros países, en el cual se privilegia el crecimiento económico sin importar sus efectos sociales ni el deterioro La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas 244 del medio ambiente, no sólo es insostenible sino que propicia “la sobrevivencia del más fuerte”; es un mundo “caracterizado por islas de riqueza en medio de un mar de pobreza”. Por lo tanto, se requiere diseñar un nuevo modelo de desarrollo, más sostenible y más humano, que conjugue el desarrollo material con el bienestar y el progreso de los pueblos. En ese contexto, se coincide en que ese nuevo modelo sostenible de desarrollo debe: (a) Integrar las políticas sociales, económicas y ambientales, a fin de modificar las tendencias que amenazan la calidad de vida de las personas; (b) Establecer patrones de producción y consumo que reduzcan la brecha entre ricos y pobres, teniendo en cuenta la fragilidad y el acentuado deterioro del medio ambiente; (c) Definir objetivos y metas de desarrollo económico-social que atiendan con urgencia la pobreza, propiciando su erradicación y reduciendo su impacto sobre la sostenibilidad; y (d) Concebir una nueva forma de cooperación internacional, que tenga como objetivo prioritario corregir las asimetrías entre el Norte industrializado y el Sur en desarrollo, y sobre todo que promueva el establecimiento de un mundo más equilibrado y más justo, en el cual se privilegie a los seres humanos y se garantice la sobrevivencia de las generaciones presentes y futuras. En fin, un auténtico desarrollo sostenible debe conducir a la comunidad internacional a rectificar el actual proceso de globalización, abandonando las directrices del Consenso de Washington, al tiempo que siente las bases de un nuevo orden mundial más participativo, accesible a todos los países, menos asimétrico y equilibrado, distributivo de la riqueza y más sostenible. Un nuevo orden mundial que se afirme en una real interdependencia, más constructiva y solidaria, y en una cooperación internacional que conciba a los pueblos, en especial de los países en desarrollo, como el objetivo central de una nueva estrategia de desarrollo más integral y humana. Desde Río hasta Johannesburgo han pasado diez años, período en el cual se reconoce que hubo algunos cambios positivos en la aplicación de la Agenda 21, pero se coincide en que la mayoría de los compromisos asumidos en la Cumbre de la Tierra no se han cumplido, ni siquiera fueron tomados en cuenta al momento de diseñar planes o programas de desarrollo y, por consiguiente, los problemas de hace una década se han agravado y multiplicado. Entre los factores que bloquearon o limitaron mayores progresos en la aplicación de la Agenda 21 destacan los siguientes: falta de recursos y reducción de la Asistencia Oficial para el Desarrollo (AOD), situación que se complicó por las dificultades de acceso a las nuevas tecnologías y a las inversiones extranjeras directas; total desarticulación de las políticas económicas y sociales con respecto a las políticas ambientales, proliferando medios y modelos de producción que hicieron más vulnerables las condiciones de vida en el planeta; incoherencia de los planes de desarrollo en cuanto al manejo de las finanzas, el comercio, las inversiones, la tecnología, que se aplicaron en detrimento de los países subdesarrollados del Sur, ahondando la brecha frente a los países industrializados del Norte. Adicionalmente, persistieron los patrones de consumo que no contemplaron el deterioro ambiental, ni mucho menos las condiciones de pobreza que alcanzaron niveles insostenibles. Por consiguiente, según la Comisión de la Discurso de A. Greenspan en la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal 245 ONU para el Desarrollo Sostenible, que actuó en la preparación de la Cumbre de Johannesburgo, las cifras referidas al estado de atraso en el mundo ponen de manifiesto la caótica situación que enfrenta la humanidad, en particular los países del Tercer Mundo, resaltando los siguientes datos: en 2000 se estima que la población mundial superó los 6 mil millones de habitantes, 15 por ciento de los cuales viven en países desarrollados y consumen el 56 por ciento de los bienes y servicios que se producen; mientras que el 40 por ciento de la población más pobre del mundo apenas consume el 11 por ciento; hay 815 millones de personas desnutridas al nivel mundial, de las cuales 777 millones viven en los países en desarrollo; más de 1.100 millones de personas no disponen de agua potable y cerca de 2.400 millones viven en condiciones sanitarias inadecuadas; en los países en desarrollo, 89 de cada 1.000 niños nacidos mueren antes de cumplir los 5 años, y más de 113 millones de niños en los países del Sur, en edad de recibir enseñanza primaria, no tienen acceso a las escuelas o no asisten a las mismas, y la población de los países desarrollados utiliza casi 10 veces más energía per-cápita que la población del mundo en desarrollo. Por otra parte, las características que rodean el actual sistema internacional eran por demás desalentadoras, mucho más negativas que las observadas en 1992 con ocasión de la Cumbre de Río, poniendo de antemano una interrogante sobre la viabilidad de la Cumbre de Johannesburgo y sus posibilidades de éxito, no sólo por el incumplimiento de los compromisos de la Agenda 21, sino por la ausencia de una voluntad política colectiva capaz de responder eficazmente a los retos del mundo de hoy, que ha privilegiado la riqueza material de unos pocos en detrimento del progreso social y el desarrollo de las mayorías. En ese contexto, los actos terroristas del 11 de septiembre de 2001 se utilizan para explicar la desaceleración económica en los mayores centros industrializados, el cambio de prioridades de las principales potencias que desviaron y desvían grandes recursos hacia la seguridad y la lucha antiterrorista, al debilitamiento del multilateralismo y la aparición de prácticas unilaterales y discriminatorias, pulverizando la cooperación internacional. Sin embargo, se piensa que de no haber ocurrido los ataques terroristas en Nueva York y Washington la situación sería más o menos la misma. Esto explicaría los controvertidos resultados de Johannesburgo, reflejo de un mundo cada vez más fragmentado y dividido, producto de intereses antagónicos que dominan las relaciones entre los países desarrollados, que en general actuaron en bloque, y Asia, África y América Latina y el Caribe, que suman más de 130 países, pero que están muy debilitados y desunidos, planteando demandas grupales, por subregiones y regiones, perdiendo la perspectiva sobre los objetivos fundamentales que se debían obtener de la Cumbre. A las divergencias de interés entre el Norte y el Sur, y al interior de estos últimos, se agregaron las presiones de los grupos ecologistas de los países industrializados, que exigían acciones concretas para detener el deterioro del medio ambiente y preservar el equilibrio ecológico; las posiciones de las ONG que reclamaban priorizar la salud y el desarrollo social, en tanto que otras se inclinaban por defender un desarrollo sostenible, que garantizara el crecimiento económico con equidad y el respeto de las libertades civiles y los La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas 246 derechos humanos. Afortunadamente, había una mayoría de actores que favorecía como objetivo central: renovar los compromisos de la Cumbre de la Tierra en Río y asegurar nuevos temas puntuales que convirtieran al desarrollo sostenible en una prioridad fundamental en todos los países del mundo. Tres meses antes de la Cumbre, el secretario general de la ONU Kofi Annan, al hablar en Nueva York sobre lo que esperaba de Johannesburgo, expresó lo siguiente: “Es necesario hacer nuevos esfuerzos porque el modelo actual de desarrollo, que ha dado privilegios y prosperidad a aproximadamente el 20 por ciento de la humanidad, también ha cobrado un precio alto al deterioro del planeta y el agotamiento de sus recursos. (…) Los estilos de vida, que suponen un elevado consumo, siguen gravando los sistemas de apoyo biológico naturales de la Tierra; la investigación y el desarrollo reciben escasa financiación y se desentienden de los problemas de los pobres; y los países desarrollados no han hecho lo suficiente par cumplir ninguna de las promesas que hicieron en Río, para proteger su propio medio ambiente y ayudar al mundo en desarrollo a vencer la pobreza”. Por consiguiente, al resumir los resultados que esperaba de Johannesburgo, con los progresos y la tecnología de que disponemos hoy en día, los describió en los siguientes términos: (i) El agua y el saneamiento, lo que significa dar acceso por lo menos a 1.000 millones de personas que carecen de agua para el consumo humano y proveer de saneamiento adecuado a 2.000 millones de personas; (ii) La energía, a fin de permitir el acceso a la energía de 2.000 millones de personas que carecen de servicios modernos de energía; promover las fuentes de energía renovables; reducir el consumo excesivo, y ratificar el Protocolo de Kyoto para abordar la cuestión del cambio climático; (iii) La salud, que debe llevar al mundo a tratar los efectos de los materiales tóxicos y peligrosos; reducir la contaminación del aire, que mata a tres millones de personas todos los años, y la incidencia del paludismo asociado con el agua contaminada y la falta de saneamiento; (iv) La productividad agrícola, a fin de trabajar para revertir la degradación de las tierras, que afecta alrededor de dos tercios de las tierras agrícolas del mundo, y (v) Diversidad biológica y ordenación de los ecosistemas, lo que significa revertir los procesos que han destruido aproximadamente la mitad de la selva pluvial y los manglares de la Tierra, las amenazas al 70 por ciento de los arrecifes de coral y que están diezmando las pequeñas especies. “Éstas son las cinco esferas fundamentales en que pueden y deben obtenerse resultados concretos”, puntualizó el Secretario General de la ONU. En cuanto a los resultados de la Cumbre, que como indicamos anteriormente aprobó la Declaración de Johannesburgo sobre el Desarrollo Sostenible y un Plan de Aplicación, el primer documento contiene una serie de promesas y compromisos, comenzando porque los países miembro de la ONU asumen “una responsabilidad colectiva para hacer avanzar y reforzar la interdependencia y el mutuo apoyo entre los pilares del desarrollo sostenible –desarrollo económico, desarrollo social y protección del medio ambiente– al nivel local, nacional, regional y global”. Asimismo admiten que “la gran distancia que divide a la humanidad entre ricos y pobres, así como la creciente brecha entre los La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas 247 mundos desarrollado y en desarrollo, plantean una gran amenaza a la prosperidad, la seguridad y estabilidad globales”. Al identificar los desafíos que debemos enfrentar, “reconocen que la erradicación de la pobreza, el cambio de patrones de producción y consumo, y la protección y el manejo de los recursos naturales, que forman la base del desarrollo económico y social, son objetivos fundamentales y requerimientos esenciales del desarrollo sostenible”. Otro desafío tiene que ver con la globalización, señalando que “agregó una nueva dimensión con la rápida integración de los mercados, la movilidad del capital y los significativos incrementos del flujo de inversiones, que en todo el mundo han abierto nuevos retos y oportunidades para el logro del desarrollo sostenible. Pero los beneficios y costos de la globalización son desigualmente distribuidos, con lo cual los países en desarrollo han confrontado dificultades especiales para enfrentar esos desafíos”. En relación con el compromiso sobre el desarrollo sostenible: “Acogen con beneplácito el enfoque de la Cumbre de Johannesburgo sobre la indivisibilidad de la dignidad humana, y expresan su disposición –a través de decisiones y sobre la base de objetivos, plazos y el interés social– a incrementar rápidamente el acceso a las necesidades básicas, tales como agua potable, sanidad, hogares adecuados, energía, atención a la salud, seguridad alimentaria y protección a la biodiversidad”. Al mismo tiempo se comprometen a trabajar conjuntamente para ayudarse unos a otros a tener acceso a los recursos financieros, a los beneficios de la apertura de mercados, a asegurar la capacidad de construcción, el uso de la tecnología moderna para alcanzar el desarrollo, y para garantizar que con la transferencia de tecnología, el desarrollo de los recursos humanos, la educación, el entrenamiento, se desterrará para siempre el subdesarrollo”. Igualmente, “reconocen que la sociedad global tiene los medios y está dotada de los recursos para encarar los retos de la erradicación de la pobreza y el desarrollo sostenible que enfrenta la humanidad. Juntos adoptaremos decisiones adicionales para asegurarnos de que los recursos disponibles sean utilizados en beneficio de toda la humanidad”. Agregan: “En este contexto, para contribuir al logro de nuestras metas y objetivos de desarrollo, urgen a los países desarrollados –que aún no lo hayan hecho– a hacer esfuerzos concretos para cumplir con los niveles internacionalmente acordados en la Asistencia Oficial para el Desarrollo”. Asimismo, “reconocen que el desarrollo sostenible requiere una perspectiva de largo plazo y una amplia participación en la formulación de políticas, en la toma de decisiones y en su implementación a todos los niveles. Como actores sociales continuaremos trabajando a favor de sociedades estables en las cuales los grupos más grandes respeten la independencia de todos, y el papel importante de cada uno de ellos”. En resumen, como se observa en la Declaración de Johannesburgo sobre el Desarrollo Sostenible (ver texto anexo), mucho más amplia y ambiciosa en sus orígenes, fue muy difícil de negociar y muchos párrafos y frases se pusieron entre corchetes hasta el último día de la Cumbre, razón por la cual el propio presidente de Suráfrica Thabo Mbeki, tuvo que negociar con las distintas delegaciones para acordar un texto final, que se aleja sensiblemente de su objetivo La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas 248 de formular una serie de principios sobre el camino a seguir para lograr el desarrollo sostenible. Se trata, apenas de cuatro páginas y 37 párrafos, de compromisos insustanciales en su mayoría, en los cuales se evade el examen de temas y problemas fundamentales para toda la humanidad, en especial de las sociedades en desarrollo, fijando plazos que oscilan entre 10, 15 y 20 años, lo que hace muy improbable su cumplimiento. En consecuencia, al comenzar el siglo XXI se estima que con esta Declaración Política de Johannesburgo el mundo ha perdido una gran oportunidad para relanzar la construcción de un nuevo orden internacional y formular iniciativas más concretas, adoptar decisiones y asumir compromisos más firmes para erradicar las amenazas y desafíos que afectan de manera perversa el desarrollo sostenible. Al margen de esta declaración han quedado un sinnúmero de interrogantes y problemas, entre los que destacan la pobreza crónica, el hambre, la desnutrición, la ocupación extranjera, los conflictos armados, el tráfico de drogas, el crimen organizado, la corrupción, los desastres naturales, el tráfico ilícito de armas, la trata de blancas, el terrorismo, la intolerancia y la incitación a la discriminación racial, étnica y religiosa, la xenofobia, las enfermedades crónicas y contagiosas, caso del sida, la malaria y la tuberculosis. Por todas estas razones, y muchas otras, nos cuesta entender el párrafo final de este documento, que dice lo siguiente: “Desde el continente africano, cuna de la humanidad, solemnemente prometemos a los pueblos del mundo y a las generaciones que heredarán esta tierra, que tenemos la determinación de asegurar que nuestra esperanza colectiva en el desarrollo sostenible sea realizada”. Por su parte, el Plan de Aplicación (ver texto íntegro en la página www.un.org) es un largo y detallado documento que establece lineamientos y acciones sobre una variada gama de asuntos, en algunos casos con plazos y compromisos concretos, y en otros casos es una simple declaración de buenos deseos, reflejo de las diferencias entre países y grupos de países desarrollados, principalmente EE UU, y los países en desarrollo, que impidió lograr acuerdos más específicos. Entre los asuntos más relevantes que contiene el citado plan destacan los siguientes: 1. Agua y saneamiento. Al respecto se establece el compromiso para 2015 de reducir a la mitad el número de personas que viven sin agua potable y, en esa misma proporción, otorgar acceso a las personas que no disponen de condiciones sanitarias adecuadas. Éste fue el punto crucial de la Cumbre y el consenso se alcanzó a último momento, debido a la oposición de EE UU de fijar fechas concretas, pero accedió por las presiones de sus socios desarrollados y la firme postura de los países en desarrollo. 2. Erradicación de la pobreza. Se logró reafirmar dos de los objetivos de la Cumbre del Milenio: el primero, referido a la reducción para 2015 de la mitad de la población mundial que tiene ingresos diarios menores a 1 dólar y de la población que sufre de hambre, y segundo, alcanzar para 2020 un significativo mejoramiento de las condiciones de vida de por lo menos 100 millones de personas que habitan en los barrios pobres. Asimismo, establecer un Fondo La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas 249 Mundial de Solidaridad para erradicar la pobreza y promover el desarrollo social y humano en los países en desarrollo. Sin embargo, los recursos para nutrir el citado fondo serán de carácter voluntario, lo que es considerado como el punto débil del acuerdo, puesto que la historia de los fondos voluntarios revela que no han funcionado. Algunos países desarrollados, entre ellos varios miembros de la Unión Europea –Francia, por ejemplo–, propusieron un “impuesto de solidaridad internacional”, pero fue rechazado por EE UU. Este país tampoco aceptó incluir nuevos compromisos sobre la deuda externa de los países en desarrollo más endeudados. 3. Energía. Al evaluar este tema, importante para el desarrollo sostenible, hubo consenso en varios puntos: (a) energías renovables; (b) acceso a la energía; (c) mercado energético; y (d) eficiencia energética. En el primero se acordó diversificar el suministro e incrementar de forma sustancial la participación global en las fuentes renovables de energía, con miras a incrementar su contribución al suministro total de energía. En el segundo se convino en mejorar el acceso a las fuentes y servicios de energía confiables, disponibles, económicamente viables, aceptables y sanos para el medio ambiente, suficientes para lograr los objetivos del Milenio del Desarrollo, incluyendo el objetivo de reducir a la mitad el número de personas que viven en la pobreza para 2015. En el tercero se aceptó remover las distorsiones del mercado, incluyendo la revisión de los impuestos y la reestructuración de los subsidios dañinos. Igualmente, apoyar los esfuerzos para mejorar el funcionamiento, la transparencia y la información sobre el mercado energético respecto de la oferta y la demanda, con el propósito de lograr una mayor estabilidad y asegurar a los consumidores el acceso a los servicios de energía. Finalmente, se acordó establecer programas domésticos de eficiencia energética con apoyo de la comunidad mundial y acelerar el desarrollo y la diseminación de la eficiencia energética y las tecnologías de ahorro de energía, incluyendo la promoción de la investigación y el desarrollo. Por otra parte, se decidió apoyar los objetivos del Nepad, en especial para asegurar el acceso a la energía de por lo menos el 35 por ciento de los pueblos de África en los próximos 20 años. Sobre este tema, en principio hubo fuertes enfrentamientos y diferencias entre la Unión Europea y EE UU, incluyendo un cierto recelo de la OPEP, ya que los países europeos proponían elevar del 14 por ciento al 15 por ciento el porcentaje de energía no contaminante que debía utilizar cada país en 2010. 