Nuevo gigante: Bayer selló la compra de Monsanto en u$s 66.000 millones La compañía alemana Bayer comprará al fabricante estadounidense de transgénicos Monsanto por u$s 66.000 millones, tras aumentar su oferta, creando así la mayor compañía de semillas y fertilizantes del mundo. Bayer y Monsanto firmaron un acuerdo de fusión vinculante que permitirá a la alemana hacerse con la estadounidense a un precio de u$s 128 dólares por acción. Bayer tiene una cuota de mercado de productos químicos de 18% y Monsanto, de 26% del mercado. El consejo de administración de Monsanto, así como la junta directiva y el consejo de supervisión de Bayer aprobaron la operación, añadió la compañía alemana en un comunicado. El precio de compra de u$s 128 por acción supone una prima de 44% respecto al precio de las acciones de Monsanto al cierre de la negociación del 9 de mayo, el día antes de la primera oferta por escrito de Bayer. La primera oferta de la alemana a Monsanto fue en mayo de u$s 122 por acción y desde entonces la alemana subió el precio en varias ocasiones. “Nos alegramos mucho de poder anunciar la fusión de nuestras excelentes empresas. Esta decisión es un paso importante para nuestra división de agroquímica Crop Science y consolida la posición de Bayer como empresa global e innovadora de ciencias de la vida”, dijo el presidente de la junta directiva de esta última, Werner Baumann. “Con esta transacción logramos un notable valor para nuestros accionistas, clientes, empleados y para la sociedad”, añadió Baumann. El presidente y director ejecutivo de Monsanto, Hugh Grant, destacó que “el anuncio de hoy es la confirmación de todo lo que hemos logrado y del valor que hemos conseguido para los accionistas” del fabricante estadounidense. Bayer prevé financiar la transacción mediante una combinación de capital propio y externo. La compañía alemana llevará a cabo una ampliación de capital y tiene garantizada una financiación puente de u$s 57.000 millones de los bancos Merrill Lynch, Credit Suisse, Goldman Sachs, HSBC y JP Morgan. La sede central de la división de semillas de la empresa fusionada y la central en Norteamérica del negocio de agroquímica Crop Science estará en St. Louis (Missouri, EE. UU.), mientras el área de productos fitosanitarios y la división Crop Science en su totalidad estará en la localidad alemana de Monheim. Fuente: Ambito.com Sin acuerdo: Monsanto, ahora en coalición con “pesos pesado”, enfrenta al Gobierno y amenaza con irse del país La disputa en torno al cobro de regalías que la estadounidense Monsanto exige por el uso de su innovación (la soja transgénica Intacta) -sumada a las quejas por la falta de un marco legal que le asegure a las empresas la propiedad sobre las semillas- sigue alentando las diferencias entre la multinacional y el Gobierno que encabeza Mauricio Macri. El conflicto ya suma más de cuatro meses desde que cobrara visibilidad el control sobre los granos que la compañía lleva a cabo en los puertos de exportación. En esta contienda, poco a poco, la balanza parece inclinarse a favor de Monsanto, que ya dejó de reclamar en soledad. Según confirmaron a iProfesional fuentes vinculadas con la multinacional, la compañía celebró un encuentro con Gustavo Lopetegui, coordinador del equipo económico del macrismo. El hecho a destacar es que ahora lo hizo en representación tanto de sus intereses como los de la Asociación Semilleros Argentinos (ASA), la cámara de la industria aceitera (CIARA), la Federación de Acopiadores y la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. En concreto, este reclamo mancomunado implicó para Monsanto el contar, además, con el pleno respaldo de varios “peso pesado” en su disputa contra el Gobierno. Entre ellos, empresas de la talla de lave del Bayer, Basf, Syngenta, Nidera, Dow o Bioceres. Es decir, con el apoyo de compañías que también desarrollan soja y otros cultivos modificados genéticamente. “Ahora somos una coalición. Si bien hay un cuarto intermedio, eso no quiere decir que Monsanto haya dejado de aplicar los controles en los puertos”, aseguró a iProfesional un importante ejecutivo de la compañía. El bloque que encabeza Monsanto ofreció concesiones al Gobierno que terminaron siendo rechazadas. Entre ellas, eliminar el cobro automático (en los puntos de entrega y de exportación) de todos aquellos granos derivados de semillas que no fueron abonados en bolsa. Al mismo tiempo, abrió el juego a que el testeo sea llevado a cabo por organismos del Estado y no por la empresa y que los productores sean informados en caso de que se detecten ilegalidades, para así poder ejercer sus derechos. “No hemos planteado inconveniente alguno en que la supervisión la haga el Estado. Pero la realidad es que hasta ahora nos dijeron que no, más allá de lo que han publicado distintos medios. A partir de ahí, todo se volvió a empantanar”, confirmó la fuente. El directivo remarcó que el Gobierno no quiere modificar las condiciones de los exportadores porque, en definitiva, se estarían