Estrés y sexualidad: relájate y goza Coordinación editorial DÉBORA FEELY Diseño de tapa MVZ ARGENTINA Ilustraciones EZEQUIEL WIERNA JUAN CARLOS KUSNETZOFF Estrés y sexualidad: relájate y goza GRANICA BUENOS AIRES - MÉXICO - SANTIAGO - MONTEVIDEO © 2008 by Ediciones Granica S.A. B UE N O S A I R E S Ediciones Granica S.A. Lavalle 1634 - 3º G C1048AAN Buenos Aires, Argentina Tel.: +5411-4374-1456 Fax: +5411-4373-0669 E-mail: granica.ar@granicaeditor.com MÉXICO Ediciones Granica México S.A. de C.V. Cerrada 1º de Mayo 21 Col. Naucalpan Centro 53000 Naucalpan, México Tel.: +5255-5360-1010 Fax: +5255-5360-1100 E-mail: granica.mx@granicaeditor.com S A NT I A G O Ediciones Granica de Chile S.A. San Francisco 116 Santiago, Chile E-mail: granica.cl@granicaeditor.com M O NT E V I D E O Ediciones Granica S.A. 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Más acerca de las respuestas Más acerca de las demandas La primera piedra 17 17 19 21 21 22 26 31 2. FISIOPSICOLOGÍA DEL ESTRÉS Acción y reacción No me olvides Mapa del sistema nervioso Partes y funciones del sistema nervioso central Mapa del sistema endocrino Colapsos en el sistema 33 34 36 38 40 43 46 3. ESTRÉS, EN LAS BUENAS Y EN LAS MALAS La noción de salud humana Diagnósticos caseros Las partes por el todo Las formas extremas del estrés 1: pánico Las formas extremas del estrés 2: burnout Qué es estar “quemado” 49 49 50 56 57 60 62 4. TOME NOTA I 65 SEGUNDA PARTE. EL ESTRÉS EN LA SEXUALIDAD Y VICEVERSA 1. NO ES TAN SIMPLE COMO PARECE Respuesta sexual humana Fisiología del acto sexual Psicología del acto sexual 75 75 76 80 2. ESTRÉS Y DESEMPEÑO SEXUAL Disfunciones sexuales Una falla no hace la disfunción... pero puede ayudar a desencadenarla El estrés en el sexo 83 83 83 87 9 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA El estrés del sexo Un poco más de historia 3. TOME NOTA II 89 93 97 TERCERA PARTE. ADMINISTRAR LOS RECURSOS 10 1. USTED TIENE LAS HERRAMIENTAS Mutatis mutandi 105 107 2. NO SÓLO DE PAN... Alimentar el cuerpo Con qué Cómo Alimentar la psiquis 111 113 113 119 121 3. DEFENSA PERSONAL Reparación y mantenimiento Descanso, sueño y relajación Ejercicios físicos y mentales Descontaminación individual Estibar la carga Creatividad Comunicación Lágrimas y sonrisas 125 125 126 133 135 137 138 139 140 4. ANTE CUALQUIER DUDA, CONSULTE A SU MÉDICO Zapatero, a tus zapatos El beneficio de la duda Su pregunta no nos molesta Elija a su médico Guía de profesionales de la salud Más vale prevenir que curar 143 143 144 5. RELÁJATE Y GOZA Honrar la vida Verdadero Falso Para hacer bien el amor... ... Y para que el amor nos haga bien Dodecálogo del sexo en la salud 151 151 152 153 154 157 158 6. TOME NOTA III 161 BIBLIOGRAFÍA 171 146 147 149 INTRODUCCIÓN Millones de personas de cualquier edad, género y clase social padecen en la actualidad alguna forma de “mal estrés” o distrés, una patología que invade todos los campos de la vida: laboral, afectivo, social, anímico, fisiológico y, por supuesto, sexual. No hace falta que usted no haya tenido, tenga o vaya a tener problemas en el último aspecto para que la lectura de este libro le sea útil. Con él, básicamente descriptivo y necesariamente generalizador, no pretendo ofrecer recetas, inducir al autodiagnóstico ni, mucho menos, a la automedicación, sino todo lo contrario: mi intención aquí es orientarlo en el difícil camino de la toma de conciencia, la percepción y verbalización de sus señales, si las tiene, con el objeto de que exorcice fantasmas, determine si necesita o no ayuda y, en ese caso, facilite la tarea del profesional al que eventualmente acuda en busca del tratamiento adecuado. Las actitudes más contraproducentes frente a la enfermedad son, para variar, las extremas: negar la existencia del problema –justificar, buscar pretextos, rehuir el dictamen autorizado–, o exagerarlo, obsesionarse con él, “comprobar” 11 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA la presencia de una dolencia grave “investigando” en fuentes impropias: sitios anónimos de Internet, un vecino… Ambas, aparentemente opuestas, surgen de un mismo tronco, el miedo, y ninguna de las dos conduce a la solución. Por eso, en la primera parte (“Todos tenemos estrés”), presento las manifestaciones, grados y causas de tan difundida condición, con el ánimo de abrir un senderito de claridad en el bosque de información, muchas veces irresponsable, que proviene de los medios masivos de comunicación. Al reconocer rasgos en usted mismo y quienes lo rodean, comprobará su altísima incidencia que, si bien no lo exime de ser una afección, lo ubica en la franja de lo estadísticamente normal. Espero que tal certeza lo anime a sincerarse consigo mismo –el primer indispensable paso hacia el bienestar–, y a no avergonzarse de compartir con la persona idónea los indicios preocupantes que haya advertido. En la segunda parte (“El estrés en la sexualidad y viceversa”), detallo las maneras en que el estrés puede interferir en el ejercicio pleno y satisfactorio de la sexualidad de hombres y mujeres, y cómo este último puede ser, a su vez, fuente de más estrés. No deseo sugerir que el estrés acarrea obligatoriamente disfunciones sexuales –ni, mucho menos, que usted las esté padeciendo o temiendo–, sino que es capaz de hacerlo o, al menos, de ensombrecer la alegría, reducir el placer, limitar el entusiasmo de un erotismo sano y dichoso. No todos aquellos a los que solemos juzgar “pobres rendimientos” son verdaderas fallas, no todas las fallas accidentales revelan una disfunción, y ninguna disfunción es insuperable. No hay aquí excusas para no disfrutar de la sexualidad, que es un derecho y un deber inalienable de las personas, sino explicaciones de por qué algunas veces tal cosa sucede. El objeto de la tercera parte (“Administrar los recursos”) es guiarlo para que usted mismo construya estrategias preventivas, mostrarle los instrumentos de que dispone y la 12 INTRODUCCIÓN mejor manera de usarlos en su beneficio –aunque esté satisfecho, siempre es factible mejorar–, presentarle a quienes pueden ayudarlo en caso de que lo requiera, garantizarle que las consecuencias del estrés –incluidas aquellas ligadas a la sexualidad– son reversibles, y predisponerlo a enfrentar positivamente el desafío de superarlas. 13 PRIMERA PARTE TODOS TENEMOS ESTRÉS 1. PARA ENTENDERNOS MEJOR Las cosas empeoran bajo presión. Ley de la Termodinámica de Murphy Del stress físico al estrés biológico La palabra estrés proviene del léxico de la Física. Su forma original en inglés, stress, se traduce por “tensión” y define las solicitaciones del medio –entre ellas, presión, temperatura, humedad, y sus variaciones y combinaciones– a que está expuesto todo material. Dentro del llamado estrés admisible, los cuerpos se adaptan a su contexto sin consecuencias negativas, por lo menos inmediatas. Pero, más allá de esta frontera, propia para cada elemento, este manifestará distintos grados de deterioro, incluida su destrucción. El límite no depende sólo de la cualidad e intensidad del agente, sino también de su duración o continuidad: un resorte puede romperse si es traccionado con violencia, pero también terminará haciéndolo si se estira y pliega, con suavidad, pero la cantidad de veces suficiente para generarle lo que se conoce como fatiga, o bien perderá su característica elasticidad si se mantiene un cierto tiempo alargado al máximo. Un tallo joven, que recibe viento moderado de determinada dirección, 17 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA se inclina momentáneamente, para retornar a su posición original cuando se detiene la corriente de aire; pero si se trata de una ráfaga desmedida, tal vez se quiebre, o se deforme si el soplo es constante, aunque no necesariamente fuerte. Por supuesto, también depende de las propiedades del objeto que recibe la acción, esto es, su resistencia, que no es sinónimo de rigidez, como se advierte en los ejemplos del tallo y el resorte. Otro factor interesante es la reacción tardía, y por eso mismo muchas veces inesperada, frente a acciones exteriores: supongamos que para ajustar el armado de una cadena hemos tenido que limar un poco uno de sus eslabones. Aunque el objeto parezca firme, tarde o temprano las fuerzas que inciden sobre él acabarán por deshacer la cadena al actuar sobre su “punto débil”. Todos estos aspectos son considerados, por ejemplo, cuando se seleccionan la forma y los materiales de un edificio, según las expectativas que se tengan acerca del lugar donde se construirá; así, tanto la ingeniería mediante complejos cálculos, como la arquitectura popular gracias al conocimiento empírico y la intuición, en zonas sísmicas han privilegiado la flexibilidad, que permite a la estructura “acompañar” los movimientos del suelo sin desmoronarse, es decir, ampliar su admisibilidad a las circunstancias adversas. Los datos enumerados hasta aquí no constituyen una digresión ni la simple historia de un nombre. El lector ya habrá podido establecer algunas analogías entre estas descripciones y el comportamiento humano. De lo contrario, y aunque volveremos sobre ellas para aclarar criterios, lo invito a comparar, por ejemplo, el desgaste producido por repetición de un factor erosivo (“la gota horada la piedra”) con el desgaste emocional producido en una persona por la rutina laboral. El médico austríaco Hans Selye, en la década de 1930, fue el primero en trasladar el concepto de la Física a los seres vivos, bajo la expresión inicial de estrés biológico, que de18 PARA ENTENDERNOS MEJOR finió como “respuesta no específica del organismo a toda demanda del exterior”, a partir de su primer experimento con algunos estímulos aplicados y sus correspondientes efectos detectados en ratas. Desde entonces, el término se incorporó al ámbito de la fisiología y comenzó a difundirse en el lenguaje cotidiano, aunque en este, no siempre con acierto. O, más bien, casi nunca. Asociado desde el principio con la idea de enfermedad, especialmente “mental”, paulatinamente fue absorbiendo otras nociones de la esfera psiquiátrica –como las de surmenage, neurastenia, crisis nerviosa, términos todavía en uso en los años ’50–; fue muy difícil transmitir al público que una dosis de estrés no sólo no es negativa, sino que resulta imprescindible para la supervivencia. En un intento de aclarar su descubrimiento, el mismo Selye inventó los neologismos distrés (con la partícula privativa griega di) para denominar los fenómenos nocivos, y eutrés (con el adjetivo griego eu, “bueno”) para los mecanismos necesarios de adaptación. Sin embargo, no tuvieron trascendencia, y el nombre estrés se fijó con un único sentido de patología, que hemos finalizado por aceptar incluso los profesionales de la salud, y con el que se usa la mayor parte de las veces en este libro. Disección de la definición de Selye Analicemos juntos la frase “respuesta no específica del organismo a toda demanda del exterior”, palabra por palabra. Respuesta: es la reacción orgánica y psíquica de las personas a cualquier estímulo. Se trata de una serie de modificaciones involuntarias hormonales, celulares, nerviosas, funcionales y psicológicas –mayor secreción de adrenalina, aceleración del ritmo cardíaco, elevación o disminución de la presión arterial, etc.– que, dentro de los límites de admisibilidad (ya explicado para los materiales inertes) permiten 19 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA enfrentar con éxito los cambios, obstáculos y circunstancias novedosas que se presentan a lo largo de la vida. En ese sentido, conforman lo que el profesor Hans Selye llamó síndrome general de adaptación (SGA), sin el cual no sería posible la subsistencia de los seres animados –entre ellos los humanos–, porque habilita la puesta en práctica de los mecanismos defensivos de resistencia, contraataque y huida. Un ejemplo de adecuación, esto es, de respuesta positiva a las condiciones del medio es, en el reino vegetal, la transformación de las hojas en espinas con el objeto de reducir al mínimo la evaporación y de ese modo resistir un clima árido. Pero, en exceso, o a destiempo, las respuestas constituyen también un serio riesgo para la integridad. Siguiendo con el símil del cactus, un exceso sería que perdiese aun las espinas, con lo que no podría respirar; y una falta de sincronización la produciría su lentitud para volver a modificarse si empezara a ser regado en abundancia. Cuando algo así sucede, los efectos de una demanda tienden a convertirse a su vez en demandas y la ecuación completa se desequilibra. No específica: significa que, por ser automática, la respuesta depende más del individuo que del estímulo. Hans Selye lo explica mediante la siguiente comparación: los neurotransmisores humanos actúan del mismo modo que una alarma en un edificio: si el sistema detecta una irrupción, se activará, ya se trate de un verdadero asalto, como de un propietario que olvidó su llave e intenta forzar la cerradura, o de una simple falla en el mecanismo; ya suceda de día o de noche, en forma sigilosa o evidente, con torpeza o habilidad; y, en cualquier caso, advertirá de la anomalía a los recursos de protección –en este ejemplo, a la policía o el personal de seguridad–, que actuarán en consecuencia, con la intención de reducir al agresor, presunto o real. Toda demanda: el adjetivo toda implica que los factores estresantes pueden ser emocionales –una discusión– o físicos 20 PARA ENTENDERNOS MEJOR –una enfermedad–; provenientes de cualquier ámbito –social, familiar, laboral, ambiental–; positivos –la obtención de un premio– o negativos –una pérdida–; repentinos –un accidente– o continuos –un trabajo aburrido–; existentes –un ataque concreto– o percibidos como tales o como posibles –una amenaza–. Ahondando en la identificación del estrés ¿Desde cuándo existe el estrés humano? El nombre, como vimos, y su estudio datan de hace menos de un siglo. Pero el estrés existe desde que la especie apareció sobre la Tierra y muchos de sus signos han sido satisfactoriamente explicados como respuestas primitivas de defensa; por ejemplo, el erizamiento del vello y el pelo ante el peligro –compartido por muchos mamíferos, que lo refuerzan arqueando el lomo– es resabio de la orden neurohormonal prehistórica de desalentar un ataque pareciendo más voluminoso de lo que se es. Hoy, naturalmente, no cumple esa función, pero un ruido amenazante, un sobresalto, una sorpresa intensa nos sigue provocando esa reacción. Lo mismo puede decirse de muchas otras, por ejemplo el grito de miedo –equivalente de las voces animales de advertencia, como el gruñido, el rugido, el ladrido, etc.– que procuraba originalmente asustar al enemigo y a la vez alertar de su proximidad al resto del grupo; de la contractura muscular, heredada de los preparativos para la pelea o la huida, y hasta del desmayo, que proviene del intento de parecer muerto a los ojos del predador para librarse de él. En el síndrome general de adaptación, se pueden distinguir, entonces, tres fases: a) de alarma, b) de resistencia, y c) de resolución, que puede ser seguida por agotamiento y aparición de patología psicosomática. 21 Rendimiento psicofísico ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA Alarma Adaptación / Resistencia Resolución (Agotamiento) Tiempo Más acerca de las respuestas La evolución de la especie humana, el desarrollo de su aparato psíquico, el control de los impulsos a través de la educación, la obediencia a pautas culturales de comportamiento, sumados al cambio de la índole de los desafíos –de bestias feroces o tormentas, a presiones laborales o dificultades económicas, por mencionar sólo un par– y su multiplicación fueron haciendo cada vez más complejo el proceso de respuesta. Una de las claves es que esta puede aparecer hasta un año y medio después de la demanda, y el sujeto no identificar sus causas, en apariencia no registradas, olvidadas, o escondidas (la limadura no detectada en el eslabón, que produce tiempo más tarde la rotura de la cadena, equivale aquí a la memoria inconsciente), pero que en algún momento aflorará, tal vez alimentada su virulencia por el período transcurrido, durante el que se han ido añadiendo inevitablemente sucesivas exigencias. Si las respuestas son desmedidas, ya sea porque lo han sido las demandas, o por un desajuste del sistema de alarma y protección, o por haber sido contenidas de manera artificial, pueden lesionar en vez de defender, y configurar de ese modo un cuadro de distrés o, para decirlo directa22 PARA ENTENDERNOS MEJOR mente en lenguaje coloquial, de estrés, de distintos grados de seriedad. En algún momento –no siempre inmediato al desencadenante– y durante un cierto tiempo –no siempre tan breve como el factor estresante habría requerido hace un millón de años– las reacciones pasan a ser signos –síntomas– de que las cosas no están funcionando bien y, como he señalado, se vuelven motivo de más reacciones. Entre los efectos somáticos más habituales de este círculo vicioso, se cuentan los trastornos del sueño, los desórdenes digestivos –gastritis, diarreas–, y alimentarios –excesos en las comidas, inapetencia–, problemas cardíacos –taquicardias–, desequilibrio de la presión arterial, agotamiento, baja del nivel de testosterona (hormona masculina segregada por los testículos); en el plano psíquico, pueden presentarse depresión, ansiedad, angustia, desgano, irritabilidad y derivados, como síndrome de pánico, hipocondría, burnout, etc., que consideraré por separado. Las disfunciones sexuales, muchas veces basadas en el estrés, están vinculadas simultáneamente con aspectos físicos y psíquicos. Créditos energéticos Cuando el individuo no tiene los suficientes recursos espontáneos para afrontar las presiones del ambiente, o bien cuando mantiene sus respuestas bajo control ejerciendo conductas socialmente permitidas, apela a sus reservas: así, en lugar de salir corriendo de un examen temido, como en su intimidad quisiera, quizás se limite a temblar, o se descomponga, o se enferme el día anterior o al mes siguiente de pasar la prueba. Lo interesante es que ahí no termina la cosa. El mecanismo de adaptación da un préstamo, no un subsidio, obsequio ni beca. En esa operación no se establecen las formas, plazos ni tasas de devolución, ni el solicitante está en condiciones de aclarar el punto. Solucionado el problema, es muy probable que olvide su deuda. Pero el banco es implacable 23 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA y, a veces, roza los límites de la usura. El día menos pensado, enviará un cobrador que exigirá el pago inmediato y con creces. Si el moroso no ha tomado precauciones, el prestamista hará uso de su derecho de embargo y se resarcirá con los bienes disponibles: salud, física y/o psíquica, resistencia, optimismo, desempeño laboral y, naturalmente, sexual. Por lo general, la aparición repentina del cobrador no se asocia con aquel préstamo, muchas veces lejano en el tiempo, y el deudor se siente asaltado a mano armada. Con el objeto de reponer lo “robado”, suele recurrir a un nuevo préstamo, y así, todo tipo de anomalías pueden presentase como indicios aislados, simultáneos o sucesivos, en forma leve o más seria, y funcionar a la vez como consecuencia del estrés y causa de más estrés. Para ilustrar esta situación, supongamos que una persona se ve expuesta a tres intensos desafíos sucesivos (sin duda el lector sabrá reemplazarlos por alguna de sus muchas experiencias personales...): primero le anuncian el despido de su empleo; tres semanas más tarde de efectivizada la baja, es contratado en otra empresa; entre ambos hechos, su esposa empieza a sufrir una serie de malestares, que el médico no consigue diagnosticar hasta 3 días antes del ingreso de nuestro personaje al nuevo trabajo. Cada uno de estos hechos requiere, a su vez, la atención simultánea de varios frentes: el aviso de despido somete a este hombre a un mes de incomodidad –pues, sabiendo que deberá marcharse, tiene que seguir en su puesto–, temor acerca del futuro, esfuerzos por conseguir otro trabajo, cálculos, irritación contra su empleador, vacilación de su autoestima –“tal vez me lo merezca”–; la imprecisa enfermedad de su mujer lo obliga a fortalecerse para contenerla y consolarla, lo llena de preocupación y tristeza, le suma desconocidas responsabilidades domésticas; y el descubrimiento de su benignidad, una muy buena noticia, constituye una fuerte emoción; la búsqueda y obtención del nuevo trabajo implica autoexi24 PARA ENTENDERNOS MEJOR gencias de rendimiento, ansiedad por el cambio de ambiente, compañeros, tareas y jefes. Sin embargo él termina superando civilizadamente la experiencia: alguna dificultad para conciliar el sueño, calambres de vez en cuando, un poco de malhumor, dos o tres episodios de migraña y un cansancio corporal desproporcionado es todo lo que expresa en esos 50 días. Eso lo ha logrado echando mano a una serie de reservas no específicas y adaptaciones sumamente rápidas. Cuando cada cosa se halla otra vez en su lugar, el individuo recupera plenamente su buen humor, seguridad y confianza. Pero... Sí, ya lo está el lector adivinando (o recordando): medio o un año después de superado el trance, y en plena armonía, lo sorprende una acidez persistente, o una depresión inexplicable, o un nunca antes experimentado desinterés sexual, o cualquier otro signo. En efecto, el “cobrador” del fondo energético ha venido a reclamar lo suyo, y las arcas están vacías. Tras las fases de alarma, resistencia y resolución, ha hecho su aparición el agotamiento, una grieta por la que se filtran toda clase de anomalías. Ahora bien: imaginemos que el problema es el primero, la acidez persistente. Constituye, al mismo tiempo, una cuota de devolución, y la generación de una nueva deuda. Por cierto, para solventar el costo que conllevan la fantasía de una enfermedad grave, la tensión de los estudios médicos, el cambio de hábitos que implica el tratamiento, el castigado héroe de esta historia acudirá a renovar el crédito... Como en otro tipo de contratos, se recomienda leer la letra chica de este antes de firmarlo. Los procedimientos preventivos son, fundamentalmente, hacerse cargo de la deuda en el mismo momento de contraerla. Esto significa admitir que con los medios inmediatamente disponibles no se puede afrontar una cirugía, una pérdida, un divorcio, una deseada graduación; muchas veces, ni siquiera una mudanza. Después, definir el modo de reintegrar el monto, en cuotas y con el menor interés de plaza. 25 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA Más acerca de las demandas El primer paso requiere conocer y reconocer los factores de estrés, es decir, aquellos estímulos capaces de hipotecar parcialmente la integridad, y la medida en que lo hacen. Por cierto, los grados de influencia de los hechos y las respuestas que convocan son propios de cada persona, y también varían para la misma persona según la situación particular en que se presenten, por ejemplo, su edad. Sin embargo se han podido tabular los efectos promedio de los principales factores desencadenantes de un desembolso inesperado de reservas. Algunas clasificaciones orientativas de los factores estresantes • La importancia del concepto de cambio Cualquier modificación del contexto solicita una adaptación, es decir, la puesta en marcha del mecanismo de estrés, considerado en sus dos dimensiones. Si el cambio es más veloz que la posibilidad de respuesta, aun si consiste en una mejora de las condiciones, ejercerá un efecto negativo o de distrés. Ya he mencionado el caso de una xerófila, capaz de subsistir en el desierto gracias a una serie de adecuaciones estructurales que sus lejanas antepasadas fueron logrando generación tras generación, acompañando el ritmo de la transformación climática. Pero también señalamos que si sucede un nuevo cambio, esta vez repentino –si ponemos un ejemplar en una maceta y lo regamos en la cantidad que requeriría una planta tropical– el cactus sufrirá severos daños. Algo similar sucede a las personas: es fácil amoldarse a las solicitaciones exteriores mediante el hábito y la previsión, que sólo se producen ante la estabilidad o bien ante la modificación lenta, paulatina, regular y esperable. Así, 26 PARA ENTENDERNOS MEJOR Borges decía que le había sido posible soportar su ceguera, porque había ido perdiendo la vista de a poco, pero estaba seguro de no haber podido resistirla en el caso de que hubiera sucedido súbitamente. Después del parto, la mayoría de las mamás –y también de los padres– agradecen los nueve meses de plazo que la naturaleza les da para elaborar la llegada de un nuevo ser a sus vidas. En la lista más tradicional de agentes de estrés humano, figuran todos los cambios, incluidos los beneficiosos, como recibir un ascenso en el trabajo, egresar de una institución educativa, casarse con la persona amada, o ganar la lotería. Algunos de ellos, ordenados de mayores a menores consecuencias, son los que siguen. Los valores anotados sólo representan sus interrelaciones, sobre una medida arbitraria de 100 “puntos” otorgados al factor más estresante. Muerte del cónyuge Divorcio Prisión Muerte de un pariente cercano Enfermedad personal Boda Despido del empleo Reconciliación de pareja Jubilación Enfermedad de un familiar Embarazo (deseado o no deseado) Problemas sexuales Nuevo miembro en la familia Cambio en la situación económica (para mejor o peor) Pérdida de un amigo Cambio de trabajo Salida de un hijo del hogar Gran logro personal Ingreso o egreso de una institución educativa Mudanza Inicio de dieta alimentaria Vacaciones 100 73 63 63 53 50 47 45 45 44 40 39 39 38 37 36 29 28 26 20 15 13 27 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA En los tiempos que corren –y al decir “corren” hablo literalmente–, cuando los cambios en todos los ámbitos –científico, tecnológico, etc.