4. Salud. Entre otras cosas, se convino en ampliar la educación para la salud con el fin de mejorar el conocimiento de la salud sobre bases globales para 2010. Reducir en dos tercios para 2015 la tasa de mortalidad infantil y de los niños menores de 5 años, y en tres cuartos la tasa de mortalidad de las madres embarazadas, tomando como base la tasa prevaleciente en 2000. Reducir, igualmente, el sida que predomina entre los hombres y mujeres en edades comprendidas entre los 15 y 25 años, en una proporción del 25 por ciento en los países más afectados para 2005 y globalmente para 2010, así como combatir la malaria, la tuberculosis y otras enfermedades contagiosas. La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas 250 5. Educación. Se acordó –entre otros propósitos– asegurarse que para 2015 todos los niños estén en capacidad de iniciarse en la educación primaria, y que las niñas y niños tengan igual acceso a todos los niveles de educación que sean relevantes para las necesidades nacionales. Eliminar la disparidad de género en la educación primaria y secundaria en 2015. Asimismo se recomendó a la Asamblea General de la ONU que considere la posibilidad de adoptar la “Década de la Educación para el Desarrollo Sostenible”, comenzando en 2005. 6. Manejo de los recursos naturales básicos. Este tema está referido al recurso agua, los océanos y la pesca, la atmósfera, la biodiversidad y los bosques. Destaca el acuerdo para desarrollar un manejo integrado del recurso agua y la eficiencia de los planes de agua para 2005. Estimular la aplicación para 2010 del enfoque ecosistémico sobre desarrollo sostenible de los océanos; respecto de la pesca, se recomendó con carácter de urgencia y donde sea posible para 2015, mantener o restaurar los bancos de peces agotados para llevarlos a niveles de producción sostenible; eliminar las prácticas destructivas de pesca, establecer áreas marinas protegidas consistentes con el derecho internacional y basadas en información científica; establecer para 2004 un proceso regular de información y valoración del estado del medio marino, bajo la vigilancia de la ONU y eliminar los subsidios que permiten la pesca ilegal, oculta y sin control, y la sobrecapacidad de pesca. Sobre la atmósfera, se acordó aplicar el Protocolo de Montreal sobre Sustancias que Dañan la Capa de Ozono, asegurando una adecuada reposición de fondos entre 2003/2005. Mejorar el acceso de los países en desarrollo a las sustancias alternativas que eviten daños a la capa del ozono para 2010. 7. Productos químicos. Se estableció 2020 como fecha para producir y utilizar los químicos, de forma tal que no generen efectos adversos significativos sobre la salud de las personas y el medio ambiente. Asimismo renovaron el compromiso para un manejo sano de los químicos y desechos tóxicos, dentro de sus correspondientes ciclos de vida. Además, acordaron promover la ratificación e implementación de los instrumentos internacionales relevantes sobre químicos y los desechos tóxicos, incluyendo las convenciones de Rotterdam y Estocolmo. Adicionalmente, desarrollar un enfoque estratégico para el manejo internacional de los químicos en 2005, con base en la Declaración de Bahía y las Prioridades para la Acción del año 2000. Finalmente, decidieron estimular a los países para que implementen el nuevo sistema global armonizado de clasificación y etiquetado de los químicos tan pronto como sea posible, con miras a tener totalmente operativo el sistema para 2008. Los dos documentos que hemos resumido, resultantes de la Cumbre de Johannesburgo, en general fueron objeto de reacciones contrapuestas, destacando numerosas críticas por parte de los países en desarrollo, así como de las organizaciones no gubernamentales (ONG), aunque también hubo expresiones de satisfacción. Sin embargo, dominan las apreciaciones negativas, al extremo de que se afirma que “la Cumbre no se pudo salvar a sí misma”, frase que La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas 251 resume lo que para muchos fue un “fracaso histórico”; una “Cumbre profundamente decepcionante”; “se ofrecieron migajas a los pobres”; “faltó coraje y voluntad política”; “el resultado fue peor de lo que podíamos imaginar”; “Johannesburgo: final amargo”, etc. Otras críticas más elaboradas afirman, entre otras cosas, que el Plan de Acción no formuló ninguna objeción al sistema neoliberal y al libre mercado, principal causa de los problemas ambientales que padece el planeta; tampoco se hizo referencia a la responsabilidad de las corporaciones transnacionales, que han convertido al medio ambiente en un negocio. Las referencias a la OMC fueron para apoyar la Cumbre de Doha y la nueva ronda de negociaciones comerciales, que propiciará una mayor apertura de los mercados del Sur a los productos de los países del Norte industrializado, liquidando las pocas empresas que aún subsisten en el Tercer Mundo. Los criterios económicos y las opiniones de las transnacionales prevalecieron sobre los criterios ambientales y sociales. En lugar de adoptar mecanismos para favorecer el comercio de los países en desarrollo y adoptar medidas para erradicar la pobreza, se afirmó la tesis de que los países pobres abran sus mercados y se conviertan en simples clientes de los productos más contaminantes y dañinos que exportan las transnacionales. Se impuso el criterio, ya practicado por el FMI, el Banco Mundial y la OMC, de que los países en desarrollo deben mostrarse hospitalarios hacia la inversión extranjera, rechazando todas las iniciativas a favor de cancelar la deuda de los países más pobres; poner fin a la privatización del agua, la electricidad, la educación; construir viviendas adecuadas y accesibles; repartir la tierra improductiva, etc. Como lo señalaron diversas organizaciones de la sociedad civil española presentes en Johannesburgo (Ecologistas en Acción, Comisiones Obreras, ONG para el Desarrollo, Consejo de la Juventud de España, Fundación Ecología y Desarrollo, IEPALA, Intermon, Oxfam, Medicos Mundi, etc.): “De forma general, consideramos que los gobiernos del mundo han perdido la oportunidad de priorizar los temas del desarrollo sostenible global y la erradicación de la pobreza sobre la agenda comercial mundial, lo que habría permitido corregir los efectos ambientales y sociales adversos del actual proceso de globalización que ha llevado a una nueva forma de apartheid social global. Tampoco en el ámbito de la gobernabilidad se ha logrado establecer la supeditación de la OMC a las Naciones Unidas. Lamentamos también la falta de voluntad política para incluir metas concretas en muchas de las áreas que integran el desarrollo sostenible”. En la sesión de clausura de la Cumbre, el presidente Hugo Chávez Frías, en nombre del Grupo de los 77, con pocas palabras expresó su decepción sobre los resultados de Johannesburgo, indicando: “Hubiéramos querido mucho más. Creo que nos quedamos cortos”. Un gran número de jefes de Estado y de gobierno de los países en desarrollo, aunque con distintos matices, se sumaron a las palabras del mandatario venezolano, y expresaron su malestar por la cantidad de promesas vagas que contenía el Plan de Acción, que además no incluía ninguna meta cuantitativa ni plazos límites para cumplir los compromisos. En fin, para los sectores que cuestionan los resultados de Johannesburgo, la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible se convirtió en la “Cumbre La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas 252 Mundial de los Acuerdos Ventajosos”, porque falló rotundamente en el objetivo de asumir la acción necesaria para reducir los patrones de producción y consumo insostenibles que están empobreciendo nuestro planeta y la gente que vive en él. Ventajosa, en particular, para el Consejo Mundial de Negocios sobre el Desarrollo Sostenible, gigantesco lobby que agrupa a más de 300 multinacionales, que impidieron normas, directrices y/o regulaciones que incidiera en sus líneas de producción y sus exportaciones. Por supuesto, no faltaron las opiniones positivas sobre los resultados de la Cumbre, aunque se debilitaron por la declaración del representante de EE UU, quien afirmó que: “EE UU no se sentía legalmente comprometido a cumplir los compromisos alcanzados”, lo que provocó indignación entre las delegaciones presentes, al extremo de que el secretario de Estado Colin Powell tuvo que interrumpir varias veces su intervención en la sesión de clausura, debido a los abucheos y manifestaciones de rechazo a sus palabras. El jefe de la Delegación de EE UU, John Tuner, había hecho diversas reservas sobre el Plan de Acción, entre ellas las siguientes: “El objetivo de la AOD en una proporción del 0,7 por ciento del PIB de los países ricos; el principio de responsabilidad común pero diferenciada entre los países que degradan la biosfera, y el párrafo sobre la repartición de los beneficios de la biodiversidad”. Por su parte, el secretario general de la ONU Kofi Annan, aunque reconoció al cierre de la Cumbre “que no se había logrado todo lo que se esperaba”, insistió en que “no se podía hablar de un fracaso”. Agregó: “La Cumbre ha impulsado hacia la acción global a muchos sectores sociales y ha hecho del desarrollo sostenible una realidad. Los gobiernos han acordado aquí una serie impresionante de compromisos y acciones que supondrán un auténtico cambio para la gente en todas las regiones del mundo. La Cumbre representa un gran paso en el desarrollo de la colaboración, con la unión de la ONU, gobiernos, mundo de los negocios y sociedad civil para aumentar el fondo de recursos para atacar los problemas a escala global”. En sentido similar habló el presidente de Suráfrica Thabo Mbeki, al clausurar la Cumbre, expresando: “La cuestión crítica es qué va a pasar después de la Cumbre. El que estas decisiones se lleven a la práctica o no, es lo que va a determinar si Johannesburgo ha sido un éxito o no”. Otro tanto indicó el Representante de la Unión Europea, el primer ministro danés Anders Fogh Rasmunssen, quien mostró un tono de satisfacción al indicar que “en estas cumbres hay que negociar y no siempre se logra todo lo que se pretende. Tenemos los objetivos, ahora queremos la acción”, concluyó. A falta de conclusión sobre esta cumbre, dejamos a los lectores de la Revista BCV la libertad para que se formen su propia opinión y extraigan sus propias conclusiones respecto de este controvertido evento de la ONU sobre Desarrollo Sostenible. Para la reflexión de todos, queremos transcribir parte de la declaración emitida por las ONG de Francia al cierre de la Cumbre que –entre otras cosas– expresaron lo siguiente: La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas 253 Para las ONG, la Cumbre de la Tierra es globalmente una decepción. Los gobiernos continúan mostrando una trágica falta de voluntad al no traducir los principios de Río en acciones concretas. Al contrario, hemos asistido a una sumisión irresponsable de los estados a la globalización manejada por las multinacionales. Las ONG denuncian con pelos y señales el fracaso en proteger la Tierra, la biodiversidad y los hombres; el fracaso en reconocer la primacía de la dignidad humana y de los derechos del hombre como un principio fundamental; la falta de responsabilidad de los estados, y la promoción del mercado como árbitro principal de los asuntos sociales y del medio ambiente. Declaración de Johannesburgo sobre el Desarrollo Sostenible / Documento político* Desde nuestros orígenes hasta el futuro 1. Nosotros, los representantes de los pueblos del mundo, reunidos en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible en Johannesburgo, Sudáfrica, del 2 al 4 de septiembre de 2002, reafirmamos nuestro compromiso con el desarrollo sostenible. 2. Nos comprometemos a levantar una sociedad mundial humanitaria, equitativa y bondadosa, consciente de la necesidad de la dignidad humana de todos. 3. Al comienzo de la Cumbre, los niños del mundo, hablando con voz simple y clara, nos han dicho que el futuro les pertenece a ellos y, en consecuencia, nos han desafiado a todos nosotros a que velemos por que, merced a nuestros actos, ellos puedan heredar un mundo libre de la indignidad y la indecencia causadas por la pobreza, la degradación ambiental y las pautas de desarrollo insostenible. 4. Como parte de nuestra respuesta a estos niños, que representan nuestro futuro colectivo, todos nosotros, oriundos de todas las comarcas de la Tierra, condicionados por distintas experiencias de la vida, nos hemos unido, conmovidos por un sentido profundo de que necesitamos urgentemente crear un mundo nuevo y más luminoso, donde haya esperanza. * Proyecto de declaración política presentado por el Presidente de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible celebrada en Johannesburgo (Sudáfrica) entre el 26 de agosto y el 4 de septiembre. La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas 254 5. Por consiguiente, asumimos la responsabilidad colectiva de promover y fortalecer los pilares interdependientes y sinérgicos del desarrollo sostenible –desarrollo económico, desarrollo social y protección ambiental– en los planos local, nacional, regional y mundial. 6. Desde este continente, cuna de la humanidad, declaramos, mediante el Plan de Aplicación de las Decisiones de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible y la presente declaración, la responsabilidad que tenemos hacia nuestros semejantes hacia nuestros hijos y hacia la comunidad toda de los seres vivos. 7. Reconociendo que la humanidad se encuentra en una encrucijada, nos hemos unido con la determinación común de realizar un esfuerzo resuelto por responder positivamente a la necesidad de formular un plan práctico y visible que permita lograr la erradicación de la pobreza y el desarrollo humano. De Estocolmo a Río de Janeiro a Johannesburgo 8. Hace 30 años, en Estocolmo, nos pusimos de acuerdo sobre la urgente necesidad de responder al problema del deterioro del medio ambiente. Hace diez años, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, celebrada en Río de Janeiro, convinimos en que la protección del medio ambiente, el desarrollo social y el desarrollo económico eran fundamentales para lograr el desarrollo sostenible basado en los Principios de Río. Para alcanzar este objetivo aprobamos el programa mundial titulado “Programa 21” y la Declaración de Río sobre Medio Ambiente y el Desarrollo, respecto de los cuales reafirmamos nuestro compromiso. La Conferencia de Río constituyó un hito importante que estableció un nuevo plan de acción para el desarrollo sostenible. 9. En el intervalo entre la Conferencia de Río y la de Johannesburgo, las naciones del mundo se han reunido en varias grandes conferencias bajo los auspicios de las Naciones Unidas, incluidas la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo y la Conferencia Ministerial de Doha. Estas conferencias delinearon a los ojos del mundo el panorama del futuro de la humanidad. 10. En la Cumbre de Johannesburgo hemos realizado una valiosa labor al reunir una variada gama de pueblos y opiniones en una búsqueda constructiva del camino común hacia un mundo que respete y ponga en práctica el concepto del desarrollo sostenible. La Cumbre de Johannesburgo ha confirmado asimismo el importante progreso realizado hacia la consecución de un consenso mundial y una alianza entre todos los pueblos del planeta. La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas 255 Los grandes problemas que debemos resolver 11. Reconocemos que la erradicación de la pobreza, la modificación de pautas insostenibles de producción y consumo, la protección y ordenación de la base de recursos naturales para el desarrollo social y económico son objetivos primordiales y requisitos fundamentales de un desarrollo sostenible. 12. La profunda fisura que divide a la sociedad humana entre ricos y pobres, así como el abismo cada vez mayor que separa al mundo desarrollado del mundo en desarrollo representan una grave amenaza a la prosperidad, seguridad y estabilidad mundiales. 13. El medio ambiente mundial sigue deteriorándose. Continúa la pérdida de biodiversidad; siguen agotándose las poblaciones de peces; la desertificación avanza cobrándose cada vez más tierras fértiles; ya se hacen evidentes los efectos adversos del cambio del clima; los desastres naturales son más frecuentes y más devastadores, y los países en desarrollo se han vuelto más vulnerables, en tanto que la contaminación del aire, el agua y los mares sigue privando a millones de seres humanos de una vida decente. 14. La globalización ha agregado una nueva dimensión a estos problemas. La rápida integración de los mercados, la movilidad del capital y los apreciables aumentos en las corrientes de inversión en todo el mundo han creado nuevos problemas y oportunidades para la consecución del desarrollo sostenible. Pero los beneficios y costos de la globalización no se distribuyen de forma pareja y a los países en desarrollo les resulta especialmente difícil responder a este reto. 15. Corremos el riesgo de que estas disparidades mundiales se vuelvan permanentes y, si no actuamos de manera que cambiemos radicalmente sus vidas, los pobres del mundo pueden perder la fe en sus representantes y en los sistemas democráticos con los cuales estamos comprometidos, y empezar a sentir que sus representantes vienen a ser sólo metal que resuena o címbalo que retiñe. Nuestro compromiso con el desarrollo sostenible 16. Estamos resueltos a velar porque nuestra rica diversidad, fuente de nuestra fuerza colectiva, sea utilizada en una alianza constructiva para el cambio y para la consecución del objetivo común del desarrollo sostenible. 16 bis. Reconociendo la importancia de crear solidaridad humana, exhortamos a que se fomenten el diálogo y la cooperación entre las civilizaciones de raza, discapacidad, religión, idioma, cultura o tradición. La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas 256 17. Nos felicitamos de que la Cumbre de Johannesburgo haya centrado la atención en la indivisibilidad de la dignidad humana y estamos resueltos, mediante la adopción de decisiones sobre objetivos, calendarios y asociaciones para la colaboración, a aumentar rápidamente el acceso a servicios básicos como el suministro de agua potable, saneamiento, vivienda adecuada, energía, atención de la salud, seguridad alimentaria y protección de la biodiversidad. Al mismo tiempo colaboraremos para ayudarnos unos a otros a tener acceso a recursos financieros, beneficiarnos de la apertura de mercados, lograr la creación de capacidad, utilizar la tecnología moderna para lograr el desarrollo y asegurarnos de que haya transferencia de tecnología, desarrollo de los recursos humanos, educación y capacitación a fin de erradicar para siempre el subdesarrollo. 