Política Monetaria y Estabilidad Financiera. De la Teoría a la Práctica Jornadas Monetarias y Bancarias del BCRA Anales 2006 Presidente Martín REDRADO Vicepresidente Miguel PESCE Superintendente de Entidades Financieras y Cambiarias Waldo FARÍAS Vicesuperintendente de Entidades Financieras y Cambiarias Zenón BIAGOSCH Directores Zenón BIAGOSCH Arnaldo BOCCO Eduardo CAFARO Luis CORSIGLIA Waldo FARÍAS Jorge LEVY Arturo O´CONNELL Banco Central de la República Argentina Política monetaria y estabilidad financiera de la teoría a la práctica: Jornadas monetarias y bancarias del BCRA : anales 2006 / compilado por Hernán Lacunza. - 1a ed. - Buenos Aires : Banco Central de la República Argentina, 2007. 280 p. ; 16,5 x 23 cm. ISBN 978-987-23532-3-0 1. Economía. 2. Política Monetaria. I. Lacunza, Hernán, comp. II. Título CDD 332.46 Política Monetaria y Estabilidad Financiera. De la teoría a la práctica Jornadas Monetarias y Bancarias del BCRA. Anales 2006 1ª edición ISBN 978-987-23532-3-0 © Banco Central de la República Argentina, 2007 Compilador Hernán Lacunza Banco Central de la República Argentina Reconquista 266 / Edificio Central Piso 8 (C1003ABF) Ciudad Autónoma de Buenos Aires / Argentina Tel.: (+5411) 4348-3719 Fax: (+5411) 4000-1257 Email: investig@bcra.gov.ar - http://www.bcra.gov.ar Fecha de publicación: mayo de 2007 Queda hecho el depósito que establece la Ley 11.723. Diseño editorial Banco Central de la República Argentina Gerencia Principal de Comunicaciones y Relaciones Institucionales Área de Imagen y Diseño Diagramación: Natalia González Ferrari Foto de tapa: Federico Carnevale Impreso en Ediciones Gráficas Especiales. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, mayo de 2007. Tirada de 2000 ejemplares. Las opiniones vertidas en este trabajo son exclusiva responsabilidad de los autores y no necesariamente se corresponden con las del BCRA. No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión o la transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446. Contenidos 9 Introducción 19 21 I - Desafíos en la Economía Global Martín Redrado, BCRA Discurso de Apertura 31 33 37 44 II - Impacto de la Inflación de Activos y Materias Primas en la Política Monetaria Muhammad Al-Jasser, Saudi Arabian Monetary Agency Daniel Heymann, CEPAL Buenos Aires Mario Blejer, Banco de Inglaterra 51 53 III - Estabilidad Financiera y Crecimiento Económico Sostenible Edmond Alphandéry, CNP Assurances 69 71 IV - Hacia una Nueva Arquitectura Financiera Internacional William Cline, Center for Global Development e Institute for International Economics Alexander Swoboda, Graduate Institute of International Studies 86 97 99 103 V - Desequilibrios Globales y Acumulación de Reservas Michael Dooley, UCSC - University of California Edwin Truman, Peterson Institute for International Economics 117 119 VI - Dilemas de los Banqueros Centrales bajo Incertidumbre Christian Noyer, Presidente del Banque de France 127 129 VII - Política Monetaria en un Régimen de Metas de Inflación Eduardo Curia, Centro de Análisis Social y Económico, CASE 139 VIII - Metas de Inflación: Condiciones para su Implementación en Países Emergentes Roberto Frenkel, Centro de Estudios de Estado y Sociedad, CEDES Javier Alvaredo, MVA Macroeconomía José De Gregorio, Vicepresidente del Banco Central de Chile 141 150 167 179 181 195 207 IX - Desarrollo Bancario y Financiero en Economías Emergentes Sergio Schmukler, World Bank Eduardo Walker, Pontificia Universidad Católica de Chile Eduardo Levy-Yeyati, Banco Mundial y Universidad Torcuato Di Tella 215 217 225 X - Nuevos Equilibrios en el Sistema Monetario Mundial Javier González Fraga, Universidad Católica Argentina Barry Eichengreen, Universidad de California, Berkeley 233 235 242 XI - El Rol de Asia en la Economía Mundial Hae Wang Chung, Banco de Corea Miranda Goeltom, Banco de Indonesia y Universidad de Indonesia 267 269 XII - Política Monetaria y Ciclo Económico Martín Redrado, BCRA Discurso de Clausura 8 | BCRA Introducción A pesar de los avances logrados tanto en el plano de la teoría económica como en el desarrollo de herramientas para aproximar empíricamente el comportamiento de las variable económicas fundamentales, los economistas sólo hemos logrado tener una aproximación parcial e incompleta a algunos de los fenómenos que nos preocupan y que suelen ser las preguntas fundamentales que nos formulamos en el accionar de la política monetaria: ¿Con qué velocidad variables relevantes como el producto, los precios o el tipo de cambio real convergen al sendero de equilibrio de largo plazo, cómo operan los canales de transmisión de la política monetaria, cómo afectan a nuestras economías los cambios abruptos que suelen producirse tanto en los precios de algunas materias primas fundamentales, como en los de algunos activos financieros y reales, o qué régimen monetario es el más adecuado para nuestras economías? Los crecientes desequilibrios globales –en un contexto en el que nuestra región es hoy más sensible a la demanda de materias primas de Asia que a cambios en las tasas de interés internacionales- el crecimiento exacerbado y volátil de los precios de ciertos activos -que no siempre está en línea con la evolución de los fundamentals- su impacto en la estabilidad financiera y en la política monetaria y los interrogantes acerca de cómo terminará redefiniéndose la nueva arquitectura financiera internacional, son los principales focos de incertidumbre para los países de la región, que pueden desembocar en alteraciones abruptas en las condiciones económicas internacionales y que deben ser objeto de un minucioso y profundo análisis por parte de los bancos centrales. En el marco de su 71 aniversario, el Banco Central de la República Argentina decidió dedicar sus Jornadas Monetarias y Bancarias 2006 a analizar algunos de estos tópicos. Con ese objetivo, convocó a banqueros centrales, prestigiosos académicos y analistas monetarios y financieros, intentado lograr un adecuado mix entre teoría y práctica, a través del debate entre pensadores, diseñadores y hacedores de política. Los Anales de ese estimulante ejercicio están contenidos en el presente libro, donde se publican gran parte de la exposiciones que tuvieron lugar. Un rasgo común observado ha sido el énfasis puesto en aquellas cuestiones a las que debe atender la política monetaria en los países donde existe una alta BCRA | 9 interrelación entre la estabilidad monetaria y la estabilidad financiera. En particular, se ha enfatizado la importancia del gradualismo y la transparencia, tanto en el diseño como en la implementación de las políticas para avanzar en el cumplimiento de estos objetivos. Martín Redrado, presidente del Banco Central de la República Argentina, abrió el debate señalando que las principales fuentes de incertidumbre y riesgo para la política monetaria y la estabilidad financiera en América Latina son los desequilibrios globales, el crecimiento en el valor de ciertos activos y precios de materias primas y la definición, aun pendiente, de una nueva arquitectura financiera internacional. Remarcó que, frente a este contexto, el Banco Central de la República Argentina centra su accionar en profundizar una política monetaria prudente y predecible y en consolidar un sistema financiero sólido, capaz de amortiguar los impactos de los shocks. Finalmente, remarcó que la situación actual representa no sólo una oportunidad sino también un desafío que exige instituciones consistentes y estables que permitan a las economías enfrentar los riesgos e incertidumbres actuales con menores costos en términos de crecimiento e inestabilidad macroeconómica y financiera. Un primer grupo de exposiciones se concentró en la inflación de activos y su impacto sobre la política monetaria. En lo que hace a los precios de las materias primas, Muhamed Al-Jasser, vicepresidente de la Autoridad Monetaria de Arabia Saudita, puntualizó que en el caso del petróleo el principal factor que explica el sistemático incremento en los precios es el crecimiento económico y enfatizó que en ese sentido las mejoras en las políticas monetarias han contribuido significativamente a reducir el impacto del costo del petróleo sobre la inflación y el nivel de actividad. Respecto de la relación entre los mercados de activos y la política monetaria, Daniel Heymann, economista de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, concluyó que si bien no es recomendable que la política monetaria tenga un objetivo explícito para la inflación de activos, sí es relevante que el banco central este muy atento a su evolución, ya que las crisis financieras suelen estar asociadas a grandes oscilaciones en esos mercados. Enfatizó que la atención de esos riesgo es particularmente importante en las economías emergentes, donde las percepciones de riqueza han sido muy variables. También resaltó la importancia de las políticas prudenciales y de un accionar preventivo y coordinado con la política fiscal por parte de los bancos centrales frente a los desafíos que presenta la economía global Mario Blejer, director del Centro de Estudios de Banca Central del Banco de Inglaterra, remarcó que las características del proceso de globalización han generado en los años recientes un nuevo conjunto de precios de activos, 10 | BCRA commodites, y también de factores. En ese sentido lo que estamos observando no es una burbuja sino un nuevo equilibrio en los precios de los activos. Por lo tanto, la política monetaria debe jugar un rol activo, pero modesto. Para los países importadores este conjunto de precios implica de algún modo un shock de oferta negativo y por lo tanto, la política monetaria debería ser moderadamente expansiva. A la inversa, para los países exportadores se trata de un shock positivo, y en ese sentido la política monetaria debería ser contractiva, para reducir el impacto monetario de los superávit externos. El segundo tema de debate fue la relación entre la estabilidad financiera y el crecimiento económico sostenible. Al respecto, Edmond Alphandery, ex ministro de economía de Francia, se concentró en la estabilidad financiera global, las grandes zonas monetarias ( la del euro y la del dólar), los riesgos que generan los desequilibrios globales y las políticas al respecto. Remarcó que los países del Este Asiático y los exportadores de petróleo han evitado una apreciación de sus monedas frente al dólar y que el creciente superávit en cuenta corriente de esos países tiene como contrapartida el déficit de Estados Unidos, la fuerte acumulación de reservas (la mayoría en dólares) de los mismos y la declinación del ahorro en Estados Unidos. Estos factores han ayudado a que la primera economía mundial no haya estado sujeta a ningún ajuste automático de sus excesos de demanda doméstica a través de una recesión, lo que hubiera disparado un ajuste dramático de los tipos de cambio o mayores presiones proteccionistas. Según Alphandery, la solución a los problemas globales debe encontrarse dentro de la «zona del dólar». Así, el diálogo entre Estados Unidos y China es clave. En vez de centrarse en los tipos de cambio, debería atender a las políticas económicas domésticas con cierta coordinación entre ambos países para encontrar una salida gradual y ordenada a los desequilibrios globales. Otro grupo de exposiciones se ocupó de la cuestión del diseño de una nueva arquitectura internacional. William Cline, investigador senior del Institute for International Economics, delineó los temas de la agenda vinculada a arquitectura financiera internacional: (i) compromiso del sector privado en la resolución de crisis; (i) diseño de un mecanismo de reestructuración de deuda soberana; (iii) definición de las cláusulas de acción colectiva; (iv) creación de líneas de créditos contingentes. Señaló que la iniciativa de involucrar al sector privado en los costos de resolución de una crisis tiene sentido si se trata de algo voluntario, pero el tema ha quedado en suspenso luego de la experiencia de la crisis argentina, debido a las fuertes pérdidas que sufrieron los inversores privados. Respecto de las cláusulas de acción colectiva, puntualizó que si bien han sido apoyadas por los acreedores, no han tenido tanta aceptación entre los deudores. También enfatizó que el default confiscatorio implementado por Argentina, a pesar de significar una importante pérdida para los acreedores, no tuvo efectos de contagio en otros países, y concluyó que los argumentos en favor de grandes paquetes de rescate se han debilitado. BCRA | 11 Alexander Swoboda, profesor del Graduate Institute of International Studies, puntualizó que, en principio, cabe preguntarse en que medida han cambiado las funciones del Fondo Monetario Internacional, desde un rol asociado a la prevención y resolución de crisis a otro que tenga como objetivo resolver los desequilibrios globales. En una economía globalmente integrada, la coordinación internacional de políticas tiene un rol fundamental. En particular, se observa que a corto plazo podría contribuir a reducir el déficit fiscal en Estados Unidos y a aumentar el consumo en Asia, para atenuar la magnitud de los desequilibrios globales. Sin embargo, la posibilidad de la coordinación internacional de políticas se ve restringida por cuestiones políticas internas a cada país y por las dificultades de encontrar consensos, tanto en la medición del problema como de las políticas adecuadas para resolverlo. Finalmente, remarcó que sería equivocado intentar definir reglas sobre el manejo de los tipos de cambio; en todo caso el Fondo Monetario Internacional debería enfocarse en lograr que los países adopten políticas macroeconómicas consistentes con sus políticas cambiarias. Michael Dooley, profesor de la Universidad de California de Santa Cruz y Edwin Truman, investigador senior del Institute for International Economics, discutieron el rol de la acumulación de reservas en un contexto de grandes desequilibrios globales. Michael Dooley reconoció la efectividad de la intervención para reducir la volatilidad cambiaria y administrar el manejo de la deuda en países emergentes con un bajo grado de integración de los mercados financieros, aún cuando en la literatura predomina la idea de que sus efectos son sólo pequeños y temporarios en situaciones de sustitución perfecta de deuda en distintas monedas. Remarcó que los efectos reales de las políticas de esterilización en Asia, y Latinoamérica son una evidencia de que existen tales efectos, aunque ello no implica «fijar» el tipo de cambio real, ya que aún con una alta intervención, cierto grado de flexibilidad puede ser útil para morigerar presiones inflacionarias. Edwin Truman enfatizó que la diversificación de los stocks de reservas internacionales no debe constituir una fuente de preocupación para el orden monetario internacional vigente, aunque sí puede ser un factor que adicione innecesaria volatilidad en los mercados cambiarios. Propuso la creación de un «Patrón de Diversificación de Reservas Internacionales», que revele información sobre composición de reservas de manera rutinaria e implique también un compromiso de los adherentes a ajustar gradualmente hacia alguna composición hipotética que sea requerida frente a un nuevo escenario internacional. Christian Noyer, presidente del Banco de Francia, planteó que la mayor parte de los bancos centrales enfrenta la incertidumbre utilizando reglas de política monetaria, como puede ser la regla de Taylor. En particular, el enfoque adoptado por el Banco Central Europeo es hacer uso de varios modelos pero a la vez dar una ponderación importante en sus decisiones al juicio de los analistas, apunta- 12 | BCRA do siempre a la credibilidad de la política monetaria. Remarcó que el gradualismo puede ser aconsejable para aquellas economías donde las fuentes de incertidumbre sean muy grandes o la política monetaria enfrente restricciones importantes. Otro tema de debate fue el régimen de metas de inflación y las condiciones para su implementación en países emergentes. Eduardo Curia, presidente del Centro de Análisis Social y Económico, adoptó un enfoque crítico, señalando que el enfoque tradicional, al que denominó «enfoque canónico», supone que la política monetaria sólo puede tener efectos de corto plazo sobre el producto, que inhibe de este modo la posibilidad de que la política monetaria pueda reforzar la senda de crecimiento de largo plazo. En ese sentido, propuso un enfoque de metas de inflación alternativo, más sensible a al demanda, a la que se atribuye un rol en el estímulo al crecimiento económico. También remarcó la importancia de contar con un tipo de cambio real alto y sostenible, para asegurar un proceso de expansión fuerte y perdurable de la economía. Respecto de las condiciones requeridas para la implementación de un esquema de metas de inflación en países emergentes, Roberto Frenkel, economista del Centro de Estudios de Estado y Sociedad, también adoptó un enfoque crítico. Señaló que en economías sujetas a grandes cambios estructurales, en las que tanto el producto observado como el producto potencial están sujetos a shocks de distinta naturaleza, existe gran incertidumbre acerca de la brecha del producto y en consecuencia, tener como objetivo estabilizar esta variable no parece ser la mejor estrategia. También remarcó que la dinámica del proceso inflacionario es mucho más compleja en estos países que en las economías industriales. Finalmente enfatizó que la política monetaria no debe subordinar el objetivo de nivel de actividad a la persecución de una meta de inflación, sino que debe atender objetivos múltiples cuyas prioridades pueden ser cambiantes. Según Javier Alvaredo, director de MVA Macroeconómica de Argentina, ciertas características de las economías emergentes, como instituciones débiles, sistemas financieros frágiles y vulnerabilidad a los sudden stops, agregan dificultades adicionales para la implementación de un régimen de metas de inflación. Sin embargo, ello no implica que este esquema no sea una opción válida para el manejo de la política monetaria (aún para mercados emergentes). En ese sentido, remarcó que Argentina cumple con varias de las condiciones iniciales para su implementación, y las perspectivas de su evolución futura en los aspecto señalados es positiva. En este contexto, un enfoque gradualista parece lo más adecuado para asegurar el cumplimiento de los requisitos iniciales y procurar reducir la importancia de la cuestión cambiaria como ancla. La sostenibilidad y BCRA | 13 el equilibrio en los trade-off de corto plazo son cuestiones importantes en una normalización luego de una fuerte crisis económica. Finalmente, José de Gregorio, vicepresidente del Banco Central de Chile, remarcó que existe una percepción equivocada, especialmente en el público no especializado, acerca de que los bancos centrales que siguen un esquema de metas de inflación ignoran el desempleo o el crecimiento. Para comprender lo erróneo de esta creencia es importante recordar que, si bien en el corto plazo hay conflicto entre inflación y desempleo, en el largo plazo, las desviaciones de la inflación de su meta como del producto del nivel de pleno empleo tienen costos. Definir una meta de producto real implica dos problemas: la dificultad de definir el nivel de pleno empleo y la indeterminación de la tasa de inflación, ya que cualquier nivel de inflación puede ser consistente con el pleno empleo. En consecuencia, cuando los Bancos Centrales fijan su meta de inflación con una banda y con un horizonte de uno o más años, están considerando los costos del desempleo. También remarcó que un esquema de metas de inflación pleno requiere un conjunto de requisitos, entre los cuales la credibilidad de la política monetaria es crucial, por lo que la mayoría de los países, incluido Chile, empiezan con un esquema más primario. Finalmente, remarcó que para un país emergente son condiciones de importancia la independencia del banco central y la existencia de una situación fiscal sólida que inhiba la posibilidad de impuesto inflacionario. También discutió el rol del tipo de cambio y la importancia de considerarlo en las decisiones de política monetaria en la medida que afecta las expectativas de inflación y también la presencia de «burbujas» que pongan en riesgo la estabilidad financiera. En cuanto al tipo de cambio real enfatizó que, una vez que se decide tener una economía financieramente integrada con el mundo, los esfuerzos por mantenerlo fuera de su equilibrio derivan en mayor inflación, ya que la política monetaria no puede afectar el tipo de cambio real en el mediano y largo plazo. Otro tema de debate fue la importancia del desarrollo bancario y financiero en las economías emergentes. Sergio Schmukler, economista senior del Banco Mundial, remarcó que el paradigma dominante de política sobre el desarrollo de los mercados financieros tiene dificultades crecientes para tratar los grandes temas que están emergiendo y que son particularmente relevantes para los sistemas financieros de Latinoamérica. Ello debe atribuirse al cambio de paradigma en las décadas pasadas hacia un desarrollo de los mercados financieros basado en el mercado. La premisa era: si se permite a los mercados financieros funcionar, los flujos fluyen de los ahorristas a los inversores a precios de mercado y el riesgo correctamente evaluado es soportado por aquellos que desean asumirlo. Un manejo adecuado y una buena supervisión de los intermediarios financieros deben ocupar el centro de la escena. Entre las prescripciones que se derivan de dicho enfoque se tiene: liberalización de los mercados financieros locales, ma- 14 | BCRA yor integración con los mercados financieros internacionales y esfuerzos para converger a estándares internacionales en regulación bancaria. También se debería fomentar el desarrollo de mercados locales de deuda. En este contexto, el desarrollo financiero en Latinoamérica presenta algunos hechos desconcertantes: los mercados financieros en la región no se han desarrollado como se esperaba. Existen mercados incompletos e insuficiente contratación. Los mercados son poco profundos y hay segmentación en el acceso a los servicios financieros. La falla en reducir la brecha en el acceso al financiamiento a través de los instrumentos financieros tradicionales ha conducido a algunas experiencias innovadoras entre las que se encuentran: factoring, provisión de infraestructura de mercado, finanzas estructuradas y subsidio de los costos de transacción, microfinanzas y sistemas de garantías de crédito. En resumen, mientras en el pensamiento predominante prevalecen la preocupación por la estabilidad financiera y los esfuerzos para converger a estándares internacionales, los grandes temas que emergen de la agenda de política tienen más que ver con completar los mercados financieros en economías pequeñas en el contexto de la globalización financiera. Eduardo Walker, profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile, se refirió principalmente al caso chileno. Explicó que Chile es uno de los pocos países emergentes que cuenta con mercados de bonos a tasa fija de largo plazo en moneda local. Su nivel de sofisticación ha crecido y ha tenido un gran respaldo con la reforma del sistema previsional. Enfatizó que la securitización contribuyó con la profundización de los mercados financieros chilenos. También remarcó que en general, es importante que la securitización se realice fuera del balance de las entidades financieras, según la modalidad americana. Finalmente, Eduardo Levy-Yeyati, director del Centro de investigación en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella, se refirió al desarrollo reciente del sistema bancario argentino. Consideró que es pequeño, que está fuertemente concentrado en depósitos transaccionales y del lado del crédito, en el sector público, como resultado de la última crisis. Destacó que entre los desafíos que enfrenta el sistema financiero, se destaca el logro de niveles de intermediación de mayor plazo en pesos, lo que es relevante para Argentina, donde la inflación tiene una variabilidad que genera incertidumbre nominal. Propuso el desarrollo de alguna cobertura de inflación, que si bien no resolvería el problema de intermediación, tendría algunas ventajas para resolver un problema de riesgo moral. Este esquema debería estimular la expansión del crédito a largo plazo con tasa de interés indexada por inflación. El siguiente panel se concentró en los nuevos equilibrios del sistema monetario mundial. Javier González Fraga, ex presidente del Banco Central de la Repú- BCRA | 15 blica Argentina y profesor de la Universidad Católica Argentina, remarcó que desde la perspectiva de los países periféricos, aquellos que no son capaces de alterar la tasa de interés internacional, al momento de analizar los desequilibrios en los mercados internacionales debería prestarse atención a los temas no monetarios subyacentes a estos desequilibrios, lo que podría denominarse como «globalización despareja». La «globalización despareja», producto de las diferentes velocidades de apertura comercial de los países y de las asimetrías en los mercados de bienes y de factores respecto del mercado de capitales, impidió a los países periféricos aprovechar completamente los beneficios de la integración. De esta manera, sería aconsejable realizar una pausa en la velocidad de la globalización financiera y adoptar gradualismo en las políticas. En ese sentido consideró conveniente mantener el sistema de tipo de cambio flotante sin descuidar la tasa de interés y el empleo, establecer controles sobre los flujos de capitales, continuar con la política de acumulación de reservas y emitir deuda en moneda local al tiempo que estimular un mayor desarrollo de los mercados de capitales. Barry Eichengreen, profesor de la Universidad de California, Berkeley, planteó que la pregunta relevante en la actualidad es si a pesar del déficit actual de Estados Unidos el dólar continuará siendo la moneda predominante en los mercados internacionales. Enfatizó que la confianza en el dólar como moneda de reserva dependerá principalmente de las decisiones de política en los Estados Unidos. La persistencia de un elevado déficit en cuenta corriente y el aumento de la deuda probablemente desalentarán la acumulación de dólares en el resto de los países. Por otro lado, son prematuros los pronósticos que indican que en veinte o cuarenta años será el yuan la moneda predominante en los mercados internacionales. El siguiente panel se focalizó en el rol de Asia en la economía mundial. Hae Wang Chung, vicepresidente del Banco de Corea, remarcó la importancia adquirida por la región asiática en la economía mundial, desempeño que se destaca aún más cuando se tiene en cuenta que hace sólo 50 años la región se hallaba en gran parte sumida en la pobreza. Enfatizó el rol preponderante del estado en este proceso de desarrollo, a través del estímulo de transformaciones radicales en sus respectivas economías, basadas en modelos export led growth. Remarcó que es posible que de cara al futuro, Asia llegue a transformarse en una fuerza económica de la talla de Europa o Estados Unidos. Señaló que esta especulación se basa en el hecho de que muchas economías asiáticas aún poseen grandes reservas de desempleados y subempleados, lo que posibilitaría un crecimiento basado en salarios reducidos. Una debilidad que aún tiene la región es que algunos países, particularmente China e India, han crecido rápidamente, con estructuras financieras aún poco desarrolladas, en las que muchas instituciones bancarias tienen alto riesgo en sus carteras activas, con gran cantidad de préstamos de dudosa cobrabilidad. Enfatizó que esta debilidad podría constituir un obstáculo al crecimiento estable de la región en los próximos años. Miranda 16 | BCRA Goeltom, vicepresidenta del Banco de Indonesia y profesora de economía de la Universidad de Indonesia enfatizó que si bien la globalización por medio de la integración financiera reporta muchos beneficios a los países a través principalmente de un mayor acceso a los mercados, también ha dificultado la tarea de las autoridades monetarias para alcanzar y mantener la estabilidad de precios. En este contexto, los bancos centrales deben ocuparse de la incertidumbre respecto de los flujos de capitales procurando conservar la independencia monetaria y equilibrar las presiones sobre el tipo de cambio. El cierre del seminario estuvo a cargo de Martín Redrado, quien se refirió a la política monetaria y el ciclo económico. Destacó el aprendizaje logrado luego de dos días de intenso intercambio de conocimientos y experiencias. Enfatizó que tanto las exposiciones como los debates se concentraron en los aspectos que debe atender la autoridad monetaria en países donde existe una alta interrelación entre la estabilidad monetaria y la estabilidad financiera. En particular, las exposiciones ponderaron la importancia del gradualismo y la transparencia, atendiendo a las características de cada caso, tanto en el diseño como en la implementación de las políticas para avanzar en el cumplimiento de estos objetivos. Remarcó entre las conclusiones la importancia de que la política monetaria sea flexible, y la necesidad de desarrollar estructuras que mitiguen las vulnerabilidades frente a escenarios adversos. Consideró fundamental reconocer que la lección de gradualismo y flexibilidad, tanto desde el punto de vista práctico como intelectual, es aplicable en general, lo que no implica dejar de lado las reglas per se, pero sí aquellas que restringen excesivamente la capacidad de los bancos centrales de acomodar la política monetaria para evitar oscilaciones bruscas en el nivel de actividad. Remarcó que las políticas del Banco Central de la República Argentina son consistentes con esta visión, ya que se ha adoptado un enfoque pragmático y gradualista, que se adapta a las propias circunstancias históricas, teniendo en cuenta que la economía argentina es todavía una economía en transición hacia el estado estacionario, con un mercado financiero sin suficiente profundidad, donde la potencia de los instrumentos clásicos de política monetaria se ve reducida. En ese sentido, enfatizó que el Banco Central está comprometido con la meta de crecimiento de los agregados monetarios establecida en su programa. También remarcó que el hecho de que exista gran incertidumbre en el uso de modelos económicos para el accionar de la política monetaria, no implica que el Banco Central no crea en su utilidad. Por el contrario, la ambición es desarrollar herramientas analíticas que sirvan al ejercicio de la política monetaria, pero reconociendo sus limitaciones y lo imprescindible del buen criterio en el manejo de un banco central. En ese sentido, enfatizó, el BCRA está empeñado en el desarrollo del conocimiento mediante el estímulo a la investigación económica, tanto teórica como aplicada a la política monetaria. BCRA | 17 18 | BCRA Desafíos en la Economía Global Panel I BCRA | 19 20 | BCRA Martín Redrado (Presidente - Banco Central de la República ) Discurso de Apertura En el marco de nuestro 71 aniversario, quiero darles hoy a todos ustedes una cordial bienvenida para la celebración de esta versión 2006 de nuestras Jornadas Monetarias y Bancarias y agradezco, especialmente, a aquellos que nos visitan en Buenos Aires provenientes desde el exterior. Reconozco en particular: a los bancos centrales de Brasil, Uruguay, Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Honduras, República Dominicana, a la autoridad monetaria de Arabia Saudita, al Banco Popular de China, al Banco de Corea, al Banco de Indonesia, al Banco de Francia, al Banco de Inglaterra, a la Reserva Federal de los Estados Unidos, al Banco de Canadá al Banco Central de Polonia; a organismos como la Corporación Andina de Fomento, el Banco Centroamericano de Integración Económica, el BIS, el FMI, el Banco Mundial, el BID y Naciones Unidas; a centros de altos estudios de la talla de la Universidad de California, la Universidad de Stanford o la Universidad Católica de Chile y a representantes del sector privado de todo el mundo que nos acompañan hoy aquí. Es para mi un placer intelectual inaugurar y participar como orador en estas jornadas. Este es un espacio para la reflexión, para el análisis y para compartir experiencias. Después de muchos años el Banco Central vuelve a convocar panelistas de gran trayectoria internacional. Tenemos un programa realmente muy sólido, con los mejores especialistas nacionales e internacionales. Procuramos concentrar nuestra atención en los temas centrales del accionar del Banco Central: la conducción de política monetaria bajo incertidumbre, las políticas de acumulación de reservas, la experiencia de otros países con los esquemas de metas de inflación, el desarrollo y financiamiento bancario y la relación entre política monetaria y ciclo económico. Tanto la teoría como la evidencia empírica al día de hoy nos siguen brindando una visión parcial e incompleta sobre preguntas fundamentales: cuál es el nivel óptimo de reservas, cómo operan los canales de transmisión de la política monetaria, cuál es el patrimonio óptimo de un banco central, con qué velocidad variables relevantes como la monetización o el tipo de cambio real convergen al sendero de equilibrio de largo plazo, cuáles son los determinantes del pass-through sobre la tasa de inflación, por nombrar sólo algunos. BCRA | 21 Los crecientes desequilibrios globales –en un contexto donde nuestra región hoy es más sensible a la demanda de materias primas de Asia que a cambios en las tasas de interés internacionales- el crecimiento exacerbado y volátil de los precios de ciertos activos (financieros y reales) que no siempre está en línea con la evolución de los fundamentals, su impacto en la estabilidad financiera y en la política monetaria y cómo se terminará redefiniendo la nueva arquitectura financiera internacional son los principales focos de incertidumbre que pueden desembocar en alteraciones abruptas en las condiciones económicas internacionales y que serán minuciosamente analizados en nuestra nutrida agenda de trabajo. En el caso de la inflación de activos, por ejemplo, una regularidad empírica que emerge de la evidencia internacional es que significativos aumentos en el precio de los activos combinados con fuertes procesos expansivos del crédito incrementan la probabilidad de ocurrencia de crisis financieras. El diseño de una política monetaria prudente no puede soslayar estos efectos de la inflación de activos. Este tema recibirá particular atención en estas jornadas. ¿Entonces, cómo preparo al Banco Central para este escenario? Nuestras acciones se centran en la profundización de una política monetaria prudente, predecible y un trabajo persistente para consolidar un sistema financiero sólido y eficiente, capaz de amortiguar eventuales impactos de cualquier cambio súbito en el contexto internacional. Sin ir más lejos, desde comienzos del mes de mayo, se verificó un cambio en las perspectivas de los mercados. Expectativas de mayor inflación y menor crecimiento se trasladaron a una incertidumbre más marcada acerca de los próximos pasos a seguir por parte de los principales bancos centrales del mundo. Este escenario de mayor volatilidad derivó en un fly to quality, observándose un cambio en la composición de los portafolios que impactó en forma diferenciada. Brasil, por ejemplo, experimenta una mayor corrección en el mercado de divisas: mientras el real se devaluó un 11% en el mes de mayo, nuestro peso mostró una devaluación de alrededor de 1%, aún por debajo de la registrada en Chile (4%) y México (2,5%). El comportamiento de las variables financieras en Argentina ante la mayor volatilidad observada en casi todos los mercados del mundo constituye un ejemplo del funcionamiento de estas políticas. Este es precisamente uno de los aportes que, desde el Banco Central, hacemos a la predictibilidad de la economía. 22 | BCRA Este logro, se sustenta a partir de una serie de medidas: un programa monetario sólido y consistente, la provisión de un marco competitivo para la actividad financiera, la introducción de una normativa prudencial acorde con la situación actual de la economía y el establecimiento de una supervisión altamente técnica, profesional y especializada. En particular, el desempeño monetario y financiero reciente descansa sobre dos vectores: 1) La significativa acumulación de reservas como reaseguro frente a la volatilidad externa en un marco de cumplimiento estricto de las metas de crecimiento de la oferta monetaria ha permitido consolidar una política monetaria consistente y estable. 2) El manejo prudente y efectivo de los riesgos bancarios a través de una adecuada regulación y supervisión permite tener hoy un sistema financiero sólido y estable, con proyección a mediano plazo. Política monetaria prudente El Banco Central genera su política de acumulación de reservas como mecanismo anticíclico de reaseguro para proteger a la economía de shocks externos y reducir la volatilidad cambiaria. De este modo, las reservas internacionales crecieron más de USD 5.600 millones desde el 3 de enero pasado (cuando se le pagó al FMI). La justificación de esta política se basa en una lectura profunda de la experiencia económica argentina y del contexto internacional. La excesiva volatilidad de nuestra economía ha sido uno de los hechos estilizados macroeconómicos que más ha dañado nuestra posibilidad de crecer sobre un sendero de largo plazo sostenible. A partir de la mayor integración con la economía internacional, shocks externos como los cambios en la tasa de interés o en los términos de intercambio son para Argentina un factor clave en la generación de volatilidad. Un adecuado stock de reservas es un instrumento imprescindible para afrontar perturbaciones externas reduciendo su impacto en la economía nacional. Pero la justificación de esta estrategia no la basamos en la simple intuición. Hemos trabajado profundamente para analizar la experiencia internacional respecto a la acumulación de reservas. En un trabajo de investigación que estamos por publicar junto a Jorge Carrera, Diego Bastourre y Javier Ibarlucía titulado “La política económica de la acumu- BCRA | 23 lación de reservas: nueva evidencia internacional” realizamos un estudio detallado de los determinantes de la acumulación de reservas en un panel de 130 países para 30 años a partir de la caída de Bretton Woods. Varias son las lecciones que podemos extraer del estudio. La economía internacional presenta severos desequilibrios a nivel global. De hecho este es un tema central en varios paneles de nuestras jornadas. Existe como vemos en estos meses, gran incertidumbre sobre el timing y la forma que la corrección de esos desequilibrios puede presentar. Aquí mismo tenemos prestigiosos académicos como, Eichengreen, Dooley, Frenkel Garber y otros que tienen posiciones diferentes respecto al path de ajuste de los desequilibrios globales y cómo se repartirá el costo del ajuste. Si lo miramos desde la posición de una economía emergente como Argentina, lo que observamos es que cualquier ajuste relativamente brusco en las economías desarrolladas puede transmitirse a las economías emergentes en forma amplificada. Esto explica por qué en la incertidumbre respecto a los desequilibrios globales tenemos una primera razón para acumular reservas. Cuando revisamos la teoría reciente se concluye que no se ha desarrollado hasta ahora un modelo unificador o de consenso sobre cuál es el nivel óptimo de reservas. Si hay acuerdo en el rol precautorio como mecanismo para la suavización de shocks externos. Sin embargo, con el tiempo se trasladó la principal fuente de perturbación externa: pasó desde la apertura comercial (cuenta corriente) a los problemas del financiamiento, los sudden stops y la volatilidad de los flujos de crédito (cuenta capital). En particular, una parte importante de los modelos discute el rol de las reservas como mecanismo de auto aseguración frente a crisis. De los datos extraemos que el fenómeno de acumulación es generalizado en tanto abarca casi todas las regiones del mundo aunque de manera heterogénea en cuanto a su magnitud. Sin embargo, descubrimos que evaluando según el nivel de desarrollo, son los países emergentes, es decir aquellos que están en un estadio intermedio de desarrollo económico, quienes lideran la dinámica de acumulación. En nuestro análisis econométrico encontramos que el proceso de acumulación de reservas tiene un comportamiento inercial (los países acumulan durantes varios años consecutivos y no esporádicamente), la imitación de las políticas de los vecinos es muy significativa y , finalmente, los niveles de comercio y de flujos de 24 | BCRA capitales, son relevantes para explicar este proceso. En contraste, el régimen cambiario de cada país, el costo de oportunidad de las reservas, la volatilidad de los flujos comerciales y financieros no resultan variables estadísticamente significativas. La acumulación de reservas parece no estar determinada por la forma en que funciona cada régimen cambiario particular. Una externalidad muy relevante de la acumulación de reservas es que las mismas influencian positivamente la visión del mundo sobre el país y la percepción de riesgo. Cierto es que la auto aseguración puede ser considerada una solución de segundo mejor. Sería superior participar de un sistema global que hiciera un pool que explotara todas las posibilidades de diversificación del riesgo. Sin embargo, las instituciones multilaterales, particularmente el FMI, parecen imposibilitadas en los últimos años de asumir el rol de administrar tal tipo de pool. La incertidumbre sobre su papel como prestamista de última instancia puede haber generado dudas sobre la ventaja de esta opción. De hecho, si se observa la evolución del ratio global cuotas FMI-reservas se revela la preferencia por la auto aseguración que han tenido los países. Entre 1993 y 2004, las reservas internacionales totales crecieron más de un 200% y el citado ratio cayó del 17% al 8%. Como vemos hay razones tanto de índole global como basadas en la experiencia de los países exitosos para construir un adecuado stock de reservas pero dejando a la flexibilidad de la política económica la graduación del nivel óptimo y de la velocidad a la cual converger al mismo. Pero, ¿qué podemos decir acerca de la sustentabilidad en el tiempo de esta valiosa estrategia prudencial?. ¿En qué medida la misma es compatible con el objetivo de estabilidad monetaria y financiera? En Argentina puedo afirmar que hemos sido extremadamente precisos para que esta política de acumulación de divisas no tenga impacto alguno sobre las variables internas a partir de una política de esterilización inédita para el país tanto por su profundidad como por su calidad. El control del crecimiento de los agregados monetarios es el reflejo de la profundidad de nuestra política de esterilización. Al respecto, el Programa Monetario -presentado anualmente en el senado y que va camino a completar 12 trimestres de estricto cumplimiento-, en su versión 2006, contiene metas de variación del M2 (circulante en poder del público, cuenta corriente y caja de ahorro en pesos), que muestran una fuerte desaceleración del crecimiento interanual de este agregado. BCRA | 25 El haber diseñado un Programa Monetario con metas cuantitativas trimestrales, le impone al Banco Central un esfuerzo permanente en mantener bajo estricto control la evolución de los agregados monetarios. Los resultados son auspiciosos: se cumplió holgadamente con la meta establecida para el primer trimestre de 2006, ubicándose el M2 unos $4.700 millones por debajo de la banda superior, y cerca del rango inferior. Más aún, en el primer trimestre la base monetaria, el M2 total, el M2 privado (una medida particularmente relevante, que refleja el esfuerzo genuino al excluir la volatilidad de los depósitos del sector público) y el M3 estuvieron por cerca del límite inferior previsto en el Programa Monetario 2006 Las cifras desestacionalizadas -a través del método estándar de filtrado de seriesson todavía más contundentes: tanto el circulante en poder del público como el M2 crecieron en el primer trimestre a tasas sustancialmente inferiores que en los tres trimestres anteriores. Las perspectivas para el segundo trimestre del año también son favorables: en lo que va de 2006, la tasa de variación interanual del M2 privado cae más de cinco puntos porcentuales con respecto a fines de 2005, ubicándose 4,5 puntos porcentuales por debajo del límite superior previsto para ese trimestre. La caída interanual se da tanto en el circulante en poder del público como en los depósitos privados a la vista. De hecho, el crecimiento del M2 en abril y mayo estuvo significativamente por debajo del observado en el mismo período de 2003, 2004 y 2005. En términos de calidad, nuestro programa de absorción monetaria se sostiene a partir de tres elementos poco frecuentes para la historia financiera y monetaria de la Argentina: un sistema financiero que cancela anticipadamente sus deudas junto con un sector público que ahorra y un Banco Central con un balance fortalecido y superavitario. Por lo general, nuestra historia nos muestra todo lo contrario: procesos de expansión del crédito interno vía monetización del déficit fiscal o asistencia irrestricta del Banco Central al sistema financiero. A su vez, el 3 de cada 4 pesos absorbidos se explican por cancelaciones de deuda de las entidades bancarias y operaciones del sector público. En lo que respecta al sistema financiero, la cancelación anticipada de redescuentos que habían sido otorgados durante la crisis fue uno de los principales factores de contracción en 2005 y es el más importante en 2006. Este instrumento constituye una saludable práctica que fortalece patrimonialmente al sistema financiero pero también al Banco Central que recupera sus préstamos. En febrero de 2005, el Banco Central generó un nuevo instrumento para la 26 | BCRA precancelación de esta asistencia por iliquidez. Estas operaciones han generado repagos del orden de $9.500 millones en 2005 y de casi $5.700 millones en lo que va de 2006. El saldo remanente asciende a $6.000 millones, teniendo en cuenta que más de 20 entidades ya cancelaron la totalidad de su deuda desde fines de 2004. Asimismo, también se han eliminado los potenciales excesos de oferta monetaria que pudieran quedar del período post crisis a través de la colocación neta de pases pasivos y la emisión de notas y letras del Banco Central en diferentes plazos, a tasa fija y variable, alargando la madurez de los pasivos. En efecto, la creciente popularidad del mercado de pases sienta las bases para el establecimiento de una tasa de interés de referencia mientras que la consolidación de una curva de rendimientos para estos instrumentos señala la credibilidad del Banco Central en el mercado financiero. Una política de esterilización de este calibre en términos de su consistencia con la estabilidad monetaria ha sido posible gracias a la solidez que muestra el sistema financiero y, fundamentalmente, gracias a la fortaleza patrimonial que exhibe hoy el Banco Central. Tenemos un balance fortalecido, lo cual se refleja en la calidad de nuestros activos que incluyen un stock creciente y más diversificado de reservas internacionales y títulos del tesoro. El buen desempeño de estos activos se refleja en un resultado cuasifiscal positivo que se proyecta continúe en 2006 y 2007. En consecuencia, a diferencia de lo que ocurría en décadas pasadas, la combinación de la absorción monetaria a través de un sistema financiero que cancela deuda junto a un Banco Central patrimonialmente sólido, contrarresta los efectos asociados a la compra de divisas, coadyudando a controlar el crecimiento de los agregados monetarios y dándole sustentabilidad en el tiempo a la estrategia de acumulación de reservas Con respecto a la velocidad y profundidad del uso de control de los agregados monetarios, claro está, con un mercado financiero sin suficiente profundidad (el crédito apenas supera el 10% del producto bruto interno), la potencia de los instrumentos clásicos de política monetaria se ve reducida, lo que requiere una acción coordinada con la política fiscal, con la política de ingresos y de competencia, a fin de anclar las expectativas sobre las variables nominales. Por lo tanto, el Banco Central está cumpliendo con su parte, a partir de una política monetaria que mantiene claramente bajo control el crecimiento de los agregados monetarios, de manera que se aliente el ahorro sin afectar a las inversiones ni provocar el ingreso de capitales especulativos. BCRA | 27 Sistema sólido El Banco Central trabaja para que el sistema financiero se consolide como un activo para el país a partir de una proactiva política de regulación y supervisión. Estos avances incluyen adecuados incentivos regulatorios tendientes a fortalecer la mejora en la administración de riesgos, la mayor transparencia y resguardo de los derechos de los consumidores de servicios financieros, y la recuperación de la solvencia en un marco de impulso al financiamiento de mediano y largo plazo. El sistema financiero consolidó el proceso de recuperación de la actividad de intermediación, al tiempo que logró un importante avance en el reordenamiento de su posición patrimonial. La dinámica de sostenida expansión del crédito privado, la notable reducción de la exposición al sector público, las fuertes mejoras en la calidad de cartera, la contracción de las obligaciones con el Banco Central, el retorno de los resultados positivos en un marco de alta competencia y el fortalecimiento de la solvencia son muestras de los principales elementos que impulsan las condiciones del reconstruido marco de estabilidad y solvencia financiera, colocando al sistema en condiciones óptimas para amortiguar potenciales cambios en las condiciones financieras. Sin dejar de lado los avances en materia de riesgo de crédito y liquidez (que se reflejan por ejemplo en una reducción elocuente en los niveles de irregularidad del sector privado –hoy en aproximadamente 6,8%), quiero destacar que el Banco Central está construyendo un sistema monetario financiero que, por primera vez en décadas, resulta independiente de las necesidades del sector público. Para lograrlo, se han fijado pautas determinando límites específicos de exposición del sistema financiero al sector público nacional, provincial y municipal. Por un lado, se establecieron máximos en función del capital de la entidad financiera y de la jurisdicción del sector público correspondiente. Por otro lado, se determinó una restricción máxima global de 40% del activo total del banco, la cual tiene vigencia efectiva a partir de comienzos de este año. Así, se está revirtiendo aceleradamente el proceso de desplazamiento del crédito privado en favor del financiamiento al sector público observado durante décadas pasadas. En los últimos doce meses, la participación del crédito al gobierno en el total de activos se redujo diez puntos porcentuales, alcanzando un nivel de 28,4%. Esta tendencia ha sido significativa en términos de lograr grados de libertad adicionales para la política monetaria y el sistema financiero. Este factor resulta crucial, tanto en Argentina como en América Latina, donde históricamente se ha soslayado el excesivo financiamiento al gobierno cuando se evalúa la independencia de los bancos centrales. 28 | BCRA Impulso al crédito Este marco prudencial es en el que venimos trabajando para impulsar el crédito en Argentina. Inducidos por la efectividad de las políticas del Banco Central para ampliar y hacer más accesibles a las familias y a las empresas los instrumentos bancarios, al igual que lo ocurrido en 2005, los préstamos bancarios a empresas y familias crecen hoy a tasas superiores al 35% en nuestro país. La expansión del crédito es generalizada en todas las líneas, desde los préstamos de consumo, préstamos personales, financiaciones con tarjetas de crédito, hasta los prendarios e hipotecarios que acumulan ya, estos últimos, 11 meses consecutivos de crecimiento. El Banco Central ha impulsado los incentivos de mercado adecuados para apoyar este resurgimiento del crédito así como la extensión de sus plazos consolidando al sistema financiero como elemento dinamizador de la economía y fuente de financiamiento de la inversión que permite recrear condiciones para el crecimiento sostenido. Entre las principales medidas implementadas se destacan: la extensión en el plazo original otorgado a las entidades financieras para reflejar contablemente las pérdidas originadas por los amparos judiciales en la medida que otorguen nuevos créditos comerciales de largo plazo; la facilitación de las refinanciaciones y la posibilidad de brindar asistencia crediticia adicional para un conjunto de empresas afectadas por la crisis. Como otro incentivo directo, el Banco Central facilitó el descuento de documentos y carteras e impulsó el uso de avales de sociedades de garantía recíproca, extendió a un año y medio el plazo para clasificar a los deudores como irrecuperables y eximió de requerir comprobantes de ingresos para el otorgamiento de créditos al consumo menores a quince mil pesos. Otras medidas destinadas a incentivar el crédito a la inversión y facilitar el aumento de la oferta de bienes y servicios incluyen: la aplicación de cobros por exportaciones al pago de nueva financiación destinada a la inversión; la admisión como garantía preferida de los fideicomisos inmobiliarios para vivienda y la posibilidad de aplicar la capacidad prestable de los depósitos en moneda extranjera a la importación de bienes de capital. Más recientemente, dispusimos además cambios normativos tendientes a facilitar el acceso de las empresas, particularmente Pymes, al crédito bancario. En adelante no se requerirán aforos para el descuento de cheques emitidos por libradores clasificados en situación normal, y las entidades financieras pueden previsionar estas financiaciones al uno por ciento y no necesitan evaluar la capacidad de pago de los cedentes. BCRA | 29 En síntesis, el Banco Central desarrolló además una certera política de incentivos para lograr la consolidación del crédito privado, cuyos dividendos están a la vista. Los préstamos privados actualmente crecen a más del 35%, nivel de crecimiento similar al registrado en 2005 y significativamente mayor que el registrado en 2004. Sin embargo, el principal logro no radica en los altos niveles de crecimiento del crecimiento del financiamiento bancario sino en la sustentabilidad de este proceso. Durante 2005 y lo que va de 2006, a través de una política prudencial del acumulación de reservas junto a una política monetaria sólida, prudente y predecible, más una adecuada regulación y supervisión de las entidades financieras –entendida en un sentido amplio, no como mera vigilancia del sistema bancario sino como provisión de un marco dinámico que contemple tanto sus necesidades como las del público-, el Banco Central contribuyó a la normalización y crecimiento del sistema monetario, financiero y crediticio. La generación de nuevo financiamiento en pesos tuvo lugar en un marco de orden monetario y de pleno control de los riesgos bancarios, lo cual nos permite tener actualmente un sistema financiero más sólido, estable y resistente a los recurrentes vaivenes externos. Este tipo de políticas prudenciales no sólo las exige un escenario internacional como el actual sino que es también la sociedad quien las pide. La situación actual no sólo brinda una oportunidad sino que también exige instituciones consistentes, fundadas en consensos internos que promuevan, al mismo tiempo, vínculos de alto potencial sinérgico con la totalidad de los actores sociales y económicos. Diseñar instituciones que perduren en el tiempo y que permitan llevar estas políticas a la práctica se convierte entonces en nuestro desafío. 30 | BCRA Impacto de la Inflación de Activos y Materias Primas en la Política Monetaria Panel II BCRA | 31 32 | BCRA Muhammed Al-Jasser (Vice Governor - Saudi Arabian Monetary Agency) La relevancia de la inflación en activos y commodities para la política monetaria Desde 1970, se ha dado un fuerte aumento en los precios nominales del petróleo desde cerca de U$S 3, a aproximadamente U$S 65 por barril en 2005. No obstante, esta suba se ve significativamente reducida cuando es considerada en términos reales. Comparado con 1970, el precio real del petróleo en 2005 fue de apenas U$S 10. Un análisis más detallado de las condiciones actuales de mercado revela que, en los últimos dos años, ha prevalecido un exceso de oferta, con la mayoría de los países productores operando virtualmente sin capacidad ociosa. El fuerte incremento en la producción es una respuesta a la creciente demanda global, en la cual China juega un rol central, duplicando su consumo entre 1995 y 2005. BCRA | 33 Un estudio acerca del nivel de reservas de petróleo revela que éstas prácticamente se han triplicado en los últimos 35 años, lo que demuestra la inexistencia de problemas de corto y mediano plazo en la oferta. Analizando los factores detrás del brusco aumento en los precios del petróleo, se destacan los siguientes: a) Incremento continuo en la demanda de petróleo (en particular de Estados Unidos, China e India); b) Acotadas inversiones de capital en exploraciones y pozos petroleros por parte de la mayoría de los productores; c) Limitada capacidad productiva en las refinerías petroleras (especialmente en Estados Unidos); 34 | BCRA d) Factores geopolíticos, particularmente en Medio Oriente; e) Especulación (por ejemplo de fondos buitres); f) Elevados impuestos en productos petroleros. Con respecto a la relación entre el precio del petróleo y el desempeño macroeconómico en los últimos 5 años, la correlación entre el precio por barril y la inflación, y entre ese precio y el nivel de actividad de los países industrializados se ha debilitado notoriamente. Estimaciones llevadas a cabo por la OCDE, denotan que el precio del petróleo tiene un limitado impacto tanto sobre la inflación como sobre el crecimiento económico debido al aumento en la eficiencia de la energía. Correlación entre los precios del petróleo y las tasas de inflación BCRA | 35 En relación al rol ejercido por Arabia Saudita en el mercado mundial del petróleo, se observa que posee una participación significativa en el total de las reservas globales (25 %) y exportaciones (17 %), así como también en el incremento de la oferta petrolera durante el período 1999-2006 (25 %). Arabia Saudita asume dentro del sistema el rol de “proveedor petrolero de última instancia”. El principal factor subyacente en la escala de los precios del petróleo en los años recientes es el crecimiento económico mundial, aunque el bajo nivel de inversión ha jugado un papel significativo tanto en la parte baja como en la alta del ciclo. En este contexto, el eficiente empleo de la energía para producir un crecimiento de calidad superior y la aplicación de mejores políticas monetarias, han reducido el impacto de los elevados precios del petróleo sobre los niveles de inflación y actividad. 