Quispe Poma, Cinthya Pasache Ascencio, Briggitte Garcia Grimaldo, Alvaro Pasache Astorga, Junior Campos Munayco, Italo Torres Ramos, Luis Manuel Monsalve Lopez, José Canales Torres, Ney Yrigoin Palomino, Gean Julca Licapa, Jorge HISTORIA DE LA CONSTITUCIÓN PROBLEMÁTICA DE SU DEFINICIÓN NATURALEZA FINALIDAD Para Kelsen el vocablo Constitución tiene dos sentidos, un sentido lógicojurídico y un sentido jurídico-positivo. a) La Constitución en su sentido lógico-jurídico, es la norma fundamental o hipótesis básica; la cual no es creada conforme a un procedimiento jurídico y, por lo tanto, no es una norma positiva, debido a que nadie la ha regulado y a que no es producto de una estructura jurídica, sólo es un presupuesto básico. b) Constitución en el sentido jurídico-positivo, se sustenta en el concepto lógico-jurídico, porque la Constitución es un supuesto que le otorga validez al sistema jurídico en su conjunto, y en norma fundamental descansa todo el sistema jurídico. En éste concepto la Constitución ya no es un supuesto, es una concepción de otra naturaleza, es una norma puesta, no supuesta. La Constitución en este sentido nace como un grado inmediatamente inferior al de la Constitución en su sentido lógico-jurídico Define a la Constitución como el resultado de la suma de los factores reales de poder. Así, lo que debe plasmarse en un régimen constitucional son las aspiraciones de las fuerzas sociales y políticas de un Estado. Para Fernando Lassalle una Constitución no sería tal, si no refleja la realidad política de un Estado, con ello, nos quiere señalar que una Constitución refleja la realidad. Todo régimen posee una serie de hojas de papel en el que se inscriben los principios fundamentales que rigen el funcionamiento del Estado, en torno a los cuales se une su población; ese documento legal supremo que estructura y señala el funcionamiento del Estado, en torno a los cuales se une su población; ese documento legal supremo que estructura y señala el funcionamiento de la vida del Estado, sólo sería una hoja de papel, si no corresponde con la realidad Fernando Lassalle dice que hay dos tipos de Constituciones: a) Constitución real, es efectiva porque corresponde a la expresión de los factores reales de poder. b) Constitución formal, únicamente es una hoja de papel. No existe una Constitución que en rigor sea perfectamente real, lo ideal es que mantengan vigencia sus principios esenciales. Hay dos diferentes acepciones de «constitucionalismo»: una política y una jurídica. La acepción política designa, en la antigüedad como en la Edad moderna, una «práctica y concepción de los poderes públicos dirigidas a su limitación, en garantía de determinados ámbitos de libertad». La acepción jurídica designa en cambio un tipo de sistema jurídico, mejor dicho un tipo de modelo institucional, Estado constitucional de Derecho, y, al mismo tiempo, una teoría del Derecho. Esta última tiene por objeto aquel modelo institucional, y se caracteriza por una concepción de la validez de las leyes como dependiente no sólo de requisitos procedimentales sino más bien sustanciales, es decir, de la conformidad de los contenidos de las leyes al contenido de la constitución. El constitucionalismo en su acepción jurídica abarcaría dos diferentes concepciones: a) Corte iusnaturalista. Se opone al positivismo jurídico. b) Corte iuspositivista. Quiere complementarlo. Neoconstitucionalismo. El positivismo jurídico, a la par del constitucionalismo, designaría no sólo una teoría sino un modelo institucional, el así llamado Estado legislativo de Derecho. El juramento del Ex-presidente, Ollanta Humala, provocó que una serie de voces alienten el retorno de la Constitución de 1979, mientras que otras opinan que lo mejor es la reforma de la Carta Magna vigente, la de 1993. En cuanto a la Constitución del 93 es la única de las 12 que hemos tenido, que ha sido aprobada a través de un referéndum, la misma que ha sido respetada por los Gobiernos de Alberto Fujimori, de Valentín Paniagua, de Alejandro Toledo y el segundo periodo de Alan García. "Ya hay toda una historia detrás de esa Constitución y no se puede ir de nuevo al inicio“. Si se compara la legitimidad de origen, de ambas Cartas Magnas, la de 1979 fue convocada por el expresidente Francisco Morales Bermúdez (19751980), en un gobierno de facto, con el encargo de constitucionalizar las reformas que había realizado el régimen militar. "Es largamente la Constitución más de izquierda que ha tenido el Perú. La del 93 no es enteramente liberal como se la quiere pintar, porque tiene todo un capítulo de derechos económicos sociales por ejemplo, pero en comparación con la del 79 es más liberal“. Todos las Constituciones del mundo, para hacer cambios o reformas, éstas deben estar sujetas a los mecanismos y a las reglas que ellas mismas establecen. "En otros países se ve que aquellos que cambian su Constitución una y otra vez se hunden en la pobreza, y los que logran niveles de desarrollo