Revista BCV Vol. XVI. N°2 - Banco Central de Venezuela

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Revista BCV
Revista BCV
Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002 • ISSN: 0005-4720
Revista BCV, 1941Caracas, Banco Central de Venezuela
Semestral
ISSN: 0005-4720
1. Política monetaria y cambiaria. 2. Bancos centrales.
3. Economía y finanzas, Venezuela. 4. Economía y sociedad.
© Banco Central de Venezuela, 2002
Hecho el Depósito de Ley
Depósito Legal: pp198602CS937
Dirección: Banco Central de Venezuela, Primera Vicepresidencia,
Gerencia, Edificio Sede, Piso 3, Av. Urdaneta,
Esquina de Las Carmelitas, Caracas 1010
Dirección postal: Apartado 2017, Carmelitas, Caracas 1010, Venezuela
Teléfono: 58-212 801 3132 /801 5380
Fax: 58-212 861 0021
Correo electrónico: scaula@bcv.org.ve
Documento electrónico: www.bcv.org.ve
en la sección de Publicaciones Periódicas
Producción editorial: Departamento de Publicaciones BCV
Diseño de carátula: Luis Giraldo
Diseño de la tripa: Ingard Gherembeck
Diagramación: Elena Roosen
Corrección: María Enriqueta Gallegos
Impresión: Fundación La Casa de Bello
Tiraje: 1.000 ejemplares
Las opiniones expresadas en esta revista
son responsabilidad exclusiva de los autores
y no representan el criterio del Banco Central de Venezuela
Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002 • ISSN: 0005-4720
Contenido
Contenido
Presentación
Artículos
9
13
Consideraciones metodológicas
para la evaluación de la sostenibilidad
y vulnerabilidad fiscal
Elizabeth Ochoa, Lizbeth Seijas
y Harold Zavarce
65
Determinantes de la inflación
en Venezuela: un análisis
macroeconómico
para el período 1986-2000
Miguel Dorta, Fernando Álvarez
y Omar Bello
93
Ajuste macroeconómico en una
economía dual en condiciones de
restricción de la inversión pública:
un enfoque kaleckiano
Leonardo V. Vera
131
“Imperialismo económico”:
una visión desde la periferia
Ben Fine
Documentos
157
Disertación de J. Stiglitz
en la entrega del Premio Nobel 2001
Presentación
Efraín Velázquez
235
Discurso de A. Greespan
en la Junta de Gobernadores
del Sistema de la Reserva Federal
Presentación
Alberto Unanue
247
Cumbre Mundial
sobre Desarrollo Sostenible
Presentación
Rafael Rangel
Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002 • ISSN: 0005-4720
Contenido
Contenido
265
II Reunión Cumbre de Presidentes
de América del Sur
Presentación
Rafael Rangel
Obras reseñadas
289
Luis Britto García
Conciencia de América Latina
291
Tomás E. Carrillo Batalla
Cuentas nacionales de Venezuela
295
José Guerra
Estudios sobre inflación
en Venezuela
301
Armando León Rojas
La aventura de pensar.
Hemerografía de D.F. Maza Zavala
1946-1998
303
Sary Levy y Rubén Alayón
Miradas y paradojas
de la globalización
305
Jaime Luis Socas
Áreas monetarias y convergencia
macroeconómica
307
Enrique Viloria Vera, comp.
Gerencia y nueva economía
Información editorial
311
Normas para colaboradores
313
Normas de arbitraje
Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002 • ISSN: 0005-4720
Contents
Table of contents
Introductory note
Articles
9
13
Survey for assesing fiscal sustainability
and vulnerability: Methodological issues
Elizabeth Ochoa, Lizbeth Seijas
and Harold Zavarce
65
Determinants of inflation in Venezuela:
A macroeconomic analysis 1986-2000
Miguel Dorta, Fernando Álvarez
and Omar Bello
93
Macroeconomics adjustment in a dual
economy under a public investment
constraint: A Kaleckian approach
Leonardo Vera
131
“Economic imperialism”:
A view from the periphery
Ben Fine
Documents
157
Lecture by J. Stiglitz during
the Nobel Prize ceremony 2001
Presentation
Efraín Velázquez
235
Opening remarks of A. Greespan
Chairman Board of Governors
of the Federal Reserve System
Presentation
Alberto Unanue
247
The World Summit on Sustainable
Development
Presentation
Rafael Rangel
263
II Meeting of Presidents
of South America
Presentation
Rafael Rangel
Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002 • ISSN: 0005-4720
Contenido
Contenido
Reviews
289
Luis Britto García
Conciencia de América Latina
291
Tomás E. Carrillo Batalla
Cuentas nacionales de Venezuela
295
José Guerra
Estudios sobre inflación en Venezuela
301
Armando León Rojas
La aventura de pensar.
Hemerografía de Maza Zavala
303
Sary Levy y Rubén Alayón
Miradas y paradojas
de la globalización
305
Jaime Luis Socas
Áreas monetarias y convergencia
macroeconómica
307
Enrique Viloria Vera, comp.
Gerencia y nueva economía
Editorial information
311
Norms for contributors
313
Norms for arbitrage
Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002 • ISSN: 0005-4720
Presentación
Presentación
El contenido de esta entrega de la Revista BCV correspondiente al vol. XVI, n∞ 2,
2002 está integrado como es habitual, por artículos, documentos y reseñas bibliográficas. Dos de los artículos provienen de la autoría de investigadores al servicio
de la Vicepresidencia de Estudios del Banco Central de Venezuela, un tercero
corresponde a un docente investigador de la Facultad de Ciencias Económicas y
Sociales de la Universidad Central de Venezuela y un cuarto texto a un profesor
de la Universidad de Londres, Inglaterra, Reino Unido.
Los problemas analizados son de carácter teórico, de economía aplicada y de
epistemología económica. Los documentos registrados y comentados están relacionados con el otorgamiento del Premio Nobel 2001, la apertura de la reunión de
la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal, la II Cumbre de la
Tierra y la II Reunión de Presidentes Suramericanos efectuada en Quito, Ecuador,
durante el corriente año. Las reseñas informan sobre libros editados recientemente por el BCV y la Universidad Metropolitana de Venezuela.
El suplemento anexo Biblioteca del Pensamiento Económico recoge dos artículos
de Xavier Lope Bello, ilustre profesional y servidor público venezolano, quien se
desempeñó como Fiscal General de Bancos e integrante de la Comisión Organizadora del Banco Central de Venezuela y miembro fundador de su Directorio, al
cual perteneció durante muchos años. La materia tratada en ellos es todavía,
después de seis décadas, objeto de investigación y estudio, lo que parecería
indicar que a pesar del tiempo transcurrido los problemas de hoy siguen siendo
los de ayer.
Se han continuado incorporando en esta entrega los requisitos editoriales sugeridos por los especialistas en publicaciones periódicas del corte de la Revista BCV.
Nombre / Tema
9
Presentation
This issue of the Revista BCV, wich corresponds to vol. XVI, n∞ 2, 2002, contains,
as customary, articles, documents and bibliographical reviews. Two of the articles
are written by staff from the Vicepresidency of the Banco Central de Venezuela. A
third article is written by an academic researcher and professor from The Faculty
of Economics and Social Sciences of the Universidad Central de Venezuela, and
fourth one is written by a professor from the University of London, England,
United Kingdom.
The problems analyzed are theoretical in nature of applied economics and economic
epistemology. The registered and written documents are related to the granting of
the Nobel Prize 2001, to the opening of the Meeting of the Board of Governors of
the Federal Reserve System, to the Second Earth Summit and to the Second Meeting of South-American presidents (Quito, Ecuador) during the current year. The
bibliographical reviews provide information on recently published books by the
BCV and the Universidad Metropolitana de Venezuela.
The attached supplement, Biblioteca del Pensamiento Económico, gathers two
articles from Xavier Lope Bello, a distinguished Venezuelan profesional and public
servant who held the position of General Bank Attorney, member of the Organizing
Comission of the Banco Central de Venezuela, as well as founding member of its
Board of Directors, to which he belonged for many years. The subject matter
found in these articles is still today, after six decades, a relevant issue of investigation
and study, which indicates that yesterday’s problems are still valid today’s.
Once again, the required editorial norms suggested by specialists in periodical
publications according to the style of the Revista BCV, have been incorporated in
this issue.
Artículos
Artículos
Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002, pp. 13-64 • ISSN: 0005-4720
Consideraciones metodológicas para la evaluación
de la sostenibilidad y vulnerabilidad fiscal
Ochoa, Seijas,
Zavarce
Elizabeth Ochoa*, Lizbeth Seijas**
Harold Zavarce***
Resumen
El presente trabajo tiene como objetivo fundamental la revisión de las metodologías para la construcción de indicadores de sostenibilidad y vulnerabilidad
fiscal, realizándose una evaluación comparativa para el caso de los indicadores
de sostenibilidad. Una política fiscal es sostenible cuando la trayectoria de
ingresos y gastos del gobierno no conduce a una acumulación excesiva de
pasivos. Un buen indicador de sostenibilidad fiscal debe mandar señales claras
sobre si una determinada política fiscal conduce a una rápida acumulación de
deuda y debe medir el ajuste necesario para el alcance de una trayectoria
sostenible de endeudamiento. Diversos indicadores basados en diferentes conceptos de déficit son analizados en este estudio. Con el análisis de vulnerabilidad fiscal se busca determinar aquellos factores económicos, políticos y sociales que pueden comprometer el logro de los objetivos de la política fiscal y en
* Economista por la Universidad Central de Venezuela. Actualmente realiza un Master en
Economía Matemática en la Universidad de Toulouse 1, France, Midi-Pyrénées.
Correo electrónico: 202005165@univ-tlse1.fr
** Especialista I del Banco Central de Venezuela, Economista por la Universidad Central de
Venezuela y M.Sc. en Economía por la Universidad de Colorado, Boulder, Colorado.
Correo electrónico: lseijas@bcv.org.ve
*** Especialista II de la Oficina de Consultoría Económica del Banco Central de Venezuela.
Economista por la UCV, Diplomado en Economía Avanzada por el Economics Institute,
Boulder, Colorado y Ph.D. en Economics por la Texas A&M University-College Station, TX.
Correo electrónico: hzavarce@bcv.org.ve
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
12
consecuencia su sostenibilidad. Estos objetivos podrían ser de naturaleza
macrofiscal o microestructural. De aquí la importancia de combinar el análisis
de sostenibilidad con el de vulnerabilidad cuando se evalúa una determinada
política fiscal. Los indicadores de vulnerabilidad presentados en este estudio
son considerados indicadores potenciales, debido a que cada país de acuerdo
con su experiencia, puede encontrar otros que le sean de mayor utilidad.
Palabras clave: Indicadores de sostenibilidad / Vulnerabilidad fiscal /
Déficit fiscal y deuda
Clasificación JEL: E61, H60
Abstract
The main objective of this paper is to make a review of the methodology used
to construct fiscal sustainability and vulnerability indicators. In the case of
sustainability, a comparative evaluation among the indicators is undertaken. A
fiscal policy is sustainable when the path of government expenditure and revenue
does not lead to an excessive accumulation of government liabilities. A strong
fiscal sustainability indicator is one that, on one hand, send signals about whether
a determined fiscal policy lead to a fast debt accumulation, and on the other
hand, measure the necessary adjustment to reach a sustainable path of debt.
Different sustainability indicators based on different concept of deficit are analyzed
in this document. The purpose of fiscal vulnerability analysis is to find those
economical, political, and social factors that could put in danger the reach of
fiscal policy objectives, and as consequence, its sustainability. These objectives
could be of macro-fiscal or micro-structural nature. Hence, it is important to
combine the sustainability and vulnerability fiscal analysis when we are evaluating
a fiscal policy. The vulnerability indicators included in this study are regarded
as potential indicators due to country experience could suggest other more
useful indicators.
Key words: Sustainability indicators / Fiscal vulnerability / Government deficit
and debt.
JEL Classification: E61, H60
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
13
Introducción
El objetivo de este trabajo1 es hacer una revisión de las metodologías para la
determinación de la sostenibilidad y vulnerabilidad de la política fiscal. Esta revisión está motivada en el hecho de que en el artículo 25 de la Ley Orgánica de la
Administración Financiera del Sector Público, decretada en el año 2000, se dispone la elaboración del Proyecto de Ley del Marco Plurianual del Presupuesto,
donde se establecerán los límites máximos de gastos y endeudamiento, indicadores
y demás reglas fiscales que deberán estar acordes con los requerimientos de
sostenibilidad fiscal.
Una política fiscal es sostenible cuando la trayectoria de ingresos y gastos del
gobierno no conducen a una acumulación excesiva de pasivos, definida en términos de la disposición de los inversionistas a adquirir deuda pública en los mercados voluntarios de crédito. Esto último ocurrirá cuando el horizonte de ingresos
netos del gobierno permita pagar el acervo de deuda que se encuentra en manos
de los inversionistas. De acuerdo con esto, la construcción de un buen indicador
de sostenibilidad fiscal debe cumplir con dos requisitos fundamentales. En primer
lugar, mandar señales claras sobre si una determinada política fiscal conduce a
una rápida acumulación de deuda, dando indicios sobre la capacidad o no del
gobierno de generar recursos en el futuro para cancelar dichos pasivos. En segundo lugar, debe establecer cuál es el ajuste necesario para que la deuda tenga una
trayectoria estable.
Los indicadores de sostenibilidad analizados en este estudio son el déficit operacional y el indicador ideal, los cuales sientan las bases para el diseño de los
indicadores de sostenibilidad; el máximo endeudamiento sostenible y el superávit
primario sostenible, los cuales son un caso particular del indicador ideal con
trayectorias constantes para los agregados fiscales; el indicador de sostenibilidad
de Blanchard, que es una aplicación del indicador ideal para horizontes temporales finitos; el indicador basado en el déficit macroajustado, el cual se define como
el nivel de déficit primario observable bajo condiciones macroeconómicas de
tendencia, y el déficit esencial o core deficit. Este último indicador es para ser
aplicado en países donde los ingresos del gobierno dependen en gran parte de la
venta de sus recursos naturales no renovables, dado que toma en cuenta el riesgo
que para la sostenibilidad en el largo plazo significa el depender de una fuente
tan incierta de ingresos. En efecto, mientras que en este tipo de economías una
determinada política fiscal puede lucir sostenible de acuerdo con los indicadores
convencionales de sostenibilidad, este resultado puede revertirse en un momento
1 Este
trabajo forma parte de un proyecto de investigación sobre indicadores de sostenibilidad
y fragilidad fiscal que se adelanta en la Vicepresidencia de Estudios.
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
14
dado en virtud de una caída en el precio del recurso, la aparición de un sustituto,
o su agotamiento. Por lo tanto, de acuerdo con este enfoque, una política fiscal es
sostenible en el largo plazo cuando el financiamiento del gasto no depende de los
ingresos provenientes de los recursos naturales no renovables. Esto no quiere
decir que los indicadores convencionales no sean apropiados para el caso de
estos países; por el contrario, éstos deben implementarse junto con el déficit
esencial (core deficit) para así tener una visión completa de la posición fiscal.
La vulnerabilidad fiscal, por su parte, se refiere al grado de exposición de la
política fiscal a factores económicos, políticos y sociales que pueden comprometer el logro de sus objetivos. La política fiscal persigue objetivos macrofiscales y
objetivos microestructurales. Los primeros se relacionan con evitar recurrentes y
crecientes déficit fiscales y deuda, mantener una política fiscal flexible que permita responder apropiada y oportunamente a shocks domésticos y externos, así
como procurar niveles razonables y estables de tasas impositivas. Los segundos se
refieren a los objetivos de economía política del gobierno, tales como educación
y salud pública, ejecución de programas sociales, proveer un sistema judicial
efectivo, así como procurar una alta capacidad de gerencia fiscal. La dificultad de
un gobierno en alcanzar algunos o todos estos objetivos podría comprometer la
sostenibilidad de la política fiscal. En efecto, una política fiscal puede ser sostenible, de acuerdo con los indicadores de sostenibilidad, sin embargo este escenario
puede cambiar en virtud de ciertos factores, sean éstos económicos, políticos o
sociales. Por lo tanto, cuando se evalúa una política fiscal es importante hacer un
examen, tanto de su sostenibilidad como de su vulnerabilidad.
Con el análisis de vulnerabilidad se busca determinar aquellos elementos que
podrían influir en el logro de los objetivos macrofiscales y microestructurales del
gobierno. En la búsqueda de los primeros, se sugiere hacer una evaluación de la
posición fiscal inicial, analizar el riesgo fiscal de mediano y largo plazo (análisis de
sensibilidad), así como estudiar las debilidades estructurales de la gestión fiscal.
Por su parte, los segundos se relacionan con el ambiente en el cual se desenvuelve el sector público y el sistema de gerencia fiscal.
Este trabajo consta de cinco secciones. En la segunda sección se analiza la
sostenibilidad de la política fiscal. Allí se hace una revisión del marco conceptual,
donde, a partir de la restricción presupuestaria intertemporal del sector público y de
la dinámica de la deuda, se derivan los conceptos de sostenibilidad y de la condición de solvencia del sector público. Asimismo se presenta la construcción de los
indicadores convencionales de sostenibilidad y se evalúan las particularidades de
cada uno de ellos. Para finalizar, se realizan ejemplos y simulaciones de estos
indicadores. En la tercera sección se examina el déficit esencial o core deficit, que
como se dijo anteriormente, es un indicador de sostenibilidad para ser aplicado en
países dependientes de recursos naturales no renovables. En la cuarta sección se
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
15
examina la vulnerabilidad de la política fiscal, donde se muestran potenciales
indicadores relacionados con los aspectos macrofiscales y microestructurales de
vulnerabilidad. En la quinta sección se presentan las conclusiones.
El análisis de la sostenibilidad fiscal
Marco conceptual
La gestión financiera del sector público puede ser llevada a cabo en los mercados
voluntarios de crédito si los ingresos futuros descontados de los inversionistas en
deuda pública, t, son al menos iguales al acervo de deuda. Llamando t a los
ingresos de los inversionistas en el período t, i a la tasa de interés nominal2 y Bt al
acervo de deuda, tenemos:
t = t+s(1+i)-s ≥ Bt
s=0
(1)
El ingreso, t , tiene dos componentes: los pagos de intereses (iBt-1) y los de
amortización –(Bt-Bt-1). Sumando las tenencias de bonos de la deuda pública por
parte de los agentes privados, los pagos de amortización e intereses sobre la
deuda en cada período provienen del superávit primario, -Dt, y de la creación
monetaria, Mt-Mt-1. Este resultado agregado se desprende también de la restricción
presupuestaria del sector público consolidado,3 donde el déficit primario, Dt, más
los pagos de intereses son financiados con nuevo endeudamiento Bt-Bt-1 y creación monetaria.
Denote las magnitudes como porcentaje del producto y en términos reales con
letras minúsculas4 y considere las fuentes de pago del sector público. Así, se
obtiene de la ecuación (1):
s
t = t+s( 1+n )
1+r
s=0
(2)
t+s = Zt+s - dt+s =1+n bt+s-1 - (bt+s - bt+s-1)
1+r
(3)
donde
2
Se supone que la tasa de interés nominal es constante.
3
Incluye al Banco Central.
4
Donde es la tasa de inflación, n la tasa de crecimiento del producto y r la tasa real.
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
16
La ecuación (3) establece que los ingresos t pueden ser analizados desde dos
perspectivas.5 Primero, desde las fuentes de ingresos del sector público, se encuentran los recursos provenientes de la creación de dinero, ztm, y los generados
en el superávit primario, -dt. El superávit primario está compuesto por la diferencia entre gastos, gt, e ingresos tributarios, zt. La segunda se refiere a la dinámica de
la acumulación neta de deuda. El servicio de la deuda considera la erosión en el
valor de los bonos debido a la inflación y al crecimiento.
En lo que respecta a los ingresos por creación de dinero, los mismos tienen dos
componentes, el incremento del acervo de dinero como porcentaje del producto
y la reposición de la depreciación de los saldos reales como consecuencia de la
inflación y el crecimiento. Así tenemos,
n
ztm = (mt - mt-1) +[ +
m
1+ (1+r)(1+) ] t-1
(4)
Note que si la tasa de crecimiento es cero, la reposición por inflación está dada
por ( /1+)mt-1. En equilibrio, para unos saldos reales constantes, los ingresos
por creación monetaria igualan a la reposición por inflación y crecimiento. Este
último término es conocido como “impuesto inflación”.
En consecuencia, el valor presente neto de los pagos del gobierno a los inversionistas
está dado por,
s
t = t+s(Zt+s-dt+s )( 1+n )
1+r
s=0
(5)
Asimismo el valor descontado del servicio de deuda se puede expresar mediante:
s
-1
t = t+s [( r-n )bt+s-1- (bt+s-bt+s-1)](1+n) = bt-1(1+n )
1+r
1+n
1+r
s=0
(6)
Igualando (5) y (6), obtenemos
s+1
m
bt-1 = (Zt+s
-dt+s )(1+n)
1+r
s=0
(7)
La ecuación (7) establece que el sector público cuenta en términos reales con
ingresos provenientes del señoreaje y de los superávit primarios para honrar el
acervo de deuda. En términos intuitivos, una política fiscal es sostenible cuando el
descalce entre ingresos y gastos puede cubrirse mediante endeudamiento en los
mercados voluntarios de crédito.
Para precisar los conceptos de sostenibilidad y solvencia en términos de la ecuación (7), definamos una política fiscal como una sucesión de déficit primario e
5 Para
que el valor presente de los ingresos reales de los inversionistas sea finito se supone que
la tasa de crecimiento de este valor no excede a la tasa de interés real efectiva (1+r/1+n)-1.
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
17
ingreso por creación monetaria, dado un nivel inicial de deuda. Denote una
política fiscal como {dt+s, zt+sm Ω bt-1}. Decimos que una política fiscal es sostenible si
el valor descontado de los flujos de ingresos no es menor que el acervo de deuda.
Así, una gestión fiscal sostenible satisface,
s+1
m
bt-1 £ (Zt+s
-dt+s )(1+n)
1+r
s=0
(8)
La tasa promedio a la cual crece la deuda colocada en los mercados voluntarios
de crédito no puede exceder la tasa de interés real efectiva (descontando el
crecimiento) a la cual se sirve dicha deuda. En otras palabras, si el factor crecimiento de la deuda excediera su factor de capitalización el gobierno estaría endeudándose de manera permanente para pagar a los inversionistas. Esta estrategia no es factible, ya que la adquisición de deuda implicaría un sacrificio permanente
de posibilidades futuras de consumo para los inversionistas.
Con base en lo anterior, un gobierno es solvente si la trayectoria de la deuda {bt+s}
que resulta de {dt+s, zt+sm l bt-1} tiene un factor de crecimiento promedio menor que
el factor de capitalización de la deuda. Esto es, si
bt+s
(9)
s = 0
1+r
sÆ
( 1+n )
La condición de solvencia (9) es conocida en la literatura como la condición de
transversalidad que elimina juegos de Ponzi. Una trayectoria de deuda bt+s=bt (1+b)s
que satisfaga (9) se caracteriza por una tasa de crecimiento en promedio menor
que la tasa de interés real efectiva sobre la deuda del gobierno. Es decir,
lim
b < r-n
1+n
(10)
La noción de solvencia esta íntimamente relacionada con la de sostenibilidad.
Note que si la condición (10) se satisface, el gobierno genera en promedio superávit primarios para el servicio de la deuda, lo cual acota el endeudamiento por
debajo de la tasa de interés real efectiva.
La dinámica de la deuda implícita en la ecuación (3) está dada por
bt - bt-1 = r-n bt-1+dt-ztm
1+n
(11)
La ecuación (11) establece que el crecimiento de la deuda depende de los pagos
netos de intereses, del déficit primario y de los ingresos por la creación del dinero.
En particular, la suma de los dos primeros términos del lado derecho de la ecuación (11) se conoce como el déficit operacional y se denota como dto.
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
18
Un indicador de sostenibilidad debe medir el ajuste en el déficit primario requerido para generar trayectorias estables de endeudamiento y debe tomar en cuenta
el comportamiento cíclico de los componentes del déficit primario. A un nivel
operativo, su construcción requiere de proyecciones macroeconómicas consistentes de mediano plazo entre la política fiscal y variables macroeconómicas relevantes, tales como el crecimiento, la inflación y la tasa de interés real.
Indicadores de sostenibilidad fiscal
En esta sección se presenta una revisión de los indicadores de sostenibilidad fiscal
disponibles en la literatura.
El déficit operacional y el indicador ideal
Una primera aproximación a un indicador de sostenibilidad es el déficit operacional, incluyendo en la definición los ingresos por creación monetaria.6
dt0 = r-n bt-1+dt-ztm
1+r
(12)
Al considerar los ingresos por creación monetaria, el déficit operacional abarca al
del gobierno cum Banco Central. Asimismo el concepto de deuda del gobierno se
transforma en posición deudora neta de la posición activa de la autoridad monetaria. De la ecuación (11) se sigue que la variación de la posición pasiva neta del
gobierno está dada por la definición ampliada de déficit operacional. En consecuencia, un déficit operacional positivo podría interpretarse como la magnitud del
ajuste requerido en el déficit primario o en los ingresos por creación monetaria,
para mantener constante la posición pasiva neta como porcentaje del producto,
es decir, para hacer la política fiscal sostenible.
Este indicador de sostenibilidad tiene la debilidad de considerar sólo una observación de la secuencia de ingresos y gastos que caracteriza a la política fiscal, de
suponer una política donde los valores de ingreso y gasto permanecen constantes
en el tiempo. Para valores positivos de déficit operacional, ello conduce a la
previsión de una trayectoria explosiva para la deuda. En este sentido, el déficit
operacional como indicador de sostenibilidad privilegia el ajuste en el presente y
no considera trayectorias graduales de ajuste futuro o el efecto del ciclo económi-
6
En sentido estricto el déficit operacional excluye el ingreso por la creación monetaria. El
suponer cero este ingreso impone una restricción adicional sobre la magnitud del ajuste
requerido para estabilizar la deuda neta del gobierno. Asimismo suprime la conexión analítica entre la sostenibilidad de la política monetaria y de la política fiscal a considerar en el
diseño de programas consistentes de mediano plazo en un marco de coordinación
macroeconómica (ver apéndice 1).
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
19
co sobre las finanzas públicas. Sin embargo, una historia de déficit operacionales
crecientes es un signo importante de insostenibilidad de la política fiscal.
De lo anterior, un indicador de sostenibilidad que mejore el carácter miope del
déficit operacional debe incorporar al menos la gestión de ingresos y gastos de
mediano plazo. Siguiendo esta idea, Talvi y Vegh (2000) proponen un indicador
de sostenibilidad ideal, suponiendo información completa de la política fiscal
dada por la trayectoria {dt, ztm bt-1}. Para ello se introduce la definición de déficit
permanente. Se define el déficit permanente, dt*, como el nivel de déficit constante cuyo valor presente descontado al período t es igual al valor presente descontado de la trayectoria {dt, ztm}. Es decir,
s
s
= (d - z m ) 1+n)
dt*(1+n
1+r ) s=0 t+s t+s ( 1+r
(13.1)
s=0
Resolviendo para el déficit permanente, tenemos:
m
)
dt* = t+s(dt+s - zt+s
(13.2)
s=0
De la ecuación (13.2) se desprende que el déficit permanente es un promedio
ponderado de la serie de déficit primario, incluyendo los ingresos por creación
monetaria. Las ponderaciones, las cuales declinan en el tiempo, están dadas por:
j
s t+s = (1+n)( (1+n) )
1+r j=0 1+r
-1
(14)
El indicador ideal tiene la misma estructura del déficit operacional dado por (12).
Se diferencia de éste al utilizar el déficit permanente en lugar del déficit primario,
incluyendo el ingreso por creación monetaria. Básicamente la diferencia entre
ambos indicadores está en utilizar un concepto de déficit que realmente resuma la
política fiscal, como lo es el déficit permanente. El indicador ideal está dado por
It = r-n bt-1+dt*
1+n
(15)
Las propiedades de este indicador son: (1) si la política fiscal ex-ante es sostenible, entonces I£0; (2) para gestiones fiscales sostenibles, sus componentes no son
necesariamente constantes a lo largo del tiempo; y (3) I>0 mide el ajuste requerido en la política fiscal en cualquier momento del tiempo para alcanzar sostenibilidad.
Dicho ajuste será mayor cuanto más se retrase éste.
La prueba de la primera propiedad se desprende de la definición de sostenibilidad
de la política fiscal presentada en la sección anterior y de la definición de déficit
permanente. Si la política fiscal {dt, ztm l bt-1} es sostenible, ésta satisface la ecuación
(8). Con base en la ecuación (13.1), la condición de sostenibilidad puede escribirse como,
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
s+1
s+1
*
m
bt-1 £ (zt+s
)(1+n) = – 1+n dt*
-dt+s)(1+n ) = (-dt+s
s=0
s=0
r-n
1+r
1+r
20
(16)
Utilizando la ecuación (16) y haciendo uso de la definición (15) se deduce It£0.
La segunda propiedad se desprende de la condición anterior. Para gestiones fiscales sostenibles y con It=0 tenemos que
-dt* = r-n bt-1
1+n
(17)
Diferenciando (17) y adelantando un período, tenemos que variaciones en el
déficit permanente se compensan con variaciones en el servicio de la deuda. Así
tenemos,
*
-dt+1
= r-n bt
1+n
(18)
La tercera propiedad requiere de un análisis más complejo. Para probar que el
indicador ideal contiene la información sobre el ajuste requerido, y que aumenta
en el tiempo con una política insostenible, suponemos por simplicidad una política fiscal caracterizada por trayectorias constantes de dt y ztm.
Denote d* el déficit permanente asociado a la política fiscal {dt, ztm bo}, la cual no
es sostenible. Denote bo como el nivel de equilibrio de largo plazo de la deuda. En
particular, suponga que bobo y suponga una trayectoria donde d*=dt-ztm. En
consecuencia, la dinámica de la posición pasiva neta del gobierno está dada por
(11), la cual se puede escribir como:
bt=( 1+r )bt-1+d *
1+n
(19)
Resolviendo (18), tenemos:
t
bt= [b0-b0]( 1+r ) -b0
1+n
(20)
Cuando r>n, y siendo la política fiscal insostenible, se sigue que la trayectoria de
la posición pasiva neta es explosiva. Denote t el momento en el cual se adopta
una política fiscal sostenible. Denote ésta como {dt-I, ztmb-1}. Para todo t≥, la
dinámica de la posición pasiva neta está dada por:
bt=( 1+r )bt-1+d *-I
1+n
(21)
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
21
Denote b1 a la posición deudora neta de largo plazo luego del ajuste. Resolviendo
(20), tenemos:
t-
bt= [bt-1-b1]( 1+r ) -b1
1+n
(22)
Para demostrar que el indicador ideal mide el ajuste requerido en la política fiscal
de modo de hacerla consistente, basta con mostrar que con un ajuste It la deuda
se estabiliza en el momento en su valor de largo plazo b1, el cual iguala a la
posición deudora neta antes del ajuste. Note que de la ecuación (21) tenemos
b1 = -(1+n/r-n)(d*-I). Por definición, dado que I = (r-n/1+n)b-1+d*, se obtiene b1=b-1.
Para mostrar que la posposición del ajuste aumenta su magnitud, suponga que el
mismo se posterga hasta el momento . Por definición, dado que I = (r-n/1+n)b-1+d*,
utilizando la ecuación (19) para calcular b-1, y sabiendo que bo= -(1+n/r-n)d*,
obtenemos:
I= r-n (b0-b0)( 1+r )
1+r
1+n
(23)
De la ecuación (23) se obtiene que mientras mayor es mayor es el ajuste requerido (si r>n).
El indicador ideal tiene la función de servir de referencia para la evaluación de
indicadores de sostenibilidad fiscal. En lo que sigue evaluaremos cuatro indicadores
adicionales de sostenibilidad: (i) el máximo endeudamiento sostenible (MES), (ii)
el superávit primario sostenible (SPS); (ii) el indicador de Blanchard (IB), y (iv) el
indicador cíclicamente ajustado (ICA).
El máximo endeudamiento sostenible y el superávit primario sostenible
Se define el máximo endeudamiento sostenible como la trayectoria {bto} que acota
la posición pasiva neta del gobierno a través de la medición de la capacidad
máxima de pago asociada a una política fiscal {dt, ztmbt-1}. Note que con información completa de la política fiscal, el MES es el lado derecho de la ecuación (8).
Se define el superávit primario sostenible como la trayectoria de superávit primario {st*} que dada una trayectoria de ingresos por creación de dinero {ztm} permite
el pago del acervo de deuda neta bt-1 para todo t. Con información completa de la
trayectoria de ingresos por creación de dinero y dada una posición pasiva neta
inicial, el SPS es aquella trayectoria que satisface la ecuación (8) con igualdad.
Para ello defina st+s*-dt+s. Para operacionalizar el MES y el SPS se hacen varios
supuestos.
La estimación de los ingresos por señoreaje requiere de una relación estable entre
el ingreso, la tasa de interés nominal y los agregados monetarios. Por simplicidad,
se supone que la demanda real de dinero es una función con elasticidad ingreso
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
22
unitaria y sensible a los cambios en la tasa de interés nominal. Ello implica que la
variación en el tiempo de los saldos reales como porcentaje del producto es
independiente de la tasa de crecimiento. Por otra parte, se suponen tasas de
inflación, interés y crecimiento constantes y macroeconómicamente consistentes,
lo cual permite el tratamiento de las tasas de descuento. Del supuesto de elasticidad unitaria de la demanda de dinero respecto al ingreso, junto con la constancia
de las tasas de inflación, interés y crecimiento, se deduce un nivel constante para
los saldos reales como porcentaje del producto.
Con la aplicación de estos supuestos, la ecuación (8) puede escribirse de la siguiente manera:
bt-1 = s=0
n
m
[(1+ + (1+n)(1+
) )
s+1
-dt+s](1+n)
1+r
t+s-1
(24)
Esta ecuación permite responder dos tipos de pregunta: (i) ¿Cuál es la trayectoria
del superávit primario {-dt+s} que permite pagar un nivel de deuda inicial bt-1? (ii)
¿Dada una trayectoria del superávit primario {dt+s}, cuál es el máximo endeudamiento sostenible? La trayectoria que responde la primera interrogante es el superávit primario sostenible (SPS). El máximo endeudamiento sostenible (MES) arroja
un criterio de sostenibilidad fiscal para una trayectoria de superávit primario dada,
en el cual el endeudamiento corriente no debe exceder al MES.
En principio, dado un nivel de deuda y el vector de tasas relevantes, existe un
conjunto de trayectorias de SPS que satisface (24). En ausencia de información
sobre los valores futuros de déficit, se supone una trayectoria constante para el
déficit primario.7 En otras palabras, el superávit primario corriente debe ser al
menos igual al SPS para que la gestión fiscal sea sostenible.
Para trayectorias constantes de superávit primario, la ecuación (24) puede resolverse para los valores del SPS y del MES. Éstos están dados por:
n
st* = r-n bt+1-( +
m
1+n
1+ (1+)(1+n) ) t-1
(25)
n
b0 = 1+n dt + 1+n ( +
m
r-n 1+ (1+)(1+n) ) t-1
r-n
(26)
Los criterios de sostenibilidad asociados al MES y al SPS vienen dados por las
brechas entre estos valores y los observados. Una política fiscal caracterizada por
trayectorias constantes {dt, ztmbt-1} es sostenible si,
7
Para efectos de comparación, la gestión fiscal observada se convierte en una trayectoria
constante en el tiempo.
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
23
ItMES = b0-bt-1>0
(27)
ItSPS = st*-st = st*-dt = 0
(28)
Para una política fiscal insostenible el indicador dado por la ecuación (27) no
mide la magnitud del ajuste. Sin embargo, el indicador dado por la ecuación (28)
sí lo hace. Note que dado que los saldos reales son constantes, el segundo término del lado derecho de (25) es el ingreso por la creación de dinero. Sustituyendo
(25) en (28), y considerando que el déficit permanente definido en la sección
anterior es dt-ztm para trayectorias constantes, tenemos que el indicador de
sostenibilidad dado por (28) es el indicador ideal. En este sentido tanto (27) como
(28) son indicadores sencillos que dan una señal de cuándo las políticas corrientes podrían llevar a un crecimiento rápido de la posición pasiva neta como porcentaje del producto.
El indicador de sostenibilidad de Blanchard
Este indicador operacionaliza el indicador ideal mediante una aproximación finita
para calcular el déficit permanente. Defina como el número de períodos para el
cual existen proyecciones de déficit primario, de ingresos por creación monetaria
y de la posición pasiva neta del gobierno. Denote dt como el déficit permanente
para un horizonte . Entonces la ecuación (13) puede escribirse como:
0
s
s
= (d - z m ) 1+n)
dt (1+n
1+r ) s=0 t+s t+s ( 1+r
(29)
s=0
Resolviendo obtenemos:
m
dt0 = 0t+s(dt+s - zt+s
)
(30)
s=0
donde
0
-1
s
0+1
-1
j
s
t+s = (1+n) (1+n) = (1+n) [1- (1+n) ]( 1+r )
1+r
1+r
1+r j=0 1+r
r-n
(
)
{
}
(31)
La ecuación (30) establece que el déficit permanente es un promedio ponderado
de la serie de déficit primario, incluyendo los ingresos por creación monetaria,
donde las ponderaciones asociadas a cada déficit, dadas por la ecuación (31),
deben declinar a medida que pasa el tiempo. De esta manera se puede escribir el
indicador de sostenibilidad de Blanchard de la siguiente manera:
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
Itb = r-n bt-1+dt0
1+n
24
(32)
A partir de (32) Blanchard presenta tres indicadores que difieren básicamente en
el horizonte temporal en el cual se evalúan, a saber, el de corto plazo (s=0), el de
mediano plazo (3 £ s £ 5) y el de largo plazo (s>40). Se puede observar claramente que estos indicadores están en función de las proyecciones disponibles para la
política fiscal y por lo tanto dependerán de la calidad de las mismas.
El indicador de corto plazo nos da el punto de comparación con el resto de los
indicadores; se refiere a la política fiscal corriente y por ende no requiere proyecciones. La interpretación es la misma que la del déficit operacional ampliado, el
cual muestra el ajuste requerido para mantener la posición pasiva neta como
porcentaje del producto constante (ver ecuación 12).
El indicador de mediano plazo muestra el ajuste requerido para estabilizar la
razón de deuda producto al nivel bt-1. Incluye los movimientos cíclicos de la
trayectoria de ingresos y gastos en función de los datos disponibles. Asimismo el
indicador de largo plazo asocia la sostenibilidad de la política fiscal a factores
demográficos, los cuales afectan el déficit primario a través del gasto relativo a la
seguridad social.
Una mayor diferencia entre la tasa de interés real efectiva y la tasa de crecimiento
del producto afecta a todos los indicadores por igual, incrementando el It requerido para estabilizar la posición pasiva neta del gobierno, siendo el ajuste más
importante mientras los niveles de deuda sean superiores. Sin embargo, la sensibilidad de cada uno de los indicadores a la tasa de descuento es distinta, existiendo básicamente diferencias entre los indicadores de mediano y largo plazo. El
peso relativo o las ponderaciones de los déficit en momentos diferentes en el
tiempo, colocan menos peso relativo a los valores de largo plazo.
El indicador de sostenibilidad basado en el déficit macroajustado
Los indicadores expuestos en secciones anteriores implementan empíricamente la
noción de sostenibilidad bajo la estructura conceptual de la restricción intertemporal
del gobierno. Hasta este punto, el centro de la discusión ha girado en torno a la
utilidad del concepto de déficit permanente en la construcción de indicadores de
sostenibilidad y ha considerado el horizonte temporal apropiado para su construcción basado en las proyecciones disponibles de la política fiscal.
La idea detrás del déficit permanente ha sido medir la gestión fiscal promedio que
representa una política fiscal dada. Otra manera de aproximar la gestión fiscal
promedio es mediante la construcción de un déficit primario de tendencia. En
parte, el déficit primario está determinado por la forma como el desempeño
macroeconómico afecta a los agregados fiscales. Una vez establecida la tendencia
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
25
de los agregados macroeconómicos, y considerando su relación con los agregados fiscales, se podría calcular el déficit primario de tendencia. Este déficit es
conocido en la literatura como el déficit macroajustado.
Se define el déficit macroajustado como el nivel del déficit primario observable
bajo condiciones macroeconómicas de tendencia. En la construcción del indicador de sostenibilidad, la secuencia de déficit permanente para representar la política fiscal es sustituida por una secuencia constante de déficit macroajustado.
Incluyendo los ingresos por creación monetaria, el indicador de sostenibilidad
está dado por:
ItM = r-n bt-1+dtM+(ztm)M
1+n
(33)
El uso del indicador de sostenibilidad macroajustado sólo requiere del uso de las
variables macroeconómicas que afecten a los agregados fiscales para proyectar el
déficit macroajustado. A este conjunto de variables se les conoce como variables
macroeconómicas relevantes.
Existen varias maneras de aproximar el déficit macroeconómicamente ajustado.
Arias et al. (1997) sugieren el siguiente procedimiento econométrico. Primero,
una estimación del vector de cointegración entre los agregados fiscales y un
número reducido de las variables macroeconómicas relevantes. Segundo, la descomposición ciclo-tendencia de las series de tiempo de las variables macroeconómicas relevantes. Por último, la incorporación del componente tendencial
de las series para la estimación a través del vector de cointegración de los agregados fiscales tendenciales que componen el déficit macroeconómicamente ajustado. Otra aproximación es utilizar técnicas econométricas tradicionales para estimar la relación entre las variables macro relevantes y los agregados fiscales. García
et al. (1998) y Arocha y De Sousa (2000) son ejemplo de este enfoque aplicado al
caso venezolano.
En presencia de tamaños pequeños de muestra o de grandes cambios estructurales,
se puede calcular el déficit macroajustado mediante un análisis de elasticidades
entre los agregados fiscales y las variables relevantes para un año base.8 Con esta
metodología se trabaja con escenarios alternativos para las variables macroeconómicas
relevantes y se estiman las elasticidades de las principales partidas del presupuesto
con respecto a estas variables mediante ecuaciones de comportamiento.
8 Esta metodología ha sido aplicada por Parker y Kastner (1993) al caso de la India, Brochardt
et al. (1998) al caso de Uruguay y Arreaza y Bello (2000) al caso venezolano. Estas
metodologías hacen énfasis en la sostenibilidad externa.
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
26
Simulaciones de los indicadores
Para analizar comparativamente los indicadores de sostenibilidad desarrollados,
en esta sección se simula su comportamiento con base en una política fiscal
definida. En particular, se considera el ejemplo desarrollado por Talvi y Vegh
(2000), el cual corresponde a una política fiscal caracterizada por el comportamiento cíclico de los ingresos tributarios.
Suponga que la política fiscal está dada para todo t por:
gt = g
zt = - sen(t)
b0 dado
(34)
donde gt es el gasto primario y zt son los ingresos tributarios.
Note que los ingresos tributarios son cíclicos de amplitud aproximada [
-,
+] y
con frecuencia de 3 años.9
En este ejemplo, como consecuencia del carácter cíclico de los ingresos tributarios, el déficit primario será también cíclico y con ello se genera una dinámica
fluctuante para la deuda. Se acumulan pasivos cuando los ingresos tributarios
caen y se amortiza cuando los ingresos aumentan. El sector público será solvente
si la dinámica de la deuda posee una fluctuación acotada. La política fiscal será
sostenible si para la política definida en (34), una vez determinado el déficit
primario permanente y la trayectoria para la deuda, el indicador de sostenibilidad
ideal dado por la ecuación (15) es cero.
Para una política fiscal como (34), la secuencia de déficit permanente no es constante y está dada por:10
sen(t)- 1+n sen(t-1)
r-n
1+r
d = g-
1+n 1-2 1+n cos(1)+ 1+n 2
( 1+r )
1+r
*
t
(35)
El lector debe advertir con este ejemplo que si bien el déficit permanente es un nivel
constante cuyo valor presente iguala al valor presente de los déficit planeados en un
momento t, ello no implica que la secuencia de déficit permanente tenga que ser
9 Dado
que el tiempo es discreto, los valores máximos se alcanzan para períodos de tiempo
múltiplos de 3, los cuales aproximan los argumentos máximos de la función seno. Estos
valores están dados por n para todo n perteneciente a los números naturales.
10
Ver apéndice 2.
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
27
constante. Al ser el déficit permanente un promedio ponderado de una subsecuencia
de la política fiscal, éste podrá cambiar si la subsecuencia cambia.
Para facilitar la comparación del comportamiento de los indicadores de sostenibilidad desarrollados se utiliza la parametrización del ejercicio presentado por
Talvi y Vegh (2000). Primero se calculan los indicadores para una política fiscal
sostenible, y luego para el caso de una insostenible. Se supone una tasa de
crecimiento, inflación y crecimiento de base monetaria de cero y una tasa de
interés real de 0,05.
La política fiscal sostenible en términos de la forma general (34) tiene la siguiente
parametrización como proporción del producto:
g = 0,3
= 0,315
= 0,03
b-1 = 0,326
(36)
Con esta parametrización para la política fiscal dada por (34), podemos simular la
dinámica de la deuda y verificar que su fluctuación es acotada, como es de
esperarse para el caso sostenible. La dinámica de la deuda se desprende de (11),
suponiendo cero los ingresos por creación monetaria. La ecuación en diferencia
resultante está dada por:
1+r
bt = 1+n bt-1+(gt-zt)
(37)
La simulación de la deuda y del déficit primario se presenta en el gráfico 1. Note que
en períodos de déficit el gobierno utiliza el endeudamiento para financiar niveles
constantes de gasto. En períodos de superávit el gobierno amortiza deuda. Esta
regla fiscal garantiza la solvencia y, por lo tanto, la sostenibilidad de la política.
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
28
Gráfico 1
Déficit primario y dinámica de la deuda
% PIB
0,35
0,30
0,25
0,20
0,15
0,10
0,05
0,00
-0,05
20
19
18
17
16
15
14
13
12
11
9
10
8
7
6
5
4
3
2
1
0
-0,10
Tiempo
Déficit primario
Deuda
En el gráfico 2 se compara el déficit operacional con el indicador ideal. El déficit
operacional fluctúa mientras que el ideal es cero para todo momento del tiempo.
El uso del déficit primario corriente hace del déficit operacional un indicador
inapropiado para evaluar una política fiscal cíclica. Si la política fiscal no fuese
cíclica, sino de trayectoria constante, el déficit operacional sería igual al indicador
ideal, y en consecuencia sería un indicador apropiado. Por ejemplo, en el período
2 mientras que el indicador ideal sugiere que la política fiscal es sostenible, el
déficit operacional sugiere un ajuste de 2,7 puntos del producto para estabilizar la
razón deuda PIB (32,6 por ciento).
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
29
Gráfico 2
Indicador ideal y déficit operacional
% PIB
0,04
0,03
0,02
0,01
0,00
-0,01
-0,02
-0,03
20
19
18
17
16
15
14
13
12
11
9
10
8
7
6
5
4
3
2
1
0
-0,04
Tiempo
Déficit operacional
Ideal
El máximo endeudamiento sostenible (MES) se muestra en el gráfico 3. Este indicador, que computa la capacidad de pago del gobierno en términos del valor
presente de la secuencia de superávit primarios para cada período de tiempo,
muestra que la política fiscal es sostenible, ya que el acervo de deuda en cada
período no es mayor que el MES.
Gráfico 3
Máximo endeudamiento sostenible (MES) y dinámica de la deuda
% PIB
0,35
0,30
0,25
0,20
0,15
0,10
0,05
Tiempo
MES
Acervo deuda
20
19
18
17
16
15
14
13
12
11
10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
0,00
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30
Cuando no se dispone de un horizonte lo suficientemente amplio para las proyecciones del déficit primario, el déficit permanente se aproxima para 3 años, utilizando las ecuaciones (30) y (31). Como se muestra en el gráfico 4, el indicador de
sostenibilidad de Blanchard fluctúa menos que el déficit operacional, pero más
que el ideal. Esto implica que, al igual que el déficit operacional, este indicador no
resulta apropiado para gestiones fiscales cíclicas. El desvío con respecto al indicador ideal disminuye en la medida en que se disponga de proyecciones más largas.
Gráfico 4
Indicador de Blanchard, ideal y déficit operacional
% PIB
0,04
0,03
0,02
0,01
0,00
-0,01
-0,02
-0,03
20
19
18
17
16
15
14
13
12
11
9
10
8
7
6
5
4
3
2
1
0
-0,04
Tiempo
Déficit operacional
Ideal
Blanchard
En el gráfico 5 se muestra la disminución de la amplitud del ciclo en la medida en
que la política fiscal se proyecte para 3, 6 y 12 años, respectivamente.
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
31
Gráfico 5
Indicador de Blanchard, corto, mediano y largo plazo
% PIB
0,0300
0,0250
0,0200
0,0150
0,0100
0,0050
0,0000
-0,0050
-0,0100
-0,0150
44
42
40
38
36
34
32
30
28
26
24
22
20
18
16
14
12
8
10
6
4
2
0
-0,0200
Tiempo
Mediano plazo
Largo plazo
Corto plazo
El concepto de déficit permanente es un promedio ponderado de los déficit
primarios que conforman una política fiscal y como tal modera el impacto de las
fluctuaciones transitorias del déficit sobre el indicador de sostenibilidad fiscal. Sin
embargo, como lo muestra la ecuación (33), el componente cíclico no desaparece.
Un indicador alternativo de déficit sin variaciones cíclicas es el déficit macroajustado.
En términos del ejemplo, su cálculo consiste en hacer cero el parámetro .
Como se observa en el gráfico 6, todos los conceptos de déficit oscilan en torno
al tendencial o déficit macroajustado. El déficit permanente es el de menor fluctuación, seguido por sus aproximaciones finitas a 12, 6 y 3 años. El déficit corriente es el de mayor fluctuación.
El uso del déficit macroajustado para la construcción del indicador de sostenibilidad
es el que recomienda menores ajustes a una política fiscal sujeta a un comportamiento cíclico de los agregados fiscales. Como se observa en el gráfico 6, la
amplitud de la fluctuación es la menor con respecto al índice ideal en comparación con el resto de los indicadores.
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32
Gráfico 6
Indicador ideal, déficit operacional, Blanchard y macroajustado
% PIB
0,04
0,03
0,02
0,01
0,00
-0,01
-0,02
-0,03
20
19
18
17
16
15
14
13
12
11
9
10
8
7
6
5
4
3
2
1
0
-0,04
Tiempo
Déficit operacional
Ideal
Blanchard
Macroajustado
Ahora analizaremos el caso de una política fiscal insostenible. La parametrización
de (34) establece un nivel de gasto superior en dos puntos del producto con respecto al caso sostenible. El gráfico 7 muestra el comportamiento del déficit primario y
la deuda. El acervo de deuda oscila explosivamente a pesar del comportamiento
cíclico de los ingresos fiscales. Debido al mayor nivel de gasto, la dinámica del
déficit primario no es capaz de mantener acotado el acervo de deuda.
Gráfico 7
Déficit primario y dinámica de la deuda
% PIB
1,2
1,0
0,8
0,6
0,4
0,2
0,0
Tiempo
Acervo deuda
Déficit primario
20
19
18
17
16
15
14
13
12
11
10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
-0,2
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
33
Cuando la política fiscal es insostenible, los indicadores anteriores son positivos y
aumentan de valor en el tiempo. En el gráfico 8 se observa el comportamiento
creciente de los indicadores de sostenibilidad. El déficit operacional fluctúa más,
seguido, en primer lugar, por los indicadores basados en las aproximaciones
finitas de Blanchard, en segundo por el déficit macroajustado y por último por el
indicador ideal.
Gráfico 8
Déficit operacional, indicador ideal, Blanchard y déficit macroajustado
% PIB
0,08
0,07
0,06
0,05
0,04
0,03
0,02
0,01
0,00
20
19
18
17
16
15
14
13
12
11
9
10
8
7
6
5
4
3
2
1
0
-0,01
Tiempo
Déficit operacional
Ideal
Blanchard
Macroajustado
El déficit esencial (core deficit)11
Los indicadores de sostenibilidad estudiados hasta ahora no distinguen entre el
tipo de economía al cual se les aplica. En el caso de países donde una porción
importante de los ingresos del gobierno proviene de los recursos naturales no
renovables, como por ejemplo el petróleo, vale la pena hacerse las siguientes
preguntas: ¿Qué constituye una política fiscal sostenible en estos países?, y por
ende, ¿son los indicadores convencionales para medir la sostenibilidad fiscal (arriba analizados) apropiados en el caso de estas economías? Estudiemos específicamente el caso de los países productores de petróleo.
11 El
análisis de este indicador está basado en el papel de trabajo preparado por Nigel Chalk
(1998).
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
34
Los ingresos provenientes de recursos naturales no renovables, como el petróleo,
tienen la característica de ser inestables, dada la volatilidad exógena de los precios
del recurso, además de agotarse en el tiempo. De aquí, un gobierno que dependa
en gran medida de estos ingresos para el financiamiento de sus gastos debe
buscar sustituir este activo no renovable por uno que le provea de ingresos más
estables y que no se agote como, por ejemplo, activos financieros. Esto es lo que
llevaría a la sostenibilidad de la política fiscal en este tipo de economías.
Partiendo de esto, utilizar sólo a los indicadores convencionales para determinar
la sostenibilidad de la política fiscal parece no ser apropiado en el caso de países
dependientes de los recursos naturales no renovables. En efecto, la posición fiscal
de un país productor de petróleo puede lucir sostenible, de acuerdo con los
indicadores convencionales, en virtud de un crecimiento temporal en los precios
del petróleo o un aumento en la producción (esto último en caso de que este país
no esté sujeto a las restricciones en la producción impuestas por la OPEP). Así,
una economía puede mostrar un mejoramiento en su situación fiscal sin haber
llevado a cabo un cambio estructural de importancia en su gestión fiscal. Asimismo, no obstante que la política fiscal desde el punto de vista financiero luzca
sostenible, este resultado puede revertirse en el largo plazo, dado que la principal
fuente de financiamiento del gasto es un recurso no renovable. De aquí que los
indicadores convencionales presentan dos grandes limitaciones en la determinación de la sostenibilidad fiscal para el caso de países dependientes de un recurso
natural no renovable, a saber: 1) la volatilidad en los precios afecta directamente
al indicador; 2) no toman en cuenta al recurso natural no renovable. Por lo tanto,
para medir la sostenibilidad en economías dependientes del petróleo es necesario
contar con un indicador que considere estos dos aspectos.
Una medida alternativa para el caso de economías petroleras es el llamado déficit
esencial o core deficit. Este indicador es afectado en menor medida por la volatilidad
en los precios y toma en cuenta al recurso natural. Antes de explicar cómo funciona este indicador es preciso describir el marco teórico del cual éste se deriva.
Marco teórico
Se basa en un modelo de generaciones solapadas. Las características del modelo
son las siguientes. Se supone un país dotado con un recurso natural no renovable
que se va reduciendo en el tiempo, donde el dueño del recurso es el gobierno. Se
hace abstracción del sector productivo. Por lo tanto, el modelo considera sólo al
sector privado (el consumidor), al gobierno y al comportamiento del recurso.
Tanto el sector privado como el gobierno poseen un stock de activos (o pasivos)
financieros. Así, se supone que todo el ingreso nacional proviene de la venta del
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recurso natural o del retorno a la inversión en activos financieros. Todas las variables del modelo están expresadas en términos per cápita, donde se supone que la
población crece a una tasa (1+n). Veamos cada sector separadamente.
El consumidor
Los consumidores viven dos períodos, y en cada período hay dos generaciones
vivas, la joven y la vieja. El único ingreso que reciben los consumidores proviene
de transferencias del gobierno cuando son jóvenes. El ingreso cuando son viejos
se deriva del retorno de los activos ahorrados cuando jóvenes. Así, el problema
del consumidor es el siguiente:
max
{ct(t),ct(t+1)}
t.q.
u(ct(t))+u(ct(t+1))
(1)
ct(t)+zt(t) = t
ct(t+1) = Rt+1zt(t)
donde ct(t) se refiere al consumo cuando joven, ct(t+1) el consumo cuando viejo,
zt(t) representa el ahorro de los jóvenes, es el factor subjetivo de descuento y
Rt+1 es la tasa de retorno sobre los activos. Suponiendo una función logarítmica
simple de utilidad, la solución del problema del consumidor es ahorrar una fracción constante (=/1+) del ingreso recibido cuando joven, es decir,
zt(t) = t
(2)
El uso del recurso
El país está inicialmente dotado con un stock de recurso natural per cápita s0, y el
stock se reduce en el tiempo de acuerdo con la producción per cápita yt. El
comportamiento dinámico del stock real del recurso sería:
(1+n)st+1 = st-yt
s0 fijo y st+j>0
(3)
Sea el precio relativo del recurso en términos de bienes de consumo, el cual
pudiera ser visto como una aproximación de los términos de intercambio que un
país muestra. Por simplicidad, se supone que el precio relativo evoluciona de
acuerdo con:
Pt+1 = pt
(4)
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<1 implica un deterioro de los términos de intercambio, toda vez que el recurso
vale menos en el tiempo con relación a la canasta de bienes que el país consume.
Similarmente, >1 implica una mejora en los términos de intercambio.
Permitiendo que St=ptst sea el valor del recurso en términos de bienes de consumo, se puede reescribir (3) como:
(1+n)St+1 = St-ptyt
(5)
Como se mencionó anteriormente, también hay una acumulación de activos financieros en el país (at), los cuales reciben un retorno bruto. Bajo el supuesto de
que este país es una economía pequeña, se puede decir que la tasa de retorno de
los activos es exógena. Por otro lado, como ya fue señalado, aparte del petróleo
no existe otra forma de producción doméstica, lo cual suponemos por conveniencia analítica.
El gobierno
El gobierno recibe ingresos por concepto de la venta del recurso natural no
renovable, en virtud de que es el dueño del mismo; de su tenencia de activos atg,
cuya tasa de retorno es rt; y de fuentes diferentes al petróleo, como los impuestos
directos e indirectos. Asimismo paga intereses (rt) sobre su deuda bt. El gobierno
realiza transferencias netas a los consumidores de una porción de sus ingresos
provenientes del petróleo y de la inversión en activos. Finalmente, el gobierno
muestra un core deficit de gt, el cual es definido como el gasto total del gobierno
menos las transferencias a los consumidores y los ingresos diferentes a petróleo e
inversión en activos.
Con el fin de restarle complejidad al análisis se hacen los siguientes supuestos:
1) los gastos del gobierno se refieren sólo a gastos de consumo, ya que al tomar
en cuenta los gastos de inversión se complicaría el análisis, dada la relación entre
el gasto de inversión del gobierno y la actividad económica; 2) las transferencias
netas a los individuos son una proporción exógena (t)de los ingresos por activos
y por la venta de recursos naturales. Esta proporción t si bien es exógena, no es
necesariamente constante. La experiencia histórica revela que en muchos países
productores de petróleo el nivel de transferencias no parece ser una fracción
constante del ingreso y es determinada por una combinación de factores políticos
y económicos. En efecto, es común encontrar que cuando se producen booms
petroleros, las transferencias se incrementan, siendo posteriormente difícil bajarlas cuando estos booms se revierten. Este comportamiento de las transferencias en
el presupuesto podría ser modelado; sin embargo, esto complicaría el modelo
aquí presentado.
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37
Siendo Qt=atg-bt la posición activa neta (o pasiva neta, en el caso de que sea
negativo) del gobierno en términos per cápita, la restricción presupuestaria del
gobierno puede ser escrita como:
(1+n)Qt+1 = Qt-gt+(1-t)(rtQt+ptyt)
(6)
De esta ecuación se desprende que la posición activa neta del gobierno crece
mientras mayor sea la participación (1-t) de éste dentro del total de ingresos
provenientes del petróleo (ptyt) y de los activos netos (rtQt) mientras que la posición activa disminuiría con el crecimiento del core deficit (gt).
Equilibrio
Dados los sectores analizados, el modelo puede ser resumido en tres ecuaciones.
- Mercado de capitales
En equilibrio, el ahorro privado se encuentra bajo la forma de deuda del gobierno
(bt) y activos externos (atp). Siendo el monto total de activos financieros mantenidos por la economía at=atg+atp, la ecuación de equilibrio en el mercado de capitales puede escribirse como:
t(ptyt+rtQt) = (1+n)(at+1-Qt+1)
(7)
Por conveniencia analítica, en el modelo no se especifica el comportamiento
dinámico de at, haciendo el supuesto de que permanece constante en el tiempo.
Es de hacer notar que éste y todos los supuestos del modelo se hacen con el
objetivo de poder entender de una manera más sencilla lo que constituye una
política fiscal sostenible en países dependientes de la venta de sus recursos naturales no renovables.
- Sector gobierno
Como se señaló anteriormente, la evolución de la posición activa neta del gobierno está dada por:
(1+n)Qt+1 = Qt-gt+(1-t)(ptyt+rtQt)
(8)
- Restricción de los recursos
La evolución del valor del stock del recurso sería:
(1+n)St+1 = St- ptyt
(9)
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Con base en este modelo, a continuación se determinará lo que constituye una
política fiscal sostenible.
Sostenibilidad de la política fiscal
De la manipulación de las ecuaciones (7), (8) y (9) se obtienen las condiciones
que describen el comportamiento dinámico de St, cuando St ≥ St+1 o St £ 0, y de
Qt, cuando Qt ≥ Qt+1 o Qt £ 0. Así, para St la condición es:12
Qt £ (1-t+t)(1+n-)St+ gt+(1+n)at+1
(Rt-t(1-)rt)
Rt-t(1-)rt
(10)
Para Qt la condición es:
Qt £ -tgt+(1+t)(1+n)at+1
(1-t+t)(1+n)-t
(11)
Gráficamente se demuestra que cuando el intercepto de la ecuación donde Qt=0
(ecuación 11 con igualdad) está por encima del intercepto de la ecuación donde
St=0 (ecuación 10 con igualdad), nos encontramos en el caso en que la política
fiscal es sostenible. Esto es, cuando
-tgt+(1+t)(1+n)at+1 ≥ gt+(1+n)at+1
(1-t+t)(1+n)-t
Rt-t(1-)rt
(12)
En efecto, como se aprecia en el gráfico 1, cuando ocurre (12) las ecuaciones para
Qt=0 y St=0 se intersecan, de manera que partiendo de cualquier stock inicial
de recurso natural y una posición activa neta dada, la economía tenderá hacia un
estado estacionario en el cual el gobierno no dependerá del recurso petrolero
para su solvencia, lo cual a su vez significa que el stock del recurso no seguirá
mermándose en el tiempo, y mantendrá una posición activa neta positiva.
12
Ver apéndice 3 para la derivación de estas condiciones.
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39
Gráfico 1
St = 0
Qt
Qt = 0
A
St
Lo contrario ocurre cuando el intercepto de la ecuación Qt=0 está por debajo del
intercepto de la ecuación St=0 (gráfico 2). En este caso las ecuaciones no se
intersecan, lo cual muestra que la política fiscal no es sostenible, ya que partiendo
de cualquier posición inicial del recurso natural y de activos financieros, la economía no tenderá al estado estacionario como en el caso anterior. Veamos estos dos
casos con ejemplos.
Gráfico 2
St = 0
Qt
Qt = 0
A
St
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40
Supongamos un país dotado con abundante recurso natural y una posición relativamente baja de activos financieros (posición A en el gráfico 1). Al pasar los
años el stock del recurso va disminuyendo, dado que la mayor parte de los gastos
fiscales dependen de éste. Sin embargo, si el gobierno al mismo tiempo va acumulando activos financieros, llegará el momento en que éste no tendrá que utilizar más el recurso natural para su financiamiento, sino más bien el gobierno
podrá realizar sus gastos con los ingresos provenientes del rendimiento de su
stock de activos financieros. Así, el país dejaría de depender de un recurso que
provee bastante inestabilidad a los ingresos fiscales, debido no sólo a la volatilidad
de su precio, sino también a la posibilidad de que en algún momento surjan
sustitutos, dejando casi sin valor al recurso o que éste se agote. Se pasaría a
depender de una fuente de ingresos más estable, como lo es el stock de activos
financieros.
Ahora bien, si el gobierno en lugar de ir acumulando activos financieros en el
tiempo sigue apoyándose en gran medida en los ingresos petroleros para financiar sus gastos presentes y futuros, llegará el momento en que cuando el petróleo
comience a agotarse (e incluso una vez agotado), el gobierno tendrá que recurrir
al endeudamiento, dado que el bajo nivel de ahorro será insuficiente para financiar el gasto, lo cual llevaría a la deuda a niveles insostenibles (gráfico 2).
En consecuencia, un país cuyos ingresos dependan en su mayor parte de un
recurso natural no renovable, debe buscar sustituir su activo no renovable por
activos financieros que ofrezcan un rendimiento, dado que así se contaría con
ingresos más estables y por ende se evitaría la acumulación de deuda a niveles
insostenibles.
Despejando de (12) el core deficit, gt, se obtiene la ecuación que describe la
condición para que una política fiscal sea considerada sostenible, a saber,
(13)
gt£ (1-t)rt -n at+1
trt
1+
1+n
De aquí que una política fiscal es sostenible si el core deficit es menor al retorno
sobre los activos financieros ajustado por las transferencias del gobierno a los
consumidores, la tasa de crecimiento de la población y el comportamiento del
ahorro del sector privado. Esto significa que así el petróleo se agote el gobierno
puede seguir financiando sus gastos permaneciendo solvente, mientras que a la
vez su posición activa neta se incrementa, dado que el ingreso proveniente de los
activos financieros sobrepasa al core deficit.
De esta ecuación se desprende que en la medida en que el core deficit sostenible
(el cual se obtiene de 13) sea inferior al core deficit corriente, la política fiscal se
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
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encuentra más lejos de la sostenibilidad, ya que esto significa que todavía parte de
los gastos del gobierno son financiados con petróleo. Ahora bien, la diferencia
entre el core deficit sostenible y el core deficit corriente puede ampliarse debido a
varios factores. Entre ellos se pueden citar los siguientes: que el core deficit corriente se incremente, dado un aumento de los gastos del gobierno o una disminución de los ingresos no petroleros, mientras que la posición activa neta permanezca constante; que la tasa de rendimiento sobre los activos decrezca o que la
tasa de crecimiento de la población aumente, por cuanto esto reduciría el tamaño
del core deficit sostenible; que la proporción de las transferencias netas al sector
privado se incremente. Es importante señalar que mientras mayor sea la proporción de transferencias del gobierno a los consumidores, el presupuesto se hace
estructuralmente más débil, ya que frente a una caída de los ingresos petroleros
estos gastos no pueden ser reducidos de forma inmediata. Como consecuencia, el
gobierno contaría con menos recursos para gastos discrecionales como, por ejemplo, acumular activos financieros, debiendo reducir el core deficit o acudir al
endeudamiento, lo que aumentaría el nivel de su deuda.
Todo lo anterior es válido si estamos en el caso de un deterioro en los términos de
intercambio, es decir, cuando <1. Si pensamos en una mejora prolongada en los
mismos ( >1), esto tiene implicaciones diferentes al caso anterior, aunque el
criterio para considerar a una política fiscal sostenible continúa siendo el mismo
mostrado por la ecuación 13. Veamos por qué.
En una economía donde el precio de su recurso natural está aumentando, y el
gobierno a pesar de ello acumula activos financieros con el propósito de satisfacer (13), el país experimentará un crecimiento en el valor del stock de su recurso
a través del tiempo, tal como se observa en el gráfico 3. Partiendo de este gráfico,
supongamos un país en la posición A; éste en principio mostrará una caída en el
valor del stock del recurso, dada la alta tasa de extracción prevaleciente para el
financiamiento del gasto. Sin embargo, una vez que el gobierno acumula activos
financieros y usa los ingresos provenientes de su retorno, la tasa de extracción
caerá y el valor del recurso restante aumentará en el tiempo.
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42
Gráfico 3
Qt
Qt = 0
A
St = 0
St
Por el contrario, si frente a una mejora en los precios del recurso el gobierno no
emprende la acumulación de activos financieros necesaria para satisfacer (13), el
resultado dependerá de la cantidad del recurso natural de que el país disponga.
En efecto, en un país dotado con grandes reservas, el valor de su stock de recurso
podría mostrar un comportamiento similar al del caso sostenible, tal como se
muestra en la zona no sombreada del gráfico 4. En este caso, a pesar de que se
viola la condición (13), el gobierno es capaz de financiar su core deficit por un
tiempo largo fundamentalmente con ingresos petroleros, y sin el riesgo de insolvencia, dado que cuenta con grandes cantidades de reservas que se están apreciando en el tiempo. Sin embargo, en países dotados con menor cantidad de
recurso natural, la apreciación del mismo no es suficiente para compensar el alto
core deficit a financiar. En este caso, si el gobierno no emprende la acumulación
de activos financieros, el stock del recurso eventualmente se agotará, y el gobierno
enfrentará un crecimiento de su deuda a niveles insostenibles (zona sombreada
del gráfico 4).
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43
Gráfico 4
Qt
B
Qt = 0
A
St = 0
St
En resumen, en economías dependientes de recursos naturales no renovables
como el petróleo, una política fiscal puede ser mantenida indefinidamente cuando el core deficit es menor al retorno de los activos financieros, ajustado este
retorno por el tamaño de las transferencias del gobierno a los consumidores, la
tasa de crecimiento de la población y el comportamiento del ahorro privado. Las
implicaciones de satisfacer o violar este criterio de sostenibilidad son diferentes
dependiendo de si estamos en el caso de un deterioro o de una mejora en los
términos de intercambio. Sin embargo, es de hacer notar que ninguno de estos
casos es reflejo absoluto de la realidad, ya que la experiencia ha demostrado que
los países productores de petróleo exhiben períodos en que el precio del recurso
aumenta y períodos en que disminuye. Lo importante es que, independientemente del caso en que una economía se encuentre, el gobierno emprenda la sustitución de su activo no renovable por activos que devenguen un rendimiento, tratando de mantener a su vez bajos niveles de transferencias al sector privado y
evitar elevados core deficit, ya que esto redundará en el bienestar económico de
largo plazo. Finalmente, en el caso de economías petroleras, la determinación de
la sostenibilidad usando solamente los indicadores convencionales no parece ser
correcta, ya que estas medidas darían una visión incompleta de la posición fiscal.
Es necesario, por lo tanto, usar el indicador basado en el core deficit para así
complementar el análisis. En efecto, en un momento determinado los indicadores
convencionales pueden señalar que la política es sostenible, no obstante que este
resultado esté basado en el hecho de que para ese período los precios del petróleo
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
44
sean elevados. Así, esta política “sostenible” puede convertirse en insostenible si
al poco tiempo los precios sufren una caída prolongada. Asimismo en una economía petrolera siempre estará latente el peligro, no sólo de la volatilidad en los
precios, sino también de la posibilidad de que surja un sustituto del petróleo, o en
el más largo plazo, de que el petróleo se agote. De esta manera, es preciso utilizar,
además de los indicadores convencionales, el core deficit u otra metodología
apropiada para este tipo de economías.13
El análisis de vulnerabilidad fiscal14
La vulnerabilidad fiscal se refiere al grado de exposición de la política fiscal a
factores económicos, políticos y sociales que puedan comprometer el logro de sus
objetivos. De aquí que a pesar de que los indicadores de sostenibilidad señalen que
una determinada política es sostenible, ésta puede dejar de serlo en un momento
dado en virtud de sucesos económicos, políticos y sociales que lleven a una acumulación excesiva de deuda que conduzca a un cambio o ajuste en la política fiscal. En
consecuencia, con el análisis de la vulnerabilidad fiscal se busca determinar los
factores que podrían afectar la sostenibilidad de la política fiscal. La determinación
de estos factores se puede realizar bajo dos perspectivas: aquella relacionada con
aspectos macrofiscales, y aquella vinculada a aspectos microestructurales. En efecto, la política fiscal puede ser vista como operando en tres niveles, a saber: a un
nivel agregado, donde el énfasis es sobre el total de gastos e ingresos, el resultado
financiero, la forma como se financia el déficit o como se usa el superávit, así como
las consecuencias fiscales de la acumulación de pasivos y activos; a un nivel sectorial, donde el enfoque es sobre la estructura de los gastos e ingresos, y a un nivel de
programas, el cual se basa en la eficiencia microeconómica de cada uno de los
programas de ingresos y gastos. En cualquiera de estos tres niveles se puede manifestar la vulnerabilidad fiscal. El primero de ellos se relaciona con los aspectos
macrofiscales y los dos últimos con los microestructurales. A continuación se explica en detalle cada uno de estos aspectos.
Aspectos macrofiscales
Desde un punto de vista agregado, un gobierno tiene ciertos objetivos básicos de
política fiscal (también llamados objetivos macrofiscales), los cuales consisten en
13 En
el trabajo elaborado por Liuksila, García y Bassett (1994) se describe otra metodología
para la evaluación de la sostenibilidad fiscal en países dependientes de recursos naturales
no renovables.
14
La metodología descrita en esta sección se basa en los estudios realizados por Hemming
y Petrie (2000) acerca de los aspectos macrofiscales de vulnerabilidad, y Abedian (1999) con
respecto a los aspectos microestructurales.
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evitar tener excesivos déficit fiscales y deuda, asegurarse de que la política fiscal
sea lo suficientemente flexible para responder de una manera apropiada y oportuna a shocks domésticos y externos, y procurar que las tasas impositivas sean
razonables y estables. A través del análisis de la vulnerabilidad fiscal se determinan los factores que amenazarían el logro de estos objetivos, lo cual es importante, ya que la dificultad de alcanzar algunos o todos estos objetivos podría comprometer la sostenibilidad de la política fiscal.
Para determinar la vulnerabilidad fiscal desde la perspectiva agregada, se debe
evaluar la posición fiscal inicial, realizar un análisis de riesgo fiscal de mediano y
largo plazo, así como examinar las debilidades estructurales de la gestión financiera.
• Evaluación de la posición fiscal inicial
Éste es el punto de partida en los análisis de vulnerabilidad fiscal. Se trata de
tener una visión clara inicial de la posición fiscal con respecto a, por un lado, si
el gobierno cumple con los objetivos macrofiscales antes descritos, y por el
otro, si la información disponible abarca toda la actividad fiscal. En efecto, si en
este análisis inicial se encuentra que el gobierno tiene altos niveles de déficit y
deuda, que la capacidad de respuesta ante choques macroeconómicos es baja,
y que las tasas impositivas son elevadas y variables, se podría presumir que el
gobierno está bastante expuesto a la posibilidad de que su política fiscal tenga
que ser modificada. Asimismo si la información acerca de la gestión fiscal no
comprende toda la actividad fiscal, el análisis de la posición inicial no sería
confiable. En este sentido, es importante tomar en cuenta las actividades
cuasifiscales y extrapresupuestarias, las obligaciones contingentes, los cambios
en el nivel de los activos y pasivos, así como evaluar la calidad en la medición
de la actividad fiscal.
• Análisis de riesgo fiscal de mediano plazo
Se refiere a un análisis de sensibilidad de los agregados fiscales y de los
indicadores de sostenibilidad, con base en variaciones de los principales supuestos de formulación de la política fiscal y de las variables macro relevantes.
Para llevar a cabo este análisis de sensibilidad es necesario proyectar la gestión
fiscal para un período de al menos 5 años, establecer escenarios para evaluar
las respuestas de mediano plazo a diferentes posiciones fiscales iniciales y
riesgos de corto plazo, así como realizar un stress testing para determinar el
impacto de shocks de corto y mediano plazo. Entre los factores de riesgo a
considerar se encuentran los siguientes:
– Cambio en las variables macro relevantes como, por ejemplo, cambios no
anticipados en la tasa de crecimiento del producto, el desempleo, la inflación,
las tasas de interés, la balanza comercial, el tipo de cambio, entre otras.
