-------------- ----------------¡ Danowski, Déborah y Viveiros de Castro, Eduardo ¿Hay mundo por venir? Ensayo sobre los miedos y los _fines - la ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Caja Negra, 2019. 224 p.; 20 x 13 cm. (Futuros próximos; 23) Traducción de Rodrigo Álv~rez ISBN 978-987-1622-.73-3 1. Antropología. 2. Etnología. 3. Estudios Culturales I. Viveiros de Castro, Eduardo II. Álvarez, Rodrigo, trad. III. Títu lo. CDD 301.01 Título original: Há mundo por vir? Ensaio sobre os medos e os jins © © © Déborah Danowski Eduardo Viveiros de Castro Caja Negra Editora, 2019 Obra publicada con el apoyo de la Fundación Biblioteca Naciomil de Brasil! Ministerio de Ciudadanía Obra publicada com o apoio da Funda¡;;ao Biblioteca Nacional! Ministério da Cidadania PÁTRIA AMADA FUNDA.;.Ii.o BIBLIOTECA NACIONAL MINISTÉRIO DA CIDADANIA ~!?B!:\~L~ Caja Negra Editora Buenos Aires 1 Argentina info@cajanegraeditora.com.ar www.cajanegraeditora.com.ar Dirección Editorial: Diego Esteras 1 Ezequiel Fanego Producción: Malena Rey Diseño de Colección: Consuelo Parga Maquetación: Julián Fernández Mouján Corrección: Renata Prati DÉaORAH DANOWSKI EDUARDO VIVEIROS DE CASTRO ¿HAY MUNDO POR VENIR? Ensayo sobre Los miedos y Los fines Traducción / Rodrigo Álvarez CAJA NEGR~ FU:\UROS PROXIMOS 1· ~~ ~ ; ÍNDICE 13 15 19 Agradecimientos Prefacio a la segunda edición Prefacio a la presente edición 21 ¿Qué escabrosa bestia ... 33 ... llegada al fin su hora, 57 ... se arrastra hasta Belén para nacer? 6.5 85 El afuera sin pensamiento · o la muerte del otro Por fin solos 119 Un mundo de gente 149 Humanos y terrícolas en la guerra de Gaia 197 El mundo en suspenso Para Irene, terrícola del mundo por venir. -Orfeo, Dante, Eneas al infierno Descendieron; el Inca ha de subir..: = Ogni sp'ranza lasciate, Che entrate ... -Swedenborg, ¿hay mundo por venir? Joaquim de Sousandrade, El infierno de Wall Street Pero si nosotros, que somos los reyes de la naturaleza, no hemos de tener miedo, ¿quién ha de tenerlo? Clarice Lispector, La legión extranjera 1 .i AGRADECIMIENTOS El primer esbozo de este texto fue una exposición oral hecha el 21 de diciembre de 2012 (el día del Fin del Mundo, según un supuesto "calendario maya") en la Universidad de Toulouse-Le Mirail, por invitación del Équipe de Recherche sur les Rationalités Philosophiques et les Savoirs (ERRAPHis) y, algunas semanas más tarde, en un seminario del módulo "Expérimentation Arts et Politiques" (sPEAP), en el Institut d'Études Politiques (Sciences Po) de París. Agradecemos respectivamente a Jean-Christophe Goddard y a Bruno Latour, así como a los oyentes de las conferencias, por la acogida y los comentarios. Jean-Christophe, Gwen-Elen y Jeanne Goddard nos recibieron en Toulouse con un cariño nada menos que emocionante. Bruno Latour, amigo de larga data, merece agradecimientos especiales por haber sido nuestro mayor incentivador, y, como quedará evidenciado, nuestro principal interlocutor. Nos gustaría agradecer también al valiente pueblo terrícola, nuestros "coterrícolas" de la #ATOA: 1 1. Ajunda9áo Taba Oswald de Andrade. Núcleo de pensamiento y acción 1 D A N o w S K I 1 V I V E I R o S Alexandre Nodari, Flávia Cera, Marcos de Alrneida Matos y Rondinelly Gornes Medeiros, que están con nosotros desde el inicio, y muy especialmente desde el "antropolérnico" evento terraterra, actividad de la Cúpula de los Pueblos paralela' a la Río+20; a Idelber Avelar, por la recomendación del artículo de Dipesh Chakrabarty y pór su siempre generoso apoyo a la causa 'terrícola; a Rodrigo Nunes, por diversas indicaciones relativas al "aceleracionisrno" y sus alrededores; a Felipe Sussekind, Alyne de Castro Costa, Juliana Fausto, Marco Antonio Valentirn, Cecilia Cavalieri, André Vallias e Moysés Pinto Neto, por la complicidad y ayuda decisivas en más de una escaramuza en la actual guerra de los mundos. Venceremos. fines es una versión actualizada y ligeramente ampliada del texto "L'arret de monde", traducido del portugués por Oiara Bonilla (a quien agradecernos la paciencia) y publicado en junio del 2014 en la antología De l'univers clos aú monde infini, compilada por Érnilie Hache. A Érnilie Hache, que no,s invitó a incluirlo en el libro, le estarnos agradecidos por la decisión de preservarlo en su integridad y por sus valiosas sugerencias editoriales (agradecimientos que se extienden aquí a Élie Kongs). A Michael Housernan, finalmente, que dedicó una fría tarde de enero de 2012 a comentar una de las primeras versiones orales del texto, y que tantas veces, a lo largo de tantos años, nos hospedó en su casa, él y Marika Moisseeff, con incondicional y generosísima amistad; cabe finalizar aquí una lista de agradecimientos que debería extenderse mucho más. que actualiza y profundiza la metafísica cósmico-política propuesta en el Manifiesto Antropófago de Oswald de Andrade y en la Revista de Antropofagia (1928-1929). ·Ajunda¡;ao es un neologismo derivado del entrecruzamiento entre ajundar (afondar, hundirse) y jundat;üo (fundación); Taba, en portugués, significa "aldea indígena". [N. del T.] PREFACIO A LA SEGUNDA EDICIÓN "Las cosas cambiaron tan rápido que resultó difícil acompañarlas", dice Bruno Latour en un texto que citarnos en las líneas iniciales del segundo capítulo de este libro. La declaración de Latour se aplica también, perfectamente, a ¿Hay mundo por venir? Ensayo sobre los miedos y los fines. Desde su primera edición a fines de 2014, la marcha implacable del calentamiento global, por un lado, y la acumulación de discursos (en sentido amplio) sobre el "fin del mundo" y sobre el Antropoceno, junto con la nube de ternas que este último término resume de modo conveniente aunque polémico, por el otro, fueron de tal magnitud que intentar actualizar de fÓrrna adecuada los argumentos formulados en aquel año, al fin y al cabo tan reciente, sería una tarea extremadamente difícil, a menos que pretendiésemos escribir un nuevo libro. Recuérdense tan solo algunos hitos relevantes, acontecidos desde aquella primera edición, y que tal vez debieran llevarnos a desarrollar varios de sus pasajes: el encuentro Los Mil Nombres de Gaia: Del Antropoceno a la Edad de la Tierra D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S (Río de Janeiro, septiembre de 2014), que orgamzamos junto con otros colegas y que reunió a varios de los principales pensadores de distintos países alrededor del tema; la publicación de la encíclica papal Laudato Si', que marcó la impactante entrada del Vaticano en el debate; la aparición (es el término qu~ conviene) del Manifiesto Ecomodernista (An Ecomodernist Manijesto), documento capitaneado por el Breakthrough Institute y firmado por diversas celebridades pro-capitalistas, que radicaliza aún más las posiciones defendidas por ese think tank que comentamos aquí; diversos textos haciéndose eco de la Laudato Si' y otros tantos criticando despiadadamente el Manifiesto Ecomodernista, algunos de ellos firmados por autores presentes en nuestro libro; el estudio Capitalism .in the Web of Lije . . Ecology and the Accumulation of Capital, de Jasan Moore, que desarrolla una narración de inspiración histórico-materialista sobre (contra) el "Antropoceno"; la verdadera explosión de eventos, textos, y manifiestos de la corriente "aceleracioni:;;ta", que parece haber perdido algo de su triunfalismo -impresión reforzada por la constatación de que un poco de agua viene siendo discretamente colocada en su espeso vino prometeico-; el Acuerdo de París, documento producido en diciembre de 2015 en la coP21, conferencia que supo, tal vez más que todas las otras veinte cumbres climáticas anteriores, provocar en la mayor parte de los ecologistas y científicos una mezcla en partes iguales de esperanza y decepción -por haber logrado la aprobación unánime de los distintos países miembros para limitar el aumento de la temperatura global a 2 oc, en lo posible a 1,5 °C, pero sin explicitar ninguna medida concreta que permita hacer real, o al menos probable, ese objetivo (no hace ninguna mención a los combustibles fósiles, por citar tan solo un ejemplo), dejando la amarga sospecha de que el espectro de la inevitabilidad del "Plan B" de la geoingeniería subyace al texto del acuerdo-. Y . finalmente, huelga decirlo, la reciente y ominosa elección PREFACIO A LA SEGUNDA EDICIÓN del negacionista Donald Trurnp como Presidente de los 1 Estados Unidos. De un punto de vista que llamaríamos dialógico antes que crítico, no obstante, el fenómeno más importante que modificaría virtualmente el contexto de recepción del presente libro es la publicación de Face a Gai"a, de Bruno Latour. Ese trabajo, una versión bastante modificada de las Gifjord Lectures on Natural Religion dictadas por el autor en Edirnburgo en 2013 -que fueron una especie de hilo conductor de la marcha argumental de ¿Hay mundo por venir?-, fue escrito, además, teniendo en cuenta -entre muchos otros textos- nuestro ensayo "L'Arret de monde". Incorporar el nuevo libro de Latour en esta edición implicaría, en rigor, escribir un nuevo trabajo. Tampoco podernos dejar de mencionar, entre otros trabajos publicados desde 2014, las recientes obras de Donna Haraway 1. No podemos dejar de mencionar algunos estudios divulgados en los últi. mos años, que tuvieron gran impacto en la comunidad científica y también en la opinión pública: el artículo de Richard E. Zeebe, Andy RidgweU y James C. Zachos "Anthropogenic carbon release rate unprecedented during the past 66 million years" (Nature Geoscience, no 9, 2016), que concluye, por medio de una nueva metodología de cálculo, que la velocidad del aumento de la emisión antropogénica de carbono no tiene precedentes en los último.s 66 millones de años; el artículo de James Hans en et. al., "Ice melt, sea level rise and superstorms: Evidence frorn paleoclimate data, dimate modeling, and modern observations that 2 °C global warming could be dangerous" (Atmos. Chem. Phys., no 16, 2016), una estimación de los probables efectos futuros del aumento en el derretimiento del hielo de la Antártida y de Groenlandia; la reversión de la situación del área ocupada por el hielo marino en la Antártida, que parece haber entrado en una tendencia de declive (lo que ya venía sucediendo en el Ártico hace algunas décadas), como señala una noticia del National Snow and Ice Data Center (Nsmc) de noviembre de 2016 (nsdic.org) comentada por Alexandre Araújo Costa (oquevocefariasesoubesse.blogspot.com.br); y, last but not least, el estudio de Sunke Schmidtko, Lothar Stramma & Martin Visbeck "Decline in global oceanic oxygen content during the past five decades", (Nature, no 542, 2017), que presenta un cálculo preciso de la caída del nivel global de oxigeno disuelto en los océanqs desde 1960, estimada en 2,1%. D A N o w S 1( I 1 V I V E I R o S (Staying with the Trouble. Making Kin in the Chtulhucene), Elizabeth Povinelli (Geontologies. A Requiem to Late Liberalism), Marisol de la Cadena (Earth -Beings. Ecologies oj Practice across Andean Worlds), y Anna Tsing (The Mushroom and the End of the World. On the Possibilzty of Lije in Capitalism Ruins), cada una de las cuales explora caminos que apenas pudimos vislumbrar en nuestro ensayo. Si decidimos, finalmente, publicar una nueva edición de ¿Hay mundo por venir? sin tomar debida cuenta de todos esos desarrollos posteriores, fue porque creemos que las constataciones aquí presentadas, las posiciones cuestionadas y las defendidas no requieren ninguna corrección o elaboración que modifique los análisis y las tesis centra_les del libro. En suma, la pregunta que da título a la obra se mantiene, más que nunca, radicalmente abierta. Nada de eso nos impidió, sin duda, hacer algunas pequeñas actualizaciones y alteraciones en esta nueva edición, algunas de las cuales aprovechan sugerencias hechas por Rodrigo Nunes en ocasión de su traducción de nuestro libro al inglés, en 2016. Y, por último, hicimos algunas correcciones y actualizaciones de última hora en lo que concierne a los hechos y a la ciencia del clima, gracias a la generosa ayuda del físico Alexandre Araújo Costa, cuyo excelente blog O que voce faria se soubesse o que eu sei es un instrumento imprescindible para quien quiera comprender la actual crisis ecológica, tanto como sus contextos sociales, económicos y políticos en el Brasil actual. PREFACIO A LA PRESENTE EDICIÓN Es!e libro fue escrito en 2014, cuando Brasil aún se encontraba gobernado por el Partido de los Trabajadores (PT), un partido de centro-izquierda cuyo fuerte sesgo desarrollista lo llevó a menospreciar toda preocupación acerca de los pueblos (humanos y no-humanos) cuyas formas de vida son incompatibles con el evangelio de la modernización. Esto no significa que neguemos la importancia de esos años de gobierno que sacaron de la miseria a treinta millones de brasileños, pero lamentamos que no hayan logrado realizarlo de un modo más inventivo que el de la aceleración de la devastación de la Amazonia y del Brasil Central, con el fomento del agronegocio de exportación de commodities, la explotación minera y la construcción de gigantescas centrales hidroeléctricas para alimentar la industria extractivista. En 2016, Dilma Rousseff, por entonces presidenta electa por la fórmula del PT, sufrió un golpe parlamentario a manos de la derecha vernácula, que impuso la implementación de una agenda fuertemente neoliberal, ahora llevada a extremos grotescame11:te caricaturescos con la llegada D A N o w S 1( I 1 V I V E I R o S o N al poder de un gobierno de ultraderecha. Odio hacia las poblaciones indígenas y afrodescendientes; intención de privatización de la: mayoría de tierras y empresas públicas; ataque a las minorías LGTB y a los derechos reproductivos de las mujeres; negacionisrno cínico ante los cambios climáticos y destrucción de los sistemas de protección ambiental; diseminación de un discurso paranoico sobre el "comunismo" que amenazaría a Brasil, con la consecuente persecución de toda expresión opositora; implantación de censura ideológica en escuelas y universidades ... -en fin, la receta que vernos aplicada en diversos países en la presente y siniestra coyuntura mundial exhibe en Brasil una versión especialmente ainemizante-. Frente a esta nueva situación, las críticas al desarrollo ecocida y etnocida de los gobiernos anteriores al golpe de 2016 presentes en nuestro libro se vuelven exiguas; para caracterizar el Brasil actual sería necesario incrementar la intensidad de ,nuestros reclamos. ¿QUÉ ES,CABROSA BESTIA ••• And what rough beast, its hour come round and last, Slouches towards Bethlehem to be born? W.B. Yeats El fin del mundo es un terna aparentemente interminable ... por lo menos, claro está, hasta que acontezca. El registro etnográfico consigna una variedad de maneras por las que las culturas humanas imaginaron la desarticulación de los marcos espacio-temporales de la historia. Algunas de esas imaginaciones cobraron nueva vida a partir de los años noventa del siglo pasado, cuando se formó el consenso científico respecto de las transformaciones en curso del régimen termodinámico del planeta. Los materiales y los análisis sobre las causas (antrópicas) y las consecuencias (catastróficas) de la "crisis" planetaria vienen acumulándose con extrema rapidez, movilizando tanto la percepción popular -con la debida mediación de los medios de comunicación- corno la reflexión académica. D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S N N Conforme se va tornando cada vez más evidente la gravedad de la presente crisis ambiental y civilizatoria, 1 proliferan nuevas versiones y se actualizan viejas variaciones de una antiquísima idea que llamaremos, en una simplificación que este ensayo pretende complicar un poco, "el 2 fin del mundo". Son blockbusters del género fantástico, "docuficciones" del History Channel, libros de divulgación científica de variados niveles de complejidad, videojuegos, obras musicales y artísticas, blogs sintonizados en todas las franjas del espectro ideológico, reuniones científicas, revistas académicas y redes de información especializadas, informes y pronunciamientos de las más diversas organizaciones mundiales, las invariablemente frustrantes Cumbres Climáticas, simposios de teología, ensayos de filosofía, ceremonias de la Nueva Era y de otros movimientos neopaganos, un número exponencialmente creciente de manifiestos políticos; todo tipo, en suma, de textos, contextos, vehículo~, e·nunciadores, públicos. La presencia del tema en la cultura contemporánea no ha hecho más que aumentar, y de forma cada vez más rápida, exactamente corn,o aquello a 1. Ver, por ejemplo, los últimos informes del Panel Intergubernamental de Cambios Climáticos (rpcc), disponibles en ipcc.ch. La primera parte del 5° informe (con la fundamentación científica del cambio climático, preparado por el Grupo de Trabajo I) se dio a conocer en septiembre de 2013, la segunda y tercera partes (de los Grupos de Trabajo II, sobre impactos, adaptación y vulnerabilidad y III,sobre las opciones de mitigación), fueron presentadas, respectivamente, en marzo y abril del 2014. Como es sabido, las proyecciones del IPcc tienden a ser de las más moderadas entre aquellas que circulan en la comunidad científica, en lo que concierne a la intensidad y al ritmo de los cambios climáticos. 2. Sobre la cinematografía apocalíptica, el lector puede consultar Peter Szendy, L'Apocalypse cinéma. 2012 et autresfins du monde, París, Capricci, 2012, que comenta trece films sobre el fin-del-mundo y trae referencias instructivas sobre decenas de otros. Para un análisis de esa proliferación en el curioso caso de las fantasías distópicas dirigidas a un público de adolescentes del sexo femenino, ver Amanda Craig, "The Hunger Garues and teenage craze for dystopian fiction", The Telegraph, 14 de marzo de 2012. ¿QUÉ ESCABROSA BESTIA ... lo que se refiere, a saber, la intensificación de los cambios en el macroambiente terrestre. Toda esta floración disfórica se ubica a contracorriente del optimismo "humanista" predominante en los últimos tres o cuatro siglos de la historia de Occidente. .Preanuncia, si es que no refleja ya, algo que parecía estar excluido del horizonte de la historia en cuanto epopeya del Espíritu: la ruina de nuestra civilización global en virtud de su hegemonía indiscutible, un ocaso que podrá arrastrar consigo a considerables porciones de la población humana. Aunque comenzando, claro está, por las masas miserables que viven en los guetos y basureros geopolíticos del "sistema mundial", por su naturaleza el colapso inminente alcanzará a todos, de una u otra forma. Por eso, no son solo las sociedades que integran la civilización dominante, de matriz occidental, cristiana, capitalista-industrial, sino toda la especie humana, la idea misma de especie humana, la que está siendo interpelada por la crisis; incluso, por lo tanto, y especialmente, aquellos pueblos, culturas y sociedades que no están en el origen de dicha crisis. Eso por no hablar de los muchos millares de linajes de vivientes que se encuentran en peligro de extinción, o que ya desaparecieron de la faz de la tierra, debido a las modificaciones ambientales causadas por las 3 actividades "humanas". Tal desastre civilizatorio y demográfico es imaginado a veces como el resultado de un evento "global", a saber, como una extinción súbita de la especie humana, o incluso de toda la vida terrestre, desencadenada sea por 3. El problema de la pertinencia o no del concepto de especie humana o "humanidad" para encuadrar la reflexión y la acción de las colectividades políticas actualmente existentes frente a la crisis ambiental (Estados, pueblos, partidos, movimientos sociales) será retomado en la conclusión de este e-nsayo. · (V) N D A N o w S 1< . I 1 V I V E I R o S un "acto de Dios" -un supervirus letal, una explosión volcánica gigantesca, el choque con un cuerpo celeste, una rnegatorrnenta solar-, sea por el efecto acumulativo de intervenciones antrópicas sobre el planeta, corno en el film · The Day Ajter Tomorrow (El día después.de mañana, 2004), de Ro land Ernrnerich, sea, finalmente, por una gran guerra nuclear a la vieja usanza. Otras veces, el desastre tiende a ser descripto de forma más realista (sobre todo si observarnos los sucesivos escenarios que vienen proponiendo las ciencias que estudian las interacciones entre la geósfera, la hidrósfera, la atmósfera y la biósfera: el llamado "Sistema Tierra") 4 corno un proceso de degradación ya iniciado, extremadamente intenso, que se acelera de forma creciente y que es en muchos aspectos irreversible, de las condiciones ~rnbientales que presidieron la vida humana durante el Holoceno (época del período Cuaternario que sucede al Pleistoceno, a partir de los 11.700 años a.C.), con la alternancia entre sequías y huracanes e inundaciones, pérdidas masivas de cosechas agrícolas seguidas de pandernias humanas y animales, guerras genocidas en medio de extinciones biológicas que alcanzan a géneros, familias e incluso linajes enteros, en una secuencia de perversos efectos de retroalimentación que empujarían paulatinamente a la especie, en un proceso de "violencia lenta" -al parecer, cada vez menos lenta-, hacia una existencia material y políticamente sórdida, hacia aquello 4. Sin embargo, nótese por ejemplo que el reciente estudio de Giovani).i Sgubin, Didier Swingedouw et al., "Abrupt cooling over the North Atlantic in modern climate models" (Nature Communications, no 8, 2017), proyecta como un escenario posible aún en este siglo el enfriamiento abrupto (en un período de diez años) del Atlántico Norte, debido a la perturbación de la circulación termohalina de la corriente del Golfo, lo que hace que el argumento del film de Emmerich tal vez ya no pueda ser descripto como tan absolutamente fantasioso. Ver también Alex Kirby, "Drastic cooling in North Atlantic beyond worst fears, scientists warn", The Guardian, 24 de febrero de 2017. ¿QUÉ ESCABROSA BESTIA ••• 5 que Isabelle Stengers llamó "la barbarie que viene", y que será, por lo que todo indica, tanto más bárbara conforme el sistema tecno-econórnico dominante (el capitalismo mundial integrado) continúe su fui te en avarit. No son solo las ciencias naturales y la cultura de masas que se alimenta de ellas las que están registrando la deriva del mundo. La inquietud generalizada comienza a sentirse incluso en la metafísica, notoriamente la más etérea de las especialidades filosóficas. En los últimos años hemos asistido, por ejemplo, a la elaboración de nuevos y sofisticados argumentos conceptuales que se proponen a 6 su modo "acabar con el rnundo": sea acabar con el mundo corno ineludiblemente mundo-para-el-hombre, de modo de justificar el acceso epistémico pleno a un "mundo-sin-nosotros" que se articularía de forma absoluta antes de la jurisdicción del Entendimiento; sea acabar con el mundo-como-sentido, de modo de determinar el Ser corno pura exterioridad indiferente; corno si el mundo "real", en sus radicales contingencia e insignificancia, debiera ser "realizado" contra la Razón y el Sentido. Es cierto que muchos de estos ·fines-del-mundo metafísicos tienen apenas una relación de motivación indirecta con el evento físico de la catástrofe planetaria; pero no por eso dejan de expresarlo, o de reflejar la vertiginosa sensación de incompatibilidad -si no de incomposibilidadentre el humano y el mundo, pues son pocas las áreas de la imaginación contemporánea que no se vieron afectadas por la violenta reentrada de la noósfera occidental en la 5. Rob Nixon, Slow Violence and the Environmentalism of the Poor, Cambridge, Harvard University Press, 2011, y también Isabelle Stengers, En tiempos de catástrofes. Cómo resistir a la barbarie que viene, Buenos Aires, Futuro Anterior/Ned, 2017. 6. Por acabar "a su modo", entiéndase demoler los conceptos de mundo elaborados por la filosofía moderna, de Kant a Derrida y más allá; ver Sean Gaston, The Concept of World from Kant to Derrida, Londres, Rowman & Litterfield, 2013. ..,.., N 1·- o A N o w S 1( I 1 V I V E I R o S atmósfera terrestre, en un verdadero e inaudito proceso de "transdescendencia". Nos creíamos destinados al vasto· océano sideral y henos aquí de vuelta rechazados en el puerto del que partirnos ... Las distopías proliferan; y un cierto pánico perplejo (peyorativamente tildado de "catastrofisrno"), cuando no un entusiasmo algo macabro (recientemente popularizado bajo el nombre de "aceleracionisrno"), parece sobrevolar el espíritu del tiempo. De repente, el famoso no future del movimiento punk se ve revitalizado -si es este el término que conviene-, a la vez que reernergen profundas inquietudes de dimensiones comparables a las presentes, corno aquellas suscitadas por la carrera nuclear de los años -no tan distantes- de la Guerra Fría. Por ello, resulta imposible no recordar la conclusión seca y sombría de Günther Anders, en un texto capital sobre la "metamorfosis metafísica" de la humanidad después de Hiroshirna y Nagasaki: " La ausencia . d e f uturo ya cornenzo'". 7 Ese futuro-que-acabó llegó, una vez más, lo que sugiere que tal vez nunca haya cesado de corn(;!nzar: ¿en el Neolítico?, ¿en la Revolución Industrial?, ¿a partir de la Segunda Guerra Mundial? Si la· amenaza de la crisis climática es menos espectacular que la de los tiempos del peligro nuclear (que no dejó de existir, cabe resaltar), su ontología es más compleja, en lo que respecta a las conexiones tanto con la agencia humana corno con su paradójico cronotopo. 8 Su advenimiento recibió "nuestro" nombre, Antropoceno, designación propuesta por Paul Crutzen y Eugene Stoerrner para 7. Günther Anders, Le temps de la fin, París, L'Herne, 2007, pp. 112-113. "Una guerra nuclear habría sido una decisión consciente por parte de quienes detentan el poder. Los cambios climáticos son una consecuencia no intencional de las acciones humanas, y solo el análisis científico puede mostrar que son el efecto de nuestras acciones corno especie"; Dipesh Chakrabarty, "The Climate of History: Four Theses", Critical Inquiry, no 35, 8. 2009, p. 221. ¿QUÉ ESCABROSA BESTIA ••. lo que ellos entienden es la nueva época geológica que siguió al Holoceno, y que se habría iniciado con la Revolución Industrial e intensificado tras la Segunda Guerra Mundial. § Sobre la relación algo paradójica entre la emergencia de una conciencia "biosférica", la perspectiva a partir del espacio exterior, la consolidación de la teoría del cambio climático y la carrera armamentista de la Guerra Fría (incluido el programa Star Wars de Reagan), el lector encontrará de interés los tra9 bajos de Joseph Masco y el libro reciente de Peter Szendy, Kant chez les extraterrestres. Philosofictions cosmopolitiques. 10 En una conferencia TED del 2012, titulada "¿Por qué tengo que hablar del cambio climático?" y que trataba sobre el desequilibrio energético temporario del Sistema Tierra causado por la acumulación de gases de efecto invernadero (la diferencia entre la cantidad de energía o calor que entra en el sistema y la cantidad reflejada de vuelta al espacio), James Hansen sugirió una elocuente equivalencia entre el c;;alor que se acumula diariamente en los "reservorios" del planeta (el océano, los glaciares y la tierra), a saber, 0,58 W/m2, y el calor de la explosión de cuatrocieJ;ltas mil bombas atómicas. Acerca de esto, véase también el excelente blog Skeptical Science, creado por John Cook, según el cual nuestro clima ha acumulado una cantidad de calor equivalente a la explosión de cuatro bombas de Hiroshima por segundo, alcanzando un total de 2.115.122.800 bombas desde 1998 hasta el "presente" (esto es, hasta el 2 de julio de 2014 a las 14:45, hora de :arasilia, cuando consultamos por última vez 11 el widget 4hiroshimas.com). El físico Alexandre Araújo Costa 9. Joseph Masco, "Bad weather: on planetary crisis", Social Studies of Science, 2010, y "The end of ends", Anthropological Quarterly, 2012. 10. Peter Szendy, Kant chez les extraterrestres. Philosojictions cosmopolitiques, París, Minuit, 2011. 11. Ver skepticalscience/4-Hiroshirna-bornbs-worth-of-heat-per-second.html y skepticalscience.corn/4-Hiroshirna-bornbs-per-second-widget-raise-awareness-global-warrning.html. Un comentario al posteo de John Cook recuen~.a D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S 00 N hizo un cálculo semejante, específicamente pata el forzamiento radiactivo antrópico, y llegó a un resultado mucho mayor: 18,5 12 bombas de Hiroshima por segundo. En suma; el viejo proyecto occidental de aumentar continuamente la ~antidad de energía disponible por habitante, 13 a partir de la aceleración de los procesos de obtención de esa energía con la Revolución Industrial, parece estar aproximándose a un muro contra el cual la especie corre el riesgo de colisionar espectacularmente. § Aunque en el siglo pasado (e incluso un poco antes) ya se hubieran propuesto términos como "Antro ceno", "Antropósfera", o incluso "Antropoceno", se cuenta que fue durante una discusión en un encuentro del International Geosphere-Biosphere Programme (IGBP) cerca de la Ciudad de México, en el 2000, que elquímico atmosférico (y ganador del premio Nobel) Paul Crutzen propuso el concepto por primera vez, publir cándalo ¡r riemora junto con su colega Eugene Stoermer en 14 una newsletr.er, y luego en el artículo "Geology of Mankind". La propuesta aún está siendo examinada por la comunidad científica. Durante el último encuentro del Congreso Internacional de Geología, en agosto de 2016, el Grupo de Trabajo sobre el Antropoceno, coordinado por Jan Zalasiewicz, recomendó la adopción formal de la nueva nomenclatura; sin embargo, aún no se cuenta con una posición oficial por parte que John Lyman (Universidad de Hawái) ya había usado la referencia a la bomba de Hiroshima en el caso de la temperatura del océano, en entrevistas posteriores a su estudio "Robust warming of the global upper ocean" (Nature, n° 465, 2010); ver, por ejemplo, lives-science.com. 12. Para una ilustración de la relación fuertemente simbólica -la "vacilación prolongada entre el sonido y el sentido", como dice Paul Valéryentre los nombres "Hiroshima" y "Katrina", ver "Climate change likened to heat of bomb blasts", The Sydney Morning Herald, 23 de junio de 2013. 13. Claude Lévi-Strauss, Raza y cultura, Madrid, Cátedra, 1993, p. 71. 14. Paul Crutzen y Eugene Stoermer, "The Anthropocene", IGBP Newsletter, 2000; Paul Crutzen, "Geology of mankind", Nature, no 415, 2002. ¿QUÉ ESCABROSA BESTIA •.• de la Comisión Internacional de Estratigrafía o de la Unión Internacional de las Ciencias Geológicas sobre esa cuestión tan importante, así como tampoco sobre cuál será el golden spik.e adoptado, ni sobre la fecha de inicio de la nueva época geológica, en caso de que esta sea aceptada. Los candidatos más probables, no obstante, parecen ser los residuos radioactivos y los años de posguerra, con el inicio de los test nucleares. El Antropoceno (o cualquier otro nombre que se le quie15 ra dar) es una época en el sentido geológico del término, pero apunta hacia el fin ·de la "epocalidad" como tal, en lo que concierne a la especie. Aunque haya comenzado con nosotros, muy probablemente terminará sin nosotros: el Antropoceno solo podrá dar lugar a otra época geológica mucho después de que hayamos desaparecido de la faz de la tierra. Nuestro presente es el Antropoceno; este es nuestro tiempo. Pero este tiempo presente se va revelando como un presente sin porvenir, un presente pasivo, portador de un karma geofísico cuya anulación está enteramente fuera de nuestro alcance, lo cual hace más urgente e imperativa la tarea de mitigarlo: "La revolución ya sucedió ... los eventos con que tenemos que lidiar no están en el futuro, sino en gran parte·en el pasado [ ... ] sea lo que sea que hagamos, la amenaza permanecerá con nosotros por siglos, o milenios". 16 METAFÍSICA Y MITOFÍSICA Este texto es un intento de analizar seriamente los discursos actuales sobre el "fin del mundo", entendiéndolos 15. Veremos, más adelante, algunas razones de disenso en cuanto al uso de este concepto. 16. Bruno Latour, Face a Gai"a. Huit conférences sur le nouveau régime climatique, París,. La Découverte, 2015. D A N o w S 1( I 1 V I V E I R o S o M como experiencias de pensamiento acerca del viraje de la aventura antropológica occidental hacia su declive, esto es, como intentos, no necesariamente· deliberados, de invención de una mitología adecuada para el presente. El "fin del mundo" es uno de esos famosos problemas que según Immanuel Kant la razón no puede resolver, pero tampoco dejar de plantearse. Y se los plantea necesariamente bajo la forma de la fabulación mítica o, como se acostumbra decir hoy en día, de "narrativas" que nos orientan y motivan. El régimen semiótico del mito, indiferente a la verdad o falsedad empírica de sus contenidos, se instaura siempre que la relación entre los humanos como tales y sus condiciones más generales de existencia se impone como un problema para la razón. Y si toda mitología puede ser descripta como una esquematización de condiciones trascendentales en términos empíricos -como una retroproyección validante de ciertas razones suficientes imaginadas ("narrativizadas") _corito causas eficientes-:-, entonces el corriente impasse se torna tanto más trágico, o irónico, conforme somos capaces de ver el problema de la Razón recibiendo el aval del Entendimiento. Pues estamos ~quí frente a un problema esencialmente metafísico, el fin del mundo, formulado en los términos rigurosos de esas ciencias en extremo empíricas que son la climatología, la geofísica, la oceanografía, la bioquímica, la ecología. Tal vez, como observara Claude Lévi-Strauss en repetidas oportunidades, la ciencia, que comenzó a separarse del mito cerca de tres mil años atrás, terminará incluso por reencontrarlo, al cabo de una de esas dobles torsiones que entrelazan la razón analítica con la razón dialéctica, la combinatoria anagramática del significante con las vicisitudes históricas del significado. 17 17. Sobre la "doble torsión" como fórmulaprinceps de la transformación estructuralista, ver Pierre Maranda (comp.), The Double Twist. From EthnC?graphy ¿QUÉ ESCABROSA BESTIA ..• Unas palabras más sobre la noción de "mito". Un estímulo importante, aunque contingente, para el presente ensayo fue una obra filosófica, el ya célebre Después de la finitud, de Quentin Meillassoux (2006). Junto con escritos de otros pensadores contemporáneos asociados al así llamado "realismo especulativo", nos pareció que el proyecto de Meillassoux reanudaba, nolens volens, los lazos entre la especulación metafísica y las matrices mitológicas del pensamiento (que el criticismo kantiano llamaría "dogmáticas"). Tuvimos la impresión, al cabo de la lectura de Después de la finitud -y, más tarde, de Nihil desencadenado, de Ray Brassier (2007), otra obra influyente del movimiento-, de que ese estilo de reflexión se insertaba no solo en la serie que va, digamos, de Platón a Alain Badiou, sino también en un vasto universo discursivo que abarca desde el tesoro de ideas que se acumula hace milenios en la especulación cosmológica de los pueblos indígenas del mundo hasta Melancolía, el film de Lars von Trier (2011), y La carretera, la novela de Cormac McCarthy (2006), pasando por la extensa tradición mítico-literaria occidental sobre el tema del pays gaste, la tierra devastada, 18 sin olvidar la vitalidad persistente, si no incluso creciente, de ese género "menor" que es la ficción científica. La conocida frase de Jorge Luis Borges, que clasificaba a la metafísica como una rama de la to Morphodynamics, Toronto, University of Toronto Press, 2001; Mauro William Barbosa de Almeida, "A fórmula canonica do mito", en Ruben Caixeta de Queiroz y Renarde Freire Nobre (comps.), Lévi-Strauss. Leituras brasileiras, Belo Horizonte, UFGM, 2008; Eduardo Viveiros de Castro, Metafísicas caníbales, Buenos Aires, Katz, 2011. 18. Ver Jessie Weston, From Ritual to Romance, 1920. Eduardo Sterzi ha realizado importantes exploraciones sobre el tema (cursos, artículos), desde sus orígenes europeos hasta la literatura brasileña contemporánea; ver, por ejemplo, "O reino e o deserto. A inquietante medievalidade do moderno"; Letterature d~merica (Brasiliana), no 125, 2009. 1 ¡ 1 1 1 ¡ rl !;! D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S literatura fantástica, 19 no solo terminaría exigiendo la reciprocidad -la literatura fantástica y la ficción científica son las metafísicas pop, las "mitofísicas" de nuestra época-, sino que anticipaba la interdigitación a la que asistimos entre ciertos experimentos de la vertiente más creativa de la filosofía contemporánea y auto'res como H.P. Lovecraft, Philip K. Dick, Ursula K. Le Guin, William Gibson, David Brin o China Miéville. Nuestro objetivo, entonces, es hacer un balance preliminar de algunas de las principales variantes del tema del "fin del mundo", tal como hoy se presenta en el imaginario de la cultura mundializada. Comencemos evocando brevemente los términos objetivos -por así decirlo- del problema. 19. "Los metafísicos de Tlon no buscan la verdad ni siquiera la verosimilitud: buscan el aso:¡nbro. Juzgan que la metafísica es una rama de la literatur9- fantástica"; Jorge Luis Borges, "Tlon, Uqbar, Orbis Tertius", en Ficciones, Buenos Aires, Emecé, 1956, p. 23. ... LLEGADA AL FIN SU HORA, This is really happening happening happening Thom Yorke GAIA Y ANTHROPOS Recordando una antigua maldición chína, se puede decir que realmente vivimos tiempos interesantes. Uno de los aspectos más interesantes de estos tiempos es, como se ha observado hasta el cansancio, su aceleración descontrolada. El tiempo está fuera de eje, y marcha cada vez a mayor velocidad. "Las cosas cambiaron tan rápido que resultó difícil acompañarlas", constataba hace poco Bruno Latour en Face a Gara. Se refería al estado del conocimiento científico respecto del problema; 1 pero, de un tiempo a esta parte, es 1. Conocimiento que, justamente, no para de sorprendernos. Ver, por ejemplo, ..J ·~ D A N o w S. 1< I 1 V I V E I R o S el propio tiempo, como dimensión de la manifestación del cambio (el tiempo como "número del movimiento", como diría Aristóteles), el que parece estar· no solo acelerándose, sino cambiando cualitativamente y "todo el tiempo". Prácticamente todo lo que puede ser diého sobre la crisis climática se vuelve por definición anacrónico y desfasado; y todo lo que debe ser hecho al respecto es necesariamente muy poco, y llega demasiado tarde: too little, too late. Esa inestabilidad meta-temporal se conjuga con una súbita insuficiencia del mundo -recordemos el argumento de las cinco Tierras que serían necesarias para sustentar la extensión pan-humana del nivel de consumo de energía de un ciudadano norteamericano promedio-, y genera en todos nosotros algo así como la experiencia de una descomposición del tiempo (el fin) y del espacio (el mundo), y la sorprendente degradación de las dos grandes formas condicionantes de la sensibilidad al estatuto de formas condicionadas por la acción humana. 2 Este es uno de los sentidos, y no el menos importante, en que se puede decir que nuestro mundo está dejando de ser kantiano. Es curioso observar que todo sucede como si, de las que para Kant son las tres grandes ideas trascendentales, a saber, Dios, el Alma y el Mundo (objetos respectivamente de la teología, la psicología y la cosmología), estuviéramos asistiendo al derrumbe de la última idea; visto que Dios murió entre los siglos XVIII y XIX, el Alma un poco más tarde (su avatar semi-empírico; el Hombre, tal vez haya resistido hasta mediados del siglo XX), solo quedaría el caso de los estudios sobre el derretimiento acelerado de gigantescos glaciares en la Antártida y en Groenlandia, que se hicieron públicos apenas semanas después de la publicación de la última parte del último informe del IPCC en abril de 2014. 2. Anders observó ese decaimiento de la posición de condición a la de condicionado a propósito de lo que él llamaba "tiempo del fin", el kairos posnuclear definido por la posibilidad inminente del "fin de los tiempos"; ver G~nter Anders, Le temps de la fin, op·. cit., p. 82. LLEGADA AL FIN SU HORA, el Mundo, por lo tanto, como el último y vacilante bastión de la metafísica. 3 La historia humana ya conoció varias crisis, pero la así llamada "civilización global" -nombre arrogante para la economía capitalista basada en la tecnología de los combustibles fósíles- jamás enfrentó una amenaza como la presente. No estamos hablando solo del calentamiento global y de los cambios climáticos. En septiembre de 2009, la revista Na tu re publicó un número especial, coordinado por Johan Rockstrom, del Stockholm Resilience Centre, en el que diversos científicos identificaron nueve· procesos biofísicos del Sistema Tierra y buscaron establecer límites para esos procesos, límites cuya transgresión acarrearía alteraciones ambientales insoportables para distintas especies, la nuestra entre ellas: cambios climáticos, acidificación de los océanos, depleción del ozono estratosférico, uso de agua dulce, pérdida de biodiversidad, interferencia en los ciclos globales de nitrógeno y fósforo, cambio en el uso del suelo, polución química, tasa de aerosoles atmosféricos. Los autores advertían, a modo de conclusión, que "no podemos darnos el lujo de concentrar nuestros esfuerzos en ninguno de esos [procesos] aisladamente. Si un solo límite fuera traspasado, los otros también correrían serio riesgo". Sucede que, al menos segÚ.n los autores, podríamos encontrarnos ya fuera de la zona de seguridad de tres de estos procesos -la tasa de perdida de la biodiversidad, la interferencia humana en el ciclo del nitrógeno (la tasa con que el N2 es removido de la atmósfera y convertido en nitrógeno reactivo para uso humano, principalmente como fertilizante) y los cambios climáticos-, y cerca del límite de otros tres -uso del agua dulce, cambio en el uso de la tierra, y acidificación de los océanos-. 4 3. Sean Gastan, The Concept of World from Kant to Derrida, op. cit. 4. Sobre los nueve parámetros, ver Johan Rockstrom et al., "A safe operating space for humanity", Nature, no 461, pp. 472-475, 2009, disponible en nature.com. Los autores publicaron posteriormente una segunda versión, D A N o w S K I 1 V I V E I R o S § La acidificación de los océanos ha sido frecuentemente nom- brada como el hermano. gemelo de los cambios climáticos, por compartir con estos últimos las mismas· causas ·y por ser comparablemente grave para la vida futura en el planeta. Es importante subrayar que los límites propuestos por Rockstrom Y sus colegas tienen un carácter experimental; no había (no sabemos si eso cambió), entre los propios científicos que participaron del estudio, una completa seguridad acerca de la cuantificación de algunos de los parámetros analizados. Para tener una noción de la discusión en curso, véanse, por ejemplo, el artículo de Anthony D. Barnosky et al. ("Approaching a state shift in Earth's biosphere", Nature, no 486, 2012), que refuerza la idea de un abrupto punto de viraje (tipping point) de la atmósfera terrestre, y el de Barry W. Brook et al. ("Does the terrestrial biosphere have planetary tipping points?", Trends in Ecology & Evolution, 2013), que cuestiona la existencia del tal tipping point en el caso específico de la pérdida de la biodiversid~d. Para un serio y estimulante intento de relectura crítico-optimista (los autores parecen creer en la posibilidad de un "buen Antropo. ceno"") del tema de los límites planetarios desde el punto de vista de los saberes antropológicos (lato sensu), ver el artículo de Gilsi Pálsson et al. ("Reconceptualizing the 'Anthropos' in the Anthropocene: Integrating the social sciences and humanities in global environmental change research", Environmental Science & Policy, no 28, 2013, disponible en sciencedirect. com), quienes reivindican la urgencia de una consideración de la competencia propia de las ciencias humanas en general (de aquello que en inglés llaman, utilizando un hesitante conector, the humanities and the social sciences) para el enfrentamiento teórico y práctico de la catástrofe ambiental. La "naturaleza" o "ambiente", en suma, sería algo demasiado serio para ser revisada y actualizada, de su estudio. Ver Will Steffen et al., "Planetary boundaries: Guiding human development on a changing planet". Science, vol. 347, no 6223, 2015. LLEGADA AL FIN SU HORA, dejado exclusivamente en manos (y en los presupuestos de investigación ... ) de los dentistas naturales. Tanto más porque las distinciones entre "ambientado" y "ambientante", naturaleza y cultura, se vuelven teórica y .empíricamente cada vez más problemáticas. Es imposible no acordar con ese alegato y con ese pleito, en particular con el argumento de que, si las ciencias "naturales" del Sistema Tierra son capaces de parametrizar y modelar cuantitativamente la evolución geofísica de la crisis planetaria, la contribución de las ciencias humanas, por su parte, es indispensable para que se ·comprendan las consecuencias sociopolíticas, se articulen las'respuestas posibles y se firmen los compromisos aceptables por parte de una "humanidad" que se presenta inmediatamente dividida en colectivos dotados de intereses y entendimientos variables y opuestos respecto a los valores vitales, y cuya situación futura en general será probablemente tan diferente del capitalismo mundial integrado de hoy como del mundo medieval o de las sociedades paleolíticas (lo cual, quisiéramos advertir, no es necesariamente una previsión optimista). No nos entusiasma demasiado, sin embargo, el cliché crítico que funciona como leitmotiv en el texto de Pálsson et al.: "es importante historizar y contextualizar las afirmaciones sobre límites y fronteras" (ibíd., p. 7). Pero eso es evidente ... incluso es imperativo; siempre que no nos lleve a la desesperanzadora conclusión, más o menos subrepticia, de que "límites y fronteras" son otra "construcción social". Otra advertencia fundamentalmente sensata que encontramos en el texto y que merece un comentario semejante es, por ejemplo: Es necesario prestar más atención a la distribución social de los impactos planetarios, que no siempre son fácilmente cuantificables. La desigualdad en la disponibilidad de agua potable, por ejemplo, difícilmente podrá ser solucionada por una redistribución global, y esto es algo que suscita problemas específicos de gobernabilidad. Un "espacio operativo seguro para la humanidad" puede ser un instrumento útil a escala global, pero es una ficción en escalas menores. D A N o w S K I 1 V I V E I R o S 00 M "Gobernabilidad", "recursos", "servicios ambientales" ... Al margen de que no nos agrada el lenguaje gerencial que puntúa el texto, asociado además a la noción de "sustentabilidad" (para la que, diríamos. de nuestra parte, vale la idea de que "puede ser un instrumento útil a escala local, pero es una ficción en escalas mayores"), no podemos dejar de llamar la atención sobre la naturalidad con que se mantiene la imagen dicotomizante de "lo local versus lo global", que es justamente uno de los aspectos más fuertemente cuestionados, en un sentido objetivo, por la crisis planetaria. 5 Sería lamentable si, una vez más, termináramos asistiendo a la reconstitución del dualismo naturaleza/ cultura a través de los mismos gestos que lo denuncian como insubsistente, con los dentistas naturales hipnotizados por los "parámetros geofísicos" y equipados con una noción de "humanidad" vaga y de escasa eficacia política, m~entras los dentistas sociales simplemente rebautizaR como "justicia ambiental" a la perenne e inevitable lucha por los derechos de los desheredados de la Tierra, esto es, la "justicia social". Pero, como rezaba uno de los lemas de la campaña de fundación del Instituto Socioambiental (IsA), 6 "socioambiental se escribe todo junto". Nos 5. Puede ser instructivo comparar las consideraciones antedichas con el argumento de los "ecopragmatistas" del notorio Breakthrough Institute (del cual hablaremos más adelante) para mostrar la inadecuación de la aplicación de la noción de límites planetarios a escala global, lo que podría · bloquear "oportunidades" de crecimiento a nivel local; según estos autores, solo los cambios climáticos y la acidificación de los océanos constituirían sistemas con límites planetarios. VerTed Nordhaus, Michael Shellenberger y Linus Blomqvist, The Planetary Boundary Hypothesis. A Review ofthe Evidence, Oakland, Breakthrough Institute, 2012, pp. 6, 12 y 15. 6. Organización de la sociedad civil brasileña, fundada en 1994, que se dedica a la defensa del medioambiente, el patrimonio cultural y los derechos humanos y sociales de los pueblos, como así también al desarrollo de modelos participativos de sustentabilidad socioambiental. Ver socioambiental.org. [N. del T.] LLEGADA Al FIN SU HORA, parece necesario, en suma, entender la noción de ecología política como un pleonasmo meramente enfático, no como un compromiso conceptual híbrido, un "arreglo" entre una naturaleza y una cultura que, de esa forma, continuarían repartiendo las cartas, solo qUe ahora por debajo de la mesa. Pero tal vez estemos leyendo de modo excesivamente poco comprensivo el importante call to arms de Pálsson y sus colegas, y nos disculparnos si lo comprendernos mal. § Uno de los "canarios en la mina" de los cambios climáticos es el derretimiento de las principales capas de hielo de la Tierra. El 4° informe del IPcc, lanzado en el 2007, estimaba que el hielo del Ártico podría desaparecer durante el verano hacia el fin de siglo. En agosto del 2012, no obstante, el récord de deshielo de la región fue quebrado. Algunos científicos ya se arriesgan a prever para esta década un verano sin hielo en el Ártico. El resumen del Grupo de Trabajo I del 5° informe, lanzado en el 2013, clasifica como "probable" la casi total ausencia de hielo marino en el Ártico, en los' meses de septiembre, hacia mediados de siglo. Las últimas novedades en las áreas polares, por cierto, son posteriores al informe del IPcc, como ya mencionamos; ellas hacen referencia a la temible velocidad· del derretimiento de glaciares monumentales en la Antártida y en Groenlandia, lo que modifica considerablemente las previsiones (temporales y espaciales) de elevación del nivel de los océanos. Parafraseando at Mani.fiesto comunista, todo lo que es sólido -comenzando por el hielo más antiguo de la Tierra- se deshace en el mar. .. 