superior son aquellos que son fieles a una sola“. La Constitución Política del Perú o también llamada " Carta Magna" es la ley fundamental sobre la que se asientan el Derecho, la justicia y las normas de la República del Perú y en base a la que se organiza el Estado del Perú. El constitucionalismo peruano es el estudio de la constitución política-la vigente y las anteriores-, sus principios fundamentales, ideales, implicancias e imperfecciones. La historia del constitucionalismo peruano se remonta a la primera constitución española y llega hasta la actualidad. Su historia, está vinculada con el nacimiento de la República, en 1821, luego que San Martín decretara la independencia. En esas circunstancias surgió la necesidad de elaborar y aprobar, una constitución que estableciera la forma de organización de Estado que se iba a dar al Perú. Es en este episodio donde se llevó a cabo el 1er debate del recién convocado Congreso Constituyente. La posición de San Martín y de algunos precursores como Hipólito Unanue era establecer en el país una MONARQUÍA CONSTITUCIONAL. Desde entonces, el Perú ha sido regido por varios textos constitucionales (14) de distintas orientaciones, cada una de ellas graficó la tendencia política predominante en ese preciso momento histórico. También llamada " CARTA MAGNA" es la ley fundamental sobre la q se asientan el derecho, la justicia y las normas de la república del Perú y en base a la q se organiza el estado del Perú. ESTRUCTURA LA CONSTITUCIÓN: A) VI TÍTULOS: TITULO I : De la Persona y la Sociedad ( Art. 1 al 42) TITULO II : Del Estado y la Nación ( Art. 43 al 57) TITULO III : Del Régimen Económico (Art. 58 al 89) TITULO IV : De la Estructura del Estado (Art. 90 al 199 ) TITULO V : De las Garantías Constitucionales (Art ) TITULO VI : De la Reforma de la Constitución (Art. 206) B) XXVI CAPÍTULOS C) 206 ARTÍCULOS D) 16 DISPOSICIONES FINALES. La Constitución Política de la República Peruana de 1823 fue el texto constitucional elaborado por el Primer Congreso Constituyente del Perú, instalado en Era de tendencia liberal y fue promulgada por el presidente José Bernardo de Tagle el 12 de noviembre de 1823. Pero no llegó a regir pues casi de inmediato fue suspendida en todos sus artículos para no obstaculizar la labor del Libertador Bolívar, que por entonces preparaba la campaña final de la independencia del Perú. Fue restaurada en 1827, rigiendo hasta 1828, cuando lo reemplazó una nueva Constitución liberal. La Constitución para la República Peruana de 1826, más conocida como la Constitución Vitalicia, fue la segunda carta política del Perú, elaborada por el Libertador Simón Bolívar y de tendencia conservadora. Fue aprobada por los colegios electorales de la República, ante la imposibilidad de que se reuniera un Congreso Constituyente, siendo promulgada por el Consejo de Gobierno presidido por el mariscal Andrés de Santa Cruz el 30 de noviembre de 1826, por ausencia de Bolívar. Su juramentación pública se dio el 9 de diciembre de ese mismo año, segundo aniversario de la batalla de Ayacucho. Una de las principales estipulaciones de esta Constitución era el establecimiento de un presidente vitalicio o de por vida, cargo reservado para Bolívar. Éste impuso también una Constitución similar a Bolivia y planeaba hacer lo mismo en la Gran Colombia. Pero la reacción antibolivariana que estalló en el Perú, así como en los demás países «bolivarianos», trastocó sus proyectos. La Constitución Vitalicia del Perú estuvo en vigor solo 50 días, pues fue suspendida no bien cayó el régimen bolivariano, el 27 de enero de 1827. La Constitución Política de la República Peruana de 1828 fue la tercera carta política de la República Peruana, discutida y aprobada por el segundo Congreso General Constituyente del Perú y promulgada el 18 de abril de 1828 por el Presidente Constitucional de la República, mariscal José de La Mar. Era de carácter liberal y rigió hasta el 10 de junio de Pese a su breve duración, su importancia radica en que puso las bases constitucionales del Perú, sirviendo de modelo a las siguientes constituciones, a lo largo de casi un siglo. Por ello, y con mucha razón, el jurista peruano Manuel Vicente Villarán la llamó «la madre de todas nuestras constituciones». La Constitución Política de la República Peruana de 1834 fue la cuarta carta magna del Perú, que fue discutida y aprobada por la Convención Nacional, nombre que adoptó un Congreso Constituyente que se reunió en Lima entre 1833 y Fue promulgada el 10 de junio de 1834 por el presidente provisorio de la República, general Luis José de Orbegoso. De carácter liberal, fue solo en realidad una enmienda o corrección de ciertos artículos de la Constitución de 1828, tratando de limitar los excesos del caudillismo militarista. Otro de sus propósitos fundamentales fue allanar legalmente el camino de la federación del Perú con Bolivia, tema entonces de candente actualidad. Solo estuvo en vigencia poco menos de un año, debido a