El apego y los padres Uno de los principales elementos de las relaciones afectivas que forjan a una persona sana es el hecho de haber sido atendido, cuidado, protegido y educado en periodos cruciales de la vida como la infancia y la adolescencia (Barudy, 2005). Jhon Bowlby realiza un extenso estudio acerca de las relaciones saludables que se dan a partir del afecto y que otorgan una base segura que resulta en el desarrollo de una persona segura y preparada para enfrentarse al mundo. “La teoría del apego es una forma de conceptualizar la propensión de los seres humanos a formar vínculos afectivos fuertes con los demás y de extender las diversas maneras de expresar emociones de angustia, depresión, enfado cuando son abandonados o viven una separación o pérdida". John Bowlby (1998). Actualmente nos encontramos con una educación cada vez más afectada por la clase de estimulos ambientales que se interponen en el contacto entre el niño y la madre, de modo que el niño atañe a una necesidad biológica sin que pueda satisfacerse realmente sino solo a partir del simbolo, relacionandose con objetos, situaciones o personas que no representan la figura anhelada y por lo tanto ofrecen un alivio ficticio, que se manifestará en diferentes proporciones en el futuro, sin embargo, no resultan tan significativamente impactantes tan así como la separación del cuidador, situación que de no ser debidamente atendida, puede repercutir enormemente en el desarrollo del individuo. “Lo que por motivos de conveniencia denomino teoría del apego es una forma de conceptualizar la tendencia de los seres humanos a crear fuertes lazos afectivos con determinadas personas en particular y un intento de explicar la amplia variedad de formas de dolor emocional y trastornos de la personalidad, tales como la ansiedad, la ira, la depresión y el alejamiento emocional, que se producen como consecuencia de la separación indeseada y de la pérdida afectiva”. John Bowlby (1977). Es en esta parte donde ser padre asume una responsabilidad titanica en función del impacto que un niño tiene a partir de sus acciones. Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan mencionan como caracteristicas parentales fundamentales los siguientes elementos: 1. La capacidad de apegarse a sus hijos. Esto significa tener los recursos emotivos, cognitivos y conductuales que los padres poseen para vincularse afectivamente. La historia de vida de los padres y sus experiencias son componentes claves para desarrollar estas capacidades. 2. La empatía. Es la capacidad de comprender las manifestaciones emocionales de los niños. Los padres con estas caracteristicas pueden sintonizar con el mundo interno de sus hijos. 3. Los modelos de crianza. Se transmiten de generación en generación y las formas de percibir y comprender las necesidades de los niños están incluídas implícita y explícitamente. Si bien, ser padre supone enfrentarse a un gran desafío, es importante ofrecer contextos relacionales como: 1. Disponibilidad multiple. Los niños necesitan diferentes espacios relacionales para estimular sus diferentes áreas de desarrollo. 2. Estabilidad. Otro de los componentes de la parentalidad sana es ofrecer a los niños y niñas una continuidad a largo plazo de relaciones que aseguren sus cuidados y la protección ante los riesgos del entorno. 3. Accesibilidad. Si un adulto significativo para los los niños y niñas esta siempre vísible, es decir, presente y disponible; tendrá la oportunidad de desarrollar seguridad al saber que hay alguien con quien puede contar siempre. 4. Perspicacia: La capacidad para percibir y mostrar alegría y satisfacción por los cambios con que los hijos muestran el progreso de su desarrollo es otra característica de la paternidad bientratante. 5. Eficacia: A pesar de que los niños han pasado por una etapa de maduración durante la gestación, al momento de nacer sigue existiendo la dependencia de los cuidados y estimulación de los cuidadores para poder desarrollarse sanamente, por lo tanto, es necesario tener un modelo de crianza eficaz para porder responder responder a las necesidades múltiples y evolutivas de los niños. 6. Coherencia: Tratar bien a un niño o niña es intentar ofrecerle una comunicación coherente en la que exista una concordancia entre lo que se dice y los gestos, la entoncación de la voz y las posturas corporales. Obtener esta coherencia es un desafío permanente para los padres que quieren ofrecer buenos tratos a sus hijos. Existe una particular dificultad en la crianza de un niño, tarea que resulta por demás complicada, sin embargo, con la atención adecuada y los cuidados necesarios el proceso biológico y evolutivo del infante podrá encontrar un desarrollo adecuado basado en un apego saludable. Fuentes: Barudy Jorge, Dantagnan Maryorie (2005) Los buenos tratos a la infancia, GEDISA http://www.aperturas.org/articulo.php?articulo=0000198