Los riesgos de predecir tecnolog¶³as Th e P e r ils o f Te c h n o lo g ic a l Fo r e c a s t in g . N a t h a n R o s e n b e r g . S &F 1 9 9 8 , 7 3 -8 7 Tr a d u c c i¶o n : Jo s ¶e L . C¶o r d o va Fr u n z , D e p a r t a m e n t o d e qu ¶ ³m ic a , U A M-I Una revisi¶ on de los m¶as grandes logros tecnol¶ ogicos, desde la m¶ aquina de vapor hasta el l¶aser, revela que muy raramente puede hacerse una predicci¶on exitosa del impacto de los inventos. to de patentes de la Bell rechaz¶ o patentar nuestro oscilador ampli¯cador de frecuencias ¶ opticas. Las ondas ¶ opticas nunca hab¶³an sido importantes para la comunicaci¶ on, por lo que la Bell mostr¶ o un inter¶es m¶³nimo". Uno de los inventos m¶as notables del siglo XX fue el transistor. Sin embargo, su descubrimiento en diciembre de 1947, s¶olo fue anunciado semanas m¶ as tarde en las p¶aginas interiores del New York Times en una secci¶on intitulada \Noticias de la radio". El art¶³culo anunciaba su uso en equipos para sordera; nada en absoluto de su enorme uso actual. La telefon¶³a misma sufri¶ o una falta de valoraci¶on semejante en sus or¶³genes. La Western Union Telegraph tuvo la oportunidad de comprar la patente de 1876 de Alexander Graham Bell por cien mil d¶olares, pero no lo hizo por miop¶³a. Tanta como la que tuvo el mismo Bell, pues intitul¶ o su patente: \Mejoras en la telegraf¶³a". La incapacidad de anticipar el impacto tecnol¶ ogico, econ¶ omico y social de la tecnolog¶³a es un fen¶ omeno intrigante. Despu¶es de todo, lo que justi¯ca la gran inversi¶ on de recursos humanos y econ¶omicos en la investigaci¶ on es la mejor¶³a en los niveles de bienestar. Esta a¯rmaci¶on es, en realidad, un acto de fe. Despu¶es de que una tecnolog¶³a muestra su e¯cacia su in°uencia futura es incierta. Y lo mostraremos con algunos ejemplos. El cient¶³¯co italiano Guglielmo Marconi, inventor de la radio, pens¶ o que se usar¶³a principalmente para comunicar dos puntos donde la trasmisi¶ on al¶ambrica fuera imposible, p. ej. de barco a barco, o de un barco a la costa. Todo su potencial se reduc¶³a a comunicaciones entre individuos y no con gran n¶ umero de oyentes. El inventor de la radio no pens¶ o en trasmisiones como las actuales, para entretenimiento del gran p¶ ublico, sino para compa~ n¶³as navieras y peri¶ odicos. Si alg¶ un uso p¶ ublico se le pudiera dar, lleg¶o a a¯rmarse, ser¶³a para trasmitir los sermones dominicales ya que es de los pocos actos en que una persona habla con muchas m¶ as. El l¶ aser es uno de los dispositivos m¶as vers¶ atiles cuyas aplicaciones a¶ un no terminan de descubrirse: navegaci¶ on, instrumentos de precisi¶on, comunicaciones, efectos visuales, soldadura y corte industriales, an¶ alisis de materiales, investigaci¶on cient¶³¯ca, almacenamiento de datos, reproducci¶on de m¶ usica, cirug¶³a oft¶ almica y de tumores, usos militares como determinaci¶on de distancias y control de proyectiles, son s¶ olo algunas de sus aplicaciones actuales. El tel¶efono inal¶ ambrico se hizo posible en la segunda d¶ecada del siglo XX y fue concebido en los mismos t¶erminos que la radio. J. J. Carty, jefe de ingenieros de la New York Co. fundada en 1915 a¯rmaba: \Los resultados de las pruebas de grandes distancias muestra claramente que la funci¶ on de la telefon¶³a inal¶ ambrica es fundamentalmente comunicar lugares inaccesibles donde no pueden colocarse l¶³neas. Funcionar¶ a b¶ asicamente como una extensi¶ on de las l¶³neas y las alimentar¶ a. Quiz¶ as el uso m¶as impactante ha sido la comunicaci¶ on por ¯bra ¶optica. En 1966 el cable de cobre transoce¶ anico trasmit¶³a 138 conversaciones simult¶ aneas entre Europa y Norteam¶erica. El primer cable de ¯bra ¶ optica, 1988, elev¶o a 40000 el n¶ umero de conversaciones codi¯cadas. En la d¶ecada de 1990 aument¶ o a 1.5 millones de conversaciones. En 1949 la computadora electr¶ onica digital (la ENIAC, terminada en 1946, ocupaba un cuarto completo y ten¶³a 18000 tubos de vac¶³o) fue dise~ nada para realizar largos y complejos c¶ alculos en unas cuantas aplicaciones militares y para procesamiento de datos. La noci¶ on de un gran mercado po- Sin embargo, la patente de los Bell Laboratories (donde se desarroll¶o el l¶aser) no consider¶ o su relevancia en la telefon¶³a. Charles Townse, premio Nobel e investigador del l¶aser a¯rma \El departamen47 48 tencial fue rechazada nada menos que por Thomas J. Watson, presidente de la IBM. Antes de 1950 la idea dominante era que la demanda mundial de computadoras ser¶³a de s¶ olo unas cuantas. La lista de fallas para anticipar los usos futuros y la creaci¶on de nuevos mercados por las nuevas tecnolog¶³as es muy grande. Es m¶ as importante, con todo, examinar las razones de estas fallas ya que no hay motivos para creer que hoy somos m¶as capaces de hacer predicciones. Tecnolog¶³as primitivas Una raz¶ on por la que es muy dif¶³cil anticipar los efectos de las innovaciones tecnol¶ogicas es que ¶estas nacen en forma primitiva. Sus aplicaciones pr¶ acticas resultan de un extenso y complejo proceso de mejor¶³as. Es por ello que la visi¶on de Watson (presidente de la IBM) acerca del mercado de las computadoras correspond¶³a a la situaci¶on mundial al terminar la Segunda Guerra. La ENIAC, terminada en 1946, fue la primera computadore electr¶onica digital, ocupaba un gran cuarto y depend¶³a de 18000 tubos de vac¶³o, lo cual la hac¶³a dif¶³cil de manejar. El error de predicci¶on del mercado fue debido a la incapacidad de anticipar que ser¶³an m¶as peque~ nas, con¯ables, y m¶ as r¶apidas en varios ¶ordenes de magnitud. Era muy dif¶³cil anticipar la trayectoria de las mejor¶³as futuras y sus consecuencias econ¶omicas. La historia de la aviaci¶on comercial puede narrarse en los mismos t¶erminos, al igual que la de muchos inventos. Se necesitaron casi 30 a~ nos, despu¶es del vuelo de los hermanos Wright en 1903, para los or¶³genes de la aviaci¶ on comercial. El primer avi¶on comercial exitoso fue el Douglas DC-3 que incorporaba m¶ as de mil peque~ nas mejor¶³as y algunas muy grandes; inici¶ o sus operaciones en 1936. Las nuevas tecnolog¶³as surgen en una condici¶on que no es su¯cientemente valorada. La mayor parte de los gastos por investigaci¶on y desarrollo se dedican a mejorar un invento, no a producirlo. De acuerdo a una investigaci¶on de la compa~ n¶³a editorial McGraw Hill, casi el 80% de la inversi¶ on en R&D (investigaci¶on y desarrollo) se dedican a mejorar productos que ya existen, no a inventar nuevos productos. Este porcentaje no debe sorprendernos. El tel¶efono existe desde hace m¶as de 100 a~ nos, pero s¶olo hace unos cuantos a~ nos pudo ser mejorado con el fax, el tel¶efono celular, el correo electr¶onico, el correo de voz, la transferencia de datos y la WEB. El autom¶ ovil y el avi¶on fueron inventados hace casi 90 a~ nos, la c¶ amara fotogr¶a¯ca hace 150, la m¶ aquina de Fourdrinier (para fabricar papel) hace casi 200. ContactoS 40, 47{51 (2001) Tecnolog¶³as complementarias Sin lugar a dudas el grado de desarrollo de un invento in°uye en la percepci¶ on de su potencial; y lo mismo