AGRICULTURA ORGANICA Agustín Infante Lira, Ingeniero Agrónomo, Magister en Desarrollo Rural, Doctor en Agroecología CET Programa Bío Bío 1. Introducción El desarrollo de la agricultura en las décadas siguientes a la segunda guerra mundial ha estado basado en la dependencia de combustibles fósiles para la obtención permanente de nuevos récord en el rendimiento de los cultivos, mediante el uso de altos niveles de mecanización, aplicación de pesticidas y fertilizantes. Los mismos agricultores otrora exitosos, en la actualidad establecidos en medioambientes degradados con menores rendimientos, baja rentabilidad y amenaza a la salud humana y de animales, se cuestionan los impactos ambientales, económicos y sociales de la agricultura convencional. En la actualidad, existe una creciente preocupación por recrear una producción agrícola más sana sin degradar los recursos naturales, una búsqueda de tecnologías limpias de producción, más amigables con el medio ambiente, que permitan generar productos libres de contaminantes, todo ello encaminado a lograr una agricultura más sustentable. La sustentabilidad se puede considerar como la capacidad de satisfacer las necesidades de consumo de una población, en forma indefinida, sin que ello signifique degradar los recursos naturales que la hacen posible. Es así, que un desarrollo económico que busque un mejoramiento en la calidad de vida, puede ser sustentable siempre que no implique un deterioro de los recursos naturales, en el largo plazo. Dentro de esta perspectiva se ha situado la agricultura orgánica, ecológica o biológica, en la cual se engloba todos los sistemas agrícolas que promueven la producción sana y segura de alimentos y fibras textiles desde el punto de vista ambiental, social y económico. Estos sistemas parten de la fertilidad del suelo como base para una buena producción, respetando las exigencias y capacidades naturales de las plantas, los animales y el paisaje. Busca optimizar la calidad de la agricultura y el medio ambiente en todos sus aspectos. 2. Situación actual y tendencias . Hoy existe una gran variedad de cultivos orgánicos que se producen a lo largo del país y en cada año se incorporan nuevas especies. Distintos tipos de berries orgánicos, como arándanos, frutillas, frambuesas, boysonberries y moras, se producen en todas las regiones del país, especialmente los arándanos, que se encuentran desde la V Región de Valparaíso hasta la Región de los Lagos y que presentaron un fuerte aumento en superficie en la última temporada. Otros dos cultivos orgánicos presentes en muchas regiones son las viñas y los olivos, que se producen desde la IV Región de Coquimbo a la VIII Región del Maule. En la IV Región de Coquimbo, resalta la producción orgánica de pistachos de exportación para la UE y los EE.UU. y melón cornudo o cuke asaurus para el mercado norteamericano . En la V Región de Valparaíso, donde predomina la producción de paltos, olivos y viñas, se producen además berries y frutales mayores, cuya producción se destina a los mercados de la UE, EE.UU. y Japón y al mercado interno. En la Región Metropolitana, los principales cultivos orgánicos son los olivos y las viñas para los mercados de exportación (UE, EE.UU. y Japón). En esta región se producen además una gran variedad de hortalizas destinadas principalmente a abastecer el mercado interno (supermercados, tiendas especializadas, tiendas de venta por Internet, etc.). También destaca la producción de semillas orgánicas de arúgula, espinaca, lechuga, melón, mizuna, pepino, red chard, red mustard, sandía, tat soi y zapallo. La VI Región de O´Higgins se caracteriza por la producción de manzanos, cerezos y viñas para los mercados de exportación de la UE y EE.UU. La VII Región del Maule destaca por ser la única región del país donde se puede encontrar uva de mesa orgánica (40 hectáreas), que se destina a los mercados de UE, EE.UU. y Japón. Finalmente, en las regiones de Los Ríos y Los Lagos, destaca la producción de 47 ha de cebada orgánica para los mercados de la UE y EE.UU. Superficie orgánica certificada en Chile SIN USO PRODUCTIVO SEMILLAS Y PLANTINES CEREALES HORTALIZAS HIERBAS MEDICINALES Y… jul-15 PRADERAS jul-14 FRUTALES MAYORES FRUTALES MENORES UVA VINIFERA 0 1.000 2.000 3.000 4.000 5.000 6.000 SUPERFICIE (ha) julio 2014 julio 2015 SUBTOTAL 17.871 19.932 RECOLECCION SILVESTRE 61.751 81.054 TOTAL 59.692 100.986 OPORTUNIDADES Y DESAFÍOS La agricultura orgánica en Chile ha presentado un importante crecimiento en los últimos años, el que se sustenta en diversos factores, tales como la legislación vigente, el buen precio que tienen estos productos en los mercados de destino, las características