1 Libertad y el problema del mal en la obra Investigaciones Filosóficas de Schelling. Ventajas y desventajas. Introducción El presente elaborato es presentado como culminación del curso Pensiero sistematico e libertà in Schelling desarrollado en la modalidad de seminario. El acercamiento al autor y a algunas de sus obras despertó en mí el interés por su filosofía. La obra que servirá de base para el presente trabajo será Investigaciones filosóficas publicada en el año 1809, a partir de la cual se analizará la propuesta y solución al problema de la libertad y el mal. El desarrollo del trabajo tendrá cuatro momentos: Primero, ubicar el contexto en que nuestro autor se desenvuelve y el posible origen de los temas a estudiar. Segundo, me propongo identificar algunas de las definiciones de libertad que se encuentran en la obra para después resaltar aquella que presenta nuestro autor. Esto nos llevará al inevitable problema del mal, que se desarrollará en el tercer momento, aquí se presentará la propuesta del autor sobre el origen y la positividad del mal y la respuesta que da al problema de la relación que tiene el mal con Dios. En el cuarto momento referiremos, en la medida de lo posible, las ventajas y desventajas de la propuesta de nuestro autor, ayudado de la reflexión de algunos estudiosos de la materia. 1. Búsqueda inquietante: la libertad Friedrich Schelling, el filósofo de Leonberg, es una de las grandes figuras del idealismo alemán. Comenzó su producción literaria con tan sólo 17 años de edad, siendo estudiante en el seminario de Tubinga, ya entonces el problema del mal1 le inquietaba aunque no vuelve a retomar el tema sino hasta 1804 en su obra Filosofía y religión. Apasionado por llevar adelante su esfuerzo de hacer del Idealismo un Sistema aborda una de las cuestiones fundamentales de la Filosofía, el tema de la libertad. Este tema será desarrollado en una de sus obras más importantes: Investigaciones filosóficas sobre la esencia de la libertad humana y los objetos con ella relacionados2. En las palabras preliminares 1 Antiquissimi de prima malorum humanorum origine philosophematis Genes. III explicandi tentamen criticum et philosophicum (1792). 2 SCHELLING, F.W.J., Philosophische Untersuchungen über das Wesen der menschlichen Freiheit und die damit zusammenhängenden Gegenstände (1809). Investigaciones filosóficas sobre la esencia de la libertad humana y los objetos con ella relacionados, ed. 2 Schelling hace mención brevemente de los aportes realizados por Kant y Fichte y que él ha completado ya en sus obras anteriores sobre la cuestión de la oposición entre naturaleza y espíritu (objeto y sujeto). Como están las cosas, ahora es posible resolver lo que es «el punto central y más íntimo de la filosofía», es decir, la verdadera oposición: entre necesidad y libertad. Aunque el tema de la libertad ya había sido tratado por nuestro autor en la obra de 18003, sólo había llegado a concebirla en relación a aquella primera oposición entre naturaleza y espíritu. Ahora la pretensión de Schelling es resolver de manera “completa” dicha cuestión, aunque también aclara la necesidad de interpretar sus obras como fragmentos de un todo: “apreciación sutil” y “buena voluntad” serán necesarias para este fin. En la primera parte de la obra Investigaciones filosóficas se aborda el tema desde la experiencia de la libertad, - no se trata de un hecho imaginario o lógico sino real, tan así que el autor habla del sentimiento de la libertad, como algo que se siente o experimenta -, y de la necesidad de indagar a profundidad sobre su significado real, de modo que se pueda alcanzar una tal perfección científica aspirando a establecer uno de los puntos centrales dominantes del sistema 4. No se ignora la dificultad de esta empresa, pero tampoco se puede permanecer indiferente ante una cuestión tan fundamental, tal es así que de no hallar un concepto de libertad completo toda la Filosofía perdería su valor. 