REVISTA de MUSICOLOGÍA Vol. XXXV No 2 2012 Madrid ISSN: 0210-1459 EL COMPOSITOR BILBAÍNO ANDRÉS ISASI (18901940) Y EL MODERNISMO MUSICAL EN EL PAÍS VASCO Revista de Musicología, XXXV, 2 (2012) Mario LERENA12 Universidad del País Vasco UPU/EHM Resumen: Estudio de la recepción bilbaína de la obra del compositor Andrés Isasi Linares (1890-1940) y su problemática relación con la vida musical, artística e intelectual de esta ciudad. Se constata que el músico fue mucho más valorado y apreciado en su tierra de lo que habitualmente se reconoce, y que su producción responde, con particularidades, a las características comunes del Modernismo artístico de las primeras décadas de siglo. De especial interés y singularidad es la posible huella de la obra de Béla Bartók en el estilo tardío de Isasi. Palabras clave: Andrés Isasi, recepción, música vasca, Nacionalismo musical, Modernismo musical, Béla Bartók. THE COMPOSER ANDRÉS ISASI (1890-1940) FROM BILBAO AND MUSICAL MODERNISM IN THE BASQUE COUNTRY Abstract: A study of the reception of the work of Andrés Isasi Linares (1890-1940) in Bilbao, as well as its controversial connection with the city’s musical, artistic and intellectual life. There is evidence to suggest that the composer was much more highly regarded and appreciated in his hometown than is usually acknowledged, and that his output largely reflects mainstream musical modernism during the early decades of the twentieth century. Of special interest is the possible influence of Béla Bartók’s output on Isasi’s late style. Keywords: Andrés Isasi, reception, Basque music, musical nationalism, musical modernism, Béla Bartók. 1 Becario de investigación del programa FPU del Ministerio de Educación (2007-2011). 198 MARIO LERENA El catálogo musical del compositor Andrés Isasi Linares (Bilbao, 1890-Getxo, Bizkaia, 1940) sobresale como uno de los más sólidos e interesantes de la música vasca de su tiempo. Con seis poemas sinfónicos y, al menos, dos sinfonías, puede considerarse a este autor uno de los mayores sinfonistas vascos, y aun españoles, de cualquier época. Además, resulta extraordinaria su colección de seis cuartetos de cuerda. Con todo, quizá su faceta más carismática haya que buscarla en sus Lieder para voz y piano, casi todos sobre poemas en castellano del propio compositor. Junto a ello, destacan una extensa producción pianística, algunos títulos camerísticos y concertantes, y un breve pero intenso repertorio coral de carácter religioso2. A pesar de su importancia objetiva, la recepción de este corpus musical ha resultado históricamente problemática y contradictoria. Su escasa repercusión póstuma contrasta tanto con la incipiente difusión internacional de algunas de estas composiciones, en vida del autor, como con su envergadura y calidad intrínsecas. El escritor y político Joaquín Zuazagoitia, amigo íntimo del compositor, enumeraba en 1965 algunas causas de este olvido: en primer lugar, la «especial idiosincrasia de Ysasi» (que explicaremos más adelante); en segundo lugar, «el que no utilizara para sus obras, o los utilizara muy raramente, temas populares», en una época, se entiende, dominada por la estética del nacionalismo musical. Además, Zuazagoitia menciona «las complicaciones de su orquestación y otras [causas] que se me escapan y alguna que callo» 3. Esta última observación apunta discretamente hacia algún tipo de traba o boicot sufrido por rencillas personales, políticas, o cualquier otra miseria humana. La escasa bibliografía disponible en torno a Isasi proyecta, en general, una imagen del autor un tanto misteriosa, que abunda en el mito romántico del artista incomprendido por la sociedad y víctima de un entorno hostil. Un perfil que coincide de modo casi convencional con el paradigma de artista-genio de origen decimonónico4. En el caso de Isasi, parece que la construcción de este mito arranca casi desde los mismos 2 Para un repaso de la trayectoria del compositor y una bibliografía sobre el mismo, vid. LERENA, Mario. «Andrés Isasi Linares». Auñamendi Eusko Entziklopedia. Eusko Ikaskuntza, 2009, http://www.euskomedia.org/aunamendi/70601 (última visita: sept-2010). Con posterioridad a la redacción del presente artículo se ha publicado RODAMILÁNS, Ramón. Andrés Isasi y su entorno. Bilbao, Mínima, noviembre-2010, que ahonda en la biografía del músico. 3 ZUAZAGOITIA, Joaquín de. «Andrés Ysasi (con motivo de los homenajes en su memoria)». El correo español-El pueblo vasco, 18-XII-1965, p. 7. 4 Cfr. MEYER, Leonard B. El estilo en la Música: teoría musical, historia e ideología. Madrid, Ediciones Pirámide, 2000, pp. 278-280. EL COMPOSITOR BILBAÍNO ANDRÉS ISASI 199 inicios de su carrera. Sin embargo, las fuentes históricas se encargan de matizar esta visión, cuando no de desmentirla abiertamente, tal y como demostraremos en el presente artículo. En 1914, por ejemplo, la revista Euzkadi, elogiaba los primeros triunfos de Isasi en Berlín y Suecia, lamentando al mismo tiempo que «mientras se triunfa en el extranjero, la patria sigue ingrata, ceñuda y displicente en su acostumbrado mutismo para los que salen un día de camino y hallan en tierra extraña una hospitalidad que les fue negada en su propia morada»5. En el Bilbao de aquellos años, muchos artistas se veían a sí mismos como paladines de los más elevados ideales estéticos frente al «filisteísmo» artístico de la burguesía, por un lado, y la vulgaridad del gusto popular urbano, por otro. A pesar de ello, el mismo artículo reconocía con franqueza que en Bilbao «ya hace largo tiempo que […] su nombre resuena por la voz de la fama»6 –cuando Isasi aún no había cumplido 24 años–. Este discurso mixtificador ha tenido una clara continuidad hasta nuestros días. Así, para Tomás Marco, el músico bilbaíno sufrió «una marginación simple y pura de su obra, que circuló mejor fuera que dentro de España […] No es la música de Isasi en absoluto nacionalista, de haberlo sido se le hubiera aceptado más fácilmente, especialmente en su tierra, donde la vida musical le cerró las puertas». Y añade, en una nota, que «especialmente el mundo musical bilbaíno se le puso en contra»7. En la misma línea, aunque más matizada, se expresa el Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, al explicar que «la obra de Isasi ha sido un tanto ignorada durante mucho tiempo en su tierra, quizá porque quedó desligado del movimiento de cuño nacionalista imperante en su época» 8. El Bilbao de fin de siècle: una ciudad cosmopolita Todas estas afirmaciones contrastan con otro mito arraigado entre la sociedad bilbaína, y que precisamente comenzaba a verificarse durante los años de infancia y juventud de Isasi: aquél que pretendía ver en la villa una suerte de «Viena atlántica», proclive a todo tipo de expresiones 5 Z. «Artistas vascos: Andrés de Isasi». Revista Euzkadi: bellas artes, ciencias, letras, 26 (1914), p. 151. El redactor de la revista atribuye estas palabras, de modo impreciso, a alguien del entorno del compositor. 6 Ibid., p. 149. 7 MARCO, Tomás. Historia de la música española: 6. Siglo XX. Madrid, Alianza Música, 1983, p. 81. 8 NAGORE FERRER, María. «Isasi Linares, Andrés». Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana. Emilio Casares Rodicio (ed.). Madrid, SGAE, 2000, vol. 6, pp. 493-496. 200 MARIO LERENA filarmónicas9. Entre las décadas finales del siglo XIX y las primeras del siglo XX, Bilbao vivió, en efecto, un desarrollo espectacular en todos los órdenes, que alcanzaría su clímax con la neutralidad española en la I Guerra Mundial. Gracias a este dinamismo pudieron proliferar iniciativas culturales y artísticas de envergadura impensable pocos años atrás10. En concreto, una serie de instituciones sentarían la base de la infraestructura musical bilbaína de todo el siglo XX, y aun del XXI: la Banda Municipal (1895), la Sociedad Filarmónica (1896), la Academia Vizcaína de Música (1902) –posterior Conservatorio (1920)–, o la Orquesta Sinfónica de Bilbao (1922). En la creación de todas ellas estuvo implicado un estrecho círculo de melómanos de la buena sociedad bilbaína, e incluso de la aristocracia. Entre ellos, los nombres de Lope Alaña, Juan Carlos Gortázar y Javier Arisqueta fueron de especial relevancia para la historia local11. Ellos fueron también los primeros protectores e impulsores de la carrera musical del joven Jesús Guridi. A iniciativa de Gortázar se debió, además, la creación de la mejor revista española de música en aquellos años: la Revista Musical, editada en Bilbao entre 1909 y 191312. Desde finales del siglo XIX, estos melómanos se reunían en un pequeño salón privado llamado «El Cuartito», donde disfrutaban de sus propias sesiones de música. Se trataba de una selecta escisión de una sociedad lúdico-cultural integrada por jóvenes de la alta sociedad, conocida humorísticamente como «Kurding Club» 13. Una generación finisecular de artistas y dandis bohemios que provocaban cierto escándalo moral entre algunos conciudadanos, y que exhibían evidentes gestos de decadentismo, en el sentido cultural del término14. Este ambiente de sofisticación mundana fue, en definitiva, el sustrato cultural del incuestionable florecer musical bilbaíno de estos años (vid. Fig. 1). 9 RODRÍGUEZ SUSO, Carmen. «El patronato Municipal de la Música en Bilbao durante el Antiguo Régimen». Bidebarrieta: anuario de humanidades y ciencias sociales de Bilbao, III (1998), p. 42. 10 NAGORE FERRER, María. «La realidad musical vasca en el período de entreguerras». Música española entre dos guerras, 1914-1915. Javier Suárez-Pajares (ed.). Granada, Archivo Manuel de Falla, pp. 133-163. 11 RODRÍGUEZ SUSO, Carmen. Banda municipal de Bilbao: al servicio de la villa del Nervión. Bilbao, Ayuntamiento de Bilbao, 2006, pp. 29-30. 12 Revista Musical. Bilbao: 1909-1913 (ed. facsímil), 6 vols. Ignacio Olábarri Gortázar (ed.). Bilbao, Diputación de Bizkaia, 2003. 13 AROZAMENA, Jesús Mª. Jesús Guridi: Inventario de su vida y de su música. Madrid, Editora Nacional, 1967, pp. 25-34; NAGORE FERRER, María. «Un lustro de música en Bilbao (1909-1913)». Revista Musical.., vol. 6 (estudios e índices), pp. 37-41. 14 Así se nos muestran, al menos, en una conocida serie de pinturas satíricas y simbolistas que decoraron, sucesivamente, las sedes del «Kurding», del «Cuartito» y de la Sociedad Filarmónica, donde se conservan, cfr. VIAR, Javier. Bilbao en el arte, vol. 2. Bilbao, BBK, 2000, pp. 71-76. EL COMPOSITOR BILBAÍNO ANDRÉS ISASI 201 A las instituciones musicales mencionadas hay que añadir la proliferación de asociaciones más populares y democráticas, como la Sociedad Coral de Bilbao y otros muchos orfeones. También cabe destacar la relativa vitalidad de la edición musical15. Y, paralelamente, la aparición progresiva de una variedad de teatros y salas para la representación de espectáculos y recitales de todo tipo16. Por tanto, la vida cultural del Bilbao de entresiglos –lo mismo que la de la vecina San Sebastián– no podría ser calificada en absoluto de provinciana, ni mucho menos «de campanario», a pesar de ciertas carencias y dificultades. En esta época, por ejemplo el cronista Alejandro de la Sota evoca como hecho ordinario la reunión de intelectuales y artistas bilbainos –entre ellos, Javier Arisqueta y Joaquín Zuazagoitia– con Gregorio Marañón, Ortega y Gasset, Anglada Camarasa y Enrique Fernández Arbós, en la casa guipuzcoana de Ignacio Zuloaga17. Por su origen y posición, Isasi debería haber tenido fácil acceso a estos selectos círculos, al menos en teoría. El «caso Isasi»: cien años de desencuentro En definitiva, sorprende que la obra de un compositor de la talla de Isasi pasase desapercibida en una ciudad que presumía de inquietudes musicales hasta hacer de esta afición una de sus señas de identidad. En realidad, si analizamos con más detalle la biografía del compositor y las propias características de su obra, tendríamos que recurrir a otro arquetipo de origen decimonónico para describir su trayectoria: más que al modelo de «genio incomprendido», ésta parece responder al de «artista en su torre de marfil», que se aleja de los problemas mundanos de la sociedad en busca de un arte elevado, puro e ideal18. En efecto, el abuelo del compositor, Andrés Isasi Zulueta, poseía una fortuna muy importante, y había sido nombrado Marqués de Barambio 15 Cfr. ARANA MARTIJA, José Antonio. «La edición musical en Bilbao». Bidebarrieta: anuario de humanidades y ciencias sociales de Bilbao, III (1998), pp. 195-220. En Bilbao, por ejemplo, tuvo su origen la Casa Dotesio, embrión de la futura Unión Musical Española. 16 Cfr. BACIGALUPE, Carlos. Bilbao: teatro y teatros. Bilbao, Ediciones Laga, 2000. 17 SOTA, Alejandro de la. Zuloaga y el Bilbao del sombrero de hongo. Bilbao, Editorial Vasca, 1953, pp. 12-13. 18 Una imagen ya sugerida por el poeta Damián Roda en su obituario al músico, vid. RODA, Damián. «Homenaje a Andrés Isasi: el silencio sonoro». El correo español-El pueblo vasco, 28-IV1940, p. 6. 