– experimentan una aceleración en progresión geométrica, la exigencia sobre los mecanismos humanos de adaptación es feroz. Eso nos conduce a evaluar el siguiente aspecto. • La importancia del concepto de velocidad Hace apenas dos décadas, teníamos la suficiente paciencia para sentarnos a escribir una carta, meterla en un sobre, llevarla al correo, esperar que llegara a destino, y seguir esperando hasta que el otro la leyera, encontrara el momento para pensar y redactar la respuesta, ponerla en un sobre, llevarla al correo y que el cartero la trajera a casa. Uno y el otro, además, buscábamos las palabras que mejor expresaran nuestro sentimiento y pensamiento, revisábamos la ortografía, nos esmerábamos en la caligrafía si se trataba de un manuscrito (algo muy recomendado en ese entonces para la comunicación amorosa, familiar o amistosa, género en el que se consideraba que el uso de una máquina imponía una distancia inadecuada). Hoy, en cambio, si un e-mail tarda en salir de la bandeja o rebota, perdemos la calma, tratamos de llamar a nuestro proveedor de Internet, sudamos cuando nos recibe una grabación que nos anuncia “… todos nuestros operadores están ocupados…” y nos pide “… aguarde un momento por favor”. ¿Qué momento? No tenemos momentos de sobra, por desgracia; de modo que conectamos el sistema sin manos y aprovechamos para consultar la agenda, fumar un cigarrillo, dar un par de órdenes o echar una ojeada a los titulares del diario. Finalmente, el mensaje es enviado y ahora, mientras aguardamos ansiosamente la confirmación del destinatario, hablando en voz alta con el monitor, lo reforzamos con uno igual desde el teléfono móvil. Por cierto, para ahorrar 28 PARA ENTENDERNOS MEJOR tiempo, los hemos escrito apelando al deterioro del lenguaje, la taquigrafía ad hoc y el más extremo laconismo: “xq to2 los de+ van =” (lo que significa “porque todos los demás van igual”), y, como el remitente sale en pantalla, no los hemos firmado. Todo esto, que ha durado en total 4 minutos, nos ha parecido eterno. Como el instante que pasa entre la pregunta y la respuesta en un diálogo por chat. Estamos tan apurados, que almorzamos de pie la famosa y casi siempre tóxica fast food, hablamos a medias (¡cuánto hace que nadie me desea un feliz fin de semana, ni siquiera un formal locutor de televisión, que también elige el rápido “buenfinde”!), caminamos sin mirar, hacemos varias cosas a la vez… Ningún sistema nervioso está congénitamente preparado para semejante desafío, porque la evolución biológica es más lenta que la social. • La importancia del concepto de presión Se considera presión a toda solicitación exterior o interior de adaptación que supere la capacidad o velocidad natural de respuesta. Entre las clasificaciones de las exigencias estresantes, resultan muy claras aquellas que las organizan según su significado psicológico o según su procedencia. De amenaza a la integridad, ya sea física –por ejemplo, la vivencia de un gobierno dictatorial, la desprotección frente a la violencia, los síntomas existentes o percibidos de una enfermedad, la proximidad de un tratamiento quirúrgico, la inestabilidad económica y hasta hechos aparentemente más inocuos, como el de verse obligado a cruzar una calle peligrosa en forma repetida–, como psíquica: temor a ser abandonado, ridiculizado, menospreciado, no querido, etc. De falta de estímulo, como la exposición continua a tareas, relaciones rutinarias, acotadas y previstas. De frustración frente a situaciones indeseadas que no de29 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA penden del propio control: exigencias del medio, diálogos infructuosos, incomprensión, injusticias. De fracaso por incumplimiento, no adjudicable a otros, de expectativas, planes, proyectos o deseos: desaprobación de un examen, error que acarrea consecuencias negativas. De duelo por la muerte o alejamiento de un ser querido, la pérdida de objetos de valor, el despido de un empleo, el deterioro de los atributos de la juventud. De rendimiento en situaciones en que la persona es o se siente evaluada, por ejemplo en un examen escolar, en el ejercicio de su trabajo, en su desempeño social, deportivo, etc. De superposición o sucesión sin tregua de tareas, responsabilidades, compromisos y roles, como sucede a buena parte de ejecutivos, directivos o amas de casa, para quienes hasta las gratificaciones –hacer una escapada de fin de semana, ir a la peluquería– se convierten en obligaciones adicionales. El apuro permanente para aprovechar el capital tiempo, cada vez más escaso en el mundo moderno, que lleva a almorzar en 10 minutos, sin dejar de hablar por teléfono o escribir el informe solicitado; la prisa desata la impaciencia cotidiana, por ejemplo, con los medios de transporte y el tránsito, y nos hace tocar la bocina al semáforo en rojo como si eso pudiera acelerar el cambio de luces... De acuerdo con su procedencia, y según el Instituto Internacional del Estrés, los estímulos pueden separarse en físicos, neuropsíquicos, sociales y laborales. Entre los agentes físicos, pueden mencionarse temperaturas extremas, cambios meteorológicos repentinos, clima en general –baja o alta presión, vientos, sismos, etc.–, contaminación ambiental, ruidos, dolor, heridas, desnutrición, sobrealimentación. Los neuropsíquicos provienen del sistema nervioso central y el autónomo; muchos de ellos suelen considerarse si30 PARA ENTENDERNOS MEJOR nónimos de estrés, aunque en principio, son causantes y, en segunda instancia, síntomas: ansiedad, emoción, tristeza, insomnio, agotamiento mental. Los factores sociales abarcan situaciones como problemas económicos, aislamiento –hospitalización, prisión, impedimento físico–, y su opuesto –familia numerosa, interacción permanente, vivienda en lugares de alta densidad poblacional–, exposición pública –disertaciones, exámenes, actuación teatral–, emigración, mudanza de domicilio o cambio de empleo, deterioro de la apariencia, envejecimiento. Los estresantes laborales –entre otros, rutina y su contrario, extremada variación, superposición de tareas, plazos y horarios a cumplir, rendimiento esperado, inestabilidad– incluyen la jubilación y el desempleo. La primera piedra Queda claro que el estrés no es un “privilegio” de los poderosos industriales o los altos ejecutivos, como se ha popularizado erróneamente. Ellos están sometidos a un tipo de presión característico y mucho más comentado que otros, pero no obligatoriamente más lesivo ni excluyente. Como se ha demostrado, los agentes estresantes son universales y nadie, hombre o mujer, joven o anciano, rico o pobre, está libre de verse expuesto a ellos: una familia obrera que es desalojada de su vivienda, la madre de un chico que se enferma, un adolescente que tiene problemas en la escuela son igualmente vulnerables; hace unos años, el bebé de 6 meses de una amiga hizo un cuadro de estrés con depresión aguda, inapetencia, apatía como reacción a una mudanza de departamento: ir perdiendo de vista durante el embalaje para el traslado los objetos que lo rodeaban desde el nacimiento, encontrarse después en un ambiente desconocido, donde todo, hasta los olores, era diferente, sentir a sus 31 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA padres alterados y más concentrados en la actividad que en él mismo, percibir cambios de conducta en ellos le demandó un esfuerzo de adaptación que lo abatió por lo menos durante tres días. Lo que impone diferencias en los efectos no es la clase social, el sexo o la edad, sino la capacidad de adaptación individual, es decir, no todos los factores potencialmente estresantes tienen los mismos efectos en todas las personas, ni por su intensidad ni por su manifestación. 32 2. FISIOPSICOLOGÍA DEL ESTRÉS Para entender mejor la llegada de las demandas al individuo y cómo este elabora las reacciones, me parece útil revisar el funcionamiento de los mecanismos somáticos, químicos y psicológicos que intervienen en el proceso. Todas las divisiones y clasificaciones que establezca aquí son meramente didácticas, ya que, como cualquier sistema, cada ser vivo constituye una unidad cuyas partes carecen de sentido si no se consideran sus complejas interrelaciones. Pero sin duda, el sistema nervioso es protagonista absoluto cuando de estrés se trata. En términos sumamente simplificados (más adelante, en las secciones “Mapa del sistema nervioso” y “Mapa del sistema endocrino” entro en detalles técnicos, para darle una noción de su incesante actividad) puede decirse que es una suerte de instalación eléctrica cuyo cableado, el sistema nervioso periférico o simpático (SNP o SNS), cordones de neuronas interconectadas, percibe el mundo y expresa las respuestas a él, y su generador, el llamado sistema nervioso central o SNC (encéfalo, cerebelo y médula espinal), procesa la información, y elabora y produce las reacciones. Cuando un organismo 33 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA enfrenta un estímulo, el cerebro responde activando el SNP. Son estímulos las solicitaciones físicas, tanto las provenientes del exterior, registradas por los sentidos (vista, oído, tacto, olfato y gusto), como las internas que comunican los mensajeros químicos (secreciones glandulares endocrinas trasladadas por el torrente sanguíneo y decodificadas en el cerebro), y las intangibles (aprendizajes, pensamientos, creencias, deseos, memoria, emociones). Las respuestas del SNP son involuntarias –se encuentran entre ellas los reflejos, los latidos del corazón, o los movimientos peristálticos del estómago– aunque no del todo inmodificables; las personas podemos moderarlas, aumentarlas o controlarlas deliberadamente. Por ejemplo, la crispación muscular debida a la tensión se alivia si se toma conciencia de ella y se apela a ejercicios de relajación, masajes, “ayuda” química con medicamentos específicos, etc. (he resaltado si se toma conciencia, porque es el concepto básico sobre el que más adelante en este libro desarrollo los recursos para contrarrestar los efectos negativos del estrés), y también puede aumentarse el malestar, entre otras cosas, persistiendo en las circunstancias o conducta que le dieron origen, o preocupándose en exceso por él. Para hablar de sexo, que desarrollo con mayor profundidad en el Capítulo 5, la erección del pene y la lubricación vaginal son reacciones espontáneas del impulso sexual, pero se puede incentivarlas –con la fantasía, la imaginación, el recuerdo– o dificultarlas, y hasta anularlas, con el miedo, la inhibición, la falta de confianza. Acción y reacción Cuando sin darnos cuenta acercamos el dedo a una llama, distintas partes del sistema nervioso actúan a gran velocidad, tan alta que casi parecen hacerlo simultáneamente: a 34 FISIOPATOLOGÍA DEL ESTRÉS través del sentido del tacto, los nervios perciben la situación; la corriente periférica envía una señal a la torre de control central, que, a su vez, ordena al SNP que mueva la mano para apartarse de la fuente de dolor; el circuito recibe el nombre de acto reflejo, en este caso de orden físico. También es cierto, como he sugerido poco más arriba, que la conciencia es capaz de interferir en dispositivos de esta clase: si fuera necesario para salvar a su hijo de un peligro, los músculos de una madre no obedecerían la instrucción de su propio cerebro; echando mano a la concentración y el autodominio, un fakir camina con toda tranquilidad sobre brasas. La educación tiene un papel decisivo en este sentido. Un bebé no tarda un segundo en llorar ante la sensación de hambre, pero a medida que madura, aprende a soportar distintos niveles de incomodidad. Lo cual no significa que esta no exista, ni que la piel de nuestra valiente mamá no se lastime. Llevado el ejemplo al ámbito psicológico, enfrentar desafíos con impedimentos sociales para poner en práctica los “movimientos” naturales de defensa, rechazo y huida pone a prueba el sistema nervioso y, sin duda, va dejando tantas cicatrices como aprendizajes. El problema es que no son tan visibles, y que la marca de una “quemadura” emocional no aparece necesariamente –es más: no lo hace casi nunca– en el lugar afectado, sino que se traslada a uno o más sitios difíciles de asociar con el estímulo, por eso se habla de “respuesta inespecífica” y por eso se hace hincapié en la necesidad imperiosa de tomar conciencia de su causa si la respuesta es potencialmente dañina. Supongamos que lo que una persona percibe como amenaza en un momento dado no es la proximidad de un elemento que pueda lastimarlo físicamente, sino, por ejemplo, tener que rendir un examen. El circuito biológico será similar: secretará más adrenalina, lo que, en forma más o menos notoria y más o menos fugaz, hará latir 35 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA más rápidamente su corazón, elevará su presión arterial y, por ende, acelerará el ritmo respiratorio; es probable que aumente la proporción de ácido clorhídrico en el estómago y de glucosa en sangre; como residuo de los tiempos en que, al igual que otros mamíferos, marcaba su territorio con determinados olores, el individuo tal vez sude, y el instinto primitivo que le ordena huir del peligro o atacar primero, crispará sus músculos. También tendrá otras sensaciones, no fisiológicas: aprensión, miedo, ganas de llorar… Cualquiera sea el caso, la respuesta en ambos planos tiene la misma función inicial: así como una ampolla no es más que un recurso del organismo –acumulación de agua– para evitar que la quemadura se profundice y agrave, la tristeza, el estallido de ira, la ansiedad y otros resultados, son componentes de la batería normal de la adaptación humana al medio, es decir, del estrés. En condiciones de salud, una vez pasada la dificultad, el cambio, el sobresalto, el peligro, las secreciones de los trasmisores neuroquímicos volverán a sus valores de base, se relajarán los músculos, el corazón retomará su ritmo. ¿Cuándo el estrés se convierte en un problema? Esencialmente cuando este complejo mecanismo sufre alguna distorsión o interferencia que hace que las respuestas sean excesivas, inoportunas, se desvíen de su objetivo original, se bloqueen, se modifiquen, o se activen en ausencia de demandas concretas que las justifiquen, es decir, se tornen crónicas. O bien cuando los estímulos superen, por su cantidad o calidad, la capacidad normal de adecuación humana, en general, y, en particular la de cada sujeto en cada momento de su historia. No me olvides El SNC registra todos los sucesos y vivencias, pero no siempre a nivel consciente. No siempre los archiva en una car36 FISIOPATOLOGÍA DEL ESTRÉS peta clara y visiblemente rotulada, y no siempre los re-presenta en forma directa, sino simbólica. Usted ha hecho un viaje muy grato. La habitación del hotel huele suavemente a jazmines, pero usted no ha reparado en ello. Si alguien le preguntara al regreso qué aromatizante de ambientes utilizaban allí, no podría responder. Sin embargo, a partir de entonces, cada vez que esté en presencia de un perfume similar, aunque tampoco ahora lo identifique, se sentirá repentinamente muy a gusto, o evocará alguna escena de su paseo sin saber –y probablemente sin preguntarse– por qué. Del mismo modo, puede inquietarse o asustarse sin razón aparente, si ve, por ejemplo, un escritorio idéntico a aquel frente al que rindió, hace más de 12 años, un terrible examen de Matemática. Sucede que usted sí percibió el olor a jazmín y el escritorio, sólo que estaba pensando en otra cosa, y no recuerda los datos. Pero su cerebro se encargó de guardarlos y responde en forma independiente de su voluntad e incluso de su memoria. Todos los hechos impresionan el sistema nervioso y psíquico en ambos sentidos de la palabra: lo afectan, positiva o negativamente, y se imprimen en él, dejan su huella indeleble, su impronta1. El cerebro asocia estímulos con sensaciones y emociones según la interpretación que cada persona les haya dado en su momento. En palabras de Valdés y de Flores, los acontecimientos “tienen una repercusión subjetiva desigual”2, que depende de la edad, la situación afectiva, la información previa, la calidad del contexto, el temperamento, los 1. Todos estos vocablos se originan en el latín imprimere, “hacer presión sobre algo, marcar”, formado con in, “en, sobre” y premere, “apretar”. Ver Galay, Lucila: Agenda etimológica 2005. Ed. Granica, Buenos Aires. 2. Valdés, Manuel, y de Flores, Tomás: Psicobiología del estrés. Ed. Martínez Roca, Barcelona, 2000. 37 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA hábitos. Algunos adultos tienen una reacción de rechazo inexplicable por los payasos, que puede extenderse a objetos asociados –disfraces, máscaras, el circo en general, las fiestas infantiles–: seguramente, las primeras veces que vieron uno de niños, los asustó su aspecto, era un mal actor, gritó, su maquillaje resultó agresivo, etc.; para otros, en cambio, que tuvieron buena experiencia inicial, el espectáculo sigue siendo divertido. El mecanismo es similar al de la generación del trauma psíquico. Del griego tráuma-tráumatos: “golpe, herida”, el vocablo conserva en lenguas modernas su acepción recta –en castellano, especialmente en la forma “traumatismo” y, más especialmente aún, cuando se habla de “cráneo”–, y se aplica en sentido figurado a las “lesiones” mentales que dejan en ciertas personas determinadas vivencias agresivas o “impresas” como tales, más profundas cuanto más ocultas a la conciencia. El sistema nervioso de la víctima –de un accidente, un asalto, una enfermedad grave, o la acumulación de experiencias no tan intensas pero igualmente nocivas, como maltrato familiar, humillaciones en la escuela o el trabajo, etc.– pone en práctica estrategias de adaptación que desequilibran el flujo hormonal, cambian las conductas, alteran el funcionamiento fisiológico y constituyen, en conjunto, el llamado “estrés postraumático”3. Mapa del sistema nervioso La unidad funcional del sistema nervioso es la neurona, una célula especializada que recibe los impulsos nerviosos a través de las prolongaciones llamadas dendritas y los transmite a otras células (decenas, y hasta cientos de ellas) a través de otra prolongación llamada axón. Las neuronas huma3. Ver www.estrespostraumatico.com 38 FISIOPATOLOGÍA DEL ESTRÉS nas forman una intrincada red a través de la que se desplazan cargas eléctricas que constituyen la base de todas las funciones del sistema, desde los reflejos instintivos hasta el razonamiento más elaborado. Entre el axón de una neurona y las dendritas de otras contiguas existen conexiones, las sinapsis, que no son físicas sino químicas. En efecto, hay un espacio entre ambas terminales, que se salva o “salta” gracias a sustancias denominadas neurotransmisores. Dendritas Terminaciones del axón Cuerpo de la nuerona (soma) Núcleo Mielina Axón Un nervio es un haz de axones o de dendritas, por lo general envuelto en tejido conjuntivo, así como un cable eléctrico es un conjunto de hilos de cobre recubierto por una capa de material no conductor. Los nervios sensoriales captan y conducen información (estímulo) al sistema nervioso central, y los nervios motores o efectores llevan las órdenes correspondientes (respuestas) desde el SNC a los órganos encargados de ejecutarlas. El estímulo puede ser interno o externo, y en ambos casos, mecánico, químico o mental: secreción hormonal, ingreso de una sustancia del medio, presión, luz, temperatura, recuerdo, sentimiento, emoción, deseo… 39 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA Partes y funciones del sistema nervioso central Circuito de las acciones físicas. Los mensajes sensoriales provenientes de la piel, los ojos, los oídos, los tejidos internos, ascienden a través de la médula espinal hasta el encéfalo; según la información recibida, el encéfalo establece órdenes que, trasladadas por las neuronas motoras a lo largo de la médula espinal, se extienden a los músculos. El bulbo raquídeo controla la respiración, el ritmo cardíaco y la presión sanguínea. En el cerebelo se coordinan los reflejos y los movimientos musculares voluntarios. 40 FISIOPATOLOGÍA DEL ESTRÉS El mesencéfalo interviene –junto con el tálamo– en la decodificación de los estímulos auditivos y visuales, y registra la sensación de dolor. El tálamo interpreta los mensajes de los receptores sensoriales (salvo el olfato). El hipotálamo es, para los propósitos de este libro, una parte fundamental: fuera de algunas funciones defensivas orgánicas, como la elevación de la temperatura corporal en presencia de una infección, tiene a su cargo comunicar el hambre, la sed, el sueño, el deseo sexual y la satisfacción de esas necesidades, y participar en la preparación de las respuestas a situaciones estresantes, manifestar emociones y sentimientos (miedo, enojo, tensión, tristeza, ansiedad, placer, amor, odio). En el cerebro propiamente dicho se realizan los procesos mentales: aprendizaje, razonamiento, memoria, invención, 41 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA lenguaje, comprensión de la información provista por los sentidos. Está dividido en dos hemisferios que dominan los lados opuestos del organismo y de los que el izquierdo está especializado en el lenguaje verbal y el derecho en las imágenes visuales y auditivas. Cerebro visto desde arriba. En la capa superior –corteza cerebral o neocórtex– de cada hemisferio, además, se identifican zonas con misiones distintivas y comunes: • en el lóbulo occipital se reciben y procesan los estímulos visuales (luz, formas, color); • el lóbulo temporal desarrolla tareas visuales complejas, como el reconocimiento de imágenes, iconos y rostros; recibe y reacciona a los olores y estímulos auditivos, participa en el equilibrio y la estabilidad del cuerpo e interviene en la elaboración de emociones como la ansiedad, el placer y la ira; 42 FISIOPATOLOGÍA DEL ESTRÉS • el lóbulo parietal recibe y procesa información de la piel, los músculos y las articulaciones, y está especializado en la localización espacial. Lóbulo parental Lóbulo occipital Lóbulo frontal Lóbulo temporal Cerebelo Mapa del sistema endocrino Las glándulas son órganos que emiten sustancias. Algunas, llamadas exocrinas, las liberan al exterior, como las lagrimales, salivales o sudoríparas, o bien las envían directamente a los tejidos sobre los que influyen. Aquí nos interesan las endocrinas, cuyos productos, las hormonas, se vierten dentro del torrente sanguíneo para que este las distribuya. Las hormonas son mensajeros químicos que trabajan junto con el sistema nervioso activando, modificando y regulando funciones vitales, como el metabolismo, el crecimiento, las características sexuales, el sueño y la vigilia, el dolor, el placer, la presión arterial, las reacciones emocionales e incluso el desempeño de otras glándulas. 43 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA En individuos sanos, las dosis de las distintas hormonas varían según los estímulos recibidos y las necesidades detectadas por el cerebro en determinados momentos. Por ejemplo, un susto demanda una mayor secreción de adrenalina, que produce, entre otros efectos, el erizamiento del vello, pero una vez cesada la demanda, la secreción vuelve a los valores normales. El alza o baja duradera de dichos valores, por ejemplo en la tiroxina, está señalando una alteración crónica del órgano comprometido –en este caso, la tiroides– y de fenómenos vinculados a él, como la constitución física –el exceso produce adelgazamiento, el déficit aumenta el peso corporal–, la tensión nerviosa –el hipertiroideo es “acelerado”, el hipotiroideo es “lento”– etcétera. Algunas de las hormonas que trabajan día y noche en el cuerpo humano son las que siguen. 44 Hormona Glándula Efecto Tiroxina Tiroides Regula el crecimiento de huesos y cartílagos y el metabolismo en general Calcitonina Tiroides Metaboliza el calcio Aldosterona Suprarrenales Retiene agua y calcio, elimina sodio Eleva la tensión arterial Cortisona Suprarrenales Forma glúcidos y grasa a partir de proteínas Fortalece la resistencia al estrés Somatropina Hipófisis Regula el desarrollo corporal Adrenalina Médula espinal Actúa en presencia de emociones, preparando al organismo para afrontarlas: eleva la fuerza y frecuencia del pulso, dilata los vasos sanguíneos, aumenta la frecuencia respiratoria y eleva la presión arterial FISIOPATOLOGÍA DEL ESTRÉS Noradrenalina Médula espinal Como la adrenalina, pero es vasoconstrictora Aumenta el contenido de glucosa en sangre Glucagón Páncreas Insulina Páncreas Disminuye el contenido de glucosa en sangre Melatonina Glándula pineal Regula el sueño y la vigilia Androgenocorticoides Suprarrenales Influyen en los caracteres sexuales y en la reproducción Oxitocina Hipófisis Interviene en el deseo y el placer sexuales y ordena las contracciones del útero en el parto Endorfina Pituitaria Reduce el dolor físico y emocional, aumenta el placer de los sentidos Estrógenos Ovarios Caracteres sexuales femeninos Progesterona Cuerpo lúteo Testosterona y otros andrógenos Testículos Caracteres sexuales femeninos Tireotropa (TSH) Regula la secreción de tiroxina (tiroides) Hipófisis Caracteres sexuales masculinos Adenocorticotropa Hipófisis (ACTH) Controla las secreciones suprarrenales Folículoestimulante Hipófisis (FSH) Provoca la secreción de estrógenos (ovarios) y la maduración de espermatozoides (testículos) Luteotropina Hipófisis Estimula la secreción de progesterona (cuerpo lúteo) y testosterona (testículos) Dopamina Ganglios basales Interviene en la excitación y atracción sexual,la capacidad de desear algo y repetir comportamientos que proporcionan placer. 45 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA Colapsos en el sistema El circuito neuroendocrino que acabamos de revisar está en permanente funcionamiento, recibiendo y respondiendo a miles de estímulos simultáneos de todas las procedencias y procurando mantener el delicado equilibrio de sus partes, como un extraordinario malabarista que manipulara 400 trillones de bolos (la cantidad estimada de sinapsis), más de 1.000 millones de aros (el número de neuronas de un adulto), al milimétrico ritmo de centenas de semifusas (neurotransmisores y hormonas). Usted está asistiendo a un concierto, concentrado en los sonidos, pero no deja de oír los crujidos de las butacas, las toses o susurros del público; y no son sólo sus nervios auditivos y sus lóbulos temporales los que se hallan en acción: por cierto, no se han interrumpido los latidos de su corazón, ni su respiración, ni las secreciones internas, ni las sensaciones táctiles del contacto de su cuerpo con la ropa, de sus manos entre sí, de la temperatura en toda la piel, de la presión de su cuerpo contra el asiento; continúa la percepción visual de los contrastes entre la luz del escenario y la penumbra de la sala, la orquesta, las personas y butacas que están frente a usted; los músculos de un pie o de una mano se mueven siguiendo el ritmo; evoca una situación, tararea in mente lo que está oyendo, se emociona, tal vez se le llenen los ojos de lágrimas, quizás, por absorto que esté en el espectáculo, experimente hambre, o sed, o deseos de fumar... La maquinaria múltiple que es su organismo es capaz de regular todas esas funciones simultáneas. Y para seguir haciéndolo ante una amenaza, un peligro, un desgaste, una situación irritante, debe establecer algunas modificaciones –como ya le he relatado, todas ellas ancestrales, tendientes a prepararlo lo mejor posible para luchar con o huir del enemigo–, que, en conjunto, constituyen el estrés. 46 FISIOPATOLOGÍA DEL ESTRÉS Ahora que conoce un poco más el motor humano, volvamos a ver qué sucede ante determinados estímulos: la hipófisis ordena a las suprarrenales una descarga de adrenalina que, como acabamos de ver, interviene en distintos aparatos, acelerando la respiración, aumentando la tensión arterial y la velocidad del ritmo cardíaco –para proveer más oxígeno a los músculos–; ordena al hígado una mayor liberación de glucosa para incrementar la energía muscular; con el objeto de que fluya más sangre a los músculos y el cerebro, interrumpe momentáneamente la función digestiva (por eso se siente un cosquilleo en el estómago), por lo que las glándulas salivales detienen su secreción (se seca la boca), en cambio solicita más actividad a las glándulas sudoríparas, con el fin de moderar la temperatura corporal, por un lado, y marcar los límites de su territorio, por otro; al bazo le encomienda la producción de sustancias que espesan la sangre, para cicatrizar más rápida y eficazmente las heridas (físicas) eventuales, y a los nervios locales, que tensionen los músculos de cuello y hombros, de modo de volverlos más resistentes a los golpes, crispe los puños, alistándolos para golpear a su vez, agranden en apariencia la figura erizando el vello y el pelo, dilaten las pupilas para agudizar la visión, y aprieten los maxilares en gesto amenazante. Todo eso está muy bien si la cuestión es que se encuentra solo en medio de la selva y oye muy cerca el rugido de una fiera. También, si lo mantiene bajo control, le sirve para mantener el entusiasmo y la energía al enfrentar desafíos profesionales, laborales, deportivos. Pero es un poco excesivo cuando el problema es que los taxis libres parecen haber desaparecido de la faz de la tierra y probablemente llegue tarde a una cita. Por otra parte, los preparativos ancestrales sin modificar con 4. Hábito involuntario de apretar y rechinar los dientes por el que gran parte de la población “descarga” durante el sueño tensiones nerviosas acumuladas en la vigilia. 47 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA la conciencia de sí, suelen ser inconducentes: usted (aunque quisiera, y la adrenalina ha dispuesto su musculatura para que lo haga), no atacará físicamente a su exigente jefe, ni va a salir corriendo del quirófano cuando están por operarlo, sino que buscará otra vía de escape para toda esa tensión. Así se pueden provocar “cortocircuitos” nerviosos, desbalances hormonales y agotamiento general de sus fuerzas. Si el mecanismo se desencadena una y otra vez a lo largo del día, y un día tras otro, y el sujeto va agregando motivos para que así ocurra, se volverá una forma normal de actuar, capaz de llevar a una producción permanente de alta presión, taquicardia, dispepsia, contracturas musculares, respiración agitada, bruxismo4 y otros signos, ahora transformados en disfunciones. 