36 | BCRA Daniel Heymann1 (Economista - CEPAL, Buenos Aires) Notas sobre Política Monetaria y Mercados de Activos Las consideraciones que guían al diseño de instituciones y políticas monetarias han variado a lo largo del tiempo en cuanto a la definición de los objetivos de las políticas, los mecanismos de decisión que determinan las acciones de los bancos centrales, y los instrumentos y procedimientos operativos de esas acciones. En los últimos años, el criterio más difundido ha sido el de encarar a la política monetaria como una herramienta concentrada estrictamente en la regulación del nivel de precios, en base al manejo de una tasa de interés de corto plazo. Sin embargo, sea que el análisis se lleve a cabo tomando como dato que se sigue algún esquema de metas de inflación, sea que las preguntas alcancen también a la determinación de objetivos, existe discusión sobre la conveniencia o no, de que la política monetaria tome en cuenta la evolución de variables como las cotizaciones de los activos y los precios de materias primas y, en su caso, sobre las modalidades de respuesta a esos movimientos. En principio, la cuestión se puede formular en dos sentidos, según que se refiera a la incorporación de ciertas variables "de por sí" en la función de respuestas del banco central, o bien a la inclusión de esas variables si y solo si sus cambios proveen información que opera sobre las previsiones inmediatas acerca de aquellas variables sobre las cuales se condiciona a las políticas (como por ejemplo, la demanda agregada). Es decir, la disyuntiva sería en un caso, si una variable debería ser argumento de una función de reacción "de realimentación simple"/ "regla sobre instrumentos" (Bernanke, 2004, Svensson, 2004), y en el otro, si formaría parte de una función de reacción "basada en pronósticos". De todos modos, si bien la distinción entre reacciones "directas" e "indirectas" a ciertas variables es relevante y no trivial, queda como pregunta general si corresponde que en su "forma reducida", la política monetaria contemple determinadas señales y responda a ellas. Estas notas presentan algunos comentarios sobre el tema, desde una perspectiva sugerida por la experiencia de una economía donde han 1 Las opiniones expresadas pertenecen exclusivamente al autor. BCRA | 37 ocupado un lugar prominente los problemas de sostenibilidad macroeconómica, es decir, los problemas asociados con el cumplimiento de las restricciones de presupuesto de grandes segmentos de agentes. La interacción entre política monetaria y mercados de activos es a la vez un tópico tradicional y un elemento de discusiones corrientes. Al respecto -y especialmente en los EEUU- se ha venido debatiendo sobre la conveniencia de que el banco central actúe para moderar fluctuaciones en los precios de activos, sobre todo a efectos de prevenir o limitar la intensidad de grandes "burbujas" alcistas y, en su caso, para frenar fuertes reversiones (véanse, por ejemplo, los contrastes entre Bernanke, 2002, 2004 y Geithner, 2006). Las posiciones varían según actitudes respecto a temas como la capacidad de los responsables de política para identificar burbujas (cf. Bernanke, 2002: "el banco central no debe ser árbitro de especulación"), la incertidumbre sobre los impactos de los precios de activos en la demanda agregada, la posible existencia de asimetrías o no linealidades (en el sentido de distintas magnitudes de efectos generados por grandes subas o por caídas de precios de activos), las consecuencias sobre los mercados de activos de potenciales acciones de política monetaria (cf. Roubini, 2006, sobre los problemas que derivarían de hacer "cirugía con un cuchillo de cocina"), o el potencial para administrar los derrames reales de los vaivenes en precios de activos a través de las funciones de reacción usuales, cuyos argumentos son la inflación y la brecha de producto (véase Bernanke y Gertler, 1999, 2001). Más allá de las diferencias que existen en esa literatura, en términos generales se observa un cierto acuerdo en que, si bien es inconveniente una reacción sistemática de la política monetaria a los precios de los activos, las grandes oscilaciones en los mercados tienen impactos indeseables potencialmente intensos, que importa evitar con un enfoque de "gestión de riesgos". Al margen de los fenómenos del tipo de burbujas, recientemente Phelps (2006) ha sugerido que, dado a que las típicas funciones de reacción de política monetaria están condicionadas al valor de la "tasa natural de interés" (que es potencialmente variable), puede ser útil emplear como argumento a alguna medida de precios de activos como indicador de esa variable. El punto remite a las discusiones de raíz wickselliana en las que, de una manera u otra, se le asignaba a la política monetaria la función de contribuir a que los rendimientos de los activos se correspondieran aproximadamente con los "naturales". Como rasgo común, esos argumentos de distinta índole se refieren a los problemas de la gestión monetaria cuando es posible que haya movimientos potencialmente difíciles de identificar y modelar en los niveles sostenibles o permanentes de variables macroeconómicas y, en especial, de las tasas de retorno de activos. Esa incertidumbre parece tener relevancia especial en economías emergen- 38 | BCRA tes (y particularmente en la Argentina), donde se han observado considerables variaciones en el comportamiento macroeconómico tendencial (Aguiar y Gopinath, 2004, Heymann, 2006). En las economías desarrolladas, el patrón cíclico usual es el de fluctuaciones moderadas sobre una línea de crecimiento bastante bien establecida. Esas fluctuaciones "normales" no afectan en mucho a los niveles de riqueza de la mayoría de los agentes, ni implican problemas difundidos en el cumplimiento de promesas y contratos; en las recuperaciones, la identificación de los senderos a los cuales convergerían la producción y el gasto, no presenta muy grandes dificultades. En estas condiciones, aunque de cualquier modo existen elementos de incertidumbre "fundamental" que repercuten sobre el diseño y la ejecución de la política monetaria (King, 2005; Phelps, 2006), dicha política se desenvuelve en un escenario de mediano plazo que, en primera aproximación, es posible ubicar dentro de rangos bastante acotados. La experiencia macroeconómica de la Argentina muestra características diferentes. La evaluación de la riqueza y, consecuentemente de los niveles sostenibles de gasto y endeudamiento, ha sido históricamente problemática. Comportamientos tales como reducciones de la propensión al ahorro en períodos donde (vistos retrospectivamente) los ingresos resultan cíclicamente elevados, mientras que al mismo tiempo aumentan las inversiones dirigidas al mercado interno, el tipo de cambio real se aprecia mientras se incrementan las deudas denominadas en moneda extranjera, sugieren expectativas de ingresos crecientes en volúmenes reales y en poder de compra sobre divisas. En diversos episodios la frustración de esas expectativas se reflejó en agudas crisis, marcadas por rupturas contractuales y súbitas caídas en los niveles de producto y consumo, en medio de las cuales las perspectivas de recuperación (posteriormente verificadas en los hechos) parecían sin embargo difusas o inexistentes para grandes grupos de agentes. De esta forma, se observaron muy amplias fluctuaciones no solo en los niveles de actividad y de demanda, sino también en las percepciones acerca del potencial de generación de ingresos de la economía. Las grandes oscilaciones macroeconómicas de esta clase tienen altos costos económicos y sociales, y directa o indirectamente repercuten sobre la política monetaria. Es claro que la independencia operativa de los bancos centrales está limitada por las restricciones intertemporales de presupuesto (Buiter, 2006), dado que el valor de los flujos de resultados "cuasi fiscales" debe corresponderse con el de los saldos fiscales para que el conjunto del sector público satisfaga condiciones de solvencia. Las crisis macroeconómicas presionan a la política monetaria a través de las dificultades que generan para la gestión fiscal y porque, ante perturbaciones financieras, aparecen demandas de asistencia a los bancos y/o a los deudores a la vez que, si se reduce la demanda de activos internos en BCRA | 39 general, las potenciales operaciones contractivas de la liquidez se vuelven más difíciles y costosas. En los casos de "crisis gemelas", con impulsos hacia la depreciación real, se agregan los efectos sobre precios de los movimientos cambiarios, que de por sí tienden a elevar la inflación y agudizan los dilemas para la política monetaria. Es decir que, sea que la política monetaria participe como un elemento de una política económica con objetivos múltiples, sea que el Banco Central se concentre en un rango acotado de objetivos y se focalice sobre la regulación del nivel de precios, la eventualidad de crisis sería una cuestión de su incumbencia. Por lo tanto, en economías que aparecen como potencialmente sujetas a ciclos de gran amplitud y con una perspectiva que vaya más allá de lo inmediato, sería de interés de la política monetaria el contribuir a moderar las fluctuaciones del gasto y del nivel de actividad. Esto implicaría, en particular, una actitud preventiva en las fases de alza. La sostenibilidad macroeconómica está asociada con la ausencia de complicaciones agudas y difundidas en el cumplimiento de restricciones de presupuesto. Esto implica condiciones referidas a las posiciones de deudas y a su correspondencia con la evolución de las oportunidades de los agentes, dado que esa evolución puede validar o perturbar los planes que quedan incorporados en compromisos y en tenencias de activos. La noción es prospectiva por esencia: una evaluación de sostenibilidad requiere tratar de definir si las circunstancias futuras facilitarán o no el cumplimiento de obligaciones vigentes y, de un modo u otro, contrastar las expectativas de quien efectúa la evaluaciones con aquéllas que habrían guiado las decisiones de los agentes (Heymann, 2002). Los precios de los activos son un indicador saliente de las previsiones de los participantes en los mercados y, por lo tanto, un elemento importante en el seguimiento de la sostenibilidad macroeconómica. Sin embargo, las condiciones de sostenibilidad se refieren a la configuración macroeconómica en su conjunto, más que a alguna variable en particular y, dado que dependen de la validación de expectativas, su identificación tiene necesariamente márgenes de incertidumbre potencialmente amplios (de la misma forma que no resulta posible definir de manera certera y objetiva si los "fundamentos macroeconómicos" son sólidos porque el calificativo no se aplica de por sí al estado actual de la economía, sino al sendero que se recorrerá en adelante). Por lo tanto, las políticas dirigidas a proteger la sostenibilidad macroeconómica, difícilmente podrían consistir en acciones precisamente calibradas a partir de una función de reacción predefinida. Una política puede ser vista como procíclica o anticíclica según dónde se identifique la ubicación de la línea de tendencia (lo que en economías como la de Argentina, es una cuestión no trivial; por ese motivo, la interpretación ex-post en cuanto al carácter procíclico de las acciones privadas o públicas es potencialmente distinta de las percepciones que en su momento guiaron las decisiones). Es claro que las restricciones al 40 | BCRA conocimiento sobre los procesos económicos relevantes se aplican en particular a los formuladores de política, pero al mismo tiempo, la experiencia (en especial la de la Argentina) sugiere que no tiene por qué valer la presunción de que las variables de mercado reflejan planes correctos, previsiblemente autovalidantes. Sin embargo, sea de manera explícita o no, las políticas económicas dependen de actitudes respecto de la evolución económica futura y, en consecuencia, respecto de los probables efectos de las acciones del sector privado y del mismo gobierno. Es decir que, en la práctica, una evaluación del comportamiento tendencial y de las perspectivas de sostenibilidad forma parte, aunque sea tácitamente, del mecanismo de decisiones que define a las políticas económicas. Las medidas de regulación y supervisión prudenciales, y las de prestamista de última instancia, son componentes centrales del conjunto de instrumentos orientados a prevenir crisis (Bernanke, 2002). Sin embargo, esas medidas pueden ser insuficientes y poco eficaces si se acumulan grandes desajustes macroeconómicos, con la eventualidad que se generen fuertes movimientos de precios relativos y de niveles de ingreso que perturben el cumplimiento de contratos. Por lo tanto, el seguimiento de las condiciones de sostenibilidad a efectos de prevenir fluctuaciones de fuerte intensidad, implicaría atender el comportamiento de los precios relativos macroeconómicos, la demanda agregada, y los volúmenes de activos y pasivos, sin apuntar a un sendero especificado en detalle, pero buscando prevenir desvíos apreciables. La organización de la política monetaria ha sido tradicionalmente un campo de tensiones entre criterios enfrentados: gestión en base a reglas predeterminadas para atenuar problemas de incentivos en la determinación de políticas y para guiar expectativas, versus flexibilidad para responder a contingencias; independencia operativa del Banco Central para facilitar el cumplimiento de metas concretas y precisas, versus coordinación con el resto de las políticas macroeconómicas a fin de buscar objetivos que atañen al conjunto. Hay razones analíticas y prácticas para argumentar la conveniencia de una división del trabajo en la gestión de políticas. De cualquier modo, el cuidado de la sostenibilidad macroeconómica compete a la administración macroeconómica en su conjunto, dadas las interacciones entre instrumentos y la relevancia de la "mezcla" de políticas: así, por ejemplo, ante una situación que se evalúa como de exceso de demanda, interesaría en principio el juicio que se haga de la naturaleza del sesgo que la genera (sea en la oferta de crédito, o en las decisiones de gasto interno dada la tasa de interés) a efectos de definir si serían preferibles acciones compensatorias de tipo monetario o fiscal. En economías que están transitando hacia una tendencia cuyas características están sujetas a incertidumbre en cuanto al volumen y configuración de la de- BCRA | 41 manda y a la estructura de precios relativos, la sostenibilidad macroeconómica aparece como un tema saliente para la política económica, respecto del cual es difícil identificar esquemas y procedimientos aplicables genéricamente. Al mismo tiempo, resalta también la relevancia de emplear criterios definidos y comunicables, así como de enfoques persistentes. Para la política monetaria, se trataría de conciliar la búsqueda de estabilidad nominal como foco de atención a mediano plazo con la administración sobre un sendero de convergencia que atienda al comportamiento real de la economía y a la prevención de riesgos de desbalance macroeconómico. Ambos objetivos tienen puntos de contacto, en especial porque la estabilidad de precios nominales facilita las decisiones de ahorro e inversión, y porque la vulnerabilidad macroeconómica está asociada con las prácticas de denominación de contratos. La volatilidad monetaria incentiva la utilización de unidades de cuenta tales como el dólar, cuyo poder adquisitivo interno es cambiante por la propia evolución de la economía y del entorno internacional. Uno de los objetivos centrales de los sistemas monetarios sería el desarrollo de formas contractuales no sujetas a ruptura ante shocks "típicos". En la práctica, esto implica la generación de expectativas de inflación lenta y previsible sobre horizontes más o menos largos, a sabiendas de que los patrones de contratación dependen de percepciones arraigadas en los agentes económicos. Resulta bastante claro que en la determinación de políticas para actuar sobre el nivel general de precios, conviene reconocer la diferencia entre mercados de precios "pegajosos" y aquellos donde los precios suelen mostrar amplias oscilaciones transitorias. La diferencia está implícita en prácticas usuales como la construcción de indicadores del "núcleo de inflación", que efectúan un filtrado de los movimientos de precios "flex". De todos modos, aparecen dilemas ante subas más persistentes de esos precios: por un lado, reducciones nominales de precios "fix" (a efectos de mantener el nivel general de precios) que están típicamente acompañadas por pérdidas de actividad y empleo; mientras que, por otro lado, políticas de acomodamiento automático potencian los impactos inflacionarios de esas subas e inducen una asimetría entre alzas y bajas que complica la gestión hacia adelante a través de efectos inerciales y de expectativas. La calibración de acciones con objetivos focalizados y perspectiva de mediano plazo, y flexibilidad para responder ante eventos "novedosos" e incorporar aprendizaje sobre el comportamiento de la economía, aparecen como elementos del 'arte'" de política macroeconómica, tanto para las respuestas a los precios de productos primarios como para el cuidado de la sostenibilidad en contextos de expectativas cambiantes. 42 | BCRA Referencias Aguiar, M. y G. Gopinsath. Emerging Markets Business Cycles: the Cycle is the Trend, 2004 Bernanke, B. Remarks by Governor Ben Bernanke to the New Cork Chapter of the Nacional Association of Business Economists, 2002 Bernanke, B. Remarks by Governor Ben Bernanke to the National Economists Club, 2004 Bernanke, B. y M. Gertler. Monetary Policy and Asset Price Volatility", Federal Reserve Bank of Kansas City, 1999 Bernanke, B. y M. Gertler. "Should Central Banks Respond to Movements in Asset Prices". American Economic Review, Mayo 2001 Buiter, W. How Robust is the New Conventional Wisdom in Monetary Policy?, 2006 Geithner, T. Remarks by President Geithner: Some Perspectives on U.S. Monetary Policy, 2006 Heymann, D. "Comportamientos Inconsistentes y Perturbaciones Macroeconómicas". Academia Nacional de Ciencias Económicas, 2002 Heymann, D. Macroeconomics of Broken Promises, 2006 King, M. Monetary Policy: Practice Ahead of Theory, 2005 Phelps, E. The Asset Price 'Fix' for a Rigid Interest Rate Rule in an Uncertain World, 2006 Roubini, N. Geithner vs Greenspan/Bernanke on Asset Prices and Monetary Policy, 2006 Svensson, L. Targeting Rules versus Instrument Rules for Monetary Policy, 2004 BCRA | 43 Mario I. Blejer1 (Director - Centro de Estudios de Banca Central, Banco de Inglaterra) Precios de los activos, globalización y consecuencias para la política monetaria La coexistencia de baja inflación medida según el índice de precios al consumidor, con aumentos considerables y continuos de los precios de los activos, realmente es una paradoja notable de la coyuntura económica actual. En muchos países, la persistencia de esa coexistencia ha planteado interrogantes respecto a las metas de la política monetaria y a la posibilidad de que los bancos centrales tengan que prestar más atención al aumento de los precios de los activos, además de centrarse en los procesos inflacionarios actuales, cuando formulan la política monetaria. Según se afirma hoy en día, esto podría ser necesario para evitar las posibles consecuencias perjudiciales para la estabilidad financiera y la trayectoria futura de la inflación. En la práctica, la situación actual plantea dos interrogantes que se relacionan entre sí: 1. ¿Los bancos centrales deberían tener en cuenta, como regla general, el comportamiento de los precios de los activos —en especial, la volatilidad del precio de los activos y las posibles burbujas— cuando formulan la política monetaria?; y 2. ¿El auge actual de los precios de los activos tiene su origen en causas distintas, comparado con hechos similares anteriores y, por lo tanto, requiere un enfoque diferente? Hay una bibliografía muy rica y detallada que trata el primer interrogante, pero no existe una respuesta definida y aceptada en todo el mundo. No obstante, un aspecto que suelen reconocer todas las partes involucradas en el debate es que la discusión gira en torno de las "burbujas", es decir, sobre los "desfasajes de precios" o las desviaciones de los fundamentals. Prácticamente no se debate la inutilidad de reaccionar a las variaciones de los precios de "equilibrio" de los activos, a menos que con seguridad impacten en los pronósticos de inflación y en las perspectivas de la actividad real de manera evidente y mensurable. 1 Las opiniones expresadas pertenecen exclusivamente al autor. 44 | BCRA Para resumir el debate, los argumentos a favor y en contra de la intervención monetaria directa se pueden dividir en tres categorías: a) Dificultades de detección. Quienes se oponen a la intervención del banco central sostienen que no es posible observar las burbujas y que, por consiguiente, es casi imposible detectar el desfasaje de los precios de los activos. Apoyarse en una tendencia de equilibrio (que se confunda con una burbuja potencial) sería más perjudicial que beneficioso, dado que conllevaría costos inmediatos en forma de pérdidas de producto, y una tasa de inflación baja y poco óptima2. Como contra-argumento, se plantea que no debería ser más difícil identificar los desfasajes que otros conceptos no observables, tales como la "brecha de producto", la "tasa natural de desempleo" o la tasa de interés real de equilibrio. Asimismo, que los bancos centrales emplean a diario todos esos conceptos para formular sus políticas3. b) Problemas de credibilidad. Quienes se oponen a la acción "extra" sostienen que, en general, los precios de los activos son demasiado volátiles y dependientes de las expectativas como para constituir una meta creíble. Además, el banco central debería centrarse permanentemente en su objetivo primordial y evitar la confusión pública que podría generar si adoptara como meta los precios individuales de los activos. No obstante, la escuela opuesta argumenta que está en juego la reputación del banco central si se descuida la estabilidad financiera, aun cuando se alcance la meta de inflación. Además, que las cuestiones relacionadas con las burbujas de activos podrían incidir directamente en la estabilidad financiera y, por lo tanto, forman parte de la función primordial de todo banco central4. c) Efectividad de las políticas. Otra razón para no intervenir es que, en términos prácticos, existe un problema instrumental. La tasa de interés es un instrumento demasiado burdo y, si se emplea con demasiada frecuencia, se corre el riesgo de provocar una recesión grave en caso de que estallara una burbuja5. Según la visión opuesta, el estallido natural de una burbuja puede ser muy violento, pudiendo implicar una recesión mucho más prolongada y mayores costos generales6. 2 Bernanke y Gertler (2001). Cechetti, Genberg y Wadhwani (2003) y Cechetti, Genberg, Lipsky y Wadhwani (2000). 4 Bordo y Jeanne (2002). 5 Greenspan (2002) y Bernanke y Gertler (2001). 6 Mussa (2003). 3 BCRA | 45 Al parecer, del resumen anterior se desprende que ambas partes del debate no poseen muchos puntos en común. A pesar de ello, un aspecto que parece relegado en la discusión es aquél que plasma el segundo interrogante, a saber, qué características tiene cada episodio por separado. En la práctica, la mejor estrategia a seguir en cada momento específico sería "evento-dependiente", es decir, una función de la naturaleza específica de un comportamiento particular de los precios de los activos. La inflación de los precios de los activos quizás se origine en muchos factores, que combinan los elementos de los desfasajes y las burbujas con los ajustes de los precios fundamentales. Más aún, incluso las fluctuaciones inequívocas de los precios fundamentales pueden dar lugar a fenómenos de overshooting (rebalses) que podrían corregirse por sí solos, sin necesidad de intervención, pero que también podrían generar un ajuste excesivo basado en las expectativas, y con todas las características de una burbuja. Por tal motivo, quizás importe más entender los pilares principales de los episodios específicos, que tratar de establecer normas de política de carácter general y universal. Por lo tanto, es probable que en este sentido sea crucial entender con cierta precisión las causas inmediatas de las fluctuaciones observadas en los precios de los activos. Evolución actual de los precios de los activos: ¿burbuja o fundamentals de la economía? Si bien la categoría de "activos" es muy amplia y abarca elementos bastante diferentes que presentan un comportamiento muy diverso, todos los componentes tradicionales de la categoría, a saber, activos financieros, inmuebles, metales preciosos, objetos de arte, etc., parecen experimentar hoy una considerable revalorización. Todas las clases importantes de activos han registrado aumentos sustantivos en los últimos años. Los índices inmobiliarios alcanzaron nuevos picos antes de que se moderaran sus aumentos. El índice de Morgan Stanley MSCI World Equity Index creció un 13% sólo en 2006. Cayó el rendimiento de los bonos tanto en el mundo desarrollado como en el emergente. El precio del oro subió un 20% el mismo año. Todo esto (y mucho más) se dio en un entorno de inflación mundial baja y controlada, pese a que las tasas de intervención de los principales bancos centrales del mundo se incrementaron durante el período. Voy a sugerir aquí que esta aparente paradoja se debe, al menos en parte, a la aceleración del proceso de globalización y sus características específicas. Este proceso ha creado condiciones determinadas que se traducen en un nuevo conjunto de precios de equilibrio. La globalización está alterando los precios relativos de equilibrio de los factores de producción, pero también está transformando los precios de equilibrio de los commodities, la energía y las materias primas, así como los de los precios de los activos. Siguiendo esta hipótesis, los 46 | BCRA elevados precios de los activos no sólo reflejan el exceso de liquidez cíclico sino que quizás se estén acercando a un nuevo nivel, más elevado, de equilibrio. En gran medida, ese efecto tiene su origen en los cambios de los patrones de la demanda de activos, que a su vez surgen de las fluctuaciones persistentes en los precios de los factores de producción, como en las oscilaciones consiguientes en la distribución de la riqueza y el ingreso. Dos elementos explican el cambio estructura de largo plazo de la distribución del ingreso: a) una mano de obra mundial que crece muy rápidamente (en especial, la oferta de mano de obra poco calificada) y b) la innovación tecnológica acelerada en las economías avanzadas con aumentos extraordinarios en la productividad, en especial en los Estados Unidos. Con respecto al primer factor -el rápido crecimiento de la oferta de mano de obra- se estima que, con la incorporación de China, India y Rusia en el sistema de mercado, en los últimos 10 años se ha duplicado la mano de obra mundial (en particular, la mano de obra poco calificada). Este aumento contiene presiones salariales a nivel mundial (directamente, a través del comercio, la migración y la reubicación; e indirectamente, mediante una reducción en el poder de negociación de los sindicatos). Como consecuencia directa de este fenómeno, el precio de las manufacturas que insumen mucha mano de obra ha registrado una caída sostenida, lo que pone un tope a la inflación global del IPC. Otra cara de la misma moneda la conforman, desde ya, las repercusiones en la distribución del ingreso. El rápido crecimiento de la oferta de mano de obra hace que aumente considerablemente el rendimiento del capital. Richard Freeman, de Harvard, estima que con la incorporación de China, India y el ex bloque soviético en la economía mundial, el coeficiente mundial de capital/ mano de obra se redujo entre 55 y 60% en comparación con lo que hubiera ocurrido de no verificarse dicho fenómeno. Una disminución en un 1% de la masa relativa de capital, reduce la productividad cerca de un 0,3%. Según una estimación aproximada, la globalización asiática ha hecho que disminuyan los salarios de equilibrio de la OCDE alrededor del 15%7. Este fenómeno se refleja claramente en el nivel récord de utilidades de las empresas. Por ejemplo, las utilidades de las empresas por sociedad comercial en los EE.UU. (como % del valor agregado bruto) rondan el 20%, luego de crecer a tasas de dos dígitos durante 13 trimestres consecutivos. Las utilidades de las 7 Freeman (2005). BCRA | 47 empresas del G-7 como porcentaje del PIB superan el 14%, conformando un récord histórico. Además de esta transferencia desde el trabajo hacia el capital, la distribución del ingreso entre los asalariados también se ve afectada por el segundo factor mencionado con anterioridad, el cambio técnico sesgado por la calificación. En la última década, ha habido un aumento excepcional de la productividad en los países industrializados (y en especial en los Estados Unidos). La producción por hora en los EE.UU. aumentaba (casi constantemente) a un ritmo aproximado de 3% por año desde 1994. No obstante, esos aumentos de productividad no se han distribuido equitativamente. Durante 1997-2001, apenas el 10% superior de la distribución del ingreso mostró un crecimiento de los salarios reales igual o mayor que el crecimiento promedio de la tasa de productividad. La mediana de los salarios reales y los ingresos salariales no creció en absoluto8. Estos fenómenos, que se replican de manera muy similar en todos los mercados desarrollados y emergentes del mundo, están llevando a una distribución muy sesgada de los ingresos, con una marcada concentración de los ingresos y la riqueza en sectores estrechos de la población. Según el Informe de la riqueza mundial de 2006 de Merrill Lynch, a nivel mundial el 1% de los hogares (de mayores ingresos) representa el 33% del patrimonio neto (más que la suma del 90% del total de los hogares, partiendo desde la base de la distribución del ingreso). Además, el mismo 1% de los hogares representa el 40% del patrimonio neto financiero (más que la suma del 95% del total de los hogares, partiendo desde la base)9. En el mismo informe se señala que la cantidad de "millonarios" del mundo creció un 6,5% sólo en 200510. Sus activos crecieron aún más rápidamente, a una tasa del 8,5% en 2005, hasta alcanzar un monto estimado de USD 33.300 millones y se duplicaron desde 1997. Dadas las propensiones diferenciadas a gastar y a acumular en los distintos niveles de ingresos y riqueza, esta elevada y creciente concentración de riqueza tiene repercusiones claras en el patrón de demanda de activos reales y financieros. Como una proporción dominante de la riqueza está en manos de una cantidad reducida de agentes que invierten en todo el mundo y toman decisiones que afectan globalmente, esto implica que el exceso de liquidez mundial no está impulsando un aumento de la inflación de bienes y servicios —que se ve 8 Dew-Becker y Gordon (2005). Véase también Piketty y Saez (2006). Según un informe de reciente publicación, sobre la base de una investigación detallada de varios países, en todo el mundo la proporción de riqueza total del 10% superior de los poseedores de la riqueza ascendió a 85% en 2000. Véase Davies, Sandstrom, Shorrocks y Wolff (2006). 10 Según una definición vaga del término, los "millonarios" poseen más de USD 1 millón en activos líquidos. 9 48 | BCRA limitada por las fuerzas de la globalización— sino que se está acumulando en manos de un grupo de principales inversores (decision makers) que la canaliza hacia un conjunto de activos reales y financieros limitados por la oferta y caracterizados por la elasticidad de precios. En este contexto, cuanto más sesgada es la distribución de la riqueza, más rápidamente se tendería a aumentar los precios de los activos financieros. Si bien esto no puede explicar por sí solo el fenómeno, podría esclarecer en gran medida la coexistencia del rápido crecimiento de los precios de los activos y la inflación muy baja de los bienes y servicios. Y, ciertamente, este efecto no se limita a los activos financieros. De hecho, los inmuebles siguen siendo la principal alternativa de inversión para los ricos del mundo: uno de cada tres "millonarios" tienen residencias en más de un país. Asimismo, según Credit Suisse, sus clientes ricos tienen entre un 15 y un 20% de sus recursos invertibles en inmuebles internacionales (y apenas un 5-7% en capitales privados, fondos de cobertura y productos estructurados). Se ha desarrollado una enorme variedad de productos inmobiliarios (sociedades de inversión inmobiliaria, caudales de fondos inmobiliarios, fondos comunes de inversiones inmobiliarias, etc.). En conclusión, si el comportamiento actual de los precios de los activos es, por lo menos en una proporción significativa, consecuencia de la acción de fuerzas reales, no se lo puede considerar un desfasaje ni una burbuja. En ese caso, la política monetaria no puede hacer mucho: todos sabemos que una política monetaria no puede y no debería apuntar a modificar los cambios en la distribución del ingreso, en especial aquéllas que surgen de cambios económicos mundiales. BCRA | 49 Referencias Bernanke, B. y M. Gertler "Monetary Policy and Asset Price Volatility". New Challenges for Monetary Policy. Banco de la Reserva Federal de Kansas (ed.), Actas de la Conferencia Jackson Hole de 1999, Kansas, págs. 77-128, 1999 Bernanke, B. y M. Gertler. "Should Central Banks Respond to Movements in Asset Prices?". American Economic Review Papers and Proceedings 91, págs. 253-257, 2001 Bordo, M. D. y O. Jeanne. "Monetary Policy and Asset Prices: Does "Benign Neglect" Makes Sense?". International Finance 5, págs. 139-164, 2002 Cechetti S, H. Genberg y S. Wadhwani. "Asset Prices in a Flexible Inflation Targeting Framework", en G. Hunter, G. G. Kaufmann y M. Pomerleano (eds.). Asset Price Bubbles: The Implications for Monetary, Regulatory, and International Policies, Cambridge, Mass., MIT Press, págs. 427-444, 2003 Cechetti S, H. Genberg, J. Lipsky y S. Wadhwani. Asset Prices and Central Bank Policies, Londres, Centro de Investigaciones de Política Económica, 2000 Davies, J. B., S. Sandstrom, A. Shorrocks y E. N. Wolff. The World Distribution of Household Wealth, Informe de UNU-WIDER, Helsinki, diciembre, 2006 Dew-Becker, I. y R. J. Gordon. "Where did Productivity Growth Go? Inflation Dynamics and the Distribution of Income". Brookings Papers on Economic Activity, Nº 2, 2005 Freeman, R. "What Really Ails Europe (and America): The Doubling of the Global Workforce". The Globalist, junio, 2005 Greenspan, A. Economic Volatility. Discurso pronunciado en un simposio auspiciado por el Banco de la Reserva Federal de Kansas, Jackson Hole, 2002 Mussa, M. "Asset Prices and Monetary Policy", en G. Hunter, G. G. Kaufmann y M. Pomerleano (eds.), Asset Price Bubbles: The Implications for Monetary, Regulatory, and International Policies. Cambridge, Mass., MIT Press, págs. 4150, 2003 Piketty, T. y E. Saez. "The Evolution of Top Incomes: A Historical and International Perspective". American Economic Review Papers and Proceedings, mayo, págs. 200-205, 2006 50 | BCRA Estabilidad Financiera y Crecimiento Económico Sostenible Panel III BCRA | 51 52 | BCRA Edmond Alphandéry (Presidente - CNP Assurances y ex Ministro de Economía) Estabilidad financiera y sustentabilidad de la zona “dólar de facto” Mi análisis se centrará en el tema de la estabilidad financiera y las áreas monetarias, más específicamente en la "zona dólar". Esta cuestión es de interés actual en Buenos Aires, en especial debido a que Argentina, que ingresó a la "zona dólar" con la caja de conversión, se vio forzada a abandonarla con consecuencias sociales y económicas altamente perjudiciales. Aunque a nivel más global, porque considero que deberíamos cuestionar la sustentabilidad de la "zona dólar de facto", que junto con la reciente volatilidad del mercado financiero está generando preocupación sobre la estabilidad financiera mundial. Además, provengo de un país que ha tenido una participación muy activa en la creación del euro. La experiencia del euro puede aclarar en cierta medida el tema asignado a nuestra sesión actual: la relación entre estabilidad financiera y crecimiento económico. La necesidad de estabilidad financiera en la Unión Europea fue ciertamente una de las razones por las cuales decidimos embarcarnos en la aventura del euro. Y es indiscutible que los Estados Miembro de la zona euro, en particular gracias a la desaparición de las restricciones relativas a las cuentas corrientes (que es la característica principal de cualquier área monetaria), han gozado de un ambiente doméstico notablemente estable a partir del lanzamiento de la moneda europea. Sin embargo, no se puede pasar por alto el desempeño económico relativamente pobre de la zona euro comparada con EE.UU., los países del este asiático o el mundo en general (Cuadro 1). Demostraré más adelante que probablemente este hecho no deja de estar relacionado con el funcionamiento de la "zona dólar". BCRA | 53 Cuadro 1 2005 Crecimiento promedio % Tasa promedio de desempleo % Superávit o déficit en cuenta corriente como (%) del PIB Zona euro + 1,4 % + 8,6 % + 0,1 % Alemania Francia España Irlanda + 1,1 % + 1,4 % + 3,4 % + 4,7 % + 9,5 % + 9,5 % + 9,2 % + 4,4 % + 3,3 % - 2,0 % - 7,4 % - 1,9 % EE.UU. China Mundo + 3,5 % + 9,9 % + 5,2 % + 5,1 % + 4,5 % - - 6,3 % + 4,3 % - Con el euro (gracias a la eliminación de las restricciones relativas a las cuentas corrientes), la inversión local en cada Estado Miembro ya no necesitaba ajustarse permanentemente al ahorro interno. Para países tales como Irlanda o España, que ingresaron a la zona euro con estándares de vida rezagados, la eliminación de sus restricciones externas (junto con el rápido descenso de las tasas de interés locales que convergieron hacia los mejores niveles de la zona euro, ver Gráfico 2) permitió la recomposición del capital así como un alto nivel de gasto global (y, por lo tanto, un mayor crecimiento) que de otro modo hubiera estado fuera de alcance, al menos en un período tan corto. 54 | BCRA Gráfico 2 14,0 12,0 10,0 8,0 6,0 4,0 2,0 jul-93 dic-94 may-96 Francia oct-97 mar-99 Alemania ago-00 ene-02 Italia España jun-03 nov-04 abr-06 Portugal El área conocida como “zona dólar”, a pesar de sus notables diferencias con la zona euro (no posee un único Banco Central ni una única moneda), comparte al menos una característica con el área de moneda europea: sus “Países Miembros” a nivel mundial (China, países productores de petróleo, Japón) han acumulado en los últimos años enormes montos de reservas para evitar la apreciación de sus monedas frente al dólar: lo que cuenta para el equilibrio global del área (que se podría llamar mejor la “zona cuasi dólar”) y, por lo tanto, para el dólar propiamente dicho, no es la cuenta corriente de cada país miembro individual que se eliminan mutuamente, sino la cuenta corriente del área en su conjunto. Como invitado en marzo pasado a una reunión de la “Conference Board” en París sobre relaciones económicas transatlánticas, focalicé mi discurso en la mecánica de esta “zona cuasi dólar” y basé mis argumentos en la lógica de las áreas monetarias, según aprendí de mi propia experiencia y de la historia monetaria de Francia. Más tarde, mientras preparaba mi ponencia para este panel, observé que en un informe de NBER publicado en septiembre de 2003 tres economistas (dos de los cuales participan en esta conferencia), Michael P. Dooley, David Folkerts-Landau y Peter Garber, ya habían utilizado este marco de análisis que desde entonces se ha conocido en la literatura como la «Hipótesis BrettonWoods II». Existen semejanzas obvias entre la “zona dólar de facto” actual y el sistema monetario post Bretton Woods que fue testigo de cómo la economía de EE.UU., a través de su déficit en cuenta corriente, ayudó a reconstruir Japón y Europa. Pero también existen al menos dos diferencias importantes: BCRA | 55 - En primer lugar, a diferencia del período de posguerra, la “zona dólar” actual sólo cubre parte del mundo. - En segundo lugar, desde la era de Bretton-Woods, se ha observado un desarrollo extraordinario de los mercados financieros internacionales. Los enormes flujos de capitales internacionales cada vez mayores (más o menos libres) derivados de dicho desarrollo han abierto el camino a un cierto desacople entre la posición de cuenta corriente de un país determinado y su tipo de cambio. En otras palabras, en la actualidad, el flujo de capital financiero (la “cuenta de capital”) ha contribuido más que antes en relación con el flujo de bienes y servicios (la “cuenta corriente”) a la determinación del equilibrio de la balanza de pagos. Organizaré mis comentarios acerca de la “zona dólar de facto” en torno a los siguientes tres temas: - ¿Cómo está funcionando el “área monetaria”? - ¿Es sustentable? - ¿Cuáles son los temas propuestos en términos de coordinación de política? I. El funcionamiento de la “zona dólar de facto” a) Seleccionaré cuatro indicadores que destacan la relación entre el origen de los desequilibrios globales y el funcionamiento de esta “zona cuasi dólar”: 1. En los últimos cinco años, en los países del Este Asiático y los exportadores de petróleo más importantes, los Bancos Centrales evitaron la apreciación del tipo de cambio frente al dólar. En muchos de ellos, el tipo de cambio efectivo real ha permanecido estable o incluso se ha depreciado. 56 | BCRA Gráfico 3 Tipo de cambio efectivo real Japón Corea Taïwán China 120 120 110 110 100 100 90 90 80 80 Fuente : IXIS CIB 70 70 00 01 02 03 04 05 06 2. Mientras tanto, el enorme y creciente superávit en cuenta corriente de estos países ha estado acompañado de un enorme y creciente déficit en cuenta corriente en EE.UU. por un monto equivalente. Estos países con superávit han acumulado una cantidad asombrosa de reservas en moneda extranjera, en su mayor parte denominadas en dólares. Gráfico 4 BCRA | 57 Gráfico 5 o th e r s R u s s ia a n d S a u d i A r a b ia ( o il) Jap an E m e r g in g A s ia C h in a Fuente: Lawrence H. Summers, marzo de 2006. 3. Durante este período, la tasa de ahorro familiar de EE.UU., luego de una prolongada tendencia descendente, comenzó a desaparecer. Gráfico 6 Fuente: John Lipsky, Conferencia sobre Desequilibrios Globales y el Futuro del Sistema Monetario Internacional, Foro Económico Mundial, Estocolmo, mayo de 2006 58 | BCRA Consideradas en forma conjunta, estas cuatro figuras seleccionadas ayudan a comprender mejor por qué, gracias a la mecánica de la zona cuasi dólar, la primera economía del mundo que gasta más de lo que produce no ha estado sujeta aún a un ajuste automático descendiente de su demanda interna excedente mediante una recesión y además por qué estos enormes desequilibrios globales no desencadenaron aún ningún ajuste drástico en las tasas de interés ni presiones proteccionistas rigurosas. b) Analizaré estas afirmaciones en mayor detalle: 1. Gracias a la mecánica inherente al funcionamiento de cualquier área monetaria, el déficit en cuenta corriente de la economía estadounidense encuentra su contraparte en una entrada de capital por un monto equivalente proveniente de países que son miembros del área dólar. Una gran cantidad de estas entradas financieras netas son invertidas en bonos del tesoro de EE.UU. Gráfico 7 Cuenta corriente de EE.UU. (miles de millones de dólares) Bonos netos (públicos y privados) 1000 IED Neta Acciones Netas Cuenta corriente 500 500 0 0 -500 -1000 1000 -500 Fuente: IXIS CIB -1000 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 Fuente: Banco de Francia 2. Estas entradas de capital no sólo contribuyen al respaldo del dólar; a pesar del enorme déficit desde 2002, la posición externa neta de EE.UU. dejó de deteriorarse. Con un retorno sobre los bonos del tesoro de EE.UU. en poder de extranjeros menor al retorno de los BCRA | 59 activos de EE.UU. en el exterior de EE.UU. (en IED y acciones), el retorno global neto de la posición extranjera de EE.UU. en los últimos cuatro años ha sido positivo, y este efecto fue reforzado por la depreciación global del dólar (1). Gráfico 8 Fuente : Philipp R. Lane, op.cit Y de hecho, al menos por el momento, este enorme déficit externo ha tenido poco impacto, si es que lo tuvo, sobre la solvencia de EE.UU. 3. En los Estados Unidos, las bajas tasas de interés alimentaron el crecimiento económico mediante un alto nivel de demanda interna. Asimismo, se satisface el exceso de demanda interna mediante importaciones del este asiático que alivian la presión sobre los precios (gracias a la zona dólar, EE.UU. obtiene el beneficio de la elevada elasticidad de la oferta de mano de obra en China). A diferencia del período entre guerras (la década del 30) en el cual el aumento del proteccionismo fue alimentado por la depresión y el desempleo, la excelente actividad económica actual es el mejor antídoto para una creciente presión proteccionista en EE.UU., mientras que el resto de la "zona dólar" ciertamente no debería tener quejas para con un "sistema" en el cual la economía de EE.UU. desempeña el rol de una "locomotora". 4. Los países pertenecientes a la "zona dólar de facto" se benefician con dos motores principales: un "motor de consumo" en EE.UU. (que consume más de lo que produce) y un "motor de producción" 60 | BCRA en China (que produce más de lo que consume). Dentro de esta área, los correspondientes desequilibrios externos domésticos pueden durar debido a que se eliminan mutuamente. 5. Finalmente, el sistema ha encontrado su equilibrio político, al menos hasta ahora, dado que ningún País Miembro parece estar disconforme con el mismo: EE.UU. tiene "déficit sin lágrimas" (de acuerdo con la famosa expresión de Jacques Rueff, un economista francés de posguerra) mientras que en el resto del área dólar la actividad económica es alimentada por las exportaciones a EE.UU. II. ¿Es la "zona dólar de facto" sustentable? a) Por cuánto tiempo permanecerá estable este estado de desequilibrio global sin precedentes que ha sido definido acertadamente, al menos por el momento, como el "primer desequilibrio sustentable del mundo"(2)? Existen argumentos teóricos fuertes para creer que la situación actual no es poco saludable per se. Tim Geithner escribió (3): "la mayor dispersión en desequilibrios externos es el resultado inevitable de un cambio fundamentalmente saludable en la economía mundial. A medida que el mundo avance hacia mercados financieros y de bienes cada vez más integrados, manteniéndose otras condiciones inalteradas, esperamos ver un aumento en la cantidad de países con superávit y déficit, a medida que el flujo de activos y bienes trabajen para equiparar los ahorros e inversiones deseadas a nivel mundial." Los escépticos se focalizan en dos figuras que por razones obvias no pueden crecer eternamente (ni lo harán). - La posición financiera neta de EE.UU. en el exterior, cuyo deterioro inevitable como consecuencia de la acumulación de déficit en cuenta corriente a lo largo de los años tendrá, tarde o temprano, efectos perjudiciales sobre la solvencia de EE.UU. - El enorme incremento de las reservas extranjeras en dólares por parte de mercados emergentes que, debido a su bajo retorno, ya poseen un costo de oportunidad elevado (estimado en aproximadamente 100 mil millones de dólares por año para los principales diez tenedores de reservas excedentes!). Esto representa un costo de aproximadamente 1,85% de su PBI combinado (4). Asimismo, esta enorme acumulación de reservas en dólares está generando serias dudas acerca de su administración, no sólo en el área BCRA | 61 de su esterilización doméstica, sino más fundamentalmente en su diversificación, lo que podría poner en peligro (a través del aumento en las tenencias de otras monedas) los cimientos mismos de la "zona dólar de facto". Sin embargo, en mi opinión, el tema de mayor preocupación está en otra parte: en los últimos años y desde hace muy poco tiempo, se ha producido una brecha peligrosa cada vez mayor en los mercados financieros (y más generalmente entre los agentes económicos en general) entre la percepción de los riesgos globales y su realidad: viviendo en un mundo de tasas de interés bajas con una excelente actividad y perspectivas económicas, no deberíamos subestimar los riesgos potenciales de un período prolongado de liquidez excedente y tasas de interés que son menores a su equilibrio ("wickselliano") de largo plazo. El simple hecho de que el mercado haya dado por sentado estas tasas de interés inusualmente bajas ha tenido un efecto triple: - Un aumento en el valor de las propiedades y viviendas principalmente a ambos lados del Atlántico, aunque también en muchas otras partes del mundo. - El aplanamiento de las primas de riesgo sobre el crédito corporativo y de mercados emergentes (Gráfico 9) - Inflación de los balances generales de inversores institucionales, cuyo retorno promedio ha disminuido. Gráfico 9 Spread de los bonos corporativos (Euro zona) y mercao f c o r p o r a t e ( e u r o z o n e ) a n d e m e r g in g m a r k e t s dos emergentes S p r e a d A A (L H S ) A (L H S ) 2 50 B B B (R H S ) S p re a d E M B I (R H S ) 12 0 0 10 0 0 2 00 80 0 1 50 60 0 1 00 40 0 50 20 0 0 0 0 0 01 Fuente : IXIS CIB 62 | BCRA 02 03 0 4 05 06 Estamos nadando en aguas peligrosas ya que no somos tan ricos como creemos que somos; por lo tanto probablemente estemos consumiendo demasiado. Y vivimos en un mundo más riesgoso de lo que se refleja en el costo del crédito; por lo tanto estamos asumiendo más riesgo del que deberíamos. b) Cuando observamos los movimientos de los mercados financieros en las últimas semanas (Cuadro 10) nos preguntamos si no hemos alcanzado un punto de inflexión. El rápido cambio de ánimo entre los participantes de mercado fue desencadenado por la comunicación del G7 del 21 de abril que quedará como hito porque, en esta ocasión, "se legitimizó el argumento a favor de un rebalanceo global"(5). BCRA | 63 Cuadro 10 Cambios recientes en los indicadores financieros 20.03.2006 - 22.05.2006 EUR/USD Mercado de valores Dow Jones Nasdaq DJ Euro Stock 50 20.03.2006 22.05.2006 1,2165 1,2719 + 4,55 % 11.274,53 2.314,11 3.842,10 11.144,06 2.193,88 3.597,13 - 1,16 % - 5,20 % - 6,46 % % cambio punto base Tasas de interés a tres meses USD EUR 4,91 % 2,69 % 5,19 % 2,89 % 28 20 Títulos públicos a 10 años EE.UU. Alemania 4,72 % 3,69 % 5,09 % 3,97 % 38 28 Títulos públicos a 30 años EE.UU. Alemania 4,76 % 3,90 % 5,18 % 4,27 % 42 37 102 74 106 77 4 3 U Margen vs títulos públicos (Papeles comerciales BBB) EE.UU. EURO Simultáneamente existe una sensación generalizada en los mercados de un "cambio de paradigma"… terminó el período de excedente de liquidez y política monetaria fácil con un trasfondo de deflación o desinflación y el mundo está entrando en un período de inflación y políticas de restricción monetaria" (6). 64 | BCRA No creo que tengamos que sentir demasiado alivio ante un rebalanceo automático global si se produjo como resultado de la interacción de fuerzas endógenas en el "sistema actual". La depreciación del dólar que ya se observa no ha dado resultados hasta el momento. La reabsorción del déficit de cuenta corriente de EE.UU. indudablemente exigiría una depreciación mucho mayor del dólar y, en tal caso, perjudicaría seriamente a la economía mundial. En especial debido a que haría peligrar la recuperación de Japón liderada por las exportaciones, que es clave en cualquier escenario de rebalanceo global gradual. Las consecuencias para la zona euro, cuya economía continúa muy sensible a cualquier movimiento en los tipos de cambio euro-dólar, también serían perjudiciales. El gráfico 11 muestra la fuerte correlación que existe entre el valor dólar del euro y la diferencia entre los crecimientos económicos al otro lado del Atlántico: uno se podría preguntarse si Europa no ha estado pagando un precio alto en los últimos cuatro años en términos de crecimiento y empleo, por haberse excluido del "Sistema Bretton-Woods II", dejando para el este asiático la mayor parte del ímpetu de EE.UU. hacia el exterior. Gráfico 11 Tipo de cambio euro-dólar y el crecimiento del spread entre la eurozona y EE.UU. desde 2000 Euro / $ 1,4 5 Spread en el crecimiento entre EE.UU. y la eurozona 1,3 4 1,2 3 1,1 2 1,0 1 0,9 Fuente : IXIS CIB 0,8 0 00 01 02 03 04 05 06 Para resolver los desequilibrios globales, tampoco deberíamos poner demasiadas expectativas en el enfriamiento de la economía de EE.UU. La reversión de la actividad comercial de EE.UU. es una perspectiva muy peligrosa. En especial debido a que abriría el camino para medidas proteccionistas en EE.UU. En el contexto de una ronda Doha que aún no ha dado ninguna señal positiva, un proceso de incremento gradual de protección de tarifas en el mundo es sin duda el riesgo más devastador al que nos enfrentamos. BCRA | 65 III. Temas propuestos en términos de implicancias de política: A continuación me referiré brevemente a las implicancias de política de este análisis de los desequilibrios globales de la "zona dólar". Las decisiones de política pasadas y presentes se ubican en el centro de este macro desequilibrio. Por lo tanto, la acción de política en el marco de la cooperación internacional es la estrategia más apropiada para considerar los desequilibrios globales en forma ordenada y sin inconvenientes. El foro internacional correcto para análisis es la "zona cuasi dólar" propiamente dicha. a) Las asignaciones incorrectas de demanda conjunta y oferta conjunta dentro de esta área fueron causadas por políticas económicas domesticas. Como lo expresa correctamente la última comunicación del G7: "Los desequilibrios globales son el producto de una amplia gama de fuerzas macroeconómicas y microeconómicas en la economía mundial que afectan a las decisiones de ahorro e inversión del sector público y privado". Esta asignación incorrecta es multidimensional: existe un desequilibrio geográfico entre el ahorro y la inversión (ahorro insuficiente en EE.UU., exceso de ahorro en China); existe un problema de distribución de la demanda local entre la demanda de bienes nacionales y las importaciones y, en consecuencia, un tema de distribución correlacionado con la oferta global. También debemos considerar la cuestión relacionada referida a la "calidad" del ahorro y la inversión: en el este asiático, por ejemplo, donde las "brechas de la infraestructura" son enormes (7), las inversiones están demasiado orientadas a las exportaciones, y los ahorros deberían orientarse hacia los mercados de capitales internos (los que, obviamente, al menos en China, deben ser más líquidos, transparentes y profundos…). En este contexto, la comunicación del G7 es muy acertada cuando convoca a los países pertenecientes a la "zona dólar" a la acción doméstica: "EE.UU. a que incremente el ahorro nacional mediante la consolidación fiscal continua"..." y a que aumente el ahorro privado"; .... "los países emergentes de Asia y otros países con excedente en cuenta corriente"... "a que incentiven el consumo y la inversión doméstica" y a que "disminuyan la dependencia del crecimiento de las exportaciones". En mi opinión, la comunicación del G7 es más controvertida en lo que se refiere a la flexibilidad de los tipos de cambio. Estoy dispuesto a aceptar que la realineación monetaria administrada cuidadosamente, si está acompañada de ajustes domésticos coordinados, contribuiría a reducir los desequilibrios globales. Sin embargo, la flexibilidad monetaria en el este asiático, especialmente en China, junto 66 | BCRA con la relajación de los controles de capitales (que es el mantra de la administración Bush) si se decide abruptamente, lejos de ser un factor estabilizador podría hacer peligrar la mecánica de la "zona dólar de facto" y por lo tanto tener consecuencias adversas de amplio alcance a nivel mundial y, en consecuencia, para los norteamericanos. b) No se deberían subestimar los obstáculos para el monitoreo eficiente de la reabsorción de los desequilibrios globales a través de la cooperación internacional. Antes de tomar cualquier acción global efectiva, necesitamos opiniones consensuadas sobre el origen de estos desequilibrios, sobre la percepción de los riesgos relacionados, así como la voluntad en común de compartir responsabilidades y actuar en forma conjunta. En este sentido, el sistema actual, que por el momento da satisfacciones a los países pertenecientes a la zona dólar, no es un incentivo para actuar para los principales gobiernos involucrados. Asimismo, como en cualquier estrategia de cooperación, cada actor debe estar convencido de que sus socios cumplirán su parte en el proceso de ajuste. ¿Está la Administración de EE.UU. preparada para adoptar la recomendación de restricción fiscal y demanda doméstica restringida del G7 si no está segura de que el este asiático decidirá (o tendrá la capacidad de decidir) adoptar las tan necesarias medidas de compensación mediante reactivación de la demanda? La misma pregunta es aplicable a la estrategia liderada por China de crecer mediante las exportaciones. En este sentido, la política de reducción de impuestos que el Congreso de EE.UU. decidió extender recientemente a los próximos años es una muy mala señal. Quisiera concluir el informe con una sugerencia pragmática: la solución a los desequilibrios fiscales se debe encontrar en la zona cuasi dólar en primera instancia. En este sentido, el diálogo entre EE.UU. y China es clave. En lugar de centrarse en los tipos de cambio, este diálogo debería basarse en las políticas económicas domésticas que cada uno de estos dos países están dispuestos a implementar simultáneamente para encontrar una salida ordenada y sin problemas de los desequilibrios globales. Dudo de que exista una voluntad política real de ambas partes para avanzar en esta dirección. Sin embargo, estoy convencido de que no existe un mejor enfoque para hacer frente a la acumulación de riesgos que tarde o temprano pondrán en peligro la estabilidad financiera mundial. BCRA | 67 Referencias 1) Philipp R. Lane. Financial Globalization and External Balances. Paper prepared for the Euro 50 Group meeting, Vienna, January 18-19, 2006 2) Stephen Roach. Global Economic Forum. Morgan Stanley, May 5, 2006 3) Timothy F. Geithner. Remarks at the Global Financial Imbalances Conference at Chatham House. London, January 23, 2006 4) Lawrence H. Summers. Reflections on Global Account Imbalances and Emerging Markets Reserve Accumulation. Reserve Bank of India, Mumbai India, March 14, 2006 5) Stephen Roach op.cit 6) Eisuke Sakakibara. Global Imbalances & Financial Flows. Unpublished Papers, Euro 50 Group, June 24-25, 2004 7) Harihiko Kuroda. A Shared Responsibility: Resolving Global Imbalances. Asian Development Bank, May 4, 2006 68 | BCRA Hacia una Nueva Arquitectura Financiera Internacional Panel IV BCRA | 69 70 | BCRA William R. Cline (Senior Fellow - Center for Global Development e Institute for International Economics) La arquitectura financiera internacional y los mercados de capitales emergentes En primer lugar, voy a hacer un repaso de la situación de los mercados de capitales emergentes. Luego, voy a referirme a las cuestiones de mayor relevancia en lo que respecta a la arquitectura financiera internacional, y culminaré mi presentación con algunas observaciones acerca de las implicancias de la experiencia Argentina. Mercados de capitales emergentes En la figura 1, se puede observar el auge, caída y resurgimiento de los mercados de capitales emergentes durante los últimos 15 años. La figura muestra el flujo neto de capitales privados hacia 30 economías de mercado emergentes de gran escala, flujo que alcanzó un máximo de $330.000 millones en 1996. Luego, con la irrupción de la crisis financiera del este asiático en 1997 y la crisis rusa de 1998, se redujo a $137.000 millones. Con la ayuda de los programas de ajuste, los paquetes de rescate financiero y, sobre todo, las tasas de interés internacionales particularmente bajas, y las mejores condiciones en los mercados de capitales, para 2005, los flujos netos de capitales privados se habían recuperado hasta alcanzar un nuevo pico de $400.000 millones. Los flujos con mayor capacidad de recuperación fueron las inversiones directas, cuya participación en el total de flujos netos se incrementó desde 27% en el año 1996, hasta alcanzar un valor de 40% en la actualidad. BCRA | 71 Figura 1 Flujos netos de capitales privados extranjeros a las economías de mercado emergentes (mil millones de US$) 200 150 IED 100 PE 50 BK 0 BND 2005 2003 2001 1999 1997 1995 1991 -100 1993 -50 La mayoría de las principales economías de mercado emergentes aumentaron significativamente su solvencia desde las crisis acaecidas entre 1997 y 2002. La mayoría pasó a adoptar tipos de cambios flexibles. Gracias a la gran acumulación de reservas y al marcado crecimiento de las exportaciones, estas economías lograron reducir la relación entre endeudamiento neto (deuda externa menos reservas) y las exportaciones de bienes y servicios (figura 2). En Brasil, esta relación se redujo de casi 400% en 1999 a sólo 100%; en Argentina, de un máximo de casi 500% a alrededor de 200%. Europa del Este también redujo estos porcentajes de endeudamiento neto a niveles incluso menores y, gracias al boom del petróleo, la deuda neta de Rusia prácticamente ha desaparecido (figura 3). 72 | BCRA Figura 2 Deuda externa menos reservas como porcentaje de las exportaciones (G&S) 600 500 Arg 400 Brs 300 Méx 200 Resto Am. Lat. 100 2005 2003 2001 1999 1997 1995 1993 0 Figura 3 Deuda externa menos reservas como porcentaje de las exportaciones (G&S) 250 200 Pol 150 Tur 100 Hun 50 Rus 2005 2003 2001 1999 1997 1995 1993 0 En el caso del este asiático, la principal causa de la crisis de finales de la década de 1990 fue el grave problema de iliquidez que provocó la elevada deuda de corto plazo, en relación con el nivel de reservas. Estos países han reducido dramáticamente su vulnerabilidad, medida en términos de deuda a corto plazo en relación con las reservas. En Corea, por ejemplo, el porcentaje que se registró en 1997 fue de alrededor del 370%, que ahora se redujo a cerca del 30% (figura 4). BCRA | 73 Figura 4 Deuda externa a corto plazo como porcentaje de las reservas 400 350 300 250 200 150 100 50 0 Cor Tai Mal Fil 2004 2002 2000 1998 1996 1994 Idn Los riesgos continúan presentes debido al nivel relativamente alto de la deuda pública (incluida la deuda nacional), pero las tendencias recientes en este sentido parecen ser relativamente favorables. La deuda pública bruta (sin contar los activos compensatorios) sigue siendo alta en economías como Argentina, Brasil y las Filipinas. No obstante, el “coeficiente de deuda marginal” ¯que es el déficit fiscal como porcentaje del PIB dividido por la tasa de crecimiento nominal del PIB¯ es mucho menor. De las tres grandes economías latinoamericanas, México sobresale por haber alcanzado un coeficiente de deuda pública marginal y promedio favorable (figura 5). 74 | BCRA Figura 5 Coficientes de deuda pública promedio y marginal/PIB (porcentaje) 120 100 80 60 prom marg 40 20 0 Arg Brs Méx Idn Fil Tai Hun Pol -20 Además de ajustes a nivel nacional y crecimiento de las exportaciones y reservas en los países deudores, el mercado internacional de capitales ha sido sumamente favorable. La caída de la tasa del bono a diez años de los EE.UU. de 7,5% a comienzos de 1995 a alrededor de 4,5% durante el período 2003-2005, estuvo acompañada de una caída de los diferenciales de riesgo de los mercados emergentes próximo a 1000 puntos básicos (pb) en 1999 a sólo 250 pb a comienzos de 2006. Todos estos hechos reflejan una mejora en las condiciones de los países en desarrollo, así como una relación procíclica entre los diferenciales y la tasa de los bonos del Tesoro de los EE.UU. (figura 6). BCRA | 75 Figura 6 Tasas de interés de EE.UU. y diferenciales de los mercados emergentes (%) 16,5 15,5 10 años EE.UU. 14,5 13,5 Fed Funds 12,5 EMBI 11,5 10,5 9,5 8,5 7,5 6,5 5,5 4,5 3,5 2,5 0,5 Ene-92 Jul-92 Ene-93 Jul-93 Ene-94 Jul-94 Ene-95 Jul-95 Ene-96 Jul-96 Ene-97 Jul-97 Ene-98 Jul-98 Ene-99 Jul-99 Ene-00 Jul-00 Ene-01 Jul-01 Ene-02 Jul-02 Ene-03 Jul-03 Ene-04 Jul-04 Ene-05 Jul-05 Ene-06 1,5 En términos generales, se puede afirmar que los mercados de capitales emergentes parecen haber recobrado la salud y además descansan ahora en bases más sólidas y sustentables que las existentes en 1996. La principal advertencia es que sus exportaciones, reservas y posiciones de cuenta corriente quizás den una imagen demasiado positiva acerca de su fortaleza en el largo plazo debido a que mejoraron notablemente mientras sus contrapartes estadounidenses sufrieron un enorme déficit de cuenta corriente, lo que eventualmente se corregirá, porque el precio del petróleo y los productos primarios se encuentran en niveles elevados, los cuales también podrían ser insostenibles en el largo plazo. Arquitectura financiera La recuperación de los mercados de capitales emergentes se debe en gran medida al enfoque activo del G7 y el FMI orientado a garantizar la estabilidad financiera mundial. En la práctica, la comunidad internacional ha venido aplicando a estos fines una arquitectura de facto ad hoc. Uno de los elementos clave ha sido la mejora sustancial en términos de transparencia, incluida la elaboración de las Normas Especiales para la Divulgación de Datos (NEDD) y del control de los sistemas bancarios a través de los Informes sobre la Observancia de los Códigos y Normas (IOCN). Otros factores clave han sido las normas de Basilea II, que vinculan más estrechamente el capital bancario con el riesgo. 