Alergias de primavera Sección: Vivir mejor Autor: Marina Zunino Técnica Superior en Seguridad e Higiene en el Trabajo marinazunino_71@yahoo.com.ar En esta época, los días comienzan alargarse, el sol empieza a calentar más, y se despiertan las ganas de salir y tomar mate en una plaza. Sin embargo, para muchos de nosotros, la primavera es una estación temida. Llegan las alergias, y el calvario comienza para el 15 % de la población, según las estadísticas. Sentimos que los ojos nos lagrimean sin razón, y una extraña y poderosa picazón se apodera de nuestras narices hasta estallar en sonoros y continuos estornudos que no respetan lugar ni hora del día. ¿Qué son las alergias? Son la respuesta que produce el cuerpo frente a la presencia de sustancias que reconoce como dañinas, por eso, reacciona de manera exagerada. En algunos casos, no pasa de una simple molestia, pero, en otros, puede poner en riesgo la vida. Dichas sustancias pueden ser ácaros (arácnidos microscópicos que se alimentan de piel humana y animal), polvo, polen, algunas sustancias químicas, entre otras. Algunas de estas reacciones se conocen como rinitis alérgica, dermatitis de contacto, urticaria, eczema ectópico, angioedema, shock anafiláctico, y su causa se debe, en su mayoría, a componentes genéticos, aunque no se descarta el componente psicológico u emocional. La rinitis alérgica es la más común en esta época y se caracteriza por sus síntomas parecidos a los de un resfriado común, con la diferencia de que no presenta fiebre, la tos es poco frecuente, es común el lagrimeo de los ojos que se inicia sin razón aparente, y suele manifestarse en espacios abiertos seguidos por picazón de nariz y estornudos que, como dijimos antes, no respetan lugar (a veces, es una seguidilla), además de goteo de la nariz en forma acuosa. Por lo general, se origina debido al polen en ambientes abiertos y a los ácaros en ambientes cerrados. La dermatitis de contacto y el eczema ectópico, en cambio, no están relacionados con las estaciones del año, sino con la edad del paciente y, en el caso de la primera, con el contacto físico con una sustancia irritante (como algunos metales, desodorantes, perfumes, ciertas plantas, pinturas, etc.), que enrojece la piel, provoca picazón o sarpullido en el área de contacto con la sustancia. En el eczema ectópico, la piel se agrieta o enrojece, muchas veces, a causa de un componente psicológico, ya que, con frecuencia, el desencadenante es una situación de estrés. El angioedema y el shock anafiláctico son mucho más graves que las primeras; en ambos casos, deben tratarse en forma inmediata, a fin de evitar un desenlace fatal. En el angioedema, la piel se hincha rápidamente y puede ocasionar la asfixia del paciente. La causa suelen ser la alergia a determinados medicamentos o sustancias que se consumen, como algún alimento. El shock anafiláctico es aún más grave porque se origina una caída inmediata de la presión arterial. Las causas suelen ser similares a las de los angioedemas. Mientras que las primeras pueden ser tratarse con medicamentos o ungüentos y no revisten mayor gravedad más que la molestia que significan, las últimas requieren el tratamiento inmediato en centros de salud, donde se aplicarán inyecciones de corticoides o adrenalina para estabilizar al paciente e impedir daños mayores a la larga. La manera de prevenir es identificando los alérgenos a través de análisis de sangre. Para evitar las rinitis alérgicas, se debe ventilar los ambientes, lavar las sábanas, las mantas y la ropa con asiduidad (o antes de usarlas), quitar el polvo de los ambientes con trapos húmedos para que no vuele, usar acaricidas, limpiar los filtros de los aires acondicionados, etcétera. En caso de ser alérgico al polen, salir lo menos posible, ducharse al volver a casa para eliminar restos que hayan quedado en el pelo, mantener ventanas cerradas, etcétera. Por supuesto que habrá que evitar la automedicación, ya que puede aumentar los síntomas y hacer que el cuadro empeore con el tiempo. Es recomendable, si se sospecha de una alergia, consultar con un especialista, quien podrá diagnosticar la causa exacta y mejorar la calidad de vida del afectado. Si estornuda tanto como la autora de este artículo, provéase de una gran cantidad de pañuelos descartables…¡¡atchis!!