debe decirse de las tecnolog¶³as complementarias. Para que los abogados de la IBM hubieran valorado la importancia del l¶ aser en las comunicaciones debieron conocer la tecnolog¶³a de ¯bras ¶ opticas. Ciertamente, las ¯bras ¶ opticas ya exist¶³an cuando se invent¶ o el l¶ aser pero no se ajustaban a¶ un a los requerimientos de la telefon¶³a ¶ optica. Llev¶ o varios a~ nos descubrir que las ¯bras ¶ opticas tienen propiedades adecuadas a la trasmisi¶ on l¶ aser: resistencia a la interferencia electromagn¶etica, bajas p¶erdidas de energ¶³a, gran ancho de banda. Si el invento A depende del B aumenta la demanda del invento B; por ejemplo, poco despu¶es de inventado, el generador de corriente alterna en 1880 llev¶o a la baja al precio de la corriente el¶ectrica, lo cual estimul¶ o la b¶ usqueda de tecnolog¶³as para aprovecharla. As¶³ se desarroll¶ o una industria electroqu¶³mica para obtener aluminio de sus minerales. Como veremos m¶ as adelante, llev¶ o mucho tiempo incorporar el motor de corriente alterna de forma que aumentara la productividad de las f¶ abricas. Una de las razones por las que anticipaban un futuro modesto para la computadora ENIAC era que a¶ un no se le incorporaba el transistor. Cuando as¶³ se hizo y, m¶ as tarde, se emple¶ o el circuito integrado en 1970 el mercado de la computador creci¶ o enormemente. El mundo ser¶³a muy diferente si todav¶³a se usaran los bulbos en las computadoras. El economista Robert Solow sostiene que hoy vemos computadoras por todos lados. . . excepto en las estad¶³sticas de productividad. Es, posiblemente, la falta de tecnolog¶³as complementarias lo que explica lo anterior y el que se requieren a~ nos para que una nueva tecnolog¶³a desplace a la anterior para mostrar sus efectos. El caso de la corriente alterna es un buen ejemplo de lo anterior. El inicio de la electricidad se ubica en 1880 (invenci¶ on de los generadores de corriente alterna), sin embargo, se necesitaron 40 a~ nos para que la electri¯caci¶ on de las f¶ abricas llevara a un aumento en la productividad. Parte del retraso se debi¶ o a la necesidad de desarrollar muchos componentes del sistema tecnol¶ ogico completo. El cambio del poder motriz del vapor o el agua a la energ¶³a el¶ectrica signi¯c¶o una reestructuraci¶ on total de las f¶ abricas. La versatilidad que daban los motores el¶ectricos llev¶ o a decadas de investigaci¶ on, experimentaci¶ on y educaci¶on. Las cambios tecnol¶ ogicos requieren tambi¶en cambios organizacionales signi¯cativos. Los riesgos de predecir tecnolog¶³as. Nathan Rosenberg. 49 Muy posiblemente las computadoras, para incidir en la productividad, necesitar¶an tambi¶en un largo periodo de gestaci¶on antes de que sus posibilidades puedan ser explotadas completamente. En 1910, casi 25 a~ nos despu¶es de la invenci¶ on del generador el¶ectrico, s¶olo 25% de las f¶ abricas de Estados Unidos usaban corriente el¶ectrica. En 1930 ya hab¶³a 75%. Llev¶o casi 40 a~ nos el que la energ¶³a el¶ectrica tuviera una papel dominante en la manufactura. Las innovaciones como sistema Un invento y sus tecnolog¶³as complementarias son a menudo tan interdependientes que la mayor innovaci¶ on es el sistema tecnol¶ogico ¶³ntegro. Es, sin embargo, muy dif¶³cil anticipar y conceptualizar un sistema tecnol¶ogico como algo ya completo. Al pensar en nueva tecnolog¶³a es muy probable pensar en t¶erminos de la antigua que ser¶a remplazada eventualmente; la historia muestra que los descubrimientos se consideran como un suplemento que permite superar las limitaciones