E INCENDIO DE CARBONE HERMANOS Folleto N.° 1 Santiago de Chile I M P R E N T A "EL E S F U E R Z O " Eyzaguirre 1116. 19 3 4 E INCENDIO DE CARDONE HERMANOS Folleto N.° 1 S a n t i a g o de Chile IMPRENTA "EL ESFUERZO" Eyzaguirre 1116. í 9 3 4 D O S P A L A B R A S Los numerosos choferes a quienes Cardone nos había quitado los coches, nos hemos reunido y formado un "Comité pro defensa de los choferes en el proceso contra la firma Cardone Hermanos". La dirección superior de la campaña ha sido encargada al siguiente Directorio: Presidente: Don Ramón Maldonado. Vicepresidente: Don Rafael Laudes García. Secretario: Don Oscar Retamal. Directores: Don Luis Fernández, don Francisco Alvarez, don Carlos Maturana, don Pedro Cifuentes y don Francisco Mena. En una de las últimas reuniones, habida consideración a que los señores Cardone cuentan en el comercio que el proceso por incendio es un "Chantage", el Comité acordó hacer una exposición sobre este asunto. En cumplimiento de ese acuerdo, entregamos a la publicidad estas líneas para que el público juzgue si el proceso es un "Chantage" o un asunto que necesita un severo castigo. EL DIRECTORIO. PEDIMOS JUSTICIA Pedimos justicia, y como creemos en la justicia chilena, esperamos obtenerla. En Chile no hay clases sociales, todos somos iguales ante la ley. Desgraciadamente esto no ocurre siempre en la práctica, el hombre es débil y pocos son los que no se rinden a ese poderoso señor que es "Don Dinero". Si la igualdad de todos ante la ley fuera siempre una realidad, nc existiría el principal fundamento de los odios de clases y el argumento más poderoso en que se basan los que tratan de medrar con el pretexto de las reivindicaciones sociales. El proceso que se sigue ante el Tercer Juzgado del Crimen de esta ciudad, en contra de los socios de la firma Cardone Hermanos Limitada, por el incendio de un garage ubicado en Matucana 23, ocurrido el 22. de Noviembre de 1932, puede decirse que es una piedra de toque para la reputación, hasta ahora intachable, de la magistratura chilena. La opinión pública está pendiente de este proceso. T o d o el mundo sabe en Chilt de que se trata del incendio más escandalosamente intencional de que haya memoria. T o d o el mundo sabe también que los reos del procaso son millonarios y que, como tales, tienen abogados de gran prestigio e influencia. Y todo el mundo sabe que durante el primer período del proceso la defensa de Cardone logró mantener en la penumbra las cosas hasta el punto de que, estando todavía el proceso en sumario, obtuvo de las Compañías de Seguros se le pagara una indemnización superior a un millón de pesos. Pero, para honra de la magistratura chilena, llegó un día en que tuvo que conocer del proceso un juez, un verdadero juez, que ante la situación producida por diversas actuaciones, no vaciló en encargar reos a los socios de la firma dueña del garage y al administrador de éste, que fué visto por unas veinte personas escapar corriendo del local un instante antes de estallar el fuego. Ante ese magistrado, cuyo nombre debe ser dicho: don Federico Peña Cereceda, no valieron los casi omnipotentes influjos ejercidos por la defensa de Cardone. El juez, señor Peña, se mantuvo inconmovible. Y también se mantuvo en esa misma actitud el juez señor Manuel Oyarzún, que tuvo que conocer accidentalmente del proceso una semana después. Y tampoco valieron influencias ni presiones ante el que fué designado juez propietario del Tercer Juzgado del Crimen, don Arturo Zavala Ulloa, quien, con toda entereza, negó la excarcelación solicitada por los reos, la que desgraciadamente fué concedida después por la I. Corte de Apelaciones. Y las consecuencias de la libertad bajo fianza concedida a los reos por la I. Corte, se están palpando en la continuación del proceso. Con su dinero están comprando testigos o convenciendo a los antiguos a retractarse de sus declaraciones anteriores. Eso, no obstante, confiamos en el éxito final. El proceso Cardone es una lucha a muerte entre la justicia y el dinero. Con magistrados tales como los que honran la Justicia Chilena, no puede haber dudas sobre el resultado de esta lucha: T r i u n f a r á la Justicia. Aquí cabe una referencia a un antecedente que debe ser tenido presente por quienes se interesan por este escandaloso asunto: En el Segundo Juzgado del Crimen de esta ciudad, servido por el Juez don Federico Peña Cereceda, se tramita el ramo de calificación de la quiebra Barbato Hermanos. En dicha quiebra, el acreedor, don Héctor Bozzalla, que fué quien la solicitó, se querelló por el delito de estafa en contra de los socios de la firma Barbato, y en contra de los socios de la lirma Cardone Hermanos Limitada, Rafael, Angel, Arturo y Luis Cardone Barbato, y en contra del ex-administrador del garage de Cardone, Antonio Barbato. La querella tiene su origen en el desaparecimiento de 19 mil y tantos metros de casimires importados, que Bozzalla había remitido a la firma Barbato en comisión de venta, y que, a pesar de haber sido retenidos por orden judicial en poder de la firma Barbato, desaparecieron de la bodega de esta firma, y cuando llegó la Sindicatura de Quiebras a inventariar las existencias de los fallidos no encontró un centímetro de tela. Puede calcularse la sorpresa de la Sindicatura y sobre todo del dueño de esos casimires que valen más de un millón de pesos de seis peniques. Afortunadamente, el señor Bozzalla pudo encontrar parte de esos casimires. Y los encontró ocultos en el sótano de una sastrería ubicada en Ahumada 37. Y una pequeña parte, disimulados y repartidos entre las grandes existencias de los negocios de la firma Cardone. en Bandera 740 y Alameda 987. Es conveniente decir que esa sastrería de Ahumada 37 es de propiedad de don Antonio Barbato, que hasta pocos meses antes de instalar esa sastrería, era administrador del garage de Cardone. Y es necesario decir que el señor Barbato, que no posee fortuna personal, y que hasta el día del incendio era empleado con un sueldo de $ 500.00 mensuales, instaló esa sastrería como resultado de las exigencias que hacía a sus tíos, los socios de la firma Cardone, para que le cumplieran las promesas hechas por haber corrido el gravísimo riesgo de pegarle fuego al garage... Y como esto podría estimarse una afirmación gratuita e injuriosa, es necesario decir que estos hechos han sido afirmados por testigos dignos de fe en el proceso, y que en cuanto a la moralidad del señor Barbato. basta y sobre con recordar que en el sótano de su sastrería encontró el señor Bozzalla nueve mil y tantos metros de casimires sobre cuya presencia en su poder no ha podido dar explicación alguna satisfactoria. Y de que esos casimires no le pertenecían es la mejor prueba que en estos momentos se está efectuando una transacción entre don Héctor Bozzalla y los socios de la firma Cardone, por la que estos últimos devuelven esa mercadería a su legítimo dueño, y además, pagan una fuerte suma de dinero como indemnización. Para terminar, conviene decir que se ha manifestado por la defensa de Cardone que el Juez señor Peña procedió con precipitación al declarar reos a los autores del incendio. Basta referirse al antecedente del proceso de don Héctor Bozzalla, que se sigue en el mismo Juzgado del señor Peña, para comprender que este magistrado al encontrarse con el proceso por incendio, ya sabía a qué atenerse respecto de la moralidad de los socios de la firma Cardone, y de su administrador, señor Barbato, que un día aparece incendiando un garage y otro como autor de un escamoteo por un millón de pesos de casimires.... ANTECEDENTES El 22 de Noviembre de 1932, a las 6.45 de la tarde, se produjo un violento incendio en el garage de propiedad de la firma Cardone Hermanos Ltda., ubicado en Matucana 23, de esta ciudad. El fuego destruyó en pocos minutos todo el local aludido, en el cual se encontraban 146 automóviles y algunas maquinarias, asegurado todo en la suma de $ 2.000,000. En conformidad a la ley, se instruyó el sumario correspondiente, el cual estuvo a cargo del Juez don Ambrosio Rodríguez, en esa fecha titular del Tercer Juzgado del Crimen de este departamento. En el sumario se establecieron, entre otros hechos graves, la circunstancia de haber sido visto salir del interior del garage uno o dos minutos antes del incendio, al administrador de dicho establecimiento, don Antonio Barbato, huyendo en un automóvil Rugby, color guinda seca, a toda velocidad, hacia el centro. El otro hecho grave que quedó establecido fué el de que, según los informes periciales, y tomando como base que todos los automóviles quemados pertenecían a la firma Cardone Hermanos Limitada, el siniestro producía un beneficio de $ 1.282,926, a favor de los señores Cardone Hermanos. El Juez titular había dejado de asistir al Juzgado por tener conocimiento de que había sido mal calificado. Sin embargo, días después volvió a él, para cerrar el sumario y sobreseer definitivamente en esta causa, " p o r no ser constituitivo de delito el hecho materia del proceso". Apelada esta resolución, la Ilustrísima Corte de Apelaciones anuló el sobreseimiento, repuso la causa al estado de sumario y decretó se practicaran numerosas diligencias, las que se practicaron sin haberse obtenido mayores luces. Hasta ese momento, los choferes, propietarios de la mayoría de los coches destruidos en el incendio, no habíamos intervenido en esta causa, porque don Enéas Bersano, procurador de la firma Cardone Hermanos, nos había manifestado, en repetidas ocasiones, en nombre de la firma que representaba, que los señores Cardone, nos reembolsarían todo lo que hubiéramos pagado por los coches, una vez que las Cías, de Seguros les pagaran a ellos la indemnización correspondiente. Esta misma promesa nos fué hecha en muchas oportunidades por los distintos socios de la firma Cardone, ya sea directamente a nosotros, ya sea a los abogados a quienes habíamos confiado la defensa de nuestros derechos. Las Compañías de Seguros pagaron a los señores Cardone Hermanos la indemnización que convinieron con ellos, la que recibieron íntegramente. Apenas supimos esto, nos acercamos algunos a la oficina de don Eneas Bersano, y otros a los negocios de los señores Cardone, para reclamar el pago de lo que se nos adeudaba, y fuimos sorprendidos con la noticia de que Cardone había cambiado de opinión y no pensaba pagarnos un centavo. Indignado por esta situación, uno de nosotros, don Rafael Laudes García, se hizo parte en la causa criminal, e hizo llamar a prestar declaración a don Eneas Bersano. El señor Bersano prestó una extensa declaración, en la que expuso detalladamente la desastrosa situación de la firma en la época anterior al incendio, refiriéndose expresamente, a la formación de una Cooperativa que'él tuvo a su cargo, y de la cual nos ocuparemos más adelante. En su declaración dijo que uno de los socios de la firma Cardone, don Angel, estaba estrechamente vinculado por relaciones de amistad con el ex-Juez señor Rodríguez; que cada vez que se necesitaba una resolución de importancia Angel Cardone iba al domicilio de dicho funcionario, en la calle de Nataniel, y agregó que en dos ocasiones acompañó a Angel Cardone hasta la casa del señor Rodríguez. La última vez fué en los días en que se trataba de obtener a toda costa el cierre del sumario y el sobreseimiento definitivo; esperó a Angel Cardon? en el automóvil, y éste salió muy satisfecho, diciendo que todo estaba arreglado. La declaración del señor Bersano fué muy importante, pues, permitió orientar la investigación sobre hechos hasta ese entonces desconocidos. Aunque no conocemos el texto de dicha declaración, ella debe haber sido de tal gravedad, que después de algunas actuaciones, el Juez don Federico Peña Cereceda, que conocía accidentalmente de la causa, encargó reos a los cuatro socios de la firma Cardone Hermanos, señores Rafael, Angel, Arturo y Luis Cardone Barbato, y a don Antonio Barbato Bocchieri, administrador del garage incendiado. Con esto, la causa entró en una faz completamente distinta, que analizaremos en los párrafos que siguen: ORIGEN DE LA SECCION AUTOMOVILES Los señores Cardone Hermanos giran en la plaza desde varios años, en el ramo de sastrería. En 1928, uno de ellos,, don Luis Cardone, propuso a sus hermanos trabajar también en el ramo de automóviles para tomar Ja representación de la Durant Motor Co., de Estados Unidos, que le había sido ofrecida. Para realizar esta idea, se asociaron con el conocido industrial, don Aliro González, que le aportó los conocimientos del ramo que ellos no tenían. Esta sociedad fué disuelta poco después, quedando los señores Cardone como únicos dueños del negocio, el cual fué tomando un desarrollo superior a las facultades financieras de la firma. En esta situación, don Bernardo Cardone. que no es socio de la firma Cardone Hermanos Limitada, les prestó la suma de $ 600,000. con los cuales la firma hizo frente a sus compromisos. Los negocios se mantuvieron florecientes hasta comienzos de 1930. época en que comenzó a pronunciarse un descenso violento de las acti vidades y, por consiguiente, de las utilidades del departamento de automóviles. La mejor prueba de esto se encuentra en los. propios libros de la firma Cardonc Hnos., como lo probaremos más adelante. COMO VENDIA CARDONE LOS COCHES Cardone Hermanos importaba los automóviles marcas Rugby v Durant, que por su bajo precio se prestan especialmente para el servicio público. De aquí que la enorme mayoría de sus compradores hayan sido choferes que trabajan en el arriendo. Cardone vendía sus coches con facilidades de pago, y cuando se dictó la Ley de Ventas a Plazo, ajustó sus procedimientos a los indicados por esta Ley, para lo cual hacía firmar contratos en duplicados a los compradores, de los que quedaba un ejemplar en poder de cada una de las partes. En conformidad a la Ley aludida, el comprador adquiere el dominio de la especie que compraba pagadera a plazo, y el acreedor, para garantir su crédito, sólo tiene el derecho de prenda. Si el comprador no cumple con la obligación de pagar en la forma convenida, el vendedor debe recurrir a la justicia, la cual ordena la venta de la especie en pública subasta para pagar al acreedor. Ni esta Ley, ni ninguna otra, ha contemplado el caso de que el