Inferencias: concepto y clasificación Autor: Giovani Parodi Fuente: Informe Proyecto Fondecyt Nº7188 (1989) Introducción. Los procesos inferenciales desempeñan un papel fundamental en el proceso de comprensión lingüística, objeto de estudio de nuestra investigación. Ello nos ha conducido a seleccionar las inferencias como el mecanismo que nos ayude a evaluar una certera comprensión lectora; De este modo, pensamos que, si los lectores responden adecuadamente a las preguntas que requieren efectuar un determinado tipo de inferencia, estarían evidenciando una comprensión del texto más profunda. El objetivo de este capítulo es describir brevemente el fundamento de nuestra concepción y tratamiento de los procesos inferenciales. Con tal propósito nos centraremos en el problema de la definición y clasificación de las inferencias, para, finalmente, bosquejar los tipos de tareas que ejecutan y los niveles de coherencia textual requeridos para su adecuado manejo. 1. La inferencia: una aproximación al concepto Como punto de partida, revisamos ciertas clasificaciones de inferencias disponibles en la literatura especializada (Bobrow, 1975; Schank, 1975; Warren y otros, 1979). Destacamos la taxonomía propuesta por Warren, Nicholas y Trabasso (1979) ya que ella se adecuará mejor a nuestros objetivos. Según estos autores, la clasificación de las inferencias se fundamenta en el contenido del texto mismo, es decir, en la información semántica obtenida de las proposiciones: que conforman la unidad texto y no tanto en concepciones logicistas (silogismos deductivos) o estrictamente cognoscitivas (tipo de proceso mental). Cabe señalar que el término "inferencia" es usado en varios contextos. Por ello no sorprende cuando se intenta obtener una definición, encontrarse con diferentes aproximaciones, lo que sin lugar a dudas advierte acerca de la complejidad del concepto. En forma general, por ejemplo, se dice que inferir es "sacar consecuencia o deducir una cosa de otra" (Real Academia de la Lengua, 1984: 770). Deducir, en este sentido, quiere decir sacar una consecuencia de un principio, propósito o supuesto. Así, la inferencia se entiende como una operación mental realizada por un individuo para llegar a obtener como conclusión una proposición o un principio a partir de otro ya existente. Por otro lado. en un sentido más filosófico, la inferencia se entiende como: "una operación lógica que consiste en obtener, a partir de una o varias proposiciones supuestas verdaderas, una proposición que en todas condiciones resulta necesariamente verdadera". (Rivano, 1964: 92) Tal definición apunta a la inferencia como una entidad lógico-deductiva, enfatizando la estructura silogística en tres niveles (dos premisas, una conclusión). Una conclusión obtenida a través del razonamiento lógico-deductivo es considerada válida siempre y cuando sus premisas sean verdaderas y la forma de la deducción sea la correcta. Una concepción más amplia es la propuesta por Ferrater Mora (1980), quien considera la inferencia como el conjunto de todos los procesos discursivos, siendo necesario distinguir entre procesos mediatos e inmediatos. "El proceso discursivo inmediato da origen a la llamada inferencia inmediata; en ella se concluye una proposición de otra sin intervención de una tercera. El proceso discursivo mediato da origen a la llamada inferencia mediata, en ella se concluye una proposición de otra por medio de otra u otras proposiciones". (Ferrater Mora, 1980:1680). Los procesos discursivos mediatos también reciben el nombre de procesos discursivos complejos; entre ellos, se puede mencionar la deducción, la inducción y el razonamiento por analogía. Según Ferrater Mora, en la lógica actual, tanto deductiva como inductiva, se trata de buscar y ordenar un con junto de reglas de inferencias; dicho cuerpo de reglas permitiría derivar una conclusión a partir de ciertas premisas y de acuerdo a un cálculo determinado. Este mismo autor señala que en la lógica aristotélica tanto el razonamiento deductivo como inductivo pueden ser expresados por medio de un silogismo; sin embargo, una corriente escolástica optó por contraponer la inducción al silogismo (Ferrater Mora, 1980: 1672). El problema de la inducción surge ante los requerimientos de justificación lógica de las llamadas inferencias inductivas. Existe una corriente de pensadores que mantiene la idea de que las inferencias inductivas, aun no siendo estrictamente válidas, pueden alcanzar cierto grado de "probabilidad". Esta doctrina sostiene que las inferencias inductivas son "inferencias probables", basadas en la experiencia y a partir de enunciados particulares, cuya conclusión es de carácter universal (Popper, 1982). Al parecer, este tipo de razonamiento inductivo corresponde, en gran medida, a las decisiones que enfrentamos día a día' Las que se expresan por medio de