Efectos del crack bursátil Álvaro Bracamonte Sierra* Una de las primeras consecuencias del desplome de Wall Street es la casi segura derrota del aspirante republicano a la Casa Blanca. Efectivamente, entre la convención del Grand Old Party y el primer debate sostenido por McCain y Obama, las encuestas daban un empate técnico; los titubeos del primero en materia económica y el buen desempeño del demócrata en el debate empezaron a inclinar las preferencias a favor de éste. La tendencia quedó clara luego del tsunami financiero del 29 de septiembre. Los últimos sondeos dan una ventaja importante al afroamericano: En el plano nacional supera a McCain por 5 ó 6 puntos, pero lo más interesante es que en estados clave también empiezan a observarse signos favorables para el senador por Illinois. Florida, por ejemplo, que en las dos elecciones anteriores favoreció a Bush, ahora se inclina por Obama. Lo mismo pasa en Ohio y otras entidades habitualmente consideradas bastiones republicanos. En México, pese a que las autoridades insisten en que no se resentirán mucho las turbulencias bursátiles, son inocultables algunas repercusiones. El Banco de México informó que las remesas en agosto cayeron 12% respecto al mismo mes el año pasado. Las complicaciones se anticipan mayores si se confirma el impacto del desplome financiero en la producción y el consumo. Si este escenario se presenta, entonces las consecuencias para la economía mexicana serían devastadoras: las exportaciones bajarían, las remesas disminuirían aún más y los ingresos por turismo también se verían reducidos. El panorama luce tan difícil que el secretario de Hacienda se ha visto obligado a revisar el programa económico 2009 que a principios de septiembre entregó a los legisladores. En éste se había considerado un precio por barril de hidrocarburo de 84 dólares; justo el precio que ahora registra la mezcla mexicana. La meta de crecimiento era superior al 3% y la banda de flotación del dólar no rebasaba los 11 pesos. Todas estas metas deberán reconsiderarse a fin de sintonizar el desempeño macroeconómico de México con un entorno adverso como el configurado por la crisis financiera y la eventual recesión de la economía estadounidense. En Sonora, las cosas no pintan mejor; no podría ser de otra manera habida cuenta de la gran interrelación que se tiene con la economía norteamericana. Se ha querido relativizar este gris panorama; de hecho, el propio Gobernador ha sostenido que “la crisis económica de Estados Unidos afectaría sustancialmente menos a los sonorenses que a otras entidades del país, debido a la aplicación del Plan Sonora Proyecta y los empleos que genera”. Habría que aceptar que el PSP mitiga en cierta forma los efectos negativos de la crisis estadounidense; pero también tendría que reconocerse que los beneficios de dicho plan no se extenderán más allá de agosto o septiembre del próximo año. Es decir, la sensación de que la economía estatal está vacunada contra el vendaval bursátil durará poco. Concluidas las obras del PSP, no se atisba nada en el horizonte que compense los efectos de la crisis financiera. De acuerdo con los especialistas, la superación de una recesión más o menos estándar se estima que dura entre dos y tres años. Los actuales problemas bursátiles son de tal magnitud que se les compara con la gran recesión de 1929; recuérdese que ésta fue superada gracias a la Segunda Guerra Mundial, es decir, 10 años después. En tales circunstancias, es muy probable que los ajustes derivados de las turbulencias financieras se resientan por un largo tiempo. No es trivial entonces preguntarse qué pasará con la economía sonorense si las futuras autoridades no cuentan con mecanismos viables para aminorar las consecuencias de la recesión que se viene. Dicho de otra forma ¿cómo le va a hacer el próximo gobernador para atenuar la caída de los principales indicadores macroeconómicos si estará inhabilitado para contratar créditos por el alto endeudamiento que heredó? Podemos estar viviendo buenos momentos; la resaca la sufriremos después. El Árbitro Electoral Por las razones que sean, los diputados no están haciendo su trabajo. Es el caso de la sustitución de dos miembros del Consejo Estatal Electoral. Se anticipa que serán sumamente reñidos los comicios de 2009; ante esa eventualidad, es urgente contar con un árbitro electoral confiable. Si los legisladores no muestran suficiente inteligencia para conformar una autoridad electoral independiente, estarán entonces pavimentando el camino para un proceso que podría conflictuarse innecesariamente. *Profesor-investigador del Centro de Estudios de América del Norte de El Colegio de Sonora, abraca@colson.edu.mx