acreedor pueda recuperar la especie por otro medio que el indicado. Cardone Hermanos vendió cientos de automóviles en esta forma, esto es, de acuerdo a las disposiciones de la Ley de Ventas a Plazo. Por el precio insoluto Cardone giraba letras que aceptaba el comprador a la orden del vendedor, y que éstos llevaban a los Bancos en descuento. En 1931 Cardone resolvió cambiar su sistema de ventas a plazo, y cada vez que un chofer iba a su garage para pagar un letra o a hacer una compostura, le proponía modificar el contrato anterior, por el que se hallaban obligados a pagar una letra mensual por cuotas semanales, que serían pagadas directamente a Cardone. Este cambio importaba una ventaja para el chofer. Conocidos los hábitos de imprevisión de nuestro pueblo, la obligación de reunir una suma relativamente importante durante el mes. guardándola intacta hasta el día del pago, era algo que para muchos significaba un sacrificio difícil de cumplir. Por esta razón la mayoría aceptaba y continuaba tranquilamente en posesión del coche, pagando las cuotas convenidas. Intertanto la crisis, que se hacía cada vez más intensa, comenzó a afectar duramente las entradas de los choferes. Ante esta situación Cardone comenzó a quitar los coches a sus compradores en diferentes formas. Algunas veces con engaño y otras aprovechándose de las circunstancias de que los choferes entraban el automóvil al garage por cualquier compostura. En esta forma Cardone retenía los coches en su poder exigiendo a los compradores el pago del saldo total que le adeudaban, cosa que sabía era imposible de cumplir de parte del chofer. Nuestros compañeros, ante la actitud abusiva de Cardone se encontraban indefensos, tanto por falta de conocimientos como por falta de dinero para llevar adelante con éxito juicios contra una firma poderosa y de influencias. Puede afirmarse, sin exageración alguna, que cada coche quitado por Cardone a los choferes, representa un engaño diferente. Como sería demasiado largo relatar todos estos casos, al final del presente folleto, en el anexo, reproducimos la historia de algunos de ellos. En esta forma, violando todas las disposiciones de la Ley de Ventas a Plazo, Cardone logró juntar los 146 coches que se encontraban en el garage el día del incendio. CREDITO D E D O N BERNARDO CARDONE Ya hemos manifestado que en 1930 este caballero facilitó en calidad de préstamo, la suma de $ 600,000, al interés del 9% anual para el primer año, y del 1 2 % para los siguientes, según consta de la contabilidad de 13 firma. A comienzos de 1932, don Bernardo Cardone, exigió el pago de su crédito con los intereses correspondientes, y sólo logró que se le hicieran algunos abonos, que sumaban $ 50,000. Esto produjo dificultades entre don Bernardo Cardone y los socios de la firma Cardone Hermanos, pues, el primero les exigía el pago inmediato de su crédito, sobre la base del cambio de 6 peniques que , regía cuando él hizo el préstamo, ílo cual significaba para la firma deudora, nin ¡verdadero desastre, ya que hacía subir su deuda a $ 1.200,000, más o menos. La firma Cardone Hermanos no aceptó esa pretención, y buscó la manera de poder pagarle, para lo cual era indispensable liquidar de cualquier modo la sección automóviles, tanto para obtener los fondos necesarios, cuanto para evitar las fuertes pérdidas que representaba esa sección. Pero no era cosa fácil liquidar un negocio de automóviles en 1932. La crisis afectaba profundamente al país y especialmente al comercio de artículos no indispensables para la vida, como lo son los automóviles. Y era especialmente difícil la situación del negocio de automóviles de la firma Cardone, por cuanto las existencias estaban constituidas, en gran parte, por coches que no pertenecían a la firma, sino a los choferes del servicio público que los habían comprado y pagado en gran proporción. Por lo cual no podía pensarse en enagenar esos coches sin contemplar los derechos de sus propietarios. De aquí nació la idea de que como única solución posible, que armonizara los intereses de la firma Cardone y los de los: choferes dueños de los coches, sería la formación de una Cooperativa, a la que Cardone entregaría los coches que tenía en su poder, quitados ¡legalmente a sus dueños, cuya Cooperativa se haría cargo de pagar a Cardone los saldos adeudados por los choferes, solicitando al efecto un préstamo en alguna institución de crédito. Con el producto de esta operación y lo que hubiera producido la venta del garage y sus instalaciones, se pensaba reunir lo suficiente para pagar su crédito a don Bernardo Cardone. FORMACION DE U N A COOPERATIVA Como ya se ha dicho, dado la situación existente entre la firma Cardone Hermanos y don Bernardo Cardone, se necesitaba liquidar de alguna manera su sección de automóviles, se pensó en la formación de una Cooperativa de la que serían socios todos los choferes dueños de los automóviles guardados én el garage y los que tenían coches que se encontraban en la calle y debían todavía saldos a la firma. Se encargó de esto, por la parte comercial, a don Eneas Bersano, y por la parte legal, al conocido abogado don Teófilo Ruiz Rubio, quienes se pusieron a la obra inmediatamente. Las gestiones de estos dos caballeros se vieron demoradas por la incierta situación política de la época. El año de 1932 vió la caída del Presidente, señor Montero, y los gobiernos de los señores Grove, Dávila y Oyanedel. Para realizar sus propósitos, y poder tramitar con éxito la operación de crédito que sería la base del negocio, puesto que lo que Cardone buscaba, como es lógico, era en primer término cobrar sus créditos, era indispensable esperar se estabilizara la situación política. Mientras tanto, Cardone invitó a todos los choferes a concurrir a su garage, para exponernos las bases de la Cooperativa que pensaba hacernos formar. Como se trataba de recuperar nuestros coches, que era nuestro principal anhelo, todos los que supimos de ese proyecto, lo aceptamos, y así firmamos un documento, que según hemos sabido, se encuentra agregado al proceso, y en el que hay estampadas 164 firmas de Choferes. Jamás nos imaginamos que tal Cooperativa no fuera a llevarse a efecto, y cuando supimos del incendio, lo consideramos un verdadero desastre, ya que ponía término a nuestras justas expectativas. Pero Cardone nos consoló y nos mantuvo con la promesa de que en cuanto cobrara el seguro, nos pagaría lo que habíamos abonado al valor de nuestros coches. Por cierto que nosotros ignorábamos lo que solamente ahora hemos sabido, que Cardone había dado al señor Bersano y al señor Ruiz Rubio contra orden para la formación de la Cooperativa, una semana antes del incendio, como también ignorábamos que mes y medio antes del siniestro, los seguros que cubrían el garage habían sido aumentados de uno a dos millones de pesos. OTRAS GESTIONES DE CARDONE Simultáneamente con el encargo de formar una Cooperativa, dado a los señores Bersano y Ruiz Rubio, trató Cardone, por otros conductos, de llegar a la realización de su sección de automóviles, y así trató con el corredor, señor Alfredo Rodríguez Echeverría, al que indicó que lo que necesitaba era deshacerse del garage y sus existencias, y que si obtenía arriba de medio millón de pesos por el conjunto, la diferencia sería para él, a título de comisión. Las gestiones del señor Rodríguez no tuvieron éxito, pues, era imposible encontrar compradores por garages y automóviles en el año 1932, fecha de las revoluciones ya mencionadas. Debemos recalcar el hecho de que tanto para la formación de la Cooperativa, como para las gestiones que hizo el señor Rodríguez como las que hicieron los señores Ruiz Rubio y Bersano, los coches se valorizaron en un término medio de $ 3,000 por los Rugby y de $ 4,000 por los Durant. Lo cual significaba, por las existencias del garage, un capital de, más o menos, $ 400,000. E X T R A Ñ A S ACTIVIDADES EN EL INTERIOR DEL GARAGE EN LOS DIAS ANTERIORES AL INCENDIO A pesar de que el local del garage era muy extenso, Cardone consideró necesario construir un segundo piso de madera, en el que colocó gran parte de los coches que formaban las existencias. Puede afirmarse que sin este segundo piso de madera, el fuego no habría podido alcanzar el techo que estaba muy alto, y que el incendio no habría tenido el desarrollo que tuvo. Si bien es sospechosa la construcción de este segundo piso, lo fué mucho más el hecho de haber sido desmontados los coches, quitándoles los neumáticos. Además, les fueron sacados los parabrisas, parachoques, faroles, buscacaminos y en algunos casos hasta los radiadores y capotas, todo lo cual era vendido por Cardone al público. En estos mismos días. Cardone decidió transladar los repuestos de que tenía una fuerte existencia, superior a $ 200,000, desde el local del garage, donde su presencia era lógica y necesaria, al sótano de una sastrería, ubicada en la Alameda de las Delicias-987, es decir, a 25 cua dras de distancia. Este traslado no tiene justificación alguna. Fué terminado apresuradamente en la misma tarde del día en que ocurrió el incendio. También fueron sacados del garage los muebles de la oficina, máquinas de escribir, útiles y documentación. T o d o esto consta del proceso. Aquí debe hacerse notar que los repuestos representaban un valor muy considerable, superior a $ 200,000. La depreciación de nuestra moneda había triplicado su valor comercial en plaza. Su pérdida habría sido un desastre para Cardone. Quedaban en Santiago centenares de coches Rugby y Durant cuyos dueños acuden necesariamente donde Cardone cada vez que necesitan un repuesto cualquiera. La mayor parte de estos dueños de coches Rugby y Durant eran choferes de los cuales debían todavía saldos a Cardone, que pagaban por cuotas mensuales o semanales. Si el incendio hubiera destruido los repuestos, en pocas semanas todos esos choferes se habrían visto con sus coches paralizados e imposibilitados, por tanto, para pagar las cuotas que debían a Cardone. Era, por consiguiente, indispensable salvar los repuestos. Como dato ilustrativo debemos decir que si había 146 coches en en el garage, en la calle había tres veces esa cifra. Cardone sabía muy bien que para reemplazar esos '.repuestos, dada la depreciación de nuestra moneda, había que pagar por ellos un precio cuatro o cinco veces superior a la anterior y que, además, era im posible conseguir letras para importarlos, pues, no eran considerados como artículos de primera necesidad. De ahí proviene la necesidad de salvarlos. También debe recordarse que en el garage había una pieza destinada a guardar cuanto objeto o material de poco valor pudiera llegar a tener alguna utilidad, aunque fuera remota. A esta pieza se la llamaba "cementerio". Pues bien, en los días anteriores al incendio, todos estos materiales fueron esparcidos por el local, yendo especialmente a ocupar las estanterías que habían quedado vacías con el traslado de los repuestos En aquel entonces nadie se explicó el objetivo de ese reparto. Des pués del incendio, era fácil comprender que ello tuvo por objeto aparentar existencias. Para terminar este párrafo, nos queda por decir que el día mismo del incendio, el administrador, señor Barbato, dió orden a un operario de tapar la única pileta de desagüe del garage, alrededor de la cual se hallaban varios de los tambores de bencina. Un hecho que merece ser recordado, y cuya gravedad a nadie puede escapar fué el de que habiéndose presentado en la tarde del incendio algunas personas con sus coches, para que se les hiciera composturas, no fueron recibidos, con gran extrañeza de ellas. A Cardone no le convenía aumentar la existencia en esos momentos. No había tiempo para aumentar el seguro. A C U M U L A C I O N DE BENCINA Esto merece un párrafo aparte. Está comprobado por las declaraciones de los cuatro hermanos Cardone, del administrador del garage, y de varios de sus operarios, que en los días anteriores al incendio se acumuló en ese local una gran cantidad de bencina, la que fué comprada hasta por cantidades de un litro. El socio Angel Cardone llegaba al garage, varias veces al día, con el estanque de su automóvil Durant, lleno de bencina que había adquirido a cualquier precio, para vaciarlo en los tambores que había en el garage. Así se logró juntar 15 tambores de doscientos litros de bencina cada uno. El día del incendio, estos tambores fueron trasladados de la pieza en que habitualmente se encontraban, a diversos puntos del garage, y colocados con las llaves hacia abajo. Esta distribución de bencina explica la violencia del incendio, que desde el primer momento abarcó el conjunto del local, que cubre tres mil metros cuadrados, y se encuentra acreditada con la declaración de los bomberos, que dicen que h u b o varios focos de fuego. Debemos hacer especial hincapié en el hecho de que ningún tambor se encontró desfondado, y en cambio todos habían perdido su contenido por sus orificios, lo que supone haberle quitado las tuercas deliberadamente antes del incendio, pues de otra manera no se aflojan. Circunstancias d d incendio El día del siniestro el garage se cerró como de costumbre, a las seis de la tarde. Los últimos en retirarse fueron el maestro Humberto Reyes y el Administrador don Antonio Barbato. Don Antonio Barbato subió a un automóvil Rugby, color guinda seca de propiedad de la firma, que ese mismo día había sido recorrido y engrasado, según declaraciones de Luis Cardone y Antonio Barbato. El señor Barbato se dirigió rápidamente a la Sastrería de Cardone Hermanos en Delicias 987, donde se hizo presente en forma ostensible. En seguida pasó a una peluquería contigua a la Sastrería donde se afeitó y. saliendo de ella subió nuevamente al automóvil en que había llegado momentos antes, -y se dirigió a gran velocidad al garage de Matucana 23 al que llegó unos quince minutos antes de las siete de la tarde: ahí estuvo dos o tres minutos para volver a salir, huyendo verdaderamente esta vez, hacia la Sastrería de cuyo frente había partido poco antes. El incendio estalló antes que Antonio Barbato hubiera recorrido cincuenta metros de su salida. Cuatro personas han declarado en el proceso que vieron entrar a Antonio Barbato al garage más o menos a las 6,45 de la tarde, y doce que lo vieron salir minutos