inherentes de la tecnolog¶³a existente. De 1830 a 1840 los trenes en USA fueron considerados como un recurso para llevar suministro a la red existente de canales. Los ferrocarriles se tend¶³an u ¶nicamente donde los canales eran impr¶acticos; lo mismo que, como mencionamos, ocurri¶o los primeros d¶³as de la radio. En forma an¶aloga, el tel¶efono fue considerado como un instrumento de negocios, como el tel¶egrafo, para intercambiar mensajes muy espec¶³¯cos y breves. Estas limitaciones inevitables explican el nombre que Bell di¶o a su patente \Mejor¶³as al tel¶egrafo". Las mejor¶³as en s¶olo una parte de un sistema son, como puede suponerse, de impacto muy limitado a menos que haya mejor¶³as concurrentes en otras partes. Lo podemos ejempli¯car con la generaci¶on de energ¶³a el¶ectrica; ¶esta habr¶³a tenido un impacto muy limitado sin una red de l¶³neas de trasmisi¶on a grandes distancias y una tecnolog¶³a que disminuyera el costo de trasportarla. Esta necesidad de innovaciones complementarias es una raz¶ on muy importante que explica el peque~ no aumento en productividad en tecnolog¶³as espectaculares. Por otro lado, los efectos acumulativos de un gran n¶ umero de mejor¶³as dentro de un sistema tecnol¶ ogico puede, eventualmente, ser muy grande. Necesidades muy espec¶³¯cas Otra explicaci¶ on hist¶ orica acerca de los riesgos de la prospecci¶ on tecnol¶ ogica es que muchos descubrimientos buscan resolver problemas y necesidades muy espec¶³¯cos y limitados. Una vez que se le ha dado soluci¶ on a tal problema eventualmente se le busca aplicaciones en contextos totalmente diferentes e imprevistos. Las primeras m¶ aquinas de vapor fueron desarrolladas en Inglaterra a ¯nes del siglo XVII e inicios del XVIII; su objetivo era muy espec¶³¯co: desaguar las minas inundadas. Durante mucho tiempo ¶esa fue la u ¶nica tarea de las m¶ aquinas de vapor. Una sucesi¶ on de mejor¶³as posteriores la hicieron adecuada para las f¶ abricas textiles, herrer¶³as y otras industrias. En los comienzos del s. XIX la m¶ aquina de vapor era una fuente de energ¶³a que comenzaba a usarse en trenes y barcos. A ¯nes del mismo siglo se emple¶o para producir una nueva forma de energ¶³a m¶ as mane¶ jable: la electricidad. Esta ten¶³a muchas m¶ as aplicaciones de las que permit¶³a la energ¶³a t¶ermica del vapor directamente (trasmisi¶ on a grandes distancias, motores peque~ nos, °exibilidad de usos). Finalmente la turbina de vapor desplaz¶ o a la m¶ aquina de vapor en la producci¶ on de energ¶³a el¶ectrica. La historia de la m¶ aquina de vapor muy dif¶³cilmente pod¶³a haber sido prevista por sus inventores. Sin embargo, una vez que fueron comprendidos los principios de su funcionamiento, el terreno estaba listo para nuevos inventos. En efecto, la capacidad de inducir descubrimientos adicionales de gran impacto econ¶ omico es una medida razonable para clasi¯car un invento como grande. 50 Poca imaginaci¶ on Una de las variables de mayor importancia en el impacto tecnol¶ ogico es la de menor control y predictibilidad. Limitar las predicciones al aspecto tecnol¶ogico exclusivamente, sin considerar el econ¶omico, es menos complejo pero m¶as arriesgado ya que cualquier tecnolog¶³a est¶ a condicionada por factores econ¶omicos. El avi¶ on supers¶ onico Concorde fue un espectacular logro tecnol¶ ogico pero ha sido un desastre ¯nanciero para las compa~ n¶³as brit¶anicas y francesas. En consecuencia, las predicciones tecnol¶ogicas no son del dominio de los ingenieros y cient¶³¯cos expertos sino un ejercicio