UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID FACULTAD DE FILOSOFÍA Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN TESIS DOCTORAL El instinto intelectual en la filosofía de Jaime Balmes MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR PRESENTADA POR Pedro Moreno Magro DIRECTOR: Sergio Rábade Romeo Madrid, 2015 © Pedro Moreno Magro, 1982 TP >qgS Pedro Moreno Maçro 5 3 0 9 8 6 7 8 4 9 UNIVERSIDAD COMPLUTENSE El, IN ST INTO I N T C P E C T O A L EN TA F I T O S O F I A DE JAIME BAE MT S Departamcnt-o de Ft. losofia Pura F a c n U afT de Fi losoFta y CLencias de la Edncacion Universiclad Complut ens(' (Te MacTrid 19%^ Coleccion Tesis Doctorales. N@ 36/8'^ Pedro Moreno Macro Edita e imprime la Editorial de la Universidad Complutense de Madrid. Servicio de Reprograffa Noviciado, 3 28015 Madrid Madrid, 1985 Xerox 9400 X 721 Deposito Legal: M-6108-I98 5 EL INSTINTO INTELECTLAL EN LA FILOSOFIA DE JAIME BALMES Pedro Moreno Magro Trabajo dlrlgido por el Doctor SERGIO RABADE =Madrid, abril, 1982= INDICE P&S INTRODUCCION ......................................... no t a A ••• CAPITULO I ••• Introduccion »** ••• ••• * ## ••• ••• *.# ••• Intento Filosôfico de Balmes ... Actualidad de su estudlo ... not a s ... ••• I IV ••• 1 * ## «.# 1 ... ... 1 ... ... 3 ... 4 ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 3 ... ... 5 ... ... 5 • La Certeza como dato primarlo y fundamental ... 6 CAPIXULO II i La Certeza, centro de su filosofla Introducciôn a) ... ... ... ... Cuestlones en torno a la Certeza ... ... 6 b) La Certeza y su justificaciôn crltica ... 10 c) La Certeza como base de toda filosofla ... 11 d ) Conclusion ... ... . Fuentes de la Certeza a ) Introduccion ... b) Lugares de Certeza ... ... ... ... ... ... ... ... c) Relaciôn: Certeza y filosofla « Definiciôn de la Certeza ... ... ... ... 13 ... ... l4 14 ... ... ... ....13 ... ... 17 ... ... 19 a) Valoraciôn "crltica" de este punto de partida: iEs esta una postura verdaderamente crltica? b) Testimonies principales c ) Conclusion ... ... 20 ... ... ... 21 ... ... ... 32 . Imposibilidad de una Ciencia Trascendental Humana ... ... ... ... ... ... 32 a) Imposibilidad de la Ciencia Trascendental Humana apoyada en les sentidos ... ... 35 b) Insuficiencia para la Ciencia Trascendental de las verdades reales ... ... ... ... 3^ c) Tampoco la filosofla del "yo" puede producir la Ciencia T r a s c e n d e n t a l . .,, ... ... 39 d) La Ciencia Trascendental y la identidad Univer­ sal ... ... ... ... ... ... ... ... 4 e) La "representacion" y la C. Trascendental Humana 46 f) Imposibilidad de encontrar el primer principio en el orden ideal notas ... ... .... ........ ... ... ... 4? ... ... ... ... ... 49 ... ... CAPITULO III . Sistemas Unilatérales ... . 52 a) Balmes y el racionalismo cartesiano . 53 b) Valoraciôn del principio cartesiano ... . c) Conclu si one s . 57 ... . 65 Exposicion y crltica del sensualisme . 66 Examen de una idea................ . 77 Otras ideas . 78 ... Conclusionss ... ... ... .............. Crltica del sistema de Kant ... . 79 . 80 ^Conoce la filosofla de Kant? ... . 82 Los textes de Balmes..... ........ . 82 Juicios sintéticos ...... ........ . 84 Formas Kantianas de la sensibilidad . 86 La sintesis subjetiva . 87 ... ... El principio de contradicciôn . 93 Conclusionss . notas ... ... ... ... ........ ... 100 . 102 ... CAPITULO IV . Soluciôn halmesiana al problema del conocimiento ... 106 El reconocimiento de les très criterios 106 de la verdad Aclaraciones . La Conciencia ... ... ... sobre la verdad ... ... 112 ... ... ... 116 ... ... Exposicion del criterio de conciencia 116 Valoraciones del criterio de conciencia 121 c OTIC1u s i one s # .# La evidencJLa ••• ••• ••• «•« Examen de criterio de evidencia ... ••• 124 ... 125 128 125 Evidencia y principio de contradicciôn El principio de evidencia no es évidente 130 El Instinto Intelectual 145 ... ... ... El criterio del "instinto intelectual" La cuestiôn "ponte", ^real o irreal? 145 146 Criterio de sentido comûn: 147 Su existencia Sentido Comûn: Explicaciôn del nombre Aplicaciones del criterio delsentido F une i onami ent o armônico de los 155 comûn 157 164 trèscriterios Conclusion ... ... ... ... ... 169 notas ... ... ... ... ... 171 ... CAPITULO V . Interpretaciones histôricas de la filosofla de daime Balmes ... Introducciôn ... ... ... 176 ... ... ... 176 .. . 176 ... 181 ^Es un filôsofo original? ^ Balmes y Descartes ... Balmes y la filosofla escolâstica 185 Balmes y San Agustln ... 187 Balmes ^autor fideista o escéptico? 202 ... Balmes ^seguidor de la escuela escocesa del ... 219 ... ... 234 ... ... 235 sentido comûn? ... ... Conclusion ... ... ... Balmes y Newman Balmes y su relaciôn con Tongiorgi y Palmieri notas ... ... ... ... ... 239 24 0 ... CAPITULO VI . La Filosofla del "Sentido Comûn" y su relaciôn con daame Balmes ... ... ... ... ... 247 Introducciôn ... ... ... ... ... 247 El P. Buffier y la ^ilosofla ;e1 Sentido comûn 248 c one iu sX oTie s ••• # #* ••• 273 Filosofla Escocesa: Thomas Reid ••• ... ... ... 276 Conclusiones ... ... ##* ... ••• ... El pensamiento de Llorens y Barba ... ... ... 293 ... 297 ... 337 Resumen sobre la Filosofla del Sentido Comûn notas CAPITULO ... ... ... ... ... ... ... ... ... 315 VII . Resumen y conclusiones La certeza como centro de su pensamiento Valor crltico de esta postura ... ... ... 3^3 ... 3^3 ... 3^5 Imposibilidad de una ciencia trascendental ... 346 Crltica de los sistemas unilatérales ... ... 347 La soluciôn Balmesiana ... ... 349 ... ... Distintas acusaciones que ha recibido la filoso­ fla de Balmes, concretamente su teorla del ins­ tinto intelectual ... ... ... Exposicion de la Vilosofla del Sentido Comûn 351 352 Posiciôn filosôfica de Balmes ... ... ... 353 Conclusion ... ... ... ... ... ... 363 notas ... ... ... ... ... ... 364 ... APENDICE BIOGRAFICO 365 BIBLIOGRAFIA 382 I N T R O D U C C lÔ N Volvor hoy nuestra mlrada y nuestra pluma sobre - una faceta determinada del pensamiento del doctor Jaime Balmes, en concrete sobre la comprension y alcance de su teorla del — "Instinto intelectual" , podrla parecer un esfuerzo poco oportu no y carente de toda necesidad. Sin embargo, podemos resueltamente afirmar que no es nada pretencioso sostener la "necesidad" y la "oportunidad" de decir la ultima y mejor palabra sobre el tema. Si en 1933 se pudo escribir, y fueron palabras de un discurso de don Angel Herrera, que "los contemporâneos de Balmes no han llegado todavla", y en I98I se ha vuelto a recoger el eco de estas palabras (1), como indicando que no care-cen de sentido y actualidad, no dudamos en aplicar la senten-cia, en el sentido de la auténtica comprensiôn de su pensamien to, al tema que nos ocupa. Metidos de lleno en nuestro intento, decir hoy la ultima palabra sobre la verdad del "instinto intelectual" balmesiano, hemos recibido con profunda alegria -dejamos aqul -- II constancia por lo que ha supueeto de aliento en la propla rea- ta- la publlcacion de la Antologia polxtica de Balmes de JO SE MARIA GARCIA ESCUDERO. Parece oportuno recoger dos breves citas de Ricardo de LA CIERVA sobre esta obra: "Después del que fue gran éxito de José Maria Sanchez de MuniÂin y la BAC con la gran antolo-gla de Menéndez y Pelayo, José Maria Garcia Escudero propone,con no menor oportunidad (el subrayado es nuestro), esta gran antologia politics de Jaime Baies"; y anade m&s tarde: "La pu­ bllcacion de esta antologia constituye uno de los acontecimientos m&s importantes del ano para el mundo cultural (el subra­ yado también es nuestro), y deberla serlo también para el mun do politico ..."(2). Hemos encontrado aqul las dos notas con las que tam bien parece justo calificar a nuestro propio trabajo. Esclarecsr el sentido exacto del "instinto intelectual" de Balmes es, con toda verdad, oportuno y necesario, es tarea importante. La historia es testigo de que Balmes, por uno n - otro motivo, en este caso por causa de una falsa o imparcial comprension de su teorla, ha side el blanco de acusaciones to^ talmente injustificadas. Tendremos ocasiôn de verlo en este e^ tudio. Por un mlnimo de respeto a su planteamiento general, veremos la teorla del "instinto intelectual" dentro del capltu lo general del conocimiento, capltulo que se extiende a lo lair go, principalmente, de su obra Filosofla Fundamental. Dado que Balmes apostô por un doble empeno: crltica de unos sistemas filosoficos plagados, como nos dice en el pr^ logo, de "errores trascendentaies" (3) Y propuesta de unos — principios vélidos para la soluciôn del problema, intentaremos demostrar hasta dônde llega la fuerza y validez de su crltica y en qué queda el valor y alcance de sus propuestas personales, que en algun caso serân intuiciones sin un désarroi] o expositjL vo completo. Sobre todo, veremos en qué queda la comprensiôn y alcance de su teorla del "instinto intelectual". Ill Nuestro estudio se centrera, may en concrete, en la comparaciôn de esta teorla de Balmes con la doctrina del "sen­ tido comûn" de la Filosofla de la Escuela Escocesa, y, a tra-vés de alla, con el pensamiento del francés P. BUFFIER. No parece que se pueda sostener por més tiempo, co­ mo se ha hecho con bastante normalidad, que esta teorla de BaJL mes, el "instinto intelectual", sea un mero refieJo o copia — del "sentido comûn" escocés. Hemos dividido este trabajo en los siguientes tltulos o capitulos: el intento filosôfico de Balmes, la certeza - como centro de su filosofla, los sistemas infructuosos por un^ latérales, la soluciôn balmesiana al tema del conocimiento de la verdad, las interpretaciones histôricas de su filosofla, -Balmes ^filôsofo de la corriente del "sentido comûn"?, resumen y conclusiones. Como obra fundamental de consulta, en lo que se refiere al texto de Jaime Balmes, hemos utilizado las Obras com­ plétas de Jaime Balmes, de la Biblioteca de Autores Crlstianos, Madrid, I96 3 « Ediciôn dirigida por la fundaciôn Balmesiana de Barcelona, segûn la ordenada y anotada por el P. Casanovas,S.J. Citaremos siempre esta ediciôn en nuestro estudio. Esperamos que nuestra palabra le haga servicio a la verdad y contrlbuya a la mejor comprensiôn de la teorla del — "instinto intelectual" del doctor Jaime Balmes. IV NOTAS (1) JOSE MARIA GARCIA ESCUDERO; Antologia polltica de Balmes. Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos (I98I), vol. I,pag. 105. (2) RICARDO DE LA CIERVA: Jaime Balmes, un pensador para hoy. Articule publicado en TA, I3-XI-I98I , pég. 4?« (3 ) BALMES,J.: Obras complétas, I, pâg. ?• CAPITULO I INTRODUCCION En estas primeras pâginas quereinos dar ûnlcamente respuesta a una doble pregunta sobre la Filosofla de Jaime Ba^ mes. Nos interesa descubrir con toda nitidez cuâl fue su intento filosôfico, sobre todo en ol tema del conocimiento de la verdad por parte del hombre, y qué valor puede tener sus planteamientos y soluciones sobre esta materia. Nos parece un empeno necesario y oportuno y que puede deslindar, ya desde el primer momento, el campo concreto de nuestras miradas sobre su "pensamiento filosôfico"« Los planteamientos y pretensiones filosôficas del doctor de Vich fueron bien amplios y on cierto modo demasiado ambiciosos. Pero la parcela que tocamos en este trabajo es una, como êl mismo reconoce, de las que merecen mayor atenciôn y - "mayor trascendencia", INTENTO FILOSOFICO DE BALMES Para responder a esta cuestiôn no nos queda otro recurso que acudir a sus propias palabras y ver cômo, de una manera bien explicita, nos confiesa sus propôsitos. Se puede dlstlnguir en au obra, concretamente en el campo que nos ocupa, una doble finalldad o Intenciôn, y 6sta nos la describe el propio Ualmes muy al comienzo de sus l£neas. Hay una primera tarea de crltica de una serie de siste-mas y planteamientos filosôficos que considéra inv&lidos y res pensables de una serie de danos en todos los campos« Propone en segundo término, un camino nuevo para el descubrimiento , de la verdad. Esta doble intenciôn la encontramos, de una u otra forma, formulada en varias paginas de su obra. Ya en el prôlogo a la Filosofla Fundamental, obra del méximo interés para — nuestro tema, nos dice que intenta prevenirnos contra una "Fi­ losofla plagada de errores trascendentales"(1). Estos, -sigue comentando-, que se han extendido por raoda, no deben arraigar por principio (2 ). Aqul centra Balmes muehos de sus esfuerzos, en con seguir que esos errores, que han llegado de distintas formas,no "arraiguen" por principios, no consigan su justificaciôn in telectual. Pero Balmes sabe muy bien que en 6 s t e , como en — o tr o s campos de la vida y del quehacer del hombre, no se extin gue el mal sôlo a fuerza de represiôn, sino que la ûnica forma de ahogarlo es con la contrapartida del bien. Ese es el método que ensaya también en este caso concreto: ahogar esos "siste-mas invélidos" con el ofrecimionto de un camino positivo y ef^ caz que nos lleve al conocimiento i^e la verdad. Estas son las pretensionss filosôficas que bulllan en la mente de Balmes al lanzarse por estos derroteros. Y estas dos partes, claramente definidas en su fi­ losofla , son también las que varaos a tratar en nuestro trabajo. Aunque hemos de aclarar, desde este momento, que nos centraremos no tanto en la crltica (la podemos denominar "parte negat^ va" de su filosofla) que hace de los sistemas que juzga "invé­ lidos" como en la exposiciôn "verdadera" del conocimiento y la certeza que é l , personalmente, ha elaliorado. Dentro de este margen, y como reza el titulo del — trabajo, pondremoa muy especial interés en el tema del "instinto intelectual" o "sentido comûnV ACTUALIDAD DE SU ESTUDIO Ya nos hemos hecho eco en nuestra Introducciôn gene^ rai de la actualidad que guardan ciertas quejas sobre la corn-prensiôn del verdadero valor y alcance del pensamiento de Bal­ mes. Sobre todas esas voces no podemos dejar de citar las pala^ bras del P. Casanovas: "Como impresiôn general, hemos de decir que a Balmes le han sido -otorgados los honores de filôsofo; pero no ha sido comprendido, y lo que es peor, ni siquiera ha sido estudiado ... Evidentes demostraciones de ello son las citas de frases suyas en un sentido dife-rente de}, que tienen en el texto". (3). No séria justo decir que desde que se escribieron estas palabras hasta hoy nada se ha hecho. Se ha estudiado y se han publicado Cosas. Su pensamiento, en el punto que nos — ocupa, se ha ido depurando y algûn autor, como veremos en su momento, nos ha ofrecido intuiciones bien estimables. Pero la mayoria de las pâginas que abordan el tema siguen careciendo de e sa que hemos llamado su "ûltima verdad". Se justifies, pues, la actualidad e importancia de nuestra mirada al "instinto intelectual" de la Filosofla de — Jaime Balmes. NOTAS (1) BALMES,J.: Obras Complétas. F.F., prologo, II, 7. (2) Ibidem. (3) Ibidem. Hiografla, I, p&g. 499-500. CAPITULO il La C e rte z a , centro de su filosofia INTRODUCCION Las cuestlones en torno a este tema las formula -Balmes, como es lôgico, en térmlnos que responden a la mental^ dad y carga filosôfica de la época en que vive. Si es cierto que todos los autores son hijos de su tiempo y de la época en que viven, si nadie empieza radieaimente desde cero, aunque lo pretenda, con motivos sobrados podemos decir asto de D. Jaime Balmes. Tras de si hay una clara herencia filosôfica, no digamos ahora que acepte o rechace, que enmarca notablera<>nte su -pensamiento. Balmes conoce fundamentaimente la filosofia Esco-léstica -La Summa de Santo Tomés fue su texto de estudio-,y e^ t& también metido de lleno en ciertas lineas de la filosofia Moderna, como veremos a lo largo de muehos momentos de nuestro e studio. Seré oportuno recorder unas palabras valorativas,a este propôsito, de Menéndez y Pelayo; "Balmes admiraba la colastica y se habia educado en la Summa de Santo Tomés ; encon traba en ella muchos elementos adaptables e incorporables a la filosofia moderna, pero al examiner con libre juicio las eues- tlonea fundamentales de filosofla no entendiô ni por un momen­ to abdicar su espîritu crltico en aras de ningûn sistema. Bal­ mes , digémoslo sin temor, fue un filôsofo eclôctico, fue un e^ pirituallsta cristiano independiente". "La filosofia moderna, aun en lo que tiene de mas opuesto a la doctrina de nuestro pensador, el idealismo kantia no y su derivaciôn en Shelling y en Fichte (puesto que de He-gel tuvo poca noticia) entran en Espana principalmente por laa exposiciones y criticas de Balmes, que fueron razonadas y con cienzudamente estudiadas dentro de lo que él pudo leer" (1 ). Teniendo esto presents hemos de entender, pues, su planteamiento y resoluciôn de las cuestiones en torno al tema del conocimiento. La Certeza como dato primario y fundamental a) CUESTIONES EN TURNO A LA CERTEZA Las pâginas de su Filosofla Fundamental se abren - con estas palabras: "El estudio de la filosofla debe comenzar pot el examen de las -cuestiones sobre la certeza:antea de levantar el edificio es necesa rio pensar en el cimiento. Desde que hay filosofla, es decir, desde que los hombres reflexionan sobre si mismos y sobre los seres que les rodean, se han agitado — cuestiones que tienen por objeto la base en que estriban los conocimientos humanos: esto prueba - que hay aqul dificultades sérias. La esterllidad de los trabajos filosôficos no ha desalentado a los investigadores: esto manifies^ ta que, en el ultimo término de la investigaciôn, se divisa un objeto de alta importancia"(2 )• El examen deltexto nos convenes que da nuestro autor aeste de la importancia tema; también es consciente de la gravedad que lleva implicada. Con todo, su ûltima palabra apun ta esperanzada a un nuevo esfuerzo para tratar de ver alguna forma nueva y segura de avanzar. Hay que afirmar que en torno a este tema, "la certezaV , como cimiento de todo el pensar filosôfico, organiza — Raimas el resto del edificio. En esta cuestiôn, como él mismo nos dice, est&n encerradas el resto de las cuestiones filosôf^ cas. Sin dar una soluciôn a este problema, séria inûtil tratar de avanzar por los caminos seguros da la filosofla. Para él — hay cuestiones radicalmente primaries y fundamentales; por ejem plo, ^estâmes ciertos de algo? ^en qué se funda la certeza?, icômo la adquirimos? Escribe: "En la cuestiôn de la certeza e^ tan encerradas en algûn modo to­ das las cuestiones filosôficas: cuando se ha desenvuelto completamente, se ha examinado bajo — u n o y otro aspecto todo lo que la razén- humana puede concebir sobre Dios, sobre el hombre, so­ bre el universo. ... en este cimiento, si se exa­ mina con atenciôn, se ve retrata do el edificio entero" (3 )« Todavla anade al alcance e importancia de esta -- cuestiôn una nota niés: "Los limites de la ciencia huma­ na se descubren en el examen de las cuestiones sobre la certeza" (4). Recordamos cômo es importante para Balmes el hecho del conocimiento de los limites de las ciencias. No es signo que "apoque al entendimiento humano", sino m&s bien, es signo que lo eleva y lo engrandece. Palabras que no se deberla olvldar cuando se intenta comprender, en sus justas dimensions s y limâtes, la naturaleza y alcance del instinto intelectual balmesiano. Balmes, como buen filôsofo moderno, quiere proco-der con claridad y firmemente. Por ello, distingue, ya desde el principio, entre el hecho de la certeza, sus fundamentos y el posible modo de adquirirla. "Su existencia -la de la certezaes un hecho indisputable; sus — fundamentos son objeto de cues-tiones filosôficas; el modo de adquirirla es en muchos cesos un fenômeno oculto que no est& suje^ to a la observaciôn" (5 )» El hecho de que el linaje humano posee la certeza es algo évidente: "la certeza es natural" (6 ), Disputer sobre este hecho es para él incapacitarnos para seguir por los caminos del conocimiento, es incapacitarnos para toda verdadera — ciencia. El esfuerzo crltico habré de ponerse en la explicaciôn del cômo, no del hecho en si. Sin esta primera y minima certeza no podrlamos dar un paso adelante. Por el contrario, adroitido este hecho, fecun do en resultados, nos dirâ que todo se esclarece y un rayo de luz nos ilumina: "Entonces la filosofla, se dira, no comienza por un examen, sino por una afirmaciôn; si, no lo — niego, y ésta es una verdad tan fecunda, que su consignaciôn puei de cerrar la puerta a muchas cavilaciones y difundir abundante luz por toda la teorla de la cer teza" (7 ). Un escéptico completo séria sencillamente un demen te, y Balmes no puede resignarse a adroltir que en el umbral — del templo de la filosofla esté asentada la locura. Esto mismo es lo que quiere significar cuando afir ma que existe en el fondo de nuestra aima una luz divina que nos conduce bien si no nos empenamos an apagarla. Ella es la que nos conduce a la "certeza primitiva" (8), a la que llama "vision por luz dire c ta" , que no necesita de reflexién. — Es importante resaltar desde este primer momento que no es esto, segûn él auténtico pensamiento de Balmes,ninguna especie de fidelsmo o irracionalismo: "La certeza que préexiste a todo examen no es ciega; antes por el contrario, o nace de la claridad de la vision intelectual, o de un instinto conforme a la razén: no es contra la razén, es su ba­ se (el subrayado es nuestro). ~ Cuando discurriroos, nuestro esp^ ritu conoce la verdad por el en­ lace de las proposiciones, como si dijéramos por la luz que re-fleja de unas verdades a otras,En la certeza primitive, la visiôn es por luz directe, no ne^ cesita de reflexion" (9 ). En este momento sôlo queremos confirmer la verdad que enuncia el autor. Kn otro lugar del trabajo analizaremos mas detalladamente el contenido de estas lineas que son funda­ mentales para entender bien la naturaleza del instinto intelec^ tuai. La certeza es, pues, para Balmes "una feliz necesi­ dad" (1 0 ); es algo que nos lo impone Ja misma naturaleza, y de ella, en buena lôgica, nadie se puede despojar. Un tanto irônjL camente cita aquellas palabras de Pirrôn cuando, apartândose de un perro que le acometia, respondiô: "es dificil despojarse totalmente de la naturaleza humana". En buena filosofia no hemos de disputer sobre el hecho en si, mas bien habrâ que indaga.r sus motivos o fund amen lo tos o los medios que tenemos para adquirirla, pero nada mas, Su postura racional, "crltica" segun otros autores, queda radi calmente justificada. "Sucede con la certeza lo mismo que con otros objetos de los co^ nocimientos humanos. El hecho se nos présenta de bulto, con toda claridad, m&s no penetramos su Intima naturaleza"(1 1 ). b) LA CERTEZA Y SU JUSTIFICACION CRITICA 2,(4uien no est& cierto de que piensa, nos puede decir Balmes?, ^quien no esta cierto de que siente, de que quiere, de que tiene un cuerpo propio?. Estas certezas son anteriores a todo sistema filosôfico, lo cual no significa que éstos, los sistemas filosôficos, sean inutiles en este modo de plantear las cosas. La justificaciôn y explicaciôn de estos hechos de-pende del sistema. Este modo de filosofar ae podr& decir que tiene cier to aire de dogmatismo. Cierto, el mismo Balmes ro es eldogmatismo fecundo que ya hemos senalado lo reconoce. Pe y del que no nos podemos desprender. "Este método de filosofar -dicetiene algo de dogmatismo, pero dogmatismo tal q u e , como hemos visto, tiene en su apoyo a los mismos Pirrôn, Hume, Fichte, mal de su agrado. No es un simple m^ todo filosôfico, es la sumisiôn voluntaria a una necesidad inde­ clinable de nuestra propia natu­ raleza; es la combinaciôn de la razôn con el instinto; es la atenciôn simultânea a las dife— rentes voces que resuenan en el fondo de nuestro espîritu"(12 ). 11 Comentando el dlcho de za Pascal de que "la naturale­ confunde a los plrrônicos, y la razôn a los dogm&ticos", — concluye, en la llnea de su pensamiento, que mas bien deberla haber dlcho que "la naturaleza confunde a los pirrônicos, y es necesaria a la razôn de los dogm&tlcos"(1 3 ). Sin esta base « la razôn nada puede; sin este punto de apoyo no puede ejercer su fuerza, no puede actualizar su -- propio dinamlsmo. Hablando Balmes de la relaciôn mundo ideal-mundo real, punto central de todo su estudio, nos vuelve a recorder esta misma necesidad indeclinable que nos conduce a la certeza de su relaciôn: "Sea cual fuere el resultado que nos diere el examen filosôfico de las «elaciones entre el mundo ideal y el real, es precise somj» ternes a esa necesidad de nues-tra naturaleza, que nos hace — creer en la existencia de dichas relaciones" (14). No quiere decir con esto que la razôn sea impoten­ te para manifestar la legitimidad de la ilaciôn de estos dos mundos; aqul sôlo se trata de reconocer un dato, un hecho natu ral y palpable: "Y en efecto: salta a la vista que debe ser errônea una ciencia que se oponga a una necesidad y contradiga un hecho palpable ; no merece el nombre de filosofla la que se pone en lucha con una ley que somete a su indeclinable imperio la humanidad entera, i n d u 30 el filôsofo que contra esa -ley se atreve a protester"(15)• c) LA CERTEZA COMO BASE DE TODA FILOSOFIA Comenzamos, pues, a filosofar desde la "certeza",desde un mlnimo, si queremos, de datos "ciertos". La pretenaiôn de comenzar por la duda absolute es, sencillamente, una üusiôn* Cuando se afirma la duda, como primer punto de arranque del fjL 12 losofar, se esta afirmando una certeza, la primera certeza; la duda como tal. Por mas vueltas que queramos darle a este argu­ mente siempre llegamos a tener que admitir una primera afirma­ ciôn, aunque ôsta sea la propia duda. Balmes lo expone con to­ da claridad: "Los filôsofos se hacen la ilu-siôn de que comienzan por la du­ da; nada m&s falso; por lo mismo que piensan, afirraan, cuando no otra cosa, su propia duda; por lo mismo que raciocinan, afirman el enlace de las ideas, es decir, de todo el mundo lôgico"(l6 ). A propôsito hace un detallado examen del principio cartesiano de su duda metôdica. Resume diciendo que el método de Descartes se reduce a dos pasos o momentos: el primero se-rla el querer dudar de todo, y el segundo que al querer dudar de todo se encuentra que hay una cosa de la que no puede dudar: de si mismo. Balmes califica esta duda de mera suposiciôn. Co­ piâmes sus mismas palabras: "Pero ^en qué consiste esta duda? Racionalmente hablando ^puede -ser una duda real y verdadera? . No; esto es imposible, absolutamente imposible. El hombre, por ser filôsofo, no alcanza a des— truir su naturaleza; y la natura leza se opone invenciblemcnte a esta duda, tomada en el sentido riguroso. ^Qué es, pues, esta duda? nada m&s que una suposiciôn, una ficciôn, suposiciôn y ficciôn que hacemos a cada paso en todas las ciencias, y que en realidad no es m&s que la atenciôn a un convencimiento que abrigamos. Esta duda se la emplea para descubrir la primera verdad en que estriba nuestro entendimiento, a cuyo -fin basta que la duda sea ficticia ..." (1 7 ). La certeza est& filosofia. Reconociêndolo a la base de todos los sistemas de o no, nos dice Balmes, todos tenemos 13 que partir y catninar segün la fuerza de la ley que rige nues— tra naturaleza. Ya hemos recordado cômo hasta el tnismo Pirrôn, slmbolo del escepticismo en su mayor radicalidad, no dudaba de todo, sino que, como hace notar muy finamente Dalmes, admitia las sensaclones en cuanto pasivas, y se resignaba a las consecuencias de estas impresiones. d) CONCLUSION Por eso, de las très cuestiones que abarca la pro- blem&tica de la certeza, segûn hemos senalado anteriormente, — tenemos una, la primera de las très, definltivamente resuelta; nos referimos a la certeza como hecho o dato primario de nue^ tra naturaleza. "As! de las très cuestiones: hay certeza, en que se funda, cômo se adquiere, la primera estâ r e ­ suelta en un mismo sentido por todas las escuelas, en cuanto se refiere a un hecho de nuestra ajL ma; con sôlo admitir las aparien cias admitlan la certeza de ellas" (18 ). Al final del libro primero de su Filosofla Funda— mental resume sus principales conclus)ones, y de ellas entresa camos: "Cuando la filosofla se encuen— tra con un hecho necesario tiene el deber de consignarle. Tal es la certeza: disputer sobre su -existenc.ia es disputar sobre el resplandor de la luz del sol en medio del dia. El humano linaje estâ cierto de muchas cosas; lo estan Igualmente los filôsofos,incluso los escépticos; el esceg^ ticisroo absolute es iraposible" (19). "El linaje humano poses la certe^ za, como una calidad ajena a la 14 vida, como un resUltado eapontAneo del desarrollo de las cualidades del espiritu. La certeza es natural ..." (2 0 ), Fuentes a) de la C erteza INTRODUCCION Para définir mejor este tema de la certeza como da­ to natural, todavla tenemos que detenernos en una doble distin ciôn que hace el mismo Palmes : la certeza del género humano y la certeza filosoflca. " La certeza no nace de la reflexiôn, es un producto espontaneo de la naturaleza del hom— bre, y va aneja al acto directe de las facultades intelectuales y Kensitivas, Como que es una — condic±6n necesaria al ejercicio de ambaa y que sin ella la vida es un caos, la poseemos instint^ vamente y sin ninguna reflexion, disfrutando de este bénéficié -del Creador como de los demAs — que acompahan inseparablemente nuestra existencia" (21). Nota especlfica de la certeza de que venimos hablan do es que no viene por acto refiejo, al final de un proceso r_e flexivo. 15 b) LUGARES DE CERTEZA Las fuentes que senala en la formaciôn de esta cer teza son las slgulentes: En primer lugar, el sentldo Intlmo. Seria el case de un hombre que tras haber admirado la grandeza y pormenores de un monumento determlnado nosotros quisieramos ponerselo en duda. Su respuesta, nos dice Balmes, serA bien sencilla, pero firme; "me acuerdo; lo v i ; es tal como lo recuerdo" (22), Como vemos, ahl no hay nada de reflexion, pero hay firme convenci— miento, hay certeza. No seria posible destruir esa convlcciôn que nace del sentido intimo: "Aqul no hay actos reflejos, la certeza acompana al dlrecto; y todas las reflexiones filosofi— cas no son capaces de anadir un adarme de seguridad a la que nos da la fuerza misma de las cosas, el instinto de la naturaleza"(2 3 ) En segundo lugar senala el testiraonio de los sentld o s , Es la certeza que adquirimos cuando se présenta a nuestros ojos un objeto cualquiera y juzgamos de su tamano, figura y co lor, aun cuando no tengamos ninguna idea de la teoria de las sensaciones, Tampoco aqul hay actos reflejos que acompanen la formaciôn del juicio; todo tiene lugar instintivamente, sin — que intervengan consideraciones de tipo filosofico, "Lo vemos Y nada m & s ; esto nos basta para la certeza" (24), La tercera fuente es la llamada del sentido comun, "En presencia de un concurso numeroso arrojad a la aventura en el suelo un cajon de caractères de imprenta, y decid a los circunstantes que resultaran escritos los nombres de todos ellos;por unanimidad se reiran de vue^ tra insensatez; y ^en qué se fun dan? ^Han reflexionado sobre el fundaniento de su certeza? No, de seguro" (25). 16 Habla,en cuarto lugar, otra de las fuentes de estacerteza de la misma razon como — de que venimos hablando. - Recuerda c6mo todos los hombres hacemos nuestros raciocinios,sin atender demasiado al curso Intimo que sigue nuestro pensa- miento. Y esto incluso a nivel de los mâs versados en las yes de la dialectics. Este dato, como le- se puede observer, aumen ta considerablemente la tesis que viene defendiendo: certeza natural, pero no antirracional, sino a la base; mejor, en la razon misma. "Aun los mas versados en el artjL ficio de la dialActica se olvi-dan a menudo de ella; la practican quizAs muy bien, pero sin -atender expresamente a ninguna de sus reglas". "Se echa, pues, de ver que, en el medio de su yo mAs reflexivo, cual es el raciocinio, obra muy poco la reflexiôn, que tiene por objeto el mismo acto que se ejer ce" (2 6 ). La quinta fuente es la autoridad. Es fuente que — ut i1i zamo s y de la que nos servimos con mueha mAs frecuencia de lo que pudiera parecer. Una gran parte de las certezas del género humano son, sencillamente, certezas de autoridad. Asi estamos ciertos, por ejemplo, de la existencia de Inglaterra. "Luego en el présente caso, y otros infinitos anAlogos, para nada intervienen los actos refle^ jos; la certeza se forma instin­ tivamente , sin el auxilio de nin gûn medio parecido a los filosôficos" (2 7 ). Con estos ejemplos quiere demostrar cômo la human^ dad, en lo tocante a tener conocimientos ciertos, anda por caminos muy diferentes de los de la filosofla. El Creador, nos dirA Dalmes, ha provisto a los seres de todo lo necesario para ejercer sus funciones segûn el lugar que ocupa cada une en el universe. Continua: "y una de las primeras necesidades del ser 17 Inteligente era la certeza de algunas verdades" (28 ). La filosofla, por tanto, no tiene como misiôn el producir la certeza, pues ésta existe independientemente de — los sistemas filosôficos. Nadie se habla planteado tales cues­ tiones, cuando la humanidad estaba ya cierta de infinites co-sas. Balmes extiende esta convlcciôn no sôlo al hecho de producir la certeza sino tamblén a su consolidaciôn. Recuer da que la mayorla de los horobres, aun despues de haberse plan­ teado las cuestiones crlticas, no tendrAn tiempo ni ocaslôn de ocuparse de semejantes cuestiones. c) RELACION: CERTEZA Y FILOSOFIA Una pregunta se impone lôgicamente, i a qué queda reducldo, en este supuesto, el papel de la filosofla? ^Habra de ser, por necesldad, el resultado de la filosofla algo opue^ to o contrario a esa certeza? ^Acaso se podrA decir que uno y otro Ambito se vienen a camplementar en una sana e inteligible racionalidad? ^Se podrA incluso hablar de una certeza razonada? " El objeto mas razonable que en esta cuestiôn puede proponerse la filosofla es el examiner simplemente los cimientos de la cer teza, sôlo con la mira de conocer mAs a fondo el espiritu humano,sin lisonjearse de producir nin­ guna alteraciôn en la prActica:a la manera que los astrônomos observan la carrera de los astros y procuiar averiguar y determi-nar las leyes a que estA sujeta, sin que por esto presuraan poder modificarlas" (29 ). Dirlamos que la filosofla, el razonamiento, no es­ ta antes de la certeza, no esté a su base, sino que es ésta, la certeza, el dato primario, sobre el que la filosofla puede 10 y debe actuar para su justiflcacion crltlca. Por eso el asen- 80, segûn el pensamlento de Balmes, sobre todo cuando vaya acom panado de mayor certeza, es un fruto espontaneo de un Instinto natural, no de combinaciones: " Es una adhesion firme, arranca_ da por la evidencia de la verdad, o la fuerza del sentido Intimo,o el impulso del instinto, no — una convicciôn producida por una serie de raciocinios" (30)» El texto es rico en contenido, genulnamente balmesiano, y da un paso mAs en la hondura de la comprension de nue^ tros conocimientos ciertos. MAs tarde habrA ocasiôn para la — comprension y explicacion de cada uno de estos elementos o cri terios de certeza, de momento sôlo nos interesa resaltar el h^ cho como tal. Con esta misma certeza jugamos, relacionamos o corn binamos una s sensaciones con otras y podemos saber de los objje tos externos. La razôn es la misma: nuestras facultades sensitivas e intelectuales obran sobre sus objetos antes de que noii otros, de una manera consciente, reflexlonemos sobre tal desa­ rrollo : "Asl nos encontramos ya ciertos de la existencia y propiedades de las cosas, sin que hayamos — pensado en la certeza, ni mucho menos en los medios de adquirirla" (31). Ya vainos comprendiendo por qué nos hablaba Balmes del dato de la certeza como un dato fecundo en posibllidades a la hora del conocimiento, a la hora de construir cualquier — cieiicin. Utllizando el lenguaj-s de los NeoescolAsticos, en los que ha podido influir J. Balmes, podemos decir que segûn el pensamlento de Balmes a la hora de cualquier justiflcacion crltica del conocimiento hay que partir de la certeza natural; 19 en esa Justificaclôn crltica se trat«râ tan sôlo ver cômo se produce esa certeza « Teniendo en cuenta, pues, cuâl es el nivel critico (seguimos empleando tôrminos de la Neoescolastica) de Dalmes,como acabamos de senalar, no tiene ningûn sentido la acusaciôn dogmatics que se le hace, a v e c e s ,en este campo, cuando el dog matismo de que ôl habla se refiere a otro nivel totalmente di^ tinto, es decir, al nivel del hecho de la certeza. D e fin ic iô n de la C e r te z a A pesar de que muchas veces no es en la obra de fôcil encontrar Balmes definiciones matizadas yconcretas, pues le interesa mucho m&s el anôlisis de los hechos, de las real^ dades, En el sin embargo nos ofrece tambiôn algunas definiciones. caso de la certeza recurrimos su Filosofla Elemental, Ideologla pura, para encontrar estas sencillas palabras: "La ce]teza es el firme asenso a una cosa. Estamos ciertos de nuestra existencia, de la del mundo, de los principios mora-les, metaflsicos y matematicos, porque asentimos a esto sin vacilaciôn de ninguna especie"(3 2 ), También aqul vuelve a insistir, un tanto machaconamente, que hay que distinguir entre la certeza y su funda- niento, que la certeza es un hecho innegable, y que lo unico que hemos de hacer es consigner este hecho. El sofista no des_ 20 truye al hombre. Distingue entre la certeza y la verdad, afirma que entre ambas hay relaciones intimas, pero que son cosas diferen tes: "La verdad es la conformidad del entendimiento con la cosa. La cer teza es un firme asenso a una ver dad real o aparente". "El objeto del entendimiento es la verdad; por esto necesitamos al menob la ilusiôn de ella para es­ ter ciertos;nuestro entendimiento es débil, y de aqul es que su cer teza esta sujets al error. Lo pr^ mero es una ley del entendimiento, lo segundo un indicio de su fia— queza" (3 3 ). a) VALORACION a ES esta "CRITICA" una POSTURA DE ESTE PUNTO DE PARTlDA: VERDADERAM ë NTE CR1T1CA7 Interesa detenernos en esta cuestiôn ()(). Unos se la han negado a Dalmes; otros, por el contrario, la creen justificada. Ha habido quienes han opuesto, en el pensamlento de Balmes, y de una manera totalmente irréconciliable, la filoso­ fla al sentido comûn, la razôn al instinto intelectual. Esta opiniôn, que no puede ser sino fruto de una lectura superficial del autor, ha de ser desterrada definltivamente. En el estudio que haremos del instinto intelectual encontraremos el momento apropiado para la defensa de nuestra opiniôn. Ahora adelantamos algunas notas y opiniones que prepa ()() Cuestiôn que proponemos con terminologie Neoescolastica y no balinesiana, aunque Balmes pudo influir en esta corrien te. 21 ren el camino: "El espiritu humano busca con el dlscurso lo mismo a que le impele turn Instinto Intelectual"(34 ). La afirmacion balmesiana posiblemente no ha sido suficientemente valorada; dlscurso e instinto intelectual no andan tan disociados como se ha querido ver, sino en una gran armonla. b) TESTIMONIOS Hemos PRINCIPALES de recoger algunas de las ideas quo deflende SALVA DOR CUESTA en su estudio: Balmes, maestro de su tiempo y del nuestro» Arrancamos de su misma queja: "Queremos referirnos - aqul, brevemente, a la vigencia de las propias ideas de Balmes en uno de los puntos fundamentaies de la filosofla, en el 11amado problems critico (la denominacior no es de Balmes, sino de este autor)* Porque ha corrldo en este punto Balmes la mis­ ma suerte que la mayor parte de los grandes valores de Espana, quienes después de haber ablerto nuevos caminos al espiritu - humano hacia las metas de la verdad y del bien, han recibido,al oabo de los anos, la recompensa de la incomprension o de la interpretacién deformadora de su conducts o de sus ideas" (3 5 )* Seguimos, pues, el anélisis que hace este autor — con el sano empeno de desenmascarar la incomprension o déforma cion de Balmes de que él se queja. Parte del hecho de que en este punto, la certeza, a Balmes se le ha acusado de no haber sabido abarcar con la debida profundidad y comprension el tema de la legitiroacién de la certeza natural. La Impugnaciôn viene dada por la supuesta "consideraciôn precipitada" del problema y la "suposiciôn, casi instintiva, de la veracidad de nuestras facultades cognoscitivas". Esto harlf- que su teoria del conoc^ miento viniese a parar en un dogmatismo exagerado o a una ace^ taciôn ciega de la certeza natural. El autor que comentamos <iice que otra seré la fe- 22 Hz conclusion de los que lean atentamente a Balmes. Tratamos de seguirle en su lectura. Ciertamente se han dado pasos en es ta vlndlcaciôn del genuino pensamlento balmeslano. (^) "Mas, parte por haber tornado una actitud preferentemente defensive contra los que desconoclan o negaban los méritos del pensador catalAn, parte por no haber extraido de los textes del mismo todo lo que ellos dan de si, sobre todo si se los articula debidamente y mAs aûn si se los compara con los textos de los modernos criteriôlogos, la cuestiôn sobre la si^ nificaciôn de B. en la moderns Epistemologia, y sobre si queda fuera de ella o es un mero adelantado inconsciente, ho ha avan zado todo lo que hubiéramos querido para gloria del filôsofo viguetano" (36 ). Trata de hacer un paralelismo entre el pensamlento y soluciôn de Balmes y los del realismo critico, para salvar asl su "modernidad" y sus méritos. Para él Balmes es el verdadero creador o introductor del medio crltico-realista, con to^ dos sus elementos, en la moderns Epistemologia (37)* Afirma -que este realismo es de genuina filiacién balmesiana, pues no viens sino a concretar y retocar lo que esté contenido en el anAlisis que Balmes hace de los motivos que legitiman criticamente nuestra certeza natural. Bajo un primer tltulo: posibilidad y conveniencia de la investigaciôn critica, comienza su anAlisis del pensamien to balmeslano acerca del planteamlento del problema critico. - ()() Cita los trabajos del P.Verundio, S.J.: Vindicaciôn de Bal­ mes en el problema de la certeza (Congreso I. de Apologét^ ca, Vich, 1910), del P.Miguel Flori, en especial De problemate critico solvendo secundum doctrinam Jacobi Balmes (to^ mo 5 de Analecta Sacra Tarraconensia, de 1929), El sentido comûn. fuerza estwbilizadora de la filosofia balmesiana.-(Pensamlento del centenario de su muerte), los articulos del P.Esplugas, y el de Luis Antonio de Sevilla, O.F.M. — C a p , La teoria del conocimiento en J. Balmes. 23 iEb cierto que Balmes no vlo la posibilidad de la investigaciôn de los fundamentos de nuestra certeza natural, por considérer que eso invalidaba una légitima certeza? La respuesta a este in terrogante es de la maxima importancia, Podemos, todavia, con-cretar mâs la pregunta, ^Juzgo Balmes posible y conveniente la Justificaciôn racional de la certeza natural o no?. Este autor escribe: "Ya a simple vista, parece de— cir algo, y aun mucho, el hecho de que el tratado o libro prime^ ro y mâs extenso de su Filosofia Fundamental sea el "De la certeza"al que hay que anadir varios capitulas y pârrafos del li-bro cuarto "De las ideas" . En todos estos lugares se someten a examen y cz^itica los motivos ûltimos y mâs fundament aie s de la certeza natural. Tenemos, pues, un hecho bien patente: Dalmes plantea la inquisiciôn critica sobre los juicios que son objeto de una inquisiciôn mental y los fenômeiios inmediatos de la conciencia" (3 8 ). Tenemos, sigue diciendo, numerosas afirmaciones ex­ plicitas sobre la conveniencia, la necesidad, desde el punto de vista filosofico, de justificar racionnlmente nuestra certeza y asi poner de manifiesto la aptitud de nuestras facultades para el conocimiento de la verdad. Cita nuii.erosos capitules del li­ bro primero y cuarto que, puesto que ya los hemos apuntado, no queremos repetir de nuevo. Nota, eso si, que Balmes distingue muy bien entre la certeza y la fundamentacion 6 ltima y filosôfica de la m i s m a , que es precisamente la que busca el filôsofo, el critico del co nocimiento. Segûn esto, a la pregunta radical que nos hemos for mulado hemos de responder afirmativamente. ^Es posible y conve­ niente la justiflcacion racional de la certeza natural? Si. "Parece, pues, documentalmente probado, por la act^ tud de Dalmes frente a este problema y por sus aserciones e x p H citas, que él considéra posible, conveniente, filosôfIcamente necesario, la investigaclôn critica acerca del fundamento de -nuestra certeza natural y asi mismo q u e , en el terreno de la -fundamentaciôn de todo el edificio de la filosofia, consideraba 24 que la cuestiôn primordial que habla que dejar resuelta antes que toda otra cosa era la de la legitimidad de la certeza. 0 sea, que no se puede acusar a Balmes de admitir la veracidad de nuestras facultades y la objetividad île nuestra actividad cognoscitiva con una credulidad ciega o precrltica" (59)» Salva asl SALVADOR CUESTA la postura crltica ini— cial balmesiana. Otra manera de comenzar a filosofar se mues-tra radicalmente imposible. El mismo Fichte, nos dice Balmes,al tratar del punto de apoyo de los conocimientos humanos, empieza también por una afirmaciôn, por el establecimiento de un hecho. Asl lo reconoce él mismo, pues Al tratar de la reflexiôn en que se apoya su filosofia, dice: "las reglas a que esta re­ flexiôn se halla sujeta, no estân todavia demostradas; se las supone tacitamente admitidas. En su origen més retirado, se de rivan de un principio cuya legitimidad no puede ser establecida, sino bajo la condiciôn de que ellas sean justas* Hay un — circule, pero circule inevitable" . Esta base de la justif icaciôn del conocimiento vijS ne en apoyo de la postura de Balmes; se ha de partir de la le­ gitimidad de un dato inicial si queremos construir el edificio de la ciencia, ya que el escepticismo absolute o el proceso al infinite es, sencillamente, imposible. Recuerda cômo para Balmes en la soluciôn de este problema se parte de una afirmaciôn: la de la existencia de la certeza, y que en la tarea de busqueda de los fundamentos de esa certeza, para convertirla de natural en cientlfica o "criteriolôgica", no nos colocamos en ninguna posiciôn de duda, s^ no que, prescindiendo ûnicamente de nuestra adhesion a los mo­ tivos del enunciable cierto, tratamos de considerar cômo esos motivos engendran nuestra adhesiôn y nuestra certeza (4o). Dja do el hecho, se trata de explicar racionalmente su fundamentaciôn y dinamismo, los motivos y criterios racionales en que se apoya. Eso es lo que dice Balmes; "Al examinar su objeto, debe la filosofla examinarle, mas no destruirle". Demuestra S. CUESTA cômo Balmes coincide con los filôsofos del realismo critico en este punto de partida: tanto 25 en la admlslôn del dato positive -el hecho de la certeza-, como en la iroposibilidad de un conocimiento apoyado en la duda como tal. Cita sus palabras: "Al consignar,pues, la existencia de la certeza no hablamos de un hecho ciego, no queremos extinguir la luz en su mismo origen, antes decimos que alli la luz es mâs — brillante que en sus raudales. Te nemos a la vista un cuerpo cuyos resplandores iluminan el mundo en que vivimos; si se nos pide que expliquemos su naturaleza y sus relaciones con los demâs, ^comenzaremos por apagarle? Los flsicos para busrnr la naturaleza de la luz y detorminar las leyes a que estâ sometida, no han comenzado por privsrse de la luz misma y p^ nerse a oiicuras" (4l). Para légitimer la certeza, hemos de hacer de ella el objeto de nuestras reflexiones, pero de ningûn modo tenemos que eliminarla. El F* ROIG GIRONELLA comenta no se da Balmes al principio -el partir del hecho de za natural- lomismo porque este tema y dice que selo da que ha de probar -su por otra via distinta. La la certe­ légitima critica-, actitud primera no - es cientifica ni suplanta a la cientifica, es sôlo el reconocj. miento de una necesidad natural sin la que no séria posible — ninguna otra actitud cientifica. Lo mismo habriamos de decir del que quisiese filosofar prescindiendo de su realidad de hom bre. Por eso él concluye: "sin esta realidad subyacente (aun-que no su-puesta como premise lôgica) no puede filosofar, y me^ nos filosofar rectamente" (42). "El hecho es en este caso que ciertos de muchas cosas, por lo menos de los hombres estamos que vamos a filosofar sobre la certeza, y que, por tanto, un principio absolutamente absoluto, el infinite incondicionado, no se da; porque quera-mos o no, filosofemos o no, no variera por ello la fecha y cir cunstancias de nuestro nacimiento y de todo lo que vino con él, lo cual inexorablemente en cierto graco condicionarâ todo nue^ 26 tro filosofar, empezando por el hecho mismo de que filosofemos" (43). Analiza luego la objeciôn que el mismo Balmes ae pone: el hecho de que su filosofla no comience por un examen,sino por una afirmacion. Se puede uno preguntar enfonces, ^nos damos al principio lo que hemos de hallar al fin? Contesta di­ ciendo que al final hemos de hallar esto mismo, pero sistematizado, razonado; al principio lo encontramos previo a toda sistematizacion: "En todo caso, negar el estado previo o querer - prescindir totalmente de él es absurdo; imaginar que por prescindir de él en las premises logicas se lo ha eliminado en su estado subconsciente, es lo més candoroso que pueda darse"(44). "Lo que desde luego interesa es comprobar este he­ cho: que por lo menos dentro de ciertos limites générales (...) es indiscutible el hecho de que poseemos una légitima certeza y verdad naturales" (45). Es decir, que si el que empieza a filosofar no tie^ ne subyacente (no on el sentido de premiss logics, ni mucho - menos) la certeza de algo trascendente o en si al afirmar que en el mundo hay otros "yo", enfonces no construirâ nada solido: "Adviértase bien que no digo que él haya de su-poner estas ver dades en el momento de ir a filosofar, como algo lôgicamente asentado a modo de premise, pues en este caso habria un circu­ la vicioso; digo que su-pôngalo o no lôgicamente, ha de sub-ya cer de hecho" (46). Un comienzo desde la nada es, sencillamente, impo­ sible, por mas que en el orden lôgico se prescinda de toda con diciôn o suposiciôn. Frente a esa posiciôn imposible la postura de Bal­ mes se nos ofrece rica en consecuencias cientificas, ya que — 1leva consigo la posiciôn de otras muchas realidades sub-yacen tes : por ejemplo, la realidad de haber alcanzado algo trascen­ dente (otros "yo" con la misma capacidad de posiciôn que yo). Sin esta minima base ni siquiera podriamos plantear el proble­ ma filosôfico y sus diferentes testimonios. Si luego comproba mos que la indagaciôn critica justifica legitimamente que nue^ 27 tra misma naturaleza, en esa fuerza de la certeza, coincide -con ella, el resultado seré doblementc feliz. Partiendo del hecho se han estudiado refle jamente, cientifIcamente, sus fundamentos. ^No es esto una postura verdaderamente critica, cientiflea?. Apela este autor a la postura del mismo Kant, con el fin de ver tanto la inconsecuencia de Kant en el problema de la metafisica como la validez del punto de partida de Bal­ mes : "Kant acerté, pues, al dar por subyacente al empezar su Crltica la verdad y el valor de la mente para alcanzar la cien cia matemética y la fisica; pero errô al negar que estuviese subyacente con el mismo derecho la verdad metafIsica al poner verdaderamente en duda su legitimidad" (4?)« ^Por qué razôn se puede argumenter asl? Veamos: la existencia de asertos mateméticos anteriores, y por lo mismo, trascendentes a su pensar, lo quiera o no lo quiera, estén subyacentes. Y esto es, ni més ni menos, tener subyacente una metafisica. Por tanto, esos limites que tanto apuntalô entre su fisica y su metafisica no parece que puedan ser taies. En apoyo de estos razonamientos vuelve a citar J.R. GIRONELLA el famoso texto balmeslano: "Esta certeza que pre^ existe a todo examen no es ciega; antes, por el contrario, o nace de la claridad de la visiôn intelectual, o de un instinto conforme a la razôn: no es contra la razôn, es su base" (48). Ciertamente que esta certeza subyacente, y nuestro reconocimiento de la misma, con toda la validez que le venimos reconociendo, no es aûn filosôfica, pues sobre ella ha de ve-nir la elaboraciôn crltica. Resumiendo algo de lo que llevamos dicho, segûn lo que dan de si los textos en que Balmes afirma claramente la -distinciôn de la certeza natural y la certeza filosôfica, crl­ tica, S. CUESTA concluye; " IQ) Balmes plantea el problema crjL tico de la certeza, y no ve en ese planteamiento ninguna con-tradicciôn. 20) Balmes defiende q u e , como es la certeza lo que ha de ser objeto de la consideraciôn y legi- 28 tlmaciôn crltlca, no es necesario destruir esa certeza por nin guna duda, antes por el contrario, es menester admitirla como un hecho" (49)« Esta postura crltica de Balmes coincide, segûn S. CUESTA, con los planteamientos del realismo critico. Cita, al respecto, alguno de sus autores. Por ejemplo, al P. DE VRIES, S.J., que empieza la serie de tesis de su manual de Crltica — con la siguiente proposiciôn: "Examen criticum extendendum est ad omnes veritates, etiam maxime fundamentalss , non quidem cum dubio reali, sed cum abstractions a certitudine naturali". Tarn bién el P. DAVILA enuncia una de sus tesis como sigue: " Nec dubium universale, nec praecrltica quarumdam veritatum affirma tic possunt esse status mentis praevius ad inquisitionem crit^ cam, sed tantum praecisio ab omni certitudine". Todavia cita otras interesantes palabras del P. DAVILA: " Notandum praete— rea est, huismodi dubium esse inutile; nam in inqulsitione cr^ tica non intenditur demostrare factum existentiae certitudinis naturalis. Ergo inutile est huiusmodi inquisitionem incipere negando hoc factum vel de ipso dubitando". Se quiere ver aqul que este es, justamente, el planteamiento de Balmes: no se trata de demostrar el hecho — de la certeza natural, no se trata de dudar positivamente de su legitimidad; se trata, eso si, de examinar cômo esa certeza se produce, cômo nuestra mente actûa. Ese examen es el que pondré de manifiesto la legitimidad de la certeza natural y la fidelidad representativa de la mente. Dirlamos que lo que primero ha sido espontaneidad, certeza natural, simple efecto del desen— volvimiento esponténeo de la naturaleza viene a ser, en un se^ gundo momento, cientifica persuasion, efecto racionalmente fun damentado. Ahora comprendemos mejor por qué nos ha dicho Bal-mes que la duda Descartes- -recordamos que habla sobre el principio de - no es mas que una suposiciôn, una ficciôn; es un - prescindir de la certeza natural, procéder como si no la tuvi^ ra, con el fin de demostrar que se la puede fundamentar. Oigamos sus palabras : 29 "En todos los estudios ejecuta— mos a cada paso esto mismo. Son vulgares las expresiones: "este es a s l , es évidente; pero supongamos que no lo sea; ^qué resultaré?" "Esta demostraciôn es con cluyente; pero prescindamos de e l l a , Bupongamos que no la tene­ mos; ^cômo podriamos demostrar lo que doseamos?" Los argumentos ad absurdum tan en uso en todas las ciencias, y muy particular— mente en las matemâtlcas, estriban no solo en prescindir de lo que conocemos, sino en suponer una cosa directamente contraria a lo que conocemos. ... Por mane ra que, para la investigaclôn de la verdad, prescindimos frecuentemente de lo que sabemos, y has ta suponemos lo contrario de lo que sabemos. Apllquese este sistema a la investigaclôn del prin cipio fundamental de nuestros co nocimientos, y resultaré la duda universal de Descartes, en el — unico sentido que puede ser admi sible en el tribunal de la razôn y posible a la humana naturaleza. ... En mi concepto, para re solver lu cuestiôn bastaba diriglrle esta pregunta: "^Entendôis que, al comenzar las investlga— clones filosôficas, haya de ha — ber momento en que real y efectivamente dudemos de todo; o juz-gâis bastante el prescindir de la certeza, suponlendo que no la tenemos, como se hace con frecuen cia en todos los estudios?"(5 0 ). Asl ha comprendido también la intuiciôn inicial -balmesiana Indica esto CARLOS RUIZ DEL CASTILLO cuando se pregunta:"^no -la postura balmesiana- una robusta fe en la fa-- cultad cognoscente y on la propla naturaleza humana?" Su res-puesta es afirmatlva, pues se tiene fe en la facultad humana,en el hombre mismo, cuando se confia an el instrumente de captaciôn de lo real. Precisamente por haber desconfiado del ins­ trumente intelectual en su aplicaciôn al mundo de la realidad objetiva, el pensamlento moderno ha adquirido buena dosis de - 30 escepticismo, se ha encerrado en si mismo -verdadero ensimis- mamiento- y ha aspirado a vivir de sus propios juegos (51). El pensamlento moderno se ha vlsto absorbido por el problema del motodo y a él ha reducido la Filosofia: "Esta reducciôn de la Filosofia a Teoria del conocimiento es la cons— tante de la moderna especulaciôn filosôfica. El môtodo puro, la asepsia del conocer: tal es el épice del pensamlento de los filôsofos. Con ello la filosofia se ha profesionalizado, aparténdose de la realidad y formando un orbe autônomo, deshumanizado, que albergaria a una clase: la de los filôsofos. ... En el polo opuesto de esta profesionalizacion de la Filosofla esta Balmes. Balmes no asumiô la misiôn de ar­ ticular un sistema filosofico. Limité su esfuerzo al orden de las verdades cardinales que son patrimonio de la mentalidad -normal y cuyo esclarecimiento, amplificaciôn, encadenamiento y difusiôn consolidan el acervo de principios y criterios con — los que nuestra mente, conociendo a la vez su suficiencia y su limitaciôn se débilita para ser rectora de su propia vida y pa^ ra ordenar las relaciones que la conciernen" (52 ). El anélisis nos muestra no que Balmes tenga una -postura "acrltica", en el sentido moderno de la palabra, sino que no queda enredado en las cuerdas del simple método. El va mâs allé, va hasta lo que se ha llamado, aunque él no hable — asl, "apriori materiales", no sôlo apriori formales, del hom— bre que filosofa, hasta desembocar en una verdadera "metacrlt^ ca", como defiende el P. ROIG GIRONELLA (53)* Este mismo autor, en otro de sus estudios sobre es^ te mismo tema, resume asl sus pensamientos: "Parte, pues, Bal­ mes del hecho (todavia no explicado, ciertamente, en este pun­ to de partida, pero comprobado como hecho) de que poseemos in^ cialmente verdad y certeza de algo trascendente al pensar. Si lo pusiera como premisa lôgica de su Criteriologla, entonces cometeria peticiôn de principio; pero no lo pone como premisa lôgica de su estudio, sino meramente advierte que de hecho es­ té sub-yacente (no su-puesta por él) esta realidad, y va a — ver si puede explicar el cômo de este hecho" (54). 31 Y una vez més recurre, en apoyo de esta forma de procéder, a Kant. De la misma forma que él da por supuestas -ciertas verdades de matemética y de fisica, y lo unico que lue^ go Intenta hacer es justificarlas criticamente, asi procédé — Balmes en el campo de la verdad y certeza. Indagando en esta fundamentacién es cômo encontraré el dinamismo intelectual de la mente humana como ûltlma explicaciôn. Este tema lo veremos en otro momento del trabajo con todo detenlmiento. La comparaci 6n que establece Gironella nos parece demasiado forzada. En este mismo sentido interpréta J. ZARAGUETA filosofia de Balmes, reconociendo la - que el hecho de la certeza - es el problema capital de todo su edificio filosôfico. Cita — las palabras de Balmes cuando escribe que, ante el hecho de la certeza, "el entendimiento se ofusca y el corazôn se siente s^ brecogido de un rellgioso pavor" (55), y subraya el ejemplo de que el escéptico que niega ésta se parece al fisico que para buscar la naturaleza de la luz y sus leyes comenzara por pri— varse de la luz misma y ponerse a oscuras (56 ). La certeza como hecho natural y primario, con lo - que implica de consecuencias fecundas para la filosofia, res-ponde a ese afén balmeslano de objetividad. Esta es, précisa— mente, la que se ha llamado actitud fundamental de Balmes, "fi­ losofia de su filosofla" (57). LLORENS Y BARBA, que en otros puntos no coincide con Balmes, aqul se expresa bien claramente: "La cuestiôn de la certeza es ca­ pital en filosofia, y bien lo re­ conoce nuestro Balmes cuando elige para esta cuestiôn el primer capitule de su filosofla Fundamen tal; capitule cuya lectura reco-mendamos, puesto que bien sentla nuestro filôsofo toda la importan cia de la cuestiôn, y en él viene a concretar el estado de énimo de quien se proponga resolverlo"(58). 32 c) CONCLUSION Con estos testimonies, y con la exposiciôn de las mismas palabras de Balmes, creemos queda suficientemente aclarada la primera cuestiôn importante dentro de su filosofia del conocimiento: el hecho de la certeza. Hemos comprobado que es un dato que estâ ahl y del que no nos es posible desprendernos a la hora de la ciencia; también ha quedado claro cômo sobre este dato es posible cons­ truir una auténtica teoria del conocimiento que abarcarâ todo el campo de la justiflcacion razonada, filosôfica, de este he­ cho natural. La duda absoluta, el escepticismo radical, es, sen cillamente, un absurdo. Imposibilidad de una C ie n c ia T ras cen d e n ta l Hum ana Asentado ya el hecho de la certeza y su alcance, planteamos ahora, siguiendo también el pensamlento de Balmes,la cuestiôn de los fundamentos de la misma. Con esta cuestiôn estâ estrechamente relacionada la siguiente: ^existe una cien­ cia trascendental, o sea, un primer prircipio o verdad que pu£ da ser considerada como la base de todos los demâs? Mas senci­ llamente, ^existe una verdad de la cual dimanan todas las de- 33 mâs? • Esta es la nueva probxemStica en la que ahora hemos de ahondar* Verdadero estado de la cuestiôn Balmes, despuôs de muchas paginas sobre la posiblll dad o no de una ciencia trascendental humana, resume su pensa— miento en estos tôrminos: "«., recordaré el verdadero esta­ do de la cuestiôn. No busco un -primer principio tal que ilumine por si solo todas las verdades, o que las produzca ^ sino una verdad que sea condiciôn indispensable de todo conocimiento; por esto, no la llamo origen, sino punto de apoyo; el edificio no nace del c^ miento, pero estriba en ôl. Como un cimiento hemos de con­ siderar el principio buscado... " AExiste un punto de apoyo para la ciencia y para todo conocimien to, sea o no cientifico? Si exis­ te, icuâl es?, iHay uno sôlo o — son muchos? (59 ). Dirlamos que este es el final de un proceso que — élabora pacientemente nuestro autor, el resultado ya bastante luminoso de sus investigaciones. Como se deduce del texto citado el primer principio de los conocimientos se puede entender de dos formas radicalmen te diferentes: o bien como una verdad las demâs, o en cuanto que de la cual dimanen todas exprese una verdad de la que no se pueda prescindir a no ser haciendo desparecer, con ella, todas las demâs. En el primer sentido, dice Balmes, estariamos buscan do un manantial; en el segundo sôlo un punto de apoyo para afi- anzar sobre él todo el edificio: "Esta cuestiôn ofrece dos senti— dos: o se busca una primera ver— dad, que contenga todas las demâs, como la semilla, las plantas y — 34 los frutos, o se busca simplemente un punto de apoyo; lo primero da lugar a las cuestiones sobre la ciencia trascendental; lo se— gundc produce las disputas de las escuelas sobre la preferencia de diferentes verdades con respecto a la dignidad de primer principio" (60 ). De momento nos interesa centrar nuestra atencion en la primera cuestiôn. ^Existe una verdad de la que dimanan todas las demâs?. Balmes responde clara y categôricamente: "en el orden de los seres « en el orden intelectual universal, ali­ en el orden intelectual humano, n o " . La respuesta abre un ble campo a la investigaclôn: el de la verdad ontolôgica y do­ el de la verdad intelectual. Este es el pensamlento de Balmes: "En el orden de los seres -verdad ontolôgica- hay una verdad origen de todas: D i o s . En el orden inte­ lectual absoluto hay también es­ ta verdad origen de todas: Dios . En el orden intelectual humano — -verdad intelectual- no hay una verdad origen de todas, ni en el orden real ni en el orden ideal". (61 ). Esta verdad ontolôgica, esta unidad de origen, la reconoce Balmes incluso en los sistemas pantèistas o ateos, ya que unos y otros han de echar mono de alguna fuerza explicati- va de la realidad. Esta ciencia trascendental humana, esta posibili— dad de quenuestro ciôn actual, espiritu abrace todo el ser, es,en la condJL una "quimera". Eso si, aunque no es posible a nuestro espiritu actualmente, tenemos algûn indicio de que existe , pues en ese instinto de nuestro entendimiento para simplificar, para reducir todo, o gran parte, a la unidad, de^ cubrimos un indicio,un anuncio, de esa ciencia ûnlca, "de esa intuiciôn de la idea unica, infinita", Esa es también la con— clusiôn a que nos lleva la realidad del "genio", cuando vemos que se distingue por la unidad y araplitud de su concepciôn. 35 Veamos como va rechazando las diferentes posibili» dades que podrlan originar esa "ciencia trascendental humana": a) IMPOSIBILIDAD PE LA CIENCIA TRASCENDENTAL HUMANA APOYADA EN LOS SENTIDOS Seguimos, paso a paso, la elaboraciôn balmesiana a la hora de descartar apoyos en que podrla fundamentarse la cien cia trascendental humana. ^Donde encontrarlamos esa verdad? j^Donde estaria esa fuente o semilla de la que vendrian a manar el resto de — las verdades o conocimientos?. Una primera posibilidad es que dimanara de los sentidos. Aqul nos hace ver el autor una doble realidad: por un let do, la multiplicidad de sensaciones; por otro, la semejanza de gradaciôn entre ellas. La conclusiôn de estas dos demostracio» nés serâ la imposibilidad de que de los sentidos dimane esa — "verdad trascendental"« "Las sensaciones son tan variadas como los objetos que las producen Observando las impresiones que por los sentidos recibimos podemos no— tar q u e , con respecto a producir certeza, todas son iguales entre si. Tan ciertos estamos de la sensaciôn que nos causa un ruido cuaJL quiera, como de la producida por la presencia de un objeto a nues-tros ojos ... Se infiere de lo dicho que no hay una sensaciôn origen de la certeza de las demâs..." (6 2 ). Aun admitiendo q u e , filosôficamente, la certeza de todas las sensaciones estuviese vinculada a una de ellas, no habrlamos solucionado el tema, pues seguiriamos atados a la — fuerza de un hecho individual contingente y, por lo mismo, invâlido para la explicaciôn del resto de conocimientos humanos, conocimientos necesarios y universale s . Critica, llac, comparando ya en este momento, la postura de Condi-- sus razonamientos a los de aquellos sacerdo-- 36 tes que se ocultaban dentro de la estatua del idolo y desde — alll emitian sus oraculos: "No es la estatua que se va ani-mando lo que plensa y habla; es Condillac que estâ dentro" (6 3 ). El edificio de la estatua, arreglado sôlo a base de sensaciones trasformadas, se viene abajo en el momento en — que se le exija no discurrir sino con esas sensaciones puras. Por otra parte, si tuviese que apoyar la verdad de las sensaciones en algûn principio del raciocinio, saldria del terreno de las sensaciones, del campo donde intentâbamos bus-car la "verdad trascendental", Concluye Balmes de esta forma: "De lo dicho résulta: primero,que no se encuentra una sensaciôn or^ gen de la certeza de las otras,— lo que me he contentado con indicarlo aqul, reservândome demostrar lo al tratar de las sensaciones;segundo, q ue, aun cuando existiese esa sensaciôn, no bastaria a fundar nada en el orden intelec-tual, pues con las solas sensaci^ nés, lejos de poder ser la base de la ciencia trascendental, no sirven por si solas para establecer ninguna ciencia, pues de ellas, por ser contingentes, no pueden dimanar las verdades necesarias". (64) b) INSUFICIENCIA DE LAS VERDADES PARA LA CIENCIA TRASCENDENTAL R E ALES Balmes distingue bien claramente entre estas dos clases de verdades. Estas son sus palabras: "Llamo verdades reales a los he­ chos , a lo que existe; llamo idie aies el enlace necesario de las ideas. Una verdad real puede expresarse por el verbo ser tornado substantivamente,,., ; una ver-dad ideal se expresa por el mis- 37 mo verbo tornado copulativamente,en cuanto slgnlflca la relaciôn necesaria de un predicado con un sujeto, prescindiendo de la exis­ tencia de uno y de otro" (6 5 ), Cuando afirmo, por ejemplo^ "yo soy", estoy expresando una verdad r e a l , un hecho. Sin embargo, cuando digo: "lo que plensa existe", estoy expresando una verdad ideal. Lo que importa aqul es la relaclôn necesaria del predicado al sujeto. No se afirma q u e , de hecho, alguien exista o piense, no; se — afirma una relaciôn necesaria entre el pensamlento y el ser, es decir, si hay quien piensa, necesariamente tiene que exis— tir. Convendra no perder de vista que para Balmes la — verdad consiste en la "realidad de las cosas". Nos recuerda en varios lugares de su obra que cuando conocemos las cosas como son en si "alcanzamos la verdad" (6 6 ). Se ha planteado si Balmes hereda esta division de las verdades o si hay que atribuirle a él la paternidad.y , den tro de la primera posibilidad, si la herencia vendrla de la Es^ colâstica o, més bien, de algûn autor de la filosofla moderna ( ^Leibniz? ), Parece suficientemente aclaratoria la nota que él mismo pone al final del capitule V£, Libro I, de su Filoso­ fla Fundamental: "En estas materias son dignas de leer se las obras de los escoléstjL COS : al tratar del objeto de la ciencia son a un tiempo exactes y profundos. Diflelimente se puede excogitar nada con respecto a las clasificaclones de verdades que ellos no hayan explicado o indic^ do" (67). Hechas estas pequcnas aclaraciones sobre la verdad, sus clases y el origen de la divisiôn, volvemos a la llnea prin cipal de su argumentaciôn. Podriamos formuler la siguiente te­ sis : ninguna verdad real finita puede ser origen de todas las demns. La condiciôn de esta clase de verdad es que expre- 38 sa un hecho particular, contingente; y esta es la raz6n por la que no puede alcanzar a ser fuente o semilla, para seguir las met&foras balmesianas, de las demàs verdades reales, ni tampoco de las verdades idéales. Si viésemos intuitivamente la existencia infinita, entonces si, entonces conoceriatnos una verdad real origen de todas. Pero ocurre que esta, la verdad infinita, solo nos es accesible por el discurso, discurso que, lôgicamente, est& mon tado sobre la existencia de lo finito; luego, si prescindimos de éste, ni es posible el discurso, ni es posible la noticia de la verdad infinita. Asl pues, por este camino no nos es po­ sible esa ciencia anhelada: "Con sôlo prescindir de lo finito se hunde todo su discurso -el de cualquier hombre- ...” (6 8 ). Por tanto, y dado que esa verdad real infinita no nos es posible en el estado actual, aunque tomemos la verdad real mâs segura, el hecho m&s cierto que se pueda imaginar, no sacamos de él nada si no se le fecunda con otras verdades ide^ les. En definitive, seguiriamos con la imposibilidad de dedu-cir de una verdad particular y contingente el resto de las ver dades necesarias y universales. Sin fecundar estes hechos por las verdades idéales no hemos dado un paso en la ciencia. El mismo Descartes, nos dice Balmes, al consigner el hecho del pensamiento y de la — existencia, pasaba, sin casi advertirlo, del orden real al or den ideal; es decir, fecundaba el hecho individual, con la -verdad universal y necesaria, y esto apoyandose en la legiinidad de la evidencia de las ideas. Por eso, puede concluir Balmes diciendo que este a ut o r , que con tanto empefio buscaba la unidad, se encontraba, ya desde el primer momento, con una triplicidad: "un hecho, - una verdad objetiva, un criterio". "Un hecho, en la conciencia del yo; una verdad objetiva, en la relacion necesaria del pensamien to con la existencia; un crite— rio, en la legitimidad de la ev^ 39 dencla de las ideas" (6 9 ). Esto es un ejemplo de como un hecho, una verdad re al, por fuerte y cierta que sea, como es el hecho de la conden cia, no puede ser fuente de todas las demas verdades, no puede ser origen de esa ciencia trascendental de que estâmes hablando . Y esto lo defiende Balmes aun en el supuesto de — que, en el orden de la creacion, hubiose un hecho primitive - origen de todo el universe. Todavia, y en este supuesto, nos quedaria por explicar todo el orden ideal, infinitamente mayor que el de las existencias finitas. Todavia mas, aun suponiendo el descubrimientô de una ley simple, que preside el desarrollo de todas las demâs... "^qué sabriamos del mundo de las intelLgencias y del de la posibilidad?" Conclulmos, con Balmes, qua no hay ninguna verdad real que se pueda ofrecer como fundamento de esa "ciencia tra^ cendental" humana. c) TAMPOCO LA FILOSOFIA DEL "YO" PUEDE PRODUCIR LA CIENCIA TRASCENDENTAL Ya hemos descartado que la ciencia trascendental pueda apoyarse ni en el testimonio de los sentidos ni en nin­ guna verdad real. Pero, ^.no podrâ ser el "yo" la fuente valida que se anda indagando? Vamos a examinarlo. Balmes analiza como el testimonio de la conciencia, que en si es incontrovertible, no es suficiente en el caso de que sobre él pretendamos monter todo el edificio de la ciencia. Utilizando nuevas metéforas, a las que recurre con alguna frecuencia, nos viene a decir que ésta, la conciencia, es "un ancora",no un "faro", que basta para que la inteligencia no naufrague totalmente, pero que es innecesaria para mostrarle y —conducirle por todos sus posibles derroteros. Para que los he­ chos de conciencia tengan todo el valor cientlfico es necesa—- 40 rio objetivarlos. Aqul encuontra nuestro autor el origen de "la oscu ridad y esterilidad" de la filosofla alemana. Concede que Kant, al fijarse en el sujeto y no destruir la objetividad en el mun do interior, aunque tiene errores que no puede admitir, ofrece, sin embargo, muchos puntos luminosos al entendimiento. Fichte fue mas allâ, se instalô en un simple hecho de conciencia y no encontrô mas que "regiones tenebrosas o contradicciones"(7 0 ). Puesto que el "yo" no es visto intuitivamente, sino que solamente se ofrece medianto sus propios actos, Balmes puede decir: "El yo considerado en si no es — pim to luminoso; es un sustentficulo para el edificio de la razôn;mas no la régla para construirle. La verdadera luz se halla en la objetividad; pues en ella esta — propiamente el blanco del conocimiento. El yo no puede ni ser conocido, ni pensado de ninguna mè­ nera , sino en cuanto se toma a si mismo por objeto y, por consiguien te, en cuanto se coloca en la li­ ne a de los demâs seres para suje­ ter se a la actividad intelectual que solo obra en fuerza de las -verdades objetivas"(7 1 )* Queda claro,pues, que el yo, to, no puede serpunto de como t e l , como suje­ partida para la ciencia, aunque cier tamente sea su punto de apoyo, Balmes recurre al argumente de siempre: lo individual -séria la ciencia de un individu© y con ciencia concretas- no es valido para lo universal y necesario. Y ese es el salto que dariamos de construir todn la ciencia s^ bre el "yo". Por mas que se analicen los hechos de conciencia,jamâs encontraremos uno que pueda engendrer la luz cientifica : "Estas consideraciones derriban por su cimiento el sistema de — Fichte y de cuantos toman el yo humano por punto de partida en la carrera de las ciencias. El yo en si mismo no se nos présenta; lo - 4l que conocemos de él lo sabetnos — por sus actos; ... "(72 ). Dada esta condlciôn de poder accéder al "yo" segûn sus respectlvos actos, condlciôn que coincide con el resto de los objetos, solamente podremos llegar a él, a su esencia, por algûn tipo de raciocinio. Todavia se expresa mas categôricamente Unîmes en las consideraciones siguientes: "El pretender que del ^o subjetivo surja la verdad es comenzar — por suponer al yo un ser absolute, infinite, origen de todas las ver dades y razôn de todos los seres, lo que équivale a comenzar la fi­ losofla divinizando el entendimien to del hombre. Y como a esta div^ nizaciôn no tiene més derecho un individuo que otro, el admitirla équivale a establecer el pantelsmo racional, que como veremos en su lugar, dlsta poco o nada del panteismc absolute" (7 3 )» Estas son las consecuencias a que nos llevarla, s^ gûn nuestro autor, la pretensiôn de fundamentar la ciencia — trascendental en el "yo". Ademés, si examinamos un poco detenidamente nues-tra conciencia, veremos como nos confiesa que las verdades ne ­ cesarias y universales mas que fundarlas o crearlas, lo ûnico que hace es "conocerlas". Elias "ahl estân". Por ejemplo, si meditamos en esta proposiciôn: "Es imposible que, a un mismo - tiempo, una cosa sea y no sea" y preguntamos si la verdad de la misma nace en y de nuestro pensamiento, de nuestro "yo", -nuestra conciencia nos atestigua, sin ningun género de d u d a , que no. Antes de mi conciencia existia esa verdad; aunque yo no la pensera ahora también existirla. El "yo" no es mas que "un ojo que contempla el sol, pero que no es necesario para la existencia del sol". Por otra parte, todo conocimiento exige un objeto. Podemos interroger: ^Cuél es el objeto en el acto primario que se husca, segûn esta filosofla del puro ÿo7 Si respondemos que 42 es el no y o , entonces, autométicamente, hemos destruldo esa fi losofia para caer en las que afirman otras verdades objetivas. Si respondemos que es el mismo yo, cabe una doble posibilidad: que sea en sus actos, y entonces todo se reduce a un mero anâlisis ideolôgico y no hemos adelantado nada; o bien, que sea el yo en si, pero éste ya hemos visto que no es posible ser co nocido intuitivamente. En cualquier caso se nos cierra la puer ta al verdadero camino de conocimiento que estâmes buscando. De entre todos los defensores de esta filosofla -del yo, y como ya hemos apuntado, critica especialmente la -- postura de Fichte; "Fichte comienza su obra titulada Doctrina de la ciencia diciendo que se propone buscar el princi— pio mas absolute, el principle ab solutamente incondicional de todo conocimiento humano. He aqul un método errôneo: se comienza por suponer lo que se ignora, la uni­ dad del principle, y ni aun se — sospecha que en la base del conocimiento humano puede haber una verdadera multiplicidad. Yo creo que la puede haber, y que la hay en eCbcto ; que las fuentes de --nuestro conocimiento son varias,de érdenes diverses, y que no es posible llegar a la unidad sino saliéndose del hombre y remontândose a Dios" (?4). El texto nos ofrece no solo una critica al esfuerzo de Fichte por fundamentar todo en el "yo", sino también apim ta a la solucion verdadera: la multiplicidad de criterios para solucionar el problema del conocimiento y de la ciencia. Por el momento, solo queremos detenernos en la primera parte; ha- bré ocasiôn oportuna para el desarrollo pormenorizado de la sei gunda. Segûn esto, todo el esfuerzo del filôsofo alemnn ha sido invalide a la hora de querer fundamentar la ciencia — trascendental. Para Palmes o no va més alla de Descartes, o se limita a un vano juego de palabras. Cita al mismo Fichte: " Si este principio es verdaderamente el mas absolute, no podré ser 43 ni defendido ni demostrado. Debera expreaar el acto que no se présenta ni puede presenterse entre las determinaciones empir^ cas de nuestra conciencia; por el contrario, sobre él descansa toda conciencia, y solo él la hace posible" (1® parte/l) (7 5 )• Le indigna a Balmes que el filôsofo, sin ningun an tecedente ni razôn, asegure que el primer principio debera expresar un acto. i Por qué no podrla ser una verdad objetiva? Esto ha sido el punto de partida de los filôsofos anteriores,incluse el de Descartes, cuando parte de que "todo lo que pien sa existe". "La observaciôn que precede senala uno de los vicies radicales de la doctrina de Fichte y otros filôsofos alemanes, que dan a la filosofla subjetiva, o del sujeto, una importancia que no merece"(7ô) El camino iniciado por Fichte, camino hacia un ac­ to de conciencia enteramente puro, sin ninguna determinaciôn,no es posible. Si toma el acto en un sentido muy lato, como -substratum de toda conciencia, "no hace mas que expresar en - otros térmlnos la idea de sustancia"; si habla de un acto pro­ piamente dicho, no puede estar libre de toda determinaciôn, — "so pena dedestruir Es decir, no suindividualidad sepiensa sin y su existencia"(7 7 )• - pensar algo ni se quiere sin querer algo. En todo acto de conciencia hay determinaciôn. Todavia ahade Balmes lo siguiente: "El acto indeterminado de Fichte no es mas que la idea de acto en general ; el filôsofo alemnn creyô haber hecho un gran descubrimien­ to cuando en el fondo no concebla otra cosa que el principio de los actos, es decir, la idea de sus— tancia aplicada a ese ser activo cuya existencia nos atestigua la conciencia misma"(7 8 )« "Pero, desgraciadamente, ese yo misterioso que se nos hace apa, recer en el vestibule mismo de la ciencia y que, a los ojos de la sana razôn, no es ni puede ser -otra cosa que lo que fue para De^ 44 cartes, a saber, el esplritu hum^ no, que conoce su existencia por su propio pensamiento, va dilatén dose en manos de Fichte como una sombra gigantesca que, conienzando por un punto, acaba por ocultnr su cabesa en el cielo y sus pies en el abismo" (7 9 )» La posibilidad del "yo" puro se nos muestra también incapaz de fundamentar esa ciencia trascendental humana. En — las conclusiones que saca Balmes al final del capitule 12, li­ bre 1, de la Filosofla Fundamental, en la numéro l6 escribe: "Luego la filosofla del yo, o la que qulera explicar el mundo interne y externe partiendo del yo, es imposible, y comienza por prescindir de uno de los hechos fondamentales de la psicologla" (8o). d) LA CIENCIA TRASCENDENTAL Y LA IDENTIDAD UNIVERSAL Otra posibilidad se ha buscado en la llamada identidad universal. Esta posibilidad se nos muestra, en principio, bastante problematica a poco que se observe. En efecto, compr^ bamos que més que unidad lo que encontramos, tanto a nivel in terno como externe, es la multiplicidad. A nivel interne : mul­ tiplicidad de ideas, de percepciones, de juicios, etc. A nivel externe: multiplicidad de seres, de apariencias, etc. Surge, inevitablemente una pregunta, ^dônde esta, pues, la unidad y la identidadî. Y, sin embargo, esto se ha defendido. Se ha querido mostrar que el mundo exterior es, " o una pura apariencia,o un ser que nada tiene de semejante a lo que se figura el g^ nero humano". Se ha qnerido mostrar un yo origen de todos los seres, o mejor dicho, un ser ûnico del cual todos los demâs no son sino modificaciones fenomenales: 'IgCreerân los lectores que flnjo un sistema para tener el gusto de combatirle? Nada de eso, la doc-trina que se acaba de exponer es la doctrina de Shelling" (8 l). 45 Apunta como una de las causas de este error es la oscuridad en el problema del conocimiento, el olvido de que el conocer es una accion inmanente, y al propio tiempo relative a un objeto externo -salvamos el caso en que el ser inteligente se toma a si mismo por objeto con un acto reflejo-, Reconoce Balmes que en esta acciôn hay problèmes dificiles, dificulta— des gravlsimas, pero no por eso se ha de recurrir al abandono de la empresa y a la bûsqueda de caminos inaceptables. La representacion es un hecho; ^como se explica? ^no esté indicando que en el fondo de r:odas las cosas hay una unidad, una identidad? Respuesta de Balmes: "No, no es asi; no puede ser a s l ; esto es un absurdo que la razon més extraviada no alcanza a devorar" (8 2 ) La identidad universal, por tanto, no explica la realidad, més bien confonde. No explica el hecho del conocimien to, pues en él vemos que hay dualidad, sujeto y objeto, perceg ciôn y cosa percibida; y esto aun cuando, por hipôtesis, nos tomemos a nosotros como objetos de reflexion. Balmes se extiende largamente en la prueba de esta dualidad del conocimiento como uno de los hechos primitivos y fundamentals8 de nuestra conciencia, del hecho del conocimien­ to. Concluye: "Los sostenedores de la identidad universal, a mas de contradecir uno de los hechos primitivos y -fondamentales de la conciencia, no adelantan nada para explicar ni el origen de la representacién intelectual ni su conformidad con los objetos" (8 3 ). También en las conclusiones del capitule 12, que hemos citado anteriormente, afirma categôricamente lo siguien"Luego la doctrina de la identi— dàd universal es absufda también; pues que da a la materia inteli-gencia e inteligibilidad inmediata, cuando no puede tener ni uno 46 ni otro" (84 ). •) LA "REPRESENTACION" Y LA CIENCIA TRASCENDENTAL HUMANA Todavia hemos de examiner otros esfuerzos que se han dado en este intento de bûsqueda de una verdad real de la que dimanen todas las demâs. Esta verdad real tendria que ser percibida, como es lôgico, inmediatamente. En otro caso, perderia su catégorie de primera y todo se nos vendria abajo. Como esta inmediacion no la tiene sino el yo para consigo mismo, el hecho buscado ha bria de ser el propio yo. Es absurdo que el yo sea el origen de todo lo que existe, pero no que sea principio representati­ ve de eso mismo. (No se podria admitir que existe un hecho re­ pr e sent at ivo de todo lo que el humano entendimiento puede cono cer?. Este séria el yo y le habriamos de concéder una fuerza representative de todo el mundo interior y exterior: "Esta explicaciôn recuerda el famoso sistema de las mônadas de — Leibniz, sistema ingenioso, arran que sublime de uno de los genios mâs p oderosos que honrnron jamâs al humano linaje" (85). Luego de reconocer Haïmes los raéritos que cree encontrar en el autor de la Monadologia le hace también sus cri- ticas. Afirma, en primer lugar, que su maravillosa concepciôn es solo una hipôtesis. En este caso, dirâ, no sirve para expl^ car nada, a no ser que queramos convertir la filosofla en un simple juego de combinaclones ingeniosas. Pero, aun suponiendo que concedemos al yo la fuerza representative, a modo de un e^ pejo que refieja todo, no tendriamos explicado el orden y combinaciôn de todas las representacione s . Sin embargo, y en aras de la verdad, reconoce Haï­ mes que Leibniz jamâs se ha planteado el problema de fundar t£ da la ciencia en un solo hecho. 47 f) IMPOSIBILIDAD DE ENCONTRAR EL PRIKER PRINCIPIO EN EL ORDEN IDEAL Lo que no hemos encontradc en el campo de los he-chos, tampoco lo hallaremos en el campo de las ideas: "pues no hay ninguna verdad ideal, origen de todas las verdades"(86), Hemos visto que la verdad ideal es la que expresa relacion necesaria de ideas, prescindiendo de la existencia de los ohjetos a que se refieren. De ahl, y por lôgica consecuen-cia, puede concluir Balmes* " luego résulta en primer lugar — que las verdades idéales son absolutamente incapaces para producir el conocimiento de la realidad"(87) Es ro en decir, que para conducir aalgûn resultado segu- el orden de las existencias, lus verdades idéales necesi- tan un hecho al que se puedan apiicar « Sin esta condiciôn, por mâs fecunda que supongamos la veidad ideal en su propio orden,para nada nos sirve dé los hechos* hecho en orden a la explicaciôn y conocimiento - De la misma forma q u e , sinla verdad ideal, el - queda en su individualidad aislada,incapaz para el cono­ cimiento como tal,asi la verdad ideal, separada del hecho, permanece en el mundo lôgico. Balmes pone el ejemplo del mismo principio de con-tradicciôn en favor de su pensamiento. Pregunta, iqué se adelan ta con este principio solo? Nada, pues, si no se pone la condi­ ciôn de la existencia o no existencia, el si y el no son indife^ rentes en el orden real; "nada se sabe con respecto a ellos, — por grande que sea la evidencia en el orden ideal". El orden ideal, por su propia cuenta, tampoco es su ficiente para la explicaciôn universal de todos los conocimientos, para la ciencia trascendental. La uniôn de los dos ôrdenes, el real y el ideal, el de los simples hechos y el del pensamiento, es lo que nos puede garantizar la auténtica ciencia: 48 "Para pasar del mundo lôgico al mundo de la realidad, bastarô un hecho que alrva como de puente; si le ofrecemos al entendimiento,. las dos riberas se aproximan, y la ciencia nace. Yo siento, yo — pienso, y existo. He aqul hechos de conciencia; comblnese uno cua^ quiera de ellos con el principio de contradicciôn, y lo que antes eran intuiciones estériles se desenvuelven en raciocinios fecun— dos, que se dilatan a un tiempo por el mundo de las ideas y el de la realidad" (88), La uniôn de estos dos ôrdenes produce la luz, mien tras que con la separaciôn nos quedamos o en una intuiciôn ab^ tracta y vaga o en una verdad particular que, por si sola, na­ da nos puede dar de verdaderamente cientlfico. Con todo ello Balmes nos ha demostrado la imposibjl lidad de la llamada "ciencia trascendental humana", la imposi­ bilidad de encontrar e sa verdad "fuente" o "semilla" de la que dimanen todo el resto de las verdades. 49 NOTAS 1 ) Centenario de Balmes, I-II, pag, 443 -444 . Santander(1910 ) 2 ) F.F. , 1 ,1,1 3 ) F.F. , 1 ,1,2 4 ) F.F. , 1 .1,3 II, pég. 8 5 ) F.F. , 1 ,2,5 6 ) F.F. , 1,34,337 II, pég. 11 II, pag. 181 7 ) F.F. , 1,2,8 8) F.F. , 1 ,2,14 II, pag. 12 II, pag* 9 II, pag. 9 II, pag. 15 II, pag. 15 9 ) F.F. , 1 ,2,14 10 F.F. 1 ,2,9 1,2,11 11 F.F. II, pég. 13 II, pag. 13 II, pég. 15 12 F.F. 1,2,15 13 F.F. 1,2,15 14 F.F. 11 ,4,24 II, pag. 15 II, pég. 203 15 F.F. 11 ,4,24 II, pag. 204 16 F.F. 1,2,8 II, pag. 18 17 18 F.F. 1,18,172- 3 F.F. 1,2,15 (nota) 19 20 F.F. 1.34,337 II , pag II, pâg. 181 21 F.F. 1,3.16 II, pag. 16 22 F.F. 1,3,25 23 F.F. 24 F.F. 1,3,25 1,3.26 II, pég. 19 II, pag. 19 25 26 F.F. 1,3.27 II, pég. 19 II, pag. 20 F.F. F.F. 1,3,28-9 1,3,30 II, pag. 20 II, pag. 21 F.F. 1,3,31 F.F. 1 ,3,35 1,4,36 II, pag. 21 II, pég. 22 27 28 29 30 II, pag.92 l6 Ibidem 31 32 F.E. II, pâg. 22 1 ,5,57 II, PÔg. 31 Ideologla pura, l4 , 170 33 F.F. 1 ,2,4 (nota) 34 F.F. 1,9,100 F.F. F.F. II, pag. 10 II ,pâg. 54 III, pag. 278 50 (35 ) CUESTA, Salvador; Balmes, maestro de su tiempo y del nueat r o . pag. 212 , ESTUDIOS SOBRE B. (Vich) 1972 . (36) CUESTA,S., O.C., pag. 2l4 (37) CUESTA,S., O.C., pâg. 215 (38) CUESTA,S., O.C., pag. 217 (39) CUESTA,S., O.C., pag. 215 (40) CUESTA,S., O.C., pag. 223 (41) F.F., 1,2,14 II, pag.15 (42 ) ROIG GIRONELLA,J ., S.J.: Balmes Filosofo. Ed. Balmes, Bar­ celona (1969), p â g ., 36. (43) Ibidem, pag. 37 (44 ) Ibidem, pag. 38 (45) Ibidem, pag . 38 (46 ) Ibidem, pag. 39 (47 ) ROIG GIRONELLA,o.c., pag. 40 (48 ) F.F . , L, 1 ,2,14 (49 ) CUESTA,S., O.C., II, pag.15 pag. 226 (50) F.F . , 1,18,173 II, pag. 93-4 (51) RUIZ DEL CASTILLO,C.: El buen sentido en Balmes. Conferencia pronunciada en Vich en el centenario de la muerte de - B. ESTUDIOS SOBRE B. Vich (1972 ), p&g . , 102 - 103 . (52) Ibidem ( 5 3 ) ROIG GIRONELLA,!., o . c . , pâg. (54) ROIG GIRONELLA,J Estudios de Metafisica. Barcelona,(1959 ) 29. pag. 200. (55) F . F . , 1 ,1,3 11,9 (56) ZARAGUETA,!., GONZALEZ, I., MINGUIJON,S ., CORTS GRAU,J .,: Balmes. Filosofo, social, apologista y politico. Instituto Balmes de sociologla. Madrid, 1945 , p â g . 