después, en la forma que ya dejamos reía tada. Todos ellos han dado toda clase de detalles y razones de su presencia en e$e sitio, en forma que cualquiera persona que lea sus declaraciones debe llegar al convencimiento absoluto que dicen la verdad. La circunstancia de estar el proceso en estado de sumario nos impide reproducir íntegra estas declaraciones, pero debemos agregar que todos los testigos han reconocido en la rueda de presos y careos, a Antonio Barbato como la persona que entró y salió huyendo del garage minutos antes del incendio. Valor de las existencias en el momento del siniestro Pocos meses antes del incendio se hizo un denuncio a la Dirección General de Impuestos Internos contra los señores Cardone Hermanos por haber cometido estas graves irregularidades en sus balances, tales como haber puesto como valor de los coches la suma de $ 1,500 a $ 2.000, y haber cargado a gastos de explotación, construcciones en el edificio, en circunstancias que no eran efectivas. La Dirección de Impuestos Internos envió copia íntegra del denuncio a los señores Cardone Hermanos y éstos, en carta de fecha 8 de Junio de 1932, (5 meses antes del incendio) dijeron textualmente: "El 95 Jo de los coches han sido vendidos a choferes del servicio público, con una cuota baja de pie, y en la mayoría de los casos se ha recibido en pago, en vez de dinero, un coche usado. Esta clientela, cuando ha comprado un automóvil sin la intención de hacerse dueño de él, lo ha hecho con el fin de sacarle tres o cuatro veces el valor de la baja cuota que ha pagado; ha trabajado el coche de día y de noche, sacándole en esta forma el mayor producto posible para entregarlo después, cuando ya su estado no le permite continuar, completamente averiado. En otros casos hemos tenido que quitarlos en vista del no cumplimiento de sus compromisos, y después de esperar el protesto de unas cuantas letras, más el tiempo que necesita el abogado para hacer sus trámites, o sea, cuatro o más meses, nos encontramos con el resto del automóvil, chocado a veces intencionalmente, y robadas sus piezas y herramientas de mayor valor. De ahí aunque parezca dudoso, que un automóvil retirado, cuando el comprador adeudaba siete mil o más pesos, nos hallamos visto en la necesidad de avaluarlos en S 1,500 ó $ 2,000. Por lo demás, la Compañía de Seguros La Alemana, en la cual estaban asegurados los coches contra accidentes, hubo de cancelar sus pólizas poco después de seis meses de vigencia debido a la magnitud de las pérdidas que había sufrido por los accidentes. "Por otra parte, el señor Director General sabe que la mayoría de los comerciantes que se han dedicado al ramo de automóviles han sufrido el más grande de los fracasos. "Para terminar, y como una demostración de que los castigos que se han hecho en nuestra contabilidad han sido equitativos, insinuamos al señor Director nos envíe un tasador a verificar los precios que hemos puesto a cada uno de los coches, los cuales, en su mayoría, se encuentran en nuestro garage". Los señores Cardone Hermanos, en esta oportunidad, lograron acreditar que los coches que tenían en el garage no valían más de $ 1,500 a $ 2,000 y por esta razón el señor Director de Impuestos Internos negó lugar al denuncio formulado de haberse avaluado los coches en menos de su valor comercial. Debemos recordar también lo ya dicho en otros párrafos, de que cuando se encargó la formación de la Cooperativa al abogado señor Teófilo Ruiz Rubio, se tomó como término medio para los coches Rugby la suma de $ 3,000 y para los Durant, la de $ 4,000, o sea, justamente el doble de la suma que en esa época se indicaba a los Impuestos Internos como valor de esos mismos coches. La diferencia se explica. A los Impuestos Internos había que indicar un valor bajo para pagar menor impuesto. Para los efectos de la Cooperativa, que iba a adquirirlos, había que indicar el correspondiente a una transacción comercial. Simultáneamente con esto, se encargaba al señor 'Rodríguez la venta de todo el garage con instalaciones y automóviles en cualquiera suma que dejara libres $ 500,000 a la firma Cardone Hermanos, como también lo hemos dicho en otro párrafo. Ahora bien, inmediatamente después de producido el siniestro, el notario don Jorge Gaete Rojas practicó un inventario de los automóviles que habían en el local incendiado. Dicho inventario dió el siguiente resultado: Automóviles Camiones Chasis Motores sueltos 129 5 11 1 T o t a l de especies quemadas 146 En consecuencia, entre automóviles y camiones, se quemaron 134 coches. Ahora bien, poniendo a estos coches el valor máximo en que los estimaron los señores Cardone a los Impuestos Internos, o sea, 2,000 pesos, tenemos un valor de $ 268,000. Y poniendo a los mismos el valor de $ 4,000 en que los estimaron para los efectos de la formación de la Cooperativa, tenemos, para los mismos coches, el valor de S 536.000. T o d o esto sería sobre la base de que la totalidad de los coches que estaban en el garage el día del incendio eran de Cardone Hermanos. Pero como ello no era efectivo, pues, estaban vendidos a diversas personas, los compradores eran los dueños, y los señores Cardone sólo tenían un crédito por el saldo insoluto que les adeudaban. Al valor de los coches hay que agregar el valor de las maquinarias que había en el garage, la cual ascendería a $ 65,000, según dejan constancia los peritos en su informe. En consecuencia, el valor de lo existente en el garage en el momentc del siniestro sería de $ 333,000 si se consideran los automóviles por el valor máximo de $ 2,000 cada uno indicado a los Impuestos Internos: y 601,000 pesos si se considera como valor de los mismos el que indicaron como máximo para los efectos de la formación de la Cooperativa. Ahora bien, el seguro que los señores Cardone tenían contratado por el garage era de $ 1.000,000 y un mes quince días antes del siniestro contrataron $ 1.000,000 más. De manera que en el momento del siniestro el garage de los señores Cardone Hermanos tenía un seguro de 2 millones de pesos. Mientras se hacía la liquidación de este siniestro por el liquidador oficial de las Compañías, don Augusto Rivera Parga, los señores Cardone Hermanos le enviaron una carta en la cual le decían que el siniestro había sido total, y que, en consecuencia, debía mandarles pagar la totalidad de los seguros contratados, o sea, $ 2 . 0 0 0 , 0 0 0 . En esta oportunidad, esto es, cuando entre los Srs. Cardone Hnos. y e! liquidador se discutía el monto de la indemnización, que correspondió en la misma época en que el Juez señor Ambrosio Rodríguez había sobreseído definitivamente en el proceso criminal "por no ser constituivo de delito el hecho materia del proceso" el Contador de la firma en el departamento de automóviles, don Luis Ramírez, que había hecho los inventarios y los balances, que ponía el precio a las cosas, y el único que sabía lo que había; el gerente de Cardone Hermanos en el departamento de automóviles, don Rene T o r r e j ó n , - y por lo tanto, hombre profundamente conocedoE de los negocios de la firma; y don Eneas Bersano, procurador de la firma aludida, y a la vez activo agente de los señores Cardone Hermanos, que había organizado la Cooperativa y avaluado los coches, privadamente, en su carácter de amigos comunes, hicieron una apuesta cuál de ellos andaba más cerca de la cifra que iban a pagar las «Compañías de Seguros, y ellos indicaron las siguientes: Don Luis Ramírez Don Rene T o r r e j ó n D o n E néas Bersano $ 575,000 600,000 650,000 La apuesta se hizo por escrito. El original está acompañado al Juzgado y cada uno de los mencionados ha reconocido ante el Juez su firma puesta ahí, y la efectividad de la apuesta a que nos referimos. Aunque esto fué un asunto particular entre las personas aludidas, sin embargo, tiene un innegable valor: fué hecho por las tres personas de la firma que, por los cargos que desempeñaban, tenían comoleto conocimiento de las existencias. Ahora bien, las existencias del garage, tomando los automóviles a $ 4 , 0 0 0 cada uno, incluyendo las maquinarias, eran de $ 601,000, vemos que esa cifra difiere en muy poco de la de $ 6 0 0 , 0 0 0 que el gerente, señor T o r r e j ó n , indicó como monto total de la. indemnización. T o d o esto, era sobre la base de que la totalidad de los coches eran de Cardone Hermanos, y eso no es efectivo, pues la casi totalidad, por no decir todos, eran ajenos. Por consiguiente, propio de los señores Cardone, en e! incendio, no perecieron sino las maquinarias, cuyo valor era de $ 65,000. El seguí o le-, pagó $ 1.150,000 y como lo propio de ellos eran solo las maquinarias: $ 65,000. resulta que los señores Cardone han obtenido un beneficio de S 1.085,000. EL I N F O R M E P E R I C I A L SOBRE LA C O N T A B I L I D A D En cumplimiento de las disposiciones de la Ley sobre seguros, el J u z g i d o nombró como peritos contadores, para que estudiaran la contabilidad de Cardone Hermanos, e informaran sobre la situación comercial v económica de la firma incendiada, a los señores Froilán Morán V Carlos A. Jiménez, conocidos y reputados peritos contadores de esta ciudad. Dichos peritos presentaron un extenso informe en que probaron, en la forma más clara y fehaciente, que la situación de la firma Cardone Hermanos, en la víspera del incendio, era económicamente estrecha: y que las ventas habían llegado a un mínimum insostenible que no permitía mantener un día más un negocio que dejaba tan enormes pérdidas. De uno de los cuadros que acompañaron, como texto de su informe, tomamos la siguiente cifra, como ventas totales de un mes: Abril de 1930 $ Diciembre de 1930 Abril de 1931 Diciembre de 1931 . Setiembre de 1932 Octubre de 1932 Noviembre de 1932 (mes del incendio) 351,779.15 88,224.30 72,889.74 42,333.15 20,827.20 6,890.00 1,425.00 El garage tenía un gasto mensual aproximado de $ 20,000. y durante el año 1932, el importe total de las ventas no alcanzó a cubrir los gastos, especialmente en los últimos meses en que las ventas bajaron a cifras insignificantes. Los aludidos peritos llegaron a las: siguientes conclusiones: " P o r el resultado de nuestro estudio del presente caso, cuyos fundamentos principales, tenidos en vista, los exponemos en el informe que precede, concluímos, a juicio pericial: "1. Que el resultado de las operaciones del siniestrado, en su departamento de automóviles, Matucana 23, le ha irrogado apreciables pérdidas económicas; "2. Que el descenso visible y apreciable registrado en sus negocios no ofrecía expectativas de mejoramiento; "3. Que la depresión económica actual, y sus dificultades derivadas, han influido fuertemente sobre todo en 1932, llegando al estado de sus ventas casi anularse en los últimos meses; "4. Que se imponía la liquidación de los negocios, so pena de continuar perdiendo cada veé más capital. " P o r estas razones, declaramos: "a) Que el siniestro beneficia al asegurado en el sentido que pone término a un negocio improductivo; y Que el siniestrado estaba sobreásegiifa'do sn la .suma de $ 1.282.926". Debemos hacer presente que los peritos señores Morán y Jiménez, para establecer el valor de las existencias, partieron de la base del valor de costo de los coches, sin tomar en cuenta que la mayoría de esos coches no pertenecía a Cardone, hecho que ellos ignoraban y que Cardone tuvo buen cuidado de mantener oculto; y que tampoco tomaron en cuenta el hecho de que la totalidad de los automóviles se encontraban en el momento del incendio, sin neumáticos, (forros y cámaras), lo que representa un valor de casi $ 1,200 por cada coche. Y para terminar, ignoraban también que además de los neumáticos Cardone había sacado a los coches cuanto tenía valor en ellos, como ser: parabrisas, faroles, capotas, etc. SITUACION LEGAL El artículo 483 del Código Penal dispone: "se presume responsable de un incendio al comerciante en cuya casa o establecimiento, tiene origen aquél, si no justifica con sus libros, documentos u otra clase de prueba que no reporta provecho alguno el siniestro." En el caso de los señores Cardone Hermanos, el incendio tuvo origen en su garage, o sea, en> su establecimiento comercial; y con sus libros y documentos se ha acreditado que el incendio les reporta provecho. En consecuencia, deben ser condenados como autores del delito de incendio. Cardone Hermanos tenía un seguro ascendente a $ 2.000,000 y exigió esa suma como monto de indemnización. Posteriormente, se conoció la liquidación hecha por el Liquidador Oficial de las Compañías de Seguros, don Augusto Rivera, quien indicó como monto total de la indemnización la suma de $ 1.150,000. Para determinar esta suma, el señor Rivera tomó todos los automóviles que se quemaron, como de propiedad de Cardone Hermanos, siendo que no lo eran. Los señores Cardone aceptaron la cifra indicada por el señor Rivera Parga, y la recibieron. Como recibieron $ 1.150,000, y de ellos no era más que la maquinaria del garage, avaluada según los libros en $ 65,000, resulta que ellos han percibido $ 1.085,000 demás. Esto se llama " L U C R O " , o sea, provecho indebido, pues, en conformidad al Código de Comercio el seguro es un contrato de mera indemnización, que no puede ser jamás ocasión de una ganancia. En consecuencia, el siniestro ha reportado provecho a los señores Cardone Hermanos y en conformidad al Código Penal, deben ser condenados como autores del incendio, SUMAS Q U E D E B E D E V O L V E R C A R D O N E H E R M A N O S De los hechos anteriormente expuestos, resulta que los señores Cardone. tendrán que ser condenados y como consecuencia lógica e ineludible de la condena, tendrán que devolver los siguientes valores: A A A A las las las los Compañías de Seguros mismas, por gastos de la liquidación mismas, seguro de edificio y gastos choferes, sumas pagadas por ellos .... $ 1.150,000.00 141,825.50 101,288.55 235,500.00 $ 1.628,614.05 Hacemos presente que al poner como adeudado a los choferes la suma de $ 235,500, sólo nos referimos a los 34 casos de los choferes que hasta ahora se han presentado al juicio criminal, reclamando sus derechos. Hay más de cien que no lo han hecho hasta este momento, por falta de tiempo material del Juzgado para atenderlos. También hacemos presente que al anotar esta suma de $ 235,500 no anotamos los perjuicios