202 MARIO LERENA por Amadeo I19. Un título que heredaría el músico pero que, al parecer, rehusaba ostentar. Tras su boda en 1916, el joven matrimonio Isasi se instaló en una elegante villa sobre el mar Cantábrico que el abuelo había construido en Algorta, en la cercana anteiglesia de Getxo. Sus terrenos estaban próximos al barrio de Neguri, feudo exclusivo de la alta sociedad bilbaína desde comienzos de siglo, y pronto quedaron absorbidos por el área residencial de la oligarquía vizcaína. Sin embargo, en el momento de su construcción esta villa se encontraba en un lugar solitario, rodeado de naturaleza20. En este paraje singular y privilegiado viviría Isasi nieto el resto de su vida, muy ajeno a la bulliciosa vida social de Bilbao. Una anécdota refleja el aislamiento del músico con respecto al mundo que le rodeaba. En 1925 la Orquesta Sinfónica de Bilbao estrenó su poema sinfónico Mendigos al sol. Este título podría hacer pensar, si no en una inquietud social, al menos sí en un cierto interés pintoresquista por reflejar o rendir homenaje a un aspecto de la realidad más humilde. El programa literario que se ofreció al público del estreno era el siguiente: «Junto a la tapia enjalbegada, reverberante de sol, la pordiosería goza de sus lacras y sus harapos. La luz hiriente punza las pupilas y lo destaca todo en un plano único y cegador»21. Con su sonora prosa modernista, es evidente que estas líneas buscaban más un puro esteticismo que una auténtica empatía con el objeto de su descripción. Pero la temática «popular» quedaría diluida definitivamente en el estreno madrileño de este poema, ese mismo año. En esta ocasión, el compositor presentó su obra como Vendimión y Madre Ceniza22. El nuevo título hacía referencia a un monumental poema de Eduardo Marquina, Vendimión (1909), dedicado a un extraño genio mítico y multiforme23. Con ello, Isasi pasó de idealizar una escena cotidiana a 19 Cfr. «Andrés Isasi Zulueta». Auñamendi Eusko Entziklopedia. Eusko Ikaskuntza, http:// www.euskomedia.org/aunamendi/70620 (última visita: sept.-2010). 20 Así aparece en un cuadro de Juan de Barroeta, Vista de El Abra de Bilbao desde Algorta (1886). Bilbao, Museo de Bellas Artes, http://www.museobilbao.com/catalogo-online/vista-de-el-abrade-bilbao-desde-algorta-12403. 21 «De música: el concierto de ayer». El pueblo vasco, 30-IV-1925, p. 1. 22 [OLASCOAGA AMANN, Ignacio]. [«Inventario de obras de Isasi»] (inédito). Fondo Isasi, Biblioteca de la Escuela Municipal de Música de Getxo, R-0723. Agradezco al tenor Javier de Solaún la confirmación de este dato, y a Mariela Arrúe las facilidades y ayuda prestadas a la hora de consultar el Fondo Isasi. 23 En concreto, se alude a un pasaje en el que Vendimión adopta la forma de un mendigo leproso, protagoniza una crudelísima historia de amor con la bella Grana y frecuenta la amistad de una anciana ermitaña, Madre Ceniza (MARQUINA, Eduardo. Vendimión. Obras completas, vol. 6. Madrid, Aguilar, 1944, pp. 538-565). EL COMPOSITOR BILBAÍNO ANDRÉS ISASI 203 evocar un mundo de fantasía y ensoñación subjetivas, absolutamente inconexo con la realidad24. De igual modo, buena parte de la producción isasiana aparece bastante desconectada y ajena a los condicionantes de la realidad musical bilbaína y vasca, y aun de las propias demandas culturales de esta sociedad. Por ejemplo, Isasi compuso casi toda su obra sinfónica en la segunda década del siglo, cuando no existía en Bilbao ni en todo el País Vasco una formación estable que pudiera interpretar este repertorio en condiciones adecuadas. Sin embargo, abandonó casi por completo sus inquietudes sinfónicas en las décadas siguientes, justamente cuando se creó y consolidó la Orquesta Sinfónica de Bilbao. Por otro lado, en un momento en el que Bilbao vivía una apasionada ilusión por el desarrollo de una ópera nacional vasca, Isasi dejó inacabado su único proyecto en este terreno, Lekobide. Tampoco se preocupó por satisfacer la fuerte demanda de repertorio para coro, banda y otros géneros teatrales «menores». Sólo hacia el final de su carrera escribió algunas piezas corales, de escritura elaborada y complicada interpretación. En cambio, Isasi dedicó varios años a la producción casi exclusiva de cuatro cuartetos de cuerda, quizá la forma musical con menos probabilidades de éxito popular y repercusión mediática, pese a los esfuerzos de la Filarmónica por impulsar este género25. Esto ocurría, precisamente, en un momento en que la fama de Isasi parecía a punto de consolidarse entre sus convecinos, hacia 1919-1923. Lo que es aún más significativo: estos cuartetos, compuestos en su retiro getxotarra, tienen todas sus indicaciones escritas en alemán, como casi todas sus partituras anteriores y posteriores. Queda patente, por tanto, que Isasi se había desentendido casi por completo del impacto que su obra pudiera tener entre sus paisanos. A la hora de entender esta tendencia solipsista y hermética hay que tener en cuenta, además de factores culturales, la singular personalidad del músico. Todos los retratos psicológicos esbozados por sus contemporáneos insisten en su carácter introvertido, incluso poco sociable26. Su timidez y modestia es comentada también en multitud de críticas contemporáneas 24 No está claro, de todos modos, cuál de los dos fue el título definitivo de la obra, ya que en 1940 la misma Orquesta la presentó de nuevo como Mendigos al sol (GÓMEZ AMAT, Carlos, TURINA GÓMEZ, Joaquín. La Orquesta Sinfónica de Madrid: noventa años de historia. Madrid, Alianza Música, 1994, p. 252). 25 NAGORE FERRER, M. «Un lustro de música...», p. 50. 26 Cfr. B[ILBAO] A[RISTEGUI], P[ablo]. «6 de abril de 1940: Andrés de Ysasi». El correo español-El pueblo vasco, 6-IV-1943, p. 6; CALLE ITURRINO, Enrique. «Andrés Isasi, poeta lírico». ISASI, Andrés. Lieder. Bilbao, Junta de Cultura de Vizcaya, 1955, p. 11. 204 MARIO LERENA al autor, que de forma recurrente mencionan el rubor de Isasi a la hora de recibir aplausos y elogios (vid. Apéndices XII, XIII y XIV). En lo que a este punto respecta, hay que llamar la atención sobre el hecho de que la falta de habilidades sociales para promocionar la obra propia era vista por algunos como un problema colectivo de la personalidad de los vascos, caracterizados con frecuencia como reservados y poco locuaces27. Hasta tal punto que un grupo de artistas e intelectuales bilbaínos titularon El coitao a una revista creada en 1908 como altavoz de sus ideas y sus creaciones28: en el argot popular bilbaíno, se decía «coitao» –cuitado– a la persona apocada y cándida, y contra este «coitadez» que impedía dar a conocer obras de mérito y valor clamaba Miguel Unamuno en su primer número29. Precisamente, Rogelio Villar parece referirse a este tipo de personalidad «coitada» al evocar las expresiones «bruscamente entrecortadas, con recio acento vasco» de Isasi, junto a «la ingenuidad de su carácter infantil» 30. Por otro lado, no hay que olvidar que Isasi quedó huérfano de padre y madre siendo aún un niño; un trauma que, sin duda, tuvo que condicionar el desarrollo afectivo de su personalidad. Algunos indicios sugieren que, en efecto, sentía algún tipo de déficit emocional en este sentido. Por ejemplo, es llamativa en su obra la alusión recurrente a la idea de maternidad, asociada, en ocasiones, a temas fúnebres, como en Amor de madre (Cromos, 1908), o en la Berceuse trágica (1915). Villar menciona, incluso, la composición del poema sinfónico Maternidad, hoy desconocido31. También es curiosa la observación, atribuida al propio Isasi, según la cual en Berlín su maestro Humperdinck había sabido quererle «como a un hijo» 32, lo que sugiere una búsqueda de la figura paterna ausente. Todas estas circunstancias han contribuido a distanciar y envolver en una nebulosa de confusión la figura y la creación de este compositor. De otro modo, resultaría apenas concebible que las notas que acompañan la reciente grabación (2004) de su Segunda Sinfonía, interpretada por la Orquesta Sinfónica de Bilbao, afirmen que dicha composición se escuchó por 27 Cfr. BASTERRA, Ramón. «El Artista y el País Vasco». Bilbao, 1913. Cit. en: MUR, Pilar. La Asociación de Artistas Vascos. Bilbao, Museo de Bellas Artes / Caja de Ahorros Vizcaína, 1985, pp. 206. 28 MUR, P. La Asociación de Artistas Vascos..., p. 8. 29 UNAMUNO, Miguel de. «¡Abajo la coitadez!». El coitao, 1 (1908), p. 2. Cit. en MUR, P. La Asociación de Artistas Vascos..., p. 9. 30 VILLAR, Rogelio. Músicos españoles: compositores, directores, concertistas. Madrid, Gráficas Hernando, s. f., p. 340. Las páginas dedicadas a Isasi parecen redactadas poco después de 1918 y revisadas unos diez años más tarde. 31 VILLAR, R. Músicos españoles..., p. 342. 32 Zuazagoitia, J. «Andrés Ysasi...», p. 7. EL COMPOSITOR BILBAÍNO ANDRÉS ISASI 205 primera vez en Budapest en 193133, pasando por alto que fue estrenada en Madrid en 1918, e interpretada en Bilbao al año siguiente. Este equívoco afecta considerablemente a la valoración crítica de esta obra: lo que en la Hungría de 1931 no hubiera pasado de ser una rareza meritoria pero extemporánea34, en la España de 1918 suponía, ni más ni menos, una de las cumbres de toda la cultura de la Restauración, y la más lograda expresión sinfónica producida hasta la fecha en este país, como reconoció la crítica del momento35. Del mismo modo, en la presentación del «Cuarteto Isasi» (Donostia, 2009), la prensa destacó que el Cuarteto en Sol del compositor fue estrenado en Estocolmo hacia 191436, pasando por alto que también se escuchó en Bilbao en 1916 y que una primera versión del mismo ya se había dado a conocer en la Sociedad Filarmónica de esta villa en 191137. Queda patente, por tanto, la necesidad de revisar y actualizar la información disponible sobre la vida y la obra de Isasi. En el presente trabajo presentamos las conclusiones de un estudio de la recepción y repercusión de sus composiciones en la prensa bilbaína de su tiempo. Con ello, repasaremos los hitos más destacados de su carrera profesional en esta villa, en un recorrido que consideramos exhaustivo y muy representativo, pero no definitivo. Como se verá, una visión de conjunto arroja una impresión muy diferente a la comentada hasta aquí: en realidad, el análisis de las fuentes históricas refleja una presencia de Isasi en la vida musical bilbaína mucho más importante de lo que se suele reconocer. Sobre las fuentes estudiadas, cabe mencionar los siguientes rasgos genéricos: 1. La presencia de Isasi en los medios locales es bastante más destacada y relevante que lo que cabría esperar de una persona supuestamente «marginada». 2. Se constata que la crítica musical bilbaína adolecía, en general, de un cierto amateurismo. A pesar de ello, casi todas las críticas consultadas transmiten una información válida y honesta sobre los acontecimientos ISASI, Andrés. Symphony No. 2- Suite No. 2. Naxos, 8.557584 (CD), 2004. Desconocemos, de todos modos, si la 2ª Sinfonía llegó a escucharse en Budapest o no. Agradezco a la profesora Miriam Gómez-Morán sus gestiones para corroborar la recepción de Isasi en Hungría. 35 NELKEN, Margarita. «Cartas de Madrid: Andrés Isasi y su Segunda Sinfonía». Hermes: revista del País Vasco, 16 (1918), pp. 14-18 (vid. Apéndice X). 36 MILLÁN, Itxaso. «El cuarteto Novalis ensalza las creaciones de Isasi». Deia, 27-VIII-2009; MOYANO, A. «El Cuarteto Novalis rinde homenaje a Andrés Isasi antes de adoptar su nombre». Diario vasco, 27-VIII-2009. 37 Agradezco al profesor Karsten Dobers que me haya corroborado la veracidad del estreno en Estocolmo de este Cuarteto, facilitándome una copia del programa de mano, fechado el 23-III-1914. 33 34 206 MARIO LERENA musicales descritos. No existe apenas la crítica inane o de simple compromiso, como cabría temer, y hay algunas que demuestran verdadera formación musical en sus autores. 3. La crítica bilbaína trató la obra de Isasi casi siempre en términos muy elogiosos, y siempre con gran respeto. Es más, a menudo se trasluce un evidente cariño hacia el músico, más allá de la simple cordialidad. De sus obras se enfatizan siempre sus aspectos positivos y sus logros, minimizándose, por contra, los aspectos que menos gustan. Esto ocurre, salvo excepciones, en la prensa de todas las tendencias: lo mismo en La gaceta del Norte –conservadora, clerical y, posiblemente, la más afín a la familia Isasi, en términos sociológicos– que en Euzkadi (nacionalista), El liberal (republicano), El pueblo vasco (monárquico) o los más locales El Nervión y El noticiero bilbaíno. 4. Es evidente que el estilo de la música de Isasi resultaba complejo y novedoso para el público y la crítica bilbaínos. Su audición suponía un reto a la inteligencia y sensibilidad musicales de la mayoría, pero la respuesta de la crítica y de, al menos, un sector del público fue casi siempre positiva. Gracias a ello, se valoraron como cualidades la originalidad y fuerte personalidad del compositor, a pesar del desconcierto que podían causar en ocasiones. 5. Es también bastante habitual en las críticas consultadas lamentar una asistencia de público escasa o decepcionante. Sin embargo, éste era un problema recurrente y casi estructural de la vida musical bilbaína de aquellos años, y nada hace suponer que respondía a una aversión especial por la obra de Isasi. Hay que tener en cuenta que la ciudad vio multiplicarse su oferta filarmónica en pocos años, sin que diera tiempo a un desarrollo paralelo de la afición y educación musicales del público. Por el contrario, parece que la obra de Isasi fue utilizada en ocasiones como reclamo para atraer el mayor número posible de oyentes (por ejemplo, en conciertos benéficos o en presentaciones de temporadas musicales). Y, en algunas convocatorias, la afluencia de público y su respuesta sí fueron absolutamente satisfactorias, al decir de las crónicas. Hagamos, pues, un repaso cronológico de los hechos estudiados. 