las convulsiones políticas que se desataron en el Perú, previo al establecimiento de la Confederación PerúBoliviana La Constitución Política de la República Peruana de 1839 fue la quinta carta política del Perú, elaborada y aprobada por un Congreso General reunido en Huancayo, por lo que se le conoce también como la Constitución de Huancayo. Fue promulgada el 10 de noviembre de 1839 por el presidente provisorio de la República, mariscal Agustín Gamarra. De tendencia conservadora, reforzaba las atribuciones del Poder Ejecutivo y acentuaba el centralismo, a manera de reacción con las anteriores constituciones de cuño liberal (las de 1823, 1828 y 1834), a las cuales se culpó del desorden político que sufría el país, por favorecer más al Legislativo y por intentar aplicar el descentralismo administrativo. La Constitución Política de la República Peruana de 1856 fue la sexta Constitución política que rigió en el Perú, elaborada y aprobada por una Asamblea Constituyente que con el nombre de Convención Nacional se reunió en Lima en 1855, luego del triunfo de la revolución liberal sobre el gobierno de José Rufino Echenique, acusado de corrupción, en la batalla de La Palma. Fue promulgada el 19 de octubre de 1856, por el presidente provisorio de la República, mariscal Ramón Castilla. Tuvo una tendencia marcadamente liberal, antimilitarista, descentralista y un sesgo anticlerical, que suscitó la guerra civil de , tras la cual se estableció una Constitución de consenso en 1860, que se convirtió en la más duradera de la historia peruana. La Constitución Política de la República Peruana de 1856 fue la sexta Constitución política que rigió en el Perú, elaborada y aprobada por una Asamblea Constituyente que con el nombre de Convención Nacional se reunió en Lima en 1855, luego del triunfo de la revolución liberal sobre el gobierno de José Rufino Echenique, acusado de corrupción, en la batalla de La Palma. Fue promulgada el 19 de octubre de 1856, por el presidente provisorio de la República, mariscal Ramón Castilla. Tuvo una tendencia marcadamente liberal, antimilitarista, descentralista y un sesgo anticlerical, que suscitó la guerra civil de , tras la cual se estableció una Constitución de consenso en 1860, que se convirtió en la más duradera de la historia peruana. La Constitución Política de la República Peruana de 1860 fue la séptima Constitución política del Perú, que fue discutida y aprobada por el Congreso de la República reunido en Lima en Fue promulgada por el presidente constitucional de la República, mariscal Ramón Castilla, el 13 de noviembre de ese mismo año. De carácter moderado, su dación fue posible debido al acuerdo entre conservadores y liberales, que transaron para otorgar al país una Constitución equilibrada y realista, superando así los extremismos ideológicos que habían imperado en la redacción de las anteriores cartas políticas. Esta Constitución ha sido la que más tiempo ha regido en el Perú, pues duró, con algunos intervalos, hasta 1920, es decir, 60 años. Se cuenta entre los más importantes textos constitucionales del Perú, junto con la Constitución liberal de 1828 y la Constitución progresista de 1933. La Constitución Política del Perú de 1867 fue la octava carta magna de la República del Perú, que fue discutida y aprobada por el Congreso Constituyente de 1867, el 29 de agosto de ese año y promulgada el mismo día por el Presidente provisional de la República, coronel Mariano Ignacio Prado. De carácter extremadamente liberal, estuvo en vigencia unos pocos meses. No fue bien recibida por la ciudadanía, que rechazaba mayoritariamente el liberalismo, motivando una revolución que derrocó a Prado y restituyó la Constitución moderada de 1860, el 6 de enero de 1868. La Constitución para la República del Perú de 1920 fue la novena carta magna de la República del Perú, que fue aprobada el 27 de diciembre de 1919 por la Asamblea Nacional convocada plebiscitariamente por el presidente provisorio de la República Augusto B. Leguía, y promulgada por este mismo el 18 de enero de 1920, ya como presidente constitucional. De carácter progresista, muchas de sus innovaciones no fueron implementadas y quedaron en el papel. Estuvo en vigencia hasta el 9 de abril de 1933, cuando lo reemplazó la Constitución de 1933. La Constitución Política del Perú de 1933 fue la décima carta política de la República del Perú, que fue discutida y sancionada por el Congreso Constituyente de 1931 y promulgada el 9 de abril de 1933 bajo el gobierno del Presidente Constitucional de la República Luis Sánchez Cerro. Se la puede definir como moderada, aunque en muchos aspectos fortalecía al Poder Legislativo disminuyendo los privilegios del Poder Ejecutivo. Estuvo en vigencia hasta el 28 de julio de 1980. La Constitución para la República del Perú de 1979 fue la carta magna de la República del Perú que fue redactada en las postrimerías del Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas por la Asamblea Constituyente de 