76 | BCRA Quizás el debate normativo más controvertido respecto de la arquitectura financiera se ha centrado en dilucidar si debería haber grandes paquetes financieros de rescate cuando surgen las crisis y, por ende, si el FMI tendría que desempeñar el papel de prestamista de última instancia. Este papel se sustenta fundamentalmente en una analogía a nivel nacional con el principio de Bagehot, según el cual, ante una situación de pánico, el banco central debe prestar asistencia ilimitada a los bancos que tienen iliquidez y no a aquellos que son insolventes a fin de evitar defaults e inestabilidad económica innecesarios. La distinción que corresponde trazar aquí es que el rescate financiero es pertinente sólo en crisis de liquidez, mientras que la reestructuración y reducción de la deuda se consideran adecuadas sólo en los casos de crisis de solvencia. Los grandes paquetes financieros de rescate comenzaron a utilizarse con México, en 1995. El estallido de las crisis financieras del este asiático de 1997 y 1998 produjo un cambio más formal en la arquitectura, mediante la creación del servicio de complementación de reservas (SCR) del FMI. La necesidad de prestar volúmenes mayores que los que indican las tradicionales cuotas reflejó la apertura de los mercados de capitales y el correspondiente cambio de déficits de cuenta corriente hacia frenazos súbitos en las cuentas de capital, como causa relacionada al estallido de las crisis. Las principales operaciones de rescate financiero han sido ciertamente significativas. Los créditos vigentes del FMI con países en crisis alcanzan picos de 5 a 6% del PIB, como en el caso de México, Corea y Brasil, y del 3% en Tailandia (figura 7). El apoyo que ha prestado el organismo durante picos de crisis a Indonesia, Rusia, Turquía y Argentina (después de la devaluación) alcanzó niveles incluso mayores: de 7 a 15% del PIB. (figura 8). BCRA | 77 Figura 7 Deuda con el FMI como % del PBI: Brasil, Corea, México y Tailandia 6 Brs 5 Cor 4 Méx 3 Tai 2 1 2007 2005 2003 2001 1999 1997 1995 1993 0 Figura 8 Deuda con el FMI como % del PBI: Argentina, Indonesia, Rusia y Turquía 16 Arg 12 Idn Rus 8 Tur 4 2007 2005 2003 2001 1999 1997 1995 1993 0 Han predominado dos críticas a este tipo de préstamos. En primer lugar, muchos consideran que causan un problema de riesgo moral a los prestamistas del sector privado, y los alienta a asumir riesgos excesivos y a excederse en los montos prestados. La literatura sobre este tema sugiere que esta preocupación no se desprende exactamente de hechos observados en la realidad y que, tras las enor- 78 | BCRA mes pérdidas que sufrieron los inversores privados con la deuda argentina, este suceso debe considerarse como parte del pasado. En segundo lugar, existe el temor de que el FMI se comprometa más de lo que es capaz de cumplir con algunos «súper deudores» y, por ende, no pueda desempeñar sus funciones habituales. Resulta que, salvo Turquía, todos los grandes beneficiaros de créditos del FMI (incluida Argentina) han cancelado su deuda de forma tal que la institución se enfrenta ahora al problema de tener muy pocos créditos asignados y no contar con ingresos suficientes como para pagar a su personal (figura 9). Figura 9 Préstamos agregados del FMI pendientes de reembolso a ocho países prestamistas de última instancia (mil millones de DEG y porcentaje de cuotas totales que aportan al FMI los países industriales) 70 60 PUI 8 50 %CPD 40 30 20 10 2007 2005 2003 2001 1999 1997 1995 1993 0 La imagen general del FMI como prestamista de última instancia es una historia signada en gran medida por el éxito (México, Corea, Tailandia, Indonesia, Brasil en dos oportunidades y probablemente Turquía), acompañada por una cantidad limitada de fracasos (Rusia y Argentina). Incluso en los casos de fracaso, los países deudores cancelaron sus obligaciones con el Fondo. El acceso renovado a los mercados de capitales ha acompañado el éxito de los rescates financieros. Tal como se observa en la figura 10, en los momentos de crisis hay un aumento de los diferenciales de préstamo que, dentro de los dos años posteriores a la crisis, vuelven a los niveles previos a la crisis o incluso llegan a niveles menores. En Brasil, el diferencial llegó a 1800 puntos básicos en 2002 y bajó a 500 puntos básicos para el sexto trimestre posterior a la crisis. El crecimien- BCRA | 79 to económico también se ha recuperado tras las recesiones relacionadas con las crisis. En las cinco economías del este asiático que atravesaron períodos de crisis, el crecimiento promedio cayó de 6,9% en 1996 a 4,2% en 1997 y a -8,1% en 1998, pero repuntó en 1999 y 2000 hasta alcanzar un nivel promedio de 7%. Figura 10 Diferenciales de riesgo país durante crisis de prestamistas de última instancia (puntos porcentuales, promedio trimestral) 25 20 15 10 5 Méx Tur Brs1 Tai +8T +7T +6T +5T +4T +3T +2T +1T 0T -1T -2T -3T 0 Brs2 Cor Otro debate que guarda relación con este tema es el vinculado a la «participación del sector privado». La crisis que atravesó México en 1994 y 1995 fue la primera que se vio dominada por las obligaciones de corto plazo de los mercados de capitales más que por créditos bancarios. El Secretario del Tesoro de EE.UU., Robert Rubin, afirmó que si hubiera encontrado la manera de hacer que los inversores privados asumieran parte del costo de rescatar a México, lo habría hecho. En las sucesivas reuniones del G-20 y otras reuniones de los G a fines de la década de 1990, se exigió la participación del sector privado (psp) como componente esencial de los rescates financieros. Es probable que el hito de máxima presión sobre el sector público en este sentido haya sido el default de los bonos Brady por parte de Ecuador en 2000, el cual muchos consideraron una recomendación del FMI para forzar la participación del sector privado. Este sector participó mucho durante la crisis coreana, en la que los bancos convirtieron los préstamos de corto plazo en títulos a tres años con garantía del gobierno. De manera similar participó en la crisis de Brasil, en 1999, en la que los bancos extranjeros se comprometieron voluntariamente a extender los créditos de corto plazo siempre y cuando Brasil siguiera cumpliendo con sus compromisos. Considero que la participación del sector privado debería ser lo más voluntaria posible, acorde al éxito con que se superaron las crisis, a fin de minimizar las restricciones al acceso a los mercados 80 | BCRA de capitales. No obstante, insisto en que el default de Argentina ha alterado (o debería haberlo hecho) los términos del debate. Ya no es plausible describir las crisis de las economías de mercado emergentes como una apuesta que sólo favorece a los inversores privados. Como perdieron unos $60.000 millones en Argentina, los inversores privados bien podrían argumentar que, de aquí a un tiempo, ellos ya han cumplido con su parte en los esfuerzos por volver a equiparar la participación del sector privado con las operaciones de prestamista oficial de última instancia por un largo tiempo. En el debate actual sobre la arquitectura financiera internacional, el otro tema importante ¯aparte del de los rescates de prestamistas de última instancia¯ ha sido el de los arreglos internacionales para la reestructuración de las deudas. Después del cambio de la composición de la deuda de los países en desarrollo que, de estar dominada por los préstamos sindicados de largo plazo pasó a estar compuesta casi en su totalidad por bonos y otros títulos, a fines de la década de 1990 hubo una creciente preocupación sobre la imposibilidad de llevar a cabo una reestructuración de las deudas dada la base de inversores más dispersa. Existía el temor de que algunos acreedores se negaran a colaborar con el proceso de reestructuración y lo frustraran. La imagen de los rescates masivos del sector público en beneficio de los tenedores de bonos privados ¯incluido sobre todo el último gran desembolso a la Argentina de agosto de 2001, que tuvo consecuencias nefastas¯ hizo del entorno político un caldo de cultivo de propuestas que, por el contrario, facilitaban la reestructuración organizada por el sector público. En ese entorno, Anne Krueger, del FMI, propuso el Mecanismo de Reestructuración de la Deuda Soberana (MRDS) para hacer frente a los casos de niveles insostenibles de deuda soberana. La primera versión de esta propuesta fue de gran ayuda para el FMI. El país podía acudir al Fondo y pedir la aprobación de una moratoria. Se firmaría un tratado internacional con fuerza de ley que autorizaba al Fondo a aprobar esa moratoria, involucrando a su vez la implementación de controles cambiarios. Había un mecanismo para «obligar» a acreedores minoritarios que se opusieran a lo acordado por la mayoría. Resultaba probable que la deuda nacional estuviera incluida en la renegociación. El mecanismo debía crearse en función de los modelos del procedimiento de quiebra de cada país y, al igual que éstos, incluiría la categoría de acreedor preferencial para los nuevos endeudamientos. No obstante, en lugar de dictarlos, el FMI dejaría los términos del acuerdo de reestructuración en manos del deudor y sus acreedores, y la moratoria vencería una vez transcurrido el plazo determinado. Luego, surgió un debate entre este enfoque, que se llamó enfoque «legal» de reestructuración de la deuda, y un enfoque alternativo, llamado «contractual». Este último, que pronto recibió el apoyo del Tesoro de los EE.UU., procuraba BCRA | 81 incorporar cláusulas de acción colectiva a los bonos futuros para superar el problema de los bonos emitidos en Nueva York (pero no en Londres), que exigían el consentimiento unánime de los acreedores para su reestructuración. El sector privado no tardó en expresar su preferencia por el enfoque contractual, en parte por miedo a la alternativa del mecanismo de reestructuración de la deuda soberana y el riesgo que representaba que desde el ámbito político se impusiera una renegociación desventajosa para los acreedores. Sin el apoyo del Tesoro de los EE.UU. (a pesar de las señales positivas que había dado el Secretario en un principio), el mecanismo no prosperó, pese a una reformulación que pretendía hacer pasar al FMI por intermediario, y no tanto por juez o jurado. A México y otros grandes prestatarios les inquietaba la creación de ese mecanismo de reestructuración de la deuda soberana que podía afectar su acceso a los mercados y, en el transcurso de un año, México se convirtió en el primero en adoptar el enfoque alternativo emitiendo bonos con cláusulas de acción colectiva que, al parecer, no representaban una amenaza en cuanto al diferencial de riesgo. Estas cláusulas de acción colectiva han pasado a ser la norma para nuevas emisiones. En retrospectiva, se destacan dos observaciones respecto del mecanismo de reestructuración de deuda soberana. En primer lugar, esta reestructuración de bonos soberanos resultó menos difícil de lo que pensaban los que propugnaban este mecanismo. Paquistán, Ucrania y Ecuador -sin mencionar a Argentinareestructuraron su deuda, a menudo utilizando «ofertas de cambio» en las que el gobierno no daba mucho tiempo a los bonistas para responder. Encontrar tenedores de bonos no representó un problema y las respuestas por lo general fueron positivas en los casos en que se propusieron términos y condiciones razonables. En segundo lugar, el problema de los acreedores que no estaban dispuestos a cooperar no resultó tan grave y, en cambio, Argentina demostró que el principal problema podía ser el deudor que se negaba a cooperar más que el acreedor. Otro de los componentes de la arquitectura ad hoc actual son los «principios de conducta» para los flujos de capitales y reestructuración de la deuda de los mercados emergentes, elaborados por los representantes de las entidades financieras más importantes del sector privado y los principales países deudores. La mayoría de los países deudores, excepto Argentina, han suscrito este código de conducta, si bien aún resta ponerlo a prueba. Por último, vale la pena considerar las propuestas recientes para llegar a un acuerdo sobre el apoyo automático del FMI a países precalificados que enfrentan algún problema. La línea de crédito contingente que el FMI había adoptado en 1999 a esos fines no dio resultado debido a la falta de interés de los países en desarrollo. Incluso los países con políticas sólidas temían que solicitar esta línea afecte su solvencia crediticia. También temían solicitar esta línea de crédito contingente y que luego el FMI decidiera descalificarlos, lo cual desembocaría 82 | BCRA en un desastre. La propuesta reciente del FMI de una nueva versión mejorada de la misma línea de crédito contingente resolvería el primer problema haciendo que el FMI declarara unilateralmente que un país reúne los requisitos necesarios. No obstante, eso no pareciera resolver el segundo problema, y no es seguro que la nueva versión de la línea de crédito contingente vaya a obtener mejores resultados que su predecesora. Tampoco es evidente la necesidad de adoptar una segunda línea de crédito, dada la disponibilidad del Servicio de complementación de reservas. Resulta poco creíble sostener que es necesaria una nueva versión de línea de crédito contingente para que muchas economías emergentes mantengan un nivel más bajo de reservas. Las reservas de países como China y Corea no se hallan en expansión por motivos prudenciales, sino como consecuencia de lo que podría considerarse una estrategia de crecimiento mercantilista que hoy requiere una intervención monetaria forzosa para prevenir el ajuste del tipo de cambio. No obstante, dejo estos temas para que los aborde mi colega Morris Goldstein. Implicancias para la Argentina Hoy en día, para abordar la reestructuración de la deuda de manera clara, es preciso detenerse a considerar las implicancias del resultado que tuvo este proceso en la Argentina. En primer lugar, el default argentino de alrededor de $100.000 millones y la reestructuración esencialmente unilateral que se llevó a cabo en función de términos que podrían considerarse confiscatorios, no han causado efectos de contagio a nivel internacional en las economías de mercado emergentes. Por el contrario, a partir de las crisis financieras de 1998 a 2002, se observa una fuerte recuperación de los mercados emergentes. Si los acreedores hubieran considerado que el caso de Argentina demostró que los bonos soberanos de mercados emergentes no eran confiables, probablemente la situación hubiera sido otra y, como mínimo, los diferenciales hubieran tendido al alza en lugar de a la baja. La ausencia de contagio va en contra del argumento que favorece los rescates financieros dado que sugiere que, a diferencia de lo que se percibió durante el rescate de México (en 1994 y 1995) y las crisis posteriores en el este asiático, las consecuencias del default soberano parecen limitarse al país en cuestión, más que al sistema financiero en su conjunto. Es posible que ambos diagnósticos hayan sido acertados en sus respectivas épocas, dado que los mercados emergentes pasaron de ser un nuevo fenómeno de principios de la década de 1990 a ser una parte cada vez más estándar de las carteras de inversores internacionales más de una década después. De todas maneras, la posibilidad de evitar un daño económico innecesario aunque sea sólo para el país en cuestión, sigue siendo un argumento suficiente para que intervenga un prestamista de última instancia. BCRA | 83 En segundo lugar, deberíamos preguntarnos si la experiencia argentina justifica que se renueve la exigencia de contar con un mecanismo de reestructuración de la deuda soberana o algo por el estilo. El argumento naif podría ser el siguiente: si al sector privado no le gustó antes el riesgo que representaban las soluciones propuestas por el FMI, a esta altura las firmas e inversores privados quizás hayan caído en la cuenta de que lo que les hizo Argentina tal vez haya sido mucho peor que lo que hubiera ocurrido bajo los auspicios del FMI. No obstante, es sumamente improbable que las autoridades argentinas hubieran seguido las reglas de la renegociación en el marco de un mecanismo de reestructuración de la deuda liderado por el FMI, y que el resultado final hubiera sido muy distinto. A fines de 2001, la controvertida situación política de Argentina llevó al poder a fuerzas mucho más populistas. Es poco probable que hubieran llevado adelante la reestructuración siguiendo las líneas más tradicionales y favorables al mercado del Plan Brady (por ejemplo, condonar un 35% en lugar de un 70% de la deuda) sólo por optar por ese mecanismo. Del mismo modo, es poco probable que se hubiera llegado a un acuerdo dentro del período establecido por la moratoria del mecanismo. Otra de las lecciones falsas que se desprende de la experiencia argentina es la que sostiene que las economías emergentes pueden declarar el default con impunidad. Tal vez la alta tasa de crecimiento que registró la Argentina de 2003 a 2005 sugiera eso, pero la realidad es que esa tasa ha restaurado la economía apenas por sobre el nivel en que se hallaba en 1998, tras una baja del 20% en 2002. La confianza en las inversiones del sector privado de cara al futuro quizás haya sido socavada no solamente por el manejo de la deuda sino también por una serie de políticas relacionadas, como el congelamiento de las tarifas de los servicios públicos que violan los acuerdos con empresas internacionales y el control de los precios como medio para mitigar las consecuencias inflacionarias de la subvaluación. Un área específica en la cual el default unilateral puede ser muy costoso es en el impacto sobre la reputación del crédito a largo plazo y los costos de endeudamiento. Ahora la Argentina está calificada como B3 por Moody’s, calificación apenas superior a la de países como Cuba y Nicaragua. En cambio, Brasil tiene una calificación tres veces mayor que la de Argentina, Ba3, y México tiene investment grade, Baa1. Un estudio reciente demostró que, en los últimos años, los diferenciales de riesgo país típicos para la calificación B3 han rondado los 600 puntos básicos, frente a los 360 puntos básicos de la calificación Ba3 (figura 11). Sobre esta base, a pesar de que en este momento los diferenciales son algo inferiores, puede esperarse que, en promedio, Argentina tenga que pagar una prima futura de 240 puntos básicos, por culpa de su default y la marcada reducción de su deuda. Como la deuda pública representa cerca del 70% del PIB, el costo de los intereses adicionales serían de alrededor de 1,7% del PIB por año 84 | BCRA que, capitalizado, equivaldría a una pérdida única de alrededor del 20% del PIB de un solo año. Figura 11 Diferencial de riesgo país por calificación (puntos básicos) 800 700 ARG 600 500 BRS 400 300 MÉX 200 Caa B3 B2 B1 Ba3 Ba1 Ba2 Baa3 Baa2 A3 Baa1 A2 A1 Aa3 Aa2 Aa1 0 Aaa 100 Con respecto a la política internacional de reestructuración de deuda, la lección cardinal del caso argentino es quizás que la sostenibilidad política debe ser el centro de toda decisión que se tome para lidiar con una crisis. El aumento acelerado de diferenciales que se registró en 2001 en Argentina estuvo íntimamente relacionado con los sucesivos shocks políticos que sacudieron al país. La insolvencia se convierte entonces en una de las muchas situaciones posibles de equilibrio que pueden darse bajo este contexto. Conclusión En resumen, en los últimos años ha habido un avance significativo en los mercados emergentes, que se evidencia en el volumen de flujos de capitales y la reducción de los diferenciales. Asimismo, desde un punto de vista pragmático, la arquitectura financiera internacional ha progresado sobre una base ad hoc para manejar crisis de liquidez y renegociaciones por insolvencia. En cuanto a las repercusiones del default histórico de la Argentina, es alentador que el contagio a otros países emergentes haya sido mínimo. El tiempo dirá si los resultados en el largo plazo derivarán en daños graves para Argentina. BCRA | 85 Alexander K. Swoboda1 (Chairman - Graduate Institute of International Studies) Arquitectura monetaria y financiera internacional, coordinación de políticas macroeconómicas y el rol de la supervisión del FMI De la prevención de las crisis a la resolución de los desequilibrios globales Sin ninguna crisis de mercados emergentes que aparezcan como inmediatas en el horizonte, y con desequilibrios de cuenta corriente cada vez más preocupante, el debate acerca de la arquitectura del sistema monetario y financiero internacional se ha desplazado de la prevención, el manejo y la resolución de crisis de deuda y cambiarias, a la resolución de desequilibrios globales. El foco del informe del Director Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre la implementación de la estrategia de mediano plazo del Fondo y el comunicado del Comité Monetario y Financiero Internacional en abril de 2006 sobre supervisión multilateral, reflejan este cambio de énfasis. La resolución de los desequilibrios globales contemporáneos -en particular los déficit mellizos fiscal y de cuenta corriente de los Estados Unidos y los superávit en cuenta corriente correspondientes al resto del mundo-, mientras que evitan un aterrizaje súbito de la economía mundial, han puesto a la coordinación de políticas macroeconómicas (CIP) y al rol del FMI en dicho proceso, en primera plana. La coordinación de políticas macroeconómicas ha tenido una historia variada en el período de posguerra. El sistema de coordinación incorporado en los artículos originales del Acuerdo del FMI –que giraba en torno de tipos de cambio fijos pero ajustables y, en la práctica, de alinearse con la política monetaria estadounidense- fue abandonado con la adopción de tipos de cambio flexibles entre las principales monedas en 1973. Un motivo que se esgrimía para el cam1 Estos comentarios en parte siguen las posiciones presentadas en mi trabajo de mayor alcance «International Monetary and Financial Architecture in an Integrating World Economy» preparado para el volumen que conmemora el centenario del Banco Nacional de Suiza será publicado en 2007. 86 | BCRA bio a tipos de cambio flexibles, era que su adopción eliminaría la necesidad de una coordinación de políticas. Esta esperanza se desmoronó pronto (como podrían haber predicho las consideraciones teóricas) y se encararon varios intentos de CIP. Entre ellos, uno puede citar en primer lugar los intentos de lidiar con el shock petrolero de 1973 bajo los auspicios de la OECD. Los países que tenían situaciones débiles de cuenta corriente y/o un producto cíclicamente bajo (tales como Italia y Francia) entrarían en un círculo vicioso de devaluación de sus monedas y estanflación si trataran de ajustarse por si solos al incremento de precio del petróleo, mientras que los países que tenían fuertes posiciones en cuenta corriente y/o empleo más flexible (como Alemania, Japón y los Estados Unidos) experimentarían inicialmente un circulo virtuoso de apreciación cambiaria y descenso de la inflación, si eligieran no acomodarse al shock de precios del petróleo. Este círculo virtuoso podría, sin embargo, haber conducido a una recesión a medida que sus monedas se revaluaran en exceso (overshooting). Para resolver este acertijo, la llamada «teoría de la locomotora» de coordinación propuso que los países con cuentas corrientes sólidas tomaran el liderazgo del crecimiento y arrastrasen a los países débiles. Este enfoque encontró mucha resistencia por parte de los países excedentarios y pronto cedió lugar al llamado enfoque de «convoy» que sostenía que todos los países debían expandirse en forma conjunta a un ritmo mesurado, los países fuertes «escoltando» –podríamos decir- a los países débiles. Como resultado, los esfuerzos en esta dirección terminaron siendo un caso de «demasiado poco, demasiado tarde». Vale la pena mencionar un segundo episodio de intento en la coordinación de políticas. La expansión de las brechas mellizas fiscal y de cuenta corriente de los Estados Unidos, acompañados por la fuerte apreciación nominal y real del dólar entre 1980 y 1985, seguido por su igualmente fuerte devaluación en los dos años siguientes, dio lugar a preocupaciones sobre los desalineamientos del tipo de cambio y sobre la sustentabilidad y la resolución de desequilibrios en la cuenta corriente. Se abogaba de manera creciente por los rangos de objetivos (targetzones) y por la coordinación de políticas internacionales mediante los tipos de cambio, así como también por las repetidas acusaciones de los Estados Unidos a países con superávit (Japón y Alemania especialmente) reclamando la apreciación de sus monedas (en especial el yen) por miedo a la aparición del proteccionismo. Los desequilibrios globales se habían convertido en el foco de las discusiones de política, aunque no tanto de las acciones de política. Esto último se había confinado esencialmente a intentos de persuadir la caída del dólar, a cierto grado de intervención y a algunas promesas de cambios en las políticas siendo éstos los resultados principales del acuerdo Plaza en agosto de 1985. A éste le siguió la intervención para limitar la caída del dólar en el acuerdo del Louvre de 1987. BCRA | 87 Coordinación internacional de política macroeconómica (CIP): Racionalidad Pese a las limitaciones que ha tenido la CIP en la práctica, su racionalidad es clara en la teoría: la política macroeconómica de cualquier país, salvo la de los más pequeños, tiene efectos «derrame» (spill-over) sobre otros países y, cuanto más estrechos sean los vínculos entre las economías (cuanto más interdependientes sean) tanto más fuertes y complejos probablemente sean dichos «derrames». La creciente integración de la economía mundial, especialmente en los mercados financieros y de capitales, parecería indicar que la coordinación de política macroeconómica internacional es más relevante que nunca. Utilizo el término «parecería» porque la complejidad de los vínculos también hace más difícil el proceso de la CIP. La -racionalidad de la CIP desarrollada en la literatura de la teoría de los juegos, a pesar de la complejidad de su elaboración teórica, es sencilla: teniendo en cuenta la presencia del efecto derrame internacional de políticas, las políticas que no los toman en cuenta están dominadas por aquellas que sí lo hacen. Sin embargo, aunque las soluciones cooperativas dominen a los equilibrios de Nash, son difíciles de lograr a menos que los jugadores puedan comprometerse de forma creíble a no renunciar a la estrategia de cooperación. Además, si los jugadores no conocen con certeza la naturaleza precisa de la estructura de las economías y de sus interrelaciones, o si operan en base a diferentes modelos de economía, el resultado cooperativo puede ser peor que el no coordinado. Un enfoque más simple de los temas de coordinación política que el de los modelos de la teoría de los juegos, es el de objetivos e instrumentos que desarrolló inicialmente Tinbergen, aplicado posteriormente por Meade a cuestiones del equilibrio interno vs. externo, y luego usado extensamente por Mundell, quien le incorporó a su «principio de clasificación efectiva de los mercados». Este último enfatiza la dinámica de la convergencia hacia metas a través de un sistema de respuestas de políticas descentralizadas mediante divergencias entre los valores reales y deseados de variables objetivo, en un mundo de conocimiento imperfecto. Este modelo especifica que cada instrumento de política debe ser asignado a la meta sobre la cual posee una ventaja comparativa de influencia, en comparación con otros instrumentos. Este enfoque fue usado por Genberg y Swoboda para proveer un marco para el análisis de las cuestiones de política y de coordinación resultantes del déficit en cuenta corriente de los Estados Unidos y los superávit alemán y japonés a mediados de los ochenta. Estas cuestiones son bastante semejantes a las inherentes a los debates contemporáneos acerca de las políticas apropiadas que deberían seguirse a fin de corregir los desequilibrios actuales entre los Estados Unidos, Europa y Asia, y el enfoque a utilizarse en ese contexto. 88 | BCRA En el enfoque de objetivos e instrumentos para la formulación de política económica, la primera tarea es asegurar que existan tantos instrumentos independientes de política como objetivos de política. Si los hay, todos los objetivos pueden –en principio- ser logrados simultáneamente (esto difiere del enfoque de la teoría de los juegos donde es habitual que falten instrumentos dando lugar a una disyuntiva («trade – off») en la consecución de objetivos, donde la solución cooperativa apunta a procurar un trade-off eficiente). La segunda tarea, si existe incertidumbre respecto de los parámetros específicos de la economía y su comportamiento dinámico, es la asignación de instrumentos a objetivos de tal manera que la formulación de políticas lleve a una convergencia de propósitos. De acuerdo con el principio de Mundell de la clasificación efectiva de los mercados, esto se puede lograr con un sistema de respuestas de políticas descentralizadas mediante la asignación de instrumentos para lograr objetivos respecto a su respectiva ventaja comparativa. Dos comentarios preliminares antes de continuar con el análisis. Primero, no se puede hallar una solución si existe un desacuerdo acerca del valor de las variables que se «comparten» entre los países. Por ejemplo, es imposible que todos los países del mundo logren simultáneamente un superávit en cuenta corriente, dado que la suma de tales superávit, -si se mide de forma precisa y consistente-, necesariamente es igual a cero. Segundo, ¿por qué debería ser un objetivo de política económica el saldo de la cuenta corriente? Mientras que no hayan distorsiones o externalidades y se respeten las restricciones de solvencia, los desequilibrios en cuenta corriente serán reflejo de las elecciones intertemporales, no distorsionadas, de los agentes económicos y redundarán en una asignación óptima de capital, el cual fluirá desde donde es abundante hacia donde sea escaso. Estos son desequilibrios «buenos» que tendrían que ser bienvenidos y no ser motivo de preocupación. Los desequilibrios «malos», por el contrario, reflejan distorsiones en algún otro punto de la economía y deberían ser motivo de preocupación, aunque sólo sea porque su resolución tardía puede ocasionar una corrección innecesariamente costosa y desordenada. En el contexto actual, pareciera que hay un amplio, aunque no unánime, acuerdo que en algún punto el déficit de cuenta corriente de los Estados Unidos se hará insostenible, por lo cual se deberían tomar algunas medidas para reducirlo, evitándose así un ajuste brusco con una depreciación aguda del dólar y subas en las tasas de interés estadounidenses, que podría provocar el inicio de una recesión en Estados Unidos que se expanda rápidamente al resto del mundo. CIP en una economía mundial integrada Para ilustrar qué clase de políticas y de coordinación son requeridas para sostener una reducción suave en los desequilibrios globales, resulta adecuado consi- BCRA | 89 derar un modelo simple en el cual los países se encuentran interconectados a través tanto del intercambio comercial como de mercados financieros integrados. En tal escenario, prevalecerá la misma tasa de interés en todos lados (más precisamente donde se sostiene la paridad no cubierta de intereses). Asumimos que cada país tiene a su disposición dos instrumentos de política macroeconómica; la política fiscal y la política monetaria. Asumimos además, que no se mantiene la equivalencia ricardiana, al menos en su versión plena, de lo contrario los déficits presupuestarios podrían no tener efecto alguno sobre las cuentas corrientes o las tasas de interés. En este contexto, es la suma de posiciones fiscales individuales de los países o regiones la que determina la tasa real de interés a nivel mundial, mientras que el balance de cuenta corriente de un país se encuentra más directamente influenciado por su desempeño fiscal relativo a la suma de los resultados fiscales del resto del mundo. Este resulta válido si prevalecen tipos de cambios fijos como flexibles. El régimen cambiario es, sin embargo, crucial para la conducción de la política monetaria. Bajo regímenes de tipo de cambio fijos, intervenciones fijas no esterilizadoras redistribuyen la oferta total de dinero en el mundo (la suma de ofertas nacionales de dinero) à la Hume para asegurar un equilibrio en el balance de pagos según acuerdos oficiales. En otras palabras, es la oferta de dinero nacional relativa la que garantiza un equilibrio en el balance de pagos bajo un régimen de tipo de cambio fijo. En contraste, la suma de la oferta monetaria nacional determina el total de la oferta monetaria mundial y, eventualmente, la trayectoria del nivel de precios en la economía mundial. Aquí los arreglos institucionales, ya sea patrón oro, orodólar o dólar, juegan un rol fundamental en la determinación de la oferta monetaria mundial a través de la interacción de políticas monetarias domésticas. Bajo un régimen de flotación, las políticas monetarias nacionales son liberalizadas para ser usadas en base a objetivos internos y, eventualmente, determinan el nivel de precios nacional. CIP y los desequilibrios globales contemporáneos Las implicancias de esta simple visión de una economía mundial integrada, para la cual las políticas deberían ser ajustadas (coordinadas) entre Estados Unidos, Asia y Europa, resultan básicas. Si el déficit actual de cuenta corriente de los Estados Unidos es la principal preocupación, se requiere que dicho país reduzca su déficit presupuestario y que, en términos generales, adopte medidas fiscales estructurales para incrementar el ahorro nacional en términos relativos a la inversión nacional. Si los excedentes de cuenta corriente de los países asiáticos son también una inquietud, Asia (léase China) debería incrementar su gasto en relación al producto, de ahí que la sugerencia sea impulsar el consumo en dicha región. Si existe la preocupación de que el gasto mundial caiga o aumente demasiado en caso de que una región, exclusivamente, ajuste su política monetaria, las 90 | BCRA dos medidas deberían ser consideradas simultáneamente. Por su parte, Europa debería hacer lo que le resulte más conveniente, como sensibilizar la oferta de producto respecto de la demanda agregada, a través del mercado de trabajo y otras reformas estructurales. Nótese que estas recomendaciones son independientes al régimen cambiario adoptado. Lo que uno podría esperar en este contexto es que el Euro continúe flotando con respecto al dólar, manteniendo la política monetaria libre en ambas regiones para hacer frente a equilibrios internos. En cuanto a China, parece claro que, dadas las restricciones actuales de salidas de capital, la presión para una apreciación real del yuan no disminuirá. Lo que el régimen de tipo de cambio del yuan determinará es si la apreciación real ocurrirá a través de un incremento en los precios y salarios domésticos bajo tipos fijos o a través de una apreciación nominal de la moneda china. Eventualmente, una vez que se establezca cierto orden al sistema bancario, es probable que las autoridades chinas opten por la segunda alternativa, no reduciendo el déficit de cuenta corriente de los Estados Unidos al que difícilmente pueda afectar, sino por el propio bien de la economía china. Esto tendría la ventaja adicional de permitir que China detenga la acumulación de reservas internacionales «excesivas» con un alto costo de oportunidad. China, sin embargo, probablemente desee moverse lentamente, dado que una apreciación del RMB podría ejercer presiones sobre el sector agrícola, acelerando el éxodo hacia las ciudades y el sector industrial, creando potenciales problemas sociales y políticos. Existe una paradoja en lo antedicho: ¿por qué resulta tan complicada la puesta en marcha de este conjunto de recomendaciones de política, aún cuando estas medidas apuntan a un mayor bienestar nacional de los países o áreas implicadas? Un primer e importante motivo es que el paquete de políticas recomendado, requiere que los países cambien la trayectoria de políticas fiscales y estructurales, que en general no están dispuestos o capacitados a modificar por cuestiones políticas. Una segunda razón es la incertidumbre acerca de la efectividad de las medidas propuestas. Por ejemplo, alguno de los modelos encuentran que la consolidación fiscal en los Estados Unidos tiene sólo un efecto menor sobre la cuenta corriente de dicho país: los déficits presupuestarios y de cuenta corriente -según esta visión- no son gemelos en última instancia. No obstante, esta perspectiva no es confirmada por las estimaciones recientes que indican un fuerte efecto sobre la cuenta corriente por parte de la política fiscal. Un tercer elemento en la explicación es el problema de «acción colectiva» o de «primer participante»: para conseguir el rebalanceo de cuenta corriente deseado, mientras se sostiene el producto y el empleo, se requiere que todos los participantes actúen simultáneamente. Este último problema se ve exacerbado por la incertidumbre acerca de la magnitud de ajuste del paquete de políticas internacionales requerido por cada una de las partes. Sin embargo, podríamos decir que más allá de la magnitud de los cambios lo importante es que cada uno de los participantes involucrados deben moverse en la dirección correcta. Este es el caso de «le mieux est l’ennemi du bien». BCRA | 91 Un punto que merece ser enfatizado, es que la flexibilidad del tipo de cambio por sí sola no corrige los desequilibrios globales. Suponiendo que todas las monedas importantes, incluyendo las principales asiáticas, comienzan a flotar a partir de hoy, es decir, asumiendo que china deja que el RMB flote libremente, resulta a lo sumo difícil creer que esto conducirá a una corrección del déficit de cuenta corriente de los Estados Unidos, al menos que el dólar colapse, se disparen las tasas de interés de Estados Unidos, comience una recesión, caiga la inversión nacional abruptamente, y se incremente la tasa de ahorro. El punto no es afirmar que una flotación del RMB traería estas consecuencias, tampoco lo es negar que la flexibilidad en el tipo de cambio podría facilitar cambios en los precios relativos que el ajuste de gasto al ingreso podría implicar tanto en países deficitarios como superavitarios. El argumento principal es más bien que el tipo de cambio de flotación es una variable endógena y no una herramienta de política, en particular bajo un régimen flotante; un ajuste en la cuenta corriente, ya sea por necesidad o definición, requiere que la absorción se reduzca respecto del producto en países deficitarios, y a la inversa para los excedentarios; tales ajustes son usualmente dolorosos y la coordinación de políticas puede en principio aliviar este dolor, ya sea bajo tipos de cambios fijos o flexibles. Desequilibrios globales y supervisión del FMI Un mecanismo internacional de coordinación puede ser útil para superar estos problemas. La pregunta que surge es si la vigilancia multilateral del FMI puede ayudar a proporcionar dicho mecanismo. La segunda enmienda a sus «Artículos de Acuerdo», le otorga al Fondo la responsabilidad de supervisión sobre los tipos de cambio de sus miembros. Dicha enmienda (articulo IV sección 3) especifica que «el Fondo deberá supervisar el sistema monetario internacional a modo de garantizar su operatoria efectiva y vigilará el cumplimiento de cada miembro con las obligaciones estipuladas en la sección primera de este artículo». A su vez, para desempeñar dicha función «el Fondo deberá ejercer una estricta supervisión sobre las políticas de tipo de cambio de sus miembros». El ejercicio de vigilancia de las políticas de los miembros, en el contexto del articulo IV, es relativamente claro y ajeno a controversias. Pero incluso aquí surgen problemas: ¿qué es exactamente un política de tipo de cambio y como puede distinguírsela de la adopción de un régimen cambiario, el cual es decisión individual de los miembros del FMI; qué significa exactamente una obligación de sus miembros para «evitar la manipulación de los tipos de cambio o el sistema monetario internacional a fin de prevenir ajustes efectivos de la balanza de pagos o para obtener una injusta ventaja competitiva sobre los demás miembros», y qué tipo de incentivos existen para los países sin programa para atenerse a las recomendaciones del supervisor? Estas preguntas son incluso más complicadas en el contexto de vigilancia multilateral. 92 | BCRA En dicho contexto, ¿qué puede y debe hacer el Fondo para contribuir con la merma de los actuales desequilibrios en cuenta corriente? Cualquiera sea el poder que tenga actualmente, éste se encuentra volcado en el Artículo IV concerniente a sus responsabilidades para la supervisión de la estabilidad monetaria y financiera. En lo concerniente a la vigilancia multilateral, el FMI ha ejercitado esta responsabilidad publicando análisis y dando algunas recomendaciones de política, u opciones de políticas alternativas, en el World Economic Outlook y, más recientemente, en los Reportes de Estabilidad Financiera Global. Pero, tal como se argumentó arriba, resolver los desequilibrios globales requiere acciones de política de las principales economías del mundo y, en una economía mundial integrada, políticas coordinadas. El Fondo posee poca influencia más allá de la persuasión moral para influenciar las políticas fiscales y estructurales de los países más importantes los cuales son elementos esenciales de un paquete de política coordinado. Las sugerencias realizadas en el ampliamente difundido discurso de Mervyn King en Nueva Delhi el pasado febrero, representan lo mejor que puede ser alcanzado en la actualidad. El Fondo debería ser la principal fuente de análisis independiente, sólido y franco acerca de las amenazas a la estabilidad monetaria y financiera internacional, así como también de recomendaciones para sobrellevarlas, plazcan o no a los países individuales, aunque a los poderosos. Dar validez a estos análisis y recomendaciones requiere apoyo de las cuerpos gubernamentales del Fondo. Esto sucesivamente requiere otorgarles más independencia y peso político, conduciendo a cuestiones sobre la gobernabilidad del FMI. Promover prácticas de tipo de cambio sólidas y regímenes cambiarios adecuados constituye un segundo desafío para la supervisión del FMI, ya sea sobre las políticas de países individuales, o multilateralmente. Según los artículos del acuerdo, los miembros son libres para elegir su régimen cambiario, mientras que el FMI debe garantizar que persigan políticas de tipo de cambio adecuadas -en particular y siendo reiterativo-, evitando que se «manipulen los tipos de cambio para prevenir ajustes efectivos al balance de pagos o para ganar una ventaja competitiva injusta sobre otros miembros». La elección de régimen dicta, sin embargo, que política de tipo de cambio, stricto sensu, debería ser: mantener el tipo de cambio nominal fijo bajo un régimen cambiario fijo, permitir que la moneda flote bajo un tipo de cambio flotante, e intervenir apropiadamente para guiarlo en concordancia con un declarado régimen intermedio. Esto parecería dejar poco espacio para cuestionar la política cambiara de un país, excepto para argumentar que, si no se deja flotar libremente, el nivel al cual está atado al tipo de cambio es inapropiado y constituye una «manipulación» injusta de la misma o del sistema. Declaraciones recientes de oficiales de Estados Unidos, miembros del Congreso, o analistas de política-principal, pero no exclusivamente en el contexto de la política cambiara China-, parecerían ir más lejos argumentando que la adopción de un tipo de cambio flexible es la única política BCRA | 93 adecuada (con la posible excepción de hard pegs muy fuertes para un número reducido de economías dependientes). Más que enfocarse en el nivel del tipo cambiario o llevar los tipos flotantes al status de único régimen propicio (o panacea), sería mucho mejor concentrar la supervisión en la consistencia de las políticas macroeconómicas y financieras de un país dentro del régimen cambiario adoptado. Lo que puede ser considerado una «buena» política macroeconómica bajo un régimen, puede resultar ser una «mala» política bajo otro régimen. Tal enfoque, que en esencia es lo que el Fondo ha defendido en el pasado, posee varias ventajas. Evita centrarse en la «manipulación», una expresión tendenciosa y políticamente inservible. También previene la especificación de un nivel del tipo de cambio «correcto» (¿»justo»?), sin tener en cuenta la situación actual de un país o su futura política macroeconómica; una tarea que ronda lo imposible y con poca legitimidad científica dado que el tipo de cambio real es una variable endógena en el largo plazo. Esto no significa que el FMI no deba proveer estimaciones de tipos de cambio de equilibrio cuidadosamente definidos, ni que no debe analizar las discrepancias entre dichos tipos de cambio estimados y los reales, ni tampoco que tales discrepancias no puedan indicar la necesidad de cambios en la política. Pero evita poner un énfasis inapropiado en el tipo de cambio como el eje de la coordinación internacional de política, distrayendo la atención sobre dichas políticas, tales como medidas fiscales, que son de hecho más relevantes y cuya coordinación y modificación son el verdadero problema. Supervisión Multilateral y Gobernabilidad del FMI Teniendo en cuenta la gobernabilidad del Fondo, ciertas cuestiones deben ser resueltas si pretende cumplir con sus funciones de coordinación y vigilancia, como el guardián efectivo de la estabilidad monetaria y financiera internacional. «Legitimidad» es un primer requerimiento. A tal fin, rebalancear las cuotas de participación y la representación en la Junta Ejecutiva, o como Ted Truman lo ha definido, «reorganizar las sillas y las partes» («chairs and shares») es la reforma sine qua non necesaria para el FMI. Esto ha sido reconocido por el IMFC Communiqué de Abril de 2006, siendo probable conseguir ciertos progresos al respecto en las Reuniones Anuales de Singapur de este año. La reorganización de «sillas y partes» no resolverá, sin embargo, otro problema fundamental en la gobernabilidad del FMI: ¿Cómo conseguir que su junta sea más efectiva, lo que requeriría hacerla más independiente, a la vez manteniendo su responsabilidad o accountability? Se ha sugerido que las estructuras gubernamentales de bancos centrales independientes es una dirección hacia la cual podrían dirigirse las autoridades del Fondo. La junta directiva del FMI podría estar compuesta por individuos electos, aunque no necesariamente postulados, por la Junta de Presidentes. Representarían los intereses de todos los miembros 94 | BCRA a grandes rasgos, más que de aquellos países o grupos de países particulares que representan. Ellos resultarían ser más responsables en una nueva versión del consejo del FMI, reuniéndose más frecuentemente para rever, aprobar y apoyar las decisiones estratégicas o propuestas de la junta directiva. El proceso de postulación y elección del Director General y de los Subdirectores sería más abierto. Estas reformas, fundamentales en la estructura de gobierno del Fondo son, naturalmente, muy complicadas en términos políticos y, para complicar aún más la situación, se encuentran interrelacionadas con la cuestión de «sillas y partes». No son realizables «mañana», sin embargo el creciente debate sobre ellas sugiere que pueden ser realizadas el «día después de mañana». Entretanto, existe un asunto sobre el cual se puede y debe progresar de manera pronta. Algunas de las cuestiones que surgen con respecto a la estabilidad del FMI, -tales como los desequilibrios globales o las políticas cambiarias con efectos «derrame» internacionales importantes, mientras que se encuentran dentro de la responsabilidad del Fondo, son preocupaciones inmediatas y requieren acciones de sólo una parte limitada de los miembros del Fondo (incluso si su resolución es central para el interés de la comunidad internacional en su conjunto). En parte como una consecuencia, estos sucesos tienden a ser discutidos fuera del Fondo por los grupos Gxi, donde xi es cualquier número del 1 al 30 (aunque los particularmente importantes son 3,7,8 y 20). Parecería importante traer estas discusiones, de nuevo al seno del foro del Fondo, siguiendo los lineamientos propuestos por Mervyn King. Esto requeriría, a su vez, que la membresía reconozca que no todos los miembros necesitan participar de todas las discusiones, al personal del Fondo a compartir su experiencia, y a que su dirigencia se involucre en las discusiones centrales sobre la estabilidad del sistema financiero y monetario internacional. BCRA | 95 96 | BCRA Desequilibrios Globales y Acumulación de Reservas Panel V BCRA | 97 98 | BCRA Michael Dooley (Profesor de UCSC, Univerisity of California, Santa Cruz) Desequilibrios globales y acumulación de reservas en moneda extranjera Los países de mercados emergentes de América Latina y Asia han seguido estrategias de desarrollo bastante diferentes. Los mercados emergentes de Latinoamérica adoptaron en su mayoría una estrategia convencional que involucra la apertura del comercio y los mercados de capitales internacionales y permitieron una mayor flexibilidad cambiaria. Estos mercados se convirtieron en prestatarios netos de los mercados internacionales para incrementar sus ahorros y la formación de capitales locales. El flujo neto de ahorros de los países ricos y desarrollados hacia mercados emergentes de América Latina parece ser un proceso natural que finalmente llevará a la convergencia en el rendimiento económico. Los mercados emergentes asiáticos se abrieron al comercio, aunque se mostraron mucho menos dispuestos a abrir sus mercados financieros y controlaron activamente su tipo de cambio. En Asia, la intervención para resistir la apreciación de los tipos de cambio generó grandes aumentos en las reservas internacionales. Los mercados emergentes asiáticos se convirtieron en prestamistas netos de los mercados de capitales internacionales, y dependieron del crecimiento impulsado por las exportaciones. A pesar de que esta estrategia permitió el crecimiento económico, no es una práctica respetable para los economistas. Para la mayoría de los expertos, el flujo de ahorros de los países pobres hacia los ricos se debe a una distorsión de los mercados de capitales internacionales y será un drama cuando se reviertan estos flujos. A partir de 1995 también se observaron grandes aumentos en los activos de reserva de los mercados emergentes de América Latina, y se produjo una notable reducción en la deuda neta en moneda extranjera de los gobiernos y sectores privados en la mayoría de los países. Sin embargo, la estrategia de controlar el tipo de cambio para subsidiar el crecimiento de las exportaciones no se adoptó en forma explícita. Por el contrario, las autoridades de América Latina se resisten a ligar las políticas a los tipos de cambio, tal vez debido a que les preocupa BCRA | 99 que su compromiso de controlar la inflación se vea comprometido. A diferencia de Asia, en la mayoría de los casos, los tipos de cambio reales volvieron a los niveles anteriores a la crisis tras las devaluaciones asociadas a las crisis financieras. Argentina es una excepción importante. La reticencia de las autoridades de América Latina a adoptar metas explícitas de tipo de cambio es prudente. Los regímenes basados en tipos de cambio en países de América Latina con cuentas de capitales abiertas no tuvieron éxito. La factibilidad de influenciar los tipos de cambio depende del grado de movilidad del capital, y la historia ha ofrecido amplias oportunidades e incentivos para que los latinoamericanos desarrollen el acceso a los mercados de capitales en el exterior. Pero tal vez esta lección se aprendió demasiado bien. La imposibilidad de fijar un tipo de cambio nominal no significa que la política de administración de deuda del gobierno no tenga efecto en los tipos de cambio ni que las autoridades deberían ser indiferentes a la evolución de los mercados de divisas. En diversos trabajos hemos desarrollado un marco que podría ayudarnos a comprender la experiencia asiática. Dicho análisis sugiere que la estrategia de Asia ha sido y será exitosa y viable por muchos años. El enfoque Bretton Woods II es consistente con la visión de que los países de América Latina pueden y deberían intentar influenciar el nivel del tipo de cambio real mediante la intervención esterilizada. La intervención esterilizada es el patito feo de la familia de herramientas de política, y sólo una persona valiente o imprudente se animaría a defenderla. Mi defensa se basa en que fui un participante activo del trabajo empírico realizado en la década del 70, que a menudo se resume en la aseveración confiada de que «la intervención esterilizada (que no cambia la base monetaria) no tiene un efecto duradero en los tipos de cambio». Existen dos problemas con esta afirmación. Primero, como en la mayoría de los debates empíricos en economía, existe bastante evidencia de que no es cierto, incluso para los países industrializados que fueron el objeto de estos estudios. Segundo, existen buenas razones para creer que esta evidencia es irrelevante para los mercados emergentes. El marco Bretton Woods II se basa en la visión de que la movilidad del capital varía según las regiones. Entre los países industrializados, es útil pensar en un mercado financiero internacional unificado. Dentro de este mercado, las autoridades tienen una capacidad muy limitada de modificar las tasas de retorno cambiando la oferta relativa de los activos denominados en monedas diferentes, mediante la intervención esterilizada. Ciertamente, a raíz de la limitación del monto de la deuda en moneda extranjera que los países industriales estuvieron dispuestos a emitir, es muy difícil detectar efectos en los tipos de cambio. En resumen, los mercados financieros de los países industrializados están integrados y coincidi- 100 | BCRA mos en el hecho de que la intervención no ha tenido efectos duraderos en los tipos de cambio reales. En el otro extremo del espectro, algunos mercados emergentes de Asia limitan estrictamente el acceso de los residentes de sus países a los mercados internacionales de capitales. Para controlar los tipos de cambio reales, los gobiernos de Asia intervienen en los mercados de divisas. La parte de la intervención que se encuentra esterilizada es, de hecho, la intervención en los mercados de crédito. Los ministerios de finanzas o bancos centrales de Asia venden títulos locales, reduciendo la oferta de fondos otorgables a prestatarios locales y adquieren títulos del exterior, incrementando de ese modo la oferta de fondos otorgables al mercado internacional de créditos. El cambio resultante en el diferencial de interés es posible debido a los controles efectivos de capitales. Es decir, los gobiernos de Asia pueden controlar los tipos de cambio y las tasas de interés debido a que sus activos locales se convierten en sustitutos imperfectos de los activos extranjeros en carteras privadas por política, sino por preferencia privada. En resumen, Asia no está integrada a los mercados de capitales internacionales y por este motivo la intervención «funciona». Los mercados emergentes de América Latina se encuentran en un punto intermedio. Evidentemente, los mercados financieros de América Latina son más abiertos en comparación con los de Asia y, por lo tanto, la intervención esterilizada por dólar es menos, o tal vez mucho menos, efectiva. Sin embargo, la intervención es una política basada en dos parámetros. Primero, ¿cuál es el grado de integración financiera? Segundo, ¿en qué medida los gobiernos están dispuestos a modificar sus propios balances para influenciar los tipos de cambio? Únicamente en un caso extremo de sustitución perfecta, el segundo factor carece de importancia. Además, existe evidencia clara de que los gobiernos de los mercados emergentes de América Latina están dispuestos a intervenir en una escala mucho mayor en comparación con los países industrializados. ¿Se podría o debería exportar algún aspecto de la estrategia de Asia a América Latina? Mi respuesta tentativa es que con ciertas modificaciones hay lecciones para aprender y adoptar. Los mercados financieros de América Latina generalmente están bastante abiertos y parece no ser posible o conveniente intentar controlar los flujos de capitales en la actualidad. Pero esto no significa que los gobiernos de América Latina no puedan ejercer influencia en el tipo de cambio real utilizando otras políticas. A pesar de que la intervención esterilizada puede involucrar una serie de transacciones, finalmente los gobiernos cambian la composición monetaria de su deuda no monetaria. Una variable a escala natural para medir el tamaño acumulativo de la intervención es el porcentaje de deuda total denominada en BCRA | 101 moneda local y de la deuda en moneda extranjera. Según esta medida, la intervención esterilizada por parte de los países industrializados después de 1973 ha sido trivial, aunque la intervención esterilizada por parte de los gobiernos de países emergentes ha sido, en ciertos momentos, bastante importante. La contabilidad es sencilla, aunque tal vez sorprendente. La acumulación de deuda en dólares por parte de los gobiernos de mercados emergentes durante los últimos 30 años es, según nuestra medida, intervención esterilizada. El efecto de esta intervención, si es que lo hubo, consistió en aumentar el valor real de las monedas de los mercados emergentes. Debido a que los mercados emergentes de América Latina han acumulado activos en dólares y sustituido deuda en moneda local por deuda en dólares, se ha revertido una gran parte de esta intervención. Existen tres razones por las cuales dicha intervención podría ser apropiada. La primera es que podría respaldar el crecimiento impulsado por las exportaciones. La segunda es que la transformación de la deuda del gobierno de dólares a moneda local disminuye la vulnerabilidad del país a las crisis financieras. Esta menor volatilidad deriva de la eliminación de un descalce fundamental en los balances generales de los gobiernos generados por deuda en dólares. En tercer lugar, la acumulación de activos de reserva líquidos, también podría contribuir a morigerar la vulnerabilidad a las crisis. En definitiva, no importa realmente por qué se lleva a cabo la intervención. El aporte de la intervención reciente al crecimiento de las exportaciones es una cuestión empírica. No creo que sepamos mucho sobre esta cuestión importante. Sabemos que incluso una estrategia de intervención muy agresiva no puede fijar el tipo de cambio real para siempre. Asimismo, para mercados emergentes relativamente abiertos de América Latina, un tipo de cambio nominal explícito probablemente no sea consistente con una estabilidad de precios razonable. Por lo tanto, tal vez sea necesaria cierta flexibilidad en los tipos de cambio nominales. Sin embargo, es probable que se necesite una fuerte intervención esterilizada para promover las exportaciones y eliminar la deuda en moneda extranjera. 102 | BCRA Edwin M. Truman1 (Senior Fellow - Peterson Institute for International Economics) Reservas internacionales y su diversificación: ¿Existe un problema y existe una solución? El título de esta sesión es Desequilibrios Globales y Acumulación de Reservas en Moneda Extranjera. Mi trabajo sobre reservas internacionales y su diversificación se centra en la acumulación de reservas en moneda extranjera.2 Me pregunto si la diversificación de las reservas internacionales es un problema grave y qué se podría hacer al respecto para solucionarlo. La respuesta a la primera parte de la pregunta es no. Sin embargo, las tenencias de reservas en moneda extranjera se han expandido notablemente en los últimos años y los rumores e informes sobre diversificación de las reservas generan ruido y volatilidad innecesaria en los mercados financieros. Es por ello que mi respuesta a la segunda parte de la pregunta consiste en proponer la adopción de una Norma Internacional sobre Diversificación de Reservas. La Norma comprendería dos partes: (1) los participantes se comprometerían a divulgar en forma periódica y rutinaria la composición monetaria de sus tenencias de reservas en moneda extranjera, y (2) se comprometerían a ajustar gradualmente la composición monetaria de dichas tenencias. En consecuencia, se reduciría la volatilidad de los mercados financieros a la vez que aumentaría la transparencia, responsabilidad y maniobrabilidad con respecto a las tenencias de reservas en moneda extranjera de cada participante. Afortunadamente, algunos países están bien encaminados en cuanto a la adopción de estos principios. Fundamentaré mi posición a favor de la acción colectiva sistémica. En primer lugar, revisemos algunos hechos. El Cuadro 1 resume información global sobre tenencias oficiales de reservas en moneda extranjera. Se incrementaron en más de 100% 1 Peterson Institute for International Economics. Este documento se basa en el trabajo realizado con mi colega Anna Wong; ver Truman and Wong (2006). 2 BCRA | 103 en los últimos cinco años. Países del sur, este y sudeste asiático considerados en conjunto, incrementaron sus tenencias más de 100% durante este período. Los exportadores de petróleo registraron aumentos de más de 140% a nivel grupal, y los mayores porcentajes correspondieron al subgrupo de países no pertenecientes a la OPEP. Las reservas en moneda extranjera de países no industrializados en el hemisferio occidental, aumentaron algo menos de 100%, aunque el incremento promedio de más de 75% fue significativo. El Cuadro 2 muestra algunos detalles sobre los diez países con las mayores tenencias de divisas a fines de 2005. En forma conjunta, estos países representan dos tercios de las tenencias globales en moneda extranjera, sus reservas aumentaron más de 140% en promedio en los últimos cinco años, y en la actualidad ascienden a más de 25% de su PIB. Ocho de dichos países poseían más de $100 mil millones en diciembre de 2005. Veintiséis países tenían al menos $30 mil millones en reservas en moneda extranjera, y las tenencias en dieciocho de dichos países ascendían a más de 10% de sus respectivos PIBs. Cuando las tenencias de moneda extranjera de un país alcanzan el 10% de su PIB o más, son una inversión extranjera sustancial por parte del gobierno en representación de sus ciudadanos. Las reservas ya no se utilizan simplemente para compra-venta en el mercado de cambios o para atender las obligaciones de deuda soberana. La administración de dichas reservas se convierte en un tema de política interna. Esto es cierto incluso para los Estados Unidos, que posee menos de $40 mil millones en reservas en moneda extranjera, menos del 0,5% del PIB de EE.UU. Además, la decisión de diversificar las tenencias de reservas puede afectar negativamente la estabilidad del sistema financiero internacional. ¿Qué es la diversificación de reservas en moneda extranjera? Es conveniente definir algunos términos. La intervención en el mercado de divisas se refiere a la acumulación, o reducción, de las tenencias de reservas. Hoy, la proporción de intervención en dólares estadounidenses es mayor a la proporción de dólares en tenencias de reservas en moneda extranjera. La diversificación se refiere a la moneda en la cual se invierten las tenencias. Dejando de lado los aumentos en las tenencias de moneda extranjera mediante la intervención, asumiremos que un país posee reservas en moneda extranjera por $100 mil millones, de los cuales, un tercio de las mismas no se halla denominado en dólares estadounidenses3. Si el dólar estadounidense se devalúa un 10% frente a las restantes monedas, su participación en las reservas de dicho país disminuirá4. Esto se 3 Esta discusión es en términos de la diversificación del dólar estadounidense hacia otras monedas debido a que es el foco de gran parte de la atención oficial y del mercado, pero el mismo análisis se aplica a otras monedas. 4 La magnitud de la caída de la participación en términos de valor del dólar depende de la moneda en la cual se realiza el cálculo. Si el cálculo se realiza en términos de dólares estadounidenses, la participación disminuiría de 67% a aproximadamente 65%. 104 | BCRA llama diversificación pasiva de reservas. Las autoridades están adoptando la estrategia de comprar y conservar. Su estrategia no afecta a los tipos de cambio o a las tasas de interés, ya que la oferta relativa de diversos activos en manos del público no ha cambiado. Además, las autoridades no han llevado a cabo acciones que envíen señales a los mercados. Por otro lado, si las autoridades venden parte de sus tenencias en dólares estadounidenses para adquirir activos en otra moneda extranjera cuando se deprecia el dólar, se produce la diversificación activa de las reservas. La participación del dólar en términos de valor nominal en las reservas en moneda extranjera de un país disminuiría más de lo que representarían los efectos en los precios de un dólar más bajo. Las acciones que lleven a cabo las autoridades podrían afectar los tipos de cambio o las tasas de interés en forma análoga a la intervención esterilizada en el mercado de divisas al alterar la oferta relativa de activos denominados en monedas diferentes en manos del público. Dichas acciones, también pueden enviar alguna señal a los participantes del mercado y desencadenar una avalancha de ventas por parte de otros tenedores (públicos o privados) de activos en dólares, afectando aun más los tipos de cambio y las tasas de interés. La tercera posibilidad es que a medida que el dólar caiga, las autoridades vendan sus tenencias de otras divisas para incrementar sus activos denominados en dólares estadounidenses. Este proceso se llama estabilizar la diversificación de las reservas. Las autoridades están adoptando la estrategia de promediar o rebalancear la cartera, y la participación del dólar estadounidense en sus reservas disminuiría menos de lo que implicarían los efectos de las variaciones en los tipos de cambio solamente5. La participación del dólar en términos de valor en las reservas de un país puede permanecer inalterada, o posiblemente puede aumentar. Se podría considerar que las autoridades envían señales de respaldo al dólar. ¿Por qué la diversificación activa de las reservas podría afectar a los mercados financieros y de divisas? Por suposición nos interesa la composición monetaria de las tenencias de moneda extranjera de países que no sean los que emiten dichas monedas. Por lo tanto, el tema a analizar es si la intervención esterilizada del mercado de divisas en las principales monedas, es decir, la intervención que no afecta a los rubros del pasivo del balance general de los bancos centrales que emiten dichas monedas, tiene efecto en los tipos de cambio de las mismas, el dólar estadounidense, el euro, el yen japonés, la libra esterlina, el franco suizo, etc. La profesión económica no es unánime en cuanto a sus conclusiones sobre 5 Para detectar la intervención activa o estabilizadora, es importante excluir los efectos de las variaciones en los tipos de cambio sobre la composición de las reservas en moneda extranjera de los países en términos de valor y observar las variaciones en la participación en términos de cantidad. BCRA | 105 este tema; gran parte de la evidencia indica que no tiene ningún efecto o que tiene sólo un efecto limitado a corto plazo en los tipos de cambio. Por otra parte, la escala de las operaciones podría tener importancia. Asimismo, los efectos de corto plazo podrían indicar una tendencia a largo plazo, por ejemplo, una tendencia en la disponibilidad de «financiamiento» para el déficit en cuenta corriente de EE.UU. Aun aceptando la teoría de que la intervención del mercado de divisas en las principales monedas tiene cierto efecto en los tipos de cambio entre dichas monedas, mi opinión es que la preocupación sobre la diversificación de las reservas es exagerada. Me referiré a tres pruebas que respaldan mi opinión. En primer lugar, con respecto al financiamiento oficial del déficit de cuenta corriente de EE.UU., dicho financiamiento no ha sido históricamente tan importante como algunos analistas han querido hacer creer. La Figura 1 presenta información sobre la participación oficial extranjera de flujos financieros entrantes del exterior (excluyendo la inversión directa) sobre la base de un flujo anual, e información sobre las existencias acumuladas de pasivos de EE.UU. con inversores extranjeros oficiales en relación con las existencias totales de pasivos financieros extranjeros. También muestra la posición de cuenta corriente de EE.UU., como participación en el PIB y el valor anual cambiario promedio del dólar ajustado según los precios en comparación con un amplio grupo de monedas basado en el índice elaborado por el Staff de la Federal Reserve Board. La participación en el flujo entrante del exterior hacia los Estados Unidos ha fluctuado, pero sin embargo desde fines de la década del 70 no ha habido ninguna tendencia. La participación en las existencias no ha variado esencialmente desde mediados de los 80. En consecuencia, es muy difícil sostener el argumento de que la diversificación de las reservas en monedas distintas del dólar tendrá efectos adversos en los tipos de cambio del dólar estadounidense o en las tasas de interés, al empeorar las condiciones de financiamiento del déficit de cuenta corriente de EE.UU. En segundo lugar, la información existente indica que los administradores de las reservas muestran gran cautela. Los estudios estadísticos, por ejemplo los realizados por Chinn y Frankel (2006), sugieren que existe una inercia sustancial en el ajuste de la composición monetaria de las tenencias de reservas. Además, sus pruebas se basan en participaciones en términos de valor, que captan la diversificación pasiva de las reservas, como así también la diversificación activa y estabilizadora. Asimismo, habrá que ser cuidadoso al interpretar diversas encuestas sistemáticas referidas a prácticas de administración de reservas, por ejemplo, Carver y Pringle 2006. Una razón es que tienden a identificar aumentos en la «administración activa de las reservas» que no es necesariamente lo mismo que diversificación monetaria, ya que podría implicar invertir en una variedad 106 | BCRA más amplia de instrumentos denominados en una moneda en particular. Otra razón es que la mayoría de dichos informes no ofrecen una cuantificación de la escala de diversificación de la moneda; un ajuste menor en las reservas de un país con grandes tenencias, o un gran ajuste en las reservas de un país con pequeñas tenencias, no son particularmente relevantes. En tercer lugar, en base a información global reunida por el Fondo Monetario Internacional (FMI), existe evidencia cuantitativa limitada sobre diversificación sustancial de las tenencias de reservas en moneda extranjera entre las principales monedas, en particular el dólar estadounidense. La Figura 2 resume los datos del FMI, que en los últimos años cubren aproximadamente el 70% de las tenencias globales de moneda extranjera6. La figura muestra las participaciones en términos de valor y en términos de cantidad más importantes y relevantes de las reservas en moneda extranjera mantenidas en dólares estadounidenses7. Cabe destacar los tres cortes de la serie: 1978, cuando se creó el Sistema Monetario Europeo y el FMI no podía decidir cómo tratar esta innovación en la serie; 1995, cuando cambió la metodología del FMI; y 1999, con la aparición del euro y la extinción de un monto sustancial de las reservas mantenidas por las autoridades monetarias del área del euro en las monedas de países asociados. Inspecciones rápidas de los datos sugieren que la leve tendencia observada desde mediados de la década del 80, se inclinó hacia el aumento en la participación del dólar estadounidense en términos de valor y cantidad. A partir de la creación del euro, la participación del dólar en términos de valor se redujo marginalmente, aunque ese fue, en gran medida, un fenómeno a nivel de precios. La participación del dólar en términos de cantidad disminuyó mucho menos. En general se desprende de la Figura 2 que cuando la participación del dólar en términos de valor disminuye, la participación en términos de cantidad aumenta. Esto está sustentado por los datos presentados en el Cuadro 3. Los episodios individuales de la apreciación y devaluación del dólar estadounidense muestran un patrón más variado, ya que los datos se promedian en un grupo grande de países, y cada uno de esos países puede verse afectado por diferentes circunstancias. Para poner esta información en un contexto más amplio, se puede analizar el cambio promedio absoluto en las tenencias de reservas en dólares (excluyendo los cortes de serie) desde 1980: 2,2% por año. Este ajuste, que puede ser mayor en algunos años, asciende a $92 mil millones de dólares de las existencias de reser- 6 En esta figura el valor real cambiario del dólar se mide en términos de las principales monedas extranjeras debido a que dichas monedas ofrecen las principales alternativas a las inversiones en dólares para las reservas en moneda extranjera de los países. 