MACROECONOMÍA. EL CRECIMIENTO Y ECONÓMICO Y EL MODELO DE HARROD-DOMAR. 1. EL CRECIMIENTO ECONÓMICO En general, las economías no se encuentran de forma permanente en el equilibrio estático puesto que las relaciones entre los agentes económicos y las magnitudes económicas varían a lo largo del tiempo. Todas las sociedades tienen una diversidad de necesidades sociales que en función a la época en la que se encuentren, van cambiando, debido al número variable de individuos que la conforman y de sus cambios de comportamiento y culturales. Por eso, es necesario ir incrementando la producción y la riqueza de manera que se pueda hacer frente a mayores demandas productivas y sociales. Esto se consigue modificando las disponibilidades de mano de obra y cualificaciones. Se pueden cambiar la manera de producir bienes y servicios incorporando nuevas técnicas y aumentando las capacidades productivas respecto a épocas anteriores. Sin embargo, no siempre es fácil aumentar la producción y la riqueza ya que para ello la economía tiene que estar en condiciones de producir recursos en mayor proporción de lo que son consumidos por los agentes económicos. En torno a esto, gira la problemática del crecimiento económico de los factores y las condiciones que se tienen que dar para que aumente la producción y la riqueza de la que disponen las sociedades para satisfacer todas sus necesidades. Los primeros economistas se preguntaban cómo conseguir que estuviesen disponibles todos los recursos necesarios para la vida cotidiana. Por esto, le dieron gran importancia a los mecanismos de generación de riqueza a lo largo del tiempo ya que sus causas y condiciones son las responsables del crecimiento económico. Sin embargo, a lo largo del tiempo esta preocupación se ha dejado a un lado sustituyéndola por enfoques teóricos del crecimiento económico más cerca a la realidad. 1 En la economía actual no se ha logrado un acuerdo sobre qué factores intervienen en el crecimiento económico, es decir, aun no se sabe a ciencia cierta cuales son las causas determinantes de que a lo largo del tiempo las economías capitalistas no siempre estén en condiciones de proporcionar las cosas necesarias y convenientes para la vida humana. La explicación a la preocupación anterior por las cuestiones relativas al crecimiento económico se basaba a que las circunstancias en esos años obligaban a concentrar la atención en el problema contrario: el debilitamiento de los ritmos de crecimiento, la depresión económica y la crisis. En este trabajo, vamos a desarrollar como ha sido abordado el problema del crecimiento económico y que conclusiones pueden extraerse para el análisis de los principales problemas que afectan a las economías capitalistas modernas desde el punto de vista del modelo de Harrod-Domar. El modelo de crecimiento de Harrod-Domar supone sencillas relaciones fijas entre el capital, la producción, la renta y la demanda. Es un modelo originalmente propuesto por el economista británico R.F. Harrod y el americano E.D. Domar. 2. EL MODELO DE HARROD-DOMAR Este modelo creado en trabajos independientes por Harrod (1939) y Domar (1947) expresan ideas tan similares que finalmente han terminado por asociarse en un mismo modelo. Amobos economistas son keynesianos, es decir, determinan la renta por medio de la demanda efectiva y acepatan situaciones de equilibrio con desempleo. En primer lugar vamos a estudiar el modelo de Harrod, seguidamente estudiaremos el de Domar y por último, concluiremos con una síntesis de ambos modelos. 2.1. EL MODELO DE HARROD Harrod parte de la existencia de una relación tecnológica capital-producto que denominaremos 𝑣𝑟 , que relaciona el capital instalado K con el producto potencial Yp que de él puede extraerse. Supuesta esta relación estable 𝑣𝑟 nos mide igualmente el cociente entre la inversión realizada y el incremento en la capacidad productiva 2 resultante. La relación 𝑣𝑟 es, en definitiva, una magnitud de pendiente exclusivamente de la técnica: cuál es el número de unidades de producto que pueden obtenerse con la instalación de una nueva máquina. Esto es: 𝑣𝑟 = 𝐾 ΔK = I = 𝑌𝑝 Δ𝑌𝑝 Conocido ese valor de 𝑣𝑟 , los empresarios en primer lugar para calcular la inversión que