1978, convocada por el mismo con el fin de facilitar el retorno de la democracia, tras una década de gobierno militar. Dicha Asamblea fue presidida por Víctor Raúl Haya de la Torre, líder histórico del partido aprista. El texto constitucional fue sancionado el 12 de julio de 1979 y entró en vigencia a partir del 28 de julio de 1980, con la inauguración del segundo gobierno constitucional del arquitecto Fernando Belaunde Terry. Estuvo vigente hasta 1992, cuando fue suspendida por el gobierno de Alberto Fujimori en cuya gestión entró en vigor la Constitución de 1993. La Constitución Política del Perú es la carta magna de la República del Perú. Antecedida por otros 11 textos constitucionales, fue redactada a inicios del gobierno de Alberto Fujimori por el Congreso Constituyente Democrático convocado por el mismo tras la disolución del Congreso en el autogolpe de 1992, consecuentemente fue aprobada mediante el referéndum de 1993, aunque los resultados han sido discutidos por algunos sectores, es actualmente la base del sistema jurídico del país: Sobre esta reposan los pilares del Derecho, la justicia y las normas del país. Esta controla, regula y defiende los derechos y libertades de los peruanos; organiza los poderes e instituciones políticas. La constitución fija los límites y define las relaciones entre los poderes legislativo, ejecutivo y judicial del Estado, estableciendo así las bases para su gobierno. También garantiza al pueblo determinados derechos. La mayoría de los países tienen una constitución escrita. Una Constitución con perspectiva de derechos debe pensarse para dotar de facultades a las y los servidores públicos para respetar, proteger, promover y garantizar los derechos fundamentales de las y los ciudadanos. SOBRE EL CONCEPTO DE CONSTITUCIÓN Riccardo Guastini Universidad de Génova • GUASTINI, Ricardo. “Sobre el concepto de Constitución”. En: Teoría del neoconstitucionalismo. Ensayos escogidos. Madrid: Editorial Trotta/Instituto de Investigaciones Jurídicas – UNAM, 2007, pp. 15-27. Es usado en el lenguaje jurídico (y político) con una varias de significados (cada uno de los cuales presenta muy diversos conceptos), No es el lugar para hacer un inventario completo. Será suficiente distinguir sus cuatro significados principales: 1) Denota todo ordenamiento político de tipo «liberal» . 2) Conjunto de normas jurídicas que caracterizan e identifican todo ordenamiento. 3) Un documento normativo que tiene ese nombre (o un nombre equivalente). 4) Texto normativo dotado de ciertas características «formales», o sea, de un peculiar régimen jurídico. Filosofía política, el término «Constitución» es comúnmente utilizado en su sentido originario para denotar cualquier ordenamiento estatal de tipo liberal, un ordenamiento en el que la libertad de los ciudadanos en sus relaciones con el Estado esté protegida mediante oportunas técnicas de división del poder político. El originario concepto liberal de Constitución fue puesto en claro por el artículo 16 de la Déclaration des droits de l’homme et du citoyen (1789), que estableció lo siguiente: «Una sociedad en la que no esté asegurada la garantía de los derechos ni reconocida la división de poderes, no tiene Constitución». No todo Estado está provisto de Constitución: los Estados liberales son Estados constitucionales, o sea, tienen Constitución; mientras que los Estados despóticos no son Estados «constitucionales», es decir, carecen de Constitución. En este sentido del adjetivo «constitucional, un Estado puede llamarse constitucional, o provisto de Constitución, si, y sólo si, satisface dos condiciones (disyuntivamente necesarias y conjuntivamente suficientes): a) Garantiza los derechos de los ciudadanos en sus relaciones con el Estado; b) Los poderes del Estado (el poder legislativo, el poder ejecutivo o de gobierno, el poder jurisdiccional) estén divididos y separados (o sea, que se ejerzan por órganos diversos). El término «Constitución» está hoy en día en desuso. Las normas debe ser consideradas como una cosa opinable, no denota una propiedad empírica. Normas fundamentales de un determinado ordenamiento jurídico pueden ser consideradas, según los diversos puntos de vista, al menos las siguientes: 1) La organización del Estado y el ejercicio del poder estatal, así como la conformación de los órganos que ejercen esos poderes; o bien 2) las normas que disciplinan las relaciones entre el Estado y los ciudadanos; o todavía 3) las normas que disciplinan la «legislación», las normas que confieren poderes normativos, que determinan las modalidades de formación de los órganos a los que esos poderes son conferidos, que regulan los procedimientos de ejercicio de esos poderes, etc.; o en fin 4) las normas que expresan los valores y principios que informan todo el ordenamiento. Se puede convenir en que son normas fundamentales de cualquier ordenamiento: a) «forma de Estado»; b) «forma de gobierno»; y c) las que disciplinan la producción normativa. Todo