de imaginaci¶on. Comprender los principios de la comunicaci¶on inal¶ambrica es un asunto muy distinto del anticipar las formas en que esos dispositivos pueden emplearse para engrandecer la experiencia humana. Marconi dominaba el primer punto, pero no el segundo. Por otro lado, David Sarno®, inmigrante ruso con pocos a~ nos de escuela, tuvo la visi¶on clara de c¶ omo podr¶³a usarse la nueva tecnolog¶³a de Marconi para trasmitir noticias, m¶ usica, informaci¶on y entretenimiento a todos los hogares. Sarno® vi¶o las posibilidades comerciales de la radio como director de la RCA (Radio Corporation of America). Del mismo modo ocurri¶o con el matem¶atico Howard Aiken, pionero de la computaci¶on en 1940; Haiken siempre pens¶ o en las computadoras en t¶erminos de un dispositivo que resuelve problemas cient¶³¯cos. En 1956 declar¶ o: \Si hubieran descubierto en ese tiempo que las bases l¶ogicas de una m¶aquina que resuelve ecuaciones diferenciales son las mismas de una caja de supermercado, lo habr¶³a considerado una coincidencia sumamente divertida". Esa tecnolog¶³a inventada originalmente para un prop¶osito, la soluci¶ on num¶erica de un gran n¶ umero de ecuaciones diferenciales, ha demostrado ser muy adaptable a contextos completamente distintos. . . como las cajas registradoras. Pero esto no era obvio en 1950. Una nueva tecnolog¶³a puede dar lugar a un gran n¶ umero de resultados eventuales que dependen de la capacidad de anticipar su uso en nuevos contextos. El Walkman, desarrollado por Sony, es un buen ejemplo; los casettes, aud¶³fonos, bater¶³as, etc. fueron recombinados en un producto completamente nuevo para llevar entretenimiento donde a nadie se la hab¶³a ocurrido. Ciertamente, el Walkman necesit¶ o mucho ingenier¶³a y redise~ nar muchos componentes, pero el descubrimiento real, del gerente Akio Morita de Sony, fue el de un enorme mercado potencial jam¶ as explotado. ContactoS 40, 47{51 (2001) Si bien la videograbadora (VCR) se considera un invento norteamericano lo es exclusivamente como equipo de estaciones de televisi¶ on. RCA y Ampex desarrollaron esas versiones de VCR. Sin embargo, las compa~ n¶³as japonesas Matsushita, JVC y Sony, incorporaron m¶ as de mil mejor¶³as en el dise~ no y la fabricaci¶ on a ¯n de disminuir los costos e inconvenientes de las VCR existentes. La estrecha visi¶ on de las compa~ n¶³as norteamericanas de las posibilidades de la VCR tiene paralelo con la industria de las computadoras. Cuando en 1970 comenzaron a fabricarse las primeras computadoras personales, hubo poco inter¶es de las grandes compa~ n¶³as en su desarrollo. En ese tiempo era com¶ un considerarlas como un simple juguete sin proyecci¶ on en el mundo de los negocios ni como una amenaza a las redes de ordenadores. Los usos de una tecnolog¶³a dif¶³cilmente pueden ser anticipados. En la mayor¶³a de los casos se generalizan sus aplicaciones. La Internet fue concebida originalmente con prop¶ ositos militares a ¯nes de 1960. El objetivo era llevar los mensajes por diferentes rutas evitando los sitios devastados por un ataque nuclear. Hoy se ha ampliado a una red mundial que conecta a millones de computadoras. Ninguno de los plani¯cadores pudo ni siquiera vagamente anticipar tal desarrollo. Viejo contra nuevo Parte de las di¯cultades de predecir la trayectoria de una nueva tecnolog¶³a se hallan en las necesidades que satisfac¶³a la antigua tecnolog¶³a. En una sociedad muy competitiva hay incentivos para la innovaci¶ on, para mejorar tecnolog¶³as y desarrollar nuevas. De hecho, las