17 bis. Reafirmamos nuestra promesa de hacer especial hincapié en la lucha contra las condiciones mundiales que representan graves amenazas al desarrollo sostenible de nuestra población y darle prioridad. Entre estas condiciones cabe mencionar: el hambre crónica, la malnutrición, la ocupación extranjera, los conflictos armados, los problemas del tráfico ilícito de armas, la trata de personas, el terrorismo, la intolerancia y la incitación al odio racial, étnico religioso y de otra índole, la xenofobia y las enfermedades endémicas, transmisibles y crónicas, en particular VIH/sida, el paludismo y la tuberculosis. 18. Nos hemos comprometido a asegurar que la potenciación y emancipación de la mujer y la igualdad de los sexos sean integradas en todas las actividades abarcadas por el Programa 21, los objetivos de Desarrollo del Milenio y el Plan de Aplicación de las Decisiones de la Cumbre. 19. Reconocemos la realidad de que la sociedad global tiene los medios y está dotada de los recursos para recoger los retos de la erradicación de la pobreza y el logro del desarrollo sostenible a que hace frente toda la humanidad. Unidos tomaremos las medidas adicionales para velar porque estos recursos disponibles sean aprovechados en beneficio de toda la humanidad. 20. A este respecto, a fin de contribuir a la consecución de nuestras metas y objetivos de desarrollo, instamos a los países desarrollados que no lo hayan hecho a que hagan esfuerzos concretos por alcanzar los niveles internacionalmente convenidos de asistencia oficial para el desarrollo. 21. Celebramos y apoyamos la aparición de agrupaciones y alianzas regionales más fuertes, como la Nueva Alianza para el Desarrollo de África, para promover la cooperación regional, una mayor cooperación internacional y el desarrollo sostenible. 22. Seguiremos prestando especial atención a las necesidades de desarrollo de los pequeños estados insulares en desarrollo y los países menos adelantados. La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas 257 22 bis. Reafirmamos el papel vital de las poblaciones indígenas en el desarrollo sostenible. 23. Reconocemos que el desarrollo sostenible exige una perspectiva de largo plazo y una amplia participación en la formulación de políticas, la adopción de decisiones y la aplicación a todos los niveles. Como colaboradores sociales, seguiremos bregando por la formación de asociaciones estables con todos los grandes grupos, respetando el importante papel independiente que desempeña cada uno de ellos. 24. Hemos convenido que en la realización de sus actividades legítimas el sector privado, incluidas tanto las grandes empresas como las pequeñas, tiene el deber de contribuir a la evolución de comunidades y sociedades equitativas y sostenibles. 25. También hemos convenido en prestar asistencia a fin de aumentar las oportunidades de empleo generador de ingresos, teniendo en cuenta la Declaración de Principios de la Organización Internacional del Trabajo relativa a los Derechos Fundamentales en el Trabajo. 26. Hemos convenido en que es necesario que las empresas del sector privado cumplan la obligación de rendir cuentas, rendición que ha de tener lugar en un entorno reglamentario transparente y estable. 27. Nos comprometemos a fortalecer y mejorar la gobernanza en todos los planos para lograr la aplicación efectiva del Programa 21, los objetivos de Desarrollo del Milenio y el Plan de Aplicación de las Decisiones de la Cumbre. El multilateralismo es el futuro 28. Para lograr nuestros objetivos de desarrollo sostenible necesitamos instituciones internacionales y multilaterales más eficaces, democráticas y dispuestas a rendir cuentas. 29. Reafirmamos nuestra adhesión a los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas y al derecho internacional, así como al fortalecimiento del multilateralismo. Apoyamos la función rectora de las Naciones Unidas que, por ser la organización más universal y representativa del mundo, es la más indicada para promover el desarrollo sostenible. 30. Nos comprometemos además a vigilar periódicamente el avance en la persecución de nuestros objetivos y metas de desarrollo sostenible. La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas 258 Cómo lograrlo 31. Estamos de acuerdo en que debe ser éste un proceso inclusivo, con intervención de todos los grandes grupos y gobiernos que participaron en la histórica Cumbre de Johannesburgo. 32. Nos comprometemos a trabajar juntos, unidos por la determinación común de salvar a nuestro planeta, promover el desarrollo humano y lograr la prosperidad y la paz universales. 33. Nos comprometemos a cumplir el Plan de Aplicación de las Decisiones de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible y a acelerar la consecución de los objetivos socioeconómicos y ambientales en los plazos que allí se fijan. 34. Desde el continente africano, cuna de la humanidad, prometemos solemnemente a los pueblos del mundo y a las generaciones que heredarán la Tierra, que estamos decididos a velar porque se haga realidad nuestra esperanza colectiva de un desarrollo sostenible. Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002, pp. 265-285 • ISSN: 0005-4720 Cumbre II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur1 Presentación / Rafael Rangel* Consistentes con el enfoque que ha emprendido la Revista BCV, a través de la Sección de Documentos, de conferir especial relevancia a los compromisos asumidos en eventos mundiales y regionales significativos, en particular los referidos a la América Latina, se anexa el llamado Consenso de Guayaquil sobre Integración, Seguridad e Infraestructura, que fue aprobado en la II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur, celebrada en Guayaquil los días 26 y 27 de julio pasado. En esta segunda cumbre, a la cual asistieron los mandatarios de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela, así como los ministros de Relaciones Exteriores de Guyana y Suriname, se dio continuidad al proyecto lanzado por el presidente Fernando Henrique Cardoso de Brasil el año 2000. Por consiguiente, este nuevo encuentro presidencial se realizó casi dos años después de la I Cumbre de Brasilia, iniciativa que fue calificada de muy importante porque abría un nuevo espacio de cooperación, diálogo y concertación al más alto nivel entre todos los países suramericanos. A objeto de evitar cualquier suspicacia sobre la reunión convocada, vale la pena recordar una frase del discurso del presidente Cardoso en la * Rafael Rangel Vargas es asesor para Asuntos Internacionales de la Presidencia del Banco Central de Venezuela. Licenciado en Estudios Internacionales por la Universidad Central de Venezuela. Certificat d’Études Supérieures en Ciencias Políticas, Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Ginebra, Suiza. Correo electrónico: rrangel@bcv.org.ve 1 La Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur se celebró en Guayaquil los días 26 y 27 de julio de 2002. II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur 260 sesión inaugural de la Cumbre de Brasilia, en la cual describió las características del encuentro en los siguientes términos: “El Foro suramericano no será ni conflictivo ni competitivo con otros mecanismos existentes, ya que tiene su propio espacio, cuantiosos recursos e intereses compartidos entre todos, lo que le permitirá no sólo buscar solución a sus problemas, sino definir políticas y proyectos sobre temas concretos”. A juicio de especialistas, en Brasilia se inició un nuevo proceso de rescate y fortalecimiento de nuestra soberanía e independencia y, al mismo tiempo, se forjó una nueva solidaridad latinoamericana para responder, entre otras cosas, a los riesgos de la globalización y al desafío que representa el establecimiento de una zona hemisférica de libre comercio, conocida como ALCA, sin que previamente nos hayamos preparado para negociar en bloque y sin que se observe un avance sustancial de la integración entre los procesos subregionales, caso del Mercosur y la Comunidad Andina de Naciones (CAN). En la Cumbre de Brasilia, antecedente de Guayaquil, se otorgó especial atención a cinco temas específicos: (a) La democracia, concebida como “el fundamento de la legitimidad de los sistemas políticos y la condición indispensable para la paz, la estabilidad y el desarrollo de la región”, pero respetando las realidades de cada país de Suramérica, y con el compromiso de “realizar consultas políticas en caso de amenaza de ruptura del orden democrático en América del Sur”; (b) La integración y el comercio, con miras a fortalecer el intercambio intrarregional y propiciar la convergencia y asociación de los esquemas subregionales de integración existentes, en particular entre Mercosur y la CAN, incorporando a Chile, Guyana y Suriname, coincidiendo en establecer un “espacio económico ampliado en la región”, basado en el regionalismo abierto y en la necesidad de reforzar la posición de los países de América del Sur en las negociaciones internacionales, así como con países y bloques de países fuera de la región; (c) Infraestructura física de integración, a objeto de ampliar y modernizar las redes de comunicación existentes que permita una vinculación más efectiva entre todos los países suramericanos, incluyendo redes multimodales de transporte (terrestres, fluviales marítimas y aéreas), integración energética y las telecomunicaciones; (d) La drogas y delitos conexos, expresando su preocupación por estos fenómenos perturbadores que “representan riesgos para la integridad de las estructuras políticas, económicas y sociales de los países suramericanos”; y (e) El dominio de la información, el conocimiento y la tecnología, temas respecto de los cuales “coincidieron en la percepción de que en las últimas décadas del siglo XX han presenciado la manifestación de una revolución del conocimiento sin precedentes, cuyas consecuencias afectan todos los ámbitos de la vida y se dejarán sentir con una intensidad todavía mayor en el futuro”. La posición definida sobre cada uno de estos cinco temas, que desde Brasilia forman la plataforma de acción de este nuevo foro suramericano, se acompañó con una serie de pronunciamientos sobre otros asuntos, destacando –entre ellos– los siguientes: el espíritu de entendimiento y armonía que identifica las II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur 261 relaciones y la cooperación entre los países de América del Sur y que debe ser constantemente promovido; la convicción de que la contigüidad geográfica y la comunidad de valores conducen a la necesidad de una agenda común de oportunidades y desafíos específicos; que la paz y el clima de amistad y cooperación entre los doce países suramericanos son características que distinguen favorablemente a la región en el ámbito internacional; se reafirmó que la paz, la democracia y la integración constituyen elementos indispensables para garantizar el desarrollo y la seguridad de la región. En fin, como lo expresa la Declaración de Brasilia, los presidentes asistentes a la I Cumbre Suramericana coincidieron en que: “La cohesión de América del Sur constituye también un elemento esencial para determinar, en forma favorable, su inserción en la economía mundial. Los desafíos de la globalización –sus efectos desiguales para diferentes grupos de países, y dentro de los países, para sus habitantes– podrán ser mejor enfrentados en la medida en que la región profundice su integración y continúe, de forma cada vez más eficaz, actuando coordinada y solidariamente en el tratamiento de los grandes temas de la agenda económica y social internacional”. Por otra parte, como forma de apuntalar las virtudes del nuevo foro para la unidad de la región, coincidieron en que la articulación de América del Sur significa, por lo tanto, fortalecer América Latina y el Caribe, y que la consolidación e instrumentación de la identidad suramericana contribuirán a fortalecer otros organismos, mecanismos o procesos regionales con un alcance geográfico más amplio. Es así como en Brasilia se concluyó que: “Esa identidad latinoamericana, que se consolida en países que comparten una vecindad geográfica, refuerza y complementa los lazos bilaterales y multilaterales con las otras naciones de América Latina y el Caribe, del continente y del mundo”. En consecuencia, al evaluar los resultados de la I Cumbre, desde el punto de vista político se puede apreciar lo siguiente: [i] La celebración del evento y el surgimiento de este nuevo foro representa un hecho histórico, ya que América del Sur se colocó a la vanguardia en el hemisferio al identificar un espacio propio de acción, en momentos en que Latinoamérica carecía de iniciativas como bloque; [ii] Brasilia sirvió, además, para un fructífero intercambio de ideas sobre la necesidad de crear un escenario de acción común, reconociendo la necesidad de avanzar hacia niveles superiores de concertación no sólo económica y social, sino también política; [iii] En cuanto al comercio y la integración regional, aparte de examinar las diversas opciones que auspician los países suramericanos, entre los que favorecen una negociación para establecer el ALCA y los que se inclinan por avanzar en la convergencia y articulación del Mercosur y la CAN, se priorizó este último enfoque; y [iv] Debemos reconocer que en Brasilia se perfiló una América del Sur más sólida, unida en torno a intereses recíprocos y con una aspiración común: primero Suramérica. Si bien éste fue el legado que recibió la Cumbre de Guayaquil, también es cierto que las características del entorno internacional que rodearon el primer encuentro de Brasilia fueron totalmente diferentes. En efecto, a comienzos del II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur 262 presente año –bajo el impacto de los actos terroristas del 11 de septiembre de 2001– se pensaba que la región había perdido importancia, en parte como resultado de la guerra antiterrorista y de las nuevas prioridades que plantea el actual sistema mundial en proceso de redefinición. El interés de las principales potencias, en especial de EE UU, por un lado se concentró en sus propios problemas y en la necesidad de reforzar la seguridad interna y evitar la repetición de nuevos atentados terroristas; y por otro lado, en perfeccionar y ampliar alianzas políticas y militares como en el caso de la OTAN, a fin de neutralizar reales o potenciales enemigos y convertirlos en aliados, como ocurrió con Rusia. Esta situación no existía en el momento de la Cumbre de Brasilia y más bien se respiraba un ambiente de optimismo sobre las posibilidades de la región de iniciar un proceso de crecimiento económico y desarrollo social. Dos años después, el clima que rodeó la Cumbre de Guayaquil es muy diferente al de Brasilia, no sólo por la pérdida de importancia de América Latina como área estratégica de interés para EE UU y otras potencias, sino por la prolongada crisis de Argentina, tanto económica como política, acompañada por una explosión social de nuevo tipo que convirtió a la clase media en protagonista, junto con los obreros y trabajadores asalariados, pero también a los desempleados. La crisis argentina, con sus repercusiones en otros países de la región, fue vista con mucha preocupación, tanto por los riesgos de una propagación de la misma, y sus efectos en otras economías, como por sus implicaciones políticas y el efecto contagio en las democracias latinoamericanas, sin descartar explosiones sociales en cadena y un posible incremento de la inestabilidad política e ingobernabilidad de la región. Según el último informe de la Cepal, dado a conocer a principios de agosto pasado, estamos frente a una “crisis global”, desencadenada por una profunda desaceleración mundial y agudizada en América Latina, a partir del default argentino. En dicho informe se estima que este año en América Latina y el Caribe habrá una caída del PIB entre 0,5 por ciento y 1 por ciento, lo que es considerado muy delicado porque el pasado año el crecimiento de la región fue apenas del 0,5 por ciento. El citado informe de la Cepal concluye reiterando los pronósticos recesivos, acompañados con números rojos respecto del desempleo, los salarios y la distribución de ingresos. En cuanto a la crisis de Argentina, que no parece tener una solución de corto plazo, ni siquiera con el apoyo del FMI, se han hecho evidentes las repercusiones en otros países de la región, en particular en la zona del Cono Sur, al provocar serios problemas en las economías del Uruguay, Paraguay y también en Brasil, países que no sólo tendrán una severa caída en su crecimiento, sino que empiezan a transitar el camino de una recesión. La situación brasileña se ha tornado muy preocupante, al punto de que el FMI le concedió un paquete crediticio de 30.000 millones de dólares, debido al impacto de la crisis argentina, pero también de la recesión mundial y el temor a que en las elecciones presidenciales de octubre triunfe un candidato de izquierda. En otras palabras, el modelo neoliberal que en los años noventa generó cierta estabilidad y crecimiento en algunas economías latinoamericanas, hoy parece enfrentar crecientes dificultades. II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur 263 Con este trasfondo se inició la Cumbre de Guayaquil, inaugurada por el presidente del Ecuador Gustavo Noboa, quien en su discurso habló de la necesidad de la unión y de la integración regional, de que Suramérica tenga una sola voz, al tiempo que propuso “la construcción de un espacio integrado que, desde una perspectiva política, pueda defender con solvencia, con pragmatismo y visión histórica, los intereses fundamentales de nuestros pueblos”. El Presidente del Ecuador, anfitrión de la II Cumbre Suramericana, agregó un conjunto de ideas que ayudaron a situar el evento en la actual coyuntura regional y mundial, resaltando las siguientes: “Hoy, en esta reunión, el tema central sigue siendo el mismo: el destino de nuestros pueblos, en circunstancias en que nos enfrentamos a los retos de una nueva etapa histórica signada por la globalización y en medio de inéditos desafíos con que iniciamos lo que será la aventura humana del siglo XXI. (…) Constituye una exigencia histórica el que, en cuanto gobernantes, hagamos el mayor y mejor esfuerzos para dejar atrás nuestras diferencias y emprendamos un gran esquema compartido que nos permita participar en forma ventajosa en la economía mundial, tal como lo señala el mandato de Brasilia. (…) Ese esfuerzo deberá tomar en cuenta los intereses globales de la región y, al mismo tiempo, sus diversas peculiaridades a fin de que logremos un resultado justo, equilibrado y también pragmático, es decir, posible. En este orden de ideas, esta segunda reunión presidencial en Guayaquil deberá ser el escenario para que la gesta iniciada en Brasilia se consolide y profundice, abarcando los temas de mayor interés de nuestros pueblos y con una visión de futuro”. El presidente Noboa, al presentar el proyecto del “Consenso de Guayaquil”, agregó: “El mundo del siglo XXI parece configurarse en grandes bloques de poder y, por ello, la urgencia de que regiones unidas por la geografía, la historia, la cultura y similares aspiraciones y carencias, logren consolidar un frente común que pueda participar con éxito en las nuevas condiciones de la realidad contemporánea. (…) En Brasilia, los presidentes suramericanos sentaron las bases de lo que podríamos denominar un proyecto sudamericano. Hoy, en