48 3. ESTRÉS, EN LAS BUENAS Y EN LAS MALAS La noción de salud humana En palabras de la organización Mundial de la Salud (OMS), la salud es “no sólo la ausencia de enfermedades, sino el estado de completo bienestar físico, mental y social”. Tan intrincados están estos tres aspectos del ser humano que, a veces, el estrés, ya sea como intento impulsivo de salvar de un mal peor, o como patología en sí mismo, se presenta en cualquiera de ellos, sin importar el estímulo. Digo: algunas anomalías son síntomas directos del estrés; otras, en cambio, son síntomas de una enfermedad –aguda o crónica, somática o psíquica–, originada, auspiciada o independiente del estrés. Tomemos el ejemplo de una sensación de ahogo: si responde a un estímulo puntual –un susto, una emoción, una falta real de oxígeno– es tensión pura y pasajera; pero también podría estar denunciando un cuadro de asma, la presencia de un enfisema, o bien el inicio de una claustrofobia, ya sean efectos indirectos del estrés o de una causa orgánica. No importa, si se trata de proteger la salud, si el agente es un neumococo, 49 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA una reacción nerviosa o una fantasía: en cualquier caso es la evidencia de una disfunción que debe tratarse. Diagnósticos caseros Las palabras del ámbito científico se vuelven muy peligrosas cuando se difunden descuidadamente fuera de él y más todavía, como es el caso, cuando se ponen de moda. Necesito insistir aquí en que desde el punto de vista clínico, el estrés es un estado patológico. Resalto “estado”, porque, aun cuando las manifestaciones puedan ser distintas y aparentemente inconexas, el estrés como enfermedad mantiene una cierta continuidad en el tiempo. En el lenguaje popular, sin embargo, se suele atribuir a conductas episódicas. Quién no ha dicho u oído “está estresado” ante cualquier cosa: un estallido aislado de bronca, o palpitaciones cardíacas ante un suceso sorpresivo. Así como la tristeza por una pérdida no es depresión, o la acidez después de una comilona no es úlcera duodenal, o una falla eréctil circunstancial no es disfunción sexual, enojarse o asustarse, no es estar estresado. Como contrapartida, si realmente se está en presencia de una irregularidad, muchas veces el paciente se la autoexplica adjudicándola al estrés, como si eso pudiera revertir el cuadro por sí solo. Sean cuales fueren la causa principal y las evidencias de una enfermedad, si existe, existe. La tendencia a desestimar un síntoma o síndrome porque “es puro estrés” es tan irresponsable como ineficaz. Los consultorios están llenos de pacientes con dermatitis, alergias, alta presión arterial, ansiedad o depresión reales, verificables y tratables, no importa si están originados fundamentalmente en el estrés o si provienen de un virus, una malformación congénita o cualquier otra fuente. Y digo “fundamentalmente”, porque puede afirmarse que todas las enfermedades, y también la salud, son “psicosomáticas”, otro adjetivo que 50 ESTRÉS, EN LAS BUENAS Y EN LAS MALAS también ha tenido muy mala suerte en el lenguaje cotidiano, y ha pasado a ser sinónimo de ilusorias o imaginarias. Sin contar con que la hipocondría es en sí misma una enfermedad, no hay síntoma que no revele un desorden, en el que siempre están involucrados, en mayor o menor grado, el sistema nervioso, la calidad de vida, los aprendizajes, creencias, contexto, hábitos, etc. de la persona. Estos componentes se jerarquizan, combinan e interactúan de un modo único e irrepetible, según la persona –que por eso mismo se llama in-dividuo– y sus circunstancias. Esa es una de las razones por las que la divulgación masiva de conceptos médicos –necesariamente generalizadores y no siempre verdaderos– debe ser tomada con las pinzas de la prudencia. La descripción de síntomas por televisión, diarios y revistas no científicas –en artículos, programas, avisos publicitarios y hasta campañas de bien público– siempre, siempre, genera algún grado de miedo en el espectador. El miedo, por su parte, dispara una de dos clases de mecanismos de parecidos riesgos: 1) la simplificación y des-responsabilización, y 2.a) el descubrimiento y apropiación de signos no experimentados en realidad, o bien 2.b) la obediente “fabricación” de cuadros hasta entonces inexistentes. Veamos estas posibilidades con más detalle. 1) Para no sentirse aludido por la información recibida se apela a dos recursos: ya sea sostener que a uno nunca le pasó o le va a pasar algo así (o que la descripción es “parecida” pero no se ajusta con precisión a su caso), o bien abalanzarse a justificarlo todo por el “estrés”, “los nervios”, “la tensión”. Determinar que una disritmia cardíaca “se debe a un exceso de trabajo”, “a tomarse todo demasiado a pecho” (en este caso, literalmente), aunque sea cierto, no exime del tratamiento. 2 a) Tampoco es sano estudiar todos los síntomas existentes y ponerse a buscarlos… hasta encontrarlos. Un vecino tiene presión alta, y a usted le empieza a doler la 51 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA cabeza, justo ahí, en la nuca. Ve la propaganda de un calmante para la artrosis, y se da cuenta de que hace un tiempo le molestan las rodillas. La predisposición a contraer enfermedades imaginarias es una enfermedad y se llama hipocondría, como bien lo sabía Molière. El punto 2.b) merece una explicación: algunas enfermedades pueden ser aprendidas y reproducidas. No siempre los síntomas de una presunta patología lo son en realidad, sino que a veces se reproducen tal cual se los ha visto desarrollarse en una serie de TV... No se trata, como en la hipocondría, de inventar síntomas –con tanta fuerza como para percibirlos–, sino de generarlos, mediante la adopción de determinadas conductas. Un ejemplo clave es el de los trastornos de la alimentación, de incidencia poco menos que nula hasta los años ’80, cuando se comenzó a popularizar, primero desde películas norteamericanas –en las que la bulimia y la anorexia eran temas originales, precisamente, por su “rareza”– y más tarde en entrevistas, programas de interés general, publicidades y hasta noticieros. Cuando el bombardeo informático de lo que llamo “cómo hacer para contraer una anomalía, paso a paso” alcanzó a personas afectadas por el conflicto entre esquema e imagen corporal –o predispuestas a sufrirlo– el desorden alimentario, auspiciado por el marco de las exigencias estéticas de la sociedad, se propagó como una infección. Todas estas relaciones con la enfermedad –invención, elaboración, exageración o negación de síntomas–, distintas y hasta opuestas, responden a un mismo disparador: el miedo. En este caso, el más elemental y primitivo, el más simple, universal y arcaico: el miedo a morir. • La importancia del concepto de miedo Como todo lo que conocemos de este mundo, la benignidad o malignidad del miedo depende de las dosis, de su 52 ESTRÉS, EN LAS BUENAS Y EN LAS MALAS justificación, y del control que el individuo pueda ejercer sobre él. Sin una medida de temor ante los verdaderos peligros, no existirían sus formas favorables, como la prudencia, el cuidado, el respeto por las situaciones que nos exceden, la responsabilidad sobre nuestros actos y... ¡ni siquiera la valentía!, por cierto, no la ausencia absoluta de miedo –que se llama temeridad y es algo muy distinto– sino la forma de manejarlo, sobre la base del análisis del enemigo, de las propias fuerzas y límites, y del valor que se otorgue al objetivo del esfuerzo. Como elemento del síndrome general de adaptación, como eustrés, el miedo a perder la salud o la vida misma es el fundamento de conductas defensivas indispensables y se va construyendo a medida que la persona madura. De hecho, cuando somos pequeños, para protegernos, nuestros padres nos enseñan el miedo. Junto con la confianza, claro está: nos alientan a subir al tobogán, pero nos prohíben que nos arrojemos de cabeza. Y está muy bien que evitemos cruzar la calle con el semáforo en rojo por temor a que nos atropellen. Es precisamente el miedo el que origina las reacciones de ataque y de fuga. Como seres vivos, los humanos tenemos un miedo innato al dolor y la pérdida de la integridad físicos; en el fondo, a morir. Como seres conscientes, sociales y sensibles, tememos, además, al rechazo sentimental, el fracaso laboral, la falta de dinero, el ridículo… El problema es cuando se albergan aprensiones vagas, sin destinatario identificado, con manifestaciones inespecíficas, y sin tomar conciencia de ellas: se trata de la semilla del cada vez más propagado síndrome de pánico. Este, como otros, es un mal social, generado por una realidad hostil y alimentado largamente por los medios de difusión masiva. Continuos mensajes de amenazas latentes ante los que no alcanza con cerrar ojos y oídos y se debilita el escudo “a mí no me va a pasar” para ir convirtiéndose no muy lentamente en “y por qué no yo, que también... (me equivoco, 53 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA fumo, almorcé una hamburguesa, dejé la ventana abierta”): noticieros plagados de robos, asaltos, secuestros, accidentes, catástrofes climáticas; películas y series que suceden en hospitales, campañas alarmantes de “bien” público sobre normas de tránsito, adicciones y hábitos, con formato moderno pero el tipo de moraleja del sermón medieval: madres que lloran demasiado tarde la muerte de un hijo que no cruzó bien la calle, autos despanzurrados porque el conductor había tomado una cerveza, chicas que mueren por haber hecho una dieta, paralíticos que se arrepienten de no haberse puesto el cinturón de seguridad, ambulancias que vienen a recoger a un señor que le había puesto sal a su bife, entrevistas a sobrevivientes milagrosos de una intoxicación masiva, aguas contaminadas, productos cancerígenos, ancianos golpeados, programas de investigación sobre los peligros de la obesidad y de la delgadez, del sedentarismo y de la actividad física, de los alimentos grasos y de los dietéticos, de la deshidratación y del exceso de agua... Una proliferación de imágenes que saltan de diarios y pantallas para ir depositándose sin ruido en rincones más o menos insondables de la memoria, hasta que la desbordan. Los primeros signos son confusos: vagos malestares físicos (“cada vez que como papas fritas me siento mal”), alguna fobia pasajera (“no me gustan los ascensores”, “detesto las aglomeraciones”) pueden sumarse y llegar a configurar síntomas somáticos, psicológicos y conductuales, como desarrollo más adelante. • Zapping de un día cualquiera ¿Cómo hacer para no tener miedo en un contexto que se empeña en asustarnos? Le sugiero dar una vuelta por los canales de TV con la intención de buscar invitaciones al pánico. Yo lo hago con frecuencia, y puedo contarle los resultados de un mediodía de verano (el dato es interesante, 54 ESTRÉS, EN LAS BUENAS Y EN LAS MALAS porque todos sabemos que en feriados y vacaciones, los medios se proponen alarmar lo menos posible a la audiencia); en cinco minutos, pude ver las siguientes situaciones: • bombardeo en Bagdad, primeros planos de heridos, camillas, ambulancias; • un auto atropelló a un canillita y el conductor huyó; el chico está grave; la imagen, fachada del Hospital Italiano; • llamado a la solidaridad: pedido de “un corazón para Nicolás”, un adolescente que necesita un trasplante; la imagen, fachada del Hospital Italiano; • nota sobre calentamiento global; • derrumbe de una obra, tres heridos; • tres muertos en un choque en Mendoza; • inundaciones en Santiago del Estero; • derrame de petróleo en costas de Inglaterra, con peligro de explosión del barco; • alerta sobre robos: cómo proteger la vivienda al irse de vacaciones; • incendio de supermercado en la costa; dos bomberos heridos; • evocación del asesinato de Lino Palacios; • incendio incontrolable de bosques en Australia; • estadística de accidentes viales: las mujeres chocan menos que los varones; • propaganda de alarma contra robos; • campaña “el que bebe no debe conducir”, con imágenes de horribles accidentes; • campaña “donde está tu hijo, está la droga”; • campaña “el cigarrillo mata”; • película: un muchacho le dice a su hermano que el padre ha muerto; • película: una chica internada en el hospital se descompensa en presencia de su padre; 55 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA • • • • serie: protagonizada por médicos y enfermeras; comedia: chistes sobre el cáncer; magazine: consejos médicos sobre ¡estrés!; anticipo: entrevista a chico al que hace 17 años un oso le arrancó el brazo, con detalles... ¡Paren el mundo, me quiero bajar! Todo esto, en las ciudades más grandes, lleva la música de fondo de sirenas, alarmas, chirridos de frenos cuyo significado percibimos subliminalmente. Por otra parte, los medios en asociación con –lo admito– profesionales de la salud, en nuestro afán por difundir la medicina preventiva, enseñamos a enfermarse a la población. Tal vez esté pensando que todo esto es una gran contradicción: que al hablarle de cosas que dan miedo, lo estoy predisponiendo a temer. No es así: el influjo negativo del miedo se produce cuando no sabemos a qué le tememos (y, peor, cuando no sabemos que tenemos miedo) y fabricamos, por ejemplo, una gastritis sin asociarla con su origen. Y no es que la gastritis no exista, ni que no haya que tratarla, sino que conocer la causa ayuda a la curación completa y a evitar que se repita o busque otra forma de expresarse. Las partes por el todo Algunas emociones y conductas negativas constituyen parte de la índole del individuo –con frecuencia el pesimista se verá malhumorado, el violento se comportará agresivamente, el hiperkinético se mostrará impaciente– o bien pueden ser temporarias y justificadas –tristeza por una pérdida, tensión previa a un examen– y no siempre desembocar en una disfunción crónica. Aquí no vamos a entrar en profundos vericuetos psicoanalíticos. Sin embargo es interesante definir, aunque sea en términos coloquiales, aquellos 56 ESTRÉS, EN LAS BUENAS Y EN LAS MALAS “estados afectivos penosos”5 que, si bien no son el estrés, aparecen vinculados con él, como causa, consecuencia o síntoma, separados o combinados. Como el propio estrés, en cierto grado estos estados son biológicamente útiles para la supervivencia, pues ayudan a proteger de los riesgos, defenderse de la escasez –por ejemplo, de alimentos– y moderar la tensión, pero se convierten en un trastorno cuando se extralimitan o hacen crónicos. Estoy hablando de la angustia: del latín angustia, propiamente “angostura, estrechez”, el nombre describe su carácter opresivo y displacentero; es originalmente una reacción al peligro impreciso o desconocido; se manifiesta como aflicción, congoja, sensación de impotencia, ausencia de deseos y cierta postración motriz, o bien una agitación desmedida; la ansiedad: respuesta orgánica natural, en este caso a una necesidad real o percibida, más o menos imperiosa; aunque suele considerarse sinónimo de angustia, difiere de esta precisamente en que se origina en los deseos y el esfuerzo del sistema neuroquímico por satisfacerlos; puede traducirse como inquietud, impaciencia, nerviosismo; y la depresión del latín depressio, “hundido”, propiamente “apretado hacia abajo”, un término también muy representativo del desgano, melancolía, abatimiento, falta de energías –sin causa aparente o inmediata– que la caracterizan. Las formas extremas del estrés. 1: pánico Las fobias y el síndrome de pánico son sobreadaptaciones al medio. Se originan en el buen estrés, reacción instintiva al peligro, pero terminan constituyendo cuadros patológicos mentales con resonancias somáticas. 5. Freud, Sigmund: “Conferencias de Introducción al Psicoanálisis”, en Obras completas. 57 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA Las fobias son temores excesivos a determinados objetos o situaciones6. Entre las más comunes se encuentran el miedo a los espacios pequeños y cerrados (claustrofobia), a los espacios públicos (agorafobia), a algunos animales –como reptiles (ophidofobia), gatos (elurofobia), ratas y ratones (musofobia)–, a la altura (acrofobia) o las aglomeraciones de personas (ochlofobia), todos relacionados con los tiempos remotos en que esos factores representaban verdaderas amenazas. Se puede diagnosticar una fobia sólo si la reacción es desproporcionada con respecto al agente que la activa, invalida el desenvolvimiento de las actividades normales del individuo y le provoca malestares clínicos de importancia (desmayo, temblor incontrolable, ahogo)7. El fóbico, aun cuando no identifica el porqué de sus reacciones ni las puede controlar por sí solo, sabe qué elementos las despiertan y que son injustificadas o sobredimensionadas. El síndrome de pánico, en cambio, responde a estímulos más imprecisos. Como el distrés simple, se asienta en intensos episodios históricos que el paciente ha sorteado con aparente eficacia, sin registrar su potencial traumático –una intervención quirúrgica, por ejemplo, enfrentada en su momento con gran tranquilidad y entereza– pero que han dejado su huella. La primera manifestación del pánico como desorden es una crisis puntual de ansiedad o angustia (“ataque de pánico”) sin causa inmediata detectable, pero sin duda relacionada con circunstancias estresantes no resueltas en su momento, que han reaparecido –a través de cualquier elemento asociado: un olor, una tempera6. La acepción de “fobia” como “odio” o “rechazo”, también legítima, no hace sino describir una de las consecuencias del temor, esto es, el deseo de apartarse de aquello a lo que se teme, concepto que queda claro en el término “homofobia”, el repudio manifiesto a los homosexuales que alberga o pretende ocultar el miedo a serlo. 7. Fuente: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, APA, 2000. 58 ESTRÉS, EN LAS BUENAS Y EN LAS MALAS tura, un sonido, una persona– cuando el sujeto ha llegado al límite de sus posibilidades de adaptación normal al miedo. A partir de entonces, todo escenario que por alguna razón –sobre todo aquellas no registradas a nivel consciente– evoque aquel donde se ha producido la primera señal de alarma, genera en el sujeto una serie de síntomas funcionales que lo toman por sorpresa y que es incapaz de decodificar. El desorden evoluciona con rapidez y cada vez son más los estímulos que remiten a la primera crisis. Como el paciente tiene miedo de que reaparezcan los signos –miedo al miedo–, comienza por eludir aquellas circunstancias que parecen promoverlos, porque no alcanza a comprender que los disparadores no están en el exterior, sino en su cerebro y, en su afán de fuga, limita progresivamente sus espacios de acción. Si sufre un incidente en el supermercado, volverá a vivenciarlo cada vez que entre en el supermercado. La “solución” más a mano es delegar las compras, o hacerlas por teléfono o por Internet, pero pronto surgirá otro motivo en otro sitio o con otras personas. La confusión se basa en que los signos no son los clásicos del temor específico, sino los de un cuadro fisiológico, y lo que cree la persona mientras los experimenta es, sencillamente y sin vueltas, que se está por morir. Entre las señales más frecuentes de síndrome de pánico se han registrado: • • • • • • • • • palpitaciones o taquicardia, transpiración profusa, temblor, respiración entrecortada, sensación de ahogo, dificultad para suspirar o bostezar, sofocos, opresión en el pecho, náuseas, inestabilidad, mareos, vértigo, 59 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA • sensación de pérdida de control, extrañamiento, desconcierto, confusión, • calambres, hormigueos, zumbidos en los oídos, • calor intenso o escalofríos. La presencia reiterada de cuatro o más de estos síntomas producidos en forma simultánea o sucesiva puede orientar a un diagnóstico de pánico. Claro está que eso debe definirlo un médico, porque también podrían estar revelando, según cuáles se presenten y en qué circunstancias y combinaciones, una disfunción física como insuficiencia cardíaca, hipertensión, neumopatía, alergia, déficit irrigatorio cerebral, afección del oído medio, desorden hormonal (avecinamiento de la menopausia), entre otras. El problema aquí es que a pocas cosas les teme más el paciente de pánico que a la consulta. La intervención en este sentido de los familiares y amigos, así como la lectura de material serio al respecto, son fundamentales en la toma de decisión, que es el gigante primer paso hacia la curación. Los tratamientos, tanto de las fobias como del pánico, incluyen psicoterapia y medicación. Su duración depende, por supuesto, del tiempo que haya pasado desde el anuncio inicial hasta la elaboración del diagnóstico y las complicaciones que pudieran haberse generado en ese lapso. Afortunadamente, los primeros signos de mejoría abren un círculo virtuoso que conduce sin vacilaciones a la reversión del síndrome. Las formas extremas del estrés. 2: burnout • La importancia del concepto de agotamiento Como todo mecanismo, el organismo vivo necesita energía para funcionar. Los combustibles, corriente eléctrica, lubri60 ESTRÉS, EN LAS BUENAS Y EN LAS MALAS cantes, anticorrosivos y moderadores de la temperatura del motor humano son alimento, descanso, afecto, autoestima, recompensas, novedad, diversión, gratitud, actividad física, ejercitación intelectual, aprendizaje, logros, reconocimiento, placer de los sentidos, humor... Las exigencias de la vida diaria van vaciando el tanque, evaporando el agua del radiador, quemando el aceite, agotando la batería… y muchas veces no advertimos la lucecita roja que nos alerta sobre la necesidad de recargarlos y nos informa que el sistema ha acudido a las reservas para seguir operando. Estas pueden permitirnos avanzar sólo unos kilómetros más –a costa de un gran desembolso de estrés– antes de consumirse también. Tal vez las reservas nos alcancen para llegar hasta la estación de servicio más próxima. Pero si una vez allí tratamos de solucionar el problema con el mínimo de atención –una hamburguesa al paso, un par de horas de mal sueño, una práctica sexual apresurada, un sueldo que no está a la altura del esfuerzo que demanda, una cena romántica vivida con culpa por el gasto o impaciencia por lo que tendríamos que estar haciendo en su lugar, un rato de recreo mirando un mal programa de TV– o, ¡peor!, con un falso refuerzo –tabaco, alcohol, exceso de café, de aspirina y otros estimulantes provisorios– terminaremos inmovilizando la maquinaria. Conozco la escéptica expresión del paciente atribulado por dificultades económicas, presiones familiares, obligaciones laborales, preocupaciones, falta de fuerzas, etc., cuando se le indica que duerma 8 horas, se tome vacaciones, altere la rutina, siga una dieta nutritiva y balanceada, haga gimnasia regularmente, deje el cigarrillo, aprenda a relajarse, encuentre un tiempo para escuchar su música predilecta, practique un hobby, pida ayuda. También sé traducir ese gesto en palabras (“Si usted se pusiera en mi lugar un minuto...”, “Qué fácil es decirlo”, “Veo que no ha comprendido por qué estoy aquí”, “Recéteme un medicamento y ter61 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA minemos con esto, que tengo una reunión dentro de 15 minutos”...) y actitudes (“Sí, está bien. El lunes me organizo y empiezo”). Ahora, aprenda esto: el estrés sin tregua aumenta el cansancio físico, mental y emocional, y el cansancio aumenta el estrés. Si no recurre al auxilio experto, es posible llegar a la extenuación. ¿Recuerda la descripción de la fatiga de los materiales, en la página 15 del cap. 1? Qué es estar “quemado” Del inglés burnt-out, “consumido por el fuego, fundido”, burnout es el nombre que el psiquiatra estadounidense Herbert Freudenberger dio, en 1974, al estrés laboral crónico o síndrome de desgaste ocupacional que detectó en sí mismo y entre los médicos, enfermeros y auxiliares de la clínica para atención de toxicómanos donde trabajaba. En los primeros años, el diagnóstico, que aludía inicialmente al estado del cerebro de los pacientes de Freudenberger, fue aplicado sólo a los profesionales de la salud, pero sus síntomas se hallaron más tarde también entre los docentes y otros grupos expuestos en forma continua a realizar esfuerzos desmedidos en relación con la retribución, sobre todo en aquellos cuyo quehacer implica una gran responsabilidad sobre el bienestar o la integridad de otros, como el de los funcionarios públicos, asistentes sociales, abogados o, sin ir más lejos, las amas de casa. Los signos generales son cansancio extremado, falta de interés en la tarea, manifestaciones de ansiedad y depresión, irritabilidad, baja autoestima, actitudes defensivas… ¿Le suena? Bueno, no se asuste: estamos hablando de un grado incontrolable, y seguramente no es su caso, pero es interesante que preste atención, porque como bien lo ha dicho el doctor Ernesto Gil Deza, “El burnout es la etapa final del estrés (…) no se produce de un día para otro. No se produce sin señales de alarma, no se produce sin te62 ESTRÉS, EN LAS BUENAS Y EN LAS MALAS ner evidencias de que algo está ocurriendo. Este evento final es algo que no se quiso ver. (…) lo más importante es tomar conciencia de lo que a uno le está pasando. El primer paso para poder resolver el problema del burnout es (…) descubrir nuestros límites y respetarlos. Y esto exige una cosa que no nos damos: tiempo y autoconocimiento”8. En 1980, la psicóloga social Christina Maslach retomó el término de Freudenberger y agrupó las señales en tres categorías: agotamiento emocional, deterioro de las relaciones interpersonales, e insatisfacción consigo mismo; y, en 1986, elaboró con Susan Jackson una escala, el Maslach Burnout Inventory (MBI), que permite medir el daño en cada una de ellas. Se trata de un cuestionario de 22 preguntas, entre ellas: – ¿Se levanta fatigado los días laborales? – ¿Trata a sus pacientes (clientes, alumnos…) más como objetos que como personas? – ¿Se siente frustrado con su trabajo? – ¿Se comporta con insensibilidad? – ¿Se cansa demasiado durante la jornada? La tabla tiene siete opciones de respuesta, a cada una de las cuales corresponde una puntuación: 0: nunca 1: algunas veces en el año 2: una vez al mes o menos 3: algunas veces en el mes 4: una vez por semana 5: varias veces por semana 6: todos los días. 8. “Síndrome de burnout en médicos”, conferencia pronunciada en Buenos Aires, el 1 de julio de 2005 en las Jornadas IntraMed. En: www.intramed.net/UserFiles/Gil_Deza 63 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA Repito y subrayo las palabras de Gil Deza transcriptas en el párrafo anterior, a las que adhiero no sólo en referencia al burnout, sino a todos los contenidos de este libro. Antes de pasar al siguiente capítulo, medite sobre su situación y su historia. La idea central de este trabajo es ayudarlo a que descubra sus límites y los respete, y encuentre la manera de concederse más tiempo y autoconocimiento. 64 4. TOME NOTA I • • Este ejercicio pretende conectarlo consigo mismo de una manera lo más objetiva posible. Cuanto mayor sea el conocimiento de su estado y sus circunstancias, más sólida será la plataforma desde la que emprenderá su recuperación, más fácil le será identificar aquellas cosas que puede corregir en sus hábitos, presentar un cuadro claro a su médico, cuando recurra a él, y poner en práctica sus recomendaciones y las que se desarrollan en la tercera parte de este libro. Repase, adaptándolas a su caso en particular, las enumeraciones de factores estresantes y respuestas adaptativas del Capítulo 1, que se reproducen a continuación. Verá que algunos ítems se repiten. Esto es así porque están contemplados según distintos ángulos de incidencia. En cualquier caso, meditar sobre el asunto lo ayudará a determinar su propia predisposición a tolerarlos o dejarse vencer por ellos y lo encaminará al reconocimiento de la necesidad de ejercer algunas modificaciones en su modo de vida. Créame: sé que no puede cambiar el mundo, pero le aseguro que sí es capaz de mejorar su mundo. 