Subido por yanina marozzi

100700995-YO-IDEAL

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El tránsito del Yo Ideal al
Ideal del Yo y luego al
Superyó
Introducción del Narcisismo : El Yo
ideal 1914

A este yo ideal se consagra el amor de sí mismo de que en la
niñez era objeto el yo real.

El narcisismo aparece desplazado sobre este nuevo yo ideal,
adornado, como el infantil, con todas las perfecciones.

Como siempre en el terreno de la libido, el hombre se demuestra
aquí, una vez más, incapaz de renunciar a una satisfacción ya
gozada alguna vez.

No quiere renunciar a la perfección de su niñez, y ya que no pudo
mantenerla ante las enseñanzas recibidas durante su desarrollo y
ante el despertar de su propio juicio, intenta conquistarla de nuevo
bajo la forma del ideal del yo.

Aquello que proyecta ante sí como su ideal es la sustitución del
perdido narcisismo de su niñez, en el cual era él mismo su propio
ideal.
Introducción del Narcisismo: El Yo ideal
1914

No sería de extrañar que encontrásemos una instancia psíquica
especial encargada de velar por la satisfacción narcisista
procedente del ideal del yo y que, en cumplimiento de su función,
vigile de continuo el yo actual y lo compare con el ideal. Si tal
instancia existe, no nos sorprenderá nada descubrirla, pues
reconoceremos en el acto en ella aquello a lo que damos el
nombre de conciencia.

El estímulo para la formación del ideal del yo, cuya vigilancia está
encomendada a la conciencia, tuvo su punto de partida en la
influencia crítica ejercida, de viva voz, por los padres, a los cuales
se agrega luego los educadores, los profesores y, por último, toda
la multitud innumerable de las personas del medio social
correspondiente (los compañeros, la opinión pública).

Del ideal del yo parte un importante cambio para la comprensión
de la psicología colectiva. Este ideal tiene, además de su parte
individual, su parte social: es también el ideal común de una
familia, de una clase o de una nación.
Psicología de las masas - 1921

“Cada individuo forma parte de varias masas, se halla ligado, por
identificación, en muy diversos sentidos, y ha construido su ideal
del Yo conforme a los más diferentes modelos”.

“Ambas instancias aparecen aún casi confundidas y el Yo conserva
todavía su anterior contento narcisista de sí mismo. La elección del
caudillo queda considerablemente facilitada en estas
circunstancias.

Bastará que el mismo posea, con especial relieve, las cualidades
típicas de tales individuos y que dé la impresión de una fuerza
considerable y una gran libertad libidinosa, para que la necesidad
de un enérgico caudillo le salga al encuentro y le revista de una
omnipotencia a la que quizá no hubiese aspirado jamás. Aquellos
otros individuos, cuyo ideal del Yo no encuentra en la persona del
jefe una encarnación por completo satisfactoria, son arrastrados
luego «sugestivamente», esto es, por identificación”.
Psicología de las masas - 1921

Reconocemos que nuestra contribución al esclarecimiento de la estructura
libidinosa de una masa se reduce a la distinción entre el Yo y el ideal del
Yo y a la doble naturaleza consiguiente del ligamen -identificación y
substitución del ideal del Yo por un objeto exterior-.

La hipótesis que postula esta fase del Yo y que, como tal, constituye el
primer paso del análisis del Yo, habrá de hallar poco a poco su
justificación en los sectores más diversos de la psicología.

En mi estudio «Introducción del narcisismo» he intentado reunir los
datos patológicos en los que puede apoyarse la distinción mencionada, y
todo nos lleva a esperar, que un más profundo estudio de la psicosis ha
de hacer resaltar particularmente su importancia.

Basta reflexionar que el Yo entra, a partir de este momento, en la
relación de un objeto con el ideal del Yo por él desarrollado, y que
probablemente, todos los efectos recíprocos desarrollados entre el objeto
exterior y el Yo total, conforme nos lo ha revelado la teoría de la
neurosis, se reproducen ahora dentro del Yo.
Psicología de las masas 1921

Podemos admitir perfectamente, que la separación
operada entre el Yo y el ideal del Yo, no puede
tampoco ser soportada durante mucho tiempo y ha
de experimentar, de cuando en cuando, una
regresión.