innovaciones inducen respuestas vigorosas por parte de las compa~ n¶³as que ven amenazados su productos tradicionales; no es raro que haya una mejor¶³a acelerada para enfrentar la nueva competencia. Algunos de los adelantos m¶ as notables en la construcci¶ on de veleros de madera ocurrieron entre 1850 y 1880, justo durante la introducci¶ on del barco de vapor con casco de metal. En 30 a~ nos los veleros lograron mayor velocidad y capacidad de carga y, al usar nuevas m¶ aquinas, redujeron a un tercio la tripulaci¶ on requerida. En forma semejante, los avances en las l¶ amparas de gas, usadas para alumbrado dom¶estico, acaecieron poco despu¶es de la introducci¶ on del foco incandescente. Una caracter¶³stica notable de la Posguerra fue que la obligada investigaci¶ on en la industria de telecomunicaciones aument¶ o la capacidad de los sistemas ya instalados, al mismo tiempo que gener¶ o nuevas y m¶ as productivas tecnolog¶³as. Cada nuevo sistema de trasmisi¶ on, pares de alambres, cables coaxiales, microondas, sat¶elites, ¯bra ¶ optica, ha aumentado notablemente las comunicaciones con s¶ olo unos Los riesgos de predecir tecnolog¶³as. Nathan Rosenberg. peque~ nos cambios de la tecnolog¶³a existente. Un ejemplo: el multiplexor muestrea continuamente un gran n¶ umero de se~ nales diferentes y las trasmite intercaladas secuencialmente; logr¶o trasmitir 24 canales de voz por dos alambres cuando originalmente s¶ olo se enviaba uno. Cuando la American Telephone and Telegraph Co. comenz¶o a experimentar con la ¯bra ¶ optica en 1970 pudo enviar 45 Mb/s. A comienzos de 1990 se alcanzaron 565 Mb/s. En algunos casos tales avances llevaron a posponer la introducci¶on de las nuevas tecnolog¶³as. Aunque la presi¶ on para la innovaci¶on puede estimular un renovado vigor en las tecnolog¶³as existentes puede, en ocasiones, tener contratiempos. La comunicaci¶ on satelital declin¶ o inesperadamente a mediados de 1980 con la introducci¶on de los cables de ¯bra ¶ optica y la expansi¶ on de la capacidad de los canales de trasmisi¶ on. A su vez, la ¯bra ¶optica comenz¶o sus aplicaciones en el diagn¶ostico m¶edico en 1960 y no ha ampliado ese campo desde entonces. Los endoscopios de ¯bra ¶optica hicieron posible muchas mejor¶³as en diagn¶ostico pero actualmente son reemplazados por nuevos sensores electr¶onicos que dan mayor resoluci¶ on y detalle. La tomograf¶³a computarizada, a su vez, comienza a dejarle el terreno a la resonancia magn¶etica. 51 Las incertidumbres de este tipo hacen muy riesgosas las predicciones tecnol¶ ogicas de largo alcance y, evidentemente, cualquier inversi¶ on asociada. Los procesos competitivos que las resuelven no se hallan en los textos tradicionales que analizan la competencia en t¶erminos de productos homog¶eneos que buscan llegar al mercado con el menor costo. La compentencia entre diversas tecnolog¶³as ha sido llamada acertadamente \creaci¶ on destructiva"; de aqu¶³ que no sea parad¶ ojico a¯rmar que una de las mayores incertidumbres que afrontar¶ an las nuevas tecnolog¶³as ser¶ a la creaci¶ on de otra aun m¶as nueva. Un dilema complejo En un mundo de grandes cambios tecnol¶ ogicos continuar¶ a la incertidumbre acerca de si las innovaciones se dar¶ an junto con las mejoras. Ser¶³a muy ingenuo pensar que un u ¶nico paradigma pueda manejar todas las variables relevantes de una forma sistem¶ atica pero, por otro lado, es muy posible que el conocimiento y el an¶ alisis de los muchos factores involucrados mejore considerablemente nuestra visi¶on del futuro. cs