EL Edición de Madrid. MADRID.—16 rs. al iaes en la Eedaccion, Administracion^'demas oficinas del periódico, establecidas en la calle de Tiagineros Prado), 20, cuarto bajo.—También se suscribe en las librerías de Baylly Ballliere, plazuela del Príncipe Alfonso, 16; Cuesta, calle des Carretas, 9; López, eaUcdel Carmen, 29; Duran, Carrera de San Grerónimo, y en todas las demás principales librerías de esta corte. Madrid.—Miércoles 16 de Noviembre de 1864. Nuevas bases de la suserieion (semejantes á las de otros periódicos de las mismas dimensiones que se publican en esta corte).—^Estranjero y Antillas, 70 rs. por trimestre: Filipinas y América del Sur^ 90 rs. franco de porte.—Provincias, dirigiendo libranzas, un mes 19 rs., tres, 50 y por comisionado 55 rs. trimestre.—Comunicados á precios convencionales.—Se reciben anuncios en esta Administración. ciones, habían sido puestas en grave peligro por un gobierno egoísta é insaciable, y era preciso sus16 DB NOVÍBMBBE. tituirlo en bien del pais, por otro que emprenDsbeiiH^ estar ráuy satisfechos: el vicalvarismo diera una maícha conciliadora y tolerante en arha des^gado toda su artillería contra EL Co^TEM- monía con las modernas necesidades públicas; pQWi^iBO» la gum-dia negra del general Ó'DonnelI ¿pero qué les importaba á los vicalvaristas la limi»í:éespl^piáo en guerrilla obedeciendo tal vez bertad, las instituciones y el pais, si nada de esto l3sté»tec« d^s su amó y seítor, y sin i-éparárén lo era cosa fungible? inoffflisivo de sus proyectiles se propone vengar en Es imposible que lleguen jamás á comjprender nosotros el descalabro sufrido en la jornada que ha que es mas honroso prestar en el seno deunacomihecho contra el ministerio con ian menguada' for- sicm parlamentaria el auxilio que demanda un gatuna. binete, que alcanzar una impetrada posición ofiLes hemos presentado la campaña en el caisfK) cial. de la razonada discusión^ les hemos teíadrido á Gomo su alma no siente jamás la necesidad poque probasen lo contrario délos hechos que afir- lítica, es empresa demasiado ardua hacerles entenmábamos y se han declarado en una vergonzosa der cómo se puede apoyar á los mismos hombres derrota, nos han visto triturar sus groseras ca- á quienes se ha combatido, á quienes únicamenlumnias, y ya sudorosos, fatigados, contenien- te se deben persecuciones, de quienes nada se esdo por momentos la respiración, vuelven la vis- pera en el terreno de la conveniencia personal, si ta atrás para graduar por nuestros movimien- realizan en el poder las ideas políticas por las cuatos el paso de su precipitada carrera, en la cual no les se clamó uno y otro día. pueden hacer otra cosa que sembrar el dicterio Los vicalvaristas no preguntarán nunca qué hacontra el vencedor, ya que no pueden ocultar á ce el gobierno, sino á quién coloca y á quién selos ojos del país su desdichada suerte. para, pasando con estas prefraisas á la oposición ó ¡Triste papel es por cierto el que siempre toca al ministerialismo; su catecismo político es la Guia en suerte al vicalvarismo! de forasteros. Necesitó de una humillante traición para alcan¿Podrán, pues, sacar los colores ülrostto de EL zar el poder en mil ochocientos cincuenta y seis; CONTEMPORÁNEO los que de tal manera se han conftié necesaria una deslealtad política para que sa ducido? Volviera á encaramar en él sobre las ruinas del Seguramente que no. Et CONTEMPORÁNEO senministerio Isturiz; tuvo quo pisotear las leyes para tiría calor en la mejilla si pudieran recordársele mantenerse cinco años en el poder, dejando su san- ciertos actos que otros han ejecutado, no tiene cogrienta y repugnante huella en Baracaldo, Loja y mo ellos esa cara friá é impasible, cuya rigidez San Carlos de la Rápita; quiso arrastrar en pos de solo tiene comparación con el cadáver de su consi á venerandas instituciones inspirando la última ciencia. hora de La Correspondencia; consumió en locas Si, lo decimos con orgullo á El Eco del Pais; empresas y arriesgadas aventuras raudales de pla- todavía se nos suben los colores-al rostro al ver ta y arroyos de sangre generosa; tuvo que aga- cuantos personajes hay que se agitan en el campo zaparse en las regiones oficiales para herir por la de nuestra política y tienen hecha la faz á prueba espalda al ministerio Miraflores, dando un inusita- de recuerdos. No hace mucho tiempo que al leer do ejemplo de inmoralidad política; guardó en su en la Gaceta lá supresión de la comisaría regia de alma el rencor por los actos de nobleza ejecutados Filipinas nos acordamos del año de mil ochocienpor homb^-es saUdos de su seno y minó sordamente tos cincuenta y seis, de la ciudad de Valladolid y con anónimas epístolas la existencia del gabinete de un capitán general que á todo y de todo se sonMon-Gánovas, y al observar que después de tanta ríe, y sentimos rubor por haber nacido en la époperfidia, de tanta deslealtad, solo ha encontrado ca oportuna para ser espectadores de ciertos actos. un amargo desengaño, se revuelve airado querien. Pero nos formalizamos con El Eco del Pais. do emapañar con su impuro aliento reputaciones El nos contestará yo soy .inocente... pero no intachables. nos contestará soy inocente, sino soy cualquier iCómo, por qué podríais sacar jamás los colo- otra cosa, porque á El Eco nada le írritia tanto res al rostro á EL CONTEMPORÁNEO? como parecer inocente. ¿Dónde, cuándo, en qué ocasión habéis lucha¡Es mucha la travesura de El Eco del Pais! do con la nobleza, con la hidalguía, con la rectiPor lo demás, nos enorgullecemos de ver hoy á tud de npestros hombres? toda la guardia negra arrojando sobre nosotros una ¿En qué época, en qué ocasión, en qué momen- nube de cargos y de diatrívás. to de vuestra vida pública habéis apoyado con lealCuando la guardia negra censura, es indudable tad y desinterés á una situación? que aplaude el pais y aprueban todos lusique tieHablen por nosotros ésos hombres distinguidos nen rectitud política, la conducta que constanteqile no pudieron permanecer á vuestro lado, vienmente hemos observado. do los unos postergada su elocuencia parlamentaria, sus servicios á la causa constitucional, á los El Diario Español persiste en el cómodo sisteridículos chistes de un resellado; observando los ma de insultar al por mayor y en globo á los homotros que su saber, su talento se posponía á cierto bres de nuestro partido, negándose á entrar en género de afecciones personales; considerando todos discusión razonada sobre sus falsas aseveiraciones la profunda inmoralidad que envolvía el hacer de en el terreno en que podríamos pulverizar- sus caun salón de tertulia el palenque donde se adjudi- lumnias. En su inmenso arsenal de ímpnoperíos, caban las distinciones, los altos puestos del Es- de injurias é insinuaciones venenosas, no pudo entado. contrar otras armas para herir al actual ministro Los que no han leido mas hbro que el presu- de Hacienda, mas que la desfigurada relación del empréstito Mires. ¡El Diario Español, tan original puesto, los que no han tenido otra aspiración que y fecundo en este reprobado género de latiques! conservar por mucho tiempo su destino, no pueden comprender cómo ha podido existir una frac- Pero cuando le saUmos al encuentro, cmando le retamos á discutir ese punto, piedra angullar sobre ción que con sus representantes en la prensa apoque descansaba el artificioso edificio de sus acuyaran á determinados gabinetes, sin mas objeto que sacar á la política del estado de abatimiento saciones, se retira humillado, corrido, y en su despecho deja ver á las claras el móvil á que obedeá que la había reducido aquel corruptor sistema cía al hilvanar esos infamadores libelos á que daba que todo lo compraba, que todo lo vendía para el nombre de artículos biográficos. matar por completo el sentimiento político. Ya lo vé el pais, ya lo ven nuestros coltegas toLa causa de la libertad, la causa de las institu- dos. El Diario Español confiesa que se ha llevado un solemne chasco al no encontrar en nuestras columnas un artículo que hiciese pareja con el dedicado al señor Barzanallana; esperaba ansioso, y él mismo lo dice, un escrito lleno de improperios y de insultos, y sintió no hallarle, y quiere, y pide, y casi suplica que le demos gusto escribiéndolo. El Diario Español tiene necesidad de escándalos, tiene necesidad de que la atmósfera de la prensa se llene de miasmas pútridos para poder respirar á sus anchas un ambiente agradable. Ya nosotros habíamos llamado la atención sobre esta especial táctica, pero nos importaba que no quedase á nadie el menor género de duda acerca del deliberado propósito con que se nos quería hacer ir á tan deplorable terreno, y El Diario Español nos escusa las demostraciones confesándolo con una ingenuidad que pasma y escandaliza. Sentado esto, vamos á decirle el por qué hasta ahora no hemos podido darle gusto. En primer término, aun ministro de Hacienda, d^ando á un lado el hombre político, no se le puede discutir en rigor sinjl bajo dos puntos de vista: el de su aptitud para ^ cargo que desempeña, y el de su moralidad. §4 aptitud debe discutirse científicamente, y en e|*e terreno nos hallábamos, y nos hallamos dispuestos á seguir á El Diario Español, poniendo en fíente administración y administración, hombre y J^ombre. Respecto á la moralidad, el negocio es mas arduo. En un periódico puede el escritor dignamente discutir la moralidad política de un gabinete, de un ministro cualquiera, pero en las cuestiones de Hacienda la inmoralidad tiene tantos pantos de contacto con otra cosa, que tiene un nombre muy duro, que una vez adquirido el conocimiento de su lalta, ó puesta en duda, mas es negocio ,dal fiscd y de los tribunales que déla prensa periódica. Ahora bien; ¿que El Diario Español se haya familiarizado con los tribunales y haya aprendido, merced al escandaloso patronato de su prohombres, á no temerle á sus consecuencias, es una razón para que nos suceda lo mismo á nosotros, que á Dios gracias no hemos sido condenados nunca por cierto género de ataques? Esta es nuestra opinión acerca del asunto, generalizándolo y haciéndolo comprensivo á todas las situaciones y á todos los ministros que han manejado la Hacienda. Ahora, vengamos á particularizarnos con el señor Salaverría. , En un gabinete al que no nos acercamos, sino que merced á las circunstancias políticas se encontró junto á nosotros, estuvimos momentáneamente al ¡ado del antiguo ministro de Hacienda de la unión Uberal. Predicábanse por aquel entonces, y predicábanlas los mismos que hoy rompen contra nosotros sus fuegos, ideas de conciliación y tolerancia, y EL CONTEMPORÁNEO, mas deseoso de ver realizada su política que de ver en el poder á sus hombres, apoyó á los que la realizaban desinteresadamente, entiéndase esto bien, desinteresadamente. Entre estos hombres, estaba el señor Salaverría. Lo que acerca de este personaje político hemos escrito, escrito está; y eisto no lo decimos ahora, pues teníamos la suficiente rectitud para proclamarlo así, al mismo tiempo que prestábamos leal apoyo á la situación de que formaba parte. En aras de la conciliación, en ara» de la tolerancia, habíamos hecho voto de no volver la vista atrás, juzgando á los hombres, no por lo que hicieron, sino por lo que hiciesen. Un sentimiento de caballerosidad, en nosotros nunca desmentido, nos impone hoy el deber de seguir para con aquellos hombres que respondieron al llamamiento patriótico de la conciliación, la misma línea de conducta que hasta aquí hemos venido siguiendo. No ha de decirse que solo han hallado eco en nosotros esas ideas cuando estaban en el poder los que las proclamaban, y que al ver- los caídos, volvemos á resucitar los antiguos agravios. El Diario Español no comprenderá acaso el alto sentimiento de dignidad que nOs inspira esta conducta; comprendemos que no lo comprenda, y lo sentimos por él. Sin embargo, antes de concluir réstanos hacer una postrera declaración. Las frases en que El Diario Epañol hace constar su sentimiento por no haber visto en nuestras columnas un artículo que hiciese pareja al del señor Barzanallana, pudieran ser objeto de interpretaciones, muy particularmente hoy que detrás de cada palabra lee la malicia una acusación encubierta. EL CONTEMPORÁNEO, que no se encuentra hgado ni al señor Salaverría ni á nadie por el lazo de esos recónditos favores que suelen hacer oblig ado el silencio, apela á El Diario Español, apela á todos los que mas ó menosr directamente se hallaban ligados á aquella situación, para que digan cuanto sepan sobre nuestro ministerialismo, para que espliquen de otro modo que como la hemos esplicado nuestra conducta , porque de no hacerlo así, y siguiendo por el camino que han emprendido, impulsados por una fatal necesidad, tendríamos que ser duros, agresivos, provocadores, con el solo objeto de probar que nada tememos , que ninguna consideración que no sea levantada y digna puede sellar imestros labios en la ocasión presente. Nuestra honra política es nuestro único y nuestro mas preciado patrimonio; y aun cuando para disipar la mas leve duda que pudiera empañarla tuviéramos que hacer un doloroso sacrificio, lo haríamos siu vacilar después de haber protestado una vez mas, como protestamos ahora, contra este género de escandalosos ataques. rarse era tan singular, que Evaristo la siguió un rato con la vista. —¡Qué atractivo tiene! dijo para sí. Suffo cuanMADEMOISELLE DU ROSIER. do la veo, no puedo menos de amarla. Al dia siguiente anunció Evaristo á Mlle. du RoPOK sier que iba á emprender un largo viaje, pareciénAMBDBB ACHARD. dole inútil su presencia en unas fiestas cuyos prepativos ya habia visto. Evaristo permaneció en la quinta hasta el fin del mes. Nunca Mlle. du Rosier le habia parecido tan —Bien está, dijo ella; pero prometedme quie, sepáis tierna ni tan encantadora. Parecía quererse con- lo que sepáis, y en cualesquiera circunstamcias que solar del mal que