7 Ver nota al pie número 4. BCRA | 107 vas en moneda extranjera a fines de 2005 de $4,2 billones. Esto representa sólo 0,2% de todas las tenencias transfronterizas de activos financieros, excluyendo las tenencias de EE.UU. y la totalidad de la inversión extranjera directa. Si este ajuste se registrara en forma pareja a lo largo de 250 días hábiles, el monto diario resultante ascendería a poco más de $367 millones, un monto trivial en el contexto del volumen del mercado de divisas de aproximadamente $2 billones por día en 2004 (BIS 2005). Contrariamente, la diversificación en un año determinado podría ser mayor a 2,2%. Podría también no producirse en forma constante. Por lo tanto, los efectos de la diversificación en los tipos de cambio y en otras condiciones del mercado financiero podrían no ser triviales. Tales efectos pueden ser desencadenados por rumores de diversificación o por una diversificación real. Son un tema legítimo de preocupación para las autoridades financieras de todos los países. Dichos temas deberían resolverse mediante la adopción de la Norma Internacional sobre Diversificación de Reservas, propuesta por parte de países con grandes tenencias de reservas. La norma propuesta comprende dos elementos: (1) la divulgación rutinaria y periódica de la composición monetaria de las tenencias oficiales de reservas en moneda extranjera, y (2) el compromiso de cada adherente a ajustar gradualmente la composición monetaria real de sus reservas en función de un nuevo parámetro para dichas tenencias8. ¿Por qué algún país revelaría voluntariamente la composición monetaria de sus reservas? La respuesta es que al hacerlo aumentaría la transparencia y la responsabilidad por la administración de dichas reservas y, al hacerlo, mejoraría el funcionamiento del sistema financiero internacional. Además, en la actualidad 62 países suscriben a la planilla de datos establecidos por las Normas Especiales para la Divulgación de Datos (NEDD) del FMI9. Esto significa que ya divulgan una cantidad significativa de países, información sobre los activos en los cuales mantienen sus reservas. Además, 23 de dichos países (11 países industrializados y 12 países no industrializados) revelan la composición monetaria de sus reservas al menos una vez al año. La divulgación de la información es un elemento voluntario de la planilla de las NEDD.10 Ver el Cuadro 4. Es cierto que en mayo de 2006, los 23 países sólo representaban 13% de las 8 No exigirá la divulgación del parámetro, aunque Truman y Wong (2006) sostienen que sería preferible hacerlo. 9 Esta era la cantidad de países en junio de 2006. Actualmente son 65 países. 10 Esta era la cantidad de tenedores de reservas que divulgaban la composición de sus reservas a junio de 2006. Actualmente son 25 tenedores luego de la incorporación de Italia y el Banco Central Europeo. 108 | BCRA reservas mundiales en moneda extranjera; 25% de las tenencias de los países industrializados y 8% de las tenencias de 12 países no industrializados. Sólo 7 de los tenedores con los 25 mayores montos de reservas en moneda extranjera se encuentran entre los 23 países que divulgan información. Sin embargo, tres cuartos de los restantes tenedores suscriben a las NEDD y, por lo tanto, se han comprometido a divulgar una cantidad significativa de información sin efectos adversos. Asimismo, los grandes tenedores son quienes tienen mayores limitaciones en cuanto a la administración de sus reservas. Son los más afectados por la volatilidad de los mercados financieros y el centro de la mayoría de los rumores. Aun si no diversifican, el mercado puede pensar que lo están haciendo, y se los responsabilizará por lo que suceda. Lo que es más importante, los contribuyentes de estos grandes tenedores tienen un mayor interés en la administración responsable de las reservas. La transparencia mejora la responsabilidad de los administradores de reservas, y la mayor divulgación de información sirve para aumentar la transparencia. ¿Cuáles son los argumentos a favor del segundo elemento de la Norma Internacional sobre Diversificación de Reservas propuesta? Dicho elemento es un compromiso de ajustar gradualmente la composición monetaria de las tenencias en moneda extranjera de un participante. Una vez más, el argumento más fuerte es que los tenedores de reservas sólo realizan ajustes graduales, en su propio beneficio, según lo documentan Truman y Wong (2006). Asimismo, si un país acepta el primer elemento de la Norma, el mercado podrá rastrear su comportamiento. Es importante ser claro sobre las implicancias de este elemento de la Norma. El compromiso de ajustar gradualmente la composición monetaria de las reservas de un participante debería permitir dicho ajuste y podría facilitarlo, desmitificando el proceso. La Norma propuesta no tiene como objetivo inmovilizar la composición monetaria de las reservas de un país participante para siempre. La composición monetaria fija de las reservas en moneda extranjera no sería buena para el sistema financiero internacional; los sistemas rígidos tienen consecuencias imprevistas, incluyendo la tendencia a ajustes en última instancia que son abruptos. El objetivo de la Norma consiste en minimizar los efectos no deseados sobre los mercados financieros, permitiendo la diversificación de las reservas. El argumento en contra de este elemento de la Norma es que algún país podría limitar innecesariamente sus opciones. Sin embargo, los grandes tenedores ya están limitados y, por lo tanto, actúan con cautela. Tal vez algunos países podrían beneficiarse del sistema sin participar activamente en el mismo, mediante la divulgación de datos por parte de otros países que si lo hacen. Sin embargo, los países que se rehusen a participar se convertirán en el foco de la restante volatilidad asociada con la diversificación de las tenencias de reservas en moneda extranjera real o sobre la que existan rumores. En tanto una cantidad significa- BCRA | 109 tiva de países no adopten la Norma (ambos elementos), los beneficios de ésta para los no participantes y los participantes serán reducidos. Con el tiempo, este tipo de problema de acción colectiva tiende a resolverse mediante la cooperación. En conclusión, las preocupaciones sobre la diversificación de la composición monetaria de los tenedores de grandes montos de reservas en moneda extranjera probablemente sean exageradas, aunque dicha preocupación es más importante en la actualidad que hace cinco o diez años, cuando las tenencias de reservas eran mucho menores. Los rumores sobre la diversificación monetaria de las reservas en moneda extranjera, sean o no ciertos, contribuyen innecesariamente a la volatilidad de los mercados financieros internacionales. La Norma Internacional sobre Diversificación de Reservas que describí, ayudaría a reducir la volatilidad. Además, aumentaría la transparencia del sistema financiero internacional y también la administración de las reservas nacionales. Beneficiaría a los grandes tenedores incrementando su responsabilidad y maniobrabilidad. Es práctico y factible. Por eso es que vine a Buenos Aires para preguntar: ¿Por qué no Argentina? Referencias BIS (Bank for International Settlements). Riennial Central Bank Survey: Foreign Exchange and Derivatives Market Activity in 2004. Basel, Bank for International Settlements, 2005 Carver, Nick, and Robert Pringle, ed. RBS Reserve Management Trends 2006. London, Central Bank Publications Ltd., 2006 Chin, Menzie, and Jeffrey Frankel. «Will the Euro Eventually Surpass the Dollar as Leading International Reserve Currency?» In Current Account Imbalances, Sustainability and Adjustment. Ed. Richard Clarida. Chicago, University of Chicago Press, 2006 Truman, Edwin M. and Anna Wong. The Case for an International Reserve Diversification Standard. Institute for International Economics Working Paper 06-2. Washington, Institute for International Economics, May, 2006 110 | BCRA Cuadro 1 Información global sobre tenencias de reservas Monto (miles de millones de USD) Grupo de países (cantidad) 2001 2005 Porcent. Porcent. Varia- Partic. ción particip. de del del participac. total total del PIB munmundial dial 2005 2005 2001-05 2001-05 (%) (%) Países industrializados (25) 788 1,261 30 4 60 22 Este /Sur /Sudeste asiático (17) 780 1,787 43 36 129 48 Europa Oriental (18) 129 361 9 10 180 11 Hemisferio occidental (32) 97 171 4 7 76 3 Medio oriente y África del Norte (16) 133 221 5 20 66 4 36 78 2 13 117 2 Exportadores de petróleo (16) 234 567 14 18 142 16 Países OPEP (9) 117 238 6 20 103 6 Países no OPEP (7) 117 328 8 16 180 10 2.052 4.171 1.000 10 103 100 África (16) Mundo BCRA | 111 Cuadro 2 Reservas en moneda extranjera de grandes tenedores Monto (miles de millones de USD) Ranking País Porcent. Porcent. Variación Partic. particip. participac. variac. en total PIB mundial mundial 2001 2005 2005 2005 2001-05 (%) 2001-05 (%) 1 Japón 388 847 20,3 18 118 21,7 2 China 212 819 19,6 43 286 28,6 3 Taiwán 122 253 6,1 76 105 6 4 Corea 102 210 5 26 105 5,1 5 Rusia 33 176 4,2 23 440 6,8 6 India 45 137 3,3 18 189 4 7 Hong Kong 111 124 3 72 12 0,6 8 Singapur 75 115 2,8 101 56 2 9 Malasia 30 71 1,7 53 138 1,9 10 México 44 69 1,6 9 55 1,1 1162 2821 67,6 27 143 78,3 Total 112 | BCRA Figura 1 Participación extranjera oficial en los flujos financieros entrantes del exterior, 1976–2005 % del PIB Índice Dólar (no m ostrado) 2 80 1 70 0 60 -1 Déficit en cuenta corriente 50 -2 40 -3 30 -4 20 Oficial extranjera (stock) -5 -6 10 Oficial extranjera (flujo) 0 -10 19 76 19 77 19 78 19 79 19 80 19 81 19 82 19 83 19 84 19 85 19 86 19 87 19 88 19 89 19 90 19 91 19 92 19 93 19 94 19 95 19 96 19 97 19 98 19 99 20 00 20 01 20 02 20 03 20 04 20 05 -7 * La participación extranjera oficial (flujo) en 1979 es –47. Fuentes: Bureau of Economic Analysis (déficit de cuenta corriente, flujo y existencias oficiales del exterior); Federal Reserve Board (dólar) Figura 2 Participación del dólar estadounidense en las reservas en moneda extranjera, T4 1973-2005 BCRA | 113 Fuente: los datos del período 1973-1975 fueron extraídos del Cuadro I.3 del último Informe Anual del FMI, que publica información para un año en particular. Los datos a partir de 1995 fueron extraídos de la base de datos Composición de las Reservas en Moneda Extranjera del FMI. Cuadro 3 Variación en las participaciones de la reserva en dólares estadounidenses durante períodos de devaluación o apreciación del dólar estadounidense Período Variación en el USD (%) Variaciones en la participación de las reservas (puntos porcentuales) Valor Cantidad Devaluacionesa 1976–78 –13.5 0.3 –6.2 1985–88 –33.8 7.3 –5.9 1990–91 –7.9 1.9 –0.2 1994–95 –4.7 4.4 0.1 2002–04 –25.2 2 –5.6 Porcentaje –17.0 3.2 –3.6 1980–84 39 –13.9 –0.5 1992–93 8.5 3.4 5.8 1996–97 16.4 2.3 6.1 2000–2001c 16.3 –2.4 0.4 20 –2.6 3 Apreciacionesb Promedio 114 | BCRA a. El período de devaluación se define como dos años consecutivos de variaciones interanuales negativas en el índice real del dólar estadounidense ponderado según la balanza comercial de las principales monedas de la Federal Reserve Board. b. El período de apreciación se define como dos años consecutivos de variaciones interanuales positivas en el índice real del dólar estadounidense ponderado según la balanza comercial de las principales monedas de la Federal Reserve Board. c. 1999 a 2001 fue un período de apreciación continua, pero aquí se excluyó 1999 debido al quiebre en la serie estadística para la cantidad y valor de las reservas durante dicho año. Fuentes: Federal Reserve Board (dólar); Fondo Monetario Internacional (participaciones según cantidad y valor). Cuadro 4 Evidencia sobre Divulgación de Rutina Hoy Reservas en moneda extranjera – Mayo de 2006 (miles de millones de USD) Industrializados (11) Australia Noruega Estados Unidos Alemania Reino Unido Suiza Canadá Suecia Nueva Zelandia Finlandia Islandia Total Porcentaje países industrializados 49 49 41 39 39 35 34 23 10 6 1 324 25 No industrializados (12) Hong Kong 126 Rumania 23 Filipinas 18 Eslovaquia 17 Colombia 14 Perú 14 Croacia 11 Bulgaria 9 Eslovenia 9 Lituania 4 Uruguay 3 Total Porcentaje países no industrializados 251 8 BCRA | 115 116 | BCRA Dilemas de los Banqueros Centrales bajo Incertidumbre Panel VI BCRA | 117 118 | BCRA Christian Noyer (Presidente - Banque de France) Dilemas de los Banqueros Centrales Bajo Incertidumbre En la primera parte de mi presentación, voy a referirme a la naturaleza de la incertidumbre y a la importancia que reviste para el banquero central; en la segunda parte, voy a resumir las propuestas para hacer frente a la incertidumbre. 1. La naturaleza de la incertidumbre La incertidumbre se presenta de distintas formas. Es crucial para los banqueros centrales en general (I/1) e incluso tal vez más relevante para el Eurosistema (I/2). 1) La importancia de la incertidumbre para el banquero central En 1921, Frank Knight (Riesgo, incertidumbre y beneficio) señaló la importancia de los riesgos y la incertidumbre para el análisis económico. «Riesgo» hace referencia a aquellas situaciones en que los encargados de tomar decisiones pueden asignar probabilidades a la aleatoriedad con la que se enfrentan; «incertidumbre», a situaciones en las cuales dicha aleatoriedad no puede expresarse en términos de probabilidades. La incertidumbre es un aspecto crucial para los banqueros centrales: según Alan Greenspan, «la incertidumbre no es solamente una característica importante de la política monetaria; es la característica distintiva de ese escenario». Por lo tanto, enfocaré mi atención en la política monetaria, aunque el tema también sea pertinente para la estabilidad financiera, la cuál es otra cuestión de importancia para los bancos centrales. 2) El Eurosistema enfrenta no sólo fuentes de incertidumbre generales sino también particulares BCRA | 119 En lo que respecta a las fuentes generales, la incertidumbre puede vincularse a: - datos macroeconómicos, que pueden no ser observables (brecha de producto) o estar sujetos a revisión (PIB); - la naturaleza y la persistencia de los shocks: por ejemplo, los shocks de petróleo y commodities, el grado de traslado a precios (passthrough), etc.; - la transmisión de la política monetaria a la economía real, tal como Milton Friedman demostró «la política monetaria funciona con rezagos largos y variables», y - posibles desfasajes de los precios de los activos y efectos riqueza. Pero la incertidumbre quizá sea mayor en el caso de la zona del euro debido a que : - las series de tiempo disponibles son cortas, - posiblemente se haya experimentado un cambio de régimen à la Lucas - el euro es un catalizador de los cambios estructurales. 2. ¿Cómo abordar la incertidumbre? En la literatura económica se han propuesto algunas directrices para la política monetaria (II/1) y estrategias (II/2) a fin de abordar la incertidumbre. 1) Directrices para la política monetaria a. Hacer caso omiso de la incertidumbre Si la incertidumbre está vinculada a datos o shocks (lo que se conoce como incertidumbre «aditiva»), quizá lo mejor sea adoptar decisiones como si no hubiera incertidumbre. En estos casos, el «principio de equivalencia de certidumbre» (Poole, 1970) exige la adopción de políticas para responder a la mejor estimación de las variables, de la misma manera que se respondería a las variables medidas con exactitud si éstas fueran observables. b. Tener cautela Este enfoque fue popularizado por Brainard: la incertidumbre «paramétrica» brinda fundamentos para abordar con cautela las perturbaciones económicas, apoyando un enfoque gradualista (Brainard, 1967). Asimismo, la transmisión de la incertidumbre 120 | BCRA que se relaciona con el hecho de que, según Milton Friedman «la política monetaria funciona con rezagos largos y variables», advierte acerca de los intentos de un «ajuste fino» (fine-tune o intervenciones correctivas mínimas) de la economía mediante la intervención de la política monetaria. Asimismo, un banco central no debería ajustar la política sólo porque el mercado espera que lo haga1: - el comportamiento de los mercados financieros es mimético, mientras que los bancos centrales son muy cautelosos; - los mercados son sensibles a las burbujas especulativas, mientras que los banqueros centrales se centran en fundamentals (fundamentos económicos): - Los mercados están orientados al corto plazo, mientras que los bancos centrales están orientados al mediano y largo plazo. Sin embargo, en los mercados privados tal vez se tomen decisiones erróneas si la política monetaria no coincide con la política prevista. Por eso, un banco central debe ser intertemporalmente consistente. En este contexto, una de las directrices normativas más frecuentes es el ajuste gradual de la política de tasa de interés. Por lo tanto, desde un punto de vista práctico, el gradualismo tiene muchas ventajas. Reduce el riesgo de tener que revertir rápidamente las decisiones políticas, la probabilidad de perturbaciones del mercado financiero y es especialmente beneficioso frente a los principales riesgos. Debate sobre los diferentes modos de proceder del Eurosistema y de la Reserva Federal de los Estados Unidos Los recortes de las tasas de interés en la zona del euro, menos enérgicos que en los Estados Unidos después de 2001, y el período prolongado de política de tasas estables entre 2003 y 2005 plantean el siguiente interrogante: ¿Es el Eurosistema «demasiado pasivo»? «Activismo» y «gradualismo» hacen referencia a la cantidad y magnitud de los cambios de la política de tasas durante un período dado. Investigaciones recientes llevadas a cabo sobre la base de un modelo estimado para la zona del euro y los Estados Unidos, durante las dos 1 A. Blinder (1998). BCRA | 121 últimas décadas, han proporcionado tres conclusiones2 básicas: - las estrategias de política monetaria que ponen en práctica el Eurosistema y la Reserva Federal exhiben algunas diferencias; - el grado de atenuación de las tasas de interés, como indicador del gradualismo de la política monetaria, es bastante similar entre la zona del euro y los Estados Unidos; - las diferencias en los modelos empleados pueden atribuirse a discrepancias de magnitud y naturaleza de los shocks. La mayoría de las diferencias se deben a shocks de demanda, que fueron más fuertes en los Estados Unidos. La política monetaria y los precios de los activos La cautela también responde a la siguiente pregunta: ¿Debería la política monetaria reaccionar sistemáticamente a los desfasajes percibidos en los precios de los activos? Aquí entran en juego tres factores de incertidumbre: - En primer lugar, existe fundamentalmente un alto grado de incertidumbre en torno a la evaluación de los desfasajes, vinculada a sus precios de equilibrio y los canales de transmisión a la economía real. - Segundo, los bancos centrales deben tener presente el balance de riesgos que enfrenta la economía: una medida de política monetaria que redujese el riesgo de una enorme pérdida futura, podría ser demasiado costosa para la economía en el corto plazo. - Tercero, los efectos que tienen las decisiones de política monetaria sobre los precios de los activos son muy inciertos. Anunciar una reacción sistemática podría, entonces, dar lugar a un problema de riesgo moral y socavar la credibilidad antinflacionaria del banco central, su bien más preciado. Asimismo, la política de tasa de interés única no puede orientarse al mismo tiempo hacia dos objetivos potencialmente contradictorios. c. Ser agresivo o experimentar Pueden existir dos casos en los que el gradualismo podría no ser una guía de política sistemática. · La mejor manera de evitar los resultados hipotéticos más desfavorables consiste en seguir reglas de política, que aborden enérgica- 2 Motto y Rostagno (2005) y Sahuc y Smets (2006). 122 | BCRA mente los casos en que la inflación se desvía de la meta. · Una regla de política más agresiva puede generar más información, lo cual mejore quizás el aprendizaje del banco central y, así, el desempeño futuro de la política. No obstante, dicho proceso de aprendizaje puede ser costoso, dado que podría generar mayor volatilidad. 2) Algunos métodos para abordar la incertidumbre a. Confiar en reglas de política monetaria Normas sencillas de política monetaria (como la regla de Taylor) pueden funcionar bien en muchos modelos diferentes. Otra ventaja de un método basado en reglas es que la política se vuelve más predecible, lo cual podría facilitar el proceso de formación de expectativas. Sin embargo, si se siguen sistemáticamente, las reglas pueden hacer caso omiso a información relevante para predecir riesgos a la estabilidad de precios. Una desventaja de las reglas demasiado circunspectas es que no pueden brindar una solución real al problema de conducción de política. b. Prestar atención a los fenómenos de baja probabilidad. Mantener la estabilidad del sistema financiero y contener el riesgo sistémico que puede surgir en los mercados financieros es un elemento fundamental de la misión de todo banco central. En una economía de mercado, resulta vital que todos los participantes cuenten con una sólida gestión de los riesgos para protegerse del riesgo de que los fenómenos de baja probabilidad (soluciones de cola) provoquen una crisis financiera. Estas prácticas mejoran la estabilidad financiera sin aumentar el riesgo moral. Los participantes del mercado familiarizados con la medición de riesgos y las metodologías de stress test (y las hipótesis de mercado afines) probablemente seguirían facilitando el acceso al crédito durante los períodos con dificultades sistémicas e institucionales. Los ejercicios de tensión emplean datos históricos de las distribuciones de precios de los activos o escenarios hipotéticos que permitirían comprender más a fondo los riesgos financieros asociados con las estrategias de inversión y cobertura. Hacer que los participantes del mercado se concentren en la estructura de las tensiones BCRA | 123 tal vez ayude a limitar las consecuencias de un fenómeno muy poco frecuente pero sumamente costoso, las soluciones de «cola». Para concluir, explicaré por qué considero que el Eurosistema, amén de su marco estratégico, se encuentra bien preparado para tratar la incertidumbre. · Primero, el Eurosistema tiene en cuenta la incertidumbre relativa a la transmisión con el horizonte de mediano plazo de la definición de la estabilidad de precios. Incorpora flexibilidad al proceso de toma de decisiones y evita centrarse en los avances de corto plazo. El horizonte de mediano plazo es también una manera de armonizar las consideraciones de política monetaria y estabilidad financiera, ofreciendo al banco central la oportunidad de «mirar a través de la burbuja». · Segundo, el Eurosistema no se vale de un único modelo. El enfoque de los dos pilares, basado en análisis económicos y monetarios contiene información complementaria sobre el horizonte de corto a mediano plazo (análisis económico) y el horizonte de largo plazo (análisis monetario). El análisis económico se basa, por un lado, en indicadores (datos fidedignos relativos a la economía real y datos de carácter cualitativo) y, por otro lado, de pronósticos (ejercicios de proyección macroeconómica del staff del Eurosistema en conjunción con pronósticos de otras instituciones). El análisis monetario descansa sobre una evaluación exhaustiva de las condiciones de crédito y liquidez. Estos dos análisis se pueden contrastar para obtener una evaluación completa de los riesgos para la estabilidad de precios. Los modelos alternativos del proceso inflacionario justifican el enfoque de información completa que adoptó el Eurosistema para superar la incertidumbre. De cierto modo, el enfoque de los dos pilares se basa en los mismos principios que el cálculo del promedio bayesiano de modelos, aunque es menos formal. · Tercero, cuanto mayor sea la incertidumbre, mayor será la necesidad de transparencia y más importante la credibilidad. El Eurosistema ha logrado anclar las expectativas de inflación extraordinariamente cerca a la meta, presentando un alto nivel de credibilidad: a pesar de los cada vez más elevados precios del petróleo, las tasas de equilibrio se han mantenido estables en torno del 2% desde principios de 2006. Al anclar las expectativas de inflación, la credibilidad contribuye a reducir la incertidumbre sobre los avances futuros y a estabilizar la economía. Esto hace que los agentes económicos entiendan con 124 | BCRA mayor facilidad las decisiones respecto de la tasa de interés en el corto plazo y la función de reacción del banco central en el largo plazo. BCRA | 125 126 | BCRA Política Monetaria en un Régimen de Metas de Inflación Panel VII BCRA | 127 128 | BCRA Eduardo L. Curia (Presidente - Centro de Análisis Social y Económico, C.A.S.E.) Metas de inflación y política monetaria: Enfoque «canónico» y «alternativo» Resumen Al hablar de «Política Monetaria en un Régimen de Metas de Inflación» vale aclarar de qué régimen de metas de inflación se trata. Precisamente, conviene distinguir entre el enfoque «canónico», demasiado apegado a un criterio «supplyside», que coloca excesivo celo en el ajuste a través de la suba de la tasa de interés y de la apreciación cambiaria consecuente, y que se corporiza en tasas de crecimiento muy moderadas, y el enfoque «alternativo», de tenor más «demand-led» y que enfatiza tasas de crecimiento «diferencialmente» altas, con la política monetaria afín, y que incluye en la función de reacción del banco central el objetivo de tipo de cambio real a la vez que le asigna más peso a la dinámica de la actividad. En este caso, integrando una política de ingresos activa, la tasa de inflación resultante, aunque probablemente algo superior a la de la otra opción, se puede mover en un rango atendible. 1. Consideraciones Preliminares Al hablar de «Política Monetaria en un Régimen de Metas de Inflación», cabe preguntar: ¿cuál régimen de «metas de inflación»?. Hay una respuesta cómoda: se trata, siguiendo a Mishkin y a Schmidt-Hebbel (1), del régimen que ha constituido últimamente un «excitante desenvolvimiento del enfoque de los bancos centrales en la conducción de la política monetaria». Aplicado en varios países, gravita en la teoría, alcanzando un nivel canónico al respecto. Traduciendo un «nuevo consenso» macroeconómico prevaleciente. Sin embargo, en esta exposición intentaré sentar que no siempre conviene aplicar ese esquema canónico, en especial, cuando se trata de países con limitado peso en la economía mundial y que buscan «su desarrollo», o sea, crecer fuerte y BCRA | 129 sostenidamente. Entonces, es preferible un enfoque alternativo, el que remitirá a una política monetaria distinta. 2. El Enfoque Canónico de Metas de Inflación El esquema de metas de inflación canónico –el MIC- abarca, principalmente, tres estratos: a)requisitos básicos o institucionales, como el compromiso formal con la estabilidad de precios, ausencia de otra ancla nominal (muy específico), no dominancia fiscal, transparencia y responsabilidad y algún tipo de independencia de gestión del banco central; b) un modelo básico de funcionamiento de la economía, al que se incorpora la función de reacción del banco central; c)una especial proyección del esquema en el caso de economías pequeñas y abiertas. Se otorgará particular atención a los aspectos b y c. El MIC, sintéticamente, se explaya a través de estos criterios o ecuaciones que signan el funcionamiento de la economía: I. Un criterio o ecuación del lado de la demanda que alude a la curva IS (inversión-ahorro) y, que, en lo fundamental, refleja la influencia de tenor negativo por parte de la tasa de interés real sobre la demanda agregada; II. La ecuación de la curva de Phillips, por la que la inflación depende de la brecha de producto, de alguna fórmula de inflación pasada/futura y de shocks específicos; III. Un criterio que se hace eco de la «regla de Taylor», que trasunta la función de reacción o de comportamiento del banco central a través de la tasa de interés nominal, y que computa las expectativas de inflación, la brecha de producto, el desvío de la inflación en curso respecto de la meta, integrando además, la tasa de interés real de equilibrio. IV. El criterio o ecuación, propio de las economías abiertas, de la llamada paridad de interés no cubierta. Con estos rasgos, podemos «contar la historia» del funcionamiento del MIC en el frente que más le concierne. Suponiendo –y considerando I- un shock de demanda positivo, éste robustece el crecimiento corriente del producto. La ecuación de II –lado de la oferta- nos da 130 | BCRA la ecuación de precios, diciéndonos que la inflación se acelera cuando actúa una brecha positiva del producto u output. Tal brecha, crucial en tanto aceleradora de la inflación, enmarca la situación en la que el producto actual o corriente supera al producto (real) potencial, natural o tendencial de la economía, el que se identifica con el nivel de plena capacidad productiva o de oferta de aquélla. En el caso de una brecha de producto cero, se tendría una inflación constante, incluido una tasa de interés nominal que «traduce» en la faz real la tasa de interés real de equilibrio consecuente. De esta manera, siguiendo lo expuesto en III, cobra relevancia la tasa de interés como instrumento de política, siendo que la tasa de interés real afecta negativamente la demanda agregada, cuando ésta alienta una brecha de producto positiva acelerando la inflación –desvío respecto de la meta-, el banco central procede a aumentar la tasa de interés nominal de corto plazo, en general, y para asegurar la estabilidad, en una proporción respecto de la inflación mayor que uno. De este modo, la tasa de interés real sube. Siguiendo una determinada trayectoria, la situación se encarrila. Se equilibran demanda y oferta agregadas, se anula la brecha de producto positiva y la inflación en curso se reencuentra con la meta (la reabsorción de los efectos de los shocks de oferta, según el MIC, es «más difícil»). 3. Cuestiones Planteadas por el Enfoque Canónico de Metas de Inflación No son pocas, ni triviales, las cuestiones que despierta el MIC. Al repasar algunas, también surgirán indicaciones para un esquema de metas de inflación alternativo. Como señala Dalzial (2), el enfoque examinado asume, en principio, que «la política monetaria no afecta el crecimiento de largo plazo del producto». Por ejemplo, aun alterando la meta de inflación, no se afectaría ninguna variable real en el largo plazo. La influencia se verifica sólo en el corto plazo. Pero, esta premisa parece vacilar. Porque los defensores del enfoque se aferran en general a una meta de 2/3% anual de inflación, renegando de cualquier nivel superior, y, a la vez, como arguye Akerlof (3), rotulan como negativo para el desempeño de la economía una inflación menor atendiendo a la rigidez a la baja de ciertas variables. En otras palabras: tanto el tramo de bajísima inflación –casi deflación- y el de alta inflación son malos para la economía; por su parte, el output mejora acer- BCRA | 131 cándonos a una inflación de 2/3%. Da la sensación, por ende, que el «nuevo consenso» afín al MIC, admite también cierto trade off o compromiso de largo plazo entre inflación y la marcha del producto. Pero, su alcance es raquítico. En líneas generales, la tasa de inflación del 2/3% anual se asocia en el concierto mundial con tasas expansivas promedio anual del PIB –ligadas al producto potencial o natural- del 3%. Más allá de oscilaciones en el entorno, cabría hablar, pues, de una «matriz de 3x3» (4). El esquema MIC, en consecuencia, termina haciendo que el crecimiento dependa del lado de la oferta, en conexión con un producto potencial moderado. Lo que se correlaciona con una tasa de interés real de equilibrio que nos recuerda la tasa natural de Wicksell. En rigor, todos estos supuestos valores naturales de las variables lucen como las pretendidas vallas infranqueables para el accionar de la conducción de la política económica, inhibida así para usar la política monetaria –por ejemplo, comprometiéndola con tasas de interés reales bajas- con vistas a favorecer una senda de crecimiento de largo plazo superior. Desconociendo en su caso hondas exigencias concernientes a la viabilidad política y social de un país, sería ineludible adaptarse a un previo y obligado nivel de producto potencial lánguido, presuntamente construido (a través de «filtros» y otros artefactos) sobre la acumulación de antecedentes pasados, probablemente poco felices. El crecimiento, definido en lo esencial por el lado de la oferta, apegado a un nivel particularmente moderado, sería el muro sobre el que se estrellaría cualquier intento de pulsión de la demanda con vistas a ir más allá. 4. Indicios de un Enfoque Alternativo de Metas de Inflación Precisamente, se puede meditar sobre una visión alternativa de metas de inflación más sensible a la gravitación de la demanda y de la política monetaria como resorte influyente al respecto. La demanda pasaría a inducir un producto potencial mayor. Este sería menos un derivado del pasado y más una perspectiva futura en alza, perfilada por un fuerte crecimiento actual o corriente instigado por la demanda. De esta manera, se plasmaría un fenómeno de path dependence: el crecimiento vendría a depender del trazo asociado a las condiciones sistémicas iniciales y al historial de shocks del caso. Así, es factible que se deba tolerar una inflación superior al 3%. Si, en cambio, se apurara el expediente de alza de tasas de interés para neutralizar la inflación superior, no sólo se dañaría el crecimiento corriente del output (y del empleo), 132 | BCRA sino que, atendiendo a los rasgos críticos afrontados por el país considerado, y a modo de rebote, también se resentirían las propias variables naturales en perspectiva. Algo, ulteriormente, proinflacionario. Y, al revés: «soportando» un cierto rango superior de presiones inflacionarias, dándose un crecimiento corriente mayor, pueden ir mejorando las variables naturales o potenciales en perspectiva, lo que, mediatamente, es antiinflacionario. Por lo demás, hay lugar para un «oportunismo flexible» como aducen algunos (5): verificada una expansión corriente pujante, aunque la inflación apremie algo más, las tasas de interés se mantendrían para afianzar el crecimiento potencial de la economía, lo que es mediatamente antiinflacionario. 5. El Esquema Canónico de Metas de Inflación y el Tipo de Cambio Se ha advertido que el esquema MIC, en tanto demasiado «supply-side» (6) puede ser contraindicado para naciones enfrascadas en un proceso de crecimiento decidido, el que, por el contrario, justificaría un planteo «demand-led». Pero, dada una economía mundial intercomunicada, el crecimiento debe atender a la gravitación del sector externo y del tipo de cambio. Lo que exige empalmar tanto con el «modelo de crecimiento liderado por las exportaciones» (export led growth model), con su acento en éstas como acicate directo de la productividad, como con el «modelo de crecimiento limitado por el balance de pagos» (balance of payments constrained growth model), el que percibe a las exportaciones (en especial, manufactureras) en su calidad de respaldo, en materia de divisas, de la expansión de la demanda doméstica (7), así alentando, también, indirectamente, a la productividad. El MIC descree de una atención específica del tipo de cambio. Esto, a decir de Taylor, por cuanto, al subirse las tasas según aquél, con una apreciación cambiaria inicial en el seno de una flotación, los agentes anticiparían la baja en perspectiva de la inflación -mientras declina el producto- y de la propia tasa de interés, con lo cual, la ulterior efectiva reducción de la tasa se aceleraría y la apreciación iría cediendo. Aquí también incide el grado de confiabilidad, y de su utilidad para la previsión de la inflación, del criterio de paridad de interés no cubierta (con la posibilidad de «reversión a la media» de las tasas de interés de corto plazo). En rigor, en la postura de Taylor citada, puede influir, como trasfondo, la presencia de una economía gravitante a nivel mundial, lo que, de hecho, la asimilaría a una economía cerrada. No obstante, y como expresa Walsh, en el caso de las economías pequeñas y abiertas, aunque el MIC puede enfrentar compromisos más severos, la conclusión básica no se alteraría en lo esencial. BCRA | 133 De todos modos, un interesante estudio reciente de Edwards (9), sin romper con la tesis de Taylor, se muestra menos indiferente al considerar al tipo de cambio en el diseño de la política monetaria y los efectos en términos de volatilidad cambiaria del esquema de metas de inflación y del de flotación cambiaria, candidato principal a acompañarlo. A posteriori, luce más difícil el éxito de un proceso de expansión fuerte y perdurable –el desarrollo- sin contar, dado su aporte a la viabilidad y a la sustentabilidad externa, con una política de tipo de cambio real alto y sostenible, a salvo de una elevada volatilidad o de una sobrevaluación cambiaria (tipo de cambio no suficientemente competitivo). Lo cual, hasta puede ser parte de un «sistema monetario internacional» de hecho, como lo plantean Dooley et al (10). Lo expresado nos remite a un régimen cambiario «intermedio» apto (11) y al papel acorde de la política monetaria, ligado en proporción importante a la dinámica de acumulación de reservas y de esterilización monetaria (12). 6. Consideraciones Finales y Conclusiones: un Esquema Alternativo de Metas de Inflación «Pro Desarrollo» Se ha observado que el MIC presenta fisuras importantes por su sesgo «supply side» y su desapego en general hacia el tipo de cambio (salvo su enfoque del pass through). Al buscarse neutralizar esas fisuras, la implicancia puede ser la irrupción de un rango de inflación mayor. Pero, esto no equivale a tolerar cualquier diferencial respecto de la media de inflación mundial. Ni, en consecuencia, carecer de todo tipo de sistema de metas de inflación. Cabe, en verdad, un sistema alternativo de metas, el cual, más que de carácter dual a lo Ben Bernanke –el que incluye la consideración del producto y de la inflación en la función de reacción del banco central-, sería tridimensional (13), al integrar, asimismo, en el esfuerzo de armonización (vinculado a esa función), la meta de tipo de cambio real. De paso, dada la inclinación «demand-led», la incidencia del nivel de actividad económica ganaría significación. Por lo tanto, cuando las perspectivas de inflación amenazaran rebasar el diferencial de inflación positivo aceptable, si cobraría razón de ser subir las tasas de interés con mayor intensidad en relación al alza de precios. Claro que una situación como ésta, podría lucir dañina para la propia estabilidad del sistema alternativo. Por ende, vale una consideración adicional. Aun «dentro» del diferencial de inflación, no hay que olvidar –aunque saliendo del universo canónico- que ritmos de expansión de la actividad económica destacables como los referidos, 134 | BCRA pueden permeabilizar facetas de (des) coordinación macroeconómica de señales en cuanto a la dinámica de ingresos de los agentes (la conducta empresaria tipo snatcher o arrebatada a lo Hicks; la intensidad reclamativa sindical que marcaba Kalecki). Luego, una política de ingresos activa (14) –respaldada por una pauta severa de no dominancia fiscal-, y a modo de un juego de equilibrios múltiples, podría facilitar la armonización del mencionado esquema tridimensional de metas, comprendiendo una meta de inflación aun más sobria y tasas de interés bien moderadas. En resumen, pese a que el esquema MIC, por sus fisuras ponderables, debe rechazarse en determinados casos, ello no equivale a caer en un vacío. Por el contrario, es perfectamente posible un esquema alternativo de metas de inflación (15), con su formato de política monetaria ad hoc, más acorde con las exigencias de fuerte crecimiento con sustentabilidad externa que plantea el desarrollo. Referencias (1) Mishkin, F. y Schmidtt-Hebbel, K. One Decade of Inflation Targeting in the World: What do we know? What do we need to know?. NBER WP 8397, July, 2001 (2) Dalziel, P. «The Triumph of Keynes: What New for Monetary Policy Research?». Journal of Post Keynesian Economics. 24(4): 511-527, 2002 (3) Akerlof, G, et al. «The Macroeconomics of Low Inflation», Brookings Papers on Economic Activity, no.1. Lavoie, M.2002.A Post Keynesian Alternative to the New Consensus on Monetary Policy, Université de Bourgogne. 1996 (4) Curia, E. 2006. El Modelo Ante un Dilema Clave a Superar: la «Tensión» Crecimiento-Inflación, Centro de Análisis Social y Económico, Marzo. (5) Fontana, G. y Palacio-Vera, A. 2005.» Are Long-Run Price Stability and Short-Run Output Stabilization All that Monetary Policy Can Aim For», The Levi Economics Institute WP 430, November; Curia.El Modelo…; Lavoie. A Post Keynesian… (6) Setterfield, M. 2005. Is Inflation Targeting Compatible with Post Keynesian Economics?, Trinity College, October. (7) Acerca del modelo de crecimiento liderado por las exportaciones y del modelo de crecimiento limitado por el balance de pagos, ver Curia. 2005. Macroeconomía del Desarrollo, Ediciones Realidad Argentina, Buenos Aires. En BCRA | 135 cuanto al caso de China ver Yifu Lin, J. y Li, Y.. 2002. Export and Economic Growth in China: a Demand-Oriented Análisis, Pekín University, December. (8) Taylor, J. «The Role of the Exchange Rate in Monetary Policy Rules», mimeo. (9) Edwards, S.. 2006. «The Relationship Between Exchange Rate and Inflation Targeting Revisited», NBER WP 12163, April. (10) Dooley et al.. 2005. «Direct Investment, Rising Real Wages and the Absorption of Excess Labour in the Periphery», NBER, June. (11) Podría considerarse al respecto el «targeting flexible del tipo de cambio» de P. Bofinger y T. Wollmershäuser, o el planteo de J.Williamson de «BBC (basketband-crawl)-Monitoring Band (banda monitoreada)». En rigor, se trata de considerar que, si se habla de los «fundamentos» del tipo de cambio, la política cambiaria es capaz de incidir en ellos. Esta visión choca, por ejemplo, con la postura que tiende a confiar en el alineamiento «automático» –aun asumiendo desvíos que son visualizados como limitados y reabsorbibles en lapsos acotadoscon los fundamentos o «fundamentals» por parte del régimen de flotación cambiaria, echando mano de la hipótesis de «eficiencia» de los mercados. En rigor, los desvíos pueden constituir «long trends» y dar buen pie a la aplicación del «technical analysis». Por el contrario, es admisible que las intervenciones oficiales (con esterilización) en el mercado de cambios, bajo ciertas condiciones, consigan efectos duraderos e instiguen la convergencia del tipo de cambio hacia su valor de fundamento. El que, como se dijo antes, puede tener una «referencia política» (depender de la política cambiaria); más que de un valor de fundamento «previo», se trataría del resultado de «una búsqueda» (De Grauwe). Ver, asimismo, Curia. Macroeconomía…; Frenkel, R. y Taylor, L. 2005. Real Exchange Rate, Monetary Policy, and Employment, mimeo, March. (12) Polterovich, V. et al. 2005. Accumulation of Foreign Exchange Reserves and Long Term Growth, New Economics School. Un interesante análisis de cómo juega la política monetaria y cambiaria –con especial acento en la acumulación de reservas- en favor de una estrategia de crecimiento de largo plazo de tenor export led model. Está en juego, precisamente, una senda de crecimiento superior. (13) Curia. Macroeconomía La versión tridimensional de metas de inflación podría expresarse así (aun faltando especificaciones importantes): i=r* + v + S(v – v*) + U(y – y*)/y + P(e-e*) donde i es la tasa de interés nominal, v es la inflación efectiva, y es el producto, 136 | BCRA e es el tipo de cambio real, r es la tasa de interés real, los * marcan valores meta o de equilibrio. S, U, P son coeficientes de afectación. De paso, vale mencionar la existencia de planteos que, al enfatizar la relevancia del tipo de cambio para el desempeño del output, recomiendan prescindir directamente de la meta del output en la función de comportamiento del banco central mientras se incorpora en ella el objetivo de tipo de cambio (Loranger-Boismenu). (14) Curia. El Modelo…; Curia. 2005. El Actual Modelo Económico: Transición y «Puzzles», Centro de Análisis Social y Económico, Buenos Aires; Setterfield. Is Inflation… (15) Curia.El Modelo…; Setterfield. Is Inflation… BCRA | 137 138 | BCRA Metas de Inflación: Condiciones para su Implementación en Países Emergentes Panel VIII BCRA | 139 140 | BCRA Roberto Frenkel (Investigador - Centro de Estudios de Estado y Sociedad, CEDES) El esquema de «inflation targeting» y las economías en desarrollo Los elementos esenciales del «inflation targeting» Como punto de partida de nuestra presentación necesitamos una definición de la política de «inflation targeting» que recoja sus elementos esenciales. Esto no puede hacerse simplemente observando lo que hacen los países que la practican. Aunque hay cierto número de países que inscribe su política monetaria en ese esquema, hay bastante diversidad entre las prácticas nacionales, de modo que resulta difícil generalizar a partir de la observación. Tampoco contamos con una definición académica uniforme del «inflation targeting». Sin embargo, utilizando distintas fuentes podemos ensayar una definición amplia, que recoja los elementos esenciales del esquema como el núcleo común de gran parte de las definiciones académicas. Dichos elementos son los siguientes: 1. La autoridad monetaria anuncia una meta de inflación que se propone alcanzar en determinado plazo. 2. Hay un compromiso institucional de que la meta de inflación es el objetivo prioritario de la política monetaria. 3. Hay amplia difusión de los planes, objetivos y razones de las decisiones del Banco Central con relación a su instrumento de política. Este instrumento es generalmente una tasa de interés que maneja la autoridad monetaria, pero el instrumento en particular no es esencial para caracterizar el esquema. 4. Hay mecanismos institucionales que permiten al público controlar lo que efectivamente hace la autoridad monetaria en la instrumentación de la política. La lógica que articula los mencionados elementos es la siguiente: la meta de inflación establece un ancla nominal en la economía, a la cual debe converger la inflación a través de la instrumentación de la política, esto es, a través de las decisiones del Banco Central con respecto a la tasa de interés. Si la meta y la política del Banco Central son creíbles, la meta de inflación influye efectiva- BCRA | 141 mente sobre las expectativas. La influencia sobre las expectativas es uno de los principales mecanismos de operación del esquema, por eso la credibilidad es una cuestión crucial del mismo. El resto de los elementos apunta precisamente a la credibilidad, y particularmente el que establece la prioridad del objetivo de inflación. Si hay otros objetivos, como el nivel de actividad o el tipo de cambio, el compromiso institucional debe dejar claro que aquellos están subordinados al objetivo de inflación, para que el público sepa que si el Banco Central se enfrenta con un conflicto de objetivos, tomará su decisión dando prioridad a la inflación. Con esto se espera que la meta logre la más alta credibilidad. Al mismo propósito apuntan la transparencia y el control por parte del público. La independencia del Banco Central para tomar sus decisiones, que en ocasiones se agrega como criterio para definir el «inflation targeting», también apunta a la credibilidad. Conflictos de objetivos Consideremos ahora los conflictos entre el objetivo inflación y otros dos objetivos posibles: el nivel de actividad y el tipo de cambio. La idea de que la credibilidad se deterioraría si el Banco Central se «distrae» de su objetivo inflacionario con una meta de nivel de actividad, se deriva de dos supuestos. Uno, es que el nivel de actividad y la inflación son objetivos conflictivos. El otro supuesto, es que la autoridad monetaria cuenta únicamente con un instrumento de política: la tasa de interés que ésta maneja (o un instrumento análogo). Como se trata de objetivos conflictivos y se dispone solamente de un instrumento, para lograr la mayor credibilidad no deben quedar dudas de que éste se enfoca prioritariamente en la inflación. El argumento con relación al tipo de cambio es algo diferente. Si bien en algunas formulaciones del «inflation targeting» se explicita un conflicto de objetivos entre tipo de cambio e inflación -sea por el efecto directo del tipo de cambio sobre los precios de los bienes comerciables o por el efecto indirecto del tipo de cambio real sobre los precios vía el nivel de actividad- este conflicto es tratado generalmente como una cuestión de segundo orden. En muchas formulaciones del esquema, el tipo de cambio ni siquiera entra como variable en la curva de Phillips. En consecuencia, el problema con relación al tipo de cambio no es tanto el conflicto de objetivos, sino la persecución de dos objetivos distintos, tipo de cambio e inflación, con un único instrumento. La razón principal por la cual la «distracción» del Banco Central con un objetivo de tipo de cambio afectaría la credibilidad, es la pérdida de control del instrumento único. 142 | BCRA Ese argumento se funda en el trilema de la economía abierta al movimiento de capitales. El trilema especifica que en un contexto de libre movilidad el Banco Central no puede controlar simultáneamente el tipo de cambio y la tasa de interés. Si la autoridad monetaria persigue un objetivo de tipo de cambio, compromete su único instrumento de política y, consecuentemente, afecta la credibilidad del «inflation targeting». Considero que resulta claro que una política monetaria con objetivos múltiples -por ejemplo, inflación y tipo de cambio-, difícilmente puede inscribirse en un esquema de «inflation targeting». Esto no implica juicio alguno acerca de la política de objetivos múltiples. Simplemente significa que ésta no tiene cabida en el esquema, dado que es contradictoria con sus elementos esenciales. Redundancia del objetivo tipo de cambio En la literatura de «inflation targeting» se encuentra ocasionalmente otro argumento en contra de establecer simultáneamente un objetivo de tipo de cambio. La presencia de este objetivo sería redundante e irrelevante. Este planteo argumenta que la persecución de la meta de inflación mediante el esquema es suficiente para asegurar que el tipo de cambio se ubicará en su valor de equilibrio. Por lo tanto, sería redundante perseguir simultáneamente un objetivo de tipo de cambio, ya que los mercados se ocupan del asunto de la mejor manera posible. El fundamento de este planteo supone que los mercados cambiario y financiero se comportan de acuerdo con las hipótesis de la PPP (purchasing power parity) y la UIP (uncovered interest parity). Es decir, el tipo de cambio real tiende al valor de equilibrio determinado por la PPP, y el tipo de cambio nominal y las tasas de interés internacional y local satisfacen la condición de UIP. Con estas dos hipótesis, la tasa de interés que el Banco Central instrumenta para atender su objetivo de inflación, determina unívocamente el tipo de cambio de equilibrio de corto plazo (Wollmerhäuser, 2003). Pero la validez de esas hipótesis es cuestionable: es bien conocida la escasa capacidad explicativa de la PPP y la UIP. La PPP no tiene poder explicativo del comportamiento del tipo de cambio en el corto y mediano plazo, que son los plazos relevantes para la política monetaria (Frankel and Rose, 1995). Por otro lado, no hay evidencia que sustente la vigencia de la UIP (Blecker, 2004; Wollmerhäuser, 2003). En consecuencia, la conclusión de que un objetivo de tipo de cambio es redundante, no tiene fundamento. Es un argumento teórico muy difundido que carece de base empírica. Una formulación rigurosa de las mencionadas ideas, debería decir lo siguiente: BCRA | 143 si los mercados cambiario y financiero se comportaran de acuerdo a las predicciones de la PPP y la UIP, el tipo de cambio quedaría unívocamente determinado en un esquema de «inflation targeting». Pero, como los mercados no funcionan de esa manera y no contamos con ninguna teoría alternativa con mejor capacidad predictiva que la que conforman las hipótesis de PPP y UIP, en el esquema de «inflation targeting» el tipo de cambio queda en realidad indeterminado. Esa indeterminación, y consecuente impredictibilidad, es la razón más importante para que el Banco Central se ocupe del tipo de cambio, particularmente en economías como las nuestras, en las cuales el tipo de cambio es una variable crucial en muchos aspectos de su funcionamiento. La falsedad del trilema como teorema general Una política monetaria que persigue simultáneamente una meta de inflación y un objetivo de tipo de cambio no entra en el esquema de «inflation targeting», tal como la hemos definido por sus elementos esenciales. Esto es una mera constatación y no parece un problema en sí mismo. Uno podría cuestionarse si dicha tarea es realizable. Para discutir este punto es necesario volver atrás, a la consideración del argumento en contra de las metas múltiples basado en el trilema y en la existencia de un instrumento único. La idea que queremos transmitir al respecto es que el trilema es falso en determinadas circunstancias y consecuentemente, es falso como teorema general. En condiciones de superávit en el balance de pagos, el Banco Central puede controlar el tipo de cambio comprando todo el excedente de divisas en el mercado de cambios y esterilizando el efecto monetario de estas operaciones mediante la colocación de papeles en el mercado de dinero, sin afectar la tasa de interés. El instrumento de tasa de interés no se afecta porque el Banco Central cuenta con otro instrumento para atender su objetivo de tipo de cambio: la intervención completamente esterilizada1. La clave de la idea expuesta es la existencia de un exceso de oferta en el mercado de cambios al tipo de cambio objetivo del Banco Central. Es este contexto el que invalida el trilema y faculta al Banco Central a controlar simultáneamente el tipo de cambio y la tasa de interés. Creemos que esta idea está poco difundida porque la literatura que discute la autonomía monetaria y los regímenes y políticas cambiarias raramente trata contextos de exceso de oferta de moneda inter- 1 Para una demostración formal ver Bofinguer y Wollmerhäuser (2003) 144 | BCRA nacional y se enfoca en abrumadora mayoría sobre situaciones de déficit de balance de pagos2. Ciertamente, en situaciones de déficit, el trilema es generalmente válido. En condiciones de exceso de demanda en el mercado de cambios, aún bancos centrales poderosos tienen una capacidad de intervención en el mercado de cambios limitada en última instancia por su disponibilidad de reservas. Consecuentemente, aún esos bancos centrales poderosos, bajo condiciones de exceso de demanda de moneda internacional, no pueden tener un objetivo de tipo de cambio sin afectar la tasa de interés. Pero no hay simetría entre situaciones de déficit y superávit del balance de pagos. En un caso el trilema tiene validez y en el otro no. En resumen, en condiciones de superávit de balance de pagos, la autoridad monetaria puede mantener un objetivo de tipo de cambio sin comprometer su instrumento-tasa de interés. El Banco Central puede controlar el tipo de cambio mientras mantiene autonomía para determinar la tasa. La consistencia temporal de la intervención completamente esterilizada ¿Puede la política de intervención completamente esterilizada mantenerse en el tiempo? Para esto la política debe satisfacer una condición de consistencia temporal. La condición de consistencia es que el pasivo del Banco Central no crezca explosivamente. La consistencia temporal depende de las tasas de interés internacional y local, y de la trayectoria del tipo de cambio nominal. Dadas la tasa de interés internacional y la trayectoria del tipo de cambio, la condición de consistencia establece un techo a la tasa de interés local. Hay autonomía para determinar la tasa de interés, pero para que la política sea temporalmente consistente, la tasa no puede asumir cualquier valor. Veamos el punto. El costo de esterilización Ct que se afronta en el período t por cada peso creado en la intervención en el mercado de cambios en el período t-1 está dado por: Ct = it-1 - ift-1 - (et - et-1) Donde it-1 es la tasa de interés local, ift-1 es la tasa de interés internacional (cobrada por las reservas), et y et-1 son los logaritmos del tipo de cambio en t y t-1. El costo de esterilización tiene dos componentes. El primero es el costo financiero, dado por la diferencia entre la tasa de interés local pagada por los papeles colo2 Como ejemplo de esto puede verse Canales-Kriljenko (2003) BCRA | 145 cados por el Banco Central y la tasa de interés cobrada por las reservas. A éste se resta el segundo componente: la valorización de las reservas, dada por la tasa de aumento del tipo de cambio. El costo de esterilización es nulo si it-1 - ift-1 = et - et, esto es, si el tipo de cambio se incrementa a una tasa igual a la diferencia entre 1 la tasa local y la internacional. La consistencia temporal no requiere que el costo de esterilización sea nulo, sino que el pasivo neto del Banco Central resulte acotado y manejable. Por ejemplo, que el costo de esterilización sea cubierto por el señoraje que percibe el Banco Central, o que el crecimiento de la demanda de base absorba parte del efecto monetario de la intervención cambiaria y no sea necesaria la esterilización completa. Las condiciones de consistencia temporal pueden determinarse más precisamente, pero no tenemos lugar aquí para hacerlo. El punto principal que queremos enfatizar es que la consistencia temporal establece algún límite superior sobre la tasa de interés local. La política resulta consistente si las tasas son moderadas. Otros medios de control del costo de esterilización En realidad, el Banco Central dispone de otros medios para limitar el costo de esterilización. Por ejemplo, puede influir en la magnitud del exceso de oferta de moneda internacional que debe esterilizar. El volumen de las intervenciones en el mercado de cambios depende de la magnitud de los ingresos netos de capital y éstos son función del diferencial entre la tasa de interés local e internacional, de la expectativa de tipo de cambio futuro y de la incertidumbre de dicha expectativa. Si hay preferencia por activos en moneda internacional, el Banco Central gana grados de libertad en la determinación de la tasa de interés, a igual flujo de capitales y volumen de intervención, cuanto mayor es la incertidumbre de la expectativa cambiaria. En condiciones de pobre desarrollo del mercado de futuros cambiarios, donde los inversores externos deben necesariamente asumir riesgo cambiario, y suponiendo preferencia por activos externos, la tasa de interés local es: it = ift + (e*t+1 - et) + kt + ðt Donde e*t+1 es el logaritmo del tipo de cambio esperado, kt es la prima de riesgo país, ðt es la prima de riesgo cambiario (positiva), y las otras variables ya están definidas. La prima de riesgo cambiario será mayor cuanto mayor sea la incertidumbre de 146 | BCRA la expectativa de tipo de cambio. Esto significa que el Banco Central tiene más libertad para elevar la tasa de interés, a igual flujo de capitales, cuanto mayor sea esa incertidumbre. La autoridad monetaria puede generar incertidumbre a través de sus intervenciones en el mercado de cambios. Para esto, el objetivo cambiario perseguido por el Banco Central debe ser uno de mediano plazo, mientras que las intervenciones más o menos frecuentes deben darle volatilidad al tipo de cambio en el corto plazo y no constituir una meta fácilmente conjeturable por el mercado. Las condiciones que invalidan el trilema también están bajo control del Banco Central En lo planteado hasta aquí, hemos tomado como un dato las condiciones del sector externo de la economía y del mercado cambiario que invalidan el trilema y permiten la coexistencia de un objetivo cambiario, y el control de la tasa de interés. Pero, claro está que esas condiciones no son independientes del tipo de cambio real y, consecuentemente, del tipo de cambio objetivo del Banco Central. Esto significa que el establecimiento de dichas condiciones también está, al menos en parte, al alcance de la política de la autoridad monetaria. Puede decirse que un tipo de cambio real competitivo, que determine un resultado superavitario robusto del balance de pagos, genera las condiciones de una relativa autonomía monetaria. ¿Se puede ser más preciso al respecto? Hace más de veinte años, comentando el paper que estábamos presentando, John Williamson señaló que el modelo planteado formulaba una intuición que él tenía profundamente arraigada desde su temprana experiencia como economista internacional. Decía Williamson que al contrario de lo que predicaba por aquel tiempo el enfoque monetario del balance de pagos, los capitales fluyen a las economías con superávit en cuenta corriente y salen de las que tienen déficit. Recuperando esta intuición, podría formularse la hipótesis de que el superávit de cuenta corriente es generalmente una condición suficiente para la existencia de superávit de balance de pagos. Pero no corresponde generalizar, porque hay una gran diversidad de estructuras del balance de pagos. Digamos simplemente que la condición de autonomía monetaria está dada por un balance de pagos superavitario robusto, y dejemos la especificación de esa robustez a ser definida de acuerdo a las características de los sectores externos de cada país. Otros objetivos de la política monetaria Hemos planteado que bajo ciertas condiciones el Banco Central puede tener un objetivo de tipo de cambio mientras preserva grados de libertad para instrumentar BCRA | 147 la tasa de interés. Ahora queremos discutir brevemente los objetivos que debe perseguir esa instrumentación de la tasa de interés. El tema excede largamente el espacio de esta presentación, pero no queremos finalizarla sin darle alguna consideración. ¿Es conveniente que la tasa de interés se instrumente enfocando exclusiva o prioritariamente la meta de inflación, subordinando objetivos de nivel de actividad o tasa de crecimiento? Para discutir brevemente este punto seguimos algunos argumentos planteados por Olivier Blanchard (2003). Blanchard plantea que en el centro del esquema de «inflation targeting» se encuentra lo que él denomina «coincidencia divina». Esto es, que estabilizar la inflación es equivalente a estabilizar el producto alrededor de su nivel natural. Blanchard cree que esta «coincidencia» es la principal razón del amplio apoyo que recibe el esquema entre los macroeconomistas. Los que se preocupan principalmente por la volatilidad de la inflación aprecian la persecución de la meta de inflación. Los que tienen principalmente una preocupación anticíclica, ven el esquema como un compromiso del Banco Central de estabilizar el producto en torno de su nivel natural, incentivando la economía en las recesiones y desacelerando la expansión en los auges. El punto crítico más importante que formula Blanchard al respecto es que en una economía caracterizada por lo que nosotros llamaríamos heterogeneidad estructural y sujeta a significativos cambios estructurales, muchos shocks afectan simultáneamente el producto efectivo y el nivel natural del producto. La distancia entre la tasa natural de crecimiento y la mejor tasa que puede alcanzar la economía está cambiando en el tiempo. En este contexto, estabilizar el gap del producto no resulta la mejor estrategia). Blanchard basa el punto en la observación de economías en transición del este de Europa, pero creemos que sus argumentos son generalizables a otras economías en desarrollo. Particularmente a la economía argentina, que adolece de numerosas distorsiones y experimenta importantes cambios estructurales en su crecimiento. Además, en los mencionados contextos, el proceso inflacionario es intrínsecamente mucho más complejo que en economías más desarrolladas y estables. Los mecanismos de formación de precios están cambiando en el tiempo, así como también los mecanismos de determinación de salarios. Por otro lado, también debe tomarse en cuenta la segmentación de los mercados financieros y la fragilidad de muchos intermediarios. La política de tasa de interés tiene efectos asimétricos, en comparación con los que tiene en una economía más desarrollada. El Banco Central no debe ignorar esos cambios y efectos asimétricos, y confiar en curvas de Phillips y demanda agregada estables. Las conclusiones de Blanchard sugieren que el «inflation targeting» no es la política más apropiada en los mencionados contextos. Nuestra conclusión es 148 | BCRA que la política monetaria no puede subordinar un objetivo de nivel de actividad o tasa de crecimiento a la persecución de la meta de la inflación, ni instrumentar la tasa de interés ignorando la heterogeneidad, los cambios estructurales, y la segmentación de la economía. Debe, necesariamente, atender objetivos múltiples cuyas prioridades son cambiantes. Referencias Blanchard O. Comments on inflation targeting in transition economies: Experience and prospects, by Jiri Jonas and Frederic Mishkin. Comments given at the NBER Conference on Inflation Targeting, January 2003. April Blecker, R. «Financial globalization, Exchange Rates and International Trade», en Epstein, G. (Ed.), Financialization in the World Economy. Northampton, MA and Cheltenham, UK, Edward Elgar, 2004 Bofinger, P. y Wollmerhäuser, T. «Managed Floating as a Monetary Policy Strategy». Economics of Planning. Vol. 36, issue 2, 2003 Canales-Kriljenko, J. I. «Foreign Exchange Intervention in Developing and Transition Economies: Results of a Survey». IMF Working Papers 03/95, 2003 Frankel, J. y Rose, A.K. «Empirical Research on Nominal Exchange Rates.» en G. M. Grossman and K. Rogoff (Eds.), Handbook of International Economics, vol. III. Amsterdam, Elsevier, 1995 Wollmershäuser, T. A Theory of Managed Floating. PhD. Thesis, Universität Würzburg, mimeo, 2003 BCRA | 149 Javier Alvaredo (Director - MVA Macroeconomía) Metas de Inflación: Condiciones para su implementación en Países Emergentes y algunas consideraciones para el caso Argentino 1. Introducción El esquema de Metas de Inflación (MI) ha ido convirtiéndose en el régimen de implementación de política monetaria más utilizado por los bancos centrales. Actualmente pueden contarse más de 31 países, buena parte de ellos emergentes, entre aquellos que utilizan este esquema para conducir su política monetaria, hecho que convirtió al régimen en «el modo» de implementar política monetaria. A pesar de que el esquema para brindar una máxima efectividad requiere estar basado en una serie de fundamentos, entre los cuales las cuestiones institucionales son de un peso importante, aún en países emergentes donde la institucionalidad es más débil, el esquema se ha vuelto muy popular. De hecho, desde fines del siglo pasado, el FMI y otros Organismos Multilaterales de Crédito, han venido recomendando entre sus socios emergentes -en especial entre aquellos que enfrentan episodios críticos en sus sistemas financieros, o desconfianza por parte de los mercados de capitales-, la implementación de un esquema de este tipo, con el objetivo de poner la economía en orden. Dado el estado actual de la macroeconomía argentina, el presente trabajo tiene como objetivo reflexionar acerca de los elementos que se encuentran presentes para implementar un régimen de este tipo como guía para la política monetaria. Para ello, primero haremos una breve revisión de algunas definiciones básicas utilizadas en la literatura para definir el esquema de MI, las condiciones iniciales que deben cumplirse para poder implementarlo con relativo éxito y dadas las peculiaridades que presentan, algunas cuestiones particulares que deben tenerse en cuenta en el momento de aplicar el esquema en una economía emergente. 