climáticas de Chile que entregan una ventaja comparativa inigualable, la estacionalidad, la producción a contraestación de los principales mercados compradores de estos productos, situación sanitaria con ambientes libre de plagas y la no presencia de enfermedades que si están presentes en otros mercados. Todo esto sustentado en una buena red de caminos e infraestructura aduanera y portuaria que facilita la salida rápida de los productos a destino. Diversos son los productos generados en Chile que han presentado un aumento constante en su producción y que se han posicionado a nivel mundial, sin embargo queda aún mucho por hacer. Con el objetivo de actualizar la información existente en Agricultura orgánica del país, elaborar una Visión consensuada entre los distintos actores públicos y privados, y establecer los lineamientos estratégicos que permitan orientar las acciones en el ámbito de la producción orgánica, es que el Ministerio de Agricultura, por medio de ODEPA, ha ejecutado un programa para elaborar un documento “Plan Estratégico para la Agricultura Orgánica Chilena 2010-2020” (www.odepa.gob.cl). Como resultado de este trabajo, se ha pretendido establecer una Visión suficientemente motivadora capaz de movilizar los talentos y energías de los involucrados en la agricultura orgánica, independiente de si se trata de un productor, un académico, un miembro de ONG, un certificador o un profesional de alguno de los servicios públicos del agro. Una Visión, que, además, debe ser lo suficientemente realista para no generar expectativas inalcanzables, y evitar frustraciones futuras. A continuación se presenta un análisis FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas), sobre la situación de la agricultura orgánica en Chile. Fortalezas • Aislamiento geográfico • Existencia de marco regulatorio • Agricultura con bajo impacto en el medio ambiente • Buenas redes de conectividad para el transporte • La imagen país Oportunidades • La demanda creciente tanto en el mercado nacional como el internacional • La capacidad de generar productos de contraestación • Disponibilidad de áreas agrícolas de fácil reconversión hacia la agricultura orgánica • La mayor conciencia y sensibilidad ambiental • Generar productos sanos para la salud • Los Tratados de Libre Comercio Debilidades • No existe instrumento de fomento a la producción orgánica • Poca investigación • Falta conocimiento respecto a que es orgánico • Mercado interno aún poco desarrollado • Poca variedad y stock de productos • Mano de obra poco especializada en agricultura orgánica • Falta de maquinaria adecuada • Bajos niveles de asociatividad • Lejanía de Chile con los mayores mercados consumidores (especialmente Asia y Unión Europea) Amenazas • Introducción transgénicos • Lejanía con el mercado Chino Algunos rubros interesantes Manzana: La producción de manzanas a nivel nacional se ha ido ampliando en el tiempo debido a que es un frutal que no presenta tantas dificultades para manejarlo de manera orgánica, y por que existe un importante mercado comprador. El principal mercado para este producto es Norteamérica, enviándose más de 14.000 toneladas. Arándanos: En este caso el principal mercado es estados Unidos El arándano es el principal berrie producto exportado en fresco con un total de 62,5% de las exportaciones lo que equivale a 5000 toneladas totales seguido por las frambuesas que han mantenido una producción constante. Olivos: Este rubro es cada vez más importante debido a que se lo cultiva para producir aceite de oliva el que se exporta principalmente a Estados Unidos. Hierbas medicinales: Este un rubro en el que se destaca la recolección de rosa mosqueta y sus subproductos, sin embargo existe otros productos del bosque que también son recolectados. Este rubro representa una fuente importante de ingresos para la agricultura familiar campesina. Vino: La producción de uvas manejadas orgánicamente para producir vino es un rubro que ha ido creciendo de manera constante debido a la importante demanda que existe especialmente en el mercado europeo. Actualmente se cultivan 4536 ha, lo que representa un aumento del 20% respecto a lo se cultivo la temporada anterior. Miel: Aún cuando la demanda internacional ha sufrido bastantes complicaciones el último tiempo es un rubro importante y que ha continuado creciendo. Destaca el crecimiento que se ha presentado en la zona central. Una amenaza constante a la apicultura es la existencia de organismos genéticamente modificados. Carne: este rubro es absolutamente incipiente pero tiene un amplio campo para crecer y desarrollarse. Actualmente existen certificadas 22t de carne bovina procesada. Hortalizas: a nivel nacional es un rubro que ha ido desarrollándose y aún queda bastante mercado por cubrir. 