8 Z Relatos de iniciación Invitación a la lectura ¿ Qué buscamos en la lectura de un texto literario? La socióloga y antropóloga francesa Michéle Petit, especialista en la problemática de la lectura, afirma que en los libros buscamos experiencias ajenas que puedan revelarnos algo, incluso secreto o inesperado, de nosotros mismos. También señala que en ellos buscamos lo indecible. Cuando nos pasa algo que puede ser muy difícil (como un duelo) o formidable ( como enamorarse), es muy complicado narrar esa experiencia, porque a menudo nos quedamos sin palabras. Por suerte, contamos con la literatura: en todas las sociedades y en todos los tiempos, hubo y hay narradores y poetas capaces de decir, de poner en escena y contar, de manera condensada y estética, la experiencia humana en toda su complejidad. Acudimos a la literatura para encontrar allí las palabras que nos faltan o para ver cómo resolvieron otros las preguntas sobre el amor, la muerte, la traición, la soledad, el miedo, la injusticia, la crueldad, la rivalidad, la vergüenza, la solidaridad, el deseo y otros temas que siempre han preocupado al ser humano. En la lectura de los cuentos de esta antología, seguramente encontrarán algunos de esos secretos, algunos ecos de preguntas que quizá se hicieron, algunas oportunidades de cuestionarse o de pensar a partir de las experiencias de sus protagonistas. Por primera vez Hay acontecimientos en la vida que, por su intensidad o por su significación, dejan una huella inolvidable. Pero, si esos sucesos ocurren en momentos particulares de nuestra existencia -que podríamos caracterizar como etapas de transición y crecimiento-y permiten identificar un antes y un después porque son experiencias que señalan un cambio de estado, entonces hablamos de un tipo de acontecimiento muy particular. �- Desde niños, buscamos en la los libros las palabras que nos permitan narrar nuestra propia 1•xJll'rl1•rKIA en el mundo. ., ----··--.--..-::�:,�. ;:;---·�·---·..... -l Cuando esas vivencias que generan un aprendizaje importante se constituyen en relatos -porque son dignas de ser contadas para terminar de compren derlas o porque están jerarquizadas en la memoria ya que no se pudieron olvidar- y los acontecimientos que se narran se reconocen como instancias que sus jóvenes protagonistas atravesaron para dejar atrás la etapa de la niñez o de la adolescencia y pasar a otra, entonces hablamos de relatos de iniciación. Toda iniciación implica una primera vez, supone una inauguración, una experiencia. Y los relatos que se presentan aquí tienen en común que sus protagonistas =-todos ellos niños o adolescentes- atraviesan una situación de la que saldrán transformados para empezar a ser considerados por primera vez de otra manera. Esa experiencia puede estar signada por el dolor, como en elcaso de las nenas de "Restos del Carnaval" o de "Final del juego", pero otras veces puede generar sentimientos fortalecedores, como la sensación de sentirse libre por primera vez, tal como ocurre en el cuento de Shepard oenelde Constantini, presentes en esta antología. En todos los casos, dicha experiencia les permitirá a los protagonistas aprender y será una bisagra, un momento de pasaje en el que dejarán de ser niños para ser adolescentes, o dejarán la adolescencia para iniciar la adultez. Pasajeros en tránsito Para iluminar la lectura de estos relatos, nos serán muy interesantes los aportes de la Antropología. Esta ciencia social ha definido los ritos de pasaje o iniciación como aquellos que acompañan, en una sociedad dada, cualquier cambio de lugar, de posición social, de estado o edad de sus integrantes. Los ritos de pasaje suelen darse en la trayectoria del hombre a lo largo de la vida, desde su nacimiento hasta su muerte. Este camino está marcado por una serie de momentos críticos o de transición que las sociedades suelen ritualízar y evidenciar públicamente con ceremonias. � En culturas primitivas. el rito de iniciación de la pubertad marcaba el fin de la niñez y el comienzo de la adultez de un día para otro. con responsabilidades. un oficio y la tarea de formar una familia propia. 