11 - 129 ;(97 ) (57) ROIG GIRONELLA,!.: Criterio de El Criterio. RAZON Y F E ,130 (1944 ), Madrid, pâg. 537- 550 . (58) LLORENS Y BARBA: Lecciones de Filosofla. Publicaciones de la Facultad de Filosofla y Letras. Barcelona (1920 ), Tomo II, pâg. 172. (59) F.F., 1 ,15,143 11,77 (60) F.F . , 1,34,337 11,182 51 (6 l ) Ibidem (62) F.F. , 1,5,54-55 (63) F.F. , 1,5,61 II, pag. 30 II, pag. 32 (64 ) F.F. , 1,5,63 II, pag. 33 (65) F.F. , 1,6,65 II, pag. 34-5 (66 ) Criterio, 1,1 I I I , pag. 553 (67) F.F. , 1,7,69 (nota) II, pag. 37 (68 ) F.F. , 1,6,67 (69 ) F.F. , 1 ,7,68 II, pâg. 35 II, pâg. 36 (?o) F.F. , I, 7,71 (71) F.F. , I, 7,71 (72) F.F. , 1,7,74 II, pâg. 38 (73 ) F.F. , 1 ,7,75 II, pâg. 4o (74 ) F.F. , 1 ,7,79 (75 ) F.F. , 1,7,80 II, pâg. 42 II, pâg. 42 (76) F.F. , I, 7,80 II, pâg. 42 II, pâg. 38 II, pâg. 4o (77) Ibidem (78) F.F. , 1,7,80 II, pâg. 44 (79 ) F.F. , 1,7,83 (80) F.F. , 1,13,125 II, pâg. 70 (81) F.F. , 1,8,87 II, pâg. (82) F.F. , 1,8,90 II, pâg. 50 (83) F.F. , 1,8,98 (84 ) F.F. , 1,12,125 II, pâg. 70 (85) F.F. , 1,10,107 (86 ) F.F. , 1,14,138 (87) F.F. , 1,14,138 (88 ) F.F. , 1 ,14,139 II, pâg. 46-47 49 II, pâg. 52 II, pâg. 58 II, pâg. 75 II, pâg. 75 II, pâg. 76 52 C A P I T U L . O III S is te m a s U n il at ér al es En la formulaciôn de este nuevo capitule se trata de expresar aquella ralz ultima por la que Balmes Juzga que — una serle de sistemas filosoficos son invâlidos, infructuosos, a la hora de solucionar el problema del conocimiento: la unilateralidad, No se ha de olvidar, como se ha visto en el capltu lo precedente, que no hay ninguna verdad, ni real ni ideal, de la que pueda dimanar el resto del edificio filosofico. Ello -nos obliga a restringir nuestra investigacion a lo que Balmes llama "punto de apoyo para la ciencia". Estas advertencias harân mâs fâcil la comprensiôn de este capitule, es decir, las crlticas que Balmes formula — contra una serle de sistemas q u e , en el fonde, por uno u otro lado, cometen el mismo defecto: la unilateralidad. Salvando la multiplicidad de variantes de los dife^ rentes autores y sistemas, se puede afirmar, en lineas généra­ les, que el fiel que marca los âmbitos de esas interpretacio-nes va desde la unilateralidad de los hechos, por un lado, a la unilateralidad de la razôn, por el otro. Recogemos este tes 53 timonio de ROIG GIRONELLA: "Unoa parten de los hechos; tanto si son externos y nos atestiguan de ellos los sentidos, como si son internos y nos los da directamente la conciencia, siem­ pre la fuente de informacion seré segûn estos filôsofos la con ciencia. Balmes les demuestra que la conciencia se requiere, pero que no basta: que o bien llegarân con su uso exclusivo a un callejôn sin salida (porque con solo hechos sin principios universales no se hace ciencia), o bien padecer&n una iluciôn al ilusiôn al imaginarse que después de haberse encerrado en la conciencia pueden salir de ell a : Descartes (o Husserl, anadiriamos ahora) iroaginô que con ella sola fundaria una sistema^ tizaciôn ..."(1), Otros pretenden partir del ejercicio racional de demostraciôn, con evidencias estrictas: tal Espinosa, o K a n t ,o Fichte, o Hegel, etc., o aun Descartes, una vez admitido primer testimonio de conciencia. el ...Balmes demuestra que son - inconsecuentes, que son poco exigentes consigo mismos, que lô­ gicamente no podrlan dar los saltos que creen dar, de la esen­ cia al existir ..."(2). Exponemos los principales sistemas que estudia el mismo Balmes: a) BALMES Y EL RACIONALISMO CARTESIANO Uno de los puntos mas debatidos, en esta nueva — cuestiôn que hemos enunciado, se reflore, sin ninguna duda, a la relaciôn entre Balmes y Descartes. Se han planteado varios interrogantes: ^conocimiento?, ^influencia?, ^critica? ... Las interpretaciones de los autores posteriorss no estan unanime"mente de acuerdo a la hora de valorar esta relaciôn. FONT Y PUIG, analizando el tema del conocimiento en Balmes, viene a concluir q u e , desde este punto de vista, se^ gûn el pensamiento de Balmes, todos los razonamientos sobre la legitimidad de nuestra certeza, sobre la posibilidad del cono­ cimiento y sobre la trascendencia del conocimiento descansan en la presencia indudable del "pensar", ya que no es posible - dudar sin pensar: "De lo dicho se desprende que en realidad, - estudiando el libro primero de la Filosofla Fundamental, y otros lugares complementarios, la doctrina critica de Balmes se asemeja a la de Descartes mâs que a la de ningun otro clâsi CO de la filosofla" (3 )« Por otro lado, en los escritos de nuestro autor, - encontramos citas altamente significatives. Por ejemplo en el capltulo II de su popular obra El Criterio habla de Descartes con un gran respeto y simpatia, y valora sus pensamientos como "una colosal concepciôn" (4 ). En otro momento de la misma obra escribe: "La duda de Descartes fue una especie de revoluciôn contra la autoridad cientlfica y , por tanto,fue llevada por muchos a una exageraciôn indebida ... La autori-dad de algunos escritores se ha-bla levantado mâs alto de lo que convenla, y era menester un Impetu como el de la filosofla de Des^ cartes para derribar a los Idolos" (5 ). Estudiando la filosofla de Fichte y comparandola con el pensamiento cartesiano también son para este los hono— res cuando exclama sin titubeos: ICuân grande parece Descartes al lado de Fichte I Al consigner el hecho del pensamiento en — uno y otro autor reconoce que Descartes lo hace de una manera Clara y cabal, mientras que F ichte da largos rodeos y descon-cierta. Concluye: "lo primero, es propio del genio; lo segundo, del sofista" (6 ). Los testimonios que acabamos de recoger podrlan — darnos la impresiôn de que Balmes es un fiel admirador y disc^ pulo, sin mâs, del pensamiento cartesiano. No es cierto. Una dosis de "herencia de modernidad" si tenemos que reconocer. Las salpicaduras de lo que pudo suponer la rev-o luciôn cartesiana en filosofla han llegado hasta nuestro autor. El planteamiento del problema del conocimiento y las cuestiones que lleva implicadas, la consideraciôn de la Critica por encima de la Ontologia, es algo que se nota en la obra del filôsofo - 55 de Vich, Yo me atrevo a decir mas: Descartes planteô un grave problema de division radical de los dns mund o s , el del pensa-miento y el de la extensiôn, y no hali6 forma digna racional de resolverlo; tampoco lo hicieron sus inmediatos seguidores,sino que a veces hicieron mâs profundo el abismo, ^séria aventurado decir que es la soluciôn balmesiana la respuesta justa a tal problema?. Trataremos de seguir, paso a paso, la verdadera re^ lacion entre estos dos pensadores. Comienza Balmes uno de sus capitules del libro prJL mero con estas preguntas: "iEstoy seguro de que existo? Si. ^Puedo probailo? No. La prueba su pone un raciocinio; no hay racio­ cinio solide sin principio firme en que estribe; y no hay princi— pio firme si no esté supuesta la existencia del ser que raciocina" (7 ). Esta es la tesis que trata de defender en este ca­ pitule citado, que nuestra existencia no puede ser demostrada, puesto que la conciencia que de ella tenemos es "tan clara y tan viva" que no nos deja la menor incertidumbre de la misma. "Lejos de que todo sea demostra— b l e , se puede demostrar que hay cosas indemostrables" (8). Sin esta presencia intima de nuestros actos inte— riores -prescindimos ahora de las cuestiones que puedan llevar anejas-, sin este dato de conciencia, es imposible que nos em~ penemos en dar ni un paso en nuestros conocimientos. Comenta Balmes que el principio cartesiano "pienso, luego existo", séria, ciertamente, insostenible si se present^ se como un verdadero raciocinio. Pues, en el supuesto de una duda universal, con qué razôn se podria partir de unos princi­ pios para formar ese supuesto raciocinio; ciertamente, con nin gu n a . Las palabras de Balmes ne pueden ser mâs claras: "He a q u l , si no me engano, la men te de Descartes: "Yo quiero dudar 56 do todo; me retraigo de afirmar como de negar nada; me alslo de cuanto me rodea, porque ignoro si esto es algo mâs que una ilusiôn. Pero, en este mismo aislamiento,me encuentro con el sentimiento Intimo de mis actos interiores, con la presencia de mi esplritu:yo pienso, luego soy ; yo pienso,asl lo experimento de una manera que no me consiente duda ni incer tidumbre; luego soy, es decir, — ese sentimiento de mi pensamiento me hace sabedor de mi existencia" (9) . No h a y , pues, ningun tipo de raciocinio; hay la -simple consignaciôn de un hecho q u e , en su plena comprensiôn,lleva la vision de la existencia como algo identificado con él. El verbo "identificar" lo pone el propio Balmes. Este modo de procéder cartesiano es mucho mâs uni­ versal de lo que, a primera vista, nos pudiera parecer. Los - pasos que da Descartes son, nos dice Balmes, los que da todo filôsofo. Si quiere dudar de todo es, precisamente, porque — quiere examinar el origen y certeza de sus conocimientos. Pero, racionalmente hablando, ^en qué consiste esta dud a ? , ^es real y verdadera? No, esto séria imposible: "El hombre, por ser filôsofo, no alcanza a destruir su naturaleza; y la naturaleza se opone invenciblemente a esa duda rigurosa"(10 ) Positivamente afirma que no es sino una ficciôn, como ya hemos senalado anteriormente, una no atenclôn a un con veneimiento que abrigamos, y que lo hacemos a cada paso en el resto de las ciencias. La segunda parte del método de Descartes consiste en tomar el pensamiento propio por punto de partida (11 ).(Hace notar muy bien Balmes que Descartes bajo la palabra "pensamien to" entendis todo aquello de que tenemos conciencia inmediata, no sôlo el pensamiento entendido en un sentido puramente inte­ lectual . ) 57 Es decir. Descartes "arruina" todo con la duda, ex cepto la conciencia de si mismo, que le es imposible arruinar. Asl es, también, nos diré, como procedemos ordinariamente: "Todos los trabajos ideolôgicds comienzan, pues, por la consigna­ ciôn del hecho de la conciencia de nuestras ideas, y no puede ser de otro modo con respecto a la — certeza" (12). b) VALORACION DEL PRINCIPIO CARTESIANO Balmes se pregunta si el principio de Descartes, - tomado en el sentido correcto, merece o no el tltulo de princ^ pio fundamental. "^El principio "yo pienso" -dice- depende de otro?" Si se entiende por este principio el simple hecho de conciencia, es évidente que no. Para nuestro entendimiento, nosotros somos el primer dato; todo lo que conocemos supone nuestra concien— cia : "Si la suprimimos, lo destrulmos todo; y si ensayamos el destruirlo todo, ella permanece" (13). Si se entiende por tal principio una proposiciôn,entonces debe de haber dimanado de un raciocinio ; y asl no pue^ de ser el principio fundamental de nuestros conocimientos. Faltando los demâs principios, ^falta también el présente? Vale la misma distinciôn: como simple hecho, no; co— mo proposiciôn, si. Admitido el principio "yo pienso", ^puede ser con ducido a la verdad, al menos indirectamente, quien niegue los demâs? Reducir por raciocinio a quien niega todos los princi— pios, incluso el de contradicciôn, es imposible. No hay otro camino que llamarle la atenciôn sobre si mismo, gritarle con ânimo de despertar su razôn. Ahade en una nota que con respecto a la distinciôn entre el testimonio de la conciencia y el de la evidencia, asl 58 como en lo tocante al anâllsls de la proposiciôn: yo pienso, luego existo, no cabe duda que Descartes no se expresa con ba^ tante precisiôn y exactitud. Hasta este momento hemos querido citar los pensa— mientos del propio Balmes, en los quehemos visto bastante s -muestras de simpatia y respeto por el autor. Para CARLOS RUIZ DEL CASTILLO la postura filosôfica de Balmes es radicalmente contraria a toda la filosofla mo­ derns : "Balmes nos dirâ clâsicamente, en la primera pagina de la obra en que mejor muestra el oficio del buen sentido, que "la verdad es la realidad de las cosas", y precisamente por — ser real la verdad es asequible al entendimiento. Esto no es la Razôn moderna, La Razôn pur a , el mundo introspectivo de la Gnoseologia. No nos ofrece el panorama del mundo moderno, que ha relativizado la verdad y ha roto en mil pedazos la unidad del ser y de la vida" (l4). Descartes, como indicador y padre de ese pensamien to moderno, caerla también en ese mundo contrario al pensamien to de Balmes. Otros autores, por el contrario, senalan grandes - afinidades entre ambos pensadores: Descartes y Balmes (15). -- También COMELLAS y CUESTA senala que en los escritos filosôficos de Balmes se ve la influencia de Descartes y de la escue- la escocesa: "A la primera es debida la tendencia subjetiva -que en él se observa muchas veces. A la segunda debe atribuirse su doctrina sobre el impulse natural irresistible, como cri^ terio de verdad" (l6). Senala luego el autor que si Balmes hubiese podido aprovecharse de los estudios hechos en nuestros dias sobre De^ cartes y la filosofla escocesa, habria pensado de un modo algo diferente, y deseado que sus disclpulos y admiradores no siguia ran a Descartes ni a Reid en estos puntos. Citamos el texto como testimonio de los que han -visto lainfluencia cartesiana en Balmes, no porque nos parez- ca un juicio acertado ni mucho menos. Al contrario, ademâs de no descubrir domasiado al afirmar que de haber visto Balmes — 59 los estudios posterlores posiblemente hubiese modificado algo su pensamiento, el juicio va cargado de errores que no es el momento de criticar « M&s ecuanime parece el juicio de MENENDEZ Y PELAYO cuando nos dice que donde no se conserva piadosamente la heren cia de lo pasado, pobre o rico, grande o pequena, no esperemos que brote un pensamiento original ni una idea dominadora. Un pueblo nuevo puede improvisarlo todo menos la culture intelec­ tual. Un pueblo viejo no puede renunciar a la suya sin extin-guir la parte mas noble de su vida, y caer en una segunda in-fancia muy prôxima a la imbecilidad senil. Balmes, -continua-, comprendiô mejor que ningun otro el pensamiento de su naciôn. "La filosofla moderna, aun en lo que tiene de mâs opuesto a nuestro pensador, ... entrô - en Espana principalmente por las exposiciones y crlticas de -Balmes. Santo Tomas, Descartes, Leibniz, la escuela escocesa, muy singularmente combinados, son los principales elementos que integran la Filosofla Fundamental y, sin embargo, este libro es un organisme viviente, no un mecânico sincretismo" (17 ). El P. FLORI, en uno de sus muchos trabajos sobre el pensamiento de Balmes, dice que hay dos rasgos caracterlst^ COS en la obra balmesiana: la "modernidad" y la "escolastici-dad" ; "Se enfrenta con los errores modernes y de modo especial con la clave de todos ellos, el criticisme Kantiano, y les bu_s ca soluciôn adecuada en la ensehanza tradicional de las escuelas. No obstante, ello no quiere decir que acepte todo el perl^ patetismo escolâstico; pues, como hemos visto, en algunos pun­ tos se inclina hacia Descartes, Leibniz ; no deja de mostrar — simpatlas por la escuela escocesa, y a lo largo de su obra nos es dado sorprender no pocos trazos de cuho agustiniano" (l8). Todavia hemos de anadir algûn testimonio en prueba de esta herencia cartesiana que estamos viendo en nuestro fil^ sofo, Jaime Balmes : "Con respecto al origen de las ideas, admi^ te Balmes que no hay ideas innatas, y explica el mécanisme del 6o conocimiento por un sistema en el que se combinan opiniones de Santo Tomas y Descartes « No olvidemos que en la obra de Balmes como filosofo se juntan a la doctrina tomista tradicional,cier tas dosis de cartésianisme, fidelsmo a lo Jacobi"...(19 ). "Bal mes no conociô el universal metafisico. La demasiada separa-- ci6n ^ue hace constantemente de lo subjetivo y objetivo, de la idea y su objeto, que siempre ha de ser intrinseco a ella, in­ dicé en este orden su dependencia de Descartes "( 20 ). Asl concluye ORTUZAR en un estudio en que compara la filosofla de Balmes con la de Newman, en contreto al cimen­ ter uno y otro la cuestiôn de la certeza, cuestiôn en la que el autor quiere ver fuentes comunes, como podria ser la propia filosofla cartesiana, sobre todo, en la cuestiôn de la "eviden cia". Fr. ALONSO BARROSO en un articule titulado: Valor histôrico de Balmes, senala las influencias de Descartes en - la filosofla de Balmes, precisamente en lo que él llama su "se^ gundo période": "Surge después el période medio ..., donde se notan la influencias de Descartes, Leibniz y de la filosofla escocesa ..." (21). También Fr. RAFAEL L. DE MUNIAIN afirma que Balmes conoce perfeetamente la problemâtica de la filosofla moderna;en concrete, como el problema del conocimiento ha suplantado a todo otro problema ontolôgico, y cômo la ultima consecuencia a la que tal planteamiento ha conducido ha sido a una total absor ciôn, consciente o inconsciente, del objeto en el sujeto: "Sin embargo, es también muy cierto el entusiasmo que sentla y que sin rebozo manifestaba por los mâs altos exponentes de la Fil£ sofla Moderna, Descartes ..." (22 ). "No es diflcil senalar amplios sectores de coincidencia entre Balmes y la Filosofla Moderna" (23 ). Este séria el caso que nos ocupa, es decir, que pa ra Balmes el primer problema de la Filosofla sea el problema del conocimiento. Asl escribiô: "La Ontologia la ho inciuldo en la Ideologla, porque las cuestiones ontolôgicas no se resuel ven como es debido en no situândose en la region de las ideas" (24 ). 6l El autor que comentamos ve también la influencia en la cuestiôn del "ponte" -puente-, entre lo ideal y lo r e a l ,lo subjetivo y lo objetivo y que, afirma, necesariamente se ha brâ de resolver en favor de lo subjetivo. La misma realidad de la "sensaciôn", que incluye todas las afecciones de los sentidos, ya sean actualmente producidaé, ya recordadas, ya imaginadas, le parèce "hija légiti­ ma de la pensée cartesiana" (23). Un testimonio mas a favor del pensamiento de cômo pone la Critica por encima de la Ontologia, siguiendo en esto el influjo de la F . Moderna: "La segunda (consecuencia) es la de que, a pesar de haber resucitado la metafisica, segûn nues­ tro parecer y debido al mismo influjo de la Ideologla (Filoso­ fla Moderna), quedô la Ontologia no sôlo relegada a segundo -piano, sino que no pudo recobrar el vigor que tenla en la época clésica del escolasticismo" (2ô). El conocimiento y herencia, en algûn sentido al me^ nos, de Descartes en la filosofla de Balmes queda definitiva— mente asegurado. ^Quiere esto decir que acepte, sin m a s , sus soluciones, concretamente su soluciôn al problema del conoci-miento? No. Balmes seguirâ viendo unilateralidad e imposibili­ dad de soluciôn al problema en la pretensiôn de fundamentar t^ do en el solo hecho de conciencia, sobre todo si éste se toma en su mâs pura simplicidad, cosa q u e , por otra parte, no se da en Descartes. No se d a , porque en su principio originario quie^ re ver identificados el pensamiento y la existencia, como Bal­ mes se ha encargado de demostrar. Ni la sustancializaciôn del yo, como supone su principio, ni la objetivaciôn de la existen cia, pueden realizarse en virtud de la conciencia pura. Otro testimonio del P. FLORI, S.J., merece la pena recordar en este momento, y que viene en apoyo de la postura que acabamos de defender. El reconoce, como no podria por me— nos, un cierto influjo, pero estâ muy lejos de considerar que sus pensamientos sean algo idéntico, como una copia y su modè­ le: "El juicio que a Balmes mereciô la obra filosôfica de Des­ cartes es indudablemente uno de los mâs serenos e imparciales. 62 En él se reconocen, como es Justo, las buenas cualldades y méw ritos del filôsofo francés, tributândosele por ello elogios ta les que a un lector superficial podrlan hacer sospechar identif dad de pensamiento, no obstante la oposiciôn irréductible de la ideologla de ambos escritores, claramente indicada por cal^ ficativos tan opuestos como el de "padre de la filosofla moder na" (27 ). Con todo el valor que se le pueda dar al hecho de conciencia -y Balmes se lo d a - , es inutil q u e , sobre él, se -•» quiera apoyar todo el proceso filosôfico. La suerte del que — pretenda seguir por este camino no ira mas alla que la del em­ pirisme, y que veremos posteriormente. Dirlamos: la conciencia, si; pero sola, no. Balmes no se identif i c a , pues, con Descartes en el planteamiento y soluciôn del problema. Veamos lo que vale la conciencia sola para nuestro autor: "Estos hechos -de conciencia- no tienen un valor cientlfico sino cuando se objetivan, permltaseme la expresiôn, o bien cuando, re-flexionando sobre ellos el esplrjL tu, los baha con la luz de las — verdades necesarias" (28). Con el simple esquema cartesiano, segûn Juzga Bal^ mes, no saldrlamos del campo de la conciencia, del "me parece", y, por tanto, no llegarlamos a la verdadera ciencia. TIRSO ALE SANCO, en su tesis doctoral, trae a colaciôn un ejemplo bien significative: "Ya la Escuela de Elea, rechazando el testimonio de los sentidos, pues consideraban la informaciôn sensible y experimental como fuen te de engano y error, construyô una filosofla exclusivamente con la dialéctica de la inteligencia y de sus verdades idéales" (29). Asl llegarlamos a una ciencia puramente ideal, de relaciones necesarias entre las ideas, pero desconectada tota^ mente del orden de las existencias. Ciertamente que el mismo - 63 Descartes qulso évitai estas conclus!ones y, echando mano de - Bios, qulso salvar el abismo que separaba su conciencia de las existenclas concretas del mundo. Aunque no encontramos palabras duras en las obras de Balmes contra esta solucion, sino que, a veces, parece querer salvar su "religioso recurso a Bio s " , sin embargo, en la solucion positiva que Balmes darâ al problema del conocimiento encontramos, implicitamente, una condenaciôn y rechazo de la aportaciôn cartesiana. Un salto infundado ve claramente Balmes en el ar^u mento de Bescartes nos ofrece como prueba de la demostracion de la existencia de Bios. Pretends demostrar esa existencia — fundândose en que el predicado existencia esta incluido en la idea de un necesario infinite: "La idea de ser necesario envuelve la existencia, mas no real, s^ no lôgica o concebida, pues que teniendo la idea de ser necesario nos resta todavla la dificultad de si le corresponde algùn objeto; el predicado conviens al sujeto en el modo en que se pone el mismo sujeto, y como este no es pues^ to sino en un orden puramente ideaL el predicado es también puramente ideal" (5O). No estik de acuerdo nuestro autor con la forma de solucionar el problema, el "salto" de lo ideal a lo real, que tiens el filosofo francés. A continuaci6n senala cômo ésto, la demostracion de laexistencia deBios, si es posible introduciendo en el ra ciocinio otros eleraentos -datos reales- que la experiencia nos proporciona. Ni en el caso de Bios ni en ningun otro es posible elaborar la auténtica ciencia a partir de la sola idea, de la pura conciencia: "Las verdades générales por si so­ las, aun en orden puramente ideal, no conducen a nada, por lo inde— terminado de las ideas que contio^ nen; y, por el contrario, las ver dades particulares, por si solas. 64 tampoco producer! ningun resultados porque se limitan a lo que son, imposibilitando el discurso, que no puede dar un paso sin el auxilio de las ideas y proposiciones générales. De la union de unas — con otras résulta la luz; con la separaciôn no se obtiene m&s que una intuicion abstracta y vaga o la contemplaciôn de una verdad — particular que, limitada a pequena esfera, nada puede ensenar so­ bre los seres, considerados bajo un aspecto cientlfico" (31). En su Filosofla Elemental se express de la misma forma. Dice: "De donde se infiere que hay en nosotros dos ordenes de conocimim tos: unos puramente ideales,otros reales; que los primeros forman una verdadera ciencia pero estéril para la realidad, y que los otros son un conjunto de observaciones que por si solos no constituirlan ciencia. La uni6n y combinacion de estos dos elementos engendra la ciencia positiva, util, en el orden moral, metafIsico y flsico. Aunque estos dos elementos se dijs tingan, no pueden separarse del todo; ninguna inteligencia puede estar limitf'da a un orden pur amen ideal : cuando menos, tendrâ el co nocimiento de un hecho real : la conciencia de su existencia pro-pia" (32). Exceptuando, pues, el dato de la conciencia, para ningun otro conocimiento cientlfico tendrlamos suficiente base critics. La conciencia no puede ir mâs alla de si misma, del "me parece", para instalarse también en el "es". Balmes, aun reconociendo su conocimiento y simps— tlas por la filosofla de Descartes, no se identifies con el en absoluto. Lo mismo concluye el P. ROIG GIRONELLA en la obra citada anteriormente: Balmes filosofo,(33 )» 65 c) CONCLUSIONES Después de este recorrldo por unas y otras inter— pretaciones del problema que nos o c u p a , podemos resumir de la siguiente forma; a) Balmes conoce, indudablemente, la filosofla de Descar­ tes « b) El sistema como tal le merece ciertas simpatlas y respeto. c) Un cierto influjo también hay que reconocer. Ante todo, en la valoracién del problema del conocimiento por encima de toda Ontologla; también en otros temas mas par^ ticulares: caso de una cierta inclinaciôn inconsciente hacia lo subjetivo, esquema del doble mun d o : real e -ideal, concepto de evidencia etc. d) Sin embargo, hay que rechazar de piano que sea un imitador cartesiano en la solucion que ofrece al problema. La unilateralidad, fatal en la soluciôn del tema del conocimiento, es algo de lo que acusa sin paliativos al filosofo francés. e) Por importante que queramos suponer el dato conciencia, séria absurdo querer montar sobre él todo el resto del edificio filosôfico. f) Se reconoce que la puerta abierta por Descartes condu­ ce, inevitablemente, hacia el campo funesto del Ideally mo. 66 EXPOSICIüN Y CRITICA DEL SENSUALISMO Hemos visto en el tema anterior cômo para Balmes Descartes peca de unilateralidad colocéndose en el lado subje­ tivo, de la conciencia, con el animo de solucionar, desde ahl, el problema del conocimiento cientlfico. Pues bien, en el extremo opuesto, y también con la misma incapacidad y unilateralidad, nos encontramos con el sij^ tema de Condillac, el sensualisme, y en general, con todo el empirlsmo. Rechazando la posiciôn cartesiana, intentan soluci^ nar el problema desde el puro dato objetivo, desde la simple sensaciôn. El p 1anteamiento es distinto, el dato inicial es r^ dicalmente diferente, pero la conclusion ûltima se nos va a — mostrar igualmente infructuosa e invalida para la ciencia. Contra el sensualisme del filosofo francés Condi-llac es, sin duda ninguna, contra une de los sistemas que con més fuerza y vigor, arremete Balmes en sus obras. Si funesto era el racionalismo, sobre todo llevado a sus ultimas consecuen cias (Idéalisme), no menos grave le parece el puro sensualisme. Ya vimos en otro lugar cômo Balmes, muy al principio de su Filosofla Fundamental, en el capitule 5 del libre 1 , salla al paso de este sistema: "Concedâmosle al filôsofo sensualista todo lo que quiera; dejémo^ le que arregle a su modo la depen dencia respectiva de las sensacio nés; todo se le d e s c e n d e r ta des­ de el memento que le exigls que no discurra sino con sensaciones paras, por mâs que las suponga — transf ormada's" (34 ). Este juicio, totalmente negative, que le merece Balmes el pensamiento a de Condillac, séria como el ultimo resuJL tado de sus investigaciones sobre el francés y que nosotros -tratareinos de segiiir, paso a paso, apoyados en sus mismos pensamientos. Nos interesa conocer en mâs detalle este sistema. Condillac quiere explicar todo el fenômeno del conocimiento a 67 base de sensaciones transformadas. Es muy oportuna en este - momento la cita de Balmes: "Condillac, animando progresivamente su estatua y haciendo dima nar de una sensaciôn todo el cau dal de los conocimientos humanos, se parece a aquellos sacerdotes que se ocultaban dentro de la es tatua del idolo y desde alii em_i tian sus orâculos. No es la esta tua que se va animando lo que — p ie n sa y habla; es Condillac que estâ dentro. Concedâmosle al fi­ lôsofo sensualista todo lo que quiera ... Todo se le desconcier ta desde el momento en que le — exigls que no discurra sino con sensaciones puras, por mâs que las suponga transformadas" (35l« Como se puede ver la crltica no puede ser ni mâs directe ni mâs clara. Condillac estarâ construyendo todo un sistema de explicaciôn del pensamiento que no responderla a la realidad de las cosas% una cosa es su estatua y otra, radi calmente diferente, es él, que eé el que, de verdad, piensa. iPor qué estoy seguro de que la sensaciôn que ex­ périmente en el sentido del olfato procédé de un objeto que se llama rosa? ^Cômo puedo saber que estas sensaciones son a^ go mâs que impresiones que recibe mi aima? ^Por qué no he de creer que vienen de una causa cualquiera sin relaciôn a objetos externes? A éstas, y a otras preguntas parecidad, no pue­ de responder Condillac con su sistema. Balmes llega a una triple conclusiôn a partir de estas observaciones. Résulta: primero, que no se encuentra — una sensaciôn origen de la certeza de las otras; segundo, q u e , aun cuando existiera esa sensaciôn, no bastarla a fundar nada en el orden intelectual, pues con las solas sensaciones, no es posible ni aun pensar; tercero, que las sensaciones, lejos de poder ser la base de la ciencia transcendental, no sirven por si solas para establecer ninguna ciencia, pues de ellas,por ser hechos contingentes, no pueden dimanar las verdades necesarias (36). 68 Balmes recurre a las palabras del mismo Condillac que, también nosotros, hemos de recoger en este momento: "Para llenar este objeto nos im^ ginamos una estatua organizada interiormente como nosotros y — animada de un esplritu, sin nin­ guna especie de ideas, suponiéhdola, adem&s, de un exterior to­ da de marmol, que no le permitSan el uso de ningun sentido, nos rei servamos la libertad de abrlrselos a las diferentes impresiones de que son susceptibles, segun mejor nos pareciese. Creimos deber de empezar por el olfato, porque este es el sen tido que parece contribuir menos a los conocimientos del esplritu humano. En seguida examinâmes -los otros; y después de haberlos considerado separadamente y en conjinto, vimos que la estatua llegaba a ser un animal capaz de velar por su conservacion. El principio que détermina el desarrollo de sus facultades es simple; las sensaciones mismas le contienen; (subrayado es nue^ tr o ) porque siendo todas por necesidad agradables o desagrada— bles, la estatua esta interesada en gozar de las unas y evitarse de las otras. El lector se con-venceré de que este interés (su^ rayado nuestro) es suficiente pa ra dar lugar a las operaciones del entendimiento y de la voluntad. El juicio, la reflexion,los deseos, las pasiones, no son — otra cosa que la sensaciôn misma, que se transforma de diferentes maneras; por esta razôn nos pare^ ciô inutil el suponer que el ai­ ma recibe inmediatamente de la naturaleza todas las facultades de que esta dotada: la naturale­ za nos da ôrganos para advertirnos por el placer lo que debemos buscar, y por el dolor, lo que debemos huir; pero se detiene -- 69 alii, y d e ja a la experiencia el cuidado de hacernos contraer h&b^ tos y de acabar la obra que ella comenzô. Este objeto es nuevo y manifiesta toda la sencillez de las vlas del Autor de la naturaleza: ^no es co sa digna de admiraciôn el que ba­ ya bastado hacer al hombre sensi­ ble al placer y al dolor para que naciesen en él ideas, deseos, h&bitos, talentos de toda especie?(Tratado de las Sensaciones,"Idea de la Obra"! (37 )• Aunque la cita baya sido demasiado larga, merecia la pena insertarla toda compléta. Es la mejor forma de ilustrar lo. Estos principios filosoficos, en materia de conoc^ miento, como todo tipo de empirismo, son objeto de las mâs du­ ras crxticas de mente Balmes. Y esto, en un doble sentido: directa-- eindirectamente. En el primer sentido veremos todavla - mâs frases claramente condenatorias de taies filosoflas ; en el segundo sentido, problema toda la solucion positiva que Balmes darâ al crltico es,por contra particla, un nuevo rechazo y — condena de estas soluciones. Aclaremos un poco el pensamiento de Condillac. Tomemos un hombre cuyo âmbito de conocimiento se limite al sent do del olfato: "Si nous lui présentons une rose, elle sera par rapport à nous une statue qui sent une rose ; mais -par rapport à elle, elle ne sera que l'odeur même de cette fleur. Elle sera donc odeur de rose, de jasmin, d 'oeillet, de violette, suivant les objets qui agiront — sur son organe. En un mot, les -odeurs ne sont à son égard que -ses propres modifications ou m a ­ nières d'être; et elle ne sauroit se croire autre chose, puisque ce sont les seules sensations dont elle est susceptible"(38)• El hombre, para su pura consciencia, no serâ mâs — 70 quo una sensaciôn de olor. Supongamos que el hombre no tiene mas que esa sen­ saciôn, el olor de una rosa. Esto es "atenciôn". Cuando se re­ tira la rosa queda una impresiôn, mas o menos fuerte segun la intensidad de la atenciôn. Tenemos la memoria. Supongamos que luego el hombre, tras haber olido repetidamente los perfumes de rosas y claveles, huele una rosa. Su atenciôn pasiva queda dividida entre los recuerdos de los perfumes de rosas y claveles. Tenemos una comparaciôn. Y " Dès qu'il y a comparaison, il y a jugement ... Un jugement n'est donc que la perception d'un rapport entre deux idées, que l'on compare"(39)• Y si el hombre al tener présente una sensaciôn desagradable de olor, recuerda una pasada sensaciôn agradable, tenemos la imaginaciôn. Si el hombre adquiere la costumbre de separar las ideas de satisfacciôn e Insatisfacciôn de sus varias modiflcaciones particulares, poseerâ ideas abstractas. Si el hombre que ahora experiments una sensaciôn desagradable recuerda una pasada sensaciôn agradable siente la necesidad de volver a alcanzar el anterior estado. Esto susci­ ta el deseo. Pues "el deseo no es sino la acciôn de esas facu^ tades cuando se dirigen a las cosas cuya necesidad sentimos". Y un deseo que expulse a los demâs o llegue a ser, al menos, dominante es una pasiôn. Ademâs, si la estatua recuer da que el deseo que ahora experiments ha sido seguido en otras ocasiones por satisfacciôn pensara que puede satisfacer su de­ seo. Y, en este caso, se dice que quiere, que ejerce la voluntad. "Car on entend par volonté, un désir absolu, et tel, que nous pensons qu'un chose desirée est en notre pouvoir" (4o ). Como vemos, Condillac, partiendo del simple campo de las sensaciones y sus diferentes posibilidades de transfor maciôn, pretende montar todo el edificio del conocimiento. El unilateralismo, que hemos dicho causaba panico a Balmes en es­ tas materias, no queda aqui menos definido que en otros siste­ mas. Todas las operaciones mentales, toda actividad intelectual. 71 puede, y de hecho se derivan, de las sensaciones. Balmes no puede admltir ni el primer paso de esta argumentaciôn: "Si bien se observa, ya en los -primeros pasos se hace dar a la estatua un gran salto. A vueltas de la aparente simplicidad del fe^ nômeno sensible se introduce ya uno de los actos que suponcn el entendimiento muy desarrollado: la reflexion (subrayado nuestro). Ya la estatua se cree algo, se — cree olor; ya se le atribuye la conciencia del yo, comparâtivamen te a la impresiôn que recibe; ya se le hace emitir una especie de juicio, en que afirma la identi— dad del con la sensaciôn" (4 l ). Esto séria imposible, nos signe diciendo, de encon trarnos con la sensaciôn sola. La hipôtesis de Condillac no — conduce a nada; desde el momento en que sale de la sensaciôn para desenvolverla esté admitiendo en el esplritu una activi— dad distinta y muy diferente de la sensaciôn; esté, sencilla— mente, arruinando él mismo su propio sistema. Aristôteles habla dicho: "Nada hay en el entendi-miento que antes no haya estado en el sentido". Las escuelas han seguido repitiendo durante siglos el pensamiento del filô­ sofo: Nihil est in intellectu quod prius non fuerit in sensu. Descartes, como ya hemos tenido ocasiôn de ver, vJ^ no a intercambiar este orden, y sus disclpulos, como Malebranche, llevaron sus principios hasta las ûltimas consecuencias considerando el mundo de los sentidos como algo nocivo a la sa lud intelectual. En medio de este panorama recuerda Balmes que Loc­ ke quiso réhabiliter el principio de Aristôteles, dando una -gran importancia a la "observacicn"; pero, ademâs de la sensa­ ciôn, admitiô la reflexiôn. Sin embargo, su disclpulo Condillac qulso demostrar que todos los actos de nuestra aima no son mâs que sensaciones transformadas. Opina que, en vez de distinguir dos orlgenes de nuestras ideas, como Locke, el sentido y la re^ flexiôn, séria mâs exacto no reconocer mâs que u n o ; ya porque 72 la reflexiôn no es en su principio sino la sensaciôn misma, ya porque la reflexiôn es mâs bien el canal por donde pasan las ideas que vienen de los sentidos, que el manantial de ellas. (Extracto razonado del "Tratado de las sensaciones". Resumen de la primera parte) (42 ). Balmes no puede admitir esa simplicidad en la ex-plicaciôn del fenômeno del conocimiento. Es mâs, como hemos — visto, cualquier operaciôn de las que nos intenta ofrecer Con­ dillac como simple sensaciôn o combinaciôn de varias, estâ pre^ suponiendo una conciencia y su actividad, aunque él no lo quie^ ra reconocer. Pensamos en la comparaciôn, por ejemplo. Esa fuer­ za intelectual que lleva los dos extremos a un terreno comun,que falla entre ellos, es distinta de la mera sensaciôn, es — efecto de una actividad de otro orden; "su desarrollo dependerâ de las sensaciones como de una condiciôn sine qua n o n ; pero nada tiene que ver con las sensaciones mismas ..., no puede — confundirse con ellas sin destruir la idea de la comparaciôn" (43). Anade todavla; "No hay juicio posible sin las -ideas de identidad o semejanza, y estas ideas no son sensaciones. Las sensaciones son hechos parti­ culars s que no salen de su esfera, que no se aplican de un caso a — otro ; las ideas de identidad y se^ mejanza envuelven algo de comun que se aplica a muchos"(44 ). Examina luego otras facultades -"fenômenos de sen­ saciones, segunCondillac"-, ra venir a concluir como es el caso de la memoria, pa queCondillac o admits algo mâs que sensa­ ciones o no; si lo primero, ya vemos que iria contra su tesis principal; si lo segundo, no puede explicar satisfactorlamente ninguna idea abstracta. Se verâ, pues, reducido a admitir con Locke la reflexiôn sobre las sensaciones, y, por la misma razôn, otras facultades del aima (45 ). Balmes comprends perfectamente que los filosofos hayan afirmado que todas nuestras ideas vienen de los sentidos. 73 en cuanto que desplertan la actividad intelectual y proporcionan los materiales objetos de la inteligencia, pero no puede comprender cômo nadié haya podido pensar que en nuestro esplri tu no haya mâs que esos materiales. Esto es, sencillamente, lo que ha pretendido Condi llac, y el resto de las filosoflas emplristas, como veremos en su momento. Por eso Balmes no duda en escribir: "Sin embargo, el autor del Trata­ do de las sensaciones parece es­ tar muy satisfecho de su sistema: impresiôn actual, he aqui la sen­ saciôn; recuerdo de la sensaciôn, he aqui la idea intelectual: este; si no es sôlido, es alucinador; con la apariencia de una observaciôn delicada se detiene en la su p e r f i d e de las cosas y no fatiga al disclpulo. Todo sale de la sen saciôn pero es porque Condillac hace hablar a la estatua del modo que le parece bien, sin atenerse a la hipctesis de la sensaciôn so la" (46 ). Con estas palabras de condena abrla Balmes sus flexiones contra el sensualisme, y con las mismas lo puede rece^ rrar. No es posible defender tal sistema. Se comprende que este sistema, donde sôlo cuentan las sensaciones y su combinaciôn, arruinarâ por su base las — ideas morales y todo intente de una juntificaciôn racional la existencia de y conocimiento de Bios. A nuestro autor no se - le podla pasar esto por alto, y, aunque sin demasiado deteni-miento, también lo apunta. "Este sistema, a mâs de su flaqueza filosôfica, es funesto a las ideas morales" (47 ). En el libre que estâmes comentando, libre 4 de su Filosofla Fundamental, capitule 27 , donde Balmes habla de la existencia y justif icaciôn de las verdades necesarias, y por lo mismo de la ciencia, y también de lo que él llama unidad, uniformidad o comunidad de la razôn humana -luz divina-, se - manifiesta de forma muy parecida contra el sistema sensualista: 74 "Luego toda filosofla que quiere explicar la razôn aislandola; que solo considéra fenômenos particu­ lares, sin lazo general; que pre­ tende levantar el magnlfico edifi^ cio de nuestra razôn con solos -los hechos particulares; que no apela a un fondo comun, a un ma­ nantial de luz de donde nazcan to das las luces, es una filosofla falsa, superficial, en lucha con la teorla, en contradicciôn con los hechos. Cuando se reflexions sobre esto, lâstima dan Locke y mâs aun Condillac con sus explic^ clones de la razôn humana por so­ las las sensaciones" (48 ). No quisiera olvidar una ligera insinuaciôn que so­ bre el mismo tema hace Balmes en su obra El Criteria. Defiende la posibilidad de "transiciôn" de lo sentido a lo no sentido;la posibilidad de paso légitima del efecto a la causa. Alll es^ cribe; "De la contemplaciôn de la admir^ ble mâquina del universe no pasarlamos al conocimiento -se supone que 2 Î pasamos- del Creador si no tuvieramos idea de efecto y -causa, de orden y de inteligencia. Y sea dicho de paso, esta sola ob servaciôn basta para desbaratar el sistema de los que no ven en nuestro pensamiento mâs que sensa ciones transformadas" (49 ). El autor, como vemos, no pierde ocasiôn para refutar estas filosoflas que juzga totalmente inadmisibles. Si De^ cartes pecaba de unilateralidad inclinado la balanza inadmisiblemente del lado de lo subjetivo, del lado de la razôn, Condi^ llac, y todo empirismo, vue1ven a cometer el mismo fallo: uni­ lateralidad; sôlo que, en esta ocasiôn, la balanza va del lado de lo emplrico, de lo sensible. Malo el uno y malo el otro. UGARTE DE ERCILLA en un articule acerca de la fil^ sofla de Balmes coincide con la interpretaciôn que venimos senalando y q u e , en este caso, tan claramente nos expuso el mis­ mo filôsofo catalân: 75 "Ahora bie n , no se esoapô a la pe^n netrante mirada de Balmes que Con dillac, ya en los primeros pasos, hace dar a su estatua un gran sa^ to; a vueltas de la aparente sim­ plicidad del fenômeno sensible, se introduce ya en uno de los ac­ tos que suponen el entendimiento muy desarrollado: la reflexiôn" (50). La crltica que se ha hecho a Condillac ha sido una crltica desde dentro, desde el puro examen interne» de la senseï ciôn. Ademâs Balmes ledirige otra crltica, que mar externa, casidepura podrlamos 11a- formalidad, senalando la contradic-- ciôn en que cas Condillac: "A la vista de este sistema, en que no se otorga al aima ni siqu^ ra facultades naturales y se consideran las que posee como un sim pie efecto de las sensaciones, se nota desde luego la contradicciôn en que incùrre su autor cuando en el mismo lugar se déclara ocasionalista (a ) , pretendiendo que las impresiones de la organizaciôn no son mâs que la ocasiôn de nuestras sensaciones" (51)• Con toda razôn se pregunta Balmes si puede darse facultad natural mâs inexplicable que esta de ponerse en rela­ ciôn con los objetos que no producen las sensaciones y que son, con respecto a ellas, una mera ocasiôn. De concéder esta facul^ tad al aima, con mucha mâs facilidad podrlamos concederle to— das las demâs: 'yor qué no se han de admitir en el aima otras facultades innatas? O mâs bien, ipor qué se dice que no se las supone, cuando se comien za por suponerlas?" (52). Por cualquier lado que miremos el sistema sensua— lista se nos muestra como rechazable. Si es lôgico con las mâs radicales exigencias de su sensualisme no ha de admitir ningu­ na facultad para ir a parar con ella a un ocasionalismo; si, en una falta de lôgica consigo mismo, admite esa "misteriosa" 76 facultad, complica incomprenslblemente las cosas. TIRSO ALESANC O , en su obra citada escribe: "Las sensaciones, dice Condillac,no son producidas por los objetos externos, que no son mâs que ocasio nés para que en el aima se origine el fenômeno sensitivo, pues es inex plicable la comunicaciôn directs de las facultades animicas con los objetos. Pero ^no résulta el prob^ ma mâs dificil, reduciendo los ob­ jetos externos a mera ocasiôn?(53). El problema, claro, no ficultad en cuanto tal, sino en estarîa en la facilidad o d^ lacontradicciôn manifiesta en que incurre. Ademâs de los dos caminos de crltica al sistema de Condillac que ya hemos senalado, todavla hemos de apuntar a una tercera fuente de desacuerdo senalada por Balmes: el examen de las aspiraciones del esplritu humano. Hablamos visto cômo la sensaciôn, por si misma, y a pesar de todos los intentos de Condillac, no podla dar de si pai ra la explicaciôn del fenômeno del conocimiento; también hemos senalado la contradicciôn en que cae el mismo autor con su refe^ rencia de conduce "ocasionalismo", ahora examinamos un tercer punto que a los mismos resultados. Balmes nos recuerda que la observaciôn detenida del aima humana nos ensena que esta vamucho mâs allâ de la intui-- ciôn inmediata, busca objetos de un orden muy superior, e i n d u so en los objetos que se le ofrecen en la intuiciôn inmerliata,no se conforma con lo que aparecen, sino que investiga afanosamente lo que son: "Lo puramente individual no satisface al esplritu. Enclavadn en un punto de la escala inmensa de los seres, no se limita a percibir a los que tiene a su alrededor y que forman como la atmôsfera en que de^ be vivir; aspira al conocimiento de los que le proceden y le siguen, quiere conocer el conjunto, descubrir la ley de donde résulta a la creaciôn. Sus goces mâs puros los 77 encuentra en salir de la esfera en que le tiene encerrado la limita-ci6n de sus facultades: su activi­ dad es mayor que sus fuerzas; sus deseos son superiores a su ser" (54). Este margen de verdad del esplritu humano, en esa serie de posibilidades "superiores", i ebasa totalmente los alcm ces de la sensaciôn. Hay que admitir, pues, otras fuentes o po­ sibilidades cientlficas en el hombre. Por otra parte, este fenômeno que hemos descrito a nivel de la inteligencia también lo descubrimos en el sentimien to y en la voluntad. Junto a las sensaciones y sentimientos de objetos determinados, hemos de contar con otros que sobrepasan esta ôrbita, y que tienen su plena comprensiôn y explicaciôn en otro âmbito. EXAMEN DE UNA IDEA Seguimos examinando lo que muestra nuestra experien cia, ^nos dice que en nuestras ideas no hay mâs que sensaciones? La idea de un triângulo, por ejemplo, no es una representaciôn sensible, o aquella imagen interior por medio de la cual nos pa^ rece que estamos viendo la figura. La idea de triângulo es una, necesaria, constante, la misma para todos; su representaciôn — sensible es multiple, contingente, mudable: luego la idea y su imagen son distintas y no se puede reducir una a la otra. "Todos los geômetras se entienden perfectamente al hablar del triân­ gulo en general y no necesitan explicarse unos a otros cuâl es la figura triangular que tiene en su interior ni las mudanzas que éste expérimenta" (55). Observâmes cômo nada de ésto se halla en la imagen sensible; tanto si la considérâmes dentro de nosotros mismos CjO mo en varies sujetos a la vez. A primera vista, nada tan sencillo como decir que la idea es la imagen, pero en realidad esto. 78 ademâs de las razones Intrlnsecas que lo invalidan, es contra­ rio, nos dice Balmes, al mismo sentido comun. Un ejemplo bien claro: "Es évidente que tenemos idea de un pollgono de mil lados, pues c^ nocemos y demostramos sus propiedades, pero su imaginaciôn es de todo punto imposible" (5 6 ). OTRAS IDEAS Ademâs las ideas de ser, causa, bien, numéro, vicio ... tampoco se pueden representar sensiblemente. La reflexiôn va, pues, mucho mâs allâ de la sensaciôn. Siento dolor, he ahl la sensaciôn; pienso en él, he ahl la reflexiôn: "Asl, el sistema de Condillac con tradice, por una parte, a la mâs C l a r a experiencia; y por otra, -destruye la razôn misma. El hom— bre con sensaciones solas no es hombre; pierde el carâcter racio­ nal y desciende a la condiciôn de los brutos" (57)» Todas estas razones que hemos senalado hasta el mo^ mento, y que se han agrupado en très grandes corrientes de ar­ gumentaciôn, serlan como la crltica que de forma positiva dir^ ge Balmes al sistema sensualista de Cond'llac.y, en general, en él a todo asomo de empirismo. Negativamente tenemos que senalar que también le critica, pues la exposiciôn del camino que Balmes juzga vâlido para la soluciôn del dad yarmonla, es problema del conocimiento, en su complej^ el mayor argumento para derribar el simplis­ me y unilateralidad que hay detrâs del intento de Condillac. 79 CONCLUSIONES Tras esta exposiciôn del pensamiento balmesiano en contra del sensualisme de Condillac principalmente, y de todo sistema paralelo, podemos resumir en algunas conclusiones: a) Para Balmes se presentan estas corrientes como unas de las mâs funestas para la sana filosofla. b) La argumentaciôn sensualista le parece de lo mâs débil ya desde sus primeros pasos en el problema crltico. c) Las consecuencias de este sistema para otras disciplinas, coneretamente para la moral y la teodicéa son fatales. d) Le puede concéder al sistema el que el material emplrico, las sensaciones como tales, se presente como condiciôn sine qua non para el pensamiento, como material que despierte el funcionamiento de la inteligencia. e) Esto no quiere decir que se sostenga aqui el famoso prin cipio de Aristôteles y de la Escolâstica: Nihil est in - intelectu quod prius non fuerit in sensu. cipio era armonizado con todo el campo dela reflexiôn e Pues e se prin inteligencia que aqui no se reconoce. f) Seguimos en el mismo problema de unilateralidad; sôlo -- que ahora, eso si, estamos anclados del lado del objeto, de lo emplrico, pero con la misma imposibilidad de sal— var armônicamente ese abismo que velamos ya en Descartes entre el mundo objetivo y el subjetivo, entre el dato — real y el campo ideal. 8o CRITICA DEL SISTEMA PE KANT Capltulo muy especial merece el reconsiderar la - atenciôn y juicio que dedica Balmes al sistema filosôfico de Kant . Y en esta ocasiôn se plantea un grave problema. un lado, estâclaro gativos contra planteado queBalmes dedica juicios lafilosofla de Kant; pero por otro lado, se hasta quépunto conoce el filôsofo fia tr ascendent al de Kant. radi calmente Por ne^ ha catalân la filoso^ En esta hipôtesis surge inevitable^ mente un interrogante: ^qué valor podrla tener una crltica de un sistema que no se conoce bien?. El primer juicio que encontramos en la Filosofla Fundamental es el siguiente, a propôsito de este tema: "Aqui se encuentra la causa de la oscuridad y esterilidad de la fi­ losof la alemana, desde Fichte. — Kant se fijaba en el sujeto, pero sin destruir la objetividad del mundo interior, y por esto su fi­ losof la , si bien contiens muchos errores, ofrece al entendimiento algunos puntos luminosos"(5 8 ). Aqui podemos descubrir el juicio que le merece a Balmes la filosofla kantiana: puntos luminosos y errores impor tantes. A lo largo de todo su pensamiento trata de explicar e^ ta afirmaciôn o juicio que hemos recogido en este momento. CONOCE LA FILOSOFIA DE KANT? Ya hemos recogido en otro lugar del trabajo aque-llas palabras de MENENDEZ Y PELAYO en que reconoce que la fil£ sofla moderna, en especial el idealismo kantiano y su dériva— ciôn en Fichte y Shelling, entraron en Espana principalmente por las exposiciones y crlticas de Balmes. {^) Las citas que aparecen sobre Kant las trascribimos tal y como se encuentran en la obra de J. Balmes. 81 Este juicio, que podiamos llamar positive en el te^ ma que estamos tocando, y para no llevar las cosas mâs allâ de donde se debe, lo termina MENENDEZ Y PELAYO calificando a esas exposiciones de Balmes de "razonadas y concienzudas dentro de lo que él pudo leer". Rocordemos el juicio que nuestro interrogante le merece a UGARTE DE ERCILLA: "... Balmes no réfuta sistemâtic^ mente a Kant, y a veces su refutaciôn es algo déficiente .^Quién le iba a exigir en las circunstancias en que viviô un conoci-miento cabal y perfecto de Kant, cuando los mismos criticos m^ dernos, después de mucho estudio y de anâlisis sutiles y laboriosos, apenas andan acordes hoy dla sobre la mente de Kant en algunos puntos? (59). El mismo P. CASANOVAS, al hacer el estudio de la vida, formaciôn y conocimientos filosôficos de Balmes, nos re ­ cuerda cômo en los anos en que se dedicô mâs de lleno a la re­ flexiôn filosofica, no tuvo demasiada noticia de esa filosofla alemana: "Especialmente se diô a los autores esoclâsticos. Cuanto a los mo^ dernos, de Descartes acâ, casi ha bia de contentarse con el deseo" (6 0 ) . La cita se refiere, ciertamente, a aquellos anos de vacaciones forzadas que pasô en Vich; luego, ya sabemos que marcharla a Paris con el ânimo firme de saturarse de esas filo^ sofias, sôlo teniendo en cuenta estos datos es cômo podremos valorar en su justa medida la noticia que de Kant puede ofre— cernos Balmes en sus obras filosoficas. Esto no implica ningun juicio negativo, pues aun podrlamos, y debemos hacerlo, llevar el interrogante a campos mâs profundos; podremos preguntarnos, ^conoce Balmes alguna in tuiciôn profunda del sistema kantiano, aunque no tenga igual conocimiento de mucha s partes de su edificio filosôfico, de — tal forma que ésto le permita la posibilidad de un juicio de valor, positivo o negativo, sobre el mismo sistema?. A este respecto hemos de detenernos en la siguien- 82 te cita del P. ROIG GIRONELLA: "Pero contra Kant y contra el ide^ allsmo postkantiano muestra asimismo muy bien Balmes q u e , quiéranlo o no, harân uso trascendente de las categorias metafIsicas al aplicarlas a lôs hechos de la conciencia, y q u e , por tanto, ya les darân valor trascendente, les harân representar algo exterior a si, es decir, la realidad objetiva del hecho de conciencia, con lo cual la misma prueba de la no­ tre scendencia del pensar (que es la Crltica kantiana), si prueba,prueba esto trascendentemente (con lo cual se autodestruye), y si no lo prueba trascendentemente, no prueba nada (pues su sentido entqn ces equivaldrla a decir, v.gr., no "mi nociôn de sustancia como "yo" pensado,es una categorla a priori, sino "mi pensamiento ac­ tual de mi nociôn de sustancia c^ mo "yo" pensado, ahora es en mi representaciôn la afirmaciôn de que sôlo en cuanto representada es una categorla a priori", con lo cual no significa nada toda la Crltica kantiana)(6 l ). A primera vista, las opinions s que hemos citado po^ drlan parecer opiniones encontradas en cuanto al juicio que mje rece la relaciôn Balmes-Kant, en cuanto al conocimiento o no - de éste por aquel. Un examen mâs profundo posiblemente nos ha- ga ver las cosas de otra manefa, e incluso nos muestre que se pueden compaginar muy bien unas con otras opiniones. Tendrla-mos que hablar de un "cierto conocimiento" y de un "cierto de^ conocimiento" de Balmes en relaciôn con el pensamiento filosô­ fico de Kant. Esta aparente paradoja quedarâ suficlentemente aclarada en estas paginas. LOS TEXTOS DE BALMES Hemos dicho ya cômo el mismo Balmes reconoce "pun­ tos luminosos" en la filosofla kantiana. Ademâs hay que hablar 83 de un cierto paralellsmo; paralelismo a la hora de la crltica del empirismo. Uno y otro, Kant y Balmes, estân contra esa losofla. Coinciden, pues, en este punto de partida, aunque no, ciertamente, en el camino recorrido y en el punto de llegada. Y podemos anadir mâs : tanto Kant como Balmes repre^ sentan dos esfuerzos por conjugar los extremos marcados por el racionalismo y el empirismo. También aqui el paralelismo se - rompe en el camino a recorrer por uno y otro, y en el punto de llegada, en la soluciôn. Kant cede en favor del sujeto y en menoscabo del objeto. En el conocimiento cientlfico distingue claramente en­ tre el elemento que se Impone, lo "dado", y el elemento const^ tutivo a priori, lo "puesto". El resultado, que es el llamado objeto de conocimiento, es una elaboraciôn mixta, donde la con tingencia de lo a posteriori queda trasformada por la universa^ lidad de lo a priori : este es el fenômeno, objeto unico de n u w tro conocer. A partir de aqui, de est i primera slntesis subje^ tiva, toda otra diferenciaciôn especlfica se harâ en virtud de nuevas formas a priori, y por lo mismo con valor formai y sub­ jetivo . ^Hasta qué punto conociô Balmes esta doctrine e in fluyô en su pensamiento? Ya hemos visto algunas opiniones de signo distinto. TIRSO ALESANCO, en la obra que hemos citado c^ menta: "... Balmes, cuya obra no se explicarla y cuya teorla instintivista no se habrla quizâ formulado, de no haber aparecido en la historia de la filosofla el autor de la Crltica de la Razôn Pura" (62). Posiblemente no haya que llevar tan lejos la influ encia, mâxime cuando desde los mismos planteamientos y esquemas racionalistas se puede explicar, por reacciôn lôgica, el nuevo intento de Balmes. Y teniendo en cuenta, como reconoce el mis­ mo autor, las influencias del conocimiento kantiano por parte de Balmes. Seguidamente escribe: "En tiempos de Balmes todavla no se hablan hecho suficientes estudios criticos ni se habla decantado la doctrina de Kant. Por eso, aunque el estudio direç to, la perspicacia y el instinto filosôfico del gran sacerdote 84 espanol llegaron a columbrar el conjunto y lo esenclal de la teorla kantiana, no consiguieron alorar el detalle y el matiz. Si Balmes hubiera vivido unas decenas de anos mâs tarde, se ha brla ahorrado muchas paginas y muchos golpes en falso. Muchas veces se coloca en un piano, desde el que no pueden llegar sus tiros hasta Kant" (6 3 ). Veremos confirmada esta afirmaciôn en algunos temas posteriores, por ejemplo, cuando quiere hacer una comparaciôn entre la filosofla escolâstica y Kant. Hay que dejar a salvo el valor de los hechos y la necesidad de los principios. Esta afirmaciôn balmesiana, donde se reclama un cierto apriorismo, podla coincidir, en una prime^ ra intenciôn, con el doble elemento kantiano. Sôlo como d a t o ,claro estâ; nunca como contenido de ambos. Ese es el sentido de aquellas palabras balmesianas: "De la uniôn de unos con otros rja sulta la l u z ; con la separaciôn no se obtiene mâs que o una intu^ ciôn abstracta y vaga o la contem placiôn de una verdad particular que, limitada a pequena esfera, nada puede ensenar sobre los se— res, considerados bajo un aspecto cientlfico" (64). De esta forma de entender la uniôn a lo que podia­ mos llamar "formalizaciôn" kantiana, slntesis subjetiva a prijo ri, va una gran diferencia. Examinamos mâs en detalle sus crlticas al pensamien to de Kant. JUICIOS SINTETICOS De la Crltica de la razôn pura extrae algunos pâ- rrafos que copia asl; "En los juicios sintéticos, a mâs del concepto del sujeto, debo te­ ner alguna otra cosa (x) sobre la cual el entendimiento se apoye p^ ra reconocer que un predicado no contenido en este concepto, no obstante, le pertenece. 85 Tocante a los juicios emplricos o de experiencia, no hay ninguna d^ f icultad porque esta x es la exp<9 riencia compléta del objeto que conozco por un concepto a, el cual no forma mâs que una parte de esa experiencia. Pero en los juicios sintéticos a priori este medio falta absolutamente. Si debo salir del concepto a para conocer otro concepto b co mo unido con aquel, ^dônde me apo^ yaré y cômo serâ posible la sinte^ sis, cuando no me es dable volver me al campo de la experiencia7(6^. Comenta Balmes que la razôn de esta slntesis habrâ que buscarla en el entendimiento. Kant lleva el esquema no sô­ lo a lo que podemos llamar juicios de experiencia, sino también al orden intelectual puro. Asl puede afirmar Kant que los juicios‘matemâticos son todos sintéticos, en contra de lo q u e , a primera vista, pu dlera parecer. Asl: 7 f 5 no séria una proposiciôn analltica,pues la proposiciôn no expresa mâs que la reuniôn de dos numé­ ros én uno solo, sino sintética. Balmes rechaza esta argumentaciôn kantiana. Otro ejemplo que pone: "entre dos puntos, la llnea recta es la mâs corta". También dice Kant que no es una propo­ siciôn puramente analltica; también le réfuta Balmes con las mismas razones. Con esta forma de pensar llegarlamos, dice Balmes, a decir que ni aun el juicio "el todo es mayor que su parte" es analltico; porque en la idea de todo no entra la de mayor hasta que se la compara con la de parte. "No tendrlamos mâs juicios anallticos que los puramente idénticos a los comprendidos directamente en esta fôrmula: A es A" (66). Con esta doctrina, demostrando que todos esos jui­ cios no son sintéticos sino anallticos, nos dice Balmes que se destruye todo el sistema de Kant por su base en este punto. 86 Resume Balmes con las siguientes palabras: "Surge aqui la cuestion de si los juicios de evidencia mediata pue­ den llamarse anallticos. Claro es que si por anallcicos se entienden solamente aquellos en los cuales basta entender el significado de los terminos para ver la convenien cia o repugnancia del predicado,no pueden llamarse tales los de evidencia mediata. Pero si entendemos ... aquel en que basta descomponer un concepto para encon-trar en él la conveniencia o re-pugnancia del predicado, hallaremos que los juicios de evidencia mediata pertenecen también a di-cha clase ..."(6 7 ). FORMAS KANTIANAS PE LA SKNSIBILIDAD También las critica Balmes. Esta de acuerdo en que la extension -que es una verdadera idea-, considerada en noso^ tros, o sea, en su intuiciôn, puede ser mirada como una condi­ ciôn necesaria de nuestras facultades sensitivas. Reconoce tam bién que Kant vio esta verdad, pero que la exagéra cuando niega al espacio una realidad objetiva, afirmando que no es mâs que una condiciôn subjetiva a priori para que puedan recibirse las impresiones. Para Balmes en la concepciôn de Kant sobre el espa cio no hay mâs quedos cosas: la consignaciôn de un hecho muy sabido y la renovaciôn del idealismo: "La consignaciôn de un hecho muy sabido: pues a esto équivale el hacer notar que la intuiciôn del espacio es una condiciôn subjeti­ va necesaria para que podamos per cibir las cosas unas fuera de -otras. La renovaciôn del idealiamo: en cuanto se niega a esta extensiôn toda realidad, considérait do las cosas y su disposicion en el espacio como puros fenômenos,o sea, meras apariencias" (68). 87 La confusion le ha venido, dice Balmes, de haber confundido la imaginaciôn del espacio con la idea; y son cosas radicalmente distintas: "El espacio puramente subjetivo o no explica nada sobre los problè­ mes del nundo externo, o los nie­ ga, neganlo con ello toda realidad" (69) Balmes no puede encerrarse en el fenômeno de la -subjetividad, en la apariencia. Asl es como nos hallamos en el sistema de Fichte, admitiendo el y o , como el hecho primitivo,cuyo desarrollo constituye el universo. Dirige Balmes crlticas parecidas contra laconcepciôn kantiana del tiempo, que déra otra forma apriori consi­ igual que el espacio: "Es cierto que el tiempo no es — una cosa que subsista por si mis­ ma; mâs no que no pertenezca a — las cosas como una determinaciôn objetiva, y que no quede nada de él en prescindiendo de todas las impresiones subjetivas de la intui ciôn... no se sigue que el orden representado por la idea del tiem po no sea una cosa real en los ob jetos. En prescindiendo de nuestra intuiciôn queda todavla algo,que es lo que verifies las proposicio nés en que expresamos las propiedades del tiempo" (70). LA SINTESIS SUBJETIVA Menos afortunado estâ Balmes cuando, queriendo dr^ ticar la slntesis subjetiva kantiana, intenta hacer un parale­ lismo riguroso entre la filosofla escolâstica y la filosofla de Kant. Vamos a seguir el propio pensamiento y exposiciôn de Balmes. Recuerda en primer lugar cômo los aristotélicos, djo minados por la idea de explicarlo todo bajo la dinâmica de ma­ teria y forma, llevan estos mismos esquemas al problema del co nocimiento. Por otro lado, dada la dif erencia esencial que ellos establecen entre el orden de los sentidos y el del entendimien 88 to, tienen que levantar un puante para unir amboa extremes. El puante que elles van a llamar "entendimiente agente" . Balmes le llama verdadere ma&o que posee el maravillese secrete de des pejar a las especies sensibles de sus cendicienes materials s ,de quitarles teda la parte tosea que las impedian penerse en contacte cen el entendimiente pure, trasfermande el grosere pâ bule de las facultades sensitivas en purisima ambrosia que pudiera servir se en la mesa de les espiritus. Balmes juzgn toile este de esta forma: ■* "Esta invencién,mas bien que rid^ cula, debiera llamarse peética, y antes merece el tltule de ingénié sa que el de extravagante. Fero le que hay en ella mâs notable es que envuelve un sentide profundamente filosôfice, ya perque cona^ na un heche ideelôgice de la m a — yor importancia, ya también per— que indica el verdadere camine pa ra explicar les fenomenos de la inteligencia en sus relacienes — cen el munde sensible. El heche censignade es la diferencia entre las representacienes sensibles y las ideas puras, aun cen respecte a les objetes materiales. La ind^ caciôn del verdadere camine censis te en presenter la actividad inte^ lectuai ebrande sobre las especies sensibles y convirtiéndelas en a U mente del esplritu. Quite se a la explicaciôn de las escuelas la parte peética, y véase si le que en ella se envuelve vale tante, per le menos, corne le diche per Kant, al cembatir el — sensualisme, distinguiendo entre las intuiciones sensibles y el en tendimiente pure" (71). Esta es la mejer introduceion al tema que ahera — nos propenemes expener. Balmes ve en la solucion escelâstica — un triple elemento: una desis de peesia, una intuiciôn acerta- da sobre elpreblema critico, una gran ceincidencia cen la se- luciôn kantiana, e, si queremes mas exactamente, de esta cen la de aquelles. 89 Balmes inserta largas citas de Kant que hacen refo^ rencia al tema con el mejor animo de no desfigurar su pensanden to. Asl recuerda como Kant define la intuiciôn como el mode con que un conocimiento puede referirse a objetos. "Esta intuiciôn no existe, sigue diciendo Kant, sino en cuanto se nos da un ojb jeto, lo que no es posible, al menos para nosotros hombres, s^ no en cuanto el esplritu es afectado de alguna manera... Toda intuiciôn que se refiere a un objeto por medio de la sensaciôn se llama empirica. El objeto indeterminado de una intuiciôn era plrica se llama fenômeno" (Estética Trascendental, pil®)(72). La sensibilidad la define como la capacidad de recibir las representaciones por el modo con que los objetos nos afectan. Por medio de la sensibilidad es como los objetos nos son dados % ellos nos suministran intuiciones y el entendimiento es quien los concibe. Sigue copiando Balmes las palabras de Kant t "Todn pensamiento debe en ultimo resultado referirse directa o indirectamente, por medio de ciertos signes, a intuiciones y , por consiguiente, a la sensibilidad,pue^ to que ningun objeto puede sernos dado de otra manera. El efecto de un objeto sobre la facultad representativa, en cuan­ to nosotros somos afectados por e l , se llama sensaciôn. Toda intui ciôn que se refiera a un objeto por medio de la sensaciôn se lla­ ma empirica. El objeto indetermi­ nado de una intuiciôn empirica se llama fenômeno" (Estética Trascen dental, p. 1*)(73)« Examina luego cômo Kant distingue entre la facultad de sentir y la de concebir. También recoge sus propias palabras: "Nuestro conocimiento procédé de dos manantiales intelectuales : el primero es la capacidad de recibir las representaciones (la receptividad de las impresiones); el segundo es la facultadtad de conocer un objeto por sus representaciones 90 (la espontanéidad de los concep-tos). Por el primero el objeto -nos es dado; por el segundo es -pensado en relaciôn con esta repre sentaciôn (como pura determinadon del esplritu). Intuiciôn y conce£ tos, he aqul los elementos de todo nuestro conocimiento; por mane ra que los conceptos sin una intui ciôn correspondiente, o una intu^ ciôn sin conceptos, no pueden dar un conocimiento . . . " ( ) . De estas dos propiedades del aima no es la una preferible a la otra: las dos son de igual importancia. Sin la sensibilidad, ningûn obje­ to nos séria dado, y sin el enten dimiento, ninguno séria pensado.Pensamientos sin materia y sin o^ jetos son vanos; intuiciones sin conceptos son ciegas ..."(75). Todavia recoge Balmes otras citas importantes de Kant. No hemos de repetirlas en este momento, sino que con lo expuesto podemos seguir la comparaciôn que Balmes nos ofrece entre este modo de pensar y el de los escolasticos. Ante todo reconoce que esta filosofia, y esto f ortuna, esta lejos de la de Condillac, pues aqui se un principio fundamental: por asienta la distinciôn en la sensibilidad y - el entendimiento. Pero este triunfo —comenta Balmes- no hay — que atribuirselo a Kant, sino a los propios escolasticos. "Pensamientos sin materia, dice, son vanos, intui­ ciones sin concepto son ciegas". Comenta el filôsofo catalan: "Es, pues, igualmente indispensa­ ble el hacer sensibles los conce£ tos, esto es, darles un objeto en intuiciôn, y el hacer inteligibles las intuiciones, sometiéndolas a conceptos. ^Quién no ve en este pasaje el entendimiento agente de los aristotélicos bien que expresado con otras palabras? Substitu yase a intuiciôn sensible,e specie sensible ; a concepto, especie inteligible, y nos encontramos con una doctrina muy semejante a la - 91 de los escolasticos"(7 6 ). Punto por punto va haciendo Balmes el parangôn en­ tre ambas doctrinas. \ la acciôn de l« s sentidos, a la experim cia sensible de Kant, compara el principio de los escolÂsticos: "Nlhil est in Intellectu ..." A las intuiciones sensibles que, en si mismas son ciegas, los phantasmata de los escolasticos que tampoco son in teligibles. A la necesidad de hacer sensibles los conceptos — d&ndoles un ob jeto de intuiciôn, compara lo que dicen los esco< lasticos de que es imposible entender sine conversione ad phan­ tasmata . es decir, sin que el entendimiento se vue1va a las e£ pecies sensibles. Para Kant hay que hacer inteligibles las intuicio­ nes sometiéndolas a conceptos, para los escolasticos hay que hacer inteligibles las especies sensibles. Para Kant por medio de los conceptos juzgamos, y el juièio es el conocimiento mediato de un objeto, para los e£ colasticos conocemos los objetos por medio de una especie int£ ligible, que esta sacada de la especie sensible. Para Kant en todo juicio hay un concepto aplicable a muehas cosas ..., para los escolasticos la especie inteligible es aplicable a muchas cosas, porque es universal. Balmes concluye con estas afirmaciones: "El paraiigôn que precede es sobr£ manera interesante para apreciar en su justo valor los puntos de scmejanza de dos sistemas que ocu pan un dlstinguido lugar en la — historia de la ideologla: semejan za que ta 1 vez no ha sido notada hasta ahora, no obstante de que salta a los ojos a la simple lec­ ture del filôsofo alemân. Esto no es de extranar: el estudio de los escolasticos es sumamente diflcil; es preciso resignarse al lenguaje, al estilo, a las opiniones, a las preocupaciones de aquella época,y revolver mucha tierra inutil pa 92 ra sacar un poco de oro puro, Pe­ ro notese bien que yo no me propon go descubrir en las obras de los escolasticos el sistema de la crltica de la raz6n p u r a , y que me limite a consigner un hecho poco conocido, cual es el que lo bueno, lo fundamental, lo concluyente que se halla en el sistema del fi16s£ fo aleman contra el sensualisme de Condillac, lo habian dicho siglos antes los escolasticos"(77)• He recogido con details esta comparaciôn con el — fin de justificar la opiniôn de que Balmes no conocia en deta­ ils la filosofia kantiana, aunque no se le niegue esa que he-mos llamado "intuiciôn fundamental". El case presents es una muestra bien clara. Pensâmes, sinesramente, que lo que le enamorô de Kant fue su rechazo al sistema sensualista, del que -tanto abomina Balmes. Llevado de este feliz punto de contacte entre la escolâstica, Kant y su propio pensamiento intentô pr£ longar la comparaciôn y las semejanzas hasta limites inadmisibles. Aparté de esta intenciôn coincidente -la imposibJL lidad de reducir el fenômeno ideolôgico a puro sensualisme-, y si queremos de unos ciertos resultados comunes, no es lôgico ni posible comparer el esquema de fonde que para la explicaciôn del problema del conocimiento proponen Kant y los escolasticos. Sôlo desde esos esquemas se puede entender, como nos ha dicho, que ambos sistemas "ocupen un distinguido lugar en la historia de la ideologia". Con esos presupuestos poco valor tiene el -juicio. Habria que buscar otros para ver si se puede concluir lo mismo. Con el fin de llevar nuestra objetividad hasta el ultimo limite posible, y para que quede a salvo la "intuiciôn fundamental" de conocimiento del sistema kantiano por parte de Balmes, no podemos olvidar lo que nuestro autor anade a renglôn seguido: "Aunque el filôsofo aleman convie^ ne con los escolasticos en la ob- 93 servacion de las facultades primitivas de nuestro esplritu, se aparta luego de ellos en las apU. caciones; y mientras aquellos -van a parar a un dogmatismo fil£ sofico, él es conducido a un escepticigino desesperante . . . Ha distinguido, es verdad, el or den sensible del inteligible: ha reconocido dos facultades primitivas en nuestra alma, sensibil^ dad y entendimiento ..., pero, en cambio, ha reducido el mundo sensible a un conjunto de puros fenômenos ..., y, por otra parte, ha circunvalado el entendimiento, impidiendole toda comunicacion que se extiende mâs alla de la experiepcla sensible ..."(7 8 ). Con estas afirmaciones qtjeda el pensamiento de -Balmes, en relaciôn con su conocimiento de Kant, en un punto justo. Pues, luego de ese paralelismo forzado que ya hemos ex puesto, reconoce el gran abismo entre los pasos dados por filosofia escolastica datos de laexperiencia y por Kant. Ambos y lo la quieren partir de los consiguen, pero, en algo que es de la mayor trascendencia, en el campo del entendimiento, se separan radicalmente: para los escolasticos hay verdaderas -ideas y conocimientos independientemente ya de los fenômenos sensibles y para Kant no. El problema de Balmes en el fallo que le hemos apuntado consiste en haber traspasado, inconscientemente, cier tas categories escolâsticas a contenidos kantianos, para juzgarlos desde ahl. Es una trasposiciôn invalida. EL PRINCIPIO DE CONTRADICCION Es otro de los puntos cuyo examen lleva a Balmes a hacer una serie de referencias a Kant. Este principio se le ofrece como prueba inquebran table del valor de los principios independientemente de la in tuiciôn sensible. El principio es cotidiciôn indispensable de 94 toda certeza, y sin él todo se reduce a un caos. Este princi­ pio, -escribe-, "nos ofrece un ejemplo de valor intrlnseco de los conceptos intelectuales puros independientemente de la in tuiciôn sensible" (79). Querer limitar el valor de este principio a la -simple intuiciôn sensible, negarle su universalidad, es para él, senci1lamente, destruirle: "La limitaciôn del principio equi vale a su nulidad. Su universal^ dad absoluta se liga a su neces^ dad absoluta: si se le restringe se le hace contingente, porque si suponemos que el principio de contradicciôn puede faltar en un caso, nos fi-lta para todos ... ; si la contradicciôn del ser y — del no ser no existe en todos — los supuestos, no existe en nin­ guno" (8o) . Juzga que esta es la reducciôn que ha hecho Kant con el principio de contradicciôn. Puesto que la realidad sô­ lo se refiere a las sensaciones, la idea de ente sera la idea de los fenômenos de la sensibilidad en general. Asl pues, es­ ta idea no significara nada cuando la queramos aplicar a lo no sensible : "Luego el mismo principio de con tradicciôn esta necésarlamente limitado a la esfera de la sensi^ bilidad; luego ni conocemos ni podemos conocer nada fuera del orden sensible"(8 l ). Para Kant, sigue comentando Balmes, todas las apl^ caciones que hacemos de esta idea, extendiéndola mas alla de la esfera de la sensiblidad, seran vanas ilusiones que no si^ nifican nada. De ser las cosas a s l , el principio de contradic— ciôn equivaldria a esta formulaciôn "es imposible que un fen£ meno de la sensibilidad aparezca y no aparezca a un mismo tiem p o " . Es évidente que ni la filosofia ni el sentido comun han dado jamas una significaciôn semejante de tal principio, pues 95 en ese caso, deberlamos concluir que los seres no sensibles — son absolutamente imposibles. Por otro lado, esto séria una -contradicciôn interna en el sistema de Kant, puesto que al admitir la distinciôn entre los fenômenos de la sensibilidad y los conceptos intelectuales puros, él mismo esta admitiendo -que la realidad comprende algo mas que lo sensible. "Los conceptos intelectuales puros son una realidad, son algo, siquie ra como fenômenos subjetivos de nuestro esplritu, y sin embargo no son sensibles, segun lo confie sa el mismo Kant; luego este fil? sofo incurre en contradicciôn cuaji do limita la idea de realidad a lo puramente sensible" (8 2 ). Tampoco aqul Balmes juzga exactamente las cosas. Decir, como afirma Kant, que el noûmeno, la cosa en si, nos es desconocida, no es objeto de conocimiento, no es negar su rea­ lidad, como parece indicar la interpretaciôn que hace Balmes.Y lo mismo podemos afirmar de otras realidades, cuya imposibilidad de conocimiento no signifies imposibilidad de ser. Lo — cual no significa, por nuestra parte, el decantamiento a favor de la soluciôn propuesta por el aleman, ni mucho menos. Se comprende la interpretaciôn de Balmes ya que él esté como obsesionado por salvar el valor objetivo, necesario y universal de las ideas y de los priicipios intelectuales. — Ese problema, calificado por él como al problema que atormenta a la filosofia, ve que no ha sido solucionado por Kant. "La transiciôn del sujeto al obj£ to, o de la apariencia subjetiva a la realidad objetiva, es el pro blema que atormenta a la filosofia fundamental. El sentido Intimo no nos permits dudar de que ciertas cosas nos parecen de tal forma; pero son en realidad lo que nos parecen? ^Cômo nos consta esto?" (8 3 ). Hasta tal punto cree Balmes que Kant ha quedado — preso del "parecer", del fenômeno, que, por paradôgico que parezca, le acusa de renovar el sensualisme. Digo paradôgico pot^ 96 que su intente filosôfice era precisamente en contra de esa corriente sensualista-empirista. Como Kant asegura que sôlo tenemos intuiciôn sen­ sible, y como no atribuye ningûn valor a los conceptos sépara dos de la intuiciôn: " se infiere que el filôsofo al£ man, no obstante sus largas dis^ taciones sobre el entendimiento puro, es profundamente sensualis ta y, que el autor de la crltica de la razôn pura y del Tratado de las sensaciones distan entre SI mucho menos de lo que pudiera parecer a primera vista" (84). Dados los presupuestos anteriores resultarla, di­ ce Balmes, que en nuestro esplritu no habria mas que sensacio nés, las que se pueden distribuir ordenadamente tos. Elentendimiento puro en los conce£ queda reducido a tan poca cosa que hubiera podido admitirlo el mismo Condillac. Significa esto un nuevo quebranto para la origina lidad del filôsofo alemân: "al combatir el sensualisme ha-bla dicho en sustancia lo mismo que epitieron siglos antes todas las escuelas (véase c.8); y lue­ go, queriendo seguir un nuevo ca mino para explicar el orden int£ lectual puro, vuelve a caer en el sistema de Condillac" (8 5 ). Asl pues, ademâs de las crlticas de idealismo y escepticismo que habla dirigido ya contra Kant, hay que anadir ahora la de filôsofo sensualista, lo cual no deja de sorprendernos al aplicarlo al mismo autor. Tampoco se gnlva Kant de la acusaciôn de panteismo. Su sistema, llevado a sus ultimas consecuencias, conduce al de Fichte, al que califica de panteismo extravagante: "El autor de la Doctrina de la ciencia, extraviado por las doc­ trinas de Kant, establece un pan teismo el mas extravagante que hasta ahora se ha excogitado. 97 El autor de la Crltica de la Razon pura , convirtiendo el espa-cio en un hecho puramente subje­ tivo , destruye la realidad de la extensiôn y abre la puerta a los que quieren hacer surgir del yo la naturaleza toda; y haciendo del tiempo una simple forma del sentido interno induce a consid£ rar la sucesiôn de los fenômenos en el tiempo como meras modifies cione s del yo a cuya forma se r£ fieren" (86)7 Aunque Kant no sacara personaImente estas conse-cuencias co'locô el principio del q u e , lôgicamente, se podian deducir, Los filôsofos posteriores hacen del pensamiento de Kant como el gran centre de operaciones en torno al cual giron sus investigaciones. También es verdad que dieron pasos, por ejemplo Pichte, mucho mas allô que Kant y arrebataron al mun­ do, al ser, el estatuto nouménico que Kant todavia habla respetado. Si Balmes no estaba de acuerdo con la unilateral^ dad del sensualisme, puesto que suponla una ruptura ilegltima entre el mundo real y el ideal y acababa con la negaciôn de éste, tampoco puede admitir la slntesis de Kant, porque en d£ finitiva, y aparté la contradicciôn interna de su declaraciôn de fenomenismo y los en-sl que ha de admitir, también reduce une de esos dos campes : ahora el de lu realidad en favor de la subjetividad. También Balmes admite "ciertas aprioridades" en el sujeto a la hora del conocimiento, son las aprioridades ma teriales. Agi nos dice: "Existe en nosotros facultades sensitivas que se desarrollan — por efecto o con ocasiôn de las impresiones orgânicas" (8 7 ). Lo que hay innate en nuestro es­ plritu es la actividad sensitiva y la intelectual; pero ambas, pa ra ponerse en movimiento, neces^ tan objetos que los afecten. 98 La actividad intelectual tiene con diciones a priori, del todo indep^ dientes de la sensibilidad, y que aplica a todos los objetos, sean cuales fueren las sensaciones que le causen. Entre estas condiciones figura como la primera el principio de contradicciôn. Luego en nuestra inteligencia hay algo a priori y absolute que no p_o dria alterarse aun cuando se varia sen completamente todas las impre­ siones que recibimos de los obje-tos y sufriesen un cambio radical todas las relacienes que tenemos con los mismos" (88). En su momento oportuno desarrollaremos ampliamente estos "apriori materiales" con que el hombre tiene que contar,consciente o inconscientemente, a la hora de desarrollar su in­ teligencia. De momento hemos recogido el date y su clara dife— rencia con los apriori de Kant. Demostrado que no puede defenderse un primer y unico principio del cual dimane todo el rlo de los conocimientos humanos, Balmes hablara de "varios criterios", que podemos en-globar también en lo que hemos llamado apriori del conocimiento: "Hay en nosotros varios criterios; pueden reducirse a très :1a concien cia o sentido Intimo, la evidencia y el instinto intelectual o senti­ do comun" (8 9 )• Es decir, hay que admitir que la razôn esta sometida a ciertas leyes, que son las que hay que descubrir y estudiar, de las que no se puede apartar sin acarrearse la ruina a si mi£ ma. De otro modo habria que admitir la arbitrariedad mas absolu ta en cualquier ciencia. Se pregunta Balmes: "Esto iqué indica? Que la razôn e£ ta sometida a ciertas leyes, que sus construeciones estan ligadas a condiciones de que no se puede pre_s c indir ..."l90). 99 Solamente desde esta perspectlva, sin traicionar ni el campo de lo real ni el campo subjetivo, sino mas bien — intentando salvar a ambos, es como Balmes juzga posible la s£ lucion justa al problema del conocimiento. Asl se ha expresado TIRSO ALESANCO cuando nos di­ ce que Balmes no vive ni de complejos empiristas ni de suenos racionalistas, ni de alquimias lôgicas germânicas, sino que vive de la realidad concreta y circundante, aprovechando los elementos que nos brinda la naturaleza y los que encontramos en nosbtros mismos: "Aprovecha la aportaciôn de la experiencia, acréditada criticamente poi' la conciencia,,utiliza la colaboraciôn de la inteligen­ cia, garnntizada por el criterio de evidencia; por fin, constata que es la misma naturaleza la -que se encarga de unirlos en matrimonio vital y cientlfico, y la naturaleza no necesita garantias ni créditas, sino que se im pone irresistiblemente por el -Instinto Intelectual" (91). IQue lejos quedan estos apriori balmesianos de - aquellos otros que posibilitan la slntesis trascendental de que habla KantI Habrâ ocasiôn para examinarlos, detenidamente, cada uno de ellos, y ver su naturaleza y funciôn en el comply jo del conocimiento humano. Asl se expresa también el P. GIRONELLA en su obra Balmes filôsofo, y que ya hemos citado en varios lugares: "... no podemos buscar una ver-dad-semilla, sino sôlo una ver— dad-cimiento (se entiende en la filosofia de Balmes) Sus palabras, diâfanas como todas las de Balmes, muestran bien el alcance de su estudio sobre las "aprioridades pre-trascendentales" (si se per­ mits esta expresiôn), necesario para hallar luego cuales seran las "aprioridades trascendenta-les", caso de que las baya. 100 Pero esta condiciôn indispensa­ ble de todo conocimiento (por — tanto, aprioridad) aun tomada cjo mo punto de apoyo (porque siendo no mas que hombres, nunca sacar£ mos de un "yo" trascendental, c£ mo de una semilla, toda la cien­ cia), les una o multiples?"(9 2 ). La crltica al sistema kantiano viene dada también por la soluciôn que Balmes ofrece al problema de la objetivi­ dad de las sensaciones (libro 20 de la Filosofia Fundamental), y a la realidad de la extensiôn y del tiempo (libros 3® Y 7® respectivamente). CONCLUSIONËS Es hora de resumir, en unas breves conclusions s ,cuanto se ha dicho en torno a la filosofia kantiana vista de£ de la postura de Balmes. 1) Ante todo, hay que reconocer que Balmes juzga que la filosofia de Kant ocupa un "puesto importan te" en el pensamiento ideolôgico. 2) En cuanto al problema de hasta que punto tenla o no un conocimiento exacto del pensamiento de f^ lôsofo aleman, ya hemos dicho y demostrado que -hay que hablar de un "conocimiento fundamental",una intuiciôn de la invalidez de su sistema para solucionar al problema del conocimiento, y de un desconocimiento en detalle hasta usar de algunos de sus términos y pensamientos en un sentido dif£ rente del que Kant les dio. 3) Hay que reconocer un cierto paralelismo en­ tre ambos filôsofos. Uno y otro quieren conciliar. 101 diriamos que en una via intermedia, racionalismo y empirisme. También los dos rechazan de princi­ pio, y positivamente, el sistema sensualista. 4) Uno y otro, Balmes y Kant, habian y admiten ciertos apriorismos, pero radicalmente diferentes. 5) Balmes puede concluir acusando una vez de -- unilateralidad; en este caso, unilateralidad en favor del sujeto y en perJuicio del objeto en si. 6) Apunta cômo Iqs consecuencias ultimas y lôgjL cas de esta filosofia serân el "idealismo" y el "panteismo". 7) El abismo de que venimos hablando,y que •abriô Descartes, tampoco se ha salvado, segun Balmes,por esta soluciôn kantiana. 8) Podlamos resumir todo diciendo que si el in­ tente fue bueno -uniôn de lo subjetivo y lo ob- jetivo-, la soluciôn no lo fue tanto. . 102 NOTAS (1) ROIG GIRONELLA,J: Balmes filôsofo, o.c., pâg. 46-7 (2) Ibidem, pâg. 47. (3) FONT Y PUIG, P.: La teoria del conocimiento de Balmes hinc et n u n c . Conferencia pronunciada en Vich el dîa 9 de julio de 1954, en la sesiôn anual conmemorativa de la muerte Balmes. Excmo. Ayuntamiento, Vich, (1954), p â g . 32. II I , pâg. 560. (4) El Criterio, c ,2,4 -nota. (5 ) Ibidem, c ,l 4 ,7 de I II, pâ g . 639-640. (6) F. Fundamental, L, 1,c ,7,84 II,pâg. 46. (7 ) Ibidem, L,l,c,17,163 II,pâg. 86. (8) Ibidem, L,l,c,17,164 II, p â g . 8 7 . (9) Ibidem, L,l,c,17,168 II, pâg. 8 9 . (10) Ibidem, L,l,c,17,172 II,pâg. 92. (11) Ibidem, L,l,c,18,175 (12) Ibidem, L,l,c,18,177 II,pâg.,95. (13) Ibidem, L , l , c , 19,186 II,pâg. 101. (14) R U I Z D E L C A S T I L L O , C.: o.c., pâg. 102. (15 ) D'ESPLUGUES, M . : Balmes vist des de leseves n i e s . Conferencia en el Ayuntamiento de posicions errô- Vich el 9 dejulio ■ de 1931. CRITERION V (1931), pâg. 215-237. (1 6 ) C O M E L L A S , A,: I n t r o d u c c i ô n a la F i l o s o f i a , B a r c e l o n a ,(1883) pâg. 279-284. (17) MENENDEZ Y PELAYO, M . : Dos palabras sobre el centenario de Balmes. Leido el 11 de septiembre de 1910. OPUSCULOS APOLOGETICOS. (18) FLORI, M . : El filôsofo espanol Jaime Balmes. En el primer centenario de su muerte (1948). (1 9 ) A R A U J O - C O S T A , L . : B a lm es , d e b e l a d o r de L o c k e y C o n d i l l a c . A C C I O N ESI’A N O L A 2 (1932), M a d r i d , pâg. 457-462. (20) O R T U Z A R , M . : Newman vis to desde 1946. E S T U D I O S (Merceda — rios) 2 (1946), Madrid, pâg. 9-35. (21) FRAY A L O N S O BARROSO, O.F.M.: Valor histôrico de Balmes en la distinciôn entre conocimiento sensible e intelectual.VERDAD Y VIDA, 6 (1948), pâg. 4 55-483 (4 5 8 ). 103 (22) FRAY RAFAEL L. DE MUNI AIN, O.F.M.; Balmes.flloaofo tnoderno, VERDAD Y VIDA, 6 (1948), pag. 487-512 (48?). (23) Ibidem, p a g . 488. (24) Metaf1sica; advertencia (25) F. Fundamental, L ,2,c ,1,4 II,pag. III,pâg. 195. I9I . (2 6 ) FRAY MIGUEL OROMI, O.F.M.: Balmes y la metafisica, VERDAD Y VIDA, 6 (1948), pag. 513-554 (5 15). (2 7 ) FLORI, M.,S.J.: Descartes y Balmes en "Cartesio". Nel — terzo centenario del Discorso del metodo.Publicazione a cura della Facolta dell 'Univer si â del Sacro Cuore . P r e f . di A. Gemelli. Milan (1937) pag. 335-352. (28 F . Fundamental. L,l,c,7,70 (29 ALESANCO REINARES, T , : El Instinto Intelectual en el pen­ (30 F . Fundamental, L,10,c ,1,8 (31 Ibidem, L,l,c,15,l4l II, pâg. 37. samiento de Balmes. Salamanca (1965)1 pag. 46. II, p â g . 665 II, pâg. ? 6 . (32 F . Elemental. Ideologla p u r a , c,13,162-3» I I I , pâg.2 7 6 . (33 ROIG GIRONELLA, J.; Balmes Filogpfo, o.c., p â g .49. (34 F. Fundamental, L,1,c ,5,6l II, pa g . 3 2 . (35 Ibidem, L,1 ,c,5 ,6l (36 Ibidem, L,l,c,5,nota. II, p â g . 32. (37 (Esta cita es de Balmes). (38 CONDILLAC: Oeuvres Philosophiques, Vol. I, Traité des Sen­ (39 (4o Ibidem, 1,1,15. p â g . 226. (41 F. Fundamental, L , 4 ,c ,2,6 II,pâg. 33-34. sations , Paris,1947» i»l»2 pâg. 224. Ibidem, 1,111,9- pâg. 233 « II, p â g . 372, (42 Ibidem, L ,4,c ,1,3 II, p â g . 371. (43 Ibidem, L ,4,c ,2,11 II, pâg. 374. (44 Ibidem, L ,4,c ,2,l4 II, pâg. 375- (45 (46 Ibidem, L,2,c ,2,15 I I , p â g . 195 » Ibidem, L , 4 ,c ,2,15 II, p â g . 375 » (47 (48 Ibidem, L,4,c,2,l6 II, p â g . 37 6. Ibidem, L,4,c,28,172 (49 El Criterio, C ,6 ,1 II, pâg. 440. III, pâg. 579. lo4 50) UGARTE DE ERCILLA, E .: Acerca de la filosofia de Balme R. y F. Madrid (1922),pag. 2 3 . 51) F, Fundamental, L,4,c,l,4 52) Ibidem. 53) ALESANCO REINARES, T., o.c. 54) F . Fundamental, L,4,c,19,111 II, pâg. 37 1 . II,pag. 4l8. 55) F . Elemental , Ideologia pur a, c ,1. III, pâg. 244 . 56) Ibidem, C ,1 III, pâg. 243. I I I , pâg. 245. 57) F . Elemental . Ideologla pur a . , c ,1. II , pâg. 3 8 . 58) F . Fundamental, L ,1,c ,7,71 59) UGARTE DE ERCILLA, E . : o.c. , pâg . 2 1 . 6 0 ) Biografla y Epistolario, L, 1,0,5 I, pâg. 101. 6l) ROIG GIRONELLA,J .: Balmes filôsofo, o.c., pag. 51-52. 6 2 ) ALESANCO REINARES, T.: o.c. , pâg . 6 1 . 63) Ibidem, pâg. 6 2 . 