Subido por Misael Chuquimango

BOSQUEJO T4 Lección 7-convertido

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Este es nuestro modelo de repaso para el
sábado:
El Sábado
Enseñaré
Revisa los
LECCIÓN 7:
LA ADORACIÓN EN LA
EDUCACIÓN.
Herramienta para los Maestros de Escuela Sabática.
materiales del
material auxiliar
para maestros en
tu folleto. Busca
las páginas 84 a 87.
MOTIVA
[1 Minutos]
EXPLORA
“La adoración es
un asunto
contundente en el
tiempo del fin, pero ¿por qué debería serlo también para la
educación cristiana? El repaso de hoy se centra en eso.”
Esta sería mi propuesta para que la modifiques de acuerdo
con las necesidades de tu clase:
[15 Minutos]
1.
EL SIGNIFICADO DE ADORACIÓN. Les confieso que
encontrar el tema de la adoración dentro de la educación
cristiana fue para mí sorpresivo; sin embargo, luego le hallé todo el sentido. Si
educar es restaurar en el hombre la imagen de Dios, enseñarle sobre la verdadera
adoración en imperativo.
Sin embargo, este concepto se ha venido deteriorando con el tiempo dentro del
cristianismo. La mayoría de las personas que escuchan el término lo relacionan
con un servicio religioso o con la música que se usa en él. Si bien es cierto que la
adoración es un asunto espiritual, adorar, no es un acto que se hace una vez a la
semana, sino una forma de vivir la vida.
Léele a tu clase Mateo 4:8-10 y luego pregúntale: ¿qué entienden por adorar en
estos versículos? El texto dice así: “Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto,
y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te
daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito
está: al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.”
Seguramente muchas de las opiniones serán altamente reveladoras, pero te invito a
que complementes con la siguiente información: las palabras bíblicas que se
traducen en español como adorar son el hebreo shakjá y el griego proskunéo. La
primera significa “deprimir o postrarse,” mientras que la segunda comunica la idea
de inclinarse para besar las manos o los pies de alguien, o también “postrarse.”
El común denominador en ambos casos es ponerse por debajo de otro o hacerse
más pequeño. Este pensamiento es lo que nosotros conocemos como SUMISIÓN.
Así que adorar es SOMETERSE. El Salvador no quiso someterse ante satanás, y citó
un Deuteronomio 6:13, para decir que sólo es correcto rendirse ante Dios.
Por lo tanto, igualar un concepto como este a “cantar en un culto” es sencillamente
un desacierto. Debido a que el concepto de adorar equivale someterse, es que
devolver los diezmos y obedecer los mandamientos de Dios, incluido el sábado, es
parte de la verdadera adoración, porque al diezmar reconocemos a Dios como
nuestro dueño y al obedecer nos sometemos a su reinado sobre nosotros. Somos
adoradores porque teniendo libre albedrío, elegimos someternos a Él en todo
instante de nuestra vida.
Cuando estamos en un servicio religioso y usamos música, ésta tan solo es un
instrumento para proclamar de alguna manera que Dios es nuestro Señor, nuestro
Dueño, nuestro Rey. Las alabanzas que entonamos son solo recordatorios o
proclamaciones de una forma de vida que llevamos todo el tiempo y no solo en el
servicio de canto o el culto divino.
En ese sentido es que el mensaje del tercer ángel llama a la adoración, no es ir a un
lugar para cantar himnos y escuchar un sermón, sino rendir la vida en sumisión y
obediencia a Dios. Discutir, por ejemplo, si un instrumento musical se debe usar o
no en un culto, es una evidencia clara de que no hemos entendido el concepto
principal de lo que se nos ha llamado a proclamar como mensaje final para este
mundo.
2. CREACIÓN, REDENCIÓN Y ADORACIÓN. La lección enfatiza un concepto
importantísimo: adorar hace parte de nuestra esencia. Al ser criaturas, tenemos la
necesidad de reconocer a nuestro Hacedor; por lo tanto, la primera razón para
adorar a Dios es que Él es nuestro Creador. No obstante, se nos dotó de libertad de
elección para decidir hacerlo o, por el contrario, negarnos.
Satanás decidió que no se sometería a Dios y, debido a eso, inició su rebelión.
Además, aprovechó la necesidad innata de los seres creados de adorar para
desviarla hacia otro objeto distinto de Dios, principalmente hacia sí mismo. Aquí
en la tierra replicó su modelo y, desde el Edén está procurando que la adoración de
los seres humanos se desvíe hacia cualquier otra cosa, impulsando así la idolatría.
Por otro lado, la solución al problema del pecado generó una segunda razón en el
ser humano para adorar a Dios, además de ser nuestro creador: que también se
convirtió en nuestro Redentor. La salvación en esencia consiste en someterse por
fe a la provisión que Él hizo. Invita a la clase revisar Juan 3:16 para luego preguntar,
¿cómo se reconoce a Dios como Redentor? El texto dice que Dios nos redime a
través del Unigénito, y nos sometemos a Él reconociendo que sólo creyendo en
Cristo somos rescatados del pecado, no por nuestras obras que son apenas un
trapo de inmundicia. Aceptar al Señor Jesús como nuestro Salvador es reconocer
que Él es el único camino para la redención.