que tenemos derecho de cobrar a Cardone Hermanos, por habernos privado en forma absolutamente abusiva del único medio para ganarnos la vida que teníamos. Si al $ 1.628,614.05 que debe devolver Cardone Hermanos agregamos el crédito de don Bernardo Cardone, que en capital e intereses pasa de $ 900,000, resulta que lo que adeudan, es superior a 2 millones 500,000 pesos. Pero esto no es todo. Diremos dos palabras respecto de un bullado proceso por estafa que en estos momentos sigue contra la firma de Cardone Hermanos, el conocido y prestigioso importador de esta plaza, don Héctor Bozzalla, por el cual este caballero persigue de Cardone Hermanos la devolución de más de un millón de pesos de casimires importados, en que ha sido defraudado por Cardone. De este proceso conoce el Segundo Juzgado del Crimen de esta ciudad, servido por el Juez don Federico Peña Cereceda, el mismo que declaró reos en el proceso por incendio a los señores; Cardone, expediente que actualmente se encuentra en la Corte de Apelaciones. Si los señores Cardone no han sido declarados reos todavía en dicho proceso, se debe exclusivamente a que la defensa de Cardone compuesta por abogados hábiles e influyentes, ha evitado que el expediente vuelva a primera instancia, donde será totalmente inevitable la declaratoria de reo. Y es necesario hacer presente la circunstancia bien sugestiva de que cómplice de la estafa hecha a don Héctor Bozzalla por los Hermanos Cardone, es el mismo don Antonio Barbato, ex-administrador del garage incendiado y sobrino de ellos. Si agregamos a las; cifras anteriores el valor de los 19,700 metros de casimires importados que reclama el señor Bozzalla y que necesariamente los señores Cardone deberán devolverle o pagarle, cuyo valor, sin tomar en cuenta los gastos de un costoso juicio y los intereses, es muy superior a un millón de pesos, se llega a la conclusión de que la firma Cardone Hermanos, actualmente compuesta por los señores Rafael, Arturo, Angel y Luis Cardone Barbato, tendrá que desembolsar una suma muy superior a $ 3.500,000 que, por cierto, no está en condiciones de pagar. PALABRAS FINALES El proceso por incendio del garage de Cardone Hermanos se tramita en el Tercer Juzgado del Crimen de este departamento, de donde es Juez titular don Arturo Zavala Ulloa, recientemente nombrado para servir este cargo. El señor Zavala ha llegado a Santiago prestigiado como un Juez estudioso e investigador. En los meses que ya lleva frente a ese Juzgado, ha demostrado ser recto, duro, e inaccesible a los empeños que siempre se hacen valer cuando los inculpados son personas adineradas. Est3 es la mejor garantía que podemos tener. No queremos poner punto final a esta exposición sin relatar dos hechos graves que dicen relación con el proceso por incendio. El primero es que cuando los señores Cardone fueron detenidos y se encontraban incomunicados, actuó como abogado de dichos señores y de Antonio Barbato, el ex-Juez del Crimen de Santiago, don Ambrosio Rodríguez Zepeda, que fué Juez de esta misma causa en la primera parte del proceso. El señor Rodríguez Zepeda se acercó ante el Juez don Federico Peña que, como hemos dicho, conocía accidentalmente de esta causa, y le d'.jo que él tenía la defensa de los señores Cardone; que deseaba terminara lo más luego posible la situación producida, y que si necesitaba dinero, se lo dijera, que él se lo proporcionaría. El Juez señor Peña respondió tan enorme injuria en la forma que merecía. Uno de los querellantes pidió a la Corte de Apelaciones que dirigiera oficio al Juez señor Peña preguntándole lo que hubo, y la Corte de Apelaciones negó lugar a ello. Pero este hecho no quedará en la penumbra, y tarde que temprano, tendrá que salir a luz con todos sus caracteres. El segundo hecho es que los señores Cardone tan pronto como fueron notificados de la resolución judicial que debían entregar sus libros de contabilidad, los escondieron, y dijeron que se les habían perdido hacía, más o menos, 8 meses, en circunstancia que hasta dos días antes de ir a buscarlos, estaban en el negocio de Bandera 740. Esos libros eran guardados en una gran caja de fierro.. Otra parte de la contabilidad se llevaba en 4 Kardex. Todos ellos desaparecieron misteriosamente de la tienda, según lo afirmaron los señores Cardone. Esto indica claramente sus procedimientos. No es posible creer que les hayan robado la caja donde se encontraban, ni que les hayan robado los 4 kardex. Es únicamente para que los; peritos no les puedan examinar sus libros y comprobar en ellos el delito cometido. El presente folleto contiene una relación escueta de la situación legal y económica de los señores Cardone Hermanos, como consecuencia del incendio del garage. El folleto número 2 será entregado a la prensa en pocos días más. Contendrá los siguientes capítulos: 1. Historia de las quiebras Cosme Cardone y de Ruso Cardone y Compañía. 2. Incendio de José Buscopovic, en que Cardone percibió un seguro de varios cientos de miles de pesos. 3. Maniobras y gastos de Cardone durante el período del proceso en que fué Juez don Ambrosio Rodríguez. 4. Maniobras y gastos durante el período posterior al ya indicado. 5. De cómo se burlaron las incomunicaciones en la Sección de Seguridad y en la Cárcel. 6. De las innumerables personas vestidas por Cardone gratuitamente durante el proceso. 7. Actividades gastadas en favor de Cardone por funcionarios judiciales y administrativos. 8. Influencias ejercidas por los abogados de Cardone que se aprovechan de su situación política. 9. Historia de los tres procesos por soborno, iniciados por Cardone para inhabilitar a testigos de cargo. 10. Historia detallada y documentada del proceso seguido por don Héctor Bozzalla contra los señores Cardone. El folleto número 2, será extrictamente confidencial para los miembros del Comité Pro-Defensa de los (Choferes en el proceso contra la firma Cardone Hermanos. Fuera de ellos sólo podrá ser conocido por las personas que acrediten fehacientemente haber sido víctima de Cardone Hermanos, y que soliciten un ejemplar al Secretario del Comité. ANEXO Don LUIS JOFRE JIMENEZ, chofer, Avenida Monterrey 195, ha declarado lo siguiente: En 1929 compré a Cardone Hermanos un auto Rugby, tipo turismo, en $ 8,900 que debía pagar en cuotas mensuales, después de haber dado un pie de $ 3,500. Terminé de pagar mi coche conforme se acredita con los documentos adjuntos, y estaba trabajando con él cuando un día necesité hacer una compostura y recurrí al garage de los señores Cardone, más o menos 2 meses antes del incendio. El arreglo era del motor para ajusfarle los émbolos. Me hicieron el trabajo por la suma de $ 400 y cuando fui a retirar el coche, más o menos veinte días después, me lo entregaron, y yo lo saqué hasta la calle. Estando el coche en la calle entré a la Oficina para firmar cuatro Letras de $ 100. En este momento el empleado Torrejón, con dos mecánicos, me entraron el coche al garage, y se negaren a entregármelo mientras no pagara los $ 400, siendo que el arreglo había sido convenido con don Luis Cardone en esa suma y en forma de Letras. Y o di cuenta del hecho a la Séptima Comisaría; pero en el Juzgado. que fué el Segundo del Crimen, no me hicieron caso. Cuando iba al garage para gestionar la devolución, pude ver que los automóviles que ahí había, estaban sin parabrizas ni neumáticos. Algunos no tenían capotas. Dentro del coche que me quitaron había un lote de herramientas que yo había comprado en $ 150. Don PEDRO DELGADO CRUCES, carabinero, Diez de Julio 1050, declaró lo siguiente: Más o menos en 1930 compré un coche Chevrolet cuatro, a los señores Cardone Hermanos en forma de compra-venta a plazo, en la suma de $ 2,500. Di por el coche, al contado $ 500 y el saldo debía pagarlo en Letras de $ 250 mensuales. Cuando ya llevaba tres Letras, me pidió don Luis Cardone, que deshiciéramos el contrato, porque yo me atrasaba en los pagos. Yo no consentí en deshacerlo, pero un buen día me pidió el contrato que teníamos firmado y se quedó con él negándose a entregármelo. Entonces me dijo que íbamos a continuar con el contrato, pero modificando la forma de pago, a razón de $ 10 diarios, y pagándolo los días Sábados hasta la total cancelación del precio. Cuando va había enterado e¡l valor del coche, se negó a entregarme la factura cancelada, porque debía algunas composturas que debía pagar abonando los sábados, por concepto de las composturas, una suma que correspondiera a $ 10 diarios. Cuando ya había pagado S 3,430 fui al garage a dejarle $ 20 que se los entregué a don Antonio Barbato. En ese momento, como había dejado el coche afuera, con sus llaves de contacto puestas, subió al coche el empleado Rene Torrejón y me lo entró al garage de donde no me lo dejaron sacar mientras no pagara unos $ 300 que estaba debiendo por composturas. Esto pasó algunos meses antes del incendio. Don M A N U E L S A N C H E Z SIERRA, chofer, Roberto Espinoza 1175, expuso su caso en la forma siguiente: El 16 de J u n i o de 1930 compré a los señores Cardone Hermanos un auto Rugby motor N . 9 565,146 en la suma de $ 9,250, más un taxi Argo en $ 1,050; todo lo cual ascendía a la suma de $ 10,300. Sobre el particular se firmó un contrato de. compra-venta a plazo en dos ejemplares, quedando un ejemplar en poder mío. Al contado di la suma de S 1,500 y el resto debía pagarlo en Letras de $ 450 mensuales, Letras que después se disminuyeron a $ 400 y posteriormente a $ 250 mensuales. Adjunto acompaño Letras que suman $ 5,300. Las otras no las conservo, pero los pagos hechos deben estar en el Banco Italiano a donde iba a pagar las Letras. Pagué íntegramente el coche, pues los pagos que hice alcanzaron a $ 10,600, o sea, $ 300 demás, suma que correspondía a intereses y comisión del Banco. A los señores Cardone Hermanos les debía el valor de un juego de cuatro forros que iban a ser pagados con Letras. Como tres meses antes del incendio, estando en Delicias frente a "La Opinión" llegó a mi paradero René Torrejón con un carabinero y con una orden que se negaron a mostrarme, y René Torrejón se hizo cargo del coche y se lo llevó al garage. Luis Cardone me dijo allá en el garage que si le llevaba $ 500 de los que les debía por los forros, me entregaba el coche. Yo le dije que cómo quería que "se los diera si no tenía auto con el cual trabajar, y como yo no tenía plata para entrar en juicio tuve que quedarme callado con lo sucedido. En los días posteriores al que me quitaron mi coche me hablaron que Cardone Hermanos iba a formar una Cooperativa, y vi un aviso que había en la puerta del garage. Yo firmé para entrar en esa Cooperativa que, según nos dijeron, era« para devolvernos nuestros coches. Después eso quedó en nada con el incendio. Don D E S I D E R I O ROA, empleado, Población García Cross, casita 19 y M A R I A D E L T R A N S I T O P E R E Z M A D A R I A G A , labores de su sexo, Agustinas 2336, declararon lo siguiente: Doña Carmen Pérez Madariaga. mujer del primero de los comparecientes y hermana de la segunda, fallecida el 18 de Julio de 1933 compró a los señores Cardone Hermanos un auto Rugby N. 9 556,960 en la suma de $ 9,250 que se pagaron con $ 3,000 al contado, y el saldo en Letras de $ 450 mensuales. Al efecto se suscribió un contrato. Por el coche se pagó no sólo los tres mil dados de pie, sino que también se pagaron las Letras adjuntas que suman $ 6,783 todo lo cual hace el total de $ 9,973. Como el precio convenido había sido de $ 9,250 el resto, o sea, $ 523 es el interés del capital y la comisión del Banco, al cual se llevaban las Letras en descuento. Pues bien, la última Letra se pagó el día 15 de Julio de 1930. Con posterioridad a esta fecha, en Abril de 1932, la señora Carmen Pérez Madariaga llevó el auto al garage de los señores Cardone con el objeto de que lo vendieran por la suma que pudieran sacar por é', quedándole a ella libres $ 7,000. Se entendió allá en el garage con don Luis Cardone, quien le aceptó la proposición de comisión para la venta. El auto estaba, pues, totalmente pagado, y en comisión de venta el día del incendio. Se quemó y es el que figura con el N . 9 104 en el Acta levantada por el Notario señor Gaete Rojas. Con posterioridad al incendio doña Carmen Pérez fué a verse con don Luis Cardone a cobrar el valor de su coche y le dijo que cuando el Seguro le pagara, él le pagaría el valor del coche. Doña BELARMINA AVENDAÑO, labores de su sexo, Cuevas 1834, ha declarado lo siguiente: El día 6 de Enero de 1930 compré a los señores Cardone Hermano? un auto Rugby, motor N . 