2. De las definiciones a la definición de libertad Al proponerse nuestro autor investigar sobre la esencia de la libertad se encuentra inevitablemente con algunas de las definiciones que más difusión habían tenido en su época, y que formaban parte del uso común entre los hombres. Estas serán consideradas por el filósofo de Leonberg haciendo ver su conveniencia o error según la esencia real de la libertad, y, sin duda alguna el autor propondrá su definición, sobre la cual versará toda su investigación y resolverá los problemas relacionados con ella y sus consecuencias. Un primer concepto de libertad lo encontramos en la primera parte de la obra, donde Schelling aborda la cuestión del panteísmo, dice así: es el «dominio del principio de la inteligencia sobre el principio sensible y los apetitos»5. Se y trad. de Helena Cortés y Arturo Leyte, 1989. En adelante citaremos esta obra siguiendo la paginación de la Sämmtliche Werke de Karl Friedrich August Schelling: SW VII 333416. 3 System des transzendentalen Idealismus (1800). SW III, 329-634. 4 SW VII 336. 5 SW VII 345. 3 concibe la libertad como una cualidad propia de los seres racionales que se expresa en el dominio de los apetitos sensibles y que de alguna manera nos distingue de los animales irracionales. Este concepto según nuestro autor no es lo suficientemente profunda como para definir la esencia de la libertad, sobre todo a la hora de explicar el problema del mal. Si la libertad es una facultad propia de los seres racionales, entendiendo lo racional como lo superior e identificándolo con lo bueno, entonces ¿cómo es que existe el mal? En todo caso, dice el filósofo de Leonberg, dicho concepto anularía completamente el mal6. El siguiente concepto del cual el autor hace referencia en el desarrollo de su investigación lo encontramos en medio de una discusión compleja, la cual se revelaba al principio de la obra como la verdadera oposición a resolver: el de la necesidad y la libertad. Schelling parte del concepto habitual: «facultad completamente indeterminada para querer lo uno o lo otro de entre dos términos contradictorios sin motivos determinantes»7. Esta definición es rechazada inmediatamente por nuestro autor, ya que la considera absurda pues lleva al actuar de manera irracional. En esta misma parte Schelling resalta la aportación del idealismo al problema de necesidad y libertad, a través de los aportes de Kant y Fichte, ahora expresados de manera más comprensible: «libre es aquello que actúa según las leyes de su propia esencia y que no se encuentra determinado por ninguna otra cosa ni dentro ni fuera de él»8, la ventaja de esta definición es que supera la absurda contingencia de la causalidad en la acción singular, de modo que se rompe con el determinismo del que no podía salir Kant. Aun así esta definición no convence tanto a nuestro autor ya que, a lo mucho, es una definición formal y general, y lo que se busca es una definición real y viva de la libertad9. En palabras de Pérez-Borbujo «la novedad del escrito de la libertad radica en la necesidad explicativa de poner ese principio como real y efectivo, abandonando la [intención de exponer solo una] idea o concepto»10. Es así como llegamos a la célebre definición propuesta por nuestro autor que pone en movimiento toda la obra y a partir de la cual explicará el origen y efectividad del mal. Aunque ésta definición aparece antes de la última que hemos expuesto en este trabajo, ha sido intencional dejarla al final. 6 Cf. SW VII 371. SW VII 382. 8 SW VII 384. 9 Cf. SW VII 351-352. 10 PÉREZ-BORBUJO, F., Schelling, el sistema de la Libertad, Nota al pie 52, 34. 