APARICIÓN JUNTO AL LAGO (Jn 21,1-14) - Oración preparatoria: Haz silencio y repite una oración sencilla que te ayude a entrar en clima de oración y a ser consciente de la presencia del Señor a tu lado… Señor, aquí estoy… Tú estás cerca… - Traer la historia: La comunidad en la barca (la Iglesia) intenta pescar sin lograrlo. Un desconocido les sorprende corrigiéndoles. Le obedecen y reconocen. Acaban reuniéndose y comiendo con él. - Composición de lugar: Escena bellísima que se desarrolla en el lago, cuando no está Jesús es de noche y sin pesca, con él viene el amanecer y los frutos. Acaban alimentándose de ellos junto a Jesús (una bella escena eucarística). - Petición: Pedir gracia para gozar de la presencia del Señor en tu rato de oración. - Están en su vida ordinaria de pescadores (Jn 21, 1-11): No se aparece esta vez en la oración sino en el trabajo, no individualmente sino al grupo, no en el templo sino en el mar, lugar difícil de las faenas apostólicas. “Echad la red al otro lado”. Él es el autor del fruto de nuestras faenas, a nosotros nos toca echad la red, sudar la camiseta. En la barca de la Iglesia van todos los carismas. Juan, el discípulo amado, símbolo de la iglesia espiritual, guiada por el amor, tiene un conocimiento connatural del Señor que le permite reconocerlo nada mas ver la red llena de peces. Pedro impulsivamente se lanza de la barca cuando dice Juan que es el Señor, representa la Iglesia más institucional, que había asumido el carisma de guiar pero que necesita de los que descubren dónde está Dios. Jesús les pide que aporten sus peces; ¿quién se los regaló antes a ellos? Algún tiempo después se apareció Jesús a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Ocurrió de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás llamado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, Los Zebedeos y otro dos. Simón Pedro les dijo: - Voy a pescar. Contestaron: - Vamos también nosotros contigo. Salieron y se embarcaron, pero aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo cuando Jesús se presentó en la orilla, aunque los discípulos no se dieron cuenta de que era Él. Jesús les preguntó: - Muchachos, ¿tenéis por casualidad algo que comer? Contestaron: - No. Les dijo: - Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis. La echaron y cogieron tantos peces que no tenían fuerzas para sacarla. El discípulo preferido de Jesús le dijo a Pedro: - Es el Señor. Al oír que era el Señor, Simón Pedro se ciñó el camisón, que era lo único que llevaba, y se tiro al agua. Los otros discípulos fueron en la barca, que estaba a unos cien metros de la orilla, trainando la red con los peces. Al saltar a tierra, vieron un pescado puesto a asar sobre brasas y pan. Jesús les dijo: - Traed algunos peces de los que acabáis de coger. Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red, repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. A pesar de ser tantos no se rompió la red. - El almuerzo en la playa es una imagen perfecta de la Iglesia (Jn 21, 12-14): Jesús les dijo: - Vamos, almorzad. Ningún discípulo se atrevía a preguntarle quién era, sabiendo muy bien que era el Señor. Jesús se acercó, cogió pan y se lo repartió. Lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos después de resucitar de la muerte. “Venid y comed”, “toma el pan y se lo da”… expresiones eucarísticas de encuentro con el Señor Resucitado en la comida de la Eucaristía. Imagen de paz y preguntas contestadas: “Sabían muy bien que era el Señor”. “Grupo de restaurados” por el mismo Restaurador de personas rotas. No desentonamos en ese almuerzo: ¡Él también nos recuperó a cada uno! Cabe más gente ahí: a los que aprecio y a los que no acepto... - Reza: Según el Espíritu te haga invocar a Dios… Cuando termine el tiempo estipulado, escribe lo vivido en la oración en tu “cofre”.