La perversión como estructura- Aulagnier Se pregunta:¿Puede hablarse de la perversión como estructura? Renegación, Ley, Desafío: Es la respuesta que el perverso da frente a lo que Freud designa con el término de HORROR: que surge en el momento en que el sujeto es enfrentado con la realidad de la diferencia de los sexos. Realidad que frente a su mirada fascinada se presenta como la confirmación de hallarse condenado a perder tanto el OBJETO DE DESEO (madre) como el INSTRUMENTO DE PLACER (pene) por no haber podido reconocer la LEY. La Ley es un reflejo de su estatuto como sujeto deseante. Perverso: “hace la prueba de la no existencia de la castración y de que la castración misma es en su horror forma de goce”. La renegación: Es la defensa específica de la organización perversa frente a la angustia de castración que representa la realidad de deseo del padre y la realidad de la diferencia de los sexos. La renegación es una primera negación que apunta a preservar a la madre como instancia suprema, a fin de salvaguardar el mito de una omnipotencia del deseo y de un autodominio del placer. El niño niega y falla en este punto: “la madre es castrada por el padre, y que la madre es deseada por el padre y es deseante de él”. Niega que él pueda no representar la totalidad de lo que ella desea y por lo tanto que a ella le falte lo que fuere. En el niño falla la castración simbólica, que es la ley paterna y a su vez queda como súbdito del deseo de la madre fálica. En la normalidad lo que se demanda del sujeto no es que renuncie al deseo sino a lo que constituía su deseo (madre) y que renuncie en él al nombre del padre. Pero para que la renuncia al objeto salvaguarde la posibilidad del deseo aun es preciso que una ley venga a asegurar al sujeto su estatuto futuro, su derecho al deseo. Esa Ley es la que en la estructura familiar, le indica el lugar donde tiene que situarse y designa al falo en tanto que significante del deseo y emblema de la ley. El falo deberá tomar lugar en ese punto del campo del sujeto donde vienen a recortarse y ligarse insolublemente la ley de filiación y la ley del deseo. La ley de filiación para el sujeto se trata de poder reconocerse como hijo, testigo y consecuencia del deseo paternal y no la causa de ese deseo, pero también de 1 asumirse como prometido a su vez al rol de futuro genitor, eslabón de una cadena simbólica que trasciende su temporalidad subjetiva y que depende de otro diferentemente sexuado, para tener acceso a tal identificación. Esa ley tiene como única referencia El Nombre del Padre que garantiza a ese hijo que es más que puro ser biológico o simple producto del vientre materno. Por ese camino se instaura la diferencia esencial entre el pene en función del órgano y el falo como emblema de la potencia paterna y de la ley. La ley del deseo: Toda la dialéctica PRE-genital “madre-hijo” puede resumirse a este binomio “ser el falo-tener el falo”. Sería ser el falo para la madre (recibirlo de ella como prueba de su imposible castración). El niño desea ser el objeto causa del deseo del Otro, ese deseo invisible al pene con el brillo fálico, del mismo modo que se ha investido a sus precursores (objetos parciales). Reconocer que ningún objeto real o parcial puede ocupar el lugar del falo sino el deseo del mismo. Lo que le falta al pene para ser falo es lo que puede provenir de una mujer, es decir de aquella que no lo tiene, es el don de su deseo lo que viene a dotarla del poder del goce, así como no es sino porque ella misma será investida con el deseo del hombre que encontrará su acceso al goce. Reconocer que el deseo es siempre deseo de deseo y no de un objeto y que por lo tanto sea lo que fuere lo que se tenga para ofrecer, nada puede garantizar la adecuación de la respuesta. Es una cara de la castración simbólica (debe aceptar que no va a colmar el deseo de la madre). La otra cara de la castración simbólica es que para que el padre sea reconocido como depositario del poder fálico, no basta que el niño sepa que tiene un pene sino que descubra que el padre es deseado por la madre y que es en su condición de investido por el deseo que puede ser para ella el lugar del GOCE: para que la madre sea reconocida como prohibida al deseo en tanto que la madre, pero que como mujer sea mantenida como modelo