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
46
– La estructura de la deuda, en virtud de posibles movimientos en las tasas de
interés y el tipo de cambio.
– Variación en el precio de los recursos naturales no renovables.
– Incremento en los salarios públicos.
– Manejo de los pasivos contingentes.
– Imprecisión en la definición de políticas y en la asignación de partidas específicas de gasto.
• Análisis de riesgo fiscal de largo plazo
Existen factores de riesgo de largo plazo que afectan a la gestión fiscal. Entre
éstos se encuentran el posible agotamiento de los recursos naturales no renovables que generan sustanciales ingresos, así como el impacto del desarrollo
demográfico sobre los gastos de la seguridad social. Por ello es importante
tener proyecciones para un período largo de tiempo como, por ejemplo, treinta
años, para así poder evaluar las presiones que sobre los ingresos y gastos se
podrían presentar en el futuro, y que a su vez podrían comprometer la
sostenibilidad de la política fiscal en el largo plazo.
• Debilidades estructurales en la gestión fiscal
Las debilidades presentes en la composición de los ingresos y gastos del gobierno son una fuente de vulnerabilidad, dado que limitan su capacidad de
respuesta y de aplicación de políticas contracíclicas en un momento determinado. Entre las debilidades dentro de la composición de los gastos se encuentra
la alta proporción de gastos no discrecionales, lo cual le resta flexibilidad al
gobierno para reducir sus gastos en un momento en que sea necesario hacerlo.
Asimismo la influencia de grupos de interés en algunas partidas del gasto también es una debilidad, debido a que de igual manera obstaculiza el ajuste del
mismo. Las debilidades por el lado de los ingresos se pueden constatar cuando
éstos dependen en su mayor parte de fuentes inestables, como los ingresos
petroleros o ingresos no tributarios, cuando el sistema impositivo es poco elástico, o cuando existen cambios frecuentes en las leyes tributarias, entre otros.
A continuación se presenta una lista de indicadores que resume los cuatro aspectos de vulnerabilidad arriba mencionados. No obstante, es importante señalar que
esta lista debe ser tomada como una guía, debido a que son indicadores sugeridos
en términos generales para la determinación de la vulnerabilidad fiscal. Cada país,
de acuerdo con su experiencia, puede encontrar otros indicadores que sean más
útiles para su caso específico.
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Cuadro 1
Indicador
Posición fiscal inicial
Debilidad en la posición fiscal inicial
Deficiencia en la contabilidad
y el sistema de control
Información insuficiente
Tamaño de las obligaciones contingentes
no cubiertas
Actividades cuasifiscales
Indicadores de riesgo de mediano plazo
Alta sensibilidad de los resultados fiscales
a cambios en las variables macroeconómicas
relevantes
Estructura inapropiada de la deuda
Variabilidad en las fuentes de ingresos
y en los programas de gastos
Medidas
Resultado fiscal global como % del producto
Otros resultados del balance fiscal como %
del producto
Deuda neta como % del producto
Tamaño de los estabilizadores automáticos
Promedio y máximas tasas impositivas
Balance fiscal por encima de la línea en
comparación con el balance por debajo
de la línea
Deuda bruta
Deuda neta
Otros datos importantes
Obligaciones contingentes brutas como
proporción del ingreso total
Obligaciones contingentes netas como
proporción del ingreso total o
Descripción de las principales obligaciones
contingentes y cuantificación de las
obligaciones netas más elevadas
Actividades cuasifiscales como proporción
del ingreso total o
Descripción de las principales actividades
cuasifiscales y cuantificación de las más
significativas
Impacto de las variaciones en las proyecciones
del producto, inflación, balanza de pagos,
tipo de cambio y tasas de interés sobre
el balance fiscal
Maduración (corto, mediano y largo plazo)
Estructura de los intereses (fijos vs. variables)
% deuda en moneda nacional
% deuda en moneda extranjera
Impacto de las variaciones en otros
determinantes de los ingresos y gastos fiscales
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Pasivos contingentes
Otros riesgos presentes en los gastos
Indicadores de riesgo de largo plazo
Dinámica desfavorable de la deuda
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Pasivos contingentes netos como % del producto
Pagos esperados de pasivos contingentes
Descripción de programas y políticas
que dan origen a riesgos
Proyecciones a diez años de la deuda
(bruta o neta) como % del producto
Cambio requerido en el balance primario
para estabilizar la deuda al nivel actual
o a un nivel objetivo
Baja calificación de la deuda y/o alta prima
Esta información está disponible
de riesgo
en el Bloomberg web site
Tendencia demográfica adversa
Proyección de largo plazo de la población
en edad de retiro y en edad escolar con
relación a la población que trabaja y a la total
Impacto sobre el gasto como % del producto
y las tasas impositivas
Rápido agotamiento de los recursos
Años de duración de las reservas a la tasa
naturales no renovables
de explotación actual
Ingresos relacionados con el recurso como %
de los ingresos totales
Activos financieros relacionados con el recurso
como % del producto
Seria devastación ambiental
Debilidades estructurales en la gestión financiera
Debilidades en los gastos
Elevada proporción de gastos
Gastos no discrecionales como % del producto
no discrecionales
Excesivo gasto militar
Gasto militar como % del producto
Debilidades en los ingresos
Inelasticidad de los ingresos
Elasticidad de las tasas impositivas
Alta concentración de los ingresos impositivos Composición de los ingresos
Cambios frecuentes en las leyes impositivas
Principales cambios en los impuestos,
especialmente nuevas exenciones
y exoneraciones cada año o cada dos años
Dependencia de ingresos no tributarios
Proporción de los ingresos no tributarios
dentro del total de ingresos
Composición de los ingresos no tributarios
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Como se indicó anteriormente, la determinación de la vulnerabilidad fiscal puede
hacerse bajo dos perspectivas, una relacionada con aspectos macrofiscales y una
vinculada a aspectos microestructurales. De aquí que los indicadores que se acaban de presentar son parte del examen que hay que realizar para la determinación de la vulnerabilidad fiscal, ya que éstos sólo evalúan la vulnerabilidad desde
el punto de vista agregado. A continuación se analizan los aspectos microestructurales de vulnerabilidad.
Aspectos microestructurales
Los aspectos microestructurales de vulnerabilidad se relacionan con la exposición
a la economía política. Es decir, un gobierno tiene objetivos de economía política,
tales como la provisión de educación y salud pública, la ejecución de programas
sociales, garantizar un sistema judicial efectivo, así como procurar tener una alta
capacidad de gerencia fiscal. Cuando un gobierno falla en alcanzar de una manera adecuada estos objetivos surge la exposición a la economía política, la cual es
crítica en términos de sus consecuencias sociales y económicas. En efecto, cuando un gobierno no alcanza de manera adecuada sus objetivos de economía política, esto podría llevar a una crisis en la legitimidad sociopolítica del gobierno,
influyendo en el crecimiento económico de mediano a largo plazo y en la estabilidad económica en general.
Las causas que llevan a un gobierno a fallar en la provisión de los bienes y
servicios en cuestión, y por ende a exponerse a la economía política, se relacionan con la baja eficiencia y efectividad del Estado en el uso de los recursos
públicos. Ahora bien, esta baja eficiencia y efectividad tiene que ver con dos
aspectos que influyen en el desempeño del Estado, los cuales son: el ambiente
del sector público y el sistema de gerencia fiscal. Así, para estudiar las causas de
la exposición a la economía política es indispensable estudiar estos dos aspectos.
• Ambiente del sector público
Se refiere al ambiente donde el sector público lleva a cabo sus actividades, el
cual debe ser adecuado de manera de obtener una maximización en el retorno
social de los recursos públicos.
Un ambiente adecuado debe ser aquel donde prevalezca la estabilidad política,
exista un sistema judicial efectivo y transparente, el marco regulatorio sea de
tamaño adecuado, consistente, y que obligue a la rendición de cuentas, y
donde la economía esté enfocada hacia la productividad. También es importante considerar en el ambiente a las normas informales que existen dentro del
sector público, debido a que éstas inciden en aspectos, tales como el nombramiento de funcionarios de alto nivel, la toma de decisiones del alto gobierno,
los contratos entre los diferentes entes del Estado o entre el Estado y el sector
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50
privado, entre otros. Asimismo es fundamental definir las funciones del gobierno, ya que esto contribuye a la asignación adecuada de los recursos y a la
productividad.
• El sistema de gerencia fiscal
Se refiere a la gerencia en todo lo que envuelve al proceso presupuestario.
Debilidades presentes en este proceso llevan al establecimiento de políticas
inadecuadas, a la prestación deficiente de los bienes y servicios comprometidos por el gobierno, así como a una inapropiada formación de capital, tanto
físico como humano. El proceso presupuestario puede ilustrarse como sigue:
Supervisión
Prioridades de políticas
Planificación
estratégica
Recursos
(input)
Planificación
financiera
(presupuesto)
Evaluación
y monitoreo
Bienes
y servicios
públicos
(output)
Impacto
sobre la
sociedad
Implementación
(gerencia del gasto)
En cada una de las etapas de este proceso se pueden encontrar elementos de
vulnerabilidad que ponen en riesgo el manejo adecuado de los recursos (inputs),
obstaculizando así el logro de los objetivos o metas propuestos por el gobierno
(outputs). A continuación se exponen algunos de los elementos de vulnerabilidad que se podrían hallar en cada una de estas etapas.
Prioridades de políticas
Esta etapa es la que tiene el mayor impacto sobre la asignación eficiente de los
recursos públicos. La vulnerabilidad aquí surge debido a una pobre, o inexistente,
estructura institucional para recoger de una manera efectiva y sistemática las necesidades de bienes y servicios públicos demandados por la sociedad. Es decir, las decisiones sobre lo que es prioritario para la comunidad se toman sobre bases ad hoc.
Planificación estratégica
En esta etapa la vulnerabilidad surge cuando no se presentan programas consistentes de mediano plazo donde se especifique la estrategia a seguir para el logro de las
metas establecidas. Asimismo es importante la planificación de la secuencia entre
los programas, ya que fallas en este aspecto son también una fuente de vulnerabilidad. Esta etapa es fundamental en el proceso presupuestario, debido a que una
deficiente planificación estratégica resulta en un escaso impacto del gasto fiscal.
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
51
Planificación financiera
Esta etapa se refiere a la elaboración del presupuesto. La vulnerabilidad aquí está
muy relacionada con los aspectos macrofiscales mencionados anteriormente. No
obstante, también en esta etapa la vulnerabilidad puede originarse cuando el
énfasis en la elaboración del presupuesto es sobre input-budgeting en comparación con la planificación de service output. Es decir, cuando la asignación de los
recursos se hace sobre la base del costo de producción de los servicios y no de
acuerdo con una planificación de las metas y programas. Cuando el énfasis es
sobre las metas y programas, se asegura una mejor calidad de los bienes y servicios públicos (output).
Adicionalmente, cabe señalar la importancia de la existencia de un plan de gastos
de mediano plazo en lugar de presupuestos anuales, ya que esto mostraría la
orientación de la política fiscal.
Implementación (gerencia del gasto)
El potencial riesgo fiscal en esta etapa surge cuando el manejo de los resultados
(output) es débil o inexistente. Es decir, cuando el énfasis es sobre los procedimientos a seguir para efectuar los pagos a los entes administradores de fondos,
dejando a un lado el desarrollo de un sistema de información efectivo para hacer
un seguimiento del progreso de los programas a llevarse a cabo con esos pagos,
de acuerdo con la planificación financiera realizada en la etapa anterior. De esta
forma se pudiera estar destinando recursos a entes que no lo necesitan en un
momento dado. Esta situación incide en la eficacia de la gerencia del gasto y por
ende en la planificación del flujo de caja.
Evaluación y monitoreo
En esta fase la vulnerabilidad se manifiesta con la falta de un sistema que provea
información relevante y oportuna acerca de los procesos y el producto final.
Recientes avances en diseños de sistemas y tecnologías de información han hecho posible una mezcla óptima de control sobre dichos procesos y el producto
final. Sin embargo, cabe señalar que es común encontrar a la información del
sector público fragmentada e incompatible entre las diferentes operaciones del
gobierno. Un ejemplo de estas incompatibilidades puede verse entre el sistema
de pago de personal, los gastos recurrentes y el gasto de capital. Esto lleva a
ineficiencias e imprecisiones en el monitoreo y evaluación del gasto fiscal, lo cual
a su vez no permite unas efectivas auditoría interna y externa, pudiendo así surgir
problemas de corrupción.
Estos elementos de vulnerabilidad indicados en cada una de las etapas del proceso presupuestario, así como aquellos mencionados en el ambiente en el cual se
desenvuelve el sector público, pueden ser resumidos en indicadores. No obstante,
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
52
es importante señalar que algunos de los riesgos fiscales relacionados con los
aspectos microestructurales de vulnerabilidad no pueden ser determinados
cuantitativamente, dada su naturaleza, siendo necesario hacer juicios subjetivos
con respecto a ellos. En consecuencia, la evaluación de los aspectos microestructurales de vulnerabilidad debe ser realizada a través de indicadores cuantitativos y cualitativos.
Los potenciales indicadores cualitativos se resumen a continuación.
Cuadro 2
Influencia en el desempeño
Ambiente del sector público
Sistema de gerencia fiscal
Principales elementos
Estabilidad política
Indicadores
Naturaleza del proceso político
Predominio de la violencia
política
Marco regulatorio
Existencia de regulaciones
financieras y corporativas
Derechos de propiedad
Sistema judicial efectivo
Percepción del sistema
judicial en el país
Grado de acumulación
de casos en la Corte
Presencia explícita
de interferencia política
en el sistema judicial
Código de valores
Índice de corrupción
Enfoque hacia la productividad Revisión de la productividad
nacional
Ranking de la productividad
del país
Prioridades de políticas
Participación política en el
establecimiento de prioridades
Organización institucional para
el establecimiento de prioridades
El proceso presupuestario
Planificación estratégica
Existencia de un plan
de mediano plazo
Políticas sectoriales
y secuencia lógica
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
53
·
Planificación financiera
Implementación
(gerencia del gasto)
Evaluación y monitoreo
Input vs. output/outcome
budgeting
Presupuestos anuales vs.
planificación de gastos
de mediano plazo
Planificación del flujo de caja
Calidad del sistema
de información
Calidad de la administración
de los gastos e ingresos
Balance entre el monitoreo de
los procesos y el monitoreo
del producto
Independencia de la oficina
auditora
Acceso a la información
Por su parte, los indicadores cuantitativos pueden ser divididos en dos categorías:
• Proxies de la eficacia del gobierno
• Medidas de eficiencia del gobierno
La eficacia de un gobierno puede ser medida a través del impacto de éste sobre la
infraestructura física y humana de un país. Proxies factibles para medir el probable impacto del gobierno pueden ser:
– Trayectoria del índice de desarrollo humano del país
– Trayectoria del coeficiente de Gini
– Trayectoria en la formación de capital del sector público
– Trayectoria en el gasto de mantenimiento del sector público
El establecimiento de indicadores de eficiencia para el caso del gobierno no es
fácil, dada la naturaleza compleja de este sector. No obstante, en virtud de que el
problema aquí tratado es sobre la vulnerabilidad de la economía política, se estima suficiente considerar como indicadores de eficiencia a los gastos en salud y
educación.
Antes de finalizar con el análisis de la vulnerabilidad fiscal es importante destacar
que existe una interacción entre los objetivos macrofiscales y los objetivos
microestructurales de la política fiscal. En consecuencia, la dificultad de alcanzar
uno de estos objetivos puede influir en el éxito de alcanzar el otro. Como un
ejemplo, debilidades en el diseño de algunos programas, sean éstos por el lado
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
54
de los gastos o de los ingresos, pueden incidir de manera negativa en los resultados agregados de la gestión fiscal. Asimismo si se espera obtener resultados fiscales adversos, es probable que algunos de los objetivos microestructurales no
puedan ser alcanzados. En este sentido, para determinar la vulnerabilidad fiscal es
preciso evaluar, tanto los aspectos macrofiscales de vulnerabilidad fiscal, los cuales están relacionados con los objetivos a nivel macro, como los aspectos
microestructurales, los cuales se vinculan a los objetivos a nivel micro.
Conclusiones
En este trabajo se ha hecho una revisión de las metodologías para la evaluación
de la sostenibilidad y vulnerabilidad de la política fiscal. La determinación de la
sostenibilidad y vulnerabilidad fiscal es importante en virtud de que el ajuste o
cambio en un momento dado hacia una política más restrictiva, puede traducirse
en altos costos para la economía.
Una política fiscal es sostenible cuando ella no conduce a una acumulación excesiva de pasivos. Por su parte, la vulnerabilidad se refiere al grado de exposición
de la política fiscal a factores económicos, políticos y sociales que puedan comprometer el logro de sus objetivos. De aquí que es importante destacar que no
basta con examinar la sostenibilidad de una determinada política fiscal, sino también es fundamental evaluar la vulnerabilidad de la misma, ya que a pesar de que
los indicadores señalen que es sostenible, este resultado puede revertirse como
consecuencia de sucesos económicos, políticos y/o sociales.
En el análisis comparativo de los indicadores de sostenibilidad presentados en el
trabajo se obtuvieron los siguientes resultados. Suponiendo una política fiscal
sostenible y con un comportamiento cíclico, el ejercicio arroja que de todos los
indicadores utilizados el déficit operacional es el que presenta una mayor fluctuación, seguido por el indicador de Blanchard, mientras que el ideal no fluctúa. Esto
sugiere que en la evaluación de la sostenibilidad para el caso de una política fiscal
cíclica, el indicador operacional y el de Blanchard no son apropiados, ya que
mientras el ideal señala que la política fiscal es sostenible, el operacional y el de
Blanchard recomiendan ajustes para estabilizar la razón deuda/producto. Sin
embargo, el desvío de este último indicador con respecto al indicador ideal disminuye en la medida en que se disponga de proyecciones más largas. El déficit
macroajustado, el cual se basa para su construcción en el déficit primario de
tendencia, es el que sugiere menores ajustes en el caso de políticas fiscales cíclicas. La amplitud de la fluctuación de este indicador con respecto al ideal es la
menor en comparación con el total de indicadores estudiados.
En el caso de una política fiscal insostenible, los indicadores son positivos y
aumentan de valor en el tiempo. El déficit operacional es el que presenta el mayor
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
55
crecimiento, seguido por el indicador de Blanchard, el déficit macroajustado y,
por último, el indicador ideal.
La evaluación de la vulnerabilidad fiscal requiere de una mezcla de indicadores
cuantitativos y cualitativos para así poder capturar en lo posible las fragilidades
existentes en el complejo sistema fiscal. Es necesario reiterar que los indicadores
presentados en este estudio son considerados indicadores potenciales, debido a
que cada país de acuerdo con su experiencia puede encontrar otros que le sean
de mayor utilidad.
Entre los indicadores de vulnerabilidad a tomar en cuenta en el caso de países
dependientes de los ingresos petroleros, se encuentra la volatilidad de los precios
del petróleo. Sin embargo, dado que este recurso posee la característica de que se
agota en el tiempo, se hace necesario tomar en cuenta este indicador no sólo
como indicador de vulnerabilidad, sino también de sostenibilidad de la política
fiscal en el largo plazo. De aquí que en Chalk (1998) se desarrolla un indicador de
sostenibilidad llamado el core deficit, el cual toma en cuenta los recursos naturales no renovables. En el caso de este tipo de economías, en la evaluación de la
sostenibilidad se debe utilizar este indicador junto con los indicadores convencionales, para así tener una visión completa de la posición fiscal.
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
56
Apéndice 1
Rol de la creación monetaria en las finanzas públicas
Este apéndice analiza la incidencia de la creación monetaria en la restricción
presupuestaria del gobierno. En la literatura se considera la creación de base
monetaria como una fuente de financiamiento del déficit. Estas notas tratan acerca
de los canales a través de los cuales ésta se hace efectiva. La comprensión de estos
canales requiere del análisis de las fuentes de financiamiento del gobierno central
a partir de la consolidación de la restricción presupuestaria del gobierno con la
variación patrimonial del Banco Central.
La noción crucial para el análisis es la manera como la creación de base monetaria
modifica la composición de la estructura pasiva neta del gobierno cum Banco
Central entre los pasivos netos generadores de intereses y los pasivos monetarios
que no los generan.
A un nivel contable y como resultado de esta consolidación, el déficit primario del
gobierno central más los pagos de intereses por concepto de deuda menos las
transferencias de utilidades por concepto de ganancias de intereses sobre activos
internos y externos del Banco Central al Gobierno iguala al cambio en la posición
patrimonial consolidada de ambos entes. Esta posición patrimonial está dada por
la deuda pública menos saldo de la cuenta de capital de la autoridad monetaria.
En este contexto, toda expansión de base monetaria como contrapartida a una
adquisición de activos por parte del Banco Central, reservas internacionales o
crédito doméstico al sistema bancario, constituye una fuente futura de ingresos
por intereses para el gobierno central. Desde la perspectiva del público, la adquisición de base a cambio de activos implica el sacrificio de un flujo de ingresos
futuros por intereses, lo cual constituye el costo de oportunidad de mantener
saldos reales.
En este sentido, una remonetización en el período presente, medida por un incremento de base, mejora la posición fiscal futura, medida por una reducción permanente del déficit financiero. Sin embargo, no toda expansión de base necesariamente afecta la posición pasiva neta generadora de intereses.
Considere la adquisición de una emisión primaria de títulos del gobierno por
parte del Banco Central. En términos consolidados la posición pasiva neta no
cambia pero la base aumenta. En este caso podemos decir que la creación monetaria financia el déficit financiero del gobierno del período corriente.
En conclusión, dependiendo de si la fuente de creación de base monetaria es la
adquisición de un activo del público o del sistema bancario, o la adquisición de
un pasivo del gobierno, la posición fiscal mejora o no.
La parte que sigue es una presentación algebraica de la consolidación de la restricción presupuestaria del gobierno con la variación patrimonial del Banco Central.
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
57
Defina etRt como las reservas internacionales valoradas en bolívares; Ct los créditos otorgados por el Banco Central al sistema bancario; Mt base monetaria y Kt la
cuenta de capital del Banco Central. En términos del balance general de la autoridad monetaria, la posición activa menos la posición pasiva es igual al capital. De
modo que:
Kt = etRt + Ct - Mt
(1)
La variación de la cuenta de capital del Banco Central está dada por las utilidades
que producen sus operaciones. Suponiendo cero costos operativos, estas utilidades proviene de tres fuentes: (i) los ingresos por intereses sobre la tenencia de
reservas internacionales, etRt-1it* ; (ii) los ingresos por revalorización de las reservas
etRt-1; (iii) las ganancias por intereses sobre el crédito doméstico al sistema financiero, itCt-1. El cambio en las utilidades del Banco Central está dado por:
Kt = etRt-1it* + etRt-1+ itCt-1
(2)
Suponiendo el cumplimiento de la paridad cubierta de intereses tenemos que:
it = (1+it*)(1+e^t)-1 = it*+e^t+it*e^t
(3)
Utilizando (3) en (2) y denotando las reservas internacionales en moneda doméstica como Rtd, obtenemos:
kt = et (et-1Rt-1)it* + et (et-1Rt-1)+itCt-1
et-1
et
^
(4)
d
* ^
= [1+et)it +et ]Rt -1+itCt-1
= it(Rdt-1+Ct-1)
Una vez aplicada la paridad de intereses interno-externo, las utilidades generadas
por la autoridad monetaria se concretan a los intereses en moneda nacional provenientes de sus tenencias de activos.
El gobierno, por su parte, tiene la siguiente restricción presupuestaria:
Dt + iBt-1 = Bt
(5)
La consolidación de las restricciones presupuestarias del gobierno y del
Banco Central se lleva a cabo sumando la variación de la posición pasiva de
ambos entes. Así tenemos que:
Dt + (Bt-1-Rdt-1-Ct-1)it = D(Bt-Kt) = D(Bt-Rdt-Ct) + Mt
(6)
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
58
Apéndice 2
Cálculo del déficit permanente para déficit primarios cíclicos
Siguiendo a Talvi y Vegh (2000), el déficit primario está compuesto por un gasto
constante y unos ingresos por tributación cíclicos. El carácter cíclico en este ejemplo se modela a través de una función seno del tiempo. La secuencia de déficit
primario está dada por:
dt = gt-zt = g-(
+ sen t)
(2.1)
*
t
Por definición, el déficit permanente d es el nivel constante de déficit cuyo valor
presente iguala al valor presente de la secuencia de déficit primario. En consecuencia,
considerando el factor de descuento (1+n/1+r) con r>n tenemos:
s
s
= (g-
- sen(t+s))(1+n)
d*t+s(1+n
s=0
1+r
1+r ) s=0
(2.2)
= (g-
) 1+r - sen(t+s)(1+n)
r-n s=0
1+r
s
Las siguientes identidades trigonométricas pueden utilizarse para resolver la
sumatoria del término derecho, a saber:
1- cos()
scos(s)= 1-2cos()+2
s=0
(2.3)
)
ss sen(s) =1-2sen(
cos()+2
s=0
(2.4)
sen(A-B) = sen(A)cos(B) - cos(A)sen(B)
(2.5)
sen(A+B) = sen(A)cos(B) + cos(A)sen(B)
(2.6)
Así tenemos:
s
s
= [sen(t)cos(s)+cos(t)sen(s)](1+n)
sen(t+s)(1+n
1+r ) s=0
1+r
s=0
s
s
= sen(t) cos(s)(1+n)+ cos(t) sen(s)(1+n )
1+r
1+r
s=0
s=0
sen(t)- 1+n sen(t-1)
1+r
=
2
1-2 1+n cos(1)+(1+n)
1+r
1+r
(2.7)
Sustituyendo (2.7) en (2.2) y despejando el déficit permanente, obtenemos:
sen(t)- 1+n sen(t-1)
(2.8)
1+r
r-n
*
dt = g-
1+n 1-2 1+n cos(1)+(1+n )2
1+r
1+r
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
59
Apéndice 3
Derivación del modelo
El comportamiento dinámico del stock del recurso natural está dado por:
(1+n)st+1 = st-yt
s0 fijo y st+1>0
(1)
Escribiendo (1) en términos de bienes de consumo, donde pt es el precio relativo
entre el recurso y los bienes de consumo, tenemos:
(1+n) pt pt+1st+1 = ptst - ptyt
pt+1
(2)
Suponiendo que pt evoluciona de acuerdo con pt+1= pt, y escribiendo St = ptst, la
ecuación (2) puede ser reescrita como:
(1+n)st+1 = st-ptyt
(3)
La restricción presupuestaria del gobierno está dada por:
(1+n)(bt+1-agt+1) = Rt(bt-atg)-trt(bt-atg)+gt-(1-t)ptyt
(4)
donde atg son los activos financieros mantenidos por el gobierno, bt es el stock de
deuda del gobierno y t(rt(bt-atg)+ptyt ) las transferencias netas a los consumidores.
Siendo Qt = atg-bt la posición activa (o pasiva si es negativo) neta del gobierno,
la ecuación (4) puede reescribirse como:
(1+n)Qt+1 = Qt- gt+(1-t)(rtQt+ptyt)
(5)
El comportamiento de los individuos hacia el ahorro se resume en:
zt(t) = t
(6)
donde t representa las transferencias netas a los consumidores, y la fracción del
ingreso destinado al ahorro. De aquí que el equilibrio en el mercado de capitales
está dado como:
p
)
zt(t) = t(ptyt+rtQt) = (1+n)(bt+1+at+1
g
t
(7)
p
t
Siendo at=a +a el total de activos financieros mantenidos por la economía, la
ecuación (7) puede ser reescrita como:
t(ptyt+rtQt) = (1+n)(at+1-Qt+1)
(8)
Despejando yt de la ecuación (3) y sustituyendo en las ecuaciones (8) y (5), se
obtienen las siguientes ecuaciones en S y Q que describen la dinámica de la
economía:
St+1 = St + (Rt-t(1-)rt Qt - (gt+(1+n)at+1)
1+n
(1+n)(1-t+t)
(1+n)(1-t+t)
(9)
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
Qt+1 =
60
t
Q - tgt-(1-t)(1+n)at+1
(1-t+t)(1+n)
(1-t+t)(1+n) t
(10)
Examinemos primero la ecuación para la evolución de St. Así, de (9) se tiene:
St ≥ St+1 Þ St ≥ St + (Rt-t(1-)rt) Qt - (gt+(1+n)at+1)
1+n
(1+n)(1- + ) (1+n)(1- + )
t
t
t
(11)
t
Reescribiendo se puede obtener la condición que describe el comportamiento
dinámico para cuando St ≥ St+1 ó St £ 0
Qt £ (1-t+t)(1+n-) St + gt+(1+n)at+1
(Rt-t(1-)rt
(Rt-t(1-)rt)
(12)
De forma similar, de (10) se tiene:
Qt ≥ Qt+1 Þ Qt ≥
t
Q - tgt-(1-t)(1+n)at+1
(1-t+t)(1+n)
(1-t+t)(1+n) t
(13)
Por lo tanto, la condición para Qt ≥ Qt+1 ó Qt £ 0 sería:
Qt ≥ -tgt+(1-t)(1+n)at+1
(1-t+t)(1+n)-t
(14)
De aquí se desprenden dos casos: el caso cuando una política fiscal es sostenible,
y el caso donde la política es insostenible. El caso sostenible se tiene cuando el
intercepto para la ecuación donde Qt = 0 descansa sobre el intercepto para la
ecuación donde St = 0. Por el contrario, el caso insostenible se tiene cuando el
intercepto para Qt = 0 se encuentra por debajo de St = 0. Así, la condición para
la sostenibilidad está dada por:
-tgt+(1-t)(1+n)at+1 gt+(1+n)at+1
≥
(1-t+t)(1+n)-t (Rt-t(1-)rt
Despejando por gt se obtiene el core deficit sostenible:
gt £ (1-t)rt-n at+1
trt
1+ 1+n
(15)
E. Ochoa, L. Seijas, H. Zavarce / Consideraciones metodológicas para la evaluación…
61
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Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002, pp. 65-92 • ISSN: 0005-4720
Determinantes de la inflación en Venezuela:
un análisis macroeconómico para el período 1986-2000
Dorta, Álvarez
Bello
Miguel Dorta*, Fernando Álvarez**
Omar Bello***
Resumen
El objetivo de este trabajo es estudiar empíricamente los factores macroeconómicos más relevantes que explican el proceso inflacionario venezolano,
utilizando datos trimestrales para el período 1986-2000. La estrategia de estimación que emplean los autores difiere de anteriores estudios para Venezuela en
dos aspectos fundamentales: en primer lugar, analizan separadamente la inflación de bienes y la de servicios; en segundo término, explícitamente consideran el efecto que las brechas en los principales mercados (dinero, cambiario y
bienes) tienen sobre el proceso inflacionario. Los desequilibrios fueron estimados a partir de relaciones de largo plazo en los mercados. Cabe destacar que la
brecha en el mercado de bienes se obtiene a partir de la estimación de un
producto potencial, utilizando una función de producción. La principal conclusión que se desprende de este estudio es que la brecha real afecta directamente
a la inflación de bienes, mientras que la brecha cambiaria afecta de manera
* Especialista II del Banco Central de Venezuela. Estadístico por la Universidad Central de
Venezuela y M.Sc. por la University of Illinois, Urbana-Champaign.
Correo electrónico: mdorta@bcv.org.ve
** Economista II de la Oficina de Investigaciones Económicas del BCV. Economista de la
Universidad Central de Venezuela y M.Sc. en Investigación de Operaciones por la Universidad
Central de Venezuela. Correo electrónico: feralvarez@cantv.net
*** Especialista II del Departamento de Análisis Económico del BCV. Economista por la
Universidad Central de Venezuela. Diplomado Avanzado en Economía por el Economics
Institute, Boulder Colorado. M.Sc. en Economía por la University of California, Los Ángeles.
M.Sc. en Economía y Ph.D. en Economía por la University of Colorado.
Correo electrónico: obello@bcv.org.ve
M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:…
64
indirecta a la mencionada inflación. Por su parte, la brecha monetaria no parece
influir, directa o indirectamente, sobre la inflación de bienes o la de servicios. El
mayor peso en la explicación de la inflación de servicios descansa en factores
de costos como los salarios y el tipo de cambio, y en variables de demanda
como el gasto público. No se encontró evidencia de que la inflación de servicios sea explicada por los desequilibrios en cuestión.
Palabras clave: Inflación de bienes / Inflación de servicios / Desequilibrios
Clasificación JEL: E31, C51
Abstract
The purpose of this paper is to make an empirical assessment about the relevant
macroeconomic factors that explain the Venezuelan inflationary process, using
quarterly data for the period 1986-2000. The estimation strategy employed by the
authors differs from previous investigations for Venezuela in two fundamental
aspects: First, they analyze goods inflation and services inflation separately. Second,
they explicitly consider the effect that the gaps in the main markets (money,
goods and exchange rate) have on inflation. Disequilibria were estimated from
long run relationships in the markets. The output gap is obtained from the estimation
of potential output through a production function. The main conclusion drawn
from this paper is that the output gap affects goods inflation directly whereas the
exchange rate misalignment does it indirectly. The monetary gap does not seem
to affect inflation in neither of the two types mentioned above. The short run
dynamics of services inflation is explained by cost factors, such as salary and
nominal exchange rate; and by demand side variables, like public expenditure.
No evidence was found of disequilibria driving such dynamics.
Key words: Goods inflation / Services inflation / Disequilibria
JEL Classification: E31, C51
Introducción
El objetivo de este trabajo1 es estudiar empíricamente los factores macroeconómicos
más relevantes que explican el proceso inflacionario venezolano, utilizando datos
trimestrales para el período 1986-2000. La estrategia de estimación que emplean
los autores difiere de anteriores estudios para Venezuela en dos aspectos fundamentales: en primer lugar, explícitamente consideran el efecto que las brechas en
los principales mercados (dinero, cambiario y bienes) tienen sobre el proceso
inflacionario. En segundo término, analizan separadamente la inflación de bienes
y de servicios. Los desequilibrios fueron estimados a partir de relaciones de largo
plazo en los mercados antes mencionados.
1 Agradecemos
los comentarios y sugerencias de Adriana Arreaza, Ana Gómez, José Pineda
y Oswaldo Rodríguez. Los errores son de la exclusiva responsabilidad de los autores.
M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:…
65
El estudio se basa en un modelo de oferta y demanda agregadas en el cual los
precios y el producto son las variables endógenas. Se asume como posible la
existencia de desequilibrios temporales en el mercado de dinero, en el mercado
de bienes y servicios y en el tipo de cambio real, que influyen sobre la dinámica
de las variables endógenas. Dentro de las variables exógenas tenemos aquellas
que impactan a la demanda agregada, tales como las monetarias, los fundamentos
del tipo de cambio real de equilibrio y las fiscales, entre otras. Luego están las que
afectan a la oferta agregada, de corto plazo, tales como los costos de insumos
importados y de la mano de obra. También se consideran a las que mueven al
producto potencial, tales como el capital y la población económicamente activa.
Finalmente, encontramos que la persistencia es una característica importante de la
dinámica de las series de inflación. De este modo, la principal conclusión que se
desprende de este estudio es que la brecha real afecta directamente a la inflación
de bienes, mientras que la brecha cambiaria afecta de manera indirecta a la mencionada inflación. Por su parte, la brecha monetaria no parece influir, directa o
indirectamente, sobre la inflación de bienes ni la de servicios. En el caso de la
explicación de la inflación de servicios, el mayor peso descansa en factores de
costos como los salarios y el tipo de cambio, y en variables de demanda como el
gasto público. No se encontró evidencia de que la inflación de servicios sea
explicada por los desequilibrios en cuestión.
El resto del trabajo se organiza de la siguiente manera: en la segunda sección se
presenta sucintamente la evolución de la inflación en Venezuela desde 1950 y
algunos de los estudios más relevantes que se han hecho al respecto. En la tercera
sección se presentan las relaciones que caracterizan el equilibrio en los sectores
monetario, real y externo. Por su parte, en la cuarta sección se presenta el modelo
que gobierna la dinámica de corto plazo para las variables endógenas, a saber,
inflación (bienes y servicios) y crecimiento. La quinta sección se reserva para la
presentación de los resultados del análisis econométrico. Finalmente, se comentan las principales conclusiones del estudio.
Evolución y estudios de la inflación en Venezuela
La inflación en Venezuela es, si se quiere, un fenómeno de reciente data e incluso
si se compara en los episodios más agudos de crecimiento de los precios con
otras economías latinoamericanas como Argentina, Brasil, México y Perú. En la
evolución de los precios en nuestro país, en los últimos cincuenta años, pueden
distinguirse claramente, como puede apreciarse en el cuadro y gráfico 1, tres
períodos:
M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:…
66
Cuadro 1
Inflación y tasa de crecimiento del PIB
(promedio vs. desviación estándar)
Período
Crecimiento
Dispersión
Máximo
2,9
11,67
2,15
8,77
4,43
9,73
Inflación
Dispersión
Máximo
1,66
5,62
1,78
11,84
24,59
103,24
Promedio
6,59
5,95
1,34
1951-1973
1974-1978
1979-2001
Período
Promedio
1,7
8,38
32,57
1951-1973
1974-1978
1979-2001
Mínimo
1,33
2,14
-8,57
Mínimo
-1,67
6,86
7,04
Gráfico 1
Inflación y desviación estándar
Desviación estándar
Inflación
15
-4
-5
Inflación
1998
1
1994
35
1990
6
1986
55
1982
11
1978
75
1974
16
1970
95
1966
21
1958
115
1954
26
Desviación estándar
a. Estabilidad de precios (1951-1973). En dicho período la economía venezolana
presentó una de las inflaciones promedio más bajas del mundo, 1,6 por ciento
y una importante tasa de crecimiento del PIB, 5,7 por ciento. Dentro de las
características de este período podemos resaltar que la gestión fiscal fue disciplinada. En efecto, el déficit fiscal como porcentaje del PIB no superó el 1,5 por
ciento y nunca hubo una situación deficitaria tres años consecutivos. Consis-
M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:…
67
tente con esa disciplina, el régimen cambiario prevaleciente era el tipo de
cambio fijo. Se puede decir que durante este período la gestión fiscal fue el
ancla de precios.
b. Inflación moderada (1974-1978). En este lapso la inflación promedio incrementó
a 8,4 por ciento mientras que el crecimiento promedio se redujo a 4 por ciento.
Una de las características fundamentales de este período fueron los controles
masivos de precios y salarios y una política de subsidios directos e indirectos.
Ambas políticas, aunque insostenibles en el tiempo debido a la acumulación de
distorsiones que produjeron en el mercado laboral, de bienes y en el sector
externo, posibilitaron que en esos años el crecimiento de los precios fuera
menor al que ha debido resultar de las fuertes presiones de demanda, producto
de políticas fiscal y monetaria expansivas. En este período se intenta dominar la
inflación con controles de precios y otorgamiento de subsidios, en un ambiente
donde el fisco disponía de abundantes recursos.
c. Inflación alta (1979-2001). En este período la inflación promedio fue 32,6 por
ciento, mientras que el ritmo de actividad económica creció a 1,3 por ciento
interanual. Entre 1950 y 2001 la volatilidad de la economía, medida por la
inflación, se incrementó y produjo una caída sustancial en el crecimiento económico. Desde el punto de vista de la política económica este lapso se caracteriza por marchas y contramarchas, tal como puede observarse en el cuadro 2,
donde están listados los distintos regímenes cambiarios aplicados. Es de destacar que durante ese lapso se implementaron tres programas de ajuste económico, coincidiendo los dos valores históricos más elevados de la inflación 81 y
103 con los años en los que se aplicaron dos de los planes, 1989 y 1996.
Cuadro 2
Regímenes cambiarios adoptados
Período
1964-1983 (febrero)
1983-1989 (febrero)
1989-1992 (septiembre)
1992-1994 (junio)
1994-1996 (abril)
1996-Presente
Régimen
Tipo de cambio fijo
Control de cambio (tasas diferenciales)
Flotación
Crawling peg
Control de cambio
Bandas de flotación
Pudiéramos caracterizar el comportamiento de la economía venezolana en estas
últimas dos décadas como volátil, fundamentalmente asociado a la incapacidad
de amortiguar los choques externos provenientes del mercado petrolero y de
producir las reformas institucionales, sobre todo en el ámbito fiscal. Cuando hay
M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:…
68
un choque petrolero favorable, aumenta el gasto fiscal; cuando el choque se
revierte el gasto se mantiene o incluso se incrementa, entonces se recurre al
endeudamiento. Al restringirse la capacidad de endeudamiento y apreciarse el
tipo de cambio real por el efecto del gasto, se potencian las expectativas de
devaluación. Luego, sobreviene un fuerte ajuste del tipo de cambio que causa
correcciones de precios. Después de cada episodio de alza significativa de precios, la tasa promedio de inflación se sitúa en un nivel más elevado, producto en
buena medida de la incorporación del mayor nivel de precios al proceso de
formación de expectativas.
Dado que entre 1979 y 2001 se hacen evidentes importantes desequilibrios en
distintas variables económicas, algunos de los cuales se traducen en incrementos
de precios, consideramos pertinente enmarcar nuestro estudio dentro de ese período y utilizar una metodología empírica que recoja cómo los desajustes en los
principales mercados inciden sobre el crecimiento de los precios.
Los primeros estudios sobre los determinantes de la inflación en Venezuela
enfatizaban la parte conceptual. En este sentido, vale la pena destacar el trabajo
de Antivero y Castellanos (1980), quienes sostienen que la inflación es un fenómeno estructural, debido a las elevadas ganancias que obtienen las empresas
como consecuencia de la cartelización de los mercados en la economía venezolana. Estos autores atribuyen la aceleración inflacionaria de Venezuela en el período
1974-1978, a la inflación importada. En presencia de un tipo de cambio fijo, en
una economía con sesgo importador como la venezolana, el incremento de precios en el exterior, producto del incremento de precios del petróleo a mediados
de los setenta, se tradujo en un incremento de la inflación. Por su parte, Lovera
(1986) enfatiza que el incremento sustancial del gasto público luego de 1974, a
comienzo del primer boom petrolero, implicó un desequilibrio entre oferta y
demanda agregada interna. Dicho desajuste pudo ser atenuado en términos de su
efecto sobre el crecimiento de los precios, por la capacidad de importar que
confirieron los crecientes flujos de divisas provenientes de las ventas de petróleo.
La visión expresada por estos estudios es compartida por el estudio empírico de
Rodríguez (1986), quien utilizando datos anuales para el período 1969-1981 encuentra que la inflación externa es un determinante de la inflación interna. Obviamente, esta estimación no es robusta debido a que fue hecha con una serie que
contenía pocos datos y, por tanto, pocos grados de libertad.
Los estudios empíricos en general han mostrado que los principales determinantes de la inflación están asociados a variables fiscales, a presiones salariales, en
algunos casos a variables cambiarias y al primer rezago de la inflación. Es interesante destacar que en el corto plazo no se consigue una relación fuerte entre
variables monetarias y el crecimiento de los precios. Guerra, Olivo y Sánchez
(1997), para datos de frecuencia trimestral correspondientes al período 1984-1994,
M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:…
69
utilizando vectores autorregresivos, encuentran que los principales determinantes
de la inflación son el déficit interno, las presiones salariales y el primer rezago de
la inflación. No encuentran relación entre el crecimiento de los precios y el tipo
de cambio. Sin embargo, encontraron una relación de largo plazo entre precios y
dinero, y en el corto plazo se consiguió a través del término de corrección de
errores. Niculescu y Puente (1994) llegan a conclusiones similares a las de los
trabajos antes mencionados. Por su parte, Dorta, Bello, Toledo y Silva (2001),
utilizando datos mensuales, consiguen evidencia de que la política cambiaria ha
incidido sobre la desaceleración en el crecimiento de los precios del período
2000-2001. Esto se consiguió a costa de generar importantes desequilibrios en el
sector externo, que a principios de este año se revelaron insostenibles, producto
de la importante sobrevaluación del tipo de cambio que produjo el ancla cambiaria.
Ninguno de los estudios antes mencionados consideran por separado la inflación
de bienes y servicios. Esto cobra particular importancia debido a que buena parte
de las políticas que se han utilizado para limitar el crecimiento de los precios a
partir de 1983 han estado basadas en el tipo de cambio. En el presente trabajo se
estiman separadamente una ecuación para la inflación de bienes y otra para
servicios. Adicionalmente, la literatura antes mencionada no considera explícitamente los efectos simultáneos que los desequilibrios en los principales mercados
–bienes, dinero y sector externo– tienen sobre la inflación. La metodología utilizada en este trabajo permite hacer eso. La misma ha sido utilizada en otros países
petroleros como Nigeria e Irán por Kuijs (1998) y Liu y Adedeji (2000), respectivamente. Kuijs (1998), utilizando datos de frecuencia trimestral para el período
1983-96, estima relaciones de largo plazo y mecanismos de corrección de equilibrio en los mercados de dinero, bienes y sector externo no petrolero. Su principal
resultado es que la inflación es determinada por las variables monetarias. Liu y
Adedeji (2000), aplicando la metodología desarrrollada por Kuijs al caso iraní,
muestran que la inflación es determinada por el exceso de oferta de dinero, el
cual a su vez incentiva la sustitución de la moneda local por divisas. Estos autores
usan datos trimestrales para el período 1989 y 2000. En la próxima sección es
descrita resumidamente la metodología utilizada por estos autores.
Relaciones de equilibrio de largo plazo
A continuación se presentan relaciones de equilibrio para el mercado monetario,
para el sector externo y para el sector real de la economía. La economía subyacente corresponde a una pequeña economía abierta cuyas exportaciones están
dominadas por un producto sujeto a importantes fluctuaciones en su precio.
El equilibrio en el sector monetario se representa convencionalmente como el
vaciado del mercado de dinero. Por su parte, para reflejar el equilibrio en el sector
externo se estima, mediante un modelo de fundamentos, el tipo de cambio real
M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:…
70
de equilibrio (q*). Finalmente, el equilibrio del sector real se alcanza cuando la
economía se encuentra en su producto potencial.
Sector monetario
La demanda de saldos reales empleada en este trabajo es similar a la especificación de Arize et al. (1999) para modelar el funcionamiento del mercado de dinero
para 12 países en vías de desarrollo, también empleada en Arreaza et al. (2001)
para el caso particular venezolano.
Dicha especificación presenta la siguiente forma:
mtd = 1yt + 2t + 3(it - it*) + 4et
(1)
d
donde m es el logaritmo de la demanda de saldos reales (M2), y es el logaritmo
de producto real, i e i* representan la tasa de interés nominal interna y externa,
respectivamente, y e corresponde al logaritmo del tipo de cambio nominal. Por
último, representa la tasa de inflación (esperada). En consecuencia, los coeficientes 1 deben ser entendidos como elasticidades, a excepción de los coeficientes que acompañan las tasas de interés y la tasa de inflación, los cuales representan semielasticidades.
En la ecuación 1 se espera que el coeficiente 1 presente signo positivo, dado que
un mayor nivel de actividad económica debe ser financiado con una mayor demanda de dinero. Por su parte, se espera que el coeficiente 2 presente signo
negativo recogiendo el hecho de que frente a un eventual deterioro del valor real
del dinero los agentes se interesan en reducir sus tenencias en este activo. Mientras, el coeficiente 3 tiene signo indeterminado. Por un lado, existe un efecto de
costo de oportunidad que tiende a disminuir la demanda de dinero real, por el
otro existe un efecto sustitución hacia activos remunerados que tiende a incrementar las tenencias de cuasidinero. Para aquellas definiciones de dinero que
incorporen activos remunerados, inclusive este efecto sustitución tendrá signo
indeterminado. De igual manera, el coeficiente que acompaña al logaritmo del
tipo de cambio tiene signo indeterminado, ya que un crecimiento en esta variable
podría bien reducir las expectativas de depreciación o bien incrementarlas, dependiendo del proceso de formación de expectativas por parte de los agentes, lo
que provoca un incremento o una reducción de las demandas de saldos reales
según sea el caso. Por otra parte, el signo también depende de la posición neta de
las tenencias de activos de los agentes denominados en moneda extranjera. Si los
agentes mantienen parte de su patrimonio en activos denominados en moneda
extranjera y el tipo de cambio sube, existirá un efecto riqueza que tenderá a
incrementar las tenencias de dinero.
M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:…
71
Una propiedad de estas especificaciones es que imponen homogeneidad de precios, es decir, frente a cambios en el nivel general de precios, en el largo plazo se
produce una respuesta proporcional en la demanda de saldos nominales.2
A partir de la demanda de dinero obtenemos la brecha monetaria (BMt) que
mediante algún mecanismo de transmisión se espera impacte la dinámica de
precios. Esta brecha se calcula simplemente como sigue:
BMt = mt - mtd
(2)
Sector externo
Para definir la brecha en el sector externo, en primer lugar se encuentra el tipo de
cambio real de equilibrio entendido como aquel que garantiza simultáneamente
la sostenibilidad del sector externo, con la plena utilización de los recursos productivos internos. La metodología utilizada a tal fin fue desarrollada por Baffes,
Elbadawi y O’Connell (1999); consta de dos etapas y se conoce en la literatura
como modelos BEER (Behavorial Equilibrium Exchange Rate). Una aplicación de
este modelo fue hecha para Venezuela por Blyde (1999). Los pasos a seguir en la
estimación se resumen a continuación; en primer lugar se obtiene una relación de
largo plazo entre el tipo de cambio real observado y “sus fundamentos”. Luego,
para encontrar el tipo de cambio real de equilibrio se debe sustituir el “valor de
equilibrio” de tales fundamentos en la relación previamente encontrada. Para
hallar estos “valores de equilibrio” se puede optar por aplicar un filtro a las series.
Es claro que este enfoque, a diferencia del basado en la paridad del poder de
compra, no restringe el tipo de cambio real de equilibrio a un valor fijo, siendo
esto uno de sus principales atributos.
En nuestro caso, se busca una relación de largo plazo del siguiente tipo:
qt = 0 + 1 p1p+ 2(itt - yt) + 3(i- i*)
(3)
p
donde q es el tipo de cambio real de equilibrio. Por su parte, p representa los
precios del petróleo, que para nuestro caso actúan como una proxy de los términos de intercambio. Por lo tanto, se espera que 1 presente signo negativo. Esto
es debido a que la proporción de inversión total sobre el producto se reconoce
como una variable que recoge la productividad de la economía, por lo que se
espera que el coeficiente estimado 2 tenga signo negativo. Finalmente, un incremento en el diferencial de tasas (i-i*) puede asociarse con un mayor flujo de
entradas de capital que tenderá en el largo plazo a incrementar la posición deudora neta del país, lo cual requerirá un tipo de cambio real más depreciado para
garantizar el equilibrio. En otras palabras, se espera que 3 sea mayor que cero.
2
La validez de esta restricción para el caso venezolano se pone a prueba en Arreaza et al.
(2000).
M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:…
72
El tipo de cambio de equilibrio (q*) se obtiene de la siguiente forma:
qt* = 0 + 1 F (p1p)+ 2F ((itt - yt)) + 3F ((i- i*))
(4)
3
donde el operador F(*) extrae el valor tendencial de su argumento.
La brecha cambiaria (BCt) estará definida como la diferencia entre el logaritmo del
tipo de cambio de equilibrio y el logaritmo del tipo de cambio efectivo. Es evidente que esta brecha recoge el grado de sobrevaluación o subvaluación del tipo de
cambio. Una virtud de esta metodología es que cambios transitorios en los determinantes del tipo de cambio real tienen poco efecto sobre el tipo de cambio real
de equilibrio.
Sector real
La brecha del sector real se define como la diferencia entre el producto observado
y el producto potencial. Para estimar el producto potencial se supone la existencia de mercados competitivos, por lo cual la tasa de crecimiento del producto
puede ser descompuesta como sigue:
yt = tkt + tlt + rt
(5)
donde t y t representan la participación del capital y del empleo en la renta
calculadas de manera variable a lo largo del tiempo, mientras que yt, kt y lt
representan la tasa de crecimiento del producto, del capital y del empleo, respectivamente. Finalmente, el término rt recoge la parte del crecimiento que no está
explicada por cambios en los factores productivos. A este término se le conoce en
la literatura de crecimiento como el residuo de Solow.
En primer lugar, encontramos rt en (5) y construimos un índice (RSt) a partir de
esta variable.4 Luego, se estima una relación de largo plazo del siguiente tipo:
yt = 0 + 1kt + 2lt +3rst
(6)
donde las minúsculas indican que las variables están expresadas en logaritmos.
Luego, para estimar el producto potencial (y*) empleamos la ecuación (6), pero
sustituyendo el logaritmo del empleo (lt) por el de la población económicamente
activa menos el desempleo natural (pobt). De manera tal que la brecha real (BRt)
quedará expresada de la siguiente manera:
BRt = yt-(0 + 1kt + 2 pobt +3rst)
3
En este trabajo, F(*) es el filtro de Hodrick y Prescott.
4
Este índice se construye asignando RS0=1 y RSt=RSt-1(1+rt).
(7)
M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:…
73
Dinámica de corto plazo
Las ecuaciones antes descritas representan las relaciones de largo plazo para cada
uno de los tres sectores que conforman la economía. Sin embargo, en el corto
plazo la dinámica de la inflación y del crecimiento dependerá –directa o indirectamente– de los desequilibrios temporales en estos sectores, pero también de un
vector X que incluye variables exógenas contemporáneas y rezagadas, tales como
el crecimiento de los salarios y la tasa de depreciación del tipo de cambio, así
como variables endógenas rezagadas.
Esta dinámica se representa en forma no restringida en el siguiente sistema de
ecuaciones:
pt = ptb+(1-)pts
n1
n2
n4
n5
n3
ÆÆ
ptb = b+
BRt-1+
BMt-1+S
BCt-1+X
bi
bi
i=1
i=1
i=1 bi
n6
(8)
ÆÆ
pts = s+i=1siBRt-1+
BMt-1+
BCt-1+0X
i=1 si
i=1 si
n7
n8
n9
ÆÆ
yt = +
BRt-1+
BMt-1+
BCt-1+X
i=1 i
i=1 i
i=1 si
Donde pb y ps representan la inflación en bienes y en servicios, respectivamente, mientras que representa la ponderación del índice de precios de bienes en
el índice general de precios. Las flechas superiores denotan vectores.
En las ecuaciones de la inflación de bienes y de servicios se espera que la suma de
los coeficientes que acompañan a la brecha real presente signo positivo, indicando que un exceso de demanda en el mercado de bienes implicará un crecimiento
en el nivel de precios. Para que el producto converja a su valor potencial, se
espera que la sumatoria de los coeficientes que acompañan a la brecha real en la
ecuación del crecimiento muestre signo negativo. En esa misma ecuación, la
suma de los coeficientes que acompañan la brecha monetaria debe ser no negativa, lo que muestra que las expansiones monetarias podrían ser efectivas para
promover crecimientos del producto en el corto plazo. Por último, también en la
ecuación de crecimiento se espera que la suma de los coeficientes que acompañan la brecha cambiaria sea negativa, indicando que la tendencia a la sobrevaluación
impacta desfavorablemente la competitividad del sector transable de la economía
y, en consecuencia, reduce las tasas de crecimiento.
M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:…
74
Análisis econométrico
Los datos
El modelo fue estimado con datos trimestrales para el período muestral 19862000. Esto obedece a que algunas de las series de las variables5 consideradas en el
estudio sólo están disponibles para el lapso señalado. Vale la pena mencionar
algunos de los casos donde se construyeron o completaron series como parte del
trabajo. Por ejemplo, el tipo de cambio real se construyó como un promedio
ponderado de tipos de cambio reales bilaterales para una muestra de 17 países
que en 1997 cubrían 80 por ciento del volumen de comercio exterior. Esta última
variable sirvió de ponderación para el promedio mencionado. La serie de precios
del petróleo entre 1986 y 1987 es el precio spot del IFS. Posteriormente, la serie
obtenida se deflactó con el IPC de EE UU.
De acuerdo con los contrastes de Dickey-Fuller (ADF) y Phillips-Perron (PP),
todas las variables en niveles son I(1) con tres excepciones. La hipótesis de que el
logaritmo del precio de los servicios es I(2), no pudo ser rechazada al 10 por
ciento de significación según ambos tipos de contrastes. Por su parte, la hipótesis
de que el logaritmo del nivel general de precios es I(2), fue rechazada al 5 por
ciento de significación según el contraste PP, pero no pudo ser rechazada al 10
por ciento de significación según el contraste ADF. Finalmente, no se puede
rechazar que el acervo de capital es I(2) al 10 por ciento de significación, según
ambos tipos de contrastes.
Relación de largo plazo en el mercado de dinero
El cuadro 3 muestra los resultados del contraste de cointegración de Johansen
correspondientes a la relación de largo plazo en el mercado de dinero. Los mismos señalan la existencia de al menos una relación de cointegración.6 La estimación de la relación de cointegración es la siguiente:7
mtd = 2,595yt - 0,005(it-i*) - 0,450et - 0,027t - 16,614
(6,13)
(-3,04)
(-13,15)
(9)
(-5,94)
5
Agradecemos al personal del Departamento de Apoyo Cuantitativo del BCV por el suministro de la mayoría de las series.
6
Este resultado es consistente con los encontrados por Arreaza et al. (2000).
7 Se
incluyeron variables ficticias exógenas para controlar por la estacionalidad. Los residuos
de esta ecuación son estacionarios al 1 por ciento, de acuerdo con el contraste de Dickey
Fuller (estadístico: -2.97 y valor crítico: -1.62).
M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:…
75
Todas las elasticidades y semielasticidades son significativas estadísticamente y
con los signos esperados. El signo negativo de la semielasticidad “diferencial de
tasas” estaría asociado a un predominio del efecto de costo de oportunidad de
mantener activos no remunerados sobre el efecto sustitución de activos remunerados denominados en moneda doméstica y extranjera. El signo negativo del tipo
de cambio nominal estaría evidenciando que las expectativas de depreciación del
tipo de cambio nominal se incrementan con un ascenso del mismo. Incrementos
de 1 por ciento en el producto real y en la tasa de inflación producen un incremento de 2,6 por ciento y una caída de 2,7 por ciento en la demanda de saldos
reales, respectivamente. Por su parte, aumentos de un punto porcentual en ambos, el diferencial de tasas y el tipo de cambio nominal, generan una caída de 0,5
por ciento en la demanda de saldos reales.
El gráfico 2 muestra la brecha monetaria calculada según la ecuación (2) y la tasa
de inflación. Resalta la coincidencia de los picos de ambas variables, lo cual se
explica por la disminución de la demanda de saldos reales causada por un repunte
de la inflación. Es de esperar que las variaciones de corto plazo de esta brecha
monetaria, consecuencia de perturbaciones no sólo de la misma inflación, sino de
la política monetaria y del resto de variables que determinan la demanda de
dinero, puedan tener influencia en la dinámica del crecimiento económico. Este
último influiría sobre la brecha del producto que será la que finalmente guíe la
dinámica de la inflación.
Cuadro 3
Contraste del rango de cointegración según Johansen
Mercado de dinero
Muestra (ajustada): 1986:2 2000:4
Tendencia supuesta: Lineal determinística
Rezagos: 1-1
Hipótesis
No. de EC(s)
Autovalor
Ninguna
0,538983
A lo sumo 1
0,313758
A lo sumo 2
0,158554
A lo sumo 3
0,095178
A lo sumo 4
0,026354
Estadístico
traza
85,56202
39,87716
17,66217
7,476795
1,575764
Valor crítico
5%
68,52
47,21
29,68
15,41
3,76
Valor crítico
1%
76,07
54,46
35,65
20,04
6,65
M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:…
76
Gráfico 2
Brecha monetaria e inflación
DLIPC
BM2
0,1
0,15
0,0
0,10
-0,1
0,05
-0,2
0,00
-0,3
BM2
2000
0,2
0,20
1998
0,25
1996
0,3
1994
0,4
0,30
1992
0,5
0,35
1990
0,40
1988
0,6
1986
0,45
DLIPC
Relación de largo plazo para el mercado cambiario
Los resultados del contraste del rango de cointegración según Johansen para la
ecuación (3) son presentados en el cuadro 2. El estadístico-traza es menor, pero
muy cercano del valor crítico al 5 por ciento de significación. En este sentido, se
justifica el rechazo de la hipótesis de que no existe relación de cointegración.8 Los
estimados de los parámetros de la ecuación de largo plazo se dan a continuación:
qt = -1,489ptp - 0,189(itt - yt) + 0,010(it - it*) + 8,154
(-1,15)
(-0,21)
(10)
(1,12)
Como puede observarse, la significación estadística de las variables es débil, sin
embargo, los signos de los parámetros estimados son los esperados. Estos resultados son consistentes con los alcanzados por Blyde (1999). Baffes et al. (1999)
argumentan que es suficiente encontrar la relación de cointegración y que la
misma tenga propiedad de atractor en la dinámica de las variables. El modelo
VEC evidencia que las dinámicas del tipo de cambio real y de la inversión total
como proporción del PIB responden significativamente a desequilibrios en esta
relación de largo plazo.
8 También
se incluyen variables exógenas ficticias para controlar por la estacionalidad y una
variable ficticia asociada a la fuerte perturbación producida por el paquete de medidas
tomadas en el segundo trimestre de 1989.
M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:…
77
Cuadro 4
Contraste del rango de cointegración según Johansen
Sector externo
Muestra (ajustada): 1986:2 2001:4
Tendencia supuesta: Lineal determinística
Rezagos: 1-1
Hipótesis
No. de EC(s)
Autovalor
Ninguna
0,284669
A lo sumo 1
0,267374
A lo sumo 2
0,097289
A lo sumo 3
0,045410
Estadístico
traza
46,90246
27,13685
8,780750
2,741913
Valor crítico
5%
47,21
29,68
15,41
3,76
Valor crítico
1%
54,46
35,65
20,04
6,65
El tipo de cambio real de equilibrio se obtuvo sustituyendo en la ecuación de
largo plazo a la tendencia (filtro de Hodrick-Prescott) de los fundamentos.
El gráfico 3 muestra el tipo de cambio real efectivo y el equilibrio estimado. Por su
parte, el gráfico 4 presenta la sobrevaluación relativa medida como la diferencia
de los logaritmos y la tasa de inflación. Aparentemente, los períodos cuando la
moneda ha estado más sobrevaluada se encuentran a partir de 1994, lo cual
coincide con políticas cambiarias para controlar la inflación, vía las manipulaciones en el tipo de cambio nominal.
Gráfico 3
Tipo de cambio real efectivo y de equilibrio
Índice
160
140
120
100
80
60
Q
Q*
2000
1998
1996
1994
1992
1990
1988
1986
1984
40
M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:…
78
Gráfico 4
Sobrevaluación e inflación
p
q* - q
0,6
0,4
0,4
0,3
0,2
0,0
0,2
-0,2
-0,4
0,1
-0,6
0,0
q* -q
2000
1998
1996
1994
1992
1990
1988
1986
1984
-0,8
Relación de largo plazo para el sector real
En una primera fase, la relación de largo plazo (6) entre el producto, el capital, el
empleo y el índice RSt se estima con datos anuales, ya que no se dispone de una
serie trimestral para el acervo de capital. Las pruebas de Dickey-Fuller sobre esta
serie se inclinan a favor de una integración de segundo orden, aunque el estadístico de contraste no se encuentra muy lejos del valor crítico al 10 por ciento. Es
difícil encontrar una justificación teórica para incluir en la relación de largo plazo
a la primera diferencia del capital, y por tal motivo se incorpora en niveles. El
cuadro 5 presenta los resultados del contraste de cointegración de Johansen para
la ecuación 6, indicando la existencia de al menos una relación de cointegración
hasta con un nivel de significación del 1 por ciento.9 Los parámetros estimados de
la función de producción de largo plazo son los siguientes:
yt = 0,591kt + 0,394lt + 0,925rst
(90,41)
9
(49,95)
(11)
(81,15)
Se intentó estimar una función de producción de largo plazo sin la variable RS, pero el
contraste de Johansen se pronuncia por la inexistencia de cointegración. Estimaciones
recursivas por OLS del coeficiente asociado a la tecnología muestran su inestabilidad, sugiriendo un cambio estructural ocurrido en algún momento del período 1979-1990. Incluyendo en las estimaciones de la relación de largo plazo una variable ficticia aditiva, que toma el
valor uno a partir de 1980 y cero en otro caso, el contraste de Johansen indica una relación
de cointegración. El año se seleccionó para aquel estadístico de Dickey-Fuller que más
favorece la estacionalidad de los residuos estimados por OLS. Como es de esperar, es para
el mismo año donde la variable ficticia presenta la mayor significación estadística.
M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:…
79
Todos los coeficientes son significativamente diferentes de cero. La suma de los
coeficientes del capital y el empleo es 0,985, sin embargo, la hipótesis de retornos
constantes a escala es rechazada al 1 por ciento de significación. Un incremento
de 1 por ciento en el acervo de capital induce un incremento del 0,59 por ciento
en el producto, mientras que un alza del 1 por ciento en el empleo genera un
aumento de 0,39 por ciento en el producto. La estimación del producto potencial
anual se efectúa sustituyendo el capital, la población económicamente activa menos
una estimación del desempleo natural10 y el índice RSt en esta ecuación. Seguidamente, se baja la frecuencia del producto potencial anual a trimestral con el
método constant-match sum del paquete Eviews. El gráfico 5 despliega el producto efectivo y el producto potencial.
Cuadro 5
Contraste del rango de cointegración según Johansen
Función de producción
Muestra (ajustada): 1954 2000
Tendencia supuesta: Lineal determinística
Rezagos: 1-3
Hipótesis
No. de EC(s)
Autovalor
No. de CE(s)
Autovalor
Ninguna
0,499303
A lo sumo 1
0,252300
A lo sumo 2
0,238476
A lo sumo 3
0,022020
Estadístico
traza
Traza
60,02873
27,51629
13,85089
1,046522
Valor crítico
5%
5%
47,21
29,68
15,41
3,76
Valor crítico
1%
1%
54,46
35,65
20,04
6,65
Una vez obtenido el producto potencial, estimado trimestralmente, se calcula la
brecha real según la ecuación (7).11
El gráfico 6 compara la brecha real y la tasa de inflación. Debido a la estacionalidad
del producto y por ende de la brecha, no es muy clara la relación entre ésta y la
inflación. Sin embargo, como se evidencia más adelante, la brecha resulta significativa en una ecuación para la inflación de bienes, lo que constituye una especie
de curva de Phillips.
10
La tasa de desempleo natural fue estimada aplicando el filtro de Hodrick-Prescott a la
serie anual de desempleo para el período 1950-2000. Se utilizó el parámetro l=5000000 que
produce un resultado de máxima suavización, es decir, una línea recta.
11
El estadístico de Dickey Fuller (-2,46) sobre la estacionalidad de la brecha real, no está
muy lejos del valor crítico al 10 por ciento (-2,59).
M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:…
80
Gráfico 5
Producto efectivo y producto potencial
Millones de Bs.
160.000
150.000
140.000
130.000
120.000
110.000
PPN
2000
1998
1996
1994
1992
1990
1988
1986
100.000
PIB
Gráfico 6
Brecha real e inflación
p
BR
0,15
-0,04
0,10
-0,08
0,05
-0,12
0,00
-0,16
BR
2000
0,00
1998
0,20
1996
0,04
1994
0,25
1992
0,08
1990
0,30
1988
0,12
1986
0,35
M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:…
81
Inferencia sobre la dinámica de corto plazo
El objetivo de esta parte del estudio es inferir una estructura parsimoniosa del
modelo (8), permitiendo recoger del conjunto hipotético de factores aquellos que
determinan en forma relevante, directa o indirectamente, la dinámica del proceso
inflacionario, tanto de bienes como de servicios. La estrategia seguida fue similar
a la metodología de Hendry.12 Esto permite reducir el número de parámetros
estimados mejorando los grados de libertad. Adicionalmente, la exclusión de términos dinámicos irrelevantes contribuye a mejorar la eficiencia de los estimadores
y permite controlar un mayor número de variables en un modelo. El tratamiento
uniecuacional permite mayor flexibilidad para el diagnóstico y tratamiento de la
heterocedasticidad y la autocorrelación. En nuestro caso particular, esto es de
especial importancia ya que muchos estudios han demostrado que las perturbaciones de las ecuaciones de inflación tienden a presentar algún tipo de heterocedasticidad condicional autorregresiva.13 Estas ventajas tienen como contrapartida, con relación a un modelo VAR, mayor dificultad para calcular la función de
impulso-respuesta y para el análisis de descomposición de varianza.
En el cuadro 6 se presentan los resultados obtenidos para la inflación de bienes y de
servicios. Nótese que existen dos versiones para el caso de la inflación de bienes, la
primera incluye la brecha real y la segunda incluye el gasto público como proporción del PIB. Esta separación trata de controlar la redundancia en las variables
explicativas toda vez que el PIB,14 que forma parte de la brecha, incluye el gasto
público en su composición. Para la inflación de servicios no presentamos una
ecuación con la brecha, ya que la misma no es estadísticamente significativa. Es
importante destacar que todas las ecuaciones en este cuadro fueron estimadas
suponiendo que la varianza de las perturbaciones sigue un proceso ARCH de primer orden. Como puede observarse, el término ARCH es estadísticamente significativo, hasta con un nivel de significación del 10 por ciento, en todos los casos.
12
Esta metodología también es conocida como London School of Economics Approach to
Model Selection y se puede resumir de la manera siguiente: Se parte de una ecuación
dinámica lo más general posible con relación al tamaño de muestra y mediante un procedimiento de simplificación por etapas, se selecciona una ecuación que, entre otras condiciones, sólo tenga términos relevantes y esté correctamente especificada desde el punto de
vista econométrico.
13
Existen muchos estudios donde se utiliza este tipo de especificaciones en modelos de
inflación, como en Engle (1983) y en el caso venezolano en Dorta et al. (1998).
14
Otra variable fiscal que se probó fue la razón deuda-PIB, pero la misma no resultó
significativa.
M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:…
82
Los resultados del cuadro 6 indican los factores que directa y significativamente
determinan la inflación. Luego veremos que hay otros factores que lo hacen de
manera indirecta a través de la ecuación del crecimiento económico, el cual pasa
a determinar la brecha real.
En la primera versión de la ecuación de bienes, la variable con mayor significación estadística fue precisamente la brecha real, seguida en orden de significación
por la tasa de crecimiento del salario (denotado por s) rezagada un período, la
inflación de servicios rezagada un período, la tasa de crecimiento del tipo de
cambio nominal, la inflación de bienes rezagada un período, el factor estacional
del segundo trimestre, la tasa de crecimiento del tipo de cambio nominal rezagada un período y el régimen de control de cambio.15 Las estimaciones puntuales de
los coeficientes, cuyos signos coincidieron con los esperados, miden elasticidades
y/o semielasticidades promedio de corto plazo. Los efectos a un plazo mayor
requieren de la resolución dinámica del modelo.
En la ecuación para la inflación de servicios la variable con mayor significación
estadística fue la inflación de servicios rezagada un período, seguida por la inflación de bienes rezagada un período, la tasa de crecimiento del salario, el control
de cambio, la tasa de crecimiento del tipo de cambio nominal y el gasto público
como proporción del PIB rezagado uno y dos períodos. Como en el caso de
bienes, todos los coeficientes estimados poseen los signos esperados y los mismos miden elasticidades y/o semielasticidades de corto plazo. Medir los efectos a
un plazo más largo requiere resolver dinámicamente el modelo, tal como se
mencionó en el caso de bienes.
Al comparar los resultados para las ecuaciones de bienes y servicios, llama particularmente la atención que la brecha real es solamente significativa para la inflación de bienes. Este resultado puede ser explicado porque la canasta que integra
a los servicios contiene una alta ponderación en rubros cuyos precios están sujetos a controles administrativos. En consecuencia la dinámica de la inflación de
servicios pareciera ser independiente de la fase del ciclo económico. Los factores
de costos resultaron significativos en ambas ecuaciones de inflación. Como es de
esperar, el tipo de cambio resultó más relevante, tanto en magnitud como en
significación estadística, para explicar la inflación de bienes debido a que el componente transable es fundamental en la canasta que se utiliza para medir este tipo
de inflación. Por su parte, los salarios también resultaron más importantes en la
inflación de bienes, lo cual sorprende un poco, dado que los servicios son más
intensivos en el factor trabajo que los bienes. Tanto la inflación de bienes como la
15
Se controló por otras variables ficticias correspondientes a los diferentes regímenes cambiarios implantados durante el período en estudio. Las mismas no resultaron estadísticamente
significativas.
M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:…
83
de servicios presentan una importante persistencia, la cual es recogida por la
magnitud del coeficiente del primer rezago de la variable dependiente, siendo
ésta mayor en el caso de los servicios que para el caso de los bienes. Este resultado es consistente con el encontrado en Dorta et al. (2000).
Al observar la segunda versión de la inflación de bienes, se aprecia que algunas
regularidades se mantienen a pesar de excluir la brecha real como variable explicativa. En particular, la persistencia de la serie sigue siendo mayor para la inflación de
servicios que para la de bienes. Asimismo la tasa de depreciación sigue afectando
más significativamente a esta última. De igual manera, la variable artificial correspondiente al período del control de cambio mantiene su significación estadística.
Sin embargo, vale destacar que al sustituir la brecha real por la razón gasto públicoPIB, la variación de los salarios deja de ser estadísticamente significativa.
Como se mencionó anteriormente, las perturbaciones, tanto para la inflación de
bienes como para la de servicios, presentan heterocedasticidad condicional
autorregresiva, la cual es bien representada por un proceso ARCH de primer
orden. Como puede apreciarse en el gráfico 7, se verifica que la volatilidad de los
choques, representada por las desviaciones estándares condicionales, es superior
para la inflación de bienes. La modelación de la varianza condicional permite
omitir el uso de variables artificiales para intervenir los modelos, al restarle influencia a las observaciones que siguen a las mayores innovaciones (elevadas al
cuadrado) para la estimación de los parámetros. Nótese que los picos más pronunciados para la desviación estándar condicional se alcanzan durante el primer
trimestre de 1989 y el segundo trimestre de 1996, fechas que coinciden con importantes cambios en la orientación de la política económica.
Gráfico 7
Desviaciones estándares condicionales
Desviación estándar
0,4
0,3
0,2
0,1
Bienes 1
Bienes 2
Servicios
2000
1998
1996
1994
1992
1990
1988
1986
0,0
M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:…
84
Cuadro 6
Estimación de ecuaciones de inflación
Variable
Intercepto
Bienes I
–
Bienes II
–
0,018
(1,65)
0,301
(2,86)
0,293
(2,922)
–
GP/PIB (-1)
0,018
(2,26)
0,209
(5,37)
0,308
(11,02)
0,219
(19,74)
–
GP/PIB (-2)
–
Ds
–
0,085
(5,467)
–
(3,50)
–
Control de cambio
Dpb-1
Dps-1
BR
Ds-1
De
De-1
Trim. 2
Ecuación de la varianza
C
ARCH (1)
R-cuadrado ajustado
0,152
(11,49)
0,155
(9,32)
0,086
(4,88)
0,016
(5,16)
4,88E-07
(0,072)
2,38
(4,18)
0,314
–
Servicios
0,161
(4,60)
0,030
(3,44)
0,141
(3,64)
0,427
(5,48)
–
0,053
(2,83)
0,031
(1,93)
0,159
–
0,205
(9,97)
0,079
(2,36)
0,020
(2,49)
0,049
(2,99)
–
1,48E-04
(1,74)
1,308
(2,42)
0,415
1,6E-04
(1,99)
0,725
(1,67)
0,739
–
En todas las ecuaciones los correlogramas de los residuos no presentan evidencias de
autocorrelación y los contrastes de normalidad no pudieron ser rechazados con una significación del 5 por ciento.