le habla causado. os encontréis, vendréis al momento que yo os llame. Me dice el corazón que os he de necesitar. Los dias de Mad. de Fougerollés se celebraban á prjmeros de junio. —Dios lo quiera, respondió Evaristo, y se sepaMlle. du Rosiér, que no consultaba mas que con- raron. sigo misma, en todo lo que sé referia al gobierno Ella subió al balcón para verle njientras bajaba dé la casa, decidió que esta fiesta se celebrase con la cuesta, al pió de la cual estaba el carmino. Le cierta solemnidad; Esto lisonjeaba la vanidad de la parecía que con él se iba la sombra de su jiuventud. baronesa, asi que accedió á lo que quería su sobri- Una angustia inesplicable embargaba su corazón. na, recomendándola solamente que no hiciera algu- Los pasados dias iban cruzando por su imaginación, na locura. En la lista de los convidados estaba en y estuvo á punto de gritarle para que volviiera; peprimer término el nombre de M. de Mauvezin, á pe- ro al doblar la senda desapareció entre loss árboles. sar de que Mlle. du Rosier no lo habia siquiera nom- Sus brazos, que tenia levantados, cayeroni desanibrado. mados. ¡Eal dije, ¡pensemos en Í 1 dia de miañana! —Tú bailarás con ella primera contradanza, herAlgunas palabras sorprendidas en una cíonversamosa, dijo Mad. de Fougerollés. . cion hablan hecho creer á Mlle. du Rosier que madame de Fougerollés habia prestado oidos á un pro—Con mucho gusto, respondió ella. yecto de casamiento. Quiso certificarse de ello, y Evaristo le dirigió una mirada. —No comprendo que hayáis podido perdonarle, aprovechando la presencia de M. Deschapelles en la dijo á Mlle. du Rosier luego que estuvieron solos. quinta, le cogió aparte y le preguntó, pensando que —¿Y quién os ha dicho que yo le haya perdo- él podría ser el autor del proyecto: nado? replicó esta con aquel aire altivo que adopta—¿Qué estas ahí charlando? dijo Mad. de Fougeroba algunas veces. llés que estaba leyendo en un rincón. . Mlle. du Eosier se acercó mas á M. Desichapelles Evaristo ocultó el rostro entre sus manos. y le dijo en voz baja: —Sois iiícomprensible, respondió. —¿Sois mi amigo? ÉUá se sonrió, y atrayéndole suavemente hacia él, le dijo: —Sí, ciertamente. —Suceda lo que suceda, y cualquiera cosa que —¡Pues bien! no me desmintáis. yo haga, tened muy presente esto: que jo nunca Y volviéndose hacia el lado de su tía, dijo: olvido. —^¿No sabéis lo que me propone' nuestro querido Lá espresion de la mirada quo lé dirígió al reti- notario? —No. —Un marido. —¡Ah! Este laM indicaba mas embarazo que admiración. —Bueno, dijo para si Mlle. du Rosier, luego el proyecto viene de mi tia. —¡Y bien! ¡qué dices tú á eso! respondió Mad. de Fougerollés. —Yo digo, que M. Deschapelles se está bromeando conmigo, —¿Y por qué? —¡Ah, Dios mió! mi querida y buena tia, porque una joven sin dote no es ninguna maravilla que haga correr á las gentes. Así que mientras continuéis dispensándome vuestra protección todo irá bien; mas el dia en que me faltéis, la sobrina sin la tia no será un partido muy ventajoso. —Eres demasiado modesta. —Y vos, mi querida tia, respondió Alejandrinu sonriendo, sois demasiado buena; ¡si todos me mirasen con vuestros ojos! Una sola persona ha pedido mi mano; de esto ya ha pasado algún tiempo. Nadie se oponía á este enlace; pero esta persona supo que yo estaba arruinada y creo que el novio aun no ha parado de correr. —¿Gomo se llama ese fugitivo? preguntó madame de Fougerollés alarmada por el giro que tomaba la conversación. —M. de Mauvezin ... ¡Dios mió! y yo le amaba si he de hablar con franqueza Me parecía un marido escogido espresamente para mi... ¡me refiero á aquel tiempo!... pero ahora, ni pensarle. M. de Mauvezin es un hombre muy precavido. Una buena alma, que me quiere bien le ha hablado de mi últimamente. ¡Oh! ¡no me habia olvidado! Mlle. du Rosier ha dicho: «Yo le amo mucho; pero si üo tiene nada.» Y al hacerle observar que tengo una tia, Mad. dé Fougerollés ha contestado: «Pues á eso iba...» Mad. de Fougerollés se es- tremeció y el notario dijo para sí: vaya un pájaro. —¡Ah! ¿con que ha dicho eso? esclamó la baronesa. —¡Sí! pero no lo toméis ámal, continuó M!le. du Bosier; la ocurrencia es graciosa, tanto, qué me ha hecho reir á mi misma, á quien mas directamente afecta. De modo, que decidida como estoy á no dar mi mano al primer advenedizo, y- creyendo que M. de Mauvezin todavía huye de mí,, he renunciado resueltamente al matrimonio. —¡Caramba! no seas precipitada, dijo Mad. de Fougerollés. Las cosas quedaron en este estado hasta el momento de celebrarse las fiestas á las cuales habia sido invitado M. de Mauvezin. Ya habia siete ú ocho personas en la quinta cuando él negó. Mademoiselle du Rosier hacia los honores de la casa, juntamente con su tia. La posición que entonces ocupaba y el afecto que le manifestaba Mad. de Fougerollés, hablan modificado notablemente las ideas en favor suyo. Ya no eran estos los tiempos en que llevaba un mal vestido de lana negra; al dia siguiente de su llegada á La Bertoche se encontró en su cuarto magníficas telas dé seda, para verano, y varios adornos que la baronesa habia mandado traer de París para su sobrina. Sin dejar por esto de presentarse con cierta sencillez, ella adoptó únicamente aquellas formas y colores que estaban mas en armonía con su edad. Con esta trasformacion yolvió otra vez á agitarse en los círculos de Moulins la grande cuestión de su casamiento que por tanto tiempo habia escitado la curiosidad de los ociosos. No fué el último que se apercibió de este cambio M. de Mauvezin, aprovechándose de la franqueza que de la vida del campo procuró imprimir á su conversación un carácter mas tierno y significativo. rOLLETlH DE EL OOWTEMPORANEJO11 Hemos leido y vuelto á leer un artículo que El Diario Español d#dica al examen de nuestra historia y no hemos podido comprender el objeto que se haya propuesto pubhcándolo, á menos que ese objeto se reduzca tan solamente á dirigir nos sus ataques directos. Mal podría la prensa periódica llenar su misión sí se empeñara en discutir la personalidad de cada periódico, perdiendo asi un tiempo precioso que reclaman otros asuntos de mas interés. Mas toda vez que á ese terre ,io se nos llama, fuerza es que á él acudamos: no se ha de decir de nosotros alguna vez con justicia que escusa mos un debate: no se ha de decir que esquivamos, ni tampoco que abandonamos el campo de batalla, sea cual fuere el escogido por nuestros adver§arios. Discutir sobre lo que somos, sóbrelo que significamos, sobre lo que hemos sido y significado, es cosa á que por lo visto son muy aficionados nuestros adversarios: no es nuevo esto y ya al aparecer en el estadio de la prensa, comenzaron á amontonarse sobre nuestras cabezas todo género de suposiciones gratuitas las unas, absurdas las otras, y todas ellas conocidamente falsas. Hoy se muestra por El Diario Español un decidido empeño de manifestar no sabemos que diferencias que, á juicio suyo, debían separarnos del ministerio, supuestos los antecedentes de nuestra vida. El Diario Español se espanta y se admira de que hayamos salido á la defensa d« los hombres que forman el Consejo de la Corona, y ese hecho, el calor nuestro en la defensa, y la decisión con que la hemos emprendido, le parece un fenómeno digno de estudio. Mas lo que falta á El Diario Español es probar este aserto, pues que como hemos dicho, todo su artículo no es otra cosa mas que un ataque á nuestra publicación. ¿Qué es lo que somos? Tal es la primera pregunta que se hace El Diario Español. Por cosa vieja deben tener olvidado nuestros suscritores las acusaciones que se nos han hecho de antiguo por El Mlle. du Rosier le conocía ya lo suficiente en esta ocasión para esplicarse los motivos de aquel interés tan solícito; sin embargo, se guardó bien de manifestárselo» Nada cambió en su actitud, acaso se Año V.—Núm. 118-i. Diario Español, llamándenos demócratas de salón, demagogos y órgano del mas exagerado radicalismo. Estas acusaciones se nos lanzaron cuando combatíamos las tendencias reaccionarias de la unión liberal, sus ya famosas exhumaciones de cadáveres, su amor á la ciencia demostrado por medio de las quemas de libros, sus circulares, modelos de suspicacia reaccionaria y seguidas de efectos positivos, sus constantes ataques á las libertades púbhcas en las persecuciones de la prensa, y esa fluctuación indefinida en todas las cuestiones políticas de importancia que ocurrieron durante su mando. Entonces se nos negaba el título de conservadores, y sin embargo, nosotros no predicábamos ciertamente una política nueva, sino la política que el partido conservador había observado en los períodos mas brillantes de su historia. Y a([ui conviene rectificar el falso supuesto de que el actual gabinete sea en política lo que fueron las situaciones de 18S2, M y 57. Piadosa es la intención de El Diario Español al suponer semejante cosa, y no es estraño que quien define al partido conservador por algunos de sus períodos, no acierte á doñnir lo que nosotros somos y hemos sido desde nuestro origen. Ni el partido conservador es una fecha, ni nosotros somos demagogos ni lo hemos sido jamás, y gsto que es una verdad, en cuya demostración seria, sobre pueril, ridículo entrar, no pudo ocurrirse antes y ahora mas que á los órganos unionistas, cuyo partido, aspirando á representar la liberaUzacion del partido conservador, y no habiendo sido sino por esencia reaccionario, ha menester de acusar á los unos de demócratas y á los otros de reaccionarios. Este es el secreto del articulo de que nos vamos haciendo cargo, secreto que es el alma de esa furia con que algunos periódicos unionistas se han arrojado sobre el señor González Brabo y sobre la situación toda, que inspirándose en altos sentimientos de patriotismo, desprecia esas constantes escitaciones que se le hacen para que abandone la política conservadora pero liberal que viene poniendo en práctica desde su entrada en el poder. Y hé aquí por qué no es estraño, sino antes bien muy natural el calor de nuestra defensa. Al calor de las ideas conservadoras nacimos; defendiéndolas y obedeciendo á consideraciones de alto patriotismo, apoyamos á la situación presidida por el marqués de Miraflores que no en vano por cierto se llamó eminentemente liberal: en defensa de esas mismas ideas, sin obedecer 'á otros estímulos qu3 á los de nuestra propia conciencia, sin que en nuestra actitud influyera la opinión de este ó de ese otro periódico sobre nuestra representación política, ya esa opinión fuera anterior, ya coetánea al advenimiento del gabinete presidido por el señor Arrazola, juzgamos los actos y las tendencias de este: y en la conciencia de todo el mundo está la rectitud de nuestra conducta en aquellos días. Sucedió á ese gabinete el presidido por el actual embajador en París y del que formaron pártelos señores Pacheco y Cánovas, y todo el mundo recuerda todavía las manifestaciones solemnes que hizo en el Parlamento, y todos tienen presente nuestra actitud para con un ministerio, que apellidando conciliación, trajo al seno de las Cortos soluciones aceptables para las fracciones conservadoras, y que al calificarse cuidó de adoptar una denominación deducida de los principios fundamentales del partido conservador, que si se distinguí por esta cualidad también se precia de liberal. Y no dijimos «estos sí que san los nuestros,» frase que envuelve la idea mezquina de política personal, fras3 que no hemos dicho ni aun el día en que los señores González Brabo y Llórente juraron las carteras esencialmente políticas de la Gobernación y de Estado. Esa frase no pudo legítimamente salir de labios unionistas, y no nos es- mostraba únicamente menos atenta y menos deseosa de hablar con él. Se presentaba amable y afectuosa, pero como una dueña de casa que trata de obsequiar á sus convidados, no como una joven dichosa y turbada con la presencia de un hombre á quien ha amado. Este detalle no pasó desapercibido para M. de Mauvezin. Creyó en la presencia de un rival, al lado suyo, pero no lo encontró; pensó si acaso ella esperaba una ocasión para hacer su elección, ó por último que habría sido prometida á algún desconocido que no tardarla en llegar á La Bertoche. Su perplejidad aumentaba cada vez mas. Trató de sondear al viejo notario, no pensando que se las habia con quien era mas astuto'que él. M. Deschapelles apreciaba mucho á Mlle. du Rosier. Se hizo el misterioso y habló del porvenir en términos vagos que no precisaban nada, pero que permitían esperarlo todo. Concluida la conversación, M. de Mauvezin sintió en el alma no haberse declarado abiertamente á Mlle. du Rosier, durante su permanencia en París. ¿Cómo no habia comprendido que la heredera que iba tanto tiempo buscando la tenia en su mano? Y lo sentía tanto mas, cuanto que Mlle. du Rosier producía entonces sobre él una impresión cuya intensidad y estension no podía fijar, pero que le era nueva. Ella comenzaba á abrigar en su alma sensaciones hasta allí desconocidas y le iniciaba en cierto modo en un orden de ideas, de las cuales una vida de de vanees, dirigida por una inteligencia perezosa, no le habia permitido hasta entonces ocuparse. La fatuidad, el egoísmo y una especie de reserva ó mejor dicho de desconfianza, propia de la gente de provincias, que no habia perdido con estar en París, protegían á M. de Mauvezin y le defendían contra los encantos de Mlle. du Rosier. (Se continmri.) / 7 Ci") El Contemporáneo.