64) F. Fundamental, L ,1 ,c ,l 4 ,l4 I 65) Ibidem, 66 ) Ibidem, L,1 c,29,282 II, pâg. 7 6 . II, pâg. 1 50. II, pâg. 15 0. 67) Ibidem, L,1 c ,29,289 6 8 ) Ibidem, L,3 c,16,109 69) Ibidem, L,3 c,17,119 70) Ibidem, L,7 c,1 3 ,100 II, pâg. 31 0. II, pâg. 530-5 31. 71) Ibidem, L,4 c,8,5I 72) Ibidem, L,4 c ,8,51 73) Ibidem, L,4 c ,8,5I II, pâg. 391. II, pâg. 391. 74) Ibidem, L,4 0,8,51 75) Ibidem, L,4 c ,8,51 76) Ibidem, L,4 c,'8,51 77) Ibidem, L,4 0 ,8,53 78) Ibidem, L,4 0 ,8,34 1 1 , pâg. 306-7 II, pâg. 391. II, pâg. 391. II, pâg. 39 2. II, pâg. 394 . I I , pâg. 395 . II, pâg. 395-396 79) Ibidem, L«4 c ,16,101 8 0 ) Ibidem II, pâg. 4l4 8 1 ) Ibidem. L,5 c ,13,96 8 2 ) Ibidem, L,5 0 ,i4 ,98 83) Ibidem, L ,1 0 ,25,247 84) Ibidem, L,4 0 ,1 3 ,8 0 . II , pâg. 479 I I , pâg. 480 . II, pâg. 129. II, pâg . 4o6 . 105 (85) Ibidem, L, 4,c,13,80 (86) Ibidem, L, 9,c,19,144 II, pâg. 4o6. II, p â g . ,6 5 5. (87) Ibidem, L, 4,c,30,207 II, pâg. 4 5 0 . II, pâg. 4 5 1 . (88) Ibidem, L, 4,c,30,207 II, pâg. 18 2 . II, pâg, 162. (91) ALESANCO REINARES, T.: o.c. (92) ROIG GIRONELLA,J.: Balmes filôsofo, o.c. (89) Ibidem, L, 4,c,34,337 (90) Ibidem, L, 1, c ,31,307 lo6 C A P I T U L O IV Soluciôn del b a lm e s ia n a al problema co no ci m ie nt o de la verd ad EL RECONOCIMIENTO PE LOS TRES CRITERIOS Una vez que Balmes ha rechazado toda una serie de sistemas como invalidos por unilateralidad, de una manera es pecialisima todo asomo de empirismo o idealismo, que en el -fondo son siempre las -dos tentaciones a que estan expuestos los sistemas filosoficos, intenta desbrozar un nuevo camino que nos conduzca al encuentro inf alible de la verdad. Iiicidi- mos asl en la esencia misma del quehacer intelectual de Bal— mes; él mismo nos habla dicho que no basta la "crltica", el quitar escombros, hay que ofrecer algo positive al esplritu humano, hay que construir un edificio nuevo. Después del largo recorrido que hace Balmes por la filosofia moderna, después de descubrir tantos puntos ne-gros en el esfuerzo de los filôsofos, después de aquel grito que sale del fondo de su ser: "abajo la autoridad cientlfica", casi se podla esperar que nuestro autor cayese en el mâs hondo de los escepticismo s . No, reaccionô de un modo totalinente contrario. Es posible la empresa; es posible el plantearniento 107 y la soluciôn positiva del problema del conocimiento de la ver d a d . A este alumbramiento es al que vamos a tratar de asistir en este nuevo capitule, centre, por otra parte, de nuestro es­ tudio. Salvador Cuesta reconoce cômo a Balmes se le ha n£ gado este mérite de un planteamiento y soluciôn cientlfica del problema critico. El mismo se plantes si esto es o no cierto.Y escribe: "Ya a simple vista, parece decir,algo, y aun mucho, el hecho de que el tratado o libro primero y mâs extenso de su Filosofia Fundamental sea el de "la certeza" al que hay que - anadir varios capltulos y pârrafos del libro cuarto "De las ideas". - En todos estos lugares se semeten a examen y crltica los motivos ûltimos y mâs fondamentales de la certeza natural. Tenemos pues un hecho bien patente: Balmes plantes la inquisiciôn crltica sobre los juicios que son objeto de una intuiciôn mental y los fenômenos inmediatos de la conciencia" (1). Esta soluciôn positiva al tema planteado es la que vamos a tratar de justificar siguiendo principeImente los textos del autor. Sus primeras palabras en la Filosofia Fundamental son bien significatives : "El e studio de la filosofia debe comenzar por el examen de las -cuestiones sobre la certeza; an-tes de levantar el edificio es ne cesario pensar en el cimiento"(2T, "La esterilidad de los trabajos f^ losôficos (en esta materia) no ha desalentado a los investigadores: esto manifiesta que en el ultimo térraino de la investigaciôn, se divisa un objeto de alta importan cia" (3). "Bien se echa de ver q u e , al entrar en el examen de la cuestiôn de la certeza, no desconozco las dificultades de que estâ enraizada " (4). "La filosofia debe comenzar por no disputar sobre el hecho de la 108 certeza, sino por la explicaciôn del mismo" (5)• 'ÿCstamos ciertos de algo? A esta pregunta responde afirmativamente el sentido comun. ^En qué se funda la certeza? Estas son dos cuestiones diflciles de resolver en el tribunal de la filosofia.Al examlnar su objeto, debe la filosofia analizarle, mas no de£ truirle ; que si esto hace se de£ truye a si propia" (6). "Sucede con la certeza lo mismo que en otros objetos de los cono cimientos humanos. El hecho se nos présenta de bulto, mas no p£ netramos en su intima naturale-za" (7). La lista de textos en este sentido podla alargarse bastante. De momento es suficiente. Una cosa es que se dé la certeza natural como un hecho y otra, muy diferente por -cierto, es que ese hecho lo podamos y debamos someter a exa-men. Admitida esta posibilidad, como la admite Haïmes, esta justificado, filosôficamente hablando, el problema del conoc^ miento. No se trata, pues, de ninguna postura precrltica o -credulidad ciega. En otro lugar del trabajo ya hemos demostrado cô­ mo el mismo Balmes admite" que este modo de filosofar tiene ajL go de dogmâtico, puesto que comienza no por un examen sino -por una afirmaciôn; también quedô claro cômo ésta es una ver­ dad fecunda en resultados cientlficos y a la que se acercan los filôsofos mucho mas de lo que ellos piensan, pues hasta los que creen empezar dudando de todo parten del hecho y afir maciôn de su propia duda, "Este método de filosofar tiene algo de dogmatismo, pero dogmatis mo tal que, como hemos visto, tiie ne en su apoyo a los mismos Pirrôn. Hume, Fichte, mal de su agrado. No es un simple método filosôfico, es la sumisiôn volun taria a una necesidad indeclina- 109 ble de nuestra propia naturaleza ..." (8 ). Planteadas asl las cosas se trata de ver e investigar el punto de apoyo o los puntos de apoyo en que se fundia menta esta certeza. Ya vimos en la crltica que hacla Balmes de los distintos sistemas filosoficos, que el fallo estaba en la unilateralidad. ^No podrlan ser varios los criterios que fundamenten la certeza? Es la pregunta q ue, muy al principio de su F .Fundamental, insinua Balmes. Ahl estâ para él, en la respuesta positiva a la pregunta, la verdadera soluciôn al -problema. Tenemos los très criterios que él desarrolla muy ampliamente: el de conciencia, el de evidencia, el del instin­ to intelectual. A estos très criterios corresponden las très clases de verdades de que Balmes habla. Asl lo resume el P. ROIG GIRONELLA: "Très son, segun Balmes, los el£ mentos irréductibles de que dis­ pone el hombre para abordar con éxito la soluciôn de los proble­ ma s criteriolôgicos: primero, los hechos de conciencia (o eventual^ mente, externes, conocidos siem­ pre mediante el hecho de que los atestigua nuestra conciencia); segundo, la evidencia (entendiœ dola no en el sentido ordinario que hoy le damos, sino en el sen tide propio de Balmes, que expl^ caremos después); tercero, el ins­ tinto intelectual, o dinamismo de la mente (como de las otras facultades) a su ob jeto proÿ*io,y que cuando versa sobre objetos corrientes de la vida lo llama "sentido comun". A estos très m£ dios (que bien podrlan llamarse "aprioridades", en sentido no tiano, sino en el verdadero sen­ tido crireriolôgico) responden très clases de verdades: primera, verdades de sentido Intimo (como "yo existo"); segunda, verdades necesarias (como "es imposible que la parte sea mayor que el to 110 do " );tercera, verdades de sentido comun (como la certeza moral de que echando ahora al azar un montôn de letras no saldra compuesta la primera pagina de la Divina Co media" (9). En estas lîneas se resume admirablemente todo lo — que es la soluciôn positiva de Balmes al problema del conoci— miento. Très criterios, que funcionando armônicamente, nos van a explicar toda verdad. Pero sigamos las huellas queva marcando Balmes lo largo de sus paginas. a Criticando el sistema de Fichte, cuan do propone un principio absolutamente incondicional para todo conocimiento, dice Balmes: "He aqul un método errôneo: se cjo mienza por suponer lo que se ignci ra, la unidad del principio, y ni aun se sospecha que en la base — del conocimiento humano puede ha­ ber una verdadera multiplieidad.Yo creo que la puede haber, y la hay en efecto"(10). Balmes insinua claramente que las fuentes de nues­ tro conocimiento son varias, son de ôrdenes diverses. La uni— dad pretendida por ese autor, en nuestra condiciôn humana ac— tuai, es utôpica. La multiplieidad es un hecho y ese es el — que hay que expliciter. En otra de sus paginas de la Filosofia Fundamental escribe : "Los medios con que percibimos la verdad son de varios ôrdenes, lo que hace que las verdades mismas percibidas correspondan también a ôrdenes diferentes, paralelos,por decirlo asl, con los respectivos medios de percepciôn. Conciencia, evidencia, instinto intelectual o sentido comun, he aqul los très medios; verdades de sentido Intimo, verdades necesa-rias, verdades de sentido comun,he aqul lo correspomliente a di — chos medios" (11). Ill Aqui no solo se nos ha senalado el heclio de la mul tipllcidad sino que, de una forma detallada y concreta, se nos han senalado el numéro de esos criterios y las verdades corre£ pondientes. Posteriormente veremos la naturaleza y funcionami^ to de cada uno de ellos y de los très un armonia. Ahondando un poco mâs Balmes senala la "igualdad de categoria" de los tres criterios. Es algo a tener muy en - cuenta, pues con ello caen por tierra todas las opiniones qu e , oponiendo el instinto intelectual balinesiano como algo irracic» nal a los otros criterios, le acusan desde esceptico a fideista. Acusaciôn totalmente ilegltima si uno tiene en cuenta todo el conjunto de la obra de Balmes. "En ml concepto, hay varios prin­ cipios que, con relaciôn al enten dimiento humano, pueden llamarse , igualmente fundamentale s , ya por­ que todos sirven de cimiento en el orden comun y en el cientlfico, ya porque no se apoyan en otros;no siend' dable senalar uno que disfrute de esta calidad como pr^ vilegio ejtclusivo" (12) . Balmes dedica una pagina de su Filosofia Fundamen­ tal a examiner, y muy acertadamente, la fecundidad e importan­ cia que de cada uno de los te tendrla razôn aquel tres criterios se dériva. Ciertamon filôsofo q u e , defendiendo el hecho de - conciencia, demostrase la serie de incongruencias de aquellos que prêtend!esen levantar el edificio filosôfico al margen de ese principio. .Lo mismo hemos de decir de aquel que argumentase de forma semejante desde el principio de contradicciôn; y también de aquel que lo quisiese hacer desde la fuerza del prin cipio de evidenoia. El problema estâ en la defensa "exclusiva" de uno solo de los criterios. Por eso el filôsofo catalan concluye — esa pagina de esta forma: "Los tres tienen razôn (se entien de de cada uno de los que defen— diesen un solo principio), y no la tiene ninguno. La tienen JlOyS tres, en cuanto afirman , 112 do el respective principio, se arruinan los demas; no la tiene ninguno, en cuanto pretenden quo, negados los demas, no se arrulna el propio"(13 ). La confusion de comparer y confundir principios de ôrdenes muy diferentes, todos individusImente verdaderos,pero que no pueden parangonarse y menos tratar de sustituirse. El autor nos ha llevado, paso a paso, al punto de solucion del problema . Üemostrô, en primer lugar, la imposibilidad de un solo criterio; en segundo lugar, se definiô en favor de la multipllcidad de criterios, concretamente tres; por fin, ha aclarado su fundamental igualdad. Ahora se dispo­ ne para un examen particular de cada uno de estos tres crite­ rios de conocimiento. "El principio de Descartes es la enunciaciôn de un simple hecho de conciencia; el de contradicciôn es una verdad conocida por eviden cia ; y el otro es la afirmaciôn de 1a legitimidad del criterio de la evidencia misma; es una -verdad de reflexiôn que expresa el impulso intelectual por el — que somos llevados a creer verda dero lo que conocemos con eviden cia. La importancia de la cuestiôn exige que examinemos por separado los tres principios ..."(l4). ACLARACIONES SOBRE LA VERDAD Antes de iniciar el estudio détail ado de cada imo de los tres criterios para el conocimiento de la verdad, nos parece oportuno apuntar algunas aclaraciones de orden mas ge­ neral sobre este tema. Ya hemos dicho que para Balmes la verdad estâ fun damentalmente en las cosas. Nos basta recordar aquella senci11a afirmaciôn de su obra El Criterio: 113 "Si deseanios pensar bien hemos de procurer conocer la verdad, es de cir, la realidad de las cosas"(15T En el capitule a que nos referimos dice en una pr^ mera nota: "Verum est id quod e s t , dice San Agustin (L. 2**, So^ 111., c,V) (#). Puede distinguirse entre la verdad de la cosa y la verdad del entendimiento: la prin.era, que es la cosa mism a , se podrâ llamar objetiva; la segur.da, que es la conformi-dad del entendimiento con la cosa, se apellidarâ formai o subjetiva. El oro es métal, independientemente de nuestro conocimiento, he aqui una verdad objetiva. El entendimiento conoce que el oro es métal, he aqui una verdad formalo subjetiva"(l 6 ), La misma doctrina defiende al hablarnos de las ver dades necesarias. No sefundan ni en nuestra experiencia ni nuestro modo deentenderlas, sino que preexisten en a la razôn hu mana, las concebimos como independientss de nuestro pensamiento. Con un ejemplo sencillo nos explica: cuando conocemos perfectamente la verdad, nuestro entendimiento se parece a un espejo, en el que vemos retratado con toda fidelidad los objetos como son en si; cuando caemos en error, se asemeja a uno de — aquellos vidrios de ilusiôn que nos presentan algo que realmen te no existe; pero cuando conocemos la verdad a médias, podria compararse a un espejo mal azogado o colocado en tal disposi-cion, que, si bien nos muestra objetos reales, sin embargo,nos los ofrece demudados, alterando los tamanos y figuras"(1?). Todo esto lo ha recogido en su obra F, Fundamental cuando ha escrito: "El yo ctmsiderado en si no es — punto luiiiinoso; es un sustentâculo para el edificio de la razon;mas no la régla para construirle. La verdadera luz se halla en la objetiviclad, pues en ella esté -propiamente el blanco del conocimiento..El yo no puede ni ser conocido n:l pensado de ninguna mane^ (X) Recogemos la c i t a de e n la o b r a de B a l m e s . S an A g u s t i n tal co m o se e n c u e n t r a - 114 ra, sino en cuanto se toma a si mismo por objeto, y en cuanto se coloca en la linea de los demâs seres para sujetarse a la activl^ dad intelectual que solo obra en fuerza de las verdades objetivas" (18 ). El P. CASANOVAS, tocando este tema, llega a la con elusion de que la verdad no es el hombre mismo, realizaciôn de lo absoluto en el mundo (Panteismo transcendental); tampoco es el hombre que impone sus juicios como leyes a la realidad (Cr^ ticismo kantiano); ni siquiera la realidad externa limitada a la materia (Materialismo). Es un reflejo en nuestro entendimien to que lo integran el orden real, el fenoménico y el ideal; y los caminos por donde esta verdad pénétra en nuestra aima, son la conciencia, la evidencia y el instinto intelectual (19)» A este propôsito bay que citar también las ideas que sostiene Balmes en contra de la opinion de Vico. Nos recuerda que cree este filôsofo que el crite-rio de verdad consiste en haber hecho la verdad conocida (20), que nuestros conocimientos son ciertos cuando se cumple esa -circunstancia, y que van perdiend5 certezas a medida que el en tendimiento va perdiendo su carâcter de causa. Balmes deja hablar al autor: "Los términos verum et factum, lo verdadero y lo hecho, se ponen uno por el otro entre los latinos, o como dice la Escuela, se convierten ... Por donde podemos conjetu-rar que los antiguos italianos admitian la doctrina siguiente sobre lo verdadero: lo verdadero es lo hecho mismo, y por con siguiente, Bios es la verdad primera, porque es el primer hace^ dor (factor), la verdad infinita, porque ha hecho todas las co^ sas ..." (De la antigua sabiduria de la Italia 1,1® c .1)(21). Asi se defiende que las matemâticas son las mas — c 1e r ta s , porque son u n a .e specie de creacion del entendimiento. La mecânica ya es menos cierta, porque considéra el movimiento realizado en las maquinas; y la flsica lo es todavia menos, -porque considéra el movimiento interno de los centres. En las ciencias de orden moral hay todavia menos certeza. 115 D e spue8 de estas consideraciones vuelve a afirmar categôrlcamento que el criterio de lo verdadero y la régla pai ra conocerlo es el haberlo hecho (22). Balmes, como no podia ser por menos, reacciona — contra esta doctrina y responde: "Entender no es causar; puede ha ber, y la hay en efecto, una In­ tel igencia productora; pero, en general, el acte de entender y el de causar ofrecen Ideas dis— tintas. La inteligencia supone una actividad ..., pero ésta no es productora de los objetos conocidos, se ejerce de un modo in manente sobre esos objetos"(23). De admitir el criterio de Vico llegariamos a concluir que la inteligencia quedarla incomunicada con todo lo que no fuesen sus obras; ni a si misma se podria conocer,pue^ to que no se hace. Estariamos, pues, en el escepticismo mas riguroso. "Entonces la realidad nos esta vedada, y nos hallamos separados de ella por un vallado insalva-ble" (24). La verdad, por otra parte, y como ya liemos visto anteriormente, puede ser de orden real o de orden ideal. La primera corresponde a los hechos realt s , a lo que existe y — puede expresarse por el verbo ser tomado sustantivamente. "Yo soy, esto es, yo existo, ex­ press una verdad real, un hecho" (25) . La segunda corresponde al enlace necesario de las ideas, y se express por el mismo verbo tomado copulativamente. "Lo que piensa existe, express una verdad ideal" (2 6 ). ZARAGüETA comenta que no es que Balmes considéré estos dos ôrdenes como incomunicables entre si. Al contrario. 116 nos es dado fecundar los hechos con prlnclpios de orden ideal,asx como franquear los limites de la pura posibilidad mediante afirmaciones de orden real. Pero no por eso es menos imposible derivar una necesidad de un simple hecho, o afirmar un hecho en virtud de una pura necesidad ideal (27). Balmes todavia afirma que las verdades de orden r e ­ al son hechos o conexiones entre los hechos, y por ello posibilidad de percepciôn mediata, a través de otros. La Conciencia EXPOSICION DEL CRITERIO DE CONCIENCIA Al hacer la exposiciôn y juicio que la filosofia de Descartes le merecia a nuestro filôsofo ya hicimos referenda a las muehas influencias cartesianas que se notaban. También quedô claro que esto no significaba el seguimiento y aprobacion de tal sistema por parte de Balmes; especialmente, él no podia apr^ bar queeste dato, la conciencia, fuera el unico capaz de car todoel resto del fenômeno del conocimiento. expl^ En estos momentos, al hacer el e studio del criterio de conciencia, nuevamente van a resonar en muchos momentos esas voces de influencia cartesians. El criterio "conciencia" goza de una gran importancia yprioridad. De ahi nace la certeza de nuestra propia exis- tencia, aunque no la podamos probar. "Nuestra existencia no puede ser demostrada: tenemos de ella una — conciencia tan clara, tan viva,que no nos deja la mener incertidumbre( pero probnrla con el raciocinio es imposible" (2 8 ). 117 El criterio de conciencia se nos ofrece en su ra­ dical primariedad. Antes que ningûn "uso" de la razôn -razona mientos- hay que colocar los principios en que se fund a ; y to^ davîa antes, hemos de presuponer la existencia de la razôn y del ser. Luego el criterio de conciencia es para nosotros pr^ mario y de fuerza indudable. Es decir, el primer punto de par tida para dar un paso en nuestros conocimientos es "esta pre^ sencia intima de nuestros actos interiores",prescindiendo, — por el momento, de las cuestiones que pueda suscitar el cono­ cimiento de su naturaleza (2 9 ). Asi se ha de entender el "cogito" cartesiano; no como un entinema, sino como la consignaciôn de un hecho, que podemos llamarle el primero de todos. Destruido este también desaparecen los otros, pero no viceversa: destruidos los otros dos, todavia permanece el de conciencia, puesto que es "independiente" de los demâs. "Destrûyase la evidencia, destrûyase el instinto intelectual, la conciencia permanece ... Si se su pone en duda el principle de contradicciôn, todavia no se harâ va cilar la certeza de que sufrimos cuando sufrimos, de que pensâmes cuando pensâmes". "El sueno y la vigilia, la demencia y la cordura, son indiferentes para el testimonio de la concien­ cia ..." "El loco que cree contar numéro— sas talegas, no las cuenta cierta mente -en este se engana-, pero tiene en su espiritu la concien— cia de que lo hace ..."(30 ). Estos testimonies directes directes, y otros se podrian cia que haber anadido,muestran abiertamente la importan-- quepara Balmes tiene el criterio de la conciencia, y cô mo es independiente de todo otro testimonio. Es de un necesi­ dad indeclinable, es de una fuerza irresistible y es infali- ble en lo que concierne a ella sola. 118 Los limites que enmarcan el campo de la conciencia nos recuerdan, una vez mas, limites cartesianos, aquellos que enmarcan su "cogito". "Comprendo en el testimonio de la conciencia todo lo que expérimenta mos en nuestra aima, todo lo que afecta a lo que se llama el yo humano: ideas, pensamientos de todas las clases, actos de voluntad, sen timientos, sensaciones, en una pa­ labra, todo aquello de que podemos decir: Lo experimento" (31)« Ahora bien, y aqui ya se sépara radicalmente de la soluciôn cartesiana, esta conciencia no tiene mas catégorie -que la de ser "éncora" de salvaciôn de la inteligencia, pero por si sola no basta para la ciencia, no es, siguiendo la comparaciôn balmesiana, verdadero "faro", Con la sola conciencia e stariamos presos del ambito subjetivo sin ningûn derecho a sa lir de é l , y por ello incapacitados para la verdadera ciencia, Considerando este criterio en si mismo, separado de la evidencia y del instinto intelectual, nnda nos dice res­ pecte a los objetos. La conciena se queda,pues, en lo interior. "Analicense cuanto se quiera los hechos de la conciena: jamas se en contrarâ en ellos uno que pueda en gendrar la luz cientifica, Aquel acto sera o una percepciôn directa o refleja... Si es directa, su valor no es subjetivo, sino objet^ vo; no es el acto lo que funda la ciencia, sino la verdad percibida; no el snjeto, sino el objeto; no el sino lo visto por el Si el acto es reflejo, supone otro ac^ to anterior, a saber, el objeto de la reflexion ; no es, pues, aquel el primitive, sino éste" (3 2 ), La combinaciôn de ambos actos, el directo y el r e ­ flejo, tampoco serirlan para la ciencia, mientras no se les so meta a verdades necesarias, objetivas, independientes del y o .El yo, pues, se nos ofrece como un condiciôn necesaria para el 119 pensamiento, pero nada rnas. Para Balmes esta pretension de ha­ cer del yo el origen de la verdad viene a ser un intento de d^ vinizacion del entendimiento humano, y, por lo mismo, de pante ismo. La doble conciena que hemos senalado, directa e in directa o refleja, la define a s i : "... aquella acompana a todo fenô­ meno interno, ésta no; aquella es natural, esta es filosôfica ; aque­ lla presiinde de los actos de la razôn, ésta es uno de esos actos"- (33) . Si ahora, por ejemplo, oigo un ruido, la simple -sensaciôn presente a mi espiritu, afectandole, constituye lo que se ha llamado conciencia directa. Ahora bien, si, ademas de oir, me doy cuenta de que estoy oyendo, esto es lo que se llama conciencia refleja. El criterio de conciencia se nos ofrece, pues, co­ mo condiciôn indispensable del conocimiento. Asi lo express - el autor. "... y la afirmaciôn yo pienso -con ciencia- as, si no el origen de toda filosofia, al menos su condiciôn indispensable"(34). La conciencia, como uno de los primeros criterios que explican nuestro conocimiento de la verdad, como primer -principio del conocimiento, tiene que ser indemostrable. No se puede demostrar todo; al contrario, lo que se puede demostrar es que hay cosas indemostrables, évidentes por si mismas, o ne^ cesitan de otras, sobre las que habriainos do llevar el mismo planteamiento. En el primer caso estaria probada nuestra tesis; on el segundo, o la aceptamos también, aunque sea dando algun paso hacia otras premisas anteriores, o hemos de admitir el -proceso al infinito, lo que "equivaldria a no acabar nunca la demostraciôn" (35). La indemostrabilidad de la conciencia, en este sen tido, lejos dé restarle valor, le garantiza en su ser de crite^ 120 rlo ultimo de verdad. "Estas reflexlones no dejan ninguna duda de que el pedir la prueba de todo ts pedir lo imposible"(3 6 ). Sobre este dato de conciencia, aunque no en su interpretacion y aplicaciones, es algo sobre lo que todos los fi losofos coinciden. Por este testimonio de la conciencia sabemos lo -que experimentamos, no lo que es; percib.mos el fenômeno, no la realidad. Bellamente nos resume todo diciendo: "él nos autoriza a decir: me parece tal cosa ; pero no, es. tal cosa" T 3 7 ). Este paso del sujeto al objeto, de la idea repre-sentante a la cosa representada, es algo que pertenece a otros criterios, como veremos en su momento. Por ejemplo, en la sen­ saciôn de ver el sol podemos distinguir dos cosas: primera, la sensaciôn como t al; segunda, la correspondencia de ésta con el objeto, con el sol. Son cosas distintas, nos dira, aunque no­ sotros las hacemos andar juntas. "La conciencia es ciertamente la primera base para formar el juicio, pero no es suficiente para él; ella en si atestigua lo que se siente,pero no lo que esto es. ^Cômo se compléta el juicio? Por medio de un instinto natural que nos hace objetivar las sensaciones, es de-cir, nos hace creor en un objeto extreno correspondiente al fenôme­ no interno"(3 8 ). Al final del capitule citado resume Balmes en cinco proposiciones todo lo relacionado con el criterio de la con ciencia. La primera resalta el ambito al terio, tra aima. esdecir, todos los fenômenos que se que llega este cr^ realizan en nues— 121 En la segunda deja una puerta ablerta a la posibi1idad de la existencia de fenômenos de algûn otro orden. En la tercera recuerda que el testimonio de la con ciencia no puede salir del ambito interno. En la cuarta establece que es fundamento de los de^ mas criterios, pues sin él son imposibles. Y en la quinta afirma que de la combinaciôn de conciencia con el instinto intelectual la nacen todos los demâs - criterios. Esto mismo nos recuerda en su ideologia pura, pues e scribe : "Claro es que el principio de Des­ cartes no es ni de evidencia ni de sentido cornûn, sino de conciencia o sentido Intimo; y que negado él, o puesto en duda, nada podriamos establecer. Quien duda de que pien sa no puede saber si piensa bien;antes es pensar que pensar bien;-asi, pues, en faltando el principio de Descartes no estarîamos seguros ni del de contradicciôn ni de otro ninguno"(39)• VALORACIONES DEL CRITERIO DE CONCIENCIA ZARAGÜETA comenta nuestro tema diciendo que el lia mado criterio de sentido Intimo o conciencia -comprendiendo en este nombre todo lo que afecte al yo humano- sirve para discer nir la existencia o inexistencia de los hechos particulares y contingentes de orden real. Concluye; "El empleo de este crite_ rio, sin mâs pretension que la de consigner la realidad de los hechos en su aspecto puramente subjetivo, no créa dificultad e special"(4 o ). SALVADOR CUESTA, en el articule que hemos citado ya en varias ocasiones, interpréta en el mismo sentido el va— lo r , naturaleza e importancia del criterio de conciencia. Reco ge aquella bella metâfora de Balmes cuando nos dice que todo el esfuerzo que ponga el hombre para anonadarse a si mismo en 12Î en una duda extrema, no servira sino para hacerse a si mismo mâs visible: "es una sombra que no muere con ningûn golpe, y que por cada herida que se le abr e , despide nuevos torrentes de luz" (4l). No todos ban visto asi las cosas. Federico HALMAU, en un pequeno estudio sobre Balmes, dice que no se sigue que el conocimiento y la certeza relatives a la cosa pensada sean lôgicamente subordinados al conocimiento y a la certeza de la existencia del sujeto pensante. Dice que Balmes no se percatô bien de esta distinciôn. "Por eso no es de extrafiar que considerase a la conciencia como punto de apoyo para la adquisiciôn de la verdad, aun suponiendo que se destruya 1a evidencia y el instinto intelectual. Cosa bastante dificil de comprender, ya que sin la evidencia, por lo menos de la apariencia del fenôme^ no, no es fâcil explicar la conciencia por lo menos en el orden lôgico del conocimiento"(42). Se cometen algunos errores en esta interpretacion del pensamiento balmesiano. La "subordinacion" de que nos ha-bla DALMAU esta fuera de lugar en una sana interpretacion bnlmesiana, donde ûnicamente se afirma que en un examen del hecho de la certeza nos encontramos con el dato conciencia como con­ diciôn indispensable. No hay otra subordinacion. Por otro lado, esa supuesta supresiôn de los otros criterios, evidencia e instinto intelectual, no la pone Haïmes por querer just if icar, aun en ese supuesto, la verdad; no, ûn^ camente la pone para demostrar la permanencia de este criterio, la conciencia, aun supuesta la supresiôn de los otros. Balmes no juega, pues, con otra verdad que con la ûnica y sola verdad del dato conciencia. DALMAU no parece entenderlo asi, aunque luego le reconoce méritos a Balmes en el examen que hace de — los hechos de conciencia. El P. ROIG GIRONELLA reconoce que Balmes, a propô­ sito de este primer elemento requc-rido para una eloboraciôn de crltica de la filosofia: la conciencia, tiene dos buenas obser vaciones: "Ante todo, que en ella la realidad y la apariencia se confunden; no puede ser aparente sin ser real; la aparien-- 123 cia, por si sola, es ya una verdadera conciencia (F. Fundamen­ tal, 1,15,147); es decir, que aprehendemos el fenômeno en si como inmediatamente dado y presents ; sin esto no podriamos ela borar ninguna filosofia, ni siquiera la crltica ..." (43). y anade la segunda observaciôn favorable "Que h a y , por lo mismo, en la conciencia no sôlo una identidad présente por el juicio, sino una inevitable dualidad, que réfuta tanto el idealismo transcendental kantiano como el absoluto" (44), Es una doble ventaja que se desprende de la con-cepciôn balmesiana del criterio de conciencia. La segunda de - las ventajas senaladas se apoya en aquellos textos en que afir ma que el yo no puede ser conocido ni pensado sino en cuanto se toma a si mismo por objeto, y se coloca, por lo mismo, en la linea de los demâs seres. El mismo autor, en otro de sus trabajos sobre BaJ^ mes, quiere ver en esta "conciencia" cierta coincidencia con la de Descartes -claro que éste concede mucho mâs- y Kant; e incluso cierto anticipe de la conciencia de Husserl cuando afir ma que en ella el objeto le esté dado en presencia, sin ningu­ na dediatez -Balmes habia dicho que en la conciencia la real^ dad y la apariencia se confunden-. Pero, por otro lado, sigue interpretando este au­ tor, contra Descartes, no puede quedarse en la conciencia sola; contra Kant afirma la necesidad de fecundar elhecho con verda des de tipo metafisico; contra Husserl, salta mâs allâ del mero formalismo. Termina con esta valoraciôn: chos, las intuiciones de "A la luz de estos he^ Balmes, pronunciadas al principio de la era criticista, aparecen seneillamente profundas y grandiosas" (45)» TIRSO ALESANCO en la obra que venimos citando in­ terpréta este criterio diciendo que podrâ dudarse si lo que el sujeto cree es asx, es verdad objetivamente, pero esas dudas no versan sobre la conciencia descrita por Balmes. "Ese ya no es problems de conciencia, sino de objetividad". La conciencia, pues, como criterio de conocimien­ to no alumbra sino su propio campo, no puede pretender llegar 124 a lo trascendente y absoluto. La conciencia se reduce al appare r e , pero sobre él, sobre ese campo, derrama su luz. Si Des-cartes se hubiera paradé aqui, Balmes estaria totalmente de -acuerdo con él. CONCLUSIONES Podemos resumir en breves lineas lo relacionado con el criterio de conciencia diciendo; 1) En el planteamiento de este tema se dejan sen tir las influencias de Descartes. 2) Hace un buen analisis del principio cartesiano de conciencia: "cogito". 3) La conciencia como criterio no puede ir mâs — allâ de su propio campo, ni alumbrar hasta lo trascendente, co mo quiere Descartes. 4) La conciencia, dentro de este ambito, es crite^ rio infalible de certeza. 5) La conciencia reclama el auxilio de los otros principios para completar lo que en ella se inicia. 6) La conciencia funciona armonicamente con el - principio de evidencia y el instinto intelectual. 7) Es criterio bâsico y primario en algûn sentido, pues arruinados, por hipôtesis, los otros dos, todavia permane^ ce la conciencia; al contrario, si no contamos con él, como -- condiciôn indispensable, cae por tierra todo el edificio del pensamiento. 125 La E vid enc ia EXAMEN DEL CRITERIO DE EVIDENCIA Damos un paso mâs en el conocimiento y exposiciôn de la doctrina de Balmes. Ahora anallzamos el criterio de ev^ dencia. Examina Balmes el principio de evidencia en la losofia cartesiana formulado con estas palabras: "lo que estâ comprendido en la idea clara y distinta de una cosa se afirma de ella con toda certeza". La fôrmula la podriamos resumir en otra mâs sencilla: "La evidencia es criterio seguro de verdad; o bien, lo évidente es verdadero" (46). En este mismo sentido de evidencia interpréta BaJL mes el principio kantiano que afirma : "el predicado que repu^ na a un sujeto no le conviens", pues "lo que es évidente" abar ca tanto a las afirmaciones como a las negaciones. Balmes quiere salir al paso de esa definiciôn que se hace de la evidencia llamândola "luz intelectual". Es una bella metâfora, express algo de lo que es la evidencia, pero se queda corta para expresar todo su contehido. La verdad es que esta luz también la encontramos en muchos actos de concigi cia; luego, con esta sola afirmaciôn, no podriamos distinguir el criterio de conciencia del de evidencia. Dos notas imprescindibles a este criterio son, -por de pronto, la necesidad y la universalidad. "La evidencia anda siempre acompa nada de la necesidad, y por consjL guiente, de la universalidad de las verdades que atestigua" (4?)« Un ejemplo aclararâ bien las cosas. Que hay en ml un ser que piensa, esto no lo sé por evidencia, sino por con- 126 ciencia* Que lo que piensa existe, esto no lo sé por concien— cia, sino por evidencia. Como vemos, en los dos casos tenemos certeza, pero en el primero versa sobro un hecho particular, contingente; en el segundo, sobre una verdad universal y nece­ saria . Los datos de conciencia son ciertos para mi, pero nada mas ; existan o no existan, me doy cuenta que para nada - obstaculizan el mundo de las inteligencias. El mundo, tanto re al como ideal, se me aparece como un gran espectaculo que con­ tinua su propio ritmo y armonia aunque mi representacion del mismo cese. Es decir, que las verdades de conciencia vienen d^ das por la contingencia y la particularidad. Frente a ellas, el mundo de la evidencia vemos que se mueve por otros esquemas. Nos dice muy bien Balmes: "No es necesario que yo piense, pie ro es tan necesario que lo que pien sa exista, que todos mis esfuerzos no bastan para prescindir por un momento de esta necesidad. Si supon go lo contrario ; si, colocandome en el terreno de lo absurdo, finjo por un instante que queda cortada la relacion entre el pensar y el ser, se rompe el vinculo que mantie^ ne en orden al universe entero: to do se trastorna, todo se confunde, y lo que se me présenta a la vista, no se si es el caos o la nada"(48). El criterio de evidencia, por tanto, y frente al de conciencia, esta apoyado sobre la necesidad y universalidad; una ley, guir, endef initiva,que no de ningûn modo hacer que nos es dado sino reconocer y se^ dependa de nosotros mismos. Ademas de estas notas que hemos senalado al crite­ rio de evidencia, y que marcan los limites para no confundirlo nunca con el de conciencia, todavia anade Balmes algo mâs: " A mâs de este carâcter existe — otro que con mayor razôn puede lia marse c onst t f utivo, bien que hay alguna dificultad sobre si compren de o no a la evidencia mediata, y es «1 que la idea del predicado se 127 halle contenida en la del sujeto.Esta es la nociôn esenclal mâs cum plida del criterio de la evidencia inmediata; por la cual se distin-gue del de la conciencia y del sen tido comûa" (49). A parte la definiciôn de la evidencia "en su nocion mâs cumplida", el texto afirma su doble posibilidad: evidencia inmediata y evidencia mediata. De momento nos interesa seguir el anâlisis de la evidencia como tal. Esta exige relacion, comparacion; va mâs allâ dela simple percepciôn. DirIamos que -- donde hay intuiciôn de la idea, sino evidencia nohay sôlo la la descomposiciôn de las deésta en varios conceptos y la percepciôn relaciones quemedian entre ambos. Por esodice sea évidente,perosi Balmes que no se afirma que una idea sedice eso de un juicio: "La evidencia inmediata es la per­ cepciôn de la identidad entre va-rios conceptos que la fuerza anal^ tica del entendimiento habla sepa­ rado; esta identidad, combinada en cierto modo con la diversidad, no es una contradicciôn, como a prime^ ra vista pudiera parecer, es una cosa muy natural, si se atiende a uno de los hechos mâs constantes de nuestra inteligencia, cual es la facultad de descomponer los con ceptos mâs simples y de ver rela-ciones entre cosas idénticas"(5 0 ). Hasta aqui Balmes no encuentra ninguna dificultad, estâmes en el piano puramente ideal, subjetivo, y no se nos - ofrece mayor problema. Pero, dado que el entendimiento no se para sino cuando llega al objeto en si, entonces es cuando se complican las cosas. ^Cômo garantizar que eso que es évidente en el piano subjetivo, ideal, lo sea también en el piano real, de los hechos. Por aqui ya empieza a ver el autor los limites propios de este criterio de la evidencia, como antes vio los limites del de conciencia. Pongamos, por ejemplo, el principio de contradic-- 128 "si nos limitamos a consignor este fenômeno (en el orden puramente « sub jetivo ) , nada se nos puede objje tar: lo experimentamos as i , y no mâs cuestiôn; pero al anunciar el principio queremos anunciar algo mâs que la incompatibilidad de los conceptos; trasladamos esta incom­ patibilidad a las cosas mismas, y aseguramos que a esta ley estân s£ metidos, no sôlo nuestros concep— tos, sino todos los seres reales y posibles ..."(5 1 ). ^Con que derecho hacemos esto? Balmes admite clara^ mente que tocamos aqui el cimiento de la razôn. Es una necesi dad de la que, por fortuna, no nos podemos librar. La filoso­ fia no puede ir mâs allâ. Hay aqui para el entendimiento hu­ mano, lo que él llama, el non plurt ustra. Balmes se apresura a decir que esto no es ceder el campo a los escépticos ni mucho menos. El ofrece algunas solu clones -no olvidemos su insistencia en el armonismo- que lue­ go, cuando hayamos visto el criterio del instinto intelectual, podemos comprender mejor. Aqui, como vemos, se plantea el pr^ blema mâs grave: la objetividad de las ideas. Ya lo hemos recordado en otro momento del trabajo: "la transiciôn del suje­ to al objeto, o de la aparienciasubjetiva a la realidad obje­ tiva, es el problema que atormenta a la filosofia fundamental. EVIDENCIA Y PUINCll’iO DE CONTRADICCION Este principio cae de lleno en el criterio de evj^ dencia. Balmes dedica todo un capitulo de su Filosofia Funda­ mental a analizar las caracteristicas que este principio tie­ ne; examina si tiene los caractères exigidos para esta dignidad, es decir, que no se apoye en ningun otro principio, q u e , cayendo él, se arruinen todos los demâs, y que, permaneciendo él, se pueda argüir contra quien niegue los demâs. Estas son sus afirmaciones : 129 -Si se n i e g a el p r i n c i p i o de contradicciôn, c e r t e z a , t o d a v er d a d , todo conocimiento. ser y n o tlempo, ser al m i s m o a f i r m a c i ô n puede estar rio p o dria hermanarse guido para s i e m pr e" . su f r e ..., "toda citamente e n él, ha de del so br e e s t e de c o n t r a d i c c i ô n . demostrando, -A q u i e n n i e g u e se ha e x t i n se d e s t r u y e ,- se q u i e r e se p i e n s e f i r m e y seg ur o ; lo que - expljl el m a s lo a r r u i n a Si la v e r d a d de li- todo. de la — este principio - se ha v e n i d o que a h o r a p r e t e n d i é s e m o s encontrar a él y su f u n d a m e n t o . se le p u e d e r e d u c i r ni d i r M p o r n i n g û n otro. su el e d e c i r s e q ue c on el p r i n c i p i o de con t r a d i c c i ô n p o d a m o s a r g ü i r de u n a m a n e r a quien niegue si n o siempre principio, e s te p r i n c i p i o n o indirectamente - No es e x a c t o no t od o c o n o c i m i e n t o , c o m o séria inûtil un principio anterior concluyente contra — los d e mâ s. -El p r i n c i p i o de c o n t r a d i c c i ô n n o evidencia cia, si n o e n c o n t r a r u n p r i n c i p i o q ue n o s a s e g u r e e s t a r a la b a s e de ta ni Aunque h a y que d a r l o p o r Iq u i é n s a b e I ... imposible verdad p or la lo c o n t r a d i c t o - lu z i n t e l e c t u a l conciencia, este p r incipio verdadero, caer en esas consecuencias. -Es -- las c o n s e c u e n c i a s : j u n t o c o n la n e g a c i ô n , La m i s m a toda sus v a i v e n e s . -Es p r e c i s o p o n e r gero ya v e m o s se d e s p l o m a Si u n a c os a p u e d e inmediata. s i n o de u n a v e r d a d la r e a l i d a d , puede ideal. la c o n t i n g e n c i a , El h e c h o de alguna de c o n t r a d i c c i ô n no d i c e que presa ser al no la r e p u g n a n c i a p r e s c i n d i e n d o de que ser c o n o c i d o sino — No se t r a t a de un h e c h o de c o n c i e n - - del el v e r b o algo exista ser conciencia exige existencia. ser, o n o exis t a: y del se tome no - El p r i n c i p i o s ô lo ex ser al substantive s e r ,o copu lativamente. T o d o h e c h o de c i p i o de T o d o h e c h o de p i o de ginar conciencia contra d i c c i ô n no contiene es d e t e r m i n a d o ; conciencia es c o n t r a d i c c i ô n es lo m â s u n i v e r s a l . El p r i m e r o es c o n t i n g e n t e , el p r i n ­ nada determinado. el individual; q ue segundo uno el princl^ se p u e d a ima es a b s o l u t a m e u ­ te n e c e s a r i o . A d e m â s de todo esto, el p r i n c i p i o de contradicciôn 130 posee la virtud de ser visto con claridad intelectual inmedia ta. (5 2 ) EL PRINCIPIO PE EVIDENCIA NO ES EVIDENTE Después de afirmar que la evidencia, como hemos visto, es criterio seguro de verdad, escribe; "Comienzo por asentar una propos^ ciôn que parecerâ la mâs extrana paradoja, pero que estâ muy lejos de serlo: el principio de eviden­ cia no es évidente"(53). La exposiciôn y comprensiôn de esa "extrana para­ do ja" , como la califica el mismo Balmes, es uno de los puntos de su filosofia que ha merecido controversia en los distintos estudiosos del pensamiento balmesiano. Vamos a dividir la exposiciôn en un triple aparta^ do. Ante todo, expondremos las mismas palabras con las (jue — Balmes justifies su aserto; veremos luego algunas interpretaciones que, en el trascurso de los tiempos, se han ido suce-diendo sobre el tema; por fin, expondremos la posture que pa­ rece mâs exacts teniendo en cuenta el conjunto de su pensamien to. El principio dice lo siguiente: lo évidente es — verdadero. Y ahora af irma que este principio no es évidente.^Cômo se entiende?. Una proposiciôn es évidente cuando en la idea del sujeto vemos el predicado. Pero, dice Balmes, esto no sucede en el caso que nos ocupa. Evidente es lo mismo que visto con claridad, ofre^ cido al entendimiento de una manera luminosa. Verdadero es lo mismo que conformidad de la idea con el objeto. Nunca se han de olvidar estas dos difiniciones balmesianas para comprender su propia argumentacion: "Pregunto ahora: Por mâs que se analice esta idea : "visto con cl^ ridad", ^se puede descubrir esta 131 otra: " c o n f o r m e al o b j e t o " ? No. Se d a a q u i u n s a l t o ininenso, se p a s a de la s u b j e t i v i d a d a la o b j e t i v i — d a d , ... se ha c e el t r a n s i t e de la i d e a a su o b j et o, t r â n s i t o que cens t i t u y e el p r o b l e m a m â s t r a n s c e n d e n tal, m â s d i f i c i l , m â s o s c u r o de la f i l o s o f i a . Vea, pues, el l e c t o r si he d i c h o c o n f u n d a m e n t o que n o e ra u n a p a r a d o j a e s t a a s e r c i ô n : el prin c i p i o de e v i d e n c i a n o es é v i d e n t e " (54). Balmes s igue, en estos m o m e n t o s , muy planteamientos y esquemas ble m u n d o : la r e s e x t e n s a y la r e s e n c o n t r a d o un criterio querer darlo caso de que nivel s u b j e t i v o ; si, relaciôn lo no al segundo p io, la r e l a c i o n , pues, o bj e to , estâ de pues evidencia entre al ser r eal, claramente ese séria el es nos lleva — sujeto y predicado n o n o s es p o s i b l e e n tendido en esos a estâ diciendo - a f i r m a r que e x p r e s a d o en lo p r i m e r o . la e v i d e n c i a , se ha por t a n t o , - es é v i d e n t e , la e v i d e n c i a no si, d e l doi El p r i n c i ­ p l a n t e a m i e n t o s ,- es é v i d e n t s . lo v e r d a d e r o , d a d de en el segundo término, se e x p r e s s m â s de la e v i d e n c i a , c i ô n al d e c i r que estariamos ese s e n c i l l a m e n t e , que principio lo m â s Comprendemos de s a l t o y, p o r o t r a p a r t e , la v e r d a d P u e s t o q ue do, Si clara ese evidencia, el p r i n c i p i o de algototalmenteinjustificado. m â s a l l â de alos c o g i t a n s . T o d a v i a no justifique c o n el p r i n c i p i o de a f i r m a r q ue ligado c a r t e s i a n o s de la e v i d e n c i a y asi lo q.is p u e d e en el â m b i t o contener de la r e a l ^ afirmando una pura c o n t radic— es é v i d e n t e ; estariamos dicien e s t â eii lo m e n o s . su e x t r a n a p a r a d o j a : el p r i n c i p i o e v i d e n c i a n o es é v i d e n t s . S ur g e h e m o s de d e c i r de évidente a h o ra , i n e v i t a b l e m e n t e , otra cuestiôn: la p r o p o s i c i ô n que v e n i m o s es v e r d a d e r o ? E n o t r o s y naturaleza se n o s términos, el p r e d i c a d o no e s t a c o n t e n i d o ^qué lo — ^ c o n qué r a d i c a l i d a d p r é s e n t a el p r i n c i p i o de N e g a t i v a m e n t e , se d e s p r e n d e porque estudiando: evidencia?. que no es un a x io ma , en la i d ea del suj et o; - 132 t a m p o c o es un a p r o p o s i c i ô n d e m o s t r a b l e , nes e s t r i b a n en p r i n c i p i o s qu e b u s c a m o s estariamos évidentes, pues pero las d e m o s t r a c i o - c o m o es e s t o cornetiendo u na p e t i c i ô n de P o s i t i v a m e n t e , tenemos lo -- principio, que co n c l u i r : " T e n e m o s , pues, que el p r i n c i p i o de la e v i d e n c i a n o p u e d e a p o y a r s e e n o t r o y, p o r c o n s i g u i e n t e , r eu n e el p r i m e r c a r â c t e r de p r i n c i p i o — f u n d a m e n t a l , C a y e n d o él c a e n t a m — b i é n t o d o s l os d e m â s , i n c l u s o el de c o n t r a d i c c i ô n q u e , c o m o t o d o s , n o es c o n o c i d o s i n o por e v i d e n c i a ; e s t e es o t r o de los c a r a c t è r e s del p r i n c i p i o f u n d a m e n t a l . V e a m o s si r e û n e el t e r c e r o , a saber, que con su a u x i l i o se p u e d a r e d u c i r a quien n i e g u e los d e m â s " (55). El verdad otro o b j e t i v a y, lado, no tarse problema es u n por ello, simple a lo p u r a m e n t e el qu é de estâ acto reflejo, y que conocimientos objetivos. qué d e b e s fiarte sa s in o que proposiciôn? de Por vidad que lo que so br e queramos. tica encontramos los extrana, a no es y cômo, no p u e d e en nad a: en e l l a Y alii, - asi ôpor otra c o ­ se f u n d a e s t a se c o n f o r m a - a la m i s m a - h a c e r es t r a t a r de h a c e r - ..."(5 6). asi p o d e m o s ella, se p r e g u n t a : ^ E n qué - limi^ t o d o s nuestros No p u e d e r e s p o n d e r es v e r d a d e r o . po r p r i m e r a vis ta , la ley p r i m i t i v e de c u a n d o el e s p i r i t u u na conocemos por Estos se f u n d a n en la e v i d e n c i a , Ordinariamcnte s in h a b e r p e n s a d o n u n c a alguna reflexiôn n o es d e m o s t r a b l e ; la e v i d e n c i a ? lo é v i d e n t e u n lado, "una p r o p o s i c i ô n que expresa pero por h e c h o de c o n c i e n c i a , s u b j e t i v o , nos su n a t u r a l e z a ; lo e x p e r i m e n t a m o s ; en cômo, por muy a posteriori en el de su a c t i ­ f o n d o de es a r e f l e x i ô n cri- siguientes puntos razonables y justifica tivos: " P r i me r o: u n i r r e s i s t i b l e i n s t i n ­ to de la n a t u r a l e z a . S e g un do : el v e r que, n o a d m i t i e n d o la l e g i m i d a d d el c r i t e r i o de la e v i d e n c i a , se h u n d e n t o d o s sus c o n o c i m i e n t o s y le es i m p o s i b l e p e n s a r . T e r c e r o : el n o t a r que, a d m i t i e n d o e st e cri^ t erio, t o d o se p o ne en o r d e n en - 133 la i n t e l i g e n c i a , que en v e z de u n caos, h a l l a u n u n i v e r s o i deal c o n t r a b a z ô n a d m i r a b l e , y se sie n te c o n l os m e d i o s n e c e s a r i o s p a r a r a ciocinar y construir un edificio c i e n t l f i c o c o n r e s p e c t o al u n i v e r 30 r e a l del que ti e n e c o n o c i m i e n ­ to p o r la e x p e r i e n c i a " ( 57 )• iCômo se ha e n t e n d i d o , h i s t ô r i c a m e n t e , el principio q ue a c a b a m o s de e x p o n e r , el c r i t e r i o de e v i d e n c i a , en lo q ue se r e f i e r e a que sobre todo , el p r i n c i p i o de e v i d e n c i a no es -- évidente?. F. GONZALEZ CORDERO, p or e j e m p l o , d e s p u é s de u na ex p o siciôn delpensamientobalmesiano, infundada, comenta so b r e el d e r o " , q ue segûn Balmes no vemos y una identidad j e t o y el p r e d i c a d o e n e s t a p r o p o s i c i ô n . término, d a el eso, que el segundo, sigue ciôn entre deducimos pero "visto con claridad", que es " c o n f o r m i d a d comentando, el sin fundamento por una e n la i l a c i ô n . de potencia mismo, c on c l a r i d a d " es v i s t o équivale implica, o b j e t o y la Esta vido tal de los o b j e t o s . Del u n o H aï me s. e n la e s p e c i e a "contemplado término, Por - Nuestra percep­ que i n f o r m a la e n el o b j e t o - lo ta nto, en su r e a l i d a d la c o n f o r m i d a d crltica a penas si t i e n e v a l o r . los e s q u e m a s y p l a n t e a m i e n t o s Balmes. indemostrada Por la d i s t i n "visto objetiva" entre el - (58). b i e n p o d r i a m o s d e ci r, c i ô n de i d e a y o b je to ". E s t a es su c o n c l u s i ô n : " T a m e n su ser r ea l. en u l t i m o idea" el p r i m e r tantas veces c o g n o s c i t i v a . El c o n o c i m i e n t o t e r m i n a el c u a l lo c u a l e n el f a n t a s m a , el su l ey de n u e s t r a n a t u r a l e z a , p o c o e n e s t e r a c i o c i n i o es a f o r t u n a d o ciôn no termina es v e r d a ­ entre Analizando entre " a p a r e c e r " y el " se r " alguna no descubriraos p a r a n a ­ Balmes proclama el o t r o i m p e l i d o s crltica bastante p r i n c i p i o : "lo é v i d e n t e Esto en t r e c ho m â s criticable reclama Balmes para Ad e m â s , no t o c a en n a d a por un lado; el v e r que por balmesianos no parece que, — la e s e n c i a de la s o l u - otro, su i d e n t i f i c a c i ô n c on c l a r i d a d y la c o s a la p o s t u r a Sup o ne u n olL en si es m u ­ contraria. haber entendido la a r m o n i a que el r e c t o f u n c i o n a n i e n t o y c o m p r e n s i ô n d el 134 p r o b l e m a de de este la c i e n c i a , articule dada se o b s e r v a p o r a c i o n a l y c a m p o d el GONZALEZ, la s e p a r a c i ô n entre instinto que en l as p a g i n a s lo que p o d r i a m o s intelectual. p e r o no es el p e n s a m i e n t o juste del llamar Esto cam lo d i c e F, filôsofo cata— lân. Dada su c o m p r e n s i ô n de la e v i d e n c i a , ta c o m o m e d i a t a , c o n la c o r r e s p o n d i e n t e cosa interpréta bien GONZALEZ qu e tampoco de d e c i r , en v e r d a d , como hemos c i p i o de evidencia no tanto herencia inmedm cartesiana,- COHDERü, B a l m e s puo^ e x p l i c a d o a n t e s , q ue el p r i n ­ es é v i d e n t e . T a m b i é n e s t u d i a e st e p r o b l e m a M A R C I A L S ÜL A N A . p on e , bre de en primer lugar, la e v i d e n c i a , extenderse. l’u ed e e v i d e n c i a es la miento la c o n v e n i e n c i a entendimiento inclulda que o exclulda bastante Las y esto El dose conocer; premo en u n luego es las juic io , pue^ la entendi­ hace ver ciertamente - esta - sujeto. y su f u n d a m e n t o de n u e s t r a n a t u r a l e z a la d o c t r i n a de C O M E L L A S interesa de C O M E L L A S so-- que ideas necesa- las p r o p i a s p a g i n a s de lo que nos si-- B al m e s . so b r e la -- en e s t o s m o m e n t o s . las r e s u m e s u p r e m o de v e r d a d es ob j e t i v o , p o r q u e y es c r i t e r i o al porque su i n d e m o s t r a b i l i d a d e irresistible criterio Esta con claridad o d i s c o n v e n i e n c i a de fielmente, Es c r i t e r i o u n objeto por un conocer Balmes c a m p o al comenta MARCIAL, la id ea d e l p r e d i c a d o ideas principales j et iv a . y el p a r a él, on la i d e a d e l Estudia evidencia, f u n d a m e n t a l e s de incluye que h a ce luego la ley p r i m i t i v a guiendo, que formuladas Expone en id e a s decirse luz que x'ias y u n i v e r s a l e s al las las n o t a s Ex- la es el m i s m o s u b j e t i v o , porque - asi; evidencia ob­ o b j e t o bacién es la v i s i ô n de s ujeto. c a t e g o r l a de c o n s t a p or v a r i a s la e v i d e n c i a como criterio su— r az o n e s : 1 ) As i lo a t e s t i g u a n t o d o s los h o m b r e s . La u l t i m a razôn de p or qué se sostiene una cosa, es p o r q u e la hemos v i ^ to. 2 ) La e x p e r i e n c i a p r u e b a que c u a n d o n o p o s e e m o s evidencia plena respecto a la v e r d a d de a l g o a s e n t i m o s mas o 135 menos segûn nos aproximemos mâs 5) Si n o v e r d a d ni f u e r a asi n o t e n d r i a m o s c r i t e r i o de la - b a s e d e la c e r t e z a . k) Si c a n z a n é s te ; q ue o m e n o s a la e v i d e n c i a . n u e s t r a s f a c u l t a d e s p e r c i b e n un o b j e t o , a l- l u e g o e se o b j e t o e x i s t e , es u n a algo es p e rcibido realidad. o v i sto y q u e , sin embargo, es u n a c o n t r a d i c c i ô n m a n i f i e s t a . L u e g o de un o b j e t o n o s h a c e ve a asentir razonablemente Decir no existe - la p e r c e p c i ô n o v i s i ô n c o n o c e r la v e r d a d d el m i s m o , a la v e r d a d de y nos m u e ­ la e x i s t e n c i a d e l objeto. La c o n c l u s i ô n v i e n e p o r verdadero. Y la p r e g u n t a si t a m b i é n u rge; sola: lo é v i d e n t e ^es é v i d e n t e es - es t e p r i n cipio?. C i t a u n l a r g o p â r r a f o de C O M E L L A S mos: "El p r i n c i p i o d e ciôn: lo é v i d e n t e al m i r a r este evidencia, es v e r d a d e r o , objeto, y c o m o la v e r d a d dente es v e r d a d e r o . consiste si r ea l , es lo m i s m o , que de - lo é v i d e n t e es v e r d a d e r o . - que Nos MARCIAL ex­ se t r a t a e n el p r i n c i p i o de e v i d e n ­ c o n v e n c e m o s de e l l o m i r a n d o evidencia, se r e f i e r e la f ô r m u ­ es v e r d a d e r o . A q u e l l o res­ el o b j e t o v i s t o , es v e r d a d e r o . al o b j e t o , es la que se e n c u e n t r a - es la o b j e t i v a . juicio la d e l o evidtiicia es é v i d e n t e " ( 5 9 ) • el p e n s a m i e n t o de C O M E L L A S , lo c u a l h a y No del que una realidad. Como p r i n c i p i o : lo é v i d e n t e la v e r d a d e n éste, ve el p r i n c i p i o de la v e r d a d de la de d i c h o Aqui pudiera inte^ c i a es la o b j e t i v a . de y mal algo Siguiendo pecto cognoscitiva; la o lo que que facultad ve que lo e v ^ es u n o b j e t o a l c a n z a d o ve t o d o es to , ve t a m b i é n q ue u n o b j e t o v i s t o es Asx r é s u l t a pone ve que es a l g o e n la r e a l i d a d , no e x i s t i e s e ; si n o f u e r a ligencia La i n t e l i g e n c i a , cosa vista, Un objeto visto a p r e h e n d i d o por cie r t a que r e p r o d u c i - - en esta proposi-- es é v i d e n t e . lo é v i d e n t e , r ea l ; serlo conoignado se t r a t a de v e r d a d d e l p r i n c i p i o de contenido objeto que baya que se a f i r m a e n él, sobre conformidad es q u e que es u n a el c u al r e c a e entre es te cosa e ste evidencia, s u b j e t i v a , s i no ju i c i o . No p r i n c i p i o y la r e a l i d a d ; t ie n e r e a l i d a d el o b j e t o que - se d i c e lo - se ha visto. 136 O l m o s de privileglada inteligencia, c o n la o b j e t i v a , A c a u s a de nuevo a COMELLAS; ha c o n f u n d i d o entendiendo la v e r d a d e s ta c o n f u s i o n p a r e c e juicios y proposicio n e s , porque de se e n c u e n t r a j eto. la v e r d a d Aun cuando ciones, del no obstante la v e r d a d subjetiva haber limitado lo e v l d e n t e en e s t a s y en a q u e l l o s se r e f i e r e lo é v i d e n t e su - en s e n t i d o de r e a l i d a d . s e n t i d o de c o n f o r m i d a d la e v i d e n c i a la v e r d a d de " B al me s, a es d o n ­ c o n el ob a juicios y proposi-- ha de e n t e n d e r s e en sentido - objetivo. Cuando decimos queremos s i g n i f i c a r n o que locuc i ô n externa, del c o n t e n i d o de c ua l es c o s a évidente de que que u n a p r o p o s i c i ô n es é v i d e n t e , h a y a e v i d e n c i a del s on c o s a s s u b j e t i v a s , si no que objetiva. De m a n e r a -- la - la h a y -- lo e x p r e s a d o p o r e lla, lo q ue d e c i r : u n a p r o p o s i c i ô n -- la p r o p o s i c i ô n o de es v e r d a d e r a , é q u i v a l e j u i c i o o de a de ci r: e] contenido évidente e s t a p r o p o s i c i ô n es v e r d a d e r o " . Asî p o r proposiciôn; f e r i r l a m o s ni al que u n a de a esta t r â n s i t o de si n o a lo t od o de viene que ti en e pensamiento, a reducirse de u n p r o p o s i c i ô n , el — ser que ha de al a f i r m a r la i d e a a f ir m a r : de cosa -con ob­ "Quien examine - lo h e m o s h e c h o n o s o t r o s encintrarlo aquel a su o bj e t o , la v e r d a d a la v e r d a d d e l a la v e r d a d de una puede e v i d e n c i a d e l m o d o que en el p â r r a f o a n t e r i o r , o b j e t i v o ; verâ a la l o c u c i ô n e x t e r n a , Por eso COMELLAS el p r i n c i p i o de - sus p a r t e s , n o n o s re^ propiedad s e g û n es te una p r o p osiciôn évidente j e t i v a v i st a. que u n a de sus p a r t e s . F o r t an t o , tenido évidente si c a l i f i c a m o s de é v i d e n t e e s t a es m a y o r j u i c i o ni e x p r e s a d o p o r e lla, mayor ejemplo, el t o d o évidente p r i n c i p i o no s i n o d el en sentido se h ac e u n -- o b j e t o a su r e a l i — d ad " . Otras acusaciones e s t â de a c u e r d o c o n l os le d i r i g e C OMELLAS a Balmes. la l i m i t a c i ô n d e l p r i n c i p i o de No evidencia a j u i c i o s y p r o p o s i c i o n e s ; t a m p o c o en que v e n g a a r e d u c i r s e al c r i t e r i o de c o n c i e n c i a " S e g û n Bal me s, el y ni i n s t i n t o i n t e l e c t u a l . i m p u l so n a t u r a l irresistible Escribe; y la c o n c i e n c i a 137 s o n los d o s n a c i ô n de dencia criterios intelectual en ésta f u n d a m e n t a l e s , toda v e z q ue de la combjL ambos n a cen todos se f u n d a que este los ultimo no criterios MELLAS lleva ventaja o p i n i o n de sobre Estas las s o n a l g u n a s de seguir se m u e v e la que su p r e t e n d i d a como lo c r i t e r i o , toriza le d a B a l m e s ; tiene términos dencia" sobre y de iqué v a l o r p u e d e S e gu n d o : toda SOLANA antagônicos, tras el de es d e c ir , la " c e r t e z a " , evidencia: a un la n a t u r a l e z a , la a s^ desau- e x p o s i c i ô n de los B a l m e s y el de C O M E L L A S , - de la " v e r d a d " , de c o m e n t a : "Supuestas son la v e r d a d y lo é v i d e n t e e n el c o n o c i m i e n t o es ésta: conocimiento i m p u l s o de interpretando se r e d u j e s e T r a s h a c e r u n a n â l i s i s p o r m e n o r i z a d o de empleados, cuestiôn respecto COMELLAS es el m e j o r a r g u T e r c e r o y ulti mo : llegar COMELLAS conocimiento se p r e g u n t a , la r a z ô n . enunciado: enton la e x p o s i c i ô n su i n t e r p r e t a c i ô n d e l f i l ô s o f o de Vich. cuaciôn y conformidad la quiere lo que r e s p e c t i v a m e n t e p r i n c i p i o de este la e v i d e n c i a tota]^ en lo que h e m o s v i s t o h a s t a el m o ­ el i r r e s i s t i b l e totalmente dos pensamientos los se n os o c u r r e n -- t o d o , r e s a l t a a la v i s t a c o n c e p c i ô n de crltica?. si su t e o r l a d e l M. quien SOLANA, Ante la p o s t u r a de C O M E L L A S . c o n c l u s i ô n a la que Balmes la ideas defendidas por C O ­ y e n lo que a u n n o s q u e d a p o r r e s e n a r mento para rechazar la ser el de la ihcli- c o n la c o m p a r a c i ô n y v a l o r a c i ô n ha ce M. en una d e l p e n s a m i e n t o de B al m e s , mento, N o h a b r â n de solo, -- t e m a de la e v i d e n c i a y e n c o n t r a de la a tener en cuenta. d i s t i n t a de tener puesto aceptarse pura y simplemente (6o). estos dos autores que COMELLAS ces irresistible, Ba l m e s . très puntos mente si no u n o la e s c u e l a e s c o c e s a " A n t e s de que al p r i m e r o . fundamentales, a p r opôsito del c r i t e r i o de e v i ­ en la i n c l i n a c i ô n n a c i o n i r r e s i s t i b l e ; h a b r â de d o c t r i n a de Si el t a m b i é n el <5e c o n c i e n c i a , h a b r â de f u n d a r s e dos los dem a s. la e v i d e n c i a , es v e r d a d e r o , équivale c o n la r e a l i d a d ^Es c laro, d el objeto conocido; m a n i f l e s to, p e r s p i c u o , e s t o es, el a c l a r o y p e r s p i c u o h a y ade- a la cual d i s c r e p a n m u t u a m e n t e évidente, la " e v i ­ estas nociones claro y perspicuo, y Balmes y que e n el h ay a d e c u a 138 cion y conforitiidad con la realidad del objeto? (6l). D i c h o de t o de No, den dira s u b j e t i v o al Si, evidencia d a d de s era pues, la v e r d a d en de l la v e r d a d que y entre que en su r e a l i d a d se p ue d e tant e , como cid: le p a r e c e ex i s t e , con todo - que — la raz6n? sin d u d a o de los Se ve o como como , al g u n a , n a t u r a l de este observar que como importa j u i ci o , nuestras las c o s a s conocimiento es fa- el son intelectuai. t r a n s i t e d e l orden la i m a g i n â m e s : que el p r i n c i p i o de eviden- ... y la r a z ô n es - en lo c o n o c i d o p or el e n t e n ­ las c o s a s autor - el e n t e n d i m i e n t o , d e f i e n es e v i d e n t e conocimientos" que y este o b j e t i v a . En- a mi L a c o n c l u s i o n ya n os o de suposiciôn - y a d m i t i r s e " (6 2 ) . darse fundamento en lo e v i d e n t e , dad en la es l é g i t i m é , es d e ci r, con claridad y p e r s p i c u i d a d , va se ha de d el estaria o r d e n r eal, legitime y razonable es v e r d a d e r o , porque al transite la p r i n c i p a l , al o r d e n re al . trascendentai to do, transite, ^quién tiene subjetiva a p a r e c e n e n el c on v e r d a d lôgica se subjetivo. e n la v e r a c i d a d afirmar lo e v i d e n t e dimiento objeto "Lo que p r i n c i p a l m e n t e si d i c h o ellas lo que "De a q u i r é s u l t a , clarisima: salto, a Balmes razôn y f i l o s ô f i c a m e n t e , puede de El asi l as cos as , orden ideal e se t r a n s i t e Apoyândose intelectual el la p r e g u n t a : concede indudable, determinar cultades, la la a c c i ô n i n t e l e c t i v a y, sentido puramente t o n c e s c o m e n t a n u e s t r o aut or : si r a c i o n a l aunque ha de e n t e n d e r se e n s en objeto conocido. de d a r de n u e v o Pues algunas d istinciones: si se t o ma admitiendo or— a los c o n o c i m i e n t o s , la v e r - - B a l m e s , al no e n t e n d e r que hay u n t r a n s i t e d e l Por i m p l i c a u n t r a n s i t a d el coino el t é r m i n o de Primero: tante Esti propiamente no h a y n e c e s i d a d Ba l m e s . SOLANA hace es, el c o n c o £ la o b j e t i v i d a d . la v e r d a d Vuelve de ^ se i n c l u y e la r e s p u e s t a de C O M E L L A S . so r e f i e r e e llo, viendo M. s e n c il la : lo e v i d e n t e , en e s t e p r i n c i p i o , considéra, habla B al m e s . c a m p o de t i d o o b j e t i v o : es por forma mas évidente?. incluido c o n ver^ (6 3). confonde lleva lo v e r d a d e r o y lo v e r d a d e r o algunas cosas. A nte la s o l u c i ô n d e l p r o b l e m a a 139 terrenos donde del no e s t a b a p l a n t e a d o ; p r i n c i p l e de como tal. A qui n o s c i p i o e n si, en esta evidencia, estâmes y n o la de confusion. Ademas la facultades, u n d i n a m i s m o p r o p i o de salt o, s u b j e t i v o al m u n d o SOLANA, refugiândose no de s o l o a los Balmes, la f a c u l t a d p a r a Admite e n los tico conocimiento y menos propio que en humano lo que del es c l a r o es que las f a- - si la e v i d e n c i a c o r r e s ­ simple aprehensiôn y co­ l6, ya que es a hi d o n d e al r e s p e c t a ; 2 ). A h o r a bien, e n u n s e n t i d o la to a. t a m b i é n se d a r l a so n que que otras en la s i m p l e la e v i d e n c i a es la v e r d a d Como vemos tampoco la c u e s t i ô n . hacer se d a r â una y asi en e s t e es la m a n i f e s t a - c o n o c i d a con c l a r i ­ donde c a so os c o m o h a y que hay un donde la d e f i n i c i ô n -- t om a r las c o s a s es i n d u d a b l e jui ci o, h a y a cer- evidencia-. su a r g u m e n t a c i ô n Si p a r t î m e s de justa critica, apre^ facultades. la h a b r l a e n a l g u n a m e d i d a h a b r â b a l m e s i a n a de e v i d e n c i a , la e v i d e n se d a el a u t é n S a n t o Torna s , S u m - d a d a la r e l a c i ô n c e r t e z a e v i d e n c i a , -y a q u i se q u i e r e esa a lo re al , sentido propio y estricto ( Véase objeto conocido, s ô lo perc t a m b i é n a la la e v i d e n c i a l l e g a al f o n d o de dencia lo i d e a l facultades. Su s r a z o n e s teza t i e m po . también SOLANA h o n s i ô n y en los c o n o c i m i e n t o s de d a d y que, - la v e r ­ B a l m e s no e x p l i c a b i e n e n la p r e t e n d i d a v e r a c i d a d de juicios, m a T h e o l o g i c a , 1 ,q. ciôn del que s a l v a r el ûl- sentada, y presuponiéndo- que v a de objetivo, o corresponde cia es t a r î a cl a r a p a r a j u i c i o s y p r o p o s i c i o n e s , c o m o es la o p i n i o n - n o c i m i e n t o s de o t r a s si cosa totalmente lo e x p l i c a . Se p l a n t e a ponde del p r i n ­ S O L A N A cae la i n c l u s i ô n en la e v i d e n c i a de u n i ô n , mas o menos dificil, cultades, M. la s o l u c i ô n b a l m e s i a n a P o d r i a m o s a d m i t i r que M. la " e v i d e n c i a " concreta. l ô g i c a y t r a s c e n d e n t al a u n m i s m o mundo la a p l i c a c i o n el p r i n c i p i o - la v e r a c i d a d y p r o p i o f u n ni mucho menos a dar por sin ninguna prueba, dad el a d m i t i r n o a u t o r i z a ni a r e c h a z a r h a b l a de timo planteando su a p l i c a c i o n c i o n a m i e n t o de n u e s t r a s Balmes, u n a co s a es y otra m uy distlnta es d e ci r, que la e v i ­ donde haya l4o poslbilidad de v e r d e m i r a r las criticarle "u n p r e d i c a d o " cosas a él, E s t o no q u i e r e en orden se p r e g u n t a la e v i d e n c i a q ue n i e g u e si el por y no lo que y tener conocemos en s e n t i d o e s tr ic las co sa s el h o m b r e . que c o m e n t a m o s , f u n d a m e n t o u l t i m e de a lo e v i d e n t e cosas forma - Balmes la c o n d i c i o n de fin , en el a r t i c u l e sentido c o m u n ; un sèntido mente l as ha d e s c r i t o decir aser v i s t a s y c a p t a d a s Por el Otra c a m p o de sino a otro p l a n teamiento diferente. Balmes to. en un "sujeto". es s a l i r n o s del p r o p i o la e v i d e n c i a c o m û n que n o s h a r i a como verdadero con evidencia. M.S O L A N A puede asentir e n la r e a l i d a d ser ciegade - Escribe: "Asi es para Balmes, influenciado por Tomâs Reid (1710-1796), en la principal de sus obras. An inqui­ ry into the human mind on the prin­ ciples of common sense, y la es-cuela escocesa"(64). C o m e n t a M. el s e n t i d o c o m u n a si S O L A N A que p a r a C O M E L L A S entendido, esto c i e g o de REID y la e s c u e l a e s c o c e s a , la l e g i t i m i d a d de n u e s t r o a s e r t o es, el el de n i n g u n o es instinto natural fundamento ultimo a lo e v i d e n t e . y de - Concluye: " A q u i si que sin v a c i l a c i o n se -p u e d e a f i r m a r que toda la r a z ô n e s t a al l a do de C O M E L L A S y no al de B a l m e s " (6 5 ). Lo p r i m e r o tampoco para la e s c u e l a mar e s o es, mes el escocesa el fundamento balmesiano. de a c u s a c i o n e s instinto una vez hayamos principales Dado que nuestro ostudio, infundadas que e n que remitimos examinado y naturaleza, de es a a M. S O L A N A es que la e v i d e n c i a . consiste este v a liberar se le h a n h e c h o A f ir ins — a Bal^ en relac i ô n y en general con la - a e sas p a g i n a s y mornento. E n t o n c e s , el in s t n t o intelectual y hayamos visto también filosofia el a ser el c e n t r o es d e c i r, c i e g o y n a t u r a l de R EI D, escuela escocesa, su a l c a n c e u l t i m o de sencillamente, desconocer la u l t i m a p a r t e de c on el h a y que d e c i r l e i n s t i n t o n a t u r a l y c i e g o de REID y - es tinto intelectual de que Balmes escocesa balmesiano,los p u n t o s a este r e s p e c t e , es -- cuan I4l do estaremos en este en m e j o r e a instante hemoa Entonces su p r o p i o p i e LLAS e se c o n d i c i o n e s de v a l o r a r y j u z g a r lo que adelantado. s e r â t a m b i é n el m o m e n t o de v er c a er p o r los r a z o n a m i e n t o a en este punto. Si n o instinto intelectual de B a l m e s , o n o f u n d a m e n t o u l t i m o de mâs, cuando un mero c a r e c e n de valor S O L A N A a f a v o r de C O M E - - ^como se p o d r â consiste aa b e r si es la e v i d e n c i a ? . T o d a v i a p o d e m o s d e c i r se ha e n t e n d i d o mal, haciéndole da de M. se ha e n t e n d i d o b i e n e n que c o m o es el c a s o que n o s o c u p a , reflejo y copia del s e n t i d o c o m û n e s c o c é s ,- l o s r a z o n a m i e n t o a y c o n c l u s i o n e s a que se pue^ llegar. C o m o r e s u m e n de puede afirmar lo sus i n v e s t i g a c i o n e s este autor -- siguiente: " P r i me r o: Q ue B a l m e s n o e s t a en lo c i e r t o al s o s t e n e r que el p r i n c i p i o de e v i d e n c i a : lo e v i d e n t e es v e r d a d e r o , n o es e v i d e n t e ; y que lo e s t a C O M E L L A S al d e f e n d e r que el p r i n c i p i o de e v i d e n c i a es e v i d e n t e ; p o r q u e e n lo e v i d e n t e siempre hay verdad trascendental y ... v e r d a d l ô gi ca . S eg un d o : Que e n s e n t i d o s u b j e t i v o y m e n o s p r o p i o , la e v i d e n c i a , en c o n t r a de la o p i n i ô n de Ba l m e s , p u e d e r e s ] d i r en la s i m pl e a p r e - hensiôn . . T e r c e r o : (lue e n c u a n t o al f u n d a — m e n t o û l t i m o de la l e g i t i m i d a d de la e v i d e n c i a n o t i e n e r a z ô n Balmes al s o s t e n e r que tal f u n d a m e n t o es e s a f u e r z a o i n s t i n t o i n t e r n o , na t u r a l e i r r e s i s t i b l e , que c i e g a — mente n o s h a ce a s e n t i r a c i e r t a s v e r d a d e s , que B a l m e s y la e s c u e l a e s c o c e s a 1 1 a m a n s e n t i d o c o m û n ..." (66 ). Cada rechazando te a u to r . No Y la û l t i m a tado ya, parte del u n a de e s t a s a medida q ue hemos tr è s es m o m e n t o de v o l v e r conclusiôn, trabajo. a repetir la te rc e r a , s er a a m p l i a m e n t e conclusiones ido h a c i e n d o ya se h a n ido la e x p o s i c i ô n de las m i s m a s es^ ideas.- como también hemos a d e l a n ­ expuesta y rechazada en la û l t i m a -- 148 No tod os los Por e j e m p l o R. El C r i t e r i o ROQUER (67) aiitores i n t e r p r e t a n en u n t r a b a j o se m u e s t r a so br e asi el las cosas. sentido c o m û n en f a v o r a b l e a la i n t e r p r e t a c i ô n bal m e s i a n a de que el p r i n c i p i o de e v i d e n c i a no es e v i d e n t e , que el p a s o de la p e r c e p c i ô n a lo d a d o d o u n c r i t e r i o f u e r n de el sentido c o m û n de T a m b i é n el P. R Ü I G G I R O N E L L A (que saria, significa o sea de (que p or e l l o c o m o a ] g o e ll a, i deal, nos metafisico") un factor existencial a m e r o a n a l i si s de e s e n c i a s es de ci r , siano-kan, q ue pasa o, evidencia, no es e v i d e n t e la i n t u i c i ô n es r é d u c t i b l e "Lue go , do con carâcter es e v i d e n t e ; logla p re habrâ es aprehendido segundo, u na f u e r z a n a t u r a l , sea que (que Balmes comûn") objetiva" tema afirmando el u s o de ..." que va al es irre a anâl^ sentido es, no carte-- todo Balmes!) lo - de la (69). f u n d a r un a entend^ primero, no criteri^ trascendental: el d a t o s iem empiri- conciencia e m p i r i c s ) - ni d e m o s t r a b l e ll a m a y en - cartesiano-kantiano la m i s m a si, no d e m o s t r a d o p o r este lado, y - es d e c ir , un d i n a m i s m o o fiuali- "instinto intelectual" y a veces t é r m i n o de su a c t i v i d a d propia, o (70). Lo mismo defiende el esto t r a s c e n d e n t a l m e n t e , o sea en por m e r o a n â l i s i s , "sentido si se quie r e, anâlisis elementos: sea un d a t o de a priori dad mental o b j e t i v o que s er a a b s u r d o p r e t e n d e r subyacentes dos ( a un q ue su a p l i c a - el p r i n c i p i o de e v i d e n c i a "m er o" y ne ce - hay entonces se lo t o m a en a pura r a zôn repito, la - la e v i d e n la c o n c i e n c i a , ( Ib i e n o b j e t i v a p a r a c on p r e t e n s i o n e s de co que si "nieramente" a n a J i t i c o luego ser e v i d e n c i a n o es e v i d e n de p u r a d e d u c c i ô n a n a l i t i c a , en requiers s erâ p r e s o n t a d o por sis m e t a f i s i c o : " L u e g o el p r i n c i p i o de te: e s t é a f a v o r de si el u s o de singular y contingente), p or lo m e n o s , ductible Cornent a que " i n t u i c i û n de a t r i b u c i ô n u n i v e r s a l orden c i ô n a un h e c h o c o mo p o d x a (68). interpretaciôn balmesiana. c ia y de en e l l a e s t a reclainan- la e v i d e n c i a r a c i o n a l , Balmes - que, la e v i d e n c i a ademâs hay que en o t r o de de sus trabajos s obre la i n t u i c i ô n de e s e n c i a s , admitir, p o r un l ad o los en hechos 143 de conciencia, t ad y p o r o t r o el d i n a m i s m o p r o p i o de n u e s t r a facul^ intelectual. Esta to de que Balmes interpretaciôn la i n t e r p r é t a y c o m p r e n d e Podriamos sivamente caro es l é g i t i m a evidencia es e v i d e n t e . A nuestro t a c i ô n de T. rrada d e n t r o de ticemos dad la c o n f o r m i d a d de en u n t r i b u t e exce^ pero, que citar La evidencia lo p u r a m e n t e auténtico de h a b e r p a g a d o su c o n c l u s i ô n de p a r t i e n d o de t a m b i é n la i n t e r p r e ­ concertarla i d e a l y lôgi co . una c i e n c i a ce^ M i e n t r a s no g a r a n l l e g a d o a la v e r d a d , g e n u i n e de l p e n s a m i e n t o de - el p r i n c i p i o de l as i d e a s y c o n c e p t o s y los hechos no hemos do mas sentido cartesiano; favor podemos ALESANCO. e s t é c e r c a del pensamien Ba l m e s . acusarle al p e n s a m i e n t o ese tribute, no si que p o r q u e da a la e v i d e n c i a el c on la r e a l i - s e g u n el senti­ Bal me s. " P r i n c i p i o de e v i d e n c i a : lo e v i d e n te es v e r d a d e r o , es d ecir, lo que la e v i d e n c i a m u e s t r a en el o r d e n id ea l , se p ue d e a f i r m a r y es v e r d a d e r o e n el o r d e n re al , en el o r d e n o b j e t i v o de las c o s a s " (71). El ha c e u n a d i s t i n c i ô n rio" de evidencia. los h e c h o s ; ve mar el c r i t e r i o la i d e n t i d a d q ue es cipios évidentes servemos la e v i d e n c i a que ideas la que idea s. A es t e aut or , timo e innpelable cierta p a r a el conceptos. Por tanto, (conformes que afir-- quiere decir autoriza a hacer ver de a c u e r d o concluir los d emas pr i n c i p i o s c i ô n de d o s o conceptos. entendimiento que lo s prin a la r e a l i d a d ) . la c u e s t i ô n que m e d i a le p a r e c e a B a l m e s de el y "crite­ las i d e a s y - e v i d e n c i a no es e v i d e n t e , de las balmesiano, acusar "principio" la luz c on que sean verdaderos Podemos d os dos q u e , e n el f o n do , objetividad miento entre séria el p r i n c i p i o de que n o entre El p r i n c i p i o p r e t e n d e r la u n i r en el f o n d o es la de Ob la - c on el p e n s a ­ e n c u a n t o a los t é r m i n o s h a y imprecisiôn. que la e v i d e n c i a es c r i t e r i o leg^ p r i n c i p i o de c o n t r a d i c c i ô n y p a r a idéales e n que se dé P e r o el e n t e n d i m i e n t o to^ la i d e n t i f i c a - - t i en e una tenden- l44 cia a objetivar. "Cuando yo afirmo que todos los diâmetros de un circule son iguales no entiendo tan sôlo que asi esté en mis ideas, que yo lo conciba asi, sino que en efecto, es asi en la realidad, fuera de mi entendimiento, prescindiendo de mis ideas y a un de mi propia exis^ tencia. Mi entendimiento, pues, ve una relaciôn, un enlace de los objetos, y afirma que siempre que éstos existan existira realmente el enlace, con tal que se cumplan las condiciones bajo que es conce bido el objeto" (7 2 ). La p r e g u n t a ninguna que ahora lo t r a s c e n d e n t a l , hablando. esa La preguirta es i n e v i t a b l e , conciencia y evidencia, plitud, a û n n os queda por en impone es garanties las si n o h ay ese paso a - i d e a s de que venimos pues vistos los p r i n c i - - su n a t u r a l e z a y en su a m - - j u s t i f i c a r , pues e l l o s no n o s sirven, u l t i m o paso. La p r e g u n t a n o s c u e s t i ô n d el por nos o h j e t i v a c i ô n de p i o s de ese se n o s j u s t i f i c a c i ô n c r i t i c a que Balmes instinto p a ra introduce, intelectual, la c o m p r e n s i ô n co mo de tercer total del la m a n o , e n criterio la expuesto f e n ô m e n o del - conoci- miento. Todavia n os f alta, p ue s, lo s u b j e t i v o a lo o b j e t i v o , del en p a l a b r a s n o de repetidas No; intima Igual que igua l fuerza viene justificar al el p a s o "es". Paso de que, a ser el n u d o g o r d i a - que s i e n t e s .. . ;Lo p u e d e s p r o ­ es c e d e r a un h echo, a croer q ue pensamos en el e n l a c e del necesidad nos p a r e c e asi: piensas, se h ac e necesidad hay temente ambos lo que que n os decir, dad, por Balmes, el parece" la f i l o s o f i a . Sabes bar? "me que " N i n g u n o de hay i n d eclinable El e n l a c e nos fuerza es de los d o s tal de c on que o c ua l m a n e r a casos necesidad objeto a creer a una n e c e s i d a d o sentimos admite ... la idea, lo que es, — es en r e a l i — d e m o s t r a c i ô n ; en ... "(73). la e v i d e n c i a co n - eviden- la r e a l i d a d , y por - 145 lo m i s m o el t r a n s i t e de la i d e a al o b j e t o , es u n h e c h o p r i m i t i ­ v e de n u e s t r a n a t u r a l e z a , miento, Es u n f u n d a m e n t o espîritu. ese u n a l ey n e c e s a r i a de n u e s t r o que e s t r i b a entendi­ en el C r e a d o r de n u e s t r o - Ee El q u i e n ha i n f u n d i d o a n u e s t r a n a t u r a l e z a h u m a n a "instinto intelectual". Con estas ultimas afirmaciones tudio c o n c r e t e del "instinto e n l a z a m o s ya el es- intelectual". El I n s t i n t o I n t e l e c t u a l EL CRITERIO DEL Para completar s ob re el c o n o c i m i e n t o y por fin, "Sentido del mento ta INTELECTUAL" la t r i a d e de c r i t e r i o s v â l i d o s , admite c r i t e r i o que B al m e s , él todavia llama tenemos "instinto que que hablar, intelectual" o - comûn". Primero raleza, "INSTINTO lo v e r e m o s independientemente en su a r m o n i a con de e n su c x i s t e n c i a , los otro; los d e m a s , pue; dos. âmbito y natu En un sôlo asi segundo m o — quedarâ comple^ la e x p o s i c i ô n y c o m p r e n s i ô n de n u e s t r o aut or . Son varios a bo rd a r : el i n s t i n t o c r i t e r i o de certeza, el y desarrollo, posibles e ste punto, r i d a d, etc. los puntos intelectual estudio del influencias interpretaciones que como a que en e s te fuente tema de nombre mismo, lugar — y su n a t u r a l e z a que h a y a r e c i b i d o ha d a d o h e m o s de conocimiento Balmes en en la p o s t e r i o 146 Iremos abordando, p a s o a paso, cada u n o de est o s - puntos. LA C U E S T I O N P ar a h e m o s de "}’O N T E " . ;.RKAL 0 I R H K A L ? comprender mejor e m p e z a r p or to. Se t r a t a de b u s c n r del conocimiento la el c r i t e r i o de j u s t i f i c a c i o n de si de h e c h o que d e b a e sp ac i o , c i o n a c o n e st e bleinente, en o t r a s nos han n e gado criterio. p or e s t e tenemos su g e n u i n e El a u t o r otros momentos, del s u j e t o al objetiva, es de h an n e g a él s o l u — la q u e , i n e v i t a - - en e s t a p r i m e r a c u e s t i ô n . que r a s t r e a r las p a g i n a s de Como - haïmes - pensamiento. como ya claridad fundamental que lo h e m o s diciéndonos la a p a r i e n c i a y e s t o es e x a c t a m e n t e a reproducir que b a l m e s i a n o qu e la r a z ô n p o r se e x p r e s a , con toda o b j et o , es el p r o b l e m a vamos Esta criterio. llay a u t o r e s "ponte" h e m o s de d e t e n e r ocasionos para hallar ese comûn, planteamien­ h ay u n e s p a c i o en el â m b i t o ser l l e n a d o la c u e s t i ô n no es b a n a l , d o ese sentido su p r o p i o senalado que en la t r a n s i c i ô n s u b j e t i v a a la r e a l i d a d lo que llamamos atormenta a toda cuestiôn "ponte", filosofia. Vo l - sus p r o p i a s p a l a b r a s . "E l s e n t i d o i n t i m o no n o s p e r m i t e d u d a r de que c i e r t a s c o s a s n os par e c e n de tal m a n e r a ; p e r o /.son en r e a l i d a d lo que n o s p a r e c e n ? /.Cômo n os c o n s t a é s t o ? Esa c o n f o r m i d a d de la i de a c o n el o b j e t o /.cômo se n o s a s e g u r a ? (? 4 ). Esta en cl aro, su p e n s a m i e n t o , conciencia, y necesario, que v a de pues, que todavia tenemos un e s p a c i o , - sin j u s t i f i c a c i ô n critica. Ni subjetivo y contingente, ni el de evidencia, nos sirven para la i d ea al objeto, E n el m i s m o justificar de lo capitule es e subjetivo que el s alto, c r i t e r i o de ese i de a l p u e n t e ,- a lo o b j e t i v o . acabamos de citar escribe también: "El e n l a c e , pues, de la e v i d e n c i a c o n la r e a l i d a d , y p or lo tanto, el t r a n s i t e de la i d e a al o b j e t o , es u n h e c h o p r i m i t i v e de n u e s t r a - 147 n a t u r a l e z a , u n a l e y n e c e s a r i a de n u e s t r o e n t e n d i m i e n t o ..." (75). De m o m e n t o de ese e s p a c i o tu a l, s olo n o s -"ponte"- Luego veremos Hemos visto te, lado, que este somos si n o q u e r e m o s el la r e a l i d a d Instinto Intelec-- su n a t u r a l e z a y su d e s a r r o l l o , nos pued e n explicar por otro interesa resaltar que v a a l l e n a r - todos que la p r o p i a c o n c i e n c i a . ni la c o n c i e n c i a ni la e v i d e n c i a e n la ce , c o n s c i e n t e s de que se d e r r u m b e La - e s t a u n i o n i d e a - o b j e t o ; pero, e s te e n l a c e exi^ todo conocimiento y hasta p r e g u n t a es l ô gi ca , - ^cômo explicarlo? " E s t a c o n c i e n c i a la a r r u i n a n compte t a m e n t e los que n i e g a n el e n l a c e de la i d e a c o n el o b j e t o " (7 6 ). CR I T E R I O DE S E N T I D O COM UN ; Una vez hemos que espacio criteriolôgico, lo SU E X I S T E N C I A j u s t i f i c a d o la e x i s t e n c i a de ese que h e m o s d a d o en l l a m a r s u b j e t i v o y lo o b j e t i v o , t r a t a m o s y a de rio que, a j u i c i o de Ba l m e s , criterio llamado del "instinto E n la F i l o s o f i a g ica, este B a l m e s de u n m o d o c r i t e r i o y de muchos de l l e n a eso entre el c r i t e - - . Es d e c ir , el o " s e n t i d o c om u n " . E l e m e n t a l , c o n e r e t a m e n t e en la L ô ­ concreto su a m p l i t u d . s us p e n s a m i e n t o s explicar espacio intelectual" "p o n t e " y c l a r o no s da En estas breves a e st e r e s p e c t e , que testimonio de lineas resume lu e g o iremos - desarrollando: "El c r i t e r i o de s e n t i d o com ûn , que t a m b i é n pu ed e l l a m a r s e de i n s t i n t o i n t e l e c t u a l , es la i n c l i n a c i ô n n a ­ t u r a l a d a r a s e n s o a c i e r t a s propo^ s i c i o n e s que n o nos c o n s t a n por — e v i d e n c i a s ni se a p o y a n en el t e s ­ t i m o n i o de la c o n c i e n c i a " (77). Nos d os l os h o m b r e s den fisico-. seîïala e j e m p l o s de m u y d i s t i n t o estân s e g u r o s de Sin embargo, e s t o no que orden. Asi hay un mundo externo lo t i e n e n p r é s e n t e to-or­ a su c o n - 148 ciencia, por ya que e s t a evidencia, se l i m i t a pues muchos no a lo i n t e r i o r ; ni s e r é n c a p a c e s de lo c o n o c e n - u n a m i n i m a d e- mostraciôn. Asi también, dades morales y a ellas en su s e n t i d o m a s es siempre P or que amplio, otro Pero cono ce v e r la m o r a l i d a d , n o es u n p u r o i e n ô m e n o lado, que m e t i e n d o inte rn o , hay milla r e s él c o d i c i a . de b o l a s , Tampoco Todos segûn y en u n o r d e n b i e n d i f e r e n t e , la m a n o - ni c aso, ni de s ac a r que y esto siempre la c e r t e z a vi e n e otros muchos, h a y en n o s o t r o s u n i n s t i n t o qu e n os lleva, ciertas v e r d a d e s no a t e s t i g u a d a s de u n a la s u er te de un la e v i d e n c i a . estos e j e m p l o s , entre Ba lmes, na-- e n > u n a u r n a , p o r p u r o a z a r ,- h a y a de en e s t e t e s t i m o n i o de c o n c i e n c i a , tan, su vi da , f r u t o de u n a d e m o s t r a c i ô n , d ie p e n s a r a donde la h u m a n i d a d , en g e n e r a l , ajustan forma irresistible, p or manifies intelectual a asentir a la c o n c i e n c i a ni por la evidencia. A su e x i s t e n c i a n o s r e m i t e n t a m b i é n las siguientes palabras : " P e r o e s te f e n ô m e n o -el de la c on c i e n c i a - a n d a a c o m p a n a d o de u n i n s t i n t o i n t e l e c t u a l , de u n ir r e s i s t i b l e i m p u l s e de la n a t u r a l e z a , el c u a l n o s hac e a s e n t i r a la ver d ad de la r e l a c i ô n , no sôlo en — c u a n t o e s t a en n o s o t r o s , sino t a m b i e n en c u a n t o se h a l l a . f u e r a ..." (78). P a r a d a r el s a l t o de la " s e n s a c i ô n " c h o de c o n c i e n c i a ) a la c o r r e s p o n d e n c i a n e c e s i t a m o s de e se instinto. para formar atestigua este el j u i c io , lo que La c o n c i e n c i a pero no es s i e n t e , pero no es la p r i m e r a suficiente lo que (que es un he_ co n u n o b j e t o e x t e r n o es. b ase para é l ; ella - /,Cômo se c o m p l é t a juicio?. " Po r m e d i o de un i n s t i n t o n a t u r a l q ue n o s h a c e o b j e t i v a r las s e n s a c i o n e s , es d ecir, n o s hace c re e r en un m u n d o (obje to ) e x t e r n o e n — r r e s p o n d i e n t e al f e n ô m e n o i n t e r n o " (79). 149 Estamos to intelectual, tal que se r e c o n o z c a q ue m e d i a ; la e x i s t e n c i a de c o m u n , -poco ta rd e . Ni el c o n o c i m i e n t o de este instin­ i m p o r t a el n o m b r e el h e c h o - , e n a l g u n o s de son muc h o s mas lo h a r e m o s m a s to, confirmando os e n t i d o los con campos en - los q ue n o s q u e d a n p o r c o n s i g n e r siquiera nos su n a t u r a l e z a . interesa, Basta y e n e s te m o m e n el he cho, la e x i ^ tencia. " No se t r a t a a h o r a de sa be r si el instinto intelectual nos engana a l g u n a s v e c e s , en qué ca s o s y p or que; al p r e s e n t e s ô lo q u i e r o c o n ­ f i r m e r au e x i s t e n c i a " (80). La e x i s t e n c i a de el puente lismo este que u n o s f i l ô s o f o s h a n instinto viene a solucionar solucionado mal (el r a c i o n a - c a r t e s i a n o c o n un i r r a c i o n a l r e c u r s o negado (el a Dios), i d e a l i s m o a b s o l u t e y el p a n t e i s m o ) o t r o s h an y o t r o s no h a n encontrado. Frente a esto Balmes h o m b r e s h a c e n e se t r a n s i t e ; n i n g u n a e x p l i c a c i ô n de afirmo que el c o m u n de l u e g o tendreinos que los - a p e l a r no a - t i p o d e m o s t r a t i v o , s i no al i n s t i n t o de la n a t u r a l e z a . "Es e v i d e n t e que el t r a n s i t e que h a c e n no p u e d e e x p l i c a r s e por m o ­ t i v e s de r a c i o c i n i o , y que es pre^ c i s o a p e l a r al i n s t i n t o de la n a ­ t u r a l e z a . L u e g o h a y un i n s t i n t o . . " (81). Del m ismo mo d o do, ra al h a b l a r B al me s) , s ob r e resume se m a n i f i e s t a la e x t e n s i ô n en uno de este (experiencia sus p u n t o s in s t i n t o , cuan­ fundamental pa­ siguientes: "El t r a n s i t e de la s u b j e t i v i d a d a la o b j e t i v i d a d es, e n lo to c a n t e a la e x t e n s i ô n , u n h e c h o p r i m i t i ­ ve de n u e s t r a n a t u r a l e z a " (82). Este mado "sentido ficaremos de instinto, comun" ampliamente la r a c i o n a l i d a d de en l e j o s de la f i l o s o f i a su m o m e n t o , balmesiana nos dira- y en perf e c t a identificarse e s c o c e s a , c o s a que con lla­ just^ e s t a e n el f o n d o m i s m o - e s t a a la b a s e sintonia c o n el de los c r i t e r i o s - la r a z o n , — de c o n c i e n 150 c ia y e v i d e n c i a . Es significative "° siguiente t e x t o balniesi^ "Asi se e x p l i c a c o m o la e v i d e n c i a se f u n d a en la c o n c i e n c i a , n o idon t i f i c â n d o s e c o n e lla, s i n o es tr i b a n d o s o b r e la m i s m a c o m o u n h e — cho i m p r e s c i n d i b l e , p e r o e n c e r r a n d o a l g o mas: a sa be r , el i n s t i n t o i n t e l e c t u a l que n o s h a c e c r e e r -v e r d a d e r o lo e v i d e n t e " (83). C on e s t e e x p l i c a c i ô n del na el clase criterio de f i d e i s m o llegamos lo c ual no es o e s c e p t i c i s m o , s i no f u n d a m e n t o de la r a z ô n , c i o n a l y que, si que conocimiento; a la b as e que f i l o s ô f i c a m e n t e , no nos al f o n d o justificar llegar sostiene en la ningu­ al p r i m e r -- cl e d i f i c i o ra es p e r m i t i d o ir m a s alla. " . /. t o c a m o s el c i m i e n t o de la ra^ zôn: a q ui h a y p a r a el h u m a n o en-t e n d i m i e n t o el n o n p l u s u l t r a ; la f i l o s o f i a no va m a s a l l a " (8 4 ). Estos v e r d a d e r o del nunca podria c i s m o ni de niendo mente textos instinto llevarnos criterios que pero, en c u a l q u i e r p r o c e s o al que n o q ue no v e n dos es /.no h a y sino escept_i ver, opo- esencial- cedemos la m i s m a si no a un h e c h o que no p o d e ­ concesiôn a uno se q u i e r e ceder al o varios absur­ infinite?. la c o n t r a d i c c i ô n en que pueden dudar cô mo p u e d e n de lo que es s a l i r de ino h a y en l os d o s lo m i s m o han querido sôlo ve u u i d o s si m i s m o s . p r o c e s o s d i f e r e n t e s , u n o m as p er o , sin p r e j u i c i o s ot. o. a q ui filosofia, Uecuerda que d i c e n no u n o del que sentido hondo y a q u i n i n g u n g e r m e n ni de B a l me s, complementarios mos demostrar; do del a v er el Su l e c t u r a i r r a c i o n a l i s m o , como muchos No niega datos nos van m o strando intelectual. que d e c i r f ac i l Ciertamente de m o s t r a r cierta necesidad ausencia incurren subjetivo, a la que que aq»iellos p er o so n — el otro; ce de r, que de r a z o n a m i e n t o s ? . "/.Sabes que s i en t es , que p i e n s a s , qu e t i m e s en ti tal o cu al a pa — r i e n c i a ? ^Lo p u e d e s i)robar? Es -e v i d e n t e que no. Lo que h a c e s es c e d e r a un hecho, a una n e c e s i d a d i n t i m a que te f u e r z a a c r e e r que 151 piensas, que sientes pues, -igual necesidad hay en el enlace objeto con la idea ..."