M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:…
85
Pasamos ahora al análisis de los principales factores que afectan indirectamente a
la inflación a través de la brecha real. Se debe tener siempre presente que los
resultados encontrados hasta ahora señalan que la brecha real afecta significativamente a la inflación de bienes pero no a la de servicios y, por lo tanto,
también tendrá un efecto importante en la inflación general.16 Cualquier factor
que incida en el corto plazo sobre la tasa de crecimiento estaría provocando un
cambio en la brecha real y, por ende, otro en la tasa de inflación en la misma
dirección. Otras fuentes de variación de la brecha real son las que inciden sobre
el producto potencial.
En el cuadro 7 se presentan sendas ecuaciones para la tasa de crecimiento del PIB
de corto plazo. La segunda ecuación sólo difiere de la primera en la exclusión de
la brecha monetaria, debido a que la misma no es significativa estadísticamente.
Las variables artificiales que recogen el comportamiento estacional de la serie
resultaron ser las de mayor significación estadística, seguidas de la brecha real
rezagada un período, del tercer rezago de la tasa de crecimiento del PIB, de la
brecha cambiaria rezagada un período y de la tasa de crecimiento del dinero (M2)
rezagada dos períodos. El signo negativo de la brecha real indica que en ausencia
de choques la tasa de crecimiento del PIB disminuye cuando el producto corriente se aleja por arriba de su nivel de pleno empleo en el período anterior. Por su
parte, el signo negativo de la brecha cambiaria sugiere que una sobrevaluación en
el período anterior afecta negativamente a la actividad real. Por último, expansiones monetarias impactan positivamente al producto en el corto plazo, no obstante
la irrelevancia de los desequilibrios en el mercado de dinero en la dinámica del
producto. El sistema dinámico constituido por las ecuaciones de inflación y crecimiento presentadas intenta medir el efecto que los desequilibrios tienen sobre la
inflación y el crecimiento, siguiendo a Liu y Adedeji (2000).
16 La
ponderación de cada uno de los dos grupos, bienes y servicios, en el IPC general es de
aproximadamente 50 por ciento.
M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:…
86
Cuadro 7
Estimación de ecuaciones de crecimiento
Variable
C
Dy-3
BR-1
BC-1
BM-1
Dm-2
Trim. (2)
Trim. (3)
Trim. (4)
p-1
p-3
p-4
R-cuadrado ajustado
% PIB I
-0,059
(-6,32)
0,375
(4,27)
-0,533
(-4,90)
-0,031
(-4,12)
0,008
(0,37)
0,094
(1,91)
0,059
(5,00)
0,062
(7,35)
0,116
(9,22)
-0,151
(-2,13)
0,148
(2,400
-0,086
(-1,36)
0,899
% PIB II
-0,058
(-7,12)
0,365
(4,37)
-0,552
(-5,70)
-0,031
(-4,43)
–
0,094
(1,97)
0,058
(5,22)
0,061
(7,90)
0,114
(10,20)
-0,132
(-2,82)
0,144
(2,44)
-0,093
(-1,57)
0,878
En todas las ecuaciones los correlogramas de los residuos y los contrastes LM no presentan
evidencias de autocorrelación. Por su parte, los contrastes de heterocedasticidad de White y
ARCH, así como los de normalidad, no pudieron ser rechazados con una significación del 5
por ciento.
M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:…
87
Conclusiones
La principal conclusión que se desprende de este estudio es que la brecha real
afecta directamente la inflación de bienes, mientras que la brecha cambiaria afecta
de manera indirecta la mencionada inflación. Por su parte, consistente con los
resultados de otros estudios para el caso venezolano, la brecha monetaria no
parece influir, directa o indirectamente, sobre la inflación de bienes ni la de servicios. En el caso de la explicación de la inflación de servicios, el mayor peso
descansa en factores de costos como los salarios y el tipo de cambio, y en variables de demanda como el gasto público. No se encontró evidencia de que la
inflación de servicios sea explicada por los desequilibrios en cuestión.
Más detalladamente los resultados nos permiten sostener lo siguiente:
a. La brecha real sólo es significativa en la inflación de bienes (contemporáneamente), lo cual pudiera explicarse por los controles que el gobierno aplica a muchos servicios como los alquileres, suministro eléctrico, comunicaciones, transporte público y otros. Lo anterior implica la escasa dependencia de la
inflación de servicios de los ciclos económicos. Por consiguiente, la dinámica
de la inflación general responde en el corto plazo a la brecha real, ya que
aquélla es un promedio ponderado de la de bienes y de servicios.
b. Los factores de costos resultaron significativos en ambas ecuaciones de inflación. Como es de esperar, el tipo de cambio resultó más relevante, tanto en
magnitud como en significación estadística, para explicar la inflación de bienes.
Los salarios también resultaron más importantes en la inflación de bienes. Este
resultado, un tanto sorprendente, pudiera explicarse por los controles de precios en los servicios.
c. Tanto la inflación de bienes como la de servicios presentan una importante
persistencia, siendo ésta mayor para el caso de los servicios. Este resultado
coincide con el de trabajos anteriores.
d. Las perturbaciones, tanto para la inflación de bienes como para la de servicios
presentan heterocedasticidad condicional autorregresiva, la cual es bien representada por un proceso ARCH(1). Se verifica que la volatilidad de los choques
es bastante superior para la inflación de bienes. La modelación de la varianza
condicional permite omitir el uso de variables artificiales para controlar por
choques a la inflación, al ponderar menos tales observaciones en la estimación
de los coeficientes.
e. Se construyeron variables artificiales para controlar por arreglos cambiarios.
Sólo resultó estadísticamente significativa la asociada al período del control de
cambio (junio 94 - marzo 96), la cual presentó signo positivo.
M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:…
88
f. Como variables fiscales se incorporaron la relación deuda/PIB, la cual resultó
no significativa, y la relación gasto público / PIB, que resultó significativa para
explicar la inflación de bienes y servicios.
g. La sobrevaluación impacta desfavorablemente la tasa de crecimiento. En efecto, según el coeficiente, una sobrevaluación de 1 por ciento reduce la tasa de
crecimiento del PIB en 0,03 por ciento, con un retardo de 1 trimestre.
h. Un incremento de la tasa de crecimiento del dinero produce una expansión de
la actividad económica. Este efecto comienza a manifestarse con un rezago de
2 trimestres en promedio.
i. En términos de la efectividad de los instrumentos del Banco Central para abatir
la inflación, podemos afirmar que el ancla cambiaria, usada intensivamente
desde la década de los ochenta, ha contribuido a reducir las tensiones
inflacionarias en el corto plazo, tanto por su efecto directo sobre la estructura
de costos, como por su efecto sobre la brecha real. No obstante, estudios
previos alertan sobre los riesgos de acumular significativos niveles de sobrevaluación que terminan socavando la credibilidad en el esquema cambiario y
atentando contra la política antiinflacionaria. Por otro lado, el combate contra la
inflación, apoyado exclusivamente en el ancla cambiaria, presenta importantes
costos en términos de la actividad real de la economía, tal como lo muestran
los resultados obtenidos.
j. Desequilibrios en el mercado de dinero no son relevantes para la determinación de la inflación, ni para la actividad económica. No obstante, la tasa de
crecimiento del dinero nominal sí tiene un efecto importante sobre la tasa de
crecimiento del producto y por lo tanto termina por presionar la inflación. Lo
anterior implica la conveniencia de que la política monetaria propicie tasas
reducidas de crecimiento del dinero; en particular, evitar financiamientos monetarios del déficit fiscal.
M. Dorta, F. Álvarez, O. Bello / Determinantes de la inflación en Venezuela:…
89
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RODRÍGUEZ, M. (1986): Causas y efectos de la inflación y de las políticas antiinflacionarias en Venezuela”, Pensamiento Iberoamericano, n∞ 9.
Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002, pp. 93-129 • ISSN: 0005-4720
Ajuste macroeconómico en una economía dual
en condiciones de restricción de la inversión pública:
un enfoque kaleckiano1
Vera
Leonardo V. Vera*
Resumen
Desde el célebre modelo de desarrollo de Kalecki (1954), que hace hincapié en
las reglas de ajuste asimétricas en una economía dual, se han hecho muchos
intentos por adaptar los modelos dualistas del tipo de precio fijo/precio flexible
para abordar los asuntos macroeconómicos. A diferencia de la mayoría de los
modelos de dos sectores (del tipo de precio fijo/precio flexible), presentamos
un modelo que tiene en cuenta de manera explícita la existencia de una restricción presupuestaria pública en una economía totalmente abierta. Tanto el cierre externo como el fiscal se parecen en sumo grado a la experiencia contemporánea en varios países de América Latina, donde la disciplina fiscal y los
sistemas de tasa de cambio fija han sido la norma. Por consiguiente, en el sector
público se parte del supuesto de que la inversión pública es la variable de ajuste,
mientras que la variación de las reservas internacionales ajusta el equilibrio externo. Además de los cambios habituales en los términos de intercambio internos
debido a choques específicos en los sectores, evaluamos, en especial, el mecanismo a través del cual un ajuste fiscal endógeno que supone principalmente gasto
* Profesor investigador jefe de la Cátedra de Teoría Económica Avanzada de la Escuela de
Economía de la Universidad Central de Venezuela. Economista, Universidad Central de
Venezuela; M.Sc. en Economía, Roosevelt University y Ph.D. en Economía, University of
East London. Actualmente Andrés Bello Fellow, University of Oxford.
Correo electrónico: lvera@cantv.net
1
Este artículo sirvió de base a la discusión presentada por el autor en el VII Taller Internacional poskeynesiano realizado en el Center for Full Employment and Price Stability (University
of Missouri-Kansas City, Kansas, 29 de junio al 3 de julio de 2002). El autor agradece las
acertadas observaciones que le hicieran Gilberto Tadeu Lima, Harry Bloch y Julio López.
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de capital público puede afectar las decisiones relativas a los precios y a la
producción en la economía. Se investigan respuestas interesantes de corto plazo de las variables endógenas a los choques exógenos y a los cambios en las
variables inducidas por las políticas. Intercambios relevantes, especialmente
entre la producción y la inflación, se desprenden de un análisis en el que la
perspectiva temporal es más bien corta. Sin embargo, en el mediano plazo
algunas fuerzas compensadoras presentes en la economía pueden intervenir
para moderar tales intercambios. Mostramos entre una amplia gama de eventos
y opciones de política que éste es el caso del alivio de la carga de la deuda o de
una estrategia de financiamiento concertado.
Palabras clave: Modelos de dos sectores / Políticas de estabilización / Flujos de
capital
Clasificación JEL: O11, F 34
Abstract
Since Kalecki’s (1954) celebrated model of development, which emphasizes
asymmetric adjustment rules in a dual economy, many contributions have tried
to adapt dualistic models of the fix-price/flex-price kind to address macroeconomic questions. Unlike most two sector models (of the fix-price/flex-price),
we present a model that explicitly allows for the existence of a government
budget constraint in a fully open economy. Both the external and fiscal closures
resemble very much the contemporary experience of several Latin American
countries; where fiscal discipline and fix exchange rate systems have been the
norm. Thus, within the public sector, it is assumed that public investment is the
adjustment variable, while foreign reserves variation adjusts the external balance. Besides the usual changes in the internal terms of trade due to sector specific
shocks, we evaluate, in particular, the mechanism through which an endogenous
fiscal adjustment involving mainly government capital spending can affect price
and output decisions in the economy. Interesting short-run responses of
endogenous variables to exogenous shocks and to changes in policy-induced
variables are investigated. Relevant trade-offs, especially between output and
inflation, follow from an analysis in which the time perspective is rather short.
However, in medium term, some balancing forces in the economy can go into
work to moderate the trade-offs. We show among a wide range of events and
policy options that this is the case of debt relief or a concerted lending strategy.
Key words: Two sector models / Stabilization policies /Capital flows
JEL Classification: O11, F 34
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93
Introducción
Después de la abrupta disminución del financiamiento internacional que comenzó antes de la suspensión de pagos en 1982 por parte de México, la afluencia de
capital hacia algunos países en desarrollo –en Asia y América Latina– se vio estimulada como resultado de la reducción de las primas por concepto de riesgo país
percibido y las expectativas de una recuperación del crecimiento. Los flujos de
capital fueron de gran magnitud en el período entre principios de la década de los
noventa y el inicio de la crisis financiera internacional a mediados de 1997; sin
embargo, desde la crisis asiática, muchos países en desarrollo han vuelto a enfrentar tiempos difíciles. El acceso a los mercados de capital extranjero privado se hizo
limitado, lo cual ha tenido un impacto adverso en los ingresos públicos. Los flujos
netos de capital privado hacia las principales economías de mercado emergentes
se redujeron de 169 mil millones de dólares en 2000 a 115 mil millones en 2001 y
fueron duramente afectados en especial por las crisis de Argentina y Turquía.2
Esta naturaleza precaria del acceso de los países en desarrollo al financiamiento
internacional significa que el financiamiento externo puede desaparecer y a menudo así ocurre, justo cuando más se le necesita para financiar una política fiscal
contracíclica. Por consiguiente, aunque sería deseable temporalmente responder
a la recesión con medidas contracíclicas, el financiamiento necesario para hacerlo
no está disponible.
Es por ello que el ajuste fiscal en países con elevado nivel de endeudamiento ha
tenido que ocurrir en condiciones extremadamente adversas. A fin de evitar los
efectos perturbadores del aumento de los ingresos tributarios y de los ingresos de
las empresas públicas, se hace necesario recurrir al financiamiento con endeudamiento interno o a la reducción del gasto. Sin embargo, alcanzado el punto de
saturación del endeudamiento interno, y frente a la posibilidad de una espiral
inflacionaria, los gobiernos por lo general deben reducir sus gastos. Además, el
ajuste fiscal agresivo es una señal crucial de un compromiso continuo con “políticas acertadas”; a falta de este ajuste, existe un peligro real de que se intensifique
la fuga de capitales provocada por los ya nerviosos inversionistas y, en consecuencia, se profundicen los problemas económicos. Por ende, todo el peso del
ajuste parece recaer sobre el gasto y en especial sobre la inversión pública. En
este caso, el régimen fiscal implica que la restricción fiscal opera a través del
ajuste de la inversión pública.
Lo que vemos actualmente en numerosos países en desarrollo con elevado nivel
de endeudamiento es que no sólo la carga de los choques externos y de la
volatilidad de los mercados de capital ha recaído de manera desproporcionada
2
El total es el menor en una década, según las cifras del Institute of International Finance
(IIF).
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sobre el sector público, sino que también las medidas que se han tomado para
hacer frente al estancamiento y la restricción externa y fiscal han agravado los
desequilibrios macroeconómicos.
El propósito de este trabajo es construir, en un marco de precio fijo/precio flexible
para una economía semiindustrializada, un modelo que revele algunos aspectos
importantes del proceso de ajuste macroeconómico cuando la economía enfrenta
restricciones externas y fiscales. Ante todo, debe hacerse un comentario aclaratorio en relación con el alcance del trabajo. Nuestro interés tiene que ver con
asuntos macroeconómicos de corto plazo (tales como la determinación de la
producción, los precios y el equilibrio externo) y la dinámica en el mediano
plazo, lo que permite el cambio de las variables de estado. Debido a limitaciones
de espacio, nos vemos obligados a excluir los asuntos relativos al crecimiento.
En los modelos dualistas con estructura de producción mixta como, por ejemplo,
los modelos de precio fijo/precio flexible del tipo kaleckiano, los choques sectoriales cambian los términos de intercambio internos debido a las reglas de ajuste
asimétricas en cada sector. Por consiguiente, estos modelos combinan el ajuste de
la producción en un sector (por lo general, la industria) con el ajuste de precios
en otro sector (agricultura o bienes básicos). Esto da una nueva perspectiva al
dualismo, en cuyo caso los términos de intercambio intersectoriales entre la agricultura y la industria se ajustan con consecuencias importantes para el resto de la
economía. Se han hecho muchos intentos por adaptar los modelos dualistas del
tipo de precio fijo/precio flexible para abordar los asuntos relativos a la estabilización macroeconómica.3 Este trabajo reexamina estos aspectos sobre la base de un
marco ampliado, en el cual un sector primario enfrenta restricciones de la oferta,
la industria tiene restricciones respecto de la demanda y la economía opera con
restricciones externas y fiscales. Al abarcar la producción, la demanda, la distribución del ingreso, las condiciones de despeje del mercado, las finanzas externas y
el equilibrio fiscal, el modelo nos permitirá obtener una representación novedosa
del equilibrio en el corto plazo y examinar las condiciones de estabilización
macroeconómica, a fin de manejar de manera eficiente el empleo, la inflación y
3 Kalecki
(1954) expuso de manera explícita el primer modelo macroeconómico según este
enfoque y algunas variantes importantes que propusieron Harris (1967), Porto (1975) y
Canitrot (1975) agregaron ideas interesantes. Aunque la mayoría de los análisis de modelos
de precio flexible/precio fijo han destacado el papel de las restricciones macroeconómicas
y estructurales en relación con el crecimiento, también se ha prestado atención a la incidencia de los choques en la producción, los precios y la posición externa. Pueden encontrarse
aportes recientes en Cardoso (1981), Taylor (1979; 1983; 1991), Bose (1982; 1989), FitzGerald
(1989; 1990), Londoño (1989), Vos (1988), Modiano (1989), Rakshit (1989), Sanyal, Mukherji
y Patnaik (1989), Parkin (1991) y Jha (1994).
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los desequilibrios externos. Se analizan los impactos en el corto plazo de las
variables inducidas por las políticas y los cambios en el financiamiento externo
exógeno. Como demostraremos, la conciliación de diferentes objetivos de política, a saber, el aumento del empleo, los precios estables y el equilibrio externo
resulta posible sin hacer varios intercambios serios. Sin embargo, si a través de la
inversión pública se subsana la falta de capital en el sector que tiene restricciones
en la oferta, pueden desaparecer en el mediano plazo los efectos inflacionarios
potenciales del financiamiento externo.
El esquema de este trabajo es el siguiente. En la sección II se presenta la estructura
básica del modelo. En la sección III se evalúan las condiciones de despeje del
mercado, tanto en el sector primario como en el industrial. En la sección IV se
examina el mecanismo de ajuste de un sector externo completamente especificado con racionamiento en la afluencia de capital. En la sección V se aborda el
sector público y la restricción fiscal. En la sección VI se describe una situación en
la cual la competencia por la distribución del ingreso genera inflación de manera
endógena. En la sección VII se analiza el impacto en el corto plazo de los cambios
inducidos por las políticas y los cambios paramétricos en el modelo. Al resumir
cuatro relaciones entre cuatro variables endógenas básicas –a saber, la producción industrial, el precio de los bienes básicos, la inversión pública en el sector de
los bienes básicos y la variación de las reservas–, analizamos los efectos de la
contracción del crédito externo, un cambio en la tributación directa, cambios en
el gasto público discrecional y la devaluación. En la sección VIII se amplía el
modelo para tener en cuenta cambios en el salario nominal y en el capital existente en el sector que enfrenta restricciones en la oferta. La dinámica en el mediano
plazo muestra que algunas fuerzas compensadoras presentes en la economía
pueden intervenir para moderar algunos intercambios relevantes. En la sección IX
se presentan las conclusiones y algunas observaciones finales.
Modelo básico
Nuestro modelo básico parte de una economía abierta en la cual existen dos
sectores productivos: un sector primario que produce un bien de consumo puro
(alimentos, materias primas y productos básicos) y un sector industrial que produce un bien de inversión y consumo. Se incluye una ecuación de presupuesto
público, así como también un sector externo plenamente especificado. La dinámica de la inflación sigue directamente el comportamiento conflictivo de los agentes
económicos.
El sector primario en esta economía produce específicamente bienes básicos (o
artículos de primera necesidad) Q1, donde el subíndice 1 se refiere a bienes
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96
básicos.4 En esta economía menos desarrollada característica, los bienes básicos
comprenden casi en su totalidad productos agrícolas, especialmente granos comestibles.5 Se parte del supuesto de que el nivel de producción de este tipo de
bienes es fijo en el corto plazo.6 Estas cifras concuerdan con la visión estructuralista
tradicional de la respuesta de la oferta de alimentos. El hecho es que una economía que padece este tipo de embotellamiento productivo no puede percibirse
como una economía convencional con algunas desviaciones temporales no muy
significativas con respecto al equilibrio que puedan superarse en el corto plazo,
simplemente sometiéndola a la acción de las leyes del mercado. Debe visualizarse
más bien como una configuración peculiar sujeta a leyes y prioridades diferentes.
Un embotellamiento en este sector primario presupone una función de producción de coeficientes (aproximadamente) fijos, por lo menos en el corto plazo.
Q1 = u1k1
(1)
Por ende, la producción en el sector primario es determinada por los coeficientes
producto-capital u1, como se muestra en la ecuación (1). Se supone que el capital
existente k1 es inamovible. Existe en el sector una oferta ilimitada de mano de
obra en el sentido de que la cantidad de mano de obra no afecta el nivel de
producción del sector primario.
L1 = Q1/b1
(2)
4
No debemos confundir la definición sraffiana de “bienes básicos” con la definición que
empleamos aquí. Aunque los términos “bienes básicos” o “artículos de primera necesidad”
son todavía una novedad en el análisis macroeconómico, nosotros seguimos a Kalecki
(1976) y el enfoque de “necesidades básicas”, en cuyo caso algunas irreversibilidades ineludibles en el proceso de consumo llevan a los consumidores a conseguir primero ciertos
bienes antes de comenzar a consumir artículos no básicos o complementarios.
5
Borpujari (1985), por ejemplo, da cuenta de la asignación presupuestaria marginal para
insumos básicos en el caso de las áreas rurales y urbanas en India. Borpujari determinó que
72 por ciento de la asignación presupuestaria marginal para bienes básicos de los grupos de
menores ingresos en las áreas urbanas correspondía a alimentos. En las áreas rurales, las
cifras no eran significativamente diferentes: 73 por ciento de la asignación presupuestaria
marginal para bienes básicos de los grupos de menores ingresos se destinaba a alimentos.
6 Storm (1997) sostiene que la mayoría de los estudios empíricos muestran que la respuesta
en términos de precio de la producción agrícola agregada es relativamente débil, y Mamingi
(1996), en una amplia revisión de la bibliografía empírica relativa a los países menos desarrollados, determina que la respuesta de la oferta agrícola es inelástica en el corto plazo.
Taylor (1993), por ejemplo, señala que las elasticidades de la oferta en el rango entre 0,1 y
0,3 son estadísticamente características en muchos países menos desarrollados, y Parkin
(1991) calcula una elasticidad promedio de la producción de alimentos en relación con un
precio retrasado de 0,26 para Brasil.
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97
A la usanza poskeynesiana, la ecuación (2) define el empleo a corto plazo L1
como una función que depende de la demanda agregada solamente (donde b1
representa la productividad de la mano de obra).
La demanda de bienes básicos queda determinada únicamente por el gasto de
consumo del sector primario de los trabajadores L, a una tasa salarial W exógena
(por el momento).
p1Q1 = eWL
(3)
Como se muestra en la ecuación (3), en aras de la simplicidad, partimos del
supuesto de que una proporción de los salarios se gasta en bienes básicos y que
los trabajadores no ahorran. El bien se vende en un mercado competitivo, lo que
implica que el precio del bien básico p1 varía para despejar el mercado.
La distribución del ingreso entre salarios y beneficios en el sector primario antes y
después de deducir los impuestos sobre los ingresos por concepto de beneficios
queda determinada por:
p1Q1 = WL1 + r1 p2 k1
p1Q1 = WL1 + (1 – tc)r1 p2 k1
(4)
(4a)
Un supuesto implícito es que el gobierno sólo grava el ingreso por concepto de
beneficios y aplica la misma tasa impositiva a todos los sectores. La ecuación (4)
nos permitirá determinar las tasas de beneficios r1.
El sector industrial produce un único bien Q2 (con la naturaleza dual que mencionamos arriba) y opera en condiciones oligopolísticas a un precio p2. La producción requiere capital k2, bienes intermedios y mano de obra L2 en coeficientes
fijos. Al igual que en el sector primario, el capital existente es fijo una vez que se
ha instalado. La ecuación para la producción potencial o a plena capacidad es:
Q2f = Min (u2f k2, b2L2f)
(5)
donde u2f es el producto de capacidad por máquina y k2 es el capital existente
dado en la industria; por consiguiente, u2f k2 representa la producción a plena
capacidad del sector secundario. Del mismo modo, b2L2f representa la producción
con pleno empleo del sector 2. La producción potencial en el corto plazo es el
mínimo de la producción a plena capacidad y la producción con pleno empleo.
Supondremos que existe excedente de capacidad, de modo que la producción
real Q2 no alcanza la producción a plena capacidad Q2f.
Q2/k2 < Q2f /k2f o u2 < u2f
(6)
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El hecho de que la producción real (Q2) sea menor que la producción a plena
capacidad (u2f k2) y que la producción con pleno empleo (b2f L2), también debe
implicar que el excedente de capacidad y el desempleo de la mano de obra
coexisten simultáneamente.
El empleo L2 en la industria se relaciona en una proporción fija b2 con el nivel de
actividad industrial Q2, es decir:
(7)
L2 = Q2/b2
Puesto que la producción en este caso ocurre en un ambiente oligopolístico, la
fijación de precios por margen de recargo siguiendo el enfoque preconizado por
Kalecki es un comportamiento plausible.
p2 = (1 + t) [W/b2 + epma]
(8)
Como se representa en la ecuación (8), el margen de recargo se define sobre el
costo “directo” de la mano de obra W/b2 y los componentes intermedios importados epma; pm y a representan el precio internacional de los componentes importados intermedios y el componente físico importado del producto industrial, respectivamente.
La distribución del ingreso p2Q2 – epmaQ2 está conformada por dos categorías: los
asalariados WL2 y los receptores de beneficios r2p2k2. El gobierno obtiene ingresos
fiscales de los ingresos por concepto de beneficios.
(9)
(p2 - epma)Q2 = WL2 + r2 p2 k 2
(p2 - epma)Q2 = WL2 + (1- tc) r2 p2 k 2
(9a)
A partir de la ecuación (9) podemos obtener la tasa de beneficios (antes de la
deducción de impuestos) del sector industrial r2.
La demanda de producción industrial se refleja a través de la ecuación (10).
p2Q2 = (1- e)WL + (1- sc)(1- tc)p2[r1k1 + r2k2]+ p2(z I2 + x2 + I1 + G)
(10)
La demanda está formada por cinco elementos: el componente no básico del
gasto salarial; la parte de los beneficios totales que, después de la deducción de
impuestos, no se ahorra en virtud de la propensión capitalista dada de ahorrar
(sc); la necesidad de inversión privada I2, que se satisface en parte con la producción interna en una proporción z; el gasto público global (I1 + G), y la demanda
de exportación x2, que viene dada exógenamente.
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Las ecuaciones (11), (12) y (13) introducen el sector fiscal en nuestro análisis
p2 G + I1p2 + J - tc(r2 p2 k2 + r1 p2 k1) = PSBR
(11)
J = i*D
(12)
PSBR = CF
(13)
En la ecuación (11) el gobierno tiene una necesidad fija de gasto “improductivo”
p2G1, paga intereses i* sobre la deuda externa D y determina cierta cantidad de
inversión pública.7 El gobierno también obtiene ingresos fiscales de la tributación
directa del ingreso por concepto de beneficios rpk proveniente de todas las actividades productivas (suponemos que se aplica a todos los sectores la misma tasa
impositiva tc). Puede observarse a partir de la expresión (13) que no existe un
mercado para los bonos públicos y que no se permite la expansión monetaria, lo
cual deja a la entrada de capital extranjero como la única opción para financiar los
déficit públicos. Por consiguiente, para un nivel dado de necesidad de financiamiento del sector público, un nivel dado de gasto improductivo corriente, un
pago de intereses exógeno y una capacidad fiscal limitada, la inversión pública se
convierte en la única opción para establecer el equilibrio, supuesto que tiene
sentido en países con elevado nivel de endeudamiento y falta de acceso al
financiamiento internacional.8
Abrimos la economía mediante la introducción de transacciones comerciales y
transferencias financieras. Una cantidad bien documentada de trabajos indica que
cualquier aumento en el nivel de ingresos o cualquier estrategia de crecimiento
en una economía menos desarrollada tiene que enfrentar las limitaciones que
impone la balanza de pagos. En términos nominales, el superávit de la balanza de
pagos se describe con la siguiente expresión:
Xnom - IMnom + CF - J = DR
(14)
7
En el contexto de un análisis del crecimiento, podemos suponer, siguiendo el enfoque
propuesto por Rao (1993) y Dutt (1991), que la cantidad de infraestructura del sector primario es determinada por la inversión pública I1. Por consiguiente, el nivel de producción
primaria está limitado por el “gasto productivo” público p2I1. Vera (2000) presenta las
implicaciones de este supuesto en términos del crecimiento.
8 Como
señalan Roubini y Sachs (1989) “en períodos de políticas fiscales restrictivas [...] los
gastos de capital son los primeros que se reducen (a menudo de manera drástica)”. En
efecto, al analizar el impacto de la crisis de la deuda externa en la región de América Latina,
Eyzaguirre (1989) habla de una restricción fiscal dominante como una situación en la que la necesidad de financiamiento del sector público (Public Sector Borrowing Requirements – PSBR) es
fija y la variable que se ajusta es la inversión pública. Easterly (1998) señala que una manera
bien conocida de reducir la acumulación de activos cuando las autoridades se ven obligadas
a reducir la acumulación de deuda en los países menos desarrollados consiste
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La expresión (14) indica que el superávit comercial Xnom - Mnom, más las transferencias financieras netas CF - J debe ser igual al cambio de las reservas internacionales DR. En el lado izquierdo de (14), CF representa la suma de las entradas de
capital netas autónomas nominales, medidas en moneda nacional, y J denota los
servicios de los factores netos en el exterior. Las entradas netas de capital pueden
agregarse y pueden estar compuestas de inversión extranjera directa, flujos de
cartera, créditos bancarios y asistencia oficial al desarrollo. En general, consideramos que estos flujos son manejados por factores que se encuentran fuera del
control de los gobiernos, y pocos se atreverían a pronosticar a este respecto.
Debe observarse que, dado que la economía enfrenta restricciones de crédito y
en razón de la configuración del sector externo, el ajuste deberá hacerse en las
reservas (Arida y Bacha, 1987).
Las exportaciones nominales provienen del sector industrial, como se indica en la
expresión (15), y su respectivo volumen, x2, viene determinado de manera exógena,
por lo menos en el corto plazo.9
Xnom = p2x2
(15)
en reducir la inversión pública. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y
Desarrollo (United Nations Commission for Trade and Development, 1989:90-91) señala
que el ajuste fiscal durante la década de los ochenta supuso principalmente reducciones de
gastos, más que aumentos de los ingresos, y “la carga recayó principalmente sobre el gasto
de capital, que se redujo en más de la mitad en varios países”. Bresser-Pereira (1990:507)
subraya que el ajuste en el sector público en Brasil a comienzos de la década de los ochenta
“se logró de manera perversa a través de la reducción de la inversión del sector público”.
Pero esta idea de que los gobiernos en los países menos desarrollados con frecuencia
reducen el gasto de capital a fin de lograr el ajuste fiscal no es sólo anecdótica. En el World
Development Report de 1988 (p. 113) del Banco Mundial se determinó que los gobiernos
reducen el gasto de capital mucho más (aproximadamente 35 por ciento) que otras categorías del sector público como, por ejemplo, los salarios (10 por ciento). Hicks (1991) destaca
este comportamiento en una muestra que abarca 15 países menos desarrollados y 11 países
de América Latina, a partir de información del banco de datos de estadísticas financieras
públicas del Fondo Monetario Internacional para el período 1979-85. El estudio muestra que
en el caso de países con un elevado nivel de endeudamiento el sector que parece haberse
visto más afectado es el sector de la infraestructura. Serven (1997) determinó que la inversión pública en América Latina se redujo 2,5 puntos porcentuales del PIB entre las décadas
de los setenta y ochenta, cuando en la región estaban aplicándose ajustes (período de fuerte
racionamiento del crédito internacional). El World Bank (1994) determinó que cuando los
países africanos redujeron sus déficit presupuestarios entre 1981-1986 y 1990-91, “la mayoría de las reducciones se hicieron en el gasto de capital” (p. 47). Harris y Kusi (1992)
llegaron a conclusiones similares para un grupo seleccionado de países africanos.
9 En un contexto de largo plazo, podemos considerar que las exportaciones industriales
están determinadas por un índice de competitividad y la elasticidad de la demanda extranjera con respecto al precio.
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101
Las importaciones nominales se consideran no competitivas y se desglosan en
dos tipos de bienes (utilizados en su totalidad por el sector industrial): bienes
intermedios y bienes de capital.10
IMnom = epm aQ2 + epm(1-z )I2
(16)
donde e corresponde a la tasa de cambio nominal y pm al precio de las importaciones.
La economía y, específicamente, el sector público enfrentan restricciones de capital, en el sentido de que la cantidad de entradas de capital netas está determinada
por decisiones que no están bajo el control de los gobiernos locales.
(17)
CF = CF*
Condiciones de despeje del mercado
Los bienes básicos se venden en un mercado competitivo, lo que implica que el
precio varía para despejar el mercado. Tomando la expresión (3) y sabiendo que
el empleo total L en la economía viene dado por la suma del empleo en el sector
primario y en el sector industrial, podemos definir la función del excedente de
demanda para el sector primario ED1, como:
p1Q1 = eW [(Q1/b1) + (Q2/b2)]
(18)
de modo que:
p1 = eW 1 + Q2
b1 Q1b2
[
con
]
dp1
= eW > 0
dQ2 ED1 = 0
Q1b2
(19)
(20)
Un aumento de la producción industrial Q2 se traduce en un aumento de la
demanda de bienes básicos y, por ende, de su precio de despeje de mercado.
A fin de obtener una expresión similar para el sector industrial, primero introducimos las tasas de beneficios de todos los sectores. Después de sustituir en (4) Q1
y L1 por (1) y (2), se obtiene la siguiente expresión para la tasa de beneficios de
los bienes básicos:
r1 = (p1 - (W / b1)) u1
p2
10
(21)
El truncamiento de la industrialización con sustitución de importaciones ha significado
que la mayoría de estas economías se ha vuelto dependiente de la importación de bienes
intermedios y que el proceso en sí rara vez se extiende a los bienes de capital.
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102
y al sustituir (7) y (8) en (9) se obtiene:
(1+t) [W/b2+epma] =W/b2Q2+(1-tc)r2[(1+t) (W/b2+epma)] k2
(22)
Al despejar r2 y simplificar, se obtiene:
r2 =
t Q2
(t+1) k2
(23)
La sustitución de r1 y r2 en (10) nos permite expresar el equilibrio de la oferta y la
demanda para el sector industrial, ED2, como:
t
W
p2Q2 = (1-e)WL+(1-sc)(1-tc) p1- b u1k1 + (1+t) (p2Q2) +zp2I2+p2I1+p2G+p2x2
1
(24)
[(
)
]
Ya sabemos que L = (Q1/b1)+ (Q2/b2). También sabemos que I1 depende de r1 y r2.
Al sustituir ahora r1 y r2 en (11), obtenemos:
t p Q + p -W u k
I1 = PSBR -G- J + tc
p2
p2 p2 (1+t) 2 2 1 b1 1 1
(
[
) ]
(25)
Al sustituir L y la expresión resultante para I1 en (24) y despejar p1, obtenemos:
t
(e-sc(1-tc)) W Q1 -zI2- J - PSBR -x2+ 1-(1-e) W - 1-sc(1-tc)(1+t) Q2
p2 b1
p2
p2
b2 p2
p1 =
Q
[(1-sc(1-tc)] p 1
(26)
2
(
con
dp1
dQ2 ED2 = 0 =
[
)
[1-(1-e)bWp -[1-s (1-t )(1+t t)]]
c
2
[
c
2
Q
[(1-sc(1-tc)] p 1
2
>0
]]
(27)
Un aumento del precio de los bienes básicos se traduce en un aumento de la
demanda de bienes industriales, y la producción industrial crece en respuesta a
este excedente de la demanda.
Existirá equilibrio macroeconómico cuando la oferta sea igual a la demanda simultáneamente en el caso de los bienes básicos y en el de los bienes industriales,
y el ahorro sea igual a la inversión. Estas tres condiciones de equilibrio no son
independientes. Puede demostrarse fácilmente que si se cumplen cualesquiera
dos condiciones, necesariamente se satisface la tercera ecuación.
Esta solución parcial al modelo se ilustra en el gráfico 1. La pendiente de la curva
NN, que representa el equilibrio en el mercado de los bienes básicos, es positiva.
Los puntos a la derecha de NN representan el excedente de la demanda de
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103
productos básicos y precios de equilibrio ascendentes en este mercado. A lo largo
de II el mercado de productos industriales está en equilibrio. Los puntos a la
derecha de II indican el excedente de la oferta de productos industriales.
Gráfico 1
II
P1
NN
P10
a
Q20
Q2
Restricción externa
El equilibrio macroeconómico según se definió arriba es compatible en el modelo
con el equilibrio entre las entradas de divisas y los pagos en divisas. El impacto de
las restricciones externas en el ajuste interno se vuelve ahora evidente. A partir de
la expresión (14) podemos ver que las importaciones de productos intermedios
para la industria y de bienes de capital complementarios están respaldadas con las
entradas de divisas producto de las exportaciones de productos industriales y las
entradas de capital. Puesto que la economía enfrenta restricciones de crédito (o
restricciones de capital), el valor de CF es determinado por decisiones que están
más allá del control de la economía. Por consiguiente, el límite de la producción
en el sector industrial quedará definido por la disponibilidad de divisas. Sin embargo, pueden lograrse ajustes en el corto plazo para corregir los desequilibrios
comerciales mediante cambios en el nivel de acumulación de las reservas internacionales. Usando (14), (15), (16) y (17) podemos calcular DR como:
DR = p2x2 + CF* - epmaQ2 – epm(1-z)I2 - J
(28)
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104
A pesar de que el funcionamiento de la economía y las políticas públicas no agotan
la cantidad de reservas internacionales, el nivel de producción industrial Q2 que
permite mantener el equilibrio externo se determina de la siguiente manera:
Q2 = 1 1 (p2x2 +CF*-J-DR)-(1-z)I2
a epm
[
]
(30)
La producción industrial está limitada por la dependencia de la industria con
respecto a las importaciones (z y a) y por el poder adquisitivo de las entradas de
capital y los pagos de intereses.
La figura 2, que ha sido tomada y adaptada de Modiano (1989), muestra la condición de la balanza de pagos (-DR). La línea con pendiente positiva -DR intersecará
el eje vertical en el rango negativo, donde se acumulan las reservas internacionales. Debe observarse que mientras mayor sea el nivel de actividad industrial se
requerirán más importaciones de productos intermedios y, por ende, mayor será
el déficit de la balanza de pagos que deberá cubrirse con reservas decrecientes. El
precio de equilibrio p10 y la producción Q20, que están determinados por la intersección de II y NN en el gráfico 1, determinan a su vez la variación del equilibrio
correspondiente en las reservas -DR0. La línea vertical identificada con DR = 0 se
encuentra en el nivel de actividad industrial para el cual el sector externo está en
equilibrio. Las posiciones a la derecha de DR = 0 representan un déficit de la
balanza de pagos.
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105
Gráfico 2
P1
R = 0
II
NN
P10
a
Q21
Q20
Q2
-R
-R
R
Q21
Q2
Fuente: Tomado y adaptado de Modiano (1989).
El sector público y la restricción fiscal
Si tomamos la ecuación fiscal, hablaremos de una restricción fiscal si el gobierno
no puede aumentar las necesidades de financiamiento del sector público (Public
Sector Borrowing Requirements – PSBR) más allá de cierto límite. Esto puede
expresarse de la siguiente manera:
I1p2+ p2G + J £ tc(r2p2k2 + r1p2 k1)
(31)
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106
Al sustituir (21) y (23) en la expresión (11), se obtiene:
I1p2+ p2G + i*D – tc[t /(1+t))Q2p2 + r1p2 k1] = PSBR
(32)
La actividad del gobierno afecta los valores de equilibrio de Q2 y p1.
Q2 =
1 I +G+ i*D - PSBR - tc
1
p2
p2
p2
tc t
(1+t)
[
[( p - Wb)u k ]]
1
1
1 1
(33)
El balance fiscal (PSBR = PSBR*) se representa como GG en el gráfico 3 y se obtiene
a partir de la expresión:
*
I1+G+ i D + tcWu1k1 - PSBR - tct Q2
p2
p2b1
p2 (1+t)
Q2 =
tcu1k1
p2
(34)
dp1
-tp2 <0
dQ2 PSBR=PSBR* = (1+t)u1k1
(35)
donde
Gráfico 3
DR = 0
II
P1
NN
a
P10
GG
Q20
Q2
La curva GG se muestra con una pendiente negativa, lo que indica que mientras
más favorable se vuelva la producción industrial (mayor recaudación de impuestos), menor deberá ser el precio en el sector primario para mantener el equilibrio
fiscal (menor recaudación de impuestos en el sector primario). Las posiciones a la
derecha y por encima de la curva representan un excedente fiscal.
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107
Dinámica de la inflación
En nuestro modelo, la causa básica de la inflación no es el dinero. Es probable
que las autoridades monetarias no estén causando una expansión motu proprio,
sino que más bien simplemente estén ajustándose a las presiones monetarias que
se originan fuera del mercado monetario. De manera más específica, veremos
que si el precio relativo que corresponde al equilibrio en los mercados de bienes
no concuerda con el precio relativo que satisface las demandas de los trabajadores, la competencia por la distribución del ingreso generará inflación.
Definimos el índice de precios al consumidor del nivel general de precios p como
una función homogénea lineal de los precios de los bienes básicos y de los bienes
industriales, tal como se representa en la expresión:
p = p1e p2(1-e)
(36)
Sabemos que e representa la parte de los salarios que se destina a adquirir bienes
básicos. Las siguientes son expresiones triviales para la relación de precios del
sector primario y del sector industrial p1 /p2 y el salario real efectivo w:
r = p1 /p2
(37)
w = W/ p
(38)
Una versión simple de la hipótesis del salario real meta viene dada por:11
W=Tp
(39)
De acuerdo con esta hipótesis, dirigidos a alcanzar un salario real meta T, los
trabajadores organizados deben traducir sus objetivos básicos en un objetivo de
salario monetario, por cuanto las negociaciones se realizan en términos monetarios. En este caso resulta evidente que los salarios monetarios ya no se modelan
como exógenos ni predeterminados.
11
Esta hipótesis es muy popular entre los economistas poskeynesianos (véanse, por ejemplo, Sawyer, 1982 y Arestis, 1986). Todavía son muy limitados los ejemplos de aplicación
del modelo del salario real meta a los países menos desarrollados, pero las hipótesis de la
resistencia del salario real han sido ampliamente justificadas y usadas por los estructuralistas
para explicar las variaciones de los salarios nominales (véanse Diamand, 1976; Cardoso,
1981 y Taylor, 1983). Frenkel (1986) presenta una reseña de los argumentos y los resultados
de varios estudios empíricos sobre la formación salarial en países de América Latina. Un
elemento común importante que Frenkel encontró en la mayoría de los estudios es el
impacto significativo que tienen los factores institucionales en la determinación de los
salarios nominales en el sector privado. Existen, en particular, reglas, normas sociales y
formas organizacionales que indican que en estos países prevalece alguna forma de resistencia salarial.
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108
Ahora bien, resulta útil expresar el precio relativo entre los bienes básicos y los
bienes industriales r en términos del salario real efectivo w. Para ello, usamos las
ecuaciones (36) y (38) y obtenemos:
w = Wp1-ep2(e-1)
(40)
Al dividir (40) entre p2 y reordenar la expresión, obtenemos:12
w = re (1+t)Wb2+aepm
W
[[
-1
]]
(41)
que también puede expresarse como:
r = (1+t)Wb2+aepm w
W
[[
-1
e
]]
(42)
La ecuación (42) es similar a la presentada por Cardoso (1981), Taylor (1983) y
Parkin (1991), pero incluye el efecto de los costos unitarios de las importaciones
de bienes intermedios. Partiendo del supuesto de que los trabajadores presionan
hacia el alza los salarios monetarios, a fin de mantener un salario real meta T, (42)
puede reexpresarse como:
r1 = (1+t)Wb2+aepm T
W
[[
-1
e
]]
(43)
La ecuación (43) representa el precio relativo no inflacionario, r1, es decir, un
precio relativo que es compatible con el margen de recargo fijo establecido por el
capitalista y el salario real meta de los trabajadores. No ocurre ningún conflicto,
puesto que se satisfacen ambas aspiraciones. Si aumentan los márgenes de recargo, los costos unitarios o el salario real deseado, disminuirá r1.
También (43) puede reordenarse y expresarse en términos de p1, de manera que
obtenemos:
p11 = W [(1+t)Wb2+aepm)]e-1
T
[
12
-1
e
]
Al dividir (40) entre p2, obtenemos: w = W p1-e p2(e-1)
p2 p2
-e
Si reordenamos esta expresión, obtenemos: w = W p1-e p2(e-1)p2 = w ( p1 )
p2
p2 p2
W
Ahora bien, sabemos que r = p1/p2; por lo tanto, w = (r)-e p
2
p -e
pero usando (8) para p2, obtenemos w = ( p1 ) W = [(1+t)(wb2+aepm)]-1
2
[(1+t)(wb2+aepm)] -1
e
lo que equivale a w = [ r
]
W
(44)
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109
El precio no inflacionario de los bienes básicos (non-inflationary price basics of
NIPB), p11, se grafica en la figura 4 como la línea NIPB.
Gráfico 4
DR = 0
II
P1
NN
a
P10
P11
NIPB
b
c
GG
Q20
Q2
En el gráfico 4, la línea NIPB se muestra junto con el equilibrio en los mercados de
bienes básicos y productos industriales, representados por NN y II, y las curvas
del equilibrio fiscal y externo. Es obvio que, salvo en el caso en que por coincidencia todas las curvas converjan en un mismo punto, no existe equilibrio, es
decir, no es posible despejar los mercados y satisfacer las aspiraciones de las
distintas clases. Por lo tanto, tenemos dos precios para los bienes básicos (p1) y
(p01). Cuando ambos precios coinciden, prevalece un equilibrio no inflacionario
en los bienes básicos e industriales. Sin embargo, si como en el gráfico 4 la
economía se encuentra en el punto ‘a’ donde se despejan los mercados de bienes,
pero el salario real predominante es demasiado bajo para satisfacer la aspiración
de los trabajadores (p01 es demasiado elevado), se desencadenará una inflación de
precios.
Por consiguiente, el comportamiento de esta economía depende de manera crucial
de nuestros supuestos acerca de las respuestas de las variables y de los agentes al
desequilibrio. Hemos supuesto que los bienes primarios padecen de rigideces, de
manera tal que la producción en ese sector es fija en el corto plazo y los movimientos de p1 despejan el mercado. En el sector 2, si la demanda excede la oferta,
aumenta Q2. Sin embargo, este aumento de la producción en el sector industrial
elevará la demanda de bienes básicos. Entonces, para restablecer el equilibrio en
Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual…
110
el sector primario, aumenta p1. Si p1 aumenta, entonces los trabajadores presionarán hacia el alza W, lo cual traerá consigo dos consecuencias importantes: aumentará de nuevo la demanda en el sector de precios flexibles y los empresarios del
sector 2 reaccionarán al aumento de costos elevando p2. Todo el proceso dinámico puede reflejarse formulando una ecuación para la tasa de cambio de los precios industriales.
En primer lugar, es evidente que en el sector primario el precio p1 se ajusta de
acuerdo con el excedente de la demanda de bienes básicos, es decir:
dp1 / dt = y eWL -Q
1
p1
p1
[
]
(46)
La regla de indexación del trabajador puede formalizarse de la siguiente manera:
(dW / dt) = j (T-w)
W
(47)
Cuando el salario real efectivo w se encuentra por debajo del salario meta T, los
trabajadores reaccionan presionando hacia el alza los salarios nominales. El coeficiente j describe la velocidad del ajuste.
En cuanto al mercado de los bienes industriales, partiremos igualmente del supuesto de que el margen de recargo permanece constante y que los capitalistas
no tienen un comportamiento previsor frente a posibles pérdidas del ingreso real
ocasionadas por un aumento del precio de los bienes básicos.13 El impacto negativo de un aumento del precio de los bienes básicos hará que los trabajadores
reaccionen. Las empresas trasladan el aumento de los costos de producción elevando los precios de los bienes industriales. Esta dinámica puede conducir a una
inflación de conflicto, puesto que los cambios en los precios del sector industrial
se vuelven una función de la brecha que existe entre el precio efectivo de los
bienes básicos y el precio compatible con las aspiraciones de los trabajadores y
los capitalistas, es decir:
[
(dp2 / dt) =w (dW / dt) =wj(T-w)=w j (p -p 1)
1 1
W
p2
(48)
Cabe resaltar que el impacto que produce un cambio en los salarios nominales
sobre los precios de los bienes industriales es incompleto, puesto que los salarios
representan sólo una parte w del costo unitario.14
13
En otras palabras, los capitalistas del sector industrial sólo están interesados en mantener
constante el poder adquisitivo de los beneficios en términos de los bienes industriales.
14
La ecuación (48) puede expresarse como:
dp2
1
dt = w j (p1-p1 )p2
Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual…
111
Impactos en el corto plazo
Si resumimos las cuatro ecuaciones que expresan las relaciones entre nuestras
cuatro cuatro variables endógenas básicas, a saber, producción industrial, precio
de los bienes básicos, inversión pública en el sector de los bienes básicos y
variación de las reservas, podemos analizar el impacto que tienen en el corto
plazo los cambios inducidos por las políticas y los cambios paramétricos en el
modelo. Las expresiones (19) y (24) son ecuaciones fundamentales del modelo.
Con ellas pueden obtenerse de manera simultánea la producción de equilibrio en
el sector industrial Q2 y el precio de equilibrio de los bienes primarios p1. A partir
de aquí podemos obtener el nivel de las variaciones de las reservas DR y el nivel
de equilibrio de la inversión pública I1.
A fin de simplificar el análisis, estudiamos el equilibrio en el corto plazo a partir
del supuesto de que tanto el mercado del sector primario como el del sector
industrial se despejan de manera inmediata. Al sustituir (19) en (26) y simplificar
la expresión, obtenemos:
(1-e) WQ1 + [1-sc(1-tc)] (e-1) WQ1 +zI2+x2+ PSBR - J
b1 p2
p2 p2
b1 p2
Q2∞ =
W
t
e
W
- [1-sc(1-tc)]
+
1-(1-e)
b2 p2
(t+1) b2 p2
[ ( )]
[
(49)
]
que es una ecuación en forma reducida para el nivel de producción de equilibrio
del sector industrial. El signo del denominador en la ecuación (49) es importante
para el análisis que vendrá a continuación. A partir de supuestos razonables se fijan
la tasa impositiva y la tasa de ahorro del capitalista en valores menores que uno, con
el término (eW/b2 p2) entre cero y uno. El segundo término (1-e) (W/b2) (1/p2) es
claramente menor que uno.15 Con estos valores admisibles, el resultado general
será inequívocamente positivo.
La expresión (5.8) representa un caso de coeficiente variable de una ecuación diferencial
lineal homogénea. Al integrar ambos lados con respecto a t, obtenemos:
2
p1 dp
dt = wj (p1-p11)(t)dt
2 dt
ln p2 = - c + wj (p1-p11)(t)dt
La trayectoria en el tiempo p2(t) puede obtenerse tomando el antilogaritmo de ln p2:
p2(t) = - eln p2 = e-c e wj (p1-p 1)(t)dt
1
Podemos prever que el signo de wj (p1 – p11) dará la clave para la convergencia de la
trayectoria en el tiempo. El supuesto es que 0 <w < 1 y 0 <j < 1 llevan directamente al
resultado wj (p1 – p1) > 0 si se produce excedente de demanda en el sector de los bienes
primarios (es decir, si p1 > p11). Tenemos, entonces, que p2(t) no puede converger y que la
1
inflación es dinámicamente inestable, puesto que ewj (p1 – p1 ) Æ como tÆ.
15
En efecto, el término (W/b2)(1/p2) es la relación entre el costo de la mano de obra y los
precios de los bienes industriales (con valores entre cero y uno).
Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual…
112
Al sustituir (49) en (11), se obtiene una ecuación en forma reducida para p1:
1
eW
p1∞ = eW b + Q b Q2∞
1
1 2
( )(
)
(50)
Por lo tanto, el nivel de equilibrio de las variaciones de las reservas y el nivel de
equilibrio de la inversión pública ocurren cuando:
DR∞ = p2x2+ CF - epmaQ2∞- epm(1 - z) I2 - J
(51)
*
I1∞ = PSBR - G - i D + tc t p2Q2∞ +(p1∞ W )Q1
p2
b1
p2 p2 (1+t)
[
]
(52)
Contracción del crédito externo
Al imponer la condición (13) hemos supuesto que únicamente el gobierno puede
obtener créditos del exterior y también hemos restringido la capacidad del gobierno para endeudarse internamente. Por lo tanto, una reducción del flujo neto de
capital –lo que equivale a una caída de PSBR– dificulta el financiamiento simultáneo del gasto público y de las importaciones. Esto no se trata de una mera especulación académica, puesto que la existencia simultánea de restricciones externas
y fiscales ha adquirido connotaciones alarmantes en varios episodios de crisis
externa.
En la actualidad, esta situación de contracción del crédito externo puede suceder
por diversas razones. Por ejemplo, una vez que se desencadena una crisis financiera en un país menos desarrollado (cualquiera sea la razón), los inversionistas
pueden atacar las monedas de países que tienen fundamentos bastante similares
y racionar el crédito. Además, en períodos de confusión extrema en los mercados
emergentes, los fondos mutuales y los bancos de inversión venden activos y dejan
de otorgar préstamos a fin de elevar su liquidez en previsión de retiros de fondos
por parte de sus clientes. En estas circunstancias, la economía enfrenta problemas
de financiamiento de la balanza de pagos y del sector público.
Consideremos las consecuencias para la producción industrial de un cambio en
CF, término que en nuestro modelo representa los flujos netos de capital:
Q2∞ =
CF 1-[1-s (1-t )]
c
c
(1/p2)
>0
t + eW -(1-e) W
b2 p2
1+t b2 p2
[
(53)
]
Por diversas razones, una caída del flujo nominal del crédito externo tiene efectos
contractivos. En primer lugar, la interrupción repentina de la afluencia de capital
genera una contracción fiscal y reduce la inversión pública y la demanda agregada. Pero, como veremos a continuación, el impacto sobre la producción se ampli-
Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual…
113
fica a causa de varios efectos indirectos. Podemos observar el mecanismo de
transmisión de primera ronda al sustituir (13) en (52) y diferenciar la inversión
pública con respecto a CF:
I1∞ = 1
CF p2 > 0
(54)
Una reducción de CF también causará una disminución del precio de los bienes
básicos, como puede observarse a partir de su respectivo diferencial:
eW
Q
1b2 p2
p =
>0
CF 1-[1-s (1-t )] t + eW -(1-e) W
c
c
b2 p2
1+t b2 p2
∞
1
[
]
(55)
Puesto que la rentabilidad de los sectores 1 y 2 reacciona a los cambios en Q2 y p1,
la caída de las tasas de beneficios reduce los ingresos tributarios. Los menores
ingresos tributarios suponen una presión adicional en las finanzas públicas, lo
que genera un efecto reforzador en la caida de la inversión pública. Pero también,
la menor rentabilidad en los sectores primario e industrial trae consigo una reducción del consumo del capitalista y de la demanda de bienes industriales. El despido de trabajadores en el sector industrial reduce aún más el consumo y la producción de bienes industriales.
La respuesta de la variación de las reservas sigue siendo ambigua, ya que R∞/J
es mayor o menor que cero, es decir:
R∞ = 1CF
1-[1-s (1-t )]
c
c
epma
p2
t + eW -(1-e) W
b2 p2
1+t b2 p2
[
]
(56)
En el segundo término de la derecha, el término del numerador (eapm/p2) –la
relación entre el costo unitario de las importaciones de bienes intermedios y el
precio unitario en la industria– y el término del denominador se encuentran entre
0 y 1. Por consiguiente, para ponerle el signo a la expresión debemos evaluar si
toda la fracción excede de la unidad. Cabe resaltar que un componente importado suficientemente elevado en el costo unitario con respecto a los precios tiende
a hacer que la relación R∞/CF sea negativa. Por lo tanto, en estas circunstancias
se observa con facilidad que una caída de los flujos netos de capital deteriora la
balanza de pagos y disminuye el nivel de las reservas. En consecuencia, el racionamiento del crédito externo deteriora la posición externa de las economías que
no dependen en gran medida de las importaciones de bienes intermedios.
Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual…
114
En el gráfico 5 se representan gráficamente los impactos en el corto plazo de la
reducción de las entradas netas de capital en el caso en que el efecto de la
transferencia externa sea menor que el efecto de los insumos intermedios. El
desplazamiento de la curva II hacia la izquierda ocurre porque la menor demanda
de bienes industriales por parte del sector público reduce la producción industrial
y disminuye los precios de los bienes básicos; esto, a su vez, reduce el ingreso de
los capitalistas y el consumo de los bienes no esenciales, lo que genera una mayor
contracción de la producción a través del multiplicador. Las condiciones del sector público se deterioran notablemente y se hace necesario disponer de más
recursos para cerrar la brecha fiscal. La curva GG se desplaza hacia la izquierda,
debido a que el ajuste de I1 es mayor que la caída de CF. Por último, la curva R = 0
se desplaza hacia la derecha y deja en mejor posición el nivel de las reservas en el
punto ‘b’.
Gráfico 5
Cese repentino de las entradas de capital
DR = 0
II
P1
NN
a
P10
b
NIPB
P11
GG
Q20
Q2
Aumento del impuesto sobre la renta
Una economía que presente una restricción fiscal crónica puede depender de la
tributación directa para cerrar la brecha. En nuestro modelo se gravan con impuestos directos los beneficios. Para calcular el impacto en la producción industrial de un aumento de los ingresos de los capitalistas, debemos simplificar (49). Si
reemplazamos, tanto el numerador como el denominador de (49) con 1 y 2
(siendo ambas magnitudes positivas), entonces al diferenciar con respecto a tc
obtenemos:
Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual…
sc (e-1) WQ1 2+sc t + eW 1
b1 p2
t+1 b2 p2
Q
=
(2)2
tc
∞
2
] [
[
]
115
(57)
donde
1 = (1-e) WQ1 +[1-sc(1-tc)] (e-1) WQ1 +zI2+x2+ PSBR - J >0
b1 p2
b1 p2
p2 p2
[
y
]
2 = 1-(1-e) W + [1-sc(1-tc)] t + eW >0
b2 p2
t+1 b2 p2
[
]
El impacto sobre la producción parece ser ambiguo. Por una parte, una mayor
tasa impositiva tc implica un menor consumo por parte del capitalista y una menor
demanda de bienes no esenciales. Por otra parte, el aumento de la tasa impositiva
supone ingresos extraordinarios para el sector público, lo que a su vez expande la
demanda de bienes industriales por parte de este sector. Este último caso no es
simple en ningún sentido, puesto que se produce un efecto directo en los ingresos públicos como resultado del cambio en la tasa impositiva y un efecto indirecto
que depende de la manera como la rentabilidad de los capitalistas de los sectores
1 y 2 reacciona ante los cambios que ocurren en Q2 y p1. Podemos tener un caso,
el caso de la expansión, en el que la inversión pública aumenta tanto que compensa la respuesta de consumo negativa de los capitalistas. Esto se debe al efecto
reforzador que la expansión capitalista induce en el ingreso de los capitalistas por
concepto de beneficios y al mayor nivel de rentabilidad del sector de los bienes
básicos inducido a través de los precios.
Obviamente, si se mantiene la expansión en la industria, a través de (18), la
expansión de la producción y del empleo se suma a la demanda de bienes básicos y ejerce una presión hacia el alza en el precio de los bienes básicos. Igualmente, el déficit comercial aumenta con la expansión de las importaciones de
bienes intermedios para la industria. El caso de la contracción tendrá consecuencias inversas y deja la economía con el resultado paradójico de un mayor déficit
presupuestario (que se ajusta mediante una disminución de la inversión pública)
y menores niveles de precios, producción industrial y empleo. Los efectos sobre
la variación de las reservas y los precios de los bienes primarios vienen dados por:
R∞ epma (e-1)WQ1 + t + eW =
2
1+t b2 p2 1
b1 p2
tc (2)2
)]
(58)
p1∞ eWsc (e-1)WQ1 + t + eW =
2
1+t b2 p2 1
b1 p2
tc b2(2)2
(59)
[(
[(
) (
) (
)]
Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual…
116
Modificación del gasto público corriente con presupuesto equilibrado
Si la economía se encuentra por debajo del nivel de producción industrial con
pleno empleo (como hemos supuesto), cualquier intento por parte del gobierno
de aumentar su gasto corriente (un aumento de G) tendrá el efecto muy poco
común de no tener ningún impacto en la producción. Esto se debe al macrocierre
específico que usamos para el sector fiscal. En un principio, el aumento de G
tendrá un efecto de expansión en la producción industrial, pero la restricción
fiscal dominante implica una caída de la inversión pública I1 aún mayor que el
ingreso público adicional generado por la expansión de la producción.16 Podemos comprobar la respuesta de I1 a los cambios de G para obtener:
I1∞ = -1
G
(60)
lo que confirma que en una economía con restricciones fiscales el gasto público
para fines de consumo desplaza el gasto público para fines de inversión.
Al no producirse ningún impacto en la producción industrial, el precio de equilibrio de los bienes básicos y las variaciones de las reservas permanecerán inalterados.
Devaluación
Un país que experimenta una interrupción repentina de la afluencia de capitales
y que fija la tasa de cambio a alguna moneda extranjera puede enfrentar un
deterioro gradual de sus reservas internacionales. Por consiguiente, en algún
momento, por lo general mucho antes de que se agoten las reservas, el gobierno
se ve obligado a hacer algo. A fin de atender el problema de liquidez puede
acudirse a fuentes de financiamiento externas al mercado (financiamiento oficial
de organismos multilaterales). Sin embargo, en ausencia de una estrategia de
financiamiento concertado, un ataque especulativo repentino puede agotar con
rapidez lo que quede de las reservas. El gobierno entonces queda incapacitado
para defender por más tiempo la tasa de cambio y se ve obligado a devaluar la
moneda.17
Cabe destacar que, en un período instantáneo, un aumento de la tasa de cambio
nominal se traducirá en un aumento del nivel de los precios industriales. Sin
embargo, el impacto que tiene la devaluación nominal de elevar los precios no
16
La expansión de la producción aumenta los ingresos públicos de dos maneras: (a) aumentando los beneficios del sector industrial y (b) elevando la rentabilidad del sector de
bienes básicos mediante aumentos de los precios.
17 Por
supuesto, la devaluación puede estar motivada por una serie de razones, inclusive el
deseo de mejorar la competitividad internacional o los esfuerzos por satisfacer el servicio de
la deuda.
Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual…
117
llegará a ser proporcional, puesto que en el corto plazo no se permite modificar
los salarios nominales (ni la resistencia del salario real). En consecuencia, la elasticidad de los precios industriales respecto de la tasa de cambio es menor que
uno. En notación formal:
dp2 = (1+t)ap
m
de
(61)
edp2 <1
p2de
(62)
Supondremos ahora que el volumen de las exportaciones industriales debe responder de manera positiva a los cambios en la tasa de cambio real e/p2. Dado que
se aplica la condición (62), preveremos que la devaluación tendrá efectos reales
por lo menos en el corto plazo, es decir:
x2 = x2 e
p2
( )
y
con
dp2 > 0
d(e/p2)
(63)
1 - 1 edp2
dx2 = dx2
dp2 1 1- edp2
de d(e/p2) p2 p2 p2de = d(e/p2) p2 p2de > 0
[
(
)]
(
)
(64)
Antes de analizar el efecto de la devaluación en la variación de las reservas,
debemos evaluar los efectos en la producción industrial. Ello supone diferenciar
(49) con respecto a e, tomando en cuenta los efectos en el nivel de los precios
industriales y su efecto indirecto a través de diversas variables endógenas. Los
mecanismos que intervienen en este caso son más bien intrincados. La devaluación aumenta las exportaciones y la demanda agregada. Asimismo, puede aumentar la rentabilidad, el consumo de los capitalistas y, a su vez, la tributación
sobre la renta y la inversión pública. Además, cuando la economía tiene un alto
nivel de endeudamiento y carece de financiamiento externo, a medida que el
precio de los bienes industriales aumenta, la combinación de la caída del valor en
moneda nacional del flujo de crédito externo CF/p2 y los pagos de intereses J/p2
puede aliviar la restricción fiscal. Sin embargo, cuando el precio de los bienes
industriales aumenta, la devaluación reduce el salario real de los trabajadores y la
demanda agregada.
Después de cierta manipulación, el efecto de la devaluación en la producción es:
Q2∞ [(1+t)(zI2-x2)]apm2-[1-tsc(1+tc)apm1
=
(2)2
e
(65)
Sabemos que d1 es mayor que d2, pero también (1+t)(I2+x2) es mayor que [1- tsc(1- tc)].
Por lo tanto, (65) es de signo ambiguo.
Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual…
118
Si prevalece el efecto de expansión que produce la devaluación en la producción,
se elevará el nivel de precios en el sector primario. Por consiguiente, sucede lo
contrario si la devaluación ocasiona contracción de la producción. Es decir:
p1∞ eW [(1+t)(zI2-x2)]apm2-[1-tsc(1+tc)apm1
(66)
=
(2)2
e Q1 b2
El cambio neto en el superávit de la balanza de pagos originado por la devaluación puede calcularse ahora a partir de (51) y (63) como:
DR dp2 x + dx2 p -p aQ ∞ (1-z)I +ea dQ2∞
2
= de 2 de 2 m
2
e
de
) (
(
)
(67)
Al examinar (67), concluimos que la devaluación puede tener éxito únicamente si
dp
dx
el aumento de los ingresos por concepto de exportaciones de2 x2+ de2 p2 es mayor que el cambio en el costo total de las importaciones de bienes intermedios y
de capital pm(aQ2∞ (1-z)I2) sumado al cambio en las importaciones de bienes in∞
termedios pm ea dQ2 . En consecuencia, el país podrá mejorar su posición exde
terna mediante una devaluación de su moneda sólo si la devaluación produce
una contracción de la producción y el país goza de una elasticidad baja de los
precios industriales respecto de la tasa de cambio nominal y de un bajo costo total
de las importaciones de bienes intermedios y de capital.
(
(
)
)
Dinámica en el mediano plazo
La observación del impacto que producen los cambios súbitos en las entradas netas
de capital y en las políticas de demanda del gobierno indica que al alterar el valor
de cualquiera de las variables instrumentales no debe esperarse que mejoren todos
los desequilibrios macroeconómicos. Incluso el alivio de la deuda o una medida de
financiamiento, tal como el aumento de PSBR, de la manera como se describe
arriba, mejora el equilibrio fiscal y el nivel de la actividad económica, pero también
puede tener el efecto indeseado de elevar la tasa de inflación y el déficit comercial.
Es importante señalar que estos intercambios relevantes se desprenden de un
análisis en el que la perspectiva temporal es más bien corta. Sin embargo, con el
paso del tiempo algunas fuerzas compensadoras presentes en la economía pueden intervenir para moderar tales intercambios. Las variables predeterminadas o
de estado en el modelo estático, tales como el capital existente en el sector primario k1 y el salario nominal W, pueden cambiar en el mediano plazo y, en consecuencia, también cambiará el equilibrio estacionario. Ofrecemos una investigación de la dinámica en el mediano plazo del tipo formulado por Rattso (1989)
Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual…
119
para una economía dual. El punto fundamental en este sentido es que cualquier
cambio en los términos de intercambio intersectoriales, representado en nuestro
caso por un cambio en p1, puede transmitir fluctuaciones en el corto plazo a los
ajustes dinámicos. En nuestro modelo, tanto la formación salarial como la acumulación de capital en el sector de bienes básicos se ven afectadas por los términos
de intercambio e interactúan en un proceso dinámico.
Sabemos que la acumulación de capital en el sector primario se determina fijando
el aumento del capital existente igual a la inversión pública:
dK1
PSBR
i*D + tc t p Q ∞ +(p ∞- W )Q
=
-G=
I
1 b
1
1
dt
p2
p2 p2 (t+1) 2 2
1
[
]
(68)
*
Sólo cuando PSBR + tc t p Q ∞ +(p ∞- W )Q = G+ i D , el capital existente es
1 b
1
p
p2 (t+1) 2 2
p2
2
1
[
]
constante y dK1 = 0
dt
A partir de (48) también sabemos que la formación del salario nominal reacciona
a la desviación entre el precio relativo que corresponde al equilibrio en los mercados de bienes y el precio relativo que satisface las demandas de los trabajadores, es decir:
= j (p -p
(dW/dt
W )
1
1
1
)
(69)
El salario nominal tiene la siguiente solución estacionaria:
=0
(dW
dt )
cuando ( p1 = p11)
Resulta evidente a partir de lo indicado arriba que p1 desempeña un papel fundamental, por cuanto afecta tanto a K1 como a W. Por lo tanto, es natural tratar de
entender la manera como p1 depende de K1 y W.
Un mayor salario nominal significa un mayor gasto de consumo real cuando la
tasa de ahorro a partir de los beneficios sp es mayor que la tasa de ahorro a partir
del ingreso producto del trabajo sw. Esto crea una situación de excedente de
demanda en el sector primario y p1 tendrá una tendencia hacia el alza.
Cuando K1 aumenta, también lo hace la producción en el sector primario. Esto
debería traducirse en una caída de p1.18 Por lo tanto, escribimos:
p1 = p1 (K1,W)
18
donde dp1 < 0
dK1
( )
y dp1 > 0
dW
( )
(70)
La mayor producción en el sector primario puede estimular la demanda industrial lo
suficiente para hacer aumentar el precio relativo. Sin embargo, suponemos que domina el
primer efecto directo.
Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual…
120
Usando (70) en las relaciones dinámicas (68) y (69), obtenemos:
)= G (K ,W )
(dK
dt
(71)
)= G (K ,W )
(dW
dt
(72)
–
1
1
+
1
–
2
+
1
Estudiemos ahora estas ecuaciones dinámicas en el plano W-K1.
–
+
Al diferenciar totalmente G1 (K1,W )=dK1/dt=0, obtenemos:
G1 dK + G1 dW = 0
K1
W
o
dW
-G1/K1 > 0
dK1 dK = 0 = G1/W
(73)
dt
Por lo tanto, esta curva tiene una pendiente ascendente en el plano W-K1.
–
+
Al diferenciar totalmente G2 (K1,W )=dW/dt=0, obtenemos:
G2 dK + G2 dW = 0
K1
W
o
dW
-G2/K1 > 0
dK1 dW= 0 = G2/W
(74)
dt
que también tiene una pendiente ascendente.
En el gráfico 6 se grafican los dos lugares geométricos dK1/dt=0 y dW/dt=0.
Gráfico 6
W
dK1/dt = 0
dW/dt = 0
W0
a
b
K10
K1
Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual…
121
La línea dK1/dt=0 tiene una pendiente positiva y la línea dW/dt=0 también tiene
una pendiente ascendente, pero su inclinación debe ser menos pronunciada que
la de la línea dK1/dt=0 a fin de tener estabilidad local. Es evidente que por encima
del lugar geométrico dW/dt=0, las flechas en la dirección de W apuntan verticalmente hacia el lugar geométrico, mientras que por debajo del lugar geométrico
las flechas apuntan verticalmente hacia arriba. Se comprueba fácilmente que las
flechas en la dirección de K1 también apuntan hacia el lugar geométrico dK1/dt=0
en la dirección de K1 horizontal. El diagrama de fase reproducido en el gráfico 6
muestra estabilidad.
En este momento, el análisis dinámico comparativo puede resultar de mucha
utilidad. Consideremos un choque exógeno proveniente del alivio de la deuda o
de una estrategia de financiamiento concertado que proponga el resto del mundo. En la situación estática (de corto plazo) se concluyó que las consecuencias
inmediatas eran una expansión multiplicadora de la producción industrial y un
cambio en p1 como resultado de la presión del excedente de la demanda en el
sector primario (ya que Q20/CF > 0 y p10/CF > 0). Ahora bien, en el mediano
plazo, para obtener mayores entradas netas de capital CF (lo que supone un
mayor PSBR) será necesario un mayor K1 por cada W para que dK1/dt=0. En otras
palabras, la curva dK1/dt=0 que aparece en el gráfico 7 se desplazará hacia la
derecha. Del mismo modo, el aumento de CF (y de PSBR) implicará que dW/dt=0
se desplazará hacia la derecha. Como resulta evidente a partir del gráfico 7, K1
aumentará con toda certeza. Hemos colocado W como si hubiera permanecido
constante.
Gráfico 7
W
dK1/dt = 0
dW/dt = 0
W0
a
b
K10
K11
K1
Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual…
122
En primer lugar, todo el proceso es expansionario, y es importante hacer notar
que la inversión pública aumenta en la misma medida en que aumenta PSBR. Sin
embargo, a la larga y como resultado de la acumulación de capacidad K1 en
comparación con la situación inicial, el nivel de precios del sector primario (y los
términos de intercambio nacionales) puede ir en contra de los bienes básicos. En
consecuencia, el alivio de la deuda o el financiamiento concertado puede aumentar en el mediano plazo la producción del sector primario y del sector industrial
sin generar una espiral inflacionaria.
Conclusiones
Hemos construido un modelo que ofrece lo que pensamos es un enfoque muy
apropiado con respecto a la realidad de las economías semiindustrializadas con
elevado nivel de endeudamiento, que carecen de acceso al financiamiento internacional y con una capacidad limitada de endeudamiento interno. El esfuerzo
parece valer la pena en el contexto de la importancia que ha adquirido en los
últimos años el cese repentino de la afluencia de capital. Nuestra intención fue
hacer una investigación sobre las opciones de política pública y sus efectos en la
producción, los precios, la variación de las reservas y la inversión pública. La
estructura básica del modelo tiene varios antecedentes; entre ellos cabe destacar
el de Kalecki (1976) y el enfoque de precio flexible/precio fijo de Taylor (1982;
1983), los cuales toman en cuenta las diferencias sectoriales entre la agricultura y
la industria. Sin embargo, entre los aportes novedosos hemos introducido una
restricción de la balanza de pagos y un cierre fiscal específico. Tanto el cierre
fiscal como el externo se asemejan en gran medida a la experiencia contemporánea en varios países de América Latina. Aunque la variación de las reservas internacionales ajusta el equilibrio externo, en el marco del equilibrio del sector público la necesidad de financiamiento del sector público es fija y la inversión pública
es la variable de ajuste. La solución de la producción de equilibrio en el sector
industrial afecta el precio de equilibrio de los artículos de primera necesidad y es
compatible con el equilibrio entre las entradas de divisas y los pagos en divisas.
Los valores de equilibrio para el precio de los artículos de primera necesidad y la
producción industrial también afectan el equilibrio fiscal a través de los flujos de
ingresos (y la tributación) provenientes de ambos sectores productivos. La inversión del sector público puede a su vez afectar la demanda agregada y la restricción de la oferta en el sector primario. El modelo también ayuda a comprender la
manera como evolucionaron las tensiones inflacionarias en este tipo de economía.