—Miércoles 16 de Noviembr« de 1864. pilcamos cómo El Diario Español llama francamente unionista al ministerio Mon-Cánovas. ¿Se olvida El Diario de aquella famosa carta, causa de tantos disturbios de familia, revelación de tantas esperanzas perdidas, muestra de tan incalificable impaciencia? ¿Si fué francamente unionista, cómo no sé llamó así? ¿Cómo es que El Diario Español se mostró tan exigente a u n ministro, y o quejó de que no se hacia política de unión liberal? Es sensible que El Diario Español, ardiente ministerial primero, intempestivo oposicionista muy luego de un gabinete conservador liberal; es sensible que El Diario, entonces defensor de la evolución liberal del partido conservador, y no de otra cosa, por recabar su patente de unionista intransigente se olvide de sí mismo para fijar su vista en nuestra conducta. No ha renunciado E L CONTEMPORÁNEO á su significación antigua: antes, ahora y siempre hemos defendido, nuestra fé en las doctrinas que profesamos, nos dicen que siempre defenderemos una misma política, una misma aspiración; ni antes fuimos demagogos y demócratas ni ahora somos moderados á la usanza de las épocas citadas por El Diario Español: antes y después hemos sostenido con todas las fuerzas de que estamos dotados la necesidad de restablecer la fé conservadora, dando nuevos pasos en la vía de nuestro desenvolvimiento político, y hemos cumplido nuestros compromisos coadyuvando á la realización de ese pensamiento político que ha sido siempre nuestra guia. Hemos sido mas estensos de lo que nos habíamos propuesto, y sin embargo, no hemos hecho otra 0 0 ^ que apuntar ligeramente las ideas que podríamos desenvolver cumplidamente en nuestra defensa; no lo hemos creído necesario ni tenemos espacio para hacerlo, pero en nuestro puesto, estamos prontos á discutir cuanto á nosotros se refiera. Al buen pagador no le duelen prendas. El Eco del Pais desata anoche sus pavorosas iras contra E L CONTEMPORÁNEO; y para que 1 a atención sea mas asequible, y el efecto rpas teatral, el periódico vicalvarista sale á la escena pálido, desmelenado, furiosamente descompuesto á veces, á veces estudiadamente desdeñoso, llenas sus colum, ñas de rasgos escéntricos y de toques estravagantes, precedidos sus artículos de epígrafes tan interesantes como nuestras ilusiones; miedo, vergüenza y venganza, patente prueba de la fiebre romántica que le domina y enloquece. Con .tan atronador estrépito y aparatoso d e nuedo, es soberanamente difícil parar los golpes del colega vicalvarista, y tan lisonjera y halagadora sospecha, ha debido entrar en su ánimo, cuando al recorrer sus columnas y observar el lujo de cuartillas que ha desleído sobre todas ellas, haya dicho para su capote: ((ellos contestarán, pero trabajo les mando.» Estas tentadoras ilusiones debían crecer de p u n tb y tan dulces esperanzas debían agrandarse hasta el enloquecimiento, cuando reparara lo empeñado que se encuentra hoy EL CONTEMPORÁNEO con otros periódicos de su misma comunión, y sobre todo, con lo avanzado de la hora en que recibimos ordinariamente El Eco del Pais, á quien, con pesar sea dicho, no podemos tributarle todo el tiempo y toda la atención que de buen grado quisiéramos. Pero á pesar de esto, y como bien mirado. El Eco del Pais no hace mas que surcar en esta ocasión la estela trazada por El Diario Español; sus infundadas censuras, son censuras que ni siquiera tienen el mérito de la novedad, y sus a r gumentos, son argumentos que tenemos contestados, y que solo un deber de cortesía, á que n u n ca faltamos, nos obligk á rectificar, siquiera sea ligeramente. Sobre las veleidades de E L CONTEMPORÁNEO, según nuestro colega dice, en otro lugar añadimos algunas frases á las muchas que sobre el particular hemos escrito y muy recientemente. La época del ministerio Mon-Cánovas, en que El Eco del Pais quiere registrar las inauditas apostasías y las depresivas humillaciones de E L CONTEMPORÁNEO, es un período de nuestra vida pública, del que nunca nos arrepentíretnos y del que sentimos la mas perfecta tranquilidad, pues no traspiró nunca en nuestra conducta ni en las columnas de nuestro periódico, aquella amenazadora inquietud que agitaba al campo vicalvarista, furioso hasta con sus íntimos amigos del ministerio, por aquella picara manía que había descubierto de abandonar la cuestión de personas hasta después del verano, y de preservar los destinos de las furiosas embestidas que los vicalvaristas daban á los ministros, quienes ni siquiera respetaban el carácter unionista de estos, á los que ni siquiera bastaba para su tranquilidad que la unión liberal estaba en el poder. Pero no: esto se dice ahora como argumento contra la conducta de EL CONTEMPORÁNEO; la unión liberal por de pronto, no era la bandera levantada por el ministerio Mon; y que no eran sus genuinqs ni sus esclusívos hombres ¡os que estaban en ej poder, prueba esto la tendencia franca y desembozada actitud de La Política; el patente disgusto de los vicalvaristas; la célebre carta en que tan cariñosamente se .trataba al señor Cánovas, que como r e mitido, pubficó El Diario Español: el espíritu tolerante y conciliador que poT estos tiempos brillaba en las columnas de El Eco del Pais, que tenia mucho cuidado, por cierto, de hablarnos todos los dias del gran partido liberal conservador; lo p r u e ba, en fin, la presencia en el gobierno de miembros tan importantes como los señores Mon y P a checo, y las declaraciones hechas por'todos los ministros en el Parlamento, que á pesar de toda clase de alusiones y de escitacíones, nunca dijeron: ((nosotros representamos la unión liberal; nosotros somos la unión liberal.» ¿Dónde está pues, esa humillación por que tuvo . que pasar E t CONTEMPORÁNEO, al aplaudir á ministros .que se llamaban Cánovas, Salaverría, Ulloa y Marchesi? ¿Será porque habiéndonos afiliado á la unión liberal, apoyábamos sin embargo á un ministerio, que nunca se llamó mas que hberal-conservador? ¿Será • porque habiendo hecho del nombre de un partido el sancta sanctorum de nuestras creencías seguíamos defendiendo, sin embargo, al g o bierno, á pesar de no ver escrito este nombre, al frente de su programa, ni escuchado esta palabra en la serie de sus discursos? ¿Será porque habiendo coadyuvado en épocas anteriores á sostener en una vergonzosa oscuridad la cuestión de la reforma, porque habiendo prometido la solución en repetidos discursos de la Corona, la fuéramos aplazando indefinidamente, para rechazarla en medio de la mas indigna coalición durante el ministerio Miraflores y admitirla y votarla gustosos pocos días después y durante el gabinete Mon? ¿Será porque habiendo vivido en un principio en la inercia mas escandalosa, hubiéramos votado poco después leyes que el pais venia reclamando de antiguo? En todo esto, lo confesamos, hay efectivamente alguna humillación, hay algo de lodo y de podredumbre, mucho que es repulsivo á los espíritus rectos y consecuentes; mas esta humillación es toda de El Eco del Pais que sufría en silencio el agudo dolor del despecho, que tenia por la composición del gabinete y por las declaraciones y la conducta de los ministros, que morderse la lengua y recoger en su carcax las envenenadas flechas que hoy arroja iracundo sobre el campo de la situación, porque esa bandera que tan alto se levanta hoy, sin duda para que se distinga al que la levanta, permanecía entonces recogida y olvidada, inocente víctima de la indiferencia y ateísmo de ciertos unionistas. Con esto concluimos con El Eco del Pais; q u e damos, sin embargo, baj o el peso de una dolorosa impresión. El Eco del Pais nos tiene lástima. Decididamente, vamos á ser muy desgraciados. ^^. El Diario Español se equívoca lastimosamente. Desde el principio de la polémica que sostenemos con ese- periódico, hemos lamentado el tener que bajar á un terreno, que no habíamos elegido, y en el que entrábamos á pesar nuestro. Pero, al m a nifestarlo así , no lo hacíamos por híp(X5resia, ni movidos por género alguno de temor; una vez en la imprescindible necesidad de seguir á nuestro colega por el tortuoso y deplorable camino que él había trazado á la discusión, nuestro deber, nuestra dignidad, la defensa de nuestros amigos, la convicción de que no habíamos de llevar la peor parte en el debate, porque nuestra conducta de siempre nos escudaba contra ataques de cierto género, nos estimulaban á. no retroceder y á seguir adelante. Pero la prensa ha levantado su voz contra el g i ro que nuestro colega ha querido dar á la cuestión qu3 sostenemos; los mismos amigos de El Diario Español han protestado en otros periódicos contra elcarácter que tomaba la controversia, achacando su iniciativa á EL CONTEMPORÁNEO, y nosotros queríamos y debíamos poner muy en claro que en eso no nos cabía responsabilidaci alguna, porque, como dijo en un arranque inocente La Verdad, que con él pretendía herirnos, no hemos hecho mas que plagiar á nuestro antagonista. El Diario Español ha conocido que su reciente sistema de ataque contra nuestros amigos políticos, no es el que conviene á la dignidad de la prensa, y trata de hacrer ver que no es él quien lo ha iniciado, como si las fechas en que sus artículos y los nuestros han aparecido, no declarasen terminantemente la verdad. Pero como el encono ciega, y como, por lo visto, á El Diario Español le cuesta trabajo apartarse de ese camino, en el mismo artículo en que quiere demostrar que no falta á la dignidad de la prensa, desencadena una lluvia de groseras invectivas contra el señor González Brabo, para que á nadie pueda quedarle dudas acercado la verdad de nuestro colega en sus afirmaciones. ¿Busca El Diario Español disculpas á su conducta en la que nosotros hayamos podido seguir en otras ocasiones? Pues la busca en vano, á no ser imputándonos falsamente actos que-no hemos cometido. El Diario Español, que se atreve á de-^ cir de nosotros que no hemos respetado la h o n ra privada, puede volverla vista atrás, al tiempo en que E L CONTEMPORÁNEO hacía ruda oposición á sus patronos, siendo objeto, por parte de estos, de una incansable y sañuda persecución, y vea si una vez siquiera y á instancia de parte, hemos sido condenados por calumnia. Y no faltaban deseos de que eso sucediera; el gobierno de entonces, harto diferente del de lioy, no se paraba en barras con tal de saciar sus iras en un periódico, y en la imposibilidad de vernos condenado por calumnia, acogió con deleite la peregrina invención de las causas de real orden, debidas al fecundo ingenio deUiberal señor Posada Herrera. No fuimos condenados entonces, como no lo hemos sido nunca, y en caso contrarío, no hubiéramos encontrado en la poltrona de ministro de la Gobernación un amigo benévolo que nos indultara, dándonos así carta blanca para seguir en esa edificante tarea, ¿Es aquí donde quiere bus-car la comparación El Diario Españoll Abiertas están las columnas de EL CONTKMPOBAKEO para recibir cuantas pruebas de que no hemos respetado la honra privada quiera enviarnos nuestro colega. Justamente podemos presentar como uno de nuestros mejores timbres que, ni aun en medio del calor de la oposición, ni aun cuando la hacíamos mas cruda y mas violenta al funesto ministerio O'Donnell, ni aun cuando los ministros nos hacían blanco de sus iras, h e mos sido condenados por ultrajar la honra privada de persona alguna, siempre sagrada para nosotros. Registre su historia El Diario Español, vea sí puede decir lo mismo, y entonces podremos establecer comparación entre su conducta y la nuestra. Hoy por hoy, esa comparación es ridicula, en fuerza de ser absurda. Aquí debiéramos hacernos cargo de los ataques que, por vía de epílogo á su articulo, dirige El Diario Español al señor González Brabo. Pero está visto que los dos periódicos unionistas tienen estereotipadas sus respectivas sartas de insultos y diatrivas contra algunos de los consejeros de la Corona, para reproducir diariamente los mismos, haciendo caso omiso de nuestras contestaciones. Retamos á El Eco del Pais á discutir los actos públicos del señor González Brabo: escogió la época en que este señor ministro era periodista, le contestamos oportunamente, y hoy se nos viene replicando de cualquier modo y apartándose ya de los términos en que habíamos colocado el debate. Retamos á El Diario Español á discutir sobre el empréstito Mires, y se nos vino encontrando ridicula la discusión y haciendo aparecer de nuevo los consabidos cuarenta artículos, á los cuales quiere hacer representar el papel de la sombra de Niño. Todo lo que sea querer sacar á jos dos periódicos de su obligada cartilla de insultos, dicterios y personalidades, es pensar en lo imposible. No necesitan defensa los actuales ministros por los ataques estereotipados del vicalvarismo. En son de protesta puédese, una vez, hacerse cargo de ellos; en sus ridiculas reproducciones, no hay mas que mirarlos y pasar de largo. Si, al abrirse el Parlamento, las huestes vicalvaristas son en él tan fogosas como eft la prensa, los dignos consejeros de la Corona sabrán mostrar al pais, como ya lo demuestran con sus actos, la radical diferencia que existe entre los atacados y los que atacan. Los debates del Parlamento italiano, que hasta ahora puede decirse estaban reducidos á una m e ra polémica, tomaron ya el sobado último las p r o porciones de una verdadera discusión política. El ministro de Negocios estranjeros, general Lamármora, tomó la palabra como diputado y con verdadera franqueza dijo muchas y muy grandes verdades. Desde luego empezó el orador por declarar que había sido desde un principio adversario del convenio, porque temía que las estipulaciones acordadas en París el IS de setiembre llegasen á ser causa de discusión y desorden aun para la Itaha misma. Pero no habiéndose realizado sus temores, aceptó el poder entregándose por entero al servicio de una política que, según él, ha de producir en el porvenir los mejores frutos. Esponiendo en segu\da las condiciones en que el gobierno se encuentra colocado con respecto á Francia, el general Lamármora defendió al gobierno imperial contra los ataques de ciertos partidos, y recordó los servicios que el emperador había hecho á Italia, viendo en el convenio la continuación de esos servicios que permitirán á la península continuar avanzando. El ministro italiano cree en la solución de la cuestión de Roma, pero en un porvenir mas lejano; cree también en la solución de la del Véneto convencido de que en esta cuestión tendrá Italia el apoyo de Francia. La Cámara demostró con entusiastas aplausos la impresión que en ella había producido el discurso del orador al cual nadie contestó, lo cual parece Indicar que no durarán ya mucho los debates. La Italia anunci»^ ademas, que en Turin empieza á fatigarse la atención pública. Las tribunas no están ya tan concurridas, y no se cree que pueda ya decirse nada de nuevo sobre la situación después de lo dicho. Si esto era ya una verdad después de la sesión del viernes, lo parees mas todavía después del discurso del general L a mármora. ^» Han informado mal á nuestro colega El Criterio. Ni á nuestro compañero de redacción el señor Peña se le han presentado dificultades por los electores mas influyentes del distrito de Utrera, ni por consiguiente hay ínotivo alguno para que retire su candidatura. Antes por el contrario, el señor Peña , que tiene por amigos á la mayor parte y mas influyente de los electores del distrito de Utrera, tiene hoy mas que antes motivos para insistir en su candidatura. S. M. la Reina se ha dignado recibir á las tres y media de ayer en audiencia particular al señor Barrot, embajador que ha sido de Francia en esta corte. Al lado d e S . M. la Reina se hallaba el escelcntísímo señor don Alejandro Llórente, ministro de Estado. Acompañaba al embajador el señor Bazo, primer introductor de embajadores. M. Barrot tuvo la honra de entregar á S. M. la carta de su augusto soberano en la que da por terminada su m i sión en esta corte, y tuvo también ocasión de ofrecer al mismo tiempo á S. M. el Rey, el homenaje de sus respetos. Los Reyes recibieron al señor embajador con su amabiiidad acostumbrada. .