150 | BCRA Luego de ello, se repasa si esas condiciones se verifican en la práctica para el caso argentino. En esa sección, se pasará revista respecto a lo que se ha hecho en pos de poder implementarlo y respecto a aquello que faltaría hacer, haciendo foco en tres características principales: la existencia de dominancias de algún tipo, la cuestión de la independencia del Banco Central de la República Argentina (BCRA), y finalmente se reflexiona acerca de otros aspectos relacionados con las circunstancias por las que atraviesa la macroeconomía y la influencia de ésta al momento de definir el timing de implementación. Algunas consideraciones finales cierran el trabajo. 2. Esquema de MI, en qué consiste y las condiciones iniciales a su implementación La popularidad de la cual goza el esquema de MI aparece a simple vista como natural, ya que los componentes que lo distinguen son lo suficientemente fáciles como para que hasta el público no especialista pueda entenderlo. Además, si bien deja márgenes de flexibilidad para atravesar alguna situación crítica, el esquema es lo suficientemente explícito en sus objetivos y orden de prioridades, manteniendo los incentivos bien alineados. Finalmente, el seguimiento y monitoreo del sistema es lo suficientemente transparente como para evitar sorpresas. La versión más usual del esquema define 5 componentes como aquellos que deben cumplirse para poder denominar a un régimen como de MI: 1. Anuncio público de objetivos numéricos de inflación. 2. Estabilidad de precios como objetivo central de la política monetaria; 3. Utilización de toda la información relevante, para determinar los instrumentos de política; 4. Comunicación muy transparente al público y los mercados (planes, objetivos y decisiones de la implementación de la política monetaria); y 5. Rendición de cuentas por parte del responsable de la implementación de la Política Monetaria. Con estos elementos, el esquema procura influir positivamente sobre las expectativas a modo de establecer un ancla nominal en la economía. La credibilidad del Banco Central en cuanto a la prioridad que le va a asignar al cumplimiento de la meta a través de la implementación de la política monetaria resulta un elemento crucial. A los fines de la implementación de la política monetaria, su instrumentación se centra en torno a una regla de Taylor que se utiliza para BCRA | 151 determinar la tasa de interés de referencia para influir en la estructura de rendimientos de los activos financieros. En este sentido, el esquema pretende aportar algo de ciencia al arte de implementar la política monetaria, aunque con el suficiente margen de flexibilidad para enfrentar situaciones particulares percibidas como transitorias. En cuanto a las condiciones iniciales que deben verificarse para facilitar la implementación de la política monetaria a través de un esquema de MI, el caso general reconoce básicamente cuatro: 1. El Banco Central debe contar con un mandato explícito para perseguir una MI, ser lo suficientemente transparente como para que pueda evaluarse el compromiso con el que el BC persigue el objetivo. En suma, el BC debe ser creíble para que el anuncio del objetivo de una MI influya en la creación de expectativas, a la vez que debe contar con independencia de instrumentos y un esquema de información al público donde se brinde conocimiento acerca de la estructura, los objetivos y la implementación de la política monetaria. 2. Estabilidad macroeconómica que asegure que el objetivo de perseguir una MI no estará subordinado a otros objetivos. Para esto, la posición fiscal debe ser lo suficientemente sólida como para evitar que un incremento de la tasa de interés pueda afectar la percepción crediticia del soberano. Por su parte, la posición externa debe ser lo suficientemente fuerte como para evitar problemas asociados con la inestabilidad del tipo de cambio. Por último, es importante que al momento de la implementación, la inflación se encuentre en un nivel lo suficientemente bajo como para asegurar un razonable grado de control monetario. 3. El Sistema Financiero debe ser estable y lo suficientemente desarrollado a fin de que la política monetaria no esté subordinada ante el impacto que una suba de tasas pueda tener sobre el sistema financiero, a la vez que pueda disponerse de instrumentos de mercado para implementar el esquema de MI. 4. Disponibilidad de instrumentos y un alto grado de coordinación macroeconómica. De ese modo existe la posibilidad de influir sobre la inflación a través de los instrumentos a la vez que se dispone de información y conocimiento respecto de los canales de transmisión, a fin de conocer la relación entre la política monetaria y la inflación. Con motivo de evitar lo que se denomina como «imposible trinity», el objetivo de tipo de cambio debe quedar subordinado al de MI. Por su parte, la política fiscal y de manejo de pasivos debe 152 | BCRA estar coordinada de manera tal que faciliten el objetivo de MI a través de una combinación de políticas adecuadas. Las economías emergentes constituyen un entorno más volátil, donde la implementación de un régimen de MI resulta más complicada. Este entorno más inestable, al imponer restricciones importantes debido a la aparición de costos potenciales durante la implementación de una política monetaria basada en la estructura de tasas de interés como el instrumento central, le quita credibilidad al Banco Central. Dichos entornos más inestables están constituidos por elementos tales como: • Instituciones débiles, sobre todo en el manejo de las cuentas públicas, con perseverancia de experiencias negativas en ese frente, generando así la aparición de dominancia fiscal. • Sistemas financieros vulnerables que funcionan en mercados poco profundos, y que no proveen los instrumentos de cobertura necesarios como para minimizar riesgos sistémicos, generando así lo que se denomina como «dominancia financiera». • Sustitución de monedas o «pasivos dolarizados» que, al incrementar los costos asociados con oscilaciones importantes del tipo de cambio nominal frente a reversiones en los flujos de capital, genera lo que en la literatura se denomina «fear of floating», generando dominancia externa. • Poca credibilidad, sobre todo al comienzo de la fase de implementación, que en muchos casos obliga al Banco Central a sobre-reaccionar para modificar su baja reputación, generando a su vez costos en torno a las cuestiones relacionadas anteriormente. 3. Repaso de las condiciones iniciales para implementar un esquema de MI en la Argentina Si bien Argentina no ha adoptado ningún compromiso explícito respecto a la adopción de un régimen de MI para la implementación de su política monetaria, lo cierto es que se han dado algunos pasos que apuntan en ese sentido, aunque no ocurriría en el corto plazo. Más allá de esto, no deja de ser un ejercicio interesante observar cuáles de las condiciones iniciales se estarían cumpliendo, y en qué temas haría falta continuar avanzando. Comenzando por las condiciones iniciales agrupadas en el primer grupo, el BCRA cuenta con un claro «mandato» para perseguir la estabilidad de precios como objetivo central de la política monetaria, ya que su Carta Orgánica establece en el artículo 3 que: «...es misión primaria y fundamental del Banco Central de la República Argentina preservar el valor de la moneda». BCRA | 153 % Anual Bandas de Inflación e Inflación Observada Program as Monetarios 2003-2006 25 21,3 20 15 15 12,3 11 10 7 5 5 11 8 8 5 6,1 3,7 0 2003 2004 2005 2006 En términos de transparencia, no sólo la Carta Orgánica del BCRA (también en el artículo 3) determina el anuncio de un rango objetivo de inflación para el año en curso, sino que el propio BCRA ha avanzado bastante en los últimos tiempos en cuestiones que mejoran la transparencia. Durante el mes de diciembre de cada año se anuncia el programa monetario que va a estar vigente para el año fiscal siguiente, a la vez que se informa respecto de la evolución del mismo con frecuencia trimestral. Adicionalmente, se ha ido ampliando la información brindada al público. En el sitio web de la entidad (www.bcra.gov.ar) se publica información respecto a la evolución de las variables monetarias y financieras más relevantes, como así también las operaciones realizadas por el BCRA y la situación patrimonial de la autoridad monetaria y de las entidades que conforman el sistema bancario. A fin de mejorar y dar transparencia al proceso de formación de expectativas, el BCRA ha implementado un relevamiento de expectativas de mercado amplio que representa de manera cada vez más apropiada, un reflejo fiel de dichas expectativas del mercado. Adicionalmente, el BCRA prepara y difunde periódicamente una serie de informes de suma utilidad entre los que se destacan los informes de Inflación, Monetario, sobre Bancos, del Mercado de Cambios, de Pases, y el Boletín de Estabilidad Financiera, a la vez que se está comenzando con la difusión de «working papers» donde se procura analizar el comportamiento particular de la economía argentina y el impacto macro de la política monetaria. 154 | BCRA Cuenta Corriente y Resultado Primario %PBI Fiscal Primario Cuenta Corriente 15 10 5 0 -5 -10 -15 1961 1971 1981 1991 2001 En términos de credibilidad, hay una serie de factores que no ayudan. Por un lado, durante la vigencia del régimen de convertibilidad, el BCRA no acumuló un track record que le sirva como antecedente para modelar su reputación como luchador antiinflacionario, lo cual sumado a la experiencia previa a la Convertibilidad y a las urgencias que emergieron durante el estallido de la crisis de fines de 2001, representa un punto de partida complicado. A pesar de esta circunstancia, cuatro años consecutivos de anuncio, implementación y monitoreo de programas monetarios van generando historia institucional que le permitirán al BCRA ir ganando credibilidad. Claramente, este proceso de construcción de reputación y credibilidad llevará tiempo, además del hecho que los anuncios realizados se verifiquen en la realidad. Este camino gradual -si bien requiere del paso del tiempo para consolidarlo, y en el camino puede generar cierta incertidumbre- sin dudas es el mejor, ya que pretender construir credibilidad mediante el mero anuncio de una terapia de shock, además de ingenuo, puede resultar contraproducente por el impacto de alguna «sobrereacción» en el manejo de la política monetaria sobre otras variables relevantes, lo cual puede afectar negativamente al apoyo político al régimen, y con ello su efectividad. Respecto a la existencia de un mecanismo de «rendición de cuentas» (accountability), el artículo 3 de la Carta Orgánica del BCRA dispone que con frecuencia trimestral, o cada vez que se prevean desvíos significativos, se deberá hacer público el desvío y explicar las causas. BCRA | 155 Composición de la Deuda Pública por Moneda 100% 11,13% 18,59% 75% Otras 36% Yen Euro 50% U$S 72% Peso 25% 48% 3% 0% Jun 01 Dic 05 Fuente: M VA S M acro eco nomía en base a M econ Pasando ahora al segundo grupo de condiciones iniciales, a pesar de mostrar fundamentos sólidos, la economía argentina continúa atravesando por una fase de transición en busca de una nueva configuración que prevalecerá durante un plazo más largo. Sin embargo, puede decirse que desde una perspectiva eminentemente histórica, Argentina hoy no muestra la existencia de dominancia fiscal o externa, ya que no sólo se observa la conjunción de superávit gemelos (fiscal y externo) sino que además, tomados por separado, ambos superávit se encuentran en niveles más elevados que los observados en cualquier episodio donde se advirtieron alguno de estos superávit. Por otro lado, algunas de las decisiones de política que se tomaron para paliar el impacto de la crisis en el sistema financiero y en aquellos agentes que estaban expuestos a un importante descalce de monedas (i.e. pesificación asimétrica), así como el modo en que se decidió implementar la reestructuración de la deuda pública, produjeron una importante reducción en la dolarización de pasivos. A su vez, las quitas aplicadas a la reestructuración de la deuda tanto pública como privada, generó una reversión en el signo de la posición inversora internacional, pasando de una importante situación deudora neta, a una acreedora. De este modo, se originó un importante proceso de «desapalancamiento» tanto del sector público como privado, reduciéndose así la dominancia externa y financiera. 156 | BCRA Posición de Inversión Internacional (PII) títulos de la deuda a VM 60000 40000 20000 millones U$S Privado No Financiero 0 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2001 2002 2003 2004 Financiero -20000 Público (con RI) -40000 -60000 PII -80000 Por el lado de la inflación, el proceso de ajuste posterior a la devaluación resultó ser bastante diferente al esperado. Luego de la estabilización de las variables financieras, se observó un muy bajo pasaje de la devaluación a los precios, que de alguna manera hizo suponer que el ajuste de precios relativos no iba a darse de manera completa. Sin embargo, una vez recuperado cierto nivel de actividad económica, el proceso de reacomodamiento de precios relativos comenzó a activarse, trayendo aparejado una inflación mayor a la esperada, y afectando negativamente la formación de expectativas, que por otro lado fueron muy adaptativas a los datos más recientes a la vez que se generaron ciertas dudas respecto del grado de compromiso de la autoridad monetaria con la inflación. Lo cierto es que debido al extraordinario cambio entre el régimen prevaleciente antes de la crisis y el que se está gestando, puede aseverarse que la economía argentina se encuentra aún en una etapa de transición, gracias a lo cual no se dispone de una cantidad de elementos importantes como para conocer con mayor certeza el modo en que la política monetaria se transmite a la inflación. BCRA | 157 IPC y Expectativas 14 12 Expectativa REM 12M IPC 10 8 6 4 2 0 ene-04 jul-04 ene-05 jul-05 ene-06 Fuente: M VAS M acro eco nomía en base a Indec y BCRA Pasando ahora al tercer grupo de condiciones iniciales, aquellas relacionadas con el sistema financiero, se han observado desarrollos mucho más favorables que los esperados. En primer lugar, el nivel de exposición del sistema financiero al sector público resulta ser bastante menor al que se esperaba al comienzo de la crisis, que estaba relacionado en parte con las compensaciones en la forma de títulos públicos recibidos por el sistema financiero. Sin embargo, luego de la crisis y una vez estabilizadas las principales variables financieras, se observó un importante crecimiento de los depósitos del sector privado, lo cual en tándem con la buena evolución de los instrumentos de deuda pública permitió una rápida disminución de la exposición al sector público, en la actualidad por debajo del 30%. Adicionalmente, si bien continúan observándose descalces en el sistema financiero, la magnitud de los mismos se redujo considerablemente, observándose una posición larga del sistema en aquellos activos que más daño podrían causarle al sistema en caso de que se verifiquen evoluciones inesperadas. En efecto, tanto en moneda extranjera como en pesos más CER, el sistema financiero se encuentra en una posición neta acreedora, mientras que se observa una posición corta en pesos nominales. 158 | BCRA Precios Relativos Base Dic 2001 = 100 170 160 158 157 148 150 152 140 143 145 146 146 142 138 130 IPC Bienes / IPC Servicios no Regulados 127 120 IPC Bienes / IPC Servicios Regulados 110 IPC Bienes / IPC Servicios 100 dic01 jun02 dic02 jun03 dic03 jun04 dic04 jun05 dic05 jun06 Fuente: MVAS Macroeconomía en base a Indec. Sin embargo, más allá de la evolución favorable de los riesgos de descalce, el sistema financiero local carece de profundidad, y el mercado de capitales no se encuentra lo suficientemente desarrollado como para otorgarle al manejo de la política monetaria suficientes instrumentos de mercado. Concretamente, falta avanzar en el desarrollo de mercados de cobertura y de instrumentos financieros para reducir los riesgos de algunos descalces del sistema financiero (tasas reales), para poder operar plenamente con los instrumentos. Si bien el BCRA generó avances desarrollando el mercado de pases (7 días, un día, overnight), de Lebac’s/Nobac’s, de tipo de cambio y de futuros, los avances aún no son suficientes como para acotar los riesgos de manera suficiente. Dada la repetición de episodios confiscatorios en la historia económica argentina moderna, todavía persiste una cultura de ahorro offshore, especialmente en los agentes que conforman el sector privado no financiero. Evaluando ahora los elementos que conforman el cuarto grupo de condiciones iniciales para implementar un régimen de MI -es decir el de la disponibilidad de instrumentos de mercado y del grado de coordinación macroeconómica-, debido a la fase aún transitoria por la que atraviesa la economía argentina, aún se desconoce con precisión la relación entre la política monetaria y la inflación, con lo cual el riesgo de sobreactuar todavía es importante. Asimismo, debido a la poca profundidad financiera, los típicos canales de transmisión de la política monetaria (tasa de interés, tipo de cambio, efecto riqueza, y crédito) son débiles, por lo cual la efectividad de la política monetaria se ve más acotada. Si bien se han intentado esquemas específicos, hasta el momento el grado de coordina- BCRA | 159 ción entre la política monetaria y la fiscal no se encuentra en un estado alto y deseable. Por último, en un país que sufrió tantas crisis cambiarias y que sufre de un alto nivel de «dolarización psicológica», la política cambiaria se erige en algunas ocasiones como un ancla nominal vital al momento de formación de expectativas por parte de los agentes económicos. Por otro lado, la política cambiaria tiene efectos importantes particularmente sobre las cuentas públicas, debido a la existencia de los derechos de exportación. Saliendo ahora del grupo de condiciones iniciales, puede mencionarse también que debido al poco tiempo todavía transcurrido entre la salida desordenada de la Convertibilidad, y a que muchos de los cambios que operaron en el esquema macroeconómico todavía no están del todo definidos, resulta dificultoso, por falta de datos históricos relevantes, efectuar estimaciones respecto a ciertos temas, como los mecanismos de transmisión de la política monetaria, o de la demanda de dinero. Hay otros aspectos que aún faltarían definir, aunque ellos no son cruciales hasta tanto se determine si un esquema de este tipo será implementado o no. Entre estos temas podemos mencionar el del organismo encargado de definir las metas y objetivos, el BCRA, el Ministerio de Economía, o ambos en un comité colegiado. Adicionalmente, faltaría definir quién será el responsable directo de la implementación, y sobre quién recaerá el proceso de rendición de cuentas, es decir, si será el Directorio en su totalidad, un comité de política, o el Presidente del Banco Central. Por último, en caso de decidirse a dar el paso en pos de la aplicación de un esquema de metas de inflación, sería deseable que haya un mayor grado de coordinación de la política macroeconómica. 160 | BCRA Exposición al Sector Público En % del Activo 60 Títulos + Prést Compens. 50 40 30 20 10 0 dic. 2000 dic. 2001 dic. 2002 dic. 2003 dic. 2004 dic. 2005 feb. 2006 Otro tema que no está incluido explícitamente dentro del conjunto de condiciones iniciales, pero que debe cumplirse para poder implementar con éxito un esquema de MI, es el de la independencia del Banco Central. En Argentina, en parte por la experiencia pasada, pero también por el modo en que desde el propio Poder Ejecutivo se hace énfasis respecto a algunos aspectos que atañen a la políticas monetaria y cambiarias, muchas veces esa independencia se pone en tela de juicio. El tema de la independencia del Banco Central es muy complejo. En general, la literatura económica suele reducir dicha problemática haciendo énfasis sólo en consideraciones de índole económica. El problema de la consistencia intertemporal con que el ciclo político (más corto que el ciclo económico) suele contaminar a la política económica en general y a la monetaria en particular, es el argumento preferido para proclamar la necesidad de contar con un Banco Central independiente. En países emergentes, donde la influencia de los ciclos políticos sobre la política económica ha sido más importante, la necesidad de contar con un Banco Central totalmente independiente suele exacerbarse aún más, adoptando posiciones en las cuales pareciera que para ser independiente, el Banco Central debe mostrar que es capaz de tomar medidas que afecten la marcha del Gobierno o incluso otros objetivos que en algún momento puedan ser valorados por la sociedad en su conjunto. Esta visión puramente economicista tiene cierta racionalidad, aunque no toma en cuenta un aspecto importante, que BCRA | 161 es el hecho de que en una sociedad democrática, ninguna institución puede gozar de un grado de autonomía tal que le permita fijar objetivos por sí misma que afecten a toda la sociedad. DESCALCES Miles de millones de pesos Dic. 2002 Dic. 2003 60 Dic. 2004 Dic. 2005 47,3 33,7 29,1 26,7 40 11,5 20 10,8 11,5 7,9 0 -20 -12,2 -26,1 -32,4 -40 -60 -48,1 Pesos Pesos + CER o CVS Moneda Extranjera Sin embargo, saliendo de estas visiones radicales, resulta claro que el Banco Central debe contar más que con independencia de objetivos, con independencia de instrumentos, lo que implica autonomía para elegir cómo lograr los objetivos que le fueron asignados, a la vez que instancias que aseguren que una vez tomadas, sus decisiones sean muy difíciles de revertir por otras dependencias gubernamentales. A este respecto, la Carta Orgánica del BCRA contiene los elementos que sugiere la literatura para dotarlo de independencia funcional. Sin embargo, también es cierto que el tema de la independencia, más que proclamarse, debe ejercerse en la práctica, y este aspecto muchas veces es soslayado por el mercado. Un caso de la historia argentina reciente, como la negativa del BCRA a modificar los límites que su Carta Orgánica fija para otorgar adelantos transitorios al Tesoro (artículo 20), resulta gráfico como para ilustrar este punto. Otro elemento que puede ser de utilidad para medir la independencia de un Banco Central es el estado de su balance, y en este sentido, lo ocurrido en los últimos años habla a favor de la noción de independencia. Hay otro aspecto relacionado con la independencia del Banco Central que muchas veces no se subraya lo suficiente, y es el de su relación con el mercado. Claramente, la política monetaria trabaja a través de los mercados, y por eso, las percepciones que se tienen respecto de posibles reacciones de los mismos son 162 | BCRA relevantes. Asimismo, los mercados evalúan públicamente la actuación de la autoridad monetaria de manera permanente. Este proceso dual, donde se observa una fuerte interacción por un lado, y una evaluación permanente por el otro, puede generar en ciertas ocasiones la tentación de «seguir a los mercados». Siguiendo esa regla de comportamiento, muchas veces los miembros del Banco Central reciben un respaldo por parte del público que le es más cercano, que por cierto también es un público muy calificado. Sin embargo, no siempre los mercados reaccionan de manera racional, sino que muchas veces, en especial cuando ocurren ataques especulativos, se observan comportamientos en manada y sobrereacciones. Por esto, un Banco Central debe ser por naturaleza cauteloso, y concentrarse en los fundamentos, más allá de cuál sea el pensamiento del mercado. Resulta irónico, pero muchas veces suele observarse que la visión con la que operan los mercados es tanto o más de corto plazo que la implícita en los ciclos políticos, de allí la importancia de que un Banco Central sea también independiente de los mercados. 4. Reflexiones finales Claramente, la experiencia internacional muestra que un esquema de MI para el diseño e implementación de la política monetaria es una opción válida, aún en el caso de economías emergentes. La situación actual de la Argentina muestra que varias de las condiciones iniciales que deben verificarse para poder poner en práctica un esquema de este tipo, no sólo se cumplen, sino que además puede esperarse una evolución positiva de estos aspectos. En este grupo podemos mencionar cierta ausencia de dominancia fiscal, externa y financiera, como así también un desapalancamiento importante de la economía con la consiguiente reducción de los descalces de moneda. También se observan en la Carta Orgánica del BCRA elementos normativos que le dan mandato para perseguir un esquema de MI, además de independencia de instrumentos y de facto. Sin embargo hay algunos aspectos importantes que todavía no se cumplen, y se necesita más tiempo para poder desarrollarlos. En particular, el mercado de capitales local carece de la profundidad adecuada a la vez que no ofrece los instrumentos de cobertura necesarios. Adicionalmente, a pesar de la excelente recuperación económica observada, la economía argentina se encuentra aún en una fase de transición hacia su nuevo estado estacionario, lo cual dificulta tener un conocimiento profundo sobre aspectos tales como la demanda de dinero o los mecanismos de transmisión desde la política monetaria a los precios. Por estos motivos, resulta entendible cierto gradualismo que se observa en el modo en que la Argentina va acercándose a un esquema de metas de inflación. Más aún, la situación política y económica por la que está atravesando un país BCRA | 163 influyen en la decisión de adoptar MI y en su timing de aplicación. Este ritmo de implementación es casi tan importante como la decisión de adoptar el esquema de MI, y ello en buena medida está influenciado por las circunstancias por las que la macroeconomía de un país está atravesando. En situaciones en las que se requiere de manera urgente de un ancla nominal para estabilizar una situación crítica para evitar costos importantes (i.e. Brasil 1999), la decisión política de implementar MI es más fuerte y el coeficiente de sacrificio implícito en la adopción del esquema y en el proceso de adquisición de reputación por parte del Banco Central, luce como menos costoso, siendo más que compensado por el daño económico que puede evitarse. Sin embargo, en contextos donde se ha incurrido en los costos de una crisis, las urgencias ya no pasan por evitar la crisis, sino por asimilar y recuperar la situación de la manera más rápida posible, cuestión que vuelve al coeficiente de sacrificio sensiblemente más costoso. Como en todo programa, el apoyo político y social que recibe un esquema es importante, con lo cual procurar implementar a rajatabla un esquema que puede afectar negativamente un proceso de recuperación puede quitar apoyo al esquema, y efectividad. Adicionalmente, en lo relativo al tipo de cambio, la acumulación de reservas funciona como un autoseguro que permite quitar vulnerabilidad futura y reducir volatilidad en una variable que determina expectativas y decisiones de gasto. Por estos motivos, el tiempo necesario para transitar a un régimen puro de MI es una cuestión que debe ser evaluada cuidadosamente, sobre todo en países emergentes. En casos como el argentino, un enfoque gradualista parece lo más adecuado a fin de ir profundizando el cumplimiento de los requisitos iniciales y procurar reducir la importancia de la cuestión cambiaria como ancla nominal. De hecho, la experiencia internacional indica que países que han adoptado un esquema de MI de manera gradual han sido exitosos. El caso chileno muestra una transición prolongada en convivencia con un esquema de flotación acotada, lo que permitió quitarle volatilidad al tipo de cambio. De este modo se pudo ir acentuando la sostenibilidad de la economía en un contexto donde se guardó cierto equilibrio entre los trade off de corto plazo, aspectos que son cuestiones importantes durante un proceso de normalización. Sin embargo, a fin de no pecar de exceso de flexibilidad, resulta importante que durante la transición se determine claramente la existencia de un nivel o techo de inflación a partir del cual el resto de los objetivos pasan a quedar subordinados. Aún sin implementar una versión pura de MI, algunos aspectos del esquema como la mayor comunicación al mercado y al público en general, o bien una mayor transparencia a través de la publicación de un conjunto importante de 164 | BCRA informes y variables, y la interacción con el mercado-, resultan elementos útiles ya desde una primera etapa, mejorando así el desempeño de la implementación de la política monetaria. Con el tiempo, en la medida en que haya un historial respecto del cumplimiento de los objetivos anunciados, el BCRA podrá ir recobrando credibilidad sin tener que incurrir en sobrereacciones que puedan resultar costosas. Más allá de esto, e independientemente de la decisión de adoptar o no un esquema puro de MI, es necesario trabajar más en el mejoramiento de la coordinación de la política macroeconómica en general, ya que es un tema de crucial importancia. Referencias Abeles, Martín y Borzel Mariano. «Metas de Inflación: Implicancias para el Desarrollo». Documento de Trabajo No. 1. CEFID-AR, 2004 Alfaro, Rodrigo; Frenken Helmut; García Carlos y Jara Alejandro. «Bank Lending Channel and the Monetary Transmission Mechanism: The Case of Chile». Working Paper No. 223. Banco Central de Chile, 2003 Bernanke, Ben; Thomas Laubach; Adam Posen y Federic Mishkin. Inflation Targeting: Lessons from the International Experience. Princeton University Press, Princeton, 1999 Blanchard, Olivier. Monetary Policy; Science or Art?, 2006 Blanchard Olivier. «Fiscal Dominance and Inflation Targeting. Lessons from Brazil». Working Paper No. 04-13. MIT, 2004 Blejer, Mario; Ize, Alain; Leone, Alfredo y Werlang, Sergio. Inflation Targeting in the Practice: Strategic and operational Issues and Aplication to Emerging Market Economies. IMF, 2000 Blejer, Mario; Leone, Alfredo; Rabanal, Paul y Schwartz, Gerd. «Inflation Targeting in the Context of IMF-Supported Adjustment Programs». Working Paper 01/31. IMF, 2001 Blinder, Alan. Central Banking in Theory and practice. MIT Press, 1998 Carare, Alina; Andrea Schaechter; Mark Stone y Mark Zelmer. «Establishing Initial Conditions in Support of Inflation Targeting». Working Paper No. 102. IMF, 2002 BCRA | 165 Epstein, Gerard. «A Critique of Inflation Targeting and An Alternative Proposal for the Reserve Bank Of South Africa». Working Paper No. 3. Political Economy Research Institute, University of Massachusetts Amherst, 2003 Folkerts-Landau, David y Lindgren, Carl-Johan. Toward a Framework for Financial Stability. IMF World Economic Financial Surveys, 1998 Fraga, Arminio; Goldfajn, IIan y Minella, André. «Inflation Targeting in Emerging Market Economies», Working Papers Series, No. 10019. NBER, 2003 Kuttner, Kenneth y Mosser, Patricia. «The Monetary Transmission Mechanism: Some Anwers and Further Questions». Economic policy Review. Federal Reserve Bank of New York, Mayo 2002 Landerretche, Oscar; Morandé, Felipe y Schimdt-Hebbel, Klaus. «Inflation Targets and Stabilization in Chile». Working Paper No. 55. Banco Central de Chile, 1999 Leone, Alfredo. «Inflation Targeting in the brazilian Setting», en Brazil: Selected Issues and Statistical Appendix. IMF Country Staff report No. 99/97, 1999 Masson Poul; Savastano, Miguel y Sharma, Senil. «The Scope for Inflation Targeting in Developing Countries». Working Paper No. 97/130. IMF, 1997 Mishkin, Federic. «Inflation Targeting in Emerging Market Countries». Working Paper No. 7618. NBER, 2000 Mishkin, Federic y Schidt- Klaus, Hebbel. «One Decade of Inflation Targeting in the World: What Do We Know and What Do We Need to Know?». Research Working Paper No. 8397. NBER, 2001 Schaechter, Andrea; Stone, Mark y Zelmer, Mark. «Adopting Inflation Targeting: Practical Issues for Emerging Market Countries». Occasional Paper No. 202, IMF, 2000 Schmidt- Hebbel, Klaus y Tapia, Matías. «Monetary Policy Implementation and Results in Twenty Inflation Targeting Countries». Working Paper No. 166. Banco Central de Chile, 2002 Schmidt- Hebbel, Klaus y Werner, Alejandro. «Inflation Targeting in Brazil, Chile and Mexico: Performance, Credibility, and the Exchange Rate». Working Paper No. 171. Banco Central de Chile, 2002 Taylor, John. Monetary policy Rules. University of Chicago Press, 1999 166 | BCRA José De Gregorio 1 (Vicepresidente - Banco Central de Chile) Esquema de metas de inflación en economías emergentes El número de países que han adoptado un esquema de metas de inflación para conducir la política monetaria es alto y creciente, y mucho mayor aun el de los que declaran usar metas de inflación (FMI, 2005, cap. 4). Se ha planteado incluso que el FMI debería instituirlo como recomendación de manejo macroeconómico. A veces pareciera que basta con enunciar una proyección de inflación sobre un horizonte de un año para declararse «inflation targeter». Sin embargo, existe un consenso bastante generalizado sobre cuáles son las características de diseño e implementación de un esquema pleno de metas de inflación, como es también de consenso cuáles son los aproximadamente 25 países industriales y economías emergentes en el mundo que aplican hoy un esquema pleno de metas, incluyéndose en dicha lista a cinco países latinoamericanos. En particular, quisiera referirme a los siguientes puntos: · ¿Ignoran los esquemas de metas de inflación el desempleo? · ¿Cómo son los esquemas de metas de inflación en la práctica? · ¿Qué rol cumplen el tipo de cambio y los precios de los activos? Las metas de inflación y el desempleo Un elemento importante en la discusión pública es la percepción —equivocada— de que cuando un banco central formula la meta para la conducción de su política monetaria en términos de la inflación, está ignorando el desempleo o el crecimiento.2 1 Preparado para la Conferencia Anual del Banco Central de la República Argentina, Política Monetaria y Estabilidad Financiera: De la Teoría a la Práctica, Buenos Aires, 5 y 6 de junio. Quisiera agradecer a María Cristina Betancour, Jorge Desormeaux y Klaus Schmidt-Hebbel por sus valiosos comentarios. Las opiniones expresadas aquí son de mi exclusiva responsabilidad y no representan necesariamente al Banco ni al resto de su Consejo. 2 Este tema es discutido en mayor detalle y más formalmente en De Gregorio (2006). BCRA | 167 Los bancos centrales son catalogados por sus críticos como obsesivos antiinflacionarios, que de lo único que hablan es de la inflación, que están desconectados de la realidad y que no les interesa el desarrollo del país o el bienestar de la población, más relacionado con variables reales como el ingreso y el consumo. Sin embargo, esto no es así, y aunque es algo bien sabido en teoría económica, no es muy comprendido por el público en general, en particular el público no especialista. Los economistas y banqueros centrales tal vez hemos sido incapaces de transmitir plenamente dos ideas fundamentales en la conducción de la política monetaria: 1. La inflación baja y estable es condición necesaria para el progreso de los países. 2. Los esquemas de metas de inflación sí toman en cuenta el desempleo. En lo que se refiere al primer punto, abandonar el objetivo inflacionario sólo terminaría reduciendo el bienestar y el crecimiento de largo plazo. Existe mucha literatura analítica y empírica que avala los beneficios de tener una inflación baja y estable.3 Sin embargo, para mantener la inflación baja y estable es necesario pagar los costos que implica una reducción de la demanda cuando las perspectivas de inflación son crecientes, y facilitar un mayor grado de expansión cuando la inflación esperada es baja. La estabilización debe ser simétrica para que la política monetaria sea creíble, lo que a su vez permite reducir los costos de cumplir con el objetivo inflacionario. En relación con el punto 2, me gustaría elaborarlo en el resto de esta sección pues considero que es el tema en el que existe un grado de comprensión menor por parte del público. En primer lugar, es necesario reconocer que en el largo plazo no hay tradeoff entre inflación y desempleo. Así, una vez que la economía se estabiliza, la tasa de desempleo se ubica en su tasa natural, también conocida como NAIRU (por su sigla en inglés nonaccelerating- inflation rate of unemployment), y el producto alcanza su nivel de pleno empleo, también llamado producto potencial. Este nivel de desempleo y producción no depende de la tasa de inflación. A lo sumo, habría una relación negativa entre la inflación y el crecimiento potencial.4 3 Una discusión introductoria se presenta en De Gregorio (2003). Es posible considerar efectos más complejos, como la histéresis, que plantea que el desempleo de largo plazo depende de la evolución del desempleo hacia el largo plazo. La discusión del texto sería la misma si incluyéramos efectos de histéresis. Lo que ocurre es que este tipo de efectos da razones para justificar gradualidad en las estabilizaciones, lo que se contrapone a veces con la necesidad de establecer credibilidad. En todo caso, estos efectos parecieran ser relevantes solo en situaciones extremas, o más bien de crisis, cuando se producen recesiones profundas y prolongadas. 4 168 | BCRA Antes de continuar, se debe clarificar que la tasa natural de desempleo no tiene ninguna connotación de optimalidad desde el punto de vista del bienestar. Es simplemente la tasa a la que converge el desempleo una vez que los precios en la economía son plenamente flexibles. ¿Es 4, 6 o 10%? Eso depende de la estructura de la economía y, en particular, de las características de su mercado del trabajo, y no de la tasa de inflación. Es así como en los años ochenta, en varias economías europeas la tasa natural de desempleo era superior a los dos dígitos. De hecho, fue para enfatizar que esta tasa no tenía nada que ver con la tasa de desempleo óptima desde el punto de vista social que en Europa se acuñó la expresión NAIRU para la tasa de desempleo que no acelera la inflación. Si se quisiera tener un desempleo menor que esta tasa natural no bastaría con subir la inflación, sino que habría que acelerar el ritmo inflacionario. Por ello, la tasa natural puede ser muy alta desde el punto de vista social, pero para reducirla se requiere mirar más al funcionamiento del mercado del trabajo y de los mercados de bienes que a la política monetaria. Sin embargo, en el corto plazo hay un conflicto entre inflación y desempleo o, dicho de otra forma, en el corto plazo se puede, a través de cambios en la política monetaria, afectar la inflación, también afectando el nivel de actividad. Desde el punto de vista del bienestar, tanto las desviaciones de la inflación de su meta como las desviaciones del producto de su nivel de pleno empleo (la brecha del producto) tienen costos. En el caso de un shock de demanda, no hay conflicto para la política monetaria, porque ella corregirá en la misma dirección las desviaciones de la inflación respecto de la meta y del empleo respecto de la NAIRU. Cuando se desea reducir la inflación, la política monetaria más contractiva reducirá la demanda agregada, lo que hará contraer el producto y el empleo. La caída del producto debilita las presiones inflacionarias, porque se reducen las demandas salariales y los incentivos de las empresas para aumentar sus precios. Desde el punto de vista del bienestar, tanto las desviaciones de la inflación de su meta como las desviaciones del producto de su nivel de pleno empleo tienen costos en términos de bienestar. Por lo tanto, si la inflación sube, será razonable disminuir en el margen la actividad para evitar que la inflación siga subiendo. Contrariamente, cuando la inflación baja, es razonable permitir que el producto se expanda, lo que a su vez debiera permitir que la inflación suba hacia su meta. Algo más complejo ocurre con los shocks de oferta, que generan caídas del producto y aumentos de la inflación, combinación que representa un conflicto para la conducción de la política monetaria. En este caso la respuesta dependerá de cuán permanentes o transitorios sean sus efectos, de la capacidad que tenga la economía de absorberlos sin que haya repercusiones inflacionarias adicionales y de las aversiones relativas de la autoridad monetaria respecto de la volatilidad de la inflación y del producto. La respuesta inflacionaria a los shocks de oferta BCRA | 169 dependerá a su vez de la credibilidad de la meta de inflación y la confianza del público en las autoridades monetarias. Precisamente porque las autoridades toman en consideración los costos del menor nivel de actividad en que se incurrirá al intentar llevar la inflación a su meta, es que la meta no es estricta. En la práctica se permite que el ajuste ocurra en un lapso de tiempo lo suficientemente prolongado como para que los shocks inflacionarios transitorios se deshagan sin tener que contraer el producto en forma excesiva. Así es posible que los efectos de un shock transitorio por el lado de la oferta se deshagan, sin necesidad de tener una respuesta agresiva de política monetaria. Si en el largo plazo la inflación converge a su meta y el producto al pleno empleo, uno se podría preguntar por qué no se define el objetivo de política monetaria en términos del producto de pleno empleo, dejando que la inflación se ajuste a la consecución de este objetivo. Es decir, si tanto el producto converge al pleno empleo como la inflación a su meta, por qué no invertir la formulación del objetivo: una meta de pleno empleo, con un rango, y que la inflación se ajuste. Tal solución es muy inconveniente por dos razones. En primer lugar, la ventaja de especificar el objetivo de estabilidad macroeconómica en términos de una meta de inflación evita las dificultades de definir dos objetivos que podrían resultar incoherentes entre sí. Por ejemplo, definir una cota a la variación del producto en conjunto con una meta de inflación explícita podría hacer que ambos objetivos fueran incompatibles con la estructura de la economía. Especificar la meta de política macroeconómica en términos del nivel de actividad tiene el gran inconveniente de que no sabemos cuál es el producto de pleno empleo, tenemos sólo estimaciones imperfectas. En consecuencia, esto podría conducir a una aceleración inflacionaria cuando se persiguiera un desempleo muy bajo, o a una desaceleración inflacionaria si se subestimara el producto de pleno empleo. Un ejemplo histórico de lo primero es la política monetaria de EE.UU. de comienzos de la década de 1970, que perseguía alcanzar un nivel de producto que sólo ex post fue reconocido como superior al producto de pleno empleo, lo que llevó a una espiral de inflación creciente de precios y de salarios y luego a controles de los mismos y cuya corrección, a comienzos de los ochenta, resultó en una gran pérdida de producto y empleo, y en América Latina detonó la crisis de la deuda. La segunda razón es el motivo fundamental por el que se elige una meta de inflación (u otra ancla nominal). La política monetaria tiene que ver con los precios y la inflación. El definir una meta de inflación permite anclarla. La alternativa de elegir un ancla real, como sería una meta de producto, implicaría 170 | BCRA que la inflación estaría indeterminada. Es decir, cualquier nivel de tasa de inflación puede resultar si se fija una meta real. Por otra parte, las variables reales como el producto están fuera del ámbito de aquellas que puede afectar permanentemente la política monetaria. Para evitar esto, es esencial fijar la meta como un objetivo cuantitativo para la inflación, proveyendo un ancla nominal a la economía. Por lo tanto, cuando los bancos centrales fijan su meta de inflación dentro de un rango de tolerancia y con un horizonte de uno o más años para lograr su objetivo, están considerando ambos, los costos de la inflación y los costos del desempleo. Metas de inflación en la práctica En rigor podríamos pensar que los bancos centrales deberían definir su objetivo enunciando una meta rango e indicando el porcentaje del tiempo que desean cumplir con el rango. Ello es equivalente a decir que los bancos centrales deberían anunciar la media y la variabilidad de la inflación objetivo. Debido a que la inflación no se puede controlar en el corto plazo, es posible definir como objetivo intermedio la convergencia de la inflación a la meta en un horizonte de política que tome en cuenta los costos de alcanzar la meta de inflación y los rezagos con que opera la política monetaria. Por lo general, este horizonte se define entre uno y tres años. En la práctica existe incertidumbre sobre los mecanismos de transmisión y la estructura de la economía. Esto es particularmente válido en economías emergentes, porque su estructura cambia con más frecuencia con los también más usuales cambios de régimen de políticas. Esto dificulta ser muy preciso en la definición del esquema de metas de inflación. Cuando la política monetaria se define por un tipo de cambio o por agregados monetarios, el monitoreo es muy fácil. Basta ver si el tipo de cambio está en el nivel deseado o si los agregados monetarios evolucionan de acuerdo con los anuncios para evaluar el cumplimiento de los objetivos de política monetaria. Sin embargo, las anclas cambiarias y monetarias se usan cada vez menos, pues son menos eficientes para conducir la política monetaria. En el caso de las metas de inflación, se debe reconocer que la inflación no es controlable por el banco central en el corto plazo. Ahora bien, las desviaciones de la meta pueden ocurrir por incontrolabilidad genuina o porque el banco central no está adoptando una política monetaria coherente con su meta de inflación. Por tal razón, bajo una meta inflacionaria, la comunicación y rendición pública de cuentas por parte del banco central es muy importante. Por ello, BCRA | 171 la mayoría de los bancos centrales que siguen metas de inflación preparan informes de inflación periódicos para reportar y explicar el comportamiento de la inflación y su coherencia con las decisiones de política monetaria. Esto aumenta la credibilidad de la política monetaria y fortalece el compromiso con la meta de inflación. Pero también es necesario que la política monetaria sea predecible y transparente para mejorar su efectividad. Lo primero es deseable porque evita ajustes bruscos en los precios de los activos financieros. Además, permite que la política monetaria y sus perspectivas de evolución futura se transmitan a toda la estructura de tasas de interés. De hecho, la política monetaria determina con bastante precisión la tasa de interés interbancaria, pero la demanda agregada depende de tasas de más largo plazo. El capital de trabajo depende de tasas que van de tres meses a un año, y la inversión de tasas aun más largas. En la medida en que las señales de política monetaria provean información útil para que el mercado forme sus expectativas, toda la estructura de tasas estará afectada por la política monetaria y en consecuencia ésta será más efectiva. Sin embargo, hay límites al compromiso previo con las tasas y al control de las mismas. En primer lugar, no sería conveniente fijar la tasa de política interbancaria para, por ejemplo, los próximos seis meses. La razón es que la política monetaria debe ser capaz de responder oportunamente a los eventos de corto plazo para así poder ir corrigiendo el curso de la política monetaria y poder cumplir con la meta de inflación. La transparencia también puede tener límites, y precisamente estos están relacionados con la efectividad de la política monetaria, la independencia con que se toman las decisiones, y la capacidad de que la discusión acerca de la política monetaria sea tan franca y productiva como sea posible. Por ejemplo, en muchos casos las minutas de política monetaria no indican los nombres de quienes adoptan una u otra posición. En este caso, más importante es el tenor de la discusión, y dar nombres podría incluso limitar lo que alguien quiera decir, afectando la capacidad de actuar con independencia. Cómo se implementa en cada país la transparencia es específico a cada caso y su tradición institucional, aunque ciertamente se necesitan elevados grados de transparencia para asegurar una política monetaria efectiva en el marco de metas de inflación. Otro elemento importante es el régimen cambiario. Si la economía es abierta financieramente, adoptar una política monetaria independiente (es decir, fijar la tasa de interés) y controlar el tipo de cambio en forma simultánea es imposible. Esto es conocido como la «trinidad imposible». No se puede controlar el tipo de cambio, la tasa de interés y estar abierto a los flujos de capitales. De manera que un régimen de flotación cambiaria es un requisito para tener un 172 | BCRA esquema de metas de inflación efectivo. En la siguiente sección me referiré con más detalle al rol que juega el tipo de cambio en los esquemas de metas de inflación. Si se quiere adoptar un esquema de metas de inflación con todos sus componentes, hay que cumplir un conjunto de requisitos, entre los cuales la credibilidad de la política monetaria es crucial. Es por ello que la mayoría de los países, incluido Chile, empiezan con un esquema más primario, sobre la base de metas de inflación para el año calendario. Muchas veces esta meta es más bien una proyección de lo que se espera sea la inflación y, en la medida en que sea coherente con un ritmo razonable de reducción de esta, se puede adoptar como meta. Este es un primer paso, que al menos va acompañando a un proceso de consolidación de tasas de inflación bajas y denota un grado de compromiso con ellas. Sin embargo, no se puede plantear que son metas de inflación plenas, porque la meta se define en un horizonte en el cual la política monetaria tiene efectos restringidos o más bien los efectos siguen en períodos para los cuales no hay meta. Esta estrategia corre los riesgos de poner presión en el tipo de cambio y de incurrir en una excesiva volatilidad de las tasas de interés si el período de cumplimiento se va acortando. Asimismo, el instrumento por excelencia de las metas de inflación es la tasa de interés, en algunas ocasiones complementada con el seguimiento de los agregados monetarios. Esta instrumentación de la política monetaria también depende del grado de desarrollo del mercado financiero y de la capacidad de fijar tasas interbancarias, porque algunas veces ni siquiera existe mercado interbancario. Por último, un aspecto muy relevante en economías emergentes son algunos requisitos institucionales. En primer lugar, se debe tener un banco central independiente, que permita efectivamente establecer un horizonte de política que vaya más allá de los horizontes políticos y electorales. Asimismo, para evitar la subordinación de la política monetaria a la política fiscal hay que tener una situación fiscal sólida que elimine las posibilidades de financiamiento inflacionario, el que restaría credibilidad a la meta. El rol del tipo de cambio y los precios de los activos A raíz de la burbuja de las acciones tecnológicas en los Estados Unidos, unos años atrás hubo una importante discusión sobre si la Fed debería haber reaccionado subiendo las tasas, incluso en un escenario donde no había signos de inflación, para así evitar que la burbuja siguiera creciendo. Quienes dicen que se debería haber actuado anticipadamente, sostienen que la recesión que siguió al ajuste bursátil se podría haber atenuado. Sin embargo, en el otro lado se argu- BCRA | 173 menta que la política monetaria no habría sido efectiva o no habría sido necesaria, porque igualmente la burbuja, al desinflarse, habría llevado a una recesión. Este es ciertamente un problema de segundo orden en comparación con el dilema que enfrenta la mayoría de las economías emergentes. Éste es qué hacer con el tipo de cambio; en particular, si atender o no la preferencia por tener un tipo de cambio real competitivo. Esta preferencia es natural después de todas las desastrosas experiencias con masivos atrasos cambiarios bajo esquemas de baja o nula flexibilidad cambiaria y las crisis que les siguieron, así como con el objetivo de hacer las economías más abiertas y competitivas. Hay muchas razones que justifican un régimen de tipo de cambio flexible y éste no es el lugar para discutirlas. Aquí me concentraré sólo en cómo entra el tipo de cambio en el esquema de metas de inflación. Ha habido mucha discusión acerca de si el tipo de cambio debería o no afectar la decisión de política monetaria, vale decir, la fijación de la tasa de interés de política. En el contexto de la regla de Taylor, es decir la regla implícita que se usa para fijar la tasa de interés, la pregunta es si el tipo de cambio debería o no ser un argumento independiente de la regla. En un contexto más general, es importante pensar que más que una regla mecánica para fijar la tasa de interés, lo que se debe considerar es cuál es la trayectoria de tasas coherente con la meta de inflación. El tipo de cambio, en la medida en que afecta las perspectivas inflacionarias, debe ser una variable relevante a considerar al momento de decidir la política monetaria. Su efecto sobre la inflación de precios al consumidor es mucho más evidente que sobre el precio de otros activos, como las casas o las acciones. Por ejemplo, supongamos que inesperadamente el tipo de cambio se aprecia en una magnitud importante. A pesar de que los coeficientes de traspaso son relativamente bajos, en particular en países que siguen una meta de inflación y tienen un banco central independiente, una apreciación significativa debería reducir las presiones inflacionarias y, por lo tanto, abrir espacio para un rebajamiento monetario, lo que a su vez reduciría la presión cambiaria y constituiría una mejor garantía del cumplimiento de la meta de inflación. En Chile hace poco enfrentamos ese dilema. Desde septiembre del año 2004, el Banco Central de Chile ha estado normalizando la política monetaria, en el sentido de acercarla a su nivel neutral, después de haber llevado la tasa de interés de política monetaria a un valor de 1,75%. Desde entonces, la tasa de política se ha aumentado hasta situarla hoy día en 5%. La estrategia hasta ahora ha sido ir retirando el estímulo monetario de manera pausada, lo que se ha hecho en aumentos de 25pb a la tasa. Se ha subido 13 veces la tasa de interés en 21 reuniones de política monetaria. Después de haber incrementado las tasas en septiembre, octubre y noviembre del 2005, se observó una apreciación importante del peso, motivada en gran parte por la excepcional alza del precio del cobre. El Consejo 174 | BCRA del Banco decidió mantener la tasa en diciembre y enero, lo que no fue tan anticipado como en decisiones anteriores, argumentado en su comunicado de diciembre que: «La inflación anual del IPC y su proyección de corto plazo han descendido, influidas por la rápida normalización del precio de los combustibles y la significativa apreciación del peso». Por primera vez se mencionaba la evolución del tipo de cambio en un comunicado del Banco, pero se consideró razonable después de la apreciación cambiaria observada en meses previos, reflejada en una apreciación acumulada de 12% en los seis meses precedentes, afectando en forma importante a la proyección de inflación futura. Esta apreciación causó dos pausas en el proceso de alzas de la tasa de política, en diciembre de 2005 y enero de 2006, las que algunos meses atrás no eran esperadas. En este contexto, el tipo de cambio afectó la decisión de política monetaria, pero por su efecto sobre la inflación, sin consideraciones adicionales de competitividad o volatilidad cambiaria. Ciertamente en nuestros modelos de proyección, así como en nuestra manera de ver el esquema de meta de inflación, las fluctuaciones del tipo de cambio son parte del ajuste de la economía al pleno empleo y de la inflación a su meta. De esta forma, cuando el tipo de cambio tiene efectos sobre las proyecciones de inflación, la política monetaria debe tomarlo en cuenta. Por ejemplo, si el tipo de cambio se deprecia y comienza a afectar la inflación, un alza de la tasa de interés ayudará a alcanzar la meta de inflación por la vía de su impacto sobre el gasto en inversión y consumo de bienes durables y su efecto sobre el tipo de cambio que reduce la demanda externa. En todo caso, cabe destacar la importancia de analizar las razones tras las variaciones del tipo de cambio. Si la depreciación ocurre por un mal escenario externo, esto podría reducir las perspectivas inflacionarias y por ello la reacción de política monetaria no será necesariamente un alza de la tasa de interés. Sin embargo, ésta no es la única forma en que el tipo de cambio puede afectar las decisiones de política monetaria. Por lo general, los bancos centrales también tienen5 como objetivo el velar por la estabilidad financiera. En Chile, este objetivo se plantea en la ley orgánica constitucional que nos rige como el «normal funcionamiento de pagos internos y externos». Esto se interpreta como que se deben evitar crisis financieras y cambiarias, o desequilibrios financieros y cambiarios que puedan poner en riesgo la estabilidad. Sin duda una forma de lograrlo es por la vía de un tipo de cambio flexible, pero eso no descarta que pueda haber burbujas en el tipo de cambio que amenacen la estabilidad finan- 5 Ver Céspedes y Valdés (2006). BCRA | 175 ciera. En este caso podemos pensar que es posible que el tipo de cambio no esté respondiendo a sus determinantes fundamentales y que se observe una excesiva especulación a favor o en contra de la moneda. Por otra parte, debemos también reconocer que nuestros modelos macroeconómicos de proyecciones que usamos para la conducción de la política monetaria bajo metas de inflación son limitados, y en ellos no ocurren crisis porque no contemplan la fragilidad financiera. Estos modelos, por ejemplo, no dejan espacio para crisis financieras ni problemas de liquidez en los mercados cambiarios. De hecho, los modelos más modernos de economía abierta enfrentan dificultades para anclar el nivel de precios o generar fluctuaciones en la cuenta corriente. Aquí es necesario usar información complementaria, así como otras vías para analizar la coyuntura, y el juicio de las autoridades es fundamental para evaluar los riesgos que pongan en peligro la estabilidad financiera. Por ello, hay que estar atento a la posibilidad de que se generen desalineamientos cambiarios que amenacen la estabilidad macroeconómica. En dichos casos se puede considerar que se puede llegar a decretar la suspensión transitoria del funcionamiento de la política de metas de inflación, en particular en lo que respecta a la flotación cambiaria limpia o libre. Es decir, se puede considerar la implementación de intervenciones en el mercado cambiario. Estas intervenciones se justifican en respuesta a movimientos del tipo de cambio importantes y que no responden a sus fundamentos, en la medida en que no impliquen desviar el curso de la política monetaria de forma no deseada. En el caso de Chile, cuando la el sistema cambiario de convertibilidad de Argentina entró en crisis a mediados del año 2001, el tipo de cambio chileno se depreció aceleradamente sin que hubiera razones fundamentales. Nuestras relaciones comerciales y financieras no justificaban dicho movimiento, ni tampoco lo hacían nuestras condiciones macroeconómicas. Esto ocurrió, además, en un momento en que había exceso de capacidad y las presiones inflacionarias subyacentes estaban muy por debajo de la meta. Sin embargo, el aumento del tipo de cambio podría haber terminado induciendo un alza de las tasas de interés cuando, desde el punto de vista de la actividad, la economía tenía espacio para crecer. En consecuencia, se decidió intervenir por un período limitado y con montos máximos predeterminados. El propósito de esta intervención fue detectar si había o no un movimiento especulativo no justificado por los fundamentos. De ser efectiva la intervención, se acabaría la burbuja y el tipo de cambio se ajustaría a sus valores de equilibrio. De no ser efectiva, el costo sería acotado, y las circunstancias justificaban tomar una decisión que ciertamente envolvía riesgos. Con posterioridad a la intervención, la tranquilidad cambiaria retornó, y esto permitió iniciar un proceso de reducción de tasas de interés que se había postergado precisamente por las turbulencias 176 | BCRA regionales.6 Hay que agregar que además en el período de intervención ocurrieron los ataques a las Torres Gemelas de septiembre del 2001, los que agregaron volatilidad adicional a los mercados emergentes. Las turbulencias en los mercados resurgieron, previamente a la elección presidencial en Brasil del año 2002, e indujeron otro período acotado de intervención, aunque sus efectos fueron menos evidentes que los de la primera vez y probablemente la intervención fue menos efectiva.7 En este sentido, se puede pensar que el régimen de tipo de cambio flexible se ha ido perfeccionando con el tiempo y haciéndose menos vulnerable a turbulencias que no deberían impactar en los fundamentos. Por otra parte, el usar repetidamente el mecanismo de intervención puede quitar credibilidad al esquema cambiario y generar especulación contra el banco central. Por último, quiero referirme al objetivo de tener un «tipo de cambio real competitivo» que promueva las exportaciones. Esta discusión es similar a la de la tasa natural de desempleo, es decir, los determinantes fundamentales del tipo de cambio están fuera del ámbito de la política monetaria. Una vez que se decide tener una economía financieramente integrada con metas de inflación, es difícil tratar de manejar el tipo de cambio nominal, y menos el tipo de cambio real. Si se desea afectar el tipo de cambio real en niveles incoherentes con sus fundamentos, podemos terminar generando inflación, la que se encargará de apreciar el tipo de cambio real hacia su nivel de equilibrio. Defender el tipo de cambio para graduar una apreciación puede ser muy inconducente, porque estimula la entrada de capitales de corto plazo y presiones cambiarias adicionales. Es cierto que hay países que han logrado controlar el tipo de cambio, en particular China y Costa Rica, pero la gran diferencia con Chile es su limitada movilidad de capitales. En la mayoría de las economías latinoamericanas, los altos grados de integración financiera hacen que incluso los controles de capitales sean de muy dudosa efectividad. Más aún, la opción de integrarse financieramente a la economía mundial trae beneficios significativos en materia de suavizar los shocks externos y proveer financiamiento a economías con escaso capital. Sin embargo, como muestra la evidencia, es necesario tener una estructura institucional sólida para beneficiarse de esta integración, de otro modo se puede poner a las economía pequeñas en una situación muy vulnerable (Prasad et al., 2004). 