El estatus ontológico de las verdades sintéticas desde el Cierre Categorial: entre el constructivismo circularista y el apriorismo inmanentista. Se debe dar un hiato fundamental entre la escala Natura y la escala fenomenológica, que escapa precisamente a la concepción solipsista desde la cual se afirma, bajo la forma de un bicondicional lógico, que la realidad es tal sí y solo si hay un humano para afirmar tal proposición, y que sin humano no se da la existencia de tal realidad, ya que esto implicaría apriorismos ontológicos inaceptables. El MF aquí hace una pequeña trampa, que sirve de solución ad hoc a tal solipsismo ontológico, al achacar tales apriorismos a un “Dios padre”, como es el ad nauseam repetido por C. Madrid ya a modo de mantra en todas sus intervenciones sobre el asunto. El MF afirma que la identidad sintética es tal por su condición autónoma e independiente del sujeto, pero el privilegio -goseológico- que dota al sujeto humano no le permite rebasar la frontera entre el constructivismo -circularista- del cierre y el solipsismo que se desprende de su propia conexión con la parte ontológica. El problema va mucho más allá. El llamado Cosmos, siguiendo las propias ideas que expone Madrid en sus filosofía de la cosmología, debe presentar una isotropía que escape y resuelva precisamente el muro solipsista con el que el MF se topa en el porblema sobre el estatus ontológico de las verdades gnoseológicas, y por ende, de las verdades en general y sus esencias. Si nos agarramos a esta supuesta isotropía cosmológica, una sola comunidad humana (la nuestra terráquea) debe ser más que suficiente para dar con esas constantes y, más importante, con sus fundamentos, a los cuales regresaríamos precisamente por medio de las identidades sintéticas en una dinámica ya propiamente circularista entre el momento de la constitución sintética y el mismo progreso hacia su anclaje ontológico, al cual regresaríamos invirtiendo los términos.