65 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA Desencadenantes de estrés Muerte del cónyuge • • 66 100 Divorcio 73 Prisión 63 Muerte de un pariente cercano 63 Enfermedad personal 53 Boda 50 Despido del empleo 47 Reconciliación de pareja 45 Jubilación 45 Enfermedad de un familiar 44 Embarazo (deseado o no deseado) 40 Problemas sexuales 39 Nuevo miembro en la familia 39 Cambio en la situación económica (para mejor o peor) 38 Pérdida de un amigo 37 Cambio de trabajo 36 Salida de un hijo del hogar 29 Gran logro personal 28 Ingreso o egreso de una institución educativa 26 Mudanza 20 Inicio de dieta alimentaria 15 Vacaciones 13 TOME NOTA I Situaciones potencialmente estresantes Falta de estímulo Frustración Fracaso Duelo, pérdida Exigencia, externa o interna, de alto rendimiento Superposición o sucesión sin tregua de obligaciones Apuro permanente • Procedencia de mis principales factores estresantes Agentes físicos Agentes neuropsíquicos Agentes sociales Agentes laborales • Síntomas de aparición frecuente Palpitaciones o taquicardia Transpiración profusa Temblor Respiración entrecortada, sensación de ahogo, dificultad para suspirar o bostezar Sofocos Opresión en el pecho Náuseas Inestabilidad 67 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA Mareos, vértigo Sensación de pérdida de control, extrañamiento, desconcierto, confusión Calambres, hormigueos, zumbidos en los oídos Calor intenso o escalofríos Signos de burnout (Calificar de 0 [nunca] a 6 [todos los días]) • Estoy cansado desde que me levanto Me canso injustificadamente durante la jornada Suelo maltratar, o tengo el impulso de hacerlo, a la gente con o para la que trabajo Mis tareas me frustran Emprender las tareas cotidianas me produce rechazo y deseos de escapar • Me estoy volviendo insensible al dolor ajeno Mi estado de ánimo Más bien depresivo Más bien ansioso 68 TOME NOTA I Mis propios síntomas (descartadas por el médico lesiones de índole fisiológica, o adjudicadas por este a un cuadro de estrés) • • 69 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA Situaciones del pasado, incluido el remoto, potencialmente traumáticas Pérdidas no elaboradas Muerte de un ser querido Aborto Quiebra económica Desempleo Abandono o alejamiento de un ser querido Otras • • Miedos no elaborados Enfermedad de un ser querido Enfermedad propia Serias dificultades económicas Otros 70 TOME NOTA I Autoevaluación Aquí no se trata de hacer diagnósticos ni, mucho menos, definir tratamientos, sino de centrarse en sus posibilidades objetivas de estar estresado, sus motivos, sus agravantes y los elementos que supone le ofrecerían alivio, cuáles de ellos están en sus manos y cuáles no, pero pueden minimizar sus efectos. • • 71 SEGUNDA PARTE EL ESTRÉS EN LA SEXUALIDAD Y VICEVERSA 1. NO ES TAN SIMPLE COMO PARECE Respuesta sexual humana Es verdad que la atracción sexual es un impulso instintivo mediante el que la naturaleza garantiza la continuidad de las especies al promover un mecanismo para incentivar la unión de una célula reproductiva masculina con una femenina. Pero también es indiscutible que entre las personas excede largamente ese propósito, incluso si se la contempla desde un punto de vista biológico; de lo contrario sólo se manifestaría entre seres fértiles, de sexos opuestos, en edad de procrear, y una vez por mes (el día 14 del ciclo menstrual, cuando un óvulo maduro se está desplazando desde el ovario hacia el útero, el único momento en que la mujer puede quedar embarazada). El hecho de que el “celo” humano sea permanente, que la libido funcione con independencia de la fecundidad –más allá del climaterio, de la ablación de ovarios, la malformación congénita del útero, la ligadura de trompas, la escasez o debilidad de los espermatozoides, la vasectomía, la utilización de anticonceptivos físicos o químicos–, así como la existencia de prácticas 75 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA como la homosexualidad, el sexo oral y la autosatisfacción, prueban que la búsqueda de placer por el placer mismo es otro de sus objetivos legítimos, de orden tan fisiológico y primitivo como el instinto de la procreación. Claro está que en este aspecto debemos sumar el papel de la mente –capaz de controlar, orientar, modificar ese instinto, adaptar socialmente su puesta en práctica, estimularlo, inhibirlo– y de las emociones que puede conllevar, desde la culpa hasta el amor. La intervención del pensamiento y los sentimientos, de la voluntad y de las conductas aprendidas, la incorporación de técnicas para dar y recibir mayor placer, todos los gestos –la caricia, el beso, la palabra– que preceden o acompañan el coito, convierten la sexualidad animal en erotismo y exponen su óptimo ejercicio a más interferencias –y, afortunadamente, más satisfacciones– que lo que es el caso en otros niveles de la escala zoológica. La sexualidad de las personas se manifiesta durante toda la vida, y aunque a continuación analizaremos sólo qué les sucede al cuerpo y al espíritu a lo largo del acto sexual, abarca y determina también un sinfín de conductas, desde el enamoramiento infantil hasta los juegos de seducción, los esfuerzos de la conquista, la ternura, el amor, la elección de la vestimenta, los sueños, los gestos. Fisiología del acto sexual 9 Sólo en términos de acto sexual, la respuesta humana es el resultado de una masiva movilización de órganos, sistemas, conexiones y mensajes coordinados por el cerebro. Se desarrolla a lo largo de cuatro fases: 9. Englobo bajo el nombre “acto sexual” a todas las formas de concretar la pulsión de la libido, incluyendo la masturbación, el coito anal, el sexo oral, las relaciones homosexuales y heterosexuales, las ocasionales tanto como las estables, con intervención de sentimientos amorosos, o meramente físicas. 76 NO ES TAN SIMPLE COMO PARECE 1) excitación, aparición del deseo; 2) meseta, mantenimiento de la excitación y aumento progresivo del placer; 3) orgasmo, clímax del placer, acompañado en el varón de eyaculación seminal; 4) resolución, regreso al estado previo a la excitación. Cada una de sus etapas implica modificaciones fisiológicas, genitales y extragenitales. Excitación y meseta: – en el varón, erección del pene; aumento de tamaño y elevación de los testículos; tumescencia y coloración púrpura del glande; secreción mucoide preeyaculatoria; es indispensable para concretar el acto sexual, pues de otro modo el pene no podría introducirse en la vagina; – en la mujer, tumescencia del clítoris y de los labios menores de la vagina; lubricación vaginal; alargamiento de los dos tercios internos de la vagina; elevación del útero; estrechamiento del tercio externo de la vagina (plataforma orgásmica); la mujer puede mantener relaciones (recibir el pene en la vagina) sin estar excitada; – en ambos sexos, erección de los pezones; aumento de la frecuencia cardíaca, la presión arterial, el tono muscular y la ventilación. Orgasmo: – en el varón, contracción de las vesículas seminales, la próstata y el conducto deferente (emisión seminal); contracción de los músculos bulbo e isquicavernosos con salida de líquido seminal (expulsión); contracciones del esfínter anal; 77 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA – en la mujer, contracciones uterinas de la plataforma orgásmica y del esfínter anal; – en ambos, espasmos musculares, aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Resolución: – en el varón, pérdida de la erección peneana e ingreso en período refractario; de duración variable, es el tiempo en que no puede producirse otra erección; normalmente es muy breve en los más jóvenes y se va alargando; – en la mujer, disminución de la congestión pélvica, pérdida de la tumescencia del clítoris y los labios menores; la mujer no tiene período refractario, por eso puede experimentar más de un orgasmo en la misma relación y mantener incontables relaciones sucesivas; – en ambos, sudoración, descenso de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial, normalización del ritmo respiratorio. Para que todo esto suceda, se producen en el organismo una serie de modificaciones nerviosas, hormonales y circulatorias.10 Los tejidos eréctiles (pene, clítoris y pezones) son una red de espacios vasculares intercomunicados (sinusoides o lagunas), cuyas paredes están formadas por músculo liso, fibras colágenas y elásticas, revestidas por un endotelio. En las fases de excitación y meseta, estímulos sensoriales (especialmente el tacto y la vista) activan las fibras nerviosas locales que, asociadas a las células endoteliales, se comunican mediante neurotrasmisores con el sistema circulatorio para promover la vasodilatación y regular el ingreso de san10. Master, W. y Johnson, V.: Respuesta sexual humana. Intermédica, Buenos Aires, 1978. 78 NO ES TAN SIMPLE COMO PARECE gre en las lagunas, con el consiguiente aumento del volumen de los órganos (en el pene, además, por compresión hidrostática de las venas se produce un atrapamiento sanguíneo que, en colaboración con un incremento de potasio y calcio, genera su rigidez). Así, el nervio pélvico provoca y mantiene la tumescencia del pene y el clítoris y la lubricación vaginal a través de la provisión de óxido nítrico, acetilcolina y neurolépticos; el nervio pudendo, también induciendo el aumento de acetilcolina, aumenta la sensibilidad de los genitales externos, contribuye a la rigidez del pene y participa de la eyaculación; y el nervio hipogástrico favorece la secreción de noradrenalina durante la emisión seminal y las contracciones uterinas durante el orgasmo, y la detumescencia de los genitales después. Terminaciones nerviosas de toda la piel, en especial de las llamadas zonas erógenas –labios, lóbulos de las orejas, cuello, caderas– se sensibilizan también y refuerzan el efecto de los estímulos. En los momentos previos y simultáneos a la excitación, la médula espinal aporta mayor flujo de adrenalina y noradrenalina –energizantes para la acción e incentivos de la secreción de testosterona (testículos), estrógenos y progesterona (ovarios). A partir del juego de seducción y durante todo el acto sexual, la adrenalina se modera cuando la pituitaria acrecienta la percepción del placer emitiendo endorfina, el sistema nervioso central activa el neurotansmisor de las emociones, la dopamina, y la hipófisis incrementa las dosis de oxitocina y prolactina, respectivamente. Recientes investigaciones parecen haber demostrado que, además de en el deseo y el placer, la dopamina (según la Dra. Helen Fisher11, antropóloga de la Universidad de Rulgens), y la feniletilamina (de acuerdo con las conclusiones de los especialistas Donald Klein y Michael Lebowitz, del Instituto 11. “Helen Fisher desvela la neurobiología del amor”, en Diario Médico, Madrid, abril 2007. 79 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA Psiquiátrico de Nueva York) estarían relacionadas con el sentimiento de amor romántico y se encontrarían en grandes cantidades en el cerebro de las personas enamoradas con independencia de su contacto físico. Estas teorías avalarían la expresión popular en nuestros días referida a la existencia o ausencia de “química entre nosotros”... Psicología del acto sexual Mientras tanto, otras partes del cerebro están emitiendo y recibiendo señales, capaces de incentivar, dificultar o anular el desarrollo del proceso: imágenes, fantasías, creencias, prejuicios, aprendizajes, mandatos, temores, experiencias previas, afinidad con la pareja, confianza en sí mismo, autoestima, expectativas acerca del propio desempeño y el del otro, pasión, ternura... son sólo algunos de los ingredientes que participan, a nivel consciente e inconsciente, de la conducta sexual. Como en cada instante de su vida, en la cama también están presentes la historia del individuo, su educación, los valores que ha construido, sus éxitos y fracasos en todos los planos, sus aspiraciones, dolores y alegrías, su estado de ánimo actual, su sentido estético, etc., algunos alentando un resultado satisfactorio y otros conspirando contra él. Desde un punto de vista orgánico, la excitación, el placer y el orgasmo se promueven por estimulación táctil de los genitales y zonas erógenas. Todas las demás motivaciones, como la visión de un cuerpo desnudo o provocativamente vestido, la reproducción mental de escenas voluptuosas –imaginadas o evocadas–, las palabras o gestos prometedores o insinuantes, entre otras, actúan a nivel intelectual, por asociación. A eso apelan las películas y fotografías eróticas o pornográficas, los espectáculos de strip-tease, las líneas telefónicas o sitios web hot. En 2005, por ejemplo, una especie de concurso televisivo de chicas que tomaban un helado, con planos detalle de sus labios y lenguas al momento 80 NO ES TAN SIMPLE COMO PARECE de introducir en la boca, sorber y lamer el fálico objeto, lograba en el público –hombres, mujeres, adolescentes y adultos– efectos tan contundentes como una caricia directa. Todo esto viene a cuento de demostrar que, si bien es cierto que la libido es un impulso básico proveniente del cerebro reptil, entre las personas se elabora a nivel de la corteza cerebral, que alberga pensamientos, sentimientos, emociones, otorga significado a las percepciones sensibles, e influye tanto negativa como positivamente en la puesta en práctica de este y otros impulsos. Si bien parte de la atracción todavía vigente que ejercen determinados atributos corporales –caderas anchas y pechos voluminosos en las mujeres, musculatura fornida en los hombres, juventud en ambos– procede de la evaluación instintiva que los homínidos hacían de la probable fertilidad y capacidad para proteger y alimentar a la prole del compañero o compañera elegido/a, hoy participan también incontables aspectos de orden psicológico, afectivo e intelectual, conscientes e inconscientes, como rasgos en común con el padre o la madre, ideales estéticos de moda, facultad de entregar cariño y contención, correspondencia biorrítmica, compatibilidad “química”, entre otros. Sin contar aquel imponderable, inexplicable, soberano, que es el amor. 81 2. ESTRÉS Y DESEMPEÑO SEXUAL Disfunciones sexuales Si sólo leer la descripción anterior le ha parecido complicado, imagine cuánto le cuesta a su mente organizar semejante despliegue. Sí, de acuerdo: la respuesta sexual es instintiva, pero entre los humanos se halla condicionada por la conciencia, la voluntad, la cultura. ¿Piensa que puede hacerlo sin fallas si usted está preocupado, alterado, cansado, distraído, estresado? ¿Si sus hormonas están “en otra parte”? ¿Si la sangre, en vez de acudir a sus genitales, está trabajando en el cerebro, en busca de la solución de un problema laboral? ¿Si esa contractura muscular lo/la está matando? Una falla no hace la disfunción... pero puede ayudar a desencadenarla Te juro que es la primera vez que me pasa. Anónimo Una vez que no llegue al orgasmo, una vez que no consiga la erección... son fallas, sí, pero nada grave. Nada de qué 83 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA preocuparse. Aunque no estaría de más analizar si estos pequeños traspiés coinciden con alguna demanda estresante, considerablemente distractiva, debe dárseles la importancia –ninguna– que se merecen. Supongamos que una pareja acaba de mudarse; por sí mismo eso equivale a 20 puntos de estrés en la escala clásica, a los que deben sumarse los 38 correspondientes al cambio en la situación económica que se habrá producido para darle lugar, más la incertidumbre frente a un nuevo comienzo, el cansancio físico resultante del traslado, etc. Tal vez, de todos modos, deseen hacer el amor y encuentren en ello un grato recreo. Pero no sería motivo de alarma que uno de los dos, o ambos, tenga algún inconveniente. Las disfunciones sexuales humanas son las dificultades que afectan repetidamente alguna o algunas de las etapas de la respuesta esperable. Cada una de ellas puede ser accidental o crónica –aunque después de un par de “accidentes” tienden a instalarse–, de origen físico, emocional o anímico, estar o no vinculada con las otras, y permitir distintos grados de reversibilidad, pero en síntesis se trata de: 1. anafrodisia (ausencia de deseo); 2. ausencia o insuficiencia de la erección del pene o de la secreción vaginal; vaginismo; eyaculación precoz relacionados o no con anafrodisia; y 3. anorgasmia, imposibilidad o seria dificultad de alcanzar el orgasmo. Algunas veces la disfunción proviene de daño orgánico, ya sea local o sistémico, curable o incurable. El problema puede ser crónico congénito –malformación o atrofia de los genitales, enfermedad de La Peyronnie–; crónico adquirido –lesión de la médula o de los nervios peneanos-clitorideanos, obstrucción de las arterias peneanas-clitoridianas–; episódico específico –inflamación o infección virósica 84 ESTRÉS Y DESEMPEÑO SEXUAL o tricomónica del aparato urinario o el genital (balanitis, prostatitis, cistitis, vaginitis, dispareunia, etc.)–, o episódico general –desde un malestar o dolor ocasional, como gripe o migraña, hasta un cuadro de diabetes–12, pero en todos los casos el factor psicológico es determinante del problema y, sobre todo, de su reiteración: una experiencia de eyaculación precoz13, de falla eréctil o de dolor vaginal a la penetración, cualquiera sea su causa, con seguridad va a obstaculizar los siguientes intentos, aun en ausencia del motivo original. • Anafrodisia La anafrodisia absoluta no existe. Una persona puede no desear a otra determinada, o en determinado momento (anafrodisia circunstancial), o bien mantener reprimido voluntariamente el impulso sexual, eludiendo estímulos, orientando la libido a alguna misión espiritual o científica, o aplicando sus apetitos a otros hábitos relacionados con los sentidos (sublimación). Incluso en casos extremos, de castración o ablación de clítoris, donde la actividad genital es imposible, el erotismo se mantiene vigente y se expresa en la necesidad y el placer de ser acariciado y acariciar, ser besado y besar, dar y recibir muestras físicas de afecto. • Disfunción eréctil – Disfunción vaginal (escasa lubricación, vaginismo, dispareunia) Respuestas genitales, masculina y femenina respectivamente, insuficientes para mantener una relación placentera; la primera impide el coito y la segunda lo admite en 12. Ver Kusnetzoff, J. C.: El hombre sexualmente feliz. Ed. Granica, Buenos Aires, 2003 y La mujer sexualmente feliz, Ed. Granica, Buenos Aires, 2003. 13. Ver Kusnetzoff, J. C: Toco y me voy, Ed. Granica, Buenos Aires, 2004. 85 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA ocasiones, aunque casi siempre imposibilita el orgasmo de la mujer. Ambas pueden ser causadas por anafrodisia circunstancial, falla fisiológica o cualquier clase de inhibición psicológica. Hablamos de disfunción eréctil cuando no se produce la rigidización del pene, o cuando esta es incompleta, de modo de no permitir la penetración. Es muy importante tener en cuenta que no siempre –es más, casi nunca– está relacionada con la ausencia de deseo14. La escasa segregación mucosa vaginal dificulta el deslizamiento placentero del pene. Cuando es debida a una causa orgánica (déficit hormonal climatérico, por ejemplo), puede sustituirse por un lubricante externo. El vaginismo y la dispareunia –distintos grados de estrechamiento vaginal por contractura muscular incontrolable– pueden ser tan intensos como para obstruir el acceso, no sólo del pene, sino hasta de un dedo. • Eyaculación precoz Se considera precoz o anticipada la eyaculación que se produce antes o inmediatamente después de comenzado el acto sexual, por lo general, no acompañada de orgasmo. Es una afección de origen casi netamente psicológico, si bien algunas condiciones fisiológicas (sobreexcitación, larga abstinencia) pueden contribuir a desencadenarla. • Anorgasmia Ausencia de orgasmo, incluso en relaciones placenteras. Era muy frecuente en las mujeres hasta hace unas dos 14. Precisamente para eso sirve el viagra: para proveer la erección correspondiente a la excitación. El éxito del medicamento proviene de la alta incidencia de esta aparente contradicción y actúa sólo en presencia de deseo. 86 ESTRÉS Y DESEMPEÑO SEXUAL décadas, cuando se ignoraba el papel fundamental del clítoris y el hecho de que sólo el primer tercio del canal vaginal es sensible al tacto, y los varones solían pasar por alto los juegos y caricias preliminares, así como la estimulación manual y oral. El estrés en el sexo Un enemigo mortal del ejercicio pleno de la sexualidad es el mal estrés, ya sea por sus manifestaciones propias (tensión, malhumor, cansancio, desinterés, irritabilidad, impaciencia) como por su incidencia negativa en la salud general. La entrega que requiere un acto sexual satisfactorio es difícil, si no imposible, con un malestar físico o un estado de ánimo negativo. Por otra parte, desde un ángulo puramente fisiológico, durante la respuesta adaptativa a otras demandas, se produce una baja de los niveles de andrógenos y estrógenos. Si volvemos a nuestro hombre primitivo, es fácil comprender las razones: en caso de peligro inminente, nada debe distraerlo de aplicar sus estrategias de defensa (pelea o huida), por eso sus sistemas nervioso y glandular se abocarán a reforzar la oxigenación del cerebro y los músculos, y a proteger sus zonas más vulnerables, disminuyendo, entre otras acciones, el tamaño de los testículos para escabullirlos de una posible herida. Y en circunstancias ambientales adversas (escasez de alimento, clima desfavorable), la libido disminuye naturalmente, con el objeto de evitar la procreación y de ese modo mantener en el mínimo la cantidad de integrantes del grupo entre quienes distribuir los recursos limitados de supervivencia15. El hombre moderno tiene sus propios bisontes, alimañas, sequías 15. Esta es la remota e inconsciente razón por la que aún hoy la abundancia de la primavera y la benignidad climática del verano incrementan la libido. 87 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA y hambrunas merodeando, atacando y amenazando por allí, solicitando su atención, energías y hormonas, y restándoselas al placer. Las manifestaciones del estrés no se limitan a la tensión nerviosa o la gastritis. De hecho, una de las más características es, precisamente, la disfunción sexual, surgida en forma simultánea con el factor estresante, inmediatamente después, o mucho más tarde, que es cuando más difícil resulta relacionarlo con ella. Cuando alguien tiene en claro que la situación –económica, afectiva, laboral– lo desborda, incluso es preferible que no intente tener una relación; el riesgo va más allá de una falla accidental, porque, como sabemos, esta misma es desencadenante de otras y capaz de instalar la idea de un problema insuperable. Ni pensar en “usar” el sexo como sustituto16 de otras carencias, porque lo más probable es que conduzca al fracaso. Hacer el amor consuela, anima, relaja, alegra y muchas cosas más, pero no si se practica a la fuerza: no si ese propósito –usarlo como remedio–, o bien el de complacer al compañero, o cumplir con lo que espera de sí mismo (o supone que espera el otro), prevalece sobre el deseo. Ninguno de los elementos que suelen estar presentes en un cuadro de distrés es, precisamente, un motor de la libido. La depresión –condición de desgano por antonomasia– es la antítesis de la excitación y la principal causa anímica de anafrodisia (en términos gráficos, es un “hundimiento” en lugar de una esperada “elevación”; esto, que parece un chiste, es etimológicamente correcto y queda demostrado si recordamos que “apatía” es el antónimo de “pasión”). La ansiedad –muchas veces emanada de la superposición o sucesión continua de obligaciones, compromisos, ta16. Como el alcohol, el cigarrillo, o las drogas. Ver Valdés, Manuel, y de Flores, Tomás: Psicobiología del estrés. Martínez Roca, Barcelona, 1985. 88 ESTRÉS Y DESEMPEÑO SEXUAL reas pendientes– arrastra la atención a problemas ajenos a la relación, desconcentra de los sentimientos y sensaciones que deberían estar disfrutándose, y pone en el juego a dos invitados de piedra: el apuro –concepto que volverá a aparecer en la siguiente sección–, temible rival de la entrega gozosa y causa básica de eyaculación precoz, y el agotamiento físico y mental. La angustia, por definición, intercepta, atrapa y ahoga toda posibilidad de satisfacción. Ni hablar de los malestares corporales que suelen acompañar al estrés –dolores musculares y articulares, falta de energía, sueño, migraña, dificultades respiratorias, infecciones oportunistas por baja de las defensas inmunológicas, entre otros– y, menos aún, de la presencia de síntomas de pánico o burnout. Obligarse a mantener una relación en esos estados, o incluso en otros menos perjudiciales –malhumor, tristeza, enojo, alteración nerviosa, miedo, preocupación– es un camino corto y directo a algún tipo de fracaso. El estrés del sexo A su vez, el sexo es factor de estrés, por ausencia o presencia. Por un lado, la abstinencia, aun la elegida, como la de los sacerdotes, implica una sobrecarga de impulsos insatisfechos, por más que se procuren canalizar hacia otros objetivos. De hecho, las glándulas y el sistema nervioso autónomo no se enteran de la decisión tomada en forma racional, y si bien su actividad merma con la evasión de estímulos, como no hay en el organismo humano ningún interruptor capaz de detener por completo su funcionamiento, la instalación se sobresatura y los fusibles se resienten o, simplemente, saltan, en la forma de tensión permanente, agresividad, frustración, etc. Mucho más, por supuesto, si 89 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA la privación es establecida por las circunstancias, como fue el caso de las cárceles antes de la instauración del sistema llamado “de visitas higiénicas”, o es hoy la libertad coartada por el panóptico de un reality show como Gran Hermano, o la simple falta de pareja. En cuanto a la práctica sexual, también suele ser agente estresante. En realidad –y por suerte–, si se considera la acepción extensa de la palabra “estrés”, siempre lo es. En efecto, la aceleración de los latidos del corazón, el cosquilleo en el estómago, el rubor, la emoción, la energía adicional que el deseo y el amor ponen en marcha forman parte del eutrés más delicioso y ambicionado de la especie, al tiempo que la satisfacción resultante es un muy eficaz ansiolítico, antidepresivo y energizante. Ahondaré más adelante sobre estos aspectos benéficos y cómo reforzarlos, pero empecemos con la mala noticia: en determinadas condiciones, la inminencia y el desarrollo de un acto sexual exponen a los agentes estresantes generales comentados en el Capítulo 1. Los retomo aquí, ahora enfocándolos en el tema específico que nos ocupa. • El factor cambio Todas las modificaciones situacionales e internas confrontan con distintas exigencias y, por lo tanto, demandan diferentes respuestas: “la primera vez” y todas las primeras veces (cada nueva pareja, cada innovación introducida en la misma pareja); las variaciones funcionales impuestas por los ciclos vitales (adolescencia, juventud, madurez, tercera edad); los escenarios extraños, etc., son verdaderos desafíos a la flexibilidad de adaptación, en este caso, inherentes a la actividad sexual. Su efecto estresante proviene de despojar al sujeto del marco ritual del hábito y lo conocido, y con ello, generarle incertidumbre, desconfianza y desestabilización. 