9 570,828 en la suma de $ 9,250. Se convino con don Luis Cardone que el precio de venta lo pagaba con $ 3,500 que pagué al contado y el saldo en Letras mensuales de $ 400 las primeras y de $ 300 las últimas. De las quince Letras que acompaño consta que pagué, además, la suma de $ 6,600, cantidad que unida a los $ 3,500 iniciales, hacen un toral de $ 10,100. Como el precio de venta fué de S 9,250, el saldo era el interés, la comisión bancaria por los descuentos, y el seguro contra accidentes. Quedaba aun adeudando el pago del taxímetro, que eran mil cincuenta pesos. A d j u n t o acompaño también el comprobante del pago en la Tesorería Fiscal en el cual consta el valor del coche. En Mayo de 1931 le dije a don Luis Cardone que estaba aburrida con el auto. Entonces don. Luis me dijo que le llevara el coche, que le haría un arreglo y que después lo vendía. Yo no le fijé precio, pues, estimaba que la suma que ellos fijaran sería la justa. Se convino con don Luis Cardone que, cuando se vendiera el coche, primero se sacara lo que aun adeudaba por el taxi y el resto me lo devolvía. Para los efectos de la autorización para vender me pidió le firmara el contrato, algo que escribió un empleado y yo lo firmé. No lo leí, pero entiendo que debe haber sido la autorización para venderlo, pagarse lo que aun se le debía por el taxi, y entregarme el resto. Después del incendio varias veces me vi con don Luís Cardone para cobrarle algo por mi coche y me dijo que el Seguro aun no le pagaba y que cuando le pagara algo me daría. El coche se quemó en el incendio y figura con el N. 9 92 en el Inventario practicado por el Notario señor Gaete Rojas. Don FRANCISCO MENA JIMENEZ, industrial, Jotabeche 358. refirió su caso en los siguientes términos: Que en 1931, compré a la firma Cardone Hermanos Limitada, un automóvil Durant de tipo turismo, de segunda mano, en la suma de $ 9.250. según consta de un contrato que celebré con esa firma, pagadero por Letras de $ 450 mensuales. Aboné al contado la suma de mil pesos. Llevaba pagado seis mil pesos, según consta de Letras que acompaño, cuando un buen día supe que Cardone valiéndose de un engaño, había mandado a sacar mi automóvil de un garage de la calle 5 de Abril, donde lo guardaba habitualmente. Fui a reclamarle a Luis Cardone, quien me redbió en mala for ma y me dijo que mientras no pagara todo el saldo pendiente no me devolvería el coche. Le contesté que si no tenía el coche, menos podría ganar para pagárselo, pero él no quiso entender razones y tuve que retirarme. Esto ocurrió varios meses antes del incendio. Fueron inútiles las diversas tentativas que hice para recuperar el coche. Cardone no quería oírme, y para no meterme en pleitos y gastar dinero, dejé pasar el tiempo. LJn día supe que se había quemado el garage y en él mi auto Durant. Cardone cobró el Seguro de mi coche, y se ha negado devolverme lo que me corresponde. Don FRANCISCO ALVAREZ MUÑOZ, chofer, Avenida Por tugal 542, refirió su caso en los siguientes términos: Hace algún tiempo compré a los señores Cardone Hermanos un coche Rugby en la suma de $ 9,250 pagaderos con $ 500 mensuales. Había pagado $ 3,500 cuando caí enfermo a la cama. Cuando ya llevaba un mes de enfermedad un día llegó a mi casa don Luis Cardone y me dijo que alcanzara por el garage. Días después fui al garage y me dijo que entrara con el coche para engrasarlo. Cuando ya estaba adentro me dijo que si no le pagaba al contado todo lo que le quedaba debiendo no me dejaba sacar mi coche, y como no tuve cómo pagárselo no lo retiré. Y o tenía contrato de venta a plazo el cual exhibo para ser agregado a los autos. No hubo juicio de ninguna gestión judicial para quitarme este coche. El coche mío estaba en el garage y se quemó. Don Luis Cardone me ofreció devolverme lo que yo ya tenía pagado cuando le pagaran el Seguro, y no me ha pagado un solo centavo de los $ 3,500 que yo ya había pagado. ^ Después que me quitó mi coche iba al garage con frecuencia y pude ver que los coches estaban desmantelados sin neumáticos, los cuales eran vendidos al público, Don FELIPE PEÑA VASQUEZ, chofer, San Ramón 15, refirió su caso en los siguientes términos: Hace algún tiempo compré a los señores Cardone Hermanos, de acuerdo con el contrato cuya copia acompaño, un auto marca Durant motor N. 9 105,511 equipado con un taxi marca Argo N. 9 60,766 en la suma total de $ 12.300 pagadero con $ 2,000 al contado y el resto en Letras de $ 500 mensuales. Cuando va llevaba pagado $ 8,000 me llamó don Luis Cardone y me dijo que a fin de facilitarnos a todos los choferes el pago de las cuotas había resuelto cambiar el sistema de Letras por el de abonos semanale's y para este efecto me pidió le entregara anulado el contrato primitivo. Yo accedí a lo que me propuso, pues era una facilidad para el pago. Hice muchos pagos semanales de los que conservo los recibos de algunas que acompaño, hasta que un día fui al garage para cambiarle la coronilla del volante y entonces entré con mi coche hasta el interior del garage y una vez que estaba ahí me dijo don Luis Cardone que tenía un interesado por mi coche, y que se lo dejara, pues él me iba a entregar otro en condiciones más ventajosas. Después de esto se negó a entregarme otro coche y a devolverme lo que yo ya había pagado. Debo agregar que, como dos meses antes que don Luis Cardone me quitara el coche, estando parado frente a la Bolsa de Comercio llegó don Luis Cardone con carabineros y me llevaron a la Primera Comisaría en virtud de que el aludido señor Cardone decía que yo le había estafado el coche. En la Comisaría el Oficial me quitó las llaves y se las entregó a Cardone. Ante esta situación fui donde don Víctor Robles, que me conoce desde niño, y le conté lo que me pasaba. El señor Robles me acompañó hasta donde el Director Prefecto don Manuel Concha Pedregal, quien, una vez que oyó mi reclamo llamó al Mayor Lira y le dijo que fuera donde Luis Cardone y le notificara que dentro del plazo de tres horas debía entregarme mi coche o los $ 7,500 que hasta esa fecha llevaba pagados. Ante esta situación don Luis Cardone me devolvió el coche. En los días inmediatos al incendio tuve ocesión de ir al garage y vi que estaban construyendo un segundo piso de madera y que los coches estaban reducidos a esqueletos, pues no tenían neumáticos ni parabrisas, ni parachoque, los cuales eran vendidos como repuestosal público. D O N CARLOS M A T U R A N A ROJAS, chofer, Gíraldí 1841, expuso su caso en los términos siguientes: Hace años compré a los señores Cardone Hermanos un auto Durant, Sedán de cuatro puertas, en la suma de $ 16.500 que se pagaban con S 4.500 al contado, y el saldo en Letras mensuales de $ 500. Para este efecto se hizo un contrato de compra-venta a plazo que se firmó en la Notaría San Martín. Cyando ya llevaba pagado $ 12,750 caí enfermo de reumatismo que me tuvo cinco meses en cama. En los primeros quince días de mi enfermedad fué don Luis Cardone a verme a mi casa y la última me dijo que para mejor seguridad y conservación del coche lo mandara al garage donde me lo cuidarían y lo pondrían bajo techo. Yo consentí en ello porque lo tenía a la intemperie. Al día siguiente vino del garage el em- pleado Rene Torrejón, y por encargo de don Luis Cardone se llevó el coche. Después que me levanté de la cama fui a verme con don Luis Cardone cuatro veces para reclamar mi coche y todas ellas se negó a entregármelo mientras yo no le entregara el contrato. Como me negué a ello, no me lo entregó.. Después de esto me puse a trabajar en el coche de un hermano y un día que estaba en el paradero de Plaza Italia frente al Teatro Baquedaño, llegó el aludido don Luis Cardone con René Torrejón y me exigieron el contrato. Yo me negué a entregarlo porque esperaba que algún día se me hiciera justicia. En mis viajes al garage vi que los autos estaban sin ruedas y sin neumáticos, y aun sin parabrisas ni parachoques, porque éstos eran vendidos como repuestos. Cuando yo necesitaba algún repuesto iba al garage y lo sacaban de los coches parados y se los colocaban al que iba por repuestos. Mi hermano Manuel Maturana Rojas, que tenía un Rugby también compró varias veces repuestos que sacaban-de los coches quitados. RenéTorrejón era el que hacía todas las maniobras para ubicar los coches que había que quitar, y en el garage lo secundaban Luis Cardone y Antonio Barbato. Don TOMAS OLTMANS KOOP, chofer, Población Manuel Montt calle cuatro Norte N. 9 124, refirió su caso en los términos siguientes: Yo les había comprado a los señores Cardone Hermanos un auto Rugby en $ 11,000 que pagué con $ 4,000 al contado y el resto en Letras mensuales de $ 400. Sobre el particular se hizo un contrato de compra-venta a plazo el cual ya está acompañado al expediente. Pendiente el contrato y en circunstancias que me encontraba estacionado frente a la Estación Mapocho, llegó René Torrejón, solo, con un papel en la mano que no me dejó leer y que me dijo era una ordei\ judicial de detención por deuda, en la cual se le nombraba a él depositario del coche. A mí me tomó de sorpresa y en ese momento se subió al coche que estaba con sus llaves, y salió con él en dirección al garage. En el momento de partir me dijo que del Juzgado me llamarían. Esto ocurrió poco tiempo antes del incendio. Esperé que me citaran del Juzgado y no me citaron. Pronto sobrevino el incendio en que supe que se había quemado mi coche. Torrejón me dijo días después que me quitó el coche, que le firmara un traspaso del coche a Cardone y yo no acepté porque esperaba tener dinero y verme con un abogado que me defendiera, lo que no he hecho ahora porque estoy sin trabajo y no tengo plata para defenderme. Don JORGE VINAGRE GONZALEZ, chofer. Delicias 4126, refirió su caso en la siguiente forma: El 27 de Noviembre de 1929, compré a los señores Cardone Hermanos un automóvil Rugby de motor N. 9 579,064, en la suma de $ 10,000 a la que hay que agregar el valor del taxi que es de $ 1,050, con lo que se llega a la suma de $ 11,050. Di alcontado $ 2,000 por el auto, y cien pesos por el taxi. El valor del coche dqbía pagarlo con Letras mensuales de $ 550, y el taxímetro en Letras de S 100, mensuales. Al comprar el coche se suscribió un contrato de promesa de venta en dos ejemplares que quedaron de don Luis Cardone, pues yo ignoraba que uno debía quedar en poder mío. Cuando yo llevaba pagado $ 8,030 (incluyendo lo dado de pie ), me encontré apurado para seguir pagando las Letras, y el mismo Cardone me propuso que dejara el coche en el garage, y que cuando la situación mejorara, podría volver por él, pagándole el saldo por mensualidades. En esta forma no me protestaría las Letras ni me seguiría juicio, y tampoco me cobraría por la permanencia de mi coche en su garage. Y o acepté, puesto que esto representaba una ventaja para mí, y Caí done me dijo que le pusiera una firma en el contrato, lo que hice. En una ocasión, antes del incendio la señorita Blanca Espinoza se interesó porque volviera a sacar mi coche, y habló con don Luis Cardone, quien me mandó llamar, y me propuso que volviera a sacar mi coche, con la condición de que continuara pagando el saldo pendiente por mensualidades. N o pude aceptar en es« momento porque tenía pendiente otra ocupación. Poco después se quemó el garage. Cuando supe que Cardone había cobrado el Seguro de todos los automóviles que tenía dentro del garage, fui a ver a don Luis Cardone, como lo hicieron muchos otros choferes que se encontraban en mi mismo caso. Pero Cardone me recibió en mala forma, diciéndome que yo había anulado el contrato perdiendo todo lo que había pagado por el coche, que subía, como ya he dicho a $ 8,030. Le dije que no podía ser, pero él insistió. Por esto supongo que la firma en blanco que le puse en el contrato para dejarle el coche, en el garage, mientras mejoraba la situación, la había aprovechado, como lo hizo con muchos otros, para ponerle una nota de nulidad, lo que vo no puedo aceptar en forma alguna, pues eso importaba perder los $ 8,030 que había pagado. Esta conversación con Luis Cardone la tuve en Enero de este año. En esa ocasión Cardone me dijo que nada podía devolverme, porque nada tenía que hacer conmigo, y que, el contrato, yo le debía a él el saldo del valor del coche. A d j u n t o acompaño, Letras canceladas que acreditan los pagos hechos, por un total de $ 5,930, a los que hay que agregar los $ 2,100 que corresponden a los pie para el auto y el taxi, sumas que pagué al contado, con lo que se llega al total de $ 8.030 a que aludo. Mi coche figura en la lista de los, coches quemados, levantada por el Notario señor Gaete. Es el número 112 de dicho Inventario. Don L U I S FLORES P A R D O , chofer, Fermín Vivaceta 1218, refirió su caso en la forma siguiente: El día 7 de Febrero de 1930, compré a los señores Cardone un auto Rugby en la suma de $ 11,594 que pagaba: con $ 2,000 de pie y el resto en Letras de $ 500 mensuales. Sobre este particular se hizo un contrato de compra-venta a plazo que se firmó ante Notario quedando un ejem piar en mi poder y otro en poder de Cardone Hermanos. Cuando ya llevaba pagados $ 7.000 en total (incluyendo el pie), don Luis Cardone me mandó llamar con René Torrejón a mi paradero ubicado en Alameda esquina de Ahumada y me dijo que en vista que no podía dar cumplimiento al pago puntual le dejara el coche en el garage hasta que reuniera $ 500 (pues estaba debiendo tres Letras). Con la mejor fe entré mi coche al garage y ahí lo dejé hasta que quince días más tarde llegué al garage con los $ 500 a retirar mi coche y Cardone se negó a entregármelo hasta mientras no le pagara el total de lo que estaba debiendo sobre el coche. Como yo no pude pagarlo, tuve que retirarme sin el coche. Esto pasó en los primeros días de Agosto de 1931. Durante uno o dos meses estuve yendo al garage casi todos los díat a rogarle me devolviera la máquina para trabajar y Cardone siempre se negó a entregármelo. Más tarde se gestionó por Cardone la formación de una Cooperativa a la cual yo me adherí porque según nos dijeron, ella tenía por objeto recuperar los coches que nos había quitado Cardone. Las veces que f u i a verme con don Luis Cardone para pedirle la entrega de mi coche siempre me pidió le mostrara el ejemplar de la compra-venta a plazo, y yo me negué a mostrársela porque comprendí que era para hacerlo pedazos. En resumen: a mí me quitaron mi coche los señores Cardone Hermanos en circunstancias que yo ya había pagado $ 7,000 sobre $ 11,594. A d j u n t o acompaño las Letras canceladas y el contrato de compra-venta a plazo que aun está vigente. Mí coche se quemó en el incendio y figura con el N. 9 136 en el Acta del Notario señor Gaete Rojas. Don M A N U E L A R A C E N A M E N D I E T A , chofer, Coquimbo 1033, refirió su caso en los términos siguientes: El 28 de Septiembre de 1928 compré a los señores Cardone Hermanos un auto Rugby tipo turismo N . 