Guayaquil, la tarea deberá consolidarse, profundizarse y expandirse. (…) El Consenso sobre Integración, Seguridad e Infraestructura para el Desarrollo se orienta (…) hacia la consolidación de un espacio sudamericano que, fundamentado en la integración de carácter vial, energética y económica, contempla a la vez la seguridad de los pueblos, el fortalecimiento del convivir democrático, una manera de garantizar a las nuevas generaciones un futuro digno y promisorio. (…) Implica ante todo una reafirmación de los compromisos de Brasilia y una evaluación de los palpables avances alcanzados en estos dos años en la ejecución de la iniciativa de integración de la infraestructura regional de América del Sur. Al mismo tiempo, y en ello mi gobierno ha puesto especial empeño, propone avanzar hacia la configuración de un espacio de cooperación y seguridad energética sudamericano en el contexto de este esquema integrador. En esta concepción se ha tenido especial cuidado en tomar en cuenta las necesidades vitales de nuestros países, su autonomía e independencia en esta materia y la conveniencia de estimular la convergencia de sus respectivas II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur 264 políticas energéticas y normativas, fortalecer el sector de servicios de energía, con miras a una progresiva integración de los mercados energéticos regionales, que permitan configurar en el futuro una ‘Carta Energética Sudamericana’ con principios y objetivos rectores para el sector. Finalizó su discurso el Presidente del Ecuador con la siguiente frase: “Hagamos de esta reunión un punto de inflexión entre el pasado y el futuro, en beneficio de los pueblos sudamericanos y en prosecución de los mandatos de Brasilia”. En cuanto a los resultados concretos de la II Cumbre Suramericana, la declaración final denominada Consenso de Guayaquil sobre Integración, Seguridad e Infraestructura Física para el Desarrollo, contiene un total de 34 puntos sustantivos, destacando la reiteración de los compromisos asumidos en la I Cumbre de Brasilia sobre democracia, derechos humanos y la necesidad de su fortalecimiento; la voluntad de luchar con eficacia contra el terrorismo, el narcotráfico y la corrupción, entre otros temas. Respecto de la democracia, vale la pena señalar que los presidentes advirtieron que “la crisis de financiamiento y escasez de recursos para la inversión productiva son una amenaza para la democracia y requieren del apoyo financiero de la comunidad internacional para mantener el sistema político”. Por otra parte, además de expresar su solidaridad con Colombia y Argentina, así como el apoyo para contribuir a la solución de las crisis que afectan ambos países, los mandatarios suramericanos comprometieron su voluntad para continuar impulsando acciones conjuntas y coordinadas de cooperación, a objeto de conformar un espacio común para acelerar el desarrollo de la región. Asimismo, cumpliendo con lo acordado en Brasilia de reconocer que la paz, la democracia y la integración constituyen elementos indispensables para garantizar el desarrollo y la seguridad de la región, se acordó declarar América del Sur como Zona de Paz y Cooperación (ver texto anexo), con el objeto de alcanzar una convivencia pacífica entre las naciones y lograr una limitación gradual de los gastos de defensa y una mayor transparencia en la compra de armas y otros equipos militares. Por consiguiente, en la Declaración proscriben el uso o la amenaza del uso de la fuerza entre los estados; el emplazamiento, desarrollo, fabricación, posesión, despliegue, experimentación y utilización de todo tipo de armas de destrucción en masa, incluyendo las nucleares, químicas, biológicas y tóxicas. En general, se puede afirmar que los 12 países de la región consolidaron –a través de los acuerdos sobre cuatro bloques de temas– su voluntad y decisión de seguir impulsando acciones coordinadas y la cooperación con miras a la conformación de un espacio común en el subcontinente. Con esa concepción asignaron una importancia estratégica fundamental a la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional de América del Sur (IIRSA), con base en la noción de que al desarrollo sinérgico del transporte, la energía y las telecomunicaciones se puede otorgar un impulso decisivo al objetivo de traspasar las barreras geográficas, acercar los mercados y abrir nuevas oportunidades económicas a la región suramericana. Por consiguiente, IIRSA implica –entre otras cosas– corregir las fallas y deficiencias en las comunicaciones fronterizas y avanzar hacia una red de infraestructura física, convencidos de II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur 265 que hasta tanto no se logren mayores progresos en esta esfera, el comercio intrarregional seguirá siendo afectado por los altos fletes del transporte terrestre, fluvial y aéreo. Se agregan dos requerimientos más, referidos a la interconexión energética y el desarrollo de una red de telecomunicaciones en América del Sur, que es necesario integrar para facilitar el flujo comercial de bienes, servicios y tecnología entre los mercados suramericanos. En este sentido, en la Cumbre de Guayaquil, además de evaluar los avances en la ejecución de IIRSA, que contempla la activación de 162 proyectos de transporte, energía y telecomunicaciones, y que suponen una inversión inicial estimada en 25 mil millones de dólares, se coincidió en que la integración y el desarrollo de la infraestructura física son dos líneas de acción que se complementan. Por consiguiente, la formación del espacio suramericano ampliado dependerá de la complementación y expansión de los proyectos existentes y de la identificación de nuevos proyectos de infraestructura de integración, orientados por principios de sostenibilidad social y ambiental, con capacidad de atracción de capitales extrarregionales y la generación de efectos multiplicadores intrarregionales. Otra área importante en la cual los jefes de Estado y de gobierno decidieron poner especial énfasis, tiene que ver con el propósito de crear un espacio económico ampliado en Suramérica, aun reconociendo la complejidad y las dificultades que se han presentado en las negociaciones para establecer una zona suramericana de libre comercio, mediante la convergencia y articulación entre la CAN y el Mercosur. En tal sentido, hubo un firme compromiso para que las negociaciones entre estos dos bloques de integración concluyan antes de finalizar el presente año. Entre los factores que han dificultado el logro de este objetivo, que nació en la Cumbre de Brasilia, destacan los siguientes: las crisis económicas y los problemas políticos que han afectado a diversos países de la región, destacando el caso de Argentina, con efectos adversos en los países del Cono Sur, agregándose ahora la crisis de Brasil; el carácter asimétrico de las economías del subcontinente y las diferencias crecientes en cuanto a niveles de desarrollo, tanto al interior de Mercosur como de la CAN; las divergencias existentes entre las diversas formas de vinculación de las economías nacionales con países de fuera de la región, a lo cual se agregan los dispares grados de avance institucional, observándose que la CAN ha logrado mayores progresos en esta materia que el Mercosur, que tiene una estructura institucional incipiente; y la ausencia de una infraestructura física integradora, que ha convertido a los obstáculos geográficos en una barrera al comercio, limitando las posibilidades de una integración más equilibrada entre todos los países de América del Sur. Por supuesto, no se pueden ignorar las presiones ejercidas por las corporaciones transnacionales y algunas potencias industrializadas, en especial de EE UU, que con sus políticas y planes desalientan una integración más autónoma e independiente de Latinoamérica, temerosos de que pueda dificultar las negociaciones de ALCA. Un tercer aspecto examinado en Guayaquil está referido a la energía, la ciencia y la tecnología. En cuanto al primero, los gobiernos suramericanos reafirmaron II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur 266 el papel estratégico de este sector para el desarrollo económico y social de la región. Al respecto, subrayaron la necesidad de aumentar los niveles de seguridad, confiabilidad y calidad del suministro de energía, y la conveniencia de desarrollar mercados energéticos regionales, con prácticas compatibles con los principios del desarrollo sustentable. Asimismo se convino en promover una mayor interconexión e intercambios energéticos; el impulso a las actividades de búsqueda, exploración y diversificación de fuentes alternativas; el fortalecimiento del sector de servicios de energía, incluyendo el establecimiento de “cadenas productivas” entre empresas suramericanas, y la armonización de los marcos legales y técnicos en este ámbito. En fin, no hay dudas de que las decisiones en materia energética pasan a tener una gran trascendencia en el proceso de cooperación e integración del subcontinente, que se concreta con la decisión de los presidentes de coordinar acciones a efectos de contribuir a una amplia y progresiva integración energética, que se oriente hacia una agenda dirigida al estudio de las bases para la posterior formulación de una eventual “Carta Energética de América del Sur”. En la concepción de atribuir al sector energético el carácter de motor de la integración, y reconocer la necesidad de una mayor aproximación entre los países de la región, acogieron la propuesta del presidente de Venezuela Hugo Chávez de “impulsar la coordinación de acciones que amplíen la integración energética”, quien, además, planteó crear una especie de “Petroamérica”, como empresa multiestatal, petrolera y gasífera, con el propósito de aprovechar los recursos energéticos de que dispone cada uno de los países de la región. Respecto de la ciencia y la tecnología, incluidas la información y las comunicaciones, los presidentes en Guayaquil asignaron prioridad a su desarrollo dentro del ámbito regional y dispusieron impulsar y profundizar la cooperación entre los países suramericanos, particularmente en el campo de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones. Al respecto, expresaron su beneplácito por el establecimiento del “Programa Suramericano de Apoyo a las Actividades de Cooperación en Ciencia y Tecnología (PROSUL), propuesto y apoyado por Brasil. Por otro lado, hay que resaltar del “Consenso de Guayaquil” la voluntad expresada por los presidentes de coordinar y concertar posiciones entre los países de América del Sur en las distintas negociaciones y foros al nivel internacional, con el firme propósito de mejorar la posición negociadora regional y priorizar los intereses del subcontinente. En este contexto, los presidentes instruyeron a sus autoridades nacionales para que participen coordinadamente en las negociaciones multilaterales relacionadas con el comercio de bienes y servicios energéticos. Finalmente, en este mismo marco, al enfatizar la importancia de las negociaciones CA-Mercosur, reiteraron que es imprescindible concluirlas en el presente año para fortalecer, de este modo, su capacidad negociadora en otros procesos, particularmente el ALCA. En cuanto a este último tema, los presidentes acordaron que, en lo que concierne a la participación de los países con pequeñas economías en las negociaciones del ALCA, “que este proceso debe considerar apropiadamente las circunstancias, necesidades, condiciones económicas y oportunidades de dichos países. A tal fin respaldaron la necesidad de encontrar II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur 267 modalidades apropiadas dirigidas a fortalecer la capacidad de estos países para participar en el proceso negociador del ALCA”. Dos temas adicionales, aunque no hay ninguna mención en el “Consenso de Guayaquil”, fueron objeto de comentarios, censuras y críticas, especialmente en los discursos de la sesión inaugural de la Cumbre, a saber: la necesidad de reformar la actual arquitectura financiera internacional, nacida de la Conferencia de Bretton Woods, y las medidas proteccionistas y los subsidios agrícolas de los países industrializados. En cuanto al primer punto, referido a la labor de los organismos financieros internacionales, liderados por el FMI, destaca lo dicho por el presidente de Chile Ricardo Lagos, quien expresó: “Es muy difícil que esos organismos puedan seguir funcionando mediante recetas genéricas, sin considerar las especificidades de cada país”. Sobre el segundo punto, relativo a las medidas proteccionistas y los subsidios, resalta lo dicho por el presidente del Ecuador Gustavo Noboa, al indicar que: “América Latina se caracteriza por su extrema vulnerabilidad, hoy agudizada por la persistencia de políticas proteccionistas y de subsidios en los países industrializados, que impiden el desarrollo armónico y sustentable de las naciones emergentes”. Al hablar sobre el mismo tema, el presidente Cardoso de Brasil afirmó: “Las señales que han sido emitidas por los gobiernos del Norte no han sido de apertura, han sido de restricción. Se habla de integración, pero se ponen al margen los productos que interesan efectivamente a los países en desarrollo. No hay avances significativos en la redefinición del modo como se gobierna al mundo”. Al evaluar los resultados de la Cumbre de Guayaquil se puede afirmar que, a pesar del adverso escenario global y regional, caracterizados ambos por la incertidumbre y la presencia de factores perturbadores tanto políticos como económicos y sociales, los jefes de Estado y de gobierno de los países de América del Sur, a casi dos años de la I Cumbre de Brasilia, han dado un nuevo ejemplo de unión y solidaridad en el recién celebrado encuentro de Guayaquil. No hay dudas de que la región sale fortalecida de este evento y el Foro, nacido bajo los auspicios del actual presidente de Brasil Fernando Henrique Cardoso, se consolida como un nuevo espacio suramericano de diálogo, concertación y cooperación al más alto nivel, complementario y no competitivo de los ya existentes. El “Consenso de Guayaquil sobre Integración, Seguridad e Infraestructura para el Desarrollo”, antes que una declaración retórica y vacía, se convierte en una plataforma de acción concreta, que apunta a recuperar el papel de actor que América Latina y el Caribe había visto disminuir en los últimos años, dotándose la región suramericana de una nueva visión y una mayor capacidad para negociar como bloque frente a terceros países, en especial las potencias industrializadas, y en las reuniones de los organismos internacionales tanto fuera como dentro del sistema de las Naciones Unidas. Sin ignorar las turbulencias políticas y las crisis económicas, derivadas en parte de la grave situación de Argentina, que tiende a propagarse y afectar a otros países de la región, así como la existencia de intereses que aún prevalecen y que en ciertos momentos dividen a los países suramericanos, se debe reconocer II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur 268 que de la Cumbre de Guayaquil ha surgido una posición consensuada de doce naciones que tratan de superar el trauma sufrido por el sistema mundial con los actos terroristas del pasado 11 de septiembre de 2001, y que se niegan a ser relegados del nuevo orden internacional que se está construyendo. Con ese espíritu, primero en Brasilia y ahora en Guayaquil, América del Sur ha definido un camino propio, que no es otro que la integración en todos los órdenes posibles, comenzando por la convergencia y articulación entre la CAN y Mercosur, con el claro compromiso de que las negociaciones para lograr este objetivo concluyan este mismo año, consolidando un área suramericana de libre comercio. Es una respuesta concreta al desafío que representa el ALCA y una voluntad manifiesta de disminuir nuestras vulnerabilidades, fortaleciendo la capacidad de la región para actuar como bloque y negociar en mejores condiciones. De esta manera, América del Sur expresa su firme determinación de ir más allá de las fronteras estrictamente comerciales, avanzando hacia la integración de la infraestructura física del transporte, la energía y las telecomunicaciones, convencida la región de que es vital progresar en ambas direcciones para lograr un mayor desarrollo económico y social. A estos dos objetivos se agregan otros de singular importancia, caso de la declaración aprobada para convertir a Suramérica en una Zona de Paz y Cooperación, reconociendo que la paz, la democracia y la integración constituyen elementos indispensables para garantizar el desarrollo y la seguridad de la región. En este mismo contexto destaca la decisión de acoger la propuesta para impulsar la “coordinación de acciones que amplíen la integración energética”, incluyendo la posibilidad de crear una especie de “Petroamérica”, con las características de una empresa multiestatal, petrolera y gasífera, y el propósito de aprovechar los recursos energéticos de que dispone cada uno de los países de la región. Finalmente, en Guayaquil la región expresó su malestar y cuestionó la actual estructura financiera internacional, encabezada por el FMI, que se ha mostrado ineficiente e incapaz para responder a las crisis que confrontan nuestros países, como ha quedado de manifiesto en la situación de Argentina. No sólo se trata de “recetas genéricas” que contienen los llamados paquetes de reformas estructurales, como lo señaló el presidente Ricardo Lagos de Chile, sino también de las condicionalidades que los acompañan y que pretende imponer el FMI, mediante las cuales se obliga a los gobiernos a aceptar políticas que tienen un impacto social altamente negativo, al afectar el empleo y el gasto social. II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur 269 Consenso de Guayaquil sobre Integración, Seguridad e Infraestructura para el Desarrollo 1. Atendiendo la invitación del presidente de la República del Ecuador Gustavo Noboa Bejarano, participaron de la II Reunión de Presidentes de América del Sur, celebrada en la ciudad de Guayaquil, los días 26 y 27 de julio de 2002, en ocasión del centésimo octogésimo aniversario del encuentro de los libertadores Simón Bolívar y José de San Martín, los jefes de Estado de Argentina, Eduardo Duhalde; Bolivia, Jorge Quiroga; Brasil, Fernando Henrique Cardoso; Chile, Ricardo Lagos; Colombia, Andrés Pastrana; Paraguay, Luis Ángel González Macchi; Perú, Alejandro Toledo; Venezuela, Hugo Chávez Frías; Uruguay, Luis Hierro López, vicepresidente de la República, en representación del señor presidente Jorge Batlle; Guyana, Samuel R. Insanally, ministro de Relaciones Exteriores, en representación del señor presidente Bharrat Jagdeo; y Suriname, Maria Elizabeth Levens, ministra de Relaciones Exteriores, en representación del señor presidente Runaldo Ronald Venetiaan. Asimismo estuvieron presentes las máximas autoridades de distintos organismos internacionales, cuya nómina figura como anexo I. 2. Los presidentes reiteraron su voluntad de seguir impulsando acciones de coordinación y cooperación con miras a la conformación de un espacio común sudamericano y en este sentido reafirmaron el conjunto de postulados que se han establecido en las distintas cumbres presidenciales que han celebrado, particularmente en la I Reunión de Presidentes de América del Sur, realizada en Brasilia en el año 2000, señalando en particular lo siguiente: a) Su compromiso con la democracia y con los principios democráticos