3. Principios de la Agricultura Orgánica PRINCIPIOS Y FUNDAMENTOS DE LA AGRICULTURA ORGANICA 1. Diversidad: En los ecosistemas naturales la diversidad en flora y fa una es máxima. Basta recordar la composición biótica de un bosque chileno. Así mismo, no sorprende ver en los sistemas agrícolas más tradicionales, como los predios campesinos, la altísima diversidad de elementos presentes. Se aprecian diversos cultivos, hortalizas, alta variedad de frutales, muchos árboles nativos, diversas aves, cerdos, vacunos, caballares y ovinos, todo rodeado de un entorno de plantas, matorrales e hierbas propias del sector. Si investigamos además los sistemas agrícolas tropicales, los asiáticos, la agricultura de los mayas, incas y en general las explotaciones indígenas, podemos describir similares características de alta diversidad. Esto sin duda ha permitido a estos sistemas ecológicos mantenerse en el tiempo sin grandes variaciones, demostrando alta estabilidad y capacidad buffer para resistir períodos de estrés medioambientales. 2. Unidad: En un bosque natural la unidad de los elementos es altísima. Todo cumple una función y existe una gama de interrelaciones entre ellos. Esto se ve claramente demostrado al estudiar las cadenas tróficas existentes en ese ecosistema y los ciclos naturales presentes. De igual forma, en sistemas agrícolas tradicionales los agricultores han sabido relacionar los diferentes elementos de su predio para comprender su funcionamiento. Han podido relacionar tipos de suelo con la vegetación existente, poblaciones de insectos y comportamiento de los animales. Además, han aprendido, a través del tiempo, a relacionar el clima, combinación de cultivos, mejoramiento y adaptabilidad de razas animales y variedades de cultivos. Es así como también los agricultores, por tradición, han comprendido la importancia de entender y dar aplicaciones prácticas de la unidad de los elementos presentes, como la aplicación de practicas concretas en la relación suelo - planta – animal 3. Reciclaje: Otro concepto que se repite en el ecosistema natural y los agro ecosistemas más tradicionales es el manejo del reciclaje. Las hojas de los árboles y el guano de los animales aportan la fertilidad de los bosques y mantienen la actividad microbiológica del suelo. No es extraño ver agricultores utilizando el guano de sus establos y el uso de los rastrojos como cama animal. La agricultura antigua hizo del reciclaje su gran aliado para mantener la fertilidad, sólo la llegada de los fertilizantes sintéticos logró disminuir esta importante práctica. 4. Economía de los recursos En los sistemas naturales y en la agricultura tradicional podemos apreciar que gracias a la diversidad, la unidad y el reci claje, se produce un uso óptimo del suelo, los nutrientes, el agua, la luz y los componentes bióticos. El uso de los recursos naturales en estos sistemas es bastante eficiente y no existe una dependencia tan alta de insumos externos como en la agricultura actual, así también, se utilizan en general los recursos renovables que son más baratos y a la vez no contaminantes. La agricultura orgánica se basa en el incremento de la fertilidad del suelo y de la diversidad ambiental con el fin de obtener productos de buena calidad comercial y biológica, con buenos rendimientos y sin agotar los recursos naturales. Altieri, señala que las estrategias productivas, deben basarse en principios ecológicos, que consideren un óptimo reciclaje de nutrientes y materia orgánica, flujos cerrados de energía, balance entre especies benéficas y dañinas e incremento de la diversidad. Los principios que la sustentan son: Realizar prácticas que no deterioren los recursos productivos y que restablezcan los equilibrios naturales. Favorecer la fertilidad del suelo incorporando leguminosas en la rotación, materia orgánica y rocas minerales. Potenciar la biodiversidad espacial y temporal de los sistemas productivos. Eliminar el uso de productos de origen químico sintético que dañen el medio ambiente o afecten la salud humana. 