movilizando mercaderías en infracción, en violación de las patentes de Monsanto. “El Estado debería permitir la inclusión de una cláusula con los ‘traders’ para que se nos informe cuándo alguien entrega soja de la que no fue abonada la patente. También en esto los funcionarios se pronunciaron en contra de nuestra propuesta”, señaló. Al finalizar el último encuentro, Monsanto y sus “coalición” se retiraron de las negociaciones muy disconformes y con una postura clara y firme: no acordar. Lo cierto es que así se mantiene la contienda por estas horas, más allá de versiones periodísticas hayan informado sobre un arreglo. Irse de Argentina ¿una posibilidad? Desde el año pasado, Monsanto viene bregando para que ruralistas le paguen regalías por el desarrollo e innovación incluidos en sus semillas. Al ver que la gran mayoría de los cargamentos no estaba en regla, entonces comenzó a hacer la supervisión por su cuenta en los puertos. El Gobierno vetó esa supervisión compulsiva que venía haciendo. Entonces, la firma redobló su ofensiva anunciando que cancelaba por completo los lanzamientos de nuevos productos en la Argentina. Tal decisión implicó la suspensión de la soja modificada genéticamente que iba a presentar, bautizada con el nombre de “Xtend”. Se trata de una semilla que combina resistencia a los herbicidas glifosato y dicamba. La salida a escena del producto, pensado por Monsanto para potenciar la expansión del cultivo en nuevas zonas agrícolas, estaba pautada para septiembre. Pese a su disconformidad con el Gobierno, el directivo consultado por iProfesional tildó de “ridículas” las versiones que daban cuenta de que la compañía iba a quemar o a destruir sus reservas de Xtend. “¿A quién se le ocurre que con la inversión que hemos llevado a cabo podemos llegar a tomar una decisión así?”, expresó. Añadió que el producto Xtend aún no ha sido aprobado para uso comercial en la Argentina y que cualquier accionar que se quiera realizar con la semilla requiere de la aprobación del INASE. El desarrollo de Xtend le insumió a Monsanto un desembolso cercano a los u$s350 millones. Buena parte de ese monto se destinó a pruebas en las provincias de Buenos Aires (Pergamino) Santa Fe y Córdoba. Además de descartar la quema de semillas, el directivo reconoció que la compañía estudia retirarse totalmente del mercado de soja si el Gobierno no flexibiliza su posición ante los pedidos del ahora “bloque semillero”. “Dejar de operar en la Argentina es una posibilidad que estamos evaluando”, aseguró, al tiempo que expresó que “si no están dadas las condiciones, puede repetirse lo sucedido en 2003”. El directivo no descarta que la multinacional se vaya de la Argentina si no se le es reconocido sus derechos a cobrar por su invención. “Esta opción está sobre la mesa de análisis, más allá de que sea la última a tomar”, remarcó. “Necesitamos una respuesta en el corto plazo y esa respuesta no está viniendo, más allá de que el Gobierno tenga en sus planes una futura nueva ley de semillas para definir criterios”, añadió. Detalle del conflicto Desde el año pasado, previo acuerdo con exportadores, la compañía lleva a cabo en los puertos un monitoreo de los cargamentos de granos para detectar el uso “pirata” de su innovación. En caso de detectar que la soja entregada no figura entre las bolsas comercializadas por la firma, entonces procede a cobrar una tasa de u$s15 por tonelada a quienes entregan esos granos. Hace más de un mes, tras la fuerte oposición contra la multinacional entablada por entidades como la Sociedad Rural Argentina (SRA), el Ministerio de Agroindustria dictó la resolución 140 por la que obligó a Monsanto a homologar su sistema de monitoreo. Fuentes de esa cartera señalaron que las resoluciones dictadas son válidas para esta empresa como para cualquier otra que quiera ejercer un sistema de chequeo. “Que se sientan amenazados pasa por cuenta de la empresa”, manifestaron desde el Gobierno. A contramano de la decisión de Agroindustria, la compañía no llevó a cabo ni un solo trámite y, lo que es más, continuó con las supervisiones. Del lado de los exportadores, la reacción no se hizo esperar. Agricultores Federados Argentinos (AFA) notificó que por el momento mantendrá sin liquidar un stock superior al millón de toneladas de la oleaginosa. Este volumen representa un importante monto -$4.000 millones- que no se comercializará y del cual no se cobrarán retenciones. AFA es el noveno exportador de soja del país y viene creciendo. Ante el temor de que la decisión de no exportar granos se haga extensiva a otros jugadores de la cadena, Agroindustria se mantuvo firme en la postura de no permitir el monitoreo por parte de Monsanto. Este conflicto se suma a la disputa que la cooperativa mantiene con esta compañía desde el año pasado, a raíz de la campaña de soja en el Noroeste del país, que derivó en una contienda judicial en los tribunales de Salta. En 2015, la multinacional demandó a AFA por infringir su patente por la tecnología Intacta, dado que