7 4 Schelling afirma que el concepto real y vivo de la libertad es: «capacidad para el bien y para el mal»11. Aunque breve y concisa, esta definición lleva a nuestro autor a localizar el punto esencial y la diferencia específica que otros autores no habían podido alcanzar y que eleva de manera inmediatamente a un punto de consideración superior y por encima de la negatividad de aquellos sistemas filosóficos. En este concepto de libertad se pone en evidencia la relación esencial que mantiene con la positividad y realidad del mal, es decir, el mal se presenta como condición de posibilidad de la libertad. Frente al concepto puramente formal de libertad, se trata de encontrar una libertad real, una libertad que no pueda negar su estrecha relación con el mal. Libertad y mal se convierten en conceptos que se exigen el uno al otro, y que sólo se hacen comprensibles si se piensan en referencia mutua. La libertad real sólo puede ser entendida como “capacidad para el bien y para el mal”12. Si la libertad necesita del mal para que pueda esta existir de hecho, surge la pregunta sobre el origen del mal, a la par esto nos lleva a preguntarnos sobre cuál es la relación del mal con Dios, su perfección y santidad vienen comprometidas ¿Cómo se puede excusar a Dios del mal? Ya no se puede seguir eludiendo a esta pregunta y nuestro autor responde con genialidad indiscutible. 3. El mal, Dios y libertad Aceptar la existencia del mal como una realidad positiva lleva a nuestro autor a rechazar aquellas teorías del mal que, o niegan su existencia, lo que nos llevaría a negar al mismo tiempo la libertad; o tienden a absurdos reduccionismos que buscan no comprometer a Dios como su causa, como cuando se afirma que aun en el mal hay algo de positivo y eso positivo deriva de Dios, aun así sigue quedando sin respuesta el origen y la real efectividad del mal13. Otro error que se ha de evitar es el riesgo de caer en el dualismo afirmando dos principios absolutamente diferentes e independientes. Parece ser que estamos en un callejón sin salida. Para poder responder a este problema, Schelling reconoce la insuficiencia del Idealismo, es una dificultad tal que incluso cualquier otro sistema se vería imposibilitado para responder por sí solo. Nuestro autor comienza con una afirmación importante, Dios es vida. Y para resolver la encrucijada anterior no bastan concepciones y sutilezas abstractas. El dinamismo y el devenir eternos son características propias de este Dios vivo. 11 SW VII 352. FERNÁNDEZ BEITES, P., «Individuación y mal. Una lectura de Schelling», 417. 13 Cf. SW VII 353-354. 12 5 Por ello se puede distinguir en la inmanencia divina entre fundamento y existencia, y se puede hablar de esta distinción gracias a los aportes de la filosofía de la naturaleza, pero a diferencia de ella, en que los principios se encuentran fuera, Dios debe de tenerlos en sí mismo, pues antes o fuera de Él no existe nada. Ahora bien, ese fundamento que Dios tiene en sí mismo no es Dios, es sólo fundamento de su existencia, inseparable de Dios pero distinto de Él14. El fundamento es entendido como voluntad, deseo o aspiración ciega, mientras la existencia es inteligencia y luz. El ansia del fundamento es el primer movimiento de la existencia divina, produciendo una imagen de Dios mismo en el que se contempla y se reconoce así mismo, Dios mismo generado en Dios. Es la unión de entendimiento y ansia la que se convierte en voluntad libremente creadora y todopoderosa y el primer efecto del entendimiento en la naturaleza es la escisión de las fuerzas, en cuanto que sólo así puede desarrollar la unidad: «fundamento y existencia deben entenderse como fuerzas que interactúan entre sí y se encuentran en tensión y profunda unidad en Dios»15. Aquí conviene destacar esta primera dualidad y unidad original y necesarias, pues será a partir de ella como nuestro autor explicará tanto la posibilidad del mal, sin ser por ello Dios su causa, como la libertad en el hombre. Así lo explica Schelling en la nota 11 de las Investigaciones filosóficas: El único dualismo legítimo es el que admite al mismo tiempo una unidad. Más arriba se habló del dualismo modificado, según el cual, el principio malo no está coordinado al bueno, sino subordinado a él. No se puede temer que alguien confunda la relación aquí establecida con ese dualismo en el que lo subordinado es siempre un principio esencialmente malo, y precisamente por ello, permanece absolutamente incomprensible en su procedencia divina16. La creación entera participa de ese gradual movimiento en Dios en el cual se revela, pero sólo en el espíritu del hombre es donde se da una real unidad de los dos principios, por eso el hombre es semejante a Dios ya que son seres libres, actúan por sí mismos y cuyo ser no tiene más fundamento que Dios mismo17, con la diferencia que en Dios es imposible la separación de los principios, ya 14 Cf. SW VII 358. GIL-SÁNCHEZ, L.A., «Darle forma a la odisea de la vida. Entre el sistema y el diálogo en Schelling», 56. 