El Raso, de matadero a sepultura "digna"

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El Raso, de matadero a sepultura "digna"
Familiares de ocho de los diez hombres vinculados a la UGT que fueron fusilados en 1936 en esta zona de Urbasa devuelven a
este punto sus restos: “Ya pueden hablar de ello con menos lágrimas”.
El Gobierno Foral tiene pendiente de atender una reclamación de 10.500 euros por el dinero destinado por ayuntamientos
de la zona y familiares a las pruebas de ADN.
Solo uno de los diez cuerpos hallados sigue sin identificación, por lo que la investigación continúa.
Garikoitz Montañés - 01/07/2015 - 19:21h
Familiares de los represaliados, antes de devolver los restos a la sima / Foto: José Javier Sáenz García de Albizu.
Los familiares de las personas represaliadas en El Raso (Urbasa, Navarra) en 1936 siguen cerrando sus
heridas. Diez personas fueron encontradas en este punto y nueve de ellas han sido identificadas, de las
que ocho han sido enterradas en este punto, por decisión de sus familias. La historia en torno a esta
sima se escribirá ahora de otra manera.
Este pasado domingo, día 28, en el centro escolar amescoano, en Zudaire, se celebró un acto privado,
sin representación institucional y centrado en las víctimas (acudieron unas 100 personas), aquellas que
fueron asesinadas en este entorno y los familiares que, según relatan desde la organización, sufrieron
esa pérdida el resto de su vida; a ellos y ellas se les explicó cómo surgió la investigación de esta zona, en
otoño de 2011, en principio para certificar que en la sima había tres cadáveres: los de Balbino Bados,
Gregorio García y Balbino García de Albizu. Sin embargo, durante la exhumación, en marzo de 2013, se
descubrió que no había tres cuerpos, sino diez.
Se trataba de hombres de diferentes orígenes y oficios, pero todos pertenecían a la UGT. Así, en el acto
celebrado en Zudaire, también se pudo conocer de la mano del equipo investigador forese (de la
Sociedad de Ciencias Aranzadi) los resultados de la exhumación y de las pruebas: con ellas se pudo
certificar que todas las muertes se produjeron por arma corta, de un único disparo en el cráneo, salvo
tres víctimas en las que hubo dos; que los cuerpos no cayeron accidentalmente a la sima, ya que eso
habría dejado señales de caída; y que hubo perros que devoraron parcialmente los restos y que, por
cierto, tampoco llegaron a la sima por casualidad.
Algunos de estos detalles ya se habían desvelado a lo largo del proceso, pero este acto sirvió para cerrar
una de las etapas de esta investigación: “Ahora pueden hablar de ello con menos lágrimas”. De hecho,
según relata uno de los familiares, Balbino García de Albizu, nieto de uno de los fusilados, con su mismo
nombre, los familiares también quisieron ver los restos y recuperaron algunos de los objetos
encontrados junto a ellos. Después, técnicos de Aranzadi volvieron a depositarlos en la propia sima. Fue,
por tanto, una reinhumación. La decisión no es la habitual en este tipo de procesos, pero se trata, según
reconoce García de Albizu, de convertir un lugar que fue usado como un matadero en una sepultura.
Los restos de esos represaliados descansan junto a una lápida que, según el historiador Roldán Jimeno
Aranguren, puede ser el monumento más antiguo (con 50 años de vida) en memoria de unos
republicanos en Navarra. Y, además, la decisión se ha tomado porque se trata de un lugar de fácil
acceso, donde los restos pueden conservarse de forma óptima, y porque se ha logrado dar la vuelta a la
historia: esas víctimas descansan ya donde lo han decidido sus familias.
Se trata de Clemente Araña, Narciso Artola, Balbino Bados, Gregorio García, Paulo Garciandía, Andrés
González, Antonio Maiza y el ya mencionado Balbino García de Albizu. Pero el listado de personas
identificadas en la sima lo completa también Joxe Urbizu, que no ha sido reinhumado aquí sino en
Zegama (Gipuzkoa), donde el pasado 7 de junio recibió un homenaje, y la décima persona, la única que
sigue sin tener nombres y apellidos y en cuya identificación se sigue trabajando.
Ocho de los diez represaliados que se encontraron en la sima / Imagen: José Javier Sáenz García de Albizu
Las actuaciones pendientes
Por ello, aún faltan pasos por dar en torno a El Raso. El lugar está sellado y los trabajos realizados ya se
han notificado al mapa de fosas de Navarra, pero también cabe recordar que tanto ayuntamientos de la
zona como familiares adelantaron el dinero necesario (alrededor de 10.500 euros) para realizar las
pruebas de ADN a los restos, y ese gasto ha sido reclamado de nuevo al Gobierno Foral, que en enero
de 2015 lo denegó.
García de Albizu confía, precisamente, en que el nuevo Gobierno Foral (siguen las negociaciones entre
Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e I-E para darle forma) se involucre en las cuestiones de memoria
histórica y cumpla la ley foral en este ámbito, que plantea que este tipo de investigaciones sean
costeadas por las arcas forales. García de Albizu, por su parte, continúa trabajando en la redacción de un
tomo de su serie (Conociendo el pasado amescoano) que se centrará en la represión que hubo en la
zona (y, en concreto, en la que tuvo lugar en la sima, en el capítulo titulado El matadero de Urbasa) y
defiende que ahora se ha dado un paso importante: “Hemos devuelto la dignidad a la sima”. Lo
siguiente, con ese libro, será “devolver la memoria y la dignidad a los que allí murieron”.
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