A pesar de todas las privaciones y restricciones
impuestas al Yo, la violación periódica de las
prohibiciones constituye la regla general, como nos
lo demuestra la institución de las fiestas, que al
principio no fueron sino períodos durante los cuales
quedaban permitidos por la ley todos los excesos,
circunstancias que explica su característica alegría.

Las saturnales de los romanos y nuestro moderno
carnaval coinciden en este rasgo esencial con las
fiestas de los primitivos, durante las cuales se
entregan los individuos a orgías en las que violan
los mandamientos más sagrados.
Psicología de las masas - 1921

Esto se observa más particularmente en el amor desgraciado, no
correspondido, pues en el amor compartido, cada satisfacción sexual
es seguida de una disminución de la superestimación del objeto.

Simultáneamente a este «abandono» del Yo al objeto, que no se
diferencia ya del abandono sublimado a una idea abstracta,
desaparecen por completo las funciones adscritas al ideal del Yo.

La conciencia moral cesa de intervenir en cuanto se trata de algo que
puede ser favorable al objeto, y en la ceguera amorosa, se llega hasta
el crimen sin remordimiento.

Toda la situación puede ser resumida en la siguiente fórmula: el objeto
ha ocupado el lugar del ideal del Yo.

El hecho de que el Yo experimente como en un sueño todo lo que el
hipnotizador exige y afirma, nos advierte que hemos omitido
mencionar, entre las funciones del ideal del Yo, el ejercicio de la
prueba de la realidad.
Psicología de las masas - 1921

Así como el padre había sido el primer ideal del
adolescente, el poeta creó ahora, con el héroe que
aspira a suplantar al padre, el primer ideal del Yo.

La masa multiplica este proceso, coincide con la
hipnosis en la naturaleza de los instintos que
mantienen su cohesión y en la sustitución del ideal del
Yo por el objeto, pero agrega a ello la identificación
con otros individuos, facilitada, quizá, primitivamente,
por la igualdad de la actitud con respecto al objeto.

La neurosis posee un contenido muy rico, pues
entraña todas las relaciones posibles entre el Yo y el
objeto, tanto aquellas en las que el objeto es
conservado como aquellas en las que es abandonado o
erigido en el Yo, y por otro lado, las relaciones
emanadas de conflictos entre el Yo y el ideal del Yo.
El Yo y El Ello 1923

Cualquiera que sea la estructura de la ulterior resistencia del carácter contra
las influencias de las cargas de objeto abandonadas, los efectos de las
primeras identificaciones realizadas en la más temprana edad, son siempre
generales y duraderos.

Esto nos lleva a la génesis del ideal del Yo, pues detrás de él se oculta la
primera y más importante identificación del individuo, o sea la identificación
con el padre.

Esta identificación no parece constituir el resultado o desenlace de una carga
de objeto, pues es directa e inmediata, y anterior a toda carga de objeto.

Pero las elecciones de objeto pertenecientes al primer período sexual y que
recaen sobre el padre y la madre, parecen tener como desenlace normal, una
tal identificación, e intensificar así la identificación primaria.
El Yo y El Ello 1923

El ideal del Yo es, por lo tanto, el heredero del complejo de Edipo, y con
ello, la expresión de los impulsos más poderosos del Ello y de los más
importantes destinos de su libido. Por medio de su creación, se ha
apoderado el Yo del complejo de Edipo y se ha sometido,
simultáneamente al Ello.

El Superyó, abogado del mundo interior, o sea del Ello, se opone al Yo,
verdadero representante del mundo exterior, o de la realidad. Los
conflictos entre el Yo y el ideal, reflejan, pues, en último término, la
antítesis de lo real y lo psíquico, del mundo exterior y el interior.

El ideal del Yo presenta, a consecuencia de la historia de su formación,
una amplia relación con las adquisiciones filogenéticas del individuo, o
sea con su herencia arcaica.

