La Misión 1886 La película plantea en los primeros momentos, la grandeza de la misión universal de la Iglesia, concretada en la llamada a evangelizar todos los pueblos y la audacia de los evangelizadores que, arriesgando sus vidas, dejan todo tipo de comodidades para enseñar la verdad del Evangelio a los indios, al mismo tiempo que les dan una cultura y los defienden de los traficantes de esclavos. El comienzo de la película se sitúa en las Cataratas del Iguazú, donde los Jesuitas intentan atraer la fe y civilizar a los indios guaraníes, dueños de esas tierras. El padre Gabriel encabeza el duro trabajo de evangelizar y va adquiriendo importancia, logrando el apoyo de sus hermanos religiosos y pudiendo crear las conocidas misiones jesuitas en la zona. En la película se trasluce claramente la importancia de estas comunidades, característicamente autosuficientes y con gran desarrollo de trabajos manuales al estilo europeo, como la agricultura y la música, con espectaculares evidencias en el film. Y lo más importante, comunidades protegidas de la esclavitud, que España increíblemente prohibía y Portugal avalaba. Mientras el director nos va adentrando en el momento histórico, aparece un aventurero y poderoso cazador de indios, el Capitán Rodrigo Mendoza, a quien la traición entre su esposa y su hermano lleva a una transformación, en donde la culpa se convierte en su prisión. Es acogido por la orden jesuita a cargo del padre Gabriel, intentando su reconciliación con Dios y le propone ayudar en la labor llevada a cabo en las misiones. Rodrigo acepta y allí es perdonado por los guaraníes y liberado de toda culpa. A partir del Tratado de Límites de Madrid en 1750, los imperios coloniales de España y Portugal ajustaron sus fronteras en sus respectivos territorios colonizados. Parte de los territorios españoles de la región de Paraguay, Uruguay, Argentina y Brasil fueron transferidos a Portugal. Esta decisión supuso que los guaraníes que vivían en misiones tenían que pasar a la dominación portuguesa o abandonar sus tierras y sus posesiones para asentarse en otros lugares. Los guaraníes no querían nada con los portugueses, ya que algunos mercenarios de esta nacionalidad se dedicaban al tráfico de esclavos, y por otra parte, tampoco querían abandonar las misiones, que gozaban de prosperidad. Los jesuitas comprendieron enseguida el conflicto que se derivaría del Tratado de Madrid. El padre Gabriel y Mendoza, aunque por caminos muy diferentes, harán lo imposible por defender la obra y evitar que los nativos sean esclavizados. Una de las cosas que más llaman la atención en el filme son las diferentes personalidades del padre Gabriel, profundamente religioso, convencido de la no violencia y del poder de la oración; mientras, Rodrigo, sin olvidar su pasado guerrero es partidario de no quedarse de brazos cruzados y combatir contra la injusticia. A pesar de sus esfuerzos y amenazas no pudieron evitar la tragedia de la guerra. El suceso contribuyó, a la expulsión de los jesuitas en Portugal y España. Hay unas magníficas frases finales del eclesiástico que escribe el relato, ante la pretensión justificadora de la masacre que le ofrecen los gobernantes: "El mundo no es así; nosotros lo hemos hecho así, yo lo he hecho así". No todo es necesidad, existe la libertad moral. A partir de ahí se abre una esperanza, poco ingenua, desde luego, pero real, de que el compromiso cristiano tenga una mayor eficacia transformadora de las relaciones entre los hombres y de que éstas puedan seguir otras pautas que las del dominio y la ley del más fuerte. Esta película me resultó muy interesante, sobre todo la importancia de su fe para atravesar grandes distancias y escalar enormes cascadas para llegar con otras personas que no sabían si los iban a tratar bien o mal, ya que, si lo vemos en diferentes perspectivas, eran dos mundos extraños, sin embargo, el amor y la fe por parte de los jesuitas principalmente por el padre Gabriel, hacia los guaraníes, tuvo grandes logros ya que se unieron como una gran familia. Esta película también nos demuestra la unión hacia las personas, la libertad y la igualdad entre los individuos que no importa si son salvajes o dedicados al amor de cristo, sino que al final del camino todos somos por igual. Por lo que otro punto importante a salvar es que, si nosotros nos arrepentimos de corazón, encontraremos la paz que nuestro corazón y nosotros mismos necesitamos. Es una película que por donde la veamos, tiene una gran enseñanza, solo hay que dejar volar nuestra imaginación y percibir la infinidad de mensajes que podemos rescatar de ella.