Es una hermana con la que compartimos y una madre que nos acoge. Clama por el daño provocado por el uso irresponsable y el abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. PROBLEMÁTICA ECOLÓGICA: Entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que “gime y sufre dolores de parto” (Papa Francisco). En una consecuencia dramática de la actividad descontrolada e inconsciente del ser humano, este correr el riesgo de destruir a la naturaleza y de ser víctima de dicha degradación. (Papa Pablo VI). Toda pretensión de cuidar y mejorar el mundo supone cambios en los estilos de vida, los modelos de producción y de consumo. El desarrollo humano posee un carácter moral, supone el respeto a la persona humana y al mundo natural. Necesidad de que cada uno se arrepienta de sus propias maneras de dañar al planeta, porque de esa forma estamos llamados a reconocer nuestra contribución a la desfiguración y destrucción de la creación (Patriarca Bartolomé). Se propone pasar del consumo al sacrificio, de la avidez a la generosidad, del desperdicio a la capacidad de compartir, para librarnos del miedo, de la avidez y de la dependencia. (Patriarca Bartolomé). Una ecología integral requiere apertura que conecta con la esencia de lo humano, una apertura al estupor y a la maravilla, a la fraternidad y a la belleza de nuestra relación con el mundo. De esa forma, la sobriedad y el cuidado brotarán de modo espontáneo. (Papa Francisco). El bien común es una realidad práctica, es la causa y la razón de toda la vida social. Es indispensable que se conozca vivencialmente y sea perseguido como una responsabilidad de cada individuo, como si fuera por un bien propio, con el fin de mantener unidas a las sociedades. El bien común es un principio básico y fundamental, es un compromiso con la sociedad, con el prójimo y con el ambiente, todo en un conjunto. El bien común tenderá a establecer y fomentar vínculos de solidaridad entre ciudadanos.