Aquello que en la vida psíquica individual ha pertenecido a lo más bajo,
es convertido por la formación del ideal, en lo más elevado del alma
humana, conforme siempre a nuestra escala de valores.
El Yo y El Ello 1923

Pero sería un esfuerzo inútil querer localizar el ideal del Yo, aunque sólo
fuera de un modo análogo a como hemos localizado el Yo, o adaptarlo a una
de las comparaciones por medio de las cuales hemos intentado reproducir la
relación entre el Yo y el Ello.

No es difícil mostrar que el ideal del Yo satisface todas aquellas exigencias
que se plantean a la parte más elevada del hombre.

Contiene, en calidad de sustitución de la aspiración hacia el padre, el nódulo
del que han partido todas las religiones. La convicción de la propia
insuficiencia resultante de la comparación del Yo con su ideal, da origen a la
religiosa humildad de los creyentes.

En el curso sucesivo del desarrollo, queda transferido a los maestros y a
aquellas otras personas que ejercen autoridad sobre el sujeto, el papel del
padre, cuyos mandatos y prohibiciones conservan su eficiencia en el Yo ideal
y ejercen ahora, en calidad de consciencia [Gewissen = conciencia moral], la
censura moral.
El Yo y El Ello -1923

El sentimiento normal consciente de culpabilidad (conciencia
moral), no opone a la interpretación dificultad alguna. Reposa en
la tensión entre el Yo y el ideal del Yo y es la expresión de una
condena del Yo por su instancia crítica.

Los conocidos sentimientos de inferioridad de los neuróticos
dependen también, quizá, de esta misma causa.

En dos afecciones que nos son ya familiares, es intensamente
consciente el sentimiento de culpabilidad.

El ideal del Yo muestra entonces una particular severidad y hace al
Yo objeto de sus iras, a veces extraordinariamente crueles. Al lado
de esta coincidencia, surgen, entre la neurosis obsesiva y la
melancolía, diferencias no menos significativas, por lo que
respecta a la conducta del ideal del Yo.
Yo ideal

fr. moi idéal; ingl. ideal ego; al. Ideal-Ich). Formación psíquica
perteneciente al registro de lo imaginario, representativa del primer
esbozo del yo investido libidinalmente.

El término, introducido por Freud en 1914 (Introducción del
narcisismo), designa al yo real [Real-Ich] que habría sido objeto de
las primeras satisfacciones narcisistas.

Ulteriormente, el sujeto tiende a querer reencontrar este yo ideal,
característico del estado llamado «de omnipotencia» del narcisismo
infantil, tiempo en que el niño «era su propio ideal»
En El yo y el ello (1923), Freud acerca al yo ideal y al ideal del yo,
atribuyéndoles las mismas funciones de censura e idealización.


Para J. Lacan (El estadio del espejo corno formador de la función del
yo [je] 1949), el yo ideal es elaborado desde la imagen del cuerpo
propio en el espejo. Esta imagen es el soporte de la identificación
primaria del niño con su semejante y constituye el punto inaugural de
la alienación del sujeto en la captura imaginaria y la fuente de las
identificaciones secundarias en las que él (le) se objetiva en su
relación con la cultura y el lenguaje por la mediación del otro.

Roland Chemana
El Ideal del Yo

Al.: Ichideal. Fr.: idéal du moi. Ing.: ego ideal. It.: ideale dell´io.
Por.: ideal do ego.

Término utilizado por Freud en su segunda teoría del aparato
psíquico: instancia de la personalidad que resulta de la convergencia
del narcisismo (idealización del yo) y de las identificaciones con los
padres, con sus substitutos y con los ideales colectivos.

Como instancia diferenciada, el Ideal del yo constituye un modelo al
que el sujeto Intenta adecuarse.

En Freud resulta difícil delimitar un sentido unívoco del término
«ideal. del yo». Las variaciones de este concepto obedecen a que se
halla íntimamente ligado a la elaboración progresiva de la noción de
superyó y, de un modo más general, de la segunda teoría del aparato
psíquico.