1908: presentación al público La primera audición pública de obras de Isasi se produjo en la sala de la Sociedad Filarmónica de Bilbao, el 23 de abril de 1908. Ese día se EL COMPOSITOR BILBAÍNO ANDRÉS ISASI 207 presentaba el dúo vizcaíno formado por el violonchelista Arnillas y el pianista Derteano, que iniciaban una tournée por diferentes ciudades38. El programa incluía obras de Grieg, Liszt, Beethoven, Bach, y dos Esbozos («En abril» y «Elegía») del joven Isasi39. Para el compositor, se trataba de una presentación discreta pero valiente, puesto que se producía en un marco plenamente profesional, sin apelar a la indulgencia del público local, y junto a obras de maestros consagrados. Aunque no parece que el evento tuviera una especial trascendencia, la novedad fue comentada en términos muy favorables por la prensa (vid. Apéndice I), y «En abril» logró ser bisada40. El noticiero bilbaíno, además, destacaba que el concierto transcurrió «entre distinguida concurrencia, mucho más numerosa de lo que por lo general acostumbra a asistir a esta clase de eventos» 41, dando a entender, de paso, que la música de cámara, en Bilbao, era un género para minorías. Ya en noviembre de ese mismo año, la editorial local Lazcano y Mar publicó varios álbumes con obra pianística, vocal y camerística del joven músico. Es posible que estas ediciones fuesen financiadas con dinero familiar, pues extraña una apuesta tan importante por un compositor tan novel y desconocido. Sea como fuera, la misma editorial organizó dos «conciertos Isasi» para presentar y promocionar este repertorio. Estos conciertos tuvieron lugar los días 2 y 4 de diciembre de 1908 en la sala de la Sociedad Filarmónica de Bilbao. En ellos tomaron parte varios músicos locales –entre ellos, el mismo Arnillas–, además del propio Isasi. Según todas las crónicas, el resultado fue un éxito absoluto de público; más aún, si cabe, en el segundo concierto42. A pesar de este triunfo incontestable, las críticas de los diarios evitaban caer en la complacencia absoluta, a excepción de La gaceta del Norte, que incluyó profusos comentarios y parabienes en primera plana, con foto incluida (vid. Apéndices II y III). Así, El Noticiero lamentaba el excesivo «tono triste» de las composiciones43, y El Nervión advertía que «no es la mejor manera de crear excelentes artistas la de prodigar el elogio con exceso, justa o injustamente»44. Pese a ello, todos los medios coincidían en El noticiero bilbaíno: diario imparcial, 23-IV-1908. «En la Sociedad Filarmónica». La gaceta del Norte, 22-IV-1908. 40 El Nervión, 24-IV-1908, p. 1. 41 T. «En la Filarmónica». El noticiero bilbaíno, 24-IV-1908. 42 «En la Filarmónica». El noticiero bilbaíno, 5-XII-1908, p. 1; RE-SOL-SI-RE. «El segundo concierto Isasi». El Nervión, 5-XII-1908, p. 1. 43 T, J.M. de. «En la Filarmónica». El noticiero bilbaíno, 3-XII-1908. 44 «En la Filarmónica: el concierto de ayer». El Nervión, 3-XII-1908, p. 1. 38 39 208 MARIO LERENA felicitar al compositor, subrayando su extraordinario talento y el mérito e interés de sus obras. Además, en enero de 1909 aparecería el primer número de la Revista Musical, de manera que la presentación del joven músico también pudo ser comentada y divulgada en esa histórica publicación45. Por otro lado, el público bilbaíno aún tuvo ocasión de escuchar obras de Isasi el 21 de enero de 1909, en una matinée benéfica celebrada en la Filarmónica46. Se trataba de un concierto en el que participaron tanto músicos profesionales como jóvenes amateurs. En esta ocasión, Isasi interpretó algunos de sus Cromos para piano, y acompañó el estreno de su lied Hoja de album. Además, se programó su aplaudido Cuarteto en Mi, por tercera vez en poco más de un mes. Esto evidencia una rápida aceptación de Isasi en la vida musical bilbaína, por más que se tratara de un evento de interés más social que artístico47. De este modo, el País Vasco conocía la tercera presentación pública de un prodigio de la composición en muy pocos años, tras la del donostiarra José Mª Usandizaga (Donostia, Gran Casino, 1900) y Jesús Guridi (Bilbao, Sociedad Filarmónica, 1901). Anteriormente, Isasi sólo era conocido por su círculo de amistades, a quienes invitaba al «cuartito» [sic]48 de música del piso de su abuelo. En esto también resultan paralelos los inicios musicales de Guridi y Usandizaga49. Los tres pertenecían, además, a la misma clase burguesa acomodada (en todos los casos, sus progenitores fueron rentistas), si bien con matices: la familia de Isasi había alcanzado el estatus de nueva aristocracia y gozaba de una bonanza económica mucho mayor que la de la familia Usandizaga y, sobre todo, la de Guridi, venida a menos tras un mal negocio. Todas estas coincidencias no parecen casuales, sino fruto de un sustrato socio-cultural y económico que favorecía la aparición de semejantes «fenómenos» musicales. Enrique Calle Iturrino (amigo de adolescencia del músico) reconoce, por ejemplo, que «muchas madres bilbaínas soñaban con tener algún hijo de precocidad mozartiana como la del genial Arriaga, cuyo recuerdo en la segunda mitad del siglo XIX revivió en aquella villa con intensidad extraordinaria […]; por eso muchos de los chicos fueron TAVIRA, N. de. «2 y 4 de diciembre: Conciertos Isasi». Revista musical, I, 1 (1909), p. 6. NAGORE FERRER, María. «Andrés Isasi (datos recogidos por María Nagore)» (inédito). Fondo Andrés Isasi, Biblioteca de la Escuela de Música Municipal de Getxo, R-0806, p. 2. 47 «En la Filarmónica». El noticiero bilbaíno, 22-I-1909, p. 1; MAX. «Por las víctimas de los terremotos de Italia: concierto benéfico». El Nervión, 22-I-1909, p. 1. 48 ZUAZAGOITIA, J. «Andrés Ysasi...», p. 7. 49 Cfr. AROZAMENA, J. M. Jesús Guridi...; AROZAMENA, Jesús Mª. Joshemari (Usandizaga) y la Bella Época donostiarra. San Sebastián, Gráficas Izarra, 1969. 45 46 EL COMPOSITOR BILBAÍNO ANDRÉS ISASI 209 iniciados en la música apenas sabían andar»50. Precisamente, en 1906 se había festejado en Bilbao el centenario de nacimiento de J. C. Arriaga. En realidad, Isasi no era en 1908 tan niño como para ser presentado como un «prodigio» a la manera de Arriaga, Usandizaga o Guridi; sin embargo, debía de aparentar menor edad, ya que durante toda su carrera las fuentes biográficas le restan uno o varios años51. Las obras presentadas por Isasi en 1908 mostraban a un compositor prolífico, de indudable sensibilidad y con una escritura correcta, entre ingenua y virtuosística. Es muy patente la influencia del piano de Grieg y, en menor medida, de Enrique Granados, a quien dedicó su Carnaval para piano. Por tanto, el joven Isasi seguía el modelo de autores que, en el medio en que se movía, podían considerarse «modernos». Para Calle Iturrino, esta preferencia por Grieg resultaba llamativa y novedosa en una época en que el compositor noruego era «apenas conocido en España» 52. Sin embargo, dicha afirmación puede ser válida sólo desde el punto de vista de un testigo poco iniciado en cuestiones musicales: lo cierto es que Grieg también había sido el compositor preferido de Guridi, ya en 190253. En el caso de Isasi, parece probable que estos gustos fuesen inducidos por su maestro, el pianista Miguel Unceta, o por algún otro adulto cercano. Todo apunta a que el joven Andrés debió de tener alguna relación con el selecto grupo de melómanos del entorno de «El Cuartito», cuya sede estuvo siempre a pocos pasos del hogar de su abuelo. De hecho, Unceta era colaborador y fundador, junto a Lope Alaña, de la Sociedad de Cuartetos de Bilbao54. Esto explicaría, también, la inmediata mención a Isasi en las páginas de la Revista Musical. 1909-1912: formación en Alemania. El Cuarteto en Sol Tras este decidido salto a la escena musical bilbaína, y una vez completados sus estudios de bachillerato, Isasi se trasladó a Berlín, a finales de Citado libremente en AROZAMENA, J. M. Jesús Guridi..., p. 35. Un equívoco que inauguró la Revista Musical al suponerle 15 años en 1909. Incluso la Enciclopedia Espasa le suponía nacido en 1891, aún en vida del propio músico («Isasi y Linares, Andrés». Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana. Barcelona, Espasa, 1926, vol. 28). 52 CALLE ITURRINO, E. «Andrés Isasi, poeta...». 53 Ibid., p. 46. También la escritora María Martínez Sierra conocía y admiraba a Grieg en esta época (hacia 1906), vid. MARTÍNEZ SIERRA, María. Gregorio y yo: medio siglo de colaboración. Valencia, Pre-textos, 2000, pp. 322-324. 54 Ibid., p. 20. 50 51 210 MARIO LERENA 1909. Allí, prosiguió sus estudios de composición y piano con Engelbert Humperdinck y Karl Kämpf, respectivamente. El joven músico debió de aclimatarse con facilidad al ambiente germano, a juzgar por la profunda huella que esta estancia dejaría en su obra. Según María Nagore, ya en 1910 hacía gestiones para estrenar una Primera Sinfonía en Düsseldorf55. En Bilbao, no encontramos nuevos datos sobre Isasi hasta 1911. El 3 de mayo de este año la Sociedad de Cuartetos estrenó en la Filarmónica su Cuarteto de cuerda en Sol op. 86. Parece que, en esta ocasión, la concurrencia fue más bien escasa, siguiendo la tónica de lo que ocurría a menudo en este tipo de conciertos56. Pese a que la prensa ponderó las bellezas de la obra y subrayó el interés del público y su aplauso caluroso, leyendo entre líneas se intuye que, en realidad, el cuarteto debió de causar cierta extrañeza. Así, el crítico de La gaceta se refiere a la «vaguedad que caracteriza su estilo, por lo cual no es fácil darse cuenta de su valor por una simple audición», aunque reconoce también que la obra es «una composición tiernísima, apasionada y de inspiración verdadera», «de las que pueden dar mucho nombre a un autor»57. Mucho más severa fue la crítica publicada en la Revista Musical por Juan Carlos Gortázar bajo su seudónimo habitual de «Ignacio Zubialde» (vid. Apéndice IV). Además de considerar el programa de la obra un tanto críptico, Zubialde censuraba a Isasi el mero hecho de haber escrito un cuarteto. En su opinión, cultivar este género a edad tan temprana podía comprometer su desarrollo como compositor. Este argumento, que ya había insinuado la misma revista en 1909, sorprende por su arbitrariedad y nos hace pensar en una posible antipatía personal del crítico por Isasi. ¿O quizá Gortázar intentaba menospreciar a quien ya podía perfilarse como rival y competencia artística de su protegido Guridi? Sea como fuera, parece que el propio Isasi dio parte de razón a sus críticos, puesto que reescribió parcialmente el cuarteto, suprimiendo además el encabezamiento programático original –«Había una vez una princesa...»58–. Se mantuvo, eso sí, el segundo movimiento –«Andante e poi piú mosso»–, que era el que más había gustado en el estreno bilbaíno. Entretanto, el compositor tomó en estas fechas la decisión de reiniciar el cómputo de su catálogo de obras, con lo cual el cuarteto pasó 55 56 57 58 NAGORE FERRER, María. «Isasi Linares, Andrés»... MAX. «Sociedad de Cuartetos». El Nervión, 4-V-1911, p. 1. «El concierto de anoche». La gaceta del Norte, 4-V-1911, p. 2. Fondo Isasi. Biblioteca de la EMMG, AI/P/40. EL COMPOSITOR BILBAÍNO ANDRÉS ISASI 211 de denominarse «op. 86» a ser su opus número 11, lo que ha generado cierta confusión. En realidad, sospechamos que el nuevo recuento de obras pudo arrancar directamente del número 10, que es el que ostenta su Primera Sinfonía. Por otro lado, en abril de 1912 la misma Revista Musical incluiría en un catálogo de composiciones españolas contemporáneas las obras de Isasi publicadas en 1908. De este modo, su nombre aparecía asociado al de celebridades como Albéniz, Bretón o Granados, y promesas como Guridi o Falla. Se constata, por cierto, que los fondos de Lazcano y Mar habían pasado a la refundada Mar y Cía., editora de Así cantan los chicos y Mirentxu, de Guridi, y de la que era socio Javier Arisqueta59. 1913: primeros éxitos en el extranjero Los años de formación en Berlín empezaron a dar frutos palpables a partir de 1913, cuando Isasi comenzó a estrenar con éxito diferentes composiciones en el extranjero. En concreto, varios de sus poemas sinfónicos fueron estrenados por la Blüthner Orchester en la sala homónima berlinesa, propiedad de la casa de pianos Blüthner60. Tratándose de una formación privada, no es descabellado peguntarse si estos estrenos no serían financiados por el propio Isasi: «alquilar» la orquesta de un fabricante de pianos fue exactamente el medio de que se valdría el donostiarra Pablo Sorozábal para darse a conocer en Leipzig, una década más tarde61. De estos logros dieron pronta cuenta diferentes publicaciones bilbaínas. En su número de febrero, la Revista Musical se felicitaba de que el «paisano» Isasi acababa de estrenar con éxito un poema sinfónico en Berlín (Zharufa) y otra obra en Estocolmo62. Un mes más tarde, la misma publicación reproducía fragmentos de las halagüeñas críticas publicadas en Alemania a propósito de Zharufa63. Lo mismo hicieron los redactores de la revista donostiarra Euskalerriaren alde64, especificando que la obra 59 «Catálogo General de Obras de Concierto de Autores Españoles Modernos». Revista Musical, IV, 4 (1912), p. VIII. 60 Curiosamente, el maestro catalán Lamote de Grignon dirigió esta misma Blüthner Orchester un año más tarde (1914). El dato es llamativo, dadas las excelentes relaciones de Lamote de Grignon y su Orquesta de Barcelona con el mundo musical bilbaíno, y con el Orfeón Euskeria en particular. 61 SOROZÁBAL, Pablo. Mi vida y mi obra. Madrid, Fundación Banco Exterior, 1986, p. 96-100. 62 «Noticias». Revista musical, V, 2 (1913), p. 52. 63 Revista musical, V, 3 (1913). 