Estado tiene su propia Constitución. Puede tratarse de una Constitución liberal o iliberal. Puede tratarse de un conjunto de normas escritas o consuetudinarias. Estas normas, si son escritas, pueden estar o no recogidas en un único documento. Pero, en todo caso, todos los Estados están provistos de una Constitución de cualquier tipo. Se llaman materialmente constitucionales las normas «fundamentales» de todo ordenamiento jurídico. Al conjunto de objetos que son disciplinados por tales normas. Estas normas pueden ser escritas o consuetudinarias. Donde existe una Constitución escrita se esperaría que esas normas estuvieran expresamente formuladas. Sin embargo, no es infrecuente que, muchas normas pacíficamente consideradas «materialmente constitucionales» no estén escritas en la Constitución (sino que estén escritas en leyes ordinarias, o también que no estén de hecho escritas, quedando implícitas, en estado latente). De la misma forma, no es infrecuente que las constituciones incluyan también normas no «materialmente constitucionales» Entendida como un conjunto de normas fundamentales, llamada en sentido «sustancial» o «material”. En concepto «material» de Constitución, en el sentido específico se conectan las nociones de «materia constitucional» y de «norma materialmente constitucional». En el lenguaje común, el término «Constitución» es comúnmente utilizado para designar un específico documento normativo, que formula y recoge, sino todas, al menos la mayor parte de las normas materialmente constitucionales de un ordenamiento determinado. En esta acepción, en suma, la Constitución es una suerte de «código» de la materia constitucional. Al igual que es verdad que es raro que rodas las normas constitucionales contenidas en una Constitución sean «materialmente constitucionales», también es raro que la Constitución agote toda la «materia constitucional». El «código» constitucional, allí donde existe, es un texto que se distingue de otros documentos normativos (en particular de las «leyes» comunes) al menos por las siguientes características: 1) La Constitución se distingue de otros textos normativos en virtud de su nombre propio: el nombre de «Constitución, que corresponde a veces a una peculiar formulación: normalmente las constituciones o una de sus partes están redactadas en un lenguaje solemne, destinado a subrayar la importancia política del documento. 2) La Constitución se distingue de las otras fuentes del derecho en virtud de su contenido característico. Como se ha dicho, es raro que todas las normas contenidas en una Constitución sean «materialmente constitucionales», y es igualmente raro que la Constitución agote la «materia constitucional» No obstante, las constituciones tienen en gran medida un contenido «materialmente constitucional», en el sentido que se ha apuntado. Incluyen: a) normas que confieren derechos de libertad a los ciudadanos, disciplinando de esa forma las relaciones entre los ciudadanos y el poder político; b) normas sobre la legislación y más en general normas que confieren poderes a los órganos del Estado, disciplinando así la organización del poder político mismo. 3) En tercer lugar, la Constitución se distingue de las otras fuentes del derecho en virtud de sus destinatarios típicos: si no todas, casi todas las normas constitucionales se refieren no ya a los ciudadanos particulares, y ni siquiera a los órganos jurisdiccionales comunes, sino a los órganos constitucionales supremos . El término «Constitución» es comúnmente utilizado para referirse a una fuente del derecho que se diferencia de cualquier otra fuente por algunas características «formales». 1) La Constitución se distingue de otros textos normativos en virtud de su procedimiento de formación, que es diverso del de todas las demás fuentes del derecho. Muchas constituciones, por ejemplo, son fruto de la elaboración y aprobación por parte de una asamblea «constituyente» elegida para ese propósito; otras traen legitimidad de un referéndum popular; otras, sin embargo, son fruto de una decisión unilateral del soberano (constituciones llamadas «otorgadas», es decir, dadas generosamente por el soberano a «su» pueblo); etcétera. 1) La Constitución se distingue algunas veces de otras fuentes del derecho, en virtud de un régimen jurídico especial, de una «fuerza’ peculiar, que la pone «por encima» de las leyes (y de cualquier otra fuente). Gozan de un régimen jurídico especial, en este sentido, las constituciones que no pueden ser abrogadas, derogadas o modificadas por las leyes, en las que el procedimiento de reforma constitucional es diverso del (más complejo que el) procedimiento legislativo ordinario. Tales constituciones se llaman rígidas. Las constituciones (escritas) son «leyes» en sentido genérico, o sea, textos normativos: documentos que expresan normas (jurídicas). Pero ¿qué distingue a una Constitución de las demás leyes? Esta pregunta admite diversas respuestas, cada una de las cuales supone un