Así, en El yo y el Ello (Das Ich und das Es, 1923) se tratan como
sinónimos ideal del yo y superyó, mientras que en otros trabajos la
función del ideal se atribuye a una instancia diferenciada o, por lo
menos, a una subestructura particular existente dentro del superyó.
Laplanche y Pontalis

En la Introducción al narcisismo (Zur Einführung des Narzissinus,
1914) aparece el término «ideal del yo» para designar una formación
intrapsíquica relativamente autónoma que sirve de referencia al yo
para apreciar sus realizaciones efectivas.

Su origen es principalmente narcisista: «Lo que [el hombre] proyecta
ante sí como su ideal es el substitutivo del narcisismo perdido de su
infancia; en aquel entonces él mismo era su propio ideal».

Este estado narcisista, que Freud compara a un verdadero delirio de
grandeza, es abandonado, especialmente a causa de la crítica que
los padres ejercen acerca del niño. Se observará que ésta,
interiorizada en forma de una instancia psíquica particular, instancia
de censura y de autoobservación, se distingue, a lo largo de todo el
texto, del ideal del yo: ella «[...] observa sin cesar al yo actual y lo
compara con el ideal».
Laplanche y Pontalis

En Psicología de las masas y análisis del yo (Massenpsychologie
und Ich-Analyse, 1921) se sitúa en primer plano la función del
ideal del yo. Freud ve en él una formación claramente
diferenciada del yo, que permite explicar en especial la
fascinación amorosa, la dependencia frente al hipnotizador y la
sumisión al líder: casos todos en los que una persona ajena es
colocada por el sujeto en el lugar de su ideal del yo.

Este proceso se encuentra en el origen de la constitución del
grupo humano.

La eficacia del ideal colectivo proviene de la convergencia de los
«ideal del yo individuales

Cierto número de individuos han colocado un mismo objeto en el
lugar de su ideal del yo, a consecuencia de lo cual se han
identificado entre sí en su yo; y a la inversa, aquéllos son los
depositarios, en virtud de identificaciones con los padres,
educadores, etc., de cierto número de ideales colectivos

«Cada individuo forma parte de varios grupos, se halla ligado
desde varios lados por identificación y ha construido su ideal del
yo según los modelos más diversos».
Laplanche y Pontalis
 En El yo y el ello, donde figura por vez
primera el término «superyó», éste se
considera como sinónimo de ideal del yo; se
trata de una sola instancia, que se forma por
identificación con los padres
correlativamente con la declinación del Edipo
y que reúne las funciones de prohibición y de
ideal.
 «Las relaciones [del superyó] con el yo no se
limitan únicamente a este precepto: "tú
debes ser así" [como el padre]; incluyen
también esta prohibición: "tú no tienes
derecho a ser así" [como el padre], es decir,
a hacer todo lo que él hace; muchas cosas le
están reservadas».
Laplanche y Pontalis

En las Nuevas lecciones de introducción al psicoanálisis (Neue
Folge der Vorlesungen zur Einführung in die Psychoanalyse,
1932), se efectúa una nueva distinción: el superyó aparece
como una estructura global que implica tres funciones:
«autoobservación, conciencia moral y función de ideal».

La distinción entre estas dos últimas funciones queda
especialmente ilustrada en las diferencias que Freud intenta
establecer entre sentimiento de culpabilidad y sentimiento de
inferioridad. Estos dos sentimientos son el resultado de una
tensión entre el yo y el superyó, pero el primero guarda
relación con la conciencia moral, y el segundo con el ideal del
yo, en tanto que es amado más que temido.