16 SW VII 359. 17 Cf. SW VII 347. La liberad del hombre tiene su fundamento en la libertad de Dios, como Dios es libre el hombre también lo es, es necesariamente libre, por eso mismo la esencia del hombre es su acto, al actuar es libre y por es ello responsable de su actuar. (cf. SW VII 385). 15 6 que la fuerza de su espíritu es el amor, mientras que en el hombre esa unidad puede llegar a separarse, es aquí donde radica la diferencia entre Dios y el hombre y la puerta se abre para la posibilidad del mal. La convicción del filósofo de Leonberg es que el mal tiene su origen precisamente en esa posibilidad de separación de los principios, el hombre está situado en aquella cumbre en la que, por su libertad, puede dirigirse al bien o al mal, es él el responsable de mantener el equilibrio o de introducir el desorden y la desarmonía18. Hasta este punto la posibilidad del bien y del mal se sitúan al mismo nivel, tiene el mismo peso y la misma valencia, contrario a aquellos que veían en el mal una imperfección, pasividad o debilidad, si el mal fuera todo eso no causaría tanto daño y dolor como se constata, por esto nuestro autor no tiene reparo en afirmar que: «el fundamento del mal no puede reposar sólo sobre algo positivo en general, sino más bien en lo supremamente positivo… el mal reside en el centro o la voluntad originaria del primer fundamento»19. Solo en el momento en el que el hombre rompe el equilibrio de fuerzas y se inclina hacia el mal mediante un acto propio y libre es cómo el mal radical se convierte en mal real o de hecho, es lo que Schelling llama inversión de principios20. Siendo el hombre un persona libre es por eso una voluntad particular llamado a permanecer en obediencia y equilibro con la voluntad universal. Cuando esta voluntad particular tiende a la periferia, es decir, a dejar el centro y el equilibrio de los principios, buscando imponer su voluntad particular como centro, es cuando el mal se manifiesta actual y efectivo en el hombre, por el contrario el bien real consistirá en el perfecto acuerdo y equilibrio de los principios. Ya hemos visto como la libertad humana tiene su origen y fundamento en Dios, lo cual posibilita la revelación de Dios, pues Dios solo puede revelarse en su semejante; cómo la posibilidad del mal tiene su fundamento en la dualidad de principios, que Dios mantiene unidos inseparablemente, pero que en el hombre puede darse la separación y a través de su actuar libre hacer real y efectivo el mal, pero ¿Por qué Dios puede mantener unidos los principios en medio de ese devenir que es su revelación? ¿Cuál es el fin de mal en todo este devenir de la revelación? Para responder a estas cuestiones Schelling sigue elevándose en su especulación metafísica. Ya se había dicho que esa unidad era posible porque el espíritu del amor hacía efectiva la inseparabilidad eterna de los principios. Para justificar esta respuesta nuestro autor echa mano del no-fundamento como 18 Cf. SW VII 374. 386; Cf. SAFRANSKI, R., El mal o el drama de la libertad. 88-89. SW VII 369. Cf. 400. 20 Cf. SW VII 390. 19 7 realidad anterior a la separación de principios que hace posible esa unidad, ese no-fundamento es total indiferencia21, tal es así que aunque en el devenir de Dios para revelarse se de ese movimiento de principios, nunca el mal podrá sobreponerse al bien. El no-fundamento tiene la fuerza necesaria para unir y mantener en equilibrio eternamente una vez escindidos. Fundamento y existencia aunque contrapuestos22, y es necesario que así sea para que a través del acto de la revelación Dios devenga persona, nunca se anularan ni destruirán mutuamente. Por tanto Dios nunca podría inclinarse por el mal, pues aunque este tenga