4. Manejo Agronómico El manejo agrícola orgánico debe considerar el sistema productivo como una unidad, donde el aspecto principal sea el de los procesos y no el de los insumos, manteniendo una prevención permanente de los problemas que pudiesen afectar la estabilidad del sistema y con ello el rendimiento de los cultivos, para lo cual se requiere de agricultores y técnicos conocedores de las condiciones de la zona agroclimática en que se encuentran. El manejo agronómico en agricultura orgánica siempre debe priorizar prácticas que permitan mantener el sistema lo más estable posible. En este sentido, es fundamental la diversidad ambiental, la que se ve favorecida con las rotaciones culturales (sucesiones recurrentes y regulares de diferentes cultivos en el mismo terreno a través de varios años), como también con la incorporación de cercos vivos, plantas ornamentales y los cultivos asociados o policultivos, que corresponden al establecimiento de 2 ó más cultivos en una superficie de terreno. La mantención y/o recuperación del medio ambiente pasa obligadamente por la conservación del suelo. No tiene sentido preocuparse de la fertilidad del suelo y no evitar la pérdida del mismo, ya sea por efecto del viento o del agua. La naturaleza se demora cerca de 500 años en formar una capa de 1 cm de suelo y una lluvia fuerte sobre un suelo descubierto, con pendiente puede destruirlo en horas. Existen técnicas que evitan la erosión: el uso de cubiertas vegetales, las barreras vivas, las curvas a nivel, las terrazas de cultivo, etc. Generalmente es necesario desarrollar varias de estas técnicas para lograr buenos resultados. Otro aspecto a considerar es el reciclaje de residuos en la fabricación de abonos o su directa aplicación al suelo, lo que permite utilizar importantes cantidades de materia orgánica y nutrientes, además de incentivar la actividad biológica y evitar la acumulación de materiales de desecho o la quema de los mismos, con las consecuencias desastrosas que esta práctica conlleva. 4.1. Fertilidad del suelo La fertilidad del suelo es un aspecto fundamental de considerar en la producción agrícola orgánica. En este sistema productivo no basta con suplir los requerimientos de nutrientes del cultivo: se debe construir fertilidad y mantenerla en el largo plazo. La base del manejo de la fertilidad del suelo es alimentar al suelo no a la planta, mediante la aplicación de materiales de origen animal o vegetal, que muchas veces son residuos del sistema productivo y que incentivan la actividad microbiológica del suelo, dejan disponibles nutrientes, permiten mejorar la porosidad y la capacidad de retención de agua. Estiércol y Purines. Los estiércoles son excrementos de los animales, que resultan como desechos del proceso de digestión de los alimentos que éstos consumen. El purín es la orina fermentada y representa un abono líquido, rico en nitrógeno y potasio, que se encuentra en forma fácilmente asimilable por las plantas, por lo que se considera abono de acción rápida. Es importante señalar que el exceso de estiércol disminuye el oxígeno del suelo, aumenta la C.E. e incrementa el anhídrido carbónico, lo que causa problemas al cultivo y a la actividad biológica del suelo, convirtiéndose en agente contaminante de aguas, con exceso de nitratos. Estos se derivan de la nitrificación del estiércol y purines. Es posible reducir las pérdidas por lixiviación y volatilización y evitar problemas de contaminación al mezclarlo con residuos vegetales tales como aserrín, paja y virutas, y lograr un mayor aporte de materia orgánica, al ser aplicado al suelo. Al respecto, la Norma Chilena de Producción Orgánica, señala que es posible utilizar purines con una fermentación controlada o estiércol, siempre y cuando no sea fresco, y si estos materiales provienen de una explotación convencional, deben ser compostados. Compost. Se denomina compost al abono orgánico que resulta de la descomposición aeróbica de los residuos de origen animal y vegetal, en condiciones controladas. Existen varias formas para elaborar compost. La más común es formar pilas de 2 m de ancho aproximadamente y un largo variable, dependiendo de la cantidad de material disponible, donde se colocan capas sucesivas de residuos vegetales tanto secos como frescos, estiércol y suelo, las que se humedecen. Este procedimiento continúa hasta completar una altura de un metro y medio, manteniendo en el centro de la pila un madero que al ser retirado actúa como chimenea que permite la ventilación de la pila (Figura 1). Es recomendable que los trozos vegetales sean lo más pequeños posible, lo que facilita su descomposición, reduciendo la duración del proceso. La pila debe mantenerse húmeda y aireada para favorecer la descomposición aeróbica de estos materiales, hasta obtener una mezcla homogénea con olor a tierra húmeda y con presencia de lombrices. Los factores más importante que deben controlarse en el compostaje son la relación C/N, la temperatura y la humedad. La relación C/N se puede regular en la preparación de la pila, combinando materiales verdes con materiales secos, la humedad se controla tomando una porción de compost, la cual debe sentirse húmeda, pero no debe escurrir agua de ella. La temperatura del