La literatura psicoanalítica atestigua que el término «superyó»
no ha desplazado al de ideal del yo. La mayoría de los autores
no los confunden. Existe un relativo acuerdo en cuanto a lo
que se designa por «ideal del yo»; en cambio, las
concepciones difieren en cuanto a su relación con el superyó y
la conciencia moral
Laplanche y Pontalis


El problema se complica aún más por el hecho de que los
autores llaman superyó, como Freud en las Nuevas lecciones,
tanto a una estructura de conjunto que comprende diversas
subestructuras, como más específicamente a la «voz de la
conciencia» en su función prohibitiva. Así, por ejemplo, para
Nunberg, el ideal del yo y la instancia prohibitiva se hallan
claramente separados.
Los distingue en cuanto a las motivaciones que inducen en el
yo: «Mientras el yo obedece al superyó por miedo al castigo,
se somete al ideal del yo por amor»; y también en cuanto a
su origen (el ideal del yo se formaría principalmente sobre la
imagen de los objetos amados, y el superyó sobre la de los
personajes temidos). Aunque tal distinción parece bien
fundada desde un punto de vista descriptivo, resulta difícil de
mantener en forma rigurosa desde el punto de vista
metapsícológico.
Laplanche y Pontalis
 Muchos autores, siguiendo la indicación
dada por Freud en El yo y el ello (texto
citado más arriba), subrayan la
imbricación de los dos aspectos del ideal y
de la prohibición. Así, D. Lagache habla de
un sistema superyó-ideal del yo, en cuyo
interior establece una relación estructural:
«[...] el superyó corresponde a la
autoridad, y el ideal del yo a la manera en
que el sujeto debe comportarse para
responder a lo que espera la autoridad».
Laplanche y Pontalis
La Transición del Yo Ideal al Ideal del Yo
(M. Abadi)

Yo Ideal correspondería a una determinada etapa del
desarrollo yoíco, que es un proceso que culmina en la
constitución de un “Yo”. Es la etapa en la que las
primordiales pulsiones autoeróticas son plenamente
colmadas de satisfacción por obra de “algo” idealmente
eficiente, en el cumplimiento de la “acción eficaz”.

Este “ente ideal” es uno mismo , es un esbozo de Yo, un
esbozo “pre-yóico”, “Yo Ideal”.

El calificativo de “Ideal” llevará a la postulación de una
entelequia mística : “El Yo Ideal” (Ya que es la noción de
omnipotencia la que funda la noción de “ideal”)

Por lo tanto a partir del “Yo Ideal”, vale decir, de un
estadio (y de un estado) que corresponde al denominado
narcisismo primario, se constituye una primera,
embrionaria e ilusoria integración, dentro del sujeto, de
partes disociadas.
La Transición del Yo Ideal al Ideal del Yo (M. Abadi)

Un “tú” que en el fondo no es más que un “no-yo” que está
asociado e incorporado a mí y así te conviertas en “algo” que yo
tengo y que yo soy: “Yo Ideal”. Hay, por una parte, un sujeto que
ya no sufre y, por la otra, un objeto eficiente que es negado, en
cuanto objeto discriminable del sujeto, y postulado como si fuera
parte de él.

Este Yo Ideal, todavía no reconocido como tal objeto exterior y
discriminable, va tiñendo de condicionamientos varios al sujeto.

Mi “no-yo ideal” del que no acepté otredad, y que me sirvió al
fagocitarlo, para estructurar un “pre-yo”, el llamado “Yo Ideal”,
embrionario antecesor de alguna estancia que aún no tengo, está
dejando de comportarse idealmente, me pone condiciones; pero
antes de descalificarlo , expulsándolo fuera de mí, decido para no
quedarme desamparado, otorgarlo carta de ciudadanía de mi
subjetividad inclusive a esos condicionamientos. Los llamaré Ideal
del yo, son parte mía, son parte de un futuro “mi mismo”.
El Transito del Ideal del Yo al Superyó (M. Abadi)

La noción de superyó no aparece hasta “El Yo y el Ello” vale
decir en un libro en el cual aquello de lo cual Freud se ocupa
es principalmente un Yo.

El Yo no podría constituirse sino fuera por la forma que le
imprime el molde de un Superyó, previo o simultaneo, que
le obliga y marca sus límites , el Superyó que está en la
cultura y que se nos presenta como ineludible antecesor de
un Yo, predeterminado por una instancia superyoica con la
que reconocemos una relación de filiación.

El Yo Ideal, El Ideal del Yo y el Superyó son
estructuraciones pre-yoícas a partir de las cuales se va
construyendo el Yo.
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