su origen en uno de los principios, para que sea real y efectivo tiene que ser puesto en acto a través de una decisión libre. Dios que es la suprema libertad es también la suprema bondad. El no-fundamento, por tanto, contiene ya los dos principios como tales y eso permite a cada uno de los opuestos ser inseparables. No se confunde con el espíritu del amor porque el no-fundamento se encuentra sobre toda oposición como indiferencia y esto garantiza la armonía final23. Ahora resta saber qué fin tendrá el mal en el devenir del tiempo y de la historia. Schelling es del parecer que el mal está destinado a desaparecer, en su obra Investigaciones filosóficas encontramos tres razones. Primero, el mal no es una esencia en sí, sino que es una realidad sólo en la oposición, y puesto que la identidad, que es realizada por el espíritu del amor en ambos principios, es anterior al mal mismo, por tanto, el mal es excluido de la identidad 24. La finalidad de la oposición de los principios es la absoluta revelación de Dios, de modo que cuando la revelación llegue a su fin y no haya más necesidad de oposición, entonces el mal no podrá más llegar a ser realidad efectiva. Segundo, el bien tiene que elevarse desde las tinieblas hasta la actualidad a fin de vivir junto a Dios imperecederamente, y el mal, por el contrario, ha de escindirse del bien a fin de ser arrojado eternamente al no-ser, el mal sin el bien deja de ser ya en tanto que mal, mientras que el bien elevado del fundamento se unirá con el 21 La indiferencia no es un producto de los opuestos, los cuales tampoco se encuentran contenidos en ella implícitamente, sino que es un ser propio, separado de toda oposición, contra el que se quiebran todos los opuestos, un ser que no es más que el no-ser de éstos… aunque sin ser por eso una nada o un absurdo (Cf. SW VII 406). 22 Aunque el fundamento empuja el posible principio del mal, esto no significa que sea el mal mismo ni tendencia al mal. Incluso ese empuje no es provocado por la voluntad de Dios, sino sólo según las propiedades del fundamento mismo (Cf. SW VII 401). 23 Cf. MELCHIORRE, V. –al., Enciclopedia filosófica, X, 10140 (La traducción es nuestra). 24 Cf. SW VII 409. 8 bien originario en eterna unidad25. Tercero, el mal se manifiesta como un engaño cuando la voluntad particular se separa de su centro oponiéndose a la voluntad universal, lo que se conoce como inversión de principios, el mal aunque real y efectivo es un dios invertido, es decir, un dios falso o una falsa imaginación, ya que no siendo en sí mismo, al querer ocupar el centro y sublevarse a la voluntad universal toma prestado la apariencia del ser verdadero, su arrogancia lo lleva al no-ser26. 4. Ventajas y desventajas de Investigaciones filosóficas Después de analizar la propuesta de Schelling en su obra Investigaciones filosóficas, queremos resaltar algunos puntos que, a nuestro parecer, resultan iluminadores para el esclarecimiento de lo que justamente nuestro autor denominó “el problema fundamental de la filosofía”; posteriormente, señalaremos aquello que sigue siendo oscuro, e incluso contradictorio, en algunos puntos de la filosofía de nuestro autor. Las ventajas que encontramos en respuesta al problema de la libertad y del mal son, en primer lugar, que nos ayuda a superar el problema que tanto el panteísmo como el idealismo habían sido incapaces de superar por sí solos, plantearse el problema como una realidad efectiva, superando la negación, el reduccionismo y el determinismo como posibles respuestas al problema. Para Schelling la libertad y el mal no son meros conceptos lógicos, que se encuentran en nuestra mente y de los cuales al llegar a hacernos conscientes de ellos nos ayudaran a entender y explicar nuestra realidad, sino que ellos mismos son una realidad efectiva. La libertad llega con Schelling a ser de verdad libre y no condicionada por nada ni nadie, ni siquiera por Dios, es más, gracias a que nuestra libertad está fundada en Él, y Él es absolutamente libre, somos libres de verdad. Segundo, el paso de una teoría del conocimiento