adoptados en la región y consagrados en el derecho internacional, en sus propias cartas constitucionales, en la Carta de la Organización de los Estados Americanos y más recientemente en la Carta Democrática Interamericana adoptada en Lima en septiembre de 2001, en cuyo contexto reafirmaron su decisión de coordinar acciones cuando ella corra peligro en cualquiera de sus países. Las crisis de financiamiento y escasez de recursos para la inversión productiva pueden debilitar o socavar las bases de la democracia, pues impiden satisfacer legítimas aspiraciones de la población para acceder al empleo digno y a mínimas condiciones de bienestar. Por ello resaltaron la importancia de promover, al nivel internacional, la constitución de un mecanismo de solidaridad financiera con la democracia y la gobernabilidad. b) Su empeño en la búsqueda de un mundo más justo y solidario, basado en el decidido respeto a los valores de la democracia representativa y de sus componentes; de los derechos humanos; del derecho internacional; del desarme y de la no proliferación de armas de destrucción masiva como base esencial del proceso de II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur 270 cooperación e integración sudamericano, así como su firme respaldo al principio de solución pacífica de las controversias; su determinación de combatir la pobreza y la exclusión social; de garantizar los derechos de los migrantes; proteger el medio ambiente; propender a una progresiva liberalización comercial; al acceso a la tecnología, y a la promoción de las inversiones y de los flujos estables de capital. c) La conexión indisoluble entre el sistema democrático y el respeto integral de los derechos humanos para la realización plena de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, incluyendo el derecho universal e inalienable al desarrollo. En este espíritu saludaron la adopción de la Carta Andina de Derechos Humanos, por cuanto constituye un instrumento de especial importancia para el logro de estos objetivos en esa subregión. d) Su convencimiento de que la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) es un elemento necesario para el desarrollo humano sostenible. Constataron con preocupación su permanente disminución, por lo que reiteraron la exhortación a la comunidad internacional a incrementarla urgentemente conforme a la Declaración de Monterrey sobre Financiamiento para el Desarrollo. Asimismo tomaron nota con interés de la propuesta del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, para la creación de un fondo humanitario internacional, en el entendido de que no deberán comprometerse recursos fiscales de los países en desarrollo. e) Su compromiso en la lucha contra el problema mundial de las drogas y sus delitos conexos, teniendo en cuenta el principio de la responsabilidad compartida y desde un enfoque integral, equilibrado y de cooperación. En este sentido destacaron los esfuerzos que varios países despliegan en materia de prevención del consumo, lavado de activos, protección del medio ambiente y desarrollo alternativo, para cuya sostenibilidad se hace necesaria una mayor apertura de los mercados para los productos de sustitución. f) La urgencia de adoptar y mejorar los mecanismos para erradicar la corrupción, implementando todas las medidas que permitan prevenir, investigar, perseguir, juzgar y sancionar conforme a derecho, a los autores y cómplices de este delito. Destacaron las labores desarrolladas en el marco de la Convención Interamericana contra la Corrupción, la que constituye un importante ejemplo internacional en esta materia. g) Su preocupación por el mantenimiento e incremento de los subsidios agrícolas de los países desarrollados, los cuales distorsionan las condiciones de competencia en el mercado internacional. II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur 271 3. Los presidentes, inspirados en la vocación y anhelo de sus pueblos por alcanzar un futuro de fecunda y pacífica convivencia y de permanente cooperación y bienestar, adoptaron la Declaración sobre la Zona de Paz Sudamericana (anexo II). Resaltaron asimismo las iniciativas dirigidas a promover esfuerzos en materia de limitación gradual de los gastos de defensa y una mayor transparencia en la adquisición de armamentos, teniendo presentes, entre otras, las legítimas necesidades de seguridad de los estados y los niveles actuales de gastos, la conveniencia de dirigir mayores recursos a la lucha contra la pobreza y la consideración del tema bajo las perspectivas bilaterales, regionales y hemisféricas. En ese contexto destacaron la decisión de la Asamblea General de la OEA para que el tema sea parte de la agenda de la Comisión de Seguridad Hemisférica. 4. Los mandatarios reiteraron de la manera más enérgica su condena al terrorismo en todas sus formas y manifestaciones, por constituir una amenaza a la paz y seguridad internacionales, así como a la vida y dignidad humanas, y a la convivencia pacífica y civilizada, que pone en peligro la estabilidad, la consolidación de la democracia y el desarrollo socioeconómico de las naciones. Reafirmaron la necesidad de que los países luchen coordinadamente para eliminarlo dentro del estricto respeto a los derechos humanos y en observancia de la Carta de las Naciones Unidas y del Derecho Internacional en general. Asimismo recordaron su profunda condena a los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001; su inmediata recurrencia al Sistema Interamericano de Seguridad, particularmente al TIAR, y su plena disposición para aplicar las resoluciones del Consejo de Seguridad y de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Igualmente destacaron la adopción, durante la XXXII Asamblea General de la OEA, de la Convención Interamericana para Prevenir, Combatir y Eliminar el Terrorismo y las tareas ejecutadas por el Comité Interamericano contra el Terrorismo (CICTE). 5. En el contexto de la Convocatoria del presidente Gustavo Noboa, destacaron que es voluntad de América del Sur, fiel al mandato de sus libertadores y a su identidad como región con historia común y herencia cultural compartida, construir de manera coordinada un espacio integrado, mediante el fortalecimiento de las conexiones físicas y la armonización de los marcos institucionales, normativos y regulatorios. La consolidación de este objetivo permitirá que la región participe más ampliamente en las corrientes internacionales de capital, bienes, servicios y tecnología, ya que su geografía constituye una extraordinaria base física para la intensificación de los esfuerzos de integración productiva, comercial y de infraestructura. 6. Reiteraron, en este contexto, la importancia de la ampliación y fortalecimiento de la infraestructura regional como factor esencial para la integración del espacio económico de América del Sur y el desarrollo de sus países, al mitigar la pobreza e incorporar a los individuos, particularmente de los sectores marginados o más II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur 272 vulnerables, a los beneficios de la sociedad moderna. En esta perspectiva, reconocieron que la interrelación entre infraestructura y desarrollo debe ser explorada según una visión estratégica sudamericana, bajo el principio de regionalismo abierto, condicionada a los resultados del análisis de cinco principios básicos: a) perspectiva geoeconómica; b) sostenibilidad social; c) eficiencia económica; d) sustentabilidad ambiental y e) desarrollo institucional. 7. Convencidos de que la integración física del espacio sudamericano optimizará la movilización del inmenso potencial económico de la región de forma competitiva, agregando valor a los recursos naturales, favoreciendo la sinergia y especialización en sectores estratégicos, y posibilitando mejorar los niveles de ingreso y bienestar de las poblaciones de la región, los presidentes acordaron fortalecer y profundizar los procesos de integración de América del Sur mediante políticas activas para acelerar el crecimiento económico en forma sostenible, reducir la vulnerabilidad externa, mejorar la distribución de la riqueza y disminuir los niveles de pobreza en la región. 8. Los jefes de Estado reafirmaron la vigencia e importancia estratégica de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional de América del Sur (IIRSA) como instrumento viable para la integración multisectorial, tanto de las distintas áreas costeras del Caribe, del Pacífico y del Atlántico como de las zonas internas de América del Sur entre sí, y ratificaron el más amplio apoyo a su implementación, como un enfoque acertado para: a) Promover y facilitar el crecimiento y desarrollo económico y social de América del Sur; b) Mejorar la competitividad internacional de la región, incrementar su participación en la economía mundial y enfrentar mejor los desafíos que impone la globalización, y c) Fortalecer la integración y cooperación regional mediante la ampliación de mercados, la convergencia de políticas públicas y el acercamiento social y cultural de Sudamérica. 9. Los presidentes saludaron y destacaron los importantes progresos realizados por los doce países sudamericanos en conjunto en el marco de la IIRSA, definida en el Comunicado de Brasilia, de septiembre de 2000, e implementada a través de su Plan de Acción, acordado en la Reunión Ministerial de Montevideo, los días 4 y 5 de diciembre de dicho año. Resaltaron además los logros concretos presentados a la Reunión a través del respectivo informe (anexo III), que incluye la identificación de 162 proyectos de transporte, energía y telecomunicaciones. Asimismo manifestaron su satisfacción por el trabajo conjunto que están realizando el II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur 273 Banco Interamericano de Desarrollo, la Corporación Andina de Fomento y el Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata, que conforman el Comité de Coordinación Técnica de la Iniciativa, el cual constituye un pilar fundamental para su implementación y garantiza la estabilidad y continuidad del proceso. 10. Destacaron además que en la III Reunión del Comité de Dirección Ejecutiva (CDE), realizada los días 26 y 27 de mayo pasado, en Brasilia, se establecieron importantes directivas para profundizar el desarrollo futuro de la IIRSA. En particular: a) Tomaron conocimiento, con satisfacción, de la solicitud al Comité de Coordinación Técnica (CCT), de desarrollar trabajos consolidados sobre una visión estratégica sudamericana, conforme a los principios enunciados en el acta de dicha reunión. b) Aplaudieron la iniciativa del CDE de buscar mecanismos innovadores de financiamiento de proyectos de infraestructura regional, que permitan aumentar la capacidad de realizar inversiones. c) Reafirmaron los principios orientadores establecidos en dicha reunión dirigidos a facilitar e incentivar la participación del sector privado en la IIRSA, la que deberá concertar políticas y acciones con los entes nacionales promotores de la inversión privada de manera que se facilite el desarrollo de proyectos vistos en un contexto regional. Dentro de este contexto los mandatarios dispusieron se instruya al CCT, a través del CDE, para que acelere la puesta en marcha de estas acciones. 11. Enfatizaron, por otra parte, en que el trabajo conjunto público, privado y de los organismos multilaterales de crédito, permitirá: a) El financiamiento de aportes de capital por parte del sector estatal. b) El financiamiento de inversión privada. c) Estudiar medios innovadores que permitan reorientar las políticas de endeudamiento para proyectos multinacionales considerando a las partes beneficiarias en su conjunto, así como para procurar la flexibilización de los límites de endeudamiento. 12. Informados de los resultados de la III Reunión del CDE y de las iniciativas de integración en América del Sur, los jefes de Estado manifestaron su gran satisfacción por: a) La firma del “Memorándum de Entendimiento sobre Desarrollo de Infraestructura de Conexiones para el Transporte entre Bolivia y Chile”, que creó un grupo bilateral para estudiar el desarrollo de conexiones para el transporte entre los dos países y llevar adelante conversaciones a fin de continuar configurando una infraestructura de integración física para el transporte binacional; II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur 274 b) El compromiso de los ministros de Relaciones Exteriores de Guyana y Venezuela de establecer un Comité Técnico para examinar la conexión directa entre ambos países por medio de una carretera que complementaría la conexión prevista en el eje Brasil-Guyana-Suriname-Venezuela, de conformidad con los objetivos de la IIRSA. 13. Los mandatarios resaltaron la trascendencia de la priorización y ejecución de los ejes de integración y desarrollo contemplados en el marco de la IIRSA, y sus efectos positivos para promover un clima de entendimiento y cooperación. En este contexto destacaron: a) Los acuerdos entre Bolivia-Chile y Guyana-Venezuela, que son resultados logrados en el marco de la IIRSA, y confirmaron su convicción de que el interés de los países de América del Sur en proyectos concretos de desarrollo contribuye a la integración regional dentro de un espíritu de entendimiento y cooperación mutua. b) La importancia de los esfuerzos desplegados a partir del Protocolo de Integración Física entre Chile y el Mercosur, así como del Grupo Técnico Mixto chilenoargentino, como foros válidos para la infraestructura vial y ferroviaria. c) La relevancia de los compromisos asumidos por Brasil y Paraguay de impulsar sus infraestructuras de vinculación en materia de transportes, comunicaciones y energía, las que constituirán un valioso aporte para fortalecer el eje interoceánico que atraviesa y conecta regiones de Brasil, Paraguay, Bolivia, Argentina, Chile y Perú. d) La importancia del proyecto del Eje Multimodal del Amazonas, el cual, mediante sus dos ramales, beneficiará a los países amazónicos al proyectar sus economías a las vertientes pacífica y atlántica. e) La necesidad de tener presente, en particular, la situación de los países que enfrentan dificultades geográficas para acceder por vía marítima a los mercados extrarregionales. f) Su decisión de que los esquemas de cooperación en el ámbito de la IIRSA tomen especialmente en cuenta el desarrollo armónico y sustentable de las poblaciones vinculadas con ellos, respetando sus particularidades culturales, sobre todo cuando se trate de poblaciones indígenas. 14. Los presidentes decidieron instruir a sus representantes en las agencias multilaterales BID, CAF, FONPLATA y BIRF, atribuir prioridad a los proyectos que se ejecuten en el ámbito de la IIRSA. 15. Expresaron su satisfacción por la reciente incorporación de la República Oriental del Uruguay a la Corporación Andina de Fomento y la firma de los instrumentos de adhesión por parte de la República Argentina, completándose así la vinculación de todos los países del Mercosur y Chile al mencionado organismo. II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur 275 16. Los mandatarios reafirmaron el papel estratégico que la energía cumple en el desarrollo económico y social de América del Sur. En el proceso de la Integración de la Infraestructura Regional destacaron la necesidad de aumentar los niveles de seguridad, confiabilidad y calidad de suministro de energía en Sudamérica y la conveniencia de desarrollar los mercados energéticos regionales con prácticas compatibles con los principios del desarrollo sustentable. Para avanzar en ese propósito se destacó la conveniencia de aumentar la coordinación, tanto en el ámbito nacional como regional. 17. Concordaron en la importancia y necesidad de extender y profundizar los procesos de cooperación e integración energética en el ámbito sudamericano. Reconocieron los importantes progresos en esta materia, los cuales han permitido formular y materializar relevantes proyectos de interconexión e intercambio de energéticos. En ese contexto recomendaron impulsar las actividades de exploración y búsqueda de fuentes alternativas en aquellos países que tengan déficit de recursos energéticos, además de buscar los mecanismos a través de los cuales se permita asistir a los países que se declaren en emergencia energética. 18. Se subrayó que una adecuada y progresiva armonización de los marcos legales y técnicos del intercambio en el sector energético en la región es un factor importante para la integración económica regional, que propicia el desarrollo de un mercado más abierto, sin barreras que limiten el libre comercio de energéticos, bajo los principios de libre acceso y no discriminación. En ese sentido, tomaron nota del documento titulado “Propuesta de armonización de marcos normativos de la Comunidad Andina”. 19. Respecto de las inversiones, tanto públicas como privadas en este sector, los presidentes manifestaron su firme determinación en favor de la creación y consolidación de mercados ampliados y del mejoramiento de los mecanismos que faciliten el flujo de inversiones extranjeras directas a la región, en un marco de estabilidad jurídica. Asimismo se puso de relieve el importante papel que juegan los sectores público y privado, así como las alianzas entre ambos, acordándose consolidar las condiciones de estabilidad y transparencia regulatoria que los fomenten, de acuerdo con las legislaciones nacionales de cada uno de los países. 20. Los jefes de Estado enfatizaron también la importancia de la diversificación de las fuentes energéticas en sus respectivos países, destacando que el desarrollo conjunto de los recursos energéticos dará un alto grado de capacidad, eficiencia, confiabilidad y sustentabilidad energética a la región. Destacaron la conveniencia de estimular las interconexiones eléctricas entre países del subcontinente. Reconocieron asimismo el potencial del gas natural junto a otras fuentes y recursos energéticos, como la hidroelectricidad, la energía solar, la eólica y los biocombustibles. II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur 276 21. Los presidentes ratificaron su decisión de continuar implementando programas para aumentar la cobertura de servicios eléctricos, y mejorar la calidad y confiabilidad de la energía eléctrica, resaltando el papel del sector energético en las políticas de superación de la pobreza. Reconocieron una vez más la importancia de los sectores público, privado, y las alianzas entre ambos, para la consecución de ese objetivo. Subrayaron que la electrificación en las zonas rurales y urbano-marginales constituye uno de los más grandes retos políticos, sociales y económicos de los gobiernos de la región. 22. Pusieron de relieve la necesidad de desarrollar un sector de servicios de energía que establezca vinculaciones productivas con la economía regional, y oriente el fortalecimiento del sector con miras a una mayor participación en el valor agregado de estos servicios y a la generación de cadenas productivas con empresas de la región. 23. Los jefes de Estado instruyeron a las correspondientes autoridades de sus países que participen coordinadamente en las negociaciones multilaterales relacionadas con el comercio de bienes y servicios energéticos, teniendo en cuenta las características y condiciones de la planificación energética de cada país. 24. Los presidentes instruyeron a sus autoridades nacionales responsables de la conducción de la IIRSA e instaron a los organismos regionales e internacionales especializados a que, en el campo energético, los trabajos de las instancias técnicas de la IIRSA (GTE respectivo) y los de dichos organismos, sean coordinados mutuamente, con el propósito de contribuir a una amplia y progresiva integración energética dentro de una perspectiva regional, que pudiera conducir a una agenda dirigida al estudio de las bases de una eventual Carta Energética Sudamericana. 