AGRESIVIDAD Esta información ha sido elaborada por el grupo de Educación en Salud para la Ciudadanía de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI). Pretende que los pacientes conozcan mejor sus enfermedades. 1. ¿EN QUÉ CONSISTE LA ENFERMEDAD? La agresividad es un estado emocional que consiste en sentimientos de odio y deseos de dañar a otra persona, animal u objeto, pretender herir física y o psicológicamente a alguien. 2. ¿PODRÍA HABERLA EVITADO , O QUE DEBO DECIR A FAMILIARES O AMIGOS PARA QUE NO LA TENGAN? La conducta violenta puede ser un medio para conseguir determinados objetivos cuando no somos capaces de lograrlos por otros métodos. En este caso nuestra conducta responde a un déficit de habilidades y puede mejorar adquiriéndolas. Cuando hemos aguantado demasiado y saltamos por algo sin importancia, en realidad reaccionamos a todo lo que nos ha ocurrido previamente. Como nuestra reacción se considera desmesurada, tenderemos a reprimirnos y aguantar más, en consecuencia nuestra siguiente reacción violenta será mayor y seguiremos en ese círculo vicioso. Para salir de ese círculo vicioso el camino no es aguantar más, sino poder reaccionar de forma inmediata a los problemas y frustraciones. En ese caso la reacción es más adecuada y comedida porque las razones que nos llevan a reaccionar serán muchas menos Los trastornos psicológicos son las causas más comunes del comportamiento agresivo. Si bien cualquiera de estos trastornos puede causar agresión, los más frecuentes son: la depresión, el trastorno bipolar, la esquizofrenia, el trastorno por déficit de la atención con hiperactividad (TDAH), el trastorno límite de la personalidad (TLP) y el trastorno por estrés postraumático (TEPT). Las madres que padecen depresión posparto son especialmente susceptibles a los brotes agresivos, algunas veces contra el niño. Los trastornos no psicológicos o los episodios de agresión extrema se pueden tomar a la ligera y los síntomas de muchos trastornos psicológicos disminuyen o desaparecen por completo con el diagnóstico y el tratamiento apropiados recomendados por un profesional de la salud mental.. Los individuos que tienen antecedentes de migrañas, accidentes cerebrovasculares, epilepsia y diabetes pueden ser propensos a desarrollar comportamientos agresivos. También la toma de dosis bajas de antidepresivos u otros medicamentos pueden facilitar los comportamientos agresivos. Otro problema puede surgir cuando nosotros interpretamos que existe un ataque y una dificultad que no es vista de la misma forma por los demás. Este problema suele ocurrir cuando reaccionamos ante las intenciones de los demás en lugar de reaccionar ante los hechos explícitos. El juicio de intenciones es la causa más frecuente que nos puede llevar a tener reacciones violentas desmesuradas y desproporcionadas. 3. ¿Y AHORA QUÉ DEBO HACER PARA MEJORARME? Ponerse en manos de un psicólogo experto que pueda ofrecerme terapia cognitivo conductual Es útil Identificar indicios de tensión que avisen de que la expresión de la agresión está cerca para poder reaccionar cuando todavía es posible. Puede ser el sudor de manos, puños cerrados, latidos del corazón, aceleración respiratoria, incomodidad. Será útil la relajación para dejar la agresividad en su justo término. Y mucho la Terapia de Aceptación y Compromiso, que es la evolución más reciente de la terapia cognitivo conductual. Plantea los métodos básicos para poder manejarse con la agresividad: tomar distancia de nuestros pensamientos, sentimientos, sensaciones y emociones de forma que no nos disparen automáticamente las respuestas agresivas. Tomar distancia de nuestro concepto de nosotros mismos, haciéndolo menos vulnerable a las posibles opiniones de los demás, haciendo realidad el dicho de que “no ofende quien quiere, sino quien puede”. Ser conscientes de nuestros intereses en las diferentes situaciones, porque el comportamiento impulsivo se convierte en una descarga emocional que en realidad no nos interesa. Estar siempre en el momento presente, que es desde donde se puede evaluar lo que está ocurriendo, para poder así tener conciencia de lo que ocurre en el presente, y no responder a antiguas ofensas o a problemas que puede ocurrir en el futuro, lo que distorsiona de forma tremenda nuestra capacidad de juicio. 