6 El retraso de la rebaja de tasas, plenamente justificado por la turbulencia regional y cambiaria, quedó en evidencia debido a que dos años después la inflación estaba debajo del rango meta. El no haber intervenido podría haber retrasado aun más esta reducción de tasas. 7 Ver De Gregorio, Tokman y Valdés (2005) para una discusión adicional sobre la política cambiaria en el marco de metas de inflación y la experiencia chilena. BCRA | 177 La política monetaria no puede afectar el tipo de cambio real en el mediano o largo plazo, pero sí lo pueden hacer sus determinantes fundamentales: la apertura comercial, la productividad de la economía, la política fiscal, los activos internacionales netos y los términos de intercambio. Las tasas de interés provocan fluctuaciones del tipo de cambio, y una buena política monetaria debería permitir fluctuaciones estabilizadoras, coherentes con las funciones del tipo de cambio como absorbedor de shocks y como un precio clave que si se desajusta puede traer consecuencias costosas. De otro modo, la volatilidad se estará reflejando en el producto y el empleo, en las tasas de interés y en los precios de los activos. Referencias Céspedes, L. y R. Valdés. «Autonomía de Bancos Centrales: la Experiencia Chilena». Economía Chilena Vol. 9, No. 1, pp. 25-45, 2006 De Gregorio, J. «El Banco Central y la Inflación». Documento de Política Económica No. 5. Banco Central de Chile, 2003 De Gregorio, J. «Metas de Inflación y el Objetivo de Pleno Empleo». Documento de Trabajo No. 364. Banco Central de Chile, 2006 De Gregorio, J., A. Tokman y R. Valdés. «Tipo de Cambio Flexible con Metas de Inflación en Chile: Experiencia y Temas de Interés». Documento de Política Económica No. 14. Banco Central de Chile, 2005 IMF. World Economic Outlook. Washington DC: International Monetary Fund, October, 2005 Prasad, E., K. Rogoff, S.-J. Wei y K. Ayhan. Effects on Financial Globalization on Developing Countries: Some Empirical Evidence. Occasional Paper No. 220, Washington DC: International Monetary Fund, 2004 178 | BCRA Desarrollo Bancario y Financiero en Economías Emergentes Panel IX BCRA | 179 180 | BCRA Augusto de la Torre y Sergio Schmukler1 (Senior Economist – World Bank) Desarrollo del mercado de capitales Balance y perspectivas2 1. Introducción A comienzos de la década de 1990 los economistas y hacedores de política tenían grandes expectativas acerca de las perspectivas para el desarrollo de los mercados domésticos de capitales en las economías emergentes, y en particular para América Latina. Lamentablemente, ahora se encuentran con resultados desalentadores. Aunque muchos todavía tienen esperanzas de que se desarrollen los mercados de títulos, la realidad es que los mercados de acciones y bonos corporativos en muchas economías emergentes permanecen muy ilíquidos y segmentados, con la negociación («trading») y la capitalización concentradas en pocas empresas. Los mercados bursátiles en muchos países en desarrollo han visto caer el número de empresas cotizantes y la liquidez, a medida que un número creciente de empresas han cotizado en otros mercados cross listing y obtenido capital en centros financieros internacionales como Nueva York y Londres. La deuda tiende a estar concentrada en el rango más corto del espectro de plazos y a estar denominada en moneda extranjera, lo que expone a los países a riesgos de plazos y de divisas. Además, la deuda del gobierno está desplazando a los mercados de bonos corporativos en muchos países. El estado de los mercados de capitales luce particularmente pobre cuando se tienen en cuenta los grandes esfuerzos realizados para mejorar el contexto macroeconómico y reformar las instituciones que se cree que fomentarían al desarrollo financiero. En el caso de América Latina, los resultados parecen todavía más desalentadores, al compararlos con el mejor desempeño de los mercados de capitales en Asia oriental y su rápido crecimiento en las economías desarrolla1 Asesor regional senior del sector financiero para América Latina y el Caribe del Banco Mundial y economista jefe en el Grupo de Investigación sobre Desarrollo del Banco Mundial, respectivamente. 2 Este trabajo está basado en el primer capítulo del libro «Emerging Capital Markets and Globalization» de los mismos autores, publicado por Stanford University Press y el Banco Mundial, 2006. Agradecemos a José Azar y Francisco Cevallos por su excelente colaboración. BCRA | 181 das (en especial en los centros financieros internacionales). Este comportamiento decepcionante ha hecho que las recomendaciones habituales de política para el desarrollo del mercado de capitales sean, en el mejor de los casos, debatibles. Los hacedores de política quedan sin una guía clara acerca de como revisar la agenda de reformas y muchos de ellos no prevén un futuro brillante para los mercados de capitales locales. La incapacidad de desarrollar mercados de capitales profundos y eficientes puede tener consecuencias importantes, ya que la creciente evidencia empírica sugiere que el desarrollo financiero no sólo se correlaciona con una economía fuerte, sino que en realidad es una causa del crecimiento económico y posee también un impacto positivo sobre la reducción de la pobreza y la mejora en la distribución del ingreso3. Por lo tanto, entender mejor los factores que impulsan el desarrollo del mercado de capitales y las razones por las que se perciben como fracaso los esfuerzos para reformarlos en muchas economías emergentes puede ser una guía útil para los policy makers. En este trabajo hacemos una breve reseña del desarrollo del mercado de capitales, con énfasis especial en América Latina. Además, asociamos esta evolución con el proceso de globalización financiera. Por último, consideramos algunas lecciones de política. 2. Evolución y globalización de los mercados de capitales Los desarrollos recientes de los mercados de capitales domésticos así como sus perspectivas, serían difíciles de entender si no se tomaran en cuenta las tendencias de los mercados de capitales globales. Analizar cómo han evolucionado los mercados de capitales internacionales ayuda no solo a tener una guía para evaluar el desempeño de los mercados locales, sino también para comprender hasta que punto los desarrollos locales son el resultado de cambios en los mercados de capitales internacionales. Una importante implicancia del análisis es que la globalización financiera se ha expandido a tal punto que resulta difícil ignorarla. Además, muchos desarrollos nuevos ocurrieron en las últimas tres décadas, produciendo cambios significati3 La literatura acerca del nexo entre finanzas y desarrollo es amplia. Resúmenes de estos textos pueden hallarse en muchas formas que pueden servir a todos los gustos diferentes. Una revisión amplia se encuentra en Levine (2005). Rajan y Zingales (2001, 2003), al contrario, dan resúmenes más cortos en un idioma menos técnico. Caprio y Honohan (2001) ofrecen una reseña excelente que destaca las contribuciones del Banco Mundial a la literatura empírica. Para mayor detalle ver la Sección 2 de esa literatura. 182 | BCRA vos en los mercados de capitales en las naciones desarrolladas y en desarrollo. Sin embargo, a pesar de la percepción de una globalización financiera difundida, el sistema financiero internacional está lejos de estar perfectamente integrado, y hay evidencia de una segmentación del mercado de capitales que subsiste tanto entre países como dentro de los mismos4. 2.1. Principales desarrollos en mercados de capitales internacionales Los mercados de capitales en los países desarrollados han crecido mucho en las décadas recientes, experimentando un gran auge en los noventa. Como parte de este proceso las empresas obtuvieron más capital en los mercados de bonos y de acciones, mientras que tanto los inversores minoristas como los institucionales incrementaron su participación en los mercados de capitales. Los mercados financieros se han desarrollado tanto que en 2004 el crédito total al sector privado de las entidades financieras, la capitalización bursátil y los bonos privados combinados alcanzaron un promedio de más de 260% del PIB para los países del G-7, comparado con alrededor de 100% en 1975. El desarrollo de los mercados de capitales en los países ricos fue acompañado por una integración financiera creciente entre las naciones. Esta globalización no es nueva. Los flujos internacionales de capitales han existido desde hace mucho tiempo5. En realidad, según algunas mediciones, el grado de movilidad de los capitales y de los flujos de capitales hace cien años es comparable con el nivel actual. En aquel tiempo, sin embargo, apenas unos pocos países y sectores han participado de la globalización financiera. Los flujos de capitales solían seguir a las migraciones y por lo general se dirigían a apoyar los flujos comerciales. En su mayoría, los flujos de capitales tomaban la forma de flujos de bonos y tenían carácter de largo plazo. El sistema internacional estaba dominado por el patrón oro, con el oro como respaldo de las monedas nacionales. El comienzo de la Primera Guerra Mundial fue el primer golpe a esta ola de globalización financiera, al cual siguió un período de inestabilidad y crisis que llevaron finalmente a la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial. Luego de estos eventos, los gobiernos revirtieron la globalización financiera, imponiendo controles de capitales para recuperar autonomía en la política monetaria. Esto deprimió los flujos de capitales, que llegaron a niveles muy bajos du4 French y Poterba (1991) y Tesar y Werner (1995) exhiben evidencias de un sesgo hacia el mercado local en la inversión internacional. Varios trabajos también hallaron que los inversores exhiben una preferencia por las empresas más grandes y geográfica y culturalmente más cercanas, tanto dentro de países como entre ellos (ver, por ejemplo, Coval y Moskovitz, 1999; Grinblatt y Keloharju, 2001; y Huberman, 2001). 5 Eichengreen y Sussman (2000) ofrecen una perspectiva milenaria. BCRA | 183 rante los años 1950 y 1960. El sistema internacional estaba dominado entonces por los acuerdos de Bretton Woods con tipos de cambio fijos pero ajustables, limitada movilidad de capitales y políticas monetarias autónomas. La década de 1970 vio el comienzo de una nueva era en el sistema financiero internacional. Como consecuencia del shock petrolero y el quiebre del sistema de Bretton Woods, comenzó una nueva ola de globalización. Con la desintegración del acuerdo de tipos de cambio fijos de Bretton Woods, los países se pudieron abrir a una mayor movilidad de capitales, al mismo tiempo que mantenían la autonomía de sus políticas monetarias. Mientras que la globalización a comienzos del siglo XX por lo general se relacionaba con los flujos desde países ricos (mayormente el Reino Unido) hacia economías emergentes, la acción en la fase de globalización más reciente tuvo lugar principalmente entre los países desarrollados. En esta etapa los flujos de capitales entre los países desarrollados se han incrementado marcadamente. Mientras tanto, la actividad del mercado de capitales se ha concentrado en unos pocos centros financieros internacionales, principalmente en Frankfurt, Londres, Nueva York y Tokio. 2.2. Países en desarrollo y el proceso de globalización Mientras que la mayoría del desarrollo y globalización del mercado de capitales descrito arriba tuvo lugar en los centros financieros y en las economías desarrolladas, los países en vías de desarrollo también fueron afectados por las mismas tendencias subyacentes y, en cierta medida, pudieron formar parte de estos procesos. Las tendencias globales afectaron a los países en desarrollo en al menos dos maneras. En primer lugar, el nuevo capital se encontraba disponible en mercados financieros internacionales, con los países en desarrollo tratando de atraerlo a sus mercados locales. En segundo lugar, los países en desarrollo trataron de imitar el uso creciente de los mercados de capitales que caracterizaba a las economías desarrolladas al encarar varias reformas. Los esfuerzos para atraer al capital internacional a los países en desarrollo fueron en parte la consecuencia de la mayor disponibilidad de liquidez en los mercados globales, que dio origen a auges de los flujos de capitales. El nuevo capital estuvo disponible después del shock del petróleo en 1973, que suministró fondos frescos a los bancos internacionales para invertir en los países en desarrollo. La mayor parte de estos fondos se utilizaron para financiar la deuda pública en la forma de préstamos sindicados. Los flujos de capital en los años setenta y a comienzos de los ochenta llevaron a la crisis de la deuda que empezó en México en 1982. Para resolver esta crisis se crearon los bonos Brady, que llevaron al desarrollo ulterior de los mercados de bonos soberanos en las economías emergentes. 184 | BCRA La ola reciente de flujos de capital difiere en al menos dos aspectos del período de entrada de capitales en 1976-1982; primero en términos de volumen, y segundo en relación a la composición del flujo. Los flujos de capital a los países emergentes de los noventa alcanzaron su pico en 1997 cuando llegaron a casi USD 340 mil millones, y cayeron abruptamente en los años subsiguientes como consecuencia de las crisis financieras en Asia oriental y en Rusia. A partir de ese momento, los flujos de capital se han recuperado, experimentando un fuerte crecimiento hasta llegar a cerca de USD 412 mil millones en 2004. La composición de los flujos de capital hacia los países en desarrollo también se modificó significativamente. La importancia de los flujos oficiales se redujo en más de la mitad, siendo los flujos de capitales privados la mayor fuente de capital para un gran número de países. A su vez, la naturaleza de los flujos de capital privados se vio alterada notoriamente. La inversión extranjera directa (IED) ha crecido continuamente desde principios de la década de 1990. Las fusiones y adquisiciones (F&A) fueron la fuente más significativa de dicho incremento, especialmente aquellas que resultaron de las privatizaciones de empresas de propiedad estatal. Los flujos de cartera también se han hecho significativos. Un rasgo destacable de la ola reciente de globalización financiera ha sido la internacionalización de los servicios financieros, es decir el uso de intermediarios financieros internacionales por emisores e inversores locales. Este proceso de internacionalización se logró mediante dos canales principales. El primero es una presencia creciente de intermediarios financieros internacionales en mercados locales. Junto con los flujos de capitales, las entidades financieras internacionales comenzaron a operar en países en desarrollo. El segundo canal involucra el uso de intermediarios financieros internacionales y mercados localizados fuera del país por emisores e inversores locales. Un ejemplo de este último es la cotización y la negociación de acciones en importantes mercados de valores mundiales, en su mayoría mediante certificados de custodia6. 6 Hay muchas formas diferentes de cotizar acciones locales en mercados financieros internacionales. La manera tradicional es el listado conjunto de la acción en otra bolsa. Las empresas europeas tienden a utilizar este método de internacionalización con más frecuencia. Una forma de internacionalizar muy popular entre las empresas de los mercados emergentes ha sido a través de los recibos de custodia llamados Recibos de Custodia Americanos (ADRs) o Recibos de Custodia Globales (GDRs). Estos son instrumentos derivados denominados en moneda extranjera que emiten los bancos internacionales como Bank of New York o Citibank, y que representan los títulos del país de origen en poder de algún custodio local. La negociación de DRs en los mercados de valores estadounidenses se expandió de USD 75 mil millones en 1990 a USD 1 billón en 2005, y en la actualidad hay más de 1.900 programas patrocinados de ADR, emitidos por empresas de 73 países. Los programas de DR crecen o se contraen según la demanda, dado que la emisión de DR y su reconversión a los títulos subyacentes sólo incurre un costo de transacción pequeño. Ver Levy-Yeyati, Schmukler y van Horen (2006). BCRA | 185 Los países en desarrollo han intentado diferentes maneras de atraer el nuevo capital disponible en los mercados internacionales. Una forma de captar este capital fue la liberalización financiera, que ocurrió en los países en desarrollo principalmente a fines de la década de 1980 y a principios de los ’90, algunos años después de que los países desarrollados ya habían liberalizado sus sistemas financieros. Como parte del proceso de liberalización, los gobiernos y las empresas han obtenido capital en forma activa en los mercados financieros internacionales, permitiendo a los extranjeros invertir en los mercados domésticos. La liberalización financiera también significó permitir el ingreso de las entidades financieras internacionales a los países en desarrollo, comprando bancos locales o abriendo sucursales o subsidiarias. Otra forma de atraer capital extranjero fue mediante el proceso de privatizaciones, iniciado por Chile y el Reino Unido y que luego fue seguido por la mayoría de los países. Los ingresos por privatizaciones fueron significativos: en los países en desarrollo crecieron de USD 2.600 millones en 1988 a USD 66.600 millones en 1997. Además, como muchas privatizaciones fueron hechas a través de ofertas públicas en los mercados de valores locales, el proceso tuvo también un impacto directo sobre la capitalización bursátil y la negociación. Como se mencionó más arriba, el auge de los flujos de acciones y de IED se explica en gran medida por las adquisiciones extranjeras de empresas de propiedad del estado. Finalmente, los países en desarrollo trataron de mejorar el clima de negocios para que el capital fluya hacia ellos al procurar la estabilización macroeconómica, mejores contextos para los negocios, y fundamentos económicos más fuertes. Aparte de estos esfuerzos para atraer al capital extranjero, los países en desarrollo también trataron de imitar el comportamiento de los mercados de capitales en los países desarrollados al implementar un conjunto de reformas que se pensaban fomentarían el desarrollo de los mercados de títulos domésticos. Estas reformas tuvieron su lógica propia y son fáciles de entender en el contexto de la globalización. En las primeras etapas, las reformas tenían un enfoque orientado al desarrollo sobre todo. La idea principal era que los mercados de capitales aportarían financiamiento relativamente barato, movilizando los ahorros eficientemente a su uso más productivo y ofreciendo oportunidades de inversión atractivas para los inversores. La intención de fomentar los mercados de capitales se ajustaba bien a la tendencia global de desplazamiento hacia un sistema orientado por el mercado y emulaba el funcionamiento de los mercados de capitales en los países desarrollados. Entre otros aspectos, los mercados de capitales serían una competencia para los sistemas bancarios locales, los cuales en muchos países en desarrollo cobraban altos márgenes de intermediación. Luego de la crisis de Asia oriental en 1997-1998, algunos pensaban que el desarrollo de los mercados de capitales locales sería una forma de hacer más estables los sistemas financieros 186 | BCRA de los países en desarrollo7. El razonamiento era que los mercados financieros, y en particular los mercados de bonos, podrían ser la «rueda de auxilio» del sistema, para apoyar a las finanzas cuando la «rueda principal» (los bancos) se hubiera desinflado por una crisis. Además, los cambios en los precios de los activos ayudarían a absorber los shocks. Por otra parte, más instrumentos en moneda local y de largo plazo, junto con más derivados podrían ayudar a reducir el riesgo sistémico. La idea renovar el sistema financiero llevó a una batería de reformas, que se pueden agrupar en las de primera y segunda generación. Las reformas de primera generación se enfocaban en construir una base sólida para el desarrollo del mercado de capitales; las reformas de segunda generación han tratado de aumentar la actividad del mercado y la liquidez, ampliar la participación de los inversores, y expandir el universo de los títulos que se negocian. Aparte de la liberalización y privatización ya mencionadas, se complementó con reformas estructurales de los sistemas de pensiones, desplazándose desde sistemas de beneficios definidos por el sector público a los de contribuciones privadas definidas. Entre otros aspectos, se esperaba que los nuevos sistemas de pensiones estimularan la disponibilidad de financiamiento de largo plazo para el sector privado. Chile fue el primer país que adoptó este sistema en 1981 y muchos otros países implementaron reformas similares en los últimos 15 años8. Atraídos por los posibles beneficios, los gobiernos también aprobaron nueva legislación dirigida a crear la infraestructura de mercado y las instituciones apropiadas para que florezcan los mercados de capitales. En particular, los países crearon comisiones locales de títulos valores y de mercados, desarrollaron el marco regulatorio y de supervisión considerablemente, e hicieron avances importantes hacia el establecimiento y la mejora del ambiente básico para las operaciones de mercado. Esto último incluyó nuevas políticas relativas a los mercados centralizados, los sistemas de compensación y registro de títulos, acuerdos de custodia y diversos grados de mejoras en las normas contables y de información. Más recientemente, las nuevas leyes y regulaciones que tratan de proteger a los acreedores y los inversores, incluyendo mejoras en el marco legal general y los derechos de propiedad, los derechos de los accionistas minoritarios, leyes sobre quiebras, y regulaciones sobre negociación con información confidencial insider trading, han mejorado esta infraestructura. 7 Ver Greenspan (1999), Herring y Chatusripitak (2001), CFI (2000), y Batten y Kim (2001), por ejemplo. La evidencia de Chile sugiere que la reforma previsional puede tener un impacto significativo sobre el desarrollo del mercado de capitales y el crecimiento económico. Ver Corbo y Schmidt-Hebbel (2003). 8 BCRA | 187 3. Principales desarrollos de los mercados de capitales domésticos Aunque los mercados de capitales en muchos países desarrollados han presenciado un auge en décadas recientes, el cuadro es más diverso cuando se pone el foco en los países en desarrollo, con una amplia heterogeneidad entre las naciones9. Algunos países vieron crecer sus mercados de capitales domésticos, pero en la mayoría de los casos este crecimiento no fue tan significativo como el que se vio en las naciones industrializadas. Otros países sufrieron un deterioro efectivo de sus mercados de capitales locales. Notables diferencias surgen al comparar el desarrollo de los mercados de capitales domésticos en distintas regiones. Entre las economías emergentes, los mercados de capitales de Asia oriental se han desarrollado relativamente bien. En cambio, los mercados latinoamericanos han quedado rezagados, caracterizados por la gran dolarización, el cortoplacismo y la falta de liquidez. El contraste entre el gran número de iniciativas de políticas y reformas y el comportamiento muy pobre de los mercados de capitales plantea varias preguntas. ¿No existe una relación entre los fundamentos económicos y el desarrollo del mercado de capitales? ¿En qué medida respondieron los mercados de capitales a las reformas? ¿Estaban mal ideadas las reformas? ¿Eran demasiado optimistas las expectativas? ¿Hay otros factores que afectan a los mercados bursátiles domésticos y que rechazan el impacto de las reformas? ¿Se necesita más tiempo para ver todos los frutos de las reformas? ¿Hay que repensar la agenda de las reformas? 4. Implicancias para la política Las pruebas sugieren que el estado de los mercados de títulos en muchas economías emergentes, y especialmente en América Latina, es desalentador. A pesar del intenso esfuerzo de las reformas de las dos últimas décadas, los mercados de capitales locales en la mayoría de los países emergentes todavía permanecen poco desarrollados. Aunque algunos países en desarrollo han experimentado un crecimiento en sus mercados locales, en la mayoría de los casos este crecimiento no ha sido tan significativo como el que se observó en las naciones industrializadas. Otros países sufrieron un deterioro concreto de sus mercados de capitales, a medida que un número creciente de empresas cotizó en otros mercados y obtuvo capital en los centros financieros internacionales. En el caso latinoamericano, los resultados parecen ser aún más desalentadores dada la intensidad de los esfuerzos de reformas en la región, y la mejor evolución de los 9 Cabe notar que esta heterogeneidad también se extiende a los países desarrollados. 188 | BCRA mercados de capitales en Asia oriental y su rápido crecimiento en las economías desarrolladas. Además, la evidencia reseñada en la Sección 2 muestra que los mercados de capitales en América Latina están por debajo de lo que se podría esperar, luego de controlar por diversos factores que se ha encontrado afectan al desarrollo del mercado de capitales, incluyendo los niveles de ingresos, el tamaño de las economías, las políticas macroeconómicas, y el desarrollo legal e institucional. La evidencia también muestra que la relación entre la globalización y el desarrollo del mercado local es compleja, y en muchos casos difiere de lo que se esperaba al comienzo del proceso de reformas. En particular, nuestros resultados indican que las mejoras en los «fundamentals» y en las reformas de los mercados de capitales conducen a una mayor participación de la actividad en los mercados financieros internacionales. Deducir las consecuencias políticas para la agenda de reformas de la evidencia anterior no resulta una tarea tan sencilla como muchas veces se cree. Evaluar la evidencia es un proceso que, por su propia naturaleza, conlleva a un uso significativo de los juicios de opinión. Por lo tanto, hay un amplio rango para diferentes aunque razonables explicaciones de la brecha entre expectativas y resultados. Esta sección intenta proveer una muestra del rango de perspectivas sobre esta cuestión al identificar tres visiones estilizadas. Las dos primeras perspectivas son caracterizaciones generales de dos diagnósticos diferentes que han surgido reiteradamente en el debate. La tercera visión es esencialmente nuestra evaluación de las dos primeras, basados en como interpretamos la evidencia presentada a lo largo de este informe. Mientras que las tres visiones enfatizan diversos aspectos de la evidencia para llegar a diagnósticos diferentes y a conclusiones distintas, no necesariamente son incompatibles. La primera visión, encapsulada en el mensaje: «Sea paciente y redoble el esfuerzo», afirma que las reformas del pasado eran sustancialmente correctas, que la mayoría de las reformas que se requieren en el futuro se saben, y que las reformas -en especial las de segunda generación- tienen largos períodos de gestación antes de obtener dividendos palpables. Por eso, recomienda dejar que opere la disciplina del mercado mientras que se avanza pacientemente, con mayores esfuerzos para la implementación de reformas. La segunda visión, que se resume en el mensaje: «Dar en la secuencia correcta», señala los problemas que surgen cuando algunas reformas se adoptan antes que otras. Su prescripción central es que deben cumplirse las condiciones previas clave -incluyendo lograr un mínimo de vigor institucional- antes de liberalizar los mercados financieros plenamente y permitir la libre movilidad de los capitales internacionales. A pesar de sus contribuciones e ideas importantes, afirmamos que estas dos visiones no encaran en forma correcta algunos aspectos relevantes de la evidencia. Proponemos entonces una tercera perspectiva, que surge de identificar al- BCRA | 189 gunas de las carencias de las dos visiones anteriores. Esta tercera visión se puede sintetizar en el mensaje: «Repasar las cuestiones básicas y reformular las expectativas». Afirma que el aspecto más cuestionable de las dos primeras visiones es quizás su supuesto implícito de que el desarrollo del mercado domestico de capitales en las economías emergentes debe ser medido contra el patrón de los mercados de capitales en los países industrializados. En efecto, para las dos primeras visiones el camino de las reformas puede ser largo y difícil, pero el resultado esperado en la mayoría de los casos es uno sólo -parecerse cada vez más a una Wall Street en miniatura-. Pero resulta difícil aceptar este supuesto, dada la evidencia que sugiere que algunas características de los mercados emergentes en general, y de los países latinoamericanos en particular, no han sido tradicionalmente tomadas totalmente en cuenta en el análisis ni en el debate sobre políticas. Estas características incluyen la pequeña escala económica, limitaciones a la diversificación de riesgos, la presencia de monedas débiles, el riesgo sistémico prevaleciente y el impacto de la globalización financiera, entre otras. La tercera visión nos convoca entonces a un análisis serio de las implicancias de estas características, en particular para la agenda de reformas hacia adelante. Las implicancias son primordiales, como exponemos en el capítulo 4 del libro en el cual se basa este trabajo, al considerar con cierto detalle las cuestiones relativas a la interacción del tamaño económico, la globalización y la segmentación del acceso con la liquidez del mercado de capitales y la diversificación de riesgos. Por ende, la tercera perspectiva requiere una agenda de reformas más variada, encontrándose un enfoque de «talle único» condenado al fracaso. La tercera perspectiva enfatiza que un paso clave para diseñar reformas específicas para cada país debe ser determinar si la economía emergente de la cual se trata puede ser soporte de un mercado local dinámico para acciones del sector privado o no. También se afirma que en última instancia una agenda de reformas destinada a los mercados de capitales debe ser redactada con una visión más abarcadora del desarrollo financiero para los mercados emergentes, en el contexto de la integración financiera internacional. 5. Conclusiones Nuestro trabajo brinda importantes enseñanzas para el debate acerca del futuro de los mercados de capitales en las economías emergentes, con un énfasis particular en América Latina. Hay tres mensajes principales que se destacan en el análisis. Primero, es muy difícil entender donde se encuentran los mercados de capitales locales hoy si no los analizamos en el contexto de la globalización. Para muchos países, una parte significativa de la actividad del mercado de capitales ocurre en el exterior. El desarrollo del mercado de capitales local y su internacionalización 190 | BCRA están estrechamente vinculados, por lo tanto cualquier evaluación de los mercados de capitales que sólo pone su foco en los mercados domésticos es probable que experimente severas limitaciones. La creciente utilización de los mercados internacionales está teniendo efectos tanto positivos como negativos sobre los mercados locales. En relación con los efectos positivos, el financiamiento que logran las empresas y los gobiernos tiende a ser de plazos más prolongados que lo que se obtiene en los mercados locales. Además, cuando las empresas recurren a los mercados de capitales internacionales se vuelven más transparentes, otorgando a los inversores locales mejores oportunidades de inversión. A medida que los gobiernos y las empresas más grandes obtienen financiamiento en el exterior, existe la posibilidad de un efecto de inclusión (crowding in), incrementando los fondos locales para otros emisores. Aparte de estos efectos positivos de la internacionalización sobre los mercados domésticos, existen algunos negativos. Por ejemplo, la cotización de las grandes empresas locales en los mercados internacionales puede tener un impacto negativo sobre la negociación en el mercado doméstico y su liquidez, a medida que la negociación migra al exterior. Además, el financiamiento en los mercados internacionales es volátil y la prima de riesgo sube significativamente durante los períodos de crisis. El financiamiento con bonos externos tiende a estar denominado en moneda extranjera, lo que expone a los emisores al riesgo de divisas. Estos factores han llevado a muchos individuos a asociar la globalización financiera con las crisis. Otra característica importante del proceso de globalización actual es que está signado por la segmentación entre países y empresas. Esto tiene relevancia porque si los países y las empresas ganan con el acceso al capital extranjero, sólo un pequeño grupo de países y empresas cosechan la mayoría de los beneficios. Por ejemplo, mientras que los flujos netos de capitales privados a los países en desarrollo se incrementaron en años recientes, el capital privado no fluye a todos los países por igual. Algunos países tienden a recibir grandes flujos, mientras que otros reciben poco capital extranjero. Y dentro de los países en desarrollo que sí reciben flujos de capital, no todos los actores tienen la misma posibilidad para cosechar, al menos de manera directa, los beneficios de la globalización financiera. La evidencia sugiere que las empresas más grandes son las únicas que pueden fondearse en los mercados financieros internacionales. Esta segmentación puede incrementar la brecha entre aquellos países y empresas que se pueden internacionalizar y los demás. El segundo gran mensaje del estudio es que las expectativas acerca del proceso de reformas y las opciones de políticas deben ser revisadas. Esta visión se contrapone con las otras explicaciones acerca de la razón por la cual las reformas del mercado de capitales no han funcionado como se esperaba. Dichas explicacio- BCRA | 191 nes argumentan que las reformas necesitan más tiempo para dar los efectos esperados o que la secuencia de las reformas ha sido incorrecta. Aquí afirmamos que el proceso de reformas no tuvo en cuenta aspectos significativos relacionados con la naturaleza de la globalización y las economías emergentes. De acuerdo con la evidencia, las reformas al mercado de capitales y las mejoras de los fundamentals económicos han tenido efectivamente un impacto positivo en los mercados de capitales locales. Pero este proceso también ayudó a los países a obtener financiamiento en mercados de capitales internacionales, a veces a costa del desarrollo del mercado local. Salvo intentos por aislar a los países del sistema financiero internacional, las futuras políticas deberán tener en cuenta los efectos de la globalización sobre los mercados de capitales. Las eventuales medidas también podrán requerir el intento de integrar el resto de la economía al sistema internacional. En la medida que la integración plena no sea posible, las políticas futuras podrían tener que considerar maneras para que la globalización pueda tener efectos de derrame positivos sobre todos los sectores de la economía, incluyendo aquellos que no están vinculados directamente al sistema financiero internacional. Las políticas de desarrollo de los mercados de capitales deben tener en cuenta las características inherentes a los países en desarrollo (tales como el tamaño pequeño, la falta de diversificación de riesgos, la presencia de monedas débiles, y el predominio del riesgo sistémico) y como estos rasgos acotan la capacidad para desarrollar mercados de capitales locales profundos. Estas limitaciones son difíciles de vencer mediante el proceso de reformas. En otras palabras, aunque los países llevasen adelante todas las reformas necesarias, podrían no obtener el desarrollo del mercado de capitales doméstico que a comienzos de los noventa muchos esperaban. El tercer mensaje importante de este trabajo es que aunque los mercados de títulos valores en América Latina han crecido mucho desde 1990, los mercados de capitales de la región todavía están poco desarrollados cuando se comparan con los mercados en los países industriales y del este asiático. Además, la evidencia también muestra que hay una falta de actividad bursátil local en la región incluso después de ajustar por muchos factores, incluyendo el ingreso per cápita, las políticas macroeconómicas y las medidas del contexto legal e institucional. En otras palabras, los países latinoamericanos poseen un menor desarrollo del mercado bursátil local que países con similares fundamentals y políticas en otras regiones. Aunque hay diferentes explicaciones posibles sobre por qué América Latina tuvo peor comportamiento, resulta difícil llegar a una conclusión definitiva con las evidencias disponibles. Se necesitan futuros trabajos para echar más luz sobre la cuestión. 192 | BCRA Nuestras conclusiones no llevan a recomendaciones de política sencillas. Al contrario, la evidencia de nuestro trabajo abre una nueva gama de preguntas que podrían promover futuros debates sobre políticas. En este sentido, la contribución de nuestra investigación es plantear nuevos temas que no se pueden ignorar fácilmente al diseñar nuevas políticas. Referencias Batten, J. y Y. Kim. «Expanding Long-Term Financing Through Bond Market Development: A Post Crisis Policy Task» in K. Yun-Hwan (ed.), Government Bond Market Development in Asia. Asian Development Bank, Manila, 2001 Caprio, G., y Honohan, P. Finance for Growth: Policy Choices in a Volatile World. Banco Mundial, Oxford University Press, New York, 2001 Corbo, V. y K. Schmidt-Hebbel. Efectos Macroeconómicos de la Reforma de Pensiones en Chile, presentados en la conferencia sobre «Reformas a los Sistemas de Pensiones: Sus Efectos y Retos», organizada por la International Federation of Pension Funds Administrators, Julio 10-11, Panamá, 2003 Corporación Financiera Internacional. Building Local Bond Markets: An Asian Perspective. Washington D.C., 2001 Coval, J. y Moskovitz, T. «Home bias at home: Local equity preference in domestic portfolios». Journal of Finance 54. pp. 2045–2073, 1999 Eichengreen, B. y N. Sussman. «The International Monetary System in the Very Long Run». World Economic Outlook. 2000 French, K.R. y Poterba, J.M. «Investor Diversification and International Equity Markets». American Economic Review 81(2), pp. 222-26, 1991 Greenspan, A. Do Efficient Financial Markets Contribute to Financial Crises?. Financial Markets Conference of the Federal Reserve Bank of Atlanta. 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Saving Capitalism from the Capitalists, New York: Crown Business Division of Random House. 2003 Tesar, L. y Werner, I. «Home Bias and High Turnover». Journal of International Money and Finance 14-4, pp. 467-492, 1995 194 | BCRA Eduardo Walker1 (Profesor - Escuela de Negocios, Pontificia Universidad Católica de Chile) El Mercado Chileno de Bonos Resumen Este trabajo resume los hechos estilizados relativos al desarrollo del mercado chileno de bonos. Afirmamos que la caída sistemática de las tasas de interés locales junto a reformas estructurales importantes y la existencia de una unidad de cuenta indexada (la UF), explican el notable desarrollo de este mercado. Presentaremos la evidencia que confirma este argumento. 1. Introducción El desarrollo del mercado de bonos puede ser analizado desde diferentes perspectivas: su contribución al crecimiento y la estabilidad económica, su rol en una economía pequeña y abierta, o sencillamente al considerar su desarrollo desde una perspectiva microeconómica, suponiendo que dicho desarrollo tiene un impacto favorable sobre el comportamiento de la economía. Como mínimo, un mercado de bonos ofrece más alternativas de financiamiento a las empresas, lo que debería generar un incremento en el bienestar general. Analizando el mercado de bonos chileno desde esta última perspectiva, se desprende que su tamaño era de USD 34.000 millones hacia fines de 2005, equivalente a cerca de 30% del PIB. Los activos bancarios equivalían al PIB, lo cual pone de manifiesto la disponibilidad de fuentes de financiamiento alternativas para las empresas y los individuos. Afirmaremos en este trabajo que hay tres factores importantes que explican el desarrollo del mercado financiero: las reformas estructurales de largo plazo, la caída sistemática de las tasas de interés locales a partir de 1999, y el uso extendido de una unidad de cuenta indexada, la UF. 1 Noviembre de 2006 BCRA | 195 2. La evolución de las tasas de interés (reales) locales Los mercados financieros se desarrollan cuando los costos financieros son considerados «razonables». La caída de las tasas de interés locales explica en parte el desarrollo del mercado local de bonos. Proponemos aquí un modelo simple para explicar la evolución de las tasas de interés locales, basado en motivos de arbitraje. Podemos analizar la tasa de interés en UF directamente, dado que ésta es simplemente considerada como otra unidad monetaria por los inversores locales (y tal vez por los internacionales). Las tasas locales (indexadas) dependen del nivel de las tasas de interés internacionales (medidas como las tasas de interés de los bonos del Tesoro de E.E.U.U. a 10 años, yTr,USD), de la prima de riesgo agregada del conjunto de bonos (medido como el spread entre los bonos con calificación de investment grade y los bonos del Tesoro, yBaa-yTr,USD) y de la cuantía del riesgo país. La magnitud del riesgo local varía en el tiempo y depende fundamentalmente de la vulnerabilidad de las cuentas externas de la economía doméstica. Aquí lo simplificamos para que sea función de la balanza comercial. En particular proponemos la siguiente ecuación no lineal (en forma reducida): yLOC- yTr,USD = C0 + (Precio del Riesgo) x (Cantidad del Riesgo) = C0 + (yBaa-yTr,USD) x exp (C1 x Balance Comercial/PIB) (1) La ecuación supone que la magnitud del riesgo es variable y que depende del balance comercial en forma no lineal. El Cuadro 1 muestra la evolución del spread local (Tasa UF cupón cero a 10 años – Tasa del Tesoro a 10 años), comparado con la curva ajustada como en la ecuación (1). La ecuación ajustada es: yLOC- yTr,USD = -0,0188 + (yBaa-yTr,USD) x exp (-10,72118 x Balanza Comercial/PIB) (2) 196 | BCRA Cuadro 1 Tasa del Bono del Tesoro versus Tasa Cupón Cero UF a 10 años .04 Re sidua l .00 .01 -.02 .00 -.04 -.01 Spreads reales y estimados .02 .02 -.02 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 Residual Actual Estimado Por cierto, durante este período existieron importantes cambios institucionales, tales como la eliminación del encaje legal, la implementación de un régimen de tipo de cambio flexible y la regla de superávit estructural. Es probable que dichos cambios tengan efectos a largo plazo, pero también deberían reflejarse en la estabilidad general del sector externo de la economía. Sin embargo, la ecuación estimada arriba expuesta no exhibe los obvios quiebres estructurales relacionados con estas reformas. Por este motivo, a pesar de los cambios muy significativos de la estructura económica doméstica en los últimos 15 años, la aproximación parece ser razonable. Dado esto, podemos resumir las principales causas de la notable caída de las tasas locales de la siguiente manera: · Las tasas del Tesoro han disminuido. · Hubo una reducción significativa en los spreads globales · El sector externo chileno se ha fortalecido 3. «Market timing» y fuentes de financiamiento Existe evidencia internacional que indica que las firmas aprovechan las oportunidades del mercado («market timing») en relación a sus fuentes de financiamiento (Baker y Wurgler (2002) y Li, Livdan y Zhang (2006)). Esto significa BCRA | 197 que las firmas evalúan si financiarse con acciones o con deuda (de corto o largo plazo) parece ser más barato, y eligen la alternativa aparentemente más asequible. Es cuestionable si esto resulta coherente respecto a la hipótesis de los mercados eficientes, pero la evidencia implica que cuando financiarse con bonos pareciera ser caro, es utilizado en menor medida, por lo cual se desaceleraría el desarrollo de dicho mercado. El Cuadro 2 muestra la evolución de las fuentes de financiamiento corporativas en mercados abiertos disponibles desde 1995, en términos de bonos y acciones. Podemos observar que las emisiones de bonos eran una fuente de fondos insignificante para las empresas hasta 1997. Durante ese período, las emisiones de acciones fueron significativas. Durante los cinco o seis años más recientes, reflejados en el Cuadro 2, las emisiones de bonos corporativos ganaron importancia. Planteamos la hipótesis de que esto ocurrió debido a la reducción en los costos de financiamiento con bonos, cuyas proxies también se muestran en el mismo gráfico. Cuadro 2 4000 9.00 3500 8.00 3000 7.00 2500 6.00 2000 5.00 1500 4.00 1000 3.00 500 0 2.00 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 198 | BCRA Acciones emitidas Bonos emitidos Valor libro a precio de mercado x 5 Tasa de interés promedio Proxy de l costo financiero US$ (m illones) Emisión de Acciones y Bonos vs. Variables Financieras Sustitutas 4. Evolución de los mercados locales de bonos Chile es una economía emergente con un desarrollo interesante de su mercado de bonos. Un período relativamente largo de estabilidad económica, reformas institucionales junto con la unidad de cuenta indexada (la UF), fueron los responsables de dicho avance. Es una de las pocas economías emergentes que tiene bonos a largo plazo con tasas fijas en moneda local. Su sofisticación se incrementó en buena medida debido a la reforma previsional. El Cuadro 3 refleja la caída en la participación relativa de los bonos del gobierno y cómo a fines del período considerado los bonos del sector privado muestran mayor peso relativo que los del gobierno, pero aún representan una fracción relativamente pequeña del valor de mercado de las acciones. Ahora analizaremos los distintos componentes del mercado de bonos y su evolución a lo largo del tiempo. Cuadro 3 Stocks de Títulos Diferentes (Como múltiplo del PIB) 2.50 Múltiplos del PI B 2.00 1.50 1.00 0.50 Acciones M7 (sin bonos oficial es) Bonos del gob 20 05 20 03 20 01 19 99 19 97 19 95 19 93 19 91 19 89 19 87 19 85 19 83 19 81 0.00 Bonos del sec tor privado a) Letras hipotecarias Las letras hipotecarias son emitidas por los bancos en busca de fondos para los préstamos que utilizan los individuos a la hora de adquirir viviendas (y en menor medida por empresas para comprar oficinas). Estas letras están garantizadas por el banco emisor y por las hipotecas sobre los inmuebles adquiridos con los BCRA | 199 préstamos. La legislación que las autoriza se dictó en los años 60. Generalmente están indexadas por inflación (la unidad de cuenta es la UF), y tienden a ser de mediano a largo plazo (hasta 20 años). Las letras hipotecarias fueron, de hecho, los primeros bonos del sector privado que compraron los fondos de pensión. Esto corresponde a un proceso de securitización en el balance de los bancos al estilo europeo (ver Gregoire y Zurita (2003)). En términos de diversificación de riesgos, el riesgo del préstamo impago lo asume el banco. Los riesgos de falta de pago por el banco, de prepago y de cotización, son asumidos por los inversores. El Cuadro 4 muestra el desarrollo de los saldos a pagar desde 1987 y de los volúmenes negociados. La caída en el monto a pagar de casi USD 4 mil millones en los dos últimos años se debe al aumento de los niveles de prepago, que se produjeron por la caída de las tasas de interés locales mencionada anteriormente. Como porcentaje del PIB, el valor final es de alrededor de 8% y el máximo fue 14% en 2000. Es interesante notar que es la primera vez en la historia que los inversores se han tenido que enfrentar con niveles de prepago tan elevados. Cuadro 4 Saldo Volumen negociado Saldo (% del PIB) 0% 2005 2% 0 2003 4% 2,000 2001 6% 4,000 1999 8% 6,000 1997 10% 8,000 1995 12% 10,000 1993 14% 12,000 1991 16% 14,000 1989 16,000 1987 US$ (mill) Saldo de Letras Hipotecarias Saldo (% del PIB) b) Mutuos hipotecarios A partir de 1988 existe otro instrumento legal que permite una conexión directa entre deudores y acreedores de largo plazo. Se trata de hipotecas tradicionales, sólo que, por motivos legales se desarrollaron después de las Letras Hipotecarias. Una agencia especializada se ocupa de generar el préstamo, venderlo a un tercero, cobrar los pagos y realizar la contabilidad que corresponde a un acuerdo 200 | BCRA de intermediación. Dichos títulos resultaron ser una alternativa importante desde el punto de vista de los deudores. Estos instrumentos son bonos indexados de largo plazo no negociables, y por lo general los compran las empresas de seguros de renta vitalicia. Algunos de los préstamos fueron securitizados. El stock de Mutuos Hipotecarios sin securitizar fue de alrededor de USD 3.600 millones en Diciembre de 2005. c) Bonos de infraestructura (garantizados con ingresos) En los noventa, el gobierno creó un programa para involucrar al sector privado en la construcción de infraestructura pública, con la modalidad de «construir, operar y transferir». Este modelo se ha aplicado a carreteras y aeropuertos. Inicialmente el déficit de infraestructura se estimó en USD 11.000 millones. Los bonos se emiten para financiar las construcciones y se repagan con los ingresos por peajes. Los bonos de infraestructura tienden a poseer altas calificaciones debido a las mejoras crediticias que se compran a las compañías de seguro de crédito internacionales. Todos han sido emitidos en UF. El monto emitido a Diciembre 2005 fue de USD 3.600 millones, con USD 570 millones adicionales anunciados para el futuro próximo. Los bonos suelen tener vencimientos a muy largo plazo, y la mayoría son comprados por los fondos de pensión y las compañías de seguros de renta vitalicia. d) Bonos securitizados En 1994, una reforma en el mercado de capitales autorizó la existencia de securitizaciones fuera de balance, pero no fue hasta 1997 que las nuevas leyes realmente permitieron la aparición de títulos securitizados. Hay 10 agencias de securitización, de las cuales siete son subsidiarias de bancos. A diciembre de 2005, hubo 56 emisiones diferentes con un saldo total de $2.100 millones. El Cuadro 5 muestra la composición del saldo a pagar. Como objeto de la securitización se puede observar una gran diversidad de activos. La garantía excedente permanece como un bono cupón cero subordinado a largo plazo, que se paga una vez canceladas todas las demás obligaciones. En términos de calificación doméstica, cerca de 12% está calificada como AAA local, 61% AA, 12% A, y el resto corresponde a la calificación BBB o a bonos subordinados. BCRA | 201 Cuadro 5 Composición de los bonos securitizados Flujos de ingresos f uturos de comercios minoristas Total registrado (abr 2006 ): US$ 2136,17 mill Mutuos Hipotecarios + Contratos de leasing Para v iv ienda: US$ 750.35 Mill 234.2 388.2 Contratos de Leasing Mutuos Hipotecarios 127.9 260.5 Resoluciones del Ministerio de Obras Públicas Flujos de f ondos f uturos, subsiduos of iciales a la construcción Préstamos para automotores 391.4 145.3 202.4 24.6 64.9 79.4 93.8 123.6 Bonos Y ankee Bonos de la República de Chile Flujos de f ondos f uturos. Univ ersidad de Concepción Flujos de f ondos f uturos. Univ ersidad Diego Portales . Otros f lujos f uturos de caja e) Total de títulos con respaldo en activos El saldo total de los bonos securitizados era de casi USD 20.000 a Diciembre de 2005. Su composición se exhibe en la tabla siguiente: Tabla 1 Composición de Títulos Garantizados con Activos Tipo de bono Letras hipotecarias Monto (USD millón) 10,523 Mutuos Hipotecarios, sin securitizar 3,641 Bonos de infraestructura 3,607 Bonos securitizados 2,136 Total 202 | BCRA 19,907 f) Tamaño y características del mercado chileno de bonos de largo plazo La Tabla 2 resume las principales características del mercado chileno de bonos a Mayo de 2006. Existen algunos rasgos destacables: • El plazo promedio de los títulos emitidos por el sector privado es bastante largo, mayor que el de los bonos públicos. Se llega a la misma conclusión al observar las «duraciones promedio» («average durations», Macauly) de las distintas categorías de bonos. Este parámetro en particular, probablemente esté afectado por la caída de las tasas de interés: las empresas han tratado de obtener financiamiento de largo plazo debido a los bajos costos financieros en términos históricos. • El saldo a pagar de las emisiones de títulos del sector privado es de USD 31.000 millones, que equivale a 65% del total. Recordemos que este monto no incluye a los «mutuos hipotecarios». Si éstos se incorporan, el total se acerca a USD 35.000 millones. Sumando los bonos del sector público, el total sumaría aproximadamente USD 52.000 millones, que equivale al volumen del mercado de bonos de largo plazo. • La mayoría de las emisiones de bonos están denominadas en la unidad de cuenta indexada (UF), lo que significa que resultó ser un factor importante en el desarrollo del mercado de bonos2. 2 Ver Walker (2005) para una consideración acerca de la indexación. BCRA | 203 Tabla 2 Características del Mercado Chileno de Bonos Unidad Empresas Letras Gobierno hipotecarias Total Duration Convexidad Años 6.90 88.08 5.29 50.28 4.18 43.04 5.62 64.60 TIR Plazo residual Tasa anual Emisiones % Años % Cantidad 4.43 13.94 2.90 433 4.75 12.37 3.18 13,350 3.64 6.00 2.14 1,254 4.22 10.86 2.69 15,037 US$ mil Saldo sin cancelar % Tasa corriente % Participación en CLP % Participación en UF % Participación en IVP % Participación en US$ 21,226 5.22 3.50 95.60 0.00 0.90 9,875 5.62 0.00 95.40 4.60 0.00 16,557 5.51 19.70 70.30 0.00 10.00 47,658 5.40 8.40 86.77 0.95 3.87 CLP / US$ 521.3 Fecha: 5/17/2006 Fuente: LVA Índices, www.lvaindices.com 5. La demanda Para entender la existencia de un mercado de bonos cuya magnitud es de aproximadamente USD 52.000 millones, y cuya «duration» es bastante larga, es tautológico decir que hay que explicar la demanda de dichos títulos. La demanda existe y está muy ligada a la reforma previsional que hizo Chile en 1981. Hacia fines de 2005, los fondos de pensión habían acumulado ahorros por aproximadamente USD 75 millones (con 53% en renta fija local, incluyendo depósitos bancarios) y las compañías de seguro de rentas vitalicias tenían activos por USD 22.000 millones (con 83% en renta fija local), lo que implica un total de USD 97.000 millones. Obviamente, la existencia de la demanda es otro componente importante del desarrollo de un mercado de bonos de largo plazo. 204 | BCRA 6. ¿Qué condiciones son necesarias para el desarrollo de un mercado de bonos de largo plazo en moneda local? Esta no es una pregunta sencilla. Primero tenemos que generar la demanda, que no es de ninguna modo una tarea simple. Dado esto, sólo podemos proponer un listado de condiciones que pareciera fueron necesarias para el desarrollo del mercado de bonos en Chile: • Una unidad de cuenta indexada creíble. Ha existido durante muchos años y los índices de precios no fueron manipulados. Pese a haber existido períodos de alta inflación, esta unidad de cuenta se usa en forma generalizada. Tal vez una diferencia con otros países latinoamericanos es que durante los últimos 25 años el país no ha sufrido una hiperinflación. Si hubiese existido el temor a este «monstruo dormido», es probable que el mercado de bonos basados en la UF no se hubiera desarrollado3. • Leyes que convalidan la unidad de cuenta indexada para redactar contratos. • Una cantidad importante de bonos del gobierno indexados a tasas de interés fijas y con diversos vencimientos, ya que éstos sirvieron como punto de referencia necesario para cualquier emisión del sector privado. • Reglas impositivas consistentes, por lo menos neutrales respecto de la imposición a las ganancias por la inflación. • Precios fundamentales sin distorsiones, ya que de no ser así, las tasas de interés resultantes podrían ser demasiado altas (como en el caso del «problema del peso» con los tipos de cambio fijos). • Protección a los inversores. Hay evidencia mundial de que la protección a los inversores es necesaria para el desarrollo de los mercados de capitales. • Estabilidad macroeconómica suficiente como para hacer viables las inversiones de largo plazo, que genera la necesidad de financiamiento a largo plazo. 3 Una posibilidad es fijar topes y pisos a los aumentos nominales de los valores de la deuda o los «repagos» de los préstamos. BCRA | 205 7. Comentarios finales El mercado de bonos chileno quizás represente un ejemplo exitoso, al menos en el contexto de economías emergentes. No resulta fácil desentrañar la importancia de los factores fundamentales de su desarrollo. Sin embargo (y tal vez con las excepciones de los bonos hipotecarios y las letras hipotecarias que de todas maneras están más relacionados al sector bancario), hasta 1997 el desarrollo de este mercado se consideró poco importante, a pesar de que las principales reformas estructurales ya se habían hecho. Las políticas macroeconómicas que se implementaron con posterioridad, en particular las que fortalecieron las cuentas externas de la economía, hicieron posible una caída muy importante en las tasas de interés locales a largo plazo, amplificando la tendencia mundial. Las empresas (y los individuos) han reaccionado a esta tendencia con la emisión de bonos a largo plazo (o tomando préstamos de largo plazo). También es probable que la existencia de financiamiento a largo plazo con bajas tasas de interés haya hecho posible encarar los proyectos con una estructura diferente, con plazos más largos, como muestran los bonos de infraestructura. En todo caso, algunos de los desarrollos específicos del mercado chileno de bonos pueden servir como ejemplos para el desarrollo de mercados de bonos en otros países emergentes. Referencias Baker, M. y Wurgler, J. «Market Timing and Capital Structure». Journal of Finance, 57, 1-32, 2002 Gregoire, J. y Zurita, S. «Desarrollo y perspectivas de la securitización en Chile». Estudios Públicos N° 92. 2003 Li, E.; Livdan, D. y Zhang, L. «Optimal Market Timing». Working Paper, University of Rochester. 2006 Walker, E. «The Chilean Experience in Completing Markets with Financial Indexation». Capítulo del libro: Indexation, Inflation and Monetary Policy. Banco Central de Chile, Santiago, Chile, p. 259-293, 2002 206 | BCRA Eduardo Levy-Yeyati (Director del Centro de Investigación en Finanzas - Universidad Torcuato Di Tella y Banco Mundial) El Financiamiento de la Argentina Post-Crisis Lo primero que desearía abordar en esta breve charla es la necesidad de analizar los aspectos financieros dentro de un marco apropiado que permita observar si las características del sistema bancario argentino son comunes a otros países comparables. Así, previo a revisar algunos aspectos de la dinámica reciente del sistema bancario y discurrir sobre las asignaturas pendientes, considero conveniente repasar a modo de síntesis algunos hechos estilizados en el contexto del grupo de países emergentes y de la región latinoamericana. Lo primero a remarcar es el pronunciado incremento, en términos relativos, de los depósitos transaccionales (medidos como cociente del producto) en los últimos años, hasta ubicarse en niveles similares a los promedios latinoamericanos (aún por debajo de los promedios visibles en países emergentes). Por el contrario, los depósitos de ahorro se han mantenido sensiblemente por debajo de los niveles de economías comparables —aunque, vale aclarar, la diferencia con sus pares no se ha acrecentado recientemente. De hecho, los cocientes de depósitos de ahorro sobre producto se encuentran hoy en los niveles correspondientes a 1996-1997, los mejores años de la convertibilidad. Dos puntos centrales se desprenden de estos datos: (i) la crisis financiera no afectó al sistema de pagos: benefició a los depósitos transaccionales a expensas de los de ahorro; (ii) el problema de escasa profundidad del fondeo bancario doméstico no es nuevo: la convertibilidad, contra lo que generalmente se piensa, estuvo lejos de llevarnos a los niveles de mercados comparables. BCRA | 207 Figura 1 Depósitos a la vista (en % del PIB) Figura 2 Una misma lectura se puede hacer de la evolución del crédito doméstico. Por una parte, en los 90s, el crédito al sector público exhibió niveles similares o 208 | BCRA incluso menores a los de países latinoamericanos y economías emergentes antes de la crisis.1 Figura 3 Crédito Público (en % del PIB) Credito publico (EM) Credito publico (Latam) Credito publico (Arg) Lo opuesto ocurrió con el crédito al sector privado, con un nivel de profundidad históricamente inferior al de la región y [al] de la clase emergente. Figura 4 Crédito privado (en % del PIB) 1 Por causa de la crisis de 2001-2002, más precisamente del rescate del sistema bancario por parte del sector público, el nivel del crédito al sector público se disparó a niveles superiores. Vale la pena destacar, sin embargo, que esto es un epifenómeno: el porcentaje de activos públicos netos en la cartera de los bancos fue mucho menor al bruto (debido al fuerte endeudamiento de aquellos con el BCRA), y está en fuerte declinación como producto del fuerte crecimiento del crédito al sector privado. BCRA | 209 En suma, contra lo que diría el saber convencional, la crisis sólo profundizó problemas que el sistema bancario argentino exhibía aun en épocas de bonanza: escasa intermediación —medida en términos de depósitos y crédito— y «excesiva» exposición fiscal, lo cual no parece ser un fenómeno estrictamente argentino. Con esto en mente, podemos evaluar la dinámica reciente. En los últimos tres años el sistema se ha recuperado en términos de rentabilidad —a pesar de que la misma aún se ubica en niveles inferiores a la de otros países latinoamericanos— indicando que el proceso de consolidación aun no ha concluido. Figura 5 Rentabilidad bancaria R OA B ancar ia en Lat ino amer ica 2003 - 2005 4 3 2 1 0 -1 -2 -3 -4 Fue nt e : B C R A 2003 Argentina 2004 Chile Brazil 2005 Mexico Colombia Esta recuperación no estuvo basada en un incremento en los negocios (los niveles de intermediación, como dijimos, siguen siendo bajos en Argentina), sino que se explica principalmente por el costo del fondeo (fundamentalmente, depósitos bancarios) que ha sido fuertemente negativo en términos reales en los últimos tres años. 210 | BCRA Figura 6 Política monetaria y tasa de fondeo bancario 25 "(Q+1)" inflation rate BADLAR 20 LEBACS 90d 15 10 5 0 I.03 II III IV I.04 II III IV I.05 II III IV Esto impacta positivamente en los dos descalces que presenta el sistema en su conjunto. El primero es el descalce de plazos, donde una tasa corta de fondeo negativa equivale a una realización favorable del riesgo de tasa de interés, en la medida en que las tasas largas asociadas al activo reflejen sólo parcialmente la abundante liquidez y las deprimidas tasas cortas. El segundo descalce, está relacionado con la posición larga que tiene el sistema en su conjunto en relación al CER: como herencia de la pesificación y del rescate bancario —y de los límites impuestos por el BCRA al plazo de depósitos indexados—, los activos en CER exceden a los pasivos en CER. Una segunda característica de la dinámica bancaria reciente es el hecho de que el crecimiento del crédito ha estado fuertemente sesgado hacia el financiamiento del consumo de corto plazo, tal como denota el plazo de fondeo bancario así como de la mayor rentabilidad y mejor cobrabilidad de este segmento. En este sentido, el sistema ha terminado financiando la oferta en lugar de la demanda, contribuyendo al recalentamiento de la economía y a la presión sobre los precios minoristas.2 2 De nuevo, este comportamiento no es exclusivo de Argentina, aunque en nuestro caso sus efectos se potencian por la falta de desarrollo del mercado de capitales. BCRA | 211 Figura 7 Componentes del Crédito al Sector Privado Com ponentes del Crédito al Sector Privado Variación P orcentual Anual 70 50 30 10 -10 -30 -50 Dic-03 Mar-04 Jun-04 Sep-04 Dic-04 Hipotecarios Otros Mar-05 Jun-05 Sep-05 Dic-05 Consumo Adelantos Mar-06 Documentos Representa un lugar común decir que entre los desafíos que afronta el sistema bancario local, se encuentra el de extender el plazo del la intermediación en pesos. También lo es, decir que la crisis eliminó al dólar como unidad de intermediación de largo plazo, y que por lo tanto se hace necesario incubar una nueva unidad que se ajuste a los actuales niveles de incertidumbre nominal. En otras palabras, la inflación argentina, si bien muy moderada, está asociada a una variabilidad que en última instancia se traduce en una tasa de interés nominal alta a largo plazo y en una oferta de crédito sin tomadores. No obstante, menos énfasis se hace en el hecho de que las dificultades para instalar el peso como unidad de denominación, reflejan en parte una situación en la que el gobierno —voluntaria o involuntariamente— carece de incentivos fuertes a deflacionar. La desdolarización de la deuda, combinada con la dolarización parcial del ingreso fiscal (vía retenciones y una mayor apertura nominal, fruto de la devaluación), ha dejado al gobierno «largo en IPC»: la dupla inflación-depreciación incrementa los ingresos fiscales, sin afectar proporcionalmente los gastos presupuestados nominalmente bajo supuestos por lo general conservadores.3 3 Vale aclarar que esta situación es típica de economías desarrolladas, y representa un problema sólo en combinación con una falta de confianza en el compromiso del gobierno con una baja inflación. 