64 BERRIZALE. «Músicos vascos: Andrés Isasi». Euskalerriaren alde: revista de cultura vasca, III, 212 MARIO LERENA escuchada en Estocolmo era el Cuarteto nº 265. Además, anunciaban en su número de junio el próximo estreno del poema El Oráculo por «una orquesta de fama mundial», y de la suite Noche de luna llena [Vallmonde Nacht] a cargo de la orquesta Blüthner66. Polémica en la Filarmónica: Isasi y la Asociación de Artistas Vascos Un hecho significativo que ha pasado casi siempre desapercibido es el ingreso y colaboración de Isasi con la Asociación de Artistas Vascos, fundada en 1911 con sede en Bilbao. El músico se dio de alta en 1913, casi al mismo tiempo que su colega Jesús Guridi, y continuó figurando como miembro hasta su disolución en 193767. En esta agrupación, independiente y heterogénea, coincidían creadores más o menos relacionados con la vida artística y cultural de la Villa –Isasi y Guridi fueron los dos únicos representantes del mundo musical–. Casi todos ellos se consideraban herederos de una generación de artistas bilbaínos que habían iniciado el camino de apertura a Europa formándose en el extranjero, sobre todo en París. Puede afirmarse que lo más granado y representativo de las artes vascas del momento formó parte de esta asociación. En ella militaron, además, nombres ilustres que no habían nacido en el País Vasco, como el vallisoletano Paco Durrio, el santanderino Francisco Iturrino (establecido, como el anterior, en París) o el asturiano Darío Regoyos. El grupo se caracterizó siempre por su espíritu inquieto y renovador. También, por cierto exclusivismo y elitismo artístico, que causó algunas iras de quienes quedaban al margen de sus actividades68. Otro rasgo característico de la Asociación fue su pluralismo estético y su defensa de la independencia del artista69. Por ejemplo, en una década en que fueron frecuentes las controversias en torno al carácter vasco o exótico de la pintura de Ignacio Zuloaga, los miembros de la Asociación se mostraron firmes defensores del pintor. Por cierto, que el propio Ignacio Zubialde participó en esta polémica defendiendo a su amigo Zuloaga de 52 (1913), p. 126; BERRIZALE. «Triunfo del compositor bilbaíno Andrés Isasi». Euskalerriaren alde, III, 56 (1913), p. 250. 65 BERRIZALE. «Músicos vascos...». 66 BERRIZALE. «El compositor bilbaíno Isasi». Euskalerriaren alde: revista de cultura vasca, III, 60 (1913), p. 380. 67 MUR, P. La Asociación de Artistas Vascos..., pp. 13, 182-183. 68 Ibid., p. 25. 69 Ibid., p. 43. EL COMPOSITOR BILBAÍNO ANDRÉS ISASI 213 los ataques de algunos nacionalistas vascos70. De este modo, no parece en absoluto casual ni inocente que Isasi comparase su creación con la estética de Zuloaga, según se recoge en un testimonio pocos años posterior: […] para Isasi […] la música es un arte universal, no local, como quieren algunos […]. Así, Zuloaga –me dice Isasi– es siempre espiritualmente vasco; aunque trate los más diversos y cosmopolitas asuntos, el espíritu de la raza se perpetúa en ellos, siendo lo que distingue su personalidad, su sello nacional71. La Asociación de Artistas Vascos funcionó, en suma, como un agente de agitación cultural e intelectual muy destacable. Dado su espíritu independiente y modernista, algunas de sus actividades y exposiciones chocaron en ocasiones con la sociedad bilbaína, causando especial escándalo entre sectores conservadores y nacionalistas. Una de estas polémicas tuvo lugar en septiembre 1913, y en ella estuvo involucrado Andrés Isasi, aunque de modo un poco tangencial. Por segundo año consecutivo, la Asociación había organizado ese verano una exposición colectiva en las salas de la Sociedad Filarmónica de Bilbao. La afluencia de público resultó ser muy poco satisfactoria, por lo que se organizó una fiesta de clausura con fines recaudatorios72. Para este evento fueron programadas las charlas de Ramón Basterra, Pedro Mourlane Michelena, Tomás Mendive y Damián Roda; el recitado de versos originales a cargo del poeta modernista Rafael Sánchez Mazas y la presentación de tres Lieder de Andrés Isasi, con el propio músico al piano73. Además, los socios solicitaron al filósofo Miguel de Unamuno la redacción de una nota que pudiese ser leída como presentación del acto. Esta «Fiesta de Arte» estaba programada para el 15 de septiembre, pero el tenor que debía a cantar los Lieder alegó estar indispuesto, y se pospuso el acto al día 18. La razón de este aplazamiento fue la alta expectación que provocaba la audición de obras de Isasi. En palabras del pintor Antonio Guezala a Unamuno, «era lo que más gente nos llenaba según lo pudimos comprobar» 74. Finalmente, el público congregado pudo escuchar los lieder sobre poemas de Heine programados –Ali-bay, Primavera y Envenenadas están mis canciones–, que causaron, según parece, muy buena impresión, y fueron muy aplaudidos (vid. Apéndice V). Sólo El Noticiero consideró 70 71 72 73 74 Ibid., p. 37. VILLAR, R. Músicos españoles..., p. 342 (vid. nota 26). Cfr. MUR, P. La Asociación de Artistas Vascos..., p. 23-30. «En la Filarmónica: exposición de Arte moderno». El Nervión, 17-IX-1913, p. 1. Citado en MUR, P. La Asociación de Artistas Vascos..., p. 204. 214 MARIO LERENA que la interpretación no había sido muy afortunada, «sin duda por falta de preparación, o tal vez por exceso de modestia de sus intérpretes»75. Sin embargo, el estreno de estas piezas quedó eclipsado por el revuelo que causaron los comentarios mordaces de Unamuno, Roda, Mendive y, sobre todo, Ramón Basterra. Todos ellos arremetieron contra la sociedad bilbaína por dar la espalda a la cultura y al arte, cargando tintas contra el materialismo y falta de espíritu de la burguesía local. Bilbao, en palabras de Basterra, era una «ciénaga de plata» 76. Las reacciones de la prensa no se hicieron esperar, oscilando entre la indignación hostil de El pueblo vasco77 y el diario Euzkadi78 y las más contenidas e indulgentes protestas de La gaceta y El liberal. Todos ellos consideraban injustas, al menos en parte, las críticas vertidas en dicha fiesta: «Los verdaderos artistas de Bilbao saben que no les ha faltado nunca ni la protección oficial, ni el aplauso de los inteligentes, ni el estímulo de la Prensa» 79. Quedaba claro, no obstante, que los «Artistas Vascos» contaban con la simpatía de muchos80 (vid. Apéndice V). En cierto modo, más que un gesto de rebeldía e iconoclastia profundas, su actitud parecía un ejercicio, casi rutinario, de épater la bourgeoisie. Tras este accidentado evento, no tenemos constancia de más colaboraciones de Isasi con la Asociación de Artistas Vascos. Sin embargo, su ingreso y permanencia en dicha sociedad suponía, por un lado, una reivindicación del músico-compositor como artista de elite, con aspiración al más alto reconocimiento intelectual. Por otro lado, queda de relieve la afinidad y relación de Isasi con una generación de jóvenes artistas e intelectuales que ejercían una indudable influencia en la vida pública de la Villa. 1914: nuevos éxitos en el extranjero, expectación en Bilbao Trasladada la publicación de la Revista Musical a Madrid, será en la revista bimestral Euzkadi donde encontremos mayor cuenta de los proEl noticiero bilbaíno, 19-IX-1913, p. 3. BASTERRA, R. «El Artista y el País Vasco»…, p. 206. 77 AYALA, Sabino de. «El acto de ayer: palabras, palabras y...». El pueblo vasco, 19-IX-1913, p. 2. 78 EL DE ITURRIBIDE. «Titirimundi bilbaíno: la voz de los fuertes». Euzkadi, 19-IX-1913, p. 1; EUZKELDUN BAT. «La fiesta de la Filarmónica». Euzkadi, 20-IX-1913, p. 1. 79 «Exposición de Arte Moderno: fiesta de clausura». La gaceta del Norte, 19-IV-1913, p. 3. 80 NERVIÓN, Juan del. «En la Filarmónica: Fiesta de clausura de la Exposición de Arte». El Nervión, 19-IX-1913, p. 1. 75 76 EL COMPOSITOR BILBAÍNO ANDRÉS ISASI 215 gresos de Isasi en el extranjero. En su primer número de 1914, la publicación abertzale informaba del estreno en la sala Blüthner del poema Amor dormido, codo con codo con obras de Wagner, Strauss y Glazunow81. El siguiente número de la revista dedicaba un extenso reportaje al compositor, en los términos más elogiosos82. El motivo aparente de este homenaje era el Segundo Premio que Zharufa había obtenido en el Concurso Internacional de Poemas Sinfónicos de Malmö (Suecia), ese mismo mes de marzo. La novedad también fue recogida en Euskalerriaren alde, con gran entusiasmo: «Indudablemente, a los músicos vascos les espera un envidiable porvenir» 83. Según el artículo de Euzkadi, se esperaba una próxima audición de este poema en Bilbao; de hecho, el bilbaíno Orfeón Euskeria ya había realizado gestiones al respecto, pero Isasi alegaba que la partitura se encontraba aún en Suecia 84. Aun así, el anónimo apologeta de Isasi confiaba en que «entre los acontecimientos musicales que se avecinan [en Bilbao], quizá sea éste uno de los que nos revelen a un nuevo músico de raza»85. Lo que el comentarista obviaba por completo es que Zharufa era una fantasía oriental sobre motivos magrebíes, muy alejada, por tanto, de los postulados estéticos e ideológicos del nacionalismo vasco que defendía la revista. De hecho, resulta muy paradójico y contradictorio este entusiasmo por la obra, teniendo en cuenta que en el mismo número se criticaba a Usandizaga por haberse alejado de una temática e inspiración estrictamente vascas en su nueva zarzuela, Las golondrinas86. Lekobide: un proyecto de ópera vasca En realidad, la verdadera razón de esta campaña a favor de Isasi por parte de la revista Euzkadi parece que hay que buscarla en su avanzado proyecto de componer una ópera de ambiente vasco y en euskera87. Así «De arte musical: poema sinfónico». Revista Euzkadi, 25 (1914), p. 84. Z. «Artistas vascos: Andrés de Isasi»..., pp. 149-151. 83 BERRIZALE. «Triunfo del compositor bilbaíno Andrés Isasi». Euskalerriaren alde, IV, 78 (1914), pp. 190-191. 84 Z. «Artistas vascos: Andrés de Isasi»..., p. 151; T. «De música vasca: el Orfeón Euskeria. Su historia. Sus campañas. La ópera “Urlo”». Revista Euzkadi, 26 (1914), p. 161. 85 Z. «Artistas vascos: Andrés de Isasi»..., p. 151. 86 «Las Golondrinas y la música vasca». Revista Euzkadi, 26 (1914), p. 175. 87 Cfr. MOREL BOTRORA, Natalie. Ópera vasca (1884-1937). Bilbao, Mínima, 2006, pp. 234-237. 81 82 216 MARIO LERENA lo dejaba entrever el artículo comentado al referirse, de forma velada, a «otra más importante nueva relativa al músico vasco, nueva más sugestiva y grata […] que nos llega aún más a fondo a la entraña patriótica» 88. No obstante, la extrema prudencia de esta alusión sugiere que la obra aún estaba lejos de ser una realidad. El autor del libreto era el popular escritor bilbaíno Emiliano de Arriaga, militante del Partido Nacionalista Vasco desde su fundación y colaborador de la revista Euzkadi, junto a su hijo José Emiliano. Arriaga era, además, un reconocido melómano, descendiente del mismísimo Juan Crisóstomo Arriaga y primer presidente de la Sociedad Filarmónica de Bilbao. Ya en 1913 Emiliano había publicado el libreto de Lekobide, «tríptico legendario de cuadros lírico-vascos», anunciando a Andrés Isasi como autor de la música 89. Se trataba de una edición bilingüe, traducida al euskera por Manuel de Arrandiaga. El argumento recogía una leyenda ambientada en las Guerras Cántabras. Dramatizando la encarnizada resistencia de las tribus vasconas frente a la invasión latina, el texto desprendía una clara lectura política, a favor del nacionalismo vasco. Si creemos el testimonio del hijo de Arriaga, Isasi había comenzado a trabajar sobre esta ópera muy a comienzos de 191390. Casi con seguridad, la empresa y producción de Lekobide estaba destinada a ser llevada a efecto por el propio Orfeón Euskeria. Esta formación estaba ligada desde sus orígenes al Partido Nacionalista Vasco, y había sido pionera en los primeros ensayos de ópera vasca, con los estrenos en Bilbao de Chanton Piperri (1899) y Anboto (1909), de Buenaventura Zapirain91. Tras los grandes éxitos logrados por la Coral de Bilbao en este terreno con sus campañas de 1909 y 1910, el Orfeón preparaba la puesta en escena de la ópera Urlo, de Resurrección Mª de Azkue. Precisamente, las informaciones de la Revista Euzkadi sobre Isasi coincidían con profusos comentarios acerca del Orfeón Euskeria y el inminente estreno de la ópera de Azkue, que tendría lugar en mayo de 191492. Sin embargo, el fracaso Z. «Artistas vascos: Andrés de Isasi»..., p. 151. ARRIAGA, Emiliano de. Lekobide: tríptico legendario de cuadros lírico-vascos (sobre la tradición popular de Irnio). Bilbao, Imprenta de Joaquín de Amilibia, 1913. 90 ERESALDE, Juan de [ARRIAGA, José Emiliano de]. «Artistas vascos: Andrés Isasi». Vida vasca: su industria, comercio y costumbres, 23 (1946), pp. 178-180. En este artículo se reproduce una carta del músico de «febrero de 1911»; sin embargo, se trata de una errata, ya que el contenido de la misma deja claro que fue escrita en febrero de 1913, tras el estreno de Zharufa. 91 NAGORE FERRER, María. La revolucion coral: estudio sobre la Sociedad Coral de Bilbao y el movimiento coral europeo (1800-1936). Madrid, ICCMU, 2001, pp. 187-191. 