Educación Intercultural Bilingüe en un contexto amazónico Madeline Chavarría Zúñiga I.E. “José Flores Nijamashi” Mientras más se aproximaba mi llegada como docente, ejerciendo por primera vez en zonas rurales, a la comunidad nativa Quempiri varias dudas surgían en mi mente: ¿Cómo debería enseñar inglés a estudiantes que manejan como lengua materna una que yo desconozco en absoluto, en un espacio donde el idioma más próximo de interés es uno tercero: el español? ¿Por qué las y los estudiantes deberían estar interesadas(os) en aprender inglés? ¿Por qué se debería enseñar otros idiomas en espacios con contextos similares ya mencionados? ¿Qué propósito tendría? Al ser mi primera pregunta acerca de la forma en la que debería enseñar el curso de inglés, teniendo en cuenta contextos para que de esta forma el aprendizaje sea realmente provechoso, recordé que, como sucede con todas las demás materias escolares, la motivación es fundamental para la adquisición consciente y eficaz de saberes. Pero ¿Por qué las y los estudiantes deberían querer aprender otra lengua más? Aquí aparece primero como respuesta la convicción de educar no principalmente para un fin profesional sino para encaminar mejores personas capaces de enfrentar retos y desafíos de la vida actual y global. Sin embargo, aún quedaban dudas. Bastaron un par de días en la I.E. “José Flores Nijamahi” para formular nuevamente mis preguntas y direccionarlas a otro sentido: ¿Por qué no? ¿Por qué no enseñar el mismo contenido que en el resto del país? ¿Por qué no si las zonas urbanas si tienen este acceso? ¿Por qué no si debemos evitar cualquier tipo de exclusión prejuiciosa? Estos nuevos cuestionamientos pueden ser buen inicio para responder la pregunta central del ensayo sobre si la educación intercultural bilingüe es pertinente en un contexto amazónico. Las interrogantes iban siendo despejadas sobre todo por la experiencia misma de enseñar en Quempiri ya que se encuentra un espacio de marcada interacción de culturas y de distintas, pero también similares realidades y pensamientos. Esto hace pensar en la interculturalidad, pero también en ver a la escuela como un lugar de encuentro de varias personas prestas a aprender unas de las otras, como considero yo estarlo haciendo de mis estudiantes, y con esto erradicar la idea tradicional de concebir al docente como único proveedor de conocimiento. Fue la experiencia en Quempiri que me ayudó a reafirmar mi labor en el lugar, a creer y apostar por la Educación Intercultural Bilingüe, y dicho sea de paso no deja de admirarme el manejo de tres lenguas que tienen las y los jóvenes en las aulas de la comunidad en la que enseño. A este entendimiento se le complementó los materiales y testimonios brindados en las capacitaciones de las que somos parte al aclararnos ciertos conceptos, al hacernos comprender los distintos contextos, al considerar y ser parte también de las propias formas de mirar que tienen las comunidades con el fin de apuntar a una educación de calidad respaldada como derecho por diversos organismos nacionales e internacionales y que sobre todo prioriza la igualdad de oportunidades y de trato que se puede ver reflejado, dentro de muchas otras formas, en la adecuación de medidas para dominar la lengua nacional (Antonio Sancho Ferrer) y así generar las mismas oportunidades que en el resto del país. Es así que debemos considerar a la educación, la escuela y educadores como facilitadores en la transmisión de determinados saberes valorados por una sociedad, tal como lo define la concepción ya preestablecida en las comunidades asháninkas. De seguir metodologías, currículos y enfoques que resguarden contextos, factores internos y externos, saberes previos y demás atenciones durante el proceso de aprendizaje se puede llegar a afianzar de forma óptima las muchas capacidades y desempeños esperados en el alumnado como por ejemplo las de interacción y participación social asertiva al reivindicar y valorar lo que es propio, al ser los idiomas vehículos de expresión personal y cultural; justo en una realidad rural que evidencia en las aulas más personalidades introspectivas y comunicativamente poco desenvueltas con lo externo. Así concluyo que no solo la Educación Intercultural Bilingüe es pertinente sino necesaria.