deben realizar si suponen un crecimiento de la demanda efectiva determinado, y está usando la totalidad de la capacidad instalada. Si en esta situación esperan un incremento de las ventas ΔYE, la inversión que deberán realizar, y realizan, es: I = ΔYE · 𝑣𝑟 Sin embargo, nada garantiza que el incremento esperado de la producción ΔYE sea igual al efectivamente experimentado ΔY. Así, tras la decisión de invertir I, los empresarios vuelven a utilizar 𝑣𝑟 para calcular cual hubiese sido la inversión óptima I* que les permitiría hacer frente de forma exacta al incremento real de la demanda efectiva ΔY, así tendremos: I*= ΔY·𝑣𝑟 Por otro lado, las decisiones de inversión, en cuanto generan vía multiplicador demanda efectiva, han sido las responsables del crecimiento de la renta real. Harrod define entonces, una relación económica 𝑣𝑟 entre la inversión I efectivamente realizada y el aumento de la renta. Esto es: 𝑣= 𝐼 ΔY Decir, entonces, que los empresarios han acertado en sus previsiones (ΔY= ΔYE) es tanto como decir que la inversión efectivamente realizada ha sido la óptima 3 (I*=I), que el crecimiento real de la renta ha sido el esperado (ΔY/Y = ΔYE/Y) o que V = 𝑣𝑟 . En efecto, si el incremento de la producción real ha sido igual al esperado tendremos que: I/𝑣𝑟 = I*/𝑣𝑟 luego I=I*. Y si I = I* podemos escribir: 𝑣= 𝐼 𝐼∗ = = 𝑣𝑟 ΔY ΔY O bien, llamando GA a la tasa de crecimiento de la renta real: 𝐺𝐴 = ΔY 𝑌 Y Gw a la tasa de crecimiento esperada: ΔY𝐸 𝐺𝑤 = 𝑌 La condición de que GA se iguale a GW puede escribirse también en función de la propensión a ahorrar. Siendo s la propensión marginal y media al ahorro tenemos que: 𝑌= 𝐼 𝑠 Con lo que: 𝐺𝑊 ΔY𝐸 𝐼 𝐼·𝑠 = = = 𝑌 𝑣𝑟 · 𝑌 𝑣𝑟 · 4 Y así, concluye, Harrod, para que la inversión realizada sea igual a la justamente necesaria, la renta debe crecer a un ritmo: 𝐺𝑎 = 𝑠 𝑣𝑟 El caso en el que GA resulte menor GW = s/𝑣𝑟 ´, la renta real será inferior a la esperada o, lo que es lo mismo, la inversión realizada será superior a la óptima, con lo que tendera a reducirse la inversión en el periodo siguiente, al encontrarse con una capacidad instalada ociosa, deprimiéndose así la demanda efectiva y disminuyendo progresivamente el crecimiento de la renta real. Lo contrario ocurriría en el caso en GA fuese superior a GW. 2.2. EL MODELO DE DOMAR Domar, establece explícitamente el problema al considerar la doble dimensión de la inversión: creadora de demanda efectiva y generadora de capacidad productiva. Una inversión constante supone una producción constante, pero una capacidad productiva creciente. En efecto: Ι 𝑌= , 𝑠 𝑙𝑢𝑒𝑔𝑜 Ý = 0 No basta con una inversión elevada. Para que exista pleno empleo de capital, esto es para que la capacidad crezca al mismo ritmo que la demanda efectiva, es necesario un crecimiento de la inversión. Partimos de una situación de pleno empleo de capital, para que esta se mantenga será necesario que: Δ𝑌𝑝 = Δ𝑌 Tendremos la condición de pleno empleo de capital expresada en la fórmula: 5 𝑠 𝜈r 𝚤= La tasa de crecimiento de la inversión debe ser igual al valor de la propensión a ahorrar partido por la relación capital-producto. 2.3. EL MODELO HARROD-DOMAR Harrod y Domar, como vemos, se plantean el mismo problema con similar enfoque y, lógicamente, llegan a las mismas conclusiones. Para mantener la plena utilización de la capacidad instalada es necesario un crecimiento, de la renta para Harrod, de la inversión para Domar, igual al cociente entre la propensión al ahorro y la relación capital-producto (Nótese como cuando la propensión s es constante el crecimiento de la renta real es igual al crecimiento de la inversión ya que, Y=I/s). Planteemos en este contexto el de desempleo del trabajo y del capital. Supuesta constante la relación capital-producto, la tasa de variación de la capacidad productiva: 𝑌𝑝 = Δ𝑌𝑝 𝐼 = 𝑌𝑝 𝜐𝑟 · 𝑌𝑝 En un cierto momento en el que hay una capacidad productiva instalada (Y P) la tecnología recogida en determinan que la adicción de una serie de máquinas nueva I signifique un cierto crecimiento de la capacidad productiva Yp. Dado que en este modelo el único componente autónomo de la demanda efectiva es la inversión I= s ·Y, y que la relación entre la renta real producida Y y 𝑣𝑟 la capacidad