9 3 3 9 , 3 8 6 en la suma de $ 7,000, sobre el particular, se hizo un contrato de promesa de venta. Debía pagarlo en Letras de $ 500 mensuales. Cuando ya llevaba pagado $ 5,000 le dije a don Luis Cardone que quería sacar u«n coche Durant, que al efecto había elegido. Por este coche D u r a n t me pidió $ 12,500 que se pagaban con $ 4 , 0 0 0 en que me estimó el valor del coche Rugby que yo entregaba en parte de pago y el resto, o sea, $ 8,500 lo pagaba en Letras mensuales de $ 500. El auto Rugby que entregué en parte de pago quedó en poder de los señores Cardone, quienes lo vendieron a don Roberto Yáñez. T a n pronto me entregaron el auto D u r a n t empecé a trabajar en él y a pagar las Letras de $ 500. Cuando ya llevaba pagado $ 4 , 0 0 0 a cuenta de los $ 8,500 que quedé debiendo, me atrasé en tres cuotas. Entonces llegó do,n Luis Cardone a buscarme al paradero de Plaza de Armas con Monjitas y me dijo que fuera a la Oficina en Matucana. En el mismo auto nos fuimos. Dejé el coche afuera, en la calle y mientras-conversaba en la Oficina con él, René T o r r e j ó n me entró el coche para le cual !e hizo contacto directo, sin las llaves, pues yo tenía lasllaves. Cuando salí de la Oficina el auto ya estaba en el garage. Y o reclamé y me dijeron que mientras yo no pagara la totalidad de lo que estaba debiendo no podía retirar el coche. Como yo no tenía plata para iniciar el juicio y pagar abogado, y o no reclamé. Cuando yo cambié el auto Rugby por el Durant se hizo un nuevo contrato que quedó en poder de don Luis Cardone. Como he dicho, cuando le compré el Durant, devolví el Rugby, porque lo di en parte de pago del Durant. Mi ex-coche Rugby se lo vendieron a Roberto Yáñez, quien no lo pagó, motivo por el cual se lo quitaron, y cuando ya se lo habían quitado, don Luis Cardone me dijo que yo tenía que continuar con dicho coche, y pagar lo que se estaba debiendo. Yo no quise porque y a j e n í a un Durant que me era duro pagar, pues pagaba a razón de $ 500 mensuales. Aceptado de nuevo el Rugby tenía que pagar $ 250 más. Sin embargo lo acepté porque don Luis Cardone me ofreció ponerme todas las Letras de $ 250 para atrás, esto es, para ser pagaderas después que terminara de pagar el Durant. Cuando acepté comprar nuevamente el Rugby, se hizo un contrato de promesa de venta que acompaño. El mismo día que me quitaron el Durant, llegué al garage de Avenida Matta N. 9 1052 donde tenía guardado el Rugby con el objeto de sacarlo para trabajar con él y no lo encontré. Supe entonces que había ido a dicho garage don Luis Cardone con Rene Torrejón. El dueño del garage cuyo nombre no recuerdo conocía a Luis Cardone y sabía que ese coche era de los que él importaba. Le entregó el coche sin tener orden mía, y como no tenía las llaves también le hicieron contacto directo para ponerlo en marcha. Por consiguiente, en un mismo día don Luis Cardone y René T o rrejón me quitaron los dos coches. El Durant me lo entraron al garage de Matucana estando en la calle, y el Rugby lo sacaron sin mi conocimiento del garage de la Avenida Matta donde lo tenía guardado. A d j u n t o acompaño algunas de las Letras pagadas y el contrato de compra-venta a plazo, que se hizo cuando acepté comprar de nuevo el coche Rugby. El coche Durant tenía patente 71,330 y figuraba con el N. 9 61 en el Acta del Notario señor Gaete Rojas. Don J A V I E R ZAGAL G O N Z A L E Z , chofer, Pedro de Oña 80, refirió su caso en los siguientes términos: Hace algún tiempo compré a los señores Cardone Hermanos, un coche Rugby, tipo turismo, en la suma de $ 11,700 que debía pagar con Letras de $ 500. Al contado di $ 2,000. La compra del auto la hice a nombre de mi prima (Joña Soledad Suárez Zagal, que me prestó los $ 2,000 que debía dar al contado. Las Letras mensuales las iba a pagar yo exclusivamente. La compra ésta la hice a nombre de mi prima para garantirle el préstamo de los $ 2,000. Cuando ya había pagado la tercera Letra don Luis Cardone me dijo que mejor deshiciéramos el contrato en que figuraba mi prima y lo hiciéramos exclusivamente conmigo, lo que se hizo. Cuando ya había pagado el total, $ 6,200, don Luis Cardone me llamó paia decirme que había resuelto cambiar el sistema de pago en Letras mensuales, por el de abonos semanales, lo cual resultaba mucho más cómodo para los choferes. Para esto me dijo que era ne- cesarío anular el contrato vigente prometiéndome entregarme la factura cancelada cuando enterara el precio. Seguí pagando así hasta enterar $ 9,000 y un buen día, estando al día en los pagos semanales, fué un empleado de Cardone llamado René Torrejón, y me quitaron el coche en Diez de Julio esquina de Santa Rosa. Iba con frecuencia al garage antes del incendio y pude ver que a los coches les sacaban los neumáticos y forros y los vendían. En la tarde del día del incendio, más o menos a las cuatro de la tarde fui a la sastrería y vi a don Luis Cardone que atendía la colocación de unos repuestos en el subterráneo de la sastrería y me llamó la atención lo nervioso que estaba, pues andaba de un lugar a otro dando órdenes rápidas. Don R A F A E L L A U D E S GARCIA, chofer. República 678, re firió su caso en los siguientes términos: En 1930 compré un coche marca Rugby a los señores Cardone Hermanos en la suma de diez mil y tantos pesos, según consta del contrato de compra-venta a plazo que se encuentra acompañado a estos autos. Había terminado casi de pagar el automóvil y me encontraba con mis pagos completamente al día, cuando, un día Luis Cardone dijo, en ocasión de haberle llevado mi coche para una compostura, que había determinado cambiar el sistema de venta de los automóviles, a fin de facilitar el pago de los saldos que se le adeudaban por los compradores. Este cambio consistía en que en vez de hacer pagos por Letras mensuales, que resultaban muy pesadas para nosotros, le haríamos abonos semanales, por las sumas que se convinieran, y que así, cuando en una semana no pudiéramos enterar una suma determinada podríamos hacerlo en la otra. Para eso era necesario modificar el contrato de compra-venta. Accedí a esto, pues, era una facilidad muy grande y firmé el contrato, dejando el coche en el garage para que lo compusieran. Y o había abonado ya $ 9,500 al valor del coche. Esto ocurrió tres o cuatro meses antes del incendio. La compostura del coche duró bastante tiempo, y no lograba obtener se terminara, hasta que un buen día se quemó el garage. Entonces pregunté a Cardone qué pensaba hacer y él me aseguró que cuando el Seguro le pagara a él, no tendría el menor inconveniente de pagarme a mí. N o dudé de su promesa y sólo ahora, después que supe que Cardone había cobrado el Seguro de mí coche, vine a desengañarme. A mi hijo, Rafael Laudes Las Heras, le ocurrió algo parecido. Poco más de un mes antes del incendio tuvo necesidad de ir al garage para una compostura, y don Luis Cardone le sujetó el coche sin razón alguna, negándose a devolverlo. Ante las insistencias de mi hijo le dijo que tenia que esperar un poco, pues debía resolverse un asunto de importancia antes. Así pasaron las semanas, y un día se quemó el garage con el coche de mi hijo, y el mío y los de muchos otros choferes a los que Cardone les había quitado con diversos engaños. He sabido que Cardone cobró el Seguro correspondiente a nuestros coches y se ha negado a devolverle a nadie un centavo. Mi hijo también tenía pagado en gran parte el coche. En los días en que iba al garage para apurar la compostura de mi auto, vi que se estaba construyendo un encatrado de madera. Observé también que los coches guardados en el garage estaban casi todos completamente desmantelados, sin neumáticos y reducidos a esqueletos de coches, muchos de ellos. Don M A N U E L ROBLES CORDOBA, chofer, • Avenida Portugal 542, refirió su caso en los términos siguientes: Hace años le compré a la firma Cardone Hermanos un coche Rugby en la suma de $ 6,500 por el cual di $ 500 de pie y el saldo se ría pagadero con letras mensuales de $ 500. Sobre el particular hizo un contrato de venta a plazo que se firmó en la Notaría San Martín. Llevaba pagado dos Letras de $ 500 cuando fui chocado por el hijo del dueño de la fábrica de Fideos "El Sol" con quien me arreglé por los perjuicios, que se estimaron en $ 250 suma que recibió don Luis Cardone en el garage, de mano del mismo señor que me había chocado. Mi coche quedó fuera del garage mientras yo arreglaba el asunto del choque en las Oficinas. El coche lo entró al garage René Torrejón, y quedó ahí para hacerle las composturas necesarias. A los pocos días fui a buscar el coche y me dijo don Luis Cardore que lo había vendido. Yo le dije que, cómo podía hacer eso cuando el coche era mío, me contestó que no me importara eso porque me daría otro mejor. Efectivamente y a pedido suyo le cancelé el contrato anterior y firmé otro sobre la base de pagarlo por medio de cuotas semanales a base de $ 17 diarios, que debían pagarse los días sábados. Este nuevo coche me lo quitó también con el pretexto de hacerle una compostura. Y o no tuve sospecha que se fueran a quedar con él porque estaba al día en mis cuotas. Por este segundo coche había pagado más de tres mil pesos que unidos a los mil quinientos hacen un total de $ 4,500 ya pagados por un coche de valor de $ 6,500. El mismo día del incendio del garage de los señores Cardone Hermanos llevé al garage de los señores Cardone un coche marca Rugby, de propiedad de don Pedro Jalaff Namur, para que le compusieran el ?mbriague, y que yo trabajaba al arriendo desde que Cardone me había quitado el mío. Me atendió Antonio Garbato y me dijo que no podía recibirme el coche porque era muy tarde, en circunstancia que sólo eran las cinco de la tarde, cuando siempre aceptaba hasta las seis. El señor Jalaff es amigo de los señores Cardone porque les compra muchos casimires, pues tiene Sastrería en Diez- de Julio 265. Don P E D R O M A D A R I A G A B U S T A M A N T E , chofer, Washington 1946, refirió su caso en los siguientes términos: En Noviembre de 1929 celebré con los señores Cardone Hermanos un contrato de compra-venta a plazo de un auto marca Rugby, tipo turismo, en la suma de S 9,250 que debía pagar con $ 1,500 al contado y el saldo en nueve Letras de $ 500, y el saldo en Letras de $ 250 todas mensuales. En cumplimiento de la Ley 4530, pagué en Tesorería Fiscal $ 46.30 por un impuesto establecido en el artículo 2° Letra E de dicha Ley. Cuando ya había pagado todas las Letras de $ 500 me hizo firmar el contrato que tenía con él en la parte final, diciéndome que era para seguir con más facilidad de pagar el saldo en abonos semanales en vez de Letras de $ 250 de que me había hablado antes. Seguí pagando semanalmente hasta que un buen día fui al garage a hacer una compostura de una biela por cuyo trabajo me pidió Luis Cardone la suma de $ 200 que yo pagué, quedando de volver después de tres días a retirar el coche. Cuando volví encontré mi coche sin motor guardado en el encatrado que estaban haciendo y se negaron a entregármelo. Lo amenacé con buscar a un abogado y me dijo que al abogado que llegara a reclamar lo sacaban a patadas. Esto pasó algunos meses antes del incendio. Las veces que fui al garage a reclamar vi a mi coche que le habían sacado las ruedas, el motor y el parabrisas. Los demás coches estaban casi en las mismas condiciones. Yo no inicié juicio por falta de dinero para pleitear con Cardone. Don EVARISTO MIRANDA, chofer, Club Hípico 742, refirió su caso en la forma siguiente: El día 2 de Octubre de 1929, compré a los señores Cardone Hermanos un auto Rugby, tipo turismo, en la suma de $ 9,250, a la que debe agregarse el taxi, seguro e intereses, haciendo un total de doce mil doscientos siete pesos setenta centavos. Este coche se pagaría: con dos mil pesos al contado y con Letras mensuales de cuatro mil pesos. Cuando llevaba pagado $ 8.200 don Luis Cardone me dijo que había resuelto cambiar el sistema de pago y que en vez de ser en Letras mensuales, para dar mayores facilidades a los señores, lo haría en lo sucesivo con abonos semanales a razón de $ 8 . — diarios, pagaderos semanalmente. Yo consentí en cambiar el sistema de pago, porque era una facilidad bastante grande, pues, siempre andaba atrasado por falta de trabajo. Pagué algunas cuotas semanales y cuando ya llevaba pagadas varias cuotas, me fué a buscar a la sociedad de choferes ubicado en Olivares 1643, el empleado de Cardone, René Torrejón, acompañado de Humberto Reyes, quienes me dijeron que alcanzara por el garage, pues Luis Cardone quería hablar conmigo. Me fui con ellos, yo adelante y ellos en otro coche atrás. Cuando llegué al garage no estaba don Luis. Esto pasó en Enero o Febrero de 1932. Dejé mi coche en la calle Matucana y entré a la Oficina. Mientras conversaba en la Oficina con Antonio Barbato, Reyes me entró el coche para adentro. Reclamé, pero me dijeron que esperara a don Luis. Cuando éste llegó me dijo que, como estaba atrasado en varias cuotas me tenían que quitar el coche. Me dijo que si le traía una fianza hipotecaria o $ 500 me lo devolvía. Sin coche y sin fiador me era imposible cumplir las exigencias del señor Cardone. Cuando compré el coche se hizo un contrato de comodato con promesa de venta. Después que vino la Ley de ventas a plazo, se dejó sin efecto el comodato y se hizo un contrato de venta a plazo con arreglo a esta nueva Ley. Cuando resolvió cambiar el sistema de pagó de Letras mensuales por abonos semanales, me dijo que había que firmar este contrato para dejar sin efecto los pagos mensuales; y que cuando terminara de pagar con abonos semanales me entregaría la factura cancelada. Y o consentí en ello, porque era una facilidad, pero nunca creí que con ello iba a perder los ocho mil y tantos pesos que llevaba pagados, pues, no había razón alguna para ello. Cuando me pasó esto de perder mi coche fui a consultar al abogado don Raimundo del Río Castillo, que me conoce desde hace más de veinte años, y me dijo que le llevara una copia del contrato de la Notaría. En la Notaría no hallé copia alguna y por eso no pude entablar ningún otro reclamo. Mi coche se quemó en el incendio, tenía patente de Santiago número 71,248, y es el que figura con el N . 9 115 en el Acta levantada por el Notario señor Gaete Rojas. A d j u n t o acompaño las Letras que pagué por $ 4 0 0 cada una, algunos recibos amarillos que acreditan los pagos semanales, y una liquidación hecha de p u ñ o y letra del contador señor Luis Ramírez Muñoz, en la cual consta el detalle de mis abonos. Debo agregar que cuando compré mi coche pagué en la Tesorería Fiscal de San tiago una contribución como de $ 40 que se exige por cada coche que ingresa al tráfico público. Don MIGUEL T O B A R RAMIREZ, chofer, Rogelio Ugarte 1233, refirió su caso en la forma siguiente: E n Octubre de 1929 compré a los señores Cardone Hermanos un coche Rugby, motor N . 