4. ¿CUÁL ES EL PRONÓSTICO? Con tratamiento mantenido se pueden controlar sus expresiones. Problemas de agresividad en niños y niñas La infancia es una etapa de la vida que pasa entre el nacimiento y la adolescencia. Esta etapa es muy importante y decisiva a la hora de desarrollarnos como personas a todos los niveles, ya que en ella construimos las relaciones con otras personas, creando vínculos y afectos. Dentro de la infancia nos podemos encontrar adversidades que complican nuestra manera de educar a los más pequeños, como por ejemplo la agresividad. En ocasiones los niños manifiestan conductas como enfados, pegar, morder, insultar, dar patadas... que son señales que avisan de que, interiormente, se encuentran frente a un malestar a nivel emocional, ya sea a algún cambio en el núcleo familiar, una reacción ante un estímulo que no les gusta u otros motivos. Es importante destacar que no existen niños o niñas violentas sino conductas agresivas. Esta forma de actuar de un modo agresivo, junto a la desobediencia y la rebeldía, es una de las principales dificultades que nos hacen tropezar tanto a los docentes como a las familias en la educación infantil, y la mayoría de las veces nos gustaría saber cómo incidir o tratar esta conducta agresiva para poder cambiarla. Cuando hablamos de comportamientos agresivos, nos referimos a la acción de hacer daño a otra persona, tanto físico como psíquico. La agresividad, en superabundancia, es un trastorno que, si no se trata en la infancia, probablemente provocará problemas en el futuro del niño o la niña y se reflejará en forma de fracaso escolar, y dificultades de adaptación y falta de capacidad de socialización en la adolescencia y edad adulta. Este comportamiento agresivo complicará las relaciones sociales que el niño o la niña va entablando a lo largo de su desarrollo y se complica, por tanto, su integración en cualquier contexto. Está claro que el niño o la niña, a través de la ira, exterioriza una serie de emociones que no controla. Por esta razón, los educadores y las familias tenemos que enseñar a los más pequeños a expresar sus emociones negativas de la manera más adecuada. Además, debemos mantener una postura empática y comprensiva hacia este tipo de emociones, comprenderles y darles un patrón de conducta correcto que ayude en cada momento. Así pues, para conseguir que, en un futuro, estén más preparados y sean más inteligentes emocionalmente, una buena intervención sería trabajar esta conducta agresiva a través de gestos como: • Permitir la expresión de emociones negativas como la frustración, la rabia, la tristeza... de los niños y ofrecerles ese espacio. A veces, sin darnos cuenta, desestimamos sus emociones y tratamos de negar o impedir las que son negativas. • De esta forma comprenderemos su malestar emocional y seremos más capaces de escoltarles en su proceso, guiarles dándoles apoyo y así, permitirles expresarse y canalizar este tipo de emociones. • Mostrarles una alternativa al comportamiento agresivo a través de explicaciones fáciles y sencillas. Si pegan o hacen daño, decirles “eso no me gusta, me duele y me hace daño”, y enseñarles a que cuando sientan enfado o tristeza digan “estoy muy enfadado” o “estoy triste”. • Así también le enseñaremos a verbalizar sus emociones y a ponerle palabras a lo que sienten. Es importante construir espacios de diálogo en el que el niño pueda contar lo que le pasa. Un ejemplo sería contarles cuentos en los que el o la protagonista hable de sus emociones. • Otro factor importante son los modelos a seguir. Los niños y niñas siguen el ejemplo de los más mayores, por lo que es importante que no vean comportamientos agresivos a su alrededor. Estos pequeños aprenden, principalmente, observando e imitando. • Responder con conductas agresivas a sus comportamientos conlleva a darles un ejemplo inadecuado y, por tanto, permiso para actuar de la misma manera. • Es esencial que, en esta sociedad de la información y las nuevas tecnologías, evitemos que el niño o la niña vea contenidos agresivos y estén expuestos a este tipo de conductas. • Distraer es también una buena estrategia para evitar comportamientos agresivos, es decir, tratar de distraer su atención a otro estímulo para que la conducta se interrumpa. • Acompañar y comprender es más eficaz que castigar y reprender, siempre con la breve explicación y el trabajo de expresar verbalmente las emociones. • Por último, es esencial reflexionar y preguntarse qué necesidad emocional está provocando el malestar en el niño o la niña para poder darle respuesta una vez detectada. Haciendo uso de todas estas técnicas podremos comprobar que hay muchas formas de guiar a nuestros más pequeños por un camino más fácil sin necesidad de recurrir a métodos