Producto de aprendizaje actividad de desarrollo 1. Texto subrayado en el libro. En el libro de apoyo didáctico1 página 16 a la 19 el educando va a subrayar las ideas principales sobre cómo se estructuran los trabajos académicos y las características básicas para tener presentación. Fragmento marcando las partes que lo conforman. El educando subrayará cada parte del texto con un color diferente o por medio de llaves la introducción, desarrollo y conclusiones del siguiente fragmento: Expediente I. Los voluntarios El 19 de septiembre salen a flote algunas de las debilidades orgánicas del gobierno, entre ellas y destacadamente su incapacidad de previsión. De cualquier modo, la intensidad del sismo es tan desmedida que el viernes 20 de septiembre, el licenciado Miguel de la Madrid se autocritica y lo reconoce en su mensaje por televisión: “La verdad es que frente a un terremoto de esta magnitud, no contamos con los elementos suficientes para afrontar el siniestro con rapidez, con suficiencia”. A las 10 de la mañana del 19, el presidente hace un llamado al pueblo de México “para que todos hagan lo que tienen que hacer, cuiden sus intereses y auxilien a sus semejantes que todos vayan a sus casas”. Ese día y el siguiente altos funcionarios locutores de radio y televisión lo repiten cada cinco minutos: “No salgan de sus casas, quédense allí, ¿a qué van a los sitios del desastre? No contribuyan a la confusión. No se muevan”. En vez de hacer caso y recluirse, la gente interviene subsanando las limitaciones gubernamentales y, en tareas de hormiga, aprovisiona albergues, organiza la ayuda, recompone hasta donde puede la fluidez citadina. Esto salva vidas, compensa psicológicamente a la población y les facilita a los habitantes del DF entender los alcances del terremoto. De otra manera, se hubiese dependido en lo fundamental –en un país donde se lee tan poco- de las perversiones del rumor y de las argucias de la información televisiva. 1 Lectura, expresión oral y escrita 2 de María José Esteva Esteva y Fátima López Carrasco. Editoral ST 2da. Edición. Del jueves 19 al domingo 22, lo más vivo en la capital mexicana es el nuevo protagonista, las multitudes forzadas a actuar por su cuenta, la autogestión que suple a una burocracia pasmada o sobrepasada. Al ritmo impuesto por la tragedia, una sociedad inexistente o pospuesta se conforma de golpe: son las brigadas de voluntarios, los niños acarrean piedras con disciplina rígida, los adolescentes en pleno “estreno de ciudadanía”, las enfermeras espontáneas, los grupos católicos y protestantes, las señoras que preparan comida y hierve agua, los médicos que ofrecen sus servicios de un lado a otro, los ingenieros que integran brigadas de peritaje… El reordenamiento social es inesperado. Los vecinos acordonan los sitios en ruinas y las amas de casa preparan comida, pero son los jóvenes quienes llevan el peso de la acción, obreros y jóvenes de la UNAM, aprendices de estudiantes de la Universidad Anáhuac, desempleados y preparatorianos, chavos –banda y adolescentes de los Colegios de Ciencias y Humanidades, de las vocacionales, de las escuelas técnicas. Ellos dirigen el tránsito, aprovechan las instalaciones del CREA, improvisan refugios y albergues, toman medidas contra los saqueos, consiguen víveres en donde pueden, aguardan en el aeropuerto la ayuda del exterior, crean redes de búsqueda de los desaparecidos. Han crecido encajonados por el consumismo, la inhabilitación ciudadana, los reduccionismos ideológicos que ven en la juventud un campo de banalidad. Se les ofrece de pronto una elección mora y la sumen, una oportunidad al heroísmo de la tribu, del barrio, de la banda, del grupo espontáneamente formado, de la ciudad distinta. Al hacer de la “desobediencia civil” el motor de la acción, las decenas de miles de voluntarios algo y mucho expresan a lo largo de días y noches en vela: la solidaridad es también urgencia de participación en los asuntos de todos […] El voluntario pertenece a su grupo o brigada desde el casco y la banda que lo identifica, desde la indiferencia ante el cansancio y el sueño. […] La idea de la hazaña de una generación entera, sostiene el impulso y neutraliza la fatiga […] Y la conciencia de la fuerza posible se entrevera con la presencia ubicua de la escasez. […] Pero los voluntarios son muchos y esto es en sí mismo un incentivo y justificación. Ya el 20 de septiembre hay en la calle cerca de 150 mil brigadistas entre los 15 y los 25 años. Sólo en la delegación Cuauhtémoc se registran 2,500 brigadas. La primera intervención de estos jóvenes en la vida nacional es a golpes de pala y pico. Fuente: Monsiváis, C. (1987). Expediente I. Los voluntarios. En entrada libre. México: Era.