«a» .Según anuncia La Correspondencia, el señor Ruiz Zorrilla se propone publicar u n folleto titulado, Tres negaciones y una afinnacion. Este folleto parece que se dividirá en cuatro partes que sucesivapente yerán la luz pública. La primera negación, los neo-católicos, aparecerá en breve. 4^_ . Ayer ha llegado á esta corte el director de infantería, señor general Lersundi. — • — • — i^atK Ayer tarde á las cuatro se ha reunido el Consejo de ministros en casa del señor duque de Valencía, á causa de hallarse este todavía indispuesto. <8a., ^ Los periódicos de noticias desmienten el anuncio nombrando al señor Catalina para la dirección del Registro de la propiedad. ^ La Correspondencia, contestando á La Iberia, dice que el señor Llórente ha hecho dimisión al subir al ministerio de los cargos que ocupaba en algunas sociedades de crédito. •«»— Al tomar el conde Russell posesión del titulo de rector déla Universidad de Aberdeen, ha pronunciado un discurso que nada tiene de universitario. El jefe del Foreing Office ha hecho una disertación política dividida en dos partes, refiriéndose 'a primera á los tiempos antiguos, y tratando la segunda del estado actual de la sociedad. El noble lord ha aprovechado esta ocasión para dar una nueva y entusiasta prueba de su simpatía por la causa italiana, hablando en términos dignos de la Itaha regenerada, de su porvenir, de sus nuevos destinos, del rango que está llamada á tomar como monarquía constitucional entre las p o tencias europeas. Dígase lo que se quiera, n o deben despreciar los patriotas italianos este unánime tributo de simpatía que le envían la Inglaterra y sus hombres de Estado, aun cuando este tributo se reduzca á discursos. Nadie negará que la palabra es una potencia reconocida y acreditada en nuestros dias; y si hemos de admitir su peso é influencia en el desenlace de las grandes cuestiones políticas, que sea principalmente cuando sirve á una causa que s e gún los solemnes acuerdos de la diplomacia, está reducida á proseguir su obra, á buscar su triunfo en el solo uso de los medios no materiales, á e n tregarse á las fuerzas de la civilización y del p r o greso. _ ^ El corresponsal de la Independencia Belga en Nueva-York escribe á dicho periódico dando á conocer el resultado de la convención que se había reunido en Quebel para establecer las bases de una confederación entre todas lag provincias británicas de la América del Norte. Esta confederación, cuyo proyecto ha sido adoptado, comprenderá la Nueva Escocía, el Nuevo Brunswick, la isla del Príncipe Eduardo, Terra Nova y los dos Cañadas. Un Congreso compuesto de 76 miembros elegidos por la Reina entre los actuales miembros de las Cámaras altas representará esta unión. Esta legislatura central equilibrará el poder ejecutivo quedando reservadas especiales atribuciones á las Asambleas provinciales. El proyecto de la Confederación será sometido á la aprobación de estas Asambleas y sus delegados van á reunirse para sancionar definitivamente la nueva confederación anglo-americana. <B» Asegúrase que la Prusia cederá á la exigencia del Austria, cuyo objeto es que se someta el tratado de paz á la Dieta federal. Esta resolución tendría por consecuencia la sanción del art. 5°, y por consiguiente de los derechos de las grandes potencías alemanas que en él se establecen. En este ca^ so ya no tendría Prusia motivo para oponerse á la ocupación del Holsteín por las tropas federales hasta que la cuestión de sucesión quede completamente resuelta. Asegúrase, dice La Correspondencia, no sabemos con qué fundamento, que los proyectos que animan á los progresistas constitucionales obtienen las simpatías y aprobación de algunos antiguos individuos de la unión liberal. Este rumor, añade el mismo diario, creemos que se funda en algunas conferencias celebradas por el señor don Antonio de los Ríos Rosas y el señor López Grado, con'erencias que en efecto son bastante frecuentes, y hoy mismo creemos que se haya celebrado una, sin que podamos asegurar si estas entrevistas son resultado de la amistad particular que una á dichos señores, ó sí tienen un objeto político. A los ttrabajos de Jos progresistas disidentes y al carácter del periódico que ha de representar su política, dedica La Correspondencia estos sueltos: «Esta moche se reúnen la junta directiva y algunos indiviiduos de la fracción de los progresistas constituci(onaIes y dinásticos, con objeto de dar lectura al pr'ograma con que ha de darse á conocer el nuevo diairio político Bl Progreso Consíüucional qne aparecerá el viernes. El jueves tendrá lugar una nueva reunión mas numerosa, para aprobar definitivamente este programa. El^ director del nuevo diario progresista El Progreso, Constitucional será el señor don Manuel García Camba, ex-diputado á Cortes, magistrado que ha sido y ex-auditor de la isla de Cuba. Según noticias que tenemos por exactas, este periódico, órgano de los progresistas disidentes, recibirá las inspiraciones de una junta directiva, compuesta ademas del indicado director, de los señores don Emilio Sancho, don Fernando Coft^di, el señor López Grado y don iSlmon Gris y Benitez.» i<áp». — Participa el telégrafo que el ministro del Perú ha sido recibido por M. Drouyn de Lhuys, con quien ha celebrado una larga conferencia. Se disponía á venir á Madrid con objeto de i n tentar un arreglo amistoso en las cuestiones pendientes entre ambas naciones. Aseguran á Las Noticias que anoche han debido celebrar uina reunión los demócratas, pero se ignora aun en qué sitio se reunirán, pues están citados |)ara uno de los cafés mas céntricos y desde allí se dirigirán al local que habrán designado y escogido ya. Esto mismo viene á confirmar el segundo párrafo del siguiente suelto que tomamos de ha Correspondencia: «La ruptura entre demócratas y socialistas es un hecho consumado. Los señores Castelar y Orense han hecho dimisión y se han separado del comité democrático, por no estar conformes con las ideas socialistas sostenidas por algunos de sus correligionarios. Hoy se lia reunido el comité democrático en casa del señor Sorni para dar cuenta de las dimisiones y proponer á la reunión las personas que han de reemplazar á los dimisionarios, que se cree serán los señores Rivero y Pí y Margal!.» i*^.^ . La Unidad Italiana publica una carta escrita por Mazzini en contestación á un mensaje de una asamblea popular celebrada en Faenza. Su párrafo mas importante es este: «Hoy, esta paciencia (la de Italia) comienza á ser interpretada como el abandono de nuestro derecho. Mañana Europa diaria: Italia, no es siempre mas que •una espresion geográfica; no tiene viAa propia; su vida está en Parts; no necesitamos ocuparnos de ella. Oigo frecuentemente pedir un programa para la concentración. El programa se halla completo en la palabra nación; añadiré los tres pensamientos sucesivos que encierra esa palabra: Venecia, Boma, pacto nacional. Venecia, la guerra contra el Austria para merecerla, con la emancipación de las naciones anexionadas al imperio. Koma... Roma, para merecer con la destrucción del Papado, la libertad de conciencia dada al mundo, el derecho de organizarpor un pacto la libertad y la asociación de' los italianos en la nación. El primer pensamiento de esta serie, apoyado ya por numerosas y decisivas razones, se halla actualmente representado por la protesta de los valientes que para espiar, por decirlo así, con una manifestación nacional el tratado anti-nacional de los dos gobiernos, buscan en este momento la muerte ó la victoria en los Alpes.» El International de Londres anuncia que el general Lamoriciere ha aceptado el cargo del Papa de organizar el ejército pontificio, sin querer t J mar el mando en jefe del mismo. El mismo periódico pretende saber que el 13 salía de Marsella un primer destacamento de zuavos pontificios de los que asistieron á la batalla deCastelfidardo y que habían tomado el compromiso de acudir á defender al Papa á la primera invitación. • m — Leemos en Las Noticias: «Carece de fundamento la nueva que ayer y anteayer ha circulado, respecto de que por el gobierno se habia dispuesto reforzar las guardias y quedar todo el dia las tropas en sus respectivos cuarteles. No hay nada de esto ni motivo, que nosotros sepamos, para que lo haya.» O Algunos periódicos han anunciado algunas d i misiones de altos funcionarios, que no están u n i dos al gobierno por lazos políticos. La Correspondencia al ocuparse de este asunto, escribe lo siguiente: « Se habla de dimisiones próximas á ser presentadas por individuos de la unión liberal. Nosotros creemos que los que de estos piensen lanzarse á una oposición activa política y personal en las Cámaras, renunciarán sus destinos; pero no los que ocupando puestos no políticos piensen dar su voto con arreglo á sus opiniones. Estos últimos aguardarán á ser separados y no parece que lo serán por esa sola causa, sentados los principios de tolerancia de que se halla, animado el gobierno.» — — .^1^ . — i Como en otro lugar decimos, la sesión que celebró el 12 el Congreso de diputados italiano y de la que nos trae ayer un resumen la prensa estranjera, ha sido la mas importante hasta ahora, por las declaraciones hechas en ella por el general L a mármora, declaraciones que han causado en París profunda sensación. El general Lamármora fué el primero que usó de la palabra en dicha sesión y principió declarando que no venia á hacer u n discurso, sino solo a l gunas declaraciones. «Yo era, dijo, contrario al convenio antes de que fuese celebrado, pues temia que perturbase la unión ya cimentada de las provincias italianas y ocasionase la reproducción de conflictos interiores. Hallándome en Francia se lo dije al emperador Napoleón y á M. Drouyn de Lhuys, y de regreso en Italia ma vi impulsado contra mis intenciones, ¿ aceptar el ministerio en una situación difícil. Hallando un tratado importante firmado, dejó á un lado todo temor y me preparé á sostenerlo, de acuerdo cotí mis colegas, convencido de que (lontra mis previsiones no habia peligro real de discordias, ni riesgo de que se renovasen los disturbios. Vi también que todos en Italia tomaron por lo serio el compromiso de 15 de setiembre, y que los sentimientos manifestados por el Parlamento con motivo del reciente cambio de notas con la Francia, prueban la lealtad con que se mira la ejecución de aquel acto. Hemos podido decir, por lo tanto, que el ministerio tendrá la fuerza de hacer ejecutar el tratado, fuerza que adquirió en nuestra unión y en el concurso moral del país. La cuestión de la traslación de la capital es delicada para mí que soy de Turin. Turin militarmente no puede ser capital, pero se hubiera debido preparar los ánimos para la noticia de su calda. Siento que se trate de haceros sospechar de la Francia. He podido acercarme diferentes veces ai emperador Napoleón, y desde 1852 le he encontrado dispuesto á ocuparse algún dia de la Italia: también admitió, á pesar de ciertas oposiciones, que se hablase de la Italia en el Congreso de París. Ya recordarán la visita de M. de Cavour á Plombieres y la gloriosa guerra de Italia. A consecuencia de una entrevista del emperador Napoleón con el rey Víctor Manuel en Valeggio, quedó demostrado que el rey Víctor Manuel no aceptó los preliminares del tratado de Yillafranca sino en lo que se referia á él personalmente. Cuando ocurrió la muerte del conde de Cavour, el emperador Napoleón reconoció generosamente la Italia, lo cual hizo posible su reconocimiento por otras potencias. En 1862 envió el emperador de los franceses su escuadra á cumplimentar al rey Víctor Manuel en Ñapóles. Tal vez el emperador abrigó dudas en otro tiempo, como varios de nosotros, sobre la posibilidad de la unidad italiana; pero hoy, estoy de ello convencido, piensa que la unidad es irrevocable. No daremos un paso atrás: iremos adelante con prudencia y lentitud, pero sin descansar. La cuestión de Roma no está aun completamente aclarada en los ánimos en lo que se refiere al modo de su solución; no viene mal, por lo tanto, tener tiempo por delante. Tengo gran confianza en el emperador Napoleón, que conoce perfectamente la cuestión romana. Creo también que nos ayudará respecto á Venecia. Hablo como simple particular y no como ministro. A l guna solución puede hacerse posible respecto de Venecia. Creo que podría ser inclinado el ánimo del emperador de Austria á nuevas resoluciones sobre el particular. Renuevo la espresion de mi deseo de que aprobéis el tratado de 15 de setiembre. El anterior discurso fué acogido con numerosos aplausos. En seguida el diputado Musolino habló estensamente contra el convenio, que considera fatal para la Italia, y propuso que se fortificase á Turin.» A continuación damos cuenta de los discursos que mas llamaron la atención en la ceremonia que tuvo lugar anteayer ^ n Palacio con motivo de cubrirse como grandes de España los individuos cuyos nombres hemos publicado: Hé aquí el discurso del señor marqués de MoUns: «Señora: Acostumbran los grandes de España en ocasiones como la presente hacer un ligero recuerdo de sus antiguos blasones ó un modesto alarde de sus propios: ervicios. Yo, señora, por circunstancias que me son personales no puedo seguir el uno ni el otro camino; de 11 Contemporáneo.