90 ESTRÉS Y DESEMPEÑO SEXUAL • El factor rutina Es el opuesto del anterior y, sin embargo, igualmente estresante. Lo que la rutina brinda en seguridad, lo quita en libertad, creatividad, sorpresa. El resultado de una conducta sexual mecánica, regulada, sin descubrimientos ni riesgos es la fatiga (¿se acuerda de la pérdida de elasticidad del resorte?), el aburrimiento y el desinterés. Un paciente de alrededor de 60 años, desde hacía 30 tenía relaciones con su esposa todos los jueves –y nada más que los jueves–, en la misma posición y de la misma manera. Era tal el desgaste que le había producido aquel compromiso implícito, que ese día de la semana hacía síntomas cardíacos y digestivos, sin haber conectado causa con efecto. El caso es interesante y revelador porque, además, el hombre acudió a la consulta a causa de la primera falla eréctil de su vida, acaecida en el intento de tener una aventura extramatrimonial. Es decir, en este cuadro se sumaban ambos polos: el estrés por repetición, que no afectaba el funcionamiento casi automático y despasionado de sus genitales, pero sí su salud general, por un lado y, por el otro, el estrés ante la novedad, la trasgresión, la culpa de su frustrada aventura. • El factor presión Juzgar el propio desempeño en la cama y creerse juzgado por el partenaire le ponen mucha presión a la práctica sexual. Tratar de satisfacer al otro, no por amor o consideración, sino por lucimiento personal; tener relaciones con una determinada frecuencia, no por ganas, sino porque es lo socialmente aceptable; exigirse una erección, no por deseo, sino para no pasar vergüenza; llegar al orgasmo –o fingirlo–, no por el placer mismo, sino para corresponder a presuntas expectativas ajenas; explorar el kama sutra, el tantra, los juguetes mecánicos, no para aderezar una relación, sino para 91 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA hacer ostentación de habilidades y desprejuicio; sentirse humillado como persona, autodescalificarse y amargarse por una falla o un error; competir con el fantasma del “ex” o los modelos asumidos como ideales, son algunas de las estresantes autoexigencias que restan naturalidad y gozo al acto sexual, y contaminan el comportamiento en otros ámbitos. • El factor apuro Ya hemos visto de qué manera la ansiedad y el apresuramiento, como aspectos de un cuadro de estrés general, perjudican el desempeño sexual. Miremos ahora del otro lado, para comprobar que el ejercicio del erotismo con frecuencia impone sus propios apuros. Por influjo subliminal de aquella tradición moralista que nos induce a repetir el no tan risueño “todo lo que me gusta engorda, está prohibido o es pecado”, tendemos a creer que dedicar tiempo a cualquier clase de placer es despilfarrar un bien escaso que debería aplicarse a cosas “útiles”, por eso muchas veces le retaceamos minutos al amor y, de todos modos, nos sentimos culpables de estar perdiendo algo valioso. • El factor miedo El acto sexual propone miedos concretos e intangibles. Entre los primeros, algunos se pueden dar en cualquier circunstancia –al embarazo no deseado, a no lograrlo cuando se desea– y otros, más especialmente con parejas nuevas u ocasionales –a las enfermedades de transmisión sexual; a ser lastimado, agredido o forzado; a desagradar o no satisfacer al compañero; a ser descubierto por alguien inconveniente, como el padre o la esposa, etc.–; entre los aprendidos en la tradición cultural, que trabajan sobre todo a nivel inconsciente, están el temor al castigo, a la factura que suponemos nos debe pasar el placer. Un temor –mezclado 92 ESTRÉS Y DESEMPEÑO SEXUAL con repugnancia– que merece especial atención y –sin ninguna clase de dudas, tratamiento profesional– es el que imprimen antecedentes de abuso o violación. Otro –este unido a la culpa– es el que se presenta en las relaciones adúlteras, clandestinas o basadas en la mentira. Un poco más de historia La evolución de la especie ha aportado sofisticación, creatividad, contenidos y significados a la conducta sexual, al tiempo que le ha restado espontaneidad y libertad. Necesariamente, el alejamiento del estado natural implicó progresivas regulaciones políticas y religiosas de comportamiento y convivencia de los grupos sociales. A lo largo de varios milenios, cada cultura generó y reajustó sus propias normas y las impuso mediante la ley y las creencias. Con mayor o menor rebeldía o aceptación, las generaciones se fueron adaptando a pautas, hábitos, rituales, prohibiciones y permisos heredados en parte de las anteriores, modificados según las circunstancias, y legados, también parcialmente, a las sucesoras. En el plano íntimo, entre la satisfacción primitiva del instinto a la que seguramente se entregaba el Homo Neardenthalis hace 120.000 años y las elaboradas tácticas de la seducción, la conquista, la búsqueda de nuevos placeres sensuales de la humanidad civilizada, hicieron su aparición el pudor –la vestimenta, inicialmente un recurso para proteger los genitales, terminó representando la obligación de ocultarlos–, las ceremonias de iniciación y de bodas, los conceptos de fidelidad-adulterio, monogamia-poligamia, hetero-homosexualidad, incesto; se otorgaron valores –variables según los pueblos– a la virginidad, la castidad, la fertilidad, el recato, la belleza física; se establecieron límites morales y, con ellos, las nociones de pecado, de culpa, de premio y castigo, la idea de que el gozo de los sentidos ha de ser pagado 93 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA con algún tipo de sufrimiento; la responsabilidad y la conciencia se intercalaron entre el impulso y su concreción, enriquecieron la sexualidad con el incentivo del riesgo, el desafío, la curiosidad, la trasgresión, la tentación de lo prohibido, y al mismo tiempo la perturbaron con la imposición del control de los deseos, los requisitos de un desempeño aceptable, la posesión o adquisición de determinadas dotes, destrezas y artificios, la obediencia a las buenas costumbres de cada época. Grandes cambios, en efecto, que establecieron entre el acto animal de aparearse y el humano de hacer el amor una distancia equivalente a la que existe entre saciar el hambre con el primer comestible a mano y deleitarse, aun sin mucha necesidad, con un plato gourmet, y similares ganancias (la posibilidad de multiplicar el gozo) y pérdidas (la capacidad de oír al cuerpo, de decodificar los mensajes químicos). Pero estos grandes cambios sucedieron hasta las primeras civilizaciones de la antigüedad: todas las argucias actuales están inventadas desde hace por lo menos 3.000 años: se ha probado que antes del siglo IV a.C. los egipcios utilizaban cosméticos, atavíos insinuantes, adornos y perfumes –estos últimos fabricados, según se sabe, con fragancias vegetales sobre la base de humores humanos, como el sudor17– destinados a captar la atención del objeto del deseo; en el siglo I, también a.C., el romano Ovidio reunía en un poema “didáctico”18 sus agudas y asombrosamente vigentes recomendaciones a varones y mujeres: “Ante todo, preocúpate de encontrar el objeto de tu amor (...). Dedícate luego a cautivar el corazón de la doncella que te agradó; y, en tercer lugar, a procurar que ese cariño sea duradero. (...) No 17. Con seguridad, los egipcios del Antiguo Imperio no tenían el concepto de feromonas –nombre colectivo que hoy se da a las sustancias químicas producidas por las glándulas sexuales de los seres vivos para comunicar su disponibilidad y atraer a la eventual pareja– pero ya habían intuido su localización y efectos. 18. Ovidio: El arte de amar. Aguilar, Madrid, 1970. 94 ESTRÉS Y DESEMPEÑO SEXUAL repares en alabar su rostro, sus cabellos, sus torneados dedos (...). Incluso a las más castas les agradan los elogios a su hermosura, y las tiernas vírgenes se preocupan también de sus gracias y atractivos. (...) ”También son eficaces las lágrimas; con lágrimas, ablandarás el diamante (...) ¿Qué hombre experimentado no mezclará los besos con tiernas palabras (...)? El que habiendo robado besos no se apodera de lo demás, merece perder incluso lo que se le concedió. (...) Si quieres poseerla, ruega (...). Pero si ves que tus ruegos son desdeñados (...) detente y retrocede. Muchas desean a quien les huye y rechazan al que las persigue. (...) ”La mujer debe exponerse a las miradas del público; entre muchos, quizás encuentre a alguno a quien atraiga. En todos los lugares deténgase con el deseo de agradar, y ponga todo su interés en destacar su belleza”. Mucha agua ha pasado desde entonces bajo el puente de las relaciones de pareja. Sin embargo ha sido en esencia la misma clase de agua y se ha deslizado con relativa lentitud –también se ha estancado y hasta remontado la corriente durante prácticamente toda la Edad Media, detenida por la gran revolución del pensamiento que significó el Cristianismo–, lo que fue permitiendo un amoldamiento paulatino de las personas. Hasta los últimos 50 años, en que comenzó a precipitarse con la vertiginosidad y la violencia de una tempestad y a reclamar transformaciones radicales y veloces de la mentalidad y la conducta con el estrés que ello supone, aunque la mayor parte de tales transformaciones sean positivas. A partir de la década de los ’60, la prédica hippie del amor libre, en coincidencia con el invento y difusión de la píldora, un anticonceptivo discreto y seguro, y el auge de la reivindicación feminista que dio acceso a la mujer a la toma de iniciativas de orden laboral, profesional, doméstico y sexual, una serie de hechos y descubrimientos abrió una brecha en la tradición de la vida privada de la pareja humana, 95 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA que se sigue dilatando aceleradamente. Todos, como he dicho, estresantes por el propio hecho de ser cambios; algunos de ellos descomprimieron notablemente la práctica sexual, otros le sumaron una nueva clase de apremios. Entre los primeros, por mencionar sólo unos pocos, podemos contar con la aceptación masiva de la homosexualidad y las relaciones prematrimoniales, la emancipación de los roles de género, el abandono de prejuicios y mitos, el hallazgo, en 1996, de los efectos del sildenafil (viagra) en la solución de la disfunción eréctil; entre los segundos, la aparición y propagación del VIH, que incrementó la desconfianza en los nuevos vínculos; otros más, por fin, constituyen estímulos ambivalentes, que tanto pueden ayudar como complicar las relaciones, como es el caso de la autonomía económica y erótica femenina, un progreso indiscutiblemente positivo, pero que tuvo el resultado colateral de inhibir y consternar a toda una generación de varones. En este grupo cabe subrayar enfáticamente el papel contradictorio del avance de la tecnología al ofrecer el correo electrónico, el chat y el fácil acceso a los sitios hot, que amplían los horizontes de la comunicación, pero restringen los encuentros cara a cara. Internet no es una mera versión moderna de las cartas de amor, los coqueteos telefónicos, las citas a ciegas auspiciadas por algún amigo o amiga, la “inspiración” de las revistas porno, sino que propone el acceso a una sexualidad virtual, sin piel, sin miradas, sin tacto, pero sin compromiso ni exposición. Promueve así entre los usuarios el encapsulamiento, el refugio en el anonimato y la invisibilidad, la creación de personajes que responden más a lo que uno querría ser que a lo que cree que es; por eso mismo, alimenta la ansiedad de los enfrentamientos reales, genera un miedo más intenso que nunca a no satisfacer la expectativas del otro. Hay que tomar todo esto con delicadas pinzas, usándolo para lo que sirve –acercar a los que están lejos– y desechando la peligrosa invitación a distanciar a los que están cerca. 96 3. TOME NOTA II • • Aunque su desempeño sexual sea satisfactorio, lea estas preguntas. En su caso, le servirán como disparador de la reflexión en un tema que muchas veces se rehúye o se aborda desde un costado equívoco, como resumen de lo explicado hasta aquí, punto de partida para identificar sus creencias y prejuicios, o material para elaborar estrategias preventivas, de modo de mantener y hasta perfeccionar su privilegiada condición. Si ha tenido o tiene algún inconveniente, primero examine las vivencias potencialmente traumáticas o estresantes de por lo menos los dos últimos años, sobre todo aquellas en las que mantuvo la calma pero puede sospechar que “la procesión fue por dentro”, como, por ejemplo, una cirugía mayor que sobrellevó con toda entereza y sin manifestar miedo. Recuerde que no es necesario que estén relacionadas con el mundo afectivo para interferir en él. Revise sus respuestas del Capítulo 4 (“Tome nota I”) y trate de vincularlas con el momento en que detectó la aparición del déficit. Después, contéstese el siguiente cuestionario. 97 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA ¿Considera que su actividad sexual podría ser mejor? ¿Cree en todos los récords que le cuentan sus amigos/as o ve en el cine, y aspira a igualarlos o superarlos? ¿Teme a una declinación de sus capacidades? ¿Cree que no tiene, o ha perdido, atractivo físico, sex appeal, poder de seducción? • Si tiene o ha tenido falla/s, ¿se produce/n o ha/n producido con un partenaire en especial y con ningún otro? 0, al revés, ¿ocurren con todos sus partenaires menos con uno? ¿Evaluaría las fallas como inconvenientes ocasionales, o como una disfunción? • ¿Piensa que fallar una vez condena a la disfunción crónica? Si el problema se ha repetido, ¿los momentos en que sucede tienen alguna relación entre sí? ¿Algún factor común, como el ambiente, el tipo de jornada laboral que los precedió, su estado físico? ¿Ha tenido experiencias sexuales desagradables o violentas que intenta sepultar en el olvido? 98 TOME NOTA II ¿Teme ser juzgado/a por su conducta en la cama e intenta “actuar” la pareja ideal? ¿Está más pendiente de ser “aprobado/a” por el/la otro/a que de experimentar sus propias sensaciones? ¿Cree que una falla o un error en su desempeño puede desmerecerlo/a como persona? ¿Lo interpreta como un fracaso? • ¿Intenta adjudicar sus fallas al partenaire, aunque en el fondo sabe que no es así? ¿Ejerce su sexualidad con espíritu competitivo? ¿Tiende a desdoblarse durante el acto sexual, para contemplar su comportamiento e intentar corregirlo? • ¿Evalúa su conducta sexual en términos de rendimiento? ¿Su vida sexual se ha vuelto rutinaria? ¿Aburrida? ¿Poco estimulante? Por el contrario, ¿cambia con frecuencia de partenaire, técnicas, espacios, y cada vez siente que está rindiendo examen de aptitud? ¿Diría que la mayoría de las veces hace el amor... ... por auténtico deseo? ... porque “hay que hacerlo”. ¿Le pesa, como una obligación más en su ya recargada agenda? 99 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA ... con un objetivo externo, como el de compensar alguna falencia o pérdida económica, afectiva, etc.? ¿Le parece que no tiene tiempo que perder en romances, y sólo lo hace para complacer a su pareja? ¿Cuáles diría que son las condiciones favorables en las que hace el amor (tiempo suficiente, intimidad, ambientación romántica, confianza, seguridad)? • ¿Le han enseñado, explícita o implícitamente, que el sexo es sucio? ¿Piensa que los conflictos con la pareja se arreglan en la cama? • 100 TOME NOTA II Autoevaluación • No es necesario que se otorgue puntos ni categorías, sólo que reflexione, lleve a la conciencia lo que ya sabe o descubra lo que se ha venido ocultando, y anote mentalmente aquellas ideas y actitudes que le conviene corregir, ya sea para salvar inconvenientes, como para perfeccionar una saludable vida sexual. Puede usar el espacio que sigue para registrar sus dudas, las preguntas que le haría a alguien confiable, detalles de su historia personal que le parezcan significativos y haya recordado al leer estas páginas. • 101 TERCERA PARTE ADMINISTRAR LOS RECURSOS 1. USTED TIENE LAS HERRAMIENTAS Un buen lugar para comenzar es donde uno está. Ley de Planificación de Murphy El estrés es controlable, sus consecuencias, reversibles, y el erotismo no sólo puede dejar de ser una de sus más notorias víctimas, sino convertirse en fundamental instrumento de alivio. Todos disponemos de los medios para superarlo, porque todos sabemos reflexionar, observar, escucharnos, elegir y pedir ayuda, aunque a veces nos olvidemos de hacerlo o de cómo hacerlo. En esta parte del libro me propongo refrescarle la memoria e invitarlo a que examinemos juntos su bagaje de claves capaces de abrir las puertas al bienestar. Clave 1: tomar conciencia de sí y determinar “dónde uno está”. Es estadísticamente muy probable que usted tenga alguna clase de estrés maligno, pero también es posible que no lo tenga, o que pase cada tanto por situaciones de estrés, sin que lleguen a configurar un cuadro crónico. Si ha leído hasta aquí y hecho los ejercicios sugeridos en las secciones “Tome nota” I y II, ya tendrá una idea del lugar que ocupa en el mapa de su salud. Trate ahora de afinar más 105 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA sus apreciaciones. Intente distinguir entre un temperamento agresivo y un comportamiento desacostumbradamente explosivo; entre las casualidades (se resfrió justo el día de su compromiso) y las causalidades (se resfrió porque era el día de su compromiso); entre lo exterior (padeció maltrato en su infancia) y lo que en alguna medida depende de usted (está permitiendo que su jefe lo maltrate); entre una sintomatología con predominio somático (una malformación innata) y otra con predominio psíquico (una pérdida dolorosa). No haga diagnósticos, pero ubíquese. Clave 2: identificar causas y consecuencias. Cada persona reacciona con estrés a determinados estímulos y configura sus manifestaciones según predisposiciones propias, congénitas o adquiridas. Así, para algunos resultan más estresantes la rutina, la exigencia horaria, la limitación de la iniciativa, la obediencia de un empleo subalterno, mientras otros prefieren la estabilidad de un sueldo fijo a los riesgos y responsabilidades de un emprendimiento autónomo; a algunos los tranquiliza la soledad y el silencio, a otros los agobia; hay quienes temen a los espacios cerrados y pequeños, y otros que se angustian al aire libre; algunos (actores, disertantes, docentes) necesitan al público como al aire, a otros la exposición los saca de quicio. Las presiones, las amenazas, los cambios son agentes de estrés para todos, pero, ¿qué es presión, amenaza o cambio para cada sujeto? ¿Un maestro autoritario obtiene la misma respuesta de todos sus alumnos? ¿Todos los hermanos reaccionan igual ante una advertencia de su padre? ¿Se puede afirmar que, por sí misma, una emigración es más estresante que una mudanza? En cuanto a los efectos, el estrés empujará a algunos a la depresión, a otros, a la hiperactividad; a algunos les “cerrará el estómago”, a otros los conducirá a comer compulsivamente; algunos recibirán el impacto más notable en el aparato digestivo, otros en el circulatorio; a algunos les subirá la 106 USTED TIENE LAS HERRAMIENTAS presión, a otros se la bajará, y aun en la misma persona, en diferentes circunstancias, tendrá distintos alcances. Si a usted no le consta que está realmente estresado, pero tampoco lo contrario, y ha advertido alguna señal de que es factible, evalúe por lo menos en qué situaciones o condiciones parecen repetirse determinados malestares (nerviosismo, tensión, tristeza, aprensión, dolor de cabeza, desgano, náuseas, etc.), como para ir bosquejando un mapa de sí mismo. Clave 3: equilibrar. Todos los extremos son malos. No voy a negar que conquistar la “dorada medianía”19 que alabó el poeta romano Horacio en el siglo I a.C. es muy difícil; el aliciente es que el solo hecho de aspirar a ella es terapéutico en más de un sentido. El estrés asalta nuestros lados más frágiles y esos son, precisamente, los que se revelan como inmoderados. Identificarlos y buscar el centro es un excelente adiestramiento para aprender a controlarlos. Buscar el centro significa poner toda la voluntad y pedir toda la ayuda que sean necesarias para apartarse, aunque sea un pasito por vez, del cabo pero no tanto como para caer en el rabo: salir del miedo sin llegar a la imprudencia, de la agresividad sin convertirse en sometido, dominar la glotonería sin volverse anoréxico, contener los excesos sin privarse de lo elemental. Mutatis mutandi 20 Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo. Albert Einstein Nadie puede por sí solo cambiar el mundo. Pero sí podemos –también debemos– cambiar nuestras formas de inter19. Quinto Horacio Flaco: “Aurea mediocritas”, Odae, II, 10. 20. “Cambia lo que debas cambiar.” 107 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA pretarlo y de reaccionar a los estresantes que lo pueblan, y adaptar la realidad que nos rodea a nuestras necesidades. Para eso contamos con ¡el mismísimo estrés! Porque, como dispositivo de defensa, está diseñado por la naturaleza precisamente para protegernos de toda la variedad de enemigos al acecho. Claro que, como racionales que somos, para que los ya descritos reflejos de lucha y huida en que se basa el mecanismo sean efectivos, tenemos que intervenir conscientemente de modo de orientarlos en nuestro beneficio. Que el estrés sea destructivo o constructivo depende de nosotros. La idea general es utilizar la táctica de las artes marciales para, con inteligencia, eludir o vencer sus malas consecuencias a partir de su fuerza intrínseca, en este caso, el impulso de atacar los obstáculos o escapar de ellos. Para hacerlo con éxito, es necesario tener en cuenta los límites y medir con la mayor objetividad posible los alcances de la demanda. Eso significa no pretender derribar una muralla con el puño –que sumaría un fracaso y una mano rota–, ni salir corriendo a ciegas en una dirección inconveniente. Entre ambas posibilidades hay una amplia variedad de opciones: rodear, escalar, horadar, conseguir herramientas, buscar una brecha preexistente, esperar, obtener colaboración, prescindir de cruzar al otro lado, pero habiendo encontrado un lugar mejor... Por cierto, con “tener en cuenta los propios límites” estoy muy lejos de recomendar declararse condenado –por constitución, herencia, fatalidad, mandatos familiares, promesas o lo que sea– a mantener una línea de conducta si esta resulta nociva. He oído cientos de veces cosas como “Y... bueno... yo soy así, me trago todo y me enveneno”, “Soy como mi madre: estallo cuando me siento agredida, y después me arrepiento”, “Los empleos que me gustarían son inalcanzables”, “Mi problema es insoluble”. Aquí es donde viene en mi auxilio un valioso atributo de la lengua castellana: la diferencia entre “ser” y “estar” –no es lo mismo ser 108 USTED TIENE LAS HERRAMIENTAS enfermo que estar enfermo, no es lo mismo ser nervioso que estar nervioso– me permite asegurarle que hay muchas cosas que se pueden cambiar para sentirse mejor, que una modificación de los hábitos es capaz de reformar una realidad hostil. Por definición, los hábitos son adquiridos: tanto como se aprenden los inservibles o contraproducentes, pueden cultivarse otros más provechosos. En general, la gente se resiste a hacerlo: ya le he dicho que conozco su primera respuesta: “Para usted es fácil decirlo, pero si se pusiera en mi lugar...”. Puedo contestar que estoy en mi lugar, que me proporciona las mismas dificultades que el suyo a usted. Créame que los médicos también somos personas, tenemos preocupaciones, temores y tensiones, enormes responsabilidades –a punto tal que somos las principales víctimas del burnout–, el tiempo suele resultanos escaso, los constantes descubrimientos científicos nos obligan a actualizarnos a toda velocidad, y también a nosotros nos cuesta, como a cualquiera, remplazar el café bebido de pie y con un ojo en el reloj por un desayuno racional. Cuando un profesional de la salud aconseja un tratamiento, un modo de actuar, un cambio de costumbres, de ambiente, no está teorizando, ni repitiendo una consigna; sabe muy bien que es indispensable, y también sabe cuánto cuesta empezar pero qué fácil es seguir y cómo son de estimulantes los resultados del esfuerzo. En las páginas que siguen se describe una conducta ideal que puede llevarse a cabo sin transformar lo intransformable –la índole de cada persona, que la hace única e irrepetible– pero sí adaptándolo a los requerimientos de la salud integral. Léalas con espíritu positivo, predispuesto a planificar un modo de vida mejor para usted que, de paso, le permita gozar de su sexualidad en forma plena. 109 2. NO SÓLO DE PAN... El contexto estresante en que vivimos requiere la corrección de hábitos perjudiciales que sólo contribuyen a empeorar el problema. Para empezar por lo más elemental, es necesario reaprender a alimentarse, física y mentalmente. La velocidad, las presiones diarias, las exigencias ambientales y las autoexigencias en todos los planos consumen una enorme cantidad de energías que tendemos a reponer mal y pronto. Para compensar la carencia, el organismo sometido al agotamiento recurre a aumentar la producción de adrenalina, glucosa y otros químicos que actúan como combustibles temporarios, pero ya sabemos que sólo aumentan la tensión nerviosa sin alcanzar a reponer verdaderamente las fuerzas; por el contrario, desencadenan un círculo vicioso en el que la hiperactividad, la irritabilidad, los trastornos del sueño demandan más secreciones que, a su vez, producen más aceleración, y así siguiendo. Es notable cómo, en la medida en que la ciencia avanza en el descubrimiento de medios para proteger la salud, retrocede el instinto de supervivencia y desestimamos las necesidades básicas del organismo, desoímos sus señales 111 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA de alarma. La frenética competencia por obtener un lugar de respeto, afecto y estabilidad en el mundo nos inclina a enfatizar el cuidado de la apariencia más que el de salud. Así, el obeso se preocupa más por modelar su figura que por evitar una complicación cardíaca, la fumadora se asusta más por el deterioro de su piel o el color de su dentadura, que por el estado de sus pulmones. Admito que planificar y cumplir con una recarga regular de víveres21 apropiados también demanda un esfuerzo, pero este no constituye un gasto, sino una exitosa inversión. El ciclo de la nutrición consta de dos fases: ingreso, distribución y asimilación de los combustibles, y eliminación de las toxinas y desechos. Para mantener funcionando de manera óptima la compleja usina que es cada individuo, hace falta proveerla de determinados componentes, materiales e inmateriales, con determinadas propiedades, en determinadas dosis y en determinados momentos, y resguardarla o desembarazarla de elementos dañinos (aspecto este último que se desarrolla en el capítulo siguiente). Como le anuncié en la Introducción, este no es un libro de recetas; por lo tanto, no le describiré aquí ninguna clase de dieta. Sólo apunto a recordarle los conocimientos que mantiene relegados, informarlo acerca de algunas sustancias y actitudes que contribuyen a aumentar o a combatir el estrés y sus consecuencias, en especial las de orden sexual, y presentarle argumentos válidos para que considere la conveniencia de buscar una orientación profesional que optimice los resultados de su esfuerzo. 21. En su sentido literal: “que hacen posible la vida”. 