diverso concepto de Constitución: i) la Constitución se distingue de las otras leyes en virtud de su función característica: la función de las constituciones es limitar el poder político. Este punto de vista está conectado al concepto liberal de Constitución. ii) La Constitución se distingue de las otras leyes en virtud de su contenido: contenido típico de las constituciones es la distribución de los poderes en el seno del aparato estatal y la disciplina de las relaciones entre el Estado y los ciudadanos. Este punto de vista está conectado al concepto de Constitución como conjunto de normas «fundamentales». iii) Se puede afirmar, en fin, que la Constitución se distingue de las otras leyes en virtud no de su contenido, sino prescindiendo de él, es decir, en virtud de su «forma». ¿En qué sentido? a) En un primer sentido (débil), denota el aspecto exterior de las constituciones: son constituciones todos y solamente aquellos documentos normativos que tienen ese nombre. De este modo, las constituciones consuetudinarias no son «verdaderas» constituciones. b) En un segundo sentido (fuerte), «forma denota el régimen jurídico o la «fuerza» de algunas constituciones: son constituciones todos y solamente aquellos documentos normativos que no pueden ser abrogados, derogados o modificados por (otras) leyes. De este modo, las constituciones flexibles no son, propiamente hablando, «constituciones». La constitución escrita son fuentes del derecho. ¿En qué sentido? Esta tesis puede ser entendida en no menos de tres modos diversos: 1) la Constitución es fuente del derecho por entender, simplemente, que los enunciados constitucionales expresan normas (ya sea normas en sentido genérico, ya sea normas en sentido estricto, o sea, mandatos), las cuales disciplinan -cuando menos- la organización del Estado y las relaciones entre el Estado y los ciudadanos. 2) la Constitución es fuente del derecho por entender que las normas constitucionales cuando menos bajo un régimen de Constitución rígida- son idóneas: a) para abrogar y/o invalidar (se trata, en este caso, de invalidez sobrevenida) normas anteriores de rango subconstitucional materialmente incompatibles con ella; b) para invalidar normas sucesivas de rango subconstirucional formalmente disconformes o materialmente incompatibles con ella. 3) En un tercer sentido, se puede decir que la Constitución es fuente del derecho por entender que las normas constitucionales son idóneas para disciplinar directamente no sólo la organización estatal y las relaciones entre el Estado y los ciudadanos, sino también las relaciones entre particulares, y son por tanto susceptibles de aplicación jurisdiccional por parte de cualquier juez (y no solamente por parte del juez constitucional). La noción de poder constituyente se define, simplemente, por oposición a la de poder constituido. Se llama «constituido» a todo poder «legal, es decir, conferido y disciplinado por normas positivas vigentes. Las normas que provienen de un poder constituido encuentran su fundamento de validez en las normas sobre la producción jurídica vigentes. Se llama por el contrario «constituyente» al poder de instaurar una «primera» Constitución. Llamo «primera Constitución» a toda Constitución que no encuentre su fundamento de legitimidad en una Constitución precedente. Una primera Constitución es en suma una Constitución emanada extra ordinem fruto de una revolución y por tanto privada de fundamento de validez en normas (las eventuales normas sobre la producción constitucional) propias del ordenamiento constitucional precedente. Detrás de esta aparente simplicidad, la noción de poder constituyente es un poco problemática. Para aclarar al menos algunos de los problemas que involucra, puede ser conveniente destacar la siguiente cuestión. Se puede convenir que el poder de reforma constitucional es un poder constituido, y que el poder de instauración constitucional sea por el contrario el poder constituyente. Ahora bien, ¿qué distingue la reforma constitucional, es decir, la modificación de la Constitución existente, de la instauración constitucional, es decir, de la emanación de una nueva Constitución? supone una diversa concepción de la Constitución (y de su criterio de identidad) e implica una diversa concepción del poder constituyente. 1) La concepción sustancial (o sustancialista). La primera respuesta suena grosso modo así: una Constitución es una totalidad coherente y conexa de valores ético-políticos. La identidad material (axiológica) de toda Constitución descansa precisamente en el conjunto de valores o principios supremos que la caracterizan y la distinguen de cualquier otra Constitución. 