25. Los jefes de Estado subrayaron, además, la importancia de la ciencia y la tecnología y asignaron prioridad a su desarrollo dentro del ámbito regional. Así, recordaron que América del Sur ha logrado importantes avances tecnológicos en diversas áreas del conocimiento y, por tanto, dispusieron impulsar y profundizar la cooperación entre los países de la región, particularmente en el campo de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación. En tal sentido destacaron, con beneplácito, la creación por parte del Gobierno de la República Federativa del Brasil del Programa Sudamericano de Apoyo a las Actividades de Cooperación en Ciencia y Tecnología (PROSUL), conforme a lo previsto en el “Comunicado de Brasilia”. 26. Los presidentes manifestaron también su satisfacción por los significativos resultados alcanzados durante la I Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores del Mercosur y Chile y de la Comunidad Andina, realizada en La Paz el 17 de julio de 2001, con la participación de Guyana y Suriname, y alentaron la realización de II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur 277 una próxima reunión del Mecanismo de Diálogo y Concertación Política creado en esa oportunidad para fomentar la coordinación de posiciones, entre los países involucrados, en temas de interés común. 27. Los jefes de Estado enfatizaron la importancia de las negociaciones CANMercosur y reiteraron que es imprescindible concluirlas en el presente año, fortaleciendo de este modo su capacidad negociadora en otros procesos de negociación, particularmente el ALCA. 28. Los presidentes acordaron, en lo que respecta a la participación de los países con pequeñas economías en las negociaciones del ALCA, que este proceso debe considerar apropiadamente las circunstancias, necesidades, condiciones económicas y oportunidades de dichos países. A tal fin respaldaron la necesidad de encontrar modalidades apropiadas dirigidas a fortalecer la capacidad de estos países para participar en el proceso negociador del ALCA e implementar, plena y efectivamente, los resultados que se alcancen en esas negociaciones. 29. Dispusieron que la III Conferencia Sudamericana de Migraciones, que se llevará a cabo en Quito los días 15 y 16 de agosto próximo, adopte un Plan de Acción sobre Migraciones Internacionales en América del Sur que establezca, entre otros propósitos, la formulación de lineamientos coordinados de protección de los derechos fundamentales de los migrantes sudamericanos al nivel mundial, especialmente en materia de seguridad social e incluyendo apoyos consulares recíprocos, así como las bases para la adopción de políticas regionales coordinadas para combatir el tráfico ilícito de personas y procurar la armonización de las legislaciones de los países sudamericanos en materia migratoria. 30. Teniendo en cuenta la trascendencia de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible a celebrarse en Johannesburgo, los presidentes decidieron adoptar una declaración sobre la materia, que figura como anexo IV de este consenso. 31. Al hacer referencia a los efectos negativos de los desequilibrios del sistema económico y financiero internacional sobre la región, los presidentes reiteraron su apoyo y solidaridad al pueblo y gobierno de la República Argentina, ante el esfuerzo que vienen realizando para superar la actual coyuntura adversa e instaron a la comunidad financiera internacional a extender el apoyo necesario para la reactivación económica del hermano país sudamericano. 32. Los mandatarios expresaron su solidaridad con el pueblo y el gobierno de Colombia en la defensa de la democracia, la cual se ha visto fortalecida con el exitoso proceso electoral que acaba de culminar. Rechazaron las acciones terroristas y las violaciones al Derecho Internacional Humanitario por parte de los grupos al margen de la ley. II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur 278 33. Los jefes de Estado formularon sus unánimes deseos de éxitos y ventura personal a los presidentes Andrés Pastrana de Colombia, y Jorge Quiroga de Bolivia, que en los próximos días harán entrega de los cargos a sus sucesores democráticamente elegidos y les agradecieron los aportes brindados en las cumbres en las que participaron. 34. Los primeros mandatarios agradecieron al gobierno y al pueblo de la República del Ecuador y, particularmente al presidente Gustavo Noboa Bejarano, por la hospitalidad dispensada a todos los participantes y por la excelente organización que permitió el éxito de la II Reunión de Presidentes de América del Sur, que significará un renovado rumbo para la integración de la región. Anexo II: Declaración sobre Zona de Paz Sudamericana Los presidentes de la República Argentina, de la República de Bolivia, de la República Federativa del Brasil, de la República de Colombia, de la República de Chile, de la República del Ecuador, de la República del Paraguay, de la República del Perú y de la República Bolivariana de Venezuela, y los representantes de los jefes de Estado de la República Cooperativa de Guyana, de la República de Suriname, y de la República Oriental del Uruguay, reunidos en Guayaquil con ocasión de la II Reunión de Presidentes de América del Sur, los días 26 y 27 de julio de 2002; Teniendo en cuenta la trascendencia del histórico Encuentro de Guayaquil del 26 de julio de 1822 entre los libertadores Simón Bolívar y José de San Martín, bajo cuya advocación se han reunido en esta magna cita; Convencidos de que la paz, la seguridad y la cooperación deben sustentarse en compromisos que afiancen la confianza mutua e impulsen el desarrollo y el bienestar integral de sus pueblos y de la región en su conjunto; Vistas las iniciativas de diferentes gobiernos y grupos regionales, tales como el Compromiso Andino de Paz, Seguridad y Cooperación, contenido en la Declaración de Galápagos, de diciembre de 1989; la Declaración del Mercosur, Bolivia y Chile como Zona de Paz, firmada en Ushuaia, en julio de 1998, y el Compromiso de Lima, Carta Andina para la Paz y Seguridad, suscrita el 17 de junio de 2002; Recordando el compromiso adoptado en el Comunicado de Brasilia, del 1∞ de septiembre de 2000, de crear una Zona de Paz Sudamericana, II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur 279 Declaran: A América del Sur como Zona de Paz y Cooperación, hecho histórico que refleja las mejores tradiciones de entendimiento y convivencia pacífica entre los pueblos de la región. Que queda proscrito, en América del Sur, el uso o la amenaza del uso de la fuerza entre los estados, de conformidad con los principios y las disposiciones aplicables de la Carta de las Naciones Unidas y de la Carta de la Organización de los Estados Americanos. Queda proscrito, asimismo, el emplazamiento, desarrollo, fabricación, posesión, despliegue, experimentación y utilización de todo tipo de armas de destrucción en masa, incluyendo las nucleares, químicas, biológicas y tóxicas, así como su tránsito por los países de la región, de acuerdo con el Tratado de Tlatelolco y demás convenciones internacionales sobre la materia. Asimismo, que se comprometen a establecer un régimen gradual de eliminación que conduzca, en el más breve plazo posible, a la erradicación total de las minas antipersonal, según lo dispuesto por la Convención de Ottawa y de aplicar las recomendaciones del Programa de Acción de Naciones Unidas sobre Armas Pequeñas y Ligeras. Que las Bases y Acciones para un Proyecto sobre la Creación de una Zona de Paz y Cooperación Sudamericana formuladas en la Primera Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores de la Comunidad Andina-Mercosur y Chile, realizada en La Paz el 17 de julio de 2001, constituyen un adecuado conjunto de directrices encaminado a construir, sobre fundamentos firmes y consagrados por el consenso de toda la región, dicha Zona de Paz, basada, entre otras múltiples medidas, en el fomento de la confianza, la cooperación y la consulta permanente en las áreas de la seguridad, la defensa, la actuación coordinada en los foros internacionales correspondientes, y la transparencia y limitación gradual en la adquisición de armamentos, en conformidad con el régimen establecido en la Convención Interamericana sobre la Transparencia en las Adquisiciones de Armas Convencionales, en el Registro de Armas Convencionales de las Naciones Unidas y en otros esquemas previstos en las convenciones regionales e internacionales atinentes a este importante tema. Obras reseñadas Obras reseñadas Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002, pp. 289-290 • ISSN: 0005-4720 Luis Britto García Conciencia de América Latina. Intelectuales, medios de comunicación y poder Caracas: Editorial Nueva Sociedad y Banco Central de Venezuela, 2002, 208 p. Un nuevo título se añade a la significativa y abundante producción intelectual de este autor, quien ha incursionado con gran éxito en diversos campos y especialidades de la escritura, hasta el punto de haber obtenido, entre otros premios, el de cuentos y el de novela otorgado por la Casa de las Américas, el latinoamericano de dramaturgia Andrés Bello, el premio municipal de literatura mención ensayo y el de investigación en ciencias sociales en dos versiones. Uno concedido por la Universidad Central de Venezuela y el otro por la municipalidad caraqueña. El reseñado en esta nota bibliográfica contiene más de cuarenta ensayos y artículos de varia extensión, que se encuentran agrupados en cinco capítulos o partes bajo los encabezados siguientes: “Nuevos Mundos”; América Nuestra”; “Poderes”; “Intelectuales” y, por último, “Medios”. Los textos tienen como elementos comunes la información enciclopédica con que se abordan los diversos temas que son objeto de reflexión y de perspicaces observaciones formuladas en una prosa cuidada, fluida y armada en una sintaxis que hace gratamente comprensible la lectura de contenidos llenos de noticias y datos poco difundidos referentes al tema central y sus colaterales. El humor no está ausente. Aparece armonizado con un tono irónico para tratar asuntos que han sido acartonados por el discurso oficial o para referirse a situaciones dramáticas o a hechos históricos inscritos en el acontecer latinoamericano. Podemos citar en esta parte: “Las Américas Latinas que nunca fueron”; “Para desconocerte mejor, América Latina”; “Latinorteamérica”. También desde el presente, el autor otea el porvenir, desata la imaginación y explora el destino posible de este subcontinente, donde, aunque atenuada, permanece la huella de la metrópoli colonizadora y la activa mediación estadounidense. El tema 282 de América es el hilo conductor de la obra, es lo que le confiere unidad desde la diversidad analítica de las distintas facetas que abarca, en las cuales de una u otra manera se encuentran los intelectuales y lo intelectual: los medios de comunicación y el poder como una realidad insoslayable y determinante. Los tres capítulos finales, Poderes, Intelectuales y Medios, se acercan más a estas materias y hacen incisivas disecciones que se comentarán más adelante, pero antes se destacará la inclusión en la obra de crónicas que resultan de experiencias y viajes del autor por la geografía de América, por selvas, mares y ciudades. Son percepciones comprometidas, analíticas de lo que se observa en primer plano y las zonas ocultas, ejemplo de ellas son “Delta, caños, ríos y selvas de Venezuela”, “Brasil en tiempo de crisis”, “Una mirada a la inflación” y “Huellas de Humboldt” que nos entera de las habilidades marineras de Britto García y sus capacidades de submarinista, por medio de un contrapunteo entre la navegación de tiempos de Humboldt y el viaje hecho por el autor en el velero de entrenamiento “Alexander von Humboldt”. Los tres últimos capítulos o partes ya identificados anteriormente se agrupan entre otros trabajos: “Autobiografía del dólar”; “La globalización contra los trabajadores”; “Inteligencia”, “Informe para ciegos” que es una sagaz entrevista a Ernesto Sábato; “Crisis de los intelectuales e intelectuales de la crisis”; “Siete exilios del intelectual latinoamericano”; ”América Latina es el mensaje”, etc., denominaciones que se mencionan en la reseña con la intención de que sirvan de indicadores y motivadores a los potenciales lectores, sin que la cita de sus nombres obedezca a criterios de clasificación específica alguna, ya que todos los ensayos mantienen un recomendable interés, tanto para especialistas como para el público interesado en los temas sociopolíticos y en la problemática contemporánea de América y del mundo. JMC Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002, pp. 291-293 • ISSN: 0005-4720 Tomás E. Carrillo Batalla Cuentas nacionales de Venezuela 1874-1914 Caracas: Banco Central de Venezuela, Colección Económico-Financiera, 2002, 378 p. El libro identificado bibliográficamente en la reseña constituye el quinto volumen de una serie que contiene los resultados de un proyecto de investigación cuyo objetivo principal ha sido la construcción de las cuentas nacionales de Venezuela en el contexto temporal e histórico del siglo XIX y parte del siglo XX. El proyecto de investigación ha sido concebido, dirigido y conducido por Tomás E. Carrillo Batalla, quien al frente de un equipo de especialistas integrado por Bernardino Herrera, Marisela Seijas y Gabriel Herrera, ha publicado anteriormente el contenido de cuatro volúmenes que cubren la materia del lapso comprendido entre los años 1800 y 1873. El Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de la Universidad Central de Venezuela auspició y financió el proceso indagatorio, mientras que el Banco Central de Venezuela ha editado dentro de la Colección Económico-Financiera los cinco volúmenes hasta ahora aparecidos, producidos editorialmente por el Departamento de Publicaciones de la Gerencia de Comunicaciones Institucionales del Instituto. El volumen V sobre el cual se informa aquí, aborda el período 1874-1914 que, al igual de los precedentes, se caracterizó en Venezuela por una gran inestabilidad política, por el desorden en la hacienda pública, el peculado como inmanencia de la administración pública y la existencia de registros estadísticos precarios y ausentes de técnicas metodológicas confiables, a pesar de las iniciativas y reformas emprendidas durante los varios gobiernos presididos por Antonio Guzmán Blanco, el llamado autócrata civilizador, quien a cambio de ello hizo de su actuación pública una actividad mercantil caracterizada por el latrocinio y el cinismo político. La situación caracterizada anteriormente ha obligado a los autores que se han ocupado de sistematizar las cuentas nacionales correspondientes al siglo XIX, a Tomás E. Carrillo B./ Cuentas nacionales de Venezuela 1874-1914 284 las de parte del siglo XX, al uso de interpolaciones, extrapolaciones y otros procedimientos estadísticos que le han permitido construir series cronológicas indicativas de las cifras y las tendencias probables de las magnitudes económicas durante ese tiempo. El trabajo concebido y dirigido por Tomás E. Carrillo Batalla viene precedido por una narración del proceso sociopolítico y económico para “….satisfacer los requisitos de la historia episódica…” sin que se deje de enumerar…“las causas de fondo… no analizadas en profundidad”… (pp. 56-57), para luego desarrollar en los ocho capítulos subsiguientes la explicación general sobre los objetivos de la investigación y la metodología que se emplea en la estimación de las cifras atinentes al comportamiento demográfico, así como las que sirven para el estudio del consumo, el análisis de la inversión, el cálculo del producto interno bruto y el establecimiento de la relación de ingresos y egresos fiscales con respecto al PIB, indicativa de la dimensión del Estado dentro de la economía nacional, presentadas todas en cuadros y gráficos de carácter estadístico. Los últimos dos capítulos de los nueve integrantes del libro contienen también explicaciones metodológicas específicas referidas a los soportes estadísticos de las cuentas nacionales de Venezuela 1847-1914. Esta parte de la obra incluye registros de las importaciones, un “… breve análisis de la balanza comercial”, la serie de precios internos de bienes de consumo local y las de los principales productos de exportación, así como la de sueldos devengados y su estructura en la administración pública, igualmente acompañadas de cuadros y gráficos que son de importante ayuda para el lector. El horizonte temporal e histórico de la investigación viene precisado en el párrafo siguiente, que nos permitimos citar: “ El período 1874-1914 se complementa con los dos períodos ya concretados por este ambicioso proyecto; a saber: la etapa que recorre los años 1800-1830, últimos años de la colonia, la guerra de independencia y el proceso de aparición definitiva de República de Venezuela, y el período que ocupa los años 1831-1873. Para dichos lapsos se ha aplicado un mismo modelo de estimación usado para este período 1874-1914, por lo que ya se cuenta con dichas variables de estudio para todo el siglo XIX. En cuanto al siglo XX, esta obra abarca hasta 1914; ya se encuentra en proceso el período que abarca desde ese año hasta 1935” (p. 113). Es obvio el valor de los resultados que nos presentan los investigadores de una materia que ha despertado la atención de diversos especialistas escrutadores del pasado histórico de la economía venezolana y de las estadísticas que sirven para cuantificar los datos y variables económicos de aquella época. Tomás E. Carrillo B./ Cuentas nacionales de Venezuela 1874-1914 285 Recientemente han aparecido valiosas publicaciones de esta índole entre las cuales están las de Miguel Izard (Series estadísticas para la historia de Venezuela. Universidad de Los Andes, Facultad de Humanidades, Escuela de Historia, Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico, Mérida, Venezuela, 1970), las de Asdrúbal Baptista (Bases cuantitativas de la economía venezolana:1830-1995. Fundación Polar, Caracas, Venezuela. Segunda edición, 1997) y las de Yoston Ferrigni Valera (Venezuela: series de historia económica 1828-1829 a 1848-1849. Colección Monografías. Universidad Central de Venezuela, Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico, Caracas, Venezuela, 1986) que son de gran utilidad para los usuarios especializados y para el público en general. JMC Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002, pp. 295-299 • ISSN: 0005-4720 José Guerra (compilador y coautor) Fernando Álvarez, Enid Blanco, Virginia Cartaya, Miguel Dorta, Zany Fermín, Víctor Olivo, Belkys Reyes, Matías Riutort y Gustavo Sánchez (coautores) Estudios sobre inflación en Venezuela Caracas: Banco Central de Venezuela, Colección Económico-Financiera, 2002, 196 p. Constituye para mí un honor y una verdadera satisfacción comentar este libro, el cual, además de la relevancia del tema, ofrece la cualidad de haber sido elaborado por un grupo de excelentes profesionales con quienes tuve la suerte de compartir durante años la difícil tarea de hacer investigación