Los elementos del pensamiento son la percepción, el propósito, el problema en cuestión, el concepto, la información, la interpretación y la conclusión. Su relación con el proceso de redactar es sencilla, pues se necesita de una percepción para entender el entorno. Para poder escribir algo se debe saber con qué propósito se hace y así pasar a definir que es a lo que se quiere llegar, las preguntas que se deben hacer para cumplir el objetivo. Luego se tiene el concepto y la información, pues el concepto son definiciones que nos sirven para apoyarnos en un tema y la información es la que necesitamos para poder abordarlo. Por último está la interpretación, la manera en la que internalizamos lo que aprendemos y lo plasmamos en un escrito, y la conclusión, los cuales son los resultados o el objetivo alcanzado de lo que se ha escrito, investigado o propuesto para algo.