tradicionales que no funcionan. Solo hacen falta las herramientas necesarias para ayudarlos a desarrollarse personal y emocionalmente. SÍNTOMAS DE LOS CELOS La sintomatología de los celos patológicos o celotipia no siempre es vista como un problema por la persona que lo sufre ya que en muchos casos se interpreta cómo una conducta demostrativa de preocupación y amor hacia el otro. No obstante la sintomatología de los celos patológicos es clara y se manifiesta en diferentes niveles. A nivel cognitivo. Las personas que sufren celotipia tienen habitualmente, pensamientos distorsionados e intrusivos sobre la posibilidad de infidelidad por parte de su pareja. Por otro lado tienden a procesar los estímulos ambiguos cómo muestras inequívocas de infidelidad cómo pueden ser sonreír o mirar a otra persona, llamadas o mensajes de amigos o compañeros de trabajo que interpretan cómo señales o pruebas de una infidelidad real. También suelen realizar comparaciones personales con respecto a otras personas con las que se relaciona su pareja, focalizando estas comparaciones en los aspectos positivos del otro y negativos de sí mismo. Del mismo modo valoran la conducta de la pareja cómo muestras de amor y fidelidad. Por ejemplo, sí la pareja desea quedar con otra persona para hacer algún plan, la persona celosa lo interpretará cómo prueba de infidelidad o como mínimo como muestra de falta de interés en la relación. Encontramos en la persona celosa una percepción exagerada de las amenazas que acechan a su relación. Interpreta como amenazas a otras personas con las que se relaciona su pareja. Percibe los deseos y necesidades personales de su pareja cómo prueba y amenaza de pérdida de interés en la relación. Incluso en algunos casos la vida sentimental anterior de a pareja se percibe como una amenaza para la relación. A nivel conductual. Encontramos conductas de control y supervisión del comportamiento de la pareja cómo son la revisión del móvil, preguntas frecuentes sobre quiénes son las personas con las que se relaciona y el tipo de relación mantienen con ellas. Qué actividades realiza cuando no está con ella y cómo gestiona el tiempo para verificar si esos tiempos se respetan y si no son respetados por cualquier circunstancia se interpretará como muestra de infidelidad por ejemplo sí habitualmente se llega a una hora y un día la pareja se retrasa esto se interpretará como señal de infidelidad. Presentan conductas que les permitan el acceso continuo a la persona amada. Necesitan mantener el contacto de forma constante por ejemplo a través de llamadas telefónicas y si la pareja no responde a las llamadas, este silencio será interpretado cómo señal y amenaza de infidelidad. También presentan conductas negativas en la interacción hacia el otro cuando sienten celos por ejemplo lanzan reproches sobre su manera de comportarse, critican a las personas con las que se relacionan o emiten juicios negativos sobre la pareja. A nivel emocional. Las personas con celos patológicos desarrollan sentimientos negativos hacia el entorno con el que se relaciona la pareja es decir, sus amigos, sus familiares, compañeros de trabajo,hacia sus gustos y aficiones personales. Sienten desconfianza y suspicacia sobre aspectos de su pareja y su manera de comportarse. También puede generar trastornos como ansiedad, depresión y la irritabilidad continua con explosiones de ira incontenible. LOS CELOS Y SUS CAUSAS La celopatía se produce por influencia de diferentes variables entre las que encontramos las siguientes: Causas relacionadas con la inseguridad y la baja autoestima. Las personas con celos patológicos presentan habitualmente un nivel de inseguridad personal alto y una baja autoestima, lo que lleva asumir como cierto el pensamiento de que no son lo suficientemente valiosos como para ser dignos del amor de la persona y que al ser poco valiosos su pareja, tarde o temprano, les abandonara por cualquier persona, puesto que todos los demás tienen más valía personal. Es por este pensamiento sobre si mismos que los celos y las conductas celosas tienen como objeto evitar la confirmación de esta creencia de poca valía personal. Está creencia puede tener diferentes orígenes. El primero lo encontramos en la infancia en la que la persona no obtuvo el afecto y reconocimientos necesarios para generar una autoestima sana. Celos en la pareja en el ámbito social Sentir celos de alguien no solo se da en el plano sentimental. También existen los celos en el ámbito social y en el entorno laboral. Es un sentimiento que casi todo el mundo tiene pero en 'dosis' muy bajas. Cuando estos celos se convierten en algo que no nos deja vivir tranquilos, entonces ya podemos decir que es una enfermedad, una patología. El diccionario de la Real Academia Española -R.A.E.