112 NO SÓLO DE PAN... Alimentar el cuerpo Con qué Para cada persona, según su condición clínica, edad, sexo, actividad, preferencias, poder adquisitivo, y hasta religión, es posible definir un programa adecuado de comidas. Dado que el ser humano es omnívoro y la mayoría de los nutrientes indispensables y condimentos deseados pueden ser suplantados por equivalentes, no hay ninguna dificultad en que el diabético renuncie al azúcar, el cardíaco al sodio o el musulmán al cerdo, siempre y cuando un profesional habilitado establezca las compensaciones necesarias para que la dieta contenga todos los ingredientes imprescindibles en las proporciones convenientes. En términos generales, aunque últimamente ha sido objetada por algunos investigadores, sigue siendo útil la famosa pirámide alimentaria creada en 1992. Esta presenta gráficamente los tipos y cantidades relativas de productos aconsejados y usted, aunque quizás no le ha prestado la debida atención, la conoce muy bien. Cada uno de los pisos tiene características predominantes y funciones específicas. En la base se hallan los carbohidratos complejos (harinas, cereales, panes, papas, batatas, legumbres frescas como las arvejas) que proveen calorías, es decir, balance térmico y energía motriz; en el segundo nivel, están las frutas y hortalizas, fuentes principales de vitaminas, compuestos químicos que intervienen en el metabolismo, el sistema inmunológico y la oxigenación; en tercer lugar se encuentran los lácteos y huevos (aportan proteínas y calcio, esencial en la formación y mantenimiento del sistema óseo), y las carnes (aves, pescados, mariscos, carnes rojas y de caza), fundamentales proveedores de proteínas, que tienen valor plástico (dan forma y resistencia a los músculos), hierro y zinc (minerales que forman la hemoglobina, proteína de la sangre que transporta 113 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA el oxígeno); en la cima, los lípidos (grasa, aceite, manteca) que constituyen la reserva energética, cuyo sobrante se acumula en forma de tejido adiposo, y los azúcares, que otorgan energía en forma inmediata a su ingesta. Una alimentación equilibrada promedio es aquella que incluye diariamente por lo menos uno de los nutrientes de cada piso, en las cantidades correspondientes a la contextura, tolerancia y actividad de cada individuo, pero manteniendo las proporciones, y excluye las sustancias dañinas o tóxicas, de modo de proporcionar energía, resistencia, solidez, defensa contra infecciones, renovación y crecimiento de los tejidos, fuerza física, regulación de la actividad de cada sistema. Las comidas humanas deben ser planificadas, porque el cuerpo tiene una sola manera perceptible de anunciar que necesita algún nutriente: la sensación de hambre, un men114 NO SÓLO DE PAN... saje ambiguo, amplio e impreciso que no indica de cuál sustancia se trata y por lo tanto podemos responder de cualquier modo, desde ingiriendo lo que verdaderamente solicita –por casualidad o intuición– hasta encendiendo un cigarrillo “para entretener el estómago” (que es donde la sensación se localiza y se hace notar). La exteriorización de una carencia o demasía de algo en particular es más indirecta, como un descenso o aumento anormal de la presión arterial, ocasionado por la falta o el exceso de ciertas sales. Los chicos pequeños interpretan más espontáneamente esta clase de señales, por eso –caprichos aparte, claro está– tienden a elegir lo que su organismo requiere, por ejemplo una banana si su cerebro detecta un déficit de potasio. Pero la educación, con la adquisición de hábitos, nos desconecta progresivamente de la capacidad de escuchar a nuestro propio cuerpo. Lo hace a punto tal, que llegamos a olvidar el suministro apropiado y suficiente de las dos primordiales fuentes de vida: el agua y el oxígeno. Aunque parezca mentira, la sed, por un lado, y los suspiros, bostezos y sensaciones de ahogo (angustia, por definición), por el otro, no nos alcanzan para enterarnos de que debemos beber y respirar mejor. Por si acaso, se lo recuerdo una vez más: necesita el agua –no menos de dos litros diarios– para hidratar cada una de sus células, estabilizar la presión sanguínea, arrastrar al exterior (por la orina y el sudor) el material de desecho, disolver los compuestos minerales para facilitar su absorción, y hasta, bebida a pequeños sorbos, tranquilizarse en momentos de alteración. No todos los líquidos tienen el mismo efecto que el agua, y algunos son deshidratantes, por ejemplo, aquellos que contienen cafeína o alcohol. En cuanto a la correcta oxigenación, tendré que recomendarle que respire : sí, como lo leyó: no basta con los movimientos automáticos de inhalación y expiración del aire contaminado de las ciudades o el de ambientes mal ventila115 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA dos; el oxígeno da vida a los tejidos, permite accionar a los mecanismos fisiológicos, es tónico y a la vez relajante muscular y nervioso (por algo se le llama “respiro” a un momento de calma, recreo o tregua), aporta lucidez, agilidad mental, agudeza perceptiva... si el aire que lo contiene está limpio, lo más libre que se pueda de monóxido de carbono, humo de cigarrillo, etc. (las plantas, aun las que pueda tener en macetas en su departamento, purifican la atmósfera) y si ingresa mediante una respiración profunda y rítmica como la de los bebés o los animales. Ejercítese, aunque sea 5 minutos por día y cada vez que se encuentre expuesto a una gran tensión (antes de un examen, de una cita inquietante...): inhale por la nariz –que funciona como primer filtro–, levantando el abdomen para que los pulmones se llenen de abajo arriba, hasta sentirse pleno; retenga unos segundos, para dar tiempo al sistema de entregar el oxígeno al corazón; luego exhale por la boca, mejor si lo hace soplando o siseando levemente, y contrayendo el abdomen para vaciar, de arriba abajo, el dióxido de carbono (así respiran, entre otros, los cantantes y los músicos que tocan instrumentos de viento; los movimientos del diafragma que exige la llamada respiración abdominal, además de permitir un mejor llenado de los pulmones, activa el plexo solar, el nervio vago y el sistema nervioso parasimpático en general, lo que contribuye a obtener una relajación activa). Al favorecer la salud general, todos los comestibles recomendados ayudan a controlar el estrés y optimizar el ejercicio sexual. Algunos de ellos contienen elementos que atañen directamente al sistema neuroendocrino, razón por la que pueden considerarse químicamente antiestresantes y afrodisíacos; sus efectos estimulantes y relajantes se concretan cuando estas sustancias se ingieren en pequeñas dosis, pero, como todo, pueden ser nocivas con un consumo desmedido, o bien para quien las tenga expresamente contraindicadas: 116 NO SÓLO DE PAN... • el Omega 3, un ácido graso esencial, que se encuentra en los pescados, las paltas, las aceitunas, las semillas como almendras, nueces o sésamo, mejora el estado de ánimo, calma la ansiedad, predispone a la alegría; • la feniletilamina, contenida sobre todo en el chocolate y también en algunos quesos, es un compuesto químico de la familia de las anfetaminas; precursora de la dopamina22 responsable de las sensaciones del amor romántico”23 según la teoría de la Dra. Helen Fisher, antropóloga de la Universidad de Rulgens) y estimulante de la secreción de endorfina, la “hormona del placer”, tiene un papel preponderante en la disminución de la ansiedad, la buena predisposición a las emociones afectivas, la tolerancia a las contrariedades sentimentales, el gozo de la práctica sexual; • el fósforo (lácteos, legumbres, pescados y mariscos) aumenta la concentración y la memoria; • el magnesio equilibra el sistema nervioso central; tienen magnesio los vegetales verdes, las legumbres y frutas secas, el cacao, etc.; • el complejo vitamínico B (carnes rojas, especialmente hígado y vísceras, cereales integrales, levadura de cerveza) tranquiliza y evita la depresión, regula el sueño, refuerza la resistencia del sistema nervioso a las presiones; • los glúcidos (azúcar, miel) en general alimentan el cerebro físico y su déficit incrementa la producción de adrenalina, que bloquea la respuesta sexual; la miel y la jalea real, además, contienen ácidos orgánicos, vitaminas y minerales que, en conjunto, resultan 22. Ver págs. 45 y 79 . 23. “Helen Fisher desvela la neurobiología del amor”, en Diario Médico, Madrid, abril 2007. 117 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA • • • • antisépticos, sedantes, estimulantes sexuales y tónicos psicofísicos; la vitamina D, además de sintetizar el fósforo y el calcio dentro del organismo, preserva la salud del sistema nervioso central; la aportan algunos alimentos –yema de huevo, aceite de hígado de bacalao– y los rayos ultravioletas, por absorción dérmica, por eso es tan importante –con la cautela que impone el deterioro de la capa de ozono– tomar baños de sol24; la cafeína se halla, en distintas proporciones, en el café, el té, el mate, el guaraná y las bebidas cola; despeja, despierta, reanima, aviva la atención, mantiene el nivel de alerta, quita la somnolencia que acompaña la digestión de una comida pesada y, adicionada con azúcar, brinda energía en forma instantánea; el exceso produce insomnio, nerviosismo, arritmia cardíaca, depresión, afecta el hígado y los riñones; el etanol es el compuesto activo de las bebidas alcohólicas; en pequeñas cantidades es moderadamente vasodilatador, relajante, desinhibe e incrementa la sensibilidad emocional y la excitabilidad sexual; un poquito –sólo un poquito– de más, entorpece los reflejos, afecta la coordinación motriz, el mecanismo de la erección, la atención y la conciencia; y más todavía... ya sabemos; no es este el lugar para entrar en detalles sobre la ebriedad y el alcoholismo; el tabaco no se salva con nada; no hay ninguna dosis que sea “moderada”, porque siempre hace mal; los fumadores asocian el cigarrillo con el acto sexual porque la nicotina perturba los circuitos cerebrales que 24. Es indispensable: respetar los horarios alejados del mediodía, sobre todo en verano; utilizar un bloqueador de rayos UVB en toda la piel expuesta y renovarlo después de haberse mojado; ponerse sombrero y anteojos oscuros; mantenerse en movimiento durante el baño de sol. 118 NO SÓLO DE PAN... regulan el placer, al punto de confundirlo todo; si bien parece calmar los nervios, los altera y es un gran generador de estrés, por su efecto físico en el sistema nervioso, por las enfermedades somáticas que auspicia y por la culpa que siente el adicto al saber que está perjudicando su salud y la de quienes lo rodean. Cómo Nada en exceso, todo con prudencia. Solón (S. V a.C. Con orden, pero sin rigidez. La necesidad fisiológica que se manifiesta a través del hambre tiene mucho en común con la que se expresa en el deseo sexual, y las opciones para responder a ella son similares: 1) dar rienda suelta al instinto, satisfacerlo apresuradamente, cuando se da la oportunidad y con lo primero que se presenta como apto; 2) controlarlo, seleccionar el objeto y la ocasión mejores para cumplir con él, disfrutar de hacerlo; o 3) reprimirlo, negarlo; engañarlo, postergarlo. No siempre se dan las condiciones para comportarse según el segundo modelo, por supuesto, sin embargo es indispensable tenerlo como meta para mutare mutandi en pro de alcanzarla. En lo que se refiere a la alimentación, si bien es beneficioso, por ejemplo, establecer una cierta regularidad de horarios, también es importante tener la suficiente flexibilidad como para no poner al sistema nervioso en la tarea de coordinar la digestión junto con la de promover la secreción de adrenalina; esto es, no habría que sentarse a la mesa hasta que no fuera posible tomarse un recreo de los problemas laborales, las tensiones del día, las secuelas de una discusión o los preparativos de un enfrentamiento. En la mayoría de los casos, el almuerzo en días hábiles es el más expuesto a factores estresantes, en especial si se toma en el lugar de trabajo –donde es imposible 119 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA mantenerse a salvo de interrupciones u olvidar las tareas pendientes– o en un restaurante, donde imperan el apuro, el bullicio y la agitación, y el inexorable avance del minutero nos incita más a atragantarnos que a paladear cada bocado. Tampoco es bueno pasar 9 o 10 horas con el estómago vacío o llenándolo de café, a la espera de la oportunidad ideal. Pero todo tiene solución. Esa oportunidad ideal puede fabricarse, eligiendo el lugar, aprendiendo a relajarse antes y durante la comida, obligándose, por un ratito, a desacelerar el ritmo, apartarse de la lap-top, el celular y la agenda y dejar que el teléfono lo atienda el contestador. Además, y siempre hablando en general, vale la pena levantarse un poco antes de lo acostumbrado para desayunar como es debido, de manera de arrancar la jornada con el tanque lleno y necesitar menos reposición al mediodía; casi puedo verlo/a tragando un café negro mientras mira inquieto/a el reloj y a la vez se prepara para salir o hace la lista de las compras o cualquier otra actividad. Está mal. Un buen desayuno promedio debe contener vitaminas (frutas o jugos), carbohidratos (pan, tostadas, galletitas o cereales) y proteínas (leche, yogurt, queso, huevos o jamón). ¿Le parece horrible? ¿Impracticable? Pruebe y verá los resultados. En cuanto a cómo distribuir el resto de los elementos de la pirámide, es recomendable diseñar un programa básico (del tipo “los domingos, pastas, los lunes, pescado...” incluyendo las formas de cocción y las posibles guarniciones), para no tener que tomar decisiones a cada instante, pero lo bastante elástico como para modificarlo. Por otro lado, los platos, por más sanos que sean, no deben ser aburridos, descoloridos, insulsos, repetitivos; las opciones son muchísimas y es esencial elegir aquellas que conviertan el acto de alimentarse no sólo en una recarga de combustible, sino también en una ocasión para gratificar los sentidos –todos juntos, por qué no: una buena música de fondo, un asiento cómodo, una luz adecuada, una tem120 NO SÓLO DE PAN... peratura agradable, un aroma estimulante, unos colores tentadores– saboreando el momento. Y también, en conexión con la psiquis, entregarse a la alegría de hacerlo con gusto (¿sigue asociando con la sexualidad y el amor? Hace bien: eso me había propuesto). Alimentar la psiquis El hambre inmaterial se manifiesta en formas no tan claras como la fisiológica, sin embargo, lo hace, a su manera. Mejor dicho, a sus maneras: aburrimiento, malhumor, melancolía, insatisfacción, dificultades para concentrarse, desgano, sensación de vacío, de soledad, de impotencia. Por suerte, existe una pirámide alimentaria intelectual, anímica y afectiva. La dieta mental no se puede separar de la corporal, pues ambos aspectos de la unidad humana están tan íntimamente ligados que no tendrían sentido el uno sin el otro y, de hecho, en la sección anterior he comentado que una cena bien organizada es fuente de regocijo. Esta clasificación es, por lo tanto, un poco artificial, pero me sirve para presentar algunos de los nutrientes espirituales esenciales –que muchos de nosotros mantenemos relegados aunque están disponibles dentro y fuera de cada uno– cuyas medidas y combinaciones se han de establecer de acuerdo con las carencias y predilecciones particulares, pero que no deberían faltar en ningún caso. • Diversión En su acepción original (del latín divertere, “girar hacia otro lado, ir en otra dirección25”), la diversión consiste 25. Galay, Lucila: Agenda etimológica 2007. 365 historias de palabras. Ed Granica, Buenos Aires, 2007. 121 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA propiamente en combinar actividades diferentes, apartarse de la rutina y contrapesar la inercia, diversificar. No sólo –aunque también– se ejerce yendo al cine o jugando, sino innovando en el trabajo, alternando tareas, usando el cumplimiento de una obligación como recreo de otras, hasta cambiando de lugar los muebles en la oficina. • Metas, sueños y proyectos Darle sentido a todo esfuerzo es el aliciente indispensable para realizarlo. Un propósito constructivo renueva el entusiasmo, inyecta energía suplementaria, hace que “la pena valga”26. • Recompensas Ya sea que provengan de afuera –el salario, la aprobación, el aplauso, la gratitud expresa, una caricia, un elogio– o de uno mismo –hacerse un regalito, darse un permiso, dormir una vez la siesta– las retribuciones son las vitaminas del espíritu... siempre y cuando se acepten sin culpa y con la convicción de que se merecen. • Percepción consciente Hay tantas, pero tantas, cosas bellas y gratuitas, o casi, en esta vida: paisajes, escenas conmovedoras, música, lecturas, poesía, cuadros, esculturas, esa plantita emergiendo de una grieta en la piedra... Tantos milagros cotidianos, tantos placeres posibles nos circundan. Pasar distraídos frente a ellos es malgastar un don, y observarlos, registrarlos, con la admiración y la alegría de un niño, resulta tónico y reconfortante. 26. El juego de palabras es de Claudia Yelín, en Emigrar. En busca de un espacio de amparo. Ed. Granica, Buenos Aires, 2004. 122 NO SÓLO DE PAN... • Responsabilidad Hacerse cargo de lo que depende de uno confiere poder. Lejos de la culpa, la responsabilidad implica la capacidad de elección y la visualización de soluciones. Es cierto que usted no va a cambiar el temperamento de su jefe, pero sin duda puede mejorar la actitud que tiene con usted, o pedir un traslado de sección, o buscar un nuevo empleo. Tal clase de decisiones, al aumentar su bienestar, refuerza la seguridad y la confianza en sí mismo. • Resiliencia Del latín resilio, “rebotar, volver atrás”, la palabra resiliencia proviene de la Física, donde define la capacidad de un material para retomar su forma original después de haber sido sometido a presiones; referida al ser humano ha tomado el sentido de facultad para resistir y superar condiciones adversas. Si bien es un atributo que se obtiene, o no, durante la infancia, siempre se está a tiempo de desarrollarlo y perfeccionarlo a lo largo de la vida eligiendo una actitud positiva ante los factores de riesgo, circunstancias penosas y eventos estresantes. Los buenos resultados de la puesta en práctica de esta habilidad, aun cuando sea al comienzo forzada por la voluntad, la retroalimentan y terminan por incorporarla como parte de la índole natural del individuo. A partir de entonces no sólo le permite vencer las dificultades, sino salir fortalecido27 de cada contienda; no sólo afrontar y superar los problemas, sino construir sobre ellos28. 27. Infante, Francisco et al.: Manual de identificación y promoción de la resiliencia en niños y adolescentes. Organización Panamericana de la Salud, Washington, 1998. 28. Suárez Ojeda, Elbio Néstor et al.: Íd. 123 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA • Autoestima Uno mismo es su más importante posesión en esta Tierra. Sin embargo 2.000 años de tradición judeocristiana nos han inculcado que existe la opción –excluyente– de cuidarse o cuidar a los otros y tal parece que amarse a sí mismo –por lo menos– como a tu prójimo es una trasgresora inversión de un mandato fundamental. No digo que no haya personas ególatras, egocéntricas, egoístas y cuanto ego se le ocurra, pero si se observa bien, se comprueba que pocos se atreven a insultar, desvalorizar o juzgar a los demás con el rigor que se aplican a ellos mismos (¿o acaso alguien califica de “idiota, torpe, minusválido” a otro porque se mancha la corbata en el restaurante, o pisa una baldosa floja en un día de lluvia como lo hace cuando le pasa a él/ella?) y menos aún se ocupan de su propia salud y bienestar como se ocupan de los ajenos. Es más fácil convencer a una madre de que deje de fumar por sus hijos, que por sus pulmones... Ensayar pensarse como un otro ayuda a hallarse y valorar virtudes, minimizar o superar defectos y actuar con mayor confianza y menor tensión en los estudios, el trabajo... y la cama. 124 2. DEFENSA PERSONAL Mens sana in corpore sano. Juvenal Los alimentos enumerados en el capítulo anterior no son los únicos recursos que tenemos para fortalecer el cuerpo y la mente con el objeto de defenderlos del estrés. Aparte del combustible, el motor humano requiere también puestas a punto y limpiezas continuas, reposición de líquido de frenos, recarga de batería, supervisión de conexiones eléctricas y mecánicas, aceitado de engranajes... Todas esas tareas abarcan dos áreas: la atención puesta en evitar las fallas, y la responsabilidad de detectarlas y arreglarlas cuando se producen. Reparación y mantenimiento Forzar la maquinaria más allá de sus límites es tan peligroso como dejarla inactiva. En el primer caso es posible que se rompa alguna pieza valiosa de difícil reposición; la segunda opción expone a la descarga completa de la batería, la oxidación, el entumecimiento. 125 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA Descanso, sueño y relajación El séptimo día tuvo terminado su trabajo y descansó en ese día de todo lo que había hecho. Génesis, 2, 2-3 Las pausas diarias –recreos–, semanales –asuetos–, y anuales –vacaciones– no son un invento arbitrario sino la respuesta a una necesidad fisiológica humana, medida y probada por especialistas. Los intervalos recomendados dependen de la actividad, la edad y la resistencia de cada sujeto, y la duración, de su frecuencia. En una jornada escolar, por ejemplo, la clase se interrumpe durante 5 o 10 minutos cada 40 o 45, que es el tiempo máximo de concentración intelectual infantil. En una oficina promedio, una hora libre, que generalmente se utiliza para almorzar, permite despejarse a los empleados. En casi todo el mundo, y así lo indica hasta la Biblia, un día cada siete es no laborable, por eso en las entidades o negocios “abiertos las 24 horas, de lunes a lunes”, se establecen francos rotativos entre el personal. Y una o dos veces por año es preciso apartarse como mínimo 10 o 15 días seguidos de las obligaciones cotidianas. No se me escapa –no vivo en la Luna– que para muchísimas personas, y en especial en países críticos como la Argentina, tomarse feriados o licencias es un lujo que se ve inalcanzable; algunos realizan un trabajo adicional los fines de semana, y aquellos que desempeñan profesiones u oficios autónomos no tienen ni siquiera horario, como no lo tienen las mamás-amas de casa, cuyo esfuerzo, para colmo, es no remunerativo en términos de dinero. Pero también sé que con empeño y decisión es posible destinar un tiempo al ocio. Para descansar no hace falta inmovilizarse ni hacer turismo, sino cambiar de actividad y, fundamentalmente, liberarse de la responsabilidad que se sobrelleva en las horas y días hábiles. El cambio implica distintas cosas para cada persona, según el tipo de esfuerzo –fí126 DEFENSA PERSONAL sico, intelectual– que su ocupación habitual le demande: para un deportista, puede ser leer; para un estudiante, jugar, correr, moverse; para un oficinista, salir a caminar; para un obrero rural, visitar una gran ciudad... Analice su situación y explore sus alternativas, con la mente abierta (a veces las personas están tan cansadas que no tienen ganas ni siquiera de descansar; no es un juego de palabras: es una realidad que compruebo a diario en el consultorio). Una vez que haya encontrado el resquicio donde instituir su tiempo formal de respiro, respételo. Quiero decir que cuando descansa, descanse ; si ha logrado delegar el compromiso de cocinar los domingos, permita que su familia se las arregle como pueda; no supervise, despreocúpese, no ofrezca ayuda ni instrucciones, ni “aproveche” para ordenar los placares. Si ha conseguido escapar de su rutina unos días, defiéndalos: desenchúfese, saque el pie del acelerador, no atienda llamadas ni lea mails relacionados con compromisos, no intente ponerse al día con tareas pendientes –con excepción de las deudas en que haya incurrido consigo mismo–, no se someta al reloj ni el calendario, no se acuse de holgazán, ni tema la represalia por haberse gratificado. ¿Acaso existe algo más noble y correcto que dormir? Josep Plá Un adulto necesita dormir 7 a 8 horas cada 24, idealmente durante la noche y, si es posible, intercalando unos 30 o 45 minutos diurnos, es decir, una siesta. El horario depende de la ocupación –médicos de guardia, enfermeros, serenos, personal de seguridad, choferes son algunos de los que se ven obligados a invertirlo– y, por supuesto, la cantidad depende de la calidad: no miden lo mismo un sueño interrumpido por ruidos, pesadillas, etc., o perturbado por una posición incómoda, dolor o cualquier otra molestia, percibida 127 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA o no conscientemente, que un sueño plácido y reconfortante. Tampoco se trata de una instrucción inamovible, sino de un promedio –los recién nacidos duermen entre 16 y 18 horas por día, los adolescentes, alrededor de 10, los ancianos, mucho menos; una persona que despliega intensa actividad requiere más descanso que un jubilado, y alguien debilitado, afiebrado, anémico, desnutrido o convaleciente estará más somnoliento que un individuo sano– que ha de ajustarse a cada caso. Lo importante en este ítem es tener en claro que aproximadamente una tercera parte del día tiene que destinarse, sin culpa ni vergüenza, a parar las máquinas. En realidad, a aminorar su marcha, ya que aun dormido, el organismo sigue operando, sólo que con menos esfuerzo, porque los músculos permanecen en relativa quietud, y el metabolismo y las funciones vitales (respiración, latidos cardíacos) se vuelven más pausados –por eso se recomienda no dormirse inmediatamente después de cenar, ya que la digestión se entorpece–; el cerebro continúa activo, pero las ondas eléctricas que emite son más amplias y de menor frecuencia que durante la vigilia, sobre todo en las etapas del llamado sueño profundo o NREM (non rapid eye movement, movimiento ocular lento) que se alternan con las de sueño liviano o REM (rapid eye movement) caracterizado, precisamente, por el veloz movimiento de los globos oculares, observable bajo los párpados. Es necesario esmerarse para encontrar el tiempo y las condiciones mínimos de descanso cotidiano. Los trastornos del sueño –insomnio y su opuesto, hipersomnolencia– deben ser tratados, sí o sí, por un especialista. Sin embargo, esto no excluye la validez de algunos procedimientos caseros: antes de intentar dormir, leer unas páginas de un libro apasionante, o ver una comedia por TV, escuchar una música sin estridencias; no ingerir alcohol, cafeína, aspirina u otros estimulantes (en todo caso, una infusión de tilo, o un vaso de leche tibia, siempre antes de cepillarse los 128 DEFENSA PERSONAL dientes: no quiero polemizar con los odontólogos); desechar pensamientos negativos, dejar los problemas para mañana, no hacer listas mentales de compromisos pendientes; concebir fantasías serenas; si se dan la ocasión y el deseo, hacer el amor (en este asunto profundizo en el último capítulo); asegurarse de estar físicamente cómodo, con ropa suelta, temperatura agradable, a oscuras y en el mayor silencio posible (o con antifaz y tapones de siliconas para los oídos si fuese necesario); en resumen, todo aquello que contribuya a relajarse. A propósito de relajarse: tómese ahora mismo de sorpresa, vuelva la mente hacia usted y revísese. ¿Siente algún dolor en la espalda, la cintura, o el cuello? Observe bien: ¿tiene, quizás, el cuero cabelludo rígido, el ceño fruncido, las cejas levantadas, las mandíbulas apretadas, los hombros alzados? Cuando leyó la instrucción, ¿estaba tamborileando con los dedos, moviendo un pie al ritmo de una melodía in mente, fumando? ¿Comiéndose las uñas, mordisqueando una lapicera, arreglándose el cabello una y otra vez, pellizcándose el lóbulo de una oreja? Todas esas crispaciones y movimientos representan energías perdidas, como el agua desperdiciada por una canilla que gotea, y expresan un estado de estrés permanente que se manifiesta hasta cuando está leyendo pasivamente un libro, como este es el caso. Funciona así: la tensión nerviosa –ya sea justificada por un hecho inmediato como crónica– contractura los músculos, y la contractura muscular aumenta la tensión nerviosa, que aumenta la contractura muscular, que aumenta la tensión nerviosa... hasta la extenuación. El proceso es reversible, es decir, si se logra aflojar la musculatura, se distiende el sistema nervioso. Las técnicas de relajación son varias, pero en general consisten en concentrarse en el cuerpo, localizar las zonas tensas, contraer más aún o mover cada músculo comprometido, para después aflojarlos, también de a uno. 129 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA Se puede hablar de dos tipos de relajación: la completa y la circunstancial. La primera requiere algunos simples preparativos, un tiempo y un espacio determinados, y es la que se aconseja, entre otras situaciones, para conciliar el sueño. Puede durar todo lo que se desee, pero no menos de 5 minutos, y para practicarla hay que disponer de una superficie plana y horizontal donde acostarse de espaldas (una cama, un diván, el suelo), con almohada o sin ella, según el hábito personal. El ambiente debe estar exento de distracciones y posibles molestias –otras personas, ruidos, frío, calor, luz excesiva– y, si se desea, aromatizado –una vela perfumada, un sahumerio– y/o enriquecido con música agradable, o sonidos naturales –el mar, el rumor de un arroyo, la lluvia– reales o grabados. Quien vaya a relajarse tiene que estar convencido de que ese ratito que va a dedicarse le pertenece, estar muy cómodamente vestido y sin calzado. Entonces: • se tenderá en el lugar elegido, con los brazos a los lados del cuerpo, o las manos cruzadas sobre el estómago; • comenzará por la respiración abdominal ya explicada en la página 116. • cuando crea que ya la ha automatizado, volverá su atención al cuerpo, de abajo arriba, esto es, empezando por los pies para terminar en el cuero cabelludo, pero cada tanto controle si su respiración va bien; • parte por parte, y muy concentrado en sus sensaciones, contraerá los músculos correspondientes y los aflojará, hasta sentir su peso “muerto” sobre la superficie de apoyo; • abstraerse en el oxígeno que entra en sus pulmones y se expande por cada una de sus células, en las toxinas que elimina al exhalar, en el alivio progresivo del cuerpo lo ayudará a ahuyentar todo pensamiento de 130 DEFENSA PERSONAL orden práctico o preocupación que procure asaltarlo y a visualizar, en cambio, imágenes plácidas que otorgarán un descanso profundo y efectivo también a la mente. Sin necesidad de ceremonia alguna, la relajación circunstancial se puede ejercer en cualquier momento y sitio: basta con advertir las señales de cansancio o contractura (casi siempre ubicadas en la cabeza, el cuello y los hombros, y muchas veces dolorosas), “soltar” el músculo afectado, y cambiar la postura forzada (rotar la muñeca, abrir y cerrar los dedos, dejar caer el mentón sobre el pecho, girar suavemente la cabeza a los lados, etc.). Se trata de una relajación activa, que puede practicarse de pie, caminando o sentado, conversando, comiendo, discutiendo, etc., extremadamente útil para neutralizar cualquier desafío al sistema nervioso, que se recomienda incorporar como hábito permanente. Algo que complementa los beneficios de la relajación y ayuda a obtenerla es el masaje. Existen muchas clases, de procedencia oriental y occidental: quiropraxia, reflexología, reiki, digitopuntura, etc. El ideal es que lo realice un experto, con los conocimientos y el instrumental adecuados, pero hay opciones eficaces, menos costosas en tiempo y dinero, algunas de las que, contempladas con la óptica positiva en que vengo insistiendo, son capaces de sumar valor afectivo a la sesión, como es el hecho de que lo brinde alguien querido; por qué no, la pareja. Este no intentará ocupar el rol de kinesiólogo, porque podría producir inadvertidamente algún daño: se limitará, por ejemplo, a acariciar la espalda, presionando con delicadeza las zonas más agobiadas, o cepillar el cabello, aplicar una loción en los pies, o emplear algún aparato –juegos de esferas de madera, arañas de alambres flexibles con bolitas en las puntas, masajeadores eléctricos–, respetando las instrucciones que lo acompañan. 