(8 5 ). Despues de la exposiciôn de estos datos se encuentra Balmes en las mejores condiciones para, aprovechando ideas de Fichte, no sôlo criticar esa filosofia , sino dar otra ra-- zôn a favor de su propio sistema y soluciôn. Dice a si: "Fichte ha dicho: "Es imposible ex plicar de una manera précisa como un pensador ha podido salir jamas del yo" (Doctrina de la ciencia,p. l®/3)» Y con igual derecho se le podria decir a él que no se concibe cômo ha podido levantar su sis­ tema sobre el yo. ^A qué apela? A un hecho de conciencia; es decir,a una necesidad" (86). El no admitir la necesidad de la objetivaciôn de las ideas arruinaria, sencillamente, la conciencia misma del yo, pues ésta reclama no sôlo la actujlidad sino la identidad en la permanencia ; sin ello nos tendriamos que resignar a admd^ tir solamente una serie de hechos inconexos: "De esto £ic infiere que los que — atacan la objetividad atacan una ley fundamental de nuestro esplrit u , destruyen el pensamiento y -a r r u i n a n h a s t a la c o n c i e n c i a , h a s ­ ta t o d o lo s u b j e t i v o , que les s e r ­ v i e de b a s e " (87). Con los textos que hemos recogido ya ha quedado -claro el criterio como tal del instinto intelectual; criterio que, cuando se refiere a objetos de orden practice, lo suele llamar "sentido comun". Ya hemos anticipado algo muy im;*ortante: es algo que esta a la base misma de la razôn, en el desa-rrollo natural de las facultades. Asi es como se ha interprêtado por muchos autores: "A este elemento lo podîamos llamar con lenguaje moderno "din^ mismo" de la facultad intelectual. Este dinamismo empuja al e^ plritu a afirmar su objeto propio, que es no lo meramente re-presentado en el "aparece" o fenômeno, sino lo que "es" en rea 152 l i d a d, o sea, "on si" (88). Logicainente e s t e que concluir ne n a d a aut o r, que e s t a d o c t r i n a que v e r c o n el del fideismo, p r e t a c i ô n de U n a m u n o al l l a m a r l o La t e s i s de contrario, ni autores. RI , en u n d i s c u r s o o p i n i ô n d e l Dr. Dios el al h o m b r e guridad para todos que ut sed omnio quasdam veritates facilitate et q u a s i Aunque alcance parece que tiene importante t i n t o de la r a z ô n , te a u t o r no en r e d u c i r l o necesarias...", en otros es el i n s t i n t o por c o n se- las p r i m e r balmesiano, por v i s i ô n natural, por - o a la r e f l e x i ô n ; - a la r a z ô n e s p o n t a n e a , s i ­ n o n est. f a c u l t a s distincte est n a t u r a l i t e r disposita que necesarias magna dice en el t e x t o que no se trata por o t r a que este este p ar t e , esta - si n o s - de a l g o d i ^ vitae hemos demostrado El va c o n la a la b a s e t e xt o. "quasdam veritates c o m o ya t od o el su m i s m a a c t u a l i z a c i ô n . raer cum (90). concede coincide, al alcanzar cientlfico, maxime su a f i r m a c i ô n de B a l me s , este "üal^ dada Intelectual balmesiano, es lo que n o s ha h e c h o acuerdo luz p r o d e n c i a l appréhendât" Instinto i n t u i c i ô n que p i a s p a l a b r a s de maxime humanae la r a z ô n m i s m a , sino de lo r de e s t a de vitae s e n t e n t i a , men- percibida. eadem quatenus e st e mea que n o c o n v e n l a d e j a r a m e r - ..., communis sponte el 1926. R e c o g i o n d o la s e q u e n t i b u s v er b i r : tecnicismo se a d e l a n t a n o igitur e j e m p l o , M. F L O ­ por a la d e m o s t r a c i ô n n o a la r a z ô n m e t ô d i c a m e n t e Sensus viene reco ade1antandose o p or n e c e s i d a d , la n a t u r a l e z a n o es a l g o " O pt i me , ôrdenes (89). Intelectual c on e l l a p u d i e r a los - no tie la r a z ô n m i s m a , exprimit las h u m a n a s v a r i a c i o n e s a ratione; de ti en e c o n la i n t e r ­ catalan" t e n i d o el ano y sin n i n g u n la n a t u r a l e z a r a c i o n a l es Instinto comûn como una que GIRONELLA, intelectual c on R e i d , ni "escocés lo d e f i e n d e , Pelegrl, sentido siempre impulso ni P E L E G R I , escribe; r a s v e r d a d e s de ced de A si inaugural t e m b a l m e s i a n a m Dr. concibe el siquiera distinto, g i d a po r m u c h o s mes que P. R O I G instinto pro de - No e s t a m o s humanae — suficientemen- lugar e s. Esta es también la mente de DAI.MAU cuando, a la Iio 153 r a de v a l o r a r el Instinto a s e n s o a la e v i d e n c i a , de a la a p a r i e n c i a , es a s e n t i r nada se a que ciego, porque, Son dos momen t o s visibles se o r d e n a n a la c e r t e z a cimientos" (91). tores, de u n a Todavia que separar el to m e n o s , " El podemos sus fruto del cies juicios I n t e l e c t u a l de tanto en es o t r a frente uso connatural objetivas, m a c i o n de n o r m a s de El de central tales de escribe aqui es otros de indi­ de n u e s t r o s conjo y otros la i n t e l i g e n c i a m i s ma ; sentido au cuan se e x p r e s a N I C O L A S D E R I S I : c o s a que n u e s t r a inteligencia las intelecto cos as. a n te ser c o m o d e l d e b e r - s e r la v e r d a d el^ Es el las e x i g e n ­ -v al e d e c i r - , c om o de la for- conducts morales. su f u n c i ô n ve c l a r o y a p r e h e n d e (es en - el v a l o r t e x to s, a la e v i d e n c i a de evidencias objetivas" s i n o el m o v i m i e n t o s a c a r de " Es a n e c e s i d a d la n e c e s i d a d d e l incoercible - otras palabras intelectual instinto de en el e j e r c i c i o b i e n el n u c l e o (92). conclusion podemos S A L V A D O R CU E S T A : se h a b l a cbjetiva c o n t e m p l a c i o n de Parecida que esto c o m o h e m o s dicho, s e n t i d o c o m u n o la i n t e l i g e n c i a connatural correspon se d i g a que n os a f i r m a n que no p o d e m o s de n u e s t r o tanto del su o b r a de No s u b r a y a d o es n u e s t r o ) tajante o p o n e r l o s . E n e st e sentido comun no borando (el encontrar forma mas Instinto escribe:"El la r e a l i d a d el e s p i r i t u r e f l e x i v e a q u i l a t e l os m o t i v e s . q ue que /.no es u n a n e c e s i d a d ? a un instinto opone Intelectual balmesiano, la c e r t e z a de de q ue intelectual), la p o t e n c i a hacia no - su obje^ to p r e s e n t e " ( 93 ). Todas instinto misma, Esta apoya algun en estas intelectual t i p o de j n st into c i e g o la b a s e m i s m a la r a z ô n m i s m a , no p e r m i t e ni abierta d e l P. R O I G de la r az ô n , el d i n a m i s m o traspasnr a ningun o p i n i o n e s v i e n e n a c o i n c i d i r en q ue no es a l g o a j e n o sus l i m i t e s t ip o de totalmente e irracional. es c o m o ni d e j a r — No es eso . la p i e d r a en que i n t e r n o de el a la r a z o n la f a c u l t a d , a la f a c u l t a d se que — escepticismo. Concluimos este GIRONELLA, que tema v o l v i e n d o a c i t a r p a l a b r a s nos r e s u m e asi: " A h o r a bie n, -- compro^ 154 bar esta realidad, nuestras de su o b j e t o cultades t i v e ), que es la p r e s e n c i a de facultades mentales s a l t a n a él que u n a v e z e s t o es lo que todo " e v i d e n c i a tota l" , Balmes o sensitivas entiende o c o n j u n t o , que elemento "instinto intelectual", que o de l as o t r a s al a f i r m a r que él d e n o m i n a , fa orden vegeta­ el t e r c e r l os e s c o l a s t i c o s tiene -- en p r e s e n c i a (lo m i s m o p a s a c on t o d a s humanas, espirituales e l e m e n t o del e ste d i n a m i s m o de puestas -- llamarlamos c o m o he d i ch o, -- aplicaciones variadisimas" - ( 94 ). Recuerda c i a l i s t a en e s t u d i o s de la n o c i ô n de nalisltco este autor cômo el P. " i n s t i n t o i n t e l e c t u a l " con axiolôgico F L O RI , h a l m e s i a n o s , ya h i z o n o t a r S.J., espe-- la aproximaciôn la de d i n a m i s m o fi- (•)() . Y luego c o n c l u y e : " B a l m e s d e m u e s t r a c o n t o d a la luc i d e z de u n a v i s i ô n i n t e l e c t u a l que las i de a s s on o b j e t i v a s , p e r o c o m p r u e b a que, a u n a n t e s de p o s e er tal d e m o s t r a c i ô n , ya h a y una a p r i o r i d a d , es d e c i r , u n d i n a m i s ­ m o i n t e l e c t u a l o, si se q u ie re , una n a t u r a l e z a de la f a c u l t a d (lia mado "instinto intelectual") que n os h ac e o b j e t i v a r i r r e s i s t i b l e — m e n t e el p r o p i o o b j e t o r e p r e s e n t ^ do, d e n t r o de 1 p r o p i o t e r r e n o y g r a d o del e j e r c i c i o de q ue se tra ta" ( 95 ). '• Si h e m o s r e c o g i d o v a r i o s porque de B a l m e s la u n i c a v a l i d a y a c e r t a d a , que como s ô l o asi parciales se le p u e d e o totalmente (^) R e v a l o r i z a c i ô n de ficiae Vol. compartimos t e x t o s a e s t e r e s p e c t e es, sencillamente, Academiae III, esta s a l v a r de f o r m a de tantas i n t e r p r e t ne iôn y porque creemos interpretaciones -im- fal s a s . la c r i t e r i o l o g l a Romanae p â g . , II. et, Turin, escolastica S. T hom, 1937 . Aq. (Ac ta P o n t i - et Rel. C a t h .,1936 155 SENTIDO C O M U N : EXPLICACION DEL NOMBRE El m i s m o Filosofia de este Fundamental, criterio, te v ag a. desde Balmes reconoce capitule que 32 de s u - e n el c a p i t u l e t o d o él d e d i c a d o al e s t u d i o la e x p r e s i ô n " s e n t i d o c o m u n " es - sumamen A la h o r a de d a r n e s u n a e x p l i c a c i ô n t r a t a de h a c e r l o el p u n t o de v i s t a Aparté, criterio etlmolôglco y desde pues, l l a m a d o de los sentidos "sentido su v a l o r r eal. corporales, hay otro — comûn": " S e n t i d o : e s t a p a l a b r a e x c l u y e la r e f l e x i o n , e x c l u y e t o d o raciocinio, t o d a c o m b i n a c l ô n , n a d a de e s t o t ^ ne c a b i d a e n el s i g n i f i c a d o de la p a l a b r a s e n t i r " (9 6 ). T e n e m o s y a u n a c a r a c t e r i s t i c a de tancia para comprender este c r i t e r i o de tir el e s p i r i t u se h a l l a , so br e be, n o da; par a r del ce recibe Este t e n d e r b i e n el s en ti r, miento" ob ien, el que rec^ L u e g o h ay q ue se^ a una l e y que sien como algo nos podria "pasivo", conducir, - de n o e n B a l m e s , a u n d o b l e e r r o r :instinto, incluso c o n la " p a s i v i d a d " -- o "padeci- de u n a a c c i ô n de las f a c u l t a d e s a r i s t o t é t i c o - t o m l s t a s . D el p r i m e r a s a c a r el m i s m o e r r o r n o s va c o n p a l a b r a s b i e n cl a r a s . Del la i n t e r p r e t a c i ô n g l o b a l de s e g u n d o n o s h e m o s de su p e n s a m i e n t o . l ey i r r e s i s t i b l e de n u e s t r a n a t u r a l e z a n o es de Al s e n ­ n o a c t iv o; pu e de d e c l l n a r . llamado vulgarmente a identificarlo impor— en el e s p i r i t u e j e r - somete al ser d e s c r i t o acciôn", s e n t i d o p r o f u n d o de a c o n f u ndirlo con animal ; se i n s t i n t i v a que n o " r e c i b i d o r de u n a pasivo, la r e a l i z a . El e n t e n d i m i e n t o a una necesidad como no sentido comûn todo aquello sü a c t i v i d a d . te, u na a cc i ô n , tod o, la m â x i m a conocimiento. luego es algo se m a r c a la f i g u r a de la " s p e c i e s " . mas, que el e s p e j o Balmes librar Es dec i r, lo m i sm o, o plancha de por esta y - -- des­ cera d o n d e "C o m û n ; e s t a p a l a b r a e x c l u y e t o d o lo i n d i v i d u a l e i n d i c a que el o b ­ j eto de 1 s e n t i d o c o m û n es g e n e r a l a t o d o s los h o m b r e s " (97). - 156 Para comprenderlo mejor pensemos que frente a esto tendriamos los hechos de conciencia, que son de sentido, mas no de sentido comûn. Ademâs, en la palabra comûn se significa que los objetos de este criterio son para todos los hombres y, por ellos, se refieren al orden objetivo. Asi, por ejemplo, a un hombre que dice : "yo experimento tal o cual sensaciôn, me parece que veo talo cual cosa, mûn; pero sidiceque tal no se le ocual cosa es opone el sentido co­ de tal manera, si e^ to es extravagante, se le objeta : esto es contrario al senti­ do comûn. Después de estas aclaraciones Balmes dar unadef iniciôn de se decide a - este criterio de conocimiento; defini-- ciôn que, ciertamente, lleva una gran carga de humildad: "Yo creo que la expresiôn sentido comûn significa una ley de nues-tro espiritu, diferente en apari^ ' c i a s e g û n s o n d i f e r e n t e s los c a — SO S a q ue se a pl i c a , p e r o que en r e a l i d a d , y a p e s a r de sus m o d i f y c a c i o n e s , es u na sola, s i e m p r e la m i s ma , y c o n s i s t e en un a i n c l i n a ­ c i ô n n a t u r a l de n u e s t r o e s p i r i t u a d a r su a s e n s o a c i e r t a s verdades no a t e s t i g u a d a s p or la c o n c i e nc i a, ni d e m o s t r a b l e s p o r la r a z ô n ; y que t o d o s lo s h o m b r e s h a n menester p a r a s a t i s f a c e r las n e c e s i d a d e s de la v i d a s e n s i t i v a , i n t e l e c t u a l o m o r a l " (98). Se trata, pues, de una ley de nuestro espiritu, a_l go natural que nos lleva a asentir a ciertas verdades, y con la que tenemos que contar todos los hombres para nuestro nor­ mal desarrollo sensitivo e intelectual. Loque le importa a afortunado o no, como el Balmes no es tanto el nombre,- hecho en si, la ley a que se refiere. El mismo lo dice : "poco importa el nombre si se conviens en el hecho". Lo que importa es ver si existe esa inclinaciôn, - bajo qué formas se présenta, a qué casos se aplica y en que grado puede ser considerada como criterio de verdad. Eso es - 157 lo importante. su significado, damos en que E s t a b l e c i d o y a el h e c ho , tiene lugar visto un paso mas viendo este Desde p r u e b a ni t ir y campos criterio. APLICACIONES DEL CRITERIO DEL l as v e r d a d e s de t a m b i é n el n o m b r e los d i s t i n t o s luego encontramos evidencia SENTIDO COMUN e s t a l ey c o n r e s p e c t o a — I n m e d i a t a . El e n t e n d i m i e n t o n o l as p u e d e p r o b a r , pero se las siente n e c esitado a a s e n ­ a el la s. " No s e n c o n t r a m o s , pues, c o n u n ca so c o m p r e n d i d o e n la d e f i n i c i o n d e l s e n t i d o com un: i m p o s i b i l i d a d de p r u e b a , n e c e s i d a d i n t e l e c t u a l qu e se h a de s a t i s f a c e r c o n el -asenso, irresistible y universal I n c l i n a c i ô n a d i c h o a s e n s o " ( 9 9 )» Aqui este z ô n es p o r q u e qu e el sentir A pesar de también en este q ue dado que o no es m a x i m a la l uz — q u e d a r i a m u y p o c o c a m p o a la -entiéndase evidencia el inmediata Vuelve nombre esto, se a p l i q u e es n e c e s a r i o q u e ha d a d o puesto la l ey c o m o entendimiento ley del sentido co­ importa-, que lo qu e le la l e y c o m o tal permane^ eso n o s d i c e que recono^ el n o m b r e de s e n t i d o s i e n t a y no c o n o z c a - e n mâsbien conoce a insistir al c r i t e r i o de que v e m o s qu e ca mp o . P o r con propiedad - l u e g o el c o n t é n i d o es lo que n o s m un, que en aplicar i n m e d i a t a . La r a — c o m o tal. q ue p a r a que al cierta duda la evide n c i a en estas verdades, s uj et o , ce y a c t û a ce c a s o de objeto o f r e c e , parece a c c i ô n d el mun- Balmes manifiesta s e n t i d o c o m u n al que siente-. en que n o va a d i s p u t e r queda totalmente incluso podria evidencia la a sa lvo, s ob re el y é s to citar ajgun autor el n o m b r e i n t e r e s a es c o n f i r m a r de sentido co­ el c o n t é n i d o , tal. "Lo q ue d e s e o es c o n s i g n a r e s a -ley de n u e s t r a n a t u r a l e z a , que — nos inclina a dar asenso a cier-- 158 tas verdades, independlente s de la conciencia y del raciocinio" (lOO), También encontramos esta ley con respecto a las ver dades de evidencia mediata. Nuestro entendimiento asiente por necesidad -instinto intelectual-, no sôlo a los primeros prin cipios, sino también a todas las proposiciones claramente enla zadas con ellos. (101) Esta natural inclinaciôn no se queda sôlo en el va­ lor subjetivo de las ideas, sino que llega también al objetivo; "Ya se ha visto que esa objerividad tampoco es demostrable directamente y a priori, no obstante que la necesitamos" (102). Este es uno de los camuos fondamentales donde actua esta ley de nuestro çspiritu, esta "base de nuestra razôn": la objetivizaciôn de las ideas. Nuestra inteligencia no puede reducirse al puro muncfo ideal y subjetivo, al me parece, aunque este parecer sea con la evidencia inmediata mas fuerte que nos podamos imaginar, necesita llegar al mundo real, al e s . Ya se comprende que es precisamente aqui, en el lle^ gar al es^* ® realidad, donde interviens el instinto intelec^ tuai, puesto que si nos redujésemos al puro mundo del "parecer", subjetivo, no haria fa]ta recurrir a este criterio, pues nos bastaria con la pura conciencia y evidencia para su explicaciôn y comprensiôn. Todo lo dicho se puede y se debe aplicar a un nuevo campo: el orden mor a l . Si los principios primeros son necesa- rios para conocer, no lo son menos los morales para querer y obrar. Es decir, lo que son para el entendimiento la verdad y el error, son para voluntad el bien y el mal. Asi pues, por el mismo motivo necesitamos también aqui del asenso irresistible y moral. "Ile aqui otra necesidad del asenso a ciertas verdades morales, y he aqui por qué encontramos también osa irresistible y universal incl^ naciôn al asenso" (1 0 3). 159 El a esta siguiente e s p a c i o de l e y es la o b j e t i v i d a d de d a d , c o m o v i m o s al t r a t a r de por pero otros la vi d a , caminos; c o n el m u n d o nos lo g a r a n t i e s . exterior, Nos a c t u a c i ô n que la c o n c i e n c i a , e s ta r queda garantizada no es suficiente para s e g u r o s de necesitamos encontramos s e n a l a Balmes s e n s a c i o n e s . Su s u b j e t i v i ­ c o m o ese n i v e l s i n o que n e c e s i t a m o s cia las - su c o r r e s p o n d e n de o t r o c r i t e r i o o t r a vez c o n el que instinto -in- teloctual; " E s t a s e g u r i d a d la p o s e e n t o d o s los h o m b r e s , a s i n t i e n d o a la obje^ t i v i d a d de las s e n s a c i o n e s , e s t o es, a la e x i s t e n c i a de los c u e r - pos, c o n a s e n s o i r r e s i s t i b l e " ( 1 04 ) Nuevo mada mos c a m p o de fe e n la a u t o r i d a d condenados a c t u a c i ô n lo e n c o n t r a m o s h u m a n a . S i n ella, dice e n la 11 a- B al m e s , estaria a la m i s m a m ue r te : "... el h o m b r e se i n c l i n a a c r e e r al h o m b r e p o r u n i n s t i n t o natural. /,En qué se f u n d a la fe e n la a u t ^ ridad humana? Las razones filosôf i c a s q ue se p u e d e n s e n a l a r n o -las c o n o c e el c o m û n de los hombres; m â s p o r e s t o su fe no d e j a de se r i g u a l m e n t e v i v a q ue la de los f i ­ l ô s o f o s . /.Cuâl es la c a u s a ? Es — q ue h a y u n a n e c e s i d a d , y a su l a ­ do el i n s t i n t o p a r a s a t i s f a c e r l a ..." (105). E s t e m o d o de h a b l a r b a l m e s i a n o , c ha s expresiones la n a t u r a l e z a de su obra, es a n t e s que ta c o n f u s i ô n -de h e c h o /.Son d os c o s a s r e a l m e n t e opuestas? /Se contrapuestas to de o algo la f i l o s o f i a . y l e y e s de cional" seme jante. Esta significa c o m o en su m o m e n t o otras mu- l ug a r é s t o que forma "naturaleza" pero no es obje^ sa c ar a luz las f u e r z a s filosôfica, el o t r o e x p l i c a r é - . Qué c o-- / S o n d o s reei si?. Esa misma se e n c a r g a de que acier se i n t e r p r e t a n diferentes? son dos re a l i d a d e s distintas, la n a t u r a l e z a de u n a - no podia dar s u c e d i d o - , ai no contradicen entre Ciertamente como ejemplo cuando nos dice la f i l o s o f i a , rrectamente. lidades ha por asi campo diriamos "ra sea i r r a c i o n a l , - c l a r a s a q u e l i a s p a l a b r a s de l6o "No quiero indicar con esto que la razon sea impotente a manifestar la legitimidad de la ilacion con que se deduce lo real de lo ideal ..." (106). Asi salva el autor el hecho natural de la certeza, por ejemplo saciones , en el caso concreto de la ohjetivaciôn de las sen­ y salva perfeetamente el" valor de la raz o n , el hecho de la "filosofia". Lo mismo que nos ofrece el instinto de la naturaleza nos lo viene a confirmar la razon en su reflexiôn: "Luego el instinto que nos impul­ sa a referir dichas sensaciones a objetos externos esta confirmado por la razôn; luego el testimonio de los sentidos es admisible en el tribunal de la filosofia, en cuanto nos asegura de la realidad de los objetos" (107). Con esta armonia ve Balmes las cosas. Asi, pues, naturaleza y filosofia, instinto irresistible y razôn, muy al contrario de lo que pudiera parecer, son per fee tamente compag_i nables y complementarios. Solamente con estas afirmaciones te­ nemos motivo suficiente para rechazar de piano toda acusaciôn de "dogmatisme" o "instintivismo" que se haya hecho contra — Balmes. Ademas de los casos sehalados los primeros princi­ ples intelectuaies y morales, la objetividad de las ideas y -sensaciones y la fe en la autoridad humana, necesita cl hombre el asenso instantanée a otras verdades que, aunque con el tiem po podria demostrar, no le es permitido hacerlo, dado el modo repentino con que se le ofrecen. Balmes pone algunos ejemplos: asi el que juzguemos imposible el formar una pagina de Virgilio arrojando a la aven tura algunos caractères de imprenta; el dar en un blanco peque^ nisimo sin apuntar hacia él, y otros seme jante s . Ademâs anade lo que él llama "argumontos de analogia": la seguridad de que el sol saldrâ manana, que la primavera nos traerâ las flores... Estamos ante la llamada impo sibi lidad de sentirlo co I6l mun . En este punto Balmes no esta del todo afortunado. - O admitimos cierta superacion en su pensamiento -me refiero al caso concreto de la imposibilidad de sentido comûn-, entre lo expuesto en el Criterio y en la Filosofia Fundamental, o tenemos que admitir cierta contradicciôn en su comprensiôn — del sentido comûn. Ciertamente en su obra F . Fundamental se expresa — Balmes con mâs rotundidez, no recurre a la teorla de las probabilidades para explicar este caso. La imposibilidad de sen­ tido comûn se afirma de forma mâs absoluta. Se ha dicho que en el primer caso, en el Criterio, explicarla el elemento ontolôgico de la certeza por las proba bilidades matemâticas, al estilo de Cqurnot; en el segundo ca so, haria reposar la fuerza de la certeza en un elemento ontjo lôgico heterogéneo y en una disposiciôn especial para captarlo; el instinto intelectual (109). Si no admitimos esta superaciôn de au propio pensa miento no nos cabe mâs remedio que acusarle de cierta vacilaciôn o contradicciôn en este punto, y ésto con detrimento de su recta comprensiôn del sentido comûn. Este es el campo en que actûa este instinto intel^ tuai balmesiano. Criterio qu e , aunque no le importa demasiado el nombre, sino el hecho como tal, lo llama también "instinto de la naturaleza" , "ley de nuestro espiritu" , "luz divina en nosotros" , "base de la razôn" , "voz del espiritu" , "bénéficié del Creador" , "instinto de nuestro entendimiento", etc. Se impone ahora, en nuestro ânimo de ir ahondando lo mâs posible en este criterio, una nueva cuestiôn. El sent^ do comûn, /es criterio seguro de verdad? /Lo es siempre? /Qué caractères debe poseer para ser tenido como criterio infa]i— ble? Las preguntas estân arrancadas de la misma obra de Bal— mes. Oigamos sus respuestas: "El hombre no puede despojarse de su naturaleza; cuando habla, la razôn dice que no se la puede de^ 162 p re c l a r . U n a i n c l i n a c i ô n n a t u r a l es a los o j os de la f i l o s o f i a u n a c o s a m u y r e s p e t a b l e , por s ô lo ser n a t u r a l ; a la r a z ô n y al l ib r e a lb e d r i o c o r r e s p o n d e el no d e j a r l a e x t r a v i a r . Lo que es n a t u r a l en el h o m b r e no es s i e m p r e e n t e r a m e n t e f i j o c o m o e n los hr u t o s . E n é s t o s el i n s t i n t o es cie go , p o r q u e d e b e s e r l o d o n d e no h a y r a z ô n ni l i b e r tad. En el h o m b r e las i n c l i n a c i o — ne s n a t u r a l e s e s t â n s u b o r d i n a d a s en su e j e r c i c i o a la l i b e r t a d y a la r a z ô n . .. H a y e n el h o m b r e u n a c u a l i d a d m u y a p r o p ô s i t o p a r a que las i n c l i n a — c i o n e s n a t u r a l e s se d e s v i e n c o n — f r e c u e n c i a ; la d e b i l i d a d . . . " ( 1 10 ) Libertad, siempre mûn" en c u e n t a de Balmes. s e n a l a r , bien este Esto h a ce a tener c o m p r e n d e r b i e n el " s e n t i d o t a m b i é n que el a u t o r d e t a l l a d a m e n t e , las c o n d i c i o n e s criterio para S o n l as r a c i o n a l i d a d , debilidad son notas si q u e r e m o s que p o d a m o s tomarlo se co-- esfuerce que ha como criterio de en curtplir de verdad. siguientes: 1 A ) " La i n c l i n a c i ô n al u s e n s o es de sistible, de m a n e r a la r e f l e x i ô n , se de 23) "De p ue de que resistirse ni irre^ aun con - aun despojar- ell a". la p r i m e r a d i m a n a v e r d a d de para todo punto el h o m b r e , ni sentido t o do el la otra, a saber; -- c o m u n es a b s o l u t a m e n te c i e r t a linaje humano". 3 3 ) " T o d a v e r d a d de s e n t i d o c o m u n pu e d e e x a m e n de t o da sufrir el - la r a z ô n " , 4 3 ) " T o d a v e r d a d de s e n t i d o c o m u n t i e n e por o b j e t o la sati s f a c c i ô n de vida sensitiva, l’o n e m o s u n o de dera los Parece colores que el en sus a l g u n a g r a n n e c e s i d a d de intelectual ejemplos. las c o s a s misinas. sentido comûn nos El la o m o r a l " . (111) l in a je h u m a n o /Es asi c o n si^ en r e a l i d a d ? e n g a n a . P e r o , /cumple las No. con- 163 diciones que el s u f r l r el e x a m e n de poder pues a c a b a m o s de l u e g o que si ôn. Ademas cumple hace nombre una r e f e r e n d a de sentido No. P er la r a z ô n se r e f l e x i o n a tampoco Al f i n a l d el mes senalar? lo p r o n t o -tercera se d e s c u L r e le f al ta condiciôn-, inmediatamente - la ilu la p r i m e r a y s e g u n d a c o n d i c i ô n . capitulo que a c a b a m o s de a n a l i z a r a Fenelôn para mostrar comûn comprende Ba^ c ô m o b a j o el t a m b i é n el c r i t e r i o de - la - evidencia. "Es i n d u d a b l e que en e st e p a s a j e h a b l a F e n e l ô n de la e v i d e n c i a , -p u e s que, a m a s de que e m p l e a e s ­ te m i s m o n o m b r e , se r e f i e r e a las ideas inmutables. For sentido c o ­ m û n e n t i e n d e las m i s m a s i d e a s g é ­ n é r a l e s p o r las c u a l e s j u z g a m o s de t o d o o, en o t r o s t er m i n e s , la i d e a de d o n d e n a c e la e v i d e n c i a " (1 1 2 ). Por lo que llevamos e x p u e s t o ya se t ro a u t o r n o c o i n c i d e su c o m p r e n s i ô n d e l que de d e c i r n o s F e n e l ô n , acaba son l as para el ve que en n u e s - sentido comûn que el " s e n t i d o c o n lo c o mû n" ideas générales mismas. También el c o n s e n t i m i e n t o fe e n la a u t o r i d a d tal y c o m o sale al p a s o de u n e r r o r de L a m e n a i s c o m û n , al c o n f u n d i r humana se ha d e s c r i t o , s ob r e s e n s u s y c o n s e n s u s . La es c r i t e r i o v â l i d o de c o n o c i m i e n t o , P e r o anade: "Un célebie e s critor -Lamennaisha q u e r i d o r e f u n d ir t o d o s los c r ^ t e r i o s en el de la a u t o r i d a d h u m ^ n a , afi r m / n d o resu e l t n m e n t e que el " c o n s e n t i m i e n t o c omûn, s e n s u s c o m m u n i s , es p a r a n o s o t r o s el sello de la v e r d a d y que no h ay — o tr o" ( L a m e n n a i s , E n s a y o s ob re la i n d i f e r e n c i a en m a t e r i a de r e l i - g i ô n , t. 2. c , 1 3 ) ( 1 1 3 ). Este la sistema aparece i n t e r p r e t a c i ô n de d i v e r sas c o m o Bal me s, como errôneo y extrano, porque sensus y consensus. los d e m a s en todo y por todo, criterio, era a nonadarlos se c o n f u n d e n p a l a b r a s "Apelar despojar a todo s ". segûn al tan a la a u t o r i d a d de - i n d i v i d u o de t o d o - 164 El e r r o r de chos casos recurrimos n o s de rio algo, general. bien Lamennais a] ha q u e r i d o Es u n a l os consentimiento llevar la conclusion n os que, s e n t i d o c o m û n , que no es m a s como comûn para que a crite­ unas palabras a tener taies se n i e g u e culpable que en mu- cerciorar- casos Recoge obligamos y a cualquiera s in d e m o s t r a c i o n , le d e c l a r a m o s t r a el en l ey de e s t o s invalida. significativas: "Nosotros p r i n c i p i o s p or c i e r t o s ; consiste -- a creer- de rebel d i a la a u t o r i d a d de con­ gran nûmero" . Balmes déclara se r e v u e l v e totalmente intolerable En el r e s u m e n Fundamental, so b re contra que tamana exageraciôn y la (l l 4 ). h ace los c r i t e i i o s Balmes, capitulo de la v e r d a d , ?4 de la F. e sc ri b e ; " Ha y e n n o s t r o s v a r i o s c r i t e r i o s : p u e d e n r e d u c i r s e a très: la c o n — c i e n c i a o s e n t i d o int im o , la e v i ­ d e n c i a y el i n s t i n t o i n t e l e c t u a l o s e n t i d o c o m û n ... El i n s t i n t o i n t e l e c t u a l es la n a ­ tural i nc]inacion al a s e n s o en los c a s o s que e s t a n f u o r a del dom i n i o de la c o n c i e n c i a y de la -e v i d e n c i a . El i n s t i n t o intelec­ t ual n o s o b l i g a a d a r a las i d e a s un valor objetivo... Cuando versa s obre o b j e t o s no é v i d e n t e s , y nos i n c l i n a al a s e n s o , se ll a m a s e n t i ­ d o c o m û n " . (11 5 ) FUNCIONAMIENTO Juzgamos terpreter l as es t e correctameute "falsas" A R M Ü N I C O DE a p a r t a d o d el que d e l 'sentido c o m û n ' , no d u d a m o s r aiz: o l v i d o del funeionamiento entre sus t rè s c r i t e r i o s de filôsofo repite mâs maximo el p e n s a m i e n t o de interpretaciones Extrana L OS T R E S en m u e h a s en a f i r m a r que q ue c o n o c i m i e n t o de esto por interés para Balmes. se h a n d a d o armônico cuanto ocasiones con CHITEUIUS que Muchas a su - filosofia tienen Balmes in­ de aqui la establece la v er d a d . es u n t em a insistencia qu e el c a s i macha 165 cona. Balmes l ar es p a r a trata el t a n t o dad plena y a u t éntlca. vo tratandose del de c o m p r e n d e r como mutilar, al " h o m b r e Y e s t o h a y que d e c i r l o tema del entero" , Ai^ incapacitarnos para conocimiento. El con mayor moti- f e n o m e n o del c i miento hay que v e r l o e n su c o m p l e j a y r i c a a r m o n x a . l as p r i m e r a s p â g i n a s su F i l o s o f i a que el m é t o d o de contrario, r a l i d a d de que tanto invalidado tantos Fundamental la f a l t a de hemos hablado, justamente con^ Desdo insiste esta armonia, es la v e r en - la unilatje lo que ha - s i s t e m a s e i n t e n t e s de e x p l i c a c i ô n criteri^ lôgica. Recogemos a l g u n o s de sus t e s t i m o n i e s : " A q u i o b s a r v a r é lo e r r a d o de los m é t o d o s que a i s l a n las f a c u l t a d e s del hombre, y q u e , para conocer m e j o r el es p i r i t u , le d e s f i g u r a n y m u t i l a n ... H a y e n el h o mb r e, c o m o en el u n i v e r s o , u n c o n j u n t e de le y e s c u y o s e f e c t o s se d e s e n v u e l v e n s i m u l t a — n e a m e n t e , c o n u na r e g u l a r i d a d arm o n i o s a " (ll6). Esta fundamental de primera i n t u i c i ô n que f i l o s o f i a d el c o n o c i m i e n t o nos l l e n o en el te m a . Ciertamente realidad de concrete a fir m a c i ô n del hecho encontramos que c a d a u n o de a q ui los en su o br a i n t r o d u c e de no e s t u d i a todavia très c r i t e r i o s . es i m p o r t a n t i s i m o . Poco a poco Pero — la la se i ra d ^ s a r r o l l a n d o y e x p l i c a n d o mas. " Un a de las l e y e s m a s c o n s t a n t e s de n u e s t r o ser es la n e c e s i d a d de u n e j e r c i c i o s i m u l t a n é e de f a c u l ­ t ades, n o s olo p a r a c e r c i o r a r s e de la v e r d a d , s i n o t a m b i é n p a r a e n c o n t r a r l a " (117). L a a f i r m a c i ô n es c o n t u n d e r t e . Si h a y una e n c i m a de nislada es todas, esta: co de n ue s t r a s qu e tenga la ley de facultades. intima y reciproca. por si m i s m a la n e c e s i d a d entidad del L as f a c u l t a d e s Se i n c l u y e n y ley p o r - y comprensiôn ejercicio armôni­ e s t a n en r e l a c i ô n - se a e c e s i t a n c o n t i n u a m e n t e . 166 Lo que estâmes viendo de las facultades se puedo ir adelnntando, como es logico, de los varios criterios de conoc^ miento, ya que no son dos cosas distintas sino las mismas facul tades en su actuacion. Mas claramente todavia: "No hay, pues, en el hombre crite­ rios de verdad enteramente aisla-dos. Todos estan en relacion; se a Firman y compl etan reclprocamente; siendo de notar que las verdades de que estan ciertos todos los hom bres estan apoyadas de algûn modo por todos los criterios" (ll8). De tener en cuenta estas clarxsimas afirmaciones -balmesianas no es posible comprender las imparciales interpre­ taciones y acusaciones que de su"filosofia del sentido comûn", -y que van desde el fideismo al oscepticismo-, se pueden leer. Todavia se pue de decir mas, ;,no encontramos aqui, en este mara villoso armoni smo, auufiue esté repre sen tado por el genial tintorero de su obra El Criterio, una base a ciertas filosofias posteriores, incluso de signo f enomenolôgico? No afirmainos el hecho histôrico como ta l , si la coincidencia real de plantea-mientos y soluciones. Asi suenan sus palabras: "La verdad compléta -y subrayo el adjetivo por lo que 1leva de sugerencia en nue stros dia s-, como el bien jerfecto, no existen sin la armonia: ésta es una ley necesaria y a e 1 la esta sujeto el hombre" (119) Sontestimonios directos en favor de la te s i s que venimos defendiendo. También podemos encontrar alguna prueba - indirecta que nos 1 leva a la misma conclusion. Una prueba indirecta la encontramos cuando nos ha-bla del criterio de conciencia, indicando que por si mismo nada nos puede decir con respecte a los objetos. Estas son sus palabras : "l’or su naturaleza, es puramento subjetivo: de modo que, considoran 167 d o e n si m i s m o , s e p a r a d a m e n t e del i n s t i n t o i n t e l e c t u a l y de la l uz de la e v i d e n c i a , n a d a a t e s t i g u a c on r e s p e c t o a los o b j e t o s ..." (120) Todavia mâs claramente, demos y e u e st e m i s m o lugar, po­ leer: " As i se e x p l i c a c o m o la e v i d e n c i a se f u n d a en la c o n c i e n c i a , no iden t i f i c â n d o s e c o n el la , s ino e s t r i b a n d o s ob r e la m i s m a c o m o u n h e — c ho i m p r e s c i n d i b l e , p e r o e n c e r r a n d o a l g o mâs: a sab er, el i n s t i n t o i n t e l e c t u a l que n os h a ce c r e e r -v e r d a d e r o lo é v i d e n t e " (1 2 1 ), Este blece que e n el da j u e g o y la c o n j u n c i ô n que c o m p l e j o d el f e n o m e n o d e l c u e n t a n c o n el clusivismo nos es el triple arruinaria el e d i f i c i o d el Balmes multiples Filosofia Fundamental, criterio ya ejmplos q ue conocimiento descrito. esta-- humano, y C u a l q u i e r ex- conocimiento. en u n o de concluye Balmes De e l l o los c a p i t u l o s de su co n e s t a n o t a : " P o r lo d i c h o e n e s t e c a p i t u l o se m a n i f i e s t a la v e r d a d de lo que d_i go e n el 24, sob r e el e n l a c e de l os d i f e r e n t e s c r i t e r i o s y la n e c e s i d a d de n o a t e n e r s e a u na F i l o s o f i a e x c l u s i v e . El s e n t i d o i n t i ­ mo, o la c o n c i e n c i a , si r ve de b a ­ se a los û e m âs , c o m o u n h e c h o i n ­ d i s p e n s a b l e ; p e r o el m i s m o se d es t r u y e si se n i e g a n los o t r os " (122T De terios suponga la r u i n a de ahl q ue la r u i n a de la r u i n a de c u a l q u i e r a de los tr ès c r i ­ t o d o el e d i f i c i o d e l conocimiento, los o t r o s dos. " C a d a c u al en su c lase, y a su m a n e r a , los t rè s s o n necesarios: n i n g u n o de e l l o s es del t od o inde^ p e n d i e n t e ; la r u i n a de uno, sea el que fue r e, t r a s t o r n a n u e s t r a i n t e l i g e n c i a " ( 1 2 3 ). Una vez mâs vemos al h o m b r e ente ro , car n os en t o d a cômo Balmes t r a t a de considerar su c o m p l e j i d a d , a la h o r a el f e n ô m e n o del c o n o c i m i e n t o . Toda filosofia de e x p l i que olvi- l68 de esta verdad, o l v i d o de que otros, «juedara p r e s a de u no o v a r i o s estaria E s t o no i m p i d e d i o de las f u e n t e s de lizarlas y verlas vista el por la m i s m a forma Pero ello como nos dice interrelaciona con ana sin p e r d e r n u n c a de el a u t o r r e s u m l d a m e n t e : Balmes cuando Aunque realmente como y estu c on t o d o d e r e c h o , (124). idea resalta separadas, exclusiva, Es n e c e s a r i o no p e r d e r las i la h o r a del a n â l i s i s separado. aima. considerar f u n c i o n e s de que podamos, es un g r a n v i e n " las f a c u l t a d e s d e l se p u e d e n el la v e r d a d c o n j u n t o , pues, "la u n i d a d aspectos a p u n t o de d e g e n e r a r en f al s e d a d . n o s h a b l a de -- diferentes, no ejerciendo enteramente de v i s t a sean el c e n t r o cada una a i s l a d a de c o m û n que sus - l as demas. las une y a todas. En esta misma razôn insiste el P. ROIG GIRONELLA -cuando escribe: "J’r e c i s a m e n t e el s e n t i d o t ot a l de la o b r a b a l m e s i a n a ti en e c o m o u n a de sus p r i n c i p a l e s c a r a c t e r l s t i c a s u n i r en un haz los t r è s e l e m e n t o s de c r i t e r i o que él sen al a, h e c h o de c o n c i e n c i a , e v i d e n c i a l ideal, i n s t i n t o i n t e l e c t u a l de la f a c u l - tad" (125). Interpretando a Balmes c omenta que a la f i l o s o f i a - racionalista -que no encuentra la paz y estahi]idad-, no le ha ce falta una revoluciôn "copernicana", sino "humana". Estas -son sus p a l a b r a s : Asi nuestro se ser es el "La n a t u r a l e z a h u m a n a nos i m p o n e ( q u e r â m o s l o r e c o n o c e r o no, p o c o i m p o r t a ) la n e c e s i d a d de a c t u a r co^ h o m b r e s , y en el h o m b r e su a c t n a — c i ô n es u n "t od o " a r m ô n i c o , u n c o n j u n t o s i m u l t a n e o de las t rè s c i a — ses de e l e m e n t o s " ( 1 2 6 ). senala que u n a de ejercicio la le y e s m â s s i m u l t â n e o de constantes nuestras de facultades. Lo mismo escribe este autor en otro de sus trabajos sobre Balmes. üespués de insistir que el Instinto Intelectual corresponde al "d inami smo" -"finalismo", también- do las fa­ cultades del hombre hacia su propio objeto, y al mirar esto -criterio en rei.aciôn con los otros, nos dice: " N i n g u n a fie e s t a s t rès fuentes, — 169 c o n s i d é r a la p o r a n â l i s i s s e p a r a d a de las de-Tâs, es s u f i c i e n t e p a r a d a r r a z ô n d e l todo, que es t a n t o el h o m b r e que f i l o s o f a , c o mo la c o s a de q u e f i l o s o f a " P o r eso, él r e q u i e r s que se de — u n e j e r c i c i o s i m u l t â n e o , armônico, de la s t r è s c o n d i c i o n e s o f a c t o — r es, a u n q u e c o m b i n a d o s m u y d i v e r s am en t e , s e g û n la n a t u r a l e z a del o b j e t o q ue se e x a m i n a " ( 1 2 7 ). CONCLUSION Creemos alcance razôn, tras h a b e r d e m o s t r a d o ya del Instinto Intelectual como él m i s m o la llama, facultades el g e n u i n o y v e r d a d e r o b a l m e s i a n o , esa o esa fuerza p o r la que a s e n t i m o s " base" de a ciertas verdades. C o n el r e c o n o c i m i e n t o y c o m p r e n s i ô n de de n u e s t r a n a t u r a l e z a surada que n o s a b r i r i a n al c a m p o del S a l v a r el c o n el r e s t o de los e x p l i c a c i ô n del gio. la r a z ô n h u m a n a no p u e d e e n l o s l i m i t e s d e l e s c e p t i c i s m e , ni aquellos No es t e r o el funeionamiento criterios de hombre Para puro fideismo. a r m ô n i c o de conocimiento, este es criterio salvar la - cualquier naufra la que p i e n s a , ser t o t a l m e n t e tem a, t e r i o r m e n t e , no p o d e m o s ciertamente Balmes en r e l a c i ô n con este es el h o m b r e en j u s t o s en n u e s t r a m i r a d a e i n ­ y aunque ya cerrar ti en e u na tema, lo h e m o s el c a p i t u l o se r i e y que " n o m b r e s " , las e x p r e s i o n e s , i n s i n u a d o an- s i n c o n o c é r que de e x p r e s i o n e s pueden dar t e r p r ê t a c i o n e s . El m i s m o r e c o n o c e los quedar ya clau que r az o n a . t e r p r e t a c i ô n de e s te do e st a " ley" traspasar tampoco f e n ô m e n o d e l c o n o c i m i e n t o de la r a z ô n d el la i n t e r n a de n u e s - - que n o con le — ambiguas, lugar a falsas in importan demasia- tal q ue se r e c o n o z c a n los h e chos . Este s o l o d a t o p o d r i a y a ejiplicarnos el p or f a l t a de m a t i z y c u i d a d o en a l g u n a s ne embargo, en algunos casos creemos que sus e x p r e s i o n e s qvié e sa . Sin h ay a l g o m â s que p u r a - 170 c u e s t i o n de f orma. ra vivido mâs al c a m p o de l genuino Instinto se nt i d o ; c o n j u n t o de Asi 1 i dad Intelectual cosa, por otro cunndo parece parecer sentido vulgar. lectual momentos -posiblemente l le ga casi lado, si hu b ie su a p r o x i m a c ion a coinprometer total?nente clara su en el su obra. o cuando podria puro En a l g u n o s hnhiera matizado y corregido- a algunos l l a m a d a de que opone que f i j a Lo m i s m o ejemplos, sentido el cuando como com ûn . el f i l ô s o f o sentido aplica s er i a Aqui al h om b r e , filosofico el Instinto el c a s o de quedaria en el Inte­ la i m p o s i b ^ como rebajado - su e s t a t u t o r a c i o n a l . E n o t r o s m o m e n t os la n a t u r a l e z a y la r a z ô n . o tra , muy distinta, Todas qu e estas interpretarias El que Una c o s a expresiones, luz del es m â s el n o n p l u s u l t r a la ble primera imperiosa aprioridad se o p u s i e i a n s u c e d a de hec h o, ciertamente ambiguas, -ya to da e x p l i c a c i ô n del necesidad. que de n u e s ­ facultades, la r a zô n , y el t e n e r no que Es el r e c o n o c i m i e n t o de sin a d m i t i r a l g u n a conocimiento- caciôn y justificaciôn racional hay ge ne r a l . i n t i m a de n u e s t r a s de y sea asi. contexto la f u e r z a c e d e r a él p o r si I n t e l e c t u a l , la ley p r i m i t i v a tr a n a t u r a l e z a , que eso, como es que criticamente a la Instinto pareceria a la h o r a s ér i a de - imposi^ la e x p l i ­ de n u e s t r o c o n o c i m i e n t o . 171 NOTAS 1) CUESTAjS.: 2) F. 3) Ibidem, 4) o.c., Fundamental, pâg. 21? L , 1 , c ,1, 1 II, L , 1 , c ,1,1 II, pâg. Ibidem, L,l,c,l,4 II, pâg. 9. 5) I bi d e m , L ,1,c ,2,7 II, pâg. 12. 6) I bi d e m . pâg. 7) Ibidem, L,l,c,2,ll II, pâg. 13. 8) Ibidem, L,l,c,2,15 II, pâg. 15. 9) R O I G G I R O N E L L A , J ., S.J.: p âg. 8. 8. Estudiofe de M e t a f x s i c a , o.c.. 196. 10 F. 11 I bi d e m , Fundamental, L , l , c , 7 ,79 L , l , c , 15,147 II, II, pâg. pâg. pâg . 12 I bi d e m , L , 1 ,c ,I 6 ,I 60 II, 13 I bi de m , L , 1 , c ,1 6 ,162 I I , pâg. 86. 14 I bi d e m , L,l,c,l6,l62 I I , pâg . 86. 15 El Criterio, 16 I bi de m , 17 I bi d e m , 0,1,1 42. 78. 84. III, pâg. 553. c,l,nota III, pâg. 553. c ,1,2 III, pâg . 18 F. 19 C A S A N O V A S ,I ., S .J .:A c t a s d e l Fundamental, L , 1 , c ,7 ,71 II, 554. pâg. 38. c e n t e n a r i o de Palmes,Tomo pâg. 227-8 . F. Fundamental, L,l,c,30 Ibidem, L ,1,c ,30,294 I I , pâ g . 135 « II, pâg. I56. Ibidem, L,l,c,30,294 II, p â g . I56. Ibidem, L,l,c,30,298 II, pâg. I5 8. Ibidem, L,1,c ,30,302 II, pâ g . 162. Ibidem, L,1,c ,6,65 I I , pâ g .34-35 • Ibidem, ZARAGüETA,J.: Palmes y Newman. REV. de FILOSOFIA, 24(1948) pâg. 797-798. F .Fundamental, L,1,c ,17,I63I I , p â g . Ibidem, L,1,c,17,166 II, p â g .8 8 . Ibidem, L,1,c,15,l48 II, p â g .78 . Ibidem, L,1,c,15,l49 II, pâg. 79. 87. 172 (3 2 ) Ibidem, L ,1.,c ,7,73 (33) Ibidem, L ,1, c ,23,226 (34) Ibidem, L ,1 ,c ,8,89 II, I)âg. 39. II, pâg. II, pâg. 121. 50. (35) Ibidem, L ,1, c ,17,164 II, pâg. 87. (3 6 ) Ibidem, L ,J.,c ,17,165 Il, pâg. 87. (37) Ibidem, L , c ,23 ,225 II, pâg. (3 8 ) Ibidem, L,c,23 ,233 II, p â g . 123. ( 3 9 ) I d e o l o g i a l’u r a , c , 1 4 , 1 7 4 (40) Z A R A G U R T A ,J .: Bal me s. t i c o , o.c., pâg. (41) C U R S T A , S.; Balmes, 121. IIJ , p â g . 2 7 9 . F i l ô s o f o ,s o c i a l , a p o l o g i s t a y p o l i ­ 107. m a e s t r o de su tieinpo y del n u e s t r o . - o .c ., p â g . 246. (42) D A L M A U G R A T A C O S , Vich en el primer filosôficos. pâg. F.: Balmes, filôsofo. üiscurso c e n t e n a r i o de su n a c i m i o n t o . V ic h, (44) 9 de en 17. (4 3 ) R O I G G I R O N R L L A ,J .,S .J .; Lo e t e r n o de en el S a l ô n de le i d o Opusculos la C o l u m n a de j u l i o de 1959. Bal me s. Conferencia ]as C a s a s C o n s i s t o r i a l e s A y u n t a m i e n t o de V i c h de (1959)« Ibidem. (4 5 ) R O I G G IRON ELI, A ,J . ,S .J . : B a l m e s f i l ô s o f o , o.c., (46 ) F . F u n d a m e n t a i , I,,l,c,22,2l6 II, (47) I bidem, 8l . (48) I b i d e m , 1,, 1, c ,15 ,13 3 II, L,l,c,15,153 II. pâg. pâg. 4 9-50. 117. pâg . 8l . (49) Ibidem, L , 1, c ,24,24O II, p â g . 126. (3 0 ) I bidem, L,1,c,24,242 II, pâg. (5 1 ) I b idem, I.,] ,c ,24 ,244 II, pâg. 128. (5 2 ) I b id em , L,l,c,21,215 II, p â g . I I 6 . (5 3 ) Ibi de m , L,l,c,22,221 II, p â g . I I 8 . (54) I b id e m, L,l,c,22,221 11, pâg. II8 . (55) Ibi d em , L,l,c,22,223 II, pâg. 119. (5 6 ) Ibi de m , L , 1 , c ,23,224 11, p â g . 120. (57) Ibi de m, L ,1,c ,23,224 II, p â g . 120. ( 5 8 ) GONZAI.EZ C ü R U E R O , pâg. F.,C.M.F.: 126-1 2 7- El i n s t i n t o te de c o n o c i m i e n t o . Madi'id-Buenos A ires, ( 5 9 ) COMI‘-l-LAS . ; I n t r o d u c c i ô n a la f i l o s o f i a , intelectual (19 56), fucn- p â g .94 - 95 l,,3 ,c ,4 . l'ôg.222. 173 (6 0 ) so L AN A, M . : B a l m e s , Cornelias; PENSAMIENTO, 3 (19 47) (6 1 ) I b i d e m , o .c,, (6 2 ) I b i d e m , pâg. 95. (65) Ibidem, pâg. 96. (64) Ibidem, pâ,g. 103. (65) Ibidem, pâg, 103. (66) Ibidem, pâg. 108. (67) ROQUER, R , : El pâg. pâg. d o v tr in a de 94. s e n t i d o c o m û n en "El C r i t e r i o " C o n f e r e n c i a e n al S a l a de la C o l u m n a de (68) V ic h , del Vich, pâg . Ibidem 13 de j ul i o de 1943. Ibidem C e n t e n a r i o de pâg. pâg. filôsofo, ALESANCO, T., o.c., pâg . 1 0 8 . Z A R A G Ü E T A , J ., o.c,, pâ g . 11 . (73) F . F u n d a m e n t a l , L , 5 . c , 3 . 21 (74) Ibidem L , 1 , c , 2 5, 24 7 I I , pâg. 129. (75) Ibidem L,l,c,25,250 1 1 , pâg . 130. (76) Ibidem L , 1 ,0 ,25,254 1 1 , pâg. 132. (77) Ibidem Lôgica, (78) Ibidem L, 1 ,0 ,23,232 11, pâg . (79) Ibidem L , 1 , c ,23,232 II, (8 0 ) I b i d e m L, 1 ,0 ,15,155 I I , pâg. 82. (81) I b i d e m L, 1 ,0 ,15,158 11, pâg. 83. (8 2 ) I b i d e m L , 3 , c , 34,267 I I , pâg. 369. Ibidem L, 1 ,0 ,23,232 11, pâg. 1 2 3 . II, L , 3 , c , l ,320 pâg. III , pâg. pâg. 123. Ibidem L , 1 ,0 ,2 5 ,243 I I , pâg. 128 . Ibidem L , 1 ,0 ,25,251 II, 1 30 - 1 . (8 6 ) I b i d e m L , 1 ,0 ,25,251 11, pâg. 131. Ibidem L, 1 ,c ,2 5 ,261 I I , pâg. 134. pâg. GIRONELIjA, J .:Lo e t e r n o de Ba l m e s , pâg. o.c., pâg. 26. 27. ( 9 0 ) F L O R I , M..S.J.: trinam Jacobi 80. 123. (84) (8 9 ) I b i d e m 60. 457. (85) (87) o.c.,pâg. 61. (71) (8 8 ) R O I G de "El C r i t e r i o " 39. (72) (83) de B a l m e s . l as C a s a s C. 29-45. (69) R O I G G I R O N E L L A , J.,S.J. ! B a l m e s (70) la e v i d e n c i a . 73-1 08 . De v a l o r e Balm es . sensus COL. communis secumdum doc- MAX. S.J. D i s e u r S O S i n a u g u - 174 rales, (91) 1926-1927- D A LMAU GRATACOS, V ich, primer s ôf ic o s . Pag. F . r Pa l m e s , c e n t e n a r i o de f i l ô s o f o . D i s e u r so l e i d o su naciniiento. Opusculos on filo­ 51- (92) N I C O L A S D R R I S I , O . : P a l m e s , el f i l ô s o f o d e l s e n t i d o c o m û n . A c t a s del C o n g r e so I n t e r n a c i o n a l 4 - 1 0 de octubre de 1 9 48 (pâg. de F i l o s o f i a . Barcelona, 3 41 - 3 4 8 ) . (93) C U E S T A , S.: B a l m e s m a e s t r o de su t i e m p o y d e l n u e s t r o . Conferencia pronunciada en Vich de ESTUDIOS SOBRE la m u e r t e pâg. de B al m e s . con motive -- del cente n a r i o BAL ME S , VICH (1972) 225. 94) R O I G G I R O N E L L A , 95) Ib i d e m , pâg. J., S.J.: Balmes f i l ô s o f o , o.c., p â g . 64-5. 65. 96) F. F u n d a m e n t a l , L , l , c , 3 2 , 3 1 4 II, pâg. 97) Ib i d e m , L , I , c , 3 2 , 3 1 5 I I , pâg. 170. 98) I b i d em , L , l , c , 3 2 , 3 1 6 II, 99) I b i d em , L , 1 , c , 3 2 , 3 1 7 I I , pag. 171. pâg. I 7O - I 7 I. 100 I bi de m. 101 I bidem. 102 I bi de m , L , 1 , c , 3 2, 31 8 II, pâg. 172 . 103 Ibid e m, L , l , c , 32,319 II, pâg, 172 . 104 I bi d e m , L , I , c , 32,320 II, pag, 172. 105 I bidem, L , 1 ,c ,3 2,3 2 1 II, pâg. 173. 106 Ibid e m, L , 2,c ,4,24 II, pâg. 204. 107 108 Ibid e m, L ,2,c ,5,30 II, pâg. 2 09. El Criterio, c ,4,10 I70. III, pâg. 571. 109 ROIG GIRONELLA,J. :Estudios de metafisica, o.c., p â g .204-5 II, pâg. 110) F. Fundamental, I,,1, c 3 2 ,325 111 ) Ibidem, L,I, c ,32,327 112 ) Ibidem, L,1 ,c,3 2 ,nota II , pâg. 175. 11 , pâg. 1 77. 113 ) Ibidem, L,I, c ,33,329 ll4 ) Ibidem, L,1 ,0 ,34,336 II , pâg. 178. II » pâg- 1 81. 115) Ibidem, 1,,1,c ,34,337 116) Ibidem, L, 1,0,15,159 117) Ibidem, L,1, c ,34,338 II , pâg. 182-3 . II , pâg. 8 3 . II , pâg. I84 . 1 1 8 ) Ibidem, L, 1 ,0 ,34,338 II , pâg. 185. 175 (1 1 9 ) I b i d e m , L , 1 , 0 , 3 4 ,338 II, (120) pâg. 18 6 . Ibidem, L , 1 ,0 ,23,225 II, pâg. 12 1 . (1 2 1 ) I b i d e m , L , 1 , 0 , 2 3 ,232 II, pâg. 123. (1 2 2 ) I b i d e m , L , 1 ,0 ,26,263 , n o t a ( 1 2 3 ) I bi d e m , (124) F. L , 1 , 0 , 3 4 ,337 Fundamental, (1 2 5 ) R O I G G I R O N E L L A , ( 1 2 6 ) I b i de m , pâg. L , 1, 0 ,34,338 J .: Balmes p â g ., 1 3 5 . 185. II, pâg. filôsofo, 183. 0 .c . , pâg. 68. 70. (1 2 7 ) R O I G G I R O N E L L A , pâg., 80. II, II, pâg. J .: , ;.qué d i r l a Balmes. hoy?, M a d r i d ,1971 176 CAPITULO In te r p r e ta c io n e s Hist ôr ic as de la Filos of ia de J. Balm es INTRODUCCION Con este nuevo capitulo tocainos uno de los puntos mâs dificiles de nuestro acercamiento a la verdad del planter» miento y solncion del prnhlema del conocimiento en la filoso­ fia de Jaime Balmes. Las multiples interpretaciones de que ha sido ohje^ to en todos los campos, por aupuesto también en el tema que nos ocupa, y que se nos ofrecen a veces como totalmente encon tradas, justifica de sobra nuestra afirmaciôn. Por embarazoso aun acosta de su aridez, que se nos présente el empeno, y — nos urge echar una mirada por este inmenso bosque de corrientes e interpretaciones si queremos concluir en algûn punto de claridad. l’or otro lado, y dada -esa variedad de interpretaciones que veremos râpidamente, es el mejor servicio que podemos prestar a la filosofia y pensa­ miento de nuestro autor. ;.ES UN FILOSOFO ORIGINAL? Esta es la primera pregunta que nos podemos hacer, siguiendo ya la huella de las interpretaciones posteriore s . - 177 La s o l u c l ô n a esta pregunta ha merec i d o r e s p uestas bien d i v e r ­ ses . Encontramos g a n la v e r d a d e r a comûn" asi de de nos Balmes, como RAMON ROQUER, con m otivo del O S espontâneo Aristôteles. E n t e o r i a de l aristotelico es la r a t i o se e n c u e n t r a le n i e ­ "El C r i t e r i o " , - sentido comûn d e s ­ conocimiento communis e n t od o h o m b r e que so b r e el " s e n t i d o c e n t e n a r i o de lo d i c e . R a s t r e a e s t a f i l o s o f i a d el el m i s m o \ O autores, o r i g i n a l i d a d . E n un estudio que el Kot,l)6 s en su u s o - y es la base de la l ô g ^ ca c i e n t x f i c a . Recuerda la S t o a y e n su s que en el a s p e c t o la E s c o l a s t i c a . c o m m u n i a " c o m o de u n a reclpit" facultad l u e g o c o n el se I n i c l a la c o r r i e n t e d e l d ad. l u e g o el P. Sera del omnia sensu perpecta c ua l "b o n s e n s " de D e s c a r t e s , donde s e n t i d o c o m û n c o m o c r i t e r i o de v e r ­ B u f f 1er en v é r i t é s " quien analice tido Comûn" "q u a e en h a b l a de un " s e n ­ III, I, a. 1$). (De a n i m a Enlaza psicolôgico p e r sistio El m i s m o S u â r e z su o b r a "T r a i t é las p r i m e r a s v e r d a d e s los f i l ô s o f o s n o des premières sacadas del "Sen­ t i e n e n c o s t u m b r e de h a- - blar. Este palabras: la F i l o s o f i a , conocida autor concluye su r e p a s o h i s t ô r i c o " Y a el m i s m o B a l m e s h a c e por q ue de este antonomasia filôsofo como entre - arranca la e s c u e l a e s c o c e s a la d o c t r i n a d e l de defecto adoleciô sentido "sentido comûn",- b i e n c o n o c i d o s de los d i v e r sos a u t o r e s Balmes, e st e - en su U i s t o r i a de la e s c u e l a del S us p r i n c i p a l e s r e p r é s e n t a n t e s , "Sin duda, c on e s t a s constar que Balmes ...(1) conociô directamente c o m û n ha s i d o mal en algûn punto n u estro presentada y filôsofo ..." (2 ). " Tal r e s p u e s t a tido comûn) se d e b e la d e f i n i c i ô n d e l a u na m a n e r a " S e n t i d o C o m û n que concluir en u n a de s e n t i d o c o m û n de llace ,p o r fin, do (se r e f i e r e to ta l a la i m p o s i b i l i d a d de i n s t i n t o , que r é s u l t a los e s c o c e s e s " u na c o m p a r a c i ô n e n t r e ser ( 3 ). la d e f i n i c i ô n - da B a l m e s y la que da el P. c o r r e s p o n d e n c i a , lo m i s m o s en B u f f 1e r p a r a que con Bamil- 178 ton (X) y con Reid, Para este autor, por tanto, queda Balmes totalmen­ te enmarcado en la llamada Filosofia del sentido coniun, y sin ninguna originalidad especxfica. La niisina pregunta sobre la originalidad de este f^ losofo se plantea FRAY ALONSO BARROSO O.F.M. El viene a con-cluir que la "originalidad del genio de Balmes se hace paten­ te bajo tres aspectos". Bajo el aspecto expositivo, pues siem pre aporta razones de propia invencion y profundas; bajo el aspecto sistematico. "Oesde Balmes -nos dice- podria hablarse muy bien de cuatro escuelas filosoficas dentro del pensamien­ to cristiano: la tomista, escotista, suareciana y balmesiana" (4); y , por f i n , bajo el aspecto historico. "Su verdadera ori ginalidad consiste en distinguir, evitar extremismos y armoni^ zar magistralmente el sensismo e idealismo;... nos parece — que Balmes intenta por igual refutar el sensismo, idealismo y cri ticismo, para prescntarnos, me jor q m nadie, una verdadera teoria del pensar armônico ..."(5). Tamltién nos habla de "original idad" y de "genialidad" el P. ROIG GIRONEII.A. Citamos solamente un texto de su articule ytubl icado en IL I’ENSIERO MODERNO :" . . , si legga il c^ pitolo finale del libro I, in ciu Balmes sintetizza la propia elaborazione criteriologica e si comprendera quale sia i.1 pen siero Intimo della filosofia elaborate alia luce del suo mét^ do. El prime libro della sua filosofia fundamental é , senza dubbio, tra le cose piu originali di Balmes ed é semplicemente geniale" (6). Memos citado estos autores como prueba de la disp^ ridad y amplitud de criterios en que se mueven los intérpre-tes de la filosofia de Balmes. (X) Véase Llorens y Barba, vol. II, pâg. 215, Barcelona (1920) donde exj)one la doctrina de Hamilton. 179 Podemos c a m p o de repetidor, y ésta a Miguel seguro s ino v e r d a d e r a m e n t e De m es , dar por de las en sentido Unamuno de U n a m u n o . vida se mente, del lee: todo muno. Ed. en totalmente algunas su o b r a D e l ha traducido commen tenemos Sentimiento frases bien sentimiento fia Fundamental de su a r t i c u l e que n o querla s i e m p r e de toda robusta su c o n c i e n c i a la v id a. Todavia te p e r i o d i s t a filôsofo" en "Esa o b r a d i c e de tan endeble ( R e c u e r d o s de n i n e z Col. Austral; l e e mo s: 6 3 9 . Ci t a d o por "Aquel sentido t al , A g u i l a r , comûn, II, la F i l o s o ­ V, p â g . Cap. ta n p e d e s t r e todas quieren hacernos p â g . 2 9 8 )( 8 ). ... tragar aquel y tan excelen c om o un g r a n e i n t e r pretaciôn del Q u i j o t e , Aguilar, Iturrioz, un 290. e n t r e l as en- ... id. id., 30 O) sentido comûn muy catalan p â g . 58 I - 2 , c i t a d o p or I ,- (9). " Su p e n s a m i e n t o me p a r e c e r a s t r e r o y de 1 o ; su Pâg. Sentido Comûn y para- espiritu especulaciones que m u e h o s (L e c t u r a - de Unr» c i t a d o p or J é s u s Iturrioz, "Balmes y Unamuno. sus lucha (Miguel Conclusion, fil^ (I 9 3 8 ) (7). d o ja" , N û m e r o e x t r a o r d i n a r i o de P E N S A M I E N T O , a tierra ciorta— timideces c o m p r o m e t e r s e ,- B a lm e s: S .I . , era, en las la - en aquella huyô obras balmesianas" Espasa-Calpe, significati­ s ense t r â g i c o de 1 0 5 . Ed. pegado - al e s p i r i t u c at a l a n , E n R e c u e r d o s de n i n e z y m o c e d a d en — que c i t a r t r â g i c o de cuya Filosofia y fraguô con compromises Espasa-Calpe, Madrid debles en el sido motivo B a l — e d u c a d o en B a r c e l o n a , t o d a de c o m p r o m i s e , Del que negative, " M enéndez y Pelayo, incerteza, escoceslsmo interior se m u e v e (X)« Asi sofla r a s trera del y era B a lm es creador y original. i n t e r p r e t a c i o n e s de FONT Y PUIG recoge vas que u n a b u e n a h e r e n c i a d el p a s a d o , p e r o no es u n s i m p le Iturrioz, co r t o v u e (El p e d e s ­ i d .302) (1 0) (X) Para esta exposic iôn seguimos, fundamentalmente, un trabajo de Font y Puig, publicado en Anales de Vich sobre Balmes, y --otro del P. Iturrioz, publicado en la revista PENSAMIENTO,19^7* l8o Todavia con inag deaprecio escribe Unamuno: "No lie podido volver a leer a Dalines. Cuando lo he intentado, me ha saltado al punto a la vista la irremediable vulgaridad de su pensamiento, su empacho de sentido comûn, y el sentido comûn, como dicen que decia Hegel, es bueno para la cocina. Con sen­ tido comûn no se hace filosofia" (Un filôsofo del sentido co­ mûn , incluido en el libro "Contra esto y aquello", Ed. Renaci^ miento; Madrid, 2« ed. (1928), pâg. 93) (11). Al explicar Halmes la expresiôn "sentido comûn", y decirnos que sentido excluye la reflexiôn y el raciocinio y que nada de eso tiene cabida en la palabra sentir, Unamuno se fija sobre todo en las frases siguientes: "cuando sentimos, el espiritu mâs bien se hnlla pasivo que active ; nada pone - de si propio; no d a , recibe; no ejerce una acciôn, la sufre.. Como vemos la visiôn que da Unamuno de la filoso-fia de Dalnies, concretnmente de su interpretaciôn del "senti­ do comûn", es totalmente parcial e injusta. Concluye bien - Iturrioz cuando escribe lo siguionte: "Unamuno sôlo se ha f^ jado en la parte negativa del sentido comûn, en la pasivldad; pero no ha recogido la actividad propia y formalmente intelec^ tiva que en el mismo presupone Halmes" (12). Como consecuencia,no podemos menos de desautorizar esa parcial e injusta interpretaciôn de Unamuno. No ha comprm dido el sentido profundo y auténtico del "instinto intelectual" balme siano. En este marco de las distintas valoraciones que se han dado de la filosofia de Haïmes conviene también recoger - la opiniôn de PELEGRI Y TURNE. Y en este caso, por lo que tie^ ne de acierto en su interpretaciôn; "Jo repeteixo que del pen sament de Haïmes no'n dupto gens. Si ell no donna expressément lo nom de evidencia o visiô natural als dos ordres (ordre de fet-ordre de dret) de percepciô citats, no es perque els crega cegos y fatals, sino peruque la evidencia la restringia al ordre ideal analitich. . . . , no dupto en afirmar <;ue la teoria critica «juc exposa I8l Haïmes com a resum dels precedents que j a m a y h a ge e s c r i t que estâmes P o r fin, vamos v i e nd o, f i l o s o f i c a de Jaime s u b j e t i v o del objetivo, la evidencia, ticismo que buyendo a es t e base, como no BULLON flaco proclamando la en brazos del se v e , d e l e z n a b l e la r a z ô n que cuya o b j e t i v o de porque o n o esa la r a z ô n y el del si el h o m b r e , ello, con plena s in o p or c i e g a tendra autor instinto introduce intelectual, en t r e De ahi que su v a l o r a c i ô n no n o s BALMES Y q ue h a m e r e c i d o vamos relaciôn los de que de a l g u n o s de filôsofos o corrientes se ha d i c h o qu e m e d i d a senalado el p e n s a m i e n t o b a l m e s i a n o ti e n e especial m o s t r a r en que m e d i d a brozando inquiété demasiado. los son f a l sa s . el m e j o r la v e r d a d Ya de De e s t a forma c a m i n o que n o s su t e o r i a del se h a n senalado c orre s p o n d ient e s d e u d a e , que de al en c on Trataremos taies relaciones iremos, lleve - los a verlo filosofia parentesco. s on c i e r t a s juicios e n el c o r r e r de a h o r a , y de u n a m a n e r a m â s d e t a l l a d a , c o n ot r o s su inadmisi- DESCARTES D e s p u é s de h a b e r a no s, - el m u n - a la h o r a de c o m p r e n s i ô n de la f i l o s o f i a de B a l m e s es t o t a l m e n t e b le. s ie m p r e inclinaciôn natural, (l4). El d i v o r c i o q ue e s te d o de para las id ea s, lo h a c e su n a t u r a l e z a , lôgica y razôn desconoce" absolute e v i t a r el e s c e p - i n s t i n t o i n t e l e c t u a l , atr le a s i s t e si le e n g a n a s e n a l a r s e e n la subjetividad e insegura, i n c l i n a c i ô n de para dudar . es que al a i s l a r el o r d e n la a f i r m a c i ô n d e l valoi e irresistible ( 1 3 ). a u n q u e no lo pode^ que p u e d e Balmes al c o n c é d e r v a l o r o b j e t i v o a sus i d e a s , n o motives lo m i 1 1 or - en esta valoraciôn general le q u e d ô o t r o r e m e d i o de arrojarse evid e n c i a de es de su j u i c i o de v a l or , c o m p a r t i r : " P e r o el p u n t o doctrina de a cit ar , la o p i n i o n de E L O Y Trascribimos mos estudis, la p l o m a de c a p f i l o s o p h asi y en p o c o a po co , de^ conocimiento ju s t o conocimiento. l as p r o f u n d a s Balmes simpatias, p r of e sa p o r y las el f i l ô s o f o - 182 francos Descartes, En e.l fonde creemos que la verdadera raiz de donde arranca el pianteamiento balmesiano en las cuestiones del conocimiento no os otra que la que Descartes planteara. — Afirmamos todavia nias, en el trasfondo de las soluciones que aporta D,--,lmes, on concrete en e ] trasfondo de su teoria del — Instinto Intelectual , ventes la soluciôn a aquel "puent e" insal vable, del mundo de la res cogitans al mundo de la res exten- sa , que Descartes hahia planteado y que no supo solucionar s^ no con el recurso temerario a la verdad de la existencia de — Dios . ^Como ba juzgado la historia, en este sentido, a nuestro autor?. Este conocimiento y cercania la ha senalado, por -ejemplo, FONT Y J'DIG en el articule ya comentado. Después de senalar que desde el punto de vista critico, y segûn Balmes, todos los razonamientes descansan en la presencia indudable -del pensar, concluye; "De lo dicho se desprende q u e , en reali­ dad , e studiando el libro primero de la Filosofia Fundament a l ,y otros lugares complementnrios, la doctrina critica de Balmes se asemeja a 1a de Descartes mâs que a la de ningûn otro clâs^ ce de la Filosofia" (15). Lo mismo reconoce COMELLAS Y CUESTA en una de sus obras. "Ecbase de ver en los escritos filosoficos de Bal — mes la influencia de Descartes y la de la escuela escocesa. A la primera es debida la tendencia subjetiva que en él se obser va muclias veces. A la segunda debe atribuirso s,i doctrina so — bre el impulse natural irresistible como criterio de verdad. Creemos que si Balmes hubiera podido aprovecharse de los estudios liechos en nue stros d i a s sobre Descartes y la filosofia e^ cocesa, habria pensado de modo algo diferente, y d e se ad o que sus discipulos y admiradores no siguieran a Descartes ni a Reid en estos puntos" (l6). La afirmaciôn do este autor es doble. Por un lado,y en esto estamos de acuerdo, reconoce el hecho de la influen- 183 cia de Descartes en la filosofia de Balmes; por otro lado, y esto ya no es vâlido, parece presenternos a Balmes como un - fiel seguldor de aquellas doctrinas cartesianas. Ya vimos en su momento, al exponer los planteamientos de Balmes en rela-ciôn con este filôsofo francés y la critica que le hacia, que por ningûn concepto podriamos considerar a nuestro filôsofo como mero admirador o fiel discipulo del francés. ôQue tiene que ver aquel recurrir a la verdad de Dios para solucionar el problems del conocimiento con la armônica conjunciôn del sen­ tido intimo, la evidencia y el instinto intelectual a la hora de esa soluciôn, y tal y como Balmes lo ve?. Sencillamente, son dos soluciones y caminos a recorrer radicalmente distin— tos. si aceptamos que el peso de "modernidad" de Descar tes, en concrete su primacia del piano del conocimiento por encima de todo, y su doble mun d o , -ideal y objetivo-, estan présentés en los planteamientos de Jaj me Balmes. También tenemos que citar, en esta misma linea de reconocimiento de la dependencia balmesiana de la fQosofia de Descartes, a ORTUZAR. En un e studio en que compara a Newman,en concrete su "sentido ilativo", con Balmes, en relaciôn con el "instinto intelectual", escribe: "Balmes no conociô el un^ versai metaflsico. La demasiada separaciôn que hace constant^ mente de lo subjetivo y objetivo, de la idea y su objeto, que siempre ha de ser intrxnseco a ella, indica en este orden au dependencia de Descartes" (17). La filosofia moderna, con Descartes a la cabeza, habla dado un giro de consecuencias insospecliadas. Desde los dxas de Aristôteles, por citar un autor representativo de la Filosofia griega, y a través de todo el mundo medieval, el co^ nocimiento se habia explicado de fuera hacia adentro, de lo exterior a lo interior; mandaba el objeto por encima de todo. Ahora las cosas se van a ver de otro modo. Es un giro completo. La Ontologia va a ceder el paso a la Criteriologia; y aqui el conocimiento va a ir de dentro hacia fuera,de lo subjetivo a lo objetivo. Todo con una propensiôn, fâcil 184 de entender, hacia postures idéalistes. Balmes no solamente no ignora estos nuevos teamientos, plan­ sino que él mismo, y aunque conoce y elogia la - Filosofia de la Escolastica, los hace suyos de alguna manera. Asi nos dice: "Nuestras sensaciones, ^tienen alguna relaciôn con objetos ext^ nos, o son simples fenômenos de nuestra naturaleza? De la exis— tencia de este mundo interno que résulta del con junto de las e scjs nas ofrecidas por las sensacio-n e s , ^podemos inferir la existen cia de un mundo externo? (l8). "La transiciôn del sujeto al ob­ jeto, o de la apariencia subjet^ va a la realidad objetiva, es el problema que atormeiita a la filo^ sofia fundamental, El sentido in timo no nos permite dudar do que ciertas cosas nos parecen de tal mariera; pero son en realidad lo que nos parecen? ^Cômo nos consta ésto? Esa conformidad de la idea con el objeto, cômo se nos asegura? (1 9 )• No es necesario prolongar la lista de textes que en este sentido nos ofrece Balmes. Hemos elegido dos que nos parecen de sot>ra significatives. Por eso bien podemos comprf:n der lo que af irma RAF AI:L L. DE MUN AIN : "l'or lo que no es de extranar que las lineas générales, que inspiran constantemen te el planteamiento y con frecuencia la soluciôn de sus problemas, mâs obedezcan a una insfiiracion cartesiano-ideaJ ista que escolâstico-rcalista. No es dificil senalar amplios sectores de coincidencia entre Balmes y la Filosofia Moderna". (20 ). Y en otro momento se pregunta: "Cuâl es el punto de arranque de la Filosofia balmesiana. El caracter istico de la Filosofia moderna" (21). Este autor a cu sa expre samente a Balme s de haber cedido en favor del Idealismo, pues, por ejemplo, no juzgando suficiente en el orden reflejo la evidencia inmediata del 185 mundo externo, pretende fundamentar su existencia, -nos dice-, por medio de un raciocinio que toma su punto de partida de los fenômenos subjetivos. Esta ultima acusaciôn es totalmente falsa. ^Dônde habla Balmes de e se "raciocinio"? Ni lo necesita ni habla de él en ninguna parte. Basta la fuerza de la ley de la naturale­ za, el desarrollo natural del impulse para asentir a la eviden cia inmediata. Pedir un nuevo raciocinio es iniciar el proceso al infinite, que Balmes répudia. Por otro lado, su condenacion, implxcita y explxcitamente, del idealismo es bien clara. Con estas afirmaclones podemos dar por zanjada la cuestiôn de la relacion entre Balmes y Descartes (X) « BALMES Y LA FILOSOFIA ESCOLASTICA Otro tema que merece atenciôn es la relaciôn de n u M tro autor con la corriente tradicional Escolastica. Ya se dijo que fue en esta filosofia en la que él se educô, y que estudiô con detenimiento la obra de Santo Tomâs. Sin embargo, también aqui Balmes se nos ofrece en su independencia y originalidad. GONZALEZ CORDERO ve la diferencia entre ambas postu ras en el tema de la certeza. La Escolastica pone como funda-mento ultimo de la misma un motivo objetivo: la evidencia y au toridad. Balmes pone uno objetivo y dos de caracter subjetivo: conciencia y sentido comûn. MIGUEL FLORI lo présenta como "un verdadero restaurador de la filosofia cristiana ad mentem D. Thomae Aquinatis" (X) véase también MIGUEL D'ESPLUGUES; Palmes vi st des de les - seves posicions errônies. Ayuntamiento de Vich, 9 de julio de 1931. CRITERION 7 (1933) pâg. 215-237. 186 Nos dice; "En apoyo de nuestra afirmaciôn citare-- mos dos testimonios de inestimable valor. Uno es de 1 insigne historiador Max Ettingler, el cual considéra a Balmes como el mas ilustre representante del movimiento neoescolâstlco alemân por la grande influencia que sus obras, traducidas por Loringer, ejercieron en la Alemania catôlica en la segunda mitad del siglo X I X ... El otro es del i lustre prof esor de la Univer sidad del Sdo. Co^ razôn de Milan M.A. MASNOVO. Con razôn califica de beroico el P. Casanovas el escolasticis^ mo de Balmes (Balmes: la seva vida, el seu temps, les seves obres, Barcelona, 1932, vol. 1, p a g . 284) (22). Y esto sedebe a un porque Bai mes abraza doble motivo, Por un lado, -- esta empresa en un momento de profunda - decadencia de esta corriente. Ademas, porque sus depositaries oficiales no guardaban de ella sino, como dice Flori, "una e^ coria de rutinas y superficialidades" (2 3 ). Por eso Menéndez y Peiayo pudo decir que "la doc-trina de S. Tomas fue su primero y nunca olvidado texto". De ahi que haya autores que le consideren como el verdadero padre del "neoescolasticismo" del XIX. TBEDECI nos présenta a Balmes como restaurador de la Filosofia escolastica, aunque excluye los temas del "enten dimiento agente", las "especies inteligibles" y la "certeza - de la objetividad de nue stros conocimientos" (24). Parecidas conclusiones se desprenden de la l e c turn de ALONSO BAUROSO. Es decir, se af irma una continuidad en una serie de temas f u n d a m e n t a l e s , y a la vez su originalidad en muchos otros. "Las ideas ma s salientes en el pensamiento balme — siano son las mismas de la filosofia cristi a n o - e s c o l â s t i c a , en lo que ésta contiene de invariable y permanente y como quien dice no sujeto a opiniones, por ejemplo, gia la objetividad extramental de la realidad, — en Criterioloen Psicologia 187 la espiritualidad del a i m a , en Cosmologla la creaciôn, contin- gencia y finitud de todo lo criado, y en Toodicea la trascen-dente p e r sonalidad de Dios ..." (2 5 ). No hay ninguna d u d a , pues, del enlace de nuestro -pensador con la corriente de la Filosofia Escolastica. También tiene que quedar a salvo su originalidad, pues lleva en si la carga de la filosofia moderna. PALMES Y SAN AGUSTIN Otro capitulo que tenemos que examinar es ver cual es la relaciôn -conocimiento o influencia- que puede tener el pensamiento de Balmes con algûn punto de la Filosofia de San Agustin. Repasando la obra de Balmes encontramos que la figu ra del Santo le merece sus simpatias, también desde el punto de vista filosofico. Por ejemplo, cuando hablando del "tiempo", y criticando la postura del P. Bnffier, juzga asi los plantea­ mientos de San Agustin. "Es extrano que un escritor tan -distinguido no supiese (lo dice de Buff1er) o no recordase que esta dificultad en la explicaciôn del tiempo la encontraba con los demas filôsofos un hombre tan eminente (el subrayado es nuestro) como San Agustin, y que precisamente las pa labras indicadas se leen en las -Confesiones del mismo Santo (L. 11 c. l4 ) "(>oid cnim est tompus, <;uis hoc facile breviterque explicave-rit . . . «iuld ergo est tempus? Si nemo ex i.ie quaerat scio, si quac-renti explicare velim nescio" (2 Ô ) "El santo Doctor descubrla aqui -una cuestiôn profunda, y como to-dos los grandes ingenios (el subra yado es nuestro) , cuando se bal1an a la vista de un abismo insondable, sentia un vivo deseo de conocer lo que se ocvltaba en aquellas profun didade s ..." (27). 188 En otro momento de la obra de Dalmes nos encontra— mes con otras afirmaclonea mucho mâs problemâticas de cara a una posible influencia o no de San Agustin. "Las verdades necesarias preexls— ten, pues, a la razôn humana, y es ta preexistencia es una palabra sin sentido cuando no se la refiere a un ser, origen de toda realidad y fundamento de toda poslbllidad. No hay, pues, razôn imperso-nal propiamente dicha: hay comunidad de la razôn, en cuanto a todos los entendimientos finitos los llumina una misma l uz: Dios, que los ha criado" (28) (El subrayado es nuestro)« Hemos recogido estas dos citas porque nos parecen realmente significativas. La primera por lo que représenta de interés y valoraciôn que a Balmes merecla el "genio" de San Agustin. La segunda por lo que puede tener de problemâtico a la hora de la comprensiôn del pensamiento balmesiano, es decir, en cuanto si defiende o no una especie de iluminismo al estilo agustiniano. Algunos autores no han dudado en manifestar una gran relaciôn entre estos dos autores: "Me atreveré a manifestar — que Balmes es la imagen de San Agustin escribiendo en el siglo XIX" (29). La razôn principal que se aduce es porque en su Filosofia, como en la de San Agustin, Bios aparece coino el cen — tro de todo, y sin El aparece el vacio cc todo. El autor que ha hecho un estudio mâs serio sobre es te punto es, sin duda, CASADO FIDEL. Sus lineas de argumenta— ciôn nos van a servir de base en este punto; sobre ellas ire— mos elaborando nuestro juicio critico de valoraciôn, El parte del estudio de F. GONZALEZ CORDERO sobre Balmes: El instinto intelectual fuente de conocimiento. Se cen tra en el capitule de la Filosofia Fundamental en que Balmes estudia el innatismo -el si o el no- de las ideas o de la acti 109 vidnd intelectual. Escribe a ] Il Dalmes: "Santo Tomas dice que es preciso que nos hayon sido comunicndos na turalniente los primeros principios, tanto los espéculât!vos como los prâcticos: Oportet igitur naturaliter nobis esse indita, sicut — principia speculab i l i u m , ita et principia opcrahilium (1 q. 79 a. 12) En otro lugar, buscando si el a i ­ ma conoce las cosas inmateriales en las razones eternas {in rationibus aei c r n i s ), dice que la luz intelectual que hay en nosotros es una semejanza participada de la luz increada, en que se contie^ nen las razones eternas ..." "En estos posaje s se halla expresamente consignado que hay en n o ­ sotros algo mâs de lo adquirido por la experiencia, en lo cual -convienen los escolâsticos con -los defcTisores de las ideas innatas. La dIferencj a entre ellos e^ tâ en qu(r los primeros considernn la luz if: te] ectuai como insuficden te para cl conocimiento, cuando fal tan las formas o especies so-bre que paeda roflejnr, y los --otros cru en que en esta misma luz van envualtas las ideas ..." (30) iQué opina Dalmes sobre esto? Heconoce que la cuo^ tiôii de las ideas innatas ofrece tentas d i fi cul tade s , y ha — creado tanto debate, por no plantearse correc t a m e u t e . El mismo se pregunta cuâl es el autoiitico sentido de la palabra "innato": "(se entiende) lo no nacido, lo que el esplritu posee, no por tra bajo propio, no por improsiones venidas del exterior, sino por -inmediato del Autor de su naturalezn ... ; y preguntar si hay ideas innatas es preguntar si antes de recibir impresiones y de ejercer niiigûn acto, tenemos ya en nues-tra mente las ideas" (31). 190 En este sentido, Balmes niega que pueda sostenerse que las representaciones sensibles sean innatas(3 2 ). Tampoco las ideas intuitives, como son las que te­ nemos al reflexionar sobre los actos de entender y querer, -pueden calificarse de innataa (33)« Ni siquiera admite Balmes el innatismo de las ideas générales, por ejemplo, la idea de ser (34). Concluye este capitule Dalmes con una lista de doce puntos en los que, abiertamente, niega la existencia de — las ideas innatas. Ahora bien, aunque no se admitan las ideas innatas, ^se puede hablar dealgûn en elentendimiento?, innatismo o apriorisme intelectual ^en que consistiria este ?. Lo que hay innato en nuestro espiritu es la activ^ dad sensitiva e intelectual. Mâs concretamente: "La actividad intelectual tiene condiciones a priori, del todo in dependientes de la sensibilidad,y que aplica a todos los objetos, sean cuales fueren las impresio-nes que le causen. Entre estas -condiciones figura como la prime­ ra el principio de contradicciôn. Luego en nuestra inteligencia hay algo a priori y absoluto que no podria alterarse aun cuando se va riasen completamente todas las im presiones que recibimos de los o^ jetos y sufriesen un cambio radi­ cal todas las relaciones que tene^ mos con los mismos". (35)« Balmes admite, pues, el innatismo de la actividad intelectual. ^Admite algun otro innatismo? Es decir, ^admite algûn innatismo como contenido intelectual existente en esa facultad innata?. Cuando habla del sentido comûn en relaciôn con el orden moral nos dice Balmes: "Lo dicho de la evidencia mediata e inmediata con respecte al valor 191 o b j e t i v o de Ins i d e a s ti en e lu ga r no s o lo en el o r d e n i n t e l e c t u a l , s ino t a m b i é n en el mor al . E 1 e s p i ­ ritu, d o t a d o c o m o e st a de libertad, ha m e n e s t e r r é g l a s p a r a di rigirse; si los p r i m e r o s p r i n c i p i o s intelec^ t u a l e s SOI' n e c e s a r i o s p a r a conocer, n o lo son nenos los m o r a l e s p a r a q u e r e r y (brar; lo que son p a r a el entondimi,, ato la v e r d a d y el error, son p a r a 1 \ v o l u n t a d el b i en y el mal ... He a qui o t r a n e c e s l d a d -de l a s e n s o a c i e r t a s v e r d a d e s niora^ les, y he aqui por que e n c o n t r a m o s t a m b i é n e^ a i r r e s i s t i b l e y u n i v e r ­ sal i n c l i n a c i o n al a s e n s o " (3 6 ). Comentando obra nos que h e m o s trasmite estas citado, p a l a b r a s G(.)NZALI',Z COUUrdlO, l le g a a la F I D E L CAS/\DU : " N o s o t r o s 1 i d a r i o s de su d o c t r i n a so b re 1 as v e r d a d e s d el o r d e n m o r a l " el la Con esto de la cluir ce des so en esta i n s t i n t i v o de — c o n c l u s i o n un r e f lie un o sentido lo m i s m o ? su f u e r z a campo racdonal. un c a m p o profundizando fuerza misma d el de c a r a lo p a r e c e . c o m u n no es al como la l ib r o V de observamos que facultades, Lo m i s m o que c a ra las al ^Es e s t a el Ahora base de la r a ^podriamos con e je r t i p o s de v e r d a o r d e n moral . a d e s d o b l a r , en e sta m a t e r i a , una u n i d a d lo y armonla maravi l l o s a s . lo t e n e m o s que llo va r, e n t e " . Balmes su F i l o s o f i a — instinto e se i n s ( into los d i s t i n t o s t a m b i é n de " i d ea del asi s in o la m i s m a las ord e n de interroganto camjio c o n c r e t o de 1 111 o XI d e l distinto. i n t e r n a de lo e j e r c e llalmos p r é s e n t é El totalmente De n i n g u n m odo. de e v i d e n c i a el or d e n de El c o n o c i m i e n t o de vista, p o c o mâs, No t e n e m o s d e r e c h o que n os hacecios p l e n a m e n t e conocimiento ver A primera de B a l m e s ? intelectual zon, -- separariamos radicalmente ley n a t u r a l o r d e n v e n d r i a de la v e r d a d b i e n si, que "meinoria D e i " a g u s t i n i a n a . verdades e st e en la - conclusion, ( 3 7 )* F I D E L C A S ADD q u i e r c ,jo de siguiente por fin, c o m i o n z a el Fundamental con e s t a s al caplpal^ "Si n a d a h e m o s p o d i d o p e n s a r sin la i d e a del ente (lo ha d e m o s t r a d o en los c a p i t u l e s a nt e r i o r e s ) , e l l a 192 preexlste a todo acto reflexivo, y p a r e c e que no ha p o d i d o n a c e r de la r e f l e x i o n , L u e g o la i d e a de e n ­ te sera i nn a t a " (3 8 ). El m i s m o las sensaciones, minadas, y la i de a de mâs general je de a u t o r n o s d e m u e s t r a que n o p u e d e v e n i r de p u e s e s t a s no n o s p r e s e n t a n s er e s que h a y e nt e (4 0 ), y c o n d u c e s i no c o s a s d e t e r - indeterminada" (39), es lo to do lina- al e s p l r i t u p or (4l ) , Tampoco puede er, es " c o s a formarse es n e c e s a r i o r e f l e x i o n a r , t e n e r de a n t e m a n o d i c h a idea por abstracciôn. Para abstra y la r e f l e x i o n es i m p o s i b l e sin (42). " D e s d e l os p r i m e r o s p a s o s (de c u a ^ q u i e r r e f l e x i o n ) nos s e r v i m o s , sin a d v e r t i r l o , de la i d e a de ser; lue^ go n o s h a c e m o s i l u s i ô n c u a n d o cree^ m o s f o r m â r n o s l a " (43)« D e s p u é s de e s t a p r e s e n t a c i ô n d e l p r o b l e m s aporta su s o l u ci on . Luego anade Balmes -- "... no o b s t a n t e , y o e m i t i r é mi — o p i n i o n . . . La i d e a d e l e n t e n o la t e n g o p or i n n at a , en el s e n t i d o de que p r é e x i s t a e n el e n t e n d i m i e n t o , c om o u n t i po a n t e r i o r a las s e n s a ­ c i o n e s y a los a c t o s i n t e l e c t u a l e s ( véase L ,4,c ,3 0 ); p e r o n o v e o i n -c o n v e n i e n t e en q u e se la l l a m e i n ­ n a t a , si c o n e s t e n o m b r e no se s i ^ n i f i c a o t ra c o s a q ue la f a c u l t a d i n n a t a de n u e s t r o e n t e n d i m i e n t o p ^ r a p e r c i b i r los o b j e t o s b a j o la ra^ z ô n g e n e r a l de e n t e o de e x i s t e n - cia, t an p r o n t o c o m o r e f l e x i o n a s ^ br e e l l o s ... A s! p u e d e p r e e x i s t i r a la reflexion y ser en a l g û n m o d o f r u t o de la re^ flexion, segûn los varios estados en que se la c o n s i d é r é " (44). Balmes: "El a c t o c o n que p e r c i b i m o s el ser, la e x i s t e n c i a , la r e a l i d a d , es n e ­ cesario a nuestro entendimiento, p e r o e s t â c o n f u n d i d o c o n t o d o s los demâs actos i n t e l e c t u a l e s , como — una c o n d i c i ô n s i n e q u a n o n de t o — d os e llos, h a s t a que v i e n e la r e — f l e x i o n a s e p a r a r l e de los m i s m o s . 193 depurânclole y h a c i é n d o l e o b j e t o de nviestra p e r c e p c i o n " (43). Por nata la i de a Dalmes tanto, de y para se n o s p r é s e n t a niana. N o s dice: "tenemos i n t e r p r e t a c i o n de ca da, como lo s é r i a intelectiva Este o b j e t i v a de hay que "mezclada" CASADO: reducirlo vo, En caso al otro; fondo afirmativo, bien la i d e a de sobre u n a po equiv^ i n n a t i s m o a la sola facul­ (46). segûn Balmes la i d e a las de m â s , su i n d i v i d u a l i d a d cooperar sé r i a - y q ue - acabada, e l l a mism a . Por s i g u ie nt e : de intelectiva. estariamos contando p or u n lado; ente, el intégrante - e ste e le - la a c t i v i d a d no h a b r i a m u c h a d i f i c u l t a d la f a c u l t a d que m e n t o : el d a t o n o c i o n a l , por que o no él m i s m o c a m p o de parece mâs en -- . . .. . " L u e g o ha t e n i d o que ser a n t e s . . . ^en que s e n t i d o ? E v i d e n t e m e n te no p u e d e ser de o tr a m a n e r a que c o m o elemento primordial n o c i o n a l , ger­ m i n a l que a ba s e de la a c t i v i d a d r e f l e x i v a d el e n t e n d i m i e n t o p u e d a t r a s f o r m a r s e en i d e a a c a b a d a y — asi p r e e x i s t i r , de a l g u n a m a n e r a , y se r f r u t o, de o t r a m a n er a, de o t r a m a n e r a , de la m i s m a reflexion ... "(47). E l p r o b l e m a de m e n t o n o c i o n a l , ^es reflexiva? el in­ Dei ugusti-- juzgarîamos con todas obtenerla o p e r a c i o n ya t i e n e concluye s e n t i d o es esta euestion la a t e n c i ô n se a p o y a en que anda separarla para pero a esta eso llamar i n n a t i s m o que s u b r a y a d o es n u e s t r o ) autor e n te que este la de r e d u c i r (el ^en que c o m o un e co de la m e m o r i a s ih l e t ad concluir, FIDEL C A S A D O ve que en ente? en ICn c as o négatif c o n un t r i p l e ele^ la a c t i v i d a d r e f l e x i v a , c o m o resu l t ado fi nal, por t e r c e r a par t i d a . En este ultimo caso, y en e s ta " ente" , si p a r e c e podria e s t a r r e s o n a n o d moria D e i " de San t ente a t o da r e f l e x i o n , conocimiento en ma es e l e m e n t o Agustin, que Se t r a t a de v ie n e la r e f l e x i o n , esencial de i de a concreta el e s q u e m a de una r e a l i d a d , a ser r e a l i d a d pero la m i s m a la de -- "m e ­ preexis- expresn de - con^:ando c o n que e l l a m i s ­ reflexion. 194 Hasta aqui podemos DO, El termina SO A L E S A N C O , su a r t i c u l e que ÿ a h e m o s e s t a r de a c u e r d o c o n u na r e f e r e n d a con F I DEL C A S A ­ a la o b r a de T I R citado a n t e r i o r m e n t e , y concluye: " E n e s t a o b r a (de T i r s o ) h a b r i a -quedado en suspense un interrogant e ,,. i p or qué ese i n s t i n t o i n t e - l e c t u a l s e r i a la r a i z de la c e r t e za que se d i c e el i n s t i n t o intelec^ t ua l p a r a ser c r i t e r i a de la m i s m a ? La r e s p u e s t a c r e e m o s e n c o n t r a r l a en la e x p o s i c i o n que a n t e c e d e : es de c ir , e s t a d o c t r i n a d e l i n s t i n t o i n t e l e c t u a l c o m o c r i t e r i a de certe^ za r e c i b i r l a su e s p a l d a r a z o de la t e o r i a d el a p r i o r i s m e i n t e l e c t u a l o " m e m o r i a D e i " a g u s t i n i a n a , d e la que el p e n s a m i e n t o de B a l m e s , c o m o h e m o s v i s t o , p a r e c e ser u n o de t a n tos e c o s c o m o a q u e l l a h a t e n i d o en la h i s t o r i a del p e n s a m i e n t o " (48), La a f i r m a c i o n es t a j a n t e y, grave como para verdad que suficientemente qué - h a y de - e n ella, H a b l a r de Balmes créa, a n a l i c e m o s u n p o c o en d e t a l l e es, tomando "teoria del la t e o r i a del la p a r t e conocimiento"; p o r el "Instinto hablar - de su de t a m b i é n en t o do s in m â s de c o m o h a b l a r de la " m e m o r i a D e i " S a n A g u s t i n es e s t a r p e n s a n d o todo, Intelectual" su esquema del - c o n o c i m i e n t o h u ma no . La t e o r i a d e l c o n o c i m i e n t o de u n e c o de cierto? la t e o r i a d el ^P ue d e c o n o c i m i e n t o de admitirse esta B a lm e s, por tanto, es S an A g u s t i n . ^ Es e s t o s in n i n g û n t i p o de ma afirmacion tizaciôn?, Veamos A nte qué consiste n a , cosa qué t odo, la t e o r i a de que F i d e l Como e n este p r o b l e m a . en a l g u n a s lineas la "m e m o r i a D e i " del d o c t o r C a s a d o no lineas por JUAN PEGUEROLES MIENTO h a y de v e r d a d nos urge recor d e r se t e n d r l a que générales podemos en u n o de los n u m é r o s haber s e g u ir de de en Hipo- ahorrado. las e x p u e s t a s la r e v i s t a P E N S A ­ (49). CILLERUELO E st e autor que, en el C o n g r e so a g u s t i n i a n o de 1954, empieza recordando a f i r m a c i o n e s de L . -- présenté 195 una comunicacion, en la que identifier ba la iluininaciun de la verdad con la "memoria üei" ()() . El signe esta orientacion, la de la memoria de la verdad o "memoria Dei", como la mejor para enfocar y resolver bien laproblemâtica agustiniana sobre el fundamento del cono^ cimiento de la verdad. He aqui algunas afirmacione s que vienen a ser como el bilo conductor de su interpretacion del pensamiento agust^ niano: "conocer no es acordarse -como se ria el caso de Platon-, sino reconocer" (5 0 ). "El ser y la verdad y el bien y Dios ... , de sabidos que eran con un conocimiento de presencia o im preso, pasan a ser sabidos con un conocimiento de representaciôn o expreso" (51) . Este es el nùcleo de la arguinentacion de San Agus­ tin. Existe en nosotros una memoria -Pegueroles la llama transpsicolôgica o metafIsica-, el Intimum la que estân -- del esplritu, en - los "conocimientos impresos" . l’or eso, propiamen te no conocemos, sino que reconocemos, en lo que llamamos me­ moria psicologica, o conocimiento, senci]1amente. San Agustin toma como base de esta conclusion el deseo universal de felicidad; (90 So b r e e ste m i s m o gû n Sa n A g u s t i n , P r o m e m o r i a Dei, J. MO RA N ; A gu s t i n , M. N. Hacia L. en Rev, una C A ST E X. estos CILLERUELO: Etud. A u g us t. cotnprension de en A u g u s t i n i a n a , 10 Confesiones. Todos tema: la (I 9 6 0 ), La moinoria m c t a f l s i c a S Al’ll'.NTlA 19 lugares cita PEGUEROLES La A u g u s t i n u s M a g i s t e r , vol. (1964) pâg. (1966) — p â g . 