del objeto futuro de deseo, no sólo es preciso que el modelo femenino sea reconocido como diferente sino que el sujeto aprenda que el padre es deseante de esa diferencia. Por lo tanto que la diferencia se torne significante del deseo. Las dos afirmaciones que conviven en el YO del perverso son: “la madre fue castrada por un padre”- “la madre tiene un pene”. Estas afirmaciones son contradictorias, conviven en el yo como producto de la escisión. Según Freud resulta de un conflicto entre la demanda pulsional y la prohibición que le impone la realidad, y que desemboca en la creación de un fetiche, ya que el perverso cree 2 que hay un objeto que completa la falta de la madre. “No reconoce el falo como símbolo de una falta y por lo tanto como objeto de deseo”. El perverso reniega el deseo de la madre por el padre y con ello la Ley de filiación y la Ley del deseo y por lo tanto se queda con la idea de que la madre es el lugar del deseo, o bien es el padre quien indujo a la madre al pecado del deseo, él es responsable del horror ya fuese porque es castrador al resultar responsable de una ley inaceptable o por ser dócil instrumento de esa misma ley. En ese sentido el padre le prohíbe el acceso al goce. El perverso idealiza a la madre tiene una relación fantasmática con ella. Jamás desalojará a la madre de esa omnipotencia. No hay disolución del complejo de Edipo, su modo de evitamiento del incesto es la idealización de la madre. No hay contacto carnal sino fascinación en la mirada. De aquí surge el ritual, hay un contrato de ley y de goce. Es una puesta en acto de este ritual lo que está en juego se presenta en verdad como una especie de repetición de la fantasmatización de una escena de castración (sadismo y masoquismo). Fetiches, perversiones y neurosis impulsivas-Otto Feinichel Las perversiones son manifiestamente de carácer sexual. Cuando se ha cedido completamente a los impulsos patológicos, se produce el orgasmo. Freud reveló que los fines sexuales del perverso son iguales a los del niño. En las perversiones, la sexualidad estpa sustituida por uno de los componentes de la sexualidad infantil. El problema consiste en el conocimiento de la caída y la naturaleza de esa situación. Los actos perversos constituyen una deformación unilateral y exagerada de actos que también tienen lugar en el comportamiento sexual de as personas normales, especialmente en las actividades preliminares al coito. Según Freus, se dan tendencias perversas y ocasionalmente actos perversos, o por lo menos fantasías, en la vida de todo individuo ya sea normal o neurótico y que mendiante el psicoanálisis se revela que los síntomas del neurótico son actos perversos disfrazados. “Si es cierto que los obstáculos reales a la satisfacción sexual o a la privación en este aspecto, traen a la superficie tendencias perversas en personas que de otro modo no habrían mostrado tales tendencias, debemos deducir que 3 hay algo en estas personas que está dispuesto a aceptar perversiones; o que en ella estas tendencias tienen que haber estado presentes en forma latente”. Puesto que los fines de la sexualidad perversa son idénticos a los de la sexualidad infantil, la posibilidad de todo ser humano de transformarse en perveso radica en el hecho de haber sido niño alguna vez. Los perversos son personas en las cuales la sexualidad es infantil en lugar de ser adulta. Esto puede deberse a una detención en el desarrollo o a una regresión. Frecuentemente las perversiones se desarrollan como reacción a desengaños en el orden sexual, tiende a demostrar la efectividad de la regresión. Las personas que reaccionan a las frustraciones sexuales con una regresión a la sexualidad infantil, son perversas, los que reaccionan con otras defensas o emplean otras defensas después de la regresión, son neuróticas. El perverso típico tiene una sola manera de hallar placer sexual. Sus energías sexuales se hallan concentradass en un instinto parcial. Este instinto hipertrofiado compite con su primacía genital, si el acto perverso llega hasta su fin, la persona llega a un orgasmo genital. La sexualidad perversa es desorganizada, como lo es la sexualidad perversa polimorfa de los niños y de las personalidades infantiles. Los perversos, como los neuróticos tienen represiones, y además tienen represiones