2) La concepción formal (o formalista). La segunda respuesta suena grosso modo así: una Constitución no es más que un conjunto de normas. Ahora bien, un conjunto (cualquier tipo de conjunto) se identifica – extensionalmente- por la simple enumeración de los elementos que lo componen. Se sigue, ante todo, que existen tres tipos posibles de reforma constitucional: a) la introducción de una norma nueva; b) la supresión de una norma preexistente; c) la sustitución de una norma preexistente (es decir, a supresión de una norma vieja combinada con la introducción de una norma nueva). Pues bien, de modo sucinto se puede decir esto: 1) Constitución material para referirse a las normas que, en cualquier ordenamiento, determinan la «forma de Estado» y la «forma de gobierno». 2) Constitución material para referirse al conjunto de normas sobre la legislación, o más en general al conjunto de normas sobre las fuentes. 3) la misma expresión es utilizada para designar la «decisión política fundamental del titular del poder constituyente». 4) Constitución material para referirse al régimen político vigente en un Estado. 5) la locución «Constitución material» es utilizada como sinónimo de «Constitución viva». Se puede crear un problema de «actuación» constitucional, y correlativamente se abre la posibilidad de que la Constitución quede «inactuada» en al menos dos clases de normas: a) las eventuales normas programáticas, dirigidas al legislador. Muchas constituciones contemporáneas contienen normas de este tipo. b) las eventuales normas como se suele decir «de eficacia diferida», es decir, todas aquellas normas que no pueden adquirir eficacia sin la previa creación de otras normas, las cuales son, por ello, condición necesaria de eficacia. I. ASUNTO: Demanda de inconstitucionalidad, interpuesta por el Ilustre Colegio de Abogados de Lima contra la Ley Nº 26657, denominada de "interpretación auténtica" que interpreta el artículo 112º de la Constitución Política del Estado. Ley interpretativa es aquélla que busca aclarar el sentido de una norma anterior, no desde que la disposición interpretativa es aprobada, sino desde que el precepto interpretado entró en vigencia. La norma interpretativa nada crea, tiene como única finalidad aclarar una norma, y no pretende innovar sino evitar el error de aplicación. II. ANTECEDENTES: La demanda de inconstitucionalidad se fundamenta principalmente en lo siguiente: A) El Congreso de la República no puede realizar una interpretación auténtica de la Constitución, pues tal facultad está reservada para el órgano constituyente. B) La Ley Nº 26657, tiene el agravante de producir efectos que atentan contra el orden jurídico constitucional, dado que: a) Pretende alterar el artículo 112º, con el pretexto de interpretarlo; b) Afirma el demandante que ya el ingeniero Alberto Fujimori ha tenido una reelección conforme a la actual Constitución, y señala que: Fue electo Presidente Constitucional de Perú el 28/07/90, al amparo de la Constitución de 1979, por el término de 05 años, de conformidad con el artículo 205º de la misma, período presidencial que concluyó el 28/07/95; Anota, además, que convocadas las elecciones políticas generales de 1995, el Ing. Alberto Fujimori inscribe su candidatura a la Presidencia de la República y, ésta fue objeto de tacha, en la que se señala que "El nombrado señor, Alberto Fujimori, ha sido elegido Presidente del Perú, bajo la vigencia del artículo 205º de la Constitución de 1979, por cinco años y bajo la condición de no ser reelegido en el período inmediato, quiere decir que este dispositivo constitucional aún está vigente, ya que conforme a ella, el señor Fujimori sigue siendo Presidente por cinco años. Ahora, si el artículo 112º de la nueva Constitución establece la reelección inmediata, será aplicable para el señor Presidente que sea elegido el 09/04/95". III. RESPUESTA A) El Congreso sí puede realizar una interpretación de la Constitución, pues existen numerosos precedentes en la legislación nacional; señala, además, que la Ley Nº 26657 no modifica ningún concepto contenido en el artículo 112º de la Constitución, lo que hace es precisar el momento en que éste empieza a regir determinadas situaciones jurídicas. B) La Ley no modifica ni altera el artículo 112º de la Constitución, se limita a interpretarlo. La ley no es retroactiva, el demandante confunde el concepto de retroactividad, pues le atribuye estos efectos a la ley Nº 26657, mientras que, casualmente, esto es lo que ella trata de evitar. La aplicación retroactiva de una norma es aquella que se hace para regir hechos que tuvieron lugar antes de la ley que entra en vigencia. De la simple comparación de los artículos 112º de la Constitución vigente y 205º de la anterior, se desprende que: a) La Constitución anterior prohibía la reelección presidencial inmediata; b) La Constitución actual la permite, por una sola vez, debiendo transcurrir un período para que el Presidente reelecto pueda postular nuevamente; y c) La actual Constitución reguló y rigió la función presidencial del Jefe de Estado durante su primer período, desde el 31 de diciembre de 1993 hasta julio de 1995, y también regula y rige la función presidencial del segundo período, iniciado el 28 de julio de 1995. FALLA: Declarando INAPLICABLE, por