92 T. «De música vasca...», pp. 157-161; T. «Urlo». Revista Euzkadi, 27 (1914), pp. 248-259; 88 89 EL COMPOSITOR BILBAÍNO ANDRÉS ISASI 217 estrepitoso de Urlo y su ruina económica debieron de comprometer la viabilidad de Lekobide. Aun así, este revés no supuso la muerte definitiva del proyecto. A comienzos de 1915, la prensa bilbaína informaba de que Isasi había completado «La fiesta de plenilunio», primer cuadro de Lekobide. Más aún: se propuso la idea de estrenar este fragmento el verano próximo al aire libre, en el vecino monte Archanda, coincidiendo con la inauguración de un casino en su cumbre. De esta iniciativa se hizo eco la revista donostiarra Euskal-Erria, apoyándola con entusiasmo93. Sin embargo, la inauguración del Casino de Archanda se retrasó, y la idea quedó en nada. Con todo, la relación entre Isasi y el Orfeón Euskeria seguía siendo estrecha en 1916, como veremos. Aún en 1918 reeditó Emiliano de Arriaga el libreto de Lekobide, esta vez sólo en euskera94. La nueva tirada presentaba cambios lingüísticos en la traducción, excepto en el cuadro primero, que ya había sido puesto en música por Isasi, según nota de la propia edición. Con ello, se daba a entender, implícitamente, que el resto de la partitura no había sido concluido aún. Es casi seguro, por tanto, que la obra quedó inacabada, por más que fuentes muy tardías aseguren lo contrario95. En cualquier caso, no se ha conservado nada de su música. Sólo hemos localizado un apunte fragmentario, en tiempo de zortziko, que pudo ser pensado para este proyecto96. Aparte de los problemas financieros mencionados –en 1920 el Orfeón Euskeria acabó integrándose en la Coral de Bilbao, tras años en crisis–, varios pudieron ser los motivos de este fracaso. En primer lugar, es muy posible que Isasi no estuviese dispuesto a aceptar los compromisos artísticos que en tantas ocasiones exige la subida a escena de un drama lírico, género complejo y costoso por definición, en donde suelen confluir intereses contrapuestos. Quizá el compositor recibiera presiones para emplear alusiones al folklore vasco, en contra de sus convicciones estéticas. O puede, en fin, que acabara apartándose del proyecto por no comulgar con sus evidentes connotaciones políticas, en una época en que el Partido Nacionalista veía crecer a grandes pasos su peso en las instituciones públicas. «Crónica de Arte vasco». Revista Euzkadi, 27 (1914), pp. 290-296. 93 «Miscelánea: hallazgo arqueológico en Pamplona. Lekobide». Euskal-Erria: revista bascongada, 1120 (1915). En sus páginas se proponía reunir «los elementos corales de que aquí disponen los Orfeones [Euskeria y Bilbaíno, o Sociedad Coral de Bilbao]». 94 ARRIAGA, Emiliano. Lekobide: euzko-eleski oresidun asele irukoitza (Irnio’ko eri-askitzaz). Bilbao, Viuda-hijos de Grijelmo, 1918. 95 RUIZ CONDE, José Manuel. Andrés de Isasi. Bilbao, Caja de Ahorros Vizcaína, 1988, p. 36. 96 Fondo Isasi. Biblioteca de la EMMG, AI/P/60. 218 MARIO LERENA Lo que no tenía por qué suscitar grandes recelos era el wagnerismo del músico, teniendo en cuenta el fervor germanófilo del nacionalismo vasco en esos años, y del Orfeón Euskeria en particular. El mismo año de 1914, esta formación interpretó la Oda a la alegría de Beethoven y la Consagración del Grial del Parsifal de Wagner, ambas traducidas al euskera por Azkue97. E igualmente wagnerianas eran la técnica y el estilo de la partitura de Urlo. En cualquier caso, Isasi perdió una gran oportunidad de obtener reconocimiento y honores en el País Vasco, por más que lograr verdadera popularidad y éxito duradero en el género de la ópera vasca resultaba casi imposible. Lo cierto es que la experiencia debió de provocar una honda amargura y desengaño en el músico. De hecho, preguntado una década más tarde sobre la posibilidad de escribir música para el teatro, respondería lacónico y tajante: «ni mentarlo»98. 1915: Amor dormido Con el estallido de la I Guerra Mundial, Isasi regresó definitivamente a Bilbao, dando por concluido su período de formación en Alemania. El primer estreno de que tenemos constancia tras este retorno es el del poema sinfónico Amor dormido, que se verificó en el teatro Campos Elíseos de Bilbao el 11 de marzo de 1915. Lo interpretó la Orquesta de la Asociación Musical de Bilbao, dirigida por José Sainz Basabe, maestro de mocedad de Guridi. Esta formación, que había iniciado su andadura en 1911, tenía un funcionamiento algo precario, y ofrecía muy pocos conciertos al año99. Por tanto, programar la obra de Isasi suponía un reconocimiento muy importante, máxime tratándose del concierto de presentación de la brevísima temporada de 1915. Este acontecimiento fue anunciado por la prensa con todos los honores (vid. Apéndice VI). Sin embargo, parece que la asistencia de público fue algo menor de la esperada. Aun así, las crónicas aseguran que el estreno fue un éxito. La obra mereció la ovación del público y los mejores parabienes de la crítica –algo que no ocurrió con otro estreno de la misma noche: el poema Las hilanderas, de Rogelio Villar100–. Además, Vid. Revista Euzkadi, 26 (1914), pp. 166-167; «Crónica de Arte vasco», Op. cit. O., A. de. «Andrés Isasi y su obra musical». El pueblo vasco, 29-IV-1925, p. 6. 99 NAGORE FERRER, M. «Un lustro de música...», pp. 58-64. 100 «De música: en el Teatro de los Campos Elíseos». La gaceta del Norte, 12-III-1915, p. 2; MAX. «La Asociación Musical de Bilbao: primer concierto». El Nervión, 12-III-1915, p. 2. 97 98 EL COMPOSITOR BILBAÍNO ANDRÉS ISASI 219 la Asociación repitió el poema en su segundo concierto, sólo tres días después, «a petición» del público101, obteniendo Isasi «un triunfo mayor que el del primer día»102. También la Revista Euzkadi se deshizo en elogios a Isasi y su poema en su número de marzo. Tras reconocer que la obra es de estilo complejo y «vagneriano» [sic], más fácil de digerir en su segunda audición que en la primera, el crítico de la revista certificó que «Isasi triunfó francamente en Bilbao como ha triunfado en Alemania y Suecia»103. Asimismo, la publicación repetía sus deseos de que pronto se pudiera escuchar Zharufa en Bilbao: «Es petición general que gustosos trasladamos al autor»104. Curiosamente, la misma revista cargaba en sus páginas contra el «desvío» de Usandizaga, y expresaba el temor de que Guridi y otros compositores se alejaran de sus raíces vascas por necesidad y falta de apoyos105. En realidad, el europeísmo de la música de Isasi ya había a comenzado a suscitar recelos entre los sectores más puristas del nacionalismo, como dejaba claro la crítica del diario Euzkadi (vid. Apéndice VII). Esta misma crítica fue reproducida en la revista Euskalerriaren alde, añadiéndose el deseo explícito de que Isasi orientara sus «magníficas aptitudes» a la producción de «música vasca» 106. Isasi y el Orfeón Euskeria: los «Conciertos populares» Unos meses más tarde, encontramos al compositor embarcado en una interesante iniciativa de difusión musical en la Villa, de nuevo de la mano del Orfeón Euskeria. Dicha formación programó entre octubre de 1915 y abril de 1916 un ciclo de cuatro «conciertos populares» en la sala de la Filarmónica, a precios asequibles. Isasi fue uno de los protagonistas indiscutibles de este ciclo, ya que se escucharon obras suyas en los tres primeros conciertos. El propio músico acompañó sus obras al piano cuando fue necesario, colaborando de forma altruista, según sugiere algún anuncio107. La primera de estas sesiones se celebró el día 17 de octubre, y en ella se interpretaron cuatro de sus Lieder op. 16 sobre poemas de Heine, «Teatro Campos Elíseos». Euzkadi, 14-III-1915, p. 4. «Notas musicales: el concierto de anoche». Euzkadi, 15-III-1915, p.2. 103 T. «Crónica: de arte musical». Revista Euzkadi, XII, 9 (1915), pp. 135-136 104 Ibid. 105 Ibid. 106 BERRIZALE. «Ejecución en Bilbao del poema sinfónico Amor dormido de Isasi». Euskalerriaren alde: revista de cultura vasca, V, 102 (1915), pp. 188-189. 107 «Concierto popular». El pueblo vasco, 13-X-1915, p. 2. 101 102 220 MARIO LERENA traducidos al castellano. Entre ellos, los tres que ya se habían escuchado en la Filarmónica en 1913108. Por cierto, que con ello el Orfeón Euskeria introducía una notable excepción a sus normas, ya que sus estatutos estipulaban que en sus conciertos se cantase siempre en euskera o en latín. Dos de estos Lieder fueron repetidos, ante la ovación del público109. También se escuchó la Berceuse trágica del autor, en versión para violín y piano. Esta pieza había sido muy aplaudida a finales del mes anterior en el selecto Club Marítimo del Abra, en Getxo, hasta el punto de repetirse su ejecución pocos días después de su estreno110 (vid. Apéndice VIII). Tras este éxito, los mismos intérpretes –Isasi y el violinista Raimundo Urio– la presentaron en Portugalete111, villa de veraneo próxima a Bilbao. También, posiblemente, en el Centro Vasco de Bilbao112 y en un concierto benéfico del Casino de Algorta (Getxo)113. En la velada del Euskeria, sin embargo, no parece que el público ni la crítica valoraran en su justa medida la excelente factura y bellísima inspiración de la obra: las críticas apenas hacen mención a ella, destacando, por contra, la Jota que Urio brindó como propina114. Sólo el diario Euzkadi acertó a constatar que la Berceuse «sorprendió por la novedad de su composición» 115. En cualquier caso, el primer «concierto popular» –que incluyó también arreglos corales de canciones populares vascas y otras piezas de lucimiento para el violín– fue considerado un éxito rotundo116. Aún más satisfactoria fue la respuesta del público –«de todas las clases sociales» 117– en la siguiente convocatoria, celebrada el 7 de noviembre. En ella volvieron a interpretarse cuatro Lieder sobre poemas de Heine, reponiéndose los titulados En Primavera y Ali-Bai118. Estas repeticiones demuestran la buena aceptación de estas canciones; en concreto, la mayoría de las críticas «Conciertos populares del Orfeón Euskeria». El Nervión, 15-X-1915, p. 3. «En la Filarmónica». El noticiero bilbaíno, 18-X-1915, p.3. 110 RODAMILÁNS, R. Andrés Isasi..., p. 125. El concierto tuvo lugar el 24 de septiembre (fiesta patronal de Las Mercedes) y fue repetido el 28 del mismo mes (La gaceta del Norte, 25-IX-1915, p. 3; El pueblo vasco, 29-IX-1915, p. 3). 111 «Gran concierto a beneficio del joven tenor portugalujo Francisco Escudero Otaola» (programa de concierto, 10-X-1915). Fondo Isasi, Biblioteca de la E.M.A.I. de Getxo, R-0731. 112 «Ecos de sociedad: en el Club Marítimo». El pueblo vasco, 28-IX-1915, p. 3. Según esta fuente, los dos músicos actuaron el día 27 de septiembre en dicho Centro Vasco, con gran éxito. 113 Al menos, ambos músicos actuaron allí el 2 de octubre, interpretando «piezas magnas» (BOY. «Ecos de sociedad: la velada de Algorta». La gaceta del Norte, 3-X-1915, p. 3). 114 Ibid. «Concierto popular en la Filarmónica». El Nervión, 18-X-1915, p. 2. 115 «En la Filarmónica: el concierto de ayer». Euzkadi, 18-X-1915, p. 4. 116 «En la Filarmónica». El noticiero bilbaíno, 18-X-1915, p. 3. 117 «Los conciertos populares del Orfeón Euskeria: el de anoche». El Nervión, 8-XI-1915, p. 2. 118 «El Orfeón Euskeria: segundo concierto popular». El noticiero bilbaíno, 8-XI-1915, p. 3. 108 109 EL COMPOSITOR BILBAÍNO ANDRÉS ISASI 221 evidencian que Ali-Bai, con su aire orientalizante, llamaba la atención por su efectismo instrumental. Por fin, en el tercero de estos conciertos, pospuesto hasta el 2 de abril del año siguiente, pudo escucharse la versión renovada del Cuarteto en Sol, op. 11. Al parecer, la obra fue nuevamente ovacionada, si bien no se advierte un especial entusiasmo en las críticas 119. Junto a este cuarteto, se presentaron tres Preludios vascos del Padre Donostia, un fragmento del Urlo de Azkue, algunas canciones de Mozart y Mendelssohn traducidas al euskera, y un coro de El buque fantasma, de Wagner120. En cierto modo, da la impresión de que las composiciones de Isasi quedaban un tanto fuera de lugar en todos estos conciertos, pues su estilo –concentrado y altamente subjetivo– no tenía, a priori, ninguna característica de «popularidad» para llegar al gran público. Por ello, no deja de ser llamativa la buena acogida que, en general, lograron estas obras. Por lo demás, parece que el ciclo resultó un éxito también económico121. 1917: triunfo en Madrid, honor en Bilbao El año 1917 marcó un hito en la carrera de Isasi, puesto que por primera vez se presentó en Madrid una composición suya. El 2 de marzo, Amor dormido fue interpretado por la joven pero influyente Orquesta Filarmónica, bajo la batuta de Bartolomé Pérez Casas. La obra obtuvo un éxito rotundo y resonante, y tuvo que ser bisada, ante la ovación del público. En el País Vasco, las revistas Euskalerriaren alde122 y, sobre todo, Euskal-Erria se hicieron amplio eco de ello. Para el redactor de esta última, el triunfo de Isasi debía tomarse como un «triunfo de la tierra vasca» (vid. Apéndice IX). Por su parte, La gaceta celebraba también el éxito del «insigne músico vasco»123. Entrevistado por este diario, Isasi hacía profesión de vasquidad, 119 «Sociedad “Orfeón Euskeria”». La gaceta del Norte, 3-IV-1916, p. 2; «En la Filarmónica». El Pueblo Vasco, 3-IV-1916, p. 3. 120 «Orfeón Euskeria: tercer concierto popular». El Nervión, 1-IV-1916, p. 2. 121 «Concierto popular en la Filarmónica». Loc. cit.; «Los conciertos populares del Orfeón Euskeria: el de anoche». El Nervión, 8-XI-1915, p. 2. 122 BERRIZALE. «Estreno del poema Amor dormido de Isasi». Euskalerriaren alde, VII, 150 (1917), pp. 160. 123 «Andrés Isasi en Madrid: estreno de “Amor dormido”». La gaceta del Norte, 3-III-1917, p.1; «El triunfo de Isasi». La gaceta del Norte, 4-III-1917, p. 3. 