30/11/2014 PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO. Es el momento oportuno para expresarles a todos ustedes, los mejores deseos de crecimiento espiritual en nuevo año litúrgico que iniciamos con ésta celebración. Que la preparación que vamos a vivir a lo largo de los cuatro domingos del Adviento nos ayude para que a la luz de la Palabra de Dios nuestra vida sea una ofrenda en unión con los demás. Que nuestra vida cotidiana tenga coherencia con la fe que profesamos y en quien creemos, Jesucristo quien nace en un humilde pesebre. En la primera lectura, Isaías nos dice unas palabras llenas de amor que nos tiene que llevar a confiar en un Dios que su corazón es una fuente viva de amor, hemos escuchado “Jamás oído oyó ni ojo vio un Dios, fuera de Ti, que hiciera tanto por el que espera en Èl” es decir por nosotros que en este tiempo de adviento nos preparamos para revivir el nacimiento de “Nuestro Redentor”. La respuesta del salmo nos hace comprender que el rostro de Dios Padre en el nacimiento de Jesús brilla sobre nosotros como la Luz del nuevo día que no conocerá el ocaso. Jesús es el Rostro del Padre que ama a su pueblo, “Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salva”. San Pablo nos invita a dar gracias a Dios por todo lo que Él hace en nuestra vida, por darnos a su Hijo que es vida y fuerza para los que viven sin sentido, para los que en éste tiempo buscan hacer una lectura de sus vida desde el amor del padre y la humildad de un niño que nace en un pesebre. En el Ev. El tema es la espera vigilante, una espera que desde la viva esperanza llene de amor nuestra existencia. Una espera que se haga desde un corazón humano necesitado del amor del padre expresado en el Hijo. Debemos estar vigilantes, y, en este tiempo propicio de preparación para el nacimiento, no dejarnos llevar por lo superfluo, sino, entrar en nuestra vida y disponernos para que el nacimiento del niño Jesús nos impulse a ser cada vez mejores hombres y mujeres atentos a la voluntad del Creador. “Jesús dijo a unos discípulos”, esos discípulos somos nosotros. El Señor mismo nos dice hoy, estén preparados “porque no sabemos el día ni la hora”. Estar vigilantes es disponernos para ser “como arcilla en manos del alfarero” Preparémonos para que brille el Rostro de Dios en nuestra vida. Ilumina señor mi caminar, en este tiempo de adviento, que la preparación que yo haga, Sea un corazón que sirva de cuna a tu nacimiento. Oración por religiosos- padre de misión a puerto Rico.