10 Z Relatos de iniciación Por ejemplo, el bautismo, el Bar Mitzvá, la fiesta de quince, el casa­ miento, la ceremonia de ingreso de un miembro a un grupo político, el funeral. Pero también estos ritos acompañan situaciones más amplias que estos cambios de estatus. El antropólogo Víctor Turner, en su libro La selva de los símbolos, señala que los ritos de pasaje indican y establecen transiciones entre estados distintos. Con "estado" quiere nombrar una si­ tuación relativamente estable y fija, culturalmente reconocida, incluyendo en ello constantes sociales, como pueden ser el estatus legal, la profesión, el oficio, el rango o la situación de las personas determinada por su grado de madurez socialmente reconocido. Es decir, un estado puede ser, por ejemplo, "estu­ diante", "licenciado", "casado", "soltero", "niño", "adulto", etcétera. Pero, además, Turner señala que el término "estado" puede aplicarse, asimismo, a la situa­ ción física, mental o emocional de una persona o de un grupo en determinado momento. Así, es posible hablar de un estado de paz o de guerra para un pueblo, de un estado de buena salud o de mala salud para una persona. Esto quiere decir que los ritos de pa­ saje se establecen entre dos estados que podemos reconocer y que son un período de transición entre ellos: un individuo dejará un estado reconocible para pasar a integrar otro, pero entre ambos atra­ vesará un período de transición. Tumer señala ­y esto nos interesa particular­ mente­ que este rito se constituye en esa transición, en ese margen entre dos estados, y que esa transición es un pro­ ceso, una situación de transformación para llegar a ser. De esa experiencia, el sujeto saldrá modificado: no porque adquirirá ciertos conocimien­ tos ni porque se trasladará de un estado a otro sin más, sino debido a que vivirá una experiencia que implica un cambio significativo, una transformación esencial y profunda. Esto puede verse en todos los cuentos de esta antología; por ejemplo, en el de Julio Cortázar, en el que tanto la protagonista como las niñas que la acoro­ �­ pañan vivirán, a través de �­­­­­­­­­...:.:­.:­:=­=­­­==tf­·::::¡:;;;u:.;.z: ­_­*:�::·:�:�.¡ 51/ JI un juego, un cambio que marcará para siempre sus vidas; o en Santiago, el protagonista de "El indigno" quien, al atravesar una experiencia peligrosa, tomará una decisión que lo constituirá como ser humano. Muchas veces esta situación de transi­ ción o de pasaje puede ser definida como una etapa de reflexión. Las personas que la atraviesan se separan de sus ideas, pensamientos, sentimientos y valores anteriores para empezar a considerarlos de una manera nueva, como en "Día do­ mingo", del escritor Mario Vargas Llosa, que relata, entre otras cosas, el cambio radical que sufre un joven en su forma de mirar al mundo luego de enfrentarse a una prueba que pone en riesgo su vida. Crandes transformaciones No por casualidad los relatos de ini­ ciación tienen como protagonistas a púberes o a adolescentes. Como veía­ mos, los ritos de pasaje se producen en situaciones de transición y suponen una transformación, y dos de los momentos de mayores cambios en la vida de cual­ quier persona son el pasaje de la niñez a la adolescencia y el de la adolescencia a la vida adulta. ./'l.. ) J .) ; .. La pubertad y la adolescencia se viven de distinta manera en las diferentes culturas. La Biología y la Psicología describen este período señalando diferentes etapas. La primera es la pubertad, el momen­ to en el cual se produce el proceso de cambios físicos qúe preparan el cuerpo para la reproducción sexual. Durante la pubertad, los niños y las niñas se van convirtiendo en adolescentes. Esta pri­ mera etapa de la adolescencia comienza alrededor de los diez u once años. Es un período de cambios muy vertiginosos y evidentes, ya que se acentúan las carac­ terísticas que diferencian a un hombre de una mujer. Los varones suelen "pegar el estirón", cambian la voz, se ensanchan de espaldas, empiezan a tener barba; en las mujeres se acentúan las curvas del cuerpo, se redondean las caderas, se angosta la cintura, aumenta también la estatura, entre otros cambios. u Z Relatos de iniciación Pero en la pubertad y en la adolescencia el crecimiento no es solo físico, sino tam­ bién emocional, mental y social. Es una etapa de desarrollo que va mucho más allá de los cambios corporales evidentes. Suele extenderse hasta los diecinueve