222 MARIO LERENA pero rechazando el recurso a fuentes folklóricas en su música124. También anunciaba el inminente estreno en Bilbao de su Sonata para violín y piano, que no hemos podido documentar. El éxito de la Filarmónica pudo ser revalidado pronto en Bilbao. La Sociedad Coral estrenaba esa primavera su nueva sede, dentro del flamante Coliseo Albia, de nueva construcción. Para inaugurar estas instalaciones, se invitó a la misma Orquesta Filarmónica, que ofreció tres conciertos benéficos en el nuevo auditorio, los días 30 de mayo, 1 y 2 de junio. Estas actuaciones fueron precedidas de una intensa campaña promocional en la prensa. En cada una de ellas, la orquesta incluyó, a modo de homenaje125, una composición de autor vasco. Las obras elegidas fueron, respectivamente: Amor dormido, de Isasi, Una aventura de don Quijote, de Guridi (director, a la sazón, de la propia Sociedad Coral), y tres Preludios vascos, de Donostia. De este modo, Isasi era reconocido, de forma simbólica, como uno de los principales nombres de la moderna escuela musical vasca. Acompañado en el programa del intermedio de Goyescas de Granados, El jardín encantado de Klingsor de Parsifal, Schéhérezade, de Rimsky, y las danzas de El príncipe Igor, Amor dormido y su autor fueron calurosamente aplaudidos126. De hecho, parece que en esta ocasión el éxito de Isasi fue más unánime que el logrado por Guridi al día siguiente127. Sólo El pueblo vasco objetaba una excesiva influencia wagneriana en la partitura, considerando, aun así, «memorable» el concierto128. La Segunda Sinfonía El estreno, en 1918, de la Segunda Sinfonía supuso el punto culminante de la carrera de Andrés Isasi en España. Bajo la batuta del prestigioso 124 «Un gran artista vasco: diez minutos con Andrés Isasi». La gaceta del Norte, 5-III-1917, p. 1. Vid. NAGORE FERRER, M. «Isasi Linares, Andrés»... 125 S[ARRIA], J[ESÚS] de. «Música: la Coral de Bilbao-los orfeones Donostiarra y Pamplonés». Hermes: revista del País Vasco, 7 (1917), p. 485. 126 «En el Coliseo Albia: primer concierto de la Coral». El liberal, 31-V-1917, p. 3; ZURI. «En Albia: los festivales de la Coral». El Nervión, 31-V-1917, p.1; «Notas de mi cartera: los conciertos de la Coral». El Nervión, 31-V-1917, p. 2. 127 «Los conciertos de Albia: el segundo de la Filarmónica». El liberal, 1-VI-1917, p. 1; EL CABALLERO GRIS. «Los festivales de la coral: El concierto de anoche». El pueblo vasco, 1-VI-1917, p. 2; ZURI. «En Albia: la obra de Guridi». El Nervión, 1-VI-1917, p. 2. Tanto los críticos de El liberal como los de El Nervión consideraron la obra excesivamente técnica y falta de inspiración. 128 EL CABALLERO GRIS. «Los festivales de la Coral: un concierto memorable». El pueblo vasco, 31-V-1917, p. 1. EL COMPOSITOR BILBAÍNO ANDRÉS ISASI 223 Enrique Fernández-Arbós, ciento veinte profesores asociados a la Orquesta Sinfónica de Madrid interpretaron la obra en el Teatro Odeón de la capital, el día 6 de marzo. La Sinfonía venía precedida de una gran expectación, y su éxito fue rotundo y sonoro, ensombreciendo incluso las actuaciones de Urio y el virtuoso húngaro Emmerich Stefaniai, en la misma velada. La misma reina madre, Mª Cristina de Habsburgo, felicitó personalmente al compositor. Este éxito fue confirmado diez días más tarde en el Teatro Real, ante un público considerado más protocolario y menos melómano. Como ocurriera el año anterior, las revistas Euskalerriaren alde y EuskalErria se felicitaron de este nuevo triunfo, recogiendo sendas críticas madrileñas129. Además, la revista cultural Hermes publicó una crítica-ensayo sobre la sinfonía, enviada desde Madrid por Margarita Nelken. Para la joven crítica de arte, Isasi había alcanzado una cima sin parangón en la música española, asimilando con personalidad propia las influencias de Wagner y de Richard Strauss130 (vid. Apéndice X). El público bilbaíno tuvo que esperar más de un año para conocer de primera mano esta producción. De nuevo por invitación de la Sociedad Coral, la Orquesta Sinfónica de Madrid recaló en esta villa para ofrecer tres conciertos extraordinarios en el Coliseo Albia. De la expectación causada por esta visita da cuenta el hecho de que se establecieron servicios extraordinarios de tranvía para el término de cada audición131. En la segunda de ellas, se interpretó la Segunda Sinfonía de Isasi. La prensa comentó ampliamente el acontecimiento, que resultó un éxito de crítica y público (tanto La gaceta como El pueblo vasco coincidieron en destacar en sus titulares el «gran triunfo de Isasi»). El auditorio ovacionó cada uno de los cuatro movimientos de la sinfonía, e Isasi salió a saludar al finalizar los tres últimos132 (vid. Apéndice XI). Como única excepción, el crítico de El Nervión consideraba que la obra era algo irregular, aun reconociendo que su primer tiempo era «una obra maestra» 133. Curiosamente, la prensa nacionalista quiso ver «trozos de marcado sabor vasco» en esta sinfonía134. Una vez más, constatamos que, en general, la obra de Isasi 129 CLAVE DE FA. «El triunfo de Andrés Isasi». Euskal-Erria, 78 (1918), pp. 221-222; BERRIZALE. «Éxito de la Segunda Sinfonía de Isasi en Madrid». Euskalerriaren alde, VIII, 171 (1918), pp. 117-118. 130 NELKEN, M. «Cartas de Madrid...». 131 «Sociedad Coral de Bilbao». La tarde, 27-V-1919. 132 «Los conciertos de anoche: gran triunfo de Andrés Isasi, con su Segunda Sinfonía». El pueblo vasco, 29-V-1919, p. 3; «En el Coliseo Albia: segundo concierto». El liberal, 29-V-1919, p. 1; «En el Coliseo Albia: El concierto de anoche, un gran triunfo de Isasi». La gaceta del Norte, 29-V1919, p. 3; y «Anoche en Albia: el segundo concierto». El Nervión, 29-V-1919, p. 2. 133 ZURI. «Anoche en Albia: el segundo concierto». El Nervión, 29-V-1919. 134 BERRIZALE. «Grandes conciertos en Bilbao». Euskalerriaren alde, XI, 197 (1919), pp. 197-198. 224 MARIO LERENA atrajo más la atención de los medios que el poema de Guridi programado al día siguiente, Leyenda vasca. Quizá por ser ésta una obra ya conocida y de menor envergadura. Cambio de ciclo: los años 20 Tras esta continuada carrera ascendente, la presencia de Isasi en la vida cultural bilbaína comenzó a declinar en la década de 1920, hasta quedar drásticamente ensombrecida. Aun así, todavía encontramos acontecimientos destacables en la primera mitad de esta década. El primero de ellos tuvo lugar el 21 de mayo de 1921. La Sociedad Filarmónica de Bilbao celebraba ese año sus bodas de plata y, para cerrar los actos de conmemoración, invitó a la Orquesta Sinfónica de Madrid, que ofreció dos conciertos extraordinarios. El programa, elaborado claramente ad hoc, incluía la Leyenda vasca de Guridi, la Sinfonía en Re de J.C. Arriaga, y, como broche de oro, el Scherzo y Final de la Segunda Sinfonía de Isasi135. De este modo, y aunque fuese mediante una muestra fragmentaria, se sancionaba a Isasi, con todos los honores, como uno de los tres grandes «clásicos» de la música bilbaína de todos los tiempos. Al menos, así parece que lo veía la selecta elite de melómanos del entorno de la Filarmónica, que ovacionó a Isasi una vez más136. Lo cierto es que la trascendencia pública de este concierto era menor que la del que ofreció la misma orquesta junto a la Coral de Bilbao en el Teatro Arriaga, tres días más tarde: no hubo obras de autor vasco, pero Guridi se llevaría los honores que le correspondían como director del coro137. Del mismo modo, nada podía compararse a la intensísima campaña de promoción mediática desarrollada justamente un año antes a propósito del estreno de la ópera Amaya, de Guridi. Dos años más tarde, en 1923, volvemos a encontrar programada en Bilbao la Segunda Sinfonía de Isasi, esta vez de la mano de la nueva Orquesta Sinfónica de Bilbao. En esta ocasión, sólo se interpretó el Scherzo, «que tanto agrada a nuestro público», y que fue lo más aplaudido del programa, según El pueblo vasco138. Se trataba de la primera temporada «Sociedad Filarmónica». La tarde, 19-V-1921, p. 1. «En la Filarmónica: Los conciertos de la Sinfónica». El pueblo vasco, 21-V-1921; ZALE-BAT. «En la Filarmónica». Euzkadi, 21-V-1921. 137 «Teatros: un gran concierto por la Sinfónica de Madrid y la Coral de Bilbao». La tarde, 20-V-1921, p. 8. 138 «Teatros y cines: la sinfónica». El pueblo vasco, 6-V-1923, p. 3; OLMO. «De arte musical: en 135 136 EL COMPOSITOR BILBAÍNO ANDRÉS ISASI 225 pública y estable de la formación, tras los primeros tanteos del año anterior. Hay que destacar que Isasi era el único autor vasco presente en esta breve temporada. Además, la Orquesta había interpretado el mismo Scherzo unos días antes en un concierto benéfico139. Aun así, su presencia resultaba anecdótica comparada con la de Guridi y el P. Donostia en los conciertos extraordinarios que la misma Sinfónica había ofrecido en Gernika unos meses antes, con motivo del III Congreso de la Sociedad de Estudios Vascos140. Es evidente que para entonces, y en contra de lo que ocurría en la década anterior, Guridi y Donostia se beneficiaban de un marchamo de vasquidad que no era reconocido en la obra de Isasi. Por fin, tras un paréntesis de más de un año, la figura del compositor volvió a estar de actualidad en 1925, aunque de modo puntual y pasajero. En febrero, Stefaniai estrenó sus tres Baladas para piano, en un recital ofrecido en el Teatro Arriaga141. Un mes más tarde, la Orquesta Sinfónica de Bilbao estrenaba el poema Mendigos al sol142. En ambos casos, se constata un apoyo decidido a Isasi por parte de la prensa y de la crítica. El pueblo vasco, incluso, trató de promocionar el concierto de la Sinfónica publicando una amplia entrevista al autor143. Sin embargo, las mismas fuentes traslucen que el interés del público no fue paralelo al entusiasmo de la crítica. No parece que pueda hablarse tampoco de fracasos notorios: las nuevas obras fueron aplaudidas cordialmente, pero la asistencia a ambos conciertos fue decepcionante. De hecho, en ambos casos el compositor se negó a saludar al auditorio, un gesto que la prensa achacó a su modestia pero que, evidente, también podía interpretarse como un desprecio a los oyentes. A partir de este momento, la presencia de Isasi en las programaciones bilbaínas se convierte en algo anecdótico, y casi irrelevante. En el reducto de la Filarmónica, los bilbaínos Juan José Vitoria y Clara Bernal interpretaron piezas suyas en 1933 y 1938144. También cantaron sus obras religiosas la Schola Cantorum Santa Cecilia de Bilbao (el 3 de marzo de 1935; con éxito la Filarmónica». El Nervión, 7-V-1923, p. 3. 139 Ochenta años de música urbana: la Orquesta Sinfónica de Bilbao. Carmen Rodríguez Suso (ed.). Bilbao, BBK, 2003, vol. 2, p. 381. 140 Ibid. 141 TRISTÁN. «Stefaniai, en Arriaga: las Baladas de Isasi». El liberal, 27-II-1925; «Emeric Estefaniai en Arriaga». El Nervión, 27-II-1925, p. 2. 142 «De música: el concierto de ayer». El pueblo vasco, 30-IV-1925, p. 1; «El concierto de la Sinfónica en la Filarmónica». El Nervión, 30-IV-1925, p. 2. 143 O., A. de. «Andrés Isasi y su obra musical». El pueblo vasco, 29-IV-1925, p. 6. 144 RODAMILÁNS, Ramón. La Sociedad Filarmónica de Bilbao: historia de un centenario. Bilbao, BBK, 1999, vol. 2, p. 91. 226 MARIO LERENA clamoroso de público según organización145 y prensa146) y la capilla del Santuario de Aránzazu (junio-1936)147, en Guipúzcoa. En este contexto, resulta llamativo el éxito obtenido por la Sinfónica de Bilbao al programar completa la Segunda Sinfonía, en febrero de 1936. La respuesta de crítica y público fueron tan positivas que la obra volvió a ser interpretada menos de un mes más tarde, siempre bajo la batuta del director titular, Jesús Arámbarri. A todos los efectos, la Sinfonía fue recibida en Bilbao como un segundo estreno148. Entre la afinidad, y la divergencia: el Modernismo vasco En definitiva, las fuentes estudiadas demuestran que nunca faltó en Bilbao un público sensible admirador de la música de Andrés Isasi. Ni siquiera en circunstancias tan poco propicias como fueron los meses previos y centrales de la Guerra Civil (vid. Apéndice XIV). Es más, durante algunos años Isasi logró una amplia estima y fue generalmente reconocido como uno de los grandes nombres de la música vasca contemporánea. Esto nos obliga a cuestionar algunos conceptos y prejuicios extendidos en torno al panorama musical vasco y bilbaíno de esta época. En efecto, parece claro que, al menos durante las dos primeras décadas del siglo XX, la música de Isasi sí se ajustaba al espíritu y a los anhelos estéticos de un sector significativo del público bilbaíno. En este sentido, no hay motivos para no considerar este repertorio un reflejo representativo de la cultura vasca de estos años. No por casualidad, los títulos de muchas de sus composiciones –El Pecado, El Oráculo, Poema erótico...– evocan la misma temática simbolista que cultivaban asiduamente artistas del entorno de la Asociación de Artistas Vascos. Del mismo modo, el orientalismo «a la rusa» de Zharufa es muy similar al que Usandizaga exhibía por los mismos años en Hassan y Melihah o La llama. Estas temáticas 145 Carta de la Schola Cantorum a Isasi (marzo-1935). Fondo Isasi, Biblioteca de la E.M.A.I. de Getxo, R-0669. El responsable de la Schola, de hecho, rogaba a Isasi poder interpretar más obras suyas. 146 «Un magnífico concierto de la Schola Cantorum “Santa Cencilia”». La gaceta del Norte, 5-III-1935, p. 1; y «De música: un gran concierto de la Schola Cantorum Santa Cecilia». El pueblo vasco, 5-III-1935, p. 4 (vid. Apéndice XIII). 147 Carta del maestro de capilla José Mª Arregui a Isasi (25-VI-1936). Fondo Isasi, Biblioteca de la E.M.A.I. de Getxo, R-0668. 