Observaciones de apertura: Para Sharon, así como para nosotros, quedaron muchos asuntos sin resolver. Demasiadas grandes ideas, proyectos y metas clave por lograr. Aún queda mucho por hacer, el trabajo en el que tan vehementemente creemos y en los más de cinco mil voluntarios en el mundo. Durante su último año, sin embargo, nos dimos cuenta de que debíamos empezar a pensar un poco más en la “transición”. Para mí personalmente, y sé que para la mayoría de mis colegas ha sido una experiencia muy emotiva; pero, al mismo tiempo, inspiradora y completa. Ha sido un absoluto privilegio caminar por la misma senda, al lado de Sharon. Muchos de nosotros jamás pensamos que recibiríamos tan de cerca la enseñanza profesional y profundamente personal de un ser humano especial. En adelante, continuaremos sintiendo su presencia, la influencia y tutoría de Sharon, consciente o inconscientemente. Algunos nos reunimos con la familia de Sharon y unos pocos amigos para un funeral privado. Ese fue su deseo expreso, un funeral privado. Permitamos que en esta ceremonia exista un balance entre lo dicho y lo no dicho, entre el silencio y la música, para Sharon. Observaciones de Clausura: Estamos llegando al final de lo que podría llamar un evento memorable, una maravillosa celebración de la vida de una extraordinaria persona. Sharon hubiera aprobado esto. A mis colegas de UNV y amigos, les digo que debemos doblar la esquina, de la reflexión y genuino dolor a la esperanza y completa confianza en el futuro. Para levantarnos en una plataforma desde la cual nos moveremos con energía y determinación, y esa plataforma fantástica es el legado que Sharon nos dejó. Una plataforma y legado no únicamente de su labor, ella sería la primera en aclarar eso, sino una herencia que es resultado de unir esfuerzos, con muchos de ustedes involucrados, como constructores de esta catedral – más que ladrillos – y seguir adelante debemos. Pensar en su legado es pensar en una combinación de lo personal y lo profesional. Esa combinación única era la fuerza que hizo de Sharon alguien muy especial y una líder inspiradora y visionaria. Eso fue lo que la hizo merecer espacios en los asuntos mundiales, cuando su deceso fue anunciado en la cobertura de UN. Ella merece y se ha ganado cada uno de ellos. Esa mezcla única debe y continuará siendo una guía e inspiración para nosotros. Juntos sabemos que esa combinación forma un gran poder creativo. Un poder que seguirá siendo difícil de vencer. De esta manera, asegurémonos de adquirir ese compromiso, el de tomar esa responsabilidad, en honor a Sharon. Tributo a Sharon Capeling-Alakija Staff, UNV Presentado por: Michele Rogat “Celebración de la vida” 11 de noviembre de 2003 Mujer Fenomenal Mujer hermosa, me preguntan dónde yace mi secreto. No soy linda o nacida para vestir una talla de modelo Mas cuando empiezo a decirlo Todos piensan que les miento Y digo Está en el largo de mis brazos En el espacio de mis caderas En la cadencia de mi paso En la curva de mis labios. Soy una mujer, Fenomenalmente. Mujer fenomenal, Esa soy yo Ahora entiende Por qué mi cabeza no se inclina No grito ni salto por ello Tampoco debo hablar demasiado alto. Cuando me ves pasar Debes sentirte orgulloso. Y digo Está en el sonido de mis pasos La onda de mi cabello La palma de mi mano La necesidad de mi cariño. Por que soy una mujer, Fenomenalmente. Mujer fenomenal Esa soy yo Por: Maya Angelou Aunque Maya Angelou nunca conoció a Sharon Capeling- Alakija personalmente, las palabras de su poema la reflejan con perfección. No pueden elegirse aspectos individuales que hicieran de Sharon esa maravillosa persona, era el paquete completo, de la cabeza a los pies. Sharon era una de esas pocas personas que pregunta cómo estás y realmente se queda esperando tu respuesta. Ella amaba caminar por los pasillos, deteniéndose a platicar a cada momento. Eventualmente se volvió más difícil subir las escaleras hasta su oficina, pero no permitió que eso la detuviera. Esperaba en la estancia principal hasta que un miembro de los UNV entraba al edificio. Una persona diferente cada día. Entonces ella acompañaba a esa persona en el elevador hasta el segundo piso. Mientras caminabas con ella por los largos corredores hacia el castillo, no te dabas realmente cuenta de que había descansado su mano en tu brazo, tus pasos se habían hecho más lentos y que la estabas sosteniendo y guiando a su oficina. En cambio, sentías su calor y compasión, se sentía como si ella fuera la que sostuviera tu destino. ¿Fue alguna vez posible tener un encuentro con Sharon y no sentirse con energía, desafiado e inspirado? Sabemos que Sharon fue una gran líder, una dura negociadora, una sensible diplomática y una visionaria comprometida. Pero también sabemos cómo ella amaba divertirse y bailar y cantar Karaoke en las fiestas. Las palabras de Henry Scott Holland expresan mejor lo que ella querría que nos lleváramos a casa esta noche: “La muerte no es nada. Sencillamente me he deslizado a la siguiente habitación. Yo soy yo y tú eres tú. Sin importar lo qué significábamos el uno para el otro, aún lo somos. Llámame por mi viejo nombre familiar, háblame como siempre lo hiciste. No imprimas diferencias en tu tono, no impongas un aire de solemnidad o pena. Ríe como siempre reímos de las pequeñas bromas que nos hacíamos. Juega, sonríe, piensa en mí, reza por mí. Deja que mi nombre sea siempre la palabra conocida que siempre fue, permite que sea dicha sin ningún efecto, sin sombra alguna en ella. La vida significa lo que siempre ha significado. Es la misma que siempre ha sido; existe una continuidad inquebrantable. ¿Por qué debo salir de los pensamientos sólo porque estoy fuera de la vista? Estoy esperando por ti, por un tiempo, en algún lugar muy cercano, justo a la vuelta de la esquina. Todo está bien.*” * Del poema, La muerte no es nada (Death is Nothing at all) de Henry Scott Holland (1847-1918)