años, aunque esto depende de variables culturales. (Se dice, por ejemplo, que hoy la adolescencia dura varios años más). Lo importante es que esta etapa concluye cuando se entra en la juventud plena, la primera etapa de la adultez. Ubicamos la adolescencia, entonces, entre la niñez y la vida adulta. Durante la adolescencia los individuos ya no son niños, pero todavía no son adultos. Es una etapa de ambigüedad, de paradojas, de transición. No se tienen las características de la etapa anterior (ya no se es un niño), pero aún no se tienen las de la etapa siguiente (todavía no se es adulto). Dicho así, pareciera ser un período de confusión y de carencia, de duelo, de pérdida. Sin embargo, esta particularidad puede también pensarse como un rasgo de riqueza: se está en camino de algo y en ese camino pueden encontrarse situaciones postivas tam­ bién, tales corno el encuentro con los amigos, el descubrimiento de nuevos sentimientos y sensaciones, etcétera. Por supuesto, la forma en la que los adolescentes atraviesan esta etapa tiene que ver con su cultura y su vida particu ­ lar. Por lo tanto, las características que aquí nombrarnos no son universales. Uno entre los otros Lo que sin duda ocurre en la adolescen­ cia (palabra que proviene del latín adoles­ cere 'crecer') es que quien atraviesa esta etapa va descubriendo y construyendo su propia identidad (psicológica, sexual, cultural) y atravesando situaciones de aprendizaje que le permiten constituir su autonomía. En principio, es un mo­ mento de la vida en que las emociones cobran un gran protagonismo y, corno señala Freud, se desarrolla la pulsión lt,, Diversos autores. entre ellos Carson McCullers y Mario Vargas Llosa. han problematizando en sus obras el pasaje de la adolescencia a la adultez. sexual orientada hacia otro. Además, tal corno describe el episternólogo Jean Piaget en su teoría del desarrollo cog­ nitivo y de la inteligencia, se alcanza el pensamiento abstracto, esto es, el pensamiento formal, que permite hacer hipótesis, construir esquemas, deducir, comparar, sacar conclusiones, etc. El adolescente puede ir construyendo en­ tonces una autonomía respecto de las ideas y valores en los que fue educado. Puede evaluar y criticar, tornar distancia y rever, relativizar y elegir desde su pro­ pio punto de vista, que irá formando en esta etapa de la vida, más allá de lo que le enseñaron sus padres, sus maestros, los adultos que en la infancia fueron modelos incuestionables. El grupo de pares es, en este sentido, fundamental. La pertenencia a un grupo se vive como la inclusión en una comunidad de camaradas, en la que el énfasis está puesto en aquellos valores que representan lo común. Puede ser grande o a veces tan pequeño que sus integrantes sean solo dos. Pero, para entrar en el grupo o para ganar determinado lugar dentro de este, 14 i Relatos de iniciación muchas veces hay que pasar por ciertas pruebas. No es poco común que en estas situaciones el cuerpo que ha cambiado pueda correr algún riesgo físico. Los antropólogos que estudiaron las comunidades tribales, como Turner, describen los ritos de pasaje grupales señalando que esas pruebas que tienen que atravesar los neófitos (los recién incorporados) revelan el sometimiento de los aprendices respecto de sus ins­ tructores adultos. Todos los aprendices son iguales frente a la autoridad del chamán, que los inicia en los cono­ cimientos necesarios para pasar a un nuevo estado, a una nueva situación en la vida. En nuestra cultura podemos reconocer estos rituales de grupo en algunas ceremonias religiosas ( como la de los chicos que toman la comunión) o en rituales laicos como una entrega de diplomas, donde una autoridad otorga reconocimiento a los miembros de una promoción que termina sus estudios en alguna institución. Sin embargo, hoy es mucho más co­ mún entre los adolescentes que el que acompañe, enseñe y reconozca al iniciado no esté fuera, sino dentro del grupo con una jerarquía diferenciada. El lugar del adulto, del chamán de la comunidad, lo ocupa otro joven u otros jóvenes; a veces, el grupo mismo al que se quiere pertenecer. Los rituales de pasaje se rea­ lizan muchas veces ante la mirada de los amigos o de los compañeros. Esto aparece claramente en los cuentos "El cielo entre