7 7. Ver Dady Chery, "Antarctica's Accelerating Ice Collapse", Climate & Capitalism, 19 de mayo de 2014, disponible en climateandcapitalism.com. John Abraham, "Global warming and the vulnerability of Greenland's ice sheet", Skeptikal Science, 30 de mayo de 2014, disponible en skepticalscience.com; Y Andrew Freedman, "Are We Totally Screwed? What Antarctica's 'Collapsing' Ice Sheet Means for Us", Mashable, 20 de mayo de 2014, disponible en mashable.com. D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S Estamos, en suma, prestos a entrar -o ya entramos, Y esta misma incerteza ilustra la experiencia de un caos temporal- en un régimen del Sistema Tierra que es completamente diferente a todo lo que conocemo~. El futuro próximo en la escala de algunas pocas décadas, no solo se vuelve imprevisible, sino también inimaginable por fuera del marco de la ficción científica o de las escatologías mesiánicas. Existen varios íconos impresionantes de ese fenómeno de aceleración de las alteraciones ambientales en una tasa perceptible en el intervalo de una o dos generaciones 8 humanas, como los gráficos en forma de palo de hockey que muestran el aumento vertiginoso de diversos parámetros críticos -temperaturas medias globales, crecimiento poblacional, consumo de energía per cápita, tasa de extinción de especies, etc.- a partir de finales del siglo XIX, o como la curva de Keeling, que describe la evolución de la tasa de concentración de co 2 en la atmósfera desde 1960, la cual alcanzó por primera vez la marca de 400 ppm el día g de mayo de 2013. 9 Por lo tanto, no se trata únicamente de la magnitud de los cambios en relación a algún valor de referencia (por ejemplo, los 280 ppm de co 2 de antes de la Revolución Industrial), sino de su aceleración creciente; esto es, la int~nsificación de la variación, y la consecuente pérdida de cualquier valor de referencia. 8. El hockey stick graph, concebido por Michael Mann para representar los cambios en la temperatura de la Tierra desde 1000 a.C., apareció por primera vez en el 2001, en el Summary for Policy Makers del tercer informe del IPCc; para el debate que suscitó, ver Michael Mann, The Hockey.Stick and the Climate Wars. Dispatches from the Front Lines, Nueva York, Columbia University :Press, 2012. 9. Esas mediciones fueron extendidas hasta períodos más lejanos del pasado, con base en observaciones empíricas (anillos de crecimiento de los árboles, muestras de hielo polar), y algunas retroceden hasta 11.000 a.C., como es el caso de la "anomalía de la temperatura". La extensión de la cobertura cronológica reforzó la excepcionalidad del momento presente, én lo que concierne al ambiente en el cual evolucionó la especie humana. LLEGADA AL FIN SU HORA, Vivimos en el tiempo de los puntos catastróficos y de la reversión de las curvas. 10 Récords de altas temperaturas son seguidos cada vez con mayor frecuencia por récords de bajas temperaturas, aunque la tendencia global sea a· la alta. Casi a diario, se discute acerca de la velocidad del aumento en la concentración de co 2 (lo que, por ejemplo, implica toda una discusión sobre la economía de los países emergentes); se discute la ''sensibilidad" del Sistema Tierra y el consecuente grado de elevación en la temperatura global en función de la duplicación del co 2 acumulado en el sistema. Por otro lado, la disminución global en el volumen de hielo no impide el aumento (¿provisorio?) 11 de su extensión en algunas regiones del planeta, y se conjuga con el cambio en su consistencia, en su color y en su consecuente capacidad de reflejar la luz. ¿Cuál es la velocidad y la proporción de elevación del nivel del mar, y a qué se debe, por ejemplo, la misteriosa caída en la elevación global ocurrida entre 2010 y 2011 ?12 ¿Cómo dar cuenta del problema de la atribución? ¿Cómo hablar de desvío de la 10. La curva de Keeling es uno de los pocos gráficos que no presentan oscilaciones negativas, salvo aquellas diurnas y estacionales. Así, aunque las mediciones de las temperaturas globales muestren una clara tendencia al aumento a lo largo de períodos más extensos (sobre todo en los gráficos hockey stick que incluyen temperaturas anteriores a la Revolución Industrial), muchas veces disminuyen puntualmente, durante intervalos más cortos de tiempo. Un eventual aumento más lento de la temperatura global, prontamente celebrado por los negacionistas del clima como prueba de la falsedad de la "hipótesis del calentamiento", es explicado por los climatólogos como un aumento más acentuado en otros parámetros, por ejemplo, en la temperatura de las capas profundas de los océanos. 11. Ver, más arriba, la nota 1 al prefacio a la segunda edición. 12. Algunos trabajos la atribuyen a las monumentales inundaciones acaecidas en Australia en el mismo período, fenónemo que "sustrajo grandes canti:dades de agua de los océanos sin devolver después esa agua, como un usuario de biblioteca que acumula multas por atraso cada vez más grandes"; Andrew Freedman, "Australia's Flooding Rains Briefly Slowed Sea Level Rise", Climate Central, 21 de agosto de 2013, disponible en climatecentral.org. D A N o w S 1( I 1 V I V E I R o S norma si la norma cambia cada año, si como única norma posible solo queda la anormalidad misma? 13 Más caliente o más frío, más seco o más húmedo, más o menos rápido, más o menos sensible, mayor o menor r.eflectividad, más claro o más oscuro. La inestabilidad afecta al tiempo, las cantidades, las calidades, las mediciones mismas· y las escalas en general, y corroe también al espacio. Lo local y lo global se yuxtaponen y se confunden: la elevación global del nivel del mar no se refleja de manera uniforme en su elevación local; los cambios climáticos son un fenómeno global, pero los eventos extremos inciden cada· vez más en un punto diferente del planeta, lo que vuelve cada vez más difícil su previsión y la prevención de sus consecuencias. Todo lo que hacemos localmente tiene consecuencias sobre el clima global pero, por otro lado, nuestras pequeñas acciones individuales de mitigación parecen no surtir ningún efecto observable. En definitiva, estamos presos en un devenir-loco generalizado de las cualidades extensivas e intensivas que expresan el sistema biogeofísico de la Tierra. No es llamativo que algunos climatólogos ya se· refieran al actual sistema climático como "la bestia del clima" ( the climate beast) . 14 Lo que todo esto sugiere es que esa aceleración del tiempo -y la correlativa compresión del espacio-, vista usualmente como una condición existencial y psicocultural ! 13. Ver James Hansen, Makiko Sato y Reto Ruedi, "The New Climate Dice: Pub lic Perception of Climate Change", Science Briefs, NASA/Goddard Institute for Space Studies,. 2012, disponible en giss.nasa.govjresearch/briefs/hansen_17. 14. "De tanto en tanto [ ... ], la naturaleza decide darle un buen puntapié a la bestia del clima. Y la fiera respondé, como las fieras acostumbran hacerlo, de manera violenta y un tanto imprevisible"; Wallace Broecker y . Robert Kunzig, Fixing Climate. The Story of Clim'ate Science and How to Stop Global Warming, Londres, Profile, 2008, p. 122. Ver también cómo Dipesh Chakrabarty retoma ese pasaje en su contribución a Émilie Hache (ed.), De l'univers clos au monde infini, Bellevaux, Dehors, 2014. ... LLEGADA AL FIN SU HORA, · de .la ~poca contemporánea, acabó por pasar, baj~ una forma obJetivamente paradójica, de la historia social a la historia · biogeofí:ica. Se trata de ese pasaje que Dipesh Chakrabarty, en su pwnero artículo "The Climate of History", describe como. la_ t:ansformación de nuestra especie de simple agente bwlog1co en una fuerza geológica. 15 Este es el fenóme~~' más significativo del presente siglo: "la intrusión de Ga1a , brusca y abrupta, en el horizonte de la historia humana, el sentido del retorno definitivo de una forma de trascendencia que creíamos haber trascendido, y que ahora reaparece más fuerte que nunca. La transformación de los humanos en fuerza geológica, es decir, en un fenómeno "objetivo", en un objeto "natural", en un "contexto" 0 "ambiente" condicionante, se paga con la intrusión de Gaia en el mundo humano, que le da al Sistema Tierra la forma amenazadora de un sujeto histórico, un agente político, 16 una persona moral. En una inversión irónica y mortífera (por su contradictorie_dad· recursiva) de la forma y del fondo,.el ambientado se vuelve el ambiente (el "ambientante") Y VIceversa; se trata de la crisis, en efecto, de un cada vez más ambiguo ambiente, que ya no sabemos dónde está en relación a nosotros, ni nosotros en relación a: él. Esa súbita colisión de los humanos con la Tierra la terro~ífica comunicación de lo geopolítico con lo geofísfco, contnbuye de manera decisiva al desmoronamiento de .la distinción que era fundamental para la episteme moderna: la distinción entre los órdenes cosmológico y antropológico, separados desde "siempre" (vale decir, desde por lo menos el siglo XVII) por una doble discontinuidad, de esencia y de escala. De un lado, la evolución de la especie, y del otro, 15. Dipesh Chakrabarty, "The Climate of History: Four Theses", op. cit., pp. 97-2_22. . 16. Ver Isabelle Stengers, En tiempos de catástroFes, op • c1"t ., y Bruno 'J' Latour, Face d Gai'a, op. cit. D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S la historia del capitalismo (a largo plazo, estaremos todos muertos); a fin de cuentas todo es termodinámica, pero es en la dinámica del mercado de acciones donde se hacen las cuentas que cuentan; la mecánica cuántica fluctúa en el corazón de la realidad, pero son las incertezas de lapolítica parlamentaria las que movilizan nuestros corazones y nuestras mentes ... en otras y pocas palabras, naturaleza y cultura. 17 Pero hete aquí que, una vez roto el techo que al mismo tiempo nos separaba y nos elevaba infinitamente por encima de la Naturaleza infinita "allá afuera", nos encontramos en el Antropoceno, la época en que la geología entró en resonancia geológica con la moral, tal como fuera anunciado por los célebres videntes Gilles Deleuze y Félix Guattari, veinte años antes de Crutzen; esto, subrayamos, no moraliza la geología (la responsabilidad humana, la in18 tencionalidad, el significado), pero sí geologiza la moral. La bella estratificación sociocosmológica de la modernidad comienza a implosionar frente a nuestros ojos. Imaginábamos que el edificio podía apoyarse solo sobre su planta baja -la economía-, pero resulta que nos habíamos olvidado de los cimientos. Y el pánico sobreviene cuando se descubre que la última instancia de determinación era apenas la penúltima ... No solo la modernidad se globalizó, sino también el globo se modernizó, y todo esto en un intervalo de tiempo muy corto: "solo muy recientemente la distinción entre las historias humana y natural [ ... ] comenzó 17. Ver Bruno Latour, Nunca fuimos modernos. Ensayos de antropología simétrica, Buenos Aires, Siglo XXI, 2007, y Eduardo Viveiros de Castro, "Transformac;ao na antropología, transformac;ao da antropología", Mana, vol. 18, no 1, 2012, pp. 151-171. 18. Ver el capítulo "10.000 a J.C. -La geología de la moral", en Gilles Deleuze y Félix Guattari, Mil Mesetas. Capitalismo y esquizofrenia, Valencia, Pre-Textos, 2002. La fecha del título evidentemente se refiere a la Revolución Neolítica y el comienzo del Holoceno. ••. LLEGADA AL FIN SU HORA, 19 · es de a d esmoronarse ". La 1"d ea d e que nuestra especie aparición reciente en el planeta, que la historia tal como la conocemos (agricultura, ciudades, escritura) es más reciente aún, y que el modo de vida industrial, basado en el uso intensivo de combustibles fósiles, se inició menos de un segundo atrás según el conteo del reloj evolutivo del Hamo sapiens, parece conducir a la conclusión de que la humanidad misma es una catástrofe, un evento súbito y devastador en la historia del planeta, que desaparecerá mucho más rápidamente que los cambios que habrá suscitado en el régimen termodinámico y en el equilibrio biológico de la Tierra. En las narrativas de esa "historia profunda" que está siendo construida por historiadores, paleontólogos, climatólogos y geólogos, 20 los humanos desempeñan un papel crucial, al mismo tiempo que tardío y muy probablemente efímero. § Sobre el probable error científico y la conveniente maniobra política de retrotraer el inicio del Antropoceno hasta el Neolítico (declarando inoc~ntes de este modo a los ·actuales intereses tecnoeconómicos que cubren la atmósfera con co 2 , o por lo menos atenuando la gravedad de sus crímenes), ver el artículo 21 de Clive Hamilton), quien, más allá de objetar tal retroceso, recuerda que existen paleoclimatólogos respetados, como WaUy Broecker, que prefieren hablar de una nueva era geológica . ") 22 mas que d e ·una s1mp . l e epoca ' ( el (la " era An t ropozo1ca 19. Dipesh Chakrabarty, "The Climate of History: Four Theses", op. cit., p. 207. 20. Ver al respecto la monumental síntesis de John Brooke, Climate change and the course of global history, Cambridge, Cambridge University Press, 2014. 21. Clive Hamilton, "The new environmentalism will lead us to disaster", Scientific American, 2014, disponible en scientificamerican.com. 22. El término ya habría sido sugerido en 1873 por el geólogo y paleontólogo italiano Antonio Stoppani (ver Gisli Pálsson et al., op. cit., p. 4). I.C) . "'" D A N o yí¡ S K I 1 V I V E I R o S Antropoceno), lo que resulta en un aumento de la escala cronológica y de la significación geofísica del evento iniciado con la Revolución Industrial y sus etapas sucesivas de intensificación en por lo menos un orden de magnitud. Recordemos también que la idea de una congénita vocación ecocida del Horno sapiens es evocada con frecuencia -y a veces con la·mejor de las intenciones (ahora que sabemos ser, además de mortales, mortíferos, podemos y debemos hacer algo al respecto, como sugiere George Monbiot, apoyándose en la literatura reciente 23 sobre la extinción de la megafauna del Pleistoceno ) para explicar el presente desmoronamiento antropocénico. Pero talargumento ha sido recibido con escepticismo, al menos por parte de algunos paleo-ecólogos adeptos a la "teoría de la resiliencia"24 que, por el contrario, sugieren larguísimos períodos de estabilidad ecológica y sociopolítica en las sociedades arcaicas, puntuados por obstáculos ambientales exógenos (catástrofes no-malthusianas, de origen tectónico o astronómico). En un razonamiento similar al de Monbiot sobre el Horno destructor, Pálsson y sus colegas sugieren que lo que distingue al Antropoceno de modo más notable (striking) es que se trata de la primera época geológica en la que una fuerza geológicamente determinante es "activamente consciente de su papel geológico", y que esto modifica potencialmente la naturaleza misma de la geología. ¿Pero no sería eso más o menos equivalente a decir que, después de Darwin, las leyes de la evolución fueron "potencialmente" modificadas, esto es, que ahora tenemos la capacidad de infringirlas? Curioso argumento. ¿Ser activamente consciente de su papel geológico es siempre lo mismo que ser activamente capciz de modificar ese papel? Después de todo, somos "activamente conscientes" de nuestra mortalidad desde hace varios milenios, tal vez cientos, y no por ello ... 23. Georg e Monbiot, "Destroyer of worlds", 2'014, disponible en monbiot.com. 24. John Brooke, Climate Change and the Course of Global History, op. cit., pp. 8-9, 267-268. LLEGADA AL FIN SU HORA, § Veremos más adelante que el término "Antropoceno", si no su referencia geofísico-antropológica, no despierta exactamente un entusiasmo unánime entre los especialistas de las "humanidades". Evóquese aquí, por ahora, solo la propuesta -bastante típica de una de las principales vertientes de la crítica al concepto- de rebautizar al Antropoceno como "Capitaloceno", cuyo principal defensor es el sociólogo Jason Moore, coordinador de la World-Ecology Research Network. Moore entiende que la Revolución Industrial, iniciada a comienzos del siglo XIX, es una mera consecuencia de la mutación socioeconómica que generó el capitalismo en el "largo siglo XVI", y que por lo tanto el origen de la crisis reside, en última instancia, en las relaciones de producción antes que en (y antes de) las fuerzas productivas, por decirlo así. (¿Con que entonces no fue el molino de viento que nos dio el señor feudal, ni el motor a vapor del capitalista 25 industrial?) No obstante, como contraargumentó Chakrabarty, algunos académicos afirman que no es la agencia humana como tal la que se volvió una fuerza planetaria, ya que el cambio climático es simplemente resultado del desarrollo capitalista. Su refrán es: "¡Es el capitalismo, estúpido!". Si argumentáramos que una modernización global de tipo soviético habría producido consecuencias muy similares, la mayoría de ellos comenzaría a hacer toda suerte de acrobacias teóricas para probar que el socialismo soviético era, en verdad, ¡el capitalismo bajo otra forma! Naturalmente, no se puede especular sobre un "verdadero . l"1smo , que nunca na d"1e vw . ... 26 soc1a Ciertamente, la finitud empírica de la especie es algo que la inmensa mayoría de las personas letradas aprendió 25. No sabemos si específicamente él tenía las agresivas críticas de Moore en mente. 26. Dipesh Chakrabarty, "Human Agency in the Anthropocene", Perspectives on History, 1 o de diciembre de 2012, disponible en historians.org. - - - ----------¡ D A N o w S 1( I 1 V I V E I R o S J a admitir, por lo menos, desde Darwin. Sabernos que "el mundo comenzó sin el hombre y terminará sin él", según la tan recordada y plagiada frase de· Lévi-Strauss. Pero cuando las escalas de la finitud colectiva y la finitud individual entran en una trayectoria de convergencia, esa verdad cognitiva se vuelve súbitamente una verdad afectiva difícil de administrar. Una cosa es saber que la Tierra ,_ e incluso todo el Universo desaparecerán de aquí a millones de años, o que -mucho antes de eso pero en un futuro aún indeterminado- la especie humana se extinguirá (por lo demás, este último saber es frecuentemente neutralizado por la esperanza de que "nos transformaremos en otra especie" -idea quE¡! carece de todo sentido preciso-); pero otra cosa muy diferente es imaginar la situación que el conocimiento científico actual coloca en el plano de las posibilidades inminentes: la de que las próximas generaciones (las generaciones próximas) tengan que sobrevivir ~n un medio empobrecido y sórdido, un desierto ecológico y un infierno sociológico. Una cosa, en otras palabras, es saber teóricamente que vamos a morir, pero otra es recibir de nuestro médico la noticia de que padecernos una enfermedad gravísirna, con pruebas radiológicas y de diverso tipo frente a nuestros ojos. § Un agravante de esa dificultad de pensar la catástrofe es el carácter "hiperobjetivo" de los cambios climáticos. "Hi:perobjetos" fue el nombre dado por Timothy Morton a un tipo relativamente nuevo de fenómenos y/ o entidades, que desafían nuestra percepción del tiempo y del espacio porque, entre otras características, se distribuyen por el globo terrestre de tal modo que no pueden ser aprehendidos por nosotros de forma inmediata, o porque persisten y producen efectos cuya duración excede con creces las escalas de la vida individual, de la vida colectiva y, verosímilmente, de la duración de la especie. Ejemplos de hiperobjetos son los materiales radioactiyos y otros desechos industriales, así LLEGADA AL FIN SU HORA, como el calentamiento global y los cambios ambientales que le seguirán, y que deberán durar millares o millones de años antes de que las condiciones que hoy conocemos puedan ser reestablecidas. Cabe señalar que autores como Hans Jonas y Günther Anders ya habían antiCipado hace tiempo esa idea de una desproporción radical, suscitada por la potencia tecnológica moderna, entre causas y efectos, acciones y consecuencias, en un proceso de deslocalización·y perennización de las acciones humanas, del punto de vista, claro está, de nuestra experiencia e imaginación. 27 Corno observa Latour cuando, en Face a Gai"a, intenta caracterizar los diversos aspectos del sentimiento de "desconexión" que nos paraliza frente a los eventos actuales, nada está en la escala justa. No solo se trata, entonces, de una "crisis" en el tiempo y en el espacio, sino de una confusión feroz del tiempo y del espacio. 28 Este fenómeno de un colapso generalizado de las escalas espaciales y temporales (el interés contemporáneo por los fractales no parece ser accidental) anuncia el surgimiento de una continuidad o una convergencia crítica entre los ritmos de la naturaleza y de la cultura, señal 27. Ver Timothy Morton, El pensamiento ecológico, Barcelona, Paidós, 2018, y del mismo autor, Hiperobjetos. Filosofía y ecología después del fin del mundo, Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2018; ver también las tajantes páginas de Anders sobre el "paralogismo de la sensación", la indiferencia personal al Apocalipsis debido al hecho de que, como "todo el mundo se va a morir al mismo tiempo", no me concierne a mí en cuanto tal; Günther Anders, Le temps de la fin, op. cit., pp. 40-51. 28. Sobre la aceleración del tiempo, ver el denso artículo de Jacques Derrida, "No apocalypse, not now (a toda velocidad, siete misiles, siete misivas", en Cómo no hablar y otros textos, Barcelona, Anthropos, 2017. Para una exposición de la crítica derridiana al concepto metafísico de "mundo" y otros conceptos correlacionados, ver Sean Gastan, The Concept of World from Kant to Dérrida, op. cit., como así también para una defensa de dicho filósofo frente a las críticas hechas por los que Gastan denomina "eco-polemistas" (ibíd., pp. 151 y ss.). D A N o w S 1( I 1 V I V E I R o S de un inminente ''cambio de fase" en la experiencia histórica humana. De este modo, nos vemos forzados a reconocer (una vez más la doble torsión·lévistraussiana) el advenimiento de otra continuidad, una "posterioridad" cuasi freudiana, o mejor, una continuid.ad por venir del presente moderno con el pasado no-moderno: una continuidad mitológica o, en otras palabras, cosmopolítica. , Así, el tiempo histórico parece estar a punto de volver a entrar en resonancia con el tiempo meteorológico o "eco lógico", 29 pero ahora ya no en los términos arcaicos de los ritmos estacionales, sino por el contrario en los tiempos de la disrupción de los ciclos y la irrupción de los cataclismos. El espacio psicológico se va volviendo coextensivo con el espacio ecológico, pero ahora ya no como control mágico del ambiente, sino como "el pánico frío" (Stengers) suscitado por la enorme distancia entre conocimiento científico e impotencia política, esto es, entre nuestra capacidad (científica) de imaginar el fin del mundo y nuestra incapacidad (política) de imaginar el fin del capitalismo, por evocar la tan citada boutade de Fredric Jameson. Aparentemente, entonces, no solo estamos al borde del retorno a una "condición premoderna", sino que también, frente al choque con Gaia, nos veremos todavía más desamparados de lo que lo estaba el así llamado uhombre primitivo" frente al poder de la Naturaleza, ya que al menos aquel "se encontraba protegido -y en cierta medida liberado- por el almohadón amortiguan te de sus sueños". 30 Nuestras pesadillas, por el contrario, nos aterrorizarían en plena vigilia ... aunque la sensación de estar despiertos quizás sea solo una pesadilla más. 29. Edward Evans-Pritchard, Los nuer, Barcelona, Anagrama, 1992. 30. Claude Lévi-Sttauss, Tristes trópicos, Barcelona, Paidós, 1988, p. 445. •.• LLEGADA AL FIN SU HORA, LA PERSPECTIVA DEL FIN DEL MUNDO De ese choque hablan los discursos apocalípticos encima mencionados, cuyos efectos de conjunto sobre el imaginario contemporáneo por fin pasamos ahora a analizar. Eljin del mundo, entonces. Comencemos por elfi.n. La fórmula nos coloca en una situación paradójica, semejante a la deformación en los parámetros espacio-temporales que mencionamos recién, en la cual nos vemos arrastrados por un doble movimiento, a la vez en dirección a un pasado y un futuro también dobles, con una cara "empírica" y una "trascendental": el pasado oscuro y violento de la generación material ( cosmogénesis, antropogénesis) y el futuro doloroso de la decadencia y la corrupción, o espera de la muerte; pero también un pasado de pura plenitud existencial (que nunca sucedió como presente, pues es su idea reguladora y por lo tanto su inversión mítica) y un futuro de inexistencia absoluta (que, por así decir, ya sucedió desde siempre, pues la inexistencia absoluta es "espiritualmente" retroactiva). 31 Así, todo pensamiento del fin del mundo expone la cuestión del comienzo del mundo y la cuestión del tiempo de antes del comienzo, la cuestión del katechon (el tiempo del fin, esto es, el tiempo del antes-del-fin) y la cuestión del eschaton (el fin de los tiempos), la desaparición ontológica del tiempo: el fin del fin. En segundo lugar, el mundo. Pensar el fin del "mundo" nos sitúa en un registro tanto sustractivo como duplicativo: 31. Sobre "el kairos de la ontología", momento creado por el riesgo del apocalipsis, y por lo tanto fin de la época del "no-ser para nosotros" y advenimiento del "no-ser para nadie", el "verdadero no-ser" de la extinción que abolirá -que ya-siempre abolió- el pasado como tal, ver Günther Anders, Le temps de lafin, op. cit., pp. 18-27. La conexión entre lo que -medio siglo después de las reflexiones de Anders- vino a ser apodado "giro ontológico" Y la perspectiva del fin del mundo nos parece fundamental. D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S N t.n el mundo es puesto para ser eliminado, puesto corno "ya" eliminado por un pensamiento que está implicado él mismo en esa eliminación, ya que es un aspecto, propiedad o dimensión (esencial o accidental, aquí da lo mismo) del mundo que al mismo tiempo se anticipa a este al representar -o mejor, "pre-presentar"- el evento del fin. El pensamiento del fin del mundo suscita· necesariamente el problema del correlato del fin del pensamiento, esto es, el fin de la relación (interna o externa, poco importa ahora) entre pensamiento y mundo.· Por lo tanto, adoptarnos operativarnente (es decir, sin compromisos metafísicos), y por ahora, la trivial posición "correlacionista" de que el fin del mundo es un problema puesto por y para el pensamiento, pues solo el pensamiento problernatiza (y esto no significa, lo cual sería menos trivial, que solo los humanos piensen, esto es, que solo ellos tengan un mundo para perder). Constatamos, de hecho, que todos los conceptos de ''mundo" presentes en los discursos apocalípticos examinados movilizan un interlocutor conceptual de la familia del "Otro" deleuziano: Otro corno la estructura a priori que es la condición de todo mundo "objetivo" posible, 32 y por lo tanto de la posibilidad objetiva de su extinción. El "fin del mundo" solo tiene un sentido determinado en estos discursos -solo se vuelve pensable corno posible-, si al mismo tiempo se determina para quién este mundo que termina es mundo, quién es el mundano o el "rnundanizado" que define eljin. El mundo, en suma, es una perspectiva objetiva. 33 La relación (o correlación) central en todas las variantes míticas del fin del mundo aquí consideradas -relación cuyo fin parece ser el problema, incluso cuando "el problema" es 32. Otra vez, ver Sean Gastan, The Concept of World from Kant to Derrida, op. cit., pp. 99 y ss., para un análisis de la afirmación de Derrida de que la muerte del Otro es el fin del mundo. 33. "Recordemos que la expresión 'mundo real' es como 'ayer' o 'mañana', ya que su sentido se altera de acuerdo al punto-de-vista [standpoint]"; Alfred Whitehead, Proceso y realidad, Buenos Aires, Losada, 1956. LLEGADA AL FIN SU HORA, destronarla de su centralidad o desrealizarla pura y simplemente- es aquella entre la "mundanidad" y la "humanidad". En las páginas que. siguen, el fin del mundo será tornado corno algo que es necesariamente pensado a partir de otro polo, el de un nosotros que incluye el sujeto (sintáctico o pragmático) del discurso sobre el fin. Y llamaremos "humanidad" o "nosotros" a la entidad para la cual el mundo es mundo, o mejor, de quién el mundo es rnundo. 34 Un punto crucial, sin embargo, y muy poco notado por los discursos instalados en la perspectiva del occidente moderno -ya sean de inspiración "naturalista", "humanista" o "poshumanista"- es que la cuestión de saber quién es el "nosotros", eso que se entiende por "humano" o "persona" en otros colectivos consensualmente considerados (por "nosotros") corno humanos, raramente es planteada, y en ningún caso traspasa el límite de la especie en cuanto categoría taxonómica extensiva. El abordaje de esta cuestión es una tarea estratégica, para la cual creernos que la teoría etnográfica está mucho mejor preparada que la -metafísica o la antropología filosófica, disciplinas que casi siempre parecen saber perfectamente qué tipo de entidad es el anthropos y, sobre de todo, quién está hablando cuando se dice "nosotros". 35 El problema del fin del mundo se formula, entonces, siempre corno una separación o divergencia, un divorcio o una viudez, que resulta de la desaparición de uno de los polos de la dualidad entre el mundo y su habitante, el ente para el cual el mundo es mundo -y que en nuestra tradición 34. Para la distinción entre el concepto "relativista" de mundo-para-un-sujeto y el concepto "perspectivista" de mundo-de-un-sujeto, ver Eduardo Viveiros de Castro, Cosmological Perspectivism in Amazonia and Elsewhere, HAU Masterclass Series, 2012, disponible en haubooks,org. 35. Sobre esta diferencia en el modo de determinar las condiciones de articulación de un "nosotros", ver el comentario a una frase de Rorty en Eduardo Viveiros de Castro, "Zero and the art of arithropology", Common knowledge, vol. 17, n° 1, 2011. M t.n [,: 1 ' D A N o w S I< I 1 V I V E I R o S metafísica tiende a ser el "ser humano", ya sea que responda al mote de Horno sapiens o al de Dasein-. Esta desaparición puede deberse a su extinción física o a su absorción metafísica por el término correlativo, lo que lleva a la redeterminación del término que subsiste: De manera muy simple, podernos partir de la oposición entre un mundo sin nosotros, esto es, el mundo después del fin de la existencia de la especie humana, y un nosotros sin mundo, como una humanidad desrnundanizada o desarnbientada, la subsistencia de alguna forma de humanidad o subjetividad tras el fin del mundo. Pero, corno vimos, al pensar la disyunción futura de los términos es difícil no evocar el origen de su conjunción presente, y precaria. El fin del mundo retroproyecta un inicio del mundo; en el mismo paso, el destino futuro de la humanidad nos transporta hacia su emergencia. La existencia del "mundo antes de nosotros", aunque sea considerada por algunos corno un desafío filosófico (volveremos sobre esto), no parece un estado de cosas tan difícil de imaginar para el hombre común. Pero la posibilidad de un "nosotros antes del mundo", la preexistencia ontocosrnológica del humano al mundo, es una figura menos usual en la vulgata mitológica occidental. Como veremos, se trata de una posibilidad largamente explorada en cambio ·por el p ensarniento arnerindio. La dualidad mítica entre humanidad y mundo, pensada a partir de su disolución por la sustracción de uno de sus polos, nos coloca de este modo frente a cuatro casos básicos, que surgen de considerar su proyección hacia el futuro o hacia el pasado. Pero enseguida esta simple matriz se desdobla en ocho casos, si considerarnos el tono afectivo o el valor atribuido a cada una de estas resoluciones sustractivas. El mundo después de nosotros puede ser visto como una nueva edad de oro para la vida, o, alternativamente, como un desierto silencioso y muerto; la humanidad tras el fin del mundo puede ser vista como una raza de superhombres cuyo destino es el cosmos infinito, .•. LLEGADA AL FIN SU HORA, o corno un puñado de miserables sobrevivientes en un planeta devastado, y así sucesivamente. 36 En verdad, sin embargo, el cuadro tiene muchos más matices, por el mero hecho de que el sentido y la referencia de "mundo" y "humanidad" varían bastante en las diferentes fabulaciones míticas, artísticas, científicas o filosóficas sobre el fin del mundo. El polo "sujeto~' o "persona" parece casi siempre referirse, como vimos, a la totalidad de la humanidad como especie; pero bien puede reducirse a la "verdadera" humanidad, esto es, a alguna encarnación sociocultural específica de la excelencia humana (nosotros, por ejemplo), o por el contrario expandirse a una virtualidad antropomórfica universal, una especie de fondo de humanidad como prima materia. En cuanto al "mundo" cuyo fin es imaginado, puede referirse al conjun·· to de la biosfera terrestre; puede designar el cosmos como un "todo" (la colección de entidades y procesos espacio- temporales, esto es, el "mundo" de la física), inclusive la realidad en su sentido metafísico, o también el Ser como tal; pero puede designar también el Umwelt socionatural humano, o, más precisamente, cierto modo de vida visto como el único digno para los verdaderos seres humanos (¿acaso podemos vivir sin aviones y sin computadoras, sin plástico y sin antibióticos?). 37 Esas fluctuaciones o equivocaciones no le quitan relevancia ni pregnancia a la idea del "fin del mundo"; por el contrario, la difractan y multiplican en una variedad de fines y de mundos que, 36. En vista de la intención política del presente ensayo, no habrá de asombrar al lector que consideremos más interesantes ("mejores para pensar", diría Lévi-Strauss) los casos de gente-sin-mundo que los de mundos-sin-gente, y que por lo tanto nos detengamos más en los primeros. 37. No discutiremos aquí los matices técnicos de los diversos conceptos de mundo desarrollados históricamente "dentro" de la filosofía en cuanto disciplina. Para un análisis parcial de esta historia, centrado en la serie formada por Kant, Hegel, Hu~serl, Heidegger y Derrida, ver el libro, ya citado, de Sean Gastan. . - D A N o w S 1< I 1 V I V ) no obstante, parecen expresar todos una misma intuición histórica fundamental: que nos ha sido revelado que las cosas están cambiando, cambiando rápidamente, y no para 38 el bien de la vida humana "tal corno la conocernos". Por último, y sobre todo, que no tenernos la menor idea de qué hacer al respecto. El Antropoceno es el apocalipsis, en ambos sentidos, etimológico y escatológico. Son tiempos interesantes, ciertamente. E I R o S = LO 38. La fórmula "el fin de X tal como lo conocemos" {X= el mundo, la vida humana, la civilización, el Estado-nación, etc.) es cada vez más recurrente en el discurso contemporáneo, y merecería un análisis detallado. En su aparente inocencia de mera expresión {entendemos que se difundió a partir de traducciones desde el inglés), es rica en sobreentendidos filosóficos. •.. SE ARRASTRA HASTA BELÉN PARA NACER? We have lost the cosmos D.H. Lawrence EL MUNDO ANTES DE NOSOTROS El primer caso que elegirnos para comenzar nuestro recorrido tiene su expresión canónica en·la idea del Edén, la imagen propiamente paradisíaca de la infancia del mundo: el mundo tal corno existía hasta el sexto día de la creación, esto es, corno un escenario montado a la espera del actor principal, el "hombre". El Edén es un mundo-sin-humanos que es un mundo-para-los-humanos; los humanos son los últimos en llegar y son, en ese sentido, el "fin" (la finalidad) del mundo. De manera alternativa, podernos imaginar este mundo ya en la semana siguiente a la de la creación, pero antes del pecado original -antes, por lo ta:r:tto, que Adán y Eva se separaran de él- objetivándolo ,...... LO D A ) N o w S 1( I 1 V I V E I R o S 00 Ln como su antagonista. El mundo previo a la caída es el 1 mundo preobjetivo de una humanidad presubjetiva. El rniterna del mundo edénico persiste conternporánearnente en la idea de wilderness, aquellos espacios -cada vez menos- de una naturaleza pura, no corrompida por la presencia humana, horti conclusi que dan testimonio de un pasado que habría logrado sobrevivir "intocado". desde tiempos primigenios hasta el presente, pero que hoy estaría en riesgo de desaparecer corno resultado de la acción ciegamente predatoria de la civilización occidental. Corno mostró Williarn Cronon, fue solo después de que se apagaran las luces del siglo XVIII -en parte por la influencia sobre el imaginario norteamericano de nociones corno lo "sublime" y del terna de la "última frontera"- que la wilderness pasó a ser asociada con afectos positivos, a sentimientos cercanos a lo sagrado, despertados por la "experiencia" de contemplación de una naturaleza grandiosa, anterior y s:upeiior al humano. 2 Antes de aquella época, el término wilderness sugería paisajes desérticos, estériles o salvajes, que despertaban mucho más la desesperación, la confusión y el miedo de caer bajo el poder de lo demoníaco que la admiración estética o la religiosidad. En El paraíso perdido de John Milton, wilderness es el paisaje que encerraba y protegía al Jardín del Edén de todo acceso exterior. 3 Es ese reverso ecotópico del paraíso, esa l. Déborah Danowski, en uno de los textos que inspiran el presente ensayo, propone la lectura de ciertas ficciones recurrentes en la obra de David Hume (entre ellas la de Adán) como configurando la concepción de una humanidad "antes" del mundo y de una humanidad "después" del mundo (el mundo entendido no como totalidad, sino como "experiencia" que, en el caso de esas ficciones, o aún no existiría, o ya no existiría más); ver Débora Danowsld, "David Hume, o comec;o e o fim", Kriterion, no 124, pp. 331-343. 2. William Cronon, Uncommon Ground. Rethinking the Human Place in Nature, Nueva York, Norton, 1995. 3. John Milton, El paraíso perdido, Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2005, libro IV. .•. SE ARRASTRA HASTA Bq.ÉN PARA NACER? exterioridad anti-edénica lo que Adán y Eva tuvieron que enfrentar al ser expulsados de la tierra natal, y que solo con mucho trabajo y sufrimiento, en ese nuestro afán sin descanso, fueron logrando humanizar. La concepción positiva de wilderness como "mundo-sin-nosotros" estuvo en el centro de algunos movimientos arnbientalistas contemporáneos, corno el preservacionisrno radical, que tuvo su actuación más expresiva en la segunda mitad del siglo XX. Esa variante del ambientalisrno considera la existencia de los seres humanos corno esencialmente desnaturalizante, sin vacilar por lo tanto en proponer la expulsión, hacia afuera de los espacios "naturales", de toda y cualquier colectividad humana allí localizada (por lo general, pueblos indígenas o poblaciones "tradicionales", es de'cir, con débil inserción en el mercado capitalista). 4 Tal percepción poslapsar:i,a de toda y cualquier comunidad humana contrasta o, mejor, convive de forma confusa en nuestro imaginario con una percepción adánica de las poblaciones indígenas, según la cual estas vivirían "en armonía con la naturaleza" (lo que significa decir que tienen poco J/irnpacto" sobre los parámetros biofísicos de un ambiente definido por sustracción de lo humano). A la inversa, cualquier transformación de esas sociedades que conlleve la introducción en sus modos 4. Aunque difícilmente se encuentren hoy movimientos ambientalistas que reivindiquen la expulsión de poblaciones tradicionales de sus tierras en favor de la preservación de sus ecosistemas, existen iniciativas internacionales como el REDD (Reducción de las Emisiones por Deforestación y Degradación Forestal) e incluso el REDD+ (el signo+ hace referencia al "papel de la conservación, del manejo sustentable y del aumento de stocks de carbono en los bosques, más allá de la deforestación evitada y la recuperación de bosques"; ver al respecto "Entenda o que é red", en oeco.org.br), muchas veces financiadas por el Banco Mundial, que han recibido innumerables críticas por acabar teniendo el mismo efecto. Ver, por ejemplo, "Kenya Evicts Indigenous People For Forest Offset Scam", 16 de marzo de 2014, disponible en climateandcapitalism.com, y la No REDD in Africa Netwoik. D A N o w S 1( I 1 V I V E I R o S o 1.0 ) de vida de objetos o técnicas industriales basta para jus- · tificar su exclusión de esa posición adánica privilegiada y, por lo tanto, sirve de argumento para -su expulsión de las tierras "salvajes" que a duras penas consiguen mantener, lo que favorece invariablemente a poderosos intereses que nada tienen de preservacionistas. No es necesario recordar la frecuencia con la que en Brasil el fantasma del "indio de jeans", que por lo tanto "ya no es indio" y que "no necesita tierra sino la asistencia del Estado", es conjurado por los latifundistas del agronegocio, con el apoyo siempre entusiasta de los grandes medios corporativos, al mismo tiempo socios interesados y clientes serviles del capital. El mundo edénico de wilderness es por consiguiente un mundo orgánico y plural que se construye en torno a una oposición fundamental entre la vida, concebida corno inagotable profusión de formas y sutil equilibrio de fuerzas, y la humanidad (ya sea corno especie "antinatural", o en su variedad moderno-industrial), imaginada· corno un factor que mancilla, disminuye y desequilibra la vida, cuantitativa y cualitativamente. 5 EL MUNDO DESPUÉS DE NOSOTROS Un segundo modo de pensar la oposición entre la vida y la humanidad consiste en proyectarla hacia el futuro. La vida resurgirá, invencible, en su variedad y abundancia, y reconquistará el territorio (la Tierra) que la humanidad, al actuar corno un impiadoso invasor alienígena, habrá transformado en un desierto.de concreto, asfalto, plástico y plu- 5. "Pienso que en el siglo XX, cuando nuestra población se cuadruplicó, llegamos a un punto en que redefinimos el pecado original: solo por haber nacido somos parte del problema"; Alan Weisman, "Crowed Planet", Orion Magazine, 2013, disponible en orionmagazine.orgjarticle/crowded-planet. ••. SE ARRASTRA HASTA BELÉN PARA NACER? tonio. Esta visión paradójicamente optimista de la desaparición de la humanidad -optimista porque el punto de vista adoptado es, obviamente; el de la vida- fue expuesta en el best seller del periodista, escritor y arnbientalista Alan Weisrnan, El mundo sin nosotros (2007), que inspiró más 6 de una serie de televisión. El libro de Weisrnan es una versión más "extrema" del clásico de ficción científica de George R. Stewart, La tierra permanece (1949), en el que uno de los pocos sobrevivientes de una epidemia causada por un virus letal decide observar -puesto que es naturalista de profesión- cómo evoluciona la vida no-humana tras la dramática reducción de la humanidad a un puñado de individuos dispersos por el rnundo. 7 El mundo sin nosotros, por el contrario, es un texto especulativo no-ficcional, que describe el destino del planeta luego del fin absoluto de la especie (el libro no especifica qué tipo de evento habría acarreado tal extinción), mostrando cómo nuestras huellas materiales se irán borrando poco a poco, hasta desaparecer por completo en un período comparativamente muy corto, de algunas décadas a unos pocos milenios. El fin del Horno sapiens junto con las ruinas de su orgullosa civilización permitirá, después de una fase de transición (ya que aún será necesario que la "naturaleza" absorba los efectos de la explosión de muchas bombas del tiempo tecnológicas que dejaremos tras nuestro paso), el restablecimiento y 6. Alan Weisman, El mundo sin nosotros, Barcelona, Debate, 2007. En cuanto a las series, ver, por ejemplo, el documental Aftermath. Population Zero (2008). El libro de Weisman no debe confundirse con el film The World Without US (donde US remite a los Estados Unidos), documental-ficción de Mitch Anderson y Jasan Tomaric, también lanzado en 2008. 7. George R. Stewart, La tierra permanece, Barcelona, Minotauro, 1995. El protagonista termina por encontrarse con otros raros sobrevivientes y lidera un intento -que fracasa- de reconstrucción de la civilización. Ya en plena vejez, viéndose obligado a abandonar dicho sueño, finalmente acepta como un nuevo comienzo esperanzador la regresión de sus descendientes y de los demás humanos a un estado de primitividad cultural. D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S N \.0 / el despertar de la Tierra en una inmensa wilderness, un rico tapiz de ecosistemas donde aflorarán incontables especies. Weisrnan torna en consideración la irreversibilidad de ciertas transformaciones antrópicas del ambiente que ya han sido desencadenadas; pero su experimento mental se concentra en la capacidad de la naturaleza para obliterar la coraza material de la civilización y revitalizar un planeta sofocado por la acumulación de nuestros artefactos y desechos. 8 § Esta misma idea de una substracción del elemento humano que haga posible un restablecimiento edénico del planeta está en el corazón del Movimiento para la Extinción Voluntaria de 9 los Humanos, creado a comienzos de los años noventa por el activista norteamericano Les U. Knight, que en parte se inspira en la ecología profunda y que pregona nuestra gradual desaparición por la vía de la abstención reproductiva. Los últimos -y_ ya raros- humanos tendrán la suerte de disfrutar de ese .mundo edénico. Dipesh Chakrabarty abre su artículo "The Clirnate of-History" con una mención a El mundo sin nosotros, observando que el experimento mental de Weisrnan muestra cómo nuestro propio sentido de la historia se ve amenazado por el quiebre de la continuidad entre pasado y futuro, sin la cual la experiencia del presente pierde su sentido. La crisis ecológica, tornada corno preanuncio de la extinción empírica de la humanidad, encierra la perspectiva histórica en una paradoja pragmática: "Si seguirnos el experimento de Weisrnan, nos vernos obligados a insertarnos en un futuro 'sin nosotros', 8. Nótese una vez más que la perspectiva de Weismanes la de la resiliencia de la vida en general, y no la de la sobrevivencia humana. 9. The Voluntary Human Extinction Movement; ver vhemt.org. Weisman, dicho sea de paso, también evoca en una entrevista de 2008 una hipotética interrupción de la procreación humana como modo "no-violento" de retornar al statu qua ante. ..• SE ARRASTRA HASTA BELÉN PARA NACER? para estar en pos1c10n de irnaginarlo". 10 El futuro deja de estar constituido por la misma materia que el pasado, se vuelve radicalmente otro, no-nuestro, un tiempo que para aparecer exige nuestra desaparición. La historia se degrada metafísicamente y se vuelve pasajera, como cualquier fenómeno, justamente, histórico: es la historia toda, o mejor, ella misma, la que en breve ingresará en la categoría de las "aguas pasadas". Günther Anders, hace ya algunas décadas, observaba que el derrumbe de la cosmología geocéntrica se vio rápidamente compensado, en el pensamiento moderno, por una absolutización antropocéntrica de la historia, esto es, por el"relativisrno histórico". Sin embargo, prosigue, la perspectiva del fin del mundo inaugurada con la era atómica relativiza de forma absoluta esta absolutización: el "fin de la Historia" se vuelve un acontecimiento meteorológico, un accidente con fecha y hora de llegada ya marcadas (al menos de jure). La Historia-que-ya-no-es será una especie de ya-no-ser fundamentalmente diferente de los acontecimientos históricos individuales que, una vez pasados, ya no son. Ella ya no será "pasado": será una cosa que habrá existido bajo tal forma (es decir, que "no 11 habrá existido" bajo tal forma) como si jamás hubiese existido. En suma: jamás habremos sido, y punto final. El aparente optimismo con que Weisrnan encara su "mundo sin nosotros", por lo tanto, se revela profundamente irónico, por cuanto que introduce, bajo el modo paradójico de su substracción, un nuevo actor histórico global: la humanidad como "especie humana" o mankind, una entidad biológica transformada en fuerza geofísica capaz de desestabilizar las condiciones límite de su propia existencia. 10. Dipesh Chakrabarty, "The Climate of History", op. cit., pp. 197-198. 11. Günther Anders, Le temps de la fin, op. cit., p. 22. EL AFUERA SIN PENSAMIENTO O LA MUERTE DEL OTRO Inside, outside, it really doesn't matter Don Juan Matus UN CIERTO PUEBLO SIN MUNDO DEL PASADO RECIENTE Desde hace mucho tiempo se observa que la percepción cultural de la modernidad tiene (o, mejor dicho, tuvo) corno uno de sus elementos fundamentales un sentimiento de pérdida del mundo, y una consecuente crisis espiritual de la humanidad (occidental, desde luego); gracias justamente a tal crisis liberadora, la humanidad pasó a la condición inédita de "sujeto autónomo"~ La revolución científica del siglo XVII, que nos habría rescatado de un "mundo cerrado" y jerárquico e introducido al "universo infinito" y democrático, se vio al mismo tiempo racionalizada y alterada por el golpe palaciego que fue la filosofía crítica. Eso que Kant llamó su "revolución copernicana" LO \.0 D A N o w S 1( I 1 V I V E I R o S es, como se sabe, el origen oficial de la concepción moderna del hombre (mantengamos aquí la forma masculina) como poder constituyente, legislado-r autónomo y soberano de la naturaleza, único ente capaz de elevarse más allá del orden fenomenal de la causalidad que su propio entendimiento condiciona: el "excepcionalismo humano" es un auténtico estado de excepción ontológico, y se funda en la separacíón autofundante entre naturaleza e historia. La traducción militante de ese dispositivo mítico es la imagen prometeica del hombre como conquistador de la naturaleza: el hombre como aquel ser que, emergiendo de su desamparo animal originario, se perdió del mundo solamente para retornar a él mejor, como su señor. Pero este privilegio es profundamente ambivalente, como lo sabemos desde por lo menos el Romanticismo. La apropiación racional y la economización instrumental del mundo llevarían a. su "desencantamiento" (Weber), y el Dasein, ese "configurador de mundos" (Heidegger), termina revelándose una víctima de su propio éxito, al descubrirse absolutamente solitario en su "claro", en esa Lichtung abierta en medio del bosque (la naturaleza) que le da el monopolio del ser, de la verdad y de la muerte. A despecho de toda su apertura, ese claro no puede dejar de parecer una imagen introvertida de su doble exterior, la.vasta y feroz wilderness que circunscribía al paraíso. Así, el antropocentrismo o humanismo modernos corresponden al esquema de un "nosotros antes del mundo", esto es, a la posición de una anterioridad trascendental del humano al mundo, la cual se afirma mucho más "constitutiva" de este mundo de lo que el humano, en cuanto ser empírico, se muestra "constituido" por él. 1 Y si tal 1. Recordemos la definición de este hombre de la episteme moderna como "doble [doublet] empírico-trascendental"; ver Michel Foucault, Las palabras y las cosas, México, Siglo XXI, 1968. EL AFUERA SIN PENSAMIENTO O LA MUERTE DEL OTRO anterioridad puede ser vista, por un lado, como una prerrogativa -manifiesta en la negatividad creadora presente en todo proyeCto de "transformación del mundo"-·, puede también ser denunciada y lamentada como una enfermedad degenerativa: fin de la bellá inmanencia pagana, duplicación fantasmática de la realidad, traición de la Tierra, olvido del ser, sentimiento del absurdo, relativismo, nihilismo. Sobre todo en su fase posromántica, primero con los existencialismos y, más tarde, con los (de) construccionismos posmodernos, la separación entre el hombre y el mundo se vuelve -como argumentó decisivamente Latour en Nunca fuimos modernos- una inconmensurabilidad ontológica absoluta, que se expresa en dos figuras míticas complementarias: la de la desaparición del mundo al ser absorbido por el sujeto y transformado en su objeto (en una construcción social, una figura retórica, un fantasma del deseo), pero también la de la desaparición del sujeto al ser absorbido por el mundo y transformado en cosa entre cosas, un artefacto orgánico montado por un relojero ciego. Lo que más tarde vendría a ser llamado "correlacionismo" comenzó a entrar en crisis mucho antes de su identificación nosológica. 