económica en la Vicepresidencia de Estudios del Banco Central de Venezuela. Como lo señala José Guerra en la presentación del libro, los trabajos sobre inflación en Venezuela no son abundantes, de allí que el surgimiento de este material, que compila estudios técnicos acerca de los determinantes de la inflación en Venezuela, aspectos metodológicos de la medición de la inflación e incidencia de la inflación sobre agregados macroeconómicos clave, debe considerarse un hecho de especial significación que merece ser reconocido públicamente. Si examinamos el contenido del libro, observamos que en el capítulo I, relativo a los determinantes de la inflación en Venezuela, José Guerra, Víctor Olivo y Gustavo Sánchez, presentan un estudio intitulado “El proceso inflacionario en Venezuela: un estudio con vectores autorregresivos”. Luego de una breve descripción de los resultados obtenidos por otros autores y de una explicación de las técnicas econométricas empleadas, los autores pasan a considerar el período de estimación, la periodicidad y las variables relevantes, considerando entre ellas, tanto las de demanda (fiscales y monetarias) como de costos (salarios, tipo de cambio e inflación internacional). El período seleccionado fue 1984-1994, la periodicidad trimestral, se aplicó un modelo VAR irrestricto y se probaron distintos agregados monetarios, diferentes variables fiscales y distintas medidas del impacto de la devaluación e inflación importada. Problemas de colinealidad impidieron la inclusión simultánea del déficit fiscal interno como porcentaje del PIB (DEINTPIB) y M1, de allí la necesidad de estimar José Guerra / Estudios sobre la inflación en Venezuela 287 dos modelos que contuviesen alternativamente ambas variables. El modelo que incluye el DEINTPIB, conjuntamente con el tipo de cambio nominal (promedio o libre), el salario, fue el que presentó el mejor ajuste, al tiempo que el término de corrección de errores permitió constatar la incidencia del dinero sobre la inflación en el largo plazo. Del análisis efectuado se concluye que la inercia inflacionaria, el déficit interno y las presiones salariales han constituido los principales determinantes de la inflación en Venezuela. Las variables monetarias determinan la inflación en el largo plazo, mientras que el tipo de cambio resultó irrelevante para explicar la inflación durante el período en estudio. Seguidamente se presenta un trabajo elaborado por Miguel Dorta, José Guerra y Gustavo Sánchez intitulado “Credibilidad y persistencia de la inflación en Venezuela”. Como lo señalan los autores, la hipótesis principal de este trabajo sostiene que la persistencia inflacionaria en Venezuela es atribuible a la baja credibilidad en la política económica lo cual, a su vez, está asociada a lo insostenible del régimen cambiario, causando desajustes macroeconómicos. Con el fin de corroborar esta hipótesis, se construye un índice de credibilidad basado en el componente cíclico de dos variables que revelan el grado de compromiso de las autoridades económicas con el régimen cambiario, a saber: la fracción de la base monetaria respaldada con reservas internacionales y el diferencial interno-externo de las tasas de interés. A menor respaldo de la base monetaria con reservas o a mayor diferencial de tasas de interés, menor es la sostenibilidad cambiaria, causándose una acentuación de la persistencia inflacionaria. A los efectos de verificar la hipótesis, se especifica un modelo autorregresivo para la inflación ocurrida en el período 1970-1996 con observaciones mensuales y, posteriormente, el coeficiente estimado asociado con el primer retardo de la inflación se expresa como variable dependiente del indicador de credibilidad. Los resultados obtenidos revelan que el coeficiente del 6 por ciento, que vincula la persistencia inflacionaria con el índice de credibilidad, es positivo y significativo, sugiriendo que la pérdida de credibilidad fue un determinante básico del incremento observado de la persistencia inflacionaria para el período que siguió al colapso del régimen de cambio fijo en 1983. Un análisis complementario que ayuda a explicar la persistencia de la inflación es el estudio de su volatilidad. Para ello se recurre al uso de modelos ARCH (autoregresive conditional heteroskedasticity) y GARCH (generalized autoregresive conditional heteroskedasticity) que han demostrado ser útiles en el estudio de series que exhiben cambios de varianza entre un período muestral y otro. Con tales modelos se comprueba que la inflación se ha tornado más volátil después José Guerra / Estudios sobre la inflación en Venezuela 288 del abandono del régimen de cambio fijo. Los choques inflacionarios afectan la varianza de la inflación, manteniéndose dicho efecto en el tiempo a partir de 1983. Como conclusión del trabajo se ratifica la vigencia de un importante grado de persistencia inflacionaria en Venezuela que se hizo presente luego del abandono del régimen de cambio fijo a partir de 1983, lo cual generó una importante pérdida de credibilidad que, en última instancia, constituye la verdadera causa de la persistencia de la inflación. Un tercer estudio dentro del capítulo I es el elaborado por Fernando Álvarez, Miguel Dorta y José Guerra, el cual tiene que ver nuevamente con la persistencia inflacionaria: su evolución, causas e implicaciones. Además del empleo de técnicas secuenciales y el filtro de Kalman en la estimación de la persistencia inflacionaria, un elemento diferenciador de este estudio lo constituye la detección de la inflación en bienes y servicios como proxies de los bienes transables y no transables y la consideración de los mecanismos de indización y la volatilidad de la inflación en la explicación del coeficiente de persistencia. Del análisis efectuado se concluye que: i) la tasa de inflación mensual exhibe algún nivel de persistencia; ii) la persistencia general ha cambiado en el tiempo: durante el período 1990-93 se mantuvo relativamente estable (alrededor de 0,55), a partir de 1994 comienza a crecer hasta alcanzar un máximo de 0,75 en 1996, para luego decrecer hasta 0,68 en 1999; iii) se ratifica la conclusión de estudios anteriores de que el crecimiento de la persistencia inflacionaria es atribuible, básicamente, a problemas de credibilidad en la política económica y en particular a las modificaciones recurrentes de los esquemas cambiarios; iv) en cuanto a la persistencia inflacionaria de bienes y servicios, ambas se comportan de manera similar que la general; la diferencia está en el nivel, siendo superior la de los servicios; v) la magnitud con que la persistencia responde a sus determinantes es relativamente pequeña, de modo que el alto nivel que ésta ha alcanzado es atribuible a la recurrencia de los choques desfavorables. Del estudio surgen importantes prescripciones de política que convendría tener presente al momento de la formulación de un programa antiinflacionario efectivo. Tales prescripciones se orientan a mejorar la credibilidad en la política económica, para lo cual se requiere lograr la solvencia intertemporal de la gestión fiscal, evitar importantes desalineamientos del tipo de cambio real, otorgarle al Banco Central una definición precisa de objetivos y promover la competencia mediante la eliminación de barreras de entrada a los mercados, entre otras acciones. En el capítulo II se tratan aspectos metodológicos relacionados con la medición de la inflación. Un primer estudio elaborado por Enid Blanco y Belkys Reyes tiene que ver con el cálculo de la inflación subyacente, aplicando un enfoque estadístico José Guerra / Estudios sobre la inflación en Venezuela 289 que permite obtener ese agregado a partir del análisis de la propia serie de precios, utilizando los precios finales en su clasificación general, transable y no transable. Del trabajo se desprende que: i) la inflación subyacente de los bienes transables es mayor que la inflación observada a finales de los años ochenta y la década de los noventa, con excepción del año 1989, lo que sugiere un resurgimiento del precio de los transables; lo contrario ocurre con los bienes no transables. ii) Hasta mediados del año 1991 los bienes transables son los que han impulsado el crecimiento general de los precios, en tanto que en la desaceleración no se puede decir qué grupo predomina, ya que hasta mediados de los noventa los transables frenaban la desaceleración y a partir de entonces son los no transables los que influyen en la aceleración de los precios y iii) al comparar la inflación subyacente con la inercial se observa que esta última es inferior, lo que indica que las expectativas de crecimiento de los precios en el largo plazo muestran la tendencia a disminuir. El segundo trabajo en el campo metodológico se denomina “Determinación del núcleo inflacionista e inflación subyacente a través de una desagregación del IPC”. Este estudio, realizado por Virginia Cartaya y Zany Fermín, se plantea como objetivo general el análisis y predicción de la inflación a partir de sus movimientos tendenciales o subyacentes, utilizando indicadores directos de precios. Entre las principales conclusiones destacan: i) al comparar la inercia con la tasa subyacente de inflación se infiere que puede ocurrir una desaceleración de la inflación a menos que ocurra una perturbación; ii) existe una alta relación estadística entre el tipo de cambio y los índices de precios correspondientes a bienes industriales no energéticos y alimentos elaborados; iii) la selección del método de estimación del núcleo inflacionista (criterio a priori que elimina los grupos que exhiben alta volatilidad) no resultó apropiada por cuanto la media como la varianza resultaron estadísticamente iguales a las del IPC general, requiriéndose la elaboración de una medida firme que elimine la volatilidad de corto plazo. En el tercer y último capítulo del libro se tratan los efectos de la inflación sobre el desempleo, la pobreza y el crecimiento económico. El estudio de Matías Riutort sobre “Inflación, desempleo y pobreza en Venezuela”, establece la relación teórica que existe entre estas variables, describe la evolución histórica de esta relación, obteniendo una estimación de la sensibilidad de la pobreza ante cambios en los precios y el desempleo, sensibilidad esta que luego es empleada para hacer estimaciones de los niveles de pobreza para el segundo semestre de 1998, 1999 y 2000. Entre las principales conclusiones del trabajo destacan: i) cada punto porcentual de desempleo causa un impacto mayor sobre la pobreza que un punto porcentual de inflación, siendo el costo aún mayor cuando se trata de pobreza crítica. Esta afirmación pone de manifiesto la necesidad de evaluar el trade-off José Guerra / Estudios sobre la inflación en Venezuela 290 existente entre controlar la inflación moderando el crecimiento y el impacto adverso que esto último ha de causar sobre los niveles de pobreza; ii) para solucionar el problema de la pobreza se impone incrementar las remuneraciones en términos reales para lo cual debe darse un crecimiento económico sostenido y estable con inflación controlada; iii) se requiere mejorar la distribución del ingreso, necesitándose para ello reducir la informalidad, aumentar la tasa media de escolaridad, contraer las disparidades regionales y sectoriales en cuanto a condiciones de trabajo y situación de la mujer trabajadora y iv) es imprescindible contar con mecanismos de protección social para los pobres. El último estudio elaborado por José Guerra y Miguel Dorta trata acerca de los efectos de la inflación sobre el crecimiento económico de Venezuela en el período 1950-1995. Del estudio efectuado los autores concluyen que en Venezuela, durante el lapso considerado, la incidencia de la inflación sobre el crecimiento económico ha sido inequívocamente dañina, sin que exista algún nivel que favorezca la expansión económica. Este resultado se atribuye al efecto distorsionante que ejerce la inflación sobre la asignación de recursos, en particular la acumulación de capital. Otra conclusión importante es que la aceleración inflacionaria desde tasas relativamente bajas causa un efecto adverso mayor sobre el crecimiento que cuando la aceleración se produce desde tasas relativamente altas; en otras palabras, el efecto marginal negativo se disipa gradualmente. En general se trata de un libro conformado por estudios de alto nivel técnico, donde se aplican las más actualizadas herramientas estadísticas y econométricas en la contrastación empírica de las hipótesis planteadas. La rigurosidad científica de los estudios y el carácter fundamental del tema tratado hacen de este libro un material de obligada lectura, especialmente por los profesionales del BCV, quienes tienen como principal compromiso asesorar a las autoridades del Instituto en la adopción de medidas tendentes al logro del objetivo fundamental de todo Banco Central, cual es la contención de la inflación. Ojalá estas sencillas consideraciones estimulen a los investigadores y les alienten a persistir en las tareas de investigación para bien del conocimiento y del país. Régulo Sardi Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002, pp. 301-302 • ISSN: 0005-4720 Armando León Rojas La aventura de pensar. Hemerografía de D.F. Maza Zavala 1946-1998 Caracas: Banco Central de Venezuela, Colección Ediciones Especiales, 2002, 457 p. Un título sugerente alberga el resultado de una investigación hemerográfica y bibliográfica cuya concepción, dirección y conducción estuvo a cargo de Armando León Rojas, quien destaca “el aporte fundamental realizado por los investigadores Régulo Bermúdez y Teresa Araujo en la recopilación del material que facilitó, enormemente, la labor de esta investigación” (p. 21). La obra se compone de un preámbulo y dos partes o capítulos. El preámbulo hace explícito el propósito de la investigación, la metodología empleada en su realización, la organización adoptada en la presentación de resultados, las principales fuentes consultadas y procura el seguimiento de las ideas contenidas en los artículos, ensayos, monografías y libros escritos por D.F. Maza Zavala en más de cincuenta años de ejercicio intelectual sin tregua. Armando León correlaciona las distintas materias tratadas con los hechos y procesos del tiempo en que se producen y valora los planteamientos en relación con las tendencias del pensamiento económico y social de la época. La primera parte contiene el ordenamiento y registro del material hemerográfico producido entre 1946 y 1998, el cual se estructura a partir de la consulta efectuada en periódicos de circulación nacional o regional, la revisión de revistas de interés general, así como del examen de publicaciones periódicas especializadas, tanto internacionales como nacionales o regionales. La parte bibliográfica, es decir, la segunda, registra la producción intelectual del autor publicada en libros, folletos y ensayos de aparición eventual. En todos los casos, el autor de La aventura de pensar sigue una enumeración continua, cronológica y por fuente o centro editor. Se registran con esta modalidad 3.179 artículos y noventa y siete (97) textos publicados en libros. Tomás E. Carrillo B./ Cuentas nacionales de Venezuela 1874-1914 292 La hemerografía se ha clasificado por quinquenios, cada uno precedido de una nota que contiene escogidas cifras macroeconómicas nacionales, así como una síntesis selectiva de los hechos y procesos relevantes, en la que se destacan los rasgos que caracterizaron las políticas públicas, orientadas por las tendencias del pensamiento y de las prácticas prevalecientes en lo interno y en lo externo, lo que permite al lector situarse en la concepción, el tiempo y el espacio que condicionarán la visión del autor Maza Zavala, bien como cronista en cada lustro, bien en el papel de analista crítico o de vocero alertador de la conciencia social de la ciudadanía y de los poderes públicos. En suma son diez (10) quinquenios, cada uno antecedido por el breve ensayo en el cual se esbozan las líneas maestra que caracterizan el rostro sociopolítico y económico del período. Las fuentes consultadas fueron los periódicos: El Nacional, El Universal, El Heraldo, La Esfera, La Verdad, La República, 2001, El Mundo, El Diario de Caracas, Últimas Noticias, El Venezolano, El Carabobeño, Panorama, Venezuela Económica, Economía Hoy y Reporte. Las revistas especializadas: Temas Económicos, Mundo Económico, Mes Económico y Financiero, Boletín de la Cámara de Comercio de Caracas, Revista de Economía Latinoamericana, Revista de Ciencias Sociales de la UCV, Número, Revista de la Contraloría General de la República, Revista del Colegio de Economistas de Venezuela, Nueva Economía de la Academia de Ciencias Económicas y Nueva Sociedad. Por último las revistas de interés general Élite, Momento, Metas, Bohemia, Navegación, Cultura Universitaria y Poesía de Venezuela. Este trabajo de rescate de fuentes para el estudio del pensamiento en Venezuela constituye una valiosa guía que ahorrará tiempo y esfuerzo a los investigadores no sólo para la comprensión, análisis y seguimiento del pensamiento del doctor Maza Zavala, sino para calibrar otra perspectiva de los hechos y procesos de un pasado reciente aún no historiado, contenida en los textos referidos en el índice hemerográfico y bibliográfico, aparte de las apreciaciones vertidas por Armando León Rojas para cada quinquenio. JMC Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002, pp. 303-304 • ISSN: 0005-4720 Sary Levy Garciente y Rubén Alayón Monserrat Miradas y paradojas de la globalización Caracas: Banco Central de Venezuela, Colección Económico-Financiera, 2002, 173 p. Escribir una obra a dos manos, es decir, entre dos o más autores, constituye un desafío singular, dada la concertación de entendimiento que ello implica y más aún, si las ópticas disciplinarias son diferentes, aunque el propósito esté dirigido al estudio de un objeto común de investigación, como lo es el fenómeno de la globalización, que repercute en todas las hendijas de los sistemas sociopolíticos del universo si bien con distintos efectos en cada tipo de sociedad, sea ésta desarrollada o no desarrollada. Una economista y un sociólogo, en esta oportunidad, juntan su capacidad perceptiva y analítica para caracterizar, describir y examinar la estructura y la dinámica de la globalización, proceso que ha sido objeto de innumerables interpretaciones, controversias y pasiones sin que hasta ahora se haya arribado a un consenso respecto a sus bondades y maldades, quizás debido al sesgo ideológico y visceral, aparentemente inevitable, con que se asume el debate en el cual intervienen encontrados intereses de poder y visiones disímiles acerca de cómo lograr el bienestar de la sociedad y la equidad social. La perspectiva suministrada por las miradas –anunciadas en el título del libro– que destinan los autores al discernimiento de la globalización, se obtiene desde el punto de vista de ciudadanos de un país, de un subcontinente y de una sociedad no desarrollada que experimenta la agudización de sus problemas críticos. Las paradojas –también mencionadas en el título– son identificadas a medida que se avanza en el desarrollo del contenido de la publicación reseñada aquí. Podría acotarse, sin embargo, que los contrarios incluidos en las paradojas han estado presentes en eras anteriores (riqueza - pobreza), sólo que hoy se han fortalecido con los avances ocurridos en el