los durmientes" y"Día domingo", donde los personajes protagonistas se ponen a prueba ante la mirada de sus compañe­ ros y, a partir de esa experiencia, logran constituirse como sujetos. � Los protagonistas del cuento de Costantini y de Vargas Llosa se ponen a prueba ante el peligro como modo de constituir la propia identidad. Los relatos de desarrollo y aprendizaje El lingüista y teórico de la literatura ruso Mijaíl Bajtín distingue, dentro de la novela realista, dos tipos de protago­ nistas. En primer lugar, aquellos que no cambian, que están constituidos antes de que empiece el relato y que por eso tienen una imagen preestablecida e invariable. Sobre estos personajes nos dice Bajtín: "Todo el movimiento de la novela, todos los acontecimientos repre­ sentados en ella y todas las aventuras trasladan al héroe en el espacio, lo mue­ ven en la escala de la jerarquía social: de mendigo, se convierte en hombre rico; de vagabundo, en noble; el héroe bien se aleja, bien se acerca a su objetivo: la novia, el triunfo, la riqueza, etc. Los acontecimientos cambian su destino, cambian su posición en la vida y en la sociedad, pero el héroe mismo permane­ ce sin cambios, igual a sí mismo". 1 Por poner un ejemplo, algo así les pasa a los príncipes de los cuentos de hadas. En oposición a estos protagonistas, se­ ñala a otros cuya característica principal es que están en proceso de desarrollo; su imagen es dinámica. La transformación que sufren dentro de la historia adquiere importancia fundamental para el argu­ mento de la novela. Estos personajes cambian a lo largo del relato, que los muestra en un proceso de transición. Bajtín llama a las novelas que tienen como protagonistas a héroes en proceso "de hacerse" novelas de educación o de desarrollo del hombre. Los relatos de iniciación protagonizados por niños y adolescentes que atraviesan experiencias de aprendizaje pertenecen a este tipo. En los cuentos de esta antología, Leticia y sus amigas, Sucker y Pete, la niña que se disfrazó de rosa en aquel Carnaval de Recife, Miguel y Rubén, el muchacho que tenía que ayudar a domar un caballo embravecido y los otros pro­ tagonistas son púberes o adolescentes que, por su misma condición, transitan una etapa de cambios, descubrimientos e incertidumbres. 1 Bajtín, Mijail. "La novela de educación y su impor­ tancia en la historia del realismo". en Estética de la creación verbal, México, Siglo XXI, 1995. 16 Relatos de iniciación No están acabados ni establecidos, sino que están atravesando situaciones de pasaje, experiencias de aprendizaje en busca de su propia identidad y vin­ culación. Será interesante ver las parti­ cularidades de cada uno de ellos: ¿qué aprenden, qué experiencia reveladora atraviesan, por qué los transforma para siempre, por qué "se vuelven grandes" después de esos acontecimientos? Mijail Bajtín señala también algo interesante para la lectura de nuestros relatos: dice que, dentro de los textos de educación o desarrollo, podemos en­ contramos, por un lado, con aquellos en los que cambia el héroe o protagonista, pero no el mundo en el que se desarrolla su vida (menciona como ejemplos dos novelas inglesas: Tom Janes, de Henry Fielding y David Copperfield, de Charles Die­ kens): el personaje se va transformando, va aprendiendo y cambiando a lo largo de su biografía, pero en los límites de una época y en un mundo más o menos estable y sólido. Por otro lado, están aquellos relatos en los que el desarrollo del protagonista no es solo un asunto particular: son aquellos en los que el sujeto que las protagoniza se transforma junto con el mundo y refleja en sí mismo un cambio histórico. El personaje no se ubica en una época, sino en el límite entre dos, en el punto de transición entre ambas. Y esa transición se da dentro del 2 personaje y a través de este. "El héroe se ve obligado a ser un nuevo tipo de hombre, antes inexistente", 0 dice Bajtín y señala como ejemplo de estos relatos a Gargantúa y Panta9ruel, de Rabelais y a WilhelmMeister, de Coethe. Será muy interesante, entonces, pen­ sar desde esta perspectiva algunos de nuestros cuentos, particularmente los que exhiben la tensión entre los valores de dos generaciones diferentes, aquellos en los que las crisis que atraviesan sus protagonistas