6 5-84. s e g û n S an 165-235 • s j g û n el l i b r o X de las -- 9-25. y e s t u d i o de v o l . 29 se­ p â g . 499-509; " m e m o r i a D ei " , pâg. de r e f e r e n c i a en P E N S A M I E N T O , 12 "memoria Dei" I, (1973) este te m a Madrid. los - 196 "Ubi ergo noverunt hanc vitam beat tarn, nisi ubi noverunt etiam veri tatem? Amant enim et ipsam, quia falii nolunt, et cum amant beatam vitam, quod non est aliud quam de veritate gaudium, utique amant -etiam veritatem, nec amaverent n^ si esset aliqua notitia (el sub­ rayado es nuestro) eius in memo­ ria eorurn" (52), San Agustin insiste en que no podrlamos buscar y amar esa verdad si no tuviéramos algûn conocimiento anterior de la misma. Segûn una realidad elprincipio platonico, el conocimiento de participada nos lleva al conocimiento de la Rea­ lidad Imparticipada. "Ubi inveni veritatem ibi inveni Deum ipsam Veritatem" (53) Luego la condiciôn de la posibilidad de ese deseo natural de la felicidad es la "memoria Dei", el pre-conocdnriento expreso de Dios presupone la nocion impresa del mismo. Esta argumentacion, sacada del deseo universal de felicidad, vale también para el caso de los demâs conocimientos . San Agustin se preguntarla, ^como es posible d e - sear conocer lo desconocido? La respuesta es que nunca parti­ mes de una ignorancia total, sino de un conocimiento previo. " Q u i l i b e t i g i t u r s t ud i o s u s , q u i l i b et c u r i o s u s , n o n amat i n c o g n i t a , etiam cum ardentissimo appetitu i n s t a t sc i r e q u o d n e s c i t " (54). El esplritu siempre se conoce a si mismo. Esto sijj nifica q u e , cuando el esplritu se conoce reflejamente, descub r e , no lo ignorado, sino lo desatendido: "Inveniet autem non quod nescie-b a t , sed u nd e n o n c o g i t a b a t " (55). Comenta el P. Pegueroles: lo mismo que cuando uno conoce una ciencia en la que actualmente no piensa (56). Este autor concluye con estas afirmaciones: 197 1) H ay conocimiento; teligencia que disti n g u i r la m e m o r i a en (n o t i t i a ) ( c o g i t â t i o , verbum) San A g u s t i n d os n i v e l e s de o pi .^- c o n o c i m i e n t o , y la i n ­ o re-conocimicnto. Asi lo dice San Agustin: " M e m o r i a e t r i b u e n s omne quod scimu s, e t i a m s i n o n inde c o g i t e m u s ; i n t e l l ^ g e n t i a e v e r o p r o p i o m o d o q u o d a m co^ gitationis informationem. Cogitand o e n i m q u od v e r u m i n v e n c r i m u s , -hoc m a x i m e i n t e l l i g e r e d ic i m u r , et h oc q n i d e m in m e m o r i a su r s n s r e l i n q u i m us . Sed i l i a est a b s t r u s i o r -p r o f u n d i t a s n o s t r a e m e m o r i a e , ubi h oc e t i a m p r i m u m c u m c o g i t a r e m u s i n v e n i m u s , et g i g n i t u r i n t i m u s v er bum, q u o d n u l l lus l i n g u a e sit, tarn q u a m s c i e n t i a de s c i e n t i a , et visio de v i s i o n e , et i n t e l l i g o n t i a q uae a p p a r e t in c o g i t a t i o n e , ue int el 11^ g e n t i a q uae in m e m o r i a iam f u e r a t , sed l a t e b a t " (5 7 ). 2) Lo i m p r e s o en la m e m o r i a s on tr ès c l a s e s do pre- conocimicntos: - La m e m o r i a D e i , que h e m o s - La m e m o r i a s i o n de las n o c i o n e s de prâcticos son i n m u t a b l e s la impre^ ve r d a d , bien) (lôgicos y metafisicos) las d e m â s n o c i o n e s y eternas Comonta la a b s t r a c c i ô n . los teôricos (unidad, y y (ctic os ). - Todas qu e (58), v e r i t a s ()() . Es d e ci r , trascendentales los p r i m e r o s p r i n c i p i o s visto Los sent id o s , l u e g o no sensibles, y - ( n o c i o n e s de c u a d r a d o , Juan Pegueroles que S an A g u s t i n no coTiceptos u n i v e r s a l es no p u e d e n e s t a b a n de n t r o , c i r c u l e ..) impresos en conoce entrar - por la m e m o r i a . (9() Insertamos una nota a esta exprès ion que hace el autor : "la exprèsion no es de San Agustin, si. Frecuentemente pero el contcnido ovidentemente los comentaristas utilizan solo la expre.siôn memoria Dei y con ella désignai! tanto cl preconocimiento de Dios como el de los primeros principios y nociones". 198 3) La iluminaciôn, la palabra interior, la memoria Dei et veritas, no son otra cosa que la presencia de Dios y la imagen de Dios en el espiritu y el preconocimiento del ser y sus atributos. En la Enciclopedia Filosôfica Italiana encontramos este comentario: "L'anima che é reccolta nel suo interiore e coglie la sue esisten za reale, é presents a Dio, che le é présente dentro; l'anima invece che oblia Dio e di Dio con-serva un pallldo ricordo, ha corne la virtualita di Dio" T59) (Los subrayados son nuestros). "... un'oscura memoria délia perduta condizione di beatitudine, anteriore al peccato" (6o). El columnista pone estas af irmaclone s como comenta rio a algunos de los textos de San Agustin, entre los que de^ taca uno del libro X de su obra De Trinitate. "^Es que ve algûn fin excelso, e£ to es, su seguridad y su dicha, per quandam occultam memoriam — que no le abandona en su peregrinaciôn hacia lejanas playas, y -cree no poder alcanzar esta meta sin conocerse a si misma? (6l). Una vez que hemos analizado en qué consiste la "me^ moria Dei" agustiniana, es decir, el contenido y limites de su innatismo, no nos queda otro remedio que trascribir aque— llos textos de Balmes que hacen referencia a nuestro tema con el fin deestablecer que lo que nos hemos planteado hay de verdad o no en el problema yque Fidel Casado da por seguro: la filosofia del instinto intelectual de Balmes es un eco de la filosofia de la "memoria Dei" de San Agustin. ,^Habla el f i l ô s o f o c a t a l a n de a l g û n a p r i o r i ? E s t a es la primera pregunta que nos planteamos. Tenemos que respon der que si. Y lo vainos a hacer con sus mismas palabras. "La actividad intelectual tiene condiciones a priori, del todo in dependientes de la sensibilidad,- 199 y que aplica a todos los objetos,sean cuales fueren las impresiones que le causen. Entre estas condi-ciones figura como la primera el principio de contradicciôn" (6 2 ). "Cuando e l entendimiento no se refiere a ninguna intuiciôn determinada, y si ûnicamcnte a intuicio-nes sensioles en general, su obje­ to inmediato es la posibilidad de ellas también en general, con su-jecciôn a las condiciones del obje^ to, considerado en general, y a — las de toda inteligencia, entre -las cuales figura como la primera el principio de contradicciôn"(63) Estâ claro, por hay algo tanto, que en nuestra inteligencia a priori, algo absoluto, que no depende de las impre­ siones que recibimos, sino que es anterior a ellas. Un nuevo interrogante se nos itnpone ahora: ;,en qué consiste ese a priori?, ^cuâl es su contenido o naturaleza? E^ te interrogante incide directamente en el nûcleo de la cuestiôn. De la respuesta que se de dependerâ el que podamos afirmar o negar la dependencia de Balmes respecte de San Agustin. También ahora quercmos responder con tos de Balmes.Después de los mismos tex analizar este toma él llega a esta - conclusiôn, "Parece qu o , en vez de entregarnos a suposic iones semojantes, debemos reconocer en ol espiritu una acti­ vidad innata, con sujecciôn a las leyes que le ha impuesto la infini^ ta inteligencia que le ha criado. Aun cuando se pretenda que las --ideas son distintas de los actos perceptives, no hay necesidad de admitirlas preexistentes... Y asi de todos modos hemos de reco nocer en nosotros una fuerza q u e ,colocada en las debidas circunstan cias, produce lo que antes no exi^ tia" (64 ). "Lo que hay de innato en nuestro espiritu es la actividad sensitiva y la intelectual ;pero ambas, jiara 200 ponorse objetos en m o v i m i e n t o , n e c o s i t a n que las a f c c t e n " (6 5 ). Con igual clarldad, y hahlando de las ideas relati­ ves a las representaciones sensibles, nos dice: "Luego el apellidar innatas a es-tas ideas, o carece de sentido o no puede significar otra cosa que la preexistencia de la actividad intelectual (el subrayado es nues­ tro ) , desarrollada después con la presencia de las intuiciones sensi^ bles" (66). El a priori de Balmes, ese algo mas de lo adquirido por la experiencia, queda reducido a la "actividad innata", a las "leyes" y "condiciones" générales de la inteligencia q u e ,en conexiôn con las intuiciones correspondientes, élabora to— dos los contenidos de conocimiento. En otro momento, criticando el entendimiento agente de los escolâsticos, escribe Balmes: ' "Ahora, si se me pregunta, por --ejemplo, cual es el objeto inmedia to del acto intelectual perceptive de una intuiciôn sensible determinada, diré que es esta misma intui^ ciôn. Si se insiste en la dificul­ tad de explicar la uniôn de cosas tan diferentes, replicaré: primero, que esta uniôn existe en la unidad de la conciencia, como el sentido intimo lo atestigua ..." (6 ? ). Anadimos, por fin, otro testimonio que corrobora su pensamiento. "El acto del entendimiento puro y el de la intuiciôn sensible, aun-que diferentes, se encuentran en un campo comûn: la conciencia;allî se ponen en contacte, ofreciendo el uno los materiales y ejerciendo el otro su actividad perceptiva" (68 ). Con estasafirmaciones cuestiones. Por unlado, ya hemos quedan solueionadas las dos visto a qué queda reducido - 201 " el n p r i o r i " b a l m e s i a n o ; y dônde de se p r o d u c e el c o n c i e n c i a " , dificil qu i en r e a l i z a mionto y y donde la i n t u i c i ô n habla Agustin, muchas las lado, por o t r o nos l ad o de p o d e r priori", c o n c i e n c i a , e ste "memoria Dei" entendimiento de los intuiciones balmesianas ^ En qué q ueda, pues, n o s pa c o n e c ta n c o n Creemos se p u e d e n e s t a b l e c e r autores que p r é e x i s t e la c o m p a r a c i ô n en t r e estas constatamos a la r e f l e x i o n , "conciencia". la 2) E s t o de ente. E lla, t a m b i é n de de se p ue d e a l g û n modo, d on d e m â s se r e f l e j a 3) esto, como de " ajgo", a p ri o r i , que contenidos la m i s m a es de nos h a b l a habla onvueltos préexistante y e s ,- Aqui es — gran diferencia de en t r e p a r a no po d e r S an A g u s t i n . No e s --- o ley es géné­ intelectual o su p osibil i()ad Bal m es , lia bl ar de u n o s — que en la m i s m a - cal^ " m e m o r i a Dei ", a toda r e f le x i ô n , (pie es de en - lo que - S a n A g us ti n. k) La p o s i c i ô n de donde t ie ne af c ec i o ne s orgânicas, tin, en t od a tomada escolâsticos misterioso actividad lo que impresos, luz cicncia" de u na la i d e a a la r e f l e x i ô n , ni m u c h o m e n o s , h a b l a r de u na c o n d i c i o n e s a priori, ol p r o - - 1 ado de lo s u b j e t ^ suficiente un "eco" un "a -- que !.an Agus t in . v e m o s una para nosotros sin mâs a Balmes afirmaciones: la m i s m a r e f l e x i ô n . la i n f l u e n c i a e s t o s d os e s p e c i a l m e n t e , de préexiste f r u t o de Admitido e st os d o s a u t o r e s , afirmar, a l g û n mo do , un y que h a ce v o , de los -- de S a n --- escolâsticos, que m e j o r c o n o c i m i e n t o v e n g a a c a e r m â s del de --- el entendit c e n t r o c o m û n , de la blema del rales expliciter, el e n c u e n t r o e n t r e que no es ni 1) En a m b o s ig ual, c o mo Es la " u n i d a d lineas del pensamiento moderno y c o n t e m p o r â n e o . filôsofos? f ic ar ha e x p l i c a d o conocimiento. se ns i bl e. Balm es , ni el d o b l e r e c e u n a de o t ro se r e a l i z a E s t a u n i d a d de que nos por f e n o m e n o del y sin lu g ar B almes, el ac to no es ni la representada del "a g e n t e " , entendimiento " m e m o r i a D ei " su c o m p l e j i d a d , ni -el el d o b l e porque j u s t i f i c a c i ô n ; y el en esa c o n las de San A g u s — entendimiento le p a r e c e "paciente", " c on- un r e c u r s o porque rebaja 202 el papel de la conciencia o razôn-. BALMES. AUTOR FIDEISTA O ESCErTICO? Es esta, la acusaciôn de "fideîsta", una de las que Balmes ha recibldo mâs frecuentemente. ^Tendremos que reconocerla como cierta? ^Hasta qué punto podremos liberarle de esta acusaciôn? Intentaremos dar alguna respuesta a estos interrogantes. Uno de los autores que le acusa de "ceguera" en el problema critico es GONZALEZ CORDERO. Comenta que segûn Balmes las verdades de evidencia inmediata y las de sentido comûn se pueden equiparar, pues en- ambas se da una inclinaciôn irresis­ tible. Y escribe: "Si al instinto intelectual y a la evidencia les es comûn una tendencia intelectual irresistible a asentir a determinadas verdades, ^cuâl es el principio diferencial que los distingue entre si? Después de una lectura reposada y comparativa de -los escritos balmesianos, no hallamos otra diferencia especif^ ca que la ceguera del instinto, en contraposiciôn a la clari-dad de la evidencia. Cuando actûa el instinto intelectual no hay ni la demostraciôn ni la visiôn: él se orienta por un im-pulso natural" (6 9 ). Tomadas estas afirmaciones en su materialidad y fue^ ra del contexte general, y puesto que refiejan palabras casi textuales de Balmes, podriamos concluir que la ûltima verdad del pensamiento balmesiano es una especie de fideismo, un ins­ tinto ciego que no tiene otra instancia o apoyo que el mismo Creador. Ahora bien, si tenemos en cuenta todo el contexto de la obra de Balmes, el sentido mâs profundo de su pensamien­ to, la concluisiôn es bien distinta. Ese "Instinto Intelectual" no es sino un criterio mâs, armônicamente conjugado, del con-junto de sus "criterios de certeza" ; y ese "impulse irresisti­ ble", ese dato bâsico de la razôn, que no nos permite ir mâs alla, no es sino el principio fecundo que garantiza todo el de^ Î03 s n r r o l l o de la raz ôn . Como nos demo s t r ô Ha J m es en o tro m o m e n t o , filosofia por racionalista y exigente tiene hi en que d a r p o r val i do a l g û n sea i m p l i c i t a todo do que técnico tampoco porque confesiôn Haï me s , de u n como ; e le "ciego nosotros, que que v e n i m o s c on la p e r s p e c t i v a ir m â s a l l â de nés y entenderle y s e n ti^ (X)• desde Ni ins ti nt i vi si no " . lu le t r a i c i o n a n u n p o c o no c r e e m o s d ando. lo a f i r m a m o s que hoy t e n em os , historien de n t r o , que v a y a m â s E s to la m a t e r i a l idad do una juzgarle en ol s u el e d a r h e m o s r e c o n o c i d o ya en o t r o s h a b e r m a t i z a d o m u c h o mâs, la i n t e r p r e t a c i ô n debemos — no es n i n g û n " f i d e i ^ palabre, y d o c t r i n a filosôfico en su o b r a e x p r e s i o n e s y q ue d e b e r i a a l l a de se o b s e r v a , si t o m a m o s e s t a es n i n g u n a tiene si b i e n en el c a m p o Aunque gares, se q u i e r a p r e s e n t a r a l g u n a aprioridacl, o explicitamente. P e r o é sto, m o " , s obre que supuesto, ciiaJ q u i e r o v a r i a s expreslo desde su v e r d a d e r a - i n tuiciôn filosôfica. GONZALEZ verdades relativas C. v u e l v e si s t i r en la c eg ue ra : to d el instinto do en el Como das él que juicios qu« pu e s no v e m o s ^qué d e c i r de las Su r e s p u e s t a v u e l v e los e x p r e s a n ates - a in son produc^ el p r e d i c a d o inclu^ ( 7 0 ). Haïmes dice la s v e r d a d e s concluye "L o s c iego, su j e t o " a preguntar, al m u n d o e x t e r i o r ? ohjetivas cualquier que la e v i d e n c i a en que "se o t ra v e r d a d se e x t i e n d e a to­ sjercita nuestra razôn", r e b as a las p o s I b i l i d a d e s racionales. (X) Para ve r se : la c o m p r e n s i ô n del ENCICLOPEDIA Gallarate. t ique de Il, F I R E N Z E , pâg. Toino 1, Filosofia, pâg. 637. Centro I 33 I. la P h i l o s o p h i e . P ar i s D i c c i o n a r i o de 3" éd., término y FILOSOFICA. su s i g n i f i c n c i ô n di s tu d i VOCAHULAIRE (1951), 6 '' éd., F E R RA I lCR MO RA , Huenos puede filosofici technique y cr^ p â g . 348 - 34 9. Ai re s di - ( I 965 ) ,- 204 A d m i t i do e ste to i n t e l e c t u a l , l e z a de ese m os. hecho, la v e r d a d e r a instinto. Asi D e s p u é s de a n a l i z a r a s e n t i m o s p or esta las v e r d a d e s de "Podemos sentido He aqui u n a v e r d a d m â s de q ue Instinto puesto que instin­ la n a t u r ^ comenta- j u i c i o s a l os que Intelectual, --- nos ofrece como principio: todas — llegan a y oc u l t a . . . e j e m p l o , el p r i n c i p i o de e v i d e n c i a . - a d m i t i d a a c i eg as . carecen dentro del so, como pretende j u e g o d el comun o instinto intelectual la i r r e s i s t i b i l i d a d d e l Balmes los establecer n osotros por via m i s t e r i o s a Tomeinos, el se lo p l a n t e a el a u t o r que a l g u n o s de la f u e r z a d e l conclusiôn; es de c ir , c u e s t i ô n e s t â en sa b e r legitimar L o s d o s a r g u m e n t o s , ade. i n s t i n t o de la n a t u r a l e z a , el p r i n c i p i o de con la e v i d e n c i a , s i s t e m a b a l m e s i a n o de v a l o r p r o b a t o r i o , si el p r i n c i p i o t a m b i é n h a b r â n de "lo é v i d e n t e es v e r d a d e r o " s er l o e s a s r a z o n e s , que — es dudo^ se f u n d a m e n t a n (7 1 ). e n él" Estas afirmaciones necesitan algûn comentario. 1 ) la p a l a b r a "m i s t e r i o s o " , a p l i c a d a al m o d o c om o l l e g a n la s v e r d a d e s m u y a m pl io . Puede a a lg o -y en e s t e forma del Gonzâlez y c i e g a de p r o d u c i r s e estâ mâs Cordero parece 2) A f i r m a r d e nt e, p u e s t o que c e r c a de no aparece t or i n t e r p r e t a n d o a B a l m e s . Balmes Comentando g ui en t e : "Si es introducida asiente a la r e a l i d a d Con Balmes fuerza c i e g a, h asta una la p r i m e r a posibilidad. la - s e gu nd a . "verdadero", q ue en el "ver con que sujeto sea dud o so , connota rela­ claridad" como dice A f i r m a r e so es d e c i r el au­ lo c o n t r a r i o en su obra. la " i n t u i c i ô n " el e n t e n d i m i e n t o samente sentido a asentir el c o n c i m i e n t o . c o l o c a r l o m u c h o m â s en n o es a f i r m a r ni m u c h o m e n o s lo qu e e x p r e s o tener un que el p r i n c i p i o de e v i d e n c i a n o es evJL el p r e d i c a d o c i ô n a la r e a l i d a d , de p ue d e "una n e c e s i d a d n a t u r a l " caso no hay demasiado misterio- incomprensible Balmes s e n t i d o comûn, ir d e s d e balmesiana h u m a n o m i r a y ve escribe u na f u e r z a c i e g a en v i r t u d objetiva" de fa% la cual ( 7 2 ). respondemos antirracional lo si^ el o b j e t o , que no se t r a t a de n i n g u n a y sin f u n d a m e n t o . Hablatnos d e un 205 "asenso irresistible" porque se d a n l es n e c e s a r i o s p a r a que no p o d a m o s los p r c s u p u e s t o s r e c i o n a p or m e n o s supuestos que m i r a n t a n t o al sujeto en ultimo t ér mi n o , la b a l a n z a de lo ra" s ub j e t i v o . de en D a l m e s Este qu e h a b l a es t o d o el el f i l ô s o f o c o mo el se de a s e nt ir . o bj et o. Aunque, i n c l i n e de "misterio" y toda Pre- p a rt e - la " c e g u e ­ ca ta l a n . Habria que responder con las mismas palabras de — Balmes cuando, hablando sobre la famosa duda de D e s c a r t e s , -nos dice: " P e r o ^ en qué c o n s i s t e e s ta d u d a ? U a c i o n a l m e n t e h a b l a n d o , ^p ue d e — ser u n a d u d a r e a l y v o r d a d e r a ? N o ; e s t o es i m p o s i b l e , a b s o l u t a m e n t e i m p o s i b l e . El h o m b r e , po r ser f i ­ l ôs of o , no a l c a n z a a d e s t r u i r su n a t u r a l e z a ; y la n a t u r a l e z a se -o p o n e i n v e n c i b l e m e n t e a esta duda, t o m a d a en s e n t i d o r i g u r o s o " (7 3 )• Pero esto, como podemos comprender, de "misterio" o "cegue d a d " , sino, mâs bien, no es sinônimo de todo lo contrat rio. Si B a l m e s p u s i e r a elemento o facultad s e n t i d o en q u e nsi, obstante, to de el lo h a c e s ob r e anade instinto la r a z ôn . c o m û n es c er entonces InteJectual lo que entondemos si que podriamos Gonzâlez Cordero, c o mo un como p r o — acusarle l’ero no en ] a h ace - como ya hemos demostrado. Todavia do Instinto al m a r g e n de blema del conocimiento, el el Seria intelectual COHDEHü cae c o m o el c a s o de intelectual el m i s m o una GONZALEZ lo b a jo siguiente: el control las p a s i one s. en c u a n t o el e n t e n d i m i e n t o vigilancia indirecta" El " No - indirec^ senti­ pu ed e ejer (74). Concéder solamonte esta especie de "racionalismo" al Instinto Intelectual balmesiano es, sin duda a l g u n a , conce^ derle mucho menos que lo que él le concede. de que la razôn pueda, No se trata solo in d i r e c t a m e n t e , ejercer su control bre el Instinto Intelectual y sus verdades, so­ sino que éstas -- rnsponden a la exigencia mâs radical de la razôn. la razôn y su hase -instinto intelectual- no son dos mundos d " stintos -que, a lo mâs, uno puede conocer y controlar al otro. ;,Quién 206 dlrla que el cimiento no es parte de la casa? Son, eso si, ele^ mentos de verdad diferentes, criterios que se complementan en una unidad bien profunda. Por otro lado, aun admitiendo solamente esa intelec^ tualidad indirecta, quedaria a salvo el poder de la razôn, y no tendriamos ningun derecho para acusar a Balmes de "filôsofo fideista", pues, por principio, cualquier filosofia de ese si^ no desconfia radicalmente del poder de la razôn. Una vez mas hay que recorder la llamada "ley de la armonia" balmesiana. Este es el resumen al que llega este autor; "En resumen: el sentido comun pro­ duce fe, pero no evidencia. La fe es ciega, pero no lo es absoluta— mente, descansa en los argumentos de credibilidad. En igual sentido podemos hablar del Instinto Inte-lectual, interpretando el sentir balmesiano" (75). "Después de cuanto llevamos dicho, nos creemos con motivo mâs que suficiente para establecer la sigui^ te conclusiôn: el s.c. balmesiano se identifies con el Instinto cie­ go" (7 6 ). Queremos contestar a estas c one lus i ones de G. Corde^ ro con las mismas palabras de Dalmes. Para el filôsofo catalân la certeza que preexists a todo examen no es ciega (77). Mâs bien por el contrario, o nace de la claridad de la visiôn inte­ lectual , (7 8 ) o de un instinto conforme a la razôn: no es con­ tra la razôn, es su base (79). "En la certeza primitiva, la visiôn es por luz directs, no necesita de reflexiôn. Al consigner, pues, la existencia de la certeza no hablamos de un he­ cho ciego ( el subrayado es nues-tro), no queremos extinguir la luz en su mismo origen ..." (8 0 ). Por tanto, ni siquiera en el especifico campo del instinto intelectual podemos hablar de "ceguera"; cuanto me-nos en la comprensiôn general de la teoria del conocimiento se^ 207 gun liai me s. Si a esta "vision por luz directa", a esta "necesi^ dad" la queremos calificar de "dogmatisme" o "fideismo" , apoyândonos en que el mismo Dalmes utilize la primera de estas expresiones, cualquier sistema podria denominarse con el mis­ mo cal if icativo, pues ninguno hay que no tenga en su haber a_l gun dato por el estilo. "Este dogmatisme -dice Dalmes- tiene en su apoyo a los mismos Pirrôn, Hume, Eiclite..." (8l). Recuerda el autor que estâmes comentando, G. Corde^ I O, que ciertas palabras de Dalmes son "una concesi on a la -- doctrina de JACODl" -no olvidemos que es el représentante ge­ nuine del fideismo-. Por ejemplo, en el conocimiento de las grandes verdades sobre Dios, sobre nuestro destine, sobre la moral. Al final del proximo capitule v-;remos que es précisa-monte aqui, en el tema de Dios y las p/uebas de su existencia, donde Balmes se manifiesta mâs clarameute antifideista. Remitlmos a e sa parte del trabajo para descalificar estas acusa-ciones infundadas. Aunque uno y otro, Dalmes y Jacobi, bablen de una facultad instintiva, las posturas son radicalmente distintas. Para Dalmes el sentido comûn estâ a la base de la razôn y vie^ ne en su ayuda, Para Jacobi él sentido fideista sup1anta to-talmente la facultad intelectiva. Este autor coloca a Dalmes en la linea de Vives(82) Pascal y Reid. "Balmes, al igual que Reid y Pascal, no niega la facultad intelectiva, luego no es antiintelectualista. Pe­ ro si admiten, ademâs, un conocimiento de orden no intelectual, y este es el instintivo ... Donde no llega el raciocinio de-mostrativo e irrecusable, alcanza la fuerza invonciblc del — instinto" (8 3 ). En otro momento del trabajo se barâ el estudio tallado de Thomas Reid y su filosofia y se barâ también la -comparaciôn con Dalmes. Por lo demâs, y aunque el catalan con céda una gran importanc ia al Instinto Intelectual como fuente de conocimiento, nos parece demasiado ponerlo en la misma li­ nea de aquel " el corazôn también tiene sus razones que la ra 208 zôn no comprende" de Pascal. Esto no quiere decir que Balmes no concede ningûn valor al mundo del '(sentimiento". Asi lo podemos comprobar en algunos de sus textos que transcribimos: "Lo dicho de la evidencia inmedia­ ta y mediata con respecte al valor objetivo de las ideas tiene lugar no solo en el orden pur amente inte^ lectual, sino también en el moral. A mâs de la vida del entendimiento hay la vida de la voluntad; aquél se anonada si carece de principios en que pueda estribar; ésta perece también como ser moral, ....,si no tiene ninguna régla cuya observancia o quebrantamiento constituya su perfecciôn o imperfecciôn. He aqui otra necesidad del asenso a ciertas verdades morales, y he --aqui por qué encontramos también esa irresistible y universal incl^ naciôn al asenso" (84). Balmes reconoce, claramente, el campo de la volun— tad y el valor del sentimiento. Explicar bien el fenômeno es explicarlo en la complejidad del hombre entero. Es como una ob sesiôn en toda su obra. Mâs claramente aiiade: "Y es de notar qu e , como en el or­ den moral no basta conocer, sino que es necesario obrar, y uno de los principios de acciôn es el sen­ timiento , las verdades morales no solo son conocidas, sino también sentidas ... y el corazôn las abr^ za con entusiasmo y amor" (8 5 ). Lo mismo se puede deducir de una de sus Cartas a un escéptico. Criticando la filosofia de Kant, Dalmes deja bien sentàdo tanto el valor del sentimiento como el de la razôn. "Enhorabuena que demos mucha importancia al sentimiento y a las inspiraciones de la conciencia, que conozcamos la debilidad de nuestro raciocinio y no exageremos sus alcances; pero conviens también guar darnos de destruirle, de no matar 209 la razon a fuerza de desconfiar de ella, extinguiendo esa antorcha — que nos ho dado el Creador y que es un hermoso destello de la divinidad" (86). La reflexiôn balmesiana no es una reflexiôn puramen te abstractiva, sino que valora la vida y el hombre en toda su complejidad y manifestaciones. Por eso cede también su parce- la al campo del "sentimiento" y la "acciôn", ya que ahl se dan canipos de verdad que escaparian a los criterios estrictamente racionales que hemos senalado hasta el momento. Es ésta otra de las intuiciones, la amplitud del va lor del sentimiento, que podemos apuntar en favor de la modernidad y actualidad del filôsofo de Vich. Hecha esta aclaraciôn en torno a la filosofia del sentimiento de Dalmes, volvemos al tema central que nos ocupaba en este momento, es decir, al tema de hasta qué punto es o no un autor fideista. Es, mas fuertemente do d o s autores francos, sin dud a , en e s te que G. PICARD, fr a n c é s , sentido quien (8 7 ). Por o t r o se h a n e n c a r g a d o de d e s t r u i r lo a c u s a -- lado, las ha h a b i - t esis del el P. MIGUEL FLORI y ANGEL BENITO Y DURAN. Puesto que también para nosotros son rechnzables -- Tas acusaciones de PICARD y no podemos compartir, como ya lo venimos viendo, la acusaciôn que se le hace a Dalmes de fideî^ ta, seguiremos las lineas de critica de los otros dos autores, ahadiendo algunas anotaciones. MIGUEL FLORI, S.l. presentô un trabajo, con motivo del centenario de la muerte de Dalmes, en el «pie escribe sobre el valor del "sentido comun" balmesiano y le salva, fundamen— talmente, do toda carga de fideismo. Recoge la si guiente afirmaciôn de PICARD : "Drevemente: (resume la aposiciôn de Dalmes) constntaciôn de una necesidad, mero acto de fe on la veracidad de nuestro espiritu. Garrigoy-Lagrange, ;,nos ofrece, por ventu ra, algo mejor que Dalmes" (88). No podemos estar de acuerdo, es ol comentario de -- 210 Flori, en que torla la Gnoseologia del filôsofo de Vich estribe en un mero acto de fe en la veracidad del esplritu y que se 1^ mite a constatar una necesidad puramente subjetiva. Echa mano del texte de Dalmes. "Sin embargo, no se créa que inten te abandonar el campo a los escépticos, o atrincherarme en la nece­ sidad, contento con senalar un he­ cho de nuestra naturaleza; la cue^ tiôn es susceptible de diferentes soluciones, qu e , si no alcanzan a llevarnos mâs lejos del non plus ultra de nuestro espiritu, dejan malparada la causa de los escépticos" (8 9 ). El ceder a una necesidad intima sin la que se ven-dria abajo todo el edificio del raciocinio, incluso la concien cia misma del "yo", pues no podriamos pasar del "me parece" al "asi es", no es colocarnos en una postura escéptica o fideista, como queda bien claro a lo largo de la exposiciôn de Dalmes. Cuando nosotros, por ejemplo, inferimos de la coexi^ tencia o sucesiôn la relaciôn entre los hechos, no se trata de un acto "instintivo ciego" (9 0 ), sino de la aplicaciôn de un principio que tenemos en el fondo de nuestra aima. No se trata, pues, de puro acto de fe, sino de raciocinio. En apoyo de nuestra tesis estaria también la gran - importancia queBalmes concede a la intuiciôn, a ese "ver del entendimiento" , que seria lo mâs contrario a una soluciôn fide^ ista. Intuiciôn que se extiende, por otro lado, tanto a lo ex­ terne como a lo interne, al mundo de las sensaciones y al del sentido intimo. "(iuieren un argumente donde sôlo cabe una visiôn; exigen grades don de no los hay. Cuando la razôn hu­ mana ha visto ciertas verdades no puede ir mâs allâ ni dudar de ellas Estâ sometida a una ley primitiva de su naturaleza, de la cual no -puede prescindir sin dejar de ser lo que es, l'or lo mismo que ve el objeto, estâ segura de él" (9I). Se ha de observar la i isistencia con que Dalmes re- 211 plte que la m i s m a Balmes nombre, n o c io n : l la m a v e r . Hemos de dai" po r i n t u i c i ô n , aunque si no q u e r e m o s r e n u n c i a r no le a todo sent ado es te importa hecho, demasiado t e s t i m o n i o de el ]a c o n — ciencia. E s t a v e r d a d de e j e r c i c i o do que la r a zô n , debamos rechazar M. q ue FLORI suscribimos comûn nos t o d a a c u s a c i ô n de nos dice que que "La t e o r i a conté a to d o aparece Balmes el f i l ô s o f o v i c e n s e sola atribuirse ma dosis fibra escéptica al t o m i s m o de contra — Balmes. - sentido fideismo t a n aie jade de] es u n afirmar "fuerte irracio^ e n todo al m e n o s su o r g a n i s m o " . tal sin n e c e s i d a d de como in huiusmodi ... Es u n a iudicia" "inocularle t r ab a j o . c la v e si con harta queremos p e n s a m i e n t o de B a l m e s y s a l v a r l e , lo c o n t r a r i o , sentido Dalm es , lo que p r e t e n d e d i s t i n t a de sponte - - sua p r o r u m - (93). hemos repetido Idea Cas^ la m â s mini^ S e n t i d o C o m û n n o es f a c u l t a d d i s t i n t a de i d e a que para a f i r m a r p ro u t El lo c o n c i b e el s e n t i d o c o m û n no es una f a c u l t a d la r a z ô n , s i no que es la m i s m a r a z ô n , El irracionalisc o n el P. intelectualista, irracionalismo r e i d i a n o " , contra Pues p it el hace estas palabras b a l m e s i a n a del con t o d a r a z ô n p o d e m o s c o m û n p u e d e , p o r lo ta nt o , nuestro fideista en su c o m e n t a r i o en p u g n a a b i e r t a "Se n o s Gilson. c o n el n e c e s a r i o ( 9 2 ). mo fideista, sin u n a ju n t o la " g i m n a s i a d e l d i s c u r s o " , totalmente: parece nnlista" novas la i n t u i c i ô n con de entender p ues no t od o a s o m b r o do la r a z ô n frecuencia en correctamente hay n i n g u n a r a z ô n escepticismo o - fide L s m o . Otro autor eu e s te tema que critica es B E N I T O Y D U RA N. ]a i n t e r p r e t a c i ô n de Hace su y as G IRON ELI, A c u a n d o dice: "<‘,Es é s t o d e c i r principio ha de c iôn se d a lo que c r i t i c a ? N a d a m â s fal so . critica s é r i a un a s e r t o cl el r e s u l t a d o de mo p u n t o , qu i z â que PICARD las p a l a b r a s de R .Dalmes desde ser el r e s u l t a d o de e l --- la i n v e s t i g a - El r e s u l t a d o de la i n v e s t i g a c i ô n s obre pero su e l a b o r a c i ô n lo m i s mo , s e r i a un a s e r t o p e r o t r a t a d o r a z o n a d a m o n t e ; lo que él sistemâtico; sobre se da al el m i ^ p r in- 212 cipio es asistemâtico, algo previo; no se da, pues, lo mismo - ..." Quiere esto decir que nada mâs lejos de la realidad que acusar a Dalmes de fideista o e scéptico. El partir de aigu nos datos, vamos a llamarle de "fuerza de la naturaleza", no quiere decir que no tenga ya nada que hacer la reflexiôn y la inteligencia, o que carezcan de valor para toda justificaciôn critica. Una cosa es, dice este autor, que a Balmes en algûn momento de su vida le hiciesen mella ciertas sombras de escep­ ticismo filosôfico -recordemos aquel grito suyo: "abajo la autoridad cientifica"-, y otra que se pueda afirmar lo mismo de su postura definitive de pensamiento. Escribe Durân: "Balmes al final renuncia a la posiciôn suicida del auténtico escéptico, no menos que a la ingenua del creyente puro y dogmâtico de signo tradicionalista" (94). "Porque Balmes estâ seguro de que la razôn tiene c^ pacidad natural para llegar a conocer algo sin la revelaciôn y algo mâs con esa misma razôn auxlliada por la revelaciôn. Es decir, que ni por escéptico ni por fideista la crisis criterion lôgica de Balmes le llevô al escepticismo absoluto" En estas dos t a c i ô n de e st e a u t o r , sentencias queda resumida s a l v a n d o al f i l ô s o f o (95)» la i n t e r p r e - c a t a l â n de t o d o a s ^ m o de f i d e i s m o o e s c e p t i c i s m o . Mucho mâs ambigua queda la postura de CARLOS RUIZ DEL CASTILLO interpretando este tema en Balmes. Por un lado, parece reconocerle su fe en la facultad cognoscitiva, en cuyo caso quedaria excluido de una interpretaciôn fideista. Estas son sus palabras: "^no indica esto (el instinto intelectual -- combinado con la conciencia) una robusta fe en la facultad co£ noscente y en la propia naturaleza humana? Se tiene fe en la constitueiôn mental y en el hombre mismo cuando se confia en el instrumenta de captaciôn de lo real ..."(9 6 ). Esta Sin embargo, es e st e c u a n d o es c ri b e , la v e r d a d autor de la i n t e r p r e t a c i ô n de e n o t ro m o m e n t o p a r e c e t a m b i é n a p r o p ô s i t o de D a l me s : Dal m es . - contradecirse - " M as si d e s c o n - 213 flamos a la vez de las sensaciones y del razonamiento en su -correspondencia con una realidad objetiva, nada sino de fe (el subrayado es nuestro) nos oiiecera el ultimo y csen- un acto - cial npoyo ..." (97). Esta segunda afirmacion colocarxa a Balmes on posic ion fideista, y , como ya hemos visto, es totalmente inadniisible . Tainbien FldîDEKICII CLASCAH salva a Balmes del fide 1js mo, aiinque no acaba do inter pretar bien el Instinto Intelectual balmesiano. "El sentit cornu, tal com l'entendîa Balmes, no era solament el contingut natural y nadiu '*e la conciencia, les -lleys primitives de nostre esperit, la H u m misteriosa o i]um^ nacio mxstica y ultra-racional de 1'escocianisme protestant, sino el sidement, les capes géologiques, de la inteI igencia Hu­ mana, formades per la H e y biologica de la intus-suscepcio, la raho feta y reposada, la tradicio intelectual organica, la ve- ritat incorporada en la ciencia de la vida, funcionant y circu lant com sava vivificadora y tebia de l'arbre secular de la v_i da racional Humana que tots Hem de viure" (90). No vamos a negar que tambiér. en este toma tiene BaJL mes a veces expresiones un tanto ambiguas; expresionos que, si no se miran en e 1 conjunto de su pensamiento, pueden favorcccr una interpretaciôn de signe escéptico. Asx nos dice, por ejemplo : "...y, poi consiguiente, rescrvândome fingir por algunos momentos esa duda para cuando el ocio y el humor lo consintieran, me quedé — con todas las convicciones y creen cias que antes, salvo las H a m a d a s filosoficas" (9 9T1 "Sin embaigo, la experiencia demue^ tra que el espîritu se Halla m u y bien en este estado, y que ciorto grado de escepticismo cientxfico Hace mas î acil y 1 levadera la fe religiosa’’ (lOO). " (,Uué m a s : Ni s i q u i e r a n e c e s i t a r a u s t e d estvidiarlos a f o n d e p a r a que^ d a r s e profundainente c o n v e n c i d o de 214 la impotencia del espiritu humano, abandonado a sus proplos recursos ..."(1 0 1 ). Afirmaciones de este estllo, y recogidas fuera de todo elcontexto general, nos llevarla a pensar en un Dalmes - escéptico, enmateria de Filosofia, o, sin mâs remedio, en un Balmes fideista. Sin embargo, ya estâmes viendo que no es ni lo une ni lo otro. Algunos aclaraciones conviene tener présen­ tes en este punto. 1) Que Balmes, ciertamente, afirma la supe- rioridad de la f e , de là Religion, por enc^ ma de todo; incluse como piedra de salvadôn para muchos problemas de la Filosofia. Pero ya se comprenderâ que esta lu z , si se nos permite corapararla al faro del puerto, no nos puede ahoirar el esfuerzo de remar ha^ él. 2) Que Balmes en ningûn memento puede prescindir de su "fibra de apologista de la Re­ ligion catôlica", y este a veces le conduce a expresiones fronterizas. 3) Que, en el fondo, esta profundamente con vencido de que estes dos mundos, fe y razôn, no se oponen, pues "séria una ofensa al Cre^ ador", si no se pueden y se doben de nrmon^ zar. 4) (}ue Balmes juzgo que el ûnico camino vâlido es el que confia en el poder de la ra­ zôn, correctamente e tendida, y no el esce£ ticismo ni el fideisino. Nos lo dice asi de claramente: "Por esta causa debe condenarse como insensate el sistema de un escepticismo universal hasta en las meterias puramente filosôficas, sin que por este sea mene s- 215 ter abrnzar ciegamente las opiniojios de es­ ta o aquella escuela" (102). Estas palabras refiejan bien el pensamiento de mie^ tro filosofo, y conforme a ellas se han de interpretar los --otros textos. También FIDEl, CASADO, que hemos citado en otro mo — mento, nos habla de "conocimiento instintivo y ciego" de Bal-mes. Se apoya en el famoso ojemplo que pone Haïmes: "si se in­ dien un hombre un blanco de una llnea de diametro, y luego se le vendan los ojos, y, después de haberle hecho dar muchas vud tas a la aventura, se le pone un arco en la mano para que dis­ pare y se asegura que la flécha ira a clavarse precisamente en el pequenisimo blanco, dira que esto es imposible, y nadie se­ ra capaz de persuadirle tamaho disparate ...". Tal convicciôn, nos dice Balmes, no tiene otro apoyo que el "Instinto Intelec­ tual", pues aqui no sirve ni el testimoiiio de la conciencia ni el de la evidencia. Este ejemplo ciertamente, y como ya hemos insinuado en otro momento, restringe bastante el valor del Instinto Inte^ lectual y parece colocarlo del lado de lo puramente instintivo y ciego. Sin embargo, y aun en este caso, no hay ninguna antirracionalidad. Habria que volver a repetir, con Balmes en la mano, que se trata de una "certeza conforme a la razon", y no de una "certeza contra la razôn" (103). A posteriori podemos - afirmar que es la r e spuesta mas raciona1. Balmes no cede, pues, a una uostura escéptica, que podiamos définir como la doctrine segun la cual no hay ningûn saber firme, ni puede encontrnrse nunca ninguna opinion absolu tamcnte segura, sino (|ue demuestra la posibi 1 idad del conoci — miento y del conocimiento cierto; pero esto lo liace do a un fidexsmo de tipo mas o nienos religioso, no cedien sino desenvo^ vie Tldo las posibilidadcs racionales, en su var iedad de criter j o s , que el hombre tiene. En esta Ixnea interpréta tai..bien el instinto intelec^ tuai liAMüN M. ROSES cuyas palabras recogemos en este momento : "Interpretaciôn instintiva (de Balmes). También constituye un 216 desenfoque del pensamiento balmesiano confundir, con Cueva y sus continuadores, la descripcion del sentido comun y del in^ tinto intelectual con un instintivismo arracional de factura reidiana. Nada mas falso .... Todos los casos de sentido comun obedecen a una percepcion especial y cuasi intuitiva (el sub­ rayado es nuestro) de una motivac. on logica.Mas aun: el sentjL do comun para ser legitimo guxa en el campo del conocimiento debe poder resistir el examen de la razon, lo cual supone, — evidentemente, que sus afirmaciones no son el resultado ciego de impulsos arracionales..." (104). "Se trata de un instinto cognoscitivo..., de un in^ tinto que actua su dinamismo solo ante la presencia inteligible de un objeto" (105). El conjunto de esta interpretaciôn, e specialmente las palabras que hemos subrayado, nos parece la interpretation corrects de Balmes, y nos hace comprender el por que no se — trata de ningûn tipo de instintivismo ni, por supuesto, de fi^ delsmo. Hay, en el fondo, suficiente motivaciôn lôgica, llame^ se percepciôn e special y cuasi intuitiva, para que tenga que ser asi. Diriamos que en el llamado sentido comûn, en su ac — tualizaciôn, pesa algûn tipo de cuasi evidencia, independien- temente de la facultad, que le lleva a actualizar su dinamis­ mo . En este sentido volvemos a leer unas palabras bien significativas en este autor. Escribe lo siguiente: "Para Bal^ mes el sentido comûn es el basamento psicolôgico natural de nuestras certezas; pero este basamento vale, no por ser natu­ ral, sino por estar en trasparente continuidad con lo real" (106). Tenemos que citar también a BASILIUS A. R U B I , pues, en contra de la opiniôn del historiador del historiador Ceferino Gonzalez, salva a Balmes de la acusaciôn de escéptico o fideista. Estas son las palabras de Ceferino en su Historia de la Filosofia de 1886: "Para ser justos debcmos advertir -que, en nuestra opiniôn, la doctrina filosôfica de Balmes en- 117 trnnn un grave defecto, y es su tendencia al oscepticismo objetivo y al fideisino de Jacobi.Para quien quiera (|ue refloxio ne sobre el papel que , segun el f ilosof o de Vich, desempefio el sentido comûn, y sobre todo la influencia que ejerce el in^ tinto intelectual, no ya solo con resp-’cto a los criterios de evidencia mediata, de los sentidos ext^rnos, de la autoridad, sino hasta en el de evidencia inmediat.i, no cabe poner en du­ da que la teoria criteriolôgica de Balmes conduce a la siginen te tesis: Solo peseetnos certeza racional y segura de los feno menos subjetivos; la que poseemos en orden a la realidad obje^ tiva de las cosas distintas del yo, es una certeza que se ap^ ya en una necesidad intima, en una inclinacion instintiva la naturaleza. Y no hay para que llamar de la atenciôn sobre la afinidad y estrechas relaciones que existen entre esta tesis y el escepticismo objetivo y mas aûn con el fideismo de Jaco­ bi y con el sentimentalisme de la escuela escocesa..."(10 7). Las acusaciones a Balmes de autor escéptico, fide^ ta, al estilo de Jacobi el principal représentante, y segui-dor de la escuela escocesa, no pueden ser mas directas y claras . Sin embargo, de las très acusaciones se libra Balmes en una justa valornciôn de sus pensamientos. De las dos primeras, lo haremos siguiendo a Rubi; de la tercera, en un capitule -aparté del trabajo. Escribe RUBI comentando a Balmes: "Attamen dantur aliae veritates de quibus certitude sine forniidine errandi ha betur, non ex perspicuitate enuntiabilIs, sed ex testimonio auctoritas, ex legibus physicis et inoralibus, vel simplicitcr ex inmediata perspicuitate primorum pi ine i p i or u m . lluiusdimodi certitude non habetur nec ex testimonio conscientiae, nec ex reflcxione rationis circa aliqua naturali inclinatione seu in te]J ectuali instinctu naturae rational! omnino conforme. Quae tamcn veritates semper aliquam necessitatem vitae sensitivae, into 1lectualis vel moralis suppoimnt" (lOO). En contraposicion con los animales el instinto — aqni no es ciego, pues no lo puede ser cuando "las inclinacio^ 218 nés naturales estan subordlnadas en su ejercicio a la libertad y a la razôn" (1 09). Insiste, siguiendo textualmente el pensamiento de Balmes, en que al consignar la exigencia de esta certeza no blamos de un hecho ciego, pues no queremos extinguir la luz en su mismo origen. Luego concluye abiertamente: "Quibus rite per pensis, evidenter patet esse aberrationem quanda m , nisi forsan gravera calumniam, affirmare sensum communem Balmesii et eius instinctum intellectualem quandam affinitatem habere, intimasque relationes cum scepticisme obiectivo, vel potius cum fide­ ismo Jacobi et cum sentimentalismo scholae scotiae" (110). La postura balmesiana no tiene nada que ver, por — tanto, con el escepticismo ni con el fideismo de Jacobi; tampo co con el sentimentalisme de la escuela escocesa. Reconoce la ambigüedad de la palabra, cosa que ya hace el mismo Balmes en sus obras, pero salva la correcta in— terpretaciôn del hecho como tal. Vuelve a insistir on el mismo pensamiento con estas palabras: "De sue instinctu intellectuali loquendo, nec sceptjL cismo obiectivo favet, nec minus fideismo, sed ut pote praecur sor insignis restaurationis thomisthicae, per suum sensum com­ munem audacter petram angularem ponit hodierni realismi"(111). Al final de esta exposiciôn, tanto de los mismos — textos de Balmes como de los autores que le han entondido con mas verdad, nadie podrâ ya volver acusando al filôsofo de Vich d e "fideista" o "escéptico" . Dos posturas filosôficas radical— mente contrarias a su mas genuino pensamiento. Nada tiene que ver su "instinto intelectual", esa ultima fuerza dinâmica de la razôn que se actualiza en condicin nés bien determinadas, con un coder a algo "ciego" o misterioso; con un coder a un fideismo mas alla de toda fuerza racio-nal; o, con un coder a la fuerza de una imposiciôn escéptica. Balmes, colocado en un intente de mediaciôn entre el idéalisme y el sensualismo, quiere concéder al sujeto, a la razôn, todo lo que esta en su campo; pero, también quiere con­ céder al objeto todo lo que le pertenece. 219 En ese intento filosofico os dondo hemos de colocar la vision correcta del instinto intelectual, sedimento de la razôn que hace posible su dinamismo. Anadimos una aclaraciôn. Si hemos tratado en conjun to el tema del fideismo y del escepticismo ha sido porque, aun siendo dos realidades filosôficas distintas y distantes,ha vje nido a resultar que también aqui "los extremes se tocan". De hecho, desde un escepticismo no es dificil saltar a un fideis­ mo; desde un fideismo, también es fâcil enlazar con fibras ra^ cionalmente escépticas. Por tanto, esa aparente paradeja se resuelve, en el campo de los hechos, de forma bastante lôgica. BALMES. ;.SEGUIPOR DE LA ESCUELA ESCOCESA DEL SENTI­ DO COMUN? Con esta pregunta nos enfrentamos con la acusaciôn e interpretaciôn mas fuerte y nias comun que ha recibido la fi­ losofia de Haïmes, concretamente su teoria del instinto inteJec tuai. Antes de seguir tenemos que hacer una anotaciôn. E^ te tema, la rclaciôn entre la filosofia escocesa y Balmes, va a ser ampliamente tratado en el capitule siguiente de este tra ba.jo. Sobre todo, se va hacer alli una exposiciôn pormenorizada de la llamada "Filosofia del Sentido Comun", y después se tratarâ de comparer hasta qué punto es o no os Balmes un conti^ nuador de taies ideas filosôficas. E s a segunda parte que e s ,por otro lado, la que mas nos interes.-, no se puede hacer sin haber detallado antes las lineas princ ipales de esa Filosofia e scoce s a . En este momento no queremos sino hacer una tarea de constataciôn de hechos. Ilechos que suiionen esta triple verdad; por un lado, la afirmacion repetida de la relaciôn real de Bal mes con la escuela escocesa; en segundo término, la comproba-- 220 cion de una serie de autores que afirman taxativamente que la filosofia del "instinto intelectual" balmesiano no es sino la repeticion y copia del "sentido comun" de los escoceses; por fin, el reconocimiento de otro grupo de autores q u e , sin ne­ gar alguna relaciôn o concomitancia de temas e influencias C£ munes, no puede admitir que la filosofia del "instinto intetec tual" balmesiano sea la Filosofia del sentido comun de la es­ cuela escocesa. La primera de nuestras af irmaciones es de fâcil -comprobaciôn. De hecho, no hemos encontrado autor, manual o diccionario que hayan podido eludir este tema. Buscar el nom­ bre de Balmes es encontrarnos, râpidamente, con una palabra de relaciôn con la Filosofia de la escuela escocesa. Para unos, esta relaciôn signifies mera coincidencia parcial; para otros, es una relaciôn mucho mas profunda. Exponemos asi la doble linea de pensamiento y autores que en este tema podemos encontrar. Por ejemplo, FERRATER M O R A , se expresa de esta manera: "Mayor afinidad, en cambio, manifesto, sin apartarse — del cauce tradicional, con Reid y la escuela escocesa, asi co^ mo con algunas manif estaciones dël e spiritual ismo francés coe^ tâneo" (1 1 2 ). Esta afinidad queda reducida para otros a meras — coincidencias parciales, sobre todo, por haber bebido ambas f ilosofias de una fuente comûn: la filosofia del P. Uuffier. "Com que també la filosofia escocesa de] sentit c^ mû (Thomas Reid i Wiliam Hamilton) s'entronca amb Buffier d'a ci les coincidences parcials de la filosofia balmesiana amb la de Marti d'Eixalâ i de Llorons i Barba, influits directe-ment per Hamilton" (113)> En este momento sôlo nos interesa fijarnos en la afirmaciôn de las "coincidencias parciales" que guarda, segûn esta cita, la filosofia balmesiana con la filosofia del sentj. do comûn de los escoceses, y esto por haber sido fuente primée ra de inspiraciôn el pensamiento del francés Buffier. Para otros autores la influencia de la escuela es- 221 cocesa es mucho mas clnra y definitiva. Asx podemos leer :"En cuaiito a los f ilosof os modernos, es visible la inf luencia car tesiana en el subrayado constante entre el pensamiento y la extension, con sus respectivos criterios de conciencia o de evidencia, y de la escuela escocesa de Tomâs Reid, con la e x ^ tac ion del "sentido comûn" sobre la e speculac ion filosôfica" (ll4) . Hemos de notar que esta "exaltaciôn del sentido c^ mûn sobre la especuJ acion filosôfica" no es sino a nivel psi­ colôgico, en cuanto que actûa de hecho antes de toda justificacion crxtica; pero no signifies que sea algo al margen o -contrario a esa misma justificaciôn crxtica, cosa que en la escuela escocesa sx se puede afirmar. Luego por este capitule no es tan visible, como quiere este autor, la influencia de la escuela escocesa. En este sentido, se han de interpretar correctamen te las afirmaciones de M. FLORI cuando nos dice que, dentro del panorama filosôfico con que se tuvo que enfrentar J aime Haïmes, sôlo le merecxa confianza una escuela, os docir, la - escuela escocesa. ^En qué sentido hemos de interpretar esta afirmaciôn? Mas que como una escuela cuyos derroteros y linea de pensamiento sign Dalmes, lo hemos de entendcr como una escuela cuyos plan teamientos iniciales, y cuyo intento filosôfico, si le pare- cieron totalmente vâlidos a nuestro filôsofo. En esto, ciert^ monte, coinciden. Dado que el pensamiento filosôfico habla caxdo en un doble derrotcro, idealismo exagerado por un lado y empiri^ mo por otro, y ambos igualmente inadmisihles, Haïmes al igual que los filôsofos de la corriente escocesa intentan salvnr de este ahismo a la filosofia tratando de buscar un punto medio de snluciôn verdadera. No es otra la iniluencia que este autor atribuye a Haïmes con relaciôn a la escuela escocesa: "En medio de cua-dro tan de solador hallaha tan sôlo una escuela (Haïmes), la escocesa, que gozase de algun prestigio y que con su teoria - 222 del sensus communis reaccionase enérgicamente frente al fenomei nalismo radical de Hume y al solisipmo al que conducla el cri­ teria cartesiano. Balmes, sin compartir el optimisme de los e^ coceses, se constituye no obstante en campeon del sentido co-mun, convirtiendole en luminoso instinto intelectual" (115). Otros han visto coincidencia total entre el sentido comun de los escoceses y el instinto intelectual de Balmes. te es el caso, por ejemplo, de MARCIAL SOLANA^ Al preguntarse si el fundamento ultimo de la legit^ raidad de la evidencia es una fuerza o instinto natural que nos haga asentir ciegamente a lo evidente, responde: "Asi es para Balmes, influenciado en esto por T, Reid (1710-179^)» en la — principal de sus obras. An inquiry into the human mind on the principles of common sense, y la escuela escocesa" (ll6). Hemos subrayado dos palabras significativas. Confor me a ellas, "el sentir ciegamente", estructura todo el articu­ le SOLANA. Esto, como vemos, invalida desde la raiz toda su ar gumentacion y resultados. ^Se puede admitir en Balmes ese plan teainiento del asentimiento ciego? Ciertamente que no. Pero veamos como sigue argumentando SOLANA, partien do siempre de esa raiz falsa. Para él, y en esto hace suya la teoria de Comellas, es imposible admitir que la legitimidad de nuestro asenso a lo evidente tenga por fundamento esa "fuerza o instinto interno, ciego e irresistible que Balmes y la escue^ la escocesa denominan sentido comun" (117). Puesto asi el planteamiento podemos responderle que también para Balmes e so es imposible. Una fuerza ciega por si mismo no fundamenta ningûn género de evidencia. Pero os que - en Balmes ni es ciega, pues es el fundamento y base de la razôn ni es por si misma, pues requiere del contenido objetivo de lo evidente. Si prescindimos de estas dos premisas, esenciales en el pensamiento de Balmes, entonces si que tendriamos que liablar de esa "imposibilidad" de que nos habla Marcial Solana. Pues lo que de suyo, y en toda su esencia y alcance, es oscuro y -ciego, ^quién se atrevern a decir que fuera origen y causa de 223 la claridad y de la luz?, Como este autor interpréta asi el sentido comûn de Balmes puede hacer afirmncione s como estas : "El sentido comûn, segûn Balmes y la escuela escocesa, es un itiipu] so ciego, Luego el sentido comûn que admiten Balmes y la escuela escocesa no puede producir la claridad propia del co­ nocimiento evidente"(1 1 8 ). sôlo en esta comprensiôn, totalmente errônea, del sentido comûn balmesiano se puede hacer una identificaciôn -cou el sentido comûn de la filosofia escocesa, tal como lo ha^ ce Solana. Puesto que el entendimiento humano es facultad que naturalmente tiende en sus conocimientos a la claridad es con trario a su condiciôn natural fundar 3a claridad del asenso a lo evidente en un impulse ciego. Asi sigue razonando este au­ tor con relaciôn a Balmes y la Filosofia escocesa del sentido comûn. Razonamiento que lleva siempre en el fondo el mismo v_i cio radical. Trascribimos otro de sus textos donde, claramente, identifica el sentido comûn balmesiano con cl de la escuela escocesa, y donde, también, los rechaza por las mismas razo-n e s : "O consta razonablemente que esa fuerza cicga y oscura que Balmes y la escuela escocesa llaman sentido comûn es criterio de verdad, o no consta razonablemente. Si lo primero, eI sentido comûn de Balmes y la escuela escocesa ya no es al­ go ciego y oscuro; porque las razones que justifiquen el que se le admita como cri terio de verdad hacou claro y patente lo admit ido en virtud de la mociôn, del impulso, del sentido co­ mûn . Si lo segundo, es absurdo tomar por criterio de verdad a lo .que no hay razones bastante s para tenerlo por tal. Luego lo que Balmes y la escuela escocesa denominan sentido comûn 110 puede ser el fundamento del asenso del en tend imiento huma­ no a la verdad de lo évidente" (1 1 9 ). Si el autor hubiera mirada un poco detalladainente toda el pensamiento de Balmes toTidrla que haber concluido que si consta razonablemente que el "instinto intelectual" sea -critorio de verdad. La certeza primitiva no es ciega; por el contrario, nos dice Balmes, o nace de la claridad de la visiôn 224 Intelectual« o de un instinto conforme a la razôn, no en con­ tra. En esta certeza, la visiôn es por luz directe. No se tra­ ta, pues, de algo puramente subjetivo y ciego; hay también vi­ siôn. Se trata de no extinguir la luz allx donde ella brilla con mâs pureza. Luego si consta razonablemente, aunque Solana no lo quiera ver, que el instinto intelectual balmesiano sea crite-rio de verdad. Como c on se eue ne i a , también consta que no se pue^ de hacer coincidir, como él lo hace, con el "sentido comun" de la Escuela Escocesa. La ultima verdad de toda esta interpretaciôn es que viene a acusar a Balmes de escepticismo. Esto es muy lôgico. Si se priva a la certeza, en concrete aqui a la certeza del -sentido comûn, de su fundamento objetivo, dejamos la puerta — abierta al escepticismo. Pero en Balmes ya hemos visto que no se le puede privar de ese fundamento. En este mismo sentido, de seguidor de la escuela e.s cocesa, le acusa COMELLAS Y CUESTA, siguiendo la corriente de autores qu e , por sistema, le han interpretado y juzgado de es­ ta forma. Sus palabras son claras y nitidas: "Echanse de ver - en los escritos filosôficos de Balmes la influencia de Descar­ tes y la de la escuela escocesa. A la primera es debida su ten dencia subjetiva que se observa muehas veces. A 3a segunda de­ be atribuirse su doctrina sobre el Impulso natural irresistible, como criterio de verdad ..." "Nuestro gran pensador Balmes, sobre quien ha ejercido notable influencia la escuela escocesa, admite también el criterio del sentido comûn, y lo explica en el mismo sentido de inclinaciôn déterminante" (1 2 0 ). En los textos trascritos queda suf ic lentement e expljL cada la interpretaciôn de este autor con relaciôn a la influer» cia que Balmes tuvo de la escuela escocesa. También UNAMUNO le acusa de una manera parecida, ha ciéndole un mero lieredero del "sentido comûn" escocés. En al-gûn momento llega a llamarle "escocés de quinta mano" con un aire de mofa imperdonable, pues Unamuno es uno de los casos -- 223 claros que le juzga ateniéndose ûnicameute a la letra, a la materia]idad de la formula, y no pénétra en el espiritu, en el contenido profundo de su pensamiento. Llega incluso en a 1gnn momento a entender el "sentido coriûn" como "consentimien­ to comûn". Esto significa la mayor descalificacion de Unamuno de cara a dar un juicio de valor a su interpretaciôn de la losofia de Jaime Dalmes" (121). Lo mismo le acusa SERRANO SUfÎER cuando escribe: -- "Hay en la Filosofia Fundamental, sin duda, mucho de autores extranjeros, pero se perciben claras resonancias de (iômoz Pe­ reira... y de Fox M. al inspirarse en los parientes analisis de la escuela escocesa y al mirar con simpatla las concepciones armônicas de Leibniz" (122). Merece citar se también el ♦•jemplo e interpretaciôn de RAMON RO(^UER. Al hacer un estudio del tema de 1 sentido co­ mûn en Dalmes distingue como un doble momento; la comprensiôn de este tema en su obra El Criterio y en su Filosofia Funda-mental. Parte del hecho de que segûn Dalmes la Filosofia de la escuela escocesa arranca del jesuîta P. Buffier, segûn nos dice en su Historia de la Filosofia: "En esta doctrina, que su autor (Buffier) desenvuelve con suma precisiôn y lucidoz, se halla el fondo de la filosofia escocesa, contenida en las obras de Reid" (123). Como por otro lado, enlaza el pensamiento de Bal-ines, sobre todo en el tema del sentido comûn, con el del P. Buffier, concluye en una coincidencia termine]ôgica y concep­ tual entre Balmes y la escuela escocesa. Al estudiar el tema en El Criterio examina fnnda-- montalmente la llamada imposibilidad de sentido comûn,para — c oTicl u i r : "I,a pregunta es de p o s s i b i ] i ; ]a respuesta es de ex pectativa de probabili eventu. La respuesta correcta hubiera sido: si, es posible; pero improbable, con el coeficiente tal de probabilidad" (124). "Como no todos podemos ca]:u]ar hasta el grado do­ se ado de aproximaciôn la probabilidad matematica, y siendo -- 226 conceblble una rospuesta-expectatlvn igual en todo hombre de "sano juicio", concluye Balmes que tal respuesta se debe a - una manera de instinto, que résulta ser la definicion del -sentido comun de los escoceses" (125). Ciertamente, si no tuviésemos otros textos para comprender en toda su verdad el sentido comun balmesiano, y como ya hemos senalado en este trabajo, habrxamos de concluir en una gran semejanza con la escuela escocesa; habrxamos quedarnos en ese "instinto" de dil'erente y contrapuesto a la - razôn, origen de un cumule de verdades y principles que lia-' mamos de sentido comûn. Pero, como el mismo autor reconoce, el pensamien to de Balmes hay que verlo en "su madurez o correcciôn" (126) Rn esa madurez entrâmes en contacte con su principal obra, la Filosofia Fundamental. Esta claro que también en esta obra encontrarnos una coincidencia terminolôgica, emplea la misma expresiôn. Una expresiôn que los autores no han matizado demasiado, aun que SX han utilizado con profusiôn. En el examen que Balmes hace de este doble término viene a coincidir, segûn ROQUER,con los filôsofos ûe la escuela escocesa: "En esta disecciôn del vocable, Halnn^s sigue a los majores intérpretes de la — doctrina escocesa: Jouffroy y Hamilton" (12?). Hace luego este autor una minuciosa comparaciôn entre la définie iôn de "sentido comûn" de Uuffier y la de — Balmes, y concluye en un paralelismo total. Ve una razôn de mâs para colocar a Haïmes, sin ningûn tipo de matizaciones,en la corriente do la filosofia del sentido comûn de la esciK la escocesa. Cuando hagamos la exposiciôn de la Ixneas fund^ mentales del P. Buffier emitiremos nuestro juicio de valor. ()uiere ver, por otro lado, cômo en Balmes la ra^ zôn natural, o me j o r , la razôn en su uso natural, es contrapuesta a la razôn en su uso reflexivo. Ya sabemos q u e , mâs que de contraposicion, habrxamos de hablar de un doble momen to, pre-reflexivo y reflexivo, de la misma razôn. Esto nos hace ver que la afirmaciôn de Roquer no es acertada: "La apU 227 caciôn Instintiva del principio de causalidad, en Dalmes, equ^ vale al uso natural de la razôn, contrapuesta al uso reflexivo de la misma; a una lôgica natural frente a la lôgica cientxfica" (1 2 8 ). lîn esta misma Ixnea de interpretaciôn nos presen ta la conciencia y el razonamiento, dos de los criterios de — verdad en Balmes, como algo al margen del sentido comun. Tarn— bien aqux habrxa que hablar mejor de m a d,i ferenciaciôn inte-- gradora. Nos parece mejor la conclusiôn a la que llega e^ te autor, aunque con ella no se acerca mucho Balmes al sentido comun de los escoceses, y esto no lo ha notado suficientemente ROQUER; "El sentido comun como la "veritatis accept io qui inest sibi per quemdain habitum naturalem, qui dJcitur inte 1lectus — principiorum": habite natural, inteligencia de los principios que no difiere en el orden de las potencias de la razôn, como cl sensus communis de los propios en el orden sensible, sino (jue la razôn incluye aquella f une iôn como un fondo coiistitutiv o , con su propio apetito, inclinaciôn o tendencia. A esta se rcfiere Balmes en su famosa dofiniciôn del sentido comûn"(129) Hablar del "sentido comun" como "f une iôn de la razôn" , como "fondo constitutivo de la mism a " , no parece que sea lo mismo que hablar de un conjunto de primeros principios o verdades no solamonte indemostrables sino con radical impos^ b ilidad de probar. Finalmente, dentro de esta corriente de pensadores que colocan a Balmes como herodei o de 1.» escuela escocesa, podemos citar el caso de GRABMAN, aunqne lo hace con mnclia mâs inodcraciôn: "Dalmes milita on el campo de la filosofia tomista, pero esta al mismo tiempo influenciado por Leibniz y por la es­ cuela escocesa, y en sus obras filosôficas ha enfrentado la E^ colastica con el pensamiento modcrno con gran independencia de criterio" (I 3 0 ). Nos toca senalar aliora la segunda corriente de in terpretaciôn de Balme s ; es decir, aque11 os autores que no es­ tan do acuerdo en admitir tanta infli-encia de la escuela esco- 228 cesa on Balmes, sino que ven en el filôsofo catalan una gran independencia y originalidad. En Ixneas générales diremos que sx ven coinciden cia y acuerdo en el intento filosôfico: la pretensiôn de salvar a la filosofia tanto de los excesos del idéalisme como — del empirismo; también ver coincidencia terminolôgica. Pero poco mâs; en el fondo, podemos concluir con ellos que son dos pensamientos diferentes. Aqui tenemos que senalar, por ejemplo, a PELEGRI Y TURNE. Explicando la "necesidad" con que asentimos segun — Balmes, él escribe lo siguiente: "Tenint en compte que Balmes es innatista, en quan a reconeixer certes lleys que son a pri^ ori (X) condicions del entendre, y que la aplicaciô de aquestes precedeix a la instrucciô, se fa espontanéament y corn per nécessitât racional -lo quai no te res de kantista ni de esc^ cista, ben explicat- crech que '1 fons es ben acceptable, enca re que poch escolâstich. Pero atesa la manera de dir ;,qui no creurâ proclamada por Balmes, la incôgnita de Ka n t , al veure que applica l'ordre ideal al real a priori? Y iqul no'l creu­ râ ben escocista al véureli alegar la lley de la nécessitât? (131) . Este comentarista distingue, bien oportunamente, entre el modo de decir, la forma, y lo dicho, es decir el con tenido. El primero, ciertamente, que traiciona a Balmes. Pero nosotros no podemos quodarnos en la forma, sino que hemos de ir a lo significado, al contenido mismo. Y en este caso la -acusaciôn de seguidor del escocesismo ya no se puede afirmar. Es necesario admitir esta necesidad de la objet^ vaciôn de la idea si queremos sa 1var la misma identidad de -nuestro y o , de nuestra conciencia, sin lo cual todo se vendrla abajo. Asx lo expresa Balmes: (X) Se viô en qué sentido Balmes es "innatista" al comcntar el c. 30 del L. 4 de su Filosofxn Fundamental. 2 29 "Es dific.il tambion de comprender cômo séria posible nin.irun acto de la conciencia del y o , ann de pre­ sents (se entiende si no admiti-mos esa ley). Ya hemos visto cômo desaparece el yo en rompiéndose la serie de los recuerdos; pero hay, ademâs, que, sin verdad obje^ tiva, no s posible concebir el yo ni aun por un momento... Y, no habiendo verdad objetiva, no se concibe que ningûn objeto pueda tener ningûn val o r . De esto se infiere que los que -atacan la objetividad atacan una ley fundamental de nuestro espir^ tu, destruyen el pensamiento y arruinan hasta la conciencia, ha^ ta todo lo subjetivo, que les ser via de basa" (1 3 2 ). Esto hace exclamar a P e le.gri q u e , por nin.gûn con cepto, podemos decir que Dalmes entiende la "necesidad" como lo hace la escuela escocesa, pues la sépara del dominio de la razôn. Dalmes hace todo lo contrario. Su palabra no puede ser ma.s Clara y précisa: "De lo que résulta que no pot esser de cap manera que Balmes -en lo fons- en tenga jamay la nécessitât coin l'entendian a l'escola escocesa: puix, aque sta dec larava al s problèmes fonamentals fora del domini del diseurs, y Bal­ mes sempre subjecta a la critica y posa en evidencia lo que abans ha dit quees admés per noce s itat natural"(1 3 3 )• "Y pera que s'entenga niés cl ara aqucsta concepciô original de Balmes -que tan hermosa 3 S pci Ions, y tant compro motedora per la forma- fixemnos ah lo que dira ara del sentit ronni" (1 3 Û). liste paréntesis es un hueri resumen do lo que se puede y debe decir del filôsofo catalan; se trata de una concepciôn r ica y ori.ginal en el fondo, pero con una formulae iôn comprometida . En e 1 fondo, no ha y ninguna realidad de conoci­ miento que, segûn Balmes, pueda escapar al dominio de la re-flexi ô n ; incluso osas realidados que caen bajo el campo de la necesidad del sentido comûn, de la necesidad pre-ref 1 exiva. - 230 Esto, como veremos en su momento, no es asx en el mundo de la escuela escocesa. Dalmes no establece ningûn divorcio entre el -sentido comûn y la Inteligencia, ni proclama, como lo hace la escuela escocesa, ningûn antagonisme entre la naturaleza y la razôn. Por el contrario, hay que resenar una vez mâs la feliz armonîa y combinaciôn en que funcionan los distintos criterios y sus correspondientes verdades. Recordemos un breve texto de Balmes: "El sentido xntimo, o la concien cia, sirve de base a los demâs, como un hecho indispensable; pe ­ ro él mismo se destruye si se -niegan los otros" (1 3 5 ). Por todo ello, Pelegrl comenta que mejor es ha­ blar de dos campos de verdad del entendimiento en diferente modalidad de adquisiciôn: "Jo repeteixo que del pensament de Balmes no'n dupto gens. Si ell no dona expressament lo nom de evidencia o visiô natural als dos ordres de percepciô citats, no es perque els crega cegos y fatals, sino porque la eviden­ cia la restringia (corn s 'ha vist) al ordre ideal analltich" (1 3 6 ). Esta es también la orientaciôn en la que se ex— presa R. GIRONELLA en un estudio sobre la Filosofxa del Sent 1^ do Comûn. Después de demostrar que el catalan Llorens y Barba es un eslabôn clarxsimo de esta Filosofxa, un continuador del pensamiento de Reid y Hamilton, concluye que la Filosofxa de Balmes es otra cosa, aunque utilice una terminologla y unos elementos f ilosôf icos ambientales que coincidan con la Filos^ fia escocesa. Esta es su opiniôn: "Cuando uno pasa horas le- yendo las paginas de la Filosofxa escocesa y de repente re-- flexiona sobre lo que nos dice el primer libro de la Filoso— fia Fundamental de Balmes, investigando su sentido a través de lo que nos dice en otros textos paralelos (como los de la Filosofxa Fundamental) se expérimenta una honda impresiôn: es algo totalmente diverse (este subrayado es nuestro). Sin duda tomarâ Dalmes la terminologla y también elementos de los fiJô 231 sofos (le su tiempo; pero los e s t r u c t u r d e utia manera enteramente original, que hace que con justicia no pueda encuadrârsolo dentro de la Filosofia escocesa, ri no ser que se enten— diese este nombre de una manera equlvoca, como équivalente a toda F ilosofla que invoque el Sentido Comûn, en c u a l q u i e r -acepcion y de cualquier modo, lo cual séria induc ir a error o contentarse con una mera étiqueta extrlnseca" (1 3 7 )» Suscribimos esta opiniôn. Si por Filosofia del Sentido Comûn se entiende toda corriente que invoque el nom-bre , entonces si, hemos de decir f)ue es lo mismo; incluso mâs, habrlamos de afirmar que el campo de identidad abarca a muchos mâs filôsofos y desde tiempos bien remotos; aliora bien, si — nos atenemos al fondo, a lo expresado bajo esta denominaciôn, "Sentido Comûn", por la Filosofia escocesa y por Balmes, en— tonces la identidad de saparece. Si lo que Balmes intenta es hacer una Meta-Critica, segûn nos dice este autor, es decir, buscar los elemen­ tos o fuentes que originan una Filosofia coherente, los "a -priori materiales", a esa Meta-Crltica le es esencial el "in^ tinto intelectual", como le es esencial el acto de conciencia o la aplicaciôn del orden de la evidencia. l'.sto no lo podriamos afirmar de los llamados principios o verdades del Sentido Comûn. Termina este autor su estudio preguntândose si, por fin, es Balmes por su doctrina del Sentido sofo del Sentido Comûn al modo de la escuela escocesa. La re^ Comûn un filô­ pue sta es que si se entiende por esta l'ilosofla todo el con— junto de filôsofos que a fines de] siglo XVIII tad de] XIX tenlan una problemâtica seme jante, y primera mi-en coiicreto la oposic iôn al escepticismo de Hume y 1o.s sensuali stas, y tam-bién al relativisme de Kant y sus segnidores, entonces si po­ ilemo s apellidar a Balmes como tal filôsofo del Sentido Comûn. Pero cabe otra posibi] idad: "Si por e 1 coiitra-rio se entiende por filôsofo del Sentido Comûn el que intente resolver el problema crltico fundamental, (pie se enlaza con el metaflsico, para ello apclando merameiitc a "presuncioues" , 232 a "creenclas", a "necesidad vital", etc, entonces no creo que sin injusticia o sin gran superficialidad pueda atribuirse e^ ta denominacion a Balmes, pues en mi opinion la supera total­ mente" ( 1 3 8 ). Es interesante el juicio que ofrece en esta m a ­ teria F. KLIMKE en su Historia de la Filosofia» Al juzgar el papel e importancia de la escuela escocesa habla de los débi­ les fundamentos en que se apoya. Pero, ademâs, al recoger las influencias que tuvo cita a varies autores, y entre ellos no aparece el nombre de Jaime Balmes. Esta sencilla constataciôn séria ya una prueba indirecta de que el filôsofo catalan no se cuenta entre sus seguidores, Pero hay todavia mâs. Siguien do las pâginas de esta obra nos encontrarnos con este juicio tremendamente importante: "El hecho de que la escuela cerva— riense, al tener que optar entre estos extremes (racionalismo, tradicionalismo, escuela escocesa) mostrase su simpatia por la Escuela escocesa, no nos permite hablar tanto de filiaciôn como de coincidencia. Sôlo pudieron ser escoceses porque eran "cervarienses"; buena prueba de ello es el hecho de que el — mismo Balmes corrige de un modo esencial (los subrayados son nuestros) la escuela escocesa, estableciendo, en vez del ins­ tinto ciego de los discipulos de Reid el instinto intelectual (al hablar, por ejemplo, de la "evidencia" y los "principios") (1 3 9 ). Se trata de algo eseneiaimente diferente, y, so­ bre todo, en la concepciôn del instinto intelectual que no — tiene nada que ver con el "instinto ciego" de la Escuela e s c o cesa. También FIDEL MARTINEZ salva a Balmes del snbor reidiano de que ha sido acusado por muchos. Establece que es­ te sôlo se puede admitir en la "formulaciôn de algunas expre­ siones", que llevan el sello y la ambigüedad del escocés. Sin embargo las "verdades del instinti intelectual";"no son cie-gas ni irracionales, ni carecen de légitima justificaciôn; an tes, como él mismo dice, al tratar de las condicimies que han de llevar estas verdades, la condiciôn tercera es que toda -- 233 verdad de sentido comûn pueda sufrir cl examen de la razon" (l4o) . En defensa de la misma tesis podemos citar tam-bién a MIGUEL FLORI. En un artîculo con motivo del tercer cen- tenario del Diseurso del método titulado: Descartes y Balmes interpréta el "instinto intelectual" balmesiano como "no impul^ so ciego". Nos dice lo siguiente; "Teniendo cuidado de adver— tir que por esta palabra "instinto" no hay que entender un im­ pulso ciego, como cuando se aplica a seres que carecen de ra-zon y libertad, sino que es efecto de una vision clarisima, ya que no puede haber nada ciego en tratândose de representac ion intelectual" (l4l). Aunque no se diga nada textualmente de su de pen­ de ne i a oindependencia con relaciôn a la escuela escocesa, in- directamente se puede concluir en una re spue sta negativa, dada la interpretaciôn del "instinto" como algo que nos habla de -"visiôn clarisima", de "reprensentaciôn intelectual". Mucho mas claro lo expresa en otro de sus escri­ tos: "Cum his verbis praesertim innitatur gravissima ilia fid^ i smi iinputatio. "Balmes, inquiunt, f acul tatibus cognoscitivis caece nos fidere tenet, ut Schola Reidiana". Quam vero sine -fundamento sit huiusmodi accusatio evidenter apparebit si eius clarissima verba hac super re audiamus eaque bene pprpendamus. La certeza, inquit, que préexisté a todo examen no es ciega; antes por el contrario, o nace do la claridad de la visiôn iutelectual, o de un instinto conforme a la razôn... Al consignar pues la existencia do la certeza no hablamos de un hecho ciego, no queremos extinguir la luz en su mis no origen; antes decimos ((lie al 11 la luz es mas brillante que eu sus raudale s . . ." (14 2 ) . El autor apoyaudose en el famoso texto de la Fi­ losofia Fuiidameiital de Balmes, texto que nos habla de la natu­ raleza de las verdades de sentido comûn, rechaza total mente la acusaciôn hecha a Balmes como un seguidor mas del fideismo de la ICscuela escocesa. A la lista de los autores ()ue no estan de acuer­ do con ver en la Filosofia do Balmes, concretamente en su teo- 23 k ria del Instinto Intelectual, una mera copia y herencia de la Filosolia escocesa del Sentido Comun, tenemos qua anadir el nombre de A, GOMEZ IZQUIERfJO. ISl se expresa en estos terminos: "Mais, qu'on 1'entende bien, ce sens commun n'est ni le con­ sentement commun de Lamennais, ni 1'ensemble de vérités inmua bles que Fénelon appelait "mes idées", ni la foi instinctive des Ecossais, mais bien une foi fondamentale de l'esprit, une tendance qui est pour 1'entendement ce que 1'instinct de con­ servation est pour l'etre vivant" (143). No se trata, por tanto, de ningûn tipo de fe al estilo de la Escuela escocesa, sino de algo radicalmente fun­ damental e inberente al ser y desarrollo de la inteligencia,al espiritu humano. Y la razôn es porque, aunque el instinto obre en el campo de la arreflexiôn, del asenso necesario y espont^ neo, no por eso cae fuera del âmbito de esa misma reflexiôn,fuera del ambito de la propia razôn: "On ne peut donc ni con­ sidérer son intervention comme inopportune, ni pour en avoir tenu compte dans le problème critique, accuser Balmes d'avoir attribué a un facteur inconscient ce qui ne peut et ne doit — etre que 1'oeuvre de la raison" (l44). Podri;»mos anadir, por fin, el nombre de CLEMENTE VILLEGAS que manifiesta las misma ideas interprêtativas so— bre Balmes (l45). CONCLUSION Este repaso por la historia del pensamiento interpretativo sobre la Filosofia de Jaime Balmes, especialmente sobre su controvertido Instinto Intelectual, nos ha puesto de manifiesto la existencia de una doble corriente. Por un lado,aquella corriente que le quiere ver como uno mas de los 1lamados filôsofos del Sentido Comûn, como un mero seguidor de la Escuela escocesa. Dentro do una linea de fondo comûn hemos vis^ to esta gama de posibilidndes e interpretnciones: 235 1) Quienes ven una afinidad total. 2) (Quienes ven coincidencias parciales. 3) <iuienes hablan de inf luencia palpa — ble. 4) Quienes solo hablan de coincidencia en el intento filosôfico. 5) Quienes establecen coincidencia total entre el sentido comun de Reid y el de Balme s . 6) Quienes sôlo establecen coincidencia terminolôgica y poco m a s . La segunda corriente, por su par t e , nos ha mos-trado que, aun admitiendo coincidencias formules y de preton— siôn filosôfica, el sentido profundo do lo que es y signif ica el instinto intelectual balmesiano no tiene nada que ver con el instinto ciego de la Escuela escocesa. Esta, que nos parece la interpretaciôn mas correcta, se verâ con mayor claridad cua^n do, en el prôximo capitulo, expongamos las llneas f undamen taie s de esa Filosofia del Sentido Comun y se compare con lo ya ex— puesto sobre lo que es el "Instinto Inte]ectuai" en Balmes. BALMES Y NEWMAN naturaleza La serie de coincidencias, ;>or una parte, y la - de las mi smas, por otra, entre Balmes y Newman ha - sido el motivo de suponerles "fuentes comunes" (X)« (X) l’ara u n e s t u d i o m a s c o m p l e t e remitinios al a r t i c u l e d e l P .Ml (dlICL BE FLORI, El s e n t i d o c o m u n en la f i l o s o f i a de B a l m e s ,pu bl i c a d o en PENSAMIiCNTO III hemos recogido la linea (194?), general de ()ue no es ne ce sari o d e t e n e r n o s m a s pag. 3 9 - 7 2 . Aqui u n i c a m e n t e su o s q u e m a , en este pues punto. pensâmes - 236 La comparaciôn ha sido planteada entre el "senti­ do ilativo", que es la fuerza estabilizadora del pensamiento del cardenal inglés, y el "sentido comun", que lo es del pens^ miento del filôsofo catalan. üado que el inglés distingue entre "inferencia"« que séria la aceptaciôn condicional de una proposiciôn que ver sa sobre una verosiinilitud, y "asentimiento", que séria s u --aceptaciôn incondicional, y cuyo objeto és una verdad, establ^ ce el "illative sense" como clave del paso de un acto condicio nal a uno incondicional. Distingue entre "inferencia formai" o lôgica, - que séria el raciocinio abstracto, "inferencia natural", o pa­ so de lo inconcreto a lo concrete sin ningun intermediario, y esto debido al impulso natural del sentido ilativo (l 4 6 ). De esta inferencia natural pone Newman muchos — ejemplos. El juicio acertado del labriego que predice los cambios de tiempo; la seguridad con que el médico hace el diagnô^ tico del enfermo, etc. También cuenta entre ellas las int.uicijo nés del genio. La certeza de la inferencia natural Newman la -- . considéra justificada por el hecho de ser patrimonio comun del género humano. Luego el "estar cierto" es un estado natural y normal de la mente humana, es algo vital. Recogemos las conclusiones a las que llega el R. Flori en el articule al que hemos remitido. En primer lugar, nos habla de coincidencias. Am­ bos ensayan un método (no olvidemos su carâcter de apologistes) que ha de estar al alcance de todo el mundo. Dalmes, por ejem­ plo, nos dira que el arte de pensar bien o conducir el entend^ miento por el camino de la verdad "interesa no solamente a los filôsofos, sino también a las gentes mâs sencillas", porque la verdad no puede ser patrimonio exclusivo de unos poco». De una forma muy parecida se expresa también Newman. Ambos condenan el abuso de la dialéctica y los racionalismos unilatérales. Esto encuentra su mâs alta exprc-siôn en la teoria balmesiana del sentido comun. 237 En ambos hay una cierta desconfianza en el valor de la razôn con tendencia hacia la duda escéptica ( 1 4 ? ) . Uno 10 salva por la "fe r e l i g i o s a " , raciones del "buen sentido" y el o t r o a p e ] ando a las as p i - (l40). Ambos atriViuyen al repudio del "sentido comun" muchos de los errores de los hombre s de ciencia en materia re11 g i osa. llabla, en segundo lugar, de defecto s comunes. Se^ ha]a como el principal una cierta falta de precisiôn y coheren cia a causa de emplear en sus libres un estilo académico mas {pie dialéctico. Esto conduce en Newman a un caracter a veces manif iestaniente fidelsta( as! cuando nos dice que se requiere para la certeza un subreplus de fe c(ue supla la falta de evi — deucia ) . En Maliiies también se puede encontrar alguna frase ai^ lada que se resiente de cierto matiz fideista (recordar, por ejemplo, las frases que recoge el P. Picard que vimos en otro momento nosotros). Sin embargo, son me o s , y, por otra parte,a propôsito rectificadas. Balmes tiene mucho mas c iidado en potier de manifiesto que las verdades de sentido c omin " sufren e 1 examen de la razôn". El asentimiento instintivo ?e da, segun balmes, a verdades que luego "examinadas se pre sen tan a] t.imente razona-ble s". Balmes hace suya la famosa sentencia de bacon: "ninclia ciencia lleva a Bios". Lo contrario serra como una ctfen sa al Creador, nos dice en El Criterio. Newman, por el contrario, ridiculiza esta afirmaciôn. Balmes condena expresameete repet idas veces el nliiiso que se hace de los argument os "que se dirigen al corazôn en muchos casos on que sôlo debe hablai el entendimiento. Se - ha die ilo -escribe- que los grandes ;iensamientos salen del co­ razôn, y en esto, como en todas las jiroposiciones demasiado ge^ ne raie s , liay una parte de verdad y otra de falsedad, portpie si b ien os indudable que en mue bas cosas es el sentiniiento un excol ente auxiliar para comprender a fondo ciertas verdades (es­ te ya quodô claro en un momento del trabajo), también lo es - 238 que no debe nunca tomnrsele como guia principal, y que no se le ha de permitir jamns que llegue a dominar los etornos prin­ ciples de la razôn" (149). Por fin, saca una especie de conclusion en la que confirma que con relacion al sentido ilativo, aunque en si no se opone a la lôgica ("el antiintelectualismo de Newman es muy racional", se ha dicho), por el solo empleo de una fraseologla en parangon con los filôsofos sentimentales y agnosticos, peca de defectos graves. iOcurre en Balmes lo mismo? "De ninguna manera". Termina el articule con estas palabras: "La Filosofla Fundamental no es copia ni imitaciôn de ninguna filoso-fla extranjera;.no es ni alemana, ni francesa, ni escocesa: su autor ha querido contrihuir por su parte a que tengamos también una filosofla espanola. La Filosofla Fundamental, supuesta una conveniente iniciacion filosofica, la reputamos, lo mismo que El Criterio y todos los demâs escritos del filosofo vicense, de un gran valor formative, como que en ella deposltô Balmes -en frase de Menéndez y Pelayo, "las mas ricas intuiciones de su esplritu", (15 0 ). Trabajô sobre el mismo tema también ÜUTUZAU, 11^ gando a conclusiones un poco diferentes. Reconoce que el sent^ do ilativo de Neinnan es la facultad que nos gula en el razonamiento concrete, que se manifiesta ^larticularmente en la induc^ ciôn, en e.l reconocimiento de personas o individuos o cosa ana loga. Asl coiicluye Newman <jue nuestro asenso en el orden con— creto -por ejemplo, existen las islas Canaries- es mas fuerte de lo que se pudiera deducir de unes principles abstractos. Coinontado lue go la posiciôn de Balmes dice que al poner los cimientos de la certeza tiene una grau coincidencia con Newmati, "de tal manera que la similitud donuncia fuentes comunes" (131). Juzga que Balmes en esta cuestiôn esta demasiado débil, "Los dos autores arreglan la cuestiôn de la cer­ teza con el instinto o impulso natural, solo que el espafiol -acentua aun mas su importancia" (152). Î39 ICI cornent nr 1st a , como venios, do ahx el a l c a n c e y p a p e l d el que instinto su i n t e r p r e t a c i o n no n os "instinto" balmesiano ha r e d u c i d o d c m a s i a into 1ectuai de Balmes. parezca acertada, no lo p o d e m o s reducir pues De el - --- a lo con c r e t o al - estil.o de New m a n . BALMES Y SU RICLACION CON TONGlOllüI Y PALMIlCUl En e ste distintas to de panorama i n t e r p r e t a c i o n e s que Jaime Bal m e s , que b e n os o l r e c i d o se b a n d a d o principalmente i n t e 1e c t u a l " , h a b r i a m o s de a h a d i r atribuxrle la p a t e r n i d a d de sobre sobre el las -- p ensamien- solu e su f a m o s o "instinto todavia los que ban q u e r i d o la c é l é b r é t e o r x a de las - "trè s v e r - d a d c s p r i m i t i v a s " , u n f a c t u m p r i m u m , u n p r x n c i p i u m p r i m u m , una c o n d i t i o p r i m a , que, gi y P a l m i e r i ( I 5 3 ). modificada ligeramente, adoptaran Tongior 24 0 NOTAS (1) ROQUER, R .: El Sentido Comûn en El Criterio de Balmes. Con ferencia en la sala de la Columna de las Casas Consiste— riales, el I3 de julio de 1943 « Centenario de "El Criterio" pâg. 3 0 . (2) Ibidem, pâg. 3I. (3 ) Ibidem, pâg. 32. (4) FRAY ALONSO BARROSO, O.F.M.: Valor histôrico de Balmes en la distinciôn entre cotiocimiento sensible e intelectual.VERDAD Y VIDA 6 (1948), pâg. 457. (5 ) Ibidem, pâg. 459. (6) ROIG GIRONELLA, J .,S .I .: Jaime Balmes. Il Pensiero moder­ ne, Milân. Vol. ventesimo, p â g . 1-89. (7 ) FONT Y PUIG, P.; La teorla del conocimiento de Balmes hinc et nunc. Conferencia en el Salon de la Columna de las Ca­ sas Consistoriales de Vich, 9 de julio de 1954. Sesion --anual conmemorativa de la muerte de Balmes, ANALES DE VICH SOBRE BALMES, 1945-1959, pâg. 8. (8) Ibidem, pâg.' 8. (9) Ibidem, pâg. 8. (10) Ibidem, pâg.8. (1 1 ) Ibidem, pâg. 8. (12) ITURRIOZ, J., S.I.: Palmes y U n a m u n o . PENSAMIENTO (1947), pâg. 306. (13 ) PELEGRI Y TURNE, B . : Epistemologla Palmesiana. Estudio -critich-historich de la F. Fundamental. Congreso Internacional de Apologética, celebrado en Vich del 8 al 11 de septiembre de I9I O . l'âg. 3 2 . (14) DULLON Y FERNANDEZ, E.: Jaime Palmes y sus obras. Opuscu­ les apologetico s . Madrid (I903). (15 ) FONT Y PUIG, P.:o.c., pâg. 32. (1 6 ) COMELLAS Y CUESTA, A. :Introduccion a la Filosof l a , Barce^ lona (1883),pâg. 284. (17 ) ORTUZAR, M . : Newman visto desde 1946. ESTUDIOS (Merceda-- 241 2 (1946). M a d r i d , rios) (lO) F. pâç. (19) Ibidem, (20) F R A Y R A F A E L L. IJE M U N A I N , VERDAD (21) 9-35. F u n d a m e n t a l , L , 2 , c ,4,24 L,l,c,25,24? II, Y VIDA 6 (1948), 11, pâg, png, 203. 129. O.F. M . :H a l m e s , f i l o s o f o nioderno, pâg. 488. Ibidem. ( 2 2 ) F L O R I , M . , S.I.: Descartes y P a lm es. c e n t e n a r i o del D i s c o r s o del m e t o d c . (23) Ibidem. (24) T R E D B C I ,J a c i n t o ; Barcelona (23) fray B re v e (1944 ), ALONSO c u r s o de C a r t e s i o nel Milan, 1937. D l s t o r i a de te r z o l’âg. 335* la f i l o s o f i a . 13^ e d . , p â g . 2 42- 244. B A R R O S O O.F. M. : o.c., ( 2 6 ) F . F u n d a m e n t a l , L , 7 , c ,1 , 5 - n o t a png. 4.35. 11, pâg. 501. ( 2 7 ) Ibidem. (2 8 ) I b i d e m , L , 4 , c , 25,161 (2 9 ) B L A N C H E - R A F F I N , A. pâg. y juicio tos de D e s c a r t e s y B a l m e s . Madrid, ( 3 0 ) F. (3 1 ) II, de:Vida F u n d a m e n t a l , 1 , 4 , c ,3 0 ,194-5 L , 4 , c , 3 D ,198 Ibi d e m , (3 2 ) I b idem, L , 4 , c , 3 0 , 1 9 9 (3 5 ) ibi d e m , " " " " 202 204 (34) I b ide m, " " " " (3 5 ) Ibidem, " " " " (3 6 ) Ibidem, (3 7 ) C A S A D O , Ed. Madrid la (5 8 ) F. I b idem, II, pâg. 451. 11, p â g . 172. contenido intelectual agustiniana? ( I 9 8 0 ) R r e s e n t a c i o n de San A g u s t i n Fu ndamental, L , 5 , c , 11,74 " "" " (40) Ibidem. (41) Ibidem. (42) I b i dem, " "" " (43) Ibidem, " "" " (44) Ibidem, L , 3 , c ,11 ,80 (43) I bidem, " " " " 82 l’âg. 11, 333- 3 6 2 . p n g . 472 ?6 77 II, pâg. 79 II,pâg. 4 74. los e s c r i ­ p n g . 448. 449. "memoria Dei" do I850. II, y p r o l o g o de J osé O r o z Ueta. (39) critico II, pâg. F . : ;.Apriorismo c o m o itiQs, refle.jo de XXV, 207 L,l,c,32,319 436. 473. en B a l - AUGUSTINUS on ICspana. 