Hemos descrito e incorporado en el modelo la noción de precio relativo no inflacionario, es decir, el precio relativo que es compatible con el margen de recargo fijo
establecido por los capitalistas y el salario real meta de los trabajadores.
Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual…
123
Nuestra estrategia para obtener una representación de equilibrio del modelo básico fue construir cinco curvas en el espacio P1-Q2. De esta manera hemos combinado una estructura económica rica en la que la restricción de la oferta en el
sector primario, la baja utilización de la capacidad en las unidades industriales, las
restricciones externa y fiscal, y la brecha de aspiraciones inflacionaria arrojaron
luces sobre algunos de los aspectos más importantes relacionados con la estabilización macroeconómica. A pesar de que nos limitamos a la evaluación de la
política pública, en general podemos percibir que cualquier choque que experimente el sistema revelará objetivos conflictivos. El supuesto básico en el que
hemos basado nuestro análisis es que una reducción del financiamiento externo
ha dado lugar a severas restricciones en el equilibrio del sector público y en el
sector externo.
El cese repentino de la afluencia de capitales genera una contracción fiscal y
reduce la inversión pública y la demanda agregada. Sin embargo, varios efectos
indirectos amplifican el impacto en la producción. La caída de la demanda agregada genera una reducción de las tasas de beneficios, lo que a su vez causa una
reducción de los ingresos tributarios. Los menores ingresos tributarios suponen
una presión adicional en las finanzas públicas, lo que genera un efecto reforzador
en el ajuste en la inversión pública.
En resumen, puesto que la falta de financiamiento ocasiona problemas externos,
fiscales y de producción, podemos llegar a algunas conclusiones de política relativamente generales. Los mayores impuestos directos sobre los beneficios pueden
aumentar o disminuir la producción industrial, pero siempre aparecen intercambios relevantes entre la producción industrial y el precio de los artículos de primera necesidad. Si prevalece el caso de expansión, aumenta el déficit comercial con
la expansión de las importaciones de bienes intermedios para la industria. Cualquier intento del gobierno de modificar el gasto corriente tendrá el resultado muy
poco común de no tener ningún impacto en la producción, los precios y la
variación de las reservas. El gasto público para fines de consumo desplaza la
inversión pública y la demanda agregada. La devaluación también puede tener
impactos indefinidos en las variables meta o endógenas relevantes. Por lo tanto,
en el corto plazo debe manejarse con extrema precaución, tomando en cuenta las
especificidades de cada caso. Una vez más, si la devaluación es expansionaria se
dispararán los precios de los bienes básicos y la inflación.
Una medida de financiamiento como, por ejemplo, el alivio de la deuda o concesiones de crédito externo, de la manera aquí descrita, mejora el equilibrio fiscal, la
inversión pública y la actividad económica, pero también podría tener el efecto
indeseado de elevar la tasa de inflación y el déficit comercial. Sin embargo, estos
intercambios relevantes se desprenden de un análisis en el que la perspectiva
Leonardo V. Vera / Ajuste macroeconómico en una economía dual…
124
temporal es más bien corta. En el mediano plazo la inversión pública que aumenta el capital puede incrementar la oferta de bienes básicos y presionar
precios hacia abajo. Por consiguiente, el ingreso real de los trabajadores aumenta en ambos sectores y se incrementa la utilización de la capacidad en el sector
industrial. Luego, al eliminar la restricción que pesa sobre la oferta en el sector
primario, el financiamiento externo o el alivio de la deuda estimula la demanda
agregada y la producción industrial sin inducir necesariamente un cambio en
los términos de intercambio nacionales ni en la inflación. En consecuencia,
nuestra recomendación actual de mejorar la transferencia neta de recursos del
exterior apunta en la dirección correcta.
Traducción: Gladys Sanz
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Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002, pp. 131-153 • ISSN: 0005-4720
“Imperialismo económico”: una visión desde la periferia1
Fine
Ben Fine*
Resumen
El presente artículo es el resultado de una investigación que estudia la nueva
revolución teórica y metodológica en la economía y su impacto en las ciencias
sociales. Se discute el concepto de imperialismo económico como la expresión
de la colonización de las demás ciencias sociales por la economía, dado que en
las últimas cuatro décadas ella ha invadido áreas del conocimiento que habían
sido más o menos del dominio exclusivo de otras disciplinas. Se confrontan
posiciones de diversos autores a partir de las apreciaciones de Edward Lazear y
de los economistas políticos radicales.
* Profesor de Economía y director del Centro de Política Económica para África Meridional
de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de Londres. Matemático y economista por
la Universidad de Londres y Ph.D. en Economía por la London School of Economics.
Correo electrónico: bf@soas.ac.uk
1
Esta disertación contó con el apoyo de una beca de investigación otorgada por el Economic
and Social Research Council (ESRC) del Reino Unido, bajo el número de adjudicación
R000271046, para estudiar la nueva revolución en la economía y su impacto en las ciencias
sociales. Deseo expresar mi agradecimiento a mis colegas y evaluadores por sus comentarios a las versiones anteriores del mismo. En un principio, presenté este artículo a modo de
comentario a la revista Quarterly Journal of Economics, pero fue rechazado por el Consejo
Editorial, sobre la base de que era inapropiado por “centrarse principalmente en la historia
de las ideas”, al tiempo que el artículo original de Lazear se había publicado sólo como
“parte de un simposio especial sobre la situación de la economía al final del milenio”. Salvo
algunas correcciones de importancia menor y los señalamientos incluidos al final que van
dirigidos a los economistas políticos radicales, el artículo es el mismo.
Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia
131
Se analizan algunas carencias de la versión de Lazear respecto al imperialismo
económico en sí y se usan para revelar argumentos posibles de la economía
radical que podrían emplearse en el debate. Sirve para ello el señalamiento
crítico que hacemos de la anomalía histórica, de la anomalía del alcance y de la
anomalía de la resistencia, para así delinear la perspectiva de la argumentación
factible de la economía política radical.
Se concluye que la batalla por la economía política y la manera como se
entenderá la economía, probablemente se libre fuera de ella como disciplina y
más bien en las demás ciencias sociales, en las que, si se entabla de manera
apropiada, la economía política tiene un gran potencial para prosperar.
Palabras clave: Epistemología económica/ Pensamiento económico/ Fronteras
de la economía
Clasificación JEL: A13, B31, B41, P16
Abstract
This article is the result of research carried out of the new theoretical and
methodological revolution underway in economics and the impact it is having
on social sciences. The concept of economic imperialism is viewed as the
expression of the colonization of the other social sciences by economics, in
light of the fact that in the past four decades economics has invaded realms of
knowledge that had previously been the more or less exclusive domain of
other disciplines. The opinions of various authors regarding the ideas expounded
by Edward Lazear and radical political economists are weighed and compared.
Some of the shortcomings in Lazear’s appreciation of economic imperialism as
such are analyzed and are used to reveal the possible arguments of radical
economics that could be used in the ongoing debate. For this purpose we
conduct a critical analysis of the historical anomaly, the anomaly in terms of
scope and the anomaly in terms of resistance, so as to determine the perspective
within which the argumentation of radical political economy is feasible.
The article concludes that the battle for political economy and how the economy
will be understood is probably going to be fought outside the field of economics
as a discipline and in the realms of other social sciences instead, realms in
which, if it is appropriately started, political economy has a huge potential to
prosper.
Key words: Economic epistemology/ Economic thought/ The frontiers of
economics
JEL Classification: A13, B31, B41, P16
Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia
132
Los economistas políticos radicales deben sentir una mezcla de satisfacción y
desconcierto al estar de acuerdo con la evaluación de Edward Lazear (2000a) en
el sentido de que durante las últimas cuatro décadas la economía ha venido
colonizando las demás ciencias sociales. Hoy día ocupa territorios que habían
sido más o menos del dominio exclusivo de otras disciplinas.2 Lazear plantea una
apreciación respecto de lo que está sucediendo tanto en la economía como en
torno a ella que difiere notablemente de lo que piensan los demás economistas.
Esto es cierto tanto en el caso de los demás aportes del milenio al número especial de Quarterly Journal of Economics, como en el caso, por ejemplo, de los
aportes del coloquio a la revista Journal of Economic Perspectives, vol. 14, n∞ 1,
2000, una retrospectiva imaginada de la economía de los próximos cincuenta
años. Posiblemente, la perspectiva más amplia de Lazear es consecuencia de que
haya pasado del Departamento de Economía al de Administración de Empresas
en la Universidad de Chicago. Asimismo ha hecho aportes pioneros a la “economía del personal”, la gestión interna de las empresas desde la perspectiva de la
economía neoclásica en lugar de la psicología y la sociología (Lazear, 1995; 1998;
1999a; 2000b).3 Y por último, pero no menos importante, Lazear reconoce sin
reparos estar en deuda con Gary Becker, quien de manera explícita expone las
intenciones imperialistas de la economía respecto de las demás ciencias sociales.4
La versión de Lazear sobre el imperialismo económico no es la divagación excéntrica de un académico aislado, puesto que la hipótesis imperialista cuenta con el
respaldo de The Economist. En un número de diciembre, esta publicación repite
un ejercicio que hiciera hace una década, que consistía en especular sobre quiénes
2
Véase también Olson y Kähkönen (2000), quienes rechazan la idea de la economía como
imperialista frente a las demás ciencias sociales, puesto que no se usa la fuerza armada ni se
impide la libre elección. Prefieren la igualmente reveladora metáfora de la economía como
la metrópoli que extiende su influencia hacia los suburbios de las ciencias sociales. Véase en
Fine (1997a) mi primera publicación que postula la importancia actual del imperialismo
económico. Véase también en Fine (1997b; 1998a;b; 1999a;d; 2000a-f; 2001a-c), y en Fine y
Milonakis (2001) –y en Fine (1999c) en debate con Bowden y Offer (1994; 1996; 1999), en
Fine (1999b) con Thompson (1997; 1999), y en Fine y Lapavitsas (2000) con Zelizer (2000)–
el argumento general y estudios de casos específicos. A falta de una cuantificación precisa
del imperialismo económico, estos aportes ofrecen algunas evidencias de su amplitud y
profundidad.
3
La primera de estas referencias corresponde a sus conferencias publicadas que dictara en
Wicksteed y que contienen material sobre la economía como científica y rigurosa que se
reproduce en el artículo “Economic Imperialism”. La penúltima de las contribuciones la hizo
en calidad de presidente de la Sociedad de Economistas Laborales para la cual fue editor
fundador del Journal of Labor Economics.
4
Como el mismo Becker sostiene (1990:39), “‘Imperialismo económico’ es probablemente
una buena descripción de lo que yo hago”.
Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia
133
serían las nuevas promesas en la economía académica. Con la metáfora del big
bang de la astronomía, sostiene que las predicciones anteriores habían sido confirmadas como “los efectos de nuevas herramientas analíticas concebidas en la
década de los setenta que se extendieron desde el centro del cuerpo de profesionales como una onda de choque”. Esto hace referencia a los nuevos microfundamentos de la economía, los que recurren a las imperfecciones del mercado,
especialmente las relativas a la información. Asimismo, apuntando de manera
explícita al “imperialismo económico”, asevera que “a diferencia de las estrellas
de la década de los ochenta, los admirables jóvenes académicos de la actualidad
están usando las herramientas de la economía en campos que colindan con las
fronteras tradicionales de su disciplina e incluso las traspasan” (Economist, 1998:143).
En particular, “estos economistas toman con seriedad lo que cualquier laico sabe:
que las personas no siempre se comportan de manera egoísta o incluso racional”,
The Economist había identificado dos acontecimientos importantes y estrechamente relacionados en la economía. Por una parte, la economía ha venido colonizando las demás ciencias sociales, y por la otra, parece estar abordando lo
social como el comportamiento habitual en contraposición al individualista.
A pesar de esta evidente confluencia de opiniones respecto de lo que está ocurriendo, no sorprende que la respuesta de Lazear no sea la única posible. Su
versión es (poco menos que) triunfante,5 en tanto que la única ciencia social
verdaderamente científica y rigurosa se percibe como si se ganara todos los premios en razón de su superioridad intelectual. Reveladoramente para él, otras
ciencias sociales son más refinadas en términos de los problemas que plantean,
pero la economía es superior en cuanto a las soluciones que ofrece. La perspectiva desde la economía política radical es menos optimista. La insatisfacción con el
aporte de la economía a la comprensión de la economía misma difícilmente
propicia la aceptación de que ésta se extienda a otras ciencias sociales. Sin embargo, esta respuesta de Lazear no persigue señalar directamente las equivocaciones
de la economía dominante, sino abordar algunas anomalías o carencias de la
versión de Lazear del imperialismo económico en sí y usarlas para revelar oportunidades para la economía política radical.
5
Se han agregado los paréntesis por deferencia a un árbitro que ha señalado que Lazear
(2000a) defiende la superioridad de la economía en términos de rigurosidad no menos de
doce veces.
Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia
134
Anomalía histórica
La primera de estas anomalías es el reconocimiento que hace Lazear de que el
solapamiento que actualmente está ocurriendo entre la economía y las demás
ciencias sociales no es algo nuevo. Anteriormente, con la economía política clásica y antes de ella, no existía una economía diferenciada como tal. Esto plantea
una serie de cuestiones. Si anteriormente la economía estaba integrada a las demás ciencias sociales, ¿cómo y por qué se separó? Asimismo, una vez separada,
¿por qué ha logrado integrarse nuevamente? Y ¿qué explica el momento en que
han ocurrido estos eventos?
Lazear no hace frente a estas cuestiones, pues se ocupa de la historia del pensamiento económico y la sociología del pensamiento en términos más generales. La
posible excepción es una explicación implícita, si acaso limitada, de la etapa
actual del imperialismo. Descansa en la pretendida superioridad de la economía
como ciencia, con énfasis en su planteamiento de hipótesis empíricamente
refutables, lo cual conduce a tres características en particular: su enfoque en la
optimización individual, el equilibrio y la eficiencia. Sin embargo, cualesquiera
sean los méritos de esta explicación de la economía dominante contemporánea,
no puede aplicarse a la economía política clásica, puesto que se basa especialmente en clases, más que en individuos, y en las perspectivas de la acumulación,
más que en el equilibrio o la eficiencia como tales. Es de suponer que hasta la
revolución marginalista de la década de 1870 la economía estaba atrapada en un
equilibrio de bajo nivel que le permitía estar integrada a las otras ciencias sociales,
pero no ser una ciencia. En efecto, es apropiado entender que la revolución
marginalista estableció gran parte de la economía que conocemos actualmente al
romper con la economía política clásica. Lo hizo no simplemente volviéndose
científica en los términos de Lazear, sino también creando una ciencia de la economía al separar la economía de la sociedad. La economía pasó a ocuparse
exclusivamente de las relaciones de mercado, como en el caso de la oferta y la
demanda, y sólo hacía referencia de manera limitada, hasta hace poco, a las
relaciones sociales más amplias en las cuales está enraizada la economía.
En resumen, la revolución marginalista fue responsable de sacar lo social (o lo
político) de la economía. Lo hizo en parte debido al surgimiento simultáneo de
otras disciplinas de las ciencias sociales, pero también debido a las limitaciones
evidentes en el alcance de la aplicación de los principios marginalistas. Cabe
destacar que Talcott Parsons, bien calificado en economía, difícilmente un radical
y quien se convertiría en la figura principal de la sociología, se oponía categóricamente a la integración de las dos disciplinas, debido a que consideraba que
diferían en los métodos –no en sus objetos de estudio– que utilizaban para abordar lo social y al individuo, en los cuales se centraban la sociología y la economía,
Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia
135
respectivamente.6 En efecto, indirectamente a ese respecto, la primera generación
de marginalistas estaba tan preocupada por no reivindicar demasiado poder explicativo para sus principios, especialmente en contra del peso de la tradición que
implicaba la economía política clásica, que se pospuso considerablemente la aceptación del equilibrio general en contraposición al equilibrio parcial. Esto se debió
a que había gran resistencia a admitir la idea, corolario del equilibrio general, de
que la distribución, como los precios del trabajo, el capital y la tierra, es poco más
que una aplicación de la teoría de precios. Fue sólo en la segunda mitad del siglo
XX que ganó aceptación el equilibrio general y su auge complementó la decadencia de la teoría de la distribución.7
El compromiso persistente con la idea de que la distribución tenía algo que ver
con las clases o las instituciones, por ejemplo, en contraposición a los individuos
y el marginalismo, refleja un rechazo más general a extender los principios
marginalistas más allá de los límites del mercado. La definición correspondiente
del objeto de estudio de la economía determinó las fronteras entre la economía
dominante y las demás ciencias sociales, divisiones que se reforzaron por diferencias en las metodologías empleadas. Sin embargo, desde un punto de vista lógico,
no existe nada en principio que obligue a la economía a limitarse al estudio de las
relaciones de mercado, puesto que su principio subyacente de racionalidad como
optimización de la utilidad individual, y su materia prima de preferencias, factores
de producción disponibles, tecnología, etc., pueden aplicarse ampliamente en
todos los contextos sociales e históricos.
En pocas palabras, esta versión sumamente estilizada de la historia del pensamiento económico simplemente busca dar alguna razón que explique por qué la
revolución marginalista es responsable de separar lo social de la economía, sin
perder la capacidad para volver a incorporarlo. Como Lazear insinúa, el imperialismo económico que esto posibilita tiene una presencia que data de hace mucho
6 Véase en Velthuis (1999) una explicación completa. Véase también en Connell (1997) la
argumentación de que la sociología “clásica” de Marx, Weber y Durkheim surgió a raíz de las
consecuencias del imperialismo económico que se practicaba cuando las colonias se percibían
como los “otros”. Pero esta sociología sólo se volvió clásica cuando Parsons le dio respetabilidad
a la disciplina. Cabe destacar, en contraposición, que la economía dominante siempre ha dejado
de lado las “imperfecciones del mercado” relacionadas con el imperialismo económico –la
violencia que acompaña al mercado supuestamente libre. Véase Perelman (2000).
7
Véase en Fine (1982) una explicación más completa y, en el contexto del imperialismo
económico, véase Fine (2000c).
Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia
136
tiempo.8 Pero, especialmente en la obra de Gary Becker, es sólo durante las
últimas décadas que ha florecido. Sin embargo, en gran medida esto se ha fundamentado en la preponderancia de la teoría del capital humano, un concepto, más
que un enfoque, que cabe destacar ha sido integrado más o menos informalmente en otras ciencias sociales sin exteriorizar indebidamente supuestos ajenos desde perspectivas distintas de la económica –la disponibilidad y el uso de la educación como si fuera un producto en lugar de un proceso construido socialmente.
No se pretende negar la preponderancia de los aportes más recientes de Becker en
relación con la familia y la criminalidad, por ejemplo. Pero la base sobre la que ha
avanzado principalmente la obra de Becker ha estado sustentada por un clima
político e ideológico de neoliberalismo en el cual se sostiene que el mundo debe
hacerse lo más semejante posible a un mercado.9 Es de resaltar que hace poco más
de una década el imperialismo económico de Becker era tratado con cierto desprecio por sus colegas economistas por buscar extender el análisis basado en la racionalidad individual a áreas donde era simplemente inapropiado (Swedberg, 1990b).
Tampoco es nuevo el intento de llevar este individualismo metodológico o la
elección racional hacia otras ciencias sociales. Desde hace tiempo muchos lo han
rechazado por su reduccionismo inaceptable de lo social al conjunto de los individuos y al comportamiento optimizador rudimentario. Todo esto indica que lo
social desempeña un papel más importante en las ciencias sociales de lo que
Lazear admite como legítimo. De no reconocerse esto, se profundiza el silencio
explicativo sobre los cambios continuos entre la economía y las demás ciencias
sociales como disciplinas que se superponen (véase más adelante).
El éxito actual del imperialismo económico, y su cronología más general, no
puede atribuirse, entonces, como está implícito en la explicación de Lazear, simplemente a su supuesta superioridad científica. Lazear tiende a pasar por alto los
acontecimientos recientes en la disciplina que han dado lugar a su dinamismo
externo y que han hecho que la economía sea más aceptable para las demás
ciencias sociales. En resumen, los nuevos microfundamentos o la economía teórica
8
Como se cita en Fine (1999a), Swedberg (1990:14) afirma que la noción del imperialismo
económico se remonta a comienzos de la década de los treinta. Sin embargo, incluso en
1984, Stigler (1984:12-13) concluye su análisis en términos de que la colonización todavía
no se ha logrado:
Heinrich Gossen, un sumo sacerdote de la teoría del comportamiento maximizador de la utilidad,
comparaba el alcance de esa teoría con la teoría de Copérnico relativa al movimiento de los
cuerpos celestes. Los cuerpos celestes se comportan mejor que los cuerpos humanos, pero es
concebible acercarse a su fantasía mediante la propagación de la teoría del comportamiento de los
economistas a todo el ámbito de las ciencias sociales.
9
Véase Carrier y Miller (1998).
Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia
137
de la información pueden explicar, no suponer, las imperfecciones del mercado
sobre la base de la optimización individual, y mostrar la manera como éstas
conducen no sólo a estructuras económicas, sino también a estructuras no económicas. El mundo debe interpretarse como las respuestas económicas y no económicas a las imperfecciones del mercado, en particular las de la información, haciendo
endógenas las estructuras y relaciones económicas y sociales, inclusive las instituciones, las costumbres y las normas. Estos acontecimientos se han abierto al objeto
de estudio de las demás ciencias sociales y se lo han apropiado, en maneras que no
son posibles por medio de la simple extensión de las aplicaciones del mercado
“como si fuera” perfecto a las aplicaciones ajenas al mercado.
Anomalía del alcance
Desde esta perspectiva, surge una segunda anomalía como resultado de este
refinamiento de la explicación de Lazear. Tiene que ver con la selectividad interesada, en parte comprensible, de los ejemplos que ha escogido. A modo de comparación, el impacto del imperialismo económico, tanto en términos del momento en que ocurre como de su impulso, se ilustra bien de diversas maneras mediante
dos aplicaciones de las que él no hace mención, aunque sí da importancia a las
finanzas que han estado dominadas por los nuevos microfundamentos. La primera aplicación es la nueva economía del desarrollo (y los estudios del desarrollo en
términos más generales), en cuyo contexto los países en desarrollo se perciben
como especialmente propensos a las imperfecciones del mercado y a las deficiencias que éstas acarrean en las estructuras, las normas y otros aspectos económicos
y sociales. Específicamente, con Joe Stiglitz en la vanguardia, se ha intentado
desplazar el consenso de Washington con el consenso post-Washington, y los
economistas se apropiaron de toda la gama de asuntos relacionados con el desarrollo.10 Éste es un ejemplo elemental de cómo el nuevo imperialismo económico,
contrariamente al viejo, se encuentra al frente y toma como punto de partida la
tradición vinculada a Akerlof (y su mercado de automóviles de segunda mano) en
contraposición a Becker (y su base del mercado para todo).11 El nuevo imperialismo económico tiene principios diferentes, los basados en las imperfecciones del
mercado, y es más amplio y profundo en términos de potencial colonizador.
10
Véase en Stiglitz (1998) el lanzamiento explícito del consenso post-Washington, y en Fine,
Lapavitsas y Pincus (2001) la crítica correspondiente. Extrañamente, Lazear no hace referencia al trabajo de Stiglitz, a pesar de su preponderancia en la nueva economía financiera.
Cabe destacar que en su estudio del socialismo, Stiglitz (1994) maneja más de cien referencias a su propio trabajo teórico de la información.
11
Como se argumenta en Fine (2001a, capítulo 3), las cosas no son tan simples desde que
Becker (1996) recobró un derecho parcial a una posición de vanguardia al estar a la cabeza
entre los economistas que han hecho uso de la noción del capital social.
Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia
138
El otro ejemplo de interés que no plantea Lazear es la nueva historia económica o
la cliométrica. La cliométrica se había fundamentado anteriormente en el viejo
imperialismo económico del tipo de Becker. Como tal, abrió una brecha en la
disciplina, cuando los disidentes rechazaron que se aplicara a la historia económica el enfoque del mercado “como si fuera” perfecto, debido a la indiferencia de
este enfoque hacia las instituciones y la cultura, entre otros aspectos similares.12
Incluso Douglass North, uno de los padres fundadores de la disciplina y por ello
merecedor del Premio Nobel de Economía, llegó a rechazar el enfoque debido a
su estrechez. Sin embargo, en la actualidad se ofrece una “nueva y mejorada”
historia económica, en la cual los pecados y las omisiones del pasado se confiesan y se rectifican prospectivamente recurriendo a los nuevos microfundamentos.
Las instituciones y las costumbres, por ejemplo, se incorporan y comprenden en
términos de la dependencia de la trayectoria (path dependence).
Esta exposición ya ha puesto en evidencia que el tratamiento que Lazear da al
imperialismo económico no es integral, sino selectivo. Aun cuando ello puede
justificarse por su carácter ilustrativo, subsiste el problema de las direcciones y la
profundidad de penetración del imperialismo económico. Son de especial interés
las excepciones que demuestran y confirman la regla, es decir, las áreas en las que
no entra la economía, que también sirven de ejemplos extremos del éxito desigual del imperialismo económico. Una de estas excepciones, que atañe a todas
las disciplinas de las ciencias sociales y a una gama de objetos de estudio, es el
posmodernismo. Observemos en primer lugar que la economía (dominante) es
más o menos excepcional en el sentido de que no ha recibido influencia alguna
del posmodernismo, aun cuando podría decirse que éste ha sido el acontecimiento más importante en las ciencias sociales durante el período de fortalecimiento
del imperialismo económico.13 Se desprende que la economía dominante sólo
puede apropiarse del objeto de estudio de las demás ciencias sociales al despojarlas de los diversos contenidos asociados al posmodernismo. La razón de esto es
relativamente simple: el posmodernismo tiene que ver con la construcción social
del significado de los objetos y las actividades, aun cuando para ello deba incluso,
in extremis, negar que están enraizados en el mundo material, dada la subjetividad de la interpretación y de la experiencia individuales. Esto se encuentra sencillamente fuera del ámbito de la economía con sus verdades acerca del significado
de todo, aunque en presencia de imperfecciones de la información. Cabe resaltar
que Lazear menciona el idioma y la religión como ejemplos de imperialismo
económico. Pero éstos, en efecto, se entienden puramente en términos de
12
Véase Lamoreaux (1998). Para una evaluación crítica del nuevo ataque de la economía
contra la historia económica o mercantil, véanse Fine (2000b), y Fine y Milonakis (2001).
13
Véase en Cornwall (1997) un aporte heterodoxo que refleja las influencias posmodernistas.
Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia
139
“membresía”, incentivos y costos de transacción, más que como fuente y construcción de significado.14 La ausencia de significado en la economía se hace patente en su formalismo abstracto, en el que símbolos matemáticos representan
variables que se relacionan entre sí mediante modelos mecánicos.
Cabe subrayar que en las ciencias físicas que Lazear toma como modelo para la
economía ya hace mucho se comprendió la importancia de reconocer la
(re)construcción crítica de los conceptos. Consideremos, por ejemplo, la posición
adoptada por Thomas Kuhn, figura central en el debate sobre la naturaleza de la
ciencia, aun cuando con frecuencia ahora se cite como punto de partida.15 Al
plantear la diferencia entre la ciencia normal y la revolucionaria, Kuhn (1970:234)
hace la siguiente observación acerca de Popper y el intento de defender una
noción asediada de la falsación (falsifiability):
Él y sus seguidores comparten con los filósofos más tradicionales de la ciencia el
supuesto de que el problema de la elección de una teoría puede resolverse con
ayuda de técnicas que son semánticamente neutrales (...) por lo tanto, los cánones
de racionalidad se derivan exclusivamente de los de la sintaxis lingüística y la
lógica.
Y concluye que (1970:235):
Los filósofos de la ciencia deberán seguir a otros filósofos contemporáneos a la
hora de analizar, con una profundidad sin precedentes, la manera como el lenguaje se adapta al mundo, preguntándose cómo se relacionan los términos con la
naturaleza, de qué manera se aprenden esas relaciones, y cómo las transmiten de
una generación a otra los miembros de una comunidad lingüística.
Aquello que es cierto para el mundo natural con seguridad es aún más pertinente
para el mundo social. En consecuencia, la “ciencia” y el “rigor” sobre los que
Lazear fundamenta, en parte correctamente, su explicación del éxito del imperialismo económico son paradójicos, puesto que en todas las demás disciplinas, y
especialmente en aquellas en las que se abordan de manera explícita la metodología y la naturaleza de la ciencia, la posición de la economía en la práctica ha
14
Lazear se muestra modesto al referirse a sus propias pretensiones como imperialista
económico, aunque sí hace mención de su contribución en este sentido a la cultura y al
idioma (Lazear, 1999b).
15
Véase en Fine (2000d) el imperialismo económico a la luz del debate sobre la revolución
kuhniana en las ciencias (sociales).
Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia
140
sido rechazada hace ya mucho tiempo.16 Y sin embargo, su simplicidad misma y
su indiferencia hacia los asuntos que plantean los problemas derivados de las
nociones de la ciencia le permiten seguir hacia adelante sin ningún esfuerzo.
Tales carencias en la economía, la universalización sin trabas de sus conceptos
básicos a través del tiempo, el espacio y el contexto, suponen que, salvo de la
manera limitada que hemos sugerido, su imperialismo no puede apropiarse de las
ciencias sociales con un contenido cultural (a menos que éste se entienda como
información imperfecta). Uno de los resultados es que la antropología, con sus
tradiciones etnográficas, no ha sido objeto de colonización, excepto en una antropología económica que básicamente extiende la economía neoclásica a las sociedades ajenas al mercado.17 Otro ejemplo sorprendente que está presente en todas
las disciplinas es el que nos ofrece el consumo. Lazear en parte organiza sus
ejemplos de imperialismo económico en dos grandes categorías. Aun cuando una
de ellas es la teoría del consumidor18 e incluye subcategorías relativas a los gustos,
la discriminación demográfica, la familia y las interacciones sociales, no guarda
relación con el posmodernismo, a pesar de lo que sólo puede describirse como
una explosión de la literatura sobre el consumo en todas las ciencias sociales,19 la
inmensa parte de la cual recibe influencia en mayor o menor medida de la necesidad de abordar el significado del consumo para los consumidores. El imperialismo económico de Lazear no lo toca ni puede tocarlo.
16
Desde hace mucho, la falsación (falsifiability) como tal se ha vuelto redundante en las
discusiones sobre metodología económica y ha dado origen a metodologías tan diversas
como la retórica de McCloskey (1986) y el realismo crítico de Lawson (1997); véase Boylan
y O’Gorman (1995). La segunda de estas teorías se refiere a una fase del pospositivismo
como imperante en la metodología económica durante el último cuarto de siglo, cuyos
intentos desesperados por rescatar la falsación, entre otros elementos, han resultado vanos
(pp. 27 y ss.). La luz arrojada en relación con el imperialismo económico tras el debate
sobre las nociones de Kuhn de ciencia normal y ciencia revolucionaria es materia de una
disertación actualmente en proceso de redacción.
17
Véase en Offer (1997) una excepción, la apropiación del regalo, y en Fine (2000f) una
crítica.
18
En términos generales, esto puede entenderse como los factores de la demanda en contraposición a los de la oferta que se examinan en el marco de la teoría de la empresa (theory
of the firm).
19
Los diversos métodos y teorías de investigación relacionados con el consumo en las
ciencias sociales, tanto en cada una por separado como en todas ellas en conjunto, se hacen
evidentes en una serie de estudios, que con frecuencia son necesariamente parciales, especializados y datados con rapidez en términos de su cobertura (Fine y Leopold, 1993; Miller,
1995; Gabriel y Lang, 1995; de Grazia y Furlough, 1996; Holbrook, 1995; Fine, Heasman y
Wright, 1996), por ejemplo. Más recientemente, véase Fine (2000f). La bibliografía selectiva
de Furlough en de Grazia y Furlough (1996) ocupa una veintena de páginas e incluye
secciones sobre conceptualizaciones; perspectivas históricas; distribución, ventas al por menor y compras como sitios de consumo; mercadeo y diseño; condición del espectador y
Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia
141
Anomalía de la resistencia
Todo lo anterior nos lleva a la tercera limitación de la versión de Lazear. A modo
de parodia, Lazear da una explicación desde el lado de la oferta: por qué y cómo
los economistas están colonizando otras ciencias sociales en razón de que su
frontera de producción “científica” y “rigurosa” es superior para la explicación.
Con excepciones poco importantes, tales como la sugerencia de que hay una
comunicación en ambos sentidos debido a que los no economistas están apropiándose del análisis económico, Lazear no analiza el lado de la demanda. ¿Hasta
qué punto los acontecimientos correspondientes en el ámbito de la economía
concuerdan con los gustos de los no economistas o estos últimos están modificando sus preferencias? Desde el punto de vista de Lazear, es de suponer que
sería apropiado algún tipo de modelo de difusión en el que las preferencias de los
no economistas, así como el contenido de sus trabajos, gradualmente se ajusten a
la aceptación del imperialismo económico. Esto podría, con cierta dosis de ingenio, explicar lo que es una propagación desigual y compleja –a veces incluso una
perversa falta de propagación– del imperialismo económico. Aquí se propone
una explicación totalmente distinta.
En primer lugar, las pretensiones de Lazear respecto de la condición científica de
la economía frente a otras ciencias sociales no cuentan con la aceptación de los
científicos sociales. En efecto, como ya hemos expuesto, su noción de la economía como científica, en razón de su compromiso con la falsación, y su comprensión de las ciencias físicas en estos términos son antediluvianas desde el punto de
vista de todos aquellos que trabajan con la metodología e incluso desde el punto
de vista de quienes se ocupan de la metodología económica. Es cuestionable si
los economistas realmente acometen estas formas de esfuerzos científicos, independientemente de su validez. Tales ideas por lo general han sido aceptadas por
quienes estudian las cosas con seriedad, a pesar de que muchos economistas
tienen una imagen falsa de sí mismos, por lo menos desde que se inició y concluyó el debate sobre Kuhn y la ciencia normal, ya sea que se aplique a las ciencias,
las ciencias sociales o la economía.20
recepción; producción de representaciones; domesticidad, hogar y familia; sexualidad; cuerpo,
vestido y belleza como apariencia, y política e ideologías de consumo. Sólo en lo que
respecta a las compras, la breve historia y la bibliografía seleccionada de Hewer y Campbell
en Falk y Campbell (1997), también unas veinte páginas, abordan temas tales como establecimiento de tipologías, compras instrumentales y recreativas, diferenciación de géneros,
economía, geografía, historia, literatura, mercadeo, sicología y sociología. Sin embargo, el
alcance ilimitado del estudio sobre el consumo se deriva de su característica de estar vinculado a la formación de identidad, en relación con la cual todo cabe.
20
Véase en Gutting (1980) un análisis sobre Kuhn en las ciencias sociales. Véase en Blaug
(1980), McCloskey (1986) y Lawson (1997), por ejemplo, información sobre el cuestionamiento
continuo de los economistas que defienden su noción (falsa) de ciencia en la práctica.
Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia
142
En segundo lugar, la gran mayoría de las ciencias sociales siguen siendo hostiles
a los métodos y los supuestos de la economía. No se trata única y sencillamente
de un asunto de intimidación por la técnica matemática y estadística (argumento
reflejo de los economistas a la hora de defender la economía como ciencia y
acusar a las demás de falta de rigor). La optimización individual, el equilibrio y la
eficiencia son ajenos a los no economistas, a menos que adopten un enfoque de
elección racional. Su punto de partida preferido es lo social y la dinámica del
cambio (o no), sin centrarse necesariamente en nociones de eficiencia que son
cuestionables en un mundo de significados construidos. Y es posible esgrimir una
defensa sólida, si acaso no abrumadora, a favor de lo social como punto de
partida, puesto que ningún individuo nace con sus preferencias perfectamente
formadas y con un contexto histórico en blanco.
En tercer lugar, luego de rebatir la explicación que ofrece Lazear para el imperialismo económico desde la perspectiva superior de la oferta, tanto en términos de
su contenido como de su incidencia y del momento en que se propone, ¿qué
vamos a poner en su lugar? Como ya se ha dicho, han ocurrido acontecimientos
en la economía que la han vuelto más aceptable a los ojos de las demás ciencias
sociales. Con una frontera en constante cambio entre lo exógeno y lo endógeno,
donde lo endógeno incluye ahora lo social (por ejemplo, las instituciones, las
costumbres y las normas), entre la economía y las demás ciencias sociales se ha
forjado un idioma y un terreno analítico comunes. Anteriormente, una terminaba
donde comenzaban las otras, a pesar de que el imperialismo del tipo de Becker
intentó con menos éxito conquistar en lugar de asimilar, usando como arma lo
ajeno al mercado como si perteneciese al mercado. Además, como en el caso de
la teoría del capital humano, debe hacerse considerable hincapié en lo que con
frecuencia es la incorporación informal de la economía a otras ciencias sociales.
Los métodos y los supuestos sobre los que se basa el análisis económico tienden
por lo tanto a moderarse e incluso a transformarse a medida que cruzan la gran
línea divisoria hacia otras ciencias sociales. Con frecuencia, ello se traduce en
paradojas y contradicciones cuando, por ejemplo, el capital humano queda incómodamente circunscrito a un análisis de clase o, en efecto, sujeto a cualquiera de
las variables tradicionales de la teoría social.
Por consiguiente, una razón para el creciente éxito del imperialismo económico
es haber endogenizado lo social como respuestas ajenas al mercado frente a las
imperfecciones del mercado. Han ocurrido también avances internos relevantes
en el ámbito de las demás ciencias sociales. En general, se constata una retirada
de los extremos del posmodernismo, con su indebido énfasis a veces en la subjetividad en contraposición a la objetividad. En pocas palabras, existe el deseo de
regresar al examen del impacto de los factores materiales, entre los cuales se
cuenta lo económico. Las ciencias sociales se muestran cada vez más abiertas a la
incorporación de un contenido económico. Sin embargo, la influencia del
Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia
143
posmodernismo ha sido desigual en las ciencias sociales y, del mismo modo,
también lo está siendo la retirada. En consecuencia, el contenido y el éxito desiguales del imperialismo económico son atribuibles al ritmo de la influencia del
posmodernismo, así como a la estructura interna, la dinámica y las tradiciones de
las disciplinas receptoras (y de la economía).
Estos factores internos se complementan con el ambiente ideológico e intelectual
externo. El imperialismo económico del tipo de Becker estaba fuertemente condicionado por el neoliberalismo. Al igual que en el caso del consenso post-Washington para el desarrollo, existe ahora una reacción en contra del neoliberalismo,
caracterizada por el deseo de tomar una vía intermedia entre éste y el estatismo
asociado al desacreditado bloque socialista. En estas circunstancias resulta desafortunado que en su explicación Lazear haya hecho tan poco hincapié en los
nuevos microfundamentos,21 puesto que en el seno de la economía misma se
contempla el resurgimiento (de una pálida versión) del keynesianismo, así como
una comprensión de lo económico y de lo no económico en términos de imperfecciones del mercado. Tales perspectivas son igualmente atractivas para los no
economistas, que buscan complementar lo económico con la ingeniería y el análisis social. En resumen, la economía ahora ofrece a las ciencias sociales razones
que justifican las intervenciones sociales y económicas (limitadas).
Perspectivas de la economía política radical
Con algunas excepciones, es posible que Lazear aceptase los comentarios que se
presentan aquí como enriquecedores para su propio aporte. La imagen que se
presenta en este momento es la de una división en tres sectores segregados: la
economía como tal, un terreno colonizado de las ciencias sociales, y una zona
libre de la economía que se refugia en un interés exclusivo por la “cultura” como
construcción social de significado. Como señala Slater (2000):
La división entre el análisis económico y el sociocultural constituye una especie de
estructura profunda del pensamiento occidental moderno. Aunque atacar el formalismo de la teoría económica ha sido un pasatiempo favorito del pensamiento
crítico desde los inicios de la modernidad, no hemos sido tan buenos a la hora de
reflexionar en cuanto a la manera como esta oposición ha estructurado el análisis
cultural y crítico. Esencialmente, el pensamiento crítico ha aceptado de manera
general los mismos términos de compromiso que la economía, en los que la cultura y la economía se perciben como macroestructuras que operan la una sobre la
otra como factores exógenos: cada una considera a la otra una fuerza universal o
una impureza potencial que ejerce desde fuera presión sobre ella.
21
Esto es sorprendente, pues gran parte del trabajo de Lazear se fundamenta en el problema
de la compatibilidad de incentivos en el contexto de la información imperfecta.
Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia
144
Pero este panorama analítico deja de lado un elemento importante, lo cual no nos
sorprende, dadas las convicciones ortodoxas de Lazear como economista. Se trata
de la economía heterodoxa o la economía política radical en contraposición a la
nueva economía política. Esta última sirve de ejemplo del imperialismo económico basado en la elección racional.
En este sentido, se destacan dos aspectos de importancia crucial. En primer lugar,
desde el seno de la economía, la economía política radical misma ha sido objeto
de un devastador movimiento de tenazas. Por una parte, a diferencia de otras
ciencias sociales, la economía dominante ha sido extraordinaria y crecientemente
intolerante con las opciones, especialmente en vista de la americanización de la
disciplina.22 Por otra parte, la economía política radical también ha estado sujeta al
imperialismo económico. Esto es particularmente notable, por ejemplo, en el
análisis del mercado de trabajo.23 En consecuencia, la economía política radical no
ha podido prosperar en el ámbito de la economía. Cuando ha encontrado un
mínimo apoyo, ha sido sólo a expensas de sucumbir a los dudosos encantos de la
corriente dominante –en términos de conceptos, técnicas y método– al tiempo
que se presenta a sí misma como feroz oponente.24
En segundo lugar, la economía política radical tiende a buscar un hogar en otras
ciencias sociales que son más tolerantes con su enfoque. A medida que las ciencias sociales intentan o son presionadas a incorporar un contenido económico, es
posible que surja un debate en torno a la zona intermedia. El imperialismo económico será refutado, tanto por su economía como por su imperialismo, en gran
parte porque las demás ciencias sociales distintas de la economía por lo general y
tradicionalmente se han sentido más cómodas con el método y los supuestos de
la economía política que con los de la economía dominante. Además, la economía política ofrece al estudiante del mundo real ciertos atractivos que están notoriamente ausentes de la sombría ciencia.
Vale la pena destacar las virtudes, ciertamente distintivas, de la economía política,
tanto como herramienta para comprender el capitalismo contemporáneo como
22
En particular, véanse Coats (1996), Hodgson y Rothman (1999), Lee y Harley (1998), King
(2000) y Bernstein (1999).
23
Esto se aprecia de manera más evidente en la teoría del mercado laboral segmentado.
Hace poco más de una década se consideraba inaceptable. Actualmente, forma parte de la
corriente dominante. Véanse Fine (1998a) y Spencer (1998). Asimismo, como se hace patente en el trabajo de Lazear, las relaciones industriales se han transformado en desarrollo de
recursos humanos, economía del personal o similares y como tales se han reducido a
problemas de compatibilidad de incentivos y costos de transacción, entre otros.
24
Un ejemplo ilustrativo se encuentra en Bowles y Gintis (2000), de próxima aparición en
Quarterly Journal of Economics.
Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia
145
para entablar un diálogo genuino con otras ciencias sociales. El contraste se presenta con un imperialismo económico generalizado que acusa poco conocimiento de
–y mucho menos respeto a– las realidades y metodologías empíricas que no pueden expresarse en datos estadísticos ni modelos matemáticos, respectivamente.25
En primer lugar, la economía política es holística, pues intenta hacer un análisis
sistémico del funcionamiento de la economía en su conjunto e independiente de
los individuos de otra forma aislados que la componen. En segundo lugar, toma
las estructuras y relaciones sociales y económicas como punto de partida y, por
tanto, hace hincapié de manera más general en la clase y la estratificación. En
tercer lugar, del mismo modo, las nociones de poder y conflicto pasan a primer
plano, la manera como se forjan y como se ejercen, en gran parte a través del
Estado y a escala internacional. En cuarto lugar, las categorías económicas son
objeto del examen crítico y la reconstrucción de significado, en contraposición a
una comprensión ahistórica y cerrada de la economía como insumos y productos,
producción y utilidad, etc., con la correspondiente necesidad de dividir las variables en exógenas y endógenas, aun cuando la frontera entre ambas cambia a
favor de las últimas a medida que avanza el imperialismo económico. Por último,
las tendencias y los procesos sistémicos, tales como la globalización, la monopolización y el desarrollo desigual, se explican sobre la base de los imperativos de la
rentabilidad y la acumulación de capital, por oposición a la coordinación más o
menos armoniosa y eficiente en el mercado (y fuera del mercado) de las estrategias de optimización individuales globales.
En pocas palabras, el pronóstico evidente de Lazear de un imperialismo económico cada vez más triunfante no sólo debe lamentarse, sino también cuestionarse,
puesto que el resultado de los conflictos intelectuales en torno al lugar y al tipo de
economía que se incorpora a las ciencias sociales está lejos de poder predeterminarse. Pueden preverse una serie de resultados en los diversos temas y
disciplinas. Ellos dependen del alcance no sólo del resurgimiento de la economía
política fuera de la economía, sino también del contenido genuinamente social o
cultural que se incorpore a la zona intermedia, donde probablemente se destacará el debate sobre la economía como sistema social dominado por el capitalismo.
A manera de resumen y de implicaciones estratégicas para aquellos que se ocupen de la economía política radical, pueden plantearse una serie de señalamientos:
• En la actualidad, las ciencias sociales están replegándose intelectualmente de
los excesos del posmodernismo y del neoliberalismo, aunque su presencia y
especialmente su influencia continua siguen siendo notables.
25
Blaug (1998:11) reseña una encuesta estadounidense que revela falta de interés en el
mundo real por parte de la élite de estudiantes graduados en economía, en contraposición
a sus extraordinariamente sofisticados conocimientos en las áreas de la econometría y la
economía matemática.
Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia
146
• La economía como disciplina está dominada por un tecnicismo cada vez más
esotérico e intelectualmente en bancarrota, que es completamente intolerante
con las alternativas y que sólo les permite sobrevivir al margen. A pesar de
estas debilidades, no hay indicios de que esta situación sea susceptible de
cambiar como resultado de una “implosión” por causa de críticas o sucesos
internos dentro de la corriente dominante.
• Paradójicamente, sin embargo, la influencia de la economía en otras ciencias
sociales en términos de metodología, conceptos y enfoque es mayor ahora que
nunca en el período de la posguerra. La profundidad, el alcance y la naturaleza
de su influencia varían dependiendo del tema y de la disciplina, en gran parte
debido a las tradiciones y al contenido de las demás ciencias sociales.
• Mucha de la influencia actual de la economía dominante proviene de la nueva
economía teórica de la información, a través de la cual tanto lo económico
como lo social (tratados como opuestos mutuamente excluyentes) se perciben
como la respuesta a las imperfecciones del mercado, especialmente las relativas a la información. Ello supone, por una parte, un extraordinario reduccionismo
de las imperfecciones sociales a imperfecciones de la información y, por otra
parte, una considerable libertad de acción para inscribir (hacer retornar) lo
social mediante la apropiación de conceptos e ideas de otras ciencias sociales
(que abarcan desde la confianza y las costumbres hasta las instituciones, etc.).
• En el ámbito de la metodología, las ciencias sociales siguen siendo por lo
general hostiles a los métodos y las posiciones de la economía dominante,
cuando se les hace frente de manera explícita en lugar de incorporarlas de
manera informal. Sin embargo, los partidarios de la elección racional han realizado un gran avance en la sociología, las ciencias políticas, la historia y en otras
áreas.
• En el seno de la economía dominante misma, a pesar del dominio absoluto del
individualismo metodológico en su forma actual y la creencia generalizada en
las propiedades armoniosas y potencialmente óptimas, aunque a veces imperfectas, del capitalismo de libre mercado, no existe una ideología unificada
comparable al keynesianismo de la posguerra o al ricardianismo de mediados
del siglo XIX. La ortodoxia es más un asunto de acatar la técnica y adoptar un
cierto enfoque para resolver problemas teóricos y empíricos. En virtud de la
naturaleza difusa de la nueva ortodoxia –sus posiciones están supeditadas a la
incidencia y la naturaleza de las imperfecciones del mercado–, resulta más
difícil y menos influyente cuestionarla (a diferencia de los cuestionamientos al
neoliberalismo). Del mismo modo, existe un atractivo menor por lo que se
refiere a otras disciplinas en las que lo social y lo sistémico son tomados como
puntos de partida.
Ben Fine / “Imperialismo económico”: una visión desde la periferia
147
Las perspectivas de la economía política no son positivas en el marco de la economía como disciplina. Parecen mucho más alentadoras a medida que la teoría
social aborda y acepta la necesidad de un contenido económico. La economía
política tiene el potencial para competir exitosamente con la economía dominante en las ciencias sociales, en vista de que su teoría y sus métodos son más
aceptables para estas últimas. Sin embargo, la teoría social sigue estando signada
por la bifurcación entre lo social y lo económico. El conocimiento y el uso de la
economía política están fragmentados y mezclados, son arbitrarios y están
desinformados. Existe la necesidad de que se renueve el material central que
ofrece la economía política, tanto en relación con las ciencias sociales en su
conjunto como con las disciplinas y problemas específicos. En resumen, la batalla
por la economía política y la manera como se entenderá la economía probablemente se libre fuera de la economía como disciplina y más bien en las demás
ciencias sociales, en las que si se entabla de manera apropiada, la economía
política tiene un gran potencial para prosperar.
Traducción: Gladys Sanz
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Documentos
Documentos
Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002, pp. 157-233 • ISSN: 0005-4720
Disertación
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 20011
Presentación / Efraín J. Velázquez*
Consideraciones generales
Esta breve nota analiza las consideraciones recientes sobre el papel de la información en la obtención de equilibrios económicos eficientes, a propósito de la
disertación del profesor Joseph Stiglitz intitulada Information and the Change
in the Paradigm in Economics, cuando recibió el Premio Nobel en Ciencias
Económicas en el año 2001.
Según la teoría económica neoclásica, un modelo de equilibrio competitivo
genera resultados Pareto eficiente bajo un restrictivo grupo de consideraciones,
como son: información perfecta, competencia perfecta y mercados completos.
Los casos en contra de la existencia de competencia perfecta y de mercados
completos han sido estudiados extensivamente. La relevancia del papel de la
información en la búsqueda de equilibrios económicos ha generado una prolífera
agenda de investigación en la cual el profesor Joseph Stiglitz ha tenido una
participación considerable.
* Presidente del Consejo de Economía Nacional y profesor de Economía del Postgrado de
Economía de la UCAB. Economista por la UCAB, M.A. por la Northwestern University y
Ph.D. (Cand.) en la Northwestern University.
Correo electrónico: velazquez@agpv.com
1
El documento que presentamos es una versión corregida por J. Stiglitz de su disertación en
Estocolmo, Suecia, el 8 de diciembre de 2001, cuando recibió el Premio del Banco de Suecia
en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel. Los derechos de este trabajo pertenecen a ©The Nobel Foundation 2001 y se publica aquí con el permiso de la Fundación
Nobel.
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
155
El papel de la información en la obtención de equilibrios económicos es fundamental. En los casos donde esa información es imperfecta, los resultados económicos alcanzados pueden mostrar características muy diferentes. Las razones por las cuales la información no sea perfecta pueden también ser múltiples.
En consecuencia, su consideración en el diseño de políticas públicas debe ser
relevante. Estos aspectos se hacen aún más importantes cuando los programas
de estabilización y crecimiento instrumentados en diversos países siguen pautas, de acuerdo con el Consenso de Washington, sin tomar en consideración
particularidades estructurales de cada país.
La estructura de esta nota será la siguiente. Después de estas consideraciones
generales se presentan en la segunda sección las bases fundamentales del
Consenso de Washington, dado su enfoque puramente neoclásico. En la sección tres se detallan los efectos de los resultados de la economía de la información sobre la obtención del equilibrio general. Posteriormente se comentan en
la cuarta sección los aspectos relevantes de esas dos posiciones sobre la realidad venezolana. Finalmente, se exponen algunas conclusiones.
Consenso de Washington
El Consenso de Washington establece que cuando los países confrontan problemas de estabilización y crecimiento deben seguir unos lineamientos de índole neoclásica que incluyan medidas de corto plazo para alcanzar la estabilización y medidas de corte estructural para enfrentar los problemas de crecimiento.
Este proceso debería desarrollarse en dos etapas: (i) instrumentar las medidas
requeridas para alcanzar la estabilización, e (ii) instrumentar el esquema de
incentivos privados a través de reformas del sector financiero, la reforma comercial y del mercado de trabajo, entre otras.
Evidentemente, el enfoque de liberación se basa en el hecho de que las reformas deben mejorar la asignación de recursos para generar el crecimiento.2 Este
conjunto de políticas recomendadas por el Consenso de Washington debe
generar: (i) un marco macroeconómico sólido; (ii) un Estado eficiente y de
menor magnitud; (iii) un sector privado eficiente y en expansión, y (iv) reducción de la pobreza.
Se debe tener presente que a pesar de conocer teóricamente los efectos de
largo plazo de las políticas que se deben instrumentar, el proceso dinámico de
generación de los resultados económicos se desconoce con precisión. Esto
lleva, de manera importante, a considerar: (i) la secuencia de las medidas que
hay que considerar para la estabilización y el crecimiento, y (ii) la secuencia
óptima de las reformas.
2 La experiencia empírica muestra que el crecimiento económico ha estado relacionado con
la educación y los altos niveles de ahorro disponibles, tanto de fuentes internas como
externas, y no así exclusivamente con la asignación de recursos.
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
156
En realidad, diversos países han mostrado una aversión al riesgo en cuanto al
diseño e instrumentación de las estrategias debido a que la búsqueda de la
estabilización puede terminar generando más inestabilidad si la secuencia no es
la apropiada.
Economía de la información
El enfoque neoclásico sobre el cual se basa el Consenso de Washington, establece que los mercados generan soluciones Pareto eficiente bajo un conjunto
de condiciones restrictivas, como son: información perfecta, competencia perfecta y mercados completos. Al mismo tiempo, la búsqueda de equilibrio, a
través del modelo de equilibrio general, no toma en cuenta las instituciones, la
distribución del ingreso (mientras existieran derechos de propiedad bien definidos) y los eventos no-anticipados. De esta forma, las leyes de la oferta y la
demanda son suficientes para alcanzar el equilibrio.
Bajo estas circunstancias, la imposibilidad de obtener una solución de equilibrio
ocurría como consecuencia de la ausencia de una o varias de las premisas establecidas. Esto, de hecho, corresponde a fallas de mercado que requieren de la
intervención de las autoridades para llegar a una solución cercana a la óptima.
Cuando la información es imperfecta, los resultados económicos que se generan no son Pareto eficiente, aun cuando se toman en cuenta los costos de
obtener la información. Es por ello que, de acuerdo con Stiglitz, las propuestas
neoclásicas no toman en consideración el papel de la economía de la información y, en consecuencia, esas ideas no son particularmente relevantes en la
actual realidad económica.
Múltiples circunstancias y motivos pueden ocasionar el proceso de creación de
la información imperfecta, entre ellos, el propio mercado, como consecuencia
del deseo del empresario de aumentar su poder. Por ello, este hecho puede no
ser producto de una falla de mercado, sino de impactos exógenos que afectan
los diferentes mercados de maneras diversas. Dado que la información imperfecta genera resultados económicos ineficientes, estos problemas pueden parcialmente enfrentarse de la siguiente manera: (i) creando incentivos para aumentar y suministrar información; (ii) creando mecanismos para reducir la
información imperfecta;2 y (iii) suministrando información a través de decisiones o acciones. De esta forma, las consecuencias de la información imperfecta
pueden ser atenuadas.
Con relación a la información a través de decisiones o acciones, los resultados
de mercado contienen información y los participantes conocen esto; en consecuencia, incorporan esa información a su comportamiento futuro. Por ello, los
mercados también se verán afectados. En este caso, dado que los precios afectan calidad, el equilibrio puede estar caracterizado por una situación en la cual
2
Esto se basa en que los mercados no tienen suficientes incentivos para suministrar información, y los gastos para generar información pueden ser muy elevados.
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
157
la demanda no iguala la oferta. Evidentemente, estos resultados son diferentes
a los alcanzados en esquemas puramente competitivos, ya que el resultado
neoclásico asume que la información es perfecta y fija (no endógena).
La existencia de información imperfecta es una realidad y su impacto sobre los
resultados esperados de los modelos económicos que se instrumentarán es
relevante. Por tanto, su incorporación en dichos modelos tiene que ser fundamental a pesar de que ello implique la obtención de resultados no eficientes.
Relevancia para Venezuela
El problema de desarrollo económico se ha visto en Venezuela de diversas
formas en las últimas dos décadas. Inicialmente se le consideró como un inconveniente de asignación de recursos. En este caso, la planificación económica
era, en un contexto de profundas fallas de mercado, la manera de buscar la
eficiencia en la asignación de esos recursos y así incrementar la inversión. Una
vez agotada esa visión, se decidió que la utilización del mercado era en sí
mismo, en un contexto de profundas deficiencias institucionales, capaz de asignar eficientemente los recursos para dirigirlos a la inversión.
En ambos casos, los resultados económicos no han sido satisfactorios, ya que la
instrumentación de esas estrategias económicas ha generado un deterioro económico pronunciado, ocasionando un debilitamiento acentuado de la estructura institucional del Estado y una profunda exclusión social.
Específicamente, la estabilidad ha tratado de alcanzarse a través de reformas
fiscales parciales (afectadas por restricciones institucionales) o impuestas a través de intervenciones temporales a determinados mercados para establecer
anclas nominales. La ausencia de resultados positivos estuvo atada a la inconsistencia temporal de las estrategias instrumentadas debido a la permanencia de
profundos problemas estructurales.
En Venezuela el desarrollo económico requiere de un proceso de reformas
estructurales, esencialmente de índole fiscal, que garanticen la estabilidad
macroeconómica con instituciones que promuevan la eficiencia del sistema
económico.
Algunas conclusiones
La teoría económica neoclásica establece que la generación de un equilibrio
Pareto eficiente ocurre bajo un restrictivo grupo de consideraciones, como son:
información perfecta, competencia perfecta y mercados completos. La existencia
de información imperfecta hace que esa obtención del equilibrio no sea eficiente.
En consecuencia, la consideración de la información imperfecta en el diseño de
políticas públicas debe ser relevante. Estos aspectos se hacen aún más importantes cuando los programas de estabilización y crecimiento instrumentados deben
tomar en cuenta las particularidades estructurales de cada país.
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
158
La información y el cambio de paradigma en la economía
Joseph Stiglitz
La investigación por la que George Akerlof, Michael Spence y mi persona recibimos esta distinción forma parte de un programa de investigación más amplio en
el que actualmente participa un gran número de investigadores alrededor del
mundo. En el presente artículo, mi intención es situar dentro de ese programa
más amplio el trabajo específico que fue citado, para luego ubicar ese programa
dentro de la perspectiva aún más amplia de la historia del pensamiento económico. Espero demostrar que la economía de la información representa un cambio
fundamental en el paradigma imperante en la economía.
La economía de la información ya ha causado un profundo efecto en la manera
como se aborda la política económica y es probable que tenga una influencia aún
mayor en el futuro. Muchos de los principales debates en materia de políticas
durante las últimas dos décadas han girado en torno a los asuntos conexos de la
eficiencia de la economía de mercado y la relación apropiada entre el mercado y
el gobierno. El argumento de Adam Smith (1776) de que los mercados libres
llevan a resultados eficientes, como si estuvieran guiados por una “mano invisible”, ha desempeñado un papel central en estos debates; este argumento proponía que podíamos, en todo respecto, confiar en los mercados sin intervención
gubernamental (o, a lo sumo, con un papel limitado para el gobierno). El conjunto de ideas que presentaré en este artículo socavaron la teoría de Smith y el punto
de vista del papel del gobierno que se desprendía de ella. Estas ideas han señalado que la razón por la que la mano puede ser invisible es que simplemente no
está allí o, por lo menos, si está allí está inmóvil.
Cuando me inicié en el estudio de la economía hace 41 años, me sorprendió la
incongruencia entre los modelos que me enseñaban y el mundo en el que había
crecido en Gary, Indiana. Fundada en 1906 por U.S. Steel, Gary, así llamada en
honor al presidente de la junta de esta empresa, no es sino la sombra de lo que
fue. Pero incluso en sus mejores tiempos sufrió los embates de la pobreza, períodos de elevado desempleo e intensa discriminación racial. Sin embargo, las teorías económicas que nos enseñaban prestaban poca atención a la pobreza; sostenían que todos los mercados se equilibraban –inclusive el mercado laboral, por lo
que el desempleo no debía ser más que un fantasma– y que el afán de lucro
garantizaba que no pudiera haber discriminación económica (Becker, 1971). Como
estudiante de posgrado estaba decidido a tratar de crear modelos con supuestos
–y conclusiones– que estuvieran más de acuerdo con el mundo que veía, con
todas sus imperfecciones.
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
159
Mis primeras visitas al mundo en desarrollo en 1967 y una estadía más larga en
Kenia en 1969 dejaron en mí una huella indeleble. Modelos de mercados perfectos, tan gravemente defectuosos como podrían parecer para Europa o América,
parecían realmente inapropiados para estos países. A pesar de que muchos de los
principales supuestos en los que se fundamentaba el modelo de equilibrio competitivo parecían no ajustarse bien a estas economías, me sentí especialmente
desconcertado por las imperfecciones de la información, la ausencia de mercados, y el predominio y la persistencia de instituciones aparentemente disfuncionales,
tales como la aparcería. En Gary, ya había conocido el desempleo cíclico, en
ocasiones de proporciones bastante grandes, y las dificultades que traía consigo,
pero no había visto el gigantesco desempleo característico de las ciudades africanas, un desempleo que no podía explicarse ni por la intervención de los sindicatos ni por la existencia de leyes de salario mínimo (que, incluso cuando las había,
eran habitualmente burladas). Una vez más existía una enorme discrepancia entre
los modelos que nos habían enseñado y lo que veía en el mundo real.
En contraposición, las ideas y los modelos que describiré en esta disertación han
resultado útiles no sólo para abordar asuntos filosóficos amplios, tales como el
papel apropiado del Estado, sino también para analizar cuestiones de política
concretas. Creo que algunos de los graves errores que se han cometido en materia
de políticas en la última década, por ejemplo, en el manejo de la crisis del Este
asiático o la transición al mercado de los antiguos países comunistas, podrían
haberse evitado si se hubieran comprendido mejor aspectos, tales como la estructura financiera, la quiebra y la gestión (o gobernanza) corporativa, respecto de
los cuales la nueva economía de la información ha llamado la atención. Y las
denominadas políticas del “consenso de Washington”,1 que han predominado en
el asesoramiento en materia de políticas de las instituciones financieras internacionales durante el último cuarto de siglo, se han basado en políticas de mercado
fundamentalistas que ignoraron las preocupaciones teóricas de la información;
esto explica, por lo menos parcialmente, sus generalizados fracasos. La información afecta la toma de decisiones en todos los contextos, no sólo en las empresas
y los hogares. Más recientemente, como explicaré más adelante, he dirigido mi
atención hacia algunos aspectos de lo que podría llamarse la economía política
de la información: el papel de la información en los procesos políticos y en el
proceso colectivo de toma de decisiones. Existen asimetrías de información entre
quienes gobiernan y quienes son gobernados, y así como los participantes en los
mercados se esfuerzan por superar las asimetrías de la información, se hace necesario que nosotros busquemos maneras mediante las cuales puedan limitarse las
asimetrías de información en los procesos políticos y mitigarse sus consecuencias.
1
Véase una descripción en Williamson (1990) y una crítica en Stiglitz (1999c).
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
160
Marco histórico
No deseo revisar en detalle ahora los modelos que se han construido y que
examinan el papel de la información. En años recientes se han publicado una
serie de artículos de análisis y ensayos interpretativos, e incluso varios libros en
esta área.2 Ahora bien, quisiera resaltar algunos de los impactos tangibles que ha
tenido la economía de la información en la manera como se aborda la economía
en la actualidad, cómo ha ofrecido explicaciones a fenómenos que no habían
encontrado explicación antes, cómo ha alterado nuestros puntos de vista sobre el
funcionamiento de la economía y, quizá lo más importante, cómo ha llevado a
repensar el papel apropiado que debe desempeñar el gobierno en nuestra sociedad. Al exponer las ideas quisiera remontarme a algunos de sus orígenes. En gran
medida, estas ideas evolucionaron a partir de intentos por responder preguntas
específicas en materia de políticas o explicar fenómenos particulares para los que
la teoría convencional no ofrecía una explicación adecuada. Pero cualquier disciplina tiene vida propia, un paradigma predominante, con supuestos y convenciones. La motivación de gran parte del trabajo fue un esfuerzo por explorar los
límites de ese paradigma: ver cómo los modelos convencionales podían abordar
problemas relacionados con las imperfecciones de la información (lo que al final
resultó que no hacían muy bien).
Durante más de un siglo el modelado formal en economía se había centrado en
modelos en los que se suponía que la información era perfecta. Naturalmente,
todo el mundo admitía que la información era en efecto imperfecta, pero la
esperanza, conforme a la máxima de Marshall Natura non facit saltum, era que
las economías en las que la información no fuera demasiado imperfecta se parecieran en gran medida a las economías en las que la información era perfecta.
Uno de los principales resultados de nuestra investigación fue demostrar que esto
no era cierto, que incluso una pequeña cantidad de imperfección en la información podía tener un profundo efecto en la naturaleza del equilibrio.
Los creadores del modelo neoclásico, el paradigma económico reinante del siglo
XX, ignoraron las advertencias de los maestros del siglo XIX e incluso anteriores
en relación con la manera como los asuntos relativos a la información podrían
alterar sus análisis, probablemente porque no sabían cómo incluirlos en sus modelos aparentemente precisos, probablemente porque si lo hacían, habrían llegado a conclusiones incómodas sobre la eficiencia de los mercados. Por ejemplo,
2 Entre los artículos de análisis cabe mencionar Stiglitz (1975b; 1985d; 1987a; 1988b; 1992a;
2000d) y Riley (2001). Entre algunas de las obras se encuentran Fudenberg y Tirole (1991),
Hirshleifer y Riley (1992) y Hart (1995).
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
161
Smith, anticipándose a discusiones posteriores sobre selección adversa, escribió
que cuando las empresas aumentan las tasas de interés, los mejores prestatarios
abandonan el mercado.3 Si los prestamistas conocieran perfectamente los riesgos
relacionados con cada prestatario, esto importaría poco; a cada prestatario se le
cobraría una prima apropiada por concepto de riesgo. La razón por la que este
proceso de selección adversa tiene consecuencias tan importantes es precisamente porque los prestamistas no conocen a la perfección las probabilidades de
incumplimiento de obligaciones de los prestatarios.
Ya he mencionado que algo andaba mal –en efecto muy mal– con los modelos de
equilibrio competitivo que representaban el paradigma predominante cuando
nosotros cursábamos nuestros estudios de posgrado. El paradigma parecía decir
que el desempleo no existía y que los asuntos relacionados con la eficiencia y la
equidad podían separarse cuidadosamente, de modo que los economistas podían
dejar de lado los problemas de la desigualdad y la pobreza cuando procedieran a
diseñar sistemas económicos más eficientes. Pero más allá de estas cuestionables
conclusiones, también había una multitud de enigmas empíricos: hechos que
eran difíciles de conciliar con la teoría convencional y mecanismos institucionales
que quedaban sin explicación. En la microeconomía existían enigmas relacionados con las finanzas públicas como, por ejemplo, por qué pareciera que las
empresas no toman medidas que minimicen sus obligaciones tributarias; paradojas relativas al mercado de valores4 como, por ejemplo, por qué los precios de los
activos son tan volátiles (Shiller, 2000) y por qué el capital accionario desempeña
un papel tan limitado en el financiamiento de nuevas inversiones (Mayer, 1990),
así como también otros interrogantes importantes sobre el comportamiento como,
por ejemplo, por qué las empresas responden a los riesgos de maneras marcadamente diferentes de las que predice la teoría. En macroeconomía, los movimientos cíclicos de muchas de las principales variables agregadas resultaron difíciles de conciliar con la teoría convencional. Por ejemplo, si las curvas de
trabajo-oferta son sumamente inelásticas, como demuestra la mayoría de las evidencias (especialmente en el caso de los trabajadores del sector primario), entonces la reducción del empleo durante las fases descendentes del ciclo debería estar
acompañada de una gran reducción del salario de consumo real. Esto no parece
3
“Si la tasa oficial [...] se fijaba en un nivel demasiado alto [...] la mayor parte del dinero que
iba a ser prestado se prestaría a despilfarradores y derrochadores, quienes serían los únicos
dispuestos a pagar este elevado interés. Las personas sensatas, que dan por el uso del
dinero no más que una parte de lo que probablemente obtendrán con el uso del mismo, no
se arriesgarían a competir” (Smith, 1776). Véanse también Simonde de Sismondi (1815), Mill
(1848) y Marshall (1890), citados en Stiglitz (1987a).
4
Había tantos de estos enigmas que el Journal of Economic Perspectives publicaba regularmente en cada número una columna en la que se resaltaban estas paradojas. Véase en
Stiglitz (1973b; 1982d; 1989g) un análisis de otras paradojas.
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
162
ocurrir. Y si se cumplieran siquiera aproximadamente los supuestos del mercado
perfecto, las dificultades causadas por los movimientos cíclicos de la economía
serían mucho menores de lo que parecen ser en la realidad.5
Hubo, claro está, algunos intentos ptolemaicos de defender y ampliar el viejo
modelo. Algunos autores, como Stigler (1961), Premio Nobel en 1982, sin dejar de
reconocer la importancia de la información, sostenían que una vez que se tomaran en cuenta los costos reales de la información, los resultados convencionales
de la economía seguirían siendo válidos. La información no era más que un costo
de transacción. Según el enfoque de muchos economistas de la Escuela de Chicago,
la economía de la información era igual que cualquier otra rama de la economía
aplicada; simplemente se analizaban los factores especiales que determinaban la
oferta y la demanda de información, exactamente como podrían analizarse los
factores que afectan el mercado de trigo. Para los que tenían inclinaciones más
matemáticas, la información podía incorporarse en las funciones de producción
insertando una I para el insumo “información”, donde I podía producirse con
otros insumos como el trabajo. Nuestro análisis demostró que este enfoque era
incorrecto, así como también las conclusiones que se obtuvieron de él.
Los economistas prácticos que no pudieron ignorar los períodos de desempleo
que habían acosado al capitalismo desde sus inicios hablaban de la “síntesis
neoclásica”: si las intervenciones keynesianas se usaran para garantizar que la
economía se mantuviera con pleno empleo –sostenían– las propuestas neoclásicas
convencionales una vez más serían válidas. Pero aunque la síntesis neoclásica
(Samuelson, 1947, ganador del premio Nobel en 1970) tuvo una enorme influencia intelectual, para las décadas de los setenta y ochenta era atacada desde dos
frentes. Un frente atacaba los sustentos de la economía keynesiana, sus
microfundamentos. ¿Por qué los actores racionales no lograrían establecer el equilibrio –en condiciones en las que persistía el desempleo–, de la manera como
había sugerido John Maynard Keynes (1936)? Esta forma del argumento, en efecto, negaba la existencia de los fenómenos que Keynes trataba de explicar. Y lo
que era peor, desde esta perspectiva, algunos consideraban el desempleo existente como un reflejo en gran parte de una interferencia (por ejemplo, del gobierno
al fijar salarios mínimos o de los sindicatos al usar su poder monopolístico para
fijar salarios demasiado altos) en el libre funcionamiento del mercado. La implicación era que el desempleo se eliminaría si los mercados se hicieran más flexibles,
es decir, si se eliminaran las intervenciones del gobierno y de los sindicatos.
Aunque los salarios se redujeron en un tercio durante la Gran Depresión, según
este punto de vista deberían haberse reducido aún más.
5
Robert E. Lucas, hijo (1987), ganador del Premio Nobel en 1995, usa el modelo de los
mercados perfectos con un agente representativo para tratar de argumentar que estas fluctuaciones cíclicas tienen costos sociales relativamente bajos.
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163
Sin embargo, había otro punto de vista (articulado de manera más completa en
Greenwald y Stiglitz, 1987a; 1988b), cuyos partidarios se preguntaban por qué no
creer que el desempleo en gran escala no era más que la punta de un iceberg de
eficiencias de mercado más dominantes y más difíciles de detectar. Si los mercados parecían funcionar tan mal parte del tiempo, entonces la mayor parte del
tiempo deben tener un rendimiento insuficiente que se manifiesta de maneras
más sutiles. La economía de la información apoyaba este punto de vista. En
realidad, dada la naturaleza de los contratos de deuda, la caída de los precios
durante la Depresión se tradujo en quiebras y perturbaciones económicas, que en
efecto exacerbaron la contracción de la actividad económica. De haber existido
más flexibilidad de salarios y precios, las cosas podrían haber sido incluso peores.
En una sección posterior explicaré porqué el modelo competitivo convencional
no sólo fue cuestionado en razón de las discrepancias entre el modelo mismo y
sus predicciones, sino también debido a su falta de solidez; incluso pequeñas
desviaciones con respecto al supuesto básico de la información perfecta tuvieron
consecuencias importantes. Pero antes de abordar esos aspectos puede resultarnos útil describir algunos de los asuntos específicos que constituyeron la base de
mi programa de investigación en esta área.
Algunas ideas motivadoras
La educación como mecanismo de selección
El período entre 1969 y 1971 que pasé en el Institute for Development Studies en
la Universidad de Nairobi, con el patrocinio de la Fundación Rockefeller, fue clave
para mi reflexión sobre estos asuntos. En su intento por formular políticas que
promovieran su crecimiento y desarrollo, el gobierno de Kenia, que había logrado recientemente su independencia, estaba planteando interrogantes que no habían expresado sus amos coloniales anteriores. Por ejemplo, ¿cuánto debería invertir el gobierno en educación? Resultaba claro que una mejor educación permitía
que las personas obtuvieran mejores empleos: las credenciales de una persona la
ponían de primera en la cola para solicitar un empleo. Gary S. Fields, un joven
académico que trabajaba en el Institute for Development Studies en Kenia, creó
un modelo simple (publicado en 1972), que proponía, sin embargo, que los
beneficios privados de la educación –la mayor probabilidad de obtener un buen
empleo– podían diferir del beneficio social. En efecto, era posible que a medida
que más personas recibieran educación los beneficios privados aumentaran (resultaba aún más necesario obtener credenciales), aun cuando el beneficio social
podría disminuir. Desde esta perspectiva, la educación desempeñaba una función
totalmente diferente a la que se le asignaba en la bibliografía económica tradicional, en cuyo caso simplemente permitía incrementar el capital humano y la pro-
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164
ductividad.6 Este análisis tuvo importantes implicaciones para la decisión de Kenia
en cuanto a la cantidad que debía invertir en educación superior. El problema con
el trabajo de Fields era que no ofrecía un análisis completo del equilibrio: los
salarios eran fijos y no determinados sobre una base competitiva.
Esta omisión me llevó a preguntar a qué se parecería el equilibrio de mercado si los
salarios se fijaran equivalentes a los productos marginales medios condicionados a
la información que estuviera disponible (Stiglitz, 1975c). Y esto a su vez me obligó
a preguntar cuáles eran los incentivos y los mecanismos para que los empleadores
y los empleados adquirieran o transmitieran información. En el caso de un grupo de
aspirantes a un empleo con credenciales por lo demás similares (quienes, por
consiguiente, tendrían el mismo salario), el empleador tiene un incentivo para identificar quién es el más capaz, para encontrar alguna manera de seleccionar entre
ellos, si pudiera mantener esa información confidencial. Pero a menudo no puede,
y si otros descubrieran la verdadera habilidad de un trabajador le ofrecerían un
salario mayor y el empleador no podría apropiarse del beneficio de la información.