- define los celos como " sospecha, inquietud y recelo de que la persona amada haya mudado o mude su cariño, poniéndolo en otra ". En ocasiones, este sentimiento traspasa la barrera de lo sentimental para aparecer en el trabajo o en las relaciones sociales. Hay personas que sienten celos de sus compañeros de trabajo, de sus vecinos, de sus amigos, etc. No debemos confundir los celos con la envidia. Las personas celosas siempre están alerta. Ven rivales por todos los lados. Las miradas continuas y la tensión creciente en el cuerpo son dos de los síntomas más claros que denotan que una persona está celosa. Señales o alertas que nos pueden indicar que una persona es celosa 1. Tensión. Una persona celosa suele estar siempre alerta. Atenta a todo lo que pasa a su alrededor y, sobre todo, a todas las personas que le rodean. Si detectan un posible rival lo suelen vigilar estrechamente con miradas nada disimuladas para 'analizar' todo lo que hacen. 2. Expresión de preocupación. Una persona celosa siente que hay un peligro para su relación personal, social o laboral. Incluso, llegan a anticipar una pérdida, que en muchos casos no se da, pero ellos piensan de esta manera tan negativa o adversa. Una persona suele tener muchos miedos infundados. Imagina cosas que no suelen llegar a ocurrir, y esto puede llegar a afectarle en su vida diaria, cuando se convierte en una enfermedad. Llega a hacer cosas ridículas que no puede controlar, en muchos casos. Cosas que suele hacer una persona celosa 1. Tomar a su pareja del brazo, de la cintura, etcétera, con cierta fuerza para transmitir a los demás que esa persona es 'suya'. 2. Crear barreras. Poner el cuerpo por el medio o separar por medio de algún objeto como una silla, banqueta, etcétera para entorpecer el acercamiento de otras personas a su pareja. 3. Mal carácter. Una manifestación de la incomodidad de la situación que vive en esos momentos que se suele complementar con miradas 'penetrantes', gestos de enfado, etcétera. El mayor problema de los celos es que suelen derivar en comportamientos agresivos, reproches, discusiones, etcétera lo que suele minar la relación bien sea de pareja, profesional o social. La emoción es un proceso psicológico adaptativo, que tiene la finalidad de reclutar y coordinar el resto de los procesos psicológicos cuando situaciones determinadas exigen una respuesta rápida y efectiva para ajustarse a cambios que se producen en el medio ambiente. Las emociones incluyen conductas observables, sentimientos expresados y cambios en el estado personal. También producen alteraciones en otros procesos psicológicos como la percepción, la memoria, la comunicación verbal y no verbal, cambios fisiológicos, etc. -Establecer las escalas de necesidades planteadas por Maslow. Necesidades de seguridad y protección: Estas surgen cuando las necesidades fisiológicas se mantienen compensadas. Son las necesidades de sentirse seguro y protegido, incluso desarrollar ciertos límites en cuanto al orden. Dentro de ellas encontramos: Seguridad física y de salud. Seguridad de empleo, de ingresos y recursos. Seguridad moral, familiar y de propiedad privada. Necesidades de afiliación y afecto: Están relacionadas con el desarrollo afectivo del individuo, son las necesidades de: Asociación Participación Aceptación Se satisfacen mediante las funciones de servicios y prestaciones que incluyen actividades deportivas, culturales y recreativas. El ser humano por naturaleza siente la necesidad de relacionarse, ser parte de una comunidad, de agruparse en familias, con amistades o en organizaciones sociales. Entre estas se encuentran: la amistad, el compañerismo, el afecto y el amor. Estas se forman a partir del esquema social. 1. La palabra motivación deriva del latín motivus o motus, que significa ‘causa del movimiento’. • Es un proceso interno que impulsa al individuo, y ese impulso, a su vez, se relaciona con algún evento interno o externo. Es un estado interno que activa, dirige y mantiene la conducta. 2. 3. ORÍGENES FILOSÓFICOS Platón (427-347 ad) Dio mucha importancia a la razón, dejando de lado al mundo de los sentidos, ya que consideraba que la experiencia no era suficiente para justificar el conocimiento que tenemos del mundo. Aristóteles (384-322 ad) Puso especial interés en el mundo de los sentidos, lo que llevo a defender que el conocimiento provenía de nuestra experiencia. Todas las conductas tienen una causa. 