2 No creemos exagerado decir que el Antropoceno, al presentarnos la perspectiva de un "fin del mundo" en el sentido lo más empírico posible, es decir, como un cambio radical de las condiciones materiales de existencia de la especie, viene suscitando una auténtica angustia metafísica. Esa angustia, muchas veces casi pánico, se ha expresado en una desconfianza ante todas las figuras del antropocentrismo, desde la de una ideología prometeica 2. Ver Emmanuele Coccia, "Mente e materia o u a vida das plantas", Landa, vol. 1, no 2, 2013, disponible en revistalanda.ufsc.br, sobre los "filósofos siri mundo", o sea, el abandono de la filosofía de la naturaleza por el humanismo epistemológico y el historicismo. i ,¡ ,, /1 .'JJ' ~ I 1 D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S del progreso de la humanidad en dirección a un Milenio sociotécnico, hasta el pesimismo posmoderno que celebra irónicamente el poder constituyente· del Sujeto al.denunciarlo como inagotable matriz de ilusiones. La conciencia de que el grandioso proyecto de una construcción social de la realidad se realizó bajo la forma desastrosa de una destrucción natural del planeta suscita una (casi) unanimidad en torno a la necesidad de declarar como parte del pasado (esto es, de hacer pasar) el mundo de los hombres sin mundo que es (que fue) el mundo de los modernos. Pero las transformaciones de ese esquema mítico que están en curso parten en direcciones diversas; algunas de ellas incluso buscan invertir el signo negativo que marca esta destrucción, abogando por la abolición radical del mundo como la única salida para la transfiguración final que emancipe al humano. En una época en que la exuberancia maníaca y la depresión melancólica parecen disputarse las riendas del psiquismo colectivo, todo discurso sobre el fin del mundo suscita un discurso opuesto que pregona la perennidad humana, su. capacidad de superación y sublimación, y que tiende a tomar cualquier mención a ideas de ocaso o fin como· irreales, fantasiosas, incluso supersticiosas. Veamos. EL ARGUMENTO TANATOLÓGICO Es en contra del mundo-de-hombres-sin-mundo de la modernidad que se orienta, por ejemplo, una cierta voluntad explícita de u renovación de la metafísica", también llamada Jlgiro ontológico" del pensamiento contemporáneo; este movimiento o tendencia incluye a pensadores cuyos nombres se encuentran asociados a la problemática más conocida por el rótulo de u realismo especulativo", como Ray Brassier e Iain H. Grant, Graham Harman y Levy Bryant, y algunos otros, como Quentin Meillassoux, Bruno Latour o Tristan Garcia, que son eventualmente reivindicados, EL AFUERA SIN PENSAMIENTO O LA MUERTE DEL OTRO con mayor o menor pertinencia, por los buques insignia 3 del movimiento. Más allá de sus diferencias, nada pequeñas por lo demás, todos comparten una misma decisión de retomar cuestiones clásicas de la metafísica, una disposición antikantiana y antihumanista de intensidad variable pero inequívoca, una marcada indiferencia por la filosofía del lenguaje, y una común Jlpasión por lo ~eal". Algunos de ellos han prestado especial atención a los seres, objetos y cuasi-objetos no-humanos, a la materialidad como dimensión propiamente ontológica, a la tecnología y a las ciencias naturales. Y, en general, las cuestiones de filosofía política o de antropología sociocultural no son el fuerte del grupo. 4 Lo que nos interesa aquí es un aspecto en particular del realismo especulativo (o del materialismo especulativo: el Jl-ismo" varía, el adjetivo se mantiene constante) que podríamos identificar como una variante del esquema mítico del u mundo sin nosotros", aunque mucho más extrema que la simple imaginación de un cosmos del que la especie humana estaría ausente, como en el experimento de Weisman. 5 El mundo sin nosotros" que veremos aquí JI 3. El término "realismo especulativo" tiene mayor circulación en el mundo anglosajón; aparte de Meillassoux, que participó de la conferencia original que dio nombre al movimiento, los filósofos franceses en general son "cooptados" un poco contra su voluntad. Los tres últimos autores citados además, fueron traducidos y ampliamente comentados por Harman, Brassie; y ot~os realistas especulativos de habla inglesa. 4. Para una de las presentaciones más claras del suelo común que comparten los principales filósofos del realismo especulativo, así como de las líneas de divergencia que los separan, ver Steven Shaviro, "Panpsychism andjor Eliminativism", 2011, disponible en shaviro.com. Ver también Levi ·Bryant, Nick Srnicek y Graham Harman (eds.), The Speculative Turn. Continental Materialism and Realism, Melbourne, re.press, 2011. 5. La "simplicidad" de esa imaginación científicamente argumentada de la extinción física de la especie, al modo de Weisman, no le impide, en nuestra opinión, ser una de las principales fuerzas que motivan la inquietud filosófica contemporánea. } D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S es un mundo independiente de cualquier experiencia, pre. vio a toda descripción, actual o virtual. Un mundo sin observador, que se constituye de forma esencial -que no se define solo por accidente- como ausencia de perspectiva. O sea, un mundo radicalmente muerto. Esa visión de un mundo como pura materialidad indiferente, asubjetiva o incluso antisubjetiva, se encuentra defendida de forma convincente en las obras por demás influyentes de Meillassoux y de Brassier. El primero, en su brillante Después de la finitud, propone lo que él entiende como el único antídoto especulativo contra el creacionismo bíblico y, de un modo más amplio, contra las concepciones religiosas que volvieron a amenazar la hegemonía de la imagen científica de la realidad. El enemigo interno aludido en el libro, esto es, la gran tesis filosófica que habría dejado la fortaleza de la razón vulnerable a las huestes fideístas, es aquello que MeiUassoux denomina correlacionismo, a saber, la afirmación de una relación de presuposición recíproca entre el pensamiento y el ser, "la idea según la cual no tenemos acceso más que a la correlación entre pensamiento y ser, nunca a alguno de 6 esos términos tomado aisladamente". Naturalmente, el responsable original por tal idea es Kant, quien desde· entonces habría conducido a la filosofía por un camino que la alejó infinitamente del "gran afuera", encerrándola en la jaula dorada del sujeto. 7 Con Kant, en suma, perdimos 6. Quentin Meillassoux, Después de la finitud. Ensayo sobre la necesidad de la contingencia, Buenos Aires, Caja Negra, 2015, p. 29. 7. Le grand dehors o the great outside son expresiones frecuentes en francés y en inglés para designar el aire libre, la "naturaleza", la vida salvaje, la wildemess, el mundo ajeno a las aglomeraciones humanas. Meillassoux aprovecha la idea, de modo casi jocoso, para designar la realidad independiente del pensamiento, o el ser "descorrelacionado". La alusión tal vez irónica al dehors de Maurice Blanchot, Michel Foucault y otros pensadores de referencia del postestructuralismo es igualmente probable. Esto acercaría todas esas ontotanatologías tardoeuropeas (que no poco le deben a Freud) EL AFUERA SIN PENSAMIENTO O LA MUERTE DEL OTRO el mundo al volvernos hacia nosotros mismos, en lo que podríamos calificar como un verdadero brote psicótico de nuestra metafísica. El sujeto éonstituyente moderno es una alucinación narcisista, el entendimiento legislador es un Napoleón de manicomio de provincias. El problema del correlacionismo es, según sus críticos, la primacía de la relación sobre los términos; es necesario separar el ser del pensar (pensar el ser corno separado del pensamiento) para alcanzar los cimientos de la realidad material, el mundo de las cualidades primarias extrasubjetivas. Nótese que lo que parece interesar a MeiUassoux -o a la mayoría de los realistas especulativos- no son ambos términos tomados aisladamente; es el mundo en cuanto exterior al pensamiento lo que realmente les preocupa, y no el pensamiento (el lenguaje, la sociedad, la cultura, etc.) corno tal, término sobre el cual Meillassoux no afirma mucho, más allá de que señalar su capacidad de acceder a la realidad extra-experiencial por.medio de las matemáticas. 8 y las contrapondría de forma característica con el afuera saturado de vida, intencionalidad y agencia de otras tradiciones intelectuales, como observó Casper Jensen, "Two forros of the outside: Castañeda, Blanchot, ontology". Hau. Joumal of Ethnography Theory, vol. 3, no 3, 2013, pp. 309-335. 8. "Somos materialistas en la medida en que obedecemos a los dos principios de todo materialismo: el ser no es el pensamiento, y el pensamiento puede pensar el ser"; Quentin Meillassoux, "Iteration, Reiteration, Repetition: A Speculative Analisis of the Meaningless Sign", conferencia en la Freie Universitiit de Berlín, 2012. Tal declaración no contempla la cuestión (materialista) del ser real del pensamiento, es decir, el hecho de que, incluso si el ser no es ("solo") pensamiento, el pensamiento es o tiene ("algún") ser. El pensamiento en su dimensión óntica de fenómeno interior al mundo, y por lo tanto ontológicamente exterior a sí mismo -lo cual, entre muchas otras cosas, es la condición de relevancia de la antropología como disciplina empírica- es algo que no parece interesar al autor. Ver, en este sentido, la crítica de Markus Gabriel, "The mythological being ofreflection", en Markus Gabriel y Slavoj Zizek, Mythology, Madness, and Laughter. Subjectivity in German Idealism, Londres, Continuum, 2009, pp. 81-88. D A N o w S K I 1 V I V E I R o S La maniobra correlacionista es identificada por · Meillassoux en el idealismo trascendental kantiano, en la fenomenología, en el escepticismo ·posmodernista y en otros antiabsolutismos; pero está presente también, y a juicio del autor de modo todavía más virulento, en todas las filosofías "subjetalistas" que absolutizarían u óntologizarían la correlación (todavía solo epistémica o crítica en el correlacionismo clásico y sus descendientes), como sería el caso del idealismo objetivo hegeliano, del voluntarismo nietzscheano, y de aquellos diversos sistemas que el autor incrimina como "hiperfísicos" (es decir, las filosofías de 9 perfil espiritualista, vitalista o panpsiquista). Meillassoux entiende que la actitud correlacionista implica el relativismo (verdadero Judas de la metafísica) y que el relativismo nos quita el mundo, entregándolo en bandeja al "fideísrilo" y al irracionalismo. Contra esa gente-sin-mundo que son los correlacionistas y su prole hegeliana o wittgensteiniana, heideggeriana o bergsoniana, él defiende entonces la preeminencia absoluta de un mundo-sin-nosotros como garantía última de todo materialismo autentico. El experimento mental del que Meillassoux echa mano para sustentar su razonamiento es curiosamente semejante al de Weisman, con la diferencia de que él pone en escena realidades retóricamente distantes en el tiempo y/o en .el espacio. Se trata del ''argumento de la ancestralidad", a saber, la cuestión del estatuto de verdad que podemos (y quizás debemos) conferir a enunciados que describen estados 9. "Llamo 'hiperfísica' a toda teoría que postula otra realidad que 'aquella investigada por l¡1 ciencia, en cuanto explicación heurística de los componentes supuestamente últimos de nuestro mundo, siendo él mismo considerado como un mundo contingente entre otros realmente posibles"; Quentin Meillassoux, "Iteration, Reiteration, Repetition", op. cit., p. 13. E:n esta "hiperfísica" el autor incluye toda forma de metafísica vitalista o panexperiencialista, como las de G.W. Leibniz, William James, Alfred Whitehead,· Henri Bergson y Gilles Deleuze. El AFUERA SIN PENSAMIENTO O LA MUERTE DEL OTRO de cosas que suponemos (o sabemos) ocurrieron antes del advenimiento de la especie humana y de su aparato simbólico (lenguaje, cultura, etc.). 10 Ejemplos de tales estados de cosas son eventos como el origen del universo, la formación del sistema solar, la emergencia de la vida en la Tierra, la aparición de las primeras especies del género Hamo, etc. Estos eventos generan los "archifósiles", vestigios materiales de realidades y eventos anteriores al advenimiento del humano y no obstante accesibles al conocimiento, que probarían la ilegitimidad de la hipótesis correlacionista. Y de este modo se anularía el vergonzoso divorcio entre la ciencia moderna -que da testimonio de un acceso efectivo a una realidad independiente del sujeto- y la filosofía moderna -que insistiría en subordinar el pensamiento del ser al ser del pensamiento, o mejor, al esencial no-ser del pensamiento-. La afirmación de la realidad del mundo y de la subsistencia del ser, entonces, parece depender, en Meillassoux, de una previa desrealización del pensamiento. Y n9 solo del pensamiento humano, o de la forma-sujeto del pensamiento, sino de· toda forma de cognición, percepción, sintiencia o experiencia, humana o no humana. La vida debe excluirse de la estructura última de la realidad y, más aún, cualquier dependencia de la existencia en relación a la experiencia debe ser negada. Según Meillassoux, en efecto, la vida en general y la noósfera humana en particular son el resultado de una emergencia ex nihilo, un milagro sin Dios (todavía ... ).11 Son la afirmación de una "absurdidad superior del 10. Ver Rodrigo Nunes, "Ancestrality", en Peter Gratton y Paul J. Ennis (eds.), The Meillassoux Dictionary, Edimburgo, Edinburgh University Pres, 2014, pp. 22-24; y Markus Gabriel, "The mythological being of reflection", op. cit. 11. Esto se vincula con un complejo argumento sobre la necesaria contingencia absoluta del orden cósmico, los temas del "hipercaos" y de la "inexistencia divina", que no podemos abordar aquí. Este argumento incluye, entre sus consecuencias, la posibilidad de que la divinidad pase a existir en cualquier momento en el futuro. D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S tiempo" que excluye del mundo no solo el principio de la vida como el sentido de cualquier principio, a saber, el prin~ipio de razón suficiente. Únicamente queda a salvo el principio de no-contradicción, requerido para que se pueda afirmar la necesidad de la contingencia. Por eso, y si nos permiten el juego de palabras, no es "contingente" -para el pensamiento de Meillassoux, naturalmente- que el Tiempo (con T mayúscula) sea puesto como el señor del absurdo: el fin del mundo, se vuelve, de este modo, tanto inminente (pues no hay ninguna razón para que el mundo no acabe de aquí a un segundo) como insignificante. El mundo-sin-nosotros que propone Ray Brassier, a su vez -y no haremos aquí más que aludir a su Nihil desencadenado, obra densa y compleja-, se sitúa en el futuro, como el de Weisman, pero un futuro tan remoto cuanto remoto es el mundo ancestral d~ Meillassoux, un "tiempo cosmológico profundo" 12 que contrasta decisivamente con el "tiempo antropológico" del correlacionismo. El "hecho" empírico que pone en movimiento el argumento hiper-nihilista de Brassier es la aniquilación inexorable de la especie humana, seguida de la vida en general, de la Tierra y finalmente del universo. A largo plazo, como se dice;estaremos todos muertos; esto hace que, de acuerdo con Brassier, ya estemos todos muertos: en palabras del autor, "todo ya está muerto"). 13 Más que desrealizar el pensamiento para afirmar el ser, en Brassier la tarea es aniquilarlo, eliminarlo no solo en el futuro sino sempiternamente: el pensamiento es "radicalmente desvalorizado en el presente" (como dice Shaviro), y se ve excluido in tato del ser, el cual lo excede de forma absoluta. Al mismo tiempo, el sujeto 12. Seguirnos aquí una lúcida exposición de Paul Ennis en un manuscrito inédito titulado "The clairn that we are already dead", tanto coino el texto ya mencionado de Steven Shaviro, "Panpsychisrn andjor Elirninativisrn". 13. Ray Brassier, Nihil desencadenado. Ilustración y extinción, Segovia, Nateria Oscura, 2017. El AFUERA SIN PENSAMIENTO O LA MUERTE DEL,OTRO del pensamiento, la posición física o metafísica del unosotros" se vuelve epifenomenal e inerte como la materia. Para Brassier, es necesario extinguir el sentido, radicalizar el desencantamiento del mundo iniciado por la Ilustración, para ''abrir camino hacia la inteligibilidad de la extinción. La falta de sentido y de finalidad no son meramente privativas; ellas representan un plus de inteligibilidad". Si para Meillassoux no existe principio de razón, para Brassier la razón no tiene principio. Pero la inteligibilidad es, estima él, mejor que la ignorancia ... Es digna de mención la frecuencia con que la palabra "muerte" aparece en los escritos de MeiUassoux y Brassier. Meillassoux habla de un estado de "existencia muerta" y de una "materia muerta" como sustancia última del cosmos, a los cuales sobrevienen luego los fenómenos de la vida y del pensamiento metafísicamente ex nihilo, como realidades infundadas en el sustrato inorgánico del cosmos. Brassi_er, por su parte, echa abundante mano de la pulsión de muerte freudiana como principio cosmológico, e identifica un tropismo tanatológico de la vida y del pensamiento. El potencial emancipador de esa atracción fat~l (emancipador para los humanos, claro está; no se pidió l<i opinión de los demás vivientes) debe, a su entender, ser estimulado políticamente; el nihilismo de Brassier es una posición militante, no qui~tista. Mientras que en el experimento de Weisman y en los motivos edénicos del mundo-sin-nosotros la oposición pertinente era entre vida y humanidad, en el esquema antiantropocéntrico de esta yariante del realismo especulativo que estamos examinando la oposición sería más bien entre vida (humana o no humana) y mundo, entendido como realidad sustantiva o materia del ser. Es preciso negar la vida en cuanto agencia, sintiencia y significación para poder afirmar la verdad autónoma del ser como "ensimismidad". El grand dehors es una tierra devastada y glacial, la exterioridad radical está absoluta y espantosamente muerta. Ln r-- -:rf:::: D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S \.0 r-- Diríase que, para estos pensadores, hablar del "fin del mundo", lejos de ilustrar una contradicción pragmática (como lo sugiere Chakrabarty para el caso ·del experimento de Weisman), significa por el contrario enunciar una simple tautología metafísica, un banal pleonasmo ontológico: el fin es el modo de JJexistencia" del mundo. Concordamos con Shaviro cuando observa que la suposición de Meillassoux y Brassier de que la materia, para poder existir en sí (fuera de la correlación), deba ser inerte y JJmuerta" termina por reintroducir el excepcionalismo humano que, justamente, se trataba de eliminar. La decisión antiantropocéntrica en la raíz de estas dos versiones del tema del mundo-sin-nosotros se revela, a fin de cuentas, totalmente obcecada por el punto de vista humano. Todo sucede como si la negación de este punto de vista fuese un requisito que el mundo necesita para existir; curioso idealismo negativo, extraño subjetalismo cadavérico. (El antivitalismo más abarcador defendido por los autores, que fundaría tal antiantropocentrismo, parece ser sobre todo una medida de precaución, una jugada táctica que garantice la neutralización de lo que realmente incomoda metafísicamente,. a saber, la vida "tal como la conocemos" por dentro, la experiencia humana hipervalorizada por el cuidado mismo con que se la invalida.) Pero un antropocentrismo al revés no deja de ser un antropocentrismo, tal vez incluso el único antropocentrismo realmente radical, así como en la grotesca comedia de enredos colonialista los europeos quemadores de ídolos eran los únicos fetichistas, al creer en la irrealidad de los fetiches del mismo modo como consideraban -de forma poco realista- que los "salvajes" creían en la realidad trascendente de los mismos. 14 14. Bruno Latour, Sur le culte des dieuxfaitiches suivi de Iconoclash, París, La Découverte, 2009. EL AFUERA SIN PENSAMIENTO O LA MUERTE DEL OTRO Por último, nos parece que el establecimiento de una discontinuidad máxima entre una perspectiva sublunar y una perspectiva supralunar es esencial para estas dos narrativas del mundo-sin-nosotros, porque ambas requieren -de hecho, defienden- una "bifurcación de la naturaleza" en el sentido consagrado por Whitehead. 15 Paul Ennis subraya la oposición entre el cosmocentrismo cientificista "noir" de Brassier y el geocentrismo "relativista" de la filosofía continental ilustrado, por ejemplo, en el arca originaria de Edmund Husserl, el Geviert o cuaternidad de Martin Heidegger( o la Tierra (la gran desterritorializada) de Deleuze y Guattari; y agregaríamos a esta lista, claramente, la Gaia (o mejor dicho, las Gaias) de Latour y Stengers. Pero ese distanciamiento entre el orden cosmológico y el orden antropológico, entre un tiempo cosmológico profundo y un tiempo histórico humano (distanciamiento en el que, a fin de cuentas, resuena la distinción caduca entre naturaleza y cultura, precisamente por cuanto que afirma la preeminencia englobante de una naturaleza muerta sobre algo que "no debería estar allí" -la experiencia-), es justo lo que está siendo objetado empíricamente por el colapso de las escalas y estratos de la realidad planetaria, esto es, por la metamorfosis de la especie humana en un agente geofísico mayor. Al desplazar la polémica del anticorrelacionismo hacia el plano "ecológico" de lo sublunar, formulando la cuestión de la relación entre pensamiento y ser en términos de humanidad y mundo, y al reducir así la distancia entre la realidad como universo y la realidad como Gaia, podemos percibir cuán irónica es nuestra presente situación, marcada por una catastrófica objetivación terrestre de la correlación, es decir, por el hecho de que el pensamiento humano,. 15. La famosa denuncia hecha por Whitehead respecto a la bifurcación de la naturaleza en cualidades primarias y secundarias es repetidamente recordada por Latour, Shaviro y otros "hiperfísicos" en el sentido explicitado por Meillassoux. (">''. D A N o w S K I 1 V I V E I R o S materializado como megamáquina de impacto planetario, efectiva y destructivamente correlaciona el mundo, recubriendo los archifósiles del pasado remoto con espesas ca16 pas de suelo antropocénico -concreto, plástico, asfalto-, ricas en lo que serán los antropofósiles de un futuro tal vez no tan distante. El anticorrelacionismo de Meillassoux -y de otros metafísicos materialistas de su generación- suena por lo tanto, tal vez en contra de sus intenciones explícitas, como un patético grito de protesta (si no como una fórmula de exorcismo, o una denegación) contra el poder siniestramente realizante del pensamiento, al menos en nuestra modesta morada terrestre. "NADIE LA E)(TRAÑARÁ" co ,.... No nos parece que sea un· despropósito comparar el nihilismo militante de Brassier -y otros argumentos filosóficos análogos sobre el fin del mundo y del pensamiento- con el escenario que proyectan films como Melancolía, de Lars von Trier (2011), o 4:44 El último día en la tierra, de Abel Ferrara (2011), en los que se imagina un fin instantáneo de toda la vida terrestre, o de la vida universal, en el caso de Von Trier. Melancolía muestra el choque de la Tierra con el afuera absoluto, materializado en un gigantesco planeta azul que inesperadamente se cruza en nuestra ruta, proveniente de las profundidades del cosmos. El film escenifica el contraste entre el mundo humano, con sus interminables melodramas y contradicciones (la familia, la empresa, la fiesta de casamiento, la magnífica casa de campo de la alta burguesía, la 16. Sverker Sollin y Paul Warde (eds.), Nature's End. History and the Environment, Londres, Palgrave MacMillan, 2011; Gisli Pálsson et al., "Reconceptualizing the 'Anthropos' in the Anthropocene", op. cit., p. 5. EL AFUERA SIN PENSAMIENTO O LA MUERTE DEL OTRO sorda lucha de clases), y el cosmos-sin-nosotros, el austero ballet de las esferas que evoluciona sublime en los grandes planos del sistema solar y más allá. A excepción de algunos elementos puntuales que sugieren posibles mediaciones entre las dos dimensiones, 17 estas parecen ser incomunicables hasta la llegada de su encuentro fatal. John, el cuñado cien:tífico que posee el único instrumento capaz de dar acceso objetivo al mundo exterior, acaba prefiriendo el suicidio, al descubrir que su ciencia era falible e impotente. Como él, que muere dentro de su bella propiedad, ninguno de los otros personajes principales (lo que incluye a los caballos) parece poder atravesar el riacho que lleva hacia afuera. No hay salida. 18 Tal vez más que en cualquier otra película de desastres en la historia del cine, la destrucción escenificada en lVIelancolía no es simplemente un intervalo de crisis o la interrupción por la muerte del curso de la vida de un grupo de personas (el incendio de un rascacielos, el naufragio de un transatlántico), o un accidente situado dentro de la historia de la civilización occidental (el fin de los Estados Unidos, por ejemplo), ni aun una parábola, 17. Por ejemplo, la melancolía profunda de Justine (la protagonista), su exposición extática (¿reconciliadora?) a la fría luz del planeta Melancolía; el telescopio y el tosco instrumento fabricado por su cuñado (John), que le permiten al sobrino (Leo) y después a su hermana (Claire) ver la aproximación del planeta; la frágil y transparente cabañita construida para proteger no solo a Leo sino también a Claire y a la propia Justine; y finalmente, claro, el choque (la "mediación inmediata") con Melancolía. 18. No hay salida, desde luego, dentro del capitalismo, como queda claro en la primera parte del film (ver Steven Shaviro, "Melancholia, or the romantic anti-sublime", Sequence, no 1, 2012, disponible en reframe.sussex. ac.uk). Pasa aquí un poco como en El ángel exterminador de Luis Buñuel, película que también encierra a un grupo de personas de la alta burguesía en un lugar lujoso del cual no consiguen salir por motivos tan inesperados como los del film de von Trier. (Contrástese, además, los metafóricos carneros burgueses del final del film de Buñuel con los metonímicos caballos apocalípticos de Von Trier.) 1,' D A N o w S 1( I 1 V I. V E I R o S como las hay tantas, de la extinción del Hamo sapiens, sino una presentación del fin del fin. El choque con el planeta Melancolía es el evento que acaba con todos los eventos, y con el propio tiempo, en el mismo exacto sentido con el que Anders se refería al ap·ocalipsis nuclear: no sobra nadie, no hay ninguna voz en off que comente el fin del mundo; el tiempo real desaparece a tal punto que no se puede siquiera imaginar en qué tiempo verbal se podría narrar lo inenarrable, a no ser en un presente" mudo (no sobra nadie, no hay ninguna voz). Al choque con Melancolía le sigue la oscuridad, o más bien la pantaHa negra, la ausencia de imagen, el silencio, la nada. El fin del mundo es el fin del film, y el fin del film es el fin del mundo. ' De todos los personajes del film, la melancólica Justine es la única que Sabe cosas" (pero las sabe de manera diferente a John, su cuñado científico). Es eUa quien desde el inicio mira hacia el cielo estrellado y percibe que algo está mal; es eUa también quien aceptará la perspectiva del desastre con mayor facilidad. Son suyas las palabras más duras del film: que el fin de "la vida en la Tierra es el fin de toda vida en el universo, pero que eso no nos debe entristecer. 11 11 o 00 Justine: La Tierra es mala. No necesitamos lamentar su muerte. Claire: ¿Qué? Justine: Nadie la extrañará. Claire: ¿Pero dónde crecería Leo? Justine: Todo lo que sé es que la vida en la Tierra es mala. Claire: Puede haber vida en otro lugar. Justine: Pero no la hay. Su disforia es ontológica y absoluta, independiente de un motivo externo circunstancial, bastante diferente, también en eso, de la desesperación que se apoderará de Claire. Sin embargo, en los últimos segundos previos al EL AFUERA SIN PENSAMIENTO O LA MUERTE DEL OTRO 11 encuentro, ya dentro de la Caverna mágica" -el simulacro de cabaña indígena19 que eUa misma construyó junto con su sobrino-, vemos en su rostro cómo la melancolía da lugar a lo que nos pareció una fugacísima crispación de miedo. Una mera contracción refleja tal vez, pero, por eso mismo, una (in)equívoca señal de vida. Es justamente ese momento de miedo y conmoción que, pensamos, parece marcar la diferencia entre Melancolía y el apocalipsis preconizado por Brassier. Recordemos que, antes de ser el fin de todo, la catástrofe es precisamente un choque, un encuentro, un acontecimiento, y que, entre la perspectiva del fin inminente y el propio fin, se interponen algunas décimas o centésimas de segundo de un afecto de intensidad máxima. No es solo para aliviar la desesperación de Claire y el miedo de Leo que Justine ayuda a su sobrino a construir el escuálido armazón de ramas secas. La Caverna mágica", sin paredes materiales, puede no ser una fuga -pues no hay hacia dónde huir- pero es una salida encontrada por los tres personajes para enfrentar el acontecimiento y contraefectuarlo trascendentalmente, en aquellos pocos instantes de pensamiento hiperconcentrado. Steven Shaviro, en su detallado y excelente análisis del film de von Trier, advertía sobre la coexistencia aHí entre un tratamiento metafórico del fin del mundo, que representa la ausencia de alternativa a aquello que Mark Fisher llamó realismo capitalista ( el impasse catastrófico de una sociedad de la cual se drenó todo futuro, y de cuyas posibilidades la mayor parte fue excluida") y un tratamiento completamente literal y cosmológico, un correlato objetivo de la catástrofe, ~~aquello que el filósofo Ray Brassier Uama 'la verdad de la extinción"'. En la opinión de Shaviro, la depresión de Justine es /luna especie 11 11 19. Una especie de tipi cónico como el de los indios de las praderas norteamericanas, pero reducido a su esqueleto mínimo y sin cobertura. D A N o w S J( I 1 V I V E I R o S N 00 · de interiorización [ ... ] de la verdad cósmica deflacionaria de 20 ·la extinción planetaria". . La "verdad de la extinción" de la que habla Brassier en Nihil desencadenado es deducidá por medio de lo que hoy se imagina corno una proyección científica (en lugar de la tradicional profecía mítica) del evento rnacrocósrnico que absorberá no solo a la Tierra sino al mundo-universo, de aquí a algunos trillones de años. Es solo al hacer .el camino inverso, en una "regresión tanatotrópica" 21 realizada por el pensamiento, y en un tiempo "infinitamente" más corto que los trillones de años proyectados en el futuro, que el discurso del filósofo constata la falta de sentido de nuestra vida presente. Ahora bien, así corno Brassier, también Shaviro, en su análisis de Melancolía -aunque mencione al pasar el cambio climático corno un evento que nos recuerda la "autonomía" del mundo-sin-nosotros, el caos que subyace a todo el cosrnos-, 22 nos parece que pasa demasiado rápido del mundo humano (la historia demasiado humana del capitalismo) a ese mundo cósmico o, más bien, caótico. ¿Será esa tal vez la !azón por la cual él repite tantas veces en su artículo que el film de Lars von Trier es -en contraste con la mayoría de las películas de desastres- "deflacionario", y que la visión del cosmos y del propio choque nos deja indiferentes, excepto tal vez por el placer estético que sentirnos al observar aquellas bellas y distantes imágenes? Para nosotros -y también, 20. Steven Shaviro, "Melancholia, or the romantic anti-sublime", op. cit. Para un sugerente análisis de Melancolía que, entre otras cosas, abre toda una nueva posibilidad de interpretación del objeto focal del film -la cabaña mágica en cuyo "interior" los personajes acogen el acontecimiento-, ver Marie Gil y Patrice Maniglier, La conversation des images, París, Bayard, 2014. 21. La expresión es de Brassier, quien sin embargo la usa en otro contexto y con un sentido primariamente psicoana~ítico. 22. En este contexto, ver las referencias de Shaviro a los trabajos de Eu. gene Thacker, donde este distingue el "mundo para nosotros", el "mundo en sí" y el "mundo sin nosotros". EL AFUERA SIN PENSAMIENTO O LA MUERTE DEL OTRO creernos, para Peter Szendy- los planos finales del film son por el contrario absolutamente aterradores. Quién sabe; en el fondo, quizá sea también por la misma razón que, en otro artículo, Shaviro simpatiza con la "hipótesis de Medea" que el biólogo Peter Ward plantea corno alternativa a la teoría de Gaia de James Lovelock. 23 Según Ward, la historia de la vida y de las extinciones en masa ocurridas en la Tierra demuestra que los procesos vitales tienen sobre el ambiente efectos antes desestabilizadores que horneostáticos. "La vida en la Tierra ya estaba condenada a la extinción mucho antes de que el calentamiento y la expansión del sol tornasen la Tierra demasiado caliente para la vida", resume Shaviro. Recordemos, sin embargo, que lo que condujo a Lovelock hasta Gaia fue justamente la extrañeza y fragilidad de ese nicho de neguentropía que es la Tierrá viva, la cual, sin duda, puede dejar de existir, en su forma actual, en cualquier momento. Corno "narrativiza" maliciosamente Latour en magníficos párrafos de Pace a Gai'a, Lovelocl~ asumió un punto de vista exterior a la Tierra y, mirando de vuelta hacia esta, percibió algo que no debería estar allí (aquí), un apax cos·rnológico: la estabilización de la atmósfera terrestre con concentraciones inmensamente improbables de ciertos gases fundamentales para la vida. Y es justamente porque la vida está aquí, aunque no "debies_e" hacerlo, que los cambios climáticos son un acontecimiento-para-nosotros. Corno ya argumentamos a partir de Chakrabarty, ellos trajeron el colapso de las tres historias que antes parecían tan separadas corno los dos mundos de Melancolía: la historia de la Tierra, la historia de la vida en la Tierra, y "nuestra historia". Es por eso, creernos, que Justine siente miedo, aun cuando sepa que la catástrofe ya sucedió. 23. Steven Shaviro, "Against Self-Organization", 2009, disponible en shaviro.com; Peter Ward, The Medea Hypothesis. Is Life On Earth mtimately Self-Destructive?, Princeton, Princeton University Press, 2009. C'() 00 POR FIN SOLOS This is the way the world ends This is the way the world ends This is the way the world ends Not with a bang but a whimper. T.S. Eliot CECI N'EST PAS UN MONDE La experiencia estético-filosófica de Lars van Trier, por supuesto, carece de "realismo". Es poco probable que un megadesastre cósmico o incluso ecológico venga a poner fin de forma tan abrupta, y en tan corto plazo, a nuestra forma de vida. La verdad alegórica del film estaría, más bien, en el carácter súbito (para la escala biográfica humana) de nuestra toma de conciencia de la intrusión de Gaia, y de la convicción rápidamente creciente de la irreversibilidad o irrevocabilidad de esa intrusión: Gaia ha llegado para quedarse, U") 00 ¡~,-:. D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S <O 00 1 y cambiará nuestra historia para siempre. Por eso, Gaia se parece mucho rná~ al planeta Melancolía que a la Tierra que es alcanzada por él; Melancolía es una.irnagen de la trascendencia gigantesca y enigmática de Gaia, una entidad que se abate sobre nuestro mundo, que se ha tornado súbitamente demasiado humano, de modo devastador. I;l film 4:44 El último día en la tierra, de Abel Ferrara, si por un lado es el más "verosímil" de todos los filrns apocalípticos recientes ·(por el retrato que hace de la verdadera Babel que viene siendo la torna de conciencia de los peligros de los cambios climáticos causados por la acción humana), por otro lado condensa, corno Melancolía, toda la complejidad e hiperobjetividad de los cambios climáticos y de la degradación ambiental en un único evento apocalíptico, con hora exacta prevista para acontecer (a las 4:44), 2 una conflagración planetaria desencadenada por la desaparición súbita de la capa de ozono. Pero aquí no hay un punto de vista cósmico. El mundo todo que acaba es . visto desde dentro de "nuestro mundo", el mundo patética, trivial y anodi;narnente humano de un ·barrio bohemio de Nueva York (pero también a partir de lo que allí llega, a través de la televisión, de los preparativos para la hora final de otros pueblos del planeta). Tenernos que esforzarnos para encontrar los raros elementos no humanos de ese 1. Isabelle Stengers, En tiempos de catástrofes, op. cit. Como observaron con razón Cristophe Bonneuil y Jean-Baptiste Fressoz en L'évenement anthropocene, París, Seuil, 2013, la "toma de conciencia" del deterioro ecológico del planeta causado por la acción humana no fue súbita, ni puede servir para caracterizar el pasaje de una era de ingenuidad y ceguera al advenimiento de una "modernidad reflexiva" en lo que atañe a las cuestiones ecológicas. Entretanto, nos parece innegable que la acumulación de las modificaciones antrópicas del equilibrio termodinámico planetario se volvió fenomenológicamente, o mejor, catastróficamente palpable recién en las ultimas décadas del siglo XX. 2. Aunque toda la acción parezca desarrollarse en el curso de un único día, no se especifica con exactitud la fecha. POR FIN SOLOS mundo presto a terminar de una sola vez: un árbol siendo cortado, un perro recibiendo alimento de su dueño pacientemente, en lo que parece ser la última comida de los dos. Pero el mundo, por el contrario, puede ir ausentándose poco a poco. La perspectiva de la crisis ambiental planetaria parece exponer a la especie no tanto al riesgo de una muerte súbita corno al agravamiento de una enfermedad degenerativa, cuyo solapado inicio no habríamos detectado. Si las cosas continuaran en el rumbo en el que están, la narrativa más verosímil nos dice que, efectivamente, todos -o los pocos que resten- viviremos cada vez peor, en un mundo cada día más parecido a aquellos concebidos por la gnosis distó pica de Philip K. Dick. 3 Mundos o, corno explica Dick, "pseudornundos" donde el espacio y el tiempo comienzan a pudrirse y desintegrarse, donde las acciones se interrumpen a medio camino y tornan cursos incomprensibles, donde los efectos anteceden erráticos a las causas, las alucinaciones se materializan en ontologías contradictorias, la vida y la muerte se vuelven tecnológicamente indiscernibles; donde misteriosos Mesías hipercapitalistas administran religiones rnediáticas a las masas hipnotizadas (debidamente dopadas· por aparatos de ajustamiento del humor); y donde intentar mantener la lucidez en medio de una entropía que corroe la propia escritura, que hace enloquecer la lógica diegética -los libros de Dick no describen, más bien inscriben la fragmentación de lo real-, es la única ocupación posible -y en última instancia imposible- de los personajes. Corno decía Leibniz al exponer el esquema piramidal de los mundos posibles hacia el final de los ensayos de Teodicea, el número de mundos peores que cualquier otro donde podamos estar es 3. Ver, por ejemplo, sus novelas Ubik (1969), ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968), Fluyen mis lágrimas, dijo el policía (1974) o El mundo contra reloj (1967). ...... 00 D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S 00 00 infinito. El peor de los mundos no existe, pero hay solo un mejor mundo posible: el nuestro. En la época de Leibniz, 4 eso todavía podía sonar optimista. Hay muchos ejemplos recientes, en la literatura y en el cine, de la representación pesimista e incluso algunas veces en un modo celebratorio) de un futuro correspondiente al esquema de "nosotros-sin-mundo", esto es, de una humanidad que ha visto sustraerse sus condiciones fundamentales de existencia. Enseguida nos viene a la mente lVlad lVlax (1979, dirigida por George Miller), p~ro podríamos también incluir aquí lVlatrix (1999, dirigida por las hermanas Wachowski), si aceptamos una cierta equivalencia entre un mundo ecológicamente desértico, como el del primer film, y un mundo de puros espejismos, como el del segundo, suscitados como se sabe por el "desierto de lo real". 5 En ambos casos, estamos frente a un "fin del mundo'', en el sentido de mundo humano, el fin como resultado de un proceso de desvitalización ontológica del ambiente (devastación o artificialización integrales del planeta) que tiene efectos "deshumanizadores" para los sobrevivientes. 4. Gottfried W. Leibniz, Teodicea. Ensayos sobre la bondad de Dios, la libertad del hombre y el origen del mal, Buenos Aires, Biblioteca Nueva, 2018, § 416. Para una lectura del optimismo leibniziano desde el punto de vista de la crisis actual, ver Déborah Danowski, "Ordern e desordern na Teodicéia de Leibniz", Indice, vol. 3, no 1, pp. 41-55. Sobre la capacidad humana de vivir en condiciones ambientales indefinidamente peores, ver la interesante (y deprimente) hipótesis sobre la Isla de Pascua de Terry Hunt y Carl Lipa, The Statues That Walked. Unraveling the Mystery of Easter Island, Nueva York, Free Press, 2011, y las lecciones extraídas de James Bernard MacKinnon, The Once and Future ·World. Nature As It Was, As It Is, As It Could Be, Nueva York, Houghton Mifflin Harcourt, 2013 (referencias obtenidas de Robert Krulwich, "What Happened On Easter Island. A New (Even Scarier) Scenario", 2013, disponible en npr.org). 5. Welcome to the desert ofthe real, corno le dice farnosarnente Morpheus a Neo. Sobre Matrix como "film de acción intelectual" (es así corno las hermanas Wachowski describieron su obra), ver Alain Badiou et. al., Matrix. Machine philosophique, París, Ellipses, 2003. POR FIN SOLOS Pero tal vez ·el mejor ejemplo de una situación de humanidad desmundanizada sea la novela La carretera (2006), de Corma:c McCarthy, donde el estilo lacónico y el tema más que sombrío se armonizan admirablemente. El mito apocalíptico que se elabora allí puede ser resumido con una simple formula: en el final no habrá nada, solo seres humanos ... y no por mucho tiempo. El libro cuenta el recorrido de un padre y un hijo por una tierra muerta, plomiza y putrefacta, tras un desastre planetario de causas desconocidas. Con los ecosistemas destruidos, sin animales, plantas o agua. limpia, los pocos humanos restantes subsisten sórdidamente de los restos de la civilización (latas de comida, ropas y utensilios recolectados en centros comerciales) o del canibalismo practicado sobre otros sobrevivientes. La carretera describe el curso de un proceso irrefrenable de decaimiento -un poco a la manera de Ubik, de Dick- en que los objetos a nuestro alreP,edor van envejeciendo a un ritmo cada vez más rápido, hasta finalmente percibir que la muerte no es, como pensábamos, un enemigo externo contra el cual luchamos en enorme desigualdad de condiciones, sino un principio interno: nosotros ya estamos muertos y la vida es lo que pasó para el lado de afuera. 6 Podemos decir que hay aquí algo así como un cambio de perspectiva/ en el sentido amerindio del término: 6. Tal vez ya hayamos estado muertos desde la conferencia Eco92, que tuvo lugar en Río de Janeiro en junio de 1992. Por lo menos, eso es lo que sugiere Ubik (novela publicada en 1969), que comienza con estas palabras: "A las 3 y media de la madrugada del cinco de junio de 1992, el mejor telépata del Sistema Sol cayó del mapa situado en las oficinas de la firma Runciter Asociados en Nueva York"; Philip K. Dick, Ubik, Barcelona, Minotauro, 2011. El día 5 de junio, por decisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, fue establecido (en 1972) como el Día Internacional del Medioarnbiente. 7. Eduardo Viveiros de Castro, "Exchanging perspectives: the transforrnation of objects into subjects in Amerindian ontologies", Common Knowledge, vol. 10, n° 3, 2004, pp. 463-484. en 00 D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S mientras creíamos ser los defensores del mundo de los vivos, hacía mucho que habíamos sido ya capturados por el punto de vista de los cadáveres. ·("¡Ya estarnos muertos!" es también la frase que dice a los gritos -aunque, a pesar de su sonoridad estentórea, suena mucho más corno el whimper, el gemido quejoso del poema de Eliot- el personaje de Willern Dafoe en 4:44, frente a aquellas personas que, intentando ejercer por última vez su humana libertad frente a la muerte anunciada, .se suicidan arrojándose desde lo alto de sus departamentos.) En la novela de McCarthy, en efecto, la muerte todo el tiempo amenaza con capturar a los pocos seres vivos que restan, substrayéndoles el mundo: ocultándoles los objetos, erosionando la memoria humané]. de sus significados, corroyendo el propio lenguaje, devastando sus cuerpos por el hambre y las enfermedades, transformándolos en comida de predadores caníbales, ex humanos que perdieron su alma, es decir, justamente su "humanidad". Afasia y antropofagia. 8 Es difícil leer este libro sin tener la angustiante sensación de que ya estarnos en el mundo de los muertos; de que el "fuego" metafórico que algunos pocos personajes cargan consigo no pasa de una especie de sernivida (tal corno la que guardan los recién-muertos en Ubik) que pronto se apagará. El mundo entero está muerto, y estarnos dentro de él. El padre del niño muere; el niño sigue andando con personas que encuentra en el camino, y que parecen de buena índole. Pero ellas no tienen adónde ir. Quienes caminan por la ruta no llegarán a ningún lugar, por el simple motivo de que ya no hay ningún lugar al que llegar. No hay salida. 8. Otro clásico de ficción científica que debe ser recordado aquí es el cuento de 1983 "El sonido de las palabras", de Octavia Butler, que se desarrolla en un mundo (una ciudad) en el que los humanos perdieron el lenguaje, debido a una misteriosa enfermedad, y se volvieron fieras asesinas deambulando en un mundo material arruinado. POR FIN SOLOS Otro ejemplo de un mundo que se vacía poco a poco, y deja así a los humanos patéticamente desamparados, es el esplendido film de Béla Tarr y Ágnes Hranitzky, El caballo de Turín. 9 Los protagonistas -íbamos a decir "la pareja", como en La carretera o 4:44, pero aquí son tres- son un hombre mayor parcialmente inválido, su hija adulta y el caballo que empuja la carreta de la familia (¿el caballo que desencadena la crisis de Nietzsche en Turín?), quienes habitan un terreno minúsculo y miserable, perdido en una estepa barrida por el viento. El fin del mundo de los campesinos de Tarr es antes un desecamiento que un pudrimiento. Es el viento áspero y estéril que ulula sin cesar, soplando hojas muertas y polvo contra la cabaña de piedra; es el pozo que se agota, del que el agua deja de manar; es el caballo que inexplicablemente deja de alimentarse -el caballo, bestia apocalíptica, como en Melancolía-; es la escasa luz que se apaga, por falta de coJ.Tibústible; es la comunicación que insidiosamente se va extinguiendo entre el padre y la hija, quienes lentamente van dejando de hablarse, de mirarse, prefiri,endo contemplar, estáticos y mudos, el mundo desecado. Es, sobre todo, la repetición de las acciones cotidianas, repetición desnuda, ciega, maquinal, inútil en su pura instrumentalidad misma, la que va desanimando, en el sentido más literal posible, a los personajes. Primero el caballo y luego también el anciano y su hija se quedan inmóviles, los dos últimos sentados a la mesa en la cabaña oscura, frente a su invariable comida: dos papas, una para cada uno, ahora crudas, por falta de agua y fuego, que permanecen intactas mientras el film termina en un lento Jade out. Como en Melancolía (y en El Ángel Exterminador), el tema del fracaso para salir del círculo mágico de la depresión 9. Béla Tarr y Ágnes Hranitzky, A Torinói ló, 2011 (nótese que es del mismo año que Melancolía). D A 1'1 o w S 1< I 1 V I V E I R o S marca un viraje hacia la (in)acción. Frente al agotamiento · del pozo, los personajes parten, arrastrando ellos mismos la carreta y el caballo sin fuerzas,· en busca de la ciudad vecina, 10 pero retornan, inexplicablemente, después de algunos minutos (¿horas?, ¿días?), para entregarse de forma definitiva a una parálisis que va propagándose y contaminándolo todo (recordemos que el viejo padre ya tiene un brazo paralizado), vencidos por un mundo él mismo catatónico. Podría decirse que El caballo de Turín despliega un equivalente cosmológico del tema de la banalidad del mal. El fin del mundo, para Tarr, no será un espectáculo dantesco, sino un decaimiento fractal, incremental, 11 una desaparición lenta e imperceptible, pero tan completa que logra hacerse desaparecer a sí misma frente a nuestros ojos que van encegueciendo poco a poco: El apocalipsis es un gran evento. Pero la reaÜdad no es así. En mi película, el fin del mundo es muy silencioso, muy débil. Así que el fi.nal del mundo se acerca como lo veo en la vida real lenta y silenciosamente. La muerte es casi siempre la escena más terrible y cuando ves a alguien morir -:un animal o una persona- es algo terrible. Y lo más terrible es que parece que no 12 ha pasado nada. Nada ha pasado: solo estamos muertos. 10. Pero la ciudad vecina ha sido devastada por obra conjunta de los hombres y de ·Dios, como les cuenta con aire taciturno un vecino que se acercó a comprar aguardiente: "Hemos destruido el mundo y la culpa también es de Dios". 11. La acción de El caballo de Turín se desarrolla exactamente en el decurso de siete días, escenificando una verdadera descreación del mundo: un Génesis narrado de adelante hacia atrás, la desoladora inversión de un comienzo espectacular. 12. Béla Tarr, "Simple y puro", entrevista con Vladan Petkovic, 2011, disponible en cineuropa.org. . POR FIN SOLOS DESPUÉS DEL FUTURO: EL FIN COMO COMIENZO Pero existe quien es capaz de ver con entusiasmo la perspectiva de la pérdida del mundo, tornándolo corno el simple descarte de un andamiaje provisorio, una estructura de apoyo que ya no es necesaria para los humanos, por entender que el fin del mundo, como fin de una "naturaleza" no-humana o anti-hurnana, se dará bajo la forma del cumplimiento de nuestro deseo manifiesto. El genio tecnológico de la especie le permitirá vivir en un Umwelt configurado a medida, por ella y para ella. Es esa versión literalmente constructivista de la humanidad-sin-mundo la que informa la visión de un hiperprogreso que habrá de liberar a los seres humanos (¿tal vez solo al 1%, para comenzar?) de su "sustrato biológico", primero prolongando la longevidad de los individuos, para finalmente alcanzar la trascendencia de la corporalidad orgánica, nuestro wetware, para decirlo con Rudy Rucker. _ La idea de una autofabricación del hombre del futuro y de su ambiente por la eugenesia y por la síntesis tecnológica de una nueva naturaleza es pregonada por los defensores de la tesis de la "singularidad", liderados por pensadores pop, como Vernor Vinge y Ray Kurzweil, que se sitúan en la frontera entre la tecnología (en el doble sentido de maestría técnica y de pensamiento de la técnica) y el universo de ficción científica. 