ESTRUCTURA DEL DESARROLLO DE 0 A 2 AÑOS DESARROLLO DE LA INTELIGENCIA Y EL DESARROLLO PSICOMOTOR LENGUAJE El lactante no entra al lenguaje por una necesidad o un deseo propios sino porque lo encuentra instituido en el mundo adulto. La necesidad de comunicación empieza a manifestarse en el hombre debido en gran parte a la indefinición en que se encuentra al llegar al mundo. El niño está obligado a realizar unas demandas para que sean satisfechos sus deseos y necesidades. En esta etapa se producen 3 fases: No verbal, caracterizada por el llanto, grito, manifestaciones físicas de placer o desagrado, sonrisa, mímica y gestualización. Fase pre- verbal, se inicia a partir de la tercera semana de vida, casi siempre cuando él bebe está tranquilo y sosegado, entre el segundo y tercer mes juega con los sonidos que salen de su garganta intenta repetirlos, del cuarto al sexto mes aparece el balbuceo, Etapa verbal propiamente dicha del sexto al duodécimo mes ya puede unir una consonante con una vocal (ma, ta, pa, etc.) luego sobrevienen palabras sueltas luego unión de 2 palabras, frases y oraciones hasta llegar a hablar correctamente. En el primer y segundo año de vida, la lengua materna se recibe a través de los cuidados y el contacto con la madre, el vínculo afectivo juega in importante papel en la adquisición del lenguaje. DESARROLLO AFECTIVO Después del nacimiento el niño experimenta unos sentimientos de necesidad, que al ser saciados le permiten descubrir el placer. El desarrollo del niño conlleva un intercambio constante entre adquisiciones y pérdidas. En los primeros meses, el lactante no conoce otras manifestaciones afectivas que la expresión de su propio placer. A ésta se denomina la fase no objetal. En la etapa preobjetal él bebe no ha adquirido aún conciencia de otro externo a si mismo. La respuesta dirigida al rostro del adulto como primera manifestación del mundo exterior señala su paso a la etapa del precursor de objeto. El proceso de individualización y separación le permitirá reconocerse como ser distinto a la madre y dará paso a la fase de constitución de objeto, que se da entre los 8 y 12 meses. Fase objetal. Al final del primer año las manifestaciones afectivas del niño se han multiplicado y diversificado enormemente; todas las manifestaciones que el bebe pueda recibir le llegarán a través de la figura de la madre. El deseo de la mujer por su hijo es la mejor garantía para que todo sea proporcionado con ternura y afecto. El primer mes, la conducta motriz está gobernada por los reflejos entre los que se destacan el reflejo de succión y prensión, no puede sostener la cabeza, pero es capaz de orientar la boca cerrar la mano al contacto. Hasta los 4 meses aparecen los movimientos voluntarios, estos son mucho más coordinados, existe un mejor control de la cabeza, ojos, manos, las manos intentan asir los objetos, la integración mano boca supone que mediante sucesivos tanteos se llega a un cierto resultado y este sirve a su vez de estímulo para repetirlo, lo que permite al niño una imagen mental de su propio cuerpo y estimula su desarrollo intelectual. En estos meses también aparece la sonrisa, en relación con el rostro materno y constituye una importante conquista psicomotriz. Entre los 4 y 7 meses, la influencia del medio ambiente, logra avances notables en el proceso de aprendizaje. La coordinación entre los sentidos y la motricidad le permite orientar y dirigir sus manos hasta tocar los objetos. De los 7 a los 12 meses empieza primero el gateo y luego los primeros desplazamientos individuales y la utilización de sus dedos, como pinzas, posteriormente ya podrá saltar y coordinar sus movimientos con mayor seguridad. DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD Él bebe se va desarrollando a partir de los factores afectivos y motrices y mediante la función simbólica que se instaura con el lenguaje. La separación física de la madre y el aumento de las horas de vigilia durante las que él bebe permanece receptivo le permiten forjar la primera imagen de sí mismo y separarla en su mente del mundo exterior. La personalidad es una construcción que se va configurando por la suma del desarrollo afectivo psicomotor y del lenguaje. En la construcción del yo, él bebe vive su experiencia entre los 8 y 12 meses y fue descrita por “Lacan” como la “Fase del espejo”, el niño contempla su imagen en el espejo en la que se reconoce como yo este yo le permite al niño diferenciarse de los demás permitiéndole iniciar su vida social.