148 RUIZ [JALÓN], Sabino. «Orquesta Sinfónica: la “Segunda Sinfonía” de Andrés Isasi». El liberal, 20-II-1936, p. 10; «El concierto de ayer en la Sinfónica de Bilbao: éxito clamoroso del maestro Isasi y la pianista Amparo Fuster». El Nervión, 20-II-1936, p. 1; «De música: el concierto de la Sinfónica». El Nervión, 12-III-1936, p. 6. EL COMPOSITOR BILBAÍNO ANDRÉS ISASI 227 responden al gusto por un exotismo escapista de la burguesía europea de la Belle Époque149. En el caso bilbaíno, tienen su paralelo en las arquitecturas del «salón árabe» del Ayuntamiento (1892), del Teatro Campos Elíseos (1902 –Fig. 1–) o del conocido Café Iruña (1903), y en imágenes como la Odalisca, de Iturrino (Fig. 2). Según Zuazagoitia, Isasi recogió en su poema los temas musicales que interpretaba una banda magrebí en un café de Burdeos150; sin embargo, es probable que no fuera necesario ir tan lejos para escuchar músicas similares, pues sabemos que el Club Marítimo del Abra también contrataba a músicos marroquíes, y zíngaros151. Por otro lado, el estilo musical de Isasi no resulta en absoluto antagónico con el de compositores de su generación como Guridi o Usandizaga. Si en su mocedad Guridi e Isasi compartieron su admiración por Grieg, ambos reflejaron casi con igual intensidad la huella de Wagner y Richard Strauss en su obra orquestal posterior. El mismo Wagner era también uno de los compositores preferidos de Usandizaga152, a pesar de su formación estrictamente francesa. Y, a la inversa, pese a su educación germánica, Isasi incorporó a su estilo, de modo creciente, sonoridades del Impresionismo francés, desde su Suite nº 2 para orquesta hasta los Films para piano. Así las cosas, un poema tardío de Guridi como En un barco Fenicio (1927) bien podría creerse hechura de Isasi, tanto por su técnica orquestal como por la inspiración cultista de su asunto. Puede decirse, por tanto, que todos estos autores trataron de asimilar las influencias internacionales que consideraban más avanzadas y que estaban a su alcance. En las críticas de la época, encontramos con insistencia el término «modernismo» para referirse de modo genérico a esta tendencia. Así, Margarita Nelken, en un artículo sobre compositores vascos, alude a la renovación musical traída por «Wagner, […] los cinco de la escuela rusa, y, en fin, […] los que hoy llamamos confusamente modernistas»153. No se debe olvidar, por otro lado, que ni Guridi ni Usandizaga centraron su producción de forma exclusiva en obras de inspiración vasquista. En este sentido, es llamativo el amplio repertorio de música de salón y de concierto legado por Usandizaga: obras que se interpretaban con éxito en el Gran Casino donostiarra y que, en ocasiones, estaban dedicadas a intérpretes locales. Etiquetar este tipo de piezas como simplemente «pos149 Cfr. LÓPEZ DE LUZURIAGA, José Ignacio. «José María Usandizaga: entre el folclore y el drama». Cuadernos de música y teatro, 2 (1987), pp. 98-101. 150 ZUAZAGOITIA, J. «Andrés Ysasi...», p. 7. 151 SOTA, Alejandro de la. «Del gran mundo: Bilbao». Hermes, 7 (1917), p. 495. 152 «De una entrevista con José María Usandizaga». El Nervión, 6-X-1915, p 2. 153 NELKEN, Margarita. «El triunfo de los vascos». Hermes, 14 (1918), p. 191. 228 MARIO LERENA románticas» puede ser más o menos acertado desde un punto de vista cronológico, o incluso técnico, pero supone ignorar el hecho de que sus autores no se consideraban meros epígonos de la tradición romántica. Al contrario, eran muy conscientes de lo innovadoras que resultaban sus composiciones en su entorno, y estaban orgullosos de ello154. Es cierto, sin embargo, que en el caso vasco se valoró especialmente el introducir estas novedades con cierta moderación155. El padre Otaño, por ejemplo, alababa el «modernismo sano, justo, digno» de Así cantan los chicos (1909), de Guridi156, y el propio Isasi defendía su poema Mendigos al sol como obra «moderna […] pero sin extravagancias» 157. En este sentido, no puede identificarse de forma inmediata este Modernismo local con el concepto de Modernism de la Musicología anglosajona158; ni aun en el sentido restringido empleado por Carl Dahlhaus159, por más que coincidan someramente en su cronología y en compartir ciertos referentes –Wagner, Debussy, Richard Strauss–. Por el contrario, sí parece clara la relación entre este Modernismo musical y el Modernismo literario y artístico hispano. En el caso de Isasi, la evidente afiliación modernista de su producción poética certifica esta contigüidad estética entre música y literatura. Ya se ha dicho, además, que el poeta modernista Eduardo Marquina inspiró una de sus composiciones sinfónicas. También la obra musical de Usandizaga aparece conectada al Modernismo literario, a partir de su relación profesional y amistosa con el matrimonio Martínez Sierra, pareja central en la difusión y desarrollo de este movimiento. Y, pese a su apariencia costumbrista, debería prestarse más atención a los múltiples elementos simbolistas del «idilio vasco» Mirentxu (1910), de Guridi, e incluso del texto literario de Así cantan los chicos, escrito por Gortázar. Por tanto, parece razonable defender la existencia en el País Vasco de este Modernismo musical, paralelo al que otros autores han estudiado en 154 Algo que resulta perfectamente palpable en la correspondencia privada entre Guridi y Usandizaga, vid. AROZAMENA, J. M. Jesús Guridi..., pp. 130-141. 155 «[...] más como variante de lo exótico que como signo de progreso», en opinión de López de Luzuriaga, vid. LÓPEZ DE LUZURIAGA, J. I. «José María Usandizaga...», p. 86. 156 AROZAMENA, J. M. Jesús Guridi..., p. 80. 157 O., A. de. «Andrés Isasi y su obra musical». El pueblo vasco, 29-IV-1925, p. 6. 158 BOTSTEIN, Leo. «Modernism». Grove Music Online. Deane Root (ed.). http://www.oxfordmusiconline.com (última visita: 27-VIII-2010). 159 DAHLHAUS, Carl. Nineteenth-Century Music. Berkeley, University of California, 1989, p. 334. Cit. en ALBRIGHT, Daniel. Modernism and Music: An Anthology of Sources. Chicago, University of Chicago, 2004, pp. 5-10. EL COMPOSITOR BILBAÍNO ANDRÉS ISASI 229 el caso catalán160. Hay que tener en cuenta, además, la frecuente asociación iconográfica de la música con las artes modernistas: desde los grabados de la Revista Musical a los monumentos a Arriaga (Bilbao, Paco Durrio, 1907) y Usandizaga (Donostia, Josep Llimona, 1916), pasando por estructuras arquitectónicas como el mencionado Teatro Campos Elíseos o el kiosko de música del Boulevard donostiarra (1906), y otras obras diversas (altorrelieve en bronce La muerte de Orfeo (1904-06), de Nemesio Mogrobejo, adquirido por el Museo de Bilbao en 1921)161. De este modo, se concluye que los postulados estéticos del nacionalismo musical no bastan para explicar todas las claves de la creación musical vasca de estos años –probablemente, tampoco de la española–, a pesar de su indudable importancia. A la hora de explicar el paulatino distanciamiento entre Isasi y el entorno cultural vasco, podrían citarse algunas hipotéticas causas circunstanciales: por ejemplo, el definitivo ascenso del nacionalismo vasco tras las elecciones de 1917 y 1918, o la ola de germanofobia que la Iª Guerra Mundial extendió entre una mayoría de intelectuales y artistas españoles162. Sin embargo, creemos que las razones de este desencuentro responden a cambios socio-culturales más profundos. En efecto, los años siguientes a la «Gran Guerra» europea conocieron un rápido derrumbe del sistema burgués de la Restauración en que se había desarrollado el movimiento Modernista. El triunfo definitivo de un público de masas y el cambio de paradigmas estéticos obligó a algunos músicos a adoptar un evidente cambio de estrategias compositivas 163. Ejemplo de ello es la popular zarzuela El caserío (1926) de Guridi, que la «vieja guardia» de «El Cuartito» consideró una claudicación artística. Incluso la ópera Mirentxu fue revisada por el mismo autor en los años 30 para simplificar algunas páginas y acercarlas a sus fuentes populares164. Aún más llamativo fue el caso del joven Sorozábal, quizá el primer compositor y director vasco de origen proletario. En menos de una década, 160 AVIÑOA, Xosé. «Modernisme i música: una reflexió al cap dels anys». Recerca musicològica, XIV-XV (2004-2005), pp. 107-122. 161 López de Luzuriaga ya observó la semejanza entre los decorados para el estreno donostiarra de La llama y las arquitecturas modernistas de la ciudad, vid. LÓPEZ DE LUZURIAGA, J. I. «José María Usandizaga...», p. 99. 162 Cfr. HESS, Carol A. Manuel de Falla and Modernism in Spain, 1898-1936. Chicago-London, University of Chicago Press, 2001. Según Norberto Almandoz, el pianista Stefaniai era considerado «portavoz» musical de los germanófilos y boicoteado por el bando de los aliadófilos, vid. ALMANDOZ, Norberto. «Música: “El amor de la vida”, de Arturo Rubinstein». ABC-Sevilla, 3-V-1970, p. 57. 163 Cfr. NAGORE FERRER, M. «La realidad musical vasca...», pp. 157-159. 164 AROZAMENA, J. Jesús Guridi..., p. 121. 230 MARIO LERENA pasó de emular a Debussy en dos refinados Lieder en francés (1920), a triunfar en Donostia con pasacalles para txistu y coro (Gabiltzan kalez-kale –1925–, Bigarren kalez-kale –1926–); y, de escribir sus monumentales Suite vasca y Variaciones sinfónicas, pasó a dedicarse de lleno al teatro lírico más comercial. Mientras tanto, Isasi trabajaba con hermetismo y absoluta independencia en su retiro familiar. Durante estos años, depuró su estilo hasta crear un sistema armónico muy personal, que parece asimilar influencias modales de Béla Bartók165. Lo cierto es que buena parte de su obra de madurez fue publicada por Rózsavölgyi & Co (primera editora de Bartók), y en Budapest obtuvo uno de los éxitos más importantes de su carrera, con el tríptico vocal Angelus (1930)166. Lamentablemente, su Tratado de Armonía (si es que realmente existió) nunca vio la luz167, y el magisterio de Isasi en el País Vasco fue casi nulo. Como escribe José Luis Ansorena, «en los medios musicales bilbaínos prevalecía la convicción de que sus obras, más conocidas en Centroeuropa que en su tierra, habían sido injustamente olvidadas» 168, algo que evidencian los obituarios publicados a la muerte del músico169. Quizá por ello la Orquesta de Bilbao se apresuró a organizar –en tan sólo tres semanas– un homenaje póstumo al compositor, programando de nuevo su 2ª Sinfonía, junto a obras de Guridi y Víctor Zubizarreta170. En Bilbao, para entonces, Isasi ya era más leyenda que realidad171 (vid. Apéndice XV). 165 Se conserva un fragmento del Cuarteto nº 2, op. 17 de Bartók entre los manuscritos de Isasi. (Fondo Isasi. Biblioteca de la EMMG, AI/P/60). También su amigo Stefaniai tenía en repertorio piezas del compositor húngaro, que interpretó juntó a las Baladas de Isasi («Hoy, en Arriaga: el pianista Stefaniai». El liberal, 26-II-1925, p. 3.) 166 Este éxito ha tenido cierta continuidad hasta tiempos recientes, según certifica Klára Gulyásné Somogyi, bibliotecaria jefe de la Academia Liszt de Budapest. Comunicación personal a Miriam Gómez-Morán (16-X-2009), por mediación de Ágnes Watzaka. 167 ERESALDE, J. de. «Artistas vascos...». 168 ANSORENA, José Luis. «Andrés Isasi y Linares, 1890-1940». Andrés Isasi. Switzerland, Claves Records, 2000, (CD) 50-2007. 169 «Andrés Isasi». El correo español-El pueblo vasco, 7-IV-1940, p. 1; J. de I. «Andrés Isasi». La gaceta del Norte, 7-IV-1940, p. 3; RODA, D. «Homenaje a Andrés Isasi...»; SAUTU, J. J. «De arte musical». El correo español-El pueblo vasco, 28-IV-1940, p. 6; B[ILBAO] A[RISTEGUI], P. «6 de abril de 1940...». 170 ANDIA, Luis de. «El concierto del domingo». El correo español-El pueblo vasco, 29-IV-1940, p. 2; J. de I. «Música: la orquesta municipal de Bilbao en el concierto de honor de Andrés Isasi». La gaceta del Norte, 29-IV-1940. 171 Se observan, incluso, tintes hagiográficos en estas semblanzas póstumas, que insistentemente subrayan la espiritualidad ascética y franciscana del músico. Un proceso que recuerda al que experimentó la figura de Manuel de Falla durante estos años (vid. HESS, C. A. Manuel de Falla and Modernism..., pp. 260-261; CHRISTOFORIDIS, Michael. «Volver: otra lectura de la ideología políticoestética de Manuel de Falla durante sus últimos años». Revista de Musicología, XXXII, 1 (2009), p. 590). EL COMPOSITOR BILBAÍNO ANDRÉS ISASI 231 APÉNDICE I: -X. «Concierto Arnillas-Derteano». El Nervión, 24-IV-1908, p. 1. […] La espectación [sic] producida en el público con el anuncio de la presentación como compositor, del joven Isasi, hizo que la mayor atención del público se concentrase en la tercera parte del concierto. Dos bocetos, para violoncello y piano, op. 76, (A) «En Abril», y (B), «Elegía», titula el compositor a sus dos obras musicales, y con ello ha demostrado dos cosas grandes: su modestia y su genio artístico, revelado ya con grandes vuelos en los albores de su juventud. No dos bocetos, dos obras inspiradísimas son las composiciones de Andrés Isasi. En Abril es la mejor. Su tema alegre, de tono pastoril, cuyo ritmo suave y dulce agrada desde los primeros compases, cautivó al auditorio, que prodigó al joven compositor y á los ejecutantes una gran ovación, obligándoles á repetirla. El joven Isasi, emocionado, recibió de nuevo los aplausos del público al terminar de bisar el primer boceto, y las mismas demostraciones de entusiasmo se repitieron al escuchar la Elegía, en cuya composición se revelan también grandes dotes de compositor. Digna de toda clase de elogios es la feliz idea del joven Isasi, de hacer conocer al público sus inspiradas composiciones. En esta prosaica vida no es frecuente hallar jóvenes que, sólo por amor al divino arte, resten horas al recreo ó al estudio, entusiasmándose en la composición de obras musicales que, por desgracia, suelen dar poco provecho. Nuestro caluroso aplauso al joven compositor y nuestro saludo para él es el siguiente: -Adelante sin vacilar y tu triunfo como compositor es seguro. […] APÉNDICE II: -«En la Filarmónica: el primer concierto Isasi». La gaceta del Norte, 3-XII-1908, p.1. Todo el Bilbao inteligente se congregó ayer en el salón de la Filarmónica. Había verdadera expectación por oír el primer concierto de este maestro en miniatura. El joven Isasi […] venció en toda línea desde que puso la mano en el teclado hasta que escuchó la ovación final, en que el público puso todo el fuego de su entusiasmo. Indudable, indiscutiblemente este muchacho está llamado a dar días de gloria al Arte y a nuestro pueblo, privilegiado rincón donde con tan sincero amor se rinde culto a la música. Su concierto de ayer, especialmente su soberbio, su colosal cuarteto en mi menor, puede suscribirlo un inspirado compositor encanecido en el arte de hacer bellas obras musicales. Isasi logró convencer y hacer suyo al público que, ocupando todas las localidades y agolpado en puertas y pasillos, seguía con religioso silencio y emoción intensa el desarrollo del encantador programa. […] A las mil felicitaciones que el prodigioso autor recibió ayer, unimos la nuestra muy sincera y entusiasta. 