242 (46) CASADO,F.: O.C., pâg. 360. (47) Ibidem, pâg. 36I . (48) Ibidem, pâg. 3 62. (4 9 ) PE6UER0LFCS, J . ,S .I . : El fundamento del conocimiento de la verdad en San Agustin; la "memoria De l " . PENSAMIENTO, vol. 29 (1973), pâg. 5-35. Madrid. (50 ) Ibidem, pâg. 8 . (51 ) Ibidem, pâg. II. (5 2 ) SAN AGUSTIN, Confesiones, L,X, n.33 (5 3 ) Ibidem, n.37. (54) Ibidem, n.4. (55) Ibidem, n.8 . (56 ) PEGUEROLES,J.: o.c., pâg. 2?. (57) SAN AGUSTIN, De Trinitate,L,XV,XXI, n.40. (58) Ibidem, XV, VI, n.lO; XIV, XV, n.21. (59) INCICLOPEDIA FILÜSÜFICA. Centro di studi filosofici di Ga llarate. Vol. 1, cols. 122-123, 2® e d . (60 ) Ibidem, col. 123. (61 ) SAN AGUSTIN, De Trinitate,L ,X ,c ,III,5 . Obras de San Agus^ tin. BA C , V.pâg. 583 « Madrid (1948) 1^ version espanola. (6 2 ) F . F und aineAt a 1 , L,4,c,30,207 II, pâg. 451. (6 3 ) Ibidem, L,4,c,20,12? II, pâg. 424-425. (64) II, p â g . 450. Ibidem, L ,4,c ,30,2o6 (6 5 ) Ibidem, " " " " 20? II, pâg. 451. (6 6 ) Ibidem, " " " " 201 11, pâg. 449. (6 7 ) Ibidem, L,4 ,0 ,25,127 (6 8 ) Ibidem, L,4,c ,6 ,44 II, pâg. 424. 11, p â g . 387« (6 9 ) GONZALEZ CORDERO, Francisco: El Instinto Intelectual fuente de conocimiento. Madrid - Buenos Aires. (1956). (7 0 ) Ibidem, pâg. 21. (7 1 ) Ibidem, p â g . 21. (72 ) Ibidem, pâ g . 21. (7 3 ) F. Fundamental, I,,1, c ,18 ,172 II, pâg. 92. (74) GONZALEZ CORDERO, O.c., pâg. 50. (7 5 ) Ibidem, p â g . 5 1 . (7 6 ) Ibidem. 24 3 (77 F. (78 Ibidem. Fundamental, L ,1,c , 2,l4 II, (79 Ibidem. (80 Ibidem (81 Ib i d e m , (82 B O N I L L A SAN M A R T I N ,: L u i s V i v e s y la F i l o s o f i a del U e n a c i miento. c ,2,13 Il, II, 2; p â g . 15. pâg. 17-18. (iONZALlCZ C O R D E R O : o.c,, (84 F. (85 Ibidem. Madrid (86 BA L M E S . (87 J’I C A R D , G.: Cartas II, F L ü R I , M ., S .I .; El PENSAMIENTO sur F. (90 El C r i t e r i o . L , V I , 7 (91 F. (92 F 1,0R1 , M . , S .1. : o.c,, (93 Ibidem, 172. II, le p r o b lème sentido III (89 13 pâg. (1939) p â g . 15-16. II, p â g . 128. 585. I I I , pâg. II, pâg. 01 4. p âg . 48 . p â g . 54-55- B E N I T O Y D U R A N , A.: B a lmes. Alcance de la c r i s i s la -- e x p J i c a d a en el Institute Nacionnl de - ICnschanza Media "Maestro Juan de Avila", bre de 1 9 4 8 . Ciudad Real el lo de nov i o m ­ (1949), T>âg. 8. p â g . 15. (9 6 ) lUIIZ DEL CASTILLO, SOBRE BALMES: C . : El buen sentido en B a l m e s . ESTUDI05 Conferencias pronune iadas en Vich con mot ivo del Centenario de la muerte de Balmes. (9 8 ) CLASCAR, e s c é p t i c a de J a i - L e c c i o n c o n m e m o r a t i v a d el C e n t e n a r i o de muerte de Balmes, (9 7 ) Ibidem, Bal- n . e x t r a o r d i n a r i o , p â g . 39. F u n d a m e n t a l , L , 9 , c , 9 ,58 (9 5 ) Ibidem, 335* critic[uo foundattien- c o m u n en la fiJ o s o f i a de (194?) F u n d a m e n t a l , L,l,c,25,244 me pâg. a un e s c é p t i c o , VI II. Reflexions t a l . A r c h i v e s de P h i l o s o p h i e , (94 (1929). p â g . 86. F u n d a m e n t a l , L ,1,c , 32,31 9 mes. 13. . (83 (88 pâg. (1972),pâg. I0 3 . p â g . 105. Frederich: Estructura mental y sigiiif j cacion f i l o ­ sof ica de B a l m e s . Vich (1o o 4 ), pâg. (9 9 ) Cartas n un e s c 0 p I:i c o . 1 (1 0 0 ) I b i d e m . , Tomo V, p â g . 234. (101) Ibidem., Tomo (102) Ibidem., Tomo V, i)âg. 252. V, pâg. 2 6 3 . torna V, 12. pâg. 2 30. 244 103) F. Fundamental, L,1,c ,2,l4 II, pâg. 15. 104) ROSES, Ramôn M.; El problema critico segun üalmes. Con­ greso Internacional de Filosofla, del 4 al 10 de octu-bre de 1948. Actas. Madrid (1949), pâg. 503 « 105) Ibidem, pâg. 504. 106) Ibidem, l'âg. 5 05. 107) GONZALEZ, C. : llistoria de la Filosofia. Madrid (18 8 6), V, IV, pâg. 4 5 5 . 108) RUB I , B.A.,O.M.CAP.: De instinetu intellectual! apud Balm e s . Acta Secundi Congressus Thomistici InternationalIs. RüMA (1937) pâg. 163-7 . 109) F. Fundamental. L,l,c,32,325 110) RUBI, O.C., II, p â g . 174. Ibidem. 111) Ibidem. 112) FERRATER M ü R A , J.: üiccionario de Filosofia. Buenos Aires, 1965, 5^ éd.. Vol. I, pâg. 179. 113) GRAN ENCICLOPEDIA CATALANA. Barcelona ( 1 9 7 D ^ol. III, De Miguel Batllori, pâ g . 110. 114) ZARAGüETA,J., IRENEO, G., MINGUIJON,S .,CORTS GRA U ,J .: Bal­ mes. Filosofo, social, apologista y politico. Instituto Balmes de Sociologla. Madrid (1934), pâg. 127. 115) FLORI.N., S.I.,: O.C., PENSAMIENTO III (1947), pâg.4o. 116) SOLANA, M. :Balmes, Comellas;doctrine de la evldencia. PENSAMIENTO 3 (1947)< pâg. 103. 117) SOLANA, M .: o.c., pâg. IO3 . 118) Ibidem., pâg. IO3 . 119) Ibidem, p â g . lo 4 . 120) COMELLAS Y CUESTA, A . : Introduccion a la Filosofia. Barce­ lona (1883), pâg. 279-28 0 . 121) UNAMUNO, M . : Un filosofo del sentido comûn. Aguilar II, pâg. 1037. 122) SERRANO SUNER, R . : Balmes, filosofo del buen sentido. Di^ curso leldo en Vich, 9 de julio de 1950. Uiscursos anua-les de Vich sobre Balmes. Pâg. l 4 . 123) BALMES,J; Filosofia Elemental. Historia de la Filosofia, LU, 111, pâg. 509. 45 (124) HOQIIEH, n,: ICI Sentido Comûn en El Criterio de üalmes. Conferencia en la Sala de la Columna de las Casas Consi^ toriales, el 13 do julio de 1943. Centenario de ICI Crite^ rio, pâg. 29-45 (31). ( 125 Ibidem. ( 126 Ibidem., pâg. 29. (127 Ibidem., p â g . 36. (128 Ibidem., pâg. 4ü. ( 129 Ibidem., p â g . 4 5. (1 3 0 GRABMAN, citado por 1’. HAFFNER: Grundlinicn der Gestchi- (131 l’ELEGRI Y TURNE,B.: Epi stemologla baliiie siana. , o.c., |)âg. ( 132 F. Fundamental, L,l,c,25,261 (133 PELEGRI Y TURNE,B.: o.c., pâg. 3I. che der philosphie. MAIZ (I881). 31. II, pâg. 133-4. (134 Ibidem., pâ g . 3I . ( 135 F. Fundamental, L ,1,c ,26,263-nota (136 F'ELICGltl Y TURNE ,B . : o.c. , pâg. 3I . (137 ROIG GIRONELLA, J., S.I.: La Filosofia del sentido comun desde Barba. 11, pâg.135» Reid y Hamilton, en torno a Balmes y Llorens y -ESi’IRITU 19 (1970) , pâg. 7 0 . (138 Ibidem, pâ g . 75 « ( 139 KIIMKE,F . , S.I.: llistoria de la Filosofia. lCd. Labor, ira- «lucida por los prof es or es de la Facultad do Filosofia del Colegio Mâxiino de S. Ignacio, (1947) p a g . 413. ( 1 4o MARTI Niez GARCIA, F.: Balmes, filosofo. Su personal idad y - (14 1 FLORI,M., S.I.: Bescortes y Balmes., o.c., pâg. 344. ( 142 FL(;R1 ,M. , S .1 . : De va lore setisus communis secundum doctri- su signif icacion. PICNTiAFfllCN l'O (1947), pâg. 5-29. nam Jacobi Balmes. C(d,. MAX. S.I. Uiscursos lnaxigur;ilos, (143 1926-1927. Pâg. 14-15. UOMICZ IZOUIiCRUO,A . ; La Philosophie de Balmes (extrait de la revue do Plii 1osophie ) PARIS (1926), pâg. 15. (144 Ibidem, pâg. I b . (14 5 VILL1CG,\S IH.'IX Al)i:U ,C . :Balme s filosofo. Conferencia en el Salon de Vich, 9 de julio de 194/. Uiscursos annales de 246 Vich sobre Unîmes. P a g . 11. (l46) NEWMAN, J.n.: An esay in aid of a Grammar of Assent. Londres, l8?ü. (l4?) FLORI,M . I O.C., pâg. 70. (148) Ibidem. (149) Ibidem., o.c., pâg. 6 9 . (150) Ibidem., o.c., pâg. 72. (151) ORTUZAR,M.: Newman visto desde 1946. ESTUUIOS (Mercedarios) 2 (1946). Madrid. Pag. 9-35 « (152) Ibidem., p â g . 32. (153) ÜALMAU GRATACOS,F.: Balmes,filosofo. Diseurso en Vich. Primer Centenario del Nacimiento . Opuscules filosoficos, MIGUEL FLORI, S.I. De valore sensus communis secundum doc trinam Jacobi Balmes, o.c. 24? CAPITUL.O VI La Filosofia del “Sentido C om un’* y su reiaciôn con Jaime Balm es INTRODUCCION lîn este nuevo capîtiilo sr trntn de exponer las llneas que vertebran la llamada "Filosofia del Sentido Comun" con el fin de ver, en una ulterior comparacion, basta que pun to participa Balmes de esta corriente o basta que punto es -d i s tinte su pensainiento . Puesto que ha side esta la acusac ton ma s corî ten te que ha merecido su Filosofia es por lo que morece un estu­ dio ma s detallado en este capitule. Nos ha parecido lo mejor hacer csti^ exposicion desde sus principales représentantes, (ecogemos, como primer oslabon de la c.adena, el pen.samieiito <;?1 I’. Buffier, francos; segiiidamente el esquoina del escocés Reid, como el prototipo de la formulaciôn mas exacta; por fin, y eu Espaiia, exponomos las opiniones de Llorens y Barba que, en una copia fiel de lia mil ton, os c 1 principal représentante le esta corriente de F^ In so r îa . iCste brcvo repaso nos ayudara a enjuiciar fiel — '■ente la rel aci on de Balmes con esta Filosofia. En el misi'io Balmes encontramos un aj^oyo a nuestro 248 procéder cuando nos dice : "He indicado que quizâ Dugald-Ste^ wart se habla aprovechado de las doctrinas de Vico; sin que por e^ to quiera hacerle el cargo que se dirigiô contra su maestro R e i d , de quien se dijo que resucitaba las doctrinas del padre Buffier,jesui ta" (1). Tenemos Balmes siguiô que ver si esto es verdad y en que medida lamisma interpretacion de las cosas. EL P. BUFFIER Y LA FILOSOFIA DEL SENTIDO COMUN Aparté de la cita que acabamos de recoger, ya bemos encontrado y recogido alguna otra en la que parece que Balmes no deja del todo bien parado el pensamiento de Buffier. Era hablando del "tiempo" cuando, en la comparacion entre el pen­ samiento de San Agustin y el de otros autores (Buffier),ponla las cosas en favor de San Agustin (2). También bemos visto algûn autor, R. Roquer, por — ejemplo, que senalaba correspondencias conceptuales entre Bu­ ffier y Balmes. Todo esto hace que nos detengamos abora en la figu ra del jesuita francés que es, como dice LLORENS Y BARBA, el primero que ha expuesto con detalle esta doctrina: "... el célébré Buffier, que es el primer filosofo que ha expues­ to de una manera determinada y de^ cidida esta doctrina del sentido comûn" (3)• La importancia de la obra del P. Buffier no radica tanto ensu valor intrinseco como en la influencia que ha ejer cido en la posteridad. En cocesa este sentido, y aunque baya sido la escuela es­ la que baya univers a lizado la Filosofia del Sentido Co^ 249 tiiûn, no p o d e m o s m o n o s ff i e r . En concreto na d e l sentido de echar a su obra: Lo pri me ro que c o m û n del nuestra Traité tenemos P. que Buffier, m i r a d a n la obra de Bu d e s p re m iè r es vé rités fseiialar es que que constituye m i s m o de su e p i s t e m o l o g l a , es u n cuencias del r a c i o n a l i s m o c a r t e s i a n o , por un s i s m o de Locke, E n e s t e moniento t e n e m o s q u e , a pesar de por otro. todo, ti e n e alguna Conve nla resenar porque comûn como la de c o i u c i d a n e n el lueion que ofrece (X) El P. La familia pasô Claude francesa. septiembre de Publico de Cours de sciences former re de le nacio Fue n o v i c i a d o de un g r a n c o l a b o r a d o r de langage, Su p e r s o n a l i d a d et f i l o s o f ica no ha ] idad f i l o s ô f i c a de VENTOSA: Buffi e r , han comprometido posible do c o m û n " ( 5 ). del en m a y o de le coeur , ha las preo ctipaci ones p o l é m i c a s de m o y su sentido que lu e g o en la so^ jesuitas on - periôdico "ME­ 1737. fundamen- s olo v ol umen: dans s imple s; l'usage pour ordinai­ 1732). J U A N A. como p r in c i p a l e s Buffier 25 de m a y o de los lo r e c o g i ô e n un l'esprit (Pa r i s , -- adquiriô nacio- sur d e s p r i n c i p e s n o u v e a u x et gun n o s r e c u e r d a dicado, el las m a t e r i a s m a s v a r i n d a s , F i l o s o f i a . Todo l a vie. en V a r s o v i a , M û r i 6 en P aris trabajos talmente decir es d e c i r , luego a N o r m a n d i e , donde I n g r e s ô e n el 1Û79. que d e c i r Locke. e s c o c e s a d el a recorrer, sen-- uno. Buffier MOIRES DE TRÉVOUX". las c o n s e y del i n t ent o f i l o s ô f i c o de e s t o no q u i e r e concreto cada lado, la d o c t r i el c e n t r o superar i n f ] u e n c i a de la f i l o s o f i a Balmes « Aunque camino l 6 6 l. nalidad este en é 1 tanto coinciden i n t e n t o de (jf) sido m u y estudiada, s id o e n g eneral los e r n u d i o s p o c o estudiada. que se le h an de- su obje t i v i d . d . l a p o l é m i c a c e n t r a s de influencia in terés sob re se^ "A d e c i r v e r d a d , la p e r s o n a - su p r e t e n d i d o la e s c u e l a ha t e n i d o c arte sianis- e s c o c e s a del sent^ 250 El a r g u m e n t o p r i n c i p a l a p e l a r al sentido fundamentos de c omû n , aunque su v a l o r . e x tr a v aga nc ia ". Por d e l P. Buffier Lo c o n t r a r i o ello recurre al coherente. que con f re cuen cia E st o r e s t a v a l o r y o r i g i n a l i d a d el e s c e p t i c i s m o , al po, y se une asl que estaba a m u c h o s mas preocupaciôn y meta De e s t o al a r g u m e n t a a los e r r o r e s a la c o n s t r u c c i ô n p o s i t i v a de un Co n su f i l o s o f i a d e l superar a b o c a d a la f i l o s o f i a de que de sistema a su p e n s a m i e n t o .- s entido c omûn quiere autores en e n los s e n t i d o c o m û n e s "una "p e r a b s u r d u m " , y e s t a m a s a t e n t o a o p o n e r s e otros filôsofos consiste no p r o f u n d i z a d e m a s i a d o s u tlem t uvi e ro n esa m i s m a e n sus i n v e s t i g a c i o n e s filosoficas. también podemos ver coincidencias e s c u e l a e s c o c e s a y c o n el p e n s a m i e n t o de B a l m e s . con la - No pue de n ce^ d e r el c a m p o al e s c e p t i c i s m o . Ilabrla que Buff i e r , a nt e c om o B a l m e s , todo, E s t o hace ha de salvar que t o d a s teligencia senalar t a m b i é n su c a r â c t e r a p o l o g é t i c o . es u n p r o f u n d o su v e r d a d las f u e r z a s t e n g a n qu e v e n i r c r e y e n t e , un teôlogo, de f e , su v e r d a d r e l i g i o s a . y todos a servir dimiento, ambos sino que ca m p o s , se t r a t a de vamente. A sl ce s : "Si j'y a v o i s r é u s s i , moi! Vos leemos ce qui conduit à la s c i e n c e pâg. VII) "fortificar" quel b o n h e u r ne se t r a t a de o enten y "servir" de seroit-ce les p r i n c i p e s de p l u s plausible la r e l i g i o n positif que pour j 'é t a b l i s , et de p l u s ...(Course Scien­ pas certain, de S c i e n c e s , - (6 ). En otro momento escribe "Pour ménager exactement renfermé on t r o u v e r a les p l u s solamente su c a r t a de d e d i c a c i ô n d el C o u r s de s' y t r o u v e a este r e s p e c t e : mais la in centro incuestio- a m a n e r a de u n a r r e g l o s u jets a p e r c e v a n t d a n s comment los i n t e n t o s de a e ste n a b l e y m a s d e c i s i v o p a r a el h o m b r e . No hacer compatibles y, dans qu'elle s o l i d e s de la todavla certains sphère suffit con mayor esprits, pu rement suis philosophique; pour conduire la r e l i g i o n " (7) claridad je m e -- a ux p r i n c i p e s (en el A v e r t i s s e m e n t del T r a i t é d es p r e m i è r e s v é r i t é s ) . Por filosôfico, en t a n t o , aunque él el c o n v e n c i d o de fondo esta se m a n t e n g a e n u n p u r o ni v e l que lo que escribe - 251 conduce a los p r i n c i p i o s cupacion impulse constante Esta aparece t é s , la en que constituye Esta compararla intelectual" por el con contrario, E n el principes las del son en si m i s m a s (F. penetrar sobre p e n sa mi e nt o del cosas, de tal la C o m p a g n i e el Oeuvres de J é sus, PARIS (1843), B u f f i e r nos en sus obras. Su d e f i n i c i ô n coincide que notes 255) et do v o a m o s de nuestra ellas lo que h a y , lo que tipo de i n m a n e n t i s m o De o t r a de sus es, con estâmes queda fuera obras. introduction tradiciôn ce n o u s ’f o rm ons : en gement que n o u s En effe t , v r a i ni té ni de sorte que portons s'il n ' y faux; terme, et fausseté convient l'objet p oi n t de conséquent a u sens que je el Cuan­ Cual— definiciôn. E l é m e n t s de M é t a p h y s i q u e , en la v é r i t é avec avait par ne si. e n la v e r d a d . de e s t a d el e s t â en la c o s a en tres.acainos e s t a n u e v a d e f i n i c i ô n : "La v é r i t é , d a n s s i g n i f i c a t i o n de noso- d u F’ère (8 ). c o n la m e j o r conformidad jui-- lo que son -- lo que de avec Le s c o n e s t a de f i n i c ô n philosophiques pâg. o - en el fondo. g n o s e o l ô g i c o . La v e r d a d , que r 1 e r t a m e n t e viene par a - "instinto coinciden, F. forma es p r é c i s é m e n t e BOUILLIER, Bouillier. ju i c i o , Balmes es u na c o n f o r m i d a d de n u e s t r o s las -- f u n d a m e n t a l ,y t a m b i é n ini e r e s a la v e r d a d . E n u na de "La v e r d a d juzgamos" c o m û n , doctrina r e a l m e n t e , también aqui t e m a de cosas realismo (9). tamlién des premières véri-- son dos r e al i d a d e s d if e r e n t e s que Fr. sentido su Traité su p e n s a m i e n t o si, lo quier y preo apologético, d u r a i s o n n e m e n t , nos e nc o n t r a m o s B u f f i e r de par d el en la d o c t r i n a de con tros carâcter la que m a s n o s centro el la v e r d a d : cios es y ver contramos con de realidad filosôfico. el su d o c t r i n a f u n d a m e n t a Imente original. podor su q u e h a c e r Esta sus c scri t os y sera como el en B a l m e s . expone mas de la r e l i g i o n . en t o d o s t e r c e r a nota, Pero que de estara presente qu'à un est de la c o n f o r m i t é ce m ê m e jugement, il ne la ici" que du - ju­ j u g e m e n t .(...) on ne trouverait l ’e n t e n d s j uste jugement jugerait ni p lus de v é r ^ (O. P h . p â g .235) 252 Encontramos u na p e q u e n a d l f e r e n c i a la d e f i n i c i ô n a n t e r i o r ; el la s u s t i t u c i ô n de " o b j e t o del p e n s a m i e n t o ", de l se r b i e n sen cilla. Se t r a t a de en r ei a c i ô n j u i c i o . La e x p l i c a c i ô n p u e d e ab arca r con un solo " o b j e t o " , a los d os t i p o s de v e r d a d es d e c i r , i n t e r n a y la v e r d a d e x t e r n a . De lizado para la v e r d a d el t e r m i n e p r i m e r o , significar plica deux todo de la c o s a en el m u n d o de que p u e d a h a b l a r de "deux haber si, n o h a b r l a ut^ servido la v e r d a d I n t e r n a . sortes d 'objets" - Buffier, Asl que - se ex "font -- s o r t e s de v é r i t é s " . mera de de sus obr a s es de cir, juicios Buffier a qul s i - . Estes "objetos" en el que h a c e m o s p o r Y hay (O. j u i c i o s p or v i a de deducciôn, Ph. co­ c o n s e c u e n c i a , es d e c i r , juicios s on los c o n o c i m i e n t o s o i d e a s de n u e s t r o de r a z o n a m i e n t o . El o b j e t o de e s t e s esplritu. -Eji la que él l l a m a v e r d a d i n t e r n a , l ô g i c a o de c o n s e c u e n - - (O. Ph, pâg. 235). M i e n t r a s “que m u y f â c i l de d i s c e r n i r , présenta su e r r o r interna se o f r e c l a a p t a en racionalismo, tiene u na de a q u e l racionalismo Es d e ci r, "m o r e en todas, puodan ha ce rse r azon a mi en to s temâticos -verdad conformes interna-, ideas con no lo d e c i s i v o son p u r a s ca de n u e s t r o s o r i g i n a l i d a d ,- a los e x c e s o s del geometrico" aunque - in ter n a . sin g o z a r de d e m a s i a d a su m o m e n t o p a r a o p o n e r s e como se n o s importancia se s e g u i r â n los d e f e c t o s a la i r r e a l i d a d . nuestras se n o s o f r e c e la e x t e r n a lloven una gran lôgica La d o c t r i n a , prestaba la v e r d a d po r el c o n t r a r i o , lle n a de d i f i c u l t a d e s . E s t a p u e s de r a z o n a m i e n t o s , aunque estân ob je-de 235) (10). pâg. de de que l os sentido realista, p or v i a pital, — j u i c i o s r e c l b e n t a m b i é n el n o m b r e de v e r d a d e x t e r n a , o b j e t i v a o de p r i n c i p l e ta es e n la p r ^ s in n i n g û n i n t e r m e d i a r i o ni deduc^ S o n j u i c i o s que n a c e n d i r e c t a m e n t e de tos - e n t i é n d a s e sa e n filosôficas. Hay principle, ciôn alguna. c ia termine, que n o s h a b l a E s t a d i s t i n c i ô n la e x p l i c a el P. via con "la c o s a e n s i " p o r que se en una c i e n c i a , équivalentes es t e n e r o a los ma- la g a r a n t i s a b s t r a c c i o n e s , s ino que la e x p e r i e n c i a - v e r d a d e x t e r n a - . - 253 Lo d i f î c i l , con rigor, sino He aqul me g a r a n t i s s e ces, des des unas palabras faits, demonstrations géométriques" la ofrezca "verdad al P. en c u a l q u i e r - g a r a n t i as fu nda mental, ciencia que les tiene sea, en é v i d e n (12). c omo v e m o s , que es c o m o sea d i f l c i l demostracionos es lo pr ime r o : -viene diflcil garan- a decir es t e n e r parecidas "A qué Buffier- forma encontrar, a las tanto in si^ cuando la ga r a n t i a de - lo - que c un n - o b s e r v e r , una crit_i u n v a l o r r e a l , e x i s t e n c i a l " ( 1 3 ). fondo ca a t o d o a s o m o de qu'on sc ien c ô m o o b t e n e r ese p u n t o de a p o y o que lo d i f l c i l i m p o r t a y lo m a s E n el toutes de r e a l i d a d . U n a v e z r e s u e l t o éste de tir en el r i g o r m a t e m â t i c o to a f i r m a m o s dans ou é q u i v a l e n t s p â g . 241) B u f f i e r no le p a r e c e materna t i e n s . P e r o que no es r a z o n a r ofrezca al r e s p e c t a : " En u n m o t, je g a r a n t i s , géométriques, externa", garantlas positiva, et (O. Ph., El p r o b l e m a tizar el i'. Buff i e r , ( 1 1 ). de r e a ] i d a d ce a u x n os d i c e t e n e r u n p u n t o de a p o y o que pesa, como idealismo se p u e d e y u n c o n v e n c i m i e n t o del r e a l i s m o cientlfico. A partir to j u z g a r de nosotros: ne qui est ne, nous re "Ta n t ju geons jugeons q ue pensée; une los verdad interna objetos demeure que qui es lic^ interne, l'existence de effective nous pensée exter­ a enco­ et r é e l l e " (ü. 2 8 2 ) (14). Desde aqul con Asl el P. B o u f f i e r h ace la " i d e a de v e r d a d . interna c a r t e s i a n o de clara y No p u e d e admitirse, la v e r d a d observa, una c r l t i c a distinta" pues al prin- como p ri nc i pi o se c o n f u n d o la - argumente - externa. ta mb i é n , la i n u t i ] i d a d del la d e m o s t r a c i o n de la e x i s t e n c i a de Dio s, aunque 110 h a ga m è n e i o n e x p r e s a de d i c h o f i l o s o f o . "Par ont c r u - l'objet la v é r i t é est t a n s n o t r e existence no n o s e s t â n f u e r a de simplement jug e r de au l i e u que p ar l'objet pensée rjp j o c a r t e s i a n o de u niversal vérité pouvons rien h o r s de n o t r e P h . , pâg. la s i m p l e qu'une et ne h o r s de n o t r e verdad de la e x i s t e n c i a de prouver lâ enc o r e , et 1'existence par la s i m p l e de Di eu, p arce idée de D i e u , que l'existence ils de 254 D i e u est ils ne à-dire, l'idée essentienllement prouvaient ils p r o u v a i e n t qu'une l ' é g a r d de ce qui Ils ne esprit seulement vérité e st et d a n s et d a n s n o t r e l ' i d é e de D i e u ; m a i s que et quand athées" l ' o n ne saurait laquelle i dée 1'existence la r é a l i t é , idée; de D i e u e n idée, se telle ne p r o u v e former (O.Ph., tout de D i e u fût qu'elle est hors 284) de dans notr e ce q u ' i l s'agit en p e i n e de d é m o n t r e r pâg. à rien et de n o t r e e s p r i t . c'est n éa nm oi ns on est - c'est- l ' i d é e d 'e x i s t e n c e ; m a i s h o r s de n o t r e de p r o u v e r , de D i e u a ux dans interne, p r o u v a i e n t donc p as que es prit uniquement tence refermée que 1 'e x i s t e n c e de D i e u sa ns y r e n f e r m e r c e l a ne f a i t notre ainsi l'exü (15). Esta crltica estâ de acuerdo con la mejor tradiciôn tomista, segûn la cual el argumente de Descartes no probarla sino la "existencia pensada" de Dios, pero no su "existencia real" , que es lo que de verdad importa. Aqul vemos también una semejanza con Balmes cuando éste critica el famoso argumente ontolôgico. Lo mismo puede de^ cir del argumente cartesiano sobre la demostraciôn de la exis­ tencia de Dios. En definitiva se tratarîa siempre de "mayor r^ queza ideal" -idea mâs compléta o mâs rica-, pero siempre insu ficiente para concluir en lo "real", en lo "existente". Conviene notar que el P. Buffier se aparta en esa tradiciôn que hemos senalado de la teorla de la abstracciôn, cediendo en favor de cierto aire empirista (Locke). El problema fundamental consiste, pues, en la resoluciôn de las verdades externas, en garantizar la c o n esponden cia entre la idea y la cosa en si, lo real. De otro modo construirlamos una ciencia puramente ideal, de objetos jiensados, que nada nos dirla de la realidad. Entre las verdades externas hay algunas que gozan de una importancia e special, es decir, se nos ofrecen como la fuente y el principio de todas las demâs. Estas son las llama­ da s "primeras verdades" . "Premières vérités, qui sont la source et le princ pe de toutes les vérités que l'on peut établir sur 1'existence 255 réelle des objets hors de nous..." De ello se deduce (O.ph, 2 8 6 ) (l6). que nuestros razonamientos - lendrân valor real, es decir, transcenderan e 1 puro piano de lo pensado, a condicion que tengan como punto de paitida una primera verdad, q u e , hemos dicho, tiene que ser externa por définicion. Estas verdades primeras nos introducen en el cam­ po de lo real. Lo decisivo es, por tanto, el descubrimiento y afirmaciôn de estas primeras verdades. De ahi que su obra --T r aité des premières vérités sea su obra filosôfica fundamenta ] . Buffier define estas primeras verdades como: — "Des propositions si claires, qu'elles no peuvent être prou-vccs ni combattues par des propositions qui Je soient devant^ ge" (o. ph., 5-6; t r . p r . v é r . 8) (1?) "Je définis une première vérité, celle qui est si claire qu'elle ne saurait être prouvée, ni attaquée p.ar -aucun proposition qui soit plus claire et plus inmédiate à la lumière naturelle de l'esprit..." (O.pii.,291) (l8). Se trata, por tanto, de verdades indomostrables, pues su claridad es suficiente para aceptarlas como taies. - Son primeras porque no son fruto de ningun raciocinio, que su pondria otras verdades anteriores, sino justamente las que -fundamentan todo raciocinio. Si no existieran estas primeras verdades, cual­ quier demostraciôn de la verdad séria imposible, pues nos ve_ flamos arrastrndos a un proceso infinito do demostraciôn de la demostraciôn. Si qucremos admitir la demostraciôn de la -- verdad no nos queda mâs remedio, segun Buffier, que partir de unas primeras verdades. Esta fuera de toda duda d cpic dcben exi stir -- e sa s primeras verdades. Ello hace que e 1 autor trate, princi­ pal mente, de descubrir cu'iles son sus f non tes o principios cu al y es son osas "primeras vorflades". El tema de la verdad estâ Intimamcnte rolaciona do con el de la evidencia y la certeza, No admite la opinion 256 de los que solo dan por valida la evidencia metafisica -esta es la que nos proporciona el sentido intimo-. Para Buffier la evidencia es la "nécessité que nous éprouvons de former cer— tains jugements" (0.ph,251). Dicho de otro modo, sera éviden­ te "ce qui est tellement imprimé dans l ’esprit de tous les — hommes qu'il leur est impossible de juger autrement" (0 .ph. 2 9 0 ) Por tanto, habrâ evidencia verdadera, aunque se pueda dar en diverses grades, siempre que baya necesidad de juzgar: "Gardons-nous de chercher une évidence ou vérité méta^ physique la où notre esprit ne saurat et ne doit point la trou ver; mais attribuons à chaque espèce de sujets l'espèce d 'év^ dence dont ils sont uniquement susceptibles" Q u e d a c l a r o que n o g r a d o de e v i d e n c i a , la n a t u r a l e z a del de v e r d a d e r a guiente: y una casos de abora se nos p l a n t e a la e v i d e n c i a , D i c h o de otro m od o mâs entre estos la p o s i b i l i d a d de u n a - es la si— la c e r t e z a très autor parece - u n i d a s . I n c l u s o no -conceptos. ce rteza No parece s in e v i d e n c i a - o de - sin c e r t e z a . unico filosôficos s e n t a n e n ell e s no puede Para este cosas v a n ins op ar ab l em en te debidamente se t r a t a j uicio. e x p l i c i t o : ^es la e v i d e n ­ c e r t e z a y de v e r d a d ? "Lo que los entre evidencia escritos en t o d o s el m i s m o acuerdo con - La c u e s t i ô n que las très considérer o b j e t o . Pero, sea de ^qué r e i a c i ô n e x i s t e la v e r d a d ? que g r a d o que (O.ph. 5 ^ 8 ) (I9 ). exigir e v i d e n c i a , de v e r d a d e r a n e c e s i d a d cia c r i t e r i o de distingue sino a q u e l se t r a t a de que n o es que ofrece la c e r t e z a inseparablemente evitarse duda para quien lee sus y la e v i d e n c i a se p r e- un i d a s , la i m p r e s i ô n de que basta tal pun to, Buffier l as — coriside^ r a c o m o d os n o m b r e s de u na m i s m a r e a l i d a d . Quizâ al p e n s a m i e n t o de esta ultima Buffier" a f i r m a c i ô n es la m â s prôxima (20). La evidencia tiene en Buffier un marcado carâc­ ter subjetivo (nécessitas sübiectiva iudicandi), y no objetivo (nécessitas obiectiva iudicati) como en la epistemologîa escolâstica. ;,Y qué reiaciôn existe entre esta evidencia-cer 257 teza y 3 a verdad? 15s el nuevo interrogantc que se nos pj aiitea, ;,l,a evidencia-cer teza os garantie de verdad? La respuesta pa­ rece que tiene que ser afirmativa. Un juicio évidente séria un juicio verdadero. Valdria el principio; lo évidente es verd adero. Pero si para él la evidencia es la necesidad do juzgar quo puede significar el principio? Lo siguiontc : lo quo juzgainos necesariamcnte es verdadero. La pregunta os entonces mas radica]: ^por quo — formamos necesariamente ciortos juicios? Up donde nace la nec£. s id fid , /.del oh jeto o del su jet o? Ciert imente encontramos algu­ nas exprosiones que parecen inclinar la balaiiza Jiacia cl pritne^ ro, es decir, hacia el lado de los ol)jotivo. Sin embargo, liay (|uo reconocer que su pensamiento se inclina mâs hacia la ver-tionte subjetiva. La necesidad de juzgar -origen de la evidencia- provione de la naturaleza y esta no puode inc linarnos al error. "Partout où se trouvera le sentiment de la natu r e , il se trouvera aussi une vraie évidence et une règle néce­ ssaire de vérité... C'est donc la natvi-e et le sentiment do la nature (pie nous devons reconnaître pour la source et 1'origine de toutes les vérités de principe; soit qu'elles se trouvent— accompagnées d'une plus grande ou d'une moindre vivacité de — clarté: car d 'imaginer que la nature peut nous guider mal, --quand elle nous détermine à un jugement: dont la clarté e s t -moins vive, ce serait soupçonner qu'elle peut nous guider à la fausseté de manière ou d'autre; et ce serai t alors ne plus sa­ voir ce que nous sommes nous-mêmes, et ce (pie nous devons pen­ ser" (O.ph.32) (21). Podemos decir que el criterio ultimo y definitivo es la naturaleza. Ahx debemos encontrar las fuentes, réglas y pri ne ipios de evidencia, de certeza y de verdad. Hablamos de "fuente s " , porque nos indican la procedencia de las primeras verdades; de "reglas", porque son garant la de que los juicios que do ellas proceden son verdaderos; de "principios", porque son o1 punto de partida de otras verdades. La fuente o régla ultima y fundamental de la ver 258 dad es la "nature et le sentiment de la nature" (O.ph, 32). De ah l , como de un origen comûn, surgen dos arroyos como dos fuen tes mâs prôximas de las primeras verdades: -el sentido Intimo (sentiment intime) -el sentido comûn (sens commun o sentiment commun de la nature) Buffier dedica mucha mayor atenciôn al estudio y comprehension del sentido comûn, porque es la fuente de las -verdades no metafIsicas. Estas son las verdades que sus adver­ saries rechazan y que se refieren a los objetos que estân fue­ ra de nosotros. Esta es la verdad que le interesa fundamentar. Mucha menos importancia concede al estudio de las verdades de sentido Intimo, aunque es necesario tener présente sus conside^ raciones a este respecta. EL Se n ti d o Intimo Es la primera fuente y el primer principio de tjo da verdad. Séria como el sentido intimo que cada uno tiene de su propia existencia y de lo que expérimenta en si mismo (O.ph. 7) . Esto no signifies sino que sin ella, sin esta — fuente de verdad, no es posible hablar de ninguna otra, cual — quiera (;ue la queramos suponer. No signifies, ni mue ho menos,que con solo esta fuente sea posible la construcciôn de toda c iencia. Esta primera régla de verdad nos proporc iona un grado sumo de evidencia, lo que se llama la evidencia metafis^ ca o absoluta. Su claridad nos dispensa de toda prueba y nada podriamos contra el que no se dignase aceptnrla. Es, en defin_i tiva, la evidencia carte siana: pienso, siento..., existe. No se trata de ninguna argumentacion ni descubrimiento, es solo la expresiôn de una verdad incontestable de sentido intimo. En el fondo, vemos que Buffier, aunque pudiera parecer lo contrario, no es un mero discipulo de Descartes en este tema. Nos muestra la misma verdad, pero germinando de dos 259 formas diferentes. Se trata, pues, de verdades de una evidencia ajj soluta e invencible. Buffier, por otro lado, critica a los cpie erigen el sentido intimo como criterio ûnico de verdad, pues de cara a fundamentar la realidad del mundo exterior no nos sirve. Se g un estos filôsofos todo viene a reducir se a la percepc iôn ac^ tuai: "car, selon eux, je ne puis avoir d 'évidence que par -une perception intime qui est touj ourc actue1l e ..."(O .p h .l4 ) (22) . Asi viene a resultar que no podemos tener certe^ zn alguna de lo que me ocurriô aye r , ni siquiera si en ese -ayer existia o no. El 1’. Buffier va mostranlo las consecuencias a^ surdas que se derivan de esta posiciôn filosôfica. Como ulti^ mo y definitivo ejemplo nos dice que asi nuestra aima "n'a -point d 'evidence qu'elle n'existe pas de toute éternité, ou même qu'elle ne soit pas 1 'unique être (pii existe au monde (O .ph. ,l4 ) . La serie de incon sec uencia s que surgen de esta pjo siciôn son interminables y, en sus mismas palabras, extrava-gantes, pues tal séria el juicio do quien negase que en el -- mundo existen otros seres distintos do él. Por ello e1 sentido intimo no puede ser la ônica régla o criterio de certeza; "Il n'est pas vrai que nous n'ayons pour règle de certitude évidente, (pie le sentiment in time de notre propre action"(ü .ph . , n .26) (2 3 ). Con este criterio quedarlamos recluldos en la eslora de la conciencia, de la verdad interna, pero no podri^ mos dar un paso scguro en el camino do la ciencia. Hay que -bu scar algûn otro criterio que nos garanticc las verdades extoinas, el salto al mundo exterior. Ivsta nueva fuente rio de verdad sera el sentido comûn ocrite^ de la naturaleza, conoci- d o ordinariamente con e 1 nombre de sentido comûn. A pe sar de todo, no parece que se pueda negar que el inmanent ismo cartesiano hizo inella eu nuestro autor, - como en la mayorla de los filôsofos del siglo XVIII. 260 Aquella rrada en mediata con el m u n d o teamientos de conciencia cartesiana, si m i s m a , d e s p r o v i s t a de exterior filosoficos conciencia ence- toda relacion directa e in- tuvo m u c h o que v e r ciencia, e s t â n de plan p o s t c a r t e s i a n o s . ^Como estar c i e r to s que n u e s t r a s r e p r e s e n t a c i o n e s , n u e s t r o s que c o n l os a c u e r d o c on i n a u g u r o D e s c a r t e s y d el c o n t e n i d o s de la r e a l i d a d ? que n o le ha - con­ He ahx el a b i s m o - sido f â c i l l i b e r a r - se a la F i l o s o f i a p o s t e r i o r . D u f f i e r no c o n s t i t u y e lo c o n t r a r i o , "verdades gua. Se internas" trata, lôgicamente deci r , que "nos pensée, hablando, justificar pour nous existe esprit à tout ce ce que es d e "es" a q u e l l o cuno net ame nte pensée, sont — car ce q ui est p r é s e n t à n o t r e et à n o t r e existe gnose^ r e m a r q u e r les p r i n c i p e s tel qui s a v o i r de h o r s de n o u s " -- q u ’il e st p r é - - c 'est -à-dire l es v é r i t é s que n o u s p o u v o n s qui — s a l t o de u n a a o t r a ; es de v o u s quelles todo asi n os lo a t e s t i - - sea p o s i b l e a s s u r e r que à examiner to uchant el s i no p a r a él e n t r e cômo podemos, e f f e c t i v e m e n t h o r s de n o u s sent d a n s n o t r e principes de v e r planteamiento "Je me p r o p o s a i s ... nous reste externas" en u l t i m o t é r m i n o , p a r e c e " . Este généraux, dent y "verdades h a y que d e m o s t r a r c o m o tesiano; una excepcion, Esa d i st i n c i ô n tan f u nd am ent al qu'il servent de c e r t a i n et é v ^ (El.de Mét . , O.ph., 288) (24). El t e x t o no p u e d e cartesiano. que Se p r o p o n e v er ser m â s t e n e m o s d e n t r o de n o s o t r o s , ponde t am bi é n a algo que c l a r o y de cômo podemos estâ afirmar fuera de nosotros, creyô problema recurriendo a su p r i n c i p i o de la idea ta que, permitla D i o s y de ahi le saltar veracidad divina asi El P. pues él, admite acaso las ide a s - corres^ a a l g o real. solucionar clara a la e x i s t e n c i a de los el y distin c o n c l u i r e n la e x i s t e n c i a de cuerp o s , p u e s -la lo g a r a n t i z a b a . B u f f i e r no p u e d e por la i n f l u e n c i a de i d e a t i e n e m â s de - en n u e s t r o p e n s a m i e n t o , Y a r e c o r d a m o s que D e s c a r t e s s e g û n él, sab o r m â s que a q u e l l o innatas. P a r a él, admitir esta soluciôn, la f i l o s o f i a de L o cke, en esta m ism a p e r c e p c i ô n e i m a g e n que de — no l i n e a , la -- co n c e p t o . 26.1 Con par tanto del s i s t a de L o c k e . mo su d o c t r i n a inman ent ismo Para Ventosa un r e p r e sent.ate de d el s e n t i d o cotnun i n t e n t a cartesiano A. Huff ier puede la p o s i c i ô n f i l o s ô f i c a cal i f i c a de: "dogmatisme rationaliste pratiquement acceptable, discrètement à jieu p r è s rioures El n os d i c e l’aris, ahl el P. h e m o s de somos c a p a c e s de a los Huffier, o porque la d i f i c u l t a d encontrar conocer obj etos que los a mise la p l u p a r t una dans d'entre tous eux, de pour sur de s objets différents du jugement antérieur" m e IIt o lo s i g u i e n t e : tous les t e m p s l ' u s a g e de la r a i s o n " El si, "Le et de pr. (pie pue d e s e n t i d o comun: leur f a i r e un sentiment point i n t i m e de ü.ph.,15) n os d i c e qui do Me t . , est O . ph ., pues, hacia los liiios, y, no de j i do ser d el comun. h o mbr e. l'.ste es Asl d'aucun - (25). mas explIcita-- ils - ont a t t e i n t jiég.2 9 5 - 2 9 6 )( 26 ) . amor d el sentido ils ont una d i s p o s i c i ô n , c so ext iiiguido. for e l l o la n a t u r a l e z a - Jour p r o p r e e s t a r d e f o r m a d a en algiinos h o m b i e s . padre dans c o m m u n aux h o m m e s quand J,lirai" el ci'n del qu a n d -que c o m m u n et u n i f o r m e la c o n s é q u e n c e les pays, c o m u n os, p o rter, jugement vér., En cl T r a i t é ou m a n i f e s t e m e n t giino e s t é a lgo de i m p o r t a n c i a ,- a s l : "La d i s p o s i t i o n sus o b r a s tous capital verdades r e l a ­ sentiment (El. sentido es de principios una c o s a de^ su n a t u r a l e ­ f u e r a de n o s o t r o s . f(ue n ' e s t (Tr. es te^ se rie do p r i m e r a s la r a i s o n , Y en o t r a de de la 197). « r e e n que les h o m m e s l' ussage pj'incipe pag. en clistinguir lo d e f i n e att eint perception; ant^ j u s t i f i c a n que estan p re m ièr es v é r i t é s , nos la n a t u r e - que - N a t u r a l e z a del d os sensé es, los f i l ô s o f o s no h a b l e n m u c h o de e s t e o por tives M a r é e liai (Le jioiut de d é p a r t de 1944, za y f u n c i o n a m i e n t o , sin e m b a r g o , pues J. un peu v a g u e , Sentido Comun Aunque m a si a d o v u l g a r que modéré, les p h i l o s o p h i e s critique" II, sen- consi der a r se coi 1 'o r e i l l e r où s o m m e i l l è r e n t fut toutes à la philosopliie M é t a p h y s i q u e , cahier ma, qui esc a - como d el empiii.sno ocurre Asl pue d e os scr, "naen aJL "algo natural", con su p e n s a m i e n t o : la d i s p o s i — "Il faut d onc 262 supposer que les h o m m e s que l e ur côté par l ' A u t e u r de ce q u ' i l condition leur aya n t pérament et d e s fait voir que fallait pour les en r e n d donné leurs d i v e r s ils ont organes de v ér., 0 . ph., 34) ( 2 7 ). Los hombres en d e f i n i t i v e , a d e m â s de puede sens. llevarnos Or, li b r e autant si mal, que leur tem n ous o p é r a t i o n s de jugements" p a r e c e n no t e n e r p or el mal u s o l'es (Tr.pr. esta d isp osi- - que h a c e n de e l l a , p u e s el h o m b r e cuenta también — jue go es el q u e , s e g u n B uffi e r , al m a l uso, — d'u n autre 1'expérience les d i v e r s e s tal d i s p o s i c i ô n n a t u r a l c o n la l i b e r t a d . E se Mais la j u s t e s s e de j u s t e s s e de n o s que dans tous la v é r i t é , ils e n ont u sé de l e u r s la imprimé atteindre altéré là d é p e n d e n t et p ar c o n s é q u e n t avait susceptibles. la libe r t é , excès prit , c i ô n es, la n a t u r e -- a ser " e x t r a v a g a n t e s " , "m o s t r u o s del e s p l r i t u " . En segundo l u g a r , es u n a d i s p o s i c i ô n que n a la r a z ô n a f o r m u l e r d e t e r m i n a d o s l i d a d del sentido lo s h o m b r e s » comûn: Como formuler se t r a t a de j uicios , ce como u n inedio que la n a t u r a l e z a de v e r d a d e s . auto r, de "Los juicios del sentido la n a t u r a l e z a y p a r a B u f f i e r formulados ademâs a i m p u l s e s de sent i d o , j u i c i o s que sentido en pueden cuando t r a t a m o s de t e n en t r e de la r a z ô n y el c o m p a r e r este b r e el i n s t i n t o comûn se f o r m u l a n pensamiento intelectual cuâ]es c on es, los preguntar j u ici os No tiene si los (2 8 ). fundamental sentido que del a impulses que sean e r r ô n e o s . Bu ff i e r , a s i g u i e n d o la i n c l i n a c i ô n del ser f a l s o s " examiner juzgar se n os ofre^ es el p e n s a m i e n t o la n a t u r a l e z a El p r o b l e m a m â s hacerles es i n a d m i s i b l e formulan incli­ es la fina- ha d a d o al h o m b r e p a r a Este la f i l o s o f i a de los h o m b r e s c omûn, Esta juicios verdaderos, alcance ci erta clase juici os. y mâs diflcil son las r e l a c i o n e s comûn. Para nuestro el p e n s a m i e n t o de tambi é n , el as unto surge que e x i ^ progiôsito Balmes so­ que mâs -- n o s imp o r t a . De penderâ la s o l u c i ô n que e 1 g r a d o de r a c i o n a l i d a d m o s de a t r i b u i r a e st a filosofia se clé a este in t e r r ogante o irr oc ion a l i d a d del sentido que c o m û n del de^ liabre — P. Buf 263 f ie r. "Cuestion decisive, irrncionnl o de c i e g a sent i <lo cotnûii, ha s ldo tina de (pie se lian licclio c o n t r a d el sentido d i s t i n t a de eu el que comûn, à des esprits ce , plis que pa s que du genre c'est que raisonnement, est d o n c le Se (idas por perdu "Dès Por ello le p l u s le la n a t u r e sens los Se trata, los h o m b r e s -- sens corn— la hombr es. en t e r c e r juzgaran dans apar de les tout a rendu Sentido — le -- que el cpic son adinicomùn y ra-sentido plus u n i v e r s e l l e m e n t de Ih't., en c o n s e c u o n c i a , i d e n t i c os tanto, (31). co-- répandue (1. p h ,29 O ) . t é r m i n o , de y uni C o r m e s . S i endo u na d i s p o s i c i ô n n a t u r a l lan, 1'é v i d e n ­ croyons avant raisonnable 4 2 -13) "la r a i s o n et - c o m m u n , c 'e s t - à - d i r e es (El. au -- tous de r a i s o n n a b l e . juger mun commune pas c ommu nément, de s on dos f a c n l t a d e s d i s t i n t a s , sino humain" pas dans por con j u n t o de v e r d a d e s todos impos­ a la expresi<>n s e n t i m e n t à portée justement t r a t a del est (3D). el c a l i f i c a t i v o pensent de renoncer no .'•;ar, todos co^ de ne et ne s e n t i d o c o m u n es, p r . v é r ., O . p h . , la r a z ô n de le g e n r e s enti do qu'il la r a i s o n zôn dans - la r a z ô n "co- nauturellement il f a i l l e 3^0) également se n t i m e n t (Tr. llaniados qui n o u s y p o rte, anadir sont que los h u m a i n , n'en méconnaissons philosophe le sue le al u s o de la r a zôn: point la n a t u r e la r a z ô n m i s m a . commun" siguiendo - qui n ' o n t "Ce p lu s juzga la p o s i b i l i d a d de f o r m u l a c i é n de est o s ciioses où ils c el u i la f i l n s o f î a ticitipos" ( 2 9 ) • - A p a r t a r s e del Ia n a t u r e de los nos ha d a d o d el llegado jugements répandus p o u r être tarse de al jui c i o s do (El. de M é t , , O . p h . , nnin" que " el h a b e r al a m b i t o de gens t'orter c e r t a i n s les iiist inti v o ,- se a t r i b n y e scnt;.do coinun uiia f a c u l t a d la f o r m u l a c i é n de Luego juicios va uni da sible d e c u r s o de Es la m i s m a r a % é n que aparece nio c o n d i c i o n p a r a sentido a ve ces la n a t u r a l e z a . En la d e f i n i c i o n Ilu n v e m o s e ] cnrécter las a c u s a c i o n e s nia.s f r e c u o n t e s no liace del la raz.ôn. iiiipulsos de que las d i v e r s e s v e r s i o n e s comun aparecidas Huffier los pnesto iinpuisividad que siguiendo juici>s juicios que comunes i n c l i n a a juz su i m p u l s e y f o r m a - sobre detorminados o_b 264 jetos. Seran juicios Se comunos s ig ne que a todos y u n i f o r m e s . las v e r d a d e s de "universellement reçues parmi ut toutes sortes d'esprits" l ie u x , 22) et par les h o m m e s (Tr. comûn te mp s, sean en to­ p r . v é r ., O. p h . (3 2 ). La r e l a c i o n e n t r e comunes, mismo es do c a u s a nombre comun" dos que a o f e ct o, a la causa. el sentido c o m û n y los y al e f e c t o se le da a v e c e s P o r e s o d a el n o m b r e de al c o n ju n t o de v e r d a d e s admitidas juicios el "sentido universalmente por to^ los h o mb r es . Si de sentido en t o u t todos que H u f f i e r d ice los h o m b r e s c réa que de que c o m û n y é ste s ino p o r q u e sentido se r e f i e r e Los expresa comûn los jugement vrai d 'e u x - m ê m e s " cuy o s "Se claramente: di ctés par ères vérités" obje^os es que p r o c é d é del por cri- signo sentido El les et p o u r los sentido que sin el qui sont - sentido i n c a p a b l e s de p o r t e r les c h o s e s - comûn e s t â n f u e r a de n o s o t r o s . au cun hors - (33)» son p r i m e r a s v e r d a d e s . "Je d is que la n a t u r e s on d i s t i n t o s de cuan do nos dice jugements le sens Tainbién nos vrais commun qui n o u s - sont d e s premi^ O . p h . , l 6 ) (3^)* s i g n e , bien claramente, que no s on f r u t o s de - t i p o de r a c i o c i n i o . ^Qué r e l a c i o n e x i s t e raciocinio? que si m i s m o testimonio percepciôn. 0.ph.,l6) juicios (Tr.pr.vér., Se sea p or este objetos trouveraient (Tr.pr.vér., sont ningûn cuyos et c e r t a i n sur t o u t e s Estos lo d i c e que juicio la p r o p i a bien c]a rame nte hombres: testimonio no es i n e q u l v o c a de v e r d a d . I n t i m o y de a verdades lo a f i r m a d o po r el universal sabe se t r a t a de u n es f u e n t e Son juicios del que iiidiscutiblemente v e r d a d e r o , cl c o n s e n t i m i e n t o t e r i o de v e rdad, évidente es E ste sir v e ent r e el s e n t i d o c o m û n y el p a r a d e d u c i r una v e r d a d e s de en el p u n t o de p a r t ida bay que encontrar otras; aun u n a jirimera v er - - dad. Surge de sentido u na c o n c l u s i o n m u y c o m û n est a n , por tanto, n a m i o n t o y por lo m i s m o n a d a p u e d e n i m p o r t a n t e . Las vei'dades fu era del a l c a n c e d e .1 razo- contra ellas los embates - dn l os sofismas vagantes. les sofo por al o las Resume siitilezas de Ventosa A. de p e n s a m i e n l o de H u f f i e r el contra e l l o s , debiendo razonainientos que v a n c o n t r a y el sentido sus c o m u n es una z ô n , n o es d i f x c i l v e r ZÔU. U n a po r ospontaneos la que se "Creemos que falsos es act i v idad - aquellos p r o p i a de la r a ­ t a m b i é n do la r a ­ a c t i v i d a d do la r a — las p r i m e r a s v e r d a d e s e i n m e d i a t o s - , y o t r a por filo sino ( 3 5 ). juicios" e n t o d o u n a do b l e fie— para nu es t ro inclinacion, formulan ser los razonainientos ser t e n i d o s p or C o m o el r a c i o c i n i o zôn, forma: afirmando s e n t i d o c o m u n no e s t a e n c i m a de los m e t a f x s i c o s inns e x t r a ­ esta la que -juicios se d e d u c e n otras p o r m e d i o del r a c i o c i n i o . -E x i s t e n c i a d e l cupa d e m a s i a d o on d a r comun, sobre "Car p ar n o t r e nier nous avons mo ntré certains vérités se ntimente lies à la c o n d u i t e ex i s t e d ' a u t r e s i ntime, de êtres, (Tr.pr.vér.; per so p r e a del sentido et la vie; q u ' o n ne p o u v a i t , qui qui ne se prouvent au m o i n s et e n p a r t i c u l a r d ' a u t r e s sentido propone que hombres el sentido p r i m e r a s verda^les r e l a t i v e s a n u o s t r a r a z ô n no p u e d o liacer r a c i o c i n i o guno los h o m b r e s las v c r d a d o s elles; osenciales para ta ent re elles c a r e c e n do su c o n d u c t a en acucrdo sobre la vi dz y es c u a lqui ei imposililo sentido baustivas e j e m p l i f i c a t i v a s . En como comun. ne esta e n u n e r a c ion : "Si (pii se v é r i f i e n t 011 peut, ce me 1. Estas l'on vo nt d os principalement semble, iif' q u i e r e n el cit e r los Il y a d ' a u t i e s al- que son que cxi^ cosa. H u f f i e r hace , en v a r i e s moinentos, de verf'ades de co­ los oh jetos e x t e r n e s ; sobre - Es el a r g u m e n t o H u f f i e r : si no e x i s t e las hommes c o m u n los " i n c a p a b l e s de r a i s o n et de c o n d u i t e " . a b s u r d u m que essentie^ celle-ci:il (3 6 ). 0.ph.,l(i) m u n no |iodemos c o n o c e r que s a ns e x nullement sont d e s v é r i t é s telles S i n e s t a s v e r d a d e s de serxan la e x i s t e n c i a sx que n o s d a a l g u n a r a z ô n de e s t a d i s p o s i c i ô n n a t u r a l . travagance m oi " s e n t i d o c o m u n : A u n q u e no piuebas una emiineraciôn ser tanto ex — n os prop^ T r . p r . vér. e x e m p l e s de jiai' la r é g i e d u jugements sens commun,- sui vantes: êtres et d ' a u t r e s hommes que 266 moi nu inonde, II. 11 y a d a n s vér i t é , s age sse, se qui n ' e s t III. El eux quelque prudence; pas p u r e m e n t se t r o u v e est p o i n t cette intelligence sorte que l'au tr e. IV. les h o m m e s ne Tous V. Ce et à m ' e n f ai r e qui n' e s t produire quelque et lier, point sont point q ue qui d'accord intelligence d'un ordre qu'une chose chose -n' -- à me accroire. t o us les e f f e t s de tel cho­ qu'on appelle horloge" ne saurait 1'intelligence ; d es p a r c e l l e s de m a t i è r e r e m u é e s m er u n o u v r a g e s'appelle quelque l'un a des prop r i é t é s d i f f é ­ r e n t e s de tromper et quelque intelligence; en qui c'est arbitraire. dans moi j 'a p p e l l e corps; chose et ni au h a s a r d , O. - for­ et d ' u n m o u v e m e n t (Tr.pr.vér.; - régu p h . , 15) (37) . - C a r a c t è r e s e s e n c i a l e s de d o comûn; Segûn Huffier caractères osenciales: a) t è r e s est qu'elles propositions ni p l u s certaines" claras (Tr. Este no o verdades h emos visto, se de to: si c l a i r e s , que pr. "Tous vér.; ne del e s t a n p or quand que las sentido aus s i carac^ on e nt repr end faire el f u n d a m e n t o de - con n i ng û n c on p r o p o s i c i o n e s m a s Para que claires ( 3 8 ). 22) constituyen comûn. encinia de senti­ ces sont ni p l u s -- las p r i m e r a s Huffier, como ya t o d o r a z o n a m i e n t o . T r a tando- no es n e c e s a r i o n i n g û n r a z o n a m i e n les ho m m e s , par r a p p o r t d u m o i n s sont de primeras verdades que de siguiontes e i n a t a c a b l e s . Estos le p u i s s e ne O . p h., podiia c o n s t r u x d o las p r i m e r a s v e r d a d e s principes, on en e s t a p r o p i e d a d atacar estas ni m a s é v i d e n t e s verdades los "Le p r e m i e r qui m a n i f e s t e m e n t Encontramos raciocinio. H uffier : les a t t a q u e r , par d e s de P. soie n t les p r o u v e r ou de la i m p o s i b i l i d a d tienen Son i nd e most rabl es las p r o p i a s p a l a b r a s del de las v e r d a d e s estas verdades philosophes et auss i à quelques croyables premiers que l^la- s on - 267 ton et D e s c a r t e s . Il ne de se r e n d r e de la n é c e s s i t é remetit telle s ’agit témoinage qn'ils chose éprouvent sur tel No h a y p o r to para point a l o r s de r a i s o n n e r , m a i s à soi-même d 'n n simple naturellement, s u j e t " (Tr.pr.vér., ello n i ngun a la g a r a n t i z a c i o n fait: es mas, atacar como ponerse en c o n t r a d i c c i o n a l as m i s m a s juger clai^ 0.ph.,3l) las primeras v er d^ con r a zo na mi e nt os c on el (39). n e c e s i d a d de r a z o n a m i e n y c r e d i h i ] i d a d de des; de savoir,- sentido es comun, tanto - con la nji tnr al ez a misma. Esta verdades: es la primera su i n d e m o s t r a b i l i d a d y b) be esta attaquent se de reçues lieu x ,e t p a r ment moins las primeras toutes cent, dans ver d a d e s : les h o m m e s sortes que h u main, contre mille" a d m i t i d a s . Asx nos d e s c r i "D' ê t r e en t ous d'esprits, la gen r e ou m ê m e -- su i n a t a c a b i l i d a d . las p r i m e r a s parmi trouvent, d'un de Son universalmente segunda nota universellement tous propiedad temps, ceux si — --- en qui l es -- être m a n i f e s t e - (Tr. p r . v é r . , ü.pli. 2 2 ) {ko). Con dicarnos Huffier consecuencia de posibles Huffier, t e orxa y a f i r m a c i o n La el j u i c i o de v e z del tos. no soient, (fé il ne que d e j a n e n t r a v e r c i c n .. .", (pie surge la m u l t i t u d , que ou la es que o p i n i o n de la m i n o r x a , gr a n d ignorants, jienser" Es d e c i r , to'Ios 1Cs la — no invalida las la general. dificultad toujoui'S 1 e plus faut filosofo.s, contra a t c n c i o n ni e x p e r i e n c i a sav ants in comûn. los a veces tenemos preferi- la m a y o r x a , en -e spxri tus s e l e c - - c a s o d o las p r i m e r a s verda< e s , n os vie ne se r e q u i e r e "emportent el "uno qniere al go n a t u r a l , la d i s p o - excepciones j u i c i o y o p i n i o n de tCn el sentido c o n I r a m il est a s v e r d a d e s . ser e f e c t o s de a j u z g a r , el Las mos p r o p o r c i o n de u n e la u n i v e r s a l idad de l o g i c a de sicion natural afirmaciones esta éspeciales, a d e c i r ,pues nombre d'esprits, és t a s quels tpi' p n i s q u 'afin d ' e n être p e r s u a - (Tr.pr.vér., q u e , respecte O . p h . , 37-38) a ellas, la m i s m a p o s i b i l i d a d todos de (41 ) . somos - conocimiento 260 de l as m i s m a s ; d'un " D a n s une sentiment chose c o m m u n à tous d'une expérience manifeste les hommes , tous viennent p h i l o s o p h e s , ou de m o i n s r e n d e n t moignage aus s i dans pr emieres les un philosophe phe apposé aussi bien lui que no se error de de e s t a en e sas juzgar en aquellos de que philosophes; c o m û n de el que condiciones aqui q u e , por parce sont nos s en B u f f 1er los que dichas materias afinné en e s o s hemos e 1 sol que qu 'ils c o m û n de errores s e n a lado: u n a m a t e r i a deterniinada. deduce otra r r o g a n t e , pues parece puesto, es decir, a b r i g o de solo t i e n e en Asx d os es­ taies porque condi — sucederia o très timent de jugement contraire le p l u s la r é f l e x i o n . contradico las manifestement n'est il est purde pies donc Si a)iora n o s d i c e por e x a m e n de que ^en que cita sx lo pa r e c e . la r e f l e x i ô n puesto que quedamos? Es de ci r , ésta es de contredites du raisonn emen t estas v e r d a d e s ser t e n i d o p or u n a p r i m e r a v e r d a d sen (43). no p u e d e n surg e, un su e x a m e n ? -Se^ j u i c i o c omûn si no r é s i s t e "le inc- ^Son verda d e s la r a z ô n ? , ^ p u e d e n o d e b e n s u f r i r gûn esta ûltima puede O . p h . , 37) le ce l u i les difficult populaires, la r é f l e x i o n , -- la n a t u r e , par est la r e f l e x i o n y el r a c i o c i n i o , v i t a b l e m e n t e , la p r o g u n t a : e n c i m a de de servir à toutes erreurs de qu i ex al r e s p e c t a : démenti la n a t u r e r a i s o n n a b l e , p ar 1 'e v i d e n c e e s t a b a n al p as u n s e n t i m e n t peut inte^ lo a n t e r i o r m e n t e universellement tirer des co n c l u s i o n . y grave s on sus p a l a b r a s 1 'e x p é r i e n c e " ( T r . p r . v é r . , ser desmentidas todo primeras verdades Estas Cette réponse qu'on pourrait ou d e que que B u f f i e r u na i m p o r t a n t e p a r t e , p l a n t e a xui n u e v o todo raciocinio. "Ce p r e m i e r puisqu'au no est u n philosc^ ciertas materias? que - (42). sentido se cae t é-que commun,- p r e m i e r s p r i n c i p e s de j u z g a r de afirman De por et d u s e n s humain, O . p h . , 31) que hecho, sob r e gen r e un sor t e de­ diametro. Conclusion té s autres es i m p o s i b l e Sucede, c i o n e s de du (Tr.pr.vér., tan en condiciones errores. la n a t u r e in st ui t s des el responds de et égard à la v é r i t é 1 'é t a i e n t : de s'ils au r e s t e à cent m i l l e communs" que principes opposé b i e n que timents fondé à c et sentiment el plus 269 pur de la n a t u r e raisonnable". Ilablando sobre una s palabras aisé bien d'en découvrir simple usage de tado, de y co n el p a p e l de f i n de las p r i m e r a s comprender si del t e n î a n un a r e l a c i o n d i r e c t a si m i smo, pi a e x p e r i e n c i a , p ir ac i én del q ui est rs; et elle se sorte que mentis par meilleure la n a ture. sous peut-être justifie réponse el le de v é r i t é , que d i r e n'a su n o u r r i r sa r é p o n s e , transcenden éste tous pas d ' ê t r e pour vivre? ou plutôt 0.ph.,B4) bajo c o m m u n de se ju^ pro-la iujs la n a t u r e , n'a pas b e s o in po ur dans les le p l u s est le e st é v i d e n t e ils ont grand. en été d^ Enfin la se ntiment m ê m e de qui v o u d r a i t s'imaginer, les h o m m e s , qu'il heureux, en est o u qui n ' o n t La d i f f i c u l t é dispenserait se particulie^ particuliers; d isco nvenus, à ce l u i pas v u formâmes hommes - ob jetivo". Cuan puisqu'elle c h a c u n d es q ui ne d é s i r e n t (Tr.pr.vér., que à cette difficulté qu ' i l comûn sentiment e n sont - anotacioncs comun subjetivo incomparablement En e f fet, (44). esenciales la m a y o r las u l t i m a s juicios "Le est le p l u s ciertamente resnl- las n o t a s " s entido p ar e l l e - m ê m e , dans le n o m b r e p ar comun. q u ' o n en f e r a i t si q u e l q u e s - u n s pas b e s o i n de ne" règle la r e c h e r c h e prétexte avec comûn. se t r o u v e e sc ribe qu'il c a d a u n o e s t a p e r s u a d i d o , por de a q u e l l o s une pre mi ère qu'elle se dan y e s t o es de al je d i s 0.ph.,3ü6) aparece sentido sentido pues sentido j u s t i f i e r de al idolatria la i d o l a t r i a ) su p e n s a m i e n t o , do niiramos c o n B u f f i e r t i f i c a po r la mais (F-1. de Met.; juzgar verdades (de la r a z o n Si o b s e r v â m e s , cia para te ma de la f a u s s e t é la r a i s o n " El el s i g n i f i e n t i v a s : "... — poi'terait d'en donner aucu (45). c ) Nunca son desmentidas por nue s ira coiiducta. Es un te ma on el que insiste reiteradament e el 1'. Buffier. — Cn.un'o un juicio es una primera verdad, los hombres se confor^ iiK.li a él en la practice.Incluso aunque, ospeculativamente, - creii) tener razones para poner lo en dnda. "D'être si fortement im; rimées dans nous, que - nous y conformions notre conduite, malgré les raffinements de ceux qui imaginent des opinions contraires, et (pii eux-mêmes >70 agissent conformément, n o n à le u r s pr em ièr es vérités universellement opinions reçues" imaginées mais (Tr.pr.vér., aux O.ph.,- 2 2 ) (46). Estos r a s v e r d a d e s del verdades: son los c a r a c t è r e s s e n t i d o comûn. la e x i s t e n c i a de los Uedica esenciales especial no tiene un m ov i m i e n t o re gul ar es d i f î c i l el v a l o r Buffier que del de las v e r d a d e s de las v e r d a d e s tous, ception, uvera plus savoir tirant le de le toute sentiment évidence sentido mais de or azar. la n a t u r e En ello apologético. se j u s t i f i c a de v e r d a d ? Para s e n t i d o c o m û n es el m i s m o Intimo. de v é r i t é r e c o n n u e u n i v e r s e l ^ sentiment intime de n o t r e la na t u r e ; il lumi ère, en f era b i e n plus r éel lement" propre partout se t r o u v e r a n é c e s s a i r e de v érité : de n o n pas règle sa for c e de et une r è g l e grande vivacité vement, que m a n i f l e s t a u n sea f r u t o d e l po demos p r e g u n t a r n o s : ^cômo "La p r e m i è r e ment 1^ sentido c o m û n c omo c r i t e r i o û l t i m o el v a l o r de el de la obs erv ar u n ma rca do c aracter Todavia las p r i m e c u e r p o s , la e x i s t e n c i a de b e r t a d y la i m p o s i b i l i d a d de que u na o b r a den y de atenciôn a très où per— se ti\o aussi une v r a i e sorte qu'une — plus vi­ connaître (Tr.pr.vér., O . p h . , 32) (47). Sus p a l a b r a s drâ do darse o mcnos i n ti m o tiene (tirant dadero do mas toute precisamente sa f o r c e de que e n él se pero no m as r e a l i d a d . su f u n d a m e n t o la n a t u r e ) . c r i t e r i o de v e r d a d criterio son b i e n t a j a n t e s y b i e n c l ar as; cl a r i d a d , es el funde El en la n a t u r a l e z a En consec ue ncia , s e n t i d o de -- el v e r ­ la n a t u r a l e z a , sera a u t é n t i c o po sent y tjo c r i t e r i o de v e r ­ dad . E n el s e n t i d o de doit b i e n p e s e r , que pour en faire (Tr.pr.vér., voila uno el û n i c o et 0.p]i.,69) le c r i t e r i o de d onc force du le r è g l e ce que es el — philosophe de la n a t u r e , — sentiment générale verdad tout de toute vérité" - — (48). sentiment r è g l e de v é r i t é , r eto mb é s dans "C'est cette la b a s e "Si pas fonde la n a t u r a l e z a : nous un p l e i n de la n a t u r e r a i s o n n a b l e n ' e n avo n s d o n c scepticisme aucune: et d a n s n' e s t nous -- un fanatisme 271 véritable, à ne p o u v o i r El de sentido comûn Sentido otro el s e n t i d o de n os dan, se Cunda bos (T r .p r ,v é r . ,O . t a m b i é n en el del "C'est sentido do sentido donc toutes le s v é r i t é s de d'une plus la n a t u r e ^Por que sentido i n t i m o y el ob jet o s de ro para de nosotros, que habla, sentido juzgar et le y son - rpio on a m - sentiment la s o u r c e soit et qu'elles ou d ' u n e m o i n d r e y el que de la n a ­ 1 'ori, ine se t r o u v e n t vivacité de - enganar: qu'elle et nous-mêmes Quizas dos cri t o r i o s , por se r e f i e r e la d i v e r s i d ad a objetos las v e r d a d e s el - i;i prime^ tpie e s t a n d e n t r o que se r o f i e r e n a e s t a n f u e r a de n o s o t r o s . (piand e lle d'antre; de son g a r a n t i a de v e r dad. s e g u n d o p ara La û l t i m a nos p u e d e entonces, comûn? que u n o y otro las v e r d a d e s objetos çonner de (pie u n o y viveza, ( T r .p r . y é r .,O .p h ., 32) (50). clarté" mal, claridad pour principle; grande tienen u na r n i z ovidencias la n a t u r a l e z a . (lue n o u s d e v o n s r e c o n n a î t r e accompagnées comûn Las e n t r a n a n una n e c e s i d a d casos proviens t ure intimo y se ntido la n a t u r a l e z a . auncpie t e n g a n d i s t i n t a an tént i cas p o r q u e de c e r t a i n s de rie n " la n a t u r a l e z a . comûn : de être 2 5 1 ) (49). pb., et nous p eut ce nous que que détermine serait ce j u s t i f i c a c i o n es "Imaginer à un guider rpie la na t n r a l e z a la n a t u r e j" go m e n t à la a l o r s ne p l u s nous de vons p eut ...ce fausseté sero i r p e nse r" nous serait de m a n i è r e ce no guider (pie n o u s (Tr.pr.vér., - suji ou - somme s O.pli.,- 32) (51). La n at u ra l ez a dero y ûnico través del •del sentido sentido comûn El intimo el ’'-uffier. va lor, La por tanto, como el 1Cs el la la 'pie h a b l a -verdades intei'nas-, verda­ tanto a c omo a t r a v é s -vei'dades e x t e r n a s - . Juicio N o es del sobre qncda, c r i t e r i o de v e rda d. Critico todo en u no u otro ambigüodad de facil e m i t ir un s e ntido, a l g u n a s de del juicio ci'itico - p e n s a m i e n t o del sus e x p r è s 1 ones os, P. pro - 272 cisamente, la que d i f i c u l t a e s t e De su obra, parece t o d o s m o dos, que juicio. y tornado el c o n t e x t e la é t i q u e t a que m e j o r general le c u a d r a de es la de - subjetivismo. El P. o de B u f f i e r n os d i c e s e n t i d o c o m û n e s t a n a sal v o de z o n a m i e n t o de los so f i s t a s . c i o es la p r i m e r a v e r d a d ? p r o b a r ni impugnar la d i f i c u l t a d nemos p or cualquier La v e r d a d La r e s p u e s t a ent o n c e s : los la v e r d a d sofismas de anteriores o ra que u n no j u^ se p u e d e - y mûs c la r as . - ^qué r a z o n e s y c r i t e r i o s que es que p a r a e s te sentido autor comûn aunque se le o p o n e n r i a de los h o m b r e s te­ De o p o n e r a los r a z o n a m i e n t o s , juzgar se s u b s t r a e que sea n o no sepamos refu-O . p h . , 29). concluir servirse hech o , "En la p r a c t i c a p u e s la m a y o r i a c e s i d a d de nosotros estamos no (Tr.pr.vér., s e r î a n i n c a p a c e s de m û n c o m o c r i t e r i o de ver d a d . mûn sab e r es p o r q u e f u e r a n e c e s a r i a tal r e f u t a c i o n h a b r i a que rio: impugnacion Ahora b i e n , ^cômo proposiciones se a g r a v a las v e r d a d e s p r i m e r a s " a n t e r i o r e s " ?. s e g u r o s de tar que s u ce de de del Si - la mayo^ s e n t i d o co t o d o lo c o n t r a — los h o m b r e s n o p o d r â n s o f i s t a s , mas e x p e r i m e n t an en si m i s m o s . a s l , en la p r a c t i c a , que El al e x a m e n d e que la n e ­ se ntido co^ la r a z ô n " — (52). Podria vismo se vio, ca oponerse a esta la n o t a de la uni v er s al i d a d que, en û l t i m o se r e f u g i a b a térm i n o , t a m b i é n en el i n t r e p r e t a c i ô n de (}ue s e n a l a B u f f i e r . comûn subjetivo. E n c u a n t o a las p r i m e r a s v e r d a d e s V e n t o s a A. e s c r i b e c a d a u na de e l l a s dos los vengan m e r o de juicios tod o s notaremos que En realidad, verdades Lo c u a l enunciable aunque que no p a r e c e como p rim eras que ve rdades, en c u e s t i o n , e s p e c i a l m o n t e a l g u n o de pueden los juicios ser d e m o s t r a d o s " es buona es d e s c o n s i d o r a d a t|ue él c n u n c i a "Si n e n t r a r en cl e x a m e n de solnmonte él p r o p o n e los c a r a c t è r e s ellos. como p ri mer as lo s i guient e: senal de que en f a v o r de e nc on trem os alg ûn texte ya c a r a c t e i 1 sti- al a n a l i z a r e s t a sentido subjet^ Pero, que p a r e c e lo - a to-les el con pri- propuestos - (53). la e v i d e n c i a del - su b j e t i v o . Y este sugerir lo c o n t r a r i o . 273 como sin c u a n d o él e s c r i b e cntenderlas; ssé et (pie cl "Un s ens d 'a d m e t t r e d es sentido c o m m u n qui clioses sans c o m u n no est les juzga capable entendre, las d'ôtre n'est cosas redre­ plus un c o m m u n ..." (Tr .[>r .v é r . , O . p h . , 6 9 ) (54). s ons A p e s a r de ello, c o n V e n t o s a A., a f i r m a m o s que la u l t i m a v e r d a d hemos dos afirmaciones conocer, insiste dad de su p e n s a m i e n t o senalado anteriormente. de que po demos s in e m b a r g o , mas la que p a r a detorminados ejo m p J o s , - t o t a l m e n t e : "Ilay que rje oponerse al subjetiva j uicio s, s u b j e t i v i s t u , co mo ya a t x t u l o de suscribir o n la e x p e r i e n c i a formular es Ile aqui, escepticismo que que tiene en de Huffier la n e c e s ^ los m o t i v e s ohje­ tivo s que d e t e r m i n a n e s t a n e c e s i d a d " . "Buffier no ci miento humano liâtes d e l todo dos escepticismo hombre se r é f u g i a y al ll la n e c e s i d a d de s u h j e t i v o del oponiendo juzgar c<o a los cm (evidencia) (pie a 1 considerar détermina — expérimenta naturalmente Este es el a u t é n t i c o y û n i c o conoc i m i e n t o s v e r d a d o r o s : "Ne c r o y o n s p as 1 le r e n o n c e r au sens c ommun ; fondement ( 56 ) de to u t e notre que el pour faisons c r i t e r i o de être philosophe plutôt du philosophie" to dos - ;;entido c o m û n . sens il f ai- cotiinuin lo do M é t . ; O.pli., 3 0 8 ) (El. . Es t a s snmon y la m e j o r dos el p o l o firme, o b j e t o s " (55). nue s t r o s mun, en se m a n t i e n e en ûlt ima palabras c o n p r e n s i o n de instancia, los c o n o c i m i e n t o s a r b o l del propio autor son el m e j o r rc- su p e n s a m i e n t o . se nos p r é s e n t a h u m a n o s . E n él cen un c o n jun t o de p r i m e r a s rest o del del como El sentido la f u e n t e se e n r a i z a n y se verdades, y de é s t a s surge co­ de to^ just ifit o d o el conoc imie n t o . CONCLUSIUNES T r a t a n d o do ha c e r lo e x p u e s t o , y cou cl fin de ci.oiies del c on las de 1’. H u f f i e r una especie de r e s u m e n de p od e r comparai- m e j o r Haï m e s , <pie es, todo las a f i r m a - en défi ni t i v a , 274 de lo que guientes se t r a t a c on es te estudio, podemos establecer las afirmaciones: 1) Buffier re chaza, nalismo como por principio, el e m p i r i s m o . t a n t o el racioi Son extremos igualmen te i n a c e p t a b l e s . 2) Intenta p o s i t ivamente del pel ig ro del 3) Su o b r a t i e n e , t er a p o l o g é t i c o , s a l v a r a la F i l o s o f i a - escepticismo. e n el fondo, de d e f e n s a y un marcado cara c­ j u s t i f i c a c i o n de - la R e l i g i o n y sus v e r d a d e s . 4) Como tema central de su investigaciôn podia-mos senalar éste: que es la verdad. 5 ) E stablece un a clara d is t i n c l ô n entre d ad ob j e t i v a y la sub jetiva, r i o r y el e x t e r i o r . ga entre Es el p r i m e r la v e r — cl m u n d o inte^ t r i b u t e que pa- B u f f i e r a las e x i g e n c i a s d el r a c i o n a l i s m o car tesiano. 6 ) El p r o b l e m a m as g r a v e que se le va a p l a n t e a r es el de na a siguiente: la e x t e r n a , También herencia 7) Se ^ c o m o pas a r de lo su bjetivo inter­ a lo o b j e t i v o ? . cartesiana. sépara radicalmente l u c i o n al p r o b l e m a , sobre m i e n t o de la v e r d a d la v e r d a d de ’e D e s c a r t e s todo, en la so- e n el e s t a b l e c i - la e x i s t e n c i a do D i o s c omo f u n d a m e n t o de las d e m a s v e r d a d e s y en la p rneba c a r t e s i a n a de la d e n o s t r a c i o n de la e x i s t e n c i a - de Bios. 8 ) N i e g a la r e a l i d a d de la a b s t r a c c i o n y sus c o n sccuencias. 275 9) El s en tido c omû n a parece puede fundamentar 10) de El en ella 11) El sino segû n el encuentra sentido que 12) El hemos estas este cer en a "primeras el r e s t e d e l edificio juicios - del de e sta camp-., de formula? se h a r â es d e c i r , cuando c o r r i e n t e del c a m p o de Ambos lo estudio. suhjetivo, detorminados circunstancias. al una c o m p a r a c i ô n con f i n a l de bayai los v i s t o S e n t i d o Comûn, se poi m as otros filôsofos pu e d e estable— Se n o s m u o s t i a u c o ï n c i d e n t e s lo m i s m o , grave de los que hay el .pio se ha de jn.s t i fi cac iôn s u h j e t i v o a lo o h j e t i v o , y e s t o on el empirismo. Ahora bien, '|uo n os o frece c ada u n o de on ol e s t u d i o , alcance en la p a r t e estos tpic l i h e r a r a la h é r o n — c oin-i d o n t a m b i é n con la Ja^ la o x p o s i c ion de h an p a g e d o u n b u o n t r i h u t o la F i l o s o f i a : la h û s q u e d a do lo origeri a las - problema c i oiia 1.i SM'O ni jujl - c a r t e s i a n a , y, to de de de la r i l o s o f î a . si ci ou del la r a z ôn, natural 1 3 ) La j u s t i f i c a c i o n û l t i m a de e s t a s p r i m e r a s lo que r e c h a z a n , e n los e r r o r e s cia y v e rd ad e s viene capîtulo, un t r i p l e la n e c e s i d a d la n a t u r a l e z a , conocimionto. y aunque ]a llamada en es d i s t in to de surge A la liora de e s t a b l e c e r de - externas. en e sa n e c e s i d a d c om ûn da y de la n e c e s i d a d l’aimes, que su a p o y o y su e x p l i c a c i o n . en una s d e t e r m i n a d a s me ol û n i c o indicado. sentido verdades" consiste i m p u l s e de comûn no ella misma c io del las v e r d a d e s sentido comûn ju zgar como dos c r i t i c a del s in caoi p o s i t i v a , on a ntor es, e n la oxpjo cnfrontar ni la en - sal^ el r ^ soluciôn y c on cre t a m e u t e y c onse eue n e i a s del l l a m a d o sentido C£ 276 m ûn, no podem os deci r que c o i n c i d a n . u n a r e a l i d a d niucho m a s E n B u f f i e r este unilateral criterio, ficiente para explicar no - e n t i é n d a s e de comûn o instinto la v e r d a d contrario, c ia b l e sobre el solo Centrâmes t e n c i ô n es valides es el û n i c o y suficiente, Balmes el de Balmes, conocimiento suhuma sentido e importantes. subjetiva; importante "instinto ESCOCESA; - En B u f ­ en B a l m e s , la e v i d e n c i a del enun intelectual". THOMAS R E ID a h o r a n u e s t r a m i r a d a en la " f i l o s o f i a los a u t o r e s c er r e f e r e n d a ,(■)() , sin Para se t r a t a que p a r a juega en c o m bi na c iô n y a rm on la la e v i d e n c i a que n c t û a el Son v ar ie s Bu ffier comûn, externa-. es t a m b i é n FILOSOFIA escocesa". se ntido igualmente importa y cuenta p o r el Para sub j e t i v a t odo el e d i f i c i o d e l intelectual con otros criterios fier el y embargo, a los que te ndriamos que h ^ y d a d o que p a r a n u e s t r a estudiaremos solo las in-- llneas p r i n c i p a ­ les d e l p e n s a m i e n t o de T h o m a s REID. R E ID es el t i p i c o r e p r é s e n t a n t e " fil oso fia del s e n t i d o com û n " , g r a n n û m e r o de p r i m e r o s forman parte (^) de D e n t r o de que af irm a do la l l a m a d a - la e x i s t e n c i a do u n p i r n c i p i o s de d i s t i n t o s tipos y que - la e s t r u c t u r a de n u e s t r a n a t u r a l e z a . e sta n o m b r e s de: G. escuola CAMPBELL te nemos que c i t a r r e c t o r de l M a r i s c h a l College (+ 1 7 9 3 ); J. ( 1735 - 1 8 0 3 ); D U G A L D BEATTIE t a m b i é n los — (I 71 9 - I 7 9 6 ), que do lle g é a ser d_i Aberdeen; J. O S W A L D STEWART — (1753- 1 8 2 8 ). A t e n c i é n e s p e c i a l m e r e c e el nomVire do H A M I L T O N ( 1788 - 1 8 5 6 ) por la i n f l u e n c i a fo c a t a l a n r e ] a c i o n a d o mûn, que t uvo c o n la f i l o s o f i a c oner e tame n to o n I-LORENS Y BARBA. en a l g un f i losodel sen t i d o c o ­ 277 E st o s do " p r i n c i p i o s " , croeiicias, es t a n todo razonamiento y do toda c i e n c i a cesitaii aprendorlos, pues s o n de cidos por Estos primeros mod o n o todos serxan talcs L as ira Hume es la de u n a el no primeros no n ^ <pie son c o n o - otro de R e i d se d i r i g e n empirists, co nt r a las m u y e s p e c i a l m e n te con la print-ra o p o r a c i o n de la m e n ­ simjile, es d e c i r ; la c o n c e p c i ô n d e s n u d e sin n i n g u n a unas comun, p u e s de principios. afirmaciones la F i l o s o f i a a p r e hens iôn cosa tal n a t u r a l e z a pueden demostrarse, y I.ocke. Se g û n e l l o s comparer la b ase los h o m b r e s d o t a d o s de u n o n t e n d i m i e n t o prlncipios p r ê t e n s t o n e s de te en (■)()• Los h o m b r e s creencia solir i laniisma. Luego vendra c o n o t r a s , el per cibi r acuei d o s o desacuer-- d os . E s t e m o d o de e n t e n d e r to es para tpie la zando Reid u na aprehensiôn juicios leza, un por cultad de! juicio que h e m o s de d e c i r sentidos irnplica, por en fuc parroco su e x i s t e n c i a , eu N e u p r o f e sor de F i l o s o f i a Moral Entre the wers Macbar en sus o b r a s p r i n c i p a l e s 1 oue r s en fa s-niple - su f o r m a , - o s c o c c s , e s t u d i ô en y dosempeiiô a l'.un c a r ­ de A b e r d e e n . Fuc l u e ­ Glasgou. hem o s on the i'rinciple s oT In t e l l e c t u a l o f Man. u na de natura­ a nte m x , mi sol o una noc iôn o a p r e h e n s i ô n creencia p o s t c r i o r m o n t e , en el C o l e g i o del Rey the llumau M i n d (lue cada su m i s m a esta (1710 - 1 7 9 6 ) era hi j o de un p a s t o r Aberdeen, go, — y .arialj^ c reencias naturales. c u a n d o v e o un a r b o 1 que v e r me d a no REID conociniien m a s bien, o c r e e n c i a no iienos que a p r e h e n s i ô n simtiJe. ejemp l o , de e J p r o c e s o d el IJebemos d e c i r , se 31 ev a a c a b o r e s o l v i e n d o forma los a r b o l , s ino u na (X) on tal o p e r a c i o n o s de Asx, go simple primaries, De las pur a f i c c i ô n , of M a n , y de citar: C o mm o n Sense Essays A n Inciuiry i n t o (1764), on the Essays Active Po-- 278 distancla o magnitud. Y este Juicio o creencia no se obtiene inediante la comparaciôn do ideas, sino que va incluido en la naturaleza misma de la percepciôn Estos juicios son parte de lo que la naturaleza ha dado al entend imiento del hombre; constituyen, como dice Reid, una Inspiraclôn del Todopoderoso. No sôlo forman parte de nuestra naturaleza, sino que son la base de todos los des- cubr imiento s de nuestra razôn. Lo que es contrario manif ie stji mente a alguno de estos primeras principios, que son el Senti­ do Comûn de la Humanidad, es lo que llamamos absurdo. Reid hace un analisis "du sens commun" (^) ($8 ). Reconoce que la palabra "sens" tiene una acepciôn diferente en la"lengua de los filôsofos" y en la "lengua corriente". "Le mot sens, dans la langue commune, n'a pas la même signification que dans la langue des philosophes; et cette différence négligée a été quelquefois une source de con fusion et d'erreur" (5 9 ). Los filôsofos parecen persuadidos que las funcioi nés de los sentidos no tiene nada que ver con ol juicio. 5e-rân como dos mundos no sôlo radicalmente distintos sino con f u n d o n e s del todo diferentes. "Ils considèrent les sens comme la faculté de recevoir des objets certaines impressions ou idées, et le ju­ gement comme la faculté de comparer ces idées et de percevoir leur convenance nécessaire ou leur disconvennace" (û o ). La posibilidad de los sentidos no va mas a]la de una mera labor de recopilaciôn y recogida de datos, de im- presiones o ideas. (X) Oeuvres complètes de THOMAS R E I D , chef de l'école écossai­ se, publiées par N . Th. JOUFFROY, avec de fragments de M. ROGER-COLLARD et une introduction de 1'éditeur. PARTS (I8 2 8 1 8 3 6 ). Vol. V, ess. VI, cap., II, 28. En ade]ante citaremos -- siempre esta ediciôn de la Obras de Reid. 279 Held cita algiinos e,jem[)los de f ilosofos modernes , y entre el los aquellos que ofrecon alguna peculiaridad e special, A s i , por ejemplo, Locke, porque "a donné le nom de sens interne à la conscience", a Hutcheson, por(;ue "a introduit d ' a u t r e s sens internes, tels que le sens de l'harmonie..." Pero en el fondo, tant o los sentidos externes co­ mo los internos, no son sino canal es por los «pie las ideas 1 1 e- ,",an al e splritu, y llegan puros de toda mezcla con el juicio -(6 1 ) . No son asl las cosas, sogun Reid, en el lenguaje c oiuun. "Dans la langue commune, au contraire. Je mot -sens implique toujours le jugement. Un homme de sens est un -- homme judicieux; le bon sens est un jugement; un non-sens est ce qui est dépourvu de jugement; le sens commun est ce degré - do jugement qui est commun à tous les hommes avec qui on peut converser et contracter dans les ocnrrences les plus ordinaires de la vie" (6 2 ). Nos encontramos con una ac.o[)cion radicalmente di­ ferente. El campo y la realidad del sentido es aliora un campo de juicios; juicios que podemos distinguir como primaries y uni^ ver sale s . Asl esta palabra se aplica indi stintamenie a ] sen tido externe, al sentido del gusto, al sentido moral, y a la in te Iigencia Yiropiamente dicha . Reid observa que esta acepciôn particular esta de acuordo, en el fonde, con la definicion «pie Locke y la mayoria de los filosofos modornos han dado del juicio. oe trata , por tanto, de una realidad, "luz", pr mit Iva, interior, y «pic todos los hombres poseemos en une u -otro , ”;rado. Es al go «p'e "le ciel seul peut donner", es " («rii-'it ve lumière que nous ne trouvons (ju'en nous-mêmes". Reid escribe asi: "Celte lumière intérieure du bons sens (el subrayado es -«nies Iro) n'est pas accordée à tous dans 1 a même mesure; mais il faut la posséder en «nie 1 que degré pour être obligé par la loi , ('ajiablo «le veiller à ses intérêts, et responsable de sa condui­ 28o te envers les autres. C'est ce degré qu'on appelle le sens — comniun, parce qu'il est commun à tous les hommes avec qui nos contractons, et à qui nous pouvons demander raison de leurs actions" (6 3 )• llcid hace especial hincapié en el aspecto ético, de la coTiducta, a la hora de la explicacion y valoracion del sentido comûn. Es una nota que se observa en casi todos autores de la llamada "Filosofia del Sentido Comûn". Esta "lumière" , aunque no en elmismo grado, ha de e star en todos los - se de en todos igual, los hombres, al mcnos para el desonvolvimiento mas elemental de su vida de hombres. El sentido comûn abarca tanto el camjio de la conducta como el del conocimiento donde se nos présenta, en los 1 lamados i>rincipios del sentido comûn, como fundamento de todo conocimien­ to. Reid no puede ser mas explicite a este respecto: "Toute connaissance, toute science, repose sur des principes évidents par eux-mêmes et tels que tout homme doué du sens commun en - est juge compétent dès qu'il les a compris. De là vient que - les disputes se terminent souvent par un appel au sens commun" (64). El recur 80 al sentido comûn es el recurso a los principios primeros con los que el hombre cuenta y en los que se apoya el reste de conocimientos y de ciencias. De la aceptaciôn o duda de estos principios depende el éxito y fuerza de toda argumentacion. üespués de estas afirmaciones sobre su existen­ cia y valor, sobre su iniportancia, Reid se propone explicar-- nos en qué consiste esto sentido comûn: "Je me suis pro[)osé d 'expliquer en quoi consiste le sens commun, afin cpi'on ne - le regarde ni comme un vain mot, ni comme un principe nouveau dans la science de l'esprit humain. J'ai tâclié de faire voir, que le mot sens, dans son acception propre, signifique jugement bien que les philosophes l'aient souvent employé dans une au­ tre. Il s'ensuit que sens commun veut dire jugement commun, ce qui est parfaitement confirmé par 1'acception de cette der nière expression". (6 5 ). 281 El texto se nos présenta como de lo mas clarif end or. No se trata de nna palabra invitil , v a n a , ni siquiera de un principio nuevo. Aunque alguno s filosofos lo liayan uti- lizado en otro sentido, esta palabra y realidad, "sens" , sig­ nif ica un juicio. Sentido comûn (pierrâ decir, por lo mismo, juicio comûn. Juicio comûn, tanto si miramos liacia el objeto como si miramos al sujet o . No le plantea excesiva preocupacion a Ueid ol hecbo mismo de rnarcar los limites o fronteras del sentido co­ mûn; le importa mucho mas convenir y reafirmar el becbo mismo. ))e éste, y por principio, no tiene duda de rpie (odos los liombres somos testigos por nosotros mismos. I)st a es la razén que justifica, segûn el propio R e i d , el que no se hayan preocupado demasiado los filôsofos por aclarar los termines do esta verdad; "Je crois que le sens commun est un mot aussi ci air,- et dont la signification n'est pas plus équivoque. Nous le r^ controns à chaque page dans les écrivain s lo plus estimés; -nous 1 'entendons prononcer sans cesse dans la conversation, et, si je ne me trompe, toujours dans la même aception. De là vient rpi 'on a si peu songé à le défini r ou à 1 'expliquer"(6 6 ). Con esta excesiva confianza acepta Reid, y nos dice (pie es aceptada por todos, la realidad del sentido comûn. No colocamos asl del 1ado de un sul>jetivismo -fidelsmo pode-mos decir- bien manifiesto. Aunque los filôsofos no nos han dado demasiadas explicaciones de este término, tenemos «pie senalar alguna excepciôn a esta régla. Cita Reid exprc samente al R . Huffier y a HerUeley: "L'un est le P. Huffier qui, dans un ouvrage pu-l'iio il y a c inquante ans (se refiere al frai té des premières vérités et de la source do nos jugements), a 11'ai té du sens c «imnun comme de l'un des princi[>es 110; L'autre est de la connaissance liunai- Berkeley, qui l'a invoqué plus que personne c entre la doctrine des [diilosoplios cpi'il comba ta it " (67 ) . Por esta cita deducimos claramente «pie Reid con«ico la doctrina del P. Huffier, por 'o «pie alguna influencia su y a le podemos atribuir, auiupie este, es un tcma muy «te h a t id o 282 y no suficientemnnte aclarado (68). Se apoyn también Reid en las ideas de S h a f t e s b u ­ ry sobre el sentido comun, y que defiende en su obra Sensus C o m m u n i s . Este autor llega a escribir estas afirmaciones: "II y a done des vérités morales et philosophiques si évidentes par elles-mêmes, qu'il serait tout aussi raisonnable de croire le genre humain tout entier liVré à la &lie et au même genre de folie, que d 'admettre sérieusement des objections contre - la connaissance naturelle, la raison fondamentale, et le sens commun". "D u r e s t e , s sablement ner dans travail" bien, si v o u s s e l o n les trouviez idées d u aucun jargon mystérieux, je que j'ai m o r a l i s é sens c o m m u n , et serais p^ s ans d o n ­ satisfait de m o n ( 6 9 ). Esta cita que recoge Reid es bien significativa por lo que indien, una vez m a s , de como el sentido comûn de - la escuela de Reid tiene mucho que ver con la conducta del — hombre. También cita el testimonio del "archevêque de — Cambrai". Fiel discîjuilo do Descartes busca donde se ha de en contrar la evidencia de las verdades primeras. Concluye que en la claridad do las ideas y «lue ésta se nos da por el sentd^ do comûn. Este es el pensamiento del autor: "Mais qu'est-ce que le sens commun? N'est-ce jias les mêmes notions que tous les hommes ont précisément des mêmes choses ? Ce sens commun qui est toujours et partout le m ê m e , qui prévient tout examen qui rend l'examen même de certaines questions ridicule, qui fait que malgré soi on rit au lieu d 'examiner, qui réduit - l'homme à ne pouvoir douter , quelque effort f[u'il fit ;>our se mettre dans un vrai doute ; ce sens commun qui est celui de - tout homme; ce sens qui n'.attend (;ue d'être consulté, qui se montre au premier coup d'oeil, et (jui découvre aussitôt 1 'év_i dence au l'absurdité de la question, n'est-ce ])as co que j 'a^ pelle mes idées?" (7 0 ). Ap.arocen las mismas notas senaladas en los otros autores. Se trata de noc i one s générales que no pode "los contra 283 decir ni exnininnr; jior ol contrario, ellas son como la base de Lodo Juicio y razonamiento, de todo examen. Se eiicuontran en todo hombre y se las descubre al primer golpe do vista. Reid crce encontrar ya esta Ixnea de peusamiento en el mismo Ciccrôn. De ahi que recop-^ una cita de su obra De Dra tor e , lib. Ill, c. 30. Es esta: "Onnes onim taci to «piodam sensu, sine ulla arte aut ratione, in artibus ac rationibus,recta ac prava dijudicant. Idquc cum faciant in picturis, in a]i i s et in signis, et operibus,ad quorum into]ligentiam a natura minus Im Vient instrumenti , turn mult o ostendunt inagis in verborum, numje roi'om, vocuinque judicio; quod ea sint in communibus infixa -sensibus; neque earum rerum quemquam fund i tus natura voluit cxpertern" (7 I). Aparece, pues, la naturaleza como el fundamento inque brantable de una seri e de juicios q u e , en los distintos am Vit t o s , formulanios todos los hombres. No hay nintpina otra — ju s t i r ic a c ion ni se necesita buscari a . Esa naturaleza, e quiva lente del sentido comûn, es la razon y Imse suficiente. También entre los autores ma s T'ocientes, por ejem pio el mismo Hume, encuentra apoyo a sus pensamient o s . Asl de Hume nos recoge algnuos textos «pie abogarlan a favor del sent i d o comûn: "Il (philosophe) consulte le sens commun, il s'en rapporte aux sentiments naturels de son aine; et rentrant ain­ si dans le droit chemin, il se précautionne désormais contre le«lanj'.er des illusions" (7 2 ). Cita, por fin, a favor <b su doctrina del senl.imicnto comûn, el testimonio «le Driest ley on materia, sobre to^ do, do religion y de moral. De spue s de todos estos tcstimonlos, -él hahia de "1egion"- en favor de la Filosofia del sentido comun, Reid no pue«le dudar do su valor y alcance en la explicacion del couo' imiento humano. Cita "los sus mismas pal abras «pie resumen toda esta argumentaci«'ui: "Après ces nombreux témoignages, auxipiels des milliers d'autres pourraient être ajoutés, il est permis «le cr «liie que quel «pui tormid atil e s que puissent être les crit^ 204 ques dirigées contre les phllosopfies qui ont placé le sens --commun au rang des principes de la conalssance et qui ont In­ voqué son témoignage sur des points évidente par eux-mêmes, ces philosophes n'y succumberont point, soutenus comme Ils le sont par tant d 'hommes qui partagent leur erreur. En effet, 1 'autorité du sens commun est trop sacrée et trop vénérable - (el subrayado es nuostro), elle est défendue par uno trop ]on gue prescription, pour qu'il soit prudent de la récuser" Con estas palabras (7 3 )* queda bien claro el valor — que le merece a Reid el "sentido comûn" como fuente de conoc^ nilento. Ahora bien, ha de quedar claro que este sentido comûn, este "premier degré de la raison", yo dirla esta acti­ vidad no raclonal de la razôn, sino e spontanea y priniaria, no se ha de oponer a la razôn. Unlcainente Iiemos de reconocer pa­ ra el sentido comûn un "dcrecho de priinogenltura" frente a — los derechos de la razôn. La inetafora merece toda nuestra atenciôn. No se trata do un derecho mas entre otros de la misma categorla. No es un derecho que acote una zona mas entre todas las que, en Igualdad de ser, formarlan el campo total del fenômeno del co^ nocimiento humano. No se trata de una realidad que juegue, en armonla de grado y poslbilidades, en el complejo del coiioci-mlento. Se trata de eso, de un derecho de primogenltura, de prlmariedad, de cspontaneldad, de colocarle antes y por en cima de lo ostrictamente raclonal. Y os un derecho que créa, por si mismo, todo un mundo de verdades, de juicios, que son las iirimcras verdades o verdades de sentido comûn. Estas verdades, por lo tanto, — las podemos calificar como no estrictnmente racionales, que no es lo mismo que decir que sean verdades opuestas a la razôn. Claramente nos lo ha oxpresado Reid con estas pal.ahras : "Il serait absurde d 'opposer le sens commun à la raison. A la vé­ rité 11 a sur ello un droit d'aînesse (el subrayado e s nues-- tro); mais Ils sont inséparables de leur nature, et nous les 285 confonflons dans nos discours ot dans nos écri ts" (?4 ) . "Nous attribuons à la raison doux offices ou — deux degrés: L'un consiste à juger des choses évidentes par e ].1c s-inêine s ; l'autre à tirer de ces jugements «les conséquen-ce s qui ne sont pas évidentes par el] es-mêmes. Le yiremier est la fonction propre, et la seule fonction du sens commun.,." (75) . Se pregunta entonces Reid por cpié darle un -- nombre especial, distinto de la razôn misma. La respuesta es muy iuteresante para comprender que el Sentido Comun de Reid no es sino ese sentido connin que la humanidad ha entendido c^ mo tal, ese ejercicio espontaneo y natural de la razôn con cl que formainos toda una sorie do juicios y verdades que denominainos , precisamente, de " sentido comun". Asl responde Reid a esa pregunta del poi- cpié de un nombre es|)ccial: "Il suffirait de ré pondre : pourquoi abolir un nom qui se trouve dans la lan gue de toutes les nations civilisées, et qui est défendu par une si longue prescription..." "Mais il y a une réponse directe et péremptoire, c'est qu'il faut bien donner un nom particulier au premii-r d(? gré de la raison, puisque la plus nombreuse partie des Iiommes n 'en possède pas d'autre" (7 6 ). Todavia tenemos otras razones y mot ivos para difeienciar este primer grado de la razôn <lel segundo. Es una - d j tinc iôn en la que Reid pone marcadamonte el acento. Reid insiste de tal man era en u ;t e en este "don du c i e l " , como él nos dice, nuit j do comun, en esta "lumière", - «pie le col oc an en las fronteras mismas de un c ie r to fideîsmo. El munilo del "sentido comun" , «jne se justif ica por él m i s m o , y esto es lo mas grave y a la vez lo te filosôfico, ;as débil aparece con unas prerrogativas de su pensamien i nsosperhadas e irisusti tuiblcs de car a a cualquier otro t i;io de conocimiento: "Le sens commun est un pur don du ciel : s'il nous l'a re f u s é , l'éducation ne saurait nous le commun!