comercializó soja de esa variedad sin licencia. La causa todavía está en proceso. Predominio de un gigante Monsanto es la comercializadora de toda la tecnología aplicada a la soja que hoy se vende en la Argentina. Su invención llega a los productores a través de las semillas que luego desarrollan compañías como Don Mario y Nidera. La firma introdujo su primera (semilla) transgénica en 1996. Lo hizo a través de RR -“Roundup Ready”- que incorporaba resistencia al glifosato, elaborado también por la empresa. Luego de seducir a todo el sector rural con productos genéticamente modificados, se focalizó en la obtención de regalías por la innovación tecnológica aplicada a los cultivos. Sin embargo, cuando Monsanto quiso exigir “su parte”, fue demasiado tarde: nunca se le reconoció la patente de la RR en la Argentina, por lo que no pudo obtener ingresos derivados de su invención. Fue así que, a modo de compensación, la firma orientó su negocio a la comercialización de agroquímicos, de la que pudo obtener ganancias millonarias. En instancias previas al lanzamiento comercial de otro producto -en este caso Intacta-, la firma no quiso volver a pasar por la mala experiencia que debió transitar en los años 90. Es por eso que en 2014 comenzó a ajustar los controles de las exportaciones con el propósito de erradicar la “piratería” de su nueva genética. En este contexto, comenzó a negociar acuerdos con los exportadores para poder revisar todos los cargamentos de soja que salgan de la Argentina y así detectar el uso de biotecnología no abonada. En otras palabras, buscó establecer un control privado sobre los envíos al mundo con el fin de poder cobrar por su innovación. Buryaile y Monsanto, en una pelea golpe por golpe Que se tenga memoria nunca antes una cosecha de soja generó tanta incertidumbre y complicaciones como la que se intenta levantar. Dos factores generan este escenario: el clima y Monsanto con su sistema de cobro del canon por su tecnología Intacta. El ministro de Agroindustria Ricardo Buryaile entiende que la obligación de los productores a firmar una cláusula en los contratos de granos para realizar la detección del evento biotecnológico restringe la libertad de comercio. “Las reglas de juego las ponemos nosotros, no una empresa”, afirmó. Los dos problemas han escalado de manera imprescindible en las últimas semanas. Los productores no sólo tuvieron que lidiar con un temporal desmesuradamente extendido tanto en el tiempo como en el espacio que los obligó a frenar en seco la cosecha de soja de primera. Ya sea por falta de piso en los lotes o por la destrucción de los caminos, las cosechadoras hace más de diez días que están paradas. Ahora se les suma todo el embrollo generado en la comercialización de la soja con la cláusula Monsanto. La declaración del ministro Buryaile acerca de que “no se puede poner en la cabeza una pistola al gobierno a cuatro meses de haber asumido” durante el congreso del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva), refleja el malestar con que se están desarrollando las negociaciones de último momento con la empresa. Como hay mucho en juego las partes aún no se pudieron dar el lujo de pegar un portazo. Ganas no les faltan. Lo que meses atrás arrancó bien en reuniones cordiales y constructivas para llegar a un acuerdo sobre cómo desmontar la cláusula Monsanto consensuando distintas fórmulas que atendieran el cobro del evento biotecnológico, está por terminar de la peor manera. El planteo de los funcionarios del Ministerio a Monsanto era “no hagan de policía y control y no efectúen la retención compulsiva; es un tema de nuestra competencia y penalizaremos a los infractores de la ley, a los que se detectó el evento y no pagaron”. La empresa no cedía pero evaluaba alternativas. Hasta que en un momento la negociación se enturbió y las argumentaciones fueron reemplazadas por la fuerza de los hechos consumados. Se cuenta que todo comenzó a desbarrancarse cuando Monsanto endureció aún más su posición al vislumbrar la posibilidad de incorporar la controversia en la agenda de la reunión de los presidentes Barack Obama y Mauricio Macri. Jugaron a fondo porque sabían que de tratarse en ese nivel tenían el partido ganado. Pero les salió mal y el buen clima para seguir negociando voló por el aire. La represalia no tardo en llegar. En Agroindustria encontraron un hallazgo arqueológico: una vieja ley que autorizaba a la entonces Junta Nacional de Granos para aprobar los análisis en el comercio de granos. La desempolvaron y generaron la resolución 140 que obliga a cualquier procedimiento que intervenga en la comercialización de granos a contar con la aprobación de Agroindustria. Así Buryaile encontró la forma para volver a tener la pelota al pie. La respuesta vino esta vez del propio Brett Begemann, CEO global de Monsanto, que se subió al jet privado para intentar una audiencia privada con Mauricio Macri. No lo logró. Apenas sostuvo una charla telefónica con el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y una reunión con Buryaile. Las negociaciones continúan pero esta vez el tiempo les corre en contra. El lunes, si Dios quiere, entran las cosechadoras a los lotes. ¿Se continuará haciendo el test para detectar Intacta? ¿Seguirán los exportadores alineados a la cláusula Monsanto? ¿Qué pasará con los embarques de soja que van a China sino tienen el certificado de bioseguridad? Para algunos ya no estamos frente a una cosecha de soja sino en una carrera de obstáculos. Graves pérdidas de rinde y calidad por las inundaciones Pese a que en los últimos días dejó de llover en las zonas más castigadas por las precipitaciones extremas, diferentes estimaciones privadas y públicas coinciden en que el golpe a la soja de la campaña 2015/16 es fuertísimo. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires, en su Panorama Agrícola Semanal (PAS), estimó que la merma es de cuatro millones de toneladas, lo que presenta una caída del 6,7% respecto de su anterior estimación, y llegaría a 56 millones de toneladas. Comparada con la campaña anterior, la caída resultaría del 7,9% (60,8 millones de toneladas). Por su parte, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) informó que sólo en la zona núcleo se perdieron dos millones de toneladas de soja. A su vez, el Ministerio de Agroindustria estimó pérdidas por 3,3 millones de toneladas, aunque si se desagregara la propia información de la cartera de acuerdo a las provincias más afectadas la caída productiva sería de 4,5 millones de toneladas. Las regiones más comprometidas son el centro-este de Entre Ríos, el centronorte de Santa Fe y Núcleo Norte, según informó el PAS, aunque también hay sectores de la zona núcleo sur y del centro-norte de Córdoba. Las pérdidas, se explicó en el informe, no sólo son por inundaciones sino también por abandono de lotes afectados por hongos, dijo el informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. “Los problemas en la calidad de los granos en algunos casos son tan extremos que no justifican la recolección de los cuadros”, afirmó el PAS. Además señaló que “al desgrane de vainas y a la merma en el peso de los granos (en mayor medida debido a la metabolización de reservas en el poroto)” hay que sumar las pérdidas en cosecha que se registren cuando puedan entrar las máquinas. El PAS calculó que la caída podría llegar a ser de entre el 15 al 30% sobre el rendimiento previsto. Por su parte, la Guía Estratégica para el Agro (GEA) destacó que el estado de los caminos en las regiones afectadas por las precipitaciones es deplorable. Y pronosticó el regreso de las lluvias a partir de mañana. Otro factor que complica la cosecha es la proliferación de enfermedades. Con 185 milímetros y temperaturas agradables, señaló el informe de GEA, “no hubo fungicida que pueda hacer frente a los patógenos, aunque hay diferencia entre los lotes de soja que fueron controlados para chinches y hongos y los que no”, sostuvo el GEA. Además de la merma por rinde, el informe de GEA advierte que se vislumbra un aumento de costos por los mayores gastos en secada, embolsado, logística y castigo por la calidad sobre el precio por la calidad del grano. En leche, a su vez, distintos informes relevaron pérdidas sustanciales por la imposibilidad de entregar materia prima a las industrias debido al anegamiento de los caminos. Preocupación oficial En ese contexto, el ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, expresó su preocupación por la situación de los productores afectados por las inundaciones. “Cualquier plata que pongamos es corta”, dijo durante el seminario del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva), sobre el fondo de $ 500 millones que cuenta la ley de emergencia económica para desastres (este año se repartieron $ 230 millones). La cartera agroindustrial anunció un paquete de asistencia a las provincias afectadas por $ 100 millones que se destinará, entre otros objetivos, a la reparación de caminos secundarios. Fuente: La Nación El clima cambió la relación de precios La soja disponible, acariciando los US$ 256 y la posición abril del maíz en US$ 182, son las dos caras de la misma moneda, el precio de la necesidad y la incertidumbre. Si bien ambos mercados tienen fundamentals de análisis distintos, el efecto inicial sobre los precios domésticos es el mismo, fuerte suba ante la falta de oferta en el mercado disponible. El contrato abril del maíz en el Matba marca una situación técnica ante contratos de venta abierto que deben ser cubiertos con la contraparte de compras. Pero la oferta no aparece, pues no hay seguridad de entrega si continúa el tiempo lluvioso. Así, el mercado no bajará hasta que la posición vendida pueda ser cubierta. Por este motivo el precio del maíz en la posición siguiente, junio, se cotiza a US$ 161 por tonelada, con un descuento mayor a los US$ 20 respecto del disponible. El mercado está invertido en el súper corto plazo -apenas un par de semanas- y este precio de oferta debería ser aprovechado por aquellos productores