SACERDOCIO Y SACRIFICIO EN LOS PADRES POSTNICENOS GRIEGOS El presente trabajo está tomado de la voz Sacerdocio-Sacrificio nei Padri dei secoli IV-VI, del Dizionario di Spiritualità Biblio-Patristica. En particular del tercer artículo que lleva por título Sacerdozio e sacrificio nei Padri postniceni greci e latini de Vittorino Grossi. Se pretende explicar el contenido de los conceptos de sacerdocio y sacrificio en los autores de esta época que se consideran como los cimientos y contribuyen al desarrollo de la teología sacerdotal posterior. La Tradición prenicena La concepción del sacrificio y del sacerdocio antes que el cristianismo fuera permitido en el Imperio Romano estaba profundamente unido a la noción de “culto espiritual”. Es decir, los cristianos que vivían las persecuciones no ofrecían cosas materiales ni tenían lugares sagrados fijos para la celebración del culto. Se consideraban ellos mismos las piedras vivas del templo fundado sobre Jesucristo en consonancia con lo que afirma san Pablo, san Pedro y san Juan (1 Co 3,9ss; 1 Pe 2,1ss; Jn 2,16ss). Esto cambiará cuando el cristianismo no sea ilegal en el imperio. En este tiempo surge la figura de Orígenes que, en su Homilía sobre el Levítico, retoma la ritualidad judaica aplicándola a Jesucristo como Sumo Pontífice y hace una lectura de la encarnación en clave de sacrificio expiatorio para todo el año como lo planteaba la tradición del rito hebreo. Desde la perspectiva origeniana y en continuidad con lo presentado en la teología paulina, los cristianos son las piedras vivas de la construcción del templo y del altar edificado por Cristo sobre el cual se ofrece el sacrificio. Toca a Orígenes argumentar por qué los cristianos no pueden enrolarse en el ejército, incumpliendo las leyes del Imperio de velar por el bien común. Para ello, se sirve de la ley que exenta a los sacerdotes a prestar este servicio y traslada la noción de sacerdocio a todos los cristianos. Eusebio de Cesarea La época en la que se desarrollan los escritos de Eusebio corresponde a la transición que experimentan los cristianos de un ambiente de persecución, ilegalidad y martirio a la así llamada paz constantiniana. Una de las acciones que marcarán este momento es el permiso por parte del imperio para poder realizar los cultos de manera pública y la construcción de los templos para las asambleas cristianas. En su Historia Eclesiástica, Eusebio reporta la gran alegría y el gozo de los cristianos por las consagraciones de los templos que se dieron en muchas partes del Imperio Romano. Describe los lugares y las distribuciones de algunos templos con lujo de detalles para explicar no solo la funcionalidad de los espacios sagrados sino su simbolismo. En estas descripciones se puede vislumbrar el concepto de sacerdocio y sacrificio que subyacen en la construcción de los templos cristianos de aquella época y en la disposición de los espacios. Dentro de las descripciones realizadas por Eusebio, califica al sacrificio realizado en las asambleas cristianas como “incruento”. En cuanto al sacerdocio, para explicar la validez de un obispo de aquella época hace alusión a la sucesión apostólica no desde el punto de vista de la misión sino desde la perspectiva de la sucesión en el sacerdocio de Cristo, el gran sacerdote. Atanasio de Alejandría: Después de Concilio de Nicea, Atanasio de Alejandría reflexiona sobre el Lógos que asumiendo todo lo humano en sí mismo se ofrece al Padre. Este ofrecerse implica la idea de sacrificio. Es gracias a este ofrecimiento del Lógos encarnado realizado en la cruz que se obra la salvación del hombre. Comienza a unir así los conceptos de sacrificio y sacerdocio colocándolos en orden a la salvación. De estas reflexiones arranca toda una tradición que consolidará esta idea. Por ello, ahora se puede afirmar que «en la posibilidad del sacrificio del hombre a Dios está su redención»1. Juan Crisóstomo El pensamiento de Juan Crisóstomo sobre el sacerdocio y el sacrificio se encuentra en su Tratado sobre el sacerdocio y sus Tres catequesis bautismales. Para el Crisóstomo, el sacerdocio nace como una prueba del amor de Cristo. Al mismo tiempo es un misterio y un don del Espíritu Santo. Esta mirada del sacerdocio lleva consigo una dignidad y también una carga civil-social. En sus Catequesis se da un salto de la noción de misterio al concepto de sacramento. Este último solo puede ser conocido por las personas iniciadas. En la celebración del misterio se habla del «Cuerpo de Cristo» en referencia a los bautizados presentes en la acción litúrgica. En cambio, se habla de «sacrificio místico» en referencia a las especies consagradas de pan y vino. Se explica que el Cordero de Dios, por la encarnación, gracias a su sangre, lleva consigo al santuario celeste a todos los bautizados. Juan Crisóstomo identifica el “sacrificio místico” del Cordero de Dios con el sacrificio eucarístico de los cristianos unidos a Cristo que se inmola. Los Padres Capadocios Sus reflexiones se centran especialmente en las cuestiones Trinitarias. En ellas, la persona del Espíritu Santo encuentra un mayor desarrollo teológico. Este acento peculiar servirá también para desarrollar una nueva perspectiva de comprensión sobre el sacerdocio y el sacrificio de Cristo y de los cristianos. En esa dinámica pneumatológica, Gregorio de Nisa en su tratado El ideal perfecto del cristiano recuerda que el Cristo de quien se habla en el AT goza de la unción del Señor. Esto es, está lleno del Espíritu de Yahvé; y a la luz del NT, Jesús se presenta como el ungido por el Espíritu Santo. De aquí se desprende que la identidad y el ideal de los cristianos sea reflejar la imagen del ungido mediante el mismo Espíritu. Por su parte, Gregorio Nacianceno profundiza la idea del sacerdocio de los fieles unido al concepto del sacrificio. Para él, la salvación al estilo cristiano que se realiza en la vida de cada bautizado se da en la medida en que se tiene la capacidad de despojarse del hombre V. GROSSI, Sacerdozio e sacrificio nei Padri postniceni greci e latini, in Dizionario di Spiritualità BiblicoPatristica, Vol. 63, Roma 2013, p. 56. 1 viejo para ofrecerse como víctima perfecta al modo de Cristo. Este “ofrecerse” (sacrificio) se realiza en la cotidianidad de la vida y no exclusivamente en la Eucaristía. Cirilo de Alejandría Bajo el influjo de las construcciones cristianas donde se celebraba la eucaristía, une el concepto de sacrificio al templo. De esta manera, los cristianos se convierten en piedras vivas del nuevo y mejor templo y adoradores del Dios del universo. Esto se puede lograr gracias a la encarnación del Unigénito de Dios que se hizo semejante a nosotros y que mediante la potencia del Espíritu Santo ha capacitado a los bautizados para poder ofrecer sacrificios espirituales. En esta óptica, los cristianos están llamados a construir el nuevo y definitivo templo cuyo premio será la el mismo Cristo que es la paz de todos. En conclusión, se puede observar una evolución en el pensamiento de los padres griegos sobre las nociones de sacerdocio y sacrificio. Cada uno influenciado por las circunstancias y exigencias históricas que tuvieron que afrontar. Se introducen nuevas perspectivas teológicas que dan paso a una reflexión posterior y se unen conceptos para designar la realidad del sacerdocio.