redespliegue industrial, la revalorización del capital en escala mundial y el avance del conocimiento científico técnico en los centros de decisión del planeta que albergan las megacorporaciones. Signos de un progreso que acentúa la distribución regresiva de la riqueza y del ingreso. “…un nuevo mapa económico …concentra… megacorporaciones en 10 países: Japón (62), EUA (53), Alemania (23), Francia (19), Reino Unido (11), Suiza (8), Corea del Sur (6), Italia (5) y los Países Bajos (4)…” (p. 89). Tomás E. Carrillo B./ Cuentas nacionales de Venezuela 1874-1914 294 Se aprecia desde la perspectiva de lector que los capítulos del libro se ordenan como visiones disciplinarias paralelas de un objeto de estudio común; en ellos se hace hincapié en categorías y enfoques propios de cada disciplina para acercarse a los componentes del problema, que luego serán analizados complementariamente desde otro ángulo del conocimiento por el coautor, pero siempre consciente de emplear una estrategia de acercamiento interdisciplinaria para comprender un fenómeno que desborda los límites de un único campo del saber. Un lenguaje inteligible, una exposición coherente y el soporte de una bibliografía cosmopolita calificada y extensa, sirven de cualidades formales a un libro que reflexiona acerca de la cultura de nuestro tiempo y de cómo los nuevos conocimientos, los avances de la tecnología, los rediseños organizativos de los procesos económicos repercuten en la reestructuración laboral de la ocupación, en las formas de comercio, en el desempleo, en la distribución desigual de la riqueza y en la proliferación de la pobreza. Para culminar, se formula el diagnóstico de la economía de Venezuela contemporánea, con las especificidades que le son inherentes dentro del sistema globalizado que aspira a ser mundial y excluyente respecto a otras manifestaciones sistémicas todavía sobrevivientes. La organización del contenido del libro se inicia con una parte introductoria que contiene la presentación del volumen por Armando León Rojas, director del Banco Central de Venezuela y responsable de la Comisión de Cooperación Institucional del BCV. La Comisión tiene como objetivo impulsar las relaciones con las universidades, además de promover y difundir el pensamiento económico y social de los especialistas venezolanos. El capítulo I de la obra relaciona la globalización con el capitalismo, con la modernidad, con el Estado-nación y con la innovación tecnológica; en el capítulo II se vincula el cambio tecnológico con los ocurridos en la organización de la producción y del trabajo, en el intercambio de bienes y servicios, así como con los producidos respecto a la hegemonía financiera del capital; el capítulo III se refiere a los nuevos actores del proceso de globalización y las reglas que moderan su actuación dentro del marco general de las relaciones entre ciudadanía y democracia; el capítulo IV analiza las contradicciones internas presentes en la globalización; el capítulo V trata de la concentración de la riqueza y la distribución de la pobreza; el capítulo VI descubre la evasión y las fronteras de la individualidad ante un mundo hostil y por último el capítulo VII, que culmina con una reseña crítica de la economía venezolana en el tiempo de la globalización. Podría concluirse que resulta una lectura obligada en el caso de profesionales y estudiantes de las disciplinas sociales y aconsejables por su vigencia para quienes siguen el acontecer de nuestro tiempo. J.M.C. Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002, pp. 305-306 • ISSN: 0005-4720 Jaime Luis Socas Áreas monetarias y convergencia macroeconómica. Comunidad Andina. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello y Banco Central de Venezuela, 2002, 254 p. Una vez más se conjugan los propósitos de política editorial que animan al Banco Central de Venezuela y las realizaciones de la investigación económica desarrollada en el medio universitario, que en este caso resulta ser de la Universidad Católica Andrés Bello. El producto de dicha alianza se objetiva en la publicación de una obra que enfatiza la relevancia de la dimensión monetaria en los procesos de integración regional, referida de manera específica a los que acaecen en la Comunidad Andina de la cual forma parte Venezuela. El lucido y excelente prólogo de Antonio Aguirre, S.J., individuo de número de la Academia Nacional de Ciencias Económicas de Venezuela y distinguido docente investigador de la Universidad Andrés Bello, suministra un comentario crítico que reúne en un solo texto la síntesis del esquema de desarrollo seguido en la exposición del autor, la ubicación de la temática dentro de la literatura económica y un juicio valorativo condensado en la siguiente oración: “… el libro merece el calificativo de sobresaliente” (pp. VII-X). La introducción hecha por el autor que precede a los tres grandes capítulos, a las conclusiones y a los apéndices constitutivos del libro también brinda un panorama global de su contenido, orientando la lectura y comprensión de la obra, en la cual se combinan la teoría, el análisis econométrico y el examen del papel del aparato institucional en los proyectos de integración monetaria, con el propósito de evaluar la posibilidad de estructurar un área monetaria y de estimular criterios técnicos inductivos de una política económica para la integración económica. Entendemos que esta integración debería sustentarse en condiciones objetivas de los escenarios reales prevalecientes en la Comunidad Andina de Naciones y que permita convertir los esfuerzos integracionistas en eficaces políticas de Estado que aceren el poder de interlocución de América Latina ante los grandes poderes globalizadores del mundo actual. En palabras del autor: “El propósito principal de este libro consiste en evaluar la factibilidad de que los países… de la Comunidad Andina, establezcan un área monetaria considerando su grado de convergencia macroeconómica” (p. XI). Tomás E. Carrillo B./ Cuentas nacionales de Venezuela 1874-1914 296 El capítulo primero sobres áreas monetarias y grado de convergencia concierta el tratamiento de tres problemas que en orden de exposición son: las áreas monetarias óptimas y sus determinantes, la estabilidad cambiaria y la convergencia de variables macroeconómicas, y la teoría de las áreas monetarias y los grados de convergencia macroeconómica. Se persigue en él exponer analíticamente la teoría y los enfoques que sirven de basamento a la hipótesis de la relación positiva entre el establecimiento de áreas monetarias y el grado de convergencia de macroeconomía. El segundo capítulo se refiere al área monetaria andina, sus costos y beneficio, convirtiéndose en una suerte de diagnóstico elaborado a partir de un examen de lo existente, la confrontación con otros modelos de integración, y la confección de un balance de los pros y los contras de la integración monetaria en la subregión andina. Los subtítulos temáticos del capítulo son: Un breve repaso histórico; Modelos de integración monetaria en los noventa; Determinantes de la integración monetaria y la evidencia andina, para cerrar con Costos y beneficios del área monetaria andina. El tercer capítulo trata del área monetaria andina y sus grados de convergencia. Para ello se examinaron tres asuntos: la medición de la convergencia económica y sus grados, el área monetaria andina y sus grados de convergencia, y la convergencia andina y correlación de sus componentes. Las conclusiones y tres apéndices ilustrativos sobre los instrumentos empleados, la metodología aplicada y el papel de los componentes del marco institucional de la Comunidad Andina en la unión monetaria culminan este estudio de gran virtuosismo técnico, alto grado de información sobre el tema y con referencia bibliográfica amplia. Dar noticias acerca de la aparición de los libros como el reseñado, satisface nuestros propósitos de promoción del pensamiento económico y cumple con la tarea de difundir la existencia de publicaciones valiosas como ésta entre los especialistas, los estudiantes y los estudiosos de asuntos tan relevantes como los procesos de integración, para que sean debatidas desde distintas perspectivas en las cuales se tome cuenta la heterogeneidad estructural de las economías no desarrolladas y las amplias capas de población excluidas históricamente en los diversos ensayos integradores liderados por las élites políticas y económicas del subcontinente. El autor Jaime Luis Socas es doctor en Ciencias Económicas, egresado de la UCAB, docente-investigador universitario y funcionario destacado del Banco Central de Venezuela. Su libro merece la atención de académicos, investigadores, estudiantes y estrategas de la integración en nuestro continente. JMC Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002, pp. 307-308 • ISSN: 0005-4720 Enrique Viloria Vera (compilador y coautor) Ramón Guillermo Aveledo, Guido Conterno, Edgard Alberto Dao, José Ignacio Moreno León y José Ramón Solano (coautores) Gerencia y nueva economía Caracas: Universidad Metropolitana, 2002, 208 p. El libro reúne los textos de las intervenciones realizadas en el ya tradicional foro del Decanato de Estudios de Postgrado de la Universidad Metropolitana, patrocinado una vez más por el Banco del Caribe. Gerencia y nueva economía es el cuarto volumen publicado y por consiguiente resultante de la cuarta edición del ya nombrado foro. La expresión nueva economía ya ha sido utilizada en otras coyunturas conceptuales del pensamiento económico, pero en este caso la expresión abarca, más que al conocimiento de la disciplina, las recientes modalidades de hacer negocios, empleando los avances de la llamada revolución informática en un mercado enriquecido con nuevos bienes y servicios que ha roto con todos los estereotipos conocidos hasta hace poco, dada su cada vez mayor ubicuidad en el espacio virtual y en medio de la transformación de la economía internacional en economía mundial. La configuración de un sistema globalizador acentúa los mecanismos de dominación sobre los países satélites, indiferentemente de que éstos sean más o menos desarrollados, y tiende a la aniquilación de las idiosincrasias nacionales y regionales. La obra consta de una brevísima introducción en la cual se destaca la relevancia del tema central estudiado, las características de la iniciativa editorial de la Universidad Metropolitana y el propósito de responder al requerimiento de la educación superior en este campo y al compromiso que la Unimet mantiene con el sector productivo venezolano. Le siguen como capítulos: 1. ¿Qué es la nueva economía? Su impacto en la sociedad del nuevo milenio, bajo la firma de José Ignacio León; 2. Efectos de la nueva economía sobre la gerencia, por Enrique Viloria Vera. 3. La nueva economía y su 298 impacto en las instituciones financieras cuya autoría es de Edgar Alberto Dao; 4. Nueva propuesta de valor, desarrollado por Guido Coterno; 5. La sociedad y la persona en la nueva economía, a cargo de José Ramón Solano, y 6. La política en la nueva economía, con un enfoque de Ramón Guillermo Aveledo. Todos los autores son personal docente y de investigación de la Unimet con la excepción de Edgar Alberto Dao, quien se desempeña en la Presidencia del Banco del Caribe, consorcio que patrocina el foro y la edición de las ponencias que en él son expuestas. La materia abordada en el libro desde distintas pero convergentes ópticas es de gran actualidad y ha generado polémicas encendidas entre autores del proceso y las comunidades, pero también ha impulsado una abundante literatura para definir los cambios ocurridos en la estructura y en la superestructura, así como para identificar y caracterizar los procesos que son producto de los cambios y a la vez son factores de transformación. Los ensayos fueron concebidos en una estrategia de análisis que va de lo general conceptual a lo particular, aplicado a campos específicos del ejercicio ciudadano en el conocimiento, la enseñanza, las finanzas, la estructura ocupacional y la vida social, como puede intuirse con el solo examen de los títulos registrados en el índice. Todos mantienen rigor académico en la exposición y en su mayoría se acompañan de una bibliografía políglota, especializada y reciente, en la que se incluyen sitios Web. Sólo dos de los trabajos no anexaron la bibliografía consultada y utilizada. La mayoría de los autores, con la excepción de uno de ellos, provienen del medio académico, lo que permite contrastar la visión del aula con la del personaje de acción que considera limitante la expresión nueva economía. Según dice E. Dao: “…me parece … un término que posiblemente no represente en toda su magnitud lo que significa esta nueva manera de comunicarse en el mundo, un fenómeno que, desde mi punto de vista, es muchísimo más trascendente que una nueva fase de la economía” (p. 113). Los dos últimos ensayos de esta obra van más allá de la empresa y los negocios sin perderlos de vista, para internarse en reflexiones que atañen al destino del hombre y a las conductas políticas que podrán inducirse por transformaciones que conmueven su esencia y su existencia, sin resolver los conflictos, las carencias y las desigualdades, lo que demuestra que “…el ser humano es bastante más complicado que sus inventos” (p. 206), como advierte uno de los autores de esta obra que aborda temas de gran interés para especialistas, empresarios, estudiantes y público en general. JMC Información Información editorial Normas para los colaboradores de la Revista BCV La Revista BCV es una publicación semestral del Banco Central de Venezuela. Desde sus orígenes se ha dedicado a la divulgación de información sobre temas económicos, financieros, bancarios, monetarios, jurídicos y sociales asociados con la misión del Banco Central de Venezuela y acoge todas las corrientes de pensamiento en las áreas mencionadas. Los trabajos publicados en la sección Artículos de la Revista BCV son arbitrados. Las notas que aparecen en las secciones Documentos y Reseñas responden a criterios del Consejo Editorial de la publicación. Para que el Consejo Editorial de la Revista BCV considere la publicación de un artículo, éste debe adecuarse a las siguientes normas: • La Revista BCV acepta artículos escritos en cualquiera de estas lenguas: castellano, portugués, francés, inglés o alemán. • Sólo se considerará la publicación de trabajos inéditos que no hayan sido propuestos simultáneamente a otras revistas u órganos editoriales. • Los artículos enviados deben incluir el título en español y en inglés, nombre del autor, breve curriculum vitae, dirección postal o institucional y correo electrónico, un resumen en español e inglés (que no debe exceder los 1.000 caracteres), tres palabras clave en español y en inglés, y el código de clasificación JEL (www.aeaweb.org/journal/elclasjn.html). • Los artículos deben tener una extensión máxima de 30 páginas a espacio y medio en caracteres de 11 puntos y en papel tamaño carta, incluyendo notas, cuadros y referencias metodológicas y/o bibliográficas. • Las propuestas se deben enviar en soporte electrónico (disquete, cartucho Zip o disco compacto), usando el formato Word o RTF para los textos y Excel para gráficos y cuadros, con tres copias impresas. También pueden enviarse como documento adjunto a la siguiente dirección de correo electrónico: scaula@bcv.org.ve 301 • Se debe enviar una versión en blanco y negro de los gráficos y cuadros e indicar el lugar y la página del original donde se colocarán o si éstos deben incluirse como anexo o apéndice del artículo. • Cuando los artículos requieran de ecuaciones matemáticas, los autores deben presentar todos los pasos de sus deducciones para asistir a los árbitros en sus tareas. Estos pasos no tienen que ser necesariamente objeto de publicación. • Las notas deben colocarse numeradas a pie de página y separadas de las referencias bibliográficas. • Las referencias bibliográficas se deben hacer con el sistema autor-fecha, incluyéndolas en el texto o en las notas a pie de página, si fuese el caso. Por ejemplo: (Peltzer, 1997). Cuando haya más de una referencia del mismo autor en el mismo año, se debe añadir un orden alfabético (Vivancos, 1998a). Si la referencia va entre comillas, el número de la página debe aparecer a continuación de la fecha, según el siguiente ejemplo: (Maza Zavala, 1987:239), o cuando son varias páginas: (Lago Rodríguez, 2001:193-195). Los datos completos de las referencias deben ser colocados en orden alfabético al final del artículo, indicando apellidos del autor o los autores con las iniciales de los nombres propios, año de publicación entre paréntesis y demás datos editoriales, de la siguiente manera, según el caso: CLEMENTE, L. (2001): “Crecimiento, apertura comercial y desempeño sectorial”, en Valecillos, H. y Bello, O., coords., La economía contemporánea de Venezuela, pp. 7-92, Caracas, BCV. GONZÁLEZ FABRe, R. (1998): Justicia en el mercado. La fundamentación ética del mercado según Francisco de Vitoria, Caracas, Conicit/Universidad Católica Andrés Bello. OCAMPO, J.A. (2001): “Retomar la agenda del desarrollo”, Cuadernos del Cendes, año 18, n∞ 46, enero-abril, pp. 1-20, Caracas. • Una vez que se verifique el cumplimiento de estas normas, el Consejo Editorial someterá las propuestas al menos a dos árbitros, de manera anónima, entre otros especialistas o pares investigadores. Las sugerencias de éstos, cuando las hubiere, serán dadas a conocer, con la confidencialidad del caso, a cada autor. • Los autores recibirán un ejemplar de la Revista BCV en la cual se ha publicado su artículo y diez separatas del mismo. Normas de arbitraje de la Revista BCV Los trabajos enviados a la sección Artículos serán evaluados por árbitros externos. Previamente el Consejo Editorial realizará una preselección basándose en la relevancia y pertinencia del tema y en el cumplimiento de las normas para los colaboradores. Si el trabajo no reúne estos requisitos mínimos, el Consejo Editorial se lo hará saber al autor. En caso contrario, será evaluado de acuerdo con las siguientes normas: • Los árbitros deben contar con las calificaciones adecuadas en el área temática en cuestión y, en principio, formarán parte del fondo de árbitros de la Revista BCV, establecido tras consultas en universidades y centros de investigación del país y del exterior. • La identidad de los autores no se comunicará a los árbitros, ni la de éstos a los autores. • El dictamen de cada árbitro se basará en la calidad del contenido y la forma del artículo. En éste debe pronunciarse de manera explícita sobre los siguientes aspectos: - Relevancia y pertinencia del tema - Fundamentación de las ideas - Coherencia - Bibliografía apropiada y actualizada - Redacción - Presentación correcta de cuadros y gráficos - Adecuación del título al contenido del trabajo • El dictamen del árbitro debe recomendar sólo una de las siguientes opciones: - La publicación sin modificaciones - La publicación con modificaciones menores - La publicación con modificaciones mayores - Que el artículo no se publique 303 • Cuando se recomienden modificaciones mayores o menores, éstas deben explicarse claramente. • Los árbitros deben remitir su opinión en un lapso máximo de seis semanas a partir de la fecha de recepción del artículo, la cual se registrará formalmente. • Por su trabajo, sea cual fuere su dictamen, cada árbitro recibirá una remuneración y un ejemplar del número correspondiente de la revista.