patógenas. Tienen un complejo de Edipo y una angustia de castración inconsciente. La diferencia entre las neurosis y las perversiones, es que en las primeras el síntoma está “desexualizado” y en las perversiones, en tanto que las perversiones acarrea el organismo genital. El factor que perturba la primacía genital es la angustia y sentimiento de culpa dirigidos contra el Complejo de Edipo, un factor decisivo la angustia de castración. HOMOSEXUALIDAD FEMENINA: Al trauma de la castración, que tiene su origen en haber visto los genitales femeninos, se debe, como principal factor, que el sexo femenino resulte inaceptable para el hombre homosexual. La vista de un pene puede crear el temor de una violación inminente. Lo que sucede es que moviliza pensamientos y emociones acerca de la diferencia en el aspecto físico. Estos temores, pensamientos y emociones pueden perturbar en un grado tal capacidad para el goce sexual que éste solo sea posible donde no haya confrontación con un pene. Hasta aquí la homosexualidad femenina es igual a la masculina. Hay otro factor que complica el cuadro. En la mujer la exclusión de los genitales del sexo opuesto puede ser el resultado de una regresión. El primer objeto de todo 4 ser humano es la madre; a diferencia de los hombres, todas las mujeres han tenido un vínculo homosexual primario, el cual puede revivir más tarde si la norma heterosexual es bloqueada. Al paso que el hombre, en esta situación, solo tiene la posibilidad de una regresión de la relación objetal con la madre a una identificación con la madre, la mujer puede regresar de una relación objetal con el padre a una relación objetal con la madre. En la homosex. Femenina hay dos factores etiológicos: El violento apartamiento de la heterosexualidad originado por el complejo de castración. la atracción hacia la madre a través de tempranas fijaciones. Los dos factores se complementan. Son revividas aquellas fijaciones que tienden a procurar satisfacción sexual y seguridad. TRANSVESTISMO: El homosexual masculino sustituye el amor hacia la madre con una identificación con la misma; el fetichista se niega a reconocer que la mujer carece de pene. El transvestista masculino adopta ambas actitudes a la vez. Fantasea con la idea de que la mujer tiene pene, superando con ello la angustia de castración y se identifica con la mujer fálica así creada. La refutación de la idea de la existencia de un peligro de castración. Sin embargo, la identificación con la madre no se establece imitando su elección de objeto, sino imitando “el hecho de ser mujer”. El acto transvestista tiene dos significados icc: a) Un significado erótico-objetal y fetichista (sus prendas de vestir, éstas simbólicamente el pene de la misma. b) Un significado narcisistico: el trasnvestista mismo representa a la mujer fálica bajo cuya ropa de esconde un pene EXHIBICIONISMO: Se intenta una negación de la castración por la sobrecatexis de un instinto parcial. Los niños sienten placer en la ostentación de sus genitales. Los perversos regresan a este objeto infantil porque la acentuación del mismo puede ser útil para la negación del peligro que se cree vinculado a la sexualidad infantil. 5 RESUMEN DE INTERNET Freud la descubre haciendo estudios de sexualidad infantil. Los perversos tienen los mismos deseos que los niños pero hay una desviación sexual de la norma, una detención en el desarrollo. Otto afirma que el perverso hace una regresión a causa de una frustración y va a la sexualidad infantil. Hay actos perversos en los neuróticos pero estos quedan en la fantasía. El perverso típico es una forma de buscar placer centrados en un instinto parcial. Una vez que el goce genital se hace imposible a causa del temor a la castración, el perverso tratará de regresar a esa sexualidad infantil. Es una persona cuyo placer está bloqueado por la castración. Otto le da importancia a las series complementarias. Joyce Mc Dugal: “podemos catalogar de perversos a aquellos que eligen su sexualidad y…” Laplanche: Orgasmo por medio de objetos sexuales. Fetichismo: Juego con cualquier objeto que tape los genitales por el horror a la castración. Diferentes tipos de perversiones: - - Fetichismo Homosexualidad masculina: evitar toda relación con el sexo opuesto. El hombre homosexual está aferrado a la