—Miércoles 16 de Noviembre de 1^64. mi femilia no debo hablar, porque sentándose entre los grandes el que heredó de mis padres y abuelos título y hacienda, él es un testimonio vivo de la lealtad de mi linaje y de la munificencia de los augustos progenitores de V. M. De mis propios merecimientos aun puedo hablar menos, ellos son tan escasos que apenas alcanzarían á granjearme un modesto lugar entre los servidores de la Cámara de V. M. ¿Qué dobo hacer, pues? Repetir aquí lo que en todas partes ílgo, lo que está hondamente grabado en mi corazón. Que cuanto soy, cuanto tengo, cuanto valgo, lo debo 'personalmente á V. M. y á las instituciones representativas que V. M. simboliza y preside: á cuyos objetos he consagrado mi vida como publicista, como diputado, como senador y como ministro. La grandeza de España, señora, que para las ilustres, personas que me escuchan es herencia l e gítima ó premio merecido , es para mí merced gratuita: unos son apoyos históricos del Trono, otras son su gala y ornamento; yo no soy mas que su hechura. Así me complazco en reconocerlo y proclamarlo; ¿pero qué podre ofrecer en homenaje de mi reconocimiento: y o , señora, que no tengo guerreros que guiar, ni espada que esgrimir? Ofreceré no mas que una pluma y una voz, una pluma que no se vende, una voz que no temé; débil ofrenda en si misma, pero quizá fuerte por la doctrina á que se consagra; porque Dios ha querido siempre que ¡la idea prevalezca sobre la fuerza y permite en estos nuestros tiempos que las prensas alcancen mas que los cañones, y las plumas, de acero al cabo, penetren tanto corao las bayonetas. Señora, leal y agradecido á V. M., á la Constitución y á la dinastía, á quien después de Dios y de mi anciana madre debo cuanto soy, procuraré dejar á mis hijos, no pingües riquezas, porque no he heredado ni adquirido, sino un caudal de amor tal que se pueda decir de ellos, como de mí, que en la casa de Molins nada merece llamarse grande sino la gratitud.» No menos oportuno fué el discurso del señor marqués de Salamanca, quién, buscando en los hechos presentes y en los servicios prestados al pro • greso de su pais el origen de la merced con que la Reina le distinguía, veia honrado en su persona el espíritu de su siglo. «Señora, dijo, la historia referirá á los tiémpQs venideros el reinado de V. M. como uno de los mas prósperos y gloriosos. Tantos millares de kilómetros de caminos de hierro, tantos mas de carreteras ordinarias, las mejoras materiales que cada una de las poblaciones de España ha conseguido, la nueva formada dada á la capital del reino, las abundantes aguas traídas á Madrid, que han triplicado su población, serán ¿títulos de gloria que enaltecerán el nombre de V. M. Alguna pequeña parte que yo he tomado en estas mejoras materiales ha hecho que V. M. en su munificencia derrame sobre mí mercedes y me eleve á la eategoría de grande, que no creo merezco, pero esta generosidad de V. M. servirá de ejemplo á los hombres trabajadores y activos que ven que se abren las puertas del alcázar á Ja industria y á la laboriosidad.» El señor marqués de la Habana hizo la enumeración de las mercedes que á S. M. debía, y por las cuales era tan profunda su gratitud como la adhesión á su persona. Dijo que, si al principio de su carrera militar sobrevino la guerra civil y combatió siete años defendiendo los derechos de la Reina y después pudo prestar algunos servicios militares, no correspondían sus merecimientos á las recompensas que su Majestad le habia acordado, elevándole hace muchos años al empleo de teniente general y otorgándole la konra de llevar sobre su pecho todas las mas a l tas condecoraciones del Estado. Que sí mas tarde tuvo la honra de que se le concediese el gobierno superior de la mas importante posesión de Ultramar, que habia desempeñado siete años, S. M. le habia concedido un título de Castilla con la denominación de marqués de la Habana, con el que habia querido siu duda que se perpetuase en su familia, no el recuerdo á sus servicios, sino el de la bondad y munificencia de S. M. Llamado últimamente á los Consejos de la Corona y elevado á la grandeza dé España no era este seguramente por los méritos que hubiera contraído en aquel puesto, sino porque S. M. sin duda había podido persuadirse de sus sentimientos de lealtad á su persona y del patriotismo que le anima. A cambio de tantas mercedes, honrado con la grandeza después de vestir el hábito de Santiago desde los primeros años, no podia ofrecer otra cosa el nuevo grande que complir como bueno sus deberes, cifrando toda su ambición en continuar mereciendo el real aprecio. También hemos oído que el discurso del general Armero fué notable, así como otro de que no hemos podido adquirir pormenores. £a España habla con elogio del marqués de la Pezuela, quien refirió, con la modestia de un antiguo caballero, y con la verdad de un soldado, algunos de sus servicios militares, singularmente la acción de Cheste, sobre la cual S. M. le ha concedido la grandeza; y no dejó de interesar vivamente el ver al digno general concluir académicamente su discurso con una cita del Dante, su poeta favorito, el cual, demostrando ya en el siglo xui la necesidad que tiene toda nobleza de ir reclutando sucesivamgnte nuevas personas, deeia: «Capa eres-tú que acórtase ligera: si no se va añadiendo cada día, la remata del tiempo la tijera.» La ceremonia fué tan solemne como todas las del palacio de nuestros Reyes.» Un periódico de Sevilla, que desde hace tiempo nos profesa grandísimo afecto, inspirado por el ninguno que le tenemos, dice lo siguiente, que merece alguna, aunque pocas palabras de nuestra parte: «El señor Bedmar era el primer hombre de la provincia de Sevjlla para EL CONTEMPORÁNEO hace un año. Entonces ese periódico lo puso por las n u bes asegurando que no habia sido ministro porque no le habia dado la gana. Pues bien, hoy los redactores de ese mismo periódico, con el señor Albareda a l a cabeza, le hacen una cruda guerra. En Utrera el señor Peña, pasante ayer del mismo señor Bedmar, se le pone en frente con la sana intención de derrotarle. En Sevilla, el señor Pablé se une á los contrarios del señor Bedmar, y también combate su candidatura. Por último, el señor Botella también durante su estancia entre nosotros combatió al'señor Bedmar, olvidándose de que hace un año quemaba incienso en sus altares desde las coliunnas de E i CONTEMPORÁNEO. Dados estos precedentes, no ños estrañará mañana ver en nuestro apreciado colega algún canto épico en loor del señor Bedmar. Seguramente sus r e - daetores tienen muy presente aquel adagio que dice: «Z>e saiios es mudar de consejo." No hay en estas líneas una sola apreciación que no sea falsa. El juicio que teníamos de las dotes del señor Bedmar, es el mismo que hoy tenemos, y asi lo hemos dicho hace tres dias'. Es falso que el señor Albareda se mezcle en las elecciones de Utrera ni otra alguna. Es falso, por consiguiente, que nuestro antiguo director ni los redactores de nuestro periódico hagan guerra cruda ni dulce al señor Bedmar. Lo cierto es que el señor Bedmar hace la guerra á nuestro compañero de redacción el señor Peña, que no aspiraría a ripresentar el distrito donde ha nacido, donde tiene su familia y muchos, muchísimos amigos, si estos, haciéndole una honrosísima distinción, no 1» hubieran propuesto la representación del distrito. El señor Peña, que en efecto ha sido pasante del señor Bedmar, y que tiene á grande honra el haberlo sido, ha sabido, como saben los hombres que tienen conciencia de su propia dignidad, cumplir con sus deberes de amistad y con sus deberes de hombre público. Si el periddico á que nos referimos no comprende la delicadeza de la conducta del señor Peña, junto á sí tiene al señor Bedmar que podrá enseñarle á no ponerlo en duda. Estamos seguros que á pesar de la amistad que ese periódico parece profesar al señor Bedmar, no le habrá consultado las Uneas que dejamos copiadas, y en las cuales se entrevé un deseo de difamación, tanto mas digno del mayor desprecio, cuanto menos valor se tiene para atacar de trente al señor Peña. Si lo hubiera consultado, estamos seguros que el señor Bedmar seria el primero á oponerse á manejos tan torpes. Por último, y ya que se habla de la candidatura del señor Fabié, en otra parte del mismo p e riódico, debemos decir que la candidatura de nuestro antiguo compañero de redacción ha sido propuesta por sus muchos amigos y parciales en el mismo distrito en que el antiguo mmistro de Hacienda introdujo la suya desde la poltrona ministerial en las últimas elecciones. PARTE OFICIAL. PRESIDENCIA DEL CONSEJO DE MINISTROS. S. M. la Reina nuestra señora (Q. D. G.) y su augusta real famíha continúan en esta corte sin novedad en su importante salud. REAL DECRETO.—De conformidad con lo propuesto por mi Consejo de ministros, vengo en nombrar Consejero de Estado á don Julián Velarde, conde de Velarde, como comprendido en la categoría tercera del artículo 6.° de la ley orgánica del Consejo de Estado, y en destinarle á la sección de Gobernación y Fomento del espresado cuerpo. Dado en Palacio á catorce de noviembre de mil ochocientos sesenta y cuatro.—Está rubricado de la real mano.—El presidente del Consejo de ministros, Ramón María Narvaez. Minifterio de Hacienda. REAL DECRETO.—En consideración á las circunstan- cias que concurren en don Antonio Benavides, m i nistro que ha sido de la Gobernación, vengo en nombrarle presidente de la junta consuUiva Je m o neda. Dado en Palacio á catorce de noviembre de mil ochocientos sesenta y cuatro.—Está rubricado de la real mano.—El ministro de Hacienda, Manuel García Barzanallana. Mmiitexio de la Gobernación. EsposiciON Á S. M. Señora: La necesidad de desarrollar en una disposición reglamentaria los principios que establece la ley de sanidad de 28 de noviembre de 1855 respecto i la asistencia facultativa, ha imipulsado al ministro que suscribe á presentar á V. M. un r e glamento sobre este importante servicio. En él se ha atendido con especialidad á que en todos los pueblos de la Península se encuentre siempre la acción facultativa, asi como á que esta esté letribuida decorosa y puntualmente. El establecimiento de plazas bien dotadas en los partidos rurales, mtraerá como es natural á los facultativos que en ellos escasean y que abundan en las graneles poblaciones, é introducirá en los pueblos los autorizados consejos de la ciencia, garantizando así la salubridad p ú blica. La división en partidos de primera,, segunda, tercera y cuarta clase, se ha considerado Cionveniente, así porque la diferencia de las localidaides exige un orden gerárgico dentro de este reglamento, como porque en el plan general ha sido preciso adoptar una forma para fijar el número de vecinos que han de constituir el partido, pobres que deben ser visitados, y asignación que debe satisfacerse. Al hacer el ministro que suscribe esta divísioin, asegurando á los titulares consideración á independencia, y asignaciones decorosas, y dejándoles em libertad de contratar particularmente la asistencüa con las clases acomodadas, se ha ceñido estrictamente á lo preceptuado en los artículos 64 y siguientes de la de Sanidad. Sensible es por cierto que inconvenientes legales hayan imposibilitado la realización del plan concebido en el primer momento sobre compremder á e s tos funcionarios en el presupuesto provinicial; pero ya que esto no ha podido realizarse, qu(eda absolutamente asegurado el pago'de sus asignaiciones en los períodos trimestrales marcados. La intervención que se da á las juntas de Sanidad en la calificación de los fecultativos quie aspiren á las plazas de titulares es tan importantei, que con esta sola determinación se acaba con ese semillero de discordias y medidas vejatorias á que ha dado •onstantemente lugar la provisión de estos destinos. La determinación de pobres de solemnidad y reconocimiento como tales de los espósitos que se lactan en los distintos pueblos de la Penínsuia es absolutamente necesaria, atendiendo á que estos tiernos y desgraciados seres no tienen medios propios para vivir, y á que el gobierno, bajo cuyap.^oteccion están, debe tener previstos todos los medios de conservarlos. Últimamente, con el establecimiento de estas medidas y las demás consignadas en el reglamento; con los deberes que se imponen á los t i tulares en virtud del art. I." del mismo y 2.' adicional, así como por las restricciones de los artículos 25 y 36, cree el que suscribe haber dado un gran paso en favor de la higiene pública de los pueblos y de la salud individual de los que los constituyen, si, como es de esperar, las clases facultativas responden á los deseos del gobierno, y empremden con celo y actividad el cumplimiento de sus dceberes. Fundado en estas consideraciones, somete el que suscribe á la aprobación de V. M. el siguiiente real decreto y reglamento. Madrid 9 de noviembre de 1864.