productiva YP nos puede medir el grado de utilización u del capital instalado, podemos concluir: 𝑌𝑝 = 𝑠 ·𝑢 𝑣𝑟 6 Por otra parte, el crecimiento de la producción real será, supuesto constante el valor de la propensión al ahorro s: Ý=𝑖 Evidentemente I´ siendo una magnitud exógena puede ocurrir que: Ý ≥ Ý𝑝 Que solo es una forma de expresar que el empleo del capital u puede aumentar, disminuir o permanecer constante pero que no existe ninguna razón que nos lleve a establecer la imposibilidad de su desempleo. La condición de pleno empleo del capital puede entonces expresarse, u = 1, tal como lo hacíamos en los modelos de Harrod y Domar, de la manera siguiente: Ý= 𝑠 𝑣𝑟 Í= 𝑠 𝑣𝑟 O bien, dada la constancia de s: Desde el punto de vista del empleo del trabajo denominado h al número de hombres contratados y A a la población potencialmente activa, definimos el coeficiente de empleo e como: 𝑒= 𝐻 𝐴 Siendo j la jornada laboral y f la eficiencia del trabajo, el número de horas eficaces del trabajo l, de un total de H, hombres contratados será: 7 𝐿 =𝐻·𝑗·𝑓 Siendo a la parte de la población total N que es potencialmente activa, z la productividad técnica del trabajo (z=Y/L), podemos reescribir el coeficiente de empleo como: 𝑒= 𝑌 𝑧·𝑗·𝑓·𝑎·𝑁 Suponiendo ahora constantes los valores de z,j,f y a, la condición de pleno empleo del trabajo: Ý = 𝑁´ Y llamando n a la tasa de crecimiento de la población N´, la doble condición de ple no empleo del trabajo y el capital se podrá expresar como: 𝑛=Ý= 𝑠 𝑣𝑟 El problema planteado por Harrod y Domar se contempla así, en toda su dimensión para que se produzca simultáneamente el pleno empleo del capital y el trabajo sería necesario que: 𝑛= 𝑠 𝑣𝑟 Pero n está determinado demográficamente, s es una actitud psicológica y 𝑣𝑟 depende de la tecnología. Nada nos puede asegurar que esos valores coincidan y, consecuentemente, lo normal será la existencia de desempleo de capital y/o trabajo. 8 3. CONCLUSIÓN Autores como Roy Harrod (1939) y Evsey Domar (1946) han elaborado un modelo que busca las posibilidades de un crecimiento regular o equilibrado. Extienden a largo plazo el análisis que a corto plazo, Keynes elaboraba sobre la inestabilidad del capitalismo. Keynes, en su teoría termina por concluir que la relación que determina la tasa de crecimiento es inestable. Inspirándose en este análisis, Harrod demuestra la inestabilidad del crecimiento económico, y considera que la obtención de la estabilidad, puede ser fruto del azar o de intervenciones derivadas de instrumentos monetarios y presupuestarios del Estado. Por otra parte, analizando desde un enfoque post-keynesiano, Domar crea un modelo en el cual plantea determinar la tasa de crecimiento de la inversión que permite el pleno uso de la capacidad productiva. Debido a la semejanza entre ambos modelos, llega asociarse a finales del siglo veinte, creando de esta manera el modelo Harrod-Domar. Para que haya un crecimiento económico equilibrado y con pleno empleo es necesario que el producto y el capital productivo crezcan exactamente en esa misma proporción, la tasa natural. Si el crecimiento del capital es menor del crecimiento del trabajo, habrá desempleo. Si el crecimiento es superior se producirán distorsiones en la tasa de ahorro e inversión que desequilibrarán el crecimiento. El crecimiento del producto necesita crecimiento del capital existente y esto requiere ahorro, es decir, destinar un porcentaje de la renta a la inversión en capital. De esta manera al analizar Harrod y Domar esas variables y las relaciones entre ellas encontraron dos graves problemas: 9 - Las razones del crecimiento de la población activa no tienen nada que ver con las que determinan el ahorro, la inversión y las variaciones en la productividad del trabajo y del capital. Por tanto, no hay ninguna razón por la que podamos suponer que sus tasas de crecimiento coincidan. - Cuando la tasa de crecimiento del producto difiere de la tasa natural, el distanciamiento tiende a agravarse. Por tanto, sus conclusiones, en tono pesimistas nos llevan a la idea de que el crecimiento económico tiene tendencia a ser inestable e inevitablemente se producirán cambios cíclicos en las tasas de crecimiento, de ahorro, inversión y empleo. 10