compost varía durante el periodo de compostaje, aumentando considerablemente, en las primeras semanas (40-70ºC). Los volteos se realizan cuando ésta baja aproximándose a la del medio ambiente. El proceso estará terminado cuando la pila al ser volteada no aumente la temperatura. El periodo de compostaje puede durar entre 3 y 6 meses dependiendo de los materiales utilizados, la humedad y la temperatura ambiente. Figura 1. Construcción del compost o abonera. Con el alza de temperatura lograda en el compostaje se controla los microorganismos mesófilos dentro de los cuales se encuentran los patógenos, lo que permite reducir el daño por enfermedades de la aplicación de compost al suelo. Además, se agregan importantes volúmenes de materia orgánica lo que mejora la estructura del suelo, aumenta la retención de humedad, mejora la actividad biológica e incrementa la disponibilidad de nutrientes. Humus de Lombriz. Se denomina humus de lombriz a los desechos de la digestión de estos organismos, que transforman los residuos orgánicos en un abono orgánico de excelente calidad. Es usado como acondicionador del suelo, pues permite una rápida asimilación de nutrientes por parte de las plantas, mejora la estructura del suelo, aumenta la aireación incrementando la actividad microbiana y disminuye la compactación. El manejo de un plantel de lombricultura debe ser realizado por personal capacitado y la incorporación de materia orgánica debe ser constante. Esto implica el manejo de otros factores agropecuarios que permitan proveer la materia orgánica (principalmente estiércol y pajas) que sirve de alimentos para estos organismos. Otro factor importante a considerar, son las bajas temperaturas alcanzadas en el invierno que pueden provocar una merma en la actividad de estos organismos. Residuos de cosecha, poda o rastrojos. Los restos del cultivo que quedan en el campo, después de la cosecha o la poda de los frutales pueden ser triturados e incorporados al suelo mediante un rastraje. De esta forma son descompuestos por los microorganismos del suelo. Una excesiva cantidad de rastrojo puede provocar problemas en la preparación de suelo, siembra y establecimiento del cultivo siguiente: puede promover él “hambre de nitrógeno”, tener efecto alelopático sobre el nuevo cultivo y en algunos casos cuando la humedad es alta el ataque de babosas puede ser intenso. Es estos casos se recomienda elaborar compost mezclándolo con estiércol y tierra o utilizar dichos materiales como mulch, para el control de malezas. Abonos verdes. El abono verde es un cultivo o mezcla de cultivos que se establece con el fin de ser incorporado al suelo en su máxima expresión de biomasa (máximo volumen). Ello permite reciclar cantidades importantes de nutrientes, inducir altos niveles de actividad biológica y mejorar las características físicas y químicas del suelo. Además, protege los suelos de la erosión y aumenta la variabilidad de los cultivos dentro de una rotación. Idealmente debe estar compuesto por la mezcla de una gramínea y una leguminosa, ya que ésta aporta nitrógeno mediante la fijación simbiótica con rizobios y la gramínea posee un sistema radicular fibroso, con gran capacidad exploratoria que ayuda a mejorar la estructura del suelo. Estos beneficios justifican destinar una temporada agrícola al abono verde, con sus consecuentes costos de manejo. Incorporación de leguminosas en la rotación de cultivos. El nitrógeno, tan abundante en el aire, no puede ser directamente utilizado por las plantas. Sin embargo, mediante la relación simbiótica entre leguminosas y bacterias fijadoras de nitrógeno, es posible que estas últimas utilicen las reservas de las plantas como fuente de energía, fijen el nitrógeno atmosférico y traspasen parte de él a la planta huésped. Con ello, no sólo se beneficia el cultivo de leguminosas, sino también los cultivos posteriores en la rotación. La cantidad de nitrógeno biológicamente fijado por las diferentes leguminosas es muy variable (Cuadro 3), dependiendo de la especie, variedad, tipo de suelo, textura, pH, disponibilidad de nitrógeno del suelo, temperatura, régimen de agua, etc. Contenido de N2 fijado por leguminosa Especie N2 fijado (Kg/Ha/año) Arveja 65 Haba 210 Lenteja 101 Lupino 176 Poroto 55 Tr.Subterráneo 107 Soya 13 Vicia 140 También es posible hacer uso de fertilizantes orgánicos foliares. Estos son preparados orgánicos líquidos que se aplican al follaje, dado que la planta también puede absorber nutrientes por las hojas. Entre ellos se encuentran el té compost, té de ortiga y supermagro que pueden ser fácilmente elaborados por el agricultor, y en algunos casos también previenen enfermedades. Es fundamental la