13 La singularidad es el 13. Ver el libro-manifiesto de Ray Kurzweil, La singularidad está cerca. Cuando los humanos trascendamos la biología, Berlín, Lola Books, 2012, y el excelente artículo de Abou Farman, "Re-enchantment cosmologies: mastery and obsolescence in an intelligent universe", Anthropological Quarterly, vol. 85, no 4, pp. 1069-1088. Para una idea de cómo el tema ha sido popularizado, ver por ejemplo Julian Sonny, "The Ten Things Technology Will Allow You ToDo in the Next 50 Years", Elite Daily, 9 de mayo de 2013. La mitología tecnoteológica de Kurzweil y sus camaradas (Vernon Vinge, Hans Moravec, William Bainbridge, Frank Tipler, John Barrow y otros científicos "transhumanistas") es la transformación más actual, algunos dirían r:nás ,, ¡¡, 1' D A N o w S I< I 1 V I V E I R o S nombre de una discontinuidad antropológica, un súbito arrebatamiento cibernético que viene siendo preparado por el aumento exponencial de la capacidad 'de procesamiento de la red mundial de computadoras. Este aumento alcanzará, dentro de aproximadamente veinte años, un punto de inflexión catastrófico (acordémonos del "punto omega" de Theilhard de Chardin), al rebasar por fin la capacidad conjunta de toda la materia gris del planeta. La biología y la tecnología humanas entrarán en una fase crítica, y al hacerlo crearán una forma superior de conciencia maquínica que sin embargo permanecerá al servicio del designio humano (permitiendo, en particular, la transmigración de las almas, esto es, la codificación de la conciencia en aplicaciones disponibles en un número indefinido de plataformas materiales y su carga en la red para la eventual encarnación posterior en cuerpos puramente sintéticos -o genéticamente "personalizados" hasta el más mínimo detalle-). La muerte, a la que le debemos la idea misma de la necesidad, se volverá por fin opcional. Esta versión del esquema· de "humanos sin mundo", que lo entiende como una superación de la condición orgánica o mundana de la especie, expresa la creencia, y sobre todo el deseo, de que, de modo inexorable -aunque pueda ser titánicamente acelerado o cobardemente retardado-, la tecnología nos llevará a un mejoramiento esencial del hombre, un estado übermenschlich, una Nueva Era poshumana en la que "nosotros" nos habremos transformado definitiva delirante, del viejo proyecto del colonialismo cósmico, proyecto que aún no fue abandonado: ver Peter Szendy, Kant chez les extraterrestres, op. cit.; David Valentine, "Exit strategy: profit, cosmology, and the future of humans in space", Anthropological Quarterly, vol. 85, no 4, 2012, pp. 1045-1068; Alex Williams y Nick Srnicek, "Manifiesto por una política aceleracionista", en Armen Avenassian y Mauro Reis (conips.), Aceleracionismo. Estrategias para una transición hacia el postcapitalismo, Buenos Aires, Caja Negra, 2017. En otras palabras, la expansión extraplanetaria que tornará a la especie independiente de cualquier mundo en particular. POR FIN SOLOS y literalmente en aquellos configuradores de mundo caros a Heidegger (irónicamente, por vía de la técnica). La culminación del Antropoceno traerá consigo la obsolescencia de lo humano pero "hacia arriba", esto es, por la vía de su transfiguración gloriosa: en el reino del hombre, la mundanidad será absorbida por una humanidad técnicamente magnificada, emancipada del mundo. Ya no necesitaremos rendir cuentas al mundo, ya no tendremos que lidiar con ningún límite, porque nos habremos vuelto mundo, al volverse el mundo mismo, el cosmos en su totalidad, una "forma de inteligencia magníficamente sublime": Hombre-Universo.14 En el futuro, en suma, todo será humano. O, dirían los más maliciosos, todo será californiano. 15 Los singularitanos (corno se los llama) parecen poco preocupados con la cuestión de saber si los límites de los parámetros del Sistema Tierra serán lo suficientemente generosos corno para conceder el tiempo necesario para el gran salto adelante. La crisis ambiental ya instalada directamente no entra en sus especulaciones, o se da por resuelta gracias a la inminencia del arrebatarn,iento tecnológico y de la autornutagénesis humana. Ciertos parientes cercanos a la familia de la singularidad, sin embargo; han prestado atención al problema, preguntándose acera de las condiciones tecnológicas inmediatas para la supervivencia del capitalismo y de sus principales conquistas -la libertad y la seguridad- en un marco de consumo energético creciente y de persistente dependencia de los· combustibles fósiles. El Breakthrough Institute, un think tank norteamericano (californiano, corno los singularitanos) de incierta localiza- 14. Ray Kurzweil, La singularidad está cerca, op. cit. Sobre el "cosmos inteligente" y la obsolescencia humana, ver Abou Farman, "Re-enchantment cosmologies", op. cit. 15. El tema de la singularidad (el "futurismo de la Costa Oeste", como dice Farman) está asociado a la cultura high-tech del Silicon Valley. Kurzweil es hoy uno de los directo!es de ingeniería de Google. D A N o w S I< I 1 V I V E I R o S ción en el espectro político, 16 es quizás el nombre más destacado entre los defensores de ese capitalismo verde que confía en soluciones centralizadas, capaces de implementar ambiciosos proyectos de tecnoingeniería a cargo del gran capital, con fuerte inversión material, orgánicamente (si cabe aquí el adverbio) enraizados en la Big Science: "fraccionamiento hidráulico de rocas para la obtención de combustible fósil, expansión y perfeccionamiento de las usinas nucleares, grandes proyectos hidroeléctricos (las represas en la cuenca amazónica, por ejemplo), generalización del monocultivo de vegetales transgénicos, geoingeniería ambiental, etcétera. Ted Nordhaus y Michael Shellenberger, los dos fundadores del instituto y autores del premiado Break Through. From the Death of Environmentalism to the Politics of Possibility (2007), son un buen ejemplo de esa corriente que Patiick Curry denominó corno "tecnófilos cornucopianos". 17 Su libro es un anuncio publicitario en pro de un "capitalismo postindustrial y vibrante", capaz de sustentar con holgura a los 10 mil millones de personas que poblarán la Tierra hacia mediados de siglo. Big is beautiful: esta consigna de los autores 18 se encuentra fundamentada en un capítulo de Break Through 16. No tan incierta. "Es de un texto del Breakthrough Institute que extrajimos la afirmación de que "la libertad y la seguridad" son las mayores conquistas del capitalismo. Y la presencia como fellow del instituto en 2014 de Pasc'al Bruckner, ese viejo nouveau philosophe de la derecha, enemigo autodeclarado del "tercermundismo" y del "multiculturalismo" y autor de un libro reciente titulado Le fanatisme de l'apocalypse que se explaya en contra de "la propaganda del miedo", nos parece una evidencia más que circunstancial de las inclinaciones del instituto. 17. Patrick Curry, Ecological Ethics. An Introduction, Cambridge, Polity, 2011. Los propios fundadores del Instituto se definirian, más bien, como "modernistas" "ecopragmáticos", como "ecologistas" ferozmente antiambientalistas. Fueron, por otra parte, definidos por la revista Time como "héroes del ambiente". En su segunda edición, de 2009, el libro-manifiesto del instituto pasó a llamarse Break Through. Why We Can't Leave Saving the Planet to Environmentalists. 18. Lanzan la consigna en 2011, una conferencia en la Yale School of Forestry and Environmental S1tudies. o ------------~ POR FIN SOLOS -significativamente titulado "Grandeza"- en el que Nordhaus y Shellenberger plantean, por decirlo de algún modo, una lectura inventiva de Nietzsche, en particular de su llamado a la creación de nuevos valores adecuados a nuestra época, valores que vendrían a sustituir las filosofías del resentimiento, el pesimismo y los límites por una "filosofía de la gratitud, la superación y la posibilidad". Los autores imaginan así un alucinante contubernio de Nietzsche con Pollyanna, de cuya copulación abominable emergería una hija monstruosa, una Barbie ecopolítica que podríamos bautizar como Gratitud de los Ricos: Aquellos de nosotros que tenemos la suerte de tener satisfechas nuestras necesidades materiales y posmateriales más básicas no debemos sentir culpa ni vergüenza por nuestra prosperidad, libertad y privilegio, sino más bien gratitud. Mientras la culpa nos lleva a negar nuestra prosperidad, la gratitud nos inspira a compartirla. Esto suena a uno de esos discursos evangelistas que pueden verse en la televisión, que anuncian ceremoniosamente a sus ovejas la prosperidad que les espera, más que a una tesis nietzscheana rigurosa. En la visión que tienen los fundadores del instituto, todos los teóricos del decrecimiento, todos los ecologistas que osan hablar de la necesidad de reducción del consumo, todos los científicos que insisten en la idea de límites biogeofísicos del planeta, todas estas Casandras trafican una mezcla tóxica de mezquindad maltusiana, nihilismo metafísico y mala conciencia histórica; en suma, representan un conjunto de "fuerzas reactivas" que niega a los pueblos del planeta (solo los pueblos humanos son tomados en cuenta, de más está decir) la vida de abundancia que es nuestro destino. 19 19. Pero la Casandra troyana, como recuerda oportunamente Stengers, tenía razón ... D A .. N o w S K I 1 V I V E I R o S 00 O\ El problema de los arnbientalistas, según Nordhaus y Shellenberger, es la falta de imaginación: ellos deberían haber "imaginado" que la solución ·para el calentamiento global reside no en la restricción, sino en la liberación de la actividad económica y del desarrollo tecnológico. En lugar de disminuir, debernos aumentar todavía más, debernos producir, innovar, crecer y prosperar, para finalmente incluir en esa abundancia a los que ahora están privados de ella. En pocas palabras, es necesario hacer crecer la torta para luego repartirla, e incluso es necesario hacerla crecer aceleradamente. Antes que una singularidad catastrófica corno la profetizada por la vanguardia visionaria de la futurología californiana, el ideario del Breakthrough Institute no imagina que ningún breakthrough muy dramático vaya a suceder. Al contrario, sus fundadores creen en un progreso continuo, en una "modernización de la modernización", para decirlo con Ulrich Beck, un perfeccionamiento del disposi-. tivo técnico de la civilización capitalista de forma tal que esta sea capaz de absorber o, mejor aún, de tornar productivas las consecuencias destructivas que va sembrando a lo largo de su camino; en otras palabras, que sea capaz de obtener suculentos lucros con una tal Aufhebung técnica. El esquema proyectado por la ideología del instituto puede ser visto así corno una variante del mítico terna de "humanidad sin mundo", en el sentido de que, en el "buen Antropoceno" por venir, ya no habrá un ambiente externo a la humanidad. No tanto porque el hombre habrá sido transfigurado por la técnica, corno sueñan los singularitanos, sino porque la antigua naturaleza habrá sido recodificada (o mejor, reaxiornatizada) por la máquina capitalista corno un simple problema de gestión de recursos, de gobernabilidad ambiental. Y todo dentro de las -¿cómo se dice?- "mejores prácticas". Se vería así realizado el sueño antrópico de los modernos, o de un postarnbientalisrno donde el hombre se vería circundado, contextualizado y POR FIN SOLOS sustentado, solo por sí mismo, rodeado por su inmensa acumulación de mercancías, energizado por sus nuevas y segurísirnas centrales nucleares (provistas de reactores de fusión en frío, en lo posible) y relajado por amplias y amenas áreas de ocio ecológicas, pobladas, desde luego, por una selecta flora. genéticamente mejorada. 20 Las cosmologías de la singularidad y del Breakthrough Institute se ubicarían entre los evangelios del reencantarniento capitalista, en la medida en que anuncian una mutación interna del presente sistema económico, en la que las fuerzas productivas de la hiperrnodernidad generarán un orden ecopolítico fundado en el acceso universal de la humanidad a la nueva abundancia material (al menos tal es la promesa). Pero existe v.na curiosa variante de izquierda de la escatología singularitano-cornucopiana que viene ganando importancia en los últimos años bajo el rótulo de "aceleracionisrno", nombre inicialmente aplicado a ella de modo irónico pero poco a poco asumido por sus defensores. Los teóricos aceleracionistas, en su mayoría instalados en la vieja Europa, manifiestan en general un sofisticado desencantamiento metafísico, en el límite de aquello que Deleuze y Guattari llamarían "pasión de abolición", que llega algunas veces al elogio de cierta jouissance necrofílica. Todo esto dentro 20. Bruno Latour se mostró en más de una ocasión afín al ideario del Breakthrough Institute (ver, por ejemplo, Brurto Latour, "Love your monsters", en Ted Norhaus & Michael Shellenberger, Lave Your Monsters. Posenvironmentalism and the Ar¡.thropocene, Oakland, Breakthrough Institute, 2011; ver también la crítica que le dirigió Clive Hamilton, "Love your scapegoats", 2012, disponible online). Tenemos la impresión de que, más recientemente, el efecto "gravitacional" de Gaia -o, en otras palabras, una valoración más realista de los marcos temporales en que se desarrolla la crisis ambiental- lo ha hecho rever en alguna medida esta posición. En cuanto a Hamilton, su oposición a los profetas del "buen Antropoceno" no ha hecho más que aumentar (ver Clive Hamilton, "The new environmentalism willlea9- us to disaster", op. cit.). il 11 ·1_, 1 !i '.l D A N o w S (( I 1 V I V E I R o S o o,--1 del horizonte de una intensificación paroxística del nuevo espíritu del capitalismo, capaz de llevar a una ruptura tecnopolítica violenta, con una transformación estructural en las relaciones de producción. Si los singularitanos expresan un optimismo tecnológico de perfil geek, los pensadores de la aceleración se alinean con las posiciones estéticas y políticas del movimiento cyberpunk, afirmando altivamente el poder de lo negativo y manifestando, en algunos casos, una fuerte nostalgia por la versión soviética del front de modernización. § Benjamin Noys acuñó el término "aceleracionismo", mapeó las referencias culturales del movimiento (la ficción científica de los años ochenta, la Black Metal Theory, el Manifiesto Cyborg de Donna Haraway, el post-obrerismo ítalo-británico, entre muchos otros), y trazó su genealogía filosófica; ver sus artículos "Accelerationism", 2008, disponible en leniency.blogspot.com, y "Cyberpunk Phuturism: The Politics of Acceleration", 2010, disponible academia.edu. Esta genealogía se remontaría a ciertos textos de Deleuze y Guattari, Lyotard y Baudrillard, tal como fueran reinterpretados por la mediación tan carismática como semi-delirante, y para muchos francamente embarazosa, de Nick Land, exprofesor de Warwick y mentor de dos de los principales representantes del "realismo especulativo" (Ruy Brassier, Iain Grant), así como de un influyente bloguero tecnomarxista, Mar k Fisher (k-punk). Land muestra puntos de contacto con el singularitanismo californiano, pero su futurología, aparte de estar filosóficamente mucho mejor referenciada, es profúndamente "gótica" o "luciferina". Land alude, en uno de sus textos más famosos ("Colapso"), a una compresión creciente de los ciclos temporales de crisis, que estarían convergiendo rumbo a una terrestrial meltdown singularity, una "singularidad de catástrofe terrestre". Un libro reciente de Noys brinda un inspirado análisis de los antecedentes del aceleracionismo, como también la más sagaz.crítica interna POR FIN SOLOS -ya que Noys comparte algunas premisas con los autores criticados- al movimiento. 21 La intuición básica de los aceleracionistas es que un cierto mundo, que ya terminó, debe terminar de terminar, debe alcanzar por· fin su inexistencia. Ese mundo que los otros (los ingenuos de siempre, los soñadores, los abrazadores-de-árboles, los hippies) imaginaban que existía en todo su esplendor bucólico antes del advenimiento del capitalismo, y que hoy subsistiría disminuido, maltratado, sofocado por la cortina de humo de los dark satanic mills, no es más que una ilusión romántica, una matriz retro que distorsiona la percepción del mundo real del presente. Pues el mundo real es este, nuestro mundo desértico del capitalismo tardío, en el que la "segunda naturaleza" de la economía política ejerce una indiscutible soberanía. metafísica -incluso física- sobre la "primera naturaleza", la vieja physis siempre demasiado ecológica, orgánica y 22 vitalista. La subsunción real se extendió de forma universal, el sistema capitalista se volvió absolutamente hegemónico, su capacidad de absorción de cualquier foco de resistencia se muestra ilimitada, la realidad se volvió un corolario irrisorio de su propio simulacro. Ya no hay -por lo tanto, nunca habrá habido- un "afuera" del capitalismo, un exterior que le sea anterior, una wilderness más allá de su historia, una concrescencia arcaica que este no haya vaporizado con su incandescencia implacable: todo lo que es sólido, etc. Así, la única forma de hacer advenir este afuera es produciéndolo desde adentro: colocar la 21. Nick Land, "Colapso", en Armen Avenassian y Mauro Reis (comps.), Aceleracionismo, op. cit., p. 51 y Benjamín Noys, Velocidades malignas. Aceleracionismo y capitalismo, Segovia, Materia Oscura, 2018. 22. Sobre la "segunda naturaleza" y la "primera naturaleza", ver el capítulo 14 de Bruno Latour, Investigación sobre los modos de ·existencia. Una ·antropología de los modernos, Buenos Aires, Paidós, 2013. D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S N o .,__, rnegamáquina capitalista en overdrive, acelerar la aceleración que la define, potenciar la destrucción creativa que la mueve hasta que ella termine por autodestruirse y nos recree (en) un mundo radicalmente nuevo. Después del· apocalipsis, el reino. En cuanto a la humanidad que habita ese mundo-universo sin ventanas del capitalismo tardío, hace mucho tiempo que ella ya no es humana. Lejos de imaginar una (trans)hurnanización ,,caliente" del cosmos, los aceleracionistas profesan un posthurnanisrno ,,frío" que constata la deshominización asubjetivante del hombre a manos del tecnocapitalisrno desterritorializado, y celebran una ,,infiltración tecnológica de la agencia humana" capaz de inducir cambios en la anatomía cerebral de la especie y disolver por fin la vieja cultura antrópica y provinciana dentro de una nueva naturaleza cósmica, austera y estéril, caótica y exigua, impersonal y elemental. 23 El operario-máquina cognitiva conectado a la red, zombificado por la administración continua de drogas químicas y semióticas, productor-consumidor perennemente endeudado con lo inmaterial y que goza ávidamente con la propia explotación, es el nuevo anti-sujeto heroico de ese pos-mundo frenéticamente desvitalizado, esta distopía jubilosa. § · En muchas representaciones contemporáneas de la gente sin mundo del futuro encontramos la figura macabra del zombi, en la que se combinan la multiplicidad y la impersonalidad, la omofagia caníbal y la putrefacción. Como vimos, en La carretera se daba una doble lucha: por un lado contra la descomposición del mundo en un lodo plomizo y tóxico y por 23. Sobre la "visión" de Nick Land y su teoría de un "derretimiento" o "colapso" [meltdown] de tipo apocalíptico-singularitano, ver Jon Lindblom, "Techno-Cultural Acceleration: A Few Initial Remarks", 2012, disponible en academia.edu. POR FIN SOLOS el otro contra la zombificación del hombre, proceso encarnado por las bandas de antropófagos sin rostro que se alimentan de los sobrevivientes más débiles (aquellos que todavÍa no se deshumanizaron del todo). En Ubik, vamos descubriendo a lo largo de la historia que el ácelerado decaimiento de los que se encuentran en la condición crepuscular de ,,semivida" se debe a la fuerza ejercida por un único personaje, Jory (muerto en la infancia y ahora también en semivida), que literalmente devora las semividas ajenas; estas transcurren en una realidad construida mentalmente, hasta el más mínimo detalle, por el propio Jory. Los protagonistas de El caballo de Turín, por último, parecen vivir de una sustancia que no los alimenta, lo que los desvitaliza poco a poco hasta que dejan de "funcionar", como si hubiesen sido devorados por dentro y no quedara de ellos más que la mera cáscara hueca de sus cuerpos dentro de un mundo él mismo vaciado. 24 El aceleracionismo es una de las encarnaciones contemporáneas de la filosofía de la historia de cuño marxista (lato sensu). Esta fue ganando irnpúlso con las crisis de 1968, 1989, 2001 y 2008, entre otras fechas emblemáticas de los sucesivos ,,finE)S del pasado" que marcan el discur25 SO de la izquierda con señales, ominosas o promisorias, del "comienzo del futuro". Tal filiación lo caracterizaríá, en principio, corno una posiciÓn anticapitalista, pero el 24. Para un análisis de las figuras de los zombis, vampiros y antropófagos en el imaginario actual, ver Alexandre Nodari y Flávia Cera, "A horda zumbi", Rastros, no 6, 2013, pp. 1-4. 25. También se podría mencionar el año 1977, momento dramático para la autonomía italiana y apogeo de lo que Guattari llamó los "años de plomo". Para Franco "Bifo" Berardi, ese año marcaría el "fin de siglo" y el "punto de inflexión de la modernidad"; entre otros prodigios de ese annus horribilis, enumera la fundación de Apple, la muerte de Charles Chaplin y el no future de Johnny Rotten y Sid Vicious; Franco "Bifo" Berardi, Generación Post-Alfa. Patologías e imaginarios en el semiocapitalismo, Buenos Aires, Tinta Limón, 2007. (Y) o rl D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S prefijo más adecuado para él realmente parece ser el de upost", en vista de su concepción resolutamente te leo lógica y unilineal de la historia humana y, agreguemos, de su hostilidad virulenta hacia la versió:n de fin-del-pasado· asociada a la convulsión utópica de 1968. El aceleracionismo acostumbra reivindicarse como el legítimo heredero del espíritu de la izquierda, y concentra así sus energías en polémicas con posiciones anticapitalistas alternativas; al menos en este sentido es en verdad un auténtico heredero del viejo espíritu de la izquierda. Su mayor enemigo ideológico parece ser el ambientalismo, junto con otros discursos ureterritorializadores" de la misma laya que soñarían con el retorno a condiciones de existencia menos artificiales, supuestamente más fieles a la indiscernibilidad ontológica entre la especie, la vida y el mundo (continuidad, horizontalidad, correlación material). La defensa de la urgencia de frenar a la descontrolada locomotora del crecimiento económico no lograría ocultar, piensan los aceleracionistas, el objetivo de rescatar los valores y relaciones vigentes en el pasado precapitalista, un pasado que es no solo irrecuperable, sino totalmente fantasioso y, en última instancia, sórdido. Como pregunta ácidamente Mark Fisher en su blog k-punk, ¿qué trabajador de hoy querría volver a la condición campesina y al "lodo orgánico" de sus ancestros? § Sobre eso de volver al lodo orgánico, cabe recordar el lema de los ocupantes -squatters venidos de distintas partes de Francia y Europa, además de los campesinos que se negaron a vender sus tierras- de la zona destinada a convertirse el "Aeropuerto del Gran Oeste", en Notre-Dame-des-Landes en la región de Nantes (Francia). El lema, que se lee en las distintas barricadas que interrumpen y colorean los caminos de laZAD la "zona a defender") de Noti-e-Dame-des:-Landes, reza: Nous sommes le peuple de boue, esto es, literalmente, "Somos el pueblo de lodo", frase que suena igual a Nous sommes le POR FIN SOLOS peuple debout, "Somos el pueblo de pie", el pueblo sublevado, el pueblo en pie de guerra, el pueblo con un pie en el suelo (en el lodazal en que se convierte la región en invierno) pero con la espalda derecha y la cabeza erguida. La ocupación de la zona comenzó en 2008 y resiste hasta hoy, y ha logrado sustraer del control del Estado un área de casi dos mil hectáreas, tras haber enfrentado una dura represión por parte del gobierno francés, ejercida por medio de sus modernos instrumentos de "violencia legítima" (tropas de choque, gases lacrimógenos, balas de goma, terrorismo jurídico, etc.). El movimiento de ocupación de la ZAD de Notre-Dame-des-Landes es tan solo un ejemplo entre los muchos movimientos de recuperación de la Tierra que van emergiendo y conectándose en red en distintos puntos del planeta. Ellos parecen señalar que lo que está en juego es menos un retorno a un lodo "ancestral" que un proceso de descubrimiento (también en el sentido de quitar las capas, del desasfaltamiento) de la superficie de la Tierra y de revelación de sus potencias telúricas, inventando un futuro donde "poner el pie en el lodo" ya no significará verse postrado frente a un patrón ni sometido bajo el yugo de algún soberano. 26 En 2013, Alex Williams y Nick Srnicek, dos jóvenes intelectuales, redactaron un umanifiesto aceleracionista" de perfil más solar, pero no menos agresivo, que la versiÓn nihilista del aceleracionismo de fin de siglo representada por Nick Land. El manifiesto tiene cierto éxito en la blogosfera filosófica de vanguardia (la red es el nicho ecológico favorito de los pensadores del realismo especulativo). El texto defiende "una política prometeica de máximo dominio [mastery] sobre la sociedad y su entorno" como la única 26. Para más información, ver el sitio del movimiento de Notre-Dame-des-Landes en zad.nadir.org, así como el artículo "Projet d'aéroport du Grand Ouest", disponible en fr.wikipedia.org. D A N o w S K I 1 V I V E I R o S forma de derrotar al Capital. 27 Esa mastery tiene por objeto u preservar las conquistas del capitalismo tardío", evitando destruir la JJbase material del neolibe·ralismo". Se trata, en suma, de JJdesencadenar" (unleash) las fuerzas productivas que el capitalismo, conforme el diagnóstico clásico de Marx y Engels, al mismo tiempo moviliza y atrofia, suscita y restringe. Pero, para tal fin, es imperativo que volvamos a confiar en el plan (=el Estado), recuperando un sentido positivo de la trascendencia que nuestra creencia ingenua en las virtudes inmanentes de la red(= el mercado) nos ha llevado a despreciar. El planeamiento económico central y la autoridad política vertical recobran de este modo su ciudadanía en la imaginación confusa de una izquierda sin complejos, "a gusto" (at ease) en el ambiente mesiánico del modernismo. O, como otros tal vez dirían, en la imaginación confusa de una izquierda seriamente afectada por un síndrome de Estocolmo. Como el Breakthrough Institute, con el que comparten 27. Alex Williams y Nick Srnicek, "Manifiesto por una política aceleracionista", en Armen·Avenassian y Mauro Reis (comps.), Aceleracionismo, op. cit., p. 46. La retórica del "Manifiesto" sugiere un curioso falocentrismo macho-adolescente, con sus repetidas referencias a una maximal mastery, a un futuro que debe ser cracked open, a un hard-edged anti-humanism, etc. (Ver, a propósito, el breve posteo de Allison Ordnung, "Touching on 14.12.13 at Kraupa-Tuskany Zeidler", 23 de diciembre de 2013, disponible en aqnb.com.) No hay cómo no darle la razón a Isabelle Stengers cuando, frente a una pregunta de Heather Davis y Etienne Turpin ("¿Le preocupan las resonancia.s éticas del lenguaje empleado por el aceleracionismo político, estético u ontológico? ¿Cómo definiría la cosmopolítica en oposición a ese heroísmo nihilista y su indiferencia frente a su propia posición privilegiada?"), reacciona con la tajante réplica: "Me niego a contrastar Cosmopolíticas, sean cuales fueran sus insuficiencias, con esa basura: ellos son cerdos chauvinistas, y punto. Solo lamento el hecho de que estén mancillando la memoria de Félix Guattari"; Isabelle Stengers, "Matters of cosmopolitics: Isabelle Stengers in conversation with Heather Davis and Etienne Turpin on the provocations of Gaia", en Etienne ·Turpin (ed.), Architecture in the Anthropocene. Encounters among Design, Deep Time, Science, and Philosophy, Ann Arbor, Open Humanities Press, 2013, p. 179. POR FIN SOLOS si no exactamente la misma fe en las capacidades regeneradoras del capitalismo por lo menos una misma esperanza en el progreso, los aceleracionistas acusan (lo que les sobra en fe y esperanza les falta en caridad ... ) a la izquierda actual -o más precisamente, a lo que aún persiste del espíritu del '68 en lo que todavía queda de la izquierda- de una JJasombrosa [staggering] falta de imaginación". Sin embargo, sus propios propósitos imaginativos no están menos orientados hacia el pasado que los devaneos bucólicos que le imputan a esa JJotra" izquierda: a fin de cuentas se trata, dicen, de JJla recuperación de los sueños que fascinaron a muchos desde mediados del siglo XIX hasta los albores de la era neoliberal". En otras palabras, se trata de completar el proyecto de autofundación del Hombre con el proyecto decimonónico del control técnico absoluto del mundo: de consumar el proyecto del siglo de la Razón con la recuperación y el cumplimiento de las promesas del siglo del Progreso. La _historia se repite; pero, como puede verse, lo hace a los saltos. § Y por lo visto, los ambientalistas estamos condenados o a la falta de imaginación, o a un exceso de la misma. Véase, por ejemplo, esta declaración que la entonces presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, hizo en 2012, poco antes de la Conferencia Río+20, sobre los activistas que se oponían al represamiento de los ríos amazónicos para la construcción de megacentrales hidroeléctricas: "Nadie en una conferencia de estas acepta tampoco, discúlpenme, discutir la fantasía. En ella no hay espacio para la fantasía. No estoy hablando de la utopía, esa se puede tener, estoy hablando de la fantasía"; "Pessoas contrárias a hidrelétricas na Amazonia vivem 'fantasía', diz Dilma", Estadao, 5 de abril de 2012, disponible en estadao. com.br. Un año después, en mayo de 2013, la ministra de la Casa Civil, Gleisi Hoffmann, calificó de ''minorías con proyectos ideológicos irreales" a los defensores de los derechos constitucionales de los indígenas a sus tierras. En cambio, el r-~ 1 'i o A N o w S 1( I 1 V I V E I R o S 00 O, ..-. lector podrá leer lo que pensaba de la inteligencia ambiental de aquel gobierno un "ex gurú" de Dilma Rousseff (la definición es de ella misma), Apolo Heringer Lisboa, profesor de la Universidad Federal de Minas Gerais y fundador del Partido de los Trabajadores brasilero, del que se distanció en 1988. El manifiesto concluye con una nota grave: "La elección que afrontamos es crítica: o un postcapitalismo globalizado o una fragmentación lenta hacia el prirnitivismo, la crisis perpetua y el colapso ecológico planetario". La introducción en el horizonte especulativo aceleracionista de la perspectiva del "colapso ecológico", o por lo menos su mención, es algo nuevo e indiscutiblemente bienvenido;28 pero nos parece igualmente indiscutible que indica también una crisis en las teorías aceleracionistas de la crisis. El "dominio prometeico" parece afirmarse como un grito de aliento a las acorraladas tropas de los modernos, como una bandera agitada para levantar la moral de los combatientes, ahora que la "primera naturaleza" ha reaccionado traicionera contra la bella progresión autopropulsada de la "segunda", y que la temporalidad de la crisis ecológica ha entrado en una resonancia catastrófica con la temporalidad de la crisis económica. El motivo de la aceleración gana con esto un sentido totalmente inesperado. Pues ahora ya no se trata -o casi no- de una aceleración liberadora de las fuerzas productivas, sino del ímpetu creciente de las fuerzas destructivas que han sido desencadenadas por la interacción física entre el sistema capitalista y el sistema Tierra. Por ese motivo, el "colapso ecológico planetario" difícilmente pueda ser caracterizado con el adjetivo de "lento" ("la fragmentación lenta hacia el primitivismo", etc.). Como ya vimos, tal colapso no perte- 28. Ver McKenzie Wark, "#Celerity: a Critique of the Manifesto for an Accelerationist Politics", disponible en speculativeheresy. wordpress.com. POR FIN SOLOS nece completamente al dominio de nuestra "elección"; no solo se encuentra adelante nuestro, como parecen suponer los autores del "Manifiesto", sino, en buena medida, atrás de nosotros: ya ha comenzado y no puede ser revertido, tan solo es posible disminuir su aceleración. El sustrato infraeconómico del 'capitalismo -las condiciones materiales de las actuales "condiciones materiales"- se está modificando más deprisa que las superestructuras técnicas y políticas de la civilización dominante. No existe dialéctica que brinde solución a ese enredo. La aceleración "intencional'' de la máquina capitalista, puesta corno solución para nuestra miseria antropológica actual, se encuentra en una situación de contradicción objetiva con otra aceleración nada intencional: la del implacable proceso de retroalimentación positiva de las transformaciones ambientales deletéreas para el Umwelt de la especie. Existen poderosas razones, en sumá, para temer que un postcapitalismo mundializado no llegue lo suficientemente rápido como para detener el "lento" colapso ecológico planetario. Noys observa que el programa del manifiesto aceleracionista no llega a ser demasiado original. Aparte de reiterar con insistencia ciertos puntos centrales del venerable manifiesto comunista de 1848, repite mucho de la plataforma gramsciana, con el defecto, señala Noys, de no proponer ninguna estrategia concreta para controlar dialécticamente la abstracción que al mismo tiempo denuncia y elogia. No obstante, nos parece que el programa aceleracionista hace más que simplemente ofrecer un upgrade tecno de la vulgata marxista. Es una versión potente de aquello que en 1950 Oswald de Andrade llamaba "filosofía mesiánica", a saber, la milenaria narrativa patriarcal, represiva, trascendental, racista y falocrática que atraviesa como un hilo rojo la historia de Occidente, de san Pablo a Marx, Husserl, Heidegger y más allá. Y aquí, mucho más que los astutos Williams y Srnicek, es en cambio un viejo pontífice de lo Universal quien expresa a la perfección lo 1 '¡' D A N o w S I< I 1 V I V E I R o que realmente mueve a los aceleracionistas, y explica la hostilidad de estos para con lo que denominan "primítivismo". Es pues Alan Badiou quien afirma lo siguiente: No tengo recelo de afirmarlo: la ecología es el nuevo opio del pueblo. Y como siempre, ese opio tiene su filósofo de turno, que es Sloterdijk. Ser afirmacionista es también ir más allá de las maniobras de intimidación hechas en nombre de la "naturaleza". Es necesario afirmar claramente que la humanidad es una especie animal que intenta superar su animalidad, un conjunto 29 natural que intenta desnaturalizarse. S Es difícil ser más claro, o más afirmativo (tres veces en cuatro o cinco líneas, en verdad), y a la vez estar tan equivocado. Ahora bien, lo que Badiou denomina "ecología", y que en verdad es el nombre de una pérdida de fe en el destino manifiesto de la especie y en las delicias de la sublimación comunista, es lo que él demoniza como una especie de movimiento reaccionario, supersticioso, que , disemina una religión del miedo (Alan Badiou, Luc-Ferry y Pascal Bruckner, meme combat?), y que -colmo de la osadía- tiene la pretensión de definir el contenido de la política y la forma de lo político. 30 Hete aquí, entonces, que los ecofreaks quieren arrastrarnos de vuelta -pero no pasarán- a los terrores primarios de una humanidad anima- 29. Alain Badiou, "'L'hypothese communiste', interview a Pierre Gaultier". Le Grand Soír, 6 de agosto de 2009, disponible en legrandsoir.info. 30. Tal vez Badiou tuviese en mente esta frase de Sloterdijk (que es, además, uno de los epígrafes de Face a Gai"a, de Latour): "El destino no es ya la política sin adjetivo alguno, sino la política climática"; Peter Sloterdijk, Esferas II. Globos. Macrosferología, Madrid, Siruela, 2017. El hecho de que Badiou elija al idiosincrático Sloterdijk como "el" filósofo de la ecología nos parece un caso de desplazamientofreudiano (donde dice "Sloterdijk", tal vez deba leerse "Serres", o "Guattari", o "Latour", o "Stengers" ... ), si no de pura ignorancia respecto a lo que sucede fuera de su mundo intelectual inmediato. POR FIN SOLOS lizada y desamparada frente a una Naturaleza omnipotente e imprevisible. La convergencia del discurso de los aceleracionistas (y de sus gurús) con el de los singularitanos y con aquel otro de los ideólogos del capitalismo vibrante del Breakthrough Institute es -no tenemos "recelo de afirmarlo"- asaz inquietante. Los aceleracionistas consideran que "nosotros" debemos elegir entre el animal que fuimos y la máquina que seremos. Con su angelología materialista proponen, en suma, un mundo sin nosotros ... pero hecho por nosotros. be forma recíproca, imaginan una especie posthumana, recreada por una //base material" hipercapitalista, pero sin capitalistas. Sueñan con una humanidad extracorpórea, un mundo extraterrestre. Una naturaleza desnaturalizada por el des-hombre. Un materialismo, ¡al fin!, espiritualizado. 31 EL GRAN INTERIOR: LA ESPELEOLOGÍA ESPECULATIVA DE GABRIEL TARDE Terminemos entonces esta seccwn sobre la futurología antropológica contemporánea con una vuelta a un texto del pasado, que nos parece sin embargo bastante actual. 31. Como en el cielo de santo Tomás de Aquino, en el infierno futurista descripto en ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, o en la tierra de los muertos de los wari', pueblo de la Amazonia occidental, tampoco en el mundo postcapitalista existen animales. (En el caso wari', no los hay porque los muertos son ellos mismos animales -son los propios animales, en su versión de caza: son cerdos salvajes, la forma típica, favorita, de la carne y de la comida-; otros muertos, de otros pueblos, serán por ejemplo jaguares, el otro polo de la animalidad, la versión cazadora o caníbal.) Ver también Anders, quien repite un viejo cliché humanista: "Si la región prehumana de donde vinimos es la de la animalidad total, la región posthumana, que estamos ahora en vías de alcanzar, es la de la instrumentalidad total. El humano parece destacarse como un intermezzo entre esas dos fases de inhumanidad (que se asemejan al menos por su carácter negativo)"; Günther Anders, Le temps de la fin, op. cit., p. 75. · .. 1 1 1¡,1 .·. 11 ,i 1 ' '1' :(· ~ i! 1 '1¡ ¡;:, 1:¡:, 1' !. 1 o A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S El ensayo de filosoficción Fragmento de historia futura, de Gabriel Tarde, aporta una de las versiones más interesantes del terna de la pérdida del mundo, por su delirante invención conceptual y su sutil mezcla de lirismo y sarcasmo. Tiene la virtud de llevar al absurdo el progresismo tecnofílico que tiñe las versiones singularitanas y aceleracionistas arriba esbozadas, al mismo tiempo que nos hace reflexionar de forma directa sobre nuestra relación con la Tierra. El Fragmento es uno de los primeros escritos de Tarde, en el que bosqueja algunas ideas clave de su obra posterior. Se trata de un ejercicio imaginativo que pretende -o quizás, mejor dicho, finge que pretende, pues el tex~o moviliza capas superpuestas de ironía- exhibir la quintaesencia de la sociedad. En él se describe la emergencia de una ''humanidad completamente humana" (une humanité toute humaine) como resultado inesperado de un accidente cósmico que acarreó la "eliminación completa de la naturaleza viva, sea animal, sea vegetal, exceptuando solo al ·hombre". 32 El narrador del Fragmento de historia futura es un historiador que describe el pasado y el presente de una gran transformación que habrá tenido lugar en nuestro futuro, una monumental catábasis antropológica: la interiorización de la humanidad (blanca y europea, se nos hace suponer) en el corazón del planeta, en respuesta a una catástrofe climática. 33 Tras una larga era de tediosa prosperidad, marcada por un progreso algo sirnilár al profetizado por el Breakthrough Institute (fin de las guerras, consolidación de un gobierno mundial ''perfectamente burgués, correcto, neutro y castrado", economía con una base energética inagotable 32. Gabriel Tarde, Fragmento de historia futura, Barcelona, Abraxas, 2002. 33. Para un pequeño ensayo que intenta una experiencia semejante (pero con resonancias metafísicas) partiendo de nuestro futuro de catástrofe climática, ver Naomi Oreskes y Erik M. Conway, The Collapse of Western Civilization. A View From the Future, Nueva York, Columbia University Press, 20i4. POR FIN SOLOS -sol, ríos, vientos, mareas-, lengua única, etc.), sobreviene el "feliz desastre". El sol se vuelve "anémico", colapsa, se apaga; la superficie del planeta se congela, millones perecen, la civilización se ve obligada a rernodelarse de cabo a rabo, "por el bien del hombre". El desastre es anunciado, pero la reacción se demora: "al público no le inquietaba mucho eso, corno suele suceder con todo aquello que es gradual y no súbito". Hasta que un día de primavera, un sombrío sol rojizo anuncia el crepúsculo final: "los prados ya no eran verdes, el cielo ya no era azul, los chinos ya no eran amarillos". Pero, lejos de transformarse en una aventura interplanetaria de colonización del gran afuera, la narrativa -procediendo ab exterioribus ad interiora- rumbea hacia una delirante especulación espeleológica. 34 Milcíades, el genio salvador de la humanidad, la convence de adentrarse en la Tierra, olvidando al sol que se extingue y confiando en la abundante energía que ofrece el ígneo corazón del globo: "interioricérnonos". El descenso a un ambiente cavernícola es calificado, corno una "¡repatriación profunda del alma exiliada!", lo que hace de Milcíades un sabio antiplatóni, co, un platonista invertido, y del Fragmento una alegoría - 35 Grac1as . - . d e l a caverna al reves. a una po d erosa retonca proféticamente latouriana, este mesías de la transdescendencia logra entusiasmar a la audiencia y obtener su adhesión: "Ya no es por este gesto (El· orador levanta el 34. Recordemos que el Viaje al centro de la Tierra, de Julio Verne, data de 1864, y que Tarde comenzó a escribir el Fragmento en 1879. 35. La alusión irónica a la alegoría de la caverna es prácticamente transparente en el siguiente pasaje del libro de Tarde: "No existe [ ... ] una ciudad, pero hay una gruta de filósofos [ ... ] una gruta espaciosa con prestigiosas cristalizaciones amorosamente destiladas, que simulan vagamente, bastando un poco de buena voluntad para verlos, toda suerte de bellos objetos [ ... ]. Semejante, por lo tanto, bajo todos los aspectos a la filosofía que abriga, esa amplia caverna"; Gabriel Tarde, Fragmento de historia futura, op. cit. · '1 D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S dedo al cielo) que la esperanza de salvación se debe expresar de ahora en adelante; es por este: (Apunta su ma,no. derecha hacia la tierra ... ) [ ... ] . Ya no se debe decir: ¡Allá en lo alto! sino: ¡Abajo!". 36 Contrariamente al esquema edénico ·de la wilderness, la oposición entre vida y humanidad planteada por el Fragmento coloca del lado positivo de la ecuación a la humanidad y al mundo inorgánico, mientras que la vida no humana es puesta en el lado negativo, JJantisocial". La verdad del hombre está en su dimensión social y autopoiética, no en su dimensión orgánica, alopoiética; y la sociabilidad se afirma en efecto como el fondo de la gran naturaleza, como la condición ontológica universal. La psicología y la química, ciencias supremas de la asociación, se fundirán en un único saber sociomonadológico (JJnuestros químicos [ ... ] nos hacen así la psicología del átomo, nuestros psicólogos nos exponen la atomología del yo; por poco no digo la sociólogía del yo"), el hombre se reflejará en los peñones, ~~ los metales y en los átomos antes que en una flora y fauna extintas hace tiempo, y participará así de, la vitalidad no-orgánica elemental que lo liberará definitivamente de la idea de la muerte, ese fantasma biocéntrico. La gran migración hacia adentro, en busca del espace du dedans (Michaux), se hará en total contradicción con la historia de Noé: esta vez no llevaremos con nosotros .á ningún otro ser vivo; la Naturaleza, ese JJcúmulo 36. Íbid. Este pasaje evoca varias figuras de la pluma de Latour, como la oposición supralunar/sublunar que en Face a Gai"a subyace al concepto de "terrícola", el pueblo de Gaia orientado hacia la tierra y en guerra contra los humanos/modernos enfocados en el cielo, o el contraste entre el discurso de lo "distante" (lontain) propio de la ciencia y el acceso religioso a lo "próximo" (prochain): "cuando se habla de Ciencia, hay que elevar la mirada al cielo y cuando se hal:¡la de Religión, hay que bajar los ojos hacia la Tierra. [ ... ] ¿Cuándo volveremos, nosotros los Terrícolas, a la Tierra?"; Bruno Latour, Investigación sobre los modos de existencia, op. cit., pp. 312-313. POR FIN SOLOS de contradicciones vivas", como dice. Tarde, será dejada atrás, transformada en mera proteína congelada; las innumerables carcasas animales presas en el hielo de la superficie sustentarán a la humanidad por siglos, hasta que la química logre fabricar alimento a partir de las piedras. Tan solo los tesoros de la cultura y de la técnica nos acompañarán, bajo la forma de una gigantesca biblioteca y de un vasto museo que permitirán el florecimiento de una nueva civilización refinada, purificada. 37 El troglodi.,. tismo poscatástrofe no es un retroceso a una condición de primitividad natural sino, por el contrario, una suprema artificialización emancipatoria, una interiorización física en el mundo que es una interiorización técnica del mundo. La naturaleza, que ya no se experimenta como una traba a la libertad humana, se ve completamente estetizada, y se vuelve un mito, al adquirir JJel encanto profundo e íntimo de una vieja leyenda, pero una leyenda en la cual creemos". El Fragmento es un texto rico en provocaciones sociológicas, ácido en su sarcasmo contra el culto socialista ·del trabajo, y provocador en su asociación entre un estado de estatización total de la vida y la realización plena del amor como sentimiento fundan te del lazo socio cósmico (¿ecos de Fourier?). A diferencia del imperio de la carencia, de la célebre imagen hobbesiana de una vida JJsolitaria, pobre, sórdida, bruta y breve" que evocan evo·can distopías como Mad Max o La carretera, en el mundo abiótico de Tarde las necesidades se encuentran ampliamente satisfechas y se vuelven invisibles: la humanidad puede obtener todo de sí misma, excepto JJsus recursos alimentarios". 38 Lo superfluo 3 7. "De ahí, por decir así, una purificación de la sociedad"; Gabriel Tarde, Fragmento de historia futura, op. cit. 38. Como en toda narrativa en la que se enfrentan la humanidad y una ausencia de mundo, en el Fragmento la sugerencia del recurso al canibalismo se insinúa una y otra vez. D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S artístico predomina con creces sobre el utilitarismo economicista, y el "intercambio de reflejos" amoroso puede_ por fin florecer sin la ilusión instrumental del "intercam-· bio de servicios". Pero, a nuestro entender, la clave del libro está en sus páginas finales, que funcionan como una especie de anti-cabaña mágica de esta fantasía que es, a fin de cuentas, profundamente melancólica: el entusiasmo un tanto macabro del historiador de la civilización postapocalíptica cede lugar a una inquietud creciente frente a un núcleo "rebelde", un irreductible impulso anti-social de la humanidad. El contra-Edén tecnificado no logra emanciparnos de todos los atavismos. La sociedad perfecta pero "exagerada y forzada" (a outrance et jorcée) del futuro posee también "sus refractarios", que se aburren con la homogeneidad monótona del ambiente artificial (el aceleracionismo no cae bien a todo el mundo ... ). 39 Y lo que es peor, esta sociedad se ve periódicamente amenazada por la irrupción del más natural de los instintos, el celo primaveral, 4 ~ que no solo desencadena impulsos suicidas de "transascendencia" en dirección a la superficie gélida del planeta, como, asociado a la afluencia económica de la que goza esa nueva humanidad, lleva de 39. Sería interesante comparar la monotonía de la sociedad perfecta de puros humanos sin naturaleza de Tarde con la monotonía del mundo perfecto de puros espíritus sin cuerpos que Leibniz considera en su Teodicea, en respuesta a una sugerencia de Pierre Bayle. Al contrario de lo que este último imaginaba, dice Leibniz, un mundo compuesto de ángeles o dioses (metafísicamente imposible, por cierto) sería menos perfecto -y mucho más aburrido- que el nuestro, al ser un mundo sin diversidad en sus esencias, sin contrastes en sus cualidades, y sin nada para hacer o pensar; un mundo, en suma, abstracto e irreal. Ver al respecto Déborah Danowsld, "Indiferen~a, simetría e perfei~ao segundo Leibniz", Kriterion, vol. 42, n° 104, 2001, pp. 67-69. 40. El amor troglodítico era fuertemente sublimado y reproductivamente . estéril, y el control de la natalidad, por escrito y meritocrático. POR FIN SOLOS forma fatal a un relevamiento progresivo y generalizado de las costumbres, o sea, a la catástrofe maltusiana: la explosión poblacional. En suma, incluso el fin de la Historia terminará por llegar a su fin. 41 41. Vale la pena también comparar el Fragmento de historia futura con Le temps de la fin, de Anders, al que podríamos pensar como un "Fragmento del no-futuro de la Historia". UN MUNDO DE GENTE Cuando el cielo aún estaba muy cerca de la tierra, no había nada en el ~~ndo, solo gente y jabutís. 1 Mito Aikewara Hay, en el Fragmento, una excepción importante a la extinción de toda otra forma de vida que no sea la civilización del narrador: se trata de la "pequeña tribu de chinos excavadores", descubierta durante una de las exploraciones intestinas llevadas a cabo por los nuevos Terrícolas. 