ponen en cuestión los valores heredados, como ocurre con el machismo en el cuento de Vargas Llosa. Como señalamos antes, para estos per­ sonajes la adolescencia es una situación de transición o de pasaje y una etapa de reflexión en la que, a partir de las ex­ periencias vividas, se abandonan ideas anteriores para empezar a considerarlas de una manera nueva. ;if! Esto no es casual, sino una caracterís­ tica de este género literario. Decíamos al principio que, cuando la experiencia de aprendizaje se reconoce como un acontecimiento fundante para la vida, cuando esa situación marca un antes y un después en un período de transición y:'.aecimiento, hay que contarla. El na­ rrador que la cuenta la jerarquiza entre otras, la narra porque la reconoce como un acontecimiento importante. Pero hay dos posibilidades en la posición de ese narrador: o bien está pegado a los hechos, y es muy poco el tiempo transcurrido entre que estos sucedieron y que decidió contarlos ( este es el caso del narrador de "sucker", por ejemplo); o bien los narra mucho después, como un recuerdo. Narrar la experiencia Los relatos de iniciación o aprendizaje casi siempre están narrados en primera persona. Pocas veces es un narrador en tercera persona el que cuenta la expe­ riencia del protagonista, pero lo hace desde su punto de vista; es decir, como una voz que, ubicada en la perspectiva del personaje protagónico, conociendo lo que siente y piensa, cuenta la historia desde esa mirada. Op cit. .& Tom Jones tuvo una gran influencia en la literatura inglesa del siglo xrx. y también en obras posteriores. � La novela En el primer caso, el narrador cuenta para terminar de entender lo que le su­ cedió; todavía no puede decir, enunciar en qué consistió el aprendizaje y parece apelar a la comprensión de quien lo escucha para que lo ayude en esa tarea, como cuando uno le cuenta algo a un amigo para terminar de entenderse a sí mismo. En el segundo caso, el narrador ya adulto recupera la experiencia en la memoria porque ha resultado tras­ cendente o reveladora para su vida y la evalúa críticamente. Es interesante observar que muchas veces las situaciones o acontecimientos recordados fueron compartidos con los pares y adquieren un sentido pleno y cier­ to valor de ritualidad mucho después de vividas. Por eso, cuando el narrador las recuerda, interpela al amigo, también protagonista y testigo de su crecimiento. Tal es el caso, por ejemplo, del narrador de "El cielo entre los durmientes", que finaliza su relato diciendo:" ¿Te acordás, Ernesto, cómo cantaban?". 1.8 ?, Relatos de iniciación Los inicios que perduran: novelas de iniciación, de ayer a hoy Pero existen también novelas que de­ sarrollan esta temática, novelas que no podemos dejar de mencionar al hablar de este género narrativo. Se considera al autor inglés Charles Dickens como uno de los En esta antología hemos propuesto la iniciadores de este tipo de relatos. En sus lectura de un grupo de cuentos que na­ obras OliverTwist (1837/39) y David Copperfield rran historias de iniciación. Son relatos (1850), sus personajes principales son dos breves que condensan su significado en chicos que, atravesados por una situación una escena fundamental en la vida de de orfandad, se ven obligados a trabajar los personajes protagonistas. para hombres de los que dependen y a � soportar los embates de la vida adulta � \ desde muy temprano. En este duro c,eaclo1 · aprenden a valerse por De los <�e;.,­de · \\ recorrido "El ¡>\1'i'l , , • 0, sr mismos y a sob reponerse a 1 a ,,,..10,a de 3 <?"'ª; \ S" . or Dore< i'!\e. inc\uído io\anskil. (11<>"'ª" � Afiche publicitario de la versión ) / cinematográfica de OliverTwist. basada en la obra homónima de J Charles Dickens. ___) adversidad para transformarse en mejo­ res personas. Otro escritor ineludible es el norteamericano Mark Twain, cuyas novelas Las aventuras deTom Sawyer (1876) y Las aventuras de Huckleberry Finn (1885) na­ rran la historia de dos niños amigos que se escapan de su pueblo cansados de los malos tratos de los adultos, para vivir sus aventuras. Su característica principal es la picardía y la astucia, que les permiten salir airosos de cualquier apuro. Ya en el siglo xx, el escritor estadounidense J. D. Salinger publicó The catcherin