—Seiñora:—A L. R. P. d; V. M.—Luis González Brabo. REAL DECRETO.—Atendiendo á lo que míe ha es- puesto mí ministro de la Gobernación, después de haber oído á los Consejos de Sanidad y de Estado, y de acuerdo con el de ministros, vengo en decretar que se cumpla y ejecute el siguiente reglamento sobre organización de los partidos médicos de la P e nínsiila. Dado en Palacio á nueve de noviembre de mil ochocientos sesenta y cuatro.—Está rubricado de la real mano.—El ministro de la Gobernación, Luis González Brabo. REGLAMENTO Sobre organiÑtcion de los partidos médicos de la Península. Artículo 1.° Según previenen los artíículos 64 y 65 de la ley de 28 de noviembre de 1855,, tendrán todos los ayuntamientos de España facultaitivos t i tulares de medicina y cirujía para la asistencia gratuita de los pobres, para socorro de las familias acomodadas que reclamen y retribuyan sus servicios, para el desempeño de los deberes sanitarios de i n terés general que el gobierno y los gobernadores de las provincias les impongan dentro de su respectivo distrito, y para auxiliar á las corporaciones m u nicipales en cuanto se refiera á la policía sanitaria local. Tendrán igualmente farmacéuticos titulares que suministren los medicamentos necesarios para el tratamiento y curación de las enfermedades. Art. g.° Se considera dividida la Península en partidos médicos de primera, segunda, tercera y cuarta clase, en la forma siguiente: Serán considerados como partidos de primera clase todas aquellas poblaciones que escedan de 600 vecinos; estos partidos señalarán al médico-cirujano un sueldo fijo de 4,000 rs., con la obligación de visitar hasta 200 familias pobres, y 30 rs. mas por cada una que pase de este número. En los pueblos de numeroso vecindario se creará una plaza de titular en medicina y cirujía por cada 600 vecinos. Serán partidos de segunda clase todas aquellas poblaciones que escedan de 400 vecinos y no lleguen á 600. Estos partidos señalarán al médico-cirujano una asignación fija de 3,000 rs. anuales, con la obligación de visitar hasta 150 familias pobres, y 20 reales mas por cada una que esceda de este n ú mero. Serán partidos de tercera clase todas aquellas poblaciones que no bajen de 300 vecinos, ni escedan de 399. Estos partidos señalarán al médico-cirujano un sueldo fijo de 2,000 rs. anuales, con la obligación de visitar hasta 70 familias pobres, y 20 reales mas por cada uno que esceda de este número. Serán partidos de cuarta clase todos los pueblos que por efecto de su escaso vecindario tengan que agruparse á otros para reunir los 200 vecinos. Estas agrupaciones que recomienda la ley se cuidará que solo comprendan de 200 á 399 vecinos, que s e ñalarán al médico-cirujano un sueldo de 3,500 reales anuales, con la obligación de visitar hasta 70 familias pobres, y 30 rs. mas por cada una que esceda de este número. Los gobernadores de las provincias cuidarán de que en estos partidos se atienda á la conveniencia de los pueblos que hayan de r e unirse. La diferencia de asignación entre estos partidos y los de tercera clase se establece como compensación <le las distancias y del mas penoso servicio de los facultativos. Art. 3.° Los ayuntamientos que constituyan este partido determinarán al asociarse el punto de residencia del facultativo, señalándole el gobierno en el caso en que no se ponga de acuerdo aquellos, después de oírlos y de consultar á la junta de Sanidad y al Consejo de provincia, así como la cantidad con que cada uno ha de contribuir. Art. 4.° Es permitido á los pueblos de corto vecindario que no puedan sostener médico-cirujano para su esclusívo servicio, y que por consiguiente tienen que formar parte de un partido de cuarta clase, contratar cirujano titular que fije en ellos su residencia ó asociarse con este objeto. Art. S.° Los partidos de primera, segunda y tercera clase pueden contratar como titulares médicos puros y cirujanos separadamente, en cuyo caso dividirán los gobiernos pradencialmente entre los facultativos las asignaturas señaladas á los médicoscirujanos, oyendo previamente ala junta de Sanidad de la provincia. Art. 6.° En los pueblos donde no haya establecidas oficinas de farmacia se asignarán á los farmacéuticos que se establezcan como titulares la dotación de 3,000 r s . e n los de primera clase, 1,600 en los de segunda y 1,300 en los de tercera y cuarta. Por cada familia pobre que esceda de las cifras determinadas en el art. 2.° se aumentarán 10 rs. á estas asignaciones. Sin perjuicio de este sueldo fijo se abonará siempre á los farmacéuticos el valor de ios uieJiCcmóníocqr» °?+fls farníunf. pobres neeesi • ten con arreglo á la tarifa oficial, á cuyo efecto comprenderán los ayuntamientos en el presupuesto municipal una cantidad alzada para cubrir estas atenciones. Art. 7.° En los pueblos donde haya establecida oficina de farmacia, sin asignación alguna, solamente se abonará á los farmacéuticos titulares el importe de los medicamentos con arreglo á tarifa, no pudiendo obligarles á prestar ninguna clase de servicios sin la debida retribución. Art. 8.° Cada año consignarán los ayuntamientos en sus presupuestos municipales las cantidades consignadas en los artículos 3.°, 4.° y 6.*, las cuales satisfarán proporcionalmente á los facultativos titulares el último día de marzo, jimio, setiembre y diciembre. Art. 9.° Quedan obligados los ayuntamientos, y en su representación el alcalde ó quien haga sus funciones, á dar cuenta al gobernador de la provincia en los ocho dias siguientes á la terminación de los plazos indicados en el artículo anterior, de haber sido satisfechas las asignaciones de los facultativos titulares. Art. 10. Serán apremiados los ayuntamientos para el pago de estas asignaciones si contra lo que es de esperar demorasen su xealizacion en los citados períodos trimestrales. Art. 11. Los facultativos titulares contratados solamente para la asistencia de los pobres y para los restantes fines que el art. I.° espresa, quedan en libertad de celebrar ó no con los vecinos que no tengan obligación de asistir, aquellos contratos particulares que gusten; pero en caso alguno intervendrán los ayuntamientos en dichos contratos, ni se obligarán á recaudar las cantidades que los vecinos contratantes estipulen, sin que por esto se entienda que las autoridades administrativas dejarán de prestar su influencia y apoyo á los titulares que reclamen de los particulares morosos el importe de sus contratos. Art. 12. No contratarán los ayuntamientos facultativo alguno titular para el desempeño de otros servicios que los propios de su profesión espresados en el correspondiente título, ni autorizarán los gobernadores de la«provincias la menor contravención en este punto. Asimismo cuidarán los gobernadores de hacer guardar y cumplir la real orden de I.° de octubre de 1860 relativa á ciertas obligaciones estrañas á su profesión que acostumbran algunos pueblos imponer á los cirujanos. Art. 13. Los ayuntamientos de aquellos pueblos que por su vecindario puedan constituir por si solos uno de los partidos de que habla el art. 3.° y sostener facultativos titulares de medicina y cirujía, determinarán á que clase han de pertenecer estos, Art. 14. Cuando haya de proveerse alguna plaza de titular, el ayuntamiento asociado de doble n ú mero de mayores contribuyentes determinará las condiciones del contrato que se haya de celebrar y hará levantar el acta que corresponde. Art. 15. Solicitada y obtenida la correspondiente autorización del gobernador de la provincia, para cuyo fin se le remitirá el acta que el precedente artículo espresa, deberá anunciarse la plaza vacante de titular en el Boletín oficial de la provincia y en la Gaceta de Madrid, señalando un plazo que no baje de 30 dias para que los pretendientes dirijan al a l calde sus selicitudes y relaciones de mérito documentadas. Art. 16. Luego que termine él plazo señalado para la admisión de solicitudes, remitirá el alcalde al gobernador de la provincia lasque haya recibido para que la junta provincial de Sanidad forme una lista de los pretendientes, inscribiéndoles según el orden de sus merecimientos. Tendrán las juntas en consideración para formar estas listas, los títulos académicos, los méritos contraidos durante la carrera, los alcanzados después de haberla terminado y los años que llevan de práctica los aspirantes. Será asimismo considerado como muy digno de atención el haber servido cualquiera dé los partidos de que habla el art. 3.° Art. 17. Luego que el gobernador de la provincia remita al alcalde el informe de la junta provincial de Sanidad, reunirá este al ayuntamiento y doble número de mayores contribuyentes, quienes procederán al nombramiento del titular, eligiendo por mayoría de votos uno de los facultativos que ocupen los tres primeros lugares en la lista formada por la referida junta. Art. 18. Si el profesor elegido por el ayuntamiento y mayores contribuyentes aceptase la plaza de titular y el gobernador aprobase el nombramiento por haberse observado todas las condiciones de legalidad, se procederá á estender en debida forma la escritura de contrato que en el art. 67 de la ley de Sanidad se espresa. Art. 19. Para la provisión de las plazas de m é dico-cirujano y farmacéuticos titulares comunes á dos ó mas pueblos correspondientes á los partidos de cuarta clase de que trata el art. 4.°, han de observarse las propias reglas establecidas en los precedentes artículos, debiendo reunirse los' ayuntamientos asociados de doble número de mayores contribuyentes de cada pueblo, así para determinar las condiciones del contrato como para la elección de facultativos y otorgamiento de la escritura. El alcalde que el gobernador de la provincia d e signe presidirá las reuniones, instruirá el espediente, anuuciará la vacante, se entenderá con la referida autoridad superior de la provincia, y convocará para hacer el nombramiento y estender la escritura. Art. 30. Conforme previene el art. 30 de la ley de Sanidad, ningún facultativo titular encargado de la asistencia de los pobres será separado de su destino sin causa justificada y previo espediente en que se le oiga, y también á la junta de Sanidad y al Consejo de la provincia. Los interesados tendrán en todo caso derecho de alzada al gobierno que resolverá oyendo previamente al Consejo de Sanidad y al de Estado si lo estimase conveniente. Art. 21. Los facultativos titulares que renuncien sus destinos, cumplido que sea el tiempo por que se escrituraron, salvo en los casos de mutuo consentimiento de que habla la ley en su art. 70 y los que se citan en el artículo siguiente, avisarán siempre á los ayuntamientos con un plazo de dos meses de anticipación para que dentro de él puedanproveerse las vacantes. Art. 23. Podrán considerarse anulados los contratos sin el mutuo acuerdo de que habla el artículo anterior, siempre que vacando en la provincia en que el facultativo preste sus servrcios, algún partido de mas categoría que el que desempeñe, sea elegido para él en los términos que se espresan en este reglamento. Art. 23. En los contratos que los ayuntamientos celebren con los facultativos titulares se hará constar que podrá concedérseles hasta dos meses de licencia al año para los casos de ausencia y cuatro por motivos de salud justificados, siempre que pongan de su cuenta facultativos de la misma clase que desempeñen el servicio correspondiente. Art. 24. AI facultativo ftular que en época de epidemia ó contagio abandone el pueblo ó pueblos que le tienen contratado , se le privará del ejerc'cio de su profesión por un tiempo mas ó menos largo, conforme determina el art. 73 de la ley de Sanidad, á cuyo fin deberá formarse el espediente gubernativo que corresponde, según previene la real orden de 11 de abril de 1856. El gobierno resolverá en vista de este espediente, después de haber oído el Consejo de Sanidad y al de Estado si lo estimare oportuno. Art. 25. También impondrá el gobiérnela pena gubernativa que tenga por conveniente, después de haber oido al Consejo de Sanidad del reino, á los facultativos que dejen de cumplir con fidelidad los encargos relativos á sanidad general que les fueren encomendados en el pueblo ó distrito de que son t i tulares, ó que se resistan á hacer ciertas operaciones de que depende la vida de uno de nuestros semejantes. ARTÍCULOS ADICIONALES. Hablase mucho en los círculos financieros del Banco mejicano que debe establecerse bajo la d i rección de los señoresMallet y Hottinguer. El señor Mires persiste en anunciar, según muchos periódicos han dicho, que si á consecuencia de la decisión que veia tomar el tribunal de Comercio en su proceso contra sus liquidadores, puede volver á encargarse del negocio, se apresurará á suscribirse por ocho millones de francos al empréstito mejicano, e n cargándose el nuevo banco de proveer á lo restante. No sé si recordarán Vds. una demanda por estafa que contra gl ex-rey de Arancania, Orilla I, habia presentado la djiefla de una fonda. Habíase dicho que Julio Pavre defendería al ex-rey Antonio; no hubiera estado mal la democrafia aliada á la m a jestad caida, pero en la vista que ha tenido lugar hoy, en vez deM. Julio Pavre nos hemos encontrado con los señores Jaybert y Montaigut, pai.sano este de M. de Tennens. La demanda ha perdido ran parte de su importancia. En primer lugar la ueña de la fonda ha sido indemnizada el viernes último; ademas el señor Sustituto, después de h a ber reconocido que Orilla I podía muy bien haber creído ser rey, todavía no ha sostenido \fí prevention. El señor Sustituto Manuel ha aconsejado á Antonio Orllia I que vuelva á Arancania á tomar posesión de su trono nuevamente, si.quiere, pero le encarga que mientras permanezca én Francia no use el t í tulo de rey, y busque en el trabajo los medios de subsistencia. El ex-avoué de Perigneux ha parecido bastante impresionado por las observaciones del señor Sustituto, sobre todo cuando el tribunal, sin dejar h a blar siquiera á los defensores, ha pronunciado su acquittement. La Patrie que ha visto desmentidas por el Monitor de esta mañana las noticias que había dado sobre la creación de una caja de Obras públicas, protesta con energía contra la rectificación oficial, sosteniendo que «en estos momentos se está elaborando el proyecto de una caja de Obras públicas.» Es cierto que el gobierno no ha adoptado el proyecto, pero como ven Vds., la Patrie persiste en que está en estudio. También la Presse, bajo la firma de M. Darimon, sostiene que eran exactas las noticias dadas por aquel periódico, en cuanto reproducían el proyecto del ministro de Obras públicas. Sea de esto lo que fuere, parece exacto qué el gobierno del emperador no ha aprobado las miras de E. Betric. El Memorial Diplomatique anuncia que la casa Rotschild ha recibido del gobierno romano los tres millones quinientos mil francos destinados al pago del semestre de la deuda romana, á partir de I.