232 MARIO LERENA APÉNDICE III: -«En la Filarmónica: los conciertos Isasi». La gaceta del Norte, 5-XII-1908, p.1. Con un lleno colosal, rebosante, espléndido, dio ayer su segundo concierto Isasi, inspirado compositor y excelente ejecutante. El primer concierto fue un triunfo; el de ayer confirmó plenamente ese triunfo, proclamándole con la unánime declaración de cuantos oyeron las composiciones, todas producto del genio artístico del joven compositor. Pocas veces se ha visto la Filarmónica tan llena, tan abarrotada de gente como anoche. Todas las localidades ocupadas, y muchos aficionados tuvieron que oír el concierto desde el pasillo de la galería alta. […] Isasi fue ovacionado con todo entusiasmo y aclamado á la finalización de las tres partes del programa. […] Isasi comienza su carrera bajo los mejores auspicios. Lleva camino derecho hacia los altos puestos que están reservados á los grandes maestros. Isasi trabajará mucho, y cuando perfeccione y complete sus estudios, podrá decir que ha llegado á las cumbres del triunfo, ya que inspiración le sobra. Ayer fue felicitadísimo por todos los maestros y aficionados de Bilbao. APÉNDICE IV: -ZUBIALDE, Ignacio. «Movimiento musical en España y el Extranjero: Bilbao». Revista Musical, III, 5 (1911), pp. 111-112. I. Zubialde. […] Este joven, hijo de una distinguida familia bilbaína, que se ha dedicado de hecho a la composición y estudia en Alemania con Humperdinck, posee cualidades muy estimables y sería lástima que comprometiera su desarrollo por una impaciencia no contenida. La producción de un cuarteto es cosa grave; como que ha habido autores que no la han acometido hasta llegar a la edad madura y maestros en otros géneros que no se decidieron a abordarlo jamás. Y luego, es muy discutible que el cuarteto se preste a la descripción. Faltan en él el color instrumental, que es el primer elemento pintoresco, y la forma tradicional, por vagamente que sea obedecida, es una traba para seguir un programa imaginado previamente. Por eso se corre el riesgo de que la obra carezca de forma o de que sus intenciones pictóricas queden ocultas, o de ambas cosas a la vez, como sucede con el cuarteto presente, cuya vaguedad de plan es notoria, y del cual la historia amorosa que pretende describir permanece incomprensible para todo el mundo, menos para el autor. APÉNDICE V: -«En la Filarmónica: la fiesta de ayer». El liberal, 19-IX-1913, p.1 Cuando se suspendió la velada, el pasado lunes, se creyó que no volvería la gente, defraudada de la suspensión anterior. La suspensión no sólo no distrajo al EL COMPOSITOR BILBAÍNO ANDRÉS ISASI 233 público, sino que la avivó más para aglomerarse ayer en el salón de la Filarmónica. Lo más selecto de la sociedad bilbaína acudió a la sesión de clausura de la Exposición de Artistas Vascos. […] Andrés Isasi, el joven y admirable pianista, dio a conocer tres composiciones suyas, bellas piezas musicales inspiradas en los lieds de Heine y que componen una modalidad nueva en la música, por lo íntimamente enlazadas que van a la poesía lírica. Cantó el tenor Berástegui con buena voz y buena escuela las tres canciones, que son tituladas Ali-Bay, Primavera y Envenenadas están mis canciones, y el autor las ejecutó al piano. Tanto uno como otro fueron muy apreciados por el público, por el brío, la juvenil vehemencia y el fino matiz artístico con que adornaron la fiesta. Isasi tiene fibra de artista, aunque acaso le falta aún cierta seguridad de compositor, y está llamado a ser un músico de renombre. […] Es de desear que se celebren con frecuencia fiestas tan gratas y tan cultas como la de ayer tarde. APÉNDICE VI: -«Teatro de los Campos Elíseos». La gaceta del Norte, 10-III-1915, p. 2. Mañana, jueves, dará la primera de sus dos audiciones musicales, en este Coliseo, la notable orquesta de la «Asociación Musical». En dichos conciertos se dará á conocer al público bilbaíno el poema sinfónico «Amor dormido», del joven aristócrata y eminente compositor bilbaíno don Andrés Isasi. Sus recientes triunfos obtenidos en Alemania los veremos confirmados prontamente. […] Existe verdadero entusiasmo entre la aristocracia bilbaína por asistir á estas audiciones [sigue la lista de apellidos ilustres]. Mañana se verá en el teatro de los Campos lo más escogido de nuestra selecta sociedad. Desde ahora aseguramos un creciente éxito á tan simpática Asociación. […] APÉNDICE VII: -IMANOL. «Notas musicales: Villar e Isasi». Euzkadi, 12-III-1915, p. 2. […] Hemos visto que Isasi domina la orquesta. Sabe combinar los sonidos en un luminoso artificio. Pero, por lo menos en el poema de ayer, falta la melodía. Quisiéramos verlo adscrito a nuestro renacimiento vasco y empeñado en enaltecer nuestros temas populares. A su Amor dormido le falta la línea justa. […] Sin querer aconsejar demasiado, le diríamos que debe huir de todo wagnerianismo. El wagnerianismo, como obra genial, no puede tomarse como ejemplo. Hay necesidad de ir hasta los clásicos. Sobre el artificio orquestal, que tan magistralmente domina Isasi, es necesario que flote cada vez más triunfante y más viva, la línea melódica. De lo contrario, hay peligro de caer en la ampulosidad instrumental. 234 MARIO LERENA Ayer, nuestro compatriota hizo una demostración técnica. Y ahora hace falta que sobre la técnica nos dé el espíritu vivificador. Por lo demás, su «Amor dormido» es más que apreciable. […] Reciba nuestra enhorabuena cordial y nuestro deseo de que contribuya al sano renacimiento [vasco]. APÉNDICE VIII: -BOY. «Ecos de sociedad». La gaceta del Norte, 29-IX-1915, p. 3. […] Ayer también fue interpretada «Berceuse trágica», del insigne y joven maestro Isasi. Comentarios muy favorables se hicieron acerca de esta composición. […] Se manifiesta en Isasi, aparte de su exquisita sensibilidad, una tendencia muy moderna en su técnica, determinando ya una orientación personal muy definida. Las grandes ovaciones que ayer recibió indican la gran aceptación que obtuvo su nueva producciíon. […] APÉNDICE IX: -CLAVE DE FA. «Un artista vasco: Andrés Isasi». Euskal-Erria: revista bascongada, 76 (1917), pp. 180-182. Los laureles del triunfo han venido nuevamente a orlar en Madrid la frente de un músico vasco, de un gran poeta que lleva al pentágrama todos los ensueños y juveniles fantasías de un alma de exquisita sensibilidad. […] Nuestros maestros se imponen. Ayer era Usandizaga: Hoy es Isasi. Alegrémonos de su triunfo, que es triunfo de la tierra vasca, y cerremos las presentes notas con la más efusiva felicitación dedicada al afortunado compositor bilbaíno. APÉNDICE X: -NELKEN, Margarita. «Cartas de Madrid: Andrés Isasi y su Segunda Sinfonía». Hermes: revista del País Vasco, 16 (1918), pp. 14-18. […] El triunfo de la Segunda Sinfonía de Andrés Isasi en el Teatro Odeón, ha sido, no sólo indiscutible, sino formidable, y no al final cuando ya el público ha sido poco a poco conquistado, sino desde el primer tiempo. Fue un triunfo pleno y entero. […] En España, no tenemos sinfonistas; la Segunda Sinfonía de Andrés Isasi es por consiguiente en nuestra escuela musical algo inaudito […]. Pero, la Sinfonía de Isasi aclamada ha poco en Odeón, lleva ya el número 2; su triunfo, entre el público en general y entre los inteligentes en este arte, no ha podido ser más rotundo. Dejando a un lado su predecesora, aún inédita en España, quizá sea la fecha del 6 de Marzo de 1918, la iniciadora en España, de un nuevo género musical, más EL COMPOSITOR BILBAÍNO ANDRÉS ISASI 235 amplio y más profundo que los hasta ahora gloriosos. Si así fuese, el nombre de Andrés Isasi será un día uno de los más prestigiosos del arte de su patria. APÉNDICE XI: -«En el coliseo Albia: segundo concierto». El pueblo vasco, 29-V-1919, p. 1. […] El programa de anoche ofreció el aliciente de una «Segunda Sinfonía» del joven compositor bilbaíno Isasi, que ya anteriormente ha conseguido algunos triunfos. El de ayer fue rotundo y merecido, pues realmente su «Sinfonía» es una obra que marca el grado de madurez artística de un compositor. Los cuatro tiempos de que se compone encierran muchas bellezas, y el interés musical va creciendo a medida que aquéllos se suceden, y tienen algunos temas muy sugestivos, muy inspirados, que la Orquesta los desenvuelve con un gran conocimiento de la técnica musical. En general, en esta «Sinfonía» se advierte una gran riqueza musical, llena de colorido, de frescura y de juventud, y responde muy bien a las tendencias de la música moderna. Al final de cada tiempo fue requerido el joven y famoso compositor, que ha de dar, sin duda, al arte musical muy importantes obras, siendo premiado con ruidosas ovaciones. APÉNDICE XII: -O, A. de. «Andrés Isasi y su obra musical». El pueblo vasco, 29-IV-1925, p. 6. […]«¡Es tremendo, Isasi!» […] Isasi es extraordinariamente modesto. Es, por decirlo claramente, una verdadera excepción entre los artistas, tan menguados por lo general de esta simpática cualidad. Andrés Isasi, nacido en Bilbao, no es lo suficientemente conocido como músico. ¿Por qué? La respuesta es fácil para todos los que le conocemos. Isasi dedicado en cuerpo y alma a la música, trabaja intensamente, como difícilmente pudiera superarle el más prolífico compositor. Pero ese mismo fervor por el trabajo le retrae y le aísla del dinamismo en que se mueven las demás gentes. Su máquina productora funciona para él, exclusivamente. Por eso, habrá muchos que piensen que como no va envuelto en la turbulencia de la urbe, permanece estático, sin rendir tributo de su personalidad musical. […] Eso revela cómo labora, con qué fino cuidado va formando su vasta obra, reputado por los que realmente la conocen como una de las más interesantes del mundo musical. En esa fruición que él siente por el arte de la música, queda consagrada su personalidad pese a su natural esquivamiento a los movimientos de dinamismo en que hoy se vive. ¡Se tiene que vivir! APÉNDICE XIII: -«De música: un gran concierto de la Schola Cantorum Santa Cecilia». El pueblo vasco, 5-III-1935, p. 5. 236 MARIO LERENA […] El programa ofrecía muchos alicientes [obras de Palestrina, Victoria y el estreno de «O cor amoris», de Vicente Goikoetxea]. El mayor de todos, el estreno de «Canto a la Virgen», composición de Andrés Ysasi, que es de una belleza simpar, tanto por el fondo, en el que se proyecta una tierna melodía, de franca y lozana inspiración, como en la forma, tratada admirablemente con ese dominio perfecto de la técnica de que dispone el insigne músico. La obra produjo honda impresión en el auditorio. Ysasi, que acompañó al piano a los ejecutantes, hubo de salir reiteradas veces ante los aplausos, y, vencida al fin su modestia, repitió el «Canto a la Virgen», ante el entusiasmo del público. En suma, un éxito grande del gran maestro bilbaíno, que viene a unirse a los muchos que muy legítimamente tiene cosechados y que deseamos se repitan con más frecuencia. APÉNDICE XIV: -A.E.M. «En el concierto de la Filarmónica: Clara Bernal y Juan José Vitoria». El correo español-El pueblo vasco, 22-XII-1938, p. 4. […] En la segunda parte tuvimos la fortuna de catar dos impresiones para piano de Andrés Isasi: «Danza de las brujas en el castillo de Astúlez» y «La mocita va a un recado». Ambos de muy notable gracia y vivacidad. Urdidas en breves compases con la delicia de un ritmo saltarín y de gratísimas disonancias. Inagotable buceador de armonías, este delicado y personal compositor se ha creado todo un mundo poético de quietudes campesinas y recogidos anhelos en el que raramente nos es dado penetrar, como lo hicimos anteayer al escuchar estas dos piecitas de sano y regocijado humor. […] APÉNDICE XV: -RODA, Damián. «Homenaje a Andrés Isasi: el silencio sonoro». El corre españolEl pueblo vasco, 28-IV-1940, p. 6. […] Este silencio impresionante que rodea su creación, este rehuir el halago estimulador del éxito inmediato, perfila una espiritualidad de nuevo tipo, aun aquí, entre nosotros, donde es tan frecuente el pudor de la propia obra, sobre todo en los mejores. Este pudor –bajo el cual vive muchas veces una gran ambición– se exacerba en Isasi hasta límites incomprensibles. […] Hay que limitarse a respetar esta voluntad de aislamiento y entrar, como en recinto sagrado, en esta atmósfera de misterio que no queremos enturbiar con más sondajes explorativos […]. EL COMPOSITOR BILBAÍNO ANDRÉS ISASI 237 ILUSTRACIONES: Fig. 1. Auloda, cerámica de Daniel Zuloaga (Teatro de los Campos Elíseos, Bilbao, 1902). Orientalismo y fantasía Art Nouveau se dan la mano en el que llegaría a ser “templo” por excelencia de la ópera vasca. Un detalle anecdótico que refleja bien de qué coordenadas estéticas partía la burguesía bilbaína que patrocinó el renacimiento cultural y musical de aquellos años. Fig. 2: Odalisca, óleo de Francisco Iturrino (colección particular, Getxo, c.1912). El mismo motivo exotista de la odalisca se evoca, de forma explícita, en el poema Zharufa (1911-13), de Isasi, y en las dos últimas composiciones escénicas de Usandizaga: Las golondrinas (1914) y La llama (1915).