9 5 6 8 , 6 7 8 en la suma de $ 11,000 incluyendo un taxímetro Argo. El precio de la venta se pagaba con $ 1,000 al contado y el resto en Letras mensuales de $ 500. Sobre el particular se hizo un contrato de promesa de venta. Cuando ya llevaba pagado $ 8,500, don Luis Cardone me dijo que, como el pago en Letras por la suma de $ 500 era duro para los choferes había resuelto cambiar el sistema de Letras mensuales, por el de abonos semanales a razón de $ 1 7 diarios, pagaderos los días lunes. Y o estimé una gran ventaja el pagar en cuotas semanales, que eran bajns, y evitar así la Letra que cuando la protestaban había que pagar mucho más. Para este efecto me dijo que le /¿rmara en un punto que él me indicó y me dijo que eso era para cambiar el sistema de pago mensual por semanal y para retirar las Letras del Banco. Sobre esa base yo le firmé el contrato. Después seguí pagando por semanas y un buen día en que fui a pagar la cuota semanal don Luis Cardone me propuso le hiciera un arreglo al coche, de arreglarle los tapabarros que estaban hundidos y ajustar la tapicería, a lo que yo consentí porque esos arreglos iban a ser pagn.dos también semanalmente. Después de terminado el trabajo fui a retirar mi coche y don Luis Cardone se negó a entregarme mi coche mientras no le pagara íntegramente lo que le debía. Como no tenía plata para pagar íntegramente lo que debía f u i con el Presidente del Sindicato de Choferes a reclamar. Cardone ofreció facilidades para retirar el coche, pero no las dió. Después me vi con el abogado don Daniel Arriagada y Cardone le exigió fianza hipotecaria para entregármelo. En ninguna de las ocasiones referidas Luis Cardone me negó reconocerme lo que ya había pagado, pues sólo exigía el pago de lo adeudado. Pocos meses antes del incendio volví al garage a ver si me entregarían el coche y lo vi que estaba sin ruedas y montado en caballetes. La casi totalidad de los coches estaban en este mismo estado. En el invierno de 1932 f u i otra vez al garage, porque de ahí don Luis Cardone nos hizo llamar a los choferes que teníamos coches quitados para que formáramos una Cooperativa, con la cual recuperábamos nuestros coches. A d j u n t o acompaño las Letras que tengo pagadas de mi coche. También acompaño el recibo amarillo que daba a los choferes por las cuotas semanales. T a m b i é n acompaño la tarjeta de inscripción de mi coche en la Municipalidad de Ñuñoa. Cuando hice la compra pagué en la Tesorería Fiscal una contribución como de $ 4 4 que hay que pagar según la Ley 4 5 3 0 por cada coche que se incorpora al tránsito. Mi coche se quemó en el incendio. Es el que figura con el N . 9 53 en el Acta levantada por el Notario señor Gaete Rojas. D o n EULOGIO BERMEJO, empleado, Andes 3755, casita 19, refirió su caso en la forma siguiente: En el año 1929 compré a Cardone Hermanos Limitada, un auto marcha Rugby en $ 9,250 dando dos mil pesos al contado y pagando el saldo en cuotas mensuales de $ 500. E n el acto de la compra f u i a la Tesorería Fiscal a pagar la contribución de caminos respectiva, requisito indispensable para la inscripción a mi nombre del coche en la Dirección del Tránsito. Firmé un contrato con Cardone, por el que se comprueban mi compra y las condiciones en que las hice. Cuando llevaba pagado seis mil pesos con Letras, Cardone me propuso cambiar el sistema de pagos, de manera que en vez de tener que pagar Letras mensuales al Banco, que cuando no se pagaban exactamente se protestaban, lo que hacía incurrir en gastos de Notaría, pagaría el saldo del coche, con cuotas semanales, directamente en el garage. Esta misma proposición la estaba haciendo Cardone a casi todos los choferes que le habían comprado coches a plazo. Y todos aceptaban, como aceptaba yo, porque se nos hacía difícil por la crisis, reunir una fuerte suma cada mes, y en cambio, nos resultaba más fácil reuniría de a poco, semanalmente. En vista de mi aceptación Cardone me pidió modificar el contrato anterior para lo cual me lo hizo firmar, diciendo que necesitaba que yo lo firmara para poder retirar las Letras del Banco. Y o firmé. En seguida continué pagando con cuotas semanales, como lo había convenido, durante varios meses. U n día que me encontraba enfermo, entregué mi coche a un compadre llamado Luis Morales, para que me lo trabajara. Este se encontraba en el paradero de la Estación Central, cuando llegó un señor que subió al coche, y sin decirle para qué era, le hizo dar la vuelta por Chacabuco y cuando estaba frente al garage de Cardone, 1q hizo entrar al garage. Mi compadre obedeció, y cuando estuvo adentro. el señor, que resultó ser el empleado de Cardone llamado Rene Torrejón, se bajó del coche y le hizo hacer lo mismo, para decirle: "Ahora puede mandarse cambiar, el coche queda aquí". Mí compadre casi se fué de espaldas y quiso protestar, pero lo hicieron salir del garage. Cuando me vino a contar lo ocurrido, como yo no pude levantarme, fué mi esposa a reclamar a Cardone, diciéndole que cómo era posible que nos quitara el coche, dejándonos sin recursos ni cómo ganarnos la vida, siendo que yo lo tenía casi totalmente pagado, pero Luis Cardone le recibió de mala manera y la hizo salir de su negocio. Don CARLOS C A R D E N A S DIAZ, empleado, Eleuterio Ramírez 1130, refirió su caso en la siguiente forma: Hsce años compré a los señores Cardone Hermanos un auto Durart, seis cilindros, en la suma de $ 11,250, que debía pagarlos con $ 2,500 que pagué al contado y el saldo con Letras mensuales de $ 500. Al efectuar la venta pagué en la Tesorería Fiscal una cantidad de más o menos $ 40 y con el recibo que me dieron fui a la Dirección del T r á n sito a inscribir el coche a mi nombre. Cuando ya llevaba pagado más o menos $ 6,500 don Luis Cardone me dijo que, como me atrasaba en los pagos, y a fin de no protestarme las Letras, cambiáramos el sistema de pagos y en vez de ser Letras mensuales, serían abonos semanales de $ 105. Yo acepté por tratarse de una facilidad para efectuar los pagos. Cardone me pidió el contrato y yo se lo llevé. En él Torrejón hizo una anotación que me dijo era con el objeto de retirar las Letras del Banco, y yo la firmé sin leerla. ' Seguí pagando semanalmente la suma de $ 105 durante cuatro semanas. Una vez que fui a hacerle un pago me ofreció de regalo un forro usado para cambiarlo por uno en muy mal estado que yo tenía en mi coche. Yo mismo entré el coche al garage y al día siguiente, cuando fui a buscarlo, don Luis Cardone se negó a entregármelo mientras vo no le pagara íntegramente el valor del coche. Esto fué corno cuatro meses antes del incendio. Varias veces fui a buscar mi coche y siempre don Luis Cardone se negó a entregármelo mientras no le pagara el saldo. L a última vez que fui me dijo que si no me retiraba del garage me' disparaba de balazos. Las Letras que tengo pagadas están ya acompañadas al expediente. Don M A N U E L D I A Z N U Ñ E Z , chofer, Pasaje Arrate N. 9 116, refirió su caso en los términos siguientes: En 1931 compré a los señores Cardone Hermanos un auto Rugby tipo turismo, patente N . 9 71, en la suma de $ 7,500 pagaderos con cuotas semanales de $ 17 diarios. Se hizo un contrato de venta a plazo. Cuando ya llevaba pagado más o menos cinco meses y más de $ 2,000 entregados, un día que fui a pagar una cuota, don Luis Car- done me dijo que si quería cambiarle el aceite al diferencial, él me regalaría el aceite de un coche particular que acababan de cambiarlo, y que estaba bueno. Yo acepté. Entonces el señor Cardone le dijo a un mecánico que entrara mi coche y así lo hizo. Después que se le cambió el aceite pusieron mi coche en una fila junto a otros más. Y o pregunté para qué me lo colocaban ahí. Entonces me dijeron que tenía que pasar a la Oficina a arreglar la salida. En la Oficina don Luis Cardone me dijo que mi coche no lo podía retirar mientras no pagara íntegramente el saldo y como no pude pagarlo no lo retiré, pues, dejándome mi coche adentro no tenía cómo pagar el saldo. Esto pasó pocos meses antes del incendio. Don OSCAR R E T A M A L C U A D R A , chofer, Marcoleta 424. refirió su caso en los términos siguientes: El 20 de Diciembre de 1930 compré a los señores Cardone Hermanos un auto Rugby, de lujo, tipo turismo, motor N. 9 577,082, patente 71,217, en la suma de $ 11,800 que debía p a g a r a razón de $ 119 semanales. Cardone no me quiso hacer contrato escrito de compraventa hasta que no enterara la suma de $ 3,000, pues yo no había dado nada de pie. Cuando enteré esa suma reclamé el contrato y Luis Cardone me dijo que me lo daría cuando enterara $ 4,000. Cuando enteré los 4,000 pesos volví a exigir el contrato escrito, pero entonces Cardone me contestó que ya no hacía a nadie contrato y que cuando enterara el precio me daría la factura cancelada. Cuando llevaba pagado alrededor de $ 5,000, y en ocasión de haber ido al garage a pagar una de las cuotas semanales, al salir de la oficina donde había efectuado el pago, no encontré mi coche en la calle, donde acababa de dejarlo. Entré al garage y lo vi allí, lo que me sorprendió porque llevaba las llaves en la mano. Reclamé airadamente mi coche a Luis Cardone, quien me dijo sencillamente que no me entregaría más mi coche porque no le daba la gana. Continué concurriendo al garage a fin de obtener por la buena que Cardone me devolviera mí coche, aue era el medio que tenía para ganarme la vida, pero fué inútil. No lo conseguí. Pensé ponerle juicio, pero por falta de dinero no lo hice. Como iba con frecuencia al garage, pude imponerme que los coches que quitaban a los choferes, eran desmembrados, sacándoles todo lo' que valía la pena, lo que se vendía al público y a los choferes como repuestos. Yo mismo en varias ocasiones vi hacer ventas de neumáticos, parabrisas y otras piezas que se sacaban a los coches. A un amigo mío le vendieron un juego de cuatro neumáticos que le sacaron a uno de los coches quitados a los choferes y él los compró porque se los vendieron barato. En una ocasión le pregunté a Luis Cardone qué pensaba hacer con tanto coche que estaba juntando sin hacerlos trabajar, pues, yo insistía en obtener me devolviera el mío. pues, estaba sin trabajo, pero Cardone se rió y me dijo que no lo molestara. Después del incendió fui a ver a Luis Cardone a su Sastrería de Alameda y le pregunté si pensaba devolverme mi plata porque yo sabia que él tenía seguro, y Cardone me prometió que cuando cobrara nos llamaría a todos los choferes para arreglarse con nosotros. Don A R M A N D O BRIONES FARIAS, chofer, Santa Filomena N. 9 193. declaró en la forma siguiente: El día 12 de Diciembre de 1930 compré a los señores Cardone Hermanos un auto Rugby, usado, en la suma de $ 7,000. Di a cuenta la suma de $ 300.00 que obtuve vendiendo un cacharro Ford del modelo 26, que Cardone me dijo vendiera. El saldo quedé de pagarlo por cuotas semanales de $ 119.00. Llevaba pagado $ 5,000. más o menos, cuando un día llegó René Torrejón a buscarme al paradero para decirme que Luis Cardone quería hablar conmigo. Fui, y entré a la oficina del garage, dejando mi auto al lado afuera. Luis Cardone no estaba, y en cambio estaba el administrador Barbato. que es un individuo muy chiquito. Aboné la suma de $ 40.00 que andaba trayendo, y en eso, un compañero llamado Rodríguez me dijo que René Torrejón había entrado mi auto ai garage, lo que no sé cómo pudo hacerlo, puesto que yo lo había dejado con llave. Mis protestas fueron inútiles, y me echaron a empujones a la calle. Tiempo después supe que Cardone llamaba a los choferes para arreglarse con ellos, proponiéndose la formación de una Cooperativa, a fin de devolvernos los coches, con lo cual nos reconocería todo lo que habíamos dado a cuenta de ellos. Y o acepté y firmé un documento donde habían firmado muchos otros. En esa misma ocasión tuve oportunidad de ver mi automóvil, que estaba completamente desmantelado, sin forros, cojines, capota y parachoque. Mi automóvil está incluido en el acta levantada por el notario señor Gaete, en la partida N . 9 23, con la patente N . 9 71,316, conforme !o puedo demostrar con mi ,carnet. Don M A N U E L A L V A R E Z GALLARDO, chofer, Sargento Aldea 434, declaró lo siguiente: El día 11 de Setiembre de 1930 compré a los señores Cardone Hermanos un coche Rugby, tipo turismo en la suma de $ 9,700. El coche era de segunda mano, y por esta razón me lo vendieron a este precio reducido. Se hizo un contrato de compraventa a plazo que se suscribió en dos ejemplares, los cuales quedaron en poder de don Luis Cardone, quien se negó a entregarme uno a mí mientras no le hubiera pagado la mitad del precio convenido. El orecio de venta debía pagarlo en cuotas semanales de S 1 > 9 cada una" Cuando ya llevaba pagado S 5.100, un día. el 20 de J u m o de 1931 no pude entregarle los $ 119 y le llevé sólo $ 50. Don Luis Cardone, después que ya había pagado los $ 50. me dijo que entrara mi coche para revisarlo, y yo así lo hice. Cuando ya estaba adentro me dijo don Luis Cardone que no me dejaba sacar mi coche mientras yo no le pagara la totalidad de lo que le estaba debiendo y como no tenía dinero no pude sacarlo. Volví vsrias veces al garage para ver sí me entregaban el coche y fué inútil. Mi coche se quemó en el incendio y es el que figura con el N. p 74 en la lista del notario señor Gaete Rojas, pues, la patente N. 9 71,196, como podré acreditarlo exhibiendo mi carnet de chofer. Don D O M I N G O B R A V O O R E L L A N A , chofer, López 457, declaró en los siguientes términos: En 1930 compré a los señores Cardone Hermanos, un auto Durant, de segunda mano, en la suma de $ 8,500, que pagué con la suma de $ 500 al contado y el saldo debía pagarlo en abonos semanales de $ 119. Sobre el particular se hizo contrato de compraventa a plazo que firmé en dos ejemplares en el propio garage. Y o ignoraba que una de las copias debía quedar en poder mío, por esa razón no la exigí. Cuando ya llevaba pagado $ 5,000, en una ocasión en que fui a pagar una cuota, dejé mi coche en la calle Matucana frente al garage, y mientras me encontraba en la oficina con el contador, señor Ramírez, a quien le hice el pago, me di cuenta que mi .coche lo iban entrando al garage y lo manejaba René Torrejón. Me llamó la atención porque yo tenía las llaves en mis manos. Pregunté por qué razón me entraban mi coche y me dijeron que tenía que arreglarme con don Luis Cardone. Lo esperé toda la tarde, pero no llegó. Al día siguiente me dijo que el coche no me lo entregaba más, salvo que le pagara al contado el saldo y como no tuve cómo pagarlo porque sin el coche no podía ganar, no lo retiré. Como no tenía plata para poner abogado, me quedé con el robo que me habían hecho. Don J U L I O V A L E N Z U E L A VILCHES, chofer, Unión Americana 553, declaró lo siguiente: El día 23 de Octubre de 1930 compré a los señores