Al comienzo de este programa de investigación habíamos identificado de este modo
uno de los asuntos esenciales en la economía de la información: la dificultad de
apropiarse de los beneficios de crear información.
Por otra parte, si el empleado conociera su propia habilidad (es decir, si existieran
asimetrías de información entre el empleado y el empleador), entonces estarían
en juego incentivos diferentes. Alguien que está consciente de que sus habilidades se encuentran por encima del promedio tiene un incentivo para convencer de
ello a su posible empleador, pero un trabajador que haya llegado de último a la
distribución de habilidades posee un incentivo igualmente poderoso para mantener confidencial la información. En estas ideas se encontraba un segundo principio que había de estudiarse en años posteriores: los individuos tienen incentivos
para que la información no se revele, para guardarla en secreto o, en términos
modernos, para que no haya transparencia. Esto planteó otros interrogantes: ¿Cómo
se equilibraban las fuerzas que favorecían el secreto y las fuerzas que promovían
la divulgación de la información? ¿Cómo es el equilibrio que se establece? Pospondré la descripción de ese equilibrio hasta la próxima sección.
Teoría del salario de eficiencia
Ese verano en Kenia comencé otros tres proyectos de investigación relacionados
con las imperfecciones de la información. Para la época en que estaba trabajando
6
Véase, por ejemplo, Schultz (1960), quien ganó el Premio Nobel en 1979, y Mincer (1974).
Para la fecha, otro trabajo en desarrollo criticaba la formulación del capital humano, que se
centraba en el papel de la educación en la socialización y en la obtención de credenciales.
Véase, por ejemplo, Bowles y Gintis (1976).
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
165
en Kenia, había un gran desempleo urbano. Mis colegas en el Institute for
Development Studies, Michael Todaro y John Harris, habían formulado un modelo simple de migración de la mano de obra del sector rural al urbano que explicaba las razones del desempleo.7 Los elevados salarios urbanos eran un atractivo
para los trabajadores, quienes estaban dispuestos a arriesgarse a quedar
desempleados para intentar conseguir esos salarios más elevados. Éste era un
sencillo modelo de equilibrio general del desempleo, pero nuevamente faltaba
una pieza: una explicación de los altos salarios urbanos, muy superiores al salario
mínimo oficial. No parecía que el gobierno o los sindicatos estuvieran obligando
a los empleadores a pagar estos elevados salarios. Se necesitaba una teoría del
equilibrio de la determinación de salarios. Recordé conversaciones que tuve en
alguna oportunidad en Cambridge con Harvey Leibenstein, quien había postulado que en países muy pobres, debido a la nutrición, los salarios más elevados se
traducían en mayor productividad (Leibenstein, 1957). La idea clave era que las
imperfecciones presentes en la información y la contratación también podrían
racionalizar una dependencia entre la productividad y los salarios.8 En ese caso,
las empresas podrían considerar rentable pagar un salario mayor que el mínimo
necesario para contratar mano de obra; a estos salarios los denominé salarios de
eficiencia. Con los salarios de eficiencia, el desempleo podía existir en equilibrio.
Analicé cuatro explicaciones por las que la productividad podría depender de los
salarios (distintas a la explicación de la nutrición). La más sencilla era que los
salarios más bajos se traducían en mayor rotación de mano de obra y, por ende,
mayores costos de rotación de mano de obra para la empresa.9 No fue sino hasta
varios años después que estuvimos en capacidad de explicar de manera más
completa –en función de las limitaciones de información– la razón por la que las
empresas tienen que correr con estos costos de rotación de mano de obra (Arnott
y Stiglitz, 1985; Arnott et al., 1988).
7
Véanse Todaro (1969) y Harris y Todaro (1970). Amplié estas ideas en Stiglitz (1969b).
8
Otros estaban llegando de manera independiente a la misma idea, en particular Phelps
(1968). En su teoría de los mercados de clientes, Phelps y Winter (1970) también se dieron
cuenta que los mismos aspectos eran válidos en el caso de los mercados de productos.
9
En Nairobi, en 1969, escribí un largo y exhaustivo análisis sobre los salarios de eficiencia,
titulado “Alternative Theories of Wage Determination and Unemployment in LDC´s”. Dada la
costumbre de escribir disertaciones relativamente cortas, que se centren en un aspecto a la
vez, en lugar de publicar la disertación completa, dividí el documento en varias partes. Cada
una de ellas tuvo un largo período de gestación. La disertación sobre rotación de la mano de
obra fue publicada como Stiglitz (1974a); el modelo de selección adversa como Stiglitz (1982a,
1992d [una revisión de un documento inédito de 1976]). Expliqué detalladamente la teoría
nutricional de los salarios de eficiencia en Stiglitz (1976). Posteriormente, se han ampliado
varias versiones de estas ideas en un gran número de artículos, inclusive Weiss (1980), Stiglitz
(1982f; 1986b; 1987a;g), Akerlof y Yellen (1986), Andrés Rodríguez y Stiglitz (1991a;b), Raaj K.
Sah y Stiglitz (1992), Nalebuff et al. (1993), y Rey y Stiglitz (1996).
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
166
Otra explicación para los salarios de eficiencia tenía que ver con la investigación
que yo estaba emprendiendo sobre la información asimétrica. Cualquier gerente
diría que pagar mejores salarios atrae mejores trabajadores; ésta es sólo una aplicación de la noción general de la selección adversa, que desempeñó un papel central
en los inicios de la bibliografía sobre seguros (Arrow, 1965). Las empresas en un
mercado no tienen que aceptar de manera pasiva el “salario del mercado”. Incluso
en mercados competitivos, las empresas podían, si así lo quisieran, ofrecer mejores
salarios que otras; en efecto, podría ser rentable para una empresa ofrecer mejores
salarios a fin de atraer trabajadores más capaces. Nuevamente, la teoría del salario
de eficiencia explicaba la existencia del desempleo en equilibrio. Resultaba entonces claro que la noción sobre la que se fundamentaba la mayor parte del análisis
tradicional del equilibrio competitivo –de que los mercados tenían que equilibrarse– simplemente no era cierta si la información era imperfecta.
Sin embargo, la formulación de la teoría del salario de eficiencia que ha recibido
la mayor atención durante los años se ha centrado en los problemas de los incentivos. Muchas empresas afirman que pagar salarios altos induce a los trabajadores
a trabajar más arduamente. El problema que Carl Shapiro y yo (1984) enfrentamos
fue tratar de dar sentido a esta aseveración. Si partimos del supuesto de que todos
los trabajadores son idénticos, entonces si para una empresa resulta beneficioso
pagar un salario alto, del mismo modo sería beneficioso para todas las empresas.
Pero si un trabajador fuera despedido por holgazán y existiera pleno empleo,
podría encontrar inmediatamente otro trabajo con el mismo salario. Por consiguiente, el salario alto no ofrecería ningún incentivo. Sólo si hubiera desempleo,
el trabajador pagaría un precio por holgazanear. Demostramos que en equilibrio
tenía que haber desempleo: el desempleo era el mecanismo disciplinario que
obligaba a los trabajadores a esforzarse en sus labores (véase en Rey y Stiglitz
[1996] otra formulación del equilibrio general). El modelo tenía importantes
implicaciones en materia de políticas, algunas de las cuales describiré más adelante. Nuestro trabajo ilustró el uso de modelos sumamente simplificados para ayudar a aclarar el razonamiento sobre asuntos bastante complicados. En la práctica,
por supuesto, los trabajadores no son idénticos y, por lo tanto, los problemas de
la selección adversa se entrelazan con los de los incentivos. Por ejemplo, el ser
despedido en general transmite cierta información, existe comúnmente un estigma al respecto.
Había una cuarta versión del salario de eficiencia, según la cual la productividad
estaba relacionada con efectos sobre la moral, percepciones sobre cuán justamente
eran tratados. Aunque examiné brevemente esta versión en mi trabajo anterior
(véase en particular Stiglitz, 1974d), no fue sino hasta veinte años más tarde que la
idea se profundizó en el importante trabajo de Akerlof y Yellen (1990).
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
167
La aparcería y la teoría general de los incentivos
Este trabajo sobre la economía de los incentivos en los mercados laborales se
relacionaba estrechamente con el tercer proyecto de investigación que comencé
en Kenia. En la teoría económica tradicional, aunque hubo mucha palabrería
sobre los incentivos, se prestó poca atención seriamente a los aspectos relacionados con los incentivos, la motivación y la supervisión. Con información perfecta,
se paga a los individuos por brindar un servicio específico. Si brindan el servicio,
reciben la cantidad convenida; de lo contrario, no la reciben. Con información
imperfecta, las empresas deben motivar y supervisar, recompensando a los trabajadores por un buen desempeño y castigándolos si el desempeño es deficiente.
Mi interés en relación con estos aspectos surgió por primera vez cuando reflexionaba sobre la aparcería, una modalidad común de tenencia de la tierra en los
países en desarrollo. En esta modalidad, el trabajador entrega la mitad (a veces
dos tercios) de lo que produce al terrateniente a cambio del uso de su tierra. A
primera vista, éste parecía ser un arreglo bastante ineficiente, que equivalía a un
impuesto de 50 por ciento sobre el trabajo del individuo. Pero, ¿qué otras opciones había? El trabajador podía alquilar la tierra, tendría muchos incentivos para
hacerlo, pero también tendría que asumir todos los riesgos que conllevan las
fluctuaciones de la producción; además, a menudo no disponía del capital necesario para pagar el alquiler por adelantado y el acceso al crédito era limitado (por
razones que explicaré más adelante). Podía trabajar como asalariado, pero entonces el terrateniente tendría que supervisarlo para asegurarse que trabajara. La
aparcería representaba una solución intermedia que permitía equilibrar las preocupaciones por la participación en los riesgos y los incentivos. El problema
de información subyacente era que no podía observarse el aporte del trabajador,
sino sólo su producción, que no se encontraba perfectamente correlacionada con
su aporte. El contrato de aparcería podía concebirse como una combinación de
un contrato de arrendamiento y un contrato de seguro, en el cual el terrateniente
“reembolsa” parte de la renta si la cosecha no resulta bien. No hay un seguro con
cobertura total (que equivaldría a un contrato como asalariado), porque este tipo
de seguro atenuaría todos los incentivos. El efecto adverso del seguro con respecto a los incentivos para evitar la contingencia que cubre el seguro se denomina
riesgo moral.10
10
Este término, así como el de selección adversa, tiene su origen en la bibliografía sobre
seguros. Las empresas de seguros se dieron cuenta de que mientras mayor era la cobertura
del seguro, menos incentivos había para que el asegurado tomara precauciones; si una
propiedad se aseguraba por más de 100 por ciento de su valor, había incluso un incentivo
para tener un accidente (por ejemplo, un incendio). Se pensaba que era “inmoral” no tener
el cuidado debido y de ahí viene el nombre de riesgo moral. El trabajo de Arrow sobre el
riesgo moral (Arrow, 1963; 1965) se encontraba entre los precursores más importantes,
como lo era también en la economía de la selección adversa.
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
168
En Stiglitz (1974b) analicé el contrato de aparcería de equilibrio. En este trabajo
admití la similitud entre los problemas relacionados con los incentivos que yo
investigué y los que enfrentan las corporaciones modernas, por ejemplo, a la hora
de brindar incentivos a sus gerentes, un tipo de problema que luego se denominaría el problema del mandante y el mandatario (del principal y el agente) (Ross,
1973). Posteriormente, apareció una amplia bibliografía sobre esquemas de incentivos óptimos y de equilibrio, en los mercados laborales, de capital y de seguros.11 Un principio importante era que los contratos debían basarse en elementos
observables, ya fueran insumos, procesos o resultados. Muchos de los resultados
obtenidos anteriormente en la investigación sobre la selección adversa tenían su
paralelo en esta área de los “incentivos adversos”. Por ejemplo, Arnott y yo (1988a;
1990) analizamos los equilibrios que implica el seguro parcial como forma de
mitigar los efectos de los incentivos adversos (exactamente como el seguro parcial caracterizaba el equilibrio con la selección adversa).
Distribuciones de salarios y precios de equilibrio
La cuarta área de mi investigación se refería al asunto de los diferenciales salariales desde una perspectiva diferente. En mi trabajo anterior había propuesto que
las empresas que enfrentaban una mayor rotación de personal podrían pagar
mayores salarios para mitigar el problema. Pero una de las razones por las que los
individuos dejan un trabajo es para obtener otro con mejor salario, por lo que la
tasa de rotación depende a su vez de la distribución salarial. El reto consistía en
formular un modelo de equilibrio que incorporara estas dos observaciones, es
decir, en el que la distribución salarial misma que motivaba la búsqueda se explicara como parte del equilibrio.
En términos más generales, la teoría del salario de eficiencia postulaba que las
empresas podrían pagar un salario más elevado que el necesario para tener trabajadores, pero el nivel del salario de eficiencia podría variar de una empresa a otra.
Por ejemplo, las empresas con mayores costos de rotación de personal, o en cuyo
caso la ineficiencia de los trabajadores, podría significar grandes pérdidas de
capital, o para las cuales fuera más difícil la supervisión podrían considerar más
deseable pagar salarios más altos. La implicación era que la misma mano de obra
podría recibir una compensación bastante diferente en empleos diferentes. En
general, la distribución salarial podría explicarse no sólo en términos de diferencias en las habilidades.
Durante las tres décadas siguientes, retomaría en repetidas oportunidades estos
cuatro temas.
11
Véase una referencia clásica en Hart y Holmström (1987). Asimismo véanse Stiglitz (1975a;
1982c), Murphy (1985), Jensen y Murphy (1990), Haubrich (1994), y Hall y Liebman (1998).
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169
Del paradigma competitivo al paradigma de la información
En la sección anterior describí cómo las disparidades entre los modelos que los
economistas utilizaban y el mundo que yo veía, especialmente en Kenia, habían
motivado una investigación dirigida a encontrar otro paradigma. Pero también
tenía otra motivación, impulsada más por la estructura y la lógica interna del
modelo competitivo en sí.
El modelo competitivo prácticamente hizo de la economía una rama de la ingeniería (sin pretender poner en entredicho esa noble profesión) y de los participantes en la economía mejores o peores ingenieros. Cada uno estaba resolviendo
un problema de maximización, con información completa: las familias maximizaban
la utilidad condicionadas por las limitaciones presupuestarias, las empresas
maximizaban los beneficios (valor de mercado), y ambas interactuaban en los
mercados competitivos laborales de productos y de capital. Una de las implicaciones
peculiares era que nunca había desacuerdos en cuanto a lo que la empresa debía
hacer. Distintos equipos de gerencia presumiblemente llegarían a la misma solución para los problemas de maximización. Otra implicación peculiar tenía que ver
con el significado de riesgo: cuando una empresa decía que un proyecto era
arriesgado, eso significaba (debería haber significado) que estaba muy correlacionado con el ciclo de negocios y no que tenía elevadas probabilidades de
fracaso (Stiglitz, 1989g). Ya he descrito algunas de las demás implicaciones peculiares del modelo: el hecho de que no había desempleo ni racionamiento de
crédito, que se centraba sólo en un subconjunto limitado de los problemas de
información que enfrentaba la sociedad, y que parecía no abordar asuntos tales
como los incentivos y la motivación.
Pero gran parte de la investigación en la profesión no estaba orientada a estas
grandes brechas, sino a aspectos aparentemente más técnicos: a las estructuras
matemáticas. La matemática subyacente requería supuestos de convexidad y continuidad, y con estos supuestos podría probarse la existencia del equilibrio y su
eficiencia (de Pareto) (véanse Debreu, 1959; Arrow, 1964). Las comprobaciones
convencionales de estos teoremas fundamentales de la economía del bienestar ni
siquiera incluyen entre sus supuestos los que tienen que ver con la información:
el supuesto de la información perfecta estaba tan arraigado que no tenía ni que
enunciarse de manera explícita. Los supuestos económicos respecto de los cuales
llamaban la atención las comprobaciones de la eficiencia se referían a la ausencia
de factores externos y bienes públicos. El enfoque de las fallas del mercado en
relación con la economía del sector público (Bator, 1958) examinaba otros enfoques mediante los cuales podían corregirse estas fallas de mercado, pero estas
fallas estaban bastante circunscritas en virtud de los supuestos.
Asimismo existía una curiosa disyunción entre el lenguaje que los economistas
empleaban para explicar los mercados y los modelos que construían. Hablaban
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
170
de la eficiencia de la información de la economía de mercado, aunque se concentraban en un único problema de información, el de la escasez. Sin embargo, los
consumidores y las empresas enfrentan diariamente miles de otros problemas de
información relacionados, por ejemplo, con los precios y la calidad de los diversos objetos que están a la venta en el mercado, la calidad y los esfuerzos de los
trabajadores que contratan o el rendimiento potencial de los proyectos de inversión. En el paradigma convencional, el modelo del equilibrio general competitivo
(por el cual Kenneth J. Arrow y Gerard Debreu recibieron el Premio Nobel en
1972 y 1983, respectivamente), no había choques, ni eventos imprevistos: en el
comienzo de los tiempos se resolvió el pleno equilibrio, y todo de ahí en adelante
fue el desarrollo en el tiempo de lo que se había planificado en cada una de las
contingencias. En el mundo real, el interrogante clave era: ¿cómo y cuán bien
manejan los mercados los problemas fundamentales de la información?
Otros aspectos del paradigma convencional también parecían difíciles de aceptar.
Según este paradigma, las instituciones no importaban: los mercados podían ver
a través de ellas y el equilibrio estaba simplemente determinado por las leyes de
la oferta y la demanda. Sostenía que la distribución de la riqueza no importaba,
siempre que existieran derechos de propiedad bien definidos (Coase [1960], quien
ganó el Premio Nobel en 1991). Tampoco la historia importaba, en ningún respecto: conociendo las preferencias, la tecnología y los recursos iniciales, podía
describirse la trayectoria en el tiempo de la economía.
La investigación sobre la economía de la información comenzó cuestionando
cada una de estas premisas básicas. Consideremos, en primer lugar, los supuestos
de convexidad que correspondían a los antiguos principios de los rendimientos
decrecientes. Con la información imperfecta (y los costos de adquirirla), estos
supuestos ya no eran aceptables. No era sólo que el costo de adquirir la información podía verse como fijo.12 Mi investigación con Roy Radner (Radner y Stiglitz,
1984) demostró que existía una falta de concavidad fundamental en el valor de la
información, es decir, en condiciones bastante generales nunca era rentable comprar sólo un poco de información. Arnott y yo (1988a) demostramos que tales
12
En los “espacios” naturales, las curvas de indiferencia y las curvas de igual beneficio
tenían un mal comportamiento. Las no convexidades que surgieron de manera natural
implicaban, a su vez, que el equilibrio podría caracterizarse por la aleatoriedad (Stiglitz,
1975b), o que las políticas de tributación y de tributación óptima con eficiencia de Pareto
podrían caracterizarse por la aleatoriedad (véanse Stiglitz [1982g], Arnott y Stiglitz [1988a], y
Brito et al. [1995]). Incluso los pequeños costos fijos (de búsqueda, de investigación de las
características de diferentes inversiones, de obtener información sobre tecnología relevante)
implican que los mercados no serán perfectamente competitivos; se describirían mejor mediante modelos de competencia monopolística (véanse Dixit y Stiglitz [1977], Salop [1977] y
Stiglitz [1979a;b, 1989f]), aunque la base de la competencia imperfecta era notablemente
diferente de la prevista originalmente por Chamberlin (1933).
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
171
problemas prevalecían incluso en el problema de riesgo moral más sencillo (en
cuyo caso los individuos tenían una gama de posibles acciones, por ejemplo, la
cantidad de riesgo que asumir). Aunque no habíamos revocado la Ley de los
Rendimientos Decrecientes, habíamos demostrado que su ámbito era más limitado de lo que se había comprendido previamente.
Michael Rothschild y yo (1976) demostramos que en las formulaciones naturales
de lo que podría significar un mercado competitivo con información imperfecta,
el equilibrio a menudo no existía,13 incluso cuando había una cantidad arbitrariamente pequeña de imperfección de información.14 Aunque posteriores investigaciones han buscado otras definiciones de equilibrio (por ejemplo, Riley, 1979),
seguimos escépticos; la mayoría de estas definiciones alternativas violan el significado natural de “competencia”, que cada participante en el mercado es tan
pequeño que cree que no tendrá ningún efecto en el comportamiento de los
demás (Rothschild y Stiglitz, 1997).
El nuevo paradigma de la información socavó aún más los cimientos del análisis
del equilibrio competitivo, las “leyes” básicas de la economía. Por ejemplo, hemos
explicado, cuando los precios afectan la “calidad” –bien sea debido a los efectos
de la selección o los incentivos–, cómo el equilibrio puede caracterizarse por una
demanda que no sea equivalente a la oferta; las empresas no pagarán a los
trabajadores salarios más bajos, incluso cuando existan trabajadores dispuestos a
aceptarlos, porque si lo hicieran aumentarían sus costos laborales. Contrariamente
a la ley del precio único, hemos demostrado que el mercado se caracterizará por
distribuciones de salarios y precios, aun cuando no haya una fuente exógena de
“ruido” en la economía y todas las empresas y los trabajadores sean (por lo
demás) idénticos. Contrariamente a los resultados competitivos convencionales,
hemos demostrado que, en equilibrio, las empresas pueden cobrar un precio superior a los costos marginales, o que los trabajadores pueden recibir un salario por
encima de su salario de reserva, de modo que se mantiene el incentivo de conservar
13
Las no convexidades dan lugar de manera natural a discontinuidades, y las discontinuidades
a problemas de la existencia, pero el problema de la no existencia que Rothschild y yo
habíamos revelado era de naturaleza diferente y más fundamental. El problema era en parte
que una sola acción de un individuo –la escogencia de una póliza de seguro en lugar de
otra– cambiaba discretamente las creencias, por ejemplo, sobre su tipo; y que un ligero
cambio en las acciones, por ejemplo, de una empresa aseguradora –lanzar al mercado una
nueva póliza de seguro– podía llevar a cambios discretos en las acciones y con ello en las
creencias. Dasgupta y Maskin (1986) han examinado equilibrios de estrategias mixtas en
formulaciones teóricas de juegos, pero éstos parecen menos convincentes que la resolución
que hace la competencia imperfecta de los problemas de la existencia que se describen a
continuación. En el trabajo con Arnott (1987, 1991b) investigué otros problemas de la no
existencia en el contexto de los problemas relacionados con los riesgos morales.
14
Esto tuvo una implicación especialmente inconveniente: cuando había un continuo de
tipos, como en los modelos de Spence (1973; 1974), nunca existía pleno equilibrio.
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
172
una reputación (véanse también Klein y Leffler, 1981; Shapiro, 1983). Contrariamente a la hipótesis de los mercados eficientes (Fama, 1970), que sostiene que los
precios de las acciones transmiten toda la información relevante de los individuos
informados a los no informados, Sanford J. Grossman y yo (1976, 1980a) demostramos que, cuando resulta costoso recabar información, los precios de las acciones
necesariamente agregan la información de manera imperfecta (para inducir a las
personas a recabar información, debe existir una “cantidad de desequilibrio en
equilibrio”). Cada una de estas piedras angulares del paradigma competitivo fue
refutada o se demostró que sólo era válida en condiciones mucho más restrictivas.
La razón fundamental por la que los mercados con información imperfecta difieren de aquellos en los que la información es completa es que con información
imperfecta las acciones o las opciones de mercado transmiten información. Los
participantes en el mercado lo saben y responden en consecuencia. Por ejemplo,
las empresas ofrecen garantías no sólo porque están en mejores condiciones de
absorber el riesgo de la falla del producto, sino también para transmitir información sobre la confianza que depositan en sus productos. Una persona contrata
una póliza de seguro con un deducible mayor para transmitir al asegurador su
convicción de que la probabilidad de que sufra un accidente es baja. La información también puede estar oculta: una empresa puede no asignar a un empleado a
un cargo altamente visible, porque sabe que la asignación se interpretará como
una indicación de que el empleado es bueno y sería más probable que un competidor trate de contratar a la persona.
Una de las primeras ideas (Akerlof, 1970) fue que con información imperfecta los
mercados pueden ser práctica o totalmente inexistentes. La ausencia de mercados
específicos, por ejemplo, para el riesgo, tiene profundas implicaciones en cuanto
a la manera como funcionan otros mercados. El hecho de que los trabajadores y
las empresas no puedan comprar seguros que cubran muchos de los riesgos que
ellos corren afecta el mercado laboral y el de capitales; se traduce, por ejemplo,
en contratos de trabajo en los que el empleador ofrece un seguro limitado. Pero
el diseño de estos contratos más complicados, aunque todavía imperfectos e
incompletos, influye sobre la eficiencia y el desempeño general de la economía.
Probablemente lo más importante es que, en virtud del paradigma convencional,
los mercados son Pareto eficientes, salvo cuando ocurre una de un número limitado de fallas de mercado. Conforme al paradigma de la información imperfecta,
los mercados casi nunca son Pareto eficientes.
Aunque la economía de la información socavó así estos principios de la economía
tan arraigados, también ofreció explicaciones para numerosos fenómenos que
durante mucho tiempo habían permanecido inexplicados. Antes de abordar estas
aplicaciones, quisiera presentar una relación algo más sistemática de los principios de la economía de la información.
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
173
Algunos problemas en la construcción de un paradigma alternativo
Todos los economistas, por supuesto, admitían el hecho de que la información es
imperfecta. La razón por la que los modelos con información imperfecta no se
construyeron antes fue que no era obvio cómo hacerlo: aunque la información es
perfecta de una sola manera, existe un número infinito de maneras en las que la
información puede ser imperfecta. Una de las claves del éxito fue formular modelos simples en los que pudiera especificarse completamente toda la información
relevante y de este modo también pudieran especificarse completamente las maneras precisas en las que la información era imperfecta. Pero existía un peligro en
esta metodología, a pesar de su gran utilidad: en estos modelos excesivamente
simplistas, a veces era posible la revelación total de la información. Naturalmente,
en el mundo real esto nunca ocurre; por ello, en algunos de los trabajos posteriores (por ejemplo, Grossman y Stiglitz, 1976; 1980a), trabajamos con modelos con
un número infinito de estados. Asimismo, en los modelos simples bien pueden
haber maneras de resolver completamente los problemas relacionados con los
incentivos, que fracasan cuando los modelos se hacen más realistas, por ejemplo,
al combinar problemas de selección y de incentivos (Stiglitz y Weiss, 1986).
Quizás el problema más difícil a la hora de construir el nuevo paradigma fue
modelar el equilibrio. Era importante pensar en ambos lados del mercado: los
empleadores y los empleados, la empresa aseguradora y el asegurado, el prestamista y el prestatario. Cada uno debía representarse en el modelo como un ente
“racional”, en algún sentido, que hiciera inferencias a partir de la información
disponible y se comportara en consecuencia. Yo quería modelar el comportamiento competitivo, en cuyo caso cada actor de la economía fuera pequeño y
creyera que era pequeño, y de este modo sus acciones no podrían afectar o no
afectarían el equilibrio (aunque podrían verse afectadas las inferencias de los
demás con respecto a él). Finalmente, era necesario pensar cuidadosamente en
cuáles eran las acciones factibles: qué podría hacer cada lado para obtener información o transmitirla a los demás.
Como veremos, la gama de resultados obtenidos (y gran parte de la confusión
que reinaba en la bibliografía inicial) provino en parte de la incapacidad de ser
tan claros como podríamos haber sido en relación con los supuestos. Por ejemplo, en el modelo convencional de la selección adversa, la calidad del bien que se
ofrecía en el mercado (digamos de los automóviles usados o del riesgo del asegurado) dependía del precio. El comprador de un automóvil (el vendedor de seguros) conoce la relación estadística entre precio y calidad, y esto afecta su demanda. El equilibrio del mercado es el precio al cual la demanda es equivalente a la
oferta. Pero es un equilibrio si y sólo si no hay manera de que el vendedor de un
buen automóvil pueda transmitir esa información al comprador –de modo que
pueda ganar una prima por calidad– y si no hay manera de que el comprador
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
174
pueda diferenciar los vehículos buenos de los malos. Sin embargo, por lo general,
sí hay maneras de hacerlo, y el intento de obtener esa información tiene profundos efectos en el funcionamiento del mercado. Para crear un nuevo paradigma
teníamos que desechar las antiguas premisas, preguntarnos cuáles deberían ser
nuestros supuestos y qué debería obtenerse del análisis. El equilibrio del mercado
no podía tomarse como un supuesto, así como tampoco la premisa de que una
empresa vende un bien a un precio específico a todos los participantes. No podíamos comenzar el análisis ni siquiera suponiendo que en equilibrio competitivo
los beneficios serían nulos. En la teoría convencional, si había beneficios positivos, una empresa podría entrar a competir ofreciendo sus productos de manera
tal de ganar la preferencia de los clientes existentes mediante ofertas atractivas. En
la nueva teoría, el intento por atraer nuevos clientes reduciendo ligeramente los
precios podría llevar a cambios apreciables en su comportamiento o en la mezcla
de clientes, de manera que los beneficios de la empresa que recién entrara en el
mercado de hecho se volverían negativos. Era necesario reconsiderar todas las
conclusiones a partir de otras premisas.
Avanzamos en nuestros análisis porque comenzamos con modelos sumamente
simplificados de mercados específicos, que nos permitieron estudiar cuidadosamente cada uno de los supuestos y las conclusiones. A partir del análisis de
mercados específicos (ya fuera el mercado de seguros, el de la educación, el
laboral o el de la aparcería / tenencia de la tierra), intentamos identificar principios generales y examinar cómo operaban estos principios en cada uno de los
demás mercados. Al hacerlo, identificamos características particulares y supuestos
específicos relativos a la información que parecían ser más relevantes en un mercado que en otro. La naturaleza de la competencia en el mercado laboral es
diferente de la naturaleza de la competencia en el mercado de seguros o en el
mercado de capitales, a pesar de que estos mercados tienen mucho en común.
Esta interacción que se produjo al observar las maneras como los mercados se
parecen y se diferencian resultó ser una estrategia de investigación fructífera.15
15
En trabajos anteriores, especialmente sobre la teoría del equilibrio general, realizados por
Hurwicz (1960; 1972), Marschak y Radner (1972), y Radner (1972), entre otros, se había
reconocido la importancia de los problemas de la información e incluso se habían identificado
algunas de las maneras como la información limitada afectaba la naturaleza del equilibrio de
mercado (por ejemplo, sólo podían tenerse contratos que dependieran de estados de la naturaleza que fueran observables por ambas partes en el contrato). Pero el intento de modificar
la teoría abstracta del equilibrio general para incorporar los problemas de las imperfecciones
de la información resultó, a la larga, menos fructífero que el enfoque alternativo de comenzar
con modelos bastante concretos y sumamente simplificados. Arrow (1963; 1965; 1973; 1974;
1978), aunque era una figura central del enfoque del equilibrio general, fue uno de los
primeros en identificar la importancia de los efectos del riesgo moral y la selección adversa.
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
175
Fuentes de asimetrías de información
Las imperfecciones de la información son dominantes en la economía; en efecto,
es difícil imaginar cómo sería un mundo con información perfecta. La mayor parte
de la investigación que describo en esta disertación se centra en las asimetrías de
la información, el hecho de que diferentes personas saben cosas diferentes. Los
trabajadores saben más acerca de sus propias habilidades que la empresa; la
persona que compra un seguro sabe más acerca de su salud, por ejemplo, si fuma
y bebe en exceso, que la empresa aseguradora. Asimismo el propietario de un
automóvil sabe más acerca de su automóvil que los compradores potenciales; el
dueño de una empresa sabe más acerca de la empresa que un inversionista
potencial; el prestatario sabe más acerca del riesgo que representa su proyecto
que el prestamista, y así sucesivamente.
Una característica esencial de una economía de mercado descentralizada es que
diferentes personas saben cosas diferentes y, en cierto sentido, desde hace tiempo los economistas ya habían estado pensando en los mercados con asimetrías de
información. Pero en los primeros trabajos publicados no se había reflexionado
sobre la manera como se crearon estos mercados ni cuáles podrían ser sus consecuencias. A pesar de que estas asimetrías de la información surgen de manera
inevitable, la magnitud en que lo hacen y sus consecuencias dependen de cómo
se estructura el mercado y la aceptación de que estas asimetrías se presentarán
afecta el comportamiento del mercado. Por ejemplo, aun cuando un individuo no
tenga más información sobre su habilidad que sus posibles empleadores, en el
momento en que va a trabajar para un empleador específico, se ha creado una
asimetría de información: el empleador ahora puede saber más que los demás
acerca de la habilidad del individuo. Una consecuencia es que el mercado de la
“mano de obra usada” puede no funcionar bien. Otros empleadores se mostrarán
reticentes a tratar de obtener los servicios del trabajador, a sabiendas de que
lograrán que abandone a su empleador actual sólo si le ofrecen demasiado. Este
impedimento con respecto a la movilidad laboral da al primer empleador un
poder de mercado que se verá tentado a utilizar. Pero en estas circunstancias,
debido a que un trabajador sabe que tenderá a quedarse atrapado en un trabajo,
será más reacio al riesgo al aceptar una oferta. Por consiguiente, los términos del
contrato inicial deben concebirse de manera tal que reflejen la disminución del
poder de negociación del trabajador que ocurre tan pronto acepta un trabajo.
Para citar otro ejemplo, es natural que en el proceso de la exploración petrolera
una empresa pueda obtener información relacionada con la probabilidad de que
haya petróleo en una extensión de tierra vecina, lo que constituye un factor
externo de la información (véanse Stiglitz, 1975d; Leitzinger y Stiglitz, 1984). La
existencia de esta información asimétrica afecta la naturaleza de la licitación de
derechos de explotación petrolera en la extensión de tierra vecina. El proceso de
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
176
licitación es notablemente diferente cuando se sabe que existen asimetrías de información que cuando no existen tales asimetrías (Wilson, 1977). Aquellos que están
desinformados supondrán que ganarán sólo si ofrecen demasiado; las asimetrías de
la información exacerban el problema de la “maldición del ganador” (Wilson, 1969;
Capen et al., 1971). El gobierno (u otros propietarios de grandes extensiones que
esperan por ser explotadas) debe tener presente esto en su estrategia de otorgamiento de concesiones. Y quienes participen en las primeras licitaciones también
tomarán esto en cuenta: parte del valor de ganar en la subasta inicial es la renta de
información que se acumulará en las siguientes rondas.
A pesar de que la investigación inicial en el ámbito de la economía de la información se ocupó de la manera como los mercados superaban los problemas de las
asimetrías de la información, el trabajo posterior se centró en cómo los actores de
los mercados crean problemas de información, por ejemplo, en un intento por
beneficiarse del poder de mercado. Un ejemplo es el de los gerentes de empresas
que tratan de reafirmarse y reducir la competencia en el mercado de los gerentes
emprendiendo acciones que aumenten la asimetría de la información (Shleifer y
Vishny, 1989; Edlin y Stiglitz, 1995). Éste es un ejemplo del problema general de
la gestión de gobierno (gobernanza) corporativa que retomaré más adelante. Del
mismo modo, la presencia de imperfecciones de la información da origen al
poder de mercado en los mercados de productos. Las empresas pueden aprovechar este poder de mercado a través de “rebajas” y otras formas de distinguir a los
individuos que tienen diferentes costos de búsqueda (Salop, 1977; Salop y Stiglitz,
1977, 1982; Stiglitz, 1979a). Las dispersiones de precio que existen en el mercado
son creadas por el mercado; no son sólo producto de la incapacidad de los
mercados de arbitrar plenamente diferencias de precio causadas por choques que
afectan cada mercado de manera diferente.
Superación de las asimetrías de información
Ahora deseo examinar brevemente las maneras como se manejan las asimetrías
de información y cómo pueden superarse (parcialmente).
1. Incentivos para recabar y divulgar información. Existen dos aspectos esenciales:
cuáles son los incentivos para obtener información y cuáles son los mecanismos. En
mi breve análisis de la educación como mecanismo de selección, sugerí el incentivo
fundamental: los individuos más capaces (individuos que representan los menores
riesgos, empresas con mejores productos) recibirán un mejor salario (tendrán que
pagar una prima menor, recibirán un precio mayor por sus productos), si pueden
demostrar que son más productivos (menor riesgo, mayor calidad).
Acotamos anteriormente que a pesar de que algunos individuos tienen un incentivo para divulgar información, otros tienen un incentivo para que la información
no se divulgue. ¿Era posible que en condiciones de equilibrio de mercado, sólo se
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
177
revelara parte de la información? Uno de los primeros resultados importantes fue
que si los más capaces pueden demostrar que lo son sin incurrir en ningún costo,
entonces en el mercado se revelaría toda la información, aun cuando los que
estén por debajo del promedio preferirían que no se revelara ninguna información. En los modelos más sencillos describí un proceso de “desentrañamiento” de
la información: si el más capaz podía demostrar su habilidad, lo haría; pero entonces todos, salvo los más capaces, quedarían agrupados y recibirían el producto
marginal medio de ese grupo, y el más capaz de ese grupo tendría un incentivo
para revelar su habilidad. Y así sucesivamente, hasta que hubiera plena revelación. (A modo de chiste, me referí a esto como la “Ley de la Clasificación de
Walras”: si todos excepto un grupo se separan de los demás, entonces también
queda identificado el último grupo.)
¿Qué ocurre si los que son más capaces no pueden convencer de manera creíble
a los empleadores potenciales de su habilidad? El otro lado del mercado también
tiene un incentivo para recabar información. Un empleador que puede encontrar
a un trabajador que es mejor de lo que se dan cuenta los demás habrá encontrado
una ganga, porque el salario del trabajador se determinará en función de lo que
los demás piensan de él. El problema, como ya indicamos, es que si los demás
descubren lo que sabe el empleador, el salario que habrá que ofrecerle al trabajador aumentará y el empleador no podrá apropiarse del rendimiento de la inversión que hiciera en adquirir información.
El hecho de que la competencia dificulte que el encargado de la selección se
apropie del beneficio del proceso de selección tiene una implicación importante:
en los mercados en los que, independientemente de la razón, los más capaces no
puedan demostrar a cabalidad sus atributos, la inversión en la selección requiere
competencia imperfecta en la selección. En efecto, la economía debe escoger
entre dos imperfecciones diferentes: imperfecciones de la información o de la
competencia. Por supuesto, al final existirán ambas formas de imperfección y no
habrá ninguna razón específica por la que deban “equilibrarse” de manera óptima
(Stiglitz, 1975b; Jaffee y Stiglitz, 1990). Éste es apenas uno de los muchos ejemplos
de la interacción entre las imperfecciones del mercado. Por ejemplo, antes analizamos los problemas de los incentivos en relación con la aparcería, que surgen
cuando los trabajadores no son propietarios de la tierra que cultivan. Este problema podría superarse si los individuos pudieran tomar préstamos para comprar sus
tierras. Pero las imperfecciones de los mercados de capitales –limitaciones de la
capacidad para endeudarse, que a su vez surgen de las imperfecciones de la
información– explican porqué esta “solución” no funciona.
Existe otra consecuencia importante: si los mercados fueran totalmente eficientes
desde el punto de vista de la información –es decir, si la información se difundiera
de manera instantánea y perfecta en toda la economía–, entonces nadie tendría
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
178
ningún incentivo para recabar información, en tanto que no se incurriera en
ningún costo al hacerlo. Por consiguiente, los mercados no pueden ser completamente eficientes desde la perspectiva de la información (Grossman y Stiglitz,
1976; 1980a).
2. Mecanismos para la eliminación o la reducción de las asimetrías de información. En los modelos simples, en los que, por ejemplo, los individuos conocen
sus propias habilidades, parecería haber una manera fácil de resolver el problema
de la asimetría de información: dejemos que cada persona diga cuál es su verdadera habilidad. Desafortunadamente, los individuos no necesariamente tienen el
incentivo para decir la verdad. Hablar no cuesta nada. Deben usarse otros métodos para transmitir la información de manera convincente.
La manera más sencilla de hacerlo era a través de un examen. Los modelos de
equilibrio competitivo (Arrow, 1973; Stiglitz, 1974a) con exámenes plantean dos
puntos generales. En primer lugar, en equilibrio, los beneficios de los más capaces se
producían en gran medida a expensas de los menos capaces. La demostración de
que un individuo tiene una habilidad superior le garantiza un mayor salario, pero
también comprueba que los demás son menos hábiles. Por ende, el rendimiento
privado de los gastos que generó la selección basada en la educación supera el
rendimiento social. Resultaba evidente que existían importantes factores externos
asociados a la información, tema que se retomaría en trabajos posteriores. En segundo lugar, y lo que resultó ser más sorprendente, podían existir múltiples equilibrios: uno en el que la información se revelara completamente (el mercado identificaba a las personas más capaces y a las menos capaces) y otro en el que la
información no se revelara, denominado equilibrio por agrupamiento (pooling
equilibrium). El equilibrio por agrupamiento tenía un predominio de Pareto con
respecto al equilibrio con revelación completa. Este trabajo, realizado hace 30 años,
estableció dos resultados de gran importancia en materia de políticas, que
sorprendentemente no han sido asimilados por completo en las discusiones de
política ni siquiera en la actualidad. En primer lugar, los mercados no ofrecen los
incentivos apropiados para la divulgación de la información. Existe, en principio,
un papel que debe desempeñar el gobierno. Y en segundo lugar, los gastos relativos a la información pueden ser excesivos (véase también Hirshleifer, 1971).
3. Transmisión de información a través de las acciones. Sin embargo, mucha de la
información que las empresas reúnen sobre sus empleados, los bancos sobre sus
prestatarios o las compañías aseguradoras sobre sus asegurados proviene no de
los exámenes, sino de inferencias que se hacen a partir de su comportamiento.
Éste es un lugar común en la vida real, pero no lo era en nuestros modelos
económicos. Como ya lo indiqué, en los primeros análisis sobre selección adversa
en los mercados de seguros se admitió que cuando una empresa aseguradora
aumentaba sus primas, aquellos con menos probabilidades de tener un accidente
podrían decidir no comprar el seguro; la disposición a comprar un seguro a un
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179
precio específico transmitía información a la empresa aseguradora. George Akerlof
reconoció que este fenómeno es mucho más general: la disposición del propietario a vender un automóvil usado, por ejemplo, transmitía información sobre la
calidad del automóvil.
Greenwald (1979; 1986) profundizó en estas ideas de manera significativa, al
demostrar cómo la selección adversa se aplicaba al mercado laboral y al de capitales (véanse también Greenwald et al., 1984; Myers y Majluf, 1984). Por ejemplo,
la disposición de las personas que forman parte de una empresa a vender sus
acciones a un precio específico transmite información acerca del valor que creen
que tienen realmente las acciones. La idea de Akerlof en el sentido de que el
resultado de estas asimetrías de información era que los mercados serían casi o
totalmente inexistentes ayudó a explicar porqué el mercado laboral y el de capitales con frecuencia no funcionaban bien. Proporcionó parte de la explicación del
porqué las empresas obtenían tan poco de sus fondos a través del capital accionario
(Mayer, 1990). Stigler estaba equivocado: la información imperfecta no era simplemente un costo de transacción.
Existe un conjunto más variado de acciones que transmiten información, además
de aquellas en las que se han centrado los modelos tradicionales de la selección
adversa. Una empresa aseguradora quiere atraer clientes saludables. Podría decidir que al ubicar sus oficinas en el quinto piso de un edificio sin ascensor, sólo
solicitarían una póliza los que tuvieran una buena salud cardíaca. La disposición o
la capacidad para subir cinco pisos transmite información. De manera más sutil, la
aseguradora podría pensar que la altura a la que necesita ubicarse, si desea atraer
solamente clientes saludables, depende de otros elementos de su estrategia como,
por ejemplo, la prima que cobre. O la empresa puede decidir ofrecer una membresía
en un club de salud, pero cobrar una prima superior. Aquellos que consideren
importante pertenecer a un club de salud, porque tienen intenciones de usarlo,
pagarán de buen grado la prima más elevada. Pero es probable que estos individuos sean más saludables.
Existen muchas otras acciones que transmiten información. La calidad de la garantía que ofrece una empresa puede transmitir información sobre la calidad del
producto; sólo las empresas que creen que su producto es confiable estarán
dispuestas a ofrecer una buena garantía. La garantía es deseable no sólo porque
reduzca el riesgo, sino porque transmite información. El número de años de
estudio puede transmitir información sobre la capacidad de un individuo. Los
individuos más capaces pueden estudiar durante más años, en cuyo caso el aumento del salario que va ligado al mayor número de años de estudio puede no
ser una consecuencia del capital humano que se ha agregado, sino más bien
simplemente de la selección que ocurre. El monto de deducible que escoge un
individuo en una póliza de seguro puede transmitir información sobre su opinión
acerca de la probabilidad de un accidente o la magnitud de los accidentes que él
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
180
prevé: en promedio, es posible que aquellos que tienen menos probabilidades de
tener un accidente estén más dispuestos a aceptar altos deducibles. La disposición
de un empresario a mantener una gran proporción de su patrimonio en una
empresa (o a retener una gran parte de las acciones de la empresa) transmite
información sobre lo que cree en relación con el rendimiento futuro de la misma.
Si una empresa asciende a un individuo a un puesto específico, puede transmitir
información sobre la evaluación que hace la empresa de la capacidad de ese
individuo.
El hecho de que estas acciones pueden transmitir información afecta el comportamiento. En algunos casos, la acción estará dirigida a confundir, a limitar la
divulgación de información. Cuando una empresa está consciente de que los
demás están atentos para saber a quién va a ascender y que competirán con más
fuerza para atraer a esos trabajadores, es posible que se vea afectada su disposición a ascender a algunos individuos o a asignarlos a trabajos específicos (Waldman,
1984). En otros casos, la acción estará orientada a transmitir información de una
manera creíble a fin de alterar las convicciones. El hecho de que los clientes traten
a una empresa que dé una mejor garantía como si su producto fuera mejor y, por
lo tanto, estén dispuestos a pagar un mayor precio puede afectar la garantía que
la empresa esté dispuesta a ofrecer. A sabiendas de que si vende sus acciones
transmitirá una señal negativa en relación con su opinión sobre el futuro de su
empresa, un empresario puede decidir retener un mayor número de acciones de
la empresa; se diversificará menos que en otras circunstancias (y, en consecuencia, es posible que actúe de una manera más reacia al riesgo).
Esto nos deja una sencilla lección: algunos individuos desean transmitir información, mientras que otros no desean que se transmita (ya sea porque esta información podría hacer que los demás piensen menos bien de ellos o porque si se
transmite, podría interferir con su capacidad para apropiarse rentas). En cualquier
caso, el hecho de que las acciones transmiten información lleva a las personas a
alterar su comportamiento y cambia la manera como funcionan los mercados.
Ésta es la razón por la que las imperfecciones de la información tienen tan profundos efectos.
Una vez que se admite que las acciones transmiten información, se producen dos
resultados. En primer lugar, al tomar decisiones sobre lo que deben hacer, los
individuos no sólo pensarán en lo que les gusta (como en la economía tradicional), sino también en cómo esas decisiones afectarán lo que los demás creen de
ellos. Si yo decido estudiar durante más tiempo, esto puede hacer que los demás
crean que soy más capaz. Por ende, es posible que decida hacerlo, no porque
aprecie lo que se enseña, sino porque aprecio la manera como este hecho cambia
lo que los demás piensan acerca de mi habilidad. Por supuesto, esto significa que
debemos reconsiderar completamente la toma de decisiones en las empresas y
los hogares.
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
181
En segundo lugar, anteriormente señalamos que los individuos tienen un incentivo para “mentir”: los menos capaces tienen un incentivo para decir que son más
capaces. Del mismo modo, si se determina que los que suben cinco pisos a pie
para comprar un seguro son más sanos, entonces yo podría estar dispuesto a
hacerlo aun cuando no tenga tan buena salud, simplemente para engañar a la
empresa aseguradora. En estas circunstancias, deben buscarse maneras mediante
las cuales la información se transmita en equilibrio. En una disertación que escribí
junto con Michael Rothschild (1976), presentamos un análisis crítico de cómo
podía ocurrir esto. Si los que son más capaces, menos propensos al riesgo o más
solventes actuaran de alguna manera observable, tuvieran preferencias diferentes a las de los que son menos capaces, más propensos al riesgo o menos solventes, entonces sería posible establecer un grupo de opciones, que permitiría que
aquellos con características diferentes se identificaran en efecto a través de una
autoselección. El mecanismo particular que investigamos en nuestro modelo de
seguros ilustra cómo funcionan los mecanismos de autoselección. Las personas
que saben que son menos propensas a tener un accidente estarán más dispuestas
a aceptar una póliza de seguro con un deducible elevado, de modo que una
empresa de seguros que ofrezca dos pólizas, una con una prima mayor y sin
deducible y otra con una prima menor y un deducible alto, podría determinar
quiénes son los clientes de mayor y de menor riesgo. Es sencillo construir opciones que permitan separar de esta manera a las personas en clases.
Resultaba evidente que la información se transmitía porque las acciones tenían un
costo y eran más costosas para unos que para otros. El intento de transmitir
información tenía que distorsionar el comportamiento. Nuestro análisis también
dejó claro que eran relevantes no sólo las asimetrías de la información, sino
también las imperfecciones de la información en términos más generales. Incluso
si los que compraban un seguro no conocían sus probabilidades de tener accidentes (o bien, por el contrario, las conocían con mayor exactitud que la empresa
de seguros), siempre que los que tuvieran en promedio mayores probabilidades
de tener accidentes se diferenciaran de alguna manera que se reflejara en sus
preferencias y acciones, podrían emplearse y se emplearían los mecanismos de
autoselección para fines de clasificación.
Sin embargo, se plantean otros asuntos como resultado del hecho de que es
posible que las acciones no puedan observarse sin incurrir en costos. El empleador
desearía saber cuán arduamente está trabajando su empleado; el prestamista desearía conocer las acciones que emprenderá el prestatario. Estas asimetrías de
información sobre las acciones son tan importantes como las que analizamos
anteriormente. Así como en el modelo de selección adversa el vendedor de seguros puede tratar de superar los problemas que plantean las asimetrías de la información mediante el examen, de la misma manera en el modelo de incentivos
adversos o riesgos morales, puede tratar de supervisar las acciones del asegurado.
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
182
Pero los exámenes y la supervisión son costosos, y aunque permiten obtener algo
de información, por lo general queda un alto grado de imperfección de información
residual. Una respuesta a este problema consiste en tratar de inducir el comportamiento deseado a través del establecimiento de términos contractuales. Por ejemplo, el comportamiento de los prestatarios frente a los riesgos puede verse afectado
por la tasa de interés que cobre el prestamista (Stiglitz y Weiss, 1981).
Consecuencias para el equilibrio de mercado
La ley de la oferta y la demanda había sido considerada durante mucho tiempo un
principio fundamental de la economía. Pero en efecto no existe ninguna ley que
obligue a la empresa de seguros a vender a todos los que soliciten una póliza a la
prima anunciada, ni al prestamista a prestar a todos los que soliciten préstamos a
la tasa de interés anunciada, ni al empleador a emplear a todos los que soliciten el
empleo con el salario anunciado. Con información perfecta y competencia perfecta, cualquier empresa que cobrara un precio superior a las demás perdería
toda su clientela, y al precio vigente, existía una oferta de clientes perfectamente
elástica. En los modelos de incentivos y de selección adversa, lo que importaba
era no sólo la oferta de clientes, empleados o prestatarios, sino también su “calidad”, es decir, el riesgo que representaba el asegurado o el prestatario, el rendimiento sobre la inversión o la productividad del trabajador.
Puesto que la “calidad” puede aumentar con el precio, puede ser rentable, por
ejemplo, pagar un mayor salario que el salario que establece el equilibrio en el
mercado, bien sea que la dependencia de la calidad provenga de los efectos de la
selección adversa o de los incentivos adversos (o, en el mercado laboral, debido
a efectos relacionados con la moral o la nutrición). La consecuencia, como hemos
indicado, es que el equilibrio de mercado puede caracterizarse porque la demanda no sea equivalente a la oferta en el sentido tradicional. En el equilibrio del
mercado crediticio, la oferta de préstamos puede estar racionada (Keeton, 1979;
Eaton y Gersovitz, 1981; Stiglitz y Weiss, 1981). O, en el mercado laboral, la tasa
salarial puede ser superior a la tasa a la que la demanda de mano de obra equivale
a la oferta (un salario de eficiencia), lo cual se traduce en desempleo.16
Sin embargo, analizar las opciones que se presentan en pleno equilibrio, tomando
en cuenta completamente no sólo el conocimiento que las empresas tienen sobre
16
La construcción de modelos de equilibrio con estos efectos es más difícil de lo que podría
parecer a primera vista, puesto que el comportamiento de cada agente depende de las
oportunidades vinculadas al comportamiento de los demás. Por ejemplo, los trabajadores
que una empresa atraiga con un salario específico dependerán de las ofertas salariales de
otras empresas. Shapiro y Stiglitz (1984), Rodríguez y Stiglitz (1991a;b), y Rey y Stiglitz
(1996) representan intentos por aceptar estos problemas del equilibrio general.
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
183
sus clientes, sino también el conocimiento que los clientes tienen sobre la manera
como las empresas harán inferencias sobre ellos según su comportamiento, y
tomando en cuenta el hecho de que las inferencias que una empresa puede hacer
dependen no sólo de lo que esa empresa hace, sino también de lo que hacen
otras empresas, resultó ser una tarea difícil. La situación más fácil de analizar era
la de un monopolista (Stiglitz, 1977). El monopolista podía construir un conjunto
de opciones que permitirían diferenciar entre distintos tipos de individuos, y
podía analizar si maximizaría sus beneficios al establecer una diferenciación completa o si sería preferible que lo hiciera parcialmente por agrupamiento (es decir,
ofreciendo un grupo de contratos de modo que varios tipos de individuos pudieran seleccionar el mismo contrato). Este trabajo sentó las bases de una teoría
general de la discriminación de precios. En virtud de las teorías convencionales
del monopolio, con información perfecta, las empresas tendrían un incentivo
para discriminar perfectamente los precios (obteniendo todo el excedente del
consumidor en cada caso). Si lo hicieran, entonces el monopolio en efecto no
sería distorsionador. Sin embargo, la mayoría de los modelos partieron del supuesto de que no existía discriminación de precios (es decir, el monopolista
ofrecía el mismo precio a todos los clientes), sin explicar porqué. La nueva investigación demostró cómo, en circunstancias de información limitada, las empresas
podían discriminar los precios, pero podían hacerlo sólo de manera imperfecta.
Trabajos posteriores realizados por varios autores (tales como Adams y Yellen,
1976; Salop, 1977) examinaron maneras mediante las cuales un monopolista podría detectar características relevantes de sus clientes. La economía de la información proporcionó así la primera teoría coherente del monopolio.
La razón por la que era fácil analizar el monopolio es porque el monopolista
podía estructurar toda la gama de opciones a la disposición de sus clientes. Lo
difícil es describir el equilibrio competitivo pleno como, por ejemplo, un grupo de
contratos de seguro tal que nadie pueda ofrecer otro grupo de contratos que sea
rentable. Cada empresa podía controlar las opciones que ofrecía, pero no las
opciones que ofrecían los demás, y las decisiones que tomaban los clientes dependían de todo el grupo de opciones disponibles. En nuestro artículo de 1976,
Rothschild y yo logramos analizar este caso.
Tres resultados sorprendentes surgieron de este análisis. Ya mencioné el primero
de ellos: en condiciones plausibles, dada la definición natural de equilibrio, podría no existir equilibrio. Existían dos formas posibles de equilibrio: equilibrios
por agrupamiento (pooling equilibria), en los cuales el mercado no puede distinguir los diferentes tipos, y los equilibrios por separación (separating equilibria),
en los cuales el mercado sí puede hacer la diferenciación. Los diferentes grupos
se “separan” o distinguen al tomar acciones diferentes. Mostramos en nuestro
contexto que nunca podía haber un equilibrio por agrupamiento: si hubiera un
solo contrato que todas las personas compraran, habría otro contrato que otra
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
184
empresa podía ofrecer que “rompería” el equilibrio por agrupamiento. Por otra
parte, podría no existir tampoco un equilibrio por separación, si el costo de
separación fuera demasiado grande. Cualquier supuesto equilibrio por separación podría romperse con un contrato de agrupamiento rentable, un contrato que
compraran tanto los de bajo riesgo como los de alto riesgo.17
En segundo lugar, incluso pequeñas cantidades de imperfección de la información pueden cambiar los resultados normales en relación con la existencia y la
caracterización del equilibrio. Por ejemplo, el equilibrio nunca existe cuando los
dos tipos están muy cerca entre sí. Como hemos visto, el modelo del equilibrio
competitivo simplemente no es sólido.
En tercer lugar, ahora podemos entender cómo el hecho de que las acciones
transmiten información afecta el equilibrio. En los modelos de información perfecta los individuos se despojarían completamente de los riesgos que enfrentan y,
en consecuencia, actuarían de una manera neutra en cuanto a los riesgos. Explicamos porqué los mercados de seguros no funcionarían bien, porqué la mayoría
de los individuos reacios al riesgo comprarían sólo un seguro parcial. El resultado
era importante no sólo en razón de las explicaciones que ofrecía en relación con
el funcionamiento de los mercados de seguro, sino también porque hay elementos importantes relativos a los seguros que están presentes en numerosos mercados y transacciones. La relación entre el arrendador y su arrendatario, o el empleador
y su empleado, contiene un componente relacionado con los seguros.
En resumen, el principio general de que las acciones transmiten información es
válido en muchos contextos. Además, las limitaciones con respecto a la habilidad
de despojarse del riesgo son importantes a la hora de explicar numerosas relaciones contractuales.
Clasificación, selección y transmisión de señales
En equilibrio, tanto los compradores como los vendedores, los empleadores y los
empleados, la empresa aseguradora y el asegurado, el prestamista y el acreedor
están conscientes de las consecuencias de sus acciones en relación con la información. En el caso en que, por ejemplo, la empresa de seguros o el empleador
toma la iniciativa de clasificar a los solicitantes, la autoselección es una alternativa
17
Por supuesto, los mercados de seguros sí existen en el mundo real. Creo que una limitación importante de la aplicabilidad del trabajo de Rothschild-Stiglitz (1976) es el supuesto de
la competencia perfecta. Factores tales como los costos de búsqueda y la incertidumbre
sobre cuán fácil es hacer que una empresa pague una indemnización hacen que el supuesto
de la competencia perfecta sea menos factible. La autoselección sigue siendo relevante,
pero alguna versión de la competencia monopolística puede ser más relevante que el modelo de la competencia perfecta.
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
185
a los exámenes como mecanismo de clasificación. En el caso en que el asegurado
o el empleado toma la iniciativa de identificarse como un socio contractual más
atractivo, entonces convencionalmente se dice que está transmitiendo señales
(signaling) (Spence, 1973). Pero, por supuesto, en equilibrio ambas partes conocen las consecuencias de las acciones alternativas, y las diferencias entre los
modelos de selección basados en la autoselección y en la transmisión de señales
radican en los tecnicismos de la teoría del juego y, especialmente, en quién mueve primero: el jugador informado o el desinformado.18
Sin embargo, algunas de las diferencias aparentes entre los modelos de transmisión
de señales (signalling models) y los de selección (screening models) surgen debido
a la incapacidad de especificar un equilibrio pleno. Acotamos anteriormente que
podría haber muchos contratos de separación, pero un único equilibrio por separación. Sostuvimos que si considerábamos cualquier otro grupo de contratos de separación, entonces (por ejemplo, en el mercado de seguros) una empresa podría
llegar y ofrecer otro grupo de contratos y obtener beneficios. En estas circunstancias, el primer grupo de contratos de separación no podría haber constituido un
equilibrio. Lo mismo es válido, por ejemplo, en el modelo de transmisión de señales
en la educación. Existen muchos sistemas educativos que “separan”, es decir, los
más capaces optan por estudiar durante más tiempo, y los salarios en cada nivel de
educación corresponden a la productividad de los que estudian durante ese período. Pero sólo uno de estos niveles se encuentra en equilibrio pleno. Supongamos,
por ejemplo, que hubiera dos tipos de individuos, los poco hábiles y los muy
hábiles. Si la persona poco hábil ha estudiado durante 12 años, entonces cualquier
sistema de educación en el que la persona muy hábil estudiara durante un período
lo suficientemente largo –digamos, más de 14 años– podría hacer la separación.
Pero las personas poco hábiles se darían cuenta de que si estudiaran durante 11
años, de todas maneras serían consideradas poco hábiles. El único nivel de educación en equilibrio para la persona poco hábil es el que maximiza su ingreso neto
(tomando en cuenta los aumentos de productividad y los costos de educación). El
único nivel de educación en equilibrio para las personas más capaces es el nivel de
educación más bajo que no represente para las personas menos hábiles un incentivo para imitar el logro educativo de la persona muy hábil.
18
Véanse, en particular, Stiglitz y Weiss (1983a; 1994) y Yabushita (1983). Como señalamos,
en el mundo real quien mueve primero debe considerarse una variable endógena. En este
contexto, parece que los equilibrios basados en la selección (screening equilibria) son más
sólidos que el equilibrio basado en la transmisión de señales (signalling equilibrium). Supongamos que hubiera algún equilibrio basado en la transmisión de señales que difiriera
del equilibrio basado en la selección, por ejemplo, que hubiera un equilibrio por agrupamiento, que se sostenga debido a las convicciones fuera de equilibrio de las empresas. Por
consiguiente, este equilibrio podría romperse como resultado de una movida anterior o
posterior de las empresas.
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
186
Por supuesto, el sistema educativo era especialmente inapropiado para estudiar el
equilibrio de mercado. La estructura del sistema de educación es en gran parte un
asunto de elección pública, no de procesos de mercado. Países diferentes han
escogido sistemas notablemente diferentes. El nivel mínimo de educación no es
por lo general un asunto de elección, sino que lo establece el gobierno. En los
sistemas educativos, los exámenes desempeñan un papel tan importante como la
autoselección o la transmisión de señales, aunque dado un cierto nivel de comprobación existe un proceso de autoselección implícito en la decisión de continuar los estudios o tratar de aprobar el examen. Por la misma razón, los problemas de existencia que surgen en el mercado de seguros no son relevantes en el
mercado de la educación: el lado “competitivo” de la oferta del mercado está
simplemente ausente. Pero cuando los conceptos de la transmisión de señales se
trasladan a contextos en los que existe un mercado competitivo sólido, los problemas de la existencia no pueden ignorarse tan fácilmente. En especial, cuando hay
un continuo de tipos, como en el modelo de Spence (1973), nunca existe un
equilibrio basado en la selección.
Contratos de equilibrio
El trabajo con Rothschild guardaba relación con la investigación anterior que yo
había realizado en materia de incentivos (como, por ejemplo, el trabajo sobre la
aparcería), en el sentido de que ambas líneas de investigación suponían un “equilibrio en los contratos”. Los contratos que habían caracterizado las relaciones
económicas en el modelo competitivo convencional eran extraordinariamente
simples: te pagaré cierta cantidad si tú haces tales cosas. Si no cumplías lo prometido, la remuneración no se hacía efectiva. Pero con la información perfecta, los
individuos simplemente no firmarían contratos que no se propusieran cumplir.
Los contratos de seguros eran también simples: se hacía efectivo un pago si y sólo
si ocurrían ciertos eventos especificados.
El trabajo sobre aparcería y equilibrio con los mercados de seguro competitivos
demostró que con información imperfecta se emplearía un grupo mucho mayor
de contratos y, con ello, se dio inicio a una amplia bibliografía sobre la teoría de
los contratos. En los sencillos contratos de aparcería de Stiglitz (1974b) se hacía
referencia a cuotas, pagos fijos y tamaños de lotes de terreno. En términos más
generales, las estructuras de pago óptimas relacionaban los pagos con elementos
observables, tales como insumos, procesos o productos.19 Asimismo debido a que
19
En Stiglitz (1974b), los contratos eran sumamente lineales. En principio, la generalización
de las estructuras de pago en funciones no lineales era simple. Sin embargo, incluso en este
respecto existían sutilezas, por ejemplo, si los individuos se esforzaban antes de conocer el
estado de la naturaleza o si existían límites en cuanto a las sanciones que podían imponerse
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
187
lo que ocurre en un mercado afecta otras partes de la economía, el mercado de
las tierras, el crediticio y el laboral están interrelacionados; no se podría descentralizar según la hipótesis del modelo convencional de la información perfecta
(Avishay Braverman y Stiglitz, 1982; 1986a;b; 1989).
Estos principios básicos se aplicaron posteriormente en otros contextos de mercado. El más obvio fue el diseño de los contratos laborales (Stiglitz, 1975a). Los
pagos que se hagan a los trabajadores pueden depender no sólo de la producción, sino del desempeño relativo, que puede transmitir información más relevante que el desempeño absoluto. Por ejemplo, el hecho de que aumente el valor de
la acción de una empresa específica cuando aumenta el valor de las acciones de
todas las demás empresas puede decir muy poco sobre el desempeño del gerente. En Nalebuff y Stiglitz (1983a;b) analizamos el diseño de estos esquemas de
compensación basados en el desempeño relativo (concursos).
Los mercados crediticios también se caracterizan por contratos de equilibrio complicados. Los prestamistas pueden especificar no sólo una tasa de interés, sino
también imponer otras condiciones (requisitos de garantía, requisitos de capital
accionario) que tendrían efectos relacionados, tanto con los incentivos como con
la selección.20 De hecho, la presencia simultánea tanto de efectos relacionados
con la selección como de efectos relacionados con los incentivos es importante
en los mercados crediticios. A falta de los primeros, sería posible aumentar los
requisitos de garantía y las tasas de interés, sin dejar de garantizar que el proyecto
del prestatario sea seguro.
Como otra aplicación, los “contratos” –inclusive las disposiciones que ayudan a
que se transmita la información y se compartan los riesgos– han resultado desempeñar un papel importante a la hora de explicar las rigideces macroeconómicas.
Véanse, por ejemplo, Azariadis y Stiglitz (1983), las disertaciones del simposio en
Quarterly Journal of Economics de 1983, el artículo de análisis de Rosen (1985),
Arnott et al. (1988), y Werin y Wijkander (1992). Igualmente, los problemas de las
asimetrías de información pueden ayudar a explicar la perpetuación de contratos
aparentemente ineficientes (Stiglitz, 1992b).
en caso de malos resultados (Mirrlees, 1975b, 1976; Stiglitz, 1975a). En la bibliografía no se
ha resuelto completamente la razón por la que los contratos son con frecuencia mucho más
simples de lo que la teoría habría predicho (por ejemplo, los pagos son funciones lineales
de la producción) y no se ajustan a los cambios de las circunstancias (véanse, por ejemplo,
Allen, 1985; Gale, 1991).
20
Véanse Stiglitz y Weiss (1983b; 1986; 1987). Incluso con estos instrumentos adicionales
todavía podría haber equilibrios fuera del mercado.
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
188
Distribuciones de precios y salarios de equilibrio
Una de las diferencias más obvias entre las predicciones del modelo con información perfecta y lo que vemos en la vida cotidiana es la conclusión de que el
mismo producto se vende por el mismo precio en todas partes. En realidad, todos
dedicamos una cantidad considerable de tiempo a buscar buenas ofertas. Las
diferencias de precios representan más que simplemente diferencias de calidad o
servicio. Existen diferencias de precio reales. Desde el clásico artículo de Stigler
(1961) ha surgido una amplia bibliografía en la que se investiga el comportamiento de búsqueda óptimo. Sin embargo, Stigler y los autores de la mayoría de la
bibliografía sobre búsqueda tomaron la distribución de precios o salarios como
dada. No se preguntaron cómo podría aparecer la distribución ni si ésta podría
mantenerse, dados los costos de búsqueda.
Cuando comencé a analizar estos modelos determiné que podía haber una distribución no degenerada de precios o salarios de equilibrio, incluso si todos los
agentes fueran idénticos como, por ejemplo, si tuvieran que hacer frente a los
mismos costos de búsqueda. Anteriormente, había quedado claro que incluso los
costos de búsqueda bajos podían representar una gran diferencia en términos del
comportamiento del mercado de productos y del mercado laboral. Diamond (1971)
hizo esta observación de manera independiente en un artículo muy influyente,
que sirve para ilustrar de manera contundente la falta de solidez de la teoría del
equilibrio competitivo. Supongamos, por ejemplo, como en la teoría convencional, que todas las empresas estuvieran cobrando el precio competitivo, pero hay
un costo de búsqueda épsilon, en el que se incurriría al ir a otra tienda. Entonces,
cualquier empresa que aumentara su precio en medio épsilon no perdería clientes y, por ende, optaría por hacerlo. Del mismo modo, sería rentable para todas
las demás empresas aumentar sus precios. Pero al precio más alto nuevamente
sería rentable para cada una de las empresas aumentar sus precios, y así sucesivamente hasta que el precio que cobre cada empresa resulta ser el precio
monopolístico, aun cuando los costos de búsqueda sean bajos. Esto demostró de
manera convincente que el precio competitivo no era el equilibrio. Pero en algunos casos ni siquiera el precio monopolístico era un equilibrio. En general, en
Salop y Stiglitz (1977; 1982; 1987) y Stiglitz (1979b; 1985c; 1987b; 1989c) se demostró que en situaciones en las que los costos de búsqueda eran incluso bajos,
los mercados podrían caracterizarse por una distribución de precios. En general,
la tradicional creencia según la cual no todo el mundo debía estar informado para
garantizar que el mercado actuara de manera perfectamente competitiva simplemente no era cierta (véase un análisis en Stiglitz, 1989c).
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
189
Eficiencia del equilibrio de mercado y el papel del Estado
Los teoremas fundamentales de la economía neoclásica del bienestar establecen
que las economías competitivas llevarán, como si estuvieran guiadas por una
mano invisible, a una distribución de los recursos Pareto eficiente, y que cada
distribución de recursos Pareto eficiente puede lograrse a través de un mecanismo competitivo, con la única condición de que se realizaran las redistribuciones
globales correspondientes. Estos teoremas proporcionan la razón fundamental o
la justificación, tanto para depender del libre mercado como para creer que los
asuntos relacionados con la distribución pueden separarse de los asuntos de la
eficiencia y que, por consiguiente, el economista tiene la libertad de promover
reformas que aumenten la eficiencia, independientemente de su aparente impacto en la distribución. (Si a la sociedad no le gustan las consecuencias de una
política en materia de distribución, debería simplemente redistribuir el ingreso.)
La economía de la información señaló que ninguno de estos teoremas era especialmente relevante para las economías reales. Claro está, durante las tres décadas
pasadas los economistas habían identificado importantes fallas de mercado –tales
como los factores externos asociados a la contaminación– que exigían la intervención del gobierno. Pero el alcance de las fallas de mercado era limitado y, por lo
tanto, los ámbitos en los que era necesaria la intervención del gobierno eran
consecuentemente limitados.
Trabajos anteriores, a los que ya he hecho referencia, habían sentado las bases
para la idea de que las economías con imperfecciones de información no serían
Pareto eficientes, incluso tomando en cuenta los costos de obtener la información.
Existían intervenciones en el mercado que podían hacer que todas las partes
estuvieran en mejores condiciones. Habíamos demostrado, por ejemplo, que los
incentivos para la divulgación y adquisición de la información estaban lejos de ser
perfectos. Por una parte, la capacidad de apropiación imperfecta significaba que
podrían haber incentivos insuficientes para recabar información; pero, por la otra,
el hecho de que gran parte de las ganancias eran “rentas”, ganancias que obtenían
unos a expensas de otros, indicaba que podrían haber gastos excesivos en relación con la información. En el caso de los mercados de capital sin restricciones,
un argumento tradicional era que existen poderosos incentivos para recabar información: descubrir que algunas acciones eran más valiosas de lo que los demás
pensaban se retribuiría con una ganancia de capital. Esta función de descubrimiento de precios en los mercados de capital se anunció con frecuencia como
una de sus fortalezas. Sin embargo, aunque el individuo que descubría la información un nanosegundo antes que los demás podría estar en una mejor posición, ¿la
sociedad en general estaba en mejores condiciones? Si el hecho de disponer de la
información un nanosegundo antes no se traducía en un cambio en las decisiones
reales (por ejemplo, en materia de inversiones), entonces resultaba ser en gran
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
190
parte redistributivo: las ganancias de los que obtenían la información se producían a expensas de otros (Stiglitz, 1989c).
Existen potencialmente otras ineficiencias asociadas a la adquisición de información. La información puede tener efectos adversos en la volatilidad (Stiglitz, 1989i),
y puede llevar a la destrucción de los mercados, de maneras que se traducen en
efectos adversos para el bienestar. Por ejemplo, los individuos a veces pueden
tener incentivos para crear asimetrías de información en los mercados de seguros,
que provocan la destrucción de esos mercados y la reducción del bienestar global. El bienestar podría incrementarse si pudiera prohibirse la adquisición de este
tipo de información. Recientemente, estos aspectos se han convertido en fuentes
de real preocupación en materia de políticas en el ámbito de las pruebas genéticas.
Incluso cuando la información está disponible, existen problemas en relación con
su uso, con el uso de ciertos tipos de información que tienen bien sea una intención o un efecto discriminatorio, en circunstancias en las que estaría prohibida
esta discriminación directa.21
Aunque quizá no era sorprendente que los mercados pudieran no proporcionar
los incentivos adecuados para la adquisición y difusión de información, las fallas
de mercado asociadas a la información imperfecta pueden ser mucho más profundas. La intuición puede verse de la manera más simple en el caso de los
modelos con riesgo moral. En estos modelos, la prima que se cobra se asocia al
riesgo promedio que corren y, por ende, a la precaución promedio que tienen
individuos aparentemente similares. El problema del riesgo moral se presenta
debido a que no puede cumplirse el nivel de precaución. Cada individuo ignora
el efecto que sus acciones tienen sobre la prima, pero cuando todos son menos
precavidos, la prima aumenta. La falta de precaución de cada individuo ejerce un
efecto externo negativo en los demás. La idea esencial de Greenwald y Stiglitz
(1986)22 era admitir que tales efectos externos son dominantes siempre que la
21
Véanse, por ejemplo, Rothschild y Stiglitz (1982; 1997). Véanse en Arrow (1972), Phelps
(1972) y Stiglitz (1973a; 1974d) modelos de discriminación estadística y algunas de sus
implicaciones. Véase también Stiglitz (1984a).
22
Greenwald y Stiglitz (1986) se centran en modelos con problemas de incentivos y selección adversa. En Greenwald y Stiglitz (1988a) se demostró que se obtenían resultados similares en el contexto de los modelos de búsqueda y otros con información imperfecta. Una
investigación anterior, con Shapiro (1983), había indicado, en el contexto de un modelo
específico, que los equilibrios en una economía con un problema de agencia o de mandante
y mandatario (principal y agente) no eran Pareto eficientes (restringidos). En un trabajo
posterior, con Arnott (1990), investigamos en más detalle las fallas de mercado que se
presentan con el riesgo moral. Trabajos anteriores habían demostrado que con mercados de
riesgo imperfectos, explicables en sí por las imperfecciones de la información, el equilibrio
de mercado era Pareto ineficiente. Véanse Newbery y Stiglitz (1982; 1984) y Stiglitz (1972a;
1981; 1982b).