3. 4. ORÍGENES FILOSÓFICOS René Descartes (1596-1659) El estableció los principios de la filosofía moderna. El dualismo cartesiano que es así cono se conoce su doctrina establece que la conducta humana es por una parte, fruto de un alma libre y racional y, por otra, resultado de los procesos automáticos e irracionales del cuerpo, este pensaba que el cuerpo estaba impulsado por su propia alma (a través de lo que se llamo voluntad) y por el cuerpo (a traes de lo que se llamo instinto). • La fuerza motivacional máxima era la voluntad: inicia y dirige la acción. Si se comprende la voluntad, se comprende la motivación • Las necesidades corporales, pasiones, placeres y dolores creaban impulsos a la acción, pero estos sólo excitaban a la voluntad. • Al asignarle poderes exclusivos de motivación a la voluntad, Descartes le dio su primera gran teoría a la motivación. 4. 5. ORÍGENES FILOSÓFICOS 5. 6. TEORÍAS SOBRE LA MOTIVACIÓN 6. 7. VOLUNTAD • Descartes: comprender la motivación se reducía a entender la voluntad, que iniciaba y dirigía la acción. • Actos de voluntad: • Elección: decidir si actuar o no • Esfuerzo: crear el impulso de actuar • Resistencia: sacrificio o resistencia a la tentación • Facultad de la mente que surgía a partir de una acumulación de capacidades innatas, sensaciones ambientales, experiencias vitales y reflexiones acerca de sí misma y de sus ideas. • Procesos psicológicos concretos (estrategias, metas), y no la fuerza de voluntad abstracta, explican la conducta y su funcionamiento efectivo. 7. 8. INSTINTO • Conducta innata, inflexible dirigida a una meta y que es característica de toda una especie. • La conducta humana no se puede explicar fácilmente a través de los instintos porque: • La mayoría de la conducta humana es aprendida • La conducta humana rara vez es rígida INSTINTO • DARWIN: Determinismo Biológico. Conceptos motivacionales mecanicistas y genéticos. Abandono del dualismo hombre-animal. El instinto surge de la herencia genética y explica la conducta adaptativa (innata, automatizada). Se expresa a través de reflejos fisiológicos heredados ante el estímulo apropiado. • WILLIAM JAMES: Instintos físicos y mentales. Para traducir un instinto en una conducta orientada a metas (motivada) sólo se necesita el estímulo apropiado, que activa un conjunto de reflejos heredados que generan impulsos de acciones específicas (adaptativas). • McDOUGALL: Fuerza motivacional irracional e impulsiva que orienta a metas particulares. Sin los instintos, no se iniciaría acción alguna. 10. PULSIÓN • Pulsión: Es un estado de tensión o activación causada por necesidades fisiológicas • Esta teoría afirma que la conducta motivada es un intento de reducir una pulsión y que el cuerpo retome el estado de homeostasis. La homeostasis es el estado de equilibrio y estabilidad en el cual el organismo funciona eficientemente. Etapas de desarrollo de Piaget Etapa sensorio motora (desde el nacimiento hasta los dos años) Es la fase en la que el niño comienza a interactuar con el mundo exterior, interesándose por los estímulos que le proporciona. Entre otras características resaltantes de este estadio del desarrollo, destacan: Capacidad innata para distinguir el habla de otro tipo de sonidos Comunicación a través del llanto durante el primer año de vida. Pronunciación de primeras palabras y oraciones cortas a partir de los 12 meses. Interés por actividades lúdicas que generen reacciones sensoriales (cosquillas, colores brillantes, canciones o sonidos, etc.) Repetición de actividades, como una forma de comprender mejor lo que ocurre en el mundo exterior (lanzar repetidamente un juguete, tirar de una manta, etc.). Ver también Aprendizaje. Etapa pre operacional (desde los dos hasta los siete años) Esta etapa de desarrollo cognitivo, caracterizada por el ingreso del niño o niña al sistema educativo formal, implica el desarrollo de la lógica y el uso de categorías para clasificar los objetos y la realidad. Algunos eventos propios de esta fase, son: Primeras interacciones sociales fuera del contexto familiar. Ampliación del vocabulario (debido a la interacción social y el aprendizaje escolar). Desarrollo de la empatía y la capacidad para interpretar roles, separándolos de la realidad. Pensamiento de carácter egocéntrico (centrado en sus necesidades). El niño siente mucha curiosidad por entender el mundo, por lo que suele preguntar el “por