unanimidad de los votos emitidos, con las abstenciones indicadas, y en ejercicio de sus atribuciones de control difuso, la ley interpretativa Nº 26657, para el caso concreto de una nueva postulación a la Presidencia de la República, en el año 2000, del actual Jefe de Estado. ASUNTO Acción de inconstitucionalidad interpuesta por don Alberto Borea Odría y más de 5,000 ciudadanos contra el denominado “documento promulgado el 29 de diciembre de 1993 con el título de Constitución Política del Perú de 1993”. ANTECEDENTES Los demandantes sostienen que, estando vigente la Constitución de 1979, el 05/04/92, el entonces Presidente Constitucional de la República, contando con el apoyo de civiles y militares, perpetraron un golpe de estado e instauraron una dictadura corrupta, la cual, para disfrazar su propósito de mantenerse en el poder por tiempo indefinido, y revestirse de legalidad, convocó a un Congreso Constituyente Democrático para que dicte el documento denominado “Constitución Política del Perú de 1993”. FUNDAMENTOS PETITORIO Que la Constitución de 1993 carece de legitimidad de origen, pues fue elaborada por el denominado Congreso Constituyente Democrático, elegido en un proceso sin transparencia, y manipulado por el gobierno de facto, con el objeto de lograr la legitimación del golpe de Estado del 05/04/92 y revestirse de legalidad; y, además, porque fue ratificado en un referéndum de dudoso resultado. Que la Constitución de 1993, además de carecer de legitimidad de origen, no fue legitimada en su ejercicio, ya que no tuvo vigencia real, ni tenía voluntad de Constitución (sic), ni sirvió para distribuir el poder o limitar su ejercicio, y tampoco garantizó el goce y ejercicio de los derechos fundamentales. NATURALEZA DE LA CONSTITUCIÓN Y LOS ALCANCES DE LA IMPUGNACIÓN LEGITIMIDAD CONSTITUCIÓN La Constitución es una norma jurídico-política. Así, por un lado, en la medida que crea al Estado, organiza a los poderes públicos, les atribuye sus competencias y permite la afirmación de un proyecto sociopolítico, que es encarnación de los valores comunitarios, la Constitución es, prima facie, una norma política. Pero, de otro lado, también la Constitución es una norma jurídica. En efecto, si expresa la autorepresentación cultural de un pueblo, y refleja sus aspiraciones como nación, una vez formado el Estado Constitucional de Derecho, ella pasa a ocupar una posición análoga a la que ocupaba su creador. Las palabras “legitimidad” y “legitimación” son conceptos que tienen significados diferentes según los contextos y el uso que de ellas se realicen en el ámbito de la Ciencia, [Así, por ejemplo, el significado que se atribuye a la voz “legitimación” en el derecho procesal; o, incluso, en el derecho constitucional de ciertos ordenamientos, donde el concepto “legitimidad constitucional” es equivalente al de “validez constitucional”]. Y LEGITIMACIÓN DE LA SOBRE LA VALIDEZ DE LA CONSTITUCIÓN Conviene precisar que ello dependerá del concepto de validez que se utilice. Y es que, al no existir un único concepto de validez, sino una diversidad de formas de comprenderlo. En primer lugar, una norma es válida cuando esta en “vigor”. Esto es, que pueda ser observada y usada por sus destinatarios y por los órganos encargados de su aplicación. En afirmación que este Tribunal comparte, han precisado que el denominado “documento de 1993”, además de adolecer de legitimidad de origen, en sus primeros años no llegó a regir plenamente, pues fue reiteradamente violado por sus propios autores. No garantizó la separación de poderes, y tampoco el control del poder público; los derechos y libertades fueron apabullados, y la democracia, como medio para alcanzar el bien común, fue burlada. POSICIÓN Y EXHORTACIÓN INSTITUCIONAL Este Tribunal ha señalado que la Comisión para el Estudio de Bases para la Reforma Constitucional del Perú, que estuvo integrada por distinguidos juristas, entre ellos el representante de los demandantes, doctor Alberto Borea Odría, planteó alternativas para resolver la cuestión derivada de la abrogación de la Constitución Política de 1979: Primera: Que el Congreso de la República, de ser posible en el mes de agosto de 2001, declare la nulidad de la Constitución de 1993, aprobada por un Congreso Constituyente Democrático producto de un golpe de Estado y subordinado a un gobierno autoritario y corrupto; y la puesta en vigencia de la Carta de 1979. Segunda: Utilizar los mecanismos de la actual Constitución de 1993 para introducir en ella una reforma total, que sea aprobada en dos sucesivas legislaturas ordinarias o en una, y que tenga su ulterior ratificación en un referéndum. FALLA Declarando IMPROCEDENTE la demanda de inconstitucionalidad contra la Constitución Política del Perú de 1993. Exhorta al Congreso de la República para que proceda conforme a lo señalado en el Fundamento N.° 28, supra. Dispone la notificación a las partes, su publicación en el diario oficial El Peruano y la devolución de los actuados.