exclusión de los productos químicos (herbicidas, fungicidas, insecticidas y fertilizantes) que disminuyen la actividad biológica en el suelo. En el caso de que la fertilización orgánica fuese insuficiente, los fertilizantes a aplicar deben ser de baja solubilidad. Por ejemplo, para suplir necesidades de fósforo se puede utilizar roca fosfórica y para nitrógeno es posible incorporar salitre al compostaje, pero esta prohibida la aplicación directa al suelo, a pesar de ser un producto natural, por su alta solubilidad, ya que puede contaminando las napas subsuperficiales. Sin embargo, se puede utilizar para activar el proceso de compostaje al reducir la relación C:N). Si bien el enfoque que se debe dar al manejo de la fertilidad del suelo, no sólo tiene que considerar las características químicas, sino también la acción sobre las características físicas y biológicas del suelo, es interesante tener una referencia general del aporte de nutrientes que hacen diferentes recursos orgánicos. 4.2. Manejo de Malezas El manejo de las malezas en producción agrícola orgánica se debe enfocar con una visión totalmente diferente a la convencional. Las plantas espontáneas que crecen fuera del sector de cultivo, serán favorables en la producción orgánica, ya que aportan gran diversidad al sistema, proveyendo de lugares de resguardo de enemigos naturales. Por otra parte, aquellas ubicadas en el sector de producción del cultivo, serán consideradas malezas puesto que interfieren en el desarrollo y producción de dicho cultivo, al competir por agua, luz, nutrientes y espacio. Por lo tanto, el manejo de las malezas tendrá dos enfoques el primero de ellos incentivará el crecimiento de plantas espontáneas alrededor de los cultivos y entre ellos, en cordones, cuidando siempre de no permitir su fructificación y con ella la diseminación de semillas. El segundo enfoque dice relación con el control de las malezas ubicadas en el sector del cultivo. El control de malezas en producción orgánica se puede enfrentar mediante medios mecánicos, control térmico, rotaciones de cultivo y utilización de mulch. Los medios mecánicos están basados en la remoción de los primeros centímetros del suelo, evitando el desarrollo de las malezas. Siempre es recomendable iniciar el cultivo con una buena preparación de suelos. Dentro del control térmico se puede mencionar la solarización y el flameo.). En estudios realizados en Portugal se ha logrado con la solarización reducir la población de malezas entre un 75% a un 90%, dependiendo de la especie a controlar (Silveira, Caixinhas y Gomes, 1993). Por su parte en Italia, mediante la combinación de flameo y limpia con azadón, temprano en post emergencia se ha reducido la presencia de malezas entre un 60 y un 85% (Casini, Calamai y Vecchio, 1993 Las rotaciones de cultivo ayudan al control de las malezas invasoras. Al respecto se habla de cultivos “limpiadores,”como aquellos que necesitan escardas, lo que evita la aparición de malezas. Por el contrario, a los cultivos a los cuales no se les realiza estas prácticas, como los cereales por ejemplo, se les llama cultivos que “ensucian”. También existe un efecto de los cultivos de crecimiento rápido sobre la incidencia de malezas, como por ejemplo las forrajeras, ya que no permiten su desarrollo. Por otra parte, existen los cultivos alelopáticos. Ormeño (1999) señala que tanto las plantas de centeno vivas creciendo in situ, como sus residuos, poseen propiedades inhibitorias sobre el crecimiento y germinación de malezas, mono y dicotiledóneas. Esto se debe al alto contenido de ácidos hidroxámicos, que se encuentran en forma de metabolitos secundarios en sus tejidos. El mulch, por su parte, corresponde a la aplicación sobre el suelo de una cubierta protectora que puede ser plástica o vegetal, la que impide el paso de la luz a la superficie del suelo, inhibiendo la germinación de las malezas. Además constituye una barrera física para el crecimiento de las plantas indeseables, disminuye la erosión y aumenta la retención de humedad, y regula la temperatura en el suelo, favoreciendo, en muchos casos, el desarrollo del cultivo y de los microorganismos. Si bien es posible la utilización de acolchados plásticos biodegradables, siempre es preferible elegir un recurso del predio. En este sentido debe priorizarse la utilización de restos vegetales que, además de los beneficios ya señalados, permiten el reciclaje de residuos de cosecha, aportan materia orgánica al suelo y evitan la utilización de subproductos de recursos energéticos no renovables. Es recomendable que la aplicación de mulch se realice con pajas pregerminadas “viejas”, lo que evita que las semillas que existiesen germinen, tranformándose en malezas y permite que el golpe de sol producido en hortalizas de fruto sea menor. En Investigaciones realizadas por el INIA y el CET, en la VIII Región, se ha determinado que los rendimientos de cebolla son superiores con uso de mulch de paja de cereales que los obtenidos con control manual de malezas (Céspedes, 1999). Es importante prever que en algunos casos la aplicación de mulch constituye un refugio para las babosas, por el ambiente favorable que en el él se crea, lo que puede causar reducción de rendimiento en los cultivos. 