Subido por Justino cristaldo ramirez

Los campos eliseos y el yvy marene`y

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LOS CAMPOS ELISEOS Y EL YVY MARÃNE`Y
Sirva este ensayo para bordear siquiera el aspecto filosófico, e ir por aquella cultura griega,
que alteró profundamente el curso del pensamiento del hombre, que tramontando siglos, es aún
fundamental en nuestro sistema de vida, y por el otro lado, hurgar la infranqueable estructura
cosmogónica y filosófica guaraní, incólume a mi propósito de intentar la interpretación del
simbolismo que en ellas se encierra.
Parafraseando a Apiano León de Valiente: “el mito… se trata de una narración alegórica, que
da a entender una cosa explicando otra. El término mito deriva del concepto griego de Silencio. El
simbolismo es el lenguaje del silencio, se refiere a experiencias no asibles mediante el lenguaje
ordinario. Sugiere lo inexpresable”. Por lo que, a través de los símbolos los hombres crean un
lenguaje para poder comunicarse con la divinidad.
Así la cosa, el acápite sugiere la descripción de los Campos Elíseos; que es una de las
denominaciones que recibe la sección paradisíaca del Inframundo (el Hades, los Infiernos o la
Ultratumba); el lugar sagrado donde las sombras (almas inmortales) de los hombres virtuosos y
los guerreros heroicos han de pasar la eternidad en una existencia dichosa y feliz, en medio de
paisajes verdes y floridos, por contraposición al Tártaro (donde los condenados sufrían eternos
tormentos). Esta es la tierra eterna y pura que ha sido liberada del dolor y sufrimiento. Ahí no
existe la tristeza, dolor, conflicto o hambre. Eso es Elíseo.
En tanto, y respecto a los guaraníes primero afirmemos que no son nómadas como algunos
distraídos suelen hacernos creer. La faceta espiritual del guaraní constituye uno de los aspectos
más llamativos y atrayente de su cultura. Cuando los reiterados cultivos volvían infértil la tierra, la
tribu migraba en busca de tierra sin degradación. Así pues, por extensión llamaron Yvy marãne´y
al mito de un estado superior, de equilibrio entre mente, cuerpo y ambiente. Más allá de buscar
geográficamente el lugar de la tierra sin mal, el significado de esta búsqueda es vivido como una
tendencia hacia lo bueno, lo perfecto, lo justo, lo tranquilo, lo que debería ser. Ciertamente, esa
gran utopía guaraní impulsó las migraciones. La ilusión de llegar a él en cuerpo y alma intensifica
la búsqueda para escapar de lo material. Sin embargo, con el tiempo ha variado la localización de
ésta tierra y sus atributos invariablemente sin espacio ni tiempo; he aquí la plenitud o el estado de
aguyje, de perfección para llegar directamente a la Tierra sin Mal.
Los guaraníes creen en la vida después de la muerte, por ello proveen al muerto de lo que
necesita en la otra vida. Según sus creencias la muerte los conduce a una vida mejor, pero antes de
entrar en ella, deben recorrer el inframundo. Son múltiples los peligros que acechan al que viaja a
la “tierra sin mal”, por lo que, los líderes mesiánicos entre los guaraníes responden a las
características de grandes héroes, profetas y salvadores poderosos con cualidades
extraordinarias, cuya virtud se considera en posesión de fuerzas sobrenaturales, a las que no
puede acceder cualquiera.
Recapitulando, para restaurar el orden perdido regresando a la tierra perfecta de los
orígenes donde no existen desvíos de la vida virtuosa deben observar las normas del teko porã,
que define las virtudes sociales como la reciprocidad, del teko marangatu, vale decir, el modo de
ser espiritual, y de las prescripciones del tekojoja, que regula el funcionamiento de comunidades
igualitarias.
Estas alegorías; griega y guaraní se interpreta como el descenso a los infiernos como la
fábula esotérica de Hércules y Teseo descendiendo a las regiones infernales; la del viaje a los
Infiernos de Orfeo, quien encontró su camino gracias al poder de su lira (Ovidio, Metamorfosis); la
de Krishna y finalmente la del Cristo que descendió a los Infiernos y al tercer día resucitó de entre
los muertos.
Justino Cristaldo Ramírez
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