the rye ( 1951), traducida literalmente como El guardián entre el centeno, o más libremente como El cazador oculto. Es un texto que se convirtió en un clásico del género. En esta obra un adolescente llamado Holden Caulfield narra en primera persona una experiencia reciente de pérdida y de autodescubri­ miento que acaba de atravesar y aún no logra terminar de entender. Holden es un chico sensible que no encaja en su medio (la sociedad norteamericana de postguerra); acaba de ser expulsado de su tercera escuela secundaria, ha perdido a su hermano e intenta buscarle sentido a la vida deambulando por las calles de Nueva York y por el Central Park. En este recorrido conoce a varios personajes peculiares, pero se trata en verdad de un camino solitario, en el que intenta encontrarse a sí mismo. Una experiencia conmovedora (tanto para Holden como para el lector) en la que la presencia de su pequeña y entrañable hermana Phoebe lo ayudará a serenarse. En nuestro país, el siglo xx se inició con la publicación simultánea de dos novelas de iniciación que hoy constitu­ yen dos de los relatos más canónicos de nuestra literatura: Don Segundo Sombra, de Ricardo Güiraldes, y El juguete rabioso, de Roberto Arlt, ambas de 1926. En la primera, un joven arriero narra su en­ cuentro con Don Segundo Sombra, un gaucho legendario, solitario y nómade, lleno de experiencia y sabiduría popular, que lo llevará con él a recorrer los campos de la pampa argentina y se convertirá en su maestro e iniciador. lfí,­ La obra de Sal i nger provocó numerosas controversias luego de ser publicada. 'I ; ' ;}¡<.· ao ?, Relatos de iniciación ­<:! , En Latinoamérica, podemos mencio­ biafdos novelas brasileñas emblemáticas una generación, que aún continúan 1j:1'yéndose: Capitanes de la arena (1937), de Jorge Amado, que relata la historia de un grupo de chicos de la calle de San Salvador de Bahía, y Mi planta de naranja­ Uma (1968), de José Mauro de Vasconcelos, \donde un niño apodado "Zezé" cuenta su dura niñez en un entorno de pobreza, soledad y falta de amor. Además, cabe destacar las novelas La ciudad y los perros (1962) y Los cachorros (1967), del escritor peruano Mario Vargas Llosa, las cuales < narran las historias de humillación, maltrato y vejación a las que se ven sometidos los personajes adolescentes, estudiantes de dos colegios secundarios de la sociedad limeña: un reconocido instituto privado y el Colegio Militar Leoncio Prado. Ha llegado el momento en que cada uno pueda hacer su propia experiencia. Los invitamos a iniciar la lectura de estos relatos, y compartir las experiencias de sus protagonistas, que descubren ante sus ojos la aventura de crecer y la sorpresa de conocerse a sí mismos. .ipara « En El juguete rabioso, la primera novela urbana argentina, Silvio Astier, un ado­ lescente del barrio de Flores relata su vida desde los catorce años hasta los dieciocho años en cuatro episodios en los que dejará de ser un chico para convertirse en un hombre. Silvio es un personaje comple­ jo, atravesado por su situación social, deseoso de vivir y de dejar una huella. Es inteligente, talentoso y, sin em­ bargo, con pocas oportunidades para demostrarlo. Esto lo lleva a buscar su propia identidad, a distinguirse negativamen­ te de los demás a partir de un acto muy difícil de entender para los otros, pero que cobra un sentido claro en la construcción de su subjetividad: ser un canalla, un delator. Esta novela fundante tiene una intere­ sante reescritura de Jorge Luis Borges, uno de los autores más importantes de nuestra literatura, en su cuento "El indigno", que podrán leer en esta antología. Otro conmovedor relato de iniciación de la literatura argentina es la novela Alrededor de lajaula ( 1967), de Haroldo Conti, donde se narra el vínculo peculiar entre un chico de la calle llamado" Milo", su padre adoptivo (Silvestre) y una mangosta del zoológico de Bue­ nos Aires. En esta historia el aprendiza.je se construye atravesando el dolor y la pérdida, que no dejan otra alternativa que crecer de golpe. � Los escritores argentinos Haroldo Conti y Roberto Arlt han escrito novelas de aprendizaje en las que sus protagonistas se enfrentan a / \ � múltiples adversidades. < < �/ t .u ; ,f í /, .. \/\ V'\ ·;,A ,. . . ,__=­­­ I ' / / ' I 1 '