MATERIAL PARA PREPARAR TEMA: PRIMERA GUERRA MUNDIAL CONEXIÓN ENTRE LA ECONOMÍA EMPRESARIAL Y LAS CONQUISTAS DE LOS ESTADOS. RIVALIDAD ENTRE ALEMANIA E INGLATERRA Los aspectos económico y político se fusionaron en los años que precedieron el estallido de la Primera Guerra Mundial. Cada Estado europeo (recuerda que el Estado es una organización política) quería alcanzar el éxito económico (relacionado con el crecimiento provocado por la Segunda Revolución Industrial). Por lo tanto, la rivalidad política entre estos Estados aumentaba a la par de su crecimiento económico. Para superarse, los Estados se asocian a las empresas nacionales y son los encargados de conseguir más mercados para sus productos, expandiéndose por el mundo por medio de conquistas. Pero ya a comienzos del siglo XX los mercados conquistados en Asia, África y América ya no eran suficientes, y las potencias incrementaron sus rivalidades. Además de las pujas entre las antiguas potencias (Inglaterra y Francia), en la lucha por el poder ilimitado se agregan otras que llegaron tarde a la expansión imperialista, como Alemania e Italia. La más importante de ellas por sus acciones fue Alemania, que aspiró a ser primera potencia mundial suplantando a Inglaterra, quien en ese momento comenzaba un leve declive. El poderío económico alemán alcanzaba al inglés por el crecimiento experimentado con la Segunda Revolución industrial: la productividad de sus industrias, la estrecha relación entre la ciencia y la tecnología, y las grandes cantidades de capital que había acumulado. Alemania, una de las últimas naciones en unificarse y ponerse en marcha, tuvo que adaptar su desarrollo a las necesidades de un mundo que se había organizado sin ella y donde cada uno tenía ya su lugar y su papel definido, sus mercados reservados, su materia prima garantizada y sus proyectos de futuro elaborados. Para poder resistir la competencia y para vencerla, la concentración fue para Alemania una necesidad aún mayor que para los Estados Unidos, y lo mismo ocurrió con la coordinación de la ciencia y de la industria. Entre 1880 y 1914, gracias a esos imperativos y al triunfo del espíritu tecnocrático, Alemania consiguió llevar a cabo el salto más prodigioso que la historia ha conocido jamás. Pudo sentirse orgullosa porque, en ciertos terrenos, hacía la competencia a Inglaterra, madre de las naciones industriales, hasta en su propia casa. Siguiendo el ejemplo franco-inglés, Alemania se convirtió, a su vez, a la idea de la expansión en ultramar, fuese para la obtención de materias primas a buen precio o para extender sus mercados. Pero casi todo el planeta estaba ya conquistado y repartido, y Alemania no podía obtener su «lugar bajo el sol». Inglaterra se sentía amenazada más que cualquier otra nación por esta voluntad de desafío de Alemania, estimulada por el orgullo de un éxito sin igual. Desde 1895, Joe Chamberlain señalaba los «puntos negros» en el horizonte. En China como en África del Sur, Gran Bretaña tropezaba en su camino con la Alemania de Guillermo II. Después de 1900, sobre todo, el aumento de la potencia naval de Alemania, bajo la influencia de los pangermanistas, como el almirante Tirpitz, despertaba vivas inquietudes al otro lado del canal de la Mancha. FERRO, Marc.: "La gran guerra", pág. 48 – 49 Debido a estas rivalidades comienza la carrera armamentista previa a la guerra, alimentada por los avances que permitía el desarrollo industrial sobre todo en las áreas metalúrgica y química. Además, para los capitalistas era un negocio muy lucrativo, ya que en base a una inversión determinada, se sacaban grandes ganancias. Como se dijo más arriba, los gobiernos actuaron para asegurar los mercados de sus empresas nacionales, pero como contrapartida controlaron y planificación la economía de sus países, sobre todo a la industria, que se orientó al servicio de la guerra. Creció la industria armamentística y abastecedora de los ejércitos y cayó la que producía alimentos y productos para la población civil (estos llegaron desde las colonias, demostrando una vez más la unión entre la guerra, la industrialización y el imperialismo). Las rivalidades entre las potencias (querer y necesitar ser mejor que las demás) y el hecho de que cada vez estaban más armadas llevó a algunos historiadores a decir que esta guerra era inevitable. Es decir, los gobiernos de los países la precisaban si querían mantener o aumentar su poder. ALIANZAS IMPERIALISTAS. LA SITUACIÓN DE LOS BALCANES Cuando Inglaterra vio su hegemonía cuestionada por el crecimiento de Alemania, formó una alianza con Francia y Rusia, que fue muy trabajosa (necesitó de muchas negociaciones diplomáticas) porque al principio Rusia se encontraba en alianza con otras potencias. Alemania respondió redoblando su producción de armas y aliándose al Imperio Austro-Húngaro y luego a Bulgaria y Turquía. En los años previos a la Gran Guerra existieron varias crisis (enfrentamientos diplomáticos o bélicos fuertes entre potencias) que evidenciaban que la situación era muy tensa. Una de ellas fue en la región de los Balcanes. La zona había pertenecido hasta entonces al Imperio Turco-Otomano que se encontraba en descomposición, los pueblos que habían vivido hasta entonces sometidos podían darse otra forma de gobierno, pero su territorio era anhelado por el resto de las potencias. Para Austro-Hungría y Rusia era la posibilidad de salida al Mar Mediterráneo (importante para el comercio y la guerra), eso no convenía a Francia e Inglaterra que no querían perder su poder. Al mismo tiempo, Serbia buscaba unir a todos los pueblos eslavos que estaban saliendo del sometimiento otomano, y también los que estaban bajo el poder austro-húngaro. Para esto Serbia recibió el apoyo de Rusia que también estaba compuesta de pueblos eslavos y pretendía ser protectora de los eslavos del Sur y así aumentar su poder. Por si fuera poco, algunos pueblos eslavos buscaban la autonomía y tenían problemas entre ellos por los límites recién creados. Todos estos problemas repercutieron en el resto del continente europeo, y la Primera Guerra tuvo su desencadenante justamente en esa región: el archiduque Francisco Fernando, heredero del trono austrohúngaro, fue asesinado por un nacionalista serbio en la capital de ese país, Sarajevo. EL PAPEL DEL NACIONALISMO Y LA PSICOLOGÍA DE MASAS La competencia económica y política llevó a los países a creerse rodeados de naciones enemigas que miraban con malos ojos su prosperidad, surgió un sentimiento de apego y defensa de la población hacia su nación. En algunos países, como Alemania, el nacionalismo fue acompañado de lo económico; en otros por reconocerse como una colectividad distinta a la del gobierno que los dominaba, como los eslavos bajo el poder del imperio austro-húngaro (zona de los Balcanes). El nacionalismo fue inculcado por medio de la educación, el ejército, el deporte y los medios de comunicación. La primera se utilizó debido a que era obligatoria y el primer contacto de niños y jóvenes con la sociedad. De forma parecida, también se enseñaba a través del ejército (en los países donde el servicio militar era obligatorio) que la Nación estaba por encima de los intereses personales. El deporte fue una forma simbólica de lucha entre los países, en ese momento mundialmente se competía en los Juegos Olímpicos. Por último, los medios de comunicación fueron muy importantes porque formaban a la opinión pública1 que obligaba a los gobiernos a tomar medidas para enaltecer a la Nación. Era un medio fuerte para convencer de que una Gran Guerra sería una solución para muchos problemas. No sólo los gobiernos, gran parte de la población ansiaba la guerra. Los Estados que intervinieron en ella eran formalmente democráticos, pero los beneficios que la democracia daba (posibilidad de ser elegido como gobernante, acceder a cargos públicos, etc.) no eran tan amplios como para abarcar a todos, ni se dieron tan rápido como hubiera sido necesario. Sobre todo, los menos beneficiados fueron los obreros: la igualdad democrática no repercutió en el mejoramiento de la calidad de vida de esta clase social, no eran tenidos en cuenta en los asuntos públicos, no participaban en la vida colectiva más que votando cada cierto tiempo; no tenían claro su porvenir. Los que adquirieron consciencia de esto buscaron posibles soluciones: la religión, la emigración, la revolución (fue una gran esperanza hasta principios de siglo, pero las sucesivas derrotas de comunistas y anarquistas hicieron que decayera). La guerra era una cuarta posibilidad porque permitía construir un mundo nuevo en poco tiempo (tenían la convicción de que la guerra no duraría mucho, porque hasta entonces, ninguna lo había hecho) y con honores y reconocimiento para los soldados que participaran. 1 El concepto apareció a fines del siglo XIX, cuando por el mayor acceso a la educación, las personas pudieron leer por sí mismas las noticias (la prensa escrita tomó fuerza en ese momento), informarse, y construir una opinión acerca de los acontecimientos. La clase media, sobre todo los jóvenes, estaba impaciente por subir en la escala social (aunque incipientes, la publicidad y el consumo comenzaron en esta época), pero veían que su vida seguía estancada. Van a la guerra como si fuera una aventura, felices por cambiar su vida y viajar. Por relatos incontables de testigos presenciales sabemos del entusiasmo que se adueñó de las masas en toda Europa, de la aprobación, a veces alegre, a veces ruidosa, o por lo menos silenciosa y decidida, a las medidas de los gobiernos. Tenemos fotografías de la partida de tropas adornadas con flores, de mujeres ovacionando, de soldados riendo en los vagones de trenes que estaban totalmente cubiertos de inscripciones seguras de la victoria. NOLTE, Ernst.: "La crisis del sistema liberal y los movimientos fascistas ", pág.29-30