Porque es nuestro Creador nos sometemos en adoración, por ser nuestro Redentor
decidimos entregarnos por completo y obedecer todo cuanto pida. Como Creador
nos revela su poder y como Redentor nos muestra su amor, dos razones de peso
para someternos a Él.
Como el Santuario era el lugar en donde la obra de la salvación se ejemplificaba, no
había mejor lugar en Israel para adorar que ese. Allí el personaje principal era el
Cordero sustituto, y sus servicios revelaban el plan de Dios para redimirnos. Por
eso, aquel se consideraba un lugar de adoración, porque el Salvador y la salvación
se describían en él. Eso nos dice que el objeto de nuestra adoración es Jesucristo.
En armonía con esto en Apocalipsis 4 y 5 se rinde homenaje al que está sentado en
el trono (el Creador) y al Cordero que fue inmolado.
3. LA SAMARITANA Y LA ADORACIÓN. Esta mujer, tratando de esquivar una
situación incómoda le pregunta al mismo Salvador sobre el tema de la adoración,
específicamente sobre el lugar correcto para adorar. Pide a alguien que lea para todos
Juan 4:21-24.
Como sabrás, la respuesta del Maestro es que la adoración no tiene que ver con un
lugar sino con una Persona, Dios, y entonces demarca tres aspectos fundamentales:
que hay verdaderos adoradores, que Dios busca adoradores y que lo deben adorar “en
espíritu y en verdad.”
a. Adoradores verdaderos. Si hay adoradores verdaderos, implica que también hay
falsos, ¿Cuáles son ese tipo de adoradores? Lee a tu clase Marcos 7:5-7: “Le
preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan
conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos
inmundas? Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros
Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está
lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas
mandamientos de hombres.”
Nota que aquí no se trata de gente que adora otra deidad, ellos intentan rendir
honra al Dios verdadero, pero lo hacen contrariamente a como Dios acepta. En
lugar de someterse a los mandatos del Señor, lo hacen a los mandamientos de
los hombres, magnifican las ideas humanas por sobre los requerimientos
divinos. Aunque pretendan honrar al Único que merece adoración, lo hacen
venerándolo mediante regulaciones de seres mortales, mostrando que su
adoración es superficial y no de corazón porque lo tienen comprometido con
otros.
Así que los verdaderos adoradores son los que se rinden a Dios en genuina
sumisión a su voluntad revelada, y no a invenciones humanas vestidas de
piedad.
b. Dios busca adoradores. No es que Dios no pueda vivir sin adoración, es que
quiere darnos el privilegio de ser eternamente felices, al elegir libremente
reconocerlo como nuestro Creador y Redentor y además, satisfacer
genuinamente esa característica con la que fuimos diseñados por Él. Al “buscar”
adoradores, el Señor busca individuos redimidos, de lo contrario diría que
“hace” adoradores, ya que Él no tiene necesidad de nosotros, tan solo con crear
nuevos seres que lo veneren sería suficiente.
c. En espíritu y en verdad. En verdad significa que sea de acuerdo con la verdad, a
lo que Él ha revelado y establecido, algo que la samaritana y su pueblo no tenía,
porque ellos adoraban “lo que no sabían” mientras que lo contrario sucedía con
los judíos. Pero había algo que, sí tenían los samaritanos y de lo que los
compatriotas del Señor carecían, y era que lo procuraban hacer “en espíritu.”
Eso involucraba dos cosas: que la sumisión judía no provenía genuinamente de
su interior, sino que era cosa de labios, y que no se dejaban guiar por el Espíritu
sino por sus propias regulaciones humanas. El caso de Mical y David registrado
en 2 Samuel 6:13,14,20-22 es un ejemplo de eso. Si te queda tiempo lee este
episodio con tu clase y ejemplifica que en la sumisión a Dios hay lugar para el
gozo y la espontaneidad, y no solo por una liturgia externa.
Por lo tanto, adorar en espíritu y en verdad es la búsqueda del sano equilibrio
entre las regulaciones divinas ante las cuales nos rendimos en obediencia y la
libre expresión de un corazón que se humilla y se somete a Dios.
1.
APLICA
[12 Minutos]
¿Qué ejemplos darías para aclarar que adoración es
sumisión?
2.
Léele a tu clase la siguiente cita de Joyas de los
Testimonios tomo 1, página 229: “Muchos de los que profesan
ser cristianos se entusiasman por empresas mundanales, y se
interesan por diversiones nuevas y excitantes, mientras que su corazón parece
helado ante la causa de Dios. He aquí, pobre formalista, un tema que tiene
suficiente importancia para excitarte. Entraña intereses eternos. Es un pecado
permanecer sereno y desapasionado ante él. Las escenas del Calvario despiertan
la más profunda emoción. Tendrás disculpa si manifiestas entusiasmo por este
tema.” Ahora pregunta, ¿Por qué si hay lugar para la emoción en la adoración?
3. ¿Cómo podemos enseñar a un hermano de otra denominación lo que significa
adorar “en espíritu y en verdad”?
CREA
[2 Minutos]
CONCLUSIÓN
[Sencilla y Elegante]
Anima a que tus alumnos se tomen unos minutos en su
devoción personal para manifestar espontáneamente a Dios
su sumisión al adorarlo.
“La educación cristiana contempla el tema de la adoración
porque al hacerlo contribuye a restaurar en nosotros la
imagen de Dios.”
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