131 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA Si bien impiden la relajación total, los automasajes también son efectivos: salvo los artefactos muy pesados, uno mismo puede utilizar los masajeadores mencionados (los que vienen en forma de ristra, con agarraderas en los extremos, permiten pasárselo por sí mismo por zonas más inaccesibles, como la espalda), deslizarse en el suelo sobre una pelota de tenis que se hará rodar desde el coxis hasta la nuca; o bien mover el cuero cabelludo sobre el cráneo con las manos entrelazadas, seguir con los pulgares la línea de la columna cervical a ambos lados de las vértebras, apretar y soltar los hombros con las yemas de los dedos, etc. Un curioso, pero eficaz para muchos, método japonés de automasaje –basado en los principios de la acupuntura y la digitopuntura– que funciona durante el sueño o el rélax, es utilizar bolsas rellenas de garbanzos en lugar de almohada (en Occidente, en cierto modo reemplazadas por las de puntas de goma relativamente rígida). Quienes lo han probado afirman que los resultados son excelentes. Su función es, para la cabeza, similar a la que cumplen en espalda, glúteos y muslos los cubreasientos para coches, de enrejados con bo132 DEFENSA PERSONAL litas de madera, tan populares entre taxistas y colectiveros, una versión simple de los sofisticados sillones vibradores. Ya ve que hay posibilidades para todos los gustos y bolsillos. El baño es una buena ocasión para relajarse. En la ducha, se tarda lo mismo para sólo higienizarse a las apuradas y pensando en otra cosa, que para aprovechar sus ventajas adicionales: masajearse el cuero cabelludo con las yemas de los dedos al aplicar el champú, usar el jabón, la esponja o un cepillo suave en forma circular y ascendente desde los pies hasta el cuello, concentrarse en el golpeteo de las gotas, friccionarse con la toalla con los mismos movimientos que se usan para la esponja, es analgésico, sedante, energizante y activa la circulación. Más dedicación demanda un baño de inmersión, donde se puede practicar la relajación completa. Su efecto se refuerza si se agrega al agua un puñado de sal marina o sal gruesa común de cocina29. Ejercicios físicos y mentales Una cosa es la contractura y una muy distinta, la acción para que el cuerpo está diseñado. Los músculos y las articulaciones que no se usan, se atrofian; las calorías que no se gastan, se convierten en obesidad, y la tensión nerviosa acumulada, en estrés. Por supuesto que la indicación de hacer ejercicio no atañe a atletas o deportistas, ni a ningún otro cuyo oficio lo mantiene en movimiento toda la jornada, por ejemplo, un paseador de perros, un obrero de la construcción, un bailarín, un acróbata, o un peón rural (aun cuando también muchos de ellos utilizan sólo algunos grupos de músculos y les vendría bien hacer gimnasia compensatoria para el resto, además de que no es igual realizarla por 29. El uso de jabones fragantes, aceites, grageas, espumas, lociones, etc. debe ser controlado por un dermatólogo, porque para muchas personas estos productos resultan alergénicos. 133 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA placer que por obligación). Los sedentarios, por su parte, deben establecer una rutina apropiada a sus características y condiciones –hay tantas clases de gimnasia como de masajes: yoga, aeróbica, pilates, acuática, tai-chi, aikido, step, etc., con aparatos o sin ellos–, supervisada por un profesional, que pueda realizarse tanto en un local preparado para tal fin, como en casa o al aire libre. Algunas prácticas aplicables a todo el mundo, que se pueden intercalar en una jornada sedentaria –aunque sea unos instantes: poco es mejor que nada– sin más restricciones que una razonable prudencia son: • corrección regular (enderezar la espalda, descruzar las piernas) y cambios periódicos de la postura (sentarse un ratito los que están mucho tiempo de pie, pararse los que están mucho tiempo sentados); • elongación (“desperezarse”); • rotación y flexión articular (girar muñecas, tobillos, hombros, cuello; abrir y cerrar los dedos, girar el torso con las manos detrás de la nuca, arrodillarse e incorporarse, ponerse en puntas de pie); • caminata (toda vez que sea posible, aunque sea la mínima de bajarse del micro una parada antes de llegar a destino, o llevar al perro a dar la vuelta a la manzana). La caminata programada (con ropa y calzado apropiados, itinerario medido, velocidad controlada) y la natación están entre los ejercicios occidentales más completos y eficaces. La mente también se anquilosa si no se entrena. No importan la edad ni las circunstancias, siempre se puede aprender algo (estudiar una lengua extranjera, retomar los estudios abandonados, comenzar otros, asistir a seminarios o cursos, leer, escribir...), ejercitar las articulaciones de la tolerancia y adaptación a las novedades, cambios, modas, y jugar. El esparcimiento intelectual combate el aburrimiento y la 134 DEFENSA PERSONAL depresión; desarrolla la memoria, la creatividad y la concentración; apresta para la resolución de problemas; descansa el sistema nervioso de las obligaciones diarias, aparta de los pensamientos obsesivos; agudiza el ingenio; enseña a elaborar fracasos y frustraciones (perder) y a valorar los triunfos (ganar) en un plano lúdico, es decir, sin consecuencias serias; compartido, fomenta la saludable competitividad, la comunicación, el sentido del humor. Entre la infinidad de posibilidades puedo mencionar desafíos individuales –sudoku, crucigramas, enigmas, sopas de letras, problemas de pensamiento lateral, solitarios, rompecabezas– y de pareja o grupales, simples (igual divierten y enseñan) o complejos (igual descansan) –dominó, batalla naval, dados, naipes, ajedrez, dígalo con dibujos, dígalo con gestos, adivinanzas, tests de memoria visual o auditiva, concurso de preguntas y respuestas–, todos ellos muy accesibles, ya que algunos sólo requieren elementos caseros, otros se encuentran en diarios, revistas, publicaciones especializadas o Internet, y otros más se consiguen en cualquier juguetería, en versiones de distintos precios. Descontaminación individual La catarsis se aplica tanto al cuerpo como al alma. Platón Todo el tiempo nuestro cuerpo y nuestra psiquis están expuestos a toxinas. Eso es inevitable, porque el contexto social y el físico están plagados de ofertas perjudiciales, desde las agresiones cotidianas hasta las dudosas comidas rápidas. Sin embargo, lo que cada uno puede hacer en su defensa es mucho: todos los seres vivos están equipados con mecanismos naturales de barrera y depuración, destinados unos a impedir el ingreso de agentes patógenos y otros a 135 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA expulsarlos del circuito, si han entrado. Las personas tenemos, además, la alternativa de poner en práctica voluntariamente métodos protectores y antídotos auxiliares. Si bien hemos perdido el olfato y la intuición que en otros tiempos nos permitieran distinguir entre los hongos ponzoñosos y los comestibles, e incrementado copiosamente la contaminación ambiental en todos los niveles, al mismo tiempo hemos creado métodos privados y colectivos de detección, filtrado y eliminación de venenos. El organismo tiene una patrulla natural permanente de recolección y evacuación de desechos –a través de la circulación, la respiración, el sudor, la orina y las heces–, y tropas especiales entrenadas para atacar a los invasores eventuales (vómito, fiebre, tos, inflamación, dolor, espasmo, erupción cutánea, entre otros recursos, son a la vez formas de expulsión –de comidas indigestas, virus, bacterias, gérmenes, químicos peligrosos, nicotina, alcohol y hasta vitaminas en exceso–) y alertas para solicitar refuerzos. A veces, cuando se cuela sigilosamente o irrumpe por sorpresa, el enemigo toma desprevenidos a los vigías; pero, en ocasiones, nosotros mismos le damos paso como los troyanos al caballo ideado por Ulises; por ejemplo, cuando franqueamos la entrada a los veinte brutales homicidas que se ocultan en un paquete de cigarrillos. Aquí es donde debe aplicarse la facultad del raciocinio: la fortaleza se construye con la abstención de algunas sustancias, el consumo moderado de otras y la neutralización deliberada de otras más, y se protege manteniendo a la brigada en acción y acudiendo en respuesta de sus voces de alarma. La palabra griega katharós30, “limpio de cuerpo y alma, libre de toxinas, pecado o error”, ya en el siglo V a.C. abar30. En el siglo XII, un grupo de cristianos que se consideraban los más auténticos y “limpios” intérpretes de las Escrituras se autodenominaban “cátaros” por esa razón. 136 DEFENSA PERSONAL caba el moderno enfoque de la higiene psíquica y somática como instrumento de salud. Kathartikós (“catártico”) era para la medicina antigua un purgante o emético digestivo, tanto como un acto de expiación moral para la religión. En la filosofía, aunque Platón (427-347 a.C.) había aplicado el concepto de remedio catártico –aquel que induce al organismo a evacuar materias nocivas– a la purificación del alma31, fue Aristóteles (384-322 a.C.) quien ahondó más tarde en esta hipótesis32, al afirmar que un espectáculo de tragedia aliviaba espiritualmente a los espectadores porque la exhibición del sufrimiento de los personajes operaba en ellos la expurgación de dos de las más perturbadoras emociones humanas: el miedo (phóbos, ¿le suena?) y el dolor, y llamó “catarsis” a dicho efecto. Casi dos milenios y medio después, la teoría aristotélica está vigente en la base del psicoanálisis (y el principio de catarsis medicinal sustenta la invención de las vacunas y la inmunización). Si no se digieren a tiempo y como corresponde, enojos, rencores, culpas, remordimientos, duelos no elaborados, palabras no dichas, agresiones no respondidas, miedos sepultados, presiones, exigencias, violencia, fracasos... se almacenan en un depósito inflamable expuesto a encenderse con cualquier chispa, o bien a derramarse en forma lenta pero continua para, de todos modos, emponzoñarnos la vida. Por suerte, venimos equipados con sistemas de lavado y válvulas de escape. A continuación describo algunas de ellas. Estibar la carga La mayoría de las personas están saturadas de responsabilidades y compromisos. Quien se deja aturdir por ellos, tratando de resolver todo junto, arrastrando cuentas pendientes a 31. Platón: “Fedro o de la Belleza”, en Diálogos. Ed. Iberia, Barcelona, 1964. 32. Aristóteles: Poética. Ed. Iberia, Barcelona, 1968. 137 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA todos lados, estará luchando en inferioridad de condiciones y muy probablemente los resultados sean inferiores a su esfuerzo. La palabra clave es organización: aprender a distribuir y separar las cosas, concentrarse en cada una por vez y, al terminar –o darla provisionalmente por terminada–, olvidarse de ella para concentrarse en la siguiente. A algunos los ayuda imponerse horarios, a otros, actuar con libertad según la inspiración y las ganas del momento, y hay quienes prefieren que un tercero establezca los límites. Sea como fuere, la cuestión es impedir que las preocupaciones, los problemas, las tareas o circunstancias pesadas, agotadoras, estresantes, desagradables invadan el tiempo del placer (descanso, gratificación, juego, amor), pero fomentar las situaciones inversas, esto es, tratar de descansar, gratificarse, divertirse con las obligaciones, encontrarles y resaltar su lado apreciable. “Estibar la carga” aporta una visión clara de las propias posibilidades y sugiere estrategias para capitalizarlas. También revela la presencia de objetos inservibles, vencidos, sucios o rotos que están ocupando un espacio vital. Clasificar, desechar, limpiar y reparar son tareas de efectos deslumbrantes. Creatividad Con frecuencia protagonizamos hechos contrarios a nuestros deseos: trabajamos en un empleo que no se corresponde con nuestra vocación o destreza, habitamos lugares que no coinciden con nuestra estética, nos relacionamos con personas con las que no tenemos afinidad... Primero hay que ver si lo aceptamos por inercia, o porque de verdad no tenemos más remedio. En cualquier caso, la creatividad viene en nuestro auxilio, ya sea para cambiar la situación, si es posible, como para cambiar nosotros, en caso contrario. Con buena voluntad, pensamiento positivo e imaginación, convenientemente desenmohecidas las bisagras de la adaptación, enriquecida la resiliencia, si no ha138 DEFENSA PERSONAL cemos lo que nos gusta, bien podemos lograr que nos guste lo que hacemos. Comunicación “Expresar” procede del latín exprimere, “presionar hacia fuera”, el mismo verbo del que, por otra vía, deriva el más gráfico “exprimir”33. Expresarse es entonces, psicológica y etimológicamente, una acción básica para contrarrestar las presiones, desahogarse, “descomprimirse expulsando”. Poner fuera de uno los sentimientos, emociones e ideas, darles una forma comprensible para el otro –en cualquier lenguaje– desbloquea al tiempo que otorga la distancia suficiente para examinarlos con mayor objetividad. El acto comunicativo es un círculo de intercambios. El complemento de la expresión es la escucha activa, el hecho de prestar atención a lo que los demás dicen, opinan, aprueban, refutan, aconsejan, relatan, no necesariamente para creerlo, pero siempre para evaluarlo y aprender algo. Los códigos comunicacionales son muchos: el verbal –oral o escrito–, el artístico –poesía, pintura, música–, el gestual –posturas, ademanes, mímica– y cada persona preferirá utilizar el que maneje mejor. Sin embargo, en la era de la reducción idiomática a la mínima expresión de los mensajes de texto, el e-mail, el chat, las muletillas, las abreviaturas y los iconos, no es mala idea enriquecer el vocabulario, precisar significados, buscar –en novelas, poesías, ¿por qué no en el diccionario?: es más entretenido de lo que tal vez tema– palabras que nos ex-presen debidamente y nos sirvan, de paso, para evitar suspicacias, aclarar malentendidos, solidificar relaciones y entender mejor al prójimo. 33. Galay, Lucila: Agenda etimológica 2005. Ed. Granica, Buenos Aires, 2005. 139 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA Lágrimas y sonrisas Si querés llorar, llorá. Moria Casán Que “la risa es un remedio infalible” ya lo decía, en los años 50, la revista Selecciones del Reader’s Digest en el título de su sección de humor. Hoy se sabe que el acto de reír promueve la secreción de endorfina, dopamina y serotonina y reduce la de hormonas estresantes (cortisol y epinefrina); relaja los músculos, activa la circulación sanguínea y aporta oxígeno al organismo. Lo que tal vez no sea tan popular es que el llanto emocional tiene propiedades fisicoquímicas similares, ya que provoca movimientos musculares semejantes y las lágrimas –de pena, alegría, miedo, rabia– arrastran al exterior el exceso de ciertos neurotransmisores, enzimas, minerales y proteínas que se acumulan en el organismo durante un episodio estresante y, cuando no son expulsadas, mantienen el cuerpo en tensión aun después de finalizado el estímulo, es decir, cuando ya no son necesarias. Llorar es sino uno de los más significativos recursos innatos para restablecer el equilibrio químico después de una demanda adaptativa intensa, que alivia la tristeza, distiende y aclara el pensamiento ofuscado por determinadas conmociones34. Aunque hoy el mandato de que “los machos no lloran” está en vías de extinción, el científico norteamericano William Frey afirma que los hombres lloran cuatro veces menos que las mujeres35, lo que explicaría, en parte, la mayor incidencia de enfermedades asociadas al estrés –como cardiopatías y úlceras– en la población masculina que en la femenina. La ecuación tiende lentamente a equilibrarse, pero no tanto porque los varones lloren más, sino porque las 34. Frey, William: Crying: The Mystery of Tears. Winston Press, Texas, 1985. 35. Revista virtual Mujeres hoy, enero 2004, en www.mujereshoy.com. 140 DEFENSA PERSONAL mujeres, al ir accediendo a roles típicamente masculinos en lo profesional y laboral, han empezado a evitar o esconder pudorosamente sus lágrimas, que todavía suelen ser entendidas como signo de debilidad o sensiblería. “Tragarse” el llanto, “aguantar” la risa son expresiones suficientemente explícitas de cómo la impasibilidad exterior es capaz de atiborrar nuestro espacio para almacenar emociones y desbordarlo. Si reír y llorar son reflejos espontáneos en los niños pequeños, se van modificando con la educación. Por eso, acerca de la célebre consigna del epígrafe, creo que la paráfrasis “Si podés llorar, llorá” se amolda mejor a la realidad. No vacilo en prescribir un reaprendizaje del llanto, así como de la risa, que también ha sufrido restricciones sociales al ser vinculada con la falta de inteligencia (“... esa sonrisa bobalicona...”), de respeto (“¿De qué se ríe, González? Cuente, así nos reímos todos”), de compasión (“No me estaba escuchando, porque sonrió todo el tiempo”), de responsabilidad (“Con los problemas que hay, no comprendo cómo puede reírse”), de madurez (“¿Cómo puede hacerles gracia esta tontería?”). Admito que no es tan fácil encontrar la comicidad de algunas situaciones, y que muchas carecen por completo de ella. Tampoco insinúo que todo debe tomarse en broma. Menos, que ha de llorarse por cualquier cosa y a la fuerza. Sólo deseo promover las ventajas del entrenamiento para recuperar la exteriorización espontánea del dolor, la tristeza, la alegría, la simpatía y el humor, como vehículos idóneos de catarsis y comunicación. En la práctica, esto significa: darse permiso para emocionarse visiblemente con una película romántica, la contemplación de un recién nacido, un aria de Verdi, una injuria, una humillación, un abandono; procurarse motivos de risa –comedias, chistes, juegos– y tener presente que aprender a reírse de sí mismo pone en una nueva perspectiva incidentes que de otro modo se leen como fracasos, frustraciones, ineptitudes o torpezas. 141 4. ANTE CUALQUIER DUDA, CONSULTE A SU MÉDICO Zapatero, a tus zapatos Cada uno es responsable de su integridad, pero parte de esa responsabilidad se ejerce delegando en los que saben. El grupo social es un tejido de intercambio de saberes entre especialistas: los docentes son los indicados para hacerse cargo de la formación académica de sus hijos, el chapista, de reparar la abolladura de su auto. Es cierto que no hace falta contratar a un electricista para cambiar la lamparita quemada, ni a un chef profesional para hacer una milanesa, ni ir al hospital para lavarse un dedo lastimado. Pero algunas cosas, como la vida misma, no deben quedar libradas al azar ni ser manejadas por aficionados. Sin embargo, la frase del título, de puro repetida, ya no significa nada. Le propongo que la desmenucemos y la rearmemos para volver a dotarla de sentido. Realmente lo tiene, y captarlo en toda su extensión y profundidad es esencial para conservar o recobrar la salud. 143 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA El beneficio de la duda Todo signo anómalo –calambre, fiebre, inflamación, lo que sea–, debería plantear una incertidumbre, porque es la forma en código que tiene el organismo de comunicar que algo no está funcionando bien, y pedir una explicación autorizada. En un extremo está quien tiende a interpretar la señal por sí mismo –“Tengo jaqueca porque anoche tomé demasiado”, o “Yo soy así: cuando me pongo nervioso, me cae mal la comida”– sin relacionarla con otros aspectos y acudiendo a una solución –un analgésico, un digestivo– que tal vez acalle el síntoma pero no desentraña el problema y hasta puede complicar las cosas. Incluso cuando la causa es obvia –un intenso dolor en la cintura después de un esfuerzo muscular–, ignoramos las consecuencias y no podemos estar seguros de cómo paliarlo. Dicho sea de paso, los medicamentos son mucho más peligrosos que lo que la venta libre, la accesibilidad en góndolas de autoservicio, la publicidad, y la gauchada del farmacéutico del barrio permiten conjeturar. Todas las drogas tienen contraindicaciones y efectos colaterales y, como no existen dos personas iguales –ni siquiera los hermanos gemelos–, el remedio que le recetaron a su amiga quizás no le sirva a usted para nada, o hasta le haga mal. Un solo comprimido de la aparentemente inocua aspirina que se consigue en cualquier kiosco y se promociona por TV como prevención contra el infarto y estimulante “natural”, puede agravar un cuadro de hematuria o gastritis, y una sobredosis es tan letal como el cianuro. En la otra punta, se halla el que se asusta en exceso, el que llama a la ambulancia a medianoche porque acaba de descubrir que el yogur que tomó a la mañana estaba justo en la fecha de vencimiento y “le parece” que le “está por doler” el estómago. En el medio, una amplia gama de personalidades y actitudes. Cualquiera sea el caso, la opción es 144 ANTE CUALQUIER DUDA, CONSULTE A SU MÉDICO la misma: dudar y evacuar esa duda. Todas las molestias, aun las fáciles de justificar y las crónicas, y hasta las inexistentes pero percibidas como tales, contienen un mensaje. Al destinatario le corresponde recibirlo y entregarlo a un intérprete diplomado; la traducción constituye el diagnóstico, y la respuesta, el tratamiento. Poner en duda el significado de un síntoma y la manera de resolverlo es el recurso prioritario de autoprotección. Por eso, también los médicos vamos al médico. Su pregunta no nos molesta Usted tiene el derecho a enterarse de cualquier cosa que le ataña y ese derecho se ejerce inquiriendo. Antes de ir al médico, observe atentamente sus síntomas y, como dicen las novelas policiales, todo detalle que pueda servir de indicio. Regístrelos por escrito, así como sus miedos, sospechas y dudas. La consulta es siempre estresante (por eso los clínicos toman la presión al comienzo, en el máximo de tensión, y al final de la entrevista, cuando se espera que el paciente se haya relajado un poco) y ese mismo estrés puede hacerlo olvidar de algo importante para usted. No vacile en repreguntar si no entiende algo durante el diálogo. Nadie puede juzgarlo por desear aclarar su situación e interesarse en su salud. No tema pasar por ignorante –justamente usted está ahí porque considera que el que sabe es el otro–, ni piense que le está haciendo perder tiempo a quien tiene la obligación de atenderlo36 incluso si no es usted quien le paga por ello. 36. En su doble sentido de “cuidarlo” y “escucharlo”. 145 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA Elija a su médico El legítimo derecho a preguntar no lo habilita para consultar a cualquiera, guiarse por lo que investiga en Internet o aturdirse recabando datos de varias procedencias. Tampoco para ir directamente a un especialista, porque eso significaría que presume un diagnóstico y consciente o inconscientemente estará buscando a quien coincida con él. Si no lo tiene ya, lo primero que debe hacer es buscar a alguien idóneo, no porque se lo recomienden, sea famoso, o tenga la pared llena de diplomas, sino porque le inspira confianza como profesional y como ser humano. No vacile en cambiar si experimenta rechazo, recelo, le cuesta comunicarse, no se siente contenido, le parece que le retacea información, lo intimida, etc. Así como Borges opinaba que si no lo atrapan las primeras páginas de un libro, debe abandonarlo (aunque el mundo entero lo considere de lectura obligatoria), creo que si no lo cautiva un profesional en los primeros encuentros, debe buscar otro. Por supuesto, haga todo lo posible por discriminar si lo que no le gusta es el individuo, o lo que le dice : un diagnóstico o un tratamiento indeseado (no mate al mensajero). Ese médico debe ser un clínico general. El clínico general –o médico de cabecera, un nombre más antiguo pero más simpático– tiene en cuenta a cada paciente como unidad indivisible, como integridad funcional entre los órganos, entre estos y la mente, y entre la persona y su medio. Si bien puede determinar ocasionalmente la necesidad de derivaciones o interconsultas, a él le corresponde supervisar y coordinar las distintas prescripciones en caso de que las haya, corregirlas o adaptarlas si son incompatibles y en ningún caso desatender la re-unión de los pedazos provisionalmente repartidos entre, supongamos, el gastroenterólogo, el traumatólogo y el psicólogo. Es el médico de cabecera, por ejemplo, quien decidirá si su estrés se debe a una lesión orgánica o si la le146 ANTE CUALQUIER DUDA, CONSULTE A SU MÉDICO sión orgánica se originó en el estrés y cómo atacar los dos frentes. Es él quien estará al lado del cirujano si tiene que someterse a una operación, el que le recomendará un nutricionista eficiente para programar su dieta, el que acordará con el ginecólogo el método anticonceptivo más conveniente para su organismo, edad, costumbres y creencias, y el que estipulará si su corazón está en condiciones de tolerar el sildenafil que le indicó el sexólogo. Guía de profesionales de la salud Cuando hablo de médicos, me refiero a la medicina clásica o alopática37. Otras prácticas no convencionales, al menos en Occidente –englobadas bajo el nombre de medicinas alternativas–, pueden ser aliadas de la alopatía, pero nunca reemplazarla: entre ellas están la cromoterapia o curación por luces de colores, la aromaterapia o curación por perfumes, la acupuntura –de larga tradición oriental–, o curación por la aplicación de agujas en los identificados como “centros energéticos” del cuerpo, la medicina floral de Bach, o curación mediante extractos de plantas, y la propia homeopatía que, si bien se dicta en algunas universidades en calidad de posgrado para médicos, no es reconocida como carrera autónoma. Tienen en común el hecho de enfocar al paciente como unidad psicosomática y alentar sus esperanzas de curarse, y desde ese punto de vista constituyen un interesante aporte filosófico a la medicina formal. Dentro de esta, las especialidades se multiplican, y es probable que se sigan subdividiendo en la misma medida en que se desarrollan las investigaciones sobre salud 37. Del griego állos, “otro, distinto” y páthos, “enfermedad”, “alopatía” significa que se procura curar una enfermedad con la sustancia opuesta a la que la provocó. Las técnicas homeopáticas, en cambio –del griego homós, “igual, semejante”–, consisten en administrar pequeñas dosis de la misma sustancia que se supone causó la enfermedad. 