qué” de las cosas. Operaciones concretas (desde los siete hasta los once años) En esta fase del desarrollo, los niños comienzan a aprender y poner en práctica operaciones matemáticas simples que estimulan su pensamiento lógico (2+2=4). También pueden apreciarse otros avances, tales como: Capacidad para ser empático (puede entender cómo se sienten otras personas). Desarrollo del pensamiento lógico en una etapa inicial. El pensamiento abstracto no está desarrollado, lo cual les impide comprender temas complejos. Ver también Niñez. Operaciones formales (desde los once años en adelante) La última etapa del desarrollo cognitivo va desde la pre adolescencia hasta la edad adulta . En esta fase es posible notar avances en varios aspectos: Desarrollo de una mayor capacidad para generar conclusiones abstractas a partir del pensamiento lógico. Comprensión de la existencia de formas de pensamiento distintas a la suya, especialmente durante los primeros años de la adolescencia. A partir de esta etapa de desarrollo los niños comienzan a plantearse hipótesis por sí mismos, incluso sobre aspectos de la realidad que aún desconocen. TOLERANCIA Y ASERTIVIDAD Dado que el término tolerancia es fuente de erróneas interpretaciones, conviene iniciar comentando su sentido estricto. La palabra tolerancia tiene su origen en la expresión latina tolerancia, tolerare, que significa soportar. Por supuesto, no es esa la acepción que nos interesa promover. La Real Academia Española dice que es la "acción y efecto de tolerar, es decir, sufrir, llevar con paciencia"; sin duda, basándose en su derivación etimológica. Y añade: "Respeto o consideración hacia las opiniones o prácticas de los demás, aunque sean diferentes a las nuestras". Esta sí es, sin temor a equívocos, la base del sentido de la tolerancia como concepto filosófico. Sin embargo, el "respeto o consideración" resulta limitado y limitante. Para el nuevo líder, el concepto del respeto y la consideración es tan solo el comienzo. Ya no se trata tan solo de respetar (sufriendo con paciencia) el punto de vista ajeno. No se trata de escuchar el punto de vista de cada persona para luego imponer el suyo propio. Los espacios para la tolerancia La tolerancia es un reto al que nos vemos abocados continuamente en los campos más disímiles e insospechados. Veamos algunos espacios que exigen poner en práctica el valor de la tolerancia. En el plano personal, la intolerancia se manifiesta principalmente en actitudes y posturas conceptuales que por rígidas consideramos incuestionables, y obligan al individuo a sacrificar la oportunidad de avanzar mediante la evolución, la cualificación o la refutación de las propias ideas. Otro comportamiento de intolerancia en el plano personal lo encontramos en quienes se reprochan a sí mismos errores o situaciones bochornosas ocurridas hace mucho tiempo, lo cual les impide hacer un acercamiento feliz al pasado, perturbando su presente y su autoimagen, perturbando a la vez su autoestima. Un ejemplo de esto es la actitud de una persona que aún hoy, a sus 54 años de edad, se indispone cuando recuerda aquella fiesta de su infancia en la que intentó mostrar sus dotes de bailarín y cayó de espaldas, provocando la risa de los asistentes. La tolerancia en el plano personal nos permite mirar el pasado sin rencores y fortalecer la autoimagen como sostén del bienestar presente y el crecimiento futuro. La asertividad La asertividad la podemos definir como la facultad que tiene un individuo para defender sus derechos personales sin transgredir los derechos de los demás. Defenderlos en forma serena, pero firme. Basado en la asertividad, un individuo se sabe autónomo para expresar lo que piensa, lo que siente o lo que desea. Puede comunicarse abiertamente en cualquier ambiente, ya sea ante desconocidos o amigos. No busca zaherir o descalificar a sus interlocutores, sencillamente garantiza para sí el derecho a comunicarse como una persona sin ataduras emocionales. En su artículo "La asertividad, el arte de decir no", W. Riso afirma que "nuestra cultura pondera más el ‘sí’ que el ‘no’. El ‘sí’ está asociado a amabilidad, comprensión y tolerancia, mientras el ‘no’ lo referimos a antipatía, egoísmo e intransigencia. Enseñamos la actitud de servicio, la ayuda y la generosidad, como valores determinantes de todo humanismo, y desestimamos los que se oponen, rehúsan o simplemente protestan. Sentar precedentes y manifestar el ‘disconfort’ no es bien visto, al menos para los que quieren congratularse con el orden establecido".