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
191
información es imperfecta o los mercados incompletos –es decir, siempre– y, en
consecuencia, los mercados prácticamente nunca son Pareto eficientes restringidos. En resumen, las fallas de mercado son dominantes. En Arnott et al. (1994) se
presenta una sencilla exposición de este punto usando las restricciones de compatibilidad convencionales relacionadas con la autoselección y los incentivos.
Una implicación importante es que las asignaciones eficientes no pueden en general descentralizarse a través de mercados competitivos. La noción de que puede
descentralizarse la toma de decisiones para obtener una asignación de recursos
Pareto eficiente es una de las ideas fundamentales en economía. En Greenwald y
Stiglitz (1986) demostramos que en general eso no era posible. Un simple ejemplo
ilustra lo que está en discusión. Una empresa de seguros no puede controlar el
hábito de fumar, que tiene un efecto adverso en la salud. El gobierno tampoco
puede controlar cuánto fuman las personas, pero puede gravar impuestos no sólo
sobre los cigarrillos, sino también sobre otros artículos que sirven para complementar el hábito de fumar (y otorgar subsidios a sustitutos que tienen efectos menos
adversos). Véanse Arnott y Stiglitz (1991a) y Stiglitz (1989a; 1998b).
Un resultado conexo de la nueva economía de la información es que los problemas de la eficiencia y la equidad no pueden desvincularse fácilmente. Por ejemplo, con información imperfecta, los problemas de agencia –como, por ejemplo,
los que surgen cuando el dueño de la tierra y la persona que la trabaja no son la
misma persona– son una fuente clave de fallas de mercado. La magnitud de los
problemas de agencia depende de la distribución de la riqueza, como indicamos
anteriormente en nuestro análisis sobre la aparcería. Además, la noción de que
pueden separarse los problemas de equidad y de eficiencia también dependía de
la capacidad para realizar redistribuciones globales. Pero como lo había señalado
Mirrlees (1971), con información imperfecta esto era imposible; toda la tributación
redistributiva debe ser distorsionadora. Sin embargo, este hecho implica que podían ser deseables las intervenciones en el mercado que cambian la distribución
del ingreso antes de la deducción de impuestos, porque aliviaban la carga que
recaía en la tributación redistributiva (Stiglitz, 1998a). Una vez más, la conclusión
es que el segundo teorema del bienestar, que de hecho sostenía que era posible
separar los problemas de la distribución y la eficiencia, no era cierto.
En efecto, el modelo Arrow-Debreu había identificado el único grupo de supuestos en virtud de los cuales los mercados eran eficientes. Debía haber información
perfecta; de manera más precisa, la información no podía ser endógena, no podía
cambiar como resultado de las acciones de ningún individuo o empresa ni mediante inversiones en la información. Pero en el mundo en que vivimos, un
modelo que parta del supuesto de que la información es fija parece irrelevante.
A medida que se volvía cada vez más claro el argumento teórico de que los
mercados en los que la información es imperfecta no eran eficientes, se propo-
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
192
nían otros nuevos argumentos contra la intervención gubernamental. Uno de
ellos ya lo hemos analizado: el gobierno también hace frente a imperfecciones de
la información. Nuestro análisis había demostrado que los incentivos y las limitaciones que tiene el gobierno difieren de los que caracterizan al sector privado, de
manera tal que aun cuando el gobierno enfrentara exactamente las mismas limitaciones de información, el bienestar podría mejorarse (Stiglitz, 1989a).
Había otro último argumento, que a la larga tampoco resulta válido: que las fallas
del mercado –mercados ausentes o imperfectos– dan origen a instituciones distintas al mercado. Por ejemplo, la ausencia de seguros de vida daba lugar a la
creación de sociedades funerarias. Las familias ofrecen protección a sus miembros
contra numerosos riesgos para los que no pueden comprar un seguro o la prima
de seguro se considera demasiado elevada. Pero en lo que yo denomino la falacia funcionalista, es fácil pasar de la observación de que una institución surge
para cumplir una función a la conclusión de que en realidad, en equilibrio, cumple esa función. Aquellos que sucumbían a esta falacia parecían sostener que no
había necesidad de que el gobierno interviniera, porque estas instituciones ajenas
al mercado “resolverían” la falla del mercado o por lo menos se desempeñarían
tan bien como cualquier gobierno. En Arnot y Stiglitz (1991a) demostramos que,
por el contrario, las instituciones ajenas al mercado de hecho podían empeorar la
situación. La protección que ofrecía la familia podía desplazar el seguro que
vendía el mercado, por ejemplo. Las empresas de seguros se darían cuenta de que
el asegurado correría menos riesgos, porque había obtenido protección de otros
y, en consecuencia, reducirían el monto del seguro que ofrecían. Pero debido a
que las instituciones distintas al mercado (la familia) no tenían éxito en eliminar
los riesgos, el bienestar podía reducirse.
El análisis de Arnott-Stiglitz volvía a resaltar la observación básica que se presentó
al final de la última subsección: sólo en circunstancias muy especiales podía
demostrarse que los mercados son eficientes. ¿Por qué entonces deberíamos esperar que sea eficiente un equilibrio en el que intervienen los mercados e instituciones ajenas al mercado?
Otras aplicaciones del nuevo paradigma
De todas las fallas del mercado, los prolongados períodos de subutilización de
recursos –especialmente recursos humanos– revisten la mayor importancia. Las
consecuencias del desempleo se exacerban a su vez por las imperfecciones del
mercado de capitales, lo cual implica que incluso cuando las perspectivas futuras
de un individuo desempleado sean buenas, no podrá tomar prestado lo suficiente
para mantener su nivel de vida.
Anteriormente hicimos referencia a la insatisfacción con las explicaciones keynesianas tradicionales, en especial la falta de microfundamentos. Esta insatisfacción
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
193
dio origen a dos escuelas de pensamiento. Una procuró usar el viejo paradigma
del mercado perfecto y dependió en gran medida de modelos de agentes representativos. Aunque la información no era perfecta, las expectativas eran racionales. Pero los modelos de agentes representativos, por construcción, descartaban
las asimetrías de información, que son el centro de los problemas macroeconómicos.
Si comenzamos con un modelo que parta del supuesto de que los mercados
establecen el equilibrio, resulta difícil ver cómo podemos llegar a comprender el
desempleo (el fracaso del mercado laboral en cuanto al establecimiento del equilibrio se refiere).
La construcción de un modelo macroeconómico que tenga en cuenta las consecuencias de las imperfecciones de la información en los mercados laboral, de
productos y de capitales se ha convertido en una de mis mayores preocupaciones
durante los últimos quince años. Dada la complejidad de cada uno de estos
mercados, la creación de un modelo de equilibrio general –lo suficientemente
simple para ser enseñado a estudiantes de posgrado o utilizado por los responsables de formular las políticas– ha resultado no ser una tarea fácil. En el centro de
este modelo se encuentra una nueva teoría de la firma, que se fundamenta en la
teoría de la información asimétrica. La teoría moderna de la firma, a su vez,
descansa sobre tres pilares: la teoría de las finanzas corporativas, la teoría de la
gestión de gobierno o gobernanza corporativa y la teoría del diseño organizacional.
Teoría de la firma
En virtud de la anterior teoría de la información perfecta (Modigliani y Miller,
1958; 1961; véanse también Stiglitz, 1969a; 1974c; 1988d), en ausencia de distorsiones
tributarias, daba lo mismo si las empresas obtenían capital a través del endeudamiento o del capital accionario. Sin embargo, la información es el centro de las
finanzas. La información necesaria para ejecutar contratos de capital accionario es
mayor que la necesaria en el caso de los contratos de deuda (Townsend, 1979;
Greenwald y Stiglitz, 1992). Lo más importante es que la disposición a retener (o
a vender) acciones transmite información (Leland y Pyle, 1977; Ross, 1977; Stiglitz,
1982c; Greenwald et al., 1984; Myers y Majluf, 1984; Hellman y Stiglitz, 2000; en
relación con la verificación empírica, véase, por ejemplo, Asquith y Mullins, 1986)
y, por lo tanto, la manera como las empresas obtienen capital sí es importante. En
la práctica, las empresas dependen en gran medida del financiamiento mediante
endeudamiento (en contraposición al financiamiento mediante capital accionario)
(Mayer, 1990), y le dan importancia a la quiebra, que se produce como resultado
del incumplimiento de las obligaciones de deuda. Debido al costo que representan las quiebras y a las limitaciones del diseño de los esquemas de incentivos
gerenciales, las empresas se muestran reacias al riesgo –siendo el riesgo más que
simplemente una correlación con el ciclo de negocios (Greenwald y Stiglitz, 1990a;
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
194
Stiglitz, 1989g). Igualmente, debido a la posibilidad del racionamiento crediticio,
no sólo importa el capital neto de la empresa, sino también su estructura de
activos, inclusive su liquidez.23
Aunque hay numerosas implicaciones de la teoría de la firma reacia al riesgo que
enfrenta racionamiento crediticio, algunas de las cuales se explican en detalle en la
siguiente sección, un ejemplo debería bastar para destacar la importancia de estas
ideas. En la teoría de la inversión neoclásica tradicional, la inversión depende de la
tasa de interés real y de la percepción de la empresa en relación con el rendimiento
esperado. No debería importar el flujo de caja ni el capital neto de la empresa. Sin
embargo, según los primeros estudios econométricos sobre la inversión de Kuh y
Meyer (1957), esto no era cierto. Sin embargo, durante dos décadas estas variables
se excluyeron de los análisis econométricos sobre la inversión tras el trabajo de Hall
y Jorgenson (1967). Hasta que el trabajo sobre la información asimétrica restituyó la
respetabilidad teórica, no fue aceptable introducir variables financieras en las regresiones de inversión. Cuando se aceptó el uso de estas variables se demostró que
–especialmente para las pequeñas y medianas empresas– son cruciales (véase en
Hubbard, 1998, una reseña de la vasta bibliografía empírica).
En la teoría tradicional, las empresas simplemente maximizaban el valor descontado presente esperado de los beneficios (que equivalía al valor de mercado); con
la información perfecta, la manera como debía hacerse era sencillamente un problema de ingeniería. Los desacuerdos en relación con lo que la empresa debía
hacer eran de poca importancia. En ese contexto, la gestión de gobierno o
gobernanza corporativa –cómo se tomaban las decisiones de la empresa– también importaba poco. Pero una vez más, en la realidad la gobernanza corporativa
importa mucho. Existen desacuerdos en cuanto a lo que la empresa debe hacer,
en parte debido a diferencias de opinión y en parte a diferencias de objetivos
(Stiglitz, 1972b; Grossman y Stiglitz, 1977; 1980b). Los gerentes pueden actuar
para favorecer sus intereses a expensas de los intereses de los accionistas, y los
accionistas mayoritarios pueden favorecer sus intereses a expensas de los accionistas minoritarios. Los propietarios no sólo podrían no supervisar a sus trabajadores y gerentes sino que, debido a las asimetrías de información, por lo general
ni siquiera sabrían lo que estas personas, cuya obligación era actuar en su representación, deberían hacer. Berle y Means (1932) ya habían indicado con anterioridad que la separación del control y la propiedad tenía consecuencias importantes para la teoría de la firma, pero no disponíamos de una manera coherente para
pensar en las implicaciones hasta que surgió la economía de la información (Jensen
y Meckling, 1976; Stiglitz, 1985a).
23 El concepto mismo de liquidez –y la distinción entre falta de liquidez e insolvencia– se basa
en asimetrías de información. Si hubiera información perfecta, cualquier empresa con recursos líquidos podría obtener financiamiento y, por ende, no enfrentaría problemas de liquidez.
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
195
Algunos que todavía defendían el punto de vista de que las empresas maximizarían
su valor de mercado sostenían que (la amenaza de) las absorciones de empresas
garantizarían la competencia en el mercado para los gerentes y, por ende, promoverían la maximización del valor en el mercado bursátil. Si la empresa no estuviera maximizando su valor en el mercado bursátil, entonces pagaría a alguien para
que adquiriera la empresa y cambiaría su actuación de manera tal que su valor
aumentara. En las primeras etapas de esta discusión planteé interrogantes sobre
los aspectos teóricos de la eficacia del mecanismo de absorción de empresas
(Stiglitz, 1972b). El grupo de argumentos más convincente fue propuesto luego
por Grossman y Hart (1980), quienes señalaron que cualquier accionista pequeño
que creyera que con la adquisición aumentaría posteriormente el valor de mercado no estaría dispuesto a vender sus acciones. El trabajo subsiguiente de Shleifer
y Vishny (1989) y Edlin y Stiglitz (1995), al que hicimos referencia antes, mostró
cómo los gerentes ya establecidos podían tomar medidas para reducir la eficacia
de la competencia para la gerencia (es decir, la amenaza de las adquisiciones)
aumentando las asimetrías de información.
Hasta el momento hemos analizado dos de los tres pilares de la teoría moderna
de la empresa: las finanzas corporativas y la gestión de gobierno o gobernanza
corporativa. El tercero es el diseño organizacional. En un mundo con información perfecta, el diseño organizacional también es de poca trascendencia. En la
práctica, es de interés fundamental para los negocios. Por ejemplo, como ya
vimos, un diseño organizacional que tenga unidades alternativas que realicen
tareas comparables puede permitir a una empresa recabar información que pueda
servir de base para mejores sistemas de incentivos (Nalebuff y Stiglitz, 1983a;b). Sin
embargo, existe otro aspecto importante del diseño organizacional. Incluso cuando los individuos tienen buenas intenciones, si la información es limitada se
cometen errores. Errar es de humanos. Raaj K. Sah y yo, en una serie de artículos
(1985; 1986; 1988a;b; 1991) examinamos las consecuencias de las estructuras alternativas de toma de decisiones y diseño organizacional en relación con los
errores organizacionales como, por ejemplo, si los buenos proyectos son rechazados o los malos aceptados. Indicamos que en una serie de circunstancias las
estructuras organizacionales poliárquicas descentralizadas ofrecen claras ventajas
(véanse también Sah, 1991; Stiglitz, 1989d). Estos artículos apenas están comenzando a generar un conjunto de investigaciones; véanse, por ejemplo, Visser
(1998), Bhidé (2001), y Christensen y Knudsen (2002).
Macroeconomía
Una vez hechas estas observaciones, podemos retomar la importante área de la
macroeconomía. El problema macroeconómico fundamental es el desempleo.
Los modelos que describí anteriormente explicaban porqué el desempleo podía
existir en equilibrio. Sin embargo, la mayor parte de la macroeconomía se ocupa
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
196
de la dinámica, de explicar porqué a veces la economía parece amplificar en
lugar de absorber los choques y porqué los efectos de los choques pueden persistir por mucho tiempo. En un trabajo conjunto con Bruce Greenwald y Andy
Weiss, demostramos cómo las teorías de la información asimétrica pueden ayudar
a ofrecer explicaciones de estos fenómenos (véase un análisis anterior en Greenwald
y Stiglitz, 1987a; 1988b; 1993b, Stiglitz, 1988b; 1992a). Son de importancia primordial las imperfecciones de los mercados de capital, es decir, los fenómenos del
racionamiento de crédito y de capital accionario que surgen debido a las asimetrías
de información. Estas imperfecciones producen el comportamiento reacio al riesgo de las empresas y ocasionan que las empresas y las familias se vean afectadas
por restricciones de flujo de efectivo.
Las interpretaciones convencionales de la economía keynesiana resaltaban la importancia de las rigideces en materia de salarios y precios, pero no ofrecían una
explicación convincente de cómo aparecen estas rigideces. Por ejemplo, algunas
teorías habían demostrado la importancia de los costos del ajuste de precios
(Akerlof y Yellen, 1985; Mankiw, 1985). Sin embargo, todavía está en discusión
porqué las empresas tienden a ajustar las cantidades en lugar de los precios, aun
cuando los costos de ajustar las cantidades parecen ser mayores que los de ajustar
los precios. La teoría del ajuste de Greenwald-Stiglitz (1989) daba una explicación
basada en las imperfecciones de los mercados de capital causadas por las imperfecciones de la información. En resumen, sostenía que los riesgos creados por las
imperfecciones de la información son por lo general mayores para los ajustes de
precios y salarios que para los ajustes de cantidades. Las empresas reacias al
riesgo harían pequeños ajustes a las variables para las que las consecuencias del
ajuste fueran más inciertas.
Sin embargo, aun cuando los salarios y los precios no eran perfectamente flexibles, tampoco eran perfectamente rígidos y, en efecto, en la Gran Depresión
cayeron considerablemente. Habían ocurrido grandes fluctuaciones en períodos
anteriores y en otros países, en los que había existido un alto grado de flexibilidad
de salarios y precios. En Greenwald y Stiglitz (1987a;b; 1988b;c;d; 1989; 1990b;
1993a;b; 1995) sosteníamos que se necesitaban otras fallas de mercado, en especial las imperfecciones de los mercados de capital y la naturaleza incompleta de
los contratos, para explicar los fenómenos macroeconómicos fundamentales observados. En los contratos de deuda, que por lo general no están indexados en
función de los cambios de precios, siempre que los precios caían por debajo del
nivel esperado (o en los contratos de tasa de interés variable, siempre que las
tasas de interés real subían por encima del nivel esperado), se producían transferencias de los deudores a los acreedores. En estas circunstancias, una flexibilidad
excesiva de los precios hacia la baja (y no sólo las rigideces en los precios) podía
ocasionar problemas. En Fisher (1933) y Stiglitz (1999d) se destacan las consecuencias de las diferencias en la velocidad de ajuste de diferentes precios. Estos (y
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
197
otros) cambios redistributivos tenían importantes efectos reales y no existía manera de protegerse de ellos debido a las imperfecciones de los mercados de capital.
Los choques de gran magnitud podían llevar a la quiebra, y con la quiebra (especialmente cuando produce la liquidación o disolución de la empresa) ocurría una
pérdida de capital en términos de organización e información.24 Incluso si estos
grandes cambios pudieran predecirse, hasta que se resolviera la situación, quedaría perjudicado el acceso de la empresa al crédito y por una buena razón. Además, si no está claramente establecido quiénes son los propietarios, aquellos que
controlan la empresa por lo general no tendrían incentivos para maximizar el
valor de la misma.
Incluso cuando los choques no eran lo suficientemente grandes para provocar la
quiebra, afectaban la capacidad y la disposición de la empresa para correr riesgos.
Puesto que toda producción conlleva riesgos, los choques afectan la oferta agregada, así como también la demanda de inversión. Debido a que el capital neto de
la empresa sólo se restablecería con el tiempo, los efectos de un choque persistían. En el mismo orden de ideas, había efectos de histéresis en relación con las
políticas: un aumento de las tasas de interés que redujera el capital neto de una
empresa tenía efectos adversos incluso después de que se redujeran las tasas de
interés. Las empresas que estaban en quiebra con altas tasas de interés permanecían así. Si a las empresas se les racionaba el crédito, entonces las reducciones de
liquidez podían tener efectos especialmente marcados (Stiglitz y Weiss, 1992).
Todos los aspectos del comportamiento macroeconómico se ven afectados: las
teorías ayudaban a explicar, por ejemplo, el comportamiento cíclico aparentemente anómalo de los inventarios (los movimientos procíclicos en los inventarios,
contrariamente a la idea de la facilitación de la producción, son consecuencia de
limitaciones de efectivo y del elevado precio sombra del dinero que se produce
en las recesiones), o de la fijación de precios (en las recesiones, cuando el “precio
sombra” del capital es elevado, las empresas no consideran rentable invertir en la
adquisición de nuevos clientes mediante la reducción de precios). En resumen,
nuestro análisis resaltó los efectos que pueden tener los choques del lado de la
oferta, las interrelaciones entre los efectos del lado de la oferta y los del lado de la
demanda, y la importancia de las finanzas en la propagación de las fluctuaciones.
24
En las teorías económicas tradicionales, la quiebra desempeñaba un papel limitado, en
parte debido a que el control (quien tomaba las decisiones) no importaba y, por ende, el
cambio de control que resultaba de la quiebra tenía poca importancia, y en parte debido a
que con información perfecta habría pocas razones para que los prestamistas prestaran a
alguien, en lugar de aumentar los fondos a través del capital accionario (especialmente si
había grandes probabilidades de quiebra y elevados costos resultantes de la misma). Véase
en Hart (1995) un agudo análisis sobre los derechos de control.
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
198
Anteriormente describí cómo el paradigma de la información explicaba el racionamiento crediticio. Una segunda línea importante en nuestra investigación
macroeconómica analizaba el vínculo entre el racionamiento crediticio y la actividad macroeconómica (Blinder y Stiglitz, 1983), explicaba el papel de los bancos
como empresas reacias al riesgo, como instituciones de información ocupadas en
la selección y la supervisión, a la hora de determinar la oferta crediticia (Greenwald
y Stiglitz, 1990b; 1991; 2002; Stiglitz y Weiss, 1990), describía los impactos
macroeconómicos de los cambios en la reglamentación financiera, y analizaba las
implicaciones para la política monetaria en una serie de regímenes, incluida la
dolarización (Stiglitz, 2001d). Estos estudios diferían en muchos sentidos de las
teorías tradicionales, tales como las que se basaban en la demanda de dinero en
las transacciones, cuyos microfundamentos quedaban cada vez más desacreditados a medida que el dinero se convertía de manera más generalizada en un
instrumento que devengaba intereses (la tasa de interés no era el costo de oportunidad de conservar el dinero) y a medida que el crédito, y no el dinero, se
utilizaba cada vez más en las transacciones. También explicamos la importancia
de los vínculos crediticios (por ejemplo, no sólo entre los bancos y las empresas,
sino entre las empresas mismas) y su papel en la transmisión de los choques en
toda la economía. Un amplio trabajo empírico ha permitido verificar posteriormente la importancia de las restricciones crediticias para la actividad macroeconómica, especialmente la inversión (véanse Kuh y Meyer, 1957; Calomiris y
Hubbard, 1990; Hubbard, 1990).
Crecimiento y desarrollo 25
Aunque la mayor parte del análisis macroeconómico se centraba en examinar las
implicaciones de las imperfecciones de los mercados crediticios en relación con
las fluctuaciones cíclicas, otra línea de nuestro programa de investigación trataba
sobre el crecimiento. Desde hacía mucho tiempo se había reconocido la importancia de los mercados de capitales para el crecimiento; sin mercados de capitales
las empresas tienen que depender de las utilidades no distribuidas. Pero la manera como las empresas obtienen capital es importante para su crecimiento. En
especial, “el racionamiento del capital accionario” –especialmente importante en
los países en desarrollo, donde los problemas relacionados con la información
son aún mayores– afecta de manera adversa la disposición de las empresas a
invertir y asumir riesgos y, por consiguiente, ralentiza el crecimiento. Los cambios
en la política económica que permiten a las empresas correr más riesgos (por
25 Véanse análisis sobre el crecimiento en Greenwald et al. (1990) y Stiglitz (1990; 1992c;
1994a;b). El tema del desarrollo se analiza en Stiglitz (1985b; 1986a; 1988a; 1989b;e;h; 1991a;
1993; 1995; 1996; 1997a;b; 1998b; 1999b;c; 2000c; 2001a;b), Sah y Stiglitz (1989a;b), Hoff y
Stiglitz (1990; 1998; 2001), Stern y Stiglitz (1997), y Stiglitz y Yusuf (2000).
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
199
ejemplo, mediante la reducción de la magnitud de las fluctuaciones macroeconómicas) o que mejoran la base accionaria de las empresas (por ejemplo,
mediante la supresión de las tasas de interés, lo cual se traduce en que las empresas obtengan mayores beneficios) intensifican el crecimiento económico. Por el
contrario, las políticas tales como las relacionadas con la intervención del FMI, en
el marco de las cuales se aumentan las tasas de interés a niveles sumamente
elevados, desincentivan el uso del endeudamiento y, por ende, obligan a las
empresas a depender más de las utilidades no distribuidas.
Los problemas que suponen un desafío mayor para el crecimiento se encuentran
en el desarrollo económico. Comúnmente, las fallas de mercado son más predominantes en los países menos desarrollados, y estas fallas de mercado con frecuencia están vinculadas a problemas de la información, los mismos problemas
que inspiraron gran parte de la investigación que se describe en esta disertación
(véanse Stiglitz, 1985b; 1986a; 1988a; 1989e;h; 1991a; 1997a; Braverman et al.,
1993). Aunque estas perspectivas ayudan a explicar los fracasos de las políticas
que parten del supuesto de que existen mercados perfectos o que funcionan bien,
también dirigen la atención hacia las políticas que podrían corregir o reducir las
consecuencias de las imperfecciones de la información (World Bank, 1999).
Uno de los determinantes más importantes del ritmo del crecimiento es la adquisición del conocimiento. En el caso de los países desarrollados, para adquirir
conocimientos es necesario invertir en investigación; en el caso de los países
menos desarrollados, se requieren esfuerzos dirigidos a cerrar la brecha del conocimiento entre ellos y los países más desarrollados. El conocimiento es, por supuesto, una forma particular de información, y muchos de los asuntos que son
fundamentales para la economía de la información también lo son para comprender la investigación, tales como los problemas de la capacidad de apropiación, los
costos fijos relacionados con las inversiones en investigación (que dan lugar a
imperfecciones en la competencia) y la naturaleza de bien público de la información. Era entonces comprensible que yo examinara las implicaciones en una serie
de artículos que analizaban, tanto el equilibrio en la industria de la investigación
como las consecuencias para el crecimiento económico.26 Aunque es imposible
resumir brevemente los resultados, cabe destacar una conclusión: el modelo competitivo convencional no describe bien las economías de mercado en las que la
investigación y la innovación desempeñan un papel importante, y el equilibrio de
mercado, sin intervención del gobierno, no es en general eficiente.
26
Hubo, por supuesto, varios precursores de lo que se ha denominado la teoría del crecimiento endógeno. Véanse, en particular, la colección de ensayos en Shell (1967) y Atkinson
y Stiglitz (1969). Véanse trabajos posteriores, particularmente en Dasgupta y Stiglitz (1980a;b;
1981; 1988), Dasgupta et al. (1982) y Stiglitz (1987c;d; 1990).
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
200
Teoría de la tributación 27
Una de las funciones del gobierno es redistribuir el ingreso. Incluso si no deseara
activamente redistribuir, el gobierno debe obtener ingresos para financiar los bienes públicos, y existe el interés de que los ingresos se obtengan de manera
equitativa, por ejemplo, que aquellos que están en mejores condiciones de contribuir así lo hagan. Pero el gobierno tiene un problema para identificar a estos
individuos, al igual que, por ejemplo, para un monopolista puede ser difícil identificar a aquellos que están dispuestos a pagar más por su producto. Es importante
resaltar que pueden aplicarse en este caso los mecanismos de autoselección para
la revelación de información que Rothschild y yo estudiamos en nuestro modelo
competitivo de seguros y que examiné en mi disertación sobre el monopolio
discriminatorio. (El problema que se le presenta al gobierno a la hora de maximizar
el “beneficio” social, es decir, el bienestar, condicionado por las restricciones de
información, es muy similar al que se le presenta al monopolista a la hora de
maximizar el beneficio privado condicionado por las restricciones de información. Por esta razón, el trabajo de Mirrlees sobre tributación óptima, 1971, aunque
no está expresado en los términos de la teoría de la información, fue un precursor
importante de la investigación que se describe aquí.)
Entonces, la pregunta fundamental que debe plantearse para diseñar un sistema
tributario es qué es observable. En las teorías anteriores, en las que la información
era perfecta, las redistribuciones y los impuestos globales tenían sentido. Si la
habilidad no puede observarse directamente, el gobierno tenía que depender de
otros elementos observables –como los ingresos– para hacer inferencias; pero,
como en todos esos tipos de modelos, los participantes en el mercado cuando se
dan cuenta de que están haciéndose inferencias modifican su comportamiento.
En Mirrlees (1971) sólo el ingreso se consideraba observable. Sin embargo, en
circunstancias diferentes, podría disponerse de más o de menos información.
Sería posible observar las horas trabajadas, en cuyo caso los salarios serían observables. Sería posible observar la cantidad de cada bien que adquiera un individuo
o sólo la cantidad agregada de bienes producidos.
Para cada estructura de información existe una estructura tributaria Pareto eficiente, es decir, una estructura tributaria tal que no es posible hacer que un grupo
esté en mejores condiciones sin hacer que algún otro grupo esté en una posición
peor. La elección entre estas estructuras tributarias depende de la función del
27
El análisis de esta sección se basa en Mirrlees (1971; 1975a), Atkinson y Stiglitz (1976),
Stiglitz (1982e; 1987f), Arnott y Stiglitz (1986), y Brito et al. (1990; 1991; 1995).
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
201
bienestar social, incluidas las actitudes hacia la desigualdad.28 Aunque éste no es
el momento de proporcionar una descripción completa de los resultados, vale la
pena destacar dos de ellos: lo que se había creído que eran estructuras de tributación
óptima sobre bienes (Ramsey, 1927) resultaron ser parte de un sistema tributario
Pareto eficiente sólo en condiciones sumamente restringidas, por ejemplo, que no
se gravara impuesto sobre la renta (véanse Atkinson y Stiglitz, 1976; Sah y Stiglitz,
1992; Stiglitz, 1998a). Por otra parte, se demostró que en un caso de referencia
central no resultaba óptimo gravar los ingresos por concepto de intereses.
Teoría de la reglamentación y la privatización
El gobierno enfrenta los problemas que plantean las asimetrías de la información,
tanto en materia de reglamentación como de tributación. Durante el último cuarto
de siglo se ha escrito una bibliografía muy amplia que hace uso de los mecanismos de autoselección (véanse, por ejemplo, Sappington y Stiglitz, 1987a; Laffont y
Tirole, 1993) y que permite disponer de sistemas de reglamentación mucho mejores y más eficaces que los que habían existido anteriormente. Un ejemplo de un
sector en el que la reglamentación gubernamental es de particular importancia es
la banca. Antes indicamos que los problemas de la información ocupan un lugar
central en los mercados crediticios y, por lo tanto, no es sorprendente que en esos
mercados las fallas de mercado sean más predominantes y que el papel del
gobierno sea más importante (Stiglitz, 1994d). El diseño del sistema reglamentario
debe tomar en cuenta de manera explícita las limitaciones de información (véanse,
por ejemplo, Hellman et al., 2000; Honahan y Stiglitz, 2001; Stiglitz 2001c; Greenwald
y Stiglitz, 2002).
La década de los ochenta fue testigo de un intenso movimiento a favor de la
privatización de las empresas estatales, incluso en áreas en las que existía un monopolio natural, en cuyo caso la propiedad gubernamental sería sustituida por reglamentación gubernamental. Aunque era evidente que con frecuencia había problemas con la propiedad gubernamental, las teorías de la información imperfecta también
pusieron en evidencia que incluso los sistemas reglamentarios mejor diseñados
funcionarían de manera imperfecta. Naturalmente, esto planteó el interrogante de
en qué circunstancias podíamos estar seguros de que la privatización mejoraría el
bienestar económico. Como había subrayado Simon (1991), ganador del Premio
28
En ese sentido, el trabajo de Mirrlees confundió las dos etapas del análisis. Mirrlees
describió el punto en la frontera de Pareto que escogería un gobierno con una función de
bienestar social utilitaria. Sin embargo, algunas de las propiedades fundamentales, por ejemplo,
la tasa impositiva marginal cero en la parte superior, eran características de cualquier estructura tributaria Pareto eficiente, aunque esa propiedad particular no era sólida, es decir,
dependía fuertemente del supuesto de Mirrlees de que los salarios relativos entre individuos
con habilidades diferentes eran fijos (véase Stiglitz, 2002a).
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
202
Nobel en 1978, tanto el sector público como el privado enfrentan problemas de
información y de incentivos; no existía ningún argumento teórico convincente
que permitiera asegurar que las grandes organizaciones privadas resolverían estos
problemas de incentivos mejor que las organizaciones públicas. En mi investigación con Sappington (1987b) demostramos que las condiciones en las que la
privatización incrementaría necesariamente el bienestar eran extremadamente restrictivas, muy parecidas a aquellas en las que los mercados competitivos darían
resultados Pareto eficientes (véase en Stiglitz, 1991b; 1994c, una explicación detallada y las aplicaciones).
Algunos debates en materia de políticas
Las perspectivas que ofrece el nuevo paradigma de la información no sólo dieron
forma a los enfoques teóricos en materia de políticas, sino que también en innumerables aspectos concretos llevaron a posturas respecto de las políticas
marcadamente diferentes de las que se aferraban al viejo paradigma.
Quizá de mayor importancia fueron las controversias relativas a las estrategias de
desarrollo, en las cuales las políticas del Consenso de Washington, basadas en el
fundamentalismo del mercado –la visión simplista de los mercados competitivos
con información perfecta, inapropiada incluso para los países desarrollados, pero
especialmente inapropiada para los países en desarrollo–, habían prevalecido
desde comienzos de la década de los ochenta en las instituciones económicas
internacionales. En otras publicaciones he documentado las fallas de estas políticas en el desarrollo (Stiglitz, 1999c), en el manejo de la transición del comunismo
a la economía de mercado (véanse, por ejemplo, Hussein et al., 2000; Stiglitz,
2000a; 2001e) y en el manejo y la prevención de crisis (Stiglitz, 2000b). Las ideas
tienen importancia, y no resulta sorprendente que las políticas basadas en los
modelos que se alejan tanto de la realidad como las del Consenso de Washington
llevaron tan frecuentemente al fracaso.
Esta observación se hizo palpable quizá con más fuerza como resultado del manejo de la crisis del Este asiático que comenzó en Tailandia el 2 de julio de 1997.
Aunque he escrito ampliamente sobre las numerosas dimensiones de las respuestas fallidas (Furman y Stiglitz, 1998; Stiglitz, 1999e), en esta oportunidad deseo
destacar el estrecho vínculo entre estos fracasos y las teorías presentadas aquí.
Nuestra investigación había resaltado la importancia de mantener la oferta crediticia,
así como los riesgos de quiebra (especialmente cuando la quiebra es mal manejada). Las políticas mal diseñadas podrían llevar a una reducción innecesariamente
grande de disponibilidad de crédito y a un gran aumento innecesario de situaciones de quiebra; ambas consecuencias producen agudos efectos adversos en la
oferta agregada, lo que exacerba la contracción de la actividad económica. Pero
esto es precisamente lo que hizo el FMI: al aumentar las tasas de interés a niveles
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
203
extremadamente elevados en países donde las empresas ya estaban sumamente
endeudadas en relación con su capital propio, forzó la quiebra en gran escala, las
economías se desplomaron en una profunda recesión y se ahuyentaron los capitales. Por consiguiente, las políticas fracasaron incluso en su propósito establecido, que era estabilizar la tasa de cambio. Se produjeron fuertes efectos de histéresis
como resultado de estas políticas: cuando las tasas de interés se redujeron posteriormente, las empresas que habían sido obligadas a ir a la quiebra siguieron
quebradas, mientras que aquellas cuyo capital neto se había agotado no experimentaron una recuperación inmediata. Había otras políticas disponibles como,
por ejemplo, moratoria de la deuda seguida de reestructuración financiera corporativa; aunque estas políticas podrían no haber evitado la contracción de la actividad económica, la habrían hecho más breve y superficial. Malasia, cuyas políticas
económicas se ajustaron mucho más de cerca a las que nuestras teorías habrían
recomendado, no sólo se recuperó más rápidamente, sino que quedó con una
deuda menor como obstáculo para su crecimiento futuro que la deuda de su país
vecino Tailandia, que se apegó más a la recomendación del FMI (véanse en Miller
y Stiglitz, 1999, y Stiglitz, 2000e, varios análisis de la reforma que motivaron estas
experiencias en relación con la quiebra).
En otro frente, la transición del comunismo a una economía de mercado representa uno de los experimentos económicos más importantes de todos los tiempos, y el fracaso (hasta los momentos) en Rusia y los éxitos en China arrojan
considerable luz sobre muchos de los asuntos que he venido examinando. Resulta difícil comprender toda la dimensión del fracaso de Rusia. El comunismo, con
su planificación central (que requiere mayor capacidad de recopilación, procesamiento y difusión de información de lo que podría manejarse con cualquier
tecnología), su falta de incentivos y su sistema plagado de distorsiones, se percibía como sumamente ineficiente. Se suponía que el movimiento hacia un mercado traería enormes aumentos de ingresos. Pero, por el contrario, los ingresos se
desplomaron, reducción que fue confirmada no sólo por las estadísticas del PIB y
las encuestas a las familias, sino también por los indicadores sociales. Las cifras de
la pobreza se dispararon de 2 por ciento a más de 40 por ciento, dependiendo de
la medida empleada. Aunque estas fallas tenían múltiples dimensiones, cabe destacar una de ellas: la estrategia de la privatización, que prestaba poca atención a
los asuntos de la gobernanza corporativa que resaltamos anteriormente. El trabajo empírico (Stiglitz, 2001e) confirma que los países que privatizaron rápidamente, pero que carecían de una “buena” gobernanza corporativa no crecieron más
rápidamente. En lugar de proporcionar una base para la creación de riqueza, la
privatización condujo a la liquidación de activos y destrucción de riqueza (Hussein
et al., 2000; Stiglitz, 2000a).
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
204
Más allá de la economía de la información
Hemos visto cómo el paradigma competitivo que dominó el pensamiento económico durante dos siglos no era sólido, no explicaba fenómenos económicos fundamentales y condujo a recetas de política desacertadas. Sin embargo, la investigación que se ha realizado durante los últimos treinta años sobre la economía de
la información y que he descrito en este artículo se ha centrado sólo en un
aspecto de mi insatisfacción con el paradigma. No es fácil cambiar cosmovisiones
y me pareció que la manera más eficaz de atacar el paradigma era mantenerme en
la medida de lo posible dentro del marco convencional. Sólo modifiqué un supuesto –el supuesto relacionado con la información perfecta– y de maneras que
me parecían bastante aceptables.
La teoría adolecía de otras deficiencias, algunas de las cuales estaban muy vinculadas. La teoría convencional partía del supuesto de que la tecnología y las preferencias eran fijas. Pero los cambios tecnológicos, la investigación y el desarrollo,
son parte fundamental del capitalismo. La nueva economía de la información
–ampliada para incorporar los cambios del conocimiento– por fin comenzó a
abordar de manera sistemática estos fundamentos de una economía de mercado.
A medida que reflexionaba sobre los problemas del desarrollo, de modo similar
me convencía cada vez más de lo inapropiado del supuesto de las preferencias
fijas y de la importancia de insertar el análisis económico en un contexto social y
político más amplio. He criticado las estrategias de desarrollo del Consenso de
Washington, en parte alegando que sólo percibían el desarrollo como el aumento
del capital existente y la reducción de las distorsiones económicas. Pero el desarrollo representa una transformación de la sociedad mucho más fundamental, que
incluye un cambio de las “preferencias” y actitudes, la aceptación del cambio y el
abandono de numerosas maneras de pensar tradicionales (Stiglitz, 1995; 1999c).
Esta perspectiva tiene profundas implicaciones en materia de políticas. Por ejemplo, algunas políticas son más propicias para producir una transformación del
desarrollo. Muchas de las políticas del FMI –inclusive la manera como interactuaba
con los gobiernos, condicionando los préstamos– resultaban contraproducentes.
En los años en que desempeñé funciones en el Banco Mundial ocurrió un cambio
esencial en la estrategia de desarrollo, que adoptaba este enfoque más amplio
con respecto al desarrollo. En contraposición, las políticas que han ignorado las
consecuencias sociales frecuentemente han sido desastrosas. Las políticas del FMI
en Indonesia, que contemplaban la eliminación de los subsidios para los alimentos y el combustible que favorecían a los más pobres, cuando el país estaba
hundiéndose en la depresión, como era de esperar, provocaron disturbios. Todavía se sienten las consecuencias económicas de estas políticas.
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
205
En cierta manera, a medida que perfeccionaba estas perspectivas, estaba retomando
un tema que había planteado hacía 30 años, durante mi trabajo sobre la teoría de los
salarios de eficiencia en Kenia. En ese trabajo sostuve que los factores psicológicos
–la moral, que refleja el sentimiento de que uno está recibiendo un salario justo–
podían afectar los esfuerzos; esto constituye otra razón, y en algunos casos más
persuasiva, para la teoría del salario de eficiencia. Resulta curioso cómo los economistas han ignorado casi deliberadamente factores que no sólo son el centro de la
vida cotidiana, sino incluso de la educación en administración de empresas. Sin
duda, si los mercados fueran eficientes, no se prestaría tanta atención a tales asuntos, a aspectos relacionados con la cultura corporativa y las recompensas intrínsecas, salvo que fueran de cierta importancia considerable. Y si estos asuntos revisten
importancia en una empresa, son igualmente importantes en una sociedad.
Por último, he llegado a convencerme de que la dinámica del cambio no puede
ser bien descrita por los modelos de equilibrio que durante mucho tiempo se han
encontrado en el centro del análisis económico. La economía de la información
nos ha alertado con respecto al hecho de que la historia sí importa; existen efectos
de histéresis importantes. Los eventos aleatorios –la Peste Negra, para tomar un
ejemplo extremo– tienen consecuencias que son irreversibles. La dinámica puede
describirse mejor mediante modelos y procesos evolutivos que mediante procesos de equilibrio. Y aunque puede ser difícil describir completamente estos procesos evolutivos, algo ya está claro: no existe ninguna razón para creer que son,
en ningún sentido general, “óptimos”. (Analicé estos temas brevemente en Stiglitz,
1975b; 1992e; 1994c; Sah y Stiglitz, 1991; algunos de los problemas están relacionados con las imperfecciones del mercado de capitales).
Muchos de los mismos temas que surgieron de nuestro trabajo más simple sobre
la economía de la información son aplicables aquí. Por ejemplo, en los modelos
de la teoría de la información que examinamos antes demostramos que podían
presentarse fácilmente múltiples equilibrios (algunos de los cuales tenían un predominio de Pareto sobre otros). Éste también es el caso aquí (Stiglitz, 1995). Esto
a su vez tiene varias consecuencias importantes, más allá de la observación ya
hecha de que la historia sí importa. En primer lugar, significa que no puede
predecirse dónde se encontrará la economía simplemente conociendo las preferencias, la tecnología y los recursos iniciales. Puede haber un alto nivel de indeterminación (véase, por ejemplo, Stiglitz, 1973c). En segundo lugar, como en los
modelos ecológicos de Darwin, el principal determinante de nuestro propio ambiente es el comportamiento de los demás, y este comportamiento puede depender a su vez de sus creencias sobre el comportamiento de otros (Hoff y Stiglitz,
2001). En tercer lugar, la intervención del gobierno a veces puede llevar la economía de un equilibrio a otro y, una vez que lo ha hecho, podrían no ser necesarias
más intervenciones.
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
206
La economía política de la información
La información afecta los procesos políticos al igual que los económicos. En
primer lugar, ya destacamos las consecuencias distributivas de la divulgación de
información. Por lo tanto, no es sorprendente que las “reglas del juego de la
información”, tanto para la economía como para los procesos políticos, puedan
ser tema de intenso debate político. Estados Unidos y el FMI sostenían enérgicamente que la falta de transparencia fue la causa de la crisis financiera de 1997 y
afirmaban que los países del Este asiático tenían que volverse más transparentes.
Podría considerarse que la atención que prestaban el FMI y el Departamento del
Tesoro de Estados Unidos a los datos cuantitativos sobre los préstamos y los flujos
de capital demostraba lo inapropiado del paradigma competitivo (según el cual
los precios transmiten toda la información relevante). Sin embargo, la manera más
adecuada de analizar el debate era política; este punto se hizo evidente cuando se
advirtió que la divulgación parcial sólo podía ser de valor limitado. En efecto,
posiblemente podía ser contraproducente, puesto que se induciría a que el capital
se moviera a través de canales que supusieran menos divulgación, canales como
centros bancarios extraterritoriales, que no estaban tan bien regulados. Cuando
las exigencias de transparencia traspasaron las fronteras del Este asiático para
llegar a los centros bancarios extraterritoriales y los fondos de protección en
Occidente, repentinamente los partidarios de una mayor transparencia ya no estaban tan cautivados y comenzaron a alabar las ventajas del secreto parcial a la hora
de mejorar los incentivos para recabar información. Estados Unidos y el Departamento del Tesoro se opusieron entonces a la iniciativa de la OCDE orientada a la
lucha contra el lavado de dinero a través de una mayor transparencia de los
centros bancarios extraterritoriales –estas instituciones servían a intereses políticos
y económicos particulares–, hasta que se hizo evidente que los terroristas podrían
estar usándolos para ayudar a financiar sus operaciones. En ese momento se
modificó el equilibrio de los intereses estadounidenses y el Departamento del
Tesoro modificó su posición.
Los procesos políticos implican inevitablemente asimetrías de información (véase
un análisis más amplio en Moynihan, 1998; Stiglitz, 2002b): se supone que nuestros líderes políticos saben más sobre las amenazas a la defensa, sobre nuestra
situación económica, etc., que los ciudadanos comunes. Se ha delegado la responsabilidad del proceso cotidiano de toma de decisiones, exactamente como
ocurre en una empresa. El problema es proporcionar incentivos a aquellos en
quienes se delega la toma de decisiones para que actúen en nombre de las
personas a quienes deben servir, lo que constituye el problema convencional del
mandante y el mandatario, del principal y el agente. La democracia –la posibilidad
de hacer oposición en los procesos políticos– permite controlar los abusos de
poder que pueden derivarse de la delegación de responsabilidades, exactamente
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
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como ocurre en los procesos económicos. Pero al igual que reconocemos que el
mecanismo de absorción de una empresa establece un control imperfecto de la
gerencia, del mismo modo debemos reconocer que el proceso electoral establece
un control imperfecto de los políticos. Al igual que en la teoría de la firma los
gerentes que se encuentran en funciones tienen un incentivo para aumentar las
asimetrías de la información a fin de incrementar el poder de mercado, lo mismo
ocurre en la vida pública. Y así como las exigencias de divulgación –mayor transparencia– pueden afectar la eficacia del mecanismo de absorción de una empresa
y la calidad general de la gobernanza corporativa, del mismo modo estos factores
pueden afectar la posibilidad de hacer oposición política y la calidad de la
gobernanza pública.
En el contexto de los procesos políticos, donde las opciones de “salida” son
limitadas, es necesario preocuparse especialmente por los abusos. Si una empresa
es mal manejada –si los gerentes tratan de enriquecerse a expensas de los accionistas y clientes y se reafirman en contra de la competencia–, el daño es limitado:
los clientes, por lo menos, pueden cambiarse. Pero en los procesos políticos no es
tan fácil cambiarse. Si todos los individuos fueran tan egoístas como los economistas los han representado tradicionalmente en sus modelos, la situación sería
en efecto sombría, puesto que –como lo he dicho en otras oportunidades– el
cuidado de los bienes públicos es en sí un bien público. Pero existen abundantes
evidencias de que el modelo del individuo que tradicionalmente han construido
los economistas es demasiado restringido y que, en efecto, las retribuciones intrínsecas, por ejemplo, del servicio público, pueden ser incluso más eficaces que
las retribuciones extrínsecas, por ejemplo, la compensación monetaria (lo que no
equivale a decir que la compensación no tenga importancia). Este espíritu de
servicio público (incluso mezclado con un mínimo de interés propio) se manifiesta en una diversidad de organizaciones de la sociedad civil, en las cuales los
individuos trabajan juntos y de manera voluntaria para favorecer su percepción
de los intereses colectivos.
Aquellos que están en el gobierno tienen fuertes incentivos para reducir la transparencia. La mayor transparencia reduce el alcance de su acción: no sólo expone
los errores, sino también la corrupción (“el sol es el mejor antiséptico”). Los
funcionarios gubernamentales pueden tratar de incrementar su poder con argumentos engañosos a favor del secreto para luego decir de hecho, a fin de justificar
su comportamiento de otro modo inexplicable o interesado, “confíen en mí… Si
ustedes supieran lo que yo sé”.
Existe otra razón fundamental para el secreto, desde el punto de vista de los
políticos: el secreto es una escasez de información creada artificialmente y, como
la mayoría de estos tipos de escasez, da origen a rentas que en algunos países son
apropiadas a través de la corrupción abierta (venta de información). En otros
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
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contextos, estas rentas pasan a formar parte de un “intercambio de regalos”, como
cuando los reporteros intercambian “cortinas de humo” y cobertura distorsionada
a cambio de un acceso privilegiado a la información. Yo estuve en la desafortunada posición de ver este proceso en funcionamiento, y opera con bastante eficacia.
Sin información imparcial la eficacia del control que puede ejercer la ciudadanía
es limitada; sin buena información, puede resultar socavada la posibilidad de
hacer oposición en los procesos políticos.
Una de las lecciones de la economía de la información es que estos problemas no
pueden resolverse plenamente, pero que las leyes y las instituciones sin duda
pueden mejorar la situación. Por ejemplo, las leyes que contemplan el derecho a
saber y que exigen mayor transparencia han sido parte de la gestión de gobierno
en Suecia desde hace ya 200 años; asimismo se han convertido en un control
importante, aunque imperfecto, para evitar los abusos del gobierno en Estados
Unidos durante el último cuarto de siglo. En los últimos cinco años ha habido una
creciente aceptación internacional de estas leyes; en Tailandia, por ejemplo, estas
leyes se han incluido en su nueva Constitución. Lamentablemente, estos principios de transparencia todavía deben ser respaldados por las instituciones económicas internacionales.
Observaciones finales
En este artículo he descrito el reemplazo de un paradigma por otro. Las deficiencias del paradigma neoclásico –las predicciones fallidas, los fenómenos que se
dejaron inexplicados– hicieron inevitable su cuestionamiento. Sin embargo, podríamos preguntarnos cómo se explica que este paradigma se haya mantenido
durante tanto tiempo. A pesar de sus deficiencias, el paradigma competitivo ofrecía explicaciones a muchos fenómenos económicos. Existen algunos mercados
en los que los aspectos que hemos analizado no son importantes –el mercado del
trigo o del maíz–, aunque incluso en ellos las intervenciones predominantes del
gobierno hacen que el paradigma competitivo reinante sea de poca relevancia.
Las fuerzas subyacentes de la oferta y la demanda son todavía importantes, aunque en el nuevo paradigma se convierten sólo en parte del análisis, no constituyen todo el análisis. Pero no podemos ignorar la posibilidad de que la supervivencia del paradigma se haya debido en parte a la creencia en el mismo y las
recetas de política que se derivaron de él han servido a ciertos intereses.
Como científico social he tratado de seguir el análisis a dondequiera que pudiera
llevarme. Mis colegas y yo sabemos que nuestras ideas pueden ser usadas, pero
también que de ellas puede abusarse o que pueden ser ignoradas. Comprender
las fuerzas complejas que determinan nuestra economía es ya de por sí valioso;
existe una curiosidad innata sobre la manera como funciona este sistema. Pero,
como dijo Shakespeare, el mundo es un escenario, y todos los hombres y mujeres
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
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son meros actores. Cada uno de nosotros a su manera, aunque sólo sea como
votante, es un actor en este gran drama. Y todo lo que hacemos se ve afectado
por nuestras percepciones de cómo funciona este complejo sistema.
Me dediqué a la economía con la esperanza de que me permitiera hacer algo con
respecto al desempleo, la pobreza y la discriminación. Como investigador económico he sido lo suficientemente afortunado para que se me ocurrieran algunas
ideas que creo nos permiten comprender mejor estos fenómenos. Como educador he tenido la oportunidad de reducir algunas de las asimetrías de información
–especialmente en relación con lo que el nuevo paradigma de la información y
otros descubrimientos en la ciencia económica moderna tienen que decir sobre
estos fenómenos–, y de haber enseñado a algunos estudiantes excelentes que
han hecho avanzar el programa de investigación.
Como individuo no me he conformado, sin embargo, con dejar que otros lleven
estas ideas a la práctica. He tenido la fortuna de poder hacerlo yo mismo, como
funcionario público, tanto en el gobierno de Estados Unidos como en el Banco
Mundial. Tenemos la fortuna de vivir en sistemas democráticos, en los que los
individuos pueden luchar por su percepción de cómo podría ser un mundo mejor. Como académicos tenemos la fortuna de estar aún más protegidos por nuestra
libertad académica. Con la libertad viene la responsabilidad: la responsabilidad de
usar esa libertad para hacer lo que esté a nuestro alcance para garantizar que en
el futuro el mundo no sólo disfrute de mayor prosperidad económica, sino también de más justicia social.
Traducción: Gladys Sanz
Disertación de J. Stiglitz en la entrega del Nobel 2001
210
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Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002, pp. 235-245 • ISSN: 0005-4720
Discurso
Discurso de A. Greenspan en la Junta de Gobernadores
del Sistema de la Reserva Federal 1
Presentación /Alberto Unanue H.*
Durante 26 años el Banco de la Reserva Federal de Kansas City ha venido
celebrando un simposio, donde representantes de bancos centrales y altos ejecutivos de grandes bancos de inversión, junto a académicos y dirigentes de
organismos multilaterales y otras organizaciones especializadas, discuten los
temas más importantes asociados a la formulación y ejecución de las políticas
económicas. La selección del tema central del simposio, que varía de año en
año, es un proceso muy riguroso en el que finalmente impera el criterio de la
actualidad e importancia relativa de su impacto corriente en la economía mundial. Entonces comienza la escogencia de los ponentes, panelistas y directores
de las sesiones de trabajo, los cuales siempre ocupan posiciones cimeras en las
mejores universidades, centros de investigación y organismos financieros y que
participarán y guiarán los debates entre los participantes. El del presente año
llevó por título “Reconsiderando las Políticas de Estabilización”.
* Asesor de la Presidencia del BCV.
Correo electrónico: aunanue@bcv.org.ve
1 Con autorización de su autor, se presentará aquí una traducción del discurso que pronunció el presidente de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal, Alan Greenspan, en el
simposio auspiciado por el Banco de la Reserva Federal de Kansas City (Jackson Hole,
Wyoming, 30 de agosto de 2002).
Discurso de A. Greenspan en la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal
232
Este simposio es, sin exageración, el más importante evento económico que se
celebra en la actualidad, el cual, además, recibe una amplia cobertura por las
revistas económicas y medios especializados.
Es ya una tradición que la inauguración del simposio esté a cargo del Presidente de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal y Allan Greenspan ha
venido cumpliendo rigurosamente esa misión. Como es usual, su presentación
es esperada con mucha expectación y, a diferencia de las ponencias oficiales,
que los participantes disponen con antelación, su discurso sólo se hace público
una vez que lo pronuncia. Tampoco es objeto de debate.
Al momento de enjuiciar el contenido de la presentación del doctor Greenspan
en esta oportunidad, es necesario tomar en cuenta algunos elementos importantes que la condicionaban. En primer lugar, la temática del simposio era un
reto per se al carácter y efectividad, principalmente de la política monetaria en
los países desarrollados, lo que después se evidenciaría en las sesiones de
trabajo, donde la pobre evolución de las economías de Estados Unidos y Japón
prácticamente coparon toda la atención. No era posible obviar, en consecuencia, la acentuación del ambiente de crítica –sobre todo entre los académicos de
tendencias más liberales– ante el hecho de que la mayor economía del mundo
no acababa de superar la fase recesiva del ciclo.
Tampoco es ajeno que el mandato del doctor Greenspan está por concluir –ya
se manejan encuestas nominando eventuales sustitutos y sus probabilidades de
acceder al cargo, cubriendo todo el espectro de las ideologías en competencia–
y que su enorme ego le obligaba a racionalizar explicaciones acerca de su
actual pasividad, sobre todo cuando polarizó en su actuación pasada, más allá
de lo que una razonable modestia hubiera aconsejado, los éxitos de la gran
expansión norteamericana de los noventa.
En esta oportunidad la cobertura sobrepasó las expectativas, por el hecho de
que Greenspan exageró las justificaciones. Baste citar tres comentarios de orígenes bien distantes.
Paul Krugman señaló que la declaración sirvió para confirmarle que el FED
sólo es capaz de responder a la creciente debilidad económica con excusas en
lugar de acciones. The Economist, con su conocida causticidad (que incluyó
una caricatura del personaje con la nariz de Pinocho), afirmó que Greenspan
había utilizado la oportunidad del simposio para hacer la más completa defensa en contra de los cargos de que debía haber aumentado las tasas de interés a
finales de los noventa para amortiguar el repunte del mercado accionario.
Goldman Sachs calificó el discurso como defensivo, obviando las propias contribuciones del Presidente cuando calificó como sostenibles los crecimientos
de productividad derivados de la nueva economía.
El centro del debate radica en la afirmación hecha por el Presidente de la
Reserva Federal de que nunca se tuvo la certeza de que existiera una burbuja
financiera y de que éstas sólo se identifican cuando explotan. Para quien en
1996 acuñase la frase de la “exuberancia irracional” para calificar la evidente
Discurso de A. Greenspan en la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal
233
escalada especulativa del precio de las acciones y que en su momento generó
expectativas acerca de que efectivamente estaba advirtiendo de la posibilidad
de una burbuja financiera, este cambio de posición fue poco menos que decepcionante. Su actual argumentación era la de que aun cuando una burbuja sea
detectada es limitado el papel a desempeñar por los bancos centrales, negando,
de hecho, la posibilidad de hacer política monetaria en condiciones de incertidumbre. Advierte, no obstante, que los esfuerzos de los bancos centrales para
estabilizar las economías requieren de modelos que sean capaces de incorporar
las variaciones de los precios de las acciones para anticipar las burbujas, aun
cuando esto sólo sirva para explicar la historia.
Ésta es la esencia del documento que seguidamente se presenta. Al margen de
las consideraciones más generales hechas en los párrafos anteriores, es de
resaltar la riqueza y variedad de argumentos que utiliza el señor Greenspan
para hacer valedera la interpretación que presenta acerca de la evolución de la
economía de EE UU, incluyendo las argucias teóricas utilizadas. Su lenguaje
sigue siendo, por demás, admirable.
Discurso sobre la volatilidad económica por el presidente
de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal
Alan Greenspan
Durante los últimos veinte años hemos presenciado el viraje extraordinario que
ha dado la economía de Estados Unidos. Las secuelas de la guerra de Vietnam y
una sucesión de crisis petroleras habían dejado a este país con altos niveles de
inflación, un pobre crecimiento de la productividad y una competitividad cada
vez menor en los mercados internacionales.
Sin embargo, lejos de aceptar la nueva condición de potencia económica menguada, resucitamos el dinamismo de nuestros antepasados por razones que, sin
duda, serán motivo de debate por largos años. Una ola de innovaciones en un
amplio espectro de tecnologías, aunada a una significativa desregulación y una
mayor reducción de las barreras comerciales, promovió la expansión de la competencia y la destrucción creativa.
Sorprendentemente, lo que parecía traducirse en una mayor inestabilidad para los
negocios individuales produjo, durante la década de los noventa, una aparente
reducción de la volatilidad de la producción y de la frecuencia y amplitud de los
ciclos económicos en el nivel macroeconómico. Si bien la evidencia empírica
sobre el efecto que crisis de diferentes magnitudes tienen sobre nuestra economía
sigue siendo ambigua, todo parece indicar que actualmente estamos mejor capacitados para enfrentar dichas crisis que en décadas pasadas. Ante la fuerte caída
Discurso de A. Greenspan en la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal
234
de la riqueza accionaria en los últimos dos años, la marcada disminución de las
inversiones en bienes de capital y los trágicos eventos del 11 de septiembre, se
hubiera podido esperar una contracción inmediata y severa de la economía estadounidense. Pero no hubo tal contracción. Se pudiera pensar, entonces, que
estamos atacando los desequilibrios económicos más rápida y eficientemente que
en el pasado, gracias en gran medida a que tenemos un mayor acceso y utilizamos más intensamente la información en tiempo real.
No obstante, una mayor capacidad de adaptación por parte de los actores económicos también implica una mayor volatilidad en las expectativas que tienen los
inversionistas sobre las ganancias corporativas. A pesar de que resulta difícil obtener estimaciones directas sobre dichas expectativas de ganancias, existe evidencia
indirecta que apunta hacia una mayor volatilidad de las mismas. Las estimaciones
de los analistas financieros sobre el crecimiento de las ganancias corporativas en
el largo plazo, las cuales representan una buena aproximación de las expectativas
de los inversionistas, han sido cada vez más optimistas desde mediados de la
década de los noventa hasta el año 2000.1 Durante el mismo período, el margen
de riesgo de los bonos corporativos se incrementó significativamente, lo cual
implica una mayor probabilidad de incurrir en incumplimiento de pago. Demás
está decir que el incumplimiento de pago se asocia con ganancias negativas. Por
ende, mayores expectativas de crecimiento promedio de las ganancias, conjuntamente con una mayor probabilidad de incumplimiento de pago, generan una
mayor varianza en las expectativas de ganancias, consecuencia de una prolongada senda negativa. En los últimos años se ha observado una mayor volatilidad en
los precios de las acciones, lo cual se corresponde con la elevada variabilidad de
las ganancias esperadas.
Se esperaría que el incremento en la volatilidad de los precios de las acciones y la
correspondiente aceleración del proceso de adaptación estuvieran acompañados
de una menor volatilidad en las variables económicas reales. Y, en efecto, éste
parece ser el caso. Después de todo, lo que buscan las compañías con una pronta
respuesta es evitar que se produzcan graves desequilibrios en las mismas que, a
su vez, pueden causar profundas contracciones en términos agregados si no se
corrigen oportunamente.
1
Éstas son proyecciones de ganancias ponderadas para empresas del S&P 500 recogidas en
la base de datos financiera de la firma consultora I/B/E/S. Los poco más de veinte años de
historia de esta serie reflejan un pronunciado sesgo alcista de las proyecciones de crecimiento anual en el largo plazo de las ganancias hechas por los analistas de aproximadamente 4 a 5 puntos porcentuales. Sin embargo, existe poca evidencia de sesgo, bien sea alcista
o no, de los cambios en la tasa de crecimiento.
Discurso de A. Greenspan en la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal
235
Como era de esperarse, los indicios de una creciente estabilidad económica durante la década de los noventa indujeron a los gerentes de negocios e inversionistas
a tomar más riesgos con consecuencias tanto positivas como negativas. Los precios de las acciones aumentaron en respuesta a esta nueva actitud y a mejores
expectativas de crecimiento para las ganancias, lo cual mostraba los primeros
signos de la creciente ola de innovaciones. La correspondiente caída del costo del
patrimonio fomentó un pronunciado incremento de las inversiones de capital y
de la productividad que se intensificó extraordinariamente a finales de la década
de los noventa. Continuó el alza de los precios de las acciones debido al optimismo de muchos sectores sobre la creciente estabilidad económica, el fortalecimiento de las inversiones y la aceleración de la productividad.
Sin embargo, como dijéramos en nuestro testimonio ante el Congreso de los Estados Unidos en julio de 1999,2 “…la aceleración de la productividad no impide que
el precio de los activos esté sobrevalorado. Sin duda, cuando un país aumenta su
productividad, el nivel de ganancias actuales y potenciales tiende a elevarse. Esta
perspectiva es lo que ha alimentado el alza de los precios de las acciones. El peligro
reside en que en estas circunstancias un optimismo injustificado, quizás hasta eufórico, ante los recientes acontecimientos puede llevar los precios de las acciones
hasta niveles insostenibles, incluso si los riesgos futuros son relativamente pequeños. Esta sobrelimitación con respecto a los fundamentos económicos podría causar problemas para nuestra economía cuando se apliquen los ajustes inevitables”.
En retrospectiva, es evidente que el crecimiento de la productividad impulsó
significativamente las expectativas de mayores ganancias y, por ende, de una
mejor relación precio-ganancia. Entre 1995 y 2000 la relación precio-ganancia
para las empresas del S&P 500 subió de 15 a casi 30. No obstante, para atribuir
dicho incremento únicamente a mejores expectativas de ganancias, se necesitaría
elevar la tasa de crecimiento de las ganancias reales en dos puntos porcentuales a
perpetuidad.3
2 Comité de Bancos y Servicios Financieros, Cámara de Representantes de los Estados Unidos, 22 de julio de 1999.
3
Para el descuento continuo sobre un horizonte infinito, k (E/P) = r + b – g, donde k es igual
al porcentaje de pago de dividendos actual y futuro estimado, E es igual a las ganancias
actuales, P es igual al precio actual de las acciones, r es igual a la tasa de interés libre de
riesgo, b es igual a la prima de riesgo y g es igual a la tasa de crecimiento de las ganancias.
Esta ecuación es válida tanto para variables reales como nominales. Si le asignamos a k un
valor de 0,6, cifra que representó el promedio durante la segunda mitad de la década de los
noventa (tomando en cuenta los pagos de dividendos realizados a través de las recompras
de acciones), un aumento de la relación P/E para las empresas del S&P 500 de 15 a 30,
permaneciendo r y b sin variación en términos reales, conllevaría a un incremento de g de
0,02 en términos reales.
Discurso de A. Greenspan en la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal
236
Debido a que la tasa cero riesgo real de retorno no parece haber cambiado
significativamente durante el período de cinco años antes mencionado, cualquiera cosa que no fuere tal extraordinario y permanente crecimiento de la productividad estructural y, por lo tanto, de las ganancias,4 conllevaría a una caída significativa de las primas de riesgo reales durante dicho lapso.
Si la caída de las primas de riesgo hubiera sido producto de una reducción permanente de la volatilidad cíclica, quizás los precios de las acciones se hubieran
podido estabilizar en los niveles registrados durante el verano de 2000. El hecho
de que esto no haya sucedido indica que, efectivamente, los precios de las acciones se habían elevado más allá de lo que la economía podía soportar. Hacia
finales de ese año, las expectativas sobre el crecimiento de las ganancias en el
largo plazo comenzaron a decaer. Por esa misma fecha, las primas de riesgo
aparentemente comenzaron a subir.
El consiguiente descenso de los precios de las acciones registrado en los últimos
dos años se ha dado con particular fuerza en los sectores de alta tecnología de la
economía estadounidense. El auge de las inversiones tecnológicas a finales de los
noventa, impulsado inicialmente por grandes avances en tecnología de la información, terminó produciendo un exceso de la capacidad instalada. Si bien la
demanda de muchos productos de alta tecnología se duplicaba o triplicaba cada
año, en muchos casos la oferta crecía aún más. La capacidad global de las industrias de alta tecnología creció más de 40 por ciento en 2000, muy por encima del
ya sorprendente crecimiento registrado desde 1998. Frenado por una floreciente
oferta, el ritmo de la demanda de nuevas tecnologías, si bien muy acelerado,
resultó insuficiente para sostener la elevada tasa de retorno real del acervo de
capital de toda la industria de alta tecnología. El rendimiento de los valores de las
compañías de alta tecnología, así como las inversiones de capital, terminaron por
colapsar. Muchas otras industrias dentro de la economía estadounidense experimentaron ajustes similares, aunque menos severos.
Un descenso en las primas de riesgo a finales de los noventa se pudo haber
anticipado por cuanto la ausencia continua de cualquier medida correctiva reforzó las nociones de una mayor estabilidad. Dada esta coyuntura, se creyó que la
recesión relativamente leve que experimentó la economía estadounidense durante 2001 provocaría un descenso en dichas primas hasta niveles por debajo de sus
promedios en el largo plazo. Sin embargo, esto no parece haber sucedido, pues la
4
Si a la larga las ganancias representan la participación constante en la producción, entonces el crecimiento real de las ganancias en el largo plazo es el producto del crecimiento de
la productividad y el crecimiento de las horas de trabajo. En nuestro ejemplo, la tasa de
crecimiento de horas de trabajo, impulsada por cambios demográficos, permanece invariable. Luego, las tasas de crecimiento de las ganancias y la productividad tampoco varían.
Discurso de A. Greenspan en la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal
237
tendencia bajista de las primas de riesgo creada por una economía más estable
pudo haber sido compensada hasta cierto punto por las crecientes inquietudes
surgidas en torno a la transparencia de las gestiones corporativas.
***
Comprender el desarrollo de las economías y los mercados financieros desde
mediados de los años noventa no ha sido tarea fácil para los encargados de
elaborar las políticas monetarias. Nos enfrentamos a fuerzas que ninguno de
nosotros había experimentado directamente. Aparte de la entonces reciente experiencia de Japón, sólo los libros de historia y archivos polvorientos nos podían dar
alguna idea de las políticas que se debían adoptar. En la Reserva Federal tratamos
el tema de las burbujas financieras, es decir, aumentos bruscos en los precios de
los activos hasta niveles insostenibles. Con el tiempo, nos dimos cuenta de que si
bien podemos sospechar en un momento determinado que existe una burbuja
financiera, es muy difícil identificarla definitivamente, sino a posteriori, es decir,
después que ha estallado.
Además, tampoco podíamos asegurar que las burbujas financieras podían ser
controladas aun identificándolas a tiempo, a no ser que el Banco Central provocara una contracción sustancial de la actividad económica, un resultado que justamente estaríamos tratando de evitar.
Ante períodos prolongados de expansión económica, surge la disposición racional de tomar mayores riesgos, un patrón que es muy difícil de revertir sólo con
leves ajustes en las políticas monetarias. De hecho, nuestra experiencia durante
los últimos quince años sugiere que los ajustes monetarios que tienden a deflacionar
los precios de las acciones sin deprimir la actividad económica pudieran generar
incrementos posteriores en el nivel de dichos precios.
Por ejemplo, los precios de las acciones aumentaron después de que la Reserva
Federal culminara el incremento de la tasa de interés para fondos federales de
más de 300 puntos básicos en el período de doce meses finalizado en febrero de
1989. Además, durante el año iniciado en febrero de 1994, la Reserva Federal
volvió a aumentar dicha tasa en 300 puntos básicos. Los precios de las acciones se
estabilizaron temporalmente, pero tan pronto culminaron estos ajustes retomaron
su marcada tendencia alcista. Desde mediados de 1999 hasta mayo de 2000, la
tasa de interés para fondos federales fue incrementada en 150 puntos básicos. Sin
embargo, no se pudo detener el aumento de los precios de las acciones durante
dicho período a pesar de la existencia de lo que ahora, en retrospectiva, podemos
identificar como la fase terminal de un mercado alcista.5
5
Los precios de las acciones alcanzaron su nivel más alto en marzo de 2000, pero en términos
generales el mercado se movió horizontalmente hasta septiembre de ese mismo año.
Discurso de A. Greenspan en la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal
238
Esta información sugiere que ninguna política es capaz de contener una burbuja
incipiente, salvo por un brusco incremento de las tasas en el corto plazo, lo cual
sólo generaría una contracción económica significativa. Pensar que un oportuno
ajuste al alza hubiera podido prevenir la burbuja financiera que surgió a finales de
los noventa es, a todas luces, una ilusión.
Más bien, como indicamos durante el mencionado testimonio ante el Congreso a
mediados de 1999, es necesario concentrarnos en políticas que “ayuden a mitigar
las crisis cuando éstas ocurren para así poder facilitar, con suerte, la transición
hacia la próxima expansión económica”.
***
A la luz de nuestra reciente experiencia pudiéramos concluir que no existe ningún ajuste monetario creciente de bajo riesgo y bajo costo que pueda desinflar
una burbuja financiera sin causar grandes estragos. Pero cabe preguntarse, ¿acaso
existe alguna política que pueda por lo menos frenar la expansión de una burbuja
financiera y, por ende, su efecto destructivo? Con base en la evidencia que tenemos hasta la fecha, la respuesta parece ser negativa.6 Sin embargo, debemos
6
Algunos sostienen que la Reserva Federal está en capacidad de desinflar, sin mucho
esfuerzo, una burbuja financiera elevando el margen inicial de garantía. Sin embargo, la
evidencia desmiente esta afirmación. En primer lugar, el monto de la deuda marginal es
pequeño y nunca ha sobrepasado el 1,75 por ciento del valor de mercado de los títulos
valores. Incluso esta cifra sobrestima el monto de la deuda marginal que se utiliza para
comprar acciones, ya que dicha deuda también financia ventas de acciones en corto y
transacciones con títulos de interés fijo. En segundo lugar, los inversionistas no tienen que
depender de la deuda marginal para apalancarse financieramente. Pueden obtener
financiamientos de otras fuentes para comprar acciones o pueden comprar opciones, lo
cual terminaría afectando sus precios debido a las estrechas relaciones que existen entre los
diversos mercados.
En vista de lo anterior, no es de extrañar que la gran mayoría de los estudios sobre el tema
sugieren que modificar márgenes no constituye una herramienta efectiva para reducir la
volatilidad del mercado bursátil. Es posible que los cambios en el margen inicial de garantía
afecten a pequeños inversionistas cuyo acceso a otras formas de crédito es limitado. De ser
así, lo único que se conseguiría con elevar dicho margen sería excluir a esos pequeños
inversionistas por lo prohibitivo del alza sin solucionar el gran problema de las burbujas
financieras.
Se podría hablar de un efecto causal si un cambio en el margen inicial de garantía fuera visto
por los inversionistas como una señal de que el Banco Central fuera a ajustar en el corto
plazo la política monetaria lo suficiente para lograr que una burbuja estalle. Pero es el
prospecto de modificar la política monetaria, no el incremento del margen, lo que debe ser
visto como el detonante. Asimismo la historia nos demuestra que cuando se trata del mercado de activos la estrategia de persuasión no funciona a menos que esté acompañada de
acciones concretas.
Discurso de A. Greenspan en la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal
239
reconocer que necesitamos comprender mejor el comportamiento de las primas
de riesgo y las burbujas financieras para determinar su impacto en la actividad
económica.7
La prima de riesgo, calculada como el rendimiento total esperado de las acciones
comunes menos el rendimiento total esperado de la deuda sin riesgo, mide el
nivel de riesgo asumido por los inversionistas al comprar acciones en vez de
deuda libre de riesgo. Es una medida global de la aversión al riesgo de los
inversionistas, no de los gerentes corporativos. Un mayor apetito de riesgo por
parte de los inversionistas, por ejemplo, se manifiesta a través de una mayor
disposición de mantener acciones en lugar de deuda, la cual, aunque genera
menores rendimientos, también causa menos estrés.
En este caso, los gerentes corporativos se enfrentan a una caída del costo de las
acciones con respecto al costo de la deuda. Teniendo un mayor acceso a acciones
menos costosas, los gerentes pueden financiar una mayor proporción de activos
de alto riesgo sin acudir a los flujos de efectivo y sin temor a la insolvencia.
Así, en la mayoría de los casos son los inversionistas con sus preferencias cambiantes, y no los gerentes corporativos, los que determinan la mezcla de inversiones de riesgo dentro de una economía. Los gerentes presumiblemente utilizan los
precios de mercado de deuda y títulos valores, conjuntamente con las tasas de
rendimiento esperado de proyectos de inversión específicos, para calcular el nivel
de inversión corporativa. El sentido de aversión al riesgo de cada gerente sin duda
puede influenciar el proceso de inversión de capital, pero esto parece secundario
con relación a los caprichos de los inversionistas.
Las burbujas financieras parecen reflejar ante todo la exuberancia de los
inversionistas al valorar los activos financieros. Si los gerentes e inversionistas
percibieran el riesgo de igual manera, y si ambos interpretaran correctamente los
aumentos sostenibles de las ganancias provenientes de nuevas tecnologías, por
ejemplo, los aumentos en los precios de las acciones difícilmente producirían una
burbuja financiera. Éstas aparentemente surgen cuando los inversionistas sobrestiman un incremento sostenible de las ganancias o bien rebajan erróneamente la
7
La fuerte caída de la bolsa de valores en más de 20 por ciento registrada el 19 de octubre
de 1987 requiere de especial atención. Los precios de las acciones subieron marcadamente
durante la primavera y el verano a pesar de que las tasas en el corto plazo se incrementaron
finalizando el verano de ese año. Era evidente que el colapso de los precios mostraba
algunas de las características de las burbujas prolongadas y de mucho mayor tamaño, pero
los precios de las acciones se estabilizaron rápidamente sin afectar la actividad económica
de manera significativa. Y, en línea con episodios posteriores, el hecho de que el colapso no
tuviera un impacto económico parece haber contribuido al alza posterior de los precios de
las acciones.