° de diciembre. f GACETILLA. Boletín religioso. San Rufino y compañeros mártires.A principio del siglo m déla Iglesia, se dejó sentir cruelmente en el «ristianismo la atroz persecución de DioclecianoyMaximiano. Innumerables fueron las víctimas sacrificadas á su furor, entre las cuales enumera Andalucía á Rufino, Bufiniano, A r t e midoro y Severo, á quienes la Iglesia venera hoy en el número de los mártires. Fiestas religiosas. Cuarenta Horas en la iglesia parroquial de San Justo, donde prosigue celebrándose la novena de la gloriosa Santa Gertrudis; predicará en la misa mayor don Salvador Marques y en los ejercicios de la tarde, don Ambrosio de los I n fantes. Visita de la Corte de María. Muestra Señora del Carmen en su iglesia, ó en la de San José. Articulo 1." Serán reconocidos como pobresj de solemnidad por los pueblos, para los efectos de este reglamento, los espósitos que se lacten en sus jurisdicciones. . Art. 2.° Quedan encargados los titulares por este artículo, y hasta tanto que se publique el reglamento de higiene pública, de aconsejar á los respectiSe anuncia para publicarse en breve una obra nueva vos alcaldes de los pueblos ó zonas que constituyan su partido, la desaparición de todos los focos de in- del festivo escritor don Manuel del Palacio, titulada fección que ~á su juicio perjudiquen á la salubridad El Amor, lasmu-jeres y el matrimonio, que creemos pública, dando cuenta al propio tiempo ór^cs-SiiJi- destinada á tener un gran éxito. delegados de Sanidad de los partidos y á los g o - ~^'-Í>2s, propietarios de la revista semanal de educación bernadores de las provincias para que tengan resul- yJíenencefitíajiue con el título de La mujer cristiatado estas denuncias. na se publica eri"~égt¿ir corte, tuvieron la honra de Art. 3." Con objeto de dar tiempo á los goberna- entregar el día 10 del corriente á 3a Excma. señora dores de provincia para la organización de partidos presidenta de la junta de damas de honor j mérito, en la forma que se determina en el art. 3.°, no em- con destino á los establecimientos de beneflceSG.ia, pezará á regir este reglamento hasta el 1." de julio la cantidad de 315 rs. 30 cents., importe del 10 por del próximo año de 1865. loo del total de ingresos correspondiente al pasado Art. 4.° Los facultativos que actualmente se ha- mes de octubre. llen sirviendo plazas de titulares serán respetados Aplaudimos como merece este rasgo de generosien sus puestos, si los ocupan legalmente , hasta la dad, y deseamos que crezca mensualmente el tanto terminación de sus contratos. por ciento en beneficio de los pobres. Art. 5.° Quedan en libertad de rescindir los conH¿ aqui las últimas noticias de varios pueblos de la tratos hoy existentes los ayuntamientos y los fa- provincia de Valencia que mas han sufrido á concultativos, de acuerdo con lo que previene la ley de secuencia de las inundaciones: Sanidad en su art. 70, y de verificarlos de nuevo, "La población de Alberiqne, una de las mas ricon entera sujeción á este reglamento. cas de la provincia, ha sido, como todas de ambas Art. 6.° A medida que vayan terminando estos riberas, inundada por el rio Júcar. Si bien no se períodos, cuidarán los gobernadores de que los puehan esperimentado desgracias personales, á pérdidas blos que tengan escriturados facultativos titulares, materiales puede equipararse con las mas desgraciacuyos contratos se respetan según el art.' 4.° adicio- das. El rio Júcar, que jamás ha llegado en sus desnal, entren á cumplir con las prescripciones de este bordamientos á aquellas calles, esta vez. inundó la reglamento. parte mas baja de la población, penetrando en e l ' Art. 7.° Los gobernadores exigirán, de los ayun- cuartel de la guardia civil, en el juzgado de primetamientos de sus respectivas provincias, en los 15 ra instancia (ausentes en aquel entonces de dicha, dias siguientes á la publicación de este reglamento villa los guardias, el señor juez y el promotor fisen la Gacela, una certificación del contrato subsis- cal) y las cárceles del partido, en las que habia tente entre el facultativo y el pueblo, con referen- criminales de muchísimos años de condena, que cia al libro de actas del ayuntamiento. Este docu- á grandes voces llamaban al señor alcalde para que mento será el testo de - consulta siempre que con- los sacara de allí. Esta autoridad, que se multiplicurran dudas, y servirá para fijar la terminación caba en lo infinito, acompañada del registrador de sus contratos con el gobierno de la provincia. la propiedad don José Sastre, y del promotor fiscal Art. 8," Darán asimismo los gobernadores al sustituto don Jacinto Gómez, sacaron á los pobres ministerio una nota semestral de este servicio, en presos, á los que ya el agua les llegaba á la rodila cual conste el nombre de los pueblos que cons- lla, y los condujeron á la casa de la villa. También tituyen los partidos médicos, su clase, número de fueron inundados el casino y las escuelas, quedando vecinos, nombre de los facultativos, su categoría ambos edificios en un estado completo de ruina. bien definida con arreglo al título, asignación señaHay muchísimas casas apuntaladas y otras ya deslada y pobres que visitan, á cuyo afecto se llevará plomadas. Pero las pérdidas de mayor consideraun registro del citado personal con los citados r e - ción están fuera de la villa. Cinco lonjas, que conquisitos. tendrían 13,000 arrobas de arroz blanco, perteneMadrid 9 de noviembre de 1864.—Luis González cientes á la clase mas pobre, que se disponía á pagar sus arrendamientos, han sido inundadas, perBrabo. • _ diéndose todo aquel grano completamente. En el pueblo de Ayora ha desaparecido la primera parte de la propiedad. La rambla que corre por (AGENCIA PENINSULAR.) el centro de la población ha arruinado toda una caLONDRES 14^—El banquero Mires ha perdido el lle de casas y parte de la otra, dejando á sus dueproceso que tenia pendiente ante los tribunales de ños con el vestido que llevaban puesto. Por fortuna no hay que lamentar desgracia alguna personal; Londres. Muller, el asesino de M. Briggs, ha sido ahorca- pues el módico don José Belda, que fué arrebatado por la rambla al entrar en su casa contigua al caudo hoy. Ha marchado al suplicio con gran serenice, se salvó milagrosamente después de permanedad y no ha hecho ninguna revelación. cer mas de cuatro horas en medio del agua asido á (AGENCIA H A VAS.) una morera. PARÍS 14.—En los círculos políticos mas bien for—En un monte próximo perecieron también cuamados se dice que el ministro delPerú, después de haber onfecrenciado con .M. Drouyn de Lhuys, va á tro infelices carboneros, que estaban cargando sus dirigirse á Madrid, para tentar un arreglo amistoso hornos. —En la Ollería la tempestad ha hecho estragos con el gobierno español respecto á todas las cuesanálogos á los que llevamos referidos. En la calle tiones pendientes entre las dos naciones. de la Virgen de Loreto, el hundimiento de una casa sepultó entre las ruinas á un vecino llamado Francisco Moltó y Lila, propietario y fabiicante de aguardiente, y á su madrastra Josefa Valenzuela. PARÍS 13 de noviembre.—Ya saben Vds. que con motivo del despacho del general Lamármora del 7 Los vecinos auxiliados heroicamente por los infatide este mes, se ha dicho que M. Drouyn de Lhuys gables individuos de la Guardia civil del puesto, debia contestar á dicho documento. Asegúrase hoy trabajaron sin descanso, á pesar del horrible aguaque efectivamente se ha enviado á Turin esta con- cero que los sofocaba, para salvar la vida á aquetestación, pero qne no aparecerá en el Monitor has- llos infelices, pero sus esfuerzos no lograron mas ta que terminen los debates en el Parlamento ita- resultado que el de estraer sus cadáveres de entre las ruinas. liano, —Durante la horrorosa inundación porque acaba M, Drouyn de Lhuys forma parte de la tercera de pasar la desgraciada villa de Alcíra, han ocurserie de convidados á las fiestas de Compiegne, donde se encontrará con el príncipe de Metternich rido algunos sucesos verdaderamente providenciay con los principales miembros del cuerpo diplomá- les. Entre ellos es digno de mención el siguiente; «Parece que una pobre mujer á quien sorprendió tico, como él, comprendidos en la misma serie. En cuanto al embajador italiano, señor Nigra, no está en la vega la crecida .' el rio, ere arrastrada por comprendido decididamente, por mas que haya di- la corriente de las aguas, y no encontrando punto cho la France en la primera serie, sino en la cuar- alguno donde apoyarse, se cogió á las astas de ta, en la cual, según dicen, no figura ningún per- un toro que flotaba á su lado, el cual, nadando, losonaje político ni diplomático de importancia, cir- gró atravesar el río con la citada mujer, que pudo cunstancia que, como Vds. comprenderán, ha sido salvarse de este milagroso modo, refugiándose en la montaña llamada de San Bernardo.» muy comentada en ciertos círculos. |Han quedado destruidas tres fábricas de aguarCon objeto de impedir que las lecturas públicas iente situadas junto al barranco de Capuchinos, dos que van á reanudarse en la Sorbona no den ocasión á tumultos y desórdenes, como sucedió desgracia- por completo y la otra casi en su totalidad, habiendamente en su inauguración, se ha acordado no a d - do sido arrastradas con sus artefactos por la impemitir á dichas lecturas mas que á las personas que tuosa avenida del barranco. presenten una tarjeta entregada en la secretaría de » —Por último, dicen de Cutiera que en aquellas la Sorbona. El orden de las lecturas está establecí- playas han aparecido algunos ataúdes con cadáveres, mas de 50 caballerías muertas, muebles de lujo do hasta el último lunes de enero. La primera, según se ha anunciado, la verificará M. Milnes Edwards, y otros enseres, y hasta un confesonario. El dominel célebre geólogo, miembro de la Academia de go'próximo se celebrará una gran función religiosa ciencias, y la última M. Janin, profesor de física en acción de gracias á la Virgen del Castillo. P a rece que al sacar la imagen de la Virgen sobre la en la Sorbona. DESPACHOS TELEGRÁFICOS. CORRESPONDENCIA. S El Cüiitemporáncü.—Miércoles i 6 de Nuviembrfc de 1(64. unay media de la madrugada en los"momentos en que crecíala avenida, el Júeartuvo tres rompimientoa, que sangraron considerablemente la acequia, llevando sus aguas al mar. A esta circunstancia se debe el que en Cullera no se hayan esperimentado los daños que eran de esperar. —La inundación-que el dia 4 del actual llenó dé espanto y consternación á los pueblos de la vega de Valencia, es la mas estraordinaria de cuantas ha sufrido aquel pais. Por la medida exacta de las anterio.cs, r-T-; se lia conservado en un edificio de Carcageuto, los mayo-res crecimientos del Júcar han tenido lugar por el Siguiente orden, de mayor á menor: 17 de noviembre de 1805.—31 de octubre de 1843.—5 de octubre de 1779. La avenida de noviembre de 1864 ha subido un metro mas que l a m a s altado lasque la precedieron, ó sea la del año 5, que tan funestos recuerdos dejó en aquella ribera. ^ «*^- HÍGADO ÚEBACALAO La comedia en tres actos La última trinchera, estrenada el sábado por la noche en el teatro del Príncipe, tuvo un éxito bastante desgraciado. Es un arreglo ó desarreglo del francés, tomado de una bonita comedia titulada Nos alli-ies, que el traductor ha convertido en un saínete grotesco y de mal gusto. La comedía no debía. titularse La Ultima trinchera, sino • La nweva'Celestina: la viuda casamentera es digna sucésora de la amiga de Caíista y Melibea. ¡Y aquel militar! ¡Y aquella niña! El público demostró repetidas veces su desagrado al escuchar ciertos chistes reñidos abiertamente con el decoro, y al final manifestó ruidosamente su descontento. La ejecución no tuvo nada de particular. ni. Leverryer presentó dtias atrás á la Academia de ciencias de París, de parte del gobierno español, el tomo tercero de las obras «tronómicas del rey don Alfonso el Sabio; y al fijar la atención en algunos capítulos de dicho libro, demostró que en el si- glo XI se poseían ya los medios de resolver con buen^ éxito varios importantes problemas de astronomía. De una estadística que tiena por base 6,000 fallecimientos observados en diferentes puntos, M. Havlland ha deducido quá la muerte sobreviene, en la mayoría de casos, desde la una á las ocho de la mañana, y en la minoría, desde la una de la tarde hasta medía noche. El mismo autor hace observar que las horas en que tiene lugar el mayor número de fallecimientos son aquellas en que, por regla g»neral, no se cuida ni se alimenta a los enfermos. Ayer tarde tuvo lugar la segunda corrida de novillos con lúogiganga, toros de puntas y fuegos artiflciailes. La función no ha pasado de mediana. A causa de haber trascurrido muy de prisa el tiempo durante la lidia de los toros embolados y la mogiganga ó mas bien de haber ido muy despacio esta parte del espectáculo, es lo cierto que los toros de punta empezaron & correrse muy tarde, y ningún juicio po- demos aventurar ni menos darnos razón de las condiciones de los bichos ni de. las suertes que se ejecutaron. La noche se aproximaba y la luna envió uno de sus cuartos á poner en claro el grave negocio que traia entre manos el (Nili), que á decir verdad, no anduvo tan acertado como en la tarde del domingo último. Los toros que eran de Martínez y Roquetti, según oímos decir, fueron regulares, durante el breve y mal rato que les hicieron pasar en el redondel, y el resto de la función fué divertido para los que g u s tan ver ai prójimo perlas alturas. La entrada fué bastante regular á pesar del fresco desagradable que reinaba. la noche.