4.3. Control de plagas y enfermedades Si el manejo del sistema productivo se realiza seriamente, considerando los fundamentos y prácticas propias de la agricultura sustentable, la incidencia de plagas y enfermedades debiera ser decreciente durante la transición de producción convencional a orgánica, en la medida que el sistema se estabiliza y aumenta la presencia de enemigos naturales (e.g. parásitos, predadores, competidores y entomopatógenos). El manejo agronómico recomendado para prevenir estos problemas, en agricultura orgánica considera: las rotaciones de cultivo como una práctica que permite cortar los ciclos reproductivos de los agentes nocivos; la presencia de barreras vivas que alberguen enemigos naturales; y para evitar problemas endémicos, el uso de variedades resistentes y de períodos cortos, reduciendo el tiempo de exposición al agente dañino. Se recomienda también, disminuir la labranza del suelo, para mantener los hábitats de los organismos benéficos y favorecer su multiplicación. En la naturaleza muchas plagas potenciales son mantenidas en bajas densidades por sus enemigos naturales, situación en que se habla de control natural. El uso de organismos vivos como agentes de control de plagas, es el control biológico, donde necesariamente interviene el hombre. Como ventajas del control biológico se indica la alta selectividad, persistencia, bajo costo, autónomía y baja a nula capacidad de adquirir resistencia. Por otra parte se señala como desventaja el costo en el desarrollo e implementación del sistema, su lenta acción y la necesidad de una supervisión experta (Cisternas, 1999). En control biológico es posible utilizar depredadores que se alimentan de su presa, por ejemplo las chinitas que se alimentan de pulgones. Los parásitos, como su nombre lo indica, parasita su huésped y lo debilitan sin matarlo (e.g. Rabditidae), a diferencia de los parasitoides que sí lo matan (e.g.Trichogramma). Los antagonistas, que influyen sobre la abundancia de la plaga, no se alimentan directamente de ella, pero secretan sustancias (por ej. antibióticos) que inhiben a la especie plaga. Los entomopatógenos, que son parásitos de insectos, son fácilmente manipulables y adaptables a diferentes ambientes. Los géneros más comunes corresponden a Aspergillus, Beauveria, Cordyceps, Fusarium, Hirsutella, Isaria, Metarhizium, Paecilomyces y Verticillium (France, 1999). También es posible dar solución a los problemas de plagas y enfermedades que pudiesen presentarse en la producción orgánica mediante la utilización de algunos productos permitidos, biopesticidas y preparados a base de vegetales. 4.4. Integración de la producción animal y vegetal Los beneficios de la rotación de cultivos y de la diversificación son más fáciles de alcanzar en unidades donde la producción animal forma parte de la estructura productiva. Cuando la rotación no considera praderas ni animales, la construcción de la fertilidad del suelo depende únicamente de la incorporación de abonos verdes y leguminosas. Por otra parte, en las praderas pastoreadas, el 70% del nitrógeno y la mayor parte del potasio es retornado al suelo mediante las excretas de los animales y entre un 20 a un 30% de la materia seca consumida diariamente, es excretada como bostas. El estiércol es parte importante en la fabricación de compost y no sólo aporta materiales nutritivos, sino que, influye favorablemente incentivando el desarrollo de la microbiología del suelo y su estructura. 