idea de un pene. Travestismo: es un perverso. El travesti masculino sustituye el amor hacia la madre identificándose con ella. Fantasea que la mujer tiene pene para no sentir la angustia de castración. Se identifica con una mujer fálica. Imita al objeto de amor de la madre que sería el padre. Y se visten de mujer porque la ropa representa el pene. El travestista representa la mujer fálica y debajo de esa ropa, se encuentra el pene. Son exhibicionistas. Un nivel superficial, el travesti busca objetos, busca al padre que parece decirle a mamá “Cómo amas a mamá”. Travestismo femenino: la mujer tiene la ilusión de tener un pene y juega a ser hombre. Simula que hay un pene. Esto sería un desplazamiento de la envidia de un pene. Se viste de hombre. 6 - Exhibicionismo: placer por tocar sus genitales. Los perversos regresan a ese punto infantil. Son aquellos que, por ejemplo, muestran su pene a una chica en la calle. “Te muestro lo que yo quisiera que vos veas” por miedo a perderlo. Generan horror, rechazo y asco. - Fetichismo: Se hace evidente la negación rotunda del temor a la castración. La mayoría de los fetiches típicos son símbolos del pene: zapatos, cabello largo, aros. El impulso fetichista surgía por un desplazamiento de la excitación sexual sobre una circunstancia que había coincidido accidentalmente con la primera manifestación sexual. Por ejemplo, el fetichista del pie, que ha quedado fijado al incidente de ver a su institutriz con un pie al descubierto tenía alguna razón icc por la cual el pie le produjo una excitación sexual. Por lo tanto, se puede hacer un paralelismo entre el pie con el pene y ese recuerdo parece encubrir el siguiente significado “he visto el pene de mi institutriz”. Claramente el paciente no pudo haber visto esto, con lo cual este pensamiento fue utilizado por él para negar lo que había visto: “que su institutriz no tiene pene. Por lo tanto, la excitación sexual fue desplazada hacia cualquier otra parte del cuerpo de la mujer, permitiéndose así ser excitado sexualmente. El fetichista sólo podrá responder sexualmente a una mujer siempre y cuando el objeto de fetiche esté presente para darle la seguridad de que “la mujer tiene pene”. A veces el fetiche no representa al pene, como cuando representa heces, orina u objetos que se vinculan con actividades pregenitales. Algunos objetos de fetiche pueden ser objetos ahuecados. Pero esto no contradice la tesis de que el fetiche representa el “pene materno”. Voyerismo: En el icc del voyerista se hallan las mismas tendencias que en el exhibicionismo. Generalmente, los voyeurs quedan fijados a experiencias que provocaron angustias de castración, ya se trate de escenas primarias o de la contemplación de los genitales adultos. El paciente intenta negar el fundamento del miedo repitiendo las escenas temidas. Se basa en una ansia de recuerdos encubridores, de experiencias parecidas a la original para intentar sustituirla. Se repite la escena traumática con el propósito de lograr un tardío control. Reemplazan la acción por la contemplación. Sadismo: Si el placer sexual es perturbado por la angustia, una “identifica con el agresor” puede constituir un alivio. Si una persona es capaz de hacer a otros lo que teme que le puedan hacer a él, ya no tiene por qué tener temor. Todo lo que tiende a aumentar el poder o el prestigio del sujeto, puede ser usado como reaseguramiento contra la angustia. Lo que tendría que sufrir pasivamente, el sujeto, en previsión de ser atacado, lo hace, en forma activa, a los demás. La premisa que surge antes de que se instaure 7 el sadismo es que: “antes de gozar sexualmente debo convencerme de ser poderoso”. Luego aparece: “logro placer sexual torturando a otras personas”. Masoquismo: Problemas análogos a los del sadismo, pero más complicados en un aspecto. El masoquismo contradice el principio de placer. En tanto que generalmente el humano tienen a evitar todo lo que sea dolor, en el masoquismo el dolor parece proporcionar placer y constituir un objetivo que el individuo se empeña en lograr. Conflicto entre impulso y angustia. Tendencias contradictorias de luchar por la satisfacción y de posponerla. Prefieren la fantasía a la realidad. Aparece la paradoja que un dolor temido pueda ser evitado o negado mediante un sufrimiento real. 8