María Chuchena techaba su choza, y un techador que por allí pasaba, le dijo: - María Chuchena, ¿tú techas tu choza, o techas la ajena? Ni techo mi choza, ni techo la ajena, que techo la choza de María Chuchena. Tres tristes trapecistas, con tres trapos troceados hacen trampas truculentas porque suben al trapecio por trapos y no por cuerdas. Hay suecos en Suiza y hay suizos en Suecia, pero hay más suizos en Suiza que suizos en Suecia, y más suecos en Suecia que suecos en Suiza. Confucio confabulaba una confusa confabulación confundido no confiaba en la confundida confabulación que Confucio acababa de confabular. Amaya tiene un gallo que no calla, siempre está ese gallo apoyado en una valla. Si oyes gallear un gallo no falla, es el de Amaya que siempre está apoyado cantando sobre la valla. Un trabalengüista muy trabalenguado creó un trabalenguas muy trabaluengoso. Ni el mejor trabalengüista ni el más trabalenguado pudo trabalengüear aquel trabalenguas tan trabalenguoso. La sal del salero saldrá salada y salará la sal de otros saleros cuando salga. Sala que te sala cada salero salará de sal salada toda la sala. Si mi gusto gustara del gusto que gusta a mi gusto. Tu gusto gustaría del gusto que gusta mi gusto. Pero como tu gusto no gusta del gusto que gusta a mi gusto. Mi gusto no gusta del gusto que gusta a tu gusto. Eugenio es muy ingenuo, pero ¡qué mal genio tiene el ingenuo de Eugenio! ¡Jamás jamé jamón y jamás lo jamaré! Gemía la monja de Gema mientras jamaba jamón en Jaén. Como jama jamón Gema, una monja de Jaén, mientras gime: ¡Yo no jamo y jamás lo jamaré!