a una ontología. A partir de Kant parecía imposible toda ciencia que fuera más allá de las condiciones de posibilidad del conocimiento, Dios ya no solo sería un postulado de la razón práctica, es ahora el principio absoluto que ofrece una respuesta positiva y se convierte en fundamento de la realidad, con ello defiende el valor indiscutible de la existencia real de Dios. Tercero, en esta obra Schelling quiere aclarar su postura frente al panteísmo, analizando este sistema de pensamiento encuentra sus errores y sus aciertos, y llega a afirmar el origen de nuestra existencia en Dios sin caer en el error de confundirnos con la divinidad, 25 26 Cf. SW VII 404-405. Cf. SW VII 390-391. 9 mantiene la real distinción entre Dios y sus creaturas a través de la correcta interpretación de la filosofía de la identidad27. Cuarto, la afirmación de Dios como persona. Dios deja de ser un concepto para presentarse en el devenir de la historia como persona, en el sentido más absoluto, que es ser en sí mismo, un ser que es actividad y vida y que deviene en la historia a través de la revelación. Dios como persona28. Entre las desventajas podemos resaltar cuatro. Primero, es difícil alcanzar a comprender el paso de la aplicación de los dos principios en Dios, que como el mismo Schelling lo expresa estos fueron concebidos en la Filosofía de la Naturaleza, hay un salto tremendo en el que quizá se necesite una “creencia”29 como la que propone en su obra; en este sentido Rüdiger Safranski comenta de manera incisiva: «Las especulaciones metafísicas de este pensador son narraciones de conceptos. Sin duda, el tiempo inmemorial solo puede abordarse narrativamente»30. Segundo, comparto la crítica que hace la filósofa Pilar Fernández31 de la dificultad de salvar la individualidad del hombre al final de la revelación. Cierto que al inicio de la obra salva muy bien esta diferencia, tal es así que no cae en el error del panteísmo. Pero cuando habla del triunfo de la luz y la expulsión del mal pareciera que el hombre tiene que sacrificar su individualidad ya que la voluntad de Dios tiende a universalizarlo todo32. Tercero, encontramos una cierta contradicción pues al afirmar la libertad en el hombre, teniendo esta su fundamento en Dios, Schelling postula que Dios solo puede revelarse en aquello que es semejante a él33, mientras que al postular la distinción entre Dios y el hombre, el cual consiste en que en el hombre los dos principios, aunque unidos por el espíritu, pueden de hecho separarse y esto posibilita el mal, postula que para que sea posible la revelación esta solo es posible en la oposición34. El mismo hecho de la revelación necesita para realizarse semejanza y oposición. Cuarto, pareciera que es común entre los estudios de este autor y de la obra que nos ocupa el afirmar que la intención inicial de formar un sistema de la libertad no llega a consolidarse, por el hecho de que esta etapa del pensamiento del filósofo de Leonberg significa una ruptura 27 Cf. URDANOZ, T., Historia de la filosofía, 237. MILLUCCI, M., «Creazione divina e creazione umana: la possibilità del bene e del male nella “Freiheitsschrift” di Schelling» 66. 29 Cf. SW VII 394. 30 SAFRANSKI, R., El mal o el drama de la libertad, 82. 31 FERNÁNDEZ, B.P., «Individuación y mal. Una lectura de Schelling», 432-437. 32 Cf. SW VII 381. 33 Cf. SW VII 347. 34 Cf. SW VII 374. 28 10 con el Sistema del idealismo trascendental de 1800, aun cuando en las palabras preliminares afirme que con esta obra completaba lo que había iniciado anteriormente y que su filosofía podía encontrarse como en partes de un todo. Según la filósofa Lina Andrea Gil-Sánchez esta postura del desfondamiento del sistema no es del todo justa, primero que nada por el hecho de la complejidad de los temas que aborda y que a pesar de todo logra dar respuesta a partir de argumentaciones sistemáticas y conceptuales. Defiende la postura de que Schelling no busca realizar un sistema acabado, las palabras preliminares y la nota 36 dan testimonio de ello. Schelling nos muestra con esta obra un cambio en la