212 | BCRA Desde la perspectiva del agente económico, esto funciona como un problema de riesgo moral. El gobierno puede verse tentado a inflar aún más la economía para obtener mayores recursos fiscales, en caso que se reduzca su superávit. En este contexto, y suponiendo que el gobierno prefiere escapar a este potencial problema de credibilidad, hay arreglos posibles para reducir tanto la tentación a inflar la economía como el impacto del problema de riesgo moral en la profundidad de la intermediación financiera. Quizás la manera más adecuada de mitigar este problema es mediante una cobertura de inflación a cargo del Tesoro. Consideremos el siguiente ejemplo. El tomador de un crédito de largo plazo denominado en CER paga una tasa real fija siempre y cuando la tasa de inflación no exceda un tope determinado a la hora de obtener el crédito. Dicho tope es fijado en función de las metas de inflación (explícitas o indicativas) consensuadas entre el BCRA y el gobierno —por ejemplo, un 2% por encima del techo de la banda. En caso de que el CER supere este margen, los gastos de capital e intereses que surjan de la diferencia entre éstos corren por cuenta de un fondo de garantía fondeado por el Tesoro nacional. Este esquema sencillo ofrece al menos dos ventajas. La primera es que elimina el riesgo de «inflación confiscatoria», sin reducir la incertidumbre nominal «normal». El aporte del seguro es positivo sólo en presencia de sorpresas inflacionarias —y en este caso difícilmente pueda interpretarse como un subsidio, en la medida en que dichas sorpresas se definan como imprecisiones o desvíos en la implementación de la política monetaria. La segunda ventaja es que reduce la posición en CER del gobierno y, con esto, sus incentivos para inflar la economía. Esto es así porque el seguro opera como un pasivo contingente del Tesoro que se activa al acelerarse la inflación, reduciendo los beneficios fiscales de dicha aceleración. De este modo, el seguro ayuda a internalizar el costo de la inflación y favorece la búsqueda de fuentes genuinas de ingreso fiscal. Estas no son las únicas virtudes de un seguro de este tipo. El mismo podría especializarse a fin de favorecer el direccionamiento del crédito a sujetos con acceso más limitado. Por ejemplo, un seguro aplicado a la compra de vivienda única hasta un monto predeterminado atenuaría la regresividad del boom inmobiliario que ha derramado los mayores costos de la vivienda de alto valor sobre sectores que no cuentan con financiamiento para hacerles frente. Asimismo, el seguro contribuiría a blanquear la garantía implícita de los créditos hipotecarios, incorporándola de manera explícita en el presupuesto. Finalmente, al proteger al deudor contra picos de inflación, el seguro reduciría el riesgo de crédito y homogeneizaría los préstamos, facilitando su titularización. La recuperación del sistema bancario ha mostrado sus ventajas, y también sus BCRA | 213 límites que, por otro lado, no difieren mucho de los que lo jaqueaban en la década pasada. A contramano de medidas voluntaristas destinadas a forzar una mayor intermediación a expensas de la salud del sistema, acciones como la propuesta apuntan a mejorar las condiciones de intermediación allí donde se presentan los obstáculos. Nuevos Equilibrios en el Sistema Monetario Mundial Panel X BCRA | 215 216 | BCRA Javier González Fraga (Profesor – Universidad Católica Argentina) Nuevos Equilibrios en el Sistema Monetario Mundial Mi presentación se concentrará más en la visión desde la periferia y no tanto la discusión del centro, que es lo que seguramente van a comentar a continuación los otros panelistas, y que ya estuvieron comentando con tanta autoridad en el día de ayer. Fundamentalmente voy a hablar de tres temas: las causas básicas de estos nuevos equilibrios monetarios que estamos viendo en estos momentos (equilibrios o desequilibrios según como se lo mire); los viejos desequilibrios no monetarios subyacentes (porque creo que es importante ponerlos de manifiesto); y en tercer lugar, de cuáles son las implicancias para las economías emergentes sobre lo que está pasando en el sistema monetario global. 1. Realidades «detrás» de los nuevos (des)equilibrios. Lo más característico de la situación actual es que no tiene precedentes. Es una situación única. No sirven ni las teorías ni las recetas de antes: es una situación nueva que merecerá soluciones nuevas. No hay antecedentes donde el centro financiero mundial incurra en semejantes déficits por el tamaño y por la prolongación en el tiempo. No hay antecedentes de que el centro financiero internacional se convierta en el primer deudor del planeta. Generalmente era precisamente al revés y por eso tenía una capacidad de control o de disciplina sobre el resto del sistema. Estados Unidos tiene un déficit en cuenta corriente del 6,5% y fiscal de 3,5%, sobre el PIB en ambos casos. Y además tenemos un bajísimo nivel de ahorro familiar (incluso negativo) y un bajísimo nivel de ahorro público, también en los Estados Unidos. Hay una transferencia intergeneracional sin antecedentes en la historia reciente. BCRA | 217 En contrapartida de esto, tenemos un financiamiento que proviene fundamentalmente de los bancos centrales. Son decisiones de los presidentes de los bancos centrales, que buscan la de acumulación de reservas, no porque crean que es una buena inversión, sino como un blindaje frente a posibles shocks externos. Los especuladores no analizan tanto los balances de los Bancos Centrales antes de ir «short» en una moneda, sino la capacidad de soportar una corrida: la liquidez internacional, y por eso acumulan dólares o euros. Según los datos del Institute of International Finance, tomando los últimos cuatro años, estamos en USD 1,5 billones de acumulación de reservas. La mayor parte corresponde a China, pero no son sólo los países asiáticos. Estamos viendo en muchos países emergentes de la región superávit gemelos y fuerte crecimiento, lo cual también es bastante único. Quién hubiera dicho hace cuatro años atrás que México iba a estar hoy cerca de los 100 puntos de spread, Brasil de los 200 y, sobre todo, Argentina por debajo de 500 puntos de diferencial con el rendimiento de los bonos norteamericanos. ¿Recuerdan cuando estábamos en los 5.000 puntos? Nadie pronosticaba semejante corrección. Esta acumulación de reservas es la contrapartida de los flujos muy fuertes de inversión directa extranjera y de portfolio. En los últimos cuatro años son más de USD 800.000 millones los que se han ido a los países emergentes, sumando decisiones de portfolio e inversión directa. Creo que este es un dato sumamente importante, porque esta acumulación de reservas, en gran parte, no está siendo financiada por tenedores de bonos o bancos, sino por empresarios que han tomado posiciones a riesgo en los países que están acumulando las reservas. También hay que poner sobre la mesa, casi como un condimento de estos nuevos (des)equilibrios, la existencia de un descrédito mayúsculo al neoliberalismo financiero, o sea de las ideas que prevalecieron en los últimos 20 o 30 años. Pienso que esto debe ser mencionado porque es parte del problema, o parte de la solución, depende de quién lo vea. Y en línea con esto tenemos la «lección Argentina». Hace un tiempo leía a un pensador francés que hace unos años dijo que la caída de la Argentina es al neoliberalismo lo que la caída del Muro de Berlín fue al comunismo. Creo que a lo mejor estaba exagerando, pero no es casual ni la caída ni la recuperación de Argentina con el sistema de ideas que prevalecía. Vinculado con esto, vemos que el Fondo Monetario Internacional (FMI) pasó de tener más de 20 programas hace cuatro años, a tener sólo seis. Y no es porque sea una decisión financieramente correcta cancelarle al Fondo, ya que muchas veces los países se endeudan a tasas más altas que las que cobra el Fondo. Hay algo más detrás de todo esto. 218 | BCRA ¿Qué pasará con estos (des)equilibrios? Esta es la gran pregunta que flota en esta reunión, especialmente en las reuniones informales, donde abandonamos las «certezas» propias de las presentaciones profesionales. Por supuesto que no voy a dar una opinión, ya que sería una falta de respeto estando en este seminario gente como Dooley, Garber, Goldstein, Truman y los que me acompañan en el panel. Si no se ponen de acuerdo ellos, yo no voy a aportar una visión o solución distinta. Si voy a destacar que la diversidad de opiniones confirma la incertidumbre que hay sobre el tema. Los apocalípticos, que vienen anunciando «hard landings» y ajustes duros, se vienen equivocando. Pero quién se anima a decir, sobre todo en estas semanas, que se van a seguir equivocando. ¿No habrá empezado el ajuste? O ¿no será que al demorarse el ajuste este podría ser más grande en el futuro? Lo que seguro ocurrirá es que experimentaremos más volatilidad. Si sacamos algunas conclusiones, mayor volatilidad habrá sin dudas. El mercado no volverá a ser unilateral, unidireccional como lo era hace dos años. Creo que es probable, pero depende finalmente de que deciden los mercados y no los funcionarios, que haya una devaluación del dólar frente al euro y frente a otras monedas; y que haya mayores tasas de interés para frenar la inflación. Hoy conocimos la opinión del presidente de la reserva federal de los Estados Unidos, Ben Bernanke, acerca de que el objetivo principal es el combate a la inflación. Inclusive uno puede animarse a decir que hay una buena chance de que el auge en algunas bolsas y en el mercado inmobiliario de los Estados Unidos termine. Pienso que esto también depende más de los mercados y los banqueros, que de las decisiones oficiales. No se puede descartar, y hasta es probable, que haya una desaceleración en el crecimiento económico de los Estados Unidos. No me atrevo a anticiparlo, pero tampoco puedo descartarlo. Pero sí me atrevo a decir que es muy improbable que haya un fuerte ajuste fiscal en ese país. No lo creo posible fundamentalmente por razones políticas, aunque también lo veo complicado por razones ideológicas. Tampoco creo que haya una revaluación brusca en China ni en algunas otras naciones emergentes, por las mismas razones, que no son económicas sino políticas. Y esto me lleva a la segunda parte de mi presentación. BCRA | 219 2. Los viejos desequilibrios no monetarios Creo que debemos entender los motivos del flujo de inversión directa en el exterior que estamos observando. Creo que aquí debemos bajarnos de la explicación cambiaria que ha dominado el debate, y entender por qué Nike (para poner un ejemplo) decide llevar maquinaria, financiamiento y tecnología a China, para instalar una planta, comprarle las zapatillas y dejar en China sólo los salarios; ya que el resto vuelve (la compra de materiales, las regalías, los dividendos, etc.). O por qué Mercedes Benz hace lo mismo. Lo cierto es que estas decisiones están detrás del proceso y sus causas no son principalmente cambiarias. En realidad tienen que ver con lo cambiario, solo porque están relacionadas con los salarios. En última instancia de lo que estamos hablando es que el mundo se ha globalizado en la utilización de los salarios más baratos del planeta. Este es un dato nuevo de los últimos años, que por diversas razones antes se veía sólo con las maquilas en México y en algunos otros procesos, pero sin la intensidad con que se ve en la actualidad en China, que no sólo afecta a los Estados Unidos, sino que ya estamos viendo empresas de ojotas brasileñas instalándose allá e incluso algunas manufacturas de cuero argentinas, que buscan en China este diferencial de salarios. O sea, no es solamente un proceso que sólo aflige a Estados Unidos. Hay muchas y muy buenas razones por las cuales China no desea un rápido ajuste salarial, lo que llegaría a caballo del ajuste cambiario. En última instancia tiene un enorme problema de pobreza y atraso rural, por lo cual el auge de las ciudades tiene que ir muy lentamente. Si los salarios en China cambiaran rápidamente estarían imitando a la Argentina de los años 90, generando un auge salarial con altísimo desempleo. La comparación es un poco forzada, pero no puedo dejar de hacerla, por lo que nos ha tocado vivir en este país, no hace demasiado tiempo. Lo cierto es que los chinos no lo van a hacer. Como tampoco creo que en Estados Unidos vayan a aumentar los impuestos, ni que ese país o la Unión Europa vayan a abrir las barreras a un comercio más libre de bienes Hoy tenemos un comercio libre limitado a ciertos bienes. Hay otros –y lo sabemos muy bien en Argentina- que no poseen acceso a los grandes mercados. Y esto está en la base de la cuestión de los desequilibrios salariales y de los consecuentes desajustes cambiarios. 220 | BCRA Si vamos al modelo Clásico, el modelo ricardiano, no sólo se refería a los movimientos de capitales, sino que también a los de bienes y factores. Entonces, no podemos limitarnos a decir «liberen los mercados cambiarios» cuando no están liberados los mercados de bienes y mucho menos los de los factores; y mucho menos las corrientes inmigratorias, que están tan de moda últimamente. Yo no he escuchado que nadie diga: «¿por qué no dejan entrar 300 millones de chinos en los Estados Unidos, para equilibrar las cuentas externas?». Considero que sería una manera de lograr el ajuste. Por supuesto, no los van a dejar entrar y, probablemente, China tampoco los deje salir. No obstante, esa es otra historia. Mientras haya un excedente de mano de obra disponible, los salarios en China van a ser mucho más bajos y se van a generar esta clase de presiones por mover los bienes y/o los capitales, si no se compensa con migraciones como se hizo en Europa hace 100 años. Esta es la verdadera base del problema, más que un mero desajuste cambiario. Esto se percibe muy claramente desde la periferia. 3. La Visión desde la Periferia. Lo que estamos diciendo es que han existido diferentes velocidades y asimetrías en esta globalización, tal como se la ve desde la periferia. La globalización financiera ha avanzado muchísimo en los últimos 30 años, empujada por el FMI , el Banco Mundial y también por la tecnología. La globalización comercial ha dejado mucho que desear. Yo he estado en el negocio de la exportación de alimentos en la década pasada y les puedo decir que he tenido que enfrentar barreras de 70% en Estados Unidos, 90% en Europa y más todavía en Japón, para un producto tan local como el dulce de leche El mundo no es tan abierto como nos hacen creer. Si el comercio internacional es aún muy limitado, especialmente entre países de muy diferente nivel de salarios, tendremos presiones por los movimientos migratorios, que serían la manera de compensar estos desequilibrios. Pero si, a su vez, por razones políticas o sociales estos tampoco se dan, subsisten las diferencias salariales. Pero en estos días somos testigos de la construcción de muros para evitar que los mexicanos entren en Estados Unidos, tema que me preocupa porque siempre en la historia de la humanidad detrás de un muro hay una guerra; por eso pienso que esto es un problema. BCRA | 221 El otro canal de compensación de estos desequilibrios es el traslado de las fábricas con las tecnologías y los capitales, que es precisamente lo que hemos evidenciado en estos años. Si la globalización es desigual, siempre teniendo como referencia al modelo ricardiano, no hace falta haber pasado por cursos muy sofisticados de economía o de matemáticas, para saber que el «second best» de un sistema donde hay restricciones, no necesariamente es la máxima liberación en los otros mercados. O sea, si por razones políticas, hay globalizaciones de bienes y de recursos restringidas, no necesariamente la mayor globalización financiera siempre aumentará (al menos en un sentido teórico), el bienestar general. Podría darse el caso que el subóptimo mejor, si no se alcanza la máxima expresión en la globalización de todos los mercados, transcurra por alguna clase de mayor gradualismo. Si estos desajustes cambiarios están reflejando desajustes de salarios, y si éstos a su vez generan tensiones migratorias aumentando el grado de proteccionismo, mi conclusión es que se van a profundizar los desajustes cambiarios; porque no hay ninguna otra alternativa que recorrer esa clase de caminos. Quisiera concluir con una de las cuestiones centrales de mi charla: la discusión de este tema debería ser más inclusiva de los elementos no monetarios. Estamos profundizando mucho sobre solo algunos síntomas de estos desequilibrios más profundos que tiene la humanidad, en esta globalización asimétrica y arrítmica (a diferente velocidad), que hemos visto. No he visto al FMI insistir demasiado en esto. Creo, habiendo visto lo que sucedió, que fue un error haber fomentado la apertura financiera en los mercados emergentes; porque esto en última instancia es lo que está detrás de las cancelaciones de la deuda con el FMI. Sus consejos no han sido útiles. Escuchaba ayer a Morris Goldstein decir «bueno, que el FMI pase de coach a umpire». Y yo me pregunto ¿cómo puede pasar de coach a umpire si no lo queremos ni como coach? ¿Cuál será el futuro del FMI? No me animo a decirlo. No creo que transite por un camino de mayor supervisión. Al contrario, creo que si se insiste en mayor supervisión, lo que vamos a ver es el surgimiento de entidades competitivas con el Fondo, como fondos monetarios regionales. Algunas ideas ya han sido expuestas en este sentido. Esta creo que es la visión periférica, la cual distingo de la expresión «emergen- 222 | BCRA tes». Emergentes es esa clase de palabras que se inventan en los centros financieros cuando quieren colocar dinero. Ha habido otras, como por ejemplo «developing countries», que en la parte baja del ciclo pasan a ser «highly indebted countries», tercer mundo, etc. Periferia es una palabra de muchos más años y con mucha más sabiduría. Raúl Prebisch, quien tuvo una enorme trayectoria en esta institución , decía que «periféricos eran los países que no pueden influir en las tasas de interés internacionales». Y no tenía nada de ideológico, ya que lo dijo mucho antes de estar en la CEPAL y en la UNCTAD. Lo decía para explicar la incapacidad de ciertos países de tener ajustes monetarios graduales, porque la tasa de interés le venía dada del exterior, o sea de los centros financieros. Y solo el centro era el que podía hacer los ajustes suaves, sin mega devaluaciones que provocaran ajustes recesivos. Lo que define a un país como periférico es estar afuera del fine tuning y del soft landing. Es por lo tanto, estar expuesto a la crisis. Y así los pequeños ajustes que hace el centro para resolver sus desequilibrios, provocan violentos ajustes en la periferia que afectan tanto el empleo como el crecimiento, lo cual es mucho más grave que las variables monetarias o cambiarias. Creo que la periferia no tiene una preocupación excluyente por los tipos de cambio sino que, con mucha sabiduría, tiene inquietud también por la tasa de interés y el empleo. Estos son los temas que en última instancia influyen y son los que interesan también a los países de centro cuando definen su política monetaria. ¿Como se traduce esto para la periferia? Obviamente, en flotar el tipo de cambio. No puedo creer que todavía siga habiendo gente que defienda el tipo de cambio fijo en economías periféricas, después de la abrumadora experiencia reciente en su contra. Creo que es apabullante ya la demostración de la mayor utilidad de los tipos de cambio flotantes para los países emergentes, en cualquiera de sus variantes. Por las mismas razones no se excluyen los controles a los movimientos especulativos de capitales, aunque sean ineficaces. Pero que a su vez sirven para definir claramente que esos fondos especulativos no son deseados. Otro tema importante es evitar las apreciaciones cambiarias nominales y, por supuesto, generar una fuerte acumulación de reservas, a pesar de la consecuente mayor emisión de deuda en moneda doméstica. Como ustedes ven, apoyo plena- BCRA | 223 mente la gestión que está llevando a cabo el Banco Central de la República Argentina. Y creo que a estas recomendaciones finales habría que agregarle un mayor esfuerzo por el desarrollo de los mercados de capitales locales y regionales. Ese es el desafío que tenemos y finalizo esta presentación con una pregunta: ¿Todo esto no implicará una pausa en la velocidad reciente de la globalización financiera? 224 | BCRA Barry Eichengreen (Profesor - Universidad de California, Berkeley) El dólar como moneda de reserva1 Pocas veces se puede dar con un periódico financiero que no tenga un comentario sobre la inminente pérdida de la preeminencia internacional del dólar. Tal vez esto refleje simplemente la tendencia de los periodistas financieros a «arrimarse al sol que más calienta» y aprovechar la situación al máximo. Como podría haber dicho Mark Twain, los anuncios sobre la muerte del dólar han sido muy exagerados. El dólar continúa siendo la moneda de reserva dominante para los bancos centrales y los gobiernos. En los últimos años, la participación de las reservas internacionales en dólares ha aumentado más de lo que ha disminuido. El mercado de títulos del tesoro de EE.UU. continúa siendo el mercado financiero individual más líquido del mundo, convirtiéndolo en una forma atractiva de mantener las reservas para los bancos centrales. El dólar continúa siendo la moneda de facturación y la moneda vehículo más dominante en el comercio internacional. El petróleo y otros productos primarios continúan facturándose en dólares. Por supuesto, existen buenas razones para cuestionar si esto seguirá siendo así. Nunca antes hemos visto el extraordinario espectáculo de que el país emisor de la principal moneda internacional registre un déficit en cuenta corriente superior a 6% del PIB. Tampoco habíamos observado al país de la moneda de reserva endeudado con el resto del mundo en niveles que alcanzaran 25% del PIB. Las conexiones entre el déficit presupuestario de EE.UU., en parte reflejo de los compromisos militares del país en el exterior y la debilidad de la moneda, sugieren un paralelo con los problemas del dólar en la década del 60 y con las tribulaciones de la libra esterlina después de la Segunda Guerra Mundial. Los sucesos recientes seguramente inquietarán a los tenedores de títulos del tesoro de EE.UU. y podrían llevarles a buscar formas alternativas de mantener sus títulos de crédito. Es la primera vez que se recuerde que existe otra moneda, el euro, con un 1 Este informe se basa en el Capítulo 4 de mi libro Global Imbalances and the Lessons of Bretton Woods (MIT Press, 2006). BCRA | 225 mercado profundo y líquido, emitida por una economía tan grande como los Estados Unidos. Y mirando hacia el futuro, también está el renminbi, la moneda de una economía que dentro de 50 años podría comercializarse en forma aún más extensiva que la de Estados Unidos. La historia es invocada a menudo en el análisis de este tema, incluso por parte de personas que realizan pronósticos de moneda, quienes están generalmente más cómodos con información «minuto a minuto» que con fuentes de archivo. Consideremos la siguiente cita de Avinash Persaud del State Street Bank and Trust: «Las monedas de reserva vienen y van. En los últimos dos mil quinientos años existieron más de una docena de monedas de reserva que ya no existen. La libra esterlina perdió su condición durante la primera mitad del siglo XX, y el dólar perderá su condición durante la primera mitad de este siglo. La pérdida de la condición de moneda de reserva llevará a una serie de crisis económicas y políticas en Estados Unidos.» A pesar de que este pasaje es llamativo por su dramatismo, no es inusual por su historia. No resulta sorprendente, dado que es necesario retroceder en la historia para encontrar ejemplos de cambios en la identidad de la moneda internacional dominante. De hecho, la última vez que se produjo tal cambio, de la libra esterlina al dólar, fue hace más de medio siglo. Ciertamente, cuando nos concentramos en la condición de moneda de reserva en particular, podríamos sostener que éste fue el único cambio. Mientras que los depósitos en el exterior y las compras de letras y bonos del exterior no son nada nuevo, las tenencias a gran escala en los centros financieros del exterior por parte de los bancos centrales y los gobiernos son un acontecimiento relativamente reciente. La diseminación de esta práctica coincidió con la aparición del patrón oro a nivel internacional en las décadas previas a la Primera Guerra Mundial. Salvo algunas excepciones importantes, el patrón en cuestión fue el patrón oro lingote y no el patrón oro moneda. En otras palabras, una cantidad significativa de la circulación de moneda en países que adoptaron el patrón oro no era en monedas de oro, sino en monedas nominales simbólicas y billetes convertibles en lingotes de oro en determinadas circunstancias. El patrón oro lingote fue una innovación del siglo XIX. Presuponía una moneda uniforme difícil de falsificar, algo posible recién cuando se empezó a utilizar energía a vapor para acuñar moneda. Una vez que el oro estuvo concentrado en las bóvedas de los bancos centrales (o en tesorerías y otros bancos emisores de billetes en los casos en los que no existía un banco central), hubo un incentivo para sustituir o al menos aumentar dichas tenencias con letras y títulos de depósito, que devengaran intereses pero que fueran convertibles en oro. Es fácil comprender por qué Londres llegó a ser el lugar en donde se mantenían muchas de estas reservas, y también por qué las letras y los depósitos en libras fueron la forma de reserva más importante. Gran Bretaña era la nación comer- 226 | BCRA cial predominante en el mundo, absorbiendo más del 30% de las exportaciones del resto del mundo en 1860 y 20% en 1890. Era, a su vez, uno de los principales exportadores de manufacturas y servicios, y un voraz consumidor de alimentos y materia prima importados. Entre 1860 y 1914, aproximadamente 60% del comercio mundial se facturaba y liquidaba en libras esterlinas. Para los proveedores extranjeros que deseaban vender, por ejemplo algodón, cotizar precios en libras esterlinas resultaba útil para ingresar al mercado británico. Así, el proveedor mantendría una cuenta de depósito en Londres, donde se podían mantener los ingresos en forma segura durante períodos cortos. La posición de Gran Bretaña como la fuente individual más importante de inversión extranjera a largo plazo tenía el mismo efecto. Los gobiernos extranjeros que deseaban obtener préstamos del exterior acudían a Londres, convirtiendo a la libra en la moneda de cuenta lógica de los títulos de deuda, ya que en ese entonces -como ahora- existía una demanda limitada de bonos denominados en sus propias monedas. Los mercados en los que se negociaban eran menos líquidos y su valor era manipulado más fácilmente por el emisor. Cuando había disponibilidad de fondos, era natural colocarlos en cuentas de depósito en Londres, generalmente en el mismo banco que había otorgado el préstamo. Estas prácticas reforzaron aún más la liquidez del mercado de Londres, que fue probablemente el factor individual más importante, convirtiéndolo en atractivo para que los bancos centrales y los gobiernos extranjeros mantuvieran allí activos que devengaran intereses en primer lugar. Debido a que el mercado era profundo y líquido, los tenedores oficiales extranjeros de libras esterlinas podían aumentar o disminuir sus posiciones sin alterar los precios ni revelar información inconveniente sobre sus balances generales. Podían utilizar la libra esterlina para intervenir en el mercado de divisas y evitar que sus tipos de cambio se alejaran de los puntos de importación y exportación de oro. A pesar de que surgieron problemas, nunca fueron tan graves como para hacer peligrar la convertibilidad de la libra. Y a pesar de que el Banco de Inglaterra ocasionalmente utilizó los mecanismos del oro, modificando el precio efectivo de dicho metal, nunca interfirió seriamente con la libertad de los no residentes de exportar oro. Pocos otros centros financieros, si los hubo, podían ofrecer todos estos atributos. La preeminencia de la libra esterlina antes de 1914 se invoca a menudo como evidencia de que puede haber sólo una moneda internacional en un momento determinado. En ese entonces era la libra, ahora es el dólar y en el futuro será otra moneda. Citando nuevamente a Persaud: «en un momento determinado, tiende a existir una única moneda dominante en el mundo financiero, no dos o más, sólo una. Algunas personas consideran que el euro no podrá derribar al dólar, pero que al menos compartirá parte del botín de la hegemonía financiera. BCRA | 227 La historia sugiere que no será así. En los mercados monetarios, el botín va al vencedor únicamente, no se comparte». La noción de que el mercado sólo admite una única moneda de reserva se basa en el concepto de «externalidades de red» y en el singular dominio del dólar en el último cuarto del siglo XX. Se considera que minimizar los costos requiere llevar a cabo transacciones internacionales en la misma moneda utilizada por otros para operaciones internacionales. Al igual que con los sistemas operativos de computación, existen fuertes incentivos para adaptarse a la elección que domine el mercado. Por lo tanto, se tiende a utilizar una moneda para la gran mayoría de las transacciones internacionales. La moneda de reserva del momento también corre con ventajas cuando busca mantener su participación de mercado, siempre que no exista un shock suficientemente grande como para hacer que todos los agentes cambien inmediatamente por otro patrón. Este argumento puede tener cierto peso en la elección de la moneda para facturar ventas o denominar títulos de deuda externa, pero su validez es menos evidente para la moneda de denominación de las reservas. Puede convenir mantener reservas en el mercado más líquido, que tiende a ser el mercado en el cual todos los demás mantienen reservas, pero no hay razón para asumir, en general, que sólo un mercado puede tener liquidez adecuada. Además, la liquidez del mercado no es lo único que importa. Tal vez valga la pena tolerar un poco menos de liquidez de mercado, a cambio de los beneficios de una mayor diversificación o como expresión de buena fe para con el banco de inversión que uno busca para obtener un préstamo. Y si no existe una fuerte externalidad de red que aliente a mantener reservas en la misma moneda que otros bancos centrales, entonces no existe un incentivo para evitar que los bancos centrales alteren la composición de moneda de sus carteras de reserva en respuesta a nueva información sobre las ganancias y pérdidas esperadas. La evidencia histórica tampoco es consistente con la noción de que el botín sólo va al vencedor. A fines de 1913, los saldos en libras esterlinas representaban menos de la mitad del total de tenencias oficiales en moneda extranjera con monedas de denominación conocidas, mientras que el franco francés representaba tal vez un tercio y el marco alemán un sexto. Durante el cuarto de siglo precedente, la participación de la libra esterlina había disminuido en lugar de aumentar, principalmente como consecuencia de la mayor participación del franco francés. En Europa, la libra esterlina ocupaba un distante tercer lugar como forma en la cual mantener reservas oficiales, detrás del franco y del marco. La experiencia del período entre guerras tampoco es consistente con la noción de que una moneda necesariamente domina el uso internacional. En las décadas del 20 y del 30, tres monedas nuevamente compartieron este rol, aunque 228 | BCRA ahora el dólar había suplantado al marco. La creación del Sistema de Reserva Federal en 1914 aumentó la liquidez del mercado de Nueva York y acrecentó su atractivo como centro financiero internacional. Antes de la Primera Guerra Mundial, el dólar apenas había sido utilizado en las transacciones internacionales. No había un banco central en EE.UU. para redescontar las aceptaciones en dólares, comprar letras denominadas en dólares y asegurar de otro modo la liquidez del mercado. Todo esto cambió, por supuesto, con la fundación de la Reserva Federal. La Primera Guerra Mundial tuvo un efecto fortalecedor. Alemania suspendió la convertibilidad en la semana en que comenzó la guerra. Francia impuso un embargo al oro en 1915. Gran Bretaña restringió la exportación y fundición de oro en 1917. Por el contrario, Estados Unidos preservó la convertibilidad del oro aún tras haber entrado en la guerra. La participación de EE.UU. en el comercio mundial y en los préstamos al exterior fue notablemente más alta en la década del 20 que antes de la Primera Guerra Mundial. A su vez, esto derivó en la expansión del rol del dólar como unidad de cuenta y medio de pago de las transacciones internacionales entre partes privadas. Alemania y Francia sufrieron turbulencias financieras en la primera mitad de la década de 1920. En la segunda mitad de la década, el Banco de Inglaterra estuvo continuamente «bajo tortura», según la famosa frase de Montagu Norman. Sin embargo, a pesar de todo, la libra esterlina, el dólar y el franco compartían la condición de moneda de reserva en las décadas de 1920 y 1930. Probablemente la libra esterlina continuaba siendo la primera moneda, seguida por el dólar y el franco. Es por ello que la creencia popular de que una moneda domina las existencias de reservas a nivel mundial, deriva casi enteramente de la segunda mitad del siglo XX, cuando el dólar representaba tanto como el 85% de las reservas de moneda extranjera a nivel global. En parte, la hegemonía del dólar luego de la Segunda Guerra Mundial reflejaba el excepcional dominio por parte de EE.UU. del comercio y los pagos a nivel mundial, en un período en el que Europa y Japón aún no se habían recuperado totalmente, y el crecimiento económico moderno aún debía diseminarse hacia lo que hoy llamamos países «en vías de desarrollo». Asimismo, reflejaba el hecho de que los gobiernos de otros potenciales centros de reservas desalentaban activamente el uso de sus monedas a nivel internacional. Alemania veía la internacionalización del marco alemán como una amenaza a su control de la inflación. Japón consideraba que la internacionalización del yen era incompatible con su sistema de crédito dirigido. Francia había visto más de una vez cómo permitiendo el ingreso de los fondos extranjeros privados, también podría permitirles su egreso si los inversores determinaban que las aspiraciones de política macroeconómica del gobierno eran incompatibles con BCRA | 229 su compromiso explícito de mantener la estabilidad de la moneda. Éstas y otras consideraciones llevaron a los países cuyas monedas eran potenciales rivales del dólar a mantener controles de capital significativos, bien avanzado el período de posguerra, en algunos casos hasta fines de la década de 1980. A su vez, estos controles limitaron la liquidez de los mercados de títulos, ya que hicieron que los activos financieros denominados en sus monedas fueran menos atractivos como forma de reserva. Por lo tanto, no era solamente el tamaño inusualmente grande de EE.UU. en la economía mundial o la admirable liquidez de los mercados financieros de EE.UU., sino el mantenimiento de los controles por parte de otros centros de reserva potenciales lo que explica por qué el dólar fue tan dominante en las reservas por tanto tiempo luego de la Segunda Guerra Mundial. A pesar de que la mayoría de estos controles se relajaron o eliminaron para los años 90, dicha década estuvo marcada por una depresión en Japón y la incierta transición al euro en Europa, haciendo que la época no fuera propicia para una reasignación radical de la cartera. Asimismo, el rápido crecimiento de la economía norteamericana, especialmente en la segunda mitad de la década del 90, significó que el dominio del dólar preocupaba a pocos administradores de reservas. La pregunta ahora es si esto podría cambiar. ¿Qué implica esto para el rol de moneda de reserva del dólar? Implica que el hecho de que el dólar conserve su rol de moneda de reserva depende, ante todo, de las propias políticas de EE.UU. Un manejo severamente inadecuado de la política macroeconómica implicaría la sustitución de otras monedas de reserva por el dólar. Este tipo de manejo permitiría la subsistencia de un déficit en cuenta corriente insosteniblemente alto, que llevaría a la acumulación de grandes deudas externas culminando en un proceso de ajuste desordenado, que involucra la depreciación del dólar y un fuerte aumento en la inflación de EE.UU., o una fuerte caída en el valor nominal de los títulos de deuda de EE.UU. debido a tasas de interés más altas. Claramente, la inestabilidad del tipo de cambio del dólar y la erosión del poder adquisitivo de activos en dólares harían que la tenencia de reservas en dólares resulte poco atractiva. Esta es una lección de la historia de Gran Bretaña en el sentido de que una tasa de inflación que alcanzó aproximadamente tres veces las de EE.UU. durante los primeros tres cuartos del siglo XX, junto con reiteradas devaluaciones contra el dólar, desempeñaron un rol importante en la pérdida de la condición de moneda de reserva de la libra esterlina. En un escenario más optimista, en el cual el déficit en cuenta corriente de EE.UU. logre controlarse gradualmente, no existen razones por las cuales el dólar deba perder su condición de moneda de reserva, dada la estabilidad de la política de EE.UU., la vitalidad de su economía y la liquidez de sus mercados financieros. Pero esto no significa que el dólar se mantendrá tan dominante como en el pasado. A medida que los mercados financieros en el resto del mun- 230 | BCRA do ganen liquidez, sus monedas se convertirán en formas más convenientes de mantener reservas. Durante más de cuatro décadas después de la Segunda Guerra Mundial, otros países mantuvieron controles de capital y fuertes regulaciones financieras que restringieron la liquidez de sus mercados, haciendo que sus monedas fuesen menos atractivas como repositorios de reservas y perpetuando el dominio del dólar. Ahora, con la normalización y liberalización financiera, cierto grado de diversificación fuera del dólar es inevitable. Esto no significa que el dólar esté condenado a perder su condición de moneda de reserva. El argumento de externalidad de red de que la competencia por la condición de moneda de reserva es un juego de un único ganador es poco sustentable a nivel analítico o histórico. Si miramos hacia el futuro, la innovación financiera continuará reduciendo los costos de conversión de moneda, debilitando aún más el incentivo de mantener reservas en la misma forma en que otros países simplemente para minimizar los costos de transacción. Por lo tanto, no existen motivos por los cuales, dentro de varias décadas, dos o más monedas de reserva no puedan compartir el mercado, una situación no muy diferente a la anterior a 1914. Pero, ¿qué monedas? Los candidatos obvios, ya sea que pensemos en el año 2020 o 2040, son el dólar y el euro. Europa y EE.UU. tienen fuertes instituciones, respeto por los derechos de propiedad, y políticas macroeconómicas sólidas en relación con el resto del mundo. Poseen, a su vez, sistemas políticos estables. Es probable que sus economías sean aproximadamente del mismo tamaño, posean niveles similares de transacciones de comercio exterior y financieras, y cuenten con mercados de valores comparablemente líquidos. La llegada del euro contribuyó mucho a aumentar la liquidez de los mercados de valores europeos, un hecho crítico desde el punto de vista del fortalecimiento de la condición de moneda de reserva. Los demás candidatos populares para condición de moneda de reserva no parecen ser importantes rivales. Japón es un país más pequeño con un problema demográfico y resistencia a la inmigración. De no existir una mejora radical en el crecimiento y un cambio fundamental en las políticas de inmigración, su lugar en el paisaje global continuará reduciéndose con el tiempo. El heredero favorito al trono de todos, China, tendrá que superar grandes obstáculos para que su moneda comience a ser atractiva como repositorio para las reservas de moneda extranjera de otros países. Descubrir cómo eliminar los controles de capital sin desestabilizar la economía es el último de sus problemas. Los mercados financieros de China no son muy líquidos ni transparentes; de hecho, llevará décadas instalar la mayoría de la infraestructura institucional necesaria para que Shangai se convierta en un verdadero centro financiero internacional. La seguridad de los derechos de propiedad es incierta, y para que los inversores se sientan seguros será necesaria en última instancia la transición a la democracia, BCRA | 231 la creación de controles y equilibrio políticos creíbles, así como el desarrollo de una clase de acreedores con influencia política. A pesar de que el renminbi es el candidato favorito de muchos para ser el nuevo campeón de moneda de reserva dentro de cuatro o cinco décadas, en mi opinión, tales expectativas son altamente prematuras. Mi mensaje es que la historia debe leerse con cuidado. En realidad, muchas monedas pueden compartir la condición de moneda de reserva, ya lo han hecho con no poca frecuencia. Los cambios en la tecnología financiera y las estructuras de mercado, que debilitan los efectos de red, hacen más probable que esto sea cierto en el futuro de lo que fue en el pasado. Al mismo tiempo, las políticas incorrectas pueden sacar rápidamente a una moneda de la competencia. El tiempo dirá si éste es el destino del dólar. 232 | BCRA El Rol de Asia en la Economía Mundial Panel XI BCRA | 233 234 | BCRA Hae Wang Chung (Vicepresidente y Director General - Instituto de Investigaciones Monetarias y Económicas del Banco de Corea) El rol de Asia en la Economía Mundial 1. Introducción Recientemente, China e India han exhibido en forma continua, elevadas tasas de crecimiento económico que en promedio son superiores al 9% anual. Como consecuencia, el interés mundial se ha enfoca en el desarrollo dinámico de Asia. Muchos expertos incluso prevén que dentro de no mucho tiempo la economía asiática eclipsará a las de Norteamérica y Europa en términos de tamaño económico. El Banco de Corea ha llegado a conclusiones similares en sus investigaciones el año pasado. Por lo tanto, quiero hablar sobre los orígenes del surgimiento de la economía asiática, incluyendo países como Japón, Corea, China e India. Como así también referirme a las perspectivas para la economía de Asia, y el impacto que su surgimiento como potencia económica tendrá sobre el sistema financiero mundial. Luego haré algunos comentarios finales. 2. Surgimiento de la economía asiática Hasta hace 50 años atrás, gran parte de Asia estaba profundamente sumergido en la pobreza, y su desarrollo exhibía un cuadro de estancamiento. Desde la segunda guerra mundial, sin embargo, la economía asiática ha logrado un crecimiento dinámico a través de la industrialización veloz. Una de las razones que explican este logro es que, después de la segunda guerra mundial surgió un orden internacional más abierto, y el camino estaba despejado para resolver los problemas de escasez de capital y tecnología a través de la importación. Los recursos humanos abundantes de Asia, que antes eran un obstáculo para el desarrollo, se tornaron en una fuerza impulsora de la industrialización en la región al combinarse con el capital y la tecnología de los países avanzados. La región asiática también se benefició del hecho que comenzó su industrializaBCRA | 235 ción un siglo más tarde que en Occidente. De esta forma el tiempo necesario para el desarrollo económico se pudo comprimir a través de la ventaja de la imitación. Otro factor importante es que los gobiernos de Asia desempeñaron un rol activo, por ejemplo, al fijar planes y brindar apoyo para el desarrollo en vez de dejar las cosas sólo al libre juego de los mercados. Además, los países de la región han seguido estrategias enfocadas hacia afuera, dirigidas activamente a los mercados de exportación, en lugar de sus pequeños mercados locales. Debido a la efectividad de esta estrategia, hacia fines de la década de 1960, Japón estuvo en el segundo lugar de las potencias económicas mundiales, detrás de Estados Unidos. A su vez Corea, que hasta aquel momento era un país agrícola atrasado, implementó en ese mismo año, una estrategia liderada por el gobierno que incluía importaciones de capital y de tecnología, aparte de darle un impulso exportador a la economía. Desde fines de los setenta, Corea se embarcó en la industrialización pesada y química y como consecuencia se pudo lograr la competitividad internacional en los sectores del acero, petroquímicos, naval y automotriz. Recientemente, esta competitividad se ha extendido a una amplia gama de sectores, incluyendo la industria de tecnología de la información (IT). El gigante dormido, China, se desplazó hacia la industrialización plena hacia fines de los setenta con la introducción de principios de la economía de mercado a su sistema socialista. Desde entonces fue capaz de mantener un crecimiento destacado que promedió con más de un 9% anual hasta hoy día. Como consecuencia, en términos del PBI, China se ubicaba cuarto en 2005, detrás de los Estados Unidos, Japón y Alemania. Fue tercera ese mismo año en términos de comercio exterior. Además, en Febrero de este año, China se hizo el mayor tenedor de reservas en moneda extranjera del mundo, desplazando a Japón. De esta forma, China se encamina a tener una influencia significativa sobre los mercados financieros internacionales. Alrededor del año 1991, India abandonó finalmente el sistema económico planificado y autónomo que había sostenido durante mucho tiempo. La industrialización basada en los mecanismos de mercado y la apertura económica se pusieron en marcha. Con la aparición de la era del conocimiento y de la tecnología de la información, la abundante fuerza de trabajo barata de la India, los destacados recursos humanos en los campos científicos y de ingeniería y el legado histórico y cultural del país en el uso común del Inglés, rápidamente se volvieron fuentes de una tremenda ventaja competitiva. A partir de los noventa, India ha estado creciendo a una tasa anual promedio comprendida entre 5% y 7%, y ha surgido como la décima economía más grande en términos del PBI en 2004. 236 | BCRA 3. Perspectivas para la economía de Asia Aunque la industrialización de los países asiáticos, hasta el momento mantiene un futuro brillante, todavía se lo puede considerar en cierto modo como un «vasto experimento en desarrollo económico» ya que existe mucha incertidumbre sobre su devenir. Mientras China e India, cuya población conjunta es la tercera parte de la mundial, sigan logrando un alto crecimiento, no podemos excluir la posibilidad de que aparezcan obstáculos en el camino hacia el crecimiento económico de Asia en conjunto. Estos podrían ser una brecha creciente entre ricos y pobres, problemas ambientales o energéticos, la posibilidad de insolvencias financieras, y los riesgos geopolíticos. Pese a estos reparos, quisiera enfatizar la alta probabilidad de que para mediados del siglo XXI, Asia sea una potencia económica a la par de Estados Unidos o Europa. Pienso que esto es posible porque la economía asiática tiene reservas de fuerza de trabajo desempleado y subempleado a gran escala, por lo cual el crecimiento económico basado en la mano de obra barata sería posible durante un tiempo considerable. Además, al experimentar una industrialización tardía, la economía asiática tiene mucho espacio para mejorar su productividad a través de la introducción de la tecnología avanzada de los países desarrollados. Las economías de Asia también tienen vastos recursos humanos de alta calidad, y por eso la posibilidad de un alto crecimiento en las industrias de las nuevas tecnologías. China e India, además de Japón y Corea, están exhibiendo una gran adaptabilidad a las industrias de alta tecnología como la tecnología de la información (TI), la biotecnología (BT) y la nanotecnología (NT), y no están muy retrasados respecto de los países avanzados. En efecto, como prueba de las capacidades científicas y tecnológicas de China e India, grandes empresas multinacionales ya han creado centros de investigación y desarrollo (I&D) en ambos países y expandido la escala de su inversión. La dinámica de Asia empezó a hacerse notar en los setenta, y desde entonces, su tasa de crecimiento económico y comercial ha sido sustancialmente más alta que el promedio mundial, haciendo de Asia una locomotora para el crecimiento mundial. Su peso1 en la economía global ha crecido continuamente, desde 12% en 1960 a 23% en 2003, y es probable que esta tendencia continúe. 1 En total 14 países: Japón, India, las cuatro NEIs (Corea, Taiwán, Hong Kong, Singapur), cinco de los países del ASEAN (Indonesia, Malasia, Tailandia, Filipinas, Vietnam, Pakistán y Bangladesh). BCRA | 237 Según un estudio reciente del Banco de Corea, en la segunda mitad de la década de 2010, el tamaño de la economía asiática será similar al de la UE antes de su ampliación2. En la primera mitad de la década de 2020 será equivalente a los tres países norteamericanos (los EE.UU., Canadá y México). Vislumbrando la economía mundial en 2040, la participación de Asia en el PBI mundial se proyecta en un 42%, mientras que se espera que las participaciones de América del Norte, Europa y otras regiones sean 23%, 16% y 20%, respectivamente. En términos del PBI, se prevé que China sobrepase a Japón alrededor del año 2020 y que esté a la par con los EE.UU. aproximadamente en 2040, con una participación cercana al 20% en el PBI global. India debería sobrepasar a Japón alrededor del 2030, y cerca del 2050 se proyecta que equipare a la participación Europea en el PBI global, la cual representa un 12 %. Por lo tanto, esperamos observar más cambios fundamentales en la economía mundial en el próximo medio siglo que los sucedidos en los últimos 50 años. 4. Impacto del surgimiento de la economía asiática sobre el sistema financiero mundial El surgimiento de la economía asiática afectará el sistema financiero global además del sector real. Se espera que mejore el crecimiento cuantitativo y los aspectos cualitativos del sistema financiero mundial, y que al mismo tiempo, se estimule la jerarquía del sector financiero de Asia. Permítanme decirles el por qué de esto en base a tres puntos clave. En primer lugar, el crecimiento estable de Asia contribuirá a la estabilidad financiera internacional, al reducir las posibilidades de recesiones económicas abruptas y crisis financieras tanto a nivel regional como mundial. A medida que los países asiáticos altamente poblados como China e India se integran a la economía mundial, la oferta mundial de trabajo continúa aumentando, y la relación capital-trabajo disminuye alrededor del mundo. Esta situación mejora el retorno de las inversiones y ayuda a mantener la dinámica de la inversión a nivel mundial. Además, al utilizar trabajo relativamente barato, los países de Asia suministran bienes y servicios más baratos a gran escala, y esto es un factor que acota la inflación y las tasas de interés, lo cual resulta beneficioso para la 2 Quince países de la UE.: Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, España, Países Bajos, Bélgica, Suecia, Luxemburgo, Austria, Finlandia, Dinamarca, Irlanda, Grecia y Portugal. 238 | BCRA economía mundial. Además, al incrementarse el ingreso per cápita, se expanden rápidamente los mercados locales en los países asiáticos. Esto es un factor muy importante que hace factible el crecimiento económico sustentable no sólo de la región, sino también del mundo. Con la economía asiática dando el impulso al crecimiento económico global, es posible que la economía mundial crezca de manera regular mientras se reducen las incertidumbres y fluctuaciones en los mercados financieros globales. En segundo lugar, como los países de Asia tienen perspectivas de crecimiento brillantes y oportunidades de inversión con tasas de retorno elevadas, montos masivos de fondos de inversión internacionales están fluyendo hacia ellos, lo que genera una aceleración en la globalización financiera. Esta tendencia se incrementará aun más si, como se espera, los países asiáticos continúan llevando adelante políticas de desregulación y apertura. Además, con ingresos promedio crecientes, los países asiáticos están experimentando por un lado, niveles de ahorro muy altos, y por el otro, un incremento en la demanda de fondos. Esto ha resultado en una demanda financiera variada y creciente dentro de la región. Para satisfacer esta demanda, los países asiáticos han introducido productos y técnicas financieras avanzadas, y esto a su vez ha acelerado el desarrollo de los mercados y sistemas financieros. Esto significa un mayor desarrollo del sistema financiero mundial como un todo y simultáneamente con una profundización financiera global. Por último, las acumulaciones crecientes de reservas de moneda extranjera de los países asiáticos están incrementando la jerarquía financiera y la credibilidad de la región a nivel internacional. A fines de agosto de este año, siete de los 10 primeros países con mayor acumulación de reservas internacionales serán asiáticos, y los otros serán Rusia, Alemania y Francia. Las reservas de China, Japón, Corea e India en conjunto, actualmente totalizan más de 2 billones de dólares. Dada la forma en la que se desarrollan estos países, sus volúmenes de reservas de divisas deberían crecer aún más rápido, y su influencia sobre los mercados financieros internacionales continuar expandiéndose en los años futuros. A pesar de estas perspectivas optimistas, hay sin embargo algunos reparos que deberíamos tener en cuenta. Dado que países asiáticos como China e India han crecido rápido con industrias financieras que todavía están poco desarrolladas, los volúmenes de préstamos incobrables que poseen los bancos han llegado a ser excesivos y podrían ser un fuerte obstáculo para un crecimiento económico estable en el futuro. Con su gran comercio exterior y con la acumulación de superávit en cuenta corriente, existe el riesgo de la exacerbación de los ya abultados desequilibrios globales, que podrían desencadenar un realineamiento repentino de los tipos de cambio a nivel mundial. También existe el riesgo de que las expectativas de una apreciación de las monedas asiáticas puedan estimular el BCRA | 239 ingreso de capitales de corto plazo a la región. Sin embargo, grandes y repentinos desplazamientos de capital hacia estas economías, que luego súbitamente salen de ellas, podría causar inestabilidad no sólo en el sistema financiero internacional, sino en la economía global en su conjunto. Un reciente ejemplo de esto fue la crisis cambiaria de Asía a fines de los noventa, ya que esta fue causada por los rápidos ingresos y salidas de capitales de corto plazo. No debemos olvidarnos, por lo tanto, que en el reverso del potencial de crecimiento veloz de Asia también hay un lado oscuro de inestabilidad e incertidumbre. Creo, sin embargo, que si los países de Asia y la comunidad internacional cooperan para asegurarse la prosperidad mutua, el surgimiento de la economía asiática desempeñará un rol catalizador, facilitando el sano desarrollo de los sistemas financieros asiático y global. A este fin, los países asiáticos deberán mantener la vigencia de las políticas de reformas y apertura, y hacer mayores esfuerzos para innovar sus infraestructuras, por ejemplo sus leyes e instituciones, para ponerlos a la par de las normas globales. Además, estos países necesitan volverse más activos para encontrar sus roles y responsabilidades apropiados como miembros de la comunidad regional e internacional. Al mismo tiempo, por supuesto, la comunidad internacional debe considerar los cambios en el orden económico global creado por el surgimiento de la economía asiática como oportunidades para la prosperidad mutua y a su vez ofrecer ayuda y cooperación para lograr un crecimiento económico global sustentable y un sistema financiero mundial estable. En ese sentido, quisiera ponderar mucho los esfuerzos que recientemente han hecho las naciones de Asia. Desde la crisis cambiaria de 1997 las naciones asiáticas, como todos sabemos, han trabajado mucho para evitar que ocurra otra crisis –tanto por su propia reestructuración como por la cooperación regional. Internamente, han reforzado su supervisión financiera, reducido sus deudas externas, aumentado la transparencia de sus sectores financieros, mejorado la independencia de sus bancos centrales, y acumulado grandes montos de reservas extranjeras. Externamente, la cooperación financiera regional ya ha logrado resultados más tangibles, como los acuerdos de swaps de moneda extranjera e incrementos en las operaciones de pases, acorde con la Iniciativa de Chiang Mai adoptada por los ministros de Finanzas del ASEAN+3 en mayo de 2000. Otro ejemplo de esto es el Fondo Asiático de Bonos (ABF) creado por los miembros del Encuentro de Ejecutivos de Bancos Centrales de Asia Oriental y Pacífico (EMEAP), para promover la inversión de un porcentaje de las reservas internacionales acumuladas que tienen los países asiáticos en amortiguar las fluctuaciones de los tipos de cambio en la región. Podemos esperar que el tipo de cambio regional y la cooperación financiera sean ampliamente fortalecidos en el futuro. Además podemos contar con que 240 | BCRA algunas monedas asiáticas funcionen como monedas fuertes junto con el dólar y el euro o bien que surja una única moneda en la región. Con la participación activa de todos los países de Asia en estos esfuerzos de cooperación regional puedo afirmar que éstos contribuirán a consolidar la estabilidad y el desarrollo cualitativo del sistema financiero mundial así como también de los mercados financieros regionales. 5. Conclusión Ahora quisiera redondear con algunas consideraciones finales. En el siglo XXI, la economía de Asia seguirá liderando el crecimiento económico mundial mientras mantiene su desarrollo dinámico. En el futuro cercano, se anticipa que el tamaño de la economía asiática será tan grande como las de Europa y los Estados Unidos. El surgimiento de la economía asiática tendrá un gran impacto en el sistema financiero internacional y también en la economía real. Las nuevas oportunidades para la inversión que ofrecen los países asiáticos deberían facilitar la globalización económica, promover la distribución eficaz de los fondos en todo el mundo y mejorar el bienestar económico. Por otra parte, podrían aumentar la posibilidad de inestabilidad financiera, debido a los ingresos de capitales de corto plazo, y en particular de fondos especulativos a la espera de apreciaciones de las monedas asiáticas. Sin embargo, siempre que los países de Asia y la comunidad internacional sean más activos en la mejora de las instituciones y para elaborar acuerdos cooperativos para asegurar la estabilidad y el desarrollo futuro del sistema financiero global, la economía mundial entera prosperará junto con ellos. BCRA | 241 Miranda S. Goeltom (Vicepresidenta del Banco de Indonesia y Profesora de Economía de la Universidad de Indonesia) La política monetaria y la estabilidad financiera en el sistema financiero mundial: el caso de Indonesia 1. Introducción En los últimos años, se han intensificado los debates acerca de las consecuencias que tiene la globalización para la política monetaria y la estabilidad financiera. Diversos estudios sobre el tema argumentan que las consecuencias de la globalización se hacen sentir principalmente, en los efectos que produce sobre los cambios estructurales y la incertidumbre en la economía. Dicho proceso de globalización ha avanzado a un ritmo constante en las tres últimas décadas, impulsado sobre todo por una integración más firme de los mercados financieros. Junto con este fenómeno, todos reconocemos que la globalización por medio de la integración financiera reporta muchos beneficios a los países, particularmente, un mayor acceso a los mercados. A pesar de los beneficios económicos, la globalización ha dificultado la tarea de las autoridades monetarias de alcanzar y mantener estabilidad en los precios. Estas circunstancias provocan que los bancos centrales se ocupen de la incertidumbre respecto de los flujos de capital al tiempo que conservan la independencia monetaria y equilibran las presiones sobre los tipos de cambio, lo que se conoce tradicionalmente como la «trinidad imposible» («impossible trinity»). Hoy en día, este dilema se está tornando más complejo a causa de la lentitud con la que se resuelven los desequilibrios mundiales. Los ajustes abruptos de dichos desequilibrios pueden provocar turbulencias financieras, a medida que se deprecia marcadamente el dólar estadounidense y los inversores internacionales retiran sus activos financieros de los EE.UU. Sin duda, eso llevaría a una turbulencia financiera, que luego socavaría la efectividad de la política monetaria y la sostenibilidad del crecimiento mundial. Los principales riesgos que afectan la efectividad de la política monetaria en un contexto de desequilibrios mundiales, se refieren en su mayoría a los ajustes en la cartera de mercado. Las crisis financieras asiáticas dejaron valiosas enseñanzas sobre la manera en que reaccionaron los ajustes de cartera ante la incertidumbre, generando marcadas fluctuaciones en los flujos mundiales de capital. La súbita reversión del capital, final- 242 | BCRA mente ejerció presión sobre el tipo de cambio, desencadenando de este modo crisis financieras. En este sentido, los riesgos de ajuste de cartera podrían perdurar mucho más e intensificar aquellos que son predominantes. Entre éstos se incluyen: i) otros ajustes de cartera de mercado en un entorno de tasas de interés de corto plazo bajas, ii) expectativas de mercado respecto del ciclo de contracción monetaria de los EE.UU. junto con correcciones de mercado y iii) el riesgo financiero que puede surgir del exceso de liquidez. Todos ellos podrían afectar en gran medida la efectividad de la política monetaria. En los países que aplican el esquema de metas de inflación, la presión sobre el tipo de cambio planteará un dilema de política monetaria; ya sea por mantener fijo el tipo de cambio en un nivel favorable, o permitir que flote libremente. Además, los países con una deuda externa cuantiosa también se enfrentan con este dilema, mientras evalúan el impacto del balance en los tipos de cambio. En lo que hace a la respuesta adecuada de la política monetaria, el dilema se agudizará cuando las autoridades tengan que hacer frente a las presiones subiendo la tasa de interés, en lugar de respaldar el crecimiento económico. Naturalmente, surge la pregunta de si los países asiáticos deben adoptar una estrategia determinada para encarar estos desafíos. La experiencia de Indonesia ha hecho que nos concentráramos en mantener la estabilidad económica interna mediante la credibilidad de las políticas, como condición previa para mantener la estabilidad en los precios. Esto nos llevó a revisar los plazos y ayudar al pueblo indonesio a crearse una nueva idea de cómo planificar sus actividades económicas diarias y futuras sobre la base de políticas como de perfiles de evaluación creíbles. De ese modo, el Banco de Indonesia está contribuyendo a que los agentes económicos interpreten las respuestas normativas frente las contingencias que surgen de la economía cada vez más globalizada y, al mismo tiempo, que tomen más conciencia de los riesgos. Tomando en cuenta las enseñanzas que dejó la última crisis, muchos países asiáticos se han embarcado en una nueva trayectoria para sus políticas monetaria y cambiaria. Hemos visto que Indonesia, Tailandia y Corea respondieron a las duras presiones que generó el mercado de divisas en 1997-98 dejando que sus respectivas monedas flotaran libremente en relación con el dólar estadounidense, mientras que Malasia aplicó la paridad fija y, más tarde, el 21 de julio de 2005, la liberó, retornando a su previa paridad con una «canasta de monedas». El dólar singapurense mostró un comportamiento diferente, sin ceder a las presiones y acompañando la solidez de la política monetaria. Por otro lado, China, Hong Kong e India tomaron un camino distinto y lograron mantener la paridad de sus respectivas monedas hasta hoy, con apenas una minúscula apreciación del yuan chino. BCRA | 243 En este sentido, muchas políticas cambiarias llevadas a cabo por los países asiáticos apuntaban principalmente a obtener la «mejor porción de la torta» del superávit mundial de comercio internacional. Al mismo tiempo, al tratar de mantener un mayor crecimiento económico, intentaba absorber parte de una tasa de desempleo cada vez más elevada. En el plano externo, la creciente integración financiera y la mayor apertura de la economía mundial, han obligado a las autoridades monetarias a sacrificar su independencia para llegar a un equilibrio entre el crecimiento y la estabilidad. En el contexto de la globalización, las autoridades monetarias se ven forzadas a prepararse para los posibles efectos de las fluctuaciones en los mercados mundiales financieros y de bienes. En este artículo se intentan analizar los desafíos y las respuestas normativas en la era de la globalización, en el marco de la política monetaria de Indonesia. Con dicha finalidad, se divide de la siguiente manera: luego de esta introducción, en la sección siguiente se repasarán las perspectivas clave respecto de la elección del régimen cambiario que se estima más conveniente para el caso de Indonesia. En la tercera sección se abordarán temas más técnicos, es decir, los desafíos para la economía indonesia en medio de la creciente globalización financiera, así como la respuesta de la política monetaria en el contexto de la «trinidad imposible». En las secciones cuarta y quinta se hará referencia a los esfuerzos por fortalecer el sector financiero, y otras prioridades para respaldar el crecimiento económico sustentable y el bienestar social. En la última sección se incluyen observaciones finales hechas a partir de algunas consideraciones sobre el futuro. 