Barthes: Lorena Gaitán 1) En el texto “La muerte del autor”, Barthes sostiene que hay una serie de escritores y teorías que constituyen los antecedentes de la muerte del autor. Se trata de autores que preanuncian la caída del imperio del autor, es decir, el derrumbamiento de la noción de autor como origen o fuente explicativa de la obra y como el dador de su sentido. En primer lugar, Barthes menciona a Mallarmé. Sostiene que el autor francés fue el primero en ver y prever en su poética la necesidad de suprimir al autor en beneficio de la escritura. En otros términos, según Barthes, Mallarmé reconoce que es el lenguaje el que habla en el texto y no y el supuesto propietario de la obra y como dador de su sentido. En segundo lugar, Barthes hace referencia a Valery. Destaca que el poeta francés sometió al autor a la duda y la burla, actuando laa naturaleza lingüística de la escritura y reivindicando la condición esencialmente verbal de la literatura en prosa. En tercer lugar, Barthes menciona la obra de Proust. Según Barthes, Proust constituye un antecedente del derrumbamiento del imperio del autor, ya que éste realiza una inversión radical en la escritura moderna puesto que narrativiza la realidad, logrando quitarle valor empírico. En el texto se explica que Prous, en lugar de introducir su vida en la novela, hizo de su vida una obra. Esto hace que Prust no esté en presencia sino su novela. En cuarto lugar, el autor hace referencia al movimiento surrealista, el cual tiende a desacralizar la imagen del autor, a partir de los procedimientos que lleva a delante por medio de la escritura colectiva que borra la idea genio creador individual. En última instancia, Barthes advierte que la teoría de la enunciación aporta a la destrucción del autor un instrumento analítico, ya que demuestra que la enunciación es un proceso vacío que funciona sin que sea necesario ocuparlo con las personas de los interlocutores. Según Barthes, en la teoría de Benveniste el autor es el que escribe, del mismo modo que el yo es simplemente quien dice yo. 2) Barthes, en su texto “La muerte del autor”, plantea de alguna manera que la persona del autor es un personaje construido desde la modernidad. Para dar cuenta de esta noción, Barthes explica que el personaje moderno de autor, se sirve del prestigio del individuo o persona humana que otorgó la modernidad desde el empirismo inglés, el racionalismo francés y la transformación que introduce la Reforma en el campo de la religión, con la fe personal . En consecuencia, en la esfera literaria es el positivismo, síntesis de la ideología capitalista, según Barthes, el que le concede gran importancia a la persona del autor construyendo a este personaje moderno. Prueba de ello, según Barthes, son las bibliografías de escritores, las entrevistas que se les hace para la revista, los literatos que ligan a una persona con su obra por su diario íntimo. También la idea de literatura que es posible identificar, según Barthes, tiene en su centro al autor, su persona, su historia, sus gustos, sus pasiones. Por su parte, la crítica al plantear que la obra de Boudelaire es el fracaso de la persona de Boudelaire contribuye a la construcción del personaje moderno de autor. 3)”El imperio del autor” consiste en una perspectiva que, según Barthes, busca la explicación de la obra en quien la ha producido. El autor es considerado como fuente explicativa de la obra y el dador de su sentido. Barthes establece que el imperio del autor es heredero de la noción moderna de sujeto cartesiano, racional, indiviso y dueño de su decir. En cuanto a esta perspectiva, Barthes va a decir que se piensa al autor como origen, como padre que antecede la obra, y esta última sería su hijo. 4) Las consecuencias del distanciamiento de la figura del autor, según Barthes, podrían explicarse de la siguiente manera: En primer lugar el tiempo cambia. El autor que estaba en línea temporal anterior respecto a su obra se diferencia del tiempo del escritor moderno que es el mismo en el que desarrolla el texto, es decir, escritor y texto nacen a la vez que se produce, y con ello cae el autor como sujeto, principio explicativo de la obra y como su origen. En segundo lugar, se reconoce la no originalidad del escritor y se entiende al texto como un tejido de citas, al mismo tiempo que se reconoce que el texto permite pluralidad de sentidos y no un sentido único. Lo que otorga la imposibilidad de cerrar la lectura a partir de otorgarle un único sentido. Por último, según Barthes, al entender al texto como una pluralidad de escrituras múltiples, provenientes de varias culturas en diálogo, una parodia y un cuestionamiento, la unidad se reúne no en el autor, sino en la figura del lector. El lector, para Barthes, es el espacio donde se reúne esa multiplicidad. Pero la idea de lector no es la de una persona, ya que esta figura no tiene historia ni psicología.