«pier. La raison a son enseignement et ses règles; mais elle présupiiose le sens co m ­ mun . <diicou'pte e st doué du sens commui peut apprendre à rais^ n.er; mais celui (]ui n'est point éclairé d e cette lumière, — 286 étant incapable de reconnaître les principes évidents par — eux-mêmes, n ' apprendra jamais à en tirer des conséquences - légitimes" (7 7 )« l’or fin, habrlanios de senalar que la existencia y fuerza del sentido comûn, y esto es también tipico de toda Filosofia del Sentido Comûn, aparece mucho nias clara en la -• refutacion que en la prueba positiva. La conclusion de una serie de razonamientos apoyados en principios ciertos jamas podrâ contradecir al sentido comûn. Asi se nos muestra como una especie do muro inquebrantable contra el que chocaria — cualquier tipo de escepticismo. Ileconociendo . que es el primer peldano de la razon, el primer grado, casi se nos muestra como distinto de la misma razon. Asi nos permite concluir el modo de hablar de Re i d . Hemos ostudiado el capitule y secciôn en que -Reid trata explicitamente del sentido comûn, de su alcance y de su iinportancla. Sin embargo, no estara de sobra que recojamos todavia otras afirmaciones repartidas a lo largo de - su obra. Aunque no se preocupa demasiado de estudiar la natu raleza de estos principios del sentido comûn, no deja de insistir en su realidad y valor : "Si, comme je le pense, il -existe certains principes que la constitution de notre natu­ re nous force d 'admettre, et que nous soyons dans la necesité de prendre pour accordés et de regarder comme vrais dans les affaires de la vie commune,sans que nous puissions en d^ montrer la vérité, ces principes doivent être ce que nous - appelons les régies ou les maximes du sens commun; tout ce qui leur est manifestement contraire est précisément ce que nous appelons 1 'absurde" (7 8 ). De no admitir estos principios del sentido comûn se llegarxa, dice Reid, a verdaderos absurdos en todos 1 os ôrdencs de la vida. Con una gran iron!a escribe en un rnomonto de su obra lo siguiente: "Nous avions toujours cru jusqu'ici que la pensée supposait un être pensant, la trahison un tra_î tre, l'amour un amant. Tout cela n'est que fumée, erreur et 207 mensogne. Aujourd'hui il est démontré qu'il peut y avoir de la trahision sans traite ; do l'amour sans amant; des lois sans 1^ g i s1a t e u r ; des crimes sans coupables..." ( 7 9 ) • A estos absurdos llegarlamos de no seguir la — fuerza de] sentido comûn que nos impulsa, por ejemjilo, a admi­ tir la realidad del sujeto como realidad permanente de todas e sas manifestaciones. Sin embargo, cree Reid qu-? osa os una locura vana. ICI sentido comûn no nos permite taies conclusiones a las qu e ,on e stricta logica de algunos filosofos, tendriamos tpie llcgar. A estos filôsofos y a estas ideas : "Le sens commun, comme un torrent rapide, les entraîne malgré eux; et, en dépit de leur raisonnement et de toute leur pJiilosophie, ils sont -obligés de croire à leur propre ce «^lue les environne" existence et à celle de tout (8o). Todas sus paginas estan semhradas de un afan gran de de realismo y de sentido comûn. Asi cuando hace ol estud io de cada uno de los sentidos, estudio del que en este mornento debemos prescindir, el fondo, lo esta como reclaniando coiistnntemente. En siempre esta por medio el p-oblema de la relacion en tre el espiritu y el mundo material. «Este problema réclama, — también constanteniente, la realidad y e jercicio de la fuerza del sentido coniûn. Estas reglas o principios del nos pro s e n t a n , por tanto, sentido comûn se -- como las ûn icas «pie pueden liherar — nos de un soguro naufragio en el mar del co n o c i m i e n t o . Con -- ellas, se ciertamente, nos encontramos a salvo y seguros. ex tue sa Reid en otro memento de su obra: céder en philosophie, nuestro), Asi "Les règles pour p r o ­ rcggilaç i>hilo soph and i (el subrayado en - ne sont que les maximes du sens c o m m u n , celles que - les hommes prudents suivent dans la conduite ordinaire de la - \ i e . Quiconque prétend philosojilier sur d'autres règles, soit - (pj 'i 1 s 'agisse du mon<l% materia 1 ou du monde intellectuel, — court ris'pie de so méjirendre et de n'atteindre pas le but où i1 tond" (8 l ). Notâmes, una vez mas, la r e f e r e n d a expresa a la 288 conduct a ordinaria de la vida a la hora de hacer r e f e r e n d a a la realidad del sentido conmn, Notamos también su conviccion profunda de que estas réglas son conditio sine qua non para cualquier filosofar. Una conviccion que, como antes di jiinos,- esta rayando en una especie de fideîsino. Con estas reglas nos esta permitido interprctar la naturaleza, descubrir lo que hay en las cosas, pues en e so consiste la v e r d a d . En este sentido Reid es declarado defen-sor del "realisnio", en consonancia con toda la corriente de la Filosofîa del Sentido Comün. De lo contrario, podenios concluir con Reid, reraos en el escepticismo mas oxtremado y peligroso. cae- "...et si le sens commun et les principes d'une bonne éducation ne nous prêtent une assistance opiniâtre (t e r c a ), il y a cent à pa-- rier contre un que nous tomberons dans le scepticisme le plus outré" (82). Se trata, pues, de una conviccion ciega y total. Se acertara, i r r e m e d i a b l e m e n t e , con ellos; por n e c e s i d a d , sin su ayuda. Descartes, Malebranche y Locke, tencia de 1 mundo material, se errarâ, también A s i , por e j e m p l o , filosofo como empenados en probar la exi s — lo han hecho "avec peu de succès", con poca fortuna» Asî se explica aquel grito decepcionante de Reid frente a la Filosofîa de taies c o n s e c u e n c i a s : "Je n'ai plus pour toi ni foi ni respect; je renonce à ton flambeau: laisse mon âme suivre bonnement la pure lumière du sens commun" (8 3 ). Esta 1uz del sentido comûn sera la unica que nos podra salvor de las consecuencias nefastas del racionalisnio o del empirisme. Caso de oposiciôn entre el sentido comûn y la filosofîa sera esta la que habré de ceder y desandar el camino, no el sentido comûn. "Dans cette contestation inégale en­ tre le sens commun et la philosophie, jours le desous, cette dernière aura tou et no se retirera du combat qu'avec doshon-- neur et avec jierte" (84). Con ina bclia metafora comparativa nos explica Reid la rclacion en «pie :0 encuentran el sentido comûn y la - ï89 Filosofîa. arbol del Aparece el pritnero como troiico y raices de to do el conociniiento filosôfico -se entiende el sentido co- iiinn y sus principios-. Cualquier Filosofîa que no esté apoya- da y fundamentada en él, como el arbol en su propio tronco, - cae e strepitosamente al s u e l o . La Filosofîa queda, sentido comûn. La razon, nal y refloxiva, por tanto, en lo (pie tiene propiamente de raciç) aparece dcterminada por el sentido comûn, (pie ciertamente es un grado de la razon, cisainonte no racional. "Ces règles — pero es el grado pre. Con lo cual vuelven a resonar ciertos vi entos de posturas fideîstas. tencias; subordinada al -- iOste es el sentido de sus sen- (du sens commun) plus d'autorité que la philosophie" ont plus d'nntiipiité et (8 5 ). Esta antigüedad y autorif -ad no es solamr^n te croMologica con respecte al r a z o n a m i e n t o , a la Filosofîa, sino - que escapa esencialemente a cualquier posibilidad crîtica del misi'io. Por tanto, no solamente no le preocupa el justificar rac ionalmente estes princijiios que se nos dan espontaneamente, si no (%ue , por définie! ôn queda n excluîdos de tal just if icaciôn. "Je conclus enfin que la nature humaine est telle^ ment constituée que nous sommes forcés de croire à 1 'ex is t en ­ ce pré sen te de nos sensations, ses dont nous nous souvenons, et à 1 'existence passée do cho comme i.>.us lo sommes de croire (pie doux e t doux font cjuatre. . ." "Ceux sont de premiers principes (pii ne sont pas du domaine du raisonnement, c ommuu" et qui no relèvent que du sens -- (f'û ) . En ahismo entre el este sentido enc outrai o s algûn texte donde el sentido comûn y la razon apat ece mue ho ma s — luarcarlo : "La raison même auteur.,,, tout 1 'empreinte de La todo, et le sens conmun sont il faut aussi rpie les facultés son divin ouvrier" fuerza del (8 ?). sentido comûn se m a n i f i e s t a , sobre en lacrcenci a de 1 mundo material, d(! razonamiento filosofico, 1'ouvrage du humaines p o r — pue s cualquier tipo cua Irpiicr escepticismo rpie quera- 290 mos suponer, no sorxa capaz rle derribnrnos ta.l creencia y con venciiniento. No liay tribunal, por encima del tribunal del ini^ mo sentido comûn, que pueda disponer de mayor autoridad o v a ­ lor para destruir esta verdad, "La croyance d'un monde materiel est plus ancien ne, et a plus d 'autorité que tous les principes de la philo soi phie; en vain la ra ison voudrait la réfuter: tribunal comme incompétent..." elle récuse son (80). Vemos que Reid repite esta idea de una forma casi machacona; el valor de los principios del sentido comûn se justifies por él m i s m o , no necesita ningûn apoyo reflexivo ni siquiera p o s t e r i o r m e n t e . Se explica que Reid ataque fuertemente el sistema idealista, la tooria de las ideas, que viene a negar la — r e a l idad del mundo material y, como c o n s xcuencia la realidad de toda ciencia. "La théorie des idées, Troie, semblable au cheval de — paraissait quelque chose de fort simple, de fort beau et de fort innocent; mais si ces philosophes eussent su qu'elle portait dans son sein la mort du monde matériel et du monde intellectuel, sens commun, la destruction de toute science et la ruine du ils n 'eussent jamais fait une brèche dans les - remjiarts de la phil osophie pour 1 'introduire dans son e nc e i n ­ te" (8 9 ). Frente a todo ello Reid opone la conviccion de - su sentido comûn y los juicios que él comporta. Es una convie^ cion que tiene que cumplir dos notas: mediatez. Conviccion, por fin, irresistiblilidad y in- que puede mas -aqul es o x tr e ­ mado Reid- que cualquier tipo de razonamiento o todos juntos: "Vila le genere humain tout entier partagé entre deux opinions contradictoires; d'une côté le vulgaire, ét r an ­ ge à la philosophie et guidé par les instincts primitifs et inaltérables de la nature; de l'autre, non-seulement tous les philosoplies anciens et inodernes, mais tout liomme que réfléchait. Dans cette grande classification je me trouve à ma ponte du côté du vulgaire" (9 D )« !91 Reid estnbleco una oposicioii demasiado profunda entre e 1 mundo y cam]>o del sentido comûn y el del razonamien- to. O p o si c io n o, me j o r , diferenci acion y sofiai'acion ipie nos a ut oriza a calif i c ar le de cierto sabor fideista, hemos como ya le - seiialado en varies mementos de esta expos! cion. llacemos esta denuncia con toda la intenc! on, pues s! de Jo quo se trata es do exponer su doctrina para poder — com pa r ar l a con la del filosofo espauol J. Halines, nada me jor quo sa car a la luz este " f i d e î s m o " , para asl demostrar quo no t ! one nada quo ver esta afirmacion reidiana con la intuicion cr iL e ri o lo g ic a profunda del filosofo de Vich. En su mornento - rpjodo bien claro que a Dali'ies no so le podia acusar por ningu na razon de tal fideismo. Aparte de que el esquema geneial de una y otra postura no tiene demasiado (pie ver, a no ser en -- c uanto a cierta intencionalidad y coiu omitancia fiJ o s o f t e a s . K 1 (pie util icon identicos "términos" tie expresion -"sentido comûn", etc.-, no quiere decir que sean identic os sus contend^ dos. Este sentido comûn, do comûn, y es!os principios do senti­ esta claro que no son los de Haïmes. /.Cuales son estos pr i nc i p i o s ? El distingue entie verdailes nece sarias des contingentes -las conti arias son imposible s - , y verda -admiten la posibilidad do la contraria-. Cada un a de las clases comprende cli'Los". l'ntre los pr! meros principios de las "pr !lier o s prinvordades necesfi r i as e s!an los nxiomas lûgicos, los axiomas materné tic os y los primeros principios de la moral y la meta fis!c a . Los axiomas morales, nos dice, "me piarecen tan évidentes como los de las materné ti c a s " . Entre los |>rimoros pincijiios metaflsicos conside^ ra très ipio "han s id o pue s tos en c u o s t i (én por Hume". ICI primée ro es (Iu e "las cual id ad e s (pie percibimos med tante nuestros -seiitidos deben tener un su je t o , (pie 11 amamos ciierpo, y que los pensamientos (pic cstamos couscieu!;es de tener deben tener un sujeto, que llamainos mente" (ICs'sys , 8,3,6; II, pag. 359)* El se,".undo es mpie 1 tpie dice (pie "lo (pu' coiiieuza a exi stir debe 292 tener unn causa quo lo yiroduce" cero, efecto, sa" (I b i d e m , p a g . 342). Y el ter- que "a partir de las marcas o seriales del mismo en el puede inferirse el designio o inteligencia en la c a u ­ (Ibidem,pag. 352) (91). Entre los primeros principios de verdades contin gentes nos encontramos con aquel segûn el cual "las cosas que recuerdo distintamentc sucedieron realmente" II, pag. "las cosas que [lercibimos distintamente 3o4 ) , con que mediante nuestros sentidos existen realmente, percibimos que son" (Ibidem, (Essays, 6,5,3;- y son las que - p a g . 3 O 0 ), con que. "las faculta- des por medio de las cuales distinguimos la verdad del error no son falaces" (I b i d e m , 6,5,7; p a g . J>lk) y con que "en el am bito de los fenomenos de la naturaleza lo que va a ser sera igual a lo que ha sido en cire un s tan cia s seine jantes" 6 ,3 ,1 2 ; pag. (I b i d e m , 3 2 0 ) (9 2 ). Estas verdades contingentes son évidentes en el sentido de que tenemos una propension natural a creerlas. "Es de tal modo évidente que no necesita prueba el hecho de que todos los hombre s se inclinan por naturaleza a pre star una — confianza impi le ita al testimonio de sus sentidos, mueho an-tes de que estén [ired i spue stos por los pre juicios de la edncn cion o de la fi 1oso fla" (Essays, 6,5,5; 11, p a g . 360) (93). ;^Son susceptibles de prueba estes primcros prin ­ cipios, por ejemplo el de la validez do la memoria? Reid no piensa que lo sean. "J^os prj ineros principios no pueden deinostrarse ;de otro modo no serlan taies. tuicion. Se conocen por medio do la iu-- Pero Reid no da, me parc c e , una explicac ion clora - del modo o modos en que llogamos a conocer estos primeras --p r i n c i p i o s " (94). Reid h a b l a , pues, de "princij'ios de creencia en la naturaleza liumana, do los (|uo no podemos dar otra exp 1 icaci on sino la de que resultan necesariai'cnto de la c ou st i t uc i 6 n de nue stras l'acultades" (iCssay s , 6 ,b ,6 ; II, pag . 3^H ) • "l'or const gui en te , lo 'pte yo sugiero es qui? Reid af irma la exi. s t e n d a de un grau numéro de primer os principios de distintos tipos sin dar unn explicacion inequivocn del son 293 (ido o sentidos precisos en los que se dice de eJlos (pie son évidentes por si m i s m o s , que son primeros principios y que for man parte de la e structura de nuestra naturaleza" (9 5 )• Su tesis consiste en que la Filosofîa ha de basar se en la experiencia y que si llega a conclusiones paradogicas que cont r ad i ga n la experienc ia comi'in y entren en conf lie to con las creencias, en las que todos, incluso los escépticos, de nio<lo nece sari o su vida practica basan , dehe de liaber en ella a l ­ go cquivocado. Ciueda claro, eso si, (pie Reid no se adliiere sicmpi e at sentido comûn, si por tal en tendemos la opini(5n corrien te del h ombre de la c a 11 e . l’o n e , como ejeiaplo bien significatif v o , e 1 caso del "color" (|ue , si no se esta vnrsado en la f ilosofia, se créera que es una cualidad o inodificaciôn de los cuer pos sin mas. CüNCIdJSIONF.S Después de esta exposiciôn del pensamiento de Reid sobre el sentido comûn, — sobre su valor y sus p r i n c i p i o s ,- y con el fin de faciliter una mirada do c on junto (pie mejor se pueda comparar con la filosofîa de liaime s , resuininios en a 1 gu-110S piiiitos sus aportaciones principales. 1) Reid es une do los représentantes tipicos de la corriente llamada "Filosofîa del Sentido Comûn" 2) Es inuy signifient ivo que a los principios |irimnros, )U'încipios de 1 sen !:ido comûn, miinmente: los 1 lame c^ "cre en c ia s " . Este mismo nombre nos ind ca (pie su posici(5n code del lado del subjetivismo, e incluso " fidei smo" . 5) El sentido coiiin y sus principios a parce en co­ mo el tr-onco y raîz de todo el arV>ol del conoci — niionto. No es un ciitorio ma s entre varies, una relaci(ui de armôn ica igualdad, sino el en -prima- 294 rio y fundamental sobre el que se monta el resto del c o n o c i m i c n t o . 4) Este intente filosôfico aparece como un esfuer zo por salvar a la Filosofîa de dos errores iguaJL mente funestes: el empirisme, por un lado, y el - idéalisme, por otro. Por eso esta Filosofîa tiene muclio mas de defensa desesperada y apologética -que de elaboraciôn y cieaciôn positiva. 5) Insiste, por principio, en que el sentido comûn y sus principios se justifican por ellos m i s m o s . Ni es posible ni necesitan de otra justificaciôn, sino que lo que se les oponga sôlo tendra un n om­ bre: lo absurde. Otra vez, cance de esta convicciôn, segûn la fuerza y al-tenemos que notar aires de fideismo. 6 ) El sentido comûn, que es el primer grado o pel_ dano de la razôn, no es que se oponga o se tonga que oponer al segundo grado de la razôn, a lo es- trictamen Le r a c i o n a l . Pero, entre uno y otro, es- tablece Ueid un abismo tan marcado que casi contr^ dice su afi.rmaciôn yirimera. 7) Ciertas experiencias cou las que denomina al sentido comûn, como por ejemplo: que le ciel seul peut donner", "lumière", etc., "don indican tam bien esta postura fideista que venimos s e u al a nd o . 8) A la hora de la explicaciôn y valoraciôn del sentido comûn, y aunquc no exclusivamente, el autor insiste demasiado en c1 mundo de la ética, de la conducta . 9) La ûltima razôn del porqué do la aceptacion de este sentido coi-iûn y sus principios es por que ca­ da uno somos tcstigos de ello y, no crec Reid, se pueda uno liberar de su propia fuerza . 10) Adniitimos c 1 conociniiento (pic tiene del P. lîu 295 ffier, de hecho he los v.lsto tpio lo cita en al gun inoinento, también la coincidencia en el intente f ilosôfico que pretenden ambos, pero no croemos que se pueda establecer por aliora la exacta in— fluericia del francés en sus obras. Lo cual no — quiere decir que no podamos colocar a los dos, y con todo derecho, tido Comûn; dentro de la l'ilosofia del Son FilosoJ'ia que se apoya en la fuerza de unos primeros principios fruto del sentido c^ mûn, fruto do la primariedad de la naturaleza hu m a n a , y que son origen y fundamento de cualquier otro ra zonamiento humano, y de cualquier otro co noc i mi e nt o cientifico. Este r e sumen de sus principales intuiciones y piyo puestas nos autoriza a poder concluir 'lue, si tiien es cierto que Jaime Ha]mes conoce y v a l o r a la f i]osofia oscoccsa pro lo que tiene de "seguridad", de "salvaciôn", del naufragio al -- que la estaban llevando el empij'i smo exagerado, y el r a cionalismo exagerado, por otra, por una parte, y también que utiliza expresiones bien p a r e c i d a s , y a veces idénticas, como cl recur so constante al "sentido c o m û n " , que fue ciertamente toda una corriente de o p inion en el siglo XVIII y XIX como cl ûnico nm dio de salvar la auténtica Filosofîa, cl sentido p r o f undo del naturaleza, verdades, no es mouos cierto que "instlnto intelectual" de Haïmes, su dimensiôn y alcance, su sus propi os principios o la justificaciôn que pueden y deben tener (îstns mi_s ma s verdades, su a] e jam i en to l'e cualquier sombra de fideismo. Ilo nos permiten el poder ca i i f i car a Haïmes como un seguidor de la Filosofîa escocosa, concretamo td e de la l'i losof la de -- Reid , y como c o n s e c u e n c i a , como un seiraiidor de la llamada c o ­ rriente de la F i 1 o s o f 1a del fient ido Comûn . •Si trad i c iona Imeii t e se decla -ICscolastica- (pie e 1 " h ombre las intuye, ve" los |irimeros pr 1 ne 1 pios o vordades , es decir, dentro de la filosofia e s c o c o s a , tal y como la Yie_ mon vis to en uno r\o sus me jures ro pre sentante s , liabra que do- 296 cir que el "hombre las cree" -subjetivismo-, Balmes estaria en una posicion intermedia, pues su "asenso irresistible" vie^ ne, de alguna manera, exigido desde las condiciones proj>ues — tas por el enunciable. Cerropios con estas palabras de R. RüCiUER : "Los escoceses segûn dice Jouffroy sostienen que estas verdades son indemostrables y que es igualmeute absurdo quererlas probar que intentar combatirlas. Kant habla querido establecer que estas ver­ dades que coustituyen nuestra ra zôn con algo mas que verdades huinanas, que son verdades, para to­ do sujeto agnoscente. No lo cons^ gui6, pero sus sucesores siguieron con cl mismo empefio. Reid, Uugald Stewart, opinan que un tal empefio es contradictorio. Dalmes se sepa ra evidentemente de su trayecto— rin, y cree, como hemos visto, -que la razôn humana puede hallar el aliquid inconcussum de Descar­ tes, o lo absoluto de los p>ensado res alemanes; para constatarlo, al mènes, no para poseerle en es­ ta vida" (9 6 ). « Hemos centrado nuestra exposiciôn de la filoso-fla del sentido comûn de la Escuela escocesa en la persona do Reid, puesto que él es el iniciador y principal représentante. Se ha dicho que solamente Reid y Beattie pueden ser considéra dos como représentantes de esta corriente en sentido estiicto. La afirmaciôn, que es exagerada si la tomamos en un sentido restringido, puede admitirse en cuanto que sou los dos filô- sofos escoceses que teorizan mas, y con mayor originalidnd, sobre el sentido comûn. Beattie concentra su punto de visia en estas ai ir m a d o n e s que definen el sentido comûn: "Power of the mind which percei­ ves truth, or commands belief, not by progressive argumentation. 297 hut by ail ins taii t a n e o u s , instinc­ tive , and irresistible i m p u l s e ; (el subrayado es nuost.ro) derived neither I'rom education nor from h a b i t , but from nature; acting in dependem.ly on our will, whenever its objets is presented, according to an established l a w , and t here­ fore properly caI led Sense ; and acting in a similar manner upon all, or at least upon a great m a ­ jority of mankind, and therefore properly called Common Se n se " ( 9 7 ) « La def i ni c io n que nos ofrece coincide con lo quo hemos ostudiado en Reid; se trata do un impulse instantaneo, instintivo e irresistible. tipo de justificaciôn y no la necesita. - No solamente no es fru!.o de ningûn racional, La definiciôn, sino que esta mas alla de ella por otro lado, nos recuerda - luis tante a la que el 1’, Fluffier da solire el sentido comûn. Frente a esta c o n ien le la f i 1 o ;o f i a de Dalmes i:m rece juicio d i f e r e n t e : "Il primo prol)l em.'i fondamentale — délia fi :osof ia o c]uello délia cer^ teza, cha il Dalmes intende resolvero con il ricorso alla conscionz a , alla cvidenza e al senso commu ne, intenso corne "istinto intollec^ tuale", e non s'uitimentale o sensi^ bile, como in Reid o in Hamilton" (98). FI, F’I’ .NSjMlIEN ro HE LLORENS Y BARDA El oslabôn de ]Cs],ana , denl.ro do la c or l'iente de la I''i Io s o f Ta del 'lent i(îo Coin'in, lo encontramos r ('prosenta'l o en la figura del ilusti e prof e sor c a t.al an l.lorens y Dar h a . Llorens naco en Vilafranc.a de 1 l'cuedé.s en lP>?A) y rinore en Barcelona en 18 7 2 . H e d ic a sus majores aiios al e studio y ensenanza de la Fi Io .1o f Ia en la Hniversi dad de farce 1 ona, No nIIIIi c ô nada en vida, per o nu;; 1 ec ci ones quedaron en los archi. 298 v o s do la Faciiltad en t e x t o t a q u i g r a l i c o . tad de Filosofîa y Letras Como homenaje cô en 1920 très v o l û m e n e s L lo rens a L l o r e n s y Ba rb a , la U n i v e r s i d a d de que r e c o g i a n aparece la E s c u e l a e s c o c e s a , ()^) a q u i e n cit a pôstumo de sus leccioiies. c o m o h e r e d e r o de f u n d a m e n t a im ente la Facul^ Ba rcelona p u b l ^ la c o r r i e n t e de en la v e r s i o n de H a m i l t o n constanteinente. La G r a n E n c i c l o p e d i a obra y pensamiento Catalana enjuicia asl la — de L l o r e n s y Barba: "... la seva f i l o s o f î a es fonanienta e n la p s i c o l o g î a , e n t e s a la ma^ n e r a de la i d e o l o g î a , A q u e s t a c o n ^ c i è n c i a té u n v e s s a n t i n d i v i d u a l i u n v e s s a n t c o l l e c t i u . El c o l l e c t i u s ' e x p r e s s a e n el s e n t i t c omûn, que es t r a n s f o r m a , a i x i , e n e l e m e n t — p r o v a d o r de la v e r i t a t . El s e n t i t comû, q u a n d u na c u l t u r a ha a r r i b a t a la m a d u r e s a , pot p r e n d r e la f o r ­ m a de m a n i f e s t a c i o de l ' e s p r i t n a ci o nal. Segul f o n a m e n t a l e m e n t c 'e ^ co l a e s c o c e s a del s e n t i t comû, en la v e r s i ô de H a m i l t o n ..."(99) p a r t e do nd e , d e r o de (^) La cita de forma la e s c u e l a n os interesa, clora, escocesa nos de Guillermo Hamilton nace la e s c u e l a la F i l o s o f î a de C o u s i n . la U n i v e r s i d a d de Lôgica", que c o m p u s o b l i c a d a s d e s p u é s de obras de H e i d que en el c om o — here­ Su primer en E d i m - fue el de m a s v a s t a e r u d i c i ô n Su p r i m e r e s c r i t o fue sobre p r o f e s o r de Edimburgo. e n su û l t i m a a Llorens Hamilton. escocesa. Fue todo, en G l a s g o w en I 7 8 8 , n m e r e b u r g o en I 8 5 6 , B a r b a d i c e f i l o s o f i c a de sob re presents Lôgica y Metafîsica en " L e c c i o n de lietafîsica y de aho de su inuerte por M a n s e l . con notas y comentnrios. ensenanaa, - f u e r o n pu- !Cn I 856 pub] icô las Î99 Llo ren s y Barba i m i n o de la F i l o s o f î a del es, en lispfu'ia, r e p r é s e n t a n t e S e n t i d o Coüiun. Tratamos ge- de e x p o n e r 1 a s l l n e a s f undaiienta le s que cotisolidan sn p e n s a m i e n t o , sacad as de sus "Lecciones de F i ] o s o f i a " La p r i m e r a v e r d a d es fpie e s t a otras Filosofîa, ciencias, toma hombre sino que En de lo t o m a interior, (lOO). tentimos que a d i f e r e n c i a de al h o m b r e "La F i ] o s o f î a hombre, que en del en Sentido Comûn acuerdo F or c on ello de] los h c c h o s quiere y c om ie nza por si h e m o s de ir de e u e s t i ô n de la c e r t e z a y de y 11] en (103)• Sentido al que Tan las i ntri ncada" no nos es permitido fundamental creenclas c o mo de creencias es eli g e para la d o c t r i n a del del pcnsam] e n t o de l.lorens. A f i r m a c i o n e s tra t a de des d e cl a configurar p r i m e r m o m e n t o . ITT da to de Bent i - suficientemonto bien van est a F u n d a m e n t a l ..." vos d e n t r o explicar, la iiitransf o rma blo s " (lo4). H e m o s h e c h o d os a f i r m a c i o n e s lu e g o Jo os c a p i t a 1 en l'iloso- cuando de ab an- . su F i l o s o f î a es e 1 da to f u n d a m e n t a l do C o m û n : la exi s t enc ia de su - Es n o t a la c e r t e z a Balmes — (102). "I.<a e u e s t i ô n de capîtulo renun— cognoscente: nos d ice de u na y otras: nuestro - ha­ sob r e v e r d a d e s sujeto L l o r e n s y B ar b a primer "Es t e Comûn, es n u e s 'ra c o n c i o n c i a . Filosofîa. lo r e c o n o c e e u e s t i ô n el f î s ico )" (11) 1 ) . al a c t o c o g n o s c i t i v o d e s d e seg ur o s , f undamental fîa esta al al - averiguados. s e n c i l ] a a su c o m b l n a c i ô n m a s El p u n t o de apoyo , donar asl c o m o r a z ô n el no cotistiuirse examinar "F as ando revista f o r m a mas no m u t i l a (nos r e f e r i m o s h o m bre la F i ] o s o f î a deJ ci a ndo a t o d a h i p ô t e s i s , a v e r iguadas — l u g a r , c o n s t a t a el f r a c a s o r c p e t i d o ] as h i p ô t e s i s m e t a f 1 s i c a s , s e n a l a n d o lier e s t a d o de Fi los of la s y su i n t c g r i d a d . su i n t e g r i d a d p u e s no h a b l a m o s se gundo otras d e s t a c a r en él las gr^ 'pie , si - su F i l o s o f î a - " c r e e n c 1 fis intransfor^ 'tel)] es" es basico. Fe r o si a p e l a m o s t iv o y o s c u r o por d e f i n i c i ô n , verdad, a una m e r a creencia, ;,cômo g a r a n t i z a r i n v a riabl e p or princi))io? acto subj^ el c r i t e r i o de Il or en s r e c u r r c a la n e c e s i - 300 dad de que t e n e m o s dad que no p a r e c c rio: cuanto mas cotejamos unos buscamos creencia conocimicnto un filo so fo arâbigo, contra^ un acto cog-- p r i m a r i o s , cuanto é s t o s o b r a n en n o s o t r o s , tanto mas conociniiento h u m a n o me rece (acto o s c u r o y s u b j e t i v o ) (acto p e r s p i c u o y o b j e t i v o ) . imp]i c i t a , otros Necesi­ criterio nnalizamos sus e l e m e n t o s el f u n d a m e n t o d el me jor el n o m b r e de el de p or n i n g û n cu anto mas el e f e c t o que c o n v e n i m o s en que e n e s o s niismos juici o s . se p u e d a d e s t r u i r " S e g û n esta d o c t r i n a , noscitivo, mas conciencia explicitamento que han r e c o n o c i d o u n A l g a z e l de B a g dad: radix no - De m a n e r a que l e m a de cognitionis fi-- d e a " (105). El t e x t o n os m a n i f i e s t a autor: la r a i z d el encia primaria y e spontanea En e s t a cede que a qul ge ut la cual estrictamente que el ultime dice de l "conoci m i e n t o " sentido instinto los la v e r d a d que a " t a n t e s ha e x t r a v i a - inti me, filosôfica. de u n a p r i m e r a s v e r d a d e s , p r e n s i b l e s " , y cpie son acejitar. creencias" Es filosôfica f r u t o ûltiino de aqui que "estas esta, que La conte - como podemos r.os cfre^ conociniiento. el p r i n c i p i o intelectual, (1 0 6 ) q u e d a p a r a lo j u e g o y c o m b i n a c i o n de u nos al p i a n t e a m i e n to de como ut - "intelll- sistemas racionalistas" alegacion tijio de Frente el Abelardo), sino os el la u l t i m a cualquier cre­ a a f ir — "c r e d e e n s u s t i t u c i ô n d el no s m a n i f ie s ta y e s t a b l e c e el autor, c er p a r a c ua nd o viene sub jet i v a m e n t e " t e n e m o s c r i t e r i o do del L l o r e n s y B ar b a interpretacion a penas nada ra cional "oscura y conciencia "creencia" Anselme) h an r c s u l t a d o En e s t a datos S. c r e d a s " (ma x i m a de do y de la i n t e r p r e t acion, tenemos una aplicaciôn genuina del i n t e l l i g a s " (m a x i m a do claro en la " f i d e s " , en la que n o s asis te. l i n e a de d e m a s i a d o en f a v o r de marnos el p e n s a m i e n t o conociniiento e s t a de Balmes evidencia se nos m u e s t r a verdades el o r i g c n de donde la a rm ô n i c a u na ap arece - co n j u n c i ô n y la f u e r z a del f a c u l t a d , or:gon "inex plicabl es" e " incoin— todo con o c i n i i e n t o . Este ds todo el esquema que nos ofrece, en el fon do, Llorens y Barba. Las verdades se nos dan como liechos juira ser creidos o admitidos, no ]iara sor explicados, ni enten didos, 301 ni C(;inprendidos . "Nuestros datos no son construccione s nnc stras,son datos, hechos que la conciencia nos ofrece iiara se adinit^ (los, y a e sa admis ion ] a llama Hamilton creencia, es decir, por tomarlos con conqileta confianza, que no como conocimientos on sentido estrictisiino como son los obtenidos por inducciôn o experiencia" (1U7). Esta inconpresibilidad no se le présenta a Llo— T'ens como una dif icultad , sino que , siguiendo a Hamilton, d_i ce (|ue hacer de la incomprensihi 1idad de un d a t o de la concicn cia un argumente contra su verdad es % 1 mayor do los absurdes; es, por el contrario, su propia fuorzr,. Con una coinparaci on nos > ice rpie pedir osa com-prensibilidad es como si exigiéramos <|ue la luz que nos ilum^ na necesitara de otra luz que la ilu iiinase a ella. Nos enc on trainos, pue s , en la rnisma 1 u z . "He los primcros principios sabemos (dice Hamil­ ton) cl que, no sabemos el como. Sabemos que existen en noso­ tros; como existen, la manera cémo se producen, todo este lo ignoranos profundamento" (loO). l’or eso puede définir la l'il osofia, si.guiendo tam l>ién el pensamiento de Hamilton, como la "expl anacion" y la - " aplicaciôn" de las verdades constitutivas y normales que la conciencia nos révéla ininodiatame n te , es decir, de las vei'dades del "sentido comun". En estas ideas se refleja y c nil iaûia perfectamen te la tesis do la Filosofîa escocesa, segûn la cual todo se rednc.la, en el orden del conocimicnto, a ser prolongaciûn o désarroil o de unos pr imeros pri ncipios, nacidos espontaneamen te, y que venlan a ser raices y ti'oncos de todo e 1 arbol del c on oc il'ien t o . Llorens y Harha , a este res|>ecto, par le e insi^ te ('il la misma convicciién de los escoceses; conviccion (juo no pode :os demostrar, pero qne t.ii ipoco ignorar o negar. Las palabras que citâmes a continuacion nos mue^ tr.'ji bien c laramen te cj pensa' 'ie uto de este autor, y, por oti'n parte, su distanc j.a de ’ sentir de Balmes en el pr obi orna 302 del conociniiento. Lo que para el filosofo de Vich aparece co­ mo un criterio mas, con la primariedad y absolutez que le que^ ramos concéder, para Llorens es ûnico fundamento : "Se ha de determiner el instrumento que nos sirve para lograr este fin (conocer la verdad) de la Filosofîa, y este instrumento en lu gar de decir que son nuestras facultades cognoscitivas, Hnmil, ton ..., no ha dejado de expresar aqul como en otras partes: el fundament o o instrumento de nuestro conociniiento es la con ciencia" (1 0 9 ) El texto tiene un claro sabor reidiano, un marc^ do acento subjetivista, como lo vimos en el filosofo escocés. El valor de estos primeros principios no es sola mente un valor subjetivo, que quede reducido al mero âmbito de la conciencia, de lo interior, de "lo que aparece". Se extiende al mundo exterior, a la correspondencia real de lo in­ terior con lo exterior, de lo que "aparece" con lo que "es". Porque una cosa son esos datos de conciencia, esos datos primitivos considerados como fenomenos interiors s , y otra cosa son esos mi smo s datos en cuanto que se les considéra como tes^ timonio valido de algo que esta fuera de ellos. Admitimos esta correspondencia y no podemos ni necesitainos alegar otro dato que el testimonio de nuestra pr^ pia conciencia. Uirlamos de una forma concisa que un hecho prim^ tivo es este: el principle de la existencia del mundo exteiior. La fuerza de este principio se corresponde, por ejemplo, con la fuerza y valor del principio de causalidad o de substancia. "Todos decimos que aceptamos este dato de nuestra conciencia, a saber: que el mundo exterior existe tal como lo conocemos, porque reflexionando acerca de este dato cognosciti^ vo, vemos que esta acompanado constanteinente de esta creenc ia , y sin esta creencia no hacemos mas que desfigurar el acto co^ noscitivo. Es falso, pues, que nosotros no tengamos certidtimbre de la existencia del mundo exterior" (llO). Otra cosa es que, en un segundo momento, estas creencias puedan o dehan ser reflexionadas. Llorens y Barba - 303 admite ]a posibilidad y la necesidad, y con ello intenta sal­ var sus pensamientos del "fideismo". /vliora bien, ou unos plan team!eutos y soluciones tan radicales, tan desde dentro, de doiide ha de surgir todo el arbol del conocimi ont o , pare ce que no nos podemos liberar de una peticion do principio, cosa que, por oIro lado, él recbaza por principio. <}uizas habria quo decir ipie, on este te m a , el f on do vei dadero de su pensamiento no coincide con la f oi inalidad dc sus palabras. "No se excluyen, pues, el procedimiento noetico y eldiscursive; no nos abrazamos a un fideismo... Nada de e^ to" . "Esta doctrina no excluye las pruebas de estas verdades (de sentido comûn) en segunda instancia..." (ill). Con esta claridad se expresa Llorens a este res­ pecte. Cabo el discurso, la reflexion, sobre las creencias. Surge la pregunta : si las creencias son la base y e 1 f nndfu len to de todo acto cognoscitivo, y no se admiten otros criterios, ;_c6mo o donde ajioyar algûn otro principio de reflexion sobre estas verdades? Si en ellas mismas..., entonces estarlamos en una peticion de principio, no liabrlamos dicho nada nue v o , no tendj'la ningûn valor ese aparente nue \ o proceso noetico. No nos sa]varlamos de un cierto fideismo. Si no es asl, entonces se nos bunde todo su pensamiento, caerla por su base todo el p.lanteaiiiiento y so lue ion que nos ha of recido hasta cl moment o . Con e st o no e stamos negando la posibilidad dc - la reflexion posterior; estamos preguntandonos por su valor y justificaciôn cri tica. So trata de saber si cl valor crltico de o sI a reflexiôn nos Jleva mas alia del do las creencias o no. Creeiiios (uitendor, por toda la exjiosicion, quo no. ICn otro momento dc su exposiciôn nos define esta Ifilosofia con las si 'uiente s pa ]abras :"La doctrina del sentido Cfi'inu no OS una ape 1 a c ion a las creencias vu 1gare s , no es una protesta contra todo traîna jo filosôfico, es simplcmente una a 1 Ic ion do las c one In si.o no s do una filosofîa particular a .1n .a pri nci pi os universal es dc toda filosofîa, jiri.ncipios quo 304 por hallarse en todos los hombres y por conocerlos todos los hombres, o al monos estar en condiciones de conocerlos, y por ser conocimientos inmediatos, se Hainan de sentido comûn" (112 ) Llorens examina las notas que ha dc cumplir un - principio para calif icarlo de "principio del sentido comûn". La primera caracterxstica es la incoitiprensibilidad. No se ha de tomar esta incomprensibilidad como sinonimo de oecu r idad o ceguera, sino todo lo contrario, significa que es la ûjL tima razôn, la ûltima palabra, que podemos dar para la justifi­ caciôn de tal principio. Esto lo hacemos ateniéndonos inmediat^ mente al testimonio de nuestra conciencia. Esta "ûltima razôn es incomprensible" (113). La segunda caracterxstica es la simplicidad. Estos principios no aparecen como el fruto de otros ni pueden descomponerse en otros mas sencillos. EBos son los primeros y son pri^ marios, es decir, origen de cualquier otro. Senala luego la necesidad tanto en su aceptaciôn como en el contenido. Necesidad que se cumple, especialmente. en la aceptaciôn del mundo exterior. Junto a la necesidad insiste en la universalidad. Universalidad de los principios y universalidad en cuanto a los hombre s . Son también especxficas la evidencia y certeza comparativas. Estas son las palabras de Llorens: "Dice Hamilton que estas notas nos prosentan muy clarameute la difercncia entre lo que es el sentido comûn y lo que no lo es. Las proposiciones de sentido comûn, o sea las primarias, como dice Huffier, son tan claras que no puede probarse por otras que lo sean mas, y con esto parece que tenemos bastante para no huscar mayor exp]ana-cion de este car acter. No necesitan prueba, decimos, ni la adm ten, porque traen consigo ya lo lue nos da la prueba; no la ad­ miten porque son tan claras y tan ciertas que no pueden probarse por otras que lo sean mas" (114). El texto resume bell ameute el pensamiento del au — tor sobre estas primeras verdades o creencias. Son datos que se nos ofrecen no para ser explicados, sino f undamonta linente para 305 ser croxdos. Y en esa creencia va incliixda toda 1 a fuorza ne^ cesaria para aceptarlos por sx misinos y como origcn dc todos los conocimientos. i’odrxamos définir el "sentido comnn" , signiendo fielmente el pensamiento dc la escuel;, escocesa, como la rea] izacion de] primer grado -Reid- de Ir. razon, os decir, como con,junto de una serie de conocimientos caracterizados por iiiincdiatez y e spontané idad. Conocimientos que, ademas de originales, son originarios de todos su ser los demas. Los tres primcros principios quo senala son los signientes: el principio de contradiccion, como ley suprema do todo peiisamiento, el principio de sustancia,que su))one qne to'tf' accidente tiene una sustancia, y el de causalidad, que afirma que no hay efecto sin causa. Estos principios, por su aplicaciôn directa a la exisiencia, no solamente son principia cognoscendi, sino tamhiéii principia essendi. He no adnitir estos primcros principi os le pare­ ce a l lorens que halirxamos de rccurrir a una especic de pi'oce^ so in infinitum totalmcnte incomprensible e inaceptab]e. Si mucbos do nuestros conocimientos se pueden resolver en otros mas sencillos y anterlores, y esto es bien cierto, no de todos podemos decir lo mismos. No todos los conocimientos, nos dice el autor, son de segunda m a n o . (115) La conviccion de Llorens no puede ser mas explxcjL ta: "A esto solo podemos responder dicicndo quo como elementos de nuestra construcci on mental, como condiciones esenciales de nuestro conociniiento, no pueden de jar de ser aceptadas como — verdaderas. Suponer su fal se dad , ser xa suponer (pie liemos sido cj'oados c,apaces de inteligencia sôlo para que fuésemos vxcti — mas do la i 1us iôn ; (pie el Autor de nuestra existencia d s un — sor (pie nos engana, y (pie la mentira es el f undamento de nue s- lia naturaleza. Mas esta suposiciôn tan giatuita es manifiesta meute ilegxtima. 1Cs évidente (pie los datos de nuestra concienc i.a primitiva lian de ser admitidos como verd aderos en pi'inera IIIStanc ia ; y sôlo on el caso de (pie (piedase pi obada su false- 306 dad, nos séria lîcito negar en segunda instancia la autoridad de los mismos". Llorens en este sentido va mas alla que los esc^ ceses, mas alla que Ueid, pues recurre al mismo Autor de nue^ tra naturaleza. Este reciu'so a Reid le parecîa, evidentemente, exagerado. Estos principios, mirados desde el punto de vis­ ta de la pura conciencia, son inquebrantables al mas rigurosu escepticismo. Este era ya el sentir de San Agustîn cuando es­ cribe lo siguiente: Nihil Intelligenti tam notum esse quam se sentire, se cogitare, se velle, se vivere. Y es también la ex presiôn del principio cartesiano: Cogito, ergo sum. No solamente esto, sino de cara también a la re^ lidad de lo que representan, de cara ser testimonies valides de algo mas de si mismos.como pures fenomenos. Sobre esta doble y fundamental afirmacion hay - que anadir que no se desautoriza la prueba que intente mani— festar, noéticamente, que taies principios son dignes de cré­ dite. Asi coucluye Llorens: "l’reguntar como es posible un hecho inmediato dc conciencia, équivale a preguntar corap es posible la conciencia humana y para satisfacer a esta p>regunta, deberiamos tener una conciencia superior a la cual so­ me tiésemos las operacJones de la que ahora tenemos. Si pudiéramos contester a esta pregunta "verdaderamen!e serîamos como dioses" (117 ) . Llorens y Barba resume sus investigaciones en — una serie de proposiciones q u e , por su interés, trasci ibiiios Integrameute. iw El fin de la Filosofîa es la verdad y la con ciencia es ei instruiiento y el criterio de su ad qui si c ion. En otros términos; I.a Filosofîa os la explanacion y aplicaciôn de las verdades constitutivas y normales (pie la conciencia — n o s rovcla inmediatameute. Balmes podria coincidir con una parte do esta -af irniac i.ôn, pero no cnn toda ella. t;uc la verdad sea e 1 fin - 307 de la Filosofîa también lo suscribirîa él. fero (|ue esta, Filosofîa, la - no sea mas que la ex pi anacion de viiias verdades la conciencia nos ofrece de una forma inniediata, coincide con el pensainieni o de Balmes. es solamente el "explanar" que esto ya no - La Filosofîa para él no o "aplicar" una serie de v e r d ad e s, - es también una justificaciôn racional de taies verdades. No es solamente la expresiôn de una subjet ividad que se nos ofrece e sp o n t a n é a m e n t e , es la elaboraciôn ob ,etiva que trasciendcn el pur o orden de lo sub je tjLvo . También es cierto que la conciencia se nos ofrece coi.io criterio e instrumento "sine qua non". Balmes tamliién lo a f i r m a . Pero no lo es que sea solamente ella o 1 instrumento o criterio de conociniiento. La conciencia tiene que ser auxili.a- d a por otros c r i t e r i o s , que, Tjor cierto, gozan del mismo valor y primariedad. Aqul se nos muestra una gran diferencia entre - lo que es y significa la llamada Filosofîa del Sentido Comun y el modo concrete de eritender Balmes estos misinos [uudilemas del conociniiento. Aquclla armonîa de criterios ipie T-aba fundamental, Balmes conside- como fundamental era la diversidad de los -- mismos, no cnhe compararla con esta interpretac i ô n , con esta "conciencia" que se nos muestra como critoi'i o e instrumento de toda verdad. 2" La Fi losof îa dépende enteraniente de la c one i en cia, pues sin la verac id a d de ésta serîa de todo punto i m posi­ ble. Este segundo pr inc i pi o o conclusion es todavîa — ma s ta,jante. Conviene t ami d é n couqiar- ar 1 o con el pensamiento — de 1 filôsofo de Vicb. También Balmes nos puede decir qne la l'ilosofîa depc’iide del testimonio de la concioncia y (juo sin la verac idad de ésta l.odo se arruina . Pero, ^ podrî a deciinos del mismo modo (|ue d (pende de ella iota Im e .ite ? ;no liay otros criterios igualmeiit. o esenciales al c m oc Imiento y al Ios ser de la !■'i 1 o soi'î a ? Es- iiitei'j'oo.aii tes bay (pie re s pond erl os en el son t ido dc que — Biljim.c; no puede estai- de acne.T'do con osa exe 1 n si vid ad , con ese 3oO " t q t a l m e n t e " , con qne Llorens apela al valor y testimonio de la conciencia. En su momento ya vimos el valor que daba Haïmes al " v e r " , a la "evidencia", a las condiciones que se requie- ren para que nuestro "instinto intelectual" venga a actuar. Todo ello supera los limites de la conciencia, por mas que - éstos los quisiéramos agrandar. 3" La conciencia ha de hasta que se pruebe que es falsa. tenerse por verdadera -- Sin embargo, esta prueba - se nos présenta probleniatica, pue s , en el fondo, ha de salir de la misma conciencia, de la contradiccion de su propio que^ hacer. Este solipsismo no se ve como no ha de caer inevita— blemente en un circule vicioso. En este punto también hemos de decir que Dalmes no queda recluido en "esa esfera su b j e t i v a " . Es bien signify cativo un texto de Balmes a proposito de la diferencia real entre "sensaciones interiores" y "sensaciones del exterior". "Si existen objetos exteriores, si mis sensaciones son producidas por ellos, se ve claro que e starân sujetas a las co n dicio­ nes que los mismos les impongan; pero si mis sensaciones no son mas que fenomenos internos, e n ­ tonces no hay medio de explicar lo" (1 1 8 ). 43 l.a falsedad de la conciencia quedaria proba- da por la contradiccion inmediata o mediata de sus datos. Si nos reducimos ahora al mero estudio y c ompren sion de la conciencia, ta afirmacion. ciertamente que podremos suscribir La contradiccion de uno de sus datos nos p ro­ baria la posibilidad de la contradiccion del resto, es decir, nos probaria su falsedad. 5® Probada que fue se la repugnancia de dos datos de nuestra conciencia quedaria destruida la yire suuc ion «pie tenemos en favor de la veracidad general de la misma; pues - si bien por una parte no podemos decir que sea verdad todo - 309 aqiie Ilo que no es coiulictorio, por otra parto una prueba pos tiva do falsedad en un solo caso bast.i para que presumamos la falsedad probable de todos los casos, in uno f a l sus in omnibus pues la maxima falsus - lo mismo se aplica a la conciencia liumana que a los demas testimonios. Después de lo dicho en ]a proposic ion an I er i o r ,aqui no tenemos nada que a n a d i r . 6a Todas las tentativas quo se lian hecho para ar giiir do contradictories los datos primitives de la conciencia, ha n sido completameute vanasj no puede, por c o u s i g u i e n i e , argiiirse contra la presuncion que tenemos on favor de la verac dad de la conciencia y de la posibilidad de la Filosofîa. ta ahora ha sido imposible una subversion original, Ila^ universal y dogmatica del conocimiento humano. Con Balmes tondrlai los que di tiuguir aqul una d£ hle realidad. For un lado, y en esto insiste él m u c h l s i m o , es cierto que ninguna mas radicales, t e n t a t i v a , ni siquiera la de los escépticos ha podido ni puede dar al traste con la c o n e ien cia en si, con la conciencia oomo mini mo criterio de vei'dad,aunque no f ne se mas que de la existencia de ella misma. Siguiendo en la mas rigui'osa lôgica de "esta con ciencia" y sus principios Balmes podria admit ir la posibili-dad de una ajiarente Filosofîa, de toda una argumoutaciôu que os valida a h i , en el ambit o de la comziencia ,de lo |uiramente ideal . Balmes no podria suscribir esto mismo si lo (jue- r ('mos aplicar n la I il osof la en si, al canqio de lo r ('a 1 . Es i:ias, la misma razôn liabra de juzgar si todos esos datos primi^ I,ivos de la' conciencia l'or tanto, soportan o no s'i examen, ta mb ién en este sus exigencias. punto podeiios ver la dist.aiicia -pie sépara a estos dos pen.sador'es catalanes. 7'* Ningun c idad de la conciencia, son pocos lo que Cilôsofo ha neipido formalmeuto la ver^ ni ha desconocido su autoridad; pero se rontentan con ac 'i>tar y seguir consecuen- temento sus dictamene s . En lugar de acudir humildemente a la cour ie ne ia para sac ai' de ella las doctri lias y sus correspon-- 310 dientes pruebas, los filosofos sj stematicos solo la han con— sultado para descubrir en ella sus opiniones p r e a d o p t a d a s . Siguiendo a Balmes habria que decir on este p u n ­ to lo siguiente. Si algunos filosofos han pecado por dofecto, es decir, por no prestar toda la atencion que la conciencia - se merece en ella misma, él, Llorens y Barba, pecaria por ex- ceso, es decir, por concéder demasiado al testimonio y valor de la conciencia. Frente a este modo de entender el testimonio y valor del criterio de conciencia Balmes se expresa a s i : "El testimonio de la c o n c i e n c i a ,considerado en si mismo, se l i mi ­ ta de tal modo a lo puramente in terno, que por si solo nada vale para lo externo; ya sea para el criterio de la evidencia, ya para el de los sentidos". "El testimonio de la conciencia es fundamento de los demas c ri t e­ rios, en cuanto es un hecho que todos ell os I:an menester y sin el cual son i m p o s i bl e s" . "Be la combinacion de la c on cien­ cia con el instinto intelectual nacen todos los demas criterios". (119) 1-as posicioues son, por t a n t o , diferentes on e s ­ te punto. 8^ La primera consecuencia de esto ha sido la - m ul t ip licacion de los sistemas filosoficos en todas las aberr^ clones de la unidad de la verdad que pueden concebirse. C ompartcn ambos filosofos la escandalosa multi-p lie acion de sistemas de Filosofia, Pero, una vez mas, discrje pan al sehalar la causa de] mal, que para Balmes es mas amplia que para Llorens y Barba. 9® La segunda consecuencia ha sido una negaciôn virtual de la posibilidad de la Filosofia. En efecto, do ésta la veracidad absoluta de la conciencia, suponion todos los si^ temas que han admitido la hipôtesis de la falsedad de algun - 311 dal.o priinitivo, han invalidaclo con esto el crédite de la iiiisina y han puesto en las man os de los escépticos las jireniisas para subvert ir la P'ilosofia a lo ineuos on cuanto esta r epresentada por dichos sistemas. 10'* Aunrjue la llistoria de la I'ilosofia sea en - gran parte la historia de las variaciones y de los errores — del cutendimiento humano, couocida la causa do estas variacio nos podemos tener una esperanza lundada en el future destino do las especulacioTies f i losof i c a s . La Filosofia no lia tonido c onsistnncin por no estar basada en los dictamenes do nues-- tras creencias naturales y p r i m i t i v e s . I’uesto c;uo la verdad es universal y la naturaleza una, la Filosofia no ha do hacer mas que v o l ver a la conciencia natural y volvera a la unidad do la v e r d a d .., T am bién Haïmes, y a pesar del llamado escandalo de los sistemas de Filosofia que se han ido como invalidando unos a otros, comporte una gran esperanza de cara a la ernprc- sa fie la Filosofia, dad. al encuentro y d e scubrimiento de la ver-- Se sépara de Llorens en el fundamonto en que se apoya es^ ta esperanza, jnies aqui son unicamente les y prlmitivas", las "creencias uatura- al estilo dc la 1Cs eue la escocesa. Para Llorens esto sera posible si atendomos a e^ tas m a x i m a s: l'"* No admitir mas que los datos originales de la conciencia o sus consecuencias légitimas. 2" Abrazar todos los dates originales de la c o n ­ ciencia y todas sus consecuencias. 3'* ICxponer cada uno d e estos datos on su integri^ dad, sin tor cer los ni mut il arlos , seiialando a ca^ da uno e 1 lugar (pie le corresponde, ininenc ia, sea de pree- sea de subord inac i o n . ( 120) l,a Filosofia del Sentido Comun de Llorens y Bar­ ba consiste, por tanto, en una apelaci on a las convi c ciones - na luirai es d e 1 gêner o luimauo, conviée ioues o creencias primit_i vas (pie se ju'd if ican desde y por la propia conciencia y que 312 se nos manifiestan como el instrumento o camino seguro para la verdadera Filosofia. i’oco tiene que ver este "sentido comûn" con el — "sentido comûn" o "instinto intelectual" de Balmes, ofrece como la base de la razôn, cualquier facultad, que se nos la fuerza por la que ésta, y tiende a desarrollar el propio dinamismo - en las condiciones corr e s p o nd i e n t e s . Llorens quiere liberar p os i tivamente a su Fi l o s o ­ fia de toda acnsaciôn de "fideismo" o "instinto ciego". l’ero,- dado que inclina totalmente la balanza del lado de lo subjeti­ vo, de la conciencia, no vemos cômo se puede liberar de tal pe^ so. Asi hemos de i n t e r p r e t e r , por e j e m p l o , estas afirmaciones: "El Sentido Comûn es como la ley comûn, tanto el uno como la otra pueden al e g a r se como régla universal de decisiôn; pero la de terminaciôn del contenido de esta régla se ha de dejar en el primer caso para el jurista y el segundo para el f i l ô s o f o ; y a un que en ambos casos todo fiombre jniede ser c it ado como testig o , ya de la costumbre, ya del h e c h o , ni en uno ni en otro c a ­ so puede permitirse que cualquiera obre como abogado o como — juez" (121). En otro de los apuntes de Llorens podemos leer la siguiente definiciôn del Sentido Comûn: "El Sentido Comûn equ^ v a 1e al c o n junto de conocimientos o convicciones que encontramos en nosotros, (creencias) - lecibimos de la naturaleza (jue tc^ dos poseemos y por los cuales examinâmes la verdad de nuestros conocimientos y la moralidad de nuestras a cc i o n e s . Nos sirven de piedra de toque" (122). Nos parece el mejor resumen y la me jor definiciôn que podiamos dar del Sentido Comûn, ra todos ] os fi] ô s of os -P. Buffier, Valida, por otra parte, pa Escuela escocesa- fjuo caen hajo la Filosofia del Sentido Comûn. Invalida asimismo, para calificar y définir la Filosofia de Jaime Balmes, - annque haya puntos dc contacta y semejanza. Hemos encontrado alguna afirmacJôn que parece incide directamcnte en una interpretaciôn al estiln de Balmes. Y es cuando nos dice (pie cl " sentido comûn es el mismo oui end i — miento, ..., en su acciôn ]>rimitiva, mas fundamental, nas mis- ;i3 tcriosa" (1 2 3 ). l^st.ns pn] abras, ciortar.ionte , porJri.orios ititor- I TO Lari as on un sent ido somejante a como Ha 1me s interpréta su "iiistinto intelectual" . I’ero estas paJabras ban <lo ser interpretafias a la 1ii% fie otras que cita a cent inuac ion : "i;i instinto es la facultad que ejecuta c i e R a m c n t e , sin saber 1 n , una obra de ijitel itrencia. No esta mal ap] icado el si'^nificado insti iitivo al juicio rpie por no re su] tar de niti'çûn acto de conciencia anteI ioi- puede compararse con los product os del instinto auiiia] ,I)f)I ser un efecto intf^ligente de una causa quo on cuanto a no^ sotros se irçnora Los pios a si niisnia" ( 124 ) . nombres con que Llorens desir;na estos priuc ^ son los siguientes: sentiiniontos do v c r d a d , c r e c n c i a s ,- i n s t i n t o s , r e v o l a c i o n e s , hcclios o d a t e s . ICn algun inomento b a ­ ll1 a también de "pr e n o c i o n e s" y " sugcs tioncs " . lin el intente filosôfico, salvar a la l’i IosoCia, principalinente do las amonazas <1<;] idea] isnio y <lel esceptici^ ino, coincide Llorens con Haïmes y, por supucsto, cou e 1 in ten to francos marc ado por el L . Huffier y c on el do la lise ne] a escocesa. An ad imos todavia al .rrunos textes de Lloiens, cialmente espe^ significatives de cara a su comparacion con el pen- sa'iiiento do Hal m e s , pues teniendo a voces una coincidencia de forma sen muy diferentes on el fonrlo: "No podemos alegar otr a razon fuern de esta certidumVire on el acto perceptive, so If) quo se (puera acerca del objeto, ta preposicién a es segiiro -y fianios e^ (piionquiera modi tar la- (pie la ( i.rmoza conocimiento es le que le da valor, y diga on el no su claridad, porquc — existiendo esta claridad podemos dar per male el conocimiento, y a un cuando tuvicramos mayor claridad, lo (|ue so lia ver il ica do a liera vondrin a veril ic ir se df'spués, y c 1 cspiritu no descnnsaria h a s t a (pie encontrase la firmeza en cl acto cognoseii ivo" (125). segun la (mal la " f ir meza" es lo ipie da e 1 valor al conoc imicn lis impel tan te subrayar , sobre todo, I(I Y no su "claridad". la afirmaciôn lis le es lo tipice dr' esta Kilosofia don 314 de todo el acento se pone en la "firmeza" de que somos testigos en la propia conciencia. "De manera que nosotros, nuestro conocimiento, firmeza, cional" para estar seguros de - no parece que debamos pedir luz, sino - lo mismo en el conocimiento intuitive que en el ra-(1 2 6 ). "Este nos confirma en lo dicho: no es criterio de verdad y que, que la claridad segûn la firmeza que tenemos en el c o n o c i m i e n t o , asi lo daremos por bueno" (12?)« El ejemplo que nos pone Llorens para justificar el valor de esta certidumbre es el ejemplo de la re la c iô n del hombre con el hombre. El valor, como se puede ver, es bastan- te endoble. "Ilay, pues, una relaciôn de la misma indole la certidumbre, que que lleva este mismo nombre de certidumbre: - yo estoy cierto de que Juan a quien conozco bien cumplirâ su palabra; estoy cierto de que manana a tal hora me entre gara - tal cosa que me ha ofrecido. Hay una relaciôn a q u i , que yo — afirmo con la misma seguridad con que afirmo la existencia, y esta relaciôn no se llama ni mas ni inenos que c e r t i d u m b r e . — También tiene otro nombre que es: creencia" confianza, crédite; de aqui, (1 2 8 ). "confianza en nue stras facnltades, en ultimo resultado, «pue constituye, la tiltima explicaciôn de la la lista de textes podria alargarsc; mos que ya certeza" (1 2 9 ) . pero, cree-- es suficiente para comprobar el fonde del pensamien to de L i e r o n s . Existen unos primeros principios de Sentido mun, principios con un a certidumbre el origen del reste de inquebrantable y que son los conocimientos y las ciencias. 315 r ;:s u m I':n . sodre la filosofia del sentido cohun En el ultime npnj-tado de este capîtulo rpieremos rncoger las linens générales «pic v e r t e hr an la corriente de Fi- lo so f ia del Sentido Coi tUTi, y con cl Fin concrete de hacer una c om p a r a c i o n val orativa de Jaime Haïmes con el reste de esta cjo rrionte. ;,Es Haïmes un filôsofo ma s de esta corriente sofica del Sentido Comun? cipios de tal Filosofia? en lo que Filoi ^Hasta cpié punto comulga con los prin /Ilay a 1 g o de lo que participe y al go se diferencie? ICstos, y otros intorrogantes pareci- d o s , queremos que queden suficientemente aclarados. Digamos, recogiendo ideas ya s e h a l a d a s , que la l\i losofia del Sentido Comun corro entre la segunda mitad del si- glo XVIIl y casi a lo largo de todo el siglo XIX. mos la denominacion hasta el pensamiento del que sehalar el aüo 1724, Si exteride-- I’. Huffier, habria ano de la pub Iicacion de su "Traite - des premières v é r i t é s ", como fecha ma s s i gn i fi c a t i v a ; si nos re ducimos al tnundo de la Es eue la escocesa, rpie es la ipie ha re^ c i bido con mayor propiedad este n o m b r e , eut once s habriamos sehalar de el aho 17 6 3, aho on <pie Reid public o su "Inquiry into the liuman m i n d ", como fecha especialinonte deci s i v a . El final vendria sehalado con la desparic ion de - Llorens y l'.arba. i’odriamos hablar de dos bloques que configurai! tc> do el arco de esta Filosofia. catalan en concrete, Un blc(|ue piopiamente espanol, y otro extranje>o, - fundamental mente esco- cés . Aparté de las influoncias ipie se dejaran sentir y que es algo totalinente logic o , de fuera h a c i a dentro croemos •pie se puede haiilar, y esto séria lo ma s p r o p i o ,de una doble - c one omi t a n c i a : -ilabi ariamos , en primer 1 ugar , de una conconi.i tancia tei'qieraincn t a l . Nos ref crimes a la inclinacién del espiritu catalan hac ia les an a 1 i si s |>sicol6 gicos (luis Vives (13l>) y Ra mon LluJl) y cierta siinpntia al ri,',or de la 1 é g i c a , rasgos del 316 "buen se n t i d o " , de "sen y " . -)'ùi segundo lugar, tendrinmos qne senalar una — coneomitancia o p o c a l . Estâmes peusando on este tiempo en multitud do esfuerzos filosoficos, del pensar, se arrojan, como on un grito do snlvacion, brazes del sentido coinun que y desde distintos angulos en los -entendiendo la expresion en un sen tide mucho mas amp lie y genérico que en el e strict amente deno^ minado "Filosofia del Sentido C o m u n " -. Frente a excesos y corrientes filosôficas que con ducîan a extremes inadmisibles hay una especie de grito do alerta y que podemos ver apoyado en el sentido c o m u n . -- 1Cs t a doble c one omit ancia explica mue ho s punto s de contacte que, en otro case y e r r ô n e a m e n t e , se han senalado como mera inflnencia de la Escuela escocesa en el grupo de fj^ lôsofos catalanes que denoininamos , con todo derecho y propie­ dad, filosofos del Sentido Comun. En la lista de estos filosofos tendr iamos que sje h a 1 a r los nombres de lîamon Marti de Eyxala rens y Barba (1 8 2 Ü - I 8 7 2 ),Torras (I 8 0 8 -I 8 7 5 )» I lo — y Bages y cl Dr. Carlos Car- do. Junto a todos elles merece nombre aparté, por su "g e n i a l i d a d " , por su " singularida d " y por su "o riginalidad" en este tema del sentido comun, nuestro filôsofo JAIME DAl^MES. El Dr. Cardô interpréta de esta forma el pensa-miento de Balmes sobre el sentido comun: "No ens ha de fer cap por d'«afir inar que el fonament dels pr o c e s ­ ses intellectuals no és intellec^ tuai, mentre no el qualifiquem d 'a n t i - i n t e l l e c t u a l , sino mes — av i at d 'ul t ra - in t e l l e c t u n l , per tal com dôna naixcnça i fa do su port a la i n t e l 1 igéncia" (1 3 1 ). Interpretaciôn rpie nos pare ce bien acertada y -que expresa lo cspecifico de Balmes en su apelaciôn al do c o m u n , ya que no lo eutiende al estilo de seuti- la ICs eue la e sc o ­ cesa : "Y en esto apela al Sentido C e — mun, aunque en una acepciôn ente^ 317 rainonte distinta, la escuela escocesa" a la de (1 3 2 ). ICn el fondo de esta Filosofia late el cteriio pro^ blenia rpie el hombre se ha pi an te a d o , y se signe planteando, a la 11ora de explicar el como y el por que de su leflcxlon y de su conocimiento, de, /,Por q u e , con que derecho, el hombre trascien part iendo de intuici ones sensibles y c o n c r e t e s , a zonas y univer sales de conoci miento rpie fnndan ci encias trasceudcntales? /.i’or que y con cpié derecho y objetividad fundamenta en el m u ndo de lo sensible y concrete af irmac toiirjs do alcance in material y universal?. Es el prolilema de torîos 1o s tiompos, los filosofos, de todos — y también de la Fiiosofiei del Common Sense . En lo estructural de nuestros conocimientos, nocimientos finitos todos elles, conocidos, co­ obser vamos rpie los objet os - a diferencia rie lo que es un conocimiento del Ser Infinito, no depenrlen en su ser de nosotros mismos -en tiéndaso en todo o en parte - . Nuestros conocimientos suponeii cierta inter i or izac ion de algo rpie nos trascieiide; pero esta dntoii^ rizacion no signif ica que el objeto como tal venga a col.ocarse en nosotros mismos, les, como ya lo not a ha e 1 propio Aristéle — sino rjue viene a i n teriorizarse i odiante algiin intei'me-- d i a r i o , llamese verbo, quiera. imagen, especie, concept o o como se -- La "i n t e r i o r i z a c i o n " , por otro 1ad o , no es la simple consocuencia de la d inamica de 1 o b j e t o , concretada en e se rpie henos 1 lamado " i n t e r m e d i a r i o " , es una tnrea también del sujo- to i ensante -su je to e seue i al mon te dinamico y cr e ad or «le aiibit (1s de conocimiento-, Asi pl antea esto problema el i’. Cironel 1a : "l’or taiito se planteara rpie aludjaïais: diai-io, s i empr e al hombre c omo puede el honbre si eriprc finito, ste problema radical ti-ascenderso a zonas de mayor Ira s — cead'mci a rpie no le e s ta r a n inmed ia tame n 11' présentes, la realifbarl de otro "en si", o i.-i del Infinito?" a •• través de un in tel me — o la de lo universal como os y ne ce sari o , (133). Es este un problema de tcdos los tiempos y de to 510 \ das las Fllosoflas. Un problema que no pueden eludir y que, - por otro lado, esta facilmente nbocado a dos graves escollos. U no y otro viene de la tentacion de negar alguno de los dos extremes del problema, o reducirlo de tal forma que, en d e f i - nitiva, no salve el minimo para una soluciôn correcta. extremes vienen marcados, Filosofia mismo, Estos y la tentaciôn es tan vieja como la por el racionalismo -es la negacion o d e s con sideraciôn de 1 objeto como tal- y por el empirismo -es la n e ­ g acion o de s co n sideraciôn del sujeto en su totalidad-, la Historia de la Filosofia también es testigo que nunca han faitado pensadores capaces de liberar al pensa­ miento de cualquiera de esos extremos. Una liberaciôn negati. va, en cuanto que han rebatido las inconsecuencias y contra— dicciones de taies s i s t e m a s , y pisitiva, en cuanto que han — tratado de ofrecer los elementos validos para la construcciôn de la verdad. Asi aparece el esfuerzo que représenta la Filos^ fia del Common Sense. N e g a t i v a m e n t e , es un ataque directe -- contra el escepticismo de Hume -entiéndase como parte lôgica y contraria de su e m p i r i s m o - ; p o s i t i v a m en t e, se nos ofrece, en las lineas de fuerza de su Sentido Comun, - como camino de - s oluciôn. Hume aparece, concretamente en las obras de Ueid, como blanco de ataque de la Escuela escocesa. que es un sistema que nos deja Heid nos dira - siempre en la in c er t i d u m b r e , - que es el pi] ar légitimé del escepticismo inoderno, e incluso llega a calif icar lo de "una vana sutileza de un sofisina, a ex pensas de la razôn y para vergüenza de la humanidad". zôn es porque Hume: La r a - "ténia como base unica una hipôtesis muy antigua y a la verdad uni ver saline nto recibida por los filôsof o s , pero que no me parece por ello mas verdadera. Esta h i p ô­ tesis es f|ue nada es percibido mas (jue lo que esta en oJ enten dimiento que ]o percibe; que te las cosas exteriores, sino solnmente ciertas imagenes que nosotros no percibimos r e a ] me n ­ las representan en nuestro e s p i r i t u , y que han sido ]lamadas impresiones o ide.ns" (134). 319 Reid rea c ci o na contra e st a Filosofia, contra e s ­ te e scepticismo inoderno, contra esta ''vana sutileza", m i 5 mo dice. mun. como el Y lo hace on aras do su apelaciôn al Sentido Co-- Otro tema muy diferente es liasta que punto consiguiô e^ to K e i d . Este podria ofrecer como el mejor resumon de p e n s a mi e nt o y confianza en el valor del ino yo pienso, su Sentido Comun : "Si co^ hay ciertos principios que la constituciôn de - nu es t ra naturaleza nos fuerza a admitii' y ()ue estemos en la ne ce s id a d de tomarlos por conformes y de mirarlos como verdad eros en los asuntos de la vida comun, trar su verdad, estos réglas o maximas de] sentido comun ; todo lo que les es inani-- riestainente contrario, do" sin que podamos dcmos- principios debon ser lo que llamamos - es precisamenI e lo que llamamos absur- (1 3 5 ). En la cita, ya iiuesta en otro moment o del traba- jo, habria que insistir en que se trata de a 1 go constitutive d e nuestra n a t u r a ] e z a , en la referencin a los asuntos de vida comun, en la i m p os i bi 1 idad de demostrar la confianza absolute (jue nos merecen, la su verdad y en - frente a la cual ceden todos sus contraries. El P. Gironella escribe " ,n resumen, al re spec to In sigui eut e : quiere defender la razôn, apeia al Sentido Comun (pie para el es el c on junte de los princi]iios, régla s o maximas, que la misma naturaleza nos fuerza a adiiiitir, tanto en la prac^ tica, como en aquellos principios sin los cuales esta practica no se just i f i c a r i a , pero sin que luiya demos trac ion de e 1 los" (13<>) . El in ten to y la reacciôn de b'il 1 i am Hamilton tue ha s tante semjante y, desde luego, la l'IJosofia del Common Sense su a por t a c i ôn es muclio mas su apelaciôn y confianza en igualiiu'nte entusiastas. Incluso sistematizada y e struc turada . Su pensamiento signe apoyado en una "fe natural" (pie cede ante los verdaderos prolilemae del conocimiento y q u e , como coiisecuenci a , no tiene tampoco la fuerza rebâtir cl vordadero empirismo de Hume. suf iciente para 320 Como juicio del pensamiento de Hamilton se pueden citar las palabras de Louis P e i s e , su prologista: escocesa ha definido la Filosofia, natural del "La escuela como se s a b e , la historia - espiritu h u m a n o , el c studio experimental de los fe^ nomenos de la vida intelectual y moral, manifestados en la con ciencia, y la ge neralizacion de estos fenomenos en leyes. Todo lo que se halla fuera de la observacion f e n o m e n a l , so e nc u en — tra por ello mismo fuera de la ciencia. donar esta vision, maestros; Hamilton, lejos de aban se le ha agarrado mas fuertemente quo a sus pero el la explica y la desarrolla, la justifica y - la demuestra de una mauera mas fuerte y profunda. El argumento del Sentido Comun, lo he dicho en otras p a r t e s , mas que un repudio y tenia en efecto, no era entre sus manos, como ya mas el aspecto de un fracaso o de una denegacion de justificacion que de una soluciôn filosôfica" Kl juicio, mas bien, muy duro. (1 3 7 ). como vemos, no es nada favorable; es, Habi-ia que reparar en las palabras "fraca­ so" y "denegaciôn de justificaciôn" mas que "justificacion fi­ losôfica". Nos indicaii el valor negativo que le atribuye al pen samiento de Hamilton. En modio de todos estos juicios habria que aclarar la dificultad con que nos encontramos a la hora de dar una defini ci ôn précisa del Sentido Comun. 101 P. Gironella recogo algunas definiciones que se han dado a lo largo de la historia de la Filosofia sobre el Sentido Comun y que conviene tener en cuenta en este momento. Asi veremos un j)oco mejor en que consi^ te exactamente el contenido de estos dos términos cuando se — aplican para définir esta corriente de Filosofia de que estâmes habland o . Aristôtelos y Sauto Tomas han empleado el termine como expresiôn de un sentido inteino que hace en la conciencia del sensitive la uni d ad de varias setisaciones para atribuirlas a un solo objeto (S. Tomas I'*, q .7 8 , a.4, ad. De Anima, III, I, 425, 1-2; Aristnteles, n 27 aisthe si s k o i n é , rpie ha dado lugar a diverses In t er p re t a c i o n e s ) (1 3 8 ). E s ta claro que no se puede entenrler' a r;i el Aenti- 321 do C o m u n en cl caso que nos ocupa. Ileraclito también util izo c J término al hablar de rpie "el pensamiento os comûn a todos" era t i k e r , fr. (l)liCLS: P'ragm. der Vors_o 113 ) . Tampoco asi lo pridemos entenrler (139) « Ciceron utiliza una s palabras r^ue cita e 1 mismo Reid : "Cmnes eniin tacito (piodam s e n s u , sine u 11 a arte aut ra — tioiie, in artibus ac rationibus, recta ac prava dijudicant" (De ora t o r e , libr. III, cap. San Agustin liabla de] perior a todos los exteriores: Iibcro arbitrio, -- 50). "sonsus interior" como su ­ "omnibus communiter praeet" (De II, c a .3). N inguno de estos sentidos o interpretaciones nos sirven para comprourler lo que se significa al halilar do ] a corrionte filosoCica del Sentido Comun (l4o). 1Cs el I*. Buff i o r , como ya lo benios visto, el rpio ba estudiado y definido ya cnn precision nuestro tema. También vimos que una cierta inflnencia de este aut or en Reid, y en -general en la escuela escocesa, habia que adiiiitir, y f'sto a pe^ sar de que autores como H a m i l t o n , por ejemplo, se ei't|>anason en ncgarlo. ICI tema ya iqued o c i t ad o en el estud j o de JUAN AGUILAR, quien reconoce esta minima inflnencia. VICNTUSA El autor francés define asi el Sentirlo Comun: "La di sposic ion que la naturaleza ha puosto en todos los hombres o manif ie stainente en la mayor parte de ellos, nuuciar, j>aj-a hacerles pr o- cuando han alcanzado el uso de razôn, y uniforme un juicio comun sobre objetos diferentes rie 1 sentido i n t iino propia percepciôn; principio anterior" (l 4 l ). Se trata rie una def ini c i ôn bastaute yaexnriinamos en su momrmto. esc.oceses, de su - juicio que 110 es la consecuencja de ningun précisa y que Junto a e 11 a , y entre los mismos se puer) eu seualar otras mu c h a s . Ugo Viglino i a d ori ginaria y universal lo define de esta forma: "La facul-- de 1 espiritu humano para aprehendor > formul ar , aut er iormeu to a la ref Icx i ôu filosôfica, vordarles ne ce sar ia s y evi.rlentes, y a de liocho, ya 11g o : Seuso commune. ICnc . Vaticauo) rie (1.42). prinr'ijiio" (VIGLINO, 322 Miguel t e l e c t u a l y no ton" B a t l l o r i , e s c r i b e de B a lmes: s enti mental (B ATLLOUl , M., entre ci erto que la E s c u e l a e s c o c e s a ha y sentimental o sensjblo". un " j u i c i o Newnan no Frente " Nos sera p r e c i s o m a s de luz. Quiz a podriamos su p u n t o de v i sta, aquello que por gué évidente que el valdria a tener que cia, llogar a Balmes expresar lie de ser ha de i n t u i c i ô n de nalidad en c u a n t o tiene si sus d e d u c c i o n e s . Si es asi, Balmes h a b l a r i a de los o s c o c e s e s " Sentido la p o s i c i ô n del G i r o n e l l a de e s t a para encontrar por algo por ejemplo, évidente que - ser" , p e r o no me - esta qué Si me e x i g e n c i a y yo n o ha de e x is tir algo tomamos meramente absolute o nota se t r a t a s e de que el qué de e sta e v i d e n ­ intelectual", en la base y a se ve - hu- intuiciôn ultima equi — de u n m o d o Comun, - algo m i s m a de (juo s e ­ la r a c 12 la r a c i o n a l i d a d la a c e p c i ô n de - ou (]ue - séria m u y d i v e r sa de la de (144). E s t a d i f o r e n c j a que v c n i m o s p e n s a m i e n t o de J a i m e del en palabras esta a que est é h u m a n a , no c o m o y jirecision c on o t r a s t e n d r e m o s u n d ina m i smo o " i n s t i n t o ra r a ci on a l fr u o n t o l ô g i c o a n s e I m i a n o de p or e x i s t i r u n ser N e c e s a r i o . nuestra naturaleza era e s t a e v i d e n c i a « /.Por qué tener asi ? T e n e r es d e c i r , o 1 a r g u m e n t o h a de término, sense. la p r é s e n t a a s i :"me es, b i e r a p o d i d o no v e r l a pod^ e n H e i d , que — claridad su I l l a t i v e te n e r évidente ser; on u l t i m o s e a , no p u e d e no es no " impulse en c o n s e c u e n c i a , se e s , en c ua nto es Bal m e s , todo interpretaciones Balmes forma: de sobre ofrece m ay or a estas catalan Jaime - la razon . el d e s a r r o l l o y e x p o s i c i o n de filôsofo - " j u i c i o " y que, c o m û n ',' y que to de un p r i m e r g r a d o de los t é r m i n o s , adinitir la d if e r e n c i a o H a mi l t o n a un mero Ya vimos, s i n ô n i m o de in o Jlamil — (143). y el p e n s a m i e n t o de la p o s t u r a de H e i d t r a t a b a de que "Instinto en H e i d c i er t a m e n t e , exagéra mos re duc ir " s e n t i d o " era co mo B a l m e s . E n c . Vaticano) Es t e a u t o r , po r q u e , si b i e n es o sensible, Balmes Sentido C o m u n , quiza y el senalando r e s t e de se v e a f a v o r e c i d a la entre llamada o1 - Filosofja j)or la d e f ini ci ôn 323 de FAGGIOTTO: cotnnn es el "el segundo que ha si gnif i c a d o liocho c é l é b r é m.'ida p r e c i s a m e u t e e s c u e l a del tido instinto c o m u n es un se m u n i f i e s t a des^'e el a c t o de la algunas de c o s as, espiritus, de los que Ba lmes se 11a- el sen­ pcrcepcion, creencias, del como y que son <)ue tiene por la r e a l i d a d pr inc ipio de c.iusal idad" - Sen so Coiiimune . ) ( 1 44 ) . C on esta a firmaria sentido y su e scuela, o r i g i n a r i o , o s u g o s t j on i n n a t a , e 1 c o n junto de las la expresJ on s e n t i d o c o m u n . P a r a Heid objeto ( F AGGl O T T O ,1’. de Tomé s Heid definicion es un o m a s de que es e so puedan respondcr los en filosofos su " i n s t i n t o a estos la m a n o , qne la se s n s c r i b e ? /.Se — intelectual"? i n t e r i o g a n t e s de p o d ria d e c i r No c r o e m o s una forma que afirma- i:iva . si te el mos v i s to, se nos p r é s e n t a c a t e d r a t i c o de y en un élaboré No p u d i e n d o Filosofia, t im o en de p r o c e s o es p r e c i s o ya lo Iie^ y - Hamilton. justificar al nu estros infinito, que ipie siendo, como d i r e c t o de 1 p e n s a m i e n t o conocimientos pno s r é p u g n a a la m as " t o d a de smo. ;t r a c i o n d e s c a n s e p r o p o s i c i one s c u y a e v i d e n c i a p r o p o s i c i ones nos obli gue como p r i m a r i a s , i nexpl i c a b l e s , incoinprensible s , h an ron lieredero de es la c o r r i e n ­ LlOUl'iiS Y BARBA, segui mie nto muy estî'iicturaciôn que un.a e s p e c i e como Barcelona por s an a p or ul­ a su a d m i s i o n ; i nex plicables, y como de m a n i f e s t a r s e ma s bien - «'1 c a r a c t o r de h e c h o s rpte la c o n c i e n c i a nos o f r e c e b a j o la .se ne ilia f om i a de pi ai toute d i c h o s " creencias, que l'Hstas [lalabrap de flu j o d i r e c t o de con e 1 de conocimientos la escuela llorens si que nos en las siguientes 1) F sas H) las podriamos aparecen corio los a p r i o r i de conocimi (uito huma n o . "creencias" "Fstas lo pi'o po s i c i one s : "creencias" t o d o el s u o n a n a in- escocesa. Su pensai lion t o , ai’i[>l i amont o o x o u e s t o , roKumir pr o — (1 4 5 ) . se ju <tifican prop os ici o n e s t'-i ento.s de pr-i m e r a por e 11a s prim ar i a s , es t o s mano, mismas: conoc i-- e.stos liechos, e s t a s - 324 creencias f u n d a m e n t ales nos c e r t i f i c a n de su - veracidad ". (l46). 3) E s t a s de cia, en "c ree ncias" lo q ue son m a n i f e s t â t i v a s no podiainos l l a m a r v e r d a d interior, sino t a m b i é n de de solo la c o n c i o n la v e r d a d .1o de si. 4) L as r a z o n e s en que se a p o y a el a u t o r son las siguientes; - su poner hemos solo su f a l s e d a d séria como decir s i d o c r e a d o s c a p a c e s de para ser v i c t i m a s de que inteligencia la i l u s i ô n . problema es que m e d i o de estos mismos primeros principios se r e c u r r e a n t e s de p r o b a r El - a B i o s por a El p a r a a p o y a r l o s . Estâmes en u n circ ule vicioso. - 101 Autor de nuestra existencia es un ser que no nos engana, y que, por ello, no pue^ de ser la mentira el fundamento de nuestra naturaleza. Se nos présenta la misma objecion. -Los dates h a n de de n u e s t r a ser a d m i t i d o s Iirimera i n s t a n c i a ; cia se p o d r i a n e g a r p ues, ante fuerte 5) l’or que una m e r a conciencia solo la y normales que en — instan- Estâmes, - "p r e s u n c i o n " por m u y - asi e x p l a n a c i o n y a p l i c a c i o n de tutivas en s e g u n d a su v a l i d e z . la q u e r a m o s e so p u e d e d é f i n i r primitive como v er da d er os su po n e r . la F i l o s o f i a : las v e i d a d e s "la coust^ la c o n c i e n c i a nos r é v é ­ i n m e d i a t a m e n t e " (l 4 y ). 6 ) A p e s a r de todo, como una apelaciôn él no q u i e r e que a u na c r e e n c i a se e n t i e n d a c i e g a : "el - 325 a r g u m n n t o d e l S e n t i d o C o m u n os una a p e l a c i ô n a las gonero h u m a n o , - conviccionos no es cia una a p e l a c i ô n de c i e g a de ciega" para bilidad n a t u r a les d e l los la F i l o s o f i a hombres. a la c r e e n / H a s t a esto fundamentar p osi tivamente de u n c o n o c i m i e n t o r a c i o n a l "no ser la p o s i - y trascen- d e n t e ?. 7 ) A ]>esar do las m u l t i p l e s n o c i o n e s cou que i n ­ tenta denominar a estos que ya h e m os v i s t o mo recogiendo primeros en u na unidad todo el sus e x p r e s i o n e s y c o n t e n i d o s , ente: de que encontramos o convicciones en n o s o t r o s , naturaleza que examinâmes la v e r d a d al p i e d r a de 8 ) l a ultima verdad cual no podemos de t o d o el el F. c o n j un to - r e c i b i m o s de -- la - jioseemos y por los c u a l e s todos t o q ue" — lo signif ( creen c i a s ) d' nuestros conocimientos y la cap a c idad do n u e s tras a c c i o n e s . da y co­ arco de escribe "El S e n t i d o Cornuu é q u i v a l e conocimientos princijiios, a n t e r i o r m e n t e , al final Nos sirven (l4B). es u n a p a sar. "n o c e s i d a d " , de Do esta, p l a u t c a m i o n t o de la -- como e xp r esi ôn Llorens, escribe - Gironella; "Hieii; es p r u d e n t e y s e u s a t a y b as ta p a i a el h o m b r e que v i v e — p r a c t i c a m e n t e sin i n t e n t a r una j u s t i f i c a c i o n e s p e c n l a t i v a , r e f Ijc ja, es de ci r , f i l o s ô f i c a ; p e r o / b a s t a r a una c r e e n c i a p r u d o n l e y se nsa t.a -no o l v i d e m o s <pie d i c e que, en u l t i m o r e s u l t a d o , el conoc imieiito h u m a n o se ayioya en a c i o s de c r e e n c i a - para r e f u t a r especulativameute o 1 esc epticis­ mo de Hum e ? M u c h o lo d u d a m o s " -(149) . /\si q n e d a r 1a n p l a s m a d a s las lineas fu n d a m cu t a le s 326 que vertebr.Tii t o d o samiento que nos l o s o f i a del el pensamiento p a rec e la m e j o r S e n t i d o C o mun, de f i l o s ô f i c o de L l o r e n s , e x p r e s i ô n e s p a u o l a de la E s c u e l a escocesa pen- la F i ­ concretamen te . /Cual ta c o r r i e n t e de sé r i a la p o s i c i ô n de B a l m e s resjiecto de e ^ la " F i l o s o f i a del C iertamente, /Un lieredero m a s ? Pa rece Creeinos que, tiem po, de soluciôn, hay de c o i n c i d e n c i a de en la c o m p r e n s i ô n Escuela cou el ser que de ciertos tamp o c o . u l t i m a de "s entido esquemas y pl an — términos..., que h a b l a r de p e c u l i a r i d a d e s de d i f e r e n c i a no. a un adinitiendo c o i n c i d e n c i a s d e --- intenciôn filosôfica, teamientos, Sentido Comun"?. /Besconocimiento? en el fo n d o de su i n s t i n t o personales, com u n " , de del P. su intelectual, o r i g i n a l i d a d ,- Buffier y de la - escocesa. El P. Gironella co ncluye con este j u i c i o de valor: "La F i l o s o f i a F u n d a m e n t a l de B a l m e s ... es a l g o t o t a l m e n t e d i v e r s o -se e n t i e n d e de la F i l o s o f i a e s c o c e s a - . S i n d u d a t omar a B a l m e s la terminolio gla y t a m b i é n e l e m e n t o s de los f i l ^ sofo s de su tiempo; p e r o los estruc^ tura de una m a n e r a e n t e r a m e n t e o r i ­ ginal, que hace que c on j u s t i c i a no p u e d a e n c u a d r a r s e l e d e n t r o de la F ^ l o s o f i a e s c o c e s a , a no ser que sq e n t e n d i s s e este n o m b r e de u na m a n e ­ ra e q u l v o c a , c o m o e q u i v a l e n t s a t o ­ da F i l o s o f i a que i n v o q u e el S e n t i d o Comu n , e n c u a l q u i e r a c e p c i ô n y de c u a l q u i e r modo, lo cual séri a i nd u cir a e r r o r o c o n t e n t a r s e c on u n a m e r a é t i q u e t a e x t r l n s e c a " ( 1 5G ). Las r a z o n e s son el de triple la v e r d a d c i p i o de criterio -la de apelaciôn ev idencia y este de de separaciôn, lue go c o m e n t a r e m o s , para los a c t e s de instinto pues no la justificaciôn conciencia, intelectual-, los m i s m o s , sino de que Balmes la r e a l i d a d d el n i m o de d inami smo o final ismo t u a c i ô n a r m ô n i c a dè juicio, que f o r m u l a y sobre se t r a t a sobreposiciôn m u t u a . el intelectual, todo, de n i u g ô n prin­ sino la ac^ tipo 327 C u a n d o n os os évidente proguntainos la e v i d e n c i a , no por quo, por ejetiiplo, me 1 ar a un "n o n p l u s u l t r a " de la f a c u l t a d , a un d i naiiii smo de misma que se n o s ci e u t e m e u t e concreto mas so impone c o m o heclio b a s i c o y de comun: / E s , pues, f i l ô s o f o de l justi Ci ca se a p l i c a o r d e n p r a c t i c e , es lo fpie H a ï m e s firevi o a la r e f l e x i o n rnu u un y que la r a c i o n a l i d a d . ICs t o , c u a n d o p i o p i e d a d , sentido - e ucontraiios o t r o r e c u r so «juo ape la sufi^ a un beclio l l a m a r i a , c on - a p r e h e n d e m o s su v e r d a d sin r e c u r fil osô fi c a . Balmes Sentido p or su d o c t r i n a C o m ô n al m o d o de d el S e n t i d o C o ­ la e s c u e l a escoce^ sa? Para pue sta tido afirmativa el 1. en sô lo to m a r c o m u n " e n lin s e n t i d o m u y am p l i o , te del g r u p o de p a n do una probl e m a t i c a miento contra E st e Gironella el c a s o do el g r u p o de fuerza percibir filosofos escepticismo filôsofos, a la n a t u r a l e z a que que en cl seine jante, y de se p o d r i a dar una re s — la d e n o m i n a c iôn de e s deci r , como siglo X V I 11 y X I X s obre todo, en " sen­ s i g n i f ican par tici- su e n f r e n t a - de Hume y el r e 1at ivi smo de H a u t . un m o d o otro, como a n t e s que f i l ô s o f o s o de fuerza eran apelaban sa 1v a d o r a y que c on les bac ia liombrcs. "oi por el contrario se entiende por filôsofo del Sentido Comun el que intenta revolver el problema crîtico fundamental, que se onlaza con el metafisico, para ello apolando mei'amenle a "presuncio — nés", a "crecncias", a "necesidad vil al", etc., ent one e s no cre o — que sin inju st ic i a o s in gian superfici alidad pueda atr ibuirse e^ ta denominac'ôn a Balmes, pue s en mi opiniôn la supera totalmente". ( 151 ) . Asi esi an las cosas en este momento. Nos encontrji ma s con una doble linea do i.ntcrpietaci ôn so lire como entender el "insi into intelectual" balmesiano, y muy especial mente, cômo val or trio en su relaciôn con el r esto do la filosofia del - ■Sentido Coim'm. - 328 Una postura podriamos verla llori para q u i e n D a l m e s , al h e r e d e r o d i r e c t o de no lo cite la s olo c u c s t i ô n de una gran c oincidencia, fia d e l él pues tide /No re palabras " totalmente una ser que la t an c e r c a de Batllori, mitiendo diado, ni soluciôn l e j o s de jar ia las del guientes co s a s m u c h o m a s l i n e a s de al P. B uf fier, citad o s , la en sen a la h o r a de la v e r d a d - . /no cabe ofrece B a l m e s no S e n t i d o Comun, como que una re^ tratando?e st u - como sugiere quie­ Gironella? es m u y d i f i c i l . lo que s o l u c i ô n del lie v a m o s P. p ues n os Ad estu Gironella, parece que - de­ su p u e s t o . tendria Ante comûn", a la E s c u e l a se ba de do comûn vulgar". en la n o c i ô n c o r r i e n t e Es d e c i r , que p a s a r p o r "carecer de la g c n t e tiene o a los como no que tanto entender los si-- filôsofos s i n ô n i m o de comûn", comûn ". que nos dice; sentido quedar claro al r e f e r i r n o s se t r a t a aqui de sentido sentido tiene lOstas y o t r a s todo y esto escocesa "tener la e x p r e s i ô n de 1 ami go co m û n " , o "aqui Para el argumentaciôn: "sentido nunca s e n t i d o comûn" , del soluciôn, 1) h a b Iamos de que n o s d e s p u é s de l a d o de e sa n u e v a citar. entiende inmediato: la m i s m a , Nuestra respuesta dos -se t e m a que v e n i m o s ciertamente que n u e s t r a bal.anza, intentar al la F i l o s o f i a tan se i n c l i n a queremos le s a c a b a m o s de diverse" p r e g u n t a de La m a t i z a c i ô n que compléta viene reprosen c o n o c i m i e n t o de 1 lainéinosla i n t e r m e d i a , podria viera se da l i n e a v e n d r i a m a r c a d a p o r la p o s i c i ô n — v e r lo c o m o f u n d a m e n t o d e l Surg e fon do a la F i l o s o ­ (152). c o m u n de la E s c u e l a e s c o c e s a y el de B a l m e s puesta, es aun q u e que p o d a m o s a p u n t a r p e r o en el expresion mas Hajt escocesa, y esto todos vienen a parar P. R o i g G i r o n e l l a c u y a s se t r a t a de a l g o Buffier, Las d i fe r en c ia s la E s c u e l a e s c o c e s a . La otra de l r e p r e s e n t ad a p o r la E s c u e l a ciertos matices, "s e n t i d o " , c u y a t a d a por que s o l u c i ô n de l P. en sus obras. son igu a l espnti^ "senti- lo exp r e s a d o "ser hombre Asi e n t e n d e m o s "es t o - es de do tc> sentido coi lûn" . expresiones parccidas no son r.i;;n^ que siempre 329 ficativas do quo del "sentido c o m u n g n o s c o l o g i c o " , del 2) Ell t o d o s mes refiriendo al lo.s c a s o s , por e ] c o n t r a r i o , "sentid.o comn n " decisive y f u n d a m e n t a l , de algo garantice y f und amente que IIIi eut o c ie r t o . El mas diferentes y lo que tas soluciones. toque en del c a s o de referirnos ahora los primeros uno y en o t r o <pie , a m a n e r a de r a i c e s dan origen c ipios nés, los como n a tu ral es y un apoyados conocimientos P. sobre Balmes, Buffi e r . que suyos do Croemos sentido c o m û n del segundo nivel de los de de g r a d o de p e n s a m i e n t o de Ya Balmes es el oli'o m o d o de c n f o c a r de afirmar c o n j u n t e de a unqu e, sus expresiones del "sentido" on no "]irimeras vei d a d e s " por e l l o s m i ^ y - o reflexin y que v e n d r i a n ecpiivale a un g r a d o do podido que apenas su e x p o s i c i o n v resolver com o ya se En a pri­ la misma. ten e r este autor en es m u c h i s i m o m e n os manifi e s t a . significativo l u e g o , en Buffier. conocimientos mer cl no d i l i e r e n P. conocimientos y prin l os jiropiamente r a c i o n a l c s . ICsto t a m b i é n que b a y a - y a humanos. piimeros, la r a z o n y a un s e g u n d o - -nos arbol , s o s t i m i e n ser La i n f l u e n c i a Balmes justificables nivel rpie m u c h o su original i d a d ,- con. u n t o de un prim er de "creencias" conocimientos comu n e s , c a s o de Ueid, poi- s a l v a r sus de en r e l a c i ô n c o n la e n el c a s o y t r o n c o de un la b a s e coino pi edi'a conocimiento. espontaneos y mos Habria s e r a n ya p r o b l e - del se ti a ta de u n al r e s t o de en él de c o n o c i - afirmar c o m o de los principios caso etc., sentido comun en el fondo, o principios cierto tr a t a de ver c o n o c i m i e n t o - . En eJ i n t e n t e s de de verdades el escoceses solo al m a n i f i e s t o , y, Se nos e s t â ­ y por posihilidad d o nde, h e m o s de escocesa es m a s los pues, S e n t i d o C o m û n del m a s en el los comnn" d i v e r s i f i q u e , pr eci s a m e n t e , las d i s t i n ­ Aparece, la E s c u e l a criterio, nuestra la e x p o s i c i o n y p o s i h i l i d a d filosofia pe sa r de com i conocimiento. c o m o , el h a s t a 3) T a m b i é n t a n t o de "sentido h a h 1a n d o . venimos los se v i o pueden en salvar su a c e p t a c i o n 4) Tamliién c a c r i n si se n o t a probl ornas. lo cita otro y, desde estilo Y esto otros m o m e n i o s , m u c h a s oo un aire y -- lo h em o s de ma s e s c o c é s , m as mas radical. Ba 1 mo s d e n t i o de esta corriente 330 e n el s e n t i d o de que, ciente la e v i d e n c i a " como dice h a c e r u na ajielaciôn e s p e c i a l sentido comûn o instinto mas a c e r c a el del S e n t i d o Comûn. él t extual m e n t e , "no es p a r a el c o n o c i m i e n t o . al s u j e t o m i smo. i ntel ectual p e n s a m i e n t o de B a l m e s Ilay una es, nos Este ante que - fondo del par e c e , al r e s t o de "necesidad" sufi- l’or e l l o h a y lo que - la F i l o s o f i a la que tenemos — que dedi n a r . 