que disponen de maíz disponible y lo puedan vender en el Matba. Hay que tener en cuenta que una vez que desaparezca la necesidad de cubrir la posición abril el mercado tendrá una baja de US$ 20, por tonelada acercándose a los precios de la posición junio. En el caso de la soja, la menor producción estimada ha tenido un fuerte impacto alcista no sólo en Chicago, sino también en el Matba y en los precios del mercado disponible. En Chicago la oleaginosa acumula subas de US$ 34 y llegó al máximo de contrato para la posición mayo, con US$ 371, mientras que en la Argentina la soja disponible mejoro US$ 37 al arribar al máximo para el contrato de la cosecha actual, con US$ 256. En cambio, la posición mayo se cotiza a US$ 252, asumiendo que el clima mejorará. Un dato a tener en cuenta, la soja mayo 2017 se cotiza en el mismo nivel de la soja mayo actual, US$ 252. Pensando en la próxima siembra, y en comparación con el margen bruto del maíz, la soja vuelve a ser competitiva y más rentable, en tanto que los productores deberán replantearse el aumento de superficie de maíz a partir del análisis actual de los precios relativos. La coyuntura hoy no es muy favorable: freno en la cosecha; falta de oferta de soja y de maíz disponible; fábricas de aceites paradas; vapores en espera; el productor que no vende ante la sorpresiva suba de los precios, y un sector exportador que no podrá liquidar divisas en el ritmo esperado por la falta de mercadería disponible. Un círculo vicioso y negativo para todos los actores de la cadena. Las excesivas lluvias ocurridas en las principales zonas agrícolas de la pampa Húmeda han tenido un efecto negativo sobre los rindes esperados y ya se consideran pérdidas irreversibles de por lo menos 5 millones de toneladas en la producción de soja. Las mermas pueden ser aún mayores cuando los productores puedan entrar a sus campos. Desde el punto de visa macro la producción argentina de soja se estima ahora en 55 millones de toneladas, contra los 60 millones iniciales. Fuente: La Nación Granos: estrategias comerciales para el día después de las lluvias Más allá del área afectada por los graves excesos hídricos del centro del territorio nacional y del litoral, gran cantidad de productores enfrentan problemas para trillar, transportar y cumplir los compromisos de entrega de granos pactado con anterioridad. “Algunos están en situación mejor, otros peor, pero todos preocupados por el destino del fruto de su trabajo, con consultas permanentes de los pronósticos y conversaciones con cosecheros, transportistas y acopios”, observa el presidente de una cooperativa. Mientras tanto, surgen preguntas clave para los que pueden tomar un poco de distancia del problema climático. La primera es: ¿qué pasó con la evolución de los precios de los granos entre la situación previa al desastre y hoy? Y la segunda, vinculada a la anterior: ¿Qué decisiones tomar con la comercialización cuando el clima se normalice? Con relación al aumento del precio de la soja entre marzo y hoy, el consultor Sebastián Olivero recuerda que hace tres semanas la oleaginosa se cotizaba a US$ 330 por tonelada para el futuro más cercano en Chicago y a mediados de esta semana llegó a US$ 362. En los mercados argentinos pasó de 3000 a 3600 pesos por tonelada. Por su parte, el maíz valía US$ 138 por tonelada en Chicago hace tres semanas, contra US$ 152 de esta semana. En el mercado de Rosario pasó de 2100 a 2600 pesos por tonelada. Olivero también observa que, además del salto brusco en las entregas cortas, se registraron subas en las posiciones más largas, como julio y septiembre de 2016, y mayo de 2017. En función de este comportamiento, el consultor recomienda, a quien necesite fondos en los próximos días y pueda cargar camiones, concretar ventas cortas, sobre todo, de maíz, antes de que reaparezca la oferta interna masiva y comience a sentirse el efecto de la gran siembra de los Estados Unidos, que llevará el área a 37,9 millones de hectáreas, 2,3 millones por encima del ciclo anterior, y que puede dar lugar a una cosecha récord, de 365 millones de toneladas. Quien no tenga necesidad de venta inmediata puede tomar un put -que se abarató o en los últimos días por la suba de precios- que le pone un piso al precio de venta y preserva el derecho de capturar cualquier alza futura si continúan las complicaciones durante la recolección. Esta semana se ofrecían puts de US$ 145 por tonelada, con 4 dólares de prima. En un escenario bajista se cobran US$ 141, pero si el maíz se catapulta a US$ 180, la cuenta final da 176 dólares. Números inciertos “Día a día se va perdiendo calidad y rendimiento en los cosechar. Nadie sabe si son dos, cuatro o seis millones se perderán, pero sí se sabe que éste ha sido un factor precios”, entiende un técnico que recorre muchos campos cultivos de soja sin de toneladas las que alcista sobre los agrícolas. No obstante, si el clima se normaliza “los precios pueden bajar rápidamente porque muchos productores van a querer entregar mercadería