manera de hacer filosofía, cierto que supera las limitaciones del idealismo que llevan a valorar su honestidad intelectual35. Conclusión El estudio de la obra Investigaciones filosóficas de Schelling ha resultado interesante y provechoso. El fundamental y difícil tema de la libertad y del mal vienen desarrollados por nuestro autor con pasión viva, tal como afectan a cada hombre, su propuesta se va desarrollando con armonía in crescendo, hasta llegar a aquellas alturas metafísicas y realidades que algunos pensaban habían quedado superadas por la modernidad. El punto de arranque es la experiencia de la libertad entendida como problema central y fundante en la filosofía la cual exige, no tanto un esquema lógico conceptual elaborado por la razón sino, por así decirlo, la contemplación de la dinámica propia de un concepto vivo, de ahí que se diga que el filósofo de Leonberg nos ha enseñado una nueva forma de hacer filosofía. La libertad, si se quiere captar en su real esencia es de vital importancia fundamentarla en un origen absolutamente libre que justifique su existencia real y no solo ideal, a partir del cual se responda a todas las dificultades que se le propongan. Solo fundada en Dios la libertad es libre. El hecho de la libertad, captado en su esencia, incluye la realidad del mal. Schelling considera al mal condición de posibilidad de la libertad. El hombre es libre porque es capaz de mal, así como lo es para el bien, no como un defecto sino como un signo de una libertad real, no determinada ni debilitada; eso no hace al hombre malo, el mal se hará eficaz en el momento en que el hombre realice el mal con un acto libre. Dios, en quien el hombre tiene su origen y por el cual este participa de una libertad real, tiene en sí dos principios que hacen posible su vida y revelación en el devenir de la historia, estos principios en 35 GIL-SÁNCHEZ, L.A., «Darle forma a la odisea de la vida. Entre el sistema y el diálogo en Schelling» 63-64. 11 cuanto que oposición posibilitan el mal, pero no como un mal de hecho, este se verificará en la ruptura del equilibrio de los principios que es posible en el hombre por su libertad. El mal en Dios es imposible porque el no-fundamento anterior a toda oposición y es indiferente a ella, y si permite la división es para permitir la vida, el amor, la existencia personal de Dios que es el fin de la revelación, es entonces que elevará el bien a eterna unidad con Él y expulsará el mal, el cual no pudiendo oponerse al bien terminará extinguiéndose. Con toda esta metafísica de la libertad y del mal, el autor supera el dualismo, la negación del mal y el determinismo en el que otros sistemas cayeron. La propuesta de Schelling ofrece elementos de mucho valor para la solución de este problema capital que permite el dialogo y la profundización de estas realidades. Sus desventajas incitan a la filosofía a la reflexión y el análisis de modo que el pensamiento siga elevándose a la verdad. 12 BIBLIOGRAFÍA FERNÁNDEZ, B.P., «Individuación y mal. Una lectura de Schelling», Revista de Filosofía 10 (1993) 413-437 [https://revistas.ucm.es/index.php/RESF/article/view/RESF 9393220413A/11525]. GIL-SÁNCHEZ, L.A., «Darle forma a la odisea de la vida. Entre el sistema y el diálogo en Schelling», Cuestiones de Filosofía 18 (2016) 43-66 [https://revistas.uptc.edu.co/ index.php/cuestiones_filosofia/article/view/5356/4483]. MILLUCCI, M., «Creazione divina e creazione umana: la possibilità del bene e del male nella “Freiheitsschrift” di Schelling» Rivista Di Filosofia Neo-Scolastica 91 (1999) 5071 [https://www.jstor.org/stable/43062851]. PÉREZ-BORBUJO, F., Schelling, el sistema de la Libertad, Barcelona, 2004. SAFRANSKI, R., El mal o el drama de la libertad. Barcelona, 2000. SCHELLING, F.W.J., Investigaciones filosóficas sobre la esencia de la libertad humana y los objetos con ella relacionados, ed. y trad. de Helena Cortés y Arturo Leyte, Barcelona, 1989. URDANOZ, T., Historia de la filosofía, IV, Madrid, 1975. MELCHIORRE, V. (dir.) – al., «Schelling», Enciclopedia filosofica, X, Milano, 2006, 1013310146.