Discurso de A. Greenspan en la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal
240
tasa de descuento que aplican a las ganancias y dividendos esperados. Es difícil
determinar la causa exacta con base sólo en los precios de mercado. Pero la prima
de riesgo menos el crecimiento de dividendos esperado, y las ganancias estimadas, puede estimarse como el rendimiento de los dividendos menos el tipo de
interés real en el largo plazo aplicado a las letras del Tesoro del gobierno de
Estados Unidos.8
Si redefiniéramos las primas de riesgo para incluir, tanto las sobrestimaciones con
respecto a las ganancias como las rebajas insostenibles de los factores de descuento, y si tuviéramos indicadores de estos conceptos, pudiéramos emplear
dichos indicadores para detectar cualquier burbuja emergente. En otras palabras,
si pudiéramos sustituir estos elementos por proyecciones de crecimiento realistas
para ganancias y dividendos, quizás con base en el crecimiento de la productividad estructural y el comportamiento del porcentaje de pago de dividendos, la
prima de riesgo residual podría proporcionarnos alguna evidencia de una burbuja
emergente. Claro está, si el Banco Central tuviera acceso a esta información,
también lo tendrían los agentes privados, en cuyo caso sería poco probable que
una burbuja financiera pudiera desarrollarse.
Las burbujas financieras a menudo se precipitan cuando se perciben mejoras
reales en la productividad y rentabilidad subyacente de la economía corporativa.
Pero, como la historia ha demostrado, los inversionistas tienden entonces a exagerar el alcance de cualquier mejora de los fundamentos económicos. Dadas las
peculiares características de la psicología del ser humano, las burbujas tienden a
autoalimentarse, permitiendo que los auges económicos sean sustentados por
proyecciones inverosímiles de demanda potencial, incluso en sus fases terminales. En consecuencia, los precios de las acciones y las primas de riesgo son llevadas a niveles insostenibles.
Es cierto que una burbuja no puede subsistir indefinidamente. Eventualmente,
quedan al descubierto las expectativas poco realistas sobre ganancias futuras. A
medida que esto ocurre, los precios de los activos gravitan lentamente hacia
niveles más acordes con una visión sostenible de las ganancias. La presión constante que ejerce la realidad sobre la percepción termina por controlar las visiones
tanto de inversionistas como gerentes.
Como mencioné anteriormente, la pregunta clave para los encargados de elaborar
las políticas monetarias es: si un ajuste de bajo costo de políticas de ajuste crecientes no parece ser capaz de desinflar una burbuja financiera ¿existen otras opciones que al menos puedan contenerlas efectivamente sin causar daños sustanciales
en el proceso? Hasta la fecha, no hemos podido identificar ninguna política que
8
De la nota 3, k (E/P) = D/P = r + b – g, donde D equivale a los dividendos corrientes. Luego,
D/P – r = b – g.
Discurso de A. Greenspan en la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal
241
logre este resultado, aunque no se descarta que alguien, bien seamos nosotros u
otras personas, lo haga en el futuro.
Actualmente no creemos disponer de ningún indicador para primas de riesgo ni
de ningún valor relacionado que pueda predecir adecuadamente la aparición de
una burbuja financiera, y no sabemos si lo podamos encontrar en el futuro. En
ausencia de dicho indicador, me resulta difícil concebir que un banco central
pueda justificar la aplicación de los fuertes ajustes preventivos que serían necesarios para neutralizar una burbuja financiera.
A medida que ahondamos más en las interrogantes planteadas por los acontecimientos de los últimos años, la interacción entre el crecimiento de la productividad
estructural y las primas de riesgo, tan conspicua durante el último ciclo económico,
seguramente jugará un papel prominente. En especial, necesitamos determinar si
podemos evitar la aparición de burbujas financieras, tan frecuentes en el pasado. Y
en vista de que la riqueza financiera adquiere cada vez más importancia dentro de
la actividad económica, también necesitamos comprender mejor cómo los cambios
en las primas de riesgo afectan y reflejan las decisiones que toman los diversos
actores económicos sobre las inversiones reales y financieras. Si las primas de riesgo
ejercen tanta influencia sobre nuestras economías, como parece ser el caso, se hace
evidente la importancia de investigar este tema más a fondo.
En conclusión, par lograr la estabilización de nuestras economías, los encargados
de elaborar las políticas económicas requieren de un modelo funcional que refleje
el funcionamiento de las mismas. Estamos cada vez más convencidos de que
dicho modelo debe abarcar, tanto el movimiento de las primas de riesgo como el
desarrollo de las burbujas financieras para poder explicar al menos la historia.
Cualquier modelo eficaz debe simular creíblemente alternativas contrafactuales.
Debemos recordar que los modelos estructurales que no explican la historia satisfactoriamente probablemente tampoco puedan brindar bases sólidas para la elaboración de políticas acertadas. A menudo se utiliza la estructura interna de dichos modelos para evaluar el efecto de diversas políticas de estabilización. Sin
embargo, debemos ser muy cautelosos a la hora de interpretar cualquier resultado
que arroje modelos cuya estructura interna no reproduce adecuadamente los
aspectos más importantes de los ciclos económicos. La reciente importancia concedida a los movimientos en las primas de riesgo y a las burbujas financieras
apunta a la necesidad de comprender mejor e integrar estos conceptos en los
modelos utilizados para el análisis de las políticas económicas.
Estoy seguro de que durante los próximos días sostendremos discusiones fructíferas acerca de éstos y otros temas relacionados con políticas de estabilización.
Traducción: Mónica López Chiquín
Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002, pp. 247-263 • ISSN: 0005-4720
Cumbre Mundial
La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo
Sostenible de las Naciones Unidas1
Presentación / Rafael Rangel*
La Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible celebrada en Johannesburgo,
Suráfrica, entre el 26 de agosto y el 4 de septiembre pasados, finalizó con la
aprobación por consenso de una Declaración Política y un Plan de Aplicación,
documentos que habían sido preparados durante nueve meses, incluyendo
cuatro conferencias específicas previas, y los diez días que duró la Cumbre. Se
estima que a la reunión asistieron cerca de 40.000 personas, entre las que se
encontraban alrededor de 100 Jefes de Estado y de Gobierno, representantes
de los 191 países miembro de la ONU, y centenares de delegaciones de las
organizaciones no gubernamentales (ONG) y de las asociaciones empresariales
de distintas partes del mundo, pero en especial de los países desarrollados. Por
consiguiente, el encuentro de Johannesburgo es considerado como la “Cumbre
de las Cumbres”, y la más importante celebrada en la historia de las Naciones
Unidas. Como preámbulo del evento, en la sesión inaugural se escuchó el
discurso del presidente de Suráfrica, Thabo Mbeki, quien –entre otras cosas–
expresó lo siguiente: “Estoy seguro que billones de personas en todo el mundo
esperan una clara y transparente respuesta a la interrogante de si nosotros
estamos preparados y somos capaces de responder a las presiones y los cambios del desarrollo sostenible. (…) Una sociedad humana global basada en la
* Rafael Rangel Vargas es asesor para Asuntos Internacionales de la Presidencia del Banco
Central de Venezuela. Licenciado en Estudios Internacionales por la Universidad Central de
Venezuela. Certificat d’Études Supérieures en Ciencias Políticas, Instituto de Estudios
Internacionales de la Universidad de Ginebra, Suiza.
Correo electrónico: rrangel@bcv.org.ve
1 La Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible se celebró en Johannesburgo (Sudáfrica)
entre el 26 de agosto y el 4 de septiembre de 2002.
La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas
243
pobreza de muchos y la prosperidad de pocos, caracterizada por islas de riqueza en medio de un mar de pobreza, es insostenible. (…) No podemos aceptar
que la sociedad humana deba construirse sobre la base del principio salvaje de
la supervivencia del más fuerte. Por primera vez en la historia de la humanidad
la sociedad tiene la capacidad, el conocimiento y las recursos para erradicar la
pobreza. Sin embargo, los últimos diez años han sido una década de inercia”.
Aludió el Presidente surafricano a la falta de logros concretos desde la Cumbre
en Río de Janeiro en 1992, antecedente histórico de Johannesburgo y donde se
aprobó la famosa Agenda 21.
Si bien la Cumbre de la Tierra se convirtió en un hito histórico en la lucha de
toda la humanidad por lograr un desarrollo más justo y equitativo, más sostenible, que ofreciera las garantías suficientes para el progreso y el bienestar de los
seres humanos que pueblan el planeta, se debe rescatar la preocupación universal que surgió en Río de Janeiro por el deterioro del medio ambiente, los
graves problemas económicos que aquejaban y aquejan a la mayoría de los
países miembro de la ONU y la necesidad imperiosa de erradicar la pobreza. Es
así como la Agenda 21, principal documento emanado de la Cumbre de la
Tierra en 1992, colocó como prioridad fundamental de toda la humanidad la
necesidad de alcanzar el desarrollo sostenible. Pero veamos en qué consiste
esta noción, totalmente nueva y que revolucionó a partir de ese momento
todas las conferencias y encuentros celebrados tanto dentro como fuera de las
Naciones Unidas. La noción de desarrollo sostenible, según la Cepal, implica:
“El objetivo de elevar permanentemente los niveles de bienestar del conjunto
de la población, para lo cual se requieren avances significativos en la consolidación de economías dinámicas y competitivas. En ese contexto, la equidad y
el desarrollo económico –incluida su dimensión de desarrollo sostenible– son
elementos de una misma estrategia integral. Los determinantes de equidad, no
sólo en cuanto a ingresos, sino también en términos de acceso a las fuentes de
desarrollo y los recursos naturales, están indisolublemente vinculados a la propia noción de desarrollo sostenible. En verdad, los problemas relativos a la
capa del ozono, el calentamiento global, la destrucción de los bosques tropicales, a la pérdida de diversidad biológica, etc. han estado asociados a niveles
crecientes de pobreza y a un manejo inadecuado de los frutos del desarrollo
tecnológico”. Como se puede apreciar, el desarrollo sostenible abarca un conjunto de problemas que ponen de relieve las equivocaciones y fallas de un
modelo de desarrollo que –entre otros fenómenos– ha generado la pobreza
extrema de millones de seres humanos, la degradación del medio ambiente, el
subdesarrollo y patrones de consumo insostenibles, sin ignorar la desigual
distribución de la riqueza, que han fragmentado a los países entre unos pocos
dueños de la riqueza y grandes masas de pobres y marginados, excluidos
social y económicamente.
En consecuencia, como lo expresó el presidente de Suráfrica Thabo Mbeki, el
modelo de desarrollo que han adoptado nuestros países, en el cual se privilegia el crecimiento económico sin importar sus efectos sociales ni el deterioro
La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas
244
del medio ambiente, no sólo es insostenible sino que propicia “la sobrevivencia
del más fuerte”; es un mundo “caracterizado por islas de riqueza en medio de
un mar de pobreza”. Por lo tanto, se requiere diseñar un nuevo modelo de
desarrollo, más sostenible y más humano, que conjugue el desarrollo material
con el bienestar y el progreso de los pueblos. En ese contexto, se coincide en
que ese nuevo modelo sostenible de desarrollo debe: (a) Integrar las políticas
sociales, económicas y ambientales, a fin de modificar las tendencias que amenazan la calidad de vida de las personas; (b) Establecer patrones de producción
y consumo que reduzcan la brecha entre ricos y pobres, teniendo en cuenta la
fragilidad y el acentuado deterioro del medio ambiente; (c) Definir objetivos y
metas de desarrollo económico-social que atiendan con urgencia la pobreza,
propiciando su erradicación y reduciendo su impacto sobre la sostenibilidad; y
(d) Concebir una nueva forma de cooperación internacional, que tenga como
objetivo prioritario corregir las asimetrías entre el Norte industrializado y el Sur
en desarrollo, y sobre todo que promueva el establecimiento de un mundo más
equilibrado y más justo, en el cual se privilegie a los seres humanos y se
garantice la sobrevivencia de las generaciones presentes y futuras. En fin, un
auténtico desarrollo sostenible debe conducir a la comunidad internacional a
rectificar el actual proceso de globalización, abandonando las directrices del
Consenso de Washington, al tiempo que siente las bases de un nuevo orden
mundial más participativo, accesible a todos los países, menos asimétrico y
equilibrado, distributivo de la riqueza y más sostenible. Un nuevo orden mundial que se afirme en una real interdependencia, más constructiva y solidaria, y
en una cooperación internacional que conciba a los pueblos, en especial de los
países en desarrollo, como el objetivo central de una nueva estrategia de desarrollo más integral y humana.
Desde Río hasta Johannesburgo han pasado diez años, período en el cual se
reconoce que hubo algunos cambios positivos en la aplicación de la Agenda
21, pero se coincide en que la mayoría de los compromisos asumidos en la
Cumbre de la Tierra no se han cumplido, ni siquiera fueron tomados en cuenta
al momento de diseñar planes o programas de desarrollo y, por consiguiente,
los problemas de hace una década se han agravado y multiplicado. Entre los
factores que bloquearon o limitaron mayores progresos en la aplicación de la
Agenda 21 destacan los siguientes: falta de recursos y reducción de la Asistencia
Oficial para el Desarrollo (AOD), situación que se complicó por las dificultades
de acceso a las nuevas tecnologías y a las inversiones extranjeras directas; total
desarticulación de las políticas económicas y sociales con respecto a las políticas ambientales, proliferando medios y modelos de producción que hicieron
más vulnerables las condiciones de vida en el planeta; incoherencia de los
planes de desarrollo en cuanto al manejo de las finanzas, el comercio, las
inversiones, la tecnología, que se aplicaron en detrimento de los países subdesarrollados del Sur, ahondando la brecha frente a los países industrializados del
Norte. Adicionalmente, persistieron los patrones de consumo que no contemplaron el deterioro ambiental, ni mucho menos las condiciones de pobreza que
alcanzaron niveles insostenibles. Por consiguiente, según la Comisión de la
Discurso de A. Greenspan en la Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal
245
ONU para el Desarrollo Sostenible, que actuó en la preparación de la Cumbre
de Johannesburgo, las cifras referidas al estado de atraso en el mundo ponen
de manifiesto la caótica situación que enfrenta la humanidad, en particular los
países del Tercer Mundo, resaltando los siguientes datos: en 2000 se estima que
la población mundial superó los 6 mil millones de habitantes, 15 por ciento de
los cuales viven en países desarrollados y consumen el 56 por ciento de los
bienes y servicios que se producen; mientras que el 40 por ciento de la población más pobre del mundo apenas consume el 11 por ciento; hay 815 millones
de personas desnutridas al nivel mundial, de las cuales 777 millones viven en
los países en desarrollo; más de 1.100 millones de personas no disponen de
agua potable y cerca de 2.400 millones viven en condiciones sanitarias inadecuadas; en los países en desarrollo, 89 de cada 1.000 niños nacidos mueren
antes de cumplir los 5 años, y más de 113 millones de niños en los países del
Sur, en edad de recibir enseñanza primaria, no tienen acceso a las escuelas o no
asisten a las mismas, y la población de los países desarrollados utiliza casi 10
veces más energía per-cápita que la población del mundo en desarrollo.
Por otra parte, las características que rodean el actual sistema internacional eran
por demás desalentadoras, mucho más negativas que las observadas en 1992
con ocasión de la Cumbre de Río, poniendo de antemano una interrogante
sobre la viabilidad de la Cumbre de Johannesburgo y sus posibilidades de
éxito, no sólo por el incumplimiento de los compromisos de la Agenda 21, sino
por la ausencia de una voluntad política colectiva capaz de responder eficazmente a los retos del mundo de hoy, que ha privilegiado la riqueza material de
unos pocos en detrimento del progreso social y el desarrollo de las mayorías.
En ese contexto, los actos terroristas del 11 de septiembre de 2001 se utilizan
para explicar la desaceleración económica en los mayores centros industrializados,
el cambio de prioridades de las principales potencias que desviaron y desvían
grandes recursos hacia la seguridad y la lucha antiterrorista, al debilitamiento
del multilateralismo y la aparición de prácticas unilaterales y discriminatorias,
pulverizando la cooperación internacional. Sin embargo, se piensa que de no
haber ocurrido los ataques terroristas en Nueva York y Washington la situación
sería más o menos la misma. Esto explicaría los controvertidos resultados de
Johannesburgo, reflejo de un mundo cada vez más fragmentado y dividido,
producto de intereses antagónicos que dominan las relaciones entre los países
desarrollados, que en general actuaron en bloque, y Asia, África y América
Latina y el Caribe, que suman más de 130 países, pero que están muy debilitados y desunidos, planteando demandas grupales, por subregiones y regiones,
perdiendo la perspectiva sobre los objetivos fundamentales que se debían obtener de la Cumbre. A las divergencias de interés entre el Norte y el Sur, y al
interior de estos últimos, se agregaron las presiones de los grupos ecologistas
de los países industrializados, que exigían acciones concretas para detener el
deterioro del medio ambiente y preservar el equilibrio ecológico; las posiciones
de las ONG que reclamaban priorizar la salud y el desarrollo social, en tanto
que otras se inclinaban por defender un desarrollo sostenible, que garantizara
el crecimiento económico con equidad y el respeto de las libertades civiles y los
La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas
246
derechos humanos. Afortunadamente, había una mayoría de actores que favorecía como objetivo central: renovar los compromisos de la Cumbre de la Tierra
en Río y asegurar nuevos temas puntuales que convirtieran al desarrollo sostenible en una prioridad fundamental en todos los países del mundo.
Tres meses antes de la Cumbre, el secretario general de la ONU Kofi Annan, al
hablar en Nueva York sobre lo que esperaba de Johannesburgo, expresó lo
siguiente: “Es necesario hacer nuevos esfuerzos porque el modelo actual de desarrollo, que ha dado privilegios y prosperidad a aproximadamente el 20 por
ciento de la humanidad, también ha cobrado un precio alto al deterioro del
planeta y el agotamiento de sus recursos. (…) Los estilos de vida, que suponen
un elevado consumo, siguen gravando los sistemas de apoyo biológico naturales
de la Tierra; la investigación y el desarrollo reciben escasa financiación y se
desentienden de los problemas de los pobres; y los países desarrollados no han
hecho lo suficiente par cumplir ninguna de las promesas que hicieron en Río,
para proteger su propio medio ambiente y ayudar al mundo en desarrollo a
vencer la pobreza”. Por consiguiente, al resumir los resultados que esperaba de
Johannesburgo, con los progresos y la tecnología de que disponemos hoy en día,
los describió en los siguientes términos: (i) El agua y el saneamiento, lo que
significa dar acceso por lo menos a 1.000 millones de personas que carecen de
agua para el consumo humano y proveer de saneamiento adecuado a 2.000
millones de personas; (ii) La energía, a fin de permitir el acceso a la energía de
2.000 millones de personas que carecen de servicios modernos de energía; promover las fuentes de energía renovables; reducir el consumo excesivo, y ratificar
el Protocolo de Kyoto para abordar la cuestión del cambio climático; (iii) La
salud, que debe llevar al mundo a tratar los efectos de los materiales tóxicos y
peligrosos; reducir la contaminación del aire, que mata a tres millones de personas todos los años, y la incidencia del paludismo asociado con el agua contaminada y la falta de saneamiento; (iv) La productividad agrícola, a fin de trabajar
para revertir la degradación de las tierras, que afecta alrededor de dos tercios de
las tierras agrícolas del mundo, y (v) Diversidad biológica y ordenación de los
ecosistemas, lo que significa revertir los procesos que han destruido aproximadamente la mitad de la selva pluvial y los manglares de la Tierra, las amenazas al 70
por ciento de los arrecifes de coral y que están diezmando las pequeñas especies.
“Éstas son las cinco esferas fundamentales en que pueden y deben obtenerse
resultados concretos”, puntualizó el Secretario General de la ONU.
En cuanto a los resultados de la Cumbre, que como indicamos anteriormente
aprobó la Declaración de Johannesburgo sobre el Desarrollo Sostenible y un
Plan de Aplicación, el primer documento contiene una serie de promesas y
compromisos, comenzando porque los países miembro de la ONU asumen
“una responsabilidad colectiva para hacer avanzar y reforzar la interdependencia y el mutuo apoyo entre los pilares del desarrollo sostenible –desarrollo
económico, desarrollo social y protección del medio ambiente– al nivel local,
nacional, regional y global”. Asimismo admiten que “la gran distancia que divide a la humanidad entre ricos y pobres, así como la creciente brecha entre los
La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas
247
mundos desarrollado y en desarrollo, plantean una gran amenaza a la prosperidad, la seguridad y estabilidad globales”. Al identificar los desafíos que debemos enfrentar, “reconocen que la erradicación de la pobreza, el cambio de
patrones de producción y consumo, y la protección y el manejo de los recursos
naturales, que forman la base del desarrollo económico y social, son objetivos
fundamentales y requerimientos esenciales del desarrollo sostenible”. Otro desafío tiene que ver con la globalización, señalando que “agregó una nueva
dimensión con la rápida integración de los mercados, la movilidad del capital y
los significativos incrementos del flujo de inversiones, que en todo el mundo
han abierto nuevos retos y oportunidades para el logro del desarrollo sostenible. Pero los beneficios y costos de la globalización son desigualmente distribuidos, con lo cual los países en desarrollo han confrontado dificultades especiales para enfrentar esos desafíos”.
En relación con el compromiso sobre el desarrollo sostenible: “Acogen con
beneplácito el enfoque de la Cumbre de Johannesburgo sobre la indivisibilidad
de la dignidad humana, y expresan su disposición –a través de decisiones y
sobre la base de objetivos, plazos y el interés social– a incrementar rápidamente
el acceso a las necesidades básicas, tales como agua potable, sanidad, hogares
adecuados, energía, atención a la salud, seguridad alimentaria y protección a la
biodiversidad”. Al mismo tiempo se comprometen a trabajar conjuntamente
para ayudarse unos a otros a tener acceso a los recursos financieros, a los
beneficios de la apertura de mercados, a asegurar la capacidad de construcción,
el uso de la tecnología moderna para alcanzar el desarrollo, y para garantizar
que con la transferencia de tecnología, el desarrollo de los recursos humanos,
la educación, el entrenamiento, se desterrará para siempre el subdesarrollo”.
Igualmente, “reconocen que la sociedad global tiene los medios y está dotada
de los recursos para encarar los retos de la erradicación de la pobreza y el
desarrollo sostenible que enfrenta la humanidad. Juntos adoptaremos decisiones adicionales para asegurarnos de que los recursos disponibles sean utilizados en beneficio de toda la humanidad”. Agregan: “En este contexto, para
contribuir al logro de nuestras metas y objetivos de desarrollo, urgen a los
países desarrollados –que aún no lo hayan hecho– a hacer esfuerzos concretos
para cumplir con los niveles internacionalmente acordados en la Asistencia
Oficial para el Desarrollo”. Asimismo, “reconocen que el desarrollo sostenible
requiere una perspectiva de largo plazo y una amplia participación en la formulación de políticas, en la toma de decisiones y en su implementación a todos los
niveles. Como actores sociales continuaremos trabajando a favor de sociedades
estables en las cuales los grupos más grandes respeten la independencia de
todos, y el papel importante de cada uno de ellos”.
En resumen, como se observa en la Declaración de Johannesburgo sobre el
Desarrollo Sostenible (ver texto anexo), mucho más amplia y ambiciosa en sus
orígenes, fue muy difícil de negociar y muchos párrafos y frases se pusieron
entre corchetes hasta el último día de la Cumbre, razón por la cual el propio
presidente de Suráfrica Thabo Mbeki, tuvo que negociar con las distintas delegaciones para acordar un texto final, que se aleja sensiblemente de su objetivo
La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas
248
de formular una serie de principios sobre el camino a seguir para lograr el
desarrollo sostenible. Se trata, apenas de cuatro páginas y 37 párrafos, de compromisos insustanciales en su mayoría, en los cuales se evade el examen de
temas y problemas fundamentales para toda la humanidad, en especial de las
sociedades en desarrollo, fijando plazos que oscilan entre 10, 15 y 20 años, lo
que hace muy improbable su cumplimiento. En consecuencia, al comenzar el
siglo XXI se estima que con esta Declaración Política de Johannesburgo el
mundo ha perdido una gran oportunidad para relanzar la construcción de un
nuevo orden internacional y formular iniciativas más concretas, adoptar decisiones y asumir compromisos más firmes para erradicar las amenazas y desafíos
que afectan de manera perversa el desarrollo sostenible. Al margen de esta
declaración han quedado un sinnúmero de interrogantes y problemas, entre los
que destacan la pobreza crónica, el hambre, la desnutrición, la ocupación extranjera, los conflictos armados, el tráfico de drogas, el crimen organizado, la
corrupción, los desastres naturales, el tráfico ilícito de armas, la trata de blancas,
el terrorismo, la intolerancia y la incitación a la discriminación racial, étnica y
religiosa, la xenofobia, las enfermedades crónicas y contagiosas, caso del sida,
la malaria y la tuberculosis. Por todas estas razones, y muchas otras, nos cuesta
entender el párrafo final de este documento, que dice lo siguiente: “Desde el
continente africano, cuna de la humanidad, solemnemente prometemos a los
pueblos del mundo y a las generaciones que heredarán esta tierra, que tenemos
la determinación de asegurar que nuestra esperanza colectiva en el desarrollo
sostenible sea realizada”.
Por su parte, el Plan de Aplicación (ver texto íntegro en la página www.un.org)
es un largo y detallado documento que establece lineamientos y acciones sobre
una variada gama de asuntos, en algunos casos con plazos y compromisos
concretos, y en otros casos es una simple declaración de buenos deseos, reflejo
de las diferencias entre países y grupos de países desarrollados, principalmente
EE UU, y los países en desarrollo, que impidió lograr acuerdos más específicos.
Entre los asuntos más relevantes que contiene el citado plan destacan los siguientes:
1. Agua y saneamiento. Al respecto se establece el compromiso para 2015 de
reducir a la mitad el número de personas que viven sin agua potable y, en esa
misma proporción, otorgar acceso a las personas que no disponen de condiciones sanitarias adecuadas. Éste fue el punto crucial de la Cumbre y el consenso
se alcanzó a último momento, debido a la oposición de EE UU de fijar fechas
concretas, pero accedió por las presiones de sus socios desarrollados y la firme
postura de los países en desarrollo.
2. Erradicación de la pobreza. Se logró reafirmar dos de los objetivos de la
Cumbre del Milenio: el primero, referido a la reducción para 2015 de la mitad
de la población mundial que tiene ingresos diarios menores a 1 dólar y de la
población que sufre de hambre, y segundo, alcanzar para 2020 un significativo
mejoramiento de las condiciones de vida de por lo menos 100 millones de
personas que habitan en los barrios pobres. Asimismo, establecer un Fondo
La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas
249
Mundial de Solidaridad para erradicar la pobreza y promover el desarrollo
social y humano en los países en desarrollo. Sin embargo, los recursos para
nutrir el citado fondo serán de carácter voluntario, lo que es considerado como
el punto débil del acuerdo, puesto que la historia de los fondos voluntarios
revela que no han funcionado. Algunos países desarrollados, entre ellos varios
miembros de la Unión Europea –Francia, por ejemplo–, propusieron un “impuesto de solidaridad internacional”, pero fue rechazado por EE UU. Este país
tampoco aceptó incluir nuevos compromisos sobre la deuda externa de los
países en desarrollo más endeudados.
3. Energía. Al evaluar este tema, importante para el desarrollo sostenible, hubo
consenso en varios puntos: (a) energías renovables; (b) acceso a la energía; (c)
mercado energético; y (d) eficiencia energética. En el primero se acordó diversificar el suministro e incrementar de forma sustancial la participación global en
las fuentes renovables de energía, con miras a incrementar su contribución al
suministro total de energía. En el segundo se convino en mejorar el acceso a las
fuentes y servicios de energía confiables, disponibles, económicamente viables,
aceptables y sanos para el medio ambiente, suficientes para lograr los objetivos
del Milenio del Desarrollo, incluyendo el objetivo de reducir a la mitad el
número de personas que viven en la pobreza para 2015. En el tercero se aceptó
remover las distorsiones del mercado, incluyendo la revisión de los impuestos
y la reestructuración de los subsidios dañinos. Igualmente, apoyar los esfuerzos
para mejorar el funcionamiento, la transparencia y la información sobre el mercado energético respecto de la oferta y la demanda, con el propósito de lograr
una mayor estabilidad y asegurar a los consumidores el acceso a los servicios
de energía. Finalmente, se acordó establecer programas domésticos de eficiencia
energética con apoyo de la comunidad mundial y acelerar el desarrollo y la
diseminación de la eficiencia energética y las tecnologías de ahorro de energía,
incluyendo la promoción de la investigación y el desarrollo. Por otra parte, se
decidió apoyar los objetivos del Nepad, en especial para asegurar el acceso a la
energía de por lo menos el 35 por ciento de los pueblos de África en los próximos 20 años. Sobre este tema, en principio hubo fuertes enfrentamientos y diferencias entre la Unión Europea y EE UU, incluyendo un cierto recelo de la OPEP,
ya que los países europeos proponían elevar del 14 por ciento al 15 por ciento el
porcentaje de energía no contaminante que debía utilizar cada país en 2010.
4. Salud. Entre otras cosas, se convino en ampliar la educación para la salud
con el fin de mejorar el conocimiento de la salud sobre bases globales para
2010. Reducir en dos tercios para 2015 la tasa de mortalidad infantil y de los
niños menores de 5 años, y en tres cuartos la tasa de mortalidad de las madres
embarazadas, tomando como base la tasa prevaleciente en 2000. Reducir, igualmente, el sida que predomina entre los hombres y mujeres en edades comprendidas entre los 15 y 25 años, en una proporción del 25 por ciento en los
países más afectados para 2005 y globalmente para 2010, así como combatir la
malaria, la tuberculosis y otras enfermedades contagiosas.
La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas
250
5. Educación. Se acordó –entre otros propósitos– asegurarse que para 2015
todos los niños estén en capacidad de iniciarse en la educación primaria, y que
las niñas y niños tengan igual acceso a todos los niveles de educación que sean
relevantes para las necesidades nacionales. Eliminar la disparidad de género en
la educación primaria y secundaria en 2015. Asimismo se recomendó a la Asamblea General de la ONU que considere la posibilidad de adoptar la “Década de
la Educación para el Desarrollo Sostenible”, comenzando en 2005.
6. Manejo de los recursos naturales básicos. Este tema está referido al recurso
agua, los océanos y la pesca, la atmósfera, la biodiversidad y los bosques.
Destaca el acuerdo para desarrollar un manejo integrado del recurso agua y la
eficiencia de los planes de agua para 2005. Estimular la aplicación para 2010 del
enfoque ecosistémico sobre desarrollo sostenible de los océanos; respecto de
la pesca, se recomendó con carácter de urgencia y donde sea posible para
2015, mantener o restaurar los bancos de peces agotados para llevarlos a niveles de producción sostenible; eliminar las prácticas destructivas de pesca, establecer áreas marinas protegidas consistentes con el derecho internacional y
basadas en información científica; establecer para 2004 un proceso regular de
información y valoración del estado del medio marino, bajo la vigilancia de la
ONU y eliminar los subsidios que permiten la pesca ilegal, oculta y sin control,
y la sobrecapacidad de pesca. Sobre la atmósfera, se acordó aplicar el Protocolo
de Montreal sobre Sustancias que Dañan la Capa de Ozono, asegurando una
adecuada reposición de fondos entre 2003/2005. Mejorar el acceso de los países en desarrollo a las sustancias alternativas que eviten daños a la capa del
ozono para 2010.
7. Productos químicos. Se estableció 2020 como fecha para producir y utilizar
los químicos, de forma tal que no generen efectos adversos significativos sobre
la salud de las personas y el medio ambiente. Asimismo renovaron el compromiso para un manejo sano de los químicos y desechos tóxicos, dentro de sus
correspondientes ciclos de vida. Además, acordaron promover la ratificación e
implementación de los instrumentos internacionales relevantes sobre químicos
y los desechos tóxicos, incluyendo las convenciones de Rotterdam y Estocolmo.
Adicionalmente, desarrollar un enfoque estratégico para el manejo internacional de los químicos en 2005, con base en la Declaración de Bahía y las Prioridades para la Acción del año 2000. Finalmente, decidieron estimular a los países
para que implementen el nuevo sistema global armonizado de clasificación y
etiquetado de los químicos tan pronto como sea posible, con miras a tener
totalmente operativo el sistema para 2008.
Los dos documentos que hemos resumido, resultantes de la Cumbre de Johannesburgo, en general fueron objeto de reacciones contrapuestas, destacando numerosas críticas por parte de los países en desarrollo, así como de las
organizaciones no gubernamentales (ONG), aunque también hubo expresiones de satisfacción. Sin embargo, dominan las apreciaciones negativas, al extremo de que se afirma que “la Cumbre no se pudo salvar a sí misma”, frase que
La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas
251
resume lo que para muchos fue un “fracaso histórico”; una “Cumbre profundamente decepcionante”; “se ofrecieron migajas a los pobres”; “faltó coraje y
voluntad política”; “el resultado fue peor de lo que podíamos imaginar”;
“Johannesburgo: final amargo”, etc. Otras críticas más elaboradas afirman, entre
otras cosas, que el Plan de Acción no formuló ninguna objeción al sistema
neoliberal y al libre mercado, principal causa de los problemas ambientales que
padece el planeta; tampoco se hizo referencia a la responsabilidad de las corporaciones transnacionales, que han convertido al medio ambiente en un negocio. Las referencias a la OMC fueron para apoyar la Cumbre de Doha y la
nueva ronda de negociaciones comerciales, que propiciará una mayor apertura
de los mercados del Sur a los productos de los países del Norte industrializado,
liquidando las pocas empresas que aún subsisten en el Tercer Mundo. Los
criterios económicos y las opiniones de las transnacionales prevalecieron sobre
los criterios ambientales y sociales. En lugar de adoptar mecanismos para favorecer el comercio de los países en desarrollo y adoptar medidas para erradicar
la pobreza, se afirmó la tesis de que los países pobres abran sus mercados y se
conviertan en simples clientes de los productos más contaminantes y dañinos
que exportan las transnacionales. Se impuso el criterio, ya practicado por el
FMI, el Banco Mundial y la OMC, de que los países en desarrollo deben mostrarse hospitalarios hacia la inversión extranjera, rechazando todas las iniciativas a favor de cancelar la deuda de los países más pobres; poner fin a la
privatización del agua, la electricidad, la educación; construir viviendas adecuadas y accesibles; repartir la tierra improductiva, etc.
Como lo señalaron diversas organizaciones de la sociedad civil española presentes en Johannesburgo (Ecologistas en Acción, Comisiones Obreras, ONG
para el Desarrollo, Consejo de la Juventud de España, Fundación Ecología y
Desarrollo, IEPALA, Intermon, Oxfam, Medicos Mundi, etc.): “De forma general, consideramos que los gobiernos del mundo han perdido la oportunidad de
priorizar los temas del desarrollo sostenible global y la erradicación de la pobreza sobre la agenda comercial mundial, lo que habría permitido corregir los
efectos ambientales y sociales adversos del actual proceso de globalización que
ha llevado a una nueva forma de apartheid social global. Tampoco en el ámbito de la gobernabilidad se ha logrado establecer la supeditación de la OMC a las
Naciones Unidas. Lamentamos también la falta de voluntad política para incluir
metas concretas en muchas de las áreas que integran el desarrollo sostenible”.
En la sesión de clausura de la Cumbre, el presidente Hugo Chávez Frías, en
nombre del Grupo de los 77, con pocas palabras expresó su decepción sobre
los resultados de Johannesburgo, indicando: “Hubiéramos querido mucho más.
Creo que nos quedamos cortos”. Un gran número de jefes de Estado y de
gobierno de los países en desarrollo, aunque con distintos matices, se sumaron
a las palabras del mandatario venezolano, y expresaron su malestar por la
cantidad de promesas vagas que contenía el Plan de Acción, que además no
incluía ninguna meta cuantitativa ni plazos límites para cumplir los compromisos. En fin, para los sectores que cuestionan los resultados de Johannesburgo,
la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible se convirtió en la “Cumbre
La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas
252
Mundial de los Acuerdos Ventajosos”, porque falló rotundamente en el objetivo
de asumir la acción necesaria para reducir los patrones de producción y consumo insostenibles que están empobreciendo nuestro planeta y la gente que vive
en él. Ventajosa, en particular, para el Consejo Mundial de Negocios sobre el
Desarrollo Sostenible, gigantesco lobby que agrupa a más de 300 multinacionales, que impidieron normas, directrices y/o regulaciones que incidiera en sus
líneas de producción y sus exportaciones.
Por supuesto, no faltaron las opiniones positivas sobre los resultados de la
Cumbre, aunque se debilitaron por la declaración del representante de EE UU,
quien afirmó que: “EE UU no se sentía legalmente comprometido a cumplir los
compromisos alcanzados”, lo que provocó indignación entre las delegaciones
presentes, al extremo de que el secretario de Estado Colin Powell tuvo que
interrumpir varias veces su intervención en la sesión de clausura, debido a los
abucheos y manifestaciones de rechazo a sus palabras. El jefe de la Delegación
de EE UU, John Tuner, había hecho diversas reservas sobre el Plan de Acción,
entre ellas las siguientes: “El objetivo de la AOD en una proporción del 0,7 por
ciento del PIB de los países ricos; el principio de responsabilidad común pero
diferenciada entre los países que degradan la biosfera, y el párrafo sobre la
repartición de los beneficios de la biodiversidad”. Por su parte, el secretario
general de la ONU Kofi Annan, aunque reconoció al cierre de la Cumbre “que
no se había logrado todo lo que se esperaba”, insistió en que “no se podía
hablar de un fracaso”. Agregó: “La Cumbre ha impulsado hacia la acción global
a muchos sectores sociales y ha hecho del desarrollo sostenible una realidad.
Los gobiernos han acordado aquí una serie impresionante de compromisos y
acciones que supondrán un auténtico cambio para la gente en todas las regiones del mundo. La Cumbre representa un gran paso en el desarrollo de la
colaboración, con la unión de la ONU, gobiernos, mundo de los negocios y
sociedad civil para aumentar el fondo de recursos para atacar los problemas a
escala global”. En sentido similar habló el presidente de Suráfrica Thabo Mbeki,
al clausurar la Cumbre, expresando: “La cuestión crítica es qué va a pasar
después de la Cumbre. El que estas decisiones se lleven a la práctica o no, es lo
que va a determinar si Johannesburgo ha sido un éxito o no”. Otro tanto indicó
el Representante de la Unión Europea, el primer ministro danés Anders Fogh
Rasmunssen, quien mostró un tono de satisfacción al indicar que “en estas
cumbres hay que negociar y no siempre se logra todo lo que se pretende.
Tenemos los objetivos, ahora queremos la acción”, concluyó.
A falta de conclusión sobre esta cumbre, dejamos a los lectores de la Revista
BCV la libertad para que se formen su propia opinión y extraigan sus propias
conclusiones respecto de este controvertido evento de la ONU sobre Desarrollo
Sostenible. Para la reflexión de todos, queremos transcribir parte de la declaración emitida por las ONG de Francia al cierre de la Cumbre que –entre otras
cosas– expresaron lo siguiente:
La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas
253
Para las ONG, la Cumbre de la Tierra es globalmente una decepción. Los gobiernos continúan mostrando una trágica falta de voluntad al no traducir los
principios de Río en acciones concretas. Al contrario, hemos asistido a una
sumisión irresponsable de los estados a la globalización manejada por las multinacionales. Las ONG denuncian con pelos y señales el fracaso en proteger la
Tierra, la biodiversidad y los hombres; el fracaso en reconocer la primacía de la
dignidad humana y de los derechos del hombre como un principio fundamental; la falta de responsabilidad de los estados, y la promoción del mercado
como árbitro principal de los asuntos sociales y del medio ambiente.
Declaración de Johannesburgo sobre el Desarrollo
Sostenible / Documento político*
Desde nuestros orígenes hasta el futuro
1. Nosotros, los representantes de los pueblos del mundo, reunidos en la Cumbre
Mundial sobre el Desarrollo Sostenible en Johannesburgo, Sudáfrica, del 2 al 4 de
septiembre de 2002, reafirmamos nuestro compromiso con el desarrollo sostenible.
2. Nos comprometemos a levantar una sociedad mundial humanitaria, equitativa
y bondadosa, consciente de la necesidad de la dignidad humana de todos.
3. Al comienzo de la Cumbre, los niños del mundo, hablando con voz simple y
clara, nos han dicho que el futuro les pertenece a ellos y, en consecuencia, nos
han desafiado a todos nosotros a que velemos por que, merced a nuestros actos,
ellos puedan heredar un mundo libre de la indignidad y la indecencia causadas
por la pobreza, la degradación ambiental y las pautas de desarrollo insostenible.
4. Como parte de nuestra respuesta a estos niños, que representan nuestro futuro
colectivo, todos nosotros, oriundos de todas las comarcas de la Tierra, condicionados por distintas experiencias de la vida, nos hemos unido, conmovidos por un
sentido profundo de que necesitamos urgentemente crear un mundo nuevo y
más luminoso, donde haya esperanza.
*
Proyecto de declaración política presentado por el Presidente de la Cumbre Mundial sobre
Desarrollo Sostenible celebrada en Johannesburgo (Sudáfrica) entre el 26 de agosto y el 4
de septiembre.
La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas
254
5. Por consiguiente, asumimos la responsabilidad colectiva de promover y fortalecer los pilares interdependientes y sinérgicos del desarrollo sostenible –desarrollo
económico, desarrollo social y protección ambiental– en los planos local, nacional, regional y mundial.
6. Desde este continente, cuna de la humanidad, declaramos, mediante el Plan de
Aplicación de las Decisiones de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible
y la presente declaración, la responsabilidad que tenemos hacia nuestros semejantes hacia nuestros hijos y hacia la comunidad toda de los seres vivos.
7. Reconociendo que la humanidad se encuentra en una encrucijada, nos hemos
unido con la determinación común de realizar un esfuerzo resuelto por responder
positivamente a la necesidad de formular un plan práctico y visible que permita
lograr la erradicación de la pobreza y el desarrollo humano.
De Estocolmo a Río de Janeiro a Johannesburgo
8. Hace 30 años, en Estocolmo, nos pusimos de acuerdo sobre la urgente necesidad de responder al problema del deterioro del medio ambiente. Hace diez años,
en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, celebrada en Río de Janeiro, convinimos en que la protección del medio
ambiente, el desarrollo social y el desarrollo económico eran fundamentales para
lograr el desarrollo sostenible basado en los Principios de Río. Para alcanzar este
objetivo aprobamos el programa mundial titulado “Programa 21” y la Declaración
de Río sobre Medio Ambiente y el Desarrollo, respecto de los cuales reafirmamos
nuestro compromiso. La Conferencia de Río constituyó un hito importante que
estableció un nuevo plan de acción para el desarrollo sostenible.
9. En el intervalo entre la Conferencia de Río y la de Johannesburgo, las naciones
del mundo se han reunido en varias grandes conferencias bajo los auspicios de
las Naciones Unidas, incluidas la Conferencia Internacional sobre la Financiación
para el Desarrollo y la Conferencia Ministerial de Doha. Estas conferencias delinearon a los ojos del mundo el panorama del futuro de la humanidad.
10. En la Cumbre de Johannesburgo hemos realizado una valiosa labor al reunir
una variada gama de pueblos y opiniones en una búsqueda constructiva del
camino común hacia un mundo que respete y ponga en práctica el concepto del
desarrollo sostenible. La Cumbre de Johannesburgo ha confirmado asimismo el
importante progreso realizado hacia la consecución de un consenso mundial y
una alianza entre todos los pueblos del planeta.
La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas
255
Los grandes problemas que debemos resolver
11. Reconocemos que la erradicación de la pobreza, la modificación de pautas
insostenibles de producción y consumo, la protección y ordenación de la base de
recursos naturales para el desarrollo social y económico son objetivos primordiales y requisitos fundamentales de un desarrollo sostenible.
12. La profunda fisura que divide a la sociedad humana entre ricos y pobres, así
como el abismo cada vez mayor que separa al mundo desarrollado del mundo en
desarrollo representan una grave amenaza a la prosperidad, seguridad y estabilidad mundiales.
13. El medio ambiente mundial sigue deteriorándose. Continúa la pérdida de
biodiversidad; siguen agotándose las poblaciones de peces; la desertificación
avanza cobrándose cada vez más tierras fértiles; ya se hacen evidentes los efectos
adversos del cambio del clima; los desastres naturales son más frecuentes y más
devastadores, y los países en desarrollo se han vuelto más vulnerables, en tanto
que la contaminación del aire, el agua y los mares sigue privando a millones de
seres humanos de una vida decente.
14. La globalización ha agregado una nueva dimensión a estos problemas. La
rápida integración de los mercados, la movilidad del capital y los apreciables
aumentos en las corrientes de inversión en todo el mundo han creado nuevos
problemas y oportunidades para la consecución del desarrollo sostenible. Pero
los beneficios y costos de la globalización no se distribuyen de forma pareja y a
los países en desarrollo les resulta especialmente difícil responder a este reto.
15. Corremos el riesgo de que estas disparidades mundiales se vuelvan permanentes y, si no actuamos de manera que cambiemos radicalmente sus vidas, los
pobres del mundo pueden perder la fe en sus representantes y en los sistemas
democráticos con los cuales estamos comprometidos, y empezar a sentir que sus
representantes vienen a ser sólo metal que resuena o címbalo que retiñe.
Nuestro compromiso con el desarrollo sostenible
16. Estamos resueltos a velar porque nuestra rica diversidad, fuente de nuestra
fuerza colectiva, sea utilizada en una alianza constructiva para el cambio y para la
consecución del objetivo común del desarrollo sostenible.
16 bis. Reconociendo la importancia de crear solidaridad humana, exhortamos a
que se fomenten el diálogo y la cooperación entre las civilizaciones de raza,
discapacidad, religión, idioma, cultura o tradición.
La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas
256
17. Nos felicitamos de que la Cumbre de Johannesburgo haya centrado la atención en la indivisibilidad de la dignidad humana y estamos resueltos, mediante la
adopción de decisiones sobre objetivos, calendarios y asociaciones para la colaboración, a aumentar rápidamente el acceso a servicios básicos como el suministro de agua potable, saneamiento, vivienda adecuada, energía, atención de la
salud, seguridad alimentaria y protección de la biodiversidad. Al mismo tiempo
colaboraremos para ayudarnos unos a otros a tener acceso a recursos financieros,
beneficiarnos de la apertura de mercados, lograr la creación de capacidad, utilizar
la tecnología moderna para lograr el desarrollo y asegurarnos de que haya transferencia de tecnología, desarrollo de los recursos humanos, educación y capacitación a fin de erradicar para siempre el subdesarrollo.
17 bis. Reafirmamos nuestra promesa de hacer especial hincapié en la lucha
contra las condiciones mundiales que representan graves amenazas al desarrollo
sostenible de nuestra población y darle prioridad. Entre estas condiciones cabe
mencionar: el hambre crónica, la malnutrición, la ocupación extranjera, los conflictos armados, los problemas del tráfico ilícito de armas, la trata de personas, el
terrorismo, la intolerancia y la incitación al odio racial, étnico religioso y de otra
índole, la xenofobia y las enfermedades endémicas, transmisibles y crónicas, en
particular VIH/sida, el paludismo y la tuberculosis.
18. Nos hemos comprometido a asegurar que la potenciación y emancipación de
la mujer y la igualdad de los sexos sean integradas en todas las actividades abarcadas
por el Programa 21, los objetivos de Desarrollo del Milenio y el Plan de Aplicación
de las Decisiones de la Cumbre.
19. Reconocemos la realidad de que la sociedad global tiene los medios y está
dotada de los recursos para recoger los retos de la erradicación de la pobreza y el
logro del desarrollo sostenible a que hace frente toda la humanidad. Unidos
tomaremos las medidas adicionales para velar porque estos recursos disponibles
sean aprovechados en beneficio de toda la humanidad.
20. A este respecto, a fin de contribuir a la consecución de nuestras metas y
objetivos de desarrollo, instamos a los países desarrollados que no lo hayan hecho a que hagan esfuerzos concretos por alcanzar los niveles internacionalmente
convenidos de asistencia oficial para el desarrollo.
21. Celebramos y apoyamos la aparición de agrupaciones y alianzas regionales más
fuertes, como la Nueva Alianza para el Desarrollo de África, para promover la cooperación regional, una mayor cooperación internacional y el desarrollo sostenible.
22. Seguiremos prestando especial atención a las necesidades de desarrollo de los
pequeños estados insulares en desarrollo y los países menos adelantados.
La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas
257
22 bis. Reafirmamos el papel vital de las poblaciones indígenas en el desarrollo
sostenible.
23. Reconocemos que el desarrollo sostenible exige una perspectiva de largo plazo
y una amplia participación en la formulación de políticas, la adopción de decisiones
y la aplicación a todos los niveles. Como colaboradores sociales, seguiremos bregando por la formación de asociaciones estables con todos los grandes grupos,
respetando el importante papel independiente que desempeña cada uno de ellos.
24. Hemos convenido que en la realización de sus actividades legítimas el sector
privado, incluidas tanto las grandes empresas como las pequeñas, tiene el deber
de contribuir a la evolución de comunidades y sociedades equitativas y sostenibles.
25. También hemos convenido en prestar asistencia a fin de aumentar las oportunidades de empleo generador de ingresos, teniendo en cuenta la Declaración de
Principios de la Organización Internacional del Trabajo relativa a los Derechos
Fundamentales en el Trabajo.
26. Hemos convenido en que es necesario que las empresas del sector privado
cumplan la obligación de rendir cuentas, rendición que ha de tener lugar en un
entorno reglamentario transparente y estable.
27. Nos comprometemos a fortalecer y mejorar la gobernanza en todos los planos
para lograr la aplicación efectiva del Programa 21, los objetivos de Desarrollo del
Milenio y el Plan de Aplicación de las Decisiones de la Cumbre.
El multilateralismo es el futuro
28. Para lograr nuestros objetivos de desarrollo sostenible necesitamos instituciones internacionales y multilaterales más eficaces, democráticas y dispuestas a
rendir cuentas.
29. Reafirmamos nuestra adhesión a los principios y propósitos de la Carta de las
Naciones Unidas y al derecho internacional, así como al fortalecimiento del
multilateralismo. Apoyamos la función rectora de las Naciones Unidas que, por
ser la organización más universal y representativa del mundo, es la más indicada
para promover el desarrollo sostenible.
30. Nos comprometemos además a vigilar periódicamente el avance en la persecución de nuestros objetivos y metas de desarrollo sostenible.
La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas
258
Cómo lograrlo
31. Estamos de acuerdo en que debe ser éste un proceso inclusivo, con intervención de todos los grandes grupos y gobiernos que participaron en la histórica
Cumbre de Johannesburgo.
32. Nos comprometemos a trabajar juntos, unidos por la determinación común de
salvar a nuestro planeta, promover el desarrollo humano y lograr la prosperidad y
la paz universales.
33. Nos comprometemos a cumplir el Plan de Aplicación de las Decisiones de la
Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible y a acelerar la consecución de los
objetivos socioeconómicos y ambientales en los plazos que allí se fijan.
34. Desde el continente africano, cuna de la humanidad, prometemos solemnemente a los pueblos del mundo y a las generaciones que heredarán la Tierra, que
estamos decididos a velar porque se haga realidad nuestra esperanza colectiva de
un desarrollo sostenible.
Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002, pp. 265-285 • ISSN: 0005-4720
Cumbre
II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur1
Presentación / Rafael Rangel*
Consistentes con el enfoque que ha emprendido la Revista BCV, a través de la
Sección de Documentos, de conferir especial relevancia a los compromisos
asumidos en eventos mundiales y regionales significativos, en particular los
referidos a la América Latina, se anexa el llamado Consenso de Guayaquil sobre
Integración, Seguridad e Infraestructura, que fue aprobado en la II Reunión
Cumbre de Presidentes de América del Sur, celebrada en Guayaquil los días 26
y 27 de julio pasado. En esta segunda cumbre, a la cual asistieron los mandatarios de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú,
Uruguay y Venezuela, así como los ministros de Relaciones Exteriores de Guyana
y Suriname, se dio continuidad al proyecto lanzado por el presidente Fernando
Henrique Cardoso de Brasil el año 2000. Por consiguiente, este nuevo encuentro presidencial se realizó casi dos años después de la I Cumbre de Brasilia,
iniciativa que fue calificada de muy importante porque abría un nuevo espacio
de cooperación, diálogo y concertación al más alto nivel entre todos los países
suramericanos. A objeto de evitar cualquier suspicacia sobre la reunión convocada, vale la pena recordar una frase del discurso del presidente Cardoso en la
* Rafael Rangel Vargas es asesor para Asuntos Internacionales de la Presidencia del Banco
Central de Venezuela. Licenciado en Estudios Internacionales por la Universidad Central de
Venezuela. Certificat d’Études Supérieures en Ciencias Políticas, Instituto de Estudios
Internacionales de la Universidad de Ginebra, Suiza.
Correo electrónico: rrangel@bcv.org.ve
1
La Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur se celebró en Guayaquil los días 26
y 27 de julio de 2002.
II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur
260
sesión inaugural de la Cumbre de Brasilia, en la cual describió las características del encuentro en los siguientes términos: “El Foro suramericano no será ni
conflictivo ni competitivo con otros mecanismos existentes, ya que tiene su
propio espacio, cuantiosos recursos e intereses compartidos entre todos, lo
que le permitirá no sólo buscar solución a sus problemas, sino definir políticas
y proyectos sobre temas concretos”. A juicio de especialistas, en Brasilia se
inició un nuevo proceso de rescate y fortalecimiento de nuestra soberanía e
independencia y, al mismo tiempo, se forjó una nueva solidaridad latinoamericana para responder, entre otras cosas, a los riesgos de la globalización y al
desafío que representa el establecimiento de una zona hemisférica de libre
comercio, conocida como ALCA, sin que previamente nos hayamos preparado
para negociar en bloque y sin que se observe un avance sustancial de la integración entre los procesos subregionales, caso del Mercosur y la Comunidad
Andina de Naciones (CAN).
En la Cumbre de Brasilia, antecedente de Guayaquil, se otorgó especial atención a cinco temas específicos: (a) La democracia, concebida como “el fundamento de la legitimidad de los sistemas políticos y la condición indispensable
para la paz, la estabilidad y el desarrollo de la región”, pero respetando las
realidades de cada país de Suramérica, y con el compromiso de “realizar consultas políticas en caso de amenaza de ruptura del orden democrático en América del Sur”; (b) La integración y el comercio, con miras a fortalecer el intercambio intrarregional y propiciar la convergencia y asociación de los esquemas
subregionales de integración existentes, en particular entre Mercosur y la CAN,
incorporando a Chile, Guyana y Suriname, coincidiendo en establecer un “espacio económico ampliado en la región”, basado en el regionalismo abierto y
en la necesidad de reforzar la posición de los países de América del Sur en las
negociaciones internacionales, así como con países y bloques de países fuera
de la región; (c) Infraestructura física de integración, a objeto de ampliar y
modernizar las redes de comunicación existentes que permita una vinculación
más efectiva entre todos los países suramericanos, incluyendo redes multimodales
de transporte (terrestres, fluviales marítimas y aéreas), integración energética y
las telecomunicaciones; (d) La drogas y delitos conexos, expresando su preocupación por estos fenómenos perturbadores que “representan riesgos para
la integridad de las estructuras políticas, económicas y sociales de los países
suramericanos”; y (e) El dominio de la información, el conocimiento y la tecnología, temas respecto de los cuales “coincidieron en la percepción de que en
las últimas décadas del siglo XX han presenciado la manifestación de una
revolución del conocimiento sin precedentes, cuyas consecuencias afectan todos los ámbitos de la vida y se dejarán sentir con una intensidad todavía mayor
en el futuro”.
La posición definida sobre cada uno de estos cinco temas, que desde Brasilia
forman la plataforma de acción de este nuevo foro suramericano, se acompañó
con una serie de pronunciamientos sobre otros asuntos, destacando –entre
ellos– los siguientes: el espíritu de entendimiento y armonía que identifica las
II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur
261
relaciones y la cooperación entre los países de América del Sur y que debe ser
constantemente promovido; la convicción de que la contigüidad geográfica y la
comunidad de valores conducen a la necesidad de una agenda común de
oportunidades y desafíos específicos; que la paz y el clima de amistad y cooperación entre los doce países suramericanos son características que distinguen
favorablemente a la región en el ámbito internacional; se reafirmó que la paz, la
democracia y la integración constituyen elementos indispensables para garantizar el desarrollo y la seguridad de la región. En fin, como lo expresa la Declaración de Brasilia, los presidentes asistentes a la I Cumbre Suramericana coincidieron en que: “La cohesión de América del Sur constituye también un elemento
esencial para determinar, en forma favorable, su inserción en la economía mundial. Los desafíos de la globalización –sus efectos desiguales para diferentes
grupos de países, y dentro de los países, para sus habitantes– podrán ser mejor
enfrentados en la medida en que la región profundice su integración y continúe, de forma cada vez más eficaz, actuando coordinada y solidariamente en el
tratamiento de los grandes temas de la agenda económica y social internacional”.
Por otra parte, como forma de apuntalar las virtudes del nuevo foro para la
unidad de la región, coincidieron en que la articulación de América del Sur
significa, por lo tanto, fortalecer América Latina y el Caribe, y que la consolidación e instrumentación de la identidad suramericana contribuirán a fortalecer
otros organismos, mecanismos o procesos regionales con un alcance geográfico más amplio. Es así como en Brasilia se concluyó que: “Esa identidad latinoamericana, que se consolida en países que comparten una vecindad geográfica,
refuerza y complementa los lazos bilaterales y multilaterales con las otras naciones de América Latina y el Caribe, del continente y del mundo”. En consecuencia, al evaluar los resultados de la I Cumbre, desde el punto de vista político se
puede apreciar lo siguiente: [i] La celebración del evento y el surgimiento de
este nuevo foro representa un hecho histórico, ya que América del Sur se
colocó a la vanguardia en el hemisferio al identificar un espacio propio de
acción, en momentos en que Latinoamérica carecía de iniciativas como bloque;
[ii] Brasilia sirvió, además, para un fructífero intercambio de ideas sobre la
necesidad de crear un escenario de acción común, reconociendo la necesidad
de avanzar hacia niveles superiores de concertación no sólo económica y social, sino también política; [iii] En cuanto al comercio y la integración regional,
aparte de examinar las diversas opciones que auspician los países suramericanos,
entre los que favorecen una negociación para establecer el ALCA y los que se
inclinan por avanzar en la convergencia y articulación del Mercosur y la CAN,
se priorizó este último enfoque; y [iv] Debemos reconocer que en Brasilia se
perfiló una América del Sur más sólida, unida en torno a intereses recíprocos y
con una aspiración común: primero Suramérica.
Si bien éste fue el legado que recibió la Cumbre de Guayaquil, también es
cierto que las características del entorno internacional que rodearon el primer
encuentro de Brasilia fueron totalmente diferentes. En efecto, a comienzos del
II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur
262
presente año –bajo el impacto de los actos terroristas del 11 de septiembre de
2001– se pensaba que la región había perdido importancia, en parte como
resultado de la guerra antiterrorista y de las nuevas prioridades que plantea el
actual sistema mundial en proceso de redefinición. El interés de las principales
potencias, en especial de EE UU, por un lado se concentró en sus propios
problemas y en la necesidad de reforzar la seguridad interna y evitar la repetición de nuevos atentados terroristas; y por otro lado, en perfeccionar y ampliar
alianzas políticas y militares como en el caso de la OTAN, a fin de neutralizar
reales o potenciales enemigos y convertirlos en aliados, como ocurrió con
Rusia. Esta situación no existía en el momento de la Cumbre de Brasilia y más
bien se respiraba un ambiente de optimismo sobre las posibilidades de la región de iniciar un proceso de crecimiento económico y desarrollo social. Dos
años después, el clima que rodeó la Cumbre de Guayaquil es muy diferente al
de Brasilia, no sólo por la pérdida de importancia de América Latina como área
estratégica de interés para EE UU y otras potencias, sino por la prolongada
crisis de Argentina, tanto económica como política, acompañada por una explosión social de nuevo tipo que convirtió a la clase media en protagonista,
junto con los obreros y trabajadores asalariados, pero también a los desempleados.
La crisis argentina, con sus repercusiones en otros países de la región, fue vista
con mucha preocupación, tanto por los riesgos de una propagación de la misma, y sus efectos en otras economías, como por sus implicaciones políticas y el
efecto contagio en las democracias latinoamericanas, sin descartar explosiones
sociales en cadena y un posible incremento de la inestabilidad política e
ingobernabilidad de la región.
Según el último informe de la Cepal, dado a conocer a principios de agosto
pasado, estamos frente a una “crisis global”, desencadenada por una profunda
desaceleración mundial y agudizada en América Latina, a partir del default
argentino. En dicho informe se estima que este año en América Latina y el
Caribe habrá una caída del PIB entre 0,5 por ciento y 1 por ciento, lo que es
considerado muy delicado porque el pasado año el crecimiento de la región
fue apenas del 0,5 por ciento. El citado informe de la Cepal concluye reiterando
los pronósticos recesivos, acompañados con números rojos respecto del desempleo, los salarios y la distribución de ingresos. En cuanto a la crisis de Argentina, que no parece tener una solución de corto plazo, ni siquiera con el apoyo
del FMI, se han hecho evidentes las repercusiones en otros países de la región,
en particular en la zona del Cono Sur, al provocar serios problemas en las
economías del Uruguay, Paraguay y también en Brasil, países que no sólo
tendrán una severa caída en su crecimiento, sino que empiezan a transitar el
camino de una recesión. La situación brasileña se ha tornado muy preocupante,
al punto de que el FMI le concedió un paquete crediticio de 30.000 millones de
dólares, debido al impacto de la crisis argentina, pero también de la recesión
mundial y el temor a que en las elecciones presidenciales de octubre triunfe un
candidato de izquierda. En otras palabras, el modelo neoliberal que en los años
noventa generó cierta estabilidad y crecimiento en algunas economías latinoamericanas, hoy parece enfrentar crecientes dificultades.
II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur
263
Con este trasfondo se inició la Cumbre de Guayaquil, inaugurada por el presidente del Ecuador Gustavo Noboa, quien en su discurso habló de la necesidad
de la unión y de la integración regional, de que Suramérica tenga una sola voz,
al tiempo que propuso “la construcción de un espacio integrado que, desde
una perspectiva política, pueda defender con solvencia, con pragmatismo y
visión histórica, los intereses fundamentales de nuestros pueblos”. El Presidente
del Ecuador, anfitrión de la II Cumbre Suramericana, agregó un conjunto de
ideas que ayudaron a situar el evento en la actual coyuntura regional y mundial, resaltando las siguientes: “Hoy, en esta reunión, el tema central sigue
siendo el mismo: el destino de nuestros pueblos, en circunstancias en que nos
enfrentamos a los retos de una nueva etapa histórica signada por la globalización
y en medio de inéditos desafíos con que iniciamos lo que será la aventura
humana del siglo XXI. (…) Constituye una exigencia histórica el que, en cuanto
gobernantes, hagamos el mayor y mejor esfuerzos para dejar atrás nuestras
diferencias y emprendamos un gran esquema compartido que nos permita
participar en forma ventajosa en la economía mundial, tal como lo señala el
mandato de Brasilia. (…) Ese esfuerzo deberá tomar en cuenta los intereses
globales de la región y, al mismo tiempo, sus diversas peculiaridades a fin de
que logremos un resultado justo, equilibrado y también pragmático, es decir,
posible. En este orden de ideas, esta segunda reunión presidencial en Guayaquil deberá ser el escenario para que la gesta iniciada en Brasilia se consolide y
profundice, abarcando los temas de mayor interés de nuestros pueblos y con
una visión de futuro”.
El presidente Noboa, al presentar el proyecto del “Consenso de Guayaquil”,
agregó: “El mundo del siglo XXI parece configurarse en grandes bloques de
poder y, por ello, la urgencia de que regiones unidas por la geografía, la historia, la cultura y similares aspiraciones y carencias, logren consolidar un frente
común que pueda participar con éxito en las nuevas condiciones de la realidad
contemporánea. (…) En Brasilia, los presidentes suramericanos sentaron las
bases de lo que podríamos denominar un proyecto sudamericano. Hoy, en
Guayaquil, la tarea deberá consolidarse, profundizarse y expandirse. (…) El
Consenso sobre Integración, Seguridad e Infraestructura para el Desarrollo se
orienta (…) hacia la consolidación de un espacio sudamericano que, fundamentado en la integración de carácter vial, energética y económica, contempla
a la vez la seguridad de los pueblos, el fortalecimiento del convivir democrático, una manera de garantizar a las nuevas generaciones un futuro digno y
promisorio. (…) Implica ante todo una reafirmación de los compromisos de
Brasilia y una evaluación de los palpables avances alcanzados en estos dos
años en la ejecución de la iniciativa de integración de la infraestructura regional
de América del Sur. Al mismo tiempo, y en ello mi gobierno ha puesto especial
empeño, propone avanzar hacia la configuración de un espacio de cooperación y seguridad energética sudamericano en el contexto de este esquema
integrador. En esta concepción se ha tenido especial cuidado en tomar en
cuenta las necesidades vitales de nuestros países, su autonomía e independencia
en esta materia y la conveniencia de estimular la convergencia de sus respectivas
II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur
264
políticas energéticas y normativas, fortalecer el sector de servicios de energía,
con miras a una progresiva integración de los mercados energéticos regionales,
que permitan configurar en el futuro una ‘Carta Energética Sudamericana’ con
principios y objetivos rectores para el sector. Finalizó su discurso el Presidente
del Ecuador con la siguiente frase: “Hagamos de esta reunión un punto de
inflexión entre el pasado y el futuro, en beneficio de los pueblos sudamericanos y en prosecución de los mandatos de Brasilia”.
En cuanto a los resultados concretos de la II Cumbre Suramericana, la declaración final denominada Consenso de Guayaquil sobre Integración, Seguridad e
Infraestructura Física para el Desarrollo, contiene un total de 34 puntos
sustantivos, destacando la reiteración de los compromisos asumidos en la I
Cumbre de Brasilia sobre democracia, derechos humanos y la necesidad de su
fortalecimiento; la voluntad de luchar con eficacia contra el terrorismo, el
narcotráfico y la corrupción, entre otros temas. Respecto de la democracia, vale
la pena señalar que los presidentes advirtieron que “la crisis de financiamiento
y escasez de recursos para la inversión productiva son una amenaza para la
democracia y requieren del apoyo financiero de la comunidad internacional
para mantener el sistema político”. Por otra parte, además de expresar su solidaridad con Colombia y Argentina, así como el apoyo para contribuir a la
solución de las crisis que afectan ambos países, los mandatarios suramericanos
comprometieron su voluntad para continuar impulsando acciones conjuntas y
coordinadas de cooperación, a objeto de conformar un espacio común para
acelerar el desarrollo de la región. Asimismo, cumpliendo con lo acordado en
Brasilia de reconocer que la paz, la democracia y la integración constituyen
elementos indispensables para garantizar el desarrollo y la seguridad de la
región, se acordó declarar América del Sur como Zona de Paz y Cooperación
(ver texto anexo), con el objeto de alcanzar una convivencia pacífica entre las
naciones y lograr una limitación gradual de los gastos de defensa y una mayor
transparencia en la compra de armas y otros equipos militares. Por consiguiente, en la Declaración proscriben el uso o la amenaza del uso de la fuerza entre
los estados; el emplazamiento, desarrollo, fabricación, posesión, despliegue,
experimentación y utilización de todo tipo de armas de destrucción en masa,
incluyendo las nucleares, químicas, biológicas y tóxicas. En general, se puede
afirmar que los 12 países de la región consolidaron –a través de los acuerdos
sobre cuatro bloques de temas– su voluntad y decisión de seguir impulsando
acciones coordinadas y la cooperación con miras a la conformación de un
espacio común en el subcontinente.
Con esa concepción asignaron una importancia estratégica fundamental a la
Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional de América del Sur
(IIRSA), con base en la noción de que al desarrollo sinérgico del transporte, la
energía y las telecomunicaciones se puede otorgar un impulso decisivo al objetivo de traspasar las barreras geográficas, acercar los mercados y abrir nuevas
oportunidades económicas a la región suramericana. Por consiguiente, IIRSA
implica –entre otras cosas– corregir las fallas y deficiencias en las comunicaciones fronterizas y avanzar hacia una red de infraestructura física, convencidos de
II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur
265
que hasta tanto no se logren mayores progresos en esta esfera, el comercio
intrarregional seguirá siendo afectado por los altos fletes del transporte terrestre, fluvial y aéreo. Se agregan dos requerimientos más, referidos a la interconexión energética y el desarrollo de una red de telecomunicaciones en América
del Sur, que es necesario integrar para facilitar el flujo comercial de bienes,
servicios y tecnología entre los mercados suramericanos. En este sentido, en la
Cumbre de Guayaquil, además de evaluar los avances en la ejecución de IIRSA,
que contempla la activación de 162 proyectos de transporte, energía y telecomunicaciones, y que suponen una inversión inicial estimada en 25 mil millones
de dólares, se coincidió en que la integración y el desarrollo de la infraestructura física son dos líneas de acción que se complementan. Por consiguiente, la
formación del espacio suramericano ampliado dependerá de la complementación
y expansión de los proyectos existentes y de la identificación de nuevos proyectos de infraestructura de integración, orientados por principios de
sostenibilidad social y ambiental, con capacidad de atracción de capitales
extrarregionales y la generación de efectos multiplicadores intrarregionales.
Otra área importante en la cual los jefes de Estado y de gobierno decidieron
poner especial énfasis, tiene que ver con el propósito de crear un espacio
económico ampliado en Suramérica, aun reconociendo la complejidad y las
dificultades que se han presentado en las negociaciones para establecer una
zona suramericana de libre comercio, mediante la convergencia y articulación
entre la CAN y el Mercosur. En tal sentido, hubo un firme compromiso para que
las negociaciones entre estos dos bloques de integración concluyan antes de
finalizar el presente año. Entre los factores que han dificultado el logro de este
objetivo, que nació en la Cumbre de Brasilia, destacan los siguientes: las crisis
económicas y los problemas políticos que han afectado a diversos países de la
región, destacando el caso de Argentina, con efectos adversos en los países del
Cono Sur, agregándose ahora la crisis de Brasil; el carácter asimétrico de las
economías del subcontinente y las diferencias crecientes en cuanto a niveles de
desarrollo, tanto al interior de Mercosur como de la CAN; las divergencias existentes entre las diversas formas de vinculación de las economías nacionales con
países de fuera de la región, a lo cual se agregan los dispares grados de avance
institucional, observándose que la CAN ha logrado mayores progresos en esta
materia que el Mercosur, que tiene una estructura institucional incipiente; y la
ausencia de una infraestructura física integradora, que ha convertido a los obstáculos geográficos en una barrera al comercio, limitando las posibilidades de
una integración más equilibrada entre todos los países de América del Sur. Por
supuesto, no se pueden ignorar las presiones ejercidas por las corporaciones
transnacionales y algunas potencias industrializadas, en especial de EE UU, que
con sus políticas y planes desalientan una integración más autónoma e independiente de Latinoamérica, temerosos de que pueda dificultar las negociaciones de ALCA.
Un tercer aspecto examinado en Guayaquil está referido a la energía, la ciencia
y la tecnología. En cuanto al primero, los gobiernos suramericanos reafirmaron
II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur
266
el papel estratégico de este sector para el desarrollo económico y social de la
región. Al respecto, subrayaron la necesidad de aumentar los niveles de seguridad, confiabilidad y calidad del suministro de energía, y la conveniencia de
desarrollar mercados energéticos regionales, con prácticas compatibles con los
principios del desarrollo sustentable. Asimismo se convino en promover una
mayor interconexión e intercambios energéticos; el impulso a las actividades de
búsqueda, exploración y diversificación de fuentes alternativas; el fortalecimiento del sector de servicios de energía, incluyendo el establecimiento de
“cadenas productivas” entre empresas suramericanas, y la armonización de los
marcos legales y técnicos en este ámbito. En fin, no hay dudas de que las
decisiones en materia energética pasan a tener una gran trascendencia en el
proceso de cooperación e integración del subcontinente, que se concreta con
la decisión de los presidentes de coordinar acciones a efectos de contribuir a
una amplia y progresiva integración energética, que se oriente hacia una agenda dirigida al estudio de las bases para la posterior formulación de una eventual
“Carta Energética de América del Sur”. En la concepción de atribuir al sector
energético el carácter de motor de la integración, y reconocer la necesidad de
una mayor aproximación entre los países de la región, acogieron la propuesta
del presidente de Venezuela Hugo Chávez de “impulsar la coordinación de
acciones que amplíen la integración energética”, quien, además, planteó crear
una especie de “Petroamérica”, como empresa multiestatal, petrolera y gasífera,
con el propósito de aprovechar los recursos energéticos de que dispone cada
uno de los países de la región. Respecto de la ciencia y la tecnología, incluidas
la información y las comunicaciones, los presidentes en Guayaquil asignaron
prioridad a su desarrollo dentro del ámbito regional y dispusieron impulsar y
profundizar la cooperación entre los países suramericanos, particularmente en
el campo de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones. Al
respecto, expresaron su beneplácito por el establecimiento del “Programa
Suramericano de Apoyo a las Actividades de Cooperación en Ciencia y Tecnología (PROSUL), propuesto y apoyado por Brasil. Por otro lado, hay que resaltar del “Consenso de Guayaquil” la voluntad expresada por los presidentes de
coordinar y concertar posiciones entre los países de América del Sur en las
distintas negociaciones y foros al nivel internacional, con el firme propósito de
mejorar la posición negociadora regional y priorizar los intereses del
subcontinente. En este contexto, los presidentes instruyeron a sus autoridades
nacionales para que participen coordinadamente en las negociaciones multilaterales relacionadas con el comercio de bienes y servicios energéticos.
Finalmente, en este mismo marco, al enfatizar la importancia de las negociaciones CA-Mercosur, reiteraron que es imprescindible concluirlas en el presente
año para fortalecer, de este modo, su capacidad negociadora en otros procesos,
particularmente el ALCA. En cuanto a este último tema, los presidentes acordaron que, en lo que concierne a la participación de los países con pequeñas
economías en las negociaciones del ALCA, “que este proceso debe considerar
apropiadamente las circunstancias, necesidades, condiciones económicas y
oportunidades de dichos países. A tal fin respaldaron la necesidad de encontrar
II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur
267
modalidades apropiadas dirigidas a fortalecer la capacidad de estos países para
participar en el proceso negociador del ALCA”. Dos temas adicionales, aunque
no hay ninguna mención en el “Consenso de Guayaquil”, fueron objeto de
comentarios, censuras y críticas, especialmente en los discursos de la sesión
inaugural de la Cumbre, a saber: la necesidad de reformar la actual arquitectura
financiera internacional, nacida de la Conferencia de Bretton Woods, y las medidas proteccionistas y los subsidios agrícolas de los países industrializados. En
cuanto al primer punto, referido a la labor de los organismos financieros internacionales, liderados por el FMI, destaca lo dicho por el presidente de Chile
Ricardo Lagos, quien expresó: “Es muy difícil que esos organismos puedan
seguir funcionando mediante recetas genéricas, sin considerar las especificidades
de cada país”. Sobre el segundo punto, relativo a las medidas proteccionistas y
los subsidios, resalta lo dicho por el presidente del Ecuador Gustavo Noboa, al
indicar que: “América Latina se caracteriza por su extrema vulnerabilidad, hoy
agudizada por la persistencia de políticas proteccionistas y de subsidios en los
países industrializados, que impiden el desarrollo armónico y sustentable de las
naciones emergentes”. Al hablar sobre el mismo tema, el presidente Cardoso de
Brasil afirmó: “Las señales que han sido emitidas por los gobiernos del Norte no
han sido de apertura, han sido de restricción. Se habla de integración, pero se
ponen al margen los productos que interesan efectivamente a los países en
desarrollo. No hay avances significativos en la redefinición del modo como se
gobierna al mundo”.