aseveraciones probabilísticas más que a través de una lógica deductiva (Solso, 1988). Como se aprecia, parece posible distinguir dos amplias tendencias. Por un lado, la inferencia estudiada como proceso mental descrita en términos sicológicos. Por otro, la perspectiva lógica, más preocupada de la estructura formal de los procesos inferenciales que del contenido de los enunciados mismos. Por el momento, cabe señalar que todas estas materias se encuentran en un estado de ebullición apreciable. Se trabajan simultáneamente varias líneas, opuestas o convergentes, con diversos esquemas teóricos (Myers, Brown y McGonigle, 1986). Precursores de las actuales investigaciones han sido los estudios de inteligencia artificial (Collins y otros, 1975; Schank, 1975; Bobrow, 1975). Sin embargo, dichos trabajos, a veces, resultan demasiado abstractos o muy ligados a esquemas formulaicos; propios de la computación o el lenguaje lógico-deductivo. Es fácil advertir, entonces, que la cuestión de la definición de la inferencia es un tema amplio, complejo y no acabado. Dentro del marco de nuestro proyecto consideramos la inferencia desde la perspectiva psicolingüística como el conjunto de procesos mentales que, a partir de la información textual recogida y con el apoyo del conocimiento de mundo, un sujeto realiza para comprender un' texto verbal dado. 2. Inferencias supletorias y relacionadoras Schank (1975) y Warren et al (1979) sostienen que las inferencias cumplen dos tareas importantes en el proceso de ¿comprensión de textos: a) conectan eventos básicos de la cadena textual proporcionando un nivel superior de organización, y b) llenan espacios informacionales vacíos. Al primer tipo de tarea llamaremos 'relacionadora'. El lector debe percibir un determinado hecho como aquel que originó una reacción específica dentro del texto. Ej.: Texto: José empujó la puerta. La lámpara tembló hasta caer. Se infiere; la relación causa - efecto. Denominaremos 'supletoria' al segundo tipo de tarea. Ella ocurre cuando el lector encuentra un hecho, pero no su causa Q motivación ya que esta última no está explicitada. Ello conduce al lector a llenar el vacío aplicando su conocimiento del mundo. Ej.: Texto: El agua corría por el departamento. Se puede inferir: el hecho de que alguien había dejado una llave abierta. Las relaciones entre ambas operaciones son muy estrechas v. a veces, la demarcación entre ellas parece confusa. Sin embargo, la forma de presentación de la información en el texto y el conocimiento de mundo del lector son dos factores que limitan las posibilidades. 3. Hacia una taxonomía de las inferencias. Warren y otros (1979), basados principalmente en el contenido de las proposiciones textuales y otorgando gran importancia al conocimiento anterior, sostienen que las inferencias pueden clasificarse a partir de tres fuentes de información identificables: 1) relaciones lógicas entre eventos del texto 2) relaciones informacionales entre eventos del texto 3) conocimiento del mundo del lector en relación a objetos y acciones específicamente mencionados en el texto. Estas tres fuentes conducen a los autores mencionados a distinguir tres grupos de inferencias, a saber, lógicas, informacionales y valorativas. Ellas, a su vez, son subdivididas en un tratamiento que pasamos a describir: 1. Inferencias Lógicas: a) Causa motivacional: se infieren causas de un pensamiento, acción u objetivo voluntario de un personaje Ej.: Texto: madre ingeniero. Pedro soñaba con entrar a la Escuela de Arte. Sin embargo, su insistía en hablarle de la interesante carrera de Se infiere: la relación causal de tipo motivacional. b) Causa psicológica: se infieren causas de un pensamiento, acción o sentimiento involuntario. Ej.: Texto: Jorge pisó a María. Ella dio un gran grito. Se infiere: la relación causal de tipo psicológico. c) Causa física: se infieren causas mecánicas para determinados hechos. Ej.: Texto: El pozo de agua se secó completamente. Por lo tanto, muchos campesinos emigraron a otras regiones. Se infiere: la relación causal de tipo físico. d) Habilitante: determinan las condiciones necesarias, pero no suficientes para que ocurra un hecho. Ej.: Texto: El cielo estaba totalmente nublado y el viento soplaba fuertemente. La tormenta parecía inminente. Se infiere: la relación capacitadora para que ocurra la tormenta. II. Inferencias Informacionales: a) Pronominal: especifican el antecedente de pronombres en otra proposición. Ej.: Texto: Roberto y José no querían helados. Ellos rechazaron el ofrecimiento. Se infiere: la relación entre el pronombre y el antecedente. b) Referencial: especifican el antecedente de acciones o hechos cuando el referente no está pronominalmente marcado. Ej.: Texto: El niño tomó la piedra entre sus manos. Luego quebró el vidrio. Se infiere: la relación referencial, en este caso, de instrumento