147 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA humana. Le recuerdo algunas de ellas, pero, para que no se pierda en el laberinto de ofertas, le repito que se deje orientar por su clínico general. Las especialidades se clasifican según el tipo de enfermedad abarcada (oncología, alergología); la clase de práctica ejercida (cirugía, psiquiatría); la edad de los pacientes (neonatología, pediatría, gerontología); los órganos o sistemas que les competen (gastroenterología, ginecología, obstetricia, cardiología, neurología, urología, traumatología, flebología, dermatología, endocrinología); y las superposiciones de dos o más categorías (neurología pediátrica, cardiocirugía). Otros profesionales de la salud física son los odontólogos (dentistas), los oftalmólogos (oculistas) y una enorme cantidad de auxiliares (anestesistas, kinesiólogos, ecografistas, tomografistas, radiólogos, bioquímicos, mecánicos dentales, nutricionistas, enfermeros). Todos ellos manejan –o deberían hacerlo– algunos rudimentos de psicología, por lo menos los suficientes para relacionarse positivamente con el paciente. Sin embargo, la mayoría de las veces –en particular en un cuadro de estrés o una enfermedad corporal potencialmente estresante– es imprescindible la cooperación de un psicoterapeuta. El estrés es una enfermedad cuyas causas, signos y consecuencias atañen tanto a la mente como al cuerpo, al individuo como a sus relaciones con el mundo. Dado que no existen –todavía– tomógrafos ni estetoscopios mentales, los únicos aparatos diagnósticos de que disponemos psiquiatras, psicoanalistas y psicólogos son los lenguajes –verbal, incluyendo el silencio, gestual, corporal– del paciente, por eso cuanto más claro y confiado este asista a la terapia, más breve será el tratamiento. En principio, este consiste en ayudarlo a descubrir las herramientas de que dispone, desempolvarlas, repararlas y aprender a accionarlas en su beneficio; en el caso particular que nos ocupa en este libro, procurará fortalecer la autoestima, desarrollar la resilien148 ANTE CUALQUIER DUDA, CONSULTE A SU MÉDICO cia, estimular la expresión, decodificar conductas, vencer miedos, develar aspiraciones, señalar rumbos para concretarlas, exorcizar mandatos, expiar culpas ajenas, deshacerse de lastres del pasado. Ocasionalmente, el psiquiatra38, que como médico está habilitado para hacerlo, prescribirá una medicación: los psicofármacos son preparados químicos que imitan a ciertos neurotransmisores naturales, y están destinados a balancear el exceso o defecto de algunos de ellos. Más vale prevenir que curar El chequeo regular preventivo no es infalible pero sí una sana costumbre. Según la edad, los antecedentes y los hábitos de cada paciente, el clínico fijará los estudios convenientes –por lo común, análisis completo de sangre y orina, placa radiográfica de tórax, electrocardiograma, medición de la presión arterial y auscultación cardíaca y respiratoria– y los plazos en que deben repetirse. Si existe alguna enfermedad crónica, por ejemplo diabetes o colesterolemia, pedirá controles más específicos y tal vez más frecuentes para anticiparse a una recaída o agravamiento. El factor familiar orienta a verificar o descartar la presencia de ciertos indicios hereditarios, y un modo de vida de riesgo –drogadicción, promiscuidad– a explorar a tiempo las posibilidades de que el sujeto sea portador de algún virus, como el VIH. Otras pruebas, como la citología del cuello uterino (papanicolau), permiten la detección precoz de anomalías no sintomáticas o con síntomas ambiguos y aumentan así las oportunidades de curación. 38. No considero aquí las enfermedades mentales –esquizofrenia, psicosis, bipolaridad, oligofrenia, etc.– asociadas a daños en el cerebro físico, que requieren tratamientos especiales y la intervención del neurólogo. 149 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA Los exámenes que arrojan resultados normales, tienen, por otra parte, la virtud de tranquilizar al paciente aprensivo y suprimir los temores de los “enfermos imaginarios”. Por último –o primero– las vacunas representan el método médico preventivo por excelencia. Otro costado de la prevención tiene que ver con la observación de principios elementales de autoprotección, buena parte de los cuales ya he enumerado en los capítulos “No sólo de pan” y “Defensa personal”, a los que pueden añadirse, por ejemplo: no exponerse a accidentes –instalar disyuntor eléctrico en el hogar, obedecer las normas de tránsito, emplear cinturón de seguridad en el coche, casco en la moto, confirmar el buen funcionamiento de cocinas y estufas, ventilar los ambientes–; usar preservativo con parejas inseguras, y cubiertas desechables en inodoros de baños públicos; mantener una escrupulosa higiene personal y de la vivienda (evitando los productos alergénicos); revisar los contenidos y fechas de vencimiento de los alimentos envasados, entre otras precauciones. 150 5. RELÁJATE Y GOZA Que Venus39 propicia te asista, puesto que lo que deseas lo deseas abiertamente. Catulo Honrar la vida Vivir con plenitud, salud y armonía psicosomática y social es un derecho y un deber de todos. Una sexualidad satisfactoria es parte indiscutible de esa plenitud. Claro que la noción de satisfacción es individual y cambiante: depende de que se sea introvertido o extravertido, optimista o pesimista, frío o apasionado, tímido o audaz, adolescente o mayor. No existe ningún parámetro para medir la plenitud en términos cuantitativos ni cualitativos: cada uno la reconoce cuando la experimenta y la desea cuando carece de ella. Nadie puede decir si es mejor o peor hacer el amor todos los días o una vez por semana, de noche o de día, con distintas personas o con una pareja estable, con compañeros del mismo sexo o del opuesto. Nadie tiene autoridad para establecer si el lugar óptimo es la cama, la ducha o la alfombra del living; si la duración ideal es 15 minutos o una hora y media; si es preferible el 39. Diosa romana del amor, equivalente a la Afrodita griega. 151 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA sexo anal, vaginal u oral; si para ser un/a buen/a amante hay que practicar todas las posiciones del kama sutra, ni si se deben utilizar o no disfraces o juguetes. Sobre gustos, por lo menos los eróticos, hay, en realidad, demasiado escrito, transmitido, declarado... y mentido; no debemos permitir que todo ese material nos confunda, inhiba o humille. Honramos la vida (sexual) gozando de ella y procurando hacer gozar el máximo posible, pero dentro de nuestras aspiraciones, no realizando proezas, teniendo un cuerpo escultural, un pene gigante, ni una juventud de siliconas. Honramos la vida (sexual) manteniéndonos sanos de cuerpo y alma, respetando y respetándonos, entregándonos y recibiendo. Honramos la vida (sexual) “deseando abiertamente”, esto es: sin reprimirnos (pero, ¡ojo!: sin ofender, sin lastimar, sin forzar, sin violar, sin prostituir, sin pervertir). Verdadero • Nada como la salud humana representa mejor la idea de que “en el problema reside el germen de la solución”: los síntomas nos revelan contra qué y con qué debemos luchar. • Todos tenemos los recursos para mejorar la salud, incluida la sexual-amorosa, pero a veces los distribuimos erróneamente, no los reconocemos, o los saboteamos. • Uno de esos recursos, y no el menor, es la posibilidad de recibir ayuda profesional. • El estrés es pandémico. En todo el mundo, en todas las clases sociales, en todas las situaciones laborales (incluyendo la jubilación y el desempleo) y todos los ambientes, existen agentes estresantes. • El estrés es una amenaza para la salud integral. Pero, así como todos estamos expuestos a padecerlo en algún nivel, todos estamos pertrechados para combatirlo. 152 RELÁJATE Y GOZA • Las consecuencias y las causas del estrés abarcan los planos psíquico, somático y social. • La sexualidad es potencial víctima y, a la vez fuente, de estrés, pero esa condición se puede corregir en ambas direcciones. • Casi todas las disfunciones sexuales están asociadas directa o indirectamente con el estrés crónico o con episodios inmediatos o remotos de estrés intenso. • El único buen desempeño sexual es aquel al que aspiren cada persona y su pareja, siempre que no dañe a nadie. Dicha aspiración no tiene que basarse en modelos externos. • La hipersecreción de algunas hormonas (adrenalina, noradrenalina, etc.) inhibe la de otras (dopamina, endorfina, andrógenos). Lo bueno es que lo inverso también es cierto y que hay medios para lograrlo. • Las relaciones a distancia (chat) que culminan en la masturbación son un recurso aceptable para los solitarios, pero no conviene quedarse en ellas, porque inhiben progresivamente el desempeño en pareja, rebajan la autoestima y exponen a frustraciones. Falso (Con la formulación correcta al lado, como piden los maestros en las actividades escolares.) • Una erección insuficiente, un acto sexual sin orgasmo, o una eyaculación precoz es signo de disfunción sexual. (No necesariamente, pero puede producirla si se cree en ello, se lo teme y no se actúa en consecuencia.) • Las disfunciones sexuales son incurables. (Algunos casos son más complejos que otros, pero todos son reversibles.) • Los conflictos de la pareja se arreglan en la cama. (Este tipo de “arreglo” es muy efímero y, por lo general, insatis153 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA • • • • • factorio. Lo cierto es lo contrario: el acuerdo, la afinidad, el cariño y el respeto son afrodisíacos.) El acto sexual empieza con la penetración y termina con el orgasmo. (Ni siquiera la masturbación prescinde de fantasías, estímulos y adornos. Además, un encuentro que se limite al diálogo, abrazos, besos, mimos y caricias también es un acto sexual.) Para seducir hay que ser físicamente perfecto y joven. (La seducción es una actitud. Tiene que ver más con la química, la afinidad, la simpatía, la inteligencia, el sentido del humor y un montón de imponderables más, que con la apariencia.) Si no se tiene pareja, no hay posibilidades de liberarse de la tensión sexual. (La autosatisfacción y los partenaires ocasionales son recursos legítimos.) En la cama, la iniciativa y las decisiones deben tomarlas los varones. (Eso nunca fue así, pero a los hombres nos ha convenido sostener la mentira durante incontables generaciones...) Las mujeres no tienen tantas necesidades sexuales como los varones. (Permítame que sonría.) Para hacer bien el amor... Ya hemos convenido –eso espero– que “bien” en sexualidad significa lo mejor para cada uno y su pareja, no para lo que opinen los demás. Hacer bien el amor requiere –pero también proporciona– una buena salud en los términos amplios de la definición de la OMS, por eso son tan importantes en la vida sexual la provisión de alimentos materiales y espirituales, el rechazo de agentes patógenos y la ayuda médica. Como hemos visto, el estrés, con sus componentes de vulnerabilidad, depresión, ansiedad, angustia y malestares físicos, influye en forma negativa en la práctica sexual 154 RELÁJATE Y GOZA –si no a través de una disfunción, al menos impidiendo o estorbando el fluido intercambio de placer sensorial, ternura, pasión y alegría que son legítimamente esperables de una relación– y esta, a su vez, puede representar una fuente de estrés. Aquí exploraremos los métodos para sacar al estrés de nuestra cama y para hacer de la propia experiencia sexual una herramienta capaz de defendernos de él y sus efectos, invirtiendo el sentido del círculo vicioso para volverlo virtuoso. Empecemos por repasar los agentes estresantes que pueden emerger de la misma práctica sexual, pero ahora con el ánimo de contrarrestarlos. Se engloban unos a otros, se superponen, solapan y retroalimentan, de modo que, por lo general, presentan un desafío mixto. El factor presión, expresado por la exigencia percibida o la autoexigencia de un determinado rendimiento, está relacionado con la idealización de modelos y la creencia en mitos. Recomiendo enfáticamente: 1) desterrar del vocabulario las palabras impotencia y frigidez y los conceptos que representan, ya sea adjudicados al desempeño propio como al de la pareja; 2) no aceptar una relación o un experimento por no ofender o por quedar bien, sino por ganas (pero darse permiso para percibir esas ganas); 3) si hay un desajuste con la pareja (distintos ritmos o expectativas), aclararlo y negociar de modo que ni uno se sienta decepcionado, ni el otro forzado; 4) no ir a la cama con el ánimo de rendir examen de aptitud; 5) aceptar y creer en los elogios o las manifestaciones de satisfacción del compañero sexual. La persecución del reloj –el factor apuro– es un estresante en particular dentro de los factores de presión. No considero aquí la velocidad ni la duración del acto amoroso –una apasionada explosión de 5 minutos puede ser muy satisfactoria– sino de que hace falta disponer mental y físicamente de tiempo, de un tiempo libre de interrupciones, te155 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA léfonos, compromisos y horarios a cumplir. La exigencia de terminar cuanto antes inhibe el orgasmo, impide los juegos previos, acota las manifestaciones de cariño, distrae de las sensaciones, tensiona y hasta puede provocar eyaculación precoz. Cuando el factor miedo procede de temores concretos –al embarazo no deseado, a contraer una enfermedad de transmisión sexual40, a ser descubierto, a ser agredido/a o lastimado/a–, se neutraliza recurriendo al sexo seguro, esto es, evitando la promiscuidad, utilizando preservativo, garantizando la privacidad, eligiendo al/la compañero/a. Otros miedos deben ser tratados por un profesional, sobre todo si sus causas permanecen ocultas; algunos son capaces de generar o incrementar aquello mismo que se teme; por ejemplo, el miedo al fracaso induce a fracasar; el miedo a la violencia, al abuso puede estar basado en experiencias traumáticas no superadas; otros son síntomas que forman parte de un cuadro de pánico generalizado. En ningún caso hay que forzarse a sobreponerse antes de desentrañar y desembarazarse de las fuentes profundas de esta clase de ansiedades. El factor cambio (de pareja, de hábitos, de espacios, de condiciones físicas propias, de estado civil) requiere una postura positiva que nos haga capaces de interpretar las innovaciones como incentivos y motivadores. Los cambios contrarios a nuestras expectativas, entre ellos los producidos en la respuesta sexual por la edad o una enfermedad, o los acaecidos en algunas circunstancias –divorcio, viudez– exigen una disposición flexible y creativa para adaptarnos a ellos con el menor sufrimiento posible. La resistencia al cambio suele refugiarse en la estabilidad y la relativa comodidad que brinda la rutina. Pero esta, por su parte, es un factor de desgaste, desinterés, aburrimiento, automatismo y, finalmente, estrés. Aceptar y proponer 40. VIH-sida, infecciones, micosis o parasitosis genitales, etc. 156 RELÁJATE Y GOZA novedades rescata el entusiasmo. No se trata de ser excéntrico, sino, por dar un par de ejemplos, de que una pareja que convive hace tiempo haga una cita en un hotel, o juegue una noche al doctor, o pruebe una posición aún no explorada. El factor culpa es un duro obstáculo para el goce. Si proviene de estar consumando algo que uno mismo considera indebido, como mentir, fingir, cometer adulterio, es preferible dejar de hacerlo. Esta no es una prédica moralista; si bien tengo mi opinión sobre la necesidad de respetar y valorar al otro, ser íntegro y sincero, no me extenderé aquí en ella. Ahora me preocupa lo que el sentimiento de culpa puede hacerle a la salud emocional de una persona y a su vida sexual. Más de un paciente podría haber evitado serlo si no hubiese caído en una conducta impropia. Como he dicho, la solución de esta clase de problema es sencilla y radical: dejar de engañar. Más difícil es sacudirse de encima las culpas ajenas, las heredadas, la ancestral noción de pecado original asociada al placer que arrastramos en el subconsciente. Si hacer el amor honesta y sinceramente provoca una angustia indefinida, muy probablemente se deba a un aprendizaje, un mandato familiar o colectivo acerca de que disfrutar –del sexo, la comida, el descanso– es una infracción al deber. Si ese es el caso, sí o sí debe buscarse ayuda. ... Y para que el amor nos haga bien Hacer el amor con sinceridad, deseo, confianza, entrega y receptividad constituye una válvula de escape para las tensiones acumuladas, es gratificante, auspicia la exteriorización de emociones y sentimientos, educa y complace los sentidos, equilibra el sistema nervioso y glandular, levanta el ánimo, incrementa la autoestima, proporciona la ocasión de reali157 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA zar una muy agradable gimnasia, relaja la mente y el cuerpo, ofrece una tregua, moviliza los sentimientos, inspira la creatividad, consuela, libera, refugia. En suma, ofrece una excelente oportunidad de apropiarnos de todos los alimentos y antídotos mencionados en las páginas 121 a 124 capaces de beneficiarnos en todos los planos. ¿Revisamos la lista? Dodecálogo del sexo en la salud Diversión: la práctica sexual requiere energías, de acuerdo, pero distintas –diversas– de las que aplicamos al trabajo, los problemas y los compromisos, por eso, en lugar de agotarlas, las repone. No haga el amor por obligación, ni se obligue a hacerlo para descomprimirse. Elíjalo porque los dos tienen ganas, y funcionará como ansiolítico y antidepresivo de amplio espectro. Metas, sueños y proyectos: la seducción, la estrategia de conquista, la responsabilidad de complacer, el plan de construir –una noche de pasión, una relación, una pareja, una familia– que se ponen en juego en el deseo, la atracción y el amor, constituyen un entrenamiento para buscarle la meta a todo esfuerzo y dar sentido al futuro, aun el inmediato. Recompensas: la vida tiene sus arideces: dificultades económicas, frustraciones, enfrentamientos, peleas, injusticias... El ejercicio de la sexualidad es un remanso que alivia y recarga las baterías, rearma para la siguiente batalla. Además, cada vez que hacemos el amor recibimos recompensas específicas: placer, aprobación, gratitud. No las desestime, porque son un nutriente básico. Percepción consciente: la vida tiene, también, muchísimas cosas buenas que no siempre apreciamos. El amor aguza los sentidos, entrena en la percepción de estímulos –aromas, imágenes, sabores, sonidos–, cuyos efectos se multiplican al asociarse y ayuda a reconocer los mensajes secretos de la mente y el cuerpo. 158 RELÁJATE Y GOZA Autoestima: el interés en gustar lleva a esmerarse en el cuidado personal, y esmerarse en el cuidado personal refuerza la autoestima. Verificar que uno es capaz de complacer, alegrar, conmover, despertar admiración, cariño, deseo, brinda confianza en sí mismo. Esa confianza excede los límites de un encuentro sexual. Descanso y relajación: la excitación y el placer son el reposo del guerrero: distraen de preocupaciones, relajan los músculos y los nervios, descargan tensiones, dan tregua al cerebro, equilibran las secreciones neuroquímicas, levantan el ánimo, oxigenan, activan la circulación. Incluir los masajes mutuos –en la espalda, la cabeza, los pies– entre los juegos amorosos previos o posteriores al orgasmo completa un verdadero tratamiento de SPA. (¿Sabe que el amor es un muy buen analgésico de dolores debidos a la tensión o el cansancio?) Ejercicios físicos: ¡claro que sí! ¿Acaso en la cama no se ponen en movimiento los músculos y las articulaciones? ¿Acaso la sexual no es una gimnasia aeróbica? ¿Acaso no se queman un montón de calorías en una hora de pasión? Ejercicios mentales: las fantasías, las tácticas de seducción, los juegos sexuales, la invención de personajes y situaciones, la producción de climas románticos, la anticipación, los ensueños agilizan la mente, mantienen despierta la creatividad y la imaginación. Estibar la carga: poner cada cosa en su lugar despeja, aliviana, ordena. Si aprende a sacarse las tareas pendientes, las demandas, el reloj, las angustias, junto con la ropa, después de hacer el amor verá cómo mágicamente ha quedado un montón de espacio libre y limpio en su cerebro y su corazón. Hacerse responsable: cuando sucede una falla sexual, la primera tendencia es echarle la culpa al compañero. Esa actitud, aunque suene contradictorio, genera culpa porque, en el fondo, uno sabe que no es cierto y que, en lugar 159 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA de enfrentar el problema, lo está disfrazando y trasladando, con lo cual difícilmente podrá solucionarlo. Desarrollar la resiliencia: la capacidad para asimilar y superar la adversidad tiene que ver con la personalidad forjada en la primera infancia, pero es posible incrementarla voluntariamete. La frustración sexual o sentimental, si se lo permite, si se abandona a ella, es capaz de contaminar todos los planos de su vida con una sensación de fracaso e invalidez general. Pero como alude a un aspecto tan sensible, a la vez puede transformarse en el impulso más poderoso para corregir, también en todos los planos, su modo de enfrentar los contratiempos. Comunicarse: el acto sexual es comunicación, la más íntima y completa que existe. También la oportunidad ideal para ensayar todos los lenguajes –el de las miradas, las caricias, las palabras, las sonrisas–, expresar todas las emociones y aprender a pedir y a negarse, a preguntar y a dar, a ofrecer y a recibir, a compartir y a confesar. Desnudarse frente otro desnuda ante uno mismo, comunica con las propias memorias, aclara conflictos, libera, revela. 160 6. TOME NOTA III Nada de lo que registre aquí lo exime de la consulta profesional. Más bien, está diseñado para que vaya al médico armado de algunas reflexiones previas y de ese modo lo ayude a ayudarlo. • Alimentación Anote aquí lo que ha comido en la última semana, con horarios, y los comentarios que considere pertinentes. Día 1 • 161 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA Día 2 Día 3 Día 4 • Día 5 • Día 6 Día 7 Compare con las sugerencias del Capítulo 2 de esta parte, y señale las correcciones que, a su juicio, tendría que hacer en su dieta. De ese modo, ya estará preparado para recibir las indicaciones de su médico. 162 TOME NOTA III • • Cuando reciba del clínico o el nutricionista las listas de ingredientes prohibidos, optativos y permitidos, estos con las cantidades y formas de cocción óptimas para usted, pida los equivalentes de aquellos que no le gustan. Un plan alimentario no es un menú, ni un castigo: las combinaciones, elecciones y licencias corren por cuenta de su creatividad y preferencias. Agua: tómesela en serio Tenga siempre disponibles por lo menos 2 litros de agua mineral, o de la canilla, filtrada o hervida y ventilada. Utilice una botella, jarra o vaso cuya capacidad conozca. Recuerde que esa medida es el mínimo: si despliega un gran desgaste físico, hace deportes o existe otra razón puntual –disfunción renal, intoxicación medicamentosa, clima caluroso, etc.– su médico le indicará la cantidad que le corresponde. Tenga el agua o algún recordatorio –la alarma de su celular, una copa– a mano y a la vista. Si no está acostumbrado, al principio, deberá obligarse a tomarla. Pronto se hará un hábito y no podrá prescindir de ella. Puede reemplazar una parte de la dosis diaria por líquidos con alto contenido de agua, pero libres de alcohol, cafeína, conservantes, colorantes, etc., como jugos naturales de frutas y verduras, o infusiones de hierbas. 163 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA Toxinas: pida ayuda Si es un fumador empedernido, un adicto a las golosinas, consume drogas, bebe de más, no podrá resolverlo solo, y lo sabe. Para dejar de negarlo, empiece por averiguar y anotar aquí adónde puede recurrir en busca de auxilio, con números de teléfono, direcciones postales y electrónicas. • Descanso y ejercicios • Registre aquí los horarios en que ha dormido cada día de la última semana. Día 1 Día 2 Día 3 Día 4 164 TOME NOTA III Día 5 Día 6 Día 7 • Y aquí, a menos que sea un atleta, cuánto se ha movido (eso incluye bailar, andar en bicicleta, dar paseos a pie y, ¡por supuesto! hacer entusiastamente el amor). Día 1 Día 2 • Día 3 Día 4 Día 5 Día 6 Día 7 165 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA ¿Cuántas horas invirtió en su trabajo, incluyendo los traslados, los trámites adicionales, etc.? Día 1 Día 2 Día 3 Día 4 • Día 5 Día 6 Día 7 • ¿Cuántas horas dedicó al esparcimiento? (Aquí también considere el amor: no importa si la suma le da más de 24. Mejor así, en todo caso: querría decir que ha logrado multiplicar su día). 166 TOME NOTA III Observe las anotaciones anteriores y busque la manera de reorganizar su agenda para aumentar el tiempo destinado a informarse, cultivarse, divertirse, dialogar. (Una manera de ahorrar es usar los tiempos muertos, como el viaje al y del trabajo, la cola en el banco o el supermercado, la espera en el consultorio o la peluquería, etc., para idear proyectos, soñar, leer, socializar, resolver un crucigrama, escribir una carta, conversar con un amigo por teléfono, etc.) • Responda por escrito las siguientes preguntas. Eso lo inducirá a “administrar sus recursos” y visualizar las herramientas de que dispone para hacerlo con eficacia. ¿En qué consisten habitualmente sus vacaciones y cuánto duran? • ¿Cuáles serían sus vacaciones ideales? ¿Qué cree que podría hacer para concretarlas o aproximarse lo máximo posible a su ideal? ¿Trabaja en lo que le gusta y domina? Si no es así, ¿qué piensa que puede cambiar usted para mejorar la situación? 167 ESTRÉS Y SEXUALIDAD: RELÁJATE Y GOZA Su/s médico/s Mantenga lo más completa y actualizada que le sea posible su historia clínica. Trate de averiguar qué enfermedades ha tenido de niño, obtenga una copia de su ficha actual, anote las indicaciones recibidas y los resultados, haga una lista de los medicamentos que consume. Si tiene dudas o síntomas y no va al médico ni hace terapia, intente explicar aquí mismo por qué. • Relea lo que acaba de anotar pensando que lo escribió otra persona. Ahora escriba lo que le diría si tuviera que darle un consejo. • Su sexualidad Medite en sus hábitos y creencias sexuales-amorosos. Trate de discriminar qué cosas hace –o deja de hacer– por elección sincera, y cuáles por inercia, prejuicios, mandatos o miedos infundados. Reflexione acerca de sus ideales, sueños, expectativas, proyectos y dificultades en ese ámbito. 168 TOME NOTA III Si lo desea, hágalo por escrito. La escritura organiza el pensamiento, permite “oírse” a sí mismo, detectar errores de concepto, concientizar debilidades y fortalezas, elaborar correcciones. Puede anotar aquí mismo las palabras clave y explayarse en un documento privado. • • 169 BIBLIOGRAFÍA Anderson, K. E.: Erectil Physiological and Pathophysiological Pathways Involved in Erectile Dysfunction. J. Urol, 2003. Aristóteles: Poética. Ed. Iberia, Barcelona, 1968. Asociación Psicoanalítica Argentina (APA): Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, Buenos Aires, 2000. Beech, H, R., Burns, L. 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