Al evaluar los resultados de la Cumbre de Guayaquil se puede afirmar que, a
pesar del adverso escenario global y regional, caracterizados ambos por la
incertidumbre y la presencia de factores perturbadores tanto políticos como
económicos y sociales, los jefes de Estado y de gobierno de los países de
América del Sur, a casi dos años de la I Cumbre de Brasilia, han dado un nuevo
ejemplo de unión y solidaridad en el recién celebrado encuentro de Guayaquil.
No hay dudas de que la región sale fortalecida de este evento y el Foro, nacido
bajo los auspicios del actual presidente de Brasil Fernando Henrique Cardoso,
se consolida como un nuevo espacio suramericano de diálogo, concertación y
cooperación al más alto nivel, complementario y no competitivo de los ya
existentes. El “Consenso de Guayaquil sobre Integración, Seguridad e Infraestructura para el Desarrollo”, antes que una declaración retórica y vacía, se convierte en una plataforma de acción concreta, que apunta a recuperar el papel
de actor que América Latina y el Caribe había visto disminuir en los últimos
años, dotándose la región suramericana de una nueva visión y una mayor
capacidad para negociar como bloque frente a terceros países, en especial las
potencias industrializadas, y en las reuniones de los organismos internacionales
tanto fuera como dentro del sistema de las Naciones Unidas.
Sin ignorar las turbulencias políticas y las crisis económicas, derivadas en parte
de la grave situación de Argentina, que tiende a propagarse y afectar a otros
países de la región, así como la existencia de intereses que aún prevalecen y
que en ciertos momentos dividen a los países suramericanos, se debe reconocer
II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur
268
que de la Cumbre de Guayaquil ha surgido una posición consensuada de doce
naciones que tratan de superar el trauma sufrido por el sistema mundial con los
actos terroristas del pasado 11 de septiembre de 2001, y que se niegan a ser
relegados del nuevo orden internacional que se está construyendo. Con ese
espíritu, primero en Brasilia y ahora en Guayaquil, América del Sur ha definido
un camino propio, que no es otro que la integración en todos los órdenes
posibles, comenzando por la convergencia y articulación entre la CAN y
Mercosur, con el claro compromiso de que las negociaciones para lograr este
objetivo concluyan este mismo año, consolidando un área suramericana de
libre comercio. Es una respuesta concreta al desafío que representa el ALCA y
una voluntad manifiesta de disminuir nuestras vulnerabilidades, fortaleciendo
la capacidad de la región para actuar como bloque y negociar en mejores
condiciones.
De esta manera, América del Sur expresa su firme determinación de ir más allá
de las fronteras estrictamente comerciales, avanzando hacia la integración de la
infraestructura física del transporte, la energía y las telecomunicaciones, convencida la región de que es vital progresar en ambas direcciones para lograr un
mayor desarrollo económico y social. A estos dos objetivos se agregan otros de
singular importancia, caso de la declaración aprobada para convertir a Suramérica
en una Zona de Paz y Cooperación, reconociendo que la paz, la democracia y
la integración constituyen elementos indispensables para garantizar el desarrollo y la seguridad de la región. En este mismo contexto destaca la decisión de
acoger la propuesta para impulsar la “coordinación de acciones que amplíen la
integración energética”, incluyendo la posibilidad de crear una especie de
“Petroamérica”, con las características de una empresa multiestatal, petrolera y
gasífera, y el propósito de aprovechar los recursos energéticos de que dispone
cada uno de los países de la región. Finalmente, en Guayaquil la región expresó su malestar y cuestionó la actual estructura financiera internacional, encabezada por el FMI, que se ha mostrado ineficiente e incapaz para responder a las
crisis que confrontan nuestros países, como ha quedado de manifiesto en la
situación de Argentina. No sólo se trata de “recetas genéricas” que contienen
los llamados paquetes de reformas estructurales, como lo señaló el presidente
Ricardo Lagos de Chile, sino también de las condicionalidades que los acompañan y que pretende imponer el FMI, mediante las cuales se obliga a los gobiernos a aceptar políticas que tienen un impacto social altamente negativo, al
afectar el empleo y el gasto social.
II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur
269
Consenso de Guayaquil sobre Integración, Seguridad
e Infraestructura para el Desarrollo
1. Atendiendo la invitación del presidente de la República del Ecuador Gustavo
Noboa Bejarano, participaron de la II Reunión de Presidentes de América del Sur,
celebrada en la ciudad de Guayaquil, los días 26 y 27 de julio de 2002, en ocasión
del centésimo octogésimo aniversario del encuentro de los libertadores Simón Bolívar y José de San Martín, los jefes de Estado de Argentina, Eduardo Duhalde;
Bolivia, Jorge Quiroga; Brasil, Fernando Henrique Cardoso; Chile, Ricardo Lagos;
Colombia, Andrés Pastrana; Paraguay, Luis Ángel González Macchi; Perú, Alejandro
Toledo; Venezuela, Hugo Chávez Frías; Uruguay, Luis Hierro López, vicepresidente
de la República, en representación del señor presidente Jorge Batlle; Guyana, Samuel
R. Insanally, ministro de Relaciones Exteriores, en representación del señor presidente Bharrat Jagdeo; y Suriname, Maria Elizabeth Levens, ministra de Relaciones
Exteriores, en representación del señor presidente Runaldo Ronald Venetiaan.
Asimismo estuvieron presentes las máximas autoridades de distintos organismos
internacionales, cuya nómina figura como anexo I.
2. Los presidentes reiteraron su voluntad de seguir impulsando acciones de coordinación y cooperación con miras a la conformación de un espacio común sudamericano y en este sentido reafirmaron el conjunto de postulados que se han
establecido en las distintas cumbres presidenciales que han celebrado, particularmente en la I Reunión de Presidentes de América del Sur, realizada en Brasilia en
el año 2000, señalando en particular lo siguiente:
a) Su compromiso con la democracia y con los principios democráticos adoptados en la región y consagrados en el derecho internacional, en sus propias cartas
constitucionales, en la Carta de la Organización de los Estados Americanos y más
recientemente en la Carta Democrática Interamericana adoptada en Lima en septiembre de 2001, en cuyo contexto reafirmaron su decisión de coordinar acciones
cuando ella corra peligro en cualquiera de sus países. Las crisis de financiamiento
y escasez de recursos para la inversión productiva pueden debilitar o socavar las
bases de la democracia, pues impiden satisfacer legítimas aspiraciones de la población para acceder al empleo digno y a mínimas condiciones de bienestar. Por
ello resaltaron la importancia de promover, al nivel internacional, la constitución
de un mecanismo de solidaridad financiera con la democracia y la gobernabilidad.
b) Su empeño en la búsqueda de un mundo más justo y solidario, basado en el
decidido respeto a los valores de la democracia representativa y de sus componentes; de los derechos humanos; del derecho internacional; del desarme y de la no
proliferación de armas de destrucción masiva como base esencial del proceso de
II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur
270
cooperación e integración sudamericano, así como su firme respaldo al principio de
solución pacífica de las controversias; su determinación de combatir la pobreza y la
exclusión social; de garantizar los derechos de los migrantes; proteger el medio
ambiente; propender a una progresiva liberalización comercial; al acceso a la tecnología, y a la promoción de las inversiones y de los flujos estables de capital.
c) La conexión indisoluble entre el sistema democrático y el respeto integral de
los derechos humanos para la realización plena de los derechos civiles, políticos,
económicos, sociales y culturales, incluyendo el derecho universal e inalienable al
desarrollo.
En este espíritu saludaron la adopción de la Carta Andina de Derechos Humanos,
por cuanto constituye un instrumento de especial importancia para el logro de
estos objetivos en esa subregión.
d) Su convencimiento de que la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) es un elemento necesario para el desarrollo humano sostenible. Constataron con preocupación
su permanente disminución, por lo que reiteraron la exhortación a la comunidad
internacional a incrementarla urgentemente conforme a la Declaración de Monterrey
sobre Financiamiento para el Desarrollo. Asimismo tomaron nota con interés de
la propuesta del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, para la
creación de un fondo humanitario internacional, en el entendido de que no deberán comprometerse recursos fiscales de los países en desarrollo.
e) Su compromiso en la lucha contra el problema mundial de las drogas y sus
delitos conexos, teniendo en cuenta el principio de la responsabilidad compartida
y desde un enfoque integral, equilibrado y de cooperación. En este sentido destacaron los esfuerzos que varios países despliegan en materia de prevención del
consumo, lavado de activos, protección del medio ambiente y desarrollo alternativo, para cuya sostenibilidad se hace necesaria una mayor apertura de los mercados para los productos de sustitución.
f) La urgencia de adoptar y mejorar los mecanismos para erradicar la corrupción,
implementando todas las medidas que permitan prevenir, investigar, perseguir,
juzgar y sancionar conforme a derecho, a los autores y cómplices de este delito.
Destacaron las labores desarrolladas en el marco de la Convención Interamericana
contra la Corrupción, la que constituye un importante ejemplo internacional en
esta materia.
g) Su preocupación por el mantenimiento e incremento de los subsidios agrícolas
de los países desarrollados, los cuales distorsionan las condiciones de competencia en el mercado internacional.
II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur
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3. Los presidentes, inspirados en la vocación y anhelo de sus pueblos por alcanzar
un futuro de fecunda y pacífica convivencia y de permanente cooperación y
bienestar, adoptaron la Declaración sobre la Zona de Paz Sudamericana (anexo
II). Resaltaron asimismo las iniciativas dirigidas a promover esfuerzos en materia
de limitación gradual de los gastos de defensa y una mayor transparencia en la
adquisición de armamentos, teniendo presentes, entre otras, las legítimas necesidades de seguridad de los estados y los niveles actuales de gastos, la conveniencia
de dirigir mayores recursos a la lucha contra la pobreza y la consideración del
tema bajo las perspectivas bilaterales, regionales y hemisféricas. En ese contexto
destacaron la decisión de la Asamblea General de la OEA para que el tema sea
parte de la agenda de la Comisión de Seguridad Hemisférica.
4. Los mandatarios reiteraron de la manera más enérgica su condena al terrorismo
en todas sus formas y manifestaciones, por constituir una amenaza a la paz y
seguridad internacionales, así como a la vida y dignidad humanas, y a la convivencia pacífica y civilizada, que pone en peligro la estabilidad, la consolidación
de la democracia y el desarrollo socioeconómico de las naciones. Reafirmaron la
necesidad de que los países luchen coordinadamente para eliminarlo dentro del
estricto respeto a los derechos humanos y en observancia de la Carta de las
Naciones Unidas y del Derecho Internacional en general. Asimismo recordaron su
profunda condena a los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001; su
inmediata recurrencia al Sistema Interamericano de Seguridad, particularmente al
TIAR, y su plena disposición para aplicar las resoluciones del Consejo de Seguridad y de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Igualmente destacaron la
adopción, durante la XXXII Asamblea General de la OEA, de la Convención
Interamericana para Prevenir, Combatir y Eliminar el Terrorismo y las tareas ejecutadas por el Comité Interamericano contra el Terrorismo (CICTE).
5. En el contexto de la Convocatoria del presidente Gustavo Noboa, destacaron que
es voluntad de América del Sur, fiel al mandato de sus libertadores y a su identidad
como región con historia común y herencia cultural compartida, construir de manera coordinada un espacio integrado, mediante el fortalecimiento de las conexiones
físicas y la armonización de los marcos institucionales, normativos y regulatorios. La
consolidación de este objetivo permitirá que la región participe más ampliamente
en las corrientes internacionales de capital, bienes, servicios y tecnología, ya que su
geografía constituye una extraordinaria base física para la intensificación de los
esfuerzos de integración productiva, comercial y de infraestructura.
6. Reiteraron, en este contexto, la importancia de la ampliación y fortalecimiento
de la infraestructura regional como factor esencial para la integración del espacio
económico de América del Sur y el desarrollo de sus países, al mitigar la pobreza
e incorporar a los individuos, particularmente de los sectores marginados o más
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vulnerables, a los beneficios de la sociedad moderna. En esta perspectiva, reconocieron que la interrelación entre infraestructura y desarrollo debe ser explorada
según una visión estratégica sudamericana, bajo el principio de regionalismo abierto,
condicionada a los resultados del análisis de cinco principios básicos: a) perspectiva geoeconómica; b) sostenibilidad social; c) eficiencia económica; d) sustentabilidad ambiental y e) desarrollo institucional.
7. Convencidos de que la integración física del espacio sudamericano optimizará
la movilización del inmenso potencial económico de la región de forma competitiva, agregando valor a los recursos naturales, favoreciendo la sinergia y especialización en sectores estratégicos, y posibilitando mejorar los niveles de ingreso y
bienestar de las poblaciones de la región, los presidentes acordaron fortalecer y
profundizar los procesos de integración de América del Sur mediante políticas
activas para acelerar el crecimiento económico en forma sostenible, reducir la
vulnerabilidad externa, mejorar la distribución de la riqueza y disminuir los niveles de pobreza en la región.
8. Los jefes de Estado reafirmaron la vigencia e importancia estratégica de la
Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional de América del Sur
(IIRSA) como instrumento viable para la integración multisectorial, tanto de las
distintas áreas costeras del Caribe, del Pacífico y del Atlántico como de las zonas
internas de América del Sur entre sí, y ratificaron el más amplio apoyo a su
implementación, como un enfoque acertado para:
a) Promover y facilitar el crecimiento y desarrollo económico y social de América
del Sur;
b) Mejorar la competitividad internacional de la región, incrementar su participación en la economía mundial y enfrentar mejor los desafíos que impone la
globalización, y
c) Fortalecer la integración y cooperación regional mediante la ampliación de
mercados, la convergencia de políticas públicas y el acercamiento social y cultural
de Sudamérica.
9. Los presidentes saludaron y destacaron los importantes progresos realizados
por los doce países sudamericanos en conjunto en el marco de la IIRSA, definida
en el Comunicado de Brasilia, de septiembre de 2000, e implementada a través de
su Plan de Acción, acordado en la Reunión Ministerial de Montevideo, los días 4
y 5 de diciembre de dicho año. Resaltaron además los logros concretos presentados a la Reunión a través del respectivo informe (anexo III), que incluye la identificación de 162 proyectos de transporte, energía y telecomunicaciones. Asimismo manifestaron su satisfacción por el trabajo conjunto que están realizando el
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Banco Interamericano de Desarrollo, la Corporación Andina de Fomento y el Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata, que conforman el Comité
de Coordinación Técnica de la Iniciativa, el cual constituye un pilar fundamental
para su implementación y garantiza la estabilidad y continuidad del proceso.
10. Destacaron además que en la III Reunión del Comité de Dirección Ejecutiva
(CDE), realizada los días 26 y 27 de mayo pasado, en Brasilia, se establecieron importantes directivas para profundizar el desarrollo futuro de la IIRSA. En particular:
a) Tomaron conocimiento, con satisfacción, de la solicitud al Comité de Coordinación Técnica (CCT), de desarrollar trabajos consolidados sobre una visión estratégica sudamericana, conforme a los principios enunciados en el acta de dicha reunión.
b) Aplaudieron la iniciativa del CDE de buscar mecanismos innovadores de
financiamiento de proyectos de infraestructura regional, que permitan aumentar
la capacidad de realizar inversiones.
c) Reafirmaron los principios orientadores establecidos en dicha reunión dirigidos
a facilitar e incentivar la participación del sector privado en la IIRSA, la que deberá
concertar políticas y acciones con los entes nacionales promotores de la inversión
privada de manera que se facilite el desarrollo de proyectos vistos en un contexto
regional.
Dentro de este contexto los mandatarios dispusieron se instruya al CCT, a través
del CDE, para que acelere la puesta en marcha de estas acciones.
11. Enfatizaron, por otra parte, en que el trabajo conjunto público, privado y de
los organismos multilaterales de crédito, permitirá:
a) El financiamiento de aportes de capital por parte del sector estatal.
b) El financiamiento de inversión privada.
c) Estudiar medios innovadores que permitan reorientar las políticas de endeudamiento para proyectos multinacionales considerando a las partes beneficiarias en su
conjunto, así como para procurar la flexibilización de los límites de endeudamiento.
12. Informados de los resultados de la III Reunión del CDE y de las iniciativas de
integración en América del Sur, los jefes de Estado manifestaron su gran satisfacción por:
a) La firma del “Memorándum de Entendimiento sobre Desarrollo de Infraestructura de Conexiones para el Transporte entre Bolivia y Chile”, que creó un grupo
bilateral para estudiar el desarrollo de conexiones para el transporte entre los dos
países y llevar adelante conversaciones a fin de continuar configurando una infraestructura de integración física para el transporte binacional;
II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur
274
b) El compromiso de los ministros de Relaciones Exteriores de Guyana y Venezuela
de establecer un Comité Técnico para examinar la conexión directa entre ambos
países por medio de una carretera que complementaría la conexión prevista en el
eje Brasil-Guyana-Suriname-Venezuela, de conformidad con los objetivos de la IIRSA.
13. Los mandatarios resaltaron la trascendencia de la priorización y ejecución de
los ejes de integración y desarrollo contemplados en el marco de la IIRSA, y sus
efectos positivos para promover un clima de entendimiento y cooperación. En
este contexto destacaron:
a) Los acuerdos entre Bolivia-Chile y Guyana-Venezuela, que son resultados logrados en el marco de la IIRSA, y confirmaron su convicción de que el interés de los
países de América del Sur en proyectos concretos de desarrollo contribuye a la
integración regional dentro de un espíritu de entendimiento y cooperación mutua.
b) La importancia de los esfuerzos desplegados a partir del Protocolo de Integración Física entre Chile y el Mercosur, así como del Grupo Técnico Mixto chilenoargentino, como foros válidos para la infraestructura vial y ferroviaria.
c) La relevancia de los compromisos asumidos por Brasil y Paraguay de impulsar sus
infraestructuras de vinculación en materia de transportes, comunicaciones y energía,
las que constituirán un valioso aporte para fortalecer el eje interoceánico que atraviesa y conecta regiones de Brasil, Paraguay, Bolivia, Argentina, Chile y Perú.
d) La importancia del proyecto del Eje Multimodal del Amazonas, el cual, mediante sus dos ramales, beneficiará a los países amazónicos al proyectar sus economías a las vertientes pacífica y atlántica.
e) La necesidad de tener presente, en particular, la situación de los países que
enfrentan dificultades geográficas para acceder por vía marítima a los mercados
extrarregionales.
f) Su decisión de que los esquemas de cooperación en el ámbito de la IIRSA
tomen especialmente en cuenta el desarrollo armónico y sustentable de las poblaciones vinculadas con ellos, respetando sus particularidades culturales, sobre todo
cuando se trate de poblaciones indígenas.
14. Los presidentes decidieron instruir a sus representantes en las agencias
multilaterales BID, CAF, FONPLATA y BIRF, atribuir prioridad a los proyectos que
se ejecuten en el ámbito de la IIRSA.
15. Expresaron su satisfacción por la reciente incorporación de la República Oriental
del Uruguay a la Corporación Andina de Fomento y la firma de los instrumentos
de adhesión por parte de la República Argentina, completándose así la vinculación de todos los países del Mercosur y Chile al mencionado organismo.
II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur
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16. Los mandatarios reafirmaron el papel estratégico que la energía cumple en el
desarrollo económico y social de América del Sur. En el proceso de la Integración
de la Infraestructura Regional destacaron la necesidad de aumentar los niveles de
seguridad, confiabilidad y calidad de suministro de energía en Sudamérica y la
conveniencia de desarrollar los mercados energéticos regionales con prácticas
compatibles con los principios del desarrollo sustentable. Para avanzar en ese
propósito se destacó la conveniencia de aumentar la coordinación, tanto en el
ámbito nacional como regional.
17. Concordaron en la importancia y necesidad de extender y profundizar los
procesos de cooperación e integración energética en el ámbito sudamericano.
Reconocieron los importantes progresos en esta materia, los cuales han permitido
formular y materializar relevantes proyectos de interconexión e intercambio de
energéticos. En ese contexto recomendaron impulsar las actividades de exploración y búsqueda de fuentes alternativas en aquellos países que tengan déficit de
recursos energéticos, además de buscar los mecanismos a través de los cuales se
permita asistir a los países que se declaren en emergencia energética.
18. Se subrayó que una adecuada y progresiva armonización de los marcos legales y técnicos del intercambio en el sector energético en la región es un factor
importante para la integración económica regional, que propicia el desarrollo de
un mercado más abierto, sin barreras que limiten el libre comercio de energéticos,
bajo los principios de libre acceso y no discriminación. En ese sentido, tomaron
nota del documento titulado “Propuesta de armonización de marcos normativos
de la Comunidad Andina”.
19. Respecto de las inversiones, tanto públicas como privadas en este sector, los
presidentes manifestaron su firme determinación en favor de la creación y consolidación de mercados ampliados y del mejoramiento de los mecanismos que
faciliten el flujo de inversiones extranjeras directas a la región, en un marco de
estabilidad jurídica. Asimismo se puso de relieve el importante papel que juegan
los sectores público y privado, así como las alianzas entre ambos, acordándose
consolidar las condiciones de estabilidad y transparencia regulatoria que los fomenten, de acuerdo con las legislaciones nacionales de cada uno de los países.
20. Los jefes de Estado enfatizaron también la importancia de la diversificación de
las fuentes energéticas en sus respectivos países, destacando que el desarrollo conjunto de los recursos energéticos dará un alto grado de capacidad, eficiencia,
confiabilidad y sustentabilidad energética a la región. Destacaron la conveniencia
de estimular las interconexiones eléctricas entre países del subcontinente. Reconocieron asimismo el potencial del gas natural junto a otras fuentes y recursos energéticos, como la hidroelectricidad, la energía solar, la eólica y los biocombustibles.
II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur
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21. Los presidentes ratificaron su decisión de continuar implementando programas para aumentar la cobertura de servicios eléctricos, y mejorar la calidad y
confiabilidad de la energía eléctrica, resaltando el papel del sector energético en
las políticas de superación de la pobreza. Reconocieron una vez más la importancia de los sectores público, privado, y las alianzas entre ambos, para la consecución de ese objetivo. Subrayaron que la electrificación en las zonas rurales y
urbano-marginales constituye uno de los más grandes retos políticos, sociales y
económicos de los gobiernos de la región.
22. Pusieron de relieve la necesidad de desarrollar un sector de servicios de
energía que establezca vinculaciones productivas con la economía regional, y
oriente el fortalecimiento del sector con miras a una mayor participación en el
valor agregado de estos servicios y a la generación de cadenas productivas con
empresas de la región.
23. Los jefes de Estado instruyeron a las correspondientes autoridades de sus
países que participen coordinadamente en las negociaciones multilaterales relacionadas con el comercio de bienes y servicios energéticos, teniendo en cuenta
las características y condiciones de la planificación energética de cada país.
24. Los presidentes instruyeron a sus autoridades nacionales responsables de la
conducción de la IIRSA e instaron a los organismos regionales e internacionales
especializados a que, en el campo energético, los trabajos de las instancias técnicas de la IIRSA (GTE respectivo) y los de dichos organismos, sean coordinados
mutuamente, con el propósito de contribuir a una amplia y progresiva integración
energética dentro de una perspectiva regional, que pudiera conducir a una agenda dirigida al estudio de las bases de una eventual Carta Energética Sudamericana.
25. Los jefes de Estado subrayaron, además, la importancia de la ciencia y la
tecnología y asignaron prioridad a su desarrollo dentro del ámbito regional. Así,
recordaron que América del Sur ha logrado importantes avances tecnológicos en
diversas áreas del conocimiento y, por tanto, dispusieron impulsar y profundizar
la cooperación entre los países de la región, particularmente en el campo de las
nuevas tecnologías de la información y de la comunicación. En tal sentido destacaron, con beneplácito, la creación por parte del Gobierno de la República
Federativa del Brasil del Programa Sudamericano de Apoyo a las Actividades de
Cooperación en Ciencia y Tecnología (PROSUL), conforme a lo previsto en el
“Comunicado de Brasilia”.
26. Los presidentes manifestaron también su satisfacción por los significativos
resultados alcanzados durante la I Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores
del Mercosur y Chile y de la Comunidad Andina, realizada en La Paz el 17 de julio
de 2001, con la participación de Guyana y Suriname, y alentaron la realización de
II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur
277
una próxima reunión del Mecanismo de Diálogo y Concertación Política creado
en esa oportunidad para fomentar la coordinación de posiciones, entre los países
involucrados, en temas de interés común.
27. Los jefes de Estado enfatizaron la importancia de las negociaciones CANMercosur y reiteraron que es imprescindible concluirlas en el presente año, fortaleciendo de este modo su capacidad negociadora en otros procesos de negociación, particularmente el ALCA.
28. Los presidentes acordaron, en lo que respecta a la participación de los países
con pequeñas economías en las negociaciones del ALCA, que este proceso debe
considerar apropiadamente las circunstancias, necesidades, condiciones económicas y oportunidades de dichos países. A tal fin respaldaron la necesidad de
encontrar modalidades apropiadas dirigidas a fortalecer la capacidad de estos
países para participar en el proceso negociador del ALCA e implementar, plena y
efectivamente, los resultados que se alcancen en esas negociaciones.
29. Dispusieron que la III Conferencia Sudamericana de Migraciones, que se llevará a cabo en Quito los días 15 y 16 de agosto próximo, adopte un Plan de
Acción sobre Migraciones Internacionales en América del Sur que establezca,
entre otros propósitos, la formulación de lineamientos coordinados de protección
de los derechos fundamentales de los migrantes sudamericanos al nivel mundial,
especialmente en materia de seguridad social e incluyendo apoyos consulares
recíprocos, así como las bases para la adopción de políticas regionales coordinadas para combatir el tráfico ilícito de personas y procurar la armonización de las
legislaciones de los países sudamericanos en materia migratoria.
30. Teniendo en cuenta la trascendencia de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo
Sostenible a celebrarse en Johannesburgo, los presidentes decidieron adoptar una
declaración sobre la materia, que figura como anexo IV de este consenso.
31. Al hacer referencia a los efectos negativos de los desequilibrios del sistema
económico y financiero internacional sobre la región, los presidentes reiteraron
su apoyo y solidaridad al pueblo y gobierno de la República Argentina, ante el
esfuerzo que vienen realizando para superar la actual coyuntura adversa e instaron a la comunidad financiera internacional a extender el apoyo necesario para la
reactivación económica del hermano país sudamericano.
32. Los mandatarios expresaron su solidaridad con el pueblo y el gobierno de
Colombia en la defensa de la democracia, la cual se ha visto fortalecida con el
exitoso proceso electoral que acaba de culminar. Rechazaron las acciones terroristas y las violaciones al Derecho Internacional Humanitario por parte de los grupos
al margen de la ley.
II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur
278
33. Los jefes de Estado formularon sus unánimes deseos de éxitos y ventura
personal a los presidentes Andrés Pastrana de Colombia, y Jorge Quiroga de
Bolivia, que en los próximos días harán entrega de los cargos a sus sucesores
democráticamente elegidos y les agradecieron los aportes brindados en las cumbres en las que participaron.
34. Los primeros mandatarios agradecieron al gobierno y al pueblo de la República del Ecuador y, particularmente al presidente Gustavo Noboa Bejarano, por la
hospitalidad dispensada a todos los participantes y por la excelente organización
que permitió el éxito de la II Reunión de Presidentes de América del Sur, que
significará un renovado rumbo para la integración de la región.
Anexo II: Declaración sobre Zona de Paz Sudamericana
Los presidentes de la República Argentina, de la República de Bolivia, de la República Federativa del Brasil, de la República de Colombia, de la República de Chile,
de la República del Ecuador, de la República del Paraguay, de la República del
Perú y de la República Bolivariana de Venezuela, y los representantes de los jefes
de Estado de la República Cooperativa de Guyana, de la República de Suriname,
y de la República Oriental del Uruguay, reunidos en Guayaquil con ocasión de la
II Reunión de Presidentes de América del Sur, los días 26 y 27 de julio de 2002;
Teniendo en cuenta la trascendencia del histórico Encuentro de Guayaquil del 26
de julio de 1822 entre los libertadores Simón Bolívar y José de San Martín, bajo
cuya advocación se han reunido en esta magna cita;
Convencidos de que la paz, la seguridad y la cooperación deben sustentarse en
compromisos que afiancen la confianza mutua e impulsen el desarrollo y el bienestar integral de sus pueblos y de la región en su conjunto;
Vistas las iniciativas de diferentes gobiernos y grupos regionales, tales como el
Compromiso Andino de Paz, Seguridad y Cooperación, contenido en la Declaración de Galápagos, de diciembre de 1989; la Declaración del Mercosur, Bolivia y
Chile como Zona de Paz, firmada en Ushuaia, en julio de 1998, y el Compromiso
de Lima, Carta Andina para la Paz y Seguridad, suscrita el 17 de junio de 2002;
Recordando el compromiso adoptado en el Comunicado de Brasilia, del 1∞ de
septiembre de 2000, de crear una Zona de Paz Sudamericana,
II Reunión Cumbre de Presidentes de América del Sur
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Declaran:
A América del Sur como Zona de Paz y Cooperación, hecho histórico que refleja
las mejores tradiciones de entendimiento y convivencia pacífica entre los pueblos
de la región.
Que queda proscrito, en América del Sur, el uso o la amenaza del uso de la fuerza
entre los estados, de conformidad con los principios y las disposiciones aplicables
de la Carta de las Naciones Unidas y de la Carta de la Organización de los Estados
Americanos. Queda proscrito, asimismo, el emplazamiento, desarrollo, fabricación, posesión, despliegue, experimentación y utilización de todo tipo de armas
de destrucción en masa, incluyendo las nucleares, químicas, biológicas y tóxicas,
así como su tránsito por los países de la región, de acuerdo con el Tratado de
Tlatelolco y demás convenciones internacionales sobre la materia. Asimismo, que
se comprometen a establecer un régimen gradual de eliminación que conduzca,
en el más breve plazo posible, a la erradicación total de las minas antipersonal,
según lo dispuesto por la Convención de Ottawa y de aplicar las recomendaciones del Programa de Acción de Naciones Unidas sobre Armas Pequeñas y Ligeras.
Que las Bases y Acciones para un Proyecto sobre la Creación de una Zona de Paz
y Cooperación Sudamericana formuladas en la Primera Reunión de Ministros de
Relaciones Exteriores de la Comunidad Andina-Mercosur y Chile, realizada en La
Paz el 17 de julio de 2001, constituyen un adecuado conjunto de directrices encaminado a construir, sobre fundamentos firmes y consagrados por el consenso de
toda la región, dicha Zona de Paz, basada, entre otras múltiples medidas, en el
fomento de la confianza, la cooperación y la consulta permanente en las áreas de
la seguridad, la defensa, la actuación coordinada en los foros internacionales
correspondientes, y la transparencia y limitación gradual en la adquisición de
armamentos, en conformidad con el régimen establecido en la Convención
Interamericana sobre la Transparencia en las Adquisiciones de Armas Convencionales, en el Registro de Armas Convencionales de las Naciones Unidas y en otros
esquemas previstos en las convenciones regionales e internacionales atinentes a
este importante tema.
Obras reseñadas
Obras reseñadas
Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002, pp. 289-290 • ISSN: 0005-4720
Luis Britto García
Conciencia de América Latina. Intelectuales,
medios de comunicación y poder
Caracas: Editorial Nueva Sociedad y Banco Central de Venezuela, 2002, 208 p.
Un nuevo título se añade a la significativa y abundante producción intelectual de
este autor, quien ha incursionado con gran éxito en diversos campos y especialidades de la escritura, hasta el punto de haber obtenido, entre otros premios, el de
cuentos y el de novela otorgado por la Casa de las Américas, el latinoamericano
de dramaturgia Andrés Bello, el premio municipal de literatura mención ensayo y
el de investigación en ciencias sociales en dos versiones. Uno concedido por la
Universidad Central de Venezuela y el otro por la municipalidad caraqueña.
El reseñado en esta nota bibliográfica contiene más de cuarenta ensayos y artículos de varia extensión, que se encuentran agrupados en cinco capítulos o partes
bajo los encabezados siguientes: “Nuevos Mundos”; América Nuestra”; “Poderes”;
“Intelectuales” y, por último, “Medios”.
Los textos tienen como elementos comunes la información enciclopédica con
que se abordan los diversos temas que son objeto de reflexión y de perspicaces
observaciones formuladas en una prosa cuidada, fluida y armada en una sintaxis
que hace gratamente comprensible la lectura de contenidos llenos de noticias y
datos poco difundidos referentes al tema central y sus colaterales. El humor no
está ausente. Aparece armonizado con un tono irónico para tratar asuntos que
han sido acartonados por el discurso oficial o para referirse a situaciones dramáticas o a hechos históricos inscritos en el acontecer latinoamericano. Podemos
citar en esta parte: “Las Américas Latinas que nunca fueron”; “Para desconocerte
mejor, América Latina”; “Latinorteamérica”.
También desde el presente, el autor otea el porvenir, desata la imaginación y explora el destino posible de este subcontinente, donde, aunque atenuada, permanece la
huella de la metrópoli colonizadora y la activa mediación estadounidense. El tema
282
de América es el hilo conductor de la obra, es lo que le confiere unidad desde la
diversidad analítica de las distintas facetas que abarca, en las cuales de una u otra
manera se encuentran los intelectuales y lo intelectual: los medios de comunicación
y el poder como una realidad insoslayable y determinante.
Los tres capítulos finales, Poderes, Intelectuales y Medios, se acercan más a estas
materias y hacen incisivas disecciones que se comentarán más adelante, pero
antes se destacará la inclusión en la obra de crónicas que resultan de experiencias
y viajes del autor por la geografía de América, por selvas, mares y ciudades. Son
percepciones comprometidas, analíticas de lo que se observa en primer plano y
las zonas ocultas, ejemplo de ellas son “Delta, caños, ríos y selvas de Venezuela”,
“Brasil en tiempo de crisis”, “Una mirada a la inflación” y “Huellas de Humboldt”
que nos entera de las habilidades marineras de Britto García y sus capacidades de
submarinista, por medio de un contrapunteo entre la navegación de tiempos de
Humboldt y el viaje hecho por el autor en el velero de entrenamiento “Alexander
von Humboldt”.
Los tres últimos capítulos o partes ya identificados anteriormente se agrupan
entre otros trabajos: “Autobiografía del dólar”; “La globalización contra los trabajadores”; “Inteligencia”, “Informe para ciegos” que es una sagaz entrevista a Ernesto Sábato; “Crisis de los intelectuales e intelectuales de la crisis”; “Siete exilios
del intelectual latinoamericano”; ”América Latina es el mensaje”, etc., denominaciones que se mencionan en la reseña con la intención de que sirvan de indicadores
y motivadores a los potenciales lectores, sin que la cita de sus nombres obedezca
a criterios de clasificación específica alguna, ya que todos los ensayos mantienen
un recomendable interés, tanto para especialistas como para el público interesado en los temas sociopolíticos y en la problemática contemporánea de América y
del mundo.
JMC
Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002, pp. 291-293 • ISSN: 0005-4720
Tomás E. Carrillo Batalla
Cuentas nacionales de Venezuela 1874-1914
Caracas: Banco Central de Venezuela, Colección Económico-Financiera, 2002, 378 p.
El libro identificado bibliográficamente en la reseña constituye el quinto volumen
de una serie que contiene los resultados de un proyecto de investigación cuyo
objetivo principal ha sido la construcción de las cuentas nacionales de Venezuela
en el contexto temporal e histórico del siglo XIX y parte del siglo XX.
El proyecto de investigación ha sido concebido, dirigido y conducido por Tomás
E. Carrillo Batalla, quien al frente de un equipo de especialistas integrado por
Bernardino Herrera, Marisela Seijas y Gabriel Herrera, ha publicado anteriormente el contenido de cuatro volúmenes que cubren la materia del lapso comprendido entre los años 1800 y 1873. El Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico
de la Universidad Central de Venezuela auspició y financió el proceso indagatorio,
mientras que el Banco Central de Venezuela ha editado dentro de la Colección
Económico-Financiera los cinco volúmenes hasta ahora aparecidos, producidos
editorialmente por el Departamento de Publicaciones de la Gerencia de Comunicaciones Institucionales del Instituto.
El volumen V sobre el cual se informa aquí, aborda el período 1874-1914 que, al
igual de los precedentes, se caracterizó en Venezuela por una gran inestabilidad
política, por el desorden en la hacienda pública, el peculado como inmanencia de
la administración pública y la existencia de registros estadísticos precarios y ausentes de técnicas metodológicas confiables, a pesar de las iniciativas y reformas emprendidas durante los varios gobiernos presididos por Antonio Guzmán Blanco, el
llamado autócrata civilizador, quien a cambio de ello hizo de su actuación pública
una actividad mercantil caracterizada por el latrocinio y el cinismo político.
La situación caracterizada anteriormente ha obligado a los autores que se han
ocupado de sistematizar las cuentas nacionales correspondientes al siglo XIX, a
Tomás E. Carrillo B./ Cuentas nacionales de Venezuela 1874-1914
284
las de parte del siglo XX, al uso de interpolaciones, extrapolaciones y otros procedimientos estadísticos que le han permitido construir series cronológicas
indicativas de las cifras y las tendencias probables de las magnitudes económicas
durante ese tiempo.
El trabajo concebido y dirigido por Tomás E. Carrillo Batalla viene precedido por
una narración del proceso sociopolítico y económico para “….satisfacer los requisitos de la historia episódica…” sin que se deje de enumerar…“las causas de
fondo… no analizadas en profundidad”… (pp. 56-57), para luego desarrollar en
los ocho capítulos subsiguientes la explicación general sobre los objetivos de la
investigación y la metodología que se emplea en la estimación de las cifras atinentes
al comportamiento demográfico, así como las que sirven para el estudio del
consumo, el análisis de la inversión, el cálculo del producto interno bruto y el
establecimiento de la relación de ingresos y egresos fiscales con respecto al PIB,
indicativa de la dimensión del Estado dentro de la economía nacional, presentadas todas en cuadros y gráficos de carácter estadístico.
Los últimos dos capítulos de los nueve integrantes del libro contienen también
explicaciones metodológicas específicas referidas a los soportes estadísticos de
las cuentas nacionales de Venezuela 1847-1914.
Esta parte de la obra incluye registros de las importaciones, un “… breve análisis
de la balanza comercial”, la serie de precios internos de bienes de consumo local
y las de los principales productos de exportación, así como la de sueldos devengados y su estructura en la administración pública, igualmente acompañadas de
cuadros y gráficos que son de importante ayuda para el lector.
El horizonte temporal e histórico de la investigación viene precisado en el párrafo
siguiente, que nos permitimos citar:
“ El período 1874-1914 se complementa con los dos períodos ya concretados por
este ambicioso proyecto; a saber: la etapa que recorre los años 1800-1830, últimos
años de la colonia, la guerra de independencia y el proceso de aparición definitiva de República de Venezuela, y el período que ocupa los años 1831-1873. Para
dichos lapsos se ha aplicado un mismo modelo de estimación usado para este
período 1874-1914, por lo que ya se cuenta con dichas variables de estudio para
todo el siglo XIX. En cuanto al siglo XX, esta obra abarca hasta 1914; ya se
encuentra en proceso el período que abarca desde ese año hasta 1935” (p. 113).
Es obvio el valor de los resultados que nos presentan los investigadores de una
materia que ha despertado la atención de diversos especialistas escrutadores del
pasado histórico de la economía venezolana y de las estadísticas que sirven para
cuantificar los datos y variables económicos de aquella época.
Tomás E. Carrillo B./ Cuentas nacionales de Venezuela 1874-1914
285
Recientemente han aparecido valiosas publicaciones de esta índole entre las cuales están las de Miguel Izard (Series estadísticas para la historia de Venezuela.
Universidad de Los Andes, Facultad de Humanidades, Escuela de Historia, Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico, Mérida, Venezuela, 1970), las de Asdrúbal
Baptista (Bases cuantitativas de la economía venezolana:1830-1995. Fundación
Polar, Caracas, Venezuela. Segunda edición, 1997) y las de Yoston Ferrigni Valera
(Venezuela: series de historia económica 1828-1829 a 1848-1849. Colección
Monografías. Universidad Central de Venezuela, Consejo de Desarrollo Científico
y Humanístico, Caracas, Venezuela, 1986) que son de gran utilidad para los usuarios especializados y para el público en general.
JMC
Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002, pp. 295-299 • ISSN: 0005-4720
José Guerra (compilador y coautor)
Fernando Álvarez, Enid Blanco, Virginia Cartaya, Miguel Dorta, Zany Fermín,
Víctor Olivo, Belkys Reyes, Matías Riutort y Gustavo Sánchez (coautores)
Estudios sobre inflación en Venezuela
Caracas: Banco Central de Venezuela, Colección Económico-Financiera, 2002, 196 p.
Constituye para mí un honor y una verdadera satisfacción comentar este libro, el
cual, además de la relevancia del tema, ofrece la cualidad de haber sido elaborado por un grupo de excelentes profesionales con quienes tuve la suerte de compartir durante años la difícil tarea de hacer investigación económica en la Vicepresidencia de Estudios del Banco Central de Venezuela.
Como lo señala José Guerra en la presentación del libro, los trabajos sobre inflación en Venezuela no son abundantes, de allí que el surgimiento de este material,
que compila estudios técnicos acerca de los determinantes de la inflación en
Venezuela, aspectos metodológicos de la medición de la inflación e incidencia de
la inflación sobre agregados macroeconómicos clave, debe considerarse un hecho de especial significación que merece ser reconocido públicamente.
Si examinamos el contenido del libro, observamos que en el capítulo I, relativo a
los determinantes de la inflación en Venezuela, José Guerra, Víctor Olivo y Gustavo Sánchez, presentan un estudio intitulado “El proceso inflacionario en Venezuela: un estudio con vectores autorregresivos”. Luego de una breve descripción de
los resultados obtenidos por otros autores y de una explicación de las técnicas
econométricas empleadas, los autores pasan a considerar el período de estimación, la periodicidad y las variables relevantes, considerando entre ellas, tanto las
de demanda (fiscales y monetarias) como de costos (salarios, tipo de cambio e
inflación internacional). El período seleccionado fue 1984-1994, la periodicidad
trimestral, se aplicó un modelo VAR irrestricto y se probaron distintos agregados
monetarios, diferentes variables fiscales y distintas medidas del impacto de la
devaluación e inflación importada.
Problemas de colinealidad impidieron la inclusión simultánea del déficit fiscal
interno como porcentaje del PIB (DEINTPIB) y M1, de allí la necesidad de estimar
José Guerra / Estudios sobre la inflación en Venezuela
287
dos modelos que contuviesen alternativamente ambas variables. El modelo que
incluye el DEINTPIB, conjuntamente con el tipo de cambio nominal (promedio o
libre), el salario, fue el que presentó el mejor ajuste, al tiempo que el término de
corrección de errores permitió constatar la incidencia del dinero sobre la inflación
en el largo plazo.
Del análisis efectuado se concluye que la inercia inflacionaria, el déficit interno y
las presiones salariales han constituido los principales determinantes de la inflación en Venezuela. Las variables monetarias determinan la inflación en el largo
plazo, mientras que el tipo de cambio resultó irrelevante para explicar la inflación
durante el período en estudio.
Seguidamente se presenta un trabajo elaborado por Miguel Dorta, José Guerra y
Gustavo Sánchez intitulado “Credibilidad y persistencia de la inflación en Venezuela”. Como lo señalan los autores, la hipótesis principal de este trabajo sostiene
que la persistencia inflacionaria en Venezuela es atribuible a la baja credibilidad
en la política económica lo cual, a su vez, está asociada a lo insostenible del
régimen cambiario, causando desajustes macroeconómicos.
Con el fin de corroborar esta hipótesis, se construye un índice de credibilidad
basado en el componente cíclico de dos variables que revelan el grado de compromiso de las autoridades económicas con el régimen cambiario, a saber: la
fracción de la base monetaria respaldada con reservas internacionales y el diferencial interno-externo de las tasas de interés. A menor respaldo de la base monetaria con reservas o a mayor diferencial de tasas de interés, menor es la sostenibilidad
cambiaria, causándose una acentuación de la persistencia inflacionaria. A los efectos de verificar la hipótesis, se especifica un modelo autorregresivo para la inflación ocurrida en el período 1970-1996 con observaciones mensuales y, posteriormente, el coeficiente estimado asociado con el primer retardo de la inflación se
expresa como variable dependiente del indicador de credibilidad.
Los resultados obtenidos revelan que el coeficiente del 6 por ciento, que vincula
la persistencia inflacionaria con el índice de credibilidad, es positivo y significativo, sugiriendo que la pérdida de credibilidad fue un determinante básico del
incremento observado de la persistencia inflacionaria para el período que siguió
al colapso del régimen de cambio fijo en 1983.
Un análisis complementario que ayuda a explicar la persistencia de la inflación es
el estudio de su volatilidad. Para ello se recurre al uso de modelos ARCH
(autoregresive conditional heteroskedasticity) y GARCH (generalized autoregresive
conditional heteroskedasticity) que han demostrado ser útiles en el estudio de
series que exhiben cambios de varianza entre un período muestral y otro. Con
tales modelos se comprueba que la inflación se ha tornado más volátil después
José Guerra / Estudios sobre la inflación en Venezuela
288
del abandono del régimen de cambio fijo. Los choques inflacionarios afectan la
varianza de la inflación, manteniéndose dicho efecto en el tiempo a partir de
1983.
Como conclusión del trabajo se ratifica la vigencia de un importante grado de
persistencia inflacionaria en Venezuela que se hizo presente luego del abandono
del régimen de cambio fijo a partir de 1983, lo cual generó una importante pérdida de credibilidad que, en última instancia, constituye la verdadera causa de la
persistencia de la inflación.
Un tercer estudio dentro del capítulo I es el elaborado por Fernando Álvarez, Miguel Dorta y José Guerra, el cual tiene que ver nuevamente con la persistencia
inflacionaria: su evolución, causas e implicaciones. Además del empleo de técnicas
secuenciales y el filtro de Kalman en la estimación de la persistencia inflacionaria,
un elemento diferenciador de este estudio lo constituye la detección de la inflación
en bienes y servicios como proxies de los bienes transables y no transables y la
consideración de los mecanismos de indización y la volatilidad de la inflación en la
explicación del coeficiente de persistencia. Del análisis efectuado se concluye que:
i) la tasa de inflación mensual exhibe algún nivel de persistencia; ii) la persistencia
general ha cambiado en el tiempo: durante el período 1990-93 se mantuvo relativamente estable (alrededor de 0,55), a partir de 1994 comienza a crecer hasta alcanzar
un máximo de 0,75 en 1996, para luego decrecer hasta 0,68 en 1999; iii) se ratifica
la conclusión de estudios anteriores de que el crecimiento de la persistencia
inflacionaria es atribuible, básicamente, a problemas de credibilidad en la política
económica y en particular a las modificaciones recurrentes de los esquemas
cambiarios; iv) en cuanto a la persistencia inflacionaria de bienes y servicios, ambas
se comportan de manera similar que la general; la diferencia está en el nivel, siendo
superior la de los servicios; v) la magnitud con que la persistencia responde a sus
determinantes es relativamente pequeña, de modo que el alto nivel que ésta ha
alcanzado es atribuible a la recurrencia de los choques desfavorables.
Del estudio surgen importantes prescripciones de política que convendría tener
presente al momento de la formulación de un programa antiinflacionario efectivo.
Tales prescripciones se orientan a mejorar la credibilidad en la política económica, para lo cual se requiere lograr la solvencia intertemporal de la gestión fiscal,
evitar importantes desalineamientos del tipo de cambio real, otorgarle al Banco
Central una definición precisa de objetivos y promover la competencia mediante
la eliminación de barreras de entrada a los mercados, entre otras acciones.
En el capítulo II se tratan aspectos metodológicos relacionados con la medición
de la inflación. Un primer estudio elaborado por Enid Blanco y Belkys Reyes tiene
que ver con el cálculo de la inflación subyacente, aplicando un enfoque estadístico
José Guerra / Estudios sobre la inflación en Venezuela
289
que permite obtener ese agregado a partir del análisis de la propia serie de precios, utilizando los precios finales en su clasificación general, transable y no transable.
Del trabajo se desprende que: i) la inflación subyacente de los bienes transables
es mayor que la inflación observada a finales de los años ochenta y la década de
los noventa, con excepción del año 1989, lo que sugiere un resurgimiento del
precio de los transables; lo contrario ocurre con los bienes no transables. ii) Hasta
mediados del año 1991 los bienes transables son los que han impulsado el crecimiento general de los precios, en tanto que en la desaceleración no se puede
decir qué grupo predomina, ya que hasta mediados de los noventa los transables
frenaban la desaceleración y a partir de entonces son los no transables los que
influyen en la aceleración de los precios y iii) al comparar la inflación subyacente
con la inercial se observa que esta última es inferior, lo que indica que las expectativas de crecimiento de los precios en el largo plazo muestran la tendencia a
disminuir.
El segundo trabajo en el campo metodológico se denomina “Determinación del
núcleo inflacionista e inflación subyacente a través de una desagregación del
IPC”. Este estudio, realizado por Virginia Cartaya y Zany Fermín, se plantea como
objetivo general el análisis y predicción de la inflación a partir de sus movimientos
tendenciales o subyacentes, utilizando indicadores directos de precios. Entre las
principales conclusiones destacan: i) al comparar la inercia con la tasa subyacente
de inflación se infiere que puede ocurrir una desaceleración de la inflación a
menos que ocurra una perturbación; ii) existe una alta relación estadística entre el
tipo de cambio y los índices de precios correspondientes a bienes industriales no
energéticos y alimentos elaborados; iii) la selección del método de estimación del
núcleo inflacionista (criterio a priori que elimina los grupos que exhiben alta
volatilidad) no resultó apropiada por cuanto la media como la varianza resultaron
estadísticamente iguales a las del IPC general, requiriéndose la elaboración de
una medida firme que elimine la volatilidad de corto plazo.
En el tercer y último capítulo del libro se tratan los efectos de la inflación sobre el
desempleo, la pobreza y el crecimiento económico. El estudio de Matías Riutort
sobre “Inflación, desempleo y pobreza en Venezuela”, establece la relación teórica que existe entre estas variables, describe la evolución histórica de esta relación,
obteniendo una estimación de la sensibilidad de la pobreza ante cambios en los
precios y el desempleo, sensibilidad esta que luego es empleada para hacer estimaciones de los niveles de pobreza para el segundo semestre de 1998, 1999 y
2000. Entre las principales conclusiones del trabajo destacan: i) cada punto porcentual de desempleo causa un impacto mayor sobre la pobreza que un punto
porcentual de inflación, siendo el costo aún mayor cuando se trata de pobreza
crítica. Esta afirmación pone de manifiesto la necesidad de evaluar el trade-off
José Guerra / Estudios sobre la inflación en Venezuela
290
existente entre controlar la inflación moderando el crecimiento y el impacto adverso que esto último ha de causar sobre los niveles de pobreza; ii) para solucionar el problema de la pobreza se impone incrementar las remuneraciones en
términos reales para lo cual debe darse un crecimiento económico sostenido y
estable con inflación controlada; iii) se requiere mejorar la distribución del ingreso, necesitándose para ello reducir la informalidad, aumentar la tasa media de
escolaridad, contraer las disparidades regionales y sectoriales en cuanto a condiciones de trabajo y situación de la mujer trabajadora y iv) es imprescindible contar
con mecanismos de protección social para los pobres.
El último estudio elaborado por José Guerra y Miguel Dorta trata acerca de los
efectos de la inflación sobre el crecimiento económico de Venezuela en el período 1950-1995. Del estudio efectuado los autores concluyen que en Venezuela,
durante el lapso considerado, la incidencia de la inflación sobre el crecimiento
económico ha sido inequívocamente dañina, sin que exista algún nivel que favorezca la expansión económica. Este resultado se atribuye al efecto distorsionante
que ejerce la inflación sobre la asignación de recursos, en particular la acumulación de capital. Otra conclusión importante es que la aceleración inflacionaria
desde tasas relativamente bajas causa un efecto adverso mayor sobre el crecimiento que cuando la aceleración se produce desde tasas relativamente altas; en
otras palabras, el efecto marginal negativo se disipa gradualmente.
En general se trata de un libro conformado por estudios de alto nivel técnico,
donde se aplican las más actualizadas herramientas estadísticas y econométricas
en la contrastación empírica de las hipótesis planteadas. La rigurosidad científica
de los estudios y el carácter fundamental del tema tratado hacen de este libro un
material de obligada lectura, especialmente por los profesionales del BCV, quienes tienen como principal compromiso asesorar a las autoridades del Instituto en
la adopción de medidas tendentes al logro del objetivo fundamental de todo
Banco Central, cual es la contención de la inflación.
Ojalá estas sencillas consideraciones estimulen a los investigadores y les alienten
a persistir en las tareas de investigación para bien del conocimiento y del país.
Régulo Sardi
Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002, pp. 301-302 • ISSN: 0005-4720
Armando León Rojas
La aventura de pensar. Hemerografía de D.F. Maza Zavala 1946-1998
Caracas: Banco Central de Venezuela, Colección Ediciones Especiales, 2002, 457 p.
Un título sugerente alberga el resultado de una investigación hemerográfica y
bibliográfica cuya concepción, dirección y conducción estuvo a cargo de Armando León Rojas, quien destaca “el aporte fundamental realizado por los investigadores Régulo Bermúdez y Teresa Araujo en la recopilación del material que facilitó, enormemente, la labor de esta investigación” (p. 21).
La obra se compone de un preámbulo y dos partes o capítulos. El preámbulo
hace explícito el propósito de la investigación, la metodología empleada en su
realización, la organización adoptada en la presentación de resultados, las principales fuentes consultadas y procura el seguimiento de las ideas contenidas en los
artículos, ensayos, monografías y libros escritos por D.F. Maza Zavala en más de
cincuenta años de ejercicio intelectual sin tregua. Armando León correlaciona las
distintas materias tratadas con los hechos y procesos del tiempo en que se producen y valora los planteamientos en relación con las tendencias del pensamiento
económico y social de la época.
La primera parte contiene el ordenamiento y registro del material hemerográfico
producido entre 1946 y 1998, el cual se estructura a partir de la consulta efectuada
en periódicos de circulación nacional o regional, la revisión de revistas de interés
general, así como del examen de publicaciones periódicas especializadas, tanto
internacionales como nacionales o regionales.
La parte bibliográfica, es decir, la segunda, registra la producción intelectual del
autor publicada en libros, folletos y ensayos de aparición eventual.
En todos los casos, el autor de La aventura de pensar sigue una enumeración
continua, cronológica y por fuente o centro editor. Se registran con esta modalidad 3.179 artículos y noventa y siete (97) textos publicados en libros.
Tomás E. Carrillo B./ Cuentas nacionales de Venezuela 1874-1914
292
La hemerografía se ha clasificado por quinquenios, cada uno precedido de una
nota que contiene escogidas cifras macroeconómicas nacionales, así como una
síntesis selectiva de los hechos y procesos relevantes, en la que se destacan los
rasgos que caracterizaron las políticas públicas, orientadas por las tendencias del
pensamiento y de las prácticas prevalecientes en lo interno y en lo externo, lo que
permite al lector situarse en la concepción, el tiempo y el espacio que condicionarán la visión del autor Maza Zavala, bien como cronista en cada lustro, bien en el
papel de analista crítico o de vocero alertador de la conciencia social de la ciudadanía y de los poderes públicos.
En suma son diez (10) quinquenios, cada uno antecedido por el breve ensayo en
el cual se esbozan las líneas maestra que caracterizan el rostro sociopolítico y
económico del período.
Las fuentes consultadas fueron los periódicos: El Nacional, El Universal, El Heraldo, La Esfera, La Verdad, La República, 2001, El Mundo, El Diario de Caracas,
Últimas Noticias, El Venezolano, El Carabobeño, Panorama, Venezuela Económica, Economía Hoy y Reporte.
Las revistas especializadas: Temas Económicos, Mundo Económico, Mes Económico y Financiero, Boletín de la Cámara de Comercio de Caracas, Revista de Economía Latinoamericana, Revista de Ciencias Sociales de la UCV, Número, Revista de
la Contraloría General de la República, Revista del Colegio de Economistas de
Venezuela, Nueva Economía de la Academia de Ciencias Económicas y Nueva
Sociedad. Por último las revistas de interés general Élite, Momento, Metas, Bohemia, Navegación, Cultura Universitaria y Poesía de Venezuela.
Este trabajo de rescate de fuentes para el estudio del pensamiento en Venezuela
constituye una valiosa guía que ahorrará tiempo y esfuerzo a los investigadores
no sólo para la comprensión, análisis y seguimiento del pensamiento del doctor
Maza Zavala, sino para calibrar otra perspectiva de los hechos y procesos de un
pasado reciente aún no historiado, contenida en los textos referidos en el índice
hemerográfico y bibliográfico, aparte de las apreciaciones vertidas por Armando
León Rojas para cada quinquenio.
JMC
Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002, pp. 303-304 • ISSN: 0005-4720
Sary Levy Garciente y Rubén Alayón Monserrat
Miradas y paradojas de la globalización
Caracas: Banco Central de Venezuela, Colección Económico-Financiera, 2002, 173 p.
Escribir una obra a dos manos, es decir, entre dos o más autores, constituye un
desafío singular, dada la concertación de entendimiento que ello implica y más
aún, si las ópticas disciplinarias son diferentes, aunque el propósito esté dirigido
al estudio de un objeto común de investigación, como lo es el fenómeno de la
globalización, que repercute en todas las hendijas de los sistemas sociopolíticos
del universo si bien con distintos efectos en cada tipo de sociedad, sea ésta
desarrollada o no desarrollada.
Una economista y un sociólogo, en esta oportunidad, juntan su capacidad perceptiva
y analítica para caracterizar, describir y examinar la estructura y la dinámica de la
globalización, proceso que ha sido objeto de innumerables interpretaciones, controversias y pasiones sin que hasta ahora se haya arribado a un consenso respecto
a sus bondades y maldades, quizás debido al sesgo ideológico y visceral, aparentemente inevitable, con que se asume el debate en el cual intervienen encontrados intereses de poder y visiones disímiles acerca de cómo lograr el bienestar de
la sociedad y la equidad social.
La perspectiva suministrada por las miradas –anunciadas en el título del libro–
que destinan los autores al discernimiento de la globalización, se obtiene desde el
punto de vista de ciudadanos de un país, de un subcontinente y de una sociedad
no desarrollada que experimenta la agudización de sus problemas críticos.
Las paradojas –también mencionadas en el título– son identificadas a medida que
se avanza en el desarrollo del contenido de la publicación reseñada aquí. Podría
acotarse, sin embargo, que los contrarios incluidos en las paradojas han estado
presentes en eras anteriores (riqueza - pobreza), sólo que hoy se han fortalecido
con los avances ocurridos en el redespliegue industrial, la revalorización del capital en escala mundial y el avance del conocimiento científico técnico en los centros de decisión del planeta que albergan las megacorporaciones. Signos de un
progreso que acentúa la distribución regresiva de la riqueza y del ingreso.
“…un nuevo mapa económico …concentra… megacorporaciones en 10 países:
Japón (62), EUA (53), Alemania (23), Francia (19), Reino Unido (11), Suiza (8),
Corea del Sur (6), Italia (5) y los Países Bajos (4)…” (p. 89).
Tomás E. Carrillo B./ Cuentas nacionales de Venezuela 1874-1914
294
Se aprecia desde la perspectiva de lector que los capítulos del libro se ordenan
como visiones disciplinarias paralelas de un objeto de estudio común; en ellos se
hace hincapié en categorías y enfoques propios de cada disciplina para acercarse
a los componentes del problema, que luego serán analizados complementariamente
desde otro ángulo del conocimiento por el coautor, pero siempre consciente de
emplear una estrategia de acercamiento interdisciplinaria para comprender un
fenómeno que desborda los límites de un único campo del saber.
Un lenguaje inteligible, una exposición coherente y el soporte de una bibliografía
cosmopolita calificada y extensa, sirven de cualidades formales a un libro que
reflexiona acerca de la cultura de nuestro tiempo y de cómo los nuevos conocimientos, los avances de la tecnología, los rediseños organizativos de los procesos
económicos repercuten en la reestructuración laboral de la ocupación, en las
formas de comercio, en el desempleo, en la distribución desigual de la riqueza y
en la proliferación de la pobreza. Para culminar, se formula el diagnóstico de la
economía de Venezuela contemporánea, con las especificidades que le son inherentes dentro del sistema globalizado que aspira a ser mundial y excluyente respecto a otras manifestaciones sistémicas todavía sobrevivientes.
La organización del contenido del libro se inicia con una parte introductoria que
contiene la presentación del volumen por Armando León Rojas, director del Banco Central de Venezuela y responsable de la Comisión de Cooperación Institucional
del BCV. La Comisión tiene como objetivo impulsar las relaciones con las universidades, además de promover y difundir el pensamiento económico y social de
los especialistas venezolanos.
El capítulo I de la obra relaciona la globalización con el capitalismo, con la modernidad, con el Estado-nación y con la innovación tecnológica; en el capítulo
II se vincula el cambio tecnológico con los ocurridos en la organización de la
producción y del trabajo, en el intercambio de bienes y servicios, así como con los
producidos respecto a la hegemonía financiera del capital; el capítulo III se refiere
a los nuevos actores del proceso de globalización y las reglas que moderan su
actuación dentro del marco general de las relaciones entre ciudadanía y democracia; el capítulo IV analiza las contradicciones internas presentes en la globalización;
el capítulo V trata de la concentración de la riqueza y la distribución de la pobreza; el capítulo VI descubre la evasión y las fronteras de la individualidad ante un
mundo hostil y por último el capítulo VII, que culmina con una reseña crítica de
la economía venezolana en el tiempo de la globalización.
Podría concluirse que resulta una lectura obligada en el caso de profesionales y
estudiantes de las disciplinas sociales y aconsejables por su vigencia para quienes
siguen el acontecer de nuestro tiempo.
J.M.C.
Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002, pp. 305-306 • ISSN: 0005-4720
Jaime Luis Socas
Áreas monetarias y convergencia macroeconómica.
Comunidad Andina.
Caracas: Universidad Católica Andrés Bello y Banco Central de Venezuela, 2002, 254 p.
Una vez más se conjugan los propósitos de política editorial que animan al Banco
Central de Venezuela y las realizaciones de la investigación económica desarrollada en el medio universitario, que en este caso resulta ser de la Universidad Católica Andrés Bello. El producto de dicha alianza se objetiva en la publicación de
una obra que enfatiza la relevancia de la dimensión monetaria en los procesos de
integración regional, referida de manera específica a los que acaecen en la Comunidad Andina de la cual forma parte Venezuela.
El lucido y excelente prólogo de Antonio Aguirre, S.J., individuo de número de la
Academia Nacional de Ciencias Económicas de Venezuela y distinguido docente
investigador de la Universidad Andrés Bello, suministra un comentario crítico que
reúne en un solo texto la síntesis del esquema de desarrollo seguido en la exposición del autor, la ubicación de la temática dentro de la literatura económica y un
juicio valorativo condensado en la siguiente oración: “… el libro merece el calificativo de sobresaliente” (pp. VII-X).
La introducción hecha por el autor que precede a los tres grandes capítulos, a las
conclusiones y a los apéndices constitutivos del libro también brinda un panorama global de su contenido, orientando la lectura y comprensión de la obra, en la
cual se combinan la teoría, el análisis econométrico y el examen del papel del
aparato institucional en los proyectos de integración monetaria, con el propósito
de evaluar la posibilidad de estructurar un área monetaria y de estimular criterios
técnicos inductivos de una política económica para la integración económica.
Entendemos que esta integración debería sustentarse en condiciones objetivas de
los escenarios reales prevalecientes en la Comunidad Andina de Naciones y que
permita convertir los esfuerzos integracionistas en eficaces políticas de Estado que
aceren el poder de interlocución de América Latina ante los grandes poderes
globalizadores del mundo actual.
En palabras del autor: “El propósito principal de este libro consiste en evaluar la
factibilidad de que los países… de la Comunidad Andina, establezcan un área
monetaria considerando su grado de convergencia macroeconómica” (p. XI).
Tomás E. Carrillo B./ Cuentas nacionales de Venezuela 1874-1914
296
El capítulo primero sobres áreas monetarias y grado de convergencia concierta el
tratamiento de tres problemas que en orden de exposición son: las áreas monetarias óptimas y sus determinantes, la estabilidad cambiaria y la convergencia de
variables macroeconómicas, y la teoría de las áreas monetarias y los grados de
convergencia macroeconómica.
Se persigue en él exponer analíticamente la teoría y los enfoques que sirven de
basamento a la hipótesis de la relación positiva entre el establecimiento de áreas
monetarias y el grado de convergencia de macroeconomía.
El segundo capítulo se refiere al área monetaria andina, sus costos y beneficio,
convirtiéndose en una suerte de diagnóstico elaborado a partir de un examen de lo
existente, la confrontación con otros modelos de integración, y la confección de un
balance de los pros y los contras de la integración monetaria en la subregión andina.
Los subtítulos temáticos del capítulo son: Un breve repaso histórico; Modelos de
integración monetaria en los noventa; Determinantes de la integración monetaria y
la evidencia andina, para cerrar con Costos y beneficios del área monetaria andina.
El tercer capítulo trata del área monetaria andina y sus grados de convergencia.
Para ello se examinaron tres asuntos: la medición de la convergencia económica
y sus grados, el área monetaria andina y sus grados de convergencia, y la convergencia andina y correlación de sus componentes.
Las conclusiones y tres apéndices ilustrativos sobre los instrumentos empleados,
la metodología aplicada y el papel de los componentes del marco institucional de
la Comunidad Andina en la unión monetaria culminan este estudio de gran virtuosismo técnico, alto grado de información sobre el tema y con referencia bibliográfica amplia.
Dar noticias acerca de la aparición de los libros como el reseñado, satisface nuestros propósitos de promoción del pensamiento económico y cumple con la tarea
de difundir la existencia de publicaciones valiosas como ésta entre los especialistas, los estudiantes y los estudiosos de asuntos tan relevantes como los procesos
de integración, para que sean debatidas desde distintas perspectivas en las cuales
se tome cuenta la heterogeneidad estructural de las economías no desarrolladas y
las amplias capas de población excluidas históricamente en los diversos ensayos
integradores liderados por las élites políticas y económicas del subcontinente.
El autor Jaime Luis Socas es doctor en Ciencias Económicas, egresado de la UCAB,
docente-investigador universitario y funcionario destacado del Banco Central de
Venezuela. Su libro merece la atención de académicos, investigadores, estudiantes y estrategas de la integración en nuestro continente.
JMC
Revista BCV • Vol. XVI. N∞ 2. Caracas, julio-diciembre 2002, pp. 307-308 • ISSN: 0005-4720
Enrique Viloria Vera (compilador y coautor)
Ramón Guillermo Aveledo, Guido Conterno, Edgard Alberto Dao, José Ignacio
Moreno León y José Ramón Solano (coautores)
Gerencia y nueva economía
Caracas: Universidad Metropolitana, 2002, 208 p.
El libro reúne los textos de las intervenciones realizadas en el ya tradicional foro
del Decanato de Estudios de Postgrado de la Universidad Metropolitana, patrocinado una vez más por el Banco del Caribe. Gerencia y nueva economía es el
cuarto volumen publicado y por consiguiente resultante de la cuarta edición del ya
nombrado foro.
La expresión nueva economía ya ha sido utilizada en otras coyunturas conceptuales
del pensamiento económico, pero en este caso la expresión abarca, más que al
conocimiento de la disciplina, las recientes modalidades de hacer negocios, empleando los avances de la llamada revolución informática en un mercado enriquecido con nuevos bienes y servicios que ha roto con todos los estereotipos conocidos
hasta hace poco, dada su cada vez mayor ubicuidad en el espacio virtual y en medio
de la transformación de la economía internacional en economía mundial. La configuración de un sistema globalizador acentúa los mecanismos de dominación sobre
los países satélites, indiferentemente de que éstos sean más o menos desarrollados,
y tiende a la aniquilación de las idiosincrasias nacionales y regionales.
La obra consta de una brevísima introducción en la cual se destaca la relevancia
del tema central estudiado, las características de la iniciativa editorial de la Universidad Metropolitana y el propósito de responder al requerimiento de la educación
superior en este campo y al compromiso que la Unimet mantiene con el sector
productivo venezolano.
Le siguen como capítulos: 1. ¿Qué es la nueva economía? Su impacto en la sociedad del nuevo milenio, bajo la firma de José Ignacio León; 2. Efectos de la nueva
economía sobre la gerencia, por Enrique Viloria Vera. 3. La nueva economía y su
298
impacto en las instituciones financieras cuya autoría es de Edgar Alberto Dao; 4.
Nueva propuesta de valor, desarrollado por Guido Coterno; 5. La sociedad y la
persona en la nueva economía, a cargo de José Ramón Solano, y 6. La política en
la nueva economía, con un enfoque de Ramón Guillermo Aveledo.
Todos los autores son personal docente y de investigación de la Unimet con la
excepción de Edgar Alberto Dao, quien se desempeña en la Presidencia del
Banco del Caribe, consorcio que patrocina el foro y la edición de las ponencias
que en él son expuestas.
La materia abordada en el libro desde distintas pero convergentes ópticas es de
gran actualidad y ha generado polémicas encendidas entre autores del proceso y
las comunidades, pero también ha impulsado una abundante literatura para definir los cambios ocurridos en la estructura y en la superestructura, así como para
identificar y caracterizar los procesos que son producto de los cambios y a la vez
son factores de transformación.
Los ensayos fueron concebidos en una estrategia de análisis que va de lo general
conceptual a lo particular, aplicado a campos específicos del ejercicio ciudadano
en el conocimiento, la enseñanza, las finanzas, la estructura ocupacional y la vida
social, como puede intuirse con el solo examen de los títulos registrados en el
índice.
Todos mantienen rigor académico en la exposición y en su mayoría se acompañan de una bibliografía políglota, especializada y reciente, en la que se incluyen
sitios Web. Sólo dos de los trabajos no anexaron la bibliografía consultada y
utilizada. La mayoría de los autores, con la excepción de uno de ellos, provienen
del medio académico, lo que permite contrastar la visión del aula con la del
personaje de acción que considera limitante la expresión nueva economía. Según
dice E. Dao: “…me parece … un término que posiblemente no represente en
toda su magnitud lo que significa esta nueva manera de comunicarse en el mundo, un fenómeno que, desde mi punto de vista, es muchísimo más trascendente
que una nueva fase de la economía” (p. 113).
Los dos últimos ensayos de esta obra van más allá de la empresa y los negocios
sin perderlos de vista, para internarse en reflexiones que atañen al destino del
hombre y a las conductas políticas que podrán inducirse por transformaciones
que conmueven su esencia y su existencia, sin resolver los conflictos, las carencias y las desigualdades, lo que demuestra que “…el ser humano es bastante más
complicado que sus inventos” (p. 206), como advierte uno de los autores de esta
obra que aborda temas de gran interés para especialistas, empresarios, estudiantes y público en general.
JMC
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• Se debe enviar una versión en blanco y negro de los gráficos y cuadros e
indicar el lugar y la página del original donde se colocarán o si éstos deben
incluirse como anexo o apéndice del artículo.
• Cuando los artículos requieran de ecuaciones matemáticas, los autores deben
presentar todos los pasos de sus deducciones para asistir a los árbitros en sus
tareas. Estos pasos no tienen que ser necesariamente objeto de publicación.
• Las notas deben colocarse numeradas a pie de página y separadas de las referencias bibliográficas.
• Las referencias bibliográficas se deben hacer con el sistema autor-fecha, incluyéndolas en el texto o en las notas a pie de página, si fuese el caso. Por
ejemplo: (Peltzer, 1997). Cuando haya más de una referencia del mismo autor
en el mismo año, se debe añadir un orden alfabético (Vivancos, 1998a). Si la
referencia va entre comillas, el número de la página debe aparecer a continuación de la fecha, según el siguiente ejemplo: (Maza Zavala, 1987:239), o cuando son varias páginas: (Lago Rodríguez, 2001:193-195). Los datos completos de
las referencias deben ser colocados en orden alfabético al final del artículo,
indicando apellidos del autor o los autores con las iniciales de los nombres
propios, año de publicación entre paréntesis y demás datos editoriales, de la
siguiente manera, según el caso:
CLEMENTE, L. (2001): “Crecimiento, apertura comercial y desempeño sectorial”, en Valecillos, H.
y Bello, O., coords., La economía contemporánea de Venezuela, pp. 7-92, Caracas, BCV.
GONZÁLEZ FABRe, R. (1998): Justicia en el mercado. La fundamentación ética del mercado según
Francisco de Vitoria, Caracas, Conicit/Universidad Católica Andrés Bello.
OCAMPO, J.A. (2001): “Retomar la agenda del desarrollo”, Cuadernos del Cendes, año 18, n∞ 46,
enero-abril, pp. 1-20, Caracas.
• Una vez que se verifique el cumplimiento de estas normas, el Consejo Editorial
someterá las propuestas al menos a dos árbitros, de manera anónima, entre
otros especialistas o pares investigadores. Las sugerencias de éstos, cuando las
hubiere, serán dadas a conocer, con la confidencialidad del caso, a cada autor.
• Los autores recibirán un ejemplar de la Revista BCV en la cual se ha publicado
su artículo y diez separatas del mismo.
Normas de arbitraje de la Revista BCV
Los trabajos enviados a la sección Artículos serán evaluados por árbitros externos.
Previamente el Consejo Editorial realizará una preselección basándose en la relevancia y pertinencia del tema y en el cumplimiento de las normas para los colaboradores. Si el trabajo no reúne estos requisitos mínimos, el Consejo Editorial se lo
hará saber al autor. En caso contrario, será evaluado de acuerdo con las siguientes normas:
• Los árbitros deben contar con las calificaciones adecuadas en el área temática
en cuestión y, en principio, formarán parte del fondo de árbitros de la Revista
BCV, establecido tras consultas en universidades y centros de investigación del
país y del exterior.
• La identidad de los autores no se comunicará a los árbitros, ni la de éstos a los
autores.
• El dictamen de cada árbitro se basará en la calidad del contenido y la forma del
artículo. En éste debe pronunciarse de manera explícita sobre los siguientes aspectos:
- Relevancia y pertinencia del tema
- Fundamentación de las ideas
- Coherencia
- Bibliografía apropiada y actualizada
- Redacción
- Presentación correcta de cuadros y gráficos
- Adecuación del título al contenido del trabajo
• El dictamen del árbitro debe recomendar sólo una de las siguientes opciones:
- La publicación sin modificaciones
- La publicación con modificaciones menores
- La publicación con modificaciones mayores
- Que el artículo no se publique
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• Cuando se recomienden modificaciones mayores o menores, éstas deben explicarse claramente.
• Los árbitros deben remitir su opinión en un lapso máximo de seis semanas a
partir de la fecha de recepción del artículo, la cual se registrará formalmente.
• Por su trabajo, sea cual fuere su dictamen, cada árbitro recibirá una remuneración y un ejemplar del número correspondiente de la revista.
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