5) E s t a te f o n d o de tan para coincidencia, identificar l o s o f i a del Sentido su t e o r i a del presiones, necesidad, estos d i c i o n e s de conocimientos el p e n s a m i e n t o de Comûn . "instinto Egto i n t e r n o de evidencia, e ste la p r o p i a no se p u e d e sujeto, es­ no b a ^ c o n el de la F ^ expresamente A pe sar instinto facultad al comunes, Haïmes lo a f i r m a m o s i ntelectual". la û l t i m a v e r d a d de es d i n a m i s m o sta a p e l a c i ô n de de c i e r t a s ex — intelectual, que en o r d e n a una c o n identificar c o u el sentido comûn de Buffier o de Reid o de Llorens, que es mas bien, --" c o n j u n t o de u na série de p r i m e r o s principios elaborados espon taneamente". Ni siquiera se puede afirmar que sea el mismo el campo de aplicaciôn, es decir, el efecto de inmediata apiica­ ciôn de la propia estructura del instinto intelectual. El instinto act ivo e i n m e d i a t o t a des, del c o n m as nuestros d el en si. El verdad mediata, conocimientos balmesiano d é s a r r o i lo c o n s t a n t e conocimiento propiedad, intelectual sentido es c r i t e r i o de n u e s t r a s comûn escocés - facujL es, - t r a s c e n d e n t e , de inuchos de y ciencias. El instinto intelectual balmesiano trata de coder, por lo menos en los textos y lugares cpie mejor expresau su ser y actuar a los derechos ob jet ivos y a los sub jeti v o s . Ill sont 1^ do comûn de esta gran corriente de Filosofia code, ma s bien, sôlo en favor do lo sub jetivo, sin llegar, ciei tai’iente , a lo sentimental como alguien lo ha interpretado. 6) l’or fin, la sana compreusiôn de su pensamiento tendria que pasar por su "sintesis" del conocimiento, con espe^ cial atenciôn al cômo de su "evidencia". Toca'os asi cl centre mismo de donde surgen la di sparid ad de 1nterpreta cione s . 331 /Cual la eviflencia? e l primer /No peso tro to Balmes. algo que p la u t o a m i e n t o s dos aceptar Bios. En tiendo m lento por llclo primer de que nunca ciencia, otra podia rio los del sin cosa" Balmes no sentido, caso punto, asimila do propios nue^ conocimien a rrancpies en y de la que por pura simple de sogun la un el idea el — plante^ enrif|uecer no de corne— en propio misma, en recurso estabamos j u s t a m e n te «p ier am os tengamos y no dividido unirse fallo, evitar, su m o m e n t o , mundo concreto, la idea, habremos s^ idea. (]ue n o s de recluye a1 mismo Haïmes, sus admite a t a n t o , si no en la podemos acto como el la h o r a valor de evidencia la y muy su del ultime y sino trascendente por a el talcs este ai I o r e s rjue m e j o r cnal q u i e r referirnos définitive como -alii en y prcqiio re spec to c r i ti c a el la propia " saber con — de nin conocimiento, no suf .iciente ci i te - evidencia carte­ hay tal la decir que e v i d e n c i a . En este su que explicaciôn liemos llamado, del - os - no ICs t a r l a m e s i d e n t i f i c a n d o caso, con primeros sujeto, d a t o s de acepciôn, los de entender como ta l . este si, a conocimiento, "sintesis", justamente escocesa de explicar suficiente ICscnela nos posibilidades on er desde B i o s " , ya conocimiento, I i fi c a n podia primer mucho trascendente Por y la no "saber por los también evidencia aceptada forma, este verdad. siana Bal m e s , este la a es Vieil. a Uios que de alguna de planteamientos deciamos h a b i a m os campo do en concede s o l u c i otiar. c a r t e s i a n a . Aquel en Balmes comprensiôn mucho de y el error evidencia pues ser de Haïmes, qua que r ad ic alnio iil.e ? E s t e la y y re s e x t e n s a - Esta na pesando filôsofo Descartes « Por Clara para esquemas injustificado en tenemos hereda, y soluciôn aJcauce rechace Sus definitive, y el sentido y la - r I's c o g i t a s totalmente que y la quo esta d el Pero puede valor que olvideinos, cartesiano autor, son el interrogante No el es parece al el pensamiento principios mar gen de lo no se a de - ju^ i n i r am ente - conocimiento-. croemos que llamado "argument o d omo strand o es si. t o t a l Balmes uno de los ont.ol ô g i c o " , - invalidez para de- 332 mostrnr e se In tipo para de do", al la Pero ya hemos algûn mismo que Ya invalidar de la lo exige salva el salto te tema, la demostraciôn Balmes, de para evidencia, Instinto que la que nimos y tiene si ocasiones esta ha de que no su "da actuarse Esta sol a m e n t e - misma. t r a scendente, algo verdadero. no no que evidcn-- l a re cli aza tocado de su T e o d i c e a cartesiana, de necesidad exige pue s con establece, posible como la y el ella citemos existencia exigencia dato a tema la para sola no también de del Dios otro - es­ en - tipo adualizacion del asi se entiende y se explica la sintesis del conocimiento. Vamos miento si de Intelectual. sôlo verdadero clara imperiosamente. la se por varias facultad Descartes de m o s trar en algo conocido, evidencia se de bien en definitiva, conocimiento (jue h e m o s la m e r a la prueba verdadero apuntado necesita tijio d e una cartesiana conocimiento dinamismo sino Es de " t r a s c e n d e n t e " , de Balmes Dios. valor intelectual" producir ci a de evidencia, Balmes "instinto y existencia detalle, a ver ])ues este nos punto parece con un la m e j o r poco mas prueba de de lo deteni(pie ve^ diciendo. La verdades primera necesarias de prueba la r a z ô n la saca humana Balmes y que do son ese fondo patrimonio de c^ "El o r d e n a d m i r a b l e q u e reiria e n el m u n d o m a t e r i a l , el c o u c i e i t o , la u n i d a d d e p l a n q u e se d e s c u b r e n en él, n o son una p r u e b a m a s c o n c l u y e n t e d e la e x i s t e n c i a d e D i o s q u e el o r d e n , el c o n c i e r t o , la u n i d a d q u e n o s o f r e c e la r a z ô n e n su a s e n t i m i e n t o a las v e r d a d e s n e c e s a r i a s . Por mi parte con f i e s o ingenua m c n t e q u e n o o n c u e n t r o p r u e b a m a s siilida , m a s c o n c l u y o n t e , m a s l u m i n o s a de la e x i s t e n c i a de D i o s q u e la rpie se d e d u c e d e l m u n d o d e l a s i n t e l i goncias. Ella tiene sobre las de-m a s u n a v e n t a ja, y c o n s i s t e en ipie su p u n t o d e p a r t i d a e s el h e clin -m a s i n m e d i a t o a nosoti'os, l a c o u — c i e n c i a de n u e s t r o s a c t e s ... 333 "I’r e g u n t a el a l e o q u é inedios tene^ m o s p a r a c e r c J o r a r n o s de l a e x i s ­ t e n c i a d o ilius, y c o m o t}ue e x i g e u n a a p a r i c t o n de la div i n i f l a d p a ­ ra c r e e r en elJa; p u e s bien, osa a p a r i c i o n e x i s t e , y no tuera de n o s o t r o s , s i n o d e n t r o de n o s o t r o s ; si. e s perdo n a l r l e q u e n o la v e a u los b o m b - e s p o c o r e l l e x i v o s , no lo es el q u e n o a c i e r t a n a d e s c u b r i r 1 a l i s q u e se p r c c i a n d e e n - t e n d i d o s e n c i e n c i a s m e t a l'.L.sicas" y ( -133) . Encontramos lan la primera to, ou dad y nos r e m i te prueba concreto aqui universalidad a un nocimiento, eu nuestro 1or a nos de la como ya de la Indamos, a lo si r.uieud o exi S tente en y do que verdad todo de el en quien la al con de ban propio podria qui de de una acto orden mismo que como venimos y que cl esto el nivel rechaza la prueba co­ de menos va^ o f i c c i e n d o , se d e 1 enuuciahie Balmes, del descubrimos la nec e . s i d a d veremo.s necesi- ideas c o n o c i m i e n t o , val oi evidencia, c a ta — conocimien­ est a r r a d i e a d a s . al de May nuestras aparecer inequivoca acto propio cuanto le D i o s . trascendencia del filosofo s i n t e si s d e l orden ma s c l a r a m e n t e Primero au ( c s beiiujs iPicho, jial.abras d e l conocimiento Dios, a Mucho autént ica argumentaciôn como d a d , en definitiva, estas la e 1 nivel es trascendente eu exige nivel interior, hora muestra lo del que Ser, Este de y valor y ne ce si^ . ni si lo si de - tras- a r v u m e n ta c io n tal. Haïmes estas palabra.*^ tau cartesiana, como he 1 1 as: " A q u i se f n c u e n I r a el d e f e c t o d e l r ac i oc i ni o d e D e s c a r t e s c u a n d o pre^ t e n d e d e i n s t r a r la e x i s t e n c i a d e D i o s f u n d a n d o s e e n <]uc el p r e d i c a d o e x i s t e n c i a e s t a i n c l u i d o en la idea de un ser n e c e s a r i o e i n f i n i ­ to . L a iflea de s e r n e c e s a r i o envuel_ v e la e x i s t e n c i a , m a s n o r e a l , s i n o l o g i c a o c o n c c b i d a , ( cTl s u b r a y a d o es n u e s t r o ) p u e s q u e t e u i e n d o la i d e a d el s ei n e c e s a r i o n o s r e s t a — t o d a v i a la d i f i c u l t a d d e si le c o ­ r r e s p o n d e algiin o b j e t o ; e l p r c d i c ^ 334 d o c o n v i e n e al s u j e t o o n el m o d o q u e se p o n e e l m i s m o s u j e t o , y co^ ino e s t e n o e s p u e st o s i n o on u n o r d e n p u r a m c n t e i d e a l , e l prodicai do es t a m b i é n p u r a m e n t e ideal" — (154). Pero, en este momento, y esto después es de lo esa que nos critica interesa Palmes especial mente afirma taxativ^ mente: ". . . p e r o e s t a (se e n t i e n d e la -e x i s t e n c i a de D i o s ) es d e n o s t r a - b l e h a s t a la û l t i m a e v i d e n c i a i n t r o d u c i e n d o e n el r a c i o c i n i o o t r o s e l e m e n t o s que la e x p e r i e n c i a nos p r o p o r c i o n a " (1 5 5 )• î Kl palabras son tando la del para de couocer que miento lo dan y mismo, la (jue n o s tos (jue l a tas jialab ras , de posible supone La caso que necesidad sea que subrayado las también fuerza del valor necesidad cualquicr una al verdadera tal la que nos citâmes de lo en este que trascendente y del valor de caso. vcnimos la al Ksas aporacto - evidencia, conocimiento, couoci- sintesis. interesaba exjieriencia nuestro argumento auténtico e x p l i c a c i on de era es raciocinio, constataciôn p r o j i o r c i o n a " , la a tîtulo do aunque de hace ou "esos Balmes este elemen con e^ c omp 1 eme n t a r ie d a d del ar^ gumento; " E x i s t e algo: c u a n d o me nos n o s o — t r o s , c u a n d o m e n o s e s t a porc ej i--c i o n que eu e s t e a c t o s e u l i m o s , c u a n d o m e n o s la a j i a r i n n c i a de e s ­ ta p e r c e p c i ô n . P r e s c i n d o a h o r a de t o d a s l a s c u e s t i o n e s (jue se a g i - t a n e n t r e l o s d o g m a tic o s y los e ^ c o p t i c o s ; s o l o jiongo u n d a t o q u e n a d i e m e p u e d e n e g a r , s i q u i e r a se l i e v e e l e s c e p t i c i s m o h a s t a la ûl^ tinia e x a g e r a c i ô n . C u a n d o d i g o ijue e x iste algo, solo e n t i e n d o afirmar (jue n o t o d o e s juiro n a d a . Si e x i s t e a l g o , lia e x i s t i d o s i e m ­ p r e a l g o , y n o es d e s i g n a b l e u n m o m e n t o e n el c u a l se h u b i o s e jiod i d o d e c i r c o n v e r d a d : n o hay n a - 335 da. Si h n i i o s e u n m o m e n t o d e s i g r m b le de un n a d a u n i v e r s a l , a h o r a n o e x i s t i ri a n a d a , j a m a s liubi e s e podido baber nada... 1/uego h a e x i s t i d o s i e m p r e a l g o , s i n c a u s a , s i n c o n d i c i o n d e la -cual d e p e n d i e s e ; l u e go h a y u n ser n e c e s a r i o " (15 6) . Su (jucda m u y lejos una prueba bucna driamos asi decir cu a l q u i e r de c omo ahora que como se cornjirueba ontologisme entif'iide balmes o balmes no el concede en esta Ixneas, s u b je tivj s m o , y es c o n o c imiruit o . /1'o - valor a la evidencia entendida?. El cuando o argumentaciôn, dc mismo argumenta a intcrno- para couciuir reju'oducir todo su les donde resume y sentido tienen sus e x p r e s i o n e s valor jiartir de en lo oL argumeuto; d e esta condic ional -de 1 m u n d o incondi c i o n a l . No nos hasta con las ca - extcrno necesario palahias Ifna- forma: "I u e g o lo c o u d I c i o n a l - h a dem ostr ji d o su e x i s t e n c i a a n t e r i o r m e n t e - su p o n e lo inc r>nd i c i o n a 1 ; Iviego s i é n d o n o s d a d o l o pi l m e r o , p o d e m o s Inf e r i r lo s e g u n d o . l',s a s i <(ue lo — c o u d i c i o n e 1 n o s e s da d o tanto en el m u n d o e x t e r u o c o m o e n el i u l e r no; l u e g o e x i s t e u n s e r i n c o n d l c i o ^ n a l , d e c u y a e x i s t e n c i a n o h a y la r a z ô n o n ning.una jrirte f u e r a de o 1 m i s m o " (1 5 7 ). la y realidad cor y hasta de fuerza " lo elaborar 1n e o n d i c i o n a l , hasta Podeiios una s e r ie sado su argumeuto de (1 5 8 ). crueba. nrranca condicioual" , condicional conuf i-esnltarlo lo del citar cnusados Tampoco que eu T r a s c r l t i i nos un también este caso (pie la ex i s t e ne ia podemos r a z o n a m i l'iito qu«' n o s Bios, viene de a eu su — definitiva. argumentaciôn pajar es cono— 1 1 e ve a uu necesario ou ( b iusante tor no no 1 e producir a cautoda su r e s u m e n : "Asi, on u l t i m o r e s u l t a d o , y d e s p u ô s de I.aber d a d o t a n t a s v u e l t a s a la e u e s t i ô n , v e u i m o s a p a r a r a lo m i s m o (pie t o n i a m o s estatil oc i d o 336 eu los cajiîtulos anterioros; un no ser no puede llegar a ser sin la intervencion de un ser: la sé ­ rié no A, A, es iniposible si no interviene un ser, B, Asx lo ba-llamos en nuestras mismas id e as , y contradecir a esta verdad es ne^ gar nuestra propia razôn" (159) • Todas las pruebas que formula Balmes para probar la existencia de Uios, mental, en la obra citada y en su Filosofia Ele^ tamliién en algun capxtulo de El Criterio y on Cartas a un escéptico ,mantienen la misma estructura iiterna y aportan el mismo principio de valor. Para nuestro propôsito no nos intere. sa tanto la exposiciôn detallada de cada una de ellas como la Ixnea de argumentaciôn que siguen y, muy e s p e c i a l m e n t e , lo que significan de cara a entender el cômo y explicaciôn del conoc^ miento en Balmes. Un conocimiento que no se explica sino con— tando con lo subjetivo y con lo extrasubjetivo -las palabras "subjetivo" y "extrasubjetivo" han de tomarse en cuanto sinôn^ mas de "acto de conocimiento", conocimiento", maciôn de conciencia, trascendente al mismo, y "extra acto de pues de otro modo la af ir. séria invalida-. Esta couclusiôn es tan valida que el P. Gironella jmede afirmar en uno de sus escritos: "coincide con Balmes en af irmar ijue en el principio de causal idad hay algo de sintesis" (1 6 0 ) . Y es que , una vez mas tenemos que repetii l o , 110 podemos olvidar la necesidad balmesiana de los ties [uincj.pios o criterios de conocimiento y su ley de la armonla <pie es m u ­ cho mas inqiortante do lo que puede parecer a primera vista. s ô lo bertad", entendiendo asi las cosas se entiende la "li^ la "cierta independoncia" y la "cierta originalid rd" de JAIME BALMES. 337 NOTAS ( 1 J) f. F., L,l,31,312~notn II, pag. IG 7 . (2) II, pag. 501. Ibidem, (3 ) LLORENS L ,7 ,1, 3-TioIa Y BARRA. Lecciones de F i l o s o f i a . l’ublicacioiies de - la Facul tad de Fil osofla y I.etras de la IJniver sid ad de Ba r ­ celona. Barcelona (1 9 2 0 ), 3 1, pag. 273 « (4 ) (no e x i s t e ) (5) VENTOSA AGUILAR,J: El sentido comnn en las Obras filosoficas del P. Claude B u f f i e r . Oraciôn Inaugural del Cnrso Académico 1 9 5 7 - 5 8 . S e m i na r io Conciliar de Barcelona ( 6> ) V E N T O S A A G U I L A R , J: , (7) I b i d e m , P'4g. (8) I b i d e m , î'aj;* , 3 1 . (9) I b i d e m , pag. , 0 27. 32. 33-34 (10 Ibidem ( 11 Ibidem pag. ( .12 Ibidem png . 37-38 (13 Ibidem pag. 38. ( l4 1b i d e m pag. 39-40 ( 15 1 t'idem pag. 41. ( 16 1 b i d em pag. 42. ( 17 1b i d e m pag. 43. pag. 4 7-48 49. (18 1bidem (1 0 Ibidem 37. (2 0 1b i d e m l'ag . ( 21 Ibidem pag . 52-53 ( 22 I IIi d e m pag. 58. (23 Ibidem pag. 59. ( 24 Ibidem pag . 62. ( 25 Ibidem pag. 66 (26 Ibidem pa,",. 67. (27 II)i d e m pag . 68 (".8 lliidcm pa;; . 70. (29 Ibidem pag. 70. (30 1b i d e m pag . 71 . . . (1957). 338 (31) I b i d e m , png. , 71. (32) I b i d e m , pag. , 73. (33) I b i d e m , png. , 74. (34) I b i d e m , p6g. , 74-75. (35) I b i d e m , png. , 75. (36) I b i d e m , p6g. , 77. (37) I b i d e m , T’ng. , 79. (38) I b i d e m , png. , 8o. (39) I b i d e m , png. , Cl. (4o) I b i d e m , p6g. , 8 1 . (41) I b i d e m , pag. , 83. (42) I b i d e m , png. , 83. (43) I b i d e m , png. , 84. (44) I b i d e m , png. , 86. (45) I b i d e m . (46) I b i d e m , pn g . , 8 7 . (47) I b i d e m , png. , 9 0 . (48) Ibide m, (49) I b i d e m , png. , 91. (50) I b i d e m . (51) I b i d e m , png. , 92. (52) I b i d e m , png. , 94. (5 3 ) I b i d e m , png. , 95. (54) I b i d e m , png. , 95. (5 5 ) I b i d e m , png. , 96. (56) I b i d e m , png. , 9 6 . (57) (no exi ate) (58) RE I D , Thomas : Oeuvres 1 'éc o l e é co s s nise, complet pu bliées p f r a g m e n ts de M. R()GER-COLJ,ARD teur. I-ARIS (1828-.! 836) . Voi, a d e l a n t e cit n r e m o s siem[)ro es id. (59) R E I D , T . : o .c ., OSS. V I , Vol. (60) I b i d e m , png. 28. (61) I b i d e m , png. , 29. 339 (6:2) Ibidem. (6 3) I b i d e m , png . , 3 1 . ( ) Ibidem. (6 5 ) I b i d e m , I'ng 33. (6 6 ) I b i d e m . (6 7 ) I b i d e m , png . , 3 4 . (68) VENTOSA (6 9 ) H E I D , AGUIJ-.AR: U.c., p n g . 97-122. T. : 0 .c . , j>7 . ( 7 0 ) I b i d e m , png . , 3 8 . (71) Ibidem, png . , 3 9 . ( 7 2 ) I b i d e m , png (73) ( 74 ) REI D , (73) 39. I b i d e m , png ., 4 o — 4i. T. : 0 .c., png. 41 . Ibidem. (7 6 ) I b i d e m , p ng . , 41-42. (77) I b i d e m , p ng . , 4 3 . (78) Ib i d e m , png . , 54 . ( 7 9 ) I b i d e m , png . , 5 9 . (8 0 ) I b i d e m . (81 ) I b i d e m , png . , 1 3 . (8 2 ) I b i d e m . (83) i b i d e m , png . 2 5 . ( 84 ) I b i d e m , p ng ., (83) 25-2 6 . I b l d e m , png . , 2 7 . (8 6 ) l b i d e m , png . , 5 4 . (8 7 ) Ibi d e m , (8 8 ) 1b i d e m . (8 9 ) Ib i dem, png ., 122. png ., 136. ( 9 0 ) i b i d e m , png . , 24:1. (91 ) COJ bE.STON, nn-Cnrnc ( ) (93) . : Ilisioria do to jico . , 3* la FiJosofi.a. od . 1 9 7 9 . V, pn I'nl . Ar 345. 1 Iiidem. l b id e n , p n g , 346. ( 94 ) 1b i d e m , png . , 347. ( 93 ) I b i d e m , p n g . , 348. (9 6 ) U d d ! . , ' ; , R . : ;bi S e n t i d o Comuii on ICI. C r i t o r i o <b. 'iarcelo 340 ferencin (97) eri la Gala de ri a l e s , el 13 do rlo. 43 . I’ng GRAV E, FORD S .A. : T he at jvilio de las C a s a s 1 9 4 3 . C e n t e n a r i o de Consi s t e ­ El C r i t e - - S c o t t i s h p h i l o s o p h y of c o m m o n sense. the C l a r e d o n ( 98) E N C I C L O P E O I A la C o l u m n a de P r ess . CATOLICA. (I 9 8 0 ), pag., OX 112. C i t t a d el V a t i c a n o (1949), I I , col 754. (99) GRAN E N C I CL OP E UI A CATALANA. (1 9 7 6 ). Art. ( 100 Vol. 9, pag. 291. Parce I o n a de P i l a r Fib],a. LLORICNS Y P A R P A : L e c c i o n e s (101 I b i d e m , p a g . , 12. (102 Ibidem, (103 I b i d e m , png. , 1 7 2 . ( lo4 I b i d e m , pag. , 184. (105 I b i d e m , png . , 1 9 3 . (lo6 I b i d e m , png. , 1 9 5 . (107 I b i d e m , png. , 2 0 7 . (loO Ibidem, pag., 2 1 9 . (109 I b i d e m , p a g ., (110 I b i d e m , png. , 224. (111 I b i d e m , pag . , 2 2 5 . ( 112 I b i d e m , png. , 242. do F i l o s o f x a , 221. (113 I b i d e m , png. , 2 44-24 5. (114 I b i d e m , png . , 2 5 1 . (115 I b i d e m , png. , 3 7 4 . (116 Ibidem, png., 374-5 . (117 I b i d e m , pag. , 3 7 8 . (118 F . Fundamental, (119 I b i d e m , L ,1 ,2 4 ,2 3 7 - 8 II, pag., 1 25. ( 120 LLORF.NS Y P A R P A : O . C . , II, p 'g . 378 b,2,4,25 (121 I b i d e m , png. , 3 8 0 . (122 I b i d e m , pag. , 384. (123 I b i d e m , png . , 5 8 5 . ( 124 I b i d e m , png. , 3 8 5 . (125 I b i d e m , png . , 386. (126 I b i d e m , png. , 187. I I , pag., 205. . pag. 12. - 541 ( l 2 7 ) Ibidoin. ( l 2 o) II) idem, II, I8 9 . png., (1 2 9 ) I b i d e m . ( 1 3 0 ) C A S A N O V A S . ( V o l . I, LJ o r e n s 489, O. c . ) (dice que M a r t i esrocesa, pues a m b o s b e b i e r o n ne d(? E i x n l n y c o n la escu e 1a t i e n e u uti p.irentesco de h e r m a n o s la m i s m a fuenlo de b ui s V i v e s ). (.131) C A R D O , C.: M i see 11 ani a , bar ce Iona Cilosofiques (Ariel) ( 3 3 2 ) Rl'IG G I R O N H b b A ,J . : ba f i J o s o f i a d e l Reid y Hamilton, (1 5 3 ) Ibidem, (134) en bos id ees S o n t i d o C o m u n d e s d e_ torno a ba lines y b l o r o n s 19 ( 1 9 7 0 ), pag., RIRITD 1963; pag. 296. d e l D o c t o r Cardo, y b a r b a . 1CS - 31. p a g . , 53. R E I D , T.: o.c., II, pag., 286. ( 1 3 5 ) I bi d e m . ( 1 3 6 ) U O I G GIRONbI.tvA,J . : La Eilosof'ia del Reid y . . . , o.c, pag., (137 ) Ibidem, pag., 59. (1 3 8 ) I b i d e m , pag., 60. smttido coiiun d e s de - 55. ( 1 3 9 ) I bi d e m . 114 O ) Il)idein. ( I41) (142) VENTOSA A G U I L \ R ,J .: del R . Puffier. de l sontido tés p r è r m i o e s , n .3 . El s o n t i d o c o n u n on Contribucion a c o n u n . 0,c., R O I G GlRONiCbbA ,J . : O.c., pag., pég. las ob r a s la liist oria dc 6 6 .C i ta el la f ilosof iFilosofia traité d es v é r i ­ 6l . (14 5 ) ]b i d e m . 6 '. ( 14 4) I b id em, (145) l,b(db:N'S Y bMMIA, ( 146) ibidem, III, (147) Ibi d e m , p'g., ( 14 8 ) Ibidem, ( I4 n ) i u ,k O.C., pag. 574 . 13 1 . |'â g . , 24. 378. pag . , 3''4 . ; c,] !H)NE j l a ,vJ . :],a I i Io s o f i a del s<niti(:oc o m u n . . . , O.c., aâg., 70. ( 1 51' ) 1 !)i'' fMM , (151) pag., Ibido.n, g ., 72. |>3g., 75. 34 2 (152) Opinloiios m a n i f c s t a d a s ora imon t o . ICncuentro en beiiedlctina de M o n t s e r r a t , de con lo quo escribe en la A b n d i a b a r e d on a , 23 - 8 - I 98 ] . C o i n c i ­ la ENCICJ.OPlîDIA C A T A L A N A y a ci- tada. (153) F .F u n d a m e n t a l , I. ,4 ,24,51. (154) Ibidem L, 1 0 , 1 , 0 II, pag., pag pag. , 6 6 5 . (1 5 5 ) I b i d e m I-, 1 0 , 1 , 9 II, (.15 6 ) I b i d e m L, 1 0 , 1 , 1 0 I I , png , 666. (1 5 7 ) I b i d e m L , 10, 2 , 2 1 II, p ag , 667 - 6 6 8 . II, pAg (150) Ibidem (1 5 9 ) I b i d e m L,10,7 L ,10,7,04 (1 6 0 ) H Ü I G GIKOb'FJd.A, J. : ü a l m e s y de Dios. 433. , 665. II, IRITD 681. las p r u e b a s do 19 (1 9 7 0 ), n a g . , 131 la e x i s t e n c i a 343 C A P I T U L O VII Resumen y Conclusiones INTRODUCCION Despues de este largo recirrido por las paginas de Jaime Balmes, y también de sus principales interprètes, con el fin muy concrete de rastrear su fiel comprensiôn del Instinto intelectual como criterio de conocimiento, queremos recoger en este momento lo que ban side las llneas principales de exposiciôn en este estudio. Balmes qulso ser libre e independiente; se moviô siempre por un marcado amor a la verdad. Estas quieren ser tam bien las notas con las que le queremos ver o interpreter. Li-bertad e independencia de cualquier corriente u opinion precon cebida. Y amor a la verdad; verdad que tiene que ser acusaciôn en algun momento, o aplauso y defense en otras cireunstancias. LA CERTEZA COMO CENTRO DE SU PENSAMIENTO El intento filôsofico de Balmes, aparté su carécter apologético, no tiene exclusivamente una funciôn negative, es decir, de decir, de desenmascarar y denunciar errores filosôf^ COS, tiene también un empeno totalmente positive, de construe- 344 cion de un sistema para la verdad. El mal, nos habla dicho, hay que ahogarlo con "sobreabundancia de bien". Y esto hay que defenderlo a pesar de au aparente escepticisme, como ya se ha recordado en varies mementos de este estudio. El grito de "abaje la autoridad cientlfica" es solo el principio de su recorrido en busca y defense de la **verdad, de la posibilidad auténtica del conocimiento. En este esquema positive se le ofrece el dato de la certeza como primordial e inalterable. En torno a este da­ to se aglutinan, en definitive, las cuestiones fundamentales de Filosofia, "En la cuestion de la certeza e^ t&n encerradas en dgûn modo todas las cuestiones filosoficas... A primera vista se présenta quizà como un mere cimiento del edifi-cio cientlfico; pero en este ci— miento, si se le examina con aten cion, se ve retratado el ediflcio entero! es un piano en que se pro^ yectan de una manera muy visible, y en hermosa perspectiva, todos los solides que ha de sustentar" (1 ) El dato se nos ofrece, segun su pensamiento, co­ mo una necesidad indeclinable, aunque, en un segundo momento, tengamos que llevar a cabo su justificaciôn crltica. Esta ne­ cesidad -el hecho de la certeza- se nos ofrece como "fecunda" y "feliz", es decir, rica en resultados a la hora de la expl caci6n del fenômeno del conocimiento humano. "Entonces la filosofia, se dirâ,no comienza por un examen, sino por una aflrmaciôn; si, no lo nie^ go, y esta es una verdad tan fe­ cunda, que su consignéeion puede cerrar la puerta a muchas cavilaciones y difundir abondante luz por toda la teoria de la certeza" (2 ) Si a esto le damos el nombre de dogmatismo la -misma acusaciôn tendrlamos que dar a cualquier otro sistema - 345 de Filosofia, pues todos, incluso los escépticos mas radicales, tienen necesidad de arrancar de algun dato que se impone por principio -llamese, si se quiere, la propia duda-. "Este método de filosofar tiene algo de dogmatismo, pero dogmatis^ mo tal que, como hemos visto, tie ne en su apoyo a los mismos Pirr?n, Hume, Fichte, mal de su agrado" (3). Este dato de la certeza «e nos ofrece como un pro ducto espontâneo del hombre, es decir, como algo que va anejo totalmente al desarrollo espont&neo y natural de las facultades intelectuales y sensitivas del hombre Podriamos afirmar lo — mismo diciendo que los criterios de conciencia, de evidencia e instinto intelectual, funcionando espontâneamente segun su pro pia dinâmica interna, producen la certeza. VALOR CRITICO DE ESTA POSTURA Un interrogante nos surge espontâneamente, ^no ca rece este planteamiento balmesiano de suficiente rigor crltico? itio parece, mas bien, una postura del "buen sentido" del vulgo frente a la auténtica Filosofia?. Toda la obra de Balmes es una respuesta ta jante a estas preguntas. No se trata de eso, ni mucho menos. Al contra rio, todas sus p&ginas son un intento de justificar el como y el por que, los motivos y el funcionamiento, de esa certeza. La certeza inicial, la que brota espontânea en el funcionamiento de las facultades del hombre, podemos decir que es y no es la misma "certeza critica" de Balmes. Lo que Balmes nos ofrece al final de su recorrido por los bosques del fenôme^ ro del conocimiento no podemos decir que sea exactamente lo — nismo que teniamos al principio. Lo que era un puro dato espon lâneo aparece ahora como un dato critico, como algo gnoseolôg^ lamente justificado. El examen viene en apoyo de los datos in^ tiales. Su esfuerzo critico no es, pues, un esfuerzo inû- 346 til y del que se podrla prescindir. Es un esfuerzo necesario a todas las certezas: al sentido Intimo, al sentido comûn, a la razôn, a la autoridad... No se trata de algo privâtivo del sen tido comûn como, errôneamente, se ha presentado a veces. Asl lo han entendido los majores interprétas de su pensamiento, por ejemplo Salvador Cuesta, el P. Florl, Roig Gironella o Salvador del Castillo. Se trata, pues, de una pos­ tura verdaderamente crltica. IMPOSIBILIDAD DE UNA CIENCIA TRASCENDENTAL Hemos visto también el gran esfuerzo que hace BajL mes por desenmascarar y destruir cualquier pretension de que-rer fundamentar todo el edificio filosofico en una sola y unica verdad, que vendria a ser para él la posibilidad de la cien cia trascendental. Esta, en nuestra condiciôn actual de encarnaciôn, la juzga imposible. Esta primera y uniea verdad no puede dimanar de los sentidos. "De lo dicho résulta: primero,que no se encuentra una sensaciôn or^ gen de la certeza de las otras...t segundo, q u e , aun cuando existiese esa sensaciôn, no bastarla a fundar nada en el orden intelec— tuai, pues con las solas sensacio^ nés no es posible ni aun pensar;tercero, que las sensaciones, lejos de poder ser la base de la — c ie ne i a trascendental, no sirven por si solas para establecer ninguna ciencia, pues de ellas, por ser hechos contingentes, no pue-den dimanar las verdades necesa-rias" (4). Tampoco podemos encontrar esta verdad en ninguna verdad real finita; "Ninguna verdad real finita puede ser origen de todas las demés. La verdad de esta clase es la expresiôn de un hecho particular, con­ tingente ; y que por lo mismo no puede encerrar en si las demâs — verdades reales, o sea, el mundo de las existencias, ni tampoco — las verdades idéales ..." (5). 347 Ni slquiera la filosofia del "yo", por imprescin dilble que se nos manifieste como primer dato, se nos ofrece cormo tal posibilidad. "iCômo se quiere, pues, fundar la ciencia sobre el simple yo subjetivo? iCômo de este se quiere hacer brotar el objeto? El hecho de la conciencia nada tiene que ver con la ciencia, sino en cuanto ofrece hechos a los cuales se pueden aplicar los principios objetivos, universales, necesarios, independientes de toda individualidad finita..." (6). También rechaza los sistemas que denomina de la idientidad uhiversal y el mismo orden ideal como origen de esa verdad ûnica de que viene hablando. CRITICA DE LOS SISTEMAS UNILATERALES Parte importante de nuestro trabajo ha sido la que hemos dedicado a recorrer con Balmes los puntos que invalidan una serie de sistemas de Filosofia. La acusaciôn de Bal^ mes es siempre la misma: la unilateralidad. Ve Balmes aqul la destrucciôn del mismo hombre en su rica complejidad y, por ello, la imposibilidad de poder ofrecer asl una soluciôn vâl^ da al problema del conocimiento. Aparté del sistema del Idealismo -Fichte, muy en concrete- y que engloba en la corriente de la identidad univer saï ya citada, se detiene Balmes muy especialmente en très -sistemas: el cartésianisme, el sensualisme y la filosofia de Kant. Para Descartes tiene elogios y reconocimiento de puntos positives. También vimos que el planteamiento filosôf^ co cartesiano, concretamente en la teoria del conocimiento, con lo que supuso de revoluciôn en tw io el campe de la Filoso^ fia, calô hondo en los propios plantiamientos balmesianos y le marcô bastante. Con todo, como ya vimos en su momento, no acepta Balmes la soluciôn cartesiana al problema del conocimien to. El criterio de conciencia, en el que Descartes pretende - 348 apoyar todo el edificio filosofico, se le ofrece a Balmes co­ mo insuficiente* De hecho, nos quedarlamos recluldos en el pu ro campo interne, subjetivo, del "me parece", pero no tendrla mos ningûn derecho a justificar el paso al "es", a lo extra— subjetivo. Es sin duda el sensualisme el sistema contra el que Balmes dirige sus crlticas mas duras. La filosofia de la "estatua" de Condillac se le ofrece como incapaz totalmente de dar una expllcacion del fenômeno del conocimiento. Reducir al hombre, ese "hombre entero" de que tantas veces habla el filôsofo de Vich, al puro esquema de sensaciones, por muy tras[ formadas que las queramos suponer, es mutilarle totalmente y no explicar nada. O, desde el primer momento admitimos algo mas que la pura sensaciôn -entonces se destruye el sistema-,o, por el contrario, solo se cuenta con la pura sensaciôn, y en este caso no se ve cômo se pùeda elaborar nada mâs. Para Kant tiene Balmes palabras de reconocimien­ to a sus méritos. Le parece un intento vâlido de conjugar los datos de la experiencia, sin quedarse en el sensualisme, con los datos del sujeto, sin quedarse en el idealismo. Este intento le parece a Balmes laudable. Por — otro lado, y dado que no conoce bien su sistema filosôfico, como quedô demostrado en su momento, le hace responsable de algunas aportaciones q u e , en ver lad, no le corresponden. Con todo, tampoco acepta Balmes la soluciôn criteriolôgica de Kant. Sigue pecando de unilateralidad, segun - el catalan, cediendo demasiado en favor del sujeto y con de— trimento de lo externo a ôl. Ciertamente que no ha entendido bien Balmes el valor de las formas de sensibilidad y las categories kantia-nas. De haberlo entendido creemos que la crltica que hubiera hecho del sistema de Kant habrla sido mas dura. En el fondo, todos estos sistemas se le muestran invalides a Balmes por el mismo y ûnico defecto; su unilater^ lidad. Esto ya nos indica por donde van a ir sus caminos 349 de soluciôn y qué forma concrete va a adoptar en el problema criteriolôgico. Una soluciôn que va a ser integraciôn de crite^ rios y ner valoraciôn de los distintos ângulos que vienen a compo el complejo fenômeno del conocimiento humano. LA SOLUCION BALME5IANA La soluciôn balmesiana pasa por el reconocimiento de una pluralidad de criterios, concretamente très: el crite-rio de conciencia, el de evidencia y el criterio del instinto intelectual. Ademâs su soluciôn pasa por la ley de la armonia entre todos. La conciencia se nos ofrece como criterio funda-mental y , dentro de su âmbito, como inquebrantable. "El sentido Intimo o la conciencia es el fundamento de los demâs cri­ terios , no como una proposiciôn — que les sirva de apoyo, sino como un hecho que es para todos ellos una condiciôn indispensable" "El testimonio de la conciencia es fundamento de los demâs criterios, en cuanto es un hecho que todos -ellos han menester y sin el cual son imposibles" (7). Examina luego Balmes el valor del criterio de evi^ dencia, sus notas constitutivas: la necesidad y la universalidad y la formulaeion del principio: "lo évidente es verdadero", concluyendo que no es una proposiciôn évidente, dado que lo — que se afirma en el sujeto cae sôlo bajo el âmbito de la mera conciencia y del nivel ideal, mientras que en el predicado se concluye a nivel real. "Preguntar la razôn de la legitim^ dad del criterio de la evidencia,pedir el porqué de esta proposi--ciôn: "lo évidente es verdadero",es suscitar la cuestiôn de la obje^ tividad de las ideas. La diferen— cia fundamental entre los dogmâticos y los escépticos no estâ en -que éstos no admiten los hechos de 350 conciencia; no llega a tanto el mâs refinado escepticisme ; unos y otros convienen en reconocer la apariencia, o sea, el fenômeno pu ramente subjetivo; la diferencia esta en que los dogmâticos fundan en la conciencia la ciencia, y — los escépticos sostienen que éste es un transite ilegitimo, que es necesario desesperar de la cien— cia y limitarse a la mera concien cia" (8). Segun Balmes aqul viene, justamente, a incidir otro criterio: la necesidad interna de la propia facultad o criterio del instinto intelectual. Con él se salva el ultime paso en la explicaciôn del hecho del conocimiento. Dadas unas determinadas condiciones, activados el criterio de conciencia y el de evidencia, tenemos que ceder a una primera necesidad, a un non plus ultra de la filosofia como lo denomina Balmes: "Yo creo que la expresiôn sentido comûn signifies una ley de nues— tro esplritu ..., y consiste en una inclinaciôn natural de nues— tro esplritu a dar su asenso a — ciertas verdades no atestiguadas por la conciencia, ni demostradas por la razôn; y que todos los hom bres han menester para satisfacer las necesidades de la vida sensi­ tive, intelectual o moral" (9)« Cada uno de estos criterios no funciona de una manera independiente yautônoma, sino en armonia. ley la recoge Balmes en mûltiples mementos, Esta ûltima y con ello nos da a entender el valor que le atribuye. "No hay, pues, en el hombre crite. rios de verdad enteramente aislados. Todos estân en relaciôn; se afirman y se c omplet an reclprocamente; siendo de notar que las — verdades de que estân ciertos to­ dos los hombres estân apoyadas de algûn modo por todos los crite--rios" (10) 351 Estas palabras expresan el mas genuine pensamien to de nuestro autor. Habrâ que tenerlas muy en cuenta, sobre todo a la hora de la comprensiôn del instinto intelectual, si no queremos dar interpretaciones totalmente equivocadas de su criteriologla. En algûn momento del tratajo hemos notado que h^ blar, por ejemplo, de "verdad de instinto intelectual" significaria, en rigor, concéder una parce]a de dicha verdad -si es que se nos permits hablar de esta forma- al instinto inte­ lectual, por supuesto la principal, en conjunciôn con otras parcelas de la misma verdad y que vendrlan justificadas por otros criterios, Cada criterio, y desde su propio ângulo, vijs ne en apoyo no sôlo de distintas verdades sino de la misma -verdad en conjunciôn con los otros criterios. DISTINTAS ACUSACIONES QUE HA RECIBIDO LA FILOSO­ FIA DE BALMES. CONCRETAMENTE SU TEORIA DEL INS— TINTO INTELECTUAL Ha sido otra parte importante de nuestro trabajo, el ver cômo la historia ha ido juzgando e interpretnndo su -pensamiento filosôfico. Hemos recordado en qué puede quedar "su cartesianismo" , que es una de las acusaciones que se le ha hecho. Asl mismo vimos que simpatizando en algo con San — Agustln^ no podemos sostener que su instinto intelectual sea el équivalente de la "memoria Del" agustiniana. Esta memoria Del équivale a un "re-conocimiento" Je contenidos implicites en la conciencia. El instinto intelec tuai de Balmes no implica re-conocimiento a ningûn contenido implicite, es sôlo la capacidad interna a la facultad para cl conocimiento. No es Balmes autor fidéista, aunque asl le hayan juzgado también algunos intérpretes. En su momento se insis— tiô suficlentemente en este tema asl como de su liberaciôn de toda sombra de escepticisme. Son dos postures filosôficas -si es que se le pueden llamar asl- que expresamente rechaza Bal­ mes . 352 La acusaciôn m&s decldlda que ha recibido Balmes ha sido la de filôsofo del Sentido Comûn y seguidor fiel de - la Escuela Escocesa. En este caso, tanto la Escuela Escocesa como Balmes, tendrlan una fuente comûn: el Jesulta francés P. Buff1er, y alargando un poco mûs Luis Vives. Remitimos a la ûltima ra parte de este capitule pa­ justificar el juicio de valor que nos merece esta interpre^ taciôn . EXPOSICION DE LA FILOSOFIA DEL SENTIDO COMUN Si hablamos de liberar a Balmes de mere seguidor de la Egcuela Escocesa era necesario un repaso por la llamada Filosofia del Sentido Comûn. Han ocupado nuestra atenciôn los siguientes autores: el P. Buffier, francés, como primer autor que sistematiza esta Filosofia del sentido comûn y sus princi^ pies. Unos principios primeros y primaries que, teniendo fuer za de verdad externa, no tienen otra fuerza de justificaciôn que la propia necesidad y convicciôn subjetiva. Esto estâ muy lejos de la soluciôn balmesiana que se nos présenta mucho mâs radical y mucho mâs racional. También hemos tenido que reco-ger las aportaciones de R e i d , como principal représentants de la Escuela Escocesa. Se nos ha mostrado como conocedor y, en cierto sentido, seguidor del P. Buffier. En todo caso, el sen tido general de su Filosofia, de sus principios de sentido co^ mûn, coinciden plenamente con lo senalado por el jesuita fraa cés. Como représentants espanol de esta corriente se ha citado el nombre de Llorens y Barba q u e , como fiel intér-prete y seguidor de Hamilton, recoge en sus Lecciones de Filo^ Sofia los principios de esta corriente de Filosofia. Todos ellos, y con sus variantes correspondientes, viene a coincidir en una misma linea de argumentaciôn criteria lôgica: se trata de la existencia del sentido comûn o conjunto de primeros principios, con fuerza de verdad externa, que br^ tan espontâneamente, instintivamente, que no tiene mâs apoyo que la necesidad subjetiva de la que cada uno somos testigos. 353 y que, como ûnico criterio, vienen a ^er el tronco sobre el que se levants todo el edificio o ârbol del conocimiento. Lue^ go, podemos concluir, que todo se apoya en una pura necesidad subjetiva. Y esto no en un nivel de pre-reflexion filosôfica, sino justamente en la reflexiôn critica mâs exigents que se puede establecer. También esta fôrmula estâ lejos de ser la solu-ciôn balmesiana al problema del conocimiento. POSICION FILOSOFICA DE BALMES Después de todo lo expuesto, nos parece que con relaciôn al filôsofo de Vich y sus posibles contactes con la Filosofia del Sentido Comûn, muy especialmente con la Escuela Escocesa, se pueden establecer estos cuatro principios de so­ luciôn: 1) Hay que reconocer un intento comûn en el es— fuerzo filosôfico; es decir, todos estos autores vienen a unir sus voces en un grito comûn para salvar a la filosofia tanto del idealismo como del empirisme -sensualisino-. 2) También es comûn la insistencia de unos y de otros en recurrir al "sentido comûn" como camino vâlido en la bûsqueda de la verdad. 3) Pero, en honor a la verdad, parece que tene— mos que concluir que la interpretaciôn y contenir do de lo que significa el "sentido comûn" dentro de la Escuela Escocesa y en el pensamiento de — Jaime Balmes son diferentes. 4) La recta interpretaciôn de la independencia de Balmes pasa, muy concretamente, por la valora­ ciôn del hombre entero, por la variedad de criterios y la unidad en el dato de la conciencia y por la ley de la armonia en el funcionamiento de los mismos. 354 Los dos. primeros enunciados ya han quedado suficlentemente aclarados. Ahora, en el momento de las conclusio­ nes del trabajo, insistimos ûnicamente en los otros dos enun­ ciados . Es bien significative, como lo hemos recogido a lo largo del estudio, la insistencia con que Balmes recurre al "hombre entero" para explicar el fenômeno del conocimiento. El dato no solamente se nos maniflesta como en- rlquecedor en comparaciôn con el reste de la Filosofia del Sen tido Comûn, también se nos ofrece como iniciàdor de filosofias posteriores a él y que insisten énormémente en esta verdad: complejidad del fenômeno del conocimiento, tanto desde el pun to de vista de lo conocido como desde el punto de vista del sujeto que conoce. Apuntamos aqui como valor de Balmes la intuiciôn en s i , no queremos decir que lo baya desarrollado en todas sus dimensiones. Con esto va unido la verdad de la interrelaciôn entre los diferentes criterios de conocimiento. Este doble dato h a c e :que los llamados principios o mejor "verdades de sentido comûn" de Balmes, al ser fruto de esa corabinaciôn de criterios, no puedan identificarse con los primeros principios de la Escuela Escocesa, que son fruto exclusivo de la fuerza de la subjetividad. La lista de textes en este sentido podria ser — bien larga; elegimos algunos suficlentemente expresivos: "Este método de filosofar ...es la sumisiôn voluntaria a una nec& sidad indeclinable de nuestra pr^ pia naturaleza; es la combinaciôn de la razôn con el instinto; es la atenciôn simultanés a las diferentes voces que resuenen en el fondo de nuestro esplritu" (11 ). Solamente con este texte en la mano podriamos — salvar al filôsofo catalan de toda acusaciôn de fideista y — dogmético de que ha sido objeto. El examen critico nos conven ce de que no va la razôn, por ejemplo, por un lado y el ins-- 355 tinto por otro, sino de que se comple.::entan y vienen en apoyo mutuo; "Aqul observare lo métodos que aislan del hombre, y q u e , mejor el esplritu, y mutilan. errado de los las facultades para conocer le desfiguran Hay en el hombre, como en el universo, un conjunto de leyes cuyos efectos se desenvuelven simulta-neamente, con una regularidad armoniosa" (12 ), Una cosa es dividir y separar a la hora de la -comprensiôn y estudio de las facultades o los criterios por los que se mueven y otra, muy diferente, es pensar que de he^ cho funcionan en ese aislamiento. Nada mas lejos de la verdad. "... se manifiesta la verdad sobre el enlace de los dif erentes crite^ rios y la necesidad de no atenerse a una filosofia exclusiva. El sentido Intimo, o la conciencia,sirve de base a los demâs, como un hecho indispensable; pero él mismo se destruye si se niegan — los otros" (1 3 )• El texto merece toda la é.tenciôn. Incluso el mi^ mo criterio de conciencia, que sirve tie base a cualquier otro -sin él todo se destruye-, se viene aliajo si se niegan los — otros. "En lo tocante a la certeza convie^ ne no perder de vista la observaciôn que precede: hacerse demasia­ do exclusivo es colocarse al borde del error.Anallcese enhorabuena las fuentes de la verdad; pero al mirarlas por separado no se pierda de vista el conjunto" (14 ). "La unidad es un gran bien". No solamente es un gran bien, es la exigencia de nuestra naturaleza. "Una de las leyes mâs constantes de nuestro ser es la necesidad de 356 un ejerclclo simultâneo de faculty des, no sôlo para cerclorarse de la verdad, sino también para encon trarla... Las facultades estân en relaciôn Intima y reciproca; influyen de — c ont 1nuo las unas sobre las otras. Aislarlas es mutilarlas y a veces extinguirlas" (15 ). A renglôn seguido nos anade mâs claramente lo siguiente: "No hay, pues, en el hombre crite­ rios de verdad enteramente aisla— dos. Todos estân en relaciôn;se — af irmân y se c omple tan reciprocamen te..." (16), Como vemos la insistencia con esta verdad es muy notable. que Balmes defiende Y es que forma el nûcleo mismo de su criteriologla. De nuevo le olmos lo siguiente: "La verdad compléta, como el bien perfecto, no existen sin la armo-nla; ésta es una ley necesarla, y a ella esté sujeto el hombre" (17 ). Indirectamentè podemos deducir lo mismo de otro de lostextos de conciencia. Balmes a propôsito del valor y funciôn de la Ella se nos ofrece como centro comûn del ejer.cicio de todas las facultades y lugar de combinaciôn de los distintos aportes criteriolôgicos. "Hay, pues, en el aima una concien cia ûnica, centro comûn donde est? el sentido intimo de toda activi-dad ejercida, de toda afecciôn rec^ bida, sea cual fuere el orden a — que pertenezcan. Ahora bién:supongamos el caso menos favorable a mi teoria, cual es el que la facultad a que corresponde la intuiciôn sen sible sea realmente distinta de la facultad que ejerce el acto perce^ tivo de las relaciones de los obje. tes ofrecidos por la intuiciôn sen sible. i S e seguirâ de abl que el entendimiento necesite algo inter medio para ejercer su actividad so bre los objetos presentados por d_i 357 cha Intuiciôn? No por cierto. El acto del entendimiento puro y el de la intuiciôn sensible, aunque diferentes, se encuentran en un campo comûn; la conciencia; alll se ponen en contacte, ofreciendo el uno los materiales y ejercien do el otro su actividad percept^ va" (18). El texto que acabamos de citar, aunque si bien de una manera indirecta, es de una importancia capital en e^ te tema. Aparece revalorizado en toda su amplitud el dato de la conciencia y respetado tanto el dato subjetivo como el — trascendente al mismo. Este sano equilibrio es el qué da va­ lor a la soluciôn criteriolôglca de Balmes y le coloca muy encima de la soluciôn escocesa. Lo mismo podemos deducir de estas palabras: "La dificultad propuesta diraana de que se consideran las faculta des del aima, no sôlo como dis*-tintas, sino también como sépara das, ejerciendo cada cual sus — funciones en una esfera propia,exclusiva, enteramente aislada de la esfera de las demâs. Este modo de considérer las faculta-des del aima, aunque favorable a la clasificaciôn de las operacio n é s , no esta de acuerdo con la ensenanza de la experiencia"(19 )• Tendrlamos que citar también su obra El Criterio, especialmente en aquellos capitules que nos habla de sidad y grandeza de laslntesis, y cuyo esplritu ester resumido en su la nece^ bien podrla tantas veces citada conclusiôn del trja b aj o . Alll escribe: "Una buena lôgica -lo mismo podl^ amos decir de una buena criteri^ logla- del'iera comprender al hom bre entero, porque la verdad es­ tâ en relaciôn con todas las fa cultades del hombre..."(20). Hemos visto asl una de las verdades mâs fecun-das del pensamiento de Balmes. 358 Concretândonos mâs a las llamadas primeras verda des o verdades de sentido comun de la escuela escocesa y a -las verdades de sentido comûn de Jaime Balmes también encontre mos sus diferencias. Los primeros principios de la Filosofia del Sent do Comûn, siguiendo con la mejor tradiciôn iniciada por el P. Buffier, se nos presentan no sôlo con un valor ideal -en este caso no habrla nada que oponer-, sino también con un valor rje al, con fuerza de verdad externa. La justificaciôn no es otra sino la propia necesidad subjetiva que nos fuerza espontânea­ mente a admitirlos como taies. Esto es lo mâs grave de esta Filosofia y lo que la diferencia del pensamiento de Balmes — q u e , en este sentido se nos manifiesta mucho mâs radical, pues su instinto intelectual se nos mxniflesta como una especie de meta-rcritica frente a los llamados principios o verdades de sentido comûn. Escribe el P. Buffier: "Ne faut-il s'attacher d'abord — q u 'à ce qu'on peut appeler premi^ res vérités, qui sont la source et le principe de toutes les vér^ tés que l'on peut établir sur ::— 1 'existence réelle des objets --hors de nous; en sorte que toute vérité qui ne serait pas une con­ séquence nécessaire de ces premi^ res vérités serait déclarée, par la même, une vérité purement in— terne et de spéculation"(21 ). Las expresiones "verdad externa" y "verdad de — principio" aparecen, pues, en este autor como équivalentes. Las primeras verdades nos introducen sin mâs en el campo de lo real. Ante estas afir m a d o n e s recordamos cômo para BaJL mes estas verdades externes son el resultado final de algo - mâs —de mucho mâs, podriamos decir- que la pura necesidad su^ jètiva. Comenta muy bien Ventosa Aguilar que Buffier no niega la existencia de unas primeras verdades internas, de o£ den lôgico. Pero de ellas se ocupa la lôgica, no el Traité -- 359 des premières vérités cuyo objeto consiste justamente en est^ blecer cuales son las fuentes de las primeras verdades exter­ nes, principios de todas las demâs verdades del mismo orden. La fuerza que se concede al sentido comûn en es­ ta Filosofia con respecto a las verdades del mundo externo po demos decir que es total; asl le parece y asl es, y no hay -mâs razôn que la necesidad del testimonio subjetivo. La fuer­ za que le concede Balmes a su instinto intelectual no es equJL valente; éste viene a actuar sobre la fuerza de otros crite-rios y condiciones de extrasubjetividad como ûltima ley que impulsa al asenso de la verdad externa. Hay mucho mâs que la pura necesidad subjetiva, aunque esto no quiere decir que no pueda actuar se de forma to^ talmente espontânea. Se podrla objetar que ta.iibién Balmes habla de -unos primeros principios que permanecen a h l , invariables y un^ versalvente vâlidos, aparté de nuestra existencia concreta. Ya se comprende que nada tienen que ver estos -primeros principios, necesarios y universales, que también ad mite toda la Filosofia tradicional, con los primeros princi­ pios de la Filosofia del Sentido Comûn que venimos comentando. Balmes habla de unos principios idéales, a simple nivel dc — subjetividad, y su valor no traspasa al campo de lo externo;y esto es, justamente, lo esencial y decisivo de esas verdades primeras que estamos estudiando. Pasar del campo de lo interno, ideal, al campo de lo externo, extraideal, es que lo que nos queda por justificar y es lo que intenta conseguir el planteamiento balmesiano, — mientras que la Filosofia con la quo se estâ comparando lo da por supuesto desde el primer momento. En este punto se separan estas dos corrientes criteriolôgicas, aunque ambas recurran al " sentido comûn" como tabla de salvaciôn y ambas se asemejen -recordemos que los campos de actuaciôn son diversos- en el actuar espontâneo y prefilosôfico, no antifilosôfico, de lo que cada uno entiende por sentido comûn. Esta caracterlstica de las verdades de sentido - 360 comûn como verdades de valor externo, y que hemos visto bien refiejada en la exposiciôn del P. Buffier, es también lo especlfico de la Escuela Escocesa, muy concretamente en Reid y Hamilton, como vimos en su momento. Es también lo tlpico de las obras de Llorens y Barba, fiel discipulo de Hamilton. Y aqul se nos ocurre un interrogante que puede ofrecer un valor indirecto a la tesis que defendemos. Si Balmes fuera un filôsofo mâs de esta co— rriente del "sentido comûn", al igual, por ejemplo, que Ha-milton, ^cômo explicar que el catalân Llorens y Barba apenas le cite en su obra, cuando lo que pretende no es ninguna ex­ posiciôn original, sino el esclarecimiento y apoyo a la Fi­ losofia del Sentido Comûn en su sentido mâs genuino?. Parece que el interrogante no carece de valor y posiblemente no se baya reparado demasiado en él. Ciertamente que Balmes no acepta la doctrina del entendimiento agente dd los escolâsticos como posibilidad pa ra la abstracciôn y elaboraciôn de los conceptos. Pero esto no implica que tenga que ceder a un subjetivismo tal que ra ­ ye en el fideismo o en el innatismo. Su intento filosôfico busùa una soluciôn intermedia donde se intégré la fuerza y el valor de lo percibido y la fuerza y dinâmica propia de — las facultades del sujeto que percibe, que conoce, y que vie_ nen a quedar representadas en su "instinto intelectual". Filosôfica o crlticamente hablando dirlamos que las certezas balmesianas son fruto de los distintos criterios de conocimiento, y por lo.mismo, perfectamente racionales, - mientras que la certeza de los primeros principios de la Es ­ cuela Escocesa no tiene mâs justificaciôn que la necesidad implicada en ellos mismos y de la que subjetivamente somos testigos. Esto signifies q u e , aunque el instinto intelec­ tual se nos manifiesta como pre-reflexivo, como algo antes de cualquier tipo de reflexiôn, en los distintos campos de su actuaciôn, no por eso podemos concluir que sea antirracio^ nal o antifilosôfico, sino mâs bien todo lo contrario: es la 361 base misma y la posibilidad de la racionalidad y de la filoso^ fia. Nuestras afirmaciones quieren responder a la in­ terpretaciôn mejor y mâs honda del instinto intelectual balme^ siano. Siempre dejamos constancia de muchas expresiones ambi­ guës que se leen en sus obras, y que lo colocarian mâs cercano a toda la Filosofia del Sentido Comûn, y que matizaciônes bien importantes q u e , a buen seguro, habrla de haber corregi- do de no haber muerto a edad tan temprana. Asl podemos entender perfectamente, teniendo esa salvedad presents, que cuando Balmes nos dice que la certeza no es, en primer término, fruto de le Filosofia, no quiere dei cir que no sea fruto de la razôn, actuada, eso si, de una fojr ma espontânea: "Por cierto que él (se refiere al nino) no se da cuenta asimismo de esta fôrmula, es decir, que no ha ce acto reflejo sobre alla: pero, en la realidad, la tiene, y la — prueba es q u e , en ofreciéndose el caso, la aplica instantâneamente" (2 2 ). Ahora bien, cuando reflexionamos sobre estas fôr mulas descubrimos su racionalidad, que va mâs allâ de la ferza instintiva de la Escuela Escocesa. Podriamos decirlo con una fôrmula mâs sencilla,pero no menos compléta : - El instinto intelectual de Jaime Balmes forma parte de un todo racicnal, aunque actûe de una forma espontânea. - El sentido comûn de la Escuela Escocesa es el todo del conocimiento y con fuerza exclusiva­ mente instintiva. Las fôrmulas no son, como se puede apreciar, equ^ valantes ni mucho menos. La distinta importancia que conceden ambas filos^ fias al sentido comûn o "instinto intelectual" segûn Balmes también se manifiesta a la hora de senalar el alcance de uno 362 y de otro. La fuerza y el alcance del Instinto intelectual ba^ meaiano -actûa en casos en que no media el testimonio de la con ciencia ni el de la evidencia- es marcadamente mener que la — del "sentido comûn" de la Filosofia de este nombre. Las referencias inmedlatas que hace a Dios tampo­ co se puede identif icar con las que hace el P. Buffier o la Es^ cuela Escocesa. La postura de Balmes se desprende de la crlti­ ca que él mismo dirige a la forma de argumenter de Descartes que recurre de una forma inmediata e injustificada a Dios como garantis de veracidad de sus conocimientos. Ello indica que — Balme s estâ bien lejos de este recur so inmediato e in justif icjs do a D i o s . Para que se vean mejor los justos limites del ins^ tinto intelectual, que se define como inclinaciôn natural al asenso en los casos que estân fuera del dominlo de la concien­ cia y de la evidencia, podriamos decir que mâs que aplicado a casos séria a âmbitos de verdad de taies casos; asl se ve mejor que no actûa solo o al margen. Estos son algunos ejemplos: "El criterio de la evidencia encie, rra dos cosas: la apariencia de — las ideas, esto pertenece a la con ciencia; el valor objetivo, exis— tente o posible, esto pertenece al instinto intelectual. El testimonio de los sentidos en— cierra también dos partes: la sen­ saciôn, como puramente subjetiva,esto es, de la conciencia; la creen cia en la objetividad de la sensa­ ciôn, esto es, del instinto intelec^ tuai. El testimonio de la autoridad huma na se compone del de los sentidos, que nos pone en relaciôn con nuestros semejantes, y el del instinto intelectual, que nos induce a creerle". Esta es una ley balmesiana en la que se ha de insistir por encima de todo. Ni le podemos juzgar y comprender al margen de esta ley de la unidad y la armonia, ni tampoco t£ mândole en expresiones aisladas y concretes. Se exige esa mirada de conjunto para comprender - 363 lo que él intuyô en toorla del conoclmiento y que, por desgra cia, no siempre expreso con la debida exactitud. CONCLUSION Después de todo lo expuesto, y que esperemos pue^ da contribulr al esclarecimiento del controvertido "instinto intelectual” balmesiano, tenemos que concluir que, siendo un conocedor de la Filosofia del Sentido Comûn y tnereciéndole una gran confianza tanto en sus intentos filosôflcos como en aigu nos de sus planteamientos, no se puede sostener sea un disclpulo mas de tal Filosofia. que Balmes -- Su instinto intelectual, bien entendido, no es el equivalents del "sentido comûn" -conjunto de primeras verdades de valor externo- de esa Filosol'la. Hay que reconocer su independencia nés de y sus intuicio, originalidad,como la necesidad de atenerse a la comply jidad del hombre que conoce o a la misma armonia de todos sus criterios. 364 NOTAS 1 ) F . Fundamental, L,l,l ,2 2 ) Ibidem, L , I ,2 ,8 II, pâg, 9 . II, pâg. 12 . 3 ) Ibidem, L, 1 ,2,15 4 ) Ibidem, L, 1 ,5 ,63 II, pâg. 15 . II, pâg. 33. 5 ) Ibidem, L, 1 ,6 ,66 II, pâg. 35. Ibidem, L, 1 ,7,72 II, pâg. 39. 6) 7 ) Ibidem, L, 1 ,24 ,236 II, pâg. 125 * 8) Ibidem, L, 1 ,25,245 II, pâg. 128. (9 ) Ibidem, L,l, 52,316 II, pâg. 171. (10 ) Ibidem, L ,1 34,338 II, pâg. 185. II, pâg. 15. (11 ) Ibidem, L ,1 2,15 (12 ) Ibidem, L ,1 15,159 II, pâg. 83. (13 ) Ibidem, L ,1 26,263 (14 ) Ibidem, L ,1 34,338 II, pâg. 135. (15) Ibidem, L ,1 34,338 (16) Ibidem, L ,1 34,338 II, pâg. 184 . II, pâg. 183. II, pâg. 185. II, pâg. 186. (17 ) Ibidem, L ,1 34,338 (18) Ibidem, L ,4 6,43 II, pâg. 387. II, pâg. 423. (19) Ibidem, L ,4 20,125 (20 ) El Criteria 22 C, 22,60 (21 ) VENTOSA AGUILAR,J. s6ficas del p. Buf (22 ) F.F., L ,1,4 ,45 II III, pâg. 755. El sentido comûn en las obras filo- 365 APENDICE BIOGRAFICO INTRODUCCION En la misma obra del doctor Jaime Balmes encontre mos unas palabras que justifican sobredamente estas paginas de referencia biogrâfica. Escribe: "La vida ce un hombre -lo dice s^ bre O'Connell- se explica muchas veces por las primeras impresiones que recibiô en su infancia" (1 ) Secundando la intencion y profunda verdad de estas palabras nos queremos acercar, aunque sea un poco a grandes rasgos, a la vida y circunstancias de nuestro autor. Unas cir cunstancias qu e , hay que decirlo ya desde este momento, tuvi& ron mucho que ver con su pensamiento. Las experiencias personales del autor, los ambientes que le van rodeando y los dias que atraviesa Espana, con como otras tantas piedras que van forjando su edificio intelectual. Esta es la razôn profunda por la que, aun tratando un tema tan especifico como es su — teorxa del instinto intelectual, nos vemos obligados a echar una mirada a algunos momentos y circunstancias mas sobresalien tes de su vida. 366 El mlsmo Balmes es qulen nos da las caracterlstjL cas geogrâficas, y sobre todo morales, de la Cataluna Vieja,a la que pertenece. Atrlbuye a los montaneses, como cualidades espirituales, un gran tesoro de ideas y sentimientos morales, -fundamento de la vida individual, familiar y social-, un -arraigado amor a la tradicion y una vida heroica de trabajo. (2 ) . LA FAMILIA Centrândonos en la familia Balmes podemos decir que todos sus ascendientes, en cuanto a su condiciôn social,pertenecen a la clase trabajadora y humilde. El jamâs se aver gonzô de su condicién y sus sentimientos los podemos leer en lo que escribiô da Espartero: "Se ha echado en cara a Espartero su humilde nacimiento; a los ojos de la razôn ésto no significa nada: al contrario, si el ex-regente hubiese manifestado con sus — obras que la fortuna no le habla elevado sin merecerlo, la misma oscuridad de la cuna fuera un be­ lle timbre de su gloria. ^De que sirve a un imbécil el lustre de su alcurnia? ^Para que necesita un grande hombre los titulos de sus mayores? La nobleza que no ejs t& sostenida por las cualidades personales del que la posee es un nombre vano: los mérites de nuestros antepasados no son nuestros y s6lo se nos aplicarân si los — imitâmes « El hombre de humilde eu na que se eleva a encumbrados -puestos por solas sus prendas, se^ ra tanto mas digne de loa cuanto no ha tenido en su apoyo ni el fa vor que dispensa el mundo a los vastagos de ilustre prosapia ni los medios de instrucciôn y educa cion que propercionan las grandes riquezas; en tal caso, la humildad de nacimiento mas bien debiera — ser excusa de algunas faltas que cargo para agravarlas" (3 )* 367 Son palabras que, sin demasiadas distorsiones,podrlamos aplicar al propio Balmes. Sus ascendientes de 11— nea paterna ejercieron todos el oficio de "arriérés". Por IJL nea materna entroncaba con unos antiguos curtidores. No obs­ tante su condiciôn social, hay que reconocer valiosos talentes familières, como él mismo nos dice: "Yo -decia- tengo mueha memoria, pero mi padre tiens aun mucha -mas. Si éJ y mi abuelo hubiesen estudiado, habrian side mâs céle^ bres que yo" (4). Serâ bueno un pequeno también, en este momento, que hagamos esfuerzo con el fin de situarnos en el momento his^ torico en que Jaime Balmes viens a este mundo. Bstamos en diez la ciudad de Vich. Ciudad de unos — milhabitantes, y eminentemente estudiantil. Es el aho de 1810. En las efemérides de este aho, que se consignan en la ciudad de Vich, leemos: "Dia 28 de en Vich el (5) agosto de 1810. Nace doctor Jaime Balmes". PRIMERA EDUCACION Balmes era el cuarto hi jo milia. Podemos decir,segûn de los once de su fa­ se nos refiere en la obra de Gar cia de los Santos, que le tratô intimamente, que fue la hu— mildad, el tesôn y la piedad cristiana de su madré lo que in fluyo notablemente en su vida (6 ). Dice el P. Casanovas que ella ensehô a su hi jo las cosas del cielo antes que las de la tierra, y quiso que amase mâs a Bios que a ella misma. — Fue su primera maestra en la piedad, on la doctrina cristia­ na y en la oraciôn. De ahl que Balmes practice un afecto filial hacia su madré honda y delicadamente. Esta que hemos llamado primera educaciôn marco toda la vida de Balmes, como veremos a lo largo de estas pâginas. 368 E STUDIQS EN EL SEMINARIO A los slete ahos lo encontramos ya en el semlnarlo, (él decia que se acordaba lauy poco de sus primeras letras: las que cursô antes de entrer en el seminario) donde adquiriô parte de su forméeion ; El seminario de Vich lo fundo D . Gaspar Gil en 1635 y llegé a ser uno de los mâs célébrés de toda Espana. DjL ce LA FUENTE que en el siglo XVIII estaba a mâs altura en ensje Aanza que muchas universidades. Ciertamente que a comienzos del siglo XIX sufriô mucho. Vendrian luego, en los ahos I809 a 1812, las famosas incursiones de los franceses, y posteriormen te las luchas entre constitucionales y réalistes. Cada uno de estos acontecimientos suponia un nuevo quebranto para la ciu­ dad y para el seminario. Dos hombres se encargaron de la restauraciôn del seminario. El doctor Puigllat, futuro obispo de Lérida, y el obispo Corcuera. Este ultimo habia nacldo en Câdiz en 1776, peso por SigUenza como rector del seminario, y llegô a Vich como obispo el aho I8 2 5 . El fue el Verdadero descubridor y -protector de Jaime Balmes (7)* En este seminario dedicô Balmes los très priroeros ahos al estudio de la Gramâtica latina. En I82O empezaba los estudios de Retôrica, coincidiendo con el trienio constitucio^ n a l , cuyo fervor llevaria al ayuntamiento de Vich a entrome-terse en los asuntos diciendo que acontecimientos del seminario.Reflexiona el P. Casanovas de este tipo hicieron que Jaime Balmes, con solo sus diez ahos, meditara profundamente en los destinos de Espaha, que tanto se refiejaria luego en sus obras (8 ). ESTUDIOS DE FILOSOFIA En 1822 empezaba sus estudios de filosofia. De su ânimo en aquel entonces nos dan cuenta sus propias palabras, que escribiô a los treinta y très ah o s : "Hubo un tiempo en que el prestigio de ciertos hombres, el desium bramiento producido por la ardien 369 te aureola que coronaba sus sienes, la ninguna experlencla del mundo cientlfico, y sobre todo el fuego de la edad âvido de cebarse en algûn pâbulo noble y seductor, me ha bxân comunicado una viva fe en la ciencia y me hacian saludar con a^ borozo el dia afortunado en que in troducirme pudiera en su templo pa ra iniciarme en sus profundos arc^ nos, siquiera como el ultimo de -sus adept os. IOh I Aquella era la mâs hermosa ilusiôn que halagar pu do el aima humana: la vida de los sabios me parecla a ml la de un se^ midiôs sobre la tierra" (9 )« De 1822 a 1825 hizo los très cursos de Filosofia. Por este tiempo comienza también su autoeducaciôn, apoyada co­ mo él mismo dice en lalectura de obras elementales y en la ditaciôn. Recordemos aquel me^ momento en que leyô en Hobbes lo s^ guiente: "Si yo hubiera leido tanto ellos, séria tan ignorante ellos" . como — como -- Balmes creyô descubrir aqui un tesoro (10), Es -obligada una referencia a la biblioteca episcopal. Era como la segunda casa de Balmes y en ella iba completando su formaciôn. Unas palabras del bibliotecario Soler puede ser el mejor test^ monio al respecte. Dice. '"...durante una porciôn de ahos — que cuidé la biblioteca pûblica -diocesana..., le vi constantemente asistir y registrarlo todo, casi siempre de p i e , pasando revista, por decirlo a s i , a los libres e in dices, y anotando muy frecuentemen te lo que debia picar su curiosi-dad y tac:o exquisites" (11). Y en otro lugar nos dice : "Asi es que por esto, y porque te­ nia el tiempo en muchisima estima, rara vez necesitaba mâs de un dia para despachar un libre de très o cuatrocientas pâginas, consiguien do ahonar el tiempo y estudiar — siempre con fruto seguro" (1 2 ). 370 La biblioteca episcopal, con sus 20.000 volûmenes y su silencio sobrecogedor, era indudablemente el lugar preferido de Balmes. ESTUDIOS EN LA UNIVERSIDAD En 1826, y tras haber cursado primero de Teologla en el seminario, ingresa Balmes en la U. .iversidad de Cervera.Tiene, pues, I6 ahos. Balmes consiguio en su Vindicacion personal este acto de generosidad del obispo Corcuera: > "El aho 2 6 , el difunto obispo de Vich, el sehor don Pablo de Jésus Corcuera y Caserta, me agraciô con una beca en el Real Colegio de San Carlos, en la Universidad de Cerve^ ra. Es de advertir que este sehor obispo era sumamente celoso, muy delicado en materias politicas y sobremanera vigilante en todo lo concerniente al modo de pensar y a la conducta de los estudiantes. Lo sabe toda la diôcesis de ^ich; lo saben todos cuantos le conocieron en SigUenza, cuando estaba de rec­ tor en el seminario; y precisamente hay en Madrid una persona que la habla tratado mucho y. se habla formado bajo su direcciôn, mi ami­ go el respetable P. Carasa, de la Compahla de Jésus. Pongo estos por menores para que se vea que un tal nombramiento para colegial, y eso entre muchos otros pretendientes,supone buena reputaciôn en el agra ciado" (13)• Ciertamente el ingreso en la Universidad le llena de alegria. No es este el momento de historiar el curso de e^ ta Universidad. Digamos solamente que del siglo X V I I I recibi— mos ecos de "elogio" y "adulaciôn"; en el X I X y X X las referen cias llegan casi al "menosprecio" (l4 ). En lineas générales, se puede afirmar que el si— glo X V I I I no dejo a la Universidad la herencia de una orienta- 371 cion cientifica y pedagôgica. Y al conienzar el XIX aumenta -mâs y mâs la desorientaciôn. Como un ejemplo podemos apuntar que el l6 de agosto de 1820 se pusieron como texto de Teolo— gla las Institutionss Lugdunenses, prohibidas en Roma el ano 1792 por jansenista. (1 5 )El trienio constitucional se votô una ley de ensehanza por la que se creaba la Universidad de Barcelona, que suponia implicitamente la desaparicion de la de Cervera. Bar­ celona se apresurô a abrirla, y la Sgcretarla de Estado, con un despacho del 8 de noviembre de 1822, comunicabp a Cervera que, abierta la Universidad de Barcelona, aquella ténia que cerrarse (I6 ). En octubre de 1824, con la nueva reacciôn, se da ba un plan nuevo de estudios. Es el que le tocô seguir a Bal­ mes. El articule 34 establecia como t ;xto de las clases de fj. losofia el de Guevara. A estas causas habria qua anadir también el des­ favorable estado econômico y la falta de buenos profesores. Todo esto hizo que se llegase a confcrir el grade de "doctor" a todos los diputados de la provincia, con el fin de negociar en Madrid la continüidad de la Universidad. el Archive de la Casa Don de Barcelona) (Segûn consta en (17)« La consecuencia clara de todo este estado de co­ sas es quecuando Jaime Balmes llegô a la Universidad, con to^ do su entusiasmo e ilusiôn intelectual, ésta se encontraba — "enferma de enfermedad mortal" (I8 ). De 1826 a 1830 cursa Balmes los cuatro ahos de Teologia necesarios para el "grade mener". Se gradué el 9 de junio de I83O con todos los honores. Los acontecimientos politicos de este aho hacen que se suspendan los cursos en las Universidades y se organi- cen en las ciudades particulares a ténor de cursos privados.- Ello hace que encontremos de nuevo a Balmes en su ciudad de — Vich. Aqui cursa quinte y sexto aho de Teologia. El trabajo principal de Balmes durante estos dos ahos no fueron las asignatures d e1 curso, sino las lecturas — 372 privadas. SADU R N I , uno de los biôgrafos que bebiô en fuentes mâs seguras, escribe: "Estos dos ahos de estudios priva­ dos, que apenas mencionan los biôgrafos, son, no obstante, de los mâs importantes de la vida de Bal­ mes, Porque, si bien en Cervera -habia crecido râpidamente tanto en lo fisico como en lo intelectual,durante estos dos ahos privados — fue cuando principalmente se formô el sabio en la soledad de una bi-blioteca desconocida, como dice la y Fontanals".(1 9 ) El aho 1 8 3 2 se abre de nuevo las Universidades y Balmes puede continuer en Cervera sus estudios de Teologia. Al aho siguiente se présenta a unas oposiciones a una câtedra de Cervera. Oposicion frustrada por ciertas intrigas. Asi se expl^ ca lo que escribiô el doctor Ramôn Miguel: "Don José Ricart, que era uno de los opositores, me ha asegurado — que Balmes fue sin disputa el que con mâs conocimientos y maestria desempehô los ejercicios de oposi­ cion, y que, en justicia, debiô ha ber ocupado el primer lugar en la terna"(20). Citamos este detalle biogrâfico porque marca simbôlicamente el proceso de una serie de infortunios en la vida y persona de Balmes. Lo mismo le ocurriô en las oposiciones a una ca-nonjia en Vich. A sus veintitrés ahos, y todavia sin recibir las ôrdenes sagradas, se atreve a disputarles aquella canonjia a los doctores Jaime Passarell y Jaime Soler. Alguien, con una sonrisa entre irônica y sabia, decia: "Claro que es liste; pero, ^qué ha de hacer tan jovencito" (21). La verdad es que también perdiô las oposiciones. ORDENES SAGRADAS El octavo curso de Teologia, aho 1033 ® 1834, fue el de las ôrdenes sagradas. El 2o de septiembre de 1834 recibia 373 la ordenaciôn de presbltero. De aquellos dias se nos ha conservado una anécd^ ta bien signifientiva. "Que quieres, Jaime" Le dijo el Obispo Corcuera. "Senor, un curato". "No; ve a la Universidad y estu dia" (22). NUEVA ETAPA EN CERVERA Tenemos de nuevo a Balmes en la Universidad. Ahora se matricula en cânones. Combina el estudio con la ensehan za, y tiens su discurso doctoral sobre materia de ensehanza en Espaha. Las ideas principales las publicaria luego, en el aho 1845, en el PENSAMIENTO DE LA NACION. El aho 1833 se despide Balmes definitivamente de la Universidad de Cervera. Sus sentimientos los podemos deducir de sus mis-mas palabras en lo que toca a esta Universidad: "No nos ciega el amor a ninguna universiùad de provincia -escri— b i o - ; a ninguna de ellas pertenecemos, si no es por los grades,— cuyo8 diplomas para nada nos sirven" (2 3 ). Podemos concluir diciendo que Balmes es el ulti­ mo hombre grande que da la Universidad de Cervera. El decreto real de 1835 aprobando los estudios de derecho civil, cânones y oratoria suponia formalmente el cierre definitive de esta Universidad. VIDA OCULTA DE BALMES Asi se ha llamado la etapa que va de I836 a l84l en la vida de Jaime Balmes. Es "su vida oculta". Tuvo que qujs darse de momento en su ciudad, Vich, y dedicarse a dar clases particulares. Por estaépoca es cuando se empieza llar suverdadera vocaciôn, la de a desarro— escritor. En su autobiogra- fla nos dice : "Nada conozco mâs grato que escr^ bir una palabra y tener una seguridad profunda de que aquella pa­ labra dentro de pocas horas vola- 374 râ a grandes dlstancias y vlbrarâ e n m i l l a r e s de e s p l r l t u s " . E n V i c h es BALMES. AUTOR UNIVERSAL El g e n i o fu e. t a m b i é n p r o f e s o r de m a t e m â t i c a s de la câtedra c reada en 18 3 7* nueva Casi de la n o c h e p r i m e r p i a n o de la Balmes tica, h a b l a de s a l i r p or a l g û n a la m a h a n a f a ma n a c i o n a l n os ofrece salta o filôsôfico. Todos s it i o y asi -- f i g u r a de B a l m e s a e internacional. una o b r a e m i n e n t e m e n t e apologjé y esto en los campos mâs variados: ligioso la lo s t e m a s de politico, social, re^ i m p o r t a n c i a c a b e n en su m e d i t a c i ô n y en su p l um a. Con lico s o br e o c a s i ô n de u n c o n c u r s o el t e m a d e l celibato en el c l e r o c a t ô l i c o , se d e c i d i ô a e s c r i b i r u n a m e m o r i a sentaciôn y fallo del e n El M a d r i l e n o C at ô - s ob r e j u r a d o el d i r e c t o r es tema « Tras Balmesla p re - le e s cr i b e : " T e n g o el h o n o r de p a r t i c i p a r a Vd. c o m o su M e m o r i a ha m e r e c i d o la n o t a s o b r e s a l i e n t e e n el p r i — m e r c e r t a m e n c a t ô l i c o ..." Es e l ­ an o l84o. Por estas mismas g r a n o b r a de f i l o s o f i a . .. Un a s u n t o d e l m â x i m o t a m b i é n e n l84o, ticas y causé de e c o n ô m i c a s s o br e esta estaba ya naciendo cler o. en aquellos dias los bie n e s del las era C o n e s t e m o t i v e B a l m e s pu su o b r a : O b s e r v a c i o n e s obra dantestimonlo su -- EL P R O T E S T A N T I S M O . interés nacional el r e l a t i v e a los b i e n e s d e l blica, fechas de la h i s t o r i a c l e ro . siguientes s o c ia le s , Del poli e f e c t o que l l n e a s de G a r d a l os San tos: " T o d o s los d i p u t a d o s que h a b l a n h a b l a d o e n d e f e n s a d el c lero, h a ­ b l a n f u n d a d o sus d i s c u r s o s en los cânones. C uando vi e r o n defendida la t e s i s e n el p i a n o de las c ie nc ia s s o c i a l e s , p o l i t i c a s y e c o n ô ­ m i c a s , s in c i t a r ni una ley, que d a r o n p r o f u n lamente a d m i r a d o s . Un d i p u t a d o de g r a n n o m b r a d l a p o r su d i s c u r s o en d e f e n s a del c l e r o , el 375 sehor don Santiago Tejada, dijo al leerlo: "Mi discurso no puede comparerse con ese" (24) S o n l os p r i m e r o s ânimo increible. é x i t o s de l a u t o r y le d a n u n -- E n la A u t o b i o g r a f l a n o s dic e: "Alentado con un éxito para mi muy inesperado, continué traba-j a n d o en el p r o t e s t a n t i s m e c o m p a r a d o c o n el c a t o l i c i s m o ..." Profundamente t ar c on su p l u m a , n os, y se d e c i d e tico: p r e o c u p a d o p o r la situaciôn polity y c o n s c i e n t e ds l b i e n que él p o d i a a p o r en de n u e s t r a p a t r i a , deja a un lado a publicar Consideraciones la o b r a q ue su p r i m e r a politicas sobre lleva entre ma- o b r a de a l c a n c e poli­ la s i t u a c i ô n de E s p a h a . (25) . Obra de importancia La R e l i g i ô n d e m o s t r a d a Por este propaganda en forma y o : "C o n v e r s a c i ô n ". de d i alogada. Balmes aparté merece nalmente d ri d, De el su- lo P a p a ". importancia. la*revista o bra De encar— l84l-l843 "La C i v i l i z a - es d e c i s i v a d e s ­ 1843 a 1844 p u b l i c a p e r s o - - "L a S o c i e d a d ". P o s t e r i o r m e n t e , y e n M a — la r e v i s t a fu n d a l i b r i t o s de también publica s ob re de B a l m e s en e s t a l os p u n t o s de v i s t a . t i e m p o es su l a b o r p e r i o d i s t i c a la m â x i m a en c o l a b o r a c i ô n c o n otr os , La a p o r t a c i ô n todos p o r e st e loa n i h o s . t i e m p o estabai de m o d a u n o s en tr ès r e v i s t a s d e publica, de d ' u n p a g é s de m u n t a n y a Nota nada publicada al a l c a n c e y mantiene El P e n s a m i e n t o de la N a c l ô n . I N T E R V E N E ION EN E L PROBI.EMA S U C E S O R l ü A la m u e r t e ha no, u n g ra v e Ü. problems Carlos, Cristina y sus en n o m b r e problema venia y que p r i v a b a de F e r n a n d o V I I seguidores; de c o n la f a m o s a L e y Con Carlos vuolvc a implantar; p o r otro, la p r i n c e sa Is a b e l . a l a s m u j e r e s de t rono. se o r i g i n a s u c e s o r i o . P o r u n lado, IV h a b i a luego S â l i ca , la a n u l a r i a y, en E s p a ­ su h e r m a la r e p e n t e D h a . M ® La r a i z filtima d el dada l os d e r e c h o s sido abolida. estaba por F e l i p e V, sucesorios al -- F e r n a n d o V II la -- p o c o a n t e s de su -- 576 muerte, la volverla a Implantar. Surge, con ello, la gran di­ vision en Espaha. A1 lado de D. Carlos estaba la mayor!a del clero, de la nobleza y una buena parte del pais, el tradicionalismo. Se identifico con el esplritu foral frente a la tendencia centralizadora de la otra fraccion, del liberalismo -oponente. Los ahos que van de 1833 a l840 se ven marcados por la primera guerra carlista. En el norte termina con el -convenio de Vergara, -agosto de 1839-, y en el bajo Aragon en julio de l84o. Esta es la cuestiôn politics que ocupa pâginas, gestiones y desvelos de Jaime Balmes. La solucion del problè­ me la veia en un mntrimonio: el matrimonio entre la hija de - Fernando V I I , la infanta Isabel, y el hijo de D. Carlos, Car­ los Luis, duque de Montemolin. Balmes se d i s t i n g u i â p o r u n a g r a n c a m p a h a , t o d o en El P e n s a m i e n t o de la N a c i o n , a f a v o r de nio c o m o s o l u c i o n a los m a i e s sobre e st e m a t r i m o ­ de Esp ah a: " Es t e m a t r i m o n i o fue d e f e n d i d o — c o n a l t e z a de m i r a s y p r o f u n d o — s e n t i m i e n t o p o l i t i c o p o r J a i m e -B a l m e s en su p e r i ô d i c o t i t u l a d o - El P.N." (26) De su e s t a d o de â n i mo , son buen testimonio pondencia estas l i n e a s q ue al fracasar sus p l a n e s , entresacamos de - su c o r r e ^ c o n V IL U M A : "Veremos lo que el negocio de de si. Yo espero siempre, fundândome en su misma necesidad. Lo veo a usted triste. Las cosas no son pa ra men o s , pero es preciso ânimo y paciencia" (27). Y con mayor decepciôn y sentimiento, aunque con su firme decision de seguir prestando su grano de arena en pro de la verdad, escribia el 23 de septiembre de l846: " H o n d a i m p r e s i ô n me ha p r o d u c i d o la s e n t i d a c a r t a de u s t e d . L a v o z de u n a p e r s o n a p a r a mi q ue p u e d o co n o c e r l a tan franca, tan cordial, n o ha d e j a d o de c o n m o v e r m e y de 377 h a c e r m e p e n s a r si tal v e z me e ng a ha b a ; p o r ■lesgracia, mi c o n v i c c i o n se r o b u s t e c e c u a n t o m â s m e d l t o . D u d o m u c h o qua p u e d a h a c e r b i e n escri b i e n d o de p o l l t i c a . L as c i r c u n s t a n cias ban variado compietamente: f a l t a la base; n o sé c o m o se p ue d e l e v a n t a r el e d i f i c i o . I n d i c a u st e d qu e si c e s o de e s c r i b i r d i r â n que m i u n i c o o b j e t o e ra el matrimonio de M o n t e m o l i n : el o b j e t o era un -sistema cuya clave era el c a s a - - m i e n t o ; si d i c e n é s t o d i r â n v e r da d. M e c o n j u r a u s t e d a q u e lo p i e n s e b ien, lo haré. Q u e d a m u c h o q u e h a ­ c e r e n i n t e r é s de la n ac i o n , es -c i e r t o , p e r o yo no p u e d o d e t e n e r las b o r r a s c a s q u e v a n a d e s e n c a d e n a r s e n i n a d i e t a m p o c o : q u i e n lo i n t e n t e se e s t r e l l a r â . M e d i c e u s ­ t e d q ue el P r i n c i p e es b u e n suje to , no lo d u d o ; ^ p e r o q ué t e n e m o s con e s o ? ^ Qu é p o d r â h a c e r el P r i n c i p e c o n la m e j o r v o l u n t a d d e l m u n d o ? N ad a, s e h o r M a r q u é s , n ada. Se m u e ^ tra usted poco dispu e s t o a mezclar se e n p o l i t i c s : h a c e u s t e d b ie n . U s t e d n o s: r v e p a r a c o r t e s a n o y és^ ta no es é p o c a de h o m b r e s de E s t a ­ do. A h a d e u s t e d q ue se t r a t a de — r e u n i r a l r e d e d o r d e l P r i n c i p e c on s or t e u n c e n t r e de i n f l u j o y p o d e r m i l i t a r que s o s t e n g a el t rono. Y a m e f i g u r a b a que se c o n t a b a c o n é s ­ to. I Po b r e p a l s I S i e m p r e el p o d e r m i l i t a r , c o m o si g o b e r n a r f u e s e pie l ea r y u n a n a c i o n p u d i e s e c o n v e r — tirse en un campamento. Por desgra cia, e n u n c a m p a m e n t o se c o n v e r t i ­ r a p o r u n a l a r g a t e m p o r a d a : h a y -h o m b r e s que se h a c e n la i l u s i ô n de q ue se p u e d e n r e p a r t i r b o f e t o n e s a d i e s t r o y s i n i e s t r o y q ue los d e — m â s lo h a n de s uf r i r . I T o nt er la l T o d o s los h o m b r e s t i e n e n s a n g r e e n sus v e n a s y s o n t a n t e s lo s que pre^ f i e r e n la m u e r t e a la h u m i l l a c i ô n . E n t i e m p o s s e m e j a n t e s , ^qué p u e d o e s p e r a r de m i s e s c r i t o s p o l i t i c o s , p or l e î d o s que se an ? S i n e m b a r g o ,m i e n t r a s s s c r i b a iré d i c i e n d o la v e r d a d : u f a n o s c o n su v i c t o r i a de m o m e n t o , no t i e n e n que e s p e r a r u n a 378 palabra de llsonja. Seré el mismo ahora que antes) como no espero ni temo nada de nadie, poco me im porta el desagrado de los poderosos" (2 8 ). SUS GRANDES OBRAS En el aho l84l comienza la publicaciôn, en ediciôn castellana, de su gran obra "El Protestantismo" . Obra que pu­ blicaria también en francés y en inglés y que ofrecié con to­ do su entusiasmo al Papa. Sus obras mâs eminentemente filosôficas ven la luz durante el perlodo de mayor agitaciôn polltica. En primer lugar aparece El Criteria, en 184$, aunque lo habla escrito dos ahos antes. Al aho siguiente publica su Filosofia Fundamen­ tal « y por fin, en 1847 publica la Filosofia Elemental. 1848, No podemos olvidar su obra Plo I X , pûblica en -- endefensa de los intereses y la figura del Papa. La pu blicaciôn de la obra fue el comienzo de un duro calvario para Balmes, ya que le llovieron incomprensiones y calumnias de t^ das partes, sobre todo de las llneas del clero. Ese mismo aho, l848, él 9 de julio, a los 38 -- ahos de edad, morla Jaime Balmes en su ciudad natal, Vich. INTENTO FILOSOFICO DE BALMES La doble intencion filosofica que podemos descu­ brir en la obra de este autor, crltica de unos sistemas de f^ losofia que considéra invâlidos y propuesta de un camino para el descubrimiento de la verdad, la encontramos formulada en varies lugares de su obra. Ya en el prologo a la Filosofia — Fundamental, obra de la mayor importancia para nuestro tem a ,nos dice que intenta prevenirnos contra una Filosofia plagada de errores trascendentales. Estos, -dice-, que se han extend^ do por moda, no deben arraigar por principios (2 9 ). Por otro lado, consciente de que el mal no se contiene solo con la represiôn sino que hay que ahogarle a fuerza de b i e n , ofrece un camino que nos lleva al conocimiento de la verdad (30 ). 379 Aqui tenemos, pues, fornulados de una manera cla ra y explicita las mente prensiones filosof icas que bulllan en la - de Balmes al lanzarse por estos derroteros. Y estas dos partes claras de su filosofia son, - también, las que queremos abordar en este trabajo. Esto nos ocuparâ la primera parte de nuestro estudio, aclarando que -nos centraremos no tanto en la crltica que hace de los siste­ mas que juzga invalides como en la exposicion "verdadera" del conocimiento que él, personal!simamente, ha elaborado. Den-- tro de este margen, y como reza el tltulo del trabajo, pondre^ mos especial interés en la parcela del llamado instinto inte­ lectual o sentido comûn. Nuestro segundo gran intento se centrarâ en la exposiciôn sistemética de una serie de interpretaciones de — que ha sido causa esta filosofia de Jaime Balmes. Exposiciones q u e , adelantamos, no han hecho to­ do el servicio que merecîa la adecuada interpretaciôn de su - teorla del conocimiento, concretamente su problenmtico "ins-tinto intelectual". Por fin, y en un tercer bloque del trabajo, tra taremos de enmarcar, en sus justos limites, el pensamiento de nuestro autor en la llamada corriente "Filosofia del Sentido Comûn". Una detallada y minuciosa comparaciôn con algunos de esos autores nos llevarâ a comprobar si de verdad es o no au­ tor que se enmarque en esa corriente filosofica. Esta sera, sin duda, la parte mas nueva e interesante de nuestro estudio. IMPORTANCIA DEL ESTUDIO DE BALMES Cuando leia por primera vez las obras complétas de Balmes me impresionaron aquellas palabras del P. Casano— "como impresiôn general, hemos de decir que a Balmes le han sido — otorgados los honores de filôsofo; pero no >*a sido comprendido, y lo que es peo r , ni siquiera ha sido estudiadi.. . . Evidentes demostra— ciones de ello son las citas de frases suyas en un sentido dife-rente del que tienen en el texto" (31) . 380 Analiza luego las distintas causas y motives de esta realidad desde la que podlamos llamar filôsofla laica como desde el campo de los escolôsticos catôlicos. Nos parece que la gravedad de esta afirmaciôn como un eco que se résisté a morir, llega hasta hoy. No séria justo decir que desde entonces hasta hoy nada se ha hecho. Se ha estudiado y se han publicado cosas. Su pensamiento, - en la parcela que nos ocupa, se ha ido depurando y nos ha — ofrecido en algun autor, como veremos en su momento, la intujL ciôn verdadera de las cosas. Pero también es cierto que en la mayorla de las pâginas que podamos encontrar sobre este asunto falta esta que podlamos llamar "ultima verdad" sobre su comprensiôn de la teorla y alcance del conocimiento humano. Ya que pensamos que no es justo seguir viviendo de la ligereza o incomprensiôn ultima con que se nos suele ofrecer el pensamiento de este autor, creemos haber encontre^ do la clave que habla de la importancia y actualidad de nue_s tros estudios. Terminamos estas lineas introductorias con una cita del Diccionario de Ferrater Mora donde se nos dice que puede entenderse principalmente la parte mâs crltica de su obra enderazada a una comprensiôn, anâlisis y refutaciôn del empirisme inglés, del kantisme y de la filosofia del ideally mo alemân, especialmente de Hegel. Manifesté -sigue la colum na- afinidad, sin apartarse del cauce tradicional, con Reid y la escuela escocesa, asi como con algunas manifestaciones del e spiritualisme francés de su tiempo. Todo ello se manifes^ tô especialmente en el tema de la evidencia de la verdad (32). Al final de nuestra investigaciôn posiblemente nos encontremos capacitados para matizar algunas de estas pa labras, o decir otras nuevas que no se debieran omitir. 381 NOTAS 1) BALMES,J .: Obras Complétas. O.c., pa g .3. 2) Ibidem, pâg. 5» 3) Ibidem, pâg. 6. 4) Ibidem. 5) Ibidem, pâg. 13. 6) Ibidem, pâg. 20. 7) Ibidem, pâg. 22. 8 ) Ibidem, pâg. 27. 9) Ibimdem, pâg. 32. 10 11 Ibidem, pâg. 38. Ibidem, pâg. 4o. 12 Ibidem, pâg. 41. 13 Ibidem, pâg. 49. 14 15 Ibidem, pâg. 51. Ibidem. l6 Ibidem, pâg. 52. 17 Ibidem, pâg. 53. 18 Ibidem, 19 Ibidem, pâg. 72. 20 Ibidem, pâg. 8o. 21 Ibidem, pâg. Ibidem, pâg. 22 23 24 Ibidem, pâg. Ibidem, pâg. 81. 87. 96. 332 25 Ibidem, pâg. 335 26 PERICOT GARCIA,L 27 MARQUES DE ROZALl pâg. i4o. 28 Ibidem, pâg. l4l 29 BALMES,J . : 0 .c. , 30 Ibidem. 31 32 FERRATER MORA: Diccionario de F ilosofla, pâ g . 179 (vol. V) Ibidem, pâg. 7.(tomo II) 499 382 BIBLIOGRAFIA ALESANCO REINARESjT,: "El Instinto Intelectual en el pensamien­ to de Balmes". Salamanca (I965). 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