para cumplir contratos vencidos y otros van a cargar para aprovechar los días en los que se puede trabajar”, advierte Olivero. Al productor que necesite efectivo, Olivero le aconseja aprovechar los precios actuales para vender. Si no lo necesita puede asegurar un piso cerrando algún negocio con ventas a mediados de año a 250 dólares por tonelada. Otra opción más flexible es un put noviembre a 244 dólares por tonelada, con 3,50 dólares de prima, que da un piso de 240,50 dólares y que permite capturar cualquier suba eventual. Fuente: La Nación Una empresa no es igual que el Estado La cosecha de soja 2015/16 ya comenzó y la solución al problema generado por la empresa Monsanto por la aplicación compulsiva de la “cláusula de Biotecnología” y el sistema Bolsatech continúa transitando un camino sin soluciones. El punto de peso en este conflicto es que el sistema privado de fiscalización, penalización y cobro en puertos y acopios que se impone a través de esta “cláusula”, y el que también es implementado por la cadena agrícola bajo el nombre de “Bolsatech”, viola los usos y costumbres en la comercialización de soja, y asigna a la empresa como fiscalizador en el uso de semillas y ventas de granos, tomando claramente una atribución que sólo le corresponde al Estado. De esta manera sin sustento desde lo legal, Monsanto va ciego atrás del cobro de un canon por la tecnología “Intacta” supuestamente patentada, sin reconocer la ley vigente de semillas y creaciones fitogenéticas Nº 20.247 y menos aún el rol del Estado como aplicador de dicha ley. En esta maroma de confusiones Monsanto enreda las situaciones y busca enmarcar este conflicto dentro de la ley de Patentes, cuando esta expone que no se pueden patentar seres vivos, plantas y semillas. Por lo tanto, y mal que le pese a la empresa, el marco normativo que tiene incumbencia en estos temas es la ley de semillas. En este trajinar se ha llegado a la cosecha y lo más despejado hasta aquí es que la empresa estadounidense va más allá de las semillas, al montar un sistema de fiscalización paralelo al Estado que distorsiona la transparencia en la comercialización del mercado de soja, y juega a interponerse como un tercero en el negocio entre dos partes: uno que vende granos y otro que lo compra. En términos generales Monsanto no tiene derechos sobre la semilla de uso propio y bajo ningún aspecto sobre los granos producidos en la Argentina. Por eso insistimos en la falta de derechos sobre el poroto de soja, así como en la ilegalidad del cobro compulsivo bajo la cláusula de “biotecnología” y el sistema Bolsatech como un procedimiento paraestatal. La tecnología en la producción agropecuaria se paga con la compra de fertilizantes, de semillas o fitosanitarios y para los que hacen un uso indebido de la misma está la ley y la Justicia, no una empresa privada con intereses directamente involucrados y una vocación de policía paraestatal. En este escenario lo primero que debe conocer el productor es que en esta cosecha puede directamente sufrir en forma indebida retenciones de dinero por parte de exportadores de soja o notas de débito de parte de Monsanto, por lo que deben estar en alerta y revisar sus liquidaciones de venta de granos ya que pueden existir abusos. Desde CRA, en defensa del productor y con el fin de protegerlo, estamos trabajando en herramientas legales, como cartas documento, para que puedan hacer frente a estas irregularidades y resguarden sus derechos. Este instrumento será difundido a través de nuestras entidades de base. El agujero negro heredado de la gestión kirchnerista, que desatendió con desidia el conflicto, debe ahora ser corregido por esta nueva gestión, mucho más volcada a resolver los verdaderos problemas del sector agropecuario, y tomar su rol en la disputa para ponerse los pantalones largos. El Ministerio de Agroindustria de la Nación, a través del Instituto Nacional de Semillas (Inase), es el que sin más vueltas debe frenar la estocada de la empresa estadounidense y ponerse en la cima de problema para, por un lado, controlar y sancionar el uso ilegal de las semillas y, por el otro, velar por el cumplimiento de la ley actual. No hay opciones, un Inase renovado, con fuerza e ideas debe ponerse en funciones y dar una vuelta de página a esta triste historia que no hace más que poner trabas al crecimiento productivo de la Argentina. Fuente: La Nación (El autor es presidente de CRA) Regalías en soja: Gobierno considera “inminente” una solución a la disputa. Fuentes oficiales confían que “en estos días” se destrabará el conflicto por una cláusula que impulsó Monsanto en los contratos de granos para asegurarse el cobro de una tecnología. El Gobierno considera “inminente” una solución a la disputa entre Monsanto y las entidades del campo por una cláusula que impulsó la empresa para asegurarse el cobro de regalías de una nueva soja. Según una alta fuente del Ministerio de Agroindustria, “va a haber acuerdo en estos días” con la compañía y el sector. Y agregó que ese