4.5. Planificación de la producción La conversión de la producción convencional a orgánica busca establecer sistemas de producción sustentables, utilizando eficientemente los recursos del predio, maximizando las relaciones de complementariedad entre los componentes del sistema y mejorando la viabilidad económica y técnica. Para ello es necesario realizar un plan de manejo, donde deben definirse las etapas necesarias a realizar para cumplir los objetivos del cambio y cual será el diseño u ordenamiento general que tendrá finalmente el predio (CET, 1998). Para el rediseño de la unidad de producción se debe considerar establecer una estructura permanente, basada en la rotación de cultivos, la que debe estar influenciada por la demanda del mercado y las condiciones agroecológicas locales. El agricultor debe saber que desde que se inicia el manejo orgánico deben transcurrir 36 meses para poder comercializar el producto como tal. Durante ese período la producción obtenida se denominará “en transición” viéndose también favorecida con un sobreprecio, aunque de menor magnitud que el obtenido como “orgánica”. Los rendimientos serán inferiores al inicio, situación que cambia cuando el agroecosistema se estabiliza, como consecuencia del aumento de la materia orgánica del suelo y biodiversidad ambiental. 5. Certificación La producción orgánica tiene procesos de certificación que entregan a los consumidores la seguridad de que los productos que están consumiendo han sido producidos bajo protocolos establecidos en una norma o reglamento que garantiza la calidad final del producto. El proceso de certificación es ejecutado bajo la supervisión de una empresa certificadora que debe estar inscrita y reconocida en el mercado de destino al que el productor desee acceder para comercializar su producto . En Chile es el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) es el encargado de velar por el cumplimiento de la Ley 20.089, que creó el Sistema Nacional de Certificación de Productos Orgánicos. Y que procura que se cumplan con las normas de la ley y su reglamento en relación a su forma de producción, elaboración, envasado y manejos que se realicen. La ley y su reglamento entraron en vigencia en diciembre del año 2007 y a partir de entonces se establece que ningún producto puede ser etiquetado como orgánico si es que no ha cumplido con los protocolos establecidos en el reglamento y las normas técnicas de la ley. El hacerlo es incurrir en una falta a la misma. El detalle de esta información y las modificaciones que se han realizado se encuentra disponible en la sección Recursos Naturales, Agricultura Orgánica del sitio web de la institución: http://www.sag.cl Aquellos productos que cumplen con lo indicado por la normativa nacional, tienen el derecho a utilizar el sello que lo acredita. Empresas Certificadoras en Chile Actualmente en Chile existen siete entidades certificadoras de productos orgánicos, las que se encuentran registradas en el SAG. Estas se listan en el cuadro a continuación. Empresas certificadoras registradas en el SAG, Institute for Marketecology Chile S.A., Sociedad Comercializadora “Tierra Viva” Ltda., BCS ÖKO GARANTIE GMBH, ARGENCERT Instituto Argentino para la Certificación y Promoción de productos, CERES-CERtification of Environmental Standards GmbH, Red de Productores Orgánicos Décima Región A.G. y Sociedad de Agricultores Orgánicos del Valle del Aconcagua Ltda. Es importante señalar que actualmente en Chile existen dos sistemas de certificación, uno es el sistema general proceso que se lleva a cabo a través de entidades certificadoras, como las mencionadas anteriormente. El otro es el sistema de auto certificación con fiscalización directa del SAG, llamado Asociación de Pequeños Agricultores Ecológicos, el cual sólo permite la venta directa de sus productos. Para utilizar la denominación de orgánicos, ecológicos o biológicos en sus productos, los Pequeños Agricultores Ecológicos, deberán registrarse ante el SAG y cumplir con la normativa vigente en agricultura orgánica. El SAG clasifica a los pequeños agricultores ecológicos como aquellas agrupaciones integradas por pequeños productores, familiares, campesinos e indígenas, con personalidad jurídica y cuyas ventas anuales no superen el equivalente a 25.000 Unidades de Fomento. Los pequeños agricultores ecológicos deben cumplir con los siguientes requisitos: • Pertenecer a una organización legalmente constituida. • Cumplir con los requisitos de producción establecidos en el Reglamento y las Normas Técnicas. • Llevar registros de sus actividades productivas que permitan establecer un sistema de rastreabilidad. • Dar libre acceso a sus unidades productivas y unidades de comercialización a los/as inspectores/as del SAG. • Permitir las inspecciones, entregar la información y cumplir los requerimientos que el SAG determine, dentro de sus funciones de fiscalización. • Entregar al SAG, al 31 de marzo de cada año, un informe anual de sus actividades. • Presentar un sistema de control interno y sus procedimientos. BIBLIOGRAFIA Altieri, M. 1994. Bases Agroecológicas para la Producción Agrícola Sustentable. Agricultura Técnica Chile. 54 (4): 371-386. Casini, P., Calamai, P. And Vecchio, V. 1993. Flame weeding research in central Italy. 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