Cardone Hermanos, un coche Rugby, en la suma de $ 11,000 que debía pagarlo a razón de $ 119 semanales. Para este efecto firmé un contrato de venta a plazo en duplicado, quedándose don Luis Cardone con los ejemplares. Yo reclamé un ejemplar para mí, pero don Luis se negó a entregármelo mientras no le hubiera pagado la mitad del valor del coche. Cuando ya llevaba pagado $ 4,500, según recibos que conservo en mi noder, un día, el primero de Julio de 1931, al ir a pagar una cuota, le dije a don Luis Cardone que el trabajo estaba malo (recuerdo que era la vísper^ de la caída de Ibáñez). Don Luis me dijo que entonces le dejara guárdado el coche en el garage y que mientras estuviera ahí no me corrían las cuotas, ni pagaría arriendo por estar en el garage arriendo que tenía que pagarlo donde lo guardaba. Y o consentí en esto porque era una gran facilidad. Como tres meses después volví a sacar mi coche y don Luís se negó a entregármelo, diciéndome que el saldo debía pagárselo al contado. Por esta razón no pude retirar mi coche. Volví varías veces a ver si me dejaba retirar mi coche y pude ver que mi coche estaba sin neumáticos y sin capota, que era la misma situación en que se encontraban los demás coches. Además, le habían sacado el parachoque. Mi coche figura entre los quemados según la lista levantada por el notario señor Gaete Rojas. Es el que ahí se anota con el N. p 14, pues la patente que tenía era 71,455, según puede verse en mi carnet de chofer. Don P E D R O BRIONES, chofer, Gay 2150, hizo la declaración siguiente: En 1930 un chofer de apellido Fernández, cuyo nombre no recuerdo, pero que trabaja en una fábrica de paños de Ñuñoa, de la calle Infante, compró a los señores Cardone Hermanos, un auto Durant, en $ 17,000. Cuando Fernández llevaba pagados como $ 6,000, más o menos, y encontrándose atrasado en varias de las entregas semanales, pues, lo había comprado con esta forma de pago, don Luis Cardone, que me conocí?, por haber trabajado un coche Durant de un señor Maldonado, me llamó y me dijo que me hiciera cargo del coche que le había vendido al señor Fernández, para lo cual me consideraban como abono los $ 6,000 que Fernández ya había pagado y yo lo continuaría pagando en cuotas semanales a base de $ 20 diarios, que debía pagar semanalmente los martes. Sobre el particular se hizo un contrato de compra venta a plazo en dos ejemplares, que quedaron en poder de don Luis Cardone, pues, al reclamar el que a mí me correspondía me contestó que me lo entregaría en otra oportunidad, pues, debía sacar copias de él. Yo pagué ¡a cuenta de la compra $ 5,000, más o menos, y en una ocasión en que me encontraba atrasado en dos entregas semanales hice un abono de $ 140, con lo cual quedé atrasado en una sola semana. En la tarde de ese mismo día en que había hecho la última entrega, pasó Rene Torrejón por el paradero ubicado en Alameda con San Antonio y me dijo que don Luis deseaba hablar conmigo y que fuese al garage, lo que hice al día siguiente. Una vez allá me expresó el señor Cardone que debía pagarle el saldo al contado o si no garantizárselo con fianza hipotecaria; saldo que ascendía, más o menos, a $ 6,000. La fianza que me exigía era por S 8,000. Yo lo ofrecí la garantía de una propiedad de mi padre, la que no fué aceptada por estar ubicada en Quillota. Mientras discutíamos, don Antonio Barbato me entró el coche al garage. Mi coche tenía el número 71,417 en la patente, según puede verse en mi carnet que estoy dispuesto a exhibir al tribunal. Este automóvil se quemó y figura inventariado por el notario Gaete Rojas bajo el N. 9 32. * Las veces que volví al garage con posterioridad a este hecho encontré una reja a la entrada y un letrero que decía: "Se prohibe la entrada a toda persona extraña al servicio". A pesar de este aviso yo entré al garage y vi que los coches estaban sin forros y algunos sin taxis. Como tres meses antes del incendio acogiéndome a una circular que vi en el garage, pegada en la pared por la cual se invitaba a los choferes a formar parte de una cooperativa con el fin de recuperar nuestros coches, pasé a firmar en la misma oficina del garage un documento por el cual yo me adhería a esa cooperativa que después no se llevó a efecto, ignoro por qué razones. Don R O B E R T O M A R Q U E Z GARAY, chofer, Baquedano N. 9 830, declaró en los siguientes términos: En Febrero de 1931. compré a los señores Cardone Hermanos un auto Rugby, tipo turismo, en la suma de $ 8,500, con taxi. El auto era de segunda o tercera mano, por eso me lo dieron en ese precio tan bajo. Sobre el particular firmamos un contrato de venta a plazo, del cual se hizo un solo ejemplar, el que quedó en poder de don Luis Cardone. El coche se pagaría con cuotas semanales que debía entregar los días lunes, a base de $ 17.00 diarios. En esta forma pagué durante ocho meses. Después me bajó la cuota semanal a base de $ 13.00 diarios, que también debía entregar los días lunes. Cuando ya llevaba pagados S 1,846, que correspondían, más o menos a ocho meses, fui un día al garage a hacer una entrega y a cambiarle un repuesto al carburador, que me dieron por él $ 40.00. Me entendí con don Luis Cardone, quien me dijo que volviera a la tarde a buscar mi coche, y en esta ocasión mandó don Luis a un obrero llamado Rogelio, que revisara en mí coche si estaban o no todas las herramientas. El aludido Rogelio le dijo que estaban todas. Yo estaba atrasado en $ 150 que correspondían, más o menos, a una semana y media. Don Luis me dijo que sí no me ponía al día no me dejaba sacar el coche. Y o le dijo que no podía hacerlo sí él me quitaba el coche y no me dejó sacar el coche. Esto pasó el día 16 de Octubre de 1931, y recuerdo la fecha porque esa vez don Luis Cardone me pidió mi carnet de chofer y me puso en él la cancelación. Cuando fui a hacer el pago semanal, dejé mi coche afuera, v mientra? estaba en la oficina, don Luis Cardone llamó al maestro Eduardo Leiva y le dijo que me entrara mi coche al garage, lo que no me llamó la atención porque estimé que era para hacerlo la compostura al carburador que yo había solicitado. Mi coche se quemó en el incendio del garage y es el que figura con el N. 9 120 en el acta levantada por el notario señor Gaete Rojas. Después fui varias veces al garage para ver modo de que me devolvieran mi coche y lo vi sin ruedas y montado sobre caballetes. Además, le habían sacado el radiador. En una de las veces que volví al garage encontré que en la puerta principal habían puesto una reja para impedir que los choferes entraran hasta adentro, pues, temían que algunos choferes, de viva fuerza, fueran a sacar sus coches. En otra ocasión le llevé a don Luis $ 70, y le pregunté si con esa suma podía retirar mí coche, y me dijo que sólo me dejaba retirar mi coche si le pagaba la totalidad de lo que debía. Don M A N U E L C A R O LARENAS, chofer, Cotapos 1176, declaró de la manera siguiente: A comienzos de 1932, un chofer amigo mío, llamado Manuel Campos, al que dicen "el Bandeja", me ofreció venderme un automóvil Rugby que él había comprado a los hermanos Cardone, y por el que había dado ya cerca de $ 3,000. Acepté lo que me proponía Campos, y en presencia de testigos, Manuel Nieto Silva y Daniel Nieto Silva, entregué a Campos la suma de $ 1,000. en dinero efectivo, para hacerme cargo de su coche, pues ese era el precio en que Campos me cedía sus derechos. Fuimos entonces, con el mismo coche referido, donde Cardone, Manuel Campos y yo, hablamos con Luis Cardone, al que le comunicamos el acuerdo a que habíamos llegado, el que aceptó y quedó convenido entre Cardone y el suscrito de que yo pasaba a ser dueño del coche, con la obligación de continuar pagando el saldo, por cuotas semanales de $ 119. Se firmó un contrato en un solo ejemplar, en el que firmó Campos, Cardone y el suscrito y unos testigos empleados de Cardone. Ese contrato lo guardó Cardone. Cuando llevaba pagados, por mi parte, $ 3,000, que sumados a Ioí pagados por Campos son $ 6,000, un día en que fui a pagar una cuota, mientras estaba pagando, sin que yo me diese cuenta de ello, el empleado de Cardone llamado René Torrejón, entró mi coche al garage. Lo vi desde la oficina del garage en que me encontraba, cuando Torrejón iba entrando al garage. Le reclamé a Cardone por su proceder, y él me dijo que volviera cuando le llevara treinta pesos en que me hallaba atrasado. Le protesté diciendo que sin coche cómo iba a ganar los treinta pesos, pero él no me hizo caso. Me fui y habiendo conseguido con un amigo esa suma, volví dos días después con ese dinero. Luis Cardone ya había hecho subir mi coche al segundo piso de madera, construido poco antes del incendio, donde estaba sin neumáticos, y se negó a entregármelo, diciéndome que no me lo entregaría si no le llevaba el total del saldo adeudado y el valor de unos repuestos, cerca de $ 200. Fué inútil que yo le hiciera presente que eso no era lo pactado con él. N o hizo caso. Cardone sabía muy bien que sin auto para trabajar no podría juntar un peso y se quedó con mi coche. Mi automóvil era marca Rugby, y tenía el motor N . 9 582,439, y patente N . 9 71,215 y se encuentra inventariado en el acta levantada por el notario señor Gaete Rojas, con el N. 9 28. Don R O D O L F O L U M B R E R A S , chofer, Ruiz Tagle 56, declaró en la forma siguiente: En Octubre de 1930, compré a los señores Cardone Hermanos, un auto Rugby, en la suma de $ 4,500. El auto era bastante usado y por esta razón me lo dieron en ese precio. El valor del coche debía pagarlo en forma de abonos semanales. Sobre el particular se hizo un contrato de compra venta a plazo. Cuando ya llevaba pagados $ 2,000, don Luis Cardone me dijo que por qué ño adquiría mejor un coche Durant, que era mejor. Al efecto, convinimos en un auto Durant. valor de $ 10,000, para el cual me sirvió de abono los dos mil pesos que ya llevaba pagados. Se hizo un contrato de compra venta a plazo, en dos ejemplares, los cuales quedaron en poder de don Luis Cardone, quien me dijo que solo cuanao enterara la mitad me entregaría mi ejemplar. Cuando ya llevaba pagados S 5,300, que se acreditan con los recibos que acompaño, que son sólo una parte de los que me dieron, caí enfermo. René Torrejón fué a mi casa y me pregunto por el coche. Le diie que lo tenía en un garage al lado de mi casa. Entonces me dijo que lo llevara al garage de Matucana 23, donde no me cobrarían arriendo, y que lo tuviera allá hasta que me mejorara. Yo accedí a ello porque en el local que ocupaba al lado de mi casa pagaba $ 30 mensuales. El propio Torrejón llevó el coche al garage de Matucana 23. Cuando ya me mejoré, que fué como dos meses después, fui al garage a buscar mi coche. Me entendí con don Luis Cardone. Me dijo que si no le pagaba la totalidad de lo que le estaba debiendo, no me dejaba sacar mi coche. Como no tuve el dinero necesario, no pude sacarlo. * Después que Luis Cardone se negó a entregarme mi coche un día me dijo que había resuelto formar una cooperativa para que los choferes pudieran retirar sus coches con la condición de pagar el saldo con grandes facilidades, pues, los abonos serían muy chicos. A mí me entusiasmó la idea. Luis Cardone me encargó corriera la voz con los demás choferes que estaban en la misma situación mía, y yo lo hice, en la creencia de que así podría recuperar mi coche. En esa fecha trabajaba en un auto de un cuñado mío, llamado Luis Bermúdez. Para estas diligencias Cardone me dió- plata para bencina. Yo hice estas gestiones porque creí que el asunto de la cooperativa era una cosa verdadera y no una cosa para entretener a los choferes. Don MIGUEL SORIA, chofer, Chiloé 9046, hizo su declaración en la siguiente forma: En Junio de 1931, compré a los señores Cardone Hermanos, un auto Rugby en la suma de $ 11,250, que debía pagar en cuotas semanales de $ 126. Sobre el particular se hizo un contrato de compra venta a plazo que suscribió en dos ejemplares, los cuales quedaron en poder de don Luis Cardone, quien me dijo que sólo cuando hubiera pagado la mitad del contrato me entregaría mi ejemplar. Pagué, más o menos, $ 2,700 hasta que un día el auto tuvo un accidente en Vicuña Mackenna esquina de Diez de Julio, que le produjo la torcedura del eje delantero. Avisado al garage de Cardone Hermanos, lo mandaron buscar en un camión especial que tenían para trasportar los autos que por sí solo no podían andar. Le hicieron la compostura y una vez que estaba listo me dijo don Luis Cardone que no lo podía retirar mientras no pagara la totalidad de lo que estaba debiendo. Como no tuve dinero no pude retirar mi coche. Como cuatro veces fui al garage a reclamar mi coche. Fui con mi padre, don Miguel Soria Martínez, y con mi hermano Enrique Soria Ruiz, y todas las veces don Luis Cardone me dijo que si no le pagaba lo que le debía no me dejaba sacar el coche. Don A B R A H A M A L E G R I A ROJAS, chofer, Pedro Valdivia 1502, declaró en la siguiente forma: En 1930 compré a los señores Cardone Hermanos, un auto Rugby en la suma de $ 7,500, incluyendo taxímetro, pues, era coche de segunda mano. Este coche debía pagarlo en cuotas semanales de $ 105. Cuando ya llevaba pagado, más o menos. $ 5.000, opté por cambiar el Rugby por un Durant, cuyo valor era de $ 14,000. La operación fué una permuta que se hizo entre chofer y chofer, con el consentimiento de don Luis Cardone. Yo me hice cargo de lo que quedaba adeudando el Durant y el que adquirió el Rugby se hizo cargo del saldo de ese coche. Cuando adquirí el Durant las cuotas semanales aumentaron a $ 119. Cuando ya me faltaban, más o menos, $ 2,000 para terminar de pagar el coche Durant, una noche, como a las tres de la mañana, fui chocado en Castro con Alameda, por un hijo de don Juan T o n k i n , llamado Raúl T o n k i n . Los perjuicios que me causó fueron avaluados en $ 400, que les recibió don Luis Cardone para hacer con esa plata los arreglos correspondientes, para cuyo efecto llevó el coche al garage de Matucana 23. Al día siguiente fui a buscar el coche para salir a trabajar y don Luis Cardone se negó a entregármelo mientras no le pagara el saldo al contado. Como no tuve cómo pagarlo no pude retirar el coche. El coche Durant tenía patente 71,41 1 y figura entre los quemados con el N. p 80, en el acta del notario señor Gaete Rojas.