entendimiento es “inminente”. Desde hace tres semanas se viene negociando entre las partes. Monsanto, que desarrolló Intacta, una soja resistente a insectos, ideó un mecanismo de cobro de un canon para los productores que no pagaron en la semilla consistente en un test sobre el grano en los puertos. Si el test da positivo y el productor no pagó antes la tecnología, Monsanto realiza el cobro en ese momento. Este sistema generó críticas entre las entidades del agro porque la firma intervino en los contratos de compraventa de granos impulsando una cláusula para hacer esos análisis. Las entidades exigen el fin de esa cláusula para descomprimir la pelea y reclaman que sea el Estado, a través del Instituto Nacional de Semillas (Inase), quien realice las tareas de control sobre las semillas. En rigor, el Gobierno viene prometiendo constituir el directorio de ese organismo, vacío desde 2005, para avanzar y reemplazar el control de Monsanto. “Se negocia palabra por palabra” La semana pasada, en medio de diversas conversaciones, el Gobierno proponía que la empresa levante la cláusula, apurar la conformación del Inase, acotar el uso propio de la semilla (una figura contemplada en la ley actual de semillas) y promover que el pago de la tecnología se realice en la primera venta de la bolsa. “Se negocia palabra por palabra”, confió la fuente oficial sobre las tratativas actuales. Por lo pronto, luego de haber realizado el análisis el año pasado para la soja del Norte del país, esta campaña el sector exportador en la zona de Ramallo ya comenzó a hacer ese test para el cultivo que se está cosechando en la pampa húmeda. En una entrevista con LA NACION en Expoagro, que se hizo la semana pasada, el presidente de Monsanto, Juan Farinati, ratificó la vigencia del sistema de la empresa y agregó que los productores también podían optar por el otro sistema, denominado Bolsatech, avalado por gran parte de la cadena agroindustrial. Bolsatech, que no tiene un cobro compulsivo, iba a empezar ayer, pero su comienzo se postergó una semana para aguardar el resultado de las negociaciones en Agroindustria. Para un importante exportador, esta disputa puso en una disyuntiva al Gobierno justo cuando busca recomponer las relaciones con los Estados Unidos, país donde tiene su sede la compañía. Suspicaz, dijo: “Difícil decirle no a Monsanto diez días antes de la llegada de Obama”. Lógicas que afectan el ingreso de divisas La mayoría de la prensa no especializada muestra seria preocupación porque los exportadores no liquidan divisas y en el caso de los productores se dice que éstos no quieren vender la soja a la espera de alguna devaluación adicional. Para evaluar el tema liquidación de divisas hay que entender primero cómo funciona este negocio. Y como estamos hablando de cultivos que crecen y seres humanos que piensan y actúan, podemos decir que la liquidación de divisas está muy relacionada a factores biológicos y sociales. Comenzando por el factor sociológico, si el productor no vende el exportador no puede com- prar, y si éste no puede comprar no puede liquidar divisas. Pues el objetivo y motivo fundamental de la liquidación de divisas es recibir pesos para poder pagar las compras efectuadas. El nuevo gobierno comenzó liberando el cepo y eliminando las retenciones a todos los productos exportables menos la soja, donde el planteo fue reducir las retenciones en 5% por año. Hasta aquí, lo prometido fue cumplido. Y mucho tiempo antes de la asunción del nuevo presidente los productores ya habían tomado como estrategia no vender. Si saben que les van a bajar las retenciones y liberar el dólar, ¿ por qué motivo van a vender?, sería el razonamiento socio- económico. Veamos ahora como actuaron los productores y los exportadores, entre el 16 de diciembre y el 2 del actual. Los productores vendieron soja y maíz por un equivalente de US$ 5000 millones. Haciendo el número más fino y tomando las cifras publicadas por el la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina, las divisas totales liquidadas llegan a US$ 5700 millones, incluyendo no solamente soja y maíz, sino también el resto de los productos. Lo importante para destacar es la composición de las ventas de los productores por el efecto que este dato tendrá en la futura liquidación de divisas del próximo trimestre. En el periodo analizado, los productores vendieron un total de 11,7 millones de toneladas de soja y 7 millones de toneladas de maíz. De los 11,7 millones vendidas de soja, 7 millones corresponden a soja disponible de la vieja cosecha. Aquí, entonces, se descubre la primera verdad, los productores vendieron más del 90% de la soja que tenían almacenada de la campaña anterior, entonces no es cierto que se diga que los productores no vendieron la soja y los exportadores no liquidaron divisas. Mayoría “a fijar” Los productores vendieron luego 4,7 millones de toneladas de soja nueva para entrega en cosecha, pero aquí hay que tener en cuenta que de ese volumen 3,7 millones se pactaron bajo la condición “a fijar precio” o “a fijar dólar” al momento del cobro. Y la gran sorpresa, sin ninguna duda, la ha dado el maíz, los productores vendieron 3 millones de toneladas disponibles y 4,1 millones de toneladas de la nueva cosecha. Y aquí está el dato a tener en cuenta, los productores vendieron a futuro, ya sea en el Matba o forward, 4,1 millones de toneladas de maíz que todavía no se han cosechado. Mientras que en soja los productores vendieron solamente 1 millón de toneladas a precio, en el caso del maíz las ventas a precio superaron los 4 millones de toneladas, siempre hablando de la nueva cosecha. Segunda conclusión socio- económica, el productor vendió aquel producto que consideró más valorizado: el maíz llegó a superar los US$ 155 por tonelada y ahora se cotiza a US$ 145, y decidió retener aquel producto, como la soja, con menor precio, que se cotiza en un rango de US$ 210/ 214 por tonelada desde hace varias semanas y que se considera con mayor esperanza de suba en el futuro. Si el productor vendió solamente 1 millón de toneladas de soja, de los 60 millones que se estiman recolectar, hay grandes chances de poder tener en cosecha el efecto “Puerta 12”, con la consecuente caída de los precios. La necesidad de venta de los productores de soja se estima en el 40% en el trimestre abril/ mayo/ junio y ese porcentaje equivale a un volumen de 24 millones de toneladas o el equivalente de casi US$ 8000 millones. En términos de camiones de descarga diaria necesaria para satisfacer la oferta, se calculan 10.256 camiones, equivalente a 300.000 toneladas diarias. Si a este análisis le agregamos las necesidades de venta ( US$ 320 millones adicionales de ingreso de divisas) y de entrega de maíz, estimada en 6 millones de toneladas, se deben adicionar 77.000 toneladas diarias de descarga, o su equivalente de 2500 camiones, estamos a las puertas de un serio problema de infraestructura y ante un previsible colapso del sistema comercial. Estiman posible un aumento en la superficie destinada al maíz Continuó la incorporación de cuadros de maíz con destino grano comercial correspondiente a la campaña 2015/16 en todo el país, con labores de siembra se generalizaron en gran parte del área agrícola nacional. Las buenas condiciones climáticas en la última semana permitieron la recuperación parcial de parte de los cuadros afectados por la caída de granizo. Ya en la primera etapa de la ventana de siembra de maíces tardíos o de segunda ocupación en el centro y sur del país, se plantea un posible aumento en la superficie destinada a este cereal. La cristalización del mismo en las próximas semanas estará supeditada fundamentalmente a las condiciones climáticas que permitan entrar en los lotes; que a la fecha aún poseen excesos hídricos en particular en el centro del país. Frente a este panorama se mantiene la intención de siembra inicial en 2.720.000 hectáreas para la campaña 2015/16, un 20 % menos en comparación al ciclo previo. Sobre esta estimación de superficie el avance de siembra cubrió a la fecha el 50,4 % del área, en números absolutos unas 1,37 millones de hectáreas. Avanza con buen ritmo la siembra de soja Luego de registrar un avance intersemanal de 14,2 puntos porcentuales, la siembra de soja logró cubrir el 68,6 % de las 19.800.000 hectáreas proyectadas para la campaña en curso, reflejando de esta forma un leve adelanto interanual de 1,8 puntos porcentuales. La incorporación de cuadros de primera ya se encuentra próxima al 80 % de la superficie prevista y la mayor parte del área aún pendiente se ubica en las provincias del norte, en donde la siembra comenzó recientemente. En paralelo, el avance sobre lotes de segunda aún no alcanzó a cubrir el 20 % del área prevista y se agilizaría en pocas semanas, una vez que la trilla de cebada y trigo de inicio en la región bonaerense. La buena oferta hídrica relevada en gran parte de la región agrícola brindó fluidez a la siembra, que solo registró esporádicas interrupciones como resultado del paso de diversos frentes de tormenta desde noviembre a la fecha. Los primeros lotes implantados aún transitan etapas vegetativas, con seis a siete nudos (V6-7) en condición buena a muy buena. Sobre el Núcleo Norte aún perdura la condición de excesos hídricos como resultados de las abundantes lluvias acumuladas durante los últimos meses, en paralelo también se están realizando resiembras en lotes perdidos por granizo. Continúa la cosecha de trigo Continúan la recolección de trigo sobre gran parte del centro del país, elevando el avance de trilla a nivel nacional al 40,9 % de la superficie apta. A pesar de las lluvias registradas durante la última semana, la cosecha del cereal registró un progreso intersemanal de 9,9 puntos porcentuales y mantiene un retraso interanual de -12,6 puntos porcentuales. En paralelo, el rendimiento medio nacional ascendió a 24,8 qq/Ha y continúa mejorando a medida que las labores de cosecha se extienden sobre el sur del área agrícola nacional. Fuente: Bolsa de Cereales de Bs As.