entre piedra y el vidrio quebrado. c) Espacio-temporal: localizan una proposición o una serie de proposiciones en lugar, tiempo y duración determinados. Ej.: Texto: El dolor duró sólo un momento. Luego, el especialista retiró la jeringa y comenzó la incisión. Se puede inferir: el lugar de la acción. d) Marco de mundo: sirven un propósito contextual o de marco. interpretar confusiones o ambigüedades. Ej.: Ayudan a - Ellos dijeron sí al mismo tiempo. - El padre los bendijo y declaró marido y mujer. e) Elaborativa: delimitan o bosquejan los objetos y eventos en una forma que no contribuye al proceso lógico del texto. Son explicitaciones adicionales irrelevantes sobre aspectos del conocimiento de mundo en la historia. Se pueden agregar en forma indefinida y responden a preguntas tales como: - ¿Era el padre calvo o no? - ¿Qué tipo de vestido usaba la novia? III. Inferencias de valor: a) Evaluativa: llevan al lector a emitir juicios sobre acciones de los personajes, intenciones del autor y validez del texto. Ej.: - ¿Es correcto que los novios respondan al mismo tiempo al contestar los votos matrimoniales? 4. Grados de restricción inferencial Los procesos inferenciales plantean un número indefinido de interrogantes todavía no resueltas, tales como: ¿Cuántas inferencias es posible realizar a partir de un determinado texto? ¿Cuántas inferencias puede hacer un lector? ¿Es posible algún entrenamiento en estos procesos?, etc. Mientras mucho permanece todavía en la incógnita, algunas respuestas son sugeridas. Nuestro interés se focaliza en el tipo y en la cantidad de inferencias posibles, su virtual importancia y su restricción en la comprensión del texto Warren y otros, (1979) proponen ciertos límites prácticos en relación al proceso inferencial, a manera de una "hipótesis de la relevancia". Ella establece que el lector realiza, al leer comprensivamente un texto, sólo aquellas inferencias relevantes para el progreso del texto, más tarde, por ejemplo, al responder preguntas llevará a cabo otras. De este modo parece posible determinar un número y tipo de inferencias básicas que sean elementales para la construcción de una macroestructura textual. Sobrepasar este nivel significa inferir información de detalles no esenciales, los cuales quedan, en cierta medida, determinados por inferencias individuales basadas en conocimiento de mundo, imaginación y objetivos de lectura. De acuerdo a los autores mencionados, una inferencia es relevante al progreso del texto cuando ella ayuda a establecer la información necesaria para determinar qué sucede y por qué. 'Qué sucede' se refiere a eventos físicos o acciones de los personajes; 'por qué' señala las causas o motivaciones. Otras inferencias importantes para un texto particular se vuelven relevantes y son llevadas a cabo dependiendo del contexto. En consecuencia, los autores proponen 4 grados de restricción inferencial: 1. 2. 3. 4. no restringida y no determinada (elaborativa) determinada pero irrelevante (capacitadora, referencial y espacio-temporal) determinada y relevante (lógica) redundante (duplica información). Es concreto, resumiendo este esquema y siguiendo a Thompson y Myers (1985), señalamos tres grupos de inferencias respecto del nivel de restricción e importancia: a) Inferencia lógica: provee las conexiones causales básicas para la trama textual. Warren et al (1979) le otorga un rol central en la comprensión. b) Inferencia informacional: se considera enmarcada en el texto y debido a ello es determinada por información textual. Proporciona información relevante. Inferencia elaborativa no-restringida: ella se adecua al texto, pero no es determinada por él. Su rol es agregar conocimiento extra textual sobre aspectos no importantes de la trama. 5. Coherencia local y global Una certera comprensión lectora apunta a lograr una unificación de la información presentada a lo largo de un texto. En este proceso se debe asegurar una recuperación y conexión tanto de la información explícita como implícita en el texto, de modo tal que se obtenga una interpretación coherente. El texto puede concebirse como una unidad semántica cuyo rasgo característico es la coherencia, es decir, la propiedad que permite integrar y relacionar proposiciones particulares en un todo completo y con sentido (Halliday y Hassan, 1976). Este rasgo singular de todo texto es aportado por el lector, quien conecta las proposiciones (significados parciales) existentes en la unidad texto. Sin embargo, es evidente que el texto debe poseer ciertos rasgos característicos que permiten al lector establecer la coherencia apropiada. Todo lector que se enfrenta a un texto escrito supone que encontrará una unidad informacional que cumple con las máximas convencionales implícitas de todo encuentro lingüístico (Grice, 1975). Por ello, los textos descansan en una serie de presuposiciones