2. La política monetaria en el sistema financiero mundial: perspectivas respecto de la elección del régimen cambiario La elección del régimen cambiario es una de las cuestiones clave en la macroeconomía de las economías abiertas. Según una visión convencional al respecto, un régimen cambiario fijo puede reducir la volatilidad cambiaria y proporcionar un ancla creíble para la política monetaria. Un régimen cambiario flexible, por otro lado, deja margen para una política monetaria más independiente. Por consiguiente, la política monetaria en el marco de un sistema de tipo de cambio fijo con movilidad perfecta de capitales debería imitar a la política monetaria del país a cuya moneda está sujeta la moneda nacional. A la inversa, en un sistema de tipo de cambio flexible, la autoridad monetaria puede formular la política monetaria atendiendo sobre todo a consideraciones internas. Aunque no es algo nuevo, la cuestión del régimen cambiario adecuado es objeto de constante debate. Hasta el momento, los economistas no se han puesto de acuerdo respecto del régimen cambiario que debería ser adoptado por un país 244 | BCRA determinado. En el caso de los países en desarrollo de Asia oriental, algunos economistas —entre otros, Stanley Fischer y Kenneth Rogoff— consideran que sería más adecuado un sistema flexible, mientras que otros —como Ronald McKinnon— sostienen que el sistema fijo sería una mejor opción. El análisis estándar de la elección del régimen cambiario se debe mucho a los aportes de Mundell (1961) y Poole (1970): según estos autores, la elección de un régimen cambiario se funda típicamente en la efectividad del sistema para reducir la volatilidad del producto. Si los shocks son principalmente nominales, el tipo de cambio fijo parece funcionar mejor. Por otro lado, si los shocks son reales, el tipo de cambio flexible es una opción más atractiva. No obstante, siguiendo la teoría de Calvo y Mishkin (2003), el marco normal de elección del régimen cambiario se basa en una serie de supuestos implícitos que no se aplican muy bien a las economías emergentes. Entre dichos supuestos implícitos se incluyen la capacidad de establecer instituciones que garanticen un tipo fijo y una elección de régimen cambiario consecuente en el tiempo. Asimismo, el modelo estándar también ignora la función del sector financiero así como los costos de transacción y las consideraciones respecto del manejo de la liquidez. La «trinidad imposible» («The Impossible Trinity») Por lo general, la disyuntiva (trade-off) entre flexibilidad del régimen cambiario e independencia de la política monetaria se analiza en el contexto de la «trinidad imposible»: un país no puede adoptar al mismo tiempo un régimen cambiario fijo, una política monetaria independiente y una libre movilidad del capital. Sólo es posible elegir dos. Como se ilustra en la figura 1, un país ubicado en el vértice A elige adoptar la libre movilidad del capital y una política monetaria independiente; un país ubicado en el vértice B elige adoptar la libre movilidad del capital y un tipo de cambio fijo; un país ubicado en el vértice C elige adoptar una política monetaria independiente y un tipo de cambio fijo; y un país ubicado en el punto D elige adoptar una movilidad de capital menos perfecta sin necesidad de adoptar un régimen de flotación libre ni uno de paridad fija. BCRA | 245 Figura 1 La trinidad imposible D El marco básico de la «trinidad imposible» puede remitirse al concepto de paridad de las tasas de interés sin cobertura. En un país con un régimen de plena flexibilidad cambiaria, bajo un contexto de libre movilidad de capitales, las fluctuaciones del tipo de cambio nominal y/o de las tasas de interés internas pueden absorber los shocks que sufran las tasas de interés externas. Es decir, la autoridad monetaria tiene libertad de trasladar o no los shocks de tasas de interés externas a las tasas de interés domesticas. Por otro lado, en un régimen de paridad fija, los shocks de tasas de interés externas se transmiten por completo a las tasas de interés internas. En un caso intermedio —cuando se deja que los tipos de cambio oscilen dentro de ciertos límites—, un régimen cambiario menos flexible se asocia a una mayor transmisión del shock externo a las tasas de interés locales. Siguiendo la «trinidad imposible», por ejemplo, si hay un tipo de cambio fijo y un mercado de capitales abierto, la autoridad monetaria no puede fijar la tasa de interés interna con independencia. Si la tasa de interés nominal interna es demasiado alta, atraerá flujos de capitales extranjeros y, para mantener el tipo de cambio en un nivel predeterminado, la autoridad monetaria comprará divisas de los flujos externos que, a su vez, harán que se reduzca la tasa de interés interna. Si la autoridad monetaria intenta esterilizar la emisión de moneda local, la tasa de interés interna se mantendrá en niveles elevados y, de este modo, atraerá más flujos. 246 | BCRA ¿«Corner solutions» o espacios de políticas? La «trinidad imposible» también ha llevado a algunos economistas a sostener que las economías en desarrollo deben adoptar un sistema de flotación libre o de paridad fija para prevenir las crisis cambiarias. No obstante, según la opinión de varios autores, en el caso de los países en desarrollo, ni la libre flotación ni la paridad fija son opciones aconsejables por su limitada capacidad de absorber fluctuaciones amplias del tipo de cambio, dada la naturaleza poco desarrollada de los mercados de cobertura cambiaria. Williamson (2000) sostiene que ampliar el margen normativo brinda, a su vez, posibilidades de aumentar la gama de opciones de política macroeconómica, no siendo necesario optar por «corner solutions». Reinhart (2000) y Calvo y Reinhart (2000) observan que, en la práctica, muchas economías emergentes prefieren limitar las fluctuaciones del tipo de cambio cuando, en principio, quizás hayan adoptado un régimen cambiario flexible, fenómeno que se conoce como «miedo a flotar». Esta resistencia a la flotación surge de la baja credibilidad institucional y normativa, y del alto grado de traslado a precios de las fluctuaciones cambiarias. Asimismo, Kawai (2004) opina también que un enfoque adecuado para los países en desarrollo consiste en una combinación de flotación administrada, un esquema de metas de inflación y medidas enérgicas para reducir los descalces de monedas. Además, dada la mayor interdependencia de las economías del Este asiático a través del comercio y la inversión, se necesita una coordinación más estrecha entre las autoridades financieras de la región para estabilizar los tipos de cambio intra-regionales. Tras los esfuerzos por crear un «pragmatismo selectivo» en la implantación del régimen cambiario, el problema de las soluciones extremas frente al margen normativo se subordina al debate en torno de los sistemas cambiarios, en el que se aprecian diversos puntos de vista. Roberto Chang y Andrés Velasco (2000) sostienen que la pregunta que debería hacerse la mayoría de las economías de mercado emergentes ya no es «¿flotar o no flotar?», sino «¿cómo flotar?». No obstante, el pragmatismo a través de la creación de espacios de políticas, ha recibido importantes críticas ya que con ese régimen cambiario los países se tornan más vulnerables a las crisis cambiarias. Esto ha dado lugar a la hipótesis según la cual, en el largo plazo, la única opción sustentable para los países consiste en adoptar un régimen cambiario de paridad fija o de flotación plena. En este sentido, Reinhart (2000) argumenta que si el «miedo a flotar» sigue teniendo la gravedad que solía tener como cuestión de política, y si la falta de credibilidad sigue siendo un obstáculo grave, la única manera de evitar los «problemas de flotación y de credibilidad» simultáneamente podría ser una «corner solution». BCRA | 247 3. Respuestas de política monetaria: moraleja de la «trinidad imposible» En el caso de Indonesia, la globalización financiera ha dado resultados fructíferos para el crecimiento económico, a saber, que dicho crecimiento se acelera junto con el grado de liberalización financiera. No caben dudas sobre la veracidad de esta afirmación, por lo menos antes de las crisis financieras asiáticas de 1997. Sin embargo, la afirmación se puso en tela de juicio cuando tuvieron lugar dichas crisis, a mediados de 1997. En ese momento, la opinión dominante postulaba que la liberalización financiera también implicaba un riesgo que aumentaba la presión. La liberalización financiera con un creciente grado de apertura y globalización generaba un enorme riesgo potencial en medio de una reversión en la actitud del mercado. Este entorno, sumado a los sistemas de cuenta de capital abierta y tipo de cambio flotante, provocó la reversión de capitales y una depreciación abrupta del tipo de cambio que inevitablemente generaron una mayor presión inflacionaria y restringieron el crecimiento económico. Desde entonces, en lo que respecta a la adopción del esquema de metas de inflación (en el espíritu de la nueva ley del Banco Central, la ley Nº 23/1999), los desafíos a la implementación de una política monetaria creíble durante el período de recuperación económica se han vuelto cada vez más complejos. La pregunta que se plantea es cómo el Banco de Indonesia responde a estos desafíos. 3.1. Mantener el crecimiento y la estabilidad económicos en un régimen de cuenta de capital abierta durante el período posterior a la crisis 3.1.1. Crecimiento y estabilidad económicos Indonesia ha registrado un crecimiento económico continuo a lo largo de tres años consecutivos, alcanzando un 5,6% en 2005. Sin embargo, hacia la primera mitad de 2006, podemos apreciar una expansión más lenta de lo que se había predicho, ya que el crecimiento impulsado por la demanda tendió a progresar con mayor lentitud (con lo cual contribuyeron la inversión más lenta y el menor poder adquisitivo desde fines de 2005). No obstante, en el primer trimestre de 2006 el sector externo muestra una mejoría, que se ve reflejada en el superávit de la balanza de pagos más elevado. Las reservas internacionales ascienden a USD 40.100 millones o el equivalente de 4,5 meses de importaciones. Sin embargo, el aumento del superávit en cuenta corriente se debió en su mayoría, a las menores importaciones no petroleras, así como al aumento del 10,7% respecto de las exportaciones no petroleras en el primer trimestre de 2006. En conjunto con las exportaciones de petróleo, el total de exportaciones ascendió a 15,1% en el primer trimestre de 2006. La estabilidad monetaria se mantuvo, a pesar de que la suba de los precios del petróleo contribuyó a que la tasa de inflación se ubicara en el 17,1% en 2005 248 | BCRA (figura 2). En el segundo trimestre de 2006, la tasa de inflación se desaceleró hasta llegar al 15%. La credibilidad del esquema de metas de inflación continúa poniéndose a prueba, habiendo atravesado Indonesia un período turbulento, producto de las condiciones desfavorables de los mercados internacionales. Figura 2 Tasas de inflación % y-o-y 25,00 Headline Core 20,00 15,00 10,00 5,00 0,00 1 2 3 4 5 6 7 2004 8 9 10 11 12 1 2 3 4 5 6 7 2005 8 9 10 11 12 1 2 3 4 5 2006 Fuente: Banco de Indonesia y Junta Central de Estadísticas Subyacente Global No obstante, a medida que el país avance con un crecimiento y una estabilidad más sólidos, la política monetaria se orientará continuamente a alcanzar un equilibrio entre las metas de inflación de mediano plazo y a mantener el impulso del crecimiento. Para ello, nos valdremos de un proceso gradual que apunte a una inflación baja y estable de 3% en el mediano plazo. A tal efecto, el gobierno y el Banco Central han convenido metas de inflación de 6% ± 1%, 5,5% ± 1% y 5% ± 1% para 2005, 2006 y 2007, respectivamente. El marco de política monetaria para alcanzar esas metas de inflación se ha fortalecido en los últimos años. 3.1.2. Regulación del tipo de cambio en un régimen de cuenta de capital abierta En una economía abierta y pequeña como la de Indonesia, la regulación del tipo de cambio desempeña un papel vital1. Entre 1967 y 2006, implementamos tres regímenes cambiarios distintos: paridad fija, flotación administrada y flotación 1 La transmisión del giro del tipo de cambio (gyration) se hace sentir en todo el país, a través de los precios de las importaciones, que reflejan los precios generales por medio del precio de los bienes finales producidos a partir de bienes intermedios importados. En el contexto de una apertura macroeconómica, los precios generales determinan la tasa de interés. Mediante la interacción entre el mercado de dinero y el mercado de bienes, esa tasa de interés teóricamente determina el producto de la economía. Ésa es la historia que nos cuenta la teoría. BCRA | 249 convencional. Durante el período de vigencia de la paridad fija y de la flotación administrada, hubo ocho devaluaciones, seis de las cuales se produjeron entre 1967 y 1978. Antes de la crisis cambiaria de 1997, la principal preocupación era mantener un tipo de cambio real que favorezca una estrategia de crecimiento orientada a la exportación. El régimen de flotación controlada y la génesis de la crisis Como se mencionó anteriormente, un mayor grado de apertura de la cuenta capital implica distintas consecuencias para las políticas externas. Durante el período de desregulación y liberalización, a fines de la década de 1980, hubo un enorme ingreso de capitales2. En gran medida, los capitales extranjeros ingresaron en forma de préstamos de bancos comerciales que se convertían a moneda local, a través del mecanismo de canje del Banco Central, contribuyendo a su vez con el crecimiento de la oferta de dinero. No obstante, las complicaciones en la regulación monetaria, causada por el auge del ingreso de capitales, el gobierno estableció controles cuantitativos al financiamiento extranjero de bancos y empresas públicas. También se flexibilizaron las restricciones al ingreso de inversión directa y los inversores extranjeros directos pudieron vender divisas directamente a los bancos comerciales, en lugar de hacerlo a través del Banco de Indonesia. En la primera mitad de la década de 1990, la economía indonesa empezó a recalentarse, se amplió el déficit en cuenta corriente, se aceleró la inflación y las tasas de interés subieron considerablemente. Para mantener la estabilidad de los tipos de cambio reales, el aumento de las tasas de interés se vio acompañado de ingresos importantes de capitales extranjeros, con lo que en 1990 los flujos totales netos de capitales privados arrojaron superávit por primera vez desde 1985. De este modo, el gran diferencial de tasas de interés en el contexto de un tipo de cambio estable y crecimiento muy acelerado del mercado local de valores, siguió fomentando los cuantiosos ingresos netos de capital privado en 1992-96. Esos ingresos adoptaron la forma de flujos netos de inversión extranjera directa (IED) y de cartera. En parte, los ingresos se vieron compensados por una reducción de los ingresos de capitales oficiales, y un déficit más amplio en cuenta corriente. 2 ¿Fue este fenómeno el culpable de lo que ocurrió a continuación con la economía? Esto es el resultado directo de las reformas de 1989, cuando las autoridades liberalizaron los ingresos de capital de cartera eliminando los límites cuantitativos al financiamiento de los bancos por parte de no residentes. Se permitió que los extranjeros invirtieran en el mercado de valores y adquirieran hasta un 49% de las acciones de empresas que cotizaban en bolsa. 250 | BCRA Además, se esterilizaron mediante subastas de papeles del Banco Central y operaciones de pase en el mercado de divisas. Hasta la primera mitad de 1997, siguió ingresando inversión extranjera. Eso puso presiones a la autoridad monetaria, por lo que el Banco de Indonesia diseñó medidas para restringir el crecimiento del crédito relacionado a través de la esterilización parcial de las ventas de certificados del Banco Central, elevando los requisitos de encaje y reduciendo el crédito subsidiado a las empresas públicas3. Figura 3 Flujos netos de capitales oficiales y privados, mar. ’90 - sep. ’97 (en millones de USD) 6000 Oficiales 4000 Privados 2000 0 Mar-90 -2000 Mar-91 Mar-92 Mar-93 Mar-94 Mar-95 Mar-96 Mar-97 -4000 -6000 -8000 -10000 Fuente: Banco de Indonesia ¿Y qué hay de la deuda externa? Va de la mano del crédito nacional. Anteriormente se dijo que el financiamiento proviene principalmente del sector bancario. Dada la laxitud de las normas en materia de deuda externa y las tasas internacionales más atractivas, el crédito externo se tornó más interesante. Desde 3 Takagi descubrió (Takagi, 1999) que durante el episodio del ingreso de capitales de 1987-97, las autoridades monetarias del Este asiático (es decir, Indonesia, Corea, Malasia, las Filipinas y Tailandia) tomaron varias medidas para esterilizar el efecto expansivo del ingreso de reservas sobre el crecimiento de los agregados monetarios. Las pruebas econométricas de su estudio, hechas sobre la base de datos trimestrales, sugieren que el conjunto de las diversas medidas de esterilización que se tomaron, logró restringir el crecimiento del dinero en sentido estricto y en sentido amplio. Esto quizás haya fomentado el ingreso de más capitales al mantener elevadas las tasas de interés internas o provocado la desintermediación y ampliado el volumen de activos del sector financiero no bancario, cuya supervisión era deficiente. En cualquier caso, es probable que el riesgo potencial de ingreso de capitales en el este asiático se haya ampliado como consecuencia de una política activa de esterilización. BCRA | 251 1996, el sector privado (incluyendo los bancos), se endeudó con el extranjero más que el gobierno. Asimismo, la porción de la deuda externa privada fue mucho mayor que el monto reflejado en las cifras oficiales. Las normas laxas en materia de contabilización de deuda externa no requerían que las empresas privadas reportaran su deuda externa, pero sí estaba estipulado que lo hicieran los bancos. Cuando se desplomó el tipo de cambio de la rupia respecto del dólar estadounidense en 1997-98, la carga de la deuda externa no informada que pesaba sobre estos bancos y empresas privadas hizo que se hundieran de inmediato. Sin embargo, la crisis de 1997 trajo consigo un régimen cambiario completamente distinto, dado que las reservas no bastaban para hacer frente al desafío de los embates especulativos sobre el tipo de cambio de la rupia respecto del dólar estadounidense, y permitiendo desde entonces la libre flotación de la moneda. El régimen de flotación cambiaria: desde agosto de 1997 hasta la fecha Cuando se desató la crisis asiática de 1997, Indonesia fue el último país afectado. Si reflexionamos sobre ese período turbulento, Indonesia resistió bastante en comparación con Malasia y Tailandia. Esto se vio reflejado en la mayor solidez de los denominados fundamentals del país, incluso en un déficit relativamente menor en la cuenta corriente externa. Apenas unas semanas antes de la crisis, el 11 de julio de 1997, la autoridad monetaria amplió la banda cambiaria de la rupia respecto del dólar estadounidense de 8 a 12% y, por último, la dejó flotar libremente el 14 de agosto de 1997. En la figura 5 se muestra la evolución del tipo de cambio rupia/dólar estadounidense en la época de la libre flotación. Se observa claramente una turbulencia en la primera etapa, que luego se suaviza hasta la fecha. La inflación también se reduce, tras alcanzar un 70% durante la crisis. Como consecuencia de todo esto, el tipo de cambio efectivo real de la rupia ya no muestra desfasajes —característica inherente de la rupia hasta ese momento—, salvo en los dos últimos trimestres, cuando empieza a presentar un perfil sobrevaluado (figura 5). 252 | BCRA Figura 4 Tipos de cambio mensuales IDR/USD 16000 14000 12000 10000 8000 6000 4000 2000 0 Fuente: Banco de Indonesia Figura 5 Tipo de cambio efectivo real de la rupia respecto de 8 países (2003=100) REER Index 140 115,16 120 100 80 60 40 REER 20 Apr-06 Dec-05 Apr-05 Aug-05 Dec-04 Apr-04 Aug-04 Dec-03 Apr-03 Aug-03 Dec-02 Apr-02 Aug-02 Dec-01 Apr-01 Aug-01 Dec-00 Apr-00 Aug-00 Dec-99 Apr-99 Aug-99 0 Fuente: Banco de Indonesia BCRA | 253 Todas esas observaciones directas sobre la rupia respecto al dólar estadounidense antes y poco después de la crisis indicaban que cuanto mayor era la influencia del mercado internacional en la economía indonesia, más difícil resultaba controlar el efecto de las fluctuaciones del tipo de cambio. El nivel del tipo de cambio no sólo reflejó la demanda subyacente frente a las fuerzas de la oferta, sino también una actitud o expectativas de mercado muy contenidas en un contexto de incertidumbre. En este sentido, es muy importante entender cabalmente el comportamiento de la rupia frente al dólar estadounidense y la volatilidad subyacente para apoyar una política monetaria sólida. La capacidad de predecir el tipo de cambio futuro de la rupia frente el dólar estadounidense también es significativa. Tendremos que entender mejor el comportamiento de los movimientos financieros internacionales que, tal como se ha demostrado, repercuten sobremanera en la economía de Indonesia. Los esfuerzos por establecer un sector financiero local sólido se han convertido en una prioridad para nosotros desde ese momento. Ahora, el tipo de cambio de la rupia se ha estabilizado en términos relativos, a pesar de la mayor volatilidad que presentó en agosto de 2005 (figura 6). Sin embargo, con la suba en las tasas de interés en la segunda mitad de 2005, la rupia se apreció hasta la primera mitad de 2006. También se observa una significativa apreciación de 2,4% en abril de 2006 respecto del mes anterior, con lo que el tipo de cambio llegó a ser de 8.939 rupias indonesias por dólar estadounidense. En promedio, la rupia se apreció un 6% desde el año pasado hasta llegar a 9.214 IDR/USD. Esta apreciación más fuerte se vio impulsada sobre todo, por el ingreso de capitales de corto plazo en forma de compras netas de bonos públicos, acciones y certificados del Banco de Indonesia. A su vez, el fuerte ingreso de capitales hizo que aumentaran las reservas internacionales de Indonesia de USD 34.000 millones el año pasado a USD 44.000 millones en mayo de 2006. 254 | BCRA Figura 6 Volatilidad del tipo de cambio IDR/USD No obstante, somos conscientes de que sigue habiendo una gran presión sobre la rupia dada la limitada oferta sustentable de divisas, en tanto que hay un exceso de demanda de divisas, en especial del sector empresarial para financiar las importaciones y saldar deudas. Esto se ve acompañado de algunos ajustes de cartera por parte de los inversores extranjeros, en relación con el ciclo de contracción de los Estados Unidos. En realidad, el ingreso de capitales como fuente de divisas ha mejorado considerablemente desde el final de la crisis. Esto se reflejó en el superávit de la cuenta capital, de alrededor de USD 2.900 millones en 2004 y USD 9.000 millones en 2005, en el que predominaban los flujos de inversión de cartera de corto plazo. Durante 2004 y 2005, la inversión extranjera de cartera representó más del 50% de los ingresos totales de capital. El papel más preponderante de la inversión extranjera de cartera en la composición de los ingresos de capital privado contribuye a fomentar el desarrollo del mercado de capitales, un rendimiento atractivo de los instrumentos públicos o del Banco Central en el mercado monetario y de deuda (es decir, certificados del Banco de Indonesia —SBI— y títulos de deuda pública —SUN—), así como la mayor confianza en las perspectivas de nuestra economía. La composición de los ingresos recientes de capitales privados que en su mayoría han sido de corto plazo, es vulnerable a las fluctuaciones de las tasas de interés, la actitud del mercado y los shocks externos. Esta situación ha causado preocupación por el efecto desestabilizador de los flujos de capitales de corto plazo, en especial por la posibilidad de que una reversión súbita ponga en peligro la estabilidad del sistema financiero. En el gráfico pudimos apreciar la gran BCRA | 255 influencia que tuvo el comportamiento de los flujos de capital extranjero de corto plazo sobre el tipo de cambio de la rupia. La vulnerabilidad de la rupia también se ve exacerbada por las recientes condiciones de nuestro mercado cambiario, que posee una escala reducida, cuyas transacciones diarias al contado rondan los USD 500-1.000 millones, mientras que, en promedio, las transacciones diarias a futuro son muy pequeñas. También se ha detectado que más del 80% de las operaciones de pase (o swaps) eran de muy corto plazo (de un día para otro). En un mercado cambiario con tan poca actividad, las operaciones de pase de muy corto plazo se convierten en la forma de inversión extranjera más vulnerable y, al mismo tiempo, podrían generar presiones para que se depreciara la rupia. En esas condiciones, si bien los esfuerzos se centran en el fortalecimiento de la infraestructura financiera local y la profundización del mercado financiero local, opinamos que, para respaldar la recuperación económica y mantener la estabilidad del mercado financiero, habrá que adoptar algunas medidas administrativas y prudenciales más sólidas en relación con los flujos de divisas. 3.2. Respuestas normativas 3.2.1. «Lograr el equilibrio» entre crecimiento económico y estabilidad El aumento constante de las presiones inflacionarias ha obligado al Banco Central de Indonesia a adoptar una política monetaria de sesgo contractivo desde mediados de 2005 para garantizar que la inflación sea congruente con la trayectoria de la meta de mediano plazo. Esta política también es necesaria para absorber el exceso de liquidez de la rupia que podría perturbar la estabilidad monetaria al inducir su volatilidad en el mercado monetario a causa de la limitada inversión en rupias y la segmentación del mercado. La elevada volatilidad del mercado monetario overnight de la rupia brinda a los bancos la oportunidad de cambiar su composición de cartera a favor de otro tipo de inversiones en el mercado cambiario, con un rendimiento más ajustado a los riesgos. La postura de sesgo contractivo se mantendrá ante las presiones inflacionarias predominantes. En este contexto, hemos estado absorbiendo el exceso de liquidez en el mercado y subiendo la tasa de intervención (tasa del Banco de Indonesia) de 10% en el tercer trimestre de 2005 a 12,75% en el cuarto trimestre de ese año (figura 7). Para contener las presiones inflacionarias, la tasa se mantuvo hasta el segundo trimestre de 2006, cuando creímos conveniente reducirla prudencialmente a 12,5%. Según nuestra evaluación, era preciso adoptar una postura de sesgo contractivo para proteger el crecimiento de largo plazo de la amenaza inflacionaria. Además, para alcanzar la estabilidad de precios, había 256 | BCRA que reducir al mínimo la volatilidad cambiaria, sin fijar un tipo de cambio determinado. Es importante mantener la estabilidad cambiaria para que no haya un gran efecto de traslado a la inflación interna. El impacto de la depreciación de la rupia ante la inflación podría ser mayor ya que puede inducir a empeorar las expectativas inflacionarias. Figura 7 Tipo de cambio y tasa del BI 12000 14 10000 12 10 8000 8 6000 6 4000 4 XR 2000 BI Rate 2 0 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 1 2 3 4 5 Fuente: Banco de Indonesia 3.2.2. Mantener la estabilidad cambiaria Para poder gestionar los flujos de capitales de la mejor manera posible, se han tomado iniciativas destinadas a fortalecer su control y monitoreo , dotando a las autoridades normativas de información precisa y oportuna, necesaria para facilitar una respuesta de política adecuada. Asimismo, se han tomado medidas para reducir las operaciones cambiarias especulativas a través de la desinternacionalización de la rupia (Regulación Nº 3/3/2001, de enero de 2001) y fortalecer la regulación bancaria prudencial mediante la modificación de la posición abierta neta de los bancos (Regulación Nº 7/37/2005, de septiembre de 2005). Con esto se pretende evitar que los bancos acumulen tenencias excesivas de divisas con fines especulativos, manteniendo así la estabilidad de la rupia. Limitar la disponibilidad de rupias a los no residentes no es la única forma de alcanzar la estabilidad cambiaria. Hay muchos factores que contribuyen a las fluctuaciones de la rupia. El mercado cambiario indonesio es volátil no sólo por su estructura sino también por factores políticos y macroeconómicos. Sin embargo, con las normas actuales hemos reducido al mínimo las posibilidades de BCRA | 257 realizar actividades especulativas impulsadas en su mayoría por factores no económicos, reflejando el tipo de cambio de la rupia, los fundamentals de la economía. Tras las presiones que sufrió la rupia el año pasado, el Banco de Indonesia también ha aprobado un paquete de estabilización destinado a reducir el exceso de liquidez en el mercado y a gestionar la demanda de moneda extranjera por parte de los agentes más importantes, en especial las empresas del estado. De una manera mensurable, recurrimos a la esterilización cambiaria para frenar la volatilidad y paliar la inestabilidad. Entre las medidas del paquete se incluían una gran cautela en el requisito de suficiencia de reservas, las condiciones de mercado y los indicadores macroeconómicos, en especial el de la inflación. 4. Otra perspectiva: la necesidad de fortalecer el sector financiero En conjunción con el esfuerzo por alcanzar la estabilidad monetaria y por cumplir con la «condición de suficiencia», recientemente la estabilidad del sistema financiero se ha convertido en una estrategia importante para el Banco de Indonesia y seguirá siéndolo, incluso cuando lleguemos a tener una economía de mercado eficaz. Esto provee una fuerte motivación para que las autoridades monetarias de Indonesia incluyan un componente de estabilidad del sistema financiero en su marco normativo de política macroeconómica. La solidez de la infraestructura financiera es un prerrequisito fundamental para la integración de los mercados locales en mercados mundiales más complejos. Borio (2003) sostuvo que se debería mejorar un «enfoque macroprudencial» para limitar el riesgo si el mercado financiero está sujeto a una presión mayor que reduciría la producción económica real. En las siguientes secciones se explorarán algunas enseñanzas en materia de políticas y la experiencia a la fecha con los esfuerzos por fortalecer el sector financiero de Indonesia. Enseñanzas que dejó la crisis de 1997 en materia de políticas Las debilidades fundamentales del sector bancario de Indonesia durante el período previo a la crisis, magnificaron el riesgo para el crecimiento económico y la inflación. El enorme volumen de préstamos irregulares en bancos estatales puso de manifiesto el grado en el cual se habían utilizado los créditos como medios para financiar emprendimientos no comerciales en el período previo a la crisis. De la misma manera, el elevado nivel de préstamos relacionados de muchos bancos privados señaló el uso que se hacía de los bancos como vehículos para canalizar depósitos hacia los propietarios y para ampliar el conglomerado de negocios. La supervisión bancaria era en gran parte ineficaz, ya sea por la 258 | BCRA falta de capacidad de supervisión o porque los supervisores bancarios no podían hacer su trabajo adecuadamente. Si bien las puertas estaban abiertas para que entraran nuevos bancos a la industria, no había un mecanismo de salida adecuado para aquellos bancos que no pudieran operar de manera rentable. La ausencia de un esquema de seguro de depósito, junto con el riesgo moral entre los conglomerados de propietarios de bancos, y su estrecho vínculo con los poderes centrales del gobierno, limitó la capacidad de los supervisores para aplicar una política adecuada de salida para los bancos en problemas. Estos patrones permanecieron largamente ocultos mientras la economía crecía a un paso rápido pero, una vez que se desaceleró el crecimiento, la verdadera situación pronto salió a la luz. Esas debilidades se develaron posteriormente tras la crisis cambiaria, e hicieron que los problemas de la crisis bancaria indonesia se tornaran aún más complejos y difíciles de resolver. De estos acontecimientos se pudieron extraer varias lecciones en materia de políticas (Goeltom, 2005): • En primer lugar, todo programa de liberalización financiera debería diseñarse y aplicarse adecuadamente, en especial en lo que respecta a la aplicación de regulaciones prudenciales y funciones de supervisión. • En segundo lugar, como parte integrante de las políticas bancarias generales, se debería instituir algún tipo de protección de los depósitos como mecanismo eficaz de salida, que funcionara en conjunto con las normas de entrada (concesión de licencias), los principios prudenciales y la supervisión y evaluación eficaces de los bancos. • En tercer lugar, se deberían formular y aplicar rigurosamente ciertos procedimientos para los mecanismos de salida, a fin de brindar una solución oportuna a los bancos en problemas antes de que éstos generen un riesgo moral para el sistema bancario. • En cuarto lugar, se debería restringir la función de prestamista de última instancia del banco central sobre todo al tratamiento de los problemas de liquidez de corto plazo del sistema bancario, utilizando una garantía adecuada para protegerse de las pérdidas. • En quinto lugar, se debería reducir la carga de los problemas institucionales y adoptar medidas para mejorar la gestión y la transparencia de la situación financiera de los bancos. BCRA | 259 Por cierto, las enseñanzas normativas que dejó la crisis de 1997-98 implican que el Banco Central no debería enfocar la política meramente en la estabilización de los precios y el crecimiento del producto: la estabilidad del sistema financiero también es muy importante4. Fortalecimiento del sector financiero: los avances a la fecha Como se mencionó anteriormente, el Estado y el Banco de Indonesia hicieron grandes esfuerzos para generar mayor capacidad y credibilidad en la política bancaria, estableciendo un marco propicio para el desarrollo del sistema bancario indonesio, con el fin de cumplir las mejores prácticas a nivel internacional en materia de supervisión y normativa bancaria. La arquitectura bancaria de Indonesia constituye un punto de referencia normativa para el desarrollo del sector bancario, que abarca tanto su estructura como así también su orientación de largo plazo. Para concretar la visión de un sistema bancario local sólido, fuerte y eficaz, capaz de mantener la estabilidad financiera y promover el desarrollo económico sustentable, el Banco de Indonesia diseñó seis programas para la arquitectura bancaria nacional, entre los que se incluyen: i) un programa para reforzar la estructura del sistema bancario nacional, ii) un programa para mejorar la calidad de la regulación bancaria, iii) un programa para mejorar la función de supervisión bancaria, iv) un programa para mejorar la calidad de la gestión y el funcionamiento bancarios, v) un programa para desarrollar la infraestructura bancaria y vi) un programa para mejorar la protección del cliente. La arquitectura bancaria de Indonesia proporciona una orientación clara hacia una estructura óptima para los próximos 10 a 15 años, que podría concebirse si surgen dos o tres entidades en calidad de bancos internacionales con capacidad para operar a escala internacional, acompañados por entre tres y cinco bancos nacionales con un amplio margen de negocios y operaciones en todo el país. Asimismo, con miras a fortalecer la estabilidad y ampliar el papel de los bancos en la economía, el Banco de Indonesia seguirá llevando a la práctica varias iniciativas, entre las que se cuentan: 4 Respecto de la implantación del marco de metas de inflación, los retos para el sector financiero local durante la crisis fueron una consideración de peso para el Banco de Indonesia. Esto se condice con el estudio de Devereux y Lane (2000) sobre el esquema de metas de inflación. Estos autores sostienen que una gran exposición al riesgo cambiario en los balances de las empresas repercute enormemente en las fluctuaciones cíclicas de la economía local. Eso sugiere otro marco normativo como alternativa, por ejemplo, un esquema de metas cambiarias, en lugar de un esquema de metas de inflación. Por lo tanto, el compromiso congruente de adoptar un esquema de metas de inflación es inherente al objetivo del Banco de Indonesia de llegar a tener un sector financiero sólido y estable (Goeltom, 2005). 260 | BCRA i) el fortalecimiento de la resistencia del sistema bancario y el programa de recuperación, que abarca la puesta en marcha del programa de garantía gubernamental para todos los depósitos, el programa de desinversión como continuación del programa de recapitalización bancaria, la reestructuración del crédito, y el desarrollo de la infraestructura bancaria. ii) el fortalecimiento de la aplicación de principios prudenciales en concordancia con los 25 Principios básicos de Basilea para una supervisión bancaria eficaz. Para cumplir plenamente con esta norma, el Banco de Indonesia ha estado mejorando diversas normas, en especial aquellas relacionadas con el capital, la calidad de los activos productivos, la reestructuración del crédito, la reserva para préstamos incobrables y los límites legales de préstamo; iii) la ampliación de las pequeñas y medianas empresas, como de las microempresas. A fines de junio de 2005, el Banco de Indonesia hizo público su compromiso para acelerar la consolidación del sistema bancario. Esta consolidación también brindaría mayor protección al público, dado el papel de dicho sistema como institución de confianza, al exigir que todos los bancos tengan un capital mínimo de nivel 1 de 80 billones de rupias a fines de 2007. En los tres años siguientes, hasta 2010, el capital que se exija a los bancos ascenderá a 100.000 millones de rupias. Respecto de esta política, el Banco de Indonesia también ha emitido una norma relativa al capital mínimo de nivel 1, que entró en vigor el 1º de julio de 2005. Por lo tanto, el Banco Central también ha introducido el concepto de bancos ancla, es decir, bancos que tienen un excelente desempeño, potencial e iniciativa para adquirir otros bancos. 5. Otras prioridades Queda bastante claro que, cuando se proponen las prioridades futuras de un Banco Central, siempre se debería tener en cuenta la sincronización de las políticas destinadas a fortalecer la estabilidad financiera, promover el crecimiento económico y alcanzar la estabilidad de precios. La enseñanza que hemos extraído de la crisis es que el Banco Central debería concentrarse en el objetivo principal de la estabilidad de precios y, al mismo tiempo, aplicar una política financiera prudente para crear la estabilidad financiera que respalde un crecimiento económico sustentable. Se considera que la solidez financiera es una cuestión importante hoy en día, y seguirá siendo un requisito indispensable para una economía de mercado eficaz. Estas prioridades implican que la gestión macroeconómica sólida también debería contemplar la estabilidad financiera como base de un entorno macroeconómico sustentable. Como condición nece- BCRA | 261 saria para integrar el complejo sistema financiero mundial, se debería mejorar la infraestructura financiera, junto con un sistema regulatorio y de supervisión adecuado. En consecuencia, el Banco de Indonesia, en su calidad de autoridad bancaria, por ejemplo, fortaleció algunas políticas y tomó varias iniciativas al respecto para reestructurar todas las instituciones y mercados que conforman el sistema financiero. Este esquema se conoce con el nombre de Arquitectura del Sistema Financiero de Indonesia (IFSA, por su sigla en inglés). IFSA es una base estratégica, que establece una visión y modelo comunes para el desarrollo del sector financiero indonesio en el mediano y en el largo plazo. Tiene por objeto brindar mayor resistencia y capacidad a todos los elementos del sistema financiero con el fin de satisfacer las necesidades del público en materia de financiamiento, colocaciones y otros servicios en todos los segmentos del mercado. Además, la finalidad última de IFSA consiste en armar un sistema eficaz y sólido para el sector financiero, que tenga repercusiones positivas en la creación y mejora de la riqueza y se convierta en el motor de un crecimiento económico sustentable y equilibrado. A tal fin, el sistema movilizará y asignará recursos para sus usos más productivos. Este sistema, que tiene menores costos de transacción, gracias a mecanismos eficaces de pago, ayuda a compartir los riesgos y disponer de fondos de más largo plazo a través de la modificación de los vencimientos. Asimismo, el Banco de Indonesia ha estado mejorando las medidas de política monetaria dentro de su marco de metas de inflación. Estas medidas abarcan cuatro áreas principales: i) el uso de la tasa de interés también conocida como la tasa de interés de referencia del Banco de Indonesia, desde julio de 2005; ii) un proceso de toma de decisiones mejorado y congruente con una estrategia prospectiva para dirigir la respuesta actual de política monetaria a la consecución de la meta de inflación; iii) una estrategia de comunicación más transparente para fortalecer la emisión de señales al mercado por parte de la respuesta de política monetaria, y reforzar los esfuerzos por guiar las expectativas de inflación, y iv) una coordinación más sólida de políticas con el gobierno. El marco apunta a fortalecer la eficacia, la gestión y la credibilidad de la política monetaria, para de ese modo contribuir a alcanzar la estabilidad en los precios en apoyo del crecimiento sustentable y el bienestar social. Asimismo, se espera que este nuevo marco de política monetaria mejore las sinergias y la gestión uniforme de la economía en general, incluido el establecimiento de un sistema financiero sólido. Alcanzar una inflación baja y estable resulta clave para respaldar el crecimiento económico sustentable y el bienestar social. Por ese motivo, las nuevas y mejores medidas de política monetaria incluidas en el marco de las metas de inflación que hace poco implantó el Banco de Indonesia, forman parte integrante del marco y desempeñan un papel fundamental hoy en día. Esas medidas no sólo mejoran la eficacia de la política monetaria, sino que también promueven la 262 | BCRA buena gestión del Banco de Indonesia. Asimismo, fortalecen la coordinación de políticas con el gobierno y, por ende, brindan una mejor sinergia y gestión uniforme de la economía en general. 6. Observaciones finales Se ha reconocido que lograr una mejor calidad del crecimiento económico con estabilidad en un sistema financiero cada vez más integrado no es una tarea sencilla. No obstante, el Banco de Indonesia ha resuelto presentar y poner en práctica estrategias, políticas y programas, necesarios para complementar el desarrollo de sistemas bancarios locales más sólidos y competitivos, así como y la creación de mercados financieros locales con el fin de mejorar el mecanismo de transmisión de la política monetaria . Dado el tipo de cambio flexible que se adoptó en el marco de una cuenta de capital abierta, el Banco de Indonesia tiene plena conciencia de la necesidad de sincronizar la aplicación de las políticas cambiaria y monetaria. Dichas políticas deberían apoyar el objetivo de mantener baja la inflación y, conjuntamente, garantizar que las fluctuaciones del tipo de cambio nominal y real en el corto plazo no perturben la economía real ni el sistema financiero. Además, el Banco de Indonesia considera que, al entender cabalmente el mercado y el sistema y dar una respuesta de política adecuada durante el período de recuperación económica sería capaz de resolver el dilema de la política monetaria para completar el objetivo de mantener la estabilidad del sistema monetario y financiero, sin sacrificar el crecimiento económico. BCRA | 263 Referencias Agung, J. «Financial Constraints, Firm’s Investment and Channels of Monetary Policy in Indonesia», Applied Economics. 2000 Borio, C. «Toward a Macroprudential Framework for Financial Supervision and Regulation?». BIS Working Paper N.º 128. Febrero, 2003 Calvo, Guillermo A. y Mishkin, Frederic S. «The Mirage of Exchange Rate Regimes for Emerging Market Countries». NBER Working Paper, 9808, 2003 Calvo, Guillermo A. y Reinhart, Carmen M. «Fear of Floating». NBER Working Paper N.º 7993, noviembre, 2000 Chang R. y Velasco A. «Exchange Rate Policy for Developing Countries». American Economic Review: Papers and Proceedings. Vol. 90, N.º 2, mayo, 2000 Dabrowsky, M. Is There a Room for National Monetary Policy in the Era of Globalization?». Documento de trabajo. CASE, Varsovia, agosto, 2002 Devereux, Michael B. y Philip R. Lane. «Exchange Rates and Monetary Policy in Emerging Market Economies». Documento de trabajo. Departamento de Ciencias Económicas, Universidad de British Columbia, 2000 Goeltom, M. S. «Price Stability, Financial Liberalization, and Economic Growth». Artículo presentado en el Seminario del G-20 sobre crecimiento económico. Sudáfrica, 4 y 5 de agosto, 2005 Goeltom, M. S. «Perspectives on Implementing Time Consistency and Credibility in Monetary Policy: The Case of Indonesia». Artículo presentado en la conferencia internacional titulada Marrying Time Consistency in Monetary Policy with Financial Stability. Denpasar-Bali, diciembre, 2005 Goeltom, M. S. Indonesia’s Financial Liberalization: An Empirical Analysis of 1981-1988 Panel Data. Singapur, Instituto de Estudios del Sudeste Asiático, 1995 Kawai, Masahiro. East Asia’s Contribution to a Stable Currency. Actas de los talleres de OeNB, N.º 3. 2004 Mohanty, M. S. y Scatiga, M. «Has Globalisation Reduced Monetary Policy Independence?», BIS Papers N.º 23, mayo, 2005 264 | BCRA Mundell, Robert A. «A Theory of Optimum Currency Areas». American Economic Review, 51(3), 1961 Poole, William. «Optimal Choice of Monetary Policy Instruments in a Simple Stochastic Macro Model». Quarterly Journal of Economics, 84(2), 1970 Reinhart C. M. «The Mirage of Floating Exchange Rates». American Economic Review: Papers and Proceedings Vol. 90, N.º 2, mayo, 2000 Takagi, Shinji y Esaka, Taro. «Sterilization and the Capital Inflow Problem in East Asia, 1987 – 97», documento de debate n.º 86. Instituto de Investigaciones Económicas, Autoridad de Planificación Económica, Tokyo, Japón, agosto, 1999 Williamson J. Exchange Rate Regimes for Emerging Markets: Reviving the Intermediate Option. Washington, Instituto de Economía Internacional, 2000 BCRA | 265 266 | BCRA Política Monetaria y Ciclo Económico Panel XII BCRA | 267 268 | BCRA Martín Redrado (Presidente del Banco Central de la República Argentina) Discurso de clausura Una de mis principales aspiraciones para esta versión 2006 de nuestras Jornadas Monetarias y Bancarias era hacer una evaluación pormenorizada y profunda de la dinámica que muestra la economía global en la que nos movemos, de los instrumentos con los que, como banqueros centrales contamos, pero focalizando la discusión también en cuestiones de implementación, del «día a día» de la política monetaria y financiera. Después de dos días intensos de intercambio de conocimientos y experiencias, tanto a través de las exposiciones de los panelistas como de los debates que se fueron gestando, llegamos al final y puedo decir, sin temor a equivocarme, que hemos cumplido con creces nuestro objetivo. Todos los presentes hemos aprendido y mucho. Creo que tuvimos conclusiones interesantes y nos llevamos, lo que es aun más significativo, temas sobre los cuales seguir reflexionando y debatiendo. Por un lado, las exposiciones y los debates de los que hemos participado resaltaron, desde el punto de vista de los objetivos, del accionar, los aspectos que debe atender la autoridad monetaria en los países donde existe una alta interrelación entre la estabilidad monetaria y la estabilidad financiera. En particular, ponderaron la importancia del gradualismo y la transparencia, atendiendo las características de cada caso, tanto en el diseño como en la implementación de las políticas para avanzar en el cumplimiento de estos objetivos. En particular, Christian Noyer, presidente del Banco de Francia, en su exposición de ayer, nos describió detalladamente cómo los países desarrollados han preparado sus instituciones monetarias para lidiar con la incertidumbre, señalando la importancia de contar con una definición de estabilidad de mediano plazo, que permita reconciliar las consideraciones de política monetaria y estabilidad financiera. BCRA | 269 Por otro lado, desde una perspectiva, si se quiere, más metodológica, a partir de una combinación de expositores más que interesante que va desde pensadores y diseñadores hasta hacedores de política (más aún, contamos con expositores que pueden hablar, dada su trayectoria, desde cualquiera de estos perfiles), conseguimos un adecuado mix entre teoría y práctica. Y, esto era precisamente lo que buscábamos. La inevitable incertidumbre que, como banqueros centrales enfrentamos, y que fue remarcada en varias exposiciones a lo largo de estas jornadas, nos exige darle ponderación tanto a la solidez teórica detrás de nuestros modelos en el diseño de políticas, como a la forma en que se implementan y se ejecutan, de modo tal que capturen las particularidades de cada caso. Los modelos analíticos son necesarios pero no suficientes. «No confiamos en un solo modelo» nos decía ayer Noyer. Coincido plenamente: esto hace que debamos complementar el uso de herramientas teóricas con muchas otras observaciones y datos de la realidad, así como con la evaluación propia de una situación determinada. Cuando se pasa revista a los dilemas que enfrentamos los banqueros centrales en la ejecución de la política monetaria, se logra apreciar cuán compleja es la tarea que tenemos por delante. Ayer señalábamos varias preguntas fundamentales sobre las cuales, tanto la teoría como la evidencia empírica, al día de hoy, nos siguen dando respuestas parciales e incompletas. Por lo tanto, mi mensaje es: usar los modelos pero no limitarse a ellos ni confiar ciegamente en los pronósticos que arrojan. Es decir, lo que denomino «escepticismo constructivo»: la duda sobre el modelo no implica rechazarlo de plano, sino tomarlo como un insumo más en el proceso de formulación de la política económica. Y ésta es una de las conclusiones que extraigo de los debates: es necesario contar con una política monetaria flexible, sin sujetarse a ningún «chaleco de fuerza» para enfrentar un escenario de cambios vertiginosos, donde las fronteras desaparecen y las crisis financieras se propagan velozmente. En un entorno económico donde los parámetros se modifican permanentemente, la política monetaria no puede aferrarse a reglas cuantitativas estrictas. Por lo tanto, debemos construir estructuras para mitigar vulnerabilidades frente a escenarios adversos, antes de pretender delinear y seguir un sendero óptimo de resultado incierto. En esto también reside una parte sustancial del legado que nos dejó Alan 270 | BCRA Greenspan: en haber sabido vislumbrar los cambios y en haber ofrecido respuestas originales, que es donde reside una parte sustancial de su mérito. Es fundamental reconocer que la lección de gradualismo y flexibilidad, tanto desde el punto de vista práctico como desde el intelectual, es aplicable en general. Ello no implica dejar de lado las reglas per se, pero sí aquellas que restringen excesivamente los grados de libertad para actuar frente a shocks, en particular las que no permiten «acomodar» la política monetaria para evitar oscilaciones bruscas en el nivel de actividad. En definitiva, rescato la capacidad para vislumbrar e interpretar los cambios que continuamente se producen en nuestra economía, y la reacción que debe tener un hacedor de política monetaria frente a estos desafíos. Y en esto quiero ser muy claro ya que, bajo mi gestión, el Banco Central de la República Argentina actúa en forma concreta en estos frentes, antes que nada, siendo pragmático y gradualista, y asumiendo un enfoque que se adapta a las propias circunstancias históricas que nos tocan vivir. Es decir, teniendo en cuenta que Argentina es todavía una economía en transición hacia el estado estacionario, con un mercado financiero sin suficiente profundidad, donde la potencia de los instrumentos clásicos de política monetaria se ve reducida. Esta situación requiere que el Banco Central reaccione en forma prudente para no convalidar expectativas que puedan despertar prácticas indexatorias o efectos de segunda ronda y en forma coordinada con la política fiscal, con la política de ingresos y de competencia. Tengamos presente el caso de países como Chile, sin ir más lejos: le llevó mucho tiempo a Chile –de cuya experiencia pudimos aprender mucho en estas jornadas- normalizar las variables económicas después de su crisis. También ha habido lugar para algunos contrapuntos interesantes entre aquellos que ponen en duda la efectividad de las intervenciones cambiarias, como Morris Goldstein, y quienes proponen que existan reglas para intervenir, dada la importancia de la política cambiaria en los programas macroeconómicos y la dificultad para corregir los desequilibrios globales con la libre flotación y sin algún tipo de coordinación, como Alexander Swoboda. Con relación a la coordinación y los desbalances globales, fue interesante escuchar las medidas del gobierno chino para, entre otros aspectos, aumentar la demanda doméstica y ajustar la relación entre consumo e inversión, como por ejemplo: reformar el impuesto a las ganancias y mejorar el sistema de seguridad social. BCRA | 271 O bien, como Michael Dooley, quien directamente reconoce la efectividad de la intervención para reducir la volatilidad cambiaria y administrar el manejo de la deuda en países emergentes con un bajo grado de integración de los mercados financieros. Dooley mencionó también, la importancia de la esterilización, y este es un punto no menor para un país emergente embarcado en una agresiva estrategia prudencial de acumulación de reservas. Con respecto a este punto, a nuestro entender una política de esterilización profunda y de alta calidad es esencial para acompañar cualquier estrategia de acumulación de reservas. Estas esterilizaciones, compatibles con la política prudencial de acumulación de reservas, se realizan mediante varios instrumentos, como la colocación de lebac y nobac en el mercado, la cancelación de redescuentos (mediante el programa de «matching» y mediante cancelaciones anticipadas) y el mercado de pases. Esta política de esterilización ha sido posible, gracias a la solidez que muestra el sistema financiero y, fundamentalmente, gracias a la fortaleza patrimonial que exhibe hoy el Banco Central. Dicha política ha sido fundamental para poder llevar a cabo una agresiva recomposición de las reservas internacionales con motivos prudenciales. Tanto Daniel Heymann como Mario Blejer, en sus disertaciones sobre la inflación de activos, coincidieron en la importancia de las políticas prudenciales y en un accionar preventivo y coordinado con la política fiscal por parte de los bancos centrales frente a los desafíos que presenta la economía global. Ricardo Arriazu también explicó muy bien la importancia de la coordinación, donde la política monetaria no puede estar aislada de la política financiera, fiscal, cambiaria y comercial. Jorge Marshall, al respecto, nos presentó el interesante caso de la política fiscal contracíclica chilena, con su esquema de balance estructural para contabilizar el ingreso recurrente y el balance observado que refleje el flujo de caja para la formación de un fondo de inversiones. En este sentido, resulta provocativa la propuesta de Ted Truman de regular la divulgación rutinaria de la composición de las reservas como forma de impartir transparencia hacia el sistema financiero. He notado también confusión –curiosamente de analistas locales- acerca del manejo de la política monetaria en Argentina. Como expliqué en reiteradas oportunidades, nuestro compromiso está vinculado al cumplimiento del programa de crecimiento de los agregados monetarios, sin ninguna meta de tasa de interés real. 272 | BCRA El programa monetario 2006, presentado a fines de diciembre del año pasado, presenta metas de M2 que muestran una fuerte desaceleración del crecimiento interanual. El Banco Central se propone llevar la evolución del M2 lo más cerca posible del límite inferior de la banda programada, siempre que las circunstancias lo permitan. De hecho, el Banco Central logró una suba gradual pero persistente de la tasa de interés, iniciada ya a principios de 2005 (el 10 de enero de ese año se registró la primera suba de la tasa de referencia). Así, el incremento en tasas para las operaciones de pases pasivos y las letras de corto plazo, logró impulsar el resto de las tasas del mercado de dinero, llevándolas a niveles neutrales. Claro está, con un mercado financiero sin suficiente profundidad (el crédito apenas supera el 10% del producto bruto interno), la potencia de los instrumentos clásicos de política monetaria -como la tasa de interés- se ve reducida, lo que requiere una acción coordinada con la política fiscal, con la política de ingresos y de competencia, a fin de anclar las expectativas sobre las variables nominales. En definitiva, seguimos una política monetaria que mantiene claramente bajo control el crecimiento de los agregados monetarios, de manera que alienten el ahorro, sin afectar a las inversiones ni provocar el ingreso de capitales especulativos. Y, esta política se apoya en una clara estrategia de desarrollo del sistema bancario, que promueve tanto la estabilidad financiera como la ampliación de la oferta de crédito. Estos avances incluyen adecuados incentivos regulatorios, tendientes a fortalecer la mejora en la administración de riesgos, la mayor transparencia y resguardo de los derechos de los consumidores, y la recuperación de la solvencia en un marco de impulso al financiamiento de mediano y largo plazo. Las distintas experiencias analizadas con respecto al régimen de metas de inflación indican también que «no hay receta única». Como dijo Arminio Fraga: «deben estar dadas las condiciones que acompañen la implementación en términos de credibilidad y sustentabilidad de la política fiscal y desarrollo y profundidad del sistema financiero». O, como bien lo sintetizó Jacob Frenkel: «Hay que preparar el paracaídas antes de saltar de un avión», al explicar el proceso de estabilización israelí. El debate nos ha servido también para ratificar que, modestamente, la política actual del Banco Central está en el camino correcto. Si bien tenemos importantes desafíos de mediano plazo por delante, como ser el alargamiento del plazo de las operaciones, tanto activas como pasivas donde, como puntualizó Eduardo BCRA | 273 Levy-Yeyati, las colocaciones a la vista presentan una participación históricamente alta en los depósitos totales, reduciendo el plazo promedio de las colocaciones privadas. En este aspecto, uno de los principales objetivos del Banco Central apunta hacia la profundización de la operatoria de securitización de activos, de los mercados de cobertura como swaps de tasas de interés y futuros de dólar (donde el Banco Central comenzó a participar activamente) y de CER, y el desarrollo del mercado secundario de certificados de depósitos. A fin de profundizar la ventajosa complementariedad con el mercado de capitales, el Banco Central se encuentra abocado a impulsar una mayor actividad en la operatoria de securitización de cartera, permitiendo así que los bancos puedan mejorar su administración de riesgos y dinamizar su oferta crediticia. Este tipo de operaciones ha mostrado un importante dinamismo en el último año. Que exista, como señalé al principio de mi exposición, gran incertidumbre en el uso de modelos económicos para la operación de la política monetaria, no implica que no creamos en su utilidad. Por el contrario, nuestra ambición es saber y conocer más siendo conscientes de las limitaciones de estas estructuras analíticas, y de lo imprescindible que es el buen criterio en el manejo de un Banco Central. Por lo tanto, profundizamos la inversión en el desarrollo del conocimiento a través de un estímulo significativo de la investigación económica, tanto sobre teoría como política monetaria. Siempre con el objetivo de maximizar nuestro aprendizaje, tanto de los nuevos avances teóricos como de las mejores prácticas internacionales. Adicionalmente, los resultados de estas investigaciones deben ser exteriorizados activamente al resto de la sociedad, como forma de aumentar la transparencia de la política monetaria. Es así que concebimos a la investigación económica como un aporte fundamental que agrega instrumentos e información al tablero de control de la autoridad monetaria. Consideramos la investigación económica en sentido amplio, abarcando tres aspectos complementarios. 1. La investigación teórica, abordando distintas formas de modelización y distintas vertientes académicas 2. La investigación empírica, usando los avances en estadística o 274 | BCRA econometría más recientes para contrastar hipótesis alternativas 3. La experiencia comparada, que nos permite aprender de los éxitos y fracasos de otras economías. Este trípode conceptual nos permite maximizar el aporte de la investigación a las decisiones que tomamos en el día, pero también a nuestras opciones estratégicas. Durante mi gestión al frente del banco, he impulsado la investigación fuertemente. El primer paso fue jerarquizar institucionalmente al área dotándola de recursos humanos acordes. Como resultado, podemos decir que en el último año hemos desarrollado 15 nuevos trabajos de investigación, disponibles en la web. Entre ellos, el que ya citamos ayer sobre acumulación de reservas en la experiencia internacional y también sobre canales de transmisión de la política monetaria, mercado de crédito, demanda de dinero, modelos de credit scoring y riesgos de tasas del sistema financiero, sólo por citar algunos. También hemos potenciado aplicaciones directas como el modelo macroeconómico del BCRA o varias estimaciones alternativas de la demanda de dinero. Tengo también como objetivo de mediano plazo, aumentar no sólo el capital económico de esta institución, tal cual lo hemos logrado en el último balance, sino también su capital humano, y es así que tenemos un amplio programa de capacitación académica que redundará en una mayor productividad. Pero claramente los resultados de toda esta prolífica producción del BCRA no debe quedar puertas adentro. Una de las externalidades del Banco Central es transmitir abiertamente su producción académica al resto de la sociedad como forma de aumentar la transparencia de la política monetaria y financiera. Por último, no sólo producimos y aprendemos de nuestras investigaciones. Es imprescindible para nuestra gestión estar abiertos a las opiniones externas. En este sentido tengo el placer de anunciar que, a partir de este año y con el objetivo de promover la investigación económica en el ámbito profesional y académico, lanzamos nuestra primera edición del premio anual a la investigación económica para que estudiantes y jóvenes profesionales contribuyan a la producción de conocimientos sobre temas monetarios, macroeconómicos, financieros y bancarios, entre otros. Muchas gracias. BCRA | 275 Autores Al-Jasser, Muhammad Vicepresidente, Autoridad Monetaria de Arabia Saudita Alphandery, Edmond Ex Ministro, Ministerio de Economía de Francia Alvaredo, Javier Director Ejecutivo, MVA Macroeconomía Blejer, Mario Director, Centro de Estudios de Banca Central, Banco de Inglaterra Chung, Hae Wang Vicepresidente, Banco de Corea Cline, William Investigador Senior, Institute for International Economics Curia, Eduardo Presidente, Centro de Análisis Social y Económico de Gregorio, José Vicepresidente, Banco Central de Chile Dooley, Michael Profesor, Universidad de California, Santa Cruz Eichengreen, Barry Profesor, Universidad de California, Berkeley Frenkel, Roberto Economista, Centro de Estudios de Estado y Sociedad Goeltom, Miranda Vicepresidente, Banco de Indonesia González Fraga, Javier Profesor, Universidad Católica Argentina Heymann, Daniel Economista, Comisión Económica para América Latina y el Caribe Levy-Yeyati, Eduardo Director, Centro de Investigación en Finanzas- Universidad Torcuato Di Tella Noyer, Christian Presidente, Banco de Francia Schmukler, Sergio Economista Senior, Banco Mundial Swoboda, Alexander Profesor, Graduate Institute of International Studies Truman, Edwin Investigador Senior, Institute for International Economics Walker, Eduardo Profesor, Pontificia Universidad Católica de Chile Este libro se terminó de imprimir en Ediciones Gráficas Especiales, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el mes de mayo de 2007, con una tirada de 2000 ejemplares.