2 Estos chinos, que tras la catástrofe se interiorizaron disimuladamente por las antípodas, habían. logrado llevar hacia las 1. Tortuga terrestre de caparazón negro y achatado. [N. del T.] 2. Tarde parece obcecado por los chinos, y muestra una propensión extraña a imaginarlos como puros objetos sensibles. Ya vimos, más arriba, la mención a este pueblo como prototipo del color amarillo; y recordemos el desconcertante párrafo sobre la altura media de China en su Monadología y sociología. D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S C> N ,..... profundidades una especie de naturaleza en miniatura': "pequeñas legumbres [ ... ] en pequeños canteros de tierra transportados, pequeños puercos, pequeños perros". Desistiendo de exterminar o someter a esa tribu de "seres degradados", que además se entregaban -"sin la más mínima vergüenza a la antropofagia atávica", los seguidores de Milcíades al final deciden volver a cerrar la pared divisoria entre la civilización subterránea y la "verdadera América". De este modo, Tardé compara de forma directa a los chinos caníbales con los habitantes indígenas de América, continente alrededor del cual, como mostró Antonello Gerbi en un estudio clásico, tuvo lugar una extensa polémica histórico-filosófica sobre su naturaleza raquítica y sobre la humanidad no menos abortiva -además, notoriamente dada al canibalismo- que ·abrigaría. 3 Veamos entonces cómo los habitantes de la América verdadera formulan el problema de la relación entre la humanidad, el mundo y la historia; ya que será con las rnitocosmologías amerip.dias que concluiremos este intento de sobrevolar, por cierto de modo aún demasiado esquemático, a través de los rnuc~os imaginarios del fin del mundo que todavía (y vaya uno a saber por cuánto tiempo más) pueblan nuestro mundo. EL FIN DE LAS TRANSFORMACIONES, O EL PRIMER ANTROPOCENO Hemos visto ejemplos de imágenes míticas de un mundo literalmente prehistórico, plenamente vivo pero todavía desprovisto de humanos, un mundo previo al menos a la separación entre el hombre y el mundo -la historia del Edén y de la caída-; hemos visto su imagen simétrica en 3. Antonello Gerbi, La disputa del Nuevo Mundo. Historia de una polémica, FCE, 1982. 1750-1900, México, UN MUNDO DE GENTE la apokatástasis ecológica de Weisman,. la desaparición del humano como restitución del mundo. Recorrimos, a continuación, visiones de un futuro donde todo habría · de volverse "humano", sea porque el mundo habría sido disminuido o aniquilado por un colapso ambiental -y los humanos se habrían convertido, en consecuencia, en monstruosos predadores de su propia especie, como en La carretera, o en presas hipnotizadas, última fuente de energía viva para un nuevo orden mecanocósmico, como en Matrix-, sea porque el mundo se habría visto transmutado y absorbido por la humanidad como especie triunfante, la cual se re-trasciende a sí misma, mediante proezas de antropo-ingeniería, en una sublime entidad posthumana a la altura de ese futuro de "abstracción, complejidad, globalidad y tecnología" (en su versión gobernanza capitalista o en la de soviets + cyborgs). Vimos también algunas imágenes opuestas, creadas por la sustracción del polo del "sujeto" de la oposición humanidad/mundo: la idea de un mundo donde nada está en esencia vivo y menos aún es humano, como en l~ hipótesis de un pasado remoto o "fósil", abiótico y extra-experiencial, o corno en el razonamiento que conduciría a una desvalorización radical del presente a partir de la premisa de un futuro de extinción cósmica en cuanto verdad y destino del Ser (la muerte como argumento ontológico). Hemos señalado, además, la ambigüedad central que marca la condición metafísica propiamente moderna, a saber, la figura "correlacionista" de una anterioridad trascendental o constituyente del humano con respecto a un mundo que sin embargo lo precede empíricamente, situación que acarrea -entre otras- una importante consecuencia desde el punto de vista de la civilización: la necesidad manifiesta de una redeterminación del mundo empírico -de lo humano empírico también, y tal vez principalmente- por el ser humano en cuanto negatividad trascendental, mediante la potenc~a taumatúrgica del trabajo -y la violencia emancipadora T D A N o w S 1( I 1 V I V E I R o S N N ,..... 1 de la revolución (piénsese en el dominio prometeico del manifiesto aceleracionista, o en la vocación autodesnatu,... ralizante y biofóbica del hombre badiousiano). Resta, por cierto, la posibilidad de otra versión mitocosmológica: aquella en la cual el mundo se sustrae de la correlación con el humano en el comienzo de los tiempos, antes que en el fin. Una versión, en suma, en la que el humano es colocado como empíricamente anterior al mundo. Esta hipótesis es explorada en numerosas cosmogonías amerindias. Ella se encuentra convenientemente resumida en el comentario a un mito de los yawanawa, pueblo de lengua pano de la Amazonia occidental, recogido por Miguel Carid: "La acción [del mito] transcurre en un tiempo en el cual 'aún no había nada, pero ya existían las personas'". 4 La versión citada en el epígrafe de este capítulo, que pertenece a los aikewara, tupís que viven en el otro extremo de la Amazonia, acrecienta esa curiosa excepción: no había nada en el mundo, solo gente ... ¡y jabutís! 5 En el origen, en suma, todo era humano o, mejor dicho, nada no era humano (jabutís aparte, según nuestros aikewara). 6 En un· número considerable de mitos amerindios y, en menor medida tal vez, de otras diversas regiones etnográficas, se imagina la existencia de una humanidad 4. Miguel Carid, Yawanawa: da guerra d festa, tesis de maestría, Florianópolis, 1999; citado en Osear Calavia, "El rastro de los pecaríes. Variaciones míticas, variaciones cosmológicas e identidades étnicas en la etnología pano", Journal de la Société des Americanistes, no 87. 5. Orlando Calheiros, Aikewara: esbOfOS de urna sociocosmologia tupí-guaraní, tesis de doctorado, Río de Janeiro, 2014, p. 41. 6. En la inmensa mayoría de las lenguas amerindias (al menos en América del Sur), existe una misma palabra que puede ser traducida ya sea como "humano", ya sea como "pueblo" o "persona", y que con frecuencia desempeña el papel sintáctico o pragmático de un pronombre ("nosotros") más que el de un sustantivo. UN MUNDO DE GENTE primordial (ya sea mero fruto de una presuposición o fabricada por un demiurgo) como la única sustancia o materia a partir de la cual el mundo vendría a ser formado. Se trata de narrativas sobre un tiempo anterior al inicio de los tiempos, una era o un eón que podríamos llamar "pre-cosmológico". 7 Tras una serie de peripecias, algunas fracciones de la humanidad originaria (aunque no completamente humana, ya que, aunque antropomorfa y dotada de facultades mentales idénticas a las nuestras, esa raza primigenia poseía una enorme plasticidad anatómica y cierta propensión a conductas inmorales -incesto, canibalismo-), algunas fracciones de esa "primigente" se van transformando -de modo espontáneo o, una vez más, como resultado de la acción de un demiurgo- en las especies biológicas, accidentes geográficos, fenómenos meteorológicos y cuerpos celestes que componen el cosmos actual. La parte que no se transformó, que permaneció esencialmente igual a sí misma, 8 es la humanidad histórica, o contemporánea. Una de las mejores ilustraciones -tal vez la mejor- de ese tipo general de cosmogonía se encuentra expuesta con gran detalle y elegancia en la autobiografía de Davi Kopenawa, el chamán y líder político yanomami. 9 Pero también podríamos recordar, de forma más sucinta, ciertas ideas de los ashaninka (campa), pueblo aruaque geográficamente alejado y culturalmente distinto de los yanomamis: 7. Eduardo Viveiros de Castro, "The crystal forest: notes on the ontology of Amazonian spirits", Inner Asia, vol. 9, no 2, pp. 153-172. 8. Con alguna mejora en el campo de la moralidad; el canibalismo literal, por ejemplo, se vuelve objetivamente innecesario (aunque, en ciertos ca. sos, haya seguido siendo subjetiva, esto es, socialmente imperativo) una vez que, con el advenimiento de la era cosmológica, surgen animales y plantas más adecuados para la alimentación humana. 9. Davi Kopenawa y Bruce Albert, La chute du ciel. Faroles d'un chaman yanomami, París, Plon, 2010; ver también Bruce Albert, Temps du sang, temps des cendres, tesis de doctorado, París, 1985. 1 1,' D A N o w S 1( I 1 V I V E I R o S .. i La mitología campa es, en gran medida, la historia de cómo los campa primordiales fueron, uno por uno, irreversiblement~ transformados en los primeros representantes· de las diversas especies de animales y plantas, así como de cuerpos celestes o de características del ambiente. [ ... ] El desarrollo del universo fue esencialmente un proceso de diversificación, con. la humanidad como sustancia primordial a partir de la cual muchas -si no todas- las categorías de seres y cosas del universo vinieron a la existencia. Los campa contemporáneos son los descendientes de aquellos campa ancestrales [es decir, la humanidad primordial] " 10 que escaparon a l .a trans f ormacwn. O podríamos mencionar también la cosmogonía de los luiseño de California -evocada por Lévi-Strauss en La alfarera celosa_. en la que Wyiot, el héroe cultural, identifica a la comunidad humana originaria en las muchas especies de seres actuales. El tema se encuentra asimismo en algunas culturas no amerindias: los kaluli de Papúa Nueva Guinea, por ejemplo, cuentan que "en aquel tiempo [de los orígenes] ... no había árboles o animales o riachos o comida. La tierra estaba completamente cubierta de gente [people]". 11 Entonces un hombre de autoridad (big man) decide transformar a diferentes grupos de personas en las 10. Gerald Weiss, "Campa cosmology", Ethnology, vol. 9, no 2, pp. 169-170; "muchas -si no todas- las categorías": compárese con la excepción aikewara de los jabutís, arriba, en la caracterización del estado panhumano de la realidad precosmológica. Esas salvedades son importantes porque hacen resaltar una dimensión esencial de las mitocosmologías amerindias: expresiones como "nada", "todo" o "todos" funcionan en verdad corrio "calificadores" (o mejor aÜn "cuasificadores") mucho más que como cuantificadores. No podemos profundizar aquí en esta discusión; pero ella posee implicancias obvias para una adecuada comprensión de los conceptos indígenas de "cosmos" o de "realidad". Todo, inclusive "el todo", es imperfectamente totalizable: la excepción, el resto y la laguna son (casi siempre ... ) la regla. 11. Edward Schieffelin, The Sorrow of the Lonely and the Burning of the Dancers, Nueva York, St. Martin Press, 1976, p. 94. · UN MUNDO DE GENTE diversas especies y otros fenómenos naturales; y "los que fueron dejados de lado se transformaron en los ancestros de los seres humanos". Así es como, en el pensamiento amerindio, la humanidad o personitud es tanto la semilla como el fondo o el suelo primordial del mundo. 12 El Hamo sapiens no es el personaje que viene a coronar la gran cadena del ser, al agregar una nueva capa ontológica, de naturaleza espiritual (o, en el lenguaje moderno, "cognitiva"), sobre una capa orgánica previa, la cual, a su vez, habría emergido de un substrato de materia "muerta". En la tradición mito-filosófica occidental, en general tendemos a concebir la animalidad y la JJnaturaleza" por medio de una remisión esencial al pasado. Los animales son "archifósiles" vivos, no solo porque en su carácter de bestias andaban por la Tierra mucho antes que nosotros (y esas bestias arcaicas eran como versiones magnificadas de los animales actuales), sino porque la especie humana "anatómicamente moderna" tiene su origen en especies ancestrales cada vez más próximas, cuanto más retrocedemos en el tiempo, a una condición de animalidad pura. 13 Mediante una feliz innovación -bipedestación, neotenia, cooperación, lenguaje sintáctico, etc.-, el gran relojero (ya ciego u omnividente) nos confirió una capacidad que nos transformó en seres más-que-orgánicos (en el sentido de lo "superorgánico" de Kroeber), dotados de aquel suplemento espiritual que es 12. Es preciso matizar esta afirmación, distinguirla para los casos de mu- chas cosmologías amerindias y, ocasionalmente tal vez, exceptuar a alguna de ellas. Existe un debate en curso sobre la extensión y la comprensión de este mito-filosofema sobre una "humanidad" primordial o infraestructural en la América indígena, debate que se vincula a aquellos acerca de los conceptos de "animismo" y de "perspectivismo", sobre los cuales no nos detendremos aquí. 13. Recuérdese un pasaje ya citado de Anders: "La región prehumana de donde provenimos es aquella de la animalidad total"; Günther Anders, Le temps de la fin, o p. cit. Ln N ....... o A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S "lo propio del hombre", la preciosa propiedad privada de la especie. El excepcionalismo humano, en suma: lenguaje, trabajo, ley, deseo; tiempo, mundo, muerte. Cultura.· Historia. Futuro. Los humanos pertenecen al futuro como los animales al pasado; esto es, a nuestro pasado, ya que en lo que les concierne están encerrados -suponemos- en un presente inmóvil y en un mundo exiguo. § La excepción corre aquí, una vez más, por cuenta de la ficción, como en la serie de films El planeta de los simios, producida por Arthur P. Jacobs, en la que la civilización humana da lugar a la civilización de los simios, que repite los mismos defectos y "pecados" de sus antiguos dominadores: una sociedad militarizada y totalitaria, que esclaviza, humilla y tortura (inclusive usándolos como cobayos en estudios científicos) a sus otros, los humanos, ahora sin voz y sin lenguaje, o simplemente callados. Los dos primeros films de la serie, El planeta de los simios (1968) y Regreso al planeta de los simios (1970), sitúan la narrativa en ese futuro distópico. (distó pico para los humanos, entiéndase bien), pero los dos siguientes, Huida del planeta de los simios (1971) y La rebelión de los simios (1972), así como el reciente El origen del planeta de los simios (de 2011), cuentan la historia de la rebelión de los simios y su fuga, lo que habría dado origen a la inversión de las dos posiciones. El acontecimiento contingente que explicaría al mismo tiempo el éxito en la fuga y esa posterior inversión es un inesperado efecto colateral de una droga experimental que le fuera inyectada al simio protagonista, César, con vistas a encontrar una cura para la enfermedad de Alzheimer: el efecto colateral es el aumento de su inteligencia, que lo lleva a la adquisición del lenguaje. El animal situado en el futuro del humano es aquí, por lo tanto, un híbrido, un organismo genéticamente modificado que se venga de su creador. Esto no deja de recordar el film de Ridley Scott, Blade Runner (1982), basado en el libro de Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, UN MUNDO DE GENTE cuyos protagonistas no humanos no son animales (ya no hay animales en ese futuro distópico, solo réplicas artificiales) sino máquinas humanoides. Pues bien, no es así corno suceden las cosas para esos otros humanos que son los arnerindios y otras humanidades no modernas. Una de las características que los vuelven "otros" consiste, precisamente, en el hecho de que sus conceptos de "humano" son otros que los nuestros. El mundo tal corno nosotros lo conocernos, o mejor, el mundo tal corno los indios lo conocían, el mundo actual que existe (o existía) en el intervalo entre el tiempo de los orígenes y el fin de los tiempos -el tiempo intercalado que podríamos llamar "presente etnográfico" o presente del ethnos, en contraposición al ~~presente histórico" del Estado-nación-, ese mundo es concebido en algunas cosmologías arnerindias corno la época que se inició cuando los seres precosrnológicos interrumpieron su incesante_de-· venir-otro (metamorfosis erráticas, plasticidad anatómica, corporalidad ~~desorganizada") en favor de una mayor 14 univocidad ontológica. Con la clausura del "tiempo de 14. "Presente etnográfico" es el nombre que los antropólogos le dan a esta, hoy con intención casi siempre censoria (para una importante excepción, sin embargo, ver Kirsten Hastrup, "The Ethnographic Present: A Reinvention", Cultural Anthropology, vol. 5, no 1, 1990), en el estilo narrativo siempre clásico de la disciplina, que sitúa las descripciones de las monografías en un presente atemporal mas o menos contemporáneo al testimonio del observador, o que "finge" ignorar los "cambios históricos" (como el colonialismo) que justamente hicieron posible la observación etnográfica. Empero, aquí usaremos la expresión en un sentido doblemente opuesto a ese, para designar la actitud de las "sociedades contra el Estado" frente a la historicidad. El presente etnográfico es el tiempo de las "sociedades frías" de Lévi-Strauss, sociedades contra el aceleracionismo o sociedades lentas (así como se habla de slow food o slow science -Stengers-), que entienden que todos los cambios cosmopolíticos necesarios para la existencia humana ya acontecieron, y que la tarea del ethnos es asegurar y reproducir ese "siempre-ya". D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S 00 N ,..... las transformaciones" -la expresión es usual en las culturas amazónicas-, los inestables seres antropomorfos de los orígenes adoptaron las formas y hábitos corporales de aquellos animales, plantas, ríos, montañas, etc. que ellos vendrían a ser, como por otra parte esfaba prefigurado en los nombres que ya portaban en ese pasado absoluto. Así se dio, por ejemplo, que los uyanomamis pecaríes", en otras palabras, la tribu de primigente que tenía el nombre de "pecarí" (~~gente" se dice yanomami en la lengua del pueblo homónimo), "se volvieron pecaríes", es decir, los cerdos salvajes que los cazamos y comemos hoy. El "mundo entero" (tal vez, de nuevo, no los jabutís u otra excepción cualquiera) está virtualmente incluido en esta protohumanidad originaria; la situación precosmológica puede ser así descripta por igual como una humanidad-aún-sin-:mundo o corno un mundo-en-forma-humana, un rnultiverso antropomórfico que da lugar a un mundo concebido como el resultado de la estabilización (siempre inacabada) del potencial de transformabilidad infinita contenido en la humanidad corno sustancia, o más bien, como "actancia" universal originaria y persistente. 15 Aquí puede verse una múltiple inversión de los escenarios canibalescos o zornbiformes descriptos en La carretera y en narrativas semejantes: en la mitología indígena, el alimento de los humanos consiste en humanos que fueron transformados en animales y plantas; la humanidad es el principio activo que está en el origen de la proliferación de formas vivas en un mundo rico y plural. Pero el esquema indígena también invierte el mito del jardín del Edén. En el caso arnerindio, los humanos son los primeros · en llegar, el resto de la creación procede de ellos. En este caso, es como si de la "costilla de Adán" surgiese mucho 15. Un metafísico amazónico podría llamar a este argumento "ancestralidad humana" o "evidencia del antropofósil". UN MUNDO DE GENTE más que su complemento femenino: surge el mundo todo, el resto infinito del mundo. Y los nombres en su infinita variedad existían, corno vimos, antes y a la par de las cosas (los yanornarnis pecaris, el pueblo jaguar, la gente canoa, etc.): estas no esperaron a un archinornbrador humano para saber que eran, y qué eran. Todo era humano, pero todo no era uno. La humanidad era una multitud polinómica; ella se presentó desde el inicio bajo la forma de la multiplicidad interna, cuya externalización morfológica, esto es, la especiación, es precisamente la materia de la narrativa cosmogónica. Es la naturaleza la que nace o se ''separa" de la cultura y no al revés, corno sostienen en cambio nuestra antropología y nuestra filosofía. La subsunción del mundo por la humanidad en las cosmologías arnerindias opera, así, en la dirección opuesta al mito de la singularidad tecnológica. Remite al pasado, no al futuro; su énfasis está puesto en la estabilización de las transformaciones que ·-vinieron a diferenciar a los animales de aquellos humanos que continuaron -siéndolo, y no en la aceleración .de las transformaciones de los a:r:tirnales que "fuimos" en las máquinas que "seremos". El énfasis de la praxis indígena reside. en la producción reglada de transformaciones capaces de reproducir el presente etnográfico (rituales de ciclo de vida, gestión metafísica de la muerte, charnanisrno corno diplomacia cósmica) y así impedir la proliferación regresiva y caótica de transformaciones. El control es necesario porque el potencial transformativo del mundo, corno lo demuestran los omnipresentes índices de actividad de una intencionalidad antropomorfa universal, manifiesta una rernanencia peligrosa pero necesaria. El peligro reside en el hecho de que los ex humanos mantienen una virtualidad humana por debajo de su actual apariencia animal, vegetal, astral, etc., un poco al modo (pero a la inversa de) corno acostumbrarnos fantasear que, en el fondo, por debajo de nuestra vestimenta civilizada, seguirnos siendo animales f/'">~ t!-~~h~~ D A N o w S 1( I 1 V I V E I R o S " r ces. La arcaica latencia humanoide de los no humanos Ie o . d • -la humanidad como el inconsciente del amma1, se po na decir- amenaza constantemente con irrumpir a través de los rasgaduras que se abren en la trama del mundo cotidiano (sueño, enfermedad, incidentes de caza), Y _con hacer que los humanos sean violentamente reabsorbidos por el substrato precosmológico donde todas las diferen16 cias continúan comunicándose caóticamente entre sí. La necesidad de esa remanencia, a su vez, radica en el hecho de que la actualización del presente etnográfico presupone una recapitulación o contraefectuación d~l estado precosmológico, pues allí se halla el reservona de toda diferencia, de todo dinamismo y por tanto de toda posibilidad de sentido. El multiverso antropomórfico, en su virtualidad originaria, es suscitado-conjurado, bajo la forma de una animalización del humano -la máscara teriomórfica del bailarín-espíritu, el devenir-fiera del guerrero- que es recíprocamente una humanización mítica del animal. 17 Es de tal doble movimiento que emerge sin cesar el ethnos. El presente etnográfico no es en modo alguno un tiempo inmóvil; las sociedades lentas conocen velocidades infinitas, aceleraciones extra-históricas, en una palabra, devenires, que hacen del concepto indígena del buen vivir algo metafísicamente mucho más parecido a un deporte extremo que a un sosegado retiro campestre. Lo que llamaríamos mundo natural, o "mundo" en general, es para los pueblos amazónicos una multiplicidad de multiplicidades intrincadamente conectadas. 16. Aquellos seres de las cosmologías indígenas que clasificamos con la categoría heteróclita de los "espíritus" son, por lo general, entidades que preservaron la labilidad ontológica propia de la primigente, Y que por eso oscilan característicamente entre determinaciones humanas Y determinaciones animales, vegetales, etc. 17. Eduardo Viveiros de Castro, "Os pronomes cosmológicos e o perspectivismo amerindio", Mana, vol. 2, no 2, pp. 115-144. UN MUNDO DE GENTE Las especies animales y otras son concebidas como otros tantos tipos de "gentes" o "pueblos", esto es, como entidades políticas. No es "el jaguar" el que es "humano"; son los jaguares individuales los que adquieren una dimensión subjetiva (más o menós pertinente, conforme el contexto práctico de la interacción con ellos) al ser percibidos como teniendo "detrás de ellos" una sociedad, una alteridad política colectiva. 18 Por cierto, también nosotros (nos referimos aquí a los occidentales, lo que, por mera convención, incluye a los brasileños de cultura europea) pensamos, o nos gustaría pensar que pensamos, que únicamente se puede ser humano en sociedad, que el hombre es un animal político, etc. Pero los amerindios piensan que entre el cielo y la tierra existen muchas más sociedades (y por lo tanto muchos más humanos) de lo que sueñan nuestras antropologías y filosofías. Lo que llamamos "ambiente,; es para ellos una sociedad de so- ciedades, una arena internacional, una cosmopoliteia. No existe por lo tanto una diferencia absoluta de estatuto entre sociedad y ambiente, como si la primera fuese el "sujeto" y el segundo, el "objeto". Todo objeto es siempre otro sujeto, y es siempre más de uno. Aquella expresión común en boca de quienes recién se inician en una militancia de izquierda, "todo es político", adquiere en el caso amerindio una literalidad extrema (inclusive en la indeterminación de ese "todo" -los jabutís ... -) que tal vez ni siquiera el manifestante más entusiasta de las calles de Copenhague, Río de Janeiro o Madrid esté preparado para admitir. 18. La diferencia entre "animismo" y totemismo" es, a este respecto, contra Descola y con Sahlins, poco clara y tal vez carente de sentido; ver Philippe Descola, Más allá de la naturaleza y la cultura, Buenos Aires, Amorrortu, 2012; MarshaU Sahlins, "On the ontological scheme of Beyond nature and culture", Hau: Journal of Ethnographic Theory, vol. 4, no 1, 2014 . - ) D A N o w S 1( I 1 V I V E I R o S ANTROPOMORFISMO CONTRA ANTROPOCENTRISMO Si el concepto arnerindio de "naturaleza", cuando se lo torna para designar la esfera de los existentes no humanos, es distinto del nuestro -pues los no humanos son ex humanos que preservan un lado humano latente o secreto, imperceptible para nosotros en condiciones normales-, su concepto de humanidad o de "cultura" forzosamente también lo será. Los arnerindios forman parte de aquella gigantesca minoría de pueblos que jamás fueron modernos, porque nunca tuvieron una naturaleza y por lo tanto jamás la perdieron, ni tampoco necesitaron liberarse de ella. Nótese que, entre nuestra humanidad y la de ellos, corno entre nuestro mundo y el de ellos, no hay una simple diferencia de visiones culturales de un mismo mundo natural (el mundo tal corno es descripto por las ciencias modernas de forma más o menos completa); ni ta~poco de diferentes mundos culturales imaginados por una misma humanidad corno especie natural. Ambos lados de la ecuación antropocosrnológica necesitan ser modificados a la vez, lo cual desplaza el problema; no porque las dos variables de la ecuación estén en "correlación", sino porque la correlación misma tal corno la imaginarnos -sea para afirmarla o para negarla metafísicamente- pierde sentido cuando se la traduce a los "términos" arnerindios. Estamos hablando, entiéndase bien, del llamado "perspectivisrno arnerindio", sobre el cual temernos sea inevitable decir algunas palabras, aunque corramos el riesgo de hacer huir a aquellos lectores que ya han oído en exceso sobre él. Pero en fin; "perspectivisrno arnerindio" fue el nombre que Tania Stolze Lima y Eduardo Viveiros de Castro 19 eligieron 19. Ver Tania Stolze Lima, "O dais e seu múltiplo: reflex5es sobre o perspectivismo em urna cosmología tupi", Mana, vol. 2, no 2, 1996, pp. 21-47 , y Um peixe olhou para mim. O pavo Yudjá e a perspectiva, San Pablo/Río de Janeiro, UNESP/ISA/NUTI, 2005; Eduardo Viveiros de Castro, "Os pronomes cosmológicos e o perspectivismo amerindio", op. cit., y Metafísicas caníbales, op. cit.· UN MUNDO DE GENTE para designar una noción muy difundida en la América indígena, según la cual cada especie de existente se ve a sí misma corno humana (anatómica y culturalrnente) pues lo que ella ve de sí misma es su "alma", una imagen interna que es corno la sombra o el eco del estado hurnanoide ancestral de todos los existentes. El alma, siempre antropomorfa, es el aspecto de los existentes que estos perciben cuando miran a o interactúan con los seres de la misma especie; es eso, en verdad,- lo que define la noción de "misma especie". La forma· corporal externa de una especie es, por lo tanto, el modo en que las otras especies la ven (esa forma es frecuentemente descripta corno una "ropa"). Así, cuando un jaguar mira a otro jaguar, ve un hombre, un indio; 20 pero cuando mira a un hombre -lo que los indios ven corno un hombre-, ve un pecarí o un mono, ya que estas son algunas de las cazas más apreciadas por los indios amazónicos. Así, todo existente en el cosmos se ve a sí mismo corno humano, pero no ve a las otras especies corno tales (y esto, es inútil subrayarlo, se aplica también a nuestra especie). La "humanidad" es así al mismo tiempo una condición universal y una perspectiva estrictamente deíctica y autorreferencial. Especies diferentes no pueden ocupar al mismo tiempo el punto de vista del "yo", debido a la restricción deíctica: en toda confrontación aquí y ahora entre dos especies, es forzoso que una termine por imponer su humanidad, es decir, que termine por hacer "olvidar" a la otra su propia humanidad. 21 Nosotros humanos (esto es, nosotros arnerindios) no vernos a los animales corno humanos, por lo tanto ellos no 20. Como un conciudadano humano pero significativamente ornamentado con los distintivos del pueblo-jaguar: collares de diente de pantera, pintas negras de pintura corporal. .. 21. Si un ser humano (en este sentido autorreferencial) comienza a percibir a un existente de otra especie como humano, esto significa que el primero está en vías de abandonar su posición de sujeto y volverse un objeto, una presa potencial para el otro existente vuelto sujeto-predador. D A 1\l o w S K I 1 V I V E I R o S son humanos-para-nosotros; pero nosotros sabemos que 22 ellos son humanos-para-sí. Sabemos del mismo modo que nosotros no somos humanos-para-ellos, que ellos nos ven· como animales de caza o fieras ¡>redadoras, o como · poderosas tribus enemigas (cuya uhumanidad" meramente taxonómica es irrelevante, cuando no activamente negada), o espíritus caníbales, conforme la posición respectiva que nosotros y ellos ocupamos en la cadena alimentaria. Cuando un indio interactúa con un existente de u otra especie" -lo cual, repetimos, incluye a los miembros de otros colectivos que nosotros llamaríamos uhumanos" -, sabe que está tratando con una entidad que es humana en su propio departamento. Así se da entonces que toda interacción entre especies en los mundos amerindios es una intriga internacional, una negociación diplomática o una operación de guerra que debe ser conducida con la máxima circunspección. Cosmopolítica. Como todos los seres humanos, como todo animal, a fin de cuentas, los arnerindios necesitan comer, o destruir de alguna manera a otras formas de vida para vivir. Saben que la acción humana inevitablemente deja una uhuella ecológica" en el mundo. La diferencia reside en que el suelo en el que dejan sus huellas también está vivo y alerta, y que es, con frecuencia, el dominio celosamente vigilado de algún super-sujeto (el espíritu-maestro de la selva, por ejemplo). Lo cual requiere, por lo tanto, prestar mucha atención a dónde se pisa. Pues, corno diría el santo patrono del perspectivisrno occidental (Leibniz), uhay almas por todas partes". En suma, el postulado fundamental de la cosrnopolítica arnerindia es lo que se suele designar corno antropomorfismo, un concepto que, a nuestro entender, no 22. La cuestión de saber si los animales saben que nosotros lo sabemos es objeto de cierta controversia entre los etnógrafos, y de una posible variación cultural. UN MUNDO DE GENTE debería ser utilizado peyorativamente corno con frecuencia lo hacemos cuando lo aplicamos complacientes a los pueblos uprimitivos" y a los espíritus usl.mples" en general. Por el contrario, más allá de que sea una presuposición práctico-ontológica ampliamente difundida en la especie epónima (es sabido el trabajo que le costó a la ciencia moderna restringir su legitimidad a dominios específicos), pensamos que el antropomorfismo merece tener una ciudadanía filo.:. sófica plena, que apunte hacia posibilidades conceptuales todavía inexploradas. Definiremos entonces las ontologías (o, tal vez, contra-ontologías) uanirnistas" de los amerindios y pueblos congéneres a partir del principio antropomórfico que manifiestan, de modo de contrastarlas con el principio antropocéntrico que nos parece constituye uno de los pilares más firmemente fijados de la metafísica occidental, tanto en sus versiones #dogmáticas" o #especulativas" corno, evidentemente, en la filosofía crítica y demás derivas ucorre-. 23 lacionistas". En este sentido, el antropomorfismo es una inversión irónica completa (¿dialéctica?) del antropocentrismo. Decir que todo es humano equivale a decir que los humanos no son una especie especial, un evento excep- · cional que vino a interrumpir de forma magnífica o trágica la trayectoria monótona de la materia en el universo. El antropocentrismo, por el contrario, hace de los humanos una especie animal dotada de un suplemento transfiguradar; los entiende corno seres atravesados por la trascendencia como por una flecha sobrenatural, marcados por un estigrnq, una abertura o una falta privilegiada (felix culpa) indeleble que los distingue en el seno -en el centro- de la Naturaleza. Y cuando la filosofía occidental se critica a sí misma y se empeña en atacar al antropocentrismo, su 23. Pero no, nótese bien, en muchas de esas filosofías que Meillassoux llamaría "subjetalistas". LO (V) rl !,¡ 1• ir: D A N o w S I< I 1 V I V E I R o S forma usual de negar el excepcionalisrno humano es afirmar que en un nivel fundamental somos animales, o seres vivos, o sistemas materiales como todo el resto: la reducción o eliminación "materialista" es el :m,étodo favorito de equiparación de lo humano con el mundo preexistente. El · principio antropomórfico, por el contrario, afirma que son los animales y demás entes los que son humanos como nosotros; aquí, la generalización o expansión "parnpsiquista" es el método básico de equiparación del mundo con el humano preexistente. Podría objetarse que, en rigor, los animales son "humanos-para-sí" para nosotros, ya que somos "nosotros" (los arnerindios) los que sabemos eso y actuamos de acuerdo a ese saber. Sin duda. Pero no sabernos -todo lo que los animales ·saben, y menos aún todo lo que ellos son. 24 De cualquier modo, esto no significa que exista, escondido en las profundidades del mundo, un humano-en-sí o un animal-en-sí; en las cosmologías amerindias no existe· distinción -y aquí se trata de una tesis etnográfica, no una teoría metafísica general- entre el "mundo-en-sí" y la serie indeterminada de existentes en cuanto centros de perspectiva o, si se prefiere, en cuanto mónadas. Cada objeto o aspecto del universo es una entidad híbrida, al mismo tiempo humano-para-sí y no-humano-para-otro, o mejor, por-otro. En este sentido, todo existente, y el mundo co'rno agregado abierto de existentes, es un ser fuera de sí. No existe ser-en-sí, ser-en-cuanto-ser, que no dependa 24. "Los kwakiutl consideran a la substancia humana como el patrón (standard) de todo viviente. Pero al postular esa consubstancialidad de base humana, no por ello transforman el mundo animal en una Disneylandia poblada de personajes de juguete. Ellos atribuyen a los animales la facultad de la palabra, un interés social por el intercambio y la práctica de las Ceremonias de Invierno; pero también toda una vida diferente de la nuestra, y secreta"; Irving Go ldman, The Mouth of Heaven. An Introduction to Kwa Kiume Religious Thought, Nueva York, Wiley, 1975, p. 208). UN MUNDO DE GENTE de su ser-en-cuanto-otro; todo ser es ser-por, ser-para, 25 ser-relación. La exterioridad está en todas partes. El gran afuera es corno la caridad: también empieza por casa. Invirtiendo la fórmula (y el énfasis) de Brassier, el filósofo arnerindio debería entonces concluir que "todo ya 26 está vivo". Esto no impide -sino todo el contrario- que la muerte sea un motivo y un motor fundamental de la vida, en particular de la vida humana. 27 Y desde este punto de vista, los indios coinciden, curiosamente, con el nihilismo especulativo y con la necesidad de salir del círculo narcisista de la correlación: · Lo~ blancos nos tratan como ignorantes solo porque somos gente diferente a ellos. Pero su pensamiento es corto y oscuro; no logra ir más allá y elevarse, porque quieren ignorar la muerte. [ ... ] Los blancos no sueñan lejos como nosotros. Ellos duermen mucho, pero solo sueñan consigo mismos. 28 i 1 1 1' ,_ (V) ....... 1 1:¡; 1,. ¡¡,_ 25. Ver Bruno Latour, Investigación sobre los modos de existencia, op. cit. El ser en cuanto otro de Latour es como la expresión metafísica de la célebre máxima antropofágica "solo me interesa lo que no es mío", como recuerda Alexandre Nodari. Aquí no cabe -literalmente- adentrarnos en la ontología de la diferencia que permite tender un puente entre la especulación oswaldiana sobre el "matriarcado de Pindorama", el pensamiento amerindio sobre la alteridad inmanente y ciertos desarrollos filosóficos y antropológicos contemporáneos, entre los cuales se incluyen las propuestas de Latour; ver Eduardo Viveiros de Castro, Metafísicas caníbales, op. cit. 26. Ver Casper Jensen, "Two forros of the outside: Castañeda, Blanchot, ontology", op. cit. 27. Los seres del "pasado" absoluto que describe el mito -como los espíritus, los maestros de los animales, las divinidades y otras entidades normalmente invisibles que forman el substrato intencional del mundo- son imperecederos, y por lo tanto omnipresentes, en sentido tanto espacial como temporal. Ver Daniel Pierri, O perecível e o imperecível. Lógica do sensible e corporalidade no pensamento guaranimbyá, tesis de maestría, San Pablo, 2014. 28. Davi Kopenawa y Bruce Albert, La chute du ciel, op. cit., pp. 411-412; el subrayado es nuestro. i!i li· :::r 1; lj _l¡l D A N o w S 1( I 1 V I V E I R o S El vano deseo de ignorar la muerte está ligado, según Kopenawa, a la fijación de los blancos en la relación de propiedad y en la forma mercancía. Ellos son "apasionados" por las mercancías, en las que su pensamiento permanece completamente "aprisionado": "Así," ellos sueñan con sus coches, sus casas, con su dinero y todos ·sus otros bienes ... ". 29 Recordemos que los yanomamis no solo valoran al extremo la liberalidad y el intercambio no mercantil de bienes, sino que también destruyen todas las posesiones de los muertos. 30 Los blancos duermen mucho, pero solo sueñan consigo mismos. Este es, quizás, el juicio más cruel y preciso jamás enunciado sobre la característica antropológica de los "blancos": aquellos a quienes La tour llamaría "modernos" o, más perversamente, ''humanos". La desvalorización epistémica del sueño por parte de los blancos iría a la par de su autofascinación solipsista -su incapacidad para discernir la humanidad secreta de los existentes no humanos- y su avaricia "fetichista", tan ridícula como incurable. Los blancos, en suma, sueñan con lo que no tiene sentido. 31 29. Íbid, pp. 437-439; el subrayado es nuestro. 30. La muerte para los yanomamis es el fundamento, en el sentido de razón, de la "economía del intercambio simbólico" (ver Jean Baudrillard, El intercambio simbólico y la muerte, Caracas, Monte Ávila, 1980). Todo esto se encuentra desarrollado en el seminal artículo de Albert· sobre la "crítica chamánica de la economía política de la naturaleza" vehiculizada en el discurso de Kopenawa, crítica que incluye una apreciación sarcástica del fetichismo de la mercancía propio de los blancos, tanto como de su relación intrínseca con el canibalismo; ver Bruce Albert, "L'Or cannibale et la chute du ciel. Une critique chamanique de l'économie politique de la nature", L'Homme, no 126-128, 1993, pp. 349-378. 31. El sueño, en particular el sueño chamánico inducido por el consumo de alucinógenos, es la vía regia hacia el conocimiento de los fundamentos invisibles del mundo, para los yanomamis como para muchos otros pueblos amerindios; ver Eduardo Viveiros de Castro, "The crystal forest: notes on the ontology of Amazonian spirits", op. cit. UN MUNDO DE GENTE Es interesante destacar, por una parte, que en el diagnóstico de Kopenawa hay algo profundamente pertiüente desde un punto de vista psicoanalítico -su Traumdeutung relativa a los blancos es la envidia de cualquier pensador freudomarxista- y, por otra parte, que este diagnóstico nos paga con nuestra propia moneda falsa: la acusación de una proyección narcisista del ego sobre el mundo es algo a lo que los modernos siempre recurrieron para definir la característica antropológica de los pueblos "animistas"; en efecto, Freud fue, como se sabe, uno de los más ilustres defensores de esta tesis. 32 A juicio de aquellos a quienes llamamos animistas, por el contrario, somos nosotros, los modernos, los que al adentrarnos en el espacio de la exterioridad y de la verdad -el sueño- solo logramos ver reflejos y simulacros obsesivos de nosotros mismos, en lugar de abrirnos a la inquietante extrañeza del comercio con la infinidad de agencias, al mismo tiempo inteligibles y extremadamente otras, que se encuentran diseminadas por el cosmos. Los yanomamis, o la política del sueño contra el Estado: no nuestro "sueño" de una, sociedad contra el Estado, sino el sueño tal como él es soñado en una soCiedad contra el Estado. EL FIN DEL MUNDO DE LOS INDIOS El mismo chamán, en su libelo contra el vértigo eco-suicida de la civilización que va sofocando el "mundo-selva" de los yanomamis, profetizaba lo siguiente: "Los blancos no temen, como nosotros, ser aplastados por la caída del cielo. Pero un día tendrán miedo, ¡tal vez tanto 32. Así como Marx tomó prestado del imaginario colonialista el término "fetichismo", y (re)abrió con ello -y de una forma que pasó tal vez inadvertida- un rico filón analítico sobre las profundas relaciones entre economía y teología en la metafísica o·ccidental. ) 1 D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S como nosotros!". 33 Aparentemente ese día ya comienza a despuntar en el horizonte. En un pasaje inusualmente "primitivista" de su tratado· de antropología de los modernos, Latour observa que "la multiplicidad de los no-humanos que las crisis ecológicas agitan en todos los sectores de la economía" reinstala de modo angustiante la cuestión, indisolublemente "económica" y "ética", de la relación de los medios y de los fines; y, llamativamente, respecto a esto se va observando entre nosotros, concluye Latour, un "retorno progresivo a las cosmologías antiguas y a sus inquietudes que, de pronto; descubrimos no tan mal fundadas". 34 33. Davi Kopenawa y Bruce Albert, La chute du ciel, op. cit., p. 540. "Lo que ellos [los blancos] denominan 'la naturaleza' es, en nuestra lengua muy antigua, urihi a, la tierra-selva" (ibíd., p. 514). Comparar con el bello libro de Ursula le Guin, El nombre del mundo es bosque, Buenos.Aíres, Minotauro, 1976: "También había aprendido a gustar de los nombres que los atlishianos daban a sus territorios y poblados: sonoras palabras bisilábicas: Sornol, Tuntar, Eshreth, Eslisen -que ahora era Centralville-, Endtor, Abtan y sobre todo Athshe, que significaba el Bosque, y el Mundo. De modo que tierra, terra, tellus significaba a la vez el suelo y el planeta, dos significados y uno. Pero para los atlishianos el suelo, la tierra, no era el lugar adonde vuelven los muertos y el elemento del que viven los vivos: la sustancia del mundo no era la tierra sino el bosque. El hombre terráqueo era arcilla, polvo rojo. El hombre atlishiano era rama y raíz. Ellos no esculpían imágenes de sí mismos en la piedra; solo tallaban la madera ... ". 34. Bruno Latour, Investigación sobre los modos de existencia, op. cit., p. 432. No pretendernos aquí especular sobre las razones de esta "presciencia" de los pueblos no modernos, que progresivamente va dejando la esfera de las alegorías edificantes para asumir una perturbadora literalidad ecológica. Pero entre esas razones está, ciertamente, la multimilenaria aprehensión reflexiva por el "pensamiento salvaje" de ciertas constantes de enorme generalidad en la experiencia, constantes que en el siglo XIX aprendimos a llamar termodinámicas, y cuyo "olvido" está en la raíz de las mutaciones económicas (en todos los sentidos de la noción de economía, del teológico al contable) ocurridas en crisis sucesivas a lo largo de la historia de Occidente. Tampoco se debe descartar, por supuesto, la tendencia a un cierto carácter circular o recornbinatorio de la imaginación rnitopoética, en el tiempo y en el espacio. UN MUNDO DE GENTE La profecía del desmoronamiento del cielo, desarrollada con excepcional elocuencia en la declaración de Kopenawa, es un tema recurrente en distintas escatologías amerindias. Por lo general, esos desmoronamientos, que pueden estar asociados a cosmografías superpuestas en las que varios "cielos" y "tierras" se apilan unos sobre otros, son fenómenos periódicos, parte de grandes ciclos de destrucción y recreación de la humanidad y del mundo. Es común que tales reordenamientos estratigráficos sean atribuidos al envejecimiento del cosmos y al peso creciente de los muertos (sea de sus cuerpos pentro de la tierra, sea de sus almas sobre la capa celeste). Lo cual puede producir (es el caso de la cosmología yanomami) la caída en cascada de las capas celestes, que vienen a ocupar el lugar de las antiguas capas terrestres, convertidas en estratos subterráneos, con sus habitantes (nosotros, los vivientes de hoy) transformados en monstruos caníbales del inframundo, mientras las almas celestes de los muertos se vuelven la humanidad de la nueva capa terrestre. En otras escatologías, la destrucción del mundo es causada por los métodos harto clásicos -pero todavíá eficaces, considerando la presente crisis climática- del cataclismo (diluvio) o de la conflagración (incendio) universales. En el caso de los guaraníes del sur de Brasil y de la cuenca de los ríos Paraná y Paraguay, sucesivas tierras y sus respectivas humanidades fueron (y serán) creadas y destruidas por los dioses, por medio del agua o del fuego, o incluso por el repliegue de la estruc35 tura de sustentación de la capa terrestre. En la próxima } 35. Ciertos humanos de la primera Tierra, en virtud de su comportamiento antisocial o anticipatorio del habitus del animal futuro, fueron transformados en los animales de la Tierra actual (sin perder sin embargo sus imágenes imperecederas, antropomorfas, que habitan el estrato celeste); otros, al contrario, alcanzaron un estado de "maduración" o "perfección" que los transformó en seres idénticos a las divinidades celestes. Para una detallada discusión de las escatologías guaraníes, especialmente de los ¡1 1 :.i'j· fl r D A N o w S 1( I 1 V I V E I R o S destrucción del mundo, que es inminente, la escatología de los guaraníes ñandéva -descripta célebremente por Curt Nimuendaju- prevé el descenso del cie.lo de un gigantesco jaguar azul que vendrá a devorar a la humanidad, mientras los pilares de la tierra se deshacen y todo lo que existe se hunde en el abismo eterno. 36 No es necesario detenernos en las bien conocidas cosmologías mesoamericanas que imaginan una sucesión de eras o "soles", sucesión caracterizada por la deposición y reposición de mundos, dotados cada uno de sus respectivas humanidades (fabricadas por los dioses a partir de diferentes sustancias: arcilla, madera, trigo ... ), ni en su convicción sobre la fragilidad esencial del presente y la responsabilidad humana en la manutención del precario equilibrio cósmico, convicción que se traduce en la exigencia de alimentación sacrificial incesante de un mundo destinado inapelablemente a la entropía. Lo que parece se-r una constante en las mitologías indígenas del fin del mundo es el carácter impensable de un mundo sin gente, sin una humanidad, por más diferente que esta sea de la nuestra; en general, además, las sucesivas humanidades de cada era cósmica son completamente ajenas entre sí, como especies distintas. La destrucción del mundo es destrucción de la humanidad y viceversa; la recreación del mundo es la recreación de alguna forma de mbyás, ver Daniel Pierri, "Como acabará essa terra? Reflex6es sobre a cataclismologia Guarani-Mbya, a luz da obra de Nimuendaju", Tellus, no 24,. 2013; y "O dono da figueira e a origem de Jesus: urna crítica xamánica ao cristianismo", Revista de Antropología, 2013. 36. Curt Nimuendaju Unkel, Los mitos de creación y de destrucción del mundo como fundamentos de la religión de los Apapokuva-Guaraní, Lima, Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica, 1978. Para un panorama ya desactualizado, pero todavía útil, de las cosmogonías yescatologías de la América del Sur indígena, ver Lawrence Sullivan, Icanchu's Drum. An Orientation to Meaning in South American Religions, Nueva York, MacMillan, 1988. UN MUNDO DE GENTE vida, o sea, de experiencia y perspectiva; y como ya vimos, la forma de toda vida es "humana". En el mismo sentido, en estas cosmologías la idea de una destrucción última Y definitiva del mundo y de la vida es rara, si es que existe. La humanidad es consustancial al mundo o, mejor dicho, es objetivamente "correlacional" con el mundo, relacional como el mundo. No hay "correlación" entre epistemología y ontología, pensamiento y ser, sino inmanencia real entre existencia y experiencia en la constitución de un multiverso relacional. Ese mundo que procede ontológicamente de los humanos (es decir, de los indios) incluye, aclarémoslo, a los blancos y su civilización material. Estos en general son concebidos como los descendientes de un grupo de gente que, en el inicio de los tiempos, fue expulsado del centro del mundo por el demiurgo, en razón de su comportamiento agresivo o avaro, y que retornó inesperadamente muchos siglos después. 37 Su llegada a América dio lugar, y continúadándolo, a una inmensa perplejidad metafísica por parte de los indígenas. Perplejidad casi siempre acompañada, aun hoy (después de cinco siglos de traiciones y matanzas), de muc,:ha indignación y aprehensión y que, en el plano práctico-especulativo, acostumbra desdoblarse en una variedad de agenciamientos contra-históricos, tales como el profetismo, la insurrección autonomista, la espera de la renovación cósmica por medio de una catástrofe (como el pachakuti quechua), la reformulación estratégica del chamanismo nativo en lenguaje ecopolítico ... En todos los casos, se trata de afirmar el presente etnográfico, de conservarlo o recuperarlo, no de "crecer", "progresar" o 37. Los mitos no tardaron en "siempre haber previsto" este regreso (ver Claude Léví-Strauss, Historia de Lince, Barcelona, Anagrama, 1992). En otras variantes, los blancos se fueron en razón de un error de juicio de los propios indios, que absurdamente los expulsaron o los dejaron ir llevándose consigo los instrumentos de su potencia tecnológica futura. ) D A N o w S 1( I 1 V I V E I R o _s "evolucionar". Corno profesan los pueblos andinos en su hoy célebre lema cosrnopolítico; vivir bien, no mejor. La regla en las mitologías arnerindias, decíamos, son los apocalipsis periódicos. Pero cuando estos se cruzan, en la imaginación de los pueblos actuales,· con las múltiples informaciones sobre la catástrofe climática en curso que les llegan de todos lados, cuando a estas informaciones se suman las observaciones aún más preocupantes, obtenidas por la experiencia directa, de una desincronización de los ritmos estacionales y de los ciclos hidrológicos, y de una consecuente perturbación de las interacciones biosernióticas características de los habitantes tradicionales de estos · pueblos, 38 y cuando a todo eso se le agrega la destrucción generalizada, creciente y violenta de estos ambientes a manos de los "programas de aceleración del crecimiento" promovidos por Estados-nación rehenes del capitalismo mundial integrado, por no hablar de la penetración ya antigua, pero ahora mucho más acelerada, de las_ escatologías apocalípticas diseminadas por las sectas misioneras evangélico-fundarnentalistas ... en estas condiciones, entonces, hoy cada vez más presentes en la América indígena, las "inquietudes" en cuanto a la imposibilidad patente de reproducir el presente etnográfico adquieren un sentido de urgencia decididamente pesimista. Los yanornarnis, corno otros pueblos próximos (por ejemplo, los wajapi), asocian las actividades extractivistas en sus territorios (oro, casiterita, a las cuales se les viene sumando, en otras regiones de la Amazonia, la explotación industrial de petróleo y gas y, en breve, del niobio y de 38. Ver, por ejemplo, Erika Mesquita, "Ver de perta para contar de certo': As mudanr;as climáticas sob os olhares dos moradores da floresta, tesis de doctorado, ·campinas, 2013; Patricia J. Hammer, "Patsa Puqun: ritual and climate change in the Andes", ReVista. Harvard Review of Latin America, 2014, así como los artículos bajo la categoría "A cosmopolitica das mudanc;as (climáticas e outras)" en el sitio web del ISA, pib.socioambiental.org. UN MUNDO DE GENTE los minerales de "tierras raras") al debilitamiento y putrefacción de la capa terrestre, tanto corno a la liberación de efluvios patogénicos que diseminan epidemias y extinciones biológicas. 