—Z)* la mam á la 6ooa.—Sistema homeopático.—Doña Mariquita. TEATRO DE VARIEDADES.—A las ocho de la noche.—Zos pobres de levita.—Bñile.—E. H. TEATRO DEL CIRCO.—A las ocho de la noche, —Si yo fuera rey. ESPECTÁGÜLOS. Editor responsable, D. Pedro Jacobo y Lopea. •^^ÍPPH^^ el mejor de Ids preservativos coaecidos DE Cada quince dias El MAL ACROMO LABBÉ es una preciosa oomposioion vegetal que tifie' instineanasnte y sin ningún inconveniente. . | Nuevos perteocionamivntos la han eolocado por enoins^ de toda ooraparroion iíon las conocidas basta aquí. . , . ,,, . j Ks oompletamente inodora; no mancha la piel, j s'^ "CCion, lejos de perjvidioarj loa cabellos, los coa eiva y enibelleoc; " ¡ Sí hall* en Madrid *n ca.ía áe Fr ra y Villalon; en Bilbo, Carbonell y en to-j dai las buen8|,M^-¿¿j¿r(sa de Espiñi. I ^ - f e ^ t a v c n t i p o r r o a y M , S o c i e d a d de la perfumería interniioional, 12, ru», des Vinaigriers M^nmartre.—París. „ ^ _____ • ' „L GáBAH IMPERMEABLE. ^ Establecimiento de efectos de goma y guttapercha. CARRETAS, NUM. 8. Surtido comnleto de gabanes, capas, carriles y botas para montar á caballo. GabaDfs y sombreros para librea, á precios arreglados. 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Situación de la Compañía en i." d$ Octubre 1864: Pólizas: 14.787.-Capital: 74.760,537 realesLA NACIONAL abraza todas las combinaciones del seguro de «upervjíeneia, y en ella puede hacerse la suscricion de modo qee en niugnn caso se pierda el capital impueiíto ni los corrüspondienle* beneficios. Una FIANZA CONSIGNADA EN L A S ARCAS DEL ESTADO, y cuyas cartas de pago están depositadas en ti Gobierno civil de la prúvmcm, garantiza la administración de la Compañía. Los fondos de la Compañía se invierten en títulos del Estado, que devengan intereses, y se depositan en el Baucb de ülspaña COK intervención del Delegado del Gobierno y del Consejo de Administración. La Compañia es estraña á toda emprenta ó espeoulacion peligrosa, y los títulos en que se inviertea los fendos impuestos en ella no corren ni el mas remota ries^go, cerno que están garantizados por el gobierno, es decir, por toda la nación. Las personas que deseen suscribirse, y residan en población en donde no haya representante de la Compañia, bastará que espresen su deseo en carta Al director general de La Nacional, Madrid, Q\ cual proveerá, sin pérdida de tiempo, á los medios de realizar la suscricion. Dirección general: Madrid, calle del Prado, 19, VmODEIGUAGO E L I X I R DE GUACO simple é iodurado. PRINTII4R10 DEL SASTRE ó sean reglas geométricas para ti eórte por D. JUAN noDRiGDEz jTABonciAS, mestro sastre en Madrid. Véndese en Itladrid i 19 rs. en las prinoipales librerisp, y «n provincias á 20 rs. id., y también se ;^remiten por el correo dirigiéndose ¿ su autor, enJViadrid, calle del Pra'ío, núm. 11, girando su importe, én libranzas ó sellos del franqueo. También se reciben susorlciones á los periódidiooB de modas: los de « ñ o r a oon nn figaria mensual, 21 rs: por tresmeeea: los de aaballero, óon un figurin doble, tres metes, 16 rs. 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SALIDASDe V a t e c i a para Cana?iaelos dlBS t."y 16de cada mes. Para Génotra lo^i dias 10 y 21 DaGadia » » » 7 y 22 » » » » 6y25 Par* pasajes y fletes dirigirse: En Madrid, Sra. viuda de Nava, calla de Aicaíá, número 16.—Vakneia, Sres. ;8agri«téi é hijo, plaza da San Jdrge, 1.—En Cádiz, señoras Reto?til!o, hsrmano. Imp. de Manuel B. da Quirós.—San Juan, 54. GUACO DE N. PASCAL. ALGOLADO DE GUACO Por lo no Jlrmado, José Aguirro. TEATRO DE LA ZARZUELA.—A las ocho de El único que no tiene sabor ni olor á pescado, preparado según el sistema de i CHEVIER, farmacéutico en Paris. Los doctores Tenain, médico del Emperador; Fonquier, médico del Senado; Galbo, médico del ministerio de la Argelia y sus colonias; Richelot, Director de la Union JjíeáícaZe; Blache, médico en jefe del flospital de los niños; come igualmente tcdos ios profesores de la facultad de medicina y otros eminentes módicos, le ordena, todos los días del mismo modo que su Aceite de higado de bacalao ferruginoso, superior á todas las demás preparaciones de hierro; puesto que está probado que el hierro es aceptado más fácilmente por la economía y que pof este medio no produce nunca estreñimiento, lo que no sucede con ninguna otra preparación ferruginosa; seguros demis de la supenoridad de estos aceites, sobre todss los demás conocidos, por su perfecta elaboración y su total desinfeetaeion, propiedades tan apreciables ea un medicamento que hasta ahora había sido repugnante á todos los estómago». El cuaderno con las noticias detalladas de las propiedades de este aceite, así como de las recompensas que su autor ha merecido de diversas cerporaciones eientíflcas, se reparte gratis en la Farmacia Chet)rier,il,FmhoVíJgMontm&Tiie,Pms.—CiáA frasco está acompañado de uno análogo, y se vende en Madrid, en las boticas de D. Cesáreo Martin Somolinos, Infantas, 26; D. Diego María Quesada, Arco de Santa María, 27; Borrell hermanos, Puerta del Sol; .Saez Montoya, Príncipe, 18; Escolar, plazuela del Ángel y en casa de D. Ruperto Cbávarri, plaznela de Antón Martin, núm. 87.—Para toda comisión, depósito 6 compras cSirectag, dirigirse á la casa F. M. Gbávarri, Infantas, 12, Madrid. TEATRO DE NOVEDADES.-A las ocho de la noche.—Í7ÍÍ bandido de levita.—'Ba.íle.—To soy mi hijo, TEATRO DEL PRINCIPE.—A las ocho de la noche.-T-Za última trinchera.—B&ile.—la ¡oda del tio Carcoma. TODOS T o s GÉNEROS EXISTENTES EN EL ALMACÉN TITULADO SPOSICION DE LONDRES. FOTOGRAFÍA. N.^ 1 2 CALLE DE LA MONTERA, N.^ 1 2 . Aotenio Stlfa. La mayor perfección aa retratos obtenida en diez años de coástaBte estudio. Ac«ba de recibir d«l estraojeró objetivos nu vos para retratos de ledos tamaños, y ha «.«tíiblecido uíia notable rebaja en os pieci'i. Cíüe de Silva, ijúm. 4-t. OESAGION^EjDOMiRCIO. A V I S O A L O S GOMEROIANTES. Se harán las concesiones necesarias para la mayor facilidad del pago, al que quiera tomar el almacén, con la totalidad de los géneros. Otra png^a de papel y lobres. La venta con la gran rebaja en los precios, queda abierta desde [el dia 8 de Octubre. Cien cartas, cien sobres, lacres, tinta, lapiceros, plumas, porta Ídem, jabón, cola, obleas y polvos, todo 10 is.; inglés 12; superior, canto aerado y de luto 15. Resmas de 250 canas y dorado con 200 Beóres engomados, 20 y 24 rs. Se hacen tarjetas de visita á 6 y 9 rs. el 100 —Almacén de pkpel y fábrica de sobres de Roda, Olivo, 14. MUY IMPORTANTE. Para mantenerse á la altura de las ventas de dicho establecimiento, sas dueños han hecho siempre de antemano sus pedidos á Iss fábricas; no pudiendo este año anular las comisionas de géneros de la presente estaoion; serán vendidos dichos géneros recien llegados y de última moda á los precios generales de la liquidación, es decir, A PRECIOS DEbG0N0GlDO.S POR LO BARATO. 3 OOO.OOO DE M E R C A N C Í A S , ' ARTÍCULOS P A R A SEÑORAS.. 10,000 Pañuelos de capncha y custrd puotas alfombrados, l&na dulce, escoceses, estampados, bordados, berlin, persas, de merino negre nieve. Emperatriz y Reina Victoria. 6 , 0 0 0 Piezas de poplin drogaet, merinos, epingle, escoceses, reps, alpacas, varsovianas, pekin, mejicanas, chiné, porapsdour, pelo de csbra, salen de china y valencias. 1,000 Curtes de vestidos de poplin epiogle j reps, bordados, con trencilla, última moda. 5 0 0 Piezas de sederías de todas clases, colores y dibujos para vestidos. 3 , 0 0 0 Enaguas de lana de todos «olores y dibujos. 4 0 0 Piezas de tela de abrigos lisas y escocesas. Inmenso ssrtido de flaets para abrigos, laua y felpilla. ARTÍCULOS P A R A C A B A L L E R O S . 100 Piezas de caslor'-s, edredones, chinchil ss, pilote, sateBCs, mcut^nne, ratin»,, piel de carn«ro. 4 , 0 0 0 Cortes de pan'alon, de los gustos mas Selectos. 2 0 , 0 0 0 Cortes de chakco, terciopelo, felpa, escocefes, armore, cate, aplicación, psterilla, terciopelo, de lana y otros miichos 3 0 , 0 0 0 TapabocsF, cachenez de coantas clase» y dibujos la modla y el capricho ha podido inventar. Paños, franelas de salud, casimires. DE LA PBOPIflAD. POR MOLINARl. un economiata, define la propiedad, refuta los ataques que se le dirigen, y trata las cuestiones de la propisdad, de los i&veEtos, de prestar y de cambios. Un toKM en 8.", 8 reales. S» tésds en Ja impresa de SDBBCÍOS LA PUBLICIDAD, calle del Barco, núm. JO, donde se dirigirán ios pedidos de provincias acompañando su impjrte en libranzas, tellos de franqueo 6 letras de fádl «obre. CUESTIONES ECONdlICAS. GRAN SURTIDO DE MANTAS PARA VIAJE. NOTA La Esposicion de Londres gsraniiza U conformiriad ds las clase-» ite los géíne-os que vende. Apr^naelon de la Academia Imperial de 1 Medicioa de Frantía. Medalla de oro de I ^loi hospitaleí de Parit. Recomendada por H' CULLÉBIER medico en jefe del huspítal de Venéreos. kAdmitidadfl dos lo» hospItaleí deFarii y de Londres. PREPARACIÓN AGRADABLE, discreta,y ^ ^facil de tomar, viajando f trabajand». Cura en seis dias las enfermedades contagiosa* laaa rebeldes. Btito seguro. 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Se vend» et laEtajresa de snu!cio> LA PUBLICIDAD, célledel Baréo, núm 20, á donde se dirigirán Idi podidos ee provine iss aroHirañaurírtíu importe en Vhtumss, ««•- Se vende un estandarie nuevo de rasa, blanco bordado de oro entre-fin. Calle de San Marcos, núm. 22 coarto segando. EL PROGR^O POR SOBRE TODAS LAS PLAZAS DE LA PENÍNSULA ESPAÑOLA. Rs. vn. 2 . 0 6 0 , 0 0 0 garantizan la administración de la Compañía. i CRISTIMIIÜ Dirtccion y Administración Central en Madrid, MONTERA, 7. E3H NUESTRA SEÑORA DB PARÍS CORRKIMCIAS PKEDICADAS GOHSEJO DE VIGILANCIA. Presidente.—Excroo. Sr. D. Rafael Henares, Ex-miuistro de Gracia y Jastici» y Diputado á Cortes. Ftce-presídente.—Sr. D. Antoaio de GoUantes y Bustamante, Ex-dipuitado i Cortes y propietario. Foeaíes.—limo. Sr. D. Sebastian de la Fuente Alcázar, Diputad» Sicmo, Sr. D. Lorenzo Cuenca, Diputado á Cirtes y Senado á Cortes y Subsecretarij que ha sido de Gracia y Justicia^ electo. Sr. D. Eugeaie Bdiroa, Ingeniero J«fe de primera elass de cami- Excmo. Sr. D. Celestino Mas y Abad, Ez*dliputa;do i Cortes y Gonos, canales y puertos. bernador que ha sido de varias provincias. Sr. D. José Oria de Rueda, comítroiaDíe y prepietario Sr. D. Pedro N.>lasco Mansi, Ex-diputado á Cortes y prepietario. Sr. D. Vietorisno Ameiler, Coronel retirado. Seeretario.—8r. D. Guillermo Crespo, Abogado y propietario. Sr. D. Aniceto Puig, Ex-diputado á Cortés y propietario. CONSEJO CONSULTIVO I Director adjunto.—Sr. O. Miguel iSathet y González, Abegado. Abogado.—ílmo. Sr, D. Sebastian de la Fuente Alcázar, Administradores gentralet.—Sres. Pinedo y OiiiBpañía, Fuíida/fi^eniíro,—Sr. D. Eugenio Barron. dores, propietarios. .áf^uíteoto.—Sr. D. Aatonio Ruiz de Salces. Dirtctor general.—Sr. D. Nemesio Fernandez Cuesta, propietario Esta Sociedad admite las imposiciones bajo dos conceptos. Como irapasicion condicional, cuyos capitales se destinan á préstamos descuentos y giro, y pueden retirarse á voluntad, como permanente que s» aplican á construecienes, konificícíofles y toda clase de obras públicas y de utilidad, i liquidar cada cinco años. En uno y otro concepte no abonará el imponente cantidad alguna mas que e importe del título. Esta Sociedad se prepone desarrollar el crédito territorial, hasta el límite que consiente la actual legislación. Para mas pormenores dirigir*e a! domicilio de la Sociedad, calle do la Montara, nfiín. 7, donde s« darín prospectos y estatutos. " El COlilO Di LAS FAilliS. Bireetor general: Sr. D. LUIS ESTREMERA., fundador j propietario. EL R. P. FEUX de la Gompafiía da Jesús, TKAObCCIOlt 01 D, Bdmardo Z a m o r a y C a b a l l e r o Se publica por tbmos de unas IKO pági. Bas en 4.* al precio de 8 reales en M&dnd y 9 en previncias. Constará de ocho tomos, repartiéndose tino ó dos tedoa los meses. Se ha publicado e! tomo primero eorres' pendiente i el año 18S6. No se eerviirá riingua pedido sin que remita antes su r<ilof en sellos de correo, libranzas del giro m^ttioi) letra de fácil co bro, que deberán venir en cartas céi-tiñcadas. Les pedidos se dirigirán 9I Diicector d» Empresa deanuBciósLA PUBLÍClDAD,c8e le del Barco, húin. 20, Madrid, doi^'e aveadé el tomo 1." y» iiabficado. Oficinas de la Direcoion general: Madrid, calle de Hortaleza, núm. 4, priaoipal, en donde sé hacen susúricioaesi te dan prospectos j eiplioasíonei, como en todas las In8peooion<ís de pr»»inBÍai as. ]»:éo]s 00MPA1-.1A GENERAL DE SEGUROS DE QUINTAS, eo la que recibirán los suscritores OCHO MIL REALES en el acto de ser definitivamente declarado soldado el asegurado, ó el capital que tenga impuesto en la misma si saliere libre en los sorteos de ia primera y segunda edad. Las suscriciones pueden hacerse desde el dia del nacimiento hasta el anterior en que cumplan 19 años. POR CALLISTA DE CÁMARA DE S. M. LA BEÍNA MADRE. . ¡SIN CORTAR! Estraceion de callos, uñeros, etc., etc. GALLE IHAYOR, 13, PRINCIPAL.