que deben ser llenadas por el lector en un acto creativo original entre lector/escritor; mas, para que el lector encuentre en el texto coherencia, dichas implicaciones y presuposiciones no deben ser explicitadas, pues ello resultaría en un texto incoherente e ilegítimo, Existe un gran número de recursos lingüísticos intratextuales, a través de los cuales determinada información que se presupone ya conocida es presentada (pronominalización, subordinación, elisión, etc.); sin embargo, no toda la información implícita debe ser marcada lingüísticamente. También existen mecanismos no marcados superficialmente los cuales no están totalmente atados a las palabras, sino que se especifican con el aporte del conocimiento anterior del lector. En este sentido, el proceso inferencial, que está a la base del establecimiento de la coherencia, requiere de una adecuada provisión de conocimientos almacenados en la memoria de largo plazo. Conocimientos lingüísticos de letras, de palabras, de significados, etc., y conocimiento de mundo, de situaciones, de ritos, etc. Resulta, entonces, que la coherencia es sólo posible de obtener a través de procesos inferenciales que el lector debe llevar a cabo con el objeto de enlazar los significados del texto. Al respecto, van DiJk (1980) indica que las proposiciones de un texto deben satisfacer ciertas relaciones semánticas, en dos niveles: Un primer nivel llamado coherencia lineal o local, se caracteriza por relacionar semánticamente proposiciones individuales de una cadena. El segundo nivel de coherencia es más general y se encuentra muy ligado al anterior. Dicha coherencia global -como es denominada- se da cuando es posible asignar un 'tema' o 'asunto' al texto, es decir, cuando se puede construir una macroestructura textual, entonces, el texto en cuestión es coherente globalmente. Nos ha parecido necesario distinguir un tercer nivel intermedio de coherencia, al cual llamemos, parcial. Se diferencia de los anteriores, en especial, cuando para contestar una determinada pregunta no basta la información de una o dos proposiciones sino de varias secuencias textuales seguidas; sin embargo, la cantidad de información involucrada no alcanza para ser de nivel macro proposicional. Es importante señalar una cuestión de relevancia. Dado que la concepción y clasificación de las inferencias en la óptica de Warren y otros (1979) apunta a la función inferencial dentro de la cadena lineal de eventos textuales, esto es, en el paso de un eslabón preposicional a otro, las preguntas que requieren establecer una coherencia de tipo global no cuentan con una determinación del tipo específico de inferencia involucrado. Lo anterior se explica cuando comprendemos que un proceso globalizador -como llegar a la macro posición del texto- supone, por un lado, haber llevado a cabo una serie de inferencias de diferente índole y, por otro, la posibilidad de ejecutar procesos comprensivos no basados en procesos inferenciales propiamente tales sino, por ejemplo, en comparaciones por analogía o contraste, resúmenes u opiniones. Este hecho, señala la importancia de plantear preguntas que requieran que el lector/oyente efectúe el proceso globalizador mencionado. Así, ante determinada pregunta, un sujeto deberá realizar una lectura totalizadora del texto (llegando a la coherencia global), para luego llevar a cabo una tarea específica (comparar, resumir, opinar, etc.). Comentario Hasta aquí nuestras reflexiones respecto de la inferencia. Es, evidente que no hemos analizado en profundidad los procesos inferenciales ni estamos proponiendo un novedoso enfoque al respecto. Ello escaparía a nuestros propósitos. Sólo liemos tratado de llevar a cabo un primer acercamiento al problema, es decir, revisar las diversas concepciones del término y presentar una de las principales tipologías existentes. Al respecto, incluimos dos criterios que, creemos, pueden aportar algo interesante al estudio del fenómeno en cuestión, a saber, la tarea ejecutada en la inferencia y el nivel de coherencia requerido. Estos dos aspectos deben ser manejados por el sujeto comprendedor cada vez que realiza una inferencia. De su buen empleo depende, en parte, el lograr un adecuado nivel de comprensión lingüística. Permanecen aún muchas interrogantes por resolver. Tal como señaláramos, los aspectos psicológicos, lingüísticos y lógicos en su relación con la inferencia constituyen una de las interesantes materias por investigar y profundizar. Aunque existen diversas tendencias, tal vez, algunas muy dogmáticas, a nuestro juicio, no se puede dejar de reconocer que la inferencia se encuentra relacionada con los aspectos antes mencionados. En definitiva, todo aporte al conocimiento de los procesos inferenciales, será de gran ayuda a los estudios que se realizan en lo que es comprensión lingüística en su sentido más amplio.