39 Ellos entienden que la ignorancia de los blancos (apodados tatús gigantes o pecaríes monstruosos, por su incesante actividad de excavación y remoción de la tierra) con relación a la agencia de los espíritus y de los charnanes que sustentan el statu quo cosmológico ya desencadenó una venganza sobrenatural, que viene provocando sequías e inundaciones en diversos puntos del planeta. En breve, con la muerte de los últimos charnanes yanornarnis, los espíritus maléficos se apoderarán del cosmos, el cielo se desmoronará y todos seremos aniquilados. Kopenawa inclu-. so admite corno posible que otra humanidad sobrevenga de aquí a mucho tiempo, pero los actuales "blancos comedores de tierra" van a desaparecer junto con los indígenas. Los rnbyá guaraníes, por su parte, desarrollaron recientemente una escatología en la cual la recreación del mundo y de la humanidad tras la catástrofe no incluirá, como incluyó la recreac_ión anterior, a los blancos. La Tierra actual no será exactamente destruida, corno la primera vez, solo sufrirá una limpieza completa: la espesa capa de suelo que recubre los imperecederos cimientos de piedra del nivel terrestre será raspada por Nhanderu (la divinidad principal de los rnbyás) y arrojada al mar, limpiando el mundo de toda la basura, el veneno y la maldad que los blancos fueron depositando en la tierra. La humanidad entera perecerá en esta barrida purificadora; los rnbyás, sin embargo, serán recreados por Nhanderu, para repoblar un mundo 39. Ver Bruce Albert, "La fumée du métal: histoire et représentations du contact chez les Yanomami (Brésil)", L'Homme, no 106-107, 1988, pp. 87-119; "L'Or cannibale et la chute du ciel", op. cit.; Davi Kopenawa y Bruce Albert, La chute du ciel, op. cit.; Dominique Gallois, "O discurso waiapi sobre o ouro: um profetismo moderno", Revista de Antropologia, vol. 30/31/32, 1987, pp. 457-467. ) D A N o w S 1( I 1 V I V E I R o S renovado, mientras que los blancos perecerán definitivamente: esta vez no quedará nadie de esa especie maldita para recomenzarla. 40 ' Entre algunos ·guaraníes del litoral sudeste de Brasil, a su vez, fue registrada una profecía ligada al riesgo de accidentes en la usina.nuclear situada en su territorio. Un chamán evocó el cataclismo que destruyó a la primera humanidad para prever el segundo, presto a suceder: "El primero [mundo] terminó con agua, este aquí determinaron sea con fuego [ ... ]. El blanco estudió, sabe escribir, ya sabía que el mundo iba a terminar con fuego, entonces dijo, 'vamos a hacer la usina nuclear cuanto antes para que todo termine precisamente con fuego"'. 41 El hecho es que, para muchos pueblos amerindios que nunca parecen haber imaginado que el mundo fuese a durar para siempre, ni que su presente etnográfico pudiese de hecho volverse eterno, ni menos aún transformarse de forma progresiva en un futuro glorioso, la destrucción del mundo .actúal es vista cada vez más como algo inmin~nte. En verdad, es algo que ya comenzó. Oiara Bonilla relata una conversación que mantuvo en noviembre de 201.3 con una rezadora guaraní kaiowá del estado de Mato Grosso del Sur, cuyo territorio, de una extensión equivalente a la de Polonia, fue literalmente devastado por el agrocapitalismo industrial para la implantación del monocultivo de soja y de caña. La rezadora le explicaba que distintas señales habían comenzado a anunciar el fin del mundo. Además de las fuertísimas tempestades que se habían abatido sobre su aldea en los últimos meses, le contó que los gallos se 40. Esto recuerda un episodio del mito guáraní de la creación del mundo, en el cual los gemelos míticos exterminan, por ahogamiento, a toda lapoblación de jaguares caníbales que dominaba la Tierra, pero dejan escapar una hembra embarazada, que da origen a los jaguares actuales, felizmente menos numerosos que sus arquetipos originarios. 41. Aldo Litaiff, As divinas palabras. Identidade étnica dos Guardni-Mbya. Florianópolis, UFSC, 1996, p. 116. UN MUNDO DE GENTE habían puesto a cantar sistemáticamente fuera. de hora, y que -el signo más grave de todos- había sorprendido a las gallinas conversando "como gente". Sabemos que cuando el mundo acabe los animales volverán a ser humanos, como eran en los tiempos míticos: los perros, las gallinas, los animales de la selva, todos volverán a hablar nuestra lengua~ en una desespeciación regresiva que nos traerá de vuelta el caos originario, hasta que, imaginamos, un nuevo plano de inmanencia sea trazado, un nuevo recorte o tajada (coupe) del caos sea seleccionado, y un nuevo mundo pueda surgir. O, justamente, no. Observemos, para terminar, que la aparente imposibilidad de concebir el fin del mundo como implicando la desaparicion definitiva de todo tipo de humanidad o de vida -la imposibilidad de separar la idea de mundo de la idea de vida, y esta de la idea de agencia, perspectiva o experiencia- es una simple transposición hácia al futuro de la noción fundamental de un origen antropomórfico del existente. Puede haber habido una humanidad antes del mundo, pero no puede haber un mundo de después de la humanidad; no puede haber un mundo, en suma, despro-. visto de relación y de alteridad. Pero eso no es todo. Veremos que, en lo que respecta al fin del mundo, los amerindios tienen algo más para enseñarnos. ) HUMANOS Y TERRÍCOLAS EN LA GUERRA DE GAlA J What do you do, after you stop pretending? Dougald Hine, The Darle Mountain Project Como vimos al inicio de este ensayo, existe un creciente sentimiento en la cultura contemporánea -lo que de ninguna manera quiere decir una convicción unánime ni sobre todo consistente- de que los dos actuantes de nuestra mito-antropología, la "humanidad" y el "mundo" (la especie y el planeta, las sociedades y sus ambientes, el sujeto y el objeto, el pensamiento y el ser, etc.) han entrado en una conjunción cosmológica nefasta, que se asocia a los controvertidos nombres de "Antropoceno" y "Gaia". El primer nombre designa un nuevo "tiempo", o mejor, un nuevo tiempo del tiempo -un nuevo concepto y una nueva experiencia de la historicidad-, en el cual la diferencia de magnitud entre la escala de la historia humana y las escalas cronológicas de la biología y de la geofísica ha D A N o w S. 1< I 1 V . I V E I R o S disminuido dramáticamente, incluso ha tendido a invertirse: el ambiente cambia más rápidamente que la sociedad, y el futuro próximo se vuelve así no solo cada vez más imprevisible sino, tal vez, cada vez más imposible. El segundo nombre, Gaia, designa una nueva manerá de experimentar el "espacio" alertando sobre el hecho de que nuestro mundo, la Tierra -que de repente se ha vuelto, por un lado, exigua y frágil y, por otro lado, susceptible e implacable-, ha asumido la apariencia de una potencia amenazadora que evocq. aquellas divinidades indiferentes, imprevisibles e incomprensibles de nuestro pasado arcaico. Imprevisibilidad, incomprensibilidad, se;nsación de pánico frente a la pérdida del control, si no también pérdida de esperanza: he aquí lo que ciertamente son desafíos inéditos para la orgullosa seguridad intelectual de la modernidad. Tres pensadores nos han sirvido hasta aquí de guías en nuestro análisis, no solo porque reconocieron la magnitud y la gravedad de es.as transformaciones actuales, sino por su insistencia en la necesidad de una reinvención metafísica -una reconceptuación yjo refiguración- de las nociones de humanidad y de mundo suscitadas por la entrada en escena 1 del Antropoceno y de Gaia: Chakrabarty, Anders y Latour. LA ESPECIE IMPOSIBLE Dipesh Chakrabarty, en "The Climate of History", llamaba la atención sobre el hecho de que el Antropoceno parece exigir 1. Los escritos de Günther Anders, como vimos, buscan extraer las implicancias de la entrada de la humanidad en la "era atómica", pero son ricos en lecciones para nuestra caída en el "Antropoceno", dada la densidad de la relación, tanto epistemológica como ontológica, entre estas dos balizas temporales; ver Joseph Masco, "Bad Weather: On Planetary Crisis", Social Studies ojScience, vol. 40, no 1, 2010, pp. 7-40; "The End ofEnds",Anthropological Quarterly, vol. 85, no 4, 2012, pp. 1107-11_24. HUMANOS Y TERRÍCOLAS EN LA GUERRA DE GAIA que se retome el concepto, rechazado con estruendo por las teorías críticas de la mundialización capitalista, de "humanidad" en cuanto "especie humana". Esto porque, decía él, las consecuencias de la catástrofe climática solo son comprensibles cuando pensamos a los humanos como una forma de vida, y a su trayectoria más reciente ("holocénica" en el estricto sentido etimológico) como parte de la larga historia de la vida en la Tierra. Esto no significa, ciertamente, que se deba suscribir un esencialismo especista predarwiniano, o algún tipo de teleologismo sociotécnico, ignorando el carácter históricamente contingente del capitalismo y de su dependencia del uso intensivo de combustibles fósiles. Mientras tanto, sin la comprensión de aquello que, fuera de los estrechos límites de la historia como disciplina académica, pertenece a la llamada "historia profunda", 2 esto es, las mutaciones genético-culturales que, desencadenadas por oscilaciones. y derivas multicíclicas o catastróficas en el comportamiento del sistema Tierra, crearon a la especie hace cientos de miles de años, no podremos darnos cuenta de cuánto dependemos, como una forma de vida entre otras, de las otras especies existentes en la Tierra, y por lo tanto de las condiciones termodinámicas planetarias que sustentan la biosfera presente (y que están, como sabemos, recíprocamente condicionadas por ella, al menos en parte). El calentamiento global, como ya señalamos más de una vez en este ensayo, traerá alteraciones que permanecerán durante muchas decenas de siglos, tal vez incluso varios cientos de miles de años. Ni el capitalismo mismo puede durar tanto (lo cual no deja de ser un alivio). Que la responsabilidad por el colapso ambiental no pueda ser uniformemente distribuida -es evidente cuáles son las 2. Andrew Shryock y Daniel Lord Smail (eds.), Deep History. The Architecture of Past and Present, Berkeley, University of California Press, 2011, John Brooke, Climate Change and the Course of Global History, op. cit. ) D A N o w S 1( I 1 V I V E I R o S í 1 \' ¡¡ 'l!. regiones geográficas, las formaciones y los segmentos sociales que históricamente se beneficiaron con los procesos que lo desencadenaron- no implica que sus consecuencias no vayan a serlo: "el Antropoceno";advierte Chakrabarty, "apunta · hacia una catástrofe compartida". Además, no debemos perder de vista los cambios en curso en el escenario geopolítico, con la emergencia de China, India y Brasil, entre otros, como potencias económicas con un promisorio futuro ecotóxico; 3 en conjunción con la inercia, la codicia y la intransigencia de los países centrales, ese equivalente a la carrera armamentista en el plano de la aceleración del crecimiento viene colaborando para el agravamiento de los momentos de impasse diplomático sobre la "cuestión" ambiental. Todo sucede como si ciertas víctimas quisiesen compartir también la hoy envidiable condición de futuros culpables, dentro de la catástrofe compartida (cuí bono?, ¿quién se beneficia?). 3. Aunque el American way of lije siga siendo el campeón en la carrera de las emisiones per cápita, en 2007 China superó a los Estados Unidos al ganar el podio del mayor emisor mundial de dióxido de carbono en términos absolutos. Para una desoladora proyección del aumento de las temperaturas globales en un escenario que toma en cuenta el rápido crecimiento de las emisiones en países como China e India, ver Kevin Anderson y Alice Bows, "Beyond 'dangerous' climate change: emission scenarios for a new world", Philosophical Transactions of the Royal Society, vol. 369, 2012, pp. 20-24. Los autores muestran que, considerándose esas emisiones, las metas de reducción establecidas para los llamados países del Anexo I son irrisorias e incapaces de evitar un aumento muy superior a los 2°C, el cual, por otra parte, está lejos de ser un límite "seguro", como ya se creyó. En el escenario mundial, hasta hace poco Brasil estuvo cosechando los laureles por la reducción de sus emisiones resultante de la caída de la deforestación entre 2004 y 2012; sin embargo, más allá de retornar a un aumento de la deforestación a partir de 2013 (gracias, entre otros factores, a la implementación del nuevo Código Forestal), las emisiones oriundas del sector energético vienen asumiendo una importancia relativa cada vez más grande; ver el sitio del Observatorio del Clima en observatoriodoclima. eco.br. El acuerdo de París no emplea la clasificación de los países en Anexo I y Anexo Il, sino que simplemente se refiere a "paises desarrollados" y "menos desarrollados". HUMANOS Y TERRÍCOLAS EN LA GUERRA DE GAlA El punto polémico de "The Climate of History" es la afirmación de que la historia (la historicidad) del cambio climático no cabe dentro de la historia (y de la historiografía) de la mundialización, y que debido a ello la crítica usual al capitalismo corre el riesgo de subestimar trágicamente el verdadero problema: ) ' ' La problemática de la mundialización nos hace leer el cambio climático como una mera crisis de gerenciamiento capitalista. Es innegable que el cambio climático tiene que ver profundamente con la historia del capital; pero una crítica que sea solo una crítica del capital no es suficiente para dar cuenta de las cuestiones relativas a la historia humana [ ... ] una vez que el Antropoceno comienza a despuntar en el horizonte de nuestro presente. Esto implica que la conciencia biocosmopolítica requerida por el nuevo tiempo exigiría un tipo de sujeto histórico que, paradójicamente, Chakrabarty estima imposible: la humanidad como especie, precisamente. El autor argumenta que el concepto de especie, que naturalistas como Edmund O. Wilson movilizan en términos políticos, "desempeña un papel cuasi-hegeliano [ ... ] análogo al que la multitud o las masas desempeñan en los escritos marxistas", pero que (¿al contrario de las masas marxistas?) se trataría de una identidad colectiva fenomenoló4 gicamente vacía. Los seres humanos, dice Chakrabarty, jamás se experimentan como una· especie, sino que solo pueden aprehenderse intelectualmente como un ejemplar del concepto: 4. Edward O. Wilson, el célebre entomólogo, padre de la sociobiología y hoy militante en la lucha contra el calentamiento global, puede ser considerado como uno de los sumos sacerdotes del culto de aquella "naturaleza" de la epistemología -de la que habla Latour en la primera conferencia de Face a Gai'a- definida por los atributos de la exterioridad, unidad, des-animación e indiscutibilidad. 1 D A N o vv S 1< I 1 V I V E I R o S Incluso si pudiésemos identificarnos emocionalmente con una palabra como humanidad [mankind], no sabríamos lo que es ser una especie, 5 ya que, en la historia de·las especies, los humanos son solo un ejemplo del concepto de especie, como cualquier otra 6 forma de vida. Pero nunca nadie experime.nta ser un concepto. Confesamos nuestra dificultad para seguir el razonamiento del autor en este paso crucial. Es posible que a Chakrabarty le falte aquí, por así decirlo, una mayor atención justamente sobre aquellos pueblos y discursos subalternos que tan bien supo analizar en otra parte. 7 Tal vez le faltó algo, un analogon conceptual que pudiese hacer las veces de aquella naturaleza preespecífica originaria, genérica y prehistórica de la "humanidad" que encontramos en las mitologías indígenas, genericidad que en efecto vuelve posible para la humanidad de referencia (el ethnos como "universal concreto") una aprehensión fenomenológica, tan intensa como se quiera, de su propia y precaria especificidad en cuanto bloque de afectos, corporalidad vivida, subjetividad perspectiva en tensic)n cosmopolítica perpetua con las otras humanidades ocultas bajo las corporalidades de las otras esp'ecies. La solidaridad 5. O "qué tipo de ser es una especie", what being a species is. 6. Dipesh Chakrabarty, "The Climate of Change", op. cit., p. 220. Ver también el párrafo del Libro del desasosiego de Bernardo Soares/Fernando Pessoa, donde se encuentra la meditación: "He considerado que Dios, siendo improbable, podría ser; pudiendo, pues, ser adorado; pero que la Humanidad, siendo una mera idea biológica, y ·no significando más que la especie animal humana, no era más digna de adoración que cualquier otra especie animal"; Fernando Pessoa, Libro del desasosiego, Barcelona, Seix Barral, 1997. 7. Un reciente artículo de Idelber Avelar, que abre un dialogo entre las propias cosmopolíticas del Antropoceno (a partir de Chakrabarty) y el perspectivismo amerindio, es de gran pertinencia para la discusión; ver Idelber Avelar, "Amerindian Perspectivism and Non-Human Rights", Alter/ nativas, vol 1, no 1, 2013, disponible en alternativas.osu.edu. HUMANOS Y TERRÍCOLAS EN LA GUERRA DE GAIA ontológica de la "especie humana" (el ethnos de referencia) con los demás pueblos, colectivos e intereses que habitan, disputan y constituyen la Tierra no es, para muchos pueblos no modernos, la consecuencia inerte (conceptual) de una historia natural, sino un dato activo ( experiencial) de la historia social del conjunto del viviente en cuanto actualización diferenciada de la potencia antropomorfa precosmológica. En suma, nos parece que el concepto de Antropoceno de Chakrabarty carece de comparativismo etnológico y de curiosidad traductiva. 8 Y así ese texto capital -que, a nuestro entender, tiene como uno de sus méritos la admisión de la insuficiencia de la crítica del capitalismo para dar cuenta de la crisis planetaria- 9 termina con una sorprendente confesión de perplejidad. La especie humana, concluye Chakrabarty, quizás pueda ser el nombre provisorio del sujeto en una "nueva historia universal de los humanos". Pero, agrega, "nosotros jamás podremos comprender este universal", un universal' 8. Pensemos en las "tablas de traducción" teonomásticas de las que habla Jan Assmann para el antiguo Oriente Medio, y que Latour evoca en la primera conferencia de Face d Gai"a. Es curioso, dígase de paso, que Chakrabarty, al discutir la vacuidad fenomenológica del concepto de especie, no se refiera al concepto de Gattungswesen, el "ser genérico" -esto es, uníversal- del hombre tematizada en los Manuscritos de 1844, el cual dio margen, en los buenos viejos tiempos, a una intensa discusión al interior del marxismo. En las versiones en inglés de los Manuscritos, el concepto es traducido como species being. 9. Para Chakrabarty, la constatación de la insuficiencia de la sociología crítica del capitalismo no significa de modo alguno que sea superflua, y, menos aún, errónea. Pero es indiscutible que tal diagnóstico implica una sacudida ideológica, por no decir una herida narcisista, Útfligida a las diferentes versiones de la izquierda que se pretenden fieles al "materialismo histórico", una vez que todo el problema con la sociología de la mundialización, a fin de cuentas, es justamente su carencia de materialismo y su estrecho provincianismo histórico. Para una estimulante crítica reciente al uso de la noción de "especie humana" o "humanidad" como agente del colapso ambiental que busca evitar el simplismo economicista, ver Cristo];Jhe Bonneuil y Jean-Baptiste Fressoz, L'évenement anthropocene, op. cit. ) ::i íij 1¡'1 1' ¡,; 11 1'' D A N o w S 1< I 1 V I V E I R ¡,¡ o S que emerge del sentimiento compartido de una catástrofe, es decir, de la inminencia de un apocalipsis desnudo, sin reino (como diría Anders), en lugar de la transfiguración gloriosa del apocalipsis revolucionario que prepara el reino, al modo cristiano y marxista. 10 Este es un universal que no puede subsumir positivamente los particulares, y que así solo merece el nombre de "historia universal negativa". ¿Qué significa decir que la únicajinalidad común de la humanidad es su fin, su extinción? En efecto, mientras a la expresión "historia universal" le sea sumado -como autoevidente- el ambiguo complemento genitivo (y restrictivo) "de los humanos", nos parece que será difícil salir del Antropoceno, tanto intelectualmente como "fenomenológicamente", y prestar toda la atención necesaria a la intrusión de Gaia. Günther Anders, aunque recurre a la noción de especie (o genre, por lo menos en la versión francesa. de la obra que trabajamos aquí) en su reflexión sobre la mutación sufrida por la humanidad con el advenimiento de la era nuclear -pasamos de la condición de un "género de mortales" a la de un ''género mortal", una especie cuyo fin se tornó metafísicamente inminente-, insiste sobre el carácter equívoco de expresiones como "amenaza de la humanidad por sí misma" o "suicidio atómico", que sugieren una imagen de la humanidad como entidad dotada de una esencia única y universal, con el alma trágicamente desgarrada entre dos acciones posibles, la de cometer y la de no cometer el acto de "apretar el botón" del holocausto nuclear. El combate entre esas dos posibilidades se daría, por lo tanto, en lo íntimo de cada uno de nosotros, como un conflicto paradójico entre dos inclinaciones opuestas de nuestra alma o esencia específica. 11 Esa concepción tiene como atractivo 10. "Desde la perspectiva actual de una catástrofe total, Marx y Pablo parecen haberse vuelto contemporáneos"; Günther Anders, Le temps de lajin, op.cit., p. 92. 11. Sobre el concepto de Gattungswesen, ver la nota 8 a este capítulo. HUMANOS Y TERRÍCOLAS EN LA GUERRA DE GAIA que parece dejar un espacio a la esperanza: la esperanza de que nuestra voluntad, esa instancia supuestamente neutra, púdiese ejercer el papel de árbitro, y tomar la buena decisión siempre debidamente informada por la razón. Pero Anders, muy por el contrarió, piensa que no tenemos derecho a disimular la existencia, en ese tiempo del fin inaugurado por el advenimiento de la era nuclear, de· dos lados distintos e inconciliables, el de los culpables y el de las víctimas. No se trata de suicidio, sino de asesinato de una parte de esa especie por otra parte de esa misma especie. 12 Al mismo tiempo, dadas las características de ta tecnología nuclear, la aniquilación habrá de alcanzar en última instancia a todos los humanos sin distinciones, de manera que, dice él, dialécticamente la fisión dará lugar a una fusión ("el efecto de la guerra nuclear ya no conservará ningún trazo de dualidad, pues los enemigos formarán una única y misma humanidad vencida"). Entonces, para Anders como para Chakrabarty, parece que solo habrá una humanidad cuando ya no haya humanidad alguna, cuando desaparezca el último ser humano de la faz de la tierra. 13 En la presente situación de catástrofe climática que define al Antropoceno, la distinción entre culpables y víctimas, como vimos, es históricamente clara desde un punto 12. No sería absurdo argumentar que la imagen de la humanidad corno esencia única y universal ya dejó de tener "sentido metafísico" desde el programa nazi de exterminio de los judíos, por lo tanto antes de Hiroshirna. Si la guerra nuclear total significa el fin de la humanidad "por medio" del fin del mundo, la Shoah significó 'el fin del "mundo de la humanidad", o del mundo humanista europeo iniciado en el Renacimiento. El fin de la humanidad, en este sentido, comenzó con Auschwitz, así como el fin del futuro comenzó con Hiroshirna. 13. Como en la inmensa mayoría de los discursos antinucleares del tiempo de la Guerra Fría, también en el texto de Anders la ú.nica especie cuya extinción parece estar en juego en el apocalipsis atómico es la humana; ver Déborah Danowski, "O hiperrealisrno das rnudan~as climáticas e as várias faces do negacionisrno", Sopro, n° 70, 2012, pp. 2-11. ) o A N o w S K I 1 V I V E I R o S 00 L!1 ....... de vista colectivo o societario, pero más difícil de trazar desde el punto de vista de la acción individual, dado que hoy somos, muchos de nosotros (nosotros los humanos y los diversos no humanos que esclavizamos o colonizamos), culpables y víctimas "al mismo tiempo", en cada acto que practicamos, en cada botón que apretamos, cada bocado de comida o de ración animal que devoramos -aunque sea tan obvio como esencial no confundir a la cadena McDonald's con el adolescente condicionado a consumir comida chatarra, a Monsanto con el pequeño agricultor obligado a pulverizar glifosato sobre su trigo genéticamente modificado, y menos aún a la industria farmacéutica con el ganado atiborrado de antibióticos y hormonas-. 14 De cualquier forma, si, como en el caso del apocalipsis nuclear, todos acabaremos, unos antes que otros, siendo víctimas de la ruptura de los planetary boundaries, eso no impide que se puedan y deban identificar los lados enemigos, como sugerirá Latour y como ya escribía el propio Anders: "El tiempo del fin en que vivimos ... contiene dos tipos de hombres: los culpables y las víctimas. Debemos tener en cuenta esa dualidad en nuestra reacción: nuestra tarea tiene por nombre 'combate"'. 15 14. Además de forzado a volverse caníbal; ver Claude Lévi-Strauss, "La le¡;:o;n de ·sagesse des vaches folles", Études rurales, no 157-158, 2001, pp. 9-14. 15. Günther Anders, Le temps de la fin, op. cit., p. 33. Eso no le impidió subrayar también una cierta zona imprecisa en la línea divisoria entre las dos "humanidades", ya que, en el caso de la carrera atómica, el hecho de que un país poseyera la bomba creaba una inseguridad. interna igual o mayor que aquella en la que se encontraban los países que no la poseían, al volverlo un blanco prioritario de las otras potencias atómicas (op. cit., pp. 39-40) En el caso del Antropoceno, por el contrario, la desigualdad de condiciones es, por lo menos inicialmente, mucho más clara: los países que más contribuyen al calentamiento global son aquellos que se encuentran, al menos temporariamente, en situación de mayor seguridad, debido a su mayor capacidad económica para mitigar los efectos devastadores de los ~ambios climáticos sobre sus propios territorios. HUMANOS Y TERRÍCOLAS EN LA GUERRA DE GAIA Anders defiende lo que llama "apocaliptismo profiláctico". En un razonamiento algo semejante a lo que adelantaría su amigo Hans Jonas en el argumento de la "heurística del miedo" / 6 aclara: Si nos distinguimos de los apocalípticos judeocristianos clásicos, no es solo por temer el fin (que ellos, de su parte, esperaban), sino sobre todo porque nuestra pasión apocalíptica no tiene otro objetivo que el de impedir el apocalipsis. Solo somos apocalípticos para poder estar equivocados. 17 La profecía del "fin del mundo", en este sentido, debe ser performativarnente anunciada para que no se vuelva 18 realidad. Y esto sugiere, dicho sea de paso, toda otra manera de interpretar la noción de "historia universal negativa" de Chakrabarty. Tenemos el deber de ser pesimistas, ese es el mensaje fundamental de Anders, que anticipa un argumento deClive Hamilton sobre la presente crisis ambiental y contradice la posición expresada por Latour en una entrevista reciente ("tengo el deber qe ser optimista") . 19 16. Hans Jonas, El principio de responsabilidad. Ensayo de una ética para la civilización tecnológica, Barcelona, Herder, 1995. 17. Günther Anders, Le temps de la fin, op. cit., pp. 29-30; el subrayado es nuestro. 18. Entre algunos pueblos amerindios, las pesadillas deben ser narradas públicamente al despertar, para que los eventos prefigurados en ellas no se actualicen. 19. Bruno Latour, "Antropólogo frances Bruno Latour fala sobre natureza e política", O Globo, 28 de diciembre de 2013. Notemos de paso que el propio Latour había recurrido al argumento de Hamilton -mientras no perdamos toda esperanza, no haremos nada-, en Pace d Gai"a, entre otros · lugares. Recordemos, también, la advertencia con que Steven Shapin, contrariando una exhortación al optimismo hecha por Noam Chomsky, concluye su reciente reseña de un libro sobre Thomas Malthus: "el pesimismo respecto a la naturaleza, al alcance y a la gravedad de nuestros problemas puede ser mucho más productivo que un opthnismo complaciente. Si la necesidad es la mad~e de la invención, el miedo es la· abuela. Tengan D A N o w S 1< 1 1 V 1 V E I R o S Anders, en suma, clama por un verdadero combate político, una "guerra" en el sentido que Latour, a su vez, toma prestado de un pensador "tóxico", en las antípodas ideológicas del autor de Le temps de la fin, a saber: Carl Schmitt; la guerra como confrontación estrictamente inmanente, sin posibilidad de intervención de un árbitro externo o de una autoridad superior, en la cual es necesario confrontar al enemigo en un escenario donde la aniquilación física (la "negación existencial") del otro es una posibilidad real. Para Chakrabarty, como vimos, los actores conjurados por el Antropoceno son la especie humana y la Tierra, pe!o, aunque los humanos se hayan transformado en una megafuerza natural, y el "sistema Tierra" haya asumido un comportamiento imprevisible como el que atribuimos a las fieras (the climate beast... ), el conflicto parece tener a primera vista un árbitro claro, la ciencia: la climatología, la geofísica, la historia natural. Si queremos sobrevivir al Antropoceno, parece decir Chakrabarty, es esa la instancia trascendente a la que debemos escuchar y obedecer. En el apocalipsis nuclear de Anders, al contrario, si es posible ·decir que no habrá una instancia exterior a las partes interesadas, es porque todas están ya del lado de los asesinos o del lado de las víctimas, pero también porque, al mismo tiempo, todos serán víctimas, incluso el mundo donde el conflicto se desarrollará; en otras palabras, como en Melancolía, no habrá ninguna voz en off que narre el fin de la historia. Así, la ausencia de una entidad transcendente que pudiese salvarnos del apocalipsis (marcianos benevolentes preocupados por la evolución de la Guerra Fría, por ejemplo) se redobla por la ausencia absoluta de mundo tras la conflagración miedo [Be afraid]"; Steven Shapin, "Libel on the Human Race", London . Review ofBooks, vol. 36, no 11, 2014, p. 29. Para una defensa elocuente Y no poUyanesca de la esperanza como principio de la acción política, ver, en cambio, el bello libro de Rebecca Solnit, Esperanza en la oscuridad, Madrid, Capitán Swing, 2017. 1 1 1 1 HUMANOS Y TERRÍCOLAS EN LA GUERRA DE GAIA nuclear total. El fin de la guerra atómica sería el fin absoluto del mundo y el fin absoluto de la humanidad. Anders se refiere así a un combate librado en el"tiempo del fin" para hacer retroceder "el fin de los tiempos", un combate político por la paz, para evitar esa guerra, que paradójicamente (otro paralelo más con el Antro poceno) ya comenzó, ya había comenzado a existir desde que la primera bomba atómica pasó a ser fabricable, y que, recordemos, todavía no terminó, por la misma razón. Bruno Latour, a su vez, habla de una guerra que, aunque también ya haya comenzado, debe ser "oficialmente" declarada para que las conversaciones de paz puedan ser iniciadas, y para que con ello no solo se evite el fin del mundo (por la generalización del ecocidio que acompaña el avance del frente de modernización), sino también para que se cree o instaure un mundo, y más precisamente, un "mundo común", un modus vivendi entre los habitantes de un planeta puesto de ahora en adelante bajo la égida de Gaia, un "personaje divino" (the6teros) muy diferente de la naturaleza o de la divinidad del período moderno. Un personaje, sobre todo, que no tiene ningún interés en servir de árbitro exterior en un conflicto entre dos pueblos, entre los dos demoi enemigos que se oponen hoy en un combate mortal en torno del nomos (orden/ distribución/ apropiación) de la Tierra. 20 Desde hace mucho tiempo Latour viene presentando las pruebas del desmoronamiento histórico objetivo de la distinción fundadora de la Modernidad, aquella entre naturaleza y política. Más recientemente, señaló el colapso ambiental planetario como el resultado más real y, al mismo tiempo, la prueba más elocuente de la irrealidad de tal distinción; con ello, se configura una situación que 20. La tríada demos, theos y nomos estructura la exposición de la "teología política de la naturaleza" en Face a Gai"a. J D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S podríamos llamar como falla múltiple de los órganos del gobierno cosmopolítico (el nomos) de los modernos. En las conferencias reunidas en Pace a Gai"a, lá relación entre los polos de "humanidad" (el anthropos como demos) y· "mundo" (la "naturaleza" como theos, pero también el mundo en cuanto ordenado-apropiado por los· Modernos) es sometida a un análisis detallado y reconstruida en términos que pretenden, antes que nada, subrayar el carácter fracturado, dividido, no totalizable, polémico, contingente -en una palabra, político- de ambos actuantes, cada uno por su lado, y de la consecuente imposibilidad de repartirlos, en cuanto tales, en dos campos homogéneos y opuestos. Los dos personajes míticos de nuestro ensayo forman aquí una figura de un solo lado; la humanidad no está del otro lado del ser, ella no es el reverso o el negativo del mundo, así como el mundo no es el ~'con­ texto" (el "ambiente") de un sujeto que lo contra-define como objeto. No es esta la dualidad que cuenta, ni esta.la negatividad que se impone. No obstante, es exactamente por esa razón que es necesario reconocer que estamos en guerra. Si la "constitución" moderna a todas luces ya venía colapsando, como lo evidencia la propuesta de reforma ontológica de los modernos que Latour gestó por largo tiempo, y finalmente presentó en su Investigación sobre los modos de existencia, la crisis climática (que atraviesa dicho libro de modo discreto pero insistente, y que se trae al primer plano en sus páginas finales) dio a esa guerra un carácter de urgencia, al colocarnos a todos frente al imperativo de determinar en la práctica quiénes son esos "todos", contra quiénes exactamente ·se está librando la guerra, y de qué lado estamos "nosotros". El camino hacia una anhelada paz universal futura solo podrá ser transitado, entiende el autor, si comenzamos por un múltiple y combinado rechazo al presente agenciamiento cosmopolítico (demos-theos-nomos) instaurado por los modernos. Recha- HUMANOS Y TERRÍCOLAS EN LA GUERRA DE GAIA zo, entonces, a la unificación precoz del multiverso (o sea, rechazo a la unificación del "mundo", ese espacio multinatural de coexistenéia de los planos de inmanencia trazados por los innumerables colectivos que lo recorren y animan); rechazo a la precedencia del hecho al valor, de lo dado a lo construido, de la naturaleza a la cultura· rechazo al poder de policía atribuido a la ciencia como eÍ intermediario autorizado exclusivo de la primera naturaleza; rechazo al único "verdadero" fetichismo, a saber, la presunta referencialidad de la economía como ciencia de la segunda naturaleza (pretensión de medir valores ins·tituidos por la propia actividad mensuradora). Rechazo, finalmente, a la idea del anthropos como entidad prematuramente unificada, figura que, en nombre una vez más de una naturaleza -la "naturaleza humana", esa extraña amalgama de la primera y de la segunda naturalezas distinguidas en la Investigación-, eclipsa la contradictoria y heterogénea pluralidad de condiciones e intereses de los colectivos que se ven frente a la terrible teofanía de Gaia. Para seguir el argumento, de "teología política" desarrollado en esas conferencias que son una suerte de posfado a la Investigación, comencemos por la relectura del polo "mundo" de nuestro macroesquema mítico. El autor nos exhorta a reconocer una transición histórica en curso (y a luchar para que se complete) entre dos imágenes del mundo: la Tierra moderna de la ciencia galileana, una esfera celeste entre otras, vagando en un universo'isotrópico e infinito, en conformidad con las leyes eternas de la matemática, por un lado; y la Gaia de Lynn Lovelock y James Margulis, región local excepcional dentro del universo, accidente cósmico creado por la agencia geomórfica de la vida, cuya contribución fisicoquímica para la constitución de un sistema lejos del equilibrio fue y es determinante para la manutención de la vida misma. La agencia microfísica de los humanos sobre la cual insiste Chakrabarty -y con razó:n- es, por lo tanto, para los humanos y muchos de ) ! 1 ·. D A N o w S \( I , v1·Vl·entes de la presente época geológica, los d emas d d solo · lo , - particularmente desastroso un eJemp . en verda - e esa d inseparabilidad ontológica universal entre forma Y .fon o, · ·ente" y su "ambiente". Lo que Isabelle .Stengers Ha, el " VlVl mó de forma tan acertada la intrusión de Ga1a .. marca un evento decisivo dentro de ese apax ~?e e~ l~ ~a1a de Lovelock, el advenimiento de una situac10n .h1sto:1~a n.ueva, e~ la que definitivamente dejó de ser pos1ble VlVH sm considerar el sentido de esa inseparabilidad. La Tierra-Gaia se separa así de la Tierra-cuerpo cel~ste, lo sublunar vuelve a distinguirse de lo supralunar, la 1dea de ~~mundo" recupera un sentido extremadamente cerrado, lo que significa también un sentido inmanente: ~:rr~:tre, local, próximo, secular, no unificado. La expres10n este mundo sublunar nuestro" 21 aparece repetidas veces en Face a Gai"a, siempre .en contextos donde el auto: d~st~n;ue entre la situación de legalidad universal (qwd )Urzs.• ) de la naturaleza, tal como es afirmada por la t~oría de la rela22 tividad o por la mecánica quántica (legabdad .~ue L~t~ur no recusa en cuanto tal, sino solo como emanac10n m1st1ca de un modelo desencarnado de una ciencia puesta como árbitro supremo, oráculo místico de una naturaleza que, supuestame~te, vino a destronar~ las vieja.s divinidad~s) la situación de imbricación empínca, esenc1~lment~ pra::lca (quid jacti?) entre la humanidad y esta !1erra,. ~1tuac10n que podríamos dar el nombre, esta vez con mtenc10n ~o peyorativa, de excepcionalismo terrícola. 23 Y en este sentido, la 11 1 V I V E I R o S y 21. [T]his sublunary realm oj ours, sublunar oilws oj ~aia, e~c. . 22. Aunque, cabe señalarlo, la temporalidad y la umvers~hdad. de tales leyes estén hoy en discusión: véase el trabajo de Lee Smolm, qmen retoma parcialmente ideas de Peirce (que también son, pero tal.vez el autor lo ignore, ideas de Tarde y Nietzsche) sobre la hist~rici~ad de las fuerzas cósmicas (ver t·ambién los trabajos de Elizabeth ~ovmelli). . 23. Ver también Bruno Latour, "Waiting for Ga1a: com~os1~g th~ com- . mon world through arts and politics", 2011, conferencia d1spomble en HUMANOS Y TERRÍCOLAS EN LA GUERRA. DE GAIA elección de la que hablaba Paul Ennis al oponer el cosrnocentrismo de los realistas especulativos, "desterritorializadores" firmemente reterritorializados en la Big Science -el saber físico-matemático y el dispositivo tecnoeconórnico de acceso a lo lejano-, al geocent~isrno de la filosofía continental, en el caso de Latour represéntado por su pasión por las ~~ciencias menores", las ciencias terrícolas, en el doble sentido de ciencias "con los pies en la tierra", saberes de l~ pr~ximo (el suelo, el clima, la ecología, la ciudad), y de c1enc1as seculares, saberes que involucran a la naturaleza corno el correlato interno, múltiple, animado, controvertido y perpetuamente in fieri de la actividad concreta de los científicos, esta elección o esta decisión, decíamos adquiere aquí toda su significación política. Una signific;ción que Isabelle Stengers, por cierto, sabrá explicitar quizás en términos mucho más radicales que los de Latour, con su noción de slow sc;ience. Pues la única cosa que es necesario acelerar, en vista de la proximidad creciente de la ~~barbarie por venir", es precisamente el proceso de desaceleración de las ciencias y de la civilización que, en más de un sentido,vive a costa de ellas. 24 Pero la Tierra-Gaia de Latour, puesto que es en esencia animada -como en un cuento de hadas, en que todo puede salir del escenario para volverse un actor en el proscenio-, no es una entidad superanirnada al modo de una misterios~ eminencia omnipotente, algo así como un superorgamsrno dotado de una forma misteriosa de intencionalidad que fuese la resultante equilibrada de todas las fuerzas que actúan en su seno, lo cual supondría un ingeniero 0 gobernador al mando, que solo distribuyese los papeles y br~no-latour.fr, en la q~e la distinción sublunarjsupralunar aparece por pnmera vez, tal vez denvada de la serie de Sloterdijk sobre las "esferas". 24. Ver -además de su ya citado En tiempos de catástrofes- Isabelle Sten~ gers, Une autre science est possible! Manifeste pour un ralentissement des sciences, París, La Découverte, 2013. ) D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S funciones a las "partes" previamente existentes, coor. . - 25 E l as dinándolas a través de circuitos de retroa11mentacwn. ~ la re lectura de Lovelock que hace Latour (en su portrazt científico, diría con un guiño un deleuz;i.ano), Gai~ es un gigantesco acuerdo discordante, mutable Y conb_ng~nte (un desastre, a mess) de las intencionalidades ~ultlples y distribuidas de todos los agentes. Cada. orgams~o m~­ nipula a sus vecinos ''para volver su prop1a superv1v:n.c,1a un poco menos improbable", lo que disuelve la opos1c10n entre adentro y afuera, organismo y ambiente, ya que el ambiente de cada organismo, y por lo tanto de todos los organismos, son los demás organismos (¿el ambiente .en cuanto sociedad de sociedades, como en el mundo amenndio?), sus intencionalidades entrelazadas formando "ondas de acción" que se superponen (¿como las mónadas de Tarde?) en ciclos perpetuos de flujo y reflujo, e~p~nsión y contracción. Si Gaia, al igual que el mundo edem~o de la wilderness del que hablábamos arriba, también es un mundo vivo y plural, no se trata sin embargo de un mundo armonioso, o equilibrado, ni mucho menos dependiente, para su persistencia, de la exclusión de la humanidad, como si esta fuese un invasor extraterrestre llegado para estragar un idilio pastoril.. El mundo edénico es un mundo sin historia (esta solo comienza, justamente, con la expulsión del paraíso), mientras que Gaia está antes que nada hecha de historia, ella es historia materializada, una secuencia contingente y tumultuosa de eventos más que el desarrollo de una casualidad "supralunar" obediente a leyes temporales. Así, en la concepción de Latour, no es tanto la historia humana la que viene a fundirse inespe~ 25. Por el mismo motivo -esto es, por no ser una obra de arquitectura o ingeniería-, Gaia tampoco puede ser re-engineered, lo cual s':gier~ que. el autor no alberga grandes esperanzas respecto a proyectos de geOingemería del clima". HUMANOS Y TERRÍCOLAS EN LA GUERRA DE GAIA radamente con la geohistoria, sino la Tierra-Gaia la que se vuelve historicizada, narrativizada 26 como la historia humana, y que comparte con esta, además -y la aclaración es esencial-, la ausencia de cualquier intervención de ·una providencia. .· Resta saber quién es el demos de Gaia, el pueblo que se siente reunido y convocado por esa entidad, y quién es su enemigo. Es necesario, decíamos, rechazar en principio cualquier candidato único a la (in)dignidad de ser el epónimo del Antropoceno. La noción wilsoniana de especie se deja de lado no tanto por su evanescencia fenomenológica, al modo de Chakrabarty, sino por ser ella tributaria de la naturaleza apocalíptica y ahistórica de la modernidad, así como del poder arbitral absoluto de la ciencia. Pero las masas revolucionarias de la izquierda clásica, otra reencarnación recurrente del universal moderno, tampoco darían cuenta del mensaje, una vez que su victoria continúa dependiendo -si confiamos en los más recientes corifeos de la filosofía de la praxis- de una generalización e intensificación del frente de modernización, tanto en el plano práctico (destrucción ambiental) como en el técnico (culto á la Naturaleza y a la Razón). Lo que el Antropoceno pone en jaque es, justamente, la propia noción de anthropos, de un sujeto universal (especie, pero también clase o multitud) capaz de actuar como un solo pueblo. La situación propiamente etnopolítica del "humano" como multiplicidad intensiva y extensiva de pueblos debe reconocerse como directamente implicada en la crisis del Antropoceno. Si no existe un interés universal humano positivo, es porque existe una diversidad de alineamientos políticos de los distintos pueblos o "culturas" mundiales con muchos otros actuantes y pueblos no-humanos (formando lo que Latour denomina "colectivos") contra 26. Gaia es el agente de una geostory antes que el paciente de una geohistory. ) D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S los autoproclamados portavoces de lo universal. El multiverso, el estado ante-nómico o pre-cósmico de fondo, permanece no unificado, tanto del lado de la humanidad como del mundo. Toda unificación está (bajo un modo que podríamos llamar múltiplemente hipotético) en el futuro, y dependerá de la capacidad de negociación una vez declarada la guerra, la "guerra de los mundos" como la nombró 27 Latour en otro texto. § La guerra de los mundos, en ese texto más antiguo, hacía referencia sobre todo a las relaciones entre los modernos y los otros pueblos en el llamado front de modernización. Seguros de su acceso privilegiado a la naturaleza, los modernos se atribuyeron el rol de civilizadores, aquellos que convencerían a todos los pueblos reticentes a ellos para reunirse bajo el m~nto de un mundo común (un régimen ontológico y cosmopolítico único) que, no por casualidad, era también el, mundo de los modernos. Frente a las señales cada vez más evidentes del él.esmoronamiento de la "constitución" (la cosmopolítica) que los guió durante trescientos años, Latour se presentaba entonces como el diplomático de los modernos, aquel que los ayudaría a componer una verdadera paz, una verdadera unidad por venir, a condición de que reconociesen la existencia de una verdadera guerra allí donde veían solo una cuestión policial de "resocialización" de delincuentes ontológicos (los no modernos). Trece años después, en las páginas finales de la Investigación sobre los modos de existencia, nuestro autor habla del surgimiento de dos nuevos e imprevistós fronts de guerra, que tal vez ayuden a convencer a los modernos acerca de la necesidad de negociar la paz: el primero es la constatación de que otros pueblos, en Oriente y en el sur, han aprendido muy bien su lección y han hecho suya la voluntad de modernizarse, pero según sus propias (y temibles) 27. Bruno Latour, War of the Worlds. What about Peace?, Chicago, Prickly Paradigm Press, 2002 HUMANOS Y TERRÍCOLAS EN LA GUERRA DE GAlA condiciones; el segundo es la "irrupción de Gaia", esa naturaleza: hipersensible del Antropoceno, un extraño enemigo cuya existencia necesitamos reconocer si queremos tener alguna chance de sobrevivir como civilización. En Face d Gafa, Latour, como vimos, redefine los dos lados ehemigos como "humanos" (los modernos que creen poder continuar viviendo en la naturaleza unificada e indiferente del Holoceno) y "terrícolas" (el pueblo de Gaia), aunque algunas veces se refiera a la guerra de los humanos contra Gaia, de manera tal que esta última aparece como el enemigo de los humanos. ) La guerra de Gaia es una guerra de mundos, y no un conflicto sobre el estado presente y futuro del mundo, porque no estamos discutiendo si existe o no el calentamiento· global, o si hay o no un colapso ambiental en curso, visto que este es uno de los fenómenos mejor "referenciados"28 de la historia de las ciencias. No se trata de un matter ·a¡ fact, una cuestión fáctica, una vez que no existe controversia significativa entre los científicos respecto al origen antrópico de la catástrofe climática. Esto no impide que ciertos sectores de la opinión pública, de la academia inclusive -por no hablar de los gobiernos, de las grandes corporaciones y sus "mercaderes de la duda"- 29 cuestionen tal consenso e insistan en una política del siness as usual, o en el optimismo verde-capitalista de la "crisis como oportunidad". 30 Esto se· da porque la teoría bu- 28. En el sentido de Latour en el capítulo 3 de su Investigación sobre los modos de existencia. 29. Nao~i ~r~skes y Erik K. Conway, Mercaderes de la duda. Cómo un puñado de czentífios ocultaron la verdad sobre el calentamiento global, Madrid Capitán Swing, 2018. ' 30. Incluso las personas que aceptan el consenso, dice Latour, demasiadas veces no se sienten capaces de hacer nada concreto e inmediato para que podamos escapar de la catástrofe. Somos negacionistas prácticos en nuestro quietismo egoísta o fatalista, como constata consternado nuestro autor hablando por muchos, aunque no, vale aclarar, por todos ... 1 i ' D A N o w S 1( I 1 V I V E I R o S racionalista de la acción (establecer los hechos -> discutir las medidas a tomar ~ pasar a la acción) no funcionó en el caso de la crisis nuclear de la Guerra· Fría, donde matters of fact y matters of concern se mostraban indisolublemente imbricados. Las que se enfrentan en la controversia ambiental son posiciones donde los actores están políticamente implicados, donde algunos tienen todo por perder y otros mucho para ganar, y donde por lo tanto la distinción entre "hecho" y "valor" no tiene, en concreto, ningún valor. 31 Se trata de una situación de guerra civil, y no de una operación policial ejecutada a partir de un lugar de autoridad legítima (traer a los delincuentes "de vuelta a la razón", por medio de la aplicación de la ley). Se trata, en suma, de decidir en qué mundo queremos vivir nosotros: ¿serán los enunciados sobre los conflictos ecológicos más del tipo "el punto de ebullición del agua" o más del estilo "la amenaza de la Guerra Fría"? En otras palabras, ¿estamos lidiando aquí con un mundo constituido por hechos [matters of fact] distantes, o con un mundo compuesto de preocupaciones [matters of concern] altamente sensibles? Esa es otra clara divisoria de aguas, pues los que se encuentran de un lado y del otro de la frontera, literalmente, no habitan el mismo mundo. Para decirlo crudamente: algunos de nosotros se están preparando para vivir como terrícolas en el Antropoceno; otros han decidido permanec'er como humanos en el Holoceno. 32 31. Para el perenne debate en torno a la tesis de Malthus, ver la reseña citada de Shapin: "Los debates maltusianos conciernen a la investigación científica, pero a una investigación que se encuentra ella misma envuelta en debates en curso, de naturaleza moral; y difícilmente podemos esperar que de tal tipo de debate pueda emerger un consenso"; Steve Shapin, "Libel on the Human Race", op. cit., p. 29. 32. Bruno Latour, "War and Peace in an Age of Ecological Conflicts", Revue Juridique de l'Environnement, vol. 1, 2014, pp. 5l-63, disponible en bruno-latour.fr. HUMANOS Y TERRÍCOLAS EN LA GUERRA DE GAIA Esto no significa, creemos, que informarse correctamente acerca del conocimiento que las ciencias pertinentes vienen produciendo sobre el calentamiento global no sea un factor de peso capaz de traer a muchos "humanos" para el lado "terrícola" -como de hecho está sucediendo-. ¿Pero si los terrícolas del Antropoceno no se confunden con la especie humana como un todo, esto significaría que el pueblo de Gaia es una parte de esta especie, y exclusivamente de ella? Los terrícolas son el partido por el que Latour parece inclinarse, 33 aquel que busca suscitar en sus conferencias de teología política. Ligados ontológica y' políticamente a la causa de la Tierra, hoy los terrícolas se alzan en guerra (pero, repitiendo extrañamente a Carl Schmitt, Latour espera que "ellos pueden llegar a ser los artesanos de la paz") contra los ambiguos y traicioneros humanos, que son, entiéndase bien, los modernos, esa raza -originalmente occidental y del norte, pero cada vez menos europea y más china, india, brasileña- que negó a la Tierra dos veces, tanto al afirmarse tecnológicamente liberada de los retos· de la naturaleza, como al definirse como la única civilización que escapó del mundo cerrado (pero peligroso e imprevisible) de los animismos arcaicos y que supo abrirse al universo infinito (pero saturado de imperturbable necesidad) de la materia inanimada. 33. El pasaje citado recién es, si no nos equivocamos, el extremo de radicalidad y de compromiso asumido por Latour, quien mantiene cierta ambigüedad en cuanto a su posición en esta guerra entre dos mundos. Aunque en distintas oportunidades se haya declarado (o confesado) diplomático de los modernos, no es dificil ver que nuestro autor tiende cada vez más a ubicarse del lado opuesto, pareciendo querer actuar, como dijo Alyne Costa, "como un terrícola infiltrado junto a los humanos", con la misión de convertirlos y finalmente ayudarlos a juntarse con el pueblo de Gaia; Alyne de Castro Costa, Guerra e paz no Antropoceno. Uma análise da crise ecológica segundo a obra de Bruno Latour, tesis de maestría, Río de Janeiro, 2014. J '¡ : í D A N o w S 1( I 1 V I V E I R o S Sin embargo, el autor de Nunca fuimos modernos no parece saber muy bien qué pensar de sus terrícolas. Algunas veces los concibe como una red emergente de científicos latourianos independientes (en oposición a los científicos modernistas y sus patrones corporativos), que practican una ciencia "plena:q¡ente encarnada", dinámica, politizada y orientada hacia nuestro mundo sublunar; ellos representan la "pequeña, minúscula fuente de esperanza" que el autor no está muy seguro si todavía conviene mantener ("es mi deber ser optimista" ... ). Otras veces, los terrícolas aparecen bajo el nombre de una causa común, que concierne a todos los colectivos del planeta pero que únicamente podría consolidarse si los futuros ex-modernos realizaran su ansiosamente esperado voto de humildad y abriesen el espacio de interlocución cosmopolítica: Si el multiverso fuese reintroducido y si la.s ciencias naturales fuesen resituadas dentro de él, sería por fin posible permitir que los otros colectivos cesaran de ser "culturas" y tuvieran acceso pleno a la realidad, dejándolos componer, usando otras claves, otros modos de extensión que aquel único admitido por la pro34 ducción de conocimiento [científico]. Tal reinterpretación es especialmente relevante en los días que corren, porque, aunque la naturaleza no es universal, los climas siempre fueron importantes para todos los pueblos. La reintroducción de climas y atmósferas como la nueva preocupación cosmopolitica da toda una nueva ur35 gencia a esta comunalidad [communality] entre los colectivos. La tirada de dados del "mundo común" jamás abolirá el rnultiverso. Este es una cuestión menos de universalidad teórica que de interés práctico, una cuestión de subsistencia, en el sentido más fuerte posible del término. 34. Los términos "clave" (dé, en sentido musical) y "modo de extensión" remiten al vocabulario de la Investigación sobre los modos de existencia. 35. Bruno Latour, Face ci Gai"a, op. cit. 1 l l 1 l l HUMANOS Y TERRÍCOLAS EN LA GUERRA DE GAIA El clima, cosa variable e inconstante por excelencia, se vuelve el elemento de sincronización histórico-política de interés para todos los pueblos del mundo. El "tiempo que hace", el tiempo-clima, se vuelve lo que cuenta (en el) "tiempo que pasa", el tiempo-historia. El mundo común latouriano es lo opuesto del "mundo sin nosotros" en el sentido del universo sin nadie, el cosmos unificado por la ausencia de experiencia, por la irrealidad de todo lo que no sea figura y movimiento. Pero, corno dijimos, nuestro autor duda en la identificación de sus terrícolas. En las conferencias de Edirnburgo, Latour traduce el terriens francés por earthlings o, más frecuentemente, corno earthbound people, jugando con las múltiples connotaciones de esta palabra compuesta: el pueblo que se destina a la Tierra, que está preso en la Tierra, que se encuentra hechizado por la Tierra... En la quinta conferencia, identifica este "pueblo preso en la tierra" con el dúo humano de El caballo de Turín (el caballo del título, personaje crucial, desaparece corno terrícola en el 36 análisis de Latour), condenado .a sobrevivir -sería más exacto poder decir "subvivir"- por toda la eternidad en una Tierra que va perdiendo su condición de mundo. Esta aproximación~ confesarnos, nos resulta terriblemente enigmática. Sin duda sería razonable, por ejemplo, tornar lamonotonía mortal que aplasta a los protagonistas del film de Tarr corno una imagen elocuente de la· condición de tantos pueblos indígenas del planeta después del paso del frente . . , por sus Vl"d as, 37 o t al vez, corno pretend e rno d ern1zac10n den algunos, corno una alegoría del vergonzoso fracaso del socialismo. Pero entonces, en este caso, no deberíamos dejar 36. Ver Juliana Fausto, "Terranos e poetas: 'o pavo de Gaia' como 'pavo que falta"', Landa, vol. 2, no 1, 2013, pp. 165-181. 37. Sobre el tedio que se percibe "en las escuelas misioneras, en los campamentos de refugiados y, a veces, en aldeas 'aculturadas"', ver Roy Wagner, The Invention of Culture, Chicago, University of Chicago Press, 1981, p. 89. ) D A N o w S 1( I 1 V I V E I R o S de mencionar que una solitaria e incongruente promesa de alegría atraviesa por algunos minutos el film, traída y llevada por la carreta de los gitanos que .pasan ruidosamente por la propiedad pidiendo agua, para luego seguir adelante, no sin dejar en manos de la protagonista femenina un misterioso libro que habla del cierre y demolición de las 38 iglesias. Tal vez sean ellos la verdadera imagen anticipatoda de la vanguardia de los terrícolas, aquellos capaces de llevar la guerra contra los humanos hasta sus momentos decisivos. Pues es difícil concebir al pueblo de Gaia como una mayoría, como la universalización de una buena conciencia "europea"; los Terrícolas no pueden no ser un pueblo "irre~ mediablemente menor" (por más numerosos que lleguen a ser), un pueblo que jamás confundiría el territorio con 39 la Tierra. Ellos se parecen, tal vez, antes que al "público fantasma" de las democracias occidentales, 40 mucho más a aquel pueblo que falta del que hablan Deleuze y Guattari, el pueblo menor de Kafka y Melville, la raza inferior de Rimbaud, el indio en que ef filósofo deviene ("tal vez 'para que' el indio que es indio devenga él mismo algo más y se libere de su agonía"): el pueblo por venir, capaz de oponer una "resistencia al presente" y así crear "una tierra nueva", el mundo por venir. 41 . 38. El libro es una "anti-biblia" nietzscheana, como explica el director en la entrevista citada más arriba (Béla Tarr, "Simple y puro", op. cit.). La protagonista recusa la invitación de los gitanos, que dicen estar yendo a América. Ni ellos sabían lo que irían a encontrar allá, hoy ... Pensemos también, por otro lado, en lo que significa actualmente ser un gitano en Hungría. 39. "El territorio es alemán, la tierra es griega"; Gilles Deleuze y Félix Guattari, Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia, Valencia, Pre-Textos, 2002, p. 343. 40. Ver Walter "tippmann, El fantasma público, Madrid, Genueve, 2011; Bruno Latour, "Le fantome de l'esprit public. Des illusions de la démocratie aux réalités de ses aparitions", en Walter Lippmann, Le public fantome, París, Demopolis, pp. 3-49. 41. Ver Gilles Deleuze y Félix Guattari, ¿Qué es la filosofía?, Barcelona, Anagrama, 1993, pp. 110-111. La aproximación entre los terrícolas y el HUMANOS Y TERRÍCOLAS EN LA GUERRA DE GAIA EL FIN DEL MUNDO COMO ACONTECIMIENTO FRACTAL Yo no quiero-morir de nuevo. Davi Kopenawa ) Más adelante en las conferencias, Latour se pregunta si no sería posible aceptar la candidatura "de aquellos pueblos que pretenden estar reunidos bajo la égida, por ejemplo, de la Pachamama, la diosa de la Tierra". Se refiere claramente a los pueblos amerindios y sus ¡;:ongéneres no modernos, que vienen adaptando cada vez más la retórica ambientalista occidental a sus cosmologías, vocabularios conceptuales y proyectos existenciales, y retraduciendo estos últimos a un lenguaje modernizado de inequívoca intención política, y que con esto pretenden hacer que la civilización que considera haber inventado la política, y que cree que tal invención la distingue, entienda que la política es solo un departamento de la cosmopolítica, y que esto la iguala a todas las otras civilizaciones. La voz de esos pueblos empieza a ser oída por lo menos en algunos sectores de las sociedades privilegiadas del "norte global", aquellos que ya se dieron cuenta de que, esta vez, las cosas pueden terminar mal para todo el mundo, en todas partes, de un modo u otro. Pero sucede que Latour no cree que esa "gente de la Pachamama" esté a la altura del desafío: Si al menos, duda él, pudiésemos estar seguros de que aquello que pasa por respeto por la Tierra no se debe solo al pequeño número poblacional y al carácter relativamente rudimentario "pueblo que falta" nos fue sugerida por el artículo citado de Juliana Fausto, y Alexandre Nodari nos recordó el pasaje de La hora de la estrella, de Lispector, en que Macabea es definida como una representante de la "resistente raza enana obstinada que tal vez un día reivindique el derecho al grito"; Clarice Lispector, La hora de la estrella, Madrid, Siruela, 1989, p. 75. l.!""l ,..._. ,...., D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S [the relative weakness] de la tecnología de esos pueblos. Ninguno de esos pueblos llamados "tradicionales", cuya sabiduría admiramos con frecuencia, está preparado para ampliar la escala de sus modos de vida hasta las dimensiones de las gigantescas metrópolis técnicas en las que hoy se amontona más de la mitad de la raza humana. Nos parece que Latour no considera la posibilidad de que las en general pequeñas poblaciones, y la tecnología "relativamente rudimentaria" de los pueblos indígenas y de tantas otras minorías sociopolíticas de la Tierra, puedan transformarse en un ejemplo, un "recurso" y una ventaja cruciales en un futuro poscatastrófico o, si se prefiere, en un mundo humano permanentemente disminuido. Nuestro autor no parece estar preparado para enfrentar la situación altamente probable de que seamos nosotros, los pueblos del centro, con· nuestras sociedades de tecnología "avanzada", pobladas por autómatas obesos, mediáticamente teleguiados, psicofarmacológicamente estabilizados, dependientes de un 42 consumo (de un desperdicio) monumental de energía, viviendo como enfermos heteronómicamente sustentados por aparatos de delicada y carísima manutención, en suma, de que seamos nosotros los que a la mayor brevedad tengamos que poner un freno y la magnitud de nuestros confortables modos de vida. En efecto, si hay alguien que necesita "estar prepar:ádo" para algo, ese alguien somos nosotros, los que nos amontonamos en las "gigantescas metrópolis técnicas". 42. "[Este] 'anthropos' cuya civilización ya es movida hoy a 12 terawatts, y que se encamina para 100 TW si el resto del mundo se desarrolla hasta el nivel de consumo de energía de los Estados Unidos; un número espantoso, si consideramos que las fuerzas envueltas en el movimiento de las placas tectónicas no generan más que 40 TW de energía"; ver Bruno Latour, Pace a Gai"a, op. cit. Varias fuentes indican, en verdad, un consumo global mayor, del orden de 15 TW, y especifican que los Estados Unidos, con el 5% de la población mundial, consumen el 26% de esa energía total. HUMANOS Y TERRÍCOLAS EN LA GUERRA DE GAlA La oposición latouriana entre modernos y no modernos, desarrollada en Nunca fuimos modernos, su libro seminal de 1991, se apoyaba extensamente en una "diferencia de escala", esto es, en la diferencia de longitud de las redes sociotécnicas en estos dos regímenes de los colectivos. En su propuesta de una nueva constitución, el autor afirmaba la deseabilidad de que se preservasen las "redes largas" de los colectivos modernos, por constituir estas, en su opinión, un avance histórico innegable. Pero ya vimos cómo la definición misma del Antropoceno consiste en el fenómeno del colapso de las magnitudes escalares. Cuando la especie-agente biológico se vuelve la espe~ie-fuerza geofísica (por la mediación histórica de la especie-ingeniera), cuando la economía política se encuentra con la entropía cósmica, son las mismas ideas de escala y de dimensión las que parecen fuera de escala. Y al final de cuentas, ¿no es el propio Latour, en sus conferencias de Edimburgo, quien observa que "ya nada está en la escala justa"? ¿Qué sabemos con certeza sobre las ampliaciones o reducciones de escala que tendremos que sufrir a lo largo de este siglo? No mucho.· El futuro es cada vez más incierto, o mejor (o peor), lo que con seguridad se puede saber de él es que, como en la canción, "nada será como antes". 43 En cuanto al pequeño número poblacional de los pueblos "llamados tradicionales", según una estimación reciente de la oNU, 44 existen cerca de 370 millones de personas 43. No podemos aquí sino recomendar la lectura de las ingeniosas críticas que Marilyn Strathern dirigió a la idea latouriana de las "redes largas" de los modernos, así como de las reflexiones de la misma autora sobre la escalaridad como un instrumento (y/o efecto) de la teoría antropológica antes que una propiedad de fenómenos observables, por así decir, a simple vista. Ver Marilyn Strathern, O ejeito etnográfico e outros ensayos, San Pablo, Cosac Naify, 2014, una antología de sus artículos realizada en Brasil, que incluye varios textos sobre estos temas, como también su esencial libro Partial Connections, Walnut Creek, Altamira Press, 2004. 44. United Nations Permanent Forum on Indigenous Issues, "Fifth Session, Fact Sheet 1: Indigenous Peoples and Identity", 2006, disponible en un.org. ) ...... .......... D A N o w S 1( I 1 V I V E I R o S indígenas -es decir, miembros de pueblos que no se reconocen ni son reconocidos como ciudadanos comunes de los Estados que los engloban y que, .frecuentemente, los dividen- repartidas en setenta países del mundo. Por cierto, ese número no llega ni cerca de los 3,5 mil millones de personas (= mitad de la especie humana) que se encuentran amontonadas en nuestras metrópolis técnicas -cerca de mil millones de las cuales, por cierto, vive en suburbios no especialmente "técnicos"- 45 pero es, a fin de cuentas, mayor que la población de los Estados Unidos (314 millones) y Canadá (35 millones) sumadas, lo cual debe significar algo. Pero sobre todo, y una vez más, ¿qué sabemos acerca de las transiciones demográficas que le esperan a la humanidad hacia fines de este siglo, o incluso mucho antes de eso, si consideramos que la temperatura media global 46 podría alcanzar los 4°C de aumento ya en 2060 o 2070? Sin olvidar, por cierto, el ya mencionado argumento de que, si todos los siete mil millones de personas del mundo adoptasen el American way of lije -la extraña versión americana del buen vivir- serían necesarias cinco Tierras. Esto significa que el país al norte de México le está debiendo como mínimo cuatro mundos al resto del mundo, en una transformación inédita del tema mítico de la "humanidad sin mundo". Más allá de que haya demasiada gente en el mundo (infelizmente, no hay racionalización que destruya esa evidencia), hay ante todo muy poca gente con demasiado mundo y demasiada gente con muy poco mundo, y es ahí que la cosa se complica. Plus intra es el llamado que hace Latour contra ese peligro, corrigiendo y actualizando el viejo plus ultra del tiem- 45. Ver Mike Davis, Planeta de ciudades miseria, Madrid, Akal, 2014; ver también John Vidal, "Every third person will be a slum dweller within 30 years, UN agency warns", The Guardian, 4 de octubre de 2003. 46. Richard Betts et. al., "When could global warning reach 4°C?", Philosophical Transactions ofthe Royal Society, vol. 369, n° 1934, 2011, pp. 67-84. HUMANOS Y TERRÍCOLAS EN LA GUERRA DE GAlA . po de las grandes navegaciones -las cuales, no olvidemos, instituyeron el moderno "nomos de la Tierra" de acuerdo ·con Schmitt, nomos que necesitó del genocidio americano y, más en general, del exterminio de muchos millones de seres humanos que se encontraban fuera del espacio del derecho de gentes europeo, a partir del postulado de apropiabilidad total de las "zonas libres" del mundo. 47 Es imperativo ahora, según Latour, reconocer la existencia de límites ("Los terrícolas deben explorar la cuestión de sus límites": esta declaración, osamos decir, es un verdadero tipping point en la visión del mundo latouriana ... ), convencerse de la idea de que, en este mundo sublunar nuestro, toda acción tiene un costo, esto es, tiene consecuencias que reconducen inevitablemente sobre el agente. 48 La máxima de Latour nos parece, evidentemente, más que sensata. (Tarde, como vimos, ya había propuesto en su Fragmento una versión en verdad extrema del plus intra ... ) No obstante, nosotros la entendemos como una_ exhortación a prepararnos para una intensificación no material de nuestro "modo de vida", 49 47. Bruno Latour, Face a Gai"a, op. cit. Agradecemos a Alexandre Nodari las aclaraciones sobre la noción schmittiana del moderno nomos o partición de la Tierra, inaugurado con la invasión a América y a la India, y su finalización (siempre según Schmitt) con el ascenso de los Estados Unidos y la creación de la Sociedad de las Naciones. Nodari sugiere que el nomos contemporáneo sería algo así como la división entre Estados-naciones "legítimos" y los rogue states, el "eje del mal" (al que sumaríamos a los "vándalos", los casseurs, los black blocs, los zapatistas, los pueblos en estado de insurrección), y que un futuro nomos de la Tierra emergeria del escenario de la catástrofe ambiental imaginado por Stengers en el que un Estado mundial, autorizado por la "urgencia" (la excepción) a intervenir donde, como y cuando quiera, ejercería su dominación universal. 48. Ver el concepto de loop (circuito, vuelta, retorno, retroacción) como constitutivo de la "terricolidad" en la cuarta conferencia; Bruno Latour, Face a Gai"a, op. cit. 49. Proyecto que uno de los autores de este libro denominó en otra parte "suficiencia intensiva"; ver Eduardo Viveiros de Castro, "Desenvolvimento econéimico e reenvolvimento cosmopolítico: da necessidade extensiva a suficiencia intensiva", Sopro, no 51, 2011, pp. 1-11. ) D A N o w S 1( I 1 V I V E I R o S o co ....... esto es, para una total transformación de dicho modo en un proceso que imperativamente tome distancia de toda fantasía de "dominio prometeico", de control gerencial sobre el mundo tomado como otro de la humanidad: ha llegado la hora de transformar la enkrateia, el dominio o maestría de. sí mismo, en un proyecto colectivo de re-civilización ("civilizar las prácticas modernas", escribe Stengers) o, quién sabe, en un proyecto -tal vez más "molecular", menos titánico- de incivilización. 50 El plus intra debe significar, de ese modo, una tecnología de frenado, una deseconomía liberada de la alucinación del crecimiento continuo, y una insurrección cultural (si se nos permite la expresión) contra el proceso de zombificación del ciudadano-consumidor. Una palabra sobre la técnica. Así como Latour viene buscando disolver la fatídica amalgama entre la ciencia y las ciencias, pensamos que es necesario hacer lo mismo en lo que concierne a la relación entre la técnica y las técnicas, rechazando una interpretación unidireccional y modernista de la técnica que la toma como una esencia ontoantropológica que florece triunfal en la ·historia (los tecnófilos al estilo del Breakthrough Institute son tan esencialistas como sus enemigos retro-heideggerianos). Existen técnicas terrícolas como existen técnicas humanas, diferencia que no se reduce, nos parece, a la mera cuestión del largo de sus redes. La guerra entre los terrícolas y los humanos habrá de librarse esencialmente en este plano, sobre todo cuando incluimos en la categoría ampliada y pluralizada de las técnicas toda una gama de agenciamientos sociotécnicos y de inventos institucionales, algunos muy antiguos, otros más recientes, que van desde los sistemas de parentesco y los mapas totémicos de los aborígenes australianos hasta la organización horizontal y la táctica defensiva black bloc 50. Para la idea de incivilización (uncivilisation), ver el manifiesto del Dark Mountain Project, disponible en dark-mountain.net. HUMANOS Y TERRÍCOLAS EN LA GUERRA DE GAIA de los movimientos de protesta altermundistas, desde las nuevas formas de producción, circulación, movilización y comunicación creadas por la Internet, 50 hasta las organizaciones de protección e intercambio de semillas y cultivos tradicionales en distintas zonas de resistencia campesina por todo el mundo, los eficientes sistemas de transferencia financiera informales del tipo hawala, la arboricultura diferencial· de los indfgenas amazónicos, la navegación estelar polinesia, los "agricultores experimentadores" del semiári51 do brasileño, hasta, en suma, ciertas innovaciones hipercontemporáneas como el movimiento. de las ecovillas, la psicopolítica del tecnochamanismo o las economías descentralizadas de las monedas comunitarias, del bitcoin y del crowdfounding. 52 No toda innovación técnica crucial para la "resiliencia" de la especie necesita pasar por los canales corporativos de la Big Science o por las larguísimas redes de humanos y no-humanos movilizadas por la implementación de "tecnologías de punta". Latour, además, lo reconoce per-' fectamente en un pasaje de su reciente Investigación sobre los modos de existencia: Los aborígenes australianos cuya caja de herramientas no comprendía más que algunos pobres artefactos -de piedra, cuerno o piel- supieron, sin embargo, establecer con los seres técnicos relaciones de una complejidad que continúa asombrando 'a los arqueólogos: los diferenciales de resistencia que manejaban los iban a buscar más bien en el tejido de los mitos y la sutil textura de 50. Ver McKenzie Wark, Un manifiesto hacker, Barcelona, Alpha Decay, 2006. 51. Ver "3° Encontro Nacional de Agricultoras e Agricultores Experimentadores termina celebrando a partilha e a uniao", AS PTA, 1 o de noviembre de 2013, disponible en aspta.org.br. 52. Latour· clasificaría esos ejemplos como otros tantos casos de entrecruzamiento del modo de existencia de la técnica [TEC] con otros diversos modos de existencia ([REP] reproducción, [ORG] organización, [PoL] política, etc.); ver Bruno Latour, Investigación sobre los modos de existencia, op. cit. No tenemos nada para objetar sobre esto. ....... co ....... D A N o w S 1( I 1 V I V E I R o S N co ,-1 los vínculos de parentesco y de los paisajes. Que su materialidad sea débil a los ojos de los colonizadores no dice nada sobre la inventiva, la resistencia y la durabilidad de su funcionamiento. Para conservar las oportunidades de negociación sobre los sucesores de los dispositivos actuales de producción, es esencial restituir a los seres de la técnica una capacidad de combinación que los libere por completo de la pesada instrumentalidad. Libertad de maniobra indispensable para inventar los dispositivos que habrá que instalar en su lugar cuando haya que desmantelar el imposible frente de modernizacion. Si el verbo "ecologizar" debe transformarse en la alternativa al verbo "modernizar", tendremos necesidad de es53 tablecer con los seres técnicos transacciones muy diferentes. En una versión electrónica de la misma Investigación, el autor agrega una nota sobre esa relación inesperada entre la tecnología ~'neolítica" de los aborígenes y el desmantelamiento por venir del frente de modernización, o lo que llamamos intensificación no material de nuestro modo de vida. Deja así en claro el significado de su pl'us intra como afirmación de una posición no aceleracionista, no tecno-triunfalista acerca del nuevo nomos de la Tierra: La antropología de las técnicas, la etnotecnología, la etnoarqueología, cada cual a su modo, han multiplicado las descripciones álternativas que permiten separar la técnica del estrecho repertorio etnocéntrico de la producción, del trabajo, de la "base material", sin perder con ello nada de la objetividad tan particular que el encuentro con los seres de TEC facilita. Eso para no evocar la interesante posibilidad, por ahora tan ficcional como los sueños de los singularitanos, de que las propias máquinas meta-universales del futuro, los ava- 53. Bruno Latour, Investigación sobre los modos de existencia, op. cit., p. 227; el subrayado es nuestro. HUMANOS Y TERRÍCOLAS EN LA GUERRA DE GAIA tares mejorados en que nos (des)encarnaremos en aquella fusión tecnomística generadora del hombre cósmico, muestren una ~'inteligencia artificial" lo suficientemente perspicaz para resistir la estupidez natural de los humanos, optando por una mecanopolítica de la suficiencia intensiva: ) Llámase Test de Mauldin: una señal para saber si una entidad artificial es realmente inteligente puede ser cuando ella decide, abruptamente, dejar de cooperar con la aceleración de la rA (Inteligencia Artificial). No programar su sucesor. Frenar. Lo 54 suficiente para vivir. Solo vivir. Como si al final las máquinas se hubiesen vuelto capaces de resintetizar motu propio la visión profética de Caetano Veloso sobre la figura por venir del terrícola, a saber, el indio, aquel que es -porque será, porque· siempre fue~'más avanzado que la más avanzada de las tecnologías". A las técnica~ terrícolas, finalmente, es necesario agregar el inmenso repertorio de détours téchniques, las improvisadas soluciones que moviliza la evolución darwiniana de los organismos. No pensamos, por lo tanto, al contrario de lo que defiende Latour en el capítulo 8 de su Investigación, que las técnicas precedan histórica y ontológicamente al humano solo por haberlo hecho (y por haberlo hecho como Horno faber). La solución improvisada, el remiendo o la maña técnica, es antropogenética porque es inherente al viviente. Para usar el lenguaje de la Investigación, el entrecruzamiento REP-TEc viene siendo practicado hace cientos de millones de años por los seres vivos; incluso tal vez sea lo que permita diferenciar, dentro del modo ui:üversal [REP], entre las trayectorias de los existentes animados e inanimados. De forma recíproca, sabemos que varias ~'elecciones técnicas" humanas provocaron o podrán provocar la extinción 54. David Brin, Existence, Londres, Orbit, 2012, p. 4~8. M co ,-1 D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S de la especie (evento pertinente al modo [REP]) sin ninguna posibilidad de "recomenzar varias veces" (tal reanudación correctiva es definidora de [TEc], según Latour). La tecnología bélica nuclear es el ejemplo más obvio, pero ni de lejos el único. ¿Qué es la presente catástrofe ambiental y laamenaza que ella representa para todos los humanos, si no la consecuencia de un sinnúmero de "elecciones técnicas"? ¿Y cuántas de ellas permiten, o permitirán, un "comenzar de nuevo", otra "chance"? 55 Una vez que se acepta esa definición ampliada de "técnica" o "tecnología", es posible ver de modo más claro que la división entre humanos y terrícolas no es solo inherente a nuestra especie (esto es algo, creemos, con lo que Latour fácilmente coincidiría). La guerra de Gaia opone dos campos o partidos poblados de humanos y no-humanos: animales, plantas, máquinas, ríos, glaciares, océanos, elementos químicos, en fin, toda la gama de existentes que se encuentran involucrados en el advenimiento del Antropoceno, y cuya persistencia (con sus "trayectorias", "hiatos", "pases" y "condiciones de felicidad"·específicas) se sitúa, virtual o actualmente, como "negando" el campo opuesto o "negada" por él y, por consiguiente, en la situación schmittiana de enemigo político. 56 Los virus letales que se propagan junto con el igualmente devastador turismo intercontinental, la numerosísima fauna simbiótica que evolucionó a la par 55. La distinción REP-TEC de la Investigación nos parece, en suma, marcada por un cierto antropocentrismo de los modernos, como así también -no podría ser de otra manera- toda la ontología de los modernos descripta en el libro, mismo en la versión pluralizada y reconstruida por Latour de esa ontología. Al contemplar el cuadro de los quince modos de existencia con el que se cierra la Investigación, no podemos dejar de constatar que -parafraseando a un conocido filósofo- los animales y otros vivientes son "pobres" en modos de existencia, mientras los humanos (y mucho más los modernos) aparecen como eminentes "configuradores" de modos de existencia. 56. Aquí estamos siguiendo a Latour, pero no se necesita a Schmitt para saber lo que es un enemigo político. HUMANOS Y TERRÍCOLAS EN LA GUERRA DE GAlA del aparato digestivo humano, las bacterias definitivamente resistentes a los antibióticos, 57 las armas ató.micas que en silencio aguardan su hora en silos subterráneos y en submarinos en movimiento perpetuo, la· incontable legión de animales confinados y torturádos en campos de exterminio para la extracción de proteína, 58 las poderosas fábricas de metano instaladas en los estómagos de los millones de rumiantes "creados" para el agronegocio, las devastadoras inundaciones y sequías causadas por el calentamiento global, el mar de Aral que se volvió un desierto, las decenas de millares de especies que se extinguen cada año (a una tasa como mínií:no mil veces mayor que la tasa media de desaparición en la escala evolutiva), 59 la deforestación acelerada de la Amazonia y de Indonesia, el represamiento de la cuenca amazónica para la generación de energía hidroeléctrica (con efectos macrorregionales probablemente muy nefastos, si no catastróficos), la saturación de los suelos agrícolas por los pesticidas de Bayer y de BASF (dos de las honorables sucesoras de la IG Farben, cuya historia no es necesario recordar aquí), el bravo Amaranthus palme.ri, el "amaranto inca" resistente al herbicida RoundUp de Monsanto que invade las plantaciones de soja transgénica en los Estados Unidos, las semillas Terminator impuestas a los agricultores por esa misma maldita corporación, a las cuales se oponen los cultivos tradicionales de trigo, mandioca, arroz, sorgo o mijo cuidadosamente preservados por los campesinos en las zonas de resistencia a la agroindustria, los numerosos y misteriosos (para el consumidor) adi- 57. ¿Quién dijo que la historia no va hacia atrás? Ver Fergus Walsh, '"Golden Age' of antibiotics 'set to end"', BBC News Health, 8 de enero de 2014; y el igualmente, preocupante -si no más- artículo de Lynn Peeples, "The stomach bacteria that could prolong your life", Huffington Post, 21 de mayo de 2014. 58. Ver Jonathan Safran Foer, Comer animales,- Barcelona, Seix Barral, 2011. 59. Ver Elizabeth Kt?lbert, La sexta extinción, Barcelona, Crítica, 2015. } 1.<) 00 ...... D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S '• .! tivos químicos de los alimentos, los animales domésticos y los perros policías, los osos que pierden la paciencia con aquellos humanos que no saben respetar la diferencia entre especies, el insustituible pueblo de abejas en peligro de extinción debido a una sinergia de factores de origen antrópico, los drones asesinos, las omnipresentes cámaras de vigilancia, el permajrost que derrite, Internet, los satélites del sistema GPS, la parafernalia de instrumentos, modelos y experimentos científicos que permiten evaluar la evolu._ dónde los "límites planetarios", en fin, esos innumerables agentes, agencias, actores, actuantes, acciones, fenómenos, o como mejor se los quiera llamar, se ven automáticamente convocados por la guerra de Gaia -nótese que algunos, tal vez varios de ellos, pueden cambiar de campo (de efecto y de función) de las maneras más inesperadas- y se articulan con diferentes pueblos, colectivos, y organizaciones de individuos de la especie Horno sapiens, los cuales a su vez se oponen entre sí en la m_edida misma en que mantienen alianzas con tal multitud de no-humanos, esto es, en la misma medida de los intereses vitales que los unen a ellos. Si no es muy difícil enumerar a los no-humanos que están implicados en la guerra de Gaia, ya vimos que identificar quiénes son, dentro de la especie humana, los terrícolas y sus enemigos "humanos" no es tan fácil. Vimos que Latour asocia a estos últimos de manera un tanto genérica con los "modernos", esto es, con todos aquellos agentes, de corporaciones a países e individuos, que se encuentran comprometidos de un modo u otro (las diferencias en esos "modos" es, no hace falta repetirlo, absolutamente esencial) con el avance implacable del frente de modernización. Pero no es una tarea imposible, ni inútil, nombrar al menos a algunos de los representantes de la línea de frente del ejército "humano", los responsables más inmediatos por el agravamiento creciente de la catástrofe antropogénica y los interesados más directos (¿o deberíamos decir desinteresados?) en la derrota de los terrjcolas. HU~\MIOS Y TERRÍCOLAS EN LA GUERRA DE GAIA A fin de cuentas, para comenzar, solo noventa .grandes compañías son responsables por dos tercios de las emisiones de gases de efecto invernadero en la atmósfera terrestre: Chevron, Exxon, BP, Shell, Saudi Arameo, GazProm, la Statoil noruega, la brasileña Petrobrás, las estatales de explotación minera. de carbón de países como China, Rusia, Polonia ... 60 Les siguen nombres como Monsanto, Dupont, Syngenta, Bayer, Cargill, Bunge, 61 Dow, "nuestra" Vale, Rio Tinto, Nestlé, las empresas de los siniestros hermanos Koch y muchas otras que también merecen ser señaladas por sus variadas contribuciones a la conversión del "mononaturalismo" cosmológico de los modernos en una megaeconomía agrícola de monocultivos, a la perturbación duradera de los ciclos geoquímicos de los suelos y de las aguas, a la colosal polución ambiental, a la distribución de alimentos perjudiciales para la salud humana ... 62 Reparemos también en la lista de los 147 bancos y demás corporaciones conectadas en una superred tentacular que . 63 envuelve al planeta en un abrazo mortal... Y no nos ol videmos de mencionar a los gobiernos de países como Ca. nadá, Australia, los Estados Unidos, Brasil y tantos otros que vienen promoviendo prácticas de extracción de combustibles y minerales de alto potencial contaminante, haciendo la vista gorda ante la deforestación, represando los 60. Ver "Which fossil fuel companies are most responsible for climate change?", The Guardian, 20 de noviembre de 2013, disponible en theguardian. · com. Para una lista más reciente de las doscientas principales compañías estatales, clasificadas en función de las potencia~es emisiones de carbono de sus reservas de combustibles fósiles declaradas, ver "The Carbon Underground 200", en fossilfreeindexes.com; así como también el sitio de la Carbon Tracker Initiative en carbontracker.org. 61. Ver "The world's top 10 seed companies: who owns Nature?", GM Watch, 31 de enero de 2009, disponible en gmwatch.org. 62. Ver "Food Processing's Top 100", en foodprocessing.com. 63. Andy Coghlan y Debora MacKenzie, "Revealed: the capitalist network that·runs the world", New Scientist, 2011, disponible en newscientist.com. ) D A N o w S 1( I 1 V I V E I R o S 00 00 ""' ríos, trabando las negociaciones en torno de la catástrofe climática ... En fin, la lista es larga pero no es infinita. No es en contra de la "civilización", el "progreso", la "historia", el "destino" o la "humanidad", concretamente, que los terrícolas están luchando, sino en contra de estas entidades mencionadas. Son ellas las que actúan en nombre de los "humanos". Pero volvamos a nuestros misteriosos terrícolas. Volvamos por un breve instante a las cosmogonías y las escatologías amerindias que evocábamos algunas páginas atrás, cuando hablábamos de su antropomorfismo estético y su pampsiquismo metafísico, dos caras de una misma ontología "animista". En un mundo en el que "todo ya está vivo", es necesario dar cuenta de la muerte, esto es, justificarla. Los mitos indígenas ven el origen de la cultura y de la sociedad como algo intrínsecamente ligado a la vida de los humanos, a la mortalidad como condición existencial. E.~ta ·es imaginada, por lo general, como el resultado no de un crimen o pecado cometido contra una divinidad, sino de un engaño, un descuido, una cierta es- . tupidez inexplicable de nuestros antepasados. Los humanos arcaicos, cuando se enfrentaron con ciertas alternativas ofrecidas por el demiurgo, erraron en su elección y terminaron envejeciendo y muriendo de prisa, en lugar de vivir para siempre como otros existentes (piedras, árboles de madera dura) o de permanecer perpetuamente jóvenes mediante periódicos cambios de piel, como las serpientes y distintos invertebrados. Agréguese a esto que, así como la especiación posmítica derivó de un continuum intensivo originario de consistencia "humana", las distinciones inter e intraculturales en los humanos actuales suelen ser explicadas como el resultado del empobrecimiento demográfico de la humanidad primigenia, en pocas palabras, de la mortandad (extinción por una catástrofe, exterminio por una divinidad) sufrida por una población excesivamente numerosa y demasiado homogép.ea, creando así los HUMANOS Y TERRÍCOLAS EN LA GUERRA DE GAIA "vacíos" o lagunas que permitieron la diversificación de la humanidad en pueblos, tribus y clanes categorialmente distintos. Aunque se pueda lamentar la necedad de nuestros ancestros, nada de eso es visto como absolutamente negativo. Después de todo, dicen los indios, si las personas no muriesen no habría espacio donde criar y alimentar a las futuras generaciones. "¿Cómo podríamos tener hijos, si viviésemos para siempre y el mundo estuviese saturado de gente? ¿Dónde vivirían, qué comerían?", acostumbran comentar los narradores de esos mitos. Ahora, si los amerindios, como muchísimos otros pueblos no modernos, comparten algún objetivo cultural fundamental, este es el de tener hijos, constituir cuerpos de parientes, aliarse por casamiento a otros cuerpos de parientes, distribuirse y diseminarse en descendientes; porque las personas viven en otras personas, con otras personas, por otras personas. 64 En fin, los indios prefieren mantener una población relativamente estable en lugar de aumentar la "productividad" y "perfeccionar" la tecnología de modo de crear las condiciones (el "excedente") para que pueda haber siempre más gente, más necesidades y mas preocupaciones. El presente etnográfico de las sociedades lentas contiene una figuración de su futuro. No se sabe con absoluta seguridad si esos mitos "maltusianos" preceden a la conquista, pero todo indica que sí. La imaginación indígena ya había pensado la reducción o retardamiento de su Antropoceno, pero colocando el proceso en el origen antes que en el fin del mundo. No imaginaban, tal vez, que su mundo llegaría a ser brutalmente tomado por los europeos, esos alienígenas configuradores y desfiguradores de mundos. En cualquier caso, lo que decíamos más arriba acerca de que los indios tenían 64. Ver Marshall Sahlins, What kinship is- and is not, Chicago, University of Chicago Press, 2013. ) D A N o N S K I 1 V I V E I R o S algo más para enseñarnos en materia de apocalipsis, de pérdidas de mundo, catástrofes demográficas y fines de la historia, es simplemente lo siguiente: ·para los pueblos nativos de las Américas, el fin del mundo y~ sucedió, cinco siglos atrás. Para ser más precisos, la primera señal del fin se manifestó el 12 de octubre de 1492. (Como posteó alguien en Twitter alguna vez, "el primer indio que encontró a Colón hizo un pésimo descubrimiento" ... ) Lapoblación indígena del continente, mayor que la de Europa en aquella misma época, puede haber perdido (por la acción combinada de los virus -la viruela fue espantosamente letal-, del hierro, de la pólvora y del papel -los tratados, las bulas papales, las encomiendas y, por supuesto, la Biblia-) hasta el 95% de su efectivo a lo largo del primer siglo y medio de la conquista, lo que correspondería, de acuerdo con algunos dernógrafos, a 1/5 de la población 65 del planeta. Así, podríamos dar el nombre de Primera Gran Extinción Moderna a ese evento americano en el que el Nuevo Mundo fue alcanzado por el Viejo corno si se tratase de un planeta .gigantesco, que proponernos llamar Mercancía, en analogía con el planeta Melancolía de Lars von Trier. En materia de concursos de apocalipsis, es cierto que el genocidio americano de los siglos XVI y XVII -lamayor catástrofe demográfica de la historia hasta el presente, con la posible excepción de la peste negra- causado por el choque con el planeta Mercancía siempre tendrá garantizado su lugar entre las primeras posiciones, por lo menos en lo que concierne a la especie humana, e incluso si considerarnos las grandes posibilidades futuras de una guerra nuclear o del rnegacalentarniento global. 65. Para un resumen del acalorado debate sobre la dimensión del impacto demográfico de la invasión de América, ver el bien documentado libro-reportaje de Charles Mann, 1491. Una nueva historia de las Américas antes d~ Colón, Madrid, Taurus, 2006. HUMANOS Y TERRÍCOLAS EN LA GUERRA DE GAlA Evidentemente, estos fines de mundo provocados por el avance del frente (en el sentido bélico) de modernización, que se inicia, precisamente, con el ¡plus ultra! de la expansión europea del siglo XVI, continúan sucediendo en distintas escalas, en varios lugares más o menos remotos del planeta, en los tiempos que corren. No es preciso insistir sobre lo que sucede hoy en África, en Nueva Guinea y en la Amazonia o, para situarnos más al norte, en los territorios indígenas de los Estados Unidos y de Canadá "impactados" por los proyectos de fracking hidráulico. La palabra "fracking", en verdad, no podría ser más apropiada: pues es corno si el fin del mundo fuese un acontecimiento fractal, que se reproduce indefinidamente en diferentes escalas, desde las guerras etnocidas en distintas partes de África al asesinato sistemático de líderes indígenas o de militantes arnbientalistas en la Amazonia, desde la compra de gigantescos territorios de países pobres por parte de potencias hiperindustriales a la apropiación y deforestación de tierras indígenas en función de intereses tanto mineros corno del agronegocio, a la expulsión de familias campesinas para la ampliación de un campo de soja transgénica ... Eso por no hablar de la "fractalización" del fin que atraviesa de arriba abajo a la Gran Cadena del Ser, 66 con la desaparición de los innumerables Umwelten de los vivientes. Gaia es "solo" el nombre de la surnatoria final -en todos los sentidos de este adjetivo- de todas esas figuras del fin: Gaia, en suma, es el punto máximo que podernos alcanzar. Si la América indígena de los siglos XVI y XVII representó, para los humanos que la invadieron, un mundo sin 66. Ver "Extinction crisis continues space", IUCN, 3 de noviembre de 2009, disponible en iucn.org, así corno el ya mencionado libro de Elizabeth Kolbert, La sexta extinción, op. cit., y el increíble sitio de David Ulansey, The Current Man Extinction, en mysteriurn.com/extinction.html, que desde 1998 acumula noticias sobre la actual extinción en masa. ) D A N o w S 1( I 1 V I V E I R o S -¡. ~' 1 hombres -ya sea porque ellos la despoblaron objetivamente, ya porque los hombres que encontraron allí no cuadraban en la categoría de los ''humanos"-, los indios sobrevivientes, los terrícolas de pleno derecho de aquel Nuevo Mundo, se vieron, a la inversa, corno hombres sin mundo, náufragos, refugiados, inquilinos precarios de· un mundo al que ya no podían pertenecer, pues ya no les pertenecía. Y, no obstante, inesperadamente, muchos de ellos sobrevivieron. Pasaron a vivir en otro mundo, un mundo de otros, sus invasores y señores. Algunos de esos náufragos se adaptaron y se ~~modernizaron", pero en general lo hicieron de formas que poco tienen que ver con lo que los modernos entienden por eso; otros luchan por mantener lo poco de mundo que les quedó, con la esperanza de que, mientras tanto, los blancos no acaben por destruir su propio mundo, el de los ]Jlancos mismos, ahora convertido en el JJrnundo común" -en un sentido nada latouriano- de todos los seres vivos. Nos resulta fuertemente simbólico que una de las recientes versiones del fin del mundo que logró entusiasmar a la nueva generación de espectadores planetarios -la vasta platea globalizada de la red- haya sido el así llamado ~~Apocalipsis Maya", anunciado para el 21 de diciembre de 2012. Corno podemos constatar, el mundo no acabó, lo que además, corno se sabe, no estaba previsto, en estos términos, en ninguna tradición escrita u oral de los mayas. Aun así, a pesar del equívoco, no nos parece un despropósito vincular el nombre de los mayas a la idea de JJfin del mundo"; al fin y al cabo, no es menor el hecho de que la única fecha del calendario de origen supuestamente arnerindio que se ve incorporada a la cultura pop mundial se refiera a un apocalipsis. En verdad, la historia de los mayas . conoció varios JJfines". En primer lugar, la poderosa civilización rnesoamericana que nos legó monumentos corno Chichén Itzá, Tikal o Copán sufrió una progresiva decadencia a lo lar- HUMANOS Y TERRÍCOLAS EN LA GUERRA DE GAlA go de los siglos VII a X a.C., probablemente debida a una combinación de conflictos sociopolíticos (rebeliones y guerras) y un prolongado estrés ambiental (sequías relacionadas a períodos de El Niño, agotamiento de los suelos), que finalmente llevó al colapso de la sociedad, al abandono de todas aquellas pirámides y templos majestUosos y, muy probablemente, de la cultura científica y artística que florecía en aquellas ciudades de la selva. Primer JJfin del mundo", por lo tanto, del período precolornbino/7 que nos puede servir de ejemplo y llamado de atención frente a los procesos contemporáneos en los que la economía y la ecología entran en un colapso recíprocamente retroalirnentado, al mismo tiempo que estallan ~~eventos insurreccionales" en distintas partes del planeta. A continuación, con la invasión de América en el siglo XVI, los mayas -corno los demás pueblos del continentefueron sometidos y esclavizados, además de devastados por_ las· epidemias que trajo el invasor. 68 El genocidio de los pueblos arnerindios -el fin del mundo para ellos- fue el inicio del mundo moderno en Europa: sin la expoliación de América, Europa jamás habría dejado de ser el patio trasero de Eurasia, continente que abrigaba, durante la Edad Media", a civilizaciones inmensamente más ricas que las 11 67. ¿O tal vez solo eso que es aún más impensable que el fin del mundo, el colapso de un Estado, el fin del Estado, con la recuperación de la autodeterminación de los pueblos a él sometidos? Si, como decía Walter Benjamin, todo documento de cultura es al mismo tiempo un documento de barbarie, entonces eso se aplica también a los grandes trabajos, monumentos y conocimientos de las civilizaciones mesoamericanas y andinas. 68. He aquí lo que pensaba el gran teórico del nomos de la Tierra sobre ese proceso: "La superioridad espiritual se encontraba tan plenamente del lado europeo, y de un modo tan radical, que el Nuevo Mundo pudo ser 'tomado"'; Carl Schmitt, El nomos de la Tierra en el Derecho de Gentes del "Jus publicum europaeum", Buenos Aires, Struhart & Cía., 2005, p. 124. ¿Será un eco de la perversa formulación hegeliana, según la cual la civilización americana "tenía que sucumbir tan pronto se a~ercase a ella el espíritu"? ) D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S europeas (Bizancio, China, India, el mundo árabe). Sin el saqueo de las Américas, no existiría el capitalismo, ni hubiese existido, más tarde, la revolución industrial; por lo tanto, tal vez, tampoco existiría el Antropoceno. Este fin del mundo que alcanzó a todos los pueblos arnerindios es incluso más emblemático, en el caso de los mayas, en vista del hecho de que el libelo inaugural contra el genocidio americano proviene del puño del obispo de Chiapas, Bartolorné de las Casas, corajudo campeón de los derechos indígenas, opresor tempranamente arrepentido del brutal tratamiento que los muy católicos europeos infligían a los indios de su obispado. A pesar de todo esto, a pesar de haber pasado por sucesivos fines-del-mundo, de haberse visto reducidos a un campesinado pobre y oprimido, de tener su territorio dividido y administrado por distintos Estados nacionales (México, Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador), los mayas continúan existiendo, su población aumenta, su lengua florece, su mundo resiste, disminuido pero irredento. Pues son justamente los mayas quienes nos ofrecen, hoy, el mejor ejemplo quizás de una insurrección popular exitosa (en el sentido de no haberse transformado en otra cosa) contra el monstruo bicéfalo Estado-mercado que oprime a las minorías del planeta: el único alzamiento de un pueblo indígena de América Latina que logró mantenerse sin degenerar en otro proyecto estatal nacionalista y, lo que es por demás importante, que rápidamente dejó de apoyarse en la vieja escatología revolucionaria "marxista" (en verdad cristiana de cabo a rabo), con que Europa, por medio de sus insoportables intelectuales-clérigos, continúa queriendo controlar las luchas de liberación de los pueblos, para trazar un camino cosrnopolítico propio. Estarnos refiriéndonos, claro está, al movimiento zapatista, esa singular rebelión que es un modelo de "sustentabilidad"; sustentabilidad política también y sobre todo. Los mayas, que vivieron varios fines-del-mundo, nos muestran HUMANOS Y TERRÍCOLAS _EN LA GUERRA DE GAlA hoy cómo es posible vivir después del fin del mundo; cómo, en suma, es posible desafiar al Estado y al mercado, y hacer valer el derecho de los pueblos a la autodeterminación. Verdaderos especialistas en fines del mundo, los mayas -y todos los demás pueblos indígenas de las Américastienen mucho para enseñarnos, ahora que estarnos en el inicio de un proceso de transformación del planeta que en algo se parece a la América del siglo XVI: es un mundo invadido, arrasado y diezmado por bárbaros extranjeros. Imagínese el lector69 que esté viendo (o actuando en) una de esas películas clase B de ciencia ficción en las que la Tierra es invadida por una raza de alienígenas, que se hacen pasar por humanos para dominar el planeta y así utilizar sus recursos, porque su mundo de origen ya se agotó. En general, en esos filrns los alienígenas se alimentan de los propios humanos: de su sangre, su energía mental, o algo por el estilo. Ahora, imagine que esa historia ya sucedió. Imagine que la raza alienígena somos, en verdad, nosotros mismos. Hemos sido invadidos por una raza disfrazada de humanos, y descubrirnos que ellos ganaron: nosotros somos ellos. ¿O se tratará tal vez de dos especies de humanos, corno sugiere Latour? ¿Una alienígena y otra indígena? O tal vez sean todos y cada uno de los humanos los que estarían partidos al medio, con una mitad alienígena cohabitando con una mitad indígena dentro del mismo cuerpo; un ligero desajuste de la sensibilidad nos habría llevado a percibir esta autocolonización. De este modo, seríamos, nosotros todos, indígenas, o sea, todos terrícolas, indios invadidos por los europeos, los "humanos"; todos nosotros, inclusive, claro, los europeos (que fueron uno de los primeros pueblos terrícolas en ser invadidos). 69. Ver Eduardo Viveiros de Castro, "Desenvolvimento economico e reenvolvimento cosmopolítico: da necessidade extensiva a suficiencia intensiva", op. cit. J D A N o w S 1( I 1 V I V E I R o S Una perfecta duplicación en intensidad (¡plus intra!~, fin de las divisiones en extensión: los invasores. son los mvadidos, los colonizados son los colonizadores. Despertamos de una pesadilla incomprensible. Y, como. decía Oswald de Andrade, solamente el hombre desnudo comprenderá. EL MUNDO EN SUSPENSO ) Desear la guerra contra las guerras futuras y pasadas, la agonía contra todas las muertes, y la herida contra todas las cicatrices, en nombre del devenir y no de lo eterno. Gilles Deleuze y Félix Guattari Hablamos de tres nombres que nos guiaron en buena parte de nuestro recorrido hasta aquí, pero faltó hacer hincapié sobre un último y no menos esencial,. el de Isabelle Stengers. Hace algunos años, por lo menos desde En tiempos de catástrofes, esta filósofa viene trayendo a escena, junto c.on Latour/ la figura ambigua y compleja de Gaia, puesta como el personaje-clave para la comprensión 1. Este lo hace, creemos, desd,e su "An Attempt ata 'Compositionist Manifesto"', New Literary History, no 41, 2010, pp. 471-490. D A 1\l o w S l< I 1 V I V E I R o S del significado del "tiempo de las catástrofes" que es el nuestro. La Gaia de Stengers, sin embargo, no es la misma entidad que la Gaia de Latour. En primer lugar, ella es el nombre de un evento, la cara de la "intrusión" en nuestras historias de un tipo de "trascendencia" que nunca más podremos dejar de tener en cuenta en nuestras vidas: el horizonte cataclísmico definido por el calentamiento global antropogénico. Gaia es el evento que pone a nuestro mundo en peligro, al único mundo que nosotros tenemos, por lo tanto ... Como veremos, es justamente aquí, en este "por lo tanto", que se trata de parar para pensar, pensar en las consecuencias que pueden esperarse sacar de ese "por lo tanto" y que están estrechamente ligadas a la extensión política que debemos dar al "nosotros". Gaia es la trascendencia que responde, de modo brutalmente implacable, a la trascendencia tan indiferente como brutalmente irresponsable del capitalismo. Si el Antropoceno, en el sentido de Chakrabarty o Latour, era el nombre de un efecto que alcanzaba a todos·los habitantes del planeta, la Gaia de Stengers es el nombre de una operación, 2 esto es, del. efecto que ese efecto debe suscitar en aquellos que lo causaron: El desorden climático, y el conjunto de los procesos que envenenan la vida sobre la Tierra y que tienen como origen común aquello que · se [on] llamó desarrollo, conciernen ciertamente a todos, desde los peces hasta a los hombres, los que la habitan. Pero nombrar a Gaia es una operación que se dirige a "nosotros" [los modernos], que busca suscitar un "nosotros" en lugar del "se" [on]. 3 2. Pero también la Gaia latouriana, en cuanto theos del nuevo agenciamiento cosmológico bajo cuya bandera debe colocarse el pueblo que falta en su guerra contra los Humanos, puede ser considerada una "operación". 3. Isabelle Stengers, Une autre science est possible!, op. cit., p. 115. El MUNDO EN SUSPENSO Aquí Stengers destaca al gran divisor que durante los últimos siglos opuso a los "pueblos" que vivirían una relación onírica y fantasmática con la Tierra y a un "nosotros" que creía ser un "se" (on) impersonal, una tercera persona abstracta, punto dé vista anónimo desde donde se aprehendía la esencia real de la naturaleza, de la cual los modernos éramos atentos guardianes. "Gaia" nos concierne, entonces, ante todo a "nosotros los hombres", aquellos que se tomaron por los sabios de la humanidad y que se dieron por misión civilizar, modernizar y, sin duda, tornar lucrativos a los otros pueblos del mundo. Stengers parece estar diciendo -en una formula que cruzaría los términos de Latour y una distinción crucial de Deleuze y Guattarique es tiempo de hacer que los humanos reconozcan que no son responsables por los terrícolas,· sino responsables ante ellos. No existe negociación posible sin esa admisión; no exis~irá composición inevitable con Gaia si no nos convencemos primero de que no existe composición posible con la lógica absolutamente no civilizable del capitalismo. Tal vez más importante que esa primera diferencia de Stengers en relación a la Gaia latouriana sea aquello que es sugerido por el subtítulo de su En tiempo de catástrofes: el recordatorio de que para siempre deberemos prestar atención a Gaia y, al mismo tiempo, un llamado para que resistamos a la barbarie que viene. Tanto el verbo "resistir" como el empleo en presente del complemento qui vient pueden ser contrapuestos a la idea latouriana de que estamos frente a una guerra que puede llevarnos a la paz. Gaia, para Stengers, no es "lo que debe unir a todos· los pueblos de la Tierra", no es un nombre que genere pertenencia y unión, sino intrusión y malestar. Gaia es el llamado a resistir al Antropoceno, esto es, a aprender a vivir con él pero en contra de él, ·o sea, contra nosotros mismos. El enemigo, en suma, somos "nosotros": nosotros los humanos. Como ya había observado Latour en las conferencias· citadas, el Antropoceno marca en verdad. el fin de lo humano, y el inido ) 1 D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S de la obligación -y ahora quien habla es Stengers- "de soñar otros sueños": Mientras estemos obsesionados -sea para _promoverlo o para deconstruirlo- con el modelo ideal de un saber racional, objetivo, capaz de poner de acuerdo a todos los pueblos de la Tierra, seguiremos siendo incapaces de establecer con esos otros pueblos relaciones dignas de ese nombre. Observemos que, para Stengers, el uso de "Gaia" se mostró importante como antídoto para el concepto de Antropoceno, posición que la emparenta con autoras como Donna Haraway o Elizabeth Povinelli, para quienes el segundo concepto trae. aparejado el peligro de pasar de contrabando, por debajo de su significado de mera época geológica -cuya realidad amenazante, justamente, ninguna de las autoras pone en cuestión-, una metafísica antropocéntrica (Haraway) o incluso indebidamente biocéntrica (Povinelli), lo que daría al Horno sapiens un poder "destinal'' sobre la historia ·del planeta (poco importa -¿o tanto mejor?- que se trate de un poder destructivo), haciendo ab~tracción de las participaciones que involucran a nuestra especie con innumerables otras, pero que también se desarrollan en otra parte, esto es, en redes, lugares, escalas y dimensiones muy distantes de nuestra jurisdicción epistemológica y de nuestra imaginación tecnológica. En este sentido, la Gaia de Stengers y los conceptos de staying with the trouble o becoming with, de Haraway, así corno las "geontologías" de Povinelli inspiradas en los mundos aborígenes australianos, pueden ser definidas corno transformaciones ·innovadoras del esquema mítico de un "mundo sin humanos": ya sea en el sentido de que el mundo está él mismo, en cuanto rnultiverso atravesado por múltiples ontologías no humanas, implicado en un devenir que nos exige aprender a seguirlo; ya sea en el sentido de que los humanos deben dar lugar a esos a quienes Latour llamó 1 El MUNDO EN SUSPENSO 1 terrícolas, esto es, a todos los existentes en cuanto partes del mundo, a aquellos innumerables puntos de vista cuyo entrecruzamiento constituye el mundo, y que en cuanto tales (si es que es posible pensarlos "en cuanto tales") son expresiones rnonadológicas discordantes de un mundo que no tiene antónimo. ni antagonista, porque no es un obje- . to a la espera de un sujeto que le confiera cierta unidad sintética de una perspectiva trascendente. El mundo "sin el hombre" de ese Antropocerio vivido bajo el modo de la resistencia se encontraría así con el mundo "hecho de gente" de las cosmogonías arnerindias: las trascendencia definitiva de Gaia se vuelve indistinguible de la inmanencia antropogeornórfica originaria postulada por los "pueblos de la Pacharnarna". § Pachamama, la "madre del mundo-tiempo", es una divinidad que, al menos en principio, no poseía atributos que pudiésemos considerar típicamente "maternales", como tampoco los tenía casi ninguna de las divinidades terrestres de las culturas andinas y mesoamerJ.canas. Tras la conquista, se la fue domesticando por medio de una asimilación a la virgen María; con la Nueva Era, su imagen de "Buena Madre Tierra" se consolidó, no sin cierta perplejidad yjo adhesión metacultural (¿un pachamamismo estratégico?) por parte de los indígenas de las tierras altas del continente. El destino de la noción en el imaginario político oficial de los países andinos actuales ha sido comentado de sobra. (Para todo eso, ver el libro, riquísimo etnográficamente pero con una intención "desmitificadora" un poco incómoda, de Jacques Galinier y Antoinette Molinié, Les néo-Indiens, une religion du IIIeme millénaire). A pesar de todos los equívocos, sin embargo, una de las virtudes -admitimos que insuficiente para batallar a su favor- de la Pachamama sobre Gaia es que ella, al menos, no habla griego. Al final, se trata de un esfuerzo más por abrir espacio a los otros. No es por cierto una mera casualidad que todo el vo_cabulario movilizado por la presente crisis del planeta ) D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S N o N provenga, como esos dos últimos sustantivos (crisis, planeta), de nuestra antigua lengua mítica: Antropoceno, Gaia, catástrofe, cataclismo, apocalipsis ... .(En este punto, Bruno Latour exagera de lo lindo con su trinidad demos; nomos, theos.) Llegará el día en que el calentamiento global, habiendo alcanzado los incendiarios +8°C,. sea llamado ekpyrosis en lugar del viejo término latino "conflagración" ... Distanciándose de los "eliminativismos" fisicalistas y los dualismos "espiritualistas", pero también -¿por qué no?- de la dialéctica denominada "correlacionista", la relación entre humanidad y mundo comienza a poder ser pensada aquí como la relación que une el lado único de la banda de Moebius consigo mismo, a-saber, como figura no orientable donde la inseparabilidad del pensamiento y del ser, de lo animado y de lo inanimado, de la cultura y de la naturaleza no es semejante a la inseparabilidad lógica o formal del anverso y revers~ dé una misma moneda (¿de qué estaría hecha tal moneda, además?), sino que es, por el contrario, una consubstancialidad o unicidad completa y real, como la de la superficie de una banda de Moebius. 4 Humanidad y mundo están, literalmente, del mismo lado; la distinción entre los dos "términos" es arbitraria e intangible: si se empieza el recorrido a partir. de la humanidad (desde el pensamiento, la cultura, el lenguaje, el "adentro") se llega necesariamente al mundo (al ser, a la materia, a la naturaleza, al "gran afuera") sin cruzar ninguna frontera, y viceversa. "Pluralismo = Monismo", la formula mágica buscada por Deleuze y Guattari, se escribe también, como releída por un hechicero tardeano o un chamán amerindio, "Pampsiquismo = Materialismo". 5 4. Extrapolamos aquí a partir de una breve alusión de la Investigación de Latour. 5. Y también al ser releída por algún filósofo analítico excéntricamente El ~lUNDO EN SUSPENS( Quien está del "otro lado", esto es, quien se pretende afuera de la superficie única humanidad-mundo, es quien se ve imbuido de la misión de cortar esa banda de Moebius con la tijera modernista de la "vocación desnaturalizante de la humanidad"; estos son los enemigos. El problema, ya lo vimos, es que tales enemigos se encuentran, por lo menos en lo que concierne a los buenos viejos modos de ordenar el espectro político, tanto en la izquierda como en la derecha. Nuevamente proliferan hoy -aunque al fin y al cabo siempre fue el caso- las acusaciones recíprocas entre aquellos que se pretenden herederos del sueño político clásico que define a la izquierda, a saber, el de que "otro mundo es posible". No vamos a privarnos del placer de jugar este juego acusatorio también aquí. Si el presente ensayo pretende ser, antes que nada, una descripción inicial de lo que vemos como el gigantesco trabajo de la imaginación contemporánea para producir un pensamiento y una mitología adecuados a nuestro tiempo, eso no nos impide -no nos impidió, como ya debe quedar sobradamente claro- tomar partido por algunas versiones de estos últimos. Uno de los debates más apasionantes de la actualidad gira en torno de la velocidad de la historia y de su variación. Se trata de la discrepancia entre aquella corriente filosófica (metafísica, política, estética) que propone una economía política de la aceleración, y aquella que es par- innovador, como Galen Strawson, cuya consistente defensa de la tesis pampsiquista como corolario necesario del "realismo fisicalista" está dando que hacer a distintos defensores del materialismo, para entretenimiento de aquellos antropólogos que intentan, hace años, que la tradición filosófica hegemónica tome en serio el animismo y el pampsiquismo -recuperados del basurero de la historia de la filosofía-, aceptándolos como posiciones metafísicas cada vez más preñadas de futuro; ver Galen Strawson, Anthony Freeman et al., Consciousness and its Place in Nature. Does Physicalism Entail Panpsychism?, Exeter/Charlottesville, Imprint Academic, 2006. ) "e C' tidaria de una ecología política la desaceleración (ralentissement), sobre el cual ha insistido Isabelle Stengers cada vez más, y que se desdobla en los temas,· comunes a ella y a Latour, de la Nhesitación", de la "atención", de la "diplomacia" y de la necesidad de "hacer lugar para los otros" [{aire la place aux a u tres]. 6 En el primer manifiesto aceleracionista, ya citado más arriba, 7 los autores hacen una observación que nos pél.rece de suma importancia: Creemos que la división más importante en la izquierda de hoy se da entre los que se atienen a una política folle, acción directa y horizontalismo intransigente, y los que conforman una política que podríamos llamar aceleracionista, sin subir de abstrac8 ción, complejidad, globalidad y tecnología. Por nuestra parte, nosotros también creemos que el diagnósti,co ·es correcto, grosso modo: en efecto, es esta la fractura más importante de la "izquierda". Lo que, sin duda, no consideramos para nada correcto es el obviojuicio de valor contenido en el párrafo, y desarrollado en el manifiesto, según el cual la primera opción, caracterizada peyorativamente como "política folk", localista, etc., se 6. Estos tenias, en particular aquel de la hesitación, acercan a los dos filósofos a una antropóloga como Marilyn Strathern. Ellos configuran lo que podríamos denominar correlato ético-afectual de la. operación de "delegación ontológica", en el sentido que le confirió Gildas Salmon en su brillante intervención en un coloquio de Cérisy, "De la délégation ontologique: naissance de l'anthropologie néo-classique", Coloquio "Métaphysiques comparées", Cérisy, 2013. 7. Decimos el primero porque ya existe una nueva versión, que repite los mismos puntos; ver Nick Srnicek, Alex Williams y Armen Avanessian, "#Accelerationism: remembering the future", Critical Legal Thinking, 10 de febrero de2014, disponible en criticallegalthinking.com. 8. Alex Williams y Nick Srnicek, "Manifiesto por una política aceleracionista", op. cit., p. 39. EL MUNDO EN SUSPENSO ve como retrógrada y preservacionista, mientras que la segunda sería la única capaz de conducirnos al paraíso postindustrial, donde las lanzaderas 9 no solo trabajarán solas sino también, aparentemente, sin ningunas externalidades concretas; a fin de cuentas, la época se define por .la abstracción. La tecnología proveerá. Como ya dijimos, nos parece que es precisamente esa "política aceleracionista", explícitamente inspiradá por la escatología eurocéntrica del Progreso, la que se muestra nostálgica de un pasado racionalista, imperialista y triunfalista -"la izquierda debe r:econectarse con sus raíces en las Luces", dice la nueva versión del manifiesto-, y que la persistencia de su fe en las virtudes liberadoras de la "automatización" y del progreso técnico en general implica un gigantesco "punto" ciego, situado bien en el centro de su visión futurológica: la intrusión de Gaia, justamente. Los manifiestos insisten sobre las virtudes de la aceleración tecnológica sin decir palabra sobre las condiciones materiales -energéticas, ambientales, geopolíticas, etc.de tal proceso, que según los autores conduciría "automáticamente" a la reducción de la jornada laboral (¿también en Bangladesh?, ¿cuándo?), el aumento de las horas de ocio (¡la sociedad del espectáculo sale del clóset!), 10 la renta universal, etc.: Contra aquellos que, a lo largo del todo el espectro político, se deleitan con la fantasía de soluciones locales, de pequeña escala, 9. Alusión a lo formulado por Aristóteles respecto a la esclavitud: "Si cada instrumento pudiese, en virtud de una orden recibida o, si se quiere, adivinada, trabajar por sí mismo, [... ) si las lanzaderas tejiesen por sí mismas; [ ... ] los empresarios prescindirían de los operarios y los señores de los esclavos"; Política, Buenos Aires, Espasa Calpe, 1941. [N. del T.] 10. Sobre el "modo de producción cinemática", ver Jonathan Beller, The Cinematic Mode of Production. Attehtion Economy and the Sodety of the Spectacle, Lebanon, Dartmouth College Press/University Press of New England, 2006. ) LO o N para nuestras muchas crisis, [la situación] requiere que sometamos nuestro mundo complejo, abstracto y multiescalar a una reingeniería, sin buscar simplificarlo mediante .algún esquema preconcebido. En vez de soluciones políticas folle, deberíamos estar luchando por la automatización integral del trabajo; la reducción 11 del número de días hábiles, y por la renta bási~a universal.- La otra aceleración, a saber, aquella que se refiere a los procesos de adelantamiento de los valores críticos de los parámetros ambientales (¿cuándo llegaremos a +4°C, que tal vez sean +6°C u +8°C?, ¿cuándo se llegará al fin de los stocks de pesca?, ¿cuándo se transformará la selva amazónica en una sabana seca de fácil combustión?, ¿cuántos millones de ·refugiados climáticos tendrán que invadir la Fortaleza Europa?), 12 recibe como máximo una mención que orilla la frivolidad, por no decir un puro y simple negacionismo: "Hoy en día, es de sentido común presumir que el cambio climático y sus efectos van a de:.. vastar el ambiente ... ". 13 Como diría St~ngers, "nuestros sueños de liberación nos enfrentan unos a otros". En efecto ... No deja de ser curioso 11. Nick Srnicek, Alex Williams y Armen Avanessian, "#Accelerationism: remembering the future", op. cit. Contra las improvisadas soluciones del pensador salvaje, que opera con lo que tiene a mano, resignificando incan-. sable el mundo dentro de los límites -a partir de los límites- del mundo realmente existente, el ingeniero político aceleracionista (que a duras penas dudará frente a las extravagantes promesas de la geoingeniería propiamente dicha) pretende así crear el mundo ideal por medio del poder racional del concepto. Resulta claro, por lo tanto, lo que está en juego en la confrontación (ver Claude Lévi-Strauss, El pensamiento salvaje, México, FCE, 1964). 12. Nótese que no estamos preguntando si esas cosas van a suceder, porque ya están sucediendo. Solo preguntamos cuándo se volverán tan evidentes que los manifiestos futurológicos del futuro tengan que volverse un poco más -cómo decirlo ... - atentos a su presente. 13. Nick Srnicek, Alex Williams y Armen Avanessian, "#Accelerationism: remembering the future", op. cit.; el subrayado es nuestro. EL MUNDO EN SUSPENSO observar que los aceleracionistas, que se jactan de haberse inspirado principalmente en un pasaje de El anti Edipo sobre la necesidad de un tensionamiento explosivo del capitalismo en dirección a una desterritorialización todavía mayor y una absoluta decodificación de los flujos, hayan al mismo tiempo optado por una concepción inequívocamente mayor y mayoritaria de la política, de la economía y, sobre todo, de los destinatarios virtuales de su mensaje. Sus discursos, en general, no movilizan ninguna categoría sociopolítica que no sea "el capitalismo", "el trabajador", "la civilización global", "la humanidad", "las masas". La existencia y la resistencia de otros colectivos por fuera del circuito narcisista del "nosotros" es ignorada (o tal vez clasificada bajo la categoría de "folk"); acaso porque, según entienden los aceleracionistas, la alteridad haya desaparecido de la faz de la tierra, y tales pueblos ya no existan como polos de articulación de otros "nosotros", o quizás porque, de cualquier forma, lo que de ellos resta perecerá en las llamas de la conflagración redentora que "nos" precipitará en dirección al milenio poscapitalista. El abrumador privilegio de la democracia-como-proceso debe ser dejado atrás. La fetichización de la apertura, la horizontalidad y la inclusión de gran parte de la izquierda "radical" contemporánea sientan las bases de la ineficacia. El secretismo, la verticalidad y la exclusión también tienen su lugar (aunque, claro, no de 14 naturaleza exclusiva). en la acción política efectiva. 14. Alex Williams y Nick Srnicek, "Manifiesto por una política aceleracionista", op. cit., pp. 43-44. La admisión inconveniente del carácter "fetichista" de las libertades democráticas sugiere que su suspensión es vista como condición para una "acción política" que permitirá al Hamo sapiens expandirse "más allá de los límites del planeta y de nuestras formas corporales inmediatas" (¡sic!; íbid., p. 47). La impresión que se tiene es que los autores ocultan mal su terror metafisico frente a la situación terrestre y mortal de la especie bajo una capa de optimismo autoritario, casi histérico. ) D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S 00 o N Con esta política vanguardista medio illuminati de "exclusión no exclusiva", los autores de los manifiestos aceleracionistas no solo guardan silencio acerca de todos aquellos numerosos colectivos-sujeto que permanecen otros, aquellos pueblos para los cuales la subsunción real universal todavía no se transformó en una sumisión moral incondicional, sino que demuestran también un olvido, a fin de cuentas completamente humanista, de las innumerables entidades, linajes y sociedades no humanas que constituyen el planeta. ¿Acaso habr~a animales aceleracionistas, fuera de aquellos que esperan su hora en los mataderos y en las fábricas de extracción de leche o de huevos? No lo creernos. A la inversa, constatamos la abundante existencia, en este vasto mundo, de máquinas fo lk lentas pero muy eficaces, que funcionan de manera completamente "local" (incluso la famosa máquina universal de Alan Turing y John Van Neurnann necesita "realizarse" materialmente, por lo tanto localmente, para funcionar). Que ellas no son ni de lejos suficientes para sustentar los procesos sociotécnicos corrientes; de eso no tenernos la menor duda. La cuestión es saber si ellas son, por imperativos de otro orden -aquellos, precisamente, que se encuentran reunidos bajo el nombre de Gaia-, cada vez más viables, cada vez más indispensables, y si no· se encuentran cada vez más adelante que atrás nuestro. 15 15. Para una crítica bien argumentada de la idea tan repetida de que un refinamiento cada vez más grande de la tecnología "de punta" (la "alta tecnología") vendría a sacarnos de la crisis, ver Philippe Bihouix, L'iige des low tech. Vers une civilisation techniquement soútenable, París, Seuil, 2014. El autor propone, en cambio, la tesis "iconoclasta" de que necesitamos con urgencia orientarnos "hacia una sociedad [ ... ] basada en bajas tecnologías, sin duda más rígidas y básicas, tal vez un poco menos eficientes, pero nítidamente más económicas en recursos y controlables localmente" (ibíd., p. 10). Esto no deja de recordarnos a la frase de Oswald de Andrade, respecto de que la antropofagia es el "único sistema capaz de resistir cuando se acabe en el mundo la tinta de escribir". El MUNDO EN SUSPENSO Los aceleracionistas, en fin, pretenden que una conciliación con el capitalismo lleve a trascenderlo, quieren ser, por así decir, más astutos que él, de modo de poder escapar a su poder propiamente espiritual de captura (hechizo, vampirismo, zornbificación). 16 El problema, si seguirnos la argumentación de Stengers, es que no tiene sentido conciliarse con el capitalismo, solo luchar contra él. Al contrario, contra Gaia -un agenciarniento material indiferente antes que un poder espiritual maligno- no tiene ningún sentido luchar, sino solo, aquí sí, conciliarse, porque su trascendencia intrusiva, de ahora en adelante, ha tornado ridículas las versiones épicas o heroicas de la historia humana, obligándonos a pensar esta situación inédita en la modernidad que es la ausencia de elección: Y tal vez la primera prueba de fuego sea el abandono sin nostalgia de la herencia de un siglo XIX fascinado por el progreso de las ciencias y las técnicas, con la ruptura, del lazo establecido en aquella época entre emancipación y aquello que llamaré versión "épica" del materialismo, una versión_que tiende a substituir la fábula del hombre "creado para dominar la naturaleza" por la epopeya de una conquista de esa misma naturaleza por medio del trabajo humano. Definición conceptual seductora, pero que implica una apuesta por una naturaleza "estable", disponible . t a. 17 para esa conqms La aspiración siempre legítima (¿cómo no?) a la "emancipación" debe ser radicalmente desvinculada del machismo antropológico implícito en la idea de una conquista épica de la naturaleza, así corno de los sentidos que el siglo XIX atribuyó a la noción de "progreso", sentidos que 16. Ver Isabelle Stengers y Philippe Pignarre, La brujería capitalista, Buenos Aires, Hekht, 2018. 17. Isabelle Stengers, En tiempos de catástrofes, op. cit. D A N o w S J( I 1 V I V los aceleracionistas, como nostálgicos incorregibles, quieren preservar. Al pensar el mundo como trascendentalmente heterogéneó al hombre, los modernos lo .pensaron empíricamente como "gratuito", como cosa infinitamente apropiable e inagotable. El costo material de la libertad no se les pasó por la cabeza; tal vez pensasen que bastaba con cortar las de algunos capitalistas ... Como observó Chakrabarty, mientras tanto, en "The Climate of History", E I R o S o ,...., N Ninguna discusión sobre la libertad, desde el período de las Luces hasta el presente, tuvo en cuenta la capacidad de agencia geológica que los seres humanos estaban adquiriendo al mismo tiempo que iban conquistando su libertad, ni tampoco el hecho de que los dos procesos estaban íntimamente ligados. Los filósofos de la libertad se preocupaban ante todo -y de forma muy comprensible- por la cuestión de cómo los humanos podrían escapar de la injusticia, la opresión, la desigualdad o incluso de la uniformidad que otros humanos o_ sistemas de factura humana les imponían. [ ... ] El período que tengo en mente, de 17SO al presente, fue también el período en el que los seres humanos pasaron del uso de· la leña y otros combustibles renovables al uso en gran escala de combustibles fósiles (primero el carbón, luego el petróleo y el gas). La mansión de las libertades modernas se asienta sobre un consumo permanentemente creciente de combustibles fósiles. La mayoría de nuestras libertades, hasta ahora, dependió del uso intensivo de energía. He aquí por qué el nombre de Gaia es una provocación antimodernista, una forma de poner al desnudo la posición "cuasi negacionista" (como dice Stengers) de los portavoces de la "aceleración por izquierda"; o sea, de esa posición que Badiou calificaba curiosamente de "afirmacionista", que teme que la intrusión de Gaia pertur- · be el sueño de la perfecta libertad, la libertad resultante del dominio prometeico capaz de llevarnos a un estado antológicamente desencarnado, a una transfiguración El MUNDO EN SUSPENSO tecno-angelical. Cabe preguntar entonces, quién es el que anda fumando opio en estos últimos tiempos. . Por último, pasemos brevemente sobre la cuestión de la urgencia, o en otras palabras, de la rapidez que se impone a la acción en el presente, en,vista de lo ya acontecido en el pasado. Vimos que Stengers dudaba justamente frente a las consecuencias (el por lo tanto ... ) que se deben sacar del hecho de que Gaia es una amenaza urgente y global. El sentido de urgencia se deja convertir con facilidad, piensa ella, en una macropolítica de unificación prematura y autoritaria del mundo y del anthropos. La posibilidad que la autora teme es que las ciencias, en particular, sean movilizadas una vez más para legitimar una especie de "ecología de guerra", un estado de excepción decretado por alguna instancia supranacional, por supuesto bajo el control del establishment geopolítico, que venga a acoplar de modo todavía más firme la investigación científica contemporánea a la máquina devoradora de energía que mueve a la economía planetaria; más allá o por detrás, dicho sea de paso, de los ~ueños de la universalización liberadora que sería promovida por el advenimiento de una "economía inmaterial". Apelar a la urgencia podría sencillamente venir a enmascarar un prodigioso florecimiento del evangelio satánico del "desarrollo" (ahora verde, sustentable, de alta inversión de capital cognitivo y material, claro está), 18 con el '· 18. La utilización creciente de las "energías renovables" o no contaminantes (energía eólica, solar, mareas, y aquellas fuentes mucho más controvertidas como la hidroelectricidad obtenida por el represamiento de cuencas fluviales enteras -con deforestación en gran escala y desplazamiento de poblaciones-, la conversión de tierras agrícolas para la producción de biocombustibles y, desde ya, la energía nuclear) se revela, infeliz pero previsiblemente, más como un suplemento que como un sustituto para el uso de combustibles fósiles de efecto invernadero. El fraccionamiento hidráulico y la perforació~ en aguas profundas (en breve en el Ártico) marchan · a toda velocidad y se expanden por todas partes, al mismo tiempo que se construyen ambiciosos dispositivos de captación de energía solar o eólica. ,...., ,...., N D A N O· w S 1< I 1 V I V E I R o S N ,-1 N mercado apoyado por los decretos y los ejércitos de un Estado mundial, por medio de la imposición de un silenciarniento político todavía más absoluto a todos aquellos--pueblos, personas, países- que sufrirán las "consecuencias infelices pero necesarias" de ·las decisiones tornadas en nombre de la urgencia. Stengers advierte: ''Es evidentemente legítimo experimentar el sentimiento de urgencia, pero lo peligroso es dejar de lado, en nombre de la urgencia, la cuestión de lo que sucederá cuando esa urgencia sea finalmente reconocida". Por eso es que insiste tanto -y con justa razón- sobre la "desaceleración cosrnopolítica" del proceso político, que nos parece el correlato o inclusive la condiCión de una no menos obligatoria (¡y ·urgente!) frenada de la economía mundial (o para decirlo mejor, de una redistribución radical de las tasas de "<::recimiento" legítimamente objetivadas -o no- por las diferentes economías nacionales), de una reorientación profunda del modelo de evolución tecnológica de las "fuerzas pr_odrictivas", y de una apertura dialógica amplia, una conversación literalmente diplomática entre los pueblos humanos y no-humanos que observan ansiosos la llegada de las consecuencias implacables de la irresponsabilidad de los modernos. Ese ralentissement, esa desaceleración cosrnopolítica, dice Stengers, "pertenece al mismo mundo que inventó la política corno una cuestión exclusivamente humana" (ya vimos que este no es el caso de muchos otros mundos "humanos" que la antropología reveló), Y, aunque sea muy improbable que los proyectos de geoingeniería hoy concebibles lleguen a funcionar -en el sentido de estabilizar el sistema climático-, y sobre todo que lo hagan sin causar enormes daños colaterales, su mera idea (pues aún se encuentran en estadio de "plan B", por lo menos a nivel de los acuerdos internacionales) puede estar contribuyendo para proporcionar argumentos a favor del mantenimiento del presente padrón de emisiones de co 2 • Ver Daniel Tanuro, "The specter of geoengineering haunts the París Climate Agreement", Climate and Capitalism, 25 enero de 2016, disponible en climateandcapitalism.com. El MUNDO EN SUSPENSO y por lo tanto "responde a un problema que es nuestro, a las consecuencias atroces que la realización de Gaia podría suscitar, en caso de que tal respuesta se produzca bajo el modo de la urgencia". 19 Reconozcamos que, de cualquier forma, los humanos (en el sentido de La tour) ya perdieron la guerra; su mundo ya acabó. Los terrícolas, en cambio, no pueden perder la guerra; en los dos sentidos, imperativo y constativo, de este "no poder". Resta ver cuántos humanos (en el sentido de Linneo) quedarán en el campo terrícola, en las décadas por venir. CREER EN EL MUNDO Un topos que se repite con curiosa frecuencia en los discursos sobre la crisis ambiental, tanto entre aquellos que ponderan los caminos para enfrentar la catástrofe que ya está entre nosotros, como entre quienes creen (los aceleracionistas de izquierda y de derecha) en la inminente precipitación hacia una nueva fase ontológica, corno también, por último, entre los adeptos al business as usual y el drill, baby, drill, es el de que "la historia no va hacia atrás", que "no podemos volver a la Edad de Piedra" (o a la Edad Media, al momento adánico, etc.). ¿Por qué tantos, de un lado y del otro (y del otro ... ) parecen estar de acuerdo al menos sobre este punto, sobre que "no se puede ir hacia atrás"? Visto que aquí no se está discutiendo la palpitante cuestión física del sentido de la "flecha del tiempo", y que es más que obvio que no se puede ir cronológicamente hacia atrás (por lo menos según la vulgata ontológica en vigor, que no vernos motivo para cuestionar en este contexto), cabe 19. Isabelle Stengers, Une autre science est possible!, op. cit., p. 141; el subrayado es nuestro. M ,-1 N D A N o w S J( I 1 V I V E I R o S preguntar: ¿qué hay de no obvio en esa frase tan repetida; qué la vuelve tan atrayente, o mejor, qué hace que sea tan ofensivo cuestionar su pertinencia? Tenernos dos cosas para decir sobre esto, para finalizar nuestra incursión en las mitologías actúales sobre los fines del mundo y de la humanidad. En primer lugar, que la incapacidad para cumplir el duelo de lo que ya está muerto es terrible; más precisamente, es mortal. Cada día que pasa vernos confirmada la impresión de· que ya estarnos viviendo, y cada vez más, en un mundo disminuido al extremo. Corno dijimos antes, es muy probable que, en breve, reducir la escala de nuestras proezas y ambiciones no será solo una opción. En segundo lugar, eso no significa que estemos aquí simplemente para constatar que el mundo ya acabó, está acabando o vaya a acabar. Existen muchos mundos en el mundo. 20 Decíamos hace poco que tenernos mucho que aprender de esos pueblos menores que resisten en un mundo empobrecido, en un mundo que ya ni siquiera es el suyo. Recordemos una vez más, la fragilidad y transparencia de la cabañita de la Aunt Steelbreaker en Melancolía, de Lars von Trier. Tal vez nada parezca más inútil y patético que ese abrigo puramente formal, ese precario esbozo de tipi indígena, y el pequeño ritual que se desarrolla allí durante algunos segundos. Sin embargo, eso que transcurre allí, mucho más que un "mero" ritual inútil y desesperado, es 20. "Advirtiendo contra la tentación de tratar este mundo de cohabitación como una simple unidad o una pérdida de diferencia, Derrida insiste que realmente no se puede afirmar 'que el mundo es una sola y misma cosa' para dos seres humanos, menos aún para animales y humanos. [ ... ] Dentro del mundo de cohabitación, dirá Derrida, existe siempre más de un mundo"; Sean Gastan, The Concept of World from Kant to Derrida, op. cit., p. 132. La frase de Derrida citada por Gastan se encuentra en Jacques Derrida, La bestia y el soberano. Volumen II (2002-2003), Buenos Aires, Manantial, 2011, p. 323. .,' EL MUNDO EN SUSPENSO un bricolage magistral, una solución de emergenc~a, un concepto-objeto salvaje que expresa una percepción aguda de la naturaleza esencialmente técnica, tecnológiCa, del gesto ritual eficaz; la cabaña es, en aquel momento, lo único capaz de transformar el efecto ineludible del choque (el por lo tanto ... de Stengers) en un acontecimiento, en el sentido que Deleuze y Guattari otorgan a ese concepto: "la parte en todo lo que se sucede de lo que escapa a su propia actuali21 zación". Allí, en aquella cabaña .casi puramente virtual, se vuelven indistinguibles el interior y el exterior, y confluyen el pasado, el presente y el futuro, corno en la máquina del tiempo del libro homónimo de H.G. Wells (otro gran mito sobre los hombres sin mundo del futuro). Mejor aun, en la cabaña, lo que pasa es una operación de desaceleración que permite extraer la dimensión paradójica del tiempo, suscitar un cambio en el orden del sentido, "tal corno el tiempo se interrumpe para reanudar en otro plano". 22 Tiempo muerto, corno el de El caballo de Turfn, donde nada pasa, pero por donde pasa la carreta de los gitanos, en un plano completamente otro (Crisipo: "dices un carro, luego un carro pasa por tu boca"), 23 el plano del acontecimiento y del devenir. Así corno ya tuvimos un día horror a lo vacuo, hoy sentirnos repugnancia al pensar en la desaceleración, en el regreso, en el retroceso, 24 en la limitación, el frenado, el decrecimiento, el descenso ... en la suficiencia. Cualquier cosa que recuerde alguno de esos movimientos en busca de una suficiencia intensiva de mundo (más que en un adelantamiento épico de "límites" en busca de un hipermundo) 21. Gilles Deleuze y Féliz Guattari, ¿Qué es lafilosofía?, op. cit., p. 157. 22. Fran¡;;ois Zourabichvili, El vocabulario de Deleuze, Buenos Aires, Atuel, 2007, p. 22. 23. Gilles Deleuze, Lógica del sentido, Bimelona, Paidós, 2005, p. 35. 24. Sobre un retroceso asaz real, ver Brad Plumer, "Should we try to fight rising sea levels - or retreat from the coasts?", Vox, 22 de mayo de 2014, disponible en vox.com. Ln ,--! N D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S es rápidamente acusada de localismo ingenuo, primitivismo, irracionalismo, mala conciencia, sentimiento de culpa o incluso, sin tapujos, de inclinación fadstoide. 25 Para casi todas las formas asumidas por el pensamiento hoy dominante entre ~'nosotros", solo una dirección es pensable y deseable: la que lleva de lo ~'negativo" a lo ~'positivo", del menos al más, de la posesión de poco a la propiedad de mucho, de la ~'técnica de subsistencia" a la ~'tecnología de punta", del nómade paleolítico al ciudadano cosmopolita moderno, del indio salvaje al trabajador civilizado. 26 Así, en todas las ocasiones en que comunidades campesinas ~'en vías de modernización" han deCidido volver a ser indígenas, demostrando frerite a la justicia su continuidad histórica con pueblos nativos oficialmente extintos como tantas poblaciones rurales lo vienen haciendo en Brasil desde la promulgación de la Constitución de 1998 -la cual dio derechos colectivos de posesión de la tierra a los indios y desce1:1.dientes de esclavos implantados en el campo-, la escandalizada y furibunda reacción de las clases dominantes ha sido un espectáculo imperdible. Lamentable:r_nente, no se puede considerar gracioso por mucho tiempo a quien continúa con el látigo en la mano; la furia, sumada a la codicia, de los que necesitan de la inexistencia de la alteridad, se viene traduciendo en una concertada ofensiva -por vías legales e ilegales, tanto legislativas como 25. La genial lección de Winnicott sobre la gaod enough mother; la madre lo suficientemente buena para criar un hijo normal (si fuese "demasiado buena" el hijo no sería suficientemente normal), parece no haber llegado a los oídos de aquellos a quienes inquieta en qué tipo de mundo nosotros queremos, y podremos, vivir. Para la idea de una "suficiencia intensiva", ver Eduardo Viveiros de Castro, "Desenvolvimento econ6mico e reenvolvimento cosmopolitico: da necessidade extensiva a suficiencia intensiva", op. cit., y también Anne Ryan, Enough Is Plenty. Public and Private Polides jor the 21st Century, Winchester, Zero Books, 2009. 26. Déborah Danowski, "Karacrrpo<pr'¡, o fim e o comec;o", coloquio terraterra, Río de Janeiro, 2012. . EL MUNDO EN SUSPENSO criminales- de los grandes propietarios rurales -y de sus socios, y sus clientes, y sus patrones- contra los indios y demás pueblos tradicionales del país. . Así se da, pues, que solo es posible (y deseable) para un individuo o comunidad dejar de ser indio; es imposible (y repulsivo) volver a ser indio: ¿cómo alguien puede desear el atraso como futuro? Bien, tal vez el escándalo tenga su razón de ser; quizás sea imposible volver históricamente a ser indio, pero es perfectamente posible y, más que eso, está efectivamente dándose, un devenir indio, tanto local como global, particular como general, un incesante redevenir indio que va tomando por asalto a importantes sectores de la ~'población" brasileña de un modo completamente inesperado. Este es uno de los acontecimientos políticos más importantes del que se tenga noticia en Brasil hoy, y que va contaminando lentamente a muchos otros pueblos brasileños más allá de los pueblos indígenas. Brasil es una gigantesca Aldea Maracaná; aquí todo el mundo es indio, excepto quien no lo es. Y todos sabemos bien quiénes son los que no lo son, y dónde están. 27 Es en este sentido, finalmente, que los indios, el~'pue­ blo de la Pachamama" para hablar en el modo gentilmente irónico de Latour, aunque no son los únicos terrícolas, sin duda tienen pleno derecho de compartir tal título. Los 27. La izquierda tradicional, hasta hace poco aliada de las "élites" que nos gobiernan, solo logra ver (siempre solo logró" ver) en el indio un tipo de "pobre", un futuro miembro de la clase trabajadora destinada a la emancipación. Es tiempo de imaginar al "pobre" desde la posición estructural del indio -después de todo, la matriz étnica y vastas porciones del inconsciente cultural de la población pobre de Brasil son de origen predominantemente indígena y africano-, esto es, como alguien a quien no se trata de liberar, de mejorar, de transformar en una versión "menos pobre" de nosotros mismos, y a la vez acompañar y testimoniar su transformación autodeterminada en otra cosa que nosotros mismos, en otro pueblo; el pueblo, finalmente, que Darcy Ribeiro tan bellamente soñó como "el pueblo brasileño", pueblo por venir, si es que jamás hubo uno que lo fuese y adviniese. D A N o w S 1< I 1 V I V E I R o S ,...., C() N pueblos autóctonos del continente americano -los colectivos humanos y no-humanos cuya historia se remonta a milenios antes del choque ·con el planeta Mercancía- son solo una pequeña parte de la resistencia terrícola contemporánea, ese amplio movimiento clandestino que recién comienza a hacerse visible en el planeta invadido· por los modernos: en África, en Oceanía, en Mongolia, en los callejones, los sótanos y los terrenos baldíos de la fortaleza Europa. En verdad, no están en posición de liderar ningún combate final, ninguna Armagedón cosmopolítica; y sería ridículo imaginarlos como la semilla de una nueva mayoría. No esperemos sobre todo que ellos, si pudiesen, corran a salvarnos -a redimirnos o justificarnos-, a nosotros los "humanos" que hace cinco siglos que los perseguimos implacables. Cansados de una larga historia de pérfidas y sucesivas traiciones, tal vez no se dispongan a "negociar" ninguna paz cosmopolítica, y nos manden merecidamente al diablo. De cualquier modo, más allá del hecho de que ellos continúan siendo un componente crucial de. la megacultura popular de las tres Américas, y por tanto capaces de originar poderosas e inesperadas líneas de fuga de impacto mundial, una cosa es cierta: los colectivos amerindios, con sus poblaciones comparativamente modestas, sus tecnologías relativamente simples pero abiertas a agenciamientos sincréticos de alta intensidad, son una "figuración del futuro" / 8 no una sobrevivencia del pasado. En verdad, como maestros del bricolage tecnoprimitivista y de la metamorfosis político-metafísica, ellos son una de las posibles chances de subsistencia del futuro. 29 28. Stine Knzlijer, "Figurations of the Future: on the form and temporality of protests among left radical activists in Europe", Social Analysis, vol. 54, n° 3, 2010, pp. 139-152. 29. "Nosotros debemos darle al presente el poder de resistir al pasado. Esto significa también revitalizar el pasado, darle el poder de escapar de su clasificación como piute de la historia progresiva que lo lleva a EL MUNDO EN SUSPENSO Hablar del fin del mundo es hablar de la necesidad de imaginar, antes que un nuevo mundo en el lugar de este mundo presente nuestro, un nuevo ·pueblo; el pueblo que falta. Un pueblo que crea en el mundo que deberá crear con lo que le dejamos de mundo. Y concluyamos con Gilles Deleuze, ese sobrino uterino de Oswald de Andrade: L.o que más falta nos hace es creer en el mundo, así como suscitar acontecimientos, aunque sean mínimos, que escapen al control, hacer nacer nuevos espacio-tiempos, aunque su superficie o su volumen sean reducidos. Esto es lo que usted llama píelas. La capacidad de resistencia o, al contrario, la sumisión a un control, se deciden en el curso de cada tentativa. Necesitamos al . t•1empo creac10n . ' y pue bl o. 30 mismo '1 'nosotros"'; Isabelle Stengers, Une autre science est possible!, op. cit., p. 180, el subrayado es nuestro. Ver también Marilyn Strathern, Property, Substance and Effect. Anthropological Essays on Persons and Things, Londres, Athione Press, 1999, p. 246: "Bajo ciertos aspectos, las sociedades melanesias 'tradicionales' se sitúan mucho más cómodamente en algunas de las visiones que se han vuelto posibles por los desarrollos socioeconómicos ocurridos en Europa desde los años ochenta, que en los mundos del comienzo y mediados del siglo XX". Pero ver, sobre todo, la poderosa reflexión que se va construyendo sobre el concepto político-metafísico de Antropofagia (y sobre uno de sus componentes, la antropológicamente subversiva ciencia de la "Errática") que le debemos a Oswald de Andrade, el nombre filosófico más importante del modernismo brasileño, por parte de Alexandre Nodari y otros pensadores latinoamericanos contemporáneos, reflexión sobre la cual, por desgracia, no nos podemos extender aquí, pero que nos parece indispensable para que el sentido del presente ensayo pueda, literalmente, extenderse. 30. Gilles Deleuze, Futur antérieur, no 1, primavera de 1990, entrevista con Toni Negri, en Conversaciones, Valencia, Pre-Textos, 1995. fU\UROS PRÓXlMOS la corriente de eventos que conforman nuestra vida cotidiana adquirió en el último tiempo un nuevo y exótico tono. Cada vez con más frecuencia nos. sorprendemos desenvolviéndonos en escenarios cuyas características parecen pertenecer más al mundo de La ciencia ficción que a Lo que habitualmente interpretamos como realidad, y cuyas claves de comprensión parecieran venir a nosotros desde La proximidad de un futuro inminente antes que del pasado. EL modo en que el.trabajo y el consumo abandonaron su Lugar y tiempo tradicionales para colonizar la totalidad de nuestras vidas, incluyendo aquellos momentos más íntimos y solitarios; el hecho de que la abrumadora mayoría de las preguntas que te hacemos al mundo tienda a resolverse en la superficie de contacto entre la yema de nuestros dedos y el teclado de nuestras computadoras; La inquietante mutación de la subjetividad en un perfil que cotidianamente rediseñamos y compartimos con Los demás, y tantas otras manifestaciones del presente, nos invitan a reconsiderar Las categorías con las que tradicionalmente pensamos a la sociedad, la política y el arte, y a crear nuevos conceptos allí donde aquellas hayan entrado en una suerte de desfasaje teórico respecto de los fenómenos que intentamos comprender. EL propósito de nuestra colección de nuevos ensayos, Futuros Próximos, es promover una escritura experienciat y cargada de afecto que extraiga sus formas de la íntima proximidad que mantiene con su objeto. Un tipo de crítica cultural expandida, de cualidad elástica, con flexibilidad para recibir materiales de fuentes diversas como La teoría política y la música pop, la filosofía y